Leclerc No Occidentales PDF

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Leclerc, Gilles.

1973
Antropología y Colonialismo. La concepción de las sociedades no occidentales en el siglo XIX

llaron en ese continente las "exploraciones". La


diferencia entre los viajeros ilustrados y los explo-
radores y conquistadores que van a constituir a
partir de ahora las principales fuentes de docu-
mentos "etnográficos" no es solamente la que exis-
tiría entre una información incompleta y superficial
LA CONCEPCIÓN DE LAS SOCIEDADES
y una masa imponente de nuevos documentos, que
NO OCCIDENTALES EN EL SIGLO XIX
van desde el relato filosófico de Cook y Bougain-
ville, hasta el reportaje de Stanley, sino también
Hacia la mitad del siglo XIX, el expansionismo y sobre todo, una diferencia en la manera de apre-
europeo que ha llegado a su última fase comienza hender las sociedades no occidentales.
a contemplar las últimas "tierras desconocidas"
como unas "tierras a conquistar". El "Far-West", el El nuevo concepto de civilización.
Oriente, son otros tantos lugares misteriosos que
los ingenuos consideran con terror y los audaces La teoría del buen salvaje, heredada de la Edad
como una golosina abierta a todos los heroísmos. Media y del Renacimiento, había concebido la vida
Para Occidente son numerosas las riquezas a ex- salvaje como la vida natural, como la autenticidad
plotar, a utilizar y a valorizar. En cuanto a las y la excelencia moral. Había asociado también a
"poblaciones" que las habitan, o mejor, que no este tema el de las riquezas tropicales adquiridas,
hacen sino ocuparlas de manera más o menos sin esfuerzo, sin la maldición del trabajo. Proyec-
legítima y en todo caso ineficaz, la "civilización" ción fantasmagórica de una Europa destinada a la
no se preocupa. Las nuevas ciencias del hombre miseria y al trabajo. La ideología dominante con-
podrán al menos estudiarlas y clasificarlas, antes tinuaba pensando en el trabajo dentro de los tér-
de que se las civilice. minos tradicionales, bíblicos, de una necesidad vi-
Áf ri ca no escapa a la regla. El siglo XVIII ago- tal, resultado del completo abandono impuesto por
nizante, ignoraba todo, o casi todo, del interior la Naturaleza o el Creador. El ideal clásico del
de África. Su saber sobre esta parte del mundo patricio, del noble o del monje, la ociosidad, no
era doblemente superficial. No se conocían más podía ser realizado sino por una minoría que ha-
que las costas africanas en torno a algunas fac- bía logrado liberarse de esta necesidad natural
torías, y no consideraban de las costumbres afri- gracias a la explotación (1).
canas sino la rareza inmediata, el exotismo, trans- He aquí lo que escribió, sin embargo, a fines
formado en seguida en superstición extraña. del Renacimiento el que pasó por precursor de
En la encrucijada de los siglos XVIII y XIX, el la economía política, Antoine de Montchrestien:
viaje del inglés Mungo Park había jalonado el co- "El hombre ha nacido para vivir en continuo ejer-
mienzo de los viajes "al interior de África". Pero (1) Ver Th. Veblen, Théorie de la classe de loisír, Gal-
no es sino poco antes de 1860 cuando se desarro- limard, 1970.. (Trad. cast., F. C. É., México, 1971.)
cicio y ocupación." Y el trabajo no es el fruto de inmensamente rico, situado en un clima cálido,
una necesidad de la cual debamos tratar de li- y con abundancia de agua natural, la producción
berarnos por la contemplación, sino más bien el de la tierra será casi espontánea: todo ello hará
fin y la dicha del hombre: "La felicidad de los que sus habitantes sean perezosos. La pereza es
hombres, por hablar a nuestra manera, consiste el obstáculo más grande para el trabajo, y para la
principalmente en la riqueza, y la riqueza en el industria. Las manufacturas no florecerán nunca
trabajo." aquí... En los climas menos favorecidos por la na-
Este vuelco de la ideología dominante tardará turaleza, y donde el suelo produce solamente para
dos siglos aún en cumplirse realmente, cuando la aquellos que trabajan, y en proporción al esfuerzo
revolución industrial sea teorizada por la economía de cada uno, es donde nosotros podemos alcanzar
política clásica. Los fisíócratas, Adam Smith, Ricar- las grandes multitudes."
do, seguirán de alguna manera las huellas de Mont- Este texto se debe a James Stewart, en su In-
chrestien con su teoría del valor del trabajo según
quiry into the Principles of Polítical Economy
la cual toda riqueza resulta del trabajo concebido
(1770), el precursor directo de Adam Smith, pre-
como una dura relación con la naturaleza ingrata
sentado por Marx como "el primer inglés que haya
(si bien existen divergencias entre los fisiócratas
tratado en su conjunto el sistema de la economía
y los economistas ingleses sobre la productividad
burguesa".
de la naturaleza).
Ni Stewart, ni Adam Smith, ni Ricardo han ana-
El ideal fisiócrata de una sociedad agraria pro- lizado, propiamente hablando, las sociedades no-
ductivista (encarnada en China) aparece paradó- occidentales. Las sociedades salvajes, los comien-
jicamente en el momento en que Europa se trans- zos no son, para Adam Smith, sino el punto cero
forma de agraria en industrial y se prepara para que permite fundar la teoría del Valor-trabajo; para
hacer caer todas las sociedades agrarias dentro de Ricardo no son sino el punto que permite relacio-
su órbita. Y es la economía política inglesa la que nar su sistema con una naturaíeza intemporal, su-
será la verdadera teorización de la revolución prahistórica: el sistema capitalista es presentado
industrial y "colonial". Si la teoría fisiocrática se así como un sistema natural por encima de una
situaba dentro de la ideología del buen salvaje, historia ínesencial. Será necesario esperar los
del mercantilismo y de una dominación precolo- años 1860-1880, cuando las tesis fundamentales
nialista, la economía política inglesa va a entra- de la economía política clásica habrán alcanzado
ñar una transformación completa de la visión de la opinión pública (burguesa), cuándo el capi-
las sociedades no occidentales. talismo habrá pasado a la fase del imperialismo,
En lo sucesivo el tema de la dulce e indolente para que veamos constituida la primera tipología
beatitud del salvaje es sustituido por un estereo- general de las sociedades no occidentales en fun-
tipo que hará fortuna a todo lo largo de la era ción de esta problemática. Partiendo de la ecua-
colonial: el de la "pereza" de los primitivos, de- ción civilización igual a trabajo, entendida en el
bida a una naturaleza exuberante: "Si el suelo es sentido restringido (o moderno) de la producción
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mercantil diferenciada en función del lucro indivi-
dua), la antropología evolucionista de fin del si- tido moderno no ha sido forjado sino al final del
glo XIX identificará la civilización con el Occidente feudalismo europeo, por Montesquieu, por ejem-
industrial y trazará una tipología de las socieda- plo). Esta sociedad cree descubrir un nuevo sen-
des en función de su nivel tecnológico. tido de la historicidad concebida como voluntad
Veremos después las principales características nacional y prometeica, como muestra la interpre-
de esta antropología. Analizaremos en primer lu- tación de la Revolución francesa por Hegel. En
gar cómo los pioneros del nuevo imperialismo, los resumen, el proselitismo etnocéntrico quiere con-
exploradores, se han identificado con la "civiliza- siderarse a sí mismo basado en la Razón histórica.
ción" y por decir así, la han impuesto de hecho. No obstante, antes de la última etapa de su fa-
Los exploradores y la "civilización". gocitosis, Europa duda un poco. Experimenta la
Cuando decíamos que el siglo XIX señalaba la necesidad de tomar aliento. Primero la ideología
aparición de una nueva actitud de la Europa "ci- de las Luces, al final de! siglo XVIII, ha dado naci-
vilizada" frente a las sociedades que quedaban miento a un nuevo liberalismo. El movimiento anti-
fuera de su órbita, nosotros no debemos sin em- esclavista alcanza su apogeo en los años 1840.
bargo, exagerar el alcance de esta ''nóvedad", pues Con la extensión de las ideas de Granville Sharp
el expansionismo europeo data nada menos que y de Wilbeforce, la esclavitud es abolida en las
del Renacimiento. No obstante, sus violencias, sus colonias inglesas en 1834, en las colonias fran-
destrucciones se habían operado con una tal in- cesas en 1848. Los gobiernos vacilan en "introdu-
genua espontaneidad, una tal mezcla de admira- cir la civilización" en zonas interiores de África.
ción beáta ante las realizaciones de algunos sal- También los primeros en aventurarse en esas tie-
vajes (Cortés y los Aztecas) y de menosprecio rras desconocidas (Barth, Stanley, Livingstone, de
etnocéntrico hacía los otros en general, que es muy 1850 a 1380) son considerados a la vez cómo hé-
difícil encontrar una "teoría" real de las socieda- roes y como aventureros exaltados.
des no occidentales, de la expansión europea du- ¿Cuáles son las caracteristicas de esas explo-
rante la fase precolonial o, si se prefiere, mercan- raciones que, a partir de 1850, surcan África? ¿Qué
tilista. Por supuesto, los conquistadores se identi- es lo que distingue a los exploradores de los vie-
jos ilustrados? Ante todo, al aventurarse en el in-
ficaban con Europa; pero de ¿qué Europa se terior, no conciben ya su desplazamiento como
trataba? Europa "no salía de su asombro" y no ha- una simple excursión en que se busca una con-
bía comprendido aún lo que sucedía. vivencia con los salvajes con objeto de lograr una-
Hacia ¡a mitad del siglo XIX, la Europa de que formación "filosófica" individual, (como aquellos
se trata es esta sociedad que está en pleno cam- miembros de las profesiones liberales del final del
bio y que trata de pensar este cambio, (no olvi- siglo XVIII). Lo conciben como una expedición,
demos que el concepto de feudalismo en el sen- con armas e impedimentos, que debe abrir África
a la ciencia y en su caso a la industria. La dis-
tinción entre estos dos elementos es evidenternen-
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te muy delicada. La Sociedad Etnológica de París de ser eficaz y de conseguir su objetivo, es por
se ha creado en 1839, la Ethnological Society de que el africano es sensible exclusivamente a lo
Londres en 1843. Pero Stanley se verá pronto "com- que le es impuesto: la fuerza. Otro gran explora-
prado" por Leopoldo II de Bélgica, que le concedió dor, Burton, el que descubrió los Grandes Lagos
el título de presidente del Comité de estudios del del este africano, declara que el africano "consi-
Alto Congo, tras la Conferencia de Bruselas, que dera un favor como una prueba de la debilidad
señala el comienzo del reparto de África (1876). de su benefactor y de su propia fuerza", y que "la
En todo caso, incluso si los exploradores no blandura y la tolerancia son los puntos vulnera-
tienen el apoyo de los gobiernos europeos y si bles de la política civilizada, porque estimulaban
sus empresas son "privadas", éstos se consideran el ataque al dejar suponer miedo y debilidad" (1).
esencialmente como los representantes, los por- Los misioneros fueron muy a menudo en esta
tavoces de la "civilización" y, en tanto que tales, época los pioneros de la exploración y de la ex-
consideran que tienen unos derechos y unos de- pansión europeas en su aspecto "espiritual". Eran
beres específicos. Es lo que un historiador inglés, conscientes la mayoría de las veces de los lazos
Cairns (1), ha denominado "la autoidentificación" entre "evangelización" y colonización, apenas con-
de los exploradores con la civilización. El viajero, cebían tales relaciones desde el punto de vista de
ilustrado contemplaba en las sociedades salvajes culpabilidad. Muy al contrario. Livingstone, misio-
una mezcla de naturaleza (naturaleza humana, nero al mismo tiempo que uno de los grandes ex-;
buen sentido, "luces innatas") y de cultura per- ploradores, poseía una fe absoluta en la "civiliza-
vertida y pervertidora (supersticiones)" que había ción", no concibiendo que la evangelización se
conocido en Europa. El explorador, cree encon- pudiera separar de la distribución de las maravi-
trarse, en tanto que "civilizado", con un tipo de llas de la técnica y de la industria: "Se practican
sociedad fundamentalmente distinta de la socie- hoy operaciones quirúrgicas sin dificultad, se ob-
dad civilizada. tiene el fuego instantáneamente y es probable que
Así, Stanley trata sin cesar, en el curso de sus antes de mucho tiempo quememos agua en lugar
peregrinaciones, de construir la imagen del Blan- de fuego. La inteligencia se comunica instantánea-
co poderoso, dominador de los problemas, inque- mente, y los viajeros son transportados por mar
brantable, gran señor de alguna manera. Al contar y tierra con una rapidez que nuestros antepasa-
con un humor lleno de suficiencia, los ame- dos no podrían comprender y que los africanos
trallamientos y las aventuras de los reyezuelos pre- consideran ahora como fabulosa". (Prívate Jour-
tenciosos que ha obligado a ponerse en su lugar nals.) En sus instrucciones a otro misionero, la
rápidamente, imperturbable ante las dificultades verdadera religión y la técnica hacen buena pa-
como ante los éxitos ("¿El doctor Livingstone, su- reja: "Nosotros venimos a ellos en tanto que miem-
pongo?.") Stanley, es un Blanco, un "civilizado". bros de una raza superior y servidores de un go-
Pero si una actitud tal tiene alguna posibilidad bierno que desea elevar las partes más degradadas"
(1) The Lake región of Central África, 1860.
(1) Cairns, Prelude to imperialism, 1966.
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de la familia humana. Somos miembros de una 28


religión, santa y dulce y podemos, por medio de una
conducta consecuente y unos esfuerzos sabios y de "aliviarlas" de la miseria física y moral que
pacientes, convertirnos en los precursores de la les oprime, de "mejorar" su condición. Los afri-
paz para una raza todavía trastornada y aplas- canos tienen más de niños que de brutos primi-
tada." tivos y los gobiernos deben comprender que lo que
Empero, el problema que se plantea a todos los ellos necesitan es sobre todo protección.
misioneros es saber a qué conceder prioridad: a La autoidentificación de los exploradores con la
la industria o a la religión. Las respuestas varían civilización no es, en la práctica, sino el aspecto
según los individuos. Para Livingstone, separar am- psicológico de una problemática central: la nue-
bas sería un error. Las dos se prestan m utuo apo- va relación de Occidente con lo que conocemos
yo: el cristianismo introduce los gérmenes de "ra- hoy por tercer mundo. Esa relación no se expresa
ya a través de la mediación de la razón natural
cionalismo", que permitirá, más tarde a Ios indíge-
y universal, como en el siglo XVIII, sino por me-
nas utilizar los bienes materiales producidos por
dio de una teoría de la historia de la cual Occi-
la civilización "cristiana". Lo mismo piensa otro
dente sería el resultado único y la toma de con-
misionero, el R. P. Pruen, que e n The Arab and
ciencia.
the African, 1891, dice: "el africano cristiano abra-
zará la civilización mucho más fácilmente y más
naturalmente que el pagano. Intentar civilizar al
africano "antes" de convertirlo es," me parece, poner
la carreta delante de los bueyes".
Los actos y las palabras de los misioneros de
la época son una de las manifestaciones privile-
giadas de este expansionismo lleno de buena con-
ciencia que se llama hoy etnocentrismo. Sin em-
bargo, su actitud con respecto a África, y más ge-
neralmente a las sociedades "paganas", conduce
a una ideología específica, "el humanitarismo". El
explorador humanitario, cuyo tipo es Livingstone,
no tiene por objetivo explícito modelar las socie-
dades africanas a imagen de la Europa industrial.
Y aún menos concibe el comercio en términos ex-
clusivamente económicos: el comercio tiene para
él un contenido más ético que económico. Mejor
que hablar, como los evolucionistas, de sociedades
"atrasadas", más bien que "civilizarlas", se trata
de la colonización contemporánea, de la coloni-
zación si tomamos aquí también el término en su
acepción actual. Una tal concordancia no explica
seguramente nada, y es eso precisamente lo que
es necesario explicar. Si ella no podría ser el fru-
to de un puro azar, hay varias maneras de expli-
EL NACIMIENTO DE LA ANTROPOLOGÍA carlo. Trataremos más adelante de plantear algu-
POSITIVISTA Y EL IMPERIALISMO nos jalones. En todo caso, casi no hay duda de
COLONIAL que ha existido en esta época un cierto acuerdo
entre la ideología colonialista y la ideología im-
Después de un período de eclipse bastante lar- plícita de ia nueva antropología.
go (toda la primera mitad del siglo XIX), hacia
1560 la reflexión propiamente antropológica toma La razón histórica y la colonización.
un nuevo rumbo, e incluso su verdadero rumbo
Toda teoría del hombre supone en tanto que
si lo entendemos en su sentido actual. De 1860
tal un elemento unificado del cual ella sería la
a 1880 aparecen las grandes obras de la escuela
teoría: el hombre. La antropología que llamaremos
evolucionista: Das Mutterrecht, de Bechofen, y An-_
positivista o "victoriana" no falta más a esta re-
cient Law, de Maine, en 1861; Researches into the
gla que el pensamiento de las Luces; y su con-
Early History of Mankind, de Tylor, en 1865, segui-
cepción de base es la unidad del hombre en so-
do, en 1871, de Primitive Society; Systems of Con-
ciedad. Morgan, en su Ancient Society, afirma des-
sanguinity and Affinity of the Human Family, de
de las primeras páginas "la unidad de origen de
Morgan, en 1869, seguido, en 1877, de Ancient
la humanidad, la similitud de las necesidades hu-
Society.
manas en el mismo estadio de ascenso y la uni-
En algunos años están lanzadas las bases de
formidad de las operaciones del espíritu humano
lo que podríamos llamar la antropología preclási-
en unas condiciones sociales idénticas". El pro-
ca (1). Esos años señalan también el comienzo
blema fundamental que se nos plantea puede ser
formulado así: ¿cómo una afirmación de esta ín-
(I) Dentro de esta masa teórica nueva que, corno ve-
remos, comprende en una gran medida una problemá- dole, repetida por todos los evolucionistas y por
tica común, sería necesario distinguir los antropólogos muchos imperialistas, es conciliable con la con-
victorianos propiamente dichos: Maine, Tylor, Lubbock,
etcétera, que son explícitamente imperialistas. En el cepción corriente sobre los pueblos "primitivos",
americano Morgan, por ejemplo, eso se percibe con un con las afirmaciones despreciativas y las prácticas
cierto escepticismo crítico, no con respecto a la civili-
zación en sí, sino de la civilización establecida, es decir, a menudo destructivas que son la regla a ese res-
de la civilización burguesa victoriana del fin de siglo XIX. pecto?
La virtualidad crítica que se encuentra algunas veces en
Morgan está desarrollada por Engels en El origen de En el evolucionismo, de ahora en adelante, la-
la familia, de la propiedad privada y del Estado, escrito
a partir del material empírico y teórico suministrado razón humana no es aprehendible más que a tra-
por Morgan. vés de la mediación de la Razón histórica. La ra-
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cionalidad de las prácticas humanas no puede cultura), la nueva antropología vio en ellos sobre
captarse sino en su referencia con la Historia co- todo unas relaciones de producción materiales, y
mo medio homogéneo en general del hombre. Es toda sociedad real se ve reducida, en un deter-
evidente que hay grandes diferencias entre el con- minado momento, a un estadio de evolución téc-
cepto de Historia tal como está elaborado por Com- nico-económico. Que la ideología del progreso sea
te, Spencer, Marx, etc. Pero siempre supone una común al pensamiento del siglo XVIII en general
unidad del hombre, quedando vinculada la diver- (Rousseau es un caso aparte) es ciertamente im-
sidad a una situación histórica determinada. Las portante, pero resulta también esencial que el pro-
sociedades están alineadas según un continuo ho- greso no sea ya el descubrimiento progresivo de
mogéneo, y único, jalonado por cortes pertinentes: las Luces, de la razón natural, ocultas por la per-
los "estadios de avance". Sin duda semejante con- versión de los sacerdotes y de los hombres polí-
cepto de la Historia nos es tan familiar que parece ticos, sino la producción de bienes materiales cada
evidente. Acaso para comprenderlo en toda su vez más "perfeccionados" y las relaciones socia-
amplitud sería mejor plantearlo junto a problemá les cada vez más complejas, a través de etapas
ticas que no lo suponen apenas, como la ideología largas y laboriosas: paso de la brutalidad animal
de las Luces y el relativismo cultural americano. al salvajismo, del salvajismo a la barbarie, de la
Comoquiera que sea, con la noción de estadio barbarie a la civilización. En el tiempo de la "re-
histórico o estadio de evolución, tenemos la no- volución industrial", el "criterio de avance" en la
ción clave del evolucionismo unilineal. Los hom- escala de la evolución es esencialmente tecnoló-
bres forman por su reunión en unas circunstancias gico. El principio de la unidad del género humano
y en un medio determinados, por las prácticas que se funda ante todo en la universalidad del cono-
de ellos resultan, unos conjuntos económicos, so- cimiento técnico: "un principio común de inteligen-
ciales y culturales determinados. Citaremos la cé- cia puede encontrarse en el salvaje, el bárbaro y
lebre definición de la cultura de Tylor: "El término el hombre civilizado. En virtud de ello la humani-
cultura o civilización, tornado en su sentido etno- dad ha sido capaz de producir en condiciones se-
gráfico más amplio designa un todo complejo que mejantes los mismos instrumentos y utensilios, los
comprende a la vez las ciencias, las creencias, mismos inventos, y construir instituciones seme-
las artes, la moral, las leyes, las costumbres y otras jantes a partir de los mismos gérmenes de pen-
facultades y hábitos adquiridos por el hombre en samiento originales. Hay algo verdaderamente im-
el estado social" (1). presionante en un principio que ha dado poco a
poco la civilización por una aplicación asidua a
Es verdad que el siglo XVIIl, habría podido dar
partir de humildes comienzos. De la punta de la
una definición como ésta de la cultura o de la
flecha, que expresa el pensamiento en el cerebro
sociedad. Pero cuando la teoría de las Luces veía
del salvaje, a la punta en mineral de hierro que
en tales conjuntos ("sociedades") unas maneras
expresa el más alto grado de inteligencia del bár-
determinadas de combinar "ideas" (naturaleza y
baro, y, finalmente, al ferrocarril, que puede ser lla-
(1) Tylor, La Civilisation primitive.
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mado el triunfo de la civilización" (Ancient So- cuentemente sino "supersticiones", en todo lo que
ciety). difería de las prácticas y de las creencias de Euro-
pa, la nueva antropología reconoce "costumbres"
El "crecimiento", el progreso se expresan tam- cuyo sentido puede ser comprendido a partir de
bién en todos los aspectos de la vida social. Las unas relaciones mutuas y, más tarde, de la relación
grandes divisiones de la obra de Morgan son las con conjuntos culturales más vastos que son preci-
siguientes: "Crecimiento de la inteligencia por los samente los estadios de la evolución. Lubbock, en
inventos y descubrimientos", "crecimiento de la Les Origines de la Civilisation, muestra el punto de
idea de gobierno", "crecimiento de la idea de la ruptura con el etnocentrismo ingenuo del si-
familia", "crecimiento de la idea de propiedad". glo XVIII: "Había pensado primero titular este ca-
Así todo conjunto, todo grupo humano diferencia- pítulo las "Supersticiones" en lugar de la "Reli-
do puede ser considerado como sociedad en tanto gión" de los salvajes. He preferido este último títu-
que produce sus condiciones de vida material e lo, en parte porque muchas ideas supersticiosas
intelectual y puede ser clasificado en una escala se transforman gradualmente en concepciones más
social única, en tanto que sus producciones per- elevadas y también porque me repugnaba conde-
tenecen todas al mismo estadio (salvo excepcio- nar unas creencias honestas, por imperfectas y ab-
nes de las cuales hablaremos). En lo que a la evo- surdas que pudieran ser."
lución unilineal se refiere, Morgan es muy claro: Tylor también es claro: "Frecuentemente lo que
"El salvajismo ha precedido a la barbarie en todas llamamos superstición no es otra cosa que la super-
las tribus de la humanidad; y la barbarie, como vivencia de unas ideas pertenecientes a una socie-
ya sabemos, ha precedido a la civilización. La his- dad desaparecida." Si las costumbres diferentes
toria de la raza humana es una en sus fuentes, una y aparentemente "absurdas" no son sino costum-
en su experiencia, una en su progreso." Asimis- bres rebasadas, supervivencias de un estado ante-
mo, Tylor, en su Civilisation primitive, dice: "No tar- rior, ¿qué son exactamente las supervivencias?.
damos en reconocer en el desarrollo de la civiliza- "Las costumbres carentes de sentido (con rela-
ción una uniformidad casi constante que puede ser ción al estado actual de una sociedad) son supervi-
mirada como el efecto uniforme de causas unifor- vencias, han tenido un sentido práctico, al menos
mes, por un lado, y por otro, la correspondencia de el carácter de una ceremonia, y han acabado por
diferentes grados de civilización en unos períodos no ser más que absurdas observancias porque han
de desarrollo o de evolución de los cuales cada uno
sido transportadas a un nuevo estado social en que
es el producto de una época anterior y le corres-
su significación primitiva se ha perdido totalmen-
ponde el papel de preparar la época futura."
te... Sólo al recurrir a una significación perdida de
Así el evolucionismo del siglo XIX se presenta tal o cual uso llegamos a explicar unas costumbres
como el reconocimiento pleno de una racionalidad en cuyo sentido no se podría penetrar de otra ma-
de las prácticas y de las creencias de las socieda- nera y que habíamos tomado por puros actos de
des salvajes. Donde el siglo XVIII no había visto fre- locura espontánea." Esta "manera de recurrir a
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unas explicaciones sacadas de la necedad huma- miento que no podemos aún, en gran parte, captar
na —añade maliciosamente Tylor— parece haber y que debe tener, desde luego, su fundamento en
estado muy de moda en la época de la Revolución la constitución intelectual del hombre" (Tylor).
francesa."
En una concepción semejante desaparece la ra-
La superioridad del análisis positivista no pare- cionalidad innata de todo individuo (el "buen sen-
ce, pues, tener duda: sólo él es comprensión ver- t i d o" ) , la posibilidad de comprender sus prácticas
dadera. Descubre unas "significaciones perdidas" y sus creencias cuando no se deja arrastrar por el
allí donde no habíam os v isto sino "tonterías" y "su- juego de los sacerdotes, dando lugar a una opaci-
persticiones". Sin embargo, presenta un aspecto dad profunda de la inteligencia y del lenguaje de
que podría asimismo volverse contra el reconoci- los primitivos por sí mismos. En cambio esta opa-
miento de una "racionalidad" propia de las creen- cidad, este carácter autónomo y sistemático del
cias salvajes. lenguaje, es la condición misma de la inteligibili-
En el siglo XVIII, los clérigos parecían detentar dad del "mito" para la teoría antropológica. El
un saber escondido, pero real. La aberración de sus sentido del mito no podría reducirse al propuesto
prácticas, o más bien de las prácticas que obligan por los teóricos de las Luces, que le li m i tarí a a un
a seguir a su rebaño, se funda en la mala fe, en una moralismo chato e ingenuo o a un saber oculto y
perversidad ilustrada, que escondía su saber tras codificado. Las leyes del mito no son otras que las
aquellas prácticas "absurdas", y acertaba (casi) a
del lenguaje y de la imaginación que tampoco es-
despojar a los indígenas de su buen sentido. Para
tá "desenfrenada" aunque pueda pensarse así, si-
los positivistas, los sacerdotes (convertidos ya en
no que constituye un sistema lógico y significativo.
"hechiceros"), lo son de buena fe, afectan saber,
pero desgraciadamente no saben nada, o poco les
El sentido de sus prácticas ya no existe para los
falta: "La magia no tiene su origen en el fraude y
ha sido practicada raramente como una pura im- "indígenas", incluyendo a sus hechiceros, a causa
postura. El hechicero aprende de buena fe, en ge- de "la influencia tiránica ejercida en el origen por
neral, una profesión que cree digna de veneración, el lenguaje sobre el espíritu humano" (Tylor). En el
y continúa añadiendo más o menos fe a lo que en- único saber positivo, el lenguaje es translúcido pa-
seña. Víctima del engaño y al mismo tiempo enga- ra la inteligencia y se anula en ella. Sólo la teoría
ñado, asocia la energía de un creyente a la astu- antropológica es un saber del contenido racional
cia de un hipócrita. Si las ciencias ocultas no de los mitos, y más generalmente de las culturas
hubieran sido imaginadas nada más que para enga- no occidentales. Y es verdaderamente, por así de-
ñar, habrían bastado puros absurdos, mientras que cir, el fruto de una "coyuntura histórica y epis-
nosotros encontramos en ellas una eudocíencia temológica" excepcional: "Existe una suerte de
sistemáticamente elaborada. Es, en suma, un sin- frontera más acá de la cual se puede simpatizar
cero, aunque falso, sistema de filosofía que se ha con el mito; más allá de la cual hay que situarse
desarrollado en el espíritu humano, por un procedi- para estudiarlo. Tenemos la gran fortuna de vivir
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En tanto que supervivencia, en tanto que racio-
cerca de esta línea fronteriza y la podemos pasar nalidades muertas, las culturas primitivas se eli-
y traspasar a nuestra voluntad" (1) (Tylor). minan teóricamente en el análisis. Debe abolirse
En un sentido estricto sólo es "racional" la teo- prácticamente, realmente en la vida efectiva. Ellas
ría antropológica de la cultura primitiva y no la deben ser eliminadas y eso, nos dice Tylor, "a cau-
cultura primitiva misma. La racionalidad de esta sa de su relación con las fases inferiores de la his-
última no es sino una racionalidad conferida, y toria intelectual del mundo". Se comprende enton-
nunca por sí. La ciencia se ha hecho posible gra- ces que pueda hablar de "la influencia que la
cias a esta separación entre lo que el mito dice y etnografía ejerce sobre las condiciones intelectua-
lo que es. Pero para hablar con rigor, "el mito no les de las sociedades modernas": es una discipli-
sabe nada. De alguna manera, la racionalidad de na crítica, una suerte de barandilla de la civiliza-
la cultura indígena se disuelve en la práctica ra- ción "científica", elemento importante en la em-
cionalizante de la antropología, que se sitúa en el presa positivista de reducción de toda realidad
interior de la concepción positivista de la ciencia social a lo que se cree que es la racionalidad cien-
como único tipo de saber. Y en el momento mis- tífica.
mo en que ésta comprende el mito, destruye el Reducción no solamente teórica, sino práctica:
sentido inmediato, "vivido", que creía poseer y lo una vez "comprendida" por el análisis, la cultura
pone ante ella como objeto pasivo e inerte que no estudiada debe desaparecer. He aquí el "lenguaje
se comprende a sí mismo, y sufre el asalto victo- franco" de un ideólogo de segunda fila, pero bas-
rioso del análisis. La religión, el mito, la "meta- tante característico de la época (1): En toda so-
física", que constituyen la cultura primitiva son a ciedad existe el elemento costumbrista, el elemen-
la vez negadas y conservadas por la teoría: Por to de los hábitos y de las tradiciones, de la técni-
ello Tylor, al tiempo que intenta comprender las ca de adaptación al medio; sería posible, quizá,
prácticas primitivas, no deja de considerarlas co- emplear para este elemento un término particular,
mo la cima de la aberración y del absurdo. el de cultura, por ejemplo... Este elemento asimi-
la por completo las sociedades humanas a las so-
Así la antropología preclásica, arrancando de ciedades de los animales inferiores; no solamen-
la homogeneidad de la historia y de la unidad del te las cercanas al hombre por el tipo morfológi-
hombre, concluyó, por su concepción limitada y co, sino a aquellas de un tipo totalmente diferente,
etnocéntrica del saber; por establecer una ruptu- como los invertebrados; este elemento se opo-
ra entre cultura indígena (comprendiendo en ella ne al progreso y tiende a inmovilizar toda forma
las supervivencias "precientíficas" de la cultura social. Es el elemento antropológico de toda ci-
occidental) y saber científico, del que la nueva an- vilización, el residuo del pasado de la sociedad..."
tropología es una rama esencial. De donde nace la necesidad de una intervención
(1) Primer bosquejo de ]a dialéctica del «fuera» y
del adentros que encontraremos más tarde- en ,Mali-
nowski y1 en Lévi-Strauss cuando describan las condi- (1) Lavrov, L'Idée du progrés dans l'anthropologie, 1873.
ciones del análisis antropológico.
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de la civilización, "transformando las sociedades miento, se asociaba la propaganda del Dios ver-
costumbristas en el sentido de la verdad científica dadero y "como contrapartida" la conquista del
y de la justicia", pues "la religión dogmática no oro. En el siglo XIX, se asocia la aportación de la
podía servir de intermediaria al progreso hasta el civilización y, "como contrapartida", la valoración
advenimiento de la ciencia. La crítica científica no de los "recursos inexplotados". De todas formas
admite creencias al lado de ella en las esferas en la colonización es ahora un problema de técnica
que se establece". y de ciencia. Los postulados se han visto empla-
Jacques Berque escribía en L'Orient second que zados a mayor altura. Una vez planteados, todo lo
la morfología y la tipología son los dos polos ma- demás se encadena. "Pretender que hay tribus sal-
yores de la reducción occidental de las otras cul- vajes —nos dice Tylor— a las que una civilización
turas. Estas caracterizan en todo caso admirable- sensata no llegaría a elevar por encima de su condi-
mente el reduccionismo evolucionista de la época. ción, es una afirmación que ningún moralista podría
Una cierta reducción de la diversidad a la unidad, sostener; de otra parte, del conjunto de los testi-
del saber a la ciencia. monios se desprende que el hombre civilizado es
en todo no solamente más juicioso y más hábil que
La colonización "científica". el salvaje, sino también mejor y más dichoso." Es
inútil epilogar sobre el derrumbamiento de la ideo-
La determinación de las características del co- logía del buen salvaje y sobre las críticas actuales,
lonialismo moderno es evidentemente un problema de la superioridad "en todo" de la sociedad civili-
complejo, incluso al nivel de las "ínfraesfructuras". zada o industrial. Continuemos el razonamiento.
¿Data del Renacimiento el momento en que co- Si la mayor parte de las sociedades cuentan con
mienza la "acumulación primitiva" del capital oc- costumbres que no son más que "supervivencias",
cidental y la voluntad de encontrar mercados pre- la sociedad salvaje en su conjunto presenta rnás
vios en el "tercer mundo"? (Rosa Luxemburgo). ampliamente todas las apariencias de una super-
¿Se remonta "solamente" a la fase imperialista del vivencia hoy por completo aberrante e inaceptable;
capitalismo industrial y financiero de fin del si- de un fragmento del pasado acarreado por la his-
glo XIX al no ser, en suma, las colonizaciones del toría. Los salvajes son "nuestros antepasados con-
XVI al XVIII, sino unos "precolonialismos"? (Lenin). temporáneos". Pero la reducción práctica de esta
Es concebible que se pueda dudar en abordar de diversidad calificada de inferioridad se hará sin
frente tal problema. Nosotros trataremos solamen- "daños". Del mismo modo que la teoría abolía y
te de analizar aquí la especificidad del colonialis- conservaba la cultura primitiva, el paso a la vida
mo contemporáneo (fin del siglo XIX) tal como se civilizada anula y conserva lo que hay de "positi-
presenta en su propia ideología. vo" en la vida primitiva: esta última es abolida en
la destrucción por la colonización de todas las
Como sucede aún frecuentemente en nuestros prácticas "aberrantes"; conservada en la medida
días la ideología del colonialismo es un mesianis- en que la sociedad colonizadora ha pasado por los
mo moralizante y "cientifizante". En el Renaci-
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mismos estadios que la sociedad colonizada y se túan de hecho hace largo tiempo, porque es raro
presenta como su verdad constituyéndola como que estos "elementos" sean puestos en duda. In-
uno de sus momentos pasados. La colonización versamente, la ciencia antropológica provee al co-
contemporánea es la práctica de una sociedad que lonialismo de una coartada de primer orden. Si el
conserva, que es la verdad histórica. colonialismo es violencia, destrucción, es violencia
Tal es el sentido que parece tomar la tesis de "racional", esto es, legítima y necesaria. Si la his-
la unidad del hombre cuando arroja por la borda toria ha conocido todo tipo de "colonizaciones",
las diferencias con excesivo apresuramiento. ¿No (fenicia, griega, etc.), la especificidad de la colo-
es acaso la teoría victoriana la primera tentativa nización contemporánea no es exactamente el he-
sistemática para superar el etnocentrismo inme- cho de una sociedad que se cree superior, sino el
diato que caracteriza toda sociedad humana? Es hecho de una sociedad que cree fundamentar su
posible. En todo caso, esto no ha roto el marco superioridad en la ciencia, y especialmente la cien-
cultural propio de la sociedad occidental. El con- cia social. El célebre teórico del imperialismo fran-
tenido etnocéntrico ha ahogado desde el principio cés de finales del siglo XIX, Leroi-Beaulieu, preten-
la pretensión relativista. de estudiar en su libro De la Colonisation chez les
En todo ello han jugado más decisivamente su peuples modernes no el aspecto "estético y heroi-
papel la ideología o la sistemática evoIucionista co de la colonización, sino su aspecto de "hecho
que la antropología stricto sensu, en el modo experimental"; de ahí la movilización de to-
contemporáneo de investigación sobre el terreno y dos los recursos de la historia, de la sociología,
descripción monográfica. ¿Dónde se sitúa la an- de la demografía, de la economía política, etc.
tropología?
En efecto, si en todos los tiempos se ha colo-
Como la colonización "científica", es una prác- nizado, sólo en nuestros días se estudian científi-
tica nueva, y no adquiere todo su sentido sino en camente los pueblos que se colonizan y se colo-
el interior de la "colonización científica". Tiene por niza científicamente. Los breves párrafos de César
objeto o bien la descripción de las condiciones in- sobre los salvajes de las Galias o de Tácito sobre
dígenas de existencia anteriores a la colonización, los de Germania eran muy insuficientes. ¿Qué su-
que deben ser descritas antes de ser destruidas, o ponen frente a las nuevas ciencias "arqueológicas",
bien la descripción de las condiciones de existen- "etnográficas", "antropológicas"?. "El estudio de
cia indígenas creadas por la colonización (que- la vida salvaje tiene una importancia muy particu-
dando constituido entonces su campo por el "cam- lar para nosotros los ingléses ciudadanos de un
bio social" y la "aculturación"). gran imperio que posee, en todos los rincones del
Hemos; visto el derecho y el deber que tiene Eu- mundo, colonias cuyos habitantes indígenas pre-
ropa de "abrir África a la civilización", al "comer- sentan todos los grados, de civilización", nos dice
cio internacional" (de hecho al europeo), etc. Es, el antropólogo Lubbock, quien cita en seguida a
pues, en el interior de esos elementos donde de- uno de sus colegas que trabaja "sobre el terreno",
ben situarse los estudios antropológicos y se si- Hunter: "Hemos estudiado las poblaciones de las
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tierras bajas como ningún conquistador ha estudia- historia. En esta época, el análisis histórico, el aná-
do o comprendido jamás a una raza conquistada. lisis sociológico, el análisis mitológico y el análisis
Conocemos su historia, sus costumbres, sus nece- propiamente antropológico no están todavía muy
sidades, sus debilidades, incluso sus prejuicios; es- diferenciados unos de otros. En particular es sola-
te conocimiento íntimo nos facilita la base de esas mente con ocasión de las primeras investigaciones
indicaciones políticas que, bajo el título de previ- sobre el terreno como la antropología se constitui-
sión administrativa, de reformas en su momento, rá en tanto que práctica autónoma. Tal práctica pre-
dan satisfacción a la opinión pública." supone el colonialismo contemporáneo, pero ve-
Lujo y elegancia de la colonización, la antropo- remos cómo, mediante un cierto distanciamiento y
logía podría, pues, por otra parte, consagrarse a ta- una onda de retorno, dará lugar a una transforma-
reas más concretas mediante las cuales será una ción relativa de la ideología colonial'.
"antropología aplicada" o "práctica" poniendo to- ¿Qué era, pues, el "espíritu victoriano"? ¿En qué
dos sus recursos al servicio de las "poblaciones" consistía la "visión imperial" del mundo por las me-
(si bien la referencia a la "opinión pública" haga trópolis? Es evidente que en la constitución de es-
pensar considerablemente en un oportunismo para ta visión, la antropología o las nuevas "ciencias so-
uso metropolitano). En todo caso, el momento de ciales" no han jugado otro papel que el de toda su-
la "certeza en sí" de Occidente es también el de perestructura. Pero en todo caso no únicamente el
la certeza en sí de la práctica antropológica con simple papel de justificación de la expansión eco-
"buena conciencia etnográfica". nómica occidental. El colonialismo no es sólo ex-
pansión y dominación económica, sino también do-
Exotismo, colonialismo y antropología minación y etnocentrismo culturales. El colonialis-
mo supone la creencia en una sola cultura; y por
Resumamos los análisis precedentes. Hemos tra- consiguiente la transformación del expansionismo
tado de definir algunas de las características del sa- occidental en coloniaiismo supone de alguna mane-
ber antropológico de la segunda parte del si- ra la constitución de las "ciencias sociales". Como
glo XIX y más generalmente de la ideología domi- dice Jacques Berque, uno de Ios que han compren-
nante en que se situaba, y que la diferenciaba, dido quizá mejor las potencialidades de la descolo-
por ejemplo, de la antropología implícita de las nización y por consiguiente la naturaleza del colo-
Luces o de la antropología clásica de 1930. La iden- nialismo moribundo: "El imperialismo imponía al
tificación de los "exploradores" y de los "antro- mundo una forma de conciencia al mismo tiempo
pólogos de gabinete" con la "civilización" victo- que una forma de gestión" (1).
nana ya no es, a partir de entonces, el fruto de un A la visión imperial está ligada la negativa a re-
etnocentrismo ingenuo, sino el aspecto psicológi- conocer a las sociedades no occidentales una in-
co de una situación ideológica en que el análisis terioridad real, una interioridad que no sea perci-
pretende disolver la diversidad como despliegue a
tirones, contrariado a veces, pero unilineal de la (1) Dépossession du Monde.
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bida como pasividad u hostilidad. El lirismo de la


conquista (Kipling, Cecil Rhodes) expresa la mis-
ma repulsa: en la dominación no considera sino
únicamente su derecho, sus propias sensaciones.
Es verdad que la visión imperial no es negación
pura y simple de la otra. Tras las largas conside-
raciones sobre la expansión mundial de la civili-
zación vienen, llenas de "encanto", aquellas so-
bre la maravillosa variedad del mundo, sus mati-
zados perfumes (Loti); en resumen, sobre el
exotismo colonial. La diversidad del mundo es sa-
brosa para el colonialismo 1900. Esta diversidad
que la civilización pretende querer destruir "por ra-
zones científicas", y que, en todo caso, el capitalis-
mo destruye por "razones económicas", se con-
serva ilusoria y míticamente en la conciencia
imperial. Tal es la función del exotismo, de la diver-
sidad ilusoria, en el seno del monismo,
"Porque es poco explotar a otro. Es poco no sa-
borearlo, en tanto que tal... La inspiración exótica
y la curiosidad científica son la doble compensa-
ción del imperialismo" (Berque). Curiosidad de
un tipo bien determinado, ya que para ella "la re-
ligión se convierte en superstición, el derecho en
costumbre y el arte en folklore".
Apenas importa entonces la naturaleza de las
sociedades escudriñadas, contempladas; no inte-
resa que el "indígena" sea el heredero de viejas
civilizaciones relativamente conocidas ya de Eu-
ropa. Las sociedades "indígenas", "tropicales",
cuya "grandeza" y "esplendor" pasados son a ve-
ces reconocidos con complacencia no existen ya
sino para el centro; ultramar sólo existe para la
metrópoli.

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