Reflexion Ontologica
Reflexion Ontologica
Reflexion Ontologica
Hacer ontología desde esta visión, vale decir, ver la realidad como proyecto del ser-
ahí o Dasein de Heidegger, no es buscar algo dado como producto de la contemplación del
sujeto cognoscente sino más bien una búsqueda por desandar el camino que condujo a la
pregunta por el ser, esencia o verdad enmarcada en el ser del ente, aún cuando ese desandar
entrañe la inevitable torpeza, como la presa que en su huida deja la huella al cazador que la
destruye. Esta actividad especulativa sobre la realidad no es una acción ordinaria del
hombre “arrojado en” o “inyectado hacia” el mundo, un sujeto existencial consciente que
viene de la nada y va hacia ella, angustiado por la muerte que le exhibe su condición de
temporalidad y finitud, donde vive con los demás hombres deslizándose hacia la
impropiedad, exhibida en la inautenticidad que lo conduce hacia la banalidad, la trivialidad
y a la vida impersonal. Es más bien el camino hacia la autenticidad quien lo lleva a
trascender lo absurdo de lo dado y preguntarse por el ser o esencia del ente, la respuesta
nunca es precisa, encuentra que éste se muestra de manera inadecuada, en forma parcial y
sólo en algunas de sus facetas y aspectos, pese a ello está conminado a comprenderlo como
paso esencial para acceder a la esencia.
Esta visión de la realidad junto a la acción de quien por ella se pregunta, es propia
del pensamiento postmoderno. En contrario, la óptica de la modernidad anclada en su
creencia objetiva creo una incisión infranqueable entre el investigador y su objeto de
investigación. Esta posición derivada de la filosofía positiva sostiene que la realidad social
es independiente del investigador, que es fraccionable, no aleatoria con un orden más o
menos permanente en el tiempo. Tales características permitirían conocerla a partir del
estudio de las partes que componen su fraccionamiento, para lo cual se auxilia en leyes
estables que descubren en el proceso de conocer. En teoría, esta concepción parece haber
alcanzado su punto de inflexión aún cuando en atención a la argumentación del
pensamiento complejo, tal visión no debería darse de baja, como exige buena parte de los
estudiosos de las ciencias del hombre, sino más bien acoplarla a los requerimientos de
quien busca conocer y comprender el comportamiento humano, muchos resquicios de esta
realidad demanda sus presupuestos para ser comprendida, a la vez que actúan como
antídotos ante los excesos subjetivistas. En la práctica, pervive con buen aliento en la
investigación educativa, pese a la inmensa labor de la comunidad científica actual, dirigida
a señalar con evidencia empírica tanto las fragilidades de esta postura investigativa como
las potencialidades de los estudios bajo el enfoque cualitativo. Los argumentos a favor de la
segunda posición señalan que la realidad inherente a las ciencias humanas no es
independiente del sujeto que la estudia, ella se basa en las interacciones sociales y en la
construcción de significados de los sistemas sociales, donde importa la concepción
subjetiva de la persona. Para esta concepción, la realidad interna del individuo se expresa
mediante su comportamiento en el ámbito donde se desenvuelve. El rol del investigador es
descubrir y describir el significado de la interacción de la persona en su ambiente natural.