Modelos Pedagógicos.

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LA IMPORTANCIA DE LOS MODELOS PEDAGÓGICOS

La pedagogía ha creado una serie de modelos encaminados a ayudar al docente en la ardua

tarea educativa, por tanto, es menester que conozca la importancia que tiene cada uno de estos en

su quehacer, dado que, son una guía que ayuda a enfrentar los nuevos paradigmas educacionales

que requieren de desafíos y competencias nuevas, como también, en la actualidad con las nueva

tecnologías de la información y la comunicación, se requiere un bagaje más amplio de

conocimientos, por ende, el maestro debe ser más eficiente, eficaz, competitivo, abierto a nuevos

escenarios y diversas posibilidades que transformen el contexto educativo en una experiencia

inolvidable.

Para ello, es substancial tener en cuenta que, un modelo es la forma como se orienta un

proceso para su mayor entendimiento, entonces, en un modelo pedagógico se representan las

relaciones que predominan en el acto de enseñar. Dado que, permite construir una serie de

patrones que lleven a educar y potenciar determinados aspectos en función del tipo de modelo

elegido.

En este sentido, con la aplicación de los modelos pedagógicos se logra transformar de una

manera significativa todo proceso de enseñanza aprendizaje, además de revolucionar los

métodos, las técnicas, los instrumentos, los contenidos, en aras de lograr la calidad educativa de

los dicentes. Todo esto, se consigue si el maestro realiza una profunda reflexión sobre su

quehacer pedagógico e involucra las nuevas tecnologías y las aplica en un su habitualidad,

volviéndose autónomo con una mentalidad y pensamiento crítico, reflexivo y analítico con el que

pueda enfrentar los nuevos desafíos, que requiere la educación pública para alcanzar una alta

calidad.
Además, amplia la visión y las metodologías que utiliza dentro del contexto en el que está

inmerso, para brindar a los educandos un ambiente favorable, con escenarios propicios para el

dialogo, la reconciliación, en donde puedan ser ellos mismos y proyectarse a los demás y a la

sociedad en general, permitiendo el desarrollo de habilidades y competencias propias de la edad

en la se encuentren y así lograr un aprendizaje significativo.

Por consiguiente, a continuación se detalla los modelos pedagógicos: tradicional, romántico,

conductista, socialista, constructivista, dialogante, que guían las prácticas pedagógicas y

educativas de la actualidad, también, se esboza algunas ventajas de cada uno, teniendo en cuenta

que, cualquier modelo pedagógico contribuye al mejoramiento educativo, porque ayuda a

planear y organizar todo lo relacionado con el proceso educativo, bien sea a corto, mediano y

largo plazo, en el que se facilita al docente la consecución de objetivos, donde se motive al

alumno para mantener el interés en los diversos momentos de las clases, en miras de una

formación integral, disminuyendo el fracaso y la deserción escolar.

Por tanto, este apartado realiza una reflexión acerca del propósito de hacer un cambio verídico

en la práctica educativa cotidiana, teniendo en cuenta, la trascendencia que tiene cada modelo en

el mejoramiento de la calidad educativa. Es preciso aclarar que, todos los modelos presentan

características especiales que pueden utilizarse bajo criterios y especificaciones propias de cada

docente, pero, ninguno posee características óptimas como para decir que es perfecto y tomarse

como único, pues a pesar de que cada uno de estos posee aspectos positivos también presenta

ciertas desventajas al momento de su aplicación.


Modelo tradicional

Se caracteriza porque se logra alcanzar el conocimiento mediante la transmisión de

información, el docente se encarga de elegir los contenidos a estudiar y la forma como se dictan

las clases. Este modelo ha sido el más utilizado durante décadas, se lo mira como un transmisor

de conocimientos, aquí el estudiante es un agente pasivo, quien recibe la información y acata las

órdenes del maestro, mientras que el docente toma un papel activo.

Este modelo trabaja lo memorístico, la repetición, las tareas, se evalúa la cantidad de

conocimiento adquirido, pues, “en la enseñanza transmisionista tradicional la evaluación de los

alumnos es un procedimiento que se utiliza casi siempre al final del periodo lectivo para detectar

si el aprendizaje se produjo y decidir si el alumno repite el curso o es promovido al siguiente”

(Flórez, Hacia una pedagogía del conocimiento, 1995), califica al educando según la capacidad

de reproducir cierta información. “El método y el contenido se funden en la emulación y la

imitación del buen ejemplo, del ideal propuesto como patrón y cuya encarnación más profunda

se manifiesta en el docente. Se preconizan las facultades del alma. El método básico de

enseñanza es el de la transmisión verbal, el docente dicta sus clases bajo un régimen de la

disciplina a unos estudiantes que son básicamente receptores” (Bernal, 2004, p.5). Por

consiguiente, es basado en la mera imitación y en el desarrollo de la ética y la moral.

Este modelo recoge la tradición, pues, se repite y aplica este modelo no sólo en los docentes

sino también por parte de los entes gubernamentales a quienes les interesa que adquieran

conocimientos y competencias a través de sus estándares y derechos básicos de aprendizaje sin

tener en cuenta el contexto en el que se desenvuelve el menor y donde su modo de evaluación lo

generalizan mediante las pruebas saber e ICFES y también las pruebas externas como las PISA.
Figura 1. Modelo pedagógico tradicional

Fuente. Rafael Flórez. Hacia una pedagogía del conocimiento.

En la figura del modelo pedagógico tradicional se observa claramente que existe una relación

vertical maestro alumno, en donde el método favorece la imitación del buen ejemplo, todo es

repetición, donde el maestro asigna los contenidos basado en autores clásicos avalados por la

academia. Cuyo fin máximo o meta es la formación del carácter.

Este modelo es viable para preservar la historia y la cultura, pero, orienta al menor con una

figura de autoridad lo que lo hace poco viable en la formación autónoma y critica del dicente.
Modelo Romántico

Este modelo se basa en el niño como centro de atención del proceso educativo, que se

desenvuelve en un ambiente flexible, todo procede del interior del menor, lo que contribuye a

desarrollar su interioridad, sus cualidades y sus habilidades que en todo caso lo protegen de las

cosas negativas que vengan del exterior. En este sentido, el niño se desarrolla de una forma

natural y el docente lo acompaña dando prioridad a la libre expresión. Aquí el infante puede ser

libre, autónomo, autentico.

En este modelo el método utilizado no se encuentra determinado, los contenidos que se van a

utilizar tampoco porque es el estudiante quien los determina. Por ende, es quien determina lo que

el maestro va a hacer. Se puede decir que, se lleva una relación vertical al igual que en el modelo

tradicional, pero, aquí es alumno maestro.

Este modelo tiene su punto de partida en la ideología humanista teniendo al educando como

centro, como un protagonista activa de todo su proceso de aprendizaje, el que se centra en el

interior del estudiante, considerándolo con las suficientes habilidades internas para ser funcional

en su vida, que está en una búsqueda constante de aprendizaje natural y espontánea. El maestro

toma un papel pasivo, convirtiéndose en apoyo sólo en los casos de necesidad. “debe liberarse, él

mismo, de los fetiches del alfabeto, de las tablas de multiplicar y de la disciplina y ser sólo un

auxiliar o un amigo de la expresión libre, original y espontánea de los niños” (Flórez, Hacia una

pedagogía del conocimiento, 1995). Se aprende de la experiencia, haciendo las cosas. Lo que

importa es el desenvolvimiento espontaneo del niño en su experiencia natural con el mundo que

lo rodea.
Por tanto, el niño no será evaluado, si en algún momento se requiere debe ser de forma

cualitativa, más nunca una evaluación cuantitativa porque interesa en como el menor se

desenvuelve y aprende libremente.

Figura 2. Modelo romántico

Fuente. Rafael Flórez. Hacia una pedagogía del conocimiento.

La figura representa claramente que el proceso educativo se centra en el niño, el docente es un

mero auxiliar, donde el método consiste en eliminar los obstáculos que impidan la libre

expresión. Con relación a los contenidos solo se tiene en cuenta los que el alumno solicite si lo

hace, todo esto para crear un individuo autentico, libre y espontaneo.

Este modelo a diferencia del tradicional es más idealista, con una perspectiva diferente en la

que el protagonista es el menor, quien puede hacer lo que quiera en pro de la libre expresión y la

autenticidad.
Modelo conductista

Parte también de la premisa que el papel de la educación es la de transmisión de saberes, tiene

como base el paradigma conductista de estímulo respuesta, en el que se requiere modelar la

conducta, en la que se comprueba la información a través del refuerzo. Este modelo se legitima

en la Psicología conductista de Skinner, y en los desarrollos de Benjamín Bloom, Robert Gagné

y Walter Dick. El método básicamente es la fijación y el control de los objetivos "instrucciones"

formulados con precisión y reforzados minuciosamente a través de paquetes instrucciones

diseñados por expertos y administrados por el docente.

En este sentido, el docente debe procurar que los contenidos y saberes que se imparten sean

claros y que el estudiante los entienda con facilidad. En el ámbito educativo se pretende el

aprendizaje por modelamiento de la conducta, fijando la información a través del refuerzo.

Donde el estudiante es un ser pasivo, pero es el foco principal de atención. Por tanto, el maestro

es un intermediario y presenta un rol activo, que genera los estímulos para el aprendizaje.

Trabaja una metodología memorística y observacional. Los procedimientos técnicos y las

destrezas son bien aprendidos bajo esta metodología a un nivel procedimental, considerándose el

aprendizaje como cambio de conducta.

En este sentido, “evaluar no es diferente a enseñar, su función se reduce a verificar el

programa a constituirse en un controlador que refuerza la conducta esperada y autoriza el paso

siguiente a la nueva conducta o aprendizaje previsto” (Flórez, Hacia una pedagogía del

conocimiento, 1995). Por ende, se realiza una evaluación sumativa en lo que se mira los niveles

de conducta esperada. Entonces, el refuerzo se convierte en el paso que afianza, asegura y

garantiza el aprendizaje. En este sentido, cuando se da estimulo, se consigue una respuesta


adecuada el maestro debe por así decirlo dar su aceptación que puede ser premiar al educando

con una nota. Entonces se da el modelo estimulo-respuesta-refuerzo.

Figura 3. Modelo conductista

Fuente. Rafael Flórez. Hacia una pedagogía del conocimiento.

En la figura se observa que se da una relación vertical pero en este caso va dirigida desde la

programación o la instruccionalidad hacia el alumno donde el maestro se convierte en un

medidor de la información en el que se debe dar unos objetivos instruccionales. En este sentido

los contenidos ya pasan a ser conocimientos técnicos, con que se va dando una acumulación de

aprendizajes, lo que tiene como fin el moldeamiento de la conducta técnico productivo de los

estudiantes.
Modelo socialista

En este modelo se da el desarrollo multifacético de las capacidades de intereses del educando,

en donde la enseñanza depende del contenido y método de la ciencia y del nivel de desarrollo y

diferencias individuales del estudiante. Se encuentra determinado por la sociedad, la

colectividad, donde el trabajo productivo y la educación se unen para determinar las bases del

socialismo y la superación de las desigualdades que dan en la sociedad.

Se da una relación en doble vía maestro estudiante, quienes deben tener un compromiso

político y social para la consecución de objetivos, donde se da una educación liberadora y

popular, con una pedagogía critica, en la que se procure una reconstrucción de la sociedad, aquí

se da investigación acción participativa en donde todos los agentes educativos están involucrados

en este proceso.

En este sentido, el trabajo en grupo “estimula la crítica mutua, ayuda a los estudiantes a

refinar su trabajo y darse coraje y apoyo mutuo para comprometerse en la solución de los

problemas comunitarios” (Flórez, Hacia una pedagogía del conocimiento, 1995).

En este modelo, se presenta cuatro requisitos que se debe cumplir en la enseñanza, 1. Los

problemas son tomados de la realidad en la que se encuentra inmerso el estudiante. 2. La

situacion problemica se trabaja de manera integral, con la comunidad involucrada, en su contexto

natural. 3. Se aprovecha la oportunidad de observar a los compañeros en accion, no para criticar

sino para conocer sus puntos ideologicos y creencias, espacios ocultos, pero que determina sus

pensamientos. aquí los involucrados profesor y participantes pueden explicar las opiniones,

acuerdos o desacuerdos sobre la situacion estudiada. 4. La evaluacion es dinámica, evalua el


potencial del aprendizaje que se vuelve real gracias a la enseñanza. (Flórez, Hacia una pedagogía

del conocimiento, 1995).

Figura 4. Modelo Socialista

Fuente. Rafael Flórez. Hacia una pedagogía del conocimiento.

Como se puede observar, se mantiene una relación mutua entre maestro – estudiante, donde se

utiliza un método variado dependiendo de cada ciencia, se basa en el trabajo productivo, grupal,

donde existe la discusión y la crítica constructiva. Con relación a los contenidos son polifacéticos

y politécnicos, con los que quiere lograr un desarrollo progresivo pero a su vez impulsado por las

ciencias, cuyo fin es el desarrollo pleno del individuo con miras a la producción social.
Modelo constructivista

Este modelo parte de los planteamientos realizados por autores como Piaget, vigotsky,

Ausbel, entre otros, aquí, el conocimiento se construye, por ende, centra la atención en el

educando, como protagonista de todo proceso educativo, siendo un elemento activo

imprescindible en el aprendizaje, pero en el que se encuentra involucrados tanto la familia, la

comunidad, el contexto y todo lo que rodea al alumno y no solo la escuela. Por ello, es uno de los

más utilizados y aceptados en la sociedad actual. En este sentido, se busca que el alumno

pueda construir de manera progresiva una serie de significados, compartidos con el profesor y

con el resto de la sociedad, en base a los contenidos y orientación del docente.

En el modelo el maestro crea un ambiente estimulante, favorable, que facilite al niño su

acceso a las estructuras cognoscitivas, donde se procura lograr que el niño acceda progresiva y

secuencialmente a la etapa superior del desarrollo intelectual de acuerdo a las necesidades de

cada uno. El niño construye sus propios contenidos de aprendizaje y el docente se convierte en

un facilitador de las experiencias.

La evaluación se va dando de forma progresiva a medida que se va logrando el dominio el

aprendizaje, con el que se consigue mayor autonomía y capacidad de auto gestión. Donde se trata

de optimizar al máximo las capacidades de cada estudiante, para potencializar su pensamiento, es

facilitador del dialogo, permite comunicarse abiertamente docente-estudiante y estudiante-

estudiante, teniendo en cuenta que el maestro es ese facilitar de todo el proceso, creando ambientes

propicios, aptos para la realización de los métodos siempre teniendo en cuenta las características

individuales del estudiante, así, se da un desarrollo progresivo, secuencial, que adquiera

habilidades cognitivas suficientes para ser autónomo, independiente y capaz de aprender por sí
mismo. La educación se vive como un proceso progresivo en el que se van modificando las

estructuras cognitivas humanas, modificaciones que pueden alterar la conducta indirectamente.

Figura 5. Modelo Constructivista o cognitivo

Fuente. Rafael Flórez. Hacia una pedagogía del conocimiento.

En este sentido, el niño es un ser autónomo, donde el maestro se convierte en un guía, en un

facilitador de experiencias, quien crea un ambiente favorable, con experiencias de afianzamiento

según la edad y etapa de cada menor. Los contenidos son construidos por el mismo niño con

experiencias que faciliten el acceso a estructuras más amplias de desarrollo, lo que le un desarrollo

intelectual superior.
Modelo dialogante

El modelo dialogante hace referencia en especial a que la inteligencia es diversa, por ende se

construye por fuera de las clases, y es reconstruida de una forma activa a partir del dialogo entre

docente y estudiantes donde pasan a ser también agentes activos, que realicen preguntas y todo

gire en relación a dichas preguntas. Se centra en el desarrollo del estudiante, presenta tres grandes

dimensiones que son el sentimiento, el afecto y la sociedad, y la relacionada con la praxis y la

función del sujeto que actúa, piensa y siente.

Sus principales representantes son vigotsky, Feuerstein, De Zubiría, quienes aportaron desde

sus perspectivas importantes investigaciones de las cuales se puede decir que este modelo reconoce

las diversas dimensiones humanas y la obligatoriedad que tiene las escuelas y docentes de

desarrollar cada una de ellas. Por tanto, cada maestro es responsable de la formación ética de cada

educando, para evitar cualquier tipo de atropello. Para que lo guie en la construcción de su proyecto

de vida individual y social.

En este modelo no se trata de transmitir conocimientos sino de formar individuos más

inteligentes en el ámbito cognitivo, afectivo, social y práxico. Teniendo en cuenta las diversas

dimensiones humanas. Por tanto, De otro lado, los procesos cognitivos, valorativos,

comunicativos, sociales y praxiológicos están demarcados por los contextos históricos y

culturales en los que viven los sujetos. En efecto, las relaciones entre el sujeto y el medio son

activas y recíprocas. De esta manera, las ideas, los valores y la praxis social e individual

provienen de la interacción entre el individuo y el medio en un contexto histórico y cultural

determinado que da un carácter relativo, histórico y contextual.


Referencias

Bustos, F. (1997). El computador como mediador: logros y procesos psicológicos. Bogotá:

Construye tu PEI.

Castells, N., & Solé, I. (2011). Estrategias de evaluación psicopedagógica. Modelos y

estrategias de intervención . Barcelona: Graó.

De Moura, C. (1998). DE MAURA CASTRO, Claudio. La educación en la era de la informática.

Dialnet.

De Zubiría, J. (2006). Los modelos pedagógicos. Hacia una pedagogía dialogante. Bogotá:

Magisterio.

Flórez, R. (1995). Hacia una pedagogía del conocimiento. Bogota: McGrawHill.

Flórez, R. (1999). Evaluación pedagógica y cognición. Bogotá: McGrawHill.

Habermas, J. (1990). Conocimiento E Interés. Buenos Aires: Taurus.

Vigostky, L. (1964). Acción, Pensamiento y Lenguaje. Buenos Aires: Lautaro.

Vigostky, L. (1989). El Desarrollo de Los Procesos Sicológicos Superiores. Barcelona: Crítica.

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