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PRODUCCIÓN DE ENERGÍA
Los residuos, desechos o sustratos que se pueden aprovechar para la producción de biogás y
fertilizante orgánico son muy variables. Todos los procesos agroindustriales que utilizan
sustratos orgánicos producen residuos que se pueden aprovechar en biodigestores. A
continuación se indican los residuos más comunes que se producen en países tropicales.
Residuos agropecuarios
Cultivos energéticos (king grass, pastos, ensilados, etc.)
Residuos lácteos
Estiércoles; gallinaza, purin de cerdo, estiércol de ganado, etc.
Desechos de establos (paja de camas, restos de forraje y pienso)
Camas de gallinas ponedoras, boñigas (estiércol) de cabras y ovejas.
Desperdicios de mataderos (rúmen, sangre, vísceras, etc.).
Basura orgánica, restos de comidas, mercados, de restaurantes, etc.
Residuos agroindustriales: tortas oleaginosas de producción de aceites, bagazo,
salvado de arroz, desechos de tabaco y semillas, desperdicios del procesamiento de
hortalizas y frutas, prensas de ingenios azucareros, residuos de té, polvo de las
desmotadoras e industria textil, desechos de la acuicultura, cebadas, levaduras,
residuos de panaderías.
Productos agrícolas, como pastos, nopal, forrajes de maíz, alfalfa, plantas como
topinambur, piñón, papas, restos de frutas, etc.
Plantas acuáticas: camalote, algas marinas.
Mataderos y camales (reses, cerdos, pollos, etc.). Procesadoras de carnes: grasas,
vísceras, contenido ruminal, pulmones, hígados, restos de sangre, riñones, tráqueas,
páncreas, intestinos, sangre, cueros, carnaza, etc.
Basuras acumuladas en rellenos sanitarios.
Aguas residuales agroindustriales y domésticas, vinazas de producción de alcohol y de
extractoras de aceite de palma africana.
Lodos de plantas depuradoras.
Residuos de cosechas, tallos y hojas de caña de azúcar, malezas, paja, rastrojo de
maíz, espárragos, verduras, vegetales, papas y otros cultivos.
Grasas de procesos agropecuarios y agroindustriales (de lácteos, pollos, cerdos, etc.).
El biogás es una opción que contribuye a fortalecer la seguridad energética al ofrecer ventajas
competitivas respecto a otras fuentes alternas de energía.
ENRIQUE AVILA SOLER*
El presente artículo hace una particular reflexión respecto a viabilidad de invertir en proyectos de
biodigestores en México. Sin embargo, esta tecnología es de reciente aplicación y no existe parámetros
o estándares definidos, por lo que se tiene que diseñar e innovar de acuerdo a las características del
entorno. Años atrás, la normativa nacional era limitante.
Actualmente, se está permitiendo desarrollar este tipo de alternativas en las modalidades de capital
propio, con financiamientos y apoyos de la administración federal y privadas. Surgiendo un área de
oportunidad bastante ambiciosa en la que se reduce el impacto ambiental, detona la economía e
incursiona en la independencia de combustibles
fósiles a cambio de la producción de energía limpia en el mediano y largo plazo.
INTRODUCCIÓN
La crisis energética nacional e internacional es un riesgo latente, quizás inminente, dada el agotamiento
del petróleo convencional y los altos precios de los hidrocarburos. En la gráfica 1, se muestra los niveles
cuantitativos de incorporación de reservas 3P(1) de hidrocarburos del año 2001 a 2010 en México, donde
se observa que se consumen volúmenes mayores a los que se restituyen.
Se tiene una tendencia hacia otras fuentes de energía y la producción de gas natural y al aseguramiento
del suministro de gas para las futuras generaciones. En este caso, se trata del equipo para producir biogás
llamado biodigestor o digestor que genera combustible, reduce considerablemente costos de
producción para el caso de combinarse con otra actividad productiva y es una iniciativa impulsada por la
autoridad y normatividad competente que brindan el Programa Nacional de Desarrollo de
Bioenergéticos.
El mercado nacional de biogás es un nicho que está creciendo debido a que es competitivo contra otros
combustibles.
Los proyectos de bioenergéticos tienen factibilidad en muy diversos niveles: en lo humano se evitan
enfermedades y plagas, en lo económico se crean empleos, pequeñas y medianas empresas y desarrollo,
y en lo social no involucran la transformación de alimentos de la canasta básica, es decir, no afectan la
seguridad alimentaria.
MARCO TEÓRICO
Desde la existencia del hombre había indicios del biogás, ya que se producía en forma natural en
pantanos, bosques, mares e incendios. En el año de 1776, Alejandro Volta descubre metano al analizar
agua estancada, detectando que salía un vapor. Humpry Dhabi, en 1808, produce gas metano en un
laboratorio, el cual se toma de referencia como el inicio de la investigación en biogás. En 1869 por
primera vez se utiliza éste en un hospital de Bombay. A principios del siglo pasado, en Asia se implantaron
120,000 biodigestores pequeños sin calefacción; en 1939 la India contaba con equipos para aplicar en
climas fríos o cálidos. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo una racionalización de combustibles que
originó que los investigadores se interesaran, creando avances en el tema a un paso acelerado.
En 1970 China llevó a la práctica el uso de biogás en mayor escala al contar con siete millones de
digestores rurales en funcionamiento, los cuales proveían de cocción e iluminación (2). Entre 1973 y
1985, Alemania tuvo un pequeño boom con el propósito de producir energía y proteger al medio
ambiente. A partir de esos días a la actualidad, China, India, Holanda, Gran Bretaña, Suiza, Italia, España,
Estados Unidos, Filipinas, Alemania, son líderes y han avanzado sobre el tema.
¿Qué es biodigestor (o digestor)?
Un biodigestor es un sistema natural y ecológico (contenedor) que aprovecha la digestión anaeróbica o
ausencia de oxígeno de las bacterias para convertir cualquier residuo orgánico en gas y fertilizante, En la
foto 1 se presenta el proceso del biogás y en la foto 2 se observa la parte externa de un modelo de
biodigestor.
Objetivos de un biodigestor:
Transformar residuos orgánicos en gases y, a la vez, reducir las emisiones a la atmósfera con el propósito
de obtención de energía, permitiendo bienestar económico, desarrollo social y cultura ambiental.
Transformar residuos orgánicos en gases y, a la vez, reducir las emisiones a la atmósfera con el propósito
de obtención de energía, permitiendo bienestar económico, desarrollo social y cultura ambiental.
l objetivo de un biodigestor es llevar a cabo el proceso en que
naturalmente las bacterias del lodo convierten la materia orgánica en
biogás y fertilizante. Y aunque lo común es encontrar biodigestores para
uso industrial, es posible fabricar uno casero para necesidades
puntuales.
Es relevante decidir cuáles son los objetivos de uso del biogás que queremos
producir para decidir por qué tipo nos decantaremos. Los biodigestores
discontinuos son aquellos en los que se cierra completamente el contenedor una
vez cargada la materia orgánica y no permite añadir o quitar material hasta que el
proceso finaliza. Hay que esperar a que termine para extraer todo el biogás de
golpe. Los semi-continuos admiten una carga diaria relativamente pequeña
respecto al contenido total y permiten la generación y extracción de biogás de
forma regular. Y los de mezcla continua donde se añade regularmente material
reciente con la mezcla total. En el caso de hogares la recomendación es que se
use un biodigestor semi-continuo.