Diana de Paco PDF
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Rodrigo García (Los restos. Agamenón vuelve a casa and Martillo). We will pay
attention to how the structure and form of each play both respects and trans-
forms the Greek model, recouping and rewriting its characters and their
stories through the updating of the myth itself.
Key Words: Raúl Hernández Garrido. Los restos. Agamenón vuelve a casa.
Rodrigo García. Martillo. Contemporary theater. Greek Tragedy. Ancient myths.
1. PREÁMBULO
1
Los estudios sobre este campo de investigación son muy numerosos. Pionero
entre ellos, en España, es el ensayo de M.ª José Ragué-Arias (1993), Lo que fue Troya.
Mitos griegos y teatro español actual.
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Como es bien sabido, este segmento mítico encuentra otras obras en el corpus
euripideo que completan la trayectoria de la leyenda: precedentes de la vuelta de Aga-
menón son los acontecimientos de Ifigenia en Áulide, las premoniciones de Casandra
en Troyanas, en tanto que la línea mítica de hechos posteriores la constituyen Orestes
e Ifigenia entre los Tauros, sin olvidar tanto las diferentes menciones o apariciones de
los personajes de la familia en otras piezas, como por ejemplo Hécuba o Andrómaca.
También Séneca se ocupa en el teatro latino de esta familia en su Agamenón.
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Utilizamos para las citas de la obra de Rodrigo García el texto que fue publicado
en el año 2000.
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Remitimos a nuestro estudio La tragedia de Agamenón en el teatro español del
siglo xx (2003: 24 ss.), en el que presentamos un análisis más detenido de los aspectos
que determinan la recreación del teatro griego en el teatro contemporáneo y defini-
mos el «filtro mítico» que hará que la pervivencia del mito sea dinámica y flexible en
su configuración diacrónica.
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Según el autor (1975:17) se trataría de la incorporación en la nueva creación de
todos los aspectos del mito que han sido descubiertos en versiones precedentes. En
ella se distinguen varios grados que fluctúan desde la imitación servil a la superación
de los modelos al haberse revalorizado alguno de los elementos del mito o al haber
dotado de mayor coherencia al conjunto. El caso extremo lo constituye la «fusión
mítica» que consiste en la total identificación del poeta con el argumento mítico,
un personaje mítico, o con un personaje real al que la historia o la leyenda le han
conferido la atemporalidad del mito.
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Se trata del desplazamiento a unas determinadas circunstancias temporales y
espaciales o en su determinación en el sistema de coordenadas axiológicas propias de
una época dada.
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El autor adopta una postura crítica frente a los datos del mito y los tergiversa o
degrada desfigurando su sentido. Los diversos grados van desde la tragedia existencial
a las piezas burlesca teatrales (Gil, 1972: 18).
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La obra se estrenó el 20 de abril de 2001 en el Teatro García Lorca de Getafe.
En Primer Acto se publican los textos individuales que los autores aportaron durante
el taller de escritura realizado en noviembre de 2000 y que dio lugar a la dramaturgia
final publicada en la misma revista en 2001 (46-65).
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Publicada en Primer Acto (2001) y en el monográfico dedicado a las represen-
taciones culturales de la apropiación de menores en el franquismo y en Argentina
(2014).
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Citamos por esta edición.
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Como es sabido, Aristóteles en su Poética (1452b: 15 ss.) estructura la trage-
dia según su extensión: prólogo, episodio, éxodo y coral que, a su vez, se divide en
párodos y estásimo. Más adelante indica la necesidad de que el coro sea considerado
como uno más de los personajes (1456a 25-27).
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Para Hernández Garrido estos monólogos en su función retrospectiva, repre-
sentan los puntos nodales de su trayecto vital que al final lleva a la tragedia a los
personajes míticos, forjando, aclara, «la hamartía que se liga al mito» (2007: 9). Los
títulos de cada uno de estos «estásimos monológicos» reflejan la directa identificación
con los personajes trágicos del mito: RELATO DE AGAMENÓN, LAMENTO
DE ELECTRA, AGAMENÓN RECUERDA, INVOCACIÓN DE ELECTRA
A UN ORESTES INEXISTENTE, LA VERGÜENZA DE ELECTRA, EL
PECADO DE AGAMENÓN, LA CÓLERA DE ELECTRA, LA VERGÜENZA
DE AGAMENÓN, LA ATRÍADA, LAMENTO DE AGAMENÓN, CANTO DE
AGAMENÓN POR UNA HIJA PERDIDA, CANTO FINAL DE ELECTRA.
Como se puede comprobar se incluye en el título la palabra canto, alusiva al coro,
o lamento, que tiene como referente los lamentos fúnebres o kómmoi de la tragedia
griega.
Expulsó de la casa todos los espejos para así arrebatarme mi imagen. Ella
misma pretendió ser mi espejo, o tal vez sería mejor decir que yo fui el suyo,
ya que me transformó hasta que me convertí en un duplicado suyo […]
Nos convertimos en hermanas gemelas (Hernández Garrido, 2009: 317).
3. MARTILLO
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Publicada en la actualidad en Cenizas escogidas. Obras 1986-2009 (Rodrigo
García, 2009).
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También en After Sun el autor aborda la mitología griega, un interesante estu-
dio semiótico de esta y otras obras se puede encontrar en Olaya Pérez (2015).
15
LOS SIETE MONÓLOGOS DE CLITEMNESTRA, LOS DOS
MONÓLOGOS DE AGAMENÓN, LOS CINCO MONÓLOGOS DE
CASANDRA, LOS TRES MONÓLOGOS DE EGISTO, EL MONÓLOGO
17
Como afirma Bruno Tackels (introducción a Rodrigo García, 2009: 12):
«todas las palabras tienen lugar en la paleta de García: sin exclusión, sin ostracismo,
una especie de destino marcado por la tradición que ellos creen que se
cumplirá, aunque a veces sus expectativas se ven frustradas. Sin
embargo, en esta ocasión, Rodrigo García vuelve a dar una vuelta de
tuerca y Orestes que, como Clitemnestra bien sabe, ya nació una vez
de sus entrañas, está a punto de volver a nacer en forma de reptil.
Sin duda, el mundo onírico-psicoanalítico, de nuevo en García,
recorre la historia de estos personajes cuyas difíciles relaciones se man-
tienen vivas en un estrecho cordón umbilical que renace como el ave
fénix de sus propias cenizas para encontrar la venganza. Tal vez, una
nueva interpretación psicológica de la herencia de la culpa y del eterno
retorno del que tantas veces nos habla la tragedia griega.
Si no se conoce el mito, los espacios y los tiempos quedan total-
mente indefinidos, sin embargo, con o sin conocimiento del mito, una
serie de ideas terriblemente actuales quedan manifiestas: la materni-
dad, la violencia, la injusticia, el dolor, la violencia, el amor y la muerte.
En el caso de los monólogos de Agamenón, la estructura es seme-
jante. En mayúsculas se presenta la intervención de un posible coro,
sin ninguna indicación al respecto. El Agamenón salvaje y culpable de
la parte de Clitemnestra aparece ahora, en cierta manera más humano,
intentando despojarse de la culpa, tal y como ocurre en la tragedia
Griega: «Agamenón profunda tristeza». Esta parte también tiene cier-
tas similitudes con la obra de Hernández; de hecho, Rodrigo García
titula este monólogo «Agamenón de vuelta a casa» y las secuencias
resultan semejantes: el Agamenón que retorna es un pordiosero, que
ha sufrido una especie de catábasis al mundo de los infiernos. La
basura es metáfora de su vida y, por ello, en los cubos busca y revuelve
su pasado. Agamenón es ahora pedazos de lo que fue; sus pedazos,
soberbios y victoriosos, herederos todavía del héroe trágico se esparcen
desconocidos. Está solo y su culpa lo atormenta. Ésta es la conclusión
que queda de los despojos del que fue el héroe destructor de Troya.
Las dos partes siguientes corresponden a los monólogos de Casan-
dra y Egisto. El lenguaje de Casandra es poético y oscuro, sin duda
inspirado en sus cualidades de adivina no creída que la caracterizan en
el mito griego. Su tristeza descalza la arrastra junto a Agamenón, pero
no parece que entre ellos se establezca conexión ninguna, de hecho el
sentido de la soledad es absoluto, no hay ni un diálogo, se trata de una
acumulación de monólogos mixtos, sólo interrumpidos por las mayús-
culas que anuncian otro capítulo en la historia dramática o que reto-
man el papel del coro, esa voz plural que informa y reflexiona sobre los
acontecimientos.
La estructura de la obra da un giro en el momento en que se intro-
ducen una serie de «agones sin contacto»: Egisto, Clitemnestra y
Casandra a Agamenón, lo que Rodrigo García denomina Réplicas
paralelas, pues realmente es así como corren, paralelas, sin llegar a
confluir en ningún momento en un pacto comunicativo entre ellos.
Únicamente en estos encuentros polifónicos, a cuatro voces, sin dis-
tinción de quién dice qué a quién, se rescata una sensación de igualar
la miseria de todos, el destino de todos, la soledad de todos.
Inesperadamente, tras los monólogos de Egisto, en los que aparece
caracterizado con su proverbial cobardía, existe una escena en la que
Agamenón se convierte en turista japonés y Egisto en su guía, identi-
ficándose la Guerra de Troya con la Guerra Mundial o con todas las
Guerras, tras lo cual tiene lugar el monólogo del Atalaya, nexo de
unión entre monólogos y diálogos.
Los diálogos, frente a los monólogos, ponen de manifiesto la fragi-
lidad de los personajes. Las dudas de Clitemnestra y su falta de resolu-
ción, la cobardía de Egisto, la debilidad de Agamenón que vuelve, en
lugar de en un carro sobre alfombra dorada, en una silla de ruedas en
la que copula con Casandra. Sólo el recuerdo de Ifigenia enciende la
determinación de una impaciente Clitemnestra. La ambigüedad reside
ahora en la frontera entre la vida y la muerte, como residía en la pri-
mera parte entre el haber o no haber nacido. Agamenón está muerto y
vuelve para ser asesinado, para cumplir con su destino. La estructura,
no obstante, sigue siendo cercana a la de la tragedia griega en la que se
alternan episodios dialogados con agones entre personajes y estásimos.
De nuevo, en esta pieza, se produce una inversión del mito, tam-
bién desde el punto de vista argumental, una sorprendente metabolé,
como apuntamos que ocurría en la obra de Hernández Garrido y que
no deseamos desvelar tampoco en este caso.
La inversión o subversión del mito hace que el desenlace sea todavía
más terrible e inesperado. Un vuelco que deja al espectador angustiado
y asombrado a partes iguales y realmente decepcionado por el compor-
tamiento del género humano, que se encuentra reducido a trizas,
sangre y heces como describe el impactante texto de Rodrigo García.
El desarrollo obviamente no es lineal, existen escenas que no se
ubican en ninguna coordenada de la cronología mítica dentro de la
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS