Anuario 26
Anuario 26
Anuario 26
Celebramos en el 2003... / 7
Estudios y aproximaciones
MERCEDES VALERO G ONZÁLEZ / ENRIQUE LÓPEZ MESA
José Martí y el IV Congreso Internacional de Americanistas / 102
ELINA MIRANDA CANCELA
Por qué “La Ilíada, de Homero” en La Edad de Oro / 119
ANA VERA ESTRADA
Una lectura contextuada del itinerario martiano en 30 años de Anuario / 134
OLGA SÁNCHEZ GUEVARA
Bailarina en dos poemas. Apuntes / 150
MARÍA POUMIER
Lucía Jerez: experiencias de una traducción anotada / 160
Documentos
De la Biblioteca de Coronado, actas inéditas del club Ignacio Agramonte de Tampa / 168
ISRAEL ORDENEL HEREDIA ROJAS
Nota / 168
Vigencias
Reflexiones sobre Martí en su centenario / 174
RENIO DÍAZ TRIANA
Nota / 174
FINA GARCÍA M ARRUZ
José Martí / 175
CARLOS M. L ECHUGA
¿Murió inútilmente? / 176
RAÚL GÓMEZ GARCÍA
Revolución sin juventud / 177
ANDRÉS IDUARTE
De cómo honrar a José Martí / 178
MIRTA AGUIRRE
La Edad de Oro y las ideas martianas sobre educación infantil / 179
IMELDO ÁLVAREZ GARCÍA
Martí, en la fundación de la República / 179
FERNANDO G. CAMPOAMOR
Que su llama nos queme / 180
ALEJO CARPENTIER
Martí y el tiempo / 181
FIDEL CASTRO RUZ
Mensaje a Cuba que sufre. Manifiesto a la nación / 181
FEDERICO DE ONÍS
Martí y el modernismo / 183
MAX HENRÍQUEZ UREÑA
Martí, iniciador del modernismo / 184
RAÚL G ÓMEZ GARCÍA
A la nación (Manifiesto del Moncada) / 184
MANUEL PEDRO GONZÁLEZ
[El espíritu más ecuménico...] / 185
JOSÉ LEZAMA LIMA
Secularidad de José Martí / 186
JORGE MAÑACH
Martí, legado y posteridad / 186
JUAN MARINELLO
El caso literario de José Martí / 187
GABRIELA MISTRAL
América tiene que agradecer esta labor cubana de mantener vivo a Martí / 188
FERNANDO ORTIZ
Oración a Martí / 189
RAÚL ROA Y GARCÍA
Vigencia de José Martí / 190
EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING
Martí antimperialista / 191
MARÍA ZAMBRANO
Martí, camino de su muerte / 192
Publicaciones
OSCAR LOYOLA VEGA
Madre América, nuestra América, la otra América / 193
MARTHA FUENTES LAVAUT
Donde son más altas las palmas / 198
RAFAEL RODRÍGUEZ BELTRÁN
La primera traducción al francés de la novela Lucía Jerez de José Martí / 200
FRANCISCO F ERNÁNDEZ SARRÍA
El periodismo como misión / 203
MARLENE VÁZQUEZ P ÉREZ
Martí en la Colección Archivos / 206
Bibliografía
ARACELI GARCÍA-CARRANZA
Bibliografía martiana (2002) / 211
7
Otros textos de José Martí
Dos borradores
inéditos de una carta
a Máximo Gómez
NOTA
9
José Martí
Borrador A*
[Fragmentos]
[1]
[inopor]tuno arranque de V., y una curiosa conversación que1 provocó a propósito de él
el general Maceo, en la que quiso ¡locura mayor! darme a entender que debía considerar
la guerra de Cuba como una propiedad exclusiva de Vd.,2 en la que nadie puede poner
pensamiento ni obra sin cometer profanación, y ha de dejarse, si se la quiere ayudar,
servil y ciegamente3
[2]
[ele]mentos que pueden ser de influjo en un sentido u otro; a una carrera de armas, por
más que fuese4 brillante y gloriosa, y5 haya de ser coronada con el éxito, y sea honrado el
que la capitanee;6 a una7 campaña que no8
[3]
manda de9 manos del país,10 de antemano está agradecido a sus salvadores, las libertades
públicas;11 a una guerra de tan baja raíz y tan12 temibles fines, cualquiera que sea su
magnitud y condiciones13 de éxito, y no se me oculta que tendría hoy muchas, no prestaré14
* Se trata de tres hojas sueltas tamaño 15,5 x 24 cm. La caligrafía es de mayor tamaño, más nerviosa
y confusa, y con entintado más grueso que el Borrador B. Por la cantidad de enmiendas y tachaduras
y las características de la caligrafía parece tratarse de una primera versión.
1
Tachado a continuación: “tuve a propósito de él”.
2
Tachado a continuación: “a la q[ue]”.
3
A continuación, palabra ininteligible. Aquí se interrumpe el manuscrito.
4
Esta palabra, añadida encima de, tachado: “era”. Lección dudosa.
5
Tachado a continuación: “le”.
6
Tachado a continuación: “a un[a]”.
7
Tachado a continuación: “g[uerra]”.
8
Tachado a continuación: primera versión: “sea aquella civil en su espíritu, ni sea respetuosa y
democrática”; segunda versión: “tenga desde mucho t[iempo]”. Aquí se interrumpe el manuscrito.
9
A continuación roto el manuscrito.
10
A continuación, rasgo ininteligible. Tachado a continuación: “que de fijo será agradecido”.
11
Tachado a continuación: “a una int[entona]; segunda versión: “una”; tercera versión: “una guer[ra]
de este género”; cuarta versión: “a una intentona”.
12
Tachado a continuación: primera versión: “funestas”; segunda versión: “funesta [palabra ininteligi-
ble] c”; tercera versión: “oscuros”; cuarta versión: “temibles fines”
13
Lección dudosa.
10 14
Aquí se interrumpe el manuscrito.
Dos borradores inéditos de una carta a Máximo Gómez
Borrador B*
Sr. Máximo Gómez.—
N. Y.—
Dejé en la mañana del sábado la casa de Vd. con una impresión tan1 penosa, que he querido
dejarla reposar dos días, para que la resolución que ella, unida a otras anteriores, me
inspirase, no fuera resultado de una ofuscación pasajera, o2 excesivo celo en la defensa de
cosas que no quisiera yo ver jamás atacadas;—sino obra de meditación madura.—¡Qué
pena me da tener que decir estas cosas a un hombre a quien creo3 sincero y bueno, y en
quien existen cualidades notables para llegar a ser verdaderamente grande! Pero hay algo
que está por encima de toda la simpatía personal que Vd. pueda inspirarme, y hasta de toda
razón de oportunidad aparente: y es mi determinación de no contribuir en un ápice,4 por
amor5 ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de
despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que
ahora soporta, y más grave y difícil de desarraigar porque vendría excusado por algunas
virtudes, embellecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo.—
Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento: y cuando en los
trabajos preparatorios de una revolución mas delicada y compleja que otra alguna, no se
muestra la voluntad sincera de conocer y conciliar todas las labores, voluntades y ele-
mentos que han de6 hacer posible la lucha armada,7 mera forma del8 espíritu de inde-
pendencia, sino la intención,9 el10 entusiasmo11 que levanta este espíritu,12 violentamente
* En hojas rayadas tamaño 19,7 x 24,8 cm.
1
Esta palabra, añadida encima de la línea.
2
Tachado a continuación: “un”.
3
Tachada coma a continuación.
4
Tachado a continuación: “so[lo]”.
5
Roto el manuscrito: se lee sólo “am”. Se sigue la lección de la carta enviada.
6
Tachado a continuación: “contri[buir]”.
7
Tachado a continuación: “que no es más que la”.
8
Añadida la “l”. Tachado a continuación: “un”.
9
Tachado a continuación: primera versión: “descortés, imp”; segunda versión: “de aprovecharse de
todos aquellos,”; tercera versión: añadido sobre “aprovecharse”, “apoderarse de los”; cuarta ver-
sión: añadida “l” al final de la segunda palabra “de” en la segunda versión; quinta versión:
“aprovechando que se les desdeña”; sexta versión: “[palabra ininteligible] que de pasión, [a conti-
nuación, tachada “y”] fe y dinero que produce” [esta última palabra, añadida sobre la línea].
10
Añadida y tachada “d” al comienzo de esta palabra.
11
Tachado encima de la línea: “ciego”.
12
Tachado a continuación: primera versión: “que se pretende desdeñar en provecho particular de”;
segunda versión: “de la desesperación de un pueblo abrumado; y de la facilidad indiscreta con que
los enamorados de una solución suelen seguir a quien [tachado a continuación “la”] quiera que la
represente.” 11
José Martí
expresada a cada caso,13 o mal disimulada, de hacer servir todos14 de15 los recursos de fe y
de guerra que levante16 este espíritu,17 a los18 y penas exclusivas19 de20 los jefes estimables
que se presentan a capitanear la guerra ¿qué garantías puede haber de que las libertades
públicas,21 único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana?22
¿Qué somos, General,:23 los servidores heroicos, y modestos de una idea que nos calienta el
corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortuna-
dos que24 con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un25
pueblo para enseñorearse después de él?26 Si la guerra es posible, y los nobles y legítimos
prestigios que vienen de ella,27 es porque antes existe,28 trabajado con mucho dolor,29 el
espíritu que la30 reclama y hace necesaria: y a ese espíritu hay que atender, y a ese31 espíritu
hay que mostrar; en todo acto32 público y privado el más profundo respeto; porque tanto
como es glorioso33 el que da su vida por servir a una grande idea, es abominable el que se
vale de una grande idea; que no entiende34 o desdeña, o35 desdeñar y36
13
Tachado a continuación: “y”.
14
Estas tres palabras, añadidas encima de tachado: “usar”.
15
Al parecer, esta palabra no fue tachada por lapsus. Tachado a continuación: “todos”.
16
Verbo en singular, así en el manuscrito.
17
Tachado a continuación: primera versión: “en provecho”; segunda versión: añadidas encima de
tachado anterior, “[tres palabras ininteligibles] y”; tercera versión: añadida encima de la palabra a
continuación en el texto “de la [rasgos ininteligibles]”; cuarta versión: rasgos ininteligibles.
18
Estas dos palabras y a continuación dos ininteligibles, y hasta “penas”, añadidas bajo la línea
tachada antes, en la primera versión de la nota 16.
19
La “a” y la “s”, añadidas sobre “o”.
20
Tachado a continuación: “la fama”.
21
A continuación “único”. Añadida y tachada la última sílaba. Al parecer, por lapsus, no se tacharon las
primeras sílabas.
22
Tachado a continuación: primera versión: “¿De dónde vienen a pre”; segunda versión: “¿A qué viene
V., General? ¿A servir a un pueblo que lo estima,”; tercera versión: “Le aparentan desdeñar, todos los
elemen[tos]”; cuarta versión: “¿Qué cree V., General, que sólo V.”
23
Así en el manuscrito.
24
Tachada coma a continuación. Tachado a continuación: “pres[tos]”.
25
Tachado a continuación: “paí[s]”.
26
Tachado a continuación: primera versión: “¿Cómo se le”; segunda versión: “¿Puede ocultársele a Vd.,
General”.
27
Tachado a continuación: “¿por qué los”.
28
Tachado a continuación: primera versión: “los sufrimientos”; segunda versión: “padecimientos
del”.
29
Tachado a continuación: “el espíritu”.
30
Tachado a continuación: “hace”.
31
Tachado a continuación, rasgo ininteligible.
32
Tachado a continuación: “p”.
33
Esta palabra, añadida encima de tachado: “respetable”.
34
Todo a continuación, añadido en el margen inferior.
35
A continuación, palabra ininteligible.
12 36
Aquí se interrumpe el manuscrito.
Aniversario 150
del natalicio de José Martí*
cultural recibida, habríamos cumplido con la más importante obligación que nos impo-
ne nuestra condición humana. Con esto lograremos la más elevada suma de felicidad
personal que puede concebirse no solo para los más de seis mil millones de personas que
habitamos el planeta, sino también para las generaciones venideras.
En la Europa de hoy se habla de renovar el pensamiento moderno desde sus funda-
mentos primigenios. Esto fue lo que hizo el Apóstol cubano en el siglo XIX, modernizarlo
y proyectarlo en beneficio de todos los desposeídos del mundo. Es la única renovación
posible.
Por estas razones hemos decidido conmemorar el ciento cincuenta aniversario de su
natalicio haciendo un llamado de alerta a todos los hombres y mujeres del planeta sin
excepción, exhortándolos a un esfuerzo común por estudiar fórmulas justas y adecuadas
sobre el equilibrio de las naciones y la colectividades a fin de enfrentar los desafíos del
siglo XXI. Este compromiso lo sostenemos porque hemos recibido las enseñanzas de
Martí y la cultura cubana de dos siglos, en la cual hizo síntesis lo mejor de la cultura
espiritual de la civilización nacida en el Mediterráneo hace más de dos mil años y que a
finales del siglo XVIII y principios del XIX llegó a nuestro país a través de las ideas de la
Ilustración y la Modernidad, más tarde renovadas y enriquecidas por el Apóstol.
En este encuentro damos comienzo a un diálogo sobre tan importantes cuestio-
nes al cual nos proponemos darle continuidad propiciando que los comités organiza-
dores para esta Conferencia adquieran permanencia en todos los países y regiones
con el objetivo de promover, de modo sistemático, las ideas del equilibrio del mundo.
A estos fines, les invitamos a desarrollar en el futuro investigaciones científicas y
organizar coloquios en torno a los temas de carácter estratégico más candentes de la
actualidad.
La idea martiana del equilibrio del mundo, bajo cuya advocación realizamos este
congreso, como toda su cosmovisión fundada en la integridad de los diversos órdenes de
la realidad, procede de su concepción del equilibrio en cuanto ley matriz esencial que
rige tanto para la naturaleza, el espíritu, el arte, la ciencia, la economía, las relaciones
sociales y la política. Y como esta síntesis sólo es posible alcanzarla a escala social con una
cultura volcada hacia la acción, José Martí la llevó al terreno de la educación y la política
práctica.
En carta a Manuel Mercado de 18 de mayo de 1895, la cual quedó inconclusa por su
muerte el día 19, señala que todo lo que ha hecho y haría sería para “impedir a tiempo
con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y
caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
En el Manifiesto de Montecristi, que firmara junto al general Máximo Gómez en
marzo de 1895, se expresan ideas esenciales al respecto que mantienen una vigencia
sorprendente en el mundo de hoy: “La guerra de independencia de Cuba, nudo del haz
de islas donde se ha de cruzar, en plazo de pocos años, el comercio de los continentes, es
14 suceso de gran alcance humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de las
Palabras de apertura
Antillas presta a la firmeza y trato justo de las naciones americanas, y al equilibrio aún
vacilante del mundo.”
Hay quienes pueden pensar que se trata de una utopía irrealizable en nuestra época
puesto que las oligarquías norteamericanas alientan el terrorismo, especialmente el de
estado, y la guerra criminal contra los pueblos de menor capacidad defensiva, pero
precisamente por eso es más necesario que nunca estudiar las sabias advertencias de
nuestro Apóstol, que llevan implícito, por su realismo, un mensaje al pueblo norteame-
ricano. Así, refiriéndose a la contienda del pueblo cubano por su independencia señalaba
que se hacía también para salvar el honor de la “gran república del Norte, que en el
desarrollo de su territorio—por desdicha, feudal ya, y repartido en secciones hostiles—
hallará más segura grandeza que en la innoble conquista de sus vecinos menores”.
Es la visión martiana que deseamos llegue a todos los pueblos del mundo y en
especial a la patria de Lincoln y de Emerson —a quienes tanto admiró nuestro Após-
tol— una fórmula para Estados Unidos, el hemisferio occidental y el mundo actual.
Hay una expresión del Apóstol a la que es necesario extraer todas las consecuencias
que encierra: “Ser culto es el único modo de ser libre.”
Hoy se ha convertido en una apremiante necesidad definir qué es la cultura,
porque es tal la fragmentación y dispersión que la larga evolución intelectual de la
civilización occidental ha creado sobre la expresión cultura que para descubrir su
verdadera naturaleza es indispensable ir a la génesis antropológica y al análisis de su
evolución histórica y exaltar el concepto que la define como una segunda naturaleza,
la creada por el hombre.
Las más importantes investigaciones de las disciplinas psicológicas, de la antropolo-
gía y las ciencias del hombre han subrayado que el valor primigenio esencial de la cultura
es la justicia. Esta verdad se puede comprobar con el rigor del método científico más
elevado que la civilización moderna ha exaltado a primer plano. La historia del mundo
viene a confirmar también que allí donde avanzó la cultura, progresó la justicia, y a la
inversa, donde retrocedió aquella, se limitó la cultura.
El lenguaje, trabajo y la justicia son los primeros acontecimientos de carácter cultu-
ral; surgen de esta manera las primeras ideas éticas y jurídicas necesarias para la
justicia y la convivencia humana.
La tragedia se halla en que el hombre junto a la facultad de asociarse de manera
consciente, que lo distingue del conjunto del reino animal, arrastra, a la vez, de sus
ancestros prehistóricos a la fiera que según Martí todos llevamos dentro y que se mani-
fiesta en la expropiación del trabajo de otros hombres y en la división entre explotados y
explotadores. Pero Martí también señalaba que los hombres somos seres admirables
porque podemos ponerle riendas a la fiera.
Las riendas son parte esencial de lo que llamamos cultura, que ha alcanzado los más
altos niveles de creación espiritual con las limitaciones propias de cada tiempo histórico
y del nivel de las fuerzas productivas. 15
Armando Hart Dávalos
del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes
de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada.”
Esta idea es el aporte más original de Martí a la historia de las ideas políticas y se
resume en el principio de superar radicalmente el divide y vencerás de la tradición
conservadora y reaccionaria, y establecer el postulado de unir para vencer. La historia
de nuestro país permite comprobar que esta concepción acerca de cómo hacer política
está en el nervio central de la evolución cubana durante dos siglos. Ella la expresan,
hay que decirlo aquí, en grado superior, José Martí y Fidel Castro. Pienso, en particular,
que esta es la enseñanza principal que los cubanos deseamos se extraiga de los cin-
cuenta años transcurridos desde el 26 de julio de 1953 hasta nuestros días. Unir para
vencer es la clave de la política martiana que la Generación del Centenario, bajo la
dirección de Fidel Castro, exaltó al plano más alto durante la segunda mitad del siglo
XX y principios del XXI.
La unidad de los pueblos tanto en lo interno de las naciones como a escala internacio-
nal, nos lleva a un tema esencial: la ética. En los enfrentamientos sociales y económicos
están presentes como telón de fondo las exigencias morales. El combate a la corrupción y
a la degradación moral es la más inmediata exigencia que debe señalársele a la política
práctica. Ética y justicia social relacionadas estrechamente constituyen la clave esencial
para alcanzar el equilibrio. Esto sólo —como decíamos— es factible con la cohesión
popular.
A su vez, es indispensable analizar la importancia determinante de la cultura en la
historia económica del hombre en el pasado, en el presente, y sobre todo hacia el porvenir.
Ha llegado el momento de asumir, en todo su alcance, que la cultura constituye el factor y
el motor más importante en el desarrollo de la economía y de la sociedad. Para ello se
impone realizar estudios económicos concretos que ayuden a demostrar el papel dinámico
de la cultura en la historia. Es la única forma de encontrar las vías para un nuevo pensa-
miento filosófico y de acción política a tono con los problemas del mundo actual.
Nos proponemos abordar estas ideas e iniciativas dentro de la Conferencia que ini-
ciamos a partir de temáticas diversas como las siguientes:
• Los desequilibrios económicos.
• Los desequilibrios sociales.
• Los desequilibrios en la cultura y en las ideas.
• José Martí: figura histórica y literaria.
• José Martí y el equilibrio del mundo.
En cada tema de debate aspiramos a una descripción ajustada a lo real de las
gravísimas contradicciones que se presentan y de sus dramáticas consecuencias, y en-
contrar, asimismo, posibles caminos de solución en los cuales la cultura debe desempe-
ñar un papel decisivo.
El presidente Fidel Castro ha dicho que existe el peligro de que las convulsiones
18 económicas y sociales lleguen y no exista un programa para enfrentarlas. La gravísima
Palabras de apertura
21
CINTIO VITIER
Sobre el humanismo
de José Martí*
Si por humanismo entendemos la corriente
cultural que nos viene de Grecia y Roma a
través del Renacimiento, esas raíces en Martí
son las mismas que en cualquier hombre de
su tiempo o el nuestro. La formación
humanística es ostensible en sus discursos,
en su prosa y en su verso. Un símbolo de ella
pudiera ser ese misterioso librito con la bio-
grafía de Cicerón (cuya oratoria fue el tema de
su graduación en la Universidad de Zaragoza)
que llevaba en el bolsillo hasta las vísperas de
su muerte. Otro humanismo hallamos tam-
bién en él, del que se habla menos: el de raíz
bíblica, veterotestamentaria y evangélica. Sin
la voz de los profetas hebreos y sin la palabra
encarnada de Jesús, no es posible entender
cabalmente a Martí, quien situó entre sus “ver-
dades esenciales”, esta: “Jesús no murió en
Palestina, sino que está vivo en cada hombre.”1
Este otro humanismo, no tanto cultural como
vivencial, se nutrió en él de experiencias perso-
nales, como la de la esclavitud a sus nueve años
en el Hanábana y la dantesca del Presidio Polí-
tico en su adolescencia. Del equilibrio entre la
medida clásica (a su vez alianza de Apolo y
CINTIO VITIER: Poeta, ensayista
Dionisos) y la pasión redentora de Cristo, surge
y novelista. Ha realizado una notable el agónico humanismo martiano, creación suya.
labor de investigación y crítica
de la obra de José Martí. * Intervención especial realizada el 27 de enero de
De su copiosa obra crítica y literaria 2003, durante la sesión inaugural del evento.
traducida a varios idiomas descuellan 1
José Martí: “Maestros ambulantes”, en Obras com-
títulos como: Temas martianos,
Vísperas y testimonios (poesía), pletas, La Habana, 1963-1973, t. 8, p. 289. [En lo
Lo cubano en la poesía (ensayo), sucesivo, las referencias en textos de José Martí
De Peña Pobre (novela). Presidente remiten a esta edición, representada con las ini-
honorario del Centro de Estudios ciales O.C., y, por ello, sólo se indicará tomo y
22 Martianos. paginación (N. de la E.)]
Sobre el humanismo de José Martí
2
J.M.: “Juicios”, O.C., t. 19, pp. 360-364. Las citas en pp. 364 y 360, respectivamente.
3
J.M.: “Contra el verso retórico...”, O.C., t. 16, p. 239.
4
J.M.: “Hay en el hombre...”, O.C., t. 19, p. 392.
5
J.M.: Poema “I”, en Versos sencillos, O.C., t. 16, p. 65.
6
J.M.: “Hay en el hombre...”, O.C., t. 19, p. 391.
7
J.M.: Cuadernos de apuntes, O.C., t. 21, p. 18.
8
Ibídem, p. 396.
9
J.M.: “Francisco Sellén”, O.C., t. 5, p. 188. 23
Cintio Vitier
¿No dijo Martí que siempre quiso fundar su filosofía (a la que llamaba “filosofía de
relación”, es decir, de integración universal) en la etimología de la palabra “universo”:
versus uni, lo diverso en lo uno?14
Y en el mencionado estudio concluye Laurette Sejourné: “Parece que la prodigiosa
realización náhuatl se ha debido a la fusión dinámica de dos fuerzas motrices que se
unen raramente: mística de superación individual de una parte, incansable voluntad de
acción sobre el mundo, de la otra.”15
Hay el místico que, como San Juan de la Cruz, al regresar cuenta o canta (y aun trata
de explicar) el viaje indecible. Hay el místico que, como Santa Teresa (tan relacionada por
Juan Marinello con Martí), va y viene de sus visiones a sus fundaciones. Martí dice: “Soy
un místico más... He padecido con amor.”16 Su padecimiento fue por el hombre, sin,
desde luego, excluirse. Su amor fue trabajar por el hombre. Su política, su acción, su
“guerra inevitable”,17 fueron la forma, el procedimiento, el proceso mismo de su amor.
Durante toda su vida Martí libró una tenaz batalla íntima y pública contra el odio.
Como todas sus convicciones, esta de la necesidad de combatir el odio se movió en dos
planos conexos: el de la espiritualidad de la conducta y el de la eficacia política. Su
primera y definitiva victoria sobre el odio la obtuvo en el presidio político, donde descu-
brió que la “reacción” del odio, por legítimo que sea, es una forma profunda de esclavi-
tud, una ganancia del enemigo, un lastre para la verdadera “acción” revolucionaria, que
debe partir de una raíz de libertad interior. Allí comprendió que también los flageladores
de las canteras de San Lázaro, en cuanto víctimas inconscientes de un sistema embru-
tecedor, merecían piedad. Comparando a aquellos esbirros con sus propios padres y con
las virtudes del “sobrio y espiritual pueblo de España”,18 distinguió nítidamente entre el
régimen colonial y el pueblo español. De ahí surgió la concepción de la guerra sin odio,19
porque, además, el odio “no construye”, su obra es siempre “reaccionaria”, los que
odian “son la ralea”, hay que aprender a “domar el odio”.20 Dos hechos le daban la razón
en la historia inmediata: el odio a España, la hispanofobia, había nutrido subjetivamente
el anexionismo, en la Isla y en la emigración; las animadversiones internas entre los
regionalismos, entre militaristas y civilistas, entre los jefes, entre aldamistas y quesadistas,
habían minado desde adentro la Guerra del 68. Pero lo que Martí llamó la “fórmula del
amor triunfante”,21 va mucho más allá de una rectificación o superación política. Se
14
J.M.: “Juicios”, O.C., t. 19, p. 362; t. 21, p. 255.
15
Laurette Sejourné: El universo de Quetzalcoatl, ob. cit., p. 173.
16
J.M.: Fragmentos, O.C., t. 22, p. 78.
17
J.M.: ¿Conque consejos, y promesas de autonomía?, O.C., t. 2, p. 289.
18
J.M.: “Noticias de España”, O.C., t. 14, p. 94.
19
J.M.: “Circular a los jefes”, O.C., t. 4, p. 138.
20
Cf. Fina García Marruz: “El amor como energía revolucionaria en José Martí”, en Albur. Órgano de
los estudiantes del I.S.A., año IV, número especial, mayo 1992, pp. 58-250.
21
J.M.: “Con todos, y para el bien de todos”, discurso pronunciado en el Liceo Cubano, Tampa, 26 de
noviembre de 1891, O.C., t. 4, p. 279. 25
Cintio Vitier
trata de un amor cognoscitivo (“el amor es quien ve”)22 y del amor como sol de la vida,
el que hay que conquistar, no solo políticamente, “con todos, y para el bien de todos”.23
Así en su “Canto de otoño” nos dice: “¡No se bata / Sino al que odie al amor!: ¡Únjanse
presto / Soldados del amor los hombres todos! / ¡La tierra entera marcha a la conquista
/ De este rey y señor, que guarda el cielo!”24
La obra fundamental del humanismo martiano, desde el punto de vista pedagógico,
es La Edad de Oro. Si la tontería del editor no lo hubiera impedido, en su mayor
despliegue hubiéramos tenido un insuperable vademecum del humanismo martiano
para todas las edades. El homo faber campea en cada una de sus páginas haciendo
historia, cuentos, poemas, juegos, casas, ruinas, artes, industrias, civilizaciones, denun-
cias, epopeyas, utensilios, miniaturas, máquinas. Haciendo siempre arte, es decir, la
otra naturaleza, la creada por el hombre, quien solo así, sin soberbia, puede reconocerse
a sí mismo. Todo el mundo de Martí tiene las huellas dactilares de los hombres de todas
las regiones y épocas. Es el mundo de los industriosos, de los artesanos y artistas de la
realidad o la imaginación, que se alimentan una a la otra, sospechando en esa mutua
caridad la filiación divina, el sello de semejanza.
La aspiración a una cultura o una religión que las integre todas resulta evidente en
Martí, pero sin nada que ver con la globalización sin rostro que hoy nos amenaza. Ni
siquiera en la estrategia política de la América del Sur frente a la del Norte, y aunque ello
implicara disentir de una tesis bolivariana, fue partidario Martí de sacrificar el “ansia del
gobierno local y con la gente de la casa propia”.25 Perder la individualidad de las culturas
sería perder la cultura misma. En “La Exposición de París” vio algo más que un espec-
táculo vistoso, sintió y nos hace sentir una visión profética de la fraternidad, de la armo-
nía de los pueblos del mundo, cada uno con sus modos nacidos de sí propio. No la
globalización sino la coralidad de las culturas. En cuanto a lo que muchas veces llamó “la
religión venidera”, partiendo del hecho de que todas las religiones, por reveladas que
sean para sus fieles, se manifiestan y actúan en la historia, la concibió como aquel punto
futuro en que el hombre llegue a ser capaz de ir a lo esencial e innato de su apetencia
trascendente. Esa religión venidera, sin perder la pluralidad de sus manifestaciones
culturales, saldaría sus deudas con la razón y con la libertad: una “razón nueva”, tan
rigurosa como abierta a lo desconocido, negada a convertirse en el renovado fanatismo
de una ciencia dogmática y amoral; una libertad cuyos límites estuvieran únicamente
en el respeto a “la dignidad plena del hombre”.26 No presenta Martí estas ideas como
22
J.M.: Cuadernos de apuntes, O.C., t. 21, p. 419.
23
J.M.: “Con todos, y para el bien de todos”, discurso pronunciado en el Liceo Cubano, Tampa, 26 de
noviembre de 1891, O.C., t. 4, p. 279.
24
J.M.: “Canto de otoño”, en Versos libres, O.C., t. 16, p. 146.
25
J.M.: “Discurso pronunciado en la velada de la Sociedad Literaria Hispanoamericana en honor de
Simón Bolívar”, 28 de octubre de 1893, O.C., t. 8, p. 247.
26
J.M.: “Con todos, y para el bien de todos”, discurso pronunciado en el Liceo Cubano, Tampa, 26 de
26 noviembre de 1891, O.C., t. 4, p. 270.
Sobre el humanismo de José Martí
utopías, ni siquiera como esperanzas realizables, sino como resultado de las leyes del
espíritu y la historia. Su inspiración, diríamos hoy, tercermundista, está limpia del re-
sentimiento del colonizado o del perteneciente a un mundo “periférico”. No podía des-
conocer esa situación quien llevaba en el cuerpo las marcas de la esclavitud. Su obra y su
vida, sin embargo, fueron una dádiva libre a todos los hombres.
Sólo quiero añadir, considerando la situación internacional y los últimos aconteci-
mientos en Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina, que así como dijo Martí que
Bolívar tenía que hacer en América todavía, podemos afirmar que Martí hoy tiene que
hacer más que nunca antes en nuestra América y en el mundo.
27 de enero de 2003
Tomado de la edición digital de la Conferencia internacional Por el equilibrio del mundo, La Habana,
Génesis Multimedia y Sociedad Cultural José Martí, 2003.
27
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR
Martí en su siglo
y en los siglos*
Con la autoridad moral que le daba ser una
criatura de esa estirpe, Pablo de la Torriente
Brau, refiriéndose a Antonio Guiteras y Carlos
Aponte, escribió en 1936, un año después del
asesinato de estos y cerca de su propia caída al
inicio de la Guerra Civil Española: “Ningún
héroe es verdadero si no es más grande en la
muerte que en la vida. Si no queda más vivo
que nunca después de su muerte. Si no es
capaz de engendrar alientos en los que no lo
conocieron sino por la leyenda, que es la única
historia de los héroes verdaderos.”
Bien sé que a muchos de los pospensadores
del día mediocre que vivimos tales palabras
del original Pablo les parecerán descabelladas
o, en el mejor de los casos, románticas. En
cambio, estoy seguro de que hubieran satisfe-
cho a Ezequiel Martínez Estrada, el momen-
táneo olvido de cuya obra es otra prueba de la
mentada mediocridad. No en balde el tercer
tomo de su libro Martí revolucionario lleva
por título, precisamente, Martí: el héroe y su
acción revolucionaria (México, 1966). Adelan-
tándose a los críticos que preveía, escribió en
el prefacio de dicho tomo:
Si hoy [es decir, casi cuarenta años atrás,
R OBERTO FERNÁNDEZ R ETAMAR: Poeta y ¡qué decir en este 2003!], mucho menos
ensayista. De su extensa obra que hace un siglo, el dechado universal del
literaria, compilada grande hombre, o del Héroe que sirvió de
por la Editorial Letras Cubanas,
han salido a luz cuatro tomos, modelo a Plutarco y a Carlyle, no se ajusta
el número 2, Introducción cabalmente al esquema ideal que de él tuvo
a José Martí, recoge los textos la historia en sus épocas culminantes,
más relevantes escritos
por el autor sobre José Martí.
Presidente de la Casa * Publicado originalmente en Honda, La Habana,
28 de las Américas. Sociedad Cultural José Martí, n. 7, 2003.
Martí en su siglo y en los siglos
Aunque en 1862 Martí era un niño de sólo nueve años, vivió entonces una experien-
cia que iba a decidir el resto de su vida. Al acompañar a su padre, el cual había ido a
trabajar a Matanzas, zona cubana de intensa producción azucarera (y por tanto de
abundante presencia esclava), una pavorosa escena lo sobrecoge. Dejemos que sea él
mismo, cerca de tres décadas más tarde, quien nos describa tal escena en el poema XXX
de sus autobiográficos Versos sencillos (1891):
El rayo surca, sangriento,
El lóbrego nubarrón:
Echa el barco, ciento a ciento,
Los negros por el portón.
El temporal sacudía
Los barracones henchidos:
Una madre con su cría
Pasaba, dando alaridos.
ni sobre el Caribe ni sobre nuestra América ni sobre la renovada vigencia de los planteos
martianos. Y Martí llegó a una comprensión cabal de aquella y de muchísimas otras.
De entrada, volvamos sobre la cita de Cairnes. Durante buena parte del siglo XIX, en
las “Indias Occidentales” (nombre preferido por los ingleses para lo que hoy en español
llamamos las Antillas), “fuente durante siglos de riquezas fabulosas”, y especialmente
en Cuba, cuyos plantadores eran potentados sobre la base del más brutal trabajo esclavo,
y que habían obtenido su riqueza al convertirse el país en la azucarera del mundo tras la
extraordinaria hazaña haitiana, la revolución independentista que hubiera sido equiva-
lente de la hispanoamericana continental de 1810 no podía sino ser rechazada por
aquellos plantadores, quienes temían que rebelarse contra las metrópolis llevaría a
consecuencias similares a las de Haití. Uno de los más lúcidos y prudentes miembros de
la oligarquía cubana observó que ellos pagaban el pecado de tener esclavos siéndolo ellos
mismos.
En consecuencia, las otras Antillas quedaron retrasadas en el proceso de emancipa-
ción de lo que ahora suele denominarse la América Latina y el Caribe. Cuando finalmen-
te, en 1868 (inicio de la que Fidel ha llamado la única revolución de Cuba, continuada
hasta hoy), la fracción más radical y menos dependiente de la esclavitud entre los
hacendados criollos desencadene en la parte oriental de la Isla la guerra de independen-
cia contra España, no llegará a contar con el apoyo (sino con la hostilidad) de los más
ricos y esclavistas hacendados del país, ubicados al occidente del mismo, y en medida
apreciable ello contribuirá al fracaso momentáneo de la contienda, que se extenderá en
esta etapa hasta 1878. Ese fracaso, sin embargo, no lo será del todo. Por una parte, los
insurrectos habían decretado la abolición de la esclavitud: lo que entre otros factores
espolearía a la metrópoli española a hacer otro tanto en 1886; por otra parte, en el
transcurso de la contienda, mientras se apagaba el papel hegemónico de los hacendados,
fueron destacándose dirigentes de extracción popular, como Máximo Gómez y Antonio
Maceo, llamados a desempeñar un papel de primer orden en un futuro próximo.
Martí, quien sólo tenía quince años al estallar esa guerra, fue sin embargo marcado
a fuego por ella. Su irreductible posición independentista lo llevaría, en plena adolescen-
cia, primero al presidio político y luego al destierro. Y en otro orden de cosas, su humilde
origen clasista facilitó su vinculación ulterior con aquellos grupos encarnados en figuras
como Gómez y Maceo, en quienes iba a recaer la hegemonía de una próxima fase en la
lucha de liberación nacional. Pues, según han destacado autores como el panameño
Ricaurte Soler y el francés Paul Estrade, el carácter “atrasado” de las Antillas de lengua
española en lo tocante a independizarse de España (por cuanto sus respectivas
sacarocracias se negaron a secundar un empeño hispanoamericano que ponía en evi-
dente riesgo su privilegiada posición) las llevó a acometer más tarde esa tarea con un
sentido más “avanzado”, teniendo al frente de la lucha a clases y capas populares, de las
que fueron portavoces puertorriqueños como Betances y Hostos, dominicanos como
Luperón y Gómez, cubanos como Maceo y Martí. 31
Roberto Fernández Retamar
José Martí es pues la figura mayor, pero no única ni extravagante, de una cohorte de
combatientes y pensadores antillanos (a los que hay sumar haitianos del calibre de
Antenor Firmin) que en el siglo XIX, debido a razones históricas concretas, sobrepasan el
liberalismo por añadidura dependiente de casi todas las otras figuras coetáneas de aque-
lla América nuestra, y pasan a posiciones, para la coyuntura, de extremo radicalismo.
Son voceros no ya de los hacendados ni de las vacilantes o inseguras (hay quienes dicen
que inexistentes) burguesías nativas, sino de clases y capas más populares que van de la
pequeña burguesía al campesinado mediano y pobre y el incipiente proletariado. Su
arquetipo entre nosotros es Martí, cuyo democratismo radical, antirracista, abierto a la
justicia social, que se mueve del anticolonialismo al antiimperialismo, sigue teniendo
vigencia batalladora.
Su anticolonialismo vincula a Martí con quienes habían combatido contra la metró-
poli española décadas antes de su nacimiento. Martí sintió viva devoción por ellos: hé-
roes los consideró, y explícitamente llamó así en La Edad de Oro a Bolívar, Hidalgo y San
Martín. Pero su ámbito histórico lo llevó a afrontar además otra metrópoli, entonces
naciente: los Estados Unidos. Tampoco en este caso se trató sólo de un hecho atinente a
su biografía. Ya ha sido recordado que no había nacido él cuando eran manifiestas las
tensiones entre aquel país y el suyo. En su libro Las Américas y la civilización. Proceso
de formación y causas del desarrollo desigual de los pueblos americanos, cuya prime-
ra edición data de 1969, afirmó el brasileño Darcy Ribeiro:
Se deben [...] a Cuba las dos orientaciones sobresalientes de la política norteameri-
cana respecto de los demás países del Continente. La primera fue la Doctrina Monroe,
nacida como un esfuerzo tendiente a fundamentar jurídicamente la dominación de
la Isla. La segunda es la Alianza para el Progreso, formulada como una respuesta al
desafío representado por la Revolución Cubana, tanto en su fisonomía inicial, refor-
mista, como en su formulación definitiva, y que consiste simplemente en un meca-
nismo financiero de sostenimiento del statu quo, mediante la renovación del pacto
con los aliados tradicionales de los yanquis, las viejas oligarquías latinoamericanas
para las cuales el sistema vigente es también altamente rentable.
No es extraño que Ribeiro haya considerado también que “[n]inguna de las dos
guerras mundiales, ningún acontecimiento internacional tuvo, por esto, mayor impacto
sobre los Estados Unidos que la Revolución Cubana” reiniciada en 1959.
Por su parte, mucho más tarde, el año 2000, el estadunidense Noam Chomsky dirá
en su libro Rogue States (traducido al español con el nombre Estados canallas):
Cuba y los Estados Unidos tienen una situación curiosa —de hecho única— en las
relaciones internacionales. No existe un caso similar de acoso tan sostenido de una
potencia contra otra —en este caso la mayor superpotencia contra un pobre país del
Tercer Mundo— durante cuarenta años [en 2003, como es obvio, son más los años]
de terror y de guerra económica. // De hecho, el fanatismo de este ataque se remon-
32 ta lejos, muy lejos en el tiempo. Desde los primeros días de la Revolución Norteame-
Martí en su siglo y en los siglos
ricana, los ojos de los padres fundadores estuvieron puestos en Cuba. Eran bastante
claros al respecto. John Quincy Adams, entonces secretario de Estado, dijo que la
ocupación de Cuba por parte de los Estados Unidos era “de importancia trascenden-
tal” desde el principio de la historia estadunidense; y sigue siendo así. La necesidad
de poseer Cuba es el tema más antiguo de la política exterior estadunidense.
Ese “tema más antiguo” era natural que se le hiciese patente a Martí sobre todo
durante los casi tres lustros últimos de su vida, que pasó desterrado en los Estados
Unidos. En sus profundas, incisivas crónicas sobre ese país, además de muchos otros
aspectos, positivos y negativos, describió cómo iban apareciendo allí los rasgos de lo que
después sería llamado (él mismo lo hizo) el imperialismo. Y los análisis martianos sobre
las primeras conferencias panamericanas, realizadas en Washington entre 1889 y 1891
(donde se hallan las raíces de lo que hoy es el sombrío proyecto del ALCA), alertaron a
nuestra América a propósito del inminente desbordamiento de ese imperialismo sobre
nuestras tierras. Hace algún tiempo, el carnaval semántico en boga pretendió que ya no
había imperialismo. Tan peregrina y supuesta evaporación, que los hechos desmienten
del todo, ha sido sólidamente objetada por pensadores serios. En 1993, en su artículo
“What is the Meaning of Imperialism?”, el estadounidense Harry Magdoff, a quien tantas
claridades debemos sobre la cuestión, planteó:
Es en verdad extraño encontrarse con propuestas de arrojar por la borda el término
imperialismo cuando los clásicos rasgos del imperialismo son tan céntricos en los
asuntos internacionales. Ciertamente el fin de la Guerra Fría no ha implicado mu-
cha diferencia. La invasión de Panamá y la guerra masiva contra Iraq deben ser
evidencia suficiente de que la naturaleza de la bestia no ha cambiado. Si acaso, el
colapso de los regímenes de la Europa oriental ha abierto puertas de oportunidad
para los países capitalistas avanzados, y al mismo tiempo ha creado espacio para
maniobras competitivas entre las grandes potencias en cuanto a cuál de ellas tendrá
el papel mayor en uno u otro de los “territorios nuevamente abiertos”.
No hace mucho, el argentino Atilio A. Boron, en su vasto y enjundioso trabajo “Impe-
rio e imperialismo. Lectura crítica de un libro de Michael Hardt y Antonio Negri” (se trata
del difundido Imperio), postuló:
El imperialismo de hoy no es el mismo de hace treinta años. Ha cambiado, y en
algunos aspectos el cambio ha sido muy importante. Pero no se ha transformado en
su contrario, como nos propone la mistificación neoliberal, dando lugar a una econo-
mía “global” donde somos “interdependientes”. Sigue existiendo y oprimiendo a
pueblos y naciones, y sembrando a su paso dolor, destrucción y muerte. Pese a los
cambios, conserva su identidad y su estructura, y sigue desempeñando su función
histórica en la lógica de la acumulación mundial del capital. [...] Digamos, a guisa de
resumen, que los atributos fundamentales de aquel [...] siguen vigentes toda vez que
el imperialismo no es un rasgo accesorio ni una política perseguida por algunos
estados, sino una nueva etapa en el desarrollo del capitalismo. Esta etapa está 33
Roberto Fernández Retamar
signada, hoy con mayor contundencia que en el pasado, por la concentración del
capital, el abrumador predominio de los monopolios, el acrecentado papel del capital
financiero, la exportación de capitales y el reparto del mundo en distintas “esferas de
influencia”. La aceleración del proceso de mundialización acontecida en el último
cuarto de siglo, lejos de atenuar o disolver las estructuras imperialistas de la econo-
mía mundial, no hizo sino potenciar extraordinariamente las asimetrías estructura-
les que definen la inserción de los distintos países en ella.
Las actitudes asumidas por el actual gobierno de los Estados Unidos tras los brutales
y extraños atentados del 11 de septiembre de 2001 han acabado de disipar cualquier
duda sobre el punto. El imperialismo de aquel país, que apenas en sus inicios Martí fue
uno de los primeros en detectar y combatir, goza (si cabe la paradoja) de excelente salud,
para consternación de la humanidad. Las previsiones martianas sobre el peligro, hechas
en el siglo XIX, fueron confirmadas en el siglo XX y están siéndolo en lo que se anuncia del
siglo XXI. Y quienes auspician ese peligro ya no tienen embozo en proclamar su nombre
verdadero. En su artículo de hace unos días “El nuevo imperio americano”, el mexicano
Víctor Flores Olea ha dicho:
Es sorprendente que en las últimas semanas revistas y periódicos de Estados Unidos
publiquen abundantemente escritos en que se presenta como un hecho consumado
el carácter imperialista de la potencia. Pero no, no se piense que tales escritos vienen
de alguna izquierda radical y contestataria, sino que, al contrario, han sido elabora-
dos por consistentes integrantes del establishment intelectual de Estados Unidos y
son, por decirlo así, francamente apologéticos y elogiosos del hecho.
Como ejemplo de ello, cita “un largo artículo reciente (Nesweek, 6 de enero de
2003)” donde el estadounidense Michael Ignatieff, profesor en Harvard, presenta al
“Nuevo Imperialismo Americano” más como una “carga” que como una fortuna, soste-
niendo que
constituirse en Imperio es más que ser la más poderosa nación o la más odiada.
Significa forzar el orden mundial para servir a los intereses americanos. Y eso
significa imponer las reglas que desea Estados Unidos (en todo, desde el merca-
do hasta las armas de destrucción masiva), al mismo tiempo que se exceptúa a
sí mismo de su sometimiento a otras normas (por ejemplo, el Protocolo de
Kyoto sobre Medio Ambiente o la Corte Penal Internacional), por estar en contra
de sus intereses. [...] El Imperio Americano no es como los imperios del pasado,
formado por colonias, conquistas y demás cargas que tuvo que soportar el hom-
bre blanco. Tampoco estamos en la era de la United Fruit Company, cuando las
corporaciones estadunidenses necesitaban de los marinos para defender sus
inversiones en ultramar. El imperialismo del siglo XXI es una invención original
en los anales de la ciencia política, un imperio “suave”, una hegemonía global
cuyas notas graciosas son los mercados libres, los derechos humanos y la demo-
34 cracia, reforzados por el más apabullante poder militar que haya conocido el
Martí en su siglo y en los siglos
37
FIDEL CASTRO RUZ
Discurso de clausura
Distinguidos participantes
en la Conferencia internacional
Por el equilibrio del mundo como
homenaje al aniversario ciento cincuenta
del natalicio de José Martí;
Estimados invitados;
Compatriotas:
siendo un adolescente al iniciarse la primera gran contienda, fue capaz más tarde de
conquistar el corazón, el respeto, la adhesión y el acatamiento de viejos y experimenta-
dos jefes militares que se llenaron de gloria en aquella guerra.
Amante fervoroso de la paz, la unión y armonía entre los hombres, no vaciló en
organizar e iniciar la guerra justa y necesaria contra el coloniaje, la esclavitud y la
injusticia. Su sangre fue la primera en derramarse y su vida la primera en ofrendarse
como símbolo imborrable de altruismo y desprendimiento personal. Olvidado y aun
desconocido durante muchos años por gran parte del pueblo por cuya independencia
luchó, de sus cenizas, como Ave Fénix, emanaron sus inmortales ideas para que casi
medio siglo después de su muerte un pueblo entero se enfrascara en colosal lucha, que
significó el enfrentamiento al adversario más poderoso que un país grande o pequeño
hubiese conocido jamás.
Hoy, al cumplirse hace unas horas ciento cincuenta años de su nacimiento, cientos
de brillantes pensadores e intelectuales de todo el mundo le rinden emocionados el
homenaje del profundo reconocimiento que merecen su vida y su obra.
Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y
humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos.
¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán
por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy
la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió
con su visión profunda y su genial talento.
El día en que cayó, el 19 de mayo de 1895, Martí se inmolaba por el derecho a la vida
de todos los habitantes del planeta.
En la ya famosa carta inconclusa a su amigo entrañable Manuel Mercado, que Martí
interrumpe para marchar sin que nadie pudiera impedirlo a un inesperado combate,
reveló para la historia su más íntimo pensamiento, que no por conocido y repetido
dejaré de consignar una vez más: “ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi
país, y por mi deber [...] de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se
extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras
tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.”
Semanas antes, al suscribir en Santo Domingo el Manifiesto de Montecristi junto al
ejemplar patriota latinoamericano Máximo Gómez, de origen dominicano y escogido por
Martí como jefe militar de las fuerzas cubanas, próximo a partir hacia Cuba, entre otras
muchas y brillantes ideas revolucionarias, Martí escribió algo tan admirable que, aun a riesgo
de aburrir, también necesito repetir: “La guerra de independencia de Cuba [...] es suceso de
gran alcance humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de las Antillas presta a la
firmeza y trato justo de las naciones americanas, y al equilibrio aún vacilante del mundo.”
Cuán precozmente escribió esta última frase, que se ha convertido en el tema prin-
cipal de este encuentro. Nada hay hoy más necesario y vital que ese distante y al parecer
utópico equilibrio. 39
Fidel Castro Ruz
Ciento seis años, cuatro meses y dos días después de la carta de José Martí a Manuel
Mercado, y ciento seis años, cinco meses y veintiséis días después del Manifiesto de
Montecristi firmado por Martí y Gómez, el Presidente de Estados Unidos, en discurso
pronunciado el 20 de septiembre del 2001, ante el Congreso de esa nación, pronunció las
siguientes frases:
“Vamos a utilizar cualquier arma de guerra que sea necesaria.”
“El país no debe esperar una sola batalla, sino una campaña prolongada, una cam-
paña sin paralelo en nuestra historia.”
“Cualquier nación, en cualquier lugar, tiene ahora que tomar una decisión: o está
con nosotros o está con el terrorismo.”
“Les he pedido a las Fuerzas Armadas que estén en alerta, y hay una razón para ello:
se acerca la hora de que entremos en acción, y ustedes nos van a hacer sentir
orgullosos.”
“Esta es una lucha de la civilización.”
“Los logros de nuestros tiempos y la esperanza de todos los tiempos dependen de
nosotros.”
“No sabemos cuál va a ser el derrotero de este conflicto, pero sí cuál va a ser el
desenlace. [...] Y sabemos que Dios no es neutral.”
En discurso pronunciado el 1ro. de junio del 2002, al cumplirse el aniversario doscien-
tos de la Academia Militar de West Point, el Presidente de Estados Unidos, entre otras
cosas, declaró:
“En el mundo en el que hemos entrado, la única vía para la seguridad es la vía de la
acción. Y esta nación actuará.”
“Nuestra seguridad requerirá que transformemos a la fuerza militar que ustedes
dirigirán en una fuerza militar que debe estar lista para atacar inmediatamente en
cualquier oscuro rincón del mundo [...], que estemos listos para el ataque preventi-
vo cuando sea necesario defender nuestra libertad y defender nuestras vidas.
“Debemos descubrir células terroristas en sesenta o más países.”
“Enviaremos diplomáticos a donde sean necesarios, y los enviaremos a ustedes, a
nuestros soldados, donde ustedes sean necesarios.”
“Estamos ante un conflicto entre el bien y el mal. [...] No creamos un problema sino
que revelamos un problema. Y dirigiremos al mundo en la lucha contra el problema.”
Me pregunto qué ideas habrían atravesado, a la velocidad de la luz, la genial inteligen-
cia de un hombre como Martí, para herirlo en lo más profundo de su infinito corazón, si
hubiese escuchado estas palabras en un mundo donde hoy habitan más de seis mil
cuatrocientos millones de seres humanos que, por una razón o por otra, tanto los
superricos como los superpobres, ven amenazadas sus esperanzas de sobrevivir.
Aquellas palabras no las pronunciaba un loco desde un oscuro rincón de un mani-
comio. Están avaladas por decenas de miles de armas nucleares, millones de bombas
40 y proyectiles destructores, decenas de miles de misiles teleguiados y precisos, miles de
Discurso de clausura
nómica, científica y artística a las que solo pueden acceder exiguas minorías, incluso
dentro de los países desarrollados, inundado el mundo por un millón de millones de
dólares de publicidad comercial y consumista, que envenena a las masas con ansias de
sueños y deseos inaccesibles, que conduce al despilfarro, la enajenación, y la destruc-
ción implacable de las condiciones naturales de la vida humana? En apenas un siglo y
medio agotaremos los recursos energéticos y sus reservas probadas y probables que la
naturaleza tardó trescientos millones de años en crear, sin que apenas se vislumbre
un sustituto viable.
¿Qué conocen las masas de los complejos problemas económicos del mundo de hoy?
¿Quién les enseñó lo que es el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OMC,
y otras instituciones similares? ¿Quién les explicó las crisis económicas, sus causas y conse-
cuencias? ¿Quién les dijo que ya el capitalismo, la libre empresa y la libre competencia
apenas existen, y que quinientas grandes empresas transnacionales controlan el 80% de la
producción y el comercio mundiales? ¿Quién les enseñó de bolsa de valores, de especula-
ción creciente con los productos de los cuales dependen los países del Tercer Mundo y con
la compraventa de monedas que ascienden hoy a millones de millones de dólares cada día?
¿Quién les instruyó de que las monedas del Tercer Mundo son papeles que constantemente
se devalúan y sus reservas de dinero real o casi real escapan inexorablemente hacia los
países más ricos, como la ley física de Newton, y las terribles consecuencias materiales y
sociales de esta realidad? ¿O por qué debemos millones de millones de dólares impagables
e incobrables, mientras decenas de millones de personas, incluidos niños de cero a cinco
años, mueren de hambre y enfermedades curables cada año? ¿Cuántos son los que cono-
cen que ya la soberanía de los estados apenas existe, en virtud de Tratados en cuya elabora-
ción no tenemos participación alguna los países del Tercer Mundo, y por los que somos en
cambio cada vez más explotados y sometidos? ¿Cuántos los que están conscientes de que
nuestras culturas nacionales están siendo cada vez más destruidas?
Sería interminable seguir preguntando. Basta una adicional para los que viven de la
hipocresía y la mentira acerca de los más sagrados derechos de los seres humanos, de
los pueblos y de la propia humanidad en su conjunto: ¿Por qué no se levanta un monu-
mento vivo a la hermosa y profunda verdad contenida en el apotegma martiano “Ser
culto es el único modo de ser libre”?
Lo afirmo en nombre de un pueblo que bajo riguroso bloqueo e implacable guerra
económica, a la que se añadió la pérdida casi total de mercado, comercio y suministro
exterior al desintegrarse el campo socialista y la URSS, ha resistido inconmovible más de
cuatro décadas y hoy constituye uno de los más unidos, socialmente desarrollados,
poseedores de conocimientos básicos, cultura política y artística entre todos los pueblos
del mundo.
Si en algo hemos sabido honrar al Héroe, cuyo fecundo natalicio conmemoramos
hoy, es en haber demostrado que un país pequeño y pobre, aun cometiendo muchos
inevitables errores de aprendizaje, puede hacer mucho con muy poco. 43
Fidel Castro Ruz
Tomado de la edición digital de la Conferencia internacional Por el equilibrio del mundo, La Habana,
Génesis Multimedia y Sociedad Cultural José Martí, 2003.
45
En torno a las Escenas norteamericanas
IVAN A. SCHULMAN
Revisionando el Norte
Cuatro ensayos leídos en Texas, Estados Uni-
dos, en una sesión extraordinaria del congre-
so de la Latin American Studies Association
(LASA), una sesión intitulada “José Martí en
el sesquicentenario de su natalicio: la mirada
desde el Norte”. En ellos se explora la mina de
la escritura martiana en torno a la cultura, la
historia, la política, y las costumbres de los
Estados Unidos. En ellos se ofrece una mira-
da, una revisión de la abundante obra mar-
tiana en torno a la Edad Dorada de la historia
norteamericana, el período de modernización
vertiginosa y de transformación económica que
el cubano observó con perspicacia, con admi-
ración, pero también con terror, entre los años
de 1880 y 1895. Cuatro trabajos presentados
en Texas, escenario de muchos de los sucesos
épicos y violentos de la historia de los Estados
Unidos, algunos relacionados con la de Améri-
ca Latina: la guerra con México, el Álamo; otros,
simbólicos de la vida trastornada, caótica y a
menudo violenta de aquella época (la vertien-
te que ocupa a Salvador Arias en su ensayo,
IVAN A. SCHULMAN: Crítico “El catastrofismo en las Escenas norteameri-
norteamericano y catedrático
de Literatura Hispanoamericana
canas martianas”), una vertiente con vigen-
y comparada en la Universidad cia en el no lejano pasado: el asesinato del
de Illinois, Champaing-Urbana. presidente Kennedy en Dallas, sitio del con-
Participa en el grupo LASA greso de LASA.
que investiga la obra martiana.
Ha publicado, entre otros, Y son las vigencias textuales, y las exégesis
Símbolo y color y Las entrañas del arte de la crónica las notas salientes que
del vacío: ensayos sobre marcan los cuatros ensayos que presentamos
la modernidad hispanoamericana
con esta breve introducción a manera de prólo-
(en colaboración con Evelyn P.
46 Garfield). go. En los ensayos a continuación los cuatro in-
Revisionando el Norte
47
SALVADOR ARIAS
El catastrofismo
en las Escenas
norteamericanas
martianas
Las grandes catástrofes y la literatura han te-
nido siempre una gran relación, que incluye,
por supuesto, a la Biblia y numerosísimos
mitos y leyendas en todos los lugares. Estos
hechos de repercusiones muchas veces cós-
micas incitan a los autores, conocidos o anóni-
mos, a pensar las posibillidades de la escritura
en registros dimensionados a gran altura y
amplitud. El recoger en las Escenas norteame-
ricanas catástrofes ocurridas en territorio es-
tadounidense durante su estancia en ese país,
le permitió a Martí dejarnos páginas de inusi-
tada calidad literaria. Aunque a solo dos dedicó
crónicas enteras, en otras muchas, incendios,
tormentas y demás encuentran ricas plasma-
ciones. Una de esas dos crónicas dedicadas a
grandes catástrofes se refiere al terremoto de
Charleston, crónica a la cual la crítica le ha
dedicado varios e importantes estudios. Me-
nos tratada ha sido la que describe la inunda-
SALVADOR A RIAS: Ensayista y crítico
literario. Autor de una considerable ción de Johnstown, que culmina toda una línea
obra crítico literaria en la que temática presente desde sus primeras Esce-
descuellan: Algunas notas sobre nas norteamericanas. A esta última dedica-
la poesía lírica de la Avellaneda,
Búsqueda y análisis. Ensayos
remos el texto que sigue.
críticos sobre literatura cubana El 31 de mayo de 1889 una terrible inun-
y Tres poetas en la mirilla, dación azotó al pequeño pueblo de Johnstown,
así como sus antologías Acerca situado en los montes Alleghanys, en el estado
de La Edad de Oro y Recopilación
de textos sobre Alejo Carpentier. de Pensilvania. La rotura de un dique que con-
En 2001 salió a luz su libro Un tenía las aguas de una presa, debido a
proyecto martiano esencial. LA E DAD torrenciales lluvias ocurridas en las monta-
DE O RO . Dirige en el Centro
de Estudios Martianos la edición ñas, hizo que una gigantesca ola arrasara el
48 crítica de La Edad de Oro. valle donde estaban esa ciudad y otras peque-
El catastrofismo en las Escenas norteamericanas martianas
ñas villas, destruyendo todo lo que encontró a su paso. El desastre costó más de dos mil
doscientas vidas y de ellas setecientas setenta y siete quedaron sin identificar nunca. Las
pérdidas materiales alcanzaron los diez millones de dólares. Nueve días después, José
Martí, dedicó a contar el suceso en una de sus Escenas norteamericanas que enviaba al
periódico La Nación de Buenos Aires.1
Como era usual en él, se informó primero bien sobre el asunto, cosa que no le debe
haber sido difícil, por la amplia cobertura que la tragedia recibió en la prensa. Aquí, a
diferencia de otras Escenas norteamericanas, en las que agrupaba y sintetizaba nume-
rosas y variadas noticias bajo un denominador común, el proceso fue el inverso y el
hecho de la inundación se expandió por toda la crónica, tal como correspondía a su
magnitud.
Esa magnitud del hecho lo llevó a enmarcar el texto dentro de un pensamiento
filosófico trascendente, que colocaba al hombre frente a las fuerzas naturales desenca-
denadas. El hombre así quedaba empequeñecido, pero no impotente, ante ese posible
Dios-Naturaleza, siempre dispuesto a emprender de nuevo la lucha, en su empeño por
lograr una armonía universal, sobreponiéndose a las grandes catástrofes. Esta idea, que
se encuentra tantas veces en Martí, y muy señaladamente en sus Versos libres, domina
toda la crónica, aunque sólo se manifieste expresamente en dos ocasiones.
La primera, al final de la exposición del hecho que cuenta, terminando el segundo
párrafo del texto, para introducir al lector dentro del tono apocalíptico en el que Martí
desarrollará la catástrofe: “Se baja la cabeza, como si pasase la cólera invisible. ¿Qué
son los afanes del hombre ante las fuerzas animadas del mundo? Se va arrodillado
aunque parezca que se va de pie. Las hormigas parecen gigantes. Un orgulloso es un
imbécil.”
La ubicación del hombre como un ser ínfimo en el universo parece implacable, pero
aquí no sólo da el tono tremendo que requieren las descripciones que siguen, sino que
deja sentada una premisa, cuyo corolario enlazará con el final del texto, la otra ocasión
cuando el tema general aparece explícitamente:
la vida es un deber y en otra parte se entenderá lo que no se puede entender aquí: la
tierra renace, y el hombre renace: cuando un sol se apaga en el cielo, se enciende
otro sol: nada muere sino para el que olvida, y el que puede olvidar, merece ver a los
suyos morir. Un hombre que tiene un muerto debajo de la tierra, ha de ser bueno,
para no avergonzar al muerto. Los que no podemos explicar el mundo, debemos
acatarlo. Mi hijo se me murió en la inundación: mi hijo, hijo de mi alma. Mi hijo
subió volando de la inundación, y está vivo en mi alma. Lo que hay que hacer aquí es
preguntar si vamos a reconstruir la ferrería de Cambria. ¡Y vamos!
1
La crónica se encuentra en el tomo 12, páginas 225-235 de las Obras completas de José Martí, La
Habana, 1963-1973. [En lo sucesivo, las referencias en textos de Martí remiten a esta edición,
representada con las iniciales O.C., y, por ello, sólo se indicará tomo y paginación (N. de la E.)] 49
Salvador Arias
Debe precisarse que las palabras anteriores las pronuncia un trabajador como
oración en un púlpito de tierra removida, a pleno cielo, el domingo siguiente a la
inundación. Y que la gente lo escucha de pie, “con la cabeza baja cuando le hablaban
del horror, irguiendo la cabeza, como el caballo de pelear, cuando le hablaban de
repararlo”. Esto enlaza con el comienzo mismo de la crónica, cuando se pinta el
domingo feliz, antes de la tragedia, en Johnstown, con sus iglesias —la católica, la
episcopal, la presbiteriana, la anabaptista— compitiendo en la altura de sus torres.
Esas mismas iglesias, que después, “arrolladas” por la ola terrible, “venían dando
tumbos, una con un funeral, otra con unas bodas”. Tras la ola, “de una iglesia salen
cincuenta [muertos]”.
En un momento Martí se detiene en el caso de una madre, que pone a su quinto hijo
en una balsa en la que ella no cabe. “¿Y cuidará ahora Dios de mí?”, le pregunta el niño.
Y Martí responde categórico: “¡no! ¡Dios no cuidó!” Otro ejemplo es aún más directo:
“Una mujer viene ojeando de cara en cara: ‘¡Oh, lo que yo lo quería! ¡oh, mi buen
marido! ¡cura que me engañaste, dónde está Dios ahora! ¿Conque tu iglesia está asegu-
rada? ¿Si crees tanto en Dios, por qué aseguras tu iglesia? ¿Yo te pago lo que quieras,
cura, por una póliza del cielo para el alma de mi marido!’” Si el tema central es el
hombre frente a ese posible Dios-Naturaleza, es evidente que los intermediarios
—léase iglesias convencionales— no son estrictamente necesarios. De allí la grandeza
épico-cósmica del final ya mencionado, con la oración al aire libre del trabajador que
perdió a su hijo.
II
Martí tenía la facilidad de organizar sus crónicas en una forma que ha de creerse instin-
tiva, porque estos artículos periodísticos escritos a vuelapluma, con la premura del envío
regular, no le permitían lógicamente largas preparaciones. Pero cuando abordaba un
tema, todas las partes se iban ordenando, engarzando unas en otras con precisión
artística y coherencia ideológica, para conseguir los efectos, nunca gratuitos ni frívolos,
que se proponía. En fecha bastante cercana a la redacción de esta crónica, comentando
un libro de autor argentino, Martí expresaba: “Rara vez usa Piaggio de la imaginación
para invenciones, que es su empleo vano y censurable, sino para componer las partes de
su trabajo, de modo que no choquen, sino que se ayuden a brillar, o para que lo real se
vea mejor en un símbolo.”2 Esta crónica martiana que comentamos es un ejemplo de lo
anterior. Todo lo que cuenta se supone real (aunque por supuesto, también utiliza la
imaginación para darle más fuerza a ciertas anécdotas basadas en hechos leídos), pero
la imaginación la utiliza, sobre todo, para componer las partes y darle valor simbólico a
ciertos elementos, que refuerzan la idea central, ayudan a darle unidad al texto y elevan
lo contado a un plano de mayor trascendencia ética-estética.
50 2
J.M.: “Tipos y costumbres bonaerenses”, O.C., t. 7, p. 362.
El catastrofismo en las Escenas norteamericanas martianas
Aunque Martí habló en una ocasión más bien despectivamente de los “motivos”
(“los motivos, los abominables y ruidosos motivos, se han puesto de moda en la literatu-
ra como en la música”),3 en sus Escenas norteamericanas utiliza una técnica muy
similar al leitmotiv que por su época preconizaba un autor operático que bien conocía:
Richard Wagner. Y en Martí, esos “motivos conductores” van adquiriendo valor de sím-
bolos. Ya señalamos el caso en el párrafo inicial de la crónica, de los orgullosos templos
arrasados por la inundación. Como contraposición a ellos expresaba entonces: “No era
la iglesia el edificio mejor, sino la biblioteca de los artesanos, con sus salones cómodos y
apetecibles, la escalera ancha, y los muros de piedra.” Y el penúltimo párrafo de la
crónica termina con la frase: “Ya han limpiado de escombros la biblioteca de los obreros,
que no se vino abajo.”
Este tema señalado del obrero, bien y repetidas veces presentado desde el comienzo,
tiene un sensible recordatorio en la parte central del texto, cuando al remover el ramaje
“descubren, con las manos en cruz y el sombrero de paja en la cabeza, a la hija del
pueblo, la gracia del valle, a Catalina la obrera, que iba por las casas comiéndose los
dulces y alegrando los corazones; no la quieren poner, no, en la litera, sino en un ataúd
nuevo, y se la llevan en hombros”. Personalmente, siento un hálito lírico y un ritmo
específico (incluso una tendencia octosilábica) en esta descripción, en la cual pudiéra-
mos encontrar añorados ecos de “La niña de Guatemala”. Otros elementos que adquie-
ren valor simbólicos, esta vez ambivalentes, son los ferrocarriles, destructores en un
momento pero salvadores después, y el puente, en donde se concentran cosas terribles,
pero por donde vendrá también el socorro.
Al centrarse en un solo hecho, pero visto desde distintos enfoques, Martí hará un uso
abundante de la descripción a través de la crónica. La narración como forma elocutiva
pierde presencia porque, como ya hemos visto, Martí pone reiteradamente a hablar en
primera persona a los actores de esta gran tragedia real, con lo que alcanza un particular
efecto dramático (aunque no superior al que consigue con las descripciones). Que por
cierto, parece haberlo animado también a poner a hablar personajes en primera perso-
na, como efecto dramático, en la segunda parte de su versión de un poema de Helen
Hunt Jackson, el bien conocido “Los dos príncipes”, que compone paralelamente con
esta crónica.
En el primer párrafo de la crónica nos había descrito la vida feliz que llevaba el pueblo
antes de la inundación, sobre todo un domingo. Que continúa en el segundo párrafo,
donde a continuación narra sucintamente la tragedia ocurrida, para culminar con las
frases apocalípticas que ya señalé. Después, narra cómo el país se ha movilizado para
ayudar a reconstruir a Johnstown. Aquí llega, apenas poco después de la primera página,
al límite temporal del hecho que cuenta. El final de la crónica, siete páginas después, no
irá más allá de ese momento, sino que termina antes. Aquí dice Martí que para la ayuda
3
J.M.: “Cartas de Martí. El Día de Gracias”, O.C., t. 10, p. 135. 51
Salvador Arias
de los damnificados se recogen dos millones de dólares “en ocho días”, que son los que
han transcurrido entre la catástrofe y el instante en que escribe. Después volverá en dos
ocasiones al comienzo de la inundación para narrarla desde distintos ángulos. Y luego
detenerse, haciendo hincapié en ciertos detalles relevantes, en los cuatro primeros días
de la catástrofe.
Aunque Martí coloca el hecho en el plano “hombre frente a la naturaleza”, deja bien
claro también que los culpables directos de la magnitud del desastre son los miembros
“del club de magnates que mantenían el lago para su placer de pescar, y le cerraron las
compuertas para que no se escapasen los peces”, los mismos que ahora “miran de
entre la fronda espesa, turbados como criminales, el dique roto y el lago vacío”.
III
Las dos descripciones de la inundación, desde su mismo inicio, que siguen tienen carac-
terísticas distintas entre sí. En la primera personifica el torrente que vino del lago como
“un murallón que se movía”, “un murallón ciclópeo de doscientos pies por la cabeza, de
setenta de alto” que “rompió”, “se llevó”, “peló”, “arrancó”, “tropezó”, “aventó”, “inun-
dó”, “volcó”, “despedazó”, “desató”, etc. Y “se erguía”, “se bajaba”, “se levantaba”, “se
venía encima”, “bailando”, “se encrespaba”, “giraba”, “se abría”, en un terrible movi-
miento constante, rápido y arrasador.
Luego viene un pequeño intermedio, donde se habla de las personas que inútilmen-
te trataron de advertir el peligro que con demasiada rapidez se venía encima, como un
ingeniero, un “jinete heroico” y “las dos telegrafistas, la madre Ogle y su hija”. Entonces
comienza de nuevo a describir el inicio de la inundación, pero ahora enfocando su efecto
en los seres humanos, con la introducción del elemento ya mencionado de ponerlos a
hablar en primera persona. Después viene la descripción no menos impactante, de lo
que deja a su paso la ola terrible, y a la dramática desolación de los dos primeros días que
siguen a la catástrofe.
Por supuesto, este análisis de Martí describiendo una catástrofe tiene muchos otros
aspectos que analizar, que me llevarían más allá del espacio disponible. Pero no quiero
terminar sin detenerme brevemente en un fragmento descriptivo de Martí que creo
arquetípico. Ocurre al final del anochecer del tercer día después de la inundación. Aquí
los elementos simbólicos extraídos de la realidad que recrea el autor se iluminan y
oscurecen, irrumpen en el silencio, se deforman y se agrupan en enumeraciones apa-
rentemente caóticas con una visión que a veces pudiéramos llamar impresionista, otras
expresionista y a veces hasta cubista, con un recuerdo para la Guernica de Pablo Picasso.
Una de esas sintéticas frases concluyentes martianas cierra el fragmento con su asocia-
ción entre el color verde y la siempre salvadora esperanza humana:
Llega la noche para el Comemaugh antes que para el resto del mundo, porque la
anticipan los vahos espesos de la tierra y el corazón horrorizado de los moradores.
52 Chispean por los cerros las luces de las casas salvadas. En lo hondo del valle la
El catastrofismo en las Escenas norteamericanas martianas
negrura silente mueve al más bravo a pavor. Pujan a lo lejos, al pie de las ruinas
macizas del puente, las máquinas inútiles. De hora en hora estalla, horadando la
masa de escombros, una carga de dinamita, que echa por el aire vigas, chimeneas,
camas, ventanas, caballos sin cabeza, agigantados sobre el cielo nuboso por la luz
eléctrica. Cruza de cuando en cuando por lo hondo del valle una luz verde.
Para Martí, la descripción de una catástrofe le ha servido, no sólo para poner en
juego sus inusitadas posibilidades literarias, sino también para establecer una posición
dialéctica y optimista del ser humano ante las fuerzas adversas que él mismo o la
naturaleza desencadenan en su contra. A través de la apocalíptica visión de la catástrofe
resaltan elementos éticos, de dignidad y combate humanos, que contribuyen a reafir-
mar la crónica periodística como la épica de su tiempo.
53
CARIDAD ATENCIO
Las Escenas norteamericanas
de José Martí: ¿una ruptura
en el canon? Un género
de asimilaciones y elisiones
Cada vez que me adentro en los sutiles in-
tersticios de la obra literaria de José Martí
estoy más convencida de que para él, como
también pensaba Aristóteles, todos los géne-
ros de la literatura eran géneros de la poesía.
Piénsese al examinar la afirmación anterior
en sus Escenas norteamericanas, que co-
menzó a escribir y a publicar a principios de
la década de los 80 del siglo XIX en diversos
periódicos latinoamericanos, donde los po-
derosos y complejísimos basamentos de su
conformación dan fe de una pensadísima es-
trategia, del despliegue titánico de una con-
cepción del mundo. Piénsese más allá de sus
innegables garras contextuales en que su con-
dición de texto autónomo dentro de la esfera
estético-literaria no depende ni del tema ni de
la referencialidad, ni de la actualidad. Ya se ha
dicho: que muchas de las crónicas modernistas,
al desprenderse de ambos elementos tempo-
rales, han seguido teniendo valor como obje-
tos textuales en sí mismos. Es decir que,
CARIDAD ATENCIO: Poetisa y ensayista.
Investigadora del Centro de Estudios perdida con los años la significación principal
Martianos. Ha publicado textos de que las crónicas pudieran tener para el públi-
creación e investigación literarias co lector de aquel entonces, son discursos lite-
entre los que se destacan: Los poemas
desnudos (1995), Los viles rarios por excelencia.1
aislamientos (1996), Umbrías (1999),
Los cursos imantados (2000), Salinas
para el potro (2001) y Recepción
1
Susana Rotker: Fundación de una escritura:
de V ERSOS SENCILLOS : poesía del metatexto las crónicas de José Martí, La Habana, Casa de
54 (2001). las Américas, 1992, p. 136.
Las Escenas norteamericanas de José Martí: ¿una ruptura en el canon?...
Mecanismos de la condensación
En ese entramado de capas apretadas resaltan los procedimientos sintéticos en su
estilo, los recursos de economía narrativa. Entre dichos recursos figuran los mosaicos
enumerativos o enumeraciones anafóricas. El deseo de abarcar múltiples realidades lo
hace apoderarse tenazmente de la enumeración, logrando estas notorias variedades.
Ella es el recurso base para reflejar el mosaico social que el autor intenta reproducir y
conformar. Muchas veces esas enumeraciones, que basan su unidad y concreción en el
empleo de la estructura paralela, funcionan como un resumen de noticias. En ellas se
coloca, al mismo nivel, hechos, reflexiones del autor e ideas de la opinión pública, lo que
2
“El estilo es el medio de trabajo que diferencia al escritor, como el color al pintor, de otras prácticas
sociales, institucionales, que usa la lengua como medio. La estilización es una de las marcas de la
especificidad mediante la cual la literatura, siguiendo las normas del régimen de la especialización,
busca delimitar un territorio propio y una función social insustituible. La estilización paradójica-
mente individualizadora se convierte en un mecanismo institucional.” Julio Ramos: “Maquinacio-
nes: literatura y tecnología”, en Desencuentros de la modernidad en América Latina. (Literatura
y política en el siglo XIX), México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 173.
3
Roland Barthes: “El estilo y su imagen”, en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la
escritura, Barcelona, Ed. Paidós, 1987, p. 159. 55
Caridad Atencio
4
Es impresionante la variedad sintáctica de las enumeraciones anafóricas al comienzo de las cróni-
cas. Pueden estar conectadas por conjunciones copulativas, adversativas, o reunidas mediante
subordinadas de tiempo (ver para este último ejemplo la crónica “Los sucesos de la semana”, en
Obras completas, La Habana, 1963-1973, t. 11, pp. 315-319). [En lo sucesivo, salvo indicación
contraria, las referencias en textos de José Martí remiten a esta edición, representada con las
iniciales O.C., y por ello, sólo se indicará tomo y paginación (N. de la E.)] Hay mosaicos enumerativos
iniciales donde una realidad se monta sobre otra, donde la visión de una realidad se va superponien-
do a la otra con más espasmo cada vez, por ser la nueva que agrega a su “tejido” más impresionante.
Veamos este bloque enumerativo-comparativo: “Washington teme en estos días perder a Corcoran, a
su filántropo: el partido demócrata ha perdido a Manning, el padrino de Cleveland en la convención
donde le hizo nombrar candidato a la Presidencia contra la voluntad de su propio estado, el que en
roce con los hombres aprendió a usar de ellos, el que supo, domando su pasión, poner a su servicio
las ajenas, pero ¿qué es esta muerte, lamentada por Cleveland en una carta viril y magnánima; qué
es el susto de que en Washington acabe el anciano que emplea en el bien público la fortuna que
acumuló como osado banquero; qué son las carretadas de reliquias que vienen a Boston de los nueve
pueblos toltecas recién desenterrados en Arizona; qué es la cueva, colosal como la del Mamut, y
henchida de momias, bronces y cerámica, descubierta ayer mismo en Kentucky, qué los cadáveres de
los anarquistas, cuyos cabellos encanecidos en el ataúd vieron con asombro los asistentes a su
entierro final,—ante el bullicio, la prodigalidad, los banquetes pomposos, las tiendas resplande-
cientes, las ventanas ornadas con la corona simbólica del muérdago y el regocijo arrebatado de las
Pascuas?” J. M.: “La Pascua en los Estados Unidos”, O.C., t. 11, p. 373.
5
J. M.: “Revista de los últimos sucesos. Descripción de la primera votación de las mujeres en Kansas”,
O.C., t. 11, p. 183.
6
Véase dentro de la propia obra martiana el juego de comparaciones en el cuento “Meñique” de La
56 Edad de Oro.
Las Escenas norteamericanas de José Martí: ¿una ruptura en el canon?...
Que Cleveland pasea a caballo todos los días para traer a menos sus carnes presiden-
ciales; que un amigo del arte ofrece trescientos pesos cada año al artista joven que
pinte el mejor paisaje; que Sarah Bernhardt, fatigada con el esfuerzo de complacer
a los bostonianos, estos atenienses con armadura, se desmayó al salir de Boston,
que el gentío se agolpa en las vidrieras a ver el retrato en que aparecen juntas la
Langtry y la Bernhardt, bonaza y sentada la una y fogueante y en pie la otra. Pero
¿qué es todo eso comparado a las barcadas de inmigrantes que se desgranan al sol de
abril por las calles repletas.7
Son comparaciones que dan pie a enumeraciones de grandes sucesos, de hondas
realidades que sacuden cada una a grandes masas de individuos.8
Existen también mosaicos internos donde la distendida enumeración precede al
verbo principal y continúa después de él —largos períodos. Lo complejo de aquella
realidad, lo caótico de ella, le da pie para utilizar este recurso sintáctico tan al uso en la
literatura contemporánea:
La causa de esa rebelión de los espíritus, que les ha dado energía para protestar
contra su propia Iglesia; del fervor religioso y creciente con que en peregrinaciones
ya históricas acogen las ciudades a esos nuevos cruzados; de la aparición de setenta
mil votantes compactos en Nueva York cuando las elecciones de George en el otoño,
de la candidatura de representantes de los trabajadores para el corregimiento de las
ciudades más acaudaladas y famosas; del triunfo de los diputados de los obreros, o de
sus favorecidos en comarcas no disputadas antes a los republicanos y demócratas;
7
J. M.: “Revista de los últimos sucesos”, O.C., t. 11, p. 184.
8
Fijémonos cómo en este pasaje repite con diversos recursos gramaticales la tirada que nos ha
presentado, tratando en el mismo orden los mismos temas: la inmigración, la corrupción eclesiás-
tica, la corrupción y disolución de los partidos políticos junto a la esperanza de un nuevo partido. Va
de la comparación de la enumeración anterior con estos tramos de realidades que recrea, a la
repetición de los mismos precedidos del adverbio ya, lo que aporta un sentido de inmediatez y
contigüidad a lo que narra, haciendo gala su prosa de un paralelismo llamativo y eficaz: “Pero ¿qué
es todo eso comparado a las barcadas de inmigrantes que se desgranan al sol de abril por las calles
repletas; a las peleas de los católicos por sacar de una vez la mano de la Iglesia de sobre la libertad,
al derrumbe visible de los grandes partidos políticos que han pervertido en el mando los ideales que
les dieron vida, al alzamiento victorioso de la clase trabajadora en un partido nuevo que aprende en
sus errores la manera de no volver a caer en ellos, a la creación espontánea de una masa resistente
en que se amalgaman sin rencor los opuestos partidos que ven sus privilegios atacados por los
gigantes a quienes tenían sujetos con frágiles ligaduras? Ya cruje bajo el peso de una inmigración
innecesaria y excesiva, esta República que comienza a pensar en cerrarle sus puertos. Ya se nota el
decidido propósito entre los católicos criados en tierra libre, de abandonar la Iglesia antes que ceder
de su libertad. Ya se ve cómo van deshaciéndose, por no entrar en los tiempos con desinterés y
previsión, los partidos políticos antiguos, atentos sólo al bienestar de sus secuaces. Ya se agrupa en
dos parcialidades enormes la población norteamericana, de un lado ‘las masas’, como se llaman a
sí mismos, de otro lado ‘las clases’;—los ‘ciudadanos’, republicanos o demócratas,—los partidarios
de la ‘Ley y el Orden’.” Ibídem. 57
Caridad Atencio
el instinto y reflejo obstinado de su mente, sino sobre todo con el afán receptivo ingente
de lo ingente que inocula en sus lectores. Para Martí, ningún asunto es vulgar o pequeño,
todo clasifica, todo tiene por excelencia derecho al reflejo, todo es digno de recrearse.
Este principio que la naturaleza de la crónica le obliga a considerar, venía creciendo
paralelamente en Martí como manifestación de un rasgo inusual de su ars poética. A la
intensidad de su estilo se une la búsqueda obsesiva de lo insólito —diría yo de lo dramá-
tico y a veces tremendista.
Hay también al interior de las crónicas enumeraciones con preguntas, que intentan
fijar un suceso de interés dentro de la convulsa vida social norteamericana. Inquiriendo
por el que va a relatar, da un panorama de todos los otros. Se percibe el afán lúdrico a la
hora de presentar la información, juega con la atención del espectador, la fija y la disper-
sa, a veces a un tiempo, y al “engañarnos” va citando hechos como de pasada, pero que
dan la magnitud de su ojo, es decir, de su espíritu.12
Todo le interesa, tiene conciencia de todo, sabe que está en las vísceras de la juventud
de una nación trepidante, su mente está ansiosa de todo. La pluma quiere reflejarlo
todo, y nos preguntamos, nada inocentemente, ¿por qué? Se supera el afán disciplinado
del cronista a sueldo, y es inevitable acceder a las constantes enumeraciones que le
tensan el sentido.13 Conciencia de la palpitación de la realidad circundante, de su ámbito
como fragmento y resistencia ante él: todo la mente, la mente poderosa, la pupila
ingente lo puede absorber y construir, captar y procesar, y si en la práctica no pudiera, el
cerebro se construye esa ilusión: como asumir lo moderno con un gesto antiguo o
medieval. ¿Qué papel se le concede en todo esto a la nostalgia? De todo lo anterior
podemos concluir que la enumeración de acciones es un mecanismo frecuente de su
pupila para lo vasto y una de las muchas pruebas, en las Escenas, del tratamiento del
fragmento como absoluto.
Dentro de estos procedimientos sintéticos que emplea Martí en la conformación de
sus crónicas, resaltan igualmente la explotación continuada de la metáfora con predica-
do nominal, estableciéndose así una cierta celeridad conectiva en la sintaxis, y la concep-
ción de los índices del comienzo como vehículo plurifuncional en cuanto a lo expresivo,
siendo muy sutiles sus cometidos y peculiaridades. A veces se cumple en las crónicas,
sintéticamente, el lead informativo. Otras, los titulares de los índices logran un dis-
tanciamiento abarcador y englobador de las temáticas que recrea, al punto que al leer la
escena se iluminan otras zonas contenidistas, a veces al mismo nivel de importancia que
los lemas del índice. En ocasiones, sucesos que son menores o ínfimos dentro de la crónica
12
Ver “Historia de un proceso famoso. Áspero verano”, O.C., t. 11, p. 224.
13
“La enumeración —generador de la descripción a lo largo de la crónica— enfatiza la experiencia del
aglomerado. En su misma disposición formal, sin embargo, la yuxtaposición de partículas
heterogéneas en la enumeración, sugiere ya la frágil articulación en la visión martiana, de la nueva
“comunidad” de gente, cosas y discursos que la ciudad ha desplazado hacia la tierra vacía”. Julio
Ramos: “Esta vida de cartón y gacetilla: literatura y masa”, en ob. cit., p. 180. 59
Caridad Atencio
los pone en los titulares, para lograr golpes de efecto y dar preponderancia, por énfasis o
reiteración de un asunto y no por tratamiento. Otras veces este índice se viola, es forzado.
Los asuntos no se tratan en la escena con la uniformidad y con el orden que aquí aparecen.
Significan quizá ganchos de atención para un público diverso: al que no le interesa la
política, le interesa el clima14 o la religión. Muchas veces tales índices ocultan la esencia.15
Al tratar los diversos procedimientos de síntesis narrativa, creo que sería interesante
someter a estudio los motivos de enlace en las crónicas. Algunos de ellos son un cambio
en la dirección de los pasos del cronista; la evocación de un suceso que ha tenido lugar
anteriormente en el mismo sitio del que nos está narrando, la visión ambiciosa y
abarcadora del que mira y narra. Puede mencionarse dentro de los procedimientos que
describimos la presencia de la idea abarcadora en período corto, recurso de base poética
que quizá aludamos más adelante en nuestro estudio, generalmente precedida de un
período profuso y complejo.
Raíz o fundamento
Una peculiar textura o “capa de materia absorbente”, siguiendo la idea de Barthes,
conforma en las Escenas el impulso ético. La escritura martiana lleva lo ético en su
tuétano: las Escenas, con su multiplicidad de asuntos y problemáticas, dan a cada paso
fe de ello. Observemos sino el énfasis en la relación entre ser y deber ser en los hechos
que trata. Martí, para el engrandecimiento ético, sublima los hechos y los legitima a
través de comparaciones con grandes personajes o hechos de la historia de la humani-
dad —lo que Julio Ramos llama citas del Libro de la Cultura.16 Es fácil advertir igualmen-
te la mezcla del impulso ético y el espíritu ciudadano. En ese afán nacen sus afilados
mosaicos o viñetas, que pueden ser sacadas de contexto y aplicados a cualquier época, a
toda sociedad: “Aquí, como en todo cuerpo social, los pobres aspiran a la justicia, los ricos
14
Las estaciones del año son un curioso leitmotiv de una escena a la otra.
15
Por otra parte, Martí tenía conciencia de algunas de las funciones de los índices, como por ejemplo:
su papel como estímulos lectivos y allanadores del texto: “Va la actual carta sobre cosas serias, no
fiestas ni bodas, sino problemas sociales y leyes, y estudios sobre el Congreso. Parecerán tal vez leyes,
y estudios sobre el Congreso. Parecerán tal vez largos los sumarios; pero la práctica me enseña que
facilitan la lectura e incitan a leer.” J.M.: “A Manuel Mercado”, Nueva York, 18 de junio [de 1886],
en Epistolario, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual y Enrique H.
Moreno Pla, prólogo de Juan Marinello, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de
Ciencias Sociales, 1993, t. I, p. 339.
16
Recordemos en tal sentido lo que hace en la escena referida a la inauguración de la Estatua de la
Libertad. “Martí trabaja con emblemas, con paisajes de cultura que en la crónica cumplen la
función de reintroducir elementos cristalizados de la cultura canónica que precisamente era despla-
zada por la modernización. Las continuas alusiones bíblicas y la oratoria sagrada que por momentos
determina la entonación con otros ejemplos de representaciones, de citas de ese Libro de la
60 Cultura.” Julio Ramos: “Maquinaciones: literatura y tecnología”, en ob. cit., p. 103.
Las Escenas norteamericanas de José Martí: ¿una ruptura en el canon?...
17
J. M.: “Varios sucesos. Trabajos preparatorios de los partidos políticos”, O.C., t. 11, p. 255.
18
Juan Marinello: “Españolidad literaria de José Martí”, citado por Egberto Almenas en “Prosa última:
algunos aspectos formales”, en José Martí y los Estados Unidos, La Habana, Centro de Estudios
Martianos, 1998, pp. 124-125.
19
En el lapso de tiempo que se analiza hay crónicas más intelectivas que otras, hay casos de meras
observaciones, narraciones de sucesos ordinarios de los que deriva razonamientos profundísimos de
raigambre ética, útiles para la vida siempre, en cualquier espacio o tiempo, que develan al escritor
apóstol, al ingenio virtuoso.
20
Las sutiles metáforas también participan muchas veces de su afán ético, por ejemplo, para caracte-
rizar y ridiculizar a Chauncey Depew, político advenedizo muy referido por Martí en las crónicas,
utiliza una muy original: “dueño sólo de la centella de sus ojos” que satiriza su ambición, constitu-
yéndose tanto en metáfora innovadora como en enjuiciamiento ético.
21
J. M.: “Un gran baile en Nueva York”, O.C., t. 11, p. 395. 61
Caridad Atencio
Esto y más cobija el universo célere de las crónicas. Martí sabía que “la vida es
movimiento y el movimiento está relacionado con lo que hace mover al hombre
[...] la ambición, el poder y el placer. El tiempo que el hombre dedica a la moralidad
debe quitárselo forzosamente al movimiento del cual forma parte. Tarde o tempra-
no se ve obligado a elegir entre el bien y el mal. Porque la conciencia moral se lo
exige para que pueda vivir consigo mismo mañana. Su conciencia moral es la mal-
dición que tuvo que aceptar de los dioses, con el objeto de conseguir de ellos el
derecho a soñar”.22
También en las Escenas las caracterizaciones de los personajes tienen un funda-
mento ético. Si son hombres buenos, reluce el verbo describiendo grandezas, si no lo
son, el énfasis peyorativo va de lo físico a los vericuetos oscuros de su espiritualidad.
Martí gusta de describir buenas acciones y comportamientos éticos: una forma analógica
de reproducir y expandir su propio pensamiento y su propia conducta. También le
seducen los parlamentos éticos, tanto, que no puede sustraerse de citarlos, e imagino
que manipularlos en función de su punto de vista.23 En tal sentido el punto de vista en
las Escenas es un elemento fundamental, pues Martí desea insuflar ideales éticos a
sus lectores.24
Infinitas envolturas
Cuánto pudiera decir sobre las cualidades propiamente de la prosa de las Escenas norte-
americanas. Es ya un hecho advertido por todos los críticos que se han acercado a ella el
considerarla plástica, cromática y cinematográfica. Su prosa a menudo sazonada de
escenas plásticas, que suplen el afán de contemplación que guarda toda alma humana,
va de la inspección a la descripción, y de esta a la caracterización o el juicio. Hay una
característica englobadora de su estilo que es la causa del rasgo anteriormente descrito,
y es aquella que reza que en sus Escenas el lenguaje adquiere la categoría de protagonis-
ta. Lo aquí referido también se relaciona con la idea de que en las crónicas la crítica brota
de la propia descripción.
Martí cierra muchas veces sus Escenas con detalles bien literarios, plásticos,
cromáticos, pasajes llenos de contraste u honda carga emotiva, como dejando la mues-
22
William Faulkner: Confesiones de escritores, Buenos Aires, Narradores, Librería Editorial El Ateneo,
1996. (Entrevista de Jean Stein.)
23
Véase un ejemplo, una de sus citas, para tener idea: “El que comercia con un truhán, es un truhán.
El que desciende hasta el bribón, desciende. El que roba el derecho de todos para sí, roba. El que
degrada a los demás, se degrada.” J.M.: “Historia de un proceso famoso. Áspero verano”, O.C., t. 11,
p. 229.
24
Precisando la afirmación, y sin decir lo mismo: El punto de vista ético preside la esencia del
pensamiento de todas las Escenas. Las peculiaridades del proceso de corrupción política que Martí
describe en las Escenas coinciden con las esencias inoperantes del sistema político de todos los
62 tiempos: sus análisis no son sagaces, son sobre todo éticos.
Las Escenas norteamericanas de José Martí: ¿una ruptura en el canon?...
tra, el sello de la condición elevada de su escritura. Otras las compone de pasajes muy
plásticos como el siguiente, donde se siente el chasquido del papel de China, mientras
desenvuelven sus zapatillas las mujeres a la entrada del salón de baile, y el lápiz con que
se anota el nombre de la persona con quien se bailará la pieza es de plata. De acuerdo a
lo que describe, Martí le da texturas a su discurso, texturas que tensan los sentidos, los
aguzan en la contemplación. La vista graba el contraste en la contemplación, el oído es
conquistado con fineza: “Otras, que llegan a pie, traen el calzado fuerte, y las zapatillas de
baile en la mano, envueltas en papel de China”, “de plata, como las iniciales del club:
letras de plata encabezaban la lista de la cena: con un lápiz de plata apuntaban las damas
el nombre del bailador favorito en la blanca cartulina.”25
Un inusual cromatismo cierra su escena dedicada a los caminadores (La Nación, 15
de abril de 1888). Parece un proceso, un retazo de composición pictórica:
En las casillas, y en los hoteles de la vecindad, a la hora en que el vencedor aún tenía
fuerza para despedirse de la concurrencia con un discurso [...] interrogaba un perio-
dista en vano la mente hueca del caminador, tendido exánime en un catre de cam-
paña, entre flores marchitas, potes embadurnados de jalea, cascos de huevo con
fondos de vino, huesos de cordero a medio mondar, cepillos, tabacos, trapos mancha-
dos de sangre, libras de té y botellas de champaña descabezadas.26
La basura, que evidentemente rodea al corredor vencido, es el telón de fondo de las
escenas, el motivo que curiosamente “aviva” con sus colores la imagen del corredor
moribundo:
• las flores
• el color de vino en la cáscara del huevo
• el hueso de cordero
• el tabaco
• el trapo blanco y la mancha de sangre
• el tono de las botellas
En las Escenas norteamericanas la prosa no quiere pintar, ni retratar, la prosa
quiere vivir, ¿ser tamiz?, forma de acceso, velo claro. Otras veces el instinto de dar
testimonio sobre algo tremendo sobresale por encima del ansia de una inusitada cele-
bridad literaria. Su prosa se siente plena cuando describe el continuo movimiento, sus
lógicas y a veces ilógicas variaciones. La celeridad no parece de la escena que narra,
parece toda de las gracias de su pluma, que al necesitar de algo que se le asemeje en
nuestro presente común no puede ser menos que comparada con el cine.27 Prosa hecha
25
J. M.: “Un gran baile en Nueva York”, O.C., t. 11, pp. 393 y 391, respectivamente.
26
J. M.: “Tema de actualidad”, O.C., t. 11, p. 406.
27
Vale la pena recordar que también hay un tipo de descripción a la que se denomina cinematográfica.
Al incursionar en ella “es importante dar la impresión de movimiento, destacar la variedad y traer
a ‘primer plano’ lo más saliente del desfile. Pero también conviene tener en cuenta el sonido [...,]
la elegancia o precisión del gesto [...]. En suma, en la descripción ‘cinematográfica’, el lector, gracias
a nuestro trabajo, asiste al espectáculo como si lo viese y oyese con sus propios ojos y oídos. Es esta 63
Caridad Atencio
para que no se vean sus hilos, pero la selección del material que se refiere da fe de la
agudeza del entramado literario.
Estamos pues ante una escritura que da idea del movimiento y del contraste —de
los sonidos, los colores, las formas—, escritura tan dinámica como consecuencia de la
pupila, a un tiempo concentrada y expandida del autor.28 Martí despliega con tino las
galas del estilo descriptivo: “vivo, rápido, plástico y claro”, pues el estilo —y Martí
tenía conciencia de ello— ha de responder a la época que se vive. En sus observacio-
nes una aguda mirada y una profunda intuición se dan la mano. En medio de las
crónicas norteamericanas un complemento es golpeado por el látigo de otro, antes de
enredarse brevemente en él, y tejer prisiones que luego en la mente del lector no se
deshacen. En este punto no me parece en balde recordar que en ellas la enunciación
verbal es eminentemente literaria, no periodística, y que hay una explotación cons-
ciente de lo dramático. Martí carga la mano en relación con dicho aspecto para produ-
cir el efecto deseado.
Las realidades que a veces Martí decide describir —sobre todo aquellas que no
vivió— son primero una necesidad en el cerebro, un instinto que nace en la mente que
privilegia el genio, y de ahí a la imagen cinematográfica, la descripción sorprendentemente
plástica. Dentro de las cualidades de la prosa pudiéramos referir también la multiplici-
acaso la más completa de las descripciones porque requiere luz, calor, movimiento, relieve y
sonido”, en Los desafíos de la ficción, La Habana, Casa Editora Abril y Centro de Formación Literaria
Onelio Jorge Cardoso, 2001. // “Martí escribe hacia las postrimerías del siglo pasado, cuando el escrito
periodístico degeneraba a la neoespecie del digest —la toma de noticias de aquí y allá, zurcidas a
base de un lenguaje sonso e incoloro hasta formar un edredón acartonado de parches informativos.
No es Martí, claro está, el primero en aplicar la llamada técnica cinematográfica [...]. En la
Literatura realista universal abundan ejemplos afines. Exaltamos más bien el hecho de que el
cubano la desplegara como operación literaturizadora justo en el pliegue de un siglo en que la
prensa se tornaba en deplorable diarismo comercial.” Egberto Almenas: “Prosa última: algunos
aspectos formales”, en ob. cit., p. 122.
28
No sólo es dinámico el pensamiento de Martí, lo que cuenta igualmente es dinámico, no únicamen-
te por su esencia, sino también y sobre todo por lo ingente de su mirada de curiosa fijación enervada.
Prueba de ello es el regocijo que derrama su pluma cuando describe multitudes humanas diversas,
desfiles, familias enteras, sobre todo si son humildes. Igualmente su prosa se desata, se llena de
vitalidad en el desastre. Todo esto tiene un precedente de poética: la pluma entrega sus mejores
páginas en el dolor, en la desgracia, las de más fuerza expresiva. Los sucesos magnos: desastres,
desfiles (“procesiones”), muchedumbres, espacios y aconteceres donde el hombre muestra el poder
de su cerebro y la fragilidad de su cuerpo, son los que hacen a su pluma lucir sus mejores galas. Su
pluma es pupila y su pupila goza de descomunales poderes ópticos que rezuman plasticidad. ¿Para
qué se describe lo que rodea amén de ganar el sustento? Todo es objeto de su curiosidad. Pero lo
pintoresco apenas es botón de muestra que da paso a conflictos más vivos. El cronista trata de ser
ligero, pero se descubre a un abierto profesante de profunda eticidad. A veces, aunque por la lógica
de la enunciación del discurso, una acción tiene que ser descrita después de la otra, la naturaleza
64 rauda e irruptora de los sucesos que narra y su dinamismo, así como su plasticidad —anticipación
Las Escenas norteamericanas de José Martí: ¿una ruptura en el canon?...
eleva —dice ella— a lo que ya hemos llamado el símbolo involuntario [...]. Son las
imágenes las que piensan”. Se echa mano de ella, y es inevitable reconocer la profunda
intelección de la mirada. Le encanta relatar, recoger y recrear los hechos simbólicos, los
sucesos-metáfora: “mientras Filadelfia ve morir, al bajarse a levantar del suelo una
oropéndola herida, a un poderoso irlandés que deja a Henry George, para que propague
la nacionalización del suelo, toda su fortuna.”33
Es frecuente encontrar en estas crónicas, catalogadas como milagros del lenguaje,34
paisajes de reflexión poética que recuerdan vivamente a los de Versos libres,35 y que
reflejan la presencia de la lucha entre la angustia de vivir y la profunda esperanza que a
todo corazón llama a la vida. En cuanto a lo temático, la idea de la vida en la gran ciudad
y sus consecuencias nefastas para el espíritu humano recorren profusamente tanto
Versos libres como Escenas norteamericanas; veamos un ejemplo: “En las ciudades,
sobre todo, se agravan estos males. Se vive mucho fuera de la casa. Llega el hombre a su
hogar, sea rico o pobre, como el transeúnte a su fonda, o la fiera a su cubil. Trae de afuera
el barro hasta la garganta, y toda la hiel movida con el contacto del animal humano.
Pierde el trabajo su decoro y hermosura, por la prisa y fin mercenario con que se le hace,
y por la brutalidad usual del trato.”36
Yacen aquí varios de los motivos de los textos que integran los endecasílabos hirsutos
o las evocaciones vivas de las imágenes de aquellos, su recurrencia febril. Las siguientes
33
J. M.: “En los Estados Unidos. Resumen de noticias”, O.C., t. 11, p. 359.
34
La obra toda de Martí más que una “mina sin acabamiento” —expresión que a mi entender deja
demasiado clara la ambición exegética interesada— me parece un milagro vivo.
35
Y por momentos recuerdan también los de Versos sencillos. Fijémonos en esta escena donde el flujo
desordenado y onírico del baile reproduce a escala mayor el pasaje del poema “XXII“ que reza:
Una duquesa violeta
Va con un frac colorado
[...]
Y pasan las chupas rojas,
Pasan los tules de fuego,
Como delante de un ciego
Pasan volando las hojas.
“Una dama estética envuelta en encajes, carga a la espalda como cuello de capa invisible una
capellina de peluche carmesí. Pasan moarés cortados, como para visita, terciopelos negros con collar
de diamantes, Watteaus de gris acero con abanicos rojos, tules amarillos con abanicos de espejo,
brocados de azul y oro, un traje de lisú de iglesia de calle: ¡zapatos de botones! [Observemos la
utilización continuada de sinécdoques para dar el febril movimiento, el brillo y los contrastes que
produce el vestuario en su intercambio con las joyas...] Pasa una anciana caduca, de cara pergaminosa,
de andar trémulo; va arrastrando la cola de tisú blanco y oro: sobre la clavícula lleva un lunar falso:
en los pómulos le arden dos motitas rojas: los brillantes, que en el collar de tres vueltas le penden,
lucen en el pecho hundido como las joyas guardadas en yeso”. “Un gran baile en Nueva York”, O.C.,
t. 11, p. 395.
66 36
J. M.: “Cartas de Martí. Un mes de vida norteamericana”, O.C., t. 11, p. 153.
Las Escenas norteamericanas de José Martí: ¿una ruptura en el canon?...
reflexiones nos recuerdan las del poema “El padre suizo”: “No queremos hacer ricos a
todos los hombres, sino congregarlos en buena voluntad para estudiar juntos la manera
de constituir nuestro pueblo de manera que las madres no tengan que echarse a los
pozos con sus hijos en brazos, por no poder saciarles el hambre. Cuando a esto se llega,
la sangre hierve en las venas; y hay que hacer algo.”37
A veces hay secuencias tan desgarradas y telúricas que no pueden negar la
intertextualidad expresiva entre dos obras que se forjaron paralelamente. Hablando de
la frialdad criminal de los anarquistas expresa: “se ven círculos de color de hueso,—
cuando se leen estas enseñanzas,—en un mar de humareda: por la habitación, llena de
sombra, se entra un duende, roe una costilla humana, y se afila las uñas.”38
Quien lea con cuidado estas Escenas, en forma de misivas, advertirá rápidamente el
recurrente predominio de la mirada emotiva.39 Su profunda sensibilidad de poeta la
fundamenta, y se persigue —priman— las imágenes poéticas efectivas40 y atrevidas41 o
los razonamientos de implicaciones poéticas,42 los asuntos o escenas que a esta mirada
emotiva lleven.43 Anotemos un ejemplo:
Aplaude la tribuna el paso firme de la milicia elegante del 7mo. regimiento: va muy
bella en sus capas de campaña la milicia del regimiento 22: dos niñas alemanas, que
vienen con una compañía, le dan al Presidente dos cestos de flores; apenas puede
hablar una criatura vestida de azul que alcanza a Lesseps un estandarte de seda para
Bartholdi: vuela la Marsellesa, con su clarín de oro, por toda la procesión; el Presi-
dente, con la cabeza descubierta, saluda a los pabellones desgarrados: humillan sus
colores las compañías cuando cruzan delante de la tribuna, y los oficiales de la milicia
francesa besan al llegar a ella el puño de su espada. Pasan las mangas sin brazo,
entre frenéticos saludos de las aceras, tribunas y balcones: pasan los banderines,
atravesados por las balas: pasan las piernas de madera.44
37
J. M.: “Acontecimientos interesantes. México en los Estados Unidos”, O.C., t. 11, p. 209.
38
J. M.: “Un drama terrible”, O.C, t. 11, p. 339.
39
Iuri Levin llamaría a esto “injerencia de la función emotiva”.
40
Pues como decía René Magritte, “las imágenes son retratos de ideas y no objetos o individuos”.
41
“Hablaba a saltos, a latigazos, a cuchilladas” para referirse al anarquista Parson en sus discursos a
sus sectarios cuando fue propuesto Presidente de la República. J.M.: “Un drama terrible”, O.C., t. 11,
p. 340. Otro ejemplo de estas imágenes rotundas, en este caso atravesada por la paradoja, es la
siguiente: “Había como un silencio en aquel ruido.” J.M.: “La excomunión del padre Mc Glynn”,
O.C, t. 11, p. 246.
42
Pongamos en la propia “voz” de Martí la defensa de sus Escenas norteamericanas: “La prosa que
llega más aprisa es la prosa poética.—Se lee de los prosistas, no lo propio, para expresar lo cual la
belleza de la prosa es escasa e impotente,—sino aquello en que reflejan los grandes trances de la
historia de los hombres o de la naturaleza.” Eso es lo que sucede en las crónicas. J. M.: Cuadernos
de apuntes, O.C., t. 21, p. 211.
43
“La historia que ha de ser contada / es el Dios del escritor”: “The story that has to be hold / Is the
writer’s God”. Ted Hudges. Cartas de cumpleaños, Barcelona, Editorial Lumen, 1999, pp. 426-427.
44
J.M.: “Fiestas de la Estatua de la Libertad”, O.C., t. 11, p. 107. 67
Caridad Atencio
Son comunes igualmente los elementos o ideas contundentes para cierre de pasajes
o períodos, la frase absoluta y englobadora —en las que parte de las formas que emplea
en poesía—, la presencia de reminiscencias poéticas, y de una metaforización en mu-
chos momentos idéntica a la de su lírica. Ante giros como estos el filólogo, el clasificador
queda sobre ascuas: “Hablaban poco, como si se fueran sintiendo consagrados.”45 En tal
sentido en medio de la crónica la descripción fragmentada y continuada de las acciones,
la ruptura que crea la frase breve, pero preñada de sentido, el corte instintivo, no pueden
negar sus mayores habilidades de poeta.46
Ya en alguna parte del presente ensayo nos referíamos a la importancia del punto de
vista en las Escenas, pues se establecen rejuegos entre apariencias y esencias de los
fenómenos, que las cualidades de la prosa saben dar al unísono, junto a gradaciones
emocionales de la mirada. También la simbiosis de los puntos de vista de los personajes
que refiere crea un ángulo de perspectiva general, a un tiempo que especial, una con-
ciencia ingente que se debate, y que, sin parecer pretenderlo, va llegando a la esencia de
muchos fenómenos. Esto se relaciona con la multiplicidad que asume Martí al tratar un
tema o problema, exponiendo sus diversas variantes, e incluso puntos de vista, a través
de preguntas que muevan a la reflexión del lector. Se llevan a cabo también razonamien-
tos en las preguntas, no son meras incógnitas. Se llega a la objetividad por una participa-
ción entrañable. Las reflexiones que se atribuyen a los personajes que presenta, por su
intensidad y rapto emotivo, inmiscuyen también al narrador y su personalidad. Lo cual
tiene su base en la sutil selección de los parlamentos de los mismos que refiere y cita,
prefiriendo la frase metafórica o imaginista.
Martí en las Escenas exprime los hechos, los deja en su esencia, sin muchos datos
coyunturales, en muchos momentos colocando como protagonista al lenguaje: hecho
propio de la literatura de creación, específicamente la poesía.47 El propio Martí en una
escena correspondiente a 1887 afirmaba: “El arte de escribir ¿no es reducir? La verba
mata sin duda la elocuencia. // Hay tanto que decir, que ha de decirse en el menor
número de palabras posible: eso sí, que cada palabra lleve ala y color.”48 Sin embargo,
Martí siempre está expulsando las ideas de su propio territorio. Estas acarician, sacuden
45
Esto es verso, por el arranque, la inflexión y el sentido. J.M.: “En los Estados Unidos. Días de fiesta
y días de trabajo”, O.C., t. 11, p. 302.
46
Son crónicas igualmente aguijoneadas por pasajes, imágenes y apóstrofes poéticos “Ya el hecho de
que, al hablar de su obra poética, tengamos que referirnos en seguida a sus discursos y artículos, da
la medida de una de las primeras integraciones que realiza Martí: la del verso y la prosa. Unamuno
insinuó que Martí escribía en una especie de lengua protoplasmática, anterior a la escritura de verso
y prosa. Esa lengua se fundaba en los dos elementos eternos de la expresión verbal: el ritmo y la
imagen”. Cintio Vitier: “El poeta”, en Poetas cubanos del siglo XIX, La Habana, Cuadernos de la
Revista Unión, 1969, p. 53.
47
Ya se sabe que en Martí no hay divorcio entre literatura y periodismo, y no sólo el cultural, sino todo
el periodismo, porque él tenía una concepción enciclopédica de la cultura.
68 48
J. M.: “El Monumento de la prensa. Los periodistas de Nueva York”, O.C., t. 11, p. 196.
Las Escenas norteamericanas de José Martí: ¿una ruptura en el canon?...
Señales mixtas
Muchos de los estudiosos profundizan en la naturaleza especialmente híbrida de la
crónica finisecular modernista, viendo en ella por ejemplo “el lugar que la literatura
ocupa en el periódico”, el espacio de la “información, la tecnología y la racionalidad
mercantil y la crisis de la experiencia en la cultura de masas”, la zona donde se impone
una “revisión de las divisiones establecidas entre ‘arte y no arte, literatura y paraliteratura
o literatura popular’, o el objeto del traspaso del discurso metonímico e informativo”. Yo
prefiero enfocarlo desde una perspectiva más bien sincrónica, que intenta y logra entrar
en el texto, buscando las vías de una recepción digamos que contemporánea y actual. En
tal posición percibo a estas recias construcciones de sutilísimos y delicados detalles como
pertenecientes a una suerte de no-género, a un canon metamorfoseado que aún enar-
bola las bases de su condición. Un locus difícil de denominar. Un espacio proteico que
asimila lo ya depurado y ya cristalizado de los géneros literarios tradicionales, y elide
otros aspectos, pongamos por caso los conceptos establecidos de belleza, la objetividad,
cierta retórica al uso. En fin, parece que todo lo que no está es lo que impide el despliegue
de una mentalidad abierta y ávida. También englobaría a estas Escenas en algo que
denominaré intergénero, pues es obvio en ellas la simbiosis y transformación de los
géneros literarios tradicionales. Se mezclan en un orden invisible la noticia, el suceso, los
giros ensayísticos, el relato, el poema, el ingrediente dramático por supuesto y en ocasio-
nes hasta la crítica, por no mencionar a veces la presencia del artículo de corte científico.
Su prosa también hilvana retratos,49 entrega en forma de carta algo que trasvasa el
espíritu impresionado y contenido de la crónica, son kilométricas epístolas, al decir de
Darío, que roban, sin hacerlo ver, a los procedimientos narrativos, que insuflan todo de
una emoción que sería un pecado no denominar poética, junto a la naturaleza plástica
y cinematográfica de la prosa, en el presente ensayo descrita y estudiada.
Así como por el arte creamos una realidad que reproduce a la otra, con la pretensión
de sus dimensiones, y la verosimilitud de sus espacios, tendencias y motilidades, estas
escenas lo van poseyendo todo con sutiles texturas, como si la pupila fuera un ojo
49
En la escena publicada en La Nación el 7 de diciembre de 1886 y titulada “Cartas de Martí. Las
elecciones de otoño” (O.C., t. 11, p. 91), refiriéndose a Blaine, Martí introduce un retrato del
político advenedizo, y un poco queriéndolo quizá, describe un prototipo social de muchos espacios
y de todos los tiempos. Eso es lo que me seduce de Martí. Ese hablar siempre más allá, esa
espesura del mensaje, que al borrar los apellidos de las realidades las deja translúcidas, trascen-
dentes, grabadas. 69
Caridad Atencio
pensante al tiempo que una pantalla de cine, alcanzando las puntadas del ensayo, lo
compacto de la viñeta, la multiplicidad y multiambigüedad del punto de vista, en pocas
palabras, lo que nace de la especial suspicacia del escritor. En las crónicas no sólo pode-
mos hablar de interpenetración genérica, sino también de la transgresión de todas las
reglas genéricas. La hibridez del “género” que crea Martí es impresionante. Todo se
puede unir, mezclar. Cualquier hecho puede llevar, lleva a otro, los lazos buscados y los
enlaces involuntarios de la psiquis dibujan el estilo. Leyendo estas páginas tan atenidas,
tan imbuidas, comprendemos entonces que “la coexistencia estética de muchas mane-
ras implica rigor”,50 que, si miramos al fondo, no vemos sobre todo el instinto social, ni
el don de poetizar una realidad, sino el profundo afán humano, el afán de develar una
realidad que contiene aquel, las razones más secretas de su proceder. Lo que le preocupa
es el hombre, los móviles humanos. Puede afirmarse entonces que en las crónicas
norteamericanas de Martí hay un equilibrio entre humanismo y artificio.
Como bien decía Unamuno, el problema del estilo es no tenerlo. Semejante contra-
sentido, al ser aplicado a las crónicas norteamericanas, nos lleva a pensar en la textura
estilística tan distendida de estas, donde puede hablarse de una especie de variedad
proyectiva, de abundancias que cubren recurrencias, junto a la “intensidad enigmática”
de una “prosa altamente acumulativa”.51 La escritura martiana postula “el valor de la
palabra que se desvía de la norma lingüística y social”52 y sus crónicas norteamericanas
responden al proceso que se gestaba en el seno de la literatura hispanoamericana
finisecular: el repliegue en la noción de estilo, a un tiempo cediendo y conteniendo el
paso a la tecnologización para conformar una zona intelectual legítima. El singularísimo
escritor devenido en cronista ve “que la vida no tiene un secreto distinto que el estilo: el
sacrificio. ‘Saberse sacrificar es el precio del éxito duradero en todo’”.53
Al concebir sus inusuales misivas para periódicos latinoamericanos siempre tuvo
presente que “escribir es una manera de llegar a la profundidad del ser”.54 Como afirmó
de Edison alguna vez, él también ironiza a los novelistas, “pues las mejores ficciones de
aquel momento ‘son sus inventos’”: sus cartas o crónicas o escenas, tejidos más bien
enmarcados en el no-género. Martí decía que la poesía alcanza el horizonte con un golpe
de vista. Esto es lo que él propiamente consigue en las Escenas norteamericanas.
50
Leo Brower: “Leo Brower: estrictamente universal”. Entrevista ofrecida a Marisel Caballero, en
Temas, La Habana, n. 8, oct.-dic., 1996, pp. 96-101.
51
Julio Ramos: “Maquinaciones: literatura [...]”, en ob. cit., p. 196.
52
Ibídem, p. 168.
53
Fina García Marruz: “El tiempo en la crónica norteamericana de José Martí”, en Temas martianos.
Tercera serie, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Artex, 1995, p. 186.
54
Marguerite Yourcenar: Confesiones de escritores, Buenos Aires, Narradores, Lib. Editorial El Ateneo,
70 1996, p. 164.
MAURICIO NÚÑEZ RODRÍGUEZ
El caso Cutting:
narración y periodismo
de investigación
en José Martí
Numerosos acontecimientos que conmocio-
naron la vida política, social y cultural de los
Estados Unidos durante la estancia de José
Martí en ese país, no pasaron inadvertidos para
este autor en su sistemático afán por mante-
ner informado a los pueblos latinoamericanos
en torno a la nueva época que se estaba
gestando en el país del Norte. Uno de ellos fue
el caso Cutting.
A.K. Cutting fue un ciudadano norteame-
ricano radicado en Texas tras la imagen de
ser un periodista y con el pretexto de la edi-
ción de un periódico. Pero sería mejor conti-
nuar la idea con la narración del propio Martí
a través de la siguiente cita, que será útil en
varios momentos del trabajo para ilustrar la
tesis que se propone desentrañar esta re-
flexión:
Cutting, airado porque un hijo de México,
Medina, le establecía un periódico rival en
la ciudad mexicana de El Paso del Norte,
publicó en ella un ataque injurioso, que en
MAURICIO N ÚÑEZ RODRÍGUEZ: Crítico
acto de conciliación le condenó el juez a
e investigador literario del Centro retractar a pedimento de Medina. Se re-
de Estudios Martianos. Publicó tractó Cutting en El Paso del Norte; pero
Eliseo Diego y sus noticias
de la quimera (1997). Trabajos
en la ciudad americana de El Paso, de Texas,
suyos han aparecido en revistas unida por un puente a la de México, publi-
nacionales y extranjeras. Autor có en un periódico, siempre impreso en
de la edición crítica y el prólogo inglés, un nuevo ataque a Medina, en in-
de la novela martiana Lucía Jerez
(2000). glés y en castellano, y circuló por sí mismo 71
Mauricio Núñez Rodríguez
el periódico en El Paso del Norte. El artículo ciento ochenta y seis del Código de
México autoriza a los Tribunales de la República a procesar y castigar conforme a sus
leyes a los extranjeros presentes en su territorio que hayan cometido fuera de Méxi-
co delitos contra este que tienen pena en sus leyes criminales. Y Cutting fue preso y
procesado en virtud de esta ley.1
Este suceso —aparentemente insignificante— constituyó la antesala de un largo,
complejo e irregular proceso judicial de casi cinco meses de duración que fue seguido de
manera grandilocuente y sobredimensionada por la prensa norteamericana —nutrida
de los informes que se emitían desde el contexto donde se desarrolló el conflicto— hasta
convertirse en una preocupación nacional que llegó hasta el Congreso de los Estados
Unidos.
La imagen de Cutting no trascendió en la historia de los Estados Unidos ni como
periodista ni como político ni como oficial del ejército, y, mucho menos, como pensador
más allá de aquella corta etapa comprendida entre 1886 y 1887. Fue un oportunista que
le sirvió de instrumento a los intereses anexionistas y expansionistas de poderosos
grupos políticos del país. No se han hallado datos suyos en diccionarios de personalidades
ni de figuras históricas. Solo en el Diccionario Porrúa2 aparece una breve caracteriza-
ción del suceso; pero al personaje no se le dedica espacio alguno. Ni siquiera se ha
logrado tener su nombre completo con exactitud: en la bibliografía unas veces aparece
como Augusto K. Cutting y otras como Francis Cutting. Era un desconocido antes de
surgir el conflicto que lo llevó a los titulares y después volvió al silencio.
Aunque no es menos cierto que más de un estudioso lo refiere para señalar aquellos
rasgos que Martí detestó del país. Incluso, él mismo lo menciona en otros momentos de
sus Escenas norteamericanas para contrastar comportamientos poco éticos y mezqui-
nos, y lo registraría en su universo como el extremo social más degradante: “Amamos a
la patria de Lincoln, tanto como tememos a la patria de Cutting.”3
Se conocen seis crónicas4 escritas por Martí sobre el acontecimiento para tres perió-
dicos del Continente: El Partido Liberal de México, La Nación de Buenos Aires y La
República de Honduras. Cuatro de estas aparecen publicadas en las Obras completas5
1
José Martí: “Carta de Nueva York. La vida de verano en los Estados Unidos [...]”, en Obras completas,
La Habana, 1963-1973, t. 11, p. 49. [En lo sucesivo, salvo indicación contraria, las referencias en
textos de José Martí remiten a esta edición, representada con las iniciales O.C., y, por ello, solo se
indicará tomo y paginación. (N. de la E.)]
2
Diccionario Porrúa (sexta edición), Editorial Porrúa, S.A., México, 1995, t. 1, p. 1039.
3
Ibídem, p. 237.
4
Una relación cronológica de este conjunto de crónicas aparece en un anexo al final del artículo con
fechas de envío, publicación y algunos comentarios en cada caso.
5
De las incluidas en Obras completas solo dos tienen fecha de publicación en Argentina y Honduras.
72 A medida que se mencionen se irá precisando el dato en nota al pie.
El caso Cutting: narración y periodismo de investigación en José Martí
de José Martí y las dos restantes, en Otras crónicas de Nueva York6 como cartas desco-
nocidas, pero sí con fecha de publicación.
De ahí que el presente estudio se propone, a través del análisis de este conjunto de
piezas, valorar la manera en que se manifiesta y se caracteriza la faceta de narrador de
José Martí y, simultáneamente, desentrañar en el mismo discurso cómo los principios
inherentes al periodismo de investigación encuentran espacio en la arista de reflexión y
análisis de lo narrado que propicia el género, así como en la estrategia de búsqueda,
ordenamiento lógico y envío de la información que determina al emisor.
La valoración de los reportes martianos y el hallazgo en ellos de las peculiaridades
propias del periodismo de investigación, ha sido posible siguiendo la opinión que lo define
como “el trabajo periodístico resultante de la iniciativa personal del periodista en mate-
rias importantes y que algunas personas o instituciones quieren mantener en secreto”.7
Claro está, considerando como eslabón inicial para este empeño que “la crónica, género
ambivalente, vale en tanto que relato de hechos noticiosos y en cuanto que juicio del
cronista”.8 Tal y como se verá más adelante, narración y reflexión unas veces se distin-
guen claramente en el discurso de las crónicas martianas, mientras que, en ocasiones,
están indisolublemente ligadas. No obstante, resulta necesario deslindarlas
metodológicamente, hasta donde sea posible, para su estudio y caracterización. Este es
un análisis vertical, es decir, se detiene, únicamente, en el conjunto de piezas selecciona-
das ante la ausencia, en la bibliografía pasiva sobre el tema, de acercamientos que
analicen, desde la perspectiva enunciada, la dualidad de las crónicas norteamericanas.
Además del criterio mencionado que tiende a deslindar las fronteras del periodismo
de investigación, expresado por una periodista y estudiosa española del complejo mundo
de la comunicación, otros especialistas latinoamericanos que se han acercado al tema
definen “al periodismo de investigación como el resultado de una iniciativa espontánea
(trabajo personal del reportero), que busca descubrir elementos de importancia social
que alguien intenta encubrir”.9 Más adelante, en otro momento de su libro sobre esta
especialidad de la comunicación, el profesor Geneteau Delis continúa afirmando que “el
periodismo de investigación encarna entonces una de las funciones más importantes de
la prensa en general: la fiscalización de hechos sociales, políticos, y la denuncia de los que
aparecen como no esclarecidos”.10 Existen otros estudiosos que expresan sus puntos de
6
J.M.: Otras crónicas de Nueva York, investigación, introducción e índice de cartas de Ernesto Mejía
Sánchez, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, 1983.
7
Monserrat Quesada y Ferran Laluega: “Técnicas de investigación para hacer periodismo”, en Ten-
dencias en el periodismo, Madrid, Escola Galega de Administración Pública, Editorial Montecorvo, S.
A., 2001, pp. 203-204.
8
Gonzalo Martín Vivaldi: Géneros periodísticos, Madrid, Editorial Paraninfo, 1973, p. 129.
9
Garritt Geneteau Delis: Visión del periodismo de investigación en América Latina, La Habana,
Editorial Pablo de la Torriente, 200l, p. 11.
10
Ibídem, p. 12. 73
Mauricio Núñez Rodríguez
vista al definir esta disciplina; pero redundan en torno al núcleo de sentido antes expre-
sado. Además, aquellos que he citado —a mi modo de ver— resultan los más originales
y funcionales para nuestros objetivos.
Así, las características que identifican al periodismo de investigación apuntadas por
estos dos teóricos contemporáneos —tanto de Europa como de América Latina— se
hallan en las crónicas norteamericanas de José Martí desde finales del siglo XIX. Es cierto
que el periodismo de investigación como disciplina “nació en Estados Unidos a principios
de siglo [se refiere al XX], cuando empieza a consolidarse el sistema de producción
capitalista y el crecimiento de los asentamientos urbanos, la industrialización y el auge
de los monopolios del petróleo y del sector empresarial”.11 Pero también es verdad que
estos cambios económicos, sociales y urbanos comienzan a expresarse desde mucho
antes a su consolidación en la sociedad norteamericana. Su nacimiento pleno habrá sido
en la fecha antes mencionada, pero su génesis, necesariamente, ocurrió paulatinamen-
te en décadas previas, es decir, desde finales de la centuria anterior. Y es, precisamente,
esa etapa la que coincide con la estancia de Martí en el país del Norte. Por eso no resulta
desacertado analizar un conjunto de crónicas del autor teniendo en cuenta los rasgos
propios del periodismo de investigación que —como se corrobora en el desarrollo del
trabajo— son perfectamente coherentes con su labor de reportero.
José Martí inicia sus colaboraciones con El Partido Liberal de México en 1886, des-
pués de comentarle en carta a Manuel Mercado su interés de publicar en algún periódi-
co. La primera la escribe y envía sin saber realmente cúal será su destino. Sus artículos
aparecen en el diario a partir de mayo y ya en agosto, solo tres meses después, está
reportando sobre el caso Cutting, cuyas noticias aparecieron en los diarios norteameri-
canos a mediados del mes de julio de 1886. Sin embargo, “si se toma en consideración su
gran amor por México, sorprende que Martí escribiera su primera crónica diez días
después de publicadas”12 aquellas.
Y si existe en las Escenas norteamericanas un número de crónicas cuya estructura
descansa en reseñar varios acontecimientos, es decir, que predominan en ellas múlti-
ples núcleos comunicativos, en este primer acercamiento de José Martí al hecho noticio-
so, le dedica toda la atención de principio a fin. Así comienza expresando que: “Con
ansiedad de hijo he venido siguiendo los sucesos que han abierto al fin vía a las pasiones
acumuladas en los pueblos de las orillas del Río Grande: lo perentorio e inminente de
ellos me impone su narración desnuda y exacta.”13
Y, precisamente, a eso dedica esta crónica inicial el autor: a narrar, cronológicamente,
los sucesos que de forma difusa estaban apareciendo en los diarios. La exposición de los
11
Ibídem, p. 11.
12
Rafael Cepeda: José Martí. Su verdad sobre los Estados Unidos, La Habana, Editorial Caminos, 1995,
p. 46.
13
J.M.: “Correspondencia”, O.C., t. 7, p. 36. Esta primera crónica esta fechada en Nueva York el 2 de
74 agosto de 1886 y enviada a El Partido Liberal.
El caso Cutting: narración y periodismo de investigación en José Martí
hechos de manera coherente y organizada expresa la preocupación con que había aten-
dido la evolución del caso desde su origen, y evidencia, además, que la cantidad de
información que ofrece es fruto de la búsqueda, recopilación y razonamiento de datos
adquiridos a través de sus fuentes periodísticas principales en la prensa norteamerica-
na, constituidas por los periódicos de mayor relevancia y circulación: The New York
Herald, The New York Times, The New York Sun, The New York World y The New York
Tribune.
Estos periódicos también publicaban un suplemento noticioso —como era costum-
bre en la época— que reflejaba los acontecimientos políticos, económicos y culturales
incluidos otros órganos de diferentes regiones del país. Es decir, que sus fuentes eran
distintas y amplias, lo que le permitía sumar todos los elementos, datos y detalles, y
realizar un completamiento de los hechos. Esa es una de las razones por las que logra
narrar pormenorizadamente sucesos que no presenció y, a la vez, generar en el lector la
certeza de que el autor fue testigo de lo relatado.
En estas primeras notas que publica, ofrece una narración reconstruida de lo acae-
cido —ante su inconformidad con lo que leía— porque como él mismo afirma: “la
prensa, que suele acá hacer gala de brutalidad, prohijó sin enmienda, antes bien con
expresiones de aplauso, los informes enviados de la frontera llenos de detalles exagera-
dos o fingidos con habilidad siniestra.”14
Los días que transcurren después de hacerse pública la primera noticia del caso
Cutting, los dedica a tener una imagen profunda de la realidad antes de emitir su
criterio. Así, toda la información reunida le permite un distanciamiento objetivo de la
noticia. Esta primera crónica refleja maduración, enriquecimiento y elaboración del
mensaje periodístico —siempre pensando y respetando a sus destinatarios latinoame-
ricanos. Pero, además: “el periodismo de investigación no está sometido a la servidum-
bre que imponen los cierres de edición. Su función no es la de informar lo antes posible,
sino la de informar sin fisura y con absoluto rigor. No importa cuánto se tarde en
elaborar un reportaje de investigación, lo que cuenta es que se aclare un acontecimiento
confuso o se saque a la luz pública un hecho desconocido a partir del manejo de datos
rigurosamente verificados y contrastados.”15
Resulta necesario, entonces, detenerse en las características estructurales y estilísticas
de este conjunto de crónicas en las que Cutting es el protagonista único del hecho
noticioso. La primera de estas piezas (ya citada) posee cuatro párrafos introductorios: de
ellos, los dos más importantes, constituyen una reflexión inicial sobre las características
de las relaciones entre México y Estados Unidos y, de manera general, acerca de sus
vínculos diplomáticos. Posteriormente, se llega al desarrollo pleno de la exposición del
conflicto alternando entre párrafos (o secuencias) de narración y de reflexión.
14
Ibídem, p. 38.
15
Monserrat Quesada y Ferran Laluega: Ob. cit., p. 210. 75
Mauricio Núñez Rodríguez
16
J.M.: “Correspondencia”, O.C., t. 7, p. 45.
17
Ernesto Mejía Sánchez: “Introducción: José Martí en El Partido Liberal”, en José Martí: Otras
crónicas de Nueva York, ob. cit., p. 16.
18
Obras completas y Otras crónicas de Nueva York.
19
Enviada a El Partido Liberal de México. Fechada en Nueva York el 6 de agosto de 1886 y publicada el
20 de agosto en El Partido Liberal. Aparece en Otras crónicas de Nueva York como desconocida
(pp. 52-58).
20
Enviada al periódico La Nación, de Buenos Aires. Fechada en Nueva York el 9 de agosto de 1886 y
76 publicada el 18 de septiembre. En Obras completas, t. 7, pp. 45-50.
El caso Cutting: narración y periodismo de investigación en José Martí
21
Enviada al periódico La República, de Honduras. Fechada en Nueva York el 12 de agosto de 1886 y
publicada ese mismo mes. En O.C., t. 11, pp. 47-52. 77
Mauricio Núñez Rodríguez
que “toda crónica tiene un sentido y entraña una significación: se escribe de algo y por
algo o para algo; se cuenta un hecho significativo y se le da al relato un sentido
estimativo-axiológico: se narra un suceso y se procura describir su valor”.30 Esta
premisa en Martí está nítidamente expresada. Él, como autor, está consciente de lo
que representa para sus destinatarios en el Continente el tema que aborda en sus
mensajes. Incluso, el sentido estimativo-axiológico de sus crónicas está implícito en
carta a Manuel Mercado a propósito de la aparición de su primer reporte sobre el caso
en El Partido Liberal:
Mucho he pensado antes de escribir la correspondencia que hoy le envío; pero ¿cómo
hubiera podido prescindir de ella, escribiendo desde aquí en estas graves circunstan-
cias para un diario de México? Ya V. sabe mis grandes miedos de parecer intruso; pero
ese es mi deber de corresponsal, y lo he cumplido. Vd. y sus amigos sabrán allá si es
oportuno publicar lo que les mando, escrito en virtud de mucho pensamiento, y con
una previsión en cada palabra.31
El seguimiento del caso Cutting confirma la presencia de este presupuesto en la
labor periodística martiana.
Y ante la necesidad de ir siempre más allá de lo aparente, José Martí no era un
intermediario pasivo de la información. Interactuaba con la noticia desde el punto de
vista estilístico y temático de manera funcional, tal y como lo muestra el detenimiento
textual realizado anteriormente en algunas de sus escenas. Sus dotes de comunicador,
unidas a su agudeza y madurez política, se combinan en el acto de creación. Por eso el
mensaje que transmite logra que sea armónico y auténtico. Y es cierto que “la clave del
buen periodismo en la sociedad [...] está en la credibilidad, en tener credibilidad”.32 Esa
honestidad y transparencia es uno de los rasgos del mensaje periodístico martiano (y de
todo su universo) que más pueden admirarse y que nunca debieran perderse de vista.
Pero esa arista existe no solo para distinguirla al leer, escribir o publicar sobre la
poética del autor de “Nuestra América”, sino también para intentar incorporarla (y
otras, además) a la vida diaria. La asimilación de esos valores seguramente generaría
condiciones más favorables de convivencia. La humanidad no es un concepto abstracto.
Aquella porción que está en cada uno de nuestros radios de acción, es donde más se
pueden determinar cambios favorables.
Pero, por qué tanta insistencia martiana en conocer la mayor cantidad de elementos
del caso Cutting. Porque “el periodista de investigación debe reunir cinco veces más
datos de los que va a publicar”.33 Además, seguramente, en el acercamiento a este hecho
noticioso, los conocimientos jurídicos adquiridos durante sus estudios en España le
facilitaron su comprensión con rapidez y claridad, como lo demuestra en carta a Merca-
30
Ibídem, p. 135.
31
J.M.: Carta a Manuel Mercado, agosto de 1886, O.C., t. 20, pp. 96-97.
32
Xosé García: Ob. cit., p. 246.
80 33
Garritt Geneteau Delis: Ob. cit., p. 13.
El caso Cutting: narración y periodismo de investigación en José Martí
do: “Si México aprovecha con habilidad alguna salida técnica en el caso legal, o halla en
las extrañezas del proceso de Cutting pretexto para abandonar o esquivar la extraña
posición en que se ha puesto [...], la guerra podrá por esta vez evitarse.”34 La asimilación
del hecho noticioso de esta manera, le posibilita no solo expresarlo a los lectores latinoa-
mericanos, sino reflexionar, simultáneamente, en torno a las irregularidades que se
cometían con frecuencia en el juicio a Cutting y sobre el futuro desenlace del conflicto. No
debe olvidarse que “entre todas las cualidades o requisitos esenciales del estilo periodís-
tico [...], destaca como fundamental la claridad, como obligatoria en la crónica periodís-
tica”35 y como puede corroborarse, nuevamente, en la representativa cita primera, es
una narración rica en precisiones —incluso jurídicas—, pero expresadas en forma
escalonada para su mejor recepción.
También le favorecieron su conocimiento de la historia de los Estados Unidos, la
admiración y respeto que sentía por sus héroes y el rechazo a sus aristas negativas. Estos
eran motivos que generaban en Martí el análisis de la sociedad norteamericana contem-
poránea. Esa visión diacrónica constituía un valioso arsenal de elementos que tenía en
cuenta para llegar a las esencias en el instante de interpretar o valorar comportamien-
tos, reacciones sociales, personalidades o sucesos. Y, por otra parte, su curiosidad se
sustentaba en que “para conocer a un pueblo se le ha de estudiar en todos sus aspectos
y expresiones: ¡en sus elementos, en sus tendencias, en sus apóstoles, en sus poetas y en
sus bandidos!”36
Afirma Martín Vivaldi “que hay tantas clases de crónicas como cronistas son y han
sido en el mundo. Siendo un género eminentemente personal, el estilo —la personali-
dad— del cronista impone un sello característico a su crónica”. De ahí que el conjunto
de crónicas seleccionadas, por la índole del asunto que centralizan (un conflicto judicial
que tenía reales intereses expansionistas de manera encubierta) y por las característi-
cas de su protagonista (un individuo que Martí define como “un periodista aventurero y
de poca vergüenza”), es dable considerarlas crónicas políticas. Sí, crónicas políticas de
un autor que puede definirse como un periodista investigador plural, no solo por la
diversidad de fuentes informativas que utilizó sino por la variedad de temas que abordó
y las estrategias de comunicación diversas que empleó, cristalizadas en las crónicas a
través de las variaciones en la actitud narrativa que se aprecia en los relatos, el amplio
registro de juicios, la profundidad y alcance de sus reflexiones y la gama de recursos
estilísticos y expresivos que utilizó, entre otras peculiaridades discursivas.
Pero esa simultaneidad de narración y reflexión, como elementos de un mismo
discurso que se ha mencionado en el cuerpo de este análisis en torno a los reportes
martianos sobre el caso Cutting, está en la propia simiente de la crónica como género
34
J.M.: Carta Manuel Mercado, agosto de 1886, O. C., t. 20, p. 97.
35
Gonzalo Martín Vivaldi: Ob. cit., p. 133.
36
J.M.: “México en los Estados Unidos. Sucesos referentes a México”, O.C., t. 7, p. 51. 81
Mauricio Núñez Rodríguez
periodístico —tal y como se dijo anteriormente. Quizás pudo haberle sido útil para su
mensaje el artículo de opinión; pero su verbo requería mayor amplitud. Y esa doble
naturaleza que tiene la crónica para ser considerada como un “relato periodístico emi-
nentemente noticioso, caracterizado porque los hechos que se narran son interpretados
por el cronista”,37 le permitió a Martí satisfacer todos sus intereses de comunicador y
abarcar la dimensión de la información que necesitaba trasmitir. Otros autores enfatizan
en que “desde época temprana la crónica no fue solo histórica, sino que recubrió una
particular forma del relato”.38 Pero si se mira a los orígenes, etimológicamente “crónica
deriva de la palabra griega cronos, que significa tiempo. Lo que viene a decirnos que la
crónica [...] fue ya, mucho antes de que surgiera el Periodismo como medio de comuni-
cación social, un género literario en virtud del cual el cronista relata hechos históricos,
según un orden temporal”.39 Estas y otras definiciones deslindan claramente la índole
narrativa de una sección de la crónica periodística.
De ahí que, en el conjunto de crónicas analizadas, cada una posea su propia indepen-
dencia, es decir, constituyan una unidad en sí misma, pues cada una tiene sus núcleos
temáticos específicos. Y, a la vez, si se analizan como un todo único —a pesar de estar
dirigidas a periódicos distintos—, pueden considerarse como secuencias narrativas su-
cesivas de un mismo relato que centraliza el personaje de Cutting. Asimismo, tanto la
presencia narrativa como la de juicios valorativos no se comporta de la misma forma en
la estructura interna de cada una de las piezas de esta colección. Su empleo es funcional,
es decir, la gradación en la importancia del hecho noticioso en el cuerpo de la crónica
evoluciona de acuerdo con el curso de los acontecimientos, los intereses del periodista
investigador en cada ocasión y el destinatario.
Otra característica de la narración martiana en las crónicas es la presencia de diálo-
gos intercalados de forma implícita, explícita (o de ambas simultáneamente):
—¡Y a México, por qué no?—preguntó al Sun otro diario,—puesto que está tan
cerca de nosotros y nos es tan necesario como el Dominio?
—No debemos querer a México—respondió el Sun,—porque su anexión sería vio-
lenta, inmaterial y odiosa.40
En este ejemplo de diálogo explícito, se alude a la opinión de dos periódicos, los que el
autor coloca como si fueran dos interlocutores de una conversación. Y la inserción de
elementos de esta índole, desde luego, le imprime mayor interés y fluidez al discurso.
Una peculiaridad de la faceta de narrador de José Martí que ya estaba presente en su
novela Amistad funesta, es la presencia frecuente de juicios a propósito de algún asunto
37
Gonzalo Martín Vivaldi: Ob. cit., p. 301.
38
Angelo Marchese y Joaquín Forradellas: Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria,
Barcelona, Editorial Ariel, S.A. 1986, p. 83.
39
Gonzalo Martín Vivaldi: Ob. cit., p. 23.
82 40
J.M.: “México en los Estados Unidos. Sucesos referentes a México”, O.C., t. 7, p. 52.
El caso Cutting: narración y periodismo de investigación en José Martí
41
Angelo Marchese y Joaquín Forradellas: Ob. cit., p. 83. 83
Mauricio Núñez Rodríguez
La verdad que José Martí desentrañó no fue posible hallarla en ninguna de las fuen-
tes periodísticas consultadas que, a la vez, eran las vías principales a través de las cuales
se mantenían actualizados los lectores norteamericanos. Su intuición política, sus cono-
cimientos históricos, su formación jurídica, entre otras múltiples razones, le posibilita-
ron ir más allá de las imágenes, las palabras y las definiciones expresadas en estos
espacios para no seguirlas como verdades absolutas. Y una de las razones de la valía de
estas piezas dentro de la obra de José Martí y, por tanto, de su trascendencia, se debe a
la estrategia de investigación que las originó y de comunicación con que las transmitió.
Pero, además, “si el Periodismo de Investigación ha sobrevivido a los cambios vertigino-
sos de la profesión, por un tiempo superior a un siglo es, precisamente, por la
impecabilidad de su metodología de investigación y por la fuerte concepción ética que
desprende esta modalidad periodística”.42
Anexo
Crónicas mar tianas sobre el caso Cutting.
martianas
Cronología
1ra. crónica
José Martí: “Correspondencia”. Carta a El Partido Liberal de México. Fechada en
Nueva York el 2 de agosto de 1886. En O. C., t. 7, pp. 36-45.
“Esta crónica no se publicó en P.L. [El Partido Liberal], porque el licenciado Manuel
A. Mercado la consideró seguramente peligrosa para la política internacional de México.
Aparece [por primera vez] en las Cartas a Manuel A. Mercado, México, Eds. de la UNAM,
1964, pp. 250-260.”1
2da. crónica
José Martí: “Correspondencia particular para El Partido Liberal”. Fechada en Nueva
York el 6 de agosto de 1886 y publicada el 20 de agosto en El Partido Liberal. Aparece en
Otras crónicas de Nueva York (ob. cit., pp. 52-58) como una carta desconocida.
3ra. crónica
José Martí: “México y los Estados Unidos”. Enviada al periódico La Nación de Buenos
Aires. Fechada en Nueva York el 9 de agosto de 1886 y publicada el 18 de septiembre. En
O.C., t. 7, pp. 45-50.
42
Monserrat Quesada y Ferran Laluega: Ob. cit., p. 210.
1
Ernesto Mejía Sánchez: “Índice de cartas”, en José Martí: Otras crónicas de Nueva York, ob. cit.,
84 p. 213.
El caso Cutting: narración y periodismo de investigación en José Martí
4ta. crónica
José Martí: “La vida de verano en los Estados Unidos”. Enviada al periódico La Repú-
blica de Honduras. Fechada en Nueva York el 12 de agosto de 1886 y publicada ese mismo
mes. No aparece fecha exacta. En O. C., t. 11, pp. 47-52.
5ta. crónica
José Martí: “Correspondencia particular para El Partido Liberal”. Fechada en Nueva
York el 19 de agosto de 1886 y publicada el 8 de septiembre en El Partido Liberal. Aparece
en Otras crónicas de Nueva York (ob. cit., pp. 59-64) como desconocida.
6ta. crónica
José Martí: “México en los Estados Unidos”. Carta a El Partido Liberal. Fechada en
Nueva York el 23 de junio de 1887. No tiene fecha de publicación en Obras completas,
(t. 7, pp. 50-57); pero sí en Otras crónicas de Nueva York (ob. cit., 7 de julio de 1887,
p. 226).
85
CARMEN SUÁREZ LEÓN
El tránsito ardiente
entre la poesía
y la prosa de José Martí
Al observar todo el universo textual martiano
salta a la vista la extensa e intensa conexión
entre las distintas partes de su obra, muy di-
versa tanto en sus estrategias de producción
como en las estrategias de recepción, pero
siempre ostentando una coherencia esencial
que se manifiesta en todos sus niveles forma-
les y de contenido. Esta característica se co-
rresponde con su visión analógica tantas veces
declarada en su escritura y sobre la cual se
fundamenta armoniosamente la unidad esen-
cial del mundo.
Esa amplia interconexión, en tanto se
puede encontrar a todo lo largo de su obra,
se hace particularmente aguda en ciertas
zonas de su texto, donde se pueden locali-
zar diversas obras por su género, por su
intención y hasta por el tema privilegiado,
pero profundamente entrelazadas, como
nacidas una en el seno de la otra, de un
mismo impulso creador y de una misma
CARMEN SUÁREZ L EÓN: Poetisa experiencia de vida. En esos casos se pue-
y ensayista. Entre sus den establecer vastos campos de nociones
publicaciones se encuentran afines, y seguir los procesos de modulación
José Martí y Víctor Hugo, en el fiel
de las modernidades (premio que sufren esos campos en uno y otro tex-
anual de investigaciones 1996 to, construyendo variaciones de forma y de
del Ministerio de Cultura), concepto que se encaminan hacia una to-
Comentarios al periódico P ATRIA
(ensayo), los poemarios El patio talidad expresiva capaz de construir obje-
de mi casa y Navegación, así como tos verbales que completen la visión interior
La sangre y el mármol. Martí, del poeta que ha padecido y pensado ese
el Parnaso, Baudelaire (ensayo).
Es investigadora del Centro de mundo que se ha propuesto reformular
86 Estudios Martianos. para otros.
El tránsito ardiente entre la poesía y la prosa de José Martí
Dicho fenómeno se produce con particular tensión en esa amplia y central zona de la
escritura martiana constituida por sus crónicas sobre los Estados Unidos, redactadas
durante más de diez años sistemáticamente para periódicos hispanoamericanos. José
Martí las llamó Escenas norteamericanas, otorgando así, desde el título, la prioridad a
un espacio geográfico, los Estados Unidos de Norteamérica, y manifestado con la selec-
ción del término teatral “escenas” la visión de ese espacio como escenario, como espec-
táculo para ser contemplado y pensado. Este criterio constructivo expuesto en su título,
se reitera en su testamento literario, donde indica a Gonzalo de Quesada: “De guía para
este volumen pudiera servir la idea matriz de elegir pa. él entre las correspondencias
aquellas que describen un aspecto singular, o momento característico de la vida de
Norteamérica.”1 Se subraya aquí la actividad descriptiva, muy ligada a las nociones de
espacio, espectáculo y escenario. A continuación, ofrece un listado de artículos que con-
sidera adecuados y que cita de memoria.
Y en la muy mencionada carta a Bartolomé Mitre y Bedia formula su poética para las
Escenas:
Mi método para las cartas de New York que durante un año he venido escribiendo,
hasta tres meses hace que cesé en ellas, ha sido poner los ojos limpios de prejuicios
en todos los campos, y el oído a los diversos vientos, y luego de bien henchido el juicio
de pareceres distintos e impresiones, dejarlos hervir, y dar de sí la esencia,—cuidan-
do no adelantar juicio enemigo sin que haya sido antes pronunciado por boca de la
tierra,—porque no parezca mi boca temeraria;—y de no adelantar suposición que
los diarios, debates del Congreso y conversaciones corrientes, no hayan de antemano
adelantado. De mí, no pongo más que mi amor a la expansión—y mi horror al
encarcelamiento del espíritu humano. Sobre este eje, todo aquello gira. ¿No le place
esta manera de zurcir mis cartas?2
Como vemos, todo este pronunciamiento es esencialmente ético, lo que fija Martí
son razones de prudencia y de principios morales, y lo que subyace, para el que conoce su
experiencia anterior con el periódico venezolano La Opinión Nacional, son también
razones tácticas.3 Solo con dos verbos que resultan expresivas metáforas domésticas se
1
José Martí: Carta a Gonzalo de Quesada y Aróstegui de 1ro. de abril de 1895, en Epistolario, compi-
lación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual y Enrique H. Moreno Pla, prólogo de
Juan Marinello, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, 1993, t. V,
1895, p. 141. El énfasis es de CSL. [En lo adelante siempre se cita esta edición.]
2
J. M.: Carta a Bartolomé Mitre y Bedia de 19 de diciembre de 1882, en Obras completas, La Habana,
1963-1973, t. 9, pp. 16-17. El énfasis es de CSL. [En lo sucesivo, las referencias en textos de José Martí
remiten a esta edición, representada con las iniciales O.C., y, por ello, sólo se indicará tomo y
paginación (N. de la E.)]
3
Durante un año aproximadamente, José Martí escribió crónicas para La Opinión Nacional de
Caracas, colaboración que se vio interrumpida porque los editores no quisieron publicar más cartas
que consideraron muy críticas con respecto a Estados Unidos, y Martí no transigió en moderar su 87
Carmen Suárez León
lenguaje. Ahora Martí tropieza con el mismo problema, pero enfrenta con más diplomacia el asunto,
porque no podía perder una poderosa tribuna como La Nación.
4
J. M.: “Un gran baile en Nueva York”, O.C., t. 11, p. 393.
88 5
J. M.: “La bahía de noche”, O.C., t. 11, p. 223. El énfasis es de CSL.
El tránsito ardiente entre la poesía y la prosa de José Martí
prosa y el espacio del verso martianos. Muchos poemas de Versos libres se ven nacer en
el seno de sus Escenas norteamericanas, y la poética misma de esta poesía hierve en la
prosa poemática de ellas.
En el prólogo a esos versos, Martí declara: “No zurcí de este y aquel, sino sajé en mí
mismo. Van escritos, no en tinta de Academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy
a ver lo he visto antes, yo lo he visto, yo.—”9 De manera que la misma metáfora
doméstica que afirmó su método de escribir las escenas, es confirmada como acción
opuesta a la que opera en la construcción de Versos libres, donde el yo del poeta es el
protagonista absoluto de sus visiones. El verbo zurcir se sustituye por sajar, precisando
con un giro sangriento que se trata de “sajar en sí mismo”, y expresa que sus versos
“Tajos son de mis propias entrañas”. Ambos verbos tienen un valor adjetival fuerte y
describen las acciones que nombran, por lo que tienen una fuerte significación gráfica en
la pluma martiana. Este cambio de método hacia un intenso punto de vista autorreflexivo
eminentemente poético, lo coloca de lleno en el terreno de su propia batalla espiritual
con la modernidad y el mundo vivido, el sujeto no será ya la sociedad moderna, el mundo
norteamericano, la ciudad de Nueva York. Esas estructuras espaciales se sustentan
ahora sobre un espacio poético que las convierte en entidades como el Universo, los
Espacios, la Tierra, la Ciudad Moderna, el Bosque, el Campo, el Circo, el Pórtico, el
Extranjero, la Patria, experimentándolas e inscribiéndose en su propia vida, de una
manera dramática y ardiente, con una perspectiva más que planetaria, cósmica. La
visión será espectacular, y la actividad descriptiva no cesará en estos versos, al igual que
sucede en las Escenas. Una topología arquetípica de la modernidad será quintaesenciada
en estos versos que condensan los tópicos esenciales desmenuzados, descritos, analiza-
dos una y otra vez en sus crónicas, como escenarios de procesos espectaculares donde
trascurren variaciones climáticas, culturales, sociales, políticas, humanas...
Si la prosa de las crónicas es poemática, los versos libres avanzan muchas veces hacia
una prosa realista, que narra pasajes de la vida moderna, o se apoya en la escueta prosa
de un cable noticioso, quebrando ambos textos los límites genológicos tradicionales. Los
análisis martianos de la vida moderna hacen contrapunto incesante a numerosos ver-
vasta poesía de lo simultáneo que se ha observado en las Escenas norteamericanas, y que solo tiene
paralelo en los cantos mayores de Whitman, asoma a ratos en los Versos libres, ligada aquí al misterio
de los pobres, y precisamente en el sentido whitmaniano de la superioridad de la inmediatez humana
sobre las herencias de la cultura.” “Los Versos libres”, en Cintio Vitier y Fina García Marruz: Temas
martianos, La Habana, Biblioteca Nacional, 1970, p. 155. Por su parte, y en ese mismo texto, Fina
García Marruz expresa: “Dice [Martí] de un relato que le interesa ‘por la misma sequedad’ con que se
cuenta, como si fuera ‘la historia más entretenida’. Aprende que ‘nada enseña tanto ni prueba mejor
que un hecho concreto’. Sin entender esto no podemos comprender ni su crónica periodística ni sus
Versos libres, tan relacionados entre sí, ni mucho menos sus Versos sencillos en que la desnudez
misma con que aparece cada cosa desprende sus propios símbolos.” (p. 199)
9
J. M.: Poesía completa. Edición crítica, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1985, t. I, p. 57. El
90 énfasis es de CSL. [En lo adelante se cita siempre esta edición identificada por las iniciales P.C.]
El tránsito ardiente entre la poesía y la prosa de José Martí
sos libres, como es el caso del gran tema de la soledad y la sequía espiritual del hombres
moderno:
Anota Martí en crónica del 23 de abril de 1885:
Algo falta, que refrene. En este pueblo de gente emigrada, falta el aire de la patria,
que serena. En este pueblo vasto de gente aislada y encerrada en sí, falta el trato
frecuente, la comunicación íntima, la práctica y fe en la amistad, las enérgicas raíces
del corazón, que sujetan y renuevan la vida. En este pueblo de labor, enorme campo
de pelea por la fortuna, las almas apasionadas de soledad se mueren; o apenas acaba
el goce de la riqueza, ya se vuelan el cráneo, porque les parece que no hay más goce.10
En “Amor de ciudad grande” escribe:
¡La edad es esta de los labios secos!
De las noches sin sueño! De la vida
Estrujada en agraz! ¿Qué es lo que falta
Que la ventura falta?11
Y en “Hierro”:
Mi mal es rudo: la ciudad lo encona:
Lo alivia el campo inmenso: ¡otro más vasto
Lo aliviará mejor!—Y las oscuras
Tardes me atraen, cual si mi patria fuera
La dilatada sombra. ¡Oh verso amigo:
Muero de soledad, de amor me muero!12
Y más adelante despliega en la crónica citada su tesis del héroe:
Mientras más cruel es el desengaño, más acerada es la espuela heroica. El dolor
excesivo empuja el alma a las resoluciones grandes. Los cobardes, dan en la boca de
una pistola, y con el humo de la pólvora se desvanecen. Los enérgicos, aunque
desgranándose en lo interior como un rosario al que se rompe el hilo, echan manos
a la espalda, al arado o a la pluma, y con las ruinas de sí mismos, fundan. El hombre
tiene que ser abatido, como una fiera, antes de que aparezca el héroe.13
Leemos en “He vivido: me he muerto”:
—Pero vivo
Cual si mi ser entero en un agudo
Desgarrador sollozo se exhalara.—
De tierra, a cada sol mis restos propios
10
J. M.: “Cartas de Martí. La casa y el ferrocarril”, O.C., t. 10, p. 226.
11
J. M.: “Amor de ciudad grande”, P.C., t. I, p. 90.
12
J. M.: “Hierro”, P.C., p. 67.
13
J. M.: “Cartas de Martí. La casa y el ferrocarril”, O.C., t. 10, p. 227. 91
Carmen Suárez León
19
Ibídem, p. 93.
20
“La novedad del método greimasiano consiste sobre todo en el hecho de que la dimensión diegética
está estrechamente conectada con la fenomenología del espacio, en el que no sólo tiene lugar la
historia sino en el que recibe peculiares connotaciones. Una vez más quisiera decir: el espacio
habla.” “Las estructuras espaciales del relato”, en La narratología hoy, La Habana, Editorial Arte y
Literatura, 1989, p. 333. En este texto también véase: “Descripción de acciones”, de Teum A. van Dijk
(pp. 208-228) y “La descripción”, de Raúl Dorra (pp. 229-244).
21
Ivan A. Schulman: “‘La vida es la ancha arena’: de la plástica a la poesía”, en Anuario del Centro
de Estudios Martianos, La Habana, n. 25, 2002, p. 86. 93
Carmen Suárez León
22
J. M.: “De año nuevo. Lo artístico, lo social, lo político”, O.C., t. 10, p. 363.
23
Ídem.
24
J. M.: “Bosque de rosas”, P.C., t. I, p. 75.
25
J. M.: “Un día en Nueva York”, O.C., t. 12, p. 69. Martí no cesa en sus crónicas de producir esos
mosaicos donde se mueven las multitudes en las calles o en los interiores de Nueva York, escribe
más adelante: “Y todo eso se ve en un día. El hombre muerto, con la mano sobre el retrato aplastado
de la tragavidas; la procesión de los inválidos, que va con música al frente, a ver el palacio de maíz;
las carrozas de a cuatro caballos con su carga de gente alegre, camino de Jerome Park, que so capa
de carreras, no es más que cueva al aire libre, cueva de jugadores. Se ve al cura Mc Glynn, venerado
como padre y seguido como ídolo por su gente de la sociedad famosa ‘Contra Pobreza’, que celebra
feria ahora, en el corazón de Nueva York, con bailes, ventas y rifas y todas las añagazas con que
despueblan bolsas cien limosneras bellas, que tienen ganado renombre por su lealtad apasionada al
94 bravo cura.”(p. 73)
El tránsito ardiente entre la poesía y la prosa de José Martí
Martí declara en sus poemas la necesidad de una nueva poética que describa esa
épica urbana de la modernidad protagonizada ya no por héroes individuales sino por
multitudes:
Un niño que, sin miedo a la ventisca,
Como el soldado con el arma al hombro
Va con sus libros a la escuela: el denso
Rebaño de hombres que en silencio triste
Sale a la aurora y con la noche vuelve
Del pan del día en la difícil busca,—
Cual la luz a Memnón, mueven mi lira.
[...]
la columna
Compacta de asaltantes, que sin miedo,
Al Dios de ayer en los desnudos hombros
La mano libre y desferrada ponen,—
y los ligerros pies en el vacío,—
Poesía son, y estrofa alada, y grito
Que ni en tercetos ni en octava estrecha
Ni en remilgados serventesios caben.28
Pero en esa épica de la ciudad moderna plasmada en sus Versos libres a través del
imaginario del espacio urbano, irrumpe el sujeto lírico en su esencial identificación
como hombre desterrado, extranjero que no interviene activamente en esa épica canta-
da y observada atentamente, y que siente esa exclusión como llaga dolorosa:
Miro a los hombres como montes; miro
Como paisajes de otro mundo, el bravo
Codear, mugir, el teatro ardiente
De la vida en mi torno: Ni un gusano
Es ya más infeliz: suyo es el aire
Y el lodo en que muere es suyo.29
El ritmo vertiginoso, el discurso topológico otorgando una plenitud de significado al
texto, la descripción explicativa y simbólica como recurso constante en la construcción de
un imaginario de la modernidad, la unidad expresiva de ambas zonas de la creación
martiana hace de Escenas norteamericanas y de Versos libres un universo profunda-
mente interconectado que el lector recibe como una de las grandes unidades textuales
de su obra, dentro de ese universo total que constituye el cuerpo de todos sus escritos, en
los que también pueden observarse esas continuas correspondencias.
28
J. M.: “Estrofa nueva”, P.C., t. I, pp. 92-93.
96 29
J. M.: “Domingo triste”, P.C., t. I, p. 128.
De los 80 años de Fina García Marruz*
SALVADOR ARIAS
Fina y La Edad de Oro
Al ser La Edad de Oro una revista para niños,
de la cual sólo aparecieron cuatro números en
1889, parecía estar limitada su trascendencia.
Precisamente por ser una revista que en ma-
nos de los niños, lógicamente, pronto se dete-
rioraría, su permanencia física suponía tener
pocas probabilidades de mantenerse. Aunque
conocemos de ciertas recepciones excepciona-
les, como la del niño Pedro Henríquez Ureña.
Sin embargo, la certeza de que Martí la escribió
pensando precisamente en una futura perma-
nencia, la tenemos por su voluntad de incluirla
en la recopilación de sus obras, según le indica-
ra en famosa carta a Gonzalo de Quesada.
Pero, además, esta condición de texto para
niños, también hacía que fuese un tanto des-
deñada por críticos y lectores adultos. A princi-
pios del siglo XX apenas fue tomada en cuenta,
a pesar de ser incluida en las Obras completas
de Martí, y su primera aparición en forma de
S ALVADOR ARIAS: Ensayista y crítico
libro, ocurriría en Costa Rica por la década del
literario. Autor de una considerable 20, gracias al empeño del intelectual de ese
obra crítico literaria en la que país García Monge. Es a partir de la década del
descuellan: Algunas notas sobre 30 que comienza a publicarse repetidamente
la poesía lírica de la Avellaneda,
Búsqueda y análisis. Ensayos como libro en Cuba, con un prólogo de Emilio
críticos sobre literatura cubana Roig de Leuchsenring, que acercaba la figura
y Tres poetas en la mirilla, de Martí niño a los cubanos de la época.
así como sus antologías Acerca
de La Edad de Oro y Recopilación Mas no es hasta la década del 50 que co-
de textos sobre Alejo Carpentier. mienzan a realizarce estudios serios y amplios
En 2001 salió a luz su libro Un
proyecto martiano esencial. LA EDAD
DE O RO . Dirige en el Centro * En la “Sección constante” de este número del Anua-
de Estudios Martianos la edición rio el lector encontrará amplia información del
crítica de La Edad de Oro. homenaje (N. de la E.) 97
Salvador Arias
sobre la revista. Herminio Almendros, en un libro que abre caminos, destaca sus aportes
dentro de la literatura para niños a escala universal. Por su parte, Mirta Aguirre hace
una revisión ideológica del progresista texto martiano. Pero en 1962 Fina García Marruz
realiza un acercamiento novedoso y sugerente a la revista, en un texto que después
incluirá en el libro Temas martianos, aparecido en 1969.
La visión de Fina, después completada en textos posteriores, parte de una lectura
que, sin tratar de remedar la que pudiera hacer un niño —cosa prácticamente imposi-
ble ya en un adulto—, descubre matices reveladores para penetrar la obra martiana. Al
llamar la atención sobre cómo Martí elude tanto el tono presuntuoso como aquel exce-
siva o deliberadamente ingenuo, concluye que
La Edad de Oro puede enseñarles tanto a los niños porque ha empezado por apren-
der de ellos, por tomarles un secreto, como el niño que va a jugar con otro o a iniciar
una amistad no lo hace con fórmulas de presentación o con palabras aprendidas sino
que toma una piedra y la encierra en el puño para saber quién se queda primero. El
principal hallazgo de La Edad de Oro, es haber descubierto, antes que nada, ese
medio justo con que había que dirigirse a los niños y hablarles de modo que las
palabras no pareciesen palabras o ideas, no abrieran una distancia, sino que fueran
como la piedra que inicia el juego. Una vez en posesión de esa palabra, tomada al
mundo de ellos, no iban a notar si les enseñaba arqueología o historia mientras
parecía estarles haciendo un cuento.
Ya colocada desde ese punto de vista, a Fina se le presentan claras las características y
virtudes del texto martiano: cómo al regalo verbal inestimable añade la presentación
cuidada y decorosa, cómo en su sencillez se manifiesta la maestría oculta, el raro equilibrio
conseguido entre el enseñar en serio y el encantar jugando. Y esa aguda observación de que
“un niño siempre gustará más de un poema que no entiende del todo que de otro hecho
sólo para que él lo entienda”. Y de allí que a veces se note cierta oscuridad en el texto, “que
no lo parece porque es una oscuridad natural, que proviene de la vida, no del arte”.
La riqueza de sugerencias de Fina para enriquecer y profundizar en La Edad de Oro
es múltiple. El que haya leído mis textos sobre la revista, incluyendo el libro Un proyecto
martiano esencial, sabrá cuánto me he apoyado en ellas para elaborar mi propio discur-
so. Sin embargo, debo confesar que al releer este texto fundacional que Fina García
Marruz escribiera en 1962, con motivo de redactar estas breves palabras mías, me di
cuenta de las muchas posibilidades de desarrollo que sus observaciones aún mantienen.
Casi cincuenta años después de escrito, su “La Edad de Oro” es piedra de toque para los
estudios y valoraciones contemporáneos de la revista martiana. En este, como en otros
campos, Fina García Marruz reafirma su condición de Maestra en los caminos del goce
profundo de la obra literaria. En su ochenta aniversario, qué más podemos hacer, con su
misma proverbial humildad, que expresarle el más profundo agradecimiento y la alegría
de poder contar con su presencia en esta nuestra casa, el Centro de Estudios Martianos.
Gracias, Fina.
98
CARMEN SUÁREZ LEÓN
Fina, Martí, el alba,
el alma...
Hay un rumor martiano brotando incesante
de la poesía de Fina, un rumor que no es el eco
del epígono, ni el influjo del modelo estudiado,
un rumor que no se apresaría con un estudio
formal detenido en las estructuras y los reco-
rridos.
Es como un apoderamiento de las esen-
cias, una conversación entre amigos entra-
ñables, que sopla en el fondo del verso, un
reconocerse de las dos partes en el texto, en
el paratexto y fuera de la escritura y hasta de
todo otro texto, un reconocimiento en un
guión invisible, al mismo tiempo mortal y vi-
tal. Conversión, comunión, que no ostenta la
poesía de ningún otro cubano con la de José
Martí.
Esa manera que ella tiene de echarse a la
intemperie, sin ahorrarse nada, es hermana
del modo con que Martí batallaba con el verso y
con la vida. Las marcas paratextuales: “(Martí,
Kingston, Jamaica)”, “Leyendo a Martí”, (“Lola,
jolongo[...]”), “No se ha de decir lo raro, sino el
instante raro de la emoción noble o graciosa”,
“Los tristes, ay los mágicos palmares, en que
C ARMEN SUÁREZ L EÓN: Poetisa mi patria es bella todavía”, “con su sonrisa de
y ensayista. Entre sus resucitados”, funcionan como identificadores de
publicaciones se encuentran
José Martí y Víctor Hugo, en el fiel
esa presencia, claves, cifras que se han hecho
de las modernidades (premio escritura por necesidad de testimoniar con
anual de investigaciones 1996 abundancia lo que habla al corazón. Tópicos
del Ministerio de Cultura), martianos sobre poética, o visiones íntimas de
Comentarios al periódico Patria
(ensayo), los poemarios El patio la patria, o conjuros de esa sencillez alucinada y
de mi casa y Navegación, así como sabia significación.
La sangre y el mármol. Martí, Leyendo las poesías de Fina, la veo yo pa-
el Parnaso, Baudelaire (ensayo).
Es investigadora del Centro de sar con un niño de la mano que es Martí y
Estudios Martianos. otras veces él está mirando por encima de su 99
Carmen Suárez León
“¿La repasarían alguna vez sus ojos fatigados de tanta urgente labor patria, pero siempre
tan atentos a todo lo que pudiera ser útil a su María, su Carmen o su Ernesto?”
“Razón de este librillo”
101
Estudios y aproximaciones
4
El académico español Antonio María Fabié (1834-1899), al terminar su intervención en la tercera
sesión del Congreso, presentó el opúsculo publicado por Reynoso en París ese mismo año con el
título Agricultura de los indígenas de Cuba y Haití; notas acerca del cultivo en camellones. Cfr.
Actas, v. I, p. 115.
5
Cfr. Congres International des Americanistes: Compte-rendu de la Huitieme Session tenue a Paris en
1890, Paris, Ernest Leroux, Editeur, 1892, pp. 7 y 18. Mestre Amábile propuso que en el próximo
congreso se incluyera el estudio del origen de los límites políticos entre los estados sudamericanos.
También intervino en la discusión de la ponencia de Julio Calcaño sobre “El nombre de América”.
Ibídem, pp. 87, 97 y 182. El matancero Oscar Amoedo y Valdés había cursado estudios de odontología
en La Habana y Nueva York. Más tarde, se graduaría de médico en París (1898). Allí fue profesor
titular de la Escuela Dental. Alcanzó reconocimiento internacional por su labor científica, precurso-
ra de la identificación odontológica legal. Cfr. César Rodríguez Expósito: Dr. Oscar Amoedo y Valdés.
Una figura de la odontología universal, La Habana, Ministerio de Salud Pública, 1969. (Cuadernos
de Historia de la Salud Pública, 46.)
6
“Existe-t-il un portrait authentique de Christophe Colomb?”. Loc. cit. (5), pp. 254 -261. Otros
cubanos fueron miembros suscriptores del Congreso, aunque no pudieron participar físicamente
en él, como el doctor Juan Santos Fernández —presidente de la Sociedad Antropológica de la Isla
de Cuba y director-fundador del Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica
de La Habana—, el doctor Luis Montané —ex presidente de la Sociedad Antropológica—, el
ingeniero Herminio Leyva Aguilera —miembro de dicha Sociedad— y el publicista Rafael María
Merchán, radicado en Colombia. Ibídem, p. 18. Según un periódico de la comunidad cubana de
Nueva York, otro grupo de compatriotas fueron delegados correspondientes al congreso: Francisco
de Paula Bravo, Hilario Cisneros, José Bueno y Blanco, Ricardo del Monte, José M. Gálvez, Antonio
Govín, Juan Poey, Néstor Ponce de León, Bernardo Portuondo Barceló, Magín Sagarra, Urbano
Sánchez Hechavarría, Enrique José Varona, José Ramón Villalón y Rafael Tamayo Fleytes. El
Porvenir, (Nueva York), 1º. de octubre de 1890, p. 2.
7
International Congress of Americanists: Proceedings of the Nineteeth International Congress of
Americanists, Washington, 1917, pp. xlii-xliii. 103
Mercedes Valero González / Enrique López Mesa
1924)8 y el filólogo José María Chacón y Calvo (1892-1969) lo hizo en el XXVI Congreso
(Sevilla, 1935).9
Don Fernando Ortiz (1881-1969) —figura cimera de la etnografía en Cuba— se
relacionó formalmente con los congresos desde los años 20, y participó en tres de ellos:
XXX Congreso (Cambridge, 1952),10 XXXI Congreso (São Paulo, 1954) y XXXII Congreso
(Copenhague, 1956). En el acto inaugural del congreso de São Paulo, Don Fernando
—quien era uno de los vicepresidentes de la Comisión Ejecutiva— pronunció el discur-
so de salutación a nombre de los congresistas hispanoparlantes, y en otra jornada presi-
dió un panel sobre estudios afroamericanos.11 En el congreso danés, presidió una de las
sesiones dedicadas a la historia colonial de América.12
También han sido ponentes en dichos eventos intelectuales cubanos radicados en
otros países, como el filólogo José Juan Arrom (1910),13 el geógrafo Jorge A. Vivó Escoto
(1906-1979)14 y el arqueólogo Alberto Ruz Lhuiller (1906-1979).15 Además, durante el
primer siglo de existencia de los congresos americanistas, Cuba estuvo representada
oficialmente en dieciséis de los cuarenta y uno realizados.16
Pero, en nuestra opinión, el enlace más significativo entre nuestro país y dichos
congresos radica en el hecho de que José Martí (1853-1895), nuestro Héroe Nacional, le
dedicara varias páginas al cuarto de ellos, celebrado en Madrid en 1881.
Martí residió en Venezuela desde el 20 de enero de 1881 hasta el 28 de julio del
mismo año, en que fue conminado a abandonar el país por el régimen dictatorial de
Antonio Guzmán Blanco. Tan pronto se estableció definitivamente en Nueva York co-
8
“El problema del poblamiento aborigen de Cuba”. Cfr. J. Comas: Cien años de congresos internacio-
nales de americanistas; ensayo histórico-crítico y bibliografía. México, Instituto de Investigaciones
Históricas, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 1974, p. 296.
9
“Cristianismo y colonización. (Un ensayo de interpretación de los orígenes de la colonización
española en América)”, en Reseñas y trabajos científicos del XXVI Congreso Internacional de
Americanistas (Sevilla, 1935), Madrid, 1948, t. II, pp. 409-484. En ese congreso, Arístides Mestre fue
delegado oficial del Museo Antropológico Montané, de la Universidad de La Habana, del cual era
director.
10
Fernando Ortiz: “Recuerdos de tornaviaje”, en Bohemia, La Habana, año 44, no. 51, 21 de diciembre
de 1952, p. 46.
11
Anais do XXXI Congresso Internacional de Americanistas. São Paulo, Ed. Anhembi, 1955, t. I,
p. lv-lvi.
12
Cfr. International Congress of Americanists. Proceedings of the Thirty-Second International Congress
of Americanists: Copenhagen, Munksgaard, 1958. Biblioteca Nacional José Martí, Sala Cubana,
Colección de Manuscritos de Ortiz, no. 141.
13
Participó en el XXIX Congreso (Nueva York, 1949).
14
Presentó dos ponencias en el XXVII Congreso (México y Lima, 1939).
15
Participó en tres congresos: XXX (Cambridge, 1952), XXXIII (San José, Costa Rica, 1958) y XXXV
(México, 1962).
104 16
J. Comas: Ob. cit., pp. 117-132.
José Martí y el IV Congreso Internacional de Americanistas
menzó a fungir como corresponsal allí del diario caraqueño La Opinión Nacional, con el
cual ya había colaborado durante su estancia en dicho país.17 Fue su corresponsal desde
agosto de 1881 hasta mayo de 1882, cuando renunció a su empleo a causa de la nueva
tendencia política del diario. Al principio firmaba sus despachos con el seudónimo M. de
Z., por obvias razones políticas, pero el 6 de enero de 1882 su identidad fue revelada por
la propia dirección del periódico.
Si bien la compleja realidad norteamericana era la materia prima fundamental de
sus corresponsalías, el privilegiado observatorio neoyorquino también le permitía otear
el acontecer europeo, aunque para ello tuviera que basarse en fuentes secundarias y
correr el riesgo de incurrir en inexactitudes.
España ocupaba lugar especial en sus artículos, por ser el país de Europa que mejor
conocía. Acerca de esta correspondencia martiana ha dicho Jorge Mañach: “con las
cartas sobre el caso Garfield van llegando también crónicas del mismo corresponsal
sobre la actualidad española —las últimas elecciones, la boda de la infanta Eulalia con el
príncipe francés, las pugnas de Cánovas y Sagasta—, Martí escribe de todo con un color
y riqueza de datos cual si lo hiciera desde un mentidero madrileño.”18
Fue así como entró en su campo visual el IV Congreso Internacional de Americanistas,
que originalmente se iba a celebrar del 18 al 21 de septiembre de 1881 y que a la postre
sesionó del 25 al 28 del mismo mes y año. Martí comenzó a seguir periodísticamente el
congreso desde antes de su inauguración. Ya en su crónica de 16 de septiembre se
adelantaba a decir:
Reúnense a estas horas en Madrid cuantos, ya por ese natural amor del espíritu
humano a lo pasado, ya porque el conocimiento de lo pasado hace seguras y confor-
mes a razón las leyes que han de gobernar lo porvenir, se ocupan en la investigación
y exploración del mundo antiguo americano. Este es el mes del famoso Congreso de
Americanistas, desde tanto tiempo hace anunciado. Quiere Madrid, por cuanto al
brillo histórico e interés presente de España importa, exceder en oportunidad y
magnificencia a Bruselas, donde el Congreso reunió la última vez sus sabios miem-
bros. Y no es sólo ahora la apertura solemne del Congreso, ni su inauguración por el
animoso y activo Rey,19 ni la discusión,—peculiarmente importante en la tierra de
las conquistas,—de las familias, grandezas, dolores y caracteres de la raza con-
17
La Opinión Nacional. Diario caraqueño. Se publicó desde 1868 hasta 1892. Su fundador, director y
propietario fue Fausto Teodoro de Aldrey (1825-1886). Apareció el 14 de noviembre de 1868 y el 23 de
diciembre de 1876 se convirtió en el primer periódico venezolano cuyas maquinarias fueron movidas
por vapor. Aunque devino vocero del régimen dictatorial de Antonio Guzmán Blanco, también
difundió en Venezuela el pensamiento más moderno. Circuló hasta 1892, cuando sus instalaciones
fueron saqueadas durante la llamada “Revolución Legalista”, movimiento armado por el cual el
general Joaquín Crespo derrocó al presidente Raimundo Andueza Palacio.
18
Jorge Mañach: Martí, el Apóstol, 2ª. ed, Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, 1944, p. 156.
19
Alfonso XII (1857-1885). Subió al trono en 1875. 105
Mercedes Valero González / Enrique López Mesa
22
La Ilustración Española y Americana, Madrid, año XXV, no. 43, 22 de noviembre de 1881, p. 310.
23
Sobre el tema puede consultarse: Carlos M. Rama: Historia de las relaciones culturales entre España
y la América Latina. Siglo XIX, México, Fondo de Cultura Económica, 1982. El “panhispanismo”
prolongó su andadura más allá de 1898, fecha en la que termina su estudio el profesor Rama. Por
ejemplo, en 1900 se celebró en Madrid el Congreso Social y Económico Hispano-Americano, por
iniciativa de la ya mencionada Unión Iberoamericana. Para esta nueva etapa, ver: Fernando Ortiz: La
reconquista de América. Reflexiones sobre el panhispanismo, París, Sociedad de Ediciones Literarias
y Artísticas, 1911. Los congresos científicos continuaron siendo parte de esa política. Así se celebró en
Sevilla, del 2 al 9 de mayo de 1921, el II Congreso de Historia y Geografía Hispano-Americanas, al cual
asistieron como representantes oficiales de Cuba el geógrafo Salvador Massip y el historiador y filólogo
José María Chacón y Calvo. El matiz político del congreso lo dio su presidente, el marqués de Laurencín,
al decir en su discurso inaugural que España perseguía su “total rehabilitación ante el mundo [...] la
unidad espiritual, la identidad del pensamiento, la comunidad en los ideales infinitamente superior
a la unidad territorial y única capaz de volver a nuestra raza la influencia, el poderío, la grandeza que
merece por sus gloriosas tradiciones en todas las esferas de la actividad humana”. El I Congreso se
había celebrado en la misma ciudad de Sevilla, en 1914. A diferencia de aquel, al segundo sólo fueron
invitados países hispanoamericanos, por considerar que era “un asunto de familia”. Cfr. Irene A.
Wright: “The Second Congress of Hispanic-American History and Geography, Seville, May, 1921”, en The
Hispanic American Historical Review, Baltimore, vol. IV, no. 3, August, 1921, pp. 504-510.
24
J.M.: “España”, en La Opinión Nacional, Caracas, 18 de octubre de 1881, p. 2. 107
Mercedes Valero González / Enrique López Mesa
ción de las lenguas que hoy hablan los indígenas de América con los manuscritos
hallados por los primeros exploradores y misioneros,25 y se discutió largamente
sobre la semejanza de las lenguas de América con la lengua de los vascos y otros
pueblos de Europa.26 // Y a la par que anda alegre don Cesáreo Fernández Duro, el
sesudo hombre de ciencia, secretario del Congreso en su sesión de Madrid, porque
los americanistas reunidos acordaron que se le hiciesen presentes el reconocimien-
to y estimación de la Asamblea que reunió con su habilidad y sus esfuerzos.27
Es de notar el mesurado estilo de estas “crónicas españolas” de José Martí, diferente
al de sus crónicas norteamericanas. Quizás él mismo las hubiera incluido entre aquellos
de sus textos cuya “prosa aún no había cuajado, y estaba como vino al romper”.28 No
obstante, debemos hurgar bajo la superficie para hallar los asomos críticos. Cintio Vitier
—tal vez el único estudioso cubano que ha abordado estos artículos— señala cómo
junto al cortés elogio de Alfonso XII —“animoso y activo”— Martí sitúa referencias a las
“no igualadas crueldades de la dominación de España en la tierra de los indios”, aquel
mundo “herido en la mitad del seno por el caballo del conquistador, y muerto en flor”.29
Más que las alusiones a la “leyenda negra” es digno de atención el hecho de que
Martí, contrariamente a su costumbre de abarcar varios temas en cada uno de sus
despachos, dedicara uno íntegramente al Congreso, como otra prueba de su interés por
la historia de América. Ya desde su primer despacho había enunciado su opinión sobre
la Historia cuando nos dijera que “el conocimiento de lo pasado hace seguras y confor-
mes a razón las leyes que han de gobernar lo porvenir”. Acerca del análisis comparativo
—herramienta habitual del historiador— también nos dice en él: “la comparación
utilísima, pues que de ella vienen, como de suyo y sin mayor esfuerzo, las leyes de
semejanza y afinidades que iluminan la romántica y sombría historia de aquellos tiem-
pos desfigurados y perdidos.”
Abordar la visión general de Martí respecto a dichos temas desbordaría los límites de
nuestro estudio. Sólo queremos llamar la atención acerca de su preocupación por ellos
en aquellos años. Por ejemplo, el 17 de febrero de 1882, en otra crónica para La Opinión
25
Se refiere a la intervención de Julien Vinson “Sobre lingüística americana”. Actas, v. II, pp. 201-206.
Vinson era profesor de la Escuela Nacional de Lenguas Vivas Orientales y delegado cantonal del
Séptimo Distrito de París.
26
Se refiere a la ponencia del sacerdote español Fidel Fita y Colomé, titulada “Le Basque et las langues
américaines”. Actas, v. II, pp. 136-142. El padre Fita era miembro de la Real Academia de la Historia.
27
J. M.: “España”, en La Opinión Nacional, Caracas, 29 de octubre de 1881, p. 1. Las palabras de elogio
de Fernández Duro estuvieron a cargo del argentino Héctor Florencio Varela y del peruano Gabino
Pacheco Zegarra. Actas, v. II, pp. 335 y 336-337.
28
J. M.: Carta a Gonzalo de Quesada y Aróstegui, Montecristi, 1º. de abril de 1895, en Obras completas,
La Habana, 1963-1973, t. 20, p. 477. (En lo sucesivo O.C.)
29
Cintio Vitier: “Valores perdurables en las crónicas españolas de Martí (1881-1882)”, en su: Temas
martianos. Segunda serie, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial Letras Cubanas,
108 1992, pp. 151-152.
José Martí y el IV Congreso Internacional de Americanistas
30
J. M.: “Italia. Los ancianos”, O.C., t. 14, pp. 399-400.
31
Entre los aportes más recientes pueden citarse: Pedro Pablo Rodríguez: “‘Una en alma e intento’.
Identidad y unidad latinoamericana en José Martí”, en su: De las dos Américas (Aproximaciones al
pensamiento martiano), La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2002, pp. 3-48. Paul Estrade:
José Martí. Los fundamentos de la democracia en Latinoamérica, Madrid, Doce Calles, Casa de
Velásquez, 2000.
32
J. M.: “Rumores falsos”, O.C., t. 6, pp. 255-257.
33
J. M.: “Hasta el cielo”, O.C., t. 6, p. 423. Revista Universal, 15 de enero de 1876. El uso de la
expresión “nuestra América” se remonta al siglo XVII, en coincidencia con el surgimiento del criollo
en las colonias españolas del hemisferio occidental. Independientemente de las diversas connotacio-
nes y hasta ambivalencias que tuvo desde entonces hasta la segunda mitad del siglo XIX, siempre
reflejó un sentido de identidad, como asegura la doctora Sara Almarza. Por su parte, Arturo Ardao
considera que su empleo por la generación de la Independencia sólo denotaba una diferenciación
respecto a Europa y no a la “otra América”. Dicho autor atribuye al colombiano José María Torres
Caicedo (1830-1889) el haberla utilizado por primera vez en su concepto actual en el libro Mis ideas
y mis principios, editado en París en 1875. Ahora bien, es innegable que a partir de la publicación por
Martí de su ensayo “Nuestra América”, en 1891, la expresión ha quedado permanentemente asocia-
da con su nombre, pues nadie como él le había dado un significado político y cultural de tanta
vigencia. Cfr. Sara Almarza: “La frase Nuestra América: historia y significado”, en Caravelle.
Cahiers du Monde Hispanique et Luso-Brésilien. Toulouse, no. 43, diciembre 1984, pp. 5-22. Arturo
Ardao: América Latina y la latinidad, México, UNAM, 1993, p. 72. 109
Mercedes Valero González / Enrique López Mesa
34
J. M.: “Los Códigos nuevos”, O.C., t. 7, pp. 98-102.
35
J. M.: Carta a Fausto Teodoro de Aldrey, Caracas, 27 de julio de 1881, O.C., p. 267.
36
J. M.: “Madre América”. Discurso pronunciado en la velada artístico-literaria de la Sociedad Literaria
Hispanoamericana, el 19 de diciembre de 1889, O.C., t. 6, pp. 133-140.
37
J. M.: Nuestra América. Edición crítica, investigación, presentación y notas de Cintio Vitier, La
Habana, Centro de Estudios Martianos, 2000, p. 17.
38
J. M.: “Italia”, O.C., t. 14, p. 135.
39
Ibídem, pp. 134-135.
40
J. M.: “Reunión próxima de la British Association. Asuntos de Antropología americana”, O.C., t. 8,
110 pp. 340-341.
José Martí y el IV Congreso Internacional de Americanistas
anual de la Asociación Americana para el Adelanto de las Ciencias (Nueva York, 1887).41
En junio de 1888 dedicó un artículo completo al Congreso Internacional de Antropología
celebrado en la Universidad de Columbia, Nueva York, y en él no dejó pasar la oportuni-
dad de manifestar su opinión acerca de “lo natural y posible de la coaparición aislada del
hombre dondequiera y en cuanto que hubo condiciones para su viabilidad”.42 Martí fue
un sincero partidario de la corriente poligenista, muy extendida desde fines del siglo XVII,43
pero que sería refutada en el siglo XX por la investigación científica. En uno de sus cuader-
nos de apuntes asegura haber llegado espontáneamente a esa teoría, antes de haber
consultado las obras especializadas.44
A lo largo de su vida, Martí dio muestras de un notable interés por la arqueología,
paleontología y antropología física americanas, del cual quedan numerosas huellas en
sus obras, y el que, a su vez, formaba parte de su interés general por las ciencias.45
Durante sus años de estudio en España (1871-1874) ya había entrado en contacto con
las obras de Jean Luis Armand de Quatrefages (1810-1892), Karl Vogt (1817-1895) y Juan
Vilanova Piera (1821-1893). Más tarde leyó a Brasseur de Bourbourg (1814-1874), John
L. Stephens (1805-1852), Désiré Charnay (1828-1915), Augustus Le Plongeon (1827-
1908), Mariano Bárcena (1842-1894), Jean Louis Rodolphe Agassiz (1807-1873), Daniel
Garrison Brinton (1837-1899) y Charles Darwin (1809-1882). Es probable que su visita
a las ruinas mayas de Chichén Itzá, en marzo de 1877, y su encuentro personal con Le
Plongeon —ocurrido en la Isla de Mujeres, México, en ese mismo mes— hayan contri-
buido a motivar su estudio de estas materias,46 que fue más allá de un simple diletantismo.
Por otra parte, todo parece indicar que, independientemente de su afición personal
por ellas, también buscaba dotar de una base científica a sus ideas sobre la originalidad
cultural de la América Latina, nutrientes a su vez de un nacionalismo lo suficientemente
solidario como para contrapesar el creciente poderío norteamericano y sus amagos de
expansión hacia el Sur. Respecto a esto ha dicho el investigador Leonardo Acosta:
este interés de Martí por la arqueología y la historia precolombinas, y su grado de
información respecto a los descubrimientos que se iban haciendo, tienen una rela-
ción orgánica con su ideología y acción revolucionaria americanista; representan el
primer paso lógico en la formación de una doctrina anticolonialista. Su próximo paso
41
J. M.: “Sobre la ciencia”, O.C., t. 11, pp. 273-278.
42
J. M.: “Un congreso antropológico en los Estados Unidos”, O.C., t. 11, p. 480.
43
Juan Comas: Manual de Antropología física, México, Fondo de Cultura Económica, 1957, p. 102.
44
J. M.: Cuadernos de apuntes, O.C., t. 21, p. 210.
45
Sobre el interés martiano por las ciencias se puede consultar: José Álvarez Conde: El pensamiento
científico de José Martí, La Habana, 1953. Josefina Toledo Benedit: La ciencia y la técnica en José
Martí, La Habana, Editorial Científico Técnica, 1994. Alexis Schlachter: Un Martí desconocido: el de
la Ciencia, La Habana, Editorial Academia, 2000.
46
Sobre Le Plongeon nos dejó impresiones críticas y admirativas a la vez. Cfr. J. M.: O.C., t. 8, pp. 327-328;
t. 10, p. 48; t. 19, pp. 29 y 197; t. 23, pp. 68-69 y 198. 111
Mercedes Valero González / Enrique López Mesa
47
Leonardo Acosta: José Martí, la América precolombina y la conquista española, La Habana, Casa de
las Américas, 1974, p. 23.
48
Cfr. José Alcina Franch: El descubrimiento científico de América, Barcelona, Anthropos, 1988,
pp. 185-187.
49
Con posterioridad aparece en su obra una breve mención al V Congreso, reunido en Copenhague en
1883. (Cfr. J. M.: “Autores americanos aborígenes”, O.C., t. 8, p. 337.) Como ya dijimos, Martí dejó
de colaborar con La Opinión Nacional en mayo de 1882. En septiembre de ese mismo año comenzó
a hacerlo con el diario bonaerense La Nación, de la familia Mitre. Para entonces, ya este periódico
contaba con corresponsales en el Viejo Continente y servicio telegráfico desde el mismo, por lo que
la labor de Martí se ciñó necesariamente al acontecer norteamericano. De ahí que los Congresos
Internacionales de Americanistas no volvieran a ser materia de sus crónicas, pues los diez primeros
sesionaron en Europa y sólo a partir de 1895 se inició la alternancia con nuestro Continente. No
obstante, como ya vimos en un párrafo anterior, el tema americanista fue foco de atención de Martí
112 en los congresos científicos celebrados en los Estados Unidos y Canadá entre 1884 y 1888.
José Martí y el IV Congreso Internacional de Americanistas
Anexo
Congreso de Americanistas Nueva York, 1º de octubre de 1881
Cumplióse esta vez la palabra real, y fue el Congreso de Americanistas inaugurado en
Madrid el 25 de septiembre. Era en el Paraninfo de la Universidad, donde han hablado
Salmerón,1 Moreno Nieto,2 Sanz del Río;3 la hermosa sala, de que Madrid está orgullosa;
la histórica arena donde han reñido magníficos combates todas las doctrinas que bata-
llan en la época presente: el libro contra el altar, el bisturí contra la nube, la experiencia
contra la revelación, la contemplación y labor de la tierra contra la mística contempla-
ción y fe en el cielo. El Rey, la Reina,4 las Infantas,5 los Ministros, cien miembros del
Congreso, dos mil espectadores llenaban el Paraninfo. Con breve y galano discurso abrió
la sesión inaugural el Ministro de Fomento;6 dio cuenta de las labores del Congreso de
1879 el que fue su secretario;7 habló Héctor Varela,8 con su palabra rica, coloreada y
animosa, y con su pujante y atrevido estilo, como Sevilla, en que vive, matizado y cálido,
como el Plata en que nació, rebelde y rico: y habló el Rey.—De América y España dijo
Varela cosas elocuentes; y quiso que se unieran en fecundo abrazo y prolífico cariño la
tierra árabe y la tierra guaraní, vascos y aztecas; catalanes y caraqueños: fogosísimamente
abogó por la unión espiritual de América y España. Fue elevado y hermoso el discurso de
Alfonso, como que palpitaba debajo de él un sueño, un melancólico sueño glorioso.
También habló él de la madre Península y sus antiguas colonias, del amor en que
comulgan, de la sinceridad con que hoy se acercan, de la ventura de tener en Madrid tan
nobles huéspedes, del porvenir feliz de su naciente reinado.
En masa fueron, después de la memorable sesión, a inaugurar la Exhibición riquísi-
ma de maravillas y antigüedades de la vieja América. Se hablaba en el cortejo de cómo
comenzó la Sociedad de Americanistas por una reunión de sabios en 1873,9 ansiosos de
1
Nicolás Salmerón y Alonso (1838-1908). Había sido primer ministro del 8 de julio al 7 de septiembre
de 1873. Catedrático de Filosofía y Metafísica en la Universidad Central de Madrid. Había sido
destituido de su cátedra en 1874, al producirse la Restauración.
2
José de Moreno Nieto (1825-1882). Destacado jurisconsulto y político español. Fue catedrático,
decano de la Facultad de Derecho y rector de la Universidad Central de Madrid. También presidió el
Ateneo.
3
Julián Sanz del Río (1814-1869). Catedrático de Historia de la Filosofía. Fue el difusor del krausismo
entre los universitarios españoles.
4
María Cristina de Habsburgo (1858-1929). Segunda esposa de Alfonso XII.
5
Hermanas del Rey.
6
José Luis Albareda (1825-1897), quien era el presidente del Congreso. Albareda fue periodista y fundó
la Revista de España.
7
Anatole Bamps, delegado oficial del gobierno belga, quien había sido Secretario General del congreso
de Bruselas. Actas, v. I, pp. 33-35.
8
Héctor Florencio Varela (1832-1891). Orador, político y escritor argentino. Era cónsul general de la
República Argentina en España y delegado de su gobierno en el Congreso. Ver su discurso en Actas,
v. I, pp. 35-37.
9
Se trata de un error de Martí o de una errata de los tipógrafos venezolanos. En realidad, los miembros de
la Société Américaine de France lanzaron la idea de la convocatoria de los congresos en 1874 y aprobaron
el reglamento provisional del primero el 25 de agosto de ese año. Cfr. J. Comas: Ob. cit., p. 13. 113
Mercedes Valero González / Enrique López Mesa
buscar en común, para mejor éxito, las reliquias de aquel mundo ignorado, herido en la
mitad del seno por el caballo de la conquista, y muerto en flor; de cómo, el mismo año se
reunieron los asociados en Nancy histórica;10 y luego, en Luxemburgo en 1877; y en
Bruselas después, en 1879; de cómo, con gran asombro de los extranjeros, de alemanes,
franceses, norteamericanos e ingleses son las mayores pesquisas y noticias mejores de
la América española;—hablábase ya, en aquella hora de comunión y de concordia, de los
agrios debates empeñados en los anteriores Congresos sobre el espíritu y métodos y no
igualadas crueldades de la dominación de España en la tierra de los indios, y de cómo, en
el actual Congreso, con los nuevos abundantes documentos, y abiertos al cabo los archi-
vos misteriosos, es seguro que volverán a romper lanzas el áspero cargo y la vehemente
defensa.
Por su vivacidad, por su gentil benevolencia, por el interés que en el Congreso y sus
resultados muestran, atraen especialísima atención los hombres de ciencia de la Amé-
rica del Sur. Sus manos impacientes anhelan desatar los misteriosos legajos que guar-
dan los archivos de la Corona, de Sevilla y de Simancas; rebuscar entre las valiosas
reliquias que, heredadas de los Oidores y Virreyes, guardan aún las casas de los nobles;
y posarse al fin sobre los ocho centenares de legajos de manuscritos y documentos graves
de la anterior centuria que, de Sevilla sólo se han traído al Congreso.
¡Cuánta ciencia ignorada y empolvada! Vense en la Exhibición un voluminoso tomo,
en que por orden del segundo Felipe, comenzaron a acumularse relaciones de historia,
estadística y ciencia de las colonias de América;11 un libro valioso, de ignorado monje, en
que de una parte están palabras, dibujos, símbolos, alegorías aztecas, y de otro su minu-
ciosa traducción al viejo castellano.12
10
El congreso de Nancy se celebró en 1875.
11
Las relaciones histórico-geográficas de Indias comenzaron a elaborarse durante el reinado de Felipe
II, con el fin de acumular información que facilitara la gobernabilidad de tan alejados y vastos
territorios. Entre 1577 y 1578 el Consejo de Indias recibió las primeras de ellas. Estos valiosos
documentos quedaron archivados durante más de doscientos cincuenta años, hasta que el historia-
dor Marcos Jiménez de la Espada procedió a catalogarlos y publicar los referentes al Perú. El primero
de los cuatro tomos de su obra —editada por el Ministerio de Fomento— apareció en saludo al
congreso americanista de 1881 y fue distribuido a los delegados. Además, en la exposición del Palacio
Real se mostraron varios originales de dichas relaciones. Cfr. Actas, v. I, p. 41. Congreso Internacional
de Americanistas, Madrid, 1881: Lista de los objetos que comprende la exposición americanista,
Madrid, Impr. de M. Romero, 1881, Sección Segunda, passim. José Urbano Martínez Carreras:
“Estudio preliminar”, en Marcos Jiménez de la Espada, Relaciones geográficas de Indias, Perú, 2ª.
ed, Madrid, Ed. Atlas, 1965, t. I, p. i-lxvi. Solano, Francisco de (ed.). Cuestionario para la formación
de las relaciones geográficas de Indias; siglos XVI-XIX, Madrid, CSIC, 1988, p. xix.
12
Se refiere a la obra de fray Bernardino de Sahagún (1501-1590). La Real Academia de la Historia
había expuesto en el Palacio Real uno de los tres códices matritenses de la misma, que aparece
descripta de esta forma en el catálogo de la exposición: “Historia Universal de las cosas de la Nueva
España, por fray Bernardino de Sahagún. Texto mejicano. Libros VIII, IX, X y XI. Con las pinturas de
114 los señores y gobernadores que reinaron en Méjico; de los señores Texcuco, y de los señores de
José Martí y el IV Congreso Internacional de Americanistas
De exquisito dibujo y color rico hay allí una obra, de historia natural, en que el rey
Carlos III hizo acumular cuanto de flores, plantas y fauna de las colonias se sabía.13
En el Ministerio de Fomento, la casa antigua de la calle de Atocha, discuten los
americanistas congregados;14 en el Ministerio de Ultramar, en el Real Palacio, exhíbense
las maravillas hispano-americanas.
Vexotla. Capítulos I, III y IV del libro VIII. Y otras pinturas de los atavíos de los señores, y de los
aderezos que los señores usan en sus arreglos. Capítulo VIII y IX del libro VIII. Un volumen.” Congreso
Internacional de Americanistas, Madrid, 1881. Lista de los objetos que comprende..., Sección Segun-
da, no. 1027.
13
Los exponentes a que se refiere Martí en este párrafo no formaban parte de la exposición del Palacio
Real, sino de la inaugurada el 26 de septiembre por el Real Jardín Botánico de Madrid en saludo al
congreso de americanistas. Con ella también se conmemoraba el centenario del traslado de esa
institución científica para su sede actual, en el Paseo del Prado, desde la original en la huerta del
Soto de Migas Calientes, donde había sido fundada por Real Orden de 17 de octubre de 1755. // Dicha
exposición fue una importante muestra de los resultados de las expediciones científicas españolas a
América durante los siglos XVIII y XIX, las cuales habían acometido el ambicioso proyecto de inventariar
la naturaleza vegetal americana. Las colecciones de frutos y semillas exhibidas, que comprendían
alrededor de novecientas especies ordenadas y clasificadas, se complementaban con los dibujos de
plantas realizados en cada una de esas misiones, como las siete mil láminas de la Real Expedición
Botánica de Nueva Granada (1783-1810), dirigida por el médico gaditano José Celestino Mutis, que
parecen ser a los que se refiere Martí. // También fueron expuestas las plantas y manuscritos de la
flora mexicana, no así los aproximadamente mil ochocientos dibujos elaborados durante la Real
Expedición Botánica a Nueva España (1787-1803), dirigida por el médico aragonés Martín de Sessé,
los cuales se habían extraviado en Barcelona en 1820. // En cuanto a la importante expedición a Perú
y Chile (1777-1787), dirigida por Hipólito Ruiz y José Antonio Pavón, fueron presentados parte de los
resultados publicados, que incluían alrededor de dos mil dibujos. // Asimismo, la exposición contó
con una muestra de maderas indígenas y exóticas, con sus respectivas clasificaciones, donde bien
pudieron haberse presentado las colectadas por la comisión que exploró Cuba entre 1795 y 1798,
dependiente de la Real Expedición Botánica a Nueva España, así como las procedentes de la Comi-
sión Real de Guantánamo (1796-1802), dirigida por el Conde de Mopox y Jaruco, o las remitidas por
los corresponsales del jardín madrileño en Cuba, como Antonio Parra y Mariano Espinosa. Cfr. J.
Pérez de Guzmán: “Congreso Americanista de Madrid. La exposición arqueológica”, en La Ilustración
Española y Americana, Madrid, año 25, no. 43, 22 noviembre 1881, p. 307. Miguel Ángel Puig-
Samper y Mercedes Valero: Historia del Jardín Botánico de La Habana, Madrid, Ediciones Doce
Calles, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2000, pp. 37-68. M.A. Puig-Samper: “La
enseñanza de la Botánica en la España ilustrada: el Jardín Botánico de Madrid”, en Belén Sánchez,
M.A. Puig-Samper y J. de la Sota (eds.): La Real Expedición Botánica a Nueva España (1787-1803),
Madrid, V Centenario-Real Jardín Botánico, 1987, pp. 59-78. Paloma Blanco Fernández de Caleya:
“Los herbarios de las expediciones científicas españolas al Nuevo Mundo”, en Asclepio, Madrid, vol.
43, fascículo 2, 1995, pp. 185-209. Antonio González Bueno y Raúl Rodríguez Nozal: Plantas ameri-
canas para la España Ilustrada: génesis, desarrollo y ocaso del proyecto español de expediciones
científicas, Madrid, Ed. Complutense, 2000, pp. 53-56.
14
En verdad, todas las sesiones de trabajo se celebraron en la Real Academia de la Historia. Estas y
otras imprecisiones en que cae Martí son atribuibles a las fuentes de que dispuso. 115
Mercedes Valero González / Enrique López Mesa
Del rico oro de Atahualpa, de rico oro encendido, parecía el salón ornamentado. Fue
noche mágica. Vestía el Rey traje civil, y le caía al pecho el cordero del Toisón. Llevaba la
Reina luengo traje de Corte, de seda amarilla, con adornos de brocado, y ostentaba en la
rubia cabeza la diadema real. Hermosos vestidos de seda de colores pálidos realzaban la
ingenua gracia de las hermanas del Rey, Paz28 y Eulalia,29 y al lado de ellas erguía su faz
altiva la hermana mayor, la Princesa Isabel,30 en cuyo pecho tienen ancho nido las iras,
las soberbias y las intrigas de la Corte.
Con palabras de cortés estima fueron presentados uno a uno a los contentos monar-
cas los sabios y oradores del Congreso, y con muy especial cariño hablaron los Reyes a los
gentiles y elocuentes enviados de la América del Sur: que así ha de ser, en la tierra donde
han vertido sangre, tañido lira y manejado pluma, García de Quevedo,31 Ventura de la
Vega,32 Fermín Apezechea33 y Rafael María Baralt.34
Deliciosa música entonaba blandos sones en las plazas espaciosas del Palacio, en
tanto que en familiar plática, conversaban los reyes con los americanistas, y estos admi-
raban deleitados las altas rotondas, los magníficos espejos, las vastas escaleras, los tapi-
ces de Goya, las rarezas de la India, los cuadros de españoles y flamencos que ornan los
muros del Alcázar Real.
Té fragante, dorada manzanilla, Jerez pálido, helados de frutas americanas, alados
vinos sirviéronse al remate de la fiesta; y tras ella, al mediar la hermosa noche, perdiéronse
en las calles de la coronada villa los huéspedes cautivos del elegante obsequio regio.
28
María de la Paz de Borbón (1862-1946). Infanta de España. Hija de Isabel II.
29
Eulalia de Borbón (1864-1958). Infanta de España. Hija de Isabel II.
30
Isabel de Borbón (1851-1931). Infanta de España. Hija mayor de Isabel II. Había sido Princesa de
Asturias en dos ocasiones: 1851-1857 y 1875-1880.
31
José Heriberto García de Quevedo (1819-1871). Poeta, escritor, periodista y diplomático español
nacido en Venezuela. Desde los seis años de edad vivió en España, donde fue partidario de la
monarquía de Isabel II.
32
Ventura de la Vega (1807-1865). Poeta y dramaturgo español nacido en la Argentina. Dirigió el Teatro
Español de Madrid y fue profesor de literatura de Isabel II. También escribió letras de zarzuelas. Fue
miembro de la Real Academia de la Lengua. Su nombre completo era Buenventura José María Vega
y Cárdenas.
33
Fermín de la Puente y Apezechea (1812-1875). Jurisconsulto y literato español nacido en México. Fue
poeta y traductor. Miembro de la Real Academia de la Lengua, allí fue Secretario de la Comisión de
Academias Americanas.
34
Rafael María Baralt (1810-1860). Historiador, escritor, poeta y lexicógrafo venezolano. A partir de
1841 se radicó en España. En 1853 fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua.
118
ELINA MIRANDA CANCELA
Por qué “La Ilíada, de Homero”
en La Edad de Oro*
Quizás uno de los artículos de La Edad de Oro
que más dudas e interrogantes ha suscitado
en torno a su objetivo, función, posible lector y
logro, sobre todo entre aquellos preocupados
por extraer pautas en relación con la literatu-
ra destinada a los niños, ha sido “La Ilíada, de
Homero”, al cual, sin embargo, no se ha dedi-
cado, aun por estos autores, más allá de unos
cuantos párrafos. Hay quienes, al entenderlo
como un resumen, se preguntan si es apro-
piado ofrecer a los niños una adaptación de
una obra maestra; a otros les parece que el
niño no puede ser su destinatario inmediato,
sino los padres, a fin de que estos comprendan
la conveniencia de propiciar a sus hijos la lec-
tura de la obra; no falta quien se extrañe de la
propia selección y su carácter único en el con-
junto; sin obviar el reparo que hace explícito
Herminio Almendros de que “quizás el haber
tenido que hacer el resumen en tan poco es-
pacio haya perjudicado el relato, que resulta
así demasiado complejo y confuso, a pesar de
la gran soltura y la gracia con que lo construye
Martí”.1
Por supuesto, no han faltado los juicios
ELINA M IRANDA C ANCELA: Ensayista laudatorios y las opiniones que revelan con
y profesora de la Facultad de
Artes y Letras de la Universidad delicada sensibilidad la comprensión del pro-
de La Habana. Entre sus obras pósito martiano. Al saludar desde las páginas
están: Comedia y sociedad de La Ofrenda de Oro la edición de la nueva
en la antigua Grecia (1982),
Introducción al griego clásico
(I, 1982; II, 1984), José Martí * Este estudio forma parte de la edición crítica del
y el mundo clásico (1990), texto martiano, recogido en La Edad de Oro, prepa-
Grecia clásica: géneros poéticos rado por la autora. (N. de la E.)
(1993) y La tradición helénica 1
Herminio Almendros: A propósito de LA EDAD DE ORO,
en Cuba (2003). La Habana, 1972, p. 180. 119
Elina Miranda Cancela
2
F.S.: “La Edad de Oro”, en Acerca de LA EDAD DE ORO, La Habana, Centro de Estudios Martianos y
Editorial Letras Cubanas, 1989, p. 53.
3
Fina García Marruz: “La Edad de Oro”, en Acerca de LA EDAD DE ORO, ob. cit., p. 204.
4
Ibídem, p. 206.
5
José Martí: “A los niños que lean La Edad de Oro”, en Obras completas, La Habana, 1963-1973, t. 18,
p. 301. Todas las citas de Martí se han tomado de esta edición, por lo que en lo adelante solo se
señalará el tomo y la página.
120 6
J.M.: Fragmentos, O.C., t. 22, p. 285.
Por qué “La Ilíada, de Homero” en La Edad de Oro
también por el papel formativo que le confiere: “Los del oficio literario, apréndanlo todo,
porque no hay goce como el de leer a Homero en el original, que es como abrir los ojos
a la mañana del mundo.”7 Para Bryant, Emerson y Longfellow no encuentra mejor
epíteto que el de “homeríada norteamericana”,8 y juzga indispensable el conocimiento
de los textos homéricos para quien pretenda alcanzar la categoría de hombre: “Bueno
es saber de coro a Homero: y quien ni a Homero, ni a Esquilo, ni a la Biblia leyó ni leyó
a Shakespeare,—que es hombre no piense, que ni ha visto todo el sol, ni ha sentido
desplegarse en su espalda todo el ala.”9
Con su “pasmosa comprensión del pasado”, de la que nos hablara Juan Marinello,10
se da cuenta que en Homero, a diferencia de otros poetas antiguos —como Hesíodo, en
el que no deja de reconocer vigor, robustez y lozanía— “hay aquella gran poesía de la
naturaleza primitiva”,11 irrecuperable ya, aunque el mismo impulso hacia la belleza
pueda rastrearse desde Homero a Whitman.12 No obstante, lejos está del pesimismo de
creer, junto con algunos de sus contemporáneos “que todo está dicho porque hay Homero:
y solo queda la imitación”,13 al tiempo que, cuando se trata de combatir el mimetismo
colonial y el desconocimiento de nuestra propia realidad americana, cuestiona sin corta-
pisa: “A Homero leemos: pues ¿fue más pintoresca, más ingenua, más heroica la forma-
ción de los pueblos griegos que la de nuestros pueblos americanos?”,14 y procura la
lectura de las obras de estirpe americana con ayuda del parangón homérico: “¡Qué
brillante la Ilíada indígena! Las lágrimas de Homero son de oro; copas de palma, pobla-
das de colibríes, son las estrofas indias.”15
En 1884, al dar cuenta a los lectores de La América de las entonces recientes excavaciones
de Henrich Schliemann que develaron al mundo las antiguas ciudades de Troya y Micenas,
después de dejar constancia una vez más de la vigencia de los poemas homéricos: “¡Oh,
qué sombra ha proyectado sobre el mundo el ala de Homero! Y ¡qué frescor, agradecimien-
to y derrame de luz han de sentirse cuando pase rozando por la frente!”,16 saluda con
alborozo y evalúa con justicia la significación de los descubrimientos del alemán.
7
J.M.: “En los Estados Unidos. Clubs y libros”, O.C., t. 13, pp. 457-458.
8
J.M.: “Whitier”, O.C., t. 13, p. 403.
9
J.M.: “Cartas a Martí. La vida neoyorquina”, O.C., t. 9, pp. 445-446.
10
Juan Marinello: “El caso literario de José Martí”, en Once ensayos martianos, La Habana, 1967,
p. 171. El Centro de Estudios Martianos conjuntamente con la Editora Política publicaron en 1980
una selección de trabajos de Juan Marinello que constituye una tercera edición, aumentada, de esta
obra compilada por primera vez en 1961. Posteriormente se reeditó en 1998 con la colaboración de
Ediciones Unión (N. de la E.)
11
J.M.: Cuadernos de apuntes, O.C., t. 21, p. 94.
12
J.M.: “Heredia”, O.C., t. 5, p. 138.
13
J.M.: “Apuntes para los debates sobre ‘el idealismo y el realismo en el arte’”, O.C., t. 19, p. 418.
14
J.M.: “Agrupamiento de los pueblos de América”, O.C., t. 7, p. 325.
15
J.M.: “Autores americanos aborígenes”, O.C., t. 8, p. 337.
16
J.M.: “El repertorio del Harper del mes de mayo”, O.C., t. 23, p. 22. 121
Elina Miranda Cancela
17
Ibídem, p. 23.
18
Ibídem, p. 25.
19
J.M.: Carta a Manuel Mercado, 3 de agosto de 1889, O.C., t. 20, p. 147.
122 20
J.M.: Carta a María Mantilla, 9 de abril de 1895, O.C., t. 20, p. 217.
Por qué “La Ilíada, de Homero” en La Edad de Oro
21
Opinión citada por Max Henríquez Ureña en su Panorama histórico de la literatura cubana, La
Habana, 1967, p. 171.
22
Francisco Rodríguez Adrados: “La cuestión homérica”, en Introducción a Homero, Madrid, 1963,
p. 40. 123
Elina Miranda Cancela
limita a ellos, sino que también elige pasajes referidos a la guerra,23 lo cual le permite
presentar figuras como las de Diomedes, Héctor, Patroclo, y dar un panorama adecuado
de la obra sin perderse en los muchos vericuetos de la trama. Para ello selecciona
pasajes de doce de los veinticuatro cantos que componen el poema, quedando fuera de
su relación bien aquellos dedicados fundamentalmente al desarrollo de los combates,
bien algunos de los que es posible prescindir sin alterar sustancialmente la línea
argumental, como los consagrados al catálogo de las naves (II), el engaño de Zeus por
Hera (XIV) o la Dolonía (X).
Mas no solo en la conjunción de brevedad y sosiega, que Finsler resaltara como rasgo
distintivo de la narración homérica,24 evoca el recuento martiano a su fuente, sino en el
uso de distintos recursos épicos. Se apropia de los epítetos usados por Homero para dar
a conocer a Aquiles, a Agamenón y a los demás héroes, pero también se vale de esta
técnica como propia para explicar términos posiblemente desconocidos por su presunto
lector y alterna la aposición con el uso de oraciones relativas. Al igual que el autor de la
Ilíada, selecciona Martí dentro de los llamados epítetos o adjetivos tópicos el que más
conviene a sus propósitos. Así, si bien no vacila, al nombrar por primera vez a Agamenón,
en presentarlo, a semejanza del poema, como “Rey de los Hombres”, prefiere caracteri-
zar a Aquiles con esta técnica identificadora tan usada por Homero, como el “más valien-
te”, también homérico, en vez del epíteto equivalente a “divino” empleado en los versos
iniciales del canto I, de manera que mantiene la contraposición definitoria de los caudi-
llos (excelencia sustentada en las riquezas y número de quienes están bajo su mando /
excelencia sustentada por un valor personal que se sale de la norma humana y que, por
tanto, en el mundo homérico se consideraba sobrenatural, divina) y guarda el referirse
al plano de los dioses, que tanta importancia tiene en la epopeya, hasta el momento
oportuno. Emplea a veces los mismos símiles de la obra, aunque abreviados —por
ejemplo, al hablar de la flecha que en el canto IV, vv. 127-135, hiere a Menelao—,25 y
otras, si lo estima oportuno, los crea, o recrea, según el patrón de Homero. Así, al
referirse al retroceso de los troyanos, intercala “como la ola cuando la empuja una
corriente contraria de viento”,26 al tiempo que no omite el recuerdo del texto original
cuando este resalta la magnificencia de Aquiles por el pavor que causan sus gritos en el
23
Véase Anexo: “Cantos de la Ilíada a los que hace referencia José Martí.”
24
George Finsler: “La poesía homérica”, en Literatura, Cuadernos H, La Habana, n. 14, 1973, cap. VIII,
p. 53. “La narración homérica oscila entre un majestuoso sosiego y una extrema brevedad.”
25
Martí escribe: “como cuando una madre le espanta a su hijo de la cara una mosca”; en tanto Segalá
traduce el pasaje de la Ilíada “como la madre ahuyenta una mosca de su niño que duerme con
plácido sueño”. Homero: Ilíada, tr. de Luis Segalá y Estalella e introducción de Enrique Saínz, La
Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972. Todas las citas hechas en el presente artículo del texto de
la Ilíada son tomadas de esta edición
26
Martí refiere: “No más que con dar Aquiles una voz desde el muro, se echaba atrás el ejército de
Troya, como la ola cuando la empuja una corriente contraria de viento, y les temblaban las rodillas
a los caballos troyanos; mientras en la Ilíada (XVIII, vv. 202-239) “Cuando se dejó oír la voz de bronce 125
Elina Miranda Cancela
enemigo y que Martí en sucinta enumeración alude con síntesis personal: “y les tembla-
ban las rodillas a los caballos troyanos”,27 aunque más tarde volverá a retomar este
pasaje de manera aún más cercana a la expresión de Homero, en la segunda parte del
artículo. Por tanto se hace evidente que a Martí no solo le interesa ofrecer una idea del
argumento de la obra, sino de la propia forma artística que asume.
Familiarizado el lector con el poema épico, tanto en su ubicación y significado en la
historia literaria como en su asunto y peculiaridades estilísticas del género cree enton-
ces conveniente Martí ahondar en algunos aspectos necesarios en busca de una mejor
comprensión tanto del texto en sí, como de su momento histórico y de sus valores.
Ya anteriormente, al mencionar al protagonista, había destacado, a la par con su
valentía, otras cualidades —amable y culto— apreciadas en nuestros tiempos, pero a
las que el poeta de la Ilíada concede en verdad poca importancia dentro de su concepto
de héroe, término que, por cierto, Martí se abstiene de usar precisamente en este
artículo.
Es bien conocido que para los antiguos griegos el mundo no solo estaba poblado de
hombres, sino también de dioses y héroes o semidioses. Nuestros lejanos antepasados
sentían que se movían en un ámbito maravilloso, poblado por fuerzas ajenas a sus
posibilidades como ser humano, sobrenaturales, que escapaban a su control pero que
además actuaban sobre él, y de ahí su divinización; mas entre los propios hombres,
aquellos que por sus cualidades o aptitudes excedían al común de los mortales también
eran considerados en contacto con la divinidad. Hijos de dioses con algún que otro
mortal, eran los héroes, hombres a quienes por sus grandes hazañas se les rendía culto
y se les consideraba de origen divino; pero también esta categoría comprendía dioses
menores, venidos a menos cuando el culto a los olímpicos se fue extendiendo con el
consiguiente desplazamiento de las divinidades locales.
Sin embargo, ya en Homero héroe equivale a noble. Detentadores del poder econó-
mico y político, su posición sobresaliente se vincula con la divinidad: del linaje de Zeus,
caro a Zeus, divino, son epítetos comunes al mencionar a cualquiera de los caudillos o
reyes. La fuerza física y el coraje guerrero definen la excelencia, la areté latente en todo
noble, pero que ha de demostrarse; en tanto la mujer sobresale solo por su bello aspec-
del héroe, a todos se les conturbó el corazón, y los caballos, de hermosas crines, volvíanse hacia atrás
con los carros porque en su ánimo presentían desgracias.” El símil utilizado por Martí recuerda
otros homéricos como el empleado en el canto XVII, vv. 262 ss.: “Como en la desembocadura de un río
que las celestiales lluvias alimentan, las ingentes olas chocan bramando contra la corriente del
mismo.” Para el texto martiano “La Ilíada, de Homero”, en La Edad de Oro, Nueva York, julio de
1889, remito a la edición facsimilar preparada por el Centro de Estudios Martianos y la Editorial
Letras Cubanas, La Habana, 1989, pp. 17-24. La cita en p. 18.
27
Ídem. En la nota anterior hemos citado solo parte del pasaje homérico que comprende cerca de
treinta versos y cuya esencia Martí brinda de manera concisa sin perder magnificencia ni faltar al
126 estilo homérico.
Por qué “La Ilíada, de Homero” en La Edad de Oro
to, como la hermosísima Helena. Todo héroe homérico lucha por sobresalir entre sus
iguales, hacer manifiesta su areté y alcanzar así el derecho a la fama, a la sobrevida en
el recuerdo de las generaciones posteriores, por medio de la poesía, aunque sea al costo
de su propia vida.
Por tanto, el héroe homérico no satisface a José Martí. Aspira a que el niño america-
no se identifique con un ideal heroico acorde con su tiempo y sus circunstancias. No es
casual que el primer número de La Edad de Oro se abra con un artículo dedicado a
Bolívar, Hidalgo y San Martín. “Esos son héroes”, nos dice, “los que pelean para hacer a
los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran
verdad.”28 Para ellos reserva el término y se comprende muy bien que no porque los
griegos hubiesen acuñado el nombre, lo use en relación con los reyes de la Ilíada.
Si bien Homero subraya una y otra vez el aspecto humano, mortal de Aquiles —y de
ahí los tintes trágicos que asume el cumplimiento del ideal heroico con la opción entre
vida y fama—, no puede desprenderse del mito. Por ello, en esencia Martí no traiciona
al viejo poeta al presentarnos a Aquiles en sus virtudes de hombre y solo recordar su
prosapia divina, hijo de la diosa Tetis, para introducir a su joven lector en esta suerte de
historia paralela, la de los dioses y sus relaciones con los hombres, consustancial al
poema, pero apenas rozada en el breve esbozo que de este hiciera inicialmente, puesto
que en él no había lugar para ninguna digresión explicativa, so pena de confundir y
perder el hilo de la exposición.
Para quien había aceptado la redacción de la revista para niños con la firme convic-
ción de que: “es necesario que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no
sepan explicar”,29 no se ha de pasar por alto la ocasión de que estos entiendan la forma
de pensar de los pueblos antiguos y las circunstancias por las que han creado a sus dioses
a su imagen y semejanza, de modo que de ello extraigan sus lectores lecciones para su
vida presente. De ahí el valor formativo que atribuye al poema y, en consecuencia, su
presencia justificada en La Edad de Oro: “En la Ilíada, aunque no lo parece, hay mucha
filosofía, y mucha ciencia, y mucha política, y se enseña a los hombres, como sin querer,
que los dioses no son en realidad más que poesías de la imaginación, y que los países no
se pueden gobernar por el capricho de un tirano, sino por el acuerdo y respeto de los
hombres principales que el pueblo escoge para explicar el modo con que quiere que lo
gobiernen.”30
Las expresiones “aunque no lo parece” y “como sin querer” nos indican que aun
cuando habla de la función didáctica del poema, Martí procura que no se olvide que
estamos ante una obra de arte. En el artículo martiano se inicia al niño, como bien se
percata el poeta mexicano, amigo de Martí, Manuel Gutiérrez Nájera: “en los misterios
28
J.M.: “Tres héroes”, O.C., t. 18, p. 308.
29
J.M.: “La última página”, O.C., t. 18, p. 350.
30
J.M.: “La Ilíada, de Homero”, en ob. cit., p. 20. 127
Elina Miranda Cancela
31
M. Gutiérrez Nájera: “La Edad de Oro de José Martí”, en Acerca de LA EDAD DE ORO, ob. cit., p. 50.
32
Horacio, al referirse a la finalidad del arte poético expone que: “los poetas o quienes son útiles
[prodesse] o quieren agradar [delectare] o quieren a una cantar lo deleitoso y lo provechoso de la
vida.” Traducción de Lorenzo Riber, en Virgilio y Horacio: Obras completas, Madrid, Aguilar, 1960,
p. 1080.
33
J.M.: “La Ilíada, de Homero”, en ob. cit., p. 20.
34
Horacio en el pasaje antes citado concluye: “alcanzó los sufragios de todo aquel que mezcló lo útil
con lo dulce, deleitando al lector y juntamente instruyéndole.” Virgilio y Horacio, en ob. cit., p. 1081.
128 35
J. M.: “La Ilíada, de Homero”, en ob. cit., p. 20.
Por qué “La Ilíada , de Homero” en La Edad de Oro
disfrute del texto homérico frente a algunos filólogos y críticos de cortas miras, los cuales,
atados a patrones literarios imperantes, se escandalizaban ante estos supuestos alardes
de mal gusto del genio homérico.
Mas aún quedaba otro escollo importante para un verdadero disfrute de la obra
literaria por parte del lector, la traducción, cuyas dificultades y peligros bien conocía por
experiencia propia. Como asevera alguna vez, para Martí “traducir es transpensar”36 y
sobre esta conjunción de fidelidad y creación que estima indispensable de una buena
versión, insistirá una y otra vez, como cuando apunta que una traducción “requiere un
grandísimo cuidado, una especie de creación, porque ha de ser un vaciamiento exacto de
lo que ha dicho en nuestro modo de decirlo”.37
La cuestión cobra renovado interés cuando se trata de una obra de la que había
escrito en 1882 en las páginas de La Opinión Nacional, con motivo del mencionado
hallazgo del papiro con fragmentos de la Ilíada, que era: un “poema gigantesco del que
ninguna traducción puede dar idea [...]. La majestad de aquella poesía está en los hechos
que canta, y en la sencillez con que los relata. En lo que inventa, se ve a Júpiter. En lo que
narra, la hazaña parece mayor por la manera de contarla”.38
De modo que, como no era de esperar que niños y adolescentes pudieran leer en su
lengua original la Ilíada, Martí pasa revista a las traducciones a mano del lector de la
época, en francés, inglés, alemán y en lengua española. A la elegancia de Alexander Pope
opone la cercanía a Homero que encuentra en Chapman, Dodsley o Landor. De esa
precisión hace gala también la traducción alemana, mas quien lo entusiasma es Leconte
de Lisle con su versión francesa; sin embargo, nos previene sobre la que hiciera José
Gómez de Hermosilla, prácticamente la única asequible en español en ese momento, la
cual, según Martí, carece del “fuego, el movimiento, la majestad, la divinidad a veces”39
del original aunque use sus palabras. Concluye, por tanto, que es preferible no leerla, lo
cual no debe entenderse como una renuncia a que el joven hispanohablante se acercara
al poema, puesto que en la educación de la época el aprendizaje de otras lenguas ocupa-
ba un buen lugar. Baste recordar cómo el propio Martí se deleitaba con la lectura de A
Mystery, de Lord Byron en la lengua en que fuera escrito originalmente el poema,
cuando contaba solo con trece años, y que también entonces se propusiera la traducción
de una obra de Shakespeare.
Resulta curioso en este contexto, si se me permite la digresión, que Laura Mestre
(1867-1944), de ilustre familia de la intelectualidad de la época, y que por entonces tenía
unos veintidós años, emprendiera un tiempo después su propia traducción, aún inédita,
de ambos poemas homéricos, al considerarlos como fundamento de la formación de las
36
J.M.: Prólogo a Mis hijos, O.C., t. 24, p. 16.
37
J.M.: Fragmentos, O.C., t. 22, p. 50.
38
J.M.: “Sección constante”, O.C., t. 23, p. 228.
39
J.M.: “La Ilíada, de Homero”, en ob. cit., p. 21. 129
Elina Miranda Cancela
130 40
J.M.: Cuadernos de apuntes, O.C., t. 21, p. 97.
Por qué “La Ilíada, de Homero” en La Edad de Oro
41
Salvador Arias: “La Edad de Oro cien años después”, prólogo a Acerca de LA EDAD DE ORO, en ob. cit., p. 23.
42
J.M.: “Poesía dramática americana”, O.C., t. 7, p. 173. 131
Elina Miranda Cancela
Una vez más se confirma el peculiar modo de enseñar que advirtiera Gutiérrez
Nájera al saludar la edición de la revista, y así, aunque el artículo brilla por su fluidez y
manera de decir, donde más que obedecer un plan el autor parece pasar de una idea a
otra por simple asociación, no hay palabra ni parte fuera de lugar y propósito. La forma
en que se desarrolla el artículo, modelo indudable para cualquier crítico que tenga como
divisa incitar a la lectura y disfrute de la obra literaria, recuerda el proyecto que Martí
anotara en sus apuntes y al que nunca pudiera dar cima, con esta única excepción: “¿Y
por qué no había yo de publicar, con mi propio modo de ver y lenguaje—una especie de
discursos, en pequeños libros sobre cada uno de los clásicos? En el comentario, suave-
mente y sin causar fatiga, el argumento.”43
Parte o no de un proyecto mayor en relación con los clásicos, no cabe duda, sin
embargo, que Martí no olvida nunca a su joven lector: desde la elección de aspectos que
resalta en la obra, su organización, el lenguaje que utiliza hasta detalles como el uso de
los nombres romanos, más usuales en la época, aunque por el comentario sobre Leconte
de Lisle y el empleo que él mismo hace de la transliteración de algunos sabemos que no
estaba al margen de los esfuerzos de parnasianos y otros estudiosos por rescatar los
propiamente griegos.
Pero quizás la mayor prueba nos la brinda “La última página” de la revista, en la cual
Martí revisa con los niños lo aportado por cada una de las treinta y dos que componen el
número inicial de La Edad de Oro. Los niños podrán llegar a ser hábiles como Meñique
y valientes como Bolívar, pero no poetas a la usanza homérica. Las funciones de la poesía
serán semejantes, pero los nuevos tiempos plantean nuevas exigencias:
porque estos tiempos no son como los de antes, y los aedas de ahora no han de
cantar guerras bárbaras de pueblo con pueblo para ver cuál puede más, ni peleas de
hombre con hombre para ver quién es más fuerte: lo que ha de hacer el poeta de
ahora es aconsejar a los hombres que se quieran bien y pintar todo lo hermoso del
mundo, de manera que se vea en los versos como si estuviera pintado en colores, y
castigar con la poesía, como con un látigo, a los que quieran quitar a los hombres su
libertad, o roben con leyes pícaras el dinero de los pueblos, o quieran que los hom-
bres de su país les obedezcan como ovejas y les laman la mano como perros.
Los niños lectores de La Edad de Oro deben prepararse para dar respuesta adecua-
da a sus circunstancias. Es bueno conocer el pasado, ser fuertes y querer emular con los
hombres antiguos, pero no hay que olvidar que “la tierra ha vivido más” y nuevos valores
se han abierto paso, valores que ya se perfilaban en la propia Antigüedad, pues quien
logró la victoria sobre los troyanos fue Ulises, “que era el hombre de ingenio, y ponía en
paz a los envidiosos, y pensaba pronto, lo que no les ocurría a los demás”.44
Como hombre de su época, lo griego entusiasma a Martí, pero no hay en él una
aceptación acrítica, sino una comprensión personal que le permite romper convencio-
nes y favorecer criterios que luego se generalizarían; pero sobre todo se aparta de
quienes prendados del pasado, no buscan “el secreto del bienestar espiritual en lo
43
J.M.: “Libros”, O.C., t. 18, p. 283.
132 44
J.M.: “La última página”, O.C., t. 18, p. 349.
Por qué “La Ilíada , de Homero” en La Edad de Oro
porvenir”,45 como asienta en su artículo sobre Oscar Wilde o como enfatiza en el elogio
de la actitud de Cecilio Acosta:
Todo le atrae y nada le ciega. La antigüedad le enamora, y él se da a ella como a madre;
y como padre de familia nueva, al porvenir. En él no riñen la odre clásica y el mosto
nuevo; sino que, para hacer mejor el vino, lo echa a bullir con la substancia de la vieja
copa. Sus resúmenes de pueblos muertos son nueces sólidas de las semillas de los
nuevos. Nadie ha sido más dueño del pasado; ni nadie—¡singular energía, a muy pocos
dada!—ha sabido libertarse mejor de sus enervadoras seducciones. “La antigüedad es
un monumento, no una regla; estudia mal quien no estudia el porvenir.”46
En este espíritu quiere José Martí formar a los nuevos hombres de América. De ahí
que no pueda causar extrañeza la presencia de “La Ilíada, de Homero” en el número
inicial de aquella empresa que con tanto amor abrazara quien aspirara alguna vez a ser
identificado por los niños como el hombre de La Edad de Oro.
Anexo
Cantos de la Ilíada a los que hace referencia José Martí
EN EL PRIMER RECUENTO EN EL SEGUNDO RECUENTO NO MENCIONADOS
I
II “Sueño. Beocia o catálogo de las naves”
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV “Engaño de Zeus”
XV
XVI
XVII “Principalía de Menealo”
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
45
J. M.: “Oscar Wilde”, O.C., t. 15, p. 367.
46
J.M.: “Cecilio Acosta”, O.C., t. 8, pp. 154-155. 133
ANA VERA ESTRADA
Una lectura contextuada
del itinerario martiano
en 30 años de Anuario*
Para Anna Housková, Hedvika Vydrová y Pedro
Pablo Rodríguez, en quienes pensaba al redac-
tar estas líneas.
creación del Centro de Estudios Martianos en 1978—3 de hecho ambas épocas confor-
man una indisoluble unidad, reconocida en el volumen 1/78, cuando en la “Presenta-
ción” se comenta haber incluido en el número varios trabajos entregados por la Sala
Martí.4
La presencia en la Sala de un exégeta de primera magnitud como Cintio Vitier y de
un fundador de instituciones como Manuel Pedro González, acompañados de un gru-
po de profesores e investigadores valiosos más y menos jóvenes, cubanos y extranje-
ros, explica que el diseño de la primera parte de la colección sobreviviera en sus
grandes líneas hasta hoy.5
Puede leerse en aquel primer número de 1969 que el Anuario se creaba para:
• Compilar, reseñar y comentar la bibliografía martiana aparecida en el año.
• Publicar traducciones castellanas de los trabajos escritos en otras latitudes.
• Informar al público extranjero de los avances en los estudios martianos realizados
en Cuba.
• Ser punto de convergencia entre martianos de todos los países.
La trayectoria posterior le dio la razón a aquel proyecto. Veremos en qué medida ha
sido consecuente con sus propósitos iniciales. El aspecto relativo a las traducciones de
trabajos aparecidos en otras lenguas es quizás donde la proyección actual se aleja más
del origen. Sin embargo, es sobre todo en la idea de ser punto de convergencia entre
martianos donde se revela el trasfondo ecuménico, que ya desde entonces anunciaba el
carácter polémico de la publicación y que no por casualidad se nos propone como objeto
de reflexión de este Simposio.
El Anuario aparecido bajo tales auspicios retomaba la perdida sistematicidad de los
estudios martianos impulsados primero por Gonzalo de Quesada y Aróstegui, discípulo
de Martí y primer compilador de su obra,6 por su hijo Quesada y Miranda, director
entre paréntesis indican en el siguiente orden: volumen, año de la publicación, y página en que
aparece la referencia.
3
La Sala Martí publicó entre 1969 y 1977 los números 1 a 7 del Anuario Martiano, y el CEM publica
desde 1979 hasta la actualidad el Anuario del Centro de Estudios Martianos, del cual han visto la luz
los volúmenes 1 al 22. Asimismo el CEM y Karisma Digital prepararon dos ediciones en disco
compacto de ambas colecciones.
4
Para más detalles ver al final una propuesta de periodización.
5
Otmar Ette considera que el Anuario de la primera época carecía de programa definido, sin
embargo, los elementos que aporto en este análisis demuestran lo contrario. Ver su José Martí.
Apóstol, poeta revolucionario. Una historia de su recepción, México, Universidad Nacional Autóno-
ma de México, 1995: 268. Para una crítica, que no suscribo en todas sus partes, de la obra de Ette,
recomiendo de Rolando González Patricio: “Un siglo de recepción martiana: para leer a Ottmar Ette”
(20/97: 229-234).
6
Aunque es bastante conocida la historia de las ediciones de las Obras completas de Martí, no está de
más recordar que el primero en compilar y publicar parte de los manuscritos de Martí fue Gonzalo
de Quesada Aróstegui, quien logró ver terminados quince volúmenes entre 1900 y 1915. Su hijo 135
Ana Vera Estrada
preparó una edición más completa, publicada en setenta y cuatro volúmenes por la Editorial Trópico
entre 1936 y 1949. La edición que circula hasta el presente está basada en la anterior; apareció, con
adiciones y rectificaciones, entre 1963 y 1973 y consta de veintiocho tomos; la preparó la Editorial
Nacional de Cuba en coordinación con la Editora del Consejo Nacional de Cultura y la Editora del
Consejo Nacional de Universidades y estuvo a cargo de Juan Marinello, Elías Entralgo y Gonzalo de
Quesada y Miranda. El tomo 28 de esta colección estuvo a cargo del Instituto Cubano del Libro y la
Editorial de Ciencias Sociales. En los años 90 un equipo constituido por Cintio Vitier, Fina García
Marruz y Emilio de Armas y contando con la revisión de Ángel Augier y Ramón de Armas, emprendió
la preparación de la edición crítica, ampliamente enriquecida, de la cual han aparecido seis
volúmenes y otros tantos se encuentran terminados o en fase de terminación. Está comenzando a
darse a conocer una edición en disco compacto de la edición de 1962-65. De acuerdo con el criterio
del historiador cubano Enrique López, del equipo del Centro de Estudios Martianos, para acceder a
los nuevos textos martianos que han ido apareciendo en diversos países e instituciones, no existe
otra fuente que el Anuario del Centro de Estudios Martianos, el cual les dedica las primeras páginas
de cada número. (Fuentes: Gonzalo de Quesada y Miranda: “Introducción”, O.C., t. 27, Editorial
Nacional de Cuba, La Habana, 1965 y Juan Marinello, “Martí en su obra”, O.C., t. 1, 1963: 9-20). Para
una visión más actualizada ver, de Iván Pérez Carrión: “Las Obras completas de José Martí en Cuba”
(20/97: 71 y ss).
7
El Archivo José Martí es una publicación periódica aparecida en La Habana entre 1940 y 1952.
Salieron seis tomos, que abarcan hasta los números 19 a 22. La edición estuvo mayormente a cargo
de Félix Lizaso (La Habana 1891-Estados Unidos 1967). Su objetivo era divulgar la vida y la obra de
José Martí, y lograr que fuera como un “repertorio martiano” de todo lo publicado en Cuba y el
extranjero sin preocuparse de que los trabajos fuesen inéditos. Lizaso fue ensayista y periodista.
Participó en todo el movimiento intelectual cubano durante la República burguesa. Dirigió tempo-
ralmente el Archivo Nacional de Cuba e integró la Comisión del Centenario de José Martí, creada
durante el gobierno de Fulgencio Batista, por lo cual ha sido ampliamente denostado. Acerca del
contenido del Archivo José Martí se recomienda consultar el estudio “Martí en la revista Archivo José
136 Martí”, de Madelyn Ruiz San Juan (20/97: 38-50).
Una lectura contextuada del itinerario martiano en 30 años de Anuario
L as apariencias no engañan
Pocas revistas cubanas pueden exhibir una historia tan consecuente con sus orígenes y
un tan nutrido grupo de colaboradores de excelencia. Encabeza la lista de los más asi-
duos protagonistas11 la imprescindible referencista Araceli García-Carranza (20); le si-
guen Cintio Vitier (15), símbolo y modelo de dedicación al magisterio martiano, Ibrahim
Hidalgo (15), el más fecundo de la segunda generación, Pedro Pablo Rodríguez (14),
cordial y severo en ciencia, Roberto Fernández Retamar (13) con su estilo elegante, el
laborioso Luis Toledo (13), el esclarecido Armando Hart con sus doce discursos, Adalberto
Ronda (6), quien no por llegar después alcanza menos protagonismo, y la poetisa Fina
García Marruz (4), a quien el nombre refleja. Este breve registro señala a aquellos cuya
labor cotidiana goza de mayor peso en las páginas de la publicación, de acuerdo a la
cantidad de trabajos publicados.
Nombres desaparecidos ya deben figurar en esta lista: el fundamental Ramón de
Armas (15), el maestro Julio Le Riverend (13), los fundadores Juan Marinello y José
Antonio Portuondo, y entre los extranjeros el siempre fraterno Paul Estrade (12). No por
automarginado hoy se puede excluir a Emilio de Armas de una nómina donde ocupaba
merecido lugar.
Parte importante de los actuales firmantes de textos sustanciales de la exégesis
martiana no aparecen entre estos consagrados; la mayoría de ellos son jóvenes estudio-
11
La cantidad de colaboraciones registrada, referida entre paréntesis después del nombre, se basa en
un conteo de los trabajos de cada autor mencionado en el Índice de la publicación, elaborado
por Hilda González Rosales y aparecido en los números 10/89 y 20/98. Las dos partes (1978-1988) y
(1988-1997) posibilitan un análisis detallado del movimiento de colaboradores aparte de su valor
como instrumentos de búsqueda. Para ser justos con el pasado y completar la colección, algo similar
138 debería abordarse con los siete números de la primera época.
Una lectura contextuada del itinerario martiano en 30 años de Anuario
sos cubanos formados en la última década a la sombra y la luz de los predecesores y con
novedosas herramientas de análisis en su haber. Las páginas del Anuario se han abierto
a todos aquellos que en algún momento se han acercado con acierto a la sustancia
martiana, y aunque las incomprensiones han enturbiado a ratos el diálogo científico, los
más han retornado y ocupan de nuevo un espacio del que habían sido temporalmente
apartados.
Asiduos colaboradores extranjeros son responsables de descubrimientos fundamen-
tales de textos aparecidos en fondos hemerográficos y documentales de otros países.
Otros han sido traductores y divulgadores incansables de la obra martiana en sus respec-
tivos países. Sería imposible mencionarlos a todos. El registro de los nombres frecuen-
tes, ordenado por edades, proporciona un panorama generacional interesante.
En el grupo de los mayores y permanentes descuellan Cintio Vitier, Fina García
Marruz, Roberto Fernández Retamar, Araceli García Carranza. Entre los que llegaron
casi a la vez y tienen hoy un lugar protagónico, vale mencionar al infatigable Estrade, al
imprescindible Schulman, a Pedro Pablo, a Ibrahim Hidalgo, a Toledo, a Carmen Suárez,
Ana Cairo y Adalberto Ronda. Otros, sin haberse destacado por el número de sus colabo-
raciones o lo señalado de su aporte científico, han dado un incansable respaldo a la
revisión de los tomos de las Obras completas, y han sido personajes clave para el conjun-
to de las publicaciones martianas.
No es frecuente encontrar una publicación con malla tan tupida de continuidades en
el pesquisaje de hilos polémicos. El tejido de los diálogos que se increpan y responden
todo el tiempo, permite tanto al buen conocedor como al simple interesado el hallazgo
de secretos lazos de solidaridades y desencuentros entre estudiosos de criterio diverso.
Estamos hablando de veintinueve volúmenes anuales publicados entre 1969 y 1999,
con un promedio de más de cuatrocientas veinte páginas cada uno, el equivalente a algo
más de nueve mil cuartillas en treinta años, donde el espacio aparece inteligente y
jerárquicamente distribuido, y donde muchas de las secciones conservan hasta el título
que se les atribuyó en 1969, y otras que lo han cambiado en muchos casos obedecen a
una búsqueda de precisión más que a un cambio de orientación. Esto habla a favor del
trazado inicial.
En líneas generales cada número se abre con una muestra de los nuevos documen-
tos de José Martí descubiertos o reconstruidos a partir de originales consultados dentro
o fuera de la Isla, que no aparecen o están mal recogidos en las primeras ediciones de la
Obras completas. Le sigue una sección de artículos de contenido nombrada “Estudios”,
la más importante, apoyada por “Vigencias”, donde se rescatan trabajos de años anterio-
res cuya reedición se justifica o se requiere en la coyuntura; luego una sección destinada
a presentar los discursos de apertura y clausura pronunciados en el Seminario Juvenil
de Estudios Martianos celebrado en el año, con algunas interrupciones desde 1986; más
adelante una amplísima sección bibliográfica para reflejar el movimiento editorial en
torno a la figura de Martí, en la cual se incluye, aparte de la imprescindible bibliografía, 139
Ana Vera Estrada
reseñas y comentarios a las obras más notables publicadas.12 El número finaliza con la
actualizada “Sección constante”.13
Dossiers temáticos, muchas veces verdaderas memorias de las conferencias cientí-
ficas realizadas, en ocasiones ocupan el segundo puesto, sustituyendo a la sección “Estu-
dios” y abarcando entre una y tres cuartas partes del espacio total del número.14 La nota
editorial se regulariza desde el no. 10/87; en ella a veces se enumera los materiales más
interesantes y en otras se señala la postura del CEM con relación al tema más candente
de la actualidad nacional.
Lecturas deslindes
El Anuario propicia cuatro formas de acercamiento a la problemática martiana para
diferentes categorías de lectores:
• Desde la “Sección constante” para quien busca información sobre la vida intelectual
de la institución, sus colaboradores y los hilos que los interconectan con sus seme-
jantes en Cuba y el extranjero.
• Desde la “Bibliografía martiana”, con sus diversas secciones.
• Desde la reconstrucción de la biografía social y literaria de Martí a través de la sección
“Otros textos martianos”, conjuntamente con una buena parte del espacio de las
secciones analíticas.
• Desde las polémicas tejidas en torno a la figura, diseminadas por todas las secciones,
donde predomina la utilización política contemporánea del personaje histórico.
Puede afirmarse, pasando balance al conjunto, que compiten fuertemente por el
espacio la confrontación ideológica contemporánea y los temas propiamente martianos,
sugeridos por la investigación de la vida y la obra, y que con frecuencia algunos números
se inclinan en uno u otro sentido. En ese permanente estar en conflicto se desdibuja un
tanto la frontera entre la discusión sobre las etapas de la evolución ideológica de Martí y
lo que es propiamente la batalla ideológica contemporánea para la cual Martí es símbolo
legitimador. Únicamente la lectura sucesiva de la colección va a permitir seguir la se-
cuencia del debate en todos sus matices e intensidad.
12
En el no. 22/99 se analiza el movimiento editorial entre 1959 y 1998 y se señala una sensible
disminución de la cantidad de títulos publicados desde 1990; por lo cual se llama a intensificar el
trabajo para recuperar el ritmo, ascendente entre 1959 y 1989, y frenado por la crisis económica.
13
Según el historiador Julio Le Riverend, esta sección toma su nombre de una columna del periódico
venezolano La Opinión Nacional, donde Martí fue, si no el único colaborador, sí el más asiduo entre
noviembre 1881 y junio 1882 y probablemente el responsable de la originalidad de su perfil. (11/88:
469). Desde ella se puede seguir día a día el desarrollo de las actividades de promoción del CEM y
muchas pistas para reconstruir los debates que tuvieron por escenario las páginas de la publicación.
Se publicaba desde el no. 1/69 con el título “Noticias y comentarios”, aunque fue ganando en perfiles
y espacio. El nombre fue sustituido por el definitivo en el no. 4/81.
140 14
Se adjunta en anexo un listado de estos dossiers.
Una lectura contextuada del itinerario martiano en 30 años de Anuario
15
Para reconstruirlos me apoyo en Ottmar Ette, ob. cit., cap. 4; Pedro Pablo Rodríguez: “La idea de
liberación nacional en José Martí” (4/72), y Salvador Morales: “La batalla ideológica en torno a José
Martí” (5/74), entre otros artículos sobre el tema. El debate organizado por la revista Temas,
publicado en el no. 26 del 2001, es fundamental.
16
Julio Antonio Mella: “Glosas al pensamiento de José Martí” (1926). [Ver en Siete enfoques marxistas
sobre José Martí, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editora Política, 1985, pp. 5-13. (N. de
la E)]
17
O. Ette: Ob. cit., p. 97. 141
Ana Vera Estrada
intelectual” ha sido rubricada con pertinaz insistencia por gran parte de los autores que
han tomado la palabra en el debate ideológico posterior a favor del proyecto político
cubano. Esta declaración —y no acusación, como asegura Ette— está también presen-
te en la conversación que en 1960 tuviera el presidente cubano con los artistas e intelec-
tuales, recogida en su texto “Palabras a los intelectuales”, y en muchos otros documentos
rectores de la política cultural durante los primeros tiempos.
Si no se valora la letra de esos documentos y sus consecuencias para la vida cultural
cubana a la luz de la compleja situación de aquellos años, que precisó radicalizar al
máximo los procesos internos en busca de una unidad política necesaria para el diseño
del proyecto de más largo plazo, no es posible aquilatar en todos sus matices aciertos y
errores cometidos por un diseño que excluyó en un primer tiempo a muchos de sus
actores y acotó la libertad de expresión. Sin renunciar a los principios fundamentales, la
historia posterior, en particular la crisis económica de los noventa, y la emergencia de las
nuevas generaciones en la conducción de la política cultural favorecieron una necesaria
flexibilización y modernización de aquellos principios.
Es en aquella coyuntura de fines de la primera década cuando se crea la Sala Martí,
conjuntamente con el Anuario. Debe haber causado cierta desazón el hecho de que,
como resultado de una entrevista escrita propuesta a diversos autores, en el número 1/
69 apareciera, de Manuel Pedro González, “Prontuario de temas martianos que recla-
man dilucidación”, artículo donde el autor indica sólo temas literarios y filosóficos, y
donde la dimensión histórica del Héroe queda subsumida, a contrapelo de los aportes
que ya los científicos cubanos estaban sumando al debate.18 Debemos recordar, a mane-
ra de ejemplo, que en el mismo año aparece un sustancioso libro como el de Fina García
Marruz y Cintio Vitier, Temas martianos (1969), que recoge una rica muestra de asun-
tos literarios y extraliterarios encabalgados armoniosamente como evidente resultado
de larga y profunda reflexión.
Los temas propuestos por González, profesor de literatura, se mueven en la órbita de
los puntos dos y tres del Congreso de 1953. El texto de Manuel Isidro Méndez, aparecido
en el mismo número, reconoce que Martí es la personalidad más sobresaliente de
América (1/69:98) y recomienda leer y estudiar su correspondencia para conocer al
hombre y desmitificar juicios superficiales para continuar con la preparación de la edi-
ción definitiva de las Obras completas. El largo ensayo de Marinello se refiere también a
un tema literario (“Martí: poesía”). Otros trabajos literarios llenan el número, entre
ellos uno muy valioso de Ivan Schulman sobre el modernismo: “Martí y Darío frente a
Centroamérica: perspectivas de realidad y ensueño”, que todavía aporta novedades.19
18
Me refiero a la entrevista escrita, planteada por el Anuario, también a Manuel Isidro Méndez, Juan
Marinello y Gonzalo de Quesada y Miranda sobre: su visión personal de Martí y sobre los temas de
indagación recomendables para los jóvenes investigadores.
19
Ver, del mismo autor, “Vigencia del modernismo: concepto en movimiento” (Temas, La Habana,
142 no. 18/19, de 1999).
Una lectura contextuada del itinerario martiano en 30 años de Anuario
poderosa, la más ancha sustancia de la palabra y la acción de José Martí” (6/76: 328). En
otras palabras: el juicioso Marinello llama a la reflexión, a frenar los embates de excesivo
calado en la descontextualización de la figura histórica, pero por centralismo democráti-
co se pronuncia a favor.
El tiempo daría la razón a los capaces de ponderar sus palabras en aquellos años
difíciles. Tiempo después, cuando comenzaba el enfrentamiento frontal por la apertura
de una emisora de radio con el nombre de Martí, que perdura todavía, toma la palabra
en el mismo sentido Julio Le Riverend:
en modo alguno al enjuiciar semejanzas y contrastes olvidemos que lo esencial es
medir cómo cada cual anduvo por encima de las vicisitudes de sus días para concebir
y llamar otros días mejores, más dignos para todos. Afirmar lo que no se encuentra
realmente en su contexto vital nos llevaría al error de presentar su análisis
historiográfico casi como nuestra autobiografía, fácil cuando los procesos históricos
han dado su pleno fruto. Esquivemos el sustituirlos en la reflexión acerca del pasado.
Lo sustancial no es, a lo menos irrevocablemente lo que pensamos de ellos, sino lo
que fueron capaces de hacer para que seamos como somos (12/89:25)
Decía arriba que el tiempo dio la razón a los que supieron encontrar los matices de
la realidad en momentos difíciles, sin suscribir plenamente posiciones polares. A un
amigo a quien le pregunté recientemente qué había sido de Schulman y hacia dónde
había derivado el diálogo después de publicada su intervención en el coloquio sobre
recepción martiana (20/97) me contestó: —¡Uf, ya es de nuevo de la casa, tan habitual
como Paul Estrade! Ivan Schulman, según su propia declaración, había regresado a
Cuba, llamado por los colegas cubanos, desde 1987.23
De ninguna otra forma que como injustas pueden valorarse las palabras endilgadas
a Manuel Pedro González en aquellos años, un pionero en los estudios martianos, autor
de veintinueve de los títulos incluidos en la extensísima bibliografía de Ette.24 Pero el
verdadero y justo redimensionamiento de su valía es de agradecer a Schulman, en el
artículo arriba mencionado.
No quiero concluir sin señalar que los tiempos reclaman el lugar correspondiente al
debate científico, para poder continuar dialogando sobre la estatura histórica de José
Martí, y que hablar de “trascendencia cultural” de su vida y su obra es lo mejor que
podemos hacer para recolocar los términos en su justo lugar, y volver a posicionarnos en
la obra de su vida, en el tiempo que le tocó vivir, para acercarnos cada vez más a su
significado para nosotros.
23
Ver su “Crónica de una presencia remisa: Martí en los Estados Unidos” (20/97: 205).
24
En la revisión de los autores incluidos en dicha bibliografía pude cuantificar que sólo once de ellos
acumulaban más de quince trabajos, y que los más prolíficos eran cinco: el CEM como autor colectivo
con cincuenta y tres textos, Retamar con cuarenta y dos, Cintio con cuarenta, Marinello con treinta
y seis y Manuel Pedro con veintinueve. Le siguen, en orden decreciente: Emilio Roig de Leuchsenring
(21), Carlos Ripoll (21), Estrade (20), Lizaso (19), Schulman (17) y Portuondo (15). 145
Ana Vera Estrada
De cómo el tiempo
Las sucesivas direcciones del Centro de Estudios Martianos son representativas de las
diversas etapas por las que ha transitado la publicación25 determinadas por el peso de la
coyuntura económica y política de cada momento. Un atisbo de ellas se infiere de ciertos
elementos de forma y contenido que hemos enumerado a lo largo del trabajo, como un
reflejo de los giros que en lo ideológico y lo económico han afectado la vida cultural de la
sociedad cubana en los últimos treinta años.
Parto de la idea de las dos épocas (1969-1977) y (1979-1999). La primera de ellas
acusa dos momentos de signo diferente, y tienen como punto de inflexión la entrega
no. 5, de 1974, año de la disolución de la Fundación José Martí y también de la desapari-
ción física de Manuel Pedro González.26 En el primer momento (1969-1973), dando
continuidad a la tradición predominante antes de 1959, prevalece el tratamiento de
temas literarios y hay una presencia fuerte de autores extranjeros. En el segundo
(1974-1977), aparece con empuje creciente el pensamiento político y militar y se esboza
un enfrentamiento a posiciones de autores clave durante la primera etapa.
La segunda época manifiesta cuatro grandes momentos o etapas. Al Seminario Juve-
nil de Estudios Martianos le corresponde un lugar determinante en la reorientación de
los estudios hacia el pensamiento y la obra políticos de Martí. Los documentos de dichos
seminarios, aparecen de forma estable en casi todos los números de la tercera etapa
(1978-1985). En ella hay una amplia nómina de autores extranjeros, entre ellos varios
de las antiguas repúblicas soviéticas. Se hace simultáneamente evidente el crecimiento
geométrico de la producción científica cubana donde predomina el interés por dilucidar
la estatura histórica de Martí.
La cuarta etapa (1986-1990) acusa cambios en la estructura de las secciones:
desaparecen virtualmente los Seminarios Juveniles, se funden secciones analíticas, se
hace permanente la nota de presentación. Al final de la etapa aparecen las firmas de
Cintio Vitier y Fina García Marruz, tomando parte en el Consejo Asesor del CEM.
Quiero recalcar que los primeros cuatro números publicados por la Sala Martí vieron
la luz sin otro crédito que el de la Sala y la firma de los autores respectivos, por lo cual
la marca sin duda indeleble de sus siempre sustanciales presencias no puede ser
rastreada sin acudir a los testimonios orales, de modo que a los efectos de la lectura,
es en el número 9/86 donde por primera vez aparecen como algo más que como
autores de sus textos.
La quinta etapa (1991-1995) acusa una disminución del volumen de las publicacio-
nes, la salida de los números del Anuario se retrasa y en general se caracteriza por el
25
La dirección del CEM ha estado bajo la autoridad de: Roberto Fernández Retamar (1978-1985), Luis
Toledo (1986-1990), Ismael González (1991-1994), Enrique Ubieta (1995-1997); actualmente lo
dirige Rolando González Patricio.
146 26
Schulman: “Crónica [...]”: (20/97: 204).
Una lectura contextuada del itinerario martiano en 30 años de Anuario
gran peso del debate ideológico; también aumenta el número de los miembros del
Consejo editorial, pero disminuye el de las actividades de extensión nacional e interna-
cional. El no. 18/95 constituye una verdadera transición, no sólo por el cambio radical en
su apariencia externa (“ropaje renovado”, como se reconoce en la presentación) sino
sobre todo por el retorno al debate científico desprovisto de urgencias políticas sobre la
figura histórica, cerrando con ello por fin los años convulsos.
La última etapa, en la segunda mitad de los 90 se ha visto afectada todavía por cierto
retraso en la salida de las publicaciones, aunque se le dio un vuelco radical a la apariencia
exterior y a la calidad de la impresión al mejorar sensiblemente el material destinado
para ello, gracias al apoyo de organizaciones internacionales (19/96: 384). A pesar de que
en los últimos años desaparecieron tradicionales estudiosos martianos como Julio Le
Riverend, José Antonio Portuondo y Ramón de Armas, puede afirmarse que la revista
exhibe en esta última etapa un grado de madurez científica y un prestigio que permiten
conceptuarla hoy como la publicación historiográfica de mayor interés para los estudios
cubanos.
Epílogo
Cuando buscaba un tema para este Simposio pensé en dos alternativas. Descarté el
comentario a la edición crítica porque exigía una dedicación sostenida y por tiempo
dilatado y elegí la segunda con la convicción de quien acepta un reto: no se me escapaba 147
Ana Vera Estrada
el atractivo singular de esta presentación y los riesgos que encerraba. Me propuse por
último presentar la parcela elegida sin apelar a lugares comunes.
Releyendo ahora lo escrito pienso haber traicionado sólo en parte mi promesa secre-
ta: las reflexiones vuelven sobre asuntos bastante tratados entre martianos de cepa,
dejé a un lado aspectos capitales tratados en las nueve mil páginas de la colección,
insuficientemente explorados, pero considero haber escapado con suerte al menos a
uno de los peligros: la fuerza gravitacional del estilo martiano. Con mi texto no se aplica
—me parece— una de las críticas frecuentes contra la exégesis martiana, el excesivo
deslumbramiento con el decir martiano. Y para mantenerme en ese registro quisiera
formular mi opinión personal basada en la lectura que acabo de proponer.
La obra escrita y la personalidad histórica de Martí forman parte del legado cultural
recibido por la sociedad cubana. El hombre conoció en profundidad y vivió intensamente
la circunstancia cubana de su época y fue capaz de entenderla a la luz de los movimientos
políticos latinoamericanos y mundiales de entonces. Sus escritos, su actuación como
intelectual y la experiencia como ser humano y como figura política constituyen un caso
de excepcional complejidad y riqueza humanística, susceptible de ofrecer enseñanzas
válidas para otras sociedades, en particular para aquellos que se interesan por la historia
de las ideas y de las luchas anticolonialistas en el continente americano.
La expresión de gran poeta de la lengua, hombre político y escritor incansable, explica
y justifica la amplia difusión de su obra. Pero su universalidad no debería continuar
favoreciendo autocomplacencias de definido signo político contemporáneo, sino dar por
el contrario paso a una comprensión más plena del significado como ejemplo para la
gente sencilla en su condición de hombre político en su tiempo y símbolo patriótico en
que la sociedad civil deposita su esperanza. Para los más afortunados detentadores de
una cultura literaria suficiente, el escritor que renueva las letras hispanas en la segunda
mitad del XIX da materia constante para la reflexión. Tanto en un sentido como en otro,
cada momento histórico trae consigo nuevas propuestas y es en esas potencialidades
donde a mi juicio radica la trascendencia cultural de José Martí.
Apéndice
Dossiers temáticos
• (3/1980) Simposio Internacional José Martí y el pensamiento democrático-revolu-
cionario.
• (5/1982) Mesa redonda En los noventa años del Partido Revolucionario Cubano.
• (6/1983) Simposio Internacional Pensamiento político y antiimperialismo en José
Martí.
• (11/1988) Encuentro Nacional de Estudios sobre José Martí.
148 • (12/1989) Jornada Varela-Martí.
Una lectura contextuada del itinerario martiano en 30 años de Anuario
149
OLGA SÁNCHEZ GUEVARA
Bailarina en dos poemas.
Apuntes*
En 1876, cuando nacía en Praga (entonces parte
del imperio austrohúngaro) el niño que tiempo
después alcanzaría la celebridad literaria bajo el
nombre de Rainer Maria Rilke, ya el más universal
de los cubanos contaba con veintitrés años, y tenía
tras sí la amarga experiencia del presidio político y
el destierro, como consecuencia de su lucha ince-
sante por la independencia de su país.1 Con razón
hablaría Gabriela Mistral, más de medio siglo des-
pués, sobre “la gesta del antillano que se partió
como la granada en dos gajos desiguales: la litera-
tura y la hazaña civil. En ambos, José Martí apare-
ce en esa pura rojez de fuerza y de sangre, en fruto
cabal y, por tanto, ensangrentado”.2
Por su parte, el poeta de Duino está determinado y proyectado en una sola dirección,
según afirma Jaime Ferreiro Alemparte, gran conocedor e importante traductor de la
obra rilkeana.3 Rilke se vuelca de manera exclusiva hacia su creación poética, a veces
acogido por amistades pudientes que le sirven de mecenas, y otras, apoyado económica-
mente por su editor, Anton Kippenberg. Para Rilke, escribir es misión a la cual se consa-
gra; de ahí la radical dedicación a su obra, y su existencia aislada, apartada de toda
“realización no espiritual”.4
Una de las preguntas que me hice cuando leí por primera vez la “Bailarina española”
de Rilke fue si el autor, antes de escribir su poema, habría conocido el de Martí. La
“Bailarina” de Rilke está fechada en junio de 1906, en París; “El alma trémula y sola”,
como es sabido, pertenece a los Versos sencillos, cuya primera edición data de 1891, en
Nueva York. Pero, por una parte, la tirada de aquella primera edición fue bastante
modesta, lo que reduce a un mínimo la probabilidad de que se divulgara en la Europa no
hispanohablante. Por otra parte, en carta desde Toledo a Marie von Thurn und Taxis,
fechada en 1912 (o sea, seis años después de haber escrito su “Bailarina española”),
Rilke dice: “Estos días leo mucho aunque sin orden: una vida de Cervantes en español
(mi primer atrevimiento en este sentido).”5 Así pues, queda claro que el poeta austríaco,
quien años más tarde llegó a leer la Noche oscura del alma de San Juan de la Cruz en el
original, no leía en español cuando escribió su “Bailarina”. Cierto es que Rilke conocía
varios idiomas, pero parece muy poco probable que por esa fecha existiera ya alguna
traducción de los Versos sencillos.6
3
Jaime Ferreiro Alemparte: España en Rilke, Madrid, Ediciones Taurus, 1966. “Quien más sabía de
Rilke era el gallego Jaime Ferreiro”, dice Alberto Zurrón, fundador de la Sociedad Rilke Española.
4
A pesar de su radical y exclusiva opción por la literatura, Rilke no estuvo ajeno a la política de su
tiempo. Lo demuestran las Cartas sobre política (Briefe zur Politik) publicadas en 1992, en alemán,
por la Insel Verlag, en recopilación y edición de Joachim W. Storch. En carta a su esposa Clara
Westhoff, el poeta se manifiesta esperanzado en la revolución de 1918. Poco después expresará su
consternación por los asesinatos de Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht, y por el terror con que fue
sofocada en Munich la República de los Consejos. En la mañana del 1ro. de mayo de 1919, en
Munich, Rilke es sometido a arresto domiciliario bajo la acusación de bolchevique (!) y de haber
disparado contra tropas del gobierno (!!). Este incidente, que habla por sí solo sobre la posición
política de Rilke en esa época, le motiva a abandonar definitivamente Alemania. Años más tarde, el
autor que había fustigado la miseria y la guerra como “enfermedades de este mundo” derivaría
hacia un resignado conservadurismo político, atribuible, según Storch, al empeoramiento de la
salud física del poeta.
5
Jaime Ferreiro Alemparte: España en Rilke, ob. cit., p. 393.
6
Cf. Carmen Suárez León: “Cuba y España en el verso martiano: analogía y contradición”, en Un
domingo de mucha luz, Salamanca, 1995. 151
Olga Sánchez Guevara
Diversas formas del arte popular danzario de España, entre las que predomina el
baile gitano andaluz, se fusionan en lo que hoy conocemos por baile español. Estrecha-
mente unido a la guitarra, la cual le presta el compás y el ritmo que le son imprescindi-
bles, el baile andaluz tiene una vigencia de más de dos siglos, y durante ese largo tiempo
ha evolucionado de manera constante. Su edad de oro se registra entre 1869 y 1929, y
precisamente dentro de este período están fechados el poema “X” de los Versos sencillos
de Martí (1891) y la “Bailarina española” de Rilke (1906).
Desde mediados del XIX se inició el profesionalismo en el baile andaluz. Por enton-
ces comenzaron a usarse tarimas para bailar, lo que permitió más brillantez en el
zapateado7 y el uso de la bata de cola. Se acentuaron las diferencias entre el baile del
hombre y el de la mujer. En este último, el mantón desempeña un papel destacado:
grabados y fotografías permiten apreciar que el mantón de Manila está íntimamente
asociado al flamenco o baile andaluz: “Cuando una bailaora8 quiere levantar el vuelo,
una delicada pieza de seda cuajada de bordados florales hace las veces de alas. [...] El
mantón de Manila [...] fue adoptado por la cantaora como parte de su vestuario de
escena y por la bailaora como pieza clave de su baile, especialmente, en la escuela
sevillana.”9
Son características recurrentes del baile español el rápido taconeo, el repiqueteo de
castañuelas, el gesto que expresa ora altivez o reto, ora recogimiento o languidez, y los
ademanes de los brazos, por los que el movimiento parece ascender hacia el espacio.
“Espléndida, con un gesto orgulloso”, zapatea sobre el fuego la bailarina de Rilke,
cuyos brazos “desnudos se levantan, en vela y chasqueantes”; “Alza, retando, la frente”
la bailarina de Martí, y luego “crúzase al hombro la manta: / En arco el brazo levanta: /
Mueve despacio el pie ardiente” para, al final, recoger “de un débil giro / [...]el manto de
flecos rojos”. En ambos poemas puede hablarse de traducción, partiendo del baile, en
cuanto lenguaje artístico, hasta convertirlo en poesía escrita.
¿Cómo surge la “Bailarina española” de Rilke?
Sostiene Ferreiro Alemparte10 que el interés de Rilke por España se remonta a la
época en que concluyó sus estudios de bachillerato: a los veinte años escribía un soneto
dedicado al pintor Velázquez, y, otro, a la trágica figura de Inés de Castro. Como fuentes
del acercamiento de Rilke a temas españoles, Ferreiro señala las obras del hispanista
alemán Adolf von Schack y el Flos Sanctorum, del jesuita español Pedro Ribadeneira, en
traducción al alemán de J. Hornig.
7
En su libro El alma española y el baile (traducción de Jerónimo González, Madrid, Editora Nacional,
1973, p.101), la profesora Anna Ivanova define “zapatear” como la acción de llevar el ritmo golpean-
do el suelo con los pies, con gran elegancia.
8
Según Ivanova: El alma española y el baile, ob. cit., “bailaora” es una gitana que danza, tanto si es
gitana de nacimiento como si no. Ver capítulos VII y VIII.
9
Artículo “Alas para el baile de mujer”, de Silvia Calado Olivo, en www.flamenco-world.com.
152 10
Jaime Ferreiro Alemparte: España en Rilke, ob. cit., pp. 25 y siguientes.
Bailarina en dos poemas. Apuntes
Así pues, no resulta raro que el poeta de treinta años se haya interesado espe-
cialmente en la pintura de un artista hispano que alcanzara gran éxito en su época:
Ignacio Zuloaga. Un cuadro de este titulado “La bailarina Carmen, la gitana”, podría
ser el retrato de la bailaora Carmela, cuya danza pudo apreciar Rilke en fiesta
celebrada por el pintor Zuloaga en su estudio parisiense, con motivo del bautizo de
su hijo.
De la quietud inicial (“antes de dar la llama”) a la exteriorización de un sentimiento
apasionado que se convierte en incendio devorador; primero la inmovilidad del cuadro,
luego la bailaora en movimiento que “de repente es llama, enteramente”. Así vio Rilke
por primera y quizás única vez el espectáculo del baile español en toda su vehemencia.
El poema rilkeano de la “Bailarina española” es como una instantánea: un momento
vivido que se plasma en palabra poética.
¿Cómo surgen los versos de Martí dedicados a la bailarina española?
Especialmente en Andalucía [especialmente, es decir, no sólo allí, sino también en
otros lugares de España—OSG], no había ninguna fiesta completa sin baile [...] Los
bailes típicos al aire libre tenían lugar por la noche, en los patios. El espacio era
limitado [...]. La emoción del que bailaba, una creación individual de sentimientos,
se expresaba por el movimiento y era sentida por los presentes. Se trataba, al mismo
tiempo, de una experiencia personal y colectiva en la que se percibía cada matiz del
sentimiento.11
Algunas fuentes atribuyen la génesis del poema “X” de los Versos sencillos al arte de
Carolina Otero, “la Bella Otero”, a quien Martí tuvo oportunidad de ver bailar en Nueva
York; otros se preguntan si el motivo de inspiración pudo haber sido la bailaora gitana
Carmencita, que “zapateó” en Nueva York por esa misma época.12 Pero Martí, cuya
primera estancia en España duró desde enero de 1871 hasta diciembre de 1874,13 proba-
blemente haya asistido en más de una ocasión a fiestas o “tablaos” en los que pudo
haber disfrutado del espectáculo danzario que cobra nueva forma de existencia en sus
versos.
En su obra Ballet y baile español, el profesor Alfonso Puig Claramunt afirma: “Sólo
viendo con frecuencia sus mismas interpretaciones [de los bailaores y bailaoras de
flamenco—OSG] es cuando se descubre [...] la repetición de las improvisaciones, repe-
tición desordenada pero fatalmente invariable a largo término.”14
11
Anna Ivanova: El alma española y el baile, ob. cit., pp. 219 y 222.
12
Ver “La bella Otero”, artículo de M. Zherdinóvskaya citado en “La bailarina española”, “Sección
constante”, en Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, n. 10, 1987, p. 328; ver
también J. Prats Sariol, en “Martí, Rilke y la Bailarina española” en ob. cit.
13
Ibrahim Hidalgo Paz: José Martí. Cronología 1853-1895, La Habana, Centro de Estudios Martianos y
Editorial de Ciencias Sociales, 1992.
14
Alfonso Puig Claramunt: Ballet y baile español, Madrid, 1973, p. 68. 153
Olga Sánchez Guevara
Aunque el punto de partida del poema haya sido la actuación de una de aquellas
bailaoras estelares (o de ambas), la reproducción del movimiento danzario en los ver-
sos martianos es tan perfecta, tan vívida, que no parece obedecer a la impresión dejada
por un espectáculo que se ha presenciado sólo un par de veces.
La bailarina de Martí, zapateando sensual e impetuosa al ritmo de sus octosílabos,15
puede ser muchas bailaoras a la vez. Para mí, la Bella Otero, o Carmencita, o ambas,
tan sólo hicieron aflorar lo que ya venía germinando en el poeta después de mucho ver
un mismo baile.
Spanische Tänzerin
15
“El poeta acumula los verbos de movimiento [...] y de esa acumulación brota el dinamismo
deslumbrante con el que la imagen de la bailarina se nos presenta.” Carmen Suárez León: “Cuba y
España en el verso martiano […]”, en ob. cit.
16
Rainer Maria Rilke: Werke in drei Bänden, Insel Verlag, Francfort del Meno, Leipzig, 1991, t. I,
154 p. 287.
Bailarina en dos poemas. Apuntes
Bailarina española
17
Traducción de José María Valverde, en Rainer Maria Rilke: Obras, Madrid, Plaza & Janés, 1967,
p. 631. 155
Olga Sánchez Guevara
Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
extendió, como ya hemos acotado antes, desde enero de 1871 hasta diciembre de 1874.
Durante ese tiempo visita Martí en más de una ocasión el Museo del Prado, y se entu-
siasma con la pintura de Goya.23 Muchos años después, Rainer Maria Rilke escribiría a su
esposa, Clara Westhoff: “Ayer fue el bautizo del hijo de Zuloaga [...]. Una gitana, con su
típico mantón policromado sobre fondo negro, bailó danzas españolas. Hubo bastante
ambiente en el estudio, de tamaño medianamente grande, donde se agolpaba la gente
(pero la goyesca bailarina [el énfasis es mío —OSG], estrechamente rodeada de espec-
tadores, tenía mucho más).” 24
Partiendo de un mismo motivo, la [¿goyesca?] bailarina española, el poema de Rilke
y el de Martí ostentan semejanzas y diferencias que no pretendo detallar. De cualquier
modo, resulta evidente que en ambos se incorpora el ritmo del baile español, a pesar de
haber sido escritos en idiomas y metros diferentes; en ambos aparece el fuego como
símbolo de la pasión manifestada en ese baile.
Precisamente en el fuego se concentra el poema de Rilke: la danza de su bailarina se
inicia como surge la candela de una cerilla, hasta hacerse “toda llama”, envolviendo su pelo
y su vestido en un “incendio” del que sobresalen los brazos ondulantes, como “serpientes
que dan terror”. Las aliteraciones en el poema original (que la traducción aquí presentada
reproduce lo más fielmente posible) imitan el sonido, el crepitar de las llamas.
Ferreiro Alemparte, en su libro España en Rilke, comenta: “Rilke supo captar y
desarrollar con mano maestra el motivo del fuego. Este motivo nos parece una ver-
sión poética del que Falla plasmará musicalmente nueve años más tarde en el Amor
brujo.”25
También hay fuego en el poema de Martí: su bailarina, que ya ha “repicado” con sus
tacones sobre el escenario, hace brotar “llamas de los ojos” de los espectadores, mien-
tras mece en el aire su “manto de flecos rojos”. Pero hay mucho más: el poema de
Martí, descriptivo y sensorial, se mueve con la bailarina recorriéndola de arriba abajo en
una especie de paneo cinematográfico al que otros ya se han referido. Martí ve entera a
la mujer que danza:
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es una rosa la boca:
Lentamente taconea.26
“El baile flamenco no tiene fronteras, ni pertenece a ninguna región determinada de
España”, dice Puig Claramunt.27 En París escribe su “Bailarina española” el austríaco
23
Jorge Mañach: Martí, el Apóstol, ob. cit., p. 39.
24
Jaime Ferreiro Alemparte: España en Rilke, ob. cit., p. 33.
25
Ibídem, p. 35.
26
José Martí: Poesías completas, ob. cit., p. 92.
158 27
Alfonso Puig Claramunt: Ballet y baile español, ob. cit., p. 51.
Bailarina en dos poemas. Apuntes
Rilke, y en Nueva York escribe la suya el cubano José Martí. Por una de esas circunstancias
curiosas en la historia del arte, la austríaca Fanny Elssler (Viena, 1810-1884) fue una de las
artistas que popularizaron el baile español fuera de España: “La moda del baile español en
el extranjero se debió en gran medida al éxito personal de Fanny Elssler, la famosa bailarina
austríaca. En 1830 causó sensación en París por sus inspiradas interpretaciones de los
bailes españoles, acompañándose con las castañuelas mientras bailaba.” 28
Para colmo de coincidencias, Fanny Elssler actuó en Cuba, donde su arte fue justa-
mente aplaudido y admirado, y más de un poeta cubano le dedicó versos. En su artículo
“Fanny Elssler en los versos románticos de José Jacinto Milanés”, publicado en la revista
Cuba en el Ballet, Salvador Arias comenta: “La Elssler, en sus dos presentaciones en
Cuba, dio origen a múltiples entusiasmos poéticos, que incluso en ocasiones eran arro-
jados en forma de octavillas desde las localidades altas en el momento de las ovaciones
finales de sus presentaciones.”29
En el mismo artículo se insertan, a manera de ilustración, anuncios de actuaciones
de Elssler en Cuba, y la reproducción de una marquilla para envase de habanos que
homenajeaba a la bailarina austríaca, y se incluyen como anexo los dos poemas que le
dedicara J. J. Milanés. Frente a la Catedral de La Habana, en la antigua casona de los
condes de San Fernando, donde se hospedó la artista durante su estancia en Cuba, una
tarja recuerda su paso por la isla.
“La oración diaria del gitano es para pedir ‘la salud y la libertad’; ningún símbolo más
adecuado puede encontrarse para su baile”,30 señala en el libro ya citado la profesora
Ivanova. Todo lo que la danza española encierra de pasión, fuerza, vitalidad y afirmación
del libre albedrío humano, han movido a Rilke y a Martí, distantes en tiempo y espacio,
a dar testimonio elocuente de admiración por la belleza más allá de toda frontera,
dejándonos dos poemas donde, en feliz expresión empleada por Salvador Arias en el
artículo que antes citamos, “poesía y danza hablan un mismo lenguaje”.
28
Anna Ivanova: El alma española y el baile, ob. cit., p. 213.
29
Salvador Arias: “Fanny Elssler en los versos románticos de José Jacinto Milanés”, en Cuba en el
ballet, La Habana, julio-septiembre de 1982.
30
Anna Ivanova: El alma española y el baile, ob. cit., p. 265. 159
MARÍA POUMIER
Lucía Jerez: experiencias
de una traducción anotada*
Para hablar más concretamente de mi trabajo en este libro, diré que debo mucho
también a personas en particular. Que serían, empezando por los muertos, además del
propio Martí, Jorge Mañach. Considero que Mañach hizo un aporte con la biografía de
Martí. Es lo mejor que dio a Cuba, porque está hecha con una devoción de honestidad,
una voluntad de elevar el escrúpulo al máximo —el escrúpulo en el sentido del respeto
a Martí— que es absolutamente ejemplar.
Entre los vivos y presentes, tengo el gusto de dar las gracias a Paul Estrade, de
quien todos ustedes conocen su trabajo sobre el pensamiento político de Martí y su
pensamiento ideológico democrático, y quien es mi maestro en Francia. Agradezco,
muchísimo también, a Luis Toledo Sande su biografía que actualiza la de Mañach, la
modifica en algunos puntos y nos orienta hacia una lectura contemporánea de Martí.
Por lo tanto, ayuda a ver las nuevas pistas que van a interesar de ahora en adelante y
ahondar en nuevos caminos. Por último, la ayuda de Mauricio Núñez Rodríguez ha
sido incalculable. Nuestro trabajo lo hemos hecho por e-mail, preguntas y respuestas,
idas y venidas, y ha sido extraordinario este diálogo para la interpretación de todas las
alusiones que contiene el texto. Tratar de esclarecer todos los indicios que Martí
disemina por su obra, como diciéndonos, aquí hay pistas, ahora les toca a otros enten-
der por qué yo menciono a unos autores u otros, por qué yo escojo un color en un
momento, hablo de una flor determinada en otro, o de un elemento preciso del
vestuario. En fin, detalles que tienen un contenido asombroso, pero inmerso, o sea,
que hace falta conocer muchísimas páginas más de Martí para entender todo lo que
encubren estas referencias muy rápidas.
Sin la ayuda de Mauricio, que ya se había destacado como especialista de Lucía
Jerez, no hubiera podido descubrir todo lo que figura en las notas. Empezaré por decir
que una innovación en esta edición de Lucía Jerez es el hecho de no haber puesto el
prólogo de Martí antes del texto de la novela. Todas las ediciones que conozco incluyen
en sus inicios ese prólogo inconcluso que redactó Martí dos años después de haber
escrito la obra. Lo han tomado como un prólogo definitivo o casi definitivo, lo cual no
nos parece válido.
El editor y yo hemos considerado que este prólogo, en realidad, perjudica mucho al
texto y, seguramente, explica por qué hasta ahora se ha leído muy poco a Lucía Jerez; en
él parece que Martí se desprestigia a sí mismo. Dice más o menos: esta “noveluca” no
tiene mucha importancia. En fin, palabras con un sentido pero que no deben intervenir
para influenciar nuestra lectura de la novela. A este prólogo inconcluso —y en mi
opinión más que inconcluso, creo que le falta más de la mitad de lo que Martí hubiese
podido decir sobre su obra— lo hemos dejado para el final. Para mí, esta novela no es un
texto secundario de Martí. Posiblemente sea el texto que más se le va a admirar en los
próximos años, porque es una novela perfecta, como todo lo que hace Martí. Incursiona
una sola vez en el género novelístico y cambia sus reglas. 161
María Poumier
Para el lector francés y, en general, digamos para cualquier extranjero, que no está
familiarizado con esta cultura, una novela es un texto mucho más convincente que un
discurso, un aforismo o un poema que los cubanos admiran porque conocen a Martí. A
ellos este género les habla directamente y esto es importante porque siempre se teme
que una persona de tanta gloria, tanto prestigio y tan oficializado, porque toda la cultura
cubana se identifica con Martí, dé un valor falso, exagerado o dudoso. Un valor algo
hipertrofiado por determinadas circunstancias. Ahora bien, si impactamos al lector ex-
tranjero con una novela se va a convencer de que estamos, indiscutiblemente, ante un
genio no solamente cubano, no solamente latinoamericano, no solamente del siglo XIX,
sino un genio que pertenece plenamente al siglo XX, por la cantidad de experimentaciones
no solo estilísticas sino también en la profundidad y en la concepción de lo que debe ser
una novela. Para adelantarles algo en ese camino, les diré que empecé el trabajo pre-
guntándome ¿con qué se puede comparar la Lucía Jerez de Martí? Y, sobre todo, con lo
que es el centro de esta novela: el caso inédito, poco frecuente, de una muchacha que
pertenece a una familia de buena educación, una familia donde no hay ningún tipo de
problema económico, o sea, una heroína que se presta para la escritura de una novela
rosa y que de pronto se convierte en una criminal que mata por celos a otra joven
igualmente intachable. El suceso es un crimen casi injustificado, porque los celos de
Lucía no se justificaban. Sol de Valle no había intentado quitarle el novio, ni el novio tenía
muchas tentaciones con la otra; casi un crimen gratuito, una monstruosidad en esa
sociedad. No es un medio del hampa o de la miseria, donde las relaciones se tensan con
la desesperación del hambre y de las dificultades materiales, ¡no! Entonces me puse a
investigar en las letras europeas buscando cuáles podían ser los novelistas más cercanos
a Martí y lo que encuentro, según mi criterio, es a Dostoievski, que es también un
apasionado por los crímenes muy extraños, muy monstruosos. Martí leyó a Dostoievski,
escribió muy poco sobre él, pero sus palabras son de adhesión total e inmediata. Lo vio
como su hermano, lo reconoció y no necesitó decir más.
También hay un gran norteamericano del cual Martí habla brevemente, pero con
fórmulas lapidarias y definitivas: Nataniel Hawthorne, el autor de La carta escarlata,
que es también un escritor terrible. Le gustaba mucho Edgar Allan Poe y tradujo dos
poemas suyos, especialmente “Annabel Lee”. No he tenido tiempo de ir más allá en la
investigación sobre Poe, pero con Hawthorne y Dostoievski sí estoy segura de pisar en
firme. En las letras francesas busqué el tema de la muchacha, de la virginidad, porque
empecé comentándoles el crimen monstruoso de Lucía, del cual solamente nos perca-
tamos al leer la última página. Se trata de jóvenes que piensan bien, que no solamente
son decentes, sino ejemplares en muchos aspectos, muy bonitas y están unidas por el
deseo de amar. Están en la adolescencia, en el período de la virginidad, en que el ser
humano está dispuesto a darlo todo por el amor. Lucía ya tiene novio, y las otras lo están
buscando. Hay una inclinación entre todas hacia el amor, que todavía no conocen, pero
162 hacia el cual se polariza todo su ser.
Lucía Jerez: experiencias de una traducción anotada
2
La autora se refiere a la intervención anterior, de Rafael Rodríguez Beltrán, cuyas palabras aparecen
164 en la sección “Publicaciones” de esta entrega del Anuario. (N. de la E.)
Lucía Jerez: experiencias de una traducción anotada
por esa pobreza voluntaria que existe en la manera de expresarse de Martí y me decía:
“¡Pero es que el lector francés no lo va a entender, no lo va a aceptar! Va a pensar
sencillamente ¡que está mal traducido porque es inusual para nosotros!”
Con todo y eso, a medida que avanzaba en esas lecturas muy pormenorizadas,
entendía también mi manera de proceder. Yo diría que si me dejan traducir sin inter-
vención exterior en mi trabajo, hago lo que hizo Martí con la traducción de Víctor Hugo,
un calco. Mi respeto por Martí o por los otros grandes que he traducido es tan grande que
no siento necesidad de alejarme de ellos y no me importa si el lector no lo entiende.
La traducción por Martí de Mis hijos, pequeño texto de Víctor Hugo, no es agradable de
leer. Cualquiera la siente áspera, y si no tuviera la firma de Martí diría que no es una buena
traducción; pero su método es válido, aunque no sea agradable para el lector. Obliga a un
gran esfuerzo. De modo que agradezco mucho a mi editor el haberme obligado a trabajar
mucho más de lo que espontáneamente hubiera hecho. Se trata de la primera traducción
de la novela de Martí al francés; la primera traducción de un autor muy difícil, y que viene
de una latitud muy diferente, por tanto, tiene que ser algo adaptativa.
Posteriormente se podrá hacer una traducción más fiel a la sintaxis martiana, que es lo
que he sacrificado un poco. Ahora, para introducir a Martí era prudente no violentar tanto
al lector francés. ¿Qué perspectivas de difusión tiene esta novela? No nos hagamos ilusio-
nes. Esta editorial vende sobre todo a las bibliotecas universitarias, a los especialistas. No
tiene una política comercial agresiva. No es Gallimard, no va a haber ningún tipo de publi-
cidad en Le Monde, ni nada por el estilo. A no ser que los amigos de la Asociación de Amistad
Franco-Cubana hagan un gran trabajo de promoción, así como otras instancias y puedan
estimular la comercialización del libro. Si se queda en manos de nuestro editor, realmente
va a seguir siendo una especie de joya de biblioteca y hará falta seguir traduciendo mucho
más a Martí para que el lector medio francés o el joven que empieza a descubrir la litera-
tura universal, descubra a Martí. Todavía no hemos llegado a esa etapa.
Para finalizar, quisiera volver a dar las gracias a Mauricio por su colaboración en otro
aspecto del trabajo que es la confección de notas al final. Hay muchísimas notas contextuales.
Se sabe que Mauricio tuvo la suerte de trabajar con un ejemplar del periódico El Latino-
americano, donde se publicó por primera vez esta novela, y pudo confrontar la versión de
Gonzalo de Quesada, tal como Martí deseaba que saliera, con la del periódico. Pudo descu-
brir que había muy pequeñas variantes, pero nos dio garantías sobre la autenticidad de este
texto. Mauricio ya había elaborado una serie de notas en la primera edición cubana y en la
guatemalteca para aclarar alusiones en la novela. Pero hemos ido mucho más lejos en esas
alusiones y lo que hemos intentado hacer es, por ejemplo, no solamente explicar quién es
Verdi, quién es Donizetti..., sino que hemos buscado en las Obras completas de Martí todas
las referencias sobre esos autores, para poder informar, en pocas palabras, lo que Martí
opinaba de ellos: hacer una síntesis. Creo que es todo un “corpus” del pensamiento martiano,
así, a retacitos, lo que aparece en las notas, que eso sí espero que sea muy decisivo y
convincente para el lector francés que no tiene acceso al resto de la obra inédita en su 165
María Poumier
María Granados, la mujer más virginal, más extraordinaria por su espiritualidad, por su
amor tan puro a José Martí, de lo cual él mismo dio fe, y a la cual hay muchos motivos
para sospechar que realmente el amor imposible la mató (aunque, además, se le aña-
dieran motivos físicos, pero que no pudo rebasar una enfermedad porque su pasión la
llevaba a todos los extremos), será la referencia de Martí durante toda su vida, y es a la
vez lógico e imprescindible para entender por qué Martí encuentra el impulso suficiente
para redactar una novela centrada sobre cuatro jovencitas que parecen si no frívolas al
menos no muy preocupadas por el destino de su sociedad (en todo caso no tienen
actuación decisiva en el mundo en que viven: no hacen política, no modifican su entor-
no). Parecen como flores, adornos en su sociedad. Pues bien, a la luz de la referencia a
María Granados, entendemos que lo que quiso decir Martí es que jóvenes como estas
pueden ser mucho más que la parte más bonita de una sociedad, pueden ser como
María: un modelo de pureza, de dedicación al amor, de espiritualidad.
Concluyo con un comentario sobre el personaje masculino de esta novela: Juan Jerez.
Todo el que ha leído Lucía Jerez se sorprende con este personaje porque se ve que es un
autorretrato de Martí, con todas sus cualidades. Hay algo que deseo apuntar: Martí adora
a su Juan Jerez, y parece que hay una autocomplacencia muy grande con él; pero un
personaje enteramente positivo siempre molesta, parece falso. Nunca atrae completa-
mente. Uno prefiere al que tenga algún defecto, que se preste a la ironía, a la caricatura o
al espanto... En fin, que parezca real. Simplemente, Juan Jerez no parece real por lo
perfecto que es. En mi comentario sobre el personaje he tratado de decir por qué se llama
Juan (y también por qué se apellida Jerez). Se llama Juan como Juan El Bautista, es decir,
el precursor del Mesías, una de las identidades que Martí asumió. Él se sintió el precursor,
el anunciador —si se quiere— de la revolución, del advenimiento de la verdad, de la
justicia, de todo lo que significa la leyenda evangélica de la biografía de Cristo. Ustedes saben
que él no trabajó mucho toda la mitología bíblica y cristiana. Parece que no le fascinaba,
aunque está su evocación del Cristo de Munkacsy que sí es una prueba de reflexión muy
intensa, sobre la figura de Jesús y su biografía. José Martí es Juan El Bautista.
Termino mi introducción a Lucía Jerez afirmando que Martí no solamente es un
escritor del siglo XX, sino que será un escritor del siglo XXI y que es exactamente el escritor
que le faltó a Europa en el siglo XX. Él profesaba una gran admiración por Víctor Hugo, lo
vio como un ser perfecto (podemos aceptar su visión), pero otro gran cubano, Pablo
Lafargue, fue el más feroz detractor de Víctor Hugo, lo consideraba un demagogo, ¡un
burgués! Un burgués oportunista. Todo lo hizo por cálculo. No era ningún revolucionario
sincero, ni siquiera al final de su vida. Las dos interpretaciones de Víctor Hugo son
posibles y hay cubanos que defendieron las dos; esto es interesante saberlo. Pero, des-
pués de Víctor Hugo, ¿quién surgió en Europa? No hay ninguno que tenga la dimensión
de Martí, a la vez político, escritor y periodista, tan profético, tan capaz de ir a lo más
profundo y a lo más diverso a la vez, y de sacrificarse enteramente por su país. Martí es
el que le faltó a la cultura europea y espero convencer, poquito a poco, a los europeos de
que tienen que leer mucho más a Martí. Esto es lo que traté de enfatizar en el libro. 167
Documentos
De la Biblioteca de Coronado,
actas inéditas del club
Ignacio Agramonte de Tampa*
NOTA
ISRAEL ORDENEL Se presentan a continuación de esta breve nota
introductoria, seis actas del club patriótico Ig-
HEREDIA ROJAS nacio Agramonte de Tampa, originalmente
Profesor de la Universidad Central
Marta Abreu de Las Villas. Presidente salvadas por el importante intelectual cubano
de la filial villaclareña de la Sociedad Francisco de Paula Coronado, quien las con-
Cultural José Martí. servó en su biblioteca personal, hoy propiedad
de la Universidad Central Marta Abreu de Las
Villas. Esta biblioteca especializada donó hace
unos años al Consejo de Estado los originales
conservados. El lector podrá apreciar que se
trata de materiales de valor documental, que
recogen acontecimientos históricos verdade-
ramente memorables.
Además de hablar de las gestiones políticas
de este club, estas actas aportan datos a la in-
terpretación y amplían, complementan o con-
firman la información contenida en los
siguientes escritos —cartas— de Enrique
Trujillo a José Martí del 29 de octubre y del 16 de
noviembre de 1891 (Destinatario José Martí,
compilación, ordenación cronológica y notas de
Luis García Pascual, La Habana, Casa Editora Abril, 1999, pp. 207-208) y las cartas de Martí a
Enrique Trujillo del 7 y 17 de noviembre de 1891 (Obras completas, La Habana, 1963-1973,
t. 20, p. 394), a Néstor L. Carbonell del 18 de noviembre (ob. cit., t. 1, pp. 266-267) y a José
Dolores Poyo del 5 de diciembre (ob. cit., pp. 275-276), ambas del mismo año.
Las referidas expresiones epistolares y las mencionadas actas contienen pormeno-
res de la presencia de José Martí en dos clubes de emigrados cubanos en los Estados
Unidos de Norteamérica, integrantes de las numerosas asociaciones independientes
que constituirán los núcleos activos y militares del Partido Revolucionario Cubano a
partir del 10 de abril de 1892. Por tanto, se trata de un conjunto de textos de estrecha
relación que admiten acercamientos y cotejo.
En lo que atañe a la persona de Martí, las actas aluden al estado de su salud y a la
preocupación que este suscita entre los compatriotas que extreman los cuidados y aten-
ciones con amorosa autoridad. En lo político, dejan testimonio de varias sesiones ex-
traordinarias originadas por esta visita. Se recoge la decisión de fundar un nuevo club en
Cayo Hueso con el nombre de Ignacio Agramonte II, y la determinación de poner en
conocimiento de los afiliados, y una vez conocidas, de aprobar las Bases y los Estatutos
secretos del partido revolucionario que se pretende fundar.
Es de general conocimiento que, en noviembre de 1891, Martí es invitado a participar
en una gran fiesta patriótica organizada por la emigración cubana radicada en Tampa.
Firma la invitación Néstor L. Carbonell, presidente del club Ignacio Agramonte. Martí
parece corresponder a un solícito deseo de la inmigración de homenajearlo y agasajarlo
fraternamente; sin embargo, se mueve por una intención más profunda, nada personal,
y por esas razones acepta con júbilo el “convite” de esa “Tampa cubana” (ob. cit., t. 1,
p. 267) y con posterioridad el de los cubanos de Cayo Hueso. Entiende que este reclamo
a su persona cierra “años culpables de patriotismo cómodo” (ob. cit., t. 1, p. 331), de
“patriotismo vago” (ob. cit., t. 2, p. 137) y deja atrás una etapa de inacción, de pasividad
que sofoca los mejores anhelos de un pueblo, de práctica patriótica rutinaria y sin
trascendencia para dar paso a un momento decisivo de auge político que cristaliza en
logros históricos significativos: el reconocimiento de su liderazgo político, la cohesión
revolucionaria y unidad requerida y la consecuente constitución y proclamación: de una
organización política de total eficacia, el Partido Revolucionario Cubano.
En uno de los artículos inaugurales de Patria, “La acción unánime” del 14 de marzo
de 1892 (ob. cit., t. 1, pp. 325-327), Martí proclama él significado que él le concede a
dichas actividades al fijar en Tampa y Cayo Hueso los albores de un movimiento revolu-
cionario que catalogó de “renacimiento patriótico”. Era justo hablar de un antes y un
después de Tampa y Cayo Hueso.
169
Documentos
ACTA n .15
ACTA
En Tampa, a 17 de noviembre de 1891 en el salón que ocupa El Liceo Cubano, se
reunieron, previa convocatoria los miembros de la sociedad revolucionaria Ignacio
Agramonte, para celebrar junta general extraordinaria.
Abriose la sesión y leyose el acta de la junta anterior, aprobándose sin discusión. El Sr.
Pte. dijo que suponía que todos los miembros del Club sabrían cuáles habían sido los
motivos que habían retenido al Sr. Martí en New York; que no habían sido otros que el
arreglo de sus asuntos por un lado, y por otro el mal estado de su salud, y que habiéndole
escrito el Sr. Martí le decía que por telégrafo le comunicaría el día de su salida. El Sr.
Serio. manifestó que había cumplido el acuerdo de pasar comunicaciones a todas las
sociedades cubanas pidiendo el nombramiento de comisiones para saludar a su llegada
al Sr. Martí, y que podía asegurar que ya estaban nombradas dichas comisiones por parte
de esas sociedades.
La comisión que a nombre del Club debía saludar al Sr. Martí quedó nombrada
siendo los que la componen, el Pte. Sr. Carbonell, y Sres. M.D. Barreto, V.M. Triana y F.
Iznaga. Se acordó no reunirse más hasta la llegada del Sr. Martí.
No habiendo más de que tratar se dio por terminado el acto.
ACTA n .16
ACTA
En Tampa, a 26 de noviembre de 1891, reunidos en la Secretaría del Liceo Cubano,
los miembros del Club R. C. Ignacio Agramonte, con el objeto de celebrar sesión extraor-
dinaria. Aprobada el acta anterior. —El Sr. Pte. explicó, que por estar demasiado fatigado
el Sr. Martí, no podía asistir a la sesión y como quiera que por la noche debía verificarse
la velada y todos podrían verle y saludarle, creyó mejor aconsejarle que reposara. El Sr.
Pte. indicó que el Club debía hacerle alguna distinción especial al Sr. Martí.
El Sr. Srio. propuso que se le nombrara Presidente efectivo de nuestro Club y jamás
—a no ser por razones muy atendibles— podría elegirse otro Pte. y que aquí presidiría
a su nombre el Vicepresidente.
Así fue acordado por unanimidad.
Se acordó contratar la banda de música del Sr. Hourrutinier para el día de despedida.
No habiendo otro asunto se cerró la sesión.
Nota. —Se acordó promover una suscripción pública con el fin de regalar un objeto
de arte en nombre de la Emigración al Sr. Martí.
ACTA n .18
ACTA
En Tampa, a 24 de Dbre. d/892 se reunió en junta general extraordinaria el Club R.C.
170 Ignacio Agramonte. Leída el acta de la junta anterior fue aprobada sin enmienda.
Documentos
El Sr. Pte. explicó que la reunión tenía por objeto el nombramiento de una comisión
para que, como ya se había comunicado al mismo Sr. Martí, acompañase a dicho compa-
triota en su excursión política a Cayo Hueso.
Todos hablaron en sentido favorable a la idea, en virtud de habérsele ofrecido así por
este Club y por el otro existente en la localidad.
En primer término recayó el nombramiento en el Sr. N.M. Triana, quien por estar
imposib[sic] por una dolencia física que ha tiempo padece, no pudo aceptar; no obstante,
ofreció pagar gastos del que lo hiciere en su lugar.
Rebuscando los que generosamente se prestaran al desempeño de esta comisión,
resultaron electos los Sres. Federico Sánchez, V. Martínez, S. Navarro, José Gómez y S.
Álvarez.
El Sr. M. Sánchez propuso que se nombrara otra comisión para que fuera al vecino
pueblo de Seffner a fin de saber anticipadamente por reconocimiento facultativo, si el Sr.
Martí podía seguir viaje para Cayo Hueso en vista de su estado delicado de salud. Resul-
taron nombrados los Sres. E. CarbonelI, M. Sánchez, F. Iznaga y N. CarboneIl.
Siendo este el único objeto de la reunión se dio por terminado el acto.
Nota. El Srio. participó a la Asamblea haber escrito a Filadelfia y a otros centros de
emigración excitando a la organización. Dijo, que según carta que tenía de Filadelfia se
podía dar como formado el Club Ignacio Agramonte No. 2.
ACTA n .19
ACTA
En Ibor City, Tampa, a 21 de enero de 1892 reunidos los miembros que componen el
Club R.C. Ignacio Agramonte, en el lugar de los Caballeros de la Luz, fueron declarados en
sesión por su Pte. S. Carbonell.
Leída el acta de [la] junta anterior fue aprobada sin rectificaciones.
Concedido el uso de la palabra hizo uso de ella el Sr. Srio. quien había ido a Cayo
Hueso acompañando al Sr. Martí, en unión de los demás que componían la comisión
nombrada a ese efecto. Explicó las gestiones que habían practicado para fundar un Club
político en aquella localidad que llevara el mismo nombre que el nuestro, siendo estos
trabajos premiados con la realización de la idea, pues en una junta verificada en San
Carlos de aquella ciudad había quedado definitivamente constituido dicho Club.
Se acordó pasar atenta comunicación a dicho Club por haber venido a la vida en hora
tan oportuna.
Se dio entrada a 17 nuevos miembros. Después se trató de las insignias o distintivos
que ha de llevar este Club, cuyo asunto se había tratado en juntas anteriores.
Emitida la opinión sobre ese tema, por gran parte de los presentes, sobre si se
adoptaría una placa de plata o platino con el escudo cubano o una estrella con una N. en
el centro significando esa letra la palabra Ignacio Agramonte al preguntársele que con 171
Documentos
qué se vencería al enemigo, se acordó preguntar a una casa de comercio, de New York,
los precios de dichas insignias en las dos formas ya mencionadas.
Tratóse, después de eso, de la adquisición de un estandarte para este Club, habiéndose
acordado traer, en la próxima junta, a la vista de la Asamblea, el que este Club había llevado
el 10 de Octubre a fin de si era de gusto de la mayoría comprarlo, o en caso contrario
mandar a hacer uno nuevo. Se acordó pasar una comunicación al Sr. Martí expresando
nuestro pesar por su mal estado de salud, al mismo tiempo ratificando nuestra adhesión a
su política honrada y a su personalidad por haber sido lastimada por una carta inserta en
el periódico La Lucha de La Habana y autorizada por el Sr. Collazo y otros.
Se acordó dar lectura en la próxima junta, al Reglamento que sirve de ley a este Club
y a los Estatutos secretos de Pdo. R. Cubano cuyas bases ha aceptado en todas sus partes
este Club—a fin de que ninguno de los artículos de uno y otro chocaran entre sí,
entorpeciendo la buena marcha de la asociación.
No habiendo otro asunto de importancia se cerró la sesión.
ACTA n .21
ACTA
En Tampa, a 9 de enero de 1892, en el local del Liceo Cubano, previa citación, se
reunieron los señores miembros del Club R.C. Ignacio Agramonte para celebrar junta
general extraordinaria.
Presidía la Asamblea el Sr. José Martí, quien, en breves y elocuentes frases, abrió la
sesión explicando el objeto de ella.
El Sr. Martí indicó al Sr. Srio. diera lectura a las bases que la emigración de Cayo
Hueso proponía a las demás, para la fundación del Partido Revolucionario Cubano.
Leídas dichas bases, fueron aceptadas unánimemente. Después se dio lectura a los
Estatutos secretos que debían servir de leyes interiores a todos los Clubs que aceptaran
las bases del Partido, siendo aceptados por unanimidad. El Sr. Martí, en conversación
familiar, nos explicó las grandes esperanzas que tenía, en que el Part. R. Cubano en no
lejano plazo, fuera una organización tal que inspirara la confianza y el respeto de los
cubanos de la Isla, y de los países republicanos de la América.
Después de tan agradable plática se cerró la sesión a las 8 de la noche, habiendo
empezado esta a las 5 de la tarde.1
ACTA n.
ACTA 22
n.22
En Tampa, a 10 del mes de marzo de 1892, en el salón Caballeros de la Luz, reunidos
los socios del Club R.C. Ignacio Agramonte, fueron declarados en sesión por su presidente
Sr. Carbonell, explicando el objeto de la reunión.
1
Al margen de este documento se inserta esta aclaración: “Nota.—Esta acta debió ser copiada en la
172 página 50, pero debido a que se traspapeló no pudo hacerse, apareciendo en esta.”
Documentos
173
Vigencias
FINA GARCÍA MARRUZ Poetisa y ensayista. Integró el equipo fundador que realiza en
el Centro de Estudios Martianos la edición crítica de las Obras completas de José Martí. Su poesía ha
sido traducida a varios idiomas. En 2003 se publicó su libro El amor como energía revolucionaria en
José Martí.
José Martí
Fragmentos
Desde niños nos envuelve, nos rodea, no en la tristeza del homenaje oficial en la cita del
político frío, o en el tributo inevitable del articulista de turno, sino en cada momento en
que hemos podido entrever, en su oscura y fragmentaria ráfaga, el misterioso cuerpo de
nuestra patria o de nuestra propia alma. Él solo es nuestra entera sustancia nacional y
universal. Y allí donde en la medida de nuestras fuerzas participemos de ella, tendremos
que encontrarnos con aquel que la realizó plenamente, y que en la abundancia de su
corazón y el sacrificio de su vida dio con la naturalidad virginal del hombre.
Acaso por esto, siempre nos parece que los demás nos lo desconocen o fragmentan,
porque cada cubano ve en él, un poco, su propio secreto. Y así lo vemos como el hermano
mayor perdido, el que tenía más rasgos del padre, y al que todos quisiéramos parecernos
porque contiene nuestra imagen intacta a la luz de una fe perdida. Pensamos que si
estuviera entre nosotros, todo sería distinto, lo cual es a la vez lo más sencillo y lo más
misterioso que se pueda decir de alguien. Desconfiados por hábito o malicia, creemos en
él a ciegas; enemigo de la rigidez de todo orden, aun del provechoso y útil, nos volvemos
a este austero en quien la libertad no fue cosa distinta del sacrificio; burlones y débiles,
buscamos como a invisible juez, la gravedad de este hombre, poderoso y delicado. Él es el
conjurador popular de todos nuestros males, el último reducto de nuestra confianza, y
olvidadizos por naturaleza, rendimos homenaje diario, profundo o mediocre, a aquel
hombrecillo de cuerpo enjuto, de frente luminosa y ojos de una penetrante dulzura, que
tiene esta irresistible fuerza: la de conmover.
Pero así como su poesía, al pasar de la libertad a la forma en los Versos sencillos, llega
a la linde misma del misterio y el símbolo, la lucidez última de su vida lo lleva, al pasar de
la sed de libertad a la sed de sacrificio, al umbral mismo de su trascendencia: “A servir
modestamente a los hombres me preparo; a andar con el libro al hombro, por los
caminos de la vida nueva; a auxiliar como soldado humilde, todo brioso y honrado
propósito: y a morir de la mano de la libertad, pobre y fieramente.”
Ah, cómo nos queman estas palabras humildes, el recio candor de este que se nos
murió al fin, “pobre y fieramente”. Mirad el prodigioso retrato que le hicieron en Kingston:
este ha velado. Miradle el traje conmovedor, los ojos delicados y solemnes. En un recodo
perdido, entre yerbajos y confusas hojas, se aísla intensa la figura fina que de pronto nos
luce pequeña, y que una vez escribiera: “Va con la eternidad el que va solo, y todos oyen
cuando nadie escucha.” Miradlo, porque su vida le dio un beso “a una gigante y bondado-
sa mano” sin saber que era la mano de Dios, y se fue de nuestra tierra para siempre
sintiendo algo “como de la paz de un niño”. Sí, ante el espectáculo posterior de la 175
Vigencias
Tomado de Archivo José Martí, La Habana, nros. 19-22, 1953, pp. 52 y 86, respectivamente.
¿Murió inútilmente?
Mañana se cumple un aniversario más de la caída en Dos Ríos de José Martí. Este año la
triste fecha cobra un significado especial al encontrarse interrumpido el normal proceso
democrático.
No vamos a enumerar los hechos, pues son de todos conocidos. Tampoco es hora de
lamentación sino de trabajo. Aun en los momentos de perspectivas más cerradas el
Apóstol nunca desmayó. Con fe incomparable en sus hermanos de la patria, Martí laboró
por la liberación de su tierra sin flojedades, sin titubeos, aun cuando a veces parecía que
nunca iba a triunfar.
Ahora debemos tener su figura señera en el corazón y no en los labios. Ya otros se
encargarán de rememorarlo con discursos. Esta actitud no es nueva. Los cubanos esta-
mos acostumbrados a escuchar las palabras del mártir de Dos Ríos en boca de quienes
menos derecho han tenido para recordarlas.
Debemos pensar que este de ahora es un simple episodio del extenso drama isleño,
pero un episodio nada más. Nuestro pueblo seguirá avanzando no obstante los obstácu-
los que encuentre en el camino, y en ocasiones anteriores lo ha demostrado.
Cuando finalizó la Guerra de los Diez Años muy pocos tuvieron ánimo para empren-
der una nueva jornada. El país quedó aplastado económica y moralmente. Sin embargo,
José Martí y el grupo de patriotas que lo secundó lograron levantar las voluntades,
concertándolas magníficamente para producir el luminoso levantamiento de 1895. Ha-
bían transcurrido diecisiete años de tregua.
En la actualidad, aunque el ansia de libertad no puede compararse a la de aquella
época, creemos no equivocarnos al afirmar que todos los cubanos, sin excepción, se
hallan en deuda ante la sagrada memoria de Martí, al tener que mostrarle la figura de
176 una patria con la que él no soñó, después de haberla desgarrado tanto.
Vigencias
R G G
AÚL ÓMEZ ARCÍA (1928-1953), pedagogo. Autor de varios manifiestos contra la dictadura
militar del presidente Fulgencio Batista. Colaborador con Fidel Castro en la lucha revolucionaria.
sin flores en el suelo cubano. De este marzo de 1952, desventurado y triste, que ha traído
el regreso a las riendas de la patria y el bochorno al sentimiento nacional. Pero… ¿Acaso
el dadivoso ejemplo de un Martí de dieciséis años cargando monstruosas piedras y
haciendo llagas y sangre por su cuerpo, en el alto pensamiento de Cuba, no nos anima a
la lucha sin miedo y sin tregua…? El recuerdo de su cumplimiento sin fronteras es luz
que nos alumbra, sus párrafos construyen la conducta de nuestra alza y su sueño debe
ser el nuestro: ver a Cuba feliz.
Por eso, sin temer y con la moral de la razón de un pueblo, venimos a decir la verdad
de unos hechos que nos ha tocado vivir a todos y a los que todos debemos rendir cuentas.
Por eso, porque no venimos a decir sino a hacer; no a teorizar, sino a combatir.
Mayo, 1952
Mario Mencía: El grito del Moncada, La Habana, Editora Política, 1986, vol. II, pp. 592-593.
Tomado de Acerca de LA EDAD DE ORO, selección y prólogo de Salvador Arias, La Habana, Centro de
Estudios Martianos, y Editorial Letras Cubanas, 1989, p. 861.
I Á G
MELDO LVAREZ ARCÍA Periodista, narrador y editor. De su producción literaria
podemos destacar La sonrisa y la otra cabeza, Al final de un camino, La novela cubana en el siglo xx
y Glosas y criterios.
Gesta Nacionalista (tabloide editado por jóvenes de izquierda después del Golpe de Estado del 10 de
marzo de 1953), La Habana, 30 de mayo de 1953.
Martí y el tiempo
Fragmentos
Pero, por un milagro de su propio genio, Martí, caído en Dos Ríos, había de erigirse, a la
vez, en hombre de su tiempo y de todos los tiempos; en definidor del presente y anuncia-
dor de lo futuro. Porque su obra sigue respondiendo, en este centenario de su nacimien-
to, a todas las preguntas que sobre nuestra América nos hacemos cada día.// “Ya usted
sabe que servir es mi mejor manera de hablar.” Y en ese servir hablando, en ese hablar
sirviendo, estaba precisamente, la clave de la eternidad de José Martí.
Tomado de Alejo Carpentier: “Tres artículos en el centenario”, en Letras. Cultura en Cuba, selección
y notas de Ana Cairo Ballester, La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1989, t.1, p. 289.
FIDEL CASTRO RUZ Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba
y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
nes cubanas y los más sagrados principios humanos, que después esparció los restos
de sus víctimas por lugares desconocidos, en la república que nuestros libertadores
fundaron para la dignidad y el decoro del hombre, el mismísimo año del Centenario
del Apóstol. ¿Cuál era el delito? Cumplir sus prédicas: “Cuando hay muchos hombres
sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres, esos son
los que se rebelan con fuerza contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es
robarle a los hombres su decoro.” ¿Cuál el interés lesionado? La ambición desmedida
de un grupo de Caínes que explotan y esclavizan nuestro pueblo en provecho exclusivo
de su egoísmo personal.
Si el odio que inspiró la matanza del 27 de noviembre “nacía babeante del vientre del
hombre” según expresión de Martí, qué entrañas engendraron la masacre del 26, 27, 28
y 29 de julio? Mas, no sé de ningún oficial del ejército cubano que haya quebrado su
espada renunciando al uniforme; la única honra de ese ejército consistía en “matar diez
jóvenes por cada soldado muerto en combate”, esa fue la que quiso para él su Estado
Mayor.
No debieron haber caído jamás teorías estériles e inoportunas sobre putsch o revo-
lución, cuando era hora de denunciar los crímenes monstruosos que había cometido el
Gobierno, asesinando más cubanos en cuatro días que en once años anteriores. Ade-
más, ¿quiénes han dado en Cuba prueba de mayor fe en las masas del pueblo, en su
amor a la libertad, en su repudio a la Dictadura, en desesperada miseria y en su concien-
cia madura? ¿Hubiera podido llamarse putsch a los intentos del pueblo de levantar el
Regimiento Maceo la mañana del 10 de marzo, aun cuando ya todos los demás mandos
se habían entregado? ¿Habrá menos conciencia hoy de libertad que la que había la
madrugada del 10 de octubre de 1868? Lo que se mide en la hora de empeñar el combate
por la libertad no es el número de las armas enemigas, sino el número de virtudes en el
pueblo. Si en Santiago de Cuba cayeron cien jóvenes valerosos, ello no significa sino que
hay en nuestra patria CIEN MIL jóvenes dispuestos también a caer. Búsquenseles y se les
encontrará, oriénteseles y marcharan adelante por duro que sea el camino; las masas
están listas, sólo necesitan que se les señale la ruta verdadera.
Denunciar los crímenes, he ahí un deber, he ahí un arma terrible, he ahí un paso al
frente formidable y revolucionario. Las causas correspondientes están ya radicadas, las
acusaciones ratificadas todas. Pídase el castigo de los asesinos. Exíjase su encarcela-
miento. Nómbrese, si es necesario un acusador privado. Impídase por todos los medios
que pasen arbitrariamente a la Jurisdicción Militar. Antecedentes recientísimos favore-
cen esa campaña. La simple publicación de lo denunciado será de tremendas conse-
cuencias para el gobierno. Repito, que no hacer esto, es una mancha imborrable. Espero
que un día en la patria libre se recorran los campos del Indómito Oriente, recogiendo los
huesos heroicos de nuestros compañeros, para juntarlos todos en una gran tumba,
182 junto a la del Apóstol, como mártires que son del Centenario y cuyo epitafio sea un
Vigencias
Diciembre de 1953
Tomado de Fidel Castro: José Martí. El autor intelectual, selección y presentación del Centro de
Estudios Martianos, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editora Política, 1983, p. 65.
Martí y el modernismo
Fragmento
Habría que considerar otros aspectos de la obra martiana que inician corrientes nuevas
que no solemos asociar con el modernismo, porque, aunque tuvieran en él su origen,
adquirieron desarrollo y predominio después y se nos aparecen como reacción contra él.
Entre ellos está el indigenismo, que iba a ser una de las corrientes más extendidas de la
literatura y la sociología contemporáneas, y que aparece en Martí con un sentido aún
más profundo: americano, más que racial o social: el del cubano, hijo de padres españo-
les, que sentía la sangre india corriendo por sus venas. Y lo mismo el negrismo y toda la
forma de popularismo de cualquier tierra americana, que iban luego a florecer en toda
América, no como pintoresquismo romántico o regionalismo costumbrista, sino como
sustancia y expresión del propio ser. Todos estos aspectos requerirían un estudio espe-
cial, sobre todo el sentimiento de lo popular, originalísimo y profundo en Martí, que no
tiene nada que ver con la literatura popular del siglo XIX sino que es en su poesía elemento
del arte más puro y desrealizado, como el que encontraremos después en Antonio
Machado y Federico García Lorca.
Hay que decir que todo esto que indicamos sumariamente como característico de la
nueva época en América, tiene su origen en José Martí, y que este lo tiene, en grado pocas
veces igualado, en sí mismo: en su originalidad modernista, subjetiva, libre, innovadora
y americana.
Memoria del Congreso de Escritores Martianos, La Habana, Úcar García, S.A., 1953, p. 446. 183
Vigencias
Memoria del Congreso de Escritores Martianos, La Habana, Úcar García, S.A., 1953, p. 447.
R G G
AÚL ÓMEZ ARCÍA (1928-1953), pedagogo. Autor de varios manifiestos contra la dictadura
militar del presidente Fulgencio Batista. Colaborador con Fidel Castro en la lucha revolucionaria.
A la nación
(Manifiesto del Moncada)*
Ante el cuadro patético y doloroso de una república sumida bajo la voluntad caprichosa
de un solo hombre, se levanta el espíritu nacional desde lo más recóndito del alma de los
hombres libres. Se levanta para proseguir la revolución inacabada que iniciara Céspedes
en 1868, continuó Martí en 1895, y actualizaron Guiteras y Chibás en la época republica-
na. En la vergüenza de los hombres de Cuba se asienta el triunfo de la Revolución
Cubana.
Ante la tragedia de Cuba, contemplada en calma por líderes políticos sin honra, se
alza en esta hora decisiva, arrogante y potente, la juventud del Centenario, que no
mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar con sacrificio y triunfo
el sueño irrealizado de Martí.
El Centenario martiano culmina en ciclo histórico que ha marcado progresos y
retrocesos paulatinos en los órdenes político y moral de la República: la lucha sangrienta
y viril por la libertad e independencia; la contienda cívica entre los cubanos para alcanzar
la estabilidad política y económica; el proceso funesto de la intervención extranjera; las
dictaduras de 1929-33 y de 1934-44; la lucha incansable de los héroes y mártires por
hacer una Cuba mejor.
23 de julio de 1953
Mario Mencía: El grito del Moncada, La Habana, Editora Política, 1986, vol. II, pp. 627 y 628,
espectivamente.
Memoria del Congreso de Escritores Martianos, La Habana, Úcar García, S.A., 1953, pp. 817-818.
* Discurso pronunciado durante la ofrenda floral en el Parque Central de La Habana, 20 de febrero, 1953. 185
Vigencias
JOSÉ LEZAMA LIMA (1910-1976), poeta, narrador y ensayista. Autor de una considerable
obra literaria en la que descuella su novela Paradiso, traducida a varios idiomas.
Tomado de Martí en Lezama, compilación de Cintio Vitier, La Habana, Centro de Estudios Martianos,
2000, pp. 21-23.
JUAN MARINELLO (1898-1977), poeta, ensayista y orador: Dedicó en gran medida su vida
a la lucha revolucionaria y al estudio del pensamiento martiano. Su obra literaria abarca varios
clásicos de la crítica literaria en América Latina, tales como Poética: ensayos en entusiasmo (1933) y
Martí, escritor americano (1958).
Pensamiento y acción de José Martí, Santiago de Cuba, Universidad de Oriente, 1953, pp. 111-112.
GABRIELA MISTRAL (1889-1957), poetisa y pedagoga chilena. Publicó una extensa y variada
obra literaria que ha sido traducida a varios idiomas.
vía. Muy angustiada me pongo a veces cuando me empino desde la tierra extraña a
mirar hacia nuestros pueblos… y les toco la injusticia social, que hace en el Continen-
te tanto bulto como la cordillera misma, las viscosidades de la componenda falsa, el
odio que lo tijeretea en todo su cuerpo, y la jugarreta trágica de barrio a barrio nacio-
nales.
Bohemia. Edición extraordinaria en homenaje a nuestro Apóstol José Martí, La Habana, 1ro. de febrero
de 1953, p. 58.
Oración a Martí*
Fragmento
Es cierto y evidente que los supremos ideales, los de Martí como los de Cristo o de
Bolívar, o de otros grandes reformadores de la Historia, no han sido logrados plena-
mente en parte alguna; ni habrá de verlos alcanzados en sus días este anciano que hoy
os habla con emoción de años y desengaños y fuera de ilusiones y enconos banderizos;
ni tampoco los verán quienes lo están escuchando, porque acaso aquellos ideales
jamás se han de cumplir. Hoy en la mayor parte del mundo los derechos del hombre
son desconocidos o burlados y la libertad padece congojas de agonía o está yerta, o
jamás llegó a nacer. Pero deben amilanarse los cubanos realmente martistas que,
como el Maestro, sepan aunar en sus empeños de política grandeza para el avance del
ideal, los latidos del corazón y los destellos del cerebro; el subjetivo valor, ardiente y
puro hasta “el placer del sacrificio”, que es la única fuerza capaz de vencer, y la
objetiva estrategia de la razón fría y serena, única que conduce a la victoria. Pensemos
que es sin duda benéfica influencia de Martí si hoy, pese a los intermitentes y lamen-
tables vicios, flaquezas y convulsiones de nuestra cincuentenaria vida política, esta
república, que Martí creó y la quiso Cuba Libre, todavía, aun en los tiempos tormen-
tosos que corremos, goza de ideales, de luces y de un radio de libertades, más que en
la mayoría de las naciones del mundo, aunque aquellas corran peligro de perderse
totalmente porque son muchas las fuerzas ocultas que, aquí como en todas partes, las
quisieran suprimir.
* Discurso pronunciado en la velada solemne en conmemoración del primer centenario del naci-
miento de José Martí, 28 de enero de 1953. 189
Vigencias
Es gloria de Martí, porque se debe a su voz pura y potente, que desde el empíreo nos
viene como Verbo de creación y de orden, si los cubanos, bien conscientes de las frustra-
ciones de toda suerte que década tras década están afligiendo a la patria, nos reafirma-
mos en la fe martista. Y será su mejor homenaje si, en este natalicio del Apóstol todos los
cubanos hacemos, en sagrario de nuestra mente libre, un rigurosos examen de concien-
cia y un sincero acto de contrición.
Martí no ha muerto. Él lo dijo: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido
bien la obra de la vida.” Vive Martí, y presente está su espíritu. ¡Elevemos a él los
corazones en una plegaria! Martí, padre nuestro que estás en la gloria de tu doctrina,
de tu ejemplo, de tu pasión y de tu sacrificio, siempre venerado sea tu nombre; venga
a nos tu inspiración pura para que se cumpla tu voluntad, nos perdonemos recíproca-
mente las culpas, haya paz en nuestra tierra y que los pueblos, libre de malas tenta-
ciones, tengan seguro el sustento de cada día y el pleno, pacífico y progresivo goce de la
vida como fue tu promesa, “con todos y para todos”, por el amor, el trabajo y la ciencia.
¡Que así sea!
E R L
MILIO OIG DE EUCHSENRING (1889-1964), periodista. Historiador de la
Ciudad de La Habana. Fundó y colaboró en numerosas revistas nacionales divulgando el pensamiento
antiimperialista de Martí y la repercusión de la injerencia norteamericana en las relaciones entre
Cuba y los Estados Unidos.
Martí antimperialista*
Fragmento
Quienes de veras comprendan y amen a Martí —al Martí Apóstol y Mártir, no sólo de las
libertades del pueblo cubano, sino igualmente de las de los pueblos hispanoamericanos;
al más genial de los estadistas de nuestro Continente en todos los tiempos; al defensor
de los pobres y los oprimidos de la tierra; al pensador de visión sin límites, que ideó en
términos universales y que quiso lograr el equilibrio del mundo— han de reconocer y
proclamar que es imposible encerrar en los estrechos límites de lo cubano su apostolado
y su martirio, sino que su vida y su obra tienen evidente y constante carácter americanista,
internacionalista y antimperialista, al extremo de poder sostenerse con toda justicia que
para Martí la independencia de Cuba y Puerto Rico no es un fin, sino un medio; el paso
indispensable para lograr la consolidación y engrandecimiento de las repúblicas de esta
parte del Nuevo Mundo a la que llamó “nuestra América” y “madre América”, y con
vistas al empeño de hacer obra universal, anchamente humana.
Pensamiento y acción de José Martí, Santiago de Cuba, Universidad de Oriente, Departamento de Exten-
sión y Relaciones Culturales, 1953, p.189.
Tomado de María Zambrano: La Cuba secreta y otros ensayos, Madrid, Fundación María Zambrano,
1996, p. 145.
192
Publicaciones
mestizaje étnico-cultural. Como muy bien precisa el autor, José Martí siempre rechazó,
dados su efectiva pertenencia al mosaico continental y sus capacidades analíticas, la
dicotomía civilización-barbarie, imperante, con enorme fuerza, en los círculos intelec-
tuales y de poder de las aún recientes repúblicas americanas. Sus diversas experiencias
en diferentes naciones, y sus propias convicciones, lo llevaron a entender —y, algo más
trascendente, a asumir con orgullo— la validez del mestizaje indio-blanco-negro en
nuestros pueblos, y por consiguiente a proyectar todo desarrollo futuro continental en
función de la plena realización del resultado de dichos componentes, es decir, de la
autóctona cultura latinoamericana. El Apóstol supo sortear los riesgos, previsibles en
una primera etapa formativa de su pensamiento, de considerar conveniente un desa-
rrollo por separado de los elementos indios y negros, dirigido desde arriba por los grupos
supuestamente blancos de la sociedad; en su lugar, Martí interiorizó como piedra angu-
lar de sus concepciones la necesidad imprescindible de aceptarnos como somos, y de
trazar las coordenadas de nuestro porvenir, las formas de gobierno y los derroteros
culturales teniendo muy en cuenta los principales logros de la cultura universal, injerta-
dos estos en las realidades objetivas de América de manera complementaria, enriquece-
dora y nunca impuestos como solución a los males seculares que aquejaban a los nuevos
estados. Sin rechazar el legado europeo (¿cómo hubiese podido abjurar Martí de sus/
nuestros ancestros?) este ya había dejado de ser lo que había sido para, en conjunción
esplendorosa con negros e indios, dar lugar a una policromía cultural inencontrable en
otra región del mundo. Asimilar esta realidad, proyectarla en su enorme diversidad
facilitando su concreción histórica, ser digno hijo de un dignísimo continente, constituyó
el objetivo central al que dedicó su vida, con el mismo ahínco con el que trató de hacérselo
entender a los sectores intelectuales y dirigentes de su América. Este proceso, observa-
ble en la producción discursiva, divulgativa o ensayística martiana, es seguido con brillan-
tez por el libro de Pedro Pablo Rodríguez, precisando momentos, hitos capitales, estancias
latinoamericanas, e introduciendo los análisis pertinentes que facilitan al lector una
adecuada intelección de la evolución progresiva de los criterios del Maestro.
Si al que esto escribe se le preguntara por el mérito fundamental del libro no vacila-
ría en responder que este radica en la comprensión por el autor de la íntima trabazón
que existió entre la evolución de las criterios martianos sobre la identidad continental
hasta llegar a su expresión definitiva, y el choque que representa para José Martí su
larguísima residencia en los Estados Unidos. Expresado de manera diferente, el doctor
Rodríguez ha desarrollado, logrando un resultado de claridad meridiana, la tesis
inobjetable de que el conocimiento de la realidad norteamericana (en sus aspectos
económicos, sociales, políticos y culturales) permitió a Martí llegar a una definitiva y muy
precisa elaboración del concepto de nuestra América. Y aún más: la notable diferencia
entra “su” América y aquella otra a la que no sentía como suya, obligó a Martí —en lo
que se distanció de manera abismal de los otros pensadores continentales— a elaborar
196 un proyecto de “salvación” de la América del Norte, que empezaba a mostrar los rasgos
Madre América, nuestra América, la otra América
197
MARTHA FUENTES LAVAUT
Donde son más altas
las palmas
Una de las pretensiones u objetivos más ca-
ros de la Sociedad Cultural José Martí es el
desarrollo de la cultura como expresión de
las potencialidades posibles de cada provin-
cia. Así las Filiales están empeñadas en el
noble esfuerzo de emerger, cada vez con más
fuerza, como promotoras o canales cultura-
les que satisfagan las expectativas territoria-
les y abarquen un espacio para la investi-
gación, la reflexión y el debate, la concreción
de hechos culturales y de realización de sus
asociados que implique una extensión desde
dentro hacia un grupo profesional o la totali-
dad comunitaria.
Diversas pueden ser y son las lecturas del
devenir actual cultural en provincias. En San-
tiago de Cuba, la membresía se manifiesta
hacia varios sentidos. Uno de ellos es la publi-
cación de textos. Donde son más altas las
palmas1 se une a las publicaciones de home-
naje al sesquicentenario del natalicio de José
Martí, resultado de la gestión editorial en las
provincias. Con prólogo del doctor Armando
Hart, nuestro presidente, “en este libro se nos
devela una relación entrañable con la
ciudad de Santiago de Cuba a través de sus
hombres y mujeres y con su entorno natural”
(p. 7). Veintiún autores, de ellos tres doctores,
dieciséis licenciados y dos investigadores, acor-
1
Santiago de Cuba, Editorial Oriente y Sociedad Cul-
tural José Martí (filial Santiago de Cuba), 2003. Las
MARTHA FUENTES LAVAUT: Investigadora páginas de las citas, tomadas de este libro, se indi-
y profesora adjunta de la carán en cada caso con un número entre parénte-
198 Universidad de Oriente. sis. (N. de la E.)
Donde son más altas las palmas
199
RAFAEL RODRÍGUEZ BELTRÁN
La primera traducción
al francés de la novela
Lucía Jerez de José Martí*
Tarea pretenciosa la de un hispanohablante,
modesto francófilo, la de dar una opinión so-
bre la traducción al francés realizada por una
francófona nativa, conocedora profunda de
nuestra lengua, de nuestra cultura en general
y de las particularidades lingüísticas y cultura-
les de nuestro país.
Antes de entrar en la valoración de la tra-
ducción que se ofrece al público francófono de
esta página relativamente poco conocida, qui-
siera señalar que siempre me ha chocado la
inmerecida pobre divulgación que ha tenido.
Creo que la única razón que explicaría este
casi olvido de Lucía Jerez (además de la poca
estima que le concediera su propio autor) está
en el hecho de que en el momento de su pri-
mera publicación (y por mucho tiempo des-
pués) los cánones del género seguían un
derrotero del que Martí se apartó consciente-
mente dando un salto estilístico que lo aproxi-
ma a formas mucho más recientes de la
narrativa en general y del quehacer novelístico
en particular; la frecuente reflexión filosófica,
esa prosa poética que acompaña todo el tiem-
po al lector, la utilización de los personajes-
símbolos y la reformulación del viejo precepto
que se aplica al teatro clásico francés, como
RAFAEL RODRÍGUEZ BELTRÁN: Profesor elogio y no como defecto: “hacer algo a partir
de la Facultad de Lenguas de nada.”
Extranjeras de la Universidad
de La Habana y de la Alianza
Francesa de Cuba. Ha publicado * Edición bilingüe. Roman traduit de l’espagnol
Typologie comparée du français (Cuba). Notes de María Poumier et Mauricio Núñez
200 et de l’espagnol. Rodríguez, Editions Patiño, Genève, 2003.
La primera traducción al francés de la novela Lucía Jerez de José Martí
1
Milán Kundera: Les testaments trahis, Editions Gallimard, pp. 130-131.
2
Fernando de Rojas: La Célestine, traduction de Florence Delay Actes Sud/Papier. 201
Rafael Rodríguez Beltrán
202
FRANCISCO FERNÁNDEZ SARRÍA
El periodismo como misión
Bajo el sello editorial Pablo de la Torriente
Brau, en el año 2003, apareció el volumen El
periodismo como misión, un conjunto de en-
sayos sobre el periodismo martiano, compila-
dos y prologados por Pedro Pablo Rodríguez,
actual director de la Edición crítica de las Obras
completas de José Martí. En la nómina de au-
tores figuran investigadores del Centro de Es-
tudios Martianos (el propio Pedro Pablo
Rodríguez, Ana María Álvarez Sintes, Salvador
Arias García, Ibrahim Hidalgo Paz, Enrique
López Mesa, Mayra Beatriz Martínez, Carmen
Suárez León) junto a conocidos estudiosos de
este tópico (Frida Weber, Fina García Marruz,
Ramón de Armas, Salvador Morales, Susana
Rotker, Ivan Schulman) y a otros nuevos en
estas lides (Mercedes Serna Arnaiz y José Mi-
guel Marinas). Semejante congregación nos
sugiere uno de los valores peculiares de este
libro: la voluntad de que ningún aspecto del
periodismo estudiado escape a tan heterogé-
neo fuego cruzado de la crítica. La diversidad
de perspectivas —que van más allá de las tra-
dicionales, literatura, historia, política, etc.—
y los distintos momentos en que fueron escri-
tos algunos de estos textos, le otorgan a la com-
pilación algo de antología de la ensayística sobre
el periodismo de Martí. Claro, al referirnos a
un corpus textual tan amplio y complejo como
el analizado, siempre sentiremos que algo fal-
tó, tratándose, en algun1os casos, del análisis
F RANCISCO FERNÁNDEZ SARRÍA:
Investigador en el equipo de una escritura permanentemente engen-
de la edición crítica de las dradora de sentidos.
Obras completas de José Martí Por el criterio diacrónico, anecdótico, to-
en el Centro de Estudios
Martianos. Ha colaborado talizador de la selección y de la disposición de
con publicaciones periódicas los textos, este libro bien podría considerarse
nacionales y extranjeras. una especie de historia del periodismo 203
Francisco Fernández Sarría
martiano. A partir del orden temático de los ensayos recopilados podemos trazar un
mapa o cronología básica de este: Revista Universal—Revista Venezolana—La Opi-
nión Nacional —La América—La Nación—La Edad de Oro—Patria. Tratándose,
como se trata, de Martí, esta historia periodística no implica un simple periplo por la
obra de un autor decimonónico más, sino de algo más esencial: la génesis de la prosa de
toda una época. Precisamente, la praxis periodística martiana resulta modélica para
entender las tensiones y contradicciones típicas del intelectual latinoamericano de fines
del siglo XIX y también del xx. Si la escritura y publicación de crónicas con su firma,
pongamos, en La Nación (década del 80 del XIX), lo ubican instantáneamente en la
avanzada del modernismo hispanoamericano, esa militancia a su vez lo atrapa en las
paradojas y contradicciones propias de ese rol, la de ser (traducción intercesora median-
te) mediador-exportador de un modelo social y cultural —conjunto de ideas anejas a ese
modelo sobre desarrollo, novedad, progreso y libertad, entiéndase modernidad— desde
un primer mundo capitalista (entiéndase Estados Unidos) a su tercer mundo poscolonial
y precapitalista casi en su generalidad (entiéndase América Latina), mediación traducto-
ra y exportadora en la que va implícita una crítica reconfiguradora de esa misma moder-
nidad exportada desde los prejuicios con que el intelectual modernista latinoamericano
interpreta dicho modelo (en el caso de Martí, el norteamericano), pero que, paradójica-
mente, el receptor latinoamericano de las crónicas (periódico-lector, piénsese en Sar-
miento) asimila como paradigma. La escritura periodística martiana sobre la modernidad
norteamericana está atravesada por impulsos yuxtapuestos y paralelos de resistencia y
promoción, sospecha y afirmación de esa modernidad. En el caso de Martí la paradoja
llega a la ironía si pensamos que la crónica periodística, en buena medida coaccionadora
y represora de la expresión literaria, fue la que le otorgó, a la larga, su legitimidad como
escritor e intelectual en toda Hispanoamérica. Quizás el ejemplo más elocuente de todo
lo dicho hasta aquí sea el elogioso espaldarazo literario prodigado por Sarmiento a Martí
a raíz de la crónica sobre la Estatua de la Libertad publicada en La Nación en 1886.
Con la lectura-escritura del periodismo martiano —sobre todo de sus crónicas, y en
eso insisten varios de los ensayos aquí incluidos— asistimos a uno de los más peculiares
fenómenos de recepción experimentados por autor alguno. Análisis narratológicos y
estilísticos de las crónicas, sobre todo de sus Escenas norteamericanas, explican proce-
dimientos de escritura gracias a los cuales hoy podemos leer buena parte de su periodis-
mo como literatura, crónicas que en buena medida son un vaciado verbal y estético
derramado sobre un material de fácil extinción como la noticia. Pero igualmente eso nos
plantea otras disyuntivas aún por resolver críticamente. La recepción literaria que hoy
hacemos de las Obras de José Martí, ¿descansan únicamente en una voluntad de escri-
tura por parte de su autor o acaso también en una voluntad de lectura por parte de sus
receptores? ¿Qué ocurrió en el medio de ese proceso que va de la escritura de antaño a
la lectura de hoy? ¿Qué explica la legitimación genérica que procura que un texto no
escrito desde lo que antes y ahora consideramos estrictamente literario lo sea luego sin
204 mucho conflicto? ¿Qué es lo que existe entre el periodismo que Martí escribió y eso que
El periodismo como misión
hoy no tenemos más remedio que leer como su literatura? ¿Dónde, cuándo y cómo
empezó a dormirse su periodismo y a despertar su literatura? ¿Cómo leer, no ya el
periodismo, sino otras zonas escriturarias suyas como su epistolario, sus discursos,
apuntes y fragmentos, panfletos políticos y anuncios comerciales? ¿Necesariamente la
escritura periodística, una vez que cumple su cometido informativo, solo puede dormir
para la posteridad como literatura, máxime si se trata del periodismo ejercido por un
autor legitimado literariamente como Martí?
Sabemos que existen procedimientos dentro del campo intelectual —ediciones de
obras completas, publicaciones divulgativas y populares, estudios e investigaciones aca-
démicas, críticas y otros mecanismos legitimadores aparte— que contribuyen a la con-
versión de la totalidad de las Obras de Martí —y de cualquier otro autor— en un
suculento cadáver exquisito más de la literatura. Sin embargo, la crítica, sobre todo
literaria, debe estar alerta y dar un paso más allá de esta bruma histórica que nos trata
de plantar un corpus textual dado como literatura acaso sin sospechar las razones de tal
mutación genérica. Sencillamente la lectura (crítica) del periodismo martiano —y eso
nos lo recuerda a cada momento este libro— nos remite nuevamente a una disquisición
teórica recurrente: ¿qué es la literatura?
El rigor y novedad de las perspectivas con que es analizado el periodismo escrito por
Martí en algunos de los trabajos aquí incluidos, nos da idea de la ganancia crítica que con
su publicación alcanzan los estudios martianos en nuestro país: José Martí (entiéndase
vida y obra) como una motivación e inquietud intelectual indagadora y removedora de
cuestiones pretendidamente fijadas.
Junto a algunos de los ensayos que tocan las condiciones o presupuestos sobre los
cuales Martí construyó sus Escenas norteamericanas, tres cartas suyas anexadas al
conjunto del libro nos previenen acertadamente de una visión demasiado idílica del
carácter comprometido y radical de su escritura, pues en lo que toca a sus crónicas El
periodismo como misión nos recuerda a cada rato cómo estrategias (exteriores e inte-
riores, voluntarias e involuntarias) de censura (véase la carta escrita el 19 de diciembre
de 1882 dirigida a Bartolomé Mitre y Vedia por Martí), atraviesan un discurso atrapado a
menudo en un tapujo político a la luz del cual podemos comprender qué mucho de lo
galante (“lo pintoresco aligerará lo grave; y lo literario alegrará lo político”) y elíptico (“el
silencio es forma de desaprobación sobrada”) de las crónicas de tema norteamericano
obedecen a algo más que al inmanentismo estilístico del modernismo de Hispanoamé-
rica. La crónica modernista martiana, sobre todo en las Escenas norteamericanas, por
su forma, estilo, a veces por sus contenidos, fue bandera de la estética modernista al
precio de haber sido frecuentemente mordaza política en lo que se refiere al bastión de
la modernidad en América: Estados Unidos.
Estas y otras interrogantes y certezas sobre el periodismo escrito por Martí nos
sugiere la lectura de El periodismo como misión. Solo que el periodismo martiano
seguirá exigiendo nuevos y audaces acercamientos.
205
MARLENE VÁZQUEZ PÉREZ
Martí en la Colección
Archivos
Entre los muchos homenajes que recibió Martí
en el ciento cincuenta aniversario de su nata-
licio, uno hay que merece él mismo vigoroso
elogio, porque junto al tributo al mayor de los
cubanos, garantiza la continuación exitosa del
estudio de su obra, perpetúa el análisis y ase-
gura que el recuerdo de hoy no sea coyuntural
y efímero, sino permanente afán desen-
trañador, en la inmensa selva, preñada de sen-
tidos, plena de búsquedas poéticas, privilegiado
espacio de historización de lo inmediato, que
es su obra periodística.
Me refiero, por supuesto, al volumen que
la Colección Archivos, con el concurso de la
Casa de las Américas y el Centro de Estudios
Martianos, ha sacado a luz, y que si bien se
asienta en años de indagación y escritura,
vino a coincidir, felizmente, con el sesquicen-
tenario del natalicio de Martí, pues por pri-
mera vez aparece aquí reunido todo su
periodismo producido en los Estados Uni-
dos entre 1881 y 1892.
Al tener en mis manos el precioso volu-
men, que no sólo vale por la obra que atesora
y la cuidadosa selección de estudios y materia-
les complementarios que la acompañan, de
los que ya hablaremos más adelante, no pue-
do menos que sonreír, al recordar mi encuen-
MARLENE V ÁZQUEZ P ÉREZ: Profesora tro con Amos Segala, director internacional de
y ensayista. Investigadora
en el equipo de la edición crítica la Colección Archivos. Entonces —julio de
de las Obras completas de José 2003—, en la Universidad Rafael Landívar, de
Martí del Centro de Estudios Guatemala, cuando se rendía homenaje a otro
Martianos. Artículos suyos
han aparecido en revistas grande de América, Miguel Ángel Asturias, fun-
206 especializadas de Cuba y México. dador, con sus propios manuscritos y obra pu-
Martí en la Colección Archivos
blicada de lo que es hoy este proyecto editorial y científico, me decía Amos al hablar de
este libro, en aquel momento camino hacia La Habana: “—¡Te vas a morir, seguro te vas
a morir cuando lo veas!” Pensé que el erudito italiano, con el espíritu apasionado e
hiperbólico que todos los latinos llevamos dentro, exageraba un tanto, y deseé no se
cumpliera su profecía. Hoy sabemos ya que Amos Segala es un gran conocedor de la
literatura latinoamericana y uno de sus más fieles divulgadores, pero para mi fortuna,
profeta no es. Sin embargo, admito a gusto, desde la pasión de la bibliofilia, la hermosura
del presente volumen, con sus dos mil y tantas páginas en papel biblia ahuesado, su
exquisito diseño, del que se da cuenta desde la misma cubierta, presidida por imágenes
de Martí debidas a Raúl Martínez. Es un texto que enamora al lector por sus muy ciertos
encantos exteriores, que son, en definitiva, la carta de presentación de cualquier produc-
to, y la vía de acceso a un contenido que ya resulta promisorio.
Elaborado bajo la coordinación de Roberto Fernández Retamar y Pedro Pablo Rodríguez,
quienes con mano segura condujeron esta labor de equipo, en que el protagonismo se diluye
en aras de las visiones plurales, aportadoras de diferentes ángulos de análisis, este valioso
texto se centra en un corpus de doscientas noventa y dos crónicas, acompañadas de notas al
pie, derivadas del cotejo con lo aparecido en los periódicos de la época, notas explicativas al final,
con numeración corrida, que amplían los horizontes informativos del lector, y aluden funda-
mentalmente a personalidades de la cultura y la política, hechos históricos, obras literarias y
artísticas, entre otros asuntos de interés, y un índice de nombres.
También cuenta con una zona de Apéndices, que contiene textos martianos vincula-
dos al ejercicio periodístico por lo esclarecedores que resultan respecto al modo de
concebir y llevar a cabo la producción textual, así como por la visión que tiene el autor del
diario acontecer en el territorio norteño.
Le sigue la “Cronología”, elaborada por el prestigioso investigador Ibrahim Hidalgo
Paz, del Centro de Estudios Martianos, instrumento imprescindible para comprender
la labor del Maestro en el contexto mayor de la época en que vivió, un grupo de
estudios agrupados en dos secciones, “Historia del texto” y “Lecturas del texto”, un
Dossier, contentivo de ejemplos antológicos de la recepción martiana desde los finales
del siglo XIX hasta nuestros días, y una utilísima Bibliografía sobre el periodismo de
Martí, rigurosamente elaborada por Araceli García-Carranza, de la Biblioteca Nacio-
nal José Martí.
Quiero detenerme a comentar, sin embargo, algunos de los textos aquí reunidos,
pues merecen, casi todos ellos, el elogio oportuno, justificado en el rigor investigativo, la
prosa cuidada, la convincente argumentación, con que han sido concebidos, lo que avala
a esta Colección como garantía de calidad a la hora de estudiar la obra literaria y sus
repercusiones culturales, entendidas según el más amplio concepto de cultura.
Si nos detenemos en “Historia del texto”, el estudioso advierte, de inmediato, la
presencia de un ensayo ineludible a la hora de valorar el carácter fundador del periodis- 207
Marlene Vázquez Pérez
mo martiano dentro de las letras hispanas de finales del XIX y su naturaleza precursora.
Me refiero al trabajo de la investigadora venezolana Susana Rotker,1 que indaga en la
fluencia de vasos comunicantes establecida entre la obra martiana y la prensa norte-
americana de entonces, un aspecto interesantísimo dentro del proceso de creación y
renovación discursiva que dará lugar al modernismo. Esta pieza forma parte del excelen-
te estudio Las crónicas de José Martí. Fundación de una escritura, que le hizo merecer
el Premio Casa de las Américas en 1992.
De modo similar, Ivan A. Schulman2 nos conduce por el entramado textual de esas
crónicas, de sus relaciones con referentes aparentemente alejados del discurso literario
propiamente dicho, y las estrategias de construcción de las mismas, dirigidas a un lector
distante geográfica y culturalmente del sujeto de estas páginas y del entorno en que se
gesta lo narrado, lo cual remite al proceso de construcción y afianzamiento de la nación
moderna a partir del modelo norteamericano. Modelo que es visto con la suficiente dosis
de distanciamiento y previsión, pues en su tarea de preparar al lector latinoamericano
para el futuro de las repúblicas continentales, realiza un doble proceso de escritura, una,
de naturaleza informativa, otra, de matiz formativo, con una clara intención ética, que
rebasa, incluso, los marcos de la lectura para repercutir en la práctica sociocultural. Esa
visión plural, heterogénea por los temas tratados, pero también por los recursos poéti-
cos que despliega el cronista, contrapartida en muchos aspectos de la realidad reflejada,
no sólo en palabras, sino en obras, se ve transida por el contrapunto que se establece
entre el discurso informativo y el discurso del deseo. Al develamiento de esas claves
dedica Schulman este excelente estudio.
En esta propia sección se encuentra otra pieza de indudable valía para comprender a
profundidad el corpus periodístico aquí presentado. Me refiero al riguroso examen que
efectúan Gail y Gerald Martin, titulado “Los Estados Unidos en que vivió Martí”. Garantiza
la presencia de este texto para el lector, el investigador, el profesor universitario, o cualquier
otro especialista que se acerque a estas páginas con intención de profundizar en ellas, el
necesario material para contextualizar la información leída, que por obvias razones de
tiempo, se ha desgajado del referente, expresado no sólo a través de los grandes aconteci-
mientos y figuras históricas, oficialmente reconocidas, sino a la vida cotidiana que las
originó y si subsisten hoy ha sido gracias a su literariedad. Poder conectarlas con ese
entorno espaciotemporal es de gran ayuda para dilucidar sus mecanismos compositivos y
alcanzar al grado de complejidad y sutileza comunicativa que poseen estas páginas.
Sería imperdonable no mencionar aquí el riguroso estudio de David Lagmanovich
“Los Estados Unidos vistos con ojos de nuestra América”. Sobresale este ensayo por la
1
Susana Rotker: “Intérprete de dos mundos. Las crónicas de José Martí y la prensa norteamericana”,
en José Martí: En los Estados Unidos. Periodismo de 1881 a 1892, edición crítica, coordinadores,
Roberto Fernández Retamar y Pedro Pablo Rodríguez, pp. 1862-1880.
2
Ivan A. Schulman: “Textualizaciones sociales y culturales del proyecto moderno martiano: las
208 crónicas norteamericanas”, en ob. cit., pp. 1881-1905.
Martí en la Colección Archivos
originalidad de las ideas expuestas, sustentadas en una muy bien escogida serie de
ejemplos, que aluden al sentimiento de otredad respecto a las pautas de hegemonía
cultural que ya se erigían desde el Norte, deslumbrante entonces para la mayoría de los
latinoamericanos. La labor de Martí como avisador de esos riesgos culturales, sin que
por ello le haya negado grandezas ciertas al vecino que ya se empeñaba en desconocer-
nos, es la preocupación central de este penetrante análisis.
En la sección “Lecturas del texto” aparece otro grupo de estudios de indudable valía,
que también aportan, como los ya vistos, miradas originales a la temática de este volumen.
Debemos mencionar, sin dudas, el trabajo de la profesora Anne Fountain,3 de la Univer-
sidad Estatal de San José, California, por lo esclarecedor que resulta su análisis de la
comprensión de la literatura y los autores norteamericanos por parte de Martí, y como
este, desde la privilegiada posición de mediador cultural, oficiante dentro del espacio de la
crónica, contribuye al conocimiento de aquellos entre los hispanoparlantes, pues es indu-
dable el obstáculo que representa la barrera idiomática en el afán de que nos conozcamos
mejor, para que de ese acercamiento brote el necesario respeto entre las dos partes y
también en la perspectiva distanciada respecto a un mundo, que si bien contiene, como
todo entorno sociocultural, muy estimables valores, es sustancialmente diferente del nuestro.
En esa propia sección aparecen otros tres estudios, todos excelentes, referidos a
diversas preocupaciones martianas que encontraron eco especial en estas páginas, y que
se convirtieron en temas recurrentes durante sus tres lustros de residencia en los
Estados Unidos. Se trata de los trabajos de Ana Cairo, Pedro Pablo Rodríguez y Adelaida de
Juan,4 que versan, en ese orden, en torno a la política, los problemas sociales y la
creación artística presentes en el periodismo de Martí. No sólo abordan los autores el
aspecto ideotemático de estas cuestiones, sino que indagan en la repercusión formal que
adquieren estos temas cuando pasan por el ígneo verbo martiano. Escritos con una
prosa cuidada, en la que afloran pasajes de belleza literaria que no desdicen la objetividad
de la pupila ensayística, resultan una muy buena elección, en la que ha habido, por
razones de espacio, eso lo sabemos, ausencias notables.5
Siguiendo el noble modo en que el propio Martí ejercía la crítica, entendida como
“ejercicio del criterio”, y sin pretender “clavar en la áspera picota”, sí queremos dejar
constancia de algunos errores que se advierten, incluso, en una lectura rápida. No quiero
detenerme en nimiedades, aquellas pequeñas erratas generadas por el hecho de releer
infinitamente un texto durante el proceso editorial, hasta que los ojos, mecánicamente
3
Anne Fountain: “Autores estadounidenses asumidos por Martí”, en ob. cit., pp. 1909-1932.
4
Ver Ana Cairo: “José Martí y la política en los Estados Unidos”, en ob. cit., pp. 1933-1947; Pedro Pablo
Rodríguez: “El fantasma de Banquo: el problema social en las escenas norteamericanas. Apuntes para un
estudio”, pp. 1948-1977 y Adelaida de Juan: “Arte y entorno en Nueva York según Martí”, pp. 1978-1991.
5
Se echan de menos valiosos estudios, entre los que cabría citar, a modo de ejemplos, “Prosa última:
algunos aspectos formales”, de Egberto Almenas; “1889: las Escenas norteamericanas y La Edad de
Oro”, de Salvador Arias; o “Emerson y Martí”, de José Ballón, entre otros. 209
Marlene Vázquez Pérez
advierten lo que debe decir y no lo que realmente dice. Quiero señalar, como botones de
muestra, sólo dos errores, que me parecen más imperdonables por estar enmarcados en
una vecindad textual de excelencia. Por ejemplo, en el trabajo de Pedro Araya, “Itinerario de
un pensamiento”, se dice: “(en 1885 publica la novela Amistad funesta, bajo el seudónimo
de Lucía Jerez).”6 Para cualquier lector medianamente familiarizado con la obra martiana
es sabido que este es el segundo título de la novela, y además, que el seudónimo utilizado
por Martí fue Adelaida Ral. Para quien se acerque por primera vez a la literatura del cubano,
un dato de esta naturaleza, en páginas revestidas de una autoridad casi indudable, como es
el caso de este libro, significan una gran confusión.
Si nos detenemos a leer las Notas explicativas, se aprecia, en unas, gran rigor, porque
complementan satisfactoriamente los textos martianos, y han sido elaboradas con cui-
dado y precisión. Otras, sin embargo, resuelven de un plumazo, y sin basamento convin-
cente los problemas objetos de nota. Por ejemplo, en la crónica número 75, fechada en
1885, reza la siguiente frase: “De las revoluciones y pobrezas que, por culpas de aquella
de quien dice Quintana que no fue la culpa, han agitado nuestros países de América.”7
En la nota 244, correspondiente a este texto se dice, sin ningún otro comentario aclara-
torio, que se trata de Andrés Quintana Roo, político e intelectual mexicano. Si analiza-
mos con cierta calma la frase arriba subrayada, nos percatamos de que “las culpas”
apuntan a España, lo que se infiere de la alusión a las guerras y otros hechos violentos
que han tenido lugar en el Continente. Además, el insigne mexicano es conocido por los
dos apellidos, predominando por su sonoridad el segundo, y es muy poco probable que
Martí, tan conocedor de la historia de México, fuese a referirse a él utilizando sólo el
primero. Más consistente resulta la hipótesis que alude a Manuel José Quintana, poeta
y político español, afamado por sus obras consagradas a cantar las glorias de su patria.
Lo ya señalado no invalida, ni mucho menos, la magnitud de esta obra, que si no
tuviera los aciertos con que iniciamos esta reseña, valdría sólo por el inapreciable Dos-
sier con que se cierra. Oportunidad de lujo, para los estudiosos de la literatura del gran
cubano, es tener reunidos textos que van, en su recorrido por la recepción de la obra de
Martí, desde las postrimerías del XIX, de la que se ofrecen opiniones de contemporáneos
suyos, como Darío y Sarmiento, hasta valoraciones actuales igualmente valiosas, como
las piezas de Paul Estrade, Fina García Marruz, Roberto Fernández Retamar, Julio Ra-
mos, Ramón de Armas y Arcadio Díaz Quiñones, entre otros.
Como martianos y como cubanos, agradecemos profundamente la labor de Archivos,
que nos ayuda, desde este volumen, en la difusión de la obra del gran cubano y ha puesto
al servicio de los estudiosos y también de los lectores en general, un libro de inapreciable
valor, que sólo se verá completado y valorado en su justa medida en el irrepetible acto de
la lectura. Entreguémonos a ella.
6
Pedro Araya: “Itinerario de un pensamiento”, en ob. cit., p. 1784.
7
José Martí: “Cartas de Martí. Un teatro original y cómo se elabora en New York”, La Nación, enero
210 15 de 1885, en ob. cit., p. 424. (La cursiva es mía)
Bibliografía
ARACELI GARCÍA-CARRANZA
Bibliografía martiana (2002)
Tabla de contenido
Nota aclaratoria
Abreviaturas utilizadas
Asientos
bibliográficos
I. Bibliografía activa. 2002 1-26
II. Bibliografía pasiva. 2002 27-241
1. Obras de consulta, referencia
y de carácter general 27-32
2. Datos para su vida (incluye
biografías) 33-47
3. Historia-política y revolución 48-63
3.1 Martí en España (1871- ) 55
3.2 Martí en México (1875- ) 56
3.3 Martí y los Estados Unidos
(1880- ) 57-58
3.4 Partido Revolucionario
Cubano (1892- ) 59-60
3.5 Manifiesto de Montecristi
(25 marzo, 1895) 61-63
4. Martí en el arte, la literatura
y la música 64-81
ARACELI GARCÍA-CARRANZA: Especialista 4.1 Literatura: crónicas 74-80
en Información Científica
de la Biblioteca Nacional José 4.2 Literatura: poesía 81
Martí ha publicado bibliografías 5. Obra literaria–crítica
de personalidades relevantes
de la cultura cubana y sobre e interpretación 82-106
hechos históricos significativos 5.1 La Edad de Oro 105-106
de nuestro país. Compila
la “Bibliografía martiana” 6. Promoción en Cuba 107-146
desde 1970. 6.1 Centro de Estudios Martianos 134-146 211
Araceli García-Carranza
212
Bibliografía martiana
Araceli García-Carranza
Abreviaturas utilizadas
2001
14 Cien pensamientos escogidos / sel. y notas Víctor M. Marrero; epílogo Fidel Castro.
– La Habana: Oficina del Programa Martiano, 2001. – 39 p. – (Colección Guanaley).
DCEM
15 Correspondencia a Manuel Mercado / pról. Cintio Vitier. – La Habana; México:
Centro de Estudios Martianos; DGE Ediciones, 2001. – 302 p.: il. 215
Araceli García-Carranza
2000
21 Palabras para la acción. – Xalapa: Movimiento de Solidaridad con Cuba Con Todos
y para el Bien de Todos, 2000. – 39 p.: il.
Contiene pensamientos de Martí entresacados de su vasta obra. – breve cronología
de la vida de José Martí. – Bibliografía consultada.
DCEM
1999
22 Njegujem verzu bijelu; preveo i prepjevao, predgovor napisao i poisedio Jordan
Jelic. – Zagreb: D.&.M. grafika, 1999. – 80 str. – (Biblioteka Madrugada, 15)
Texto en serviocroata de: Poesía completa. – La Habana: Editorial Letras Cubanas,
1985.
216 DCEM
Bibliografía martiana
1998
23 Poesía completa: edición crítica / nota editorial Cintio Vitier, Fina García Marruz
y Emilio de Armas. – México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1998. –
703 p.
Notas al final de los capítulos.
DCEM
1995
24 Ismaelillo. – La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1995. – 50 p.: il.
DCEM
1998
25 Ulaanbaatar, Rusia: Ulsbin Jerlelnian, 1988. – 147 p.
Poesías.
Texto en ruso.
DCEM
S. A.
26 Nuestra América. – [Caracas]: Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado
UCLA, [s. a]. – [9] p.
DCEM
2002
27 Martí hacia todos los tiempos / Juan L. Santana Amargó et. al. – Sancti Spíritus,
Cuba: Ediciones Luminaria, 2002. – 159 p.
Contiene: José Martí: concepciones acerca del hombre / Juan L. Santana Amargó. –
Juicio crítico del ALCA desde la perspectiva martiana / Luis Enebral Veloso y José L.
Armas Simón. – Introducción al estudio del pensamiento histórico de José Martí /
Mario Valdés Navia. – Nueva York es más que una ciudad / Juan E. Bernal
Echemendía. – Sustentación martiana del proyecto cubano de formación de una
cultura general e integral / Orlando Fernández Aquino. 217
Araceli García-Carranza
28 VALDÉS GALARRAGA, RAMIRO. comp. Diccionario del pensamiento martiano / pról. José
Cantón Navarro. – La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2002. – 785 p.
29 Índice alfabético-cronológico del EPISTOLARIO martiano. – [s.l] : [s.n., 2002]. – s.p.
Ejemplar mecanografiado y fotocopiado.
DCEM
2000
30 CHACÓN NARDI, RAFAELA. José Martí: cien apuntes cronológicos. – Ciudad de La Haba-
na: Editorial Pueblo y Educación; Editorial Pablo de la Torriente, 2000. – 37 p.: il.
Bibliografía.
DCEM
1998
31 ARAGÓN, UVA DE, ed. Repensando a Martí / epílogo de Alfredo Pérez Alencart. –
Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca, Departamento de Ediciones y
Publicaciones, 1998. – 191 p.
Notas al pie de las páginas.
Contiene: A manera de introducción / Uva de Aragón. – Apertura del Congreso /
Reinaldo Sánchez. – “Nuestra América” y la crisis del latinoamericanismo / Enrico
Mario Santí. – Experiencia y trascendencia en la poesía de José Martí / Carlos Javier
Morales. – Martí: postmodernidad y la figura de la madre América / Ofelia Schutter.
Martí muerto. Martí vigente / Enrique Baloyra. – Sistema semiótico y significación
de Amistad funesta de José Martí / Nicasio Urbina. – Los Versos sencillos: por la
vista y el oído al sentimiento / Emilio de Armas. – “Los dos príncipes”: una traduc-
ción (y adaptación) de Martí / Leonel de la Cuesta. - Contemporaneidad de la
poética martiana / Reinaldo Sánchez. – Martí en Lezama: la casa del “alibi” / Rita
Molinero. – Castro, lector de Martí / Rafael Emilio Saumell. – Martí y el liderato del
movimiento independentista cubano / José M. Hernández. – Reflections on Marti’s
historical images / Gerald E. Poyo. – Visiones de la mujer en la poética de José
Martí: discusión de su influencia / Madeline Cámara. – Ficdad: el hombre cero y la
nación de desplazamiento / Damián Fernández. – Martí o la invención de Cuba /
Rafael Rojas. – La eterna hispanidad quijotesca: valoración unamuniana de José
Martí / Alfredo Pérez Alancart. Sobre los autores.
1997
32 RIVAS TOLL, ELENA. Glosario filosófico martiano. – [Holguín]: [s.n.] 1997. – 68 p.
218 DCEM
Bibliografía martiana
43 ———. “El otro Martí: la ausencia amada.” HABA 7 (24):84-86; 2002. (Agencia
amiga)
De su hijo.
44 SANTOS MORAY, MERCEDES. Enamorado de la vida. – La Habana: Editorial Gente Nueva,
2002. – 77 p. – (Biblioteca Juvenil)
Bibliografía y notas al pie de las páginas.
45 VALDÉS GALARRAGA, RAMIRO. José Martí: sus padres y las siete hermanas / pres. Pablo
Pacheco López. – La Habana: Editorial José Martí, 2002. – 184 p.
Bibliografía y notas al pie de las páginas.
2001
46 MAÑACH, JORGE. Martí el Apóstol / introd. Luis Toledo Sande; pról. Gabriela Mistral. –
La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2001. – 257 p. – (Colección Biografía)
Notas al pie de las páginas.
DCEM
1994
47 ROIG DE LEUCHSENRING, EMILIO. Martí, síntesis de su vida. – La Habana: [Embajada de
Viet-Nam, 1994]. – 8 p.: il.
Texto en vietnamita.
DCEM
3. H istoria–política y revolución
2002
48 GARCÍA, PEDRO A. “El 24 de Febrero y el proyecto martiano de República.” GRAN 23
febr., 2002: 7. il.
49 GÓMEZ, JUAN GUALBERTO. “La Revolución del 95: sus ideas directoras, sus métodos
iniciales y causas que la desviaron de su finalidad.” GRAN 20 de mayo, 2002: 4-5. il.
Publicado originalmente en El Fígaro (La Habana) 20 mayo, 1902.
50 MÉNDEZ, MANUEL ISIDRO. “Acerca de La Mejorana y Dos Ríos.” PAL NUE 11 (108):
[27]-34; mayo, 2002. il. (Segmento).
Trabajo presentado al Séptimo Congreso Nacional de Historia, en 1954.
51 RODRÍGUEZ G., ROSA. “El cubano es capaz del amor, que hace perdurable la libertad.”
TRI HAB 17 febr., 2002:6. il.
Sobre la “Oración de Tampa y Cayo Hueso” (Patria, 14 mar., 1892): discurso pro-
220 nunciado en Hardman Hall, Cayo Hueso.
Bibliografía martiana
52 VALDÉS RODRÍGUEZ, ISRAEL. “La guerra silenciosa de Martí.” TRI HAB 24 febr., 2002: 4. il.
Sobre las claves utilizadas por José Martí. En el libro Las claves de Martí, de Rebeca
Rosell Planas, se explica la complejidad de estas armas y cómo llegó a Cuba la orden
de alzamiento.
1998
53 HIDALGO PAZ, IBRAHIM. “Cuba en la encrucijada del 98.” TARE s/v (99):17-48, mayo-ag.
1998. – (“El centenario del 98 y nuestra América”).
Notas.
DCEM
54 RODRÍGUEZ, ROLANDO. “El 98: Cuba y la guerrita espléndida anunciada.” TARE s/v (99):
49-65, mayo-ag. 1998. – (“El centenario del 98 y nuestra América”)
Notas.
DCEM
1992
55 ROJAS, MARTA. “Martí en España.” CUB INT (Edición Especial):18-19, 1992: il. col.
DCEM
1999
56 CENGIZ BÜKER, ARMAGAN. Trabajo final / asesor José Antonio Matesanz Ibáñez. – Méxi-
co, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 1999. – 54 h.
Bibliografía.
Contenido de interés: José Martí, su vida y su personalidad.– José Martí en la
literatura hispánica y en la literatura mexicana.- Martí y México.– Conclusión.
DCEM
2002
57 ABAD, DIANA. “Notas sobre Martí en Nueva York.” PAT Época II 1 (1): [101]- 107;
en.- dic., 2002. (“Documentos”)
Participación de Martí en el banquete a Gregorio Luperón (1884) y la conmemora-
ción del 10 de Octubre en ese mismo año. Este día Martí pronunció un discurso y
presentó su renuncia como Cónsul General Interino del Uruguay. 221
Araceli García-Carranza
2001
58 BATA, CARLO. José Martí: “En las entrañas del monstruo” / tesi di Laurea di Carlo
Bata; relatore Daniele Pompejano; correlatore Maurizio Antonioli. – Milano:
Universitá degli Studi di Milano, 2001. – 261 h.: retr.
A la cabeza del título: Universitá degli Studi di Milano. Facoltá di Scienze Politiche.
Corso di Laurea in Scienze Politiche.
Anno Accademico 2000-2001.
Bibliografía.
Notas al pie de las hojas.
DCEM
2002
59 HIDALGO PAZ, IBRAHIM. “Partido Revolucionario Cubano: guerra y república.” GRAN 10
abr., 2002: 3. il.
A 110 años de su proclamación.
60 VEIGA GONZÁLEZ, ROBERTO. “Martí y el Partido Revolucionario Cubano.” PAL NUE 11
(108):[35]- 37; mayo, 2002, il. (“Segmento”)
2002
61 MARTÍNEZ TRIAY, ALINA. “El verdadero Montecristi.” TRA 25 mar., 2002: 14. il.
62 RODRÍGUEZ G., ROSA. “Sea Cuba, sea América, sea la humanidad.” TRI HAB 22(12):[1];
24 mar., 2002. il.
Editorial.
63 RODRÍGUEZ MOLINA, DIEGO. “El Manifiesto de Montecristi sigue siendo bandera de
Cuba.” GRAN 23 mar., 2002: [8]. il.
4. M ar tí en el ar
artí te, la literatura y la música
arte,
2002
64 BLANCO HERNÁNDEZ, FRANCISCO. “Ese soy yo: la historieta en Cuba.” Ent. Juan Sánchez.
BOH 94(7):20-21; jul., 2002.
Extensa biografía ilustrada a todo color (“Historieta”)
65 CALZADILLA RODRÍGUEZ, IRAIDA. “Martí en intensidad máxima.” GRAN 13 jul., 2002: 6
222 Serie del pintor José Miguel Pérez.
Bibliografía martiana
2001
71 ARAY, EDMUNDO Y FRANCISCO BLANCO. José Martí, ese soy yo. – La Habana: Editorial Gente
Nueva, 2001. – 64 p.: il. col.
Todos los textos ilustrados a color en forma de historietas.
DCEM
72 LABORDE WILSON, ÁNGEL. La ceramografía martiana. – Guantánamo: Sociedad Cultu-
ral José Martí Filial Guantánamo, 2001. – 27 p.: il.
Notas.
DCEM
1995
73 DENIES VALDÉS, WILFREDO. “La estatua de José Martí y su pensamiento.” VIT (PR)
2(8):46-49; jul.-ag. 1995. il.
Acerca del monumento inaugurado en 1929 en Pinar del Río.
2002
74 BENEDETTI, MARIO. “Ahora todo está claro.” JUV REB 3 mar., 2002. il.
Contenido de interés: Martí pregonero. 223
Araceli García-Carranza
1997
81 VERÓN DE ASTRADA, MANUEL. “Palabra a palabra con José Martí 1956.” REV MAR. s/v (s/
n):[8] mayo [1997?]
Poesía.
DCEM
Ejemplar computarizado.
Bibliografía y notas.
DCEM
86 CHÁVEZ, FÉLIX ERNESTO. Lo imposible agoniza en las palabras (Whitman por Martí:
análisis de una confluencia). – La Habana: [s.n., s.a]. – 10 h.
Notas.
Ejemplar computarizado.
Será publicado en La Gaceta de Cuba en el 2003.
DCEM
87 MASSIP ISALGUÉ, JOSÉ. Martí ante sus diarios de guerra. – La Habana: Eds. Unión,
2002. – 174 p. – (“Contemporáneos”)
Bibliografía y notas.
88 NIEVES, DOLORES. “La modernidad en Amistad funesta.” PAT Época II 1 (1): [22]-36;
en.-dic., 2002. il. (“Lecciones”)
89 REXACH, ROSARIO. Nuevos estudios sobre Martí / introd. de Eduardo Lolo. – Miami:
Ediciones Universal, 2002. – 172 p.: il. – (Colección Formación Martiana)
90 SANTÍ, ENRICO MARIO. Bienes del siglo: sobre cultura cubana. – México: Fondo de
Cultura Económica, 2002. – 435 p.
Contenido de interés: José Martí: Ismaelillo y el modernismo; la Revolución cuba-
na; nuestra América y la crisis del latinoamericanismo; meditación en Nuremberg.
– Cuba y la noche: exilio y poesía.
91 SERRA, MARIANA. “Los poetas de la guerra en la antología de José Manuel Carbonell.”
PAT Época II 1 (1): [69]- 74; en.-dic., 2002. (“Lecciones”)
Relación entre La poesía revolucionaria en Cuba de José Manuel Carbonell y Los
poetas de la guerra.
92 SUÁREZ LEÓN, CARMEN. José Martí et Victor Hugo. – traduit de l’espagnol par Jacques
François Bonaldi.– La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura
cubana Juan Marinello; Editorial José Martí, 2002. – 195 p. – (Le Temps des Cerises)
Achevé d’imprimer sur les presses d’IFC à Saint-Germain–du–Puy dans le Cher en
février 2002.
93 VARELA JACÓME, BENITO. Asedios a la literatura cubana: textos y contextos. – Santiago
de Compostela: Universidade, Servicio de Publicacions e Intercambio Científico,
2002. – p. 85-133.
Contenido de interés: Introducción a la obra de José Martí. – Análisis estilístico de
Versos sencillos, de José Martí. 225
Araceli García-Carranza
2001
94 CENGIZ BÜKER, ARMAGAN. Los elementos románticos en la poesía de José Martí, el
poeta hispánico del siglo XIX: tesis del doctorado / asesora Yildiz Ersoy Canpolat. –
Ankara: Universidad de Ankara 2001. – 400 p.
A la cabeza del título: República turca, Universidad de Ankara, Instituto de las
Ciencias Sociales, Departamento de Lenguas y Literaturas Occidentales (Lengua y
Literatura Españolas)
Texto bilingüe en turco y en español.
Bibliografía.
Notas al pie de las páginas.
DCEM
95 DÍAZ GÓMEZ, YAMIL. Crónicas martianas. – Santa Clara, Cuba: Ediciones Capiro, 2001. –
97 p.
Notas al pie de las páginas.
Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 2000.
DCEM
96 Nuestra América. – La Habana: Casa Editora Abril, 2001. – 93 p.
Notas al pie de las páginas.
Contiene: “Madre América.” “Nuestra América” / José Martí. – De nuestra Améri-
ca: Las imágenes en “Nuestra América” / Cintio Vitier. – “Nuestra América”: cien
años / Roberto Fernández Retamar. – José Martí, anticipador de nuestro tiempo /
Carlos Rafael Rodríguez.
DCEM
97 VITIER, CINTIO Y DAISAKU IKEDA. Diálogo sobre Martí, el Apóstol de Cuba. – Osaka,
Japón: [s.n] 2001. – 445 p.: il.
Texto en japonés.
Cronología.
DCEM
2000
98 MARINELLO, JUAN. Martí en 15 esferas estelares / pról. Ramón Losada Aldana. – Mérida
Venezuela: Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano; Cátedra Latinoamericana
José Martí, 2000. – 163 p.
Notas al pie de las páginas.
DCEM
226
Bibliografía martiana
1999
99 FORNÉS REYES, EMMANUEL. “La crisis de los ‘mitos’ en la narrativa hispanoamericana
finisecular (siglos XIX-XX).” AN L/L (29-30):18-28 [1999].
Notas y referencias.
A plumas como las de Martí y Darío debe el periodismo de nuestra América su
acceso a la modernidad. Habría que reconocer en Martí su papel de introductor de
la autorreflexividad en la novela modernista a través de Amistad funesta.
DCEM
100 FUENTES, IVETTE. “Ala y raíz: hacia un Espíritu de José Martí.” AN L/L (29-30): 120-127
[1999].
DCEM
1997
101 FERNÁNDEZ, PABLO ARMANDO. “El paisaje afectivo en el Diario de campaña de José
Martí.” BOL ACA LEN Tercera Época (2):17-27, en.-dic. 1997.
Leído en el acto de ingreso a la Academia Cubana de la Lengua, el 4 de febrero de
1997.
DCEM
1995
102 ÁLVAREZ ÁLVAREZ, LUIS. Estrofa, imagen, fundación: la oratoria de José Martí. – La
Habana: Ediciones Casa de las Américas, 1995. – 238p.
En colaboración con el Instituto Colombiano de Cultura.
Ensayo: Premio Extraordinario sobre José Martí, Casa de las Américas, 1995.
Bibliografía y anexos.
Notas al pie de las páginas.
DCEM
1991
103 DÍAZ MARTÍNEZ, MANUEL. “En el centenario de Versos sencillos.” CAD IBE (9):58-61;
1991: il.
DCEM
S. A.
104 SALSINI, SILVIA. LUCÍA JEREZ: la Societá ispano-cubana alla vigilia della guerra
d´indipendenza nella narrativa di José Martí. – [s.l.]: [s. n., s. a.]. – 173 h. 227
Araceli García-Carranza
Texto en italiano.
Ejemplar computarizado.
Bibliografía y notas al pie de las páginas.
DCEM
105 HANG MORALES, SUSANA. “Los ojos de Martí.” EDAD 4(5):2-5, [2000]: il.
DCEM
106 ———. “La última página.” EDAD 4(5):24, [2000]: il.
DCEM
6. P romoción en C uba
2002
107 ABAD, DIANA. “Presentación.” PAT Época II 1(1): [1]-3; en.-dic., 2002. il. (“Tributo”).
Esta revista reanuda sus labores e incorpora la sección “Tributo” “destinada a
evocar y perpetuar en la memoria colectiva la dedicación de otras generaciones[...]
en los estudios martianos”.
En esta ocasión “Tributo” se refiere a la inauguración de la primera Cátedra Martiana
de la Universidad de La Habana. Esta revista es órgano de la misma.
108 CALZADILLA RODRÍGUEZ, IRAIDA. “Martí inagotable.” GRAN 10 dic., 2002:3
XIX Fórum Nacional de Ciencias Pedagógicas.
109 “Convocan al III Coloquio Martí y la cultura de la Naturaleza.” GRAN 8 jun. 2002:
2. il.
110 DÍAZ MENDOZA, YANITZA. “El Maestro sigue entre nosotros.” GRAN 29 en., 2002: 2. il.
Homenajes de todos los cubanos al cumplirse el 149 aniversario del natalicio del
Apóstol: desfile de niños y jóvenes, ofrendas florales, acampadas y actividades cultu-
rales, jornada de los niños premiados en el concurso Leer a Martí. Marcha de las
Antorchas.
111 “En Casa.” PAT Época II 1(1):[108] – 114; en.-dic., 2002.
Sucesos en los predios de la Cátedra Martiana de la Universidad de La Habana. ¿Y
nuestra Casa? que es el Museo Fragua Martiana.
112 ESCALONA, ISRAEL. “El alma intrépida.” Ent. Aracelys Bedevia y Osviel Castro. JUV REB
228 23 jun., 2002: 4. il.
Bibliografía martiana
124 RASSI, REYNOLD. “Para mantener vivos el pensamiento, la vida y la obra de Martí.”
GRAN 11 oct. , 2002: [8]. il.
Convenio entre la Sociedad Cultural José Martí y la Dirección Nacional de la Asocia-
ción de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC).
125 RODRÍGUEZ ALMAGUER, CARLOS. 30 años de recepción martiana: apuntes para una
historia del Movimiento Juvenil Martiano. – [La Habana]: [s.n, s.a] 27 p.
Notas al pie de las páginas.
DCEM
126 SÁNCHEZ, SONIA. “Un concurso para los que saben querer.” GRAN 29 en., 2002:6.
Leer a Martí, con 435 788 participantes de todas las provincias; Leer al mundo,
pilotaje en Villa Clara, Guantánamo e Isla de la Juventud.
127 ———. “Presentan jurado del Concurso Leer a Martí.” GRAN 3 oct., 2002:6.
128 SCHLACHTER, ALEXIS. “A la luz de la Batalla de Ideas.” GRAN 28 en., 2002: [1]. il.
Presidió Raúl Marcha de las Antorchas.
129 ———. “Develan busto de Martí en la Escuela Superior del Partido.” GRAN 9
sept., 2002: 2.
130 TASSE MAGAÑA, LEIDIS. “La revolución ha hecho realidad la República que soñó Martí.”
GRAN 21 mayo, 2002:3.
Discurso de una pionera, en el cementerio Santa Ifigenia.
131 TELLERÍA ALFARO, JOSÉ. “Reeditarán la Marcha de las Antorchas en todo el país.” TRA 22
(3): 21 en., 2002.
132 VALLE, AMAURY E. DEL. “Marcha de las Antorchas: se iniciará a las 11 y 45 desde la
escalinata de la Universidad.” TRI HAB 22 (4):[8]; 27 en., 2002.
Natalicio 149 de José Martí.
2001
133 FLEITAS SALAZAR, CARLOS RAFAEL. Los Congresos Nacionales de Historia: ciencia y patria,
de la raíz al futuro. – Santiago de Cuba: Ediciones Santiago, 2001. – 46 p.
Bibliografía emitida por los Congresos.
Notas al pie de las páginas.
Contenido parcial: Características generales de los Congresos.
DCEM
2002
134 PANEQUE BRIZUELA, ANTONIO. “Hostos, Betances y el ‘nuestro-americano’ Martí.” GRAN
6 jul., 2002: 6.
230 Conferencia en el Centro de Estudios Martianos.
Bibliografía martiana
1999
135 GONZÁLEZ PATRICIO, ROLANDO. “Centro de Estudios Martianos.” COR LIB 2(6):2, 1999. –
(“Editoriales”).
DCEM
2002
136 ALARCÓN DE QUESADA, RICARDO. “Un apóstol del Maestro.” GRAN 31 mayo, 2002: 5. il.
Palabras en la imposición de la Orden José Martí a Cintio Vitier.
137 PANEQUE BRIZUELAS, ANTONIO Y ANDRÉS D. ABREU. “Batalla de ideas, la mejor arma que
tenemos.” GRAN 31 mayo, 2002: [1], 4-5. il.
Confieren la Orden José Martí al poeta y ensayista Cintio Vitier.
138 VITIER, CINTIO. “La Revolución ha sido y es el horizonte de todos nuestros caminos.”
GRAN 31 mayo, 2002:5. il.
Palabras para agradecer la imposición de la Orden José Martí.
2002
139 ALONSO ROMERO, MERCEDES. “Voces de la República.” GRAN 15 mayo, 2002: 6.
Coloquio en Sancti Spiritus.
140 “Anuncian en China programa por aniversario 150 del natalicio de Martí.” GRAN 18
mayo, 2002: 4.
Reunión en la filial en China. Entre otros acontecimientos la próxima edición en
chino de Cesto de llamas, obra de Luis Toledo Sande.
141 AUGIER, ÁNGEL. “La Utilidad de la Virtud.” TRA 8 abr., 2002: 12 . il.
Distinción otorgada por esta Sociedad.
142 GARCÍA, PEDRO A. “Asamblea de la Sociedad Cultural José Martí.” GRAN 28 en., 2002: 2.
143 ———. “El ideario martiano en la Batalla de Ideas.” GRAN 28 mar., 2002: 3. il.
“Efectuada la clausura de la II Asamblea Nacional de esta institución.”
144 ———. “Inicia su Congreso con un homenaje a Martí y Mella.” GRAN 26 mar.,
2002: 2. il.
145 “Otorgan a la Sociedad Cultural José Martí status de Entidad Consultiva Especial.”
GRAN 24 mayo, 2002: 2.
Del Comité del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) 231
Araceli García-Carranza
2001
146 Sociedad Cultural José Martí: segunda reunión anual del Comité Nacional: 12 y
13 de diciembre del 2000. – La Habana: Oficina del Programa Martiano, 2001. –
67 p. – (Colección Pensamiento)
DCEM
2002
147 “Anuncian actividades en República Dominicana por aniversario de José Martí.”
GRAN 17 mayo, 2002: 4.
148 BRAUNSTEIN, SYLVAIN. “149 ème anniversaire de la naissance de José Martí.” CUB SÍ
(145):11; janvier-mars, 2002. il.
A la cabeza del título: José Martí – 150 e anniversaire.
149 CONCEPCIÓN PÉREZ, ELSON. “Homenaje a Martí y el Che en tierra solidaria de Canarias.”
GRAN 22 mayo, 2002: [1]. il.
Concluye Carlos Lage visita a España con amplio recorrido por La Palma y Lanzarote.
150 “Crean en Galicia Comité Gestor por el aniversario 150 del natalicio de José Martí.”
GRAN 4 jun., 2002: 2.
151 LABARRE, ROLAND. “Un équilibre pour les hommes” CUB SÍ (145):9-10; janvier-mars,
2002. il.
A propósito de la organización de la Conferencia internacional por el equilibrio
del mundo (La Habana, 2003)
152 MAYO, JOSÉ. “Alianza martiana de Miami por liberación de los cinco héroes.” TRA
32(22):4; 3 jun., 2002.
Declaraciones de Max Lesnik.
153 “Rinden tributo a Martí en diferentes latitudes.” GRAN 29 en., 2002: 3. il.
En México, Brasil, China, Moscú, República Dominicana y Mongolia.
154 ROSABAL, HERIBERTO. “Para Martí, de Aragón.” JUV REB 19 mayo, 2002: 6. il.
Visita Zaragoza Carlos Lage. Renovados lazos de afecto, tras las huellas del Maestro.
2000
155 PERALES OJEDA, ALICIA. Las Asociaciones literarias mexicanas / pról. Fernando Curiel
Defossé. – México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. – 2t. – (Ida y
232 regreso al siglo XIX)
Bibliografía martiana
Bibliografía.
Notas al pie de las páginas.
Contenido parcial: José Martí: Las reuniones en casa de Rosario de la Peña. – El
Liceo Hidalgo. – La sociedad Literaria La Concordia. –3 La Sociedad de Escritores
Dramáticos Manuel Eduardo de Gorostiza. – La Sociedad Alarcón.
DCEM
156 PÉREZ P., ISRAEL. “José Martí, periodista de América.” APG 53(75):47-48, abril 10,
2000: retr.
Órgano de difusión de la Asociación de Periodistas de Guatemala.
DCEM
1999
157 JAMES FRAPERO, ARIEL JOSÉ. La quimera martiana y el tiempo americano. – Bogotá:
Corporación Anasazi, Gente Antigua, 1999. – 88 p.
Bibliografía.
DCEM
1997
158 ARANDA, DIMAS. “Similitud de vivencias históricas.” REV MAR (s/n):[1]; mayo [1997?]
Sobre el lanzamiento de este Boletín del Centro Paraguayo-Cubano de Estudios
Martianos que se propone ser el vehículo de ideas e inquietudes relacionadas con el
quehacer cultural de los pueblos de Paraguay y Cuba.
DCEM
159 “Constitución del Círculo Paraguayo de Estudios Martianos.” REV MAR (s/n):2;
mayo [1997?]
Acta de Fundación que expresa los fundamentos y objetivos de la nueva entidad.
DCEM
160 GUARANIA, FÉLIX DE. “Ecos de un centenario.” REV MAR (s/n):7; mayo [1997?]
Actos de homenaje con motivo del 102 aniversario de la caída en combate de José
Martí, realizados por el Centro Paraguayo de Estudios Martianos.
DCEM
161 MARTÍNEZ, LUIS MARÍA. “José Martí, pensador y hombre de acción.” REV MAR (s/n):
4-6; mayo [1997?]
Bibliografía.
DCEM
233
Araceli García-Carranza
162 ROJAS, ORLANDO. “La asamblea del Centro Paraguayo-Cubano José Martí.” REV MAR
(s/n):3; mayo [1997?]
Alocución en la asamblea anual del Centro Paraguayo-Cubano de Cultura José
Martí.
DCEM
1991
163 “Cuba y Cádiz con José Martí: 120 aniversario de su llegada a Cádiz.” CAD IBE
(9):51-52; 1991.
Sobre el Seminario Hispano–Cubano sobre José Martí. (12 al 15 de noviembre de
1991). Programa, exposición y catálogo.
DCEM
S.A.
164 José Martí: a tribute. – Calcutta: Institute of Spanish Studies Sris Niketan, [s.a]. –
8 p.
Plegable.
Texto en hindú, inglés y español.
Contiene: Palabras. – Logré sus miradas. – Esa rosa que me das. – ¿Qué piense?
DCEM
2001
174 ALFONSO LÓPEZ, FÉLIX JULIO. El (otro) Martí de Lezama. – [La Habana] : [s.n., s.a.]. –
4h.: il.
Notas.
Separata de la revista Unión (La Habana) (44):19-22, jul.-dic. 2001.
Ejemplar fotocopiado.
DCEM
175 CAIRO BALLESTER, ANA. “Martí, Las Casas y los apóstoles de la justicia.” – En Martí, José.
El padre las Casas / investigación, cronología, estudio valorativo y notas Ana Cairo.
– La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2001. – p. 52-93. 235
Araceli García-Carranza
2000
176 LEYVA CONTRERAS, BÁRBARA. “A la sombra de un ala [...]” AMB 13(117):20-23, abr.-jun.
2000: il. – (“Crónicas”).
Sobre María García Granados, “la niña de Guatemala” y su amistad con el Apóstol.
DCEM
177 MÉNDEZ MARTÍNEZ, ROBERTO. “Jorge Mañach: cultura y destino nacional.” PAL NUE 9
(89): 29-35, jul.-ag. 2000. il. – (“Segmento”).
Notas al final del artículo.
DCEM
1998
178 HUERTA RÍOS, CÉSAR. “El entorno social de José Martí y Justo Arosemena.” TARE s/v
(99):85-94, mayo-ag. 1998. – (“El centenario del 98 y nuestra América”)
Notas.
DCEM
1997
179 ORRILLO, WINSTON. “José Antonio Portuondo: ha muerto un martiano.” AN MARI
9(9):229-230, 1997. il.
DCEM
1996
180 PINO TORRENS, RICARDO ENRIQUE. “Enlace entre Serafín Sánchez, José Martí y Máximo
Gómez.” SIG MAR (8):3-8; dic. 1996: il.
DCEM
2002
181 SIMÓN PÉREZ-ROLO, MARAT. Martí en Santiago de las Vegas. – La Habana: [s.n.] 2002.
– 46 h.: il.
Bibliografía.
Ejemplar computarizado.
DCEM
236
Bibliografía martiana
2002
182 ALARCÓN DE QUESADA, RICARDO. “El socialismo cubano es invencible porque encuentra su
origen en lo más hondo de nuestra historia.” GRAN 6 mayo, 2002: 3. il.
Palabras en la presentación del libro Martí y Marx en el socialismo de Cuba, de
Armando Hart Dávalos y Raúl Valdés Vivó.
183 GARAVITO, JULIÁN – “José Martí, El padre las Casas, une édition critique de Ana Cairo.”
CUB SÍ (145):18; janvier-mars, 2002. il.
184 HART DÁVALOS, ARMANDO. “A caballo y con el sol en la frente.” GRAN 26 febr., 2002:6.
Comenta obra homónima de Rolando Rodríguez.
185 [PANEQUE BRIZUELA, ANTONIO] “Vocación martiana de Retamar.” GRAN 21 mayo, 2002:
6. il.
Comenta su Obras II. Introducción a José Martí: ensayos.
186 ROJAS, MARTA. “Sicografía de Martí o Griñán contra las melladuras del olvido.” GRAN
2 abr., 2002: 6. il.
Sobre obra de Leonardo Griñán Peralta (1892-1962) que publicará la Editorial Orien-
te.
187 VALLE, AMAURY E. DEL. “Luz sobre el Martí del Turquino.” JUV REB 10 mar., 2002. il.
Sobre una carta de Manuel Sánchez Silveira, atesorada en la Fragua Martiana.
2000
188 REYES, DEAN LUIS. “Martianos incendios (todavía)” GAC CUB s/v (3):59, mayo-jun.
2002: il. – (“Crítica”)
Comenta El oro de la edad, novela de Ariel Ribeaux Diago, Ediciones Unión, 1999.
DCEM
1999
189 LESMES ALBIS, MARTA. “Carmen Suárez León: José Martí y Víctor Hugo en el fiel de las
modernidades.” AN L/L (29-30):150-151; [1999].
DCEM
190 CALCINES, ARGEL. “Destinatario: José Martí.” BRE s/v ( ):4, en.-mar. 2000: il. col. –
(“Libros”) 237
Araceli García-Carranza
192 PANEQUE BRIZUELA, ANTONIO. “Literatura a vuelta de correo.” GRAN 12 sept., 2002: 6.
A la cabeza del título: “Presentan hoy cartas de Martí a Mercado”. Obra publicada
por el CEM.
193 VÁZQUEZ, OMAR. “Cartas de Martí a Mercado: expresión de amor a México.” GRAN 13
sept., 2002: 6.
11.1 América
2002
194 RODRÍGUEZ, PEDRO PABLO. De las dos Américas; aproximaciones al pensamiento
martiano. – La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2002. – 275 p.
Notas al pie de las páginas.
DCEM
2002
195 LE RIVEREND BRUSONE, JULIO. “Comentario a manera de prólogo.” PAT Época II 1(1):
[18]- 21; en.-dic., 2002. il. (“Lecciones”)
De su libro Homenaje a José Martí en el primer centenario de su muerte en
combate, coeditado por la Universidad de La Habana y la Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México.
2002
196 HART DÁVALOS, ARMANDO. “José Martí e Iberoamérica.” FARO 3(12):7-11; 2002. il.
238
Bibliografía martiana
2001
197 HART DÁVALOS, ARMANDO. Una interpretación de la historia de Cuba desde el 2001. –
La Habana: Oficina del Programa Martiano, 2001. – 67 p.
Desde Cristo y Espartaco hasta Che Guevara hay una historia de retrocesos y avan-
ces, pero [...] es obligación de quienes sentimos el ideal cubano orientados en el
pensamiento de José Martí, alertar sobre los gravísimos problemas de desintegra-
ción cultural.
DCEM
2000
198 HART DÁVALOS, ARMANDO. La cultura de hacer política: discursos y artículos. – La
Habana: Oficina del Programa Martiano, 2000. – 64 p. – (Colección Pensamiento)
Contenido de interés: El pensamiento de José Martí en la Revolución cubana.
DCEM
11.4 Deportes
2000
199 MÉNDEZ MUÑIZ, ANTONIO. José Martí y el deporte. – La Habana: [s.n] 2000. – 21 h.
Premio de la Radio Cubana, Radio Rebelde y Latino-sports (emisora latina de Esta-
dos Unidos) en el II Encuentro Internacional de Narradores y Comentaristas De-
portivos Bobby Salamanca, La Habana, 2000.
Ejemplar mecanografiado.
Bibliografía.
DCEM
11.5 Economía
2002
200 MUÑOZ GONZÁLEZ, ROBERTO. En torno a las concepciones martianas sobre el desarro-
llo socioeconómico. – La Habana: Editorial Félix Varela, 2002. – 130 p.
Bibliografía.
Apéndices.
DCEM
11.6 Educación y enseñanza
2002
201 FERNÁNDEZ MORALES, MARÍA DEL CARMEN. “José Martí, paradigma de educador social”;
tesis en opción al grado científico de doctor en Ciencias Pedagógicas: resumen. 239
Araceli García-Carranza
1999
204 MARTÍNEZ GONZÁLEZ, LUIS ERNESTO. El pensamiento de José Martí en la formación del
profesor de Ciencias Naturales. – Matanzas: [s.n] 1999. – 15 h.
A la cabeza del título: Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello, Matanzas.
Evento Pedagogía 99: Ponencia.
Bibliografía y notas.
DCEM
205 Material de estudio para la preparación martiana, marxista-leninista del per-
sonal de las FAR: segundo período de instrucción 1999. – La Habana: Dirección
Política de las FAR; Ediciones Verde Olivo, 1999. – 71 p.
Notas.
Contenido parcial: “Vindicación de Cuba”, por José Martí. New York, 21 de marzo
de 1889; p. 38-41.
DCEM
206 PINO FORRENS, RICARDO ENRIQUE. La obra martiana como fuente para la enseñanza de
la Historia de Cuba en 5to. Grado: tesis para optar por el grado científico de Doctor
en Ciencias Pedagógicas. Tutora Esperanza Salmerón Reyes. – Santa Clara, Cuba:
[s.n.], 1999. – 40 p.
Es un resumen.
A la cabeza del título: República de Cuba. Ministerio de Educación. Instituto Supe-
rior Pedagógico Félix Varela, Villa Clara.
Ejemplar computarizado.
Bibliografía y anexos.
240 DCEM
Bibliografía martiana
1996
207 PINO TORRENS, RICARDO ENRIQUE. Luz de aurora: cuaderno de trabajo y juego sobre la
obra de José Martí. – Santa Clara, Cuba: Instituto Superior Pedagógico Félix Varela,
1996. – 67 p.: il. – (Colección Mariposa)
DCEM
11.8 Filosofía
2001
210 DÍAZ GONZÁLEZ, DICTINIO. La polémica en torno a la filiación filosófica de José Martí:
tesis en opción al título de Master en pensamiento filosófico latinoamericano /
Tutor Miguel Rojas Gómez. – Cienfuegos: s/n, 2001. – 90 h.
A la cabeza del título: Universidad Central de Las Villas.
Ejemplar computarizado.
Bibliografía.
Notas al final de los capítulos –Anexos.
DCEM
211 José Martí en el Código de Ética de los cuadros del Estado cubano. – La Habana:
Sociedad Cultural José Martí, 2001. – 23 p.
DCEM
2000
212 VITIER , CINTIO. “Entrevista al pensador cubano por Isabel Pérez Cruz.” ISLAS
42(123):73-77, en.-mar. 2000. 241
Araceli García-Carranza
“De Heredia a Martí la poesía tuvo un peso en nuestra historia en cuanto esta no
era una mera sucesión y crónica, sino lo que he llamado ‘tiempo ético’, es decir,
fundacional. Con la muerte de Martí caímos en el vacío histórico–poético. Se frac-
turó la relación historia–poesía, que por cierto, no era menos fuerte, a su modo, en
Julián del Casal.”
1999
213 PITA, JULIO RAMÓN. “La estatura del Apóstol.” PAL NUE 8(76):29-33, mayo 1999: il. –
(“Segmento”)
DCEM
1997
214 ESCOBAR VALENZUELA, GUSTAVO. “José Martí y la lógica.” MOD PON (4):2; en.-abr. 1997: il.
DCEM
11.9 Hispanidad
1998
215 HART DÁVALOS, ARMANDO. “La hispanidad que debemos asumir.” TARE s/v (99):5-16,
mayo-ag. 1998. – (“El centenario del 98 y nuestra América”)
Notas bibliográficas.
DCEM
11.10 Lingüística
216 ARENCIBIA, LOURDES. “¿Por qué la traducción y por qué Martí? Una valoración necesa-
ria.” PAT Época II 1 (1):[55]- 68; en.-dic., 2002. (“Lecciones”)
217 DOMÍNGUEZ, MARLEN A. “Martí y las lenguas.” PAT Época II 1(1):[49]- 54; en.-dic., 2002.
(“Lecciones”)
Notas para mesa redonda previa a Expolingua 94 donde se abordaron cuestiones de
polilingüismo e identidad cultural.
2002
218 ALVES, EDILSON. Uma identidade em discussão: A “Nuestra América” (1891), de
José Martí: pressupostos e possibilidades hispano-americanos. – Uberlandia,
242
Bibliografía martiana
11.12 Periodismo
2002
219 CARRAZANA DUARDO, ÁNGEL GABRIEL Y FRANCISCO ANTONIO RAMOS GARCÍA. Presencia martiana en
la prensa santaclareña antes de 1895: ponencia. – Santa Clara: [s.n, s.a]. – 8 p.
A la cabeza del título: Instituto Superior Pedagógico Félix Varela de Villa Clara.
Ejemplar computarizado y fotocopiado.
DCEM
220 GARCÍA LUIS, JULIO. “Para vivir en la pasión de la verdad.” Ent. Rosa Rodríguez G. y
María de las Nieves Calá. TRI HAB 10 mar., 2002. il.
Nacimiento y significación de Patria. Vigencia de Martí periodista.
221 SANTOS MORAY, MERCEDES. “El arte de pelear por la independencia.” BOH 94(5):15-17;
8 mar., 2002.
Acerca del periódico Patria y su importancia como factor en pro de la independen-
cia de Cuba.
2002
222 GONZÁLEZ PATRICIO, ROLANDO, RAFAEL CUEVAS MOLINA Y MARIO VÍQUEZ VARGAS. En torno al pensa-
miento de José Martí. – Heredia, C. R.: Universidad Nacional de Costa Rica, Facul-
tad de Filosofía y Letras; IDELA, 2002. – 127 p.: il. – (Cuadernos Aportes Teóricos de
Nuestra América).
Contiene: Nuestro Martí / Rafael Cuevas Molina. – Tres aproximaciones a José
Martí / Rolando González Patricio. – José Martí y su vigencia en el escenario actual /
Rolando González Patricio Ent. Mario Víquez Vargas.
DCEM
223 GONZÁLEZ PEDRAZA, ALFREDO. “La República nueva base del proyecto democrático
martiano. Su dimensión política y económica.” CUB SOC. (23):52-63; 2002.
224 HART DÁVALOS, ARMANDO. “La utilidad de la virtud.” GRAN 26 en., 2002:4. 243
Araceli García-Carranza
2001
229 FERNÁNDEZ RETAMAR, ROBERTO. Introducción a José Martí. – La Habana: Editorial Letras
Cubanas, 2001. – 413 p. – (Obras, II)
Notas al pie de las páginas.
DCEM
230 RODRÍGUEZ, ROLANDO. Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente. – La Habana:
Editorial de Ciencias Sociales, 2001. – 179 p.: il. – (Historia)
Bibliografía.
Notas al pie de las páginas.
DCEM
2000
231 SÓÑARA, ROUGET. “El pensamiento cívico de José Martí” PRE 9(62):4-6, sept.-dic. 2000:
il. – (“Historia de Cuba”)
Publica carta escrita por Martí el 20 de octubre de 1884 con motivo de su ruptura
por cuestiones de fondo y de procedimiento con el famoso Plan Gómez–Maceo que
constituye el resumen de su pensamiento cívico y democrático.
244 DCEM
Bibliografía martiana
1998
232 RODRÍGUEZ, PEDRO PABLO. “La independencia antillana y el equilibrio de América y el
mundo.” CONT 4(11-14):46-54; en.-dic., 1998. il.
Notas al pie de las páginas.
Ponencia presentada en el Coloquio Internacional El independentismo puertorri-
queño de Betances a nuestros días, París, oct., 1998.
DCEM
11.14 Religión
1999
233 CEPEDA CLEMENTE, RAFAEL. “Martí y la Biblia.” HER CRI 81(711):22-24, nov.-dic. 1999:
il.
DCEM
1995
234 PIÑERA CONCEPCIÓN, YADIRA Y MANUEL CAPOTE CASTILLO. “Visión martiana de la religión.” VIT
(PR) 2(8):10-15; jul.-ag. 1995.
11.15 Vigencia
2002
235 GONZÁLEZ PATRICIO, ROLANDO. “El eterno cabalgante.” Ent. María Elena Pacheco. TRI
HAB 19 mayo, 2002: 5. il.
Contiene: Intrascendencia, no. – Cultura: escudo y arma. – ¿Cómo puede sernos
más provechoso? – ¿Por qué los enemigos de la Revolución se sirven de él? –
Fundamentos de la supervivencia de José Martí.
236 HART DÁVALOS, ARMANDO. “Lo que conmemoramos el 20 de mayo es un siglo de imperio
en el mundo.” GRAN 21 mayo, 2002: 2-3. il.
Palabras en el aniversario 107 de la caída en combate de José Martí, en el cemen-
terio Santa Ifigenia.
237 LAZO, RAIMUNDO. “Valoración de Martí.” PAT Época II 1(1):4-14; en.-dic., 2002. il. (“Tri-
buto”)
Lección inaugural de la Cátedra Martiana en el Aula Magna de la Universidad de La
Habana el 27 de enero de 1950.
Amplia apreciación de “una personalidad que fue síntesis ejemplar de la compleji-
dad humana[...] que vivió y perdura en el término medio de la justicia para servir
a la humanidad”. 245
Araceli García-Carranza
238 PÉREZ, HASSAN. “Inspirados en Martí.” TRA 32 (14):10; 8 abr., 2002. il.
Discurso pronunciado en la Tribuna Abierta de la Revolución, en Alamar, el 6 de
abril de 2002.
239 VITIER, CINTIO. “Vigencia de Martí.” FARO 3(12):40-42; 2002. il.
1998
240 VITIER, CINTIO. “Cintio Vitier o la historia como esperanza” / ent. Enrique Ubieta
Gómez. CONT 4(11-14): [134]- 142; en.-dic. 1998: il. – (“Entrevista”)
DCEM
1995
241 GROS ESPIELL, HÉCTOR. José Martí, universal y americano. – [París]: [UNESCO, 1995]. –
12 h.
Ejemplar computarizado.
Discurso pronunciado en la UNESCO, París, el 24 de enero de 1995.
DCEM
A D
Aforismos de[...]; 1 Los dos príncipes; 16
Los dos ruiseñores; 17
B
Bolívar: un discurso de José Martí: 28 de E
octubre de 1893; 2 Escenas norteamericanas; 6
C I
“Carta en verso: a mi señor Néstor Ponce Ismaelillo; 24
de León”; 3
Cartas a María Mantilla; 4 J
Cien pensamientos escogidos; 14 José Martí o la cultura como acción[...]; 7
Contra el verso retórico y ornado; 5 José Martí: selected writings; 8
246 Correspondencia a Manuel Mercado; 15 José Martí y el vino; 9
Bibliografía martiana
M P
Martí en los Henríquez Ureña; 10 Palabras para la acción; 21
Meñique; 11, 18-19 Pensamiento cubano siglo XIX; 13
La muñeca negra; 12 La perla de la mora; 20
Poesía completa; 22-23
N
Njegujem verzu bijelu; 22 U
Nuestra América; 26 Ulaanbaatar; 25
2. Índice onomástico
Cámara, Madeline; 31 E
Candanedo Ortega, Miguel Ángel; 209 Enebral Veloso, Luis; 27
Cantón Navarro, José; 6, 28 Ersoy Canpolat, Yildiz; 94
Capote Castillo, Manuel; 234 Escalona, Israel; 112
Carbón, Amaury; 84 Escobar Valenzuela, Gustavo; 214
Carbonell, José Manuel; 91 Estévez, Rolando; 2
Carrazana Duardo, Ángel Gabriel; 219
F
Casal, Julián del; 212
Fernández, Damián; 31
Casartelli, Víctor; 19
Fernández, Pablo Armando; 101
Casas, Bartolomé de las, obispo de Chiapas;
175, 183. Fernández, Teresita; 66
Castro, Osviel; 112 Fernández Aquino, Orlando; 27
Castro Ruz, Fidel; 14, 31 Fernández Morales, María del Carmen;
201
Castro Ruz, Raúl; 122, 128
Fernández Retamar, Roberto; 5, 96, 123,
Cengiz Büker, Armagan; 56, 94 185, 229
Cepeda Clemente, Rafael; 233 Fleitas Salazar, Carlos Rafael; 133
Cepero Morgan, Carlos Manuel; 85 Fornés Reyes, Emmanuel; 99
Concepción Pérez, Elson; 149 Fuentes, Ivette; 100
Cordero Íñiguez, Juan; 7
Cuesta, Leonel de la; 31 G
Cuevas Molina, Rafael; 222 Galán García, Ana Iris; 113
Curiel Defossé, Fernando; 155 Garavito, Julián; 183
Chacón Nardi, Rafaela; 30 García, Pedro A.; 48, 114, 142
Chávez, Félix Ernesto; 86 García, Xosé Lois; 9
García Granados, María; 176
D García Luis, Julio; 220
Darío, Rubén; 99 García Marruz, Fina; 23
Denies Valdés, Wilfredo; 73 García P., Ivis; 36
Díaz Gómez, Yamil; 35, 95 García Pascual, Luis; 190-191
Díaz González, Dictinio; 210 Gómez, Juan Gualberto; 49
Díaz Martínez, Manuel; 103 Gómez Báez, Máximo; 40, 167, 180, 231
Díaz Mendoza, Yanitza; 110 González Echevarría, Roberto; 8
248 Domínguez, Marlen A.; 217 González Patricio, Rolando; 135, 222, 235
Bibliografía martiana
S V
Salmerón Reyes, Esperanza; 206 Valdés Galarraga, Ramiro; 28-29, 45
Salsini, Silvia; 104 Valdés Navia, Mario; 27
Sánchez, Juan; 64 Valdés Rodríguez, Israel; 52
Sánchez, Reinaldo; 31 Valdés Vivó, Raúl; 165, 182
Sánchez, Roberto; 68 Valle, Amaury E. del; 132, 187
Sánchez, Serafín; 180 Varela Jácome, Benito; 93
Sánchez, Sonia; 126-127 Vargas Araya, Armando; 173
Sánchez Arrieta, María Teresa; 203 Vázquez, Omar; 193
Sánchez Silveira, Manuel; 187 Veiga González, Roberto; 60
Santana Amargó, Juan L.; 27 Verón de Astrada, Manuel; 81
Santí, Enrico Mario; 31, 90 Víquez Vargas, Mario; 222
Santos Moray, Mercedes; 44, 221 Vitier, Cintio; 15, 23, 96-97, 136-138, 212,
Sarrá, Crispín; 69 239-240
Saumell, Rafael Emilio; 31
W
Schlachter, Alexis; 128-129
Whitman, Walt; 86
Schutter, Ofelia; 31
Serra, Mariana; 91 Z
Simón Pérez-Rolo, Marat; 181 Zambrana, Antonio; 173
251
Sección constante
POR PEDRO PABLO RODRÍGUEZ Historiador, periodista y profesor adjunto de la Universidad de La
Habana. Entre sus libros se encuentran La idea de la liberación nacional en José Martí, La primera
invasión y De las dos Américas (Premio de la Crítica, 2002 a las mejores obras científico-técnicas
publicadas). Dirige el equipo de investigadores que realiza en el Centro de Estudios Martianos la edición
crítica de las Obras completas de José Martí.
El sesquicentenario
del natalicio de Martí
Conferencia internacional Por el equilibrio del mundo
el Aula Magna de la Universidad de La Haba- mundo, y porque quiso el azar que hoy la
na. José Antonio Barroso, alcalde de Puerto humanidad perciba sobre ella y tome con-
Real, en España, dedicaba sus palabras en el ciencia de los riesgos que él previó y advirtió
Memorial José Martí al abrazo de Bolívar y son su visión profunda y su genial talento. //
Martí. Y en el mismo lugar Oliver Giscard El día que cayó, el 19 de mayo de 1895, Martí
D’Estaing, presidente del Consejo Comercial se inmolaba por el derecho a la vida de to-
de las Naciones Unidas, brindaba su tema dos los habitantes del planeta.”
“Humanismo y mundialismo”. Y añadía en otro momento de su discur-
La ceremonia de clausura tenía lugar so: “El mayor monumento de los cubanos
el miércoles 29 en horas de la tarde con la a su memoria es haber sabido construir y
lectura de la Declaración Final a cargo de defender esta trinchera, para que nadie
Armando Hart; las palabras de Danièlle pudiera caer con una fuerza más sobre los
Mitterrand, ex primera dama de Francia y pueblos de América y del mundo.”
presidenta de la fundación Francia Liber-
tad; el mensaje de la República Bolivariana
Otras conmemoraciones
de Venezuela a través de su ministro de
por el 28 de enero
Educación Superior, Héctor Navarro; y el
mensaje enviado por Frey Betto. En la pre-
Rita del Prado y La Edad de Oro
sidencia se encontraban, además, Miguel
de la Madrid, ex presidente de México, y En el teatro del Museo Nacional, la
Tony Ranful, secretario de Cultura de Re- trovadora Rita del Prado brindaba su con-
pública Dominicana. cierto titulado desde La Edad de Oro, un
Concluía el acto con el discurso del pre- osado y extraordinario trabajo con los textos
sidente del Consejo de Estado y de Minis- de la revista martiana para los niños. Como
tros, Fidel Castro, quien planteaba que para escribió la periodista Estrella Díaz en el bo-
los cubanos Martí era la idea del bien que letín digital Memoria, del Centro Pablo de
él describió en su texto El presidio políti- la Torriente Brau, institución auspiciadora
co en Cuba. Expresaba que los revolucio- del concierto: “Rita hurgó en Martí; releyó,
narios del 26 de Julio de 1953 habían analizó y repensó, e inspirada en textos de
recibido de Martí, “por encima de todo, los La Edad de Oro, hizo su propia poesía: la
principios éticos sin los cuales no puede poesía otra. Es decir: a partir de lo dicho por
concebirse siquiera una revolución. De él el Apóstol construyó su íntimo y propio uni-
recibimos igualmente su inspirador patrio- verso, que sintió e hizo sentir.” La trovadora
tismo y un concepto tan alto del honor y de era acompañada en varias de sus interpre-
la dignidad humana como nadie en el taciones por el dúo Karma, integrado por
mundo podría habernos enseñado”. Ariel Díaz y Eduardo Sosa.
Señalaba, además: “Más allá de Cuba,
¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo Antorchas y estatua
excepcional de creador y humanista digno en la Fragua Martiana
de recordarse a lo largo de los siglos. // ¿Por La noche del 27 de enero tenía lugar la ya
quiénes y por qué? Por los mismos que hoy tradicional Marcha de las Antorchas, con-
luchan y los que mañana lucharán por los vocada por la Federación Estudiantil Univer-
mismos sueños y esperanzas de salvar al sitaria (FEU) y la Federación de Estudiantes 253
Pedro Pablo Rodríguez
nes formaban la historieta titulada Los Foro Social Mundial, declaraba además que
héroes renacen de Martí al Moncada. Las Martí tendría una presencia real en di-
imágenes, realizadas con tinta china, se cha reunión y añadía que aunque su es-
acompañan de textos alusivos. Posterior- tancia en la ciudad brasileña le impediría
mente, durante todo el mes de agosto, la viajar a La Habana para asistir a la con-
Biblioteca Nacional José Martí exponía tam- ferencia Por el equilibrio del mundo con
bién esta historieta gráfica. motivo del sesquicentenario martiano, “de
todas maneras estaré allí, en espíritu y
conciencia”.
Llegada de Martí
a Caracas
Martí en quince esferas
El 20 de enero, el personal de la Embajada
estelares
cubana colocaba una ofrenda floral ante la
estatua de Simón Bolívar en la capital ve- Tal es el título del libro editado por el Cen-
nezolana, en conmemoración de la llega- tro de Investigación y Desarrollo de la Cul-
da de Martí a la ciudad en 1881, acto en el tura Cubana Juan Marinello, que reúne
que usaba de la palabra el embajador, las quince conferencias dictadas por ese
Germán Sánchez Otero. distinguido intelectual entre enero y junio
de 1962, cuando era rector de la Universi-
dad de La Habana. La obra se había publi-
Arte entre las artes
cado hace algunos años en Venezuela, y
Este espacio que el Instituto Cubano del Li- esta primera edición cubana era presen-
bro dedica al círculo de la crítica en su sede tada el 22 de enero en el propio Centro
del Palacio del Segundo Cabo, en la Habana Marinello por Jorge Juan Lozano, asesor
Vieja, se efectuaba el 21 de enero en conme- de la Oficina del Programa Martiano.
moración del sesquicentenario martiano, con
la participación de Ana Cairo, Marlen
Mesa redonda
Domínguez, Denia García Ronda y Luis Toledo
de la Televisión cubana
Sande. También se presentaba en esta oca-
sión el sitio web de la Sociedad Cultural José El 23 de enero, la habitual mesa redonda
Martí de la Universidad de La Habana. vespertina que trasmite la Televisión cubana
se dedicaba al sesquicentenario martiano, y
en ella participaban Pedro Pablo Rodríguez y
“Martí es ejemplo
Salvador Arias, investigadores del CEM; Ana
de pensamiento propio”
Cairo, profesora de la Facultad de Artes y Le-
Así afirmaba desde Buenos Aires el Premio tras de la Universidad de La Habana; Marlén
Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Sánchez Gutiérrez, gerente de investigacio-
Esquivel, en entrevista trasmitida por la nes del Banco Nacional de Cuba, Jesús
agencia noticiosa Prensa Latina. El conoci- Guanche, investigador de la Fundación Fernan-
do luchador por los derechos humanos y do Ortiz y Carlos Rodríguez Almaguer, presi-
director del Servicio Paz y Justicia, a punto dente del Movimiento Juvenil Martiano.
260 de viajar al encuentro en Porto Alegre del También era entrevistado telefónicamente
Sección constante
desde la Florida, el profesor norteamericano zas, donde se reunían diez mil personas
Ivan Schulman. para homenajear al Maestro. El acto era
presidido por Raúl Castro Ruz, ministro de
las FAR, y los comandantes de la Revolu-
Homenaje a Martí
ción Juan Almeida y Guillermo García.
de los masones
El 24 de enero se iniciaba en la Gran Logia
Cantata a José Martí
de Cuba la actividad teórica martiana lla-
mada “Martí y la masonería”, como ho- El 25 de enero, la Sala Avellaneda del Tea-
menaje fundamental de la masonería tro Nacional ofrecía esta cantata en ho-
cubana e iberoamericana por el sesqui- menaje al sesquicentenario martiano. El
centenario del natalicio martiano. En la espectáculo, dirigido por Huberto Llamas,
inauguración del evento se escuchaban estaba conformado por textos de Martí y
las palabras del Gran Maestro José Ma- de Nicolás Guillén, y reunía a unos setenta
nuel Collera Vento, del presidente de la raperos; a animadores culturales; a alum-
Confederación Masónica Interamericana, nos de las escuelas de instructores de arte;
Enrique Lau Cortés, y de Eusebio Leal al dúo Enigma; al Ballet Español de Cuba;
Spengler, historiador de la Ciudad de La a reconocidos actores como Luis Carbonell,
Habana. Corina Mestre, Hilda Oates y José Antonio
Les continuaba la ponencia titulada Rodríguez; y a los Premios Nacionales de
“Martí; confluencia de ideales”, a cargo de Literatura Nancy Morejón, Miguel Barnet
Eduardo Vázquez, y el panel Martí masón, y Pablo Armando Fernández.
moderado, por Miguel Ángel de Foruria y
Franco, Pasad Gran Maestro de España, y
Me refugio en ti
la participación de Racial Martínez Andréu,
Fausto Prieto y Ernesto Abad. Con ese título, la escultora Isabel Santos
El encuentro continuaba en horas de la presentaba desde el 26 de enero, en el
tarde con la ponencia del doctor Reinerio Memorial José Martí, en la Plaza de la Re-
Arce titulada “Martí camino a la espirituali- volución, una muestra de trece de sus fi-
dad: el pensamiento religioso en Martí”, y guras en cera con los personajes de La
el panel que consideraba la labor martiana Edad de Oro. A la inauguración asistía el
de la masonería en Cuba, moderado por presidente de los Consejos de Estado y de
Basilio A. Barreto Martínez, y con la partici- Ministros, Fidel Castro, y las palabras ini-
pación de Ariel Pérez Lago, Matías Cáceres ciales estaban a cargo de Jorge Juan Loza-
Martínez y Eugenio Lafferté Rodríguez. no, asesor de la Oficina del Programa
Martiano.
Martí en Martí
Evocación martiana
La habitual Tribuna Abierta de la Revolu-
en Madrid
ción que se efectúa los sábados en la ma-
ñana, tenía lugar el 25 de enero en el Eusebio Leal Spengler, historiador de la Ciu-
pueblo de Martí, en la provincia de Matan- dad de La Habana, dictaba el 26 de enero 261
Pedro Pablo Rodríguez
segunda versión de las Obras completas banas, como miembro de los colectivos de
de Martí y Textos sobre José Martí. autores de ambas obras.
Como parte de las actividades de la
Feria, el CEM organizaba el coloquio
Entrevistas sobre Martí
Martí escritor, con Roberto Fernández
en el Noticiero
Retamar, Carmen Suárez León y Salva-
de la Televisión cubana
dor Arias, y la mesa redonda José Mar-
tí; relecturas en su 150 aniversario A lo largo del mes de enero el Noticiero
con Cintió Vitier, Roberto Fernández Nacional de Televisión, en su emisión es-
Retamar, Pedro Pablo Rodríguez e telar de las ocho de la noche, trasmitía
Ibrahim Hidalgo. varias entrevistas a estudiosos de la obra
*** martiana, con motivo del sesquicentenario
Otras editoriales también presentaban li- del natalicio del Maestro. Varios investiga-
bros de temática martiana. La Pablo de la dores del CEM se hallaban entre los entre-
Torriente Brau lo hacía con el de José A. vistados: Pedro Pablo Rodríguez se refería
Benítez, Bolívar y Martí en la integra- a su obra periodística; Mayra Beatriz
ción de América Latina; la editorial José Martínez, a sus ideas acerca de la natura-
Martí, con Las siete hermanas de José leza; Ibrahim Hidalgo, a la presencia de
Martí, de Ramiro Valdés Galarraga; la edi- Estados Unidos en su obra; María Caridad
torial Oriente, con Sicografía de José Pacheco trataba el tema Martí y el amor, y
Martí, de Leonardo Griñán Peralta; Pue- el director del CEM, Rolando González Pa-
blo y Educación, con una reimpresión de tricio, analizaba el vínculo entre cultura y
Nuestro Martí, de Herminio Almendros; política desde la perspectiva martiana. Los
la Casa Editora Abril, con una segunda edi- otros dos entrevistados eran Jorge Juan
ción, por Luis García Pascual, de Entorno Lozano, quien comentaba acerca de la per-
martiano, recopilación de la corresponden- sonalidad de Martí, y Armando Hart, direc-
cia dirigida a Martí; y la Editorial de tor de la Oficina del Programa Martiano,
Ciencias Sociales, con tres títulos: el Dic- que analizaba el tema de Martí y la lucha
cionario del pensamiento martiano, de por un orden mundial.
Ramiro Valdés Galarraga; José Martí y el
equilibrio del mundo, selección de tex-
Homenajes a Martí
tos martianos con un ensayo intro-
en Argentina
ductorio de Armando Hart; y Dos Ríos; a
caballo y con el sol en la frente, de En la localidad bonaerense de Villa Lugano
Rolando Rodríguez. se inauguraba el 2 de febrero un mural en
*** homenaje al Maestro en la escuela que
El doctor Salvador Arias, investigador del lleva su nombre, mientras que ese mismo
CEM, participaba en la presentación de la día en Buenos Aires tenía lugar en la Casa
Historia de la literatura cubana, prepa- de la Amistad Argentino-Cubana el taller
rada por el Instituto de Literatura y Lin- titulado Dialogando con Martí, con la
güística, y de Breve antología de José participación de niños y adolescentes
María Heredia, de la Editorial Letras Cu- porteños. 263
Pedro Pablo Rodríguez
“Ese día le hicimos una tribuna de ca- engañar a Martí! Y lo hicimos.// Los
jas de cartón, para que desde allí desbor- Pedrosos me ayudaron. Mientras dormía,
dara su verbo elocuente y su inmenso le tomamos las medidas, entre sobresal-
patriotismo, ante el frenesí de los cubanos tos y temores, y ¡días después tenía su fla-
tabaqueros que le oíamos con unción y de mante traje nuevo! La emoción lo ahogaba
los norteamericanos y aún de los asom- y sólo exclamó: ‘¡Cubanos, ay, mis queri-
brados españoles.// Nosotros habíamos dos cubanos!’”
acordado comprarle un traje nuevo. Nos
molestaba verle con su traje negro ya con
Homenaje a Martí
vislumbres verdes. Entre veinte cubanos
en Francia
recogimos cuarenta pesos y acordamos
entregárselos como un obsequio de todos, El Instituto de Altos Estudios de la América
sin herir su dignidad.// Las compañeras Latina y la Embajada cubana en Francia
despalilladoras se lo darían. Aquella tarde organizaban el coloquio José Martí: escri-
concurrió al taller de La Rosa Española, tor, patriota cubano y pensador de hoy,
una fábrica de seiscientas mesas, que pu- que se efectuaba el 18 de marzo en la sala
simos ‘en vapor’, es decir, una al lado de la de conferencias del Instituto, en la Univer-
otra en el salón, dejando el centro libre sidad de la Sorbona.
para que el Apóstol hablase.// En el taller Tras la presentación de Jean-Michel
había tres mesas de colectores: una que Blanqueur y Jean René García, respecti-
decía Lectura, otra Café y la tercera Patria. vamente director del Instituto y director
En esas alcancías los emigrados deposita- de Relaciones Internacionales, tenía lu-
ban hasta el diez por ciento de sus ingre- gar la conferencia inaugural de Roberto
sos. Sin embargo, cuando cayeron en Fernández Retamar, presidente de la
combate Martí y Maceo, la meta fue un Casa de las Américas de Cuba, y las inter-
rifle por cada uno.// Las despalilladoras lo venciones de Claude Fell, profesor eméri-
recibieron y le entregaron el sobre antes to de la Sorbona, quien se refería a la
de penetrar en el salón. Cuando hizo su urgencia y necesidad del acto político en
entrada una ovación conmovió el edificio… la obra de Martí, y de Adelaida de Juan,
El Apóstol ‘taimadamente’ se fue acercan- profesora emérita de la Universidad de
do a la mesa que rotulaba Patria, y antes La Habana, quien trataba el tema de
de comenzar su trepidante discurso, hijo “Martí y la pintura”.
de la profunda emoción que sentía, dijo: Jean Lamore, profesor de la Universi-
‘Cubanos, mis compatriotas, hoy es día dad Michel de Montaigne, de Burdeos, ofre-
grande para mí, pues Uds. me han propi- cía la conferencia titulada “Martí y los
ciado la oportunidad que nunca tuve de riesgos del Caribe”; Roland Labarre, maes-
dar dinero mío para la patria’.// Y ante el tro de conferencias de la Universidad de
asombro de todos lanzó en la alcancía el París VIII, analizaba el tema “El arte de
sobre con los cuarenta pesos. La clamoro- gobernar según Martí”; y Paul Estrade,
sa ovación que acompañó el hecho solem- profesor emérito de la Universidad de Pa-
ne y sencillo todavía resuena en mis oídos. rís VIII, leía el texto titulado “Martí ante la
268 No me quedaba más remedio: ¡había que cultura y la política europeas”.
Sección constante
de Sergio y José María Vitier, sus hijos, y el jubileo de su aniversario ochenta, agra-
Teresita Fernández. decerle sus textos sobre el Apóstol, sobre la
En comentario publicado en el sema- vida y la producción artística del mejor de
nario habanero Trabajadores el lunes 21 los cubanos, al que se ha entregado, duran-
de abril, la escritora Mercedes Santos te décadas, con verdadera pasión, para re-
Moray decía lo siguiente: velarnos la semilla de un estilo, desde el
“Desde la timidez de su mirada y su pro- verso libre o sencillo del Maestro hasta en la
verbial modestia, casi huraña por preferir particularidad de esa prosa suya modernista,
los espacios privados más que los públicos, y la de su única novela: Lucía Jerez.// Cuan-
la investigación y escritura laboriosa más do releemos a Fina García Marruz, Premio
que los reconocimientos sociales, Fina es Nacional de Literatura, nuestro espíritu se
una de las dos mujeres que integraron el eleva, y nos impele a encontrar no sólo la
mítico grupo Orígenes, que lideró Lezama expresión estética de su voluntad de estilo,
Lima, junto a la desaparecida Cleva Solís. La sino, y sobre todo, la eticidad, porque la be-
García Marruz es un ejemplo fehaciente del lleza sólo es posible cuando se conjuga con
cultivo de la lengua castellana, y ha hecho la bondad.”
una contribución que trasciende nuestras
fronteras, por la limpieza de su verbo y la
El recuerdo
profundidad de su obra. // A ella le debemos
de Núñez Jiménez
no sólo cuadernos líricos conmovedores,
donde canta el amor filial y la ternura de la El 25 de abril, el CEM entregaba su salón
mujer en el registro de lo subjetivo, sino de actos al homenaje dedicado al fallecido
también la expresión de un diálogo vivo con científico Antonio Núñez Jiménez (1923-
la patria, desde el asidero de la historia, 1998) con motivo de los ochenta años de
véanse su vocación martiana, y su fe en su nacimiento. Auspiciado por la Funda-
Dios.// Fina, junto a su compañero, el maes- ción que lleva su nombre, y que dirige su
tro Cintio Vitier, nos ha dado la muestra de viuda, Lupe Véliz, en el acto participaban
una coherencia íntima entre la palabra y la Cintio Vitier; el ministro de Cultura, Abel
obra, desde la presencia de un sentido mo- Prieto; el director de la Oficina del Progra-
ral de compromiso, en el silencio de una ma Martiano, Armando Hart; y varios com-
extraordinaria laboriosidad, la que nos ha pañeros de Núñez Jiménez en sus labores
dejado una amplísima obra, amén de una científicas y en su actividad revolucionaria.
dedicación a las letras, donde se manifies- El acto se iniciaba con las palabras de
tan los valores de nuestra identidad cultu- la pionera Rosario Alfonso Parodi, respon-
ral.// Trasciende su voz lírica a las preceptivas. sable del círculo de interés ecológico que
Porque Fina no sólo es poeta cuando escri- lleva el nombre del hombre de ciencias,
be en verso; también lo es cuando cultiva la en la secundaria básica Fructuoso
prosa, con la fineza de su nominativo, don- Rodríguez. Rosario Esteva, editora de la
de podemos encontrar mucho de la huella fundación, se refería a su labor como es-
de los clásicos españoles, y en especial el critor, muestra de la cual es el libro José
legado de San Juan de la Cruz.// También, y Martí, la naturaleza y el hombre, presen-
desde sus estudios literarios, debemos ante tado al término del acto. 271
Pedro Pablo Rodríguez
mayo inauguraba un espacio para el pen- América, compilación de textos sobre am-
samiento de Martí, Che Guevara y Fidel bas personalidades realizada por José An-
Castro en una sección de la biblioteca del tonio Martínez. Los comentarios acerca de
recién abierto Centro Cultural de la Co- la obra se debían a los doctores Osmar
operación en Buenos Aires. El 21 de mayo Sánchez Aguilera y Salvador Morales, res-
viajaba a la ciudad de Córdoba, donde reci- pectivamente del Instituto Tecnológico de
bía el título de doctor Honoris Causa en la Monterrey sede del D.F. y del Instituto de
Universidad, de manos del rector Jorge Investigaciones Históricas de la Universi-
González. También visitaba Altagracia, don- dad de Morelia, y a Emilio Pevida Pupo,
de naciera Che Guevara. El 23 de mayo primer secretario de la Embajada cubana
inauguraba en Buenos Aires el VII Encuen- en México.
tro Cubano-Argentino y III Latinoamerica-
no Misión Educar, dedicado en esta ocasión
Jornada dominicana
al sesquicentenario martiano.
en homenaje a Martí
En Uruguay, Hart hacía uso de la pala-
bra en la Universidad de la República, era Con motivo de la conmemoración el 19 de
entrevistado por emisoras radiales y de mayo de la caída en combate de Martí, gru-
televisión y se hallaba presente en la inau- pos de solidaridad con Cuba realizaban esta
guración de la plaza Rodney Arismendi, en jornada en las poblaciones de Montecristi,
Montevideo. Dajabón y Lomas de Cabrera, en el extre-
mo noroeste de República Dominicana.
Jornada martiana
en la Piedad de Cabadas De donde crece la palma
Esta ciudad del estado mexicano de Este es el nombre del VII Salón Nacional
Michoacán en que naciera Manuel Merca- de Plástica Infantil que se inauguraba el
do convertía el 19 de mayo en una fiesta 20 de mayo en Jiguaní, provincia de
martiana. Granma, en homenaje a la caída en com-
Ese día era develado un busto del ami- bate de Martí. Los exponentes se seleccio-
go de Martí en el jardín Marcos H. Pulido, nan mediante concurso anual que convoca
con la asistencia del gobernador del esta- la galería Granda Parada de Jiguaní para
do, Lázaro Cárdenas Batel, y del presiden- niños de todo el país hasta los quince años
te municipal de La Piedad, Jaime Mares de edad.
Camarena. En el acto usaban de la pala-
bra José Antonio Martínez, historiador de
El acto de Dos Ríos
la ciudad, el diputado Rubén García y Héctor
Hernández Pardo, vicedirector de la Ofici- Como todos los años, en Dos Ríos, frente al
na del Programa Martiano. Esa noche se monumento que señala el lugar de su
presentaba en la sede de la extensión en muerte en combate, se efectuaba el 20 de
La Piedad de El Colegio de Michoacán, el mayo el tradicional acto conmemorativo,
libro titulado José Martí y Manuel Anto- que convocaba en esta ocasión a centena-
nio Mercado: dos presencias de nuestra res de asistentes del municipio de Jiguaní. 273
Pedro Pablo Rodríguez
trega a través de su vicepresidente, Héctor dencia del mensaje que pretende signar el
Hernández Pardo, de estatuillas martianas pintor. La posición de los ojos generalmente
a representantes del Partido Comunista, expresa alguna disposición física y su equi-
del gobierno provincial y del Ministerio de valente espiritual. El primero de los
Cultura en la ciudad de las Tunas. momentos responde a su concepto de re-
Las piezas reproducen a partir de los mol- presentación espiritualizada, de introspec-
des originales, la obra de 1953 del escultor ción, ensimismamiento, autocontrol y
José Manuel Fidalgo, cuyo taller fuera asalta- pureza; en tanto el segundo, en que como
do y destruido ese mismo año por la policía foco de luz se exhiben, remiten a la vitali-
del tirano Batista. La Sociedad Cultural copió dad, avenencia y astucia.”
cuarenta y cinco piezas para entregar a ins- A partir del 14 de agosto la exposición
tituciones que se destaquen en la difusión se mostraba en la Casa Natal de José Martí,
y promoción de la obra del Maestro. en la Habana Vieja.
ciones del Caribe a finales del siglo XIX; la La temática martiana se adueñaba del
historiadora Coralia Alonso, que se refería quinto panel. Allí eran ponentes la profeso-
a los puertorriqueños en la Guerra del 95 ra Hortensia Peramo con los valores
y la también historiadora Nydia Sarabia, emancipatorios de su crítica de arte; Anto-
que hablaba sobre la oficina martiana en nio Correa, cuyo texto versaba sobre sedi-
Front Street 120, en Nueva York. ción, transgresión y complejidad en la
El segundo panel lo formaban la histo- concepción martiana de la cultura; Roberto
riadora Raquel Vinat, cuya ponencia se de- Hernández buceaba en la presencia del arte
dicaba a las puertorriqueñas y cubanas en y la cultura en los documentos programáticos
el pensamiento martiano; la filósofa Daysé del Partido Revolucionario Cubano; la pro-
Castillo, que se aproximaba a los valores fesora Danae Carbonell leía el texto titulado
en el pensamiento de Hostos; el historia- “La poesía cómplice en Martí” y la profeso-
dor Joel Cordobí examinaba el antillanis- ra Martha Parada veía el proyecto antiim-
mo de Hostos; el filósofo Armando Chávez perialista en La Edad de Oro.
trataba la ética hostosiana; y Diego Gonzá- El miércoles 9 proseguía el coloquio con
lez se refería a las ideas psicológicas de dos paneles y un conversatorio con Ruth
Martí. de la Torriente Brau por su noventa cum-
El martes 8 se desarrollaba el tercer pleaños.
panel, integrado por la profesora domini- El sexto panel trataba temas educati-
cana Carmen Durán, con reflexiones en vos en Hostos y Martí. Los profesores Ada
torno a la identidad de Hostos, Martí y Pe- Berta Frómeta y Alberto Velásquez se refe-
dro Henríquez Ureña; por la profesora Ali- rían a los ideales educativos en ambos;
cia Obaya, que examinaba la huella Nancy López analizaba sus valoraciones
dominicana en la definición martiana de acerca de la educación de la mujer; el pro-
la identidad; y por la profesora Carmen fesor Justo Chávez exponía sus considera-
Gómez, que se refería a las ideas de Juan ciones respecto al ideario educativo de
Marinello acerca de Hostos y la indepen- Hostos; y las profesoras Marta Martínez y
dencia de Puerto Rico. Olga Santos examinaban respectivamente
En el siguiente panel exponían la vigencia de la filosofía educativa y la re-
Rigoberto Pupo acerca del humanismo y volución educacional en Martí.
los valores en Hostos; Olivia Miranda ex- El séptimo y último panel reunía a la
plicaba las relaciones entre historia, cul- profesora Mercedes Humpierre, con el
tura y política en Martí; Alicia Barrios, leía tema de la familia en la sociología hosto-
un acercamiento a la filosofía política siana; a la investigadora Yolanda Ricardo,
martiana; el profesor dominicano Antonio que veía la mujer y el cambio social en el
Avelino reflexionaba sobre la interpreta- puertorriqueño; a las puertorriqueñas
ción sociológica martiana de Hispanoamé- Vivian Auffant y María Edith Díaz, que tra-
rica; la historiadora Diana Abad analizaba taban la relación de Hostos con la Comi-
la presencia de Hostos en la lucha sión de Washington al término de la
independentista cubana; Lisset Mendoza contienda contra España; y a Juana Rosa-
trataba la cultura y los valores en Martí; y les, cuyo texto versaba sobre Martí en Pa-
280 José Matos se refería a Martí y las razas. blo de la Torriente Brau.
Sección constante
por esta honrosa y exigente pertenencia lio en el teatro Amadeo Roldán que ofrecía
y reemprendo la tarea cotidiana de cons- la suite El pájaro de fuego, de Igor
truir, en mí, el perfil de ciudadano de Stravinsky, bajo la dirección del maestro
nuestra América y hago mía su consigna Enrique Pérez Mesa, junto con el cuento
histórica ‘no se llame radical quien no de Carmen Santoja narrado por René de
vea las cosas en su fondo. Ni hombre, la Cruz Ortiz.
quien no ayude a la seguridad y dicha de
los demás hombres.’”
La concepción martiana
Luego de explicar que desde la escuela
del héroe
primaria trabó conocimiento con los es-
critos martianos, señalaba Lacayo: “En los Un trabajo con este título, parte de una
últimos años, mi amistad con Martí viene obra en preparación, era leído y debatido
alcanzando sabor de madurez y con él con los investigadores del CEM, el 31 de
comparto nuevas caminatas por los valles julio, por su autor, el profesor José López,
y llanuras de su pensamiento, y el Maestro de la Universidad de Nueva York.
se atreve ya a confiarme algunos cuencos
íntimos de su humanismo, y todo esto, a
Cien litografías martianas
ratos salteados, mientras saboreo una taza
de concentrado café o me aferro esperan- El 6 de agosto era inaugurada en el Semi-
zado a una débil línea de pesca, en cual- nario San Basilio el Magno, de Santiago de
quier pedazo de playa cubana en donde Cuba, la exposición Arte soy entre las ar-
me empecino por creer que los peces aún tes que reunía cien litografías relaciona-
existen.” das con la vida y la obra martianas, a partir
Respecto a la actualidad del pensamien- de una convocatoria realizada por los ta-
to martiano, aclaraba: lleres René Portocarrero, de La Habana, y
“Pero, la necesaria e impostergable Aguilera, de Santiago de Cuba.
construcción de un mundo mejor, de una
verdadera sociedad sustentable, razón úl-
Buenos Aires
tima del paradigma de desarrollo susten-
table, no puede ser el fruto del crecimiento
en el año de Martí
económico, científico o tecnológico, si no La Cátedra Abierta de Estudios America-
asume como piedras angulares la ética, la nistas y la Facultad de Filosofía y Letras de
justicia, la honestidad y la solidaridad. Esa la Universidad de Buenos Aires iniciaban
es la única puerta hacia el equilibrio del el 9 de agosto el Seminario optativo “Nues-
mundo, al que desde hace décadas nos in- tra América frente al imperio”, que se de-
vita Martí.” sarrollaba todos los sábados a lo largo del
segundo cuatrimestre lectivo del curso
hasta el mes de diciembre, con la confe-
Concierto para niños
rencia de Atilio Borón titulada “Las dos
La Sociedad Cultural José Martí y la Or- Américas en el pensamiento de José Martí:
questa Sinfónica Nacional organizaban un su antecedentes, sus proyecciones y su
concierto didáctico para niños el 24 de ju- actualidad”. 283
Pedro Pablo Rodríguez
donde desembarcara Martí junto con Máxi- Gutiérrez, especialista de arte de la Casa
mo Gómez para incorporarse a la Guerra de las Américas, tenía a su cargo las pala-
de Independencia. bras que abrían la exposición.
En sus palabras de apertura, Armando El martes 30 eran presentadas dos im-
Hart, director de la Oficina del Programa portantes antologías de jóvenes escritores
Martiano, destacaba la importancia del fo- impresas por la editorial guatemalteca.
mento de los bosques no sólo por su rele- Francisco Fernández Sarría, investigador
vante papel en la preservación del medio del CEM, se refería a Mis insectos son án-
ambiente sino, también, por su valor para geles, la antología de guatemaltecos com-
el mejoramiento humano. pilada por Armando Rivera; y Margarita
Mateo, profesora del Instituto Superior de
Arte, lo hacía respecto a El ánfora del dia-
Jornada de Literatura
blo, colección de escritores cubanos anto-
Centroamericana
logada por Salvador Redonet.
La Editorial Letra Negra, de Guatemala, En la tarde, Caridad Atencio, investiga-
organizadora de esta Jornada varias veces dora del CEM, leía poemas de su cosecha.
en su país, la trasladaba este año a La Ha- Junto a otros dos jóvenes poetas cubanos:
bana, a los salones del CEM, del 29 de sep- Dolores Labarcena y Julio Mitjans.
tiembre al 1º de octubre. El miércoles 1º de octubre Francisco
El evento comenzaba con las palabras Fernández Sarría moderaba un panel so-
de bienvenida del doctor Rolando González bre literatura centroamericana en el que
Patricio, director del CEM, y de Armando intervenían Helen Umaña, premio nacio-
Rivera, director de la editorial. nal de literatura de Honduras; Salvador
El primer panel, “José Martí y Guate- Arias, investigador del CEM; y el periodista
mala”, transcurría en la mañana del 29 guatemalteco Carlos Enrique Weber. Un
con la presencia de tres investigadores del segundo panel sobre el mismo tema se
CEM. Marlene Vázquez presentaba su tex- desarrollaba esa tarde moderado por
to titulado “De Martí a Asturias: los mitos Judith Morris, profesora de la Facultad de
que confluyen”. El de Mayra Beatriz Artes y Letras de la Universidad de La Ha-
Martínez se titula “Testimonios del ‘viaje- bana, en el que participaban Jorge Fornet,
ro justo y el observador cordial’: Martí en de la Casa de las Américas; Mabel Rodríguez
Guatemala”. Y Pedro Pablo Rodríguez co- Cuenca, de la Universidad de Matanzas; y
mentaba el libro Guatemala, publicado por Mirta Suquet, investigadora del Instituto
Martí en México en 1878. de Literatura y Lingüística.
Esa tarde, el director de Letra Negra
explicaba la propuesta literaria que signifi-
La Revolución del 33
ca el trabajo de la editorial. Le acompaña-
ba el pintor Mauro Osorio, director artístico Una nueva edición de este libro de Leonel
de la institución, de quien se inauguraba, Soto, ya un clásico imprescindible para exa-
en la galería de la casa del CEM, una mues- minar aquella revolución que, al decir de
tra de carteles que reproducen varias de las Raúl Roa, se fue a bolina, era presentada
carátulas de su creación. Dense Rondón en el salón de actos del CEM al atardecer 289
Pedro Pablo Rodríguez
del martes 30 de septiembre, para recor- tor de la Escuela Superior Ñico López, del
dar el asesinato de Rafael Trejo en la mar- Partido Comunista, profundiza en las dife-
cha estudiantil del mismo día, en 1930. La rencias entre ambos y en la unidad de sus
obra fue impresa en un volumen bajo el humanismos, manifestado en la aspira-
título de La revolución precursora de 1933 ción a construir una sociedad solidaria en
por la editorial habanera Si-Mar. todo el planeta.
Monseñor Carlos Manuel de Céspedes evento, junto con Mario Alberto Nájera, de
García-Menocal tenía a su cargo las pala- la cátedra martiana de la universidad mexi-
bras de clausura. cana de Guadalajara. Los temas tratados
respectivamente eran Martí y la globa-
lización, del sentido previsor de la crítica
Escultura de Lucía Jerez
martiana al concepto de reciprocidad co-
Eliana Hernández, joven escultora argen- mercial, y la significación martiana en la
tina, visitaba Cuba por invitación de la construcción de un nuevo proyecto histó-
Embajada cubana en Buenos Aires entre rico global. Posteriormente el profesor René
el 5 y el 12 de octubre para entregar en el Patricio Cardoso Ruiz, de la Universidad
CEM su escultura en resina policromada Autónoma del estado de México, en Toluca,
de Lucía Jerez, la protagonista de la novela se refería a Martí en el desarrollo de la
de igual nombre escrita por José Martí. Con conciencia americana.
esta obra, la creadora ganó el Primer Pre- El 10 de octubre, Adalberto Santana,
mio de Honor en el Salón Nuestra Améri- investigador del CCYDEL, exponía acerca
ca, en la capital argentina. de la presencia de Centroamérica en el
pensamiento martiano, y Tomás Straka,
de la Universidad Católica Andrés Bello, de
Evento en Morelia
Caracas, presentaba la ponencia titulada
La capital del estado mexicano de Michoacán “Los héroes y la evasión; noticias en Cara-
de Ocampo reunía el 9 y el 10 de octubre cas sobre la muerte de Martí”. Glafira
en su Universidad a un grupo de estudio- Spino, profesora de la Facultad de Historia
sos de varios países en el Coloquio inter- de la Universidad de Morelia, relacionaba
nacional José Martí, nuestra América y el el ideario del Maestro con los precursores
pensamiento latinoamericano. Convoca- del pensamiento latinoamericano; Osmar
ban al encuentro el Instituto de Investiga- Sánchez, profesor de la sede en el D.F. del
ciones Históricas y la Cátedra José Martí Instituto Tecnológico de Monterrey, leía su
de la Facultad de Historia de dicha Univer- texto “Algunas variaciones sobre la crea-
sidad, además del Centro Coordinador y ción como étimo ensayístico”; y Salvador
Difusor de Estudios Latinoamericanos Morales analizaba dos conceptos políticos
(CCYDEL) de la Universidad Nacional Au- martianos: creatividad y democracia.
tónoma de México (UNAM).
En la apertura se encontraban Gerardo
Revista Honda
Sánchez Díaz, director del Instituto de Inves-
tigaciones Históricas; Silvia Figueroa, secre- Con las palabras de Omar González, presi-
taria académica de la Universidad de Morelia; dente del ICAIC, el 13 de octubre era pre-
Mirna Zavala, directora de la Facultad de His- sentado, en el Centro de Prensa Inter-
toria de ese centro docente; y Jorge Bolaños, nacional de La Habana, el número 8 de la
embajador de Cuba en México. fraternal revista Honda, órgano de la So-
Por el CEM participaban Rolando ciedad Cultural José Martí, en la cual se
González Patricio y Pedro Pablo Rodríguez, incluía un texto de Rolando González Pa-
quienes exponían en el primer panel del tricio, director del CEM, titulado “Las re- 291
Pedro Pablo Rodríguez
dinador del proyecto Las perspectivas de gero, vaya a Cuba y vea lo que ese pueblo
América Latina, bajo el auspicio de la unido a su Gobierno ha logrado hacer por
Universidad Nacional Autónoma de Méxi- la difusión de la cultura, por la educación
co y la Universidad de Naciones Unidas. elemental, media y superior; por la inves-
El Premio fue creado en 1994 por ins- tigación científica y las humanidades; por
piración de Cuba para recompensar a per- la salud, la justicia, la democracia como
sonas o entidades que hayan contribuido a poder del pueblo, para el pueblo y con el
la unidad e integración de los países de pueblo, y por una voluntad colectiva uni-
América Latina y el Caribe. versal de paz y fraternidad con todos los
Entre las razones para la premiación, demás pueblos del mundo incluido el de
la UNESCO señalaba también la entrega a Estados Unidos. Ejemplo extraordinario en
González Casanova del doctorado Honoris la superación de sus contradicciones, limi-
Causa por ocho universidades de distintas taciones o errores, Cuba, su pueblo y su
partes del mundo. Gobierno, reconocen con razón en Martí
El acto de entrega se efectuaba el 20 al autor intelectual de su Revolución. // El
del mismo mes, en la Sala IX del organis- mundo encontrará su camino para la paz,
mo internacional, y su director general, la educación y la vida; y ese camino sin duda
Koichiro Matsuura, encomiaba la trayec- pasará por Cuba. Incluirá entre sus clásicos
toria intelectual del pensador mexicano, del pensamiento y la conducta a José Martí.
mientras que Rolando López del Amo, // Con mi agradecimiento renovado por el
embajador de Cuba ante esa sede, subra- honor que se me ha hecho, le ruego entre-
yaba la inspiración martiana de su obra y gar la constancia del Premio al represen-
su vocación humanista. tante Permanente de México ante la
En el acto también se hallaba presen- UNESCO, embajador Javier Barros Valero. //
te Armando Hart, director de la Oficina del Por otra parte, le agradeceré entregar el
Programa Martiano. cheque del Premio al representante Per-
Este es el mensaje de agradecimiento manente de Cuba, embajador Rolando
enviado por Pablo González Casanova. López del Amo, para que sirva enviarlo a su
“Recibir el Premio José Martí que la Gobierno como una modesta contribución
UNESCO otorga es para mí un honor in- para el proyecto de País-Universidad que
menso. Me gustaría expresar mi emoción Cuba está realizando. Gracias.”
en ‘forma llana y sencilla’. ¡Qué difícil es
—pienso— al hablar de José Martí, lo-
Conferencia en el CEM
grar que se lea con exactitud lo que de él se
de historiadora mexicana
dice. La belleza de su estilo iguala las pro-
fundidades y precisión de su pensamiento. En consonancia con el acuerdo de colabora-
Su conducta ensambla estilo, pensamien- ción entre el CEM y la Cátedra José Martí de
to y política con valores éticos incompara- la Universidad de Guadalajara, visitaba Cuba
bles, hoy compartidos por varios millones la doctora Elisa Cárdenas Ayala, directora de
de cubanos. Maestro universal, es imposi- Investigaciones del Departamento de Estu-
ble pensar en otro mundo posible sin las dios sobre Movimientos Sociales de dicha
296 lecciones de Martí. // Quien crea que exa- universidad mexicana, quien impartía el 17
Sección constante
Martí en el Encuentro
internacional Cuba Homenaje a Gonzalo
y sus raíces africanas de Quesada y Aróstegui
Con motivo de cumplirse el 15 de diciem-
Pedro Pablo Rodríguez, investigador del
bre los 135 años del natalicio del secreta-
CEM, participaba en este encuentro inter-
rio de Martí en Nueva York, y quien luego
nacional organizado por la Universidad se dedicara a recoger sus escritos y publi-
Católica de Eichstätt y la Orden de los Mi- car sus primeras Obras completas, el Con-
sioneros Cambonianos, que se efectuaba sejo Martiano de la Prensa y la filial en la
del 11 al 14 de diciembre en Ellwangen, Ciudad de La Habana de la Sociedad Cultu-
Alemania, donde presentaba la ponencia ral José Martí, efectuaban un acto en su
titulada “El negro y la africanía en el idea- memoria en el parque que lleva su nom-
rio de José Martí; cuatro notas para una bre, en Calzada entre C y D, en el barrio
propuesta metodológica”. habanero del Vedado. 309
Pedro Pablo Rodríguez
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Títulos publicados en 2003
por el Centro de Estudios Martianos
EDICIÓN CRÍTICA
DE LAS OBRAS COMPLETAS DE JOSÉ MARTÍ
Estados Unidos (1880-1881), tomo 7
Venezuela y Estados Unidos (1881-1882), tomo 8
COLECCIONES
Ala y raíz
Fina García Marruz: El amor como energía revolucionaria en José Martí
Rodolfo Sarracino: José Martí y el caso Cutting. ¿Extraterritorialidad o anexionismo?
(coedición con la Universidad de Guadalajara)
Salvador Arias: Aire y fuego en la raíz: José María Heredia
Ibrahim Hildago Paz: José Martí 1853-1895. Cronología (2da. ed.)
Corcel
José Martí en la batalla de ideas, selección de Renio Díaz Triana y Felipe Arango
(coedición con la Dirección Política del MININT)
Correspondencia José Martí-Máximo Gómez, compilación, revisión y notas de Nadia
García Estrada y Rafael Ramírez García
José Martí: Correspondencia a Manuel Mercado, compilación y notas de Marisela del
Pino y Pedro Pablo Rodríguez, introducción de Cintio Vitier (2da. ed.)
Orbe nuevo
Vittorio di Cagno: Martí jurista
Roberto González Gómez: Estados Unidos: doctrinas de la Guerra Fría 1947-1991
Rayo
José Martí: Obras completas en 27 tomos (colaboración con Karisma Digital, Santafé
de Bogotá, Colombia) 313
Anuario Martiano 1969-1977 (colaboración con Karisma Digital, Santafé de Bogotá,
Colombia)
Anuario del Centro de Estudios Martianos (22 números, en colaboración con
Karisma Digital, Santafé de Bogotá, Colombia)
Ediciones especiales
José Martí: Atlas José Martí (coedición con la Oficina Nacional de Hidrografía Geodesia
y Ediciones GEO)
José Martí: Selección de poesías para niños (coedición con la Editorial Imágenes)
José Martí: Contar la historia. Textos tomados de LA EDAD DE ORO (coedición con la
Editorial Imágenes)
José Martí: Cuentos para niños. Textos tomados de LA EDAD DE ORO (coedición con la
Editorial Imágenes)
José Martí: La Edad de Oro
José Martí: La Edad de Oro (coedición con la Fundación para la Investigación y la Cultura)
José Martí: Lucía Jerez, edición bilingüe (francés-español) y anotada, traducción de
María Poumier y notas críticas de Mauricio Núñez Rodríguez y María Poumier
(coedición con Ediciones Patiño)
De próxima aparición
EDICIÓN CRÍTICA
DE LAS OBRAS COMPLETAS DE JOSÉ MARTÍ
Estados Unidos (1881-1882), tomo 9
COLECCIONES
Ala y raíz
José Martí: La ILÍADA, de Homero. Edición crítica, investigación, estudio valorativo y
notas de Elina Miranda Cancela
314 Cintio Vitier: Vida y obra del apóstol José Martí
Fina García Marruz: El amor como energía revolucionaria en José Martí (2da. ed.)
Colibrí
José Martí: Versos sencillos, con ilustraciones de Ernesto García Peña (primera
reimpresión)
José Martí: Testamentos de José Martí. Edición crítica
Corcel
José Martí: Aforismos, selección y presentación de Jorge Sergio Batlle
José Martí: Cartas a jóvenes, selección, introducción, notas y apéndice por Salvador
Arias (2da. ed.)
Orbe nuevo
Ibrahim Hidalgo Paz: Cuba 1895-1898. Contradicciones y disoluciones (2da. ed.)
Ediciones especiales
Fidel Castro: José Martí en el ideario de Fidel Castro, compilación de Dolores Guerra,
Margarita Concepción y Amparo Hernández
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Normas de presentación
de originales
Las citas breves de prosa (hasta cinco líneas) irán entrecomilladas e inmersas en el texto;
las de mayor extensión, sangradas en bloque. En los poemas las citas de hasta cinco
versos pueden ir entrecomilladas inmersas en el texto, en forma de prosa, separados los
versos por líneas oblicuas. Las de mayor extensión irán sangradas en bloque.
Las notas se identificarán con numeración corrida. El orden de los datos en las fuentes
bibliográficas será el siguiente: nombre y apellido del autor seguido de dos puntos, nom-
bre del artículo (entrecomillado) o del libro (cursivas), lugar de publicación, editorial,
fecha, tomo y página; la separación entre estos elementos será por comas.
En el caso de las citas de José Martí estas deberán transcribirse rigurosamente de sus
Obras completas, edición de 1963-1973, o ediciones posteriores de la Editorial de Ciencias
Sociales. En todos los casos debe aparecer, en nota, la fuente bibliográfica.
La publicación de los trabajos recibidos será aprobada por el Consejo de Redacción. Los
autores de los trabajos aceptados deberán otorgar al Anuario la primacía de su publica-
ción.
Sólo se devolverán los originales de los trabajos solicitados.
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