Infancia y Escuela
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b) El creciente interés en su estudio: A fines del siglo XVIII y principios del siguiente,
surgieron disciplinas que se interesaron en el estudio de la niñez: la pedagogía, la psicología del
desarrollo y la pediatría. Rousseau, en el siglo XVIII, marcó un hito en la historia a través de su
obra Émile o de la educación. Realizó una minuciosa delimitación de las características sociales,
emocionales e intelectuales del niño, explicitando su especificidad hasta el mínimo detalle.
Incluso marcó diferencias en cuanto a la edad, tema que no había sido tratado anteriormente.
A su vez, puso en evidencia el estado inicial de “carencia racional y moral” de la infancia,
1 Flavia Propper es Magíster y Especialista en educación (Univ. de San Andrés), Diplomada en Gestión del sistema
educativo y sus instituciones (FLACSO), Lic. en Ciencias Pedagógicas (Univ. de Belgrano), Lic. en Psicopedagogía (Univ.
de Belgrano). Es autora de “La era de los superniños. Infancia y dibujos animados” (editorial Alfagrama) y coautora
junto a Graciela Perrone del “Breve diccionario de educación” (editorial Alfagrama).
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Si bien la complejidad del tema es mayor, este trabajo se centrará en los cambios producidos por las Nuevas
Tecnologías en la Información y Comunicación (televisión, computadora, Internet, CD ROMs)
3 Alvarez Uria, F y Varela, J. Arqueología de la escuela. p. 15
4
Narodowski, M. Infancia y poder. La conformación de la pedagogía moderna. p.31
5
Jelin, E. Pan y afectos. La transformación de las familias. p. 16
6
Gélis, Jacques "La individualización del niño" en Aries P. y Duby, G. Historia de la vida privada. p. 313
7
Ariès, Philippe "La infancia" Revista de Educación, Nro. 254. p. 14
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incluyendo la necesidad de otro, un adulto8 que le brinde protección y educación, al reconocer
el estado original de dependencia absoluta.
La escolarización masiva fue posible a través de un pacto tácito 12 entre maestro y padre. El
padre “entrega” a sus hijos a la escuela para que realice las tareas que naturalmente le
correspondían pero que debido a la complejización de la sociedad y del proceso creciente de
especialización, no puede realizar.13De esta manera, los padres aceptaron como “legítima” 14
cultura transmitida por la escuela, reconociendo que el pasaje por esa institución representaría
la promesa de ascenso social para sus hijos.
Es así como en un juego de poderes y saberes se configuró una relación asimétrica en la cual
el docenteadulto y el alumnoniño ocuparon diferentes lugares: “el maestro” como
portador de los conocimientos que dosificará y transmitirá a los niños (convertidos en alumnos)
y “los alumnos”, quienes asumen su lugar de incompletud y carencia.
La escuela moderna partió de la “utopía pansófica comeniana” que profesaba “enseñar todo
a todos”. Se basó en el uso de una tecnología hegemónica: el libro. Es así como “construyó
subjetividades” ligadas el esfuerzo, la demora, la espera y el respeto a la autoridad. Asimismo,
8
Rousseau, J. Emilio o de la educación. (p. 14) A través de sus páginas Rousseau distingue los lugares de los padres,
la nodriza y el ayo, atribuyendo a este la responsabilidad de “conducir” al niño hasta convertirlo en hombre.
9
Foucault, M La verdad y las formas jurídicas, Conferencia V
10
Narodowski, M. “La pedagogía moderna en penumbras. Perspectivas históricas” Propuesta Educativa Nº13, p. 20
11
Baquero, R. y Narorodoski, M. “Normalidad y normatividad en pedagogía”, Alternativas, Nº 5
12
Este pacto no fue suficiente para poder la institucionalización masiva de la escuela, contribuyeron otros mecanismos
como la violencia (ejercida por la policía) y la legislación (que impuso su obligatoriedad y la delineó como gratuita)
13
Narodowski, M. Ob. Cit. p. 68
14
Esta expresión alude a la escuela como transmisora de una cultura hegemónica.
15
Foucault, M. Vigilar y Castigar , p.151
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la instrucción simultánea y la gradualidad, “modelaron” a la identidad infantil. El primero, hizo
posible “uniformizar” el proceso de enseñanza permitiendo que todos los niños, al mismo tiempo,
recibieran los mismos conocimientos transmitidos por un docente y un idéntico libro de texto.
La gradualidad permitió, a través de la estructuración de pasos o etapas sucesivas, la dosificación
de la información acorde con la edad de los alumnos. De esta manera, el cuerpo infantil quedó
reconocido como “dependiente”, “heterónomo”, “obediente” y desde su lugar de “no saber”.
En este contexto, se quiebra la asimetría tradicional entre docente y alumno. Hoy los
niños tienen acceso a la misma información que los adultos 18 y, desde múltiples fuentes,
evidenciándose la pérdida del monopolio de la autoridad escolar. El juego de saberes y poderes
se redistribuye de una manera diferente entre sus protagonistas.
Brechas intergeneracionales
En la actualidad estas brechas se han complejizado. En este sentido, Mead señala tres tipos
de cultura: a) postfigurativa: la forma de vivir y saber de los ancianos es inmutable y es
transmitida de generación en generación; b) la cofigurativa: permite a los jóvenes, con la
complicidad de sus padres, introducir algunos cambios; c) prefigurativa: es un nuevo tipo de
cultura que se caracteriza como aquella en la que “será el hijo y no el padre ni los abuelos, quien
representará el porvenir”20, instaurando un ruptura generacional inédita. En esta sociedad tan
dinámica, con cambios tan veloces, existe una fuerte tendencia hacia éste tipo, en la que la
experiencia deja ser un valor.
16
Postman, N. Ob. Cit. p. 80
17 Barbero, J. M.: “Jóvenes, educación e identidad”
18
Pueden acceder a la misma información pero el procesamiento que realizan es diferente
19
Durkheim, Emile Educación y sociología. p. 53
20 Mead, M. Cultura y compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional
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Hoy, los docentes deben ganarse cotidianamente la legitimación que antes tenían por el lugar
que ocupaban, están bajo sospecha y son evaluados para verificar si están en condiciones de
ocupar el lugar del saber21.
Brechas intrageneracionales
La “infancia” como identidad universal ha sido una ilusión 22a pesar de la pretensión
totalizadora de la escuela.
Siempre han existido diversas formas de vivir la niñez. Además, en la actualidad aparecen
nuevas diferencias marcadas por un abismo entre quienes tienen acceso a las nuevas
tecnologías23 y quienes no.
Al respecto, Narodowski plantea que la crisis de la infancia moderna no implica un vacío sino
una tendencia hacia dos polos: la desrealizada y la hiperrealizada24, comprendiendo que, en la
actualidad, la mayor parte se encuentra en el centro.
El primer caso alude a niños que “no atraviesan la infancia”, debido a que viven en la calle o
porque trabajan desde muy temprana edad y, por lo tanto, aprenden a autoabastecerse.
Intercambian con adultos como pares, cuentan con saberes relacionados con la supervivencia,
pero fueron excluidos de la “promesa pansófica” escolar. Si bien estos chicos “desrealizados”
existieron anteriormente, en la actualidad la brecha se exacerbó.
El segundo, hace mención a los niños que atraviesan en forma vertiginosa el período infantil
de la mano de las nuevas tecnologías, adquiriendo un saber superior al de los adultos 25 y, por lo
tanto, poniendo en cuestión el lugar tradicional de alumno.
Por eso, además de los cambios entre las generaciones (grandes y chicos) se están
ampliando las brechas intra generacionales, con el auge de las tecnologías. Hay un grupo que
no sólo queda limitado al acceso de información sino a las habilidades y destrezas que implica,
al lenguaje, a los juegos virtuales, a un mundo.
Para poder sobrevivir, la escuela debe adaptarse a sus alumnos a fin de no perder su
legitimidad, quebrándose la alianza entre padres e institución escolar que le dio origen. A su vez
éstos, están dejando de ser los sujetos dóciles, dependientes, obedientes y heterónomos,
producidos por la construcción discursiva de la modernidad.