Tesis Antroplogia Tomas de Aquino

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i

Corporación Universitaria Adventista

Licenciatura en Teología

UNAC Medellín, Colombia

INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO DE TOMÁS DE AQUINO SOBRE LA

TEOLOGÍA ANTROPOLÓGICA DE LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA:

TENIENDO PRESENTE EL PENSAMIENTO PRE-AQUINO EN LOS

CONCILIOS LETRÁN IV Y LYON I, Y EN LOS CONCILIOS ECUMÉNICOS

CELEBRADOS DESPUÉS DE SU MUERTE HASTA LA ACTUALIDAD.

Tesis

Presentado en cumplimiento parcial

de los requisitos para el título de

Licenciado en Teología

Por

Amilkar Andrés Ortega Carrillo

José Daniel Hernández Santiago

Octubre de 2012
ii
iii
iv

AGRADECIMIENTOS

Haber llegado hasta este punto en mi vida, ha sido grato, gracias a la

voluntad de Dios que nos sostiene cada día, la realización de este proyecto, es un

logro más y también un paso que me dice que debo seguir creciendo y

preparándome para servirle mejor a Dios en su obra de salvar almas para el reino de

Dios.

Primeramente le agradezco a mi familia, especialmente a mi madre Ivonne

Carrillo, por todo su apoyo que me ha brindado de su parte, porque siempre confió

en mí, y me manifestó su animo a seguir adelante en cada circunstancia; es gracias a

la formación que ella me dio desde la niñez en el temor a Dios, que soy quien soy

ahora, y le agradezco al Señor por darme el regalo de tener una maravillosa madre, a

Dios y a ella dedico este trabajo.

También debo reconocer el apoyo de mi compañero Daniel, que estuvo conmigo en

cada momento, compartiendo ideas y conocimiento aprendido en el rastreo de

información exhaustiva para presentar un buen trabajo, a mis asesores el profesor

Milton Jara y el Pastor Jonatán Márquez por su orientación, y a todas las personas

que contribuyeron en el proceso, para que pudiéramos como grupo de investigación

avanzar, a todas ellas gracias y que Dios bendiga siempre sus vidas.

Amilkar Ortega Carrillo.


Estudiante de Lic. En Teología, UNAC.
v

AGRADECIMIENTOS

El haber llegado hasta esta etapa de mi vida al realizar este proyecto me

llena de dicha y felicidad, sin embargo esto no hubiera sido posible sin la

participación y el apoyo de otras personas. Y a estas personas quiero agradecer

profundamente en este espacio.

Primeramente doy gracias a mi Dios, quien con su dirección, su amor y su

misericordia permitió que este proyecto se llevara a cabo. También quiero agradecer

profundamente a mi familia, mis padres, mis dos hermanas y mi hermano, quienes

han hecho con su ayuda el camino más fácil. Además, quiero agradecer de una

manera especial a mi novia Carmen Ortega, quien durante este proceso, siempre

tuvo una palabra de ánimo en los momentos difíciles. De igual modo, quiero

agradecer a mi compañero de proyecto Amilkar Ortega, por darme la oportunidad de

haber trabajado juntos en la realización de esta investigación. También quiero darle

gracias a mis asesores, Pastor Jonatán Márquez y Profesor Milton Jara, y a mi

profesor de proyecto de grado, Helmer Quintero, pues ellos con sus consejos,

recomendaciones y correcciones representaron un gran apoyo para terminar este

proyecto. Por ultimo quiero agradecer a todos mis compañeros de la facultad de

Teológica y amigos en general que han sido parte de todo este proceso. Gracias a

todos.

José Daniel Hernández Santiago


Estudiante de Lic. En Teología, UNAC
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................... 1
Capítulo ............................................................................................................................................. 3
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ....................................................................... 3
Introducción ..................................................................................................................... 3
Planteamiento del problema ........................................................................................... 3
Disciplina: Teología ....................................................................................................... 4
Área: Teología Sistemática ............................................................................................ 4
Objeto de estudio: Antropología Católica .................................................................... 5
Justificación...................................................................................................................... 6
Objetivo General ............................................................................................................. 7
Objetivos Específicos ..................................................................................................... 8
Delimitaciones ................................................................................................................. 8
Limitaciones ..................................................................................................................... 9
Conclusión ........................................................................................................................ 9
2. MARCO REFERENCIAL ............................................................................................... 10
Introducción ................................................................................................................... 10
Conceptos sobre Antropología .................................................................................... 10
Teología Dogmática ....................................................................................................... 20
Catolicismo...................................................................................................................... 25
Definición de Concilios Católicos................................................................................ 26
Sobre Tomas de Aquino ................................................................................................ 28
Conclusión ....................................................................................................................... 33
3. MARCO HISTÓRICO ..................................................................................................... 34
Introducción .................................................................................................................... 34
Reseña Histórico-religiosa de los Concilios de la Iglesia Católica ........................... 34
Concilio IV de Letrán de 1215 ...................................................................... 34
Concilio Primero de Lyon de 1245 ............................................................... 41
Concilio Segundo de Lyon de 1274 .............................................................. 47
Concilio de Viena de 1311-1312 ................................................................... 52
Concilio de Constanza de 1414-1417 ............................................................ 57
Concilio de Florencia de 1438-1445 ............................................................. 61
Concilio V de Letrán de 1512 ....................................................................... 69
Concilio de Trento de 1545-1563 .................................................................. 73
Concilio Vaticano I 1869-1870 ..................................................................... 83
Concilio Vaticano II (1962-1965) ................................................................. 90
Conclusión ........................................................................................................................ 98
4. MARCO TEÓRICO ........................................................................................................ 100
Introducción ................................................................................................................... 100
Antropología católica antes de Tomas de Aquino...................................................... 100
Platón ........................................................................................................... 101
Ireneo ........................................................................................................... 102
Clemente de Alejandría ................................................................................ 104
Orígenes ........................................................................................................ 105
Hilario de Poitiers ......................................................................................... 107
Agustín de Hipona. ....................................................................................... 109

i
Antropología católica antes de Tomas de Aquino presente en los concilios113
Concilio cuarto de Letrán 1215….………………………………....113
Concilio primero de Lyon 1245…………………………………....117
Antropología-Teológica de Tomás de Aquino ..................................................... 118
Concepto antropológico de Aquino sobre el cuerpo…………………….....124
Concepto antropológico de Aquino sobre el alma…………………………127
Concepto antropológico de Aquino sobre la muerte…………………...…..132
Concepto antropológico de Aquino sobre el Juicio final de las almas y la vida
después de la muerte……………………………………………………….133
La resurrección de los cuerpos o muertos según Tomás de Aquino.………139
Naturaleza del hombre de acuerdo a Tomás de Aquino…...………………140
La desigualdad de la mujer con el hombre y la concepción del varón por
Tomás de Aquino…………………………………..…………..…………..142
Conceptos antropológicos de la teología de Aquino presentes en los Concilios de
la Iglesia después de su muerte. ....................................................................... 146
Concilio Segundo de Lyon de 1274……………………..…………………146
Concilio de Viena de 1311-1312……………….…………………….……151
Concilio de Florencia de 1431………………….………………………….158
Concilio Quinto de Letrán de 1512………………………………………..163
Concilio de Trento de 1545-1563……………….…………………………166
Concilio Vaticano Primero de 1870……………….………………………172
Concilio Vaticano Segundo de 1962-1965……………………..………….173
Concepto católico actual del hombre ................................................................... 176
Conclusión ..................................................................................................................... 183
5.CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .......................................................... 184
Introducción .................................................................................................................. 184
Conclusiones .................................................................................................................. 184
Recomendaciones .......................................................................................................... 186
BIBLIOGRAFIA ................................................................................................................ 188
ANEXO……………………………………………………………………………..197

ii
RESUMEN DEL PROYECTO DE GRADO

Corporación Universitaria Adventista

Facultad: Teología

Programa: Licenciatura en Teología

Título: INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO DE TOMAS DE AQUINO SOBRE

LA TEOLOGIA ANTROPOLÓGICA DE LA IGLESIA CATOLICA ROMANA:

TENIENDO PRESENTE EL PENSAMIENTO PRE-AQUINO EN LOS

CONCILIOS LETRAN IV Y LYON I, Y POS-AQUINO EN LOS CONCILIOS

ECUMENICOS CELEBRADOS DESPUES DE SU MUERTE HASTA LA

ACTUALIDAD.

Nombre de Integrantes: Amilkar Andrés Ortega Carrillo

José Daniel Hernández Santiago

Problema o necesidad

En la presente investigación, se llevará a cabo un análisis teológico del concepto de

hombre para determinar la influencia de Tomas de Aquino en la Iglesia Católica Romana.

Se determinara a grandes rasgos la teología-antropológica antes de la influencia de Tomas

de Aquino, la teología-antropológica de Tomas de Aquino y la influencia de Tomas de

iii
Aquino sobre la Iglesia Católica Romana. Esto, con el propósito de conocer el

pensamiento del concepto del hombre de la iglesia cristiana más grande del mundo.

Método

Para la presente investigación se recurrió a gran diversidad de fuentes bibliográficas

que tratasen sobre el tema. La bibliografía utilizada giraba en torno a tres temáticas:

primero, lo referente al concepto de la teología-antropológica antes de la influencia de

Tomas de Aquino; segundo, lo concerniente al concepto de hombre propio de Tomas de

Aquino en su propuesta teológica; y tercero, el concepto católico actual que por supuesto se

vio influenciado por el doctor Angelicus. Después de reunir la bibliografía necesaria, se

hizo un análisis entre la teología-antropológica de Aquino y la Iglesia Católica Romana

para así, detectar la influencia de este sobre ella. Además de esto, se realizó un referente

histórico de los concilios ecuménicos católicos que hicieron parte de esta investigación y

que pueden servir como recurso bibliográfico para los estudiosos de la historia de la Iglesia

católica.

Resultados

Teología-antropológica antes de Tomas de Aquino

La teología-antropológica de la Iglesia Católica Romana antes de la influencia de

Tomas de Aquino, estaba orientada por el pensamiento platónico. Casi todos los pensadores

reflejan ideas derivadas de Platón, entre ellos podemos encontrar teólogos como Ireneo,

iv
Clemente de Alejandría, Orígenes, Hilario de Poitiers y Agustín de Hipona. Siendo

este último el más influyente antes de Tomas de Aquino, como consecuencia de esto, los

concilios celebrados antes del segundo concilio de Lyon, están marcados en gran medida

por el pensamiento platónico de Agustín.

Antropología-Teológica de Tomás de Aquino

Tomás se basa en la propuesta filosófica de Aristóteles y acepta muchas de sus

teorías, por ejemplo: la teoría de la naturaleza, la teoría Hilemórfica (o sea teoría de materia

y forma), teoría Antropológica que concibe al hombre como sustancia compuesta por

cuerpo y alma, entre otras. Como consecuencia de esta influencia aristotélica, Tomas

amplia y, en algunos casos, modifica conceptos de la antropología-teológica católica

concebida hasta antes de la elaboración de su teología. Algunos de esos conceptos son:

sobre el cuerpo, sobre el alma, sobre la muerte, sobre el juicio final de las almas, sobre la

vida después de la muerte, sobre la resurrección de los cuerpos o muertos, sobre la

naturaleza del hombre y la desigualdad de la mujer con el hombre.

Conceptos antropológicos de la teología de Aquino presente en los Concilios de la Iglesia

Católica Romana después de su muerte

Después de Tomas de Aquino, la concepción de la teología-antropológica de la

iglesia católica se ve altamente influenciada por este teólogo. Esto se hace evidente

cuando se analizan los concilios de la iglesia celebrados después de su muerte, es

decir, desde el segundo Concilio de Lyon de 1274 hasta el Concilio Vaticano II de

1962 y también en la concepción actual reflejada en el catecismo católico.

v
Conclusiones y recomendaciones

La presente investigación concluye que la influencia del pensamiento de Tomas de

Aquino sobre la teología-antropológica en la Iglesia Católica Romana además de ser

evidente, ha sido determinante, esto se demuestra pues sus conceptos están presentes en las

declaraciones, decretos y cánones de los ocho concilios celebrados después de su muerte.

Además, se recomienda profundizar en estudios relacionados con esta investigación

que no se abarcaron en el presente proyecto.

vi
INTRODUCCIÓN

“¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo de hombre,

para que lo visites?”. Salmo 8: 4.

Durante siglos el ser humano ha intentado saber qué es, de dónde viene y a

dónde va. Ha buscado respuesta en diferentes partes, en las iglesias, en la ciencia, en

el espiritismo, en la naturaleza, en las civilizaciones antiguas y sus leyendas.

Para algunos, el hombre es “un ser vivo que tiene una forma particular, una

fisiología muy especial, una autonomía casi única”1, para otros el hombre es un ser

vivo “que constituye representaciones a partir de las cuales vive y se representa la

vida”2, otros piensan que “el hombre es un requisito para la producción”3, denotando

así, intereses y búsqueda de ganancias sobre este.

Siendo más específicos, para la evolución “el hombre es el resultado de un

proceso evolutivo accidental desde un germen primario desconocido hasta su estado

actual”4, mientras que para los cristianos el hombre es “una creación a imagen y

1
Rosario García del Pozo, Michel Foucault: Un arqueólogo del humanismo (Sevilla, España: Editorial MAD,
1988), 88.
2
Ibíd., 88.
3
Ibíd, 88.
4
Raúl Zaldívar, Teología sistemática: desde una perspectiva latinoamericana (Barcelona, España: Editorial
Clíe, 2006), 264.

1
2

semejanza de Dios, tiene una responsabilidad consigo mismo, con Dios, con los

demás y con la creación”.1

Sin embargo, cuando se analiza el cristianismo y las iglesias que lo

conforman, se hace evidente que existen diferencias en los conceptos

antropológicos.2 Denotando así, una diversidad de ideas y conceptos acerca de lo

qué es el hombre.

Es necesario, para llegar a comprender realmente lo qué es el hombre, desde

una perspectiva teológica, lograr una plena comprensión de los diferentes conceptos

que se han propuesto por las diferentes denominaciones cristianas. Es por eso, que

en la presente investigación, queremos abordar a una de las iglesias más grandes en

el mundo, a saber, la Iglesia Católica Romana, analizándola desde la influencia de

uno de sus principales exponentes, Santo Tomas de Aquino.

1
Jesús Rodríguez, David Hernández Lozano y Héctor F. López, La fe cristiana en busca de nuevos
entendimientos (México, D.F.: International Thompsom Editores, 2005), 37.
2
Mario Osella, Breve historia de las ideas filosóficas acerca del conocimiento y la técnica (Rio Cuarto,
Argentina: Universidad Nacional de Rio Cuarto, 2002), 220.
CAPÍTULO 1

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Introducción

En el presente capítulo, se plantea el problema, la disciplina, el área, el

objeto de estudio. También se incluye la justificación del proyecto, con sus

respectivos, objetivos, delimitaciones, limitaciones. Finalmente se enuncia la

conclusión del primer capítulo.

Planteamiento del problema

En la presente investigación, se llevará a cabo un análisis teológico del

concepto de hombre para determinar la influencia de Tomas de Aquino en la Iglesia

Católica Romana. Para eso, se determinara la teología-antropológica antes de

Aquino, usando como referencia el pensamiento antropológico de algunos teólogos

que existieron antes de él y algunos concilios celebrados antes de su aporte, a saber,

cuarto concilio de Letrán en 1215 y primer concilio de Lyon en 1245, se extraerán

los conceptos y aportes antropológicos de Tomas de Aquino en los concilios

católicos posteriores a su muerte hasta el concilio Vaticano II de 1965 que se vieron

influenciados por sus conceptos y sus resultados en la antropología católica actual.

3
4

Disciplina: Teología

La disciplina en la que está enfocada esta investigación es la teología. Una

definición preliminar o básica de teología es el estudio o la ciencia de Dios. No

obstante, el Dios del Cristianismo es un ser activo y por eso esta definición inicial

debe ampliarse para incluir las obras de Dios y su relación con ellas. Por lo tanto la

teología busca entender la creación de Dios, en particular los seres humanos y su

condición, y la obra redentora de Dios para con la humanidad.1

La teología como una ciencia comprende de lo que se conoce de Dios y de

sus relaciones con el universo científicamente arreglado, abarca todos los estudios

religiosos que son necesarios para dar al hombre una buena disciplina en los

conocimientos divinos. En su aplicación más estricta se refiere a la ciencia que trata

de Dios y de sus relaciones con el hombre.2

Del gr. Theos, “Dios”, y logos “palabra, tratado”. Estudio sistemático de

Dios y su relación con el mundo, especialmente el análisis de las enseñanzas de las

escrituras del Antiguo Testamento y el Nuevo.

Área: Teología Sistemática

La teología sistemática hace uso de los materiales que encontramos en la

biblia, de las ciencias psicológicas morales y de la historia, con el fin de encontrar

un organismo completo, en el cual todas las partes estén sistemáticamente

relacionadas, con lo que conocemos de Dios, y con las relaciones entre Dios y el

universo. Por supuesto, la fuente principal de los materiales de la teología


1
Millard Erickson, Teología Sistemática (Viladecavalls, Barcelona, Eapaña: Editorial Clie, 2008), 22.
2
G.H. Lacy, Introducción a la Teología (El Paso, Texas, USA: Editorial Casa Bautista de Publicaciones,
1986), 19.
5

sistemática es la biblia, en primer lugar se examinan las escrituras para saber lo que

enseñan ellas respecto a Dios y su relación con la creación. Hace uso de las verdades

de la ciencia, puesto que esta también está en armonía con las verdades de las

escrituras. Se consultamos la historia, especialmente la historia de las doctrinas,

porque en la historia se ven muchas de las doctrinas de las escrituras, en sus efectos

prácticos de la experiencia humana.1

Objeto de estudio: Antropología Católica

El objeto de estudio en esta investigación es la Antropología Católica. Por

antropología entendemos el estudio concerniente al hombre y más que eso, el

análisis de este, de acuerdo a su entorno en los diferentes ámbitos de la vida; puede

servir para significar una doctrina cualquiera sobre el hombre, sobre su naturaleza,

sobre su situación en el mundo, etc.; en este sentido se puede hablar de antropología

física, cultural, etnológica, teológica. La antropología teológica es entendida como

un intento reflejo del hombre por alcanzar la comprensión de sí mismo, a través de

la revelación.2

La Iglesia Católica Apostólica Romana, es la comunidad religiosa cristiana

que tiene el mayor número de feligreses en todo el mundo. El vocablo “católico”

procede de la palabra griega (katolikos), significa universal y, en este caso, expresa

la dimensión mundial de esta confesión. Si bien la iglesia católica, ha sufrido sismas

importante a lo largo de la historia, el cuerpo mayoritario y tradicional continuo

designándose a sí mismo como católico. Aunque la calificación de “Romana” puede

1
G.H. Lacy, Introducción a la Teología (El Paso, Texas, USA: Editorial Casa Bautista de Publicaciones,
1986), 20.
2
M.Flick, Z. Alszeghy, Antropología Teológica (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1971), 19.
6

parecer una contradicción (porque por un lado es católica o universal, mientras que

por otro es Romana), los católicos sostienen que esta es una contradicción aparente,

pero no real, pues continúan identificando a la iglesia que reconoce el primado del

obispo que está en Roma: el Papa.1

Justificación

¿Por qué es importante esta investigación? Primero, porque nuestra

universidad esta falta de proyectos sobre este tema, en realidad lo que se ha escrito

en cuanto a la antropología-teológica católica es prácticamente cero, conocemos

muy poco acerca del pensamiento teológico católico con respecto al hombre, y si

hay algún personaje que ha influido en el catolicismo es Tomas de Aquino.

Segundo, la mayoría de las personas que profesan una fe en nuestra sociedad son

católicos, creemos que es necesario conocer más acerca de ellos, esto permitirá a los

pastores adventistas de séptimo día, saber el pensamiento de la sociedad que trata de

evangelizar y les dará mejores herramientas al momento de diseñar sus estrategias

de evangelización. Tercero, esta investigación puede servir como fuente

bibliográfica para estudiantes e investigadores que deseen profundizar más acerca

del tema.

¿Por qué desde la perspectiva antropológica? En los últimos años se ha

escrito mucho acerca de Dios, lo cual es lógico, dado que ese es propósito de la

Teología, sin embargo la Teología no solo estudia al ser de Dios, sino también al ser

de la criatura. ¿Qué es el hombre para el catolicismo? Es sin duda una pregunta

1
Daniel Scarone, Credos contemporáneos (Medellín, Colombia: UNAC, Litografía Icolven, 1991), 37.
7

interesante, pero más interesante es saber cómo han llegado ellos a formar su

concepción sobre el hombre. Cómo han llegado ellos a formularse el concepto de la

inmortalidad del alma y sus creencias acerca del cielo y el infierno, ciertamente no

basta saber que creen, hay que saber cómo han llegado a creer eso.

¿Por qué Tomas de Aquino? La antropología católica no es algo que se

formó de la noche a la mañana, ni por unas cuantas mentes. Sin duda abarca un

periodo de muchos siglos y grandes pensadores, pero si existe alguien al cual el

catolicismo le debe mucho, ese es Tomas de Aquino. Sin duda el catolicismo no fue

el mismo después que él apareció, Tomas de Aquino aportó mucho al pensamiento

católico y claro está, al concepto antropológico. Por tal razón, si queremos encontrar

el pensamiento antropológico católico, debemos encontrar el pensamiento

antropológico de su principal exponente.

Esa son las razones por las que consideramos que esta investigación es

pertinente, no sólo para los investigadores que la realizan, sino también para la

misma universidad, para los estudiantes, investigadores y pastores.

Objetivo General

Determinar la influencia de la teología-antropológica de Tomas de Aquino

en la teología-antropológica católica, teniendo en cuenta los concilios realizados

entre 1215 y 1962-1965 en la iglesia católica y sus repercusiones en el contexto

actual.
8

Objetivos Específicos

1. Identificar la teología-antropológica católica antes de ser influenciado

por los conceptos de Tomas de Aquino, teniendo como referente a

algunos teólogos precedentes a él e identificando los conceptos

antropológicos-teológicos en los concilios realizados antes de su

influencia, a saber, cuarto concilio de Letrán de 1215 y primero de Lyon

de 1245.

2. Mostrar la teología-antropológica de Tomas de Aquino de acuerdo a su

propuesta teológica.

3. Identificar la influencia de la teología-antropológica de Tomas de

Aquino en todos los concilios ecuménicos de la Iglesia Católica Romana

celebrados después de su muerte. A saber, segundo de Lyon de 1274

hasta el concilio Vaticano II de 1962-1965.

4. Analizar el impacto de la influencia del aporte teológico-antropológico

de Tomas de Aquino en los concilios ya mencionados sobre la

concepción del hombre en el catolicismo actual.

Delimitaciones

La investigación abarca dos periodos de tiempo, el primero antes de Aquino,

partiendo del cuarto concilio de Letrán de 1215 al primero de Lyon de 1245. El

segundo periodo, abarca los concilios posteriores a la muerte de Aquino, desde

segundo concilio de Lyon de 1274 al concilio Vaticano II de 1962-1965.


9

Limitaciones

1. El rastreo bibliográfico es mínimo dentro de la Universidad Adventista.

2. Los investigadores no cuentan con suficiente apoyo financiero para

movilizarse en otras bibliotecas de la ciudad.

3. La carga académica limita el tiempo dedicado a la investigación y

también las practicas pedagógicas que se presentan dentro del programa

académico.

Conclusión

En el presente capitulo se realizó el planteamiento del problema, la

disciplina, el área y objeto de estudio. También se incluyeron la justificación del

proyecto, con sus objetivos, delimitaciones y limitaciones.


CAPÍTULO 2

MARCO REFERENCIAL

Introducción

En el presente capitulo se especificaran algunos conceptos que sirven como

referencia para una mejor comprensión de la investigación. Conceptos tales como

antropología, teología dogmática, catolicismo y concilios ecuménicos. Además se

realizará una breve reseña sobre Tomas de Aquino. Finalmente se realizara la

conclusión de este capitulo.

Conceptos sobre Antropología

Antropología de acuerdo a su etimología se deriva de la raíz griega

anthropos (hombre) y logos (ciencia), derivando así su significado primario como la

ciencia del hombre.

Algunos diccionarios definen antropología como “una rama de la filosofía

que estudia la esencia del carácter distintivo del hombre y el lugar que ocupa en el

universo”.1

Sin embargo, para muchos antropólogos esta definición no encierra

exactamente lo que esta ciencia estudia, la antropología va más allá de una mera

ciencia que estudia al hombre. Existen diferentes ciencias como la biología,

1
Charles Winick, Diccionario de Antropología (Buenos Aires, Argentina: Editorial Troquel, 1969) 41.

10
11

anatomía, fisiología o la embriología que han avanzado mucho en lo relativo al

cuerpo humano y sus funciones. También están las ciencias sociales y la psicología

que nos explican las conductas del hombre.1

Así, la Antropología como una ciencia que estudia al hombre no sería tan

necesaria como otras disciplinas. Pero si la entendemos como los estudiosos del

área la definen, la Antropología viene a ser una “síntesis de ciencias”, porque

estudia al hombre de una manera integral. Se aborda al ser humano tomando en

cuenta todas las ciencias que lo estudian desde un punto específico, se integran los

aportes de las ciencias sociales, ciencias naturales, humanidades clásicas, entre otras,

para alcanzar un conocimiento global del hombre. Esto quiere decir que si las

ciencias conocidas tienen su objeto bien delimitado en el ámbito del saber, si

decimos que la zoología estudia a los animales, la botánica las plantas, la geología la

tierra, la psicología la mente y en esta tónica algunas ciencias se dedican a estudiar

al hombre en su aspecto invisible, su espíritu, sus manifestaciones anímicas, en tanto

que a otras como la anatomía, la biología, etc., se ocupan del cuerpo. De esta

manera, la antropología toma parte de todas ellas y las une para formar su campo de

estudio. 2

Así, la antropología se encarga de sistematizar y de crear un tono armónico,

que si bien no nos permite expresar que todas las ciencias hacen parte de la

antropología o son objetos de su estudio, al menos si debe tener por cierta la

existencia de una relación, una conexión o comunión estructural entre todas las

ciencias conocidas y por conocer que la antropología debe hacer resaltar, ya que su

1
Aquiles Escalante, Antropología general (Barranquilla, Colombia: Editorial Apuntes, 1981) 1.
2
Vega Gustavo, Antropología General, revista universidad pontificia bolivariana. Vol 13 no 4849, 1947, 85-
86
12

fin es lograr siempre con nuevos resultados prácticos, la compactación del edificio

científico que la humanidad levanta.

Todo esto indica que la Antropología busca estudiar al hombre en sus

diferentes contextos, lo cual ha llevado a originar diferentes ramas dentro de las

cuales citaremos algunas, pero no nos detendremos a explicarlas exhaustivamente,

solo explicaremos un poco más a fondo las ramas que se relacionan con esta

investigación.

La antropología aplicada es, como su nombre lo indica, la aplicación de los

conocimientos antropológicos para subvenir a las necesidades del grupo para el que

está trabajando el antropólogo. 1

Antropología criminal es el estudio de la relación de distintos rasgos y

características físicas con la criminalidad.2

Antropología cultural, es el estudio de la conducta del hombre, en sus

aspectos sociales, lingüísticos, técnicos y familiares. O también se ha denominado

estudio del hombre y sus obras.3

Antropología física o somática, es el estudio de la biología que trata de las

diferencias raciales, el desarrollo del organismo humano, los cambios en el cuerpo a

través de las generaciones y la relación entre la ecología y el organismo. También se

llama somatología.4

1
Charles Winick, Diccionario de Antropología, pag. 42-43.
2
Ibid, 42.
3
Ibid, 42.
4
Ibid, 42.
13

Antropología racial, es el estudio de los diferentes tipos que se encuentran

dentro de la especie humana, sus orígenes y sus relaciones.1

Antropología sintética, es la que intenta integrar la antropología física, la

arqueología, la lingüística, la antropología teórica y as demás ciencias culturales e

históricas.2

Antropología social, es el estudio del comportamiento social, especialmente

desde el punto de vista del estudio sistemático comparativo de las formas e

instituciones sociales. Su finalidad ha sido la aplicación del método inductivo a la

sociedad. 3

Antropología filosófica, es la rama de la filosofía que estudia la esencia y el

carácter distintivo del hombre y el lugar que ocupa en el universo.4

Con todo esto, es obvio que la antropología en su fin de entender al hombre

abarca un gran campo de estudio. Es por eso, que aparte de todas estas divisiones

surge una más, a la que se le denomina antropología teológica o teología

antropológica.

Ahora bien, cabe resaltar que en la antropología teológica se mezclan dos

áreas diferentes, e independientes. Por un lado tenemos la antropología, que como

ya la hemos definido se encarga de estudiar al hombre en su contexto total. Por otro

lado tenemos la teología, que se encarga del estudio de Dios y sus obras.

Pero ¿qué relación existe entre la teología y la antropología?, ¿cómo pueden

dos áreas que tienen aparentemente dos objetos diferentes (Dios y hombre), unirse?

1
Ibíd., 43.
2
Ibíd., 43.
3
Ibíd., 43.
4
Ibíd., 42.
14

Aunque no sea común encontrar estas dos palabras juntas en un lenguaje

religioso o cristiano, es necesario que ambas siempre vayan juntas. Es imposible

tratar de hacer teología sin la ayuda de la antropología, y la antropología sin la

teología nos llevaría a un concepto errado del hombre.

La teología por sí sola, sin la antropología, se limitaría a defender y presentar

las características de Dios en un plano meramente subjetivo, “de modo, que todas

sus afirmaciones sobre la preminencia de la divinidad de Dios, por tajantes y

rigurosas que puedan ser, no pueden reclamar seriamente validez universal”.1 Esto

quiere decir, que si no bajamos esas afirmaciones de Dios a un ámbito

antropológico, o sea que se exprese hacia el hombre, donde a través de él podamos

comprender a Dios, quedarían en meras afirmaciones teóricas sin sentido. Por

ejemplo, ¿cómo podríamos entender a un Dios de amor, si este no es capaz de salvar

al hombre de la miseria del pecado? La teología forzosamente tiene que recurrir a la

antropología para poder tener sentido. De lo contrario, Dios sería un ser

transcendental que no tiene ningún tipo de relación con el hombre.

Esto se ve reflejado en la teología dialéctica, especialmente en la de Karl

Barth, que puso por el suelo la antropología al pasarla por alto para el que hacer

teológico. Este “al rechazar la antropología, cayo precisamente en la dependencia de

los condicionamientos antropológicos. Y al establecer, en el lugar de una

fundamentación, la mera decisión de empezar por Dios mismo, impulso contra su

voluntad el más exacerbado subjetivismo teológico”2. De esta manera, Barth

1
Wolfhart Pannenberg, Antropología en perspectiva teológica (Salamanca, España: Ediciones sígueme,
1993) 21.
2
Ibid, 21.
15

encierra su teología solo en Dios, para no caer en el riesgo de centrarse en el

hombre, haciéndola subjetiva y arbitraria.

Pero Dios no es un ser transcendente, que crea al hombre y lo abandona, él

está en relación con el hombre, y es a través del hombre que Dios se da a conocer.

Es por esa razón, que no podemos hacer a un lado la antropología en el que hacer

teológico.

De todo esto, podemos deducir que Teología y Antropología están

íntimamente unidas, no hay una buena Teología sin Antropología. Sin embargo,

pasa exactamente lo mismo con la antropología, ya que no podemos hablar de ella

sin referirnos a Dios. De esta manera la antropología abarca también a la teología.1

Una antropología sin teología nos llevaría a formular ideas y conceptos

completamente humanistas y antropocéntricos del hombre. Donde la prioridad es el

hombre, haciendo de Dios un mero producto de las necesidades humanas.

Esto se puede percibir en los conceptos de la antropología filosófica, donde

todas las cosas que sean de origen divino o sobrenatural son concebidas como ideas

míticas, que no tienen otro destino que el fracaso. Así, el Dios del cristianismo es

comparado a todos los demás dioses mitológicos, que se originan como un intento

de explicar fenómenos naturales o necesidades humanas. El hombre mitológico, en

su intento de explicar su entorno tiene que recurrir a lo sobrenatural y es en esta

esfera donde un Dios que crea al hombre de la nada surge, para tratar de explicar el

origen de la humanidad. 2

1
Abraham Dastferrez, La nueva era : el origen y la naturaleza de su filosofía y los perjuicios de sus
contenidos para la salud física, mental y espiritual (Barcelona, España: Editorial Terrasa clie, 2000) 46
2
Ernst Cassirer, Antropología Filosófica (México: Fondo de cultura económica, 1987) 114.
16

Los antropólogos, al estudiar al hombre en diversas condiciones sociales y

culturales, han notado que todas tienen los mismos elementos fundamentales de la

mitología. Así, para ellos ocurre lo mismo con la historia de la religión, artículos de

fe, credos dogmáticos que se hallan involucrados en una lucha interminable, porque

sus ideales éticos en sus religiones son ampliamente divergentes y escasamente

reconciliables, que para sustentarlas tienen que recurrir a lo sobrenatural.1

De esta manera, en la antropología, todo tipo de dios surge de las pasiones y

necesidades humanas. La antropología moderna, prescinde de Dios, porque este ya

no es necesario para explicar el origen de la vida.2

Pero no todo queda ahí, otro ejemplo de lo que implica una antropología sin

teología descansa en la concepción de Sigmund Freud sobre el hombre, quien ve a

este con “imágenes casi técnicas, vapor saliendo de las redes de impulsos; los

sueños y fantasías, válvula de escapes para los instintos; o un equipo para

descargarlos y controlarlos haciéndolos consientes”.3 Convirtiendo al hombre, un ser

que necesita liberarse para encontrarse a sí mismo, pero no a través de Dios, sino al

satisfacer sus propios deseos.

También, la antropología por sí sola, pone al hombre como producto de la

evolución y no de Dios. Esto es notable en la Filética o Paleoantropología, rama de

la antropología Física o Biológica, “que investiga el origen y la evolución de las

especies humanas”.4

1
Ibíd., 115.
2
José M. Gonzalez Ruíz, El cristianismo no es humanismo (Barcelona, España: Ediciones Península, 1973),
24.
3
Arnold Gehlen, Antropología filosófica (Barcelona, España: Editorial Paidos, 1993) 74.
4
Bernardo Berdichewsky, Antropología social: Introducción (Santiago, Chile: LOM Ediciones, 2002) 27
17

Todas estas conclusiones se dan dentro de la antropología, ya que la base

para sus interpretaciones radica en la razón humana, convirtiendo al racionalismo

como la guía o brújula de sus concepciones acerca del hombre. Es por eso que la

antropología cultural ve el comportamiento del hombre como producto de su

contexto cultural y social.1 Todo lo que el hombre hace, piensa, o es, se debe al

entorno que lo rodea y no como dice la teología a una naturaleza afectada por el

pecado o una naturaleza restaurada por Dios.

Para la antropología, sea cultural, social, filosófica, biológica, etc., la idea de

la existencia de Dios no es algo que se pueda demostrar a través de la razón, y por

eso no existe forma de concebir una antropología que esté relacionada con la

teología; pero al hacer esto, la antropología divorcia al hombre totalmente de su

creador, Dios, que es precisamente lo que la Teología proclama.

Aquí, es donde la antropología fracasa porque es imposible conocer al

hombre en su ser, si se aísla al creador de tal, y es precisamente a través de Dios que

uno puede comprender al hombre.

“Dios diseño el universo y creo a los seres humanos para que vivieran en él.

Como Dios diseño el universo y creo a las personas, sabe mejor que nadie lo que

necesitan para funcionar. El manual que Dios ha provisto para la raza humana es la

Biblia. Fue dada no para impedirnos disfrutar de la vida, sino para ayudarnos a

obtener lo mejor de la vida”.2

1
Arnold Gehlen, Antropología filosófica, 73-74.
2
Stephen A. Grunlan- Marvin K. Mayers, Antropología Cultural (Deerfield, Florida, USA: Editorial vida,
1997) 281.
18

En este contexto es que aparece la antropología teológica como una

respuesta a la necesidad de unir teología y antropología, esta surge con la finalidad

de estudiar al hombre en su relación con Dios. El cual, se comunica por todas partes

con el ser humano. De esta manera, la consideración del hombre se extiende por

toda la teología, dándole un papel trascendental dentro de ella.1

Es así, como estas dos áreas aparentemente diferentes, se unen para darle al

hombre el verdadero sentido de su existencia.

La Antropología Teológica se hace presente a través de la Biblia, donde Dios

se presenta como un lujo inexplicable, donde la presencia divina en el desarrollo

cósmico y humano es totalmente gratuito; esto es algo que no se puede percibir sino

es por una expresa autorrevelación del mismo Dios.2

Y esta revelación que Dios hace de sí mismo al hombre, implica

esencialmente en primer plano una revelación trascendental, donde Dios mismo se

revela al hombre al crearlo, autocomunicándose y subsistiendo en él, constituyendo

la estructura de la existencia humana. Este acto creador continuo es voluntad, y por

eso, voluntad de Dios. En segundo plano está la revelación categorial donde el

hombre mismo es quien acoge la voluntad que Dios le entrego, al interpretarla

poniendo en acción la estructura de su existencia que le es dada por medio de su

libre albedrío. En otros términos, lo único que Dios revela al hombre es su voluntad,

y este la percibe y acoge al interpretar su existencia puesta por Dios, existiendo con

autenticidad.3

1
M.Flick, Z. Alszeghy, Antropología Teológica (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1971), 18.
2
José M. Gonzalez Ruíz, El cristianismo no es humanismo, 24.
3
Gustavo Baena Bustamante, Los métodos en Teología (Bogotá, Colombia: Editorial Pontificia Universidad
Javeriana, 2007) 76.
19

Todo esto implica que no podemos pretender separar Teología y

Antropología, dado que la Teología se vive en un nivel sociológico antes que en un

nivel teológico. Y es ahí donde la antropología añade una nueva perspectiva para los

teólogos que escudriñan la Palabra de Dios para recibir dirección sobre cómo

desarrollar una relación con Dios y con otras personas.1

La antropología teológica debe ser tenida como una herramienta útil para

una mejor compresión del hombre y de Dios, y sus relaciones mutuas.

“La antropología es el estudio de los seres humanos y cualquier estudio

sobre ellos debiera comenzar con su origen y propósito. Sólo cuando entendemos

correctamente el origen y propósito de la humanidad podemos entender

correctamente a los seres humanos. Al estudiar las relaciones sociales humanas,

podemos entender mejor a Dios. Los seres humanos son criaturas sociales así como

criaturas espirituales creadas a la imagen de Dios; por lo tanto, al estudiar la

humanidad (antropología) aprendemos más acerca de Dios”.2

He aquí la importancia de la antropología dentro de la religión, como una

herramienta para la formación de sus creencias y dogmas.

Lastimosamente la antropología actual ha sido degradada al estudio de los

antropoides, los antropólogos tienden a ir cazando, a través de la historia y la

prehistoria, algo que, enfáticamente no es el homosapiens o el hombre moderno,

sino que de hecho es mirado como simus o insipiens. El homosapiens sólo puede ser

considerado en relación con la sapientia. En fin, que debería haber una ciencia real

1
Stephen A. Grunlan- Marvin K. Mayers, Antropología Cultural, 282.
2
Ibíd., 283.
20

llamada antropología, correspondiente con la teología. En ese sentido, Santo Tomas

de Aquino es acaso, más que otra cosa, un gran antropólogo.1

Teología Dogmática

En esta sección, nos proponemos explicar en qué consiste la Teología

Dogmática, puesto que es la manera como el catolicismo interpreta su fe.

La palabra griega dogma se traduce como decreto o decisión. “Es una

declaración emitida por una entidad eclesiástica acerca de un principio de fe, lo que

conocemos como doctrina. En el caso de la iglesia cristiana, todos los dogmas tienen

que basarse en las sagradas escrituras. De lo contrario no es dogma; es tradición y

hasta herejía”.2

La dogmática se define como “el estudio ordenado y sistemático de las

doctrinas que se encuentran en los diversos pasajes de las Sagradas Escrituras.

Representa casi siempre el punto de vista de una iglesia, o denominación, acerca de

los principios bíblicos. Por consiguiente no puede sobreponerse jamás a la Palabra

de Dios. La dogmática es la explicación de un credo. Es el análisis de una

declaración de fe o doctrina. La dogmática también recibe el nombre de Teología

Sistemática”.3

Por lo tanto, podemos decir que la dogmática es un estudio sistemático de la

Biblia, en el cual se formulas conceptos y se clasifican los diversos temas que la

Palabra de Dios contiene, formando al final los dogmas.

1
Gilbert Keith Chesterton, Tomas de Aquino (Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello, 1974), 183-184.
2
Claudionor Correa de Andrade, Diccionario Teológico: suplemento biográfico de los grandes teólogos y
pensadores (Miami, Florida, U.S.A.: Editorial Patmos, 2002), 129.
3
Ibid, 129.
21

En el catolicismo, el significado actual de la dogmática, de acuerdo a los

historiadores de la Teología, surge a mediados del siglo XVII, cuando el significado

de dogmaticus empieza a perder su significado y adquirir poco a poco el que hoy

conocemos. 1

La dogmática surge como una exigencia de ir madurando en la teología de

las controversias. Las diversas interpretaciones de las escuelas teológicas, impedían

una unión en cuanto a la doctrina católica, que se encontraban siendo atacadas por

los conceptos protestantes y ortodoxos. Es precisamente en este contexto que era

necesario unificar las concepciones católicas a través de sus diferentes escuelas y

así contrarrestar o influenciar en los conceptos de la teología protestante y ortodoxa.

La solución a este problema fue lo que hoy conocemos como la Teología

Dogmática.2

De tal manera, la dogmática ha llegado a convertirse hasta el día de hoy en el

método del catolicismo para defender sus creencias o dogmas de las diferentes

corrientes teológicas que existen.

Toda esta situación, hace que la dogmática se desarrolle dentro de una

estructura lógica, que permita sistematizar u ordenar todos los conceptos de la fe

católica. Esto, con el propósito de que la fe de la iglesia no se desfragmente, sino

que se consolide.3

De esta manera, en el catolicismo ya no es suficiente decir que el alma es

inmortal, ahora es necesario argumentar o explicar bajo un marco lógico, partiendo

1
Luciano Pacomio, Diccionario Teológico Interdisciplinario Vol. 1 (Salamanca, España: Ediciones Sígueme,
1982), 277.
2
Ibíd., 277.
3
Ibíd., 278.
22

de las concepciones bíblicas, históricas y filosóficas sobre el tema tratado; y

comparando todas esas concepciones con la realidad presente, para fortalecer y

defender el dogma frente a las concepciones de otras creencias, y así demostrar que

la posición defendida es la correcta.

La Teología Dogmática, clasifica temáticamente el marco doctrinal de la

iglesia con el fin de “organizar las disciplinas teológicas en un sistema unitario,

justificado por reflexiones metodológicas, que profundizando en las diferentes

temáticas del que hacer teológico pretenden articular las partes y el todo del saber

teológico”.1

Esto quiere decir, que la Teología Dogmática busca, además de clasificar,

encontrar el patrón que une las diferentes disciplinas teológicas, como la

Cristología, la Soteriología, Pneumatología, Hamartiología, etc., y así encontrar la

unidad doctrinal de la fe.

La Teología Dogmática, como ciencia, parte de pasos metodológicos para la

formulación de sus enunciados. Estos pasos han sido utilizados hasta el concilio

Vaticano II (1962-1965), los cuales los podemos clasificar en tres pasos:

El primer paso “consiste en demostrar que el enunciado (dogma) contiene

una formulación dogmática. Se refiere que la verdad revelada por Dios se debe

confesar y sostener en la fe. El segundo presenta la doctrina: cómo está contenida y

cómo se ha desarrollado en las fuentes (por ejemplo, la relación entre Escritura y

1
Ibíd., 278.
23

tradición). El tercero y último hace una explicación sistemática y elaboración de los

enunciados dogmáticos (o del dogma)”1.

Así, la Dogmática busca que sus enunciados pasen por un rigor científico

que les permita desarrollar enunciados coherentes y lógicos para desarrollar el que

hacer teológico. Y es precisamente en estos enunciados donde la Teología actual

parte para sus conclusiones.

Estos pasos se hacen con la intención de que la Dogmática responda algunas

preguntas fundamentales para una fe lógica. Se pregunta “si y cómo se fundamenta

la realidad de la fe cristiana y la pretensión de la verdad contenida en sus

formulaciones. Si y cómo la facticidad de una revelación divina, que está por

encima de la razón, se torna accesible al discurso científico; y si puede haber una

ciencia de la fe como contenido y como acto.2

La importancia de responder a estas preguntas radica en que la fe se debe

expresar históricamente en cada contexto cultural propio. Las personas de cada

cultura deben ser capaces de comprender, en su propia mentalidad, la fe que su

iglesia desarrolla, y más aún cómo se relaciona con ellos. De tal manera que una

sociedad latinoamericana, sea capaz de comprender en su propio contexto cultural el

contenido teológico de su iglesia, al igual que una sociedad europea o asiática lo

hagan en el suyo.

1
Bernhard Durst, Zur theologischen methode, en: ThRv (1927), 297-313 y 361-372, citado en Wolfgang
Müller, “Una sola fe muchas teologías, líneas fundamentales del debate sobre pluralismo en la teología
dogmática”. Ana Mnesis, (Enero-Junio 2010), 97.
2
Wolfgang Müller, “Una sola fe muchas teologías, líneas fundamentales del debate sobre pluralismo en la
teología dogmática”. Ana Mnesis, (Enero-Junio 2010), 96-97.
24

Toda esta lucha por hacer más comprensible la fe, ha llevado a la dogmática

católica, no solo a crear un sistema dogmático de diversos pasos a seguir, sino a una

ramificación dentro de la misma dogmática.

Es así como vienen a surgir los siguientes tipos de dogmática:

Dogmática histórico-salvífica: caracteriza el planteamiento histórica-

salvífico de la dogmática. La teología cristiana parte de una totalidad de la historia

para cuya planificación Dios, en forma anticipada, otorgó en garantía la resurrección

de Cristo.1

Dogmática transcendental: considera al hombre destinatario de la revelación.

El conocimiento del hombre se lleva a cabo en la pre comprensión del ser, que

engloba lo singular; es decir cada conocimiento se fundamenta sin más en el

conocimiento inefable y siempre consabido a temático del ser inefable.2

Dogmática simbólica: este planteamiento intenta hacer fructíferos para la

teología los conocimientos humanos y sociales. El hombre entiende su ser por

medio de la cultura, la religión, la ciencia. Los enunciados de la revelación se

transmiten a sí mismo simbólicamente, en esta concepción de teología dogmática.3

Dogmática communio: entrelaza entre sus contenidos las formulaciones

básicas de la fe cristiana. Dios como la vida en comunidad, participándose y

dándose al hombre.4

1
Ibíd., 99.
2
Ibíd., 99.
3
Ibíd., 100.
4
Ibíd., 101.
25

Dogmática poética: la dogmática poética no tiene la perspectiva histórico-

dogmática, sino que se desplaza más bien fuera y dentro del campo principalmente

de la dogmática narrativa.1

Dogmática narrativa: trabaja y aborda los datos básicos de la dogmática,

dentro de una comprensión narrativa. Esta dogmática arranca de un nexo profundo

entre el amor de Dios y el humanismo.2

Dogmática frente a la postmodernidad: requiere tanto una elaboración de lo

personal como de una radicalización de la pregunta por la verdad.3

Todos estos tipos de dogmática tratan de abordar un área en particular, de tal

manera que los enunciados dogmáticos de la fe puedan explicarse en todas sus

esferas.

Esta es la manera como el catolicismo trata de racionalizar su fe y todo su

sistema eclesial, a través de la Teología dogmática.

Catolicismo

El catolicismo, es la iglesia cristiana más antigua, sus orígenes se remontan

al siglo IV d.C. tras la conversión del emperador Romano Constantino al

cristianismo.4

El catolicismo, también es la iglesia cristiana más grande del mundo, cuenta

aproximadamente con mil veinte millones de feligreses en el mundo5, aunque cabe

1
Ibíd., 101.
2
Ibíd., 101.
3
Ibíd., 102.
4
María Teresa Pérez Cano, Patrimonio y ciudad, el sistema de los conventos de clausura en centro histórico
de Sevilla (Sevilla, España: Universidad de Sevilla, 1996), 29.
5
Elio Masferrer kan, ¿Es del Cesar o es de Dios? Un modelo antropológico del campo religioso (México,
D.F.: Plaza y Valdez S.A., 2004), 237.
26

notar, que en el catolicismo es considerado miembro todo aquel que ha sido

bautizado en ella.

El catolicismo basa su fe en dos fuentes principales, a saber, la tradición y

las Sagradas Escrituras. Comentando sobre estas fuentes, el catecismo reza lo

siguiente: “están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de

la misma fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin”.1 Así, para la

Iglesia Católica Romana la tradición tiene la misma autoridad que la Biblia porque

tiene un origen común.

La tradición católica es el conocimiento transmitido a través del tiempo

desde los apóstoles, la cual incluye una gran cantidad de cosas, entre ellas podemos

encontrar credos, documentos conciliares, la liturgia, la enseñanza de los papas y

obispos, los escritos de los mayores teólogos como Agustín de Hipona y Tomas de

Aquino y la practica de la fe a lo largo de todos los siglos. 2 Así, esta tradición se

constituye como una fuente de autoridad para los católicos.

El catolicismo es así una de las religiones más importantes del mundo y lo

que pase con ella repercute sin duda en toda la sociedad, ahí la importancia de

dedicar tiempo al estudio de esta religión.

Definición de Concilios Católicos

La palabra “Concilio” significa asamblea pública: la costumbre de reunirse

por una causa ignorada o por aquellas que fueron las únicas conocidas en el espacio

de muchos siglos, y se han consagrado exclusivamente para denotar una reunión de

1
Librería Juan Pablo, Catecismo de la Iglesia Católica (Santa fe de Bogotá, Colombia: San Pablo, 2000),
113.
2
Conferencia católica de Chicago, Descubra la Iglesia Católica (Chicago: Liturgy Training Publications), 4.
27

prelados (obispos, cardenales, arzobispos, pontífices) Católicos, convocada para

decidir las cuestiones de fe, o reglamentar y preceptuar, lo que corresponde a la

disciplina.1

Los concilios no fueron muy frecuentes en los primeros siglos de la Iglesia;

pero desde la paz del Emperador Constantino, principiaron a ser más comunes y

numerosos. Desde entonces se dividieron en: 1. Ecuménicos o generales, 2. En

nacionales, 3. Provinciales y diocesanos.

Los primeros ya mencionados son a los que asisten todos los Obispos de

todo el mundo Católico; a los segundos se les da el orden de Nacionales, porque

solo asisten los prelados de la nación; a los terceros el de provinciales porque los

forma el metropolitano con sus dependientes, y diocesano se dice al tenido por el

Obispo con su cabildo y demás Clero de su diócesis, los primeros hasta el siglo

VIII, fueron convocados por los emperadores; desde esta época en adelante han sido

por los Papas; los segundos por los Patriarcas; los terceros por los metropolitanos y

por los diocesanos los cuartos.2 Es menester aclarar que en esta investigación solo

trataremos los concilios ecuménicos o generales.

Es necesario conocer las materias que se ocupan con preferencia en los

Concilios Generales son la siguientes: 1. La unidad de la fe, 2. La definición del

dogma, 3. Extirpación de la herejías, 4. Defensa de las maquinaciones de los

enemigos de la Iglesia, 5. La condenación de los Cismas y los escándalos, 6. El

establecimiento de reglas para conservar una disciplina, 7. La aplicación de castigos

1
J.M.J., con licencia de la autoridad eclesiástica, Extracto Histórico y Cronológico de la Iglesia: Desde su
Origen Hasta Nuestros Días, (España, Editorial: Palma, la V. de Villalonga, 1861), 124.
2
Ibíd., 124-125.
28

para los que quebrantan los preceptos religiosos, 8. La declaración de todos aquellos

puntos que interesan a la Iglesia Universal.1

Un último aspecto a tratar es que la autoridad de los Concilios Generales,

después que reciben la ratificación y confirmación del Papa, que son absolutamente

indispensables, es tal que sus decisiones obligan a todos los fieles sin excepción,

siendo todos sus decretos sobre la fe, infalibles y exentos de todo error.2

Sobre Tomas de Aquino

Se ha escrito mucho acerca de la vida y obra de Tomas de Aquino, desde

tratados eruditos hasta relatos fantasiosos acerca de él, sin embargo no todo lo

escrito o dicho es totalmente cierto o claro.

Hasta el día de hoy, no es posible tener una certeza total en cuanto a la fecha

de su nacimiento, son varios los años que han sido sugeridos como fecha de su

natalicio. Algunos han sugerido la parte final del año 1224, otros consideran a

finales del 1225 y unos más a principios del 1226. Sin embargo el año más aceptado

es el 1225.3

No solo el año de su nacimiento es algo incierto, también lo es el lugar de su

nacimiento. Contrario a la opinión popular, el fraile Santo Tomas, para casi todos

los estudiosos no es precisamente de Aquino, sino de Rocaseca ubicada a unos

1
Pio de la Sota, Historia de los concilios generales celebrados con la Cristiandad, y recopilación de sus
principales disposiciones, (Madrid, España, Editorial: Establecimiento Tipográfico de Don Francisco de P.
Mellado, 1858), 9.
2
Ibíd., 11.
3
José Egidio Serrano, Una biografía Tomas de Aquino a la luz de su tiempo (Madrid, España: Ediciones
encuentro, 2006), 56.
29

pocos kilómetros.1 Así, el famoso Santo Tomas de Aquino, seria más bien Santo

Tomas de Rocaseca.

Tomas de Aquino nace en una familia de la nobleza de Rocaseca de

ascendencia lombarda, su Padre Landolfo de Aquino ocupaba el cargo de señor del

lugar como una herencia familiar. Uno de sus antepasados llamado Pandolfo de

Aquino hereda la rama principal de la familia y su hermano menor Rinaldo I fue el

primer Señor de Rocaseca y un tercio de Montesangeovanni en 1157 al contraer

matrimonio con la hermana de Roger de Medania conde de Acerra dando origen a

los Aquino de Rocaseca. Rinaldo I tuvo tres hijos: Ricardo, conde de Acerra en

1171; Sibilia mujer de Tancredo conde de Lecce, después rey de Silicia; y Aimon

cuyos hijos eran: Rinaldo II y Landolfo quienes pelearon por su tío Ricardo

venciendo en 1197 el asedio de Rocaseca contra las tropas imperiales. Sin embargo,

Rinaldo II el heredero y su hijo mueren bajo las armas en el castillo de San German

en 1201, dejando por consiguiente a Landolfo, Padre de Tomas, como único Señor

de Rocaseca y de un tercio de Montesangiovanni. Despues Landolfo recibe por su

servicio, del emperador Federico II Barbarroja, el titulo de gran canciller y

administrador civil y judicial del territorio. Lo que lo hizo recuperar y superar el

esplendor de los mejores tiempos de la casa de Aquino. 2

Landolfo contrae matrimonio con Teodora de Teate, descendiente de los

jefes normandos que gobiernan Silicia. De ellos dos, nacen doce hijos, siete varones

y cinco mujeres. Entre los cuales nace Tomas de Aquino en el castillo familiar de

Rocaseca aproximadamente en el año 1225. Así, Tomas es considerado hijo de

1
Ibíd., 56.
2
Santiago Ramírez, Introducción a Tomas de Aquino (Madrid, España: Biblioteca de autores cristianos de la
editorial católica S.A., 1975), 5-6.
30

familia feudal emparentado con las mas ilustres dinastías de Europa. Siendo en ese

año el emperador de Alemania Federico II, de Francia Luis IX y el Papa Honorio

III.1

Curiosamente, Landolfo, padre de Tomas, tomó parte activa en las

confrontaciones de Federico II contra el papado.2 Desconociendo que su hijo sería

en el futuro uno de los mayores pensadores del catolicismo.

Era costumbre de los nobles en la edad media, destinar a sus hijos menores

al estado eclesiástico, esta costumbre se hizo realidad en la vida de Tomas quien a la

edad de cinco años fue enviado en 1230 al monasterio del monte casino en calidad

de Oblato. Durante su estancia en el monasterio, el niño Tomas mostro una

conducta intachable para sus profesores, siendo ejemplar en su conducta en el

monasterio. Sin embargo, era obvia su conducta ascética, no se deleitaba en los

juegos y deportes como los demás niños, sino que se retiraba solitario con su

cartilla, aprendiéndola de memoria, lo mismo que los Salmos y las demás

lecciones.3 Lo que motivaba a Tomas desde su infancia hasta su vida adulta en su

estudio teológico, fue su curiosidad por las cosas divinas, preguntando con

frecuencia y ansiedad a su maestro: quit est Deus? ¿Qué cosa es Dios?4esta cuestión

estuvo en su mente durante toda su vida.

A partir de este momento Tomas de Aquino comienza con su formación

teológica, lo que lo llevara a ser uno de los más influyentes teólogos de la historia.

1
Joaquín Llanos Entrepueblos, Tomas de Aquino circunstancia y biografía (Bogotá, Colombia: Universidad
Santo Tomas quinta edición, 1986), 16.
2
Ibíd., 16.
3
Santiago Ramírez, Introducción a Tomas de Aquino, 8.
4
Pietro Calo, Vita S. Thomatoe Aquinatis (Roma: Editorial Tolosae, 1912), 19.
31

Tomas estuvo en Monte Casino hasta el año 1239 cuando él tenía 14 años

aproximadamente, debido a que el monasterio vio imposible la permanencia de los

oblatos porque Felipe de Aquino hermano de Tomas e hijo de Landolfo, junto con

Federico II entraron en conflicto con el Vaticano. Teniendo así que trasladarse a la

universidad de Nápoles, donde frecuento la facultad de artes perfeccionándose en

Letras según el método famoso de “Cursus”. Pero sobre todo, estudio la filosofía

teniendo por profesor al maestro de lógica Martin y de filosofía natural

(cosmología) al maestro Pedro de Irlanda, ambos de tendencia marcadamente

aristotélica.1 Donde pronto se hizo notar, superando a todos sus compañeros y fue

encargado de repetir las lecciones a sus compañeros, los cuales exponía con más

profundidad y competencia que sus mismos profesores.2

Debido a su alto rendimiento entra en la orden de predicadores en 1244, por

influencia de Fray Juan de San Julián hombre de gran ciencia y santidad. Este,

invito a Tomas a vestir el hábito dominicano, a pesar que su familia no estaba de

acuerdo. Sin embargo, después de la muerte de su Padre, Landolfo, en la navidad de

1243, él se presenta en Enero de 1244 pidiendo su admisión en la orden, la cual es

concedida con buen agrado. Debido a que su familia no estaba de acuerdo con su

decisión, los superiores lo trasladan a Roma al convento de santa Sabina; después,

Juan de Wildeshausen, el general de la orden, se traslado a Bolonia a asistir al

capitulo general y decidió llevar a Tomas a Paris una vez terminado el noviciado en

el convento de Bolonia por decisión del maestro Juan.3 Y es durante su estancia en

Aquapende, una región de Bolonia, donde es secuestrado por sus hermanos por la

1
Santiago Ramírez, Introducción a Tomas de Aquino, 11.
2
Guilelmus de Tocco, Vita S. Thomae Aquinatis (Roma: Editorial Saint Maximin, 1924), 70.
3
Santiago Ramírez, Introducción a Tomas de Aquino, 12.
32

orden de su madre doña Teodora, quienes lo llevan a la fuerza hasta Monte San

Geovani en su residencia en Roca Seca donde se concentra en la oración y el

estudio.1

Después del encierro en el domicilio familiar, Tomás se escapó de allí. Esta

rebeldía que mostro al actuar en contra de su familia por haber ingresado a la orden

de los dominicos y después fugarse del domicilio familiar, suele ser silenciada, pero

es interesante conocerla para situar auténticamente el perfil del filósofo. Cabe notar

que una de las oposiciones principales de su familia a la Orden de los predicadores

dominicos, era por razones sociales, hay que recordar que Tomás hace parte de una

de las familias mas influyentes de Europa, y los dominicos eran una de las ordenes

mendicantes, como los franciscanos, que en la época de nuestro filósofo y teólogo,

debían vivir de la limosna, austeridad y pobreza.2

En Paris y colonia, con san Alberto magno, entra en contacto a fondo con el

aristotelismo, abandonando su Neoplatonismo anterior, aunque no del todo, pues se

incorporará elementos de éste en su síntesis definitiva. Posteriormente desarrolla

una intensa labor docente en Paris e Italia.

Participó activamente en las controversias de la época, especialmente con los

conservadores agustinitas y los averroístas latinos que eran unos aristotélicos más

radicales, partidarios de la interpretación que el Cordobés Averroes había hecho del

filósofo. No estuvo alejado de la sospecha e incluso de la condena de la Iglesia,

aunque sus tesis terminaron abriéndose paso, siendo adoptadas por la Iglesia y

perdurando como núcleo filosófico teológico del catolicismo hasta nuestros días.

1
Ibíd., 13-14.
2
Felipe Aguado Hernández, Utopía Ética para Jóvenes, (Madrid, España, Editorial: Huerga y Fierro
editores, 1999), 161-162.
33

Murió en 1274, cuando, llamado por el Papa, marchaba de Nápoles a Lyon para

participar en el concilio.1

El escritor Torrel reconoce que “no se concibe que le dejaran partir hacia

Lyon si estaba tan enfermo y deteriorado”2 hay que ver que las posibles causas de la

muerte de Tomás pudieron ser un derrame cerebral por toda la presión académica

que él mismo se imponía y mucho mas siendo una persona apática al ejercicio

físico, también pudo ser la preocupación por encontrarse con Dios lo que lo llevó a

descansar tan rápido, pero esta no es muy acertada.

No es extraño que como era plenamente consciente de su situación le dijera a

Fray Reginaldo, en el castillo de San Severino, que había terminado la misión a la

que habría dedicado toda su vida. Como consecuencia infería que no tardaría en

morir, desde su infancia había querido saber quien era Dios, ahora se le había

respondido adecuadamente3. Así murió Aquino, convencido que se había

encontrado con Dios.

Conclusión

En el presente capitulo se elaboro la introducción de esta sección, se

especificaron algunos conceptos que sirven como referencia para una mejor

comprensión de la investigación. Conceptos tales como antropología, teología

dogmática, catolicismo y concilios ecuménicos. Además se realizo una breve reseña

sobre Tomas de Aquino.

1
Ibíd., 162.
2
Bernardo Gui, legenda Sancti Thomae Aquinatis, n. 107, 171.
3
Eudaldo Forment, Espíritu: Cuaderno del instituto filosófico de Balmesiana Volumen LIV, (Barcelona,
España: Editorial Balmes, universidad de Barcelona, 2005), 293
CAPÍTULO 3

MARCO HISTÓRICO

Introducción

En el presente capítulo se hará un análisis de cada Concilio general de la

Iglesia Católica partiendo del cuarto concilio de Letrán en 1215 hasta el concilio

Vaticano II en 1969; en cada uno de los concilios se resaltará el contexto histórico

de ellos, las temáticas puntuales que se desarrollaron y su impacto en el progreso

histórico-religioso de la iglesia.

Reseña Histórico-religiosa de los Concilios de la Iglesia Católica

Concilio IV de Letrán de 1215

Para la Iglesia Católica, la época de mayor Crisis empezó en el siglo XII y se

prolongo hasta comienzo del siglo XIV, para resurgir dos siglos después con gran

fuerza provocando la reforma protestante.

Estando consiente del problema, la Iglesia expreso desde 1195 en diferentes

concilios su preocupación por el desánimo de los religiosos y por las protestas que

suscitaban entre la sociedad cristiana las ventas de indulgencias, el comercio de

objetos sagrados y reliquias, la vida en concubinato y los escándalos que traspasaban

34
35

los muros de los conventos de monjas.1 Esta era la vida que se vivía en el siglo XII

que tubo su influencia en los siglos subsiguientes.

En 1215, en el cuarto concilio de Letrán, la iglesia se impuso algunas

reformas que solo obtuvieron un éxito parcial. La opresión de la Iglesia en razón del

problema herético, se hizo mas dura bajo el pontificado de Inocencio III, no es pura

coincidencia, entonces, que durante la misma época se expandieran por toda Europa

sectas heréticas2, contra las cuales se organizaron una serie de cruzadas y se creo el

tribunal del Santo oficio de la Inquisición, como un organismo de control y de

represión.3

Desde el comienzo de su reinado, Inocencio III se había propuesto reunir un

concilio ecuménico, pero sólo al final del mismo pudo hacerlo con la bula del 19 de

abril de 1213. Debía comenzar en noviembre de 1215 y de hecho se reunió el 11 de

noviembre prolongándose sus sesiones hasta final del mes.

Inocencio III se encontró rodeado por 71 patriarcas y metropolitanos,

incluyendo los patriarcas de Constantinopla y Jerusalén; 412 obispos y 900 abades y

priores. Los Patriarcas de Antioquía y Alejandría fueron representados por

delegados. Aparecieron enviados del emperador Federico II y de Enrique,

emperador latino de Constantinopla, de los reyes de Francia, Inglaterra, Aragón,

Hungría, Chipre, Jerusalén y otros príncipes.

El papa inauguró el Concilio con una alocución cuyas visiones generales

sobrepasaban el poder de expresión del orador. Dijo el papa que había deseado

1
Ibíd., 42.
2
La palabra “Herejía” significa “selección”, eran herejes los que seleccionaban las creencias cristianas sin
aceptarlas en su totalidad. Ibid., 41.
3
Ibid., 42.
36

celebrar esta pascua antes de morir, se declaró listo para beber el cáliz de la pasión,

por la defensa de la fe católica, por el socorro de Tierra Santa y para establecer la

libertad de la iglesia. Tras el discurso, seguido por exhortaciones morales, el papa

presentó al concilio 73 decretos o cánones, ya formulados, sobre los puntos más

importantes de la teología moral y dogmática. Se definían dogmas, se decidían

puntos de la disciplina, se tomaban medidas contra los herejes y finalmente se

regulan las condiciones para la próxima cruzada.

Los padres del concilio hicieron poco más que aprobar los 73 decretos que se

les presentaron a su aprobación, pero eso fue suficiente para darles, así formulados y

promulgarlos, valor de concilio ecuménico.”1

Este concilio se realizó con el fin de defender a la Iglesia en el XII

ecuménico contra los albigenses, el Abad Joaquín, los valdenses, etc. Los puntos

más importantes de este concilio fueron:

En el capitulo 1. De la fe católica: se confiesa la creencia firme que uno solo

es el Verdadero Dios, eterno, inmenso e inconmutable, incomprensible, omnipotente

e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: tres personas ciertamente, pero una sola

esencia, sustancia o naturaleza absolutamente. Simple. El Padre no viene de nadie, el

Hijo del Padre solo, y el Espíritu Santo a la vez de uno y de otro, sin comienzo,

siempre y sin fin. El Padre que engendra, el Hijo que nace y el Espíritu Santo que

procede: consustanciales, coiguales, coomnipotentes y coeternos; un solo principio

de todas las cosas; Creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles,

1
Leclercq, H., Fourth Lateran Council 1215, (The Catholic Encyclopedia. Vol. 9. New York: Robert
Appleton Company, 1910), http://www.newadvent.org/cathen/09018a.htm
37

espirituales y corporales1, esta declaración de fe es clara contra albigenses2, al ir

ganando seguidores, la Iglesia de roma emprendió una lucha sin cuartel contra ellos.

En 1208 Inocencio III emprendió una cruzada apoyada por el rey de Francia, estos

encontraron protección en Raimundo Conde de Tolosa, defensor de su causa. Los

nobles del norte de Francia se unieron contra los Albigenses que murieron

cruelmente en las persecuciones subsiguientes.3

En este primer capitulo también se dieron puntos importantes como lo fue la

declaración Cristológica de Jesucristo unigénito Hijo de Dios, encarnado por obra

común de toda la Trinidad, concebido de María siempre Virgen, por cooperación del

Espíritu Santo, hecho verdadero hombre, compuesto de alma racional y carne

humana, una sola persona en dos naturalezas, mostró más claramente el camino de

la vida;4 y también la declaración que una sola es la Iglesia universal de los fieles,

fuera de la cual nadie absolutamente se salva5

1
Heinrich Denzinger , El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 217
2
Albigenses: con este nombre se designa a una secta dualista de tendencia maniquea que llego a hacerse
popular en la Europa Occidental, principalmente en Francia e Italia en los siglos XI y XII, su nombre deriva
de Albi en el Languedoc, porque fue allí donde se centro el movimiento de la secta… los albigenses
enseñaban que en el mundo existen dos grandes fuerzas opuestas, la buena o la mala… un espíritu malo creo
el mundo material, el cual se hizo malo al estar lo espiritual en contacto con la materia. Por consiguiente el ser
humano debe tratar de liberar su alma espiritual, por todos los medios posibles, del influjo de su cuerpo de
carne. Consiguiéndolo de un modo eficaz, se impide que el espíritu, al no lograr desprenderse de la materia,
tenga que pasar por la reencarnación. Los albigenses se dividieron en dos grupos: los perfecti (perfectos) que
observaban estrictamente las normas de la secta, y los credenti (simples creyentes).
Francisco Lacueva, Diccionario Teológico Ilustrado, (Tarrasa, Barcelona, España: Editorial Clie, 2001), 38
3
Emilio Mitre y Cristiana Granda, Las grandes herejías de la Europa Cristiana, (Madrid, España: Ediciones
Istmo, 1983)
4
Heinrich Denzinger , El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 218
5
1S. CIPRIANO: «No hay salvación fuera de la Iglesia» Epist, 73 ad Iubaianum, 21 [PL 3, 1123 B].
38

En el capitulo 2. Del horror del Abad Joaquín1 y la declaración a él en este

concilio fue: Condenamos, pues, y reprobamos el opúsculo o tratado que el abad

Joaquín ha publicado contra el maestro Pedro Lombardo, sobre la unidad o esencia

de la Trinidad, llamándole hereje y loco, por haber dicho en sus sentencias: «Porque

cierta cosa suma es el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, y ella ni engendra ni es

engendrada ni procede» (2 Cf. Sent. I 1, dist. 5.). De ahí que afirma que aquél no

tanto ponía en Dios Trinidad cuanto cuaternidad, es decir, las tres personas, y

aquella común esencia, como si fuera la cuarta; protestando manifiestamente que no

hay cosa alguna que sea Padre e Hijo y Espíritu Santo, ni hay esencia, ni sustancia,

ni naturaleza; aunque concede que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son una sola

esencia, una sustancia y una naturaleza.2

En el capitulo 3 de los herejes Valdenses3: se condena como falta grave el

hecho que los valdenses prediquen y hablen en púbico sin permiso de la santa sede

1
Joaquín , era apellidado el profeta, religioso de la orden de Cister, nacido en 1130 en Célico, acogido por el
Abad Corazzo donde tomó el habito en su monasterio y por sus virtudes fue nombrado sucesor del Abad
Corazzo y fue obligado a recibir el cargo por el arzobispo de Cosenza, tenía pasión por la caridad para los
pobres, pasado unos años se retiro del cargo porque el papa pidió su remplazo por otro Abad y le obligo a que
le diese su ultima mano a los comentarios sobre apocalipsis, permitiéndole renunciar a la abadía, Joaquín se
separo de la orden y abrazó la reforma, años después se hallaba visitando el convento de S. Martin de Jesse,
cuando cayó enfermo y sintiendo su fin cercano, dio después sus ultimas instrucciones a los religiosos que le
rodeaban anegados en llanto y murió el 30 de Marzo de 1202 de setenta y dos años. Pero los jefes de la orden
de Cister llevaron su resentimiento mas allá de la tumba; pues, según un biógrafo moderno se cebaron en la
memoria del Abad Joaquín de un modo poco evangélico. Mas el concilio de Letrán de 1215 examino a su
instancia las obras de nuestro abad y solo halló censurable una sola proposición en su “tratado de la
Trinidad”, contra Pedro Lombardo, y al condenarla el concilio perdono al autor que anticipadamente se había
sometido a la decisión de la Iglesia.
Reunión de Eclesiásticos y Literatos, Biografía eclesiástica completa: vidas de los personajes del Antiguo y
Nuevo Testamento; de todos los santos que venera la Iglesia, papas y eclesiásticos célebres por sus virtudes y
talentos en orden alfabético, (Madrid, España: Imprenta y Librería de D. Eusebio Aguado; Barcelona :
Imprenta y Librería de D.J.M. de Grau y co., 1848-1868), 43-45
2
Heinrich Denzinger , El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 219
3
Los valdenses: fue un movimiento herético organizado por Pedro Valdo en el siglo XII, que defendían la
doctrina dualista de la existencia de un Dios bueno y un dios malo, buscando resolver en esta forma, un
39

“todos los que con prohibición o sin misión, osaren usurpar pública o privadamente

el oficio de la predicación, sin recibir la autoridad de la Sede Apostólica o del

obispo católico del lugar (2 Del Concilio de Verona de 1184, bajo Lucio III [Msi

XXII 477 A]), sean ligados con vínculos de excomunión, y si cuanto antes no se

arrepintieren, sean castigados. Con otra pena competente”1.

En el capitulo 4 de la soberbia de los griegos contra los latinos: problemas de

autoridad entre la iglesia de oriente y occidente, esto mas adelante se convertiría en

el gran cisma de oriente. “la Iglesia de los griegos, con ciertos cómplices y fautores

suyos, se sustrajo a la obediencia de la Sede Apostólica, hasta tal punto empezaron

los griegos a abominar de los latinos que, entre otros desafueros que contra ellos

cometían, cuando sacerdotes latinos habían celebrado sobre altares de ellos…con

temeraria audacia osaban bautizar a los ya bautizados por los latinos y, como hemos

sabido, hay aún quienes no temen hacerlo.2 Este capitulo esta en conexión con el

siguiente debido la lucha de autoridad entre las Iglesias y la disputa entre cual de las

sedes tiene autoridad sobre las demás sedes.

En el capitulo 5 de la dignidad de los Patriarcas: decretan el estatus de

autoridad eclesiástica, haciendo distinción de la sede que encabeza las demás,

declarados así. “Renovando los antiguos privilegios de las sedes patriarcales, con

aprobación del sagrado Concilio universal, decretamos que, después de la Iglesia

problema inherente a toda religión monoteísta, cual es el problema del mal; mal que existe pero que es
imposible que proceda del bien sumo, es decir de Dios.
Anna María Splendiani, Cincuenta años de inquisición en el tribunal de Cartagena de Indias, 16610-1660,
(Santa fe de Bogotá, Colombia: Centro Editorial Javeriano: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica,
1997), 43
1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 221.
2
Ibid, 222
40

Romana, la cual, por disposición del Señor, tiene sobre todas las otras la primacía de

la potestad ordinaria, como madre y maestra que es de todos los fieles, ocupe el

primer lugar la sede de Constantinopla, el segundo la de Alejandría, el tercero la de

Antioquía, el cuarto la de Jerusalén”.1 A partir de aquí se empezó a distanciar la sede

de Oriente de la de Occidente.

En el capitulo 21 Del deber de la confesión, de no revelarla el sacerdote y de

comulgar por lo menos en Pascua: Todo fiel de uno u otro sexo, después que hubiere

llegado a los años de discreción, confiese fielmente él solo por lo menos una vez al

año todos sus pecados al propio sacerdote, y procure cumplir según sus fuerzas la

penitencia que le impusiere, recibiendo reverentemente, por lo menos en Pascua, el

sacramento2 de la Eucaristía y el sacerdote conserve solo consigo la confesión.3

El concilio en la definición contra esos herejes (albigenses entre otros),

sostiene que en el sacramento de la Misa se contiene el cuerpo y la sangre de Cristo.

Esto es lo que se conoce como la “Transustanciación” (se revive el cuerpo y la

sangre de Cristo en la Misa), para indicar la forma como se lleva acabo el cambio

Eucarístico. Como se puede dar cuenta ya el concilio esta usando la terminología de

corte totalmente escolástico.4

1
Ibíd., 222-223
2
Sacramento: los teólogos medievales afirmaban sobre el sacramento, a saber, que tiene una causalidad
instrumental respecto de la gracia, hoy preferimos decir que el sacramento es una mediación eficaz… Todo
cuanto se afirme de la Iglesia como sacramento ha de ser entendido a partir del misterio salvador que se ha
revelado y comunicado en Cristo Jesús: la unión intima con Dios y la unidad de todo genero humano.
Aurelio Ferrándiz García, La Teología Sacramental desde una perspectiva Simbólica: en los teólogos
españoles del posconcili, (Barcelona, España: Editorial, Centre de Pastoral Litúrgica, 2004), 128-129.
3
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 223
4
Fernando Soto-Hay García, Signos y símbolos sagrados I : teología sacramental I; guía de estudios para los
cursos para la licenciatura en ciencias de la religión, (México, Editorial: Universidad Iberoamericana,
Departamento de Ciencias Religiosas, 1995), 383.
41

En el capitulo 41 de la continuidad de la buena ley en toda Prescripción (Msi

XXII 1027 A, CIC Decr. Greg. II, 26, 20: Frdbg II 393; Rcht II 379). Como quiera

que todo lo que no procede de la fe, es pecado [Rom.14, 28], por juicio sinodal

definimos que sin la buena fe no valga ninguna prescripción, tanto canónica como

civil, como quiera que de modo general ha de derogarse toda constitución y

costumbre que no puede observarse sin pecado mortal. De ahí que es necesario que

quien prescriba, no tenga conciencia de cosa ajena en ningún momento del tiempo.1

En el capitulo 62 de las reliquias de los santos, que de acuerdo con el titulo original

(Msi XXII 1049 s.) dice lo siguiente: “no se muestren las reliquias de los santos

fuera de la capsula; no se veneren reliquias nuevas sin autorización de la Iglesia

Romana”; Como quiera que frecuentemente se ha censurado la religión cristiana por

el hecho de que algunos exponen a la venta las reliquias de los Santos y las muestran

a cada paso, para que en adelante no se la censure, estatuimos por el presente

decreto que las antiguas reliquias en modo alguno se muestren fuera de su cápsula ni

se expongan a la venta. En cuanto a las nuevamente encontradas, nadie ose

venerarlas públicamente, si no hubieren sido antes aprobadas por autoridad del

Romano Pontífice.2

Concilio Primero de Lyon de 1245

Lyon, una ciudad que, pese a formar parte teóricamente del imperio,

escapaba de hecho al control del emperador y mantenía estrechas relaciones con el

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 223-224
2
Ibid, 224
42

reino de Francia. En ella se refugio el papa Inocencio IV huyendo de Federico II, y

allí se reunió el primer concilio de Lyon en el verano Junio y Julio de 1245. El papa

en su discurso inaugural trato de las “cinco llagas” de la Iglesia, pero la verdad es

que la quinta llaga (el emperador Federico II) acaparo casi completamente la

atención de los 150 obispos, este concilio condenó a Federico II y lo depuso del

imperio llegando así a un punto culminante de la lucha entre Papas y emperadores

Germánicos.1

El papa dispuso se tuviese una congregación preliminar el 26 de Junio para

preparar la materia del concilio y en el sermón que hizo de apertura el 28 del mismo

mes, tomo por asunto los cinco dolores que le afligían, comparados con las cinco

llagas de nuestro Señor: El Primero era el desarreglo del Clero 2 y de los pueblos, el

Segundo la insolencia de los Sarracenos,3 el Tercero el cisma de los griegos, el

cuarto la crueldad de los Tártaros,4 y el quinto la persecución del emperador

Federico,5 que ya se había mencionado en el párrafo anterior de otra fuente.

1
José Orlandis Rovira, Historia de la Iglesia, (Madrid, España, Editorial: Palabra, serie colección pelicano,
2000), 238.
2
Clero: con este término se define el conjunto que, desde los simples curas hasta el papa, rige y estructura la
Iglesia Católica.
Jaime Alvar Ezquerra, Diccionario de Historia de España, (Madrid, España, Editorial: Istmo, 2001), 171
3
“Los sarracenos” son “árabes”, y este termino se utiliza mucho por autores medievales de modo
intercambiable.
John Victor Tolan, Sarracenos: El Islam en la imaginación medieval Europea. (Valencia, España, Editorial:
Universitat de Valencia, 2007), 21.
4
Tártaros o tártaro: se ha dado vagamente este nombre a todos los pueblos de Asia, Central, desde el mar
caspio hasta las costas orientales y forman parte de una rama de la raza de los turcos.
Antonio de Capmany y de Montpalau, Diccionario geográfico universal: que comprehende la descripción de
las cuatro partes del mundo: y de las naciones, imperios, reinos, repúblicas, y otros estados, provincias,
territorios, ciudades, villas y lugares memorables, lagos, ríos, desiertos, montañas, volcanes, mares, puertos,
golfos, islas, penínsulas, istmos, bancos, cabos, [etc] que se encuentran en el globo terráqueo, (Madrid,
España, Editorial: En la oficina de la viuda é hijo de d. edro Marín, 1793.), 547.
5
Philippe Mácquer, Compendio cronológico de la historia eclesiástica: que contiene la de las Iglesias de
Oriente y Occidente, los concilios... los autores eclesiásticos, los cismas, las herejías, las instituciones de las
ordenes monásticas &c desde el año sexto antes de la era cristiana vulgar hasta el de mil setecientos sesenta
y ocho de la era cristiana,(Madrid, España: Editorial: en la imprenta Real, 1791-1794), 267
43

Inocencio IV (1243-1254). Concilio primero de Lyon (1245). En previsión

de la cruzada que estaba por llevarse a cabo para recuperar los Santos Lugares, el

concilio trata de los ritos y de la doctrina que hay que inculcar a los griegos, o sea a

los Orientales Ortodoxos, este decreto no es en si, un decreto dogmático.1

Ahora bien, después que el papa llegó a Lyon y convocó el concilio general

que se tiene por trece ecuménico, se congregaron 140 prelados,2 tanto arzobispos

como obispos, a la cabeza de los cuales había tres Patriarcas latinos de

Constantinopla, de Antioquía, y de Aquilea o Venecia. El emperador Federico II, el

rey de Inglaterra, y algunos otros príncipes habían enviado sus embajadores, pero el

Emperador de Constantinopla y el Conde de Tolosa asistieron en persona,3 estos

fueron los personajes que asistieron a este concilio en la ciudad de Lyon.

Esto es importante saber, para complementar el marco en que se encontraba

inmerso este concilio con base a la situación que se vivía en aquel entonces.

Los puntos más importantes de este concilio de acuerdo al magisterio de la Iglesia

acerca de los ritos griegos fueron:

Acerca, pues, de estas cosas nuestra deliberación vino a parar en: 1. Que los

griegos del mismo reino mantengan y observen la costumbre de la Iglesia Romana

en las unciones que se hacen en el bautismo. 2. El rito, en cambio, o costumbre que

según dicen tienen de ungir por todo el cuerpo a los bautizados, si no puede

suprimiese sin escándalo, se puede tolerar, como quiera que, hágase o no, no

1
Fernando Soto-Hay García, Signos y símbolos sagrados I : teología sacramental I; guía de estudios para los
cursos para la licenciatura en ciencias de la religión, (México, Editorial: Universidad Iberoamericana,
Departamento de Ciencias Religiosas, 1995), 384.
2
Cuando se hablan de prelados se refiere a obispos, cardenales, arzobispos, pontífices, patriarcas, dignatarios,
pronuncios, auditores entre otros.
3
Philippe Mácquer, Compendio cronológico de la historia eclesiástica,(Madrid, España: Editorial: en la
imprenta Real, 1791-1794), 266.
44

importa gran cosa para la eficacia o efecto del bautismo. 3. Tampoco importa que

bauticen con agua fría o caliente, pues se dice que afirman que en una y en otra tiene

el bautismo igual virtud y efecto.

4. Sólo los obispos, sin embargo, escriben con el crisma en la frente a los

bautizados, pues esta unción no debe practicarse más que por los obispos. Porque de

solos los Apóstoles se leen, cuyas veces hacen los obispos, que dieron el Espíritu

Santo por medio de la imposición de las manos, que está representada por la

confirmación o crismación de la frente. 5. Cada obispo puede también, en su

Iglesia, el día de la cena del Señor, consagrar, según la forma de la Iglesia, el crisma,

compuesto de bálsamo y aceite de olivas. En efecto, en la unción del crisma se

confiere el don del Espíritu Santo. Y, ciertamente, la paloma que designa al mismo

Espíritu Santo, se lee que llevó el ramo de olivo al arca. Pero si los griegos prefieren

guardar en esto su antiguo rito, a saber, que el patriarca juntamente con los

arzobispos y obispos sufragáneos suyos y los arzobispos con sus sufragáneos,

consagren juntos el crisma, pueden ser tolerados en tal costumbre.1

6. Nadie, empero, por medio de los sacerdotes o confesores, sea sólo ungido

por alguna unción, en vez de la satisfacción de la penitencia. 7. A los enfermos, en

cambio, según la palabra de Santiago Apóstol [Sant. 5:14], adminístreseles la

extremaunción.2

8. En cuanto a añadir agua, ya fría, ya caliente o templada, en el sacrificio del

altar, sigan, si quieren, los griegos su costumbre, con tal de que crean y afirmen que,

1
(“D” es la abreviación para “Denzinger” en cada uno de los documentos de la recopilación católica del
Magisterio de la Iglesia) Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y
declaraciones de la Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de
teología y filosofía, 1963), D-450.
2
Ibíd., D-451
45

guardada la forma del canon, de una y otra se consagra igualmente. 9. Pero no

reserven durante un año la Eucaristía consagrada en la cena del Señor, bajo pretexto

de comulgar de ella los enfermos. Séales, sin embargo, permitido consagrar el

cuerpo de Cristo para los mismos enfermos y conservarlo por quince días y no por

más largo tiempo, para evitar que, por la larga reserva, alteradas tal vez las especies,

resulte menos apto para ser recibido, si bien la verdad y eficacia permanecen

siempre las mismas y no se desvanecen por duración o cambio alguno del tiempo.

10. En cuanto a la celebración de las Misas solemnes y otras, y en cuanto a la hora

de celebrarlas, con tal de que en la confección o consagración observen la forma de

las palabras por el Señor expresada y enseñada, y en la celebración no pasen de la

hora nona, (3 de la tarde) permítaselas seguir su costumbre.1

18. Respecto a la fornicación que comete soltero con soltera, no ha de

dudarse en modo alguno que es pecado mortal, como quiera que afirma el Apóstol

que tanto fornicarios como adúlteros son ajenos al reino de Dios [1 Cor. 6, 9 s].2

19. Además, queremos y expresamente mandamos que los obispos griegos

confieran en adelante las siete órdenes conforme a la costumbre de la Iglesia

romana, pues se dice que hasta ahora han descuidado y omitido tres de las menores

en los ordenados. Sin embargo, los que ya han sido así ordenados por ellos, dada su

excesiva muchedumbre, pueden ser tolerados en las órdenes así recibidas.3

20. Más, como dice el Apóstol que la mujer, muerto el marido, está suelta de

la ley del mismo, de suerte que tiene libre facultad de casarse con quien quiera en el

Señor [Rom. 7. 2; 1 Cor. 7, 39]; no desprecien en modo alguno ni condenen los

1
Ibíd., D-452.
2
Ibíd., D-453
3
Ibíd., D-454
46

griegos las segundas, terceras y ulteriores nupcias, sino más bien apruébenlas, entre

personas que, por lo demás, pueden lícitamente unirse en matrimonio. Sin embargo,

los presbíteros no bendigan en modo alguno a las que por segunda vez se casan.1

23. Finalmente, afirmando la Verdad en el Evangelio que si alguno dijere

blasfemia contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni el futuro

[Mt. 12, 32], por lo que se da a entender que unas culpas se perdonan en el siglo

presente y otras en el futuro, y como quiera que también dice el Apóstol que el

fuego probará cómo sea la obra de cada uno; y: Aquel cuya obra ardiere sufrirá

daño; él, empero, se salvará; pero como quien pasa por el fuego [1 Cor. 3, 13 y 15];

y como los mismos griegos se dice que creen y afirman verdadera e

indubitablemente que las almas de aquellos que mueren, recibida la penitencia, pero

sin cumplirla; o sin pecado mortal, pero sí veniales y menudos, son purificados

después de la muerte y pueden ser ayudados por los sufragios de la Iglesia; puesto

que dicen que el lugar de esta purgación no les ha sido indicado por sus doctores con

nombre cierto y propio, nosotros que, de acuerdo con las tradiciones y autoridades

de los Santos Padres lo llamamos purgatorio, quereos que en adelante se llame con

este nombre también entre ellos. Porque con aquel fuego transitorio se purgan

ciertamente los pecados, no los criminales o capitales, que no hubieren antes sido

perdonados por la penitencia, sino los pequeños y menudos, que aun después de la

muerte pesan, si bien fueron perdonados en vida.2Este punto era necesario incluirlo

debido a nuestra temática, aquí se puede ver la creencia en la inmortalidad del alma

y eso hace parte de la concepción católica del hombre.

1
Ibíd., D-455
2
Ibíd., D-456
47

24. Mas si alguno muere en pecado mortal sin penitencia, sin género de duda

es perpetuamente atormentado por los ardores del infierno eterno. - 25. Las almas,

empero, de los niños pequeños después del bautismo y también las de los adultos

que mueren en caridad y no están retenidas ni por el pecado ni por satisfacción

alguna por el mismo, vuelan sin demora a la patria sempiterna.1

Porque lo demás de que hacemos memoria, lo abrazamos con la mente y el

espíritu; pero no por eso obtenemos la presencia real de las cosas. Pero en esta

conmemoración sacramental, Jesucristo está presente entre nosotros, bajo forma

distinta, ciertamente, pero en su propia sustancia.2 Aquí vemos inmiscuido

nuevamente el lenguaje escolástico en esta última bula3 papal de Urbano IV

referente a la transustanciación de Cristo concerniente a su presencia.

Concilio Segundo de Lyon de 1274

El segundo concilio de Lyon fue convocado por el Papa Gregorio X (1271-

1276), y se celebro entre los meses de Mayo y Julio de 1274, con asistencia de más

de 200 obispos y numerosos abades y otros dignatarios eclesiásticos. Gregorio X fue

un Pontífice lleno de celo por el bien de la Iglesia y la cristiandad. Dos grandes

cuestiones sometió a la deliberación del concilio: la Unión con los griegos y la

cruzada. La unión cristiana se consiguió, pero como veremos mas adelante, fue un

1
Ibíd., D-457
2
De la Bula papal de Urbano IV “Transiturus de hoc mundo, de 11 de agosto de 1264”,
Ibíd., D-459a
3
Bula: en la antigua Roma era un tipo de medalla, que llevaban los hijos de las familias Patriarcales al cuello,
era un distintivo hasta que podían vestir la toca; ya en el mundo cristiano designaba un sello de plomo que por
una cara llevaba las figuras de San Pedro y San Pablo, y por la otra el nombre del papa del momento, dicho
sello iba en algunos documentos pontificios certificando su autenticidad, la expresión pues procede de las
“bulas”, documentos pontificios sobre temas de fe o concesión de privilegios de todo tipo.
Guillermo Suazo Pascual, Abecedario de dichos y frases hechas: Explicación detallada de su origen,
(Madrid, España, Editorial: Edaf, 1999), 36.
48

éxito pasajero, que no llegó a consolidarse. La cruzada nunca se haría realidad. A

este concilio asistió el rey Jaime de Aragón, pero no así santo Tomas de Aquino que

murió camino hacia Lyon.1

A este concilio asistieron 15 cardenales, 500 obispos, 70 abades y 1000

doctores, siendo precedido por Gregorio X, asistió también San Buenaventura y el

rey de los Tártaros, que se bautizó allí solemnemente. En este concilio como ya

veíamos adjuraron los griegos el Cisma (separación), reuniendo a los Latinos y

reconociendo así la primacía del Papa, publicaron catorce constituciones y son mas

notables la que se arregla el modo con que se había que proceder a la elección de los

Papas y la que tiene por objeto impedir la multiplicación de los ordenes religiosos.2

El señor Miguel Paleólogo, entonces emperador de Constantinopla, había

deseado mucho esta reunión en Lyon; mas por miras puramente políticas, temía que

los príncipes latinos, declarasen contra él la guerra después de haber arrojado a

Baudino III fuera del trono imperial. Para huir de la tempestad que le amenazaba, se

dirigió al Papa y le permitió emplear su autoridad para hacer cesar el cisma. Esta

proposición causo agrado al soberano pontífice, pues los mismos griegos ofrecían

por si mismos una reconciliación.3 Aquí, se ve claramente la conveniencia entre la

política y la religión como en el caso del Papa y el Emperador de Constantinopla,

esta es la situación que se vivió en el tiempo en que se dio este concilio.

Los puntos mas importantes que se dieron en este segundo Concilio de Lyon

fueron:

1
José Orlandis, Historia de la Iglesia Antigua y Medieval, (Madrid, España: Editorial Palabra, 1974), 327.
2
Antoine-Henri de Bérault-Bercastel,Historia general de la Iglesia : desde la predicación de los apóstoles
hasta el pontificado de Gregorio XVI, (Barcelona, España: Editorial: Impr. De Pons y Cía, 1852-1856), 946.
3
C. F. L´Homond, Compendio de la historia eclesiástica, (México, Editorial: Ignacio Cumplido, 1841), 406
49

“La constitución sobre la profesión del Espíritu Santo”, Confesamos con fiel

y devota profesión que el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo,

no como de dos principios, sino como de un solo principio; no por dos aspiraciones,

sino por única aspiración; esto hasta ahora ha profesado, predicado y enseñado, esto

firmemente mantiene, predica, profesa y enseña la sacrosanta Iglesia Romana,

madre y maestra de todos los fieles; esto mantiene la sentencia verdadera de los

Padres y doctores ortodoxos, lo mismo latinos que griegos.1

“Profesión de fe de Miguel Paleólogo”, Creemos que la Santa Trinidad,

Padre e Hijo y Espíritu Santo es un solo Dios omnipotente y que toda la divinidad en

la Trinidad es coesencial y consustancial, coeterna y coomnipotente, de una sola

voluntad, potestad y majestad, creador de todas las creaturas, de quien todo, en

quien todo y por quien todo, lo que hay en el cielo y en la tierra, lo visible y lo

invisible, lo corporal y lo espiritual. Creemos que cada persona en la Trinidad es un

solo Dios verdadero, pleno y perfecto.2

Creemos que el mismo Hijo de Dios, Verbo de Dios, eternamente nacido del

Padre, consustancial, coomnipotente e igual en todo al Padre en la divinidad, nació

temporalmente del Espíritu Santo y de María siempre Virgen con alma racional; que

tiene dos nacimientos, un nacimiento eterno del Padre y otro temporal de la madre:

Dios verdadero y hombre verdadero, propio y perfecto en una y otra naturaleza, no

adoptivo ni fantástico, sino uno y único Hijo de Dios en dos y de dos naturalezas, es

decir, divina y humana, en la singularidad de una sola persona, impasible e inmortal

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), D-460.
2
Ibíd., D-461.
50

por la divinidad, pero que en la humanidad padeció por nosotros y por nuestra

salvación con verdadero sufrimiento de su carne, murió y fue sepultado, y descendió

a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos con verdadera

resurrección de su carne, que al día cuadragésimo de su resurrección subió al cielo

con la carne en que resucitó y con el alma, y está sentado a la derecha de Dios Padre,

que de allí ha de venir a juzga a los vivos y a los muertos, y que ha de dar a cada uno

según sus obras, fueren buenas o malas.1

Creemos también que el Espíritu Santo es Dios pleno, perfecto y verdadero

que procede del Padre y del Hijo, consustancial, coomnipotente y coeterno en todo

con el Padre y el Hijo. Creemos que esta santa Trinidad no son tres dioses, sino un

Dios único, omnipotente, eterno, invisible e inmutable.2

Creemos que hay una sola verdadera Iglesia Santa, Católica y Apostólica, en

la que se da un solo santo bautismo y verdadero perdón de todos los pecados.

Creemos también la. Verdadera resurrección de la carne que ahora llevamos, y la

vida eterna. Creemos también que el Dios y Señor omnipotente es el único autor del

Nuevo y del Antiguo Testamento, de la Ley, los Profetas y los Apóstoles. Esta es la

verdadera fe católica y ésta mantiene y predica en los antedichos artículos la

sacrosanta Iglesia Romana.

Las almas, empero, de aquellos que mueren en pecado mortal o con solo el

original, descienden inmediatamente al infierno, para ser castigadas, aunque con

penas desiguales. La misma sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree y

firmemente afirma que, asimismo, comparecerán todos los hombres con sus cuerpos

1
Ibíd., D-462.
2
Ibíd., D-463.
51

el día del juicio ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus propios hechos

[Rom. 14:10].1

Sostiene también y enseña la misma Santa Iglesia Romana que hay siete

sacramentos eclesiásticos, a saber: uno el bautismo del que arriba se ha hablado;

otro es el sacramento de la confirmación que confieren los obispos por medio de la

imposición de las manos, crismando a los renacidos, otro es la penitencia, otro la

eucaristía, otro el sacramento del orden, otro el matrimonio, otro la extremaunción,

que se administra a los enfermos según la doctrina del bienaventurado Santiago.2

El sacramento de la Eucaristía lo consagra de pan ázimo la misma Iglesia Romana,

manteniendo y enseñando que en dicho sacramento el pan se transustancia

verdaderamente en el cuerpo y el vino en la sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

Acerca del matrimonio mantiene que ni a un varón se le permite tener a la vez

muchas mujeres ni a una mujer muchos varones. Mas, disuelto el legítimo

matrimonio por muerte de uno de los cónyuges, dice ser lícitas las segundas y

sucesivamente terceras nupcias, si no se opone otro impedimento canónico por

alguna causa.

La misma Iglesia Romana tiene el sumo y pleno primado y principado sobre toda la

Iglesia Católica que verdadera y humildemente reconoce haber recibido con la

plenitud de potestad, de manos del mismo Señor en la persona del bienaventurado

Pedro, príncipe o cabeza de los Apóstoles, cuyo sucesor es el Romano Pontífice.3

“Bonifacio VIII sobre las indulgencias”, La fiel relación de los antiguos nos cuenta

que a quienes se acercaban a la honorable basílica del príncipe de los Apóstoles, les

1
Ibíd., D-464.
2
Ibíd., D-465.
3
Ibíd., D-466.
52

fueron concedidos grandes perdones e indulgencias de sus pecados. Nosotros

teniendo por ratificados y gratos todos y cada uno de esos perdones e indulgencias,

por autoridad apostólica los confirmamos y aprobamos.1

“De la unidad y potestad de la Iglesia”, Por apremio de la fe, estamos obligados a

creer y mantener que hay una sola y Santa Iglesia Católica y la misma Apostólica, y

nosotros firmemente la creemos y simplemente la confesamos, y fuera de ella no

hay salvación ni perdón de los pecados.2

Felipe IV, rey de Francia, abusó de esta bula diciendo que en ella se definía

que el Papa tenía potestad directa sobre los reyes, aun en lo puramente temporal;

pero en modo alguno fue esa la intención de Bonifacio VIII, quien en consistorio

expresamente habido sobre este asunto declaró que falsamente se le había levantado

que «nos habíamos mandado al Rey que reconociera por nuestro el reino. Cuarenta

años hace que somos expertos en derecho y sabemos que hay dos potestades

ordenadas por Dios. ¿Quién, pues, debe o puede creer que tanta fatuidad, tanta

necedad esté o haya estado en nuestra cabeza? Decimos que en nada queremos

usurpar la jurisdicción del Rey, y así lo dijo nuestro hermano portuense. Pero

tampoco puede negar el Rey ni otro fiel cualquiera que no nos esté sujeto por razón

del pecado.3

Concilio de Viena de 1311-1312

En el año de 1311 en la ciudad de Viena, Italia se celebro el decimo quinto

concilio de la iglesia, convocado por el Papa Clemente V el 12 Octubre de 1308.

1
De la Bula del Jubileo Antiquorum habet, de 22 de febrero de 1300, Ibíd., D-467.
2
De la Bula Unam sanctam, de 18 de noviembre de 1302, Ibid, D-468.
3
CIC Extr. comm. I, 8, 1: Frdbg II 1245; Rcht II 1159 s; Pth 25189; Bar(Th) ad 1302, 13 (23, 303 s); cf. Hfl
VI 346 ss, Ibid, 239.
53

Este concilio se propuso resolver tres cuestiones específicas, a saber: tomar medidas

con respecto a la situación de los Caballeros Templarios1, la ayuda que debía darse a

la Tierra Santa, y una reforma en la orden clerical y moral.2

Dentro de la reforma en la orden clerical y moral también se tocaron otros

puntos, como las creencias heréticas de algunas comunidades religiosas como las

beguidas3 y los begardos4 sobre la naturaleza del hombre; dentro de tal perspectiva

se abordó el tema de las herejías especialmente el de las usuras, y por supuesto la

refutación de las declaraciones erradas de Fray Pedro Juan Olivi5 en cuanto a la llaga

de Cristo, la unión del alma-cuerpo, y el bautismo en comparación con la

constitución de la Summa Trinitate et fide catholical; en concordancia con esto, de

acuerdo a la reforma clerical y moral propuesta se discutió sobre la pobreza en

la Orden de los Frailes Menores y los Frailes Mendicantes6, igualmente se trato la

visitación de los conventos por los obispos, la observancia de las horas eclesiásticas,

administración de las fundaciones religiosas, asuntos relacionados con

los beneficios, fundaciones de profesorado de lenguas orientales en la Curia y en las

1
Los Caballeros Templarios eran una orden de laicos organizada en 1119 para proteger a los peregrinos en
Jerusalén. Robert A. Baker, Compendio de la historia cristiana (El Paso, Texas: Casa bautista de
publicaciones, 2006),132.
2
Heinrich Denzinger, El magisterio de la iglesia: Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la
iglesia en materia de fe y costumbres (Barcelona, España: Editorial Herder, 1963), D471-D483.
3
Mujeres integradas en comunidades religiosas que se distinguen por no emitir votos ni constituir una orden
religiosa. Surgen a partir del siglo XII en los Países Bajos. Jorge Blaschke, Los grandes enigmas del
cristianismo, (Barcelona España: Ediciones Robinkoon, 2000), 33.
4
Comunidad de laicos caracterizados por un profundo sentido religioso. Aunque no estaban afiliados a
ninguna orden, llevaban una vida monástica en sus casas o en autenticas comunidades. Jacobo Fo, El libro
prohibido del cristianismo (México D.F.: Editorial Lectorum, 2006), 128.
5
Fray católico nacido en 1248, fue profesor de teología en distintas universidades católicas. En 1282 empezó
a sufrir hostilidades a causa de su orientación doctrinal de protesta contra la mundanización de la Orden y la
iglesia. Sus obras fueron analizadas y fueron condenadas 22 de sus proposiciones y posteriormente fue
confinado al convento de Nimes, siendo privado de sus libros. Muere en 1298. Adolfo Galeano, Visión
cristiana de la historia (Bogotá, Colombia: San Pablo, 2010), 262.
6
Ambas eran órdenes que enfatizaban un gran énfasis en la pobreza material, la institución principal era
persuadir a los fieles a la verdadera penitencia de sus culpas. Fernando Patxot, Las glorias nacionales
(Madrid, España: Librería de la publicidad, 1853), 102.
54

cuatro universidades principales, la administración de la Inquisición y varias

ordenanzas sobre el clero.1

El punto principal era la eliminación de los Templarios, Felipe IV “el

hermoso”, rey de Francia planeo eliminar esta orden. Los Templarios eran dueños

de muchas tierras en el país de Francia, casi el 10% de las tierras pertenecían a ellos,

este 10% hacia parte de las mejores tierras del imperio. Por consiguiente, Felipe IV

buscaba a cualquier costo recuperar esas tierras, pero eso no sería posible a menos

que el Papa concediera dicha orden. El Papa en turno era Bonifacio VIII, y él no

estaba dispuesto a entregar estas tierras. De esta manera empezó un conflicto entre el

rey Francia y el Papa Bonifacio VIII, dando como resultado la muerte de Bonifacio

XIII. A raíz de esto, llega al poder papal Clemente V, quien ahora debía el favor a

Felipe IV. Como era de esperar la primera petición de Felipe a Clemente era la

abolición de la orden de los Templarios.2

De esta manera, Felipe IV y Clemente V empiezan la estrategia para la

eliminación de la orden templaria, para lograr tal propósito se los acusa de herejes;

tal acusación permite iniciar un proceso para poner al descubierto la filosofía secreta

Templaría y dar a conocer sus costumbres depravadas. En este proceso se consigue

probar que los Templarios profesaban las siguientes ideas y costumbres: las

siguientes son tomadas de Nimrod del Rosario.3

1
Johann Peter Kirsch, Council of Vienne (The Catholic Encyclopedia vol. 15. New York: Robert Appleton
Company, 1912), http://www.newadvent.org/cathen/15423a.htm
2
Nimrod del Rosario, El misterio de Belicena Villca (Argentina: Edición Argentina, 2003), 239-242.
3
Ibíd., 246-247.
55

1. Los altos dignatarios de la Orden sostenían que Cristo, al que

misteriosamente denominaban Nuvatán, había sido un impostor y no el

Dios verdadero.

2. Cristo nunca fue crucificado para la redención del género humano.

3. La Cruz no seria, así, el instrumento de su pasión, sino una creación del

propio Cristo Nuvatán, a la que habría llamado Vruna.

4. Todos los caballeros, cualquiera fuese su grado o condición, debían

escupir periódicamente aquel símbolo del mal, a fin de desagraviar al

Dios Creador: por lo tanto, se probo que todos los templarios habían

escupido al menos una vez el crucifijo.

5. En consecuencia, renegaban de la virgen santa.

6. Oficiaban la misa según un canon propio y en una lengua extraña, que

después se comprobó era el hebreo.

7. Adoraban un ídolo hermafrodita de espantosas facciones al que se

referían bajo el apodo de Bafomet o Bafoel pero cuyo nombre, que jamás

pronunciaban si palidecer, era Bera.

8. Pretendían que aquel ídolo representaba a un dios más poderoso que

Cristo, que a diferencia del Mesías se manifestaba con mayor frecuencia

entre los hombres.

9. Afirmaban que ese abominable demonio les impuso, desde los días de

San Bernardo, la obligación de practicar la sodomía, vicio al que se

habían habituado y que constituía una costumbre natural entre los

superiores de la Orden.
56

10. El Gran Maestre, y los grandes Priores o Preceptores, realizaban una

ceremonia secreta en la que presentaban sacrificios humanos a Befomet,

en especial niños.

11. El ritual exigía la incineración de la víctima en un horno dispuesto para

tal fin.

12. Con las cenizas calcinadas los Templarios elaboraban una lejía humana,

y la conservaban en secreto como el Bien más preciado.

13. Creían firmemente que aquella lejía tenía el poder de lavar la unción de

los sacramentos cristianos: según confesaban, mediante esa lejía habrían

anulado los efectos del bautismo y de la comunión, a los que

consideraban “conjuros de la Cruz”.

Todas estas ideas y costumbres se consiguieron con la declaración de

propios miembros de la orden, “herejes arrepentidos”. De esta manera, las pruebas

eran contundentes e irreversibles para los Templario, los cuales fueron el punto

principal a tratar en el concilio de Viena convocado por Clemente V, a petición de

Felipe IV. En este concilio, al fin el 22 de Marzo de 1312, se voto la extinción de la

Orden y la confiscación de todos sus bienes a favor de la Orden de Hospitalarios de

San Juan, de la Iglesia, y del reino de Francia.1

Pero no solo los Templarios eran los únicos que definían su destino en este

concilio, ya que también se tomaron decisiones respecto a los judíos. Se dice que

este concilio tuvo una actitud muy antijudía, ya que los padres de Vienna tenían la

determinación de la total anulación del pueblo hebreo. Sin embargo, no todos están

1
Ibíd., 247-249.
57

de acuerdo con esto, hay quienes sugieren que esta idea es una exageración, y que

solo se trato algunos privilegios que se tenían que replantear en cuanto a los judíos.

Por ejemplo, el edicto de Clemente V, dirigido a reyes y príncipes seculares, para

que no otorgasen privilegios a los judíos que le permitan ganar juicios por

testimonio de los cristianos.1

Todo esto es lo que provoco el Concilio de Vienna, donde además de estos

asunto se trataron otros puntos, como el caso de Fray Pedro Juan Olivi, y respecto a

las Beguidas y los Begardos.

Concilio de Constanza de 1414-1417

Entre los años 1414 al 1417 se celebro el concilio de Constanza, el cual se

proponía ponerle fin a varios problemas serios por los que la iglesia de Roma estaba

atravesando. Primero, la extinción del llamado cisma de Occidente; segundo, la

reforma del gobierno y de la vida de la iglesia; y tercero, la represión de la herejía.2

En el año de 1378, debido a la muerte del Papa Gregorio XI, se da origen al

famoso cisma de Occidente. A partir de la muerte de Gregorio el Concilio eligió a

Urbano VI como el nuevo pontífice, sin embargo el concilio se dio cuenta que la

decisión no había sido la correcta y eligieron a un nuevo Papa llamado Clemente

VII. Sin embargo, Urbano VI no acepto tal decisión y siguió proclamándose Papa

1
David Romano, De historia judía hispánica (Barcelona, España: Editora Universidad de Barcelona, 1991),
346.
2
Heinrich Denzinger, El magisterio de la iglesia: Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la
iglesia en materia de fe y costumbres. 268
58

legítimo, generando así un problema serio para la iglesia que tenía entonces dos

Papas, provocando así el llamado cisma de occidente.1

Varias generaciones de Papas fueron pasando derivando su autoridad tanto

de Urbano VI y de Clemente VII hasta que llegaron al pontificiado Benedicto XIII y

Gregorio XII, ambos proclamándose Papas legítimos. Sin embargo, los cardenales a

fin de solucionar el cisma, anunciaron que el 25 de Marzo de 1409 se iba a celebrar

en Pisa un concilio general. En este concilio se depuso a estos dos Papas y se eligió

a Francisco Alejandro V, pero murió un año después y fue elegido Baltasar Cossa,

que tomo el nombre de Juan XXIII. El problema se torno más serio puesto que los

otros dos papas no desistieron de su autoridad, y llegaron a existir tres Papas en la

historia de la iglesia Católica, Benedicto XIII, Gregorio XII y Juan XXIII. 2

Para solucionar este problema el rey Segismundo influyo en Juan XXIII para

convocar a un concilio en 1414 en Constanza. Aquí, el concilio logro que los tres

Papas abdicaran, y se decreto que el mismo concilio estaba sobre la autoridad de

estos, puesto que su autoridad procedía directamente de Cristo. 3

El último en ser depuesto fue Benedicto XIII hasta 1417, y en ese mismo año

el concilio elige a un nuevo Papa, un romano de pura cepa, Odon Colona, quien

tomo el nombre de Martin V, poniendo fin a un cisma que había durado treinta y

nueve años.4

1
Louis Salambier, Wertern Schims (The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton
Company, 1912), http://www.newadvent.org/cathen/13539a.htm
2
L. J. Rogier, David Knowles y Roger Aubert, Nueva historia de la iglesia vol. 2 (Madrid, España: Ediciones
Cristiandad, 1977), 415- 419.
3
Ibíd., 419-420.
4
Ibíd., 421.
59

De esta manera el concilio de Constanza, se convierte en un concilio clave

en el futuro de la iglesia de Roma.

Pero no solo era el cisma lo que estaba en juego en este concilio, la iglesia de

Roma también estaba ávida de una reforma eclesiástica, pues las quejas en cuanto a

la manera de gobernar de los papas y los cardenales eran evidentes. Los papas eran

acusados de realizar su labor con injusticias, los cardenales habían amado demasiado

las riquezas y habían abandonado los sínodos eclesiásticos. El momento parecía ser

propicio para estas reformas, puesto que el cisma había debilitado en gran manera a

estas autoridades; y los teólogos y canonistas podían pronunciar sus argumentos con

mayor fuerza. La igualdad académica de muchos de sus miembros, la condición de

postración de la dirección eclesiástica, la peculiar libertad de discusión en las

reuniones de la nación fueron algunas de las reformas propuestas en este concilio.1

Como consiguiente, el concilio llego a dictaminar que la iglesia reunida en

concilio estaba sobre la autoridad del Papa y que “el papa no tenía derecho para

oponerse a un concilio general, ni de disolverlo si su anuencia; que por lo tanto el

concilio continuaba gozando de toda la plenitud de su autoridad…, que todos y hasta

el mismo Papa estaban obligados a obedecer al concilio general en todo lo relativo a

la fe y a la extinción del cisma”.2

1
Thomas Shaham, Council of Constance (The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton
Company, 1912), http://www.newadvent.org/cathen/04288a.htm
2
Francisco Pajes del Corro, El romano pontífice, ¿es superior al concilio general? En caso de desacuerdo,
¿dónde está la supremacía? (Madrid, España: Imprenta de Juan Antonio García, 1859), 10.
60

Fueron sin duda treinta y nueve años de conflicto dentro de la iglesia

Católica y en los imperios que se vieron involucrados, pero a la vez este conflicto

genero reformas importantes dentro del catolicismo.

Pero ponerle fin al cisma de occidente y buscar una reforma de gobierno

eclesial no fueron los únicos temas que se trataron en este concilio, también se trato

lo concerniente a Juan Wicleff, condenado como hereje, por sus declaraciones

contra el sacramento al decir que Cristo no está en este idéntica y realmente por su

propia presencia corporal, contra la misa al decir que no está fundado en el

evangelio que Cristo haya ordenado la misa, también al declarar que los obispos o

sacerdotes que estén en pecado mortal no pueden ordenar, consagrar ni bautizar y

otras declaraciones más que él dijo; el concilio de Constanza condeno todas estas

ideas y declaro a Juan Wicleff hereje.1

Otro que fue condenado como hereje en este concilio fue Juan Hus al

declarar que solo existe una iglesia universal, y que esta está constituida por la

universidad de los predestinados, afirmó que las dos naturalezas, la divina y la

humana forman o son un solo Cristo, que Pedro no es ni fue cabeza de la Iglesia

Católica, que la dignidad, perfección e institución del Papa se derivo del poder del

Cesar.2 El concilio de Constanza condeno estas ideas declarándolas erróneas y

heréticas.3

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la iglesia: Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la
iglesia en materia de fe y costumbres, D581-D625.
2
Ibíd., D627-D630.
3
José Antonio Sayes, La iglesia de Cristo (Madrid, España: Ediciones Palabra, 2003), 232.
61

El concilio cerro cesión el 22 de abril de 1418, siendo hasta la actualidad uno

de los concilios más debatidos por la manera que se manejo y por las declaraciones

que se hicieron respecto a la autoridad del concilio y del Papa, sin embargo este

concilio puso fin a un cisma de treinta y nueve años, centralizando nuevamente la

autoridad eclesial a un solo Papa. Sin embargo en lo concerniente a Wicleff y Hus,

el concilio no logro su objetivo, pues a pesar de condenarlas la influencia de estos

dos pensadores siguió a lo largo de la historia.1

Concilio de Florencia de 1438-1445

Entre los años 1438 al 1445 se celebro el decimoséptimo concilio ecuménico

de la Iglesia Católica, celebrándose en distintas sedes empezando en Basilea,

trasladándose a Ferrar y finalmente a Florencia. Fue convocado por el Papa Martin

V, pero dirigido por Eugenio VII debido a la muerte del primero. Su propósito

fundamental fue buscar la unidad con la iglesia griega, con los armenios y con los

jacobitas.2

Este concilio comenzó en Basilea en el 431, pero debido a la incursión de la

Iglesia Griega y con el fin de lograr la unificación con ella, el Papa lo traslado a la

ciudad de Ferrar, Italia deponiendo las reuniones de Basilea por heréticas a pesar de

la inconformidad del concilio de Basilea.3 De esta manera en Ferrar la Iglesia

Católica empieza un intento más por la unificación con la Iglesia Griega.

1
. J. Rogier, David Knowles y Roger Aubert, Nueva historia de la iglesia vol. 2, 422.
2
José Rico Pavés, Los Sacramentos de la iniciación cristiana (Salamanca, España: Imprenta Kadmos, 2006),
264.
3
J. Rogier, David Knowles y Roger Aubert, Nueva historia de la iglesia vol. 2, 423.
62

Así, el 8 de enero de 1438 se inaugura el concilio de Ferrar bajo la

presidencia del cardenal Niccoló Albergati que estaba a cargo mientras el Papa

llegaba, y con los mismos objetivos que el concilio de Basilea, lograr la restauración

de la paz entre los cristianos. El Papá excomulgo a los miembros del concilio de

Basilea que aun continuaban en sesión, declarando el concilio de Ferrar como el

único válido.1 Sin embargo, el concilio duro muy poco en Ferrara, pues debido a la

peste, este tuvo que trasladarse a la ciudad de Florencia a partir del 13 de Febrero de

1439, donde el concilio se desarrollo y termino en el año de 1445.2

El concilio de Florencia fue el más serio esfuerzo realizado para conseguir la

unión del oriente cristiano con Roma. Esto se hace evidente cuando se sabe de la

representación del oriente que participó, la delegación que llego a Italia procedente

de Bizancio contaba con más de setecientas personas entre las que destacó la

presencia del emperador Juan VIII. Además también se presento el patriarca de

Constantinopla José II y los representantes de los demás patriarcas orientales y el

metropolita de Kiev representante de la iglesia Rusa. Por parte de los griegos la

figura más representativa fue Bescario arzobispo de Nicea.3

Pero no solo la representación que estuvo ahí es una muestra del esfuerzo

que se hizo, sino también por la amplitud y profundidad con que fueron tratadas

todas las cuestiones polémicas que separaban a las dos iglesias. Eugenio IV mostro

interés en que se abordasen todas las diferencias que habían, para que no quedase

1
L. Van Der Essen, The Council of Florence (The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert
Appleton Company, 1909), http://www.newadvent.org/cathen/06111a.htm
2
José Orlandis, Historia de la Iglesia, La Iglesia antigua y medieval (Madrid, España: Ediciones Palabra,
2003), 419.
3
Ibíd., 419.
63

ninguna duda en torno a la fe común de la iglesia latina y la griega. Los primeros

aspectos que se trataron fue la cuestión de los Novísimos, se definió más

específicamente la doctrina católica del purgatorio y el valor de los sufragios por los

difuntos, también se tocaron algunas diferencias sobre la eucaristía con respecto al

pan ácimo o fermentado pero no se encontraron dificultades teológicas importantes,

por lo que se acordó que ambos grupos continuasen con sus propias tradiciones

litúrgicas. Un punto más delicado fue la epiclesis1, sin embargo el Papa acepto su

uso tras una declaración pública de los griegos de que son las palabras de Jesucristo

las que operan la transubstanciación en el sacrificio eucarístico.2

El problema teológico más serio que enfrento el concilio en pro de la unión,

fue la cuestión del Filioque3 que llevaba seis siglos representando el punto de

contradicción más representativo entre Oriente y Occidente. La confrontación en

Florencia permitió a ambas partes darse cuenta que profesaban una doctrina

trinitaria común expresada con formulas distintas por los padres orientales y

occidentales. La diferencia radicaba en que los griegos consideraban ilícita cualquier

adición al credo niceno-constantinopolitano aunque ellos aceptaban que el Espíritu

Santo provenía del Padre y del Hijo, mientras que los latinos sostenían que la

inclusión del filioque no era una adición sino una explicación. Así el problema

1
Invocación al Espíritu Santo que, según el uso de los griegos, seguía en la Misa a la formula de la
consagración eucarística. José Olandis, Historia de la iglesia, la iglesia antigua y medieval, 420.
2
José Olandis, Historia de la Iglesia, la iglesia antigua y medieval, 419-420.
3
alabra latina que quiere decir: “y del Hijo”. La clausula del filioque es usada por la iglesia de occidente para
explicar la procedencia del Espíritu Santo, para ellos el Espíritu Santo provenía del Padre y del hijo
(filioque), la iglesia de oriente consideró esto como una herejía pues según el credo Niceno el Espíritu Santo
solo proviene del Padre. Bernard Sesboüé y Joseph Wolinski, Historia de los dogmas, el Dios de la Salvación
(Salamanca, España: Graficas Servantes, 1995) 264-267.
64

quedo resuelto, los griegos aceptaron la doctrina del filioque mientras que los latinos

proclamaban que no había más que un solo principio en la Trinidad.1

La doctrina del filioque fue tan fundamental que fue incluida dentro del

decreto pro armenio, el cual quedo constituido y dividido de la siguiente manera: i)

el Niceno-constantinopolitano, con el Filioque, ii) la profesión de fe de Calcedonia

(451) y del concilio Constantinopolitano III (680/681), sobre las dos voluntades de

Cristo; iii) la doctrina sacramentaria tomada casi literalmente del opúsculo de Santo

Tomas, De articulis fidei et Eclesesiae sacramentis; y iv) el Simbolo Pseudo

Anatanasiano, el decreto de unión con los griegos (Laetentur coeli) y algunas

normas litúrgicas.2

Después de superar el principal obstáculo doctrinal, faltaba solo para llegar a

la unión que los griegos formulasen el reconocimiento del Papa como la máxima

autoridad eclesial, y así lo hicieron en una declaración en la que proclamaron que el

apa es “el soberano ontífice, el intendente, el vigilante, el vicario de Cristo, el

pastor y maestro de todos los cristianos, que rige y gobierna la iglesia de Dios, sin

perjuicio de los derechos de los patriarcas orientales”.3 Al patriarca de

Constantinopla se le reconoció el segundo lugar en la jerarquía de la iglesia

universal y el 6 de Julio de 1439 la bula de unión fue proclamada en la iglesia de

Santa María dei Fiori, de Florencia. Todos los padres presentes, latinos y griegos,

1
José Olandis, Historia de la Iglesia, la iglesia antigua y medieval, 421.
2
José Rico Pavés, Los Sacramentos de la iniciación cristiana, 264-265.
3
José Olandis, Historia de la Iglesia, la iglesia antigua y medieval421.
65

dieron su conformidad con la excepción de Marco Eugenio de Éfeso, que rehusó

suscribir la unión.1

Después que se firmo la unió en 1439 los griegos partieron y regresaron a

sus ciudades, mientras que los latinos continuaron en el concilio para promover las

reuniones con las otras iglesias orientales: los armenios en 1439, los Jacobitas de

Siria en 1442, los de Mesopotamia en entre el Tigris y el Éufrates en 1444, los

Caldeos o Nestorianos y los Maronitas de Chipre en 1445. Sin embargo la unión de

esta dos iglesias se quedo solo en acuerdos y firmas durante el concilio de Florencia,

porque al regresar las iglesias orientales a sus ciudades, los acuerdos y la unión dada

en el concilio no fueron aceptadas, de tal manera que volvieron pronto al cisma.2

El año 1445 fue el fin del Concilio de Florencia, donde se estipularon varios

decretos: Decreto para los griegos, decreto para los armenios, decretos para los

jacobitas, decreto para los sirios, decreto para los caldeos y decreto para los

maronitas. Estos son algunos de los contenidos que se encuentran en estos decretos

citados del libro de Denzinger:3

Para los griegos:

- [De la procesión del Espíritu Santo.] En el nombre de la Santa Trinidad, del

Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…, definimos… que el Espíritu Santo procede

eternamente del Padre y del Hijo, y del Padre juntamente y el Hijo tiene su esencia y

su ser subsistente, y de uno y otro procede eternamente como de un solo principio, y

1
Ibíd., 421.
2
L. Van Der Essen, The Council of Florence, http://www.newadvent.org/cathen/06111a.htm
3
Heinrich Denzinger, El magisterio de la iglesia: Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la
iglesia en materia de fe y costumbres, D691-D715.
66

por única espiración…, para significar por ello que también el Hijo es, según los

griegos, causa y, según los latinos; principio de la subsistencia del Espíritu Santo,

como también el Padre... Definimos además que la adición de las palabras Filioque

(=y del Hijo), fue lícita y razonablemente puesta en el Símbolo, en gracia de

declarar la verdad y por necesidad entonces urgente.

- [Sobre los novísimos (2)] Asimismo, si los verdaderos penitentes salieren

de este mundo antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por lo

cometido y omitido, sus almas son purgadas con penas purificatorias después de la

muerte, y para ser aliviadas de esas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles

vivos, tales como el sacrificio de la misa, oraciones y limosnas, y otros oficios de

piedad, que los fieles acostumbran practicar por los otros fieles, según las

instituciones de la Iglesia. Y que las almas de aquellos que después de recibir el

bautismo, no incurrieron absolutamente en mancha alguna de pecado, y también

aquellas que, después de contraer mancha de pecado, la han purgado, o mientras

vivían en sus cuerpos o después que salieron de ellos, según arriba se ha dicho, son

inmediatamente recibidas en el cielo y ven claramente a Dios mismo, trino y uno, tal

como es, unos sin embargo con más perfección que otros, conforme a la diversidad

de los merecimientos. Pero las almas de aquellos que mueren en pecado mortal

actual o con solo el original, bajan inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si

bien con penas diferentes.1

- Asimismo definimos que la santa Sede Apostólica y el Romano Pontífice

tienen el primado sobre todo el orbe y que el mismo Romano Pontífice es el sucesor

del bienaventurado Pedro, príncipe de los Apóstoles, verdadero vicario de Cristo y

1
Ibid, D-693.
67

cabeza de toda la Iglesia y padre y maestro de todos los cristianos, y que al mismo,

en la persona del bienaventurado Pedro, le fue entregada por nuestro Señor

Jesucristo plena potestad de apacentar, regir y gobernar a la Iglesia universal, como

se contiene hasta en las actas de los Concilios ecuménicos y en los sagrados

cánones.1

Para los armenios:

Para la más fácil doctrina de los mismos, armenios, tanto presentes como

por venir, reducimos a esta brevísima fórmula la verdad sobre los sacramentos de la

Iglesia. Siete son los sacramentos de la Nueva Ley, a saber, bautismo, confirmación,

Eucaristía, penitencia, extremaunción, orden y matrimonio, que mucho difieren de

los sacramentos de la Antigua Ley. Estos, en efecto, no producían la gracia, sino que

sólo figuraban la que había de darse por medio de la pasión de Cristo; pero los

nuestros no sólo contienen la gracia, sino que la confieren a los que dignamente los

reciben. De éstos, los cinco primeros están ordenados a la perfección espiritual de

cada hombre en sí mismo, y los dos últimos al régimen y multiplicación de toda la

Iglesia. Por el bautismo, en efecto, se renace espiritualmente; por la confirmación

aumentamos en gracia y somos fortalecidos en la fe; y, una vez nacidos y

fortalecidos, somos alimentados por el manjar divino de la Eucaristía. Y si por el

pecado contraemos una enfermedad del alma, por la penitencia somos

espiritualmente sanados; y espiritualmente también y corporalmente, según conviene

al alma, por medio de la extremaunción. Por el orden, empero, la Iglesia se gobierna

y multiplica espiritualmente, y por el matrimonio se aumenta corporalmente. Todos

estos sacramentos se realizan por tres elementos: de las cosas, como materia; de las

1
Ibid, D-694.
68

palabras, como forma, y de la persona del ministro que confiere el sacramento con

intención de hacer lo que hace la Iglesia. Si uno de ellos falta, no se realiza el

sacramento. Entre estos sacramentos, hay tres: bautismo, confirmación y orden, que

imprimen carácter en el alma, esto es, cierta señal indeleble que la distingue de las

demás. De ahí que no se repiten en la misma persona. Mas los cuatro restantes no

imprimen carácter y admiten la reiteración.1

Para los jacobitas:

Firmemente cree, profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de

mujer fue jamás librado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es

mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor nuestro; quien, concebido sin

pecado, nacido y muerto al borrar nuestros pecados, El solo por su muerte derribó al

enemigo del género humano y abrió la entrada del reino celeste, que el primer

hombre por su propio pecado con toda su sucesión había perdido; y a quien de

antemano todas las instituciones sagradas, sacrificios, sacramentos y ceremonias del

Antiguo Testamento señalaron como al que un día había de venir.2

Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia

Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse

partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el

diablo y, sus ángeles [Mt. 25, 41], a no ser que antes de su muerte se uniere con ella;

y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia, que sólo a quienes en él

permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios

eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia

1
Ibíd., D-695.
2
Ibíd., D711.
69

cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su

sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y

unidad de la Iglesia Católica.1

El concilio de Florencia se propuso terminar con el cisma de Oriente y

Occidente, sin embargo aunque se aprobó, se decreto y se firmo, no se pudo llevar a

la práctica al punto que hasta hoy sigue existiendo esta división.

Concilio V de Letrán de 1512

Este Concilio comúnmente es tenido por general, aunque muchos teólogos

no le colocan en esta clase, y Belarmino2 permite que se dude de su ecumenicidad,

fue convocado por Julio II, para oponerse al conciliábulo de Pisa, y duró desde el día

3 de Mayo de 1512 hasta el 16 de Marzo de 1517. Se celebraron cinco concesiones

en el Pontificado de Julio II, y las siete restantes en el de León X. Mediante la

prudencia y moderación de este último pontífice, se fueron separando poco a poco

de la asamblea de Pisa los príncipes que la favorecían, y se adhirieron al Concilio de

Letrán, el cual los absolvió de las penas y censuras en que pudieron haber incurrido.

Quedo abolida la pragmática sanción, y se formo en lugar de ella un concordato, la

Bula que suprime la pragmática, alega por razón que no podía recibir ninguna

autoridad del Concilio de Basilea, porque había sido trasladada por aquel Concilio

por el Papa Eugenio. 3

1
Ibíd., D714.
2
Jesuita, nombrado cardenal en 1599 y perteneciente a la inquisición. Murió en Roma en el año 1611. Juan
Arribas y Juan de Velazco, Enciclopedia metódica (Madrid, España: Imprenta de sancha, 1792), 184.
3
Antoine-Henri de Bérault-Bercastel, Historia general de la Iglesia: desde la predicación de los apóstoles
hasta el pontificado de Gregorio XVI (Barcelona, España, Editorial: Impr. de ons y Cía., 1 52-1856), 617.
70

Lo mas notable que contiene el Concilio de Letrán, fuera de lo que acabamos

de decir, son los decretos acerca de los montes de piedad y la Impresión de libros.1

Este Concilio Lateranense V, general 19: que fue Precedido por Julio II, asistieron

16 Cardenales, 77 Arzobispos y Obispos, y como ya habíamos tratado fue

convocado para reprimir el Concilio que algunos Cardenales celebraban en Pisa, y

promover la guerra contra los turcos, publicando indulgencias a éste fin.2

El concilio tuvo un total de doce sesiones siendo la última el 16 de Marzo de

1517. En la tercera sesión, Matthew Lang, que había representado a Maximiliano en

el concilio de Tours, leyó un acta por la que el emperador repudiaba todo lo que se

había hecho en el Concilio de Tours y Pisa; en la cuarta sesión el abogado del

concilio demandó la revocación de la Pragmática Sanción de Bourges; en la octava

sesión, el 17 Diciembre de 1513, se leyó de Luis XII de Francia que rechazaba el

concilio de Pisa y se adhería al Concilio Lateranense, también se realizaron decretos

contras los neoaristotélicos sobre la naturaleza humana; en la sesión numero 10 el 5

Marzo 1514, el papa publicó cuatro decretos: El primero sanciona la institución

montes pietatis, o montes de piedad, bajo estricta supervisión eclesiástica, con el

propósito de ayudar a los pobres y necesitados de la forma más favorable; el

segundo relata la libertad eclesiástica y la dignidad episcopal condenando ciertas

asunciones abusivas; el tercero prohíbe bajo pena de excomunión, imprimir libros

sin el permiso del ordinario de la diócesis; y el cuarto ordena la citación perentoria

contra los francesas con respecto a la Pragmática Sanción, que fue solemnemente

1
Ibíd., 617.
2
J.M.J., con licencia de la autoridad eclesiástica, Extracto Histórico y Cronológico de la Iglesia: Desde su
Origen Hasta Nuestros Días, (España, Editorial: Palma, la V. de Villalonga, 1861), 208.
71

revocada y condenada. En la sesión numero 11 se aprobó el Concordato con

Francisco I, y el decreto de la relación entre el Papa y los concilios el 19 Diciembre

de 1516; y por ultimo en la sesión numero 12 el concilio promulgó un decreto

prescribiendo la Guerra contra los Turcos para lo que ordenó dedicar los diezmos de

todos los beneficios de la cristiandad durante tres años.1

Otros decretos que se dieron en este concilio fueron sobre las indulgencias y

41 errores de Martin Lutero.2 Después de todos los decretos dados en este concilio,

el Papa termino con la siguiente declaración: “Condenamos, reprobamos y de todo

punto rechazamos todos y cada uno de los antedichos artículos o errores,

respectivamente, según se previene, como heréticos, escandalosos, falsos u

ofensivos de los oídos piadosos o bien engañosos de las mentes sencillas, y opuestos

a la verdad católica”.3

El quinto concilio de Letrán dio fin en el 1517 bajo la dirección del Papa

León X habiendo tratado cada uno de los temas antes dichos y decretando al

respecto. A continuación, algunos de los decretos realizados en este concilio:

Del alma humana: Como quiera, pues, que en nuestros días con dolor lo

confesamos el sembrador de cizaña, aquel antiguo enemigo del género humano, se

haya atrevido a sembrar y fomentar por encima del campo del Señor algunos

perniciosísimos errores, que fueron siempre desaprobados por los fieles,

señaladamente acerca de la naturaleza del alma racional, a saber: que sea mortal o

1
Henri Leclercq, Fifth Lateran Council (The Catholic Encyclopedia. Vol. 9. New York: Robert Appleton
Company, 1910), http://www.newadvent.org/cathen/09018b.htm
2
Enrique Denzinger, El magisterio de la iglesia, manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la
iglesia en materia de fe y costumbres, D740- D781.
3
Ibíd., 313.
72

única en todos los hombres; y algunos, filosofando temerariamente, afirmen que ello

es verdad por lo menos según la filosofía; deseosos de poner los oportunos remedios

contra semejante peste, con aprobación de este sagrado

Concilio, condenamos y reprobamos a todos los que afirman que el alma

intelectiva es mortal o única en todos los hombres, y a los que estas cosas pongan en

duda, pues ella no sólo es verdaderamente por sí y esencialmente la forma del

cuerpo humano como se contiene en el canon del Papa Clemente V, de feliz

recordación, predecesor nuestro, promulgado en el Concilio (general) de Vienne [n.

481] -, sino también inmortal y además es multiplicable, se halla multiplicada y

tiene que multiplicarse individualmente, conforme a la muchedumbre de los cuerpos

en que se infunde... Y como quiera que lo verdadero en modo alguno puede estar en

contradicción con lo verdadero, definimos como absolutamente falsa toda aserción

contraria a la verdad de la fe iluminada [n. 1797]; y con todo rigor prohibimos que

sea lícito dogmatizar en otro sentido; y decretamos que todos los que se adhieren a

los asertos de tal error, ya que se dedican a sembrar por todas partes las más

reprobadas herejías, como detestables y abominables herejes o infieles que tratan de

arruinar la fe, deben ser evitados y castigados.1

De los montes de Piedad y de la usura: Con aprobación del sagrado Concilio,

declaramos y definimos que los (antedichos) Montes de piedad, instituidos en los

estados, y aprobados y confirmados hasta el presente por la autoridad de la Sede

Apostólica, en los que en razón de sus gastos e indemnidad, únicamente para los

gastos de sus empleados y de las demás cosas que se refieren a su conservación,

1
Ibíd., D738.
73

conforme se manifiesta--, sólo en razón de su indemnidad, se cobra algún interés

moderado, además del capital, sin ningún lucro por parte de los mismos Montes.1

De la relación entre los papas y los concilios: consta también manifiestamente no

sólo por el testimonio de la Sagrada Escritura, por los dichos de los santos Padres y

hasta de otros Romanos Pontífices predecesores nuestros y por decretos de los

sagrados cánones; sino también por propia confesión de los mismos Concilios, que

aquel solo que a la sazón sea el Romano Pontífice, como tiene autoridad sobre todos

los Concilios, posee pleno derecho y potestad de convocarlos, trasladarlos y

disolverlos...2

Concilio de Trento de 1545-1563

Veintiocho años después del Concilio V de Letrán, que, en rigor nada

sustancial aporto a la anhelada reforma de la Iglesia, fue Inaugurado en Trento el

famoso Concilio que habría de durar con interrupciones, dieciocho años (1545-

1563).3 Entre tanto la reforma protestante se había consolidado hasta el punto de

que, como dice un historiador moderno: “las últimas palabras del Concilio no fueron

una plegaria de reunificación, ni una llamada fraternal a la reconciliación con la

Iglesia, sino la tradicional formula de condenación; ¡Anatema a todos los herejes!”.4

Es necesario saber que prácticamente, la posición doctrinal-teológica de la

Iglesia Católica Romana quedo definida por el Concilio de Trento, el cual fue una

1
Ibíd., D739.
2
Ibíd., D740.
3
Manuel Gutiérrez Marín, Enrique Bullinger: La II confesión helvética, (Barcelona, España, Editorial:
Producciones Editoriales del Nordeste, 1978), 71.
4
Albert Wucher, Breve historia de los papas: Interpretación a la luz del Segundo Concilio Vaticano (Buenos
Aires, Argentina, Editorial: El Ateneo, 1963), 167.
74

medida de contrarreforma que no solamente consolidó el abismo que se había

abierto entre Roma y los reformadores del siglo XVI, sino que dio carta de

ciudadanía a los muchos errores que se habían acumulado durante los siglos de la

Edad Media, alejando evidente y lamentablemente a la fuente pura de la Biblia y del

evangelio,1 teniendo en cuenta esto vamos a dar un vistazo al aspecto histórico

inmediato de este Concilio.

El sumo Pontífice Paulo III, considerando los rápidos progresos de la herejía

de Lutero,2 Zwinglio3 y Calvino,1 la desmoralización que desgraciadamente se

1
Adolfo Robleto, Un vistazo a la Doctrina Romana, (U.S.A, Editorial: Casa Bautista de Publicaciones,
Segunda Edición, 1980), 10.
2
Martin Lutero: nace el 10 de Noviembre en Eisleben en 1483, estudia en Erfurt en 1501, en 1505 Ingresa en
el convento de agustinos en Erfurt, en 1507 se ordena como sacerdote, en 1510 a 1511 viaja a Roma, en 1512
estudia el Doctorado en Teología; profesor en Wittenberg, en 1516 editado por Erasmo, aparece en Basilea el
primer Nuevo Testamento griego impreso, en 1517 las Noventa y cinco tesis, (31 de Octubre); comienza de la
discusión sobre las indulgencias, en 1518 Lutero ante el cardenal Cayetano en Augsburgo, en 1519 gran
discusión en Leipzig con el profesor Eckingolstadt, en 1520 recibe una Bula con la amenaza de excomunión
Exsurge Domin; Lutero quema la Bula públicamente en Diciembre, en 1521 la Dieta de Worms, orden de
destierro a Lutero; Lutero en Wartburg hasta 1522 donde hay desordenes en Wittenberg (iconoclastas);
aparece en septiembre el Nuevo Testamente traducido al alemán por Lutero, en 1524 la Dieta de Nürenberg
acuerda celebrar un Concilio nacional, que el emperador Carlos V prohíbe, 1525 Guerra de los campesinos.
Muere el príncipe Federico el sabio, protector de Lutero. Matrimonio de Lutero con Katherin von Bora, en
1529 conversación religiosa de Lutero con Zwinglio en Marburg/Lahn, 1530 Dieta de Ausgburgo. Lutero en
la fortaleza de Coburgo, 1531 de unión de los príncipes protestantes en la Ligfa de Esmalcalda que Dura hasta
1546, Lutero termina su traducción de la Biblia, 1540 aprobación por el Papa Pablo III de la Orden de los
Jesuitas; la Orden se dedicó especialmente a perseguir a los herejes, en 1541Fundacion del Estado eclesiástico
de Ginebra por el reformador Juan Calvino (1509-1564), Convocatoria del Concilio de Trento, que duró hasta
1563 y formuló las contratesis a la Reforma. En 1546 muere Martin Lutero en Eisleben el 18 de Febrero.
Federico Fliedner, Martín Lutero: Su vida y su obra, (Barcelona, España, Editorial: Terrassa, Libros Clíe,
1980),25-26
3
Zwinglio. Canónigo de Constanza y después famoso hereje sacramentario, escribió contra la real presencia
del cuerpo de Cristo en el santísimo Sacramento, a que fue inducido por un espíritu que se le apareció, de que
el mismo asegura, no acordarse si era de blanco, o negro, en su libro de “Socorro de la Eucaristía”, Lutero en
su Aserción 27 contra los artículos de Louvain, le condena de herejía, Zurich le celebra por primer pastor, Fue
muerto en la Batalla contra los Católicos en el año 1531, y después quemado su cuerpo.
Pons Augustin Alletz; Francisco Pérez Pastor, Diccionario portátil de los concilios : que contiene una suma
de todos los concilios generales, nacionales, provinciales, y particulares el motivo de su convocación sus
decisiones sobre el dogma, ó la disciplina y los errores que se han condenado desde el primer concilio,
celebrado por los apóstoles en Jerusalén, hasta después del Concilio de Trento. A que se ha añadido una
colección de los cánones mas notables, distribuidos por materias, y puestos en orden alfabético, con una
tabla cronológica de todos los concilios; precedido todo de una disertación sobre su antigüedad y su utilidad,
y de una noticia de las colecciones que se han hecho de ellos, (Madrid, España, Editorial: en la Imprenta Real
de Gazeta, 1782), 530-531.
75

propagaba en todos los estados cristianos, y la necesidad de restablecer la disciplina

eclesiástica, conoció cuan urgente era celebrar un concilio general y ecuménico, a

este fin convoco en el año 1537 la Bula convocatoria, para su apertura el día 23 de

mayo en la ciudad de Mantua. Pero no se pudo dar porque los turcos invadieron

Italia y el Pontífice en medio de tanto peligro no dejo de citar a los príncipes a un

concilio general, que el consideró se realizase en Venecia, punto que consideró mas

libre y seguro,2 pero este tampoco pudo ser posible. Había una situación difícil entre

las guerras que estaban en su apogeo, lo que complicó la iniciación de este concilio.

La historia del Concilio de Trento, se desenvolvió en la época de Carlos V, y

esta presidida por continuas intrigas, enfrentamientos, deslealtades y ambiciones, no

del emperador sino de varios pontífices que ocuparon en este dilatado espacio de

tiempo la “silla de San Pedro”.3

El Papa invitó y suplico a Carlos emperador de los Romanos y a Francisco

rey de Francia, que por cierto estos dos estaban en guerra; para que concurriesen

entre un diálogo entre si y su santidad para bien común del mundo cristiano y

exhortó a los príncipes a que asistieran al Concilio, pero estos pidieron prorroga, que

él después le concedió y prorrogo el Concilio hasta la pascua de la resurrección del

Señor por su Bula del 28 de Junio de 1538 en vista que apenas habían acudido

1
Calvino: Francés natural de Noyón, en Picardía, canónigo de aquella ciudad, y después Cura de Puente-
Obispo, pueblo inmediato de donde convencido de algún delito huyó a Italia, y pasando a Ginebra, puso allí la
catedra de sus pestilenciales errores… este heresiarca era muy elocuente y versado en Letras… la Doctrina de
Calvino cuyo sumario consiste en tres capítulos que conspiran a Destruir lo tres fundamentos principales de la
Ciudad de Dios, esto es la doctrina, Las Costumbres, y la Policía Eclesiástica.
Ibíd., 489-490.
2
Ignacio López de Ayala, El sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, (Madrid, España, Editorial: En
Madrid: en la Imprenta Real, 1785), 7.
3
Vicente de Cadenas y Vicent, El Concilio de Trento en la época del emperador Carlos V, (Madrid, España,
Editorial: Hidalguía, 1990), 5.
76

prelados a Vincencia. Pero los Príncipes opinaron que no convenía emprender la

celebración del concilio sin antes lograr la paz y el Papa suspendió nuevamente sus

letras y despacho a los príncipes el 10 de Junio de 1539.1

Por fin viendo el Papa que los negocios de la Cristiandad caían de un día a

otro en un estado más deplorable, y frustradas todas las esperanzas de paz, resolvió

volver a adoptar el remedio del Concilio general, sin aguardar el consentimiento de

ningún príncipe, y atendió únicamente a la voluntad de Dios y a la utilidad de la

Iglesia, eligió la ciudad de Trento2 para celebrarle el 1 de Noviembre de 1542, como

resulta la Bula dada en Roma el 22 de Mayo. Pero las disputas que se suscitaban

hicieron diferir aun el Concilio mas de dos años,3 Y no se hizo sino hasta presidirlo

nombrando a los reverendísimos e ilustrísimos señores cardenales, Juan María de

Monte Obispo de Palestina, Marcelo Cervini, presbítero de Santa Cruz en Jerusalén

y Reinaldo Polo Diácono de Santa María de Cosmedin; con estos tres legados ya

1
Ignacio López de Ayala, El sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, (Madrid, España, Editorial: En
Madrid: en la Imprenta Real, 1785), 8.
2
Trento es la ciudad del arte, la historia y el encuentro entre la cultura italiana y europea central. Se encuentra
en la región de Trentino-Alto Adige y es una zona montañosa próxima a los Alpes. Su nombre deriva
de Tridentum, las tres colinas que rodean la ciudad. Se trata de un pueblo de origen celta que fue conquistado
por romanos. Fue sede del Concilio ecuménico que lleva el nombre de la ciudad y que sucedió durante los
años 1545 – 1563.
Recuperado de la red Universia, buscadora de Universidades, ciudades, sistemas de alojamiento entre otros en
Europa, http://internacional.universia.net/europa/ciudades/italia/trento/ciudad.htm, consultado, Agosto de
2012.
3
Pons Augustin Alletz; Francisco Pérez Pastor, Diccionario portátil de los concilios : que contiene una suma
de todos los concilios generales, nacionales, provinciales, y particulares; el motivo de su convocación sus
decisiones sobre el dogma, ó la disciplina y los errores que se han condenado desde el primer concilio,
celebrado por los apóstoles en Jerusalén, hasta después del Concilio de Trento. A que se ha añadido una
colección de los cánones mas notables, distribuidos por materias, y puestos en orden alfabético, con una
tabla cronológica de todos los concilios; precedido todo de una disertación sobre su antigüedad y su utilidad,
y de una noticia de las colecciones que se han hecho de ellos, (Madrid, España, Editorial: en la Imprenta Real
de Gazeta, 1782), 153.
77

mencionados acompañados por 3 Arzobispos y 22 Obispos, se celebró la Primera

Sesión el 13 de Diciembre de 1545.1

En total a este concilio Tridentino que fue convocado primero para la ciudad

de Mantua, después para Venecia y finalmente para Trento: Asistieron cinco

Cardenales, legados de la silla apostólica, tres Patriarcas, 33 Arzobispos, 235

Obispos, siete Abades, siete generales de religiones y 160 Doctores. Como ya lo

habíamos visto, empezó en el año 1545, y alcanzó cuatro pontífices, Paulo III, Julio

III, Marcelo II, que murió a los 22 días y Pio IV. Consta de 25 sesiones, las diez

primeras bajo Paulo III, las seis siguientes bajo Julio III y las nueve últimas bajo Pio

IV.2

En la sesión VIII ocurrió peste en la ciudad, y se traslado a Bolonia en 1547,

donde se tuvieron dos sesiones sobre la prorrogación, en el año siguiente el Papa

Julio III, restituyo a Trento el concilio desde Bolonia, mas hallándose Alemania

bastante turbada con sus guerras fue necesario suspender el sínodo, suspensión que

duró diez años de 1552 a 1562, en que logró Pio IV el que continuase y concluyese

en 1563; dejando restablecidos los cánones de la antigua disciplina y condenados los

errores de Lutero, Calvino y demás sectarios se aquel tiempo.3 De esta forma se dio

el concilio de Trento en la Historia.

A continuación los puntos de las sesiones más importantes que se trataron en

el Concilio de Trento de acuerdo al magisterio de la iglesia; cabe aclarar que se

presentaran estos aspectos del Concilio pero sin profundizar en ellos, porque en

1
Ignacio López de Ayala, El sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, (Madrid, España, Editorial: En
Madrid: en la Imprenta Real, 1785), 8.
2
J.M.J., con licencia de la autoridad eclesiástica, Extracto Histórico y Cronológico de la Iglesia: Desde su
Origen Hasta Nuestros Días, (España, Editorial: Palma, la V. de Villalonga, 1861), 209-210.
3
Ibíd., 210.
78

nuestra investigación solo son un referente para ubicar aspectos importantes con

base a lo que estamos estudiando:

Sesión III del 4 de febrero de 1546: Aceptación del símbolo de la fe católica:

Este sacrosanto, ecuménico y universal Concilio de Trento, legítimamente

reunido en el Espíritu Santo, presidiendo en él... los tres Legados de la Sede

Apostólica, considerando la grandeza de las materias que han de ser tratadas,

señaladamente de aquellas que se contienen en los dos capítulos de la extirpación de

las herejías y de la reforma de las costumbres, por cuya causa principalmente se ha

congregado... creyó que debía expresamente proclamarse el Símbolo de la fe de que

usa la Santa Iglesia Romana, como el principio en que necesariamente convienen

todos los que profesan la fe de Cristo, y como firme y único fundamento contra el

cual nunca prevalecerán las puertas del infierno [Mt. 16, 18], con las mismas

palabras con que se lee en todas las Iglesias.1 Con esto la Iglesia quería reformar las

costumbres, eliminar las herejías, todo bajo un símbolo de profesa fe de la sede

Apostólica.

De Sesión IV del 8 de Abril de 1546: Aceptación de los libros sagrados y las

tradiciones de los apóstoles; 2 se acepta la edición Vulgata de la Biblia y se prescribe

el modo de Interpretar la Sagrada Escritura, etc.3

De la Sesión V del 17 de Junio de 1546: se publica un decreto sobre el

Pecado Original: Para que nuestra fe católica, sin la cual es imposible agradar a Dios

[Hebr. 11, 6], limpiados los errores, permanezca integra e incorrupta en su

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 313-314, D-782.
2
Ibíd., 314-315.
3
Ibíd., 316.
79

sinceridad, y el pueblo cristiano no sea llevado de acá para allá por todo viento de

doctrina.1 En el decreto que se publica en este documento se trata de anatema2 a toda

persona que no reconozca la doctrina del pecado original.3

De la Sesión VI de 13 de Enero de 1547 se promulgó un decreto sobre la

Justificación en este decreto se desarrollaron los siguientes capítulos: 1. De la

impotencia de la naturaleza y de la ley para justificar a los hombres, 2. De la

dispensación y misterio del advenimiento de Cristo, 3. Quiénes son justificados por

Cristo, 4. Se insinúa la descripción de la justificación del impío y su modo en el

estado de gracia, 5. De la necesidad de preparación para la justificación e n los

adultos, y de dónde procede, 6. Modo de preparación, 7. Qué es la justificación del

impío y cuáles sus causas, 8. Cómo se entiende que el impío es justificado por la fe

y gratuitamente, 9. Contra la vana confianza de los herejes, 10. Del acrecentamiento

de la justificación recibida, 11. De la observancia de los mandamientos y de su

necesidad y posibilidad, 12. Debe evitarse la presunción temeraria de

1
Ibíd., 317; D-787.
2
Anatema:
3
Esta es una síntesis de acuerdo al decreto planteado del Concilio sobre pecado original: 1. Si alguno no
confiesa que el primer hombre Adán, al transgredir el mandamiento de Dios en el paraíso, perdió
inmediatamente la santidad y justicia. D-788; 2. Si alguno afirma que la prevaricación de Adán le dañó a él
solo y no a su descendencia; que la santidad y justicia recibida de Dios, que él perdió, la perdió para sí solo y
no también para nosotros; o que, manchado él por el pecado de desobediencia, sólo transmitió a todo el
género humano la muerte y las penas del cuerpo, pero no el pecado que es muerte del alma: sea anatema. D-
789; 3. Si alguno afirma que este pecado de Adán que es por su origen uno solo y, transmitido a todos por
propagación, no por imitación, está como propio en cada uno, se quita por las fuerzas de la naturaleza humana
o por otro remedio que por el mérito del solo mediador, Nuestro Señor Jesucristo, el cual, hecho para nosotros
justicia, santificación y redención [1Cor. 1. 30], nos reconcilió con el Padre en su sangre; o niega que el
mismo mérito de Jesucristo se aplique tanto a los adultos, como a los párvulos por el sacramento del
bautismo, debidamente conferido en la forma de la Iglesia: sea anatema. D-790; 4. Si alguno niega que hayan
de ser bautizados los niños recién salidos del seno de su madre, aun cuando procedan de padres bautizados, o
dice que son bautizados para la remisión de los pecados, pero que de Adán no contraen nada del pecado
original que haya necesidad de ser expiado en el lavatorio de la regeneración para conseguir la vida eterna. D-
791; 5. Si alguno dice que por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo que se confiere en el bautismo, no se
remite el relato del pecado original…si alguno sintiere lo contrario sea anatema D-792.
3
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, (Barcelona, España: Biblioteca Herder, sección de teología y filosofía,
1963), 317-318.
80

predestinación, 13. Del don de la perseverancia, 14. De los caídos y su reparación,

15. Por cualquier pecado mortal se pierde la gracia, pero no la fe, 16. Del fruto de la

justificación, es decir, del mérito d e las obras y de la razón del mérito mismo. Y por

último se habla de los cánones sobre la Justificación.1

De la Sesión VII del 3 de Marzo de 1547, se establecen Cánones sobre los

Sacramentos en General, cánones sobre el Sacramento del Bautismo, cánones sobre

el Sacramento de la Confirmación, en todos estos los que no estaban de acuerdo con

estos cánones eran considerados como anatemas de la Iglesia.2

De la Sesión XIII del 11 de Octubre de 1551 bajo el Pontificado de Julio III

(1550-1555), se promulga el decreto sobre la Eucaristía y se describe cómo

enseñarlo y predicarlo a la iglesia de forma correcta; se presentan una serie de

capítulos sobre el sacramento de la Eucaristía que se mencionaremos brevemente: 1.

De la presencia real de nuestro Señor Jesucristo, 2. Razón de la institución de este

santísimo sacramento, 3. De la excelencia de la santísima Eucaristía sobre los demás

sacramentos, 4. De la Transustanciación,3 5. Del culto y la veneración que deben

tributarse a este santísimo sacramento, 6. Que se ha de reservar el santísimo

sacramento de la Eucaristía y llevarlo a los enfermos, 7. De la preparación que debe

1
Ibíd., 319-336.
2
Ibíd., 337-341.
3
Transustanciación: Cristo Redentor nuestro dijo ser verdaderamente su cuerpo lo que ofrecía bajo la
apariencia de pan [Mt. 26, 26 ss; Mc. 14, 22 ss; Lc. 22, 19 s; 1 Cor. 11, 24 ss]; de ahí que la Iglesia de Dios
tuvo siempre la persuasión y ahora nuevamente lo declara en este santo Concilio, que por la consagración
del pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo
Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. La cual conversión, propia y
convenientemente, fue llamado transustanciación por la santa Iglesia Católica.
Ibíd., 344-345; D-877.
81

llevarse para recibir dignamente la santa Eucaristía, 8. Del uso de este admirable

sacramento; también se postularon diversos Cánones sobre éste sacramento.1

De la Sesión XIV del 25 de Noviembre de 155, se reafirma la doctrina sobre

el Sacramento de la Penitencia y se definen los siguientes capítulos: 1. De la

necesidad e institución del sacramento de la Penitencia, 2. De la diferencia entre el

sacramento del Bautismo y la Penitencia, 3. De las partes y frutos de ésta penitencia,

4. De la Contrición, 5. De la Confesión, 6. Del ministerio de este sacramento y de la

absolución, 7. De la reserva de casos, 8. De la necesidad y fruto de la satisfacción, 9.

De las obras de la santificación; se reafirma la doctrina sobre el Sacramento de la

extremaunción y de este se definen los siguientes capítulos: 1. De la institución de

este sacramento, 2. Del efecto de este sacramento, 3. Del ministro y del tiempo en

que debe darse este sacramento; se establecieron cánones sobre el sacramento de la

penitencia y cánones sobre la extremaunción.2

Para la conclusión de este Concilio bajo el pontificado de Pio IV (1556-

1565) en la Sesión XXI del 16 de Julio de 1562, se hablo de la Doctrina de la

Comunión bajo las dos especies y la comunión de los párvulos, se establecieron los

siguientes capítulos: 1. Que los laicos y los clérigos que no celebran, no están

obligados por derecho divino a la comunión bajo las dos especies, 2. De la potestad

de la Iglesia a cerca de la administración del sacramento de la Eucaristía, 3. Bajo

cualquiera de las especies se recibe a Cristo, todo e integro y el verdadero

sacramento, 4. Los párvulos no están obligados a la comunión sacramental; se

1
Ibíd., 341-348.
2
Ibíd., 349-367
82

establecieron cánones a cerca de la comunión bajo las dos especies y la comunión de

los párvulos.1

De la Sesión XXII del 17 de septiembre de 1562, se habla de la doctrina a

cerca del santísimo Sacrificio de la Misa, se establecieron los siguientes capítulos:2

1. De la institución del sacrosanto sacrificio de la Misa, 2. El sacrificio visible es

propiciado por los vivos y por los difuntos, 3. De las Misas en honor de los santos.

4. Del canon de la Misa, 5. De las ceremonias solemnes del sacrificio de la Misa, 6.

De la misa en que solo comulga el sacerdote, 7. Del agua que ha de mezclarse al

vino en el cáliz que debe ser ofrecido, 8. Que no debe celebrarse la Misa en lengua

Vulgar (o sea solo en Latín, cualquier otro idioma es vulgar) y que sus misterios han

de explicarse al pueblo, pero solo por los delegados sacerdotes de Roma, 9.

Preámbulo de los cánones siguientes; se definen cánones sobre el santísimo

sacrificio de la Misa.3

De la Sesión XXIII del 15 de Julio de 1563, se habla sobre la doctrina del

sacramento del Orden y se establecieron los siguientes capítulos: 1. De la institución

del sacerdocio de la nueva ley, 2. De las siete ordenes, (están las mayores e

inferiores y tenemos algunas como subdiácono, acólito, exorcista, lector y ostiario.3.

Que el orden es verdadero sacramento, 4. De la jerarquía eclesiástica y de la

ordenación; se establecen cánones sobre el sacramento del orden.4

1
Ibíd., 367-370.
2
Los títulos de los capítulos de esta sesión no se deben al Concilio, sino a un sujeto llamado Felipe Chifflet
en el siglo XVII. Ibíd., 371.
3
Ibíd., 371-376.
4
Ibíd., 377-381.
83

De la Sesión XXIV del 11 de Noviembre de 1563, se habla de la doctrina

sobre el sacramento del Matrimonio y cánones sobre el sacramento del matrimonio.1

De la Sesión XXV del 3 y 4 de Diciembre de 1563, se expresa el decreto

sobre el purgatorio,2 se habla de la invocación, veneración y reliquias de los santos y

sobre las sagradas imágenes, se promueve el decreto sobre las Indulgencias,3se habla

de la clandestinidad que invalida el matrimonio, de la Trinidad y la Encarnación que

son argumentos contra los Unitarios y por último se da una profesión tridentina de

fe.4

Concilio Vaticano I 1869-1870

El XX concilio ecuménico se celebró en la ciudad de vaticano en Roma,

convocado por el Papa Pío IX dando inicio la primera cesión el 8 de diciembre de

1869 y cerrando la última cesión el 20 de octubre de 1870.

La intención de Pío IX al convocar el concilio era doble: por una parte,

impulsar la relación contra el naturalismo y el racionalismo, algo contra lo que él

había luchado desde el comienzo de su mandato; por otra parte, adaptar la

legislación eclesiástica a los nuevos cambios que estaban ocurriendo en el mundo

desde el concilio de Trento, entre ellos la infabilidad papal. Sin embargo, el anuncio

del concilio provoco reacciones contrarias entre diferentes grupos de la iglesia que

1
Ibíd., 381-384.
2
En el decreto: “manda el santo Concilio a los obispos que diligentemente se esfuercen para que la sana
doctrina sobre el purgatorio, enseñada por los santos Padres y sagrados Concilios sea creída, mantenida,
enseñada y en todas partes predicada por los fieles de Cristo.” Ibíd., 7 5; D-983.
3
En el decreto: “Como la potestad de conferir indulgencias fue concedida por Cristo a su Iglesia y ella ha
usado ya desde los más antiguos tiempos de ese poder que le fue divinamente otorgado [cf. Mt. 16, 19; 18,
18], el sacrosanto Concilio enseña y manda que debe mantenerse en la Iglesia el uso de las Indulgencias,
sobremanera saludable al pueblo cristiano y aprobado por la autoridad de los sagrados Concilios, y condena
con anatema a quienes afirman que son inútiles o niegan que exista en la Iglesia potestad de concederlas.
Ibíd., 387; D-989.
4
Ibíd., 384-392.
84

no estaban de acuerdo con su realización. Además de estos grupos, muchos

gobiernos temían que el concilio tomase decisiones que competían a los gobiernos

civiles discutir.1

A pesar de estos inconvenientes el concilio inicio el 8 de diciembre en

presencia de 700 obispos. Entre ellos, había 60 prelados de rito oriental, procedentes

en su mayoría del Próximo Oriente, y casi 200 padres llegados de países no

europeos, 121 de América (49 de Estados Unidos, 18 de Canadá, 10 de México, 6 de

Brasil) y 41 de la Indias inglesas y del Extremo Oriente, pero solo 9 de las misiones

de África, que aun estaban en comienzo.2

El concilio Vaticano I fue un concilio de muchos debates, ejemplos de ello

son las discusiones sobre a fuerte influencia del racionalismo, y los intensos debates

que se generaron a raíz del tema de la infabilidad papal. Este último fue el tema más

controversial para el concilio, desde su propuesta de definición, el proceso, su

votación y los resultados.3

El concilio realizo decretos sobre diferentes temas, entre ellos se encuentran

sobre la constitución dogmática de la fe católica:

De Dios, creador de todas las cosas:

[Sobre Dios uno, vivo y verdadero y su distinción de la universidad de las

cosas] (2) La santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y confiesa que hay

1
L. J. Rogier, M. D. Knowles, Nueva historia de la iglesia vol. 5 (Madrid, España: Ediciones Cristiandad,
1977), 69-70.
2
Ibíd., 70.
3
Joseph Kirsc, Vatica Council (The Catholic Encyclopedia. Vol. 15. New York: Robert Appleton
Company, 1912), http://www.newadvent.org/cathen/15303a.htm
85

un solo Dios verdadero y vivo, creador y señor del cielo y de la tierra, omnipotente,

eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda

perfección; el cual, siendo una sola sustancia espiritual, singular, absolutamente

simple e inmutable, debe ser predicado como distinto del mundo, real y

esencialmente, felicísimo en sí y de sí, e inefablemente excelso por encima de todo

lo que fuera de El mismo existe o puede ser concebido [Can. 1-4]. 1

De la revelación:

[Del hecho de la revelación sobrenatural positiva]. La misma santa Madre

Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser

conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas

creadas; porque lo invisible de El, se ve, partiendo de la creación del mundo,

entendido por medio de lo que ha sido hecho [Rom. 1,20]; sin embargo, plugo a su

sabiduría y bondad revelar al género humano por otro camino, y éste sobrenatural,

así mismo y los decretos eternos de su voluntad, como quiera que dice el Apóstol:

Habiendo Dios hablado antaño en muchas ocasiones y de muchos modos a nuestros

Padres por los profetas, últimamente, en estos mismos días, nos ha hablado a

nosotros por su Hijo [Hebr. 1, 1 s; Can. 1].2

De la fe:

[De la definición de la fe]. Dependiendo el hombre totalmente de Dios como

de su creador y señor, y estando la razón humana enteramente sujeta a la Verdad

1
Heinrich Denzinger , El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D1782.
2
Ibíd., D1785.
86

increada; cuando Dios revela, estamos obligados a prestarle por la fe plena

obediencia de entendimiento y de voluntad [Can. 1]. Ahora bien, esta fe que «es el

principio de la humana salvación» [cf. 801], la Iglesia Católica profesa que es una

virtud sobrenatural por la que, con inspiración y ayuda de la gracia de Dios,

creemos ser verdadero lo que por Él ha sido revelado, no por la intrínseca verdad de

las cosas, percibida por la luz natural de la razón, sino por la autoridad del mismo

Dios que revela, el cual no puede ni engañarse ni engañarnos [Can. 2]. Es, en efecto,

la fe, en testimonio del Apóstol, sustancia de las cosas que se esperan, argumento de

lo que no aparece [Hebr. 11, 1].

De la fe y la razón:

[De la parte que toca a la razón en el cultivo de la verdad sobrenatural.] Y,

ciertamente, la razón ilustrada por la fe, cuando busca cuidadosa, pía y sobriamente,

alcanza por don de Dios alguna inteligencia, y muy fructuosa, de los misterios, ora

por analogía de lo que naturalmente conoce, ora por la conexión de los misterios

mismos entre sí y con el fin último del hombre; nunca, sin embargo, se vuelve

idónea para entenderlos totalmente, a la manera de las verdades que constituyen su

propio objeto. Porque los misterios divinos, por su propia naturaleza, de tal manera

sobrepasan el entendimiento creado que, aun enseñados por la revelación y

aceptados por la fe; siguen, no obstante, encubiertos por el velo de la misma fe y

envueltos de cierta oscuridad, mientras en esta vida mortal peregrinamos lejos del

Señor; pues por fe caminamos y no por visión [2 Cor. 5, 6 s].1

1
Ibíd., D1796.
87

El julio de 1870 se celebro la cuarta sesión, donde se trato la constitución

dogmática sobre la fe católica, sobre todo el rol del sumo pontífice, estos son

algunos de los decretos formulados:

De la institución del primado apostólico:

[Contra los herejes y cismáticos.] Enseñamos, pues, y declaramos que, según

los testimonios del Evangelio, el primado de jurisdicción sobre la Iglesia universal

de Dios fue prometido y conferido inmediata y directamente al bienaventurado

Pedro por Cristo Nuestro Señor. Porque sólo a Simón – a quien ya antes había

dicho: Tú te llamarás Cefas [Ioh. 1, 42) --, después de pronunciar su confesión: Tú

eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, se dirigió el Señor con estas solemnes palabras:

Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque ni la carne ni la sangre te lo ha

revelado, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tu eres Pedro, y

sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán

contra ella, y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y cuanto atares sobre la

tierra, será atado también en los cielos; y cuanto desataras sobre la tierra, será

desatado también en el cielo [Mt. 16, 16 ss]. [Contra Richer, etc.; v. 1503]. Y sólo a

Simón Pedro confirió Jesús después de su resurrección la jurisdicción de pastor y

rector supremo sobre todo su rebaño, diciendo: «Apacienta a mis corderos».

«Apacienta a mis ovejas» [Ioh. 21, 15 ss].1

De la perpetuidad del primado:

Ahora bien, lo que Cristo Señor, príncipe de los pastores y gran pastor de las

ovejas, instituyó en el bienaventurado Apóstol Pedro para perpetua salud y bien

1
Ibíd., D1822
88

perenne de la Iglesia, menester es dure perpetuamente por obra del mismo Señor en

la Iglesia que, fundada sobre la piedra, tiene que permanecer firme hasta la

consumación de los siglos. «A nadie a la verdad es dudoso, antes bien, a todos los

siglos es notorio que el santo y beatísimo Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles,

columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de

manos de nuestro Señor Jesucristo, Salvador y Redentor del género humano; y,

hasta el tiempo presente y siempre, sigue viviendo y preside y ejerce el juicio en sus

sucesores» [cf. Concilio de Éfeso, v. 112], los obispos de la santa Sede Romana, por

él fundada y por su sangre consagrada. De donde se sigue que quien quiera sucede a

Pedro en esta cátedra, ése, según la institución de Cristo mismo, obtiene el primado

de Pedro sobre la Iglesia universal. «Permanece, pues, la disposición de la verdad, y

el bienaventurado Pedro, permaneciendo en la fortaleza de piedra que recibiera, no

abandona el timón de la Iglesia que una vez empuñara» (1).1

De la naturaleza y de la razón del primado del romano pontífice:

[Afirmación del primado.] Por tanto, apoyados en los claros testimonios de

las Sagradas Letras y siguiendo los decretos elocuentes y evidentes, ora de nuestros

predecesores los Romanos Pontífices, ora de los Concilios universales, renovamos

la definición del Concilio Ecuménico de Florencia, por la que todos los fieles de

Cristo deben creer que «la Santa Sede Apostólica y el Romano Pontífice poseen el

primado sobre todo el orbe, y que el mismo Romano Pontífice es sucesor del

bienaventurado Pedro, príncipe de los Apóstoles, y verdadero vicario de Jesucristo y

cabeza de toda la Iglesia, y padre y maestro de todos los cristianos; y que a él le fue

entregada por nuestro Señor Jesucristo, en la persona del bienaventurado Pedro,

1
Ibíd., D1824
89

plena potestad de apacentar, regir y gobernar a la Iglesia universal, tal como aun en

las actas de los Concilios Ecuménicos y en los sagrados Cánones se contiene» [v.

694].1

Del magisterio infalible del romano pontífice:

En fin, el Concilio de Florencia definió: «Que el Romano Pontífice es

verdadero vicario de Cristo y cabeza de toda la Iglesia y padre y maestro de todos

los cristianos, y a él, en la persona de San Pedro, le fue entregada por nuestro Señor

Jesucristo la plena potestad de apacentar, regir y gobernar a la Iglesia universal» [v.

694].2

Así, pues, Nos, siguiendo la tradición recogida fielmente desde el principio

de la fe cristiana, para gloria de Dios Salvador nuestro, para exaltación de la fe

católica y salvación de los pueblos cristianos, con aprobación del sagrado Concilio,

enseñamos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que el Romano Pontífice,

cuando habla ex cathedra - esto es, cuando cumpliendo su cargo de pastor y doctor

de todos los cristianos, define por su suprema autoridad apostólica que una doctrina

sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal --, por la

asistencia divina que le fue prometida en la persona del bienaventurado Pedro, goza

de aquella infalibilidad de que el Redentor divino quiso que estuviera provista su

Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y las costumbres; y, por tanto, que

las definiciones del Romano Pontífice son irreformables por sí mismas no por el

consentimiento de la Iglesia.3

1
Ibíd., D1826
2
Ibíd., D1835.
3
Ibíd., 1839.
90

Estos son algunos de los decretos emitidos en el concilio Vaticano, el cual

cerro sesión el 20 de Octubre de 1870. Donde a pesar de la oposición levantada

antes y durante su proceso, su aceptación no fue discutida sino aceptada por todos

los obispos.

Concilio Vaticano II (1962-1965)

Para introducir al marco histórico de este Concilio ecuménico general de la

Iglesia Católica es necesario contextualizarse en un marco histórico cultural del

siglo XX que se presentará a continuación, con el único fin de vislumbrar cómo fue

el entorno de la época que llevó a la proclamación de este Concilio Vaticano II.

El contexto histórico cultural de la época nos dice que el siglo XX está

culturalmente marcado por un concepto: materialismo. El siglo XX es una época

materialista, donde ha denominado la idea de que toda la realidad, o por lo menos

todo lo valioso y autentico de la realidad, viene de la materia. Este materialismo ha

tenido tres importantes expresiones culturales, relacionadas entre si:1

El materialismo de la ciencia moderna: la ciencia moderna tiende a ser

materialista por un motivo muy simple: porque el método científico consiste en

medir y experimentar. Y es evidente que solo se pueda medir y experimentar lo

inmaterial: es decir, la parte material de las cosas,2 entonces ignoran la fe y a Dios,

porque son cosas intangibles que no se pueden someter al método científico.

El materialismo Marxista: El marxismo nació precisamente en el contexto

del materialismo científico. Marx vio en el libro de Darwin la “providencial”

1
Juan Luis Lorda, Antropología Cristiana: Del Concilio Vaticano II a Juan Pablo II, (Madrid, España,
Editorial: Palabra, 2004), 18.
2
Ibíd., 18.
91

confirmación de su teoría filosófica. Pero el marxismo es mas que eso: es una

filosofía materialista, construida precisamente con ese principio como base; la

filosofía e Marx es una especie de inmenso poema o mito materialista. Marx piensa

que todo lo que ha sucedido en el mundo puede explicarse desde la materia; no

solamente la naturaleza sino también la historia. Haber intentado explicar la historia

como la historia de la materia es quizás la mayor osadía de Marx; por eso se puede

afirmar que su filosofía – el marxismo- es una especie de épica materialista.1

El materialismo practico: en la otra parte de Europa, en la Europa llamada

“libre”, es donde se desarrollo el tercer materialismo: el materialismo practico, el

materialismo propio de las sociedades industrializadas. Este materialismo es el fruto

de la inmensa expansión de los conocimientos científicos y técnicos en el siglo xx

en donde se desarrollo nuestro Concilio Vaticano II. El triunfo de la técnica sobre la

naturaleza permitió un dominio de la materia hasta entonces desconocido, multiplico

sin limite la producción industrial y generó esa sociedad opulenta, intensamente

enriquecida y materializada, que llamamos “sociedad de consumo”2.

Cabe resaltar que en este materialismo práctico hay que hacer al menos una

breve referencia al fenómeno de los fascismos, que tanta importancia tienen en el

primer tercio del siglo XX; en particular, el Nacionalsocialismo de Hitler. Pese a las

diferencias que la propaganda de uno y otro bando quiso marcar, esté emparentado

ideológicamente con el marxismo. Las dos formas de socialismo –nacionalista e

internacionalista- se inspiran en el panteísmo hegeliano3 y en el materialismo

1
Ibíd., 20.
2
Ibíd., 23-24.
3
El idealismo de Hegel: la filosofía Hegel era una filosofía marcada por el panteísmo (Dios está en todo). El
gran filosofo alemán había meditado sobre el crecimiento de la cultura humana y sobre los grandes
92

científico. Se diferencian en que el nazismo tuvo un carácter fuertemente

nacionalista y racial, mientras que el marxismo nació con un carácter

internacionalista.1

Con base en lo anterior se pudo ver que el materialismo del siglo XX tuvo

tres expresiones culturales importantes que fueron: el materialismo de la ciencia

moderna, la filosofía del materialismo marxista, el materialismo practico de las

sociedades occidentales que, a lo largo del siglo, han llegado a dominar la materia.

Teniendo en cuenta lo presentado anteriormente y considerando que un

Concilio Ecuménico es un gran acontecimiento en la vida de la Iglesia; un

acontecimiento que queda en la historia como una piedra miliar, señalando un punto

de referencia en el camino que la iglesia recorre desde que Jesucristo empezó a

formarla, hasta que venga a congregarla para siempre al final de los tiempo en la

casa del Padre.2

No es posible describir ahora detalladamente el marco cultural de la época

del Concilio. Es demasiado complejo para resumirlo en unas pocas líneas. Pero

podemos aventurar desde qué perspectiva el concilio quería ahondar con base a la

temática de esta investigación, se mirará un último aspecto antes de entrar a la

marco del Concilio a continuación:

movimientos de ideas a través de las cuales ala cultura evoluciona y crece. Se dio cuenta que esos grandes
movimientos espirituales tienen un carácter dialectico. Es decir, cultura y conocimiento humano no crecen
linealmente, poco a poco, sino con grandes convulsiones, donde unas corrientes se oponen a otras y producen
síntesis superadoras. Lo que caracteriza la historia son esos inmensos movimientos de ideas donde juegan un
papel las distintas naciones y pueblos. Los protagonistas de la historia son, en realidad las ideas. Ibíd., 26-
27.
1
Ibíd., 25.
2
L. Scheffczyk, Evolución de la Teología entre la primera guerra mundial y el Concilio Vaticano II, en H,
Jedin, Manual de Historia de la Iglesia, Vol, IX, Cap.8, (Barcelona, España, Editorial; Herder, 1984), 389-
439.
93

Durante el siglo XIX, situación empeora debido al laicismo: la practica

religiosa sigue extendida en las capas tradicionales de la población: clases medias,

campesinos, etc.; pero no alcanzan a los estratos nuevos: no acaban de penetrar en el

proletariado industrial, y llega cada vez peor a los que dirigen la vida política y

económica.1

Hay numerosos cristianos en todas las esferas de la vida social y cultural,

pero no pueden, no quieren o no saben darles un tono cristiano. Por alguna razón, la

síntesis vital y creativa entre la fe y la cultura se da en contados casos: el mundo de

la ciencia tiende a encerrarse en concepciones materialistas y plantea cuestiones a la

fe que no parecen bien resueltas; en el ámbito universitario dominan filosofías

escépticas o ateas; el arte de mueve por ideas, intereses y motivos que son, en

general, ajenos a la fe; en cuanto a las ideas políticas, en casi todos los países de

occidente, crece la influencia del marxismo y, en menor medida de un liberalismo

burgués que no puede considerarse cristiano.2

Parece que lo cristiano ha quedado anticuado, que lo moderno lo ha

arrinconado en el pasado. Esta impresión tiene algo escandalosa, porque significaría

que la fe habría perdido su vigor, puesto que no consigue que el hombre y las cosas

humanas reciban la influencia salvadora de la vida y muerte de Cristo. Se hace

necesario un esfuerzo por recuperar esta situación, un esfuerzo por llegar de nuevo a

la cultura, un esfuerzo por lograr la síntesis entre fe y cultura que esta época

1
Juan Luis Lorda, Antropología Cristiana: Del Concilio Vaticano II a Juan Pablo II, (Madrid, España,
Editorial: Palabra, 2004), 69
2
Ibíd., 69.
94

necesita1. Es por eso que se realiza este Concilio, con el fin de rescatar lo que se esta

perdiendo por el avance de la sociedad en sus distintos campos.

A continuación se van a mencionar algunas de las fechas más importantes de

la historia del Concilio.

El primer anuncio del Concilio data del 25 de Enero de 1959, cuando el Papa

Juan XXIII comunicó su intención de celebrar un Sínodo para Roma, un Concilio

para la Iglesia universal y, como consecuencia, su propósito de emprender la

reforma del Código de derecho canónico2. Meses más tarde, el 17 de mayo del

mismo año, fue nombrada una comisión antepreparatoria, presidida por el Cardenal

D. Tardini, Secretario de Estado, con la misión de tomar los oportunos contactos con

el Episcopado católico para obtener consejos y sugerencias; de recoger las

propuestas formuladas por los dicasterios de la Curia Romana; de trazar las líneas

generales de lo temas a tratar en el Concilio, después de haber escuchado también

los pareceres de las Facultades teológicas y canónicas de las Universidades

Católicas3.

En carta fechada el 18 de Junio de 1959, el mismo Cardenal Presidente de la

Comisión invitaba personalmente a cada obispo a exponer con absoluta libertad y

sinceridad los pareceres, consejos y propuestas que su preocupación pastoral y celo

por las almas le sugiriera.

1
Ibíd., 69-70.
2
Cf. Solemnis allocutio ad Patres Cardinales apud Basilicam S. Pauli Extramuros habita die 25-I-1959, en
A.A.S. 55, 65-69, en Julio Manzanares Marijuan, Liturgia y descentralización en el Concilio Vaticano II. Las
conferencias episcopales, eje de la reforma conciliar, (Roma, Editorial: Universidad Gregoriana, 1970), 4.
3
Commissio Centralis Praeparatoria Concilii Vaticani II, Acta et documenta Concilio Oecumenico Vaticano
II apparando. Serie I, Vol. I: Acta Summi Pontificis Ioannis XXIII, (Vaticano, Roma, Editorial: Typis
Polyglottis Vaticanis, 1960-1969), 22-23.
95

Invitaciones semejantes fueron enviadas también a las SS. Congregaciones

de la Curia Romana1 y a las Universidades y Facultades teológicas2.

Un segundo paso de gran importancia se dio el 5 de Junio de 1960: con el

Motu Proprio Superno Dei nutu quedaba abierta la fase preparatoria. Y entre las diez

Comisiones y dos Secretariados encargados de prepara el Concilio bajo la alta

dirección de la Comisión Central, figuraba también una Comisión de sagrada

Liturgia3.

Con agilidad y rapidez admirables trazó ésta su programa de trabajo. El

ingente material de sugerencias y propuestas entraba así en la fase de elaboración

propiamente dicha del futuro esquema conciliar.4

En Julio de 1962 era enviada a los futuros Padres conciliares la primera serie

de esquemas a discutir en la gran reunión ecuménica; entre ellos apareció el

esquema litúrgico. Semanas más tarde, el 11 de octubre de 1962 tenía lugar la

solemne apertura del Concilio Vaticano ante la curiosidad y la expectación de todo

el mundo. El 22 de Octubre, como primer tema en el calendario conciliar,

comenzaba la discusión de esquema litúrgico, después que, días antes, habían sido

elegidas las diferentes concesiones. Se prolongo hasta el día 13 de noviembre.5

Cuando terminó la primera sesión, el 8 de Diciembre de 1962, un largo

camino quedaba todavía por recorrer; sólo el primer capítulo había podido ser

1
Commissio Centralis Praeparatoria Concilii Vaticani II, Acta et documenta…, Vol.III: Proposita el Monita
SS. Congregationum Curiae romanae, (Vaticano, Roma, Editorial: Typis Polyglottis Vaticanis, 1960), XIII.
2
Commissio Centralis Praeparatoria Concilii Vaticani II, Acta et documenta…, Vol. IV: Studia et Vota
Universitatum Facultatum Ecclesiasticarum et Catholicarum, Pars I. 1, (Vaticano, Roma, Editorial: Typis
Polyglottis Vaticanis, 1961), XI-XII.
3
Julio Manzanares Marijuan, Liturgia y descentralización en el Concilio Vaticano II. Las conferencias
episcopales, eje de la reforma conciliar, (Roma, Editorial: Universidad Gregoriana, 1970), 5.
4
Ibíd., 5.
5
Ibíd., 6.
96

revisado y sometido la votación de los Padres. Únicamente en la segunda sesión

unicidad el 29 de septiembre de 1963, el esquema se convertirá en constitución

conciliar. Pero el gozo de su solemne promulgación no corresponderá ya a Juan

XXIII sino a su sucesor, Pablo VI, fiel continuador de la obra empezada.1

El vaticano II es un Concilio renovador mas bien que reformador, ya que si

consideramos son dos términos distintos; en la historia de la Iglesia los dos concilios

más extensos han sido Trento y Vaticano II. El Concilio de Trento fue

esencialmente reformador y por eso se ocupó tanto de las estructuras caídas para

restaurarlas en lo teórico y en lo práctico. En el Vaticano II, contemporáneo de una

generación que también tiene como característica el “antireformismo”, prefiere el

perfeccionamiento a base de una revisión total de las bases, mejorar, más que

restaurar, se propuso dar esa “nueva faz” a la iglesia que la haga más atractiva a los

hombres de hoy2.

El Concilio Vaticano II elaboró y promulgó tres clases de documentos:

1. Constituciones: Son éstas unos documentos sistemáticos que exponen de

manera orgánica la doctrina de la Iglesia sobre determinado tema. El

Vaticano II promulgó cuatro constituciones, dos de ellas dogmáticas, es a

saber: la “Lumen Gentium” sobre la Iglesia y la “Dei Verbum” sobre la

revelación divina. Una de carácter dogmático-disciplinar, que es la

“Sacrosanctum Concilium” sobre la sagrada liturgia, en la que hay parte

teórica y parte de ordenanza, y una cuarta, de carácter netamente

1
Ibíd., 6.
2
Conferencia Episcopal Peruana, Concilio Vaticano II: documentos completos, 5 Edición, (Lima, Perú,
Editorial: Paulinas, 2008), 13-14.
97

pastoral, quizás el documento más novedoso del Concilio: La

constitución “Gaudium et Spes” sobre la Iglesia en el mundo actual.1

2. Decretos: son documentos menos orgánicos que las constituciones, que

tiene como finalidad, motivar y ordenar el comportamiento de la iglesia

en determinada área. Por eso el decreto también tiene su parte doctrinal,

aunque no tan Sistemática como la Constitución. El Concilio Vaticano II

elaboró nueve decretos, así: Christus Dominus, sobre el oficio pastoral

de los obispos; Presbiterorum Ordinis, sobre el ministerio y vida de los

sacerdotes; Optatam totius, sobre la formación sacerdotal; Apostolicam

actousitatem, sobre el apostolado de los laicos; Orientalium Ecclesiarum,

sobre las iglesias Orientales católicas; Ad Gentes, sobre la actividad

misionera de la Iglesia; Unitatis redintegratio, sobre el ecumenismo y

finalmente inter Mirifica, sobre los medios de comunicación social2.

3. Declaraciones: Constituyen la tercera categoría de documentos. Como

su nombre lo indica, son afirmaciones en las que el Concilio, en nombre

de toda la Iglesia Católica, toma posición frente a determinados

problemas de la vida actual y recomienda la actitud correspondiente los

católicos. Son tres las declaraciones del Vaticano II: Dignitatis Humanae

sobre la libertad religiosa; Gravissimun educationis, sobre la educación

cristiana de la Juventud, y Nostra aetate sobre las relaciones de la iglesia

con las religiones no cristianas3.

1
Ibíd., 14.
2
Ibíd., 14-15.
3
Ibíd, 15
98

Fuera de éstos documentos, el Concilio, al clausurarse envió un “Mensaje” a

la humanidad, particularmente a los gobernadores, a los hombres de ciencia, a los

artistas, a las mujeres, a los trabajadores, a los pobres y a los jóvenes. Este mensaje

aunque doctrinalmente tan hermoso y de una redacción admirable, no se cuenta

entre los documentos oficiales del Concilio1.

Para finalizar este capítulo sobre los Concilios es menester tener presente

que varios de los documentos pontificios anteriormente citados nos han recordado

que Santo Tomás de Aquino estuvo presente en todos los Concilios ecuménicos

celebrados después de su muerte, desde el II de Lyon (1274) hasta el Vaticano I

(1869-1870). Era de suponer que el concilio Vaticano II contase con Santo Tomás

no menos que los siete ecuménicos que le precedieron, y más teniendo en cuenta la

finalidad señalada por Juan XXIII al último Concilio: “Lo que principalmente atañe

al concilio ecuménico es esto: que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea

custodiado y enseñado en forma más eficaz”2

Conclusión

En el presente capítulo se analizo el impacto en el progreso histórico

religioso de la iglesia católica, teniendo como base los concilios ecuménicos

celebrados y sus respectivos temas puntuales, así como el contexto histórico en el

que se desarrollaron, partiendo del cuarto concilio de Letrán en 1215 hasta el

Concilio Vaticano II en 1962.


1
Ibíd., 15.
2
Santiago Ramírez, Introducción a Tomas de Aquino (Madrid, España: Biblioteca de autores cristianos de la
editorial católica S.A., 1975), 271 cita a Juan XXIII, Discurso en el acto inaugural del concilio ecuménico
Vaticano II, 11 de Octubre de 1962, n.13 en Casimiro Morcillo González, Concilio Vaticano II.
Constituciones, decretos, declaraciones, documentos pontificios complementarios, (Madrid, España: Editorial
Católica, 1965), 748.
99
CAPITULO 4

MARCO TEÓRICO

Introducción

En el presente capítulo se elaborarán los aspectos principales de la

investigación; a saber, la concepción teológica del hombre de algunos teólogos que

influyeron en la iglesia católica, antes de verse influenciada por la propuesta

teológica del concepto de hombre de Tomás de Aquino y algunos concilios antes de

él, lo cuales son el Concilio cuarto de Letrán (1215) y primero de Lyon (1245), su

aporte al concepto de hombre, la influencia de éste en los concilios después de su

muerte, a saber, el Segundo de Lyon (1274) hasta Vaticano II (1962-1965) y su

influencia en la posición actual de la Iglesia frente a este tema.

Antropología católica antes de Tomas de Aquino

La antropología católica ha evolucionado a través de los años, antes de

Tomas de Aquino la antropología católica se basaba en el idealismo platónico, casi

todos los pensadores se regían por las ideas de Platón para llegar a sus conclusiones

sobre el hombre.1

1
Joaquín Llanos Entrepueblos, Tomas de Aquino: Circunstancia y biografía, (Bogotá, Colombia: Editorial
Universidad Santo Tomás, Centro de enseñanza desescolarizada, 1982), 113.

100
101

Platón

Para Platón el hombre es la unión entre materia y espíritu, pero esta unión es

muy débil y puramente accidental. Materia y espíritu son esferas opuestas que no

deberían estar unidas, pues mientras el espíritu es la esencia del hombre y lo único

que vale, la materia, de lo que esta formado el cuerpo, es malo y principio de

maldad. Platón cree que el cuerpo es como una cárcel para el alma, que la tiene

atrapada y no la deja ser libre, en un principio el alma pertenecía al mundo de las

ideas que después quedó atrapada en la “caverna” y fue precipitada a un cuerpo que

la “esclaviza”. La vida humana terrenal, según Platón, debe buscar su liberación, y

esta se logra solamente a través de la muerte. Este proceso se produce poco a poco

bajo una preparación que tenga como objetivo la muerte, ya que la huida del cuerpo

purifica al alma, por ellos la vida terrena es en resumen una preparación para la

muerte. Y aunque solo la muerte produce una liberación total, el alma puede irse

purificando en el mismo cuerpo, y para esto se sirve de la dialéctica, que libera la

inteligencia, y la virtud que libera la voluntad.1

Para Platón, el cuerpo no solo es una cárcel del alma, sino que es un sepulcro

para ella, de tal manera que la vida del cuerpo viene a ser casi la muerte del alma y

la muerte es la vida. Además “el cuerpo nos opone mil obstáculos por la necesidad

en que estamos de alimentarle, y con esto y las enfermedades que sobrevienen, se

turban nuestras indagaciones. Por otra parte nos llena de amores, de deseos, de

temores, de mil quimeras y de toda clase de necesidades; de manera que nada hay

1
José María Barrio Maestre, Elementos de antropología pedagógica (Madrid, España: Ediciones Rialp,
2004), 38-39.
102

más cierto que lo que se dice ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la

sabiduría”.1

El platonismo entonces sostiene que la muerte es necesaria para la

realización total del hombre a través del alma, por consiguiente la muerte solo se da

corporalmente, mientras que el alma es totalmente inmortal independientemente del

cuerpo o en palabras mismas de latón “¿no sabes, pues, que nuestra alma es

inmortal, que no muere nunca…?” 2

Estos elementos del platonismo empiezan a ser incluidos al catolicismo poco

a poco por sus pensadores, el dualismo y la existencia del alma en sí misma son

aspectos que el catolicismo debe a Platón. A lo largo del catolicismo estas ideas

platónicas van adquiriendo matices cristianos.

Ireneo

Por ejemplo, san Ireneo adopta el dualismo platónico en su teología, para él

el hombre esta constituido de carne y espíritu, y aunque estos están juntos no están

unidos, no existe comunicación entre ellos puesto que el espíritu es bueno y la carne

pecado. Sin embargo, Dios pone un elemento que haga de mediador entre estos dos

entes, a saber el alma. Así, la función del alma es unir lo carnal y lo espiritual. Si el

alma no esta justificada por la fe, no puede realizar su función de unir estos dos

entes separados, y por consiguiente la carne no puede recibir al espíritu y produce

concupiscencia de carne y se torna totalmente culpable. En cambio cuando el alma

es justificada por la fe, el espíritu entra en contacto con la carne, y esta empieza a

1
Miguel Martinez Huerta, Etica con los clásicos (México D. F.: Plaza y Valdez, 2003), 26.
2
Ibíd., 26-27.
103

producir buenos frutos. 1 Esto quiere decir que dependiendo de la situación del alma,

dependerá su relación con el espíritu y la carne.

Sin embargo, para que la carne empiece a producir nuevos frutos, esta tiene

que pasar por un proceso de martirio, la carne tiene que morir a través del bautismo

y de esta manera liberar el espíritu en un nuevo cuerpo en el que el alma pueda

unirlos, y así la carne pueda ser justificada.2 Así, Ireneo adopta la idea platónica de

la necesidad de la muerte del cuerpo o la carne en un sentido metafórico a través del

bautismo. Es notable que para Ireneo espíritu y cuerpo no son suficientes, por eso el

recure a un tercer elemento que es el alma, haciendo esto una pequeña diferencia

con el Platonismo, lo cual lo vemos expresado en su siguiente declaración:

“Son tres las cosas de que consta el hombre perfecto, la carne, el alma y el

espíritu; una de ellas es la que salva y le configura, que es el espíritu; otra es la que

es unida y conformada, que es la carne; y la que hay entre las dos, que es el alma; la

cual algunas veces, cuando sigue al espíritu, es elevada por él; pero otras veces,

cuando este de acuerdo con la carne, cae en los deseos terrenos”.3

De esta manera logramos extraer los siguientes conceptos antropológicos de

la teología de Ireneo:

1. El hombre esta compuesto de dos sustancias, el cuerpo y el espíritu, el primero es de

naturaleza buena, y el segundo es de naturaleza pecaminosa.

1
Manuel Aróztegui Esnaola, La amistad del Verbo con Abraham según san Ireneo de Lyon (Roma, Italia:
Editrice Pontificia Universitá Gregoriana, 2005), 130.
2
Ibíd., 130.
3
Ireneo, AH V,9,1: Rousseau, 591.
104

2. Espíritu y cuerpo están opuestos entre si, para ellos Dios pone el alma como un

intermediario que los une, sin embargo el alma puede pecar o no pecar.

3. El bautismo es el medio por el cual el cuerpo muere y el alma es liberada de este, el

alma es puesta en un cuerpo regenerado que empieza a dar buenos frutos.

Clemente de Alejandría

Clemente también adopta en cierta medida los conceptos antropológicos de

Platón, él acepta la dualidad del hombre compuesta por alma y cuerpo, las cuales

son sin duda diferentes como consecuencia del pecado, el alma tiene que dominar al

cuerpo que ha sido afectada por las pasiones. El alma es lo mejor del hombre y de

mayor dignidad, pero que tampoco quiere decir que sea buena totalmente, Clemente

dice que “el alma es considerada lo mejor del hombre y el cuerpo lo peor, pero ni el

alma es considerada por naturaleza lo bueno ni el cuerpo lo malo”.1

Pero aunque el alma es lo mejor del hombre, el cuerpo no es del todo

despreciable, Clemente llega en algunas ocasiones a catalogar el cuerpo como el

templo en que el alma habita, pero esto solo se da cuando el alma esta totalmente

llena de Dios, puesto que es la única que se une a la divinidad. En otras ocasiones,

Clemente comenta sobre la necesidad que tiene el alma de ser liberada del cuerpo,

pero que aun así, el cuerpo puede seguir al alma al elevarse al mundo superior. 2

Clemente toma el concepto platónico del hombre parcialmente, pues para él aunque

el alma es mejor que el cuerpo, ni el alma es totalmente buena, ni el cuerpo es

1
Clemente de Alejandría, Stromata IV , 164,3: GCS 15, 321.
2
Vittorino Grossi et al., El hombre y su salvación (Salamanca, España: Descleé Paris, 1995), 83-84.
105

totalmente malo; y aunque el alma en cierto momento tenga la necesidad de

liberarse del cuerpo, deja la posibilidad para que estos nuevamente se unan.

De esta manera se pueden extraer los siguientes elementos antropológicos

del pensamiento de Clemente:

1. El hombre esta compuesto de dos sustancias, cuerpo y alma.

2. El alma es considerada como lo mejor de hombre, pero con probabilidades de pecar,

el cuerpo es considerado lo malo del hombre, pero con probabilidades de ser bueno.

3. El alma tiene la necesidad de separarse del cuerpo y acceder al mundo superior, pero

el cuerpo puede seguirla y cabe la posibilidad que se unan nuevamente.

Orígenes

La antropología origeniana, es una de las más apegadas al pensamiento

platónico del hombre, Orígenes interpreta prácticamente el relato de la creación del

hombre de acuerdo a los conceptos desarrollados por Platón.

Para Orígenes existe un mundo prexistentes al que conocemos, en este

mundo fueron creadas todas las criaturas racionales al mismo tiempo y todas iguales

entre sí, a estas criaturas racionales Orígenes les llama almas constituidas no de

materia sino seres espirituales. Estos seres son los que se mencionan en Génesis

1:26 “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…”, este hombre no

representa al ser corpóreo, sino el espiritual, y es este ser espiritual o alma el que es

creado a la imagen de Dios. Orígenes desarrolla el concepto de un pecado original,

en el cual gran parte de estos seres espirituales o almas caen, y como consecuencia

provoca una diferenciación entre ellos, Orígenes los clasifica en tres grupos:
106

primero, las almas que se mantuvieron fieles a Dios pasan a formar lo que

conocemos como ángeles; segundo, aquellas almas o inteligencias que han pecado

por orgullos, constituyen a los demonios, entre ellos encontramos a Satanás como el

principal, el cual ha arrastrado a un grupo de ellos; y tercero, existe un grupo de

seres que han participado de la caída de una manera menos grave, estos, son los

seres humanos, los hombres y que han sido enviados al mundo material como lugar

de corrección.1 Estos llegan al mundo material a través de forma corpórea, la cual se

registra, según Orígenes, en Génesis 2:7 “Jehová Dios formo al hombre del polvo de

la tierra, y soplo en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.

Es un hecho que Orígenes establece una diferencia entre Génesis 1:27 y

Génesis 2:7, en la primera Dios crea el alma, como ser inmaterial y potencialmente

bueno, y en la segunda, debido a la caída, Dios encierra esas almas en un cuerpo

corpóreo, que no contiene la imagen de Dios, puesto que lo que ha sido creado a la

imagen de Dios es el alma. Esta alma debe habitar en ese cuerpo hasta poder

corregirse y así regresar a su estado anterior. Sin embargo, el cuerpo no es malo en

si mismo, puesto que también es creación de Dios, pero sí es considerada inferior

respecto al mundo espiritual, y solo tiene un fin purificador del alma.2 Esta idea se

parece mucho al concepto platónico de la relación accidental del alma y el cuerpo,

en el que el alma queda atrapada en el cuerpo, en donde estará hasta que logre

liberarse a través de la muerte.

De esta manera, Orígenes afirma que el cuerpo es la cárcel de alma, pues lo

material fue creado a causa del pecado. El mundo llego a existir como castigo para
1
Ibíd., 85.
2
Ibíd., 86.
107

las almas que habían caído, lo cual implica que el hombre es ya pecador desde antes

de nacer en este mundo y que el pecado es una realidad trascendental y pre cósmica.

Sin embargo, a diferencia de Platón, la materia es el castigo por el pecado, no la

fuente del mal.1

De esta manera se extraen los siguientes conceptos antropológicos del

pensamiento de Orígenes.

1. El hombre esta formado por dos entes, alma y cuerpo.

2. El hombre como tal, es concebido en una doble creación, primero Dios

crea el alma a la imagen de Dios, y como consecuencia de su pecado,

Dios crea el cuerpo donde ella es depositada.

3. El cuerpo no es malo en sí mismo, pero solo tiene un fin purificador

para el alma, este debe ser abandonado cuando el alma alcance su

objetivo.

4. La materia o el cuerpo es el castigo por el pecado, no la fuente del mal.

Hilario de Poitiers

Hilario sigue la misma línea de Orígenes de la doble creación, y por

consiguiente la influencia platónica, primero Dios crea el alma y después crea el

cuerpo donde el alma habita. Pero Hilario agrega otro ingrediente, tomado de Ireneo,

para él esta doble creación del hombre tiene repercusiones cristológicas, pues así

1
Adolfo Galeano, Idea cristiana del hombre y la ciberantropología (Bogotá. Colombia: San Pablo, 2011),
147.
108

como Adán primero un ser espiritual llega a habitar en un cuerpo material o carnal,

de la misma manera Jesús llega a encarnarse para la salvación del hombre.1

Hilario también explica cómo el hombre es la imagen de Dios, él hombre no

es imagen de Dios en su composición total, la cual esta compuesta por alma y

cuerpo, sino que solo el alma es la que ha sido creada a la imagen de Dios, en

palabras de Hilario se expresa de la siguiente manera:

“En primer lugar, debe recordarse que el hombre esta constituido por dos

naturalezas, el alma y el cuerpo, de las cuales una es espiritual, la otra terrena […].

Pero cuando Dios hizo al hombre a su imagen no hizo entonces el cuerpo. El

Génesis enseña que mucho después de que hubiera sido hecho el hombre a imagen

de Dios, fue tomado el polvo y fue formado el hombre”.2

Esto quiere decir, que para Hilario el alma es el hombre interior, hecho a

imagen de Dios incorpóreo, sutil, eterno. Mientras que el cuerpo es caduco, terreno

y mortal, concepto netamente platónico.

De lo cual extraemos los siguientes conceptos antropológicos, según el

pensamiento de Hilario:

1. El hombre es un ser dual, compuesto de alma y cuerpo.

2. El alma es creada antes que el cuerpo.

3. El alma es creada a imagen de Dios, siendo incorpóreo, sutil y eterno; el

cuerpo no es a imagen de Dios, por lo tanto es caduco, terreno y mortal.

1
Vittorino Grossi et al., El hombre y su salvación, 87-88.
2
Comentado en Psalm 129:4-5: Corpus Christianorum Ecclesiaticorum Latinorum 22, 650-651.
109

Agustín de Hipona.

Uno de los teólogos más influyentes en el catolicismo, es sin duda, Agustín

de Hipona. Él, al igual que sus contemporáneos, acepta el dualismo platónico de

alma y cuerpo, y que el alma es superior al cuerpo, sin embargo, Agustín rechaza la

idea platónica que el alma existiera antes del nacimiento del hombre, sino que este

llega a él en el momento de su nacimiento por un acto misterioso de Dios, de tal

manera que el cuerpo no representa una cárcel para el alma. Además, el considera

que el alma es transmitida por el acto generacional de los padres o que Dios creó

todas las almas una por una.1

Para san Agustín el hombre es fundamentalmente imago Dei (imagen de

Dios), y como tal es bueno en todos sus aspectos creados. Pero a diferencia de otros,

Agustín cree que en el alma (y no en el cuerpo) hay una inclinación equivocada, que

hace oscurecer esa imagen, aunque sigue existiendo el deseo hacia Dios. Y para que

el hombre llegue a su plenitud y perfección, requiere un proceso de interiorización y

espiritualización muy radicales.2 Pues el alma se convierte en el ser interior y el

cuerpo el ser exterior.

De esta manera, el hombre llega a ser el centro o la base para conocer el ser

y todo lo demás, puesto que todo pasa por el hombre, es necesario interiorizar en el

hombre mismo. Incluso el conocimiento de Dios esta determinado por una

1
Arnoldo Mora Rodríguez, Perspectivas filosóficas del hombre (San José, Costa Rica: Editorial Universidad
Estatal a distancia, 1995), 67-68.
2
Josef Estermann, Historia de la filosofía v. 1 (Ecuador: Ediciones Abya-yala, 2001), 73.
110

comprensión del mismo hombre. Así, el hombre es un ser en relación directa con su

ser lo que crea una antropología antropocentrista.1

En la idea agustiniana, el alma no es todo el hombre, sino su parte principal;

ni el cuerpo es todo el hombre, sino su parte inferior; pero como conjunto de ambos,

recibe el nombre de hombre. Esta parte principal, el alma, es un ser espiritual, y lo

es en el sentido de que el alma es libre, distinta del mundo físico y con una

capacidad de elegir y decidir que se opone a todo tipo de causalidad física.2

Podemos decir que para Agustín, el alma habita el cuerpo teniendo una

relación casi accidental y no sustancial, de modo que, en sentido estricto, el hombre

es su alma, pero no su cuerpo. De esta manera, el alma más que percibir el mundo

material exterior, lo crea como representación sensual o sensorial. Lo que lleva a la

conclusión que lo que el alma conoce son las ideas, esto es precisamente lo que hace

al hombre un ser superior, que eleva al hombre sobre los animales.3

El hombre además, no es esclavo, sino libre, este libre albedrio le permite al

hombre tener la capacidad de escoger entre hacer el bien o hacer el mal. El hombre

no hace lo malo porque el cuerpo o lo material lo conduzca a hacerlo, sino porque ha

elegido hacerlo. Sin embargo, el mal natural que hay en el hombre y la muerte no

son decisiones que el hombre pueda tomar, para esto Agustín recurre a la doctrina

1
José Martínez Contreras y Aura Ponce de León, El saber filosófico: saber y ciencia (México D. F.:
Asociación filosófica de México, 2007), 37.
2
Ibíd., 37.
3
Arnoldo Mora Rodríguez, Perspectivas filosóficas del hombre, 68.
111

del pecado original de Adán y Eva, ellos heredan a sus descendientes estas

deficiencias que solo pueden ser apaciguadas por la intervención divina.1

Para Agustín de Hipona, el mal no existe en sí mismo, sino que es un

deficiencia del hombre que se hereda al decidir no ser. Y este no ser, es para Agustín

alejarse del ser supremo, Dios. En esta tónica, es que aparece el concepto

agustiniano de las dos ciudades, como una explicación de cómo funciona la

decadencia del ser humano en este mundo. Para san Agustín existe una ciudad

llamada la ciudad de Dios donde el cristiano puede entrar si decide elegir a Dios y

obedecer sus estatutos, en esta ciudad es donde el hombre llega a ser. Por otro lado,

existe otra ciudad, la ciudad de los hombres, que es perecedera y representa a los

reinos terrenales. Lo que Agustín quiere representar aquí, es la verdadera naturaleza

del amor que controla a los hombre, el amor desde la perspectiva de la ciudad de

Dios, se basa en un amor basado en la caridad y el bien por los demás; mientras que

en la otra ciudad el amor se basa en un amor egoísta, que procura solo el bienestar

propio.2Así, para Agustín de Hipona, la salvación del hombre se da cuando este

entra en la ciudad de Dios y es capaz de vivir una vida plena.

Sin embargo, para Agustín, el hombre tiene que morir, pero este muere solo

en el cuerpo, porque el alma es inmortal. Esta inmortalidad del alma no puede ser

comprendida a través de la razón, sino únicamente puede ser aceptada por la fe. Sin

embargo, Agustín indaga un poco más sobre el destino de las almas después de la

muerte. Para él, las almas al separarse del cuerpo viajan a un lugar inmaterial, ellas

1
Ibíd., 70,72.
2
Antonio Cadena Magaña, temas selectos de filosofía 2 (México, D. F.: International Thomson Editores,
2003), 93.
112

no pueden estar en un lugar corpóreo, sino en un lugar de su misma naturaleza, es

decir, un lugar espiritual hecho a imagen y semejanza de los cuerpos (algo parecido

a las imágenes vistas en un sueño, que tienen apariencia pero no corporeidad

material), este lugar, para Agustín no puede ser ni el infierno ni el paraíso, puesto

que estos son lugares materiales que estarán destinados a recibir a las almas en el

cuerpo resucitado después del juicio.1

Así, en la antropología agustiniana aunque el alma abandona el cuerpo

después de la muerte, este después de un periodo de estancia en un lugar inmaterial,

tiene que regresar al cuerpo, donde recibirá un veredicto, ya sea el paraíso o el

infierno, donde entrara corporalmente.

De esta manera es como Agustín de Hipona concibe la antropología, de tal

manera que podemos extraer los siguientes conceptos antropológicos de su

pensamiento:

1. El ser humano esta constituido de dos entes, a saber, alma y cuerpo.

2. El ser humano fue creado en sus dos dimensiones en una sola creación.

3. El alma es mayor que el cuerpo, pero ambos son en esencia buenos, pues

ambos son creación de Dios.

4. El alma tiene libre albedrio, y puede elegir hacer lo bueno o lo malo.

5. El mal en el hombre se define como la ausencia del bien, o el decidir no

hacer el bien.

1
Enrico Castelnuovo y Giuseppe Sergi, Arte e historia de la edad media I (Madrid, España: Ediciones Akal,
2009), 290.
113

6. El alma es inmortal, aunque esta inmortalidad no puede ser explicada a

través de la razón, sino solo es aceptada por medio de la fe.

7. Después de la muerte, el alma viaja a un lugar inmaterial donde estará

hasta su regreso al cuerpo el día del juicio (retorno de Jesús).

8. En el juicio final, el hombre (en sus dos dimensiones, alma y cuerpo) es

enviado ya sea al paraíso o al infierno según sus obras.

Antropología católica antes de Tomas de Aquino presente en los concilios

La antropología presente en los concilios, no descansa sobre la nada, tiene su

base en cada uno de sus pensadores, a través de la antropología desarrollada por

ellos, los concilios toman posiciones que representan la posición oficial de la iglesia,

por eso es necesario estudiar qué se dijo sobre antropología (directa o

indirectamente) en algunos concilios antes de Tomas de Aquino, para encontrar cual

era el concepto antropológico antes de su influencia.

Concilio cuarto de Letrán de 1215

El concilio cuarto de Letrán no tiene la finalidad de tocar temas

antropológicos directamente, sin embargo al estudiar algunos decretos realizados en

este concilio, se logran percibir indirectamente algunos conceptos antropológicos

que se dan por sentado en este concilio, por ejemplo en el decreto D428 que trata

acerca de la Trinidad, se lee de la siguiente manera:

“…, Creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, espirituales y

corporales; que por su omnipotente virtud a la vez desde el principio del tiempo creó

de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la


114

mundana, y después la humana, como común, compuesta de espíritu y de cuerpo.

Porque el diablo y demás demonios, por Dios ciertamente fueron creados buenos por

naturaleza; mas ellos, por sí mismos, re hicieron malos. El hombre, empero, pecó,

por sugestión del diablo. Esta Santa Trinidad, que según la común esencia es

indivisa y, según las propiedades personales, diferente, primero por Moisés y los

santos profetas y por otros siervos suyos, según la ordenadísima disposición de los

tiempos, dió al género humano la doctrina saludable”.1

El decreto D428 sobre la Trinidad deja ver claramente el concepto

antropológico manejado hasta ese concilio, y es evidente la presencia del

pensamiento platónico. En este enunciado lateranense podemos observar la siguiente

declaración sobre la composición del hombre “compuesta de espíritu y de cuerpo”,

lo que es una clara referencia al dualismo platónico adoptado por todos los

pensadores católicos.

Sin embargo, esta declaración sigue la interpretación de San Agustín, pues el

hombre es creado completo, “como común, compuesta de espíritu y de cuerpo”. A

diferencia de Platón y otros pensadores católicos como Orígenes que propusieron el

concepto de una doble creación (primero el alma y después el cuerpo), el decreto se

guía por la idea agustiniana que Dios crea al ser humano completo, el alma nunca

existió de manera independiente. Como consecuencia, el cuerpo en el concepto

católico aunque es inferior, no es malo, ni el alma es mala, pues como sugirió San

Agustín, el hombre tiene libre albedrio para elegir pecar o no, además por ser

creación de Dios, tanto el alma como el cuerpo son buenos. Pero debido a la libertad

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D428.
115

de decidir que Dios le concede, “el hombre, empero, pecó, por sugestión del diablo”,

de esta manera, el hombre llega a desarrollar una tendencia hacia lo malo y bajo el

concepto agustiniano del pecado original este es transmitido a todos sus

descendientes.

De esta manera, en este decreto podemos encontrar los siguientes conceptos

antropológicos:

1. El ser humano esta compuesto por dos entes, alma y cuerpo.

2. El ser humano fue creado por Dios en su totalidad y no por partes, es

decir, primero el alma y después el cuerpo.

3. El hombre, fue creado bueno en su totalidad (alma y cuerpo), pero por

causa del pecado el alma es corrompida, generando así en ella una

inclinación hacia lo malo.

4. El hombre hereda el pecado original cometido por Adán y Eva.

Otro decreto en este mismo concilio que también deja ver contenido

antropológico, aunque también de manera indirecta, es el D29, el cual se expresa de

la siguiente manera:

“D429 El, que según la divinidad es inmortal e impasible, El mismo se hizo,

según la humanidad, pasible y mortal; El también sufrió y murió en el madero de la

cruz por la salud del género humano, descendió a los infiernos, resucitó de entre los

muertos y subió al cielo; pero descendió en el alma y resucitó en la carne, y subió

juntamente en una y otra; ha de venir al fin del mundo, ha de juzgar a los vivos y a

los muertos, y ha de dar a cada uno según sus obras, tanto a los réprobos como a los

elegidos: todos los cuales resucitarán con sus propios cuerpos que ahora llevan, para
116

recibir según sus obras, ora fueren buenas, ora fueren malas; aquéllos, con el diablo,

castigo eterno; y éstos, con Cristo gloria sempiterna.”1

El decreto D429 presenta un aporte más sobre la concepción antropológica

católica hasta ese concilio. Con respecto a la divinidad y humanidad de Cristo, el

concilio plasma en el decreto la siguiente idea, “El (Cristo), que según la divinidad

es inmortal e impasible, El mismo se hizo, según la humanidad, pasible y mortal”, lo

que se llama la atención aquí, es la ultima parte con respecto a la humanidad, para el

concilio es un hecho que la humanidad es mortal, sin embargo esa mortalidad solo

se da en la esfera carnal, lo que muere es el cuerpo, que según Platón y todos los

pensadores católicos es inferior al alma. Por otra parte, el alma no muere, sino que

es inmortal. Esto es evidente cuando el decreto hablando de la muerte de Jesús, y su

descenso y ascenso del infierno reza lo siguiente: “descendió a los infiernos, resucitó

de entre los muertos y subió al cielo; pero descendió en el alma y resucitó en la

carne”, es evidente aquí la concepción platónica de la inmortalidad del alma, puesto

que aunque la humanidad es mortal, esta solo lo es en su esfera material, o sea en la

carne, pero no es así en su esfera espiritual, representada por el alma. Este concepto

se desprende de la interpretación de Orígenes, de Hilario y reafirmada por Agustín

de Hipona, para quienes el alma es lo único que es hecho a imagen de Dios, de tal

manera que al ser a imagen de Dios, tiene que contar con algunos atributos del

creador, esto es la inmortalidad. Así, el concepto lateranense apoya el concepto de la

inmortalidad del alma expresada en Platón.

Sin embargo, la cuestión de la separación de alma y el cuerpo a través de la

muerte no termina ahí, pues, aunque el alma es inmortal, ella después de haberse

1
Ibíd., D429
117

separado del cuerpo tiene que retornar a él, esto es evidente en la siguiente

declaración del decreto: “todos los cuales resucitarán con sus propios cuerpos que

ahora llevan”. Este concepto, es manejado por San Agustín, quien concibió que el

alma, después de estar en un lugar inmaterial, deba volver al cuerpo para ser

juzgado. Para el concilio lateranense, esto se da cuando Jesús retorne a este mundo a

juzgar a muertos y vivos y darle a cada uno su paga. Para ese momento el alma debe

resucitar en la carne o volver a la carne.

De este decreto podemos encontrar dos ideas antropológicas más, las cuales

son las siguientes:

1. El hombre es mortal solo en su esfera material o carnal, pero es inmortal

a través del alma.

2. La muerte causa una separación del alma y el cuerpo, sin embargo,

después de un periodo de purificación, el alma tiene que regresar al

cuerpo, este evento se da en la segunda venida de Cristo.

De esta manera, es evidente en este concilio una fuerte influencia

antropológica del pensamiento platónico-agustiniano.

Concilio primero de Lyon

En el concilio primero de Lyon, los conceptos antropológicos se manifiestan

en forma indirecta a través de cada uno de los decretos enunciados en este concilio,

según presenta el compendio de Denzinger del D449 al D4571, donde el énfasis

principal se encuentra en los sacramentos. Sin embargo, la antropología también

forma parte de esos ritos, pues la relación primaria de ellos es con el hombre.

1
Ibíd., D449-D457.
118

Sacramentos como el bautismo, la confirmación, la eucaristía, la penitencia y

la extremaunción tienen la finalidad de ayudar al hombre a purificar su alma,

eliminar el pecado original y ayudarlo en su preparación para ingresar en la ciudad

de Dios. De esta manera los sacramentos llegan a tener una dimensión

antropológica, y por ende estar permeado del concepto platónico de purificar el

alma.

Así, encontramos en el concilio de Lyon el siguiente concepto

antropológico:

“El hombre debe purificar su alma, pero solo Dios puede hacerlo, esto se

logra a través de los sacramentos”.

De esta manera, es como se concibe la antropología antes de Tomas de

Aquino, en el catolicismo y en sus pensadores. Sin embargo, es evidente que estos

pensadores que influenciaron en la antropología católica, al mismo tiempo son

influenciados por el platonismo. De esta manera podemos decir que la antropología

católica antes de Tomas de Aquino esta influenciada en un amplio sentido por el

pensamiento platónico.

Antropología-Teológica de Tomás de Aquino

Es necesario ver que Tomás de Aquino se vio influenciado fuertemente por

la concepción Aristotélica del hombre, por lo que para introducir a su propuesta

teológica sobre el hombre, se dará una breve descripción del aristotelismo enfocado

al hombre.

Debemos considerar que Santo Tomas actuó respecto a Aristóteles de forma

parecida como Agustín lo había hecho respecto a Platón. Asumió el aristotelismo


119

como esqueleto filosófico de su sistema de pensamiento, adaptándolo al

Cristianismo.1 Por eso, Aquino es considerado por muchos como el genio, por ser el

único teólogo capaz de relacionar la razón con la fe, también se debe considerar que

santo Tomás optó por el realismo aristotélico despojándose del idealismo platónico

que prevalecía anteriormente2 antes de que Aquino impactara en el Catolicismo.

Santo Tomas recibe y acepta prácticamente todas las teorías esenciales de

Aristóteles: la teoría de la Naturaleza con derecho al movimiento de los seres

naturales; la teoría Hilemórfica (o sea teoría de materia y forma) sobre la

composición de la sustancia por materia y forma; la teoría del movimiento como

actualización de la potencia; la teoría antropológica en la que se concibe al hombre

como sustancia compuesta de cuerpo y alma, la teoría de la ética como búsqueda del

bien en tanto realización de la naturaleza propia del hombre y la virtud como

excelencia de la función propia y como justo medio; así como la teoría política de la

sociabilidad natural del hombre.3 Cabe resaltar que esta investigación solo hará

énfasis en la teoría antropológica de Aristóteles que abrazo Aquino y en el

Hilemorfismo.

Para Aristóteles todo ser está compuesto por materia (Hyle) y forma (morfe),

de ahí que su teoría se llame Hilemorfismo. Aristóteles explica que el hombre en

consecuencia está compuesto de materia (su cuerpo) y forma (su espíritu o alma), la

1
Felipe Aguado Hernández, Utopía Ética para Jóvenes, (Madrid, España, Editorial: Huerga y Fierros
editores, 1999), 161.
2
Joaquín Llanos Entrepueblos, Tomás de Aquino: Circunstancia y Biografía, Quinta Edición, (Bogotá,
Colombia, Editorial: Universidad Santo Tomás, 1986), 113.
3
Ibíd., 161.
120

unión de ambos constituye una única sustancia, el hombre, una única sustancia

compuesta pero única.1

En otras palabras el cuerpo y el espíritu o alma para Aristóteles forman al ser

completo; el filósofo reitera en la argumentación planteada que aunque el cuerpo

muera el alma puede subsistir sin el cuerpo porque es espiritual, pero que ésta

estando sola es incompleta y no debería separarse del cuerpo, argumento que es

totalmente opuesto al que plantea Platón defendido por Agustín.

El cuerpo mismo no es materia pura, sino materia informada por forma

espiritual que es el alma, esta es incompleta cuando se separa del cuerpo por la

muerte, pero puede subsistir sin el cuerpo, pues es espiritual es decir inmaterial. Sin

embargo exige para su plenitud el cuerpo, cosa que la razón no puede demostrar que

se dará. Solo por la fe sobrenatural en la Resurrección de los cuerpos o de la carne al

fin de los tiempos, sabemos que esa unión después de la muerte se dará algún día.2

Para ampliar la comprensión del párrafo anterior hay que entender que para

Aquino, así como para Aristóteles el alma es lo que le da forma a la materia, y como

el alma es inmortal al ser espiritual puede subsistir fuera del cuerpo, pero como lo

plantea tanto el alma como el cuerpo alcanzan su plenitud, solo si están unidas. Hay

que tener claro también que el espíritu se refiere a la sustancia de la que está

constituida el alma, así como la materia es la sustancia que constituye el cuerpo.

1
Arnoldo Mora, Perspectivas Filosóficas del Hombre, (Costa Rica, Editorial: Universidad Estatal a Distancia,
1990), 78.
2
Ibíd., 78.
121

Al hacerle un zoom a esta secuencia de ideas se puede señalar que Aquino

maneja la siguiente estructura: explica por medio de la filosofía aristotélica sus

argumentos sobre el hombre, pero cuando la razón ya no puede demostrar los

fenómenos del ser, recurre a la fe, para explicarlo, de esta forma combina la fe con

la razón, o la filosofía con la teología; un ejemplo de ello es: como el cuerpo al

morir se separa del alma y los dos quedan incompletos, para que estos se vuelvan a

unir no hay explicación racional, entonces Aquino recurre a la fe como recurso

sobrenatural, y se basa en la “Resurrección de los cuerpos” al fin de los tiempos para

decir que habrá una unión de cuerpo y alma nuevamente, y entonces aquí se

alcanzará la plenitud del ser o la perfección; es interesante que habla de resurrección

de cuerpos en vez de muertos, lo que indica la condición de que lo que muere no es

el alma sino el cuerpo, y que Cristo vendrá a resucitar cuerpos mas no muertos, esto

no es bíblico sino filosófico, porque lleva la idea de Aristóteles sobre el hombre

inmiscuida en el planteamiento tomista, esto se ampliará un poco en una breve

sección sobre el fundamento de Aquino referente a la resurrección de los cuerpos o

muertos.

Mientras el hombre este en su condición actual, su inteligencia conocerá en

forma adecuada sólo las esencias de los seres materiales, y solo por Abstracción

metafísica llegará a la conclusión de la existencia de un ser Supremo, acto Puro y

Creador de todo, fin último de todo lo que existe: Dios.1

Para Aristóteles y Santo Tomás lo principal y distintivo de la sustancia no es

recibir y sustentar accidentes sino tener unidad y aquí lo que tiene unidad en la

1
Ibíd., 78.
122

composición, no es el alma por su lado y el cuerpo por el suyo, sino el ser humano.1

Robert Brennan expresa sobre los que interpretan cuerpo y alma como sustancias

incompletas así. “Aplicada al hombre, la doctrina Hilemórfica afirma que entre la

materia prima y la forma primera de todo ser humano, existe un lazo de unión

sustancial perfecto. Esto quiere decir mas concretamente que el cuerpo del hombre

como materia prima, es una sustancia incompleta; que el alma del hombre como

forma primera, es también una sustancia incompleta; que el cuerpo y el alma

juntamente unidos como complemento mutuo, constituyen una sustancia completa

que es el hombre”2.

No obstante, como también hiciera San Agustín con Platón, Santo Tomás

modifica algunos aspectos del aristotelismo. Añade algunos nuevos desarrollos a las

formulaciones del Filósofo y completa y profundiza otros; en la Antropología

modifica el carácter del alma aristotélica, concebida como forma inseparable de la

materia y principio de vida. Establece de acuerdo a la concepción platónica, su

inmaterialidad y le añade la inmortalidad,3 de aquí la Iglesia católica parte para el

concepto de alma inmortal que trasciende al cielo, al infierno o al purgatorio.

De acuerdo la concepción Tomista de la relación del ser humano como

compuesto sustancial del cuerpo y el alma. Lo material y espiritual están en el

hombre unido de forma sustancial, es decir, constituyendo juntos realmente un ser

único y excepcional. Este punto recibido de Aristóteles se enfrentaba en Aquino al

1
Mauricio Beuchot, Conocimiento, Realidad y Acción en Santo Tomas de Aquino, Salamanca, España,
Editorial: San Esteban, 2008), 59.
2
Robert Brennan, Psicología Tomista: Análisis filosófico de la Naturaleza del Hombre, (Madrid, España,
Editorial: Javier Morata Editores, 1960), 97.
3
Felipe Aguado Hernández, Utopía Ética para Jóvenes, (Madrid, España, Editorial: Huerga y Fierros
editores, 1999), 162.
123

del Platonismo que plantea que el ser humano obtiene la redención de su alma en la

muerte, es decir que para Platón el alma nunca debió estar unida al cuerpo; el

concepto platónico también amalgamado parecía con el cristianismo desde hace

muchos siglos en una simbiosis fraguada de modo singularmente original por el

genio del pensamiento cristiano pre-medieval San Agustín.1

Santo Tomas, enteramente igual que San Francisco, sintió en la

subconsciencia que su gente iba abandonando la solida doctrina y la disciplina

católica suavizada por mas de mil años de doctrina, y que la fe necesitaba ser

mostrada desde una nueva luz y presentada desde otro ángulo. Pero el no tenia otro

motivo, excepto el de hacerla popular para la salvación de las gentes. Era verdad,

generalmente hablando, que por algún tiempo había sido demasiado platónico para

que pudiera ser popular. Necesitaba algo semejante al sagaz y casero trato de

Aristóteles para que viniese a ser la religión del sentido común, ambas cosas, el

motivo y el método, se ven ilustrados en la guerra de Tomas contra los

agustinianos.2 Esto hace Aquino para que el catolicismo sea más razonable y no tan

idealista por estar enfocado en Platón, esto nos demuestra que el Aquinate influye de

una manera muy fuerte en la Iglesia Católica.

Tomás se distancia muy claramente de la visión tradicional, al menos de sus

formulaciones más radicales y dualistas. Es la suya una antropología de integración,

innovadora y audaz. Apuesta decididamente por la visión realista, concretista y no

demasiado espiritualista de Aristóteles, por su lenguaje riguroso y racional aunque

1
José Egido Serrano, Tomas de Aquino a la luz de su tiempo: Una biografía, (Madrid, España, Editorial:
Encuentro, 2006), 470.
2
Gilbert Keith Chesterton, Tomás de Aquino, (Santiago de Chile, Editorial: Andrés Bello, 1974), 91-92.
124

no niega por su puesto ninguna de las verdades de la fe cristiana: creación,

salvación, libertad y resurrección.1Pero hay que reconocer que estas verdades las

interpreta a partir de sus bases filosóficas aristotélicas.

Para Tomas de Aquino el hombre ocupa un lugar privilegiado en la creación.

En la Suma Teológica dice que “el hombre es lo mas noble y lo mas perfecto en

toda la naturaleza”2, también lo ve como un ser capaz de autoposeerse, comunicarse

y trascenderse por el conocimiento del amor.3

Concepto antropológico de Aquino sobre el cuerpo.

Para definir el concepto de Aquino sobre la parte corpórea del hombre es

necesario entrar en sus escritos, específicamente en la “Suma Teológica, en el

tratado sobre el hombre” y referente a esta temática Aquino propone lo siguiente en

su obra:

Para tratar la cuestión sobre el cuerpo del hombre en Tomas de Aquino es

necesario responder cuatro problemas:

1. Sobre la materia que ha sido hecho el hombre: se dice en Gen.2:7 que

Dios hizo al hombre del barro. El poder de Dios creador se manifestó en

el cuerpo humano al producir por creación su materia. Pero fue

conveniente que el cuerpo humano fuera hecho a partir de la materia de

los cuatro elementos, sin embargo en el hombre predominan los

elementos superiores que son el fuego y el aire, porque la vida consiste


1
José Egido Serrano, Tomas de Aquino a la luz de su tiempo: Una biografía, (Madrid, España, Editorial:
Encuentro, 2006), 470.
2
Tomas de Aquino, Suma Teológica, I, 29, 3.
3
Miguel Martínez Huerta, Ética con los clásicos, (México, Editorial: Plaza y Valdés, 2000), 28.
125

principalmente en lo cálido, propio del fuego y lo húmedo, propio del

aire; y los elementos inferiores, el agua y la tierra que abundan en el

hombre, porque se dice que fue hecho de barro que es la mezcla entre

tierra y agua, a esto se debe que el hombre sea llamado mundo en

pequeño, porque todas las creaturas de mundo de algún modo se

encuentran en él.1

2. Sobre quién hizo al hombre: se dice en Ecl.17:1 De la tierra Dios creó al

hombre, la primera formación del cuerpo humano no pudo proceder de

una potencia creada, sino directamente de Dios, algunos dijeron que las

formas existentes de la materia corporal, derivan de algunas formas

inmateriales; Dios aunque siendo inmaterial, es el único que puede por

su poder producir la materia creando2. Como dice Agustín en III De Trin.

“Así pues, porque nunca había sido hecho un cuerpo humano por cuya

virtud pudiera ser formado por generación otro ser semejante en la

especie, fue necesario que el primer cuerpo humano fuera hecho

directamente por Dios”3.

3. El estado en que fue hecho el hombre: Dice en Ecl.7:30 Dios hizo al

hombre recto. Todo lo natural ha sido hecho por el arte divino; por eso

en cierto modo es obra artesanal de Dios mismo, y lo hace de acuerdo al

fin. Por Ejemplo: quien hace una sierra para cortar, la hace de hierro para

que valga para tal fin, y no la hace de vidrio aunque sea el material más

bonito, puesto que como material frágil seria un impedimento para el

1
Tomás Aquino, Suma Teológica, I, C.91 a.1.
2
Ibíd., I, C.91 a.2.
3
Agustín Hipona, III De Trinitatis, C.8: ML. 42,876.
126

objetivo. Así también Dios ha dado a cada cosa la correcta disposición de

acuerdo a su fin. Pero el fin próximo del cuerpo humano es el alma

racional y sus operaciones. Si parece que hay algún defecto, hay que

tener presente que se trata de una consecuencia necesaria de la misma

materia que se precisa para que se de la debida proporción entre el alma

y el cuerpo y sus operaciones del alma1.

4. El modo y orden de la producción del cuerpo humano: está la autoridad

de la escritura. El hombre no es superior a las demás cosas por haber sido

hecho por Dios, es superior en el sentido que fue hecho a imagen de

Dios; Dios no hablaba con los ángeles cuando dijo Hagamos al hombre,

sino que con ello señalaba la pluralidad de personas divinas; Dios formo

el cuerpo e introdujo el alma porque el cuerpo depende el alma y no la

revés; la escritura dice “que soplo en su rostro aliento de vida, porque al

estar en el rostro los sentidos también se manifiestan las operaciones

vitales; todas las obras de los seis días fueron producidas a la vez y tanto

el cuerpo como el alma fueron hechos en acto en el sexto día.2

Como se pudo notar, la estructura que utiliza Aquino en su antropología es

partiendo de Dios hacia la humanidad, para entender al hombre, pero mezcla sus

conceptos aristotélicos con los argumentos bíblicos.

1
Tomás Aquino, Suma Teológica, I, C.91 a.3.
2
Ibíd., I, C.91 a.4.
127

Concepto antropológico de Aquino sobre el alma.

La teología cristiana asumió desde el siglo II, la idea Platónica de

inmortalidad y, por tanto el concepto de alma, para designar la dimensión espiritual

de un hombre, se le dio algunos retoques a las ideas platónicas. En primer lugar que

el alma no posee inmortalidad por naturaleza, sino como un don de Dios. Y además

la esperanza de resurrección apunta también al cuerpo, a la materia. La profesión de

fe en la resurrección de la carne sirvió de formula de fe antiagnóstica para evitar una

idea demasiado espiritualizada de la salvación.1 En el tiempo en que Aquino se

empezó a formar como teólogo esta era la concepción que imperaba.

Fue Tomás de Aquino en su formula “el alma es forma del cuerpo”, quien

dejó claro que alma y cuerpo no son dos sustancias originariamente independientes

y unidas posteriormente, sino dos principios entitativos coordinados y relacionados

de un mismo ser humano: el principio de la vida y la adecuada materia para que esta

vida pueda realizarse; son Forma y materia. Forma quiere decir que el alma no es

ninguna entidad fuera del cuerpo2, como se deduce en la comparación de Tomás de

Aquino: También la salud es forma de cuerpo y la ciencia lo es del alma3.

En Tomás de Aquino todos los caminos de respuesta la pregunta por las

relaciones entre alma y cuerpo, no han de ir por la vía del dualismo, sino por la vía

de la integración y la unificación, Aquino caracteriza esta integración con la formula

del alma como forma del cuerpo, que el contraponía a la formula Platónica del alma

como motor del cuerpo. La contraposición con el motor ayuda entender la palabra

1
Martín Gelabert Ballester, Jesús, Revelación del Misterio del Hombre: Ensayo de Antropología Teológica,
(Salamanca, España, Editorial: San Esteban, 1999), 114.
2
Ibíd., 114.
3
Tomas de Aquino, Suma Teológica, I, 76, a1.
128

forma. El motor es una parte de lo movido; la forma es la integración misma de

todas las partes. El motor puede paralizarse el solo, dejando el resto del vehículo

(inmóvil pero) intacto; el motor puede en teoría ser cambiado, dejando al vehículo

inalterado; la forma no puede ser cambiada sin que también lo informado sea

“otro”… que el alma es forma del cuerpo quiere decir que el cuerpo sin alma no es

cuerpo, no existe. Y que el alma sin cuerpo tampoco es alma. El cuerpo es materia

animada, y el alma espíritu encarnado1.

Incluso en Tomás de Aquino, la terminología del alma resulta problemática,

sobre el concepto de alma separada. Pues según Tomás el alma puede existir,

separada del cuerpo2, aunque también afirma que estar separada del cuerpo es

contranatural al alma, y sin el no podrá tener la perfección que exige la naturaleza3.

Además Tomás de Aquino en contraste con las tendencias platónicas, estoicas y

agustinianas (que tienden a menospreciar el cuerpo considerándolo un obstáculo

para el alma), sostiene que el cuerpo contribuye al bienestar del alma y no al revés4.

El alma ¿es algo hecho o es de la sustancia del mismo Dios?5 Para resolver

este cuestionamiento Aquino presenta las siguientes objeciones y responde:

1. Se dice en Gen.2:7: Formó Dios al hombre del barro y sopló en su

rostro el aliento de la vida. Así fue el hombre ser animado. Pero quien

sopla hace salir algo de sí mismo. Por lo tanto, el alma, que da vida al

1
José Ignacio González Faus, Proyecto de Hermano: Visión creyente del hombre, (Santander, España,
Editorial: Sal Terrae, 1987), 173-174.
2
Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, 89, a.1.
3
Ibíd., I, 118, a.3.
4
Ibíd., I, 89, a.1.
5
Ibíd., I, C.90, a.1.
129

hombre, es algo de la sustancia divina. Aquino responde a esta primera y

dice que soplar no debe entenderse solo en sentido físico, sino que en

Dios equivale a producir un espíritu. Si bien tampoco el hombre cuando

sopla físicamente, hace salir algo de su sustancia, sino de su naturaleza

exterior a él1.

2. Mas aun, el alma es una forma simple. La forma es acto, luego el alma es

acto puro. Como ser acto puro es exclusivo de Dios, el alma es algo de la

sustancia divina. Aquino responde: el alma aunque en su esencia sea

simple, sin embargo no es su mismo ser, sino un ser por participación,

por lo tanto no es acto puro como Dios2.

3. Las cosas existentes que en nada difieren, son idénticas, pero Dios y la

mente existen y en nada difieren, de ser así serian compuestos, por lo

tanto Dios y la mente humana son lo mismo. Aquino responde: lo

diferente en sentido propio difiere por algo, por eso se busca la diferencia

allí donde hay coincidencia, los objetos simples son diversos en cuanto

tales y no por las diferencias a partir de las cuales estén compuesto, por

ejemplo: un hombre y un asno difieren entre si por las respectivas

referencia de racional e Irracional, no siendo necesario de asignarles

otras diferencias.3

¿El alma es, o no es creada?, para resolver este cuestionamiento Aquino

presenta las siguientes objeciones y responde:

1
Ibíd., I, C.90, a.1
2
Ibíd., I, C.90, a.1
3
Ibíd., I, C.90, a.1
130

1. Aquello que posee algo material, esta hecho a partir de la materia. Ahora

bien el alma humana tiene algo material, ya que no es acto puro. Luego el

alma ha sido hecha a partir de la materia, por lo tanto no fue creada.

Aquino responde: en el alma hay un elemento como material, está

compuesta a partir de cierta materia espiritual, esta materia no esta en

potencia con respecto a otra forma, como tampoco lo está la materia

celeste. De no ser así el alma seria corruptible. Por eso de ninguna manera

el alma puede ser hecha de alguna materia pre-existente.1

2. El alma es acto de una materia corporal, según su misma definición, por lo

tanto el alma es sacada de la potencialidad de la materia. Aquino

responde: que el acto se extrae de la potencialidad de la materia no

significa mas que pasa a acto lo que antes estaba en potencia. Pero porque

el alma racional no tiene su ser dependiente de la materia corporal, sino

que es subsistente y supera la capacidad de la materia corporal, no es

sacada de la potencialidad de la materia.2

3. El alma es una cierta forma. Así pues, si es producida por creación,

también lo serán todas las demás formas. Por lo tanto ninguna de ellas es

producida por generación. Esto es inadmisible. Aquino responde: no hay

paridad entre el alma racional y las demás formas, como se acaba de

afirmar.3

1
Ibíd., I, C.90, a.2
2
Ibíd., I, C.90, a.2
3
Ibíd., I, C.90, a.2
131

En cambio está lo que dice en Gen.1:27, Dios creo al hombre a su imagen,

El hombre es imagen de Dios en cuanto al alma. Por lo tanto el alma irrumpió en la

existencia por creación1.

El alma racional ¿es o no es creada directamente por Dios? para resolver

este cuestionamiento Aquino presenta las siguientes objeciones y responde:

1. Hay un orden más perfecto entre los seres espirituales que entre los

corporales. Los espíritus inferiores, las almas racionales, son hechos por

medio de los superiores, los ángeles. Aquino responde: esto es imposible,

quedo demostrado que el alma racional solo puede ser hecha por creación,

solo Dios puede crear.2

2. Dios es el principio y fin de todas las cosas; lo último irrumpe en la

existencia por medio de lo primero, esto es, las almas por medio de los

ángeles. Aquino responde: solo el primer agente puede obrar sin

presuponer nada, mientras que el agente segundo presupone algo que le

viene del primero.3

3. Es perfecto aquello que puede realizar algo semejante así mismo. Pero las

sustancias espirituales son mucho más perfectas que las corporales. Por lo

tanto como los cuerpos producen algo semejante así mismos según la

especie, mucho mas los ángeles podrán producir algo inferior según la

especie, es decir el alma racional. Aquino responde: solo Dios hace

1
Ibíd., I, C.90, a.2
2
Ibíd., I, C.90, a.3
3
Ibíd., I, C.90, a.3
132

creando, el alma humana no pude ser hecha por transmutación de alguna

materia, no puede ser hecha más que por Dios directamente.1

El alma humana ¿fue o no fue creada antes del cuerpo?, el alma, al ser parte

de la naturaleza humana, no tiene su perfección natural, mas que en cuanto unida al

cuerpo. Por eso no sería congruente que fuera creada antes que el cuerpo.2 Hay que

entender que estos planteamientos son traídos por Aquino en su Suma y son

influenciados por los conceptos aristotélicos.

Concepto antropológico de Aquino sobre la muerte.

La posición tradicional que formula Santo Tomas de Aquino sobre la muerte,

tiene una consistencia bíblica. El hombre es mortal por su corporalidad, sujeta a

posible descomposición, lo que en la Biblia se denomina corrupción, pero como esta

llamado a vivir cerca de Dios y, en esa misma medida, a tener una vida inmortal,

Dios lo quiso en un ambiente especial (el paraíso, con el árbol de la vida del

Génesis). De esta manera se deja entender que la mortalidad es condición de la

naturaleza en sí misma, y que la inmortalidad es un don querido por Dios y añadido

a la naturaleza. Tras el pecado, el hombre queda privado de este don y abandonado a

su naturaleza física.3 Aristóteles definió la muerte como el mal mas “temible”, sin

por ello insistir, empero, en este temor para la comprensión del hombre.4

Esto quiere decir para Aquino que el hombre por ser hombre esta destinado a

la muerte, pero Dios quería que el hombre fuera inmortal y le regala la inmortalidad

1
Ibíd., I, C.90, a.3
2
Ibíd., I, C.90, a.4.
3
Juan Luis Lorda, Antropología Bíblica: de Adán a Cristo, (Madrid, Editorial: Palabra, 2005), 319.
4
Hannah Arendt, El Concepto del amor en San Agustín, (Madrid, España, Editorial: Encuentro, 2001), 29.
133

a través del alma, pero cuando el hombre pecó ese don fue retirado del hombre y

entonces queda abandonado a su naturaleza física, por eso el hombre ahora muere,

pero esta muerte ha de entenderse como muerte de la carne o del cuerpo material

mas no del alma, porque ésta puede subsistir después de abandonar el cuerpo que

muere1, esta es la explicación de Aquino sobre el concepto de muerte en el hombre.

También cabe notar que la muerte eterna se concibe como tormento eterno.

Concepto antropológico de Aquino sobre el Juicio final de las almas y la vida


después de la muerte.

Es importante seguir analizando como la concepción aristotélica de Aquino

de la necesidad de esperar que las almas se reúnan con los cuerpos y que se

pronuncien las sentencias definitivas del Juicio final. Los textos de los años 1170-

1180 recogen algunas afirmaciones precisas sobre el hecho de que las almas acceden

directamente a los lugares definitivos, que son el infierno y el paraíso, a no ser que

un tiempo funcional de purificación les imponga una temporada en el purgatorio2.

En cuanto a la solución del problema presentado por la unión entre alma y

cuerpo, nos limitaremos por comodidad y para llegar al final al proceso, a hacer una

referencia a la síntesis tomista. Cuando trata de la suerte del alma entre la muerte y

el juicio final, la Summa Theologiae empieza afirmando que las almas separadas van

1
Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, 89, a.1.
2
Enrico Castelnuovo; Giuseppe Sergi, Arte e Historia en la Edad Media: Tiempo, espacio, instituciones,
Volumen 1, (Madrid, España: Ediciones Akal, 2009), 292., cita a Pierre Nautin, J. Le Goff. La naissance du
Purgatoire, (Francia: Editorial persee, 1985), cita., trad. Italiana, 172-183
134

a un lugar corpóreo, renegando con ellos de toda la tradición que se remitía a la

autoridad de san Agustín1

Santo Tomás de Aquino no se limita a defender que el espíritu (alma) puede

considerarse unido a un lugar corpóreo en la medida en que existe en ese lugar y no

en otro, sino que intenta definir el modo específico con el que el alma se adapta a su

lugar. El imagina que existe entre ellos una conveniencia basada no en una

participación cualitativa, imposible entre lo espiritual y lo corpóreo, sino en una

relación de coherencia, de manera que al estado mas digno del alma se corresponda

con el estado mas digno de las realidades corpóreas.2

Además si las almas no pueden recibir nada directamente del lugar en el que

se encuentran, entonces dependen de su conocimiento de la naturaleza del lugar, el

que puedan recibir alegría o sufrimiento: el alma condenada por ejemplo, no puede

ser atormentada por el calor material del fuego del infierno, pero sufre porque lo

persigue como una realidad hostil que la tiene prisionera. El análisis tomista llega

así a respetar los caracteres específicos del alma, y en particular su ausencia de

extensión, aunque acepta conscientemente el carácter localizado de las realidades

espirituales y las posibilidades de una acción de los cuerpos sobre las almas

separadas.3

Ahora que hemos llegado al final del proceso de transformación aquí

estudiado podemos precisar su naturaleza y cuales fueron sus etapas. Como

1
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, sup. 90, III, Roma, 1906, 150.
2
Enrico Castelnuovo; Giuseppe Sergi, Arte e Historia en la Edad Media: Tiempo, espacio, instituciones,
Volumen 1, (Madrid, España: Ediciones Akal, 2009), 292
3
Ibíd., 292.
135

resultado de la eliminación de los dos obstáculos constituidos por la necesidad de

tener que aguardar las sentencias del Juicio final y por la dificultad de concebir al

alma en un lugar corpóreo antes de su reunificación con el cuerpo resucitado, el

abandono completo de la demora producida a lo largo de siglo XII lleva consigo una

doble aclaración1.

Por una parte a cada alma se le atribuye en el más allá, desde el mismo

momento en el que se separa del cuerpo, un lugar concreto definido y funcional. Por

otra parte es posible establecer con plena legitimidad teológica, una estructuración

geográfica del más allá de las almas. A partir de ahora los confines de los lugares de

ultratumba se harán mas precisos, por una parte a causa de la eliminación de la

dualidad entre situaciones de espera y situaciones definitivas y por otra parte debido

a un fenómeno de divisiones funcionales por los méritos y deméritos de las almas,

algunos lugares se disocian los unos de los otros dependiendo de su función

específica y esto lleva al nacimiento del purgatorio, del limbo de los padres y del

limbo de los niños.

Se consolida el sistema escolástico de los cinco lugares del más allá, que

santo Tomás explica de manera ejemplar, afirmando la clara funcionalidad de cada

lugar, correspondiente a un estatus específico de las almas en función de sus méritos

y deméritos2. Este es su razonamiento: en el momento de la muerte las almas pueden

estar en condiciones de recibir su recompensa final, tanto para bien en el paraíso,

como para mal, en el infierno, si se trata de pecado actual; en el limbo de los niños si

1
Ibíd., 292.
2
Enrico Castelnuovo; Giuseppe Sergi, Arte e Historia en la Edad Media: Tiempo, espacio, instituciones,
Volumen 1, (Madrid, España: Ediciones Akal, 2009), 293.
136

se trata del pecado original; si no pueden recibir la recompensa final, puede ser a

causa de una culpa personal en cuyo caso van al purgatorio o a causa de una culpa

natural, en cuyo caso deben esperar a Cristo en el limbo de los Padres1.

Para las almas de los justos es ese estado y ese lugar de sufrimiento

(purgatorio) en el que espían la pena que no han satisfecho en este mundo2 (de los

pecados mortales y veniales ya perdonados). Los veniales son perdonados en cuanto

a la culpa, si no lo han sido durante la vida3.

Tomás de Aquino argumentó que la limpieza que se produce después de la

muerte es mediante sufrimiento penal. En esta vida podemos ser limpiados

realizando obras de satisfacción, pero tras la muerte eso ya no es posible. En la

medida en que no seamos capaces de conseguir la pureza completa a través de las

obras de la tierra, debemos conseguirla en la vida venidera4. Por esta razón decía

Tomás “ponemos un purgatorio o un lugar de limpieza”5Tomás también sugirió que

el purgatorio, como lugar de sufrimiento, esta conectado con el infierno6.

La existencia del Purgatorio es verdad de fe. Santo Tomás de Aquino no

vacila en afirmar que negar el Purgatorio es hablar contra la Justicia Divina y

cometer un error contra la fe7. Esta verdad de fe se funda en la enseñanza explicita

de la Escritura acerca del Juicio y de la exigencia de una perfecta pureza para entrar

en el cielo.

1
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, cit., su. 69, 7, 146-147.
2
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Suppl., Q. 70 III, a.1.
3
Santo Tomás de Aquino, Compendio, Cap. 181.
4
Millard J. Erickson, Teología Sistemática, (Viladecavalls, España: editorial Clie, 2008), 1181
5
Tomás de Aquino, Summa contra gentiles 4.91.
6
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, apéndice, cuestión 1, artículo 2.
7
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, IIIa, 70 bis, a.6.
137

Todo lo anterior es lo esencial de las enseñanzas de la Iglesia sobre el

misterio del Purgatorio. Hemos de añadir que el Concilio de Florencia no ha

definido si las almas son purificadas por un fuego real o metafórico1.

La existencia del purgatorio y la posibilidad de ayudar a las almas que allí se

encuentran por medio de sufragios, son verdades de fe definidas por el Concilio II

de Lyon (1274), el florentino (1439) y el tridentino (1547)2.

Con referencia a los “infiernos” aquí hay un concepto antropológico

teológico de Aquino porque aunque el símbolo de los apóstoles no señala

expresamente “infierno” o “infiernos” bajó Cristo, la tradición cristiana primitiva

entiende que bajó al “limbo de lo Justos”, donde Adán, como cabeza del genero

humano, esperaba la salvación con todos los Justos del Antiguo Testamento. Sin

embargo, Aquino amplía el campo semántico del termino “infierno” a todas las

situaciones posibles de los difuntos antes de la muerte de Cristo. Y, de esta forma,

imparte una amplia catequesis no sólo sobre el limbo de los justos, sino también

sobre el infierno eterno, el purgatorio e incluso sobre el limbo de los niños o

hipótesis acerca de una felicidad puramente natural. En cuanto a ubicación de estos

cuatro “infiernos” santo Tomás se acomoda al antiquísimo común sentir, incluso

precristiano, de que están debajo de la Tierra, es decir, en las regiones inferiores, y

que, por ello, se “desciende” a ellos3.

1
Equipo Staff, El purgatorio: Una revelación particular, 5Edición, (Madrid, España: Editorial Rialp, 2005),
235.
2
Aquino Tomás; Josep.Ignasi Saranyana, Escritos de Catequesis: Sobre el Credo, Padrenuestro, Avemaría,
Decálogo y los siete sacramentos, (Madrid, España: Ediciones Rialp, 2000), 59.
3
Ibid, 56.
138

Aquí se ve reflejado otro concepto de la antropología de Aquino de donde

toma la Iglesia católica para decir que Cristo descendió a los infiernos, sacó de allí a

los santos padres que sólo estaban excluidos del cielo por el relato de la pena del

pecado original; no libró a los condenados que habían muerto en pecado mortal; a

los niños muertos en pecado original no los libró del estado de pura felicidad natural

en que se encontraban, concediéndoles la visión; y no hay razón para asegurar que,

por la bajada de Cristo a los infiernos todos los que se hallaban en el purgatorio

hayan sido librados de él1.

Pero según santo Tomás ¿cómo descendió Cristo a los infiernos? Según

Tomás el Libertador, mantenía asumidos cuerpo y alma, mientras el primero (el

cuerpo de Cristo) yacía en el sepulcro y la segunda (el alma de Cristo) moraba en el

infierno de los Padres2.El angélico dice que las almas que poblaban el infierno

Purificador (purgatorio) quedaron confirmada en la esperanza de su consumación

mientras que habitaban el infierno de los Padres (entiéndase limbo de los Padres)

recibieron la plenitud3. Después de la resurrección y ascensión de Cristo al Cielo

Empíreo (Cielo donde mora Dios), este infierno se vació y se clausuró como hábitat

de espíritus truncados. Permanecen los otros tres abismos (infierno bajo, limbo de

niños y limbo de Padres), si bien sólo desde el infierno purificador las almas ya

probadas siguen volando al Cielo Empíreo4.

1
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, III, q.52, nota 13, 182.
2
Ibíd., III, q, 50, 2-3.
3
Ibíd., III, q, 52, 5-8.
4
Eladio Chávarri, La condición humana en Tomas de Aquino, (Salamanca, España: Editorial San Esteban,
1994), 339.
139

La resurrección de los cuerpos o muertos según Tomás de Aquino.

ara Tomás de Aquino “es evidente que el estar unida el alma al cuerpo es un

bien para el alma”1, a diferencia de otros pensadores para quienes más bien la unión

habría que verla como castigo o fastidio.2 Aquino llegó a decir que “el estar el alma

sin el cuerpo es contra la naturaleza del alma. Y nada contra natural puede ser

perpetuo. Luego el alma no estará separada del cuerpo perpetuamente, por otra parte

como el alma permanece perpetuamente (es inmortal), es preciso que de nuevo se

una al cuerpo, que es resucitar (de entre los muertos). Luego la inmortalidad de las

almas exige, al parecer la futura resurrección de los cuerpos”3.

Este concepto de resurrección de cuerpos se da en Aquino, debido a su

concepción Aristotélica de que el alma alcanza su plenitud estando unida al cuerpo,

las almas que regresan del paraíso, entran a los cuerpos incorruptibles para ser

plenas, las que están en el infierno entran en el cuerpo para poder sentir el castigo

físico del infierno, en esto consiste la idea de la resurrección de los cuerpos.

No vaya a pensarse, por ello, que, tal forma de pensar sirva Tomás de Aquino

de argumento probatorio de la resurrección corpórea; tema netamente teológico

defendido sólo a partir de la revelación. En teología las razones filosóficas son

siempre razones apologéticas añadidas a las premisas de la fe4, cabe aclarar que esto

es dentro del campo de la teología católica que se da.

1
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q. 89, q.1.
2
Laureano Robles, Tomás de Aquino, (Salamanca, España: Editorial Universidad de Salamanca, 1992), 203.
3
Tomás de Aquino, Suma contra Gentiles, IV, a. 79.
4
Laureano Robles, Tomás de Aquino, 203.
140

Naturaleza del hombre de acuerdo a Tomás de Aquino.

Tomas Aquino retoma de Aristóteles la teoría de la naturaleza como

principio de movimiento de los seres naturales y esta de acuerdo con la Ley natural

aplicada al hombre1, donde habla de los niveles en el ser humano los cuales son:

Sustancia, Animal y Ser racional,2 a continuación se tratara un aspecto general de

estas tres con base a la consideración de Aquino.

El hombre como sustancia, se inclina a la conservación del ser, de acuerdo

con ello la ley natural debe ir a favor del bien, entiéndase bien como todo aquello

que favorece a la vida; y lo malo como lo contrario.3

El hombre, como Animal, comparte con los demás animales la inclinación a

la conservación de la especie, de acuerdo con ello, la ley natural debe entender,

como bueno, la procreación, la educación de los hijos, etc.4

El hombre como ser racional, tiene un inclinación a conocer la verdad y a

vivir en sociedad (hay que tener presente que el hombre es “animal racional” y

“animal social”). De acuerdo con ello la ley natural debe considerar bueno la

búsqueda de la verdad y la justicia y todo lo que se relacione con ello.5

De acuerdo con Aquino, la persona humana no es solo una maquina física

impulsada por estímulos externos o presiones ambientales, tampoco es un alma

aprisionada en el cuerpo, como afirma Platón y san Agustín. El individuo es una

1
Felipe Aguado Hernández, Utopía Ética para Jóvenes, (Madrid, España, Editorial: Huerga y Fierros
editores, 1999), 162.
2
Ibíd., 164.
3
Ibíd., 164.
4
Ibíd., 165.
5
Ibíd., 165.
141

entidad dinámica, motivada internamente por el alma, que posee cinco facultades o

potencias1:

1. Vegetativa, que atañe a las funciones físicas de crecimiento y

reproducción. Para crecer, el cuerpo busca alimentos y cuidados.

2. Sensitiva, que es la capacidad del alma de aceptar la información del

mundo externo por medio de los cinco sentidos.

3. Apetitiva, que se refiere a los deseos y a los fines del organismo y a la

capacidad de querer.

4. Locomotriz, que es la capacidad de emprender el movimiento hacia el

objeto deseado, o alejarse del que repugna.

5. Intelectiva, que se relaciona con el poder de pensar o cognición.

Esquema del concepto de Aquino de la relación dualista entre cuerpo y alma,

que constituye la naturaleza de la persona2.

Esencia=Potencial de materia primaria (cuerpo)

Actualización (Energía física) Intelecto

Persona

Existencia= Principio de Forma sustancial

Actualización (alma autónoma) Voluntad

1
James F. Brennan, Historia y Sistemas de la Psicología, (México, Editorial: Prentice Hall, 1999), 65.
2
Ibíd., 65.
142

La desigualdad de la mujer con el hombre y la concepción del Varón por Tomás de


Aquino.

Se empezará analizando la desigualdad que vio Aquino entre la mujer y el

hombre. Como dice Abelardo en su carta: “Mientras que para Agustín, antes de su

conversión, la presencia de la mujer es tan fuerte que rivaliza con la de Dios, en la

vida de Tomás está ausente”1 es notable que en el tiempo del siglo XIII había una

posición de la mujer como inferior al hombre.

Es interesante notar que a petición del propio Tomás se tradujo en el siglo

XIII el De generatione animalium de Aristóteles, donde se enunciaba la concepción

de inferioridad de la mujer2, en Aquino era evidente quela mujer estaba en una

escala menor al hombre.

En relación con la diferencia femenina son dos las fuentes del pensamiento

de Tomás: por un lado la autoridad de Agustín, por otro, la concepción aristotélica.

Este segundo elemento que no siempre sintoniza con la estructura agustiniana,

contribuye a que el pensamiento tomista del compuesto humano de alma y cuerpo

no se conciba de manera dualista, sino como una unión insoluble. Pero la influencia

aristotélica es decisiva, sobre todo, en la definición de Aquino de la mujer como

1
Abelardo, Carta III, en Cartas, cit en Wanda Tommasi, Filósofos y Mujeres: La diferencia sexual en la
Historia de la filosofía, (Madrid, España: Editorial Narcea, 2002), 72.
2
Noble destaca que, con el descubrimiento europeo de todo el corpus aristotélico, a través de los árabes, la
misoginia de la cultura monástica conquistó la legitimación “científica” que la habría de perpetuar durante
siglos. En esto hay algo de paradoja, porque Averroes, el principal comentador árabe de Aristóteles, creía
firmemente en la semejanza natural y en la igualdad social de hombres y mujeres, contrastando con
Aristóteles y con la praxis musulmana…Noble establece la hipótesis de que por debajo de las cuestiones
teológicas que determinaron la condena –la cuestión de la inmortalidad del alma y la teoría de la doble
verdad- había también cuestiones sociales, idea ortodoxas de Averroes sobre las mujeres y la sexualidad.
David Franklin Noble, Un mondo senza done: la cultura maschile della Chiesa e la scienza occidentale,
(Italia: Editorial Torino Bollati Boringhieri, 1994), 197-199 en Wanda Tommasi, Filósofos y Mujeres, 73.
143

“mas occasionatus” (varón fallido)1 cuya existencia es necesaria para la

procreación, pero cuyo nacimiento es siempre fruto de una imperfección, de un

defecto, de una carencia2.

Hablando sobre la funcionalidad de la mujer para el hombre, de acuerdo al

planteamiento de Aquino en la Summa dice: “Como dice la Escritura, era necesario

que fuese creada la mujer como ayuda del hombre y no porque le sirviese de ayuda

en ninguna otra función, como dijeron algunos, puesto que para cualquier otra

función, como dijeron algunos, puesto que para cualquier otra función puede ser

mas ayuda para el hombre otro hombre que la mujer, sino para cooperar a la

procreación3”

Tomás interpreta el hecho de que Eva fuera formada de una costilla de Adán

de un modo completamente tradicional, como una prioridad masculina dentro del

género humano. El hombre es con todo derecho, gloria de Dios en la creación,

mientras que la mujer es gloria del hombre4, como diría Tomás de Aquino en su

Summa Teológica: “El hombre es principio y fin de la mujer, así como Dios es

principio y fin de toda la creación”5, esta es una premisa del doctor angelicus

(Aquino), que le da la primacía al varón sobre la mujer y lo pone en paralelo con

Dios en cabeza de su obra creativa.

1
Tomás de Aquino, Summa Teológica, I, 92, a 1: la definición de la mujer como mas occasionatus es una cita
de Aristóteles, cita en Wanda Tommasi, Filósofos y Mujeres, 74.
2
Ibíd., 74.
3
Tomás de Aquino, Summa Teológica, I, 92, a1
4
Wanda Tommasi, Filósofos y Mujeres, 74.
5
Tomas de Aquino, Summa Teológica, I, 93, 4 a1
144

Como Eva fu creada en segundo lugar, a partir de Adán, se creía que la

sustancia de Eva era inferior. Lo divino se reflejaba en ella sólo a través de Adán.

Creación inferior y sustancia inferior son, por lo tanto, una misma cosa. Eso se

extendía no sólo al carácter moral de Eva y, por consiguiente a todas las mujeres, la

idea de inferioridad femenina, que derivó a partir de Eva en la tradición

judeocristiana, sesgó inevitablemente la hipótesis e interfirió en la observación

empírica de ese misterio fundamental de la naturaleza: la creación de una nueva vida

a partir de la antigua. La mujer fue considerada inferior al hombre en su capacidad

para contribuir al nacimiento de un niño. El primero en formular este punto de vista

fu Aristóteles, cuyas obras llegaron a Europa en el siglo XII y tuvieron un gran

influencia en Tomás de Aquino1.

Aristóteles, en su obra Reproducción de los animales, propone que “la

hembra no aportaría semen” a la generación sino sólo la sangre de la menstruación,

esto es sangre que no es trasformada. Por otro lado, el semen es sangre que ha

sufrido un proceso de trasformación llamado pepsis: “Si el macho es una especie de

motor agente, y la hembra. En cuanto hembra, paciente, al semen del macho, la

hembra no aportaría semen sino materia. Lo que efectivamente parece que ocurre:

pues la naturaleza de las menstruaciones se corresponde con la materia prima2.

Para Tomás de Aquino, que se ajusta a lo establecido por Aristóteles, la

mujer no era la creadora del niño sino sólo el vehículo pasivo que posibilitaba su

nacimiento; el macho constituía la función activa y vital en la procreación. La

1
Anne baring; Jules Cashford, El mito de la diosa: Evolución de una imagen, (Madrid, España: Editorial
Siruela, 2005), 587.
2
Ibíd., 587.
145

creación de una niña era, además, el resultado de un proceso defectuoso, que se

podía deber incluso a condiciones meteorológicas1.

Se va a dar a continuación un aporte de la concepción del varón, por eso

primero hay que ver que la idea de que el feto es un ser humano “desde el momento

de la concepción” es una idea relativamente nueva, incluso dentro de la Iglesia

cristiana. Santo Tomás sostuvo que un embrión no tiene alma sino hasta después de

varias semanas de embarazo. Santo Tomás aceptó la idea de Aristóteles de que el

alma es la “forma sustancial” del hombre. No se necesita entrar en este concepto un

tanto técnico, excepto para notar que una implicación es que no se puede tener alma

humana hasta que el cuerpo tenga una forma reconociblemente humana. Santo

Tomás sabía que un embrión humano no tiene forma humana “desde el momento de

la concepción”, sacó la conclusión indicada. La opinión de santo Tomás al respecto

fue aceptada oficialmente por la Iglesia en el Concilio de Viena de 1312, y hasta el

día de hoy no ha sido oficialmente repudiada2, se cree que como Aquino conservaba

la posición de que Dios crea todas las almas, entonces en la unión de la mujer con el

hombre se da solo a nivel material en el vientre de la mujer, mientras que el alma

que la crea Dios entra en ese cuerpito en formación a las semanas o si tiene forma

humana en la concepción recibe el alma departe de Dios, de modo que el hombre no

puede crear el alma, pero si la materia, aquí también se ve la idea dualista.

1
Ibíd., 587.
2
James Rachels, Gustavo Ortiz Millán, Introducción a la filosofía moral, México, DF: Editorial Fondo de
Cultura Económica, 2007), 105
146

Conceptos antropológicos de la teología de Aquino presentes en los Concilios de la


Iglesia después de su muerte.

Como dice Berthier en su declaración: “Narra la historia que la Iglesia de los

Concilios Ecuménicos celebrados después del glorioso transito de Aquino, hizo tal

aprecio de sus escritos, que tomó sus sentencias, y muchas veces hasta sus mismas

palabras, para declarar los dogmas católicos y triturar los errores emergentes”1 con

la declaración anterior se puede constar que Aquino tuvo una influencia muy fuerte

en los concilios de la Iglesia después de su muerte.

Segundo concilio de Lyon de 1274

El segundo concilio de Lyon muestra claramente ciertos aspectos de la

antropología teológica católica en algunos de sus decretos, a continuación citaremos

y analizaremos los decretos de este Concilio donde se habla acerca del hombre.

En la profesión de fe del emperador de Constantinopla Miguel Paleólogo,

encontramos lo siguiente:

“Creemos que la Santa Trinidad, adre e Hijo y Espíritu Santo es un solo

Dios omnipotente y que toda la divinidad en la Trinidad es coesencial y

consustancial, coeterna y coomnipotente, de una sola voluntad, potestad y majestad,

creador de todas las creaturas, de quien todo, en quien todo y por quien todo, lo que

hay en el cielo y en la tierra, lo visible y lo invisible, lo corporal y lo espiritual.

1
J. Berthier, Sanctus Thomas Aquinas “Doctor Communis” Ecclesiae, (Roma: Editorial Ex typographia
“Editrice Nazionale”, 1914), 176-177.
147

Creemos que cada persona en la Trinidad es un solo Dios verdadero, pleno y

perfecto”.1

En este decreto, que trata sobre la Trinidad se puede percibir la dualidad con

la que el catolicismo de esta época concibe al hombre. Dios es el creador de todo y

por tal razón es creador del hombre tanto en su esfera corporal y espiritual,

superando así el concepto platónico adoptado por varios teólogos católicos de que

solo el alma es creación de Dios y por ende lo único bueno del hombre. Así, como lo

aporto Aquino tanto el cuerpo como el alma son buenos, pues ambos fueron creados

por Dios2 Aquí se vio la influencia del doctor Angelicus. Como en este decreto se

habla de que Dios (Trinidad) creo el hombre en su esfera corporal y espiritual

comparte el argumento de Tomás de Aquino que dice: “que tanto el cuerpo como el

alma fueron hechos en acto en el sexto día3”

Pero además de eso, el siguiente decreto hablando de la humanidad de

Cristo, agrega algo más sobre antropología, he aquí el decreto:

“Creemos que el mismo Hijo de Dios, Verbo de Dios, eternamente nacido

del Padre, consustancial, coomnipotente e igual en todo al Padre en la divinidad,

nació temporalmente del Espíritu Santo y de María siempre Virgen con alma

racional; que tiene dos nacimientos, un nacimiento eterno del Padre y otro temporal

de la madre: Dios verdadero y hombre verdadero, propio y perfecto en una y otra

naturaleza, no adoptivo ni fantástico, sino uno y único Hijo de Dios en dos y de dos

naturalezas, es decir, divina y humana, en la singularidad de una sola persona,

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D461.
2
Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, 90, a.1.
3
Tomás Aquino, Suma Teológica, I, C.91 a.3.
148

impasible e inmortal por la divinidad, pero que en la humanidad padeció por

nosotros y por nuestra salvación con verdadero sufrimiento de su carne, murió y fue

sepultado, y descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos

con verdadera resurrección de su carne, que al día cuadragésimo de su resurrección

subió al cielo con la carne en que resucitó y con el alma, y está sentado a la derecha

de Dios Padre, que de allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y que ha

de dar a cada uno según sus obras, fueren buenas o malas”.1

Lo que este decreto añade tiene que ver con el destino del alma después de la

muerte, según el decreto, Jesús (hombre) descendió a los infiernos (no es del interés

de esta investigación analizar por qué Jesús descendió a los infiernos), lo cual indica

que el alma al separarse del cuerpo por la muerte, es llevado a un lugar material, en

este caso el infierno es una opción para algunas almas. Sin embargo, el decreto deja

la posibilidad (según lo ocurrido con Jesús) para que el alma vuelva de nuevo al

cuerpo, de modo que el cuerpo (materia) de Cristo estuvo tres días en el sepulcro,

mientras que su alma divina descendió a los cuatros infiernos planteados por Aquino

en el momento de la muerte las almas2 y fue de esta manera como plantea Aquino

que Cristo libero a las almas de los infiernos que no tenían pecado mortal.

Continuando con la secuencia, hay un decreto que llama la atención por su

aporte antropológico y algo nuevo en la concepción católica es el siguiente:

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D462.
2
En el momento de la muerte las almas pueden estar en condiciones de recibir su recompensa final, tanto…
para mal, en el infierno, si se trata de pecado actual; en el limbo de los niños si se trata del pecado original; si
no pueden recibir la recompensa final, puede ser a causa de una culpa personal en cuyo caso van al purgatorio
o a causa de una culpa natural, en cuyo caso deben esperar a Cristo en el limbo de los Padres.
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, cit., su. 69, 7, 146-147.
149

“[...] Creemos también la verdadera resurrección de la carne que ahora

llevamos, y la vida eterna [...] Mas, por causa de los diversos errores que unos por

ignorancia y otros por malicia han introducido, dice y predica que aquellos que

después del bautismo caen en pecado, no han de ser rebautizados, sino que obtienen

por la verdadera penitencia el perdón de los pecados. Y si verdaderamente

arrepentidos murieren en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de

penitencia por sus comisiones y omisiones, sus almas son purificadas después de la

muerte con penas purgatorias o catarterias, como nos lo ha explicado Fray Juan (1);

y para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios, de los fieles vivos, a saber,

los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que,

según las instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran hacer en favor de otros.

Mas aquellas almas que, después de recibido el sacro bautismo, no incurrieron en

mancha alguna de pecado, y también aquellas que después de contraída, se han

purgado, o mientras permanecían en sus cuerpos o después de desnudarse de ellos,

como arriba se ha dicho, son recibidas inmediatamente en el cielo. Las almas,

empero, de aquellos que mueren en pecado mortal o con solo el original, descienden

inmediatamente al infierno, para ser castigadas, aunque con penas desiguales. La

misma sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree y firmemente afirma que,

asimismo, comparecerán todos los hombres con sus cuerpos el día del juicio ante el

tribunal de Cristo para dar cuenta de sus propios hechos (Rom. 14: 10).1

La declaración anterior presenta el argumento de la resurrección de la carne

o de los cuerpos donde todos los hombres comparecerán en el día del juicio ante el

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D464.
150

tribunal de Cristo que planta Aquino en su propuesta teológica de la resurrección de

los cuerpos para el hombre alcanzar su plenitud, al alma unirse al cuerpo

nuevamente después de haberse separado en la muerte del cuerpo, sea para ser feliz

en el paraíso o para castigo eterno en el infierno1

El concilio no solo confirma la resurrección de la carne cuando el alma

retorna a este, sino que añade un ingrediente nuevo, los diferentes lugares donde el

alma puede morar dependiendo de su condición al momento de separarse del cuerpo

mediante la muerte. El concilio presenta tres lugares donde las almas moraran

después de la muerte hasta su regreso al cuerpo el día del juicio:

1. Las almas que después del bautismo no hayan incurrido en pecado

alguno y las que a pesar de haber pecado alcanzaron a purgarse

totalmente por medio de la penitencias mientras estaban en el cuerpo,

serán llevadas directamente al cielo.

2. Las almas que después del bautismo hayan cometidos delitos o faltas, y

arrepentidos hayan sido purgados pero no del todo, tendrán que seguir

purgando sus almas en un lugar especial llamado purgatorio donde serán

purificados ya sea por penas purgatorias o los sufragio de lo fieles.

3. Y las almas de aquellos que mueren en pecado mortal sin haberse

arrepentido o muerto con el pecado original, descenderán directamente al

infierno para ser castigadas.

Estos son los tres lugares destinados para estos grupos de almas, sin embargo,

estas tendrán que regresar al cuerpo el día del juicio para comparecer ante el tribunal

de Cristo cuando este regrese por segunda vez estas declaraciones están en armonía

1
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, cit., su. 69, 7, 146-147.
151

con el Planteamiento de Tomás en la Summa sobre los estados a los que el hombre

se dirige al morir1.

Concilio de Vienne, 1311-1312

Si alguno cayere en el error de pretender afirmar pertinazmente que ejercer

las usuras no es pecado, decretamos que sea castigado como hereje2. En el concilio

de Vienne las personas que no estaban conforme a la hegemonía de la Iglesia

Católica eran condenados por herejía y castigados aun con la muerte.

Errores de Pedro Juan Olivi de la encarnación, la unión del alma y del cuerpo. De la

Constitución De Summa Trinitate et fide catholical:

[De la encarnación.] Adhiriéndonos firmemente al fundamento de la fe

católica, fuera del cual, en testimonio del Apóstol, nadie puede poner otro [1 Cor. 3,

11], abiertamente confesamos, con la santa madre Iglesia, que el unigénito Hijo de

Dios, eternamente subsistente junto con el Padre en todo aquello en que el Padre es

Dios, asumió en el tiempo en el tálamo virginal para la unidad de su hipóstasis o

persona, las partes de nuestra naturaleza juntamente unidas, por las que, siendo en sí

mismo verdadero Dios, se hiciera verdadero hombre, es decir, el cuerpo humano

pasible y el alma intelectiva o racional que verdaderamente por sí misma y

esencialmente informa al mismo cuerpo3.

1
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, cit., su. 69, 7, 146-147.
2
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D479.
3
Ibíd., 480.
152

Esto está en armonía con el aporte de Aquino en la Summa que dice que solo

Dios puede crear el alma racional1, obviamente este fragmento del concilio se refiere

a la encarnación donde Cristo como ente divino siendo en si mimo verdadero Dios,

se hace verdadero hombre en un cuerpo material.

[Del alma como forma del cuerpo.] Además, con aprobación del predicho

sagrado Concilio, reprobamos como errónea y enemiga de la verdad de la fe católica

toda doctrina o proposición que temerariamente afirme o ponga en duda que la

sustancia del alma racional o intelectiva no es verdaderamente y por sí forma del

cuerpo humano; definiendo, para que a todos sea conocida la verdad de la fe sincera

y se cierre la entrada a todos los errores, no sea que se infiltren, que quien quiera en

adelante pretendiere afirmar, defender o mantener pertinazmente que el alma

racional o intelectiva no es por sí misma y esencialmente forma del cuerpo humano,

ha de ser considerado como hereje2.

En esta declaración del concilio se habla del alma como forma del cuerpo,

que esta en armonía con la teoría aristotélica sostenida por Tomás del Hilemorfismo

donde “hile” es materia o cuerpo y “morfe” forma por lo tanto la unión de los dos

constituyen una única sustancia compleja pero única3, donde el alma siendo el

“morfe” le da forma a la materia “hile”.

En las dos anteriores declaraciones se presenta el concepto de Aquino

aristotélico que el alma le da forma al cuerpo, lo usan en este Concilio para explicar

1
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, C.90, a.3
2
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D481.
3
Arnoldo Mora, Perspectivas Filosóficas del Hombre, (Costa Rica, Editorial: Universidad Estatal a Distancia,
1990), 78.
153

la encarnación de Cristo y para definir el alma como forma del cuerpo.

Del infierno y del limbo

[De la Carta Nequaquam sine dolore a los armenios, de 21 de noviembre de 1321]

Enseña la Iglesia Romana que las almas de aquellos que salen del mundo en

pecado mortal o sólo con el pecado original, bajan inmediatamente al infierno, para

ser, sin embargo, castigados con penas distintas y en lugares distintos1.

Esto esta en resonancia con el aporte de Aquino de la existencia de un

infierno donde se castigan las almas en contraposición con Agustín que afirmaba

que las almas van a un lugar corpóreo2 , Aquino afirma que si es por pecado mortal

el alma va directamente al infierno3 a no ser que sea purificada el alma por el

sacramento de la Eucaristía y por penitencias como se confirman en los aportes de

los concilios anteriores.

Errores de Eckhart (sobre el Hijo de Dios, etc.) (1)

[Enumerados y condenados en la Constitución In agro dominico, de 27 de marzo de

1329]

Algo hay en el alma que es increado e increable; si toda el alma fuera tal,

sería increada e increable, y esto es el entendimiento4.

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D493a.
2
Enrico Castelnuovo; Giuseppe Sergi, Arte e Historia en la Edad Media: Tiempo, espacio, instituciones,
Volumen 1, (Madrid, España: Ediciones Akal, 2009), 292
3
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Suppl., Q. 70 III, a.1.
4
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D527.
154

Esta afirmación era una herejía propuesta por un hombre llamado Eckhart, y

era condenada por la Iglesia porque no se sometía con la creencia católica

influenciada por Aquino de que el alma es creada por Dios1.

[De estos artículos dice luego la Bula:] D-529 ... Nosotros expresamente

condenamos y reprobamos los quince primeros artículos y los dos últimos como

heréticos y los otros once citados como mal sonantes, temerarios, sospechosos de

herejía, y no menos cualesquiera libros u opúsculos del mismo Eckhart que

contengan los antedichos artículos o alguno de ellos2.

La Iglesia en la bula decreta esto porque Tomas de Aquino da un aporte en la

suma teológica donde define que Dios es el que crea las almas 3, posiblemente la

Iglesia parte de la concepción de Aquino para condenar este argumento de Eckhart.

De la visión beatífica de Dios y de los novísimos (2)

[De la Constitución Benedictus Deus, de 29 de enero de 1336]

Por esta constitución que ha de valer para siempre, por autoridad apostólica

definimos que, según la común ordenación de Dios, las almas de todos los santos

que salieron de este mundo antes de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, así como

las de los santos Apóstoles, mártires, confesores, vírgenes, y de los otros fieles

muertos después de recibir el bautismo de Cristo, en los que no había nada que

purgar al salir de este mundo ni habrá cuando salgan igualmente en lo futuro, o si

1
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, C.90, a.3
2
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D529.
3
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, C.90, a.3.
155

entonces lo hubo o habrá luego algo purgable en ellos, cuando después de su muerte

se hubieren purgado; y que las almas de los niños renacidos por el mismo bautismo

de Cristo o de los que han de ser bautizados, cuando hubieren sido bautizados, que

mueren antes del uso del libre albedrío, inmediatamente después de su muerte o de

la dicha purgación los que necesitaron de ella, aun antes de la reasunción de sus

cuerpos y del juicio universal, después de la ascensión del Salvador Señor nuestro

Jesucristo al cielo, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino de los cielos y

paraíso celeste con Cristo, agregadas a la compañía de los santos Ángeles, y después

de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo vieron y ven la divina esencia con

visión intuitiva y también cara a cara, sin mediación de criatura alguna que tenga

razón de objeto visto, sino por mostrárselas la divina esencia de modo inmediato y

desnudo, clara y patentemente, y que viéndola así gozan de la misma divina esencia

y que, por tal visión y fruición, las almas de los que salieron de este mundo son

verdaderamente bienaventuradas y tienen vida y descanso eterno, y también las de

aquellos que después saldrán de este mundo, verán la misma divina esencia y

gozarán de ella antes del juicio universal; y que esta visión de la divina esencia y la

fruición de ella suprime en ellos los actos de fe y esperanza, en cuanto la fe y la

esperanza son propias virtudes teológicas; y que una vez hubiere sido o será iniciada

esta visión intuitiva y cara a cara y la fruición en ellos, la misma visión y fruición es

continua sin intermisión alguna de dicha visión y fruición, y se continuará hasta el

juicio final y desde entonces hasta la eternidad1.

Esta declaración tiene su fundamento en las citas que según santo Tomás de

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D530.
156

Aquino menciona en la Summa Theologica textualmente al decir: “¿cómo descendió

Cristo a los infiernos? Según Tomás el Libertador, mantenía asumidos cuerpo y

alma, mientras el primero (el cuerpo de Cristo) yacía en el sepulcro y la segunda (el

alma de Cristo) moraba en el infierno de los Padres1.El angélico dice que las almas

que poblaban el infierno Purificador (purgatorio) quedaron confirmada en la

esperanza de su consumación mientras que habitaban el infierno de los Padres

(entiéndase limbo de los Padres) recibieron la plenitud2. Después de la resurrección

y ascensión de Cristo al Cielo Empíreo (Cielo donde mora Dios), este infierno se

vació y se clausuró como hábitat de espíritus truncados. Permanecen los otros tres

abismos (infierno bajo, limbo de niños y limbo de Padres), si bien sólo desde el

infierno purificador las almas ya probadas siguen volando al Cielo Empíreo”3.

El concilio sigue diciendo literalmente: “Definimos además que, según la

común ordenación de Dios, las almas de los que salen del mundo con pecado mortal

(es una grave ofensa contra Dios y es consciente de ello y que tiene consecuencias

graves) actual, inmediatamente después de su muerte bajan al infierno donde son

atormentados con penas infernales, y que no obstante en el día del juicio todos los

hombres comparecerán con sus cuerpos ante el tribunal de Cristo, para dar cuenta de

sus propios actos, a fin de que cada uno reciba lo propio de su cuerpo, tal como se

portó, bien o mal [2 Cor. b, 10]”4.

Estas declaraciones anteriores se refieren a que las almas que salieron del

1
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, III, q, 50, 2-3.
2
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, III, q, 52, 5-8.
3
Eladio Chávarri, La condición humana en Tomas de Aquino, (Salamanca, España: Editorial San Esteban,
1994), 339.
4
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D531.
157

mundo antes que Cristo viniera a nacer y morir en la cruz, así como las almas que

salieron del cuerpo de este mundo después de su pasión como las de los apóstoles,

mártires, fieles muertos después del bautismo así como adultos e infantes que no

alcanzaron por medio de su libre albedrio a experimentar su pecado, pero fueron

salvado del pecado original de Adán por el bautismo, a todos ellos por haberse

bautizado en la Iglesia católica se les otorga si es necesario la purgación de sus

almas y el acceso al paraíso en la morada con los ángeles y Dios, pero estando en

alma en el cielo hasta antes de la “reasunción de sus cuerpos y del juicio universal”.

A esta última parte se refiere Aquino en su teología cuando hable que el alma

cuando muere puede subsistir1, pero esta incompleta y para alcanzar su plenitud

debe unirse nuevamente al cuerpo, pero esto se logrará solo en el juicio cuando

Cristo venga y todos comparezcan en su cuerpo, los buenos se le otorgará un cuerpo

eterno para que se unan con sus almas y así alcanzar la perfección, los malos serán

traídos del infierno de donde afirma el decreto en el concilio, sus almas “son

atormentados con penas infernales” y en sus cuerpos serán condenados en el juicio.

Del purgatorio [De la misma Carta a Consolador]

Una ultima declaración referente al hombre en este concilio es la siguiente:

“ reguntamos si has creído y crees que existe el purgatorio, al que descienden las

almas de los que mueren en gracia, pero no han satisfecho sus pecados por una

penitencia completa. Asimismo, si crees que son atormentadas con fuego

temporalmente y, que apenas están purgadas, aun antes del día del juicio, llegan a la

1
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, C.90, a.2
158

verdadera y eterna beatitud que consiste en la visión de Dios cara a cara y en su

amor”1.

A la afirmación anterior la comparamos con la declaración del Aquinate que

dice: “La existencia del Purgatorio es verdad de fe. Santo Tomás de Aquino no

vacila en afirmar que negar el Purgatorio es hablar contra la Justicia Divina y

cometer un error contra la fe2. Esta verdad de fe se funda en la enseñanza explicita

de la Escritura acerca del Juicio y de la exigencia de una perfecta pureza o beatitud

para entrar en el cielo.

Concilio de Florencia de 1431

El concilio de Florencia ratifica y amplía algunos conceptos sobre el hombre

y su ser. Para esto se analizarán algunos decretos, donde directa e indirectamente se

trata el asunto.

El primer decreto a analizar es uno de los elaborados para la iglesia griega

acerca de la purificación del alma. Aquí la cita:

“Asimismo, si los verdaderos penitentes salieren de este mundo antes de

haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por lo cometido y omitido, sus

almas son purgadas con penas purificatorias después de la muerte, y para ser

aliviadas de esas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, tales como

el sacrificio de la misa, oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que los

fieles acostumbran practicar por los otros fieles, según las instituciones de la Iglesia.

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D570.
2
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, IIIa, 70 bis, a.6.
159

Y que las almas de aquellos que después de recibir el bautismo, no incurrieron

absolutamente en mancha alguna de pecado, y también aquellas que, después de

contraer mancha de pecado, la han purgado, o mientras vivían en sus cuerpos o

después que salieron de ellos, según arriba se ha dicho, son inmediatamente

recibidas en el cielo y ven claramente a Dios mismo, trino y uno, tal como es, unos

sin embargo con más perfección que otros, conforme a la diversidad de los

merecimientos. Pero las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual o

con solo el original, bajan inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si bien

con penas diferentes (v. 464)”.1

El concilio de Florencia en este decreto, ratifica lo dicho antes en el concilio

segundo de Lyon, sobre el destino de las almas después de la muerte. Nuevamente

aparecen los mismos tres lugares, a saber, el cielo, el purgatorio y el infierno,

lugares que dependiendo de ciertos actos cometidos antes de la muerte serán

ocupados por las almas. Este decreto traza el mismo concepto hecho en el segundo

concilio de Lyon sobre el lugar de las almas después de la muerte.

Cabe notar también que hay que mencionar la influencia de Aquino en este

decreto, y se da mayor énfasis en el purgatorio, de lo cual Tomás de Aquino

argumentó que la limpieza que se produce después de la muerte es mediante

sufrimiento penal. En esta vida podemos se limpiados realizando obras de

satisfacción, pero tras la muerte eso ya no es posible. En la medida en que no

seamos capaces de conseguir la pureza completa a través de las obras de la tierra,

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D693.
160

debemos conseguirla en la vida venidera1. or esta razón decía Tomás “ponemos un

purgatorio o un lugar de limpieza”2Tomás también sugirió que el purgatorio, como

lugar de sufrimiento, esta conectado con el infierno3.

Sin embargo el concilio de Florencia añade algunos puntos más acerca de la

purificación del alma, esto lo encontramos en uno de los decretos elaborados para

los armenios:

“Siete son los sacramentos de la Nueva Ley, a saber, bautismo,

confirmación, Eucaristía, penitencia, extremaunción, orden y matrimonio, que

mucho difieren de los sacramentos de la Antigua Ley […] De éstos, los cinco

primeros (bautismo, confirmación, Eucaristía, penitencia, extremaunción) están

ordenados a la perfección espiritual de cada hombre en sí mismo, y los dos últimos

(orden y matrimonio) al régimen y multiplicación de toda la Iglesia. Por el bautismo,

en efecto, se renace espiritualmente; por la confirmación aumentamos en gracia y

somos fortalecidos en la fe; y, una vez nacidos y fortalecidos, somos alimentados

por el manjar divino de la Eucaristía. Y si por el pecado contraemos una enfermedad

del alma, por la penitencia somos espiritualmente sanados; y espiritualmente

también y corporalmente, según conviene al alma, por medio de la extremaunción.

Por el orden, empero, la Iglesia se gobierna y multiplica espiritualmente, y por el

matrimonio se aumenta corporalmente. Todos estos sacramentos se realizan por tres

elementos: de las cosas, como materia; de las palabras, como forma, y de la persona

del ministro que confiere el sacramento con intención de hacer lo que hace la

1
Millard J. Erickson, Teología Sistemática, (Viladecavalls, España: editorial Clie, 2008), 1181
2
Tomás de Aquino, Summa contra gentiles 4.91.
3
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, apéndice, cuestión 1, artículo 2.
161

Iglesia. Si uno de ellos falta, no se realiza el sacramento. Entre estos sacramentos,

hay tres: bautismo, confirmación y orden, que imprimen carácter en el alma, esto es,

cierta señal indeleble que la distingue de las demás. De ahí que no se repiten en la

misma persona. Mas los cuatro restantes no imprimen carácter y admiten la

reiteración”.1

El concilio de Florencia, además de ratificar lo decretado en el segundo

concilio de Lyon, presenta la manera como el alma puede ser purgada mientras esta

en el cuerpo o simplemente como puede alejarse del mal. Para eso, en el presente

decreto el concilio presenta los sacramentos como un medio por el cual el alma es

fortalecida, especialmente con los estos cuatro: el bautismo, la confirmación, la

ordenación y la unción. Estos tienen como objetivo imprimir carácter en el alma y

de igual manera ayudarla a resistir el mal. Pero si por alguna razón el alma es

contaminada por el pecado, esta puede purgarse mientras esta en el cuerpo por el

sacramento de la penitencia que ayudara al alma a ir directamente al cielo o ir al

purgatorio a terminar su purificación; y después de haberse purgado el alma es

vindicada por la eucaristía. El otro sacramento, el del matrimonio, le permite al

hombre simplemente reproducirse.

En la anterior afirmación se exponen los famosos siete sacramentos de la

Iglesia católica, el interés de mencionarlos en nuestra investigación es porque la

función en si de los siete es la purificación del alma de los pecadores, el entrar

dentro del sistema sacramental hace que el alma del penitente se vaya purificando

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D695.
162

hasta alcanzar beatitud y si es que esta no se purifica totalmente en vida al morir es

remitida al purgatorio1, doctrina que defiende Aquino con firmeza.

Así, los sacramentos son una ayuda para el hombre, puesto que a través de

ellos, este puede acceder a la salvación.

Por ultimo en uno de los decretos para los jacobitas, se lee la siguiente

declaración:

“Firmísimamente cree, profesa y predica que el solo Dios verdadero, Padre,

Hijo y Espíritu Santo, es el creador de todas las cosas, de las visibles y de las

invisibles; el cual, en el momento que quiso, creó por su bondad todas las criaturas,

lo mismo las espirituales que las corporales; buenas, ciertamente, por haber sido

hechas por el sumo bien, pero mudables, porque fueron hechas de la nada; y afirma

que no hay naturaleza alguna del mal, porque toda naturaleza, en cuanto es

naturaleza, es buena”.2

Finalmente, este decreto afirma que toda la creación es buena, esto incluye al

hombre en su esfera espiritual (alma) y material (cuerpo) hecha de la nada. Así el

concilio de Florencia elimina el concepto dual de que el cuerpo es malo y el alma

buena. De esta manera, el concilio adopta la unidad sustancial del hombre entre

cuerpo y alma, donde cada uno alcanza su plenitud cuando están juntos.

Lo anterior esta en armonía y se ve influenciado por el pensamiento de

Aquino que afirma las siguientes declaraciones: la terminología del alma resulta

problemática, sobre el concepto de alma separada. Pues según Tomás el alma puede

1
Santo Tomás de Aquino, Compendio, Cap. 181.
2
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D706
163

existir, separada del cuerpo1, aunque también afirma que estar separada del cuerpo

es contranatural al alma, y sin el no podrá tener la perfección que exige la

naturaleza2. Además Tomás de Aquino en contraste con las tendencias platónicas,

estoicas y agustinianas (que tienden a menospreciar el cuerpo considerándolo un

obstáculo para el alma), sostiene que el cuerpo contribuye al bienestar del alma y no

al revés3.

Concilio Quinto de Letrán de 1512

El quinto concilio de Letrán presenta conceptos antropológicos teológicos

muy importantes, aunque solo hay un decreto que trata sobre el hombre, este decreto

esta bien elaborado que deja ver claramente la idea católica del hombre hasta ese

concilio.

El siguiente decreto es acerca del alma humana:

“Como quiera, pues, que en nuestros días con dolor lo confesamos el

sembrador de cizaña, aquel antiguo enemigo del género humano, se haya atrevido a

sembrar y fomentar por encima del campo del Señor algunos perniciosísimos

errores, que fueron siempre desaprobados por los fieles, señaladamente acerca de la

naturaleza del alma racional, a saber: que sea mortal o única en todos los hombres; y

algunos, filosofando temerariamente, afirmen que ello es verdad por lo menos según

la filosofía; deseosos de poner los oportunos remedios contra semejante peste, con

aprobación de este sagrado Concilio, condenamos y reprobamos a todos los que

1
Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, 89, a.1.
2
Ibíd., I, 118, a.3.
3
Ibíd., I, 89, a.1.
164

afirman que el alma intelectiva es mortal o única en todos los hombres, y a los que

estas cosas pongan en duda, pues ella no sólo es verdaderamente por sí y

esencialmente la forma del cuerpo humano como se contiene en el canon del Papa

Clemente V, de feliz recordación, predecesor nuestro, promulgado en el Concilio

(general) de Vienne [n. 481] -, sino también inmortal y además es multiplicable, se

halla multiplicada y tiene que multiplicarse individualmente, conforme a la

muchedumbre de los cuerpos en que se infunde... Y como quiera que lo verdadero

en modo alguno puede estar en contradicción con lo verdadero, definimos como

absolutamente falsa toda aserción contraria a la verdad de la fe iluminada [n. 1797];

y con todo rigor prohibimos que sea lícito dogmatizar en otro sentido; y decretamos

que todos los que se adhieren a los asertos de tal error, ya que se dedican a sembrar

por todas partes las más reprobadas herejías, como detestables y abominables

herejes o infieles que tratan de arruinar la fe, deben ser evitados y castigados”.1

El quinto concilio de Letrán postula a través de este decreto tres aspectos de

la naturaleza del alma humana. El primero, que es inmortal, al igual que en muchos

concilios anteriores, el alma vuelve a ser ratificada como inmortal aun después de la

muerte, lo que muere es el cuerpo, sin embargo, el alma sigue aun en un estado de

conciencia, el cual después de separarse del cuerpo, según lo decretado en concilios

anteriores, viaja ya sea al cielo, al purgatorio, o al infierno por un periodo de tiempo,

para después regresar de nuevo al cuerpo y ser juzgada.

Estos puntos son influenciados una vez mas por el doctor Angelicus Aquino

al referirse a la creación de Adán de Gen.2:7 en la Suma Teológica que “Formó

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D738.
165

Dios al hombre del barro y sopló en su rostro el aliento de la vida. Así fue el

hombre ser animado. Pero quien sopla hace salir algo de sí mismo. Por lo tanto, el

alma, que da vida al hombre, es algo de la sustancia divina” 1 la cuestión aquí es que

Dios crea el alma con “algo de la sustancia divina”, como el ente divino es inmortal

por lo tanto el alma es inmortal y no mortal como lo defiende el concilio

coercitivamente, también argumenta Aquino que como el alma no es corruptible2 no

puede haber sido hecha de una sustancia material, sino mas bien espiritual semejante

a la de Dios, un argumento mas para decir que al ser incorruptible por ende también

es inmortal.

El segundo punto, consiste en la multiplicidad del alma, para muchos

filósofos y algunos teólogos, que el concilio cataloga como herejes, el alma era una

misma para todos, no existía variabilidad, el concilio condena esta postura, pues

ellos consideran que el alma se multiplica de acuerdo a cada persona. Es decir,

cuando una persona nace, una nueva alma también nace, diferente a las otras ya

existente, así cada hombre posee su propia alma, la cual se va multiplicando acorde

“a la muchedumbre de los cuerpos que se infunden”. Esto tiene su fundamento en la

declaración de Aquino en que todas las almas son creadas directamente por Dios3 y

existe multiplicidad de acuerdo a la procreación de las personas que cooperan

uniéndose el hombre con la mujer4, aportando la imagen de Dios y lo material

mientras que Dios crea la nueva alma que le dará forma al nuevo ser que nacerá.

1
Tomás de Aquino, Suma Teológica I, C.90, a.1
2
Ibíd., I, C.90, a.2
3
Ibíd., I, C.90, a.3
4
Ibíd., I, 92, a1
166

El tercer y último punto, es la función que cumple el alma al darle la forma

al cuerpo. Es decir, el cuerpo tiene la forma que tiene porque el alma es quien le ha

dado la forma, de tal manera que el cuerpo es la sustancia que recubre al alma de tal

manera que esta pueda hacerse presente en el mundo material, así, tanto el alma

como el cuerpo forman una unidad y ambos necesitan plenamente del otro.

De lo anterior se puede afirmar que cuando dice que el alma es forma del

cuerpo quiere decir que el cuerpo sin alma no es cuerpo, no existe. Y que el alma sin

cuerpo tampoco es alma. El cuerpo es materia animada, y el alma espíritu

encarnado1, y también afirma que el alma al estar separada del cuerpo es

contranatural al alma, y sin el no podrá tener la perfección que exige la naturaleza2.

Así, se logran rescatar tres conceptos acerca de la naturaleza del alma en este

concilio:

1. El alma es por naturaleza y en sí misma inmortal.

2. El alma es por naturaleza multiplicable.

3. El alma es esencialmente la forma del cuerpo humano.

Concilio de Trento de 1545-1563

El concilio de Trento, uno de los más largos en la historia de los concilios,

no deja por fuera el estudio del hombre, a continuación se presentarán algunos

decretos que tratan explícitamente algunas facetas del concepto de hombre desde

una perspectiva teológica.

Respecto al tema del pecado original, el concilio elaboro el siguiente decreto:

1
José Ignacio González Faus, Proyecto de Hermano: Visión creyente del hombre, (Santander, España,
Editorial: Sal Terrae, 1987), 173-174.
2
Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, 118, a.3.
167

“Si alguno no confiesa que el primer hombre Adán, al transgredir el

mandamiento de Dios en el paraíso, perdió inmediatamente la santidad y justicia en

que había sido constituido, e incurrió por la ofensa de esta prevaricación en la ira y

la indignación de Dios y, por tanto, en la muerte con que Dios antes le había

amenazado, y con la muerte en el cautiverio bajo el poder de aquel que tiene el

imperio de la muerte (Hebr. 2, 14). Es decir, del diablo, y que toda la persona de

Adán por aquella ofensa de prevaricación fue mudada en peor, según el cuerpo y el

alma [v. 174]: sea anatema”.1

El concilio de Trento a través de este decreto sentencia que el pecado

original comenzó a partir del primer hombre, Adán, por transgredir el mandamiento

de Dios. Así, Adán es destinado a la muerte, y en esta muerte esta destinado al

cautiverio bajo el poder del Diablo. Sin embargo, esta muerte no es solo para Adán,

sino para todos sus descendientes, a los cuales este pecado afecto en el alma y en el

cuerpo, o sea en todo su ser, hay que ver que hasta este momento de la historia la

Iglesia Católica aun persevera y no abandona las ideas de Agustín de Hipona, ya que

él es el precursor de la doctrina del pecado original, aporte que el mismo Aquino

acepto en medio de sus discrepancias con Hipona.

Además de esto, el concilio presenta la solución al problema del pecado

original con la siguiente declaración:

“Si alguno niega que hayan de ser bautizados los niños recién salidos del

seno de su madre, aun cuando procedan de padres bautizados, o dice que son

bautizados para la remisión de los pecados, pero que de Adán no contraen nada del

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D788.
168

pecado original que haya necesidad de ser expiado en el lavatorio de la regeneración

para conseguir la vida eterna, de donde se sigue que la forma del bautismo para la

remisión de los pecados se entiende en ellos no como verdadera, sino como falsa:

sea anatema”.1

Aquí, es evidente que en la antropología teológica del catolicismo, el hombre

solo puede eliminar el pecado original introducido por Adán a través del bautismo.

Como se vio anteriormente, el bautismo es una de los sacramentos que tiene como

función ayudar al alma a fortalecer el carácter en su lucha contra el mal. Así, el

bautismo se convierte en un asunto de vital importancia para el hombre, porque solo

a través de él, eliminan el pecado original que existe desde que nace el hombre.

Referente a la mención del pecado original, es evidente que Aquino lo acepta y lo

incorpora a sus escritos, un ejemplo de ello, es su explicación de lo sucedido al

Cristo descender a los infiernos, narra que sacó de allí a los santos padres que sólo

estaban excluidos del cielo por el relato de la pena del pecado original; no libró a los

condenados que habían muerto en pecado mortal; a los niños muertos en pecado

original no los libró del estado de pura felicidad natural en que se encontraban2, esto

es una evidencia que indica que Aquino aceptaba que los niños muertos en pecado

original que no fueron bautizados después de la pasión de Cristo, no fueron librados

del limbo de los niños o estado de felicidad natural en que se encontraban. Además

el Aquinate menciona que en esta vida podemos ser limpiados realizando obras de

satisfacción, pero tras la muerte eso ya no es posible3, esas obras de satisfacción

para ser limpiados posiblemente pueden ser los sacramentos, los cuales cumplen la

1
Ibíd., D791.
2
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, III, q.52, nota 13, 182.
3
Millard J. Erickson, Teología Sistemática, (Viladecavalls, España: editorial Clie, 2008), 1181
169

función de purificar el alma y uno de ellos es el del bautismo, que es el que

menciona el decreto citado anteriormente.

Para el concilio de Trento la gracia de Dios que se perdió, puede ser

recuperada a través de la penitencia, esto es evidente en muchos de los decretos

hechos en este concilio; un ejemplo es la siguiente declaración: “movidos por Dios,

procuraron, por medio del sacramento de la penitencia, recuperar, por los méritos de

Cristo, la gracia perdida”.1 Es evidente, entonces, que el hombre para recuperar esa

gracia que se perdió por el pecado tiene por obligación purgar su alma, a través de la

penitencia, para así poder tener acceso a la salvación.

Y a demás, por mandato de Jesús la eucaristía se convirtió “como espiritual

alimento de las almas (Mt. 26, 26) por el que se alimenten y fortalezcan (Can. 5) los

que viven de la vida de Aquel que dijo: El que me come a mí, también él vivirá por

mí (Joh. 6, 58), y como antídoto por el que seamos liberados de las culpas cotidianas

y preservados de los pecados mortales”.2 Para el catolicismo, en la eucaristía se

encuentra substancialmente el cuerpo de Cristo, y este, alimenta y fortalece al alma

para ayudarlo en su proceso de purificación.

De esta manera, los sacramentos se convierten en un medio por el cual el

hombre se purifica y se prepara para la salvación.

El concilio de Trento, no solo decreta sobre cómo el hombre puede purificar

su alma mientras esta vivo, sino también después de la muerte, esto lo hace a través

del siguiente decreto sobre el purgatorio, elaborado entre el 3 y 4 de diciembre de

1563, el cual dice lo siguiente:

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D807.
2
Ibíd., D875.
170

“ uesto que la Iglesia Católica, ilustrada por el Espíritu Santo apoyada en las

Sagradas Letras y en la antigua. Tradición de los Padres ha enseñado en los sagrados

Concilios y últimamente en este ecuménico Concilio que existe el purgatorio [v.

840] y que las almas allí detenidas son ayudadas por los sufragios de los fieles y

particularmente por el aceptable sacrificio del altar [v.940 y 950]; manda el santo

Concilio a los obispos que diligentemente se esfuercen para que la sana doctrina

sobre el purgatorio, enseñada por los santos Padres y sagrados Concilios sea creída,

mantenida, enseñada y en todas partes predicada por los fieles de Cristo. Delante,

empero, del pueblo rudo, exclúyanse de las predicaciones populares las cuestiones

demasiado difíciles y sutiles, y las que no contribuyen a la edificación [cf. 1 Tim. 1,

4] y de las que la. Mayor parte de las veces no se sigue acrecentamiento alguno de

piedad. Igualmente no permitan que sean divulgadas y tratadas las materias inciertas

y que tienen apariencia de falsedad. Aquellas, empero, que tocan a cierta curiosidad

y superstición, o saben a torpe lucro, prohíbanlas como escándalos y piedras de

tropiezo para los fieles”.1

Este decreto, confirma en el catolicismo la existencia del purgatorio, lugar

donde las almas de aquellos quienes a pesar de haber sido bautizados y haber

tomado los sacramentos, no fue suficiente la purificación de sus almas. Por esta

razón, esas almas son dirigidas a este lugar a fin de seguir con su proceso de

purificación y puedan entrar al reino de los cielos después de la resurrección de los

cuerpos. También es evidente la influencia de Tomás de Aquino, que reafirma la

existencia del Purgatorio como verdad de fe. Santo Tomás de Aquino no vacila en

1
Ibíd., D983.
171

afirmar que negar el Purgatorio es hablar contra la Justicia Divina y cometer un error

contra la fe1.

El decreto, es una orden a los obispos de enseñar esta doctrina a todos los

fieles, a fin de que esta creencia pueda ser conocida por todos, y así llevar a cabo los

sacrificios que ayuden a las almas que están en el purgatorio en su proceso de

purificación, para Aquino el purgatorio es un lugar de limpieza2 o de purificación,

en este punto también se ve reflejado su influencia.

De hecho, el Papa Pio IV aseguro la existencia del purgatorio, y no solo eso,

sino que aseguro que las almas que se encuentran allí, son ayudadas por los

sufragios de los fieles que aun se encuentran vivos en el cuerpo, he aquí la

declaración: “Sostengo constantemente que existe el purgatorio y que las almas allí

detenidas son ayudadas por los sufragios de los fieles”.3 De esta manera es claro

observar que para el concilio de Trento, el purgatorio es un lugar real donde habitan

algunas almas y esto lo confirma Aquino en la Summa Theológica cuando dice “las

almas de los justos es ese estado y ese lugar de sufrimiento (purgatorio) en el que

espían la pena que no han satisfecho en este mundo”4.

Concilio Vaticano I de 1870

El concilio Vaticano en el decreto D1783 del magisterio de la Iglesia, cita

textualmente las palabras del cuarto concilio de Letrán sobre la creación del alma y

el cuerpo humano: “juntamente desde el principio del tiempo, creó de la nada a una

1
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, IIIa, 70 bis, a.6.
2
Tomás de Aquino, Summa contra gentiles 4.91.
3
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D998.
4
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Suppl., Q. 70 III, a.1.
172

y otra criatura, la espiritual y la corporal, esto es, la angélica y la mundana, y luego

la humana, como común, constituida de espíritu y cuerpo”1, ambas son producto de

la creación de Dios. Así, el concilio Vaticano sigue con el concepto de la dualidad

cuerpo y alma, y que ambas, por ser creación de Dios son en sí buenas.

La influencia de Aquino se ve reflejada en que “el alma es una cierta forma.

Así pues, si es producida por creación, también lo serán todas las demás formas. Por

lo tanto ninguna de ellas es producida por generación o por paridad”2 y también


3
complementa que “su existencia es solo por creación” y que es “creada

directamente por Dios”4, esto con respecto al alma, referente al cuerpo dice

textualmente que el “cuerpo humano no pudo proceder de una potencia creada, sino

directamente de Dios” 5, así que Dios también creó el cuerpo y en conclusión

también afirma lo siguiente: “Dios formo el cuerpo e introdujo el alma porque el

cuerpo depende el alma y no la revés” 6, con base en estas declaraciones se puede

inferir que en este concilio Vaticano I, se vio la influencia de Tomás de Aquino, en

la declaración del decreto D1783 del magisterio de la Iglesia, ya mencionado.

Por lo tanto según este concilio, el hombre ya no es un ser dividido, sino una

unidad sustancial creada a imagen de Dios, el alma necesita del cuerpo para ser

plena, y el cuerpo necesita del alma para poder llegar a ser. Así, el hombre se

convierte en la unión del mundo espiritual y el mundo material.

1
Heinrich Denzinger, El magisterio de la Iglesia: manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la
Iglesia en materia de fe y costumbres, D1783.
2
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, C.90, a.2
3
Ibid, I, C.90, a.2
4
Ibid, I, C.90, a.3
5
Agustín Hipona, III De Trinitatis, C.8: ML. 42,876. En Tomás Aquino, Suma Teológica, I, C.91 a.3.
6
Ibíd. , I, C.91 a.4.
173

Concilio Vaticano II de 1962-1965

Sin duda alguna, el concilio donde más se percibe el concepto de hombre en

el catolicismo, es en el Concilio Vaticano II. Para este concilio, todo lo que existe en

la tierra debe ordenarse en función al hombre, puesto que éste, esta en la cima y en

el centro de todo lo terrenal, también hay que recordar que en el momento en que se

dio este concilio, el mundo de la época estaba sumido en un materialismo marxista,

hegeliano entre otros y se desenvolvió en un mundo que se recuperaba después de

una segunda guerra mundial.

En el concilio Vaticano II se plantea la siguiente pregunta ¿qué es el

hombre? A lo que ellos mismos responden: “La Biblia nos enseña que el hombre ha

sido creado ‘a imagen de Dios’, con capacidad para conocer y amar a su Creador, y

que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla

y usarla glorificando a Dios. ¿Qué es el hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O el

hijo del hombre para que te cuides de él? Apenas lo has hecho inferior a los ángeles

al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo pusiste sobre la obra de tus manos. Todo

fue puesto por ti debajo de sus pies (Ps 8, 5-7)”1.

En este decreto se ve reflejada la influencia de Aquino cuando afirma que

“dice en Gen.1:27, Dios creo al hombre a su imagen, El hombre es imagen de Dios

en cuanto al alma”2, también menciona que “el hombre es lo mas noble y lo mas

perfecto en toda la naturaleza”3 y con respecto a esto se puede mencionar que

Aquino influye en muchas de las ideas de éstas declaraciones.

1
Catholic Church, Constitución pastoral Gaudium et spes (Bogotá, Colombia: Ediciones paulinas, 1966), 12.
2
Tomas de Aquino, Suma Teológica I, C.90, a.2
3
Ibíd. I, 29, a.3.
174

Así, el hombre se convierte en el centro del universo material, pues es lo

único que ha sido creado “a imagen de Dios” con capacidad de pensar y decidir.

Ninguna cosa perteneciente al mundo material, goza de este privilegio tan grande

como el hombre, de hecho es solo un poco menor a los ángeles.

Estas características del hombre lo hacen perfecto en el mundo material, sin

embargo el pecado lo ha contaminado y hace imposible su pleno desarrollo. De esta

manera, el hombre se ve inmerso en una lucha entre el bien y el mal, una lucha

donde él tiene que escoger el lugar donde quiera estar, y esta decisión, se hace

puesto que el hombre goza de razonamiento y libre albedrio.1

Ahora bien, el hombre esta compuesto por una unidad de cuerpo-alma, para

el concilio Vaticano II esta unidad es de suma importancia, el hombre no debe

despreciar la vida corporal “sino que, por el contrario, debe tener por bueno y honrar

su propio cuerpo, como criatura de Dios que ha de resucitar en el ultimo día”, 2 pues

ambas, cuerpo y alma, son creación de Dios, sin embargo es su interioridad, su alma,

lo que lo hace superior a todo el universo material, pues aunque el hombre también

es materia, goza de un privilegio único, el alma. Por lo tanto, el hombre no es solo

un ser social exteriormente, sino un ser espiritual e inmortal por el alma.

Aquí la influencia de Aquino se ve reflejada en la fe sobrenatural en la

Resurrección de los cuerpos o de la carne al fin de los tiempos, sabemos que esa

unión después de la muerte se dará algún día.3 La unión de la que se habla aquí es la

1
Catholic Church, Constitución pastoral Gaudium et spes,13.
2
Ibíd., 14.
3
Arnoldo Mora, Perspectivas Filosóficas del Hombre, (Costa Rica, Editorial: Universidad Estatal a Distancia,
1990), 78.
175

del cuerpo y el alma en la resurrección de los cuerpos pese a estar separados por

haber experimentado la muerte.

Además, el hombre no es esclavo, es libre, tiene la oportunidad de tomar

decisiones, algo que hereda justamente de haber sido creado “a la imagen de su

creador”, sin embargo, el hombre alcanza su máxima superación cuando escoge

hacer lo bueno, acorde a su conciencia.1 De acuerdo con Aquino, la persona humana

no es solo una maquina física impulsada por estímulos externos o presiones

ambientales, tampoco es un alma aprisionada en el cuerpo, como afirma Platón y san

Agustín. El individuo es una entidad dinámica, motivada internamente por el alma,

que posee cinco facultades o potencias: Vegetativa, Sensitiva, Apetitiva,

Locomotriz, Intelectiva2, como ya se había hablado y citado antes; todo esto indica

que el hombre es un ser con uso de razón y conciencia que lo hace diferente del

resto de creaturas, además también el la Summa Teología, Aquino afirma que Dios

creo el alma, la cual es racional3, y al ser racional también es intelectiva, lo que hace

del ser humano un ente pensante y único, es en estos aspectos en donde se e

reflejado la influencia de Aquino en esta declaración del concilio.

Sin embargo, ante toda esta grandeza que se le es conferida al hombre en el

universo, la muerte se apodera de él. Para el concilio Vaticano II, el hombre tiene

una conciencia de eternidad, y esta conciencia le hace sufrir ante la idea de a

travesar por la muerte, de dejar de existir. El hombre tiene que sucumbir ante la

muerte como consecuencia del pecado, lo cual hace una separación entre alma y

1
Catholic Church, Constitución pastoral Gaudium et spes, 17.
2
James F. Brennan, Historia y Sistemas de la Psicología, (Mexico, Editorial: Prentice Hall, 1999), 65.
3
Tomas de Aquino, Suma Teológica ,I, C.90, a.3
176

cuerpo, rompiendo la unidad del hombre. Sin embargo el concilio afirma que la

“enseñanza que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del

pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al

hombre en la salvación perdida por el pecado”.1

Esto crea en el alma la posibilidad de volver al cuerpo aun después de la

muerte física, el creador proporciona al alma de nuevo su cuerpo, pero mejor

capacitado y dotado, y es en este momento cuando el hombre recibe la vida eterna.

Esta afirmación se da por el aporte de Aquino con base a su concepción

aristotélica, sobre el juicio de las almas que volverán a sus cuerpos en la

resurrección de la carne, para alcanzar la plenitud de sus seres al unir el alma con el

cuerpo nuevamente y esta vez, para siempre, en un cuerpo que no está sometido a

corrupción o descomposición y a la misma muerte, esta es la promesa que se

mantiene hasta este concilio latente.

Concepto católico actual del hombre

De acuerdo a la definición propuesta para el hombre por las creencias

católicas plasmadas en el Catecismo de la Iglesia determinado por la Conferencia

Católica Episcopal se hacen textualmente las siguientes afirmaciones:

1
Ibíd., 18
177

Debido a la comunidad de origen, el género humano forma una unidad.

orque Dios “creó, de un solo principio, todo el linaje humano” (Hch 17, 26; Tb

8,6)1:

Como dice literalmente io XII “Maravillosa visión que nos hace contemplar

el género humano en la unidad de su origen en Dios…: en la unidad de su

naturaleza, compuesta de igual modo en todos de un cuerpo material y de un alma

espiritual; en la unidad de su fin inmediato de su misión en el mundo; en la unidad

de su fin inmediato de su misión en el mundo2.

Con referencia a “Corpore et anima unus” o “Cuerpo y alma” en el

Catecismo católico dice concerniente a la persona humana que es creada a imagen

de Dios, que es un ser a la vez corporal y espiritual. El relato bíblico expresa esta

realidad, con un lenguaje simbólico cuando afirma que “Dios formó al hombre con

polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser

viviente” (Gn 2,7)3. La iglesia Católica no cree que el relato del Génesis sea una

creación del hombre literal, en un espacio de tiempo real sino mas bien algo escrito

en forma simbólica.

Es interesante ver que para el catolicismo Dios la crear al hombre este ocupa

un lugar único en la creación porque no solo esta hecho a imagen de Dios, sino que

en su propia naturaleza une el mundo espiritual y el mundo material 4 debido al

1
Librería Juan Pablo, Catecismo de la Iglesia Católica, (Colombia, Santafé de Bogotá: Editorial San Pablo,
2000), 124.
2
Pio XII, Summi Pontificatus: prima lettera encíclica di S.S. Pio XII, (Padova: Librería editrice Gregoriana,
1939), 3 en Ibíd., 124.
3
Ibíd., 125.
4
Ibíd., 122.
178

hecho de tener alma y cuerpo que hace integral su ser, a continuación se verá con

base al planteamiento católico actual definido en el catecismo, su posición sobre

cuerpo y alma, que es pertinente en nuestra investigación:

A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana

(Mt. 16:25-26; Jn. 15:13) o de toda la persona humana (Hch 2:41). Pero designa

también lo que hay de más intimo en el hombre (Mt. 26:38; Jn.12:27) y de más valor

en él (Mt.10:28; 2M.6:30), aquello por lo que es particularmente imagen de Dios:

“alma” significa el principio espiritual en el hombre1. De este modo se entiende el

alma como la fuente de naturaleza espiritual que emana de Dios.

El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la “imagen de Dios”: es

cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda

la persona humana la que esta destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el Templo del

Espíritu (1Cor.6:19-20; 15:44-45)2.

Uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en

sí los elementos del mundo material, de tal modo que por medio de él, estos

alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por

consiguiente no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el

contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido

creado por Dios y que ha de resucitar en el último día3. Aquí se puede percibir que

repercutió el concepto de Aquino y aristotélico en la Iglesia que denota que el

1
Ibíd., 125.
2
Ibíd., 125.
3
Tomás de Aquino, Summa Contra Gentiles, 14, a1 en Ibíd., 126
179

hombre alcanza la plenitud de su ser estando el alma y el cuerpo armoniosamente

unidas y también la idea de la resurrección de los cuerpos en el día del juicio.

La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al

alma como la “forma” del cuerpo1; por consiguiente gracias al alma espiritual, la

materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre el

espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino su unión constituye una

única naturaleza2. En el contenido de este párrafo se vieron reflejadas las ideas

promovidas por Aquino del alma que le da forma al cuerpo y de la unión perfecta de

la naturaleza espiritual en el alma con la naturaleza material en el cuerpo para forma

una naturaleza del ser integral.

La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios3,

no es “producida” por los padres, y que es inmortal, como dice el Concilio de Letrán

V “no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al

cuerpo en la resurrección final4. Se siguen encontrando evidencias de la fuerte

influencia del doctor Angelicus y su inseparable amigo filósofo Aristóteles, en la

creación de las almas por parte de Dios, lo que también lleva a entender por

deducción que el hombre y la mujer al unirse para procrear y dar continuidad a la

especie humana, no crean el alma sino la materia, donde departe del varón procede

la imagen de Dios y departe de la mujer la materia, y después que la materia tiene en

la formación del nuevo ser apariencia humana es allí donde se sabe que hay alma en

ese nuevo ser y por consiguiente vida, como se definió en la sección de la

1
Concilio de Viena, 1312: DS 902, en Ibíd., 126.
2
Ibíd., 126.
3
Pio XII, Encíclica, Humani generis, 1950: DS 3896; VI, SPF 8, en Ibíd., 126.
4
Concilio de Letrán V, 1513: DS 1440. En Ibíd., 126.
180

Antropología de Tomás de Aquino. Por último, evidentemente se volvió a tocar el

tema de la resurrección de los cuerpos nuevos como recipientes eternos de las almas

de los Justos para vivir con Dios en el paraíso o de los impíos para morar en el

infierno con el demonio.

A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu. Así san Pablo ruega

para que nuestro “ser entero, espíritu alma y cuerpo” sea conservado sin mancha

hasta la venida del Señor (1Tes.5:23). La Iglesia enseña que esta distinción no

introduce una dualidad en el alma1. “Espíritu” significa que el hombre está ordenado

desde su creación a su fin sobrenatural2, y que su alma es capaz de ser elevada

gratuitamente a la comunión con Dios3

La persona humana es, al mismo tiempo, un ser corporal y espiritual. En el

hombre el espíritu y la materia forman una única naturaleza (esto es coincidencial

con la concepción aristotélica de Aquino al referirse que el hombre alcanza su

plenitud en cuerpo y alma unidos). Esta unidad es tan profunda que, gracias al

principio espiritual, que es el alma, el cuerpo, que es material, se hace humano y

viviente, y participa de la dignidad de la imagen de Dios4.

¿Quién da el alma al hombre?, El alma espiritual no viene de los

progenitores, sino que es creada directamente por Dios, y es inmortal. Al separarse

1
Concilio de Constantinopla III, 870: DS 657, en Ibíd., 126.
2
Concilio Vaticano I: DS 3005; Tomás de Aquino, Summa Contra Gentiles, 22, a5, en Ibíd., 126.
3
Pio XII, Encíclica, Humani generis, 1950: DS 3891, en Ibíd., 126.
4
Conferencia episcopal panameña, Compendio: Catecismo de la Iglesia Católica, (Panamá: editorial
Conferencia Episcopal Panameña, 2006), 40-41.
181

del cuerpo en el momento de la muerte, no perece; se unirá de nuevo al cuerpo en el

momento de la resurrección final1.

¿Cuál era la condición original del cuerpo humano según el designio de

Dios?, Al crear al hombre y a la mujer, Dios les había dado una especial

participación de la vida divina, en un estado de santidad y justicia. En este proyecto

de Dios, el hombre no habría debido sufrir ni morir (Inmortalidad). Igualmente

reinaba en el hombre una armonía perfecta consigo mismo, con el Creador, entre

hombre y mujer, así como entre la primera pareja humana y toda la Creación.

Referente a la dignidad de la persona humana en el catecismo dice

textualmente concerniente al hombre:

“La dignidad de la persona humana está arraigada en su creación a imagen y

semejanza de Dios. Dotada de alma espiritual e inmortal, de inteligencia y de

voluntad libre, la persona humana está ordenada a Dios y llamada, con alma y

cuerpo, a la bienaventuranza eterna2. Simplemente se es claro que el catolicismo

actual acepta y promueve la creencia en la inmortalidad del alma.

Referente al hombre en la sexualidad la posición de la Iglesia es la siguiente:

“la ética sexual alternativa de la Ley natural está basada, no sobre la dimensión

reproductiva de la sola fisiología sexual, sino siguiendo a santo Tomás de Aquino,

en la experiencia sexual amplia y compleja de los amantes casados”3. Según esto el

1
Ibíd., 41.
2
Conferencia Episcopal Peruana, Catecismo de la Iglesia Católica Compendio,(Lima, Perú: Editorial
Paulinas, 2005),119. Medicina más humana, 1ª Edición, (Bogotá, Colombia: Editorial: San Pablo, 2006), 103.
3
James F. Drane, Medicina más humana, 1ª Edición, (Bogotá, Colombia: Editorial: San Pablo, 2006), 103.
182

sexo es solo para los casados un punto que es favorable en la buena ética sexual, sin

embargo se ve la influencia de Aquino aún en esta posición ética sobre lo sexual.

Las enseñanzas morales católicas oficiales tienden a reducir la complejidad

de la experiencia del cuerpo a la sexualidad, y luego reducir la sexualidad o al

pecado o a la aceptabilidad, dependiendo de si el sexo permanece abierto a la

procreación1. Hay que entender que la sexualidad que a nivel secular se toma muy

ligeramente, pero en el régimen católico lo sexual es casi pecaminoso y esta

tendencia se debe a la influencia de Aquino postulada en la Summa Teológica, de

que la unión entre el hombre y la mujer debe ser necesariamente solo para colaborar

en la procreación2. También el célebre celibato que se promueve en la Iglesia

católica por parte de los que asumen el sacerdocio, tiene parte de su repercusión en

la misma influencia de Aquino que consideraba a la mujer como mas occasionatus

(varón fallido)3, solo necesaria para la procreación, por lo que para acercase a Dios

el hombre debe desprenderse de toda influencia femenina y para avanzar en la

comunión con Dios la mejor opción es ser célibe.

Concerniente al aborto, la Iglesia católica tiene esta posición histórica: En el

siglo XVII, no obstante, se llegó a aceptar una curiosa idea del desarrollo fetal, y

esto tuvo consecuencias inesperadas para el punto de vista de la Iglesia sobre el

aborto. Observando un óvulo fertilizado a través de microscopios primitivos,

algunos científicos imaginaron que veían personas diminutas, perfectamente

formadas. Llamaron a esta pequeña persona un “homúnculo”, y así se estableció la

1
Ibíd., 102.
2
Tomás de Aquino, Summa teológica, I, q. 92, a. 1.
3
Ibíd.
183

idea de que desde un principio el embrión humano es una criatura completamente

formada que sólo necesita crecer y crecer hasta llegar a nacer1.

Si el embrión tiene forma humana desde el momento de la concepción,

entonces se sigue, según la filosofía de Aristóteles y de santo Tomás, que puede

tener un alma humana desde el momento de la concepción. La Iglesia sacó esta

conclusión y adoptó la opinión conservadora acerca del aborto. El “homúnculo”, se

dice, es sin duda un ser humano, y por eso es incorrecto matarlo 2. Se puede ver que

aun en esta declaración la Iglesia hoy día conserva su concepción dualista de que el

hombre recibe un alma de Dios en su cuerpo en formación y que es un delito

destruir la vida potencial.

Conclusión

En el presente capítulo se concluyó la temática sobre la influencia que

ejerció santo Tomás de Aquino, en el catolicismo; se dio a conocer la concepción de

la Iglesia antes de los aportes de Aquino, su propuesta teológica al tema del hombre,

su repercusión en los concilios ya mencionados después de su muerte y la

prevalencia de sus aportaciones a la Iglesia en el contexto actual de lo que cree y

enseña la Iglesia católica concerniente al hombre.

1
James Rachels; Gustavo Ortiz Millán, Introducción a la filosofía moral, (México, DF: Editorial Fondo de
Cultura Económica, 2007), 105.
2
Ibíd., 105-106.
CAPITULO 5

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Introducción

Después de haber realizado el rastreo de la antropología teológica de Tomas

de Aquino, los conceptos antropológicos-teológicos en algunos de los padres de la

iglesia y haber rastreado en cada concilio ecuménico general de la iglesia Católica

(partiendo del cuarto concilio de Letrán en 1215 hasta el concilio Vaticano II en

1962) los mismo conceptos antropológicos-teológicos, podemos concluir los

siguientes puntos.

Conclusiones

1. La presente investigación concluye que la influencia del pensamiento de

Tomas de Aquino sobre la teología-antropológica en la Iglesia Católica

Romana además de ser evidente, ha sido determinante, esto se demuestra

pues sus conceptos están presentes en las declaraciones, decretos y

cánones de los ocho concilios celebrados después de su muerte.

2. Se concluye además, que antes de la influencia de Tomas de Aquino, la

antropología-teológica católica estaba influenciada por conceptos

platónicos, lo cual se hace evidente al estudiar a los teólogos antes de la

aparición de Aquino, entre ellos el más importante Agustín de Hipona.


184
185

3. Al analizar la antropología-teológica de Tomas de Aquino, se puede

concluir, que esta se ve influenciada en gran medida por los conceptos

aristotélicos acerca del hombre:

a. La teoría de la naturaleza de los seres.

b. La teoría Hilemórfica.

c. Teoría antropológica.

4. En consecuencia, también se puede observar que después de Tomas de

Aquino, los conceptos predominantes entre los teólogos católicos sobre

antropología-teológica están influenciados por la concepción aristotélica.

5. Se puede concluir que los principales aportes de Tomas de Aquino en la

antropología-teológica católica son los siguientes:

a. Alma y cuerpo son creados a imagen de Dios, por consiguiente, ambas

son por naturaleza buenas, pues todo lo que Dios crea es bueno. Esto

elimina el concepto platónico de que el alma es buena y el cuerpo malo,

concepto que prevaleció en el catolicismo antes de Aquino.

b. El hombre es la unión sustancial de dos entes, alma y cuerpo, para

Tomas de Aquino, esto implica que alma y cuerpo se necesitan para

alcanzar su máximo desarrollo, la muerte es vista como una tragedia y

no como algo bueno. Por tal razón, aunque el alma se separe del cuerpo

en la muerte, ambos tienen que volver a unirse en algún momento.

c. En la concepción, solo el cuerpo es creado a través de los padres, el

alma es creada directamente por Dios e introducida al cuerpo. Después

de este acto, el alma es quien le da forma al cuerpo.


186

d. En la muerte, quien muere es el cuerpo, pues el alma es inmortal, esto

le permitió crear a Tomas de Aquino el concepto de los tres lugares en

los que se encuentra el alma después de la muerte. El cielo, lugar al que

van todos los fieles que después de haber sido bautizados, no

cometieron pecados o que fueron purificados totalmente por los

sacramentos; el purgatorio, lugar al que van las almas de aquellos que

aunque fueron bautizados y tomaron los sacramentos, no fue suficiente

para purificar sus almas y necesitan del purgatorio para completar ese

proceso; el infierno, lugar al que van las almas de aquellos que no

fueron bautizados o que murieron en pecado mortal sin tomar los

sacramentos.

e. En la resurrección, todas las almas regresan a sus cuerpos para ser

juzgadas, después de recibir sentencia, los salvos irán al cielo y los

impíos al infierno. Ambos grupos irán a sus respectivos lugares en alma

y cuerpo para estar ahí eternamente.

6. Se puede concluir que cada uno de estos conceptos forman parte de la

antropología-teológica actual, tal como lo constata el catecismo católico

romano.

Recomendaciones

Se recomienda a los futuros investigadores:

1. Indagar sobre la influencia antropológica-teológica que Tomas de

Aquino ha tenido más allá del catolicismo, por ejemplo: en las iglesias
187

protestantes, en la ciencia, en el espiritismo, en la Iglesia Adventista del

Séptimo Día.

2. Investigar de una manera más exhaustiva sobre los pensadores o

corrientes que influenciaron en Tomas de Aquino para la formulación de

sus conceptos antropológicos-teológicos.

3. Estudiar sobre otros teólogos que han influenciado en la antropología-

teológica católica, por ejemplo, Agustín de Hipona.


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decisiones sobre el dogma, ó la disciplina y los errores que se han
condenado desde el primer concilio, celebrado por los apóstoles en
Jerusalén, hasta después del Concilio de Trento. A que se ha añadido una
colección de los cánones mas notables, distribuidos por materias, y puestos
en orden alfabético, con una tabla cronológica de todos los concilios;
precedido todo de una disertación sobre su antigüedad y su utilidad, y de
una noticia de las colecciones que se han hecho de ellos. Madrid, España,
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ANEXO

Después de haber analizado la concepción católica del hombre y la

influencia de Tomas de Aquino sobre esta, se hace evidente que la concepción

Católica sobre el hombre parte de la filosofía Griega, sin embargo en la Biblia la

idea de alma como ente separado del cuerpo no existe, por esta razón se hará un

estudio sobre el concepto de alma, espíritu, y cuerpo analizando este tema desde las

palabras originales que usa la Biblia tanto en antiguo como en nuevo testamento.

Alma

El término alma en el AT es traducción común del sustantivo hebreo nefesh,

que a su vez deriva del verbo nafash (respirar, rehacerse). Ocurre unas 755 veces en

el AT con significados muy variados.1

Probablemente el sentido original de nefesh haya sido garganta (canal de la

respiración) o “cuello”, como el acadio napishtu, pues este sentido se conserva en el

AT en textos como Sal. 69:1 y Jn.2:7. De allí viene el sentido de “soplo” de vida

(Espíritu), como en Job. 41:21 (Aliento R.V). Así en hebreo el morir se expresa

muchas veces por “exhalar la nefesh” (Jer.15:9). Puesto que la respiración es señal

de vida, el alma (soplo) se considera como el principio de la vida (Gn.35:18).

Además, “hacer volver la nefesh” quiere decir hacer revivir (1 Rey. 17:21), pero

esto no significa que vuelve el alma al cuerpo sino el soplo de vida; salvar la nefesh
1
Wilton M. Nelson, Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Miami, USA: Editorial Caribe, 1977), 23

197
198

de una persona es salvar su vida (Sal.72:13)1, es Señor Jesús nos enseñó que no

sirve de nada ganar el mundo si uno pierde su alma (Mr.8:36) y lo dijo refiriéndose

al ser completo del hombre es decir su alma.

La nefesh (vida), de la carne está en la sangre (Lev.17:11). En un sentido

más amplio, nefesh puede definir a un ser vivo en la totalidad de su existencia, sea

animal (Gn.1:20, 24) u hombre (Ex.1:5; “personas”). En este sentido nefesh se

utiliza también para denotar la acción de amarse a sí mismo: amar como a su

nefesh quiere decir “como a sí mismo” (1Sam.1 :1). A veces nefesh también

designa a un cadáver, tal vez por eufemismo 2 (es decir una palabra que sustituye

otra desagradable), (Lv.21:1; “muerto” se refiere a un alma muerta o un cadáver).

En contraste con el pensamiento filosófico griego (de Platón), es notable que

el AT jamás se hable de la inmortalidad del alma. Al contrario, se dice que la nefesh

muere (Num.23:10; Jue.16:30, donde nefesh se traduce “yo”). La nefesh no es algo

distinto del cuerpo que baja al Seol, sino el hombre total (Sal.16:10, 30:3). A los

habitantes del Seol no les llama “almas” ni espíritus, sino “muertos” (refaim en

Sal.88:10; metim en Isa. 26:14,19). Hoy día es común reconocer muchas pruebas en

el AT para una doctrina de la supervivencia del hombre después de la muerte, pero

estas pruebas llevan más bien a una enseñanza acerca del hombre total y no del alma

en el sentido platónico3. Esto se da porque en vez de hablar de la vida después de la

muerte porque el alma es inmortal, se refiere a que la vida inmortal será el regalo de

1
Ibíd., 23.
2
Ibíd., 23.
3
Ibíd., 23.
199

Dios al hombre arrepentido y sellado en Cristo, en la resurrección de muertos

(1Tes.4:13-17).

Es notable que además de la vida física, se atribuyan a la nefesh todas las

funciones psíquicas. Por ejemplo se atribuyen a la nefesh (Est.4:13 VM), como

también al corazón y al espíritu. En 2 Rey.9:15 se traduce por “voluntad”. La

nefesh es la sede del amor (Gn.34:3) y el odio (Sal.11:5), de la tristeza (Sal.42:6) y

la alegría (Sal.86:4). Siente hambre (Sal.107:9) y sed (Pr.25:25), pero también busca

a Dios y suspira por él (Sal.42:1,2; 103:1)1, es por eso que el alma en la Biblia se

refiere al hombre en su ser total, tanto físico, como espiritual con todo su paquete de

emociones y sentimientos, por eso el alma es lo que es el hombre y no lo que tiene.

Así, en la psicología del AT la nefesh tiene una función muy semejante

(cuando se dice semejante es porque no es igual sino parecido) a la del espíritu. Sin

embargo, nefesh significa sobre todo, la vida, mientras que “espíritu” indica fuerza o

poder2. Es por eso que cuando un hebreo está cansado por la fatiga y la falta de

alimento, al comer y descansar se dice que volvió el espíritu, pero aquí nadie vuelve

a la vida, solo se recuperan las fuerzas y las energías que la persona perdió por el

esfuerzo físico.

En el NT “Alma” es la traducción común del griego Psyjé que a su vez

deriva del verbo Psyjo (soplar), y ocurre más o menos cien veces. Psyjé (como

nefesh) significa a veces “ser viviente”, y puede referirse a un animal (Ap.16:3, ser

vivo) o a un hombre (Rom.13:1, “persona”; la forma plural en Hch. 7:14; 27:37).

1
Ibíd, 23.
2
Ibíd, 23.
200

Con el pronombre posesivo Psyjé puede significar también “yo mismo” (Mt.12:1 ;

Jn.12:27 “mi alma” mi ser entero)1.

Psyjé muchas veces denota la vida física (Mt.6:25), y es virtualmente

sinónimo de “cuerpo vivo” (en Mar. :35-37 “alma” tiene el sentido de “vida”).

robablemente sea la connotación “físico animal” del sustantivo psyjé lo que

determina en ocasiones el uso del adjetivo psyjikós (1Cor.15:44, “animal”; vers. 46

con 2:14, “natural”).

También psyjé puede indicar el principio de la vida, el cual, vinculado con el

cuerpo, es un aspecto del hombre total (Mt. 10:2 ; Hch.2010 BJ: “su alma está en

él”). Como principio de vida, psyje es el asiento de los pensamientos (Hch.4:32;

Fil.1:27), las emociones (Mr, 14:34; Jn. 12:27), y los actos de la voluntad (Ef.6:6;

BC y Taizé; Col.3:23)2.

Finalmente, como principio de vida, psyje indica en algunos textos el asiento

de una vida que trasciende la vida terrestre. Este uso, muy parecido al de algunos

filósofos griegos (Platón), tiene cierta base en algunos dichos de Jesús3, como en

Mt.10:28, psyje en contraste con el cuerpo. Mateo 10:28 presenta a Dios como

aquel que puede echar a la gehenna tanto el cuerpo como la psyje. El dicho postula

la unidad de ambos elementos, y niega la idea de la inmortalidad del alma. Los

perseguidores no pueden dañar la verdadera vida poniendo fin a la vida física, la

cual ya está amenazada por la enfermedad y otros peligros. Sólo Dios es dueño de la

psyje, y para los que tienen verdadera vida con él, él prepara un cuerpo nuevo, así

1
Ibíd., 23.
2
Ibíd., 23.
3
Imschoot, P. Van, Teología del Antiguo Testamento, (Madrid: Ediciones Fax, 1969), 351-378, 386.
201

como destruye tanto el cuerpo como la psyje de aquellos que no tienen verdadera

vida con él1. Esto se ve porque Dios resucitará el ser entero es decir el alma muerta,

y en la resurrección de los justos, ellos recibirán la inmortalidad porque no la tenían,

pero en Cristo la encontraron, que es la verdadera vida que Dios da y que nadie

puede destruir, pero el sí puede y solo destruirá a aquellos que asumieron el destino

de Satanás.

Sería muy aventurado interpretar 1 Ts 5:23 como una enseñanza de la

tricotomía griega (Heb.4:12); es más bien una manera de subrayar la totalidad del

hombre (“todo vuestro ser) como objeto de la santificación (Dt.6:4; Mr.12:30)2.

En el pensamiento tradicional judaico, según el cual no era posible dividir la

personalidad humana en cuerpo y alma. Alma (nefesh) y espíritu (ruakh) nunca

significaron entidades capaces de existir aisladas del cuerpo después de la muerte.

El AT resistió la influencia de la religión cananea que celebraba ritualmente la

constante vuelta a la vida de un dios que simbolizaba la naturaleza. Con todo,

recientes estudios de la literatura de Ugarit revelan fascinantes similitudes

lingüísticas y literarias con nuestros Salmos, sobre todo en torno a los conceptos de

inmortalidad, paraíso, resurrección y ascensión (Sal.1:17; 23; 30; 49; 73; 91)3.

Por otro lado, aparece el pensamiento Judaico-alejandrino, cargado de la

filosofía greco-platónica, y el concepto de inmortalidad se desarrolla permeado de la

idea dualista del hombre (cuerpo y alma). Por ser el alma inmaterial, invisible y

eterna (ya existe antes del cuerpo), no puede experimentar la destrucción. El cuerpo

1
Gerhard Kittel, Compendio del diccionario Teológico del Nuevo Testamento, (Michigan: Editorial Gran
Rapids, 1985), 1065.
2
Imschoot, P. Van, Teología del Antiguo Testamento, (Madrid: Ediciones Fax, 1969), 351-378, 386.
3
Ibíd., 386-424.
202

por ser visible, material y finito, está destinado a la destrucción. Esta línea de

pensamiento se manifiesta sobre todo en la literatura apócrifa (Sabiduría de

Salomón 3:11; 9:15; y Macabeos. 4), donde el concepto de la inmortalidad del alma

aparece como dogma. La otra línea sustentada por los saduceos, fue más radical y

terminante: no existe la inmortalidad por cuanto el hombre no sobrevive más allá de

la muerte (Mr.12:18)1.

Con todo lo anterior se concluye que para los hebreos no hay posibilidad de

que el alma sea inmortal, sino mortal, la idea de inmortalidad del alma se encuentra

en el pensamiento griego y como se mostró anteriormente, llegó a permear el

pensamiento judío en el periodo del imperio Griego o judaico-alejandrino, pero fue

por la influencia que recibieron en manos de la cultura Griega la que socavó la

concepción judía de Hombre, sin embargo con los saduceos se pudo ver que aunque

no creían en la resurrección, defendían la posición de que el alma no es inmortal ni

tiene vida después de la muerte.

Espíritu

En el AT esta palabra se traduce del hebreo ruakh y del griego pneuma que

significan “aire en movimiento”, “viento” o “aliento”2.

La ruakh es la señal y el hálito de vida. Se considera el principio vital tanto

del hombre como del animal (Gn.6:17; 7:15, 22; Ez. 37: 10-14), y es sensible de

1
Ibíd., 424.
2
Wilton M. Nelson, Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Miami, USA: Editorial Caribe, 1977), 208.
203

debilitamiento por causas como la sed y el cansancio (Jos. 15:19). Los ídolos no

tienen ruakh (Jer.10:14; 51:17)1.

Tres palabras definen el espíritu como aliento vital, nefesh, ruakh y

neshamah, y según todas ellas este aliento es puesto por Dios para el inicio de la

vida. Al primer hombre, Dios le “sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre

un ser viviente” (Gn. 2:7). Jehová es el Señor del aliento de vida que el hombre

posee (Job.27:3; 33:4). Como tal, cuando Jehová retira el aliento del hombre,

regresa a él que lo dio, y el cuerpo vuelve al polvo de la Tierra (Job.34:14;

Sal.104:29; 143:7; Ecl.12:7)2. Hasta el momento se puede notar que el espíritu en la

Biblia es solo la energía que le da vida a la materia, más no está relacionado como

un ente racional ni intelectivo.

Primitivamente los israelitas no especulaban sobre la naturaleza del espíritu.

Solo les interesaba su acción (Eze.37:9). Aun el judaísmo posterior no concebía el

espíritu filosóficamente; la única mención del espíritu como inmaterial. Inteligente,

eterno y que todo lo penetra se encuentra en el libro griego de Sabiduría (7:22). La

influencia helenista determinó que el judaísmo llegara a distinguir entre principios

materiales e inmateriales, hasta el grado de definir una psiquis, alma o espíritu capaz

de subsistir fuera del cuerpo. Más tarde aún llegó a considerarse el cuerpo como una

cárcel del espíritu pensador (el hecho que el espíritu sea intelectivo es un concepto

griego). Esta idea es platónica de acuerdo al postulado del cuerpo como prisión del

alma espiritual, y fue la influencia helénica la que causó un cambio en la concepción

1
Ibíd., 208.
2
Ibíd., 208.
204

hebrea del espíritu que llevaba muchos siglos asumiendo la acción del espíritu en el

cuerpo más no la concepción filosófica que es más racional que real o práctica.

El término “espíritu” en el NT es pneuma y aún en este testamento conserva

el sentido original de la palabra ruakh (aliento o viento). Con frecuencia el término

“espíritu” se refiere a todo el hombre (Ga.6:1 ; 2Ti.4:22). Solo hay dos citas

(1Ts.5:23 y Heb.4:12) en que además del cuerpo se mencionan los términos “alma”

(psyjé) y “espíritu”. Basándose en ella algunos afirman que el hombre es un ser

tripartito, compuesto de tres elementos: cuerpo, alma y espíritu. Sin embargo la

Biblia subraya la unidad del hombre1. El ser humano es integral, no está dividido

sino que es una unidad perfecta hecha a la semejanza de Dios, pero corrompido por

el pecado.

En las escrituras encontramos que el espíritu es el centro de la personalidad.

Como asiento de las emociones, se impresiona, entristece, apacigua o aíra (Lc. 1:47;

Jn. 11:33; 1Cor. 4:21; Ga. 6:1; Ef. 4:23; 1Ped. 3:4). Es el centro del pensamiento, la

imaginación, la astucia y la reflexión (Lc.1:80; Hch.18:25; Ro.7:6; 1Cor. 2:11;

2Cor.2:13). También se refiere a las determinaciones de la voluntad, las

disposiciones, las intenciones, los actos, la comunión (Mt.26:41; Hch.20:22;

Lc.1:17; Mt. 5:3; Jn.4:23; Ro.12:11; 2Cor. 4:13). No podemos dividir rígidamente

las manifestaciones del espíritu., pues por lo general se dan simultáneamente. Las

sensaciones espirituales afectan otras capacidades del hombre Jos. 2:11;

1Sam.30:12; Sal.51:12; Is.19:3)2. Como se ve el espíritu en el NT tiene la misma

1
Ibíd., 208.
2
Ibíd., 209.
205

connotación del AT, no se debe olvidar que aunque se escribe en idioma griego, el

escritor es de mentalidad hebrea y es una persona usada por Dios.

El apóstol Juan habla del espíritu de error y de verdad (1Jn.4:6), y el apóstol

Pablo afirma que hay lucha entre la carne y el espíritu (Ro.7) y se refiere el a la

carne como la tendencia heredada por Adán hacia el pecado y el Espíritu Santo que

lucha en nosotros para que con base a nuestro libre albedrio le demos la oportunidad

que con su influencia divina nos ayude a dominar los deseos de la carne. Para Pablo

el espíritu del hombre se relaciona con el de Dios (Ro. 8:15,16; 1Co. 6:17), es decir,

Dios da al hombre “espíritu de adopción” por eso el hombre puede clamar a Dios en

términos familiares.

Cuerpo

En el AT no hay una palabra específica para cuerpo, aunque la idea está

incluida en la palabra hebrea basar que equivales más bien a “carne”. El concepto

bíblico del hombre es monista, es decir, se le considera como una unidad y no

dualista como el griego en el cual el hombre tiene dos elementos: cuerpo y alma1.

La ausencia de un término preciso para cuerpo como algo separado del alma,

hace necesario considerar brevemente la palabra hebrea nefesh, frecuentemente

traducida como alma. Sin embargo en numerosos pasajes nefesh se refiere

concretamente al cuerpo y a sus sensaciones físicas: hambre, sed, sueño (Nm.11:6;

Is.29:8; 55:2; Jer.50:19). Es evidente que se refiere a la persona, sin precisar

diferentes elementos en ella, e involucra al ser visible e invisible, que es a un

1
Ibíd., 149.
206

tiempo, cuerpo, voluntad, intelecto, afecto, etc. En pocas palabras se refiere a que en

el cuerpo se desarrollan todas las emociones y necesidades humanas. Por otra parte

la esperanza del hebreo no reside entonces en la inmortalidad de un alma

incorpórea, sino en la resurrección del hombre (Dan.12:2)1.

En el NT también encontramos este mismo concepto unitario del ser

humano, pero aparece la palabra griega soma que significa precisamente cuerpo, y

para carne se reserva sarx. En Mt.10:28 se habla del cuerpo y del alma en una clara

referencia a lo corruptible del hombre (1Ts.5:23), sin que necesariamente tenga

relación con el concepto griego de que el cuerpo es el recinto malo que alberga el

alma pura,2 la palabra de Dios al mencionar que el cuerpo es corruptible y el alma

muere (Ez.18:20), está en contra de toda argumentación griega, sobre su posición

frente al hombre.

En la teología paulina hay una notable valoración del cuerpo., que aunque

corruptible, es bueno porque Dios lo hizo (1Cor.12:12-24). Y para Pablo cuerpo y

personalidad llegan a ser sinónimos, pues dice: “vosotros sois templos de Dios”

(1Co.3:17) o “vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo” (1Cor.6:19). Y en

Ro.12:1 exhorta a presentar nuestros cuerpos a Dios como ofrenda agradable. El

apóstol Pablo no establece una tensión entre el cuerpo malo y el espíritu bueno.

Quien es malo por tendencia natural es el ser humano, la persona, en la que cuerpo y

alma son indivisibles, es un mismo ser integral donde no hay un ente (alma),

encarcelado en otro (cuerpo). Por otra parte el hombre redimido (Pablo lo llama

1
Ibíd., 149.
2
Ibíd., 149.
207

nuevo hombre) está habilitado para hacer lo bueno porque tiene el Espíritu y la vida

de Dios; el apóstol reserva la palabra “carne” para designar la inclinación pecadora

del hombre natural. Pero Dios espera que el creyente le sirva plenamente en cuerpo

y alma por el Espíritu Santo (Ro.6:12, 19; 2Co.5:10)1.

En toda la Biblia el cuerpo está incluido en la redención (Ro.818-23),

simplemente porque el cuerpo es el hombre a la vez que el alma es el hombre. Y la

esperanza del creyente es la resurrección del hombre (1Ts.4.13-17)2.

La constitución del ser humano es que Dios lo formo de la tierra e instauró

en su nariz aliento de vida (espíritu) y fue el hombre un alma viviente, de modo que

alma es lo que somos, el todo del hombre y no lo que tenemos, por tanto al hombre

pecar muere su ser, es decir su alma, por eso el alma no es inmortal; como el aliento

de vida es la energía vital de Dios que le da vida a la materia, no siente, no razona,

no piensa, ni tiene moral, pero al entrar en el cuerpo hace que todo funcione, al

cuerpo y el aliento de vida estar funcionando, generan en el ser vivo humano un ser

libre y pensador, racional, con sentimientos y emociones, a todo ese conjunto de

cosas que se dan al ser tener vida por voluntad divina se denomina alma o ser

entero.

1
Ibíd., 149.
2
Ibíd., 149.
208

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