Ecdddd-Ak-Rjs

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 104

Este libro fue traducido para la libre lectura.

Solo te pedimos que no lo distribuyas sin la


expresa aprobación del grupo Traducciones
Elonoe.

Este libro contiene escenas explicitas de sexo


entre hombre/hombre, si te molesta este tema
no lo leas. Y por supuesto, no es recomendable
para cardíacos.
Dragones, batallas, un trato que Sam puede llegar a lamentar, y
un ataque de sirena, deja a Sam y Bob en peligro, y a Mikhail para
encontrar pareja.

Bob y Sam llevan a su hija, ahora adoptada de-tipo-vampiro,


Mal, a buscar nuevas escuelas.

Mikhail se queda a cuidar a la última niña rescatada mientras


están fuera. Cuando las sirenas aparecen desde un portal para
secuestrarla, queda solo frente al ataque hasta que un héroe
misterioso viene en su ayuda.

Ryujin o Jin para sus amigos, es un cambia-formas dragón y su


papel como Capitán de la Guardia dragón le pone en conflicto
directo con Mikhail. Ambos quieren hacer lo que es mejor para la niña
secuestrada, pero la confianza es un problema entre las dos
diferentes especies.

En el minuto en que Jin ve a Mikhail sabe que lo quiere. Ahora


bien, si Jin sólo pudiera conseguir que Mikhail vea las cosas de la
misma manera...
—¿Y estás seguro de que vas a estar bien cuidando de nuestra
pequeña invitada?— Bob no parecía muy convencido, incluso de
pedirselo.
—Voy a estar absolutamente bien —dijo Mikhail con firmeza —.
No es como si hiciera o dijera algo. Ella sólo se sienta ahí. —Cruzó los
brazos sobre el pecho y miró al frente, a la pequeña chica rubia de
pelo rizado sobre una cama temporal, con el pulgar en la boca. No
sabía absolutamente nada sobre niños, aparte de que gritaban,
chillaban, confundían y no podía entenderlos. Pero al menos esta era
tranquila. No había dicho una sola palabra desde que fue rescatada
de los muelles y de la pelea que se había celebrado. El hecho de que
había sido una de los niños en las jaulas era otra contradicción. Podía
entender que Mal estuviera en una jaula, la pequeña vampiro era
una fiera y constantemente peleaba y por todas las cuentas hizo la
vida más difícil para sus captores. Esta niña, sin embargo... ¿por qué
un hombre pensaría que era una amenaza suficiente para su vida?
—No sabemos de que especie es. —Bob le recordó —. Podría
quedarme aquí y respaldarte. —No había rastro de sarcasmo en la
voz de Bob, pero había un elemento de astucia que hizo a Sam
levantarse al instante.
—No te vas a quedar aquí —dijo Sam con firmeza —. Tenemos
dos escuelas que comprobar con Mal y ella necesita a sus dos tutores
con ella.
Bob murmuró algo entre dientes, pero no discutió su posición
con convicción.
Mikhail se rió entre dientes. Bob estaba siendo manejado por
una hija sustituta con la misma facilidad con la que Mikhail estaba
manejando tener niños alrededor de él, ninguna en absoluto.
—No tengo que ir a ningún sitio. —confirmó Mikhail —. No me
importaría sentarme y vigilar.
—A ver si puedes lograr hacerla hablar —sugirió Sam —. Nosotros
no la podemos devolver a su pueblo, si ni siquiera sabemos lo que es.
Mal corrió entrando a la habitación y se deslizó hasta detenerse
junto a Sam. Se agarró de la chaqueta de Sam para detener su caída
hacia el suelo de madera.
—Sam —dijo rápidamente —. Es hora de irse.
Mikhail les despidió con un gesto y cerró la puerta después de
salir. Vagaba por la casa y pasó un rato en la sala de los archivos,
pero Teddy estaba al acecho y las miradas de desaprobación del
fantasma le hizo salir para ir a ver a la chica. Por un tiempo se
mantuvo parado en la puerta. Sam había intentado hablar con ella,
Bob había intentado engatusarla, Smudge también había pasado
una cantidad de tiempo excesivo dentro y fuera de su regazo cada
vez que se ponía de pie y todavía nada.
Tal vez debería darle una oportunidad. Tenía una ventaja sobre
Bob ya que su amigo era un vampiro puro, Y sobre Sam, que era un
ser humano. Tal vez iba a reaccionar de manera diferente si supiera
más sobre Mikhail. Él no era un vampiro puro. Tal vez ella era mestiza y
había aprendido a no compartir este hecho con otros. Una gran
cantidad de seres paranormales rechazaban a los mestizos porque no
eran todo de uno o del otro.
Valía la pena intentarlo, al menos. ¿Qué tenía que perder?
Arrastró una silla al lado de la habitación, luego se sentó a
horcajadas hacia atrás antes de descansar su barbilla en sus manos.
¿Por dónde empiezo?
—Soy Mikhail —comenzó. Ella lo miró directamente e incluso dejó
de girar su pelo para escucharlo —. Descubrí que no era quien yo
pensaba que era. Fue difícil llegar a un acuerdo al descubrir que toda
mi vida había sido una mentira. La gente no me aceptaba, incluso los
amigos que había conocido durante mucho tiempo se convirtieron en
enemigos. —Genial. En todo caso, la expresión confusa en la niña
mostraba exactamente que lo poco que decía no tenía sentido —.
Permíteme comenzar de nuevo.
Ella se movió un poco en la cama, pero seguía sin decir nada.
—Tenía tu edad... bueno, tenía unos diez... diablos, no sé incluso si
tienes diez, es decir, cuando me enteré de que mi padre no era mi
padre. Resulta que yo no era sirena de pura sangre, o príncipe, que
era lo que se esperaba que fuera. De hecho, soy medio vampiro.
Antes de tener diez años, no podría haber dicho que era diferente de
los otros niños de mi edad. —Mikhail sacudió la cabeza. Recordó las
burlas y las intimidaciones, cuando no podía dominar la respiración
bajo el agua durante largos períodos de tiempo sin usar la magia, y
cómo había aprendido a fingir que todo estaba bien. Como el
segundo hijo del Rey sirena, a Mikhail no le habían permitido el
fracaso. ¿Esta niña frente a él tenía los mismos problemas?
Mikhail suspiró. —Cuando crecí, mi naturaleza vampiro se
convirtió en dominante y mi cara lado sirena se volvió más tranquilo.
Sé lo que es ser diferente y tener que guardar secretos.
¿Era suficiente para comunicar lo que quería decir? ¿Entendería
si era una mestiza o una especie inusual?
Ella se movió y se sentó.
—Eliza —dijo en voz baja —. Mi nombre es Eliza.
—Hola, Eliza —dijo Mikhail. Mantuvo la voz baja y agradable —.
¿Puedes decirme cómo encontrar a alguien a quien le podrías hacer
falta? ¿Padres? ¿Familia?
Se quedó en silencio otra vez, ella negó con la cabeza, y luego
bajó de la cama. Pasó por delante de Mikhail y caminó por el pasillo
antes de entrar en el cuarto de baño. Bueno, al menos había
conseguido saber su nombre. Eso era un comienzo. Cerró la puerta
tras ella y Mikhail contempló lo siguiente que iba a preguntarle. Tal vez
una casa, un apellido, o cualquier cosa que significara que podía irse
a casa.
La puerta se abrió de nuevo y, sorprendido, Mikhail se volvió a
mirar. Lo que vio lo tuvo en sus pies en un instante con los colmillos
expuestos y un cuchillo en cada mano.
Una sirena, una sirena sucia, chorreando agua por todas partes.
Tenía una caja de cristal en una mano y sostenía a Eliza con la otra.
Eliza se retorcía para liberarse, pero la sirena parecía fuerte y
determinada. Mikhail evaluó la situación en un segundo, desde la
sorpresa en el rostro de la sirena, que cambió rápidamente en una
mueca de desprecio, y el temor de Eliza. Saltó hacia la sirena con los
cuchillos extendidos. Las hojas de plata y hierro atravesaron el
antebrazo y el pecho de la sirena. La sirena gritó de dolor y se
tambaleó de nuevo al cuarto de baño, se deslizó sobre los charcos de
agua y sólo se detuvo cuando chocó con otra sirena. Mikhail se
enderezó de un salto y rápidamente saltó dentro del cuarto de baño.
El agua salía por todas partes.
Mikhail no se detuvo a preguntarse cómo demonios dos sirenas
habían conseguido entrar en casa de Sam. En su lugar, se empujó
firmemente con los dos cuchillos hacia la sirena que tenía a Eliza. En
un segundo, había cortado al visitante no deseado y Eliza cayó y se
encogió en estado de shock.
—¡Corre! —Mikhail gritó —. ¡Eliza, corre!
Se arrastró lejos de la sirena caída. Se sobrepuso a su miedo pero
la sirena lo agarró el tobillo. Ella gritó. A continuación, el ruido cambió.
En lugar de seguir siendo un grito fino de miedo, creció y creció hasta
que Mikhail y las dos sirenas tuvieron que poner sus manos sobre sus
oídos. El ruido era sobrenatural, una canción con un eco chirriante,
luego cambió y Mikhail casi podía distinguir las palabras. Tan pronto
como terminó el chirrido, Mikhail reaccionó al instante. Giró sobre sus
pies y hundió los dos cuchillos hasta la empuñadura en la sirena herida
− uno en el cuello y otro en el corazón. Ahora no podía volver a
levantarse y atacar a Eliza de nuevo.
La otra sirena se interponía entre Eliza y la puerta, evidentemente
se había movido a la espera de su ejecución, y su expresión era de
éxito. Mikhail luchaba por sacar sus cuchillos del cuerpo del atacante
caído y finalmente los liberó de la carne y el músculo que se habían
rasgado.
—¡Mikhail! —Gritó Eliza. Ella estaba en la esquina debajo del
fregadero adornado y se acurrucó en la forma más pequeña que
podía. La sirena se apoderó de su brazo, tratando de sacarla mientras
ella pateaba y forcejeaba. Mikhail atacó a la sirena con el cuchillo y
se movió cuando la sirena se agachó. Mikhail se hizo hacia atrás para
otra oportunidad, pero su pie se deslizó sobre el agua y la sirena tuvo
la oportunidad de agarrar su muñeca. Estaban en un cara a cara. Su
fuerza superior de vampiro no ayudaba cuando el agua le impidió
conseguir ponerse firme en el suelo. Él estaba siendo empujado hacia
atrás.
—¡Corre! —ordenó Eliza.
Un fuerte estruendo agitó el aire a su alrededor y un intenso calor
quemó la habitación. El agua comenzó a evaporarse, haciendo
burbujas. La bañera se fundió sobre sí misma con un chirrido horrible.
La sala se estremeció. Tanto Mikhail como la sirena se arrojaron al
suelo en una maraña de extremidades. La cabeza de Mikhail chocó
contra el suelo de mármol con un ruido sordo. Atrapado y aturdido,
Mikhail observó como la sirena se volvió a poner en pie y con un grito
de victoria retorció la muñeca de Mikhail hasta que el cuchillo se
apretó contra la garganta expuesta de Mikhail. Mikhail se echó hacia
atrás y logró empujar a la sirena lo suficiente para huir. El bastardo
gritó de dolor. Y no dejó de gritar, incluso cuando Mikhail finalmente
se alejó del intruso. De hecho, el sonido se volvió peor y Mikhail miró
con horror como la piel de la sirena burbujeaba y se volvió negra
hasta que la sirena se quemó totalmente frente a él. En cuestión de
segundos, todo lo que quedaba del atacante era un desastre
carbonizadoo en el suelo. La bilis subió por la garganta de Mikhail. Se
deslizó hacia atrás alejándose, moviéndose rápidamente.
¿Qué carajos?
Una pequeña figura saltó sobre él y se dio cuenta de que Eliza
estaba sentada con sus manos en alto y saludando a algo. A la
sombra. ¿Alas? Mikhail parpadeó ante la imagen de alas que se
extendían por todo el cuarto de baño y parpadeaba como la plata,
entonces no vio nada más que la figura de un hombre desnudo frente
a él, alto y corpulento con el pelo de oro y penetrantes ojos plateados
llenos de control y helados.
—¡Jin! ¡No! —Gritó Eliza.
—Apártese, Alteza. —Dijo con firmeza el hombre.
¿Alteza?
—Él me salvó —dijo.
Esto no se veía bien. Mikhail no necesitaba que la niña estuviera
entre él y quienquiera que fuera ese hombre con el pelo, los ojos y el
cuerpo musculoso. Él no iba a enfrentar la muerte con una niña como
su escudo. Empujándola fuera de su regazo, él mismo se puso de pie y
se estremeció cuando tocó partes de la sirena carbonizada que
yacían sobre sus pies. Sacó el cuchillo de los restos con una mano.
Nunca había visto algo tan horrible, y parte de él lamentó que eso
sería la última cosa que viera. De pie, levantó el cuchillo frente a él y
relajó su postura.
Eliza se movió rápidamente para interponerse entre ellos. Mikhail
trató de empujarla de nuevo, pero la mocosa no se movía.
—No —dijo ella. Mikhail no estaba del todo seguro de si estaba
hablando con él o con el otro... el hombre desnudo.
Hablando del Sr. desnudo, el hombre dio un paso adelante. —
Princesa, no puede haber ningún cabo suelto.
—No. No lo vas a matar. Es un buen vampiro. Él me salvó.
El hombre desnudo se quedó inmóvil por un momento y luego,
como si hubiera llegado a una decisión, inclinó la cabeza. Con un
movimiento de sus dedos, estaba vestido con pantalones de cuero
negros, suaves y una camisa de seda de zafiro que fluía y cubría las
hectáreas de la piel y los músculos de oro expuestos. Mikhail aplastó
su protesta instintiva.
—Tenemos que irnos. —Dijo con firmeza el intruso ya vestido.
—Yo no me voy —replicó Eliza —. Le debemos a esta casa un
pago, Jin.
Mikhail miró a Eliza y al hombre anteriormente desnudo y sacudió
la cabeza para despejarse. ¿Un pago? ¿Quién era Eliza? ¿Quién era
este hombre? ¿Había visto alas? Tal vez no lo había hecho. Era
evidente que no iba a hacer nada más ni tenía que conciderar más
combates de este Jin ahora que estaba paseando por la corta
distancia entre la sirena carbonizada y el lavabo fundido.
—¿Dónde has estado? —Jin preguntó a Eliza mientras
caminaba. Mikhail se acercó a la puerta del baño para dar al gran
hombre un poco más de espacio y estar listo para escapar.
—Me secuestraron. Cuando me desperté, no podía llamar a
nadie. Tenía que esperar a que no hubiera nadie en la casa, pero
Mikhail no se fue, las sirenas vinieron y lo vi necesario.
Mikhail se erizó. Él había estado haciéndolo bien sin que Jin
viniera al rescate.
—¿Cómo has llegado tan lejos? —Preguntó Jin, deteniendo su
viaje frenético por la habitación para atravesarlo con la mirada de
plata.
—Fui rescatada por un demonio, un lobo, un vampiro y un
humano. Me trajeron aquí con los otros niños.
—¿Otros? —Jin parecía confundido.
Eliza sacudió la cabeza. —Ellos no me tenían sólo a mi.
—¿Lo sabían?
—No.
¿Tenían que saber qué? ¿Los secuestradores? ¿Jin preguntaba si
la gente que la habían arrebatado sabían lo que Eliza era? Jin la
llamó Princesa, ¿pero Princesa de qué? Como él que era un príncipe
sirena. Había sido un príncipe sirena, se corrigió.
Algo le llamó la atención en la piscina de agua en el pasillo.
Mikhail se acercó para descubrir la caja de cristal pequeña que la
primera sirena había estado conteniendo. Lo cogió en sus manos
cuidadosamente. Un cubo simple, claro y en forma de un sólido trozo
de vidrio o algo similar, estaba duro y frío en la palma de su mano. De
repente, Jin apareció junto a Mikhail, su mano cerrándose alrededor
de Mikhail.
—¿De dónde viene esto? —Preguntó Jin. Su mirada recorrió con
los ojos entornados a Mikhail como si su rostro revelara las respuestas.
—Una de las sirenas lo tenía —respondió Mikhail. No tenía nada
que ocultar, a diferencia de sus huéspedes.
Una chispa de algo pasó entre ellos y por un segundo Jin lo miró
profundamente a los ojos. Algo electrizante, Mikhail podía ver los más
puros lirios de plata y el calor en ellos. Mikhail frunció el ceño mientras
concentraba la mirada baja en el pulso en la garganta de Jin. De
repente, inexplicablemente, quería hundir sus dientes incisivos en la
vena de Jin y beber hasta saciarse. Sorprendido, se volvió a mirar a Jin
y permitió que el hombre valorara con cuidado el cubo de sus dedos.
Jin se lo entregó en su palma abierta. Ambos miraron hacia el cubo.
Eliza se puso de puntillas para ver mejor y se quedó sin aliento. —
Es un Draigbron —. Parecía sorprendida —. En realidad nunca he visto
uno antes. Eso explica que me rastrearan.
—¿De dónde obtuvieron un Draigbron las sirenas? —Jin preguntó
con urgencia —. ¿Y cómo sabían ellos efectuar su seguimiento?
—¿Qué es un Draigbron? —Mikhail preguntó con curiosidad.
Jin lo miró y luego a Eliza. Cuando Eliza asintió con la cabeza,
con un acuerdo tácito entre ellos, Jin suspiró.
—El corazón de un dragón.
Sam irrumpió en la casa, sin importarle si Bob le seguía o no.
—Sam —gritó Bob.
—¡No te estoy hablando! —gruñó Sam. No más. Ya había tenido
suficiente de las payasadas del vampiro.
—No me puedes culpar por la última —protestó Bob —. Vetaste
todas las escuelas a las que fuimos.
—Ciertamente puedo —Sam se dio la vuelta y se cruzó de
brazos frente a su pecho cuando se enfrentó a su amante —. No diste
la cara por mí.
—¡Porque eres irrazonable! —gritó Bob.
—Yo no estaba siendo irrazonable — Sam protestó entre dientes.
—Sam, me gustó la última escuela. ¿Puedo por favor ir allí? —la
pequeña voz de Mal rompió su lucha.
—¡Se prohíben los seres humanos! No voy a pagar para ponerte
en una escuela que no me aceptarían. —Sam frunció el ceño.
—No, ellos te habrían aceptado debido a tu afinidad con los
paranormales. No estabas escuchando a la directora. —Sostuvo Bob.
—Tal vez fue la señal "no humanos" que me confundió —replicó
Sam.
Bob rodó los ojos. —No dejes que tus sentimientos personales te
impidan dar a Mal una buena educación. Ellos dijeron que no tenían
problemas contigo por ser un padre participante. Yo incluso pagaré la
factura.
Sam pensó en patear a su amante, muy duro.
Bob sabiamente retrocedió fuera de rango.
A veces era frustante tener un novio que podía leer su mente.
Sam se volvió hacia Mal. —¿Realmente te ha gustado?
Mal asintió con la cabeza, su rostro delgado iluminado por la
excitación. —Uno de los otros niños es como yo. Podía sentirlo.
Sam se mordió los labios. Sabía lo importante que sería para Mal
encontrarse entre otros que pudieran entenderla aunque fuera un
poco. La escuela que le gustaba a Mal no sólo servía como una
escuela, sino también como un hogar para estos niños. Si asistía, viviría
allí y unicamente visitaría a Sam y Bob para vacaciones. Sam tenía
que admitir que parte de su resistencia tenía que ver con la pérdida
de una hija que acababa de obtener.
—Si vas, tienes que prometerme que me dirás al segundo si
tienes algún problema. —Sam intentaba transmitir la seriedad de su
solicitud. No tendría a Mal intimidada.
—Ella va a estar bien —prometió Bob.
Sam miró de Mal a Bob y de regreso. Odiaba la idea de enviar a
Mal a una escuela que celebraba tales prejuicios. Sin embargo, ya
que él también venía de los seres humanos que no querían practicar
con los paranormales, no podía aferrarse a su ira. No podía ser un
hipócrita.
—Bien, pero Bob, pagarás tú —accedió Sam.
—¡Hurra! —Mal se lanzó a los brazos de Sam. —Gracias, Sam.
Gracias. Gracias.
Sam torpemente le palmeó la espalda. Nunca sería bueno en
esto de ser padre de todos modos. ¿Por qué intentarlo?
Mal lo liberó. —Eres un excelente padre —argumentó —. Nunca
he tenido a nadie que le importase mucho antes. Rechazaste tres
escuelas porque los niños tenían una mirada infeliz. Por lo menos en
éste estaban bien cuidados, ¿verdad?
Sam asintió con la cabeza. Tenía que recordar tener cuidado de
lo que pensaba en la presencia de su hija. Ella sabría si estaba siendo
negativo. A pesar de las prácticas discriminatorias posiblemente
pobres de la escuela, los niños en la última escuela parecían estar
jugando y riendo como niños normales —. Supongo.
—¡Sam! ¡Me alegro de que estés aquí! —Mikhail bajó corriendo
las escaleras seguido por un hombre corpulento con el pelo largo y
dorado y la niña que había rescatado.
—¿Qué pasó? —Sam preguntó manteniendo un ojo cauteloso
sobre el extraño.
—Soy Ryujin —dijo el hombre alto —. Pero me puedes llamar Jin.
Mikhail asintió. —Así que este es Jin y el nombre de la niña es
Eliza. Eliza es una Princesa dragón y está en peligro de ser capturada
por las sirenas. Tenemos que llevarla de vuelta a casa. —Mikhail dijo
esto de manera casual para que Sam no reaccionara tan mal a que
Mikhail estuviera cubierto de sangre. Una rápida evaluación mostró
que probablemente Mikhail no...
Espera ... ¿Dragones?
—¿Dragones? ¿Hay dragones? —Sam frunció el ceño ante el
trío. ¿Cómo es que no sabía acerca de los dragones antes? No
estaba sin duda en ninguna de sus libretas de formación.
—Eres el detective menos preparado que he conocido. —Bob lo
reprendió con suavidad.
—Hey, he cerrado dos casos hasta el momento —no por su
cuenta y no sin contratiempos, pero había terminado bien.
Bob sacudió la cabeza.
¡Espera un minuto! ¿Qué quiso decir Mikhail? ¿Casa? ¿La casa
dónde?
—¿Nosotros? ¿Qué quieres decir que tenemos que llevarla de
vuelta a casa? —Sam frunció el ceño ante Mikhail. En general el
sirena−vampiro tenía una buena cabeza sobre sus hombros, pero
ahora sus ojos estaban un poco salvajes y desesperados.
Bob se volvió a Jin. —Si usted es su tutor, ¿por qué tenemos que
participar?
Sam tuvo que admitir que se preguntó sobre eso también.
Jin gruñó. —Porque necesitamos ayuda para saber quien
secuestró a Eliza. Se la llevaron mientras dormía y no vio nada. Hasta
que no sepamos quien lo hizo, ella necesitará un guardia armado y
tenemos que averiguar quién se la llevó.
—Las sirenas —dijo Sam —. Fueron las sirenas. Resolvimos eso. —
Se volvió hacia Bob por apoyo pero Bob estaba hablando con Jin.
—¿Por qué no llamas a tu propia clase para protegerla? —
preguntó Bob —. Sin duda, quien mejor puede proteger a un dragón
es otro dragón.
Un escalofrío recorrió la espalda de Sam en el pensamiento de
cambia formas dragones invadiendo su hogar, con los lobos había
sido bastante malo. Más bien iba a ayudar al dragón en sí mismo que
permitir más paranormales en su casa.
—¿Exactamente cuántos dragones hay? —Sam preguntó con
cautela —. ¿Y nadie me oyó mencionar las sirenas?
Jin ignoró a Sam y en cambio se centró en la pregunta de Bob.
Su boca se torció en una sonrisa amarga. —No sé en quién confiar, y
no lo haré hasta que no vea a todo el clan en casa. No voy a estar
preocupado pidiendole a las personas equivocadas ayuda para
regresar a Eliza con su padre.
—Espera, Sam me puede proteger, y encontrar a quien hizo esto
—dijo Eliza de repente.
¿Qué?
Sam frunció el ceño ante la niña preguntándose por qué
pensaba que podía hacer cualquier cosa cuando había
paranormales mucho más fuertes en la habitación.
Mal se puso delante de Sam. —¡Sam es mi papá!
Eliza gruñó, mostrando unos impresionantes par de incisivos.
—Chicas —intervino Bob. Se movió para interponerse entre ellas.
—Mal, vamos a insccribirte en la escuela mañana —dijo Bob —.
Eliza, te acompañaremos a casa y Sam rastreará quién hizo esto.
—¿Yo? —preguntó Sam.
Bob ignoró la interrupción. —Pero tu guardaespaldas aquí tiene
que darse cuenta de que los dragones estarán en deuda con
nosotros. —Él se cruzó de brazos sobre el pecho, como si alguien se
atreviera a discutir con su declaración.
—¿Por qué crees que necesitamos a este humano, Sam? —Jin
preguntó a Eliza.
—¿No lo sientes? —Eliza le preguntó en un tono suave y
maravilloso —. Ha sido tocado por los faes.
Jin miró al humano por un largo momento. No parecía ser
excesivamente notable. Tal vez hermoso para uno de su especie, con
los ojos marrones amables y arrugados, pelo rubio, pero no tan
hermoso como el sirena−vampiro del baño pero atractivo a su
manera, no obstante. Desde la mirada estrecha que el otro vampiro
le dio, Sam evidentemente pertenecía a Bob.
Usando su otra vista, Jin examinó a Sam de nuevo. No pudo
evitar que el aliento se escapara. Sam brillaba con una luz
sobrenatural. Las huellas de otros paranormales que se habían
cruzado en su camino rozaron su aura como si estuvieran pintados
con los dedos. Unas rayas de colores desde el beso de un fae como
bendición, el hechizo de protección de un demonio, la marca de la
unión de un vampiro y la magia de un familiar todo se arremolinaban
en Sam. El ser humano tenía más toques mágicos que las personas
que habían vivido miles de años. Jin vio unos zarcillos de una conexión
con un cambia-formas lobo, pero no pudo precisar el color. A través
de todas las conexiones, una fuerte franja de energía mágica pasaba
a través de toda la masa.
—Eres sólo un ser humano, ¿no? —Preguntó Jin.
Sam rodó los ojos. —¿Qué quieres decir con "sólo un ser humano"
y por qué todo el mundo sigue preguntando eso?
Jin volvió su atención a Bob, que negó con la cabeza.
Rápidamente abandonó esa línea de interrogatorio. Si el compañero
del hombre no quería hablar de la energía mágica de Sam, Jin no lo
traería de nuevo, no tenía por qué crear problemas adicionales. Tenía
un trabajo que hacer, devolver a la Princesa a casa con seguridad.
No tenía que perder el tiempo hablando. Si Eliza decía que Sam era lo
que necesitaba, no era su lugar para discutir. Cuanta más gente
estuviera de su lado para lleverla sana y salva a casa, mejor.
Jin se aclaró la garganta antes de continuar. —Estaríamos
encantados de que nos acompañes. —Eliza sonrió hacia él —. El clan,
por supuesto, pagará una indemnización por su baño y su tiempo.
—Espera —dijo Sam —. ¿Qué quieres decir con pagar por mi
baño? ¿Qué pasó con mi baño? —Sin esperar respuesta, Sam pisoteó
a través del grupo y luego se dirigió escaleras arriba.
—Ahora si que la hiciste —Bob le regañó.
Jin se encogió de hombros. No era como si Sam no se fuera a
enterar eventualmente sobre el daño.
Mikhail le empujó. Y si bien se sentía bien tener las manos del
hermoso vampiro en él, no estaba tan impresionado con lo que
Mikhail dijo: —Si Sam no es feliz será mejor que empieces a correr,
dragón.
¿Cómo puede un hombre luchar contra él, aunque tenga
magia en él?
—¿Qué diablos le pasó a mi casa? —Sam gritó desde arriba.
Los ojos de la niña vampiro brillaron. —Usted molestó a Sam —le
espetó.
Jin negó con la cabeza. No era su culpa que el baño de Sam no
fuera más que un panorama de metal fundido y porcelana rota. Bob
puso una mano sobre el hombro de la pequeña vampiro,
deteniéndola de que se moviera más cerca. Jin estaba contento. No
quería tener que lastimarla si ella lo atacaba. Un vampiro,
especialmente un niño, no era rival para un dragón.
Un gruñido bajo y un estallido de electricidad anunciaron la
aparición de un familiar. Un escalofrío de miedo recorrió a Jin cuando
los ojos del gato se estrecharon y se fijaron en él. Un pequeño vampiro
no le preocupaba, pero los dragones sabían que no debían meterse
con los familiares. Su magia salvaje podría causar un daño
inimaginable. Había oído historias de dragones antiguos volviendose
locos al oír las palabras en sus pensamientos. Los familiares a menudo
vivían hasta miles de años y eran peligrosos enemigos.
—Sé amable con mi humano —advirtió la criatura —. He hecho
mi trabajo el cuidarlo de aquellos que lo perjudiquen.
Jin asintió. —Lo haré —dijo. No iba a discutir. Valoraba su vida.
El gato negro movió su cola paseandose desde la entrada.
Mikhail lo miró con extrañeza. —¿Hablaste con Smudge?
¿Puedes escuchar al gato?
Jin asintió. —Es una cosa de dragones.
Mikhail rió y Jin se puso rígido. A los dragones no les gustaba que
se rieran de ellos.
—Smudge es muy protector, pero eres el primero a parte de Sam
que le puede oír hablar. Vamos a ver a Sam y así podemos explicar lo
que pasó.
—Vamos —Jin no estaba seguro de que el familiar hubiera
desaparecido, y no quería estar allí cuando la pequeña bestia
regresara. Incluso el Rey dragón daba menos miedo que ese
pequeño gato.
Él puso a Eliza junto a él, no había manera de que apartara los
ojos de ella. Se unieron a Sam en el baño y Jin no podía creer como
parecía de devastado el tipo−de−humano. Era sólo un cuarto de
baño, y la vida de personas se habían salvado por las acciones del
sirena−vampiro y de él mismo.
—Nunca voy a ser capaz de alquilar ahora —dijo Sam, agitando
la cabeza ante el desastre.
—Vamos a pagar para arreglarlo —Jin le aseguró —. Te puedo
dar oro.
Sam lo miró con una expresión resignada en su rostro. —¿Qué
pasó con mi ducha? Y bañera.
—Cerré el portal después de que Jin llegó —dijo Eliza —. Más
sirenas podrían haber pasado por él si no lo hacía.
—Entonces, ¿cómo sabías que portal traspasar? —Mikhail
preguntó a Jin.
Jin se volvió hacia el hermoso sirena-vampiro. Había sido
golpeado por la belleza del hombre la primera vez que lo vio,
luchando con la otra sirena en el suelo. De cerca se veía y olía como
el tipo de sobrenatural que Jin quería añadir a su colección de joyas y
oro. Para despertar cada día y ver los hermosos ojos verde mar
mirando hacia él, sería mejor que despertar en un recipiente lleno de
rubíes y esmeraldas.
—Pude sentir mi conexión con Eliza cuando ella se acercó al
portal. He seguido mi instinto y entré a través de un río subterráneo. Es
mejor que ya no exista, nadie debería haber pasado por ahí. —Dijo
Jin.
—No tenía idea de que era peligroso. Era tan bonito. —Sam
siguió mirando a su cuarto de baño en ruinas.
—Sé de un buen manitas —. Prometió Jin.
Sam suspiró. —Está bien.
—¿Por qué no puedes crear otro portal y llevar a Eliza a casa? —
preguntó Mikhail.
—Los portales son difíciles y, aunque los dragones pueden
usarlos, no podemos crear nuestro propio portal —respondió Jin.
Odiaba decir a Mikhail algunos de sus secretos, pero tenía que
explicar por qué no podía arriesgarse a tomar a Eliza en su espalda sin
apoyo —. Me gustaría llevarla de vuelta conmigo a solas, pero el
Draigbron todavía podría estar llamando a cualquiera que sabe
cómo contactar con ella. Tomará más que solo yo el conseguir que la
Princesa esté en casa a salvo.
—¿Qué es un Draigbron? —preguntó Sam.
Jin levantó el cubo en la mano. —Esto. Lo llamamos Draigbron,
pero es realmente la esencia mágica de un dragón que ha muerto. Si
mal no recuerdo mis estudios, éste pertenece a la
tatara−tatara−abuela de Eliza.
—¿Esa cosa era un cambia formas dragón? —La expresión
horrorizada de Sam tenía a Jin tratando de explicar. No quería que el
ser humano estuviera tan angustiado que suspendiera su ayuda.
—La energía mágica nunca muere. Cuando termina la vida de
un dragón, la esencia de su poder se consolida en uno de estos
cubos. Puede funcionar como una señal de localización en
cualquiera de los descendientes del dragón muerto, y a veces un
familiar también lo puede utilizar para acceder a la magia del cubo.
Sin embargo, no todos pueden acceder a todos los Draigbron. Tienen
que tener una química genética especial, si se quiere. —Jin esperaba
haberlo explicado lo suficientemente bien.
Sam asintió con la cabeza. —¿De dónde sacaste esto?
—De las sirenas. Lo que significa que un dragón está trabajando
con ellos. Es la única forma en que podrían haber conseguido uno. —
La traición dolía. Pensar que uno de ellos estaba con el engendro del
mar hizo que Jin tuviera un dolor en el pecho —. Esta es la razón por la
que Eliza dice que necesitamos tu ayuda. No sabemos en quién
confiar.
Jin contuvo la respiración mientras esperaba una respuesta.
Esperaba que ambos vampiros e incluso el humano bendecido
estuvieran de acuerdo en acompañarlo. No tenía duda de que los
vampiros podrían ayudar en cualquier batalla. Tenía dudas sobre el
ser humano, Sam, pero podía decir que ninguno de los otros le
acompañaría sin el acuerdo de Sam. Ciertamente, Bob, el vampiro,
no seguiría adelante sin su compañero.
—¿Dónde viven los cambia formas dragón? —Sam preguntó
finalmente con un suspiro, después de lo que parecieron siglos.
—En las montañas de fuego del corazón. Toda la extención es el
hogar de nuestra especie —Jin respondió.
—Wow, eso es un gran espacio. —Dijo Sam en un tono de
sorpresa.
—Tenemos que tener bastante terreno. Los dragones necesitan
grandes territorios para recorrer. —Explicó Jin, aunque realmente no
había tiempo para una pequeña charla. Ellos debían moverse y
pronto.
—¿Cuánto tiempo se tarda en llegar? —Preguntó Sam.
—Cinco horas en coche —dijo Jin rápidamente. No quería que
pensaran que sería un viaje muy largo. Antes, cuando habían tenido
que viajar a pie se tomaba un tiempo. Algunos lugares en la montaña
eran difíciles de alcanzar sin alas, pero no imposible. Suficientes
dragones se habían casado fuera de su especie por lo que las rutas
terrestres habían tenido que ser construidas.
Nadie habló mientras la mirada de Sam se extendió por todo el
grupo. —Podemos partir mañana después de dejar a Mal.
Jin resopló su desaprobación. —Eso es demasiado tiempo para
esperar aquí.
—Pero eso es el tiempo que vas a esperar si quieres que
vayamos con ustedes —respondió Sam. Todavía parecía aturdido —.
Mal es importante para nosotros y queremos llevarla. Su Princesa
dragón estará a salvo aquí.
Sam se volvió y salió del cuarto de baño sin decir nada más. Bob
y Mal le siguieron rápidamente.
Jin inclinó la cabeza mientras trataba de averiguar lo que había
sucedido.
Mikhail suspiró. —No trates de entender a Sam. Simplemente te
vas a volver loco. Con Sam es mejor llevarle la corriente.
—¿Quién es de verdad? —Jin preguntó en cuanto estuvo seguro
de que Sam estaba fuera del rango de audición.
Mikhail se puso al lado de Jin. —No se menciona nada acerca
de que él no es cien por ciento humano. Es sensible acerca de sus
habilidades —. Había un montón de afecto en la voz de Mikhail.
—¿Cuáles son sus habilidades? —preguntó Jin —. ¿Es peligroso?
La respuesta de Mikhail sonaba vaga. —Su capacidad es seguir
evolucionando.
—Estoy cansada —se quejó Eliza.
—¿Hay algún lugar en el que pueda tomar una siesta? —
preguntó Jin. Escupir fuego tomaba mucho de un dragón
especialmente uno tan joven como Eliza. Ella necesitaba descanso
seguido de una gran comida, rica en proteínas —. Me puedo quedar
fuera de su puerta y protegerla.
Mikhail sacudió la cabeza. —Teddy puede vigilarla.
—¿Quién es Teddy? —Jin no podía dejar de pensar que este era
el lugar más extraño que jamás había visitado.
—El fantasma de la casa —explicó Mikhail —. Teddy.
Una forma transparente pasó a través de la pared. Jin pensó
que el aura del fantasma tenía un tono triste. Se preguntó cómo
había muerto el joven.
—¿Qué quieres, Mikhail? —dijo Teddy con cansancio — Estaba
leyendo.
Jin no podía creer que el fantasma no había oído nada de la
conmoción en el baño. ¿Estaba leyendo realmente algo tan
importante?
—Quiero que vigiles a Eliza mientras duerme. Grita si necesitas
algo o si alguien la molesta.
Teddy dirigió una mirada indiferente a la niña dragón. —Muy
bien.
Jin no confiaba completamente en el fantasma, pero si Mikhail
creía que el fantasma cuidaría a Eliza, no quería causar problemas al
objetar. Podría tomar un lugar para dormir junto a su puerta después
de asegurar la casa. Necesitaba establecer salas y protecciones para
asegurarse de que estaban a salvo de sus enemigos. Confiaba en
que el que había utilizado el Draigbron para localizar a Eliza no le
había dicho a las otras sirenas de su ubicación. Al menos ellos no
podrían alcanzarla de nuevo con el cierre del portal.
Su mente giraba con preguntas. ¿Quién quería a Eliza? ¿Con
qué propósito? Los secuestros de dragones eran raros, simplemente
porque los dragones en general se mantenían alejados de la mayoría
del mundo.
Eso también le daría tiempo a solas con Mikhail. El hombre olía
increíble, una combinación divina de la sal del mar y la sangre...
Su atención se posó en su compañero.
¡Sangre!
—¡Fuiste herido! —exclamó Jin. No sabía por qué, pero la idea
de que Mikhail sangrase le causaba un pánico repentino a través de
él.
—Estoy bien. Yo ya estoy curado. —Sam y Bob aparecieron en el
pasillo de nuevo y Jin se distrajo momentáneamente —. Sam, ¿te
importa si uso el otro apartamento para lavarme?
Sam negó con la cabeza. —No. Eso está bien. ¿Quieres algo de
ropa? Estoy seguro de que Bob tiene algo que puedas usar.
Jin notó que Bob no se opuso a la confiscación de su
guardarropa por Sam. La mirada cariñosa del vampiro a Sam casi
transmitió su actitud hacia el ser humano. Lo que Sam quería sería
cómo harían las cosas. Jin sabía que tendría que cuidar su trato con
Sam. Parecía que tenía algunos poderosos aliados.
—Un cambio de ropa estaría bien —dijo Mikhail.
—Voy por ello —Bob se fue rápidamente, presumiblemente en
busca de algo que prestarle a Mikhail.
Sam se echó a reír. —Está preocupado por si voy a coger su
ropa favorita o algo así. Yo no soy de fiar con su vestuario.
No parecía que el hombre estuviera demasiado preocupado
por las preocupaciones de su amante sobre la ropa. Sam lanzó una
mirada entre Jin y Mikhail. —Estoy seguro que encontrará algo.
Sam se desvaneció tan rápidamente que Jin se preguntó por un
momento si había estado ahí realmente.
Instalaron a Eliza en la cama para la siesta y la dejaron bajo la
supervisión fantasmal.
—¿Por qué crees que las sirenas fueron tras ella? Y ¿de quién
sospechas que dio a las sirenas el corazón del dragón? —Mikhail
preguntó a Jin cuando estaban finalmente en paz.
Jin podría pensar en un montón de cosas que hacer con el
impresionante sirena-vampiro, además de responder a las preguntas.
Algo justo debajo de su piel le instó al dragón a lamer y saborear el
cuerpo de Mikhail. ¿Tal vez tendría la necesidad de un amigo para
lavar su espalda en la ducha después? —No lo sé. Esas son cosas que
necesito saber.
Se acercó a Mikhail, la atracción entre ellos le quemaba más
que la llama de un dragón. Dio un paso atrás en estado de shock. Su
dragón podría estar instándole a explorar su relación con Mikhail, pero
tenía deberes que cumplir antes de que pudiera desnudar al hombre
y hacer una prueba de gusto personal.
—Tengo que comprobar el perímetro. —Dijo, y agregó
rápidamente más espacio entre ellos.
Mikhail asintió. —Yo te guiaré en todo.
Obviamente para Mikhail ducharse y cambiarse de ropa era
secundario a ayudar a Jin y por eso Jin sintió un calor poco común
dentro de su corazón. Juntos trazaron la extensión de la propiedad,
de lado a lado y desde el sótano hasta el techo, hasta que Jin fue
finalmente feliz de poder defenderse contra cualquier ataque. Era
cuando subían las escaleras del sótano de nuevo a la recepción
principal, que pensó en algo.
—Empujaste a Eliza cuando ella trató de protegerte. Ella es una
Princesa dragón y muy fuerte. Podrías haberla dejado que te salvara
de las sirenas.
—Yo no sabía que era una cambia formas dragón, ¿verdad? —
dijo Mikhail suavemente —. En mi mente ella era una niña y no iba a
dejar que nadie le hiciera daño.
—Eres muy valiente. —Cerraron la puerta del sótano y Mikhail dio
vuelta a la gran llave de latón en la cerradura hasta que la puerta
estaba asegurada con firmeza. Cuando se dio la vuelta, estaba una
vez más en el espacio de Jin. La chispa familiar entre ellos intrigaba a
Jin y había una cosa que quería hacer.
—Tengo que besarte, Mikhail, por favor, dime que mi tacto es
agradable. —Jin sabía que sonaba formal, pero era un dragón y no
sabía cómo hablar de otra manera. Cuando un dragón cortejaba
había reglas que se debían seguir. ¿Qué diría Mikhail?
—¿Un beso? — Preguntó Mikhail. Luego se repitió de nuevo. —Un
beso.
—Sólo un beso. Tengo que probar a mi compañero.
Mikhail frunció el ceño y Jin deseó no haber mencionado la
palabra compañero, a pesar de lo que su propio dragón le estaba
haciendo decir.
—¿Qué pasa con tu deber para con la Princesa? — Mikhail le
recordó a Jin.
Jin cerró los ojos y dio un paso atrás. —Tienes razón —dijo.
—No puedes dejar que se vaya.
Jin aprovechó las palabras intrusas en su mente. Ni siquiera
había visto al gato entrar en la habitación.
—¿Qué quieres decir? —le preguntó.
—Sabes tan bien como yo que es tu otra mitad. Voy a vigilar a la
niña dormir junto con el fantasma. Tú te quedas aquí y reclámalo.
Jin miró a Mikhail, que seguía con el ceño fruncido, pero esta vez
vio al familiar sentado en el último escalón crispando la cola.
—¿Supongo que Smudge está hablando contigo de nuevo? —
preguntó Mikhail, desconcertado.
—Me dice que va a vigilar a Eliza junto con el fantasma. —
Explicó Jin. Sintió que era prudente dejar fuera de la conversación su
tema de la reclamación.
—¿Sólo así podemos besarnos? —la expresión de duda de
Mikhail hacía que Jin corriera para tranquilizarlo.
—Sí —Jin evitó cualquier otra conversación cogiendo de la
mano a Mikhail y tirando de él en la habitación más cercana. El
espacio olía a humedad y viejo y una exploración rápida le hizo ver
las tablas de papeles, archivos, carpetas, mapas laminados y armarios
grandes con archivadores. Sin duda, no era probable que le
molestaran aquí.
—¿De verdad confías en el gato para vigilar a Eliza? —preguntó
Mikhail.
Jin ni siquiera tenía que pensar en su respuesta. —Con mi vida.
—No lo entiendo. Smudge puede ser un familiar, pero al final del
día es un gato. ¿Qué puede hacer contra...?
Jin intervino para detener a Mikhail de hablar y le robó un
repentino beso, inmediatamente antes de retroceder. El toque contra
los labios del sirena−vampiro era tan atrayente como el fuego hacia
él. Mikhail lo miró sorprendido y aturdido y se colocó el dedo índice de
su mano derecha en la boca.
—¿Estás bien? —Jin preguntó formalmente. Los seres inferiores
eran conocidos por expirar después de un beso de un dragón. No
todos los sobrenaturales podían calmar la llama dentro de un dragón.
—Eso no fue un beso adecuado —murmuró Mikhail.
—¿Quieres un beso adecuado? —Jin odiaba sonar tan
necesitado. Lo que no estaría mal era que Mikhail estuviera desnudo y
retorciéndose debajo de él en menos de diez segundos.
Ahora sólo esperaba la respuesta.
¿Dónde se había metido el dragón lleno de energía? En su lugar
Jin se puso delante de Mikhail mirándolo incierto. Mikhail no era
estúpido. Había sentido la chispa entre ellos cuando se acercaron,
pero estaba dispuesto a esperar hasta que todo volviera a la
normalidad antes de que siquiera pensara en tener una noche de
diversión con el dragón sexy. Estaba ignorando el hecho de que
había oído la palabra "compañero" y todas las cuestiones derivadas
que venían con ella. Eso era un concepto tan anticuado y no se
aplicaba a él. Él sólo quería sexo.
No perdería ni un minuto en creer que un mestizo como él tenía
una pareja predestinada, o un vínculo instantáneo ni nada como Sam
y Bob tenían. Pero creía que no había duda del calor entre él y Jin. Se
centró en el hecho de que una parte de él necesitaba el toque del
dragón. Ahora.
—Sí —dijo rápidamente.
En un instante, Jin se metió en su espacio y ridículamente el
fuerte dragón lo levantó del suelo. Jin le colocó en una de las mesas
con mapas y empujó sus rodillas hasta que Mikhail abrió el espacio
entre las piernas y Jin podía caber entre ellas. Sosteniendo su rostro,
Jin le besó suavemente y luego profundizó el beso. La lujuria se desató
dentro de Mikhail y entrelazó sus manos detrás de la espalda de Jin
para mantenerlo cerca de su ingle. La sensación del dragón contra él
era embriagador y quería tocar piel. ¿Qué hacían los dragones
durante el sexo? Mikhail lo soltó y pasó una mano entre ellos,
deslizándola dentro de los pantalones de Jin. Cerró los dedos
alrededor de la polla de Jin y allí... eso era un pene muy
impresionante, pero nada que no pudiera manejar.
Jin gimió bajo en su garganta bajo el toque y Mikhail se sintió
fuerte con el poder que tenía sobre el dragón. Jin comenzó
mostrando a Mikhail cuidadosa consideración, pero ahora estaba
desesperado por la necesidad. Firmemente Mikhail levantó su mano
un par de veces y torció el pulgar sobre la punta deslizandola a través
del pre−semen que recogió allí. Al igual que con el dorso de la mano
que la movía en contra de su propio pene, al mismo tiempo, era
inevitable que pronto llegara a su culminación. Jin maldijo cuando
dejó el beso y Mikhail miró a los ojos plateados que brillaban con
reflejos de color naranja. El fuego brillaba en lo más profundo de ellos,
fascinante.
—Cc-compañero —Jin tartamudeó luego se corrió, el semen
caliente y húmedo cayó sobre la mano de Mikhail, y Mikhail
siguiendolo de cerca después.
Mikhail no quedó convencido de la cosa de compañero y no
hizo caso a la insistente palabra en su cabeza. Sabía que el dragón
sólo lo quería por un par de horas −no debería sentirse como si lo
quisiera para siempre. ¿Habría de hacerlo?
Jin dio un paso atrás e hizo un gesto a la ropa de Mikhail. —Lo
siento —dijo simplemente.
—Necesitaba una ducha de todos modos —dijo Mikhail. A
continuación, la inspiración le golpeó —. Los dos estamos en mal
estado.
Jin bajó la mirada hacia sus pantalones con la confusión escrita
en su rostro. Entonces el asombro dio paso a una sonrisa tímida y otra
capa de protección se rompió alrededor del corazón de Mikhail.
—¿Quieres que tomemos una ducha juntos? —Jin preguntó
esperanzado.
Mikhail respondió de la mejor manera que pudo, copiando la
forma en que Jin lo había llevado a la sala de archivos. Tiró de Jin
para subir un tramo de escaleras y por el apartamento de repuesto en
el que estaba usando el otro baño. Jin cerró la puerta con llave.
Mikhail jugueteó con los controles y luego se volvió para animar
a Jin a desnudarse, pero él ya estaba muy por delante de Mikhail.
Desnudo y orgulloso, era un regalo para la vista. Musculoso, grande y
solo... siempre tan sexy, el gran dragón estaba orgulloso de sí mismo y
ya tenía una impresionante erección. Mikhail se desnudó en segundos
y tiró al amante dragón en la ducha. El agua estaba caliente y por un
corto tiempo, ambos permitieron que el agua corriera por encima de
ellos. Con movimientos rápidos Jin tenía a Mikhail en sus brazos,
animándole a envolver sus piernas alrededor de él hasta que no
quedó ningún espacio entre ellos.
Mikhail nunca había tenido un amante tan sólido. Se besaron
durante mucho tiempo hasta que Mikhail perdió la noción de todo,
excepto de la sensación de la boca inteligente de Jin y su necesidad
de más.
—Un día quiero estar dentro de ti. —Jin rugió contra la garganta
de Mikhail.
—¿Un día? —Preguntó Mikhail. ¿Por qué estaban esperando? Él
debió haber dicho algo en voz alta, o tal vez su expresión delataba
que estaba impaciente por más.
—Tradición. Me encantas. Compañeros. Tenemos que hacer
esto bien.
—¿Y ahora no estás actuando por lo que ambos sentimos?—
Mikhail preguntó con cuidado. Sabía muy poco acerca de la vida
sexual del dragón y menos aún de ser la persona adscrita a la
etiqueta de compañero de Jin.
Jin enterró su cara contra el cuello de Mikhail. —Tú vales para mí
más que sólo el tomarte ahora. No puedo simplemente joderte así, sin
las medidas adecuadas. Hay un ritual.
Mikhail no pudo evitar la expresión enfurruñada que sabía que
presentaba. —Sueltame —ordenó. Jin hizo lo que le pidió, pero en vez
de quedarse de pie, Mikhail maniobró hasta que estaba de rodillas
entre las piernas abiertas de Jin. No pidió permiso antes de cerrar la
boca alrededor de la polla del dragón y le mostró exactamente lo
que podían hacer mientras esperaban para el evento principal. Pasó
mucho tiempo bromeando y explorando con la lengua, saboreando
cada centímetro del tamaño impresionante. Jin enterró sus manos en
el cabello de Mikhail y le agarró firmemente mientras maldecía entre
dientes por encima de él. Se imaginó en lo que Mikhail imaginaba era
la lengua del dragón. Después con un rugido el dragón hizo erupción
en la garganta de Mikhail.
Mikhail bruscamente sintió como el hombre más poderoso en el
mundo entero se corrió y se tragó hasta la última gota y tarareó su
aprobación. Con la mano masturbando su propia polla, su
culminación pronto siguió a Jin. Cuando el dragón lo ayudó a ponerse
de pie, Mikhail se dio cuenta que no tenía fuerzas en las piernas. Jin lo
levantó en un ascenso torpe. Mikhail se limitó a sonreír y lo llevó a la
cama. Podría acostumbrarme a esto.
Su último pensamiento, mientras se acurrucó cerca, era que
realmente necesitaba estudiar cómo eran las costumbres de
apareamiento del dragón. Se calentaba con lo que imaginaba,
aunque sólo fuera por esa noche, incluso un mestizo de sangre podría
tener la oportunidad de ser digno del amor de un dragón.

Sam estaba cerca de perder por completo toda su paciencia.


No sólo Bob y él necesitaban registrar a Mal en la escuela para su
primer día, si no necesitaba suministros suficientes para mantenerla
cómoda durante las próximas cinco semanas. Con el coche
finalmente embalado firmemente, estaban listos para irse, pero nadie
podía encontrar a Bob.
—¿Dónde estas? —pensó mientras subía al asiento del
conductor.
—Voy a estar allí en cinco minutos —pensó Bob.
—¿Qué estás haciendo?
—Embalar para nuestro viaje. No puedo encontrar mis
pantalones azules.
Sam suspiró. Amaba a Bob, realmente lo hacía, pero en
momentos como éste podría estrangular al maldito vampiro.
—Me voy con o sin ti. —Concluyó firmemente la conversación.
—Estoy aquí —Bob anunció sin aliento. Estaba tratando de
transmitir "lo siento" con una expresión triste y Sam negó con la cabeza
en el intento descarado de inocencia. No había nada inocente en su
Bob.
Jin y Mikhail observaban desde la puerta y Sam no podía dejar
de ver la mano del cambia formas dragón en el hombro de Mikhail.
Sólo Dios sabía lo que estaba pasando entre ellos dos. El dragón
parecía posesivo y Mikhail parecía preocupado. Tal vez debería pedir
a Bob que preguntara a Mikhail lo que estaba pasando.
—No le gustaría que lo hiciera. —Bob respondió a su
pensamiento con uno de los suyos —. No puedo conseguir una buena
sensación acerca de ellos, pero una vez que un dragón decide que
ha encontrado a su compañero... —Sus pensamientos se apagó y él
se encogió de hombros. Sam suspiró. Nunca entendería a los
paranormales y sus compañeros predestinados, aunque, mirando a
Bob abrochándose el cinturón, supo que había encontrado a su
pareja de por vida, a pesar de la incapacidad de Bob de estar
siempre a tiempo para nada. ¿Así que era realmente cierto que tenía
un compañero predestinado con algún tipo de conexión?
—Te quiero, Bob.
Bob le palmeó la rodilla. —Yo también te quiero.
Por último, con ellos tres en el coche, tomaron la carretera
principal de la Calle. En poco más de una hora estaban a las puertas
de la escuela. Mal había estado inusualmente tranquila y Sam se sintió
preocupado todo el recorrido sobre si estaban haciendo lo correcto.
—Tal vez deberíamos darle la educación en casa a nuestra
pequeña vampiro.
—No —Bob pensó inmediatamente.
—Pero...
—No. Tiene que aprender más de lo que ella puede mostrar.
Sam se hundió en tratar de no pensar en nada que ver con Mal.
Se sentía un poco mejor cuando, tan pronto como el coche se
detuvo en el estacionamiento, el estado de ánimo de Mal se levantó.
Los tres salieron del coche y Sam contempló la vieja estructura que
parecía como si hubiera estado allí durante siglos. En el interior era
moderno y nuevo, pero el exterior hablaba de la historia.
—Mal. Recuerda. No tienes que hacer esto. —Dijo Sam por
última vez. —Podríamos encontrar una escuela cerca de casa. —Era
duro, tener que alejarse de Mal. Sólo había estado con ellos dos
semanas, pero realmente estaba enamorado de ella.
—Quiero estar aquí, Sam —dijo con firmeza —. Te dije que hay
alguien más aquí, como yo, y estoy muy emocionada. Tengo cosas
que hacer aquí. Cosas importantes. —La última parte la añadió con
una sonrisa misteriosa.
Sam tiró de ella en un abrazo, que le permitió tranquilizarse. —
Bob entrará contigo —dijo suavemente.
Bob lo miró rápidamente. —¿Yo?
—No voy a entrar —dijo Sam con firmeza.
—¿Por qué? ¿Es debido a la prohibición de los niños humanos?
Sam negó con la cabeza. No podía explicar por qué no
entraba, porque él mismo no lo sabía. No era sólo porque los niños
humanos no eran bienvenidos en la escuela, aunque eso no
ayudaba. Había algo raro en la forma en que se había sentido
cuando había estado de pie en el atrio en su última visita. Al igual que
su cabeza zumbaba y estaba demasiado ansioso. No había duda de
que tener la cabeza llena de adolescentes charlando era un don
extraño que le habían dado en algún momento en las últimas
semanas. ¿De qué servía un regalo así?
—¿Estás bien? —pensó Bob —. Estoy preocupado. Te ves pálido.
—Estoy bien. Hazlo por mí, Bob.

Ambos hombres estaban en silencio en el camino de regreso.


Bob había salido de la escuela con cara de tristeza y Sam se sentía
culpable. Tendría que haber sido capaz de entrar. ¿Qué había
querido decir Mal cuando dijo que tenía cosas que hacer en la
escuela? Su mente vagaba por los posibles escenarios, que se
desarrollaban desde: Mal asesinando a todos en sus camas con sus
dientes de vampiro, a Mal de voluntaria para limpiar pizarras.
—No todos los vampiros son asesinos, Sam —replicó Bob.
—Yo no... no estaba... —Sam se defendió y luego se detuvo
molesto. A veces sería muy agradable no tener a Bob en su cabeza.
Llegaron a casa para encontrar a Jin, Mikhail y Eliza todos
esperando y listos para viajar. Cargando las bolsas esenciales en el
coche, decidieron que Mikhail y Bob iban en el asiento trasero con
Eliza. Jin, en virtud del hecho de que era el más grande, se sentaba en
el asiento del copiloto del Ford de Sam.
Sam estaba en recepción y llamó a Teddy, que no apareció
inmediatamente. En cambio, era Smugde que bajaba por las
escaleras y se sentó en el primer escalón mirando hacia él con los ojos
verdes.
—Ten especial cuidado en las montañas, Sam.
—¿Te vas a quedar aquí, entonces? —No estaba seguro de
cómo funcionaban los familiares. ¿No se supone que debían
permanecer con su... bueno, que era?
—Voy a cuidar la casa. Bob te vigilará.
—Está bien. Así que... Adiós entonces. Si me necesitas tienes mi
número celular. —Ahora, eso fue una estupidez decirlo. Dado que el
gato podía transportarse hasta donde quería, Sam imaginó que un
teléfono no era necesario. De todos modos, los gatos no tenían
pulgares oponibles para sostener un teléfono. Y Teddy no podría evitar
que la mano fuera a través del celular. Y la gárgola de piedra
simplemente aplastaría el teléfono...
Salió de de sus pensamientos y preocupaciones. Tenía que
confiar en que Smudge podría cuidar de sí mismo y la casa.
Smudge, probablemente después de haber oído todos sus
pensamientos, no dijo nada nuevo. En su lugar, movió la cola y
levantó una pata para lamerla. Esa fue la imagen con la que se
quedó Sam. No de un todopoderoso y mágico antiguo familiar, sino
de un gato doméstico lamiendose la pata.
Cuando se alejaban de la casa, Sam no podía evitar la
sensación de temor.
Cuando Bob y Eliza comenzaron a cantar en el asiento trasero, el
miedo empeoró. Amaba a Bob y si algo le pasaba...
Bob miró a sus ojos por el espejo y sonrió. Sam oyó las palabras
de su amante en la cabeza y lo calmó un poco.
—Todo va a estar bien, Sam, ya verás...
Jin se sentó en un ángulo donde pudiera ver a Mikhail por el
rabillo del ojo. Nunca había pensado que iba a encontrar a su
compañero, y desde luego no en un mestizo vampiro-sirena. Mikhail
brillaba más que cualquiera de las joyas del tesoro de Jin y era dos
veces más bonito.
El nerviosismo sobre la forma en que los otros en su clan
aceptarían a su compañero hacía que Jin temblara y sus alas
amenazaran con extenderse. No podía dejar de pensar que no serían
tan encantadores con Mikhail como él. Los dragones eran una
especie que no estaba de acuerdo con los vampiros y que Mikhail
tuviera sangre de sirena no mejoraba las cosas. Aunque los
compañeros que eran seres humanos y otros cambia formas eran
aceptables, raras veces los dragones iban por los vampiros o las
sirenas.
Jin empujó esas preocupaciones por la ventana. Se negó a estar
frustrado de reclamar a su compañero.
Decidido, le dio su atención al paseo. La molestia constante de
Sam con Bob, su compañero, divertía a Jin. La conexión entre el ser
humano y el vampiro tenía fuertes hilos de amor y devoción con una
corriente blanca como una señal de que los dioses aprobaban esa
unión. Jin rara vez había visto a dos personas tan bien emparejadas.
Bob tenía un aire de afecto divertido a su alrededor, pero
cuando veía a Sam, Jin pudo ver la fuerte determinación en el
hombre de que nunca dejaría que su pareja se fuera. Bob podría
parecer relajado en la parte trasera del coche, cantando con la
Princesa dragón, pero su aura no daba lugar a dudas. Nadie podría
meterse con el humano de Bob o tendría mucho que pagar.
Jin tenía mucho tiempo para contemplar todo lo que quisiera a
Mikhail, ya que el conducir hasta las montañas del corazón del fuego
tomó más tiempo de lo que esperaba. Nunca había tomado el
camino a casa en coche. El vuelo o viajar por el portal eran sus
métodos preferidos. Sus pensamientos pasaron de Mikhail a Eliza y de
nuevo a la última reunión del consejo de dragones a la que había
asistido. Así que muchas de las garras habían sido afligidas por la
pérdida de la Princesa dragón, pero Jin había detectado que mucha
de la emoción fue forzada. Con la Princesa fuera del camino y con su
hijo único, el papel para el próximo gobernante estaba abierto para
tomar. Se preguntaba cuántos de los dragones que habían
proclamado la angustia en la desaparición de la Princesa se
congratularían al saber que la habían encontrado. Algunos de ellos
ya habían empezado a formar pequeñas camarillas y hacían
reuniones discutiendo quién era el próximo en línea para el trono
como si Eliza estuviera muerta ya. Casi como si algunos de ellos
supieran más de lo que estaban dejando entrever. Aunque el trono no
era aprobado estrictamente a través de la línea real, el destino en
general iba a favor de los de la sangre del Rey para dirigir a los
dragones.
—Deja de preocuparte, Jin —dijo Eliza desde el asiento trasero.
—¿Qué te hace pensar que estoy preocupado? —Jin deseó
tener su cola. Al menos tendría algo con que jugar mientras él se
preocupaba.
—Siempre te preocupas. —Dijo Eliza con sencillez.
—Hum. —Murmuró. Un chorro de vapor se desvió de su nariz
como si su fuego se encendiera. Luchó implacablemente por bajarlo.
Su forma humana no podía tolerar la llama, a diferencia de sus
escamas de dragón. La delicadeza de su forma humana siempre lo
ponía en el borde. Sin colmillos, garras y el fuego, siempre se sentía
desnudo y vulnerable.
Su mirada se lanzó de nuevo a Mikhail sólo para encontrarlo
mirándolo a su vez.
Mikhail tenía una curiosa expresión en su rostro y sus ojos del
color del océano brillaban ligeramente en la tarde con el sol brillante.
¿Cuál era el pensamiento de Mikhail?
Jin no tuvo la oportunidad de pensarlo.
—Vamos a parar por un minuto y estirar las piernas. —Sam sacó
el coche a una tienda de carretera.
A partir de la estimación de Jin, sólo estaban por la mitad del
viaje. No quería que se detuvieran, pero él entendió que los seres
humanos necesitan descansos más prolongados. Sam se bajó del
coche. Cuando Jin se dio la vuelta, vio a Sam estirar la espalda y una
serie de estallidos crujieron de él. Esperó un momento para ver si tal
vez Sam era un cambia-formas a punto de cambiar.
Después de que Sam no hizo nada más, Jin se dirigió a Mikhail.
—¿Por qué la espalda hace esos ruidos? —Le susurró a su
compañero. Bajó la cabeza para poder oler el delicioso aroma de
Mikhail.
Mikhail lo empujó. —Los seres humanos no son tan flexibles como
nosotros. Sus músculos se cansan si están en la misma posición durante
mucho tiempo.
Jin sintió un poco de miedo por su nuevo amigo. Para ser tan
frágil y ni siquiera tener una segunda piel para protegerse debía ser
una carga terrible de soportar. —Pobre hombre. —Murmuró con
simpatía.
Mikhail soltó un bufido. —No dejes que Sam te oiga decir eso. Es
un poco sensible sobre su condición humana, sobre todo porque
ninguno de nosotros piensa que es puramente humano.
—Ah —la preocupación de Jin por su nuevo amigo se
desvaneció un poco —. Bueno, al menos Bob velará por él.
—Sí, lo hará.
Jin observó a Bob caminar hacia su compañero y envolver un
brazo alrededor de la cintura de Sam antes de tirar al hombre más
pequeño en sus brazos. Jin miró hacia otro lado cuando empezaron a
besarse. A los dragones no les importaba mucho la privacidad pero
de alguna manera la intimidad de la manera que el vampiro abrazó a
su humano era más sexual que ver el sexo en sí.
—Ellos están muy igualados.
—Lo sé —dijo Mikhail manteniendo su mirada en el par —. Es
impresionante verlos juntos.
Jin silbó. —¿Cuánto has visto?
No había pensado que Bob era el tipo de compartir a su
compañero.
—¿Hmm? Oh, sólo un beso. Bob es sorprendentemente discreto.
Las sirenas tienen sexo en grupo todo el tiempo, pero los vampiros son
más reservados acerca de sus asuntos privados.
La idea de Mikhail desnudándose delante de los hombres hizo
que las encías de Jin cosquillearan y sus colmillos amenazaran con
descender.
—¿Has participado en esas orgías? —Jin preguntó con voz
ronca.
Mikhail volvió su atención a Jin. —Sí, por supuesto. Yo soy parte
sirena. No he venido a ti como un virgen, hombre-dragón. No me
avergüenzo de mi pasado y no pretendo hacerlo para que te sientas
mejor tampoco.
La rabia se precipitó a través de Jin con la imagen en su cabeza
de otras personas tocando a su compañero.
—Hey, shhh... no hay necesidad de sacar al dragón. —Le
tranquilizó Mikhail. Acarició la piel de Jin, frotándo sus dedos hacia
arriba y hacia abajo a través de los brazos de Jin, el cuello y las pasó
alegremente por los oídos de Jin.
La cólera se arrastró debajo de la ola de deseo instantáneo.
Incapaz de resistirse a su compañero, Jin envolvió una mano
alrededor de la parte posterior del cuello de Mikhail y lo atrajo hacia
sí. Apretó la boca con fuerza contra Mikhail, exigiendo la entrada.
Quemaría el residuo de cualquier otro hombre que tomase una
fracción de la devoción de Mikhail. Ningún otro amante sería capaz
de competir por el amor de Mikhail. ¡El vampiro-sirena era suyo!
—¡Mío! —Su dragón rugió de acuerdo.
Mikhail se echó hacia atrás. Sus labios húmedos brillaban a la luz
del sol. —¡Escuché eso! —Sus ojos se abrieron con sorpresa.
—¿Oiste el qué? —Preguntó Jin.
—El dragón —Mikhail deslizó las manos sobre el pecho de Jin —.
Lo escuché hablarme.
Jin se encogió de hombros. Seguramente había oído a cambia-
formas antes. —¿Los vampiros no pueden escuchar los pensamientos
de otras personas?
Mikhail se encogió de hombros. —Los cambia-formas son
generalmente más difíciles de escuchar. No podía escucharte hasta
ahora.
—Mi dragón quería hablar contigo. Los dragones no son como
los otros cambia-formas. No somos seres humanos que se convierten
en dragones. Somos dragones que se transforman en seres humanos.
Nuestro estado natural es nuestra bestia. —Jin analizó la declaración a
través de su cabeza mientras se aseguraba de que lo había dicho de
forma correcta antes de asentir confirmándolo.
—¿Así que estoy unido con tu bestia? —Preguntó Mikhail.
—En esencia. Quiero decir, cuando tengamos sexo será en
forma humana, pero nuestra conexión espiritual será más de hombre
a bestia que de hombre a hombre. ¿Eso tiene sentido? —Jin sabía
que no estaba expresando las cosas como debía. La frustración
burbujeaba en su interior. No quería perder a Mikhail, pero él no le
mentiría tampoco. Otros podían rehuir tal conexión visceral pero
esperaba que Mikhail fuera más fuerte.
—¿Los cambia-formas dragón por lo general no les va bien en la
ciudad? —Preguntó Mikhail. Sus ojos del color del mar transmitieron un
mensaje oculto que Jin no entendía.
—Um... no, no por lo general. —Examinó a su compañero, a la
espera de descubrir el verdadero significado de la declaración.
Mikhail no dijo nada. En su lugar, frunció el ceño y se acarició el
labio inferior con un colmillo.
Jin soltó un poco de humo en el aire. —¿Podrías dejarlo salir ya?
Los dragones no son buenos en la lectura de la sutileza. Cuando
tengas algo que decir, entonces dilo.
Sabía que las sirenas eran del tipo astuto, pero no quería decir
que también lo era su compañero medio-sirena porque los vampiros
no eran de esa naturaleza. Mikhail no podía identificarse con sus
raíces sirena debido a lo que le había sucedido en su pasado, pero
no podía cambiar su naturaleza. Esperó mientras Mikhail suspiró
profundamente.
—¿Dónde crees que vamos a vivir si somos verdaderos
compañeros? —Preguntó Mikhail.
Esa pregunta tenía una respuesta fácil. Jin nació para el deber y
él sabía que tenía que ser así.
—Yo soy un guardia de la Princesa Eliza. Tengo que vivir bajo la
montaña con la familia real. —Jin hizo una mueca —. Suponiendo que
me permitan continuar mi trabajo después de que la Princesa fuera
secuestrada.
—No estabas de guardia ese día. —Interrumpió una pequeña
voz.
Jin se volvió y vio que la Princesa se había colado cerca de ellos
mientras hablaban. Menos mal que no había actuado con su idea de
frotarse en Mikhail a pesar de que su compañero olía increíblemente
bien.
—Pero yo soy el capitán —protestó Jin —. Tu padre estaría
justificado al castigarme por no entrenar correctamente a mis
hombres.
La idea de tener el disgusto del Rey puso un escalofrío por su
columna vertebral. Había luchado duro por su cargo de capitán de la
guardia. Sin embargo, se merecía todo lo que el Rey quisiera
impartirle. Había permitido que Eliza fuera secuestrada, era el único
responsable. Ella podría haber muerto, o peor aún, la habrían utilizado
como una incubadora de bebés de las sirenas despiadadas.
Mikhail debió haber recogido sus preocupaciones. —No voy a
dejar que te pase nada —prometió.
Un resplandor de calor pasó por Jin y por una vez no tenía nada
que ver con el fuego apostado en sus entrañas.
Eliza dio un resoplido poco elegante. —No sé que puede hacer
un sirena-vampiro contra mi padre.
Mikhail sonrió, no su expresión agradable de costumbre, sino la
sonrisa de un cazador listo para cazar su presa. —Nunca subestimes a
otros paranormales Princesa, son más ingeniosos de lo que crees.
Jin notó que Eliza se controló a sí misma de hacer preguntas. —
¿Por qué no vas con Sam y ves si hay algún bocadillo en la pequeña
tienda? Yo te espero aquí. —Dio a Eliza un pequeño empujón hacia el
otro par. Con una última mirada a Mikhail, ella se apresuró a
obedecer.
—¿Te sientes mejor por asustar a una niña? —Jin se cruzó de
brazos frente a él y miró a su compañero.
Mikhail se encogió de hombros, no apareciendo ni un poco
arrepentido. —Ella tiene que aprender a no subestimar a los demás.
Un día, cuando ella sea la reina, podría cometer un gran error si cree
que otros paranormales no pueden contra un dragón. Uno a uno
podría estar en lo cierto, pero las sirenas y vampiros rara vez atacan
de frente. El engaño puede derrocar un reino más rápido que
cualquier otra cosa.
—Es cierto. —Jin quiso aferrarse a su molestia, pero Mikhail tenía
un buen punto. Eliza podría tener problemas si subestima a otros
paranormales, y podría terminar en su muerte. Ya tenía bastantes
enemigos. En particular, si era cierto que alguien, otro dragón, la
había vendido para sacarla de la línea de sucesión.
—No sé si puedo vivir en un montículo de dragón. —La ansiedad
nubló los ojos de Mikhail.
—Intentalo, mi compañero. Sólo unos pocos dragones pueden
sobrevivir en la ciudad y no sé si soy uno de ellos.
Una vez más, Jin pensó que podría tener otra opción. Si el Rey lo
echaba, no podría tener la oportunidad de decidir si quería quedarse
o no. Podría ser exiliado.
—Voy a intentarlo. Tal vez podamos hacer una relación a
medias. La mitad del tiempo en tu montaña y medio fuera. —Los ojos
de Mikhail se ampliaron, como si acabara de darse cuenta de lo que
había dicho. Él prácticamente había admitido que estaba
considerando la posibilidad de estar con Jin permanentemente. Jin
deseaba poder empujarlo y tener a Mikhail comprometido con él,
pero ahora no era el momento. Por alguna razón se sentía nervioso, y
él se encogió de hombros para liberar parte de la tensión.
Jin besó la frente de Mikhail. —Vamos a esperar y ver.
No había razón para comprometerse a nada si él no sabía la
situación de vuelta a casa. La tensión se convirtió en un hormigueo de
alerta y de repente todos los nervios estaban en vida a la posibilidad
de una amenaza.
—Están cerca.
Los susurros de aire desplazados hacían a Jin agarrar a Mikhail y
lo arrastró al suelo. Cambió a su forma dragón en cuanto las llamas se
vertieron desde el cielo y bailaban en la espalda. El fuego se derramó
por encima de sus escamas.
—¡Corre! —telepáticamente le gritó a Mikhail.
Mikhail echó a correr hacia el edificio. Jin se fue al cielo. Gritó su
disgusto por el ataque, se lanzó a un dragón. Era una gran bestia azul
zafiro y Jin inmediatamente supo a quien se estaba enfrentando.
Reconoció a la bestia, su hermano menor, Nillon. ¿Qué estaba
ocurriendo? ¿Por qué Nillon estaba tratando de matarlos? ?Estaba la
Princesa en peligro? Jin moriría antes de permitir que su hermano
hiciera daño a Eliza.
Azotando alrededor del dragón azul, cortó con una garra en la
espalda de Nillon. El dragón azul cayó a tierra con un rugido.
Inmediatamente Nillon estaba de vuelta en las cuatro patas y
saltando hacia atrás en Jin. Cayeron mientras luchaban y tras un
breve forcejeo Jin había agarrado a su hermano. Él miró directamente
a los ojos de zafiro y el dolor corrió a través de él. Había pensado que
su hermano era un idiota, pero nunca había pensado que él era uno
de los chicos malos. ¿Qué motivación podía tener su hermano para
llegar a atacar a su futuro gobernante?
—¿Por qué atacas a la Princesa? —Exigió Jin. Nillon usó su peso
para hacer girar sus posiciones hasta que él tenía la sartén por el
mango.
—No estoy aquí por ella. ¡Estoy aquí por ti! —Las palabras de
Nillon gritaron en la cabeza de Jin.
Jin luchó bajo su hermano y con un rugido frustrado lo golpeó.
Nillon se tambaleó hacia atrás y rozó las garras a lo largo del coche
de Sam para mantener el equilibrio.
—¿Por qué? —Preguntó Jin.
Nillon aprovechó su momento de duda y pasó una garra para
dividir las escamas de Jin en el pecho. Jin se echó hacia atrás y evitó
la mayor parte del daño, entonces en un último esfuerzo cubrió a
Nillon y lo puso en el suelo, usando su cola como palanca para
mantenerlo quieto.
—Dime lo que quieres decir. —Exigió Jin. Estaba tan
concentrado en conseguir que Nillon hablara que casi no se da
cuenta del dragón dorado descendiendo. Fue sólo el destello de las
escamas en el espejo del coche que le llamó la atención.
Moviendose de un tirón alrededor, se agachó a tiempo para que el
recién llegado chocara contra Nillon.
Como una trompeta el recién llegado cayó al suelo junto a
Nillon.
Jin aterrizó al lado de ellos. Inmovilizó el dragón dorado. Jin le
reconoció como Smoke, un pariente lejano suyo y un guerrero fuerte.
Smoke no era su verdadero nombre, pero Jin no podía recordar el
nombre de nacimiento del dragón dorado en este momento. Smoke
miró fijamente a Nillon, quien inclinó la cabeza y luego cambió. Jin
hizo lo mismo.
—¿Alguno de ustedes puede decirme qué está pasando? —Jin
pidió inmediatamente.
—El Rey exigió tu muerte por el secuestro de la Princesa. —Gruñó
Nillon. Dio un paso adelante, pero Smoke sostuvo su brazo.
—Y yo estoy aquí para ayudar a que te mate. —Dijo Smoke —.
¿Tienes algunas últimas palabras?
¿Smoke también?
—¿Secuestro? ¡Estoy trayendola de vuelta! —La confusión se
arremolinaba en la cabeza de Jin —. ¿Quién dijo que la secuestré? —
Ambos dragones sirvieron bajo sus órdenes. Había pensado que tenía
su absoluta confianza y lealtad. Le devastaba al saber que ellos
creían que secuestró a Eliza, y que habían llevado a cabo
voluntariamente la tarea de cazarlo.
La mirada con los ojos entrecerrados de Nillon tenía a Jin
rechinando los dientes. Fue Smoke quien contestó. —Meel —dijo.
La boca de Jin se quedó boquiabierta. ¿Meel? ¿El hermano del
Rey? ¿Meel había dicho al Rey que Jin había secuestrado a Eliza?
—Tienes razón —dijo Jin. Smoke se adelantó con un gruñido. Jin
levantó una mano para detener cualquier palabra. Tenía que explicar
esto a los dragones — Ella fue secuestrada. Alguien se la llevó, pero no
fui yo. Oí su canción, la encontré y la estoy llevando a casa.
—¿Con los seres humanos? —Smoke se cruzó de brazos y su
expresión se turbó —. Nos dijeron que estabas usando a los humanos
para mantener a Eliza lejos de nosotros —dijo.
Jin levantó una mano para detener cualquier palabra que
Smoke iba a decir a continuación. —Sam Enderson es un investigador
de renombre. —Jin exageró. No tenía idea de lo bueno que era Sam,
pero Eliza estaba convencida de que Sam era bueno. —Él viene con
nosotros para investigar el secuestro de Eliza. Las sirenas utilizaron un
corazón de dragón para localizarla.
—Pero todos están bajo llave —dijo Nillon con urgencia.
Jin se encogió de hombros. —Alguien tiene que haber abierto la
bóveda y robaron uno.
El shock de ambas caras en los cambia-formas dragón aseguró
a Jin que estaban tan sorprendidos como él.
Nillon dio un paso adelante. —Vamos a acompañarte. Si lo que
dices es cierto...
—Por supuesto que es verdad —dijo Jin —. ¿Por qué mentiría?
—Déjame terminar, capitán. —Dijo Nillon. —Si te creemos, luego
está el pequeño asunto de que la inteligencia del Rey es defectuosa.
Smoke asintió con la cabeza. —Qué es lo que yo le estaba
diciendo a Nillon anoche —dijo.
—Nunca dijiste nada —Nillon respondió rápidamente.
—Te dije que no creía que Jin fuera un traidor. —dijo Smoke, con
el ceño fruncido.
—Exactamente lo que he dicho también. —Nillon enseñó los
dientes y resopló un poco de humo.
Jin observó el intercambio con incredulidad. No tenían tiempo
para discutir aquí. Cuando el Rey o Meel, o quien estaba detrás de
esto se dieran cuenta de que la primera ola de dragones no había
regresado con el cuerpo de Jin o Eliza, seguramente enviarían más.
Interrumpió el combate verbal. —Esto nos lleva a la pregunta de
quién está realmente detrás de esto.
—Alguien que está tratando de obtener a la Princesa
permanentemente fuera de la línea de sucesión al matarla. —Nillon
sacudió la cabeza con tristeza.
—Tiene que morir —dijo Smoke.
—No debemos juzgar a nadie hasta que no tengamos todos los
hechos. —Jin se apresuró a señalar. —Tenemos que esperar a ver la
investigación de Meel. Y lo que el Rey tiene que decir acerca de las
pruebas de mi culpa.
El hecho de que el Rey había escuchado tan rápido las
acusaciones infundadas y juzgar a Jin enviando a que lo mataran,
envió un escalofrío a través de sus huesos. Había servido al Rey
durante siglos y el Rey lo había desechado lejos sin pensarlo. La
sangre siempre valía más que los buenos y leales servicios, por lo que
parecía.
—¿Hay algún problema? —El tono duro de Sam tuvo a los tres
dragones volviéndose hacia el recién llegado.
Sam se puso entre los dos vampiros con Eliza flotando cerca de
Mikhail. Jin agradeció la reconfortante mano que Mikhail había
colocado sobre el hombro de Eliza como si pudiera sentir su angustia.
Los dos cambia-formas dragón se inclinaron a su Princesa.
—Nillon. Smoke. ¿Qué están haciendo aquí? —Preguntó Eliza,
confundida. Entonces su rostro se iluminó. —¿Acaso papá les envío
por mí?
Los dos dragones intercambiaron una mirada incómoda. Jin
recordó lo que habían dicho.
—Estaban preocupados de que te hubiera secuestrado. —
Interceptó Jin. Si uno de estos hombres iba a tomar su posición como
capitán, con la responsabilidad de proteger a la Princesa, no quería
provocar que desconfiara de ellos.
—¡Jin me salvó! Las sirenas se acercaban a llevarme otra vez.
Sam y sus amigos me rescataron primero, pero Jin y Mikhail me
protegieron de ellos por segunda vez. —Sus palabras cayeron en una
larga sentencia y luego miró a Jin para saber qué decir a
continuación.
Jin recordó que Eliza perfectamente se salvó sola, pero no
interrumpió. Si la Princesa quería interpretar su aparición como un
rescate, no lo negaría. Después de todo, necesitaba toda la ayuda
que pudiera conseguir.
—Entonces el Rey ha sido mal informado. —Dijo Smoke
suavemente. Deslizó una mirada interesada a través de Sam —.
¿Quién es este?
Bob enseñó los colmillos al dragón. —Mi compañero.
Smoke gruñó. Bob gruñó.
Sam puso los ojos en el enfrentamiento paranormal. —Yo soy
Sam Enderson. Estos son mis amigos, Bob y Mikhail.
Jin esperaba la reacción de Bob. Si Bob fuera un dragón, Sam
habría sido incinerado en el acto. —Yo soy más que un amigo. —Bob
corrigió con severidad.
Sam suspiró. —Está bien. Este es mi compañero, el amor de mi
vida, no puedo vivir sin él. —Dijo Sam en un tono aburrido —. ¿Mejor?
—Mucho. —Bob sonrió, mostrando sus colmillos a los otros
dragones. —Así que mantengan las manos quietas, escamas.
Smoke ignoró a Bob pero en lugar de una mirada lasciva, ahora
estaba observando a Sam con una expresión de asombro en su rostro.
—¿Qué eres? —Le preguntó a Sam.
—Humano. —El tono de Sam indicó que más conversación no
era bienvenida.
Jin observó divertido tanto como los vampiros sacudieron su
cabeza ante Smoke, sutilmente mostrando que Smoke debía dejar de
hacer preguntas.
—Está bien. —Smoke se volvió y miró a Jin. Jin sabía que no era
el final de la discusión sobre la herencia de Sam. Smoke siempre ha
sido uno de los más atentos de sus lugartenientes y Jin estaba de
acuerdo con la confusión de Smoke. Definitivamente había algo
extraño en el supuesto humano. Simplemente no podía poner su dedo
en la llaga.
—Podemos volar sobre el coche y vigilar por si el Rey envió a
otros. —Ofreció Nillon. Su interrupción detuvo todas las posturas y las
preguntas.
—Gracias. Les agradezco su ayuda. —Jin esperaba que los dos
supieran lo agradecido que realmente estaba. Si hubieran optado por
no creerle, podrían haberlo matado con la bendición del Rey. Smoke
estaba claramente aquí porque no había creído automáticamente a
su Rey. ¿Cuestionar al Rey? Eso era herejía. Las cosas debieron
empeorar en la montaña desde que Jin no había estado allí y sólo
había estado ausente dos meses.
Después de la desaparición de Eliza había dejado la cueva del
palacio del Rey para investigar dónde podría estar. Cuando él lo
había dejado, ya había habido señales de debilidad y corrupción en
la extensa familia del Rey. Aparentemente Meel había estado
ocupado envenenando a su hermano contra Jin. La pregunta era:
¿por qué?
—Lo siento, hermano —dijo Nillon. Sus mejillas estaban sonrojadas
por la vergüenza. —No debería haber seguido ciegamente las
órdenes. Sabía en mi corazón que nunca traicionarías a la Princesa.
Me confundieron con las promesas de que tendría tu lugar cuando
murieses. —Él vaciló. Jin le tocó el brazo, pero no dijo nada —. La
codicia y la envidia son mi perdición.
Smoke murmuró algo entre dientes, que Jin no escuchó, pero
que lo hizo claramente Nillon. Miró a Smoke, pero no le hizo caso. —Yo
he sido un buen protector de la Princesa. —Añadió.
—Es posible que aún así puedas obtener tu oportunidad. —Dijo
Jin secamente —. Sabía que algo estaba mal cuando me fui, pero no
me di cuenta que todo era tan malo. Mi fe en el apoyo del Rey está
algo acabada.
¿Qué tipo de órdenes daba un hombre para matar a una
persona sin escuchar su versión de los hechos?
—Ha cambiado mucho en los últimos meses. La pérdida de su
hija le rompió. —Explicó Smoke —. Todos pensábamos que estaba
muerta. No podíamos oír su canción más. Me pregunto, incluso si con
el regreso de Eliza, va a ser lo mismo.
—Tenemos que darnos prisa y ver si podemos sacar a nuestro
gobernante de su dolor. Dijo Jin. En silencio, se preguntó si podría
volver a confiar en el Rey de nuevo, o si el reino se podría arreglar.
Esperaba no tener que convertirse en un dragón de la ciudad
después de todo.
Ellos completaron el resto del viaje en silencio. Mikhail quería
estar con Jin en el coche, pero el cambia-formas dragón había
decidido volar sobre el coche y poner a Nillon en el coche. De vez en
cuando el sol golpeaba a Jin en el ángulo correcto y revelaba la
bella sombra de su forma de dragón. Volando junto a Jin estaba
Smoke, el hermoso dragón dorado que realmente había trastornado
a Bob.
De hecho, conseguir que Bob estuviera todo posesivo era
probablemente la razón por la que Sam se quedó tranquilo. De vez en
cuando echaba una mirada de reojo a Bob. Mikhail esperó al debate
sobre la naturaleza posesiva de Bob, pero nunca llegó. A pesar de
que peleaban como niños, a veces, la relación entre Bob y su
compañero era absolutamente madura. Sam se había adaptado a la
situación bastante bien para un ser humano... o por lo menos una
especie de humano. Eliza dormía, acurrucada en el costado de Nillon.
El ronquido rítmico de Nillon era el único ruido en el coche y Mikhail
deseaba que Sam pusiera música. Estaba irritable y ser forzado en la
parte trasera del coche con dos dragones, que incluso en forma
humana desprendían mucho calor corporal, le daba sensación de
estar encerrado y aplastado. Por no mencionar el olor acre del humo
exhalado por Nillon entre ronquidos.
Ociosamente se preguntaba si Jin le daría un paseo a cuestas.
—No, compañero. —Dijo Jin en la cabeza con una sonrisa.
—¿Puedes oírme incluso ahí arriba? —Mikhail preguntó con
curiosidad. Se inclinó sobre el cuerpo de Nillon y miró por la ventana.
Jin se abalanzó desde lo alto y permaneció cerca del coche, un
escarlata brillante contra el cielo azul con las nubes blancas dispersas.
—Puedo oír todo. ¿Por qué crees que te hago sombra?
—¿Qué puedes ver desde allí arriba?
—Mi casa. Los picos de las montañas que desafían el suelo y se
elevan por encima de las nubes.
—Suena mejor que escuchar los ronquidos de Nillon.
Smoke se unió a Jin mientras lentamente seguian al coche,
flanqueando el vehículo. La extraña procesión empezó a subir a las
montañas.
—Lo hacen para nuestra protección. —Dijo Nillon suavemente.
Mikhail se volvió hacia el hermano de Jin. Su opinión sobre Nillon,
aparte de la irritación de sus ronquidos, no era buena. No estaba
seguro de si era el vínculo de pareja o alguna otra cosa, pero la
creencia de Nillon que Jin era un traidor irritaba a Mikhail. Él todavía
no confiaba en el tercer dragón en este pequeño grupo. Su opinión
no cambió cuando Nillon despertó.
—¿Por qué no estás ahí? — Mikhail preguntó irritado.
—Alguien tiene que estar cerca de la Princesa —dijo Nillon. Usó
un tono que sonaba como si Nillon pensara que Mikhail era un idiota
por preguntar.
—¿Por qué no puede Jin? Él fue quien la encontró.
—Jin es un gran guerrero, tal vez el mayor guerrero dragón que
las montañas han conocido jamás, pero tengo mi lugar aquí, como la
última defensa. Si algo sucediera tomaría a la Princesa y volaría.
Nillon habló con firmeza y Mikhail sintió el orgullo de la raza a
través de él como Jin, su dragón, era respetado. Entonces cayó en lo
que Nillon había dicho.
—Dices todo eso, pero todavía dudabas de él —Mikhail regañó.
—Cuando un dragón es tan antiguo como Jin, y no se ha
apareado, a menudo se vuelven inestables. —Nillon se encogió de
hombros —. Me entregaron pruebas y dieron mis órdenes. Ese es mi
papel.
Mikhail guardó para sí lo idiota que pensaba que Nillon era. No
podía dejar de pensar en ello, sin embargo, y oyó la risa de Jin en sus
pensamientos.
—Más adelante está la entrada. —Nillon interrumpio a Mikhail
escuchando los bellos sonidos de la risa de su dragón —. Una vez
pasemos por allí, podemos sentirnos seguros.
Mikhail no dijo lo que pensaba, sobre que viajar al lugar donde
vivía un dragón no era seguro, especialmente para los dragones que
no cuentan con el apoyo del Rey.
No había ningún guardia en la puerta, nadie detuvo su camino,
y finalmente se detuvieron frente a un enorme muro en expansión que
daba la ilusión de desaparecer en el interior de la montaña en el
extremo más cercano a ellos. Había un pequeño grupo de gente
esperando por ellos.
—Es su Majestad —dijo Nillon orgulloso. Eliza saltó del coche en
cuanto el vehículo se detuvo. Corrió directo a las manos de un
hombre mayor con el pelo sorprendentemente blanco. Él la tomó en
sus brazos y la abrazó con fuerza durante mucho tiempo. Mikhail salió
y se quedó con Bob y Sam. Jin cayó junto a ellos y cambió en un
instante. La camisa roja que fluía, ahora estaba pegada a la piel por
la brisa y él era tan magnífico en su forma humana como en su forma
dragón. Smoke aterrizó, se movió y flanqueó el otro lado de ellos.
Un hombre se separó de la pequeña fiesta de bienvenida y de
inmediato se apresuró a Jin antes de tirar de él en un estrecho abrazo.
Mikhail sintió a Jin tenso y escuchó la palabra "maldición" en sus
pensamientos.
—Ryujin, pensábamos que estabas muerto —dijo el
desconocido. Mikhail no tenía por qué ser empático para escuchar la
falsedad en su bienvenida. Además, estar viendo lo que pasaba con
el chico nuevo siendo todo simpático con Jin, a Mikhail no le gustó ni
un poco. Se sentía posesivo, se acercó a Jin y pasó los dedos por el
dragón. Jin no discutió. Si a caso le agarró más fuerte.
—Me gustaría presentar a Mikhail, mi compañero. —Dijo Jin con
firmeza —. Mikhail, este es Meel, el hermano del Rey y el tío de Eliza.
—¿Su compañero? —Meel miró positivamente enfermo por un
instante, pero la expresión pronto se aclaró —. ¿Es verdad? —Meel
miró a Mikhail de arriba y abajo e incluso fue tan lejos como para oler
el aire —. ¿Un vampiro? ¿Una sirena? ¿Ambos? ¿No?
—Mi madre era una Reina sirena, mi padre era un vampiro. —
Mikhail habló con firmeza y esperó ver asco. No había nada. Parecía
que Mikhail no era importante a los ojos de Meel porque volvió su
atención a Jin.
—¿Lo sabe y acepta el ritual? ¿Has estado con él? —preguntó
Meel.
—Voy a explicarle el ritual más tarde, y no, no nos hemos
acoplado totalmente.
El alivio apareció en los ojos de Meel. —Y todavía hay tiempo
para mantener la pureza intacta. —Murmuró. Todo el mundo lo oyó,
pero Mikhail no tuvo tiempo de decir nada. Cambiando rápidamente
el tema, Meel condujo a los visitantes hacia el Rey, que seguía
abrazando a Eliza cerca y riendo mientras hablaba al oído.
—Su Alteza —dijo Jin formalmente. Dejó caer la mano de Mikhail,
cayó de rodillas y agachó la cabeza. Smoke y Nillon hicieron lo mismo.
Mikhail inclinó la cabeza y observó a Bob y Sam copiando el signo de
respeto.
—Estos son los que me salvaron la primera vez. —Parloteaba Eliza
—. Sam, Bob y Mikhail y sus amigos. Me trajeron desde el almacén
donde los seres humanos y las sirenas me tenían y a un montón de
otras chicas. Luego, cuando las sirenas utilizaron el corazón del
dragón para encontrarme, Mikhail se puso entre ellos y yo, entonces
Jin entró y Mikhail me empujó fuera porque pensó que Jin iba a
hacerme daño. —Mikhail sonrió al dragón Princesa por su entusiasmo
y sus frases.
—Ustedes son bienvenidos a quedarse aquí bajo mi protección.
—El Rey ofreció. Miró a Meel —. Por favor, toma a nuestros huéspedes
para encontrar habitaciones, Meel. Jin, necesito hablar con usted en
mi despacho.
—Voy a estar bien. —Mikhail oyó los pensamientos de Jin.
Observó a Jin, el Rey y Eliza ir en una dirección mientras Meel los guió
en otra.
Pasaron por anchos y altos pasillos abovedados hasta que
llegaron a una serie de grandes puertas de madera. Era preocupante
que la habitación que fue dada a Mikhail tuviera una puerta con
marcas de quemaduras en ella. Sam y Bob se cernían fuera de su
habitación y tan pronto como los tres se quedaron solos, todos se
reunieron en la habitación de Mikhail. Bob habló primero.
—No me gusta Meel. —Dijo con firmeza.
Mikhail se apresuró a ponerse de acuerdo. —No confío en él —
dijo.
Bob acercó a Sam. —No me gusta Smoke tampoco.
Sam acunó el rostro de Bob y lo besó apasionadamente y
profundamente. —Shhh — dijo cuando él se retiró —. Detén los celos.
Es una distracción en mi cabeza. —Sam se tocó la sien izquierda con
un dedo.
—No puedo evitarlo. —Bob ofreció —. Te amo, y cuando te
tocó...
Sam casi se subió encima de Bob en su entusiasmo para
demostrar que no había nadie más para él, sólo Bob. —Te amo.
—¡Alto! —Ordenó Mikhail —. Daros amor después. En este
momento tenemos un caso.
Sam parecía encajar el amor bastante rápidamente y se alejó
de Bob. —De acuerdo. —Dijo con firmeza. Pasando por el cuello, puso
las manos en las caderas —. Así que esto es lo que sabemos. Un
dragón abrió una bóveda aquí, robó el corazón de un dragón, se lo
dio a las sirenas que lo utilizaron para hacer un portal a mi cuarto de
baño en el segundo piso. Luego, dos sirenas entraron por el portal, Jin
llegó y rescató a Eliza, reduciendo una sirena a un bicho crujiente.
Meel supuestamente tiene pruebas de que Jin iba a matar a Eliza
cuando las sirenas fallaron, que sabemos que no es cierto. ¿Me he
perdido algo?
Mikhail sacudió la cabeza. Podría haber añadido la totalidad del
ritual de compañero dragón a la lista, pero lo mantuvo en su cabeza.
Ese era su problema y de Jin, y no tenía nada que ver con el caso.
Sam continuó: —Lo que no entiendo es la facilidad con la que
Meel logró convencer al Rey de que Jin era culpable de secuestrar a
Eliza. ¿Qué tiene Meel de evidencia?
—No hay pruebas.
La voz grave de Jin sobresaltó a Mikhail. Giró sobre sus talones
para enfrentarse a Jin.
Sam frunció el ceño. —¿Qué quieres decir?
—El Rey y yo hemos hablado. No demostró ninguna evidencia
física. Él no recuerda mucho de lo que pasaba porque estaba
sufriendo. Pensó que Eliza estaba muerta. Puso las decisiones y el reino
sobre Meel. —Jin se dejó caer en la enorme cama en el medio de la
habitación de Mikhail —. Meel tiene que ser la persona que buscamos
por traición.
—Lo siento, Jin. —Mikhail ofreció gentilmente.
Sam dio un paso adelante. —¿Puedo ver la cámara?
Jin negó con la cabeza. —La bóveda está en el propio templo.
Sólo los dragones pueden entrar y sólo después de la muerte de otro
dragón cuando se deposita un espíritu nuevo.
—Así que podemos descartar que las sirenas lo consiguieron por
sí mismas —resumió Bob.
—Definitivamente fue un dragón o... —Jin se detuvo —. Hay otra
manera en la que alguien podría entrar. Pero debido a que es inusual
no sucede a menudo.
—Dinos.
—Un no dragón podría entrar en la bóveda durante una
ceremonia de apareamiento. Como parte del ritual, la bóveda se
abre a la unión para ser bendecidos por los viejos espíritus dentro.
Bob parecía impresionado. —De manera que podríamos entrar
cuando Mikhail sea tu compañero adecuadamente.
—Si lo somos —espetó Mikhail. Deseaba que la gente no
asumiera que eso era un hecho. Entonces se dio cuenta de lo que
había hecho.
Se hizo el silencio en el grupo antes de que Sam llevara a Bob
por la puerta diciendo que volverían a verlos después.
Mikhail exhaló y se volvió hacia su dragón.
—No voy a hacerte mío si no quieres serlo. —Jin ofreció
gentilmente. Sus grandes ojos plateados estaban húmedos por la
emoción. ¿Podían los dragones llorar?
—Jin, lo siento. —Mikhail se adelantó y puso una mano sobre el
pecho de Jin. Sintió el ascenso y la caída mientras Jin respiraba e
igualó su propia respiración a la del dragón —. Me siento como si
estuviera siendo acorralado en una esquina y no es una sensación
agradable. Como si fuera un hecho, después de dos días.
—No me refiero a hacerlo —dijo Jin. Puso una mano sobre la de
Mikhail —. No puedo evitar lo que quiero.
—¿Puedo decirte algo que podría ayudar a entender por qué
gobierna mi cabeza a mi corazón? —Preguntó Mikhail. Jin asintió —.
Hasta que yo tenía diez años, vivía como un príncipe sirena en el mar
y estaba destinado a gobernar mi propia especie. Mi madre y mi
padre me adoraban. Fui bendecido. Entonces, cuando la pubertad
me golpeó, mi naturaleza vampírica se hizo más fuerte y de repente
ya no era un príncipe, sino un hijo bastardo no deseado de una mujer
que había engañado a su marido. Me echaron fuera, golpeado,
exiliado. Mataron a mi madre. No tenía a nadie. No era una sirena. No
era un vampiro. Era un mestizo sin familia... hasta que conocí a Bob. Él
es mi familia ahora, por si sirve de algo.
—Lo siento, mi compañero. —Dijo Jin en voz baja.
—Yo elijo mi propio camino, soy terco y obstinado, y voy a
discutir contigo todos los días, pero no voy a rechazarte.
—Me gustas tal como eres. —Jin le tranquilizó.
Mikhail sintió que su corazón se detuvo. —Es todo tan rápido,
pero he visto el instante de conexión en los demás. Nunca imaginé
que me pasaría a mí de esa manera debido a mi sangre mezclada, o
que mi compañero predestinado sería un dragón. Te quiero. Te quiero
tanto que me quema por dentro y nunca me he sentido así antes.
—Suena como que tienes un pero —impulsó Jin.
—¿Eso es lo que significa ser compañeros? ¿El querer estar a tu
lado y nunca dejarte?
Jin lo acercó y el aroma de su dragón llenó sus sentidos con
fuego, otoño y las especias de Mikhail. Su polla se llenó y quería más.
Quería besar a Jin y amarlo y sabía que tenía que aceptar que era
digno de ser el compañero de un dragón.
—Siempre serás digno. —La voz de Jin era suave y acunó la
cabeza de Mikhail contra su pecho.
—Creo que será mejor que me expliques sobre ese ritual. —
Mikhail murmuraba contra la suave textura.
Jin apretó su agarre.
—No quiero que te asustes compañero, pero involucra fuego.
—¿Fuego? —Mikhail nunca había sido un fan de las llamas, al
menos no hasta que había conocido un cierto cambia-formas dragón
que le había vuelto del revés. Las sirenas no tienden a estar bien con
cualquier cosa que seque su piel.
Jin sonrió. —No todas las llamas son las mismas. Los dragones
tienen diferentes tipos de llamas. Algunos tienen calor. Algunos no lo
hacen.
—¿Y la llama de apareamiento? —Preguntó Mikhail,
preocupado. No creía que Jin sería capaz de hacerle daño
intencionadamente, pero lo que no le hacía daño a un dragón
podría no ser tan amable con un mestizo vampiro-sirena.
—Nos preocuparemos de eso cuando estés listo. No quiero que
te pongas nervioso acerca de la ceremonia. Ningún compañero
elegido por los dioses se ha quemado nunca hasta la muerte durante
el ritual de apareamiento. —Aseguró Jin.
Mikhail devolvió una sonrisa vacilante a Jin. ¿De verdad quieres
esto? ¿Quieres ser unido a un cambia-formas dragón? Mirando a los
ojos de Jin se dio cuenta de que realmente no tenía otra opción.
Podía sentir la conexión girando entre ellos. Si rechazaba a Jin,
siempre estaría solo.
—Bien, una vez que tengamos todo esto de la Princesa
secuestrada resuelto, tenemos que hablar. Tengo que decir que estoy
sorprendido por tu Rey, pidiendo tu muerte sin siquiera enterarse de los
hechos. No veo cómo el preocuparse por su hija le permitiría pedir
ciegamente la muerte de un soldado leal. No sé si puedo respetarlo
como líder. —Mikhail sentía cada palabra. No era un tipo de perdonar
y olvidarse de la persona, sobre todo cuando un error por descuido
habría significado la muerte de su compañero.
Maldita sea, ahora incluso llamaba a Jin su compañero dentro
de su cabeza.
Jin sonrió.
Mikhail puso los ojos en el cambia-formas dragón. —Cállate.
Vamos por Sam y Bob. Podemos empezar a entrevistar a los dragones.
Si lo que hemos escuchado acerca de Meel influyendo en el Rey es
verdad, tenemos que acorralarlo y averiguar si él es el que vendió a la
Princesa. Una vez que reunamos la prueba, podemos darselo a tu Rey
y mantenerla a salvo.
Jin frunció el ceño. —Va a ser tu Rey también.
—Puede ser. Yo no soy tan rápido en jurar mi lealtad. Quiero ver
lo que tiene que decir por sí mismo.
—¡No se puede interrogar a un Rey! —Protestó Jin.
Los recuerdos de su tratamiento en las manos de su propio Rey
llenaban la mente de Mikhail. —Voy a hacer todo lo que necesito
para mantenerte a salvo.
Los dragones podrían ser físicamente más fuertes que una sirena
o un vampiro, pero Mikhail no había sobrevivido tanto tiempo como lo
había hecho al ser todo sol y arco iris. Había vencido a cambia-formas
de adentro hacia afuera con un canto de sirena si era necesario. Los
cabrones no sabían con quién se estaban metiendo.
Mikhail envió una llamada psíquica para localizar a Bob hasta
que rebotó hacia él. Mantuvo el pensamiento profundo para que no
se extendiera a Jin, pero en privado pensó que el nido del dragón era
más como un pozo de víboras. Esperaba no tener que interactuar con
los demás muy a menudo.
—Hola, chicos. —Sam les dio la bienvenida con una amplia
sonrisa. Sus ojos estaban un poco brillantes y sus labios hinchados por
lo que Mikhail tenía una buena idea de cómo los dos hombres habían
pasado su tiempo. La expresión de suficiencia de Bob apoyó sus
sospechas de que habían estado besandose.
—Tenemos que empezar a interrogar a los dragones. —Mikhail
dijo a modo de saludo.
Bob asintió con la cabeza, su mirada lanzándose rápidamente a
Jin como si estuviera juzgando cómo el cambia-formas tomó la
declaración de Mikhail.
—Estoy de acuerdo. —Confirmó Jin.
—Hablamos con un par de ellos y todos dijeron que Smoke fue
quien les dijo que Jin había traicionado al Rey, pero que era Meel
quien lo aseguraba. —Bob confesó.
Al parecer, sus amigos habían estado ocupados en más de una
forma, ya que se habían separado.
—¿A quién le preguntaste? —Preguntó Jin.
Bob recitó varios nombres, ninguno de los cuales Mikhail
reconoció. Se dio cuenta por la expresión de Jin que él si lo hizo.
—¿Todos ellos dijeron que fue Smoke? Tal vez sólo estaba
siguiendo las órdenes de Meel... —Jin comenzó a caminar por la
habitación.
—Había una cosa más... —Sam dijo con incertidumbre. Parecía
incómodo.
—¿Qué? —Espetó Jin. Él vino y se paró frente a Sam.
—¿Slaiths? Creo que ese era su nombre, él habla con una voz
pastosa. —Jin asintió con la cabeza para indicar que el nombre era
correcto. —Me dijo que era extraño. Esas fueron las palabras que
utilizó. Smoke dijo a Slaiths que Nillon y él estarían siguiendote hasta
que terminaras muerto.
Mikhail observó la expresión de Jin mientras esperaba el remate.
—No hay nada raro en eso —dijo Jin suavemente —. Los dragones
saben los trabajos de otros dragones.
—Es extraño porque Slaiths luego pasó a decir que vio a Meel en
el pasillo poco después y cuando pasó bromeando, sus palabras, no
las mías, Meel parecía sorprendido, incluso impresionado, que Smoke
y Nillon habíeran ido tras de ti. No sólo sorprendido, sino furioso. Luego
se fue de inmediato y dijo algo acerca de ver al Rey. También
tenemos a... Abberin. —Sam comprobó sus notas —. Quien dice que
fue testigo de Meel entrando en la habitación del Rey y se veía muy
nervioso.
Jin exhaló ruidosamente y Sam hizo un gesto con la mano para
limpiar la nube de humo. Y añadió: —Así que si Meel no sabía nada
de Smoke y Nillon, entonces según lo que le dijo a Slaiths es Smoke. —
Por un corto tiempo Jin parecía estar luchando contra el impulso de
sacar al dragón fuera con las manos apretadas en puños a sus
costados y su piel cambiando de color. Finalmente él mismo se puso
bajo control y se dirigió a la puerta.
Mikhail se movió para interponerse en su camino. —Relajate, Jin,
vamos a llegar al fondo de esto.
—Nunca confié en Meel, pero Smoke era como un hermano. —
La expresión rota de Jin estrujó el corazón de Mikhail.
—Lo sé, compañero. —Mikhail rodeó con sus brazos al cambia-
formas dragón —. Lo siento.
Mikhail recordó vívidamente cómo la traición retorcía el
estómago de una persona y lo rompía en pedazos. Las sirenas que
había pensado eran sus amigos de siempre le dieron la espalda
cuando su linaje salió a la luz. Fue como un profundo corte de un
cuchillo hundido en la espalda.
—Él podría querer tu puesto —ofreció Sam —. Un par de
dragones con los que hablamos mencionaron la ambición de Smoke.
No puede ascender si estás en su camino.
—Me habría hecho a un lado —respondió Jin —. Sólo tomé la
posición, porque nadie más se acercó para desafiarme durante las
pruebas. Si Smoke lo hubiera pedido, habríamos luchado por el
puesto.
—No creo que él quiera llegar a ser capitán siguiendo las reglas
—dijo Mikhail. Su aversión instintiva sobre Smoke no había sido una
casualidad. El chico al parecer, había sido un traidor de todos modos.
—Vamos a hablar con Meel y averiguar lo que tiene que decir.
—El estómago de Mikhail se torció en nudos cuando recordó la
atención del cambia-formas dragón hacia Jin —. ¿Tú y Meel han
estado alguna vez juntos? —Preguntó Mikhail. Recordó la forma en
que Meel había despedido a Mikhail, como si fuera indigno.
Jin asintió. —Por supuesto. El número de dragones gay no es alto.
Experimentamos juntos cuando éramos más jóvenes, pero nos
distanciamos con el tiempo. Nunca tuvimos una gran historia de amor.
Él no era el más fiel, y se acostaba con todos para conseguir cualquier
cosa.
—Es por eso que inmediatamente creíste a Smoke cuando dijo
que Meel era culpable —dijo Mikhail.
—Sí, Meel siempre ha sido un poco astuto. Todo el mundo sabe
que quiere ser Rey. No fue algo inapropiado pensar que quería
deshacerse del capitán del Rey para debilitar al titular del trono.
—Smoke contaba con que nadie haría preguntas —dijo Sam —.
Si estuvieras muerto y la Princesa siguiera perdida en las manos de las
sirenas, no habría nadie para cuestionar las supuestas órdenes de
Meel hechas por el Rey. Excepto Meel mismo. Es bastante inteligente
cuando se piensa en ello.
—¡Que astuto! —gruñó Jin —. Casi muero —Sus ojos brillaban con
fuego por un breve momento, sustituyendo sus ojos de plata con la
llama pura.
—Tranquilo, amor, Sam sólo está pensando en voz alta. —Mikhail
miró a Sam con una mirada de advertencia en la que el ser humano
respondió con un encogimiento de hombros.
Bob empujó a Sam un poco detrás de él, protegiendo a su
compañero de la ira del dragón. —Vamos a centrarnos en Smoke y
averiguar lo que realmente sucedió. ¿Sabes dónde encontrarlo?
Tratamos de rastrearlo, pero nadie sabe dónde está.
—Debemos verificar sus habitaciones —sugirió Jin. Se dirigió por
el pasillo y los otros lo siguieron por la corta distancia a una gran
puerta de roble.
Mikhail casi choca contra su espalda cuando Jin llegó a un
punto muerto.
—¿Qué pasa?
—Hay un hechizo en la puerta de Smoke que nos impide entrar.
—Dijo Jin con un estremecimiento. Él puso sus manos alrededor de su
cintura —. Es magia. Vamos a necesitar un hechizero para entrar.
—¿Puedes ver a través de él? ¿Está Smoke en el interior?
Jin inclinó la cabeza y cerró los ojos. —Puedo ver los libros
abiertos sobre la mesa, su cama, sin hacer, una bolsa abierta en la
cama. Parece como si se marchara a toda prisa.
—¿Después de las entrevistas tal vez? —sijo Sam.
—Ha utilizado la magia como una barrera.
—Tenemos que encontrar a Meel. —Mikhail dijo simplemente —.
Adviértele al Rey lo que está sucediendo aquí.
—Tal vez Meel está con el Rey —dijo Jin.
Mikhail asintió. Eso tenía sentido. Los cuatro se dirigieron a las
cámaras reales, sólo para ser detenidos por los guardias en la
entrada.
—Hemos venido a hablar con el Rey. —Sam le dijo al mayor de
los guardias.
Mikhail se preguntó brevemente si Sam simplemente no tenía
miedo. Para alguien que proclamaba que no quería saber de
paranormales, ciertamente no sentía temor por ellos. Sam nunca se
echaba atrás por nadie. Mikhail no sabía si era debido a la valentía o
si Sam no tenía ningún sentido de la auto-preservación.
—El Rey no puede verte ahora mismo —dijo el guardia. El
cambia-formas dragón dio un paso adelante para bloquear el
camino de Sam.
—Creemos que el hermano del Rey está dentro con él y
tenemos preguntas que hacerle —dijo Sam.
Mikhail vio a Bob ponerse al lado de Sam, pero no interfirió. —
Meel no está aquí. Fue a hablar con Smoke. —Ofreció el guardia.
—¿Dónde? —Preguntó Sam.
Mikhail sabía que el hombre tenía el mismo sentido de urgencia
que el resto de ellos en la búsqueda de Meel, para encontrarlo
pronto. Meel estando con Smoke no podía ser una buena cosa. Si lo
que sospechaban era cierto, que Meel era inocente en esto,
entonces el hermano del Rey podría estar en problemas.
—Escuché a Smoke decir que debían hablar y que quería que
Meel lo acompañara a la entrada de las cavernas del sur. Algo sobre
la localización de un traidor, ahora que has regresado. —El guardia
parecía nervioso. Después de todo, él estaba acusando a su capitán
—. Smoke fue muy insistente y Meel no discutió. —Añadió el guardia.
—¡Vamos! —dijo Jin —. Sígueme.
El resto de ellos obedientemente lo siguieron.
Jin aceleró mientras corrían por el pasillo, esquivando a otros. El
tiempo era esencial. Tenían que llegar a Meel antes de que Smoke le
hiciera algo.
Mikhail no sabía cómo los dragones podían determinar la
dirección de sus cámaras. Bajo tierra, con todos los giros y vueltas,
Mikhail rápidamente perdió la dirección de dónde se encontraban.
Doblando la esquina, vieron a Smoke y Meel. Smoke había
empujado a Meel contra la pared y Meel lo miraba aterrorizado.
—¡Hey! —gritó Jin.
Smoke volvió la cabeza. Al ver el grupo, les dedicó una pequeña
sonrisa victoriosa. Arrojó algo en el suelo. Segundos más tarde, un
humo verde llenó la sala.
—¡No! —gritó Jin.
Mikhail parpadeó rápidamente a medida que sus ojos se
humedecieron por el humo. —Arde —gritó.
Jin disparó una ráfaga de fuego sobre el humo, quemando la
nube verde suspendida en el aire. Mikhail se volvió hacia sus amigos
para encontrar a Bob en el suelo y Sam de pie sobre él. Las manos de
Sam brillaban con un blanco cegador y el aire a su alrededor se
movía con la energía. No había rastro de humo verde cerca de la
pareja. Sam estaba mirando su mano, en shock.
—¿Estás seguro de que es un ser humano? —Jin le preguntó en
voz baja.
—Eso es lo que dice. —Contestó Mikhail. Se preguntó si Sam
estaba tan cansado de responder a esa pregunta como Mikhail.
Varios minutos más tarde, después de que todo el humo se
hubiera despejado de la sala, encontraron que tanto Smoke como
Meel habían desaparecido.
—¿Qué fue eso? —Preguntó Sam. Sus manos dejaron de brillar
intensamente cuando se inclinó hacia abajo para ayudar a Bob a
ponerse en pie. La piel de Bob, pálida, incluso para un vampiro, tenía
un tono verdoso no muy diferente del humo que Jin había despejado
por arte de magia de la sala.
—Es una bomba de humo. Son raras y difíciles de hacer, pero
Smoke es un experto. Es una de las razones de su apodo. No hay
manera de seguir el destino que llevábamos. Él ha ido a las montañas.
—La devastación estaba escrita en el rostro del cambia-formas
dragón. —¿Cómo no he visto que Smoke estaba detrás de todo esto?
Mikhail no podía permitir que Jin se culpara a sí mismo. —Estabas
muy enojado por que Eliza había desaparecido. No podías sospechar
que fue víctima de uno de los tuyos. Después de todo, ni siquiera
sabías que la habían secuestrado hasta hace poco.
Jin asintió. —Es cierto. Tenía la esperanza de que había huido o
se había perdido antes de pensar que fuimos traicionados por uno de
los nuestros. Vamos a tener que hacer un hechizo de rastreo, pero
necesitaremos mucho tiempo para localizar a cualquier dragón que
use la magia con humo para desaparecer. Tenemos que hablar con
el Rey y tratar de averiguar dónde podría haber llevado Smoke a
Meel. Es el único lo suficientemente poderoso como para crear un
hechizo de ubicación.
—Necesitamos dormir un poco —dijo Sam. —Hemos viajado
todo el día. Vamos a hablar con el Rey ahora y más adelante,
podemos posiblemente dar seguimiento a Smoke. Consigue ese
hechizo del que hablas. Mientras tanto, Bob y yo tenemos que
averiguar los hábitos y los amigos de Smoke. Entonces podremos
realizar un seguimiento con los hechizos y con el trabajo de
detectives. Alguien debe sospechar algo. Nadie es tan perfecto. Todo
el mundo comete algún desliz en alguna ocasión.
—Es cierto. —Estuvo de acuerdo Mikhail. No había tal cosa como
el crimen perfecto. —Volvamos al Rey y luego hablaré con sus amigos
de la guardia.
Con ese plan en su lugar, volvieron por donde habían venido.

—No puedo creer que el Rey no sospechara nada —dijo Mikhail.


Sabía que su voz tenía un gemido lastimero, pero francamente, el Rey
tenía que ser el gobernante más despistado que había conocido. El
Rey no sólo le había dicho a Jin que atendiera el problema, sino que
había amenazado con quitarle su título de capitán de la guardia si no
se apretaba el cinturón y hacía frente a Smoke. Al menos se había
puesto hacer el hechizo de ubicación para comenzar.
—Está tratando de motivarme —dijo Jin, como si las tácticas del
Rey tuvieran sentido y no fueran los delirios salvajes de un cambia-
formas dragón a punto de conseguir su culo pateado.
—Él me va a motivar para ejecutar a un Rey —gruñó Mikhail.
Jin rió mientras le regañó suavemente. —No debes amenazar a
un monarca.
—No le he amenazado todavía. Además, yo no amenazo.
Prometo y sigo adelante. Odio cuando la gente estúpida está a
cargo.
—Él no es estúpido —dijo Jin. Un suspiro se le escapó mientras se
esforzaba por explicar acerca de su especie —. Es muy, muy viejo y
creo que a veces todos sus recuerdos del pasado confunden su
mente y tiene dificultad para recordar cosas como quien está de su
lado.
—¿Es senil? —Preguntó Mikhail. Estaba empezando a tener
sentido. Si la cordura del Rey empezaba a deshilacharse de su larga
vida, entonces podría no ser capaz de determinar la diferencia entre
quienes lo apoyan y quien le podría dar una puñalada en el pecho.
Jin movió los pies. —Yo no diría que está loco, pero
definitivamente no tiene la misma ventaja que antes.
Mikhail pensó si Jin estaba mirando sólo tres pies al gato.
—Así que para evitar que el Monarca loco acabe contigo,
tenemos que encontrar a su hermano, perseguir a Smoke a donde
quiera que fuera y traer a Meel a la espalda. ¿Al menos, asignó a
guardias que te ayuden?
—No. Dijo que causé este problema por no coger a Smoke
antes.
Mikhail apretó los dientes y contuvo las palabras que amenazan
con arrojar ácido verbal a través del cuarto.
Jin negó con la cabeza. —Al igual que Sam dijo, vamos a tener
una buena noche de sueño.
Mikhail dudó que alguno de los dos durmiera mucho, pero se
desnudó y se metió en la cama. —¿Tengo un oso de peluche con el
que dormir? —Preguntó, mostrando una mirada sensual a Jin a través
de sus pestañas.
Jin sonrió. —Cariño, desnudo como estás, te voy a dar todo lo
que quieras.
Lamiendo sus labios, Mikhail sabía cómo quemar las frustraciones
y los ataque de rabia que corrían por su cuerpo. Conseguiría incluso
que el Rey pusiera a su compañero fuera de peligro aunque fuera lo
último que hiciera. Hasta entonces no tenía mejores cosas que hacer
para ocupar su tiempo.
—La primera vez hay que estar en el terreno sagrado de la
cámara de un dragón —dijo Jin suavemente.
—¿Nuestra primera vez? —Mikhail miró a su alrededor la
habitación de Jin. Los techos eran altos, el espacio grande y una
ventana deslizante enorme se enfrentaba a lo largo de un pico
agudo y dentado como la montaña. No había nada en el lugar que
indicara que era terreno sagrado. Pero, como Jin claramente quería
dar un paso más en su relación, tuvo que haberlos traído de nuevo a
la habitación por una razón.
—Cuando un dragón cumple la mayoría de edad, se les da una
cámara especial dentro de las murallas del castillo que ha sido
bendecido por las antiguas familias.
Mikhail sintió el peso de las expectativas sobre él. —Y tú dijiste
que ningún compañero elegido por los dioses nunca se ha quemado
hasta la muerte durante los rituales. Incluyendo ésta, ¿nuestra primera
vez? —Mikhail quería estar seguro.
—Sí.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
Jin se acercó y le tendió la mano derecha. —Mira.
Mikhail miró la palma de Jin y miró con curiosidad cuando un
pequeño hilo de plata brillante y una luz blanca se formaba en el
centro. Creció en tamaño, girando y girando hasta que estaba tan
alto como la habitación y desapareció hacia la oscuridad del
espacio del techo donde lanzó un resplandor misterioso. La corriente
de la luz era completamente hermosa y cuando siguió hacia abajo
para mirar a Jin vio un color similar en los ojos del dragón. No tenían
fuego. Eran blancos.
—¿Qué es eso? —Preguntó Mikhail.
Jin sonrió y luego extendió la mano con la otra mano y llegó al
otro extremo de la corriente de color blanco plateado. La duración
de la misma, como un ser vivo, se envolvía alrededor de Jin, la
espalda, el pecho, y luego enrollado hacia fuera y colocado
alrededor de Mikhail.
Mikhail se quedó sin aliento y se tensó cuando lo blanco le tocó.
Al principio el tacto era suave, y luego se hizo más insistente y tiró de
él más cerca de Jin hasta que estaban lo más cerca que podían estar
sin contacto corporal.
—El vínculo de pareja —dijo Jin suavemente. —Sólo puedo
crearlo con mi verdadero compañero predestinado. Bob y Sam tienen
esto entre ellos.
Mikhail frunció el ceño. —¿Lo tienen? Yo no lo he visto.
—Sólo los dragones y sus compañeros pueden verlo.
—Es hermoso. —Mikhail extendió la mano y tocó la luz con los
dedos. Una especie de electricidad pasó a través de él y
rápidamente se transformó en lujuria y necesidad inmediata. Las
cuerdas de color parpadearon y lo presionaron más cerca de Jin.
Jin inclinó la cabeza y besó a Mikhail. El dragón estaba siendo
duro y exigente y necesitado. Mikhail se acercó y enterró sus manos
en el pelo de Jin, la suavidad de ello se envolvió alrededor de sus
dedos como la luz acababa de hacer. Él siguió hasta el punto de
perder el control, aquí y ahora, pero la presión insistente de la polla de
Jin en contra suya no era suficiente. Quería más. Sintió una sensación
de movimiento y entonces él estaba acostado en la ancha cama
sólida. ¿Jin le había llevado? No le importaba. Lo único que sabía era
que Jin lo cubrió y lo besó y lo empujó más alto.
Jin estaba caliente y sus ojos todavía brillaban con alfileres de
plata y blanco. Eran impresionantes, llenos de luz y totalmente
centrado en Mikhail mientras Jin besó un camino desde los labios de
Mikhail a su garganta.
—No me estoy quemando —dijo Mikhail. Quería más de Jin en él,
y lo quería ya —. Está bien —todo era un sueño, apasionado y de
inmediato el deseo y la necesidad se construían dentro de él.
—Mi compañero —Jin susurró al oído de Mikhail. Acarició a
Mikhail desde el hombro hasta el pecho y se enfocó intensamente en
el pezón izquierdo de Mikhail, besándolo, tirando y con cada
movimiento hablaba en voz baja en un idioma que Mikhail no
entendía. Mikhail se dio cuenta de que estaba acostado allí y que no
participaba, y si bien eso era lo más cercano a cualquier tipo de cielo
que jamás había experimentado, realmente quería tener en sus
manos a Jin. Cerró los brazos alrededor del dragón sexy y pasó las
manos hasta el culo de Jin, amasando y arqueandose para besar a
Jin un poco más.
Se instaló en un ritmo de apretar y liberar, buscando la fricción
entre la cadera y la ingle de Jin y perdiéndose a sí mismo en las
sensaciones que se apresuraron a través de él. Su polla deslizándose
contra Jin era perfecto y nunca había sentido una necesidad como
esta antes.
—Sólo yo —susurró Jin. Mikhail no tuvo que preguntarle a qué se
refería. Él lo sabía. En el interior, estaba absolutamente seguro de que
no habría otro hombre para Mikhail. Jin era su destino. Su destino.
—Más —Mikhail exigió en otro beso. Jin rió y Mikhail gimió en el
movimiento de Jin elevandose por él en un segundo. La acción
pretendió que Mikhail perdiera el control y en su lugar agarró el
cabecero de hierro forjado con las manos. Algo frío tocó su estómago
y abrió los ojos. Jin estaba agachado entre las piernas abiertas de
Mikhail y se concentraba en colocar piedras a su alrededor. El más
grande de los rubíes, zafiros de color rojo oscuro del tamaño de un
puño, los diamantes en grupos caían sueltos. En él, alrededor de él.
¿Qué estaba haciendo Jin? ¿Por qué las gemas en su piel de pronto
parecían tan calientes al tacto?. Agarró la cabecera más duro.
—Tan hermoso —murmuró Jin —. Y tú eres mi tesoro más grande.
—Agregó con suavidad. Luego besó a Mikhail e hizo que el sirena-
vampiro no tuviera ninguna duda de que Jin realmente creía lo que
decía.
Jin movió sus dedos e inclinándose, tomó la punta de la polla de
Mikhail en la boca, antes de tragárselo casi hasta la raíz. La caverna
de la boca de Jin era caliente y de textura suave, Mikhail tuvo que
empujar su orgasmo inminente lejos sin piedad. Frío lubricante tocó su
agujero y Mikhail presionó contra los dedos de Jin que le estiraban.
Uno, dos, ¿un tercero? Mikhail no lo sabía. El calor de las piedras
preciosas, la lengua de Jin y la pesada plenitud de los dedos le fueron
suficientes para tenerlo exigiendo ahora.
—Por favor —le suplicó —. Ahora.
Jin se deslizó en el interior en un suave movimiento, se inclinó
sobre Mikhail con sus ojos cambiando de blanco a rojo-fuego. La
bestia estaba allí dentro en su mirada fija, pero el hombre era Jin y
empujó profundo y duro antes de retirarse y luego pasar de nuevo. El
control de Jin era evidente en la expresión de concentración en su
rostro.
—Esto no tendrá fin —pensó Jin.
—Por favor —Mikhail suplicó en respuesta —. Más. Ahora. —Jin
cambió el ángulo del empuje y Mikhail cerró los ojos con fuerza
cuando la polla de su amante tocó su glándula —. Una vez más,
mucho más.
Jin se inclinó para descansar su peso sobre un brazo y cerró la
otra mano alrededor de la polla de Mikhail. Dos toques de los dedos
de Jin y Mikhail no podía detenerse. Iba a venirse.
—Abre los ojos —exigió Jin.
Mikhail los abrió y miró hacia el rostro de determinación de Jin.
—Mi compañero —dijo Jin —. ¿Quieres ser mío?
Mikhail no se detuvo a pensar. Nunca en su larga vida había
experimentado una conexión de este tipo, la luz blanca caía en
cascada alrededor de ellos y brillaba en las joyas.
—Sí... por favor... tuyo... mío —sus palabras eran incoherentes,
pero cuando Jin apretó los labios contra el pecho de Mikhail, se
quedaron grabadas con fuego en Mikhail. No hubo dolor, sólo el paso
final a la culminación.
El orgasmo de Mikhail lo atravesó como un reguero de pólvora y
Jin se tensó en sus brazos, levantó la cabeza para gritar su placer en el
mismo momento exacto.
Cuando Jin se derrumbó contra él, Mikhail ni siquiera se
preocupó de que los diamantes y rubíes se encontraran entre ellos.
Acogió con satisfacción el recuerdo de lo que había sucedido. Las
hebras blancas alrededor de ellos se unieron en una bola de
efervescencia, apareciendo con calor. Entonces, tan lentamente
como se había formado la luz, se diluyó y luego desapareció en la piel
de Jin.
—Mío —dijo Jin suavemente.
—Mío —respondió Mikhail.
Todo era perfecto. Era digno de un compañero. Estaba con Jin.
Para siempre. Nada podía tocarlos.
Hasta que...
Dolor.
Intenso, la agonía insoportable se instaló en su pecho y se
extendió a todos los nervios de su cuerpo. Abrió la boca en un grito y
lo último que registró fue el temor de Jin.
—¡No!
Jin se revolvío en la cama y miró con horror a su amante, que se
agitaba en la cama. El diseño del dragón en el pecho, dejado por el
toque del aliento y los labios de Jin, estaba rojo y zarcillos de color rojo
brillante crecían y se extendían desde la marca. Esto no podía estar
pasando. ¿Dónde estaba el blanco? Mikhail era su compañero
predestinado. Los antepasados de Jin le habían bendecido y
aprobado la unión.
La puerta de la habitación se abrió de golpe. Un despeinado
Bob saltó a la habitación, con Sam cerca.
—¿Qué pasó? —gritó Bob. Blandía una daga y sus colmillos
habían descendido.
—Estamos emparejados —dijo Jin sintiendose impotente.
—¿Lo mataste? —Bob espetó. En un segundo estaba al lado de
su amigo y haciendo a un lado las joyas que Jin había utilizado con
tanto amor en la ceremonia de apareamiento. Jin recogió los
diamantes y las sostuvo firmemente. El único consuelo era su tesoro
mientras su compañero yacía delante de él con el diseño
extendiendose sobre toda la longitud de Mikhail de pies a cabeza.
—La marca n-no es... normal —balbuceó Jin —. Blanco... No, no
rojo. No hay dolor... —Intentó hilvanar palabras, pero nada de lo que
decía tenía sentido. Mikhail no debería sentir dolor y el diseño debería
ser de color blanco, una línea pálida en su piel suave.
Bob sacudió a Mikhail y entonces Sam se unió a él y llevó una
mano a la frente de Mikhail.
—Está ardiendo —dijo Sam.
—Oh dioses —Jin no podía hacer nada —. Cuidenlo.
—¿Qué hacemos? —Bob preguntó a Jin.
Jin pensó rápidamente y luego bajó los diamantes. Nada era tan
importante como Mikhail. Se arrastró a abrazar a su amante por la
espalda y apretó con fuerza. Mikhail inmediatamente dejó de
moverse.
—Todos nosotros —dijo Jin —. Tenemos que tocarlo.
—¿Qué? —Sam lo miró confundido y apartó la mano.
Inmediatamente Mikhail empezó a retorcerse de dolor. Sam puso su
mano de vuelta en Mikhail y frunció el ceño cuando una vez más se
quedó inmóvil.
—¿Qué demonios? —dijo Bob. Se arrastró lejos de la cama.
—Su alma dragón necesita saber a dónde volver —dijo Jin
suavemente —. Nunca he visto esto, pero hace siglos, cuando... —Su
voz se fue apagando. ¿Cómo llegaba a dar sentido a las historias
antiguas y hacer que no sonasen como cuentos para niños?
—¿Hace siglos qué? —Incitó Sam.
—He leído que si el diseño quema, está la posibilidad de que la
pareja pierda su camino de regreso a la realidad. Nunca he visto esto.
—¿Pero podría suceder? Entonces, ¿por qué lo hiciste? ¿Lo estás
matando? —Bob espetó enfadado. El corazón de Jin se rompió.
Mikhail era el amigo de Bob. Mikhail llamaba a Bob su familia.
—No debe ser tan malo, incómodo, sí, pero no puedo sentir su
alma. Mi dragón debió haber sido demasiado fuerte para él. Te
prometo que no lo sabía. ¿Cómo iba a saberlo? Nunca tuve idea de
que era... —Una vez más Jin se detuvo. Lo que había en la cabeza no
tenía sentido. No podía ser cierto. Eliza era la heredera al trono...
—¿Era qué? —Bob le preguntó con un borde en su voz.
—Heredero al trono de este reino.
Las palabras quedaron flotando allí y Bob abrió la boca para
decir algo, pero la cerró con la misma rapidez.
—¿Qué sucedió? —era la pastosa voz de Mikhail. Su despertar
detuvo más preguntas.
El corazón de Jin se llenó de una extraña mezcla de amor, alivio
y orgullo. Su sirena-vampiro era un luchador. No dijo nada a Mikhail,
simplemente lo apretó.
—Te desmayaste —dijo Bob.
—Wow —Mikhail respondió sin aliento —. Eso fue un poco por el
orgasmo —Luego parpadeó ante Bob y Sam —. ¿Qué están haciendo
en la habitación?
Jin vio como Bob y Sam se alejaron lentamente, como si no
estuvieran seguros de que podían dejar de tocar a Mikhail. Cuando
Mikhail simplemente los miró adormilado y luego sonrió, se alejaron.
Bob miró directamente a Jin y asintió con la cabeza. La comunicación
silenciosa era evidentemente suficiente para que Bob se sintiera
satisfecho de poder irse.
La puerta se cerró detrás de ellos y Mikhail se extendió. El diseño
dejó de extenderse y era poco más que una línea tenue y rojiza que
se curvaba y seguía los planos musculosos del pecho de su amante.
Estaría allí para siempre ahora. Los regalos que venían con él se
explicarían más tarde. En este momento, todo lo que Jin quería era
mantener a Mikhail cerca y amarlo.
Convencido de que era demasiado pronto para hablar de amor
a su renuente pareja, permaneció en silencio. Mikhail se acercó más y
su respiración se volvió constante y baja. Parecía ileso por lo que
había pasado y Jin agradeció a los dioses por ello.
Intentó dormir, pero no pudo. Había mucho en su mente. Lo que
había ocurrido no podía ser correcto. Él no era un dragón lo
suficientemente fuerte como para gobernar. Era un guerrero, no un
Rey.
¿Qué demonios iba a hacer ahora?

Mikhail se despertó con los golpes insistentes en su cabeza antes


de darse cuenta de que había alguien en la puerta. Se estiró y se
empujó hacia atrás contra Jin, cuya polla estaba dura y presionando
insistentemente a sus espaldas. Con un suspiro de satisfacción, se
torció en Jin y se encontró cara a cara con una sonrisa soñolienta de
su nuevo compañero.
—Así que sobreviví, entonces —bromeó Mikhail. Jin frunció el
ceño y le besó la frente.
—Lo hiciste —dijo suavemente.
—¡Mikhail! ¡Jin! —dijo la voz de Bob a través de la madera —.
Tenemos una ubicación.
En menos de cinco minutos, Mikhail había tenido la ducha más
rápida de la historia. Se dio cuenta de la marca en el pecho cuando
se miró en el espejo y la admiró durante unos segundos antes de
sacar la ropa de ayer. Era genial estar marcado de esta manera y
estaba seguro de que los símbolos y líneas significaban algo. Después
de que todo esto terminara, quería saber lo que significaban. Jin hizo
un gesto con la mano y quedó limpio y vestido. Mikhail le envidió por
una fracción de segundo antes de centrarse de nuevo en lo que
tenían que hacer.
Se unieron a Bob y Sam.
—El paso de Osyth —dijo Sam —. ¿Sabes donde está eso?
—Sí, lo sé —Jin respondió rápidamente. No sólo conocía el lugar,
sino que estratégicamente era un lugar tan bueno como cualquier
otro para que su teniente matara a Meel. Bajo las cavernas del sur,
era lo que quedaba de una antigua mina de diamantes y enormes
redes de túneles perforados en la tierra y un largo puente que unía
todo. El inconveniente que tenían era que Jin, Mikhail, Bob y Sam no
tenían ni idea de lo que se enfrentaban. Se detuvo en seco y Mikhail
tropezó con él.
Jin se volvió sobre sus talones. —¿Te vas a quedar aquí? —le
preguntó a Mikhail —. ¿Dónde estés seguro?
Mikhail alzó una ceja con una expresión que parecía que no iba
a escuchar a razones.
Jin estaba a un paso de tomar a su compañero y encerrarlo en
una habitación. —Entonces, por favor, prométeme que te quedarás a
un lado y dejaras que esto sea una lucha de dragones.
Mikhail miró sorprendido por un momento y luego se relajó. —
Vamos a seguir tu ejemplo —dijo finalmente. Jin miró a Bob y Sam,
que después de un rato asintieron con la cabeza y vio a Bob enlazar
su mano con Sam para tranquilizarlo.
Dragón contra dragón en las enormes cavernas era el trabajo
de Jin. Sólo podía haber un ganador. Esta era una lucha a muerte.
Sam se estremeció en la cámara fría de piedra. ¿Por qué
estaban Bob y él aún ahí? Habían descubierto quién había
secuestrado a la niña. Sabían que Smoke había engañado al Rey y
había sido responsable del secuestro de la Princesa. El trabajo de Sam
ya estaba echo. Quería ir a casa y acurrucarse con Bob en su cama y
planificar su cuarto de baño nuevo.
Pateó una piedra en su camino, viendo como se dio media
vuelta para chocar con otra.
—¿Qué pasa, cariño? —preguntó Bob.
Sam suspiró. —¿No podemos ir a casa?
—¿No quieres salvar un reino? —Bob bromeó.
—No mucho. Jin en realidad no nos necesita para esto y no
seríamos de mucha ayuda contra un dragón —declaró Sam.
—Estamos aquí por el apoyo moral. Mikhail está un poco
asustado por la cosa de ser el compañero de un dragón. Tú no
abandonarías a un amigo en un momento de necesidad, ¿verdad?
El 'sí' se cernía sobre su lengua, pero no podía decir la palabra,
no con Bob mirándolo con tanta expectación.
—No —Sam arrastró la voz desde el fondo de su alma. Maldita
sea, ¿cuando se había convertido en blandengue?
El abrazo de Bob empujó el aire de sus pulmones. —Bob, ¡vamos!
—exclamó Sam. Recibió un sonoro beso en la parte superior de su
cabeza antes de que el vampiro le soltara. Dándose la vuelta, se
encontró con Jin y Mikhail mirándolos.
—¿Qué?
Jin negó con la cabeza. —Nada. ¿Vienes? Si realmente no
quieres venir puedo volar hasta tu casa.
Sam se echó a reír. —No hay forma que vaya a ninguna parte
en el lomo de un dragón.
Habían llevado un coche y Sam planeaba mantener ambos pies
completamente en el suelo. Estar a miles de pies sobre el suelo
precariamente montado en un dragón no era la idea de pasar un
buen rato para Sam.
Jin resopló. —Entonces ven. Puedo olerlo adelante.
El grupo comenzó a moverse de nuevo avanzando. Sam se
preguntó hasta dónde llegarían estas cuevas. Si los diamantes se
extraían aquí, los túneles podrían continuar para siempre.
Afortunadamente, tenían un guía dragón. Sam no sabía si podría
encontrar la salida por su cuenta.
Bob pasó un brazo por la cintura de Sam. —Deja de
preocuparte, amor. No voy a dejar que te pase nada.
A pesar de que no sabía lo que Bob podría hacer contra
dragones, Sam agradeció el apoyo de su amante.
Incluso con Jin declarando que estaban en el camino correcto,
tomó mucho tiempo caminar penosamente a través de lo que
parecían kilómetros de pasillos subterráneos. Si Sam nunca entrara en
otra caverna subterránea en su vida después de esto, sería muy feliz.
Un fuerte grito provocó un escalofrío por la espalda de Sam. Ellos
empezaron a correr. Sam tuvo que levantarse al caerse varias veces
en la oscuridad hasta que recordó que podía convocar una luz. Aún
tratando de ponerse al día, Sam deliberadamente deseó poder ver.
Una luz brillante apareció ante él.
—¿Cómo va eso, Sam?
Sam gritó y se agarró el pecho.
Smudge, su familiar, envolvió su cola alrededor de su cuerpo. —
No hagas eso. Me tengo que ir o voy a perderlos.
Sabía que Bob no iría demasiado lejos sin él, pero Sam no quería
ser el que frenara a todo el mundo.
—Ya lo hiciste —declaró Smudge, mirando fijamente alrededor
de la caverna. Esta parte de la mina era un área más amplia que se
bifurcaba en otros tres túneles. Sam trató de escuchar y ver si podía oír
a los demás.
—Maldita sea, ahora ¿cómo voy a salir de este lugar? —La
ansiedad por su amante se apoderó de él. ¿Qué pasaba si el dragón
mataba a Bob antes de que Sam llegara allí? Por primera vez desde
que Bob había declarado que quería a Sam, Sam se preguntó qué
sería la vida sin un vampiro agresivo tratando de dirigir su vida. Sólo
tardó unos segundos en darse cuenta de que su vida sería triste y
solitaria sin su vampiro —. ¿Por dónde se fueron?
—Puedo oír —dijo Smudge, agitando su cola.
—Me di cuenta. Espera, ¿hiciste algo? —No escuchó nada más
allá que a su felino agresivo.
Smudge ronroneó. —Sabía que lo hice bien cuando te elegí.
Quiero que seas muy cuidadoso, Sam. Smoke no es alguien con el
que jugar. Un dragón puede matarte fácilmente, incluso a un gran
humano como tú.
—No soy gran cosa —gruñó Sam —. Y estoy cansado de todo el
mundo preguntando si soy humano. Si los paranormales tienen tantos
sentidos, ¿cómo es que nunca pueden decir que soy humano?
—Odio tener que decirte esto, Sam, ya que estas tan orgulloso
de tu humanidad, pero no eres cien por ciento humano. Las otras
criaturas ven a través de tu sangre. De hecho, muchas especies
diferentes están envueltos en tu ADN, pero te has convertido en un ser
humano en apariencia. Eres probablemente el ser humano menos
humano que he encontrado. Te encuentro fascinante. —Los ojos del
gato brillaban con interés, como si hubiera visto un ratón
especialmente jugoso.
El estómago de Sam se revolvió. —¿Así que me convertiste en
eso? ¿En anti-humano?
—No seas tan dramático —se burló el gato —. La mayoría de la
gente estaría encantada de saber que son más de lo que pensaban,
no tengas pánico.
—Como has dicho, no soy como la mayoría de la gente. ¿Hay
otros como yo?
Smudge negó con la cabeza. —Tú eres único, Sam Enderson. En
mis siglos en esta tierra nunca he visto a alguien como tú. Venga,
vamos a reunirnos con tus compañeros. Ellos estarán en problemas sin
nosotros.
Una luz brilló. Cuando terminó de parpadear, Sam vio que ahora
estaba en la misma cámara que los demás.
—¿Estás bien?
La voz de Bob se deslizó por la mente de Sam como un recuerdo
de bienvenida. Nunca había estado tan feliz por la intrusión de su
novio antes. —Sí, estoy bien ahora.
—Hola, Smudge. —Bob ofreció un saludo. El familiar y el vampiro
no siempre estaban de acuerdo en cómo debían tratar con Sam.
—Smoke está en el otro lado —dijo Jin apuntando a la pesada
puerta de madera bloqueando su camino —. Ha escrito en la puerta
de alguna manera que no podemos pasar.
Antes de que Sam pudiera decir nada más, Smudge se
adelantó. —Yo me ocuparé de ella.
El familiar se sentó delante de la barrera de madera por un largo
momento. Sam estaba a punto de pedir a Smudge si necesitaba algo
cuando un pulso de energía salió de la criatura. La puerta explotó en
pedazos, pasando muy cerca de Bob.
—Hey... —Bob gruñó.
—Lo siento. —Smudge respondió con un tono que Sam no creía
que indicaba ningún remordimiento en absoluto.
Con una mirada al felino, Bob pisoteó a la entrada sólo para ser
detenido por Jin.
—Déjame ir primero —dijo Jin —. Luchar dragón contra dragón
es mucho más fácil sin un vampiro quemado.
Bob vaciló un momento antes de asentir su acuerdo.
Sam dejó escapar un suspiro que no sabía que había estado
conteniendo. ¿De qué servían sus supuestas mejoras si no podía
controlar sus habilidades?
—Hablaremos más tarde —dijo Smudge.
Sam quería gritarle al gato, pero eso no iba a cambiar nada.
Todavía era diferente.
Jin entró por la puerta, después Mikhail. Sam se detuvo un
momento y miró preocupado a Bob cuando no escuchó ningún
sonido.
—Será mejor que sigamos —dijo Bob.
Sam asintió rápidamente.
Bob iba delante de Sam como si pudiera proteger a Sam de
cualquier peligro. Dado que Sam se encontraba a menudo en
situaciones peligrosas, la repentina protección de Bob le hizo sonreír.
Perdió su expresión de felicidad cuando entraron en la
habitación. Sam se cubrió la boca para reprimir un grito de asombro.
Habían entrado en una gran caverna. Sam no sabía qué tan
alto estaban los techos ya que la oscuridad ocultaba la parte
superior. Un enorme altar cubría una pared. Brillaba con una luz
antinatural. A Sam le tomó un minuto para darse cuenta de que el
altar estaba cubierto de miles de diamantes. Hubiera sido bonito, pero
con el cuerpo que yacía inmóvil en la parte superior de la misma no lo
era.
Meel estaba ahí con una daga en el corazón. La sangre
manaba de su cuerpo y goteaba en el recipiente a su lado.
—No quería hacer eso —dijo Smoke. Alzó las manos llenas de
sangre, como para evitar su ataque. El dragón parecía más molesto
que listo para atacar. —Me dijo que podía tener el trono si me
deshacía de la Princesa. Así que lo hice. —Hizo un gesto hacia el
cadáver de Meel —. Ahora me dice que tengo que matar al Rey y a
la Princesa también. No soy un asesino. ¡Yo voy a ser un Rey! —gritó
Smoke, agitando las manos ensangrentadas.
Si el cambia-formas dragón estaba tratando de persuadirlos
para ver su punto de vista, estaba fallando miserablemente. Incluso
Sam, que no quería involucrarse en la política de los dragones, podía
decir que el tipo estaba desquiciado.
—¿Quién te está hablando? —preguntó Sam. Trató de mantener
la voz calmada y baja porque realmente estaban tratando con una
persona loca. Mejor no enojar al tipo que podría hundir un cuchillo en
el corazón de alguien. Sentirse mal después no traería al muerto de
nuevo. Espera...
—¿Se puede traer a un tipo de entre los muertos? —le preguntó
a su familiar.
—Por lo general, no. Déjame ver cómo está.
Sam observó cómo Smudge se mantenía en las sombras y corrió
hacia el cuerpo antes de oler un par de veces.
—¡Quita a esa cosa de ahí! —gritó Smoke. Se inclinó sobre el
cuerpo del hermano del Rey. Sam tragó saliva al ver la sangre por
todo el frente de la túnica del cambia-formas dragón.
—¿Por qué? Lo mataste —murmuró Sam. La acústica en este
lugar era increíble y su voz hizo eco en las paredes. Se encogió un
poco en la oscuridad. De ninguna manera quería hacerse evidente.
Sin embargo, no quería ver a su gato herido, aunque era más un
compañero peligroso que un amigo peludo.
—Puedo matarte a ti a continuación. —Smoke ofrecío con una
risa maníaca —. Los humanos no deben meter las narices donde no
les incumbe.
—¡Finalmente, alguien piensa que soy humano! —gritó Sam su
felicidad, luego se calmó rápidamente cuando se dio cuenta que era
completamente inapropiado en ese momento.
—¿Por qué en el altar, Smoke? ¿En qué estás metido? —
preguntó Jin. Se movía lentamente hacia el altar y Sam pudo admirar
la mirada de un depredador a su presa.
—Talros dijo que si me hacía cargo de la monarquía-dragón se
aseguraría de hacerme vivir para siempre y tener todo el poder que
ansiaba. Me otorgaría la capacidad de guiar a mi pueblo. Mintió, sin
embargo. Sigue haciendo crecer la lista de personas que necesitan
morir. ¡Él mintió! —gritó Smoke.
—Tranquilo... —Jin lo calmó.
Sam vio a Mikhail dar un paso adelante mientras Jin trató de
calmar a Smoke. Nada como tratar de distraer a un psicópata y
verificar el estado de Meel al mismo tiempo.
Smoke dejó escapar una pequeña llama para mantenerlos a
raya. —No confío en ti. No confío en nadie. Todos ustedes son unos
mentirosos —Smoke estaba en el borde agudo de la histeria.
No podrían razonar con el dragón psicótico, Sam podía decirlo.
Ahora tenían que decidir qué hacer con él.
—¿Quién es Talros? —Sam preguntó a Bob a través de su enlace.
Bob se encogió de hombros.
—¿Quién es Talros? —Sam preguntó en voz alta. Si iban a llegar
a la raíz de este problema, tenían que descubrir a todos los jugadores.
Smoke dejó salir otra risita histérica, hubo un hedor acre
resoplando por la nariz como si estuviera podrido. Se apartó del
cuerpo de Meel. —Talros es un nigromante. Va a hacerme Rey y voy a
ayudarle a conquistar el mundo con su ejército de muertos vivientes.
Sam inclinó la cabeza mientras estudiaba al dragón. Grandioso.
Había leído acerca de nigromantes − asistentes que se concentraban
en la manipulación de los muertos. Si Smoke se involucró con uno,
habría más problemas en el horizonte. Esto podría ser sólo el
comienzo.
La mirada desenfocada le hacía preguntarse si los dragones
podrían tomar drogas y cuál sería el más adecuado para convertir a
un dragón en loco.
Jin se acercó y con un rápido movimiento se aprovechó de la
histeria de Smoke y lo inmovilizó en el suelo. Smoke luchó, pero se
detuvo tan pronto como Jin extendió perversamente las garras y le
rodeó la garganta con ellas.
—¿Y cómo demonios los dragones van a vivir en un mundo
poblado de muertos vivientes? —gritó Jin.
—¡Me dijo que tendría poderes! —gritó Smoke —. No nos iba a
matar.
—¿Quieres hacer un trato con alguien que quiere destruirlo
todo? ¿No te preguntaste por qué estaba pidiendo tu ayuda?
Sam dejó escapar el aliento que no sabía que había estado
conteniendo. Intercambió una rápida mirada con Mikhail y entonces
Mikhail utilizó la cubierta de grandes pilares de piedra para acercarse
al altar, mientras los dragones debatían los méritos de una asociación
con un nigromante. Bob le siguió, con Sam poco después. Sam no
cuestionó por qué se estaban acercando. No quería dejar a Bob
fuera de su vista.
—¿Qué piensas? —Mikhail preguntó.
—Creo que estamos jodidos si un nigromante está involucrado
ahora —dijo Bob —. Probablemente va a enfrentar a todos los
paranormales unos contra otros y regresarlos a la vida después de que
se maten unos a otros. —Toda la idea sonaba enfermiza para Sam,
pero tenía una buena idea de que eso es lo que estaba sucediendo.
Mikhail asintió. —Sí, eso es lo que estoy pensando. Vamos a tener
que capturar a Smoke y llevarlo con nosotros. El Rey no va a creer
esto con su hermano muerto.
—¿Está muerto? —Preguntó Sam.
Con un ojo atento sobre los dragones discutiendo, Sam se
acercó más al cuerpo de Meel. La sangre goteaba a un ritmo
constante. Había sido fileteado como un pez recien salido al
mercado. Sus entrañas se extendían hacia fuera como si Smoke no
sólo le había cortado, sino había jugado con sus intestinos, como un
juguete. Sam rápidamente se tragó la bilis que subía por su garganta.
—Yo lo puedo revivir —dijo Smudge.
—¿Qué? —Sam volvió con gratitud su atención hacia el gato.
—No se ha ido por completo todavía. Puedo revivirlo pero habrá
un precio. —Smudge entrecerró los ojos a Sam —. No te gustará el
costo.
—La vida de un hombre está en juego. ¡Salvalo! —Ordenó Sam.
Se preocuparía acerca de las consecuencias más tarde. No podía
perder el tiempo con un trueque con el familiar.
Smudge suspiró, un sonido extraño en un felino. —Siempre vas a
seguir a tu necio corazón, no importa donde viaja, ¿no, Sam
Enderson?
Sam se sonrojó. —No creo que sea una tontería querer salvar a
alguien.
—No todo el mundo merece ser salvado, Sam. Recuerda eso. —
Smudge subió a la plataforma y silbó en el cuerpo que yacía allí. Una
neblina blanca susurrante fluía de su boca y se dejó llevar de nuevo
dentro de Meel. Sam se quedó a una distancia respetuosa, porque no
quería distraer al gato de lo que estaba haciendo.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Smoke. Se arqueó debajo
del agarre de Jin, pero Jin no lo dejaría ir —. No puedes hacer eso.
Tengo que tomar el cuerpo para el nigromante. Quería un dragón y
no podía darle a la Princesa. —Su mirada se posó en Sam, con los ojos
rojos por el fuego y la furia. —Esto es tu culpa, humano. Voy a hacerte
pagar por esto.
Los ojos de Smudge brillaban como soles gemelos. —Si él quiere
un dragón tan fuerte, puede tenerlo de regreso. —La voz del gato se
hizo eco por toda la cámara cuando el familiar habló en voz alta por
primera vez. En el centro de la cámara, un agujero negro se abrió.
Sam miró en estado de shock como una fuerza invisible separó a Jin
lejos de Smoke y lo lanzó contra el pilar más cercano. Luego esa
misma fuerza aspiró a Smoke dentro del agujero. Un minuto después,
no quedaba nada.
Sam se aclaró la garganta. —Um, no sé. No sabemos dónde está
el nigromante sin él, ¿donde enviaste a Smoke?
La expresión de suficiencia del felino preocupó a Sam
ligeramente. —Donde la mayoría de los nigromantes pasan el rato. El
cementerio de la ciudad. Ahora calla, estoy trabajando.
—Está bien. —Sam se mordió la uña del pulgar mientras
observaba al gato.
Sintió a Bob, Mikhail y Jin uniendose, pero no se volvió a mirarlos.
Estaba demasiado fascinado con lo que el familiar estaba haciendo.
—¿Qué está tratando de hacer? —Preguntó Jin.
—Los gatos son los guardianes de las almas. Está regresando a
Meel su alma —dijo Bob —. Los familiares son los únicos que pueden
hacer eso. Los nigromantes animan el cuerpo, pero sus cuerpos no
tienen almas. Los gatos cobran un precio muy alto por el retorno de
un alma a otra.
Sam se puso rígido.
Oh mierda
—Sam. ¿Qué le prometiste a ese demonio peludo? —Preguntó
Bob.
—No lo sé. Dijo que habría un precio, pero no dijo qué —confesó
Sam.
Los ruidos de incredulidad provenían de los tres hombres. —No
puedes hacer un trato con un familiar sin pautas establecidas. —
Mikhail regañó. Eso sonaba extrañamente familiar al último consejo de
Bob cuando dio su nombre completo a una bruja, recordó ese primer
día como detective. ¿Por qué los consejos siempre venían tan
malditamente tarde?
—¿Sí? ¿Dónde estaban hace cinco minutos? —ahora querían
ayudar. Sam no les hizo caso mientras Smudge continuaba
trabajando con el alma de Meel.
—Lo siento —dijo Mikhail.
—Nunca pensé que un alma tuviera una forma. Es interesante
ver cómo se puede ver. —Comentó Sam, mirando las volutas de plata
yendo del gato hacia el cambia-formas dragón.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Jin. Inclinó la cabeza hacia un
lado. —¿Qué ves?
El corazón de Sam se hundió. No otra vez. —El humo de plata
que va de Smudge a Meel. Se puede ver, ¿no?
Por favor, deja al menos que uno de ellos esté de acuerdo. Tres
cabezas se sacudieron en un no.
Sam suspiró. —Genial —ni siquiera iba a discutir con Smudge por
pensar que era todo paranormal en lugar de no paranormal.
Bob apretó el hombro de Sam. —Nos las arreglaremos, amor.
Vayamos a casa después de dejar a Meel en el castillo y entonces
vamos a discutir lo que Smudge podría hablar contigo.
—Por supuesto. —El corazón de Sam se hundió. ¿Cómo
conseguía siempre ponerse en estas situaciones?
Un fuerte estruendo sacudió la caverna cuando Meel
bruscamente se transformó a su forma dragón. Un gran dragón rojo se
paró frente a ellos durante un minuto antes de cambiar de nuevo a
humano. Meel dio a Sam un saludo sorprendentemente elegante
considerando que el hombre no tenía una prenda de ropa en él.
—Estoy en deuda contigo, Sam Enderson —dijo Meel —. Su
familiar ha señalado mi deuda contigo y tus futuras generaciones.
—Um, gracias —dijo Sam. No sabía lo que las generaciones
futuras iban a pensar por lo que se avecinaba, pero el gesto era
agradable.
Smudge envolvió su cola alrededor de las pantorrillas de Sam. —
Vamos hablar de tu deuda para mí más tarde.
—Muy bien. —Sam no podía transmitir lo emocionado que
estaba ante la perspectiva.
El pequeño grupo comenzó a hacer su camino a través de las
cuevas en silencio. Meel seguía mirando por encima a Jin, su mirada
pensativa. A Mikhail no le gustó la expresión en los ojos de Meel.
Cuando entraron en los túneles, Smudge desapareció con una
sacudida de la cola y un estrechamiento de sus rasgados ojos verdes.
Bob y Sam se habían adelantado, discutiendo en voz baja sobre el
acuerdo que Sam había contraído con Smudge sin siquiera saber el
pago. Si era una promesa de un familiar que lo tenía atado por la
eternidad o algunos otros por lo que siguieron dándole vuelta al
asunto. Mikhail no deseaba mal a Sam. Sólo esperaba que Smudge
tuviera otros planes aparte del engaño habitual que su especie solía
perpetrar con aquellos que elegían.
—Quiero darte las gracias —dijo Meel suavemente. Mikhail lo
miró y vio que se dirigía a Jin.
—No tienes nada que agradecerme —respondió rápidamente
Jin.
Jin parecía distraído y en el borde, y el calor de su cuerpo era
palpable. Cuadró sus hombros y bajó la mirada hacia sus manos, las
cuales aún tenían las puntas de sus garras sobresaliendo a través de la
piel.
—¿Qué pasa, Jin? —Preguntó Mikhail.
—Todo se siente mal —dijo Jin con tristeza —. Pensé que sabía
todo de Smoke. —Se detuvo a media zancada y Mikhail se detuvo
con él. Meel miró a los dos, pero, evidentemente, consideró que era
más seguro caminar con Bob y Sam —. Él era un amigo.
Mikhail se acercó y puso una mano abierta en el pecho de Jin.
Una chispa blanca tenue iluminó la pequeña cámara brevemente y
luego murió hasta que estaban en sombras por las antorchas de la
pared otra vez.
—Lo siento —dijo Mikhail —. Por lo que pasó con Smoke, por la
traición. Tiene que ser duro. —Sólo dijo la verdad. Parecía que los
dragones eran muy unidos como en una familia y había multitud de
vínculos entre las generaciones. Deslizó su mano y tomó el rostro de
Jin. Jin inmediatamente frotó la mejilla contra el toque —. ¿Qué
puedo hacer para ayudar?
Jin puso a Mikhail cerca y entrelazó sus manos detrás de la
espalda de Mikhail para sostenerlo firmemente. Enterró la cara en el
cuello de Mikhail y el vampiro se estremeció ante el breve golpe de
calor que Jin exhaló.
—Lo siento —murmuró Jin —. No sé lo que me pasa. El fuego
dentro de mí está tratando de salir.
—¿Cuál es la causa de eso?
—Pubertad —dijo Jin en una carcajada.
Mikhail se rió junto a su amante. —¿Supongo que la pubertad
fue hace mucho tiempo para ti?
—Sólo un poco. No vas a creer lo destructivo que el fuego
puede ser. Deberías ver cuántos sueños calientes tuve. He destruido
muchas camas.
—Así que estamos descartando la etapa de la pubertad de los
dragones. Creo que estás confundido y enojado y te sientes
traicionado. —Mikhail dio un codazo a Jin hasta que su amante
dragón levantó la cabeza —. Estaba jugando contigo —Mikhail
terminó su evaluación —. Debemos dormir, y hacer un plan sobre lo
que tenemos que hacer con esta cosa del nigromante y todo estará
bien.
—¿Eso crees? —Jin no parecía convencido, pero al menos su
voz tenía alguna esperanza de que lo que Mikhail estaba diciendo
era verdad.
—Debes cambiar cuando lleguemos a la parte superior y soltar
parte de este calor —bromeó Mikhail. Se apartó y sacudió su camisa
—. Estás caliente. —Miró hacia abajo para ver dos marcas de
quemaduras en el material blanco, y rápidamente miró hacia la
horrorizada expresión de Jin.
—¿Qué he hecho? —dijo Jin con miedo. Mikhail podía ver que la
ropa de Jin estaba intacta, ¿cómo era posible? —. Nuestra ropa se
regenera. —Jin respondío a la pregunta no formulada.
—Así que estás ardiendo. Mucho.
—Vamos a seguir caminando. Creo que lo que has dicho sobre
el cambio es bueno. —Jin se obligó a salir con los dientes apretados.
No se veía bien, con los ojos medio cerrados y con una brillante capa
de sudor en cada parte visible de su piel. Comenzaron el viaje de
regreso con Mikhail y corrieron lo más que pudieron. Su pecho estaba
apretado y su respiración jadeante. Los malditos túneles a veces
estaban a unos cuarenta y cinco grados y estaba claro que no
estaba tan en forma como había pensado. Suspiró de alivio cuando
el último túnel casi terminaba y estaban casi fuera. Un dolor agudo lo
apuñaló y se dobló con las manos sobre los muslos.
—¿Mikhail? —Sam y Bob se cernían sobre él. Sam llevó una
mano a la espalda —. Habla conmigo. ¿Estás bien?
Jin gruñó bajo en su garganta y el sonido hizo eco en el túnel. —
Tengo que... yo... tengo que... irme... —logró decir —. Le va-va... —Se
tambaleó hacia la luz al final del túnel y desapareció por la esquina.
Mikhail se enderezó y puso una mano en la pared para no
perder el equilibrio. —Deja cojo aliento —dijo Mikhail.
—Te ves como el infierno —comentó Bob.
—Gracias por eso, Bob —dijo sin expresión Mikhail. El dolor se
había aliviado. No había duda de que era parte de un nuevo enlace
loco que tenía con su amante.
Meel se unió a ellos y permaneció indeciso. Su cara estaba roja
por el esfuerzo, pero no estaba lanzando fuego como Jin.
Evidentemente, no se vio afectado porque Jin estaba ardiendo.
—Ha habido otros asesinatos, sabes —dijo. Mikhail se preguntó si
el dragón más viejo quería llegar a algo con lo que estaba diciendo y
se centró en las palabras —. Hace diez años mi hermano mayor
Cedric fue asesinado. Era el segundo en la línea de sucesión al trono.
—¿Así que eras el tercero? Supongo que fuiste el primer
sospechoso en el asesinato de tu hermano —sugirió Sam — ¿Qué fue?
¿Deseabas el trono y el pensamiento de eliminar a tu segundo
hermano se te subió a la cabeza por lo de la ley del más fuerte?
Meel negó con la cabeza. —No lo entiendes. El trono no es un
derecho de nacimiento. Los antiguos eligen un nuevo gobernante
sobre la base de actos valientes y desinterés y generosidad, y por
tener el corazón de un Rey. Con el tiempo se ha llegado a la
tendencia de pasar de un Reino al siguiente, pero no se pre-gobierna.
Yo soy el guardián de la historia. Puedo grabar las líneas de sangre. No
soy un Rey en espera. El Rey ha estado en el trono tanto tiempo que
mucha de nuestra gente ha olvidado cómo se gana el trono.
—¿Así que Jin es la razón cuando dices que puede ser uno de
los elegidos como heredero?
—No sé lo que vamos a encontrar cuando lleguemos a casa —
dijo Meel. Sus palabras divagaban y tenía una expresión acristalada
que se desintegró por el dolor.
—No tiene ningún sentido —dijo Bob.
—Cuando el Rey era más jóvenes, muchos siglos atrás, estuvo a
punto de morir en batalla... Estaba a punto de morir y su heredero fue
marcado con el diseño del Rey dragón listo para tomar su lugar. —
Meel tocó su garganta y pasó un dedo por su pecho, justo sobre su
corazón —. Cedric fue elegido como el heredero y estaba dispuesto a
tomar el lugar del Rey si tenía que hacerlo.
—Tu hermano, el del medio —resumió Mikhail.
—Cuando llegó la marca, él... —Meel se detuvo y lució
repentinamente asustado.
—¿Qué? —espetó Mikhail —. Dinos qué pasó.
—Se quemó, pero no fue necesario, el Rey sobrevivió. La marca
nunca se fue, sin embargo. Una vez que los antiguos te elijen, es tu
destino, tu camino. Cedric tenía esa marca hasta el día en que fue
asesinado. Nunca encontraron a su asesino.
—¿Crees que fue Smoke? —Sam preguntó con curiosidad —.
¿Ha estado quitando lentamente herederos en su camino hacia el
trono?
Mikhail quería hablar sobre el tema de que Jin se quemaría, pero
esperó pacientemente hasta que Meel formó una respuesta a la
pregunta de Sam.
—Smoke es... era... un dragón valiente y fuerte. Su línea de
sangre es pura y respetada en el clan. Se podría asumir que abría sido
posible que tendría el camino para ser Rey. Así que tal vez mató a
Cedric.
—Smoke quería matar a Eliza —señaló Mikhail en apoyo —.
Pensó que podría ser un heredero.
—Es una niña, apenas valiente y no muy fuerte todavía —dijo
Bob.
—¿No viste la cara de las sirenas? —interrumpió Mikhail —.
¿Puedes decirme lo que pasó cuando Cedric recibió la marca como
heredero?
—Se calentó... —Meel repitió. Después pareció perderse en sus
pensamientos. Mikhail abrió la boca, listo para hacer que el viejo
llegara a ese punto, pero la volvió a cerrar en un gesto de Bob.
Finalmente Meel continuó: —Cuando cambió de dragón a hombre,
su pecho tenía un diseño a juego con el de su compañera
predestinada, un hermoso dragón violeta de otro clan.
Mikhail apartó la camisa chamuscada. —¿Te refieres a este tipo
de marca?
Meel miró y luego cerró los ojos con fuerza.
—¿Meel? —Sam empujó el brazo del príncipe.
—Sí. Al igual que esa. Si Jin está ardiendo y aparece el diseño,
sólo puede significar una cosa. El Rey está a punto de morir, o está
muerto.
Mikhail sacudió el dolor y la sensación de falta de aire. —
Tenemos que llegar al Rey. —Nadie discutió y solo se apresuraron a
salir al aire libre, en el coche y luego en dirección a la sala del trono.

Jin aterrizó torpemente y curvó sus alas en torno a sí mismo. De


alguna manera había perdido toda la gracia que había tenido y no
podía mantener el vuelo durante mucho tiempo a causa del dolor
que lo recorría. ¿Qué le pasaba? Cambió a hombre y cayó al
césped, pero no se molestó en vestirse. Estaba tan condenadamente
caliente y el fuego picaba bajo su piel.
—¿Estás bien? —La voz de Nillon vino del lado izquierdo. Su
hermano se sentó a su lado, de espaldas a una gran roca —. ¿Qué
pasó?
—Nada —dijo Jin cansado.
—La última vez que vi un aterrizaje forzoso el dragón estaba
arrastrando una bolsa de altos cargos de rubíes —miró a Jin —. No
veo ningún rubí.
—Me siento... —Jin se detuvo. Nillon era su hermano, y sí, había
estado equivocado al creer que Jin era el malo de la película, pero
era, en el fondo, un alma gentil —. Cansado —concluyó.
—Te ves cansado —acordó Nillon.
—Gracias, hermano —dijo sin expresión Jin. Nillon resopló una
carcajada y luego se inclinó hacia atrás y comenzó a soplar anillos de
humo en el aire.
—Por lo tanto, él es tu compañero entonces —dijo Nillon
finalmente —. Ese mestizo vampiro-sirena tuyo.
—Mikhail —ofreció Jin. Esperó un poco más.
—Entonces, ¿qué es esa cosa ahí?
—¿Qué? —preguntó Jin. No sabía de lo que Nillon estaba
hablando.
Nillon hizo un gesto hacia él. —Eso.
Jin siguió la dirección que señalaba Nillon y parpadeó cuando
vio el intrincado diseño que había aparecido en su pecho, y bajaba
por un brazo. Negro y oro, se enrollaban en forma de un dragón con
las alas extendidas y era similar al diseño de Mikhail. Todo, excepto
que el suyo tenía letras extras que se extendían hasta la muñeca en
un patrón complicado. Mikhail tenía una marca para indicar que el
destino los había puesto juntos. Un dragón sólo era marcado
cuando...
Súbito horror se apoderó de Jin.
—¿Qué? —dijo Nillon con urgencia cuando Jin se puso de pie y
mágicamente se puso la ropa en su cuerpo.
—La marca del Rey —dijo Jin —. Esa es la única razón por la que
tenemos estos...
En paralelo, los dos cambia-formas corrieron a la puerta y
entraron en el palacio. En cuestión de minutos estuvieron dentro y se
enfrentaron con los dos dragones responsables de controlar la
entrada a la sala del trono y los aposentos privados del Rey.
—Entremos —ordenó Jin.
Ni siquiera argumentaron, evidentemente el calor y el mandato
en Jin fue contundente. Ellos empujaron las puertas y el horror de lo
que se encontraron había echo que Jin se parara en seco. El Rey
estaba muerto, degollado y su forma se quedó en medio de dragón y
humano. Junto a él, inconsciente y acostada sobre parte de la sangre
de su padre, estaba Eliza. Nillon inmediatamente recogió a Eliza y la
abrazó. Ella resultó herida. El que había matado al Rey había sentido
importante eliminar a Eliza también.
—Está respirando —dijo —. Pero hay que curarla.
Jin cayó de rodillas al lado del Rey. El instinto le había echo
comprobar el pulso, pero no había señales de vida, y el Rey estaba
helado. Jin metió la mano, pero el vacío dentro de la cáscara del
cuerpo era absoluto, no había ni una chispa de vida.
—Se ha ido —dijo Jin con angustia. Se sentó sobre sus talones y
dejó salir un poderoso rugido que hizo temblar la sala, quería cambiar
a dragón y dejar que el dolor lo embargara por completo.
—¿Crees que ella lo vio? —Nillon preguntó entrecortadamente.
Jin miró a su hermano.
—Dios, espero que no —tiró de las cortinas y rompió una, tendría
que servir de cubierta temporalmente. Suavemente la colocó sobre la
forma del Rey, tratando de darle al dragón una cierta apariencia de
dignidad en su muerte.
—Jin —la voz de Mikhail venía de detrás de él y Jin nunca había
sido más feliz de escuchar a su pareja. Se retractó de sus alas, y obligó
a sus colmillos y garras a retirarse antes de volverse para mirar a su
amante. Se puso de pie en un movimiento suave y le tendió una
mano. Mikhail no dudó, se acercó a tomar la mano de Jin con fuerza.
Intensa luz blanca los envolvió momentáneamente y luego se disipó.
Bruscamente Jin tenía el peso de su destino empujando sobre él.
Él era el Rey.
—Eliza necesita reposo. —Sam anunció. Sam había instalado a la
Princesa en su cama mientras Mikhail, Bob y Jin habían anunciado la
noticia de la muerte del Rey. Todavía tenían que anunciar a Jin como
el nuevo Rey. Esperaban poder mantenerlo en secreto por un tiempo
más largo. Los dragones comenzarían a rondar para asegurarse de
que Jin sería un buen gobernante, y Jin todavía no estaba listo para
tomar las riendas del liderazgo.
—Bueno. Ella necesita su sueño —dijo Jin —. Necesita sanar y ha
tenido una gran impresión por lo de su padre.
Jin se aseguraría de que la Princesa tuviera todo lo que
necesitaba. En lugar de estar aislada en un grupo de dragones
solitarios, le encontraría algunos amigos.
—¿Crees que le gustaría la escuela a la que han enviado a su
niña? —Preguntó Jin. Por la descripción de Bob sonaba como un lugar
agradable.
Sam frunció el ceño. —Acaba de perder a su padre, ¿y ya estás
enviandola lejos?
Jin negó con la cabeza. —No lo entiendes. Los hijos de un
dragón son más raros que las piedras preciosas de color púrpura. El
clan puede juzgarla por no ser la siguiente en la línea de sucesión al
trono. Ellos buscaran defectos porque los dioses no la eligieron a ella.
Alguien ya le ha hecho daño. Quiero que esté a salvo. Habrá menos
presión si está en algún lugar lejos de la montaña donde pueda hacer
algunos amigos no-dragones. Cuantas más conexiones pueda hacer
dentro y fuera de la montaña, mejor se va a ajustar en la edad
adulta. Nos aislamos y no quiero que eso le pase a Eliza.
—Esa es una buena idea —dijo Bob, ignorando la mirada de su
compañero —. Yo estaría encantado de hablar con el director de la
escuela. No creo que tendría ningún problema con un cambia-formas
dragón mientras Eliza firme el código de conducta que establece que
no puede utilizar sus poderes contra otros estudiantes. Es motivo de
expulsión inmediata.
—Muy bien. —Jin podía ver cómo una escuela llena de
paranormales mixtos podría ser un problema si todos estaban usando
sus poderes contra otros. No tenía duda alguna, así que
probablemente lo hacían a escondidas, pero Eliza podía sostener su
posición.
—¿Podrían darnos unos minutos? —preguntó Mikhail.
—Claro —Sam agarró el brazo de su vampiro y lo arrastró por el
pasillo —. Encuentranos cuando estés listo para ir a cazar a Smoke.
Jin pasó de un pie a otro. Sabía que Mikhail se iba a enojar con
él. La postergación de esta confrontación no sería su mejor interés. La
ansiedad que se derramaba de Mikhail picaba en él como un
sarpullido.
—No creo que te puedas escapar de esta conversación —dijo
Mikhail —. No puedes ser Rey. No me puedo acoplar a un Rey.
Un borde de histeria llenó la voz de Mikhail.
—Tranquilo, amor. —Jin tomó las manos de Mikhail en la suya —.
Vas a estar bien.
—No, no lo haré. —Mikhail sacudió la cabeza frenéticamente —.
Me he librado de ello antes. No funcionará.
Jin tomó el rostro de Mikhail. —Yo no soy como tu padre y no soy
una sirena. Te quiero, Mikhail. Si pudiera renunciar a la corona, lo
haría. La única manera de renunciar a ella ahora es a través de la
muerte.
El pánico en los ojos de Mikhail desgarró el corazón de Jin.
—No sé si puedo pasar por eso otra vez —dijo Mikhail —. Quiero
decir, sé que no puedes dejar de ser Rey, pero no sé si puedo ser tu
pareja.
Jin envolvió a Mikhail en sus brazos y lo abrazó. —No puedo vivir
sin ti. Estamos obligados, unidos.
Mikhail se acurrucó en los brazos de Jin. A pesar de sus reservas,
era obvio que todavía quería a Jin.
—No sé qué hacer. —Confesó Mikhail.
—Quédate conmigo. Te necesito. —Jin no tenía palabras para
expresar lo mucho que tenía que tener a Mikhail en su vida. Mikhail y
el aire eran las dos necesidades de las que no podría prescindir en la
vida.
Mikhail agarró la camisa de Jin. —Tengo miedo.
—Danos una oportunidad. No puedo prometer ser una pareja
perfecta, pero nadie va a trabajar más duro para hacerte feliz.
Después de un largo momento, Mikhail asintió. —Nos daré una
oportunidad.
Jin sonrió. —Bien.
Sam corrió hacia ellos con Bob a sus talones. —Siento interrumpir.
Tenemos que irnos. Smudge me acaba de decir que el nigromante
está en el cementerio. Esta podría ser nuestra única oportunidad para
atraparlo.
Jin miró a su alrededor, pero no vio al familiar. —¿Dónde está
Smudge?
—Se fue a su casa. Dijo que él no puede hacer nada para
ayudar contra un nigromante —dijo Sam —. Algo acerca de que la
magia era incompatible.
Jin deseaba poder volver a casa cuando las cosas llegarán a ser
demasiado difíciles. Agarrar a Mikhail y sostenerlo firmemente sonaba
mucho mejor que tratar con un nigromante psicótico tratando de
destruir a los dragones.
—¿Qué podemos hacer? —Mikhail hizo la pregunta que Jin se
había preguntado. Si una poderosa corriente no podía o no quería
pelear, ¿cómo iban a derrotar a uno?
Bob dio un paso adelante. —Vamos a ver. Tenemos que
detenerlo a toda costa. No vamos a saber qué podemos hacer hasta
que echemos un vistazo a este tipo nosotros mismos. Parece que
trabaja detrás de bastidores hasta el momento, y tiene a sus secuaces
haciendo todo el trabajo.
Jin no podía discutir con esa lógica. El nigromante había usado
a Smoke como su vía libre a la montaña del dragón. Jin se preguntó
quién más podría estar bajo el control del nigromante. Tal vez no
siempre se llevaba bien con Smoke, pero nunca había sospechado
que era un traidor.
—Voy a dejar a Nillon y Meel a cargo. Incluso si no es el próximo
Rey, Meel es una influencia poderosa en el reino del dragón y los
demás le escucharán. Por lo que todo el mundo sabe, él es el nuevo
Rey. No vamos a desilusionarlos hasta que regresemos.
Jin no mencionó que Meel todavía podría ser el nuevo Rey, si la
batalla no salía bien.
Mikhail le golpeó el brazo. —Escuché eso —gruñó.
—Que no lo esté diciendo en voz alta no significa que sea
menos cierto —dijo Jin.
—¿Qué no es cierto? —Preguntó Sam.
—Nada —dijo Mikhail —. Vamos. Podemos preocuparnos por el
reino de los dragones después de encargarnos de Smoke y su amo
psicótico.
Jin estuvo de acuerdo. El primer paso era el nigromante y luego
trabajar en su relación. No sabía cuál era más aterrador.

Sam lanzó una mirada nerviosa por el cementerio. ¿Por qué no


simplemente escuchaba la música espeluznante y acababa de una
vez? El cielo estaba oscuro, la niebla se arremolinaba alrededor de sus
pies y de las lápidas que decoraban el suelo, todo eso podría haber
salido directamente de una película de terror.
—¿Estás buscando a tu amigo? —Una voz seca y ronca
preguntó mientras el hedor de huevos podridos y tierra flotaba entre
ellos.
El miedo lo recorría de arriba hacia abajo por la espalda de
Sam. No había estado tan asustado durante el ataque de las sirenas o
cuando se había enfrentado a un malvado dragón o incluso cuando
había entrado en un bar de hombre-lobo y exigió respuestas.
Ninguna de esas criaturas había exudado tanto mal como el
dueño de la voz rasposa deslizándose por sus tímpanos. Sólo la
presencia tranquilizadora de Bob junto a él detuvo a Sam de
desmayarse. No abandonaría a su amante por muy irritante que lo
encontraba generalmente.
Poco a poco, junto con sus amigos, Sam se dio la vuelta y
descubrió que en realidad no había conocido el verdadero miedo
hasta ese momento.
Dos metros quince de altura, el nigromante se alzaba sobre ellos
cuatro. La piel parecida al papel era de aspecto azulado y se
extendía por una cara esqueletica como si el ser ya hubiera muerto
una vez y no hubiera vuelto completamente su humanidad anterior.
—Nigro-marioneta —Bob susurró en el cerebro de Sam —. No es
el nigromante mismo, es un siervo.
—Oh.
Eso tenía más sentido. El nigromante no se exponía por ahí para
el ataque. Simplemente enviaría a otro a hacer su voluntad. Sam
buscó en el área, pero no vio ninguna señal de Smoke.
—¿Buscas a alguien?
Una sensación de abatimiento se hundió en el pecho de Sam.
Sabía que no le gustaría la respuesta que estaba a punto de recibir.
—¿Qué hiciste con Smoke? —Jin preguntó antes de que Sam
pudiera pronunciar las palabras. Un chorro de alivio acabó con un
poco de la ansiedad de Sam. No tenía prisa para volver a ver los ojos
sin alma de la criatura. ¿Era un cobarde por no querer ser visto por
esta cosa azul?
Bob pasó un brazo por la cintura de Sam. —Todo irá bien, amor.
Vamos a hacer lo que normalmente hacemos —susurró Bob.
—Espero que un demonio venga y queme a todo el mundo. —
Sam respondió con una voz igual de tranquila.
La risa de Bob junto a él derritió el hielo que encerraba el cuerpo
de Sam. Con su amante a su lado tenían que ganar. No aceptaría
ninguna otra posibilidad.
—Tengo lo que queda de su compañero Smoke —dijo la
criatura. Tiró algo hacia ellos. Rebotó en una lápida antes de derrapar
a su fin en medio de su grupo.
Al principio Sam no entendía lo que estaba viendo. Luego casi
vomitó.
La garra de Smoke yacía en el lecho de hojas muertas. Alguien
cortó la mano de Smoke mientras él se encontraba en forma de
dragón.
—¿Qué pasó con el resto de él? —Preguntó Jin.
—¿De verdad quieres saberlo? —La criatura sonrió, revelando
unos dientes afilados, con sangre en ellos.
Sam se llevó una mano al estómago dispuesto a que no se
agitara y tuviera la desgracia de vomitar.
—Tranquilo, cariño. —Bob envió pensamientos tranquilizadores a
Sam para mantener las náuseas a raya.
—¡Eres una abominación que debe ser enviado de vuelta al
infierno! —gritó Jin.
Sam podía sentir el dolor de Jin estrellandose contra él en olas
grandes. Smoke podría haber traicionado al Rey dragón pero habían
tenido una larga historia de amistad antes de eso.
—¿Crees que me puedes enviar allí, pequeño dragón? ¿Tú y tus
amigos vampiros? —Rió la criatura. Sus ojos muertos se arrastraron por
Sam —. Y, ¿qué eres?
Sam suspiró. Incluso el tipo no-muerto espeluznante no sabía que
era humano. Se preguntó si Smudge le echaría de menos, una vez
que se lo haya comido. Esperaba que el familiar por lo menos sintiera
una punzada de remordimiento por abandonar a Sam a su suerte.
—Soy humano —dijo Sam. Tal vez si lo dijera suficientes veces se
convertiría de nuevo en cierto.
La criatura echó hacia atrás la cabeza y se echó a reír, un
sonido fuerte y pujante sorprendentemente robusto en comparación
con su voz casi susurrante. —¡Necio¡ Nadie creerá esa historia, que se
supone que es humano dices —se encogió de hombros —. No
importa. Morirás al final.
La llama de Jin detuvo esa línea de razonamiento. La criatura
gritó, golpeando su ropa. —¡Pagarás! —chirrió.
Sin previo aviso, la criatura saltó sobre Jin y lo atacó con las
garras que se deslizaban por las puntas de los dedos.
El grito de Jin hizo eco en la noche. Escupió más fuego a la
bestia mientras caía al suelo. Mikhail cantó una canción de sirena
penetrante que hizo que Jin y Bob golpearan en el suelo. Sam se
quedó sin saber qué hacer. Tontamente no tenía un arma. La bestia
golpeó a Mikhail y la sirena-vampiro calló contra una lápida antes de
quedarse quieto. Sam se congeló cuando la bestia se volvió hacia él.
La mente de Sam corrió por diferentes posibilidades. ¿Qué podía
hacer? —Me gustaría tener luz —susurró.
Una bola brillante apareció entre Sam y la bestia.
—No —la bestia pasó por la pelota, gritando cuando su mano
pasaba a través de ella —. Te voy a matar, falso humano.
Sam dio un paso atrás cuidadosamente en busca de algo para
ayudar. La bestia parecía cegado por la luz, incapaz de ver a Sam a
través de la brillantez.
Sin embargo, no era suficiente para salvarlo. Sam no sabía
cuánto tiempo más podría sostener la luz. Los ojos de Sam se echaron
sobre su pulsera. Sin pensarlo envolvió la mano alrededor de la banda
y cerró los ojos.
—Ayúdame —susurró. No sabía cómo funcionaba el brazalete,
pero esperaba que alguna de las entidades que habían prometido
acudir en su ayuda estuviera prestando atención.
Una fuerte explosión sacudió el cementerio. Los pies de Sam
fueron levantados por debajo de él, cuando el trío de faes
aparecieron de la nada y se colocaron a sí mismos entre la criatura y
Sam. Con sus caras tatuadas y ojos plateados con destellos de luz,
formaban una impresionante barrera.
—Estamos disgustados por intentar hacer daño a nuestro Sam —
dijo el fae con una sola voz.
La criatura gruñó. Sam se puso de pie, pero se quedó donde
estaba, no demasiado orgulloso por dejar que los faes manejaran
esta lucha. No podía ponerse de pie en contra de este engendro del
nigromante, no cuando podía contra un dragón.
Sam sabía el límite de sus capacidades y estaría muerto antes
de que destruyera a esa criatura.
—¿Crees que puedes vencerme? —Se burló el nigro-marioneta.
El fae del medio levantó la mano y la criatura se desintegró. En
un momento estaba silbando, escupiendo, gruñendo amenazas, y al
siguiente era un montón de cenizas en el suelo. El trío completo se
volvió hacia Sam. Sus ojos brillaban cuando lo examinaron.
—¿Estás bien, Samuel Enderson? —Dijo el fae de la izquierda.
—Sí, gracias —respondió Sam.
—De nada. Haznos saber si hay algo más que necesites —dijo el
fae a la derecha. Antes de que pudiera decir nada más, el trío
desapareció.
No creía que alguna vez se acostumbraría a su rareza.
Un gemido hizo que Sam corriera al lado de Bob. —¿Estás bien,
amor?
Bob parpadeó hacia Sam como tratando de enfocarlo. —¿Los
fae vinieron otra vez?
—Deja de leer mi mente. ¿Cuántas veces tengo que decirte que
es grosero? —lo regañó Sam.
—Es culpa de Mikhail. Puso mi cerebro del revés con su canto de
sirena. —Se quejó Bob.
Sam decidió dejar esta pelea.
Una coincidencia de gemidos detrás de él alertó a Sam que
Mikhail y Jin regresaban alrededor. Sam ayudó a Bob a ponerse en
pie. —Así que los faes se hicieron cargo de la criatura del nigromante?
Sam asintió con la cabeza. —Sí, pero todavía no sabemos
dónde está el nigromante o dónde vive. Todavía será capaz de
aterrorizar a los dragones.
—O a ti. Si él sabe que tú eres la razón de que los faes
destruyeron a su siervo entonces podría venir en pos de ti. —Razonó
Bob.
—Tal vez —coincidió Sam —. Pero dudo que sea lo
suficientemente interesante para ser un objetivo.
Jin ayudó a Mikhail a ponerse en pie y se acercó a la pareja, dio
palmaditas en la espalda a Sam.
—No hay que subestimarse a sí mismo, Sam. Eres bastante
interesante. —Sostuvo Jin —. Los dragones estaran siempre en deuda,
no sólo por rescatar a nuestra Princesa, sino por detener a su Rey de
ser carne de los muertos.
Sam se echó a reír. —De nada.
Jin sacó un encanto de plata, aparentemente en el aire e hizo
clic en el brazalete de Sam. El abalorio de plata formó un pequeño
fuego de dragón.
—Lindo —dijo Sam. Trató de ocultar la inquietud silbante a través
de su cuerpo. Tenía que conseguir un acercamiento en su relación
con otros hombres-lobo. Cualquiera de ellos eran amigos o enemigos,
y tenía suficientes enemigos en este momento.
—Mikhail y yo vamos a volver a la montaña. Voy a preguntar y
averiguar si alguien sabía quién se relacionaba con Smoke.
Seguramente alguien lo vio con este nigromante —dijo Jin.
—Sam y yo vamos a buscar en la zona en busca de pistas —dijo
Bob antes de que Sam pudiera contestar.
—Bien. Si encuentran algo háganoslo saber. —Jin pasó un brazo
alrededor de Mikhail —. Voy a volar con Mikhail a casa.
Por la boca abierta de Mikhail, Sam no creía que al vampiro-
sirena le gustara ese plan, pero quién era él para interceder. Si Mikhail
no decía nada, Sam no lo haría. Bob reprimió una risa a su lado.
—Nos pondremos en contacto contigo —ofreció Bob.
—¿Podrías también averiguar cómo van las cosas en la escuela
de Mal?
—Claro —respondió Sam. ¿Por qué se sentía como si debiera
unirse a ellos y compartir el viaje?
Jin se transformó ante sus ojos. Mikhail se subió a su espalda, sus
movimientos lentos revelando sus nervios.
—Va a estar bien —aseguró Bob a Sam.
—¿Estás seguro de que Jin no le dejará caer? —Preguntó Sam.
—Estoy seguro. Jin nunca dejaría que su compañero cayera. —
Bob se mostró confiado en su evaluación. Sam se relajó.
Después de que la pareja se fue, Sam y Bob pasaron la siguiente
hora recorriendo el cementerio. No se encontraron con nada inusual
más allá del montón de cenizas.
—Esa fue una pérdida —se quejó Sam. Hasta ahora, este había
sido el peor de los casos que nunca había tenido. A pesar de que
había rescatado a la niña y al príncipe, al final el Rey había muerto. Y
ahora parecía que Mikhail se quedaría como el consorte del Rey, o lo
que fuera su título. Sam perdería a Mikhail. El hermoso vampiro había
demostrado ser un buen amigo más de una vez. ¿Cómo lo haría Bob
sin su mejor amigo?
—Hey, él va a estar bien, y voy a estar bien también. —Bob le
aseguró. Apretó el brazo de Sam en una demostración de
comodidad.
—Lo sé. Jin realmente me gusta —dijo Sam. Sabía que el dragón
tendría mucho cuidado con Mikhail. No lo haría más fácil, sin
embargo.
Echaron un último vistazo antes de regresar al castillo.
El trayecto desde el castillo era lento y aburrido sin la urgencia
que habían sentido en llegar a la casa de los dragones. Se detuvieron
después de un par de horas en un restaurante y se llenaron de
comida no-dragón. Comieron alimentos basuras normales y fue un
alivio después de comer alimentos que se habían quemado en el
infierno y vuelto de regreso.
Bob se alejó para ir al baño y Sam salió a la calle hacia la zona
de picnic. Se sentó en la primera mesa que vio y levantó la cara hacia
el cielo, el sol de la tarde calentaba su piel.
—Pensé que lo mejor era discutir esto aquí antes de que llegaras
a casa. —La voz era baja y firme —. Prefiero que no incluyas a tu
colección de animales salvajes en nuestras discusiones.
Sam suspiró. Sabía que Smudge lo encontraría tarde o
temprano. Sólo esperaba que fuera cuando estuvieran en casa, y
cuando Bob estaba a su lado.
—Hola —dijo cuidadosamente. Se enderezó en su asiento y
encontró a Smudge sentado a la sombra de la mesa de picnic. —
¿Qué animales salvajes? —Preguntó y luego deseó no haberlo hecho.
Smudge olfateó. —El fantasma que me ve quejoso, la gárgola
en tu escritorio, por no hablar de las arañas asesinas en tu ático.
—Arañas. Asesinas. —Sam parpadeó ante la repentina aversión
y el miedo que se encrespaba en su interior —. ¿Tengo arañas
asesinas en mi ático?
Smudge bostezó ampliamente mostrando sus pequeños dientes
puntiagudos. —Son sólo los bebés, no más grande que un plato de
comida.
—No me gustan las arañas —dijo Sam desesperadamente.
—Y a mí no me gustan los fantasmas, o las gárgolas, pero tengo
que vivir con ellos —dijo Smudge, sonando aburrido.
—¿Cuántas arañas? —Preguntó Sam.
—Perdí la cuenta —dijo Smudge con lo que parecía una sonrisa
clara —. De todos modos, los pájaros las van a matar por ti.
—¿Lo pájaros?
—Los que vienen a quedarse —dijo Smudge. Sonaba como si
pensara que Sam era estúpido o algo así. Sam no era estúpido.
Estaba confundido. Tal vez tenía una insolación.
—¿Los pájaros vienen a quedarse?
—Y gatos, y algunos perros tal vez, a pesar de que tendrá que
mantenerlos separados.
—No te entiendo.
—Puede haber un par de ranas —añadió pensativamente
Smudge.
—¿Porqué no comienzas por el principio?
—Estoy aquí para explicar cómo vas a cumplir con tu promesa.
Debes proporcionar un lugar para alojar a los familiares que no están
bien con su paranormal hasta que se hagan más fuertes —dijo
Smudge, agitando su cola.
—Un lugar. Alojar... —Sam no era capaz de hilvanar una frase
coherente. Él ya tenía un fantasma, una gárgola y aparentemente
arañas asesinas. Él no estaba agregando perros, gatos y pájaros.
Espera ... ¿a su casa? Imaginó perros que perseguían a gatos que
persiguiendo palomas que perseguían a arañas y enterró su cara
entre las manos y gimió.
—Así que estamos de acuerdo entonces. —Hizo una grieta en el
aire, acompañando las palabras y Sam ni siquiera miró para saber
que Smudge había desaparecido. Cuando Bob apareció por la
esquina silbando como si no tuviera ninguna preocupación en el
mundo, Sam había logrado calmarse un poco.
—¿Te gustan las mascotas? —Preguntó Sam.
—¿Las mascotas? —dijo Bob con curiosidad —. Tuve un hámster
una vez.
Sam soltó una carcajada. No podía imaginar al grande, malo,
vampiro poseer un hámster. —Smudge estaba aquí.
Bob olío el aire y arrugó la nariz. —Oh —dijo amablemente —.
¿Qué te estaba pidiendo?
—Va a estar usando mi casa como una especie de centro de
rehabilitación para los familiares sin nadie. —sacudió la cabeza y
después dejó que Bob le ayudara a ponerse en pie.
—Eso no es tan malo —dijo Bob suavemente —. Juntos podemos
manejar cualquier cosa.
Juntos sonaba muy bien.

Después de la parada de descanso, Sam se sentía inquieto y un


pensamiento siguió empujando en la base de su cuello. Se sentía
como si su piel estuviera muy apretada y el pecho herido. La banda
de tensión alrededor de la cabeza le hacía tener un muy fuerte dolor
de cabeza. Cada vez que cerraba los ojos veía las imágenes horribles
de lápidas y zombis que salían de entre el barro con bocas abiertas y
las manos como garras. Era horrible y, con un cosquilleo insistente, el
miedo se retorció con ansiedad en su interior, por lo que le inquietaba.
Bob vio la tensión inmediatamente.
—¿Sam? ¿Qué está mal? —Le preguntó.
—Me sorprende que no puedas leer mi mente y verlo por ti
mismo. —Espetó Sam irritado, entonces inmediatamente se sintió mal.
Bob le echó una rápida mirada con sorpresa que no sirvió de nada —.
Lo siento —dijo Sam en voz baja. No quería que Bob viera el horror
que estaba en su cabeza —. Me duele la cabeza. Me siento confuso.
No sé lo que me pasa, me siento... —Se encogió de hombros.
—Lo que acabamos de pasar, agrega a Smudge y la promesa,
no me sorprende que estés agobiado.
—No es eso —dijo Sam al instante —. No podemos perder el
tiempo preocupándonos acerca de lo que sucedió antes, y como has
dicho, vamos a tratar con Smudge juntos. Es Mal. No puedo evitar
sentir que algo está mal. Sé que estoy siendo estúpido. Ella está en la
escuela y está bien.
Pasaron unos pocos kilómetros más antes de que el silencio en el
coche volviera demasiado tenso. La cabeza de Sam era una masa
de los peores escenarios posibles, todas ellas centradas en Mal o Bob.
—Vamos a visitar la escuela —dijo Bob finalmente.
Sam no podía creer el alivio que sentía. —Gracias —dijo
simplemente.
Bob le palmeó la rodilla. —Uno siempre debe escuchar a sus
miedos y seguir sus instintos —dijo.
Sam movió las manos delante de él y puso una voz profunda. —
Porque esa es la manera de un vampiro... —dijo.
Bob le sonrió. —Te amo, Sam.
Sam le devolvió la sonrisa. Nunca se cansaría de escuchar eso
de su atractivo, indignante, amante vampiro mandón. —Te amo,
también.
Llegaron al comienzo del largo camino a la escuela cuando el
anochecer oscureció el cielo con manchas de color púrpura y azul
marino. Cuanto más cerca estaban, él más nervioso estaba. ¿Qué
pasaba si el nigromante estaba en la escuela? ¿Y si hubieran traído a
un dragón con ellos? ¿O un fae? ¿O un ejército que nadie pudiera
derrotar? Si el nigromante estaba controlando a un nigro-marioneta,
entonces habría visto a Sam, visto lo que Sam podría evocar en forma
de ayuda. ¿Había puesto a su familia en peligro? ¿Dónde estaba
Smudge?
—¿Smudge? ¿Puedo obtener alguna ayuda? —Nada. Se tocó el
brazalete. Una parte de él quería pedir ayuda a alguien, a cualquiera,
pero no sabía por qué.
Cuando finalmente llegaron a las puertas, nada parecía fuera
de lo normal. No había cuerpos en el suelo, o montones de cenizas o
un incendio, y no podía sentir peligro, de hecho, como un ser humano
normal que podía ver peligro aun cuando se puso de pie y se le metió
entre ceja y ceja. Estacionaron el coche y Bob salió en segundos.
Esperó a Sam que dejó el coche mucho más lentamente. El peso del
temor que yacía en Sam era como un manto imposible de alejar.
—Yo no puedo entrar —dijo frenéticamente mientras la
respiración se volvió difícil. Se apoyó en el coche y bajó la cabeza. El
malestar rodó en su interior.
—Háblame, Sam. —Bob colocó una mano en el brazo y la
certeza de que tenía a Sam capaz de obtener su respiración de
nuevo a una aproximación normal.
—¡Sam! ¡Bob! —La voz de Mal resonó en el patio interior de la
puerta y se arrojó al cuerpo de Bob. Luego extendió la mano para
tirar de Sam en el abrazo —. ¡Han venido!
—Sam te escuchó, así que por supuesto que vinimos —dijo Bob
con firmeza.
Sam estaba confundido. ¿Qué quiso decir Bob?
—Traté de hablar contigo así, pero no funcionó, así que envié los
mensajes a Sam —sonrió con orgullo.
—Sam dijo que tenía que venir a visitarte. —Bob estuvo de
acuerdo. Sonaba tan orgulloso.
—Espera. ¿Me estabas enviando imágenes de personas
reanimadas con caras podridas? —dijo Sam con incredulidad.
Bob levantó una ceja y Mal golpeó a Sam en el brazo. —No,
tonto —dijo con una sonrisa —. Envié un mensaje de venir a visitarme.
Entonces, ¿por qué veo cuerpos pudriéndose cuando cierro los
ojos?
—¡Señor Enderson! ¡Señor Vampire! —Sam se volvió hacia el
dueño de la nueva voz. La directora estaba corriendo por el patio tan
rápido como sus talones le permitían, sus perlas balanceándose
peligrosamente de lado a lado.
—Señora Triplewine —dijo Bob cordialmente. Sam asintió con un
hola porque su cabeza iba a estallar si hablaba.
—Tenemos un problema con la caldera —dijo ella rápidamente.
—No somos fontaneros —explicó Bob cuidadosamente. Sam se
apoyó contra Bob y cerró los ojos. Podía escuchar, pero no era capaz
de hablar —. Somos detectives.
—Oh Dios mío —trinó la señora Triplewine. Ella agitó sus manos en
frente de ella y se rió nerviosamente —. No necesito un fontanero,
tengo uno de esos. No, tengo que... —bajó la voz. Sam entreabrió los
ojos y la directora se acercó más. Sam podía oler la menta y salvia y
algo más que era empalagoso y grueso. Se atragantó, pero se las
arregló para mantener la reacción —. Necesito fuertes detectives
grandes como usted y el señor Enderson —apretó la mano en el brazo
de Bob.
—¿Por qué necesita un detective? —Sam logró forzar la salida.
Tosió en el esfuerzo y Mal subió de los brazos de Bob a los suyos. Sólo el
olor a limpio de ella y de la felicidad que irradiaba era suficiente para
calmarlo un poco.
—Ha habido ruidos —dijo con complicidad —. Golpeando.
Llorando. Todo comenzó hace unos días. Tengo que admitir que es un
poco inquietante para los estudiantes y el personal.
—Nosotros no tratamos con golpes y gemidos —dijo Bob. Sam se
preguntó cómo su amante podía mantener una cara seria.
—Por eso llamé a los dos —dijo Mal —. Escuché los ruidos y fui a
buscar...
—Te dije que no. —Interrumpió la Sra. Triplewine.
—Vi cosas —dijo Mal.
—¿Qué tipo de cosas?
—Al igual que... —Se detuvo y se retorció hasta que se
encontraba en el suelo. Ella sostuvo sus manos en frente y caminó con
las piernas rígidas, dejando escapar el sonido extraño. —Así —dijo
mientras se acercaba.
—Siento mucho decirlo, esto nunca ha sucedido en los setenta
años que he sido directora, parece ser que hay una infestación
zombie.
Sam parpadeó. Bob se quedó con la boca abierta. Mal sonrió
de alegría. La señora Triplewine sólo parecía horrorizada ante lo que
acababa de decir.
—Está bien —dijo Bob finalmente —. Así que hay que saber por
qué, quién, qué y cómo hacer frente a la infestación.
—Exactamente —dijo. Parecía animada por lo que decía Bob.
Sam no quería que se sintiera tan feliz. Las imágenes que se le estaba
mostrando no eran niños vampiros lindos que jugaban a los zombie.
Estos eran carne podrida, ojos salvajes, dientes rasgados y... Dios.
Tenían que dejar este caso. Pero Mal estaba en la escuela. ¿Así que la
sacaban de sus clases?
Era evidente que Bob tenía los mismos pensamientos. Suspiró
profundamente y luego tiró de Sam cerca en un abrazo.
—Parece que tenemos nuestro próximo caso.
Amber es una de esas personas tranquilas que siempre te dicen
que tener en cuenta. Ella vive en Seattle con su esposo, dos hijos, dos
gatos y un perro extremadamente estúpido.
Email: [email protected]

Vive en las afueras de Londres. Ella escribe desde los seis años,
cuando se quedó castigada por una infracción que involucraba
galletas y escribió una historia. Después de una historia en los dos
lados de una hoja acerca de una Princesa atrapada, una amante
escritora había nacido.
Ella ama leer cualquier cosa de thrillers, de ciencia ficción u
horror; sin embargo su real amor siempre ha sido el mundo del
romance. Su meta es escribir historias con emoción y romance,
problemas en el camino para alcanzar la felicidad y ser felices para
siempre.
Email: [email protected]
Elonoe

Teresa

Miriam D.

Lobo Alado

También podría gustarte