Pensamiento Del Siglo XX Frente A Albert Einstein

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EINSTEIN Y LA FILOSOFÍA ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

CLXXXIII 728 noviembre-diciembre (2007) 833-853 ISSN: 0210-1963


DEL SIGLO XX

José Manuel Sánchez Ron

ABSTRACT: The philosophical influences that helped Albert


Einstein to build the special relativity theory are studied as his RESUMEN: Se analizan las influencias filosóficas que ayudaron
philosophical opinions changed as time passed to adapt to the a Albert Einstein en la construcción de la teoría de la relatividad
content of his physics: this characteristic was particularly espe- cial, y cómo sus opiniones filosóficas cambiaron con el
tiempo para adecuarlas al contenido de su física, un rasgo que es
notorious in connection with the general theory of the relativity.
especialmente notorio con relación a la teoría general de la
The reception of Einstein’s relativity in the Philosophy World is
relatividad. Asimismo, se considera la recepción de la relatividad
studied too, first of all in the German-speaking world (Schlick,
einsteiniana en el mundo filosófico; primero en el de habla
Cassirer, Reichenbach, Carnap y Popper), next in the British one
alemana (los casos, especialmente, de Schlick, Cassirer,
(Russell, idealism versus realism), then in the US (Bridgman,
Reichenbach, Carnap y Popper), británico (Rus- sell, idealismo
operationalism) and also in the Spanish world (Ortega y Gasset).
versus realismo), estadounidense (operacionalismo, Bridgman) y
KEY WORDS: Einstein, Relativity, Philosophy. español (Ortega y Gasset).

PALABRAS CLAVE: Einstein, relatividad, filosofía.

centenario de la publica-
No siempre las grandes contribuciones científicas tienen
dimensiones filosóficas; esto es, utilizan a la filosofía
en su génesis, o influyen en la filosofía una vez
instaladas en el corpus científico. Con Einstein y sus
dos teorías de la relatividad –la especial y la general–
nos encontramos con que ambas dimensiones se
cumplen: Einstein se benefició de influencias o
consideraciones filosóficas para establecer sus teorías
de la relatividad, especialmente la primera, la especial,
y esas mismas teorías influyeron en el desarrollo de la
filosofía del siglo XX, sobre todo durante la primera
mitad del siglo. Y la relación de Einstein con la filosofía
no se detiene ahí; existe, asimismo, otro apartado de
esa re- lación extremadamente interesante: cómo fueron
variando las creencias filosóficas de Einstein a lo
largo de su vida. De todas estas cosas trataré en este
artículo.

EINSTEIN, FILOSOFÍA Y RELATIVIDAD ESPECIAL

Una de las grandes aportaciones de Albert Einstein a


la física, una que continuará siendo recordada en un
futuro muy dilatado, es la teoría de la relatividad
especial. Toda- vía, cuando ya se ha cumplido el
“transformaciones de Lorentz”), o que energía y masa
ción del artículo (“Sobre la electrodinámica de los cuerpos en son equivalentes (E = mc2). Relatividades –contracciones
movimiento”) en el que Einstein presentó su teoría, es difícil y dilataciones de longitudes y tiempos– y equivalencias
Nº 728
sustraerse a la profunda impresión que produce su lectura. A, a las que desde hace mucho nos hemos acostumbrado, y
por ejemplo, que su autor se atreviese a basar su teoría en un que se verifican constantemente en numerosas
principio tan contraintuitivo como suponer que existe una instalaciones y fenómenos, desde los gran- des
velocidad, la de la luz, cuya magnitud es independiente de la aceleradores de partículas hasta los diminutos GPS que
velocidad con que se mueve el foco que la emite. Maravilla, instalamos en nuestros automóviles.
asimismo, la forma (basada en procedimientos operacionales)
como el joven Albert defi- nía las medidas de tiempo y espacio Enfrentados con semejante maravilla, es inevitable
de cualquier obser- vador instalado en un sistema inercial, y plan- tearse la pregunta de cómo llegó Einstein a
cómo de tales procedimientos extraía consecuencias que ella. ¿Pode- mos identificar algún hecho, alguna
mostraban la relatividad de espacio y tiempo (las circunstancia que le
ayudase a dar un paso absolutamente radical? Y descubrir la teoría de la relatividad”.
aunque el estudio de la génesis de la teoría einsteniana
de la relati- vidad especial es complejo, la respuesta es David Hume (1711-1776), el filósofo
que sí podemos identificar una influencia especialmente escocés que llevó a su culminación el
poderosa. Una in- fluencia que provenía de la filosofía. denominado “empirismo británico”,
EI Veamos, primero, qué es lo que sucedió; esto es, los realizando aportaciones
NS
TE hechos. fundamentales a la teoría del
IN conocimiento y a la filosofía moral y
Y
LA Dejemos que sea el propio Einstein quien explique cuál cuya obra más conocida es A Treatise
FI fue el papel que la filosofía desempeñó en la of Human Nature (1739-1740), y el
LO
SO creación de la teoría de la relatividad especial. físico austriaco Ernst Mach (1838-
FÍ Habitualmente, la fuente que se utiliza para tal fin es 1916), al que mu- chos consideran
A
DE las Notas autobiográficas que escribió para el volumen (erróneamente) más un filósofo que
L que se le dedicó en la serie diri- gida por Paul un científico, fueron, como vemos, las
SI
GL Schilpp, The Library of Living Philosophers. Yo también principales fuentes filosóficas de las
O seguiré este camino enseguida, pero como la obra en que bebió el joven Albert. Y no debe
cuestión apareció en 1949 y Einstein compuso su sorprendernos semejante reunión, ya
perfil autobiográfico muy poco antes, cuando contaba que ambos pensa- dores compartieron
sesenta y siete años, surge la duda de si lo que muchos puntos filosóficos en común;
entonces escribió es fiable o bien una deformación
producida por el paso de los años. Más cercano al ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853
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momento en el que creó la teoría relativista especial
es lo que escribió a Moritz Schlick, el filósofo que
fundó el célebre Círculo de Viena, y con el que
volveremos a encontrarnos. En una carta que Einstein
dirigió a Schlick –entonces Privatdozent de Filosofía en
la Universidad de Rostock– desde Berlín el 14 de
diciembre de 1915, y en la que comentaba un
artículo que éste había publicado sobre el significado
filosófico de la teoría de la relatividad, leemos1: “Su
presentación de que la teoría de la relatividad se
sugiere en el positivismo, aunque sin que la requiera
[necesariamente], es... muy correcta. En esto también
vio usted correctamente que esta línea de
pensamiento tuvo una gran influencia en mis esfuerzos,
834 y más concretamente, E. Mach, e incluso más Hume,
cuyo Tratado sobre la naturaleza humana había
estudiado con avidez y con admiración poco antes de
significativo en este sentido es el que Mach dedicase uno de sus Comprender cual es la auténtica naturaleza del tiempo,
libros, Erkenntnis und Irrtum (Conocimiento y error), “A la memoria y no la del espacio, en la física fue, efectivamente,
de David Hume, Richard Avenarius y Wilhelm Schuppe”. uno de los grandes problemas con los que tuvo que
enfrentarse Einstein para resolver el problema con
En sus Notas autobiográficas, Einstein detalló en qué consistió la que se enfrentó cuando el siglo XX no hacía sino
influencia que recibió de Hume y Mach. Y lo hizo inmediatamente comenzar su andadura, un problema que se puede JO

después de referirse al famoso ex- perimento mental sobre qué vería si caracterizar de varias formas, aun- que la más común M
corriese detrás de un rayo de luz con la velocidad de la luz en el vacío. sea decir, simplemente, que se trataba de cómo AN
UE
A Einstein la conclusión que se seguía de la física newtoniana, que se armonizar la mecánica cuyos fundamentos había L
vería algo así como una onda estática, le parecía errónea, y así establecido en 1687 Isaac Newton en su inmortal SÁ
NC
manifestaba que “en esta paradoja se contiene ya el germen de la libro Philosophiae Naturalis Principia Mathematica HE
teoría especial de la relatividad”, tras lo cual añadía2: (Principios Matemáticos de la Filosofía Natural) y la Z
R
electrodinámica de Maxwell. Ahora bien, en lo que al O
“Naturalmente, hoy nadie ignora que todos los intentos de aclarar tiempo se refiere la posición de Newton no ofrecía
satisfactoriamente esa paradoja estaban condenados al fracaso mientras el dudas: “El tiempo abso- luto, verdadero y
axioma del carácter absoluto del tiem- po, o de la simultaneidad, siguiera matemático en sí y por su naturaleza y sin relación a
anclado inadvertidamente en el inconsciente. El identificar claramente este algo externo, fluye uniformemente, y por otro nombre
axioma y su arbitrariedad representa ya en realidad la solución del se llama duración”, se lee entre las primeras
problema. En mi caso, el pensamiento crítico que hacía fal- ta para definiciones de los Principia3. Está claro, en
descubrir este punto central lo fomentó especial y decisivamente la consecuencia, que revisar la naturaleza del tiempo
lectura de los escritos filosóficos de David Hume y Ernst Mach”. era una cuestión íntimamente vinculada a la de
analizar la validez de la mecánica newtoniana.

Un libro de Mach fue especialmente importante para Einstein, por consiguiente, se sintió deudor de
Eins- tein en el sentido de comprender que era Hume y de Mach. Sucede, sin embargo, que
necesario ir más allá del tiempo absoluto y de la muchas veces nuestras propias percepciones
mecánica newtoniana: Die Mechanik in ihrer son engañosas; que nuestros ojos
Entwickelung historich-kritisch dar- gestellt (Desarrollo –del intelecto, para lo que ahora me estoy
histórico-crítico de la mecánica; 1883). Que así fue queda refiriendo– nos muestran cosas que sólo están en
claro también en las notas autobiográfi- cas nuestras mentes. ¿Ocu- rrió así en el caso de
einsteinianas, en las que se lee4: “No debe... extrañar- Einstein con respecto a Hume y Mach?
nos que prácticamente todos los físicos del siglo
pasado [el XIX] vieran en la mecánica clásica una No, no parece que se diese tal deformación en
base firme y definitiva de toda la física e inclusive de este caso, como se puede comprobar sin más
toda la ciencia natural, ni tampoco que intentaran que leer esos dos clásicos de la filosofía que
una y otra vez basar también en la mecánica la teoría Einstein mencionó: el Tratado de la naturaleza
de Maxwell del electro- magnetismo, que poco a poco humana y el Desarrollo histórico-crítico de la
iba imponiéndose. Incluso Maxwell y H. Hertz, que en mecánica. Así, en el libro de Hume, en la
retrospectiva son justamente reconocidos como Sección III (“De las demás cualidades de
aquellos que quebrantaron la fe en la mecánica como nuestras ideas de espa- cio y tiempo”) de la
base definitiva de todo el pensamiento físico, se Parte II (“De las ideas de espacio y tiempo”),
atuvieron en el plano del pensamiento consciente a la leemos6: “De igual modo que de la disposición
mecánica como fundamento seguro de la física. Fue de los objetos visibles y tangibles recibimos la
Ernst Mach quien, en su Historia de la mecánica, idea de espacio, formamos la del tiempo en
conmovió esta fe dogmática; y precisamente en este base a la sucesión de ideas e impresiones; el
contexto fue un libro que ejerció sobre mí honda tiempo, por sí solo, no puede manifestarse ante
influencia durante mi época de estudiante. La la mente ni ser conocido por ella... Allí donde no
verdadera grandeza de Mach la veo yo en su tengamos percepciones sucesivas no tendremos
incorruptible escepticismo e independencia; pero de
joven también me impresionó mucho su postura 835
epistemológica...”5.
noción del tiempo, aunque haya una sucesión real en los está señalada ninguna medida determinada, por estar
objetos. A partir de estos fenómenos, así como de otros todas las cosas vinculadas entre sí”.
muchos, podemos concluir que el tiempo no puede apa-
recer ante la mente, ni aislado, ni acompañado por un
Nº 728 Y otro tanto venía a decir acerca del espacio, que
objeto constantemente inmutable, sino que se presenta para Newton era, escribía, “absoluto, [y que] debido a
siempre mediante una sucesión perceptible de objetos su natura- leza, permanece siempre igual e inmóvil y
mudables”. Y algo más adelante, en la Sección V (“Conti- sin relación con ningún objeto exterior”9. “Nadie puede
nuación del mismo tema”) añadía7: “la idea de espacio o decir algo sobre el espacio absoluto o sobre el
extensión no es otra cosa que la idea de puntos visibles o movimiento absoluto”, mani- festaba, “que no sean
tangibles dispuestos en cierto orden”. meras abstracciones sin manifesta- ción posible en la
experiencia. Todos nuestros enunciados fundamentales
Por su parte, en el Desarrollo histórico-crítico de la mecáni- ca y de la mecánica, como lo hemos mostrado
comentando las ideas que Newton había desarrollado en los detalladamente, son experiencias sobre posiciones y
Principia, sobre “el tiempo absoluto, verdadero y mo- vimientos relativos de los cuerpos”10.
matemático, [que] en sí y debido a su naturaleza, fluye
uniformemente y sin referencia a ningún objeto exterior”, Para aquellos familiarizados con las ideas de Gottfried
Mach declaraba: 8 “Ante estas consideraciones pareciera como Wil- helm Leibniz, las tesis de Mach les resultarán
si Newton se encontrara aún bajo la influencia de la familiares. Recuérdese en este sentido, la carta que el
filosofía medieval y que no fuera leal a su idea de atenerse 25 de febrero de 1716 Leibniz dirigió a Samuel Clarke
a los hechos. Decir que una cosa A varía con el tiempo, sólo (que representaba a Newton en el intercambio epistolar
significa que las circunstancias de una cosa A dependen de que, a instancias de la princesa Carolina de Ansbach,
las circunstancias de otra cosa B... Nos encontramos esposa del príncipe de Gales y elector de Hannover,
totalmente impedidos de medir la variación de las cosas por que reinó en Gran Bretaña con el nombre de Jorge II,
el tiempo. El tiempo es más bien una abstracción a la cual mantuvieron entre 1715 y 1716)11:
llegamos por la variación de las cosas, debido a que no
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“Estos señores [los seguidores de Newton] sostienen que cómo lo pruebo. El espacio es una
el espacio es un ser real absoluto, pero eso los lleva a cosa absolutamente uniforme y, sin
grandes dificultades. Pues parece que esta entidad debe las cosas en él colocadas, un punto
ser eterna e infinita. Por esto hay quienes han creído del espacio no difiere absolutamente
que era el mismo Dios, o bien un atributo suyo, su en nada de otro punto del espacio. De
EI inmensidad. Pero como tiene partes, no es una cosa lo que se sigue, suponiendo que el
NS
TE
que pueda convenir a Dios. espacio en sí mismo sea algo distinto
IN En cuanto a mí, he señalado más de una vez que del orden de los cuerpos entre sí, que
Y
LA consideraba el espacio como una cosa puramente es imposible que haya una razón por
FI relativa, al igual que el tiempo; como un orden de la que Dios, conservando las mismas
LO
SO coexistencias, mientras que el tiempo es un orden de situaciones de los cuerpos entre ellos,
FÍ sucesiones. Pues el espacio señala en términos de haya colocado los cuerpos en el espacio
A
DE posibilidad un orden de las cosas que existen al mismo así y no de otra manera, y por la que
L tiempo, en tanto que existen conjuntamente, sin entrar no haya sido todo puesto al revés (por
SI
GL en sus peculiares maneras de existir; y en cuanto ejemplo) por un cambio de oriente y
O vemos varias cosas juntas, nos damos cuenta de este de occidente. Pero si el espacio no es
orden de cosas entre ellas. otra cosa que ese orden o producto, y
Para refutar la imaginación de los que tengan el no es nada sin los cuerpos más que la
espacio por una sustancia, o al menos por algún ser posibilidad de colocar en él esos dos
absoluto, dis- pongo de varias demostraciones. Pero no estados, uno tal como es, el otro
quiero utilizar por el momento sino aquella de la que se supuesto al revés, éstos no diferirían
me ofrece aquí la ocasión. Digo entonces que si el entre sí: su diferencia no se
836 espacio es un ser absoluto, entonces se daría alguna encuentra más que en nuestra
cosa de la cual sería imposible que hubiera una razón suposición quimérica de la realidad
suficiente, lo que va contra nuestro axioma. He aquí del espacio en sí mismo. Pero, en la
realidad, uno sería justamente la misma cosa que el otro,
le respondería que su razonamiento sería verdadero si
ya que son absolutamente indiscernibles y, por
el tiempo fuera algo fuera de las cosas temporales, pues
consiguiente, no hay lugar para preguntar la razón de
sería imposible que hubiera razones por las que las cosas
la preferencia del uno sobre el otro.
hubieran sido aplicadas más bien tales instantes que a
Esto mismo pasa con el tiempo. Suponiendo que alguien
pregunte por qué Dios no ha creado todo un año otros, mientras permanece idéntica su sucesión. Pero
antes, y que ese mismo personaje quiera deducir de ahí esto mismo demuestra que los instantes fuera de las
que Dios ha hecho algo de lo cual no es posible que cosas no son nada, y que no consisten más que en su
haya una razón de por qué lo ha hecho así más bien orden sucesivo y, si éste permanece el mismo, entonces
que de otra manera, se uno de los dos estados, como, por ejem- plo, el de la
anticipación imaginada, no diferiría en nada y no
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podría ser discernido del que está ocurriendo.”

Pero volvamos al texto de Mach, para antes de


abando- narlo citar las primeras líneas del “Prólogo”
a la primera edición, en la que su autor dejaba claro
cuál era el pro- pósito que le guiaba12: “El presente
libro no es ningún tratado para adiestrarse en los
teoremas de la mecánica. Su tendencia es más bien
explicativa o, para decirlo me- jor, antimetafísica”.
Es, asimismo, interesante lo que Mach señalaba
inmediatamente: “En este libro la matemática es
totalmente accesoria. Pero quien se interesa por
conocer en qué consiste el contenido de la mecánica
como cien- cia natural, cómo hemos llegado a él, de
qué fuentes ha manado y hasta dónde podemos
considerarlo como una conquista asegurada, espero
que encontrará en él algunas explicaciones.”

Como veremos más adelante, en su búsqueda de una


teoría del campo unificado Einstein llegó a verse
sumergido en un programa de investigación en el que
las matemáticas constituían la principal guía
heurística. Por entonces, como también tendremos
ocasión de comprobar, Einstein había abandonado su fe
en las tesis machianas; en este sentido era bastante
coherente en su oposición a un Mach para quien (al
menos en el Desarrollo histórico-crítico de la me- cánica),
“la matemática es completamente accesoria”.

EINSTEIN, FILOSOFÍA Y RELATIVIDAD GENERAL

Considerada la cuestión del papel de la filosofía en la


génesis de la relatividad especial, ¿qué se puede
decir con respecto a la relación de la filosofía y la
relatividad general?

En este sentido, tenemos en primer lugar que


durante bastante tiempo Einstein argumentó que la
idea (a ca-
ballo entre la física y la filosofía) que Mach empleó trabajo inacabable y penosas dudas. El próximo
para combatir el espacio absoluto newtoniano, la año se verá en el
idea de que “una teoría razonable [de] la inercia...
debería descansar en la interacción de las masas” –
idea que vino en deno- minarse (hasta la fecha),
“principio de Mach”–, desem- peñó un cierto papel JO

en la secuencia de razonamientos que le condujeron M
a la relatividad general. 13 De hecho, por la época en AN
UE
que Einstein llegó a la conclusión de que la teoría L
relativista de la gravitación que buscaba debía SÁ
NC
utilizar una geometría riemaniana, todavía respetaba HE
los planteamientos filosóficos machianos. Debemos Z
R
recordar, en este sentido, que Einstein fue uno de los O
firmantes de un manifiesto (Aufruf) que se hizo
público entre finales de 1911 y el verano de 1912 en
apoyo a una organización de clara inspiración
machiana: la Sociedad de Filosofía Posi- tivista
(Gesellschaft für positivistische Philosophie). Mach era,
de hecho, otro de los firmantes, junto a otros cientí-
ficos, como los matemáticos David Hilbert y Felix Klein,
y el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.

“La elaboración de una cosmovisión global


[Weltans- chauung], basada en los hechos que han ido
recopilando las distintas ciencias”, se lee en ese
manifiesto, “es una ne- cesidad cada vez más
imperiosa... Pero sólo el esfuerzo co- mún de muchos
podrá hacer realidad esta pretensión. Por tanto,
hacemos un llamamiento a todos los investigadores que
tengan inquietudes filosóficas –independientemente del
campo de la ciencia en el que desarrollen su trabajo– y
a todos los filósofos strictu sensu que pretendan
alcanzar por sí mismos, y con la sola ayuda del
estudio intensivo de los hechos de la experiencia, un
conocimiento válido, para que se unan a la Sociedad de
Filosofía Positivista. Esta Sociedad tiene como objetivos
establecer vínculos activos entre todas las ciencias,
desarrollar en todas partes las ideas unificadoras
[vereinheitlichende Begriffe] y, así, pro- mover una
concepción unitaria [Gesamtauffassung] libre de
contradicciones”14.

Más aún, el 25 de junio de 1913, Einstein, que


acababa de publicar con Marcel Grossmann un
trabajo en el que, además de proponer una ecuación
del campo gravitacional (errónea), se establecía la
base matemática de la teoría relativista de la
gravitación que estaba buscando, escribía al propio
Mach15: “Probablemente haya recibido usted
recientemente mi nueva publicación sobre relatividad y 837
gravitación, que por fin terminé después de un
eclipse solar si los rayos de luz son curvados por el Sol, o, demuestran las cartas que se intercambiaron
en otras palabras, si la suposición básica y fundamental de Einstein y Besso por aquella época:
la equivalencia entre la aceleración de un sistema de
Nº 728
referencia y un campo gravitacional es realmente válida. Si es Besso a Einstein (5 de mayo de 1917)18: “En lo que se
así, sus inspiradas investigaciones sobre los funda- mentos re- fiere al caballito de Mach, no deberíamos insultarlo,
de la mecánica recibirán –a pesar de las injustas críticas de puesto que ¿no hizo él posible la infernal jornada a
Planck– una espléndida confirmación. Ya que es una través de las relatividades?”
consecuencia necesaria [de mi teoría] el que la inercia tiene
su origen en una especie de interacción mutua entre cuerpos, Y Einstein a Besso (13 de mayo de 1917)19: “Yo no
totalmente en el sentido de su crítica al experi- mento del prorrum- po en invectivas contra el caballito de Mach,
cubo de Newton”16. pero sabes lo que pienso de él. No puede engendrar
nada viviente, sólo puede exterminar parásitos
El entusiasmo de Einstein por Mach todavía duraba en dañinos”.
1916, esto es, después de que hubiese llegado a la formu-
lación final de la relatividad general. El 19 de febrero de A partir de entonces, Einstein no dejó, siempre que
1916, Mach fallecía, y en el obituario que Einstein preparó la oportunidad se lo permitía, de mostrar la distancia
sobre él, escribía17: “No es improbable que Mach hubiera que le separaba de la filosofía machiana; esto es, de
llegado a la teoría de la relatividad si, cuando su mente hacer explí- cito cómo habían cambiado su filosofía de
estaba todavía joven y fresca, la cuestión de la constancia de la ciencia, epis- temología y metodología científicas.
la velocidad hubiese atraído a los físicos... Sus pen- Así, en una carta que dirigió desde Princeton el 10 de
samientos relativos al experimento del cubo de Newton abril de 1938 a Maurice Solovine, manifestaba20: “En
demuestran lo cerca que estuvo su espíritu de exigir la tiempos de Mach, un punto de vista materialista
relatividad en general (relatividad de aceleraciones)”. dogmático ejercía una dañina influencia sobre todo; de
la misma forma, en la actualidad el punto
Pronto, no obstante, ese entusiasmo desapareció, como
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de vista subjetivo y positivista ejerce una influencia relatividad especial valían las ideas de
dema- siado fuerte. Se dice que la necesidad de Mach, pero no obstante tratarse de una
concebir la natu- raleza como una realidad objetiva “teoría de principios” esa teoría no
constituye un prejuicio superado, mientras los teóricos constituía sino un primer paso en la
cuánticos se vanaglorian. Los hombres son más explicación científica del mundo. Y
EI susceptibles a las influencias que los caballos, y cada cuando se continuaba avanzan- do era
NS
TE período está dominado por una moda, con el resultado preciso distanciarse, cada vez más,
IN de que la mayoría de las personas no son capaces de de los datos empíricos –de las
Y
LA ver al tirano que les dirige”. “sensaciones”– que nos suministra la
FI naturaleza. Era, es, necesario, en
LO
SO No se trataba, sin embargo, de que también él definitiva, inventar –una palabra maldita
FÍ hubiese sucumbido a una moda filosófica imperante para Mach– conceptos, que introducimos
A
DE cuando era un joven e inexperto estudiante y en nuestras teorías.
L científico primerizo. No. Hume y Mach realmente
SI
GL ayudaron a Einstein en la elaboración de la teoría Veamos cómo expresó estas mismas
O especial de la relatividad así como en algunos ideas el propio Eins- tein en un
apartados de la general. Lo que sucede es que tras artículo que publicó en 193621:
haber completado la relatividad general, un logro que
le fascinó (con razón) mucho más que cualquier otro “La ciencia utiliza la totalidad de los
de los que llevó a cabo a lo largo de su carrera conceptos primarios, o sea conceptos
científica, Einstein se dio cuenta de que esta conectados en forma directa con las
construcción teórica se armonizaba mal con los expe- riencias sensoriales, y las
838 principios machianos, ya que un ente fundamental de proposiciones que los relacionan. En su
la teoría era el concepto de campo, que no se puede primera etapa de desarrollo, la
reducir a las sensaciones machianas. Para la teoría de la ciencia no contiene nada más. Nuestro
pensamiento diario se contenta, en tér- minos generales,
conceptos y relaciones del ‘primer estrato’ son conceptos
con este nivel. No obstante, una situación así no puede
y relaciones derivados lógicamente. En bien de su más
resultar satisfactoria para quien posea una verdadera
ele- vada unidad lógica, este nuevo ‘sistema secundario’
mentalidad científica, porque la totalidad de los
paga el precio de operar con conceptos elementales
conceptos y las relaciones obtenidas de esta manera
(conceptos de segundo estrato) que ya no están
carece por completo de unidad lógica. Con la finalidad
conectados de modo directo con las experiencias
de cubrir esta deficiencia, se inventa un sistema más
sensoriales. Una búsqueda posterior de la unidad
pobre en conceptos y relaciones, un sistema que
lógica nos conduce a un sistema ter- ciario, más pobre
considera que los
aún en conceptos y relaciones, mediante la deducción
de los conceptos y relaciones del estrato secundario (y
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de modo indirecto de los del primario). Y el proceso
continúa en estos términos, hasta el momento en que
hemos llegado a un sistema dueño de la mayor unidad
concebible y de la mayor pobreza de conceptos en
materia de fundamentos lógicos, que todavía es
compatible con las observaciones realizadas por
nuestros sentidos. No sabe- mos si esta ambición será
o no capaz de forjar alguna vez un sistema definitivo. Si
se recabara una opinión al respec- to, lo más probable
sería obtener una respuesta negativa. No obstante,
mientras se lucha con los problemas, jamás se pierde
la esperanza de acercarse a ese objetivo”.

En el cambio que experimentaron las ideas


filosóficas de Einstein tuvo también mucho que ver el
que durante su larga, y a la postre fallida, búsqueda de
una teoría que uni- ficase, geometrizándolos, gravitación
y electromagnetismo (esto es, la búsqueda de una teoría
del campo unificado), Einstein fuese dependiendo cada
vez más de la matemáti- ca, que se convirtió en su
principal guía heurística, aunque, bien es cierto,
nunca olvidó que el juez último de una teoría física es
siempre la experiencia. De hecho, se puede decir que
Einstein recuperó entonces sensaciones que ya había
experimentado cuando tenía doce años, momento en
que, como recordó en sus Notas autobiográficas, cayó
en sus manos un librito sobre geometría euclídea.
“Había allí asertos”, recordaba entonces, “como la
intersección de las tres alturas de un triángulo en un
punto, por ejemplo, que
–aunque en modo alguno evidentes– podían probarse
con tanta seguridad que parecían estar a salvo de
toda duda. Esta claridad, esta certeza, ejerció sobre mí
una impresión indescriptible”22. Y enseguida añadía: “Si
bien parecía que a través del pensamiento puro era
posible lograr un co- nocimiento seguro sobre los
objetos de la experiencia, el ‘milagro’ descansaba en
un error. Mas, para quien lo vive por primera vez, no
deja de ser maravilloso que el hombre sea siquiera
capaz de lograr, con el pensamiento puro, un grado de
certidumbre y pureza como el que los griegos nos
mostraron por primera vez en la geometría”.
Lo de “si bien parecía que a través del pensamiento como el propio Einstein señaló en las
puro era posible lograr un conocimiento seguro sobre contestaciones a las críticas que le habían
los obje- tos de la experiencia, el ‘milagro’ descansaba hecho los
en un error”, es, a todas luces, un anacronismo: esto
JO
es lo que Einstein había terminado creyendo (con SÉ
razón), no lo que, más que probablemente, pensó M
AN
cuando descubrió los resultados de la geometría de UE
Euclides23. De hecho, como estoy argumen- tando, el L

redescubrimiento del poder de las matemáticas que NC
HE
llevó a cabo de la mano de la teoría de la relatividad Z
general, el que a partir de un cierto momento, en R
O
torno a 1920, no encontrase más guía heurística para
proseguir su búsqueda de una teoría del campo
unificado, que tan importante era para él (creía que
podía conducir a una alternativa causal para la
mecánica cuántica, a la que se oponía firmemente);
ese redescubrimiento del poder de la matemática, digo,
le condujo a defender opiniones como la que expuso
durante la conferencia Herbert Spencer que pronunció
en Oxford el 10 de junio de 193324:

“Si es verdad... que la base axiomática de la física


teórica no puede ser extraída de la experiencia y debe
ser inventada con libertad, ¿podemos esperar que alguna
vez hallemos el camino correcto?... Sin ninguna
vacilación responderé que, según mi opinión, existe un
camino correcto y que nosotros somos capaces de
hallarlo.
Hasta el momento presente nuestra experiencia nos auto-
riza a creer que la naturaleza es la realización de las
ideas matemáticas más simples que se pueda
concebir. Estoy convencido de que, por medio de
construcciones matemá- ticas, podemos descubrir los
conceptos y las leyes que los conectan entre sí, que son
los elementos que proporcionan la clave para la
comprensión de los fenómenos naturales. La experiencia
puede sugerir los conceptos matemáticos apropiados,
pero éstos, sin duda ninguna, no pueden ser deducidos
de ella. Por supuesto que la experiencia retiene su
cualidad de criterio último de la utilidad física de una
construcción matemática. Pero el principio creativo
reside en la matemática. Por tanto, en cierto sentido,
considero que el pensamiento puro puede captar la
realidad, tal como los antiguos habían soñado”.

Fue, por consiguiente, la teoría de la relatividad


general la que hizo que Einstein modificase sus
planteamientos filosóficos con el fin de acomodar 839
éstos a los contenidos de su nueva teoría. Y es que la
coherencia filosófica no es una virtud científica,
distintos autores que habían contribuido al volumen Albert otras sucede lo recíproco: la filosofía se beneficia de los
Einstein: Philosopher-Scientist. El científico, escribió allí, logros del científico. Es en este sentido que debemos
“debe aparecer al epistemólogo sistemático como un tipo de leer otras líneas debidas a Einstein26:
Nº 728
oportunista poco escrupuloso: aparece como realista en
tanto que busca describir un mundo independiente de los “A menudo se ha dicho, y no sin cierta justificación por
actos de percepción; como un idealista en tanto que cier- to, que el hombre de ciencia es un filósofo de mala
considera los conceptos y teorías como invenciones libres del calidad.
espíritu humano (no derivables lógicamente de lo que es dado ¿Por qué el físico no deja pues que el filósofo se
empíricamente); como positivista en tanto que considera a entregue a la tarea de filosofar? Esto bien puede ser lo
sus conceptos y teorías justificadas solamen- te en la correcto en momentos en que el físico cree tener a su
medida en que suministran una representación lógica de disposición un sistema rígido de conceptos y leyes
relaciones entre experiencias sensoriales. Puede aparecer fundamentales, tan bien establecidos que ninguna duda
incluso como un platonista o un pitagórico en tanto que puede tocarlos. Pero puede no serlo en un momento en
considera el punto de vista de la simplicidad lógica como que las bases mismas de la física se han vuelto tan
una herramienta efectiva e indispensable de su problemáticas como lo son hoy. En tiem- pos como el
investigación”25. presente, cuando la experiencia nos compele a buscar
una nueva y más sólida fundamentación, el físico no
El científico es, efectivamente, o lo es la mayoría de las puede simplemente entregar al filósofo la contemplación
veces, un oportunista poco escrupuloso desde el punto de crítica de los fundamentos teóricos, porque nadie
vista de la filosofía. Esto, sin embargo, no significa que su mejor que él puede explicar con mayor acierto dónde le
relación con ella, con la filosofía, sea siempre innecesaria, aprieta el zapato. En su búsqueda de un nuevo
improductiva o superficial. En absoluto. Lo que ocurre es que fundamento, el físico se verá obligado a poner bien en
tal relación es cambiante. A veces es el científico el que se claro hasta qué punto están justificados y constituyen
beneficia de las reflexiones y enseñanzas de los filósofos verdaderas necesidades los conceptos que utiliza”.
(el caso de Einstein en la relatividad especial), pero en
ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853 ISSN: 0210-1963

Establecidos todos estos puntos, pasaré a la influencia úni- camente porque está escrito
de las teorías de la relatividad einsteinianas en la inteligentemente y es divertido, no
filosofía del siglo XX. porque quisiese defender su punto de
vista. Pienso que su ‘realismo’ es
filosóficamente bastante oscuro...
EI
NS Encuentro el libro Allgemeine
TE LA RECEPCIÓN DE LA RELATIVIDAD Erkenntnislehre [Teoría general del cono-
IN
Y EN EL MUNDO FILOSÓFICO GERMANO cimiento] de M. Schlick, que adopta
LA un punto de vista algo similar, mucho
FI
LO Una forma de apreciar la reacción que la relatividad más penetrante...
SO La suposición de que voy a escribir un

eins- teiniana produjo entre los filósofos es la
A correspondencia de Einstein. A través de ella vemos artículo para los Kant-Studien se basa
DE en un error. Estoy muy poco versado
L
cómo éstos empezaron a aparecer entre los
SI corresponsales de Einstein especial- mente a partir de en la filosofía para tomar parte activa
GL en ella. A lo más a que puedo aspirar
O 1919, el año de la expedición británica que
comprobó la predicción de la curvatura de los rayos es a ser pasivamente receptivo del
de luz en presencia de un campo gravitacional a través trabajo de alguien en este campo. He
de un eclipse de Sol, y que convirtió al autor de la prometido suministrar info- mación,
relatividad en una celebridad mundial. Y fueron sobre verbalmente al igual que por escrito,
todo filósofos de habla alemana los primeros en sobre asuntos relativos a mi
entablar relación con Einstein. Así, el 3 de mayo de especialidad que puedan ser de
1919, éste escribía al filósofo Hans Vaihinger, un interés para la filosofía. Ésta es la
840 defensor del relativismo filosófico27: única forma en que acaso pueda ser
útil a la filosofía. ¡Zapatero a tus
“Compruebo que Study no le hace justicia. Le di el libro zapatos!”
ver, por ejemplo, en un artículo que publicó en
El mencionado Moritz Schlick (1882-1936) fue uno de
1915: “Die philosophische Bedeutung des
los primeros y más activos “misionarios” de la
Relativitätsprinzip” (“El significado filosófico de la
relativi- dad de Einstein en el mundo filosófico.
teoría de la relatividad”28. Dos años más tarde,
Estudiante de Max Planck, bajo cuya dirección
Schlick publicaba un pequeño li- bro titulado
obtuvo un doctorado en física en 1904 con una tesis
Raum und Zeit in der gegenwärtigen Physik (Espacio y
sobre la reflexión de la luz en un medio
tiempo en la física actual), que apareció ini-
inhomogéneo, Schlick se dedicó después a la filosofía
cialmente en dos partes en el semanario científico
viéndose pronto atraído por las muchas po-
Die Naturwissenschaften.
sibilidades filosóficas de la relatividad, como se
puede
Einstein se sintió particularmente atraído por las
ideas de Schlick. Así, el 19 de abril de 1920 le
ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853 ISSN: 0210-1963
escribía29: “Su epistemología ha hecho mucho
amigos. Incluso Cassirer ha pronunciado algunas
palabras en su favor... El joven Reichenbach ha
escrito un artículo muy interesante sobre Kant y la
relatividad general, en el que también utiliza su
comparación con una máquina de calcular”.

Antes de decir algo sobre Cassirer y Reichenbach, es


inevi- table recordar una de las actividades por las
que Schlick es más recordado. Hacia 1922, y con él
como cabeza visible, se agruparon, bajo la
denominación “Círculo de Viena”, filósofos y
científicos con preocupaciones filosó- ficas como
Herbert Feigl, Hans Hahn, Philipp Frank, Kurt Gödel,
Victor Kraft, Otto Neurat y Friedrich Waismann. En
realidad, la influencia del Círculo no se limitaba a
Viena, extendiéndose más lejos; por ejemplo, a Berlín,
en donde entonces se encontraba Reichenbach
(existieron también conexiones entre el Círculo, Karl
Popper y Ludwig Wittgenstein)30. Que el Círculo de
Viena, y el positivismo lógico, con el que está
íntimamente ligado (aunque no haya que reducir
completamente éste a aquél), ha sido una parte
importante de la filosofía del siglo XX, es algo que
pocos negarán. Pues bien, ocurre que la filosofía del
Círculo de Viena tomó buena nota de las enseñanzas
epistemológicas y metodológicas que se derivan de la
relatividad. Si se prefiere, basta con decir que muchos
de los miembros del Círculo de Viena se vieron muy
influidos por las nuevas teorías de Einstein.

Pasemos, ahora ya sí, a Ernst Cassirer (1874-1945) y


Hans Reichenbach (1891-1953). Aunque ambos se
iniciaron y establecieron sus credenciales filosóficas en
Alemania, terminarían abandonándola estableciéndose
en los Esta- dos Unidos, los dos como catedráticos de
filosofía: Cas- sirer en la Universidad de Yale
University desde 1932, y Reichenbach en la
Universidad de California, Los Ángeles, a partir de
1938.
Cassirer, que se había formado en la escuela lógicamente estable- cidas. Con la
neokan- tiana de Marburgo, fue uno de los filósofos interpretación de ds como el resultado de una
que re- conocieron que tenían que revisar sus
puntos de vista filosóficos de manera que fuesen
JO
consistentes con las teorías relativistas de Einstein. SÉ
En su caso, se interesó especialmente por comprobar M
AN
su la visión filosófica del mundo que había UE
presentado en su Substanzbegriff und Funktionsbegriff L

(Sustancia y función; 1910), que estaba dominada por NC
las concepciones newtonianas de espa- cio y HE
Z
tiempo, eran consistentes con el nuevo universo R
relativista. Fruto de sus esfuerzos en este sentido O

es un manuscrito que preparó y envió a Einstein


para que le dijese su opinión.

El 5 de junio de 1920, Einstein respondía a su


petición con una carta en la que escribía31:

“He estudiado su tratado con cuidado y con mucho


interés, y admirado, sobre todo, la seguridad con que
domina la esencia de la teoría de la relatividad. He
realizado breves anotaciones al margen cuando no
estaba completamente de acuerdo. Por ejemplo, no
puedo aceptar su opinión so- bre la relación Kant-
Newton con relación al espacio y al tiempo. La teoría
de Newton exige de un espacio absoluto (objetivo)
para poder atribuir un significado real a la ace-
leración, algo de lo que Kant parece que no se dio
cuenta. Puedo comprender su manera idealista de
pensar sobre el espacio y el tiempo y también creo
que con ella se puede llegar a un punto de vista
consistente. No siendo filóso- fo, las antitesis
filosóficas me parecen más conflictos de énfasis que
contradicciones fundamentales. Lo que Mach llama
conexiones [Verknüpfung], son para usted los nom- bres
ideales que hacen que la experiencia sea de entrada
posible. Sin embargo, usted hace hincapié en este
aspecto del conocimiento, mientras que Mach pretende
hacerlo lo más insignificante posible. Estoy de acuerdo
en que uno debe aproximarse a las experiencias con
algún tipo de ins- trumento conceptual para que la
ciencia sea posible; pero no creo que nuestra elección
de estos instrumentos esté limitada en virtud de la
naturaleza de nuestro intelecto. Los sistemas de
conceptos me parecen vacíos, si no se deter- mina la
forma en que se relacionan con la experiencia. Me
parece que esto es absolutamente esencial, incluso
aunque a menudo encontramos ventajoso en la física 841
teórica aislar relaciones puramente conceptuales, para
que así aparezcan más fácilmente las interdependencias
medida que se puede obtener e una manera muy específica por “El siguiente ensayo”, escribía Cassirer en el Prefacio
medio de reglas y relojes para medir, la teoría de la de esta obra, “no pretende ofrecer una descripción
relatividad se establece y cae como una teoría física. Creo completa de los problemas filosóficos suscitados por
Nº 728 que su tratado es muy adecuado para clarificar las ideas de la teoría de la relatividad. Soy consciente de que los
los filósofos y el conocimiento sobre los problemas físicos de nuevos problemas que esta teoría presenta a la crítica
la relatividad”. general del conoci- miento sólo se pueden resolver
mediante el trabajo pacien- te de físicos y filósofos;
El 10 de mayo de 1920, Cassirer agradecía a Einstein su aquí me he limitado a comenzar este trabajo,
ayuda con las siguientes palabras 32: “Por favor acepte mi estimulando la discusión y, allí donde ha sido posible,
cordial agradecimiento por su amable disposición a echar un guiándolo hacia direcciones metódicas, que contrastan
rápido vistazo ahora a mi manuscrito... En lo que se re- fiere con la incertidumbre de los juicios que todavía
al contenido de mi texto, evidentemente no pretende predomina”33.
presentar todos los problemas filosóficos contenidos en la
teoría de la relatividad, y menos aún resolverlos. Simple- Pasando ahora a Hans Reichenbach, tenemos que
mente quería intentar estimular la discusión filosófica ge- había estudiado ingeniería en la Technische Hochschule
neral y abrir el flujo de argumentos y, si es posible, definir de Stu- ttgart entre 1910 y 1911, pero dándose cuenta
una dirección metodológica concreta. Sobre todo, querría, de que sus intereses eran sobre todo teóricos se dedicó
por decirlo de alguna manera, enfrentar a los físicos y a estudiar ma- temáticas, física y filosofía en las
filósofos con los problemas de la teoría de la relatividad y universidades de Berlin, Múnich y Gotinga, donde tuvo
ponerlos de acuerdo...” como profesores a cientí- ficos como Planck,
Sommerfeld, Hilbert y Born, y filósofos como Ernst von
El manuscrito en cuestión fue publicado, como un libro, el año Aster and Ernst Cassirer. Él mismo recordó los
siguiente, 1921. Se tituló Zur Einstein’schen Relativi- comienzos de su carrera en un esbozo autobiográfico
tätastheorie (Sobre la teoría de la relatividad de Einstein). publicado en 193234:

ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853 ISSN: 0210-1963

“Debido a mi trabajo en el cuerpo de radio del Da una idea de las intenciones de


ejército”, escribió en un esbozo autobiográfico, “me Reichenbach lo que escribió a Einstein
vi implicado en la radio-tecnología, y durante el el 15 de junio de 1920, cuando le
último año de la guerra [la Primera Guerra Mundial], pedía permiso para dedicarle su libro
tras haber dejado el servicio activo a causa de una Relativitätstheorie und Erkenntnis Apriori
EI grave enfermedad que había con- traído en el frente (La teoría de la relatividad y el co-
NS ruso, comencé a trabajar como ingeniero para una
TE nocimiento a priori)35: “Sabe usted que
IN compañía de Berlín especializada en la radio-tec- nología con este trabajo mi intención ha sido
Y (desde 1917 hasta 1920). Durante este período, y
LA exponer las consecuencias filosóficas de
FI como físico que era, dirigí el laboratorio de altavoces su teoría y presentar los grandes
LO de esta compañía. También me casé. Poco después
SO descubrimientos que su teoría física
FÍ murió mi padre y durante algún tiempo no pude dejar ha provocado en la epistemología...
A mi puesto de ingeniero puesto que tenía que ganar un Sé muy bien que muy pocos de los
DE
L salario para que mi esposa y yo pudiésemos vivir. Sin filósofos establecidos tienen la menor
SI
embargo, en mi tiempo libre estudié la teoría de la idea de que su teoría es un logro
GL
O relatividad; asistí a las clases de Einstein en la filosófico y que sus concepciones físicas
universidad de Berlín... La teoría de la relatividad me contienen más filosofía que todos los
impresionó inmensamente y me lle- vó a un conflicto trabajos de muchos volúmenes
con la filosofía de Kant. La crítica de Einstein al producidos por los epígonos del gran
problema del espacio-tiempo me hizo darme cuenta Kant. Permítame, por consiguiente,
de que el concepto de a priori de Kant no se puede expresar el agradecimiento que le debo
mantener. Presenté el resultado de este profundo cambio con este intento de liberar a las
842 en un librito titulado Relativitätstheorie und Erkenntnis profundas percepciones de la filosofía
Apriori [1920].” kan- tiana de sus ataduras
contemporáneas reuniéndola con sus
descubrimiento en un solo sistema”.
Reichenbach respetó la obra de Einstein toda su
vida. Fue, por ejemplo, uno de los contribuyó al ya
A esta carta, Einstein respondió el 30 de junio de
mencionado volumen Albert Einstein: Philosopher-
192036: “Para mí, el valor de la teoría de la
Scientist. En su artí- culo en esta obra, Reichenbach
relatividad es que muestra lo dudoso de ciertos
resumió espléndidamente las (implicaciones filosóficas
conceptos que incluso en filosofía fueron reconocidos
de la relatividad37:
como pequeños cambios. Los conceptos son
simplemente vacíos cuando dejan de estar firmemente
“constituiría una equivocación creer que la teoría de
ligados a la experiencia”.
Einstein no es una teoría filosófica. Este descubrimiento
de un físico tiene consecuencias radicales para la teoría
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del conocimien- to. Nos obliga a revisar ciertas
concepciones filosóficas que han desempeñado un papel
importante en la historia de la filosofía, y ofrece
soluciones a ciertas cuestiones que son tan viejas
como la propia historia de la filosofía y que no
pudieron ser contestadas antes. El intento de Platón
de resolver el problema de la geometría como una
teoría de ideas, y el de Kant de describir la naturaleza
del espacio y el tiempo mediante un ‘reine Anschauung’
y una filosofía trascendental, constituyen respuestas a
las mismas cuestio- nes a las que la teoría de Einstein
ha dado una contestación diferente posteriormente. Si
las doctrinas de Platón y Kant son teorías filosóficas,
entonces la teoría de la relatividad de Einstein es
filosófica y no meramente un asunto físico. Y las
cuestiones a las que se hace referencia no son
secundarias, sino de importancia primaria para la
filosofía; algo que es evidente sin más que ver la
posición central que ocupan en los sistemas de Platón
y Kant. Estos sistemas son insosteni- bles si se coloca
la respuesta de Einstein en el lugar de las respuestas
que dieron a las mismas cuestiones sus autores; sus
fundamentos se ven socavados cuando el espacio y el
tiempo no son las revelaciones de una visión que se
produ- ce en el mundo de las ideas, o de una visión
que surge de la razón pura, que un apriorismo filosófico
pretende haber establecido. El análisis del
conocimiento ha sido siempre el tema básico de la
filosofía; y si el conocimiento en un dominio tan
fundamental como el del espacio y el tiempo se ve sujeto
a revisión, las implicaciones de tal crítica afectarán a
toda la filosofía”.

Otra referencia incuestionable al hablar de la


relatividad y la filosofía germana en la década de 1920
es Rudolf Carnap (1891-1971), cuya tesis doctoral,
Der Raum (Sobre el espa- cio, 1921), también tuvo que ver
con los “temas einsteinia- nos”. En la “Autobiografía
intelectual” que preparó para el volumen que Paul
Schilpp le dedicó en la serie The Library of Living
Philosophers, Carnap explicó tanto el origen de su tesis
como el contenido de ésta. Hacia 1919, explicaba, había estudiado los Principia Mathematica de Alfred North
Whitehead y Bertrand Russell, al que Gottlob Frege, más precisamente en la lógica de relacio- nes;
cuyos cursos “Begriffsschrift I y II” (Notación por consiguiente, nuestro conocimiento del
conceptual, ideo- grafía) había seguido (en Jena) en 1910 espacio
y 1913, respectiva- mente, a veces mencionaba. En JO
particular, le impresionó el desarrollo de la teoría de SÉ
relaciones que se incluía en esta magna obra. “En M
AN
particular”, señalaba Carnap, “comencé la UE
L
construcción de un sistema de axiomas para una teoría SÁ
física del espacio y el tiempo, utilizando como NC
HE
primitivas dos relaciones, la coincidencia C de los Z
puntos de universo de dos elementos físicos, y la R
O
relación temporal T entre los puntos de universo del
mismo elemento físico. Escribí un breve esbozo de él,
llamado ‘Fundamentos axiomáticos de la cinemática”
y se lo mostré al profesor Max Wien, el director del
Instituto de Física de la Universidad de Jena. Después
de que le diese algunas explicaciones, dijo que podía
ser un proyecto interesante pero ciertamente no en
física. Sugirió que podía enseñar el esbozo al profesor
Bru- no Bauch con el que yo había estudiado filosofía.
Bauch se mostró más interesado, pero su veredicto final
fue que este proyecto pertenecía a la física más que
a la filosofía. Me aconsejó que lo presentase al
profesor Wien. Pero al final llegamos al acuerdo de
que escogería otro proyecto en filosofía, a saber los
fundamentos filosóficos de la geome- tría”38. “Esta
experiencia con mi proyecto de tesis”, añadía en un
comentario que será familiar para muchos de aque- llos
que han buscado moverse por territorios parecidos,
“que parecía no pertenecer ni a la física ni a la
filosofía, me hizo ver con claridad por primera vez las
dificultades con que continuamente tendría que
enfrentarme en el futuro. Si uno está interesado en las
relaciones entre campos que, según las divisiones
académicas habituales, pertenecen a departamentos
diferentes, entonces uno no se bienvenido como un
constructor de puentes, como habría podido es- perar,
sino que será considerado por ambos lados más bien
como un extraño y un problemático intruso”39.

Sobre su tesis doctoral, Carnap escribía: “En mi tesis


doctoral, Der Raum [1921], intenté demostrar que las
teo- rías contradictorias relativas a la naturaleza del
espacio, sostenidas por matemáticos, filósofos y físicos
se debían al hecho de que estos escritores hablaban
sobre temas completamente diferentes aunque
utilizaban el mismo tér- mino, ‘espacio’. Distinguí tres
significados de este término, a saber, espacio formal, 843
espacio intuitivo y espacio físico. El espacio formal es
un sistema abstracto, construido en matemáticas, y
formal es de una naturaleza lógica. Al conocimiento del públicamente su teoría de la relatividad especial,
espacio intuitivo lo consideraba entonces, bajo la influen- cia existía una cierta, en modo alguno desdeñable,
de Kant y de los neokantianos, especialmente Natorp y tradición de aná- lisis (o investigación) filosófica que
Nº 728
Cassirer, como basado en ‘pura intuición’ e independiente de tenía al concepto de espacio como protagonista. Es
la experiencia contingente. Pero, al contrario que Kant, obligado mencionar en este punto los ensayos de
limitaba los rasgos del espacio intuitivo percibidos por la Hermann von Helmholtz titulados “Über die
intuición pura a ciertas propiedades topológicas; a la Tachsachen, die der Geometrie zu Grunde liegen” (“Sobre
estructura métrica (en opinión de Kant, la estructura euclí- los hechos que subyacen en la geometría”; 1858) y
dea) y la tridimensionalidad las consideraba no como pu- “Über den Ursprung die Bedeutung der geometrische
ramente intuitivas, sino como empíricas. Al conocimiento del Axiome” (“Sobre el origen y significado de los axiomas
espacio físico ya lo consideraba como completamente de la geometría”; 1870)41; de hecho, y esto es relevante
empírico, de acuerdo con empiristas como Helmholtz y para la presente discusión, estos dos artículos fueron
Schlick. En particular, traté del papel de la geometría no dos de los elegidos por Paul Hertz y Moritz Schlick en
euclídea en la teoría de Einstein”40. la selección de textos de Helmholtz sobre los
fundamentos filosóficos de las ciencia que ambos
Lo que Carnap decía en su autobiografía nos ayuda a publicaron en 1921 (Julius Springer, Berlín) bajo el
matizar la influencia que las teorías especial y general de título Schriften zur Erkenntnistheorie, y que incluía
la relatividad de Einstein en la filosofía y filósofos de las, anotaciones de ambos42.
al menos, dos primeras décadas del siglo XX. Es cierto que la
aparición de esas dos teorías, con sus novedosos, profundos Igualmente obligado es recordar los tres artículos
y radicales análisis de los conceptos de espacio y tiempo, que Ernst Mach publicó en los números de abril de
atrajeron la atención de muchos filósofos que de otra 1901, julio de 1902 y octubre de 1902 de The Monist:
forma acaso hubiesen dedicado sus esfuerzos a otras “On physiolo- gical, as distinguished from geometrical,
cuestiones filosóficas. Ahora bien, no es menos cierto, space” (“Sobre
como la cita de Carnap muestra con claridad, que antes
incluso de 1903, el año en que Einstein presentó ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853 ISSN: 0210-1963

el espacio fisiológico, como distinto del geométrico”), de la matemática o de la física, sino


“On the psychology and natural development of tam- bién, al igual que Mach, del
geometry” (“Sobre la fisiología y desarrollo natural de “espacio visual”, o del “espacio táctil”.
la geometría”) y “Space and geometry from the point De hecho, podemos leer frases que
of view of physical inquiry” (“Espacio y geometría encajan más en la tradición, digamos,
EI desde el punto de vista de la investigación física”)43. helmholtziana que en la eins-
NS teiniana44: “¿De dónde proviene el
TE
IN Otra muestra, la siguiente en el orden temporal, de carácter cuantitativo del espacio? Del
Y papel que desempeñan en su génesis
LA lo extendida que se encontraba a primeros de siglo,
FI antes de que Einstein publicase su teoría de la las series de sensaciones musculares.
LO Son series que pueden repetirse, y de
SO relatividad es- pecial, las reflexiones sobre la
FÍ naturaleza del espacio y el tiempo la encontramos en esa repetición proviene el número;
A porque pueden repetirse
DE el matemático francés Henri Poincaré. Basta, en
L efecto, leer esa serie maravillosa de sus libros de indefinidamente, el espacio es infinito.
SI En fin, hemos visto, al final del
GL carácter general (constituidos por la reunión de
O artículos que había publicado antes en revistas), La parágrafo 3, que también por eso el
science et l’hypothèse (La ciencia y la hipótesis; 1902), Le espacio es relativo. Así, la repetición
valeur de la science (El valor de la ciencia; 1905), Science es la que ha dado al espacio sus
et méthode (Ciencia y método; 1908) o el póstumo caracteres esenciales; ahora bien, la
Dernières pensées (Últimos pensamientos; 1913), para repetición supone el tiempo; es
comprobarlo. En algu- nos de esos artículos Poincaré, es suficiente decir que el tiempo es
verdad, utilizaba argu- mentos no demasiado alejados a lógicamente anterior al espacio”.
844 los que utilizó Einstein, pero en otros no. Así, por
ejemplo, en El valor de la ciencia se ocupaba con cierta Bertrand Russell (1872-1970), al que
extensión no sólo del espacio desde el punto de vista volveré más adelante, nos proporciona
un apoyo suplementario, e importante, al argumento
El apoyo de Russell al que me refiero tiene que ver con
que estoy intentando presentar: que el análisis de los
uno de sus libros, Our Knowledge of the External World
conceptos de espacio y tiempo llevaban ya tiempo
as a Field for Scientific Method in Philosophy (Nuestro
instalados en la investigación fisiológica, matemática
conocimiento del mundo exterior como campo para el
y física, antes de que Einstein desarrollase sus
método científico en filosofía; 1914). En este libro, que
teorías de la relatividad, y que mucha de esa huella
Russell completó en el otoño de 1913, se trataba con
se borró una vez que, en noviembre de 1919,
bastante extensión, entre otras cuestiones, por
Einstein y su ciencia se convirtieron en
supuesto, de la naturaleza del espacio y el tiempo, en
mundialmente famosos.
un capítulo (el IV) cuyo título ya es significativo para
los argumentos que estoy defendiendo: “El mundo de la
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física y el mundo de los sentidos”. Veamos algo de lo
que escribió allí Russell45:

“El espacio-tiempo de la Física no tiene una relación


estre- cha con el espacio y el tiempo del mundo
experimental de una persona... El espacio de, v. Gr., mis
percepciones visuales está correlacionado con el espacio
físico solo de una forma más o menos aproximada;
desde el punto de vista físico todo lo que veo está dentro
de mi cabeza. No veo objetos físicos; veo los efectos que
producen en la región en que está mi cerebro. La
correlación del espacio visual y el físico llega a ser
aproximada por el hecho de que cada una de mis sen-
saciones visuales no se debe enteramente a un objeto
físico determinado, sino también, en parte, al medio
interpuesto. Además, la relación entre la sensación
visual y el objeto físico es de uno a muchos y no
biunívoca, porque nuestros sentidos son algo vagos:
cosas que parecen diferentes bajo el microscopio
resultan discernibles a simple vista...
Respecto al tiempo, la relación entre Psicología y Física
es sorprendentemente simple. El tiempo de nuestra
experiencia es el tiempo que resulta, en Física, de tomar
nuestro propio cuerpo como el origen. Para la Física
todos los acontecimien- tos de mi experiencia están en
mi propio cuerpo, y el inter- valo temporal entre ellos
es lo que la teoría de la relatividad llama ‘intervalo’ (en
el espacio-tiempo). Así, el intervalo temporal entre dos
acontecimientos en la experiencia de una persona
conserva una significación física directa en la teoría de la
relatividad. Pero la fusión del espacio y el tiempo físicos
en el espacio-tiempo no corresponde a nada en
Psicología. Dos acontecimientos que son simultáneos en
mi experiencia pueden estar espacialmente separados en
el espacio psíquico (por ejemplo, cuando veo a la vez dos
estrellas). Pero en el espacio físico estos dos
acontecimientos no están separados y ocurren en verdad
en el mismo lugar del espacio-tiempo. En este sentido la
teoría de la relatividad ha complicado la relación
entre la percepción y la física.
La importancia e incluso la existencia del problema que
pre- tendían dilucidar las anteriores consideraciones ha quedado

velada por la lamentable separación de las relatividad einsteiniana, aunque no la daba la


investigaciones que impera en el mundo civilizado. Los importancia que merecía: “Como expliqué en
físicos, ignorantes y despreciadores de la Filosofía, se mi libro”, escribió entonces, “sobre el Mundo
han contentado con presuponer sus partículas, puntos e
JO
instantes en la práctica, concediendo, con irónica SÉ
cortesía, que sus conceptos no rei- vindicaban validez M
AN
metafísica. Los metafísicos, obsesionados por la opinión UE
idealista de que solo la mente es real y por la creencia L

parmenídea de que lo real es inmutable, repitieron una y NC
HE
otra vez las supuestas contradicciones inherentes a las Z
nociones de materia, espacio y tiempo y, por R
O
consiguiente, no intentaron hallar una teoría sostenible
sobre las partí- culas, puntos e instantes. Los psicólogos,
que han hecho un inapreciable trabajo sacando a luz la
caótica naturaleza de los materiales suministrados por
la sanción, han ignorado las matemáticas y la moderna
lógica, limitándose a decir que la materia, el espacio y
el tiempo son ‘construcciones intelectuales’, sin
intentar nunca explicar en detalle cómo lo construye el
intelecto, ni cómo se justifica la validez práctica que,
según muestra la Física, poseen. Hemos de esperar que
los filósofos llegarán a reconocer que ni pueden
alcanzar ningún triunfo sólido en estas cuestiones sin
ciertos cono- cimientos de lógica, matemáticas y física;
entre tanto, por falta de estudiosos con suficiente
preparación, este proble- ma vital sigue sin ser
abordado siendo desconocido”.

Y en este punto señalaba: “Hay, es cierto, dos


autores, ambos físicos, que han hecho algo, aunque no
mucho, para presentar el problema como pendiente de
estudio. Estos dos autores son Poincaré y Mach;
Poincaré especialmente en su Ciencia e hipótesis y Mach
en su Análisis de las sen- saciones. Por admirable que
sea su trabajo parecen sufrir ambos el influjo de una
orientación filosófica general. Poincaré es kantiano
mientras que Mach es ultra-empiris- ta; en Poincaré
casi toda la parte matemática de la Física es
convencional; en Mach la sensación como aconteci-
miento mental se identifica con su objeto como parte
del mundo físico. Sin embargo, los dos autores, Mach
sobre todo, merecen ser citados por haber hecho
importantes contribuciones al planteamiento de nuestro
problema”.

Russell, como vemos, únicamente mencionaba a


Poincaré y Mach, y ello en 1913. Un comentario que
incluyó en un artículo que publicó en 1922 (“Physics 845
and perception”) parece indicar que cuando escribió
Nuestro conocimiento del mundo exterior ya conocía la
externo (que, sin embargo, prestó muy poca atención a la Volviendo al mundo filosófico centroeuropeo, tenemos
relatividad), tenemos que comenzar con un espacio-tiem- po que otro ejemplo destacado de filósofo que reaccionó
privado para cada preceptor, y en general para cada trozo ante las teorías de Einstein es el de Karl Popper
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de materia”46. Fue en la primavera de 1919 cuando su (1902-1994), que aunque no fue un miembro del
interés por la relatividad einsteiniana se despertó real- Círculo de Viena, sí que mantuvo, como ya apunté,
mente, y ello gracias a la ayuda de su amigo el matemático de lazos con él. Con Popper, espe- cialmente después de la
Cambridge John E. Littlewood, con quien aquel año es- tudió, publicación, en 1934, de su Logik der forschung (Lógica
parece, intensamente la relatividad. Inmediatamente después de de la investigación científica), cobró fuerza una de las
que Arthur Eddington efectuase las comproba- ciones ramas de la filosofía de la ciencia que más
preliminares después del, ya mencionado, eclipse de Sol del popularidad alcanzó en el siglo XX, tanto entre los
29 de mayo de 1919, comprobaciones que indica- ban que filósofos como entre científicos y público en general:
la predicción sobre la curvatura de la luz que se deducía de la metodología de la ciencia. Pues bien, las ideas de
la teoría de la relatividad general de Einstein era correcta, Popper en esta área surgieron en buena medida como
Eddington telegrafió la noticia a Littlewood, quien comunicó una reflexión filosófica ante los trabajos de Einstein.
el resultado a Russell47. Está claro que los resultados de la Dejemos que sea el propio Popper, quien, en su
expedición británica del eclipse anuncia- dos en 1919 autobiografía, lo explique49:
significaron un momento crucial para Russell, que el 27 de
noviembre de 1919 escribía a su amiga ame- ricana Lucy “Volviendo la vista hacia aquel año [1919] me
Donnelly48: “Estoy fascinado por Einstein, el mayor suceso maravilla el que, en un período tan corto, le pueda
científico desde hace mucho, probablemente desde Newton. ocurrir tanto al desarrollo intelectual de uno. Puesto
Sólo es la ciencia lo que brilla realmente en nuestra época. que fue en aquella época cuando supe acerca de
Moralmente y artísticamente está degene- rada”. A partir de Einstein; y esto llegó a ser una influencia dominante en
entonces, como veremos más adelante, Russell se convirtió en mi pensamiento, a la larga tal vez la influencia más
uno de los grandes divulgadores de las ideas de Einstein en el importante de todas...
Reino Unido.
ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853 ISSN: 0210-1963

[Max Elstein] me llamó la atención ante el hecho de de los seguidores de éstos. Einstein
que el mismo Einstein consideraba como uno de los estaba buscando experimentos
principales argumentos en favor de su teoría [de la cruciales.
relatividad general] el que condujese a la de Newton Ésta, sentí entonces, era la verdadera
como una aproximación muy buena; también, el que actitud científica. Radicalmente
EI Einstein, aunque convencido de que su teoría era una diferente de la actitud dogmática que
NS
TE
aproximación mejor que la de Newton, la considerase cons- tantemente anunciaba el hallazgo
IN como meramente un paso hacia una teoría todavía de ‘verificaciones’ para sus teorías
Y
LA más general...50 favoritas.
FI Sin duda alguna, Einstein tenía todo esto, y Así es como llegué, hacia finales de
LO
SO especialmente su propia teoría, en mente cuando, en 1919, a la conclusión de que la
FÍ otro contexto, escribió: ‘No podría existir mejor actitud científica era la actitud
A
DE destino para una teoría física que el que señalase el crítica, que no buscaba verificaciones
L camino hacia una teoría más amplia, en la que sino pruebas cruciales; pruebas que
SI
GL continuase viviendo como un caso límite’. Pero lo que podrían refutar la teoría que se está
O más me impresionó fue la clara afirmación de Einstein cuestionando, pero que nunca la
en el sentido de que consideraría su teoría podrían establecer.”
insostenible si no pasase ciertas pruebas. Así escribió,
por ejemplo: ‘si el desplazamiento hacia el rojo de las
líneas espectrales debido al potencial gravitatorio no
existiese, entonces no se podría seguir manteniendo la LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD Y LOS
teoría de la relatividad general’. FILÓSOFOS BRITÁNICOS
846 Aquí teníamos una actitud radicalmente diferente de
la dogmática de Marx, Freud y Adler, y aún más de la Hasta ahora, mis anteriores comentarios
relativos a la in- fluencia de la
relatividad en la filosofía del presente siglo se han
Bretaña51. El motivo de hacer esto es que el caso de
referido a líneas de pensamiento filosófico que se
los filósofos británicos muestra con claridad un aspecto
desarrollaron en el mundo filosófico de habla
más del impacto que las teorías de Einstein causaron a
alemana, en los que la relación ciencia-filosofía era,
raíz del anuncio de los resultados del eclipse de 1919.
por lo que sa- bemos, más fuerte que en otros lugares.
El determi- nar si se pueden extrapolar las conclusiones
A continuación, voy a mencionar, aunque
que se extraen del ejemplo británico a otras
superficialmente, algunos rasgos de la recepción dada
comunidades nacionales es algo que debe esperar a
a las ideas relativistas de Einstein entre los filósofos
estudios específicos, aunque los resultados de
de una nación bastante diferente, Gran
investigaciones referentes a Francia o a Alemania
parecen sugerir que en alguna medida, y desde luego
ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853 ISSN: 0210-1963
con diferencias que nacen de las propias peculiari-
dades del país en cuestión, sí que es posible.

Cuando se estudia la filosofía británica del primer


cuarto del siglo (dos elementos importantes para tal
estudio son las revistas Mind y Proceedings of the
Aristotelian Society), uno se encuentra con que con
anterioridad a 1920 las refe- rencias a la relatividad
einsteniana son muy pocas y prácti- camente limitadas
a la teoría especial, a la que en general se veía como
un apartado del electromagnetismo, que, en manos de
Hermann Minkowski, podía conducir a ciertas
implicaciones acerca de la estructura, euclidiana o no,
del espacio (un caso diferente es el de Alfred North
Whitehead, quien desarrolló su propia teoría de la
relatividad)52. A par- tir de 1919 la situación cambió
sustancialmente, aunque no se pueda decir que el
número de filósofos involucrados fuese muy grande.
Fue especialmente entre 1920 y 1925 cuando los
filósofos británicos comentaron más la rela- tividad;
se escribieron libros y artículos, y la Aristotelian
Society y la Mind Association organizaron debates.
Entre los filósofos más activos durante aquel período
se en- cuentran Whitehead, H. Wildon Carr, C. D.
Broad, Richard
B. Haldane, Dorothy Wrinch y Bertrand Russell. Pero
no fueron los únicos. Un hecho digno de destacar es
que aunque ciertamente existieron filósofos que se
oponían a la relatividad, obstinándose en no abandonar
un mundo, el newtoniano, en el que las certidumbres
(lo absoluto) eran
–pensaban– más firmes, la mayor parte de los
filósofos británicos que participaron en la discusión de
las implica- ciones filosóficas de la relatividad no sólo
la aceptaban, sino que también argumentaban que los
planteamientos einsteinianos favorecían sus propios
puntos de vista fi- losóficos. Idealistas y realistas, en
particular (recuérdese que la polémica idealismo versus
realismo se había sentido con bastante crudeza en la
filosofía británica), defendían sus propios esquemas
ayudándose de la relatividad. Al repasar los libros y
artículos de aquellos años, uno se llega a perder en una auténtica maraña de argumentos y
contraargumentos relativos a qué es lo que como el que ha introducido Einstein no
implicaba la relatividad o qué era lo que Einstein implicase ninguna no- vedad filosófica”. En el
había querido decir. Unos ejemplos tomados de la mismo sentido, en su libro Análisis
discusión organizada por la Aristotelian Society y que
JO
tuvo lugar el 20 de febrero de 1922, con la SÉ
participación de Wildon Carr, Percy Nunn, Whitehead M
AN
y Wrinch, servirán para ilustrar este punto. Para el UE
idealista Wildon Carr la teoría de Einstein era “una L

interpretación científica de la experiencia basada en NC
el principio de relatividad. Este principio está en HE
Z
completo acuerdo con la doctrina neo-idealista en R
filosofía, y en total desacuerdo con el punto de vista O
fundamental de toda forma de neo-realismo”. Por
contra, el realista Nunn argumentaba que, al igual que
Einstein, los neo-realistas “habían enseñado
explícitamente que las varias aparien- cias de la
‘misma cosa’ para diferentes observadores no son
reacciones mentales diversas ante una idéntica causa
material, sino que son datos de los sentidos o ‘sucesos’
que pertenecen a una única secuencia histórica”.
Finalmente, Dorothy Wrinch –una graduada en
matemáticas y filoso- fía por el Girton College de
Cambridge y que durante un tiempo fue pupila de
Russell– pensaba que la teoría de la relatividad no
tenía nada que ver ni con idealismo ni con realismo
(de hecho, Wrinch utilizó las teorías de Einstein para
apoyar sus propios planteamientos, muy influidos por
un logicismo à la Whitehead y Russell)53.

En cuanto a Bertrand Russell, que ya nos apareció,


con- viene detenerse un poco más en él, puesto que
fue uno de los filósofos británicos que más se ocuparon
de las teorías de la relatividad de Einstein, aunque con
frecuencia más como divulgador que como filósofo
realmente preocupado por las consecuencias que para
su disciplina tenían las nuevas teorías54. De hecho, con
bastante agudeza percibió el oportunismo filosófico
que mostraron muchos de sus colegas filósofos cuando
extraían consecuencias filosófi- cas de la relatividad.
Así, en un artículo titulado “Conse- cuencias
filosóficas de la relatividad”, que publicó en 1926
escribía55: “Ha existido una tendencia, no rara en el
caso de una nueva teoría científica, de que todo
filósofo interprete el trabajo de Einstein de acuerdo
con su propio sistema metafísico, y que sugiera que
el resultado es un gran for- talecimiento de las
opiniones que el filósofo en cuestión mantenía
previamente. Esto no puede ser cierto en todos los 847
casos; y puede esperarse que no sea cierto en ninguno.
Sería decepcionante si un cambio tan fundamental
de la materia, Russell escribía56: “La teoría general de la contribuciones para una mejor comprensión y
relatividad tiene un alcance mucho mayor que la especial y un asimilación de las nuevas teorías de Einstein. Omito
interés filosófico también mayor... su importancia en filosofía mencionar aquí aquellos filósofos que simplemente
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es probablemente mayor que en la física. Se ha pretendido, afirmaron de una manera superficial que la teoría de
desde luego, por filósofos de distintas escuelas que la teoría Einstein impulsaba su filosofía favorita. Según algunas
aportaba una afirmación de sus respectivos sistemas. Se ha interpretaciones, la teoría de Einstein muestra, por
recabado para Santo Tomás, Kant y Hegel el haberse ejemplo, que la física tiene que ver con la mente y no
anticipado a ella. Pero no creo que ninguno de los filósofos con la materia, o, contrariamente, que los conceptos
que hacen tales sugestiones se hayan tomado el trabajo de de espacio y tiempo no se refieren a algunas entidades
tratar de comprender la teoría. Por mi parte confieso ignorar abstractas sino a cuerpos materiales”.
de quién podrán ser las consecuencias filosóficas a que la
teoría llega, pero estoy convencido de que ellas son de Un año antes de que escribiese las críticas palabras
mucho mayor alcance y completamente diferentes de las que acabo de citar, en 1925, Russell publicaba un
que se figuran los filósofos que carecen de conocimientos magnífico libro de divulgación sobre la relatividad
matemáticos”. einsteiniana: The ABC of Relativity. En el ultimo
capítulo, titulado “Conse- cuencias filosóficas”, volvía
Philipp Frank, que ya nos apareció como uno de los miem- a la carga, aunque con matices diferentes que muestran
bros del Círculo de Viena y sucesor de Einstein en Praga, que, después de todo, no estaba demasiado convencido
escribió en 1949 algo no demasiado diferente a lo que de la importancia que para la filo- sofía tenía la
sostenía Russell57: “Es justo decir que incluso prominentes relatividad58:
hombres de entre los seguidores y los que reconstruían la
filosofía tradicional, no eran capaces de reconocer correc- “Las consecuencias filosóficas de la relatividad no son
tamente los cambios que debían de realizar para integrar el tan grandes ni tan desconcertantes como se ha pensado a
trabajo de Einstein en los esquemas tradicionales. Hombres de veces.
gran intelecto e imaginación como Henri Bergson, Ernst
Cassirer o A. N. Whitehead intentaron en vano realizar ARBOR CLXXXIII 728 noviembre-diciembre [2007] 833-853 ISSN: 0210-1963

Arrojan poca luz sobre controversias un tiempo dos afirmaciones es correcta. No veo la
famosas, tales como entre realismo e idealismo. razón de por qué, en tales cuestiones,
Algunos creen que apoyan la idea de Kant de que el los filósofos no hayan de mantener las
espacio y el tiempo son ‘subjetivos’ y que son formas ideas que mantenían anterior- mente.
de la intuición. Pienso que tales personas se han Ni antes había argumentos concluyentes
EI desorientado por la forma en que los escritores de la en ambos bandos, ni los hay ahora.
NS relatividad hablan del ‘observador’. Es natural suponer que Aferrarse a una de las dos ideas
TE
IN el observador es un ser humano, o al menos un demuestra un talante dogmático más
Y espíritu. Pero es probable que sea también una que científico.
LA
FI cámara fotográfica o un reloj. Es decir, los extraños No obstante, cuando las ideas que
LO resultados rela- tivos a la diferencia entre un ‘punto de
SO
integran la obra de Eins- tein se
FÍ vista’ y otro están en relación con el punto de vista en hayan hecho familiares, como
A un sentido aplicable tanto a los instrumentos físicos sucederá cuando se enseñen en las
DE
L como a las personas con percep- ciones. La escuelas, reportarán probablemente
SI
‘subjetividad’ aplicada a la teoría de la relatividad es ciertos cambios en nuestros hábitos
GL
O una subjetividad física, que existiría igualmente caso mentales y tendrán una gran
de que no hubiera en el mundo cosas como la importancia a largo plazo”.
inteligencia o los sentidos.
Es, además, una subjetividad estrictamente limitada. La A pesar de todo, el propio Russell no se
teoría no dice que todo es relativo. Por el contrario, da libró completamen- te de entrar en el
una técnica para distinguir lo que es relativo de lo que terreno que él mismo criticó en 1926.
pertenece al hecho físico. Si dijéramos que la teoría Así, durante un debate que mantuvo
848 apoya a Kant en su concepción del espacio y del tiempo, en las páginas de Mind en 1922 con el
tendríamos también que decir que le rechaza en la de filósofo y psicólogo estadounidense
espacio-tiempo. Desde mi punto de vista, ninguna de las Charles A. Strong (1862-1940), Russell
no dudó en utilizar la teoría general de la relatividad
entendió realmente, pero también existe la posibilidad
para apoyar su teoría de la percepción59.
de que el problema residiese –resida– en una
indefinición, en una cierta maleabilidad, de la propia
Ante reacciones como las que acabamos de ver, uno
filosofía.
no puede evitar preguntarse el cómo es posible que se
viese un mismo objeto, la relatividad, de maneras tan
diferentes. Tal vez fuese porque los análisis
filosóficos a los que se sometió a la teoría no fueron
BRIDGMAN, LA RELATIVIDAD Y EL OPERACIONALISMO
correctos, o porque no se la
Naturalmente, la relatividad einsteiniana tuvo
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repercusio- nes filosóficas más allá de Alemania,
Austria y Gran Bre- taña. Un ejemplo muy notorio en
este sentido tiene como protagonistas al
operacionalismo y su máximo exponente, el físico
estadounidense (y premio Nobel de Física) Percy
Bridgman (1882-1961).

El operacionalismo, que desempeñó un cierto papel en


las discusiones filosóficas, especialmente entre físicos,
duran- te la primera mitad del siglo XX, surgió cuando
Bridgman se dio cuenta de que lo que hizo Einstein
en su teoría de la relatividad especial fue “llevar a
cabo, con más detalle que lo hecho hasta entonces, un
análisis de las operaciones físicas que se utilizan en la
medida de longitud y tiempo”60. En particular,
Bridgman, en el artículo del que procede la última cita,
al igual que en su clásica obra, The Logic of Modern
Physics (La lógica de la física moderna, 1927), o en otros
trabajos, hacía notar que el concepto de “simulta-
neidad absoluta” no tiene ningún significado empírico,
que es preciso incorporar a nuestras teorías –como
hizo Eins- tein– el conjunto de operaciones que nos
permiten medir, en diferentes sistemas inerciales, el
parámetro tiempo. De todo esto, que está ligado a
una teoría específica como es la relatividad especial,
Bridgman extrajo el principio general de que todo
concepto que no esté asociado a un proceso de
medida debe de ser excluido de la física.

FILOSOFÍA Y RELATIVIDAD EN ESPAÑA:


JOSÉ ORTEGA Y GASSET

En España también hubo una conexión “relatividad-filo-


sofía”. José Ortega y Gasset (1883-1955), el mejor
filósofo hispano de entonces, y acaso de siempre, fue el
responsa- ble de tal conexión.

Es bien sabido que Ortega fue uno de los más y


mejor se relacionaron con Einstein cuando éste visitó
Madrid del 1
al 11 de marzo de 1923: fue uno de sus guías en el través de ella en la ciencia en general, como
viaje que el gran físico hizo el día 6 a Toledo y presentó revela el que escribiese allí:
y tradujo la conferencia que dictó en la Residencia
de Estudiantes el día 9. Pero Ortega ya había
JO
mostrado su interés por la relatividad antes. En 1922 SÉ
(una fecha temprana ciertamen- te), había acogido en M
AN
una colección de libros que dirigía un magnífico UE
texto de divulgación escrito por Max Born, La teoría L

de la relatividad de Einstein y sus fundamentos físicos, NC
para el que compuso un prólogo en el que se lee61: HE
Z
“Las ideas de Einstein llegan a nosotros ungidas por R
esa recomendación estelar. Con un radicalismo O

intelectual tan característico del tiempo nuevo, como el


deseo de no ser radical en la práctica, rompe el
genial hebreo con la for- ma milenaria de nuestras
intuiciones cósmicas. Nada podía garantizarnos mejor
que entramos en una nueva época. Muy pronto una
generación aprenderá desde la escuela que el mundo
tiene cuatro dimensiones, que el espacio es curvilíneo y
el orbe, finito”.

Sin embargo, según el propio Ortega su conocimiento


de la obra de Einstein era anterior. Así, a menos, lo
indicó en un artículo titulado “Con Einstein en Toledo”,
que publicó en La Nación, de Argentina, el 15 de abril
de 1923, esto es, poco después del viaje de Einstein a
España. “En 1916”, señalaba allí, “pronuncié algunas
conferencias en la Facul- tad de Letras de Buenos Aires.
Me había propuesto en ellas dibujar someramente la
fisonomía de un nuevo espíritu que sobre Europa
alborea. Ante todo me interesaba fijar los caracteres
de la nueva manera de pensar que desde el friso
secular actúa en las ciencias y las va renovando
radicalmente. Con alguna reiteración aludí a la teoría
de la relatividad de Einstein, ejemplo admirable del
nuevo sesgo intelectual. Era entonces muy poco
conocida, en rigor se hallaba todavía en período de
desarrollo. Aquel mismo año 1916 publicó Einstein la
exposición de su sistema genera- lizado. Al concluir mis
conferencias decía yo al auditorio: ‘No tengo prisa
alguna de que me deis la razón. Sólo pido que
cuando en tiempo nada lejano algunas de las cosas
que habéis oído por vez primera en estas
conferencias resuenen por todo el mundo y celebren
su consagración pública, recordéis que en esta aula y
en esta fecha oísteis ya hablar de ellas”62.

Aquel mismo año de 1923, Ortega publicó un libro, El 849


tema de nuestro tiempo, que muestra también lo
interesado que estaba en la física einsteiniana, y a
“Nuestra generación, si no quiere quedar a espaldas de su bre, sino el resultado de la colaboración indeliberada
propio destino, tiene que orientarse en los caracteres de muchos, precisamente de los mejores, la orientación
generales de la ciencia que hoy se hace, en vez de fijarse que revelen esas tendencias marcará el rumbo de la
Nº 728
en la política del presente, que es toda ella anacrónica y historia occidental”65. En cuando a las características
mera resonancia de una sensibilidad fenecida. De lo que que identifi- caba en la teoría eran las siguientes:
hoy se empieza a pensar depende lo que mañana se vivirá
en las plazuelas”63. Absolutismo. Correcta y muy perspicazmente
(recorde- mos cuántas deformaciones había sufrido
En uno de los apéndices de ese libro, titulado “El sentido en este punto la teoría de la relatividad, que su
histórico de la teoría de Einstein”, Ortega presentó, como él creador se afanó en mostrarla como “una teoría de
mismo señalaba en la “Advertencia al lector”, “una inter- principios”), el filósofo español señalaba que la física
pretación filosófica del sentido general latente en la teoría de Einstein “no es relativa, sino relativista, y merced
física de Einstein”. “Creo”, añadía, “que, por vez primera, se a su relativismo consigue una identificación
subraya aquí cierto carácter ideológico que lleva en sí esta absoluta”66.
teoría y contradice las interpretaciones que hasta ahora solían
darse de ella”64. Perspectivismo. No menos correctamente que en el
apar- tado anterior, Ortega escribía que la relatividad
Como el título del apéndice sugiere, la interpretación de no repre- sentaba “una interpretación subjetivista del
Ortega se basaba en identificar en la relatividad einsteina- na conocimiento, según la cual la verdad sólo es verdad
algunas tendencias generales que creía ver en la época en la para un determinado sujeto... De ninguna manera... Lo
que surgió. La teoría de la relatividad, señalaba, “es un que ocurre es que una de las cualidades propias a la
cuerpo de pensamientos que nace en un alma, en un realidad consiste en tener una perspectiva, esto es, en
espíritu, en una conciencia, lo mismo que el fruto en el organizarse de diverso modo para
árbol... sus peculiaridades acusan ciertas tendencias es-
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pecíficas en el alma que la ha creado. Y como un edificio
científico de esta importancia no es obra de un solo hom-
ser vista desde uno u otro lugar. Espacio y tiempo
para mostrar hasta qué punto es un signo de los
son los ingredientes objetivos de la perspectiva física, y
tiempos pareja manera de pensar”.
es natural que varíen según el punto de vista”67. Y aquí
Ortega añadía algo que es especialmente importante:
“Signo de los tiempos”, decía, y esto es,
EI efectivamente, lo que a Ortega le interesaba, tanto
NS “En la introducción al primer Espectador, aparecido en
TE
en lo que se refiere a las teorías relativistas de
enero de 1916, cuando aún no se había publicado nada
IN Einstein como en cualquier otro dominio científico:
Y sobre la teoría general de la relatividad, exponía yo
LA situarlo en un contexto histórico, mostrarlo como una
brevemente esta doctrina perspectivista, dándole una
FI rama más del espíritu del tiempo. Y para semejante
LO amplitud que trascien- de de la física y abarca toda
SO empresa, la relatividad representaba un magnífico
realidad. Hago esta advertencia
FÍ instrumento.
A
DE
L
SI
GL
O

NOTAS de Schlick al que


refería Einstein e
1 Reproducida en Robert Schulmann, Moritz Schlick, “D
A. J. Kox, Michel Janssen y József philosophische
Illy, eds., The Collected Papers of Bedeutung d
Albert Einstein, vol. 8 (The Berlin Relativitätsprinzips”,
Years: Correspondence,1914-1917), Zeitschrift f
850
Parte A (Princeton University Press, Philosophie und phil
Princeton 1998), p. 220. El artículo sophische Kritik 15
129-175 (1915).
4 A. Einstein, Notas
2 Albert Einstein, “Autobiographical
autobiográficas, op. cit., pp. 24-
Notes/Autobiographisches”, en Paul
25.
Arthur Schilpp, ed., Albert Einstein:
5 En la misma época en la que
Philosopher-Scientist (Open Court,
compu- so su autobiografía,
La Salle, Illinois 1949), pp. 2-94.
Einstein escribió (el 6 de enero de
Yo he utilizado la versión al
1948) en un sentido muy parecido
español: Albert Einstein, Notas
a Michele Besso: “En lo que se
autobiográfi- cas (Alianza Editorial,
refiere a la influencia de Mach
Madrid 1984), pp. 52-53.
sobre mi pensamiento, cier-
3 Ver la página 127 de la versión en
tamente que ha sido muy grande.
castellano: Isaac Newton,
Me acuerdo muy bien que fuiste
Principios matemáticos de la filosofía
tú quien me llamó la atención
natural (Alianza Editorial, Madrid
sobre su tratado de mecánica y su
1987). Inmediatamente después teoría del calor, durante mis
de la de- finición de tiempo
primeros años de estudio, y estas
absoluto aparece la de espacio
dos obras me produ- jeron una
absoluto: “El espacio absoluto,
gran impresión. Hasta qué punto
por su naturaleza y sin relación a
han actuado sobre mi propio
cualquier cosa externa, siempre
trabajo, es algo que,
permanece igual e inmóvil”.
francamente, no veo claro. Por lo
que recuerdo, D. Hume ejerció
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sobre mí una influencia directa
más grande. Lo leí en Berna en
compañía de Conrad Habicht y de
[Maurice] Solovine”. Ver Albert Eins-
tein, Correspondencia con Michele
Besso (Tusquets, Barcelona 1994),
p. 354. Nótese que aquí Einstein
era menos firme en su defensa de
la influencia del libro de Mach en
la génesis de su teoría de la
relatividad especial. El tratado
sobre la teoría del calor de Mach
al que se refería Eins- tein es:
Ernst Mach, Die Principien der
Wärmelehre. Historisch-kritisch
entwickelt (Leipzig 1896).

6 David Hume, Tratado de la 11 Reproducida en La con- jetura que en una


naturale- za humana; edición de polémica Leibniz- Clarke, teoría realmente
Félix Duque (Orbis, Barcelona Eloy Rada, ed. (Taurus, razonable la inercia, al
1984; versión original en inglés Madrid 1908), pp. 67- igual que en Newton las
de 1739-1740), pp. 128-129. 69. demás fuerzas, debería
7 Ibíd., p. 152. 12 Ibíd., p. 9. descansar en la
8 Ernst Mach, Desarrollo histórico- 13 Ver A. Einstein, Notas interacción de las masas,
crí- tico de la mecánica (Espasa- autobiográfi- cas op. concepción que durante
Calpe Ar- gentina, Buenos Aires cit., p. 31. La cita mu- cho tiempo tuve yo
1949), p. 189. completa, que arroja por teóricamen- te
9 Ibíd., p. 192. más luz que el correcta. Sin embargo,
10 Ibíd., p. 194. extracto que yo he presupone implícitamente
utilizado, es: “Mach que la teoría básica
debería ser del tipo general del de once años comencé Euclides, con
smann, Entwurf einer verallgemei-
de la mecánica de Newton: las mi hermano como tutor. Éste fue uno
nerten Relativitätstheorie und
masas y sus interrelaciones como de los grandes sucesos de mi vida,
einer Theorie der Gravitation
conceptos primitivos. Semejante tan
(Teubner, Leipzig 1913).
intento de solución no encaja en
16 Newton introdujo el experimento
una teoría de campos
del cubo (un cubo colgado del
consistente...”
techo y lleno de agua, al que se
14 El texto de este manifiesto se
le hace girar), del que extraía
cita en el capítulo 1 (“Ernst Mach
argumentos a favor de un espacio
y los avatares del positivismo”) de
absoluto, en el “Escolio” que sigue
Gerald Holton, Ciencia y anticiencia
a la “Definición VIII” de los
(Nivola, Madrid 2001; versión
Principia (ver pp. 131-
original en inglés de 2000), pp.
132 de la versión española
29-30.
citada
15 Reproducida en Martin J. Klein, A.
anteriormente). Mach comentó el
J. Kox y Robert Schulmann, eds.,
experimento del cubo de Newton
The Collected Papers of Albert
en su Desarrollo histórico-crítico de
Einstein, vol. 5 (The Swiss Years:
la mecánica, op. cit., pp. 192-194.
Corres- pondence, 1902-1914)
17 Albert Einstein, “Ernst Mach”,
(Princeton University Press,
Phy- sikalische Zeitschrift 17, 101-
Princeton 1993), pp. 531-532. El
104 (1916); p. 103. Versión al
trabajo en cuestión era: Albert
español en
Einstein y Marcelo Gros-
J. M. Sánchez Ron, ed., Einstein
esen- cial (Crítica, Barcelona
2005).
18 R. Schulmann, A. J. Kox, M.
Janssen y
J. Illy, eds., The Collected Papers of
Al- bert Einstein, vol. 8, op. cit., p.
444.
19 Ibíd., p. 451.
20 Albert Einstein, Letters to Solovine
(Philosophical Library, Nueva
York 1987), pp. 84-85.
21 Albert Einstein, “Physik und
Realität”, Journal of the Franklin
Institute 221, 313-347 y (versión
en inglés) 349-
382 (1936). Traducción al español
(“Física y realidad”) en Albert
Eins- tein, Mis ideas y opiniones
(Bon Ton, Barcelona 2000), pp.
261-291; cita en pp. 264-265.
22 A. Einstein, Notas autobiográficas,
op. cit., pp. 15-17.
23 Al igual que hizo con Einstein, la
geo- metría de Euclides ha
fascinado a lo largo de los
tiempos a innumerables personas.
Como a Bertrand Russell, quien
en el primer volumen de su
autobiografía recordó: “A la edad
deslumbrante como el primer amor. No había pp. 245-246. Las cursivas son dence, May - December 1920, and
imaginado que existiese en el mundo algo mías. Supplementary Correspondence,
tan delicioso. Después de haber aprendido la 25 Albert Einstein, “Remarks January 1919-April 1920) (Princeton
quinta propo- sición, mi hermano me dijo concerning the essays brought University Press, Princeton 2004),
que ésta era considerada generalmente difícil, together in this co-operative p. 51. Vainhinger (1852-1933) era
pero yo no encontré ningún tipo de volume”, en Albert Einstein: catedrático emérito de Filosofía en JO
dificultad. Fue la primera vez que se me SÉ
Philosopher-Scientist, op. cit., la Universidad de Halle y editor M
ocurrió la idea de que acaso tuviese pp. 665-688; cita en p. 684. fun- dador de la revista Kant- AN
alguna inteligencia”. The Autobiography of 26 A. Einstein, “Física y UE
Studien. L
Bertrand Russell, vol. I (1872-1914) (George realidad”, op. cit.; Mis ideas y 28 Moritz Schlick, “Die philosophische SÁ
opiniones, p. 261. NC
Allen and Unwin LTD, Londres 1967), p. Bedeutung des Relatitätsprinzips”, HE
36. 27 Diana Kormos Buchwald, Zeitschrift für Philosophie und phi- Z
Robert Schulmann, Józsel Illy, R
24 Albert Einstein, On the Method of losophische Kritik 159, 129-175 O
Theoretical Physics (Clarendon Press, Oxford Daniel Ken- nefick y Tilman (1915).
1933); versión al español: “Sobre el Sauer, eds., The Collected 29 D. Kormos Buchwald, R. Schulmann,
método de la física teó- rica”, en Ideas y Papers of Albert Einstein, vol. 9 J. Illy, D. Kennefick y T. Sauer, eds., The
Opiniones, op. cit., pp. 242-247; cita en (The Berlin Years: Correspon-

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CollectedPapersofAlbertEinstein,vol. Robert S. Cohen, 11. Existe traducción


9, eds. (Reidel, al es- pañol: Rudolf
op. cit., p. 510. Dordrecht 1978), vol. Carnap, Autobiografía
30 Schlick había llegado a Viena en I, pp. 1-86; cita en
1922, para ocupar la cátedra de p. 2.
Filosofía de las Ciencias 35 D. Kormos
EINSTE
IN Inductivas que anteriormente Buchwald, T. Sauer,
Y habían desem- peñado Ernst Mach Z. Rosenkranz,
LA
FI y otro físico con intereses József Illy y V. Iris
LO filosóficos, el gran Ludwig Holmes, eds., The
SO
FÍ Boltzmann. Collected Papers of
A 31 Diana Kormos Buchwald, Tilman Albert Einstein, vol.
DE
L Sauer, Ze’ev Rosenkranz, József 10, op. cit., pp. 313-
SI Illy y Virginia Iris Holmes, eds., 314.
GL
O The Collec- ted Papers of Albert 36 Ibíd., p. 323.
XX Einstein, vol. 10 (The Berlin Years: 37 Hans Reichenbach,
Correspondence, May - December “The philoso- phical
1920, and Supple- mentary significance of the
Correspondence, 1919- 1920) theory of relativity,”
(Princeton University Press, in P. A. Schilpp, ed.,
Princeton 2006), pp. 293-294. Albert Einstein:
32 Ibíd., p. 255. Philosopher-Scientist,
33 He utilizado la versión inglesa: op. cit., pp. 287-311;
Ernst Cassirer, Substance and cita en p. 290.
Function & Einstein’s Theory of 38 Rudolf Carnap,
Relativity (Dover, New York 1953), “Intellectual auto-
p. 349. biography”, en Paul
34 Hans Reichenbach, “Autobiographi- Arthur Schilpp, ed.,
cal sketches for academic The Philosophy of
purposes”, reproducido en Hans Rudolf Carnap (Open
Reichenbach, Selected Writings, 851
Court, La Salle, Ill.
1909-1953, Ma- ria Reichenbach y 1963), pp. 1-84; p.
intelectual (Ediciones Paidós, Barce- lona 1992). teoría de la relatividad a éste.
mundo exterior, pp. 1145-162;
39 Ibíd. Véase Malachi Haim Hacohen,
cita en pp. 1205-1207.
40 Ibíd., pp. 11-12. Karl Popper. The Formative Years,
46 Bertrand Russell, “Physics and
Nº 728
41 Hermann von Helmholtz, “Über die 1902- 1945 (Cambridge University
per- ception”, Mind 31, 478-485
Tachsachen, die der Geometrie zu Grunde Press, Cambridge 2000), p. 95.
(1922); reimpreso en Bertrand
liegen”, Nachrichten der königlichen Gesellschaft 51 He tratado este caso con mucho
Russell, Es- says on Language,
der Wis- senschaft zu Göttingen, n.º 9 (3 de junio mayor detenimiento en José M.
Mind and Matter, 1919-26, John Sánchez Ron, “The early
de 1868), reimpreso Hermann von Helmholtz,
G. Slater, ed. (Unwin Hyman, reception of Einstein’s relativity
Wissenschaftliche Abhandlungen, 3 vols. (Leipzig
Londres 1988), volumen 9 de among British philosophers”, en
1882, 1883 y 1895), vol. 2, pp. 618-639; “Über
The Collected Papers of Bertrand
den Ursprung die Bedeutung der geometrische Einstein and the Changing World
Russell, pp. 125-133; p. 132.
Axiome”, Vorträge und Reden (Braunschweig View of Physics, 1905-2005, Einstein
47 La nota que Littlewood envió a
1884), 5.ª edición, vol. II, pp. 1-3, este Studies, vol. 12 (Birkhäuser,
Russell se reproduce en The Boston en prensa).
artículo reproduce el texto de una conferencia
Auto- biography of Bertrand Russell, 52 Alfred N. Whitehead, An Enquiry
que Helmholtz pronun- ció en Heidelberg en
1870. vol. II (1914-1944) (George Allen Concer- ning the Principles of Natural
42 Existe una edición inglesa de esta obra: and Unwin, Londres 1968), p. Knowledge
111. Dice así: “Querido Russell,
Hermann von Helmholtz, Epis- temological
La teoría de Einstein
Writings, R. S. Cohen y Y. Elkana, eds. (Reidel,
completamente confirmada. El
Dordrecht 1977).
desplazamiento previsto era 1˝.72
43 En 1906 la editorial Open Court (la editora de
y el observado 1˝.75 ± —06”.
The Monist) publicó un libro que recogía estos
Desafor- tunadamente, no está
tres artículos, bajo el título Space & Geometry.
fechada.
A señalar, asimismo, que en 1905 (Johann
48 The Selected Letters of Bertrand
Ambrosius Barth, Leipzig) los originales en
Russell. The Public Years, 1914-
alemán de estos artículos fueron
1970, Nicholas Griffin, ed.
incorporados en parte en el último libro
(Routledge, Lon- dres 2001), p.
publicado por Mach (los capítulos XX, XXI y
196.
XXII): Erkenntniss und Irrthum. Ski- zzen zur
49 Karl R. Popper, “Autobiography”,
Psychologie der Forschung (Conocimiento y
en The Philosophy of Karl Popper,
error. Apuntes para una psicología de la
Paul A. Schilpp, ed. (The Open
investigación).
Court, La Salle, Ill. 1976), pp. 1-
44 He utilizado la versión al español: Henri 181; pp. 28-29.
Poincaré, El valor de la ciencia (Espasa-Calpe, 50 Elstein era una judío sefardita
Madrid 1964), p. 86.
de Jerusalén, un año mayor que
45 He utilizado la traducción al español incluida en
Popper, aparentemente muy
Bertrand Russell, Obras completas, tomo II
dotado, que pa- cientemente
(Ciencia y filo- sofía, 1897-1919) (Aguilar, enseñó los fundamentos de la
Madrid 1973): Nuestro conocimiento del

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(Cambridge University Press, Cambridge theory”, Proceedings que Russell de- dicó a la
1919); The Concept of Nature of the Aristotelian relatividad es:
(Cambrid- ge University Press, Society 22, 123-138 “Einstein’s theory of
Cambridge 1920), y The Principle of ( relativity”, The
Relativity (Cambridge University 1 Athenaeum, n.º 4.672 (14
Press, Cambridge, 1922). 9 de noviembre de 1919);
2
53 H. Wildon Carr, T. P. Nunn, A. N. reproducido en B.
2
852 Whitebead y Dorothy Wrinch, ) Russell, Essays on
“Dis- cussion: The idealistic . Language, Mind and
interpretation of Einstein’s 54 El primer artículo Matter, 1916- 26, op. cit.,
pp. 207-209.
cit., pp. 228-232; este artículo (1922); C. A. Strong, “Rejoinder”,
55 Bertrand Russell, “Philosophical
apa- reció en la 13 edición Mind 31, 486-488 (1922).
con- sequences of relativity”, en The
(1926) de The Encyclopedia 60 Percy W. Bridgman, “Einstein’s theories
Collected Papers of Bertrand Russell,
Britannica, vol. 13, pp. 331-332. and the operational point of
vol. 9, op.
56 Bertrand Russell, Análisis de la view”, en Albert Einstein:
JO
mate- ria (Revista de Occidente, Philosopher-scien- tist, Arthur SÉ
Madrid s. f.; versión original en Schilpp, ed. (Open Court, La Salle, M
AN
inglés de 1927), pp. 65-66. Ill. 1949), pp. 333-354; p. 336. UE
57 Philipp Frank, “Einstein’s 61 Reproducido en José Ortega y L

philosophy of science”, Reviews of Gas- set, Obras completas, tomo III NC
(1917/ 1925) (Taurus, Madrid 2005), HE
Modern Phy- sics 21, 349-355 Z
(1949); p. 352. p. 414. R
58 Bertrand Russell, The ABC of Relati- 62 J. Ortega y Gasset, “Con Einstein O

vity (Kegan Paul, Londres, 1925). en Toledo”, reproducido en Obras


He utilizado una edición en español com- pletas, tomo III, op. cit., pp.
(de la tercera edición en inglés): 521-525; p. 521.
Ber- trand Russell, ABC de la 63 J. Ortega y Gasset, El tema de
relatividad Ariel, Barcelona 1989), nuestro tiempo; reproducida en
pp. 177-178. Obras com- pletas, tomo III, pp.
59 C. A. Strong, “Mr. Russell’s 557-652; p. 571.
theory of the external world”, 64 Ibíd., p. 559.
Mind 31, 307-320 (1922); B. Russell, 65 Ibíd., p. 642.
“Physics 66 Ibíd., p. 644.
and perception”, Mind 31, 478-485 67 Ibíd., p. 646.

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