El Mundo Del Magnesio La Salud
El Mundo Del Magnesio La Salud
El Mundo Del Magnesio La Salud
Las almendras
El magnesio es un mineral muy beneficioso para los deportistas, que podemos encontrar en
una gran variedad de alimentos. Lo ubicamos en la clorofila, el pigmento vegetal que
proporciona el color verde a ciertas verduras, como la espinaca, la acelga, la achicoria, la
lechuga, entre otras.
CONTENIDO EN
ALIMENTOS
MAGNESIO
Maíz 120
Chocolate 100
Pan integral 91
Lentejas 78
Cigalas, langostinos, gambas... 76
Acelgas 76
Dátiles 59
Pasta 57
Chocolate con leche 50
Espinacas 50
Sardinas en conserva 50
Almejas, berberechos... 50
Gruyere, Emmental 50
Castañas 36
Plátano 36
Langosta y bogavante 34
Galletas 32
Queso de bola, manchego fresco... 28
Sardinas en conserva 26
Patatas 25
Conejo 25
Besugo, dorada, salmonetes, merluza... 23
Las tareas del magnesio dentro del cuerpo humano aluden al ATP que, al usar la glucosa
por fosforilación anaeróbica o por la decarboxilación oxidativa para la producción de
energía desde las células. También nos servimos de este mineral en la contracción y
relajación muscular.
Otra función del magnesio es la disminución de la excitabilidad del sistema nervioso
central. Específicamente, el magnesio inhibe la liberación de acetilcolina. En cuanto al
medio intracelular, el magnesio equilibra el ácido-base, participa de la actividad
electrolítica celular, la respiración y los intercambios entre las mismas.
El 60% de las necesidades diarias se depositan en los huesos, el 28% en los músculos y el
resto en los tejidos blandos -principalmente, corazón, cerebro, hígado y riñones-, y el 2%
restante en los líquidos corporales.
La ingesta diaria de magnesio debe estar entre los 300 y 350 mg./día para los hombres,
280 mg/día para las mujeres y entre 320 a 350 mg/día para las embarazadas.
Las necesidades medias diarias de magnesio son de aproximadamente 0’0067 gramos por
kilogramo de peso corporal. Esta cantidad debe ser el aporte mínimo, y a condición de estar
en consonancia con los otros elementos de la llamada tétrada catiónica (potasio, sodio y
calcio). Además, debe administrarse en la alimentación; de otro modo no surtiría ningún
beneficio ya que no sería absorbido y se arrastraría junto con las heces.
Este mineral es esencial para el buen rendimiento de los niños en la escuela, de los
estudiantes en general y de las demás personas en el ámbito laboral y cotidiano.
Al parecer la carencia de magnesio afecta principalmente a las personas que sólo consumen
alimentos procesados, es decir, a quienes no ingieren habitualmente frutas, hortalizas u
otros alimentos crudos o que, en general, mantienen una alimentación pobre. También es
frecuente en alcohólicos y en personas con cirrosis hepática, diarreas prolongadas, mala
absorción intestinal y enfermedades renales o bien están a tratamiento diurético o han
sufrido una intervención quirúrgica.
Asimismo, las embarazadas y las personas que realizan grandes esfuerzos físicos, ya sea
por razones deportivas o laborales, también se encuentran expuestas a sufrir carencias de
este mineral.
Antes los alimentos eran más ricos en Magnesio ya que los agricultores utilizaban estiércol
animal. Ahora con los abonos químicos los alimentos lo contienen en menor cantidad.
*
Una taza de chocolate con leche, y tres rebanadas de pan integral.
*
Una porción de carne acompañada de ensalada verde*
Una taza de legumbres cocidas
*
Una banana de tamaño grande.
Una dieta pobre en magnesio puede producir, espasmofilia, temblores, depresión, vértigos,
confusión, arritmia, alopecia, artritis… los casos de déficit de este mineral se observan en
pacientes dependientes del alcohol, que han sufrido quemaduras, diarreas, vómitos
excesivos, cirrosis o cáncer. La falta de magnesio está unida a las carencias de potasio y
calcio.
Por ello te recomiendo que controles bien tu dieta, al practicar Yoga, y la complementes
con este mineral imprescindible:EL MAGNESIO.
Adriana Paoletta
Fuente:http://alimentacionadecuada.blogspot.com/
Si usted se siente cansado y estresado es posible que usted tenga un déficit de magnesio en
su dieta.
Debido a que el magnesio se degrada fácilmente con la cocción, la mayoria de las personas
presentan deficiencia de este mineral esencial
Cómo Saber si usted Tiene un Déficit de Magnesio
El siguiente test indica si usted tiene déficit o nivel bajo de magnesio. Sume el valor de
cada síntoma que presente.
Si usted toma un suplemento diario de por lo menos 600 magnesio de magnesio reste 15 del
total de su cuenta.
Una norma práctica para administrar magnesio es administrarlo en conjunto con el ion de
calcio para mantener el equilibrio. Y siempre alejado de las comidas grasas para asegurar
su absorción.
La principal causa de pérdida de magnesio por vía renal es el uso de diuréticos sin control.
Cuando existe acidosis en los tejidos, se produce un excesivo consumo del magnesio y por
ello se altera el sistema hormonal femenino.
Esta situación de consumo excesivo de magnesio es válido también para otras formas de
cuadros inflamatorios crónicos, de alta frecuencia de aparición (artritis, reumatismos,
inflamaciones pelvianas, etc.).
Debe señalarse que son las mujeres las que esencialmente experimentan este tipo de
problemas en relación 3-1 con respecto a los varones.
La pérdida del ion magnesio se traduce en una disminución de la función reguladora del eje
hipotálamo-hipófisis y de la glándula tiroides.
Una de las causas de hipomagnesemia o tener niveles bajos de magnesio es por que el
cuerpo tiene mayor requerimiento de magnesio para defender al organismo de los
contaminantes ambientales.
En pocas palabras, el fosfato de calcio que forma parte del sarro o tártaro dentario, es una
manifestación de una pérdida de calcio, en forma anormal y a su vez de bajo niveles de
magnesio.
Se aprecia que en las dietas ricas en fitatos tales como los alimentos de tipo integral o con
germen de trigo, el magnesio es poco absorbido, generando hipomagmesemia.
La primera versión de este libro, en el 2003. en ella atribuyen propiedades casi milagrosas
al mineral magnesio. Se señalan entre otras la relación entre la deficiencia de magnesio con
la diabetes, el síndrome pre menstrual, la osteoporosis y los cálculos renales. En este libro
se descubre las muchas necesidades de este mineral para una dieta saludable. Debemos
cuidar que la cantidad adecuada de magnesio llegue a nosotros diariamente, recordando
siempre que es preferible prevenir, es necesario puntualizar que actualmente nuestra
alimentación adolece de muchos minerales importantísimos debido a que la tierra donde se
siembra los productos que consumimos en nuestra alimentación esta exhausta.
Quien escribe tenía diarias palpitaciones al corazón, calambres a las pantorrillas, tensión al
cuello y al hombro que desaparecieron al consumir 500 mg. de óxido de magnesio dos
veces al día. .
Algunos fármacos producen deficiencia de magnesio como diuréticos, insulina, otros, por el
contrario, interactúan con él como los relajantes musculares, los barbitúricos, los hipnóticos
y los narcóticos…antes no se hablaba del magnesio porque los laboratorios hacen sus
investigaciones sobre fármacos no sobre minerales.
Cada año muchas personas entran a tratamiento psiquiátrico por causas que pueden deberse
a deficiencia de magnesio…aparte de ansiedad puede causar ataques de PANICO…aparte
puede aliarse con la glucosa y producir hipoglucemia con todos sus molestos síntomas…en
los niños se asocia la deficiencia de magnesio con desórdenes como déficit de atención e
hiperactividad, DDAH, delincuencia juvenil y depresión…la serototina, químico cerebral
natural llamado ”me siento bien” precisa del magnesio para
Se puede usar el magnesio como protocolo oral de la QUELACION CON EDTA…
Los diabéticos necesitan más magnesio y pierden más magnesio…el magnesio es necesario
para la producción y transporte de la insulina….
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Evita las piedras en los riñones porque mantiene el calcio disuelto en la sangre…para tratar
la osteoporosis se debe unir el calcio al magnesio…. Para evitar la osteoporosis comer
frutas y verduras y
calcio,potasio…
Sobreel magnesio las investigaciones y pruebas continúan…es importante saber
que la deficiencia de magnesio origina el síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia y que
por lo tanto es parte muy importante en su tratamiento porque disminuye la fatiga, el dolor
muscular y la sensibilidad química…la ausencia o déficit de magnesio origina también
enfermedad ambiental y asma…el magnesio ayuda a eliminar químicos y metales pesados
del cuerpo…el magnesio mejora ostensiblemente a los personas atacadas por el asma…
Las personas estamos consumiendo 4 mg/kg/al día cuando óptimo es 6 mg/kg/al dia.
ALIMENTOS RICOS EN MAGNESIO: algas marinas, salvado de trigo, germen de trigo,
almendras anacardos, melaza, levadura de cerveza, trigo sarraceno, castañas, avellanas,
maní, pecanas, nueces, tofu, centeno, …hierbas como el culantro, diente de leon, verdolaga,
algas, hortiga…es muy rica el agua mineral con magnesio…y si tiene calcio que no sea mas
del doble del magnesio
Índice
Prologo
I. Capítulo - ¿Posee El Magnesio Virtudes
Curativas?
II. Capítulo - El Magnesio En El Organismo
Humano
III. Capítulo - El Magnesio En Zootecnia
IV. Capítulo - El Magnesio En Agricultura
Epilogo
I. Apéndice - ¿Como Debe Tomarse El
Magnesio?
II. Apéndice - Contenido De Magnesio y De
Calcio En Los Principales Elementos
III. Apéndice - Principales Dolencias Para
Las Que Se Recomienda El Empleo De
Las Sales De Magnesio
IV. Apéndice - Bibliografía
PRÓLOGO
La presente obra recoge varios artículos de diferentes autores, consagrados a divulgar el
importante papel que desempeña el magnesio en los organismos vivientes, como sus efectos
curativos en el hombre y en los animales, los prodigiosos resultados del mismo aplicado a las
plantas y, en general, su poderosa intervención en el metabolismo vital.
Sobre todo, los diez artículos de Francisco Manzanal, S. I., han tenido la virtud de interesar a
gran número de personas que han practicado, con excelente resultado, la cura del magnesio en
ellos recomendada y que luego, espontáneamente, se han constituido en los grandes
propagadores de las virtudes curativas del magnesio.
No se crea, sin embargo, que con estos artículos se descubre algo totalmente nuevo o ignorado
respecto al magnesio.
Que, por lo menos en Barcelona, son muchas las personas que, se sirven de las sales de
magnesio para alivio de sus males y aun como alimento (pues autoridades médicas aseguran que
el magnesio debería figurar en la dieta ordinaria), lo demuestra la admiración de algunas
droguerías de dicha ciudad que en un mes venden más sales de magnesio que antes vendían en
diez años.
No vamos a extendernos, en este prólogo, haciendo la apología del magnesio, puesto que ésta ya
se hace - y por cierto bien cumplida, según creemos - en el decurso del presente libro.
Solamente queremos precisar, antes de terminar, el carácter del mismo, que es más bien una
complicación o refundición de lo que especialistas en las respectivas materias (médicos,
ganaderos y agricultores) han observado y experimentado con respecto al papel biológico del
magnesio.
Aunque el fondo básico de este libro, sobre todo en lo que respecta al hombre, son los aludidos
artículos del Padre Manzanal, quien a su vez se ha servido principalmente de la obra del doctor
Delbet, hemos de hacer constar, que en él figuran extractos de otros varios autores.
Asimismo, hemos utilizado los informes que nos han proporcionado cuantos se han servido
darnos a conocer los efectos beneficiosos del magnesio que en sí han experimentado.
En esta complicación de datos o, si se quiere, refundición de trabajos de otros autores, hemos
procurado la mayor unidad y orden, reuniendo en capítulos separados lo referente al hombre, a
los animales y a las plantas, lo que no siempre se encuentra bien delimitado en otros autores.
Esperamos que la presente obra servirá para ampliar el campo de acción del magnesio.
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CAPÍTULO PRIMERO
¿POSEE EL MAGNESIO VIRTUDES CURATIVAS?
Entendemos que, en todo libro, revista y, en general, en cualquier escrito, lo primero que debería
hacerse - y no siempre se hace - es justificar el título que se le ha puesto, a no ser que él mismo
se caiga por su peso o que, en el decurso de la exposición, aparezca claramente justificado.
Al encabezar esta compilación de escritos sobre el magnesio le hemos puesto por título «Virtudes
Curativas del Magnesio», con lo cual parece queremos dar a entender que el magnesio posee
virtudes curativas, como así es en efecto.
Por esto hemos creído del caso comenzar esta compilación justificando el título
que le hemos puesto, a fin de que nadie nos pueda tildar de que no ponemos en
práctica lo que creemos debe hacerse en todo libro y de que en él caemos en el
mismo defecto que reprochamos en otros.
Primer caso: Un día el profesor Slosson llega a clase con un frasco de un líquido
transparente. Sus alumnos, al entrar, concentran sus miradas intrigantes en el
frasco. El profesor, a su vez, fija sus ojos centelleantes en los discípulos y les
dirige unas breves palabras de aclaración para justificar su modo de proceder. Se
trata de un experimento sumamente delicado para el que reclama la cooperación
de los jóvenes del aula.
Les ruega encarecidamente que, una vez haya destapado el frasco, le vayan
indicando cuándo empiezan a percibir la acción odorífica del líquido, para que él
pueda precisar la velocidad de propagación de las partículas existentes.
El profesor quita cuidadosamente el tapón del pequeño frasco, echa unas gotas
del líquido sobre un pedazo de algodón y se retira convenientemente para no
dejarse inficionar tan de cerca por el influjo del líquido. ¿Qué sucede?
A los quince minutos, los alumnos de la primera hilera de los bancos levantan la
mano: han notado ya el escozor del líquido. Unos intervalos más, los de la
segunda serie dan también señales de haber respirado el aire contaminado por
las partículas del líquido. Apenas ha transcurrido un minuto, las tres cuartas
partes de la clase se sienten impresionados por el olor, hasta el punto de que
muchos pretenden abandonar el aula.
Una de las que más satisface es sin duda la que propone el psicólogo Fernando
María Palmes, S.I., en un artículo aparecido en la revista madrileña «Razón y
Fe»:
«Sugestión - dice - es un proceso psíquico que se verifica con
cierto grado de automatismo por parte de las actividades
inferiores, es a saber: de la razón y del libre albedrío.»
He aquí delineados, según esta definición, los dos elementos esenciales a toda
sugestión.
El aludido relator enfermó de tifus cuando tenía unos 33 años de edad. Salió bien
de la enfermedad; pero el médico le advirtió que, después de algún tiempo,
experimentaría a media tarde fuertes dolores intestinales debidos a
fermentaciones provocadas por algún alimento, que él entonces no podría prever
cuál sería.
Acudió a otro médico, pues entonces residía en otra población, y éste le dijo que
debía averiguarse el alimento que se los ocasionaba; cosa no siempre fácil,
añadió. Le preguntó si solía tomar leche, y, al responderle afirmativamente, le
sugirió que pasase tres días sin tomar otro alimento más que leche. Como no se
le reprodujeron los dolores, la conclusión fue que el responsable del mal no era la
leche.
Entonces el médico le dijo que añadiese pan a la leche, y al primer día de hacer
esto, le repitieron los dolores. El médico ya no dudó de que el causante del mal
era el pan y, en consecuencia, que debía abstenerse de tomarlo.
Con esta abstención fueron pasando los meses y aun los años, sin que nuestro
informante fuera molestado de los dolores; con la particularidad de que podía
comer macarrones, fideos y sémola, sin que le sobrevinieran los dolores
intestinales, a pesar de estar hechos de harina dichos alimentos: es que esta
harina no ha sufrido fermentación previamente como la del pan.
Éste le sugirió le fuese nombrando los manjares que había comido y, al saber
que uno de ellos eran albóndigas, exclamó el médico:
«No diga más; es que una buena parte de albóndigas están
hechas de pan.»
Años más tarde, un cocinero, que sabía que nuestro individuo no podía comer
pan, quiso probar si esto era pura aprensión, dándole a comer pan sin que el
interesado se diese cuenta.
A este fin calentó en el horno miga de pan sin que llegara a tomar el color
tostado, y la trituró de manera que pareciese sémola. Naturalmente, el individuo
en cuestión, ignorante de la treta, comió de aquella sémola como lo venía
haciendo con la sémola legítima, y esta vez le volvieron los dolores. El cocinero,
pues, pudo convencerse de que los malos efectos del pan eran realmente
debidos al pan y no fruto de la imaginación.
Y todavía queda descartado cualquier resquicio de sugestión sabiendo que las sales de magnesio
no sólo previenen y curan muchas enfermedades en los animales como largamente se explica en
el capítulo 3.° de este libro, sino también en los vegetales, en los que por testimonio de
agricultores han obrado verdaderas maravillas.
¿Va a hacer sugestión en los animales que ingieren sin saberlo, o en las plantas que carecen de
todo conocimiento?
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CAPITULO II
EL MAGNESIO EN EL ORGANISMO HUMANO
Las carencias y desequilibrios en la parte orgánica de los alimentos del hombre causan terribles
estragos.
Conocidas de todos son las carencias de vitaminas, las cuales han atraído de tal manera la
atención de los sabios, que han emprendido contra esas carencias una lucha seguida de
victorias. No así con respecto al desequilibrio mineral del hombre que continúa haciendo
estragos, sin encontrar oposición.
Pues, por una parte, este desequilibrio ha sido menos estudiado por los sabios, y por otra, sucede
que los poderes públicos lo fomentan inconscientemente y la opinión pública continúa
ignorándolo.
Hoy día, desde hace algún tiempo, empieza a dirigirse más la atención sobre el
terreno donde se desarrolla el microbio, que sobre el microbio mismo; en una
palabra: atiende más a la disposición del organismo que al microbio que lo invade
continuamente. Y con razón. Es que la fuerza del microbio, según se ha
comprobado, radica en la pobreza del terreno, cuya resistencia natural queda
frecuentemente paralizada por causas diversas.
He aquí un pasaje del doctor Alexis Carrel, que da luz sobre el particular:
«Los microbios y los virus se encuentran por doquier: en el aire,
en el agua, en nuestro alimento.
Respecto de las primeras propiedades, las ciencias no pueden nada: cada uno
deberá contentarse con las que le han caído en gracia. Las otras, sin embargo,
son susceptibles de perfección y mejoramiento, y los hombres de ciencia han
dado pasos, con sus estudios y experiencias, para encontrar esos factores de la
inmunidad natural.
Los elementos orgánicos son el carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, por ser
los que principalmente constituyen los compuestos orgánicos. Los elementos
minerales, que en conjunto forman del 4.3 y 4.4 por 100 del peso del cuerpo
humano adulto, son, por orden decreciente en cantidad, el calcio, fósforo, potasio,
azufre, cloro, sodio y magnesio.
Es un hecho innegable que una gran parte de las personas se hallan bajo los
efectos del desequilibrio mineral, particularmente por falta de magnesio en su
organismo. Naturalmente que esta escasez proviene de una alimentación
deficiente en este elemento mineral.
Por su parte el médico francés Pedro Delbet aduce las siguientes razones para
demostrar que la alimentación de los pueblos civilizados es actualmente menos
rica en magnesio que en otros tiempos.
El análisis de dicha sal gruesa y gris mostró que contenía por kilogramo 1.7
gramos de magnesio. Para evitar la incomodidad que representa el
humedecimiento de la sal, se comenzó a eliminar una gran parte del cloruro
magnésico, de suerte que ahora la sal refinada sólo contiene de 0.35 a 0.45
gramos de magnesio, en vez de 17 que tenía antes, o sea una cuarta parte. De
sólo este hecho resulta que la ración magnesiana ha disminuido unos 50 gramos
cada año por persona.
Sobre este punto leamos, en primer lugar, estas líneas de Alexis Carrel:
«Nuestra vida está influenciada en muy grande escala, por los
diarios. La publicidad está hecha únicamente en interés de los
productores y nunca de los consumidores. Por ejemplo, se ha
hecho creer al público que el pan blanco es superior al moreno.
La harina ha sido cernida de un modo cada vez más completo, y
así ha sido privada de los principios más útiles.
Se conserva mejor y el pan se hace más fácilmente. Los
molineros y panaderos ganan más dinero. Los consumidores
comen sin duda un producto inferior. Y en todos los países donde
el pan es la parte principal de la alimentación, las poblaciones
degeneran. Sumas enormes se invierten en la publicidad
comercial.
La aberración sobre esta cuestión es tal, que la harina que contiene una notable
cantidad de magnesio (62 miligramos por 100 gramos) recibe el calificativo de
baja.
Y por este error insospechado, la mayor parte del magnesio está destinado a los
animales en la harina de baja calidad y en el salvado.
Pero, he aquí que nuestro pan contiene siete veces y media menos de magnesio
(MgO) que el que toman los campesinos de Egipto. Si nuestro pan europeo
tuviese la conveniente mineralización magnesiana, un individuo que consumiese
500 gramos de pan ingeriría 830 miligramos de magnesio, mientras que ahora
sólo ingiere 320 miligramos.
Era preciso importarlas de los Países Bajos, Flandes y Monte San Miguel, es
decir, de terrenos particularmente ricos en magnesio.
Ahora bien, este desequilibrio mineral produce estragos sin cuento en los seres
humanos, por no encontrar apenas oposición, es decir, reacción para alcanzar el
debido equilibrio.
Mientras que la lucha contra los microbios acapara una mayor actividad de los
sabios y la diligencia de los servicios sanitarios, se asegura la multiplicación de
estos mismos microbios a quienes se pretende combatir, se aumenta su
virulencia, ofreciendo por todas partes una excelente disposición para su
desarrollo: los organismos desequilibrados del hombre, animales y plantas.
Los ingenieros agrónomos han de determinar qué variedades son las de mejor
constitución para la salud. Cuando éstas estén bien determinadas, quedará el
trabajo de hacerlas adoptar. Las variedades, incapaces de fijar el magnesio en
las proporciones debidas, deberían ser proscritas.
Un punto muy importante para llegar a la obtención del equilibrio mineral estriba
en el conocimiento de su relación con las glándulas endocrinas.
De ahí no nos extrañará que los individuos de una región presenten especiales
características respecto de los de otras regiones, que tienen un influjo mineral
distinto en las glándulas endocrinas, rectoras de la vida y del desenvolvimiento
del organismo.
Los nuevos planes a realizar son numerosos:
determinar cuál es la mineralización ideal, característica
del alimento perfectamente sano
determinar cuáles son las plantas que pueden adquirir
una mineralización mejor
precisar el modo de cultivo de las distintas plantas y las
fórmulas de abonos más aptas
La producción de tales alimentos se generalizaría, haciendo ver a los cultivadores
que ellos pueden producir tales alimentos, que ellos deben producirlos y que esto
es en su provecho propio, consiguiendo frutos no sólo de excelente calidad, sino
también en mayor cantidad.
A estos trigos se les debe dar un cultivo que mejore todavía las cualidades de su
excelente composición mineral, pues ésta puede variar entre límites no
pequeños. Y, por fin, hay que utilizar debidamente estos trigos. Elimínese el
salvado, que no es digerible; pero, sobre todo, de ningún modo se quiten el
germen y las envolturas internas, tan ricas en vitaminas y minerales útiles, a fin
de obtener un pan más blanco.
Se elimina el salvado, pero las sales solubles del salvado quedan en la pasta. No
queda más que echarle sal, hacerlo fermentar y cocerlo. Este pan es muy fácil de
digerir, por contener las diastasas del germen y las solubles del salvado. Este
pan es además, más económico.
De todo lo dicho hasta aquí ya no puede dudarse de que nuestra salud exige una
alimentación más abundante en magnesio, sobre todo si se tiene en cuenta los
efectos saludables y el gran número de enfermedades que previene o remedia
las ingestión de las sales magnésicas, según hemos de ver más adelante.
Parece, pues, que para evitar donde se pueda las enfermedades sin número, que
son la consecuencia directa o indirecta de la carencia o desequilibrio mineral, es
preciso y urgente asegurarnos una alimentación más rica en magnesio. ¿Cómo
obtenerla? Los medios son dos: uno artificial, natural el otro.
Sin duda, cada uno puede añadir, en forma de sales, a su alimentación los
minerales deficientes. Este procedimiento tiene su eficacia, como lo demuestran
los enfermos curados que lo han tomado siguiendo los consejos del doctor
Delbet. Pero por dos razones este método no es plenamente satisfactorio; pues
así los beneficiarios serían una minoría, y es un medio anormal, porque se
tomarían como medicamentos pedidos en la farmacia, ingredientes que deberían
estar en nuestra alimentación ordinaria.
Dado que los desequilibrios, o al menos su aumento cada día más acusado, son
consecuencia de algunos errores señalados por P. Delbet, el medio mejor es
corregir estos errores, de la siguiente manera:
1. Es preciso, en primer lugar, asegurarse un pan
convenientemente mineralizado. Un pan de esta clase
sería suficiente para aumentar nuestra ración
magnesiana en proporciones considerables.
La fijación del calcio sólo puede realizarse por intermedio de ciertos agentes
orgánicos, ayudados por agentes químicos en los que se han fijado los fisiólogos
en estos últimos años y han estudiado su papel. En todos los trabajos, los
autores, se han dedicado a establecer el papel de fijador representado por el
magnesio, y a precisar, en los estudios sobre el raquitismo experimental, que el
magnesio ayuda enérgicamente a fijar el calcio sobre los huesos de los animales
hechos raquíticos.
Hoy día está bien establecido que, entre las substancias que poseen la secreción
más fijativa sobre el calcio orgánico, la que mejor papel desempeña, es la
hormona paratiróidica en primer plano.
Por tanto, aquí para ayudar a la medicación cálcica, es oportuno una indicación
importantísima que permita comprobar la necesidad de una asociación de sales
magnésicas con las de fósforo y de calcio para facilitar la absorción. Estas
experiencias, rigurosamente ejecutadas, permiten su comprobación y
establecimiento.
Sus rasgos reflejan un rostro armonioso y bien dibujado, labios finos, mentón
lleno y carnoso y frente magníficamente abombada sobre unos indefinibles ojos
de mirada de acero. Cuando por las mañanas atraviesa, con su andar amplio y
decidido, la puerta de la trastienda de su laboratorio, irradia una seguridad
bienhechora; todos sus contemporáneos le reconocen una paciencia infinita,
incansable.
Pero Delbet va más lejos; sabe, desde Metchnikoff, el papel de los glóbulos
blancos en la lucha contra la infección, y constata que una solución de cloruro de
magnesio aumenta su poder fagocitario. En un momento, las obscuras horas de
soledad en el laboratorio y los días enterrado en sus estudios prorrumpen en un
estallido que hace volver todas las miradas hacia él.
Como todos los hombres de ciencia, su existencia está alejada del mundo y
oscura entre su luminoso pensamiento. La humanidad sólo premiará al
descubridor del medicamento efectivo del cáncer, y es muy posible que olvide en
él uno de sus precursores.
Esta son tantas, que si no las viésemos confirmadas por los hombres de ciencia,
nos parecerían sospechosas.
Los dos proclaman la necesidad del magnesio en la economía mineral del mundo
actual.
3. Desórdenes digestivos:
Un médico envió al doctor Delbet su propia observación.
Tenía perturbaciones intestinales penosas y persistentes.
A pesar de un severo régimen y un tratamiento de
agentes físicos (diatermia, rayos infrarrojos), su estado
no había cambiado apenas.
Y termina diciendo:
«En fin, se emplea con mucha ventaja en casos de mal
de piedra, que dependen de la superabundancia de ácido
úrico».
Las investigaciones que se han hecho sobre órganos muy importantes de los
ancianos, nos dicen que las características de estos órganos afectados por la
edad son la disminución del magnesio y el aumento del calcio; y, por
consiguiente, la proporción, el equilibrio debido, disminuye entre estos dos
importantes elementos.
En los adultos el valor de esta proporción es doble que el valor de esta misma
proporción en los ancianos. Esta disminución del magnesio no es un hecho
secundario, ya que el aumento del calcio; y, por consiguiente, la proporción de
accidentes y caídas de la vejez. Por eso es necesario que el contenido en sales
magnésicas de los alimentos sea tanto más rico, cuando la edad es más
avanzada.
El magnesio favorece la fijación del calcio allí donde su presencia juega un papel
fisiológico normal, por ejemplo, en los huesos; mientras que lo elimina de las
partes donde su presencia es patológica. Ejerce, pues, una acción reguladora.
En el organismo débil de los ancianos los efectos del magnesio son magníficos;
sin embargo, en el organismo lleno de vida de los jóvenes puede aún acelerar el
ritmo vital produciendo efectos no saludables. Por eso, advertimos - dice Delbet -
por bien de los jóvenes, que no es conveniente que ellos abusen de ello, sino que
lo usen con moderación.
La niña presenta señales claras de una difteria grave. El análisis de los bacilos de
sus amígdalas confirmó el diagnóstico. Para atacar la enfermedad, había que
inyectar a la niña suero a grandes dosis, como lo había hecho el doctor Neveu en
muchos casos con feliz resultado. Con el fin de evitar las perturbaciones debidas
al suero que pensaban inyectar, el doctor Neveu prescribió la solución siguiente:
Cloruro de magnesio cristalizado, 28 gramos; agua natural, como disolvente,
medio litro.
Esta solución debía ser tomada en tazas de café, cada cuatro horas.
El doctor Neveu ha tratado con este método otros cinco casos con los síntomas y
exámenes positivos de los bacilos de la difteria (bacilos de Loeffler).
Este tratamiento dio por resultado la curación del paciente. Las 10.000 unidades
de suero, dosis mínima y tardía, no bastan según el doctor Rouche, para justificar
la curación de este caso. La dificultad provino de haber comenzado tarde el
tratamiento, que fue al cuarto día de la enfermedad, viniendo a aumentar la
dificultad el frío y la falta de higiene.
Reveló, pues, las observaciones clínicas de cuatro nuevos casos de difteria, tres
de los cuales eran extremadamente graves, confirmados todos por el laboratorio,
y dirigió estas observaciones juntamente con las precedentes al doctor Duvic,
Inspector-Médico de la Charente-Marítima.
Las dos primeras dosis, bastante próximas, permiten obtener rápidamente una
concentración sanguínea suficiente. El intervalo de las dosis siguientes tiene por
fin mantener o disminuir progresivamente esta concentración, según el estado del
enfermo.
Con este artículo comienza a extenderse, con feliz augurio, el procedimiento del
doctor Neveu. Llega a muchos médicos y será presentada a la Academia de
Medicina una comunicación sobre él. Vamos, pues, ahora a decir algo sobre la
acogida y resultados del nuevo método expuesto en este artículo. Los mismos
doctores nos cuentan cómo lo recibieron y con qué resultados lo aplicaron.
Por eso conviene seguir el tratamiento, hasta que el primer examen del cultivo de
la flora bacteriológica sea negativo de los bacilos de la enfermedad. Un segundo
examen se hará siete días después.
Dice así:
«Yo le agradecería que hiciese el favor de responderme a lo
siguiente. Como el medicamento suministrado debe ser cloruro
de magnesio desecado, si se emplea el cloruro de magnesio
cristalizado, es preciso emplear la fórmula de 43 gramos de
cloruro magnésico por un litro de agua. Así que, véase de nuevo
con el farmacéutico que ha hecho la preparación y pregúntele
cuál era la naturaleza del cloruro de magnesio empleado.
Vamos a concluir este punto dando la estadística de los casos de difteria tratados
por el método del doctor Neveu. El mismo la dio en una comunicación a las
«Jornadas Terapéuticas de París».
Dice así:
«He aquí, por orden cronológico, los nombres de los
compañeros, que con conocimiento mío, han ensayado el
tratamiento de la difteria por el cloruro de magnesio y la
estadística:
«En resumidas cuentas, 59 curaciones en 62 casos tratados (por
el cloruro de magnesio sólo); un 95 por 100 de resultados
favorables en el procedimiento citofiláctico del tratamiento de la
difteria por el cloruro de magnesio.
Estos dos métodos, en esta forma empleados, no se oponen, sino que se ayudan
y complementan.
En primer lugar fijaremos nuestra atención en los efectos del cloruro de magnesio
sobre estas manifestaciones precancerosas, siendo nuestro guía el competente
médico doctor Delbet en todo lo que vayamos diciendo. Después, entraremos de
lleno en el estudio del magnesio con relación al mismo cáncer.
Si es posible probar:
Nuestra ración magnesiana es unas cinco veces más débil que la de los
campesinos de Egipto y unas tres veces más débil que la nuestra de otro tiempo.
Estas últimas referencias son datos positivos de la Ciencia, que ponen de manifiesto que el
aumento del número de cánceres marcha a la par con una disminución de la ración magnesiana.
Queda bien claro, con lo dicho, que la disminución del magnesio no es despreciable por tres
causas principales, y que a esta disminución corresponde un mayor número de cánceres.
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CAPÍTULO III
EL MAGNESIO EN ZOOTECNIA
La salud del hombre depende, en gran parte, del equilibrio mineral de su alimentación.
Ahora bien, como este equilibrio mineral falta con frecuencia por deficiencia del magnesio en el
organismo humano, de aquí que este elemento, desde el punto de vista de la química biológica,
sea considerado como un elemento fundamental y del que no se puede prescindir en la
alimentación.
Esto que hasta ahora suele referirse al hombre tiene también su aplicación a los animales, y por
consiguiente, no puede menos que afectar al ganado y, en general, a todos los animales
domésticos según se podrá apreciar en la exposición que sigue.
Esto se debe a que el mar es el receptáculo en que van acumulándose todos los
elementos minerales conocidos, y, por tanto, los seres marinos, a diferencia de
los terrestres, tienen siempre a su disposición todos los elementos necesarios
para la constitución normal de los principios inmediatos, sin el peligro de hallarse
sometidos a carencia o escasez de algunos de ellos, como les sucede a veces a
los animales terrestres.
Entre otros, el máximo interés de la parte mineral del pescado, de los moluscos y
mariscos, estriba en proporcionar a los seres humanos magnesio, yodo, arsénico,
manganeso, cinc, cobre y otros «elementos trazas», en forma de combinación
orgánica natural; todos ellos reconocidos como esenciales a la vida, desde los
trabajos de Armando Gautier y Gabriel Bertrand; elementos que los alimentos
de origen terrestre no siempre proporcionan en cantidad suficiente.
Así, según Lowern, el bacalao tiene 20 miligramos de magnesio por 100 gramos;
la pescadilla, 30; la merluza, 35; el róbalo, 25, y la platija, 25.
Con respecto a los moluscos, Lowern señala 20 mg. de magnesio por 100
gramos en la almeja, 40 en la ostra, 50 en la coquina, 40 en la venera, 160 en el
bucino y 385 en el caracol. Por lo que hace a los crustáceos, el mismo autor
señala 50 miligramos de magnesio por 100 gramos en el cangrejo, 35 en la
langosta, 40 en el camarón y 105 en la quisquilla.
Los animales domésticos son víctimas, en los actuales tiempos, lo mismo que el
hombre, de falta de magnesio en su organismo. Los suelos, con el cultivo,
intensivo tienen poco menos que agotadas sus reservas de magnesio y la
generalidad de los agricultores no las incrementan con adiciones de compuestos
magnésicos.
Natural es que los animales domésticos (ganado, aves de corral y conejos), que
se nutren casi exclusivamente de vegetales, estén también faltos de magnesio y,
en consecuencia, que experimenten los mismos o parecidos efectos dañinos que
esta misma falta ocasiona en el hombre.
El Gammerux pulex, o pulga de agua, vive en las aguas corrientes de los ríos;
pero su adaptación a ellas es reciente, viviendo unas especies semejantes a él
en el agua del mar. Por esto, la pulga de agua puede vivir en una mezcla de agua
de mar y agua dulce, y también en agua de mar artificial que contenga las
principales sales marinas: cloruro de sodio, cloruro de potasio, cloruro de
magnesio, sulfato de magnesio y cloruro cálcico, en las mismas proporciones que
se encuentran en el agua del mar.
Con cualquier otro valor, el medio está más o menos desequilibrado y, por lo
mismo, es también más o menos venenoso.
Con diversas sales regaba rosales plantados en arena, que llevaban hembras
partenogenéticas y sin alas del pulgón Aphis rosae. Con sales de magnesio
obtuvo pulgones con alas. De nuevo hizo estas experiencias Shinji, obteniendo
semejantes resultados: regando con sales de magnesio, antimonio y níquel,
obtuvo pulgones con alas; con sales de calcio, potasio y estroncio, sin alas.
En la historia de Mr. Kuck hay un episodio íntimamente unido con el tema que
vamos tratando del equilibrio mineral.
En seis de ellos este revocado estaba recubierto de capa más fina. Todos estos
apartados fueron ocupados rápidamente.
A pesar de los esfuerzos por tener una habitación y alimentos excelentes para las
vacas y terneros, las desgracias continuaron siendo las mismas: los terneros
seguían muriéndose con los mismos síntomas. Nacían débiles, sus actos reflejos
eran lentos, no tenían apetito; la descomposición era general, con un 50 por 100
de una especie de neumonía que hacía toser mucho a los terneros.
Advertimos antes cómo seis de los apartados para los terneros habían sido
recubiertos de un fino revestimiento. No se tardó en notar que los terneros
deterioraban con sus bocas estas paredes. Al principio no hicieron ningún caso
de esto. Más bien pensaron no terminar los restantes; pues sería un gasto inútil.
Sin más tardar, Mr. Kuck hizo un pedido grande de dolomita (compuesto de
magnesio): 4 toneladas molidas y cribadas como complemento mineral
alimenticio y 40 toneladas para abonar los campos y pastizales.
Los terneros eran alimentados por las vacas que habían recibido el buen
alimento. Al cabo de dos semanas, se atenuó el olor fétido del establo de los
terneros y se notó un cambio notable en la mortalidad. Los terneros parecían más
despiertos.
Con los nuevos elementos desaparecieron las mamitis de las vacas. Trece vacas
estaban en cuarentena por mamitis: al cabo de 20 días, las trece estaban
curadas sin ningún tratamiento especial. En un examen de todo el ganado sólo
aparecieron dos vacas con un pequeño toque en sus mamas, mientras que antes
un 50 por ciento estaban con mamitis en un tiempo u otro de su lactación.
Desapareció la infecundidad. Un año entero dieron leche veintitrés vacas, sin que
se pudiera asegurar su fecundación. Fueron conducidas a pastizales abonados
con dolomita, que con oportunas lluvias dieron excelente vegetación. Este fue el
alimento de las vacas.
Los nuevos terneros eran fuertes, normales, sin síntomas de descomposición. Sin
embargo, las vacas que para prueba no tomaron la nueva alimentación, dieron
terneros débiles, que presentaban los mismos síntomas y evolución que antes.
La prueba era bien clara: el equilibrio mineral hacía prodigios en los animales.
El sulfato de magnesio, como todas las sales de magnesio, ejerce una acción
abiertamente sedante en el sistema nervioso en inyección intravenosa,
subcutánea o intrarraquídea, o en aplicación local sobre un tronco nervioso. Por
todo ello se ha empleado en solución al 10 por 100 en el tratamiento del tétanos
del caballo, hasta la dosis de 30 gramos por día en inyecciones intravenosas.
También se administra en brevaje y mezclado con la leche caliente en el perro.
Un caballo sano estuvo junto a ella y comió de su mismo pesebre. Así queda
también demostrado que la enfermedad declarada contagiosa no lo es, si se
puede comunicar al animal una resistencia natural a los microbios.
Hice una encuesta entre los poseedores de vacas lecheras y observé que no
tenían fiebre aftosa las de los que habían puesto en sus abonos sodio, cloro y
magnesio. Es que no se había olvidado de los elementos necesarios para la
producción de leche, que contiene una proporción no despreciable de cloro, sodio
y magnesio.
Por el descuido de estos minerales y excesivo empleo del superfosfato, se
produce en el ganado vacuno un desarrollo rápido del volumen del vientre por la
acumulación de gases, enfermedad conocida con el nombre de meteorismo. El
superfosfato contiene un 50 por 100 de yeso y éste es malo para la calidad de los
forrajes, que, entre otras especialidades, producen el meteorismo. La acción del
yeso es contrarrestada por la sal natural no purificada, que, siendo del mar,
contiene magnesio. Así, en los terrenos salados no se da el meteorismo.
Como se ve, por esta conferencia, para Vilain el equilibrio mineral es la base de
la buena salud de los animales. Todo el desequilibrio mineral crea un estado de
menor resistencia, que deja al organismo casi sin defensas contra los microbios y
parásitos; y, cuando la epidemia o la enfermedad hace estragos, no es lo más
urgente andar a la caza del microbio o del parásito y luchar contra él; lucha
ruinosa y decepcionante, sino encontrar el desequilibrio mineral que ha abierto la
puerta el mal y poner allí el remedio.
Microbios y otros parásitos desaparecen como por encanto, sin que se haya
empleado ningún otra remedio.
Antes de terminan este punto, queremos subrayar el papel del magnesio como
oligoelemento, por la acción específica que manifiesta sobre la materia viva.
Como advierte el doctor F.A. Cid, nuestros conocimientos bioquímicos no son
suficientes para permitir una explicación adecuada de sus acciones referidas a
propiedades fundamentales; por esto, los hechos que el citado autor refiere
deben ser considerados como observaciones cuyo mecanismo no ha sido todavía
esclarecido, a pesar de haberse aventurado algunas hipótesis para explicarlo.
Entre los varios oligoelementos que se han hecho acreedores a ser estudiados
de una manera especial, figura, según el doctor Cid, el magnesio y el potasio, por
cuanto existen un buen número de hechos que permiten afirmar la singularidad
de su comportamiento, sobre todo cuando se trata de sales haloideas, como son
las que se contienen en el producto farmacéutico conocido con el nombre de
«Delbiase».
Más notable son todavía a este respecto los efectos que se producen por la
acción del magnesio sobre el músculo del intestino del conejo.
Todas estas disquisiciones han permitido aclarar que el magnesio, al igual que
otros oligoelementos, desempeña el papel de catalizador de las funciones vitales
de los organismos animales.
Cuatro son los procesos, de importancia fundamental para la vida, que se ven
influenciados por el magnesio:
1. La síntesis y destrucción de los elementos de los tejidos,
particularmente de las proteínas
2. Los procesos energéticos cuales son las oxirreducciones
3. La desintoxicación de venenos de origen endógeno
4. La transmisión de los estimulantes nerviosos
Estos hechos, como advierte el doctor F. A. Cid, abren perspectivas nuevas en lo
que se refiere a la alimentación, tratamiento de las enfermedades en los animales
y en lo que concierne al problema del cáncer, es decir, el problema del trastorno
de la formación y variaciones hasta ahora oscuras del epitelio y tejido conjuntivo.
Otro tanto hizo con otras binas de conejos. El resultado de tales experiencias fue
que murió doble número de conejos de los que no habían tomado la solución
magnesiana, que de los que la habían tomado.
Antes de dar por terminado este punto vamos a señalar algunos de los efectos
sorprendentes que el tratamiento con sales de magnesio produce en las
principales enfermedades de los distintos animales domésticos.
AVES DE CORRAL:
1. Tratándose del cólera, tifus, difteria y pesie aviar,
el tratamiento para diez animales será de un litro
de solución por día, mezclado con el alimento
2. En el caso de la pepita, habrá que extirpar la
parte córnea de la lengua y dar dos o tres
cucharaditas de la solución, de las de café, por
ave.
CABALLO Y JUMENTO:
1. Si se trata de la erupción pustulosa denominada
usagre y el animal tiene un peso del orden de los
500 kilogramos, el tratamiento es un litro cada
seis u ocho horas, durante cuatro días, según la
gravedad del caso y las reacciones del animal
enfermo
2. En el aborto se les dará un litro mañana y tarde,
durante cinco días. Con todo, en animales de
peso bastante superior a 500 kilos, la dosis
habrá de ser de litro y medio.
BOVINOS:
1. Tratándose de fiebre aftosa y de vacas adultas
de 400 a 500 kilos de peso, la dosis ha de ser de
un litro cada seis u ocho horas, según la
gravedad del caso, durante cuatro días; para
becerros de 200 kilos, las mismas dosis; para
terneros de leche, medio litro cada seis u ocho
horas, durante dos días
2. La mamitis requiere el mismo tratamiento que
para la fiebre aftosa
3. La enteritis exige idéntico tratamiento al de la
fiebre aftosa, renovándolo una o dos veces
4. En el aborto, bajo la influencia de este
tratamiento, la vaca expulsa las envolturas
fetales ella sola, sin cólico y, hecho notable, sin
olor, a los pocos días que siguen el tratamiento,
y la lactación será normal. El tratamiento curativo
consistirá en un litro de solución magnesiana
mañana y tarde, durante cinco días. El
tratamiento preventivo consistirá, durante la
gestación, en un litro cada dos días, si la vaca
presenta señales de aborto, y en un litro por día
durante cinco días.
Unas atinadas advertencias del doctor Neveu servirán de colofón a cuanto
acabamos de exponer acerca del empleo de las salas de magnesio por la cura y
prevención de enfermedades de los animales.
1. El doctor Neveu ha observado la inocuidad absoluta de
las dosis altas del cloruro de magnesio, siempre que ha
creído deber prescribirlo. Por eso no es de temer
traspasar las dosis que parezcan suficientes para curar
algunas enfermedades.
CAPITULO IV
EL MAGNESIO EN LA AGRICULTURA
El magnesio, en la vida de las plantas, desempeña un papel importantísimo, que no siempre ha
sido debidamente valorado.
Por de pronto, en las cenizas de todos los vegetales, y especialmente en las de sus semillas, el
análisis encuentra magnesio. Este hecho dio una pista a los agrónomos sobre el papel que en la
vegetación debe desempeñar dicho metal. Fue en los comienzos del siglo cuando se observó su
presencia y de ella se dedujo que debía ser indispensable en la vida vegetal, si bien entonces no
se llegó a aclarar su función específica.
Se le solía confundir con el calcio y se creía que su acción ignorada podría realizarse en
presencia de otras sales metálicas.
Experimentos realizados en estos últimos años en diferentes ensayos, han comprobado de una
manera evidente la gran eficacia del magnesio, así como también el calcio, como fertilizantes de
extraordinaria importancia.
Esta confirmación experimental de sus valiosas propiedades alimenticias para las plantas ha
contribuido bastante a su empleo, que se ha ido generalizando a medida que se han divulgado los
ensayos e investigaciones de destacados agrónomos. De sus trabajos se deduce que el
magnesio y el calcio no sólo deben considerarse como los elementos que facilitan la asimilación
del amoníaco y del ácido fosfórico a las plantas, sino que, además, representan valiosos
elementos para la vegetación.
Más aún, según este autor, el magnesio está dotado, además, de aptitudes especiales
comparables a las de los infinitamente pequeños elementos químicos, conocidos con el nombre
de «oligoelementos», gracias a su acción catalítica establecida antes que nadie por G. Bertrand.
En nuestra exposición daremos cuenta, algún tanto detallada, de cuanto se acaba de apuntar
acerca de la importancia del magnesio en la agricultura.
Sin embargo, esto no quiere decir que todos los terrenos de cultivo tengan
suficiente magnesio para las necesidades biológicas de las plantas:
En primer lugar, por la escasa solubilidad de la dolomita,
cuyos componentes calcio y magnesio tienen tan fuerte
unión que difícilmente se rompe por agentes naturales.
Todo esto hace que los terrenos cultivados, a pesar de
contener compuestos magnésicos en relativa
abundancia, no puedan ser éstos utilizados por los
vegetales en proporciones necesarias.
Garman y Markle han ideado un método para determinar la riqueza de los suelos
en magnesio, el cual se basa en la extracción de una muestra de tierra por
solución de acetato sódico 0.25 normal de pH = 5 y valoración del magnesio en el
extracto. Este método tiene indudablemente un valor positivo para altos niveles
de magnesio.
Así, por ejemplo, riquezas del orden de 80 a 100 kilogramos de magnesio por
hectárea indican la no deficiencia de magnesio y experimentalmente se
comprueba la exactitud de ello; pero, cuando los niveles son bajos, no puede este
método definir carencia. Por esto, al método de Garman-Markle sólo se atribuye
un carácter aproximado y un cierto valor informativo.
Algunos autores han dado, como cifra de deficiencia de magnesio en los suelos,
el valor de 50 kilogramos por hectárea; pero la experiencia demuestra que mucha
plantas pueden vivir con normalidad en suelos con menor cantidad de magnesio
determinado por el método de los autores antes citados. Como conclusión de lo
que se acaba de exponer se deduce que el magnesio extraíble por la solución de
acetato es ciertamente un índice de seguridad; pero el recíproco no es exacto
siempre.
Los agricultores desean, para poder obrar en consecuencia, que se les señalen
cifras o valores medios del contenido en magnesio de los suelos, desde el punto
de vista de su importancia con las necesidades de las plantas. Pero deben
hacerse cargo de que es difícil, o poco menos que imposible, como se deduce de
lo anteriormente expuesto.
Para comprender el proceso biológico que en las hojas tiene lugar, es de saber
que, en el protoplasma de la célula vegetal, existen los leucocitos, que son unos
corpúsculos destinados a elaborar principios esenciales necesarios para la vida
vegetal. A los leucocitos coloreados se les designa con el nombre de
cromoleucitos que, con distintas materias colorantes, producen la rica gama
cromática de flores y frutos.
Los leucocitos incoloros, llamados cloroleucitos, son a los que colorea de verde la
clorofila, substancia de vital interés para las plantas, por cuanto mediante esa
substancia los vegetales asimilan el carbono del anhídrico carbónico contenido
en la atmósfera.
Ahora bien, como hay dos tipos de clorofila (a y b), resulta que el total de los
pigmentos de las hojas verdes son cuatro: clorofila a, clorofila b, carotina y
xantofila.
La relación magnesio total (magnesio clorofílico en las hojas, por ejemplo) puede
alcanzar hasta el valor 26 y, según Garret y colaboradores, la deficiencia
magnésica sólo se evita cuando esta razón es superior a 6 ó 10 como mínimo: es
decir, normalmente en la hoja verde de una planta debe haber, por lo menos, diez
veces más magnesio no clorofílico que el incorporado a esta molécula. Esta es la
cifra dada por Carolus.
Pero en las plantas de tabaco se ha demostrado, que sólo el 0.03 por 100 del
contenido total de magnesio de la planta (hojas y tallos) era el necesario para
satisfacer las necesidades de magnesio clorofílico.
En la obra titulada «En los próximos 100 años», de C.C. Furnes, profesor de
ingeniería química de la Universidad de Yale (EE.UU.), al tratar de la granja
perfecta, señala el magnesio entre los alimentos indispensables para las plantas
(pág. 369).
Anteriormente (pág. 45) había dicho:
«Unos pocos metales, como el hierro, cobre y magnesio,
intervienen en los procesos y prestan su ayuda a la tarea
constructiva de las plantas.»
De ser esto así se puede esperar una correlación entre el fósforo y el magnesio
contenidos en las plantas.
Por de pronto, los citados autores se dieron cuenta de que, para hacerse un
exacto criterio sobre el particular, no es suficiente el análisis químico de los
tejidos de las plantas, sino que es necesario el análisis de la semilla. Para
comprobar estos extremos, verificaron experimentos en un terreno que contenía
el porcentaje requerido en magnesio, o sea 30 kilogramos por hectárea, y
cultivaron en él melocotones y maíz.
Al conocer los rusos los trabajos que se acaban de relatar, se pusieron a emplear
en aquel país mezclas de superfosfatos con silicatos de magnesio y los
resultados han sido verdaderamente satisfactorios. Las primeras experiencias
hechas en Rusia consistieron en adicionar al superfosfato ordinario un 8 a 9.5 por
100 del mineral «dunita», rico en olivino; luego, también lo aplicaron al
superfosfato triple.
El producto así obtenido no ataca a los sacos de yute, no se pega a las manos y
se derrama con facilidad en las máquinas distribuidoras de abonos, únicamente
el análisis químico revela una ligera disminución de la cifra del fósforo soluble al
agua, pero no al citrato. Los resultados experimentales han demostrado que el
abono llamado «serpentina-super» tiene igual valor como abono fosfatado que el
superfosfato ordinario, y a veces algo superior.
De aquí que la cantidad que de dicho elemento contiene cada uno de los órganos
de la planta, difiera mucho de uno a otro. Así, por ejemplo, en el maíz el 34 por
100 se encuentra en el grano, el 32 por ciento en las hojas, el 21 por ciento en el
tallo y el resto en las raíces.
Willsttater halló que el trigo contiene en sus cenizas más magnesio que calcio, y
Czapek amplió esta conclusión a casi todas las semillas, lo cual hizo pensar a los
fisiólogos en la posible importancia del elemento magnesio como elemento
modificador de la cuantía de las cosechas.
Para otros autores, que consideran este hecho desde un punto de vista
demasiado simplista es evidente que el fruto o semilla, que necesariamente
precisa magnesio para su maduración, lo toma de las reservas de dicho elemento
existente en las hojas próximas.
Por ello es frecuente ver en los árboles ramas con frutos y hojas amarillas junto a
vigorosas ramas con hojas intensamente verdes, pero sin fruto.
En el caso particular del olivo se sugiere que las necesidades en magnesio sean
posibles responsables de la cosecha alternativa, Su carencia, como se ha
demostrado, produce la no fructificación.
El doctor L. Blas aduce, como ejemplo de esto, los olivos de algunas regiones,
que de jóvenes dieron abundante cosecha; pero que, al transcurrir los años, la
frecuencia alternativa de su fructificación fue ampliándose de período, hasta que
el labrador, cansado de ver la inutilidad de sus esfuerzos, optó por la radical
medida de su talado.
Las primeras noticias acerca de esta deficiencia aparecieron el año 1939, siendo
Hill y Wallace los primeros que estudiaron y diagnosticaron la presunta
enfermedad como carencia de magnesio, basándose en la semejanza de
síntomas con otros árboles cultivados en huertos arenosos y de bajo contenido
en magnesio.
Riquezas comprendidas entre 0.25 y 0.40 por 100 de óxido de magnesio eran
indicios de posible aparición de la enfermedad, y, cuando el contenido en óxido
de magnesio era inferior a 0.25 por 100, entonces, sin excepción el árbol acusaba
claramente los síntomas de deficiencia anteriormente indicados.
Por esto dice el citado autor que resulta incomprensible el dar tanta importancia
al abono fosfatado solamente, cuando del magnesio depende el éxito de la
cosecha.
Los síntomas de deficiencia magnesiana del limonero son: amarillo de las hojas,
frutos de menor tamaño y baja calidad, facilidad de invasión de las ramas por
hongos.
E) EL MAGNESIO EN LA PRODUCCIÓN DE CARBOHIDRATOS Y
VITAMINAS
Una vez demostrado que toda deficiencia de magnesio se traduce por inmediata
disminución del proceso fotosintético determinado por la clorofila, se comprende
que la falta de magnesio asimilable ha de producir menores rendimientos.
Raume fue el primero que relacionó el transporte del almidón de las hojas al tallo
y, como para este proceso se necesita el fósforo como coenzima, de aquí que el
magnesio transportador del fósforo, según antes se ha explicado largamente, sea
teóricamente un elemento indispensable para este fenómeno.
Sobre otras vitaminas, los resultados no son aún definitivos; pero, desde el punto
de vista bromatológico e industrial, estos ensayos revisten la mayor importancia
en ganadería, y su mejora o corrección significaría un gran progreso en la
economía ganadera.
Ante todo, se ha comprobado la virtud que reúne de dotar a los vegetales de una
extraordinaria resistencia a las invasiones criptogámicas, y esto en mayor escala
que el calcio, sin duda alguna a causa de la más pronunciada basicidad del
magnesio.
En segundo lugar, este elemento facilita la asimilación del amoníaco y del ácido
fosfórico a las plantas. Asimismo, como el magnesio transforma los silicatos de
calcio, al ponerlos en libertad, permite que las plantas aprovechen importantes
cantidades de potasio que, de otro modo, quedarían inutilizadas. Pero, para que
el magnesio surta todos estos efectos en grado máximo, debe ir asociado al
calcio, pues la incorporación combinada de ambos elementos favorece las
reacciones químicas, sin las cuales la asimilación de los abonos minerales deja
de producirse.
En líneas generales, las plantas más ricas en magnesio son las leguminosas, ya
que su contenido medio es del 0.3 por 100. Pero existen otras plantas en que el
contenido de magnesio es hasta cien veces menor.
Es de notar que, en estos análisis del total del magnesio contenido en la planta,
los resultados de distintos investigadores son muy diversos, puesto que el
proceso de absorción y emigración del magnesio es muy variable y depende,
además, de la vejez de la planta. Hawkin, en su experiencia con tomates, ha
demostrado que esta planta absorbe del suelo el 3 por 100 de su riqueza total de
magnesio durante el primer mes, el 20 por 100 durante el segundo y el 77 por
100 en el último mes.
Esto viene confirmado por los análisis de magnesio de los gérmenes o semillas
de ambas, y, como advierte el investigador citado, la deficiencia de magnesio se
deja sentir en las cosechas de cereales cuando el medio germinativo adolece de
escasez de magnesio.
Asimismo importa recordar que muchos elementos son tóxicos cuando falta otro
de los necesarios; pero, en presencia de algunos que contrarrestan los efectos
nocivos, desaparecen los síntomas, como sucede con el magnesio y el calcio,
pues el primero elimina las influencias tóxicas del segundo. Además, se da la
particularidad, tratándose del magnesio, de que no sólo es el defecto del mismo
lo que produce efectos perniciosos en las plantas, sino también su exceso, que
llega a ser tóxico.
Estas anomalías se inician en las hojas más viejas, al paso que el tejido
intranervioso se vuelve amarillo o blanquecino, bronceado, rojo púrpura, hasta
que, finalmente, sobreviene la necrosis o muerte de los tejidos. La clorosis se
presenta en el ápice de las hojas y avanza con mayor o menor rapidez, según los
casos, hasta la base de las mismas, mientras que a veces se curvan.
Este investigador realizó, a mediados del siglo XIX, amplios ensayos culturales,
prescindiendo del empleo de sustancias minerales.
De ellos dedujo:
1. sin fosfatos las plantas mueren
2. sin potasa, los tallos carecen de rigidez
3. la supresión del magnesio determina una vegetación
pobre, hasta el punto de llegar a reducir las cosechas en
un 75 por 100
Pero también afirmó que, con los compuestos magnésicos existentes
naturalmente en el suelo, había suficiente magnesio para nutrir la vegetación, sin
necesidad de nuevas adiciones.
Existe en agronomía la ley de restitución del suelo de los elementos que extraen
de él sucesivas cosechas. Esta restitución se practica de dos maneras: por
enmiendas y por abonos. Las enmiendas modifican las propiedades físicas de los
campos, haciéndoles aptos para los cultivos, mediante adición de tierras
adecuadas que cumplan con la finalidad deseada.
Los abonos restituyen a los terrenos de cultivo los principios nutritivos que de
ellos extraen las cosechas. Ahora bien, tratándose del magnesio, no es suficiente
efectuarlo con enmiendas; ha de hacerse empleando abonos magnesianos, al
igual que se hace con los potásicos, nitrogenados y fosfatados.
No obstante, sin darse cuenta, en muchas de las mezclas que empleaban, o bien
añadían magnesio en el suelo (sales potásicas impuras, encalado con cales
dolomíticas, etc.), o incorporaban correctivos que unas veces contenían
magnesio (cenizas de plantas, yeso impuro), y otras inmovilizaban parte del
magnesio insoluble del suelo (sulfatos, cloruros, nitratos, etc.).
Lo que aún no está muy claro es la forma como se ha de añadir este magnesio.
De 20 a 30 kilogramos por hectárea son suficientes una vez al año, aunque estas
cifras, según otros autores, pueden reducirse hasta 10 a 12 kilogramos
solamente, cuando se emplean el sulfato o el cloruro de magnesio, siendo
además importante el advertir que en estos casos de cosecha de período corto,
la dolomita, a unas dosis diez veces mayores, no responde satisfactoriamente.
Suelos calizos y de baja acidez no deben ser abonados con óxido ni carbonato
magnésico, pero sí con sulfatas amónico y magnésico. El rociado con sal de
Epson (epsomita, que es sulfato magnésico) e incluso las inyecciones sólo deben
realizarse cuando los demás métodos fallan.
El ingeniero español don Luis Adelantado recuerda que, ya a fines del pasado
siglo, se aconsejaba mezclar con los abonos compuestos sulfato magnésico, que
se encontraba nativo cristalizado o se obtenía de las aguas madres de las salinas
marítimas o en el beneficio de los yacimientos potásicos. Sucesivamente se
elaboró el nitrato cálcico-magnésico partiendo de dolomías, con lo que se
disponía de un fertilizante nitrogenado y magnésico a la par.
Esto hace que su aprovechamiento sea casi integral, a medida que se solubiliza,
con un rendimiento fertilizante de utilización mayor que el de los otros fosfatos y
demás abonos solubles en el agua.
Como fórmula más adecuada para acelerar el crecimiento de las plantas jóvenes
y los rendimientos herbáceos, se recomienda la siguiente composición: 150
gramos de nitrato de sodio, 200 gramos de superfosfato mineral, 100 gramos de
cloruro potásico y 10 de sulfato de magnesio. Se distribuirá primero en dosis de
20 gramos por metro cuadrado y, posteriormente, en forma de riego en una
solución de 200 gramos por cada hectolitro de agua, alternando un riego con
fertilizantes con otro de agua pura.
Para aquellos lectores que pretendan adquirir abonos magnésicos, les indicamos
a continuación algunas casas que les podrán facilitar carbonato, cloruro o sulfato.
Este autor ha podido comprobar que no hay ninguna planta de entre las
malváceas, geraniáceas, papaveráceas y otras, que no reaccione favorablemente
a la aplicación del magnesio, sobre todo en lo que respecta a los síntomas de
clorosis. Este efecto - añade - es muy marcado en las gramíneas.
Pero, gracias a los trabajos llevados a cabo por Boyton y Cain, se ha logrado la
completa normalización de aquellas tierras, mediante la aplicación constante de
sales magnésicas en sus diversas formas (epsomita, kieserita, magnesia o
calizas dolomíticas). Especialmente la pulverización en verano de disoluciones de
sulfato magnésico ha hecho desaparecer los síntomas perniciosos, incluso en la
cosecha del año siguiente.
No podemos omitir en este lugar los éxitos agrícolas obtenidos con el empleo de
compuestos magnesianos por Mr. Kuck, propietario de las granjas Brookside, en
New Knoxville (Ohío, EE. UU.). Las cosechas obtenidas en sus campos
abonados con dolomita dieron la prueba más manifiesta de la acción del
magnesio. Con una primavera extraordinariamente húmeda, seguida de la sequía
más rigurosa, los resultados se podían apreciar a simple vista.
Y así, mientras casi todos los campos de la vecindad estaban muy exhaustos, las
42 hectáreas de Mr. Kuck permanecieron verdes y dieron una cosecha muy
superior a la media de la región. Los tallos de la alfalfa no abonada con dolomita
estaban amarillos después del tercer corte, mientras que la abonada con dicho
mineral tenían, a la entrada del invierno, un bonito color verde oscuro.
Sobre el suelo, pobre y arcilloso, las plantas crecían difícilmente y eran presa de
los más variados parásitos. Los animales, mal alimentados, eran arrebatados por
las epidemias. Los campesinos, arruinados y desalentados, abandonaron el
terreno. H. Vilain se enteró de que por 3.500 francos le vendían 31 hectáreas de
terenos y los edificios de habitación. Así se lo anunció su amigo el abate Renand,
antiguo párroco de Lachapelle.
Microbios y otros parásitos desaparecen como por encanto, sin que se haya
empleado ningún otro remedio.
EPÍLOGO
Vamos a terminar esta compilación de trabajos acerca de las virtudes curativas del magnesio,
reproduciendo - pues nos las hacemos nuestras - las palabras con que el P. Manzanal dio término
a la serie de sus artículos.
En el transcurso de este estudio hemos relatado numerosos hechos que muestran que la salud
de las plantas, de los animales y del hombre depende, en gran parte del equilibrio mineral de su
alimentación.
Hemos visto asimismo cómo H. Vilian y Mr. Kuck obtuvieron buenas cosechas y curaron a sus
animales enfermos por medio de un mejor equilibrio mineral, aportando particularmente
magnesio. Este elemento, pues, desde el punto de vista de la química biológica es un elemento
fundamental. En la producción vegetal no se puede prescindir de la alimentación magnesiana de
la planta. Lo mismo hay que decir respecto de los animales y del hombre.
El campesino egipcio, insuficientemente vestido tirita cuando hace frío; pero no se constipa, ni
enferma de gripe, neumonía ni pleuresía. Sus dientes no se carian. Se sabe que las caries eran
antes desconocidas en los esquimales. Ha aparecido en ellos solamente cuando ha penetrado en
sus tierras el pan blanco y los alimentos refinados de nuestra alimentación, que, por otra parte,
están más o menos desequilibrados.
El campesino egipcio resiste muy bien a las enfermedades europeas. Sus mujeres dan a luz con
mucha facilidad, sin la fiebre subsiguiente, y alimentan a sus hijos durante dos años o más. Los
que escapan a las enfermedades parasitarias, viven hasta una edad muy avanzada, conservando
una salud perfecta, física y psíquica.
Estos mismos efectos podemos nosotros conseguir mediante el buen equilibrio mineral, que
hemos propugnado en todas las páginas de este estudio. Y, bajo este punto de vista, se han de
considerar todas las curaciones que hemos relatado. Este equilibrio estará en el terreno de
nuestro organismo.
Siendo esto así, tenemos dos modos de intervenir en este drama, para prevenir la enfermedad o
para curarla; o bien atacar al asaltante, sea fuera o dentro del terreno, para debilitarlo o destruirlo,
si es posible, o bien reforzar la defensa del organismo, mejorar el terreno, para que él, por sí
mismo, supere fácilmente al asaltante.
Fuera del terreno la lucha contra el agresor presenta notables ventajas; pero dentro del terreno
esta misma táctica, si el terreno es deficiente, por ejemplo, en su equilibrio mineral, no puede dar
más que resultados fragmentarios y rara vez definitivos, después de un período más o menos
largo.
Pero el agresor no puede dejar de perder mucha de su importancia, si nos acordamos menos de
él, para dar una mayor importancia al perfeccionamiento del terreno. Y este es el segundo modo
de combatir al agresor.
¿No es, en efecto, la débil resistencia del terreno, de la cual el desequilibrio mineral es
actualmente, una de las principales causas, que, no activando su defensa, transforma enemigos
ocasionales e inofensivos en parásitos peligrosos o en microbios virulentos?
Y, por el contrario, en un terreno resistente los microbios pierden poco a poco su virulencia
agresiva.
Recientemente, la importancia del terreno ha sido puesta a plena luz por los trabajos de médicos
que estudian enfermedades misteriosas hasta entonces incurables, y por los trabajos de sabios
biológicos que han estudiado el problema de la alimentación.
Éstos trabajos han revelado que muchas enfermedades - y de las más graves - tienen por causa,
«no la presencia de un elemento nocivo que el organismo ha dejado penetrar en
su seno, sino la ausencia en la alimentación de una o varias substancias
indispensables a la vida o a una de las manifestaciones de la vida».
(Randoin)
La trascendencia de mirar la defensa del organismo desde el punto de vista de su perfecto estado
de resistencia y de explotar las energías latentes que puede desarrollar, más que perseguir o
destruir el microbio con medios venidos de fuera, una vez introducido en el organismo, es de unos
límites insospechados. Un organismo en tal disposición triunfa solo y fácilmente de sus enemigos.
A esto se han dirigido nuestras líneas, a presentar este punto de vista menos atendido, no
precisamente a despreciar y rebajar en su importancia otros medios que, estudiados por los
sabios, dan lugar a muy apreciables éxitos, pero sí a decir que éstos no son exclusivos de ellos,
porque hay otros medios que proceden de otra dirección y que también dan excelentes
resultados.
Creemos haber puesto en claro la importancia de que los organismos tengan en sí la excelente
defensa de un equilibrio mineral perfecto, que los defienda de muchos ataques por sí mismos, sin
requerir ninguna defensa extraña, que a veces, entrando en conflicto con el organismo, le puede
perjudicar.
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APÉNDICE PRIMERO
¿COMO DEBE TOMARSE EL MAGNESIO?
En los varios trabajos extractados para componer este libro, hemos podido advertir tres cosas:
1. que se preconiza casi exclusivamente la ingestión de cloruro de
magnesio;
2. que las más de las veces no se indican las dosis
3. que, cuando la señalan, no coinciden los diversos autores en la cantidad.
Para orientar en este punto a nuestros lectores, vamos a presentar unas normas de orientación.
Vamos, pues, a explicar en qué consisten estas tres sales, cómo se deben tomar y dónde se
pueden adquirir.
Puede adquirirse en farmacias o en droguerías algo bien surtidas, como suelen serlo las de
poblaciones importantes. Se expende en frascos de 100 ó 250 gramos muy bien tapados, y en la
misma forma se han de conservar, por tratarse de un producto delicuescente (higroscópico), es
decir, que toma la humedad del aire y se licua. Es inodoro y de sabor amargo.
La otra sal magnésica es el sulfato de magnesio, que cristaliza con siete moléculas de agua y
tiene por fórmula S04Mg7H20. Expuesta al aire enflorece, perdiendo agua. Es inodora y de sabor
muy amargo. Puede adquirirse también en farmacias o en droguerías.
Todavía debemos mencionar los comprimidos DELBIASE, que contienen las cuatro sales
halogenadas del magnesio (cuales son el fluoruro, el cloruro, el bromuro y el yoduro de Mg), y la
crema DELBIASE, de composición parecida a la de los comprimidos del cloruro, para ser aplicada
a la piel, como regeneradora de los tejidos y frenadora del desarrollo anárquico de las células.
Estos preparados se venden exclusivamente en las farmacias.
Lo mismo puede decirse del MAGNOGENE, del HAL-MAGNOL y de los HALÓGENOS JULIA-4H.
Una de las maneras prácticas de tomar el cloruro magnésico es sirviéndose de una solución
dispuesta previamente al efecto, que puede prepararse disolviendo 33 gramos de cloruro
magnésico cristalizado en un litro de agua. Si se tratase de sulfato magnésico, la solución se
habría de preparar con 50 gramos de esta sal en un litro de agua.
En ambos casos se disuelve cualquiera de estas sales en un poco de agua, lo que se obtiene
muy rápidamente, por tratarse de sustancias muy solubles.
Si la sal que se toma es carbonato, se ha de desleír una cucharada sopera, colmada, en un poco
de agua en un vaso (como dos dedos) o bien en la leche del desayuno, pues no le comunica
ningún sabor. Cada toma de comprimidos DELBIASE consiste en dos comprimidos en medio
vaso de agua. La aplicación de la crema DELBIASE a la piel comporta un masaje, a fin de hacerla
penetrar bien en la epidermis.
Téngase presente que las cantidades indicadas se refieren a una dosis; por tanto, en los casos de
utilizar las sales de magnesio como medicinas, se habrían de tomar dos dosis al día: una por la
mañana y otra por la tarde. Con todo, por razón de la edad, las dosis para obtener los efectos
curativos deberán atenerse a otras cantidades, según lo ha expuesto el doctor Neveu y nosotros
reproducimos a continuación.
Se les irá desplazando progresivamente, cada 8 horas, más tarde cada doce, a medida que el
enfermo mejore. Después de la curación aparente, es necesario continuar el tratamiento algunos
días, para que el enfermo no se exponga a recaídas.
Pero, cuando se trata de atacar en su fase aguda, los adultos y niños de más de 5 años deberán
tomar dos cucharaditas cada 6 horas; en casos muy graves, 2 cucharaditas iniciales, y a las dos
horas otras 2; las siguientes dosis, con seis horas de intervalo.
Repetimos que la sal magnésica más recomendada de los médicos es el cloruro. Sin embargo, a
algunos les resultará molesta de tomar. En primer lugar por ser amarga; con todo, a la larga uno
se acostumbra y ya nota menos el amargor. Otra propiedad del cloruro magnésico es la de ser
bastante laxante y, para algunos, poco menos que purgante.
Con todo, este efecto suele ser más pronunciado en los primeros días; después, el cuerpo ya se
habitúa y se regularizan las evacuaciones. A los tales, les convendrá ingerir el cloruro magnésico,
no en ayunas, sino poco después de la comida, pues entonces el efecto laxante es menos
pronunciado. En cambio, en las personas que padecen de estreñimiento, el cloruro de magnesio
resulta un excelente regularizador de las evacuaciones.
A las personas que no pueden tomar cloruro magnésico por resultarles demasiado laxante, les
convendrá ingerir el magnesio en forma de carbonato, de la manera que luego se explica.
Para las personas, pues, que por padecer de hiperclorhidria (exceso de ácido) suelen tomar
bicarbonato de sodio, el carbonato de magnesio resulta ser un excelente neutralizador de la
acidez para calmar el dolor de estómago, sin los inconvenientes del bicarbonato, que suele ser
desaconsejado por los médicos; porque, si bien de momento quita el dolor, fomenta la causa de la
acidez y, por consiguiente, el que se vaya reproduciendo con más intensidad en adelante.
En cambio, a las personas que padecen de hipoclorhidria (falta de acidez) no es aconsejable que
diariamente ingieran este neutralizador, que es el carbonato de magnesio.
El sulfato de magnesio conviene más a las personas que padecen del hígado, dado que
precisamente los sulfates suelen recetarse para este género de dolencia.
Se dirá, ¿no ha salido últimamente otro producto que hace en el organismo humano lo mismo y
tal vez más que las sales de magnesio, la jalea real?
Así, por lo menos, se anuncia, si bien no parece que tenga carácter de tanta universalidad como
las sales de magnesio. Una diferencia grande hay entre ambos productos y es lo referente al
precio: Cada cajita de jalea real viene a costar unas 500 pesetas, y cada toma, de 30 a 35
pesetas; en cambio, el precio del cloruro de magnesio, cuando menos en Barcelona, es de 10
pesetas el frasco de 100 gramos, comprado en droguería; el precio del sulfato es por el estilo, y
un kilo de carbonato de magnesio a granel cuesta sólo 25 pesetas comprado en droguerías.
Todavía debemos hacer resaltar entre los preparados magnesianos, citados en el decurso de
esta obra (DELBIASE, HAL-MAGNOL, MAGNOGENE, LIDATINE...), los llamados HALÓGENOS
JULIA-4H, de Villanueva y Geltrú (Barcelona), definidos como «estimulante biológico general, a la
vez que sustancia plástica, base de toda célula».
La diferencia que hay entre el uno y el otro estriba en que, modernamente, los vegetales suelen
contener el calcio requerido para su buen desarrollo, porque si las tierras no lo tienen se les
añade en forma de abonos o de enmiendas, al paso que los vegetales y también los animales que
se alimentan de aquéllos, suelen ser deficitarios de magnesio, puesto que las tierras lo tienen en
gran parte agotado por los cultivos sucesivos, y entre los agricultores no ha entrado hasta ahora,
si no es con raras excepciones, el abonado con compuestos magnesianos, como se hace con los
de fósforo, nitrógeno y potasio.
Pero debemos advertir que, de hecho, muchas veces no se aprovecha este magnesio de los
alimentos, por cuanto, al prepararlos, se deja perder miserablemente.
En efecto: la mayor parte de las materias minerales y también de las vitaminas de los vegetales
se hallan en las frutas y, muy particularmente, en las verduras; por lo cual es una mala
costumbre, reprobada con razón por los higienistas y dietéticos, desechar el agua de cocción de
las mismas, porque en ellas están disueltas las materias minerales y las vitaminas, y así se
desperdicia lo que más conviene para evitar la desmineralización del organismo.
Esta inveterada y mala costumbre tiene en algunos casos su justificación, y es cuando el caldo
resultante ofrece gusto desagradable, como sucede al cocer garbanzos secos y judías tiernas;
pero, en otros casos, no hay nada que lo justifique, si no es la rutina, como, por ejemplo,
tratándose del caldo resultante de hervir las patatas y las judías secas, pues ambos caldos,
además de ser muy sustanciosos, porque contienen la mayor parte de las materias minerales y
las vitaminas de los respectivos vegetales, dan lugar a sopas de gusto delicioso para la mayoría
de paladares.
Los valores de magnesio y calcio se dan en miligramos de óxido, es decir, de magnesia (MgO) y
de cal (CaO) por 100 gramos de sustancia.
APÉNDICE III
PRINCIPALES DOLENCIAS PARA LAS QUE SE RECOMIENDA EL
EMPLEO DE SALES DE MAGNESIO
Con objeto de que, cuantos se sienten aquejados de alguna dolencia puedan saber
inmediatamente si en este libro se citan autoridades médicas que recomiendan las sales de
magnesio para alivio de su mal o si efectivamente se han dado casos que lo han prevenido,
aliviado o curado, nos ha parecido poner en este apéndice un catálogo de las dolencias que en él
se citan. Y al hacer esto, mucho nos tememos que alguno de los lectores tilde, despectivamente,
de Panacea a las sales de magnesio.
Si hubiese alguno que así procediese, le diríamos que efectivamente las sales de magnesio
pueden llamarse panacea - y no en sentido despectivo—, por cuanto es un hecho bien
comprobado que a su falta se deben muchas enfermedades que desaparecen con la ingestión de
cloruro de magnesio o de otra sal magnésica.
He aquí, pues, la serie de dolencias que se citan en el libro, con indicación de la página o páginas
en que esto se hace:
Aborto de los caballos y bovinos (El Mg previene
el), 96.
Adenitis (El Mg cura la), 61, 64.
Aftosa (El Mg cura la fiebre), 96.
Agotamiento intelectual (El Mg desvanece el),
12.
Alimento (El Mg es considerado como), 53.
Anginas diftéricas (El Mg cura las), 62, 64.
Antrax (El Mg cura el), 60.
Arterias (El Mg da elasticidad a las), 56.
Arterioesclerosis (El Mg evita la), 56.
Artrosis (El Mg cura la), 10.
Asma (El Mg suaviza el), 59.
Atrofia muscular (El Mg hace desaparecer la),
60.
APÉNDICE IV
BIBLIOGRAFÍA
Para cuantos quieran estudiar algo más a fondo las virtudes curativas del magnesio y su acción
sobre los animales y las plantas, nos ha parecido bien añadir un cuarto apéndice dedicado a
bibliografía sobre estas cuestiones.
Sin pretender, ni mucho menos, haber agotado la materia, podemos ofrecer a nuestros lectores
una lista de libros y artículos de revista acerca de los efectos salutíferos del magnesio.
ADELANTADO (L.) : Fertilizantes magnesianos. («Revista Industrial y Fabril, abril
1953, pág. 210, Madrid).
ANÓNIMO: El magnesio en la producción de cosechas. («Ion», marzo 1950, pág.
172, Madrid).
ANÓNIMO: El magnesio regulador del calcio, fósforo y halógenos en el
organismo de ciertas especies de plantas. («Ion», noviembre 1946, Madrid.
ANÓNIMO: El magnesio y el calcio. («El Monitor de la Farmacia, 20 mayo 1947,
pág. 193, Madrid.)
ANÓNIMO: Sales de magnesio y manganeso en el crecimiento del trigo. («El
Cultivador Moderno», agosto 1954, pág. 302, Barcelona.)
ANÓNIMO: Virtudes curativas del magnesio. («Ibérica», volumen, 20, 1954-II,
pág. 252, Barcelona.)
BLAS (L.): El magnesio como abono. («Ion», marzo 1949, pág. 137, Madrid.)
BOYTON Y CAÍN: El magnesio en la manzana. («Ion», febrero 1941, pág. 106,
Madrid.
CAMP (A. F.): El magnesio en la fertilización del limón en Florida. («Ion», marzo
1947, pág. 193, Madrid.)
CANALS (E.): Du role physiologique du magnesium chez les végétaux. 134 págs.
Montpellier, Roumegous et Déhan, 1920.
CID (F. A.): Una página sobre el profesor Delbet, investigador del cáncer.
(«Ibérica», vol. 21, 1955-I, pág. 26, Barcelona.)
CID (F. A.: Los oligoelementos son catalizadores de nuestras funciones vitales.
(«Ibérica», vol. 21, 1955-I, pág. 104, Barcelona.)
COOPER (E. H.): Factores que modifican la asimilabilidad del magnesio en el
suelo.
DELBET (P.): Acción frenadora del cloruro de magnesio en la multiplicación de
las células alípicas, en el desarrollo anárquico. («Academia Francesa de
Medicina», París, 1.° de mayo de 1932.
DELBET (P.): El cloruro de magnesio favorece la evacuación biliar y mejora la
digestión. («Academia Francesa de Medicina, París, 1.° de mayo de 1936.)
EISENMENGER (W. S.): Relación entre el desarrollo las plantas y la necesidad
de magnesio. («Ion», noviembre 1946, pág. 619, Madrid.)
EISENMENGER (W. S.): Relación entre el desarrollo de de las plantas en los
cultivos de sementera y la necesidad del magnesio. («Ion», febrero 1947, pág.
105, Madrid.)
FAVIVE (J.): Equilibre mineral et Santé. 403 págs. París, Librairie «Le François»
(Boulevard Saint-Germain, 91), 1951.
GOYTISOLO (José M.a): El magnesio fulminante vital. «Ibérica», vol. 11, 1950-I,
pág. 100, Barcelona.)
GOYTISOLO (José M.a): El magnesio y el calcio en el metabolismo vital.
(Ibérica», vol. 14, 1951-II, pág. 32, Barcelona.)
JOHNSTON (F. B.): El magnesio en la producción de cosechas. («Ion», marzo
1950, pág. 172, Madrid.)
KRAUSE (M.): Magnesio para el diagnóstico diferencial de las enfermedades
agudas. (Arzt. Weschr.», 9, 283, 1954.) En este trabajo se habla de la sedación
de los espasmos viscerales abdominales, pero no de los procesos inflamatorios,
con respecto al tiosulfato de magnesio.
MANZANAL, S. I. (Francisco): ¿Qué se entiende por equilibrio mineral? («Ibérica,
vol. 19, 1954-I, pág. 302, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): El equilibrio mineral visto por un agricultor.
(«Ibérica», vol. 19, 1954, pág. 314, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): El equilibrio mineral del hombre. («Ibérica», vol.
19, 1954-I, pág. 387, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): El equilibrio mineral visto por un granjero
norteamericano. («Ibérica, vol. 19, pág. 425, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): Multitud de efectos curativos del cloruro de
magnesio. («Ibérica», vol. 19 pág. 462, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): El magnesio y el cáncer. («Ibérica», vol. 20, 1954-
I, pág. 28, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): Deficiencia de magnesio en la alimentación actual
de los pueblos. («Ibérica», vol. 20, 1954-II, página 68, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): Terapéutica magnesiana de la difteria. («Ibérica»,
vol. 20, 1954, pág. 105, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco): Terapéutica magnesiana de las enfermedades
infecciosas. («Ibérica», vol. 20, 1954-II, pág. 146, Barcelona.)
MANZANAL, S. I. (Francisco: Las enfermedades infecciosas de los animales
domésticos. («Ibérica», vol. 20, 1954-II, pág. 187, Barcelona.)
MC INTIRE, SHAW y YOUNG: Empleo de silicatos magnésicos en el abonado de
tierras. («Ion, mayo 1953, pág. 280, Madrid.)
MC MURTREY: Efectos del magnesio sobre el crecimiento y composición del
tabaco. («Ion, marzo 1947, página 193, Madrid.)
MATONS (A.) y ROSELL-VITA (M.): Magnesio. («Diccionario de Agricultura,
Zootecnia y Veterinaria», vol. II, pág. 506, Salvat Editores, Barcelona.)
NEVEU (Dr.: El tratamiento de la poliomielitis por el cloruro de magnesio. (Revista
«L.Ouest medical», Francia, 10 noviembre 1951.)
PALIOS (Dr.) De la resistencia general conferida al organismo por las sales de
magnesio. («Academia Francesa de Medicina», París, 25 de mayo de 1940.)
PEVEN (Dr.): Traitement cytophylactique des moladles infectieuses par le
chlorure de magnésium. A propósito de este libro ha escrito el Dr. A. L.: «Se
puede afirmar que este mineral (el magnesio) protege contra toda infección y
ciertamente abrevia siempre la convalecencia reduciendo la astenia tan molesta.»
PRIECH (J.) y CONSTANT (J. P.), dan cuenta de los resultados favorables
obtenidos por el glutanato de magnesio en sujetos afectados de «petit mal»
epiléptico y en niños deficientes mentales. Con este tratamiento - añaden -
disminuye la frecuencia de las crisis mentales, se normaliza el comportamiento,
se eleva el coeficiente intelectual y se mejora el estado somático.
(«Medicamenta», número 265, pág. 45, 15 mayo 1955.)
PUIG, S. I. (L): .Posee el magnesio virtudes curativas? («Ibérica», vol. 26, 1957-
II, pág. 95, Barcelona.)
PUIG, S. I. (I.): El magnesio en zootecnia. («Ibérica», vol. 26, 1957-II, pág. 135,
Barcelona.)
RIBAS MARQUES (I.): Los bioelementos del pescado. («Ion», octubre 1944, pág.
603, Madrid.)
ROCASOLANO (C): La cal y la magnesia en fruticultura. («El Cultivador
Moderno», noviembre 1956, página 118, Barcelona.)
SCHLIEPHAKE (E.): Empleo de preparados de magnesio en trastornos
circulatorios. («Deustch. Med. Wschr.», 77, 1508, 1952). En este artículo se dice
estar indicadas las combinaciones de tiosulfato y nicotina-to de magnesio en
inyecciones intramusculares o intravenosas en varias afecciones y trastornos
circulatorios.
SUÁREZ-GARCÍA (B.): El magnesio en agricultura («Ibérica, volumen 25, 1957-I,
pág. 343, Barcelona.)
SYMPOSIUM OF THE AMERICAN CHEMICAL SOCIETY: El contenido en
magnesio de los fertilizantes. «Ion», febrero 1947, página 105, Madrid.) TRIGO
MEZQUITA (A.): Importancia del magnesio en la vida de las plantas. («Ibérica»,
vol. 3, 1946-I, pág. 39, Barcelona.)
TROUG (E.), GOATES Y BERGER (K. C): Relación magnesio/fósforo en la
nutrición de las plantas. («Ion», marzo 1947, página 193, Madrid.)
VIDAL FREIRE (A.): Catión magnesio en la terapéutica. (La Prensa médica
argentina, XLII, 3.075, 1955.) En este trabajo se dice ser el magnesio muy
importante para la vida, por cuanto desempeña en ella un decisivo papel en los
procesos de síntesis y oxidación del organismo, y da cuenta de los alentadores
resultados de su empleo.
VITORIA, S. I. (E.): Los elementos químicos y su olio-godinamia en los seres
vivos. («Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona», vol.,
XVIII, núm. 4, 1946.)
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