Deficiencia Visual y Acceso A La Información.
Deficiencia Visual y Acceso A La Información.
Deficiencia Visual y Acceso A La Información.
INTRODUCCIÓN
PRECONCEPCIONES ERRÓNEAS
CLASIFICACIÓN
La ceguera puede tener su origen en múltiples factores (Ruiz, 1995) de los que
dependerán la zona del ojo afectado y el grado de visión.
Los factores que determinan la ceguera pueden ser los siguientes (Herrera y
Ramírez, 1999):
- Hereditarios: albinismo, cataratas congénitas, glaucoma congénito, retinitis
pigmentaria, etc.
- Congénitos: atrofia del nervio óptico, cataratas congénitas, rubeola,
toxoplasmosis, etc.
- Adquiridas/accidentales: desprendimiento de retina, diabetes, hidrocefalia,
traumatismos en el lóbulo occipital, etc.
- Víricas/tóxicas/tumorales: infecciones diversas del sistema circulatorio,
meningitis, neuritis óptica, etc.
Para llevar a cabo el diagnóstico de esta deficiencia deben intervenir
principalmente los especialistas: oftalmólogos, optometristas y ópticos (Rosa, 1993).
Además, este autor sugiere que el profesor debería contar con un informe oftalmológico
que le permitiera plantear unas adaptaciones curriculares adecuadas, en virtud de las
cuales, pudiera seleccionar materiales y ayudas técnicas, para obtener un máximo
aprovechamiento de los restos visuales de los alumnos.
En el caso de un diagnóstico psicopedagógico, Herrera y Ramírez (1999)
proponen un conjunto de áreas de estudio como: afectividad, aptitudes y actitudes,
habilidades sociales y comportamiento con las personas de su entorno, personalidad,
psicomotricidad, rendimiento académico y sentidos.
Toledo (1989) -citado por Ruiz (1995)- plantea ciertas señales que pueden
convertirse en indicios fácilmente reconocibles para los maestros a la hora de advertir
problemas visuales:
- Mover los ojos o gesticular demostrando dificultad para leer.
- Invertir letras, sílabas o palabras, o confundir letras de características similares
(n, m; o, a; etc.).
- No ajustarse a las pautas de escritura.
- Notar sus ojos enrojecidos.
- Parpadear, lagrimear excesivamente, bizquear, etc.
- Tener pequeñas costras en las pestañas o en ángulos del ojo.
- Salirse de las pautas de escritura.
- Presentar dificultades a la hora de leer en la pizarra información fácilmente
visible para sus compañeros.
SINTOMATOLOGÍA
Las características que pueden presentar las personas con deficiencia visual
pueden variar desde la “normalidad” hasta la presentación de deficiencias observables
(Ruiz, 1995). Por ello, como hemos mencionado en un apartado anterior, es importante
tener en cuenta aspectos tales como el momento de aparición de la deficiencia o el resto
visual de la persona.
A continuación, se tendrá en cuenta una serie de puntos relevantes en el
desarrollo de determinadas habilidades, de acuerdo con Ruiz (1995):
• Habilidad intelectual:
Normalmente la deficiencia visual no tiene implicaciones en el desarrollo
cognitivo de la persona.
Tan sólo la imposibilidad o dificultad para imitar de manera espontánea (según
el resto visual conservado), unido a la falta de motivación, pueden provocar problemas
de aprendizaje por la inhibición de actividades. Debido a los inconvenientes en la
capacidad de imitar, el niño presenta introyección, pasividad, egocentrismo y uso de
“cieguismos”.
Los cieguismos o manierismos son definidos por el equipo EICS (1983) como
actividades estereotipadas que no tienen ninguna funcionalidad, no persiguen fines. Se
supone que las realizan como autoestimulación, pero al no prestar atención a otros
estímulos ambientales, pueden acarrearles problemas en su desarrollo y conducta.
También, posee un sistema de representaciones mentales similar al de los sujetos
videntes, aunque difieren en el concepto de permanencia del objeto.
Su proceso cognitivo realizaría el siguiente recorrido: discriminación →
reconocimiento → información → utilización de la misma.
• Desarrollo del lenguaje:
En la mayoría de sujetos invidentes, el desarrollo del lenguaje sigue el mismo
curso que en los llamados videntes. (Este punto será ampliamente comentado en el
siguiente apartado).
Sin embargo, podemos citar algunos rasgos característicos de su lenguaje:
- Ausencia de gestos que acompañen a las verbalizaciones.
- Problemas en la asociación de palabras y conceptos y en la generación de estos
últimos.
- Verbalismos: “utilización de palabras sin haber experimentado el concepto
implicado”. También es definido por Monti (1986) como “poco apropiado uso
de conceptos sobre color y luz”.
Esta última autora, en base a un experimento propio realizado con sujetos
videntes e invidentes de nacimiento (o poco después de nacer) sobre la definición de
conceptos a través de dos cualidades, concluyó que no existen diferencias estadísticas
entre ambos grupos de personas, que el verbalismo no afecta sólo a los ciegos y que en
el ciego con un CI de valores medios se limita a ciertas áreas de lenguaje (esta prueba se
realizó con escaso número de sujetos, lo cual debe tenerse en cuenta en las
interpretaciones).
• Logro académico.
En este caso, resalta la cuestión de que las destrezas académicas son
fundamentalmente visuales, lo cual conduce normalmente a que estos alumnos obtengan
peores resultados académicos que los sujetos de visión normal. Ruiz, en este caso, cita a
Daugherty y Moran (1982) que aseguran que los niños ciegos presentan un año de
retraso en habilidades matemáticas y dos, en el desarrollo de la lectura, aunque puede
mejorarse.
• Habilidades perceptivas.
A pesar de que utilizan de manera más apropiada la información que les llega a
los demás sentidos -no es que los tengan más desarrollados, como vimos previamente-,
tienen mayor dificultad en la integración rápida de estímulos, dada la capacidad
integradora del sentido de la vista.
También, la ceguera conlleva un déficit en la percepción espacial, que genera
dificultades en la movilidad y orientación de estos sujetos.
• Orientación y movilidad.
En primer lugar, definiremos estos dos conceptos interdependientes: la
orientación es el “proceso de establecer, mediante los sentidos, la situación personal y
su relación con todos los objetos significativos de un espacio determinado”; la
movilidad es la “capacidad y facilidad de moverse en el espacio”. Como podemos
apreciar, en ambos procesos el sentido de la vista es vital.
Se ha comprobado que el desarrollo espacial sigue las mismas etapas en sujetos
videntes e invidentes, aunque alrededor de los 14 años se igualan.
Los problemas que se derivan de esta situación son: pobre conocimiento del
medio, miedos, estereotipias, problemas en la marcha y equilibrio, etc.
Tras contemplar el desarrollo de ciertas capacidades y habilidades, debemos
señalar algunas necesidades educativas especiales que se relacionan con la deficiencia
visual. Espejo (1995) -citada por Cuadrado Gordillo, I.; Dávara Rodríguez, L.; López
Risco, M. y Murillo Gil, M. (1998)- hace referencia a las siguientes:
1. Necesidad de tratamiento pedagógico temprano: el bebé ciego o deficiente
visual requerirá un vínculo de apego que le sirva de referencia en el medio,
precisará estimulación táctil y auditiva que le ayude a reconocer objetos o
situaciones y le permita explorar activa y espontáneamente, manipular objetos,
desarrollar habilidades de comunicación, etc.
2. Necesidad de estimulación visual: movimiento de los ojos, relación con el
espacio, etc.
3. Necesidad de estimulación multisensorial: no es cierto, como vimos
anteriormente, que las personas ciegas o deficientes visuales tengan más
desarrollados otros sentidos, por lo cual se debe insistir en el desarrollo de sus
habilidades táctiles, auditivas, gustativas y olfativas, para poder desenvolverse
en el medio.
4. Orientación y movilidad: requieren una serie de aprendizajes previos
relacionados con el adiestramiento sensorial, las áreas cognitiva y afectiva,
psicomotricidad y conductas básicas tales como la atención o la imitación (muy
reducida en estas personas).
5. Habilidades de la vida diaria: cuidado personal, vida en el hogar, etc.
Los niños con deficiencia visual, al igual que los demás, necesitan, según EICS
(1983), establecer relaciones con las personas de su entorno, para que le proporcionen
sensaciones de placer o displacer y así fomentar vínculos de unión con aquellas,
aprender un código común de comunicación, tener modelos a los que imitar, etc.
De esta manera, aspectos como los afectivos, psicomotrices, etc. van a tener
mucha relevancia en la adquisición y desarrollo del lenguaje. Además, estos niños
necesitan oportunidades para imitar a las personas y contactos continuos con las
mismas, para motivar su deseo de comunicación. Por ello, una intervención temprana
logrará con ellos máximos beneficios.
De acuerdo siempre con el equipo citado anteriormente, sostenemos que ante la
imposibilidad del niño ciego de llevar a la práctica una imitación visual, debemos
proveerles de una estimulación multisensorial adecuada y de contacto físico directo con
sus familiares.
Además, existe una serie de condiciones para un desarrollo adecuado su habla:
1) Poder emitir cierta cantidad de sonidos y subir y bajar la voz de acuerdo con un
ritmo.
2) Oír y localizar sonidos en el espacio.
3) Imitar acciones y sonidos.
4) Llevar a cabo simulaciones. (prueba de la existencia de una representación
mental).
5) Reconocer objetos y darles una entidad, de manera que puedan ser reconocidos
en cualquier contexto.
A continuación, se expone una breve explicación de distintos aspectos
evolutivos del lenguaje (que no son inconexos) y algunos ejercicios para desarrollarlos,
sobre todo en la familia (Equipo EICS, 1983):
Mímica facial
Cuando los bebés nacen, ejecutan movimientos con sus músculos y rostro, pero
sus caritas son inexpresivas. En el niño ciego la sonrisa refleja, por ejemplo, aparece al
mismo tiempo que en el vidente, pero necesita una comunicación más directa con las
personas; al no establecer un contacto visual con los demás, corre el riesgo de que se le
hable o toque menos de manera que se vea afectado su desarrollo emocional.
Algunos ejercicios apropiados para desarrollar la mímica facial proponen el
trabajo con:
- Mandíbulas: abrirlas, cerrarlas, moverlas, masticar.
- Mejillas: ejercitarlas, inflarlas.
- Soplos.
- Frente y nariz: arrugarlas.
- Barbilla: hacer que tiemble.
- Ojos: abrirlos y cerrarlos a la vez o alternativamente.
- Labios: morderlos, unirlos, hacerlos vibrar, etc.
- Dar besos.
- Chasquidos.
- Imitaciones de sonidos o ruidos.
- Hacer sonar objetos para que gire la cabeza, mover la cabeza dubitativa,
afirmativa o negativamente al tiempo que se pronuncia la palabra adecuada.
- Etc.
Para todos ellos, se debe fomentar que el niño lleve sus manos a la cara de la
otra persona con el fin de que después pueda repetirlos.
Comunicación gestual
En esta ocasión O.C. Irwin es citado para señalar que el número de fonemas que
emite un bebé va desde los siete en el recién nacido a veintisiete en los dos años
(aproximadamente); además, asegura que durante el primer año predominan las vocales
y en el segundo las consonantes.
En un cronograma temporal, la evolución del lenguaje pasaría por las siguientes
etapas: vagido (expresión fonética), gorgeo (juego bucal), balbuceo (producción de
sonidos vocálicos), emisión y comprensión de la entonación, gestos y algunas palabras;
alrededor del segundo año aparece la jerga (estructura fonética del lenguaje).
Para lograr la maduración fonética, se pueden realizar diversos ejercicios con los
niños ciegos:
- Repetir los sonidos vocálicos, pasar de vocales como la “a” a la “o” exagerando
la pronunciación, producir sonidos que sabemos que él puede imitar e instarle a
que los repita, etc. todos ellos procurando que el niño toque la boca del adulto.
- Repetir sonidos que el niño emita.
- Repetir el sonido de un juego u objeto, palabras, etc. y reforzarle cuando él
mismo lo emita o pronuncie.
- Imitar ruidos o animales.
- Alrededor del año o año y medio, decir el nombre de un objeto que esté cerca
del niño, a la vez que ponemos su mano en nuestra boca para que aprenda como
se llama ese objeto.
- Etc.
Comunicación verbal
Una vez que el niño comienza poco a poco a hablar, los adultos deben favorecer
el desarrollo del lenguaje, aportándole contenidos, diciendo el nombre de objetos que el
niño toca y explicándole las propiedades de esos materiales.
Necesitan muchos cuidados y que se les hable continuamente de forma clara y
simple, variando nuestra posición y tono de la voz, con el objetivo de que aprendan a
comunicarse para satisfacer sus demandas y pueden gozar de una mayor autonomía. En
este sentido, el equipo EICS señala textualmente que “los padres deben hablar mucho a
su hijo ciego, pero también deben saber preguntar y callar en los momentos oportunos”.
De este modo, el niño conseguirá, por ejemplo, conocer las partes y planos de su
cuerpo, la situación de los objetos en relación a su propio cuerpo, los movimientos que
él mismo puede efectuar y las utilidades de los objetos que manipula.
Asimismo, hay que tener en cuenta que debemos atender especialmente la
relación del niño con los sonidos del entorno, ya que tienden a sobresaltarse al oír
ruidos repentinos. Para ello, ante un sonido nuevo debemos ofrecerle explicaciones del
mismo, de manera que desaparezca su miedo o ansiedad.
El período en que se inicia el lenguaje abarca desde el nacimiento hasta
aproximadamente el segundo año (esencialmente preverbal), va a ser fundamental en el
niño ciego, debido a que en esta etapa se desarrolla la coordinación óculo-manual y el
concepto del objeto permanente. En todo este trabajo, la vista juega un papel principal;
ante la ausencia de la misma, debemos darle oportunidades al niño para que cree
mecanismos que le permitan conseguir estos objetivos (exploración y relación con los
objetos), empleando los sentidos que le son propios.
Como en las demás etapas, presentamos una serie de actividades, incidiendo en
la importancia del refuerzo positivo y de la necesidad que presenta el niño de palpar la
boca de las personas para aprender los sonidos y palabras:
- Conseguir que el niño emita sonidos que realizan otras personas u objetos,
repetirlo y premiarle si lo hace nuevamente.
- Explicarle los gestos y ademanes con el cuerpo de “hola” y “adiós”, “sí” y “no”
y órdenes sencillas.
- Enseñarle a decir “más” y después asociar este concepto a otros para que los
combine y pueda expresar: “más agua”, “más pan”, etc.; posteriormente, puede
aprender la idea contraria: “no hay más”.
- Repetirle el nombre de objetos, personas de su familia, alimentos, etc., de
manera que pueda interiorizarlos y comenzar a usarlos.
- Permitirle que exprese sus necesidades y no anticiparnos a darles las cosas antes
de que nos las pida.
- Saludarle cuando entremos o salgamos del sitio donde el niño se encuentra.
- Hablarle cuando estemos lejos y cerca de él.
- Obedecer a órdenes sencillas.
- Muy importante es que el niño aprenda a decir “yo”. Debemos propiciar esta
realidad a través de juegos con preguntas tales como “¿quién quiere...?”, “¿quién
tiene...?”, etc. Si el niño no respondiera tendríamos que señalarle con su propia
mano e instarle a pronunciar “yo”.
- Etc.
A partir de los dos años, es importante desarrollar la función simbólica del
lenguaje con pronunciaciones asociadas al juego simbólico, imitaciones retardadas,
formación de imágenes mentales y relaciones comunicativas con los demás.
El niño evoluciona desde la utilización de símbolos a signos, durante un período
también de desarrollo sensoriomotriz.
Uno de los problemas que presentan los niños en esta etapa son los verbalismos.
Estos son debidos según Hampshire -citado por el equipo EICS-, a “una inapropiada
experiencia y estimulación, especialmente, aquella que debería haber llevado durante el
período sensorio-motor”.
Algunos ejercicios a realizar con el niño pueden ser:
- Combinar sustantivos y verbos. También deber saber utilizar sustantivos con
adjetivos y los pronombres.
- Preguntarle qué está haciendo, para lo cual el chico debe conocer como se
nombra cada actividad que él realiza.
- Practicar los adverbios: señalarle objetos o personas que están “aquí” o “allí”
haciendo que el niño se desplace para que comprenda que significan esas
palabras.
- Estar informado acerca de actividades que están realizando las personas en su
casa (“estoy barriendo”, etc.).
- Responder a qué hacen las otras personas de su entorno.
- Reconocer la fuente de sonidos y saber cómo nombrarlo.
- Emplear el singular y el plural.
- Indicar su edad con los dedos (le mostraremos cómo se hace con su propia
mano).
- Diferenciar su sexo y emplear adecuadamente el masculino y el femenino. Se
debe preguntar a otros miembros de la familia si son hombres o mujeres y que
estos lo respondan delante de él en voz alta.
- Utilizar correctamente los tiempos verbales, distinguiendo qué está haciendo de
lo que ya ha hecho.
SISTEMAS DE COMUNICACIÓN Y RECURSOS DE ACCESO A LA
INFORMACIÓN
Según Rosa, Huertas y Simón (1993) la escritura a través de este sistema puede
realizarse de dos modos: manual o con teclado.
El manual utiliza la combinación de seis puntos para la formación de palabras.
La escritura se realiza de derecha a izquierda con el punzón, en espejo respecto a la
lectura (rotado 180 grados en orden inverso).
Si se elige el modo de teclado, los registros son siete: uno por celdilla como en el
manual y uno espaciador. En este caso, el texto aparece de izquierda a derecha.
Rosa, Huertas y Simón (1993) apuntan una serie de ventajas de este sistema:
posee un carácter universal, va incorporando los avances técnicos, sobre todo los
informáticos, y responde casi a las mismas demandas que los textos en tinta.
Sin embargo, también señalan una serie de inconvenientes, tales como:
• Necesita secuencialidad.
• Da lugar a una lectura lenta (letra a letra).
• El campo de la yema del dedo es reducido, lo cual también fomenta la
lentitud en la lectura.
• Desgaste de los escritos.
• No se puede ir leyendo a la vez que se escribe.
• No sigue el mismo sistema de notación que la grafía de los “videntes”,
aunque este problema se va solucionando con los avances tecnológicos.
• El tamaño de las celdillas provoca que las palabras ocupen mayor
espacio que aquellas impresas en tinta, por lo que aumenta el volumen de
los textos y se dificulta su manejo.
La O.N.C.E. (2003) también nos recuerda que el Braille no es el único sistema
de acceso a la información para personas ciegas y deficientes visuales puesto que con
los medios ópticos y técnicos adecuados, muchos de ellos podrán utilizar información
en tinta o impresa. De hecho, Ochaíta y Espinosa (2000), recomiendan utilizar el
sistema en tinta siempre que sea posible, ya que contribuirá a la utilización de los restos
visuales (a través de medios ópticos que permitan, por ejemplo, la ampliación del
tamaño de las letras). Sin embargo, cuando sea necesario el empleo del código Braille,
siempre que sea posible su aprendizaje deberá asociarse a la información de carácter
táctil y visual.
Partiendo de los beneficios que aportará una educación multisensorial a los
alumnos ciegos y deficientes visuales, debemos tener en cuenta que los recursos que les
permitirán desarrollar aprendizajes deberán aportar información, sobre todo, a través de
los canales háptico (táctil), auditivo y visual (cuando haya resto visual).
Vallés (2000) cita un conjunto de materiales útiles para esta población, algunos
de los cuales exponemos a continuación (CIDAT):
- Para alumnos ciegos.
a) Táctiles:
• Material Braille: regleta, punzón, máquina Perkins, etc.
Regleta y punzón.
Thermoform.
Ábaco.
Caja de aritmética.
• Papel especial.
• Material de apoyo: mapas, globos terráqueos, maquetas, gráficos,
... táctiles.
• Otros materiales adaptados: balones sonoros, material de
laboratorio, juegos, etc.
b) Auditivos:
• Materiales con voz sintética: libro hablado, Braille´n speak, habla
comprimida, habla acelerada , calculadora y relojes parlantes, etc.
Libro hablado.
Eeurocalculadora parlante.
• Lectores ópticos (reproducción en voz sintética).
c) Mixtos (táctiles y auditivos):
• Braille’n speak.
• PC hablado.
- Para alumnos con resto visual:
• Macrotipos.
• Ayudas ópticas: flexo, atril, gafas, telelupas, y otros como
condiciones adecuadas de luz (lámpara de intensidad regulable,
luz natural, ...), etc.
Telelupa.
Braille´n speak.
Impresora.
CONCLUSIONES