Errores de La Democracia
Errores de La Democracia
Errores de La Democracia
Lo que se expone a continuación, tiene por objetivo sólo el bien de Chile y su pueblo
y no de ningún grupo o persona en particular.
Democracia: (En teoría), gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Feudalismo SI
Revolución SI SI
Industrial
Crisis del SI SI SI
Petróleo
Hoy SI SI SI SI
3. La pérdida.
¿Es cierto que se perdió la DEMOCRACIA? Tratemos de precisar los conceptos,
con una adecuada dosis de honestidad, frialdad y lógica. Partamos del hecho que
para yo perder $ 100.-, tengo que previamente tener $ 100.- en el bolsillo.
Insisto en que lo que existía hasta el 11 de septiembre de 1973 fue un sistema
político, cuyo nombre no soy capaz de precisar, pero que DEMOCRACIA nunca fue.
Seamos claros y honestos: si hubiera habido una real democracia, no habría
habido golpe.
Era – y sigue siendo - un sistema en que cada dirigente o candidato a dirigente,
estaba atento a aprovecharse de todos los más débiles que estuvieran cercanos y
en mantenerlos en sus debilidades, para que siguieran siendo dependientes y con-
tinuaran siéndoles útiles. Pero DEMOCRACIA nunca ha sido.
Es como los médicos, que seguramente no desearán que no haya enfermos, por-
que se les acaba la pega.
O como los curas, que seguramente no desearán que no haya pecadores, porque
se les acaba la pega.
O como los policías, que seguramente no desearán que no haya ladrones, porque
se les acaba la pega.
O como los bomberos, que seguramente no desearán que no haya incendios, por-
que se les acaba la pega.
¿Alguna similitud con otro ambiente conocido? Por supuesto, como ya dije,
cualquier campaña comercial, como las de los autos, los televisores, las cremas, los
desodorantes, las multitiendas, etc., etc., etc. Lo único que falta: los burlescos “990”.
En efecto, estos ambientes se promueven con una frase igual de “genial”,
más la imagen de la modelo sonriente.
En vez de candidatos a ocupar puestos de tan alta complejidad, responsabi-
lidad y trascendencia directiva nacional, parecen candidatos a un reallity o integran-
tes de programas de farándula.
A propósito, las fotos incluidas en la página web de Congreso, ¿se ven todos
(y todas, como hay que decir ahora) suficientemente serios (y serias, por supuesto)?
A continuación se muestran esquemas descriptivos de los procedimientos ac-
tual y propuesto.
Me adelanto a la inevitable reacción de los interesados sobre la independencia
del organismo (¿Servel?) que maneje todo el proceso, para atender, particularmente,
la actividad Revisión y aprobación y que queden todas las tendencias garantiza-
das.
La norma que establezca la nueva modalidad tendrá que considerar dicho as-
pecto. En todo caso, no debiera haber una mayor diferencia comparado con lo que
hoy existe.
Lo básico y fundamental, es que se acaba el aporte financiero, de cualquier
origen, directo a las candidaturas, ya que éstas no requerirán manejar dineros, ven-
gan de donde vengan, porque no tendrán gastos que atender, los que quedan total-
mente al Estado para ser parte del resto de los gastos del proceso, como la confec-
ción de los materiales, el bono que se le da a los miembros de las mesas, etc.
Condición básica: no podrá haber ninguna difusión independiente de la que
realice el Estado y si la hubiere, será ilegal y merecerá una sanción.
4.4 La comparación.
Si el objetivo es elegir cualquier cosa, entre varias opciones existentes, es ne-
cesario un paso previo de comparación y para que ésta sea efectiva y garantice el
mejor éxito, hay que ordenar tales opciones.
Es decir, homologar las ofertas para que sean efectivamente comparables y
con el único objetivo, como ya dije antes, de que el ciudadano elija, pero bien infor-
mado y no “embaucado”..
¿Y quién se encarga de esa homologación? Obviamente, la Administración
Superior del Estado.
Es muy importante que este aspecto también quede incluido en la nueva nor-
ma.
4.5 Ganadores y perdedores.
La supuesta existencia de ganadores y perdedores, después de una elección,
atenta contra la esencia misma de la democracia. Prostituye el concepto.
Lo mismo ocurre con las celebraciones de los que se declaran “ganadores” o
con las lamentaciones de los que se reconocen supuestamente “derrotados”.
Es parte esencial de la democracia el convencimiento de que la mayoría to-
mará mejores decisiones que la minoría, decisiones que serán aplicables a todo el
universo de ciudadanos, no sólo a aquéllos cuya opción fue elegida.
Porque probabilísticamente, la mayoría habrá elegido lo mejor para el país y
todos son parte de ese país.
Claro que si se pretendía elegir lo que a mí personalmente más me convie-
ne…
Como digo, en una real democracia, después de los comicios que se realizan
para elegir nuevos servidores públicos (mal llamados “autoridades”), no hay vence-
dores ni vencidos. Por la sencilla razón de que dichos comicios tienen por propósito
que cada uno de los ciudadanos se pronuncie sobre las diferentes opciones que se
les habrán presentado, con la seriedad que dije antes.
Y como se elige aquélla que prefiere la mayoría, se debe aceptar que tal ma-
yoría tiene la razón, porque se entiende que la mayoría siempre sabrá elegir la mejor
y en consecuencia, todos ganan y nadie pierde.
Es precisamente al revés que en la guerra, en que nunca nadie gana y siem-
pre todos pierden, incluso los supuestamente victoriosos. Esto es especialmente
válido en los conflictos internos, que deben conmemorarse (jamás celebrarse) para
evitarlos a futuro. (O sea, cambiarle el nombre a las calles es una pésima y típica i-
dea para la galería, es “barrer bajo la alfombra”).
Por su parte, el candidato, el que postula a un cargo, el que se ofrece, ¿cuán-
to o qué está dispuesto(a) a sacrificar por la felicidad o el progreso del pueblo elec-
tor? ¿Tal vez su propia felicidad, su fortuna, su tranquilidad, su vida?
5. La reconquista.
Suponiendo o aceptando que la democracia alguna vez haya existido, ¿es correc-
to afirmar que “fue reconquistada”? Eso suena a que fueron los políticos, los mismos
autores de su trágico quiebre, los que lograron el éxito.
Es otro slogan. Porque, a decir verdad, el único factor definitorio fue la decisión
del propio “dictador”, quien tenía toda la fuerza en sus manos. Fue él quien decidió
dejar el poder. Es decir, la democracia fue recibida por los políticos, pero no fue re-
cuperada por los políticos.
Es cuestión de mirar un poquito más al norte, donde hay un dictador que nadie lo
mueve y punto, a pesar de lo impopular y lo ineficiente que pueda ser.
Vale también reconocer aquí que ha habido dictadores buenos y ha habido presi-
dentes democráticos y constitucionales, (sin dar nombres), harto malos.
En el reciente lanzamiento de un libro del ex senador Camilo Escalona, éste dice
que “… la democracia chilena se reconquistó por la derrota política de la dictadura
…” Esta es otra “cuchufleta”, usando una forma popular y bien expresiva, porque las
dictaduras, por definición, no sufren derrotas políticas, salvo que yo me equivoque y
haya algún ejemplo en la Historia, que desconozco.
Estoy tan cierto de ello, que el propio Partido del ex senador, dejó establecido en
su Consejo de 1967, en plena democracia, como se reproduce en detalle más ade-
lante: “Las formas pacíficas o legales de lucha no conducen por sí mismas al poder.
El Partido Socialista las considera como instrumentos limitados de acción, incorpo-
rados al proceso que nos lleva a la lucha armada.”
9. La destrucción de la democracia.
Tomando casi al azar, de la historia reciente, los siguientes hechos constituyen (o
constituyeron o están constituyendo) decisivos factores de destrucción de la demo-
cracia:
- Las ideas establecidas formalmente por el Partido Socialista en su Congreso en
Chillán de 1967.
- Complementariamente ver EL QUIEBRE DE LA DEMOCRACIA EN CHILE del
investígador y académico (The John Hopkins University - USA) Arturo Valenzuela,
publicado por FLACSO, 1978, trabajo del que extraigo algunos párrafos, que mues-
tran la política de violencia definida e impulsada por las agrupaciones de izquierda:
“Miguel Enríquez, cabeza del MIR, manifestaba (Chile Hoy 13 – 19 julio 1973 p.
8):
La clase obrera es hoy día un ejército constituido, decidido a luchar por sus inte-
reses y a resistir la embestida reaccionaria. La clase obrera y el pueblo ( . . . ) ya han
notificado a sus direcciones políticas que la lucha salió de los pasillos y del Parla-
mento y que no permitirán retrocesos ni concesiones”.
El fundador y líder del MIR también sostenía que “si la sedición pasa a mayores,
concretamente al campo de la lucha armada, que a nadie le quepa dudas que el
pueblo se levantará como un solo hombre para aplastarla con prontitud”. Al mismo
tiempo, un panfleto ampliamente difundido instaba a los trabajadores a:
“Desarrollar en forma acelerada (sic) el cumplimiento de las tareas militares ha-
cia el partido y hacia las masas. ( . . . ) Formar todas las organizaciones necesarias
para asegurar la autodefensa de las masas en industrias, servicios, poblaciones, co-
munas y cordones, desarrollando el Poder Popular Armado, echándose las bases
para la construcción del futuro Ejército del Pueblo”.
Tras el fallido intento de golpe del 29 de junio de 1973, los partidos de extrema
izquierda incitaban no sólo a la formación de grupos armados que estarían dispues-
tos a pelear en un próximo golpe, sino también a la abierta resistencia de los cons-
criptos, frente a los oficiales que no apoyaban plenamente al Gobierno. Por todo
Santiago aparecieron afiches que incitaban a los soldados a no obedecer a sus su-
periores en caso de que hubiera una acción militar.
El secretario general del Partido Socialista don Carlos Altamirano Orrego decla-
ró públicamente:
“Los soldados, marinos, aviadores y carabineros no pueden prestarse, en nin-
gún momento y bajo ninguna circunstancia, para asesinar trabajadores. Y llegado el
caso, en que algunos oficiales se alzaran, los oficiales, suboficiales, clases y solda-
dos no tienen la obligación de obediencia. Aún más claro: no sólo tienen el deber de
negarse a acatar las órdenes que signifiquen disparar contra el pueblo (...) sino de
oponerse activamente. Estamos seguros que este criterio patriótico, nacional y revo-
lucionario, prevalecerá por encima de las maniobras desesperadas de la burguesía”.
Y como está recién fallecido, ¿qué Comuna será la primera en perpetuar su nombre
en una calle o una plaza?
En síntesis:
¿Cómo es posible que la mayoría de los políticos sean tema predilecto de humoris-
tas y que el público goce y aplauda?
No, no es que, salvo excepciones, no se den cuenta. Lo que pasa es que tienen una
inmensa vocación de poder y que la mayoría están dispuestos a cualquier cosa, in-
cluido el barrido, con tal de no soltarlo.
La verdad, da vergüenza ser ciudadano.
¿Y por qué ocurre esto?
La respuesta está en los cursos de nuestros hijos y en los Comités de Administra-
ción de Condominios.
¿Y qué pasa en la primera reunión de padres y apoderados cuando hay que elegir a
la Directiva del Curso? Todos miran para otro lado porque nadie está dispuesto a sa-
crificarse por el resto.
En los Comités de Administración de condominios ocurre exactamente lo mismo.
Hasta que al fin sale uno que está dispuesto a sacrificarse, pero pronto descubre
que puede obtener ventajas, haciendo una pequeña trampita, que luego se transfor-
ma en trampa, hasta que después llega a ser una verdadera estafa.
¿Y quién tuvo la culpa?
INMENSA MAYORIA
Y para terminar, un poco de imaginación. Porque informo que he iniciado una
campaña para fundar un nuevo partido político (como hay tan pocos), para lo cual
pido la colaboración de todos aquéllos que tengan buenas ideas que aportar.
He decidido el nombre de INMENSA MAYORIA porque suena bastante bien y ade-
más, lo más importante, es definitivamente representativo, ya que la inmensa mayo-
ría de los ciudadanos (y ciudadanas, no olvidarse de ello) estarán de acuerdo con
las bases fundacionales.
Claro, espero que lo integren los que (y las que) no se sienten atraídos por los parti-
dos existentes, o sea, ni más ni menos que “la inmensa mayoría”.
Y como primer aporte, quiero pedirles que agreguen requisitos que deberá, cumplir
el Partido y sus miembros, a partir de los que propongo a continuación, en una muy
primera aproximación.
1. Los ciudadanos que sean apoyados por el Partido para ocupar un cargo estatal,
cualquiera que sea el nivel, percibirán un ingreso equivalente al promedio de los
últimos 5 años en el desempeño laboral que hayan tenido.
Aquéllos que no tengan experiencia laboral y que extraordinariamente fueren pos-
tulados, percibirán un ingreso equivalente al doble del salario mínimo.
2. Los descendientes hasta la segunda generación (hijos y nietos) de un funcionario
público en funciones o retirado, no podrán postular a ningún cargo estatal.
3. El Partido no postulará a ninguno de sus adherentes a un segundo período del
cargo que se termine, antes de pasados 3 períodos posteriores.
4. En sus campañas de difusión, cualquier sean el motivo y propósito, el Partido ja-
más se podrá referir a cosas por hacer, limitándose a las cosas ya realizadas,
con un fuerte contenido crítico sobre sus resultados.
5. Como parte de las actividades partidarias, se realizarán ayudas permanentes a la
Comunidad, orientadas a apoyar, en especial, a los más necesitados, con la con-
dición estricta de que no pertenezcan a los registros del Partido.
6. En sus relaciones con otros miembros de la Comunidad, los integrantes del Parti-
do, muy en especial, los que ocupen cargos directivos, no infringirán las relacio-
nes democráticas, aceptando la diversidad como un principio fundamental.