Pauls DMarco

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Advertencia

La distribución de esta traducción queda prohibida sin la previa


aprobación de la Administradora de “El Mundo de la Luna Roja”, y
de sus traductores y correctoras.

Esta obra posee CONTENIDO HOMOERÓTICO, es decir tiene


escenas sexuales explicitas de M/M.

Apoyemos a los autores que nos brindan entretenimiento y


fomentan nuestra imaginación comprando sus libros.

2
~ PRÓLOGO~

Durante los últimos siete años, mi rutina diaria incluía trabajar


para el Departamento de Policía de Sequim1. Trabajo, casa, comer y
dormir. Esto había afectado a mi matrimonio. Shelby y yo
pasábamos cada vez menos tiempo juntos y cuando estamos juntos
discutíamos, constantemente, por todo. Según ella, ‘mi’ problema
es que no gano suficiente dinero. Bueno, el problema más grande
es que ella es una perra con el hábito de hacer gastos exorbitados.

Entro a la oficina con el periódico bajo el brazo y el café en la


mano, es el comienzo de otro día en mi rutinaria vida. Dejo mi café
y mi periódico y admiro mi nombre orgullosamente exhibido en la
placa, Oficial Matt D'Marco. Me siento en mi escritorio, mientras
mis compañeros policías pasan por allí y me dan los buenos días.

Echándome hacia atrás en mi silla, no puedo dejar de pensar


en lo de anoche.

1
Sequim es una ciudad ubicada en el condado de Clallam en el estado de Washington.

3
«Como de costumbre, estaba solo en casa. Shelby había
estado fuera toda la noche sin ni siquiera llamar para hacerme
saber que no estaría en casa. Ni siquiera se molestó en preparar la
cena. Recordé que mencionó algo acerca de que Shaun dormiría en
casa de un amigo.

Estaba sentado en el sofá viendo la televisión cuando la puerta


se abrió y Shelby entró en la sala. Tomó el control remoto y apagó el
televisor antes de que yo pudiera decir una palabra.

Ella estaba ahí, mirándome fijamente entonces vociferó: —


Tenemos que hablar. —En ese momento me molestó su tono.
Caminó alrededor de la mesa de café y se sentó en una silla frente a
mí. Me miró fijamente a los ojos y me dijo—: He presentado una
demanda de divorcio.

—¿Qué? —Estaba impresionado. Claro, las cosas no habían


sido grandiosas últimamente, pero el divorcio era la última cosa que
esperaba.

—Matt, no he sido feliz en este matrimonio por un largo


tiempo. Estás trabajando constantemente, no pasamos tiempo
juntos y la mayoría de las veces, Shaun ya está acostado cuando
llegas a casa. He tenido que pedir dinero a mis padres simplemente
para poder tener comida en casa. Sabes que te he pedido varias
veces que consigas otro trabajo en el que se te pague mejor y te
permita pasar más tiempo con tu hijo. —Estaba enojada e irritada.

Mi ira comienzo a bullir. Estaba jodidamente cabreado.

4
—¡Bueno, si gastaras menos dinero en cosas que no
necesitamos, entonces podríamos tener más dinero para la comida!
—Podía sentir que mi temperamento aumentaba a cada
momento—. ¡Y paso mucho más tiempo con mi hijo que el que hago
contigo porque siempre estás fuera haciendo Dios sabe qué! Sabes
que me gusta mi trabajo. Te lo he dicho una y otra vez. He tomado
más tiempo libre para poder pasar más tiempo juntos. Incluso he
solicitado un ascenso que me dará más tiempo con mi familia.
¡Obviamente, nada de esto significa algo para ti! ¡He trabajado
como un cabrón para mantenerte durante años!

—Oh, bueno, pensé que al menos debía decírtelo. Shaun y yo


nos quedaremos con mis padres en Port Angeles2hasta que pueda
encontrar un lugar para establecernos.

—Bueno, al menos eso es un alivio de mierda. Por lo menos si


me dan el ascenso todavía seré capaz de ver a mi hijo. —Me levanté
del sofá y salí de la sala, cerrando la puerta de la habitación detrás
de mí.»

—¡D'Marco!

Me levanto de mi escritorio, entro en la oficina del capitán y


me siento en uno de los sillones de cuero. El capitán se sienta
detrás de su escritorio y me entrega un sobre blanco. ‘Genial,
¿ahora qué?’

2
Port Angeles es una ciudad situada en el condado de Clallam, dentro del Estado de Washington, en los
Estados Unidos.

5
—Felicidades hijo. —El capitán me mira con una enorme
sonrisa en su rostro.

Tomando el sobre, inmediatamente me di cuenta que estaba


etiquetado como correspondencia interna. Rasgo el sobre para
abrirlo y desdoblo la carta. Lo tengo. Tengo el ascenso. Sé que
debería estar en éxtasis por haber sido ascendido, pero después de
revivir la conversación de anoche, no consigo emocionarme. Miro
al capitán y convoco mi mejor intento de una sonrisa. O al menos
algo cercano a ella.

—Gracias, señor. —Esto era algo que siempre había querido.


Debería estar saltando de alegría, pero mi matrimonio se había
desmoronado, Shelby y Shaun se mudaban hoy y no había nada
que pudiera hacer al respecto.

Los dos nos levantamos de las sillas. El capitán caminó


alrededor de su escritorio y me dio una palmada en la espalda. —El
Departamento de Policía de Port Angeles te espera en dos
semanas. Buena suerte y de nuevo, felicitaciones. —El capitán me
estrechó la mano.

Al salir de la oficina para regresar a mi escritorio, varios


compañeros se me acercaron y me felicitaron por mi promoción.
Todo va a cambiar ahora. Nuevo trabajo, casa vacía, y encima el
divorcio. ‘Una gran rutina de mierda’.

6
~CAPÍTULO 1~

Llevaba trabajando en el DP3 de Port Ángeles las últimas dos


semanas y todavía me sentía como un extraño. Miradas raras,
tratamiento frío, incluso un chico me miraba como si fuera basura
podrida. ¡Qué diferencia con el DP de Sequim!

—Petersen, D'Marco —el capitán Steve Bougard nos llamó


desde la puerta de su oficina. El capitán, de unos treinta y tantos
años, era una fuerza a tener en cuenta. Simplemente no le
aguantaba sus mierdas a nadie. ‘Tenía mi respeto’.

A medida que entrábamos en la oficina del capitán, nos hizo


señas para que tomáramos asiento.

—D'Marco, tengo un caso para ti. Y voy a asignar a Petersen


para que te ayude. —El capitán nos miró con aprensión—.
Acabamos de recibir una llamada del portero de Lexington Heights4.
Estaba mostrando un apartamento vacío a unos inquilinos cuando
3
Departamento de Policía.
4
Complejo de apartamentos.

7
se encontraron con un cuerpo cubierto de sangre. Los agentes de
policía ya están en la escena. —El capitán nos entregó el
expediente con una nota adjunta en la parte delantera—. La
descripción del cuerpo coincide con la de un niño del que habían
denunciado su desaparición hace una semana. Toda la información
que necesitan acerca de la denuncia de desaparición se encuentra
en ese archivo. La nota en la parte delantera es la dirección de la
escena del crimen. —El capitán nos dio una de sus intensas
miradas—. Vamos a atrapar rápido a este asesino. Y, por cierto,
quiero que lleven este caso discretamente. Manténgalo en secreto.
¿De acuerdo?

—Entendido, señor —respondimos mientras salíamos de la


oficina.

—¿Vamos en tu coche o en el mío? —preguntó Petersen.

—En el tuyo. La próxima vez iremos en el mío. —Le doy una


amistosa palmada a Petersen en la espalda y lo sigo hasta su coche.

Entro en el asiento del pasajero y me abrocho el cinturón de


seguridad, abro el archivo y empiezo a examinarlo. Cojo la foto del
niño del archivo y comienzo a memorizar sus características. Tiene
brillantes y penetrantes ojos celestes, el pelo corto, rubio y rizado y
parece de unos 9 o 10 años de edad.

—Ninguna de las pistas de este informe nos lleva a algo. —Le


digo mirándolo—. El niño estaba jugando en el parque, la niñera le
dio la espalda un par de minutos y cuando volvió a mirar, el

8
muchacho se había ido. No hay más testigos. De acuerdo con la
niñera sólo había una o dos personas más alrededor.

—Bueno, esperemos encontrar algo en la escena del crimen.


—Dijo Petersen, cuando se detuvo en el complejo de
apartamentos.

Entrando en el apartamento, vimos a dos agentes de policía


de pie en la sala. Reconocí de inmediato a Tomás Salis y su
compañero Thompson, los extraños chicos. No trabajan hasta tarde
pero tampoco llegan temprano, pero siempre parecen ser los
primeros en la escena y en tener todos los detalles. ‘¡¿Cómo diablos
lo hacen?!’

Salis se acercó a darnos un resumido informe. —Hola chicos.


Bueno, vamos a ver —Mirando hacia abajo a su bloc de notas—,
este apartamento ha estado desocupado desde hace tiempo. El
portero les mostraba el apartamento a una pareja y cuando entró
en el dormitorio encontró el cuerpo. Hemos comprobado la
cerradura de la puerta, pero no parece haber sido forzada. El
equipo forense trató de obtener impresiones de huellas en el
pomo, pero estaba limpio.

9
Salis nos lleva a la habitación donde se encuentra el cuerpo. El
niño está tumbado en la alfombra en un charco de sangre. ‘¿Cómo
puede alguien hacerle esto a un niño?’

—Hemos encontrado esto —Salis sostuvo una bolsa de


pruebas con un cuchillo—. También lo han revisado en busca de
huellas, pero... nada. Limpio como una patena.

Miro hacia el cuerpo y recuerdo la foto del archivo. Es el


mismo muchacho de la foto del niño desaparecido. Teniendo
cuidado de no alterar la escena del crimen, Petersen y yo nos
pusimos los guantes y nos acercamos al cuerpo para investigar. La
garganta del niño está cortada de lado a lado. Nos alejamos del
cuerpo y miro alrededor de la habitación vacía. No parece haber
nada fuera de lugar. La única alteración es el niño muerto en el
centro de la habitación. Y parece como si hubiesen colocado el
cuerpo allí, después de su muerte. Ningún signo de lucha, no hay
perturbaciones, nada que pudiera darnos una pista o darnos un
punto de partida.

Me dirijo a Petersen y le entrego la denuncia de persona


desaparecida. —Es el mismo chico. —Me siento mal del estómago
al pensar en cómo alguien pudo hacerle esto a un niño. El técnico
forense, Lacey Saunders, llegó con una camilla y la bolsa con
cremallera para el cuerpo del niño.

—Tendremos que informar a los padres. —Indicó Petersen,


moviéndose hasta colocarse de pie a mi lado.

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Apartándome del cuerpo, me acerco a la Salis. —Asegúrate de
que tengamos las declaraciones de los testigos y el informe del
forense, tan pronto como sea posible. —Miro a Petersen y le hago
una seña con la cabeza para indicarle que me siga. Necesito salir de
aquí antes de que me enferme.

Es como si Petersen y yo estuviéramos en la misma sintonía.


Los dos salimos del complejo de apartamentos y no dijimos una
sola palabra hasta que llegamos a su coche. Petersen me miró y, al
mismo tiempo, dijimos: —Vamos a informar a los padres. —Nos
sonreímos el uno al otro. ‘Es curioso cómo sabemos lo que el otro
está pensando’. Irónicamente, esta es la primera vez, desde que
llegué a mi nuevo puesto de trabajo, que no me he sentido como
un extraño.

11
~CAPÍTULO 2~

Durante los siguientes días, llegábamos temprano a trabajar y


salíamos tarde debido al seguimiento de diversas pistas. Aquí
estamos, una semana más tarde y aun así, no tenemos nada.

Mientras repaso el expediente del caso, el timbre de mi


teléfono me interrumpe.

—D'Marco —respondo.

—Ha habido otro asesinato —dice el capitán.

‘Mierda. Otro.’ Apunto la información que me da, y a


continuación, cuelgo el teléfono. Comienzo a frotar mis ojos con la
esperanza de despertar de esta pesadilla. Petersen se acerca y se
queda ahí parado, mirándome. Puedo sentir sus ojos en mí. Dejo de
frotarme los ojos y miro hacia él. Sólo nos miramos uno al otro y
finalmente me pregunta: —¿Otro?

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—Sí —le contesto, agotado y el día apenas acaba de
empezar—. Vamos —le digo mientras agarro mi chaqueta y
caminamos hacia la salida de la estación.

Al llegar a la escena, todo es un caos total. Las personas se


agrupan por todas partes y los agentes de policía tratan de
mantener a los espectadores a raya. Estoy cansado y molesto. El día
empeora, y ni siquiera son las nueve de la mañana. Tan pronto
como nos identificamos, los policías nos encaminan hacia un
callejón cerca del final de la calle.

Al llegar al final del camino, podemos ver la fila de


contenedores de basura sucios que enmarcan el callejón entre los
edificios de almacén. Botellas de cerveza, envoltorios y basura en
general se encuentran dispersos por todas partes. Es fácil imaginar
a una prostituta, un distribuidor de drogas o a alguien tratando de
ocultarse en medio de la noche en este pasaje. Ya puedo sentir mi
estómago revuelto. Esta es la parte del trabajo que más odio,
especialmente cuando hay niños involucrados.

Caminamos por el callejón, veo a los agentes de policía y al


forense de pie en el otro extremo. Mientras nos acercamos al lugar
de los hechos, puedo ver que el cuerpo está situado entre dos de

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los contenedores de basura. A la izquierda del cuerpo, reconozco a
los dos policías que están cerca.

—¡Hey! D'Marco. ¿Mala noche? —Salis pregunta mientras le


da un codazo a su compañero, Thompson, de pie a un lado.
Estrecho la mano de Salis, siempre me sorprendo por el apretón del
hombre y el poder que emana. Es agudo con los detalles, y siempre
tiene todo controlado en el momento en el que llegamos a una
escena ‘¿Por qué no es detective?’

—Nah. Sólo es que este caso me llega un poco. Niños ya


sabes. —Me obligo a mirar el cuerpo, y luego me alejo para ver los
alrededores. Una vez más, parece como si el cuerpo hubiera sido
colocado amablemente en el lugar. Ningún forcejeo. Los
contenedores de basura perfectamente alineados. Nada parece
fuera de lugar en este callejón de mierda. Ni siquiera la basura se ve
manchada de sangre tampoco parece que hayan limpiado. Nada—.
¿Fueron los primeros en llegar a la escena? —pregunto.

—Sí. El hombre con la gorra de béisbol y la camiseta roja, de


allá, salió por la puerta trasera de este almacén —dijo Salis
mientras señala a la puerta del almacén de la derecha—. Se percató
inmediatamente de las piernas del chico y de los zapatos que
sobresalían entre los contenedores de basura. Volvió a entrar y
llamó a la comisaría.

—¿Hubo algún testigo? —Me la doy vuelta y miro hacia los


lados y a lo largo de las paredes de los almacenes explorando el
callejón. ‘No hay cámaras de seguridad’. Tengo esa insistente

14
sensación de que me falta algo importante, pero no puedo poner
mi dedo en ello.

—No. Parece que el cuerpo estuvo aquí por un par de horas


antes de que lo hallaran. Encontramos su mochila, más abajo, hacia
el final del callejón. Su nombre —apuntando hacia el cuerpo—, es
Trevor Dwight, 9 años de edad y cursaba primaria en Bright. Su
desaparición fue denunciada hace 4 días —dice Salis, vuelve a
mirarme a la cara después de recitar los detalles—. Cuando termine
aquí voy a ir a informar a los padres.

—Gracias —me vuelvo mirando hacia abajo hacia el cuerpo


del niño. Pelo rubio, ojos azules, la ropa intacta. Mi estómago se
revuelve. Dos casos, dos niños, ambos con el pelo rubio, ambos con
ojos azules, y los dos de unos 9 años de edad. Ambos cuerpos
obviamente, colocados de forma cuidadosamente en el suelo
después de ser asesinados. Las víctimas comparten las mismas
características físicas. ‘Un asesino en serie de niños’. Empiezo a
sentirme mareado. Mierda. Rápidamente me alejo de la escena y
trato de correr hacia un contenedor de basura cercano pero lo
suficientemente lejos de la escena. Hago saltar la tapa de uno de
los contenedores de basura y vacío mi estómago. ‘Genial. ¿Puede
empeorar el día?’ ¡Ni siquiera he tenido mi segunda taza de café y
sin embargo, ahí va mi desayuno!

Me apoyo en el basurero, ‘mientras trato de recuperarme de


toda esta mierda’. De hecho el frío metal me ayuda a volver a
enfocarme. Dándome la vuelta, veo a la técnico forense cargar el
cuerpo del niño, ya en una bolsa de color negro, en una camilla. —
¿Encontraste algo? —le pregunto, esperando que alguien pueda

15
ver eso que a mí se me está escapando y que interiormente me
molesta como el infierno.

—No hay nada importante en el exterior. No hay cortes o


contusiones. Lleva muerto unas 7 u 8 horas. La causa de la muerte
parece ser por asfixia, pero sólo podré confirmarlo una vez que esté
de vuelta en la morgue. Tendrá mi informe sobre su escritorio, tan
pronto como sea posible, detective —responde ella.

Examinar los alrededores del basurero en busca de alguna


pista era perder el tiempo. Allí no había nada más que pudiera dar
alguna indicación de quién era el asesino o por qué había matado a
estos niños. Frustrado, coloco la tapa cerrando de golpe el
contenedor asustando a uno de los OP5 cercanos. Necesito salir de
aquí, así que busco a Petersen. Supongo que debe haberme visto
buscándolo, porque está allí, junto a mí, en cuestión de segundos,
como si yo tuviera un GPS en el culo. Finalmente salimos del
callejón, nos dirigimos hacia mi coche cuando observo al capitán
llegando a la escena. Nos mira y nos señala para que nos
acerquemos.

—¿Algo? —pregunta.

—Nada. Una cosa que me molesta es que este tipo sabe lo


que está haciendo. Se cuida como el infierno y nunca deja pistas
detrás de él. Esperemos que el forense tenga mejores noticias en el
momento en que volvamos a la comisaría. —Me siento frustrado.
Mis labios comienzan a encresparse de cólera y quiero golpear algo.
Mis nudillos comienzan a tornarse blancos.
5
Oficial de Policía

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—Quiero saber si tienen algo —dice mientras Petersen y yo
nos dirigimos a mi coche.

Finalmente dejó escapar un profundo suspiro, relajo mis


puños, y me meto en el coche. En el momento en el que cierro la
puerta, suena mi móvil. En cuanto veo el identificador de llamadas,
lo único que quiero hacer es golpearlo contra el tablero. No creía
que fuera posible, pero ahora me siento peor que allí atrás, en el
contenedor de basura. ‘¡¡¡Por qué está perra no me deja en paz!!!’
Abro el teléfono y trato de controlar mi ira tanto como me es
posible. —Ahora no tengo tiempo para esto, Shelby. Estoy en el
trabajo y sabes que no puedo hablar. Te llamo después.

—He oído eso antes. Es necesario que me llames, de otro


modo, hablaré con mi abogado —vociferó.

En vez de responder, cierro el teléfono y arranco el coche.


Petersen sólo me queda mirando. —¿Qué? —ladro hacia él.

—Ex, son unas arpías. Pase por eso, una vez —dice con calma.

Solamente lo miro y no puedo sino reírme. —Sí, puedes decir


eso una vez más.

—Arpías.

Nos miramos el uno al otro y empezamos a reírnos.


Comenzamos el viaje de regreso a la comisaría para tratar de ver si
podíamos averiguar lo que nos hacía falta para poder atrapar a este
asesino.

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~CAPÍTULO 3~

En la última semana Petersen y yo hemos trabajado largas


horas extras. Entrando temprano por la mañana y saliendo tarde
por la noche trabajando desde todos los ángulos posibles,
investigando toda evidencia por pequeña que fuera, e incluso
revisando viejos expedientes abiertos para encontrar cualquier
posible relación con otro asesino en serie. Nada.

Llego a las oficinas la mañana del lunes con mi café en una


mano y el periódico bajo el brazo con la esperanza que hoy será
diferente. Espero que algo, cualquier cosa me dé un respiro en el
caso. Cuatro semanas en el trabajo y me siento inútil.

Al acercarme a mi mesa veo el informe del forense esperando


por mí. Inmediatamente dejó mi café y el periódico, y empiezo a
ojear el archivo.

—...Usando la cromatografía de gases6 y la espectrometría de


masas7, cuatro diferentes fármacos antipsicóticos8 fueron
6
La cromatografía de gases es una técnica cromatográfica en la que la muestra se volatiliza y se inyecta en la cabeza de una columna
cromatográfica. La elución se produce por el flujo de una fase móvil de gas inerte. A diferencia de los otros tipos de cromatografía, la
fase móvil no interactúa con las moléculas del analito; su única función es la de transportar el analito a través de la columna.
7
La espectrometría de masas es una técnica experimental que permite la medición de iones derivados de moléculas. El espectrómetro
de masas es un instrumento que permite analizar con gran precisión la composición de diferentes elementos químicos e isótopos
atómicos, separando los núcleos atómicos en función de su relación masa-carga (m/z). Puede utilizarse para identificar los diferentes

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identificados en sangre y tejidos, en las siguientes cantidades: (a)
perfenazina= 0.69, (b) clorpromazina= 1,91, (c) prometazina= 1.23

La causa y la forma de la muerte se atribuyen a los niveles


tóxicos de los medicamentos arriba mencionados, provocando
acumulación de sangre en las vías respiratorias lo que conduce a la
asfixia y muerte.

—¡Mierda!

—¿Qué es Matt? —dice Petersen mientras empieza a leer por


encima del hombro.

Señalo a los resultados del informe de toxicología. Cuando


Petersen terminó de escanear el texto me mira —Creo que
podemos tener nuestra primera pista —dice con una media sonrisa.

—¡Sí, claro! Por lo menos tenemos algo para seguir adelante.


Ahora tenemos que obtener una lista de nombres de personas que
han comprado esta lista de medicamentos en los últimos 6 meses y
ver si surge algo. —Aparece una estúpida sonrisa en mi cara y
Petersen solo sonríe y me da una palmada en la espalda. Me dirijo
al teléfono de mi escritorio y empiezo a hacer una llamada cuando
la página de titulares de primera plana llama mi atención—: ¡¡EL
FANTASMA ATACA DE NUEVO!!

elementos químicos que forman un compuesto, o para determinar el contenido isotópico de diferentes elementos en un mismo
compuesto. Con frecuencia se encuentra como detector de un cromatógrafo de gases, en una técnica híbrida conocida por sus iniciales
en inglés, GC-MS.
8
En el argot psiquiátrico, los antipsicóticos, también son llamados tranquilizantes mayores, se identifican bajo el término de
neurolépticos, del griego neuro: nervio y lepto: atar.

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—Mierda. —Me lanzo por encima de mi escritorio y me dirijo
a la oficina del capitán de Bougard. Con un fuerte y breve golpe
entro en la oficina sin pedir permiso. El capitán me mira con el ceño
fruncido en su rostro.

—D'Marco, ¿cuál es el problema? No tengo tiempo para


ocuparme de mierdas hoy.

—Creo que tenemos un problema —suspiro mientras dejo


caer el periódico en su escritorio. Vuelca su atención hacia el
periódico y lee la noticia de primera plana—. Parece que podríamos
tener una fuga en el departamento. Hay información ahí que no ha
sido comunicada a la prensa.

—Esto es todo lo que necesitamos en estos momentos.


Maldita sea —Apoya los codos sobre el escritorio, con su rostro
entre las manos—. Hemos estado dando vueltas en círculos con
este caso desde el principio. Cada pista que obtenemos termina
siendo mierda. —Muestra su frustración en su rostro y se mira más
sombrío en ese momento—. Trae a Petersen aquí.

Asomando la cabeza por la puerta de la oficina llamo a


Petersen a la oficina. —Petersen, oficina.

Un momento más tarde, Petersen entra en la oficina de


Bougard y cierra la puerta detrás de él tomando asiento en el lado
más lejano de la habitación. Miro a Petersen y puedo decir de
inmediato que está ansioso.

—¿Es sobre el informe del forense? —pregunta Petersen.

20
—¿Qué pasa con el informe? —cuestiona Bougard levantando
la cabeza de sus manos.

Dejo de pasearme. —Creemos que podemos tener una pista


en el caso. El informe del forense muestra que se encontraron
varios medicamentos antipsicóticos en el cuerpo del segundo niño.
El resultado de la causa de la muerte fue asfixia. Así que pensé que
podíamos empezar por localizar a las personas que pueden haber
adquirido prescripciones con la mezcla de esas drogas en los
últimos 6 meses.

—Eso va a llevar un tiempo y ahora con esta otra noticia, no


quiero correr ningún riesgo —dice el capitán.

—¿De qué están hablando, qué otras noticias? —pregunta


Petersen.

—Parece que los periódicos de alguna manera han


conseguido información acerca de los asesinatos y ya le han dado
un apodo. Chicos, ¿qué tanto tienen hasta el momento?

—No hay nada destacable en cualquiera de los casos con


excepción del informe de toxicología que hemos recibido esta
mañana. Hemos vuelto a entrevistar a todos los testigos y
examinado las pruebas varias veces. Lo que relaciona a los dos
casos son los rasgos físicos de ambos niños, la forma en que sus
cuerpos están perfectamente colocados, y la falta de evidencias en
la escena. —Respondo inmediatamente.

21
—Todas las pistas terminan en nada. Es como si el rastro se
perdiese. —Interviene Petersen—. Esperemos que la información
que recibimos esta mañana, nos ayude a dar con algunas pistas.

Me acerco a la ventana y miro a la calle. Puedo ver gente en


sus vidas diarias como si todo fuera normal. Pero por ahí, en algún
lugar, hay una persona secuestrando niños, matándolos y dejando
sus cuerpos en lugares inverosímiles para que alguien los encuentre
casualmente.

Bougard pone la taza de café sobre la mesa y se reclina en su


silla. Justo cuando comienza a decir algo, el teléfono de su
escritorio empieza a sonar.

—Bougard —responde.

Me alejo de la ventana, con atención escucho la conversación


que va de un solo lado. Comienzo a preocuparme cuando veo que
la cara del capitán palidece más a cada minuto.

—Vamos para allá. —Colgando el teléfono Bougard me mira


con la frustración en su rostro—. Tenemos otro asesinato. Por la
descripción que el oficial me dio de la víctima, el MO9 se ajusta al
de los dos chicos en los que han estado trabajando.

9
Modus Operandi: En criminalística, se usa para referirse a cómo actuó el delincuente en una o diversas
ocasiones, así como para establecer una pauta de comportamiento en diversos delitos de una misma
persona.

22
~CAPÍTULO 4~

Ser Paul Whittington no es fácil.

Miércoles por la mañana y me despierto con otro dolor de


cabeza. Ser bombardeado con sueños que me despiertan constante
durante la noche me deja agotado e irritado. Y todo esto tiene que
suceder precisamente hoy, de todos los días, cuando tengo la
agenda llena de citas con clientes.

Bajo las escaleras hacia la cocina y me sirvo mi café gourmet


de la mañana. La aroma-terapia de avellana hace maravillas con el
dolor de cabeza. Al salir hacia la terraza, echo un vistazo al reloj en
la pared de la sala, diez y media de la mañana. Mi primer cliente
debe llegar en treinta minutos. De pie en la terraza trasera, me
encanta admirar la vista del lago, brillando como si una luz plateada
se fundiera en él. Altos árboles rodean la propiedad como un
bosque. Puedo oír el sonido de las aves en las profundidades de los
árboles. Sus colores tan magníficos, como los del arco iris, cuando
los rayos del sol los golpean. Las flores en el patio trasero florecen
en todas partes con colores brillantes. No hay vecinos cerca que

23
perturben esta paz. El olor de la avellana comienza a llenar el aire.
‘Esto es el cielo’.

La soledad comienza a envolverme. En días como este, me


gustaría tener a alguien con quien compartirlo todo. Por desgracia,
la vida nunca ha sido fácil para mí. Supe de niño, cuando tenía trece
años, que era gay. Si eso fuera todo, habría estado bien y hubiera
sido parcialmente feliz, al menos. Pero no ha sido así, no tengo
control sobre mis visiones. Mis parejas me temen a causa de lo que
veo, así que generalmente me abandonan porque se asustan.
Quiero una pareja que me pueda amar y aceptarme por ‘quién’ y
‘qué’ soy. He llegado a aceptar que eso es pedir demasiado. La idea
de tener un amante y compañero, una valla blanca, un perro y dos
niños siempre hace que me duela el corazón. Sobre todo sabiendo
que probablemente nunca va a suceder.

El timbre del teléfono interrumpe mis pensamientos.


Volviendo a entrar, tomo el teléfono de la pared en la cocina. —
Hola, habla Paul Whittington —respondo.

—Hola Paul. Soy Steve .

—Hola Steve. ¿Cómo te va? —De inmediato me vuelvo


aprensivo.

—Me va bien, dadas las circunstancias. ¿Cómo va la vida por


allá? —podía oír la vacilación en su voz.

Empiezo a preguntarme acerca del propósito de su llamada.


—Es realmente hermoso. Agradable y tranquilo. Me encanta estar

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aquí. Pero Steve, ambos sabemos que no es por eso por lo que me
llamas. ¿Qué es? —audazmente pregunto.

—¡¡Hey!! ¿No puedo llamar a mi cuñado sólo para decir


'Hola'? —Suena ansioso y escéptico—. Aunque... tengo otra razón
para llamar —añade.

—‘¡Escúpelo ya!’ —digo con frustración. No estoy de humor


para jugar a las veinte preguntas o parlotear.

—Bueno, verás, tenemos un caso en el que estamos


trabajando... y um... no llegamos a ningún lado. Nos hemos topado
con un callejón sin salida. Tenemos una posible pista pero está
tomando demasiado tiempo obtener un resultado y realmente los
necesitamos para empezar a hacer algunos avances. Sabes que no
estoy en todo eso de los fantasmas o espíritus o como quieras
llamarlo, pero ahora voy a tomar todo lo que pueda conseguir. Por
favor. Necesito tu ayuda. No te hubiera llamado para preguntarte si
no fuera importante. Por favor —suspira.

—Bueno, tengo la agenda a tope para el próximo par de días.


Lo más probable es que pueda ir para allá por algún tiempo la
próxima semana. —Le digo mientras escucho el pitido de la
máquina de fax detrás de mí. Camino a ver el fax que llegó, veo las
imágenes de tres niños pequeños con el pelo rubio y ojos azules.
Me corta la respiración.

—Paul, te necesito aquí y ahora. Esto es realmente


importante. Te acabo de enviar algo por fax. Por favor.

25
—Sabías que no podría decir que no después de ver esas
fotos. ¿Cuál es su historia? —le pregunto, derrotado.

Juro que puedo escuchar la sonrisa de triunfo en su voz. —


Fueron secuestrados y asesinados sin dejar ninguna evidencia en la
escena del crimen o algún testigo.

—Está bien. Voy para allá. Sabes que nunca daría la espalda
cuando hay niños involucrados —le respondo.

—Voy a hacer los arreglos para tu vuelo y te mandaré un


correo electrónico con los detalles. Realmente aprecio esto, Paul.
—Todavía suena escéptico, pero aliviado.

—Está bien. Házmelo saber. —Cuelgo el teléfono, voy a mi


oficina y comienzo a reprogramar las citas de mis clientes.

26
~CAPÍTULO 5~

Al entrar en la terminal del pequeño aeropuerto, no tengo la


sensación de volver a casa. Sí, esta es mi ciudad natal, pero
simplemente es demasiado. Me canse de las personas que no
pueden decidir si quieren acercarse a mí o evitarme, un año o dos
atrás, preferí el aislamiento de Forks. Encuentro que la gente me
evita porque son homofóbicos o se me acercan porque tienen
curiosidad y pretenden averiguar si un familiar fallecido tiene un
mensaje para ellos.

Todo el ajetreo y el bullicio del aeropuerto me recuerdan por


qué me fui en el primer lugar. Tratar con los residentes de la ciudad
es bastante difícil, pero tener que lidiar con los espíritus de sus
difuntos, es demasiado. Las multitudes son probablemente las más
complicadas con tantos espíritus juntos. Parece como si siempre
estuvieran gritando a todo pulmón directamente en mi oído.

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Recupero mi equipaje de la cinta mientras mantengo un ojo
buscando al oficial de policía que mi cuñado ha enviado para
recogerme. Esto es justo lo que necesito, una niñera con insignia.

Cuando salgo a la parte frontal de la terminal, un coche de


policía se detiene en la acera. Espero pacientemente a que el
agente de la policía salga de su coche, pero poco a poco me estoy
irritando con los espíritus que me hablan al oído.

Cuando el oficial sale del coche y se vuelve hacia mí, dejó


escapar un suspiro audible. Nunca en mi vida he visto un hombre
tan grande. Con unos imponentes noventa y tres centímetros de
adonis elevándose frente a mí. Duros músculos como barras de
hierro, hombros suficientemente anchos como para impedirle
entrar con facilidad por una puerta. Alborotado pelo corto, color
castaño claro y ojos... esos ojos marrones de cachorro. Este es sin
duda el hombre más hermoso que he visto. No puedo quitar mis
ojos del magnífico adonis que se acerca a mí. Sin darme cuenta al
principio, lamo mis labios. No me puedo mover. Me quedo ahí,
mirándolo, sin poder hablar.

—Hola. ¿Eres Paul Whittington? —El oficial me tiende la mano


cuando se me acerca.

—Umm... Sí —tartamudeo. Me preparo, sabiendo que voy a


tener una visión en el momento en que nos toquemos. Extiendo la
mano y estrecho la suya. No pasa nada. Confundido, retiro mi
mano. Esto nunca me había ocurrido antes.

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—El capitán me ha enviado para que recogerte y llevarte a la
estación en cuanto llegaras. —La voz grave me estaba poniendo la
piel de gallina. Todavía sin habla, desvío rápidamente la mirada a
mi equipaje. No puedo creer el instantáneo deseo que sentí cuando
nuestros ojos se encontraron por primera vez. Todavía puedo sentir
temblar mis rodillas mientras trato de ponerme bajo control y
quitarme de encima el deseo que surgió dentro de mí.

—Pon tus cosas en la parte de atrás para que podamos irnos a


la estación. El capitán quiere hablar contigo. —Oigo al oficial
murmurar algo en voz baja mientras se mete en el coche, pero no
logré entender lo que dijo.

Me giro hacia el oficial. —¿Es siempre así de grosero, oficial?,


¿O es sólo una parte de su encanto?

—Oye, mi nombre es ‘detective’ D'Marco no ‘oficial’. Y sólo


para que nos entendamos, voy a decirlo claro y sin
contemplaciones. No creo en el abracadabra que haces y
honestamente no me importa una mierda. Mantente fuera de mi
camino y permaneceré fuera del tuyo. Tengo un caso que resolver y
tenerte rondando me da más trabajo del que ya tengo. No tengo
tiempo para ser la niñera de nadie —responde con rudeza mientras
se aleja de la acera.

Me siento mirando al detective en un horrorizado silencio.


‘Dios mío’. El detective D'Marco es probablemente la persona más
insoportable y grosera que haya conocido. Puede ser un adonis de
impresionante belleza, pero es un culo insoportable.

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Parece que mi vida se ha complicado un poco.

El silencio en el coche, es un alivio a los pensamientos


caóticos que dan vueltas en mi cabeza. ¿Qué coño ha pasado? En el
momento en que salí del coche y vi a Paul de pie en la acera, estaba
tan abrumado por la lujuria, como solo había experimentado
cuando era adolescente. ‘¿Qué demonios?’

Paul, con el pelo largo de color marrón con mechones rojos y


rubios, que caían justo debajo de los hombros, los ojos más verdes
y los labios más sensuales que había visto en cualquier ser humano,
literalmente, hacía que mis rodillas se debilitasen. Recordar a Paul
inclinándose hacia adelante, lanzando su maleta en la parte trasera
del coche pone mi polla dura en cuestión de segundos. El metro
con setenta centímetros de hombre sentado a mi lado, en el
confinado espacio del interior del coche, es mucho más
impresionante que la imagen que el capitán me mostró antes.
Mucho más hermoso que cualquier mujer con la que haya salido,
‘incluyendo’ a mi ex esposa.

Nunca en mi vida he pensado en un ‘hombre’ como hermoso.

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‘¿Qué carajos me está pasando?’ Estoy sorprendido. Desvío
mi atención de nuevo a la carretera tratando de conseguir que el
malestar en mi estómago y la dureza de mi polla disminuyan.

—Por lo tanto, ¿eres uno de los detectives que trabajan en


este caso? —pregunta, interrumpiendo el incómodo silencio y mis
molestos pensamientos.

—Sí. Este es un caso muy delicado y parece que podría haber


una fuga en alguna parte del departamento. Dado que la noticia
salió en un artículo en primera plana hace par de días, Petersen y
yo, y ahora tú, somos los únicos asignados en este caso.
Mantenemos una cuerda apretada alrededor del mismo —Le digo
mientras intento mantener mi atención fuera de la belleza que
ocupa el asiento del pasajero. ‘¿¡¿Qué?!? ¡Acabo de pensar en un
hombre como una belleza!’ Trato de mantener mis ojos y mente en
el camino.

Capto un movimiento por el rabillo de mi ojo, vuelvo la cabeza


y echo un vistazo a Paul y lo veo mirando por la ventana de su lado
tratando de limpiar discretamente una perdida en su mejilla. Tengo
el intenso deseo de detener el auto y sostener al hombre a mis
brazos para calmarlo. Vuelvo mi atención a la carretera
preguntándome qué lo ha alterado tanto como para traer lágrimas
y una mirada triste a esos hermosos ojos.

Después de un momento de silencio lo oigo moverse en su


asiento y puedo sentir sus ojos en mí, mirándome fijamente.

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—Bueno, voy a ayudar cuanto pueda. No puedo prometer que
sea capaz de darles alguna información. Necesitaremos ver dónde
nos lleva esto. —Dice. Agarro el volante con más fuerza, y mis
nudillos comienzan a volverse blancos. La necesidad de tender una
mano para estrechar de nuevo la de Paul que se encuentra en su
regazo es abrumadora. No entiendo lo que me está sucediendo.
Nunca me he sentido de esta manera.

Mis pensamientos se dirigen de nuevo a la escena del último


crimen, ver los cuerpos de los niños de pelo rubio trae de vuelta
una sensación de agujero en la boca mí de estómago.

—Sí, vamos a ver. —Gruño—. Llegaremos al recinto en breve.

Me centro en el camino de nuevo, ni una palabra más se


habla. Lucho con mis pensamientos y trato de entender por qué me
siento así y de dónde vienen estos sentimientos. Esto es nuevo y
me siento conmocionado. Esto está lejos de todo lo que he sentido
en mi vida. ‘¿Por qué siento esta atracción por otro hombre?’ No
tiene ningún sentido para mí. Estos pensamientos empiezan a
cruzar mi cabeza a un millón de kilómetros por hora.

Por el rabillo del ojo, puedo ver que todavía está perdido en
sus pensamientos, mirando por la ventana. Daría cualquier cosa por
saber qué está pensando ahora mismo.

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~CAPÍTULO 6~

Llegamos a la estación poco después de las cuatro de la tarde,


entro directamente hacia la oficina del capitán, con Paul detrás de
mí. Fijo mi mirada en Petersen, inclino la cabeza hacia la oficina del
capitán señalándole que nos siga.

—Adelante —el capitán responde a mi llamada.

Entro y tomo asiento en la silla más cercana a la ventana. Paul


entra con Petersen siguiéndolo muy de cerca detrás de él. —Hola
Paul —dice el capitán e inmediatamente se levanta de su asiento y
le estrecha la mano a Paul mientras le da una cálida sonrisa.
Parecen extrañamente familiares entre sí. ¿Qué diablos es todo
esto?

El capitán mira a Petersen y a mí —Paul es el hermano de mi


esposa, y debe ser tratado con el máximo respeto. —El capitán
vuelve su atención a Paul—: me alegro de que llegaras tan rápido y
te agradezco que hagas esto por mí. Cualquier cosa que puedas
hacer para ayudarnos realmente lo apreciaremos. —Las manos del

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capitán, en sus costados, se movían inquietamente. Obviamente es
tan escéptico como yo. Miro a Petersen con una sonrisa en mi cara.

—Voy a hacer lo que pueda, pero no puedo prometer nada. —


Paul me mira con una iracunda mirada en sus ojos. El capitán dirige
su mirada sobre mí escudriñándome con el ceño fruncido.

—Entonces, ¿qué es exactamente lo que haces? —pregunta


Petersen cruzando los brazos mientras se apoya contra la pared
mirando a Paul con escepticismo.

Paul se decide a tomar asiento en la silla junto a mí. —No sé


cuanto Steve... umm... el capitán Bougard les ha hablado de mí. Soy
lo que llaman un psíquico o médium. —Los ojos de Paul saltan del
capitán a Petersen—. Normalmente, cuando toco algo o a alguien,
tengo visiones de esa persona. Cuando digo visiones, la mejor
forma en que puedo explicarlo es como ver una película
reproduciéndose detrás de mis párpados. Cuando lo que estoy
tocando se trata de un elemento físico de alguna persona, todo
depende de la intensidad de la conexión que la persona tiene con el
objeto. Cuanto más fuerte sea la conexión, mayores son las
posibilidades de que realmente puede tener una ‘visión’ de ella —
responde sin vacilar. Obviamente cree lo que dice o le da este
mismo discurso a todo aquel que se lo pide.

Inclinándome hacia delante, con los codos sobre las rodillas,


junto mis manos y gruño.

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Paul vuelve lentamente su intensa mirada hacia mí. Sí, está
enojado. ‘Maldita sea, ¿lo hice en voz alta?’ —Lo siento. Por favor,
prosigue.

Paul se aclara la garganta y sigue. —También puedo


comunicarme con los muertos. A veces, los espíritus están todavía
alrededor de personas que no se dan cuenta. Por lo general, tienen
algún asunto sin terminar o simplemente quieren comunicarse con
un familiar o un amigo —dice luciendo más cansado por el
momento.

Cuanto las tres personas allí me miran con inquietud e


incredulidad en sus ojos, no puedo dejar de preguntarme qué
diablos se apoderó de mí para volver a esta ciudad.

—Sé que no creen en los videntes y los médiums —contesto,


mirando a cada uno a los ojos—, pero no les estoy pidiendo que me
crean. Dejadme hacer lo que hago y tal vez pueda conseguir algo
que les conduzca a este tipo. Hasta el momento, no tienen nada
que les lleve a él. Ninguna evidencia física fue encontrada en la
escena del crimen, o algo. Ahora mismo cualquier cosa que se
pueda hacer es mejor que nada. —Steve y yo nos miramos y él
asiente. Petersen y D'Marco todavía se ven escépticos, pero las

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resignadas miradas en sus rostros indican que están dispuestos a
darme una oportunidad.

—Tienes razón, cualquier cosa es mejor que nada en absoluto.


Todavía necesitaremos evidencias físicas para atrapar a este tipo.
Hasta ahora ha sido muy hábil para no dejar nada atrás. Y, para ser
honesto, el seguimiento de los fármacos antipsicóticos está
tomando más tiempo de lo que esperábamos—D'Marco responde,
sonando derrotado.

—Bueno, creo que por ahora no hay mucho más que


podamos hacer. Les sugiero que vayan a casa, descansen bien esta
noche y mañana podemos volver con la mente fresca. Paul, sé que
no te gusta estar en hoteles y como sabes Tracy y yo no tenemos
ninguna habitación libre en nuestra casa —dijo Steve mirándome
vacilantemente, echando una vistazo entre D'Marco y yo. De
inmediato comienzo a sentirme aprehensivo escuchando a D'Marco
moviéndose en su silla, pero trato de mantenerme centrado en
Steve—. Por lo tanto, vas a quedarte con D'Marco.

—¡¿Qué?! —D'Marco se levanta de su silla como un cohete—.


Señor, estoy seguro de que hay otro lugar en el que pueda
quedarse que le sería más... cómodo.

—No —le gruño a Steve, apenas conteniendo mi desagrado—.


Estoy seguro que puedes arreglar que pueda usar una de las casas
de seguridad por un tiempo. Ya sabes que no me gusta mucho estar
rodeado de gente, sobre todo vivir con alguien. —Digo, recalcando
mi última palabra directamente a D'Marco.

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—Paul, tú sabes que no puedo hacer eso. Eso pondría en
peligro la ubicación de la casa de seguridad. Además, ahora eres
parte de esta investigación. Tendrás protección y quedarte con
D'Marco te la dará, especialmente si hay una fuga en el
departamento. Tendrás más tiempo para repasar el caso y te
permitirá hacerlo sin ser interrumpido —dice Steve exasperado.

Me levanto bruscamente de la silla, empujándola hacia atrás,


doy la vuelta y salgo como una tromba de la oficina. D'Marco coge
la silla a tiempo antes de que caiga al suelo.

Salgo de la estación de policía. Tomo varias respiraciones


profundas tratando de calmar mis nervios y mi temperamento. El
divino olor masculino que flotaba desde el detective cuando estaba
sentado a mi lado en la oficina de Steve solo hizo que todo fuera
más difícil. Estoy nervioso, molesto y consumido por la lujuria.
Apenas soy capaz de mantener mis manos en mí y ¿ahora tengo
que compartir casa con el detective? Justo cuando pensaba que las
cosas no podían ir peor.

Mirando por encima de mi hombro, me doy cuenta de que el


detective se está acercando. ‘¡Dios, es magnífico! ¿Cómo voy a ser
capaz de mantener mis manos fuera de él?’

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Al salir de la oficina del capitán, veo a Paul a través de la
puerta principal, de pie fuera de la estación. ‘¿Qué diablos está
haciendo’? Con los ojos cerrados y la respiración pesada, no sé si va
a perder el conocimiento o está tratando de hacer alguna de esas
mierdas del yoga. ‘Hombre, ¿por qué tengo que estar pegado a un
niño insoportablemente malcriado?’ Como si mi ex-mujer no fuera
suficiente.

Antes de salir por la puerta, agarro las dos cajas de archivos


que contienen toda la información del caso y los informes de los
testigos. —Vamos. Vayámonos tenemos que conseguir instalarte —
Me quejo al pasar al lado de Paul de camino hacia el coche.

—Siento haber sido un imbécil, detective. Simplemente no me


gusta tener mucha gente a mí alrededor. Eso, a veces, puede ser
demasiado —suspira cansadamente.

Después de guardar las cajas en el maletero del coche, me


vuelvo para hacerle frente a Paul. —Mira, es obvio que no
empezamos con el pie derecho. Sí, no creo en los videntes y los
médiums, pero en esta etapa, los mendigos no pueden elegir. No
estoy diciendo que me haya convencido de que lo que haces es
real, pero estoy dispuesto a darle una oportunidad—, le digo
mientras intento una sonrisa sutil—. Vamos a vivir juntos bajo el
mismo techo durante un tiempo así que lo haremos lo mejor
posible. Por lo menos nos dará tiempo para repasar algunas cosas
sobre el caso y tal vez puedes ver algo. Y dejemos las formalidades.
Mi nombre es Matt.

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Paul me sonríe, y aparece un hoyuelo en su mejilla derecha.
La respiración se atora en mi garganta. Siento como si toda la
sangre fluyera desde mi cerebro hasta mis pantalones. Mi polla al
instante se pone dura y dolorida de necesidad. El impulso de
agarrarlo y besarlo, sin sentido, es abrumador. ‘No sé qué diablos
estaba mal conmigo’. No entiendo la atracción innegable que
siento por este ‘hombre’. Soy ‘hetero’.

—Eso suena bien...Matt. Puedes llamarme Paul. Voy a tratar


de no ponerme en tu camino. No quiero ser una carga para ti —
dice bastante tranquilo.

El sonido de mi nombre viniendo de su boca hace que mis


rodillas se debiliten. Me aferro al maletero por un momento para
sostenerme antes de cerrarlo. Trato de respirar profundamente
para calmar mi furiosa libido. Finalmente entro en el coche y
abrocho mi cinturón de seguridad. Al mirar por el rabillo del ojo me
doy cuenta de que él está haciendo lo mismo, antes de girar la llave
para arrancar. Mis manos están húmedas por el sudor. ‘Maldita
sea, ponte bajo control D'Marco. ¿Qué coño te pasa?’

Estoy saliendo del aparcamiento, cuando mi móvil empieza a


sonar. Cuando veo el identificador de llamadas reconozco
instantáneamente el número y no puedo luchar contra el primer
pensamiento que viene a la mente.

Perra.

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Miro a Matt, mientras su móvil esta sonando, preguntándome
por qué no contesta. Puedo ver claramente que una expresión de
disgusto cruza su cara cuando finalmente contesta el teléfono. —
Hola Shelby —responde con evidente descontento. Matt me mira y
me susurra, lo siento, mientras que sigue escuchando a la mujer de
voz chillona de su teléfono—. Dije que te llamaría tan pronto como
me fuera posible. Estoy en el trabajo. ¿Cuál es el problema? —le
pregunta mientas gira los ojos y sacude la cabeza. ‘¿Quién diablos
es Shelby y por qué está tan molesto?’

Matt golpea el volante con tanta fuerza que salto en mi


asiento. —Tenemos una cita con los abogados en diez días. Sé que
hay cosas que necesitan ser resueltas. Es por eso que estamos
viendo a un abogado. No sé por qué me sigues hostigando,
mientras estoy en el trabajo. No tengo tiempo para esto Shelby. —
La ira de Matt es claramente evidente en su voz. ¿Por qué esta
persona, Shelby, acosa a Matt?

Miro a Matt con preocupación. Se encoge de hombros y


vuelve su atención a la carretera y a la conversación.

—Bueno, lo siento. No, te veré en la oficina del abogado. —


Cierra de golpe su teléfono y vuelve a mirarme por un momento.

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—Lo siento mucho —dice con rapidez antes de volver su
atención a la carretera. Mirando sus manos sobre la palanca de
cambios no puedo dejar de imaginarme como se sentiría el tener
esas manos tocando mi cuerpo. Poder sentir sus dedos jugando con
mis pezones, haciendo que se pongan duros. Mi polla se endurece
al instante. Me muevo en mi asiento y giro la cabeza para mirar por
la ventana de mi lado tratando, en vano, de detener mi furiosa
libido y que no se salga control.

‘¿Cómo va a ser posible que permanezca bajo el mismo techo


que este hombre cuando estoy totalmente fuera de control y duro
como una roca estando solamente sentado a su lado?’

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~CAPÍTULO 7~

Finalmente se detuvo en una calle delante de un garaje para


dos coches en la casa más hermosa que hubiera visto nunca. Miro
la casa con los ojos abiertos, y la boca abierta, no me doy cuenta
que Matt ya ha salido del vehículo y me está esperando en la parte
inferior de las escaleras que conducían a la puerta principal.

La casa es rústica con ladrillos en el exterior de dos pisos,


tiene una ventana con persianas decorativas e intrincados grabados
en las cornisas. Los colores y los detalles eran impresionantes.

Impulsándome a mí mismo, salgo del coche y camino hasta la


parte inferior donde Matt está esperando por mí.

—Wow. Este lugar es hermoso. —Lo digo con total asombro


en mi voz.

—Gracias. —Un tinte de color rojo se apodera de las mejillas


de Matt entonces rápidamente mira hacia otro lado y sube las
escaleras. Allí, de pie en silencio, mientras abre la puerta, no puedo

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dejar de admirar el culo de Matt. Los pantalones vaqueros que lleva
se ajustan a su culo moldeándolo a la perfección, por lo que me dan
ganas de agarrar sus globos con las dos manos.

—Vamos entra. Siéntete como en casa. —dice Matt en un


tono acogedoramente suave. Al entrar en la casa y mirar a mi
alrededor veo la escalera que conduce hasta el segundo piso. Junto
a la parte inferior de las escaleras hay un arco que da paso al
comedor. El arco de la derecha conduce a una cocina abierta con
una isla frente a la sala.

Al entrar en la cocina Matt me pregunta —¿quieres algo de


beber? No tengo mucho en lo que se refiere a alimentos. No
esperaba compañía. Y no he tenido tiempo de hacer la compra.
¿Qué tal si pido una pizza?

—Claro —le respondo mientras sigo observando la sala. La


chimenea está bellamente centrada con un aparador de televisión a
la izquierda, y a la derecha, una puerta corrediza, que llega del
techo al suelo, y que da al patio trasero. La parte superior de la
repisa de la chimenea esta revestida con varios marcos de fotos—.
Una cerveza estaría bien, si tienes alguna. Ha sido un largo día.

Me siento en el sofá frente a la chimenea y empiezo a


quitarme los zapatos. —Pedir una pizza es una gran idea. Después
de un día como hoy, no creo que ninguno esté de ánimos para
cocinar. —Recostado en el sofá, casualmente, giro la cabeza y veo a
Matt caminando hacia mí desde la cocina con dos cervezas en la
mano. Su andar es totalmente depredador, de puro macho. El

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deseo de ser follado por este hombre, me abruma. ‘¿Por qué no
puedo controlar este deseo?’

Tomando la cerveza de Matt, nuestros dedos se rozan por un


momento. Miro hacia arriba, con los ojos clavados en Matt. El
tiempo se detiene y los dos somos incapaces de movernos.

Mirando hacia abajo a los ojos verdes de Paul, estoy


totalmente hipnotizado y soy incapaz de moverme. Nuestros dedos
apenas se tocan y quiero más. Me inclino hacia abajo y tomo su
mejilla con mi mano vacía. Acaricio sus labios con el pulgar. Mi polla
al instante se tensa contra mis pantalones vaqueros queriendo
saltar fuera de ellos.

El sonido de un coche arrancando fuera, rompe la tensión


sexual entre nosotros. Sus mejillas adquieren un hermoso tono de
rojo que me hace gemir en voz baja. Rápidamente retiro mi mano.
Me aclaro la garganta y me alejo regresando a la cocina. —¿De qué
te gustaría la pizza?

—Umm... peperoni con extra queso —responde.

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No entiendo de donde viene está tensión sexual. He estado
con mujeres toda mi vida y nunca he tenido ningún interés en los
hombres. He tenido mi cuota de ligues de una sola noche, pero
nunca he experimentado este nivel de lujuria en mi vida.

Trato de recordar qué diablos estoy haciendo aquí, en la


cocina, como un idiota. ‘Oh sí, la pizza’. Cojo el teléfono y hago el
pedido.

—La pizza debe estar aquí, en unos cuarenta minutos —le


grito tan pronto como cuelgo el teléfono. Mirando hacia la sala veo
a Paul mirando las fotos en la repisa de la chimenea.

—Fantástico. Gracias —dice y se vuelve hacia mí—. ¿Puedo?


—Me pregunta mientras señala las fotografías.

Acercándome, asiento mientras lo observo con interés. Paul


cierra los ojos mientras sostiene una foto de Shaun y mía jugando
en el parque. Unos minutos de silencio pasan cuando Paul
finalmente abre los ojos. Al volver la cara a mí, Paul, me mira
directamente a los ojos. —Este es tu hijo. —Una mirada fugaz de
confusión pasa por encima de su cara antes de que desaparecer.

—Sí —‘¡¿Cómo diablos lo sabe?!’ Los únicos rasgos físicos que


comparto con mi hijo son los hoyuelos. El resto de rasgos y tonos
coinciden con los de Shelby.

Cierra los ojos otra vez y mantiene el marco de la imagen


cerca de su pecho. Pasan unos minutos y, entonces, Paul abre los
ojos y deja escapar un audible jadeo.

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—¿Por qué jadeas de esa manera? ¿Acaso... umm... viste
algo? —le pregunto y enseguida me doy cuenta que cuan cínico
soné.

Sólo me mira con esa expresión extraña. Como si fuera... una


profunda tristeza, pero no lo es. No sé lo que es y ahora me estoy
volviendo loco —¿¡¿Qué... qué es?!? —le pregunto frenéticamente
mientras lo agarro por los hombros y sacudo el cuerpo más
pequeño.

Veo que de sus ojos empiezan a brotar las lágrimas. —Yo... yo


sólo sentí lo mucho que lo amas —dice—. No sabía que podía sentir
eso —dice en un tono apenas audible.

El timbre de la puerta rompe el momento. Me doy cuenta que


sigo agarrando los hombros de Paul. —Lo siento. No quería ser
rudo... uh... ¿te duele? —le pregunto liberando mi agarre sobre él.

—No. Se necesita mucho más que un ligero agarre y algunas


sacudidas para hacerme daño —dice y enseguida se vuelve de un
ardiente color rojo.

‘¡¿Está coqueteando conmigo?!’ —Es bueno saberlo —


respondo sin vacilar. ‘Espera un minuto, estoy respondiéndole al
coqueteo. ¿Qué carajos?’

El timbre suena otra vez rompiendo el hechizo. Dándome la


vuelta, me voy al mostrador de la cocina, tomo la cartera y me
dirijo hacia la puerta.

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Jodida pizza mejor que sepa como si viniera directamente de
Italia, maldita sea.

Regresando la foto a la chimenea, me siento en el sofá y


espero a que Matt vuelva con la pizza mientras reproduzco lo que
acaba de suceder.

Su tacto era tan suave y tierno al principio. Todavía puedo


sentir su pulgar frotando mis labios. El sólo recuerdo de su suave
tacto hace que mi polla de un tirón dentro de mis jeans. Entonces
me acuerdo de cómo me agarró de los hombros, con firmeza. No
rudamente, sólo... ‘aferrándome’. Le di miedo. No puedo creer que
hiciera eso. Maldita sea. No es de extrañar que todos me
abandonen y no puedan manejar lo que soy. Dejo caer mi cabeza
hacia tras y cierro mis ojos por un momento. ‘¿Por qué tuve que ver
lo mucho que puede amar a alguien?’

Matt coloca la caja de pizza en la mesa de café y la abre


mientras se sienta en el otro extremo del sofá. —Come un poco
mientras aún está caliente —dice—. Espero que no te importe que
haya añadido piña también.

Le miro y sonrío. —Son mis favoritas. Gracias.

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Nos sentamos un rato bebiendo cerveza y comiendo pizza
mientras en la TV suenan las noticias locales. Rompiendo el silencio,
finalmente pregunto: —¿Así que, la llamada telefónica que
recibiste anteriormente en el coche, era de tu esposa? —Lo
observo por encima del hombro, veo que su espalda se pone rígida
y sus hombros se curvan.

—Mi ex-esposa en realidad. Nosotros nos divorciamos hace


un mes. Todavía estamos trabajando en los derechos de visita para
que pueda ver a Shaun. Ahora mismo, con mis horas de trabajo tan
agitadas, lo visito en mis días libres que no son muy a menudo
últimamente. —Matt sonaba tan abatido que sólo quiero atraerlo a
mis brazos y consolarlo.

Nos sentamos en silencio durante la siguiente hora,


simplemente viendo la televisión y brindándonos mutua compañía.

—Pues bien, hoy ha sido un día bastante largo. Creo que voy a
retirarme por esta noche —digo levantándome del sofá, mientras
un bostezo se me escapa.

Matt se extiende en el sofá y bosteza. —La primera habitación


de la izquierda es la habitación de invitados. La puerta después de
esa es el cuarto de baño. —Volviendo la mirada hacia mí, dice—:
Me iré a dormir en unos minutos. Buenas noches. Te veré en la
mañana. —Se levanta y toma las botellas de cerveza vacías y la caja
de la pizza dirigiéndose a la cocina para deshacerse de ellas en la
basura.

‘Cielos, también limpia. Maldita sea eso es bueno.’

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~CAPÍTULO 8~

El último par de días han sido frustrantes. Paso el tiempo


siguiendo a Matt y Peterson rondándoles como un cachorro
perdido. Soy incluido en todo pero, al mismo tiempo, mantenido lo
suficientemente lejos. Así que no me piden ayuda para el caso. No
puedo dejar de preguntarme por qué me pidieron que viniera. No
trabajar en el caso me deja demasiado tiempo libre para pensar en
Matt, y eso me está volviendo loco.

Paso la mayor parte de mi tiempo riendo y hablando con sus


colegas. Lo sorprendo mirándome algunas veces. Pero la mayoría
de las veces, es porque lo estoy viendo. No puedo dejar de mirarlo.
Es tan jodidamente magnifico.

Ayer por la noche decidió salir y me quedé en casa, solo. Fue


la más larga y solitaria noche que he tenido en mucho tiempo.
Recuerdo que permanecí durante horas tratando de encontrar algo
que ver en la televisión que me distrajera. La idea de Matt saliendo
con esos sexis negros y ajustados vaqueros Henley listo para
encontrarse con Petersen me estaba volviendo loco. ‘¿Dónde fue y
qué estaban haciendo?’

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Volvió unas horas más tarde y pude oler a alcohol y perfume
de mujer. ‘Maldita sea, pensé que era el indicado’. Estoy molesto.
Durante los últimos días, juro que sentía chispas cuando estaba con
él. ¡No necesito ser un psíquico para sentirlas! Pero no entiendo y
estoy devastado. Rendido, decido ir a la cama. Recuerdo que
suavemente me toma del brazo, mirándome a los ojos. Me dice
perdóname. ‘¿Perdonar qué? ¿Por hacerme pensar que había una
oportunidad de cumplir un sueño plagado de vallas blancas?’

Tiro de mi brazo para liberarlo y voy a la cama, solo.

Acostado en la cama, solo una noche más, no puedo dejar de


pensar en la semana que ha pasado desde que Paul llegó. Recuerdo
haber sido superado por la lujuria en el instante que lo vi. Y eso solo
ha empeorado cada día desde entonces.

Recuerdo las veces que he levantado la vista de mi escritorio y


lo he oído reírse por una broma que alguno de mis colegas le ha
gastado. Atrapa mi aliento siempre. Estoy sorprendido por la forma
en que el sonido de su risa me afecta. Es la música más bella que
jamás he oído. Muchas veces, lo he sorprendido mirándome
fijamente entonces rápidamente mira hacia otro lado. Los toques
casuales cuando estamos cerca o cruzamos una puerta me hacen
jadear por falta de aire.

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Muchas veces he tenido la tentación de darle un beso o tomar
su mano. ‘No entiendo lo que me pasa’. Me he pillado a mí mismo
mirando a otros hombres durante la última semana, pero ninguno
de ellos agita mis sentidos, crea un aleteo en mi estómago, o hace
que mi corazón salte de golpe al igual que Paul.

«Ayer por la noche, fui a un bar, a tomar un par de copas.


Pensé que tenía que salir con Petersen y olvidarnos por un rato de la
oficina y del caso. No sé qué hacer. Petersen sabe que algo me
molesta, pero no dice una sola palabra. Sólo me observa como un
maldito proyecto de ciencia. —¡¿Qué?! —Finalmente exploto.

—¿Qué es lo que tanto te preocupa de eso? —me pregunta


Petersen.

—Ni siquiera estoy pensando en el caso, estoy tratando de


relajarme.

—No te pregunté sobre el caso, imbécil. Te pregunté, '¿qué es


lo que te tanto preocupa de eso?' —repite como un loro de mierda.

—Sé lo que me preguntaste, solo pensé que estabas hablando


sobre el caso —le digo mientras pido mi segunda copa—. ¿De qué
demonios estás hablando?

—Lo sabes, culo inteligente. —Lo miro perplejo. No tenía ni


idea. Petersen pone los ojos en blanco y dice—: ‘Sólo suéltalo
maldita sea’.

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—No sé de lo que estás hablando —respondí a la defensiva.
Mierda, ¿soy tan obvio? Si Petersen lo sabe, ¿eso significa que todos
los demás también lo hacen?

—Hay algo ahí. No tengas miedo porque sea nuevo o diferente


—me dijo.

Estoy sorprendido de haber sido tan transparente. —Es difícil


de explicar. No espero que entiendas.

—¿Por qué? —preguntó—. ¿Qué crees que no puedo


entender? ¿Crees que no sé lo que es estar atraído por alguien?

—Otro hombre, Petersen, no sabes lo que es ser atraído por


un tipo.

Petersen juega con su vaso, luego termina su bebida y se


vuelve hacia mí otra vez. —Cuando te dije que sabía que las ex eran
unas arpías, nunca dije ex-esposas. Asumiste eso —dice con una
sonrisa irónica.

‘Bueno, maldita sea, no vi venir eso’.

—Buenas noches Matt. Ahora sé un buen chico y corre a casa


a por tu hombre. —Me había quedado sin palabras cuando veo a
Petersen salir del bar.

Una hermosa morena con un cuerpo perfecto y grandes


pechos, se me acerca. ¿Qué hombre puede rechazar a esta mujer?
Ella avanza decididamente y estoy un poco borracho y soy estúpido.

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Nos besamos y tocamos, pero mi polla ni siquiera se mueve. Así que
me alejo. Siento como si necesitara confirmarlo.

De camino a mi casa, mis pensamientos dan vueltas en torno


a Paul y en cuestión de segundos estoy duro como una roca. Lo
quiero, pero es más que eso. Al escuchar, disimuladamente, un par
de conversaciones que tuvo con algunos de mis compañeros de
trabajo, me di cuenta que es apasionado en lo que cree, tiene un
gran sentido del humor y un corazón muy dulce.

Llegué a casa y Paul estaba despierto sentado en el sofá


viendo el canal de surfing. Quería tocarlo, abrazarlo, pero todo lo
que pude hacer fue aproximarme a él. Por lo menos, de esa manera,
estaba un poco más cerca. Me miró y obviamente estaba molesto.
¿Qué debía hacer? Comenzó a alejarse pero no podía soportarlo,
necesitaba tocarlo. Lo agarré del brazo con suavidad simplemente
disfrutando de la sensación de su suave piel en mi mano. Se detuvo
y me miró con lágrimas contenidas en sus ojos. No sé por qué, pero
le dije —Perdóname —No puedo soportar verlo triste o lastimarlo y
no poder quitarle el dolor. Liberó su brazo y se fue a su habitación.»

Ahí es cuando me di cuenta, que quiero a este hombre,


‘únicamente’ a este hombre. Y no habrá ningún otro.

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~CAPÍTULO 9~

Una llamada telefónica me despierta —D'Marco —respondo,


todavía medio dormido.

—Matt, tenemos otro. Necesito que traigas tu culo hasta aquí


—dice Petersen. Miro mi despertador y veo que son las cuatro y
unos minutos de la mañana. Petersen me da la dirección y un breve
informe.

—Estaré allí tan pronto como me sea posible —le digo antes
de cerrar mi teléfono.

‘Maldita sea, otro niño’. Me levanto de la cama un poco


agitado. No sé si es por la llamada, la falta de sueño, la leve resaca,
o mi erección matutina. Mierda. ‘Soy un maldito desastre. No es de
extrañar que Paul se alejara de mí anoche’.

Finalmente me recompongo y camino hacia la habitación de


Paul. Toco la puerta y espero a que responda. —Paul, recibí una
llamada de Petersen. Parece que tenemos una nueva víctima. Me
gustaría que vinieras a la escena con nosotros.

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Tras una breve pausa, responde: —Estaré listo en unos
minutos. Tengo la tentación de abrir la puerta, pero no creo que
pueda manejar que me aleje de nuevo. Regreso a mi habitación
para terminar de prepararme e irnos.

Finalmente llegamos a la escena y le pido a Paul que


permanezca en el coche. Después de darme una mirada diabólica,
está de acuerdo.

Encuentro a Petersen con Salis y Thompson. —Hola chicos —


digo cuando me uno a ellos—. ¿Se trata del mismo? —le pregunto a
Petersen.

—Sí. Rubio, ojos azules, niño de 10 años de edad.

—Me alegra de que finalmente decidieras unirte a nosotros.


¿Mala noche? —pregunta Salis con malicia en su voz.

—Vete a la mierda Tomás —contesto.

Petersen me mira con una media sonrisa. —Supongo que no


—me dice en voz baja.

—Vete a la mierda, también.

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Terminamos en la escena y decidimos regresar a la comisaría.
—Nos encontraremos allí —me dice Petersen cuando se mete en su
coche.

Me meto en el coche y observo que Paul está muy tranquilo.


—¿Estás bien? —pregunto.

Silencio.

Decido no forzar el asunto. Arranco el coche y salgo hacia la


comisaría.

El capitán Bougard está molesto. —Chicos, necesitamos algo y


lo necesitamos rápido. Con este caso ya son cuatro y hemos pasado
todo el día tratando de encontrar algo con esta última víctima —
dijo con desesperación.

Petersen y yo estamos perplejos. Una vez más, no hay


evidencia física en el lugar y hemos revisado los informes en
múltiples ocasiones. No tenemos nada nuevo para seguir adelante.
Sólo nos miramos el uno al otro, y luego al capitán.

Silencio.

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—¿Por qué me pediste que viniera? —pregunta Paul en voz
baja.

—¿Perdón?—pregunta el capitán.

Paul se levanta de su asiento y toma una profunda


respiración. —¡Por qué me pediste que regresara aquí, si no he
hecho otra cosa que irme a vivir con tu detective y ser el bufón de
tu estación de policía riendo y bromeando mientras que hay niños
que están siendo asesinados!

Petersen y yo nos miramos y sabemos que estamos pensando


la misma cosa. ‘Está molesto’.

—Paul, por qué no te calmas —dice el capitán.

—¿Calmarme? ¡Calmarme! ¿Quieres mi ayuda o no? Es una


simple pregunta —le pregunta Paul al capitán.

—Por supuesto que queremos tu ayuda —responde el


capitán.

—Entonces déjenme —responde Paul, suplica suavemente—.


Déjenme ayudar. Déjame participar. No estoy seguro de si seré
capaz de conseguir una pista o algo para seguir adelante, pero sí sé
que no puedo permanecer sentado en un coche mientras que otros
están en la escena, o sentado en un escritorio, mientras que los
detectives están revisando los expedientes e informes.

Eso explica su silencio en el coche y a lo largo del día.


Esperamos, ansiosamente, que el capitán diga algo. Mira a Paul, y

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luego a Petersen y a mí. —Denle todo lo que necesite —dice
finalmente—. Hemos terminado por hoy. Es hora de ir a casa y
empezar frescos mañana —dice el capitán para que nos retiremos.

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~CAPÍTULO 10~

Finalmente estamos en casa sentados en el sofá viendo la


televisión y terminando nuestra cena. Y, parece que Matt se
quedará esta noche. Me he dado cuenta que ha estado muy
calmado durante la mayor parte del día. Veo las cajas del caso, que
trajo cuando llegué por primera vez, apiladas una encima de la otra
en la mesa de la esquina. —¿Esas son las cajas del caso? —le
pregunté señalando a las cajas de cartón.

—Sí. Y hoy he traído otras con toda la ropa y otros elementos


físicos que teníamos de los diferentes niños. —Matt se levanta y
coge todas las cajas y las coloca en la mesa de café. Limpia los
restos de la cena y empieza a abrirlos. —Entonces, ¿cómo funciona
esto? ¿Quieres que te dé cada elemento que hay o los pongo todos
sobre la mesa?

—Cualquier manera funciona para mí, siempre y cuando


toque cada una de ellas. —Mi curiosidad acerca de lo que hay en la
caja de pruebas saca lo mejor de mí. Mientras que Matt está

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sacando las cosas de las cajas echó un vistazo al interior y veo
zapatos, camisetas, una chaqueta y una mochila.

—Voy a empezar con la chaqueta—le digo. Matt me da la


chaqueta roja del pequeño niño. En el momento en que mis manos
tocan la chaqueta, mi atención es inmediatamente atraída hacia la
chimenea. Un niño, de unos 9 años de edad, con pelo rubio y los
más brillantes ojos azules está de pie en silencio.

—Hola. Mi nombre es Paul —le digo, y sostengo la chaqueta


roja—. ¿Esto es tuyo?

El niño asiente mientras una lenta sonrisa aparece en su


rostro.

—Algo me dice que esta es tu chaqueta favorita. —Le sonrío


de regreso y soy recompensado con una sucesión rápida de
asentimientos. Los ojos del pequeño niño brillan con lágrimas no
derramadas.

—¿Sabes lo que te pasó? —Un nudo en mi garganta comienza


a formarse al ver la triste mirada en sus ojos.

—SSSí. —Balbucea. Apenas puedo hablar sobrepasado por


mis emociones. ‘¿Quién podría hacerle daño a uno de los seres más
puros de Dios?’

—¿Cuál es tu nombre? —le pregunto.

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—Mi nombre es Trevor. Mi mamá dice que no debo hablar
con extraños —responde. Le sonrío, pero, al mismo tiempo algo
está molestándome en el fondo de mi mente.

—Es un placer conocerte Trevor. —Miro a Matt que está


mirándome fijamente—. Este es Matt. Es detective. Trabaja para la
policía.

Al instante Trevor se vuelve receloso. —Está bien Trevor. Matt


no va a hacerte daño. Se te permite hablar con los oficiales de
policía ¿no es cierto?

—Sí —Mira a Matt con miedo en sus ojos—. Mi mamá me dijo


que si me perdía o me encontraba en problemas debía buscar un
oficial de policía e ir con él.

—Eso es muy bueno Trevor. Cada vez que estés perdido o en


problemas siempre debes buscar a un oficial de policía. —Le sonrío.
—Así que ya ves, no tienes nada que temer.

Trevor está temblando visiblemente. —¡Pero él me llevó!

Mi expresión debe haber sacudido a Matt porque estaba


inmediatamente de pie junto a mí. —¿Qué pasa?

Cuando regreso la mirada hacia la chimenea para preguntarle


a Trevor que es lo quería decir con eso, ya se había ido.

—¿Qué pasa? —Matt me pregunta de nuevo con una


expresión desesperada en su rostro.

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—Me dijo 'él me llevó’ —respondí. La preocupación era
evidente en mi voz—. ¿Estaría refiriéndose a que un oficial de
policía se lo llevó?

—¿Sabe qué aspecto tiene? —La expectante esperanza en la


voz de Matt casi me lleva a las lágrimas.

—Se ha ido. —Estoy temblando con un nudo en la garganta y


las lágrimas amenazan con derramarse. Me siento mareado.
Despacio tomo asiento en el brazo de un sofá. El dolor y la tristeza
en los ojos azules del niño me ‘dejan emocionalmente devastado’.

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~CAPÍTULO 11~

Rápidamente levanto el teléfono y marco el número de


Petersen. —Escucha, Paul acaba de tener una visión. Parece que
podría ser un policía. Eso es todo lo que tengo. Te informaré, si hay
algo más. Buenas noches —Recite de un tirón antes de colgar el
teléfono.

Paul está sentado en el borde del sofá, inmóvil como una


estatua. Mirando su cara, veo las lágrimas brillando en sus ojos
dispuestas a derramarse. Me doy cuenta de que el color de su cara
es muy pálido. ‘Mierda’.

Me inclino hacia adelante y tomo al pequeño hombre en mis


brazos y lo levanto fácilmente, colocándolo sobre mi regazo cuando
me siento en el sofá. Envuelvo mis brazos a su alrededor, lo
sostengo cerca, apoyando su cabeza en mi pecho.

—Todo va a estar bien. Te lo prometo —le digo mientras beso


la parte superior de su cabeza. Todo su cuerpo tiembla cuando
empieza a llorar en mis brazos.

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La experiencia me deja fuera de juego, Paul no ha leído los
expedientes o ni ha participado en alguna de las discusiones del
caso. Sin embargo, sabe el nombre de la víctima y que la chaqueta
es su prenda de ropa favorita. No hay explicación lógica para todo
esto.

Sigo frotando mis manos de arriba abajo sobre la espalda de


Paul y su costado tratando de calmar al pequeño hombre con mi
tacto. No mucho tiempo después, el temblor en mis brazos
desaparece.

Levanta la cabeza y me mira a los ojos, pero no trata de


alejarse de mi regazo. Esos ojos son, sin duda, los ojos más bellos
que he visto nunca. Alcanzo unas pérdidas lágrimas para eliminarlas
de sus mejillas.

—Lo siento. Soy como un ‘desastre emocional’ —me dice con


una sonrisa forzada—. Nunca es fácil cuando se trata de niños. Es
realmente difícil para mí controlar mis emociones cuando se trata
de un niño.

Tomo su cara entre mis manos. —Está bien. Sé exactamente


lo que quieres decir. —Limpiando otra lágrima perdida en su mejilla
con el pulgar miro sus ojos, y tomo una rápida mirada de sus labios.
La punta de la lengua de Paul sale y humedece sus labios. Estoy
totalmente hipnotizado. Regresando la mirada a sus ojos, poco a
poco comienzo a inclinarme hacia delante y ladeo ligeramente mi
cabeza esperando una protesta por parte de él.

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Mis labios tocan los suyos muy ligeramente. La punta de mi
lengua chasquea sobre sus labios, probándolos. Tienen un sabor a
pura miel, mientras que el olor puramente masculino ataca mis
sentidos.

Jadea y yo avanzo. Mi lengua explora la caverna de su boca


buscando el sabor que es únicamente suyo. Muevo una mano hacia
la parte posterior de su cabeza para mantenerlo en su lugar
mientras envuelvo mi otra mano alrededor de su cintura.

Me siento como un hombre hambriento que no ha comido en


las últimas semanas. No puedo tener suficiente. Mi polla esta
dolorosamente dura, presionando contra la cremallera de mis
vaqueros. Estoy mareado con esta nueva sensación abrumándome.

Las manos de Paul se envuelven alrededor de mi cuello,


acercándome aun más. Muevo mis manos hasta sus caderas,
levantándolo. Complaciente, abre las piernas y se sienta a horcadas
sobre mi regazo. Nuestras lenguas siguen en duelo, degustándose,
sin querer parar.

Sus manos comienzan a tocar mi pecho, tocándome por todas


partes. Muevo mis manos de sus caderas a su culo, ahuecándolo,
atrayéndolo hacia mí. Me parece que no puedo acercarlo lo
suficiente. El toque de su polla, dura como una roca, contra la mía a
través de sus pantalones, casi hace que me corra.

Separo mis labios de él y miro sus ojos fuertemente cerrados.


—Te necesito. Por favor —Le ruego, sin importarme cuan
desesperado sueno.

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Veo el permiso en sus ojos y antes de que pueda responder lo
beso, duro, sujetándolo firmemente contra mí. Besarlo es el cielo
puro. Como un tesoro raro que, cuando se encuentra, debe ser
apreciado toda la vida.

Cuando Paul comienza a desabrocharme la camisa me alejo.


—No aquí. Dormitorio —le digo sin aliento.

Levanto a Paul de mi regazo mientras me separo del sofá.


Sosteniendo su mano lo llevo hacia las escaleras.

Con Matt sosteniendo mi mano con firmeza y guiándome por


las escaleras, no puedo dejar de ver su culo que esta al mismo nivel
que mi cara a cada paso. Me inclino hacia delante y ligeramente
pellizco su nalga a través de sus jeans.

—¡¡Hey!! —Mirándome por encima de su hombro, me


sonríe—. ¡Compórtate!

—Delicioso —le digo. La grave risa de Matt ataca mis sentidos


haciendo que mi polla se ponga aún más dura.

Aun sin soltar mi mano, Matt me lleva a su dormitorio. No


puedo dejar de notar el gran tamaño de la cama. Tirando de mi

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mano, me acerca hacia él, apoya una mano en mi cadera y con la
otra ahueca la parte de atrás de mi cuello. Levanto mis manos y las
coloco sobre su pecho. Puedo sentir como ondean sus músculos
debajo de ellas. ‘Dios, necesito sentir su piel. Necesito tocarlo.’

Su boca cae sobre la mía, con suavidad, pero con un hambre


como un fuego abrasador. Siento su lengua tanteando para entrar.
Me muerde el labio inferior con los dientes. Todo esto me está
volviendo loco de necesidad. El toque inesperado de su mano y
dedos rozando mis pezones me hace jadear sin aire.

Su lengua se sumerge en mi boca y comienza a explorarla. Un


gemido se le escapa. Muevo mis manos hacia la parte superior de
su camisa y empiezo a desabrochársela. Me tiemblan las manos por
la necesidad de conseguir tenerle desnudo y poder saborearlo.

Sus manos se deslizan por mi pecho. Tira de mi camiseta y la


saca de mis jeans. Poco a poco desliza sus manos por mi pecho bajo
mi camiseta acariciándome el ombligo, moviéndolas más arriba.
Cada segundo de espera por sentir su toque en mis pezones es una
agonía.

Desabrochando el último botón de su camisa, pongo mis


manos sobre su pecho. Saca la camisa fuera de sus hombros y la
deja caer al suelo. Matt agarra los bordes de mi camiseta tirándola
hacia arriba sobre mi cabeza, separando los labios por un instante.

Dejo un rastro de besos a lo largo de la barba de su mandíbula


y bajo por su cuello mientras mis manos se mueven sobre su pecho.
En el momento que mis dedos rozan sus pezones, deja escapar un

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suspiro audible y arquea la espalda. Le hago retorcerse
visiblemente mientras juego con sus pezones hasta hacer que se
endurezcan.

—Oh, Dios mío. Esto se siente increíble —dice con voz gutural.

Me agacho y empiezo a rodear su pezón con mi lengua. Él


extiende las manos y se agarra de mis hombros, como si tratara de
ganar apoyo. Mordiendo y chupando sus pezones le hago respirar
más fuerte, más rápido. Puedo escuchar los latidos de su corazón
palpitando en su pecho. Presto atención al otro pezón y lo atiendo
de la misma manera. Puedo decir que lo estoy volviendo loco con
mi lengua y estoy disfrutando cada minuto de ello.

Desabrocho el botón de sus jeans, el sonido de la cremallera


es ahogado por su pesada respiración.

—Sí, Dios mío, sí —lloriquea. En el momento que la cremallera


esta abajo, lo oigo gemir. Se baja los pantalones y los bóxers en un
movimiento rápido. Inmediatamente, su polla se proyecta hacia mí.
El pre-semen se derrama por su duro eje, manando de la punta.
Tomo su polla en mi mano. Su polla es tan gruesa que mi pulgar y
mis dedos apenas se tocan cuando los envuelvo a su alrededor.

Me jala hacia arriba, su boca saquea la mía, su lengua jugando


conmigo, degustándome. Escucho mi cremallera en medio de mi
agitada respiración.

Me guía hasta el borde de la cama, rompe el beso y da unos


pasos hacia atrás. Rápidamente sale de sus pantalones y bóxers,

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pateándolos a un lado. Empujo hacia abajo mis jeans y ropa interior
y también los pateo fuera.

Mirándolo completamente desnudo, es magnífico. Es un dios


musculoso con una pizca de pelo en su pecho. Hay un sendero de
pelo que llega hasta la polla que sobresale de su cuerpo. Regreso la
mirada a sus ojos, me siento abrumado por la lujuria, la necesidad,
y el deseo por mí que veo en sus ojos. Está allí de pie,
observándome y dejándome hacer lo mismo. —Eres tan hermoso.
Eres perfecto —me dice.

Siento el rubor coloreando mis mejillas por sus palabras.


Puedo sentir tanto el calor en mi cara como el que fluye a través de
mi cuerpo mientras camino hacia él. Lentamente comienzo a
besarle los hombros y continúo por su pecho. Lamiendo y
mordiendo sus pezones, moviéndome más abajo siguiendo el rastro
de vello.

En mis rodillas, me encuentro con la polla más hermosa que


jamás he visto. Además de su notable grosor, es por lo menos de
veintitrés centímetros de largo. Una perlada gota de líquido
comienza a formarse en la punta de su polla. No puedo resistirme a
la idea de probarla. Paso mi lengua desde la base de su eje a la
punta lamiendo la perla. Su sabor me vuelve loco. Abro la boca y
tomo la cabeza de su polla mientras mi lengua juega con la sensible
abertura de la punta.

Relajo mi garganta y tomo tanto de él como soy capaz. Sentir


la piel suave como la seda en mi lengua es como un afrodisíaco.
Chupo, degustando, apretando tomo su polla dentro y fuera a un

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ritmo lento. Sus manos están en mi pelo, sosteniéndome en mi
lugar mientras gruñe con el sonido animal más erótico que he
escuchado, eso me insta a continuar.

Estoy locamente abrumado por la lujuria, la pasión y la


felicidad. Siento los ojos de Paul atrayendo mi atención, sus labios
me besan, y su boca sobre mí me debilita. No sabía que podía
sentirme así. Se siente... ‘correcto’.

Miro hacia abajo y al ver mi polla desapareciendo en su boca,


estoy casi listo para llegar al clímax. —¡Alto! Todavía no —suplico,
no queriendo que esto termine tan rápido. Tirando de él lo puse de
pie, dándole un beso muy suavemente, rozando apenas sus labios.
Nuestros sabores mezclados en su lengua me vuelven loco por la
lujuria.

—¿Tienes condones? No he hecho esto por un tiempo y


umm... Supongo que sabes que nunca he estado con un hombre
antes —le pregunto, sintiendo mis mejillas arder.

Una suave risa juguetona resuena en la sala. —Sí. Tengo


algunos. También voy por el lubricante. —Sonríe y sale corriendo
de la habitación hacia el pasillo.

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Estoy acostado sobre mi espalda cuando Paul vuelve con los
condones y el lubricante en sus manos y una sonrisa en su rostro.
Sus ojos repasaron mi cuerpo haciendo que una perla de pre-
semen gotee de mi duro eje.

Abro mis brazos para darle la bienvenida y que se una a mí.


Cuando está cerca, lo jalo hacia abajo encima de mí. Los condones
aterrizan en el suelo y el lubricante golpea contra la cabecera.

Mientras Paul se arrastra sobre mí para coger el lubricante, su


dura polla me roza ligeramente. Cierro los ojos para tratar de
controlar el deseo que fluye a través de mi cuerpo amenazando con
hacerme explotar. ‘Todavía no, es muy pronto’. Escucho el clic de la
tapa del lubricante. Tengo curiosidad por ver lo que está haciendo.
Giro y lo veo en sus manos y rodillas. Su culo al aire y el agujero de
color de rosa arrugado frente a mí, contrayéndose en invitación.

Su dedo circula alrededor de su arrugado capullo rosa,


brillante y resbaladizo por el lubricante, capturando mi atención. Su
dedo se pierde en ese estrecho agujero, estirándolo. Estoy
fascinado. Pronto, un segundo dedo sigue al primero.

Nuestras fuertes respiraciones hacen eco en la habitación. No


puedo controlar más mi deseo. Mi respiración y mi polla se
endurecen. Solamente me importa sentirlo, nada más.

Me mira por encima de su hombro. —Por favor. ‘Ahora’. Te


necesito. —Un fuerte gemido se me escapa. Moviéndome hacia él
agarro el lubricante, exprimo un poco sobre mis dedos y muevo la
mano desde la raíz hasta la punta masajeando mi dura polla.

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Pongo mis manos en sus caderas y lo guio sobre la cama, para
que se recueste sobre su espalda. Quiero verlo a él y todas las
emociones en su rostro. Mis labios se encuentran con los suyos en
una conexión de dos almas, tan sensuales y tiernas, y aun así, tan
masculinos. Separando sus labios con mi lengua profundizo el beso,
sus piernas se envuelven alrededor de mis caderas. Nada más
existe en este momento y lugar.

Mi polla entra lentamente, su arrugado agujero me rodea,


apretándome fuertemente. Cierro los ojos y tiro la cabeza hacia
atrás disfrutando de este sentimiento. Puedo sentir su calor sobre
mí y no puedo dejar de pensar que necesito estar más cerca de él,
no sólo físicamente, sino simplemente la sensación de estar ‘con
él’.

Puedo sentir que se pone rígido e inmediatamente abro mis


ojos. —¿Estás bien? ¿Te hago daño? —Tiene una expresión de
dolor en su rostro, que desaparece rápidamente.

—No. Estoy bien. Simplemente ha pasado un tiempo. No te


detengas. Por favor. —Acostado allí jadeando por aire, no podría
parar ahora ni intentándolo. Me deslizo dentro de él aún más,
tocando fondo por completo, mis huevos jugando con su agujero.
La tensión alrededor de mi pene me está volviendo loco. Cierro los
ojos con fuerza y trato de controlarme para impedir mi furioso
clímax. En este momento todo se siente bien... ‘es perfecto’. Me
siento como si por fin hubiera encontrado mi hogar.

Abro los ojos y miro a Paul directamente. Con los ojos fijos en
él, empiezo a moverme dentro y fuera. El líquido preseminal se

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derrama corriendo desde la punta de su dolorosamente dura polla.
La fricción de nuestro movimiento lo hace retorcerse y gemir sin
control debajo de mí. Con profundas estocadas, puedo sentir mi
inminente clímax llegando rápidamente. Mirando dentro de esos
hermosos ojos verdes puedo ver que, que Paul también está cerca.
No puedo esperar más. —Oh, Dios, bebé.... estoy cerca.

—Sí... ‘Sí’. —Él echa la cabeza atrás en el colchón y arquea su


espalda obligándome a ir más profundo. Un fuerte gemido se le
escapa, mientras que un chorro de líquido blanco perla llena el
espacio entre nosotros. La presión alrededor de mi pene se hace
más fuerte, aprieta tanto que estoy seguro que voy a desmayarme.
La mirada de pura satisfacción y felicidad en el rostro de Paul tiene
mis huevos apretados contra mi cuerpo. Es la vista más hermosa
que he visto. Puedo sentir la tensión en mi estómago y el calor
yendo directamente a mi polla. Echo la cabeza hacia atrás, me
pongo rígido, y con un gruñido gutural llego al orgasmo,
vaciándome profundamente en su interior.

Una lágrima perdida escapa de mis ojos corriendo por mi


mejilla. No quiero moverme o perder este sentimiento. Siento la
mano de Paul en mi mejilla mientras limpia la lágrima y sonríe. La
mirada en sus ojos me dice todo lo que necesito saber. ‘Siente lo
mismo’. Veo las lágrimas comenzando a formarse en sus ojos. Una
se escapa y la lamo, acaricio con mi cara su cuello sólo para estar
más cerca, para sentirlo, oler su aroma. Las palabras no son
necesarias entre nosotros. Sólo quiero tenerlo cerca.

Me dejo caer sobre la cama junto a él, estando allí, cierro los
ojos. Podría haber sido por unos minutos u horas, estoy perdido en

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la sensación y pierdo la noción del tiempo. Finalmente abro los ojos
y me giro para mirarlo. Sus ojos están sobre mí mirándome
fijamente, una mirada de preocupación en su rostro.

Me inclino hacia delante y lo beso suavemente. —Ven aquí —


le digo mientras lo atraigo a mis brazos, y mantengo su cabeza en
mi pecho. Una sonrisa de satisfacción aparece en su rostro—.
Hemos tenido un largo día. ¿Qué opinas sobre dormir un poco? —
Jalo las sabanas sobre nosotros y giro para apagar las luces de la
cama.

—Ok —responde en voz baja. Puedo oír la alegría en su voz


mientras sonrío.

‘Todo es perfecto en mi mundo en este momento.’

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~CAPÍTULO 12~

La mañana siguiente, revisando con Matt los archivos del


caso, en el sofá, juguetonamente golpeo mi hombro contra el suyo
y me sonríe mientras responde regresándome el golpe. No hay
necesidad de palabras ‘habladas’. Podemos verlo en los ojos del
otro.

Recuerdo el día en que llegué. Recuerdo lo extraño que fue


estrechar su mano, el tocar a alguien y no tener una visión. Con
Matt no vi nada. Siempre había sido capaz de ver el futuro con
todas mis otras parejas, pero no con Matt. Eso me asusta un poco.

El timbre del teléfono nos interrumpe. Matt se levanta y se


dirige a la cocina para contestarlo. Parece que no puedo mantener
mis ojos lejos de él.

—D'Marco —responde mientras me mira con una seductora


sonrisa. Fácilmente le devuelvo la sonrisa mientras empiezo a
ruborizarme.

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Su postura cambia rápidamente de cómoda a rígida en
cuestión de segundos. La hermosa sonrisa se sustituye por agonía y
shock. Me lanzo por encima del sofá y lentamente me acerco a él.

—¿Cuándo? —El tono cortante de su voz me pone de


inmediato en alerta. Algo no va bien. Sea lo que sea que lo ha
sacudido va más allá de lo que he visto.

—Vamos para allá. —Cuelga el teléfono y se gira hacia mí.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Shaun ha desaparecido. Tenemos que ir a la comisaría. —


Matt agarra las llaves del mostrador y corre hacia la puerta
conmigo tras él pisándole los talones.

Cuando Paul y yo entramos en la estación veo sentada a


Shelby junto al Oficial Thompson. Las lágrimas corren por sus
mejillas. Tan pronto como me ve, se levanta y camina hacia mis
brazos y llora.

—Shh... shh está bien. Lo encontraremos. —Tratar de


calmarla es inútil. La encamino hacia el asiento nuevamente y la
animo a sentarse—. ¿Dónde está Salis? —Le pregunto a su pareja.

76
—Todavía está en el lugar tratando de reunir más información
—responde Thompson.

Al ser consciente de que no me está ofreciendo el habitual


resumen de Salis, se lo pido a su pareja —dime lo que pasó.

—Estaban en el parque. El chico estaba jugando con su equipo


y la señora D'Marco estaba sentada en el banco hablando con otras
mujeres.

—¡No le di la espalda, ni siquiera dos minutos! —dice Shelby a


la defensiva entre sollozos.

—¿Han encontrado algo en la escena? —pregunto mientras


una sensación de intranquilidad me llena.

—No. No había nada. Nadie vio a nadie que no fuera normal


allí. —Mirando a Shelby el oficial dice—: lo único que tenemos es la
chaqueta que llevaba puesta, ahora la tiene la señora D'Marco.

Tomó la chaqueta que resguarda Shelby y miro por encima de


mi hombro con un pequeño hilo de esperanza. Reuniéndome con
los ojos de Paul asiente y hace una seña inclinando la cabeza hacia
la sala de reuniones.

—Ya vuelvo —le digo a Shelby siguiendo a Paul a ese lugar.

Mirándole con desesperación le ruego —por favor, Paul.


Tengo que encontrarlo.

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—Haré lo que pueda, bebé. —Dándome un abrazo Paul se
sienta en la sala de reuniones. Le doy la chaqueta de Shaun y de
inmediato cierra los ojos.

Pasan cinco minutos y aún está sentado con los ojos cerrados.
No quiero interferir, pero la desesperación comienza a imponerse.

Diez minutos pasan y aún nada. Estoy tan frustrado. Tengo


miedo de caminar y distraerlo, miedo de hablar y romper su
concentración, no sé qué hacer más que cruzar los brazos y mirarlo.

Dos minutos más pasan y ahora estoy aterrorizado. No puedo


soportarlo más. Finalmente, Paul abre los ojos. Puedo ver las
lágrimas que se acumulan en sus ojos. Siento que mi corazón se
detiene.

Paul comienza a hablar en voz baja, pero con rapidez. —Fue


un oficial de policía de este departamento quien se lo llevó. Estaba
de pie al otro lado del parque. Es una persona muy inestable, tiene
tendencias psicóticas. —Sus ojos adquieren una expresión lejana—.
Normalmente se los lleva a un almacén, en la misma zona donde
fue encontrado uno de los cuerpos, y los encierra en una habitación
en la parte posterior. Les da un vaso de agua al que añade sus
medicamentos causando la sobredosis. El primer asesinato fue el
único en que procedió diferente. —La mirada cristalina desaparece
de sus ojos y los fija en los míos.

—El número de la bodega es 926. No puedo ver el nombre


completo del oficial, pero comienza con una ‘T’. —Me mira con
aprensión—. No ha habido ningún secuestro en cualquier otro

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condado que se ajuste al mismo MO. Niños, de 9 a 10 años de
edad, pelo rubio, ojos azules, son por... por tu causa.

—¿Mía? —Le miro confundido—. ¿Qué quieres decir con por


mi causa?

—Sí. Siente que has tomado el trabajo que debía ser suyo. —
Me mira con confusión en sus ojos—. ¿Por cuánto tiempo has sido
detective?

Me acerco a la puerta y llamo a Petersen, que está esperando


ansiosamente para saber lo que está sucediendo. —Petersen,
pídele al capitán que venga a encontrarse con nosotros en la sala
de reuniones y que traiga la lista de los candidatos que postulaban
para la promoción de detectives que obtuve yo. También trae un
mapa de la zona de almacenes que muestre sus números.

—Lo tengo —dice antes de salir corriendo. Ocupo el asiento


frente a Paul, mi mente comienza a registrar la información que me
ha transmitido. Paul me mira. Puedo ver la preocupación en sus
ojos.

El capitán llega el primero al lugar con la lista de oficiales y


Petersen inmediatamente después de él con el mapa de almacenes
del distrito. —¿Qué está pasando, D'Marco? —pregunta el capitán
mientras me entrega una copia de la lista de los oficiales. Le hago
una señal a Petersen para que cierre la puerta.

Paul interrumpe y les transmite su visión.

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El capitán lee el listado de los candidatos, mientras que
Petersen y yo miramos el mapa de la zona de almacenes. —¿Paul,
era el nombre o apellido el que se iniciaba con la ‘T’? —pregunta el
capitán.

—¿Cuántos son? —pregunta Petersen.

—El dúo dinámico. Tomás Salis y su pareja Thompson.

—Es Thompson tiene que serlo. A Salis le encanta ser un


oficial, le gustan sus horarios. Además, Salis es estable. Paul, dijo
que el oficial era inestable, ¿verdad?

—Sí, Matt. Muy inestable. —Me congelo. Puedo ver el miedo


en los ojos de Paul. ‘Oh Dios, por favor Shaun no.’

Dirigiéndose hacia la puerta, el capitán se asoma en el


escritorio de Thompson. Lo sigo a la puerta. —No está en su
escritorio—. Regresando del escritorio de Thompson, el capitán se
gira hacia Shelby que está todavía sentada llorando en una silla. —
Señora D'Marco, siento que esto este sucediéndole. Pero ¿sabe
dónde ha ido el Oficial de Thompson?

—Capitán, muchas gracias. El oficial dijo algo acerca de asistir


a una llamada y se fue hace unos diez minutos —Dice Shelby.

—¡Lo tengo! —Petersen dice en voz alta. Nos reunimos todos


alrededor de la mesa mirando el mapa donde Petersen señala la
ubicación del lugar.

80
Todos salimos de la oficina y corremos hacia el distrito de
almacenes.

Al llegar al almacén, veo el vehículo oficial de Thompson


estacionado fuera. Paul y yo salimos del coche. Veo a Petersen y el
capitán llegar en cuestión de segundos y salir de sus coches al
mismo tiempo.

Miro a Paul y le suplico: —Pase lo que pase, quédate en el


coche. No te acerques al edificio. —Asiente hacia mí en acuerdo,
pero puedo ver el terror en sus ojos.

El capitán, Petersen y yo nos dirigimos hacia la entrada


principal del almacén.

Veo a los tres hombres entrar en el edificio del almacén. Giro


mi espalda a la entrada, pero permanezco cerca del coche tal como
le he prometido. Estoy aterrorizado. No sé por qué tengo este

81
horrible sentimiento. Sí, en la visión que tuve pude sentir el miedo
de Shaun, pero estoy aterrado y nervioso. Con ansiedad doy vueltas
mirando hacia arriba y abajo del callejón.

Oigo un leve chasquido detrás de mí. Rápidamente me vuelvo


y veo a Thompson apuntándome con su arma. —Debí haberte
matado en el momento en el que llegaste —dice con una
enloquecida mirada.

Oigo un disparo y, al instante siguiente siento un dolor


punzante. Estoy aturdido, comienzo a sentir como mi cabeza
‘hormiguea’. Miro hacia abajo y veo como mi camisa se torna roja.
Miro hacia arriba y veo a Thompson corriendo a su coche. Oigo lo
que suena como un disparo. No estoy seguro, todo suena lejano.
Veo a Thompson caer al suelo, boca abajo. Siento que me deslizo
lentamente hacia el suelo. Mis ojos se sienten tan pesados como si
no hubiera dormido en las últimas semanas. ‘Oh, Dios mío, esto es
todo’. Siento tanto frío. Mi visión comienza a volverse borrosa.

Un momento después, hay un sonido de arrastre de pies.


Fuertes brazos me envuelven, me sostienen contra un duro y cálido
pecho. —No, no, no, no, no... —Puedo oír la desesperación y la
angustia en la hermosa voz antes que la oscuridad me reclame.

82
~CAPÍTULO 13~

Lentamente abro los ojos.

Miro a mí alrededor, mi visión borrosa comienza a enfocarse


un poco. Siento como si tuviera un gran peso sobre mi pecho. Me
duele como un hijo de puta. Veo un techo blanco, paredes de
colores aburridos y escucho un constante pitido. Miro a mi
izquierda y la IV10 goteando. Finalmente me doy cuenta que estoy
en un hospital. Miro a mi derecha y veo a Matt en una de las sillas
laterales con los ojos cerrados. Su cabello está más alborotado que
de costumbre. Y su ropa arrugada. Parece que no ha dormido en
días. Pero se las arregla para verse magníficamente increíble.

Trato de hablar, pero me duele la garganta y las palabras no


parecen salir. Mi boca se siente tan seca y mis labios pegados.

—Hmmm —me quejo mirando a Matt. Inmediatamente abre


los ojos y se mueve al lado de mi cama. Toma mi mano, la levanta a
sus labios y besa suavemente cada uno de mis dedos. Luego abre

10
Vía Intravenosa.

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mi mano y la levanta hacia un lado de su rostro y sólo me mira
mientras las lágrimas comienzan a formarse.

—‘Gracias a Dios’. ¿Cómo te sientes?

Trato de hablar pero no sale nada. No puedo abrir mi boca


está muy seca.

Matt se da cuenta de inmediato y agarra un pedacito de hielo


de un vaso sobre la mesita. Poco a poco, frota el hielo en mis labios.
Se siente como el cielo. Luego toma otro pedacito de hielo y lo
mantiene en mi boca. Chupar el hielo hace que mi garganta se
sienta un poco mejor. Se inclina hacia adelante y suavemente me
besa en la frente, y después en cada párpado, la punta de mi nariz,
y luego suavemente besa mis labios.

—Duele como el infierno, pero me siento bien —me las


arreglo para decir con una voz ronca que no reconozco. Toma mi
mano de nuevo y me besa la palma—. ¿Encontraste a Shaun?

—Sí. Lo encontramos en una habitación trasera, justo como


dijiste que lo haríamos. No nos llevo mucho encontrarlo por lo que
Thompson no tuvo tiempo para hacerle nada. —Me sonríe—.
Gracias. No lo habría encontrado a tiempo sin tu ayuda. —Puedo
ver las lágrimas en sus ojos.

—¿Qué pasó con Thompson? —pregunto. Las lágrimas en sus


ojos y la ternura en su rostro son sustituidas por una intensa
expresión de la rabia.

—Está muerto —responde.

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—¿Fuiste capaz de averiguar por qué estaba secuestrando y
matando a los niños y que tenía que ver contigo? —Estaba
empezando a sentirme cansado, pero necesitaba saberlo.

—Thompson iba a ser promovido a detective, pero fue


diagnosticado con trastorno esquizoafectivo11. Ellos pensaron que
era inestable por lo que le negaron la promoción. Cuando me
trasladaron a este departamento, como detective, tuvo la
distorsionada percepción de que le robé el puesto.

—¿Que me pasó?

—Thompson te disparó en el pecho. No llegue lo


suficientemente pronto. Oí el disparo y corrí tan rápido como pude,
pero cuando doblé la esquina, ya te había disparado. Tuve que
dispararle a Thompson antes que lograra huir. Pero cuando llegué a
ti, habías perdido mucha sangre. —No puede controlar más las
lágrimas y corren por su rostro—. Estaba muy asustado —confiesa
en voz baja. Después de limpiarse las lágrimas y lograr calmarse una
vez más, continúa—. Fuiste trasladado al hospital y sometido a una
operación para extraer la bala. Has estado fuera por un par de días
hasta hoy.

Al darme cuenta de que necesita alguna garantía de mí parte,


le digo: —Voy a estar bien. Estoy un poco cansado en estos
momentos. Creo que voy a cerrar mis ojos y dormir un rato. —

11
Es una afección mental que provoca tanto pérdida de contacto con la realidad (psicosis) como problemas
anímicos. Se cree que el trastorno esquizoafectivo es menos común que la esquizofrenia y los trastornos del
estado de ánimo.

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Sonrío lo mejor que puedo—. ¿Te quedarás conmigo hasta que me
duerma?

—No voy a ninguna parte. —Me sonríe devuelta, se inclina


hacia adelante y me besa suavemente. Lo beso de regreso y abro
mi boca para él. Un suave gemido se le escapa cuando profundiza el
beso. Nuestras lenguas se mezclan antes de que él se separe. La
mirada en sus ojos me dice todo lo que necesito saber. Él es ‘mío’.
Le sonrío y siento que comienzo a dormirme.

—Te amo —me dice en voz baja.

—Te amo demasiado —le respondo antes de caer en un


sueño lleno de amor, una valla blanca y un hijo.

FIN.

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SOBRE EL AUTOR

LEILAND DALE
La lista de lecturas de LEILAND es un ejemplo de la evolución
de las novelas eróticas. Inicialmente, LEILAND comenzó a leer
novelas de “Harlequin Romance” y “SilhouetteDesire”, más tarde
hace la transición a “SilhouetteNocturne”. Pero tras leer la primera
M/M de romance erótico, en poco tiempo, tenía toneladas de
material M/M. Como un ávido lector, LEILAND un día decidió
ponerse del otro lado y escribir un libro. En estos días, cuando no
está escribiendo algo nuevo, se puede encontrar a LEILAND leyendo
un tórrido romance (¡cambiaformas son sus favorito!), sacando a
pasear a su perro o viendo películas como Un Paseo Para Recordar.
Puedes encontrarlo en su sitio web http://authorleilanddale.co.cc

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