Resumen Cap 6 Fisica Ucsm Libro

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CAPITULO 6

LA REBELION

En este capítulo se muestra Newton volvía a encontrarse en un estado de éxtasis. Si las matemáticas y
la óptica habían perdido su capacidad de dominarle, era porque otros estudios las habían suplantado.
Uno de los estudios era la química. Collins mencionó dos veces su ensimismamiento en cartas a
Gregory. Newton comenzó a interesarse más en la alquimia La habilidad de Newton para organizar lo
que aprendía, de forma que podía recuperarlo, era un importante aspecto de su genio. Años más tarde,
en un documento que preparaba para la Casa de la Moneda, describió un proceso para refinar oro y
plata con plomo que había registrado en aquel tiempo, y utilizó parte de las notas redactadas cincuenta
años antes. El orden en el que se desarrolló el cuaderno químico de Newton resulta significativo.

Newton no tropezó con la alquimia, descubrió su absurdidad y se encaminó hacia una química seria y
«racional».

Su lectura de la alquimia no se redujo a la palabra impresa. Entre sus manuscritos se encuentra un


grueso muestrario de tratados alquímicos, no impresos en su mayoría y escritos, al menos, por cuatro
manos diferentes.

La alquimia fue el tema inicial de la correspondencia que mantuvo con Boyle a partir de 1676. Su
amistad con John Locke y Fatio de Duillier estaba relacionada con la alquimia, aunque se iniciara con
ambos a fines de los años ochenta. Aparte de eso, nada más. Una de las mayores pasiones de su vida
—según se desprende de un gran conjunto de documentos que se extiende a lo largo de treinta años—

De esta forma, su lectura de la literatura alquímica corrió paralelamente a la experimentación del


laboratorio. Sin embargo nunca dejo su primera pasión ser filosofo Mecánico en su sentido más
estricto y trascendente, Siempre creo que las magnitudes de movimiento constituían la realidad básica
Si, como sugiere la evidencia del manuscrito, la intensa actividad de Newton en la alquimia se redujo
por un tiempo después de los primeros años de la década, no le faltaron otros intereses. Sus
documentos muestran cómo en ese tiempo comenzó a interesarse por un nuevo campo de estudio, la
teología. Quizá sea equivocado llamarlo «nuevo». Al margen de que sea posible especular sobre la
lectura de la biblioteca de su padrastro, existen sólidas pruebas de su temprano interés por la teología.
Cuatro de los diez libros que compró poco después de su llegada a Cambridge

Sin embargo, su primer cuaderno teológico está lleno de referencias a las profecías. Ya en los años
setenta, creía que la esencia de la Biblia era la profecía de la historia de la humanidad, más que la
revelación de verdades sobre la vida eterna que excedían a la razón humana. Ya en aquel tiempo creía
en lo que más tarde sostendría sobre la Revelación: «No existe un libro, en todas las escrituras, tan
recomendado y celosamente guardado por la providencia como éste Por la verdadera Iglesia —a quien
se dirigían las profecías—, Newton no entendía a todos los que se llamaban a sí mismos cristianos
«sino a un grupo, un escaso número de personas aisladas.

Mientras se aproximaba a la recta final, su carrera se enfrentó a otra crisis. De hecho, había un medio
de escapar. Cualquier estatuto podía alterarse por medio de una dispensa real. A fines de 1674, Francis
Aston, el fellowa quien Newton escribió en 1668, intentó obtener una dispensa para evitar la
ordenación. No obstante, parece más plausible que fuera Isaac Barrow quien rescatara a Newton del
temido olvido. Una dispensa era una actuación real, y Barrow era quien sabía lo que acontecía enla
corte.

Una vez más, antes de que llegara a estallar, la crisis que amenazaba la carrera científica de Newton
se diluyó. Por fin, a pesar de una gran herejía que le hubiera convertido en un paria, había superado el
obstáculo final y se encontraba seguro en su santuario. Había demostrado una nueva faceta de su
genio: podía tener su pastel y comerlo también.

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