Thomas Alva Edison
Thomas Alva Edison
Thomas Alva Edison
población de Ohio en la que se había establecido su padre, Samuel Edison, seis años antes. Su padre tuvo
que abandonar precipitadamente Canadá a consecuencia de una rebelión contra los ingleses en la que tomó
parte y que terminó en fracaso. Marginada por el ferrocarril, la actividad en Milan fue disminuyendo poco a
poco, y la crisis afectó a la familia Edison, que tuvo que emigrar de nuevo a un lugar más próspero cuando su
hijo Thomas ya había cumplido la edad de siete años.
El nuevo lugar de residencia fue Port Huron, en Michigan, donde el futuro inventor asistió por primera vez a la
escuela. Fue ésa una experiencia muy breve: duró sólo tres meses, al cabo de los cuales fue expulsado de las
aulas, alegando su maestro la falta absoluta de interés y una torpeza más que manifiesta, comportamientos
éstos a los que no era ajena una sordera parcial que contrajo como secuela de un ataque de escarlatina.
Su madre, Nancy Elliot, que había ejercido como maestra antes de casarse, asumió en lo sucesivo la
educación del joven benjamín de la familia, tarea que desempeñó con no poco talento, ya que consiguió
inspirar en él aquella curiosidad sin límites que sería la característica más destacable de su carrera a lo largo
de toda su vida.
Cumplidos los diez años, el pequeño Thomas instaló su primer laboratorio en los sótanos de la casa de sus
padres y aprendió él solo los rudimentos de la química y la electricidad. Pero a los doce años, Edison se
percató además de que podía explotar no sólo su capacidad creadora, sino también su agudo sentido
práctico. Así que, sin olvidar su pasión por los experimentos, consideró que estaba en su mano ganar dinero
contante y sonante materializando alguna de sus buenas ocurrencias.
Su primera iniciativa fue vender periódicos y chucherías en el tren que hacía el trayecto de Port Huron a
Detroit. Había estallado la Guerra de Secesión y los viajeros estaban ávidos de noticias. Edison convenció a
los telegrafistas de la línea férrea para que expusieran en los tablones de anuncios de las estaciones breves
titulares sobre el desarrollo de la contienda, sin olvidar añadir al pie que los detalles completos aparecían en
los periódicos; esos periódicos los vendía el propio Edison en el tren y no hay que decir que se los quitaban
de las manos.
Al mismo tiempo, compraba sin cesar revistas científicas, libros y aparatos, y llegó a convertir el vagón de
equipajes del convoy en un nuevo laboratorio. Aprendió a telegrafiar y, tras conseguir a bajo precio y de
segunda mano una prensa de imprimir, comenzó a publicar un periódico por su cuenta, el Weekly Herald. Una
noche, mientras se encontraba trabajando en sus experimentos, un poco de fósforo derramado provocó un
incendio en el vagón. El conductor del tren y el revisor consiguieron apagar el fuego y seguidamente arrojaron
por las ventanas los útiles de imprimir, las botellas y los mil cacharros que abarrotaban el furgón. Todo el
laboratorio y hasta el propio inventor fueron a parar a la vía. Así terminó el primer negocio de Thomas Alva
Edison.
El joven Edison tenía sólo dieciséis años cuando decidió abandonar el hogar de sus padres. La población en
que vivía le resultaba ya demasiado pequeña. No faltándole iniciativa, se lanzó a la búsqueda de nuevos
horizontes. Por suerte, dominaba a la perfección el oficio de telegrafista, y la guerra civil había dejado muchas
plazas vacantes, por lo que, fuese donde fuese, le sería fácil encontrar trabajo.
Edison en 1878
Durante los siguientes cinco años Edison llevó una vida errante, de pueblo en pueblo, con empleos
ocasionales. Se alojaba en sórdidas pensiones e invertía todo cuanto ganaba en la adquisición de libros y de
aparatos para experimentar, desatendiendo totalmente su aspecto personal. De Michigan a Ohio, de allí a
Indianápolis, luego Cincinnati, y unos meses después Memphis, habiendo pasado antes por Tennessee.
Su siguiente trabajo fue en Boston, como telegrafista en el turno de noche. Llegó allí en 1868, y poco después
de cumplir veintiún años pudo hacerse con la obra del científico británico Michael Faraday Experimental
Researches in Electricity, cuya lectura le influyó muy positivamente. Hasta entonces, sólo había merecido la
fama de tener cierto don mágico que le permitía arreglar fácilmente cualquier aparato averiado. Ahora,
Faraday le proporcionaba el método para canalizar todo su genio inventivo. Se hizo más ordenado y
disciplinado, y desde entonces adquirió la costumbre de llevar encima un cuaderno de notas, siempre a punto
para apuntar cualquier idea o hecho que reclamara su atención.
Convencido de que su meta profesional era la invención, Edison abandonó el puesto de trabajo que ocupaba
y decidió hacerse inventor autónomo, registrando su primera patente en 1868. Se trataba de un contador
eléctrico de votos que ofreció al Congreso, pero los miembros de la cámara calificaron el aparato de superfluo.
Jamás olvidó el inventor estadounidense esta lección: un invento, por encima de todo, debía ser necesario.
Sin un real en el bolsillo, Edison llegó a Nueva York en 1869. Un amigo le proporcionó alojamiento en los
sótanos de la Gold Indicator Co., oficina que transmitía telegráficamente a sus abonados las cotizaciones de
la bolsa neoyorquina. Al poco de su llegada, el aparato transmisor se averió, lo que provocó no poco revuelo,
y él se ofreció voluntariamente a repararlo, lográndolo con asombrosa facilidad. En recompensa, se le confió
el mantenimiento técnico de todos los servicios de la compañía.
Pero como no le interesaban los empleos sedentarios, aprovechó la primera ocasión que se le presentó para
trabajar de nuevo por su cuenta. Muy pronto recibió un encargo de la Western Union, la más importante
compañía telegráfica de entonces. Se le instaba a construir una impresora efectiva de la cotización de valores
en bolsa. Su respuesta a este reto fue su primer gran invento: el Edison Universal Stock Printer. Le ofrecieron
por el aparato 40.000 dólares, cantidad que le permitió por fin sentar la cabeza. Se casó en 1871 con Mary
Stilwell, con la que tuvo dos hijos y una hija, e instaló un taller pequeño pero bien equipado en Newark, Nueva
York, en el que continuó experimentando en el telégrafo en busca de nuevos perfeccionamientos y
aplicaciones. Su mayor contribución en ese campo fue el sistema cuádruple, que permitía transmitir cuatro
mensajes telegráficos simultáneamente por una misma línea, dos en un sentido y dos en otro.
Bien pronto se planteó Edison la construcción de un verdadero centro de investigación, una «fábrica de
inventos», como él lo llamó, con laboratorio, biblioteca, talleres y viviendas para él y sus colaboradores, con el
fin de realizar no importa qué investigaciones, mientras fuesen prácticas, ya fueran por encargo o por puro
interés personal. Los recursos económicos no le faltaban y las proporciones de sus proyectos se lo exigían.
Buscó un lugar tranquilo en las afueras de Nueva York hasta que encontró una granja deshabitada en el
pueblecito de Menlo Park. Fue el lugar elegido para construir su nuevo cuartel general, el primer laboratorio de
investigaciones del mundo, de donde habrían de salir inventos que cambiarían las costumbres de buena parte
de los habitantes del planeta.
Se instaló allí en 1876 (tenía entonces veintiocho años), e inmediatamente se puso a trabajar. La búsqueda de
un transmisor telefónico satisfactorio reclamó su atención. El inventado por Alexander Graham Bell, aunque
teóricamente bien concebido, generaba una corriente tan débil que no servía para aplicaciones generales.
Sabía que las partículas de grafito, según se mantuvieran más o menos apretadas, influían sobre la
resistencia eléctrica, y aplicó esta propiedad para crear un dispositivo que amplificaba considerablemente los
sonidos más débiles: el micrófono de gránulos de carbón, que patentó en 1876.
Edison con su dictáfono, una de las
aplicaciones derivadas del fonógrafo
Era habitual en Edison que un trabajo le llevase a otro, y el caso anterior no fue una excepción. Mientras
trataba de perfeccionar el teléfono de Bell observó un hecho que se apresuró a describir en su cuaderno de
notas: «Acabo de hacer una experiencia con un diafragma que tiene una punta embotada apoyada sobre un
papel de parafina que se mueve rápidamente. Las vibraciones de la voz humana quedan impresas
limpiamente, y no hay duda alguna que podré recoger y reproducir automáticamente cualquier sonido audible
cuando me ponga a trabajar en ello». Liberado, pues, del teléfono, había llegado el momento de ocuparse del
asunto. Un cilindro, un diafragma, una aguja y otros útiles menores le bastaron para construir en menos de un
año el fonógrafo, el más original de sus inventos, un aparato que reunía bajo un mismo principio la grabación
y la reproducción sonora.
El propio Edison quedó sorprendido por la sencillez de su invento, pero pronto se olvidó de él y pasó a
ocuparse del problema del alumbrado eléctrico, cuya solución le pareció más interesante. «Yo proporcionaré
luz tan barata -afirmó Edison en 1879- que no sólo los ricos podrán hacer arder sus bujías.» La respuesta se
encontraba en la lámpara de incandescencia. Se sabía que ciertos materiales podían convertirse en
incandescentes cuando en un globo privado de aire se les aplicaba corriente eléctrica. Sólo restaba encontrar
el filamento más adecuado. Es decir, un conductor metálico que se pudiera calentar hasta la incandescencia
sin fundirse, manteniéndose en este estado el mayor tiempo posible.
Antes que Edison, muchos otros investigadores trabajaron en esta dirección, pero cuando él se incorporó lo
hizo sin regatear esfuerzo alguno. Trabajó con filamentos de las más distintas especies: platino, que
desestimó por caro, carbón, hollín y otros materiales, e incluso envió a sus colaboradores al Japón, a América
del Sur y a Sumatra para reunir distintas variedades de fibras vegetales antes de escoger el material que
juzgó más conveniente. La primera de sus lámparas estuvo lista el 21 de octubre de 1879. Se trataba de una
bombilla de filamento de bambú carbonizado, que superó las cuarenta horas de funcionamiento
ininterrumpido. La noticia del hecho hizo caer en picado las acciones de las compañías de alumbrado de gas.
En años sucesivos, Edison se ocupó en mejorar su bombilla, y fue esta actividad la que le llevó hacia el único
de sus descubrimientos que pertenece a una área estrictamente científica. Ocurrió en 1883, mientras trataba
de averiguar por qué su lámpara de incandescencia se ennegrecía con el uso. En el transcurso de tales
investigaciones, el prolífico inventor presenció la manifestación de un fenómeno curioso: la lámpara emitía un
resplandor azulado cuando era sometida a ciertas condiciones de vacío y se le aplicaban determinados
voltajes. Edison averiguó que tal emisión luminosa estaba provocada por la inexplicable presencia de una
corriente eléctrica que se establecía entre las dos varillas que sostenían el filamento de la lámpara, y utilizó
dicho fenómeno, que recibió su nombre, para concebir un contador eléctrico cuya patente registró en 1886.
De hecho, Edison pudo haber dado aquí el paso de la electrotecnia a la electrónica. No supo, sin embargo
calibrar la importancia del descubrimiento Su método, más próximo al «ensayo y error» que a la deducción
científica, se lo impidió. Hubo que esperar a que el ingeniero británico John Ambrose Fleming, un tecnólogo
de sólida formación científica, diera el paso en 1897 cuando logró, tras discretas modificaciones, transformar
el contador eléctrico de Edison en la válvula de vacío, el primero de una larga serie de dispositivos eléctricos
que dieron origen a una nueva era tecnológica.
En 1886, dos años después de que falleciera su esposa, Edison se casó con Mina Miller, mujer de carácter
fuerte, hija de un rico industrial de Akran, Ohio, cuya influencia sobre su excéntrico marido se hizo notar, ya
que consiguió hacer de él una persona más sociable. El matrimonio tuvo tres hijos, uno de los cuales, Charles,
se dedicó a la política, llegando a convertirse en gobernador del estado de Nueva Jersey.
Al año de casarse, Edison trasladó su laboratorio de Menlo Park, a la sazón pequeño, a West Orange, Nueva
Jersey. Creó allí un gran centro tecnológico, el Edison Laboratory (hoy monumento nacional), en torno al cual
levantó numerosos talleres, que daban trabajo a más de cinco mil personas.
La electricidad continuó absorbiendo la mayor parte de su tiempo, pues se ocupaba de todos los aspectos
relativos a su producción y distribución. No con mucha suerte, sin embargo, ya que cometió un grave error al
insistir en el sistema de corriente continua cuando existían razones de peso en favor de la corriente alterna.
Edison se interesó también por muchos otros sectores industriales: la producción de cemento y de materias
químicas, la separación electromagnética del hierro y la fabricación de baterías y acumuladores para
automóviles fueron algunos de sus preferidos.
Su último gran invento fue el Kinetograph, cuya patente registró en 1891. Se trataba de una rudimentaria
cámara de cine que incluía, sin embargo, un ingenioso mecanismo para asegurar el movimiento intermitente
de la película. En 1894 Edison abrió el Kinetoscope Parlor en Broadway, Nueva York, donde un solo
espectador se sentaba frente a una mirilla en una cabina de madera para ver la película, que se iluminaba
desde atrás por una lámpara eléctrica. Aunque el Kinetoscope Parlor despertó inmediatamente la atención
como atracción de feria, Edison no creyó nunca que fuese importante encontrar algún sistema de proyección
para mayores auditorios, lo que le impidió dar el paso definitivo al cinematógrafo de los hermanos Lumière.
El Kinetoscope Parlor
La actividad de este genial inventor se prolongó más allá de cumplidos los ochenta años, completando la lista
de sus realizaciones tecnológicas hasta totalizar las 1.093 patentes que llegó a registrar en vida. La
arteriosclerosis, sin embargo, fue minando la salud de este inquieto anciano, cuyo fallecimiento tuvo lugar el
18 de octubre de 1931, en West Orange, Nueva Jersey.
Nikola Tesla
(Smiljan, actual Croacia, 1856 - Nueva York, 1943) Físico estadounidense de origen serbio. Estudió en las
universidades de Graz (Austria) y Praga. Después de haber trabajado en varias industrias eléctricas en París
y en Budapest, se trasladó a Estados Unidos (1884), donde trabajó a las órdenes de Thomas A. Edison,
entonces partidario de la corriente eléctrica continua.
Nikola Tesla
Las incesantes disputas con Edison forzaron su abandono de la compañía y su asociación con George
Westinghouse, quien compró las patentes de su motor y de un transformador que facilitaba la distribución de
este tipo de corriente hacia los usuarios finales. Ambos ganaron la batalla de la distribución de la energía,
pues el transporte de corriente alterna es más barato y sencillo que el de continua. En 1893 su sistema fue
adoptado por la central hidroeléctrica situada en las cataratas del Niágara.
Tesla fundó en Nueva York un laboratorio de investigaciones electrotécnicas, donde descubrió el principio del
campo magnético rotatorio y los sistemas polifásicos de corriente alterna. Creó el primer motor eléctrico de
inducción de corriente alterna y otros muchos ingenios eléctricos como el llamado montaje Tesla, un
transformador de radiofrecuencia en el que primario y secundario están sintonizados, de utilidad a la hora de
preseleccionar la entrada de un receptor radioeléctrico. Predijo la posibilidad de realizar comunicaciones
inalámbricas con antelación a los estudios llevados a cabo por Marconi, y en su honor se denomina tesla a la
unidad de medida de la intensidad del flujo magnético en el sistema internacional.
Sus invenciones y patentes se sucedieron con cierta rapidez. En 1887, y como consecuencia del
descubrimiento llevado a cabo por John Hopkinson en 1880, según el cual tres corrientes alternas y
desfasadas entre sí pueden ser trasladadas de manera más sencilla que una corriente alterna normal, Tesla
inventó el motor de inducción de corriente trifásica.
En ese motor las tres fases actúan sobre el inducido de forma que se logra que éste gire al generarse un
campo magnético rotatorio. No obstante, el rotor se movía con un cierto retraso respecto a la frecuencia de la
corriente. Basándose en este invento, el sueco Ernst Danielson creó en 1902 el motor sincrónico, en el que
sustituyó el material del inducido, que no era magnético, por un imán permanente o electroimán, lo que le
permitió conseguir un motor que rotaba con un número de revoluciones por minuto igual a las de la frecuencia
de la corriente.
En 1891 Tesla inventó la bobina que lleva su nombre, que consiste en un trasformador que consta de un
núcleo de aire y con espirales primaria y secundaria en resonancia paralela. Con esta bobina fue capaz de
crear un campo de alta tensión y alta frecuencia. Dos años después descubrió el fenómeno de carácter
ondulatorio denominado "luz de Tesla" en las corrientes alternas de alta tensión y alta frecuencia; mediante el
estudio de estas corrientes, observó que las lámparas de incandescencia de un único polo emiten luz cuando
se las aproxima a un conductor por el que pasa corriente eléctrica, y que los tubos de vidrio vacíos brillan
aunque carezcan de electrodo si se les conecta por uno de sus extremos y se aproxima el otro a un conductor
por el que fluye corriente de alta frecuencia. También se percató de que el cuerpo humano es capaz de
conducir estas corrientes de alta frecuencia sin experimentar daño alguno.
Alexander Graham Bell
(Edimburgo, Reino Unido, 1847 - Beinn Bhreagh, Canadá, 1922) Científico y logopeda estadounidense de
orígen escocés, inventor del teléfono.
Nacido en el seno de una familia dedicada a la locución y corrección de la pronunciación, Bell fue educado
junto a sus hermanos en la tradición profesional familiar. Estudió en la Royal High School de Edimburgo, y
asistió a algunas clases en la Universidad de Edimburgo y el University College londinense, pero su formación
fue básicamente autodidacta.
En 1864 ocupó la plaza de residente en la Weston House Academy de Elgin, donde desarrolló sus primeros
estudios sobre sonido; en 1868 trabajó como asistente de su padre en Londres, ocupando su puesto tras la
marcha de éste a América. La repentina muerte de su hermano mayor a causa de la tuberculosis, enfermedad
que también había terminado con la vida de su hermano menor, repercutió negativamente tanto en la salud
como en el estado de ánimo de Bell.
En estas circunstancias, en 1870 se trasladó a una localidad cercana a Brantford (Canadá) junto al resto de su
familia, donde pronto su estado comenzó a mejorar. Un año después se instaló en Boston, donde orientó su
actividad a dar a conocer el sistema de aprendizaje para sordos ideado por su padre, recogido en la obra
Visible Speech (1866). Los espectaculares resultados de su trabajo pronto le granjearon una bien merecida
reputación, recibiendo ofertas para dar diversas conferencias, y en 1873 fue nombrado profesor de fisiología
vocal en la Universidad de Boston.
En esta época, con la entusiasta colaboración del joven mecánico Thomas Watson y el patrocinio de los
6padres de George Sanders y Mabel Hubbard (con quien se acabaría casando el año 1877), dos estudiantes
sordos que habían recibido clases de Bell, diseñó un aparato para interconvertir el sonido en impulsos
eléctricos. El invento, denominado teléfono, fue inscrito en el registro de patentes estadounidense en 1876.
En un primer momento el teléfono levantó todo tipo de comentarios irónicos; sin embargo, cuando gracias a
las aportaciones de Emil Berliner empezó a revelarse como un medio viable de comunicación a larga
distancia, se entablaron controvertidos litigios por la comercialización de la patente. El mismo día que Bell,
pero unas horas después, Elisha Gray había patentado un aparato similar; actualmente se reconoce que la
paternidad del invento debería atribuirse a Antonio Meucci, quien había registrado su «teletrófono» en 1871.
En 1880, Alexander Graham Bell recibió el premio Volta; el dinero obtenido con este premio lo invirtió en el
desarrollo de un nuevo proyecto, el grafófono, en colaboración con Charles Sumner Tainter, uno de los
primeros sistemas de grabación de sonidos conocido, aunque posterior al fonógrafo de Edison. Tras su
muerte, acaecida en 1922, dejó como herencia dieciocho patentes a su nombre y doce más con sus
colaboradores.