La Maldición Oriental.
La Maldición Oriental.
La Maldición Oriental.
la Revolución Neolítica
Ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; con duro trabajo la harás
producir tu alimento durante toda tu vida. El suelo te dará espinos y cardos, y
tendrás que comer plantas silvestres. Te ganarás el pan con el sudor de tu
frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, ¡pues
polvo eres y en polvo te convertirás!
(Génesis 3:17-19).
El hombre debe dejar de mirar hacia los objetos materiales que le rodean, y
encontrar un espejo en el que mirarse a sí mismo. Hace mucho tiempo, se
abandonó la perspectiva antropocéntrica en la que el hombre era considerado
como un modelo, un ensayo de Dios, y en la que la civilización tenía que estar
hecha a medida del hombre, no viceversa. Actualmente la civilización se ha
convertido en un monstruo que, para mayor gloria del sistema económico,
busca maneras cada vez más retorcidas de modelar la mente humana para
hacer que encaje a martillazos en un concepto del mundo que nada tiene que
ver con el orden natural y con lo que dictan los genes.
Cuando la naturaleza humana protesta ante este estado de cosas, se habla de
"enfermedades", "inadaptación" y demás eufemismos, y se corre a buscar
medicinas, parches o métodos educativos nuevos que puedan neutralizar los
síntomas, evitando cortar el problema de raíz. El desarrollo de la civilización
tecnológica y del sistema económico exige que la naturaleza humana sea
controlada y manipulada cada vez más, con el fin de seleccionar y construir el
tipo humano que al sistema le conviene: una casta mayoritaria de borregos y
una casta minoritaria de pastores. Así reflexionó Nietzsche en su monumental
"Genealogía de la moral": "barruntamos que descendemos cada vez más
abajo, más abajo, hacia algo más débil, más manso, más prudente, más
plácido, más mediocre, más indiferente, más chino, más cristiano —el hombre,
no hay duda, se vuelve cada vez «mejor»".
Éste seguro que se cree muy superior a quienes pintaron las cuevas de
Lascaux.
Sin embargo, cada vez más gente va teniendo claro que el estilo de vida
moderno es una abominación y que está promoviendo todo tipo de desajustes
psicofísicos en el ser humano. Cuando una fuerza expansiva se reprime, tarde
o temprano tiene que explotar, y cuanto más tiempo se contenga, más fuerte
será la explosión. Es lo que el futuro nos depara debido a la desastrosa gestión
actual de los instintos humanos.
Si en todo este marco presto atención a la dieta es porque la alimentación
influye decisivamente sobre la configuración genética y en la evolución de una
especie, ya que, literalmente, "somos lo que comemos". El cerebro humano
sólo se desarrolló cuando, gracias a la carne cocinada (ver revolución
carnívora), tuvo como materia prima un alimento muy superior para alimentar
el crecimiento de sus tejidos. Del mismo modo, la falta de alimentación
decente repercute en la calidad de la sustancia reproductiva, la falta de
vitaminas produce una progenie raquítica, y a largo plazo, los hábitos
alimentarios perniciosos se cargan a toda una especie y provocan su
involución. En el cuadro alimentario, el hito más significativo de la larga
degeneración de los hábitos humanos es sin duda la adopción de los cereales
como alimento principal.
ORÍGENES DE LA AGRICULTURA
Sin embargo, queda en pie la pregunta de si, como seres humanos, estamos
evolutivamente adaptados a esta sustancia. Los animales realmente adaptados
a la digestión de los almidones se llaman granívoros. Entre ellos están muchos
pájaros y los cerdos, poseedores de glándulas salivales inmensas que segregan
una gran variedad de enzimas "diseñadas" para descomponer almidones. Los
seres humanos tenemos el gen AMY1, que nos da la capacidad para
metabolizar almidón, pero sólo poseemos una enzima capaz de
descomponerlo: la ptialina.
Desde los años 70, el consumo anual de granos de cereal ha ascendido unos
25 kg por persona, y el consumo de edulcorantes calóricos artificiales (sobre
todo jarabe de maíz alto en fructosa) ha aumentado 15 kg. A la vez, el
consumo total de calorías ha aumentado 400 más al día desde que los
organismos mediáticos empezaron a estigmatizar las grasas y recomendar los
cereales. Por el contrario, el consumo de colesterol se ha reducido de un modo
impresionante en tiempo récord. Y sin embargo, con la globalización
alimentaria, la salud ha sufrido un descalabro colosal, quizás no visto desde la
llegada del Neolítico: se están multiplicando a ritmo cada vez más vertiginoso
diversas enfermedades degenerativas como la diabetes, la candidiasis y la
obesidad. El ciudadano occidental medio es, para delicia de la industria
farmacológica (que, no olvidemos, se alimenta y se enriquece con nuestras
enfermedades), un verdadero y auténtico saco de basura.
Según este nuevo concepto, los cereales habrían sido el primer "opio de las
masas", utilizado con el objetivo, consciente o inconsciente, de sedar grandes
multitudes humanas para domesticarlas y forzarlas a convivir en paz en el
seno de comunidades enormes, a las cuales los circuitos mentales humanos no
estaban adaptados en un principio.
Actualmente los habitantes del oeste de Europa tienen las mayores tasas de
tolerancia a la lactosa, algo que contrasta con su intolerancia al gluten. Esto
resulta revelador en tanto que, en la Mesopotamia del Primer Neolítico,
agricultura y ganadería jamás van de la mano ni aparecen juntas. Claramente,
en el principio hubo pueblos ganaderos (Alta Mesopotamia, Irán) por un lado, y
pueblos agricultores (Levante, Baja Mesopotamia) por el otro. Escocia, Irlanda
y Gales son los núcleos nordico-rojos más puros de Europa, mientras que en
Grecia la influencia arménida es mucho mayor. Todos los datos antes
expuestos tienden a indicar que los pueblos agricultores en un principio fueron
de raza arménida, mientras que los pueblos ganaderos fueron de raza nordico-
roja. La intolerancia a la lactosa en Europa alcanza sus mayores frecuencias en
el sur de Italia, Cerdeña y Grecia.
Los orígenes de la ganadería no coinciden con los orígenes de la
agricultura. Este mapa representa las fechas de domesticación del primer
ganado: cabras y ovejas (11.000 BP), cerdos (10.500 BP) y vacas
(10.000 BP). Ninguno de estos primeros ganaderos practicaba la
agricultura, y ninguno de los primeros agricultores practicaba la
ganadería. La distribución geográfica sugiere un origen iraní de la
ganadería o, menos probablemente, caucásico.
Para más enlaces sobre la enfermedad celiaca y sus relaciones étnicas, ver
nota [2] al final de este artículo.