Maquina A Vapor
Maquina A Vapor
Maquina A Vapor
PAPIN. Constructor de las primeras calderas y máquinas de vapor. Era médico, pero
no ejerció.
El paso siguiente en la conquista del vapor lo dio el notable inventor francés Denis
Papin, quien hacia 1680 concibió su famosa marmita de presión proyectada para
extraer cola de los huesos. Así, Papin, fuera de su aporte científico, debe ser
considerado también como el precursor de la moderna y práctica olla a presión, que
tanto facilita las pesadas labores de las dueñas de casa. Pero el ingenioso inventor
no se quedó sólo en esto y en 1687 diseñó una máquina de vapor que llevó a la
práctica veinte años después, durante su permanencia en Cassel, Alemania. Allí
construyó una pequeña embarcación con rueda de paletas, movida por una máquina
de este tipo, en la que intentó hacer un viaje desde aquella ciudad hasta Londres.
Infortunadamente, su barca atrajo la envidia y la ira del gremio de bateleros del río
Cassel, los que, durante la noche del 25 de septiembre de 1707, hicieron que Papin
fuera arrestado y destruyeron su barco, el cual era lo suficientemente grande como
para transportar dos toneladas de carga. Papin murió poco después en Londres, sin
haber podido reconstruir su embarcación, pero sus ideas sobre las máquinas de
vapor quedaron registradas en un libro y sirvieron para que posteriormente
Newcomen, el constructor de la primera auténtica máquina de vapor, se inspirara
fundamentalmente en ellas.
En su tratado, Papin proponía "Un nuevo método para obtener a bajo precio fuerzas
motrices considerables" y daba las siguientes instrucciones: "Tomad un cilindro que
contenga agua y esté cerrado por un pistón. Calentado, el vapor levanta el pistón.
Dejad que se enfríe y el vapor se vuelve a convertir en agua. Entonces, por efecto
de la presión atmosférica, el pistón vuelve a bajar. Seguir alternando estas dos
operaciones de calentar y dejar enfriar y el pistón se moverá indefectiblemente".
LA MAQUINA DE NEWCOMEN
La primera máquina de vapor concebida como una fuente universal de fuerza motriz
fue construida en 1705 por Thomas Newcomen y su ayudante John Calley. Estos
inventores aplicaron el principio de Savery de condensar el vapor en el cilindro para
el golpe descendente del pistón. Pero su máquina vino a aportar además
importantes innovaciones: un ingenioso sistema de válvulas para regular la
introducción del vapor en el cilindro y la inyección de agua fría para condensarlo.
Debido a que Newcomen no pudo patentar su máquina hasta 1716, los poseedores
de la patente de Savery se aprovecharon de su invento durante cerca de diez años.
Pero al fin Newcomen pudo formar una compañía para impulsar la adopción de su
máquina por la industria, no tardando en alcanzar pleno éxito, ya que muchas de
ellas fueron aplicadas al desagüe de las minas de carbón. Con el tiempo el invento
atraería la atención del eminente ingeniero John Smeaton, quien le introduciría
substanciales mejoras.
Smeaton era un hombre de gran sentido práctico y que daba gran importancia a los
detalles. Habiendo observado la máquina de Newcomen, le agradó, pero no lo
satisfizo del todo, por lo que emprendió una serie de cuidadosos experimentos con
una máquina especialmente construida para él en Austhorpe, en 1769. Sus
observaciones precisas y sus acabados análisis matemáticos del funcionamiento
condujeron a una substancial superación del rendimiento de la máquina de vapor,
obtenido principalmente merced a un rediseño de la caldera, del horno y del
procedimiento de encendido. Así, en 1772, dio cuenta de los resultados de unos 130
experimentos, proporcionando fundamentales indicaciones y planos para la
construcción de máquinas entre uno y 78 caballos de fuerza. Todo fue señalado con
exactitud y minuciosidad: recomendó valores para el diámetro del cilindro, la
longitud del émbolo, el número de golpes de émbolo por minuto, el tamaño de la
caldera, la cantidad de agua introducida, la temperatura del agua inyectada y hasta
el consumo de carbón. El mismo construyó en 1774 una máquina de 76,5 caballos
de fuerza, la más poderosa lograda hasta ese momento. Pero, para entonces, la
máquina de Newcomen que él había contribuido a desarrollar tenía sus días
contados, pues habían hecho su aparición los diseños mejorados de Watt, que
serían los que en definitiva se impondrían.
EL TRIUNFO DE WATT
James Watt era un ingeniero escocés que había nacido en 1736 y desde muy joven
se había especializado en la construcción de instrumentos, trabajando con los
grandes hombres de ciencia de la época, como John Robison y Joseph Black, dos
prominentes investigadores de la naturaleza del calor, con quienes mantuvo una
estrecha amistad. Sus experiencias personales y el contacto con aquellos científicos
no tardaron en dar sus frutos y, así, en 1769, Watt patentó su primera máquina de
vapor de uso universal, que servía para aserradora, laminadora, tejedora y otras
aplicaciones similares.
JAMES WATT. Miembro de una familia numerosa, modesto y tímido, creó una
máquina de vapor para múltiples actividades
TRASCENDENTAL INVENTO. Cerca del año 1900 se construyó esta máquina a vapor,
cuya función específica era la de esterilizar agua para su posterior utilización.
REVOLUCIÓN EN EL TRANSPORTE
El vehículo accionado por vapor no estaba, pues, destinado a imponerse en la
carretera, sino que sobre rieles, siguiendo la senda que le había trazado Trevithick
en 1804 con su primera locomotora.
El invento culminaría con la aparición y desarrollo del ferrocarril que permitiría el
transporte de cargas y pasajeros en gran escala. En él sobresaldría nítidamente
George Stephenson, "el hombre que domina todo el nacimiento del ferrocarril, el
que durante doce años luchó solo y triunfó contra todo: máquina, vía, obras y
explotaciones", según palabras de Charles Dollfus.
ROBERT STEPHENSON. Hijo de George, está considerado como uno de los grandes
ingenieros. Fue el creador de la locomotora. En Colombia explotó minas de oro y
carbón.