Errores de La Democracia

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ERRORES DE LA DEMOCRACIA

Su nacimiento. Su deformación. Su re-establecimiento.


Y su permanente distorsión

Lo que se expone a continuación, tiene por objetivo sólo el bien de Chile y su pueblo
y no de ningún grupo o persona en particular.
Democracia: (En teoría), gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

1. Los Factores de Poder y su Evolución


Los factores de poder son aquellos recursos que hoy es indispensable tener para
enfrentar un emprendimiento, un proyecto o una tarea de cualquier naturaleza.
Por ejemplo, cuando alguien concibe una idea, ¿con qué elementos debe dispo-
ner, con qué factores de poder debe contar, para concretarla?
Por supuesto que no siempre estos factores intervendrán en las mismas propor-
ciones, porque cada caso dependerá de la naturaleza de la idea, del ambiente, de
las facilidades pre-existentes, de las dificultades a vencer, etc., etc., etc.
Poder hacer, en definitiva.
Los factores de poder no siempre han sido los mismos, han aumentado en el tiem-
po.
A lo largo de la Historia y de la evolución que ha tenido la Sociedad Humana en
todos sus ámbitos y debido a la misma evolución, han ido apareciendo y reconocien-
dose nuevos factores de poder.
1.1 El Capital
Yendo un poco atrás en la Historia, en un comienzo todo dependía de un solo
factor: el capital.
El que tenía el recurso económico podía hacer cosas, emprender, llevar pro-
yectos adelante.
En efecto, si nos fijamos en la Edad Media, todo el poder radicaba en el Señor
Feudal, amo y dueño en su territorio, con el respaldo del trono real.
De ahí que el primer factor de poder que existió, reconocidamente, fue el Ca-
pital, personificado en este Señor Feudal. Personaje todopoderoso dentro de su feu-
do.
Todo lo que ocurría o dejaba de ocurrir, se hacía o no se hacía dentro del terri-
torio, dependía exclusivamente de la voluntad del propietario, el Señor Feudal.
Lo anterior tiene relación con el escándalo - totalmente justificado, por cierto -
que afecta a un importante (en lo económico) grupo empresarial, en el que uno de
los factores de poder habría sido mañosa y delictualmente intervenido.
En efecto, según la información periodística, ejecutivos de este grupo movie-
ron recursos financieros con el propósito de lograr resultados políticos favorables a
sus intereses.
Es decir, intervinieron en el factor capital.
1.2 El Trabajo
Durante el siglo XVIII se inició lo llamada Revolución Industrial, (Wikipedia)
“proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la se-
gunda mitad del siglo en Gran Bretaña, que se extendió unas décadas después a
gran parte de Europa occidental y Estados Unidos, y que concluyó entre 1820 y
1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones econó-
micas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el neolítico, que
vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y
el comercio, a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.
Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases
sociales encabezadas por el proletariado (los que están en, sin ser de) - los trabaja-
dores industriales y campesinos pobres - y la burguesía (de burgo: ciudad), dueña
de los medios de producción y poseedora de la mayor parte de la renta y el capital,
(heredera del Señor Feudal). Esta nueva división social dio pie al desarrollo de pro-
blemas sociales y laborales, protestas populares y nuevas ideologías que propug-
naban y demandaban una mejora de las condiciones de vida de las clases más des-
favorecidas, por la vía del sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunis-
mo.
Las mismas nuevas condiciones de trabajo y producción que trajo la revolu-
ción industrial, hicieron que el resultado de que la realización de cualquier proyecto
dependiera también del trabajo, manifestándose la posición relativa de éste frente al
factor capital.
O sea, como consecuencia de esta revolución, se reconoció que sin la Mano
de Obra era imposible realizar alguna tarea, aunque se disponga del recurso finan-
ciero. El trabajo también jugaba un papel fundamental, ante el intento de materiali-
zar una idea.
Y sin intentar restarle gravedad al hecho anterior, resulta tremendamente cu-
rioso que nadie nunca se haya escandalizado por la permanente intervención de otro
factor de poder.
Me refiero al trabajo.
O ¿cómo se puede calificar la verdadera apropiación que el otro lado del es-
pectro político nacional, el izquierdo, ha ejercido, casi por siempre, de la mayor parte
de los sindicatos nacionales? Los ejemplos abundan y sobran.
En uno se apropian del capital, en el otro de la conciencia y la capacidad
individual.
1.3 La materia prima
Más adelante, con la crisis del petróleo de los años ‘60 debió aceptarse que
las materias primas eran, asimismo, factores decisivos.
Ello quedó demostrado cuando los propietarios y únicos proveedores de las
fuentes productoras de este elemento, esencial para mover a la gran industria exis-
tente, fueron capaces de organizarse y actuar coordinadamente.
Con esta acción, lo que lograron los países petroleros, fue pasar a integrar el
grupo de los países ricos, o sea, manejar el poder.
1.4 La información
Hoy se proclama para la información la misma posición de relevancia que para
los otros factores.
Esto se explica por la aparición de medios tecnológicos que permiten el acce-
so, a gran velocidad a un amplio volumen de información, con independencia total
de la distancia, estableciendo una ventaja relativa con los que no poseen estos me-
dios.
El manejo moderno de la información se dio, desde su inicio, de forma tan am-
plia y accesible, que hasta ahora no ha establecido mayor diferencia como real factor
de poder, a pesar de los intentos ocurridos en algunos países asiáticos, donde se ha
intentado sacarle provecho político.

En fin, poder hoy significa financiar, operar/transformar, energizar y saber.


Un buen ejemplo, fácil de entender, es la generación de un nuevo hogar, una nue-
va familia.
Los factores anteriores son elementos permanente y exitosamente considerados
en estudios y trabajos que se realizan áreas como la ingeniería industrial, la econo-
mía, la administración, etc.
Y como se puede comprobar, también la Política, para un adecuado desarrollo,
utiliza los mismos factores.
Distintos factores, idéntico objetivo: PODER.
Así de escandaloso y objetable.
Así de bien distribuido es el campo de acción de la política. Tan perjudicial (¿y de-
lictual?) como otros. Es obvio que los integrantes de esos sectores nunca lo van a
reconocer.
1.5 Y en cuanto a la Política, se puede leer en Wikipedia que La Política (del latín
politicus y esta del griego πολιτικός politikós 'civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos
del ciudadano') es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una socie-
dad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colec-
tiva. Es un quehacer ordenado al bien común. Algunos autores presentan al uso legítimo de la fuerza
como la característica principal de la política. Siguiendo con esta definición la política es el ejercicio
del poder que busca un fin trascendente. Esta promueve la participación ciudadana ya que posee la
capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común.
Hay muchos aspectos en la vida humana, en diversos ámbitos como lo social,
lo tecnológico, lo familiar, etc., que no son ni buenos ni malos, porque su clasifica-
ción depende de cómo se usen.
Entre ellos, están, por ejemplo, la inteligencia, la fuerza física, la creatividad, la
iniciativa, el espíritu de sacrificio, la tecnología y tantos más.
Aquí también entra la Política, que no es buena ni mala. Depende de cómo se
use.
Y como se puede comprobar, la Política, para un adecuado desarrollo, de-
pende de los mismos factores. Pero hay un claro abuso.
Es así entonces que si la derecha mueve pesos, la izquierda mueve pasos.
Unos son expertos en el arte del manejo de números financieros y contables
(millones para acá, millones para allá); los otros, lo son en el manejo de letras
(slogans, manifiestos, discursos, arengas) y seres humanos (marchas, huelgas,
tomas).
La derecha apunta al bolsillo. La Izquierda apunta a la mente. ¿Qué será más
peligroso y dañino?
En uno se apropian del capital, en el otro de la conciencia y la capacidad indi-
vidual.
La existencia del escándalo debido a las gestiones financieras (Capital) de la
empresa actualmente cuestionada, está perfecta.
En cambio, la ausencia de escándalo por las gestiones de la izquierda, sobre
las organizaciones de los trabajadores (Mano de obra), está pésima.
Y nada de teoría del empate, por favor.
Por lo tanto, se debe reclamar por la apropiación de las organizaciones de
trabajadores que hace la izquierda y se debe reclamar por los intentos de la derecha
de influir en la política con sus manejos de dineros.
Esto lo afirmo con total soltura, porque el que suscribe este panfleto, no perte-
nece a ninguno de los bandos.
Y cabe la pregunta: de los cuatro factores de poder, ¿cuál es el más importan-
te? La respuesta es una y muy simple: el que falte.
Y a propósito de “teoría del empate”, ésta es una expresión acomodaticia, que
en algún momento se generó en el ámbito político, pero que contiene un gran error.
Porque, si por simplicidad suponemos que existen dos bandos (derecha e iz-
quierda), cuando surge una situación criticable para uno de ellos, éste invoca otra
situación que afecta al otro, con lo cual pretende lograr una compensaciòn.
El error (¿la trampa?) está en que esa teoría no incluye la parte más importan-
te, la única que verdaderamente interesa: la ciudadanía, aquéllos para quienes, teò-
ricamente los políticos trabajan tan sacrificada y esforzadamente. Los supuestos
destinatarios de todo.
Esto es similar a un encuentro de fútbol, en que toda la discusión la protago-
nizaran los jugadores, 22 individuos, sin tomar en cuenta al público del estadio,
30.000 personas.
Es sintomática la similitud entre el actuar, las estrategias, los discursos, las
arengas, salvo escasas excepciones, de los partidos políticos y de las iglesias. E-
videntemente tienen el común un interés compartido: apropiarse del pueblo, por
alguna de las vías (a lo menos) para vivir a sus expensas.
En efecto, esas instituciones, de supuesto propósito de desarrollo espiritual y
acercamiento de la divinidad, se llenan de ritos, boato, vestiduras llenas de adornos
de valor e impacto terrenal, todo totalmente opuesto a la imagen de la supuesta
fuente inspiradora.
El cuadro siguiente resume lo recién dicho.
PERIODO CAPITAL TRABAJO MATERIAS INFORMACION
MANO DE PRIMAS
OBRA

Feudalismo SI

Revolución SI SI
Industrial

Crisis del SI SI SI
Petróleo

Hoy SI SI SI SI

Lo que es definitivamente claro, es que la Política, para la mayoría de los que


la practican, es un excelente negocio.
Así se explica que en nuestro país, con 17.000.000 de habitantes, existan 18
partidos registrados oficialmente.
Si la relación chilena es lógica y correcta, significaría que en USA están erra-
dos, porque con 325.000.000 de habitantes, debería haber 360 partidos ya que hay
sólo 66, incluyendo muchos que figuran sólo nominalmente,.
En otras palabras, en USA hay 5.000.000 ciudadanos por cada partido; en
Chile, la misma relación es de 950.000. (En Chile, ¿muchos jefes, pocos indios? Hay
algo que no funciona). REVISAR CALCULO
2. Antecedentes.
2.1 ¿Es democrático que un ex – Presidente de la República, al referirse a la
muerte de doña María XXX, recién ocurrida, afirme que ella, entre otras de sus no-
tables virtudes, fue una “luchadora contra la dictadura”?
¿A cuál de las dos dictaduras se habrá referido? Porque esta respetable da-
ma, como disciplinada y ejemplar militante demócratacristiana, en su momento, firme
opositora al gobierno de la UP (izquierda), habrá sido una intensa luchadora contra
el intento de dictadura del proletariado, que dicho gobierno quiso imponer, por todos
los medios, incluida, desde luego, la violencia, como quedó firmemente establecido
en el Congreso de Chillán de 1967 del Partido Socialista, miembro principal de la
UP, de cuya Acta hay múltiples accesos en internet. Más adelante se transcribe el
Artículo 2 de ese documento.
Y doña María habrá estado muy contenta cuando ese peligro fue eliminado,
gracias, ni más ni menos, que al golpe militar.
¿A quién pretende engañar ese ex Presidente, aparentando ignorar la ruptura
- de la que fueron responsables exclusivamente los políticos - sufrida por el 66 % de
los chilenos, que desde su inicio, fueron opositores al Gobierno de la UP?
La afirmación contenida en la pregunta inicial de este párrafo, fue otro intento
de manipulación, típica del actuar de la mayoría de los políticos en la Sociedad.
2.2 En el párrafo precedente, se menciona un hecho histórico: la irrestricta y dura
oposición que el Partido Demócrata Cristiano presentó al gobierno de la Unidad
Popular, encabezado por don Salvador Allende Gossen.
¿Esa oposición fue por principios o por oportunidad? Buena (e incómoda) pre-
gunta.
2.3 Hace poco tiempo, inicios de 2011, el Presidente de un Partido político de iz-
quierda afirmó, con total soltura, que “en Chile estamos acostumbrados a rendirle
homenajes a personajes que han cometido graves errores”.
Tuvo toda la razón, coincido plenamente, porque hasta uno de tales persona-
jes tiene su monumento en una importante plaza de la capital de la República.
2.4 Cuando se habla de democracia, ¿a cuál se refieren? ¿Será la de los años
’40, cuando en las elecciones se les entregaba a los electores un voto previamente
marcado, una empanada, un vaso de vino tinto, $ 100.- y … hasta la próxima elec-
ción?
¿Será la de ahora, la “heroicamente recuperada”, en que las directivas partida-
rias “luchan” descaradamente por el logro de sus propios intereses, prebendas y
conveniencias, mientras el pueblo no figura en ninguna parte, salvo para dejarse
conducir, claro que ahora con procedimientos algo más sutiles?
Es que la “clase política” actúa como una jauría de fieras que al competir por
la presa, la destruyen, sin importarle si queda toda desmembrada. Es penoso que,
en este caso, la presa es el pueblo.
¿Puede ser democrática la afirmación del senador Navarro cuando en Londres
dijo, con su característica vehemencia: “Pinochet tiene que irse a España a como de
lugar”, con lo cual dejó muy claro los procedimientos propios de su Partido, nada de
democráticos, por cierto?
Por lo que se ve, ¿los dirigentes políticos quieren y buscan, realmente, el bie-
nestar y el progreso del pueblo?
En cualquier caso, eso no sería lo prioritario, ya que parece que existe la con-
dición de que sus conducidos no se suelten de la traílla y que sigan dejándose ma-
nejar y dando beneficios.
Es por eso que, por ejemplo, dirigentes políticos y gremiales no han asumido
con la fuerza y el entusiasmo que correspondería el fomento y la aplicación de solu-
ciones de teletrabajo. En efecto, en dicha modalidad laboral las movilizaciones, las
asambleas, los discursos, las marchas, las arengas, etc., tienden de desaparecer o,
por lo menos, a debilitarse, de manera muy notoria. Es decir, los discursos de tono
dramático pierden aplicabilidad y el pueblo reacciona con un “a otro perro con ese
hueso”.
Es lo que está ocurriendo, ni más ni menos, gracias a las “redes sociales”, en
que las personas se contactan, informan, convocan directamente, sin la participación
de esos líderes que, quiera Dios, luego tendrán que buscar otra actividad más ho-
nesta y productiva en qué ganarse la vida.
A propósito, recuerdo una anécdota que viene al caso sobre la relatividad de
las acciones políticas y la flexibilidad de los actores.
Mientras trabajé en Entel, al almuerzo yo compartía una mesa con otros 9 in-
genieros.
Políticamente eran simpatizantes de todas las tendencias. (Yo, de ninguna).
La Unidad Popular llevaba poco más de un par de meses en el Gobierno y ya
se había manifestado una situación que me llamó la atención y que la planteé en u-
no de esos almuerzos, con una pregunta que,a todas luces, era “políticamente inco-
rrecta”.
Pedí que alguien me explicara por qué ciertas conductas populares eran bue-
nas para el país durante el anterior Gobierno y eran malas en el actual. Agregué
que, según mi entender, las cosas son buenas o malas en forma absoluta, indepen-
dientemente de quien esté gobernando.
Entonces, uno de los comensales, claro simpatizante del Gobierno, aunque no
sé si militante de algún partido, que era muy chacotero, dice: “Lo que pasa, tonto
&%##&, es que en esta película son los indios los están dentro del Fuerte”.
Lógicamente esa respuesta provocó la risa de todos y hasta ahí no más llegó
la conversa. A pesar de que contenía una verdad evidente.
2.5 El siguiente es otro antecedente que viene al caso.
El primer sábado en que yo estaba a cargo de la empresa a la que se me de-
signó el 21 de septiembre de 1973, fui a trabajar a la oficina. Yo era un ingeniero que
llevaba 2 años y varios meses en esa Empresa, había tenido un excelente desempe-
ño, muy felicitado por la Jefatura existente antes del golpe.
Ese sábado, estando ahí, recibo un llamado de Ximena, mi secretaria, quien
me cuenta que acaba de encontrarse, casualmente, con un amigo suyo, que era o-
ficial de Ejército, (el chino Díaz, mi contemporáneo en la Escuela Militar), en el cum-
pleaños de una compañera de su hija.
El quiso saber dónde estaba trabajando y cuando ella le responde que en
Elecna, él pregunta si esa empresa está a cargo de Edgardo Zamorano. Y cuando
ella le responde que sí, él le dice que acaba de recibir una denuncia en mi contra.
Ante la gravedad de la situación, ella decidió llamarme inmediatamente.
El le había indicado que yo fuera a su oficina el lunes siguiente.
Hay que aclarar que en ese momento, al inicio del Gobierno Militar, la inmensa
mayoría de las empresas del país dependían del Estado, a través de la Corporación
de Fomento de la Producción, órgano que había ido asumiendo las empresas que
habían sido expropiadas en el período anterior, a partir de las tomas espontáneas de
los trabajadores, amparadas por el Gobierno de ese momento, sin obedecer a ningu-
na planificación ni estudio serio previo. Por esa razón, los partidos políticos vigentes
en el momento del golpe, tenían interés en acaparar el manejo de esas empresas.
Yo quedé naturalmente muy preocupado, porque si bien la denuncia era falsa,
no sabía qué tanto se conocía de mí en el Ejército. No en vano habían pasado como
7 años desde que yo me había retirado,
Lo peor era que tenía que esperar los 2 días del fin de semana para conocer
la situación. Y esta preocupación se me manifestó en que lo primero que hice, lle-
gando a mi casa, fue deshacerme de unos juguetes de los hijos de un compadre
(padrino de Gabriel) me él había dejado, temiendo que por ser deshechos de
artículos de campaña militares, pudiera significarles problemas con los controles que
los militares realizaban en la época. Cuando esto ocurrió, yo me reí en su cara,
porque estimaba que era absurdo que por esos restos alguien pudiera deducir una
conducta terrorista o algo parecido.
Pero cuando supe que yo había sido acusado, no pude dejar se pensar: “¿Y si
el temor de mi compadre es acertado y soy yo el equivocado?” Entonces fui yo quien
cayó en el absurdo, tirando las cosas encima de una zarzamora cercana. O sea, lo
divertido fue que, dada la situación, yo me contagié del absurdo temor.
Y el lunes siguiente, a primera hora, estaba en la oficina del Chino Díaz, dis-
puesto a darle todas las explicaciones que me pidiera.
“No te preocupís.” - me dijo - “Si esto está pasando a cada rato”. Y me mues-
tra un papel picante, borrador, escrito a mano con lápiz pasta, sin firma, en el que
decía:
“Se acaba de nombrar Gerente General de la Empresa Electrónica Nacional a
Edgardo Zamorano Illesca, reconocido activista y extremista de izquierda . . .”
O sea, el absurdo intento de perjudicarme nació fallado, seguramente debido
a lo exagerado del texto. Quizás hubiera sido distinto si hubiera dicho que yo era
simpatizante de la izquierda, pero de ahí a ser extremista . . .
Por supuesto que yo le seguí la pista a la denuncia y su autor resultó ser un
técnico que trabajaba en Entel, con quien yo nunca había conversado siquiera. ¿Su
militancia política?: Democracia Cristiana.
2.6 Por otra parte, ¿qué puede entender de democracia cualquier ciudadano, co-
mún y corriente, que no es capaz de cumplir ni la más elemental norma del tránsito,
si no tiene encima a un carabinero, luma en mano?
2.7 Recién le tocó el turno, de abandonar este mundo, a otro destacadísimo prota-
gonista del período más crítico de nuestra historia, que desembocó en el golpe mili-
tar. Me refiero a don Carlos Altamirano Orrego, de quien se reconoce que fue el gran
autor del golpe.
Y me baso en su figura para hacer las siguientes preguntas, absolutamente te-
óricas: ¿Qué hubiera pasado si todas sus ideas se hubieran concretado tal como él
las planteaba y en definitiva, se hubiera implantado un régimen de Gobierno, basado
estrictamente en ellas? ¿Hubiera dicho él: “ya, deber cumplido, ahora me voy tran-
quilamente para mi casa a gozar de un legítimo descanso”? Y el pueblo reclamando:
“¡No, compañero Altamirano, no se puede ir ahora!”. “Nada de eso, compañeros. A-
hora que venga otro, que yo ya hice lo que tenía que hacer”.
Fantasía pura, ¿o no?
2.8 Y por último, una anécdota que refleja que el apego irrestricto a la verdad y la
eliminación de todo intento de aprovechamiento de la “inocencia” del pueblo, es
nulo. Como lo demostró el diputado don Jaime Naranjo cuando en el programa de
TVN “ESTADO NACIONAL”, (alrededor del 20 de octubre de 2019), con su
característica vehemencia, declaró que él estaba dispuesto a rendir la vida por
proteger a otro de los participantes del mismo programa, de una línea política
opuesta. Lo inverosímil es que esa reacción contraviene lo acordado en el Consejo
de su Partido en Chillán de 1967, que él no puede desconocer y que decía todo lo
contrario, como se señala en otra parte de este texto.

3. La pérdida.
¿Es cierto que se perdió la DEMOCRACIA? Tratemos de precisar los conceptos,
con una adecuada dosis de honestidad, frialdad y lógica. Partamos del hecho que
para yo perder $ 100.-, tengo que previamente tener $ 100.- en el bolsillo.
Insisto en que lo que existía hasta el 11 de septiembre de 1973 fue un sistema
político, cuyo nombre no soy capaz de precisar, pero que DEMOCRACIA nunca fue.
Seamos claros y honestos: si hubiera habido una real democracia, no habría
habido golpe.
Era – y sigue siendo - un sistema en que cada dirigente o candidato a dirigente,
estaba atento a aprovecharse de todos los más débiles que estuvieran cercanos y
en mantenerlos en sus debilidades, para que siguieran siendo dependientes y con-
tinuaran siéndoles útiles. Pero DEMOCRACIA nunca ha sido.
Es como los médicos, que seguramente no desearán que no haya enfermos, por-
que se les acaba la pega.
O como los curas, que seguramente no desearán que no haya pecadores, porque
se les acaba la pega.
O como los policías, que seguramente no desearán que no haya ladrones, porque
se les acaba la pega.
O como los bomberos, que seguramente no desearán que no haya incendios, por-
que se les acaba la pega.

4. Características de las prácticas democráticas.


Los errores, ¿son endo o exógenos? Porque si vienen desde afuera, no hay mu-
cho que hacer.
Pero los errores son corregibles dentro de los procedimientos democráticos y por
lo tanto, bastará sólo un poco de honestidad y decisión para lograr el nivel que debe
existir.
Y como lo veremos más adelante, también es fácil.
Si se observa nuestro panorama cívico, de hoy y de antes, se tiene que notar, in-
sisto, que verdadera democracia no hay ni ha habido nunca, lamentablemente, debi-
do a la existencia de los siguientes, vicios, errores u omisiones:
4.1 La propaganda.
De partida, no debe llamarse así, ¿o acaso hay algo que vender? Puede lla-
marse: exposición, difusión, planteamientos, presentación, pero propaganda, jamás.
La difusión es una parte íntima e imprescindible de toda elección política de-
mocrática. Pero con la condición de que su contenido sea completo, claro, preciso,
de manera que todo elector pueda disponer de toda la información necesaria para
elegir con pleno conocimiento de causa y responsabilidad, en la forma en que se
plantea más adelante.
Esa información debe entregarse no según la “técnica publicitaria” que cada
candidatura domine, si no que de acuerdo a un formato uniforme, previamente es-
tablecido por la ley, para que no influya la capacidad de manejo de las mentes y con-
ciencias y “el arte” de los comunicadores. Para que sólo importe el contenido, no la
forma ni el esfuerzo económico.
Para el logro de lo anterior, el procedimiento mediante el cual se materialice la
difusión debe ser definido y dirigido por un ente estatal (¿Servel?), en base a nor-
mas legales especialmente dictadas.
Y que los mensajes de las candidaturas se preparen según las proposiciones
de contenido de cada una de ellas, pero estructurados de acuerdo al formato unifor-
me recién señalado.
Por lo tanto, en ese sentido la libertad de acción debe ser mínima.
De esa forma, se privilegiará el real objetivo de este acto, es decir, que el uni-
verso de electores se informe con la verdad, sin depender de la capacidad comuni-
cacional ni artística o de los recursos financieros de los candidatos ni de sus simpati-
zantes, lo que se traduce, entre otros aspectos positivos esenciales, en que se evita
que el volumen y la intensidad del acoso publicitario sea proporcional a la capacidad
publicitaria del candidato con el especial deterioro estético del ambiente. Por lo tan-
to, es sólo el Estado el que debe financiar esta actividad, pero en una modalidad
muy diferente de la actual.
En efecto, si es el Estado el que tiene esta responsabilidad de organizar y di-
rigir todo el proceso, el Estado debe concentrar la información a difundir, ordenarla,
decidir, negociar y contratar el procedimiento de difusión, esto último, en un solo ac-
to, lo cual debiera significar, además, un importante reducción de los costos y que
los candidatos se dediquen a lo que efectivamente les interesará, es decir, preparar-
se para el mejor desempeño de los cargos a los que postulan.
Para que, por último, yo elija, pero bien informado y no “embaucado”.
Todo lo anterior implica, entonces, que el contenido de la difusión política
debe ser muy distinto a la típica propaganda comercial que se utiliza para la pro-
moción de productos de consumo.
Porque, ¿en qué se diferencia esta primera imagen, de las que siguen?
(no es nada personal, las tomo casi al azar, sólo como ejemplo, porque están
disponibles en la memoria reciente de la gente):

Cabe preguntarse: ¿qué venden estas personas? Un dentífrico, sin duda. O


quizás un producto contra el tránsito intestinal lento.
Y sin mencionar la propaganda televisiva, en la que, en las últimas elecciones
presidencial y parlamentarias, abundaron escenas de fiesta, baile, jarana. Todos pa-
sándolo estupendamente bien, nada que los aflija. Es que no habrá nada más diver-
tido que dejarse dirigir por estas personas.
¿Cuál habrá sido el mensaje? Lamentablemente: “elijamos a fulanita porque
es super divertida y si sale elegida, es seguro que lo vamos a pasar bomba. Esta-
remos en fiesta permanente”.
En síntesis, la propaganda presentación debe ser seria (como que se trata de
la conducción de la nación) austera, sencilla y con un fuerte contenido educativo pa-
ra la población.
Caso típico de propaganda política fue la genial frase “La alegría ya viene”,
antes el plebiscito que puso término al gobierno militar/dictadura, que seguramente
convenció a mucha gente, aunque no decía nada y por lo tanto, no conducía a nada,
ningún compromiso.
Lo grave (y lo bueno) del caso es que esa gente convencida, algún tiempo
después, ahora más informada, empoderada y sobretodo interconectada, ha exigido.
Es el caso de las recientes tragedias de Iquique y Valparaíso, cuyos habitan-
tes no tienen paciencia y presionan para que sus problemas se les solucionen bien y
rápido.
Lo cual es muy lógico, porque se les dijo que bastaba con elegir a determina-
da sonriente candidata para que todos los problemas se resolvieran. Lo iban a pasar
super bien.
Claramente esta imagen sonriente es una modalidad reciente. Porque si ob-
servamos las de nuestros líderes republicanos anteriores, desde don Salvador Allen-
de hacia atrás, ¿hay alguno que se muestre sonriente? (Ninguno, salvo, quizás y al-
gunas veces, don Gabriel González Videla).
Todos con rostros serios, como lo era la tarea que proponían emprender.
Totalmente opuesto al principio anterior es, por ejemplo, la postura de la re-
ciénte candidata a la Vicepresidencia de Argentina, en que ella, sobre una tarima,
baila y se contornea frente a la masa. ¿Cuál es la relación entre esa actitud y las
responsabilidades que propone asumir? Yo no veo ninguna. ¿O me equivoco?
¿Es imaginable a don Jorge Alessandri Rodríguez en algo similar cuando
presentaba su candidatura a la Presidencia?
Y como contra-ejemplo a todo lo anterior, observemos los mensajes de varios
candidatos de las elecciones de presidente, senadores, diputados y consejeros re-
gionales del segundo semestre de 2013, que son sólo slogans que no dicen nada
claro. Y lo peor y curioso, es que nosotros los financiamos. Somos muy inocentes
¿no? No, no es ésa la causa principal, porque lo que pasa es que la mayoría de “los
señores políticos” son demasiado diablos y atrevidos.
En la propaganda política callejera que menciono, se leyeron los siguientes
slogans tan poco claros y sin contenido y como conducen a dudas, debieron ser pre-
cisados. Y me provocaron las reacciones espontáneas que se anotan en la columna
derecha:

CANDIDATO SLOGAN REACCION PROBABLE


Montes LLEGO LA HORA ¿De qué? ¿De descansar? ¿De de-
cir adiós?
Alvear SIEMPRE CONTIGO, SIEMPRE ¿Y el Gute lo sabe? ¿No se enoja?
POR TI
Bachelet EL CHILE DE TODOS Todos ¿qué?¿Puede ser “todos los
inocentes”?
Y “las todas”, ¿no?
Ossandón TE CREO ¿Por lo menos lo que rezo?
MEO SI TU QUIERES, CHILE CAMBIA ¿Para dónde?
Farías UN DIPUTADO PARA MICHELLE Noooo, yo quiero un diputado para
mí, que defienda mis ideas e intere-
ses.
Bachelet UNA NUEVA CONSTITUCION ¿Y cuál sería la nueva?
Silva SENADOR ALLENDISTA ¡¡¡ ´tas que anda perdido en el tiem-
po este perico!!!
Golborne RECUPEREMOS EL DIALOGO ¿El de sordos?
Golborne RECUPEREMOS LAS IDEAS ¿Todas, incluso las malas?
Golborne RECUPEREMOS LA UNIDAD ¿La Popular?
Hasbun TE DEFIENDE ¿De qué? ¿Alguien me ataca?
Sule y JUNTOS LO LOGRAREMOS Cierto, así es más satisfactorio.
Bachelet

Claramente, igual a la propaganda comercial. Linda frase, pero que no dice


nada y que es imposible comprobar. Quedan a la más libre interpretación del lector.
Y si a las frases anteriores se le agrega una musiquita, preparada al afecto
por un creativo artista que ha puesto su arte al servicio de la causa política, el resul-
tado es mucho mejor.
Y si se le suma una cara sonriente, es simplemente lo máximo. Éxito total y
seguro. Penetración profunda en la mente del elector, quien concurre a votar feliz y
convencido.

¿Alguna similitud con otro ambiente conocido? Por supuesto, como ya dije,
cualquier campaña comercial, como las de los autos, los televisores, las cremas, los
desodorantes, las multitiendas, etc., etc., etc. Lo único que falta: los burlescos “990”.
En efecto, estos ambientes se promueven con una frase igual de “genial”,
más la imagen de la modelo sonriente.
En vez de candidatos a ocupar puestos de tan alta complejidad, responsabi-
lidad y trascendencia directiva nacional, parecen candidatos a un reallity o integran-
tes de programas de farándula.
A propósito, las fotos incluidas en la página web de Congreso, ¿se ven todos
(y todas, como hay que decir ahora) suficientemente serios (y serias, por supuesto)?
A continuación se muestran esquemas descriptivos de los procedimientos ac-
tual y propuesto.
Me adelanto a la inevitable reacción de los interesados sobre la independencia
del organismo (¿Servel?) que maneje todo el proceso, para atender, particularmente,
la actividad Revisión y aprobación y que queden todas las tendencias garantiza-
das.
La norma que establezca la nueva modalidad tendrá que considerar dicho as-
pecto. En todo caso, no debiera haber una mayor diferencia comparado con lo que
hoy existe.
Lo básico y fundamental, es que se acaba el aporte financiero, de cualquier
origen, directo a las candidaturas, ya que éstas no requerirán manejar dineros, ven-
gan de donde vengan, porque no tendrán gastos que atender, los que quedan total-
mente al Estado para ser parte del resto de los gastos del proceso, como la confec-
ción de los materiales, el bono que se le da a los miembros de las mesas, etc.
Condición básica: no podrá haber ninguna difusión independiente de la que
realice el Estado y si la hubiere, será ilegal y merecerá una sanción.

4.2 Fortalezas y debilidades. Beneficios y costos.


Como dije, la difusión tiene que existir porque es imprescindible, inevitable, Es
así que la que estructure el órgano del Estado encargado estará configurada de tal
manera que ella sea completa, destinada a que cada candidato o posición dé a co-
nocer a los electores sus respectivas propuestas, programas, objetivos, prioridades,
fortalezas y lo más importante, sus debilidades y costos, de toda naturaleza. E i-
gualmente se debe incluir los “cómo” se lograrán los objetivos que se pretenden.
Es decir, las propuestas deben tener la honestidad de reconocer los riesgos
que (siempre) ellas conllevan y, consecuentemente, las formas y medidas que es-
tarán previstas para minimizarlos.
El ciudadano que postula a un cargo político propone metas a lograr durante
su gestión. Pero la mayoría de estas metas, si no todas, implican riesgos, sacrificios,
esfuerzos. Y como nunca nada es gratis, el candidato debe ser suficientemente ho-
nesto como para mostrar todo, como corresponde a un verdadero líder.
Porque ¿es imaginable un general, justo antes de la batalla, muy sonriente
frente a su tropa tratando de motivar a sus soldados para que aporten el máximo de
sus capacidades y esfuerzo, esquivando las dificultades que tendrán que enfrentar,
haciéndolo ver todo entretenido?
¿Podría, un buen conductor, negar que habrá muertos y heridos?

4.3 Derechos y deberes.


Igualmente, las presentaciones de los políticos nacionales, promoviendo sus
postulaciones, no deben exaltar, como lo hacen ahora, sólo los derechos de los ciu-
dadanos. La posición honesta es destacar preferentemente los deberes. Y también,
las responsabilidades antes que las libertades. Fomentar el esfuerzo, el progreso.
Porque ¿cómo es posible que el largo conflicto educacional que se ha vivido
se sustente con un slogan que dice que “la educación es un derecho” y nadie diga
nada? Acaso ese innegable derecho, ¿no va estrechamente asociado al “deber de
estudiar”?
Ya que cuando la educación “de calidad” que se demanda esté disponible,
¿cómo va a entrar a la cabeza de los estudiantes? ¿Por osmosis? ¿Entre marcha y
marcha? ¿Entre carrete y carrete, entre trago y trago, entre coito y coito?

4.4 La comparación.
Si el objetivo es elegir cualquier cosa, entre varias opciones existentes, es ne-
cesario un paso previo de comparación y para que ésta sea efectiva y garantice el
mejor éxito, hay que ordenar tales opciones.
Es decir, homologar las ofertas para que sean efectivamente comparables y
con el único objetivo, como ya dije antes, de que el ciudadano elija, pero bien infor-
mado y no “embaucado”..
¿Y quién se encarga de esa homologación? Obviamente, la Administración
Superior del Estado.
Es muy importante que este aspecto también quede incluido en la nueva nor-
ma.
4.5 Ganadores y perdedores.
La supuesta existencia de ganadores y perdedores, después de una elección,
atenta contra la esencia misma de la democracia. Prostituye el concepto.
Lo mismo ocurre con las celebraciones de los que se declaran “ganadores” o
con las lamentaciones de los que se reconocen supuestamente “derrotados”.
Es parte esencial de la democracia el convencimiento de que la mayoría to-
mará mejores decisiones que la minoría, decisiones que serán aplicables a todo el
universo de ciudadanos, no sólo a aquéllos cuya opción fue elegida.
Porque probabilísticamente, la mayoría habrá elegido lo mejor para el país y
todos son parte de ese país.
Claro que si se pretendía elegir lo que a mí personalmente más me convie-
ne…
Como digo, en una real democracia, después de los comicios que se realizan
para elegir nuevos servidores públicos (mal llamados “autoridades”), no hay vence-
dores ni vencidos. Por la sencilla razón de que dichos comicios tienen por propósito
que cada uno de los ciudadanos se pronuncie sobre las diferentes opciones que se
les habrán presentado, con la seriedad que dije antes.
Y como se elige aquélla que prefiere la mayoría, se debe aceptar que tal ma-
yoría tiene la razón, porque se entiende que la mayoría siempre sabrá elegir la mejor
y en consecuencia, todos ganan y nadie pierde.
Es precisamente al revés que en la guerra, en que nunca nadie gana y siem-
pre todos pierden, incluso los supuestamente victoriosos. Esto es especialmente
válido en los conflictos internos, que deben conmemorarse (jamás celebrarse) para
evitarlos a futuro. (O sea, cambiarle el nombre a las calles es una pésima y típica i-
dea para la galería, es “barrer bajo la alfombra”).
Por su parte, el candidato, el que postula a un cargo, el que se ofrece, ¿cuán-
to o qué está dispuesto(a) a sacrificar por la felicidad o el progreso del pueblo elec-
tor? ¿Tal vez su propia felicidad, su fortuna, su tranquilidad, su vida?
5. La reconquista.
Suponiendo o aceptando que la democracia alguna vez haya existido, ¿es correc-
to afirmar que “fue reconquistada”? Eso suena a que fueron los políticos, los mismos
autores de su trágico quiebre, los que lograron el éxito.
Es otro slogan. Porque, a decir verdad, el único factor definitorio fue la decisión
del propio “dictador”, quien tenía toda la fuerza en sus manos. Fue él quien decidió
dejar el poder. Es decir, la democracia fue recibida por los políticos, pero no fue re-
cuperada por los políticos.
Es cuestión de mirar un poquito más al norte, donde hay un dictador que nadie lo
mueve y punto, a pesar de lo impopular y lo ineficiente que pueda ser.
Vale también reconocer aquí que ha habido dictadores buenos y ha habido presi-
dentes democráticos y constitucionales, (sin dar nombres), harto malos.
En el reciente lanzamiento de un libro del ex senador Camilo Escalona, éste dice
que “… la democracia chilena se reconquistó por la derrota política de la dictadura
…” Esta es otra “cuchufleta”, usando una forma popular y bien expresiva, porque las
dictaduras, por definición, no sufren derrotas políticas, salvo que yo me equivoque y
haya algún ejemplo en la Historia, que desconozco.
Estoy tan cierto de ello, que el propio Partido del ex senador, dejó establecido en
su Consejo de 1967, en plena democracia, como se reproduce en detalle más ade-
lante: “Las formas pacíficas o legales de lucha no conducen por sí mismas al poder.
El Partido Socialista las considera como instrumentos limitados de acción, incorpo-
rados al proceso que nos lleva a la lucha armada.”

6. La selección al servicio político.


El cargo político debe ser, por definición y características esenciales, un gran sa-
crificio, al cual los ciudadanos deberían tener el legítimo derecho a rehuir.
Por lo mismo, no se entiende que haya personas con tal capacidad de “esfuerzo y
sacrificio”, tal nivel de patriotismo, que no sólo estén dispuestas a asumir cargos po-
líticos, sino que se presenten voluntariamente, se propongan, se autopromuevan,
hagan un esfuerzo por exhibir sus supuestas virtudes y por resaltar las desventajas
de sus opositores, muchas veces exagerándolas y falseándolas y lo más increíble,
después de tanto esfuerzo y sacrificio, vuelvan a postular.
Salvo que tal supuesto sacrificio esté muy recompensado de alguna manera, que
lógicamente no sería muy legítima.
Habrá real democracia cuando los cargos políticos se llenen por orden alfabético o
algo parecido y a los ciudadanos haya que “lacearlos” y “picanearlos” para llevarlos a
los puestos directivos.
El servicio político exige una irrestricta honestidad.
Y actuando con cierto cinismo, aunque no sea por apego a dicha virtud, hay que
reconocer que hoy debe ser más difícil actuar deshonestamente que en los años ’40,
que describo más atrás, porque la información está disponible de inmediato, para to-
da la población.
Y dada la tremenda relevancia que tiene la conducción del país, la trascendencia
que tendrá toda decisión que se tome, el conocimiento profundo que debe tenerse
de las materias que se estudian y resuelven, ¿no sería conveniente que los postu-
lantes a los cargos públicos, como parte del procedimiento de selección, fueran so-
metidos a un completísimo examen de aptitud, que comprenda todos los aspectos
que deben ser considerados, incluidos las condiciones sicológicas? Pero si hasta
para conducir un modesto vehículo se exige la satisfacción de un examen sicotéc-
nico, ¿cómo no considerar algo similar, pero mucho más completo y profundo, cuan-
do se trate de conducir a la nación?
Ante los errores que se cometen en la práctica democrática, en especial los más
graves, se han adoptado simples paliativos, tratando de ocultar el síntoma, sin atacar
el real origen del problema. Simples analgésicos.
Claro ejemplo de lo anterior es el Museo de la Memoria, que recoge los atropellos
a los derechos humanos ocurridos en nuestra sociedad entre dos fechas artificial-
mente acotadas, en circunstancias que el origen de esos atropellos está mucho más
atrás, dejando mañosamente fuera del contexto todos los atropellos, que los hubo,
en esos otros tiempos previos.
En efecto, el Museo registra lo ocurrido sólo desde el 11 de septiembre de 1973.
Eso es un analgésico, para conducir a la masa en una dirección predeterminada,
ocultando los verdaderos hechos y sus hechores y el real objetivo de la maniobra.
O peor aún, se acomoda el hecho histórico, omitiendo partes, para conducir todo
en la dirección que a ellos les conviene, aunque se mienta descaradamente.
Como claro ejemplo de esos atropellos previos a dicha fecha, me refiero al Parti-
do Socialista, que en su Consejo de Chillán de 1967, violando nítidamente los Dere-
chos Humanos establecidos universalmente por la ONU, acordó, como lo dice tex-
tual y explícitamente su Acta de cierre:
“2. La violencia revolucionaria es inevitable y legítima. Resulta necesariamente del
carácter represivo y armado del estado de clase. Constituye la única vía que condu-
ce a la toma del poder político y económico y, a su ulterior defensa y fortalecimiento.
Sólo destruyendo el aparato burocrático y militar del estado burgués, puede con-
solidarse la revolución socialista.
3. Las formas pacíficas o legales de lucha no conducen por sí mismas al poder. El
Partido Socialista las considera como instrumentos limitados de acción, incorporados
al proceso que nos lleva a la lucha armada.”
Después de conocer el histórico documento anterior, resulta ingenua la pregunta
sobre quién introdujo la violencia en Chile. Porque fueron, ni más ni menos que los
mismos que levantaron el Museo de la Memoria. Y lo peor es que, aparentemente,
gran parte de nuestro querido y sufrido pueblo, se traga el cuento y no reclama.
Los sujetos que firman el documento anterior, ¿no debieran haber sido procesa-
dos por el delito de asociación ilícita?
A lo anterior cabe agregar lo dicho por el líder histórico del Partido Comunista don
Volodia Teitelboim quien, en una entrevista publicada en El Mercurio después de
1990, declara que “lo único lamentable del golpe había sido que las FF. AA. no se
hubieran dividido”. Claramente, él quería más sangre humana, no de 3.000 sino que
la de 30.000 o 300.000 compatriotas.
El 19 de junio de 2014, en el programa Mentiras Verdaderas del canal La Red, se
entrevista al Intendente de la IX Región señor Francisco Huenchumilla, quien, a pro-
pósito del asesinato del matrimonio Luchsinger – MacKay, dice:
“Los colonos … no son los responsables del despojo de tierras que tuvieron los
mapuches.
...
Fue el Estado el que despojó a los mapuches de sus tierras en el siglo XIX.
Los colonos son el jamón del sándwich”.
El señor Huenchumilla, con toda lógica y espíritu de justicia, como debe ser, va al
origen del problema, que no está en los colonos.
Esa debe ser una ley permanente y universal. Pero en el caso de los atropellos a
los Derechos Humanos ocurridos durante el Gobierno Militar no se aplica. Es decir,
lo dicho por el señor Huenchumilla se debe extrapolar diciendo:
“Los uniformados no son los responsables de los atropellos a los derechos huma-
nos.
Fueron los políticos que instigaron la violencia.
Los uniformados son el jamón del sándwich”.
A todo lo anterior cabe agregar la pregunta: ¿qué pena recibió quien reconoció
ser al autor intelectual del asesinato de los 5 integrantes de la escolta del general
Pinochet en el Cajón del Maipo?
Esto lo escribo cuando recién explotó una bomba en un carro del Metro en la Es-
tación Los Dominicos, (ojo “dominicos”, no “domínicos”), a propósito de lo cual, el In-
tendente de Santiago, ni más ni menos que ex candidato a la Presidencia de la Re-
pública por la Democracia Cristiana, don Claudio Orrego, se refiere a “este tipo de
acciones absolutamente condenables en democracia”.
Entonces, don Claudio, en otro tipo de régimen, ¿no son condenables?
En otro tipo de régimen, en estos actos, ¿no hay riesgo de que mueran inocen-
tes?
O sea, usted coincide con sus socios de la izquierda, el PS, que acordó en 1967,
solemnemente, propiciar el “proceso que nos lleva a la lucha armada”.
Otra inconsistencia.
El diputado Fuad Chahin, de la Democracia Cristiana, a propósito de la próxima
interpelación al Ministro del Interior sobre el conflicto en la Araucanía y en la misma
dirección que el intendente Huenchumilla, afirma que el problema debe analizarse y
resolverse en base a su origen.
Totalmente de acuerdo. Pero siempre que sea una ley permanente y de aplica-
ción universal, no selectiva.
Entonces, ¿por qué el conflicto que vivió el país que terminó con el golpe de Es-
tado se analiza desde el 11 de septiembre de 1973 y no desde su verdadero origen,
el que debe estar muy cerca de la famosa Asamblea del Partido Socialista de 1967?
¿O habrá alguien, con un mínimo de honradez, que diga que el conflicto a que
me refiero “comenzó” con el golpe de Estado?
En una edición de fecha reciente, La Tercera trae un artículo que dice:
“Jaime Quintana responde a Piñera: “El lenguaje del patriota o antipatriota
claramente es un lenguaje violento”
Al que yo agregué el siguiente comentario:
“Interesante comentario del senador Quintana. Pero me surge una pregunta. La
violencia a la que él alude, ¿es la misma definida por el Partido Socialista en su Con-
greso de 1967, realizado en Chillán? A lo mejor él no lo sabe, porque habrá estado
en Preparatorias, jugando a las bolitas”.
Este es ni más ni menos que el Presidente del Senado, o sea, la segunda autori-
dad de la República, el que reemplaza al Presidente en caso de su muerte. ¿Cómo
es posible que personas tan poco consecuentes estén tan arriba? Y luego se quejan
y escandalizan cuando aparece un dictador.
En síntesis y por decirlo de manera simple, el ejercicio de la democracia exige ma-
yoría de edad. (Ver 1.4).
Tanta libertad, con tanta responsabilidad.
7. La responsabilidad del elector.
La norma legal que rige los procesos electorales adolece de un grave defecto: no
impone responsabilidad a los electores, cuando el elegido resulta un fracaso, como
ha ocurrido de manera, incluso, bastante repetida y dramática.
Si un elector no asume su función personal con seriedad y decide mal, eligiendo a
un ciudadano inadecuado para un cargo público, no le ocurre nada. No tiene ningu-
na consecuencia.
Hay ejemplos.
En la primera instancia de la elección presidencial de 1970, don Salvador Allende
fue rechazado por algo más que el 60% del electorado, aunque ocupó el primer lu-
gar entre los 3 oponentes. Es decir, el pueblo elector no cometió ningún error.
Entonces, de acuerdo a la norma constitucional vigente, debió actuar el Congreso,
para decidir entre los dos primeros lugares.
A la Democracia Cristiana la situación le resultaba difícil, porque temía que el Sr.
Allende llevara adelante un gobierno que satisficiera, precisa y únicamente, al tercio
correspondiente a sus votantes.
Esa situación hizo que hubiera largas negociaciones entre la DC (de oscuros y po-
bres intereses) y el señor Allende, de las cuales salió un Convenio de Garantías
Constitucionales, que muy pronto después de asumido en la Presidencia, el señor
Allende se pasó por el trasero. Según confesó impunemente en una entrevista a su
amigo el periodista francés Regis Debray, la firma del documento había sido sólo u-
na “estrategia política”.
¿Y qué responsabilidad le cupo al otro firmante, al DC? Pues, ninguna. Y no sólo
eso. Más tarde llegó a ser Presidente de la República y cuando murió, fue enterrado
con los máximos honores y después se le erigirá una estatua en la Plaza de la Cons-
titución, para el deleite de las palomas.
Lo que ocurrió después fue el resultado de aplicar el poco racional slogan: “Avan-
zar sin transar”, es decir, la “retroexcavadora” de entonces.
En un plano doméstico, hace poco una Comunidad de Copropietarios de un edifi-
cio eligió como Administradora a una ladrona. Sí, tal cual.
Y por supuesto, al poco tiempo había un enorme desfalco.
La Administradora fue eliminada, pero ¿qué le pasó a los que la eligieron? Nada.
Es que nunca hay que olvidar que la culpa no la tiene el chancho (o la chancha,
según sea el caso). (Hace poco se vivió el escándalo de las declaraciones del señor
Eduardo Contreras en su calidad embajador en Uruguay, quien no puede responder
por actuar como “Eduardo Contreras”. La responsabilidad es de quien lo envió sin
capacitarlo previamente, sólo en cumplimiento a intereses políticos).
Reconozco la dificultad, pero sería ideal que se estableciera una instancia de res-
ponsabilidad de los electores, aunque se perdiera el secreto del voto.
8. El comportamiento pendular de la sociedad.
Las sociedades, en especial en el último tiempo, buscan sus soluciones de vida y
desarrollo en todo el amplio espectro de posibilidades políticas y económicas, desde
la extrema derecha a la extrema izquierda.
Y después de un tiempo, viendo que las expectativas no se cumplieron, vuelven a
la modalidad anterior, culpando a la solución.
Esto se ha visto en forma más nítida en nuestra América Latina.
Por otra parte, según la práctica, las elecciones, tal como se practican hoy, son
verdaderamente una licitación que el electorado abre y a la que los candidatos pos-
tulan.
Es elegido (o sea “gana”, según el errado lenguaje que se usa) el que ofrece más.
Y la calidad de estas contiendas se mide por la calidad y la forma de los discur-
sos, de los mensajes dirigidos al electorado y muy poco, por el contenido de los co-
municados.
Y la verdad, insisto, es que son de tan baja calidad como los más vulgares mensa-
jes comerciales, los que tradicionalmente se caracterizan por su bajo nivel intelec-
tual, claramente dirigidos a personas de poca capacidad y cultura.

Así, los mensajes de las campañas políticas están estructurados y basados en e-


sas limitaciones de sus destinatarios, limitaciones que esos candidatos de ninguna
manera combaten o intentan mejorar. Por el contrario, las estimulan, fomentan y a-
provechan.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos o a cometer una injusticia, que abusan
de la limitada calidad del electorado, en vez de hacer todo lo contrario, es decir, es-
tructurar sus campañas de tal manera que éstas sirvan, precisamente, para mejorar
la cultura y el conocimiento de esas personas.
Y la similitud con lo comercial no es una casualidad, ya que la Política se ha con-
vertido en un comercio, en una actividad laboral, en la que se han definido nichos,
de los que se han apropiado las diferentes corrientes. La Política no es vocacional,
como debe ser.
En Chile hubo dos corrientes bien marcadas. Pero en una elección presidencial
pasada apareció un nuevo integrante, (MEO) y en la última, fueron 7.
¿Y cuál es la principal objeción de las dos tradicionales? ¿Las ideas? Noooo, es la
competencia comercial. Se oponen a estos nuevos participantes en el mercado, por
el conocido argumento de que “yo estaba antes en esta esquina”.
Hagamos una sola prueba. Por ejemplo, preguntémosle al ciudadano que haya si-
do elegido para un cargo importante: ¿estaría dispuesto a renunciar si se le asegura
y garantiza que todo lo que propuso se realiza, con la condición de que se vaya tran-
quilito a su casa? Noooo, porque no es ése su real objetivo, ya que lo que él quiere
es estar ahí.
Las campañas electorales también tienen cierta similitud con los concursos de ta-
lentos que se ven en televisión, con la marcada diferencia de que los “talentos políti-
cos” jamás sufren de pánico escénico. Al revés, sufren cuando un escenario, un mi-
crófono o una cámara no los tiene a ellos como principales protagonistas.
Si bien se supone que las campañas electorales debieran estar orientadas a criti-
car los sistemas (de dirección, sociales, etc.), ello no es la solución, porque no está
ahí el problema.
Porque, la verdad, el sistema da lo mismo. Lo que hay que cambiar es la conducta
de los individuos, los ciudadanos. Y en esa dirección hay que conducirlos.
En una época muy crítica, quien dirigía los destinos del país se vio enfrentado a
apoyar financieramente a la población, porque el empleo se había ido al suelo.
Entonces, este “director” creó un servicio estatal totalmente ficticio, destinado a
dar ese apoyo pero mediante un supuesto empleo. La idea era que no se pensara
que era dinero obtenido sin esfuerzo, no ganado. Había que alimentar, pero sin mal-
educar.
Se comentaba, por chiste, que un grupo de estos trabajadores se dedicaba a ha-
cer hoyos en el suelo en las mañanas, para que el turno de la tarde los llenara.
Japón, con un régimen político capitalista occidental tuvo un éxito tremendo, des-
pués de ser literalmente destruido al término de la II Guerra Mundial.
China, con un régimen político totalmente opuesto está teniendo el mismo éxito.
¿Y qué tienen en común estos dos países? Que los ciudadanos aportaron su má-
ximo esfuerzo.
Es al revés de alguien necesitara hacer un hoyo en su jardín.
Primero lo intenta con una pala, pero como lo hace con muy poco empeño, no le
resulta. Y le echa la culpa a la pala.
Luego trata con una excavadora, pero como lo hace con muy poco esfuerzo, no le
resulta. Y le echa la culpa a la excavadora.
Pero el problema no estaba en la pala ni en la excavadora. Lo estaba en el hom-
bre.
O como un equipo de fútbol cuyos jugadores son flojos, no corren, no se agitan,
no sudan ni se cansan y como siempre pierden, culpan al entrenador, al árbitro, a la
cancha, al público, a las reglas de juego, a la pelota, pero jamás a ellos mismos, a su
falta de aporte ni de esfuerzo.
Así es el escenario político que, curiosamente, no se ve que los políticos tengan
algún interés en corregir, porque tal como está les produce los satisfactorios divi-
dendos individuales que es lo único que pretenden.
Los planteamientos de los candidatos, cualquiera sea la elección, como ya dije
antes, deben mostrar ventajas y desventajas de sus propuestas.
Al revés, los candidatos sólo muestran las primeras, lógicamente supuestas, sin
posibilidad de comprobación ni consecuencias si no cumplen.
En este aspecto, todos los candidatos actúan de la misma manera, detrás del ob-
jetivo común.
Me preocupa notar que después de las últimas campañas eleccionarias, los erro-
res que he detectado parece que se acentúan y lo que es peor, no se ve vestigio de
arreglo.
Por ahí se ve a un ex – vocero de una candidatura que, ahora ocupando un alto
cargo en el Gobierno, sigue actuando como vocero, abusando y explotando la igno-
rancia del “adorado” pueblo. No ha logrado cambiar de libreto. Y lo peor, es que pa-
rece que nadie se lo haya indicado.
Porque los funcionarios gubernamentales deben elegirse, en primer lugar, por su
competencia y después por su simpatía. Incluso Lagos, con esa forma tan poco a-
tractiva y tan llenadora que tiene, está más habilitado que otras personas risueñas y
con capacidad de decir cosas agradables y simpáticas, pero que a la hora de los
quiubos . . .
Como digo en el encabezado, en mi exposición de razones no hay intereses ni
órdenes de partidos, agrupaciones ni nada que se le parezca.
Sólo es el frío análisis que todo ciudadano debiera hacer antes de la emisión del
voto, sin dejarse envolver por los slogans ni los carteles con fotos sonrientes, de ba-
rato y elemental corte comercial, que lo único que hacen es ofender la inteligencia
de los electores, en vez de levantarles el bajo nivel cultural de la mayoría.
En esa propaganda ya se muestra lo que será la eventual futura política comuni-
cacional. Algo así como: “donde te pillo, te violo”, por no decir algo más fuerte.
Los que ambicionan y tienen por principal y único objetivo sus intereses persona-
les, no sirven para desempeñar cargos de conducción pública, de ningún nivel.
El dirigente tiene que tener claras, sólidas y profundas aptitudes de líder.
Es decir, debe ser capaz de fijar metas, trayectorias y tiempos y conducir a la co-
munidad, la que lo seguirá contenta y convencida, no por los beneficios personales
que va a conseguir, sino por la gran causa que se está realizando.
Por el contrario, nuestros candidatos prometen variados bonos, múltiples benefi-
cios, prebendas, facilidades, gratuidades, etc., etc., etc. Pero jamás mencionan los
sacrificios asociados. Vuelvo a Japón y a China.
Con todo lo anterior, me pregunto si no sería justo, adecuado y necesario que
después de cada período de todo cargo público, existiera una instancia de evalua-
ción de la gestión que termina, realizada por la Contraloría General de la República,
de acuerdo a un procedimiento y formato muy establecidos, como seguramente o-
curre, de alguna u otra forma, en la mayoría de los cargos ejecutivos. (Igual que hoy
los alumnos califican y critican a los profesores, lo que a los buenos docentes les re-
sulta muy conveniente y esperado).
Con este procedimiento, se reduciría la importancia de la simpatía y el poder de la
sonrisa. Porque el líder es imprescindible, pero con la condición de que conduzca en
la dirección y con el método correctos.
En todo caso, hay que reconocer que este procedimiento tendría la desventaja de
que los funcionarios trabajarían para la evaluación, esforzándose, en primer lugar,
por despertar la simpatía del electorado.
Conclusión: la política es para culos fruncidos.

9. La destrucción de la democracia.
Tomando casi al azar, de la historia reciente, los siguientes hechos constituyen (o
constituyeron o están constituyendo) decisivos factores de destrucción de la demo-
cracia:
- Las ideas establecidas formalmente por el Partido Socialista en su Congreso en
Chillán de 1967.
- Complementariamente ver EL QUIEBRE DE LA DEMOCRACIA EN CHILE del
investígador y académico (The John Hopkins University - USA) Arturo Valenzuela,
publicado por FLACSO, 1978, trabajo del que extraigo algunos párrafos, que mues-
tran la política de violencia definida e impulsada por las agrupaciones de izquierda:
“Miguel Enríquez, cabeza del MIR, manifestaba (Chile Hoy 13 – 19 julio 1973 p.
8):
La clase obrera es hoy día un ejército constituido, decidido a luchar por sus inte-
reses y a resistir la embestida reaccionaria. La clase obrera y el pueblo ( . . . ) ya han
notificado a sus direcciones políticas que la lucha salió de los pasillos y del Parla-
mento y que no permitirán retrocesos ni concesiones”.
El fundador y líder del MIR también sostenía que “si la sedición pasa a mayores,
concretamente al campo de la lucha armada, que a nadie le quepa dudas que el
pueblo se levantará como un solo hombre para aplastarla con prontitud”. Al mismo
tiempo, un panfleto ampliamente difundido instaba a los trabajadores a:
“Desarrollar en forma acelerada (sic) el cumplimiento de las tareas militares ha-
cia el partido y hacia las masas. ( . . . ) Formar todas las organizaciones necesarias
para asegurar la autodefensa de las masas en industrias, servicios, poblaciones, co-
munas y cordones, desarrollando el Poder Popular Armado, echándose las bases
para la construcción del futuro Ejército del Pueblo”.
Tras el fallido intento de golpe del 29 de junio de 1973, los partidos de extrema
izquierda incitaban no sólo a la formación de grupos armados que estarían dispues-
tos a pelear en un próximo golpe, sino también a la abierta resistencia de los cons-
criptos, frente a los oficiales que no apoyaban plenamente al Gobierno. Por todo
Santiago aparecieron afiches que incitaban a los soldados a no obedecer a sus su-
periores en caso de que hubiera una acción militar.
El secretario general del Partido Socialista don Carlos Altamirano Orrego decla-
ró públicamente:
“Los soldados, marinos, aviadores y carabineros no pueden prestarse, en nin-
gún momento y bajo ninguna circunstancia, para asesinar trabajadores. Y llegado el
caso, en que algunos oficiales se alzaran, los oficiales, suboficiales, clases y solda-
dos no tienen la obligación de obediencia. Aún más claro: no sólo tienen el deber de
negarse a acatar las órdenes que signifiquen disparar contra el pueblo (...) sino de
oponerse activamente. Estamos seguros que este criterio patriótico, nacional y revo-
lucionario, prevalecerá por encima de las maniobras desesperadas de la burguesía”.
Y como está recién fallecido, ¿qué Comuna será la primera en perpetuar su nombre
en una calle o una plaza?
En síntesis:

Democracia (verdadera, la única) va a haber cuando:


1°. Cada ciudadano se preocupe por aportar toda su capacidad y su máximo esfuer-
zo en el bien colectivo.
2°. Ningún ciudadano, bajo ninguna circunstancia, intente obtener provecho personal
en ninguna situación.
3°. No haya policías, ni jueces, ni cárceles, ni fuerzas armadas.
4°. Todos los jefes, de todos los niveles, se conviertan en coordinadores.
Coordinadores de los esfuerzos individuales, en pos del bien común.
Ser coordinador sea un cargo de máximo honor, pero no de mayores ingresos
económicos.
Es decir, cuando la atención y el esfuerzo estén orientados a atacar y vencer al
hambre, a las enfermedades, a lo accidentes naturales.
Cuando cada ciudadano entienda que su enemigo es el hambre, no el hombre.
¿Y cómo protegerse de lo malo de estas prácticas democráticas? La respuesta la dio
Aldous Huxley en su libro Nueva Visita a un Mundo Feliz (1958), en que dice
que la única forma de defenderse contra la manipulación y la propaganda barata, es
con la cultura.
Puedo anticipar que lo que acabo de plantear no será del gusto unánime de la clase
política, de lo que se podrá deducir que el contenido de este artículo es justo, ade-
cuado, conveniente, beneficioso y necesario.
Por último, no importa el camino que siga la sociedad. Lo (único) que importa es que
ese camino se tome con pleno conocimiento de causa, con real madurez democráti-
ca, algo que ha sido tan escaso en nuestra realidad.
La necesidad de la rotación
Es imposible que un ser humano normal, por sacrificado y esforzado que sea, resista
permanecer en un cargo tremendamente exigente como lo son todos los de direc-
ción política, por más de 5 o 6 años.
Por lo tanto, la rotación es una condición humana.
(Ver el historial de los actuales parlamentarios).
¿Cómo es posible que una persona asuma un segundo período presidencial, par-
lamentario u otro, después de sólo 4 años de estar alejada del mismo cargo?
¿Acaso no se cansó? ¿Significa que su período anterior, que sabemos que tuvo gra-
ves dificultades incluyendo la muerte de muchos compatriotas, no la afectó?
¿Acaso los políticos no leen Historia? (Dije “leen”, no “estudian”, lo que sería dema-
siado).
Creo que puedo responder esa pregunta, con un no rotundo. Porque si leyeran, ha-
brían previsto que igual que en España, Francia, Rusia, USA, México, desatado el
conflicto interno, se produce una cadena de atropellos a los derechos humanos, co-
mo los que ahora esgrimen con tanto escándalo.
Está visto que no son lectores de Historia, dados los inmensos errores cometidos
antes de 1973 y que ahora ya se repiten descaradamente.

¿Cómo es posible que la mayoría de los políticos sean tema predilecto de humoris-
tas y que el público goce y aplauda?
No, no es que, salvo excepciones, no se den cuenta. Lo que pasa es que tienen una
inmensa vocación de poder y que la mayoría están dispuestos a cualquier cosa, in-
cluido el barrido, con tal de no soltarlo.
La verdad, da vergüenza ser ciudadano.
¿Y por qué ocurre esto?
La respuesta está en los cursos de nuestros hijos y en los Comités de Administra-
ción de Condominios.
¿Y qué pasa en la primera reunión de padres y apoderados cuando hay que elegir a
la Directiva del Curso? Todos miran para otro lado porque nadie está dispuesto a sa-
crificarse por el resto.
En los Comités de Administración de condominios ocurre exactamente lo mismo.
Hasta que al fin sale uno que está dispuesto a sacrificarse, pero pronto descubre
que puede obtener ventajas, haciendo una pequeña trampita, que luego se transfor-
ma en trampa, hasta que después llega a ser una verdadera estafa.
¿Y quién tuvo la culpa?
INMENSA MAYORIA
Y para terminar, un poco de imaginación. Porque informo que he iniciado una
campaña para fundar un nuevo partido político (como hay tan pocos), para lo cual
pido la colaboración de todos aquéllos que tengan buenas ideas que aportar.
He decidido el nombre de INMENSA MAYORIA porque suena bastante bien y ade-
más, lo más importante, es definitivamente representativo, ya que la inmensa mayo-
ría de los ciudadanos (y ciudadanas, no olvidarse de ello) estarán de acuerdo con
las bases fundacionales.
Claro, espero que lo integren los que (y las que) no se sienten atraídos por los parti-
dos existentes, o sea, ni más ni menos que “la inmensa mayoría”.
Y como primer aporte, quiero pedirles que agreguen requisitos que deberá, cumplir
el Partido y sus miembros, a partir de los que propongo a continuación, en una muy
primera aproximación.
1. Los ciudadanos que sean apoyados por el Partido para ocupar un cargo estatal,
cualquiera que sea el nivel, percibirán un ingreso equivalente al promedio de los
últimos 5 años en el desempeño laboral que hayan tenido.
Aquéllos que no tengan experiencia laboral y que extraordinariamente fueren pos-
tulados, percibirán un ingreso equivalente al doble del salario mínimo.
2. Los descendientes hasta la segunda generación (hijos y nietos) de un funcionario
público en funciones o retirado, no podrán postular a ningún cargo estatal.
3. El Partido no postulará a ninguno de sus adherentes a un segundo período del
cargo que se termine, antes de pasados 3 períodos posteriores.
4. En sus campañas de difusión, cualquier sean el motivo y propósito, el Partido ja-
más se podrá referir a cosas por hacer, limitándose a las cosas ya realizadas,
con un fuerte contenido crítico sobre sus resultados.
5. Como parte de las actividades partidarias, se realizarán ayudas permanentes a la
Comunidad, orientadas a apoyar, en especial, a los más necesitados, con la con-
dición estricta de que no pertenezcan a los registros del Partido.
6. En sus relaciones con otros miembros de la Comunidad, los integrantes del Parti-
do, muy en especial, los que ocupen cargos directivos, no infringirán las relacio-
nes democráticas, aceptando la diversidad como un principio fundamental.

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