Árbol de Molle
Árbol de Molle
Árbol de Molle
La naturaleza nos ofrece gran variedad de opciones para tratar casi cualquier afección,
alimentarnos saludablemente o adornar nuestro hogar con poco esfuerzo. La versatilidad del árbol
de molle es quizás su característica más significativa, ya que puede cubrir sin mayor problema
cada una de estas necesidades.
Schinus Molle es el nombre científico del árbol de molle, aunque frecuentemente se le conoce
como mulli, cullash o falsa pimienta. Esta vistosa planta pertenece a la familia de las
anacardiáceas, y es muy popular por sus variados usos. Se le confieren dotes medicinales, pues
preparado en bálsamos ayuda a contrarrestar los efectos del reumatismo.
Tras algunos procesos de deshidratado y tostado, la semilla del árbol de molle es utilizada como
pimienta. Asimismo, es muy útil como fertilizante. Esto se debe a que sus hojas secas y la piel
sobrante que elimina a grandes cantidades, se convierte en compost para plantas de jardín.
De gran estatura, el árbol de molle puede lograr una longitud de ocho metros. Pero en condiciones
favorables puede alcanzar los 15 metros en ciertas latitudes. Generalmente, la copa tiene un
diámetro aproximado de tres metros y luce un intenso color verde. Se multiplica a través de
semillas cultivadas o esparcidas espontáneamente.
El árbol de molle puede crecer tanto en terrenos rocosos como livianos. Su corteza cuenta con
pequeñas protuberancias redondas y algunas grietas de tres milímetros. A la vista parece áspera.
Y es probable que al aplicar un poco de fuerza, ésta se desprenda en placas.
Posee ramificaciones prolíficas, con ramas que cuelgan perpendicularmente y hojas compuestas
por 20 foliolos. Las flores de este gran arbusto son pequeñas y se forman en panículas.
Muestra colores amarillentos y está dotado de un fruto en forma de racimo con pepitas rosadas,
tan pequeñas como una pepa de pimienta, en cuyo interior habrá una semilla marrón. Al olfatear
de cerca, es posible percibir un aroma a trementina, propio de esta especie.
HÁBITAT
Esta planta es oriunda de América del sur, específicamente de Río Grande en Brasil. Se puede
hallar en diversos lugares secos, como valles. Es frecuente que esté junto a otras variedades como
el guarango o la tara armando estructuras de cercas naturales, proveyendo sombra en laderas, ríos,
riberas, jardines de casas, calles y parques.
También se sitúa en Argentina, Perú, Bolivia y Uruguay. Por ejemplo, en África del Sur, ha
poblado gran cantidad de sabanas, ocupando canaletas de riego en entornos semidesérticos. Por
otro lado, en Australia, ha invadido áreas de bosques, de arboledas e, incluso, zonas costeras.
América del Norte no se queda atrás, pues el árbol de molle, junto a otro ejemplar asociado,
el Schinus Terebinthifolius, es considerado una especie dañina, especialmente en Hawai y
Florida. Otros sitios donde crece son Puerto Rico, California, Arizona, Texas y Luisiana.
Colocados en una infusión, los frutos del molle son ideales para combatir la retención de líquidos,
mientras que el agua resultante de hervir las hojas se ha usado como antiinflamatorio, analgésico
y cicatrizante de uso externo. Puestas al sol, son apropiadas como emplasto para contrarrestar los
efectos del reumatismo y la ciática.
Las flores del árbol de molle también son beneficiosas como compresas calientes para los dolores
musculares. De igual forma, en una infusión con eucalipto, las hojas sirven para hacer
inhalaciones, que reducen las afecciones de las vías respiratorias.
Puede tratar numerosas enfermedades como la artritis, los cólicos estomacales, gingivitis, la
leucorrea o hidropesía, afecciones del hígado, riñones, dolor de garganta, muelas y piernas.
También como purgante, depurativo para la sangre, cefalálgico, vermífugo y hemostático.
USOS ADICIONALES
La semilla del árbol de molle es conocida como “pimienta falsa”, debido a las similitudes que
guarda con especias picantes. No obstante, una vez pulverizada, es utilizada como “pimienta
roja”. Asimismo, al frotar contra la piel las pepitas, funcionarán como repelente para mosquitos.
Tanto a la corteza como a las hojas de este árbol se les extrae un aceite esencial, que forma parte
de la mezcla de jabones, perfumes y dentífricos. Al mismo tiempo, sus hojas proveen un tinte
natural, que es capaz de teñir muchos tejidos propios de zonas andinas.
En la antigüedad, los peruanos extraían una bebida alcohólica del árbol de molle, fermentando
sus frutos. Para realizar la preparación, se restregaba la semilla madura entre las manos,
sumergidas en agua caliente. Una vez que líquido se tornara dulce, sin perder el amargor
característico, se colaba y dejaba fermentar por cuatro días.
En Chile, con el mismo procedimiento, pero agregando la evaporación hasta que el residuo
parecía un espeso jarabe, podían crear una especie de miel muy popular, cuya base también
producía chicha de molle. Con un poco más de fermentación, resultaba vinagre.