Antologia Completa de Teatro
Antologia Completa de Teatro
Antologia Completa de Teatro
Antología de Teatro
2017
Sexto Magisterio
Sección: A
Clave:11
1
Índice
Índice ....................................................................................................................... 2
Cuentos Clasicos .....................................................Error! Bookmark not defined.
Caperucita Roja ................................................................................................... 3
Blanca nieves ....................................................................................................... 6
Hansel y Gretel .................................................................................................. 17
Peter pan ........................................................................................................... 22
Cenicienta .......................................................................................................... 35
Cuentos clásicos de animales ..................................Error! Bookmark not defined.
La gallina y los huevos de oro ............................................................................ 39
El Rey león ......................................................................................................... 44
Dumbo ............................................................................................................... 62
Bambi ................................................................................................................. 65
El búho, el sol y la luna ...................................................................................... 71
Obras de teatro infantiles del nivel pre-primario .......Error! Bookmark not defined.
El caballo y su amigo, el zorro. .......................................................................... 76
Las Vaquitas Rebeldes ...................................................................................... 79
El pastor y el lobo............................................................................................... 83
La Ratita Presumida........................................................................................... 90
El niño y el Robot ............................................................................................... 97
Obras de teatro con títeres .......................................Error! Bookmark not defined.
El monstruo de la basura ................................................................................. 102
El gusanito ....................................................................................................... 107
El Ladrón.......................................................................................................... 114
La cigarra y la hormiga..................................................................................... 119
Nicolás tiene un Gato ....................................................................................... 126
E-grafía ....................................................................Error! Bookmark not defined.
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Caperucita Roja
Autor: Charles Perrault
Recomendado para niños de 5 y 6 años
Personajes 6
1. Caperucita Roja
2. Mensajero
3. Mamá de Caperucita
4. Abuelita de caperucita roja.
5. Lobo feroz
6. Cazador
Espacios escénicos:
1. Casa de caperucita
2. Bosque
3. Casa de la Abuelita
Madre: Caperucita, la abuela está enferma. Sé una buena niña y llévale esta
canasta de comida.
3
Madre: Aquí tienes un pastel, algo de pan y miel.
Madre: Sí. Por favor ve directo a casa de la Abuela y ¡no hables con ningún
extraño!.
Caperucita: A visitar a mi Abuelita que está enferma. Vive al otro lado del bosque.
Abuelita: ¡Ohhhh!
¡¡¡¡Socorro!!!! ¡¡¡¡Socorro!!!!.
Narrador: Pero el Lobo se
devoró a la Abuelita en un
instante, se vistió con sus
ropas y se metió en la cama.
Caperucita Roja golpeó a la
puerta…
Lobo:¿Quién es?
4
Caperucita: Soy yo, tu nietecita.
Leñador:
¡¡Ese malvado Lobo
no las volverá a
molestar!!.
Narrador: Caperucit
a Roja prometió no
volver
a hablar con
extraños nunca.
Y todos ellos
vivieron para
siempre felic
5
Blanca nieves
Personajes:
- Blanca nieves
-
- Reina malvada
- Príncipe
- Cazador
- Espejo
- Gruñón
- Tontín
- Sabio
- Amoroso
- Estornudo
- Dormilón
- Doc
Lugares Escénicos:
1. Castillo
2. Bosque
3. Casa de los enanos
4. Reino de Príncipe
6
-Narrador: Era un crudo día de invierno, y los copos de nieve caían del cielo como
blancas plumas. La Reina cosía junto a una ventana, cuyo marco era de ébano. Y
como mientras cosía miraba caer los copos, con la aguja se pinchó un dedo, y tres
gotas de sangre fueron a caer sobre la nieve. El rojo de la sangre se destacaba
bellamente sobre el fondo blanco, y ella pensó:
-Reina: “¡Ah, sí pudiere tener una hija que fuere blanca como nieve, roja como la
sangre y negra como el ébano de esta ventana!”.
-Narrador: No mucho tiempo después le nació una niña que era blanca como la
nieve, sonrosada como la sangre y de cabello negro como la madera de ébano; y
por eso le pusieron por nombre Blanca nieves. Pero al nacer ella, murió la Reina.
Un año más tarde, el Rey volvió a casarse. La nueva Reina era muy bella, pero
orgullosa y altanera, y no podía sufrir que nadie la aventajase en hermosura.
Tenía un espejo prodigioso, y cada vez que se miraba en él, le preguntaba:
-Reina malvada: “Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la
más hermosa?”.
-Narrador: Y el espejo le contestaba, invariablemente:
-Espejo: “Señora Reina, eres la más hermosa en todo el país”.
-Narrador: La Reina quedaba satisfecha,
pues sabía que el espejo decía siempre la
verdad. Blanca nieves fue creciendo y se
hacía más bella cada día. Cuando cumplió
los siete años, era tan hermosa como la luz
del día, y mucho más que la misma Reina.
Al preguntar ésta un día al espejo:
-Reina malvada: “Espejito en la pared, dime
una cosa: ¿quién es de este país la más
hermosa?”
Respondió el espejo:
-Espejo: “Señora Reina, tú eres como una
estrella,
pero
Blanca
nieves es
mil veces
más bella”.
-Narrador: Se espantó la Reina, palideciendo de
envidia y, desde entonces, cada vez que veía a
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Blanca nieves sentía que se le revolvía el corazón; tal era el odio que abrigaba
contra ella. Y la envidia y la soberbia, como las malas hierbas, crecían cada vez
más altas en su alma, no dejándole un instante de reposo, de día ni de noche.
Finalmente, llamó un día a un cazador y le dijo:
-Reina malvada: Llévate a la niña al bosque; no quiero tenerla más tiempo ante
mis ojos. La matarás, y en prueba de haber cumplido mi orden, me traerás sus
pulmones y su hígado.
-Narrador: Obedeció el cazador y se marchó al bosque con la muchacha. Pero
cuando se disponía a clavar su cuchillo de monte en el inocente corazón de la
niña, se echó ésta a llorar:
-Blanca nieves: ¡Piedad, buen cazador, déjame vivir! -suplicaba-. Me quedaré en
el bosque y jamás volveré al palacio.
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-Narrador: Blanca nieves, como
estaba muy hambrienta, comió
un poquito de legumbres y un
bocadito de pan de cada plato, y
bebió una gota de vino de cada
copita, pues no quería tomarlo
todo de uno solo. Luego,
sintiéndose muy cansada, quiso
echarse en una de las camitas;
pero ninguna era de su medida:
resultaba demasiado larga o
demasiado corta; hasta que, por
fin, la séptima le vino bien; se
acostó en ella, se encomendó a
Dios y se quedó dormida.
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El sexto:
-Doc: ¿Quién ha cortado con mi cuchillito?
Y el séptimo:
-Tontín: ¿Quién ha bebido de mi vasito?
Luego, el primero, recorrió la habitación y, viendo un pequeño hueco en su cama,
exclamó alarmado:
-¿Quién se ha subido en mi camita?
Acudieron corriendo los demás y exclamaron todos:
-¡Alguien estuvo echado en la mía!
Narrador: Pero el séptimo, al examinar la suya, descubrió a Blanca nieves,
dormida en ella. Llamó entonces a los demás, los cuales acudieron presurosos y
no pudieron reprimir sus exclamaciones de admiración cuando, acercando las
siete lamparillas, vieron a la niña.
-Enanitos: ¡Oh, Dios mío; ¡oh, Dios mío! -
decían-, ¡qué criatura más hermosa!
Y fue tal su alegría, que decidieron no
despertarla, sino dejar que siguiera durmiendo
en la camita. El séptimo enano se acostó junto a
sus compañeros, una hora con cada uno, y así
transcurrió la noche. Al clarear el día se despertó
Blanca nieves y, al ver a los siete enanos, tuvo
un sobresalto. Pero ellos la saludaron
afablemente y le preguntaron:
-Doc: ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Blanca nieves -respondió ella.
-Gruñón: ¿Y cómo llegaste a nuestra casa? -siguieron preguntando los
hombrecillos.
Narrador: Entonces ella les contó que su madrastra había dado orden de matarla,
pero que el cazador le había perdonado la vida, y ella había estado corriendo todo
el día, hasta que, al atardecer, encontró la casita.
Dijeron los enanos:
- ¿Quieres cuidar de nuestra casa? ¿Cocinar, hacer las camas, lavar, remendar la
ropa y mantenerlo todo ordenado y limpio? Si es así, puedes quedarte con
nosotros y nada te faltará.
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-¡Sí! -exclamó Blanca nieves-. Con mucho gusto -y se quedó con ellos.
Narrador: A partir de entonces, cuidaba la casa con todo esmero. Por la mañana,
ellos salían a la montaña en busca de mineral y oro, y al regresar, por la tarde,
encontraban la comida preparada. Durante el día, la niña se quedaba sola, y los
buenos enanitos le advirtieron:
-Guárdate de tu madrastra, que no tardará en saber que estás aquí. ¡No dejes
entrar a nadie!
La Reina, entre tanto, desde que creía haberse comido los pulmones y el hígado
de Blanca nieves, vivía segura de volver a ser la primera en belleza. Se acercó un
día al espejo y le preguntó:
Reina malvada: “Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la
más hermosa?”. Y respondió el espejo:
Espejo: “Señora Reina, eres aquí como una estrella; pero mora en la montaña,
con los enanitos, Blanca nieves, que es mil veces más bella”.
Narrador: La Reina se sobresaltó, pues sabía que el espejo jamás mentía, y se
dio cuenta de que el cazador la había engañado, y que Blanca nieves no estaba
muerta. Pensó entonces en otra manera de deshacerse de ella, pues mientras
hubiese en el país alguien que la superase en belleza, la envidia no la dejaría
reposar. Finalmente, ideó un medio. Se tiznó la cara y se vistió como una vieja
buhonera, quedando completamente desconocida.
Así disfrazada se dirigió a las siete montañas y, llamando a la puerta de los siete
enanitos, gritó:
Anciana: ¡Vendo cosas buenas y bonitas!
Se asomó Blanca nieves a la ventana y le dijo:
Blanca nieves: ¡Buenos días, buena mujer! ¿Qué traes para vender?
Anciana: Cosas finas, cosas finas -respondió la Reina-. Lazos de todos los
colores -y sacó uno trenzado de seda multicolor.
Narrador: “Bien puedo dejar entrar a esta pobre mujer”, pensó Blanca nieves y,
abriendo la puerta, compró el primoroso lacito.
-¡Qué linda eres, niña! -exclamó la vieja-. Ven, que yo misma te pondré el lazo.
Narrador: Blanca nieves, sin sospechar nada, se puso delante de la vendedora
para que le atase la cinta alrededor del cuello, pero la bruja lo hizo tan
bruscamente y apretando tanto, que a la niña se le cortó la respiración y cayó
como muerta.
¡Ahora ya no eres la más hermosa! -dijo la madrastra, y se alejó precipitadamente.
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Narrador: Al cabo de poco rato, ya anochecido, regresaron los siete enanos.
Imagínense su susto cuando vieron tendida en el suelo a su querida Blanca
nieves, sin moverse, como muerta. Corrieron a incorporarla y viendo que el lazo le
apretaba el cuello, se apresuraron a cortarlo. La niña comenzó a respirar
levemente, y poco a poco fue volviendo en sí. Al oír los enanos lo que había
sucedido, le dijeron:
-La vieja vendedora no era otra que la malvada Reina. Guárdate muy bien de dejar
entrar a nadie, mientras nosotros estemos ausentes.
La mala mujer, al llegar a palacio, corrió ante el espejo y le preguntó:
Reina malvada: “Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la
más hermosa?”. Y respondió el espejo, como la
vez anterior:
Espejo: “Señora Reina, eres aquí como una
estrella; pero mora en la montaña, con los
enanitos, Blanca nieves, que es mil veces más
bella”.
Al oírlo, del despecho, toda la sangre le afluyó
al corazón, pues supo que Blanca nieves
continuaba viviendo. “Esta vez -se dijo-
Reina malvada: Idearé una trampa de la que
no te escaparás”, y, valiéndose de las artes
diabólicas en que era maestra, fabricó un peine
envenenado. Luego volvió a disfrazarse,
adoptando también la figura de una vieja, y se
fue a las montañas y llamó a la puerta de los
siete enanos.
Anciana: ¡Buena mercancía para vender! -gritó.
Blanca nieves, asomándose a la ventana, le dijo:
-Sigue tu camino, que no puedo abrirle a nadie.
Anciana: ¡Al menos podrás mirar lo que traigo! -respondió la vieja y, sacando el
peine, lo levantó en el aire. Pero le gustó tanto el peine a la niña que, olvidándose
de todas las advertencias, abrió la puerta.
Cuando se pusieron de acuerdo sobre el precio dijo la vieja:
-Ven que te peinaré como Dios manda.
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Narrador: La pobrecilla, no pensando nada malo, dejó hacer a la vieja; mas
apenas hubo ésta clavado el peine en el cabello, el veneno produjo su efecto y la
niña se desplomó insensible.
-¡Dechado de belleza -exclamó la malvada bruja-, ahora sí que estás lista! -y se
marchó.
Pero, afortunadamente, faltaba poco para la noche, y los enanitos no tardaron en
regresar. Al encontrar a Blanca nieves inanimada en el suelo, enseguida
sospecharon de la madrastra y, buscando, descubrieron el peine envenenado. Se
lo quitaron rápidamente y, al momento, volvió la niña en sí y les explicó lo ocurrido.
Ellos le advirtieron de nuevo que debía estar alerta y no abrir la puerta a nadie.
La Reina, de regreso en palacio, fue directamente a su espejo:
Reina malvada: “Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la
más hermosa?”. Y como las veces anteriores, respondió el espejo, al fin:
Espejo: “Señora Reina, eres aquí como una estrella; pero mora en la montaña,
con los enanitos, Blanca nieves, que es mil veces
más bella”.
Al oír estas palabras del espejo, la malvada bruja se
puso a temblar de rabia.
-¡Blanca nieves morirá -gritó-, aunque me haya de
costar a mí la vida!
Y, bajando a una cámara secreta donde nadie tenía
acceso sino ella, preparó una manzana con un
veneno de lo más virulento. Por fuera era preciosa,
blanca y sonrosada, capaz de hacer la boca agua a
cualquiera que la viese. Pero un solo bocado
significaba la muerte segura. Cuando tuvo preparada
la manzana, se pintó nuevamente la cara, se vistió de campesina y se encaminó a
las siete montañas, a la casa de los siete enanos. Llamó a la puerta. Blanca
nieves asomó la cabeza a la ventana y dijo:
-No debo abrir a nadie; los siete enanitos me lo han prohibido.
-Como quieras -respondió la campesina-. Pero yo quiero deshacerme de mis
manzanas. Mira, te regalo una.
Blanca nieves: No -contestó la niña-, no puedo aceptar nada.
-¿Temes acaso que te envenene? -dijo la vieja-. Fíjate, corto la manzana en dos
mitades: tú te comes la parte roja, y yo la blanca.
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Narrador: La fruta estaba preparada de modo que sólo el lado encarnado tenía
veneno. Blanca nieves miraba la fruta con ojos codiciosos, y cuando vio que la
campesina la comía, ya no pudo resistir. Alargó la mano y tomó la mitad
envenenada. Pero no bien se hubo metido en la boca el primer trocito, cayó en el
suelo, muerta. La Reina la contempló con una mirada de rencor, y, echándose a
reír, dijo:
Reina malvada: ¡Blanca como la nieve; roja como la sangre; negra como el
ébano! Esta vez, no te resucitarán los enanos.
Y cuando, al llegar a palacio, preguntó al espejo:
Reina malvada: “Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la
más hermosa?”. Le respondió el espejo, al fin:
Espejo: “Señora Reina, eres la más hermosa en todo el país”.
Narrador: Sólo entonces se aquietó su envidioso corazón, suponiendo que un
corazón envidioso pudiera aquietarse.
Los enanitos, al volver a su casa aquella noche, encontraron a Blanca nieves
tendida en el suelo, sin que de sus labios saliera el hálito más leve. Estaba
muerta. La levantaron, miraron si tenía encima algún objeto emponzoñado, la
desabrocharon, le peinaron el pelo, la
lavaron con agua y vino, pero todo fue
inútil. La pobre niña estaba muerta y
bien muerta. La colocaron en un
ataúd, y los siete, sentándose
alrededor, la estuvieron llorando por
espacio de tres días. Luego pensaron
en darle sepultura; pero viendo que el
cuerpo se conservaba lozano, como el
de una persona viva, y que sus
mejillas seguían sonrosadas, dijeron:
Doc: No podemos enterrarla en el
seno de la negra tierra
Narrador: Y mandaron fabricar una caja de cristal transparente que permitiese
verla desde todos los lados. La colocaron en ella y grabaron su nombre con letras
de oro: “Princesa Blanca nieves”. Después transportaron el ataúd a la cumbre de
la montaña, y uno de ellos, por turno, estaba siempre allí velándola. Y hasta los
animales acudieron a llorar a Blanca nieves: primero, una lechuza; luego, un
cuervo y, finalmente, una palomita.
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Y así estuvo Blanca nieves mucho tiempo, reposando en su ataúd, sin
descomponerse, como dormida, pues seguía siendo blanca como la nieve, roja
como la sangre y con el cabello negro como ébano. Sucedió, entonces, que un
príncipe que se había metido en el bosque se dirigió a la casa de los enanitos,
para pasar la noche. Vio en la montaña el ataúd que contenía a la hermosa Blanca
nieves y leyó la inscripción grabada con letras de oro. Dijo entonces a los enanos:
Narrador: Denme el ataúd, pagaré por él lo que me pidan.
Pero los enanos contestaron:
Enanos: Ni por todo el oro del mundo lo venderíamos.
Príncipe: En tal caso, regálenmelo -propuso el príncipe-, pues ya no podré vivir
sin ver a Blanca nieves. La honraré y reverenciaré como a lo que más quiero.
Narrador: Al oír estas palabras, los hombrecillos sintieron compasión del príncipe
y le regalaron el féretro. El príncipe mandó que sus criados lo transportasen en
hombros. Pero ocurrió que en el camino tropezaron contra una mata, y de la
sacudida saltó de la garganta de Blanca nieves el bocado de la manzana
envenenada, que todavía tenía atragantado. Y, al poco rato, la princesa abrió los
ojos y recobró la vida.
Levantó la tapa del ataúd, se incorporó y dijo:
Blanca nieves: ¡Dios Santo!, ¿dónde
estoy?
Y el príncipe le respondió, loco de
alegría:
Príncipe: Estás conmigo -y, después de
explicarle todo lo ocurrido, le dijo:
-Te quiero más que a nadie en el mundo.
Ven al castillo de mi padre y serás mi
esposa.
Narrador: Accedió Blanca nieves y se
marchó con él al palacio, donde
enseguida se dispuso la boda, que debía
celebrarse con gran magnificencia y
esplendor. A la fiesta fue invitada
también la malvada madrastra de Blanca
nieves. Una vez que se hubo ataviado con
sus vestidos más lujosos, fue al espejo y le preguntó:
Reina malvada: “Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la
más hermosa?”. Y respondió el espejo:
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Espejo: “Señora Reina, eres aquí como una estrella, pero la reina joven es mil
veces más bella”.
Narrador: La malvada mujer soltó una palabrota y tuvo tal sobresalto, que quedó
como fuera de sí. Su primer propósito fue no ir a la boda. Pero la inquietud la roía,
y no pudo resistir al deseo de ver a aquella joven reina.
Al entrar en el salón reconoció a Blanca nieves, y fue tal su espanto y pasmo, que
se quedó clavada en el suelo sin poder moverse. Pero habían puesto ya al fuego
unas zapatillas de hierro y estaban incandescentes. Tomándolas con tenazas, la
obligaron a ponérselas, y hubo de bailar con ellas hasta que cayó muerta.
FIN
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Hansel y Gretel
Espacios escénicos:
Cabaña
Bosque
Cabaña de dulce
Narrador
Hansel y Gretel vivían en el bosque en una pequeña cabaña con su padre ,un
pobre leñador, y su perversa
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madrastra.
EN LA CABAÑA
Padre- ¿Que te ocurre?
Madrastra- Ahora que los niños están durmiendo, tengo que hablar contigo.
No tenemos suficiente comida para alimentar a los niños .Mañana por la mañana
los
llevaremos al interior del bosque y allí los dejaremos.
Padre-¡ No voy a hacer eso con mis propios hijos!. ¿Crees acaso que los voy a
dejar allí donde puedan
encontrarse en peligro?
Narrador
Ella insistió tanto con esa idea que finalmente el leñador terminó aceptándola.
Pero Hansel y
Gretel no dormían; Estaban escuchando toda la conversación.
Hansel-No llores, hermanita. Tengo una idea para encontrar el camino de regreso.
Narrador
A la mañana siguiente, cuando ingresaron en el bosque, su madrastra le dio a
cada uno un trozo de pan.
EN EL BOSQUE
Madrastra-No coman este pan antes del almuerzo porque esto es todo lo que
comeran en el dia de hoy.
Narrador
Mientras caminaban Hansel iba arrojando miguitas de pan para encontrar luego su
camino de regreso a la cabaña. Y
cuando llegaron a la espesura del
bosque su madrastra les dijo:
Narrador
Hansel y Gretel cumplieron lo que se les
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había indicado, pero se hizo de noche.
Hansel-Necesitamos encontrar un
lugar seguro donde quedarnos.
Hansel-¡Vamos!
Narrador
Permanecieron sin comer unos días en la cueva hasta que al final decidieron salir
a buscar
algo para comer. Así fue que se internaron más en el bosque hasta que, de pronto
observaron algo a lo lejos.
Gretel-Acerquémonos a ver.
Narrador
Y así fue que se acercaron a la pequeña casa.
Hansel- Esta casa es extraña. ¡Mira Gretel ! ¡esta totalmente hecha de caramelo!
Gretel-¡ Y es deliciosa!
Narrador
Los niños habían probado de todo lo que estaba en la casa y fue entonces que
una bruja abrió
la puerta.
Narrador
Los dos hermanos se quedaron con la
bruja pero Hansel sospechaba que había
algo mas.
Gretel-¿Que ocurre?
Gretel-¡Para comernos!
Narrador
La bruja estaba escondida detrás de la puerta escuchando cada una de sus
palabras.
Narrador
Entonces la bruja se metió en el horno y rápidamente ellos le cerraron la puerta,
dejándola
encerrada allí adentro.
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Hansel-Vamos...¡Huyamos!
Narrador
Salieron corriendo de la casa con todas sus fuerzas. Caminaron durante dos días
hasta llegar
a su vieja cabaña.
Narrador
Golpearon la puerta y su padre abrió.
Hansel / Gretel-¡Papá!(abrazándose)
Hansel-¡Te extrañamos!
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Peter pan
Personajes
Peter Pan
Wendy Darling
Juan Darling (Hermano)
Miguel Darling (Hermano)
Jorge Darling (Papá)
María Darling (Mamá)
Nana
Tigrilla
Capitán Garfio
Señor Smee
Tripulación Pirata
Cocodrilo Tic Tac
Jefe Indio
Indios
Sirena #1
Sirena #2
Sirena #3
Sirena #4
Niño perdido (Zorrillo)
Niño perdido (Mofeta)
Niño perdido (Oso)
Niño perdido (Conejo)
Niño perdido (Gemelo #1)
Niño perdido (Gemelo #2)
Espacios Escénicos Edad recomendada: 5 años
En una casa en Inglaterra
El país de Nunca Jamás
La selva
La Laguna de las sirenas
El campamento indio
El camarote del capitán Garfio
El barco Pirata
El cuarto de los hijos Darling
Autor: James Matthew Barrie
PRIMER ACTO
En una casa de dos pisos en Inglaterra, la escena se basa en el cuarto de los hijos
Darling. Había un mueble de madera con cajones en la esquina izquierda del
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cuarto, con distintos libros en la parte superior. A la izquierda, se encontraba la
cama con un edredón rojo y una almohada, en la parte superior de la cama estaba
un recuadro, a la izquierda de la cama estaba otro mueble de madera con un
cajón, a la izquierda de este otra cama con una almohada y un edredón morado
con cuadros. Al frente de la cama con edredón rojo había un baúl pequeño con
juguetes. En la parte derecha del cuarto estaba la puerta y al lado de esta un sillón
verde. Al frente de la puerta se encontraba la ventana abierta, mostrando el cielo
estrellado, y al lado de esta gran ventana, se encontraba una pequeña mesa con
mantel de color verde. En la parte superior derecha estaba otra cama con una
almohada y un edredón azul. En el centro del cuarto, en el piso, estaban unos
bloques de madera de color amarillo, en ellos
escritas
letras y en otros números.
ESCENA I
Los dos hermanos Juan y Miguel juegan en su
cuarto. Juan tiene en su mano derecha un gancho
de ropa que fingía que era un garfio, mientras en
su mano izquierda sostiene una espada de
madera. Miguel en su mano derecha sostiene otra
espada de madera.
-Miguel: (Hablando en voz muy fuerte, casi
gritando) ¡Ríndete Capitán Garfio, o sufrirás las
consecuencias!
Miguel empieza a pegarle con su espada a Juan.
-Juan: (Gritando) ¡Jamás Peter Pan, te venceré!
Juan empieza también a pegarle a Miguel con su
espada.
-Wendy: (Llega al cuarto) Juan, el garfio del
capitán es en la otra mano.
-Juan: Oh, gracias Wendy. (Cambia su “garfio” a su mano izquierda)
-Wendy: Es hora de dormir, si papá los ve jugando los castigará.
Nana, el perro San Bernardo de los niños, llega al cuarto para llevar medicina a los
niños y para ordenarlo. Juan y Miguel empiezan a brincar sobre las camas,
haciendo que el intento de Nana sea en vano. Jorge, el papá de los chicos llega al
cuarto buscando algo entre los cajones del mueble.
-Miguel: (Le grita a su papá) ¡Ríndete, Bacalao!
-Jorge: ¡Miguel! ¿¡En dónde escuchaste eso?!
Jorge se dirige bruscamente a Miguel.
-Juan: Wendy nos ha contado historias de Peter Pan.
-Jorge: (Furioso) ¡Tonterías!
María, la esposa de Juan llega al cuarto con un lujoso vestido. Jorge al querer
salir, tropieza con Nana, la que cae sobre los bloques y tropieza en una carretita
de juguete. Jorge se para sobre esta carreta, haciéndolo rodar por todo el cuarto
hasta el final caer.
-Wendy, Miguel, Juan y María: ¡Nana, Nana! (Se dirigen rápidamente hasta
donde estaba Nana)
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Jorge estaba furioso porque todos fueron por Nana y no por él.
-Jorge: ¡Prefieren más a ese tonto perro que a mí!
-María: Pero Jorge, no seas tontito, te queremos a ti también.
-Jorge: ¡Se acabó! ¡Voy a sacar a Nana de aquí, dormirá afuera! Tú, Wendy, esta
es tu última noche durmiendo con los niños. María, vamos a la fiesta.
ESCENA II
Esa noche, la sombra de Peter Pan aparece en el
cuarto, seguida por una lucecita que es
Campanita, y por un niño que obviamente es Peter
Pan. Campanita intenta atrapar la sombra y esta
última lanza a Campanita hasta un cajón en donde
queda atrapada. El ruido del cajón cerrándose
despierta a Wendy.
-Wendy: ¿Qué fue ese ruido?
Peter Pan logra atrapar su sombra y la quiere
pegar a su pie con jabón. En ese instante, Wendy
lo ve y se para.
-Wendy: ¡Peter Pan! ¡Eres tú! Me llamo Wendy.
-Peter Pan: Hola Wendy. (Sigue haciendo un
intento de pegar su sombra)
-Wendy: Peter, no puedes pegar una sombra con
jabón, tienes que coserla.
-Peter Pan: Bueno, niña, cósela.
Wendy va al cajón en que estaba encerrada Campanita, al abrirlo empuja a
Campanita hacia atrás sin que se dé cuenta Wendy y agarra el hilo y la aguja.
Campanita quiere salir, pero no lo logra.
-Wendy: (Cosiendo la sombra) Peter, mañana voy a crecer, esta es mi última
noche con los niños…
-Peter Pan: ¿¡Qué?! ¡Eso es terrible! ¿Quién les contará historias a los niños? No
permitiré que crezcas Wendy, vamos al País de Nunca Jamás.
-Wendy: (Termina de coser) ¡Sí! Peter, quisiera darte un beso, ¿quieres?
Esto enfurece a Campanita, que ahora está más decidida a salir del cajón.
-Peter Pan: ¿Un beso? ¿Qué es eso?
-Wendy: Ya verás.
Wendy intenta acercar a Peter Pan, este último retrocede rápidamente. Campanita
sale del cajón enfurecida, empezando a jalar el cabello a Wendy.
-Wendy: ¡Ay! ¡Auch! ¡Me duele, para de hacer eso!
Los sollozos de Wendy despiertan a Jorge y a Miguel.
-Miguel: ¡Peter Pan!
-Jorge: ¡Peter Pan!
-Peter Pan: ¡Campanita, deja de hacer eso!
Campanita para.
-Miguel: ¡Un hada!
-Jorge: ¡Qué bonita!
-Wendy: Peter, ¿Puedo llevar a mis hermanos a El País de Nunca Jamás?
-Juan: ¡Quiero pelear con verdaderos Piratas!
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-Miguel: ¡Yo quiero matar piratas!
-Peter Pan: (Ríe) Está bien, pero seguirán mis órdenes.
-Juan y Miguel: ¡Si, señor!
-Wendy: ¿Pero cómo iremos a Nunca Jamás?
-Peter Pan: Volando, Campanita les roseará Polvo
de Hadas.
Campanita se reúsa, así que Peter Pan la agita
sobre los niños.
-Peter Pan: Ahora, piensen en cosas felices.
Entonces, los niños empiezan a volar hacia Nunca
Jamás. Pero en eso, Miguel rocía Polvo de Hadas
sobre Nana, que se encuentra amarrada en el
Jardín de la casa.
-Miguel: ¡Adiós, Nana!
Nana se despide con su pata.
SEGUNDO ACTO
El País de Nunca Jamás. Desde una vista aérea, se puede ver el extenso mar que
cubre la isla, en el que estaba un barco pirata y varias rocas cafés. En la isla se
presencian montañas y árboles verdes que cubren la mayoría del lugar. En el
barco pirata se encuentra la tripulación, izando las banderas. En el barco está una
mesa de madera con variedad de comida, arriba de esta un cofre del tesoro, a la
derecha “la plancha”, a la izquierda y a la derecha unas escaleras que llevan a la
parte superior del barco. En la parte izquierda, hay tres cañones. El camarote del
capitán se encuentra en esta parte, estando la mesa del capitán con distintos
mapas y planes de saqueo, una mesa de comedor, un pequeño piano, sillas y
libros.
ESCENA I
Los chicos al fin llegan al País de Nunca Jamás, y se sientan sobre una nube en el
cielo de las muchas que había.
-Wendy: ¡Miren chicos! ¡Allí está la Laguna de las Sirenas, y el Campamento de
los Indios!
-Miguel: ¡Espectacular!
-Juan: ¡Hermoso!
-Peter Pan: El País de Nunca Jamás tiene muchos lugares que explorar. Es un
lugar muy grande.
ESCENA II
Mientras tanto, en el barco del Capitán Garfio, El Capitán y su compañero pirata
Smee están hablando sobre Peter Pan.
-Capitán Garfio: ¡Odio a Peter Pan! Él siempre me causa problemas…
-Smee: Capitán, olvide por un momento a Peter Pan, relájese.
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-Capitán Garfio: Tienes razón Smee, espero no
oír mencionar el nombre de…
-Smee: ¡Peter Pan!
-Capitán Garfio: (Enojado) ¡SMEE! ¡NO
MENCIONES SU NOMBRE!
-Smee: ¡No, Capitán! ¡Peter Pan está allí arriba!
-Capitán Garfio: ¿¡QUÉ?! ¡DISPAREN A PETER
PAN CON LOS CAÑONES! ¡FUEGO!
-Smee: (Tartamudeando y nervioso) ¡S-si
Capitán!
ESCENA III
Los chicos, sin darse cuenta del cañón, siguen
platicando.
-Peter Pan: Miren, ese es el barco del Capitán Garfio. Una vez un cocodrilo le
devoró la mano y se tragó hasta el reloj. ¡Muy nervioso se pone cuando oye un tic-
tac!
-Juan: ¡Miren!
De repente, casi les disparan, pero con un salto logran salvarse.
-Peter Pan: Campanita, lleva a los niños al escondite, yo distraeré al Capitán
Garfio.
En eso, Peter Pan vuela hasta el barco. Campanita, resignada, vuela muy rápido
hasta el escondite.
-Wendy: ¡Campanita, espera por favor, no podemos volar tan rápido!
Los tres niños intentan seguirla, pero Campanita sin hacer caso sigue volando.
TERCER ACTO
La selva. Hay muchos árboles distintos, flores y hongos. En uno de los árboles,
está la entrada a la guarida secreta de Peter Pan. Adentro hay distintas y
pequeñas camas de paja, en un rincón se encuentran armas como resorteras y
mazos.
ESCENA I
Campanita se siente celosa de las atenciones que Peter tiene para con Wendy.
Peter y Campanita cuidan a los Niños Perdidos, unos niños huérfanos llamados
Nibs, Curly, Slightly, Tootles y los Gemelos. Así que Campanita les dice que
debían dispararle a un gran pájaro que se acercaba, dicho pájaro es Wendy. Los
Niños Perdidos dispararon con sus armas. Por suerte, antes de que Wendy
callera, Peter Pan la salva, lo que enfurece a Campanita.
-Wendy: (Con un tono un poco asustado, pero al mismo tiempo alegre) ¡Oh Peter,
me salvaste la vida!
En ese instante, llegan Juan y Miguel.
-Juan: ¿Wendy, estás bien?
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-Miguel: ¿No te pasó nada?
-Wendy: (Ríe) Tranquilos, estoy bien.
Todos los Niños Perdidos llegan corriendo.
-Slightly: ¡Peter, yo disparé la flecha!
-Nibs: (Empuja a Slightly) ¡No, fui yo!
-Curly: (Tumba a Nibs) Mentira, yo fui.
-Gemelos: (Empujan a Curly) ¡Nosotros!
-Tootles: (Empuja a todos) No. Fui yo.
Se empiezan todos a pelear ferozmente.
-Peter Pan: ¡Paren!
Los niños dejan de pelear.
-Peter Pan: ¡Qué vergüenza! ¡Les traigo una
mamá para que los cuide y les cuente cuentos y
ustedes le disparan!
-Niños Perdidos: ¿¡Mamá?!
Wendy con una sonrisa en los labios asiente.
-Tootles: (Llorando) Campanita nos dijo que era mala.
-Peter Pan: (Con cara y tono sorprendido) ¿Campanita dijo eso?
Al oír esto, Campanita se asusta y se va escondiendo, pero Peter Pan la ve por su
brillo.
-Peter Pan: Campanita… ¿Tú les dijiste a los niños que Wendy era mala?
Por un momento ella se niega, pero después con una sonrisa asiente.
-Peter Pan: (Con una cara seria y enojada) Campanita, estoy muy decepcionado
contigo.
Campanita finge desinterés por lo que Peter le dijo.
-Peter Pan: (Empieza a sonreír) Wendy, ¡Vamos a la laguna de las sirenas!
Con esa simple frase, Campanita se enoja aún más de lo que estaba, y con rencor
se fue volando.
-Wendy: (Empieza a acercarse rápidamente a Peter) ¡Si, Peter!
-Tootles: (Con tono sarcástico) Si, vayan, nosotros nos quedaremos sin hacer
nada aquí muy divertidos…
Peter al instante nota el tono de Tootles.
-Peter Pan: Emh… ¡Juan!
-Juan: (Voltea rápidamente) ¿Si?
-Peter Pan: Te dejo a cargo, pueden ir a pelear con piratas.
-Juan: ¡Sí! (Se dirige hacia los niños perdidos y a Juan) ¡Atención,
marchen!
Empiezan a marchar, mientras Peter y Wendy vuelan a la laguna de las sirenas.
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CUARTO ACTO
ESCENA I
Al llegar más lejos de donde se encontraban,
dejan de marchar ya que Juan encuentra algo.
-Juan: ¡Miren, huellas!
En un acto de protección, los niños perdidos
empiezan a cavar un lugar en donde protegerse,
poniendo una bandera naranja y sacan sus
armas.
-Juan: (En un tono sorprendido) ¿Qué hacen?
-Niños Perdidos: ¡Protección!
-Juan: (Ríe) ¡Ja! Es imposible que nos sorprendan.
En ese instante, llega Miguel asustado.
-Miguel: ¡Chicos, alguien nos está espiando!
Pero nadie le hizo caso. Empiezan a llegar “arboles” rodeándolos, que en realidad
eran personas. Los toman por la espalda de sorpresa y se los llevan fuera de
escena. Resulta que son llevados al campamento indio, amarrados a un tótem y
con indios tocando tambores a su alrededor.
-Juan: (En un tono deprimido) Nos han atrapado.
-Tootles: ¡Descuida! Siempre nos amarran, y después de un rato nos liberan.
Llega el Jefe Indio, un señor muy atemorizante que hace temblar a Juan y a
Miguel.
-Jefe Indio: Ustedes no ser liberados ahora. Ustedes han secuestrado a Tigrilla.
-Juan: (Asustado) ¡Nosotros no hemos secuestrado a nadie!
-Niños Perdidos: ¡No lo hemos hecho!
-Jefe Indio: Entonces deber entregarla, o morir.
QUINTO ACTO
La laguna de las sirenas. Varias rocas gigantes con un tono morado alrededor,
distintas cascadas. Rocas en el centro de la laguna donde están sentadas algunas
sirenas.
ESCENA I
Peter Pan y Wendy están sentados sobre una roca, admirando a las sirenas.
-Wendy: ¡Oh, Peter! Que hermosas son.
-Peter Pan: ¿Quieres ir a verlas?
-Wendy: (Empieza a dar saltitos y aplaudir) ¡Por supuesto!
-Peter Pan: ¡Entonces, vamos!
Peter empieza a volar hasta donde están las sirenas.
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-Sirena #1: ¡Miren, es Peter!
-Sirena #2, #3 y #4: ¡Hola, Peter!
Las sirenas empiezan a saludar alegremente y a reír.
-Peter Pan: ¡Hola, chicas!
Wendy, como ya no puede volar, tiene una gran
dificultad para bajar de roca en roca.
-Wendy: ¡Espera Peter, no puedo bajar!
Peter no la escucha.
-Sirena #3: Peter, cuéntanos sobre tus aventuras.
Peter empieza a contar la historia de cuando enfrentó a
los piratas, y las sirenas se quedan muy atentas
escuchando.
-Wendy: ¡Peter!
-Sirena #4: ¿Quién es ella?
-Peter Pan: Ella es mi amiga Wendy.
Las sirenas, celosas, nadan hasta donde está Wendy.
-Sirena #2: Ven a nadar. (Empieza a jalar a Wendy de su vestido con mucha
fuerza, con la intensión de hacer que caiga)
-Wendy: No tengo ganas de nadar.
-Sirena #4: ¡Será divertido! (Empuja a Wendy)
-Sirena #1: ¡Por favor!
-Sirena #3: ¡No tengas miedo! (Empieza a jalar a Wendy del cabello)
-Wendy: ¡Déjenme!
Las sirenas empiezan a mojar a Wendy demasiado, haciéndola enojar.
-Wendy: ¡Ah, Peter!
Peter Pan está muy entretenido riendo. Wendy toma una concha y la intenta
lanzar a una de las sirenas.
-Peter Pan: (La detiene) Tranquila Wendy. Ellas solamente quieren jugar. ¿Cierto,
chicas?
-Sirena #2: Si, nada más eso.
-Wendy: ¡Pero ellas me querían hacer caer!
El lugar se empieza a oscurecer.
-Peter Pan: ¡El Capitán Garfio!
-Sirenas: ¡Oh! (Empiezan a nadar hasta el fondo de la laguna)
Peter y Wendy se esconden detrás de una roca.
-Peter Pan: ¡Mira Wendy, capturaron a Tigrilla, del campamento de los indios!
Se van volando hasta un lugar en que Garfio entró, para rescatar a Tigrilla.
SEXTO ACTO
Dentro de un lugar en forma de calavera. Adentro hay pocas rocas en la parte
inferior y muchas en la parte superior.ESCENA I
El Capitán Garfio entra en un barco con Smee y Tigrilla en la escena. Arriba, en
una roca, Peter Pan y Wendy los observan.
-Capitán Garfio: ¡Tigrilla, dime en donde está el escondite de Peter Pan, o si no
morirás!
Tigrilla se niega, lo que enfurece a Garfio.
-Wendy: (Susurrando) ¡Peter, ve a rescatar a Tigrilla!
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Peter llega en donde Garfio, Smee y Tigrilla estaban, entra en combate con el
Capitán Garfio y le gana. Toma a Tigrilla y se va volando.
-Wendy: (Mira a Peter irse) ¡Espérame, Peter!
Wendy, con dificultad, vuela persiguiendo a Peter y a Tigrilla.
SEPTIMO ACTO
El campamento indio. Varias tiendas de campañas típicas de los indios, tótems y
la tribu india.
ESCENA I
El jefe indio se encuentra al lado de Tigrilla. Están conmemorando a Peter Pan,
que salvó a Tigrilla. Todos los niños perdidos, Wendy, Juan y Miguel están
presentes. Los indios los rodean tocando los tambores y cantando. Un poco lejos
de allí, se encuentra Campanita escuchando la música y los cantos, triste, sentada
sobre una hoja. Pero sin que ella se diera cuenta, llega Smee y la atrapa con su
sombrero.
-Smee: ¡Ja! Te he atrapado. ¿Dónde está Peter Pan ahora?
Campanita intenta salir, pero no lo logra.
-Smee: He escuchado rumores de que ya no eres amiga de Peter Pan porque
tiene una nueva amiguita… Bien, el Capitán Garfio te quiere proponer algo. Así
que vendrás conmigo y harás lo que te diga.
Campanita sale del sombrero, pero Smee la vuelve a atrapar.
-Smee: ¡Que terca eres!
Esto hace enojar a Campanita.
-Smee: Basta de charlas.
Smee se aleja de escena.
OCTAVO ACTO
El camarote del capitán, aquí están la mesa del capitán con distintos mapas y
planes de saqueo, una mesa de comedor, un pequeño
piano, sillas y libros.
ESCENA I
Campanita se encuentra en el camarote del capitán. Allí también están Smee y
obviamente, el Capitán Garfio.
-Capitán Garfio: (Tocando el piano) Campanita, sé que te sientes sola…
Campanita está muy seria.
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-Capitán Garfio: (Sigue tocando) Y sientes muchos celos…
Campanita asiente con una expresión enojada.
-Capitán Garfio: (Para de tocar, pero después de unos segundos continua)
Porque te han dejado sola y abandonada…
Campanita empieza a llorar.
-Capitán Garfio: (Deja de tocar) Oh, no llores querida. (Le da un pañuelo)
Campanita sostiene el pañuelo y llora en él.
-Capitán Garfio: Sé que te quieres vengar de Peter Pan, y tengo un plan. (Sonríe
de una forma maligna)
Campanita deja de llorar y asiente con una sonrisa. Garfio arrastra a Smee hasta
afuera del camarote.
-Smee: ¡Capitán!
-Capitán Garfio: (Lo sigue arrastrando) Lo siento Smee, pero es una
conversación privada.
El Capitán Garfio saca a Smee. Campanita, manchando a propósito sus zapatillas
con tinta negra, empieza a caminar sobre el mapa de Garfio, revelando su
escondite.
-Capitán Garfio: Así que allí es donde se esconde Peter Pan…
Garfio toma a Campanita y la encierra en una pequeña jaula, en la que no puede
salir.
NOVENO ACTO
La selva. Hay muchos árboles distintos, flores y hongos. En uno de los árboles,
está la entrada a la guarida secreta de Peter Pan. Adentro hay distintas y
pequeñas camas de paja, en un rincón se encuentran armas como resorteras y
mazos.
ESCENA I
Los niños llegan a la guarida bailando como
los indios. Ellos empiezan a jugar con Peter
Pan a que eran de la tribu de los indios, pero
Wendy se encontraba triste, sentada en un
rincón.
-Peter Pan: (Saludando a Wendy como indio)
Jao.
-Wendy: (Seria) Jao. (Se voltea) Niños, es
hora de dormir.
-Juan y Miguel: ¡No queremos dormir!
ESCENA II
La tripulación pirata empezó a rodear la guarida. Pero se detienen un momento
para escuchar la canción de Wendy, haciendo llorar a Smee.
-Capitán Garfio: ¡Cállate Smee!
-Smee: Extraño a mi mami…
ESCENA III
-Wendy: Vámonos a casa.
-Miguel y Jorge: ¡Sí!
-Wendy: Peter, vamos a salir un momento.
-Niños Perdidos: ¡Y nosotros iremos!
-Peter Pan: Como quieran…
Peter Pan empieza a tocar una flauta de pan. Los niños empiezan a salir y Wendy
se queda atrás. Al salir Wendy, encontró a los niños amarrados con una cuerda
por los piratas, y ella también es amarrada. Smee le da una caja de regalo al
Capitán Garfio, que la baja por uno de los hoyos de la guarida, para soltarla al lado
de Peter Pan. Pero resulta que no era un regalo realmente, sino una caja que
incluía una bomba.
-Smee: ¿Capitán, está seguro de esto?
-Capitán Garfio: Confía en mí, Smee. Sin Peter Pan, nadie podrá rescatar a los
pobres e indefensos niñitos… (Ríe malvadamente)
DÉCIMO ACTO
El barco pirata. En el barco está una mesa de madera con variedad de comida,
arriba de esta un cofre del tesoro, en la parte derecha “la plancha”, a la izquierda y
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a la derecha unas escaleras que llevan a la parte superior del barco. En la parte
izquierda, hay tres cañones.
ESCENA I
Los niños se encuentran amarrados. Los piratas bailan y cantan a su alrededor
para festejar su captura.
-Capitán Garfio: (Ríe) Niños indefensos, Peter Pan no los podrá salvar.
¡Caminarán por la plancha, para después caer al mar!
Los piratas empiezan a festejar, pero los niños están muy preocupados.
-Wendy: ¡Mentira, Peter nos vendrá a rescatar!
-Niños Perdidos, Juan y Miguel: ¡Sí!
-Capitán Garfio: Están equivocados… Peter Pan no vendrá, ¡Porque en su
escondite puse una bomba que en poco tiempo estallará!
-Wendy: (Asustada) ¿¡QUÉ?!
Campanita, que escucha todo, se asusta mucho. Se arrepiente de lo que había
hecho, pero logra salir de su jaula y volar hasta donde está Peter Pan. Campanita
logra ir, pero Peter no le hizo caso y la bomba estalla. Peter logra sobrevivir, pero
no encuentra a Campanita.
-Peter Pan: (Un poco herido) ¿Campanita, donde estás?
Peter Pan está muy preocupado, logra ver un pequeño brillo y se dirige hasta él.
-Peter Pan: ¡Campanita!
ESCENA II
De vuelta en el barco pirata.
-Capitán Garfio: Muy bien niños, ahora caminarán en la plancha.
-Wendy: (Seria) No, no lo haremos.
Wendy intenta tranquilizar a los niños que estaban tristes porque piensan que
Peter Pan está muerto. Los
ONCEAVO ACTO
El cuarto de los hijos Darling. Hay un mueble de madera con cajones en la
esquina izquierda del cuarto, con distintos libros en la parte superior. A la
izquierda, se encontraba la cama con un edredón rojo y una almohada, en la parte
superior de la cama estaba un recuadro, a la izquierda de la cama estaba otro
mueble de madera con un cajón, a la izquierda de este otra cama con una
almohada y un edredón morado con cuadros. Al frente de la cama con edredón
rojo había un baúl pequeño con juguetes. En la parte derecha del cuarto estaba la
puerta y al lado de esta un sillón verde. Al frente de la puerta se encontraba la
ventana abierta, mostrando el cielo estrellado, y al lado de esta gran ventana, se
encontraba una pequeña mesa con mantel de color verde. En la parte superior
derecha estaba otra cama con una almohada y un edredón azul. En el centro del
cuarto, en el piso, estaban unos bloques de
madera de color amarillo, en ellos escritas letras
y en otros números.
ESCENA I
Llegan María, Nana y Jorge al cuarto.
-María: Wendy… (Mira a la cama de Wendy,
que está vacía. Se asusta al no saber en dónde
está)
Wendy estaba dormida debajo de la ventana.
-María: ¡Wendy, que estás haciendo allí!
Nana lame a Wendy para despertarla. Wendy
les empieza a contar todo lo que hicieron en
Nunca Jamás, pero no le creyeron. Miguel y
Juan se encontraban cómodamente dormidos
en su cama. Wendy miró al cielo, pero lo que les
había pasado no fue un sueño. Allí estaba el barco pirata, en el que los hermanos
llegaron a casa. María, Jorge, Nana y Wendy miraron hacia la ventana.
-Jorge: (Mira al cielo) Saben… yo vi un barco igual cuando era niño…
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Cenicienta
Personajes:
Cenicienta
Narrador
Príncipe Azul
Madrastra
Hermanastra 1
Hermanastra 2
Paje
Hada Madrina
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Narrador: Cenicienta, era una dulce y amable joven, que vivía con sus dos
hermanastras y la madre de ellas. De las cuales no recibía más que malos
tratos. (Las dos hermanastras se encuentran en el salón hablando del palacio).
Hermanastra 1: (Grita)
¡Cenicientaaaa! Tráeme mis zapatos.
Hermanastra 2: (Grita)
¡Cenicientaaaa! ¿Terminaste mis deberes?
Cenicienta: Si Señora.
Narrador: Antes de que Cenicienta se marche a cumplir con más labores. Un paje
de palacio llama a la puerta.
Paje: Buenos días, traigo esta carta desde el palacio. (Le ofrece la carta).
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Hermanastras: (Bailando y saltando)
¡Arreglemos los vestidos!
Madrastra: No digas tonterías y sigue limpiando, gente con esas fachas no entra a
Palacio.
(salen las tres por un lado del escenario riendo y por el lado contrario Cenicienta,
se marcha cabizbaja)
Narrador: Se arreglaron para el baile con las mejores galas y dejaron a Cenicienta
llorando en un rincón. Pero ella recibe una visita inesperada. (El Hada Madrina
entra a escena agitando su barita).
Hada madrina: No te preocupes hija mía, que te daré todo lo que haz de
necesitar. (Agita su varita mágica y entra por un costado del escenario un coche y
un par de ayudantes embellecen a Cenicienta, colocándole un hermoso vestido).
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Cenicienta: ¡Tengo que irme!, se me acaba el tiempo, muchas gracias.
¡Adiós! (sale corriendo)
Narrador: El Príncipe corre tras de ella, pero ya es demasiado tarde, la bella dama
se ha esfumado, solo dejo atrás uno de sus zapatos. (Él recoge el zapato). Días
después el paje de palacio visita casa por casa midiendo la zapatilla a todas las
muchachas del reino, pues el Príncipe dispuso que se casaría con aquella a la que
le calzara el zapato. Llegó entonces hasta la puerta del hogar de Cenicienta.
Narrador: Y así fue como el príncipe encontró a Cenicienta. Para casarse y vivir
felices por siempre.
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La gallina y los huevos de oro
Edad: 5 años
Autor: José Luis García
Personajes:
Hombre
Viejo
Gallina.
Espacios escénicos:
Vivienda pobre
Comedor
Palacio
Gallinero.
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(Deambula).
Sólo tengo agua para comer, agua para desayunar, agua para cenar… Sólo falta
que estalle una tormenta y comience a hacer frío para que mi mala suerte sea
completa…
(Se escucha un primer trueno y continuación otro y otro. Ha estallado una
formidable tormenta).
(El Hombre tiembla y tiembla).
HOMBRE.-
Tengo fri… fri… fri… Mucho frío…
(Tocan a la puerta: toc, toc, toc).
HOMBRE.-
-¿Quién toca a la puerta?, si por aquí no pasa nunca nadie.
(Se acerca hasta la puerta y la abre).
(Entra un Viejo de barba blanca, aunque también puede ser morada y no pasa
nada. Lleva consigo un pequeño saco).
VIEJO.-
Buenas tardes. Pasaba por aquí y me ha sorprendido la tormenta. -¿Puedo
descansar un rato y sentarme junto al fuego?
HOMBRE.-
Entra, entra; aunque en realidad ya estás dentro… Pero no esperes ni fuego ni
una silla en la que sentarte, soy tan pobre, que cuando quiero comer bebo agua y
cuando quiero descasar me siento en el suelo.
VIEJO.-
Sentémonos en el suelo. Cuando ya eres viejo, lo mismo da suelo que silla.
(Ambos se sientan en el suelo).
VIEJO.-
No debes pasarlo muy bien aquí.
HOMBRE.-
No me he muerto de hambre de puro milagro. Hace dos días que no como nada
de nada.
VIEJO.-
-¿Eso es todo el problema?
HOMBRE.-
Hombre, cuando lleve cuatro días sin comer será peor, ya lo sé.
(El Viejo abre su saco y saca varias provisiones, como pueden ser pan, queso,
jamón… Sea lo que sea, en todo caso, el tamaño de las cosas que saca del saco
debe ser mayor que el tamaño de este).
HOMBRE.-
-¿Cómo pueden caber tantas cosas en un saco tan pequeño?
VIEJO.-
Comamos, que el pan está recién hecho…
(Ambos se dedican con gran afición a la comida, sobre todo el Hombre. Durante el
rato en el que comen, pueden oírse algunas exclamaciones: “eno, eno”, “jo, que
rico”, “recién hecho, je, je” y otras de la invención de los actores que intervienen).
(Pasado un tiempo prudencial, acaban de comer).
HOMBRE.-
Hacía años que no comía tan bien.
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VIEJO.-
Ahora debo continuar mi camino. Voy lejos, muy lejos. Pero te dejaré un pequeño
regalo.
(El Viejo saca una gallina de su saco y la coloca en el suelo).
HOMBRE.-
-¡Una gallina…! -¿Pero cómo pueden caber tantas cosas en tu saco?… -¿Es para
mí, para mí…?
VIEJO.-
Es toda tuya. Lo único que tienes que hacer es tratarla bien y resistir la tentación
de comértela, porque pone huevos todos los días, incluso domingos y festivos. Ya
verás que esta gallina te dará muchas alegrías.
(Suena un trueno).
VIEJO.-
Tengo que irme. Me llaman.
HOMBRE.-
Una gallina, una gallina que pone huevos…
VIEJO.-
Adiós, que me marcho…
(Y sin decir ni media palabra más, el Viejo abre la puerta y sale por ella).
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(Suenan los truenos).
HOMBRE.-
-¡No os llevéis mi ropa!… He perdido todo por culpa de una gallina.
(Sale el Hombre).
(Por el otro extremo del escenario entran el Viejo y la Gallina).
GALLINITA.-
-¡Si es que el pavo ese me ha matado!
VIEJO.-
Es que la avaricia es muy mala.
GALLINITA.-
La avaricia y la tontería… Que ese pavo era más tonto que un ajo.
VIEJO.-
Ya lo sé, ya lo sé.
GALLINITA.-
Ten más cuidado con el próximo, oye.
VIEJO.-
Ya lo sé. Es que la avaricia es muy mala.
GALLINITA.-
Era muy tonto, todo el día gritando: -¡un huevo de oro, un huevo de oro! Loca, loca
me tenía…
(Salen ambos).
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El Rey león
Autor: Roger Allers y Rob Minkoff
Edad recomendada:6 años
Personajes
Mufasa
Madre de Simba
Simba
Nala
Zazú
Rafiki
Timón
Pumba
Scar
3 hienas
Leones y animales.
ESPACIOS ESCENICOS
La sabana africana
Un lugar oscuro (límites del reino)
La selva
La noche estrellada
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Acaba la canción y el narrador con un mando a distancia pulsa PAUSE y todos
quedan “Congelados” en el escenario.
Narrador.- “Pensemos en Africa; sí, sí. En Africa. Ese gran trozo de tierra que
está en la mitad del mundo. Formada por algunas selvas vírgenes, algunas
extensas sabanas y de ciertos desiertos desiertos.
(El narrador pulsa el mando para reanudar la acción y los animales comienzan
a moverse. Muchos se asoman a una especie de cuna donde se supone esta
Simba recién nacido).
Pues en una de estas sabanas, (mirando a los animales) en ésta, todos los
animales parecen andar un poco alterados. ¿Por qué? Pues por lo que parece,
ha nacido el nuevo principe, Simba.
Rafiki coge al cachorro y lo muestra “sonriente” al público.
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Zazú.- (preocupadísimo) ¡Por favor!
Mufasa.- tres.
(Simba salta sobre Zazú y lo coge)
Zazú.- (con miedo) ¡aaah!
Simba.- (feliz) ¡Ya lo tengo!
Zazú.- ¡Suéltame!
Mufasa.- (risotada) Ja, ja, ja…
Zazú.- (enfadado) Esta no es forma de tratar a un consejero, alteza.
Mufasa.- (le acaricia la cabeza) Es que el chico necesita aprender, es sólo un
cachorro.
Simba.- ¡Mentira!, ¡Ya soy mayor! ¡Mira! ¡Uaaaag! (rugido parecido a un
maullido de gato)
Mufasa.- ¡Vaya rugido!
Simba.- ¡Narrador!
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Narrador.- Bueno, bueno.. está bién. Ejem! Simba y Nala decidieron entonces
ir de aventura a descubrir nuevos lugares. Simba entonces, envalentonado por
la presencia de su amiga (nueva pausa expresiva con alzamiento de cejas
incluidas), Nala, decidió llevarla a los límites del reino, a pesar de las
advertencias del Rey Mufasa.
Los tres empiezan a correr y las hienas intentan atraparles. Justo antes de
alcanzarles aparece Mufasa.
Mufasa.- (intenta rugir pero le queda una cosa un poco ronco y gutural)
Perdón, (al público) es que tengo la garganta tomada ¡Uaaaaagh! (lo intenta
nuevamente mientras acecha a las hienas).
Hiena1.- (con sorpresa y miedo) ¡Mufasa!, ¡Qué alegría!
Mufasa.- (enfadado, muy enfadado) ¡Largaos y no volváis jamás!
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Hienas.- ¡Ahh…! ¡Ahhh..!
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Narrador.- Este es Scar. ¿Qué podemos decir de él? Hombre, bueno, bueno,
bueno… no es. Desde la coronación de Mufasa, su hermano, como rey, como
que no lo ha asimilado muy allá. Y dicen por ahí que está loco por ser rey.
Aparecen las hienas.
Scar.- ¿Hienas!Id al desfiladero y agitad a los ñús
Hiena2.- ¿Los ñús?
Hiena3.- esos tontos animales que corren sin saber por qué?
Hiena2.- … y que pisotean todo lo que encuentran por delante?.
Hiena1.- ¿Y para qué los agitaremos?.
Narrador.- Pues sí. Este es el malvado plan de Scar para acabar con Simba y
Mufasa. Las siguientes escenas están catalogadas de “medianamente”
violentas por lo que vamos a pasarlas en cámara rápida en atención a la
numerosa concurrencia infantil. Pero, no se preocupen, para que no pierdan el
hilo yo les voy a hacer un rápido resúmen. (Acciona el mando a distancia para
aumentar la velocidad de la acción lo comenta como si radiara un partido de
futbol y va animandose poco a poco)
Mufasa acude al desfiladero engañado por Scar. Avanza por el mísmo
buscando a Simba, mientras las hienas agitan a los ñus, los cuales y sin razón
aparente se ponen a correr como ñús, vaaaaya carrera. Simba asustado se
agarra a una rama. (simba sin darse cuenta se agarra a una hiena) ¡A una
rama!
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Simba.- ¡Uy perdón!
Scar.- (a Simba) ¿Qué has hecho?... ¡Ha sido por tu culpa!, ¡Asesino! ¡Huye y
no vuelvas! ¡ASESINO! (Con ira, y termina con una carcajada maligna).
Simba huye lloriqueando. Las hienas salen a escena.
Scar.- (a las hienas, enfurecido y autoritario) ¡Venid
aquí! Escuchad bien. ¡No dejéis que escape, y
aseguraros de que no regrese!
Scar.- ¡Corred! ¡Ya vale de cantar! Que se os va a
escapar.
Hienas.- ¡aaau!, ¡aaaau!
Las hienas salen corriendo. Scar sale
majestuosamente.
Narrador.- ¡Uf, qué miedo! Bueno, sigamos. Simba
huye, y huye mientras llora. La pena de la pérdida
de su padre es aún mayor pues piensa que ha sido
por su culpa. ¡Pobre chico! En cuanto a las hienas, estas han salido a
perseguir a Simba, pero creo que no hay mucho por lo que preocuparse. Me
parece a mí que con lo espabiladas que son no lo encuentran ni con GPS.
Entra Simba arrastrándose cansado y mirando hacia atrás, buscando a sus
perseguidores. Finalmente, se tumba y se duerme.
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Entran Timón y Pumba. Timnón dando pequeños saltitos y Pumba moviendo el
trasero.
Pumba.- ¡Mira, Timón!, un cachorrito.
Timón.- (con cara de asco) aaaaah! Mátalo, o deja que se lo coman los
buitres.
Pumba.- (Pone ojitos y morritos). Porfaaa… quedémonoslo…
Timón.- ¡No!, nos comerá.
Pumba.- (cariñosamente) Si sólo es un bebito.
53
Timón.- No puede quedarse.
Pumba.- ¡Porfa!, ¡Porfa!, ¡Porfaaaaaa!
Simba.- (triste) Me voy.
Pumba.- ¡Quieto todo el mundo! (reflexivo) O eso era de otra peli. De aquí no
se mueve nadie.
Timón.- No te pongas triste, quédate.
54
(Empiezan a cantar y Simba se hace mayor.) (Entra por una puerta y sale por
la otra.)
Simba.- ¡Mirad el cielo! Ahí arriba están los Reyes del pasado.
Timón.- ¿Qué reyes?
Simba.- Mis antepasados.
Pumba.- Pues a mí me parecen pelotas de ping-pong.
Simba.- ¡Papá!
Mufasa.- ¡Debes volver, Simba! ¡Este es tu deber!
Simba.- ¡Todos me creen un asesino!
Mufasa.- (Con voz de ultratumba) Hijo, tú no me mataste. Fue tu tio Scar
55
Simba.- ¡¡Papá!! (con voz de maruja) ¿Qué me estás contando? Ahora se va a
enterar ese malandrín!
56
Nala.- No os escondáis, os atraparé.
Entra Simba y se enfrenta a Nala. Poco a poco van parando de luchar.
Simba.- ¿Nala?
Nala.- ¿Simba?, ¿Eres tú?
Nala.- ¡Qué alegría! Pero, ¿dónde te habías
metido? Todos te buscaron y no apareciste.
Simba.- Traicioné a mi padre, pero debo volver
porque he descubierto que fue Scar quien lo mató.
Nala.- Él siempre dijo que tú mataste a Mufasa
pero siempre supusimos que era mentira.
Simba.- Todavía hay tiempo, no tenemos por qué ir
ahora.
Nala.- Y esos, ¿Quiénes son?
Simba.- Timón y Pumba, mis amigos.
Simba.- ¡Juguemos!, como en los viejos tiempos.
Nala.- De acuerdo.
Simba.- (Se tapa los ojos) Uno, dos, tres.
Empieza a sonar “Es la noche del amor”
Simba y Nala saltan, corren se miran y terminan la canción abrazados.
Timón.- ¿Va a abandonarnos? ¡Ahora que le había cogido cariño!
Pumba.- No creo, creo que nos va a llevar a su reino.
Timón.- ¡Bien! ¡Seguro que ahí hay Corte Inglés o Eroski!
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Pumba.- (levantando la mano como en clase) Eeehh, disculpa! ¿Has dicho
distraer a las hienas? (dirigiéndose a Timón) ¿En que fase de la educación de
este chico nos equivocamos.
Cada uno se va por un lado excepto Simba que encuentra a Scar.
Scar.- (Con sorpresa) ¡Simba! ¡Cuánto tiempo! (dirigiendose a las hienas) ¿No
dije yo que acabarais con él?
Las hienas aparecen por el costado del escenario para contestar.
Hiena1.- (con resignación) Si nosotros lo matamos…
Hiena 2.- (nervioso) casi todo…
Hiena3.- Bueno, solo un poco…
Las hienas se disponen a atacar pero Timón y Pumba les cortan el paso.
58
Timón y Pumba aprovechan las alabanzas y atacan. Suena un gong y atacan
estilo kung-fu con una cinta en la cabeza.
Scar.- Ah!, si. Ya me acuerdo. Ya lo hice con Mufasa y contigo no será distinto.
59
Pulsa nuevamente el pause y la acción continúa.
Simba.- (un poco repipi, en plan teatro clásico) ¡Scar! Agárrate, oh perverso tio
mio.
Scar.- Ahhh!, gracias reverenciado sobrino, mas debo decirte que no fui yo
quién acabó con la vida de tu padre. Fue la inmensa codicia de las hienas y su
deseo de acabar con el reinado de los leones. ¡Ellas fueron las culpables!
¡Ayúdame, amado sobrino!
Simba.- (Le tiende la mano) ¡Agárrate, tio!
Pero aparecen las hienas, apartan a Simba y se colocan justo encima de Scar
en el borde del desfiladero.
60
llamas mientras alarga la “a” de alpargatas” ) un poco más tontas y nacéis
alpargataaaaaaaaaaas
61
Dumbo
Espacios escénicos
Tren
Circo
Ciudad
62
El tren del circo, lleno de animales, payasos y
acróbatas, viajaba a través del campo. La
locomotora iba delante resoplando y arrastrando a
los vagones. En cada ciudad por donde pasaban,
el circo daba un gran espectáculo.
Era primavera y las mamás animales esperaban el
acontecimiento más importante del año: la llegada
de las cigüeñas que iban a traer a los bebés.
Miraban anhelantes al cielo, y finalmente una
cigüeña entregó un paquete a una joven mamá
elefante. La señora Jumbo desenvolvió su envío y
los demás elefantes lo rodearon diciendo:
– ¡Qué bebé tan lindo! ¡Qué rico es!
De pronto, el bebé hizo una mueca y estornudó. Con el estornudo desplegó las
orejas y todos vieron que eran muy grandes. Los elefantes empezaron a burlarse:
– ¡Qué enormes orejas!
– ¡Parece un barco de vela!
– Déjeme que las toque. ¿Serán de verdad?
A la señora Jumbo no le gustaron las bromas y gritó:
– ¡Aparten sus trompas de mi bebé! ¡No quiero que se metan con él!
El elefantito empezó a llorar, pero la señora Jumbo lo acercó a su cuello,
acariciándolo con la trompa.
– Vas a llamarte Dumbo, le dijo.
Al día siguiente, el tren paró en una ciudad, donde los elefantes ayudaron a armar
el circo. Hasta el pequeño Dumbo trabajó al lado de su madre. Por la tarde todos
desfilaron por la calle principal. El primero iba el director del circo; a su lado, dos
payasos; después venían los camellos, leones y tigres, y cerrando el desfile iban
los elefantes, con Dumbo al final.
EL pequeño estaba tan emocionado que tropezó con sus orejas. Unos chicos
traviesos empezaron a tirarle de ellas, riéndose a carcajadas y burlándose.
– ¡Con esas orejas no te mojarás en días de lluvia!
La señora Jumbo se enfureció, llenó la trompa de agua y dio un baño a los
chavales. Como eso no había ocurrido nunca antes, todos pensaron que se había
vuelto loca. El director del circo mandó encerrar a la señora Jumbo en un vagón
con barrotes. El pobre Dumbo se quedó fuera llorando, solito y asustado.
Los demás elefantes comentaban el suceso, echando la culpa a Dumbo. Decían
que su madre estaba presa por su causa.
– ¡Tú no eres un elefante, eres un monstruo!
El ratoncito Timoteo apareció para defender al pequeño y los elefantes huyeron
debido al miedo que tenían a los ratones, en ese momento Timoteo y Dumbo se
hicieron grandes amigos. Al siguiente día, el director del circo decidió que Dumbo
trabajara en el número de los payasos. Montaron en la pista una gran casa de
papel, en donde Dumbo tenía que saltar a través del fuego para caer en la lona de
los bomberos pero, al realizar el salto, cayó de mala manera y la gente se rió a
carcajadas. El pequeño, después del espectáculo, estaba muy dolorido por lo
63
sucedido, Timoteo al verle en ese estado le dio tanta lástima que tuvo una gran
idea:
-Tus orejas parecen alas. Tú puedes volar. ¡Vamos, empieza a agitar las orejas,
arriba, abajo!
-¡Pero los elefantes no vuelan!, protestó Dumbo.
-Ese es su problema, respondió Timoteo. ¿Te acuerdas que te decían que tú no
eras un elefante? Tú volarás. Vamos a entrenarte al campo. ¡Date prisa!
Dumbo se animó mucho y siguió a Timoteo hasta un barranco, donde empezaron
el entrenamiento. Timoteo mandó a Dumbo
que saltara, agitando las orejas como si
fuesen alas pero no se atrevía a saltar solo
por lo que Timoteo se subió en su
sombrero. Con su amigo acompañándole se
armó de valor y realizó un espectacular
salto, moviendo las alas, pero cayó en
plancha al suelo.
Dumbo y Timoteo probaron muchas veces.
Saltaba al barranco, movía las orejas, pero
siempre se estrellaba con el suelo. No
conseguía volar.
Al acabar el entrenamiento los dos estaban
tan cansados que se quedaron a dormir allí
mismo. Durante la noche, el pequeño
elefantito soñaba que planeaba en el aire,
volando ligero y ágil como un pajarito hasta
que a la mañana siguiente, cuando Timoteo
despertó, vio enfrente a cuatro cuervos.
– ¿Dónde estoy?, preguntó restregándose los ojos.
– Está usted en la copa de un árbol. Y ahora explíquenos cómo usted y ese
elefante han conseguido subir aquí, dijeron los cuervos admirados.
Timoteo se quedó atónito. ¡Era verdad!¡Estaban en la copa de un árbol!
– ¡Despierta, Dumbo, despierta!, gritó Timoteo muy excitado. ¡Serás famoso!
¡Puedes volar!
Dumbo despertó, y sólo de pensar que había volado dormido, se sintió aturdido.
– Vamos, Dumbo, inténtalo ahora. Vamos a volar de aquí hasta abajo, dijo
Timoteo.
Dumbo se lanzó al aire, pero cayó en un charco de agua que había debajo. Se
levantó medio atontado, todo sucio y mojado. Los cuervos se rieron:
– ¡Ja,ja,ja!¡Lo que faltaba!¡Que los elefantes volasen!
Timoteo se encaró con ellos:
-¡Ustedes no tienen corazón! ¡Burlarse de un pobrecillo que nació con orejas como
alas!
Los cuervos pidieron disculpas y prometieron enseñar al pequeño elefante a volar.
– Toma esta pluma mágica, dijo el cuervo. Ella te hará volar. Nuestros pajarillos
aprenden con ella.
Dumbo tomó la pluma mágica con la trompa y cogió confianza. Agritó las orejas y
empezó a volar.
64
-¡Viva!¡Estas volando!, exclamó Timoteo muy contento, acomodado en el
sombrero de Dumbo.
-¡Vamos a darle un diploma de elefante volador!, dijeron los cuervos,
entusiasmados con el alumno.
Dumbo se entrenó bastante y aprendió muchos trucos. Después, regresó al circo.
Timoteo, como siempre, iba escondido en el ala de su sombrero.
Aquella noche, una vez más, Dumbo tenía que saltar de la casa en llamas. Pero
todo fue diferente: ¡salió volando! El público aplaudió entusiasmado. Todos
estaban admirados de ver un elefante volador, pero en un pequeño instante
mientras volaba perdió la pluma mágica y empezó a caer.
– ¡Puedes volar sin ella, Dumbo! ¡Continúa batiendo las orejas!, ordenó Timoteo.
Dumbo obedeció y subió de nuevo con el aire. La gente aplaudía y gritaba:
– ¡Viva, Dumbo, el elefante volador! ¡Viva!.
Nuestro amigo se hizo tan famoso que el circo pasó a llamarse con su nombre. Su
madre fue liberada y le dieron un vagón especial, muy bonito, al final del tren,
desde el que podía ver a su hijito volar cuando viajaba.
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Bambi
Espacios escénicos:
Bosque
Lago
Nieve
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Bambi nació en el bosque, en un lugar bien escondido entre grandes árboles. La
noticia corrió entre los animales y todos fueron a verle, porque su padre el Gran
Príncipe del Bosque. El Búho fue el primero que vio el recién nacido.
-¡Enhorabuena, mamá! ¡Qué hijo tan precioso ha tenido la señora! Es un
verdadero príncipe. – dijo el búho.
La madre de Bambi miró hacia arriba. -Muchas gracias-, dijo con dulzura. Después
acarició a su hijo con el hocico.
– ¿Cuál es el nombre del niño?-preguntó el conejito.
– Bambi. -respondió la madre.
– Bambi. -repitió el conejito. Es un bonito nombre. Yo me llamo Tambor.
Y se fue dando saltos con su madre y sus hermanitos.
El bosque estaba precioso en verano. Los árboles se erguían silenciosos contra el
cielo azul y la tierra parecía una alfombra de flores, que abrían sus corolas rojas,
blancas y amarillas. Bambi fue a pasear con su madre por los caminos de hierba.
Por todas partes encontró Bambi amigos. Se quedó muy asombrado cuando vio a
las zarigüeyas colgadas de una rama cabeza abajo.
-Creo que nunca aprenderé eso, -dijo Bambi girando la cabeza para mirar a las
zarigüeyas.
Al llegar a un pequeño claro el bosque, Bambi y su madre encontraron a Tambor y
su familia.
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-¡Bambi!, ¡Ven a saltar conmigo! -Dijo Tambor.
Bambi echó a correr al lado de Tambor. Pero al ver a una familia de pájaros,
Bambi se detuvo a mirarlos.
-Son pájaros, Bambi. -dijo Tambor.
-Pajaritos. – repitió encantado.
Cuando una mariposa se posó en su cola, gritó: -¡Pajarito!
-No, Bambi. -le explicó Tambor. También vuela, pero no es un pajarito. Es una
mariposa.
Entones Bambi vio una mata de flores amarillas y corrió hacia ellas.
-¡Mariposas!. -exclamó.
-No, Bambi. –dijo Tambor. Eso son flores.
De repente Bambi se quedó mirando atentamente. Del macizo de flores surgía
algo distinto, era una cabecita negra con dos ojitos brillantes.
– ¡Flor! -dijo Bambi.
– Eso no es una flor, es un zorrillo.
-¡Flor! -repitió nuevamente el pequeño.
-Puedes llamarme flor si quieres – dijo el zorrillo. No me ofendo. La verdad es que
me gusta.
En ese momento nuestro pequeño amigo ya tenía un nuevo compañero de juegos.
Un día la madre de Bambi le llevó a pasear hasta un lago. Cuando vio su imagen
dentro del agua, se extrañó muchísimo, apareciendo a continuación otro animal
igual a él. El pequeño exclamó: ¡Ahora hay dos dentro del agua!
-No Bambi, esta es Falina, tu prima, que también ha venido a pasear con su
madre – le explicó su madre.
68
En ese momento Bambi y Falina se hicieron
amigos y fueron al bosque a jugar pero de pronto,
oyeron el ruido de muchos cascos golpeando el
suelo; los animales empezaron a huir del bosque.
Todos se parecían a Bambi y Falina, pero tenía
grandes cuernos y corrían a gran velocidad.
Entre ellos estaba el Gran Príncipe del Bosque, el
más valiente y fuerte de todos. Se paró junto a
Bambi y su madre y les avisó: -¡HAY HOMBRES EN EL BOSQUE!
Más tarde, escondido junto a su madre, Bambi, que era muy preguntón, quiso
saber:
¿Qué animal es el HOMBRE? -Preguntó Bambi.
Su madre le explicó:
– El HOMBRE es un animal de escopeta. – Dijo su madre.
– ¿Y aquel grandote que nos avisó quién es? -Preguntó Bambi.
Aquél es el Gran Príncipe del Bosque. Es tu padre Bambi, – le dijo su madre.
Algunos meses después vino el invierno. Una mañana Bambi se despertó tiritando
de frio. Cuando miro a través del bosque, vio que todo estaba cubierto de blanco.
-Es la nieve, Bambi. -Dijo la madre. Ven a caminar por ella.
Cautelosamente, dio sus primeros pasos por la nieve, y vio que sus patas se
hundían en el suelo. Tambor patinaba sobre el lago cubierto de hielo y Bambi trotó
por la ladera abajo para ir a jugar con él, pero no estaba acostumbrado a caminar
sobre hielo por lo que sus patitas finas y largas resbalaron cayendo sentado en el
frío suelo. Cuando miró, Tambor se reía a carcajadas. El invierno era una época
penosa para los animales del bosque. No había hojas ni brotes para comer. A
veces, Bambi y su madre tenían que arrancar corteza de los árboles, pues no
había otro alimento.
Por fin, cuando parecía que no iban a encontrar nada más, se produjo un gran
cambio. Un día la madre de Bambi cavó en el suelo y encontró hierba debajo de la
nieve. Era primavera otra vez. El sol brillaba nuevamente y todo volvía a estar
verde. Bambi, Tambor y Flor habían crecido. -Es la época del cortejo-, dijo el
Búho. Al cabo de poco tiempo, Bambi oyó una voz:
-Hola, Bambi, ¿ya no me conoces? Soy Falina.
Bambi la miró encantado ya que Falina había crecido y estaba muy guapa. Al rato
los dos se fueron juntos a pasear por el bosque. Ahora Bambi sabía que “cortejar”
significaba enamorar.
69
Un día Bambi advirtió en el aire la presencia del hombre. Luego oyó los ladridos
de los perros de los cazadores que se acercaban. Oyó disparos y se sitió herido.
En aquel momento apareció el Gran Príncipe del Bosque y dijo:
-¡El fuego del campamento de los hombres ha incendiado el bosque! Nuestra
única salida es el río.
Ayudado por su padre, Bambi consiguió llegar al otro lado del río, donde encontró
a Falina y a los otros animales que había huido del bosque, salvándose todos del
gran peligro que les acechaba.
Cayó la nieve y después de ella llegó otra vez la primavera. Bambi era ahora el
Gran Príncipe del Bosque, Tambor quiso invitarle a conocer a su familia y también
Flor le llevó a ver a la suya.
Bambi se sintió encantado con los hijos de sus dos amigos. ¡Eran lindísimos!
Luego les invitó a todos a visitar a Falina, que había tenido dos preciosos
cervatillos. Tambor y Flor felicitaron a Bambi, que ahora era padre de un pequeño
príncipe y de una princesita.
70
El búho, el sol y la luna
Edad: 6 a 10 años
Personajes:
Narrador
Búho
Luna
Sol
Lobo
Grillo
Poeta
Pareja de enamorados
Espacios escénicos:
Cielo
Balcón
Bosque
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ESCENA 1:
LUNA: Búho, tengo un plan perfecto: ¡cuando amanezca, ocuparé el lugar del Sol!
Así iluminaré por los días y por las noches, y me dedicarán todos los versos y las
canciones... seré el astro más importante.
BUHO: Luna, eso es una locura. En vez de ser tan avariciosa, dedícate a inspirar
al lobo, al grillo, al poeta, a los enamorados (los va señalando)... a adornar el cielo
de noche con tu brillo.
LUNA: ¡Bah! El único loco aquí eres tú, ya verás como todos me aplauden cuando
salga a brillar por el día.
ESCENA 2:
SOL: Bueno, está bien Luna, me voy a seguir durmiendo. (Se retira a un rincón de
la escena y se sienta con la cabeza baja, simulando dormir)
NARRADOR: Entonces, la Luna comenzó a brillar, pero como su luz era muy fría,
regresó la noche y todos volvieron a dormirse, excepto una pareja de enamorados,
un poeta y los animalitos nocturnos.
72
LUNA: (Dirigiéndose a los niños espectadores) Pero, ¿qué ocurre? ¿Por qué
todos se van a dormir? Oigan, despierten, ¡soy yo, su amiga la Luna, el más
hermoso y perfecto de los astros!
NARRADOR: Pero nadie le hacía caso a la Luna. Como casi todos dormían, la
Tierra se veía muy aburrida. Los que estaban despiertos comenzaron a protestar:
LOBO: ¡Auuuu! Luna, has sido muy egoísta con el Sol, ¡déjalo salir de nuevo a
alumbrar el día o nunca más te aullaré!
GRILLO: ¡Crii-Crii! El lobo tiene razón, Luna, por tu avaricia hay muchos
animalitos que no ven, las flores no se abren, (señalando al público) ¡Mira, los
niños tienen frío! Si sigues tan empecinada nunca más te tocaré una canción con
mi violín.
LUNA: (Ocultando la cara entre las manos) ¡Qué verguenza siento, qué
vergüenza! Las cosas me están saliendo al revés de lo que pensé. Nadie me
quiere, (mirando a su alrededor) ¿dónde estará mi amigo el búho? ¡Búho! ¡Búho!
BUHO: (Sale de su esquina volando) ¡Aquí! Aquí estoy Luna, viendo el desastre
que has ocasionado. Recuerda que te lo advertí.
LUNA: Lo sé, mi gran amigo, pero yo fui una cabecidura y no seguí tu consejo.
Ahora estoy arrepentida y quiero ir a buscar al Sol, ¿me acompañas?
73
BUHO: ¡Claro, vamos! (Se alejan de la mano en busca del Sol mientras los otros
personajes se sientan y empiezan a cabecear o a mostrar señales de
aburrimiento).
ESCENA 3:
NARRADOR: Cuando lo
encontraron, el Sol estaba
muy débil, casi agonizando,
porque había mucho frío
para él.
LUNA: ¡Despierta, solecito! Por favor, perdóname y vuelve a iluminar por los días,
que yo estaré muy feliz de reflejar tu luz en las noches.
SOL: (Incorporándose con mucho trabajo) Me temo que no podré Luna, estoy
apagándome, no tengo fuerzas. Mira, mi luz es como la de los atardeceres
BUHO: ¡Esto no puede pasar! ¡El Sol no puede apagarse! Buscaré una solución.
(Dirigiéndose al público) Espérenme, que ya vuelvo. (Hace ademanes de volar,
corriendo por todo el escenario y gritando) ¡Despierten, vamos, despierten! ¡Hay
que darle ánimos al querido Sol para que vuelva a iluminar con fuerzas! (Despierta
a los demás personajes y anima, con la ayuda de ellos, a los niños del público a
hacer un coro) ¡Vamos, amiguitos, llamen al Sol para que brille! ¡Sol! ¡Sol! ¡Sol!
LUNA: ¡Vamos querido Sol, brilla para todos! (Y se retira a un rincón, donde se
sienta, con el rostro sonriente.)
(El Búho, el Lobo, el Grillo y los Enamorados hacen señas de hacer silencio y
señalan al Narrador, que se para junto al Sol)
NARRADOR: Y el Sol se sintió tan contento, que brilló con mucha más fuerza y
todo volvió a la normalidad... Desde entonces, la Luna cumplió su tarea nocturna y
el Sol la suya. De lo que pasó ese día se enteraron muy pocos, porque casi todos
se quedaron dormidos cuando la Luna quiso ocupar el lugar del Sol. (Señala al
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Búho) Yo estaba dormido, pero el Búho me lo contó, y ahora yo le pregunto a este
amigo sabio: ¿Cuál es la Moraleja de esta historia?
BUHO: Pues que CADA CUAL DEBE ESTAR ORGULLOSO DE SER COMO ES
Y NO ANSIAR LO DE LOS DEMAS. ¡Hasta la próxima, amiguitos! (Hace una
reverencia y dice adiós, acompañado por los demás actores)
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El caballo y su amigo, el zorro.
Autor: Glenda Roma (2003)
Edad: niños de 4 años
Personajes:
Granjero
Caballo
Zorro
León
Lugares escénicos:
1. El establo
2. La selva
Narrador: Érase una vez, un granjero que solía tener un caballo, un caballo al
cual adoraba pues era fiel y cariñoso, siendo muy viejo para trabajar con su amo.
Un buen día, el caballo cansado le dijo al granjero…
Caballo: Hombre, tengo mucha hambre y no me has dado nada en estos dos días
Granjero: ¿Cómo quieres que te dé de comer si ya no estás trabajando?
Caballo: Debes entenderme, estoy viejo y ya he trabajado para ti durante
muchísimos años, creo que debo descansar un poco.
Granjero: Si, lo sé y por eso te quiero, pero también debes demostrarme que
sigues siendo ese caballo fuerte que crie desde muy pequeño.
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Caballo: ¿Cómo puedo demostrártelo?
Granjero: Si me traes un buen león, estarás de regreso en mi establo, pero por lo
pronto lo mejor será que te vayas.
Caballo: Pero, ¿Dónde piensas que voy a vivir?
Granjero: Ese ya será tu problema, no el mío ¡Vete ya!
Narrador: Fue así como el caballo salió del establo, triste y acongojado hasta que
en su camino de ida se encontró a un zorro…
Zorro: ¿Qué tienes caballo? ¿Por qué estás triste y solo por aquí?
Caballo: Pobre de mí, ya sabes, la codicia y la lealtad no son las mejores aliadas.
He trabajado muchos años para mi amo, pero parece que a él ya se le olvidó todo,
pues me echó del establo por
viejo y porque ya no tengo
fuerzas para arar.
Zorro: ¿Te echó así, sin
más?
Caballo: no exactamente, me
dijo que, para volver a
tenerme en casa, debía
traerle a un gran león, pero
imagínate, nada más de
pensarlo, sabes que no
podría hacerlo.
Zorro: eso no es justo, pero
ya tengo un plan para
ayudarte. Acuéstate en el
piso y desplómate como si
estuvieras muerto, ¡eso sí, sin
moverte! Buscaré al león.
El zorro se dirigió a la zona de la selva donde estaba el león…
Zorro: León, ¿estás allí?
León: ¿Qué quieres zorro? Estas viendo que estoy durmiendo
Zorro: tengo muy buenas noticias para ti
León: ¿De qué se trata?
Zorro: encontré un caballo muerto, ven y tendrás un buen festín para ti solo.
Ambos tomaron el camino de vuelta y cuando llegaron, el zorro le dijo
77
Zorro: esa posición como que no es muy cómoda para ti. ¡Ya sé!, lo amarraré a tu
cola y así podrás arrastrarlo hasta tu cueva para comerlo con tranquilidad.
León: Si, esa idea me gusta.
Mientras el león intentaba avanzar con el caballo amarrado a su cola, no se dio
cuenta que el zorro había amarrado las patas del león a la cola del cabello. Al
terminar de amarrarlo el zorro le gritó al caballo
Zorro: ¡Puedes andar caballo!
León: Déjame ir, ese no era el trato.
El caballo se paró y se llevó al león, quien iba rugiendo en todo el camino. Cuando
llegó al establo, el amo lo vio y se sorprendió por lo que había logrado.
Caballo: Ahora ¿si estás contento?
Granjero: por supuesto, ahora si serás mi caballo para siempre, comiendo lo
mejor que tengo.
Narrador: Después de esto, el granjero soltó al león, quien salió corriendo hasta
su cueva y el caballo se instaló para siempre en su establo.
FIN
78
Las Vaquitas Rebeldes
Personajes:
Sol
Árbol
Pajarito
Pajarita
Flor Roja
Flor Azul
Flor Blanca
Vaquita 1
Vaquita 2
Hada Primavera
Espacios escénicos:
Campo
79
Narrador: Hoy el campo está listo para la llegada de la primavera. Flores, plantas y
bichos sienten la caricia del Sol que la anuncia. Mientras casi todos ellos se
preparan para recibirla, las vaquitas de San Antonio, muy enojadas, llegan con
una pancarta que dice: Parece que el Hada Primavera verá arruinada su fiesta de
bienvenida.
Árbol:-Bien, bien, bien, llega el tiempo más lindo para mí. Tiene razón Don Sol, ya
me visto de verde.
Flor Roja:-Aquí estoy yo, nuevita y suave. Me quedo por este lado, cerca de usted
Don Árbol.
Sol:-Eso es…y que vengan otras flores. Ninguna debe faltar¡¡Vamos, vamos!!
Flor Azul: -Señor Sol, qué mandón que se ha puesto esta temporada. Nos
sacaremos las medias de lana y nos arrimaremos a Don Árbol.
80
Flor Blanca:-Yo guardaré los gorros de dormir para el próximo invierno, son
abrigados y los necesitaremos cuando venga el frío.
Vaquita 1:-No nos esperen, estamos cansadas de que nadie se fije en nosotras.
Árbol:-Ya lo creo, qué tendría que decir yo, siempre en el mismo lugar y sin poder
andar por ahí, como ustedes.
Flores:-Un poco de razón tienen las chicas, nos parece. Todo el mundo pasa y
nadie las mira, es cierto…
Sol: -A mí el Hada Primavera me dijo que las necesitaba, así que aquí deberán
esperarla…
Hada Primavera:-¡Buenos días a todos! ¡Don Sol, qué buena luz! Árbol, tus hojas
son muy bellas y verdes…¡Qué bien les está quedando el nido, Pajaritos!¡ Flores,
muy buenos esos pétalos de colores!¿Dónde están mis vaquitas de San Antonio?
Sin ellas no puedo andar por aquí.
Hada Primavera: -¡Por supuesto! Si los chicos no las encuentran sobre las flores,
mi fiesta no está completa…¡ No hace falta que sean las vaquitas del dulce de
leche!. Ustedes son los bichos de la buena suerte.
Los demás:-¡Felicitaciones!
81
¡ Un mundo de color ha llegado hasta aquí
82
El pastor y elLobo
lAutor: José Luis Gracia
Recomendado para: Niños a partir de 4 años.
Personajes 5:
1. Pastorcillo
2. Lobo
3. Aldeano 1
4. Aldeano 2
5. Aldeano 3
Espacios escénicos:
1. Campo
2. Pueblo
(En un extremo del escenario vemos el Bosque y al otro extremo las casas del
Pueblo. Desde el Bosque entra el Pastorcillo. Viene deprisa y se detiene entre los
árboles y las casas).
PASTORCILLO. -
(Grita, angustiado).
-¡Socorro! -¡El lobo ataca a las ovejas! -¡Socorro, ayuda!
(Desde el Pueblo entran tres aldeanos, armados con palos).
ALDEANO 1.-
Tranquilo, Juan; nosotros te ayudaremos.
ALDEANO 2.-
83
- ¿Dónde está el lobo?
ALDEANO 3.-
Salvaremos tu rebaño.
(De pronto, el Pastorcillo cambia de actitud y comienza a reí-r).
PASTORCILLO. -
No hay ningún lobo. Ha sido una broma. Estaba muy aburrido, allí- solo con las
ovejas.
ALDEANO 1.-
- ¿Tú eres bobo, o sólo lo pareces?
ALDEANO 2.-
Esta broma no es graciosa.
PASTORCILLO. -
Es que estaba aburrido.
ALDEANO 3.-
Algún dí-a nos necesitarás y no te creeremos.
(Salen los tres en dirección al Pueblo).
PASTORCILLO. -
No tenéis sentido del humor.
(Sale el Pastorcillo en dirección al Bosque).
(El Lobo entra desde el centro. Lleva gorra de béisbol, gafas de sol y camiseta de
tirantes; mira primero en dirección al Pueblo y luego hacia el Bosque).
PASTORCILLO. -
(En off).
-¡Socorro, socorro; el lobo, auxilio!
(El Lobo sale por el centro).
(Entra el Pastorcillo desde el Bosque).
-¡Auxilio, por favor; el lobo se come mis ovejas!
(Entran de nuevo los tres aldeanos, y como antes vienen armados con palos).
ALDEANO 1.-
84
Tranquilo, muchacho.
ALDEANO 2.-
Aquí- estamos para ayudar.
(El Pastorcillo comienza a reí-r).
ALDEANO 3.-
-¡Nos ha vuelto a engañar!
ALDEANO 2.-
-¡Se acabó, ésta es la última vez!
ALDEANO 1.-
-¡Olví-date de nosotros!
(Salen los tres hacia el Pueblo).
PASTORCILLO. -
(Que sigue riendo).
-¡Sois unos aburridos!, -¡las bromas son divertidas!
(Para sí- mismo).
Qué panda de palurdos, siempre los engaño.
(Sale hacia el Bosque).
(Desde el centro entra el Lobo. Como hiciera antes observa las casas del pueblo y
luego los árboles del bosque. Sale por donde entró y aparece al poco rato con una
red entre sus “manos”. Se esconde por el lugar).
PASTORCILLO. -
(En off).
-¡Socorro, socorro; el lobo se come a las ovejas!
(Entra el Pastorcillo).
-¡No es broma!, -¡el lobo ha llegado!
(Desde abajo, una red atrapa al pastorcillo).
-¡Ya sé!, -¡es una broma!
(Desde abajo, entra el Lobo).
LOBO. -
85
-¿Por qué crees siempre que todo es una broma?
PASTORCILLO. -
-¡Socorro amigos!, -¡es verdad, el lobo ha llegado!
LOBO. -
Grita más fuerte, si quieres; nadie te hará caso.
PASTORCILLO. -
No te comas mis ovejas, por favor.
LOBO. -
-¿Por quién me tomas, atorrante? No pienso comerme tus ovejas.
PASTORCILLO. -
-¡Sabí-a que era una broma!
LOBO. -
-¿Qué te ha entrado a ti con las bromas? No me comeré a las ovejas, porque lo
que voy a hacer es venderlas. Y con el dinero que consiga compraré unos
chorizos, unas morcillas y unos chuletones al ajillo.
PASTORCILLO. -
-¿Estás de broma?
LOBO. -
Chico, tienes un problema.
(Sale el Lobo).
PASTORCILLO. -
-¡Socorro!
(Se oscurece la escena y la luna aparece en el cielo).
(Desde el pueblo se escucha música).
86
ALDEANO 1.-
(Que asoma desde las casas).
-¡Viva la fiesta!
(Aldeano 1 baila al son de la música, y entran los otros dos aldeanos, que también
bailan).
LOS TRES ALDEANOS. -
-¡Viva la fiesta!
ALDEANO 2.-
Ese tontuelo del pastor ha dejado de gritar.
ALDEANO 3.-
Se creí-a que í-bamos a dejarnos engañar otra vez.
ALDEANO 1.-
Deberí-amos invitarlo a la fiesta. Yo creo que ya habrá aprendido la lección.
ALDEANO 2.-
Bien dicho.
(Los tres se alejan de las casas en dirección al pastor, hasta que llegan hasta él).
ALDEANO 3.-
(Después de mirarlo un rato, con parsimonia).
-¿Se puede saber de qué te has disfrazado?
PASTORCILLO. -
El lobo me ha tendido una trampa.
ALDEANO 1.-
-¿Otra vez con el lobo?
PASTORCILLO. –
Esta vez no es broma. -¿No os dais cuenta de que no puedo moverme de aquí-?
(Los tres aldeanos dan vueltas alrededor del otro, todaví-a incrédulos).
Sacadme de aquí-, por favor.
ALDEANO 1.-
-¿Qué ha pasado?
87
PASTORCILLO. -
El lobo se ha llevado a todas las ovejas.
ALDEANO 2.-
-¡No es posible!
(Salen los aldeanos en dirección al bosque).
PASTORCILLO. -
-¡Pero sacadme de aquí-! (Intenta quitarse la red de encima, pero sólo consigue
caer al suelo con gran estrépito). (Entran los aldeanos).
ALDEANO 1.-
Las ovejas han desaparecido.
ALDEANO 2.-
Y el pastor también.
PASTORCILLO. -
(Que se levanta del suelo).
Es que me he caí-do.
ALDEANO 2.-
No queda ni una oveja.
PASTORCILLO. -
Llevo horas gritando.
ALDEANO 3.-
La culpa es tuya. De tanto engañarnos, terminamos por no creerte.
ALDEANO 2.-
Habrás aprendido la lección. Una broma puede ser divertida, pero las cosas
importantes no son cosa de broma.
ALDEANO 1.-
Y ya es tarde para organizar una batida. El lobo estará lejos.
(2 intenta sacar al pastorcillo de la red, pero sólo consigue enredarse también él. 1
intenta sacar a los otros dos, pero termina también en la trampa).
ALDEANO 3.-
88
-¿Se puede saber qué estáis haciendo?
ALDEANO 2.-
Esta trampa está bien pensada.
ALDEANO 3.-
Los que no estáis bien pensados sois vosotros tres.
(3 ayuda a los otros a salir del lí-o).
ALDEANO 3.-
Volvamos al pueblo.
PASTORCILLO. -
Qué desastre, lo he perdido todo por una broma.
ALDEANO 1.-
Por una broma no, sino por ser más tonto que un haba.
(Salen los cuatro en dirección al Pueblo).
89
La Ratita Presumida
Autor: José Luis García
EDAD: 3 años
Personajes (6):
Ratita
El Gallo
El Cerdo
El Perro
El Ratón
El Gato
Espacios Escénicos:
Casa
Tienda
Bosque.
90
RATITA.-
(Deja de barrer, mientras mira a un punto en el suelo).
-¿Qué es esto que brilla?
(Se agacha y lo coge). -
¡Es una moneda de oro!
(Mira a un lado y otro). A
alguien se le cayó, pero en este momento
sola estoy yo.
(Y sin media palabra más, se guarda la
moneda en su delantal).
(Sigue barriendo, como si nada hubiera
pasado).
RATITA.-
Si en un rato no aparece nadie para
reclamarla, me compraré algo con esta moneda de oro.
(Sigue barriendo. Cada vez que habla, deja de barrer; y cuando guarda silencio,
barre).
RATITA.-
Parece que no viene nadie. -¿Y qué podré comprarme con la moneda? -¡Ya lo sé!,
unos caramelos. No, no; las chuches producen caries y no quiero estropear mis
bonitos y blancos dientes.
(Barre).
-¡Ya lo sé! Unas buenas agujas con las que coser y dejar bonito mi delantal. No,
no; me podría pinchar con una de las agujas.
(Barre).
-¡Ya lo sé!, me compraré una rebeca nueva. El otro día vi una preciosa en la tienda
que está en la plaza. -¡Eso haré!
(Y ni corta ni perezosa, deja su escoba apoyada en los escalones de su casa y
sale de escena).
(Al poco rato, entra el Gallo).
GALLO.-
-¡Qué mala suerte!, hoy no está la Ratita Presumida barriendo delante de su casa.
-¡Cachis!, da igual, daré un paseo y volveré dentro de un rato.
(Sale el Gallo).
(Entra un Cerdo).
CERDO.-
Por las bellotas de mi tío Abelardo, no está hoy la Ratita… -¡Bellotas podridas! Iré
a comer algo y pasaré a ver si la veo.
(Sale el Cerdo).
(Entra la Ratita Presumida, lleva puesta su nueva rebeca; se la ve muy guapa).
(Enseguida entra el Gallo).
GALLO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gallo.
GALLO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
91
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
GALLO.-
Cuando llega la medianoche, grito a pleno pulmón: -¡kikiriki!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
GALLO.-
Pues te pierdes a un tipo bien guapo como yo.
(Sale el Gallo todo digno).
RATITA.-
-¡Menudo tonto!, -¿a quién se le ocurre ponerse a gritar a medianoche?
(Entra el Cerdo).
CERDO.-
Ratita presumida, qué guapa estás
hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Cerdo.
CERDO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.- Y
por las noches, -¿qué harás?
CERDO.-
Todas las noches, antes de
acostarme, me paseo por toda la
casa, gritando por si hay ladrones: -
¡oink, oink!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las
noches me asustarás.
CERDO.-
Vaya con la presumida. Que sepas que hay unas cuantas cerdas que estarán
encantadas de casarse conmigo.
(Sale el Cerdo).
RATITA.-
-¿A qué cochino se le ocurre pasearse por la casa gritando “oink, oink”?
(Entra un Perro).
PERRO.-
Ratita presumida, qué guapa
estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor
Perro.
PERRO.-
Ratita, -¿te quieres casar
conmigo?
RATITA.-
92
Y por las noches, -¿qué harás?
PERRO.-
En cuanto llega la noche, me encanta ladrar, para desear las buenas noches a
todo el vecindario. -¡Guau, guau!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
PERRO.-
No hay problema, Ratita; que en otro lugar querrán mis ladridos.
(Sale el Perro).
RATITA.-
-¡Qué vida de perros iba a llevar si me casaba con él!
(Entra un Ratón).
RATÓN.-
Ratita presumida, que guapa estás hoy.
RATITA.-
Vete de aquí, que no me casaré contigo, que eres más pobre que las ratas.
RATÓN.-
Pero si yo venía a avisarte que…
RATITA.-
Vete de aquí, que no comes sino del queso más barato.
RATÓN.-
Sólo venía a avisarte que se acercaba un…
RATITA.-
No me interesan tus avisos de pobre.
RATÓN.-
Vale, vale. -¡Vaya, si parece que las rebecas nuevas la ponen de mal humor!
(Sale el Ratón).
RATITA.-
Dicen mis amigas que es el mejor ratón
del barrio… Si al menos tuviese un
descapotable, o una casita en la
playa… Menudo pobretón.
(Entra un Gato).
GATO.-
Ratita presumida, qué hermosa y
elegante estás.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gato.
GALLO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
GALLO.-
Maullar suavemente y cantarte las más
hermosas canciones. Y después, dormir y callar.
RATITA.-
Pues contigo, señor gato, me voy a casar.
93
GATO.-
Entremos en tu casa y hablemos de los planes para la boda, que todo tiene que
estar muy bien preparado, para que nada falle.
RATITA.-
Veo que piensas en todo, señor Gato.
GATO.-
No lo sabes tu bien, ratita. Entremos en la casa, querida mía.
(Entran ambos en la casa).
RATÓN.-
(Que asoma por un rincón).
Esto no me gusta ni un pelo de gato.
(Sale).
GATO.-
(En off).
Ven aquí, rata tontorrona. Empecemos por el banquete de bodas… -¿Dónde te
has escondido?
(La Ratita sale por la puerta de su casa).
RATITA.-
Socorro, socorro; el gato me quiere comer.
RATÓN.-
Ven aquí y escóndete.
(La Ratita se acerca hasta el lugar en el que está el Ratón).
RATÓN.-
Escóndete aquí y llama con todas tus fuerzas al gato.
(La Ratita se esconde cerca del Ratón).
RATITA.-
(En off).
-¡Señor Gato!, -¡dese prisa!, -¡que
llegamos tarde al banquete!
(El Gato asoma desde la puerta
de la casa. El Ratón se esconde
también).
GATO.-
Será tontorrona, que aún no se
ha dado cuenta de que el
banquete es ella.
RATITA.-
(En off).
-¡Señor Gato!, -¡dese prisa!
(El Gato se acerca hasta el lugar
en el que se esconden los otros
dos).
GATO.-
-¿Dónde te escondes, preciosa
mía?
(En ese momento, una red sale desde abajo y atrapa al Gato, que intenta
escaparse, sin conseguirlo).
94
GATO.-
Querida Ratita, suéltame de aquí, si no, no podremos casarnos.
RATITA.-
Con usted señor Gato, no me casaré.
RATÓN.-
Vine a avisarte de que llegaba el gato, pero no me hiciste ni caso.
RATITA.-
Es usted muy valiente, señor Ratón.
RATÓN.-
En la vida hay que ser valiente, si no quieres que te coman los gatos.
RATITA.-
-¿Y no querría usted casarse conmigo?
RATÓN.-
-¿No se supone que tendría que pedirlo yo?
RATITA.-
-¿No dices que hay que ser valiente?
RATÓN.-
Contigo me casaré, Ratita querida… Adiós, señor Gato; ya avisaremos al señor
Perro que usted lo está esperando por aquí.
(Salen la Ratita y el Ratón).
GATO.-
-¡Sardinas podridas!, espero que ese perro esté durmiendo la siesta.
(Escuchamos unos ladridos).
-¡Sardinas!, -¡está despierto!
(Entra el Perro).
PERRO.-
-¡Guau!, te buscaba amigo gato.
GATO.-
Me verás, pero no me cogerás.
(El Gato sale del lugar).
PERRO.-
Te cogeré, ya lo verás.
(Sale en pos del Gato).
(Al rato vuelven a hacer su aparición, el Gato gritando y el Perro ladrando. Entran
y salen).
(Entra el Gallo).
GALLO.-
-¡Kikiriki!, esta historia termina aquí. La Ratita y el Ratón se dieron un beso y
fueron felices comiendo queso. Y todos fueron felices…
(Entra el Gato, aún con la red).
GATO.-
-¿Pero qué dices?, yo no soy feliz.
(Sale el Gato. Se escuchan ladridos).
GALLO.-
Es verdad, todos fueron felices, menos el Gato, al que durante un tiempo, tocaron
las narices.
95
-¡Kikiriki!, -¡que ya me fui!
(Sale el Gallo).
96
El niño y el Robot
Autor: Manuel Martínez
Personajes: Miguel, Ramón, Zaida, Robot
Espacios escénicos: Casa, Cocina, Dormitorio.
Edades: 6 Años.
MIGUEL: ¡Papá!
Miguel se abalanza sobre los brazos de su padre, este deja la caja en el suelo y
coge a su hijo para abrazarlo.
RAMÓN (Deja soltar una carcajada): No, era una broma. Esto es un genio de la
limpieza como lo llaman en Japón.
97
MIGUEL: ¿Pero es un niño?
RAMÓN: Lo parece, pero está diseñado para limpiar, es como el hijo perfecto.
98
puedo hacerle eso.
RAMÓN: A ver Miguel, él no es cómo tú. Lo compré para que ayudara a tu madre
y así va a ser, después si eso puede jugar contigo.
RAMÓN:Se acabó. (Dirigiéndose al robot) Recoge ahora mismo todo lo que hay
en la encimera y límpiala.
ZAIDA:¿Se puede?
99
ZAIDA: ¿Sigues sin ganas de comer?
MIGUEL: Ya.
RAMÓN: Por lo menos ahora, espero que la próxima vez que te digamos algo nos
hagas caso y no te pongas a darle patadas a las cosas.
100
RAMÓN: Entonces si te decimos que bajes a comer. ¿Bajas?
MIGUEL: Sí.
Ramón se aparta y detrás de él está la figura del robot. Miguel sale corriendo a
abrazarlo.
101
El monstruo de la basura
Autor: Ricardo Luna
Edad: niños de 5 a 6 años
Personajes:
Mamá
Pierre
Darío
Monstruo de la basura
Lugares escénicos:
1. Cuarto de Pierre
Escena 1
– Pero Pierre, ¿has visto cómo tienes esto? Más te vale recogerlo hijo, un día te
va a comer tanto desorden.
Pierre:
102
– ¿Qué dices mamá? Tampoco pasa nada… es mi habitación y yo estoy así a
gusto – su madre le echa una mirada asesina que le hace ver que está yendo
demasiado lejos. – De acuerdo, luego la recogeré.
Madre: (amenazante)
Pierre:
-Sí, mamá.
Narrador:
La madre de Pierre sale de la
habitación y Pierre se ríe un poco de
que su madre piense que va a
recoger. Se levanta dejándolo todo
tal cual y sale también de la
habitación.
Escena 2
Narrador:
– Me ha dicho mamá que tienes la habitación como una leonera. – Pierre hace
como que no oye lo que dice su hermano – Sí, ignórame, pero te voy a decir una
cosa. Cuando un niño empieza a descuidar mucho su habitación dejando todas las
cosas desordenadas acaba formándose un monstruo. Le llaman el monstruo de la
basura y cuando es muy poderoso acaba comiéndose al niño que duerme en esa
habitación.
Narrador:
Mientras su hermano dice esto, Pierre ha estado haciendo que le ignoraba sin
mirarle, pero su cara se ha teñido con algo de miedo sin poder evitarlo.
Madre:
103
– ¡Darío no asustes a tu hermano! –
ahora continúa dirigiéndose a Pierre –
Hijo, lo que dice tu hermano es solo
una broma, no existen tales monstruos.
Pero como no recojas ese desastre, te
prometo que tendrás un buen castigo.
Pierre:
Madre:
– ¡Pierre! …Este niño nunca recoge, ni siquiera su propio plato. ¡Pierre te has ido
sin recoger tu plato! – no obtiene respuesta y se queda mirando al lugar por el que
se ha ido Pierre enfadada mientras Darío la mira con expresión algo divertida.
Escena 3
Narrador:
Narrador:
Pierre busca entre uno de los montones y saca unos cascos, se los pone y sigue
jugando despreocupadamente. Mientras detrás de él se puede ver como unos
montones se ropa y otras cosas se van moviendo lentamente y uniéndose sin que
Pierre se dé cuenta de nada.
Escena 4
Narrador:
104
De nuevo en la cocina se encuentran
Pierre, Darío y su madre comiendo de
nuevo.
Madre:
– Después iré a ver si lo has hecho Pierre… será mejor que hayas recogido todo.
Narrador: Pierre se queda mirando esa mano que simula unas fauces con cara
aterrorizada por un momento, pero en seguida gira la cabeza haciéndose el digno
y cruzándose de brazos.
Pierre:
Madre:
105
Madre:
Darío: (riendo)
Narrador:
Su madre no contesta, pero le echa una mirada fulminante que le hace saber que
no está de acuerdo con eso.
Escena 5
Narrador: Pierre vuelve a su habitación, el montón que antes había empezado a
formarse ya es bastante grande, pero no se da cuenta debido a cómo está todo de
desordenado. Sigue jugando despreocupadamente con los cascos sin ver que la
forma ha empezado a levantarse y acercarse al poco a poco. Es una especie de
monstruo formado por mucha ropa y algunas cosas, de unos 2 metros de altura.
Se acerca por detrás de Pierre, lentamente. De repente Pierre se gira y ve la
inmensa mole de desorden y se pone las manos sobre la boca aterrorizado
mientras da unos pasos hacia a atrás.
Pierre:
– Pero, pero, pe… tú no existes.
Monstruo: (riendo)
– Ja ja ja ja… No existía, pero tú me has creado, porque tenías miedo de mí. Poco
a poco gracias a eso he ido cogiendo forma… gracias a tu miedo o tu desorden.
Uno me da dado el cuerpo y el otro la vida.
Narrador: Desde ese día no volvió a dejar desorden en su cuarto, pues no quería
volver a ver al monstruo. Se cierra el teló
106
El gusanito
(Estamos en mitad del campo. A nadie se ve. Entra Gusanito que se arrastra por
el suelo, lentamente).
(Cada vez que el Gusanito entra en escena, la atraviesa en su totalidad y sale por
el extremo opuesto al que entró).
(Cuando lleva un rato con su avance, y desde el otro extremo entra Saltamontes,
que se acerca al primer personaje).
SALTAMONTES. -
Hola pequeño, -¿hacia dónde vas?
GUSANITO. -
107
Anoche tuve un sueño.
SALTAMONTE. -
No está mal para ser un gusano. -¿Y…?
GUSANITO. -
En el sueño estaba en lo alto de la gran montaña y
veí-a todo el valle. Fue todo tan bonito, que he
decido ir hasta la montaña y realizar mi sueño.
SALTAMONTES. -
Estás loco, pequeñajo; la gran montaña está muy
lejos y tu eres diminuto.
GUSANITO. -
(Comienza a caminar de nuevo).
Llegaré si me esfuerzo lo suficiente.
SALTAMONTES. -
-¿No te das cuenta de que es imposible? Una simple piedra será una montaña
inmensa y un agujero en el suelo será un valle imposible de cruzar.
GUSANITO. -
Tengo que intentarlo.
(Sale Gusanito).
SALTAMONTES. -
-¡Estás loco, gusano!
(El Saltamontes sale por el centro).
(Vuelve a entrar el Gusanito, lentamente).
ESCARABAJO. -
(En off, cuando Gusanito lleva un rato con su acción de avanzar).
-¿Se puede saber a dónde vas?
GUSANITO. -
Hacia la gran montaña.
(Entra el Escarabajo).
108
ESCARABAJO. -
La gran montaña, es muy grande y está lejos, muy
lejos.
GUSANITO. -
Tuve un sueño y en él yo llegaba a la gran montaña.
ESCARABAJO. -
Los sueños, sueños son; gusano loco.
GUSANITO. -
Prefiero ser loco que estar todo el dí-a con la cara hacia abajo. Adiós escarabajo.
(Sale Gusanito).
ESCARABAJO. -
-¿Y qué tiene de malo mirar hacia abajo? Así- ves lo que está en el suelo.
(Mira en la dirección en la que salió el gusano).
Pobre gusanito loco.
(Sale por el centro).
(Entran una Rana y el Saltamontes).
RANA. -
No te puedo creer.
SALTAMONTES. -
Yo salto y salto, pero nunca miento, ni lo intento.
(Entra Gusanito, con su esfuerzo, y se le ve más cansado).
Mira, ahí- viene.
RANA. -
(Que se acerca a Gusanito).
-¿Es cierto que quieres llegar a la gran montaña para poder ver todo el valle?
GUSANITO. -
Ese es mi sueño.
SALTAMONTES. -
-¿Está loco o no lo está?
109
RANA. -
Nunca llegarás. Eres más pequeño que yo y yo
jamás lo he intentado.
GUSANITO. -
Y si no lo has intentado, -¿cómo sabes que no
llegaré?
SALTAMONTES. -
-¿Te dije o no te dije?
RANA. -
No lo he intentado porque soy razonable.
GUSANITO. -
Déjenme. Es mi sueño.
(Sale Gusanito).
RANA. -
Mi sueño es comerme una mosca tan grande
como un saltamontes.
SALTAMONTES. -
-¿No querrás comerme, verdad?
RANA. -
No eres una mosca.
SALTAMONTES. -
Pero soy tan grande como un saltamontes.
RANA. -
Porque eres un saltamontes.
SALTAMONTES. -
Como intentes comerme, te monto una plaga.
RANA. -
Me estás dando sueño.
SALTAMONTES. -
110
-¿También tu tienes un sueño?
RANA. -
(Qué rí-e).
Esa si que es buena… -¡Un sueño!
SALTAMONTES. -
(Rí-e. Imita al Gusanito).
Dejadme. Es mi sueño.
RANA. -
Que se convertirá en su pesadilla.
(Salen ambos con sus risas).
(Entra Gusanito que avanza por la escena hasta llegar al centro de la misma, lugar
en el que se detiene un instante).
GUSANITO. -
Estoy muy cansado… Muy cansado. Debo seguir. Mi sueño es mío y prefiero
morir antes que dejar de intentarlo.
(Sigue avanzando hasta que sale de escena).
(Durante un tiempo en el que la escena permanece vací-a, suenan truenos y si
existieran posibilidades técnicas la
escena se iluminará, como si
resplandecieran los rayos en ella).
(Entran Rana y Saltamontes).
RANA. -
-¡Menuda tormenta!
SALTAMONTES. -
La mayor que hemos tenido nunca.
RANA. -
-¿Qué habrá sido del gusano loco?
SALTAMONTES. -
Ya te puedes imaginar…
(Entra Escarabajo).
111
ESCARABAJO. -
-¿Sabéis algo del gusanito que tení-a un sueño?
RANA y SALTAMONTES. -
Ya te puedes imaginar…
ESCARABAJO. -
Yo no imagino nada. Soy un escarabajo y sólo miro hacia abajo.
RANA. -
Seguro que algún dí-a, encontrarás su cuerpito enterrado en el barro.
ESCARABAJO. -
-¿Creéis que ha muerto?
RANA. -
Ya te puedes imaginar…
ESCARABAJO. -
Precisamente por imaginar cosas ha muerto ese gusano. Lo mejor es tener
siempre los pies en el suelo, y a ser posible también la cara.
SALTAMONTES. -
Cada uno debe conformarse con lo que le ha tocado en suerte.
RANA. -
La vida es como es, y ningún gusano la cambiará jamás.
(Escuchamos una risa de alegrí-a).
(Volando sobre los tres personajes entra una Mariposa, que cuando habla,
reconocemos por su voz que es el Gusanito que se ha transformado en mariposa).
MARIPOSA. -
-¡Puedo volar!, -¡ahora alcanzaré mi sueño!
RANA. -
-¡El gusano se ha vuelto mariposa!
112
ESCARABAJO. -
-¡Qué poca vergüenza!, si uno es gusano, siempre debe seguir siéndolo.
MARIPOSA. -
-¡Adiós amigos!, la montaña me espera. Un nuevo mundo se abre ante mi.
(Sale Mariposa).
ESCARABAJO. -
-¡No sigas adelante; volverás a morir!
RANA. -
Los jóvenes creen que con volar se arregla todo.
SALTAMONTES. -
-¡Si tienes los pies en el suelo, estarás siempre seguro!
(Una red inmensa atrapa a los tres personajes).
NIÑO. -
(En off).
Mamá, he atrapado a tres bichos.
MADRE. -
(En off).
-¿Y qué vas a hacer con ellos?
NIÑO. -
(En off).
Los meteré en una caja.
(Sale la red con los tres personajes).
MADRE. -
(En off).
-¡Bichos!, -¿cuándo sentarás la cabeza?
(La Mariposa atraviesa la escena y sale)
113
El Ladrón
PERSONAJES:
Títeres:
-Pepe (El Ladrón)
-Un Hombre (Un Buen Cristiano)
ESPACIOS ESCENISCOS:
-Una Casa Sencilla.
-Se puede usar una cama y una tabla de cocina (pero no es necesario)
Utilería:
- Una Pistola.
La Obra Comienza:
El hombre se despierta.
114
Pepe apunta con el arma al hombre.
Pepe: Perfecto
Hombre: Me darán por lo menos 5 coronas.
Pepe: ¿Valiosas?
Hombre: ¡NO TIENEN PRECIO! El hombre más rico del universo estará allí
115
Pepe: Oye ¿Estas tratando de salvar tu pellejo?
Hombre: ¡No, Pepe! quiero mi cuerpo nuevo, así que si tienes que hacerte jalar
el gatillo.
Hombre: ¡NO… solo temo a Dios… A TI NO! Solo puedes matar mi Viejo y
cansado cuerpo
116
Pepe: ¡Eso es lo que pasara! ¡Es tu hora de morir!
Hombre: Esta Bien Pepe ¡GRACIAS!
Pepe: ¡Increíble!
Hombre: Todo esto paso para que nosotros podamos recibir el regalo de Dios que
es la Vida Eterna. Si tú lo recibes reinaras con Cristo en el cielo. ¿Qué te parece,
Pepe?
Pepe: Yo no entiendo.
117
Hombre: Dios envió a Jesús desde el cielo para derramar su preciosa sangre en
la cruz y así pagar el castigo de nuestros pecados. “Porque de tal manera amo
Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree,
no se pierda mas tenga Vida Eterna.” (Juan 3:16) ¿Quieres este regalo, Pepe?
118
La cigarra y la hormiga
Autor: Jose Luis Garcia
Edades: 6 años en adelante
Personajes:
Presentador
Hormiga
Cigarra
Zanahoria
Espacios Escénicos:
Campo
119
(Estamos en un exterior, al aire libre).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Respetable público, espero que estéis
todos bien sentados, aunque sea en el
suelo. Os pido un aplauso para que
comience la historia de la fábula de aquel
cuento de “La cigarra y la hormiga”. -
¡Bravo!
(Sale).
(Entra Hormiga).
HORMIGA.-
-¡Uf, qué calor hace ya a esta hora! Pero
hay mucho que hacer antes de que llegue
el frío.
(Se agacha y con esfuerzo levanta desde
abajo una casa de ladrillo. Hormiga
resopla y resopla por el esfuerzo hasta
que la deja colocada a su gusto).
HORMIGA.-
Ha costado, pero he conseguido construir
mi hogar.
(Mira de un lado a otro).
Falta algo…
(Sigue observando).
-¡Claro que falta algo!, -¡y es que hay que prestar atención a todos los detalles!
(Se marcha y al poco rato vuelve a aparecer con unos árboles, que coloca en el
otro extremo del escenario, algo alejados de la casa).
HORMIGA.-
-¡Aquí están perfectos!
(Observa su obra).
Un buen paisaje te ayuda a tener la mente despejada.
(Escuchamos en Off la voz de Cigarra, que canturrea).
CIGARRA.-
La cucaracha…
La cucaracha,
ya no puede caminar.
La cucaracha,
la cucaracha
se ha “jartao” de currar…
HORMIGA.-
No puedo creer que sea esa haragana.
(Entra Cigarra. Tiene en la cabeza un gorrito de fiesta, de esos con colorines y
forma de cono; da la sensación de llevar toda la noche de fiesta).
CIGARRA.-
La cucaracha…
La cucaracha,
120
ya no puede caminar.
La cucaracha,
la cucaracha
se ha “jartao” de currar…
(Baila y canta, ajena a Hormiga que la observa, hasta que casi choca contra la
casa).
Vaya, vaya… -¿De quién será este “chabolo”?
HORMIGA.-
Es mío. Acabo de terminar de construirlo. Y tú deberías hacer lo mismo, que el
otoño no durará para siempre.
CIGARRA.-
(Que mira a Hormiga).
-¡Sopla!, pero si es Hormiga la currante. Muy bonito tu “chabolo”, pero deberías
divertirte más, que la vida es corta como una longaniza.
HORMIGA.-
Las longanizas no son cortas, sino largas.
CIGARRA.-
No, si se las come el perro…
(Ríe y se aleja con su canturreo hasta que casi tropieza contra los árboles).
CIGARRA.-
-¡Sopla!, -¡qué espárragos más grandes!
(A Hormiga).
-¿También los has plantado tú?
HORMIGA.-
Claro, las cosas no crecen solas.
CIGARRA.-
-¡Jó, qué currante y qué aburrida eres… Me voy a dormir la mona… Ya sabes,
todos dicen de mí que soy muy mona.
(Ríe).
Adiós, merluza; y ya sabes que te lo digo con cariño.
HORMIGA.-
Prepárate para el frío”
CIGARRA.-
Y tú disfruta del presente, -¡pesá!
(Se marcha Cigarra)
HORMIGA.-
Tengo mucho que hacer y el tiempo pasa volando.
SOL.-
(Que asoma en el cielo).
-¡Volando voy!… -¡Volando vengo!… Y por el camino, calorcito tengo.
(El Sol, ante la mirada de Hormiga, atraviesa la escena hasta que deja de verse).
-¡Ostras!, qué tarde se está haciendo y tengo tantas cosas que hacer.
(Sale de escena en dirección a los árboles y dejamos de verlo un instante).
121
(Hormiga vuelve a entrar, cargado con un enorme tomate. Hormiga resopla por el
esfuerzo, y para tomarse un respiro deja el tomate en suelo).
HORMIGA.-
Con este calor, todo parece pesar el doble… -¡Venga, adelante!
(Se dispone a coger el tomate, pero éste se aleja de él. Hormiga da un salto,
sorprendido. Vuelve a intentar coger al tomate, pero éste se aleja de él cada vez
que se aproxima a cogerlo. Comienza una persecución por toda la escena,
siempre Hormiga detrás del tomate).
HORMIGA.-
(En una pausa, en la que ambos se han detenido).
Es increíble, un tomate moviente. -¡Jopelines!
CIGARRA.-
(Que aparece desde abajo, como si saliera de debajo del tomate).
-¿Jopelines, has dicho jopelines? Si hasta para hablar eres una aburrida.
HORMIGA.-
-¿Eras tú quién movía el tomate?
CIGARRA.-
Pues claro, pelma; para que te diviertas un rato.
HORMIGA.-
Eres… Eres…
CIGARRA.-
”Maravillosa, ya lo sé, me lo dice todo el
mundo. Anda, vente conmigo. Voy a
una fiesta de disfraces y seguro que lo
pasaremos bien.
HORMIGA.-
Tengo mucho trabajo por hacer.
CIGARRA.-
-¡Y que lo digas! Te queda un montón
de trabajo que hacer para dejar de ser
una aburrida y una pesada.
(Se marcha Cigarra).
HORMIGA.-
-¡Trabaja!
CIGARRA.-
(Que asoma).
-¡Disfruta hormiguita, antes de que te
quedes tiesita.
(Ríe ella misma con su propia broma).
Es que soy la más graciosa.
(Se marcha).
HORMIGA.-
El frío llegará y las cosas no serán tan fáciles como en estos meses.
(Cigarra no le ha oído).
Bueno, ánimo Hormiga, que queda mucho tomate.
122
(Levanta el tomate y entra con él en la casa).
(Una zanahoria aparece desde abajo, como si brotara del suelo).
(Hormiga aparece desde la casa y ve a la
zanahoria).
HORMIGA.-
-¡Vaya!, después de un tomate, no viene nada
mal una zanahoria.
(Se acerca hasta la zanahoria y la levanta del
suelo).
Bueno, ya tengo algo más con lo que llenar la
despensa.
(Entra en la casa).
(Como ya sucedió antes, una zanahoria brota
del suelo, en mitad de la escena).
(Hormiga aparece desde la casa).
HORMIGA.-
Vaya, parece un terreno propicio a las
zanahorias.
(Se acerca confiado hasta la zanahoria y se
agacha para cogerla, pero ésta se aleja de un
salto, se gira y podemos verle ojos y boca).
ZANAHORIA.-
-¡Quietas esas manos!
(Hormiga da un salto que lo aleja de la zanahoria).
HORMIGA.-
Perdón, pensaba que eras una verdadera zanahoria.
ZANAHORIA.-
Pues yo estoy pensando que eres una verdadera psicopatita, digo psicópata.
HORMIGA.-
La fiesta es un par de manzanas más abajo.
ZANAHORIA.-
(Que mira a su alrededor).
-¿Qué manzanas?, yo no veo manzanas… -¡Ah, ya te entiendo!
HORMIGA.-
Menos mal.
(La Zanahoria comienza a alejarse).
ZANAHORIA.-
Y tú, cuidado conmigo, que te tengo “calá”; psicopatita.
(Se marcha la Zanahoria).
HORMIGA.-
Aparte de hacerme perder el tiempo, estos juerguistas van a darme dolor de
cabeza.
CIGARRA.-
(Que entra de nuevo).
Vente a la fiesta, sardina.
HORMIGA.-
123
Ya te lo he dicho: hay que trabajar para el futuro.
CIGARRA.-
Yo también te lo tengo dicho, eres como el pan duro, porque no hay quien te
trague; sosaina.
(Se marcha Cigarra).
HORMIGA.-
-¡Ay, madre!, que poco entiende el que no quiere entender.
(Entra en la casa).
(Se escuchan truenos, el sonido de la lluvia y
del viento. Hormiga aparece desde la casa).
HORMIGA.-
Menos mal que ya tengo el trabajo casi
terminado.
(Sigue el sonido de la tormenta. Hormiga entra
en la casa. Al rato aparece Cigarra).
CIGARRA.-
(Que llama).
-¡Hormiga, amiga!, -¿dónde estás?
(Aparece Hormiga desde la casa).
HORMIGA.-
Aquí estoy, trabajando como siempre.
CIGARRA.-
Hace frío, amiga. En tu casa seguro que se
tiene que estar bien calentita y seguro que
tendrás montones de comida.
HORMIGA.-
He trabajado duro todo el año para estar preparada.
CIGARRA.-
-¿Qué te parece si me dejas entrar en tu casa y compartes tus cosas con tu buena
amiga, hasta que pase esta mala racha? Lo pasaremos bien.
HORMIGA.-
-¿Qué hiciste en lugar de trabajar?
CIGARRA.-
Ya lo sabes, cantar de fiesta en fiesta y tratar de ser feliz. Pero ahora tengo frío.
HORMIGA.-
Pues ahora que ha llegado el frío, además de cantar, baila y así entrarás en
calor… Tienes que aprender a esforzarte y a prepararte para el futuro, como yo he
hecho durante todo este tiempo.
(Hormiga entra en su casa).
CIGARRA.-
-¡Vaya! Yo siempre pensé que esta soseras compartiría conmigo todas sus cosas.
HORMIGA.-
(Desde dentro de la casa).
-¡Trabaja!
CIGARRA.-
Al final tendré que trabajar. -¡Qué desperdicio!, -¡con lo mona que soy!
(Se marcha Cigarra).
124
(Suena una música alegre).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Esta ha sido nuestra historia, del cuento de aquella fábula.
CIGARRA Y HORMIGA.-
(Que entran).
-¡Viva la fábula!
PRESENTADOR.-
Y como en toda fábula, la moraleja ha quedado bien clara.
(A Hormiga).
-¿O no?
HORMIGA.-
Clara, blanca y en botella. -¡Viva la fábula!
CIGARRA.-
-¿Y nos podrías decir cuál es?
HORMIGA.-
Pues que teniendo un objetivo claro, el trabajo y la dedicación nos permitirán
alcanzar nuestros objetivos.
CIGARRA.-
-¡Bravo!
PRESENTADOR.-
-¡Bravo!
(Suena de nuevo la música alegre).
Hasta aquí nuestra historia, que esperamos que os haya gustado.
HORMIGA.-
Yo al menos me lo he pasado de fábula. -
¡Viva la fábula!
(Los personajes hacen una reverencia, se
despiden y se van, con la música siempre de
fondo)
125
Nicolás tiene un Gato
Autor: Isabel Tapiador
Edades: 5 años en adelante
Personajes:
Nicolás
Mamá
Gatito
Federico
Espacios Escénicos:
Callejón
126
(Vemos el decorado de una calle, es por la mañana, gentes van y vienen.
En primer término hay un coche aparcado.
Entra en escena la madre de Nicolás, por la derecha)
MADRE.-
Nicolás, no te entretengas, que llegamos tarde.
(Entra Nicolás)
NICOLÁS.-
Ya voy, mamá.
(Caminan, se oye un débil maullido, Nicolás se para)
-¿Has oído, mami?
MADRE.-
128
Es verdad.
(La madre suspira. Nico mira bajo el coche)
NICOLÁS.-
-¡Aquí está, aquí está!
(Se oye el maullido)
NICOLÁS.-
-¿Y si alguien lo ha abandonado?
MADRE.-
Puede ser, hijo.
NICOLÁS.-
-¡Anda, mami!
(La madre le coge de la mano y se lo lleva)
MADRE.-
-¡Ya veremos!
NICOLÁS.-
(Contento)
-¡Ya veremos!
(Salen por la izquierda)
(El gatito sale de debajo del
coche y maúlla, como
llamándoles. Se esconde
rápidamente, entra el perro)
(El perro olisquea hasta
llegar al coche, gruñe con
más energía que antes,
levanta la pata y deja allí su
aroma. Se va)
(Entra la madre, recorre la
escena. Lleva un cesto
grande en la mano)
MADRE.-
-¡Siempre con prisa,
siempre!
(Se oye el maullido, la
madre se para)
MADRE.-
-¡Ya te oigo, ya te oigo! -¡Hay que ver…hay que ver!
(Sale por la izquierda. Pasa el autobús)
(Nico entra corriendo por la izquierda, mira debajo del coche)
NICOLÁS.-
-¡Gatito…!
(Se oye el maullido, entra la madre)
NICOLÁS.-
129
-¡Aquí está, me ha contestado!
MADRE.-
-¿Tú lo vas a cuidar?
NICOLÁS.-
-¡Sí mami!
MADRE.-
-¿De verdad, todos los días?
NICOLÁS.-
-¡Sí mami, sí mami!
(El gatito asoma la cabeza y maúlla)
MADRE.-
Está bien, a ver si lo conseguimos.
NICOLÁS.-
-¡Siiiiií!
(Le da un beso a la madre)
MADRE.-
Con cuidado, a ver si entra en la cesta.
(Tumba la cesta en el suelo)
NICOLÁS.-
-¡Gatito…! Tenemos que ponerle
nombre. -¡Ya lo sé, Bruno!
MADRE.-
-¿Bruno?
NICOLÁS.-
-¡Bruno…ven…!
(El gatito asoma la cabeza y luego
todo él sale de debajo del coche)
MADRE.-
-¡Ay, qué cochino está!
NICOLÁS.-
-¡Yo lo lavo muy bien, muy bien, mami!
MADRE.-
-¡Estupendo!
NICOLÁS.-
-¡Aquí, Bruno!
(El gatito se cuela en la cesta)
NICOLÁS.-
-¡Bieeeen!
(Nicolás abraza la cesta y la levanta)
MADRE.-
-¡Hala todos para casa. O mejor, para el veterinario, que no sé a qué hora cierra!
(Sale apresurada por la derecha)
130
GATITO.-
-¡Miaaauuu! No me gusta llamarme Bruno.
(Nico se asusta y suelta la cesta, que cae al suelo. Asoma el gatito)
NICOLÁS.-
-¿Y qué nombre te gusta?
GATITO.-
Federico.
(Nico ríe)
GATITO.-
-¿Oye, me vas a abandonar?
NICOLÁS.-
-¡Noooo, nunca!
GATITO.-
-¡Es que he pasado mucho frío y mucho susto!
NICOLÁS.-
-¡Federico!
(Se abrazan, entra la madre)
MADRE.-
-¡Nico, pero qué haces. Ponlo en la cesta, que está muy cochino!
NICOLÁS.-
Es que se llama Federico.
MADRE.-
-¡Como si se llama Marco Antonio, a la cesta!
(El gato salta a la cesta)
NICOLÁS.-
-¡Qué bueno es!
(Nico abraza la cesta y la levanta)
MADRE.-
-¡Vamos, que nos cierran!
NICOLÁS.-
-¡Vamos, Federico!
FEDERICO.-
-¡Miaaauuu!
(Salen por la derecha)
(El ave cruza el cielo, el coche aparcado
arranca y se va)
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EGRAFIA
Cuentos clásicos
https://obrasdeteatrocortas.com.mx/cenicienta-obra-de-teatro/
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