Pena Privativa de Libertaad y Pena de Muerte
Pena Privativa de Libertaad y Pena de Muerte
Pena Privativa de Libertaad y Pena de Muerte
FACULTAD DE
DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
.
TENAZOA PEZO, KAROLIN MARISSEL.
TANTELEAN GARCIA, KATHERINE VANESSA.
FERNANDEZ CHASNAMOTE, ANABEL.
HUANCAS SANCHEZ, MORELIA.
TORRES VIENA, SHIRLEY GABRIELA.
DERECHO PENITENCIARIO
DOC. GUILLERMO PARRILLO MANCILLA.
TARAPOTO – PERÚ
2019
“PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD
Y PENA DE MUERTE”
DERECHO PENITENCIARIO
ÍNDICE GENERAL
3
PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD
Y PENA DE MUERTE
INTRODUCCION
El estado peruano cuenta con el derecho penal como instrumento para combatir la
delincuencia y propiciar un clima de seguridad en nuestra sociedad. Pese a ello, nuestro país
ha sido testigo del incremento desmesurado de la comisión de delitos que ha generado
zozobra en la población; situación que nos llama a reflexionar sobre la eficacia de las penas
privativas de libertad establecidas en nuestro código penal, frente al clima de inseguridad
antes citado.
4
LA PENA
1. TEORIAS DE LA PENA.
Son aquellas que sostienen que la pena halla su justificación en sí misma, sin que
pueda ser considerada como un medio para fines ulteriores. "Absoluta" porque en ésta teoría
el sentido de la pena es independiente de su efecto social, se "suelta" de él. El primer punto
de vista es: La teoría de la justa retribución: Desarrollada por Kant, para quien la pena "debe
ser" aun cuando el estado y la sociedad ya no existan, y Hegel cuya fundamentación de la
pena pública, fue la base que permitió la sistematización de la teoría del delito, (elaborada a
partir de la teoría de las normas de Binding) concibe al delito como al negación del derecho, y
a la pena, como al negación de la negación, como anulación del delito, como restablecimiento
del derecho, entiende que al superación del delito es el castigo.
5
castigo a los animales, respecto de los seres humanos la única motivación admisible es la
que surge de la propia norma, concebida como una orden –no matarás- que precede a la
descripción legal –al que matare a otro...se le impondrá una pena de..., cuya existencia es
independiente de la sanción.
El mal de la pena está justificado por el mal del delito, es concebido como un mal que
debe sufrir el delincuente para compensar el mal causado con su comportamiento,
pensamiento que reconoce como antecedente la Ley del Talión. Ella niega o aniquila al delito,
restableciendo el derecho lesionado, ha de imponerse por el delito aunque resulte innecesaria
para el bien de la sociedad, aunque no se logre un efecto intimidatorio ni exista riesgo alguno
de reincidencia debe igualmente aplicarse. Esto no significa que las teorías retribucioncitas no
asignen función alguna a la pena: por una u otra vía le atribuyen la función de realización de
justicia. La opinión más generalizada afirma que la pena presupone la reprochabilidad del
comportamiento sometido a ella y expresa esa reprochabilidad. Es concebida por ésta teoría
como reacción por lo sucedido y desvinculada del porvenir ya que su fin es reparar el delito y
no evitar delitos futuros. Esto explica la sólida interconexión establecida entre las teorías del
delito y la pena:
c) El sistema se basa en el libre albedrío siendo culpable aquél sujeto que pudiendo
motivarse en el respeto de la norma optó por la opción contraria y delinquió. El haberse
mantenido al margen de las exigencias que le plantaba el orden jurídico, no obstante haber
podido ajustarse a ellas (el haber podido obrar de otro modo) es el criterio generalmente
aceptado sobre el cual se fundamenta el juicio de culpabilidad.
Las teorías preventivas renuncian a ofrecer fundamentos éticos a la pena, ella será
entendida como un medio para la obtención de ulteriores objetivos, como un instrumento de
6
motivación, un remedio para impedir el delito. Para explicar su utilidad, en relación a la
prevención de la criminalidad, se busca apoyo científico. Teorías de la prevención especial:
Desarrollada por diversas corrientes de pensamiento penal, como la escuela alemana de
Liszt, el positivismo criminológico italiano, el correccionalismo y la escuela de la defensa
social. Aunque cada una de ellas presente matices, resulta factible enunciar sus principales
formulaciones. Es la posición extrema contraria a la teoría de la retribución. Según éste punto
de vista preventivo-especial, el fin de la pena es disuadir al autor de futuros hechos punibles,
es decir, evitar las reincidencias (versión moderna de la teoría) y sólo es indispensable
aquella pena que se necesite para lograrlo, se procurará readaptar al autor mediante
tratamientos de resocialización.
Así, la necesidad de prevención especial es la que legitima la pena, según Von Liszt;
"sólo la pena necesaria es justa". Se habla de "relativa" porque su finalidad está referida a la
"evitación del delito". La prevención especial no quiere retribuir el hecho pasado, no mira el
pasado, sino que ve la justificación de la pena en que debe prevenir nuevos delitos del autor.
Esta concepción, influenciada por el determinismo, no admite la libertad de voluntad, niega
que la culpabilidad pueda ser fundamento y medida de la pena. Von Liszt se dedicó a
clasificar delincuentes considerando que la eficacia de la incriminación exige que ella se
adapte a cada sujeto, procurando corregir, intimidar, según la personalidad de cada individuo
sobre el que la pena deba cumplir su función preventiva, de modo que para dicho autor la
prevención especial actúa de tres maneras:
b. Intimidando al intimidable
La polémica entre teorías absolutas y relativas de la pena evidencia que existe más
de un fin de la pena ya que ninguna de las mencionadas concepciones agota el fundamento
para su explicación. De allí se derivan teorías de la unión que procuran articular una síntesis
entre las doctrinas en pugna. Parten del supuesto realista de que no es posible adoptar una
7
fundamentación desde las formar puras precedentemente señaladas porque ellas ofrecen
varios flancos a la crítica. Surgen así teorías pluridimensionales de la pena que suponen una
combinación de fines preventivos y retributivos e intentan configurar un sistema que recoja los
efectos más positivos de cada una de las concepciones puras hasta aquí analizadas.
8
establecerse considerando preferentemente la gravedad del hecho cometido y la culpabilidad
del autor. Pasarían a segundo plano consideraciones preventivas especiales vinculadas a la
personalidad del autor u al pronóstico de reincidencia, limitándose la influencia de la
prevención general a una función residual, relacionada con evitar la imposición de una pena
tan reducida que suponga efectos contraproducentes para el control social.
La pena privativa de libertad, por estar orientadas a evitar la comisión del delito,
opera como garantía institucional de libertades y la convivencia armónica a favor del
bienestar general.
9
tendrá como objetivo principal el alejamiento del condenado para evitar la producción de
delitos.
Consideradas en los artículos 31º al 40º del Código Penal. Estas sanciones punitivas
limitan el ejercicio de determinados derechos económicos, políticos y civiles, así como el
disfrute total del tiempo libre. Son de tres clases:
Limitación de días libres (el condenado sólo debe internarse en un centro carcelario
por periodos breves que tienen lugar los días sábados, domingos o feriados) hasta por diez
horas semanales, a disposición de una institución pública para participar en programas
educativos, psicológicos, de formación laboral o culturales. O inhabilitación (incapacidades o
suspensiones que pueden imponerse a un condenado). Esta pena se puede extender de diez
a ciento cincuenta y seis jornadas de limitación semanales. Durante este tiempo el
10
condenado recibe orientaciones y realiza actividades adecuadas e idóneas para su
rehabilitación y formación.
2.4 Multa
La pena de multa obliga al condenado a pagar al Estado una suma de dinero fijada
en días multa. El importe del día multa es equivalente al ingreso promedio diario del
condenado y se determina atendiendo a su patrimonio, renta, remuneraciones, nivel de gasto
y demás signos exteriores de riqueza.( Art. N° 41 de CP) El importe de la multa no podrá ser
menor de veinticinco por ciento ni mayor del cincuenta por ciento del ingreso diario del
condenado cuando viva exclusivamente de su trabajo.
Por el contrario, las nuevas tendencias del Derecho Penal lo consideran como una
persona a la cual pese haber cometido un acto antijurídico, debe tener las posibilidades
necesarias de tomar conciencia de su acto, y en cuanto esto suceda, alcanzar una
resocialización que le permita una vez cumplida su sanción integrarse a la sociedad como un
elemento de bien.
Aquí hay que distinguir que, el sistema de penas preponderante, durante la vigencia
del abrogado Código Penal de 1924, contemplaba una diversidad de sanciones, de las cuales
la más privilegiada era la privación de la libertad (prisión, relegación, internamiento o
penitenciaria).
11
Estos sustitutos constituyen un acierto útil, desde una perspectiva previsionista y
resocializadora, donde existe –en teoría- un total respecto a los derechos fundamentales de
la persona.
El sistema penal en el Perú, determina que los fines de la pena, deben de cumplirse
en diferentes esferas (Policía Nacional, Ministerio Público, Poder Judicial, INPE) sin embargo
por cuestiones de presupuesto, ineficacia, burocracias y demás defectos del sistema esto no
se cumple a cabalidad.
Es por ello que la prevención no debe quedar en un aspecto romántico, sino que
debe existir una buena política criminal que incluya medidas legislativas acertadas con el
objetivo de realizar unos buenos programas preventivo sostenido en el tiempo.
12
PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD.
Pese a las críticas que ha sufrido la pena privativa de la libertad, sobre todo por los
defensores de la criminología critica, en la sociedad moderna, construida sobre la base de la
libertad individual, esta pena sigue siendo la sanción penal más adecuada para reprimir la
criminalidad especialmente grave. Por esta razón, a la pena privativa de la libertad no cabe
recurrir para reprimir cualquier delito, sino que debe reservarse para los hechos intolerables.
Borja Mappelli y Juan Terradillos, sostienen que la pena privativa de la libertad es "la
pérdida de libertad ambulatoria de un penado mediante su internamiento en un
establecimiento penitenciario durante un tiempo determinado previamente por una sentencia
judicial y ejecutado conforme a la legislación vigente de forma que favorezca la
resocialización".
Es una definición que, de una manera bastante clara, completa y coherente, reúne
los elementos actuales de lo que hoy queremos, pero no hemos logrado que sea la pena
13
privativa de la libertad. Sin embargo, todos estos elementos, que pertenecen más al campo
de los deseos que al de las realidades penales, no siempre se habían encontrado tan
reconocidos ni tan explícitamente mencionados, por lo que, aunque reconocemos un único
pero verdadero avance y evolución conceptual, nos ocuparemos de confrontarlos con la
realidad penitenciaria.
14
sumamente oscuros sobre el hoy controvertido origen del sistema penitenciario". Por lo
anterior, nos limitaremos a exponer las explicaciones más difundidas sobre el tema.
En síntesis, para estos pensadores el pacto social es la base del Estado y del
derecho. Y lo es porque los mismos individuos de la especie humana así lo han
deseado y querido mediante un desprendimiento y una cesión más o menos voluntaria,
consciente y limitada que han hecho de una parte de sus propias prerrogativas con el
objeto de terminar un estado de desorden en el que primaba la ley del más fuerte para
implantar un sistema nuevo en el que, por el contrario, se impone el orden y el respeto
a los derechos y a las prerrogativas ajenas.
15
pensadores, que, en síntesis, por considerar que los individuos tan solo colaboraron
con la entrega de una mínima parte de sus derechos y libertades en favor de la
sociedad, reservándose la gran mayoría de ellos para sí, plantean que las sanciones a
imponer no pueden desbordar las facultades concedidas, sino, por el contrario, que
deben observar los límites naturales de la necesidad y utilidad de la pena, pues, lo
contrario, sería tanto como aceptar que el Estado, por sus prerrogativas ilimitadas para
castigar, sería el depositario y administrador de la totalidad de derechos y libertades de
los individuos en la sociedad, lo cual no sucede ni es admitido por estos pensadores.
16
Con respecto a Howard, sostiene Sandoval Huertas que "toda la obra de este
autor no es otra cosa que una conmovedora y desgarrante denuncia sobre las
inhumanas condiciones de vida en que subsistían los privados de la libertad; ¿es
posible, entonces atribuirle contribución alguna a la institucionalización de esta pena?
Consideramos que no, pues su labor, precisamente, consistió en quejarse de ella. Es
tan ostensible la ausencia de responsabilidad de Howard en el nacimiento de la prisión
que Neuman, al señalarlo como iniciador de una corriente conocida como la reforma
carcelaria (transformación de los establecimientos correccionales en prisiones),
advierte que ello sucedió sin proponérselo el inglés".
17
bien nos hace suponer lo contrario: Una influencia europea sobre las instituciones
americanas.
3. El pensamiento de Foucault.
18
Para este autor, la prisión es el resultado de un híbrido entre el humanismo
punitivo que surgió a partir del liberalismo clásico y las necesidades del poder,
ocasionadas por el surgimiento de una nueva clase social y una nueva forma de
riqueza: "… Los sectores pobres de la población, gentes sin trabajo, tienen ahora una
especie de contacto directo, físico, con la riqueza. A finales del siglo XVIII el robo de los
barcos, el pillaje de almacenes y las depredaciones en las oficinas se hacen muy
comunes en Inglaterra, y justamente el gran problema del poder en esta época es
instaurar mecanismos de control que permitan la protección de una nueva forma
material de la fortuna… La segunda razón es que la propiedad rural, tanto en Francia
como en Inglaterra, cambiará igualmente de forma con la multiplicación de las
pequeñas propiedades como producto de la división y delimitación de las grandes
extensiones de tierras. Los espacios desiertos desaparecen a partir de esta época y
paulatinamente dejan de existir también las tierras sin cultivar y las tierras comunes de
las que todos pueden vivir; al dividirse y fragmentarse las propiedades, los terrenos se
cierran y los propietarios de estos terrenos se ven expuestos a depredaciones. Sobre
todo entre los franceses se dará una suerte de idea fija: el temor al pillaje campesino, a
la acción de los vagabundos y los trabajadores agrícolas que, en la miseria,
desocupados, viviendo como pueden, roban caballos, frutas, legumbres, etc. Uno de
los grandes problemas de la Revolución Francesa fue el hacer que desapareciera este
tipo de rapiñas campesinas… ".
Para una cabal comprensión del tema del que nos ocupamos en este capítulo,
primero analizaremos las diferentes funciones que en las distintas etapas de la historia
se le han otorgado a las penas en general, y, posteriormente, pasaremos a analizar las
diferentes teorías que se han elaborado sobre esas bases y fundamentos históricos.
20
Para este propósito de dilucidación histórica, consideramos pertinente utilizar y
basarnos en la perspectiva señalada por Emiro Sandoval Huertas1, quien, para
ilustrarnos sobre los fines de las penas a través de la historia, ha elaborado una clara y
sensata clasificación que consta de cuatro etapas o fases, que son: la fase vindicativa,
la fase expansionista o retribucionista o de la explotación oficial del trabajo del recluso,
la fase correccionalista y la fase resocializante.
A. La fase Vindicativa.
Caracterizase esta etapa por ser la venganza el fin primordial de la pena, que,
en un primer momento, fue aplicada de acuerdo a los postulados de la ley del talión y,
posteriormente, en conjunto con las disposiciones que señalaba la composición cuanto
a la ley del talión, debemos decir que consistía en la venganza por excelencia, pues el
castigo a imponer al autor del daño consistía en la misma conducta nociva que él había
realizado. Por lo que, en consecuencia, podemos afirmar que, bajo el imperio de esta
forma de sancionar, operaba una completa deducción desde la conducta dañina hasta
la materialidad del castigo a imponer.
21
intereses del clan o de la tribu o de la organización social de imponer el castigo
correspondiente a esa conducta. Así, bajo esta figura de la compositio, comienzan a
operar otras como la de la posibilidad de la víctima de renunciar a su derecho de tomar
venganza mediante una indemnización que debía sufragar el agresor.
Esta forma de justicia, compuesta por la ley del talión y la compositio, fue
especialmente consagrada en el código de Hammurabi, que, según los expertos, fue
probablemente concebido entre los años 1792 A.C. y 1748 A.C.; así como también
consagrada en la ley de las XII tablas, formadas durante el siglo IV A.C.; y en la
partidas de Alfonso El Sabio, en las que al concebirse expresamente a la cárcel como
un lugar para la custodia pacífica y no tormentosa ni martirizante de los prisioneros,
nos enseña la finalidad vindicativa, compuesta por ese castigo que se aplicaba con
posterioridad a ese encierro preventivo.
En efecto, hacia el siglo XIV, cuando todavía se contaba con grandes niveles
poblacionales que permitían el exitoso desempeño de las actividades productivas y
degenerativas como la guerra, la política punitiva continuaba siendo principalmente la
de la vindicta. Sin embargo, ya en las proximidades del siglo XVI, cuando la situación
22
poblacional cambió radicalmente como consecuencia de las enfermedades y de las
guerras que diezmaron la población, varió igualmente el pensamiento sancionatorio,
que, como un sirviente de las clases poderosas, se orientó a la corrección de estos
fenómenos poblacionales y a la disminución de sus nefastas consecuencias.
23
De estas alianzas, por ejemplo, surgieron las nuevas concepciones sobre la
mendicidad, que de haber sido vista como un elemento saludable y necesario para la
salvación del hombre, pues por ella se hacía posible la realización de las ideas de la
caridad y de la compasión cristiana, pasó a ser considerada como un delito durante la
etapa de la escasez poblacional.
Así, de este respaldo religioso se deriva el hecho de que la mendicidad del siglo
XVI, que es cuando comienzan a evidenciarse los problemas poblacionales en la
sociedad, pudiera haber sido llevada a los terrenos del derecho penal para ser
sancionada conforme a sus disposiciones. De elemento útil y saludable para la
sociedad, pasó a ser el mendigo un vil y burdo delincuente, que, como tal, debía
reparar su falta y de paso reconciliarse con Dios.
24
Es curioso, pero la doctrina que atribuía el pecado de la mendicidad igualmente
establecía la reconciliación divina en hechos del todo favorables a las clases que
requerían del elemento humano: mediante trabajo. De esta manera, si el mendigo era
un pecador porque no trabajaba volvería a ser un hijo de Dios mediante el trabajo, pero
mediante el trabajo que le designara la sociedad, por lo que era completamente viable
encontrar a estos hombres en las labores comerciales, militares o de producción.
Tenemos que estas nuevas formas punitivas, son, principalmente, las galeras,
la deportación, los presidios y el internamiento en las casas de corrección6. Todas
ellas, dedicadas a disminuir las nefastas consecuencias de la escasez de la mano de
obra en la sociedad.
Así, y no por casualidad ni por misericordia humana, operó, durante los siglos
XV y XVI, el gran viraje de la política punitiva y el reconocimiento de una nueva función
para la tarea sancionatoria, consistente en la explotación oficial del trabajo del recluso
mediante el apoyo de la religión y de los centros de poder de la época.
25
De lo anterior, podemos afirmar que, en relación con la fase precedente, la de la
vindicta, operan cambios fundamentales en relación con la concepción de la función o
funciones de la pena. Esto, porque mientras en la vindicta la pena implicaba un mero
castigo para la reparación del daño que se había causado a una determinada persona,
en cambio, en la etapa que nos ocupa, ese mismo castigo representaba la
reconciliación con la sociedad, con la víctima y con la divinidad, pues la conducta
nociva implicaba una ofensa a estos tres órdenes.
Variado el fin principal de la pena, es, entonces, obvio que también las penas
varíen para la consecución de ese nuevo fin, que fue lo que sucedió en la etapa de la
explotación oficial del trabajo del recluso, en la que, en aras de explotar esa inutilizada
y bastante necesitada capacidad laboral, se diseñaron unas actividades sancionatorias
que permitieran la inserción de ese recluso a los campos militares, comerciales o
productivos.
C. Fase Correlacionista.
Nótese, entonces, que podemos encontrar varios aspectos dentro de esta fase,
entre los que se destacan el hecho de la realización de una ejecución punitiva
condicionada a la obtención de un determinado fin: la corrección del delincuente; y, en
26
segundo lugar, el hecho de que los resultados esperados sobre la realización de ese
esfuerzo punitivo tendiente a la corrección delincuencial, se esperan para el futuro, es
decir, para el momento de la terminación de la ejecución punitiva.
Ahora, como es obvio que cada clase social que haya detentado el poder ha
establecido, o, por lo menos, intentado establecer, el sistema que más le convenga y
que más se ajuste a sus necesidades y a sus beneficios, no consideramos, en
consecuencia, desacertado sostener que la nueva clase burguesa haya amoldado al
derecho penal para lograr su consolidación y perpetuidad en el poder sobre la
sociedad, así como para obtener los máximos beneficios que de esa situación pudieran
derivarse.
27
A lo anterior, podemos también agregar que si los problemas poblacionales
habían originado durante el siglo XV una nueva orientación y una nueva filosofía
finalística de la pena, eliminada esta causa debería de nuevo modificarse la estructura
punitiva, como en efecto sucedió en los finales del siglo XVIII con la estructuración y
adopción de una nueva forma sancionatoria que no pretendía ya explotar la capacidad
laboral del recluso: la pena privativa de la libertad.
28
al individuo no es nada distinto a someterlo a las necesidades burguesas, a pacificarlo
en favor de una clase que lo necesita bajo determinadas condiciones y en
determinados casos y aspectos. Por eso, se diseña una pena, que, como la privación
de la libertad, permite la vigilancia y la influencia constante; así como también se
diseñan unas protecciones adicionales en favor de esa clase que teniendo el poder en
sus manos orienta el derecho penal hacia su favor y sus conveniencias, como sucede
con la elaboración de los tipos penales que protegen principalmente a la propiedad
privada, pero que la protegen de tal forma que sean los que no la poseen ni la detentan
quienes sufran la certeza del castigo punitivo.
D. Fase de Resocialización.
29
equitatividad en la distribución del ingreso, produjo una nueva forma de pensar que
incluso llegó a extenderse a los campos del derecho penal.
30
para la protección de los intereses de la recientemente ascendida clase burguesa,
hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX ya era otra la realidad mundial que
imperaba, lo que, a nuestro juicio, constituye una razón suficiente para asignar otro tipo
de tareas a la práctica punitiva y, por lo tanto, para presumir que esas nuevas tareas
originaron una nueva fase punitiva.
Para una mayor claridad, debemos decir que entre la fase de la corrección y la
fase de la resocialización media una muy importante diferencia, pues si, en términos
formales, en la primera se trataba de corregir a las personas sometidas a la pena
privativa de la libertad, en la segunda, mientras tanto, se trata es de reinsertar al
delincuente a la sociedad. Consideración, a su vez, de la que se deriva algunas
distinciones de tipo metodológico, que principalmente se centran en el ámbito de la
ejecución de la pena, es decir, al interior de los centros de reclusión.
31
CAPIÍ T ULO SEGUNDO
PENA DE MUERTE.
1. ANTECEDENTES.
1.1. Historia:
En Roma el primer delito castigado con la pena de muerte fue el PERDUELLIO, por
traición a la patria, más adelante en las XII Tablas, se reglamentó también para otros delitos y
era esta, la pena imperante; un tiempo después y aunque sin ser abolida cayo en desuso,
restableciéndose posteriormente con los emperadores.
Así pues esta sanción es conocida desde los primeros tiempos de la humanidad, y
puede decirse que en todas las culturas, teniendo algunas variantes como por ejemplo el tipo
de delitos por los que se imponía, siendo el mas común el delito de homicidio.
Las formas de ejecución de la pena fueron muy variadas de acuerdo a los usos y
costumbres de los diferentes pueblos, había entre otras: la lapidación, la rueda, el garrote, la
hoguera, todas eran formas muy crueles ya que su finalidad consistía en imponer el mayor
sufrimiento al delincuente condenado a dicha pena.
32
Durante la vigencia de las XII Tablas, la autoridad podía dejar la aplicación del Talión
al ofendido o a sus parientes, sin embargo existían también funcionarios encargados de la
ejecución.
Por lo que respecta a las sociedades precolombinas, se sabe que aplicaban las
penas consistentes en palo tormentos o la muerte, siendo el gran sacerdote quien las
imponía, éste no solo ordenaba las ejecuciones, sino que luego se cumplían
inexorablemente.
Entre los aztecas, las leyes se caracterizaban por su estricta severidad, entre las
penas existentes, se encontraba, la lapidación, el descuartizamiento, la horca y la muerte a
palos o a garrotazos, y aun cuando las cárceles no tuvieron ninguna significación también
existia la pena de la pérdida de la libertad.
También en el pueblo de los tarascos existía la pena de muerte y en los delitos como
adulterio, la pena era impuesta no sólo al adultero, sino que esta trascendía a toda su familia.
En cuanto al pueblo maya, al traidor a la patria se le castigaba con la pena de muerte, y
existían también otras penas como la lapidación, si bien existieron algunas diferencias en
cuanto a los delitos por los que se aplicaba, asi como la forma de ejecutarla, se puede afirmar
que fue común a todas las culturas en la antigüedad.
33
En el siglo XX la pena de muerte se aplicó a discreción en la mayoría de las
sociedades americanas, sin embargo, la prevalencia del casicazgo político, el ejercicio
indiscriminado del poder por los dictadores que se encuentran al servicio de las oligarquías
nacionales y de ciertas potencias extranjeras, que vieron en esa situación oportunidades para
justificar y consolidar sus pretensiones imperiales sobre países a dominar, es decir el abuso
de esta sanción, motivado por la injusticia social, trajo como consecuencia la confusión entre
los criterios humanistas radicales que pugnan por la necesidad ya no de disminuir su
aplicación sino de lograr su abolición, desconociendo de esta forma su utilidad y justificación.
China siguió siendo el mayor ejecutor del mundo, aunque se desconoce la verdadera
magnitud del uso de la pena de muerte en ese país, pues los datos al respecto están
clasificados como secreto de Estado. En la cifra global de 690 ejecuciones no están incluidas
las miles que se cree que se han llevado a cabo en China. Excluyendo a China, el 78% de las
ejecuciones conocidas tuvieron lugar en tan sólo cuatro países: Arabia Saudí, Irán,
Vietnam e Irak.
Irán ejecutó a 253 personas, lo que supone un descenso de las ejecuciones del país
del 50% con respecto al año 2017 donde la cifra fue de 507 ejecuciones. Al menos siete
personas fueron ejecutadas por delitos cometidos cuando eran menores de 18 años.
Irak ejecutó a 52 personas en 2018, un importante descenso con respecto a 2017 cuando
fueron ejecutadas 125 personas, mientras en Pakistán las ejecuciones cayeron a 14 personas
en 2018, de las 60 de 2017. Somalia redujo sus ejecuciones de 24 en 2017 a 13 en 2018.
Vietnam ejecutó 85 personas durante 2018, colocando al país entre los cinco primeros del
mundo.
34
normas internacionales sobre juicios justos. Tal incumplimiento supuso la obtención de
“confesiones” mediante tortura u otros malos tratos, entre otros lugares, en Bangladesh,
Bielorrusia, Egipto, Malaysia, Corea del Norte, Pakistán, Arabia Saudí, Singapur, Vietnam,
China, Irak e Irán.
2. DEFINICIÓN.
"Sanción penal que ordena la privación de la vida al delincuente. Ejecución que tiene
muchas variantes, pero en común deben matar a quien se aplique". Privación de la vida
impuesta por los tribunales del Estado. La pena consiste en ejecutar al condenado. La pena
de muerte, es "la sanción jurídica capital, la más rigurosa de todas, consistente en quitar la
vida a un condenado mediante los procedimientos y órganos de ejecución establecidos por el
orden jurídico que la instituye".
Para Ignacio Villalobos la pena de muerte o pena capital es "la privación de la vida o
supresión radical de los delincuentes que se considera que son incorregibles y altamente
peligrosos". Por lo tanto se concluye que la pena de muerte es la eliminación definitiva de los
delincuentes que han demostrado ser incorregibles y por lo tanto un grave peligro para la
sociedad.
3. LEYES EN EL PERÚ.
Por último tenemos el más reciente proyecto de ley N° 2482/2017-CR presentado por
la congresista Úrsula Letona. Este proyecto propone, además de varias modificaciones al
Código Penal, reformar el artículo 140° de la Constitución para restablecer la pena de muerte
para violadores de menores de siete años de edad.
Este proyecto propone una forma de “esquivar” las obligaciones internacionales del
Estado peruano muy similar a la del proyecto de ley N° 2069/2017-CR. Nos dice que como en
la Constitución de 1933 se dispuso que el legislador pueda regular la aplicación de la pena de
muerte, éste lo hizo insertando tal pena para el delito de violación sexual de niños y niñas de
siete años de edad o menos a través del Decreto Ley N° 20583 publicado en abril de 1974
(que modificó el Código Penal de 1924). Esta pena, según el punto de vista del proyecto de
ley, estuvo vigente en nuestro país hasta la Constitución de 1979 que, como sabemos, redujo
el ámbito de aplicación de la pena letal.
Por ello, el proyecto refiere que como el Perú ratificó la CADH recién en 1978, y como
en dicha fecha se encontraba contemplada la pena de muerte para los violadores de menores
de siete años, mal podría decirse que se está añadiendo un nuevo supuesto de aplicación de
esta pena, pues, tan solo se estaría restableciendo algo que al momento de la ratificación del
tratado se encontraba vigente en el Perú.
Ahora bien, para el análisis que aquí importa solo es necesario atender los proyectos
de ley 2069/2017-CR y 2482/2017 ya que son los que de alguna manera si tratan de justificar
la convencionalidad de sus propuestas. Aunque claro, hay que decirlo también, el sustento
que estos proyectos presentan para dicho fin es el mismo que en el año 2012 sustentó el
proyecto de ley N° 1173/2011-CR presentado por la ex congresista Luisa María Cuculiza.
36
pena de muerte, los incisos 2 y 3 de dicho artículo establecen, respectivamente en lo que nos
interesa, que la pena de muerte no se extenderá en su aplicación para delitos a los cuales no
se aplique al momento de la ratificación y que no podrá restablecerse dicha pena en los
Estados que la han abolido.
¿Esto significa que el Estado peruano pueda volver a introducir dicha pena para ese
delito, tal y como proponen los anotados proyectos de ley? En los términos del inciso 3 del
artículo 4° es claro que no. La Corte IDH ha referido que esta disposición normativa prohíbe
de modo absoluto el restablecimiento de la pena capital si es que el Estado ya ha conseguido
eliminarla para algún o algunos delitos y, en consecuencia, la decisión estatal, cualquiera sea
el tiempo en que se adopte, en el sentido de abolir la pena de muerte se convierte, ipso jure,
en una decisión definitiva e irrevocable.
Este no es un estándar que esté dirigido únicamente a los Estados que han
conseguido abolir totalmente la pena de muerte en su legislación como parecen sugerir
erradamente los proyectos legislativos. Se trata más bien de un estándar que busca evitar
que cuando un Estado elimina la posibilidad de aplicar la pena capital para determinado
delito, pueda luego en el futuro intentar restablecer dicha posibilidad. La interpretación
restrictiva sobre las posibilidades de la aplicación de la pena de muerte que impone el propio
artículo 4° y el artículo 29°, literal a), así lo mandan.
37
Políticos (“PIDCP”) que ratificó en abril de 1978 y cuyo artículo 6° norma todo lo concerniente
al derecho a la vida y, cómo no, lo relativo a la pena de muerte también.
Algunos pudieran pensar que, al igual que en el caso de la CADH, esta barrera se
solucionaría denunciando el PIDCP, sin embargo, hay una precisión importantísima que hacer
al respecto. En el mismo párrafo 38 de este proyecto el aludido Comité refiere que, como el
PIDC no tiene disposición alguna relativa a su terminación, no existe la posibilidad de que los
Estados lo denuncien. Es decir, legalmente es imposible desvincularse del aludido pacto
(como si puede ocurrir en el caso de la CADH).
38
También se sustenta que las penas deben tener como base la necesidad de expiación. Por
otro lado, se fundamenta en las Teorías Absolutas de la pena, cuya máxima era la pena justa
(punitur quia peccatum est). Estas teorías se basan en la libertad e igualdad naturales de
todos los hombres. Por lo tanto, cuando un hombre comete un delito, se ha de retribuir al
autor del delito con una pena equivalente al mal que ha ocasionado.
39
4.2. Corrientes que la justifican:
Lucio Anneo Séneca, gran exponente de la literatura latina y gran representante del
estoicismo ecléctico, con su obra "DE IRA", para él, los criminales son considerados como el
resultante de un conjunto de anomalías mentales y biológicas, cuya eliminación sólo es
posible conseguir mediante la muerte. Decía el autor: "…y que reserve el último, de tal forma
que nadie muera, sino aquel cuya muerte es para él mismo un beneficio".
Santo Tomas de Aquino, en su máxima obra "La suma teológica" (parte II, cap. 2,
párrafo 64) sostiene que "todo poder correctivo y sancionatorio proviene de Dios, quien lo
delega a la sociedad de hombres; por lo cual el poder público esta facultado como
representante divino, para imponer toda clase de sanciones jurídicas debidamente instituidas
con el objeto de defender la salud de la sociedad. De la misma manera que es conveniente y
lícito amputar un miembro putrefacto para salvar la salud del resto del cuerpo, de la misma
manera lo es también eliminar al criminal pervertido mediante la pena de muerte para salvar
al resto de la sociedad".
40
las de los sujetos que lo integran, siendo admisible que en función de las necesidades
sociales se tenga que sacrificar en ocasiones la vida de uno de ellos, para defender la vida y
seguridad de todos.
Como se puede inferir, la pena de muerte para algunos es lícita porque la sociedad la
utiliza como medio de conservación; insustituible porque es ejemplar como ninguna otra
pena; para otros es necesaria porque constituye un medio de legítima defensa para la
sociedad; nosotros estamos de acuerdo en que la pena de muerte es eliminatoria y selectiva,
asi como intimidatorio y justa pero sobre todo necesaria.
Como puede verse claramente al ilustre humanista no puede bajo ningún concepto
considerársele como abolicionista de la pena de muerte, en todo caso la limita a ser aplicada
en casos determinados, pero no obstante toma los principios de incorregibilidad y
peligrosidad para la necesidad de la imposición de la pena, así mismo podemos ver que para
Beccaria la pena de muerte también tiene efectos intimidatorios y de ejemplaridad.
41
5. EN CONTRA DE LA PENA DE MUERTE
No disuade contra el crimen. Los países que mantienen la pena de muerte suelen
afirmar que es una forma de disuasión contra la delincuencia. Esta postura ha sido
desacreditada en repetidas ocasiones. No hay pruebas que demuestren que es más eficaz
que la cárcel a la hora de reducir el crimen.
42
Hasta el siglo XVIII, la potestad de la sociedad de aplicar la pena de muerte en
determinados casos a uno de sus individuos, no se discutía. En las distintas culturas variaban
las formas de ejecución, los delitos merecedores de la pena capital, la discriminación entre
ciudadanos libres y esclavos en cuanto a su aplicación, los atenuantes o agravantes
contemplados, etc., pero la pena de muerte en sí no se cuestionaba, y el discurso favorable a
su aplicación apenas sufrió alteraciones a lo largo de los siglos.
43
delitos), y que por otro lado se empiezan a buscar métodos de ejecución más rápidos y
menos dolorosos, como a guillotina.
44
lugar de quién va a sufrir la ejecución, en el momento en que la pesada cuchilla que cae
muerde la carne, rompe los nervios, chafa las vértebras?" Víctor Hugo. El último día de un
condenado (1829). "Y creéis que porque una mañana levanten una horca en sólo unos
minutos, porque le pongan la soga al cuello a un hombre, porque un alma escape de un
cuerpo miserable entre los gritos del condenado, ¡todo se arreglará! ¡Mezquina brevedad de
la justicia humana! (...) Nosotros, hombres de este gran siglo, no queremos más suplicios. No
los queremos para el inocente ni para el culpable. Lo repito, el crimen se repara con el
remordimiento y no por un hachazo o un nudo corredizo. La sangre se lava con lágrimas y no
con sangre." Víctor Hugo. Escritos sobre la pena de muerte
Su hijo Carlos Hugo, periodista, siguió sus pasos: en 1851 fue acusado de "haber
faltado el respeto debido a la Ley", por haber escrito un artículo en el que describía una
reciente ejecución dantesca y brutal. La defensa que en aquella ocasión llevó a cabo su
padre ante el tribunal se hizo famosa: "Verdaderamente, señores jurados, el hecho que dio
pie al supuesto delito que se imputa al redactor de 'L'Evenement' fue espantoso. Un hombre,
un condenado a muerte, un miserable, se ve arrastrado una mañana hasta la plaza pública;
allí distingue el cadalso. Se revuelve, forcejea, rehúsa la muerte. (...) Se traba una lucha
espantosa (...) La lucha se prolonga y el horror hace enmudecer a la multitud (...) Por la tarde,
después de contar con el necesario refuerzo del verdugo, amarraron al criminal de modo que
quedara convertido en una masa inerte (...) Nunca la muerte legal había parecido tan
abominable y tan cínica."
45
Tolstoy, en 1857, al presenciar por casualidad una ejecución, se sintió
profundamente impresionado. Dentro del contexto de su actitud pacifista global, se manifestó
en distintas ocasiones en contra de la pena de muerte.
Ya en el siglo XX, sin duda el escritor posicionado con más firmeza contra la pena de
muerte es Albert Camús: "La pena capital es la forma más premeditada de asesinato, con la
que ningún acto criminal se puede comparar, por muy calculado que éste sea. Para que
existiera un equivalente, la pena de muerte debería castigar a un criminal que hubiera
avisado a su víctima de la fecha en la que le provocaría una muerte horrible y que, desde ese
momento, la hubiera mantenido confinada durante meses a su merced. Un monstruo así no
se encuentra en la vida real." "Si el crimen pertenece a la naturaleza humana, la ley no
pretende imitar o reproducir tal naturaleza. Está hecha para corregirla."
46
capital: "El patíbulo no es sólo un instrumento de muerte, sino también un símbolo. El símbolo
del terror, de la crueldad y del desprecio por la vida. Es el denominador común de la ferocidad
primitiva, del fanatismo medieval y del totalitarismo moderno."
A estos escritores hay que añadir, entre otros, a Azorín, Miguel de Unamuno, Valle-
Inclán, José Saramago, Salman Rushdie, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y
Truman Capote.
El impulso mayor se produjo tras la Segunda Guerra Mundial. A medida que fue
creciendo el movimiento en pro de los derechos humanos fue aumentado también la
tendencia a favor de la abolición de la pena capital. Primero la proclamación de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de las Naciones Unidas en 1948,
y posteriormente, el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte (1989), junto con distintos
documentos regionales, fueron consolidando el movimiento abolicionista.
47
El primero está referido a que se prohíbe extender la pena de muerte para delitos que
no estén contemplados con anterioridad en cada país, mientras que el segundo señala que
ningún país puede interpretar la Convención para limitar la libertad de sus ciudadanos, según
precisa la coordinadora académica y de investigaciones del IDEHPUCP, Renata Bregaglio.
Hace 39 años, cuando el Perú ratificó el tratado, estaba vigente la pena de muerte
para delitos de traición a la Patria en caso de guerra exterior, homicidio calificado y otros
supuestos. Sin embargo, cuando se creó la Constitución de 1979, solo se mantuvo la pena de
muerte por traición a la Patria y se eliminaron los delitos antes mencionados.
¿Qué dice la Constitución del Perú de 1993? El artículo 140 indica que “la pena de
muerte solo puede aplicarse por el delito de traición a la patria en caso de guerra, y el de
terrorismo, conforme a las leyes y a los tratados de los que el Perú es parte obligada”.
“Nunca se ha hecho efectiva (la pena de muerte) porque me parece que el desarrollo
y el avance del Estado de derecho ha impedido que propuestas de esta naturaleza, contrarias
al espíritu del Estado democrático, a los compromisos internacionales del propio Estado y al
contenido mismo de la norma constitucional, hablo de la del 79 y la del 93, se pueda
materializar”, afirmó.
La pena de muerte fue admitida por la ley 49, el proyecto de Tejedor de 1881, el
código de 1886, la Ley de Reformas 4189 (22-8-903) y la Ley de Seguridad Social 7029 (30-
6-1910), asi como los Proyectos de 1891 y 1906 y el Proyecto de Reformas del Senado de
1933. La eliminó el Proyecto de 1917 y sus razones fueron la falta de derecho de matar al
semejante, la irreparabilidad del mal, la necesidad de que el condenado viva para reparar el
perjuicio causado a la víctima y a la familia, la imposibilidad de un diagnóstico de
incorregibilidad absoluta del autor en cuya virtud puede afirmarse que sea necesario matar,
48
las contadísimas ocasiones en que se aplicó la pena de muerte establecida en el Código de
1886 y finalmente, la tendencia abolicionista de la legislación comparada.
La ley 20509 privó de eficacia a esas disposiciones, pero luego la ley 21.338 restauró
la vigencia de la pena de muerte para muchos delitos. Finalmente la ley 23077 eliminó del
Código Penal la pena de muerte y está prohibido su restablecimiento (art. 75 inc. 22 CN y
Convención Americana sobre los Derechos Humanos art 4º inc. 3º ). Las razones jurídicas
fundamentales para excluir la pena de muerte del derecho penal común son, por una parte,
que ella implica el abandono del fin individual de la pena, porque no tiende a la readaptación
del delincuente.
8. TIPOS DE EJECUCIÓN
Decapitación
Ahorcamiento
inyección letal
49
principio de la historia la pena fue el impulso de la defensa o de la venganza, es decir, la
consecuencia de que un ataque injusto.
Fernando CastellanosTena dice que "es castigo legalemente impuesto por el Estado
al delincuente, para conservar el orden juridico"; para Constancio Bernardo Quiroz, citado por
Castellanos Tena, la pena es "la reacción social jurídicamente organizada contra el delito".
Para Ignacio Villalobos, es "un castigo impuesto por el poder publico, al delincuente, con base
en la ley, para mantener el orden juridico".
De lo anterior podemos establecer que Edmundo Mezger, Von Lizt, Ignacio Villalobos,
asi como Castellanos Tena, estaban de acuerdo en que la pena es un castigo, un deterioro o
mal contra el delincuente. Para estos autores el castigo tiene varias causas inmediatas; para
Castellanos Tena y Mezger, es la misma ley para mantener con ello el mismo orden juridico
establecido, para el último la pena se impone como una retribución y es consecuencia del
acto, adecuada al mismo; para Von Lizt, esta se aplica en base a la reprobación social del
acto.
Constancia Bernoldo Quiroz no considera a la pena como un mal, sino que lo enfoca
como dialéctica, pues la considera como la antitesis de la conducta y el delito, lo cual debe
50
ser legal. Raul Carranca y Trujillo, no consideran a la pena como un castigo, sino como una
medida de readaptacion. De todo lo anterior se puede concluir que los autores mencionados
consideran a la pena como dos direccionales: como un castigo y como un medio para
alcanzar otros fines determinados. En conclusión, el concepto de pena implica el castigar a
quien resulte penalmente responsable de un ilìcito; es la reacción legal que el Estado tiene y
utiliza contra quien demuestre ser un peligro para la sociedad; la pena es el medio que
responde a la justicia.
CONCLUSIONES
51
la selección de penas y a su ejecución, asociando a cada figura delictiva dos o más penas
alternativamente para que la decisión judicial pueda adecuarla mejor a la personalidad del
condenado.
52
• La pena de muerte no debe aplicarse, ya que está demostrado que en donde
ésta se ha aplicado no ha disminuido el crimen. Los criminales son víctimas de la sociedad, y
por eso deben regenerárseles e insertárseles en la sociedad.
53
BIBLIOGRAFIA
1. HANS-HEINRICH, Jescheck (octubre 2014). Tratado de Derecho Penal,
Volumen II, Parte General. Instituto Pacifico.
2. PRADO SALDARRIAGA, Víctor, Política Criminal Peruana, Lima, 1985.
3. PROLEON PONCE, Gustavo Juan (2015). Pena privativa de la libertad y
regímenes penitenciarios:
https://www.monografias.com/trabajos89/pena-privativa-libertad-y-
regimenes-penitenciarios/pena-privativa-libertad-y-regimenes-
penitenciarios.shtml
4. LEON FULCA, Joaquin Leon (2017). Leyes y más:
http://www4.congreso.gob.pe/historico/cip/materiales/extorsion/Teorias
_pena_investigacion.pdf
5. Amnistía (2018): https://www.es.amnesty.org/en-que-
estamos/temas/pena-de-muerte/
6. CNN Español (2018). https://cnnespanol.cnn.com/2018/08/02/pena-de-
muerte-mundo-datos-estados-unidos-america-latina/
7. Amnistia (2017). http://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/pm-
abolicion.html
8. PEREZ ROJAS, JOSE (2016). La pena de muerte:
https://www.monografias.com/trabajos11/penmu/penmu.shtml
9. Reportajes américa (2016).
https://www.americatv.com.pe/noticias/actualidad/pena-muerte-que-no-
puede-aplicarse-pais-n297375
10. BOLAÑOS SALAZAR, Elard Ricardo (2017). Un nuevo debate:
https://laley.pe/art/5182/la-pena-de-muerte-en-el-peru-de-nuevo-en-
debate
11. PAREDES CARRANZA, Cinthia (2018). Contra argumentos:
http://elfanzinedemalbicho.blogspot.com/2009/01/dossier-pena-de-
muerte-argumentos-favor.html.
12. Código Penal Peruano de 1991.
54