Fases Historicas Del Estado
Fases Historicas Del Estado
Fases Historicas Del Estado
INTRODUCCIÓN
El Estado:
El poder puede definirse como la capacidad que tiene el aparato institucional para
imponer a la sociedad el cumplimiento y la aceptación de las decisiones del
gobierno u órgano ejecutivo del Estado. La teoría jurídica moderna identifica
poder, con soberanía o capacidad jurídica del Estado. El territorio, espacio físico
donde se ejerce el poder, se encuentra claramente delimitado con respecto al de
otros Estados y coincide con los límites de la soberanía. La nación o pueblo sobre
el que actúa el Estado es una comunidad humana que posee elementos
culturales, vínculos económicos, tradiciones e historia comunes, lo que configura
un espíritu solidario que, generalmente, es anterior a la formación de la
organización política. Ahora bien, el Estado y la nación no siempre coinciden: hay
Estados plurinacionales (con varias nacionalidades), como la Unión Soviética, y
naciones repartidas entre varios Estados, como es el caso del pueblo alemán.
ANTECEDENTES HISTORICOS
Los arquetipos políticos griegos y las ideas directrices de Cicerón ejercieron una
influencia decisiva en san Agustín y en todos los seguidores de su doctrina. Para
san Agustín, el Estado está constituido por una comunidad de hombres unida
por la igualdad de derechos y la comunidad de intereses: no puede existir
Estado alguno sin justicia. Sólo la iglesia, modelo de la ciudad celeste, puede
orientar la acción del Estado hacia la paz y la justicia.
En el Medievo surgió como elemento nuevo la teoría de que el poder emanaba del
conjunto de la comunidad y, por tanto, el rey o el emperador debían ser elegidos o
aceptados como tales por sus súbditos para que su soberanía fuese legítima. Este
enfoque, según el cual el poder terrenal era autónomo con respecto al orden
divino, dio lugar al nacimiento de la doctrina de un "pacto" que debía convenirse
entre el soberano y los súbditos, en el que se establecían las condiciones del
ejercicio del poder y las obligaciones mutuas, con la finalidad de conseguir el bien
común. La ley humana, reflejo de la ley divina, debía apoyarse en la razón. Santo
Tomás de Aquino reflejó esta concepción sobre el poder en su obra Summa
theologica.
El desarrollo del Estado moderno. La concepción antropocéntrica del mundo
que adoptaron los renacentistas trajo consigo la secularización de la política.
Nicolás Maquiavelo, en su obra El príncipe, abogó por un Estado secular fuerte,
capaz de hacer frente al poder temporal del papado. Según Maquiavelo, el Estado
tiene su propia razón que lo guía: la razón de Estado, independiente de la
religión y de la moral. El Estado renacentista se caracterizó por las siguientes
notas: existencia de un poder independiente –con un ejército, una hacienda y un
burocracia a su servicio-, superación de la atomización política medieval, base
territorial amplia y separación entre el Estado y la sociedad.
En el siglo XVI, Jean Bodin añadió a la idea de independencia del poder político la
noción de soberanía: el Estado es soberano y no ha de reconocer en el orden
temporal ninguna autoridad superior, lo cual le conferirá una consistencia jurídica.
A este contenido racional, aportado por el Renacimiento, se debe la aparición del
Estado moderno, que se distingue por estar constituido por una población amplia
que normalmente reúne características nacionales, asentada en un territorio
definido y regida por un poder soberano.
Para Karl Marx, Friedrich Engels y los marxistas posteriores, la igualdad jurídica y
las declaraciones formales de libertades en los Estados liberales encubrían una
desigualdad económica y una situación de explotación de unas clases sociales por
otras. El Estado capitalista era el medio de opresión de la burguesía sobre el
proletariado y las demás clases populares. Según la teoría del materialismo
histórico, el propio desarrollo del capitalismo y el crecimiento del proletariado
desembocarían en la destrucción del Estado burgués y en su sustitución por un
Estado transitorio, la dictadura del proletariado, que finalmente se extinguiría para
dar paso a la sociedad sin clases. La revolución rusa, y posteriormente la china, la
cubana y otras, trataron de llevar a la práctica el Estado socialista o comunista de
la dictadura proletaria en sus diferentes interpretaciones.
En la primera mitad del siglo XX, la crítica al Estado liberal se desarrolló también a
partir de las ideologías fascistas, basadas en una concepción radical del
nacionalismo. Tanto el fascismo italiano como el nacionalsocialismo alemán
defendieron los intereses de la nación sobre la libertad de los individuos. El
Estado, encarnación del espíritu nacional debía concentrar todas las energías
individuales con el fin de conseguir sus objetivos últimos y trascendentales.
Históricamente, el fascismo constituyo una reacción contra el auge del movimiento
obrero y el comunismo internacional después de la revolución rusa, y una
justificación ideológica del imperialismo para dos Estados que habían quedado al
margen del reparto del mundo por parte del resto de las potencias occidentales.