Fallo 17767 de 2011 Consejo de Estado
Fallo 17767 de 2011 Consejo de Estado
Fallo 17767 de 2011 Consejo de Estado
Como lo expresa la Sala, "La nulidad absoluta del contrato hace desaparecer del
mundo jurídico la relación que nació viciada -o la cláusula pactada cuando el
vicio de nulidad absoluta recae solamente sobre alguna de ellas-, para que las
cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de la expedición del acto o
contrato anulado; cada una de las partes está en el deber de devolver a la otra
aquello que ha recibido como prestación durante la vigencia del acto
contractual". En efecto, la declaración de nulidad absoluta de los contratos
retrotrae las cosas al estado en que se hallaban con anterioridad a la celebración
de los mismos, y en consecuencia, se impone la obligación de reintegrar lo
recibido, "inclusive a modo de cumplimiento anticipado de las obligaciones que
del contrato prometido emanan, en la hipótesis, claro está, de que tales
obligaciones así contraídas se hubiesen empezado a ejecutar (…) pero es
evidente que existen eventos en los cuales ello no es posible, no se pueden
volver las cosas al estado anterior, como sucede por ejemplo, cuando no se
puede deshacer lo ejecutado por una de las partes, que es el caso de los
contratos de tracto sucesivo, tales como los de suministro de bienes de
consumo, prestación de servicios, obra pública, concesión, etc. etc., en los
cuales las prestaciones se han cumplido y no pueden restituirse". A propósito de
los contratos sobre los que versa el caso sub lite, se tiene que si bien las obras
no fueron totalmente ejecutadas, la administración adelantó unos pagos a título
de anticipo que fueron efectivamente cobrados, y el contratista incurrió en
algunos gastos con ocasión del inicio de la ejecución de las obras. Así las cosas,
la Sala entiende que el contratista habrá de restituir los anticipos y la
administración habrá de reconocer los gastos probados en el proceso. (…) Los
intereses son una prestación accesoria a la obligación principal de restituir un
dinero debido. En el caso sub lite, no estamos frente al incumplimiento de una
obligación contractual que obligue al pago de una suma de dinero, y en
consecuencia, no hay lugar al reconocimiento de intereses remuneratorios ni
moratorios, pues al no existir la obligación principal, tampoco existen las
accesorias.
CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCION TERCERA
SUBSECCION C
Bogotá D.C., treinta y uno (31) de enero de dos mil once (2011)
ANTECEDENTES
1. La demanda
b). Intereses de mora a la tasa máxima emitida por la ley sobre el valor de las
obras anteriores, desde su ejecución hasta cuando el pago se realice.
c). Utilidad legítima dejada de percibir (20% sobre el valor de los tres (3)
contratos), más corrección monetaria = $48.800.000 (Cuarenta y ocho millones
ochocientos mil pesos) (Costo histórico).
2. La contestación de la demanda
4. La providencia impugnada
5. El recurso de apelación
CONSIDERACIONES
En este sentido, esta Sala ha reiterado que "la licitación y concurso públicos,
como la contratación directa, constituyen procedimientos administrativos o
formas de selección del contratista particular, previstos por la ley de contratación,
los cuales, en todos los casos, deben estar regidos por los principios que
orientan la actividad contractual y que son de obligatorio cumplimiento tanto para
las entidades públicas como para los oferentes o contratistas según el caso"7. En
consecuencia, el desconocimiento de los principios, y en especial del principio de
transparencia está expresamente prohibido en el numeral 8º del artículo 24 de la
Ley 80 de 1993, en virtud del cual, "las autoridades no actuarán con desviación o
abuso de poder y ejercerán sus competencias exclusivamente para los fines
previstos en la ley. Igualmente, les será prohibido eludir los procedimientos de
selección objetiva y los demás requisitos previstos en el presente estatuto".
En efecto, se ha considerado que "Si bien dicha figura no aparece dentro del
estatuto actual en los mismos términos de los estatutos anteriores, ello obedece
a la estructura misma de la ley 80, puesto que se pretendió terminar con la
exagerada reglamentación y rigorismo y en cambio se determinaron pautas,
reglas y principios, de los que se infiere la prohibición del fraccionamiento, y que
se traduce en distintas disposiciones como la regla contenida en el numeral 8º
del artículo 24, según la cual las autoridades no actuarán con desviación o
abuso del poder y ejercerán sus competencias exclusivamente para los fines
previstos en la ley, y al propio tiempo les prohíbe eludir los procedimientos de
selección objetiva y los demás requisitos previstos en dicho estatuto"10.
Al respecto, esta Sala en sentencia del primero de diciembre de 2008 20, explicó
que:
"Las disposiciones enunciadas son de forzoso cumplimiento no solo cuando la
selección del contratista se adelanta mediante el procedimiento de licitación o
concurso públicos, sino también cuando la selección se efectúa mediante el
procedimiento de contratación directa.
Art. 44. De las causales de nulidad absoluta. Los contratos del Estado son
absolutamente nulos en los casos previstos en el derecho común y además
cuando:
En todo caso, por cuanto es de interés para el caso sub lite24, en relación con la
causal segunda recién transcrita, esta Sala ha dicho que "no toda irregularidad o
violación a la ley o a la Constitución, configura la celebración de un contrato "...
contra expresa prohibición constitucional o legal". Es necesario analizar, en
cada: caso concreto, el contenido de la norma, para determinar si contempla una
prohibición a la celebración de un contrato o si contiene simplemente otro tipo de
requisitos, cuya trasgresión o pretermisión pudiera generar la nulidad absoluta
del contrato o una consecuencia diferente"25.
4. El caso concreto
Como se expuso en los antecedentes, en el caso sub lite tenemos tres contratos
de obra suscritos entre el Departamento de Cundinamarca, Secretaría de
Hacienda, y el señor Carlos Edgar Moreno Rincón para la remodelación de los
niveles 1, 2 y 3 del Edificio Nemqueteba en la ciudad de Bogotá. Al respecto, la
Sub Sección pasa a argumentar las razones por las cuales accederá a la
solicitud del Ministerio Público de declarar la nulidad absoluta de dichos
contratos por haber sido suscritos sin los requisitos necesarios para su validez.
En este sentido, se comprobará, de un lado, la unidad de objeto de los contratos
suscritos para así demostrar su fraccionamiento, y de otro lado, el
incumplimiento de las exigencias legales para la suscripción de contratos
estatales. Lo anterior, con el fin de declarar la consecuente nulidad absoluta de
los contratos suscritos y definir lo relativo a las restituciones mutuas.
El caso sub lite gira en torno a la existencia de tres contratos suscritos entre el
Departamento de Cundinamarca, Secretaría de Hacienda, y el señor Carlos
Edgar Moreno Rincón, con el único objetivo de remodelar los niveles 1, 2 y 3 del
Edificio Nemqueteba en la ciudad de Bogotá.
Todo lo anterior, demuestra que efectivamente los contratos que nos convocan
hacen parte de un todo, y en este sentido, debió gestionarse como un solo
contrato. Lo anterior tiene las repercusiones jurídicas que se expondrán más
adelante.
Comprobado como está que los tres contratos cuentan con unidad de objeto, y
que el valor de cada uno ascendió a $97.569.540 (SH-A017-94), $48.653.317
(SH-A-19-94), $97.692.098 (SH-A-125-94), la sumatoria da un total de
$243.914.955.
En este sentido, la Sub Sección considera que existió una actitud deliberada por
parte del Departamento dirigida a desconocer las normas de derecho público,
por cuanto teniendo la necesidad de contratar una obra cuyo monto imponía la
obligación de adelantar un proceso de licitación, hábilmente fraccionó el contrato
de manera tal que ninguna de sus partes superara dicha cuantía y pudiera,
entonces, realizar procedimientos de contratación directa.
Así las cosas, se entiende que el Departamento eludió uno de los requisitos
indispensables para la validez del acto jurídico, conclusión que se refuerza en el
hecho de que la selección del contratista se hizo sin saber cuál era la oferta más
favorable para la administración, como se detallará más adelante. Al respecto, la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia ha dicho que el principio de
selección objetiva implica que "la escogencia se hace al ofrecimiento más
favorable a la entidad y a los fines que ella busca, sin tener en consideración
factores de afecto o de interés y, en general, cualquier clase de motivación
subjetiva"31.
En conclusión, esta Sub Sección encuentra probado que los contratos SH-A-
017-94, SH-A-019-94 y SH-A-025-94 suscritos entre el Departamento de
Cundinamarca, Secretaría de Hacienda, y el señor Carlos Edgar Moreno Rincón,
están viciados de nulidad absoluta debido al desconocimiento del procedimiento
para la selección del contratista, violando, en consecuencia, la "prohibición
general que contiene el numeral 8º del artículo 24 de la citada Ley 80, en el
sentido de que las autoridades tienen prohibido eludir los procedimientos de
selección objetiva de contratistas"33.
Por la importancia que tienen los actos preprocesales en la validez del contrato,
esta Sección se ha pronunciado con el fin de subrayar que "por la naturaleza
misma del objeto a contratar, los criterios de selección varían en cada proceso y
dependen de una adecuada etapa de planeación que debe efectuar la entidad
para adelantar el proceso de licitación pública o concurso de méritos, es decir,
de la realización de unos apropiados estudios previos que aseguren la
consagración de unos criterios de selección que le posibiliten a la entidad la
certeza de que la propuesta a escoger garantizará el desarrollo del objeto
contractual materia de la adjudicación en el proceso de selección (Cfr. arts. 24,
num. 5º, apartes b y c; 25, num. 3º y ss.; y 26, num. 1º y 3º, entre otros, de la L.
80/93) (…) Por eso el numeral 2º del artículo 30 de la Ley 80, ordena que la
entidad interesada, en la fase de planeación, elabore los correspondientes
pliegos de condiciones en los cuales deben detallarse, especialmente, los
aspectos relativos al objeto del contrato, su regulación jurídica, los derechos y
obligaciones de las partes, la determinación y ponderación de los factores
objetivos de selección y todas las demás circunstancias de tiempo, modo y lugar
que se consideren necesarias para garantizar reglas objetivas, claras y
completas, que permitan ofrecimientos de igual naturaleza"36.
Como ya lo ha dicho esta Sección, "el primer obligado a acatar las disposiciones
contractuales de selección objetiva, y de perfeccionamiento contractual, es el
propio Estado"37. El desconocimiento de dichas disposiciones vicia el contrato de
nulidad absoluta por haber sido celebrado contra expresa prohibición legal.
Como lo expresa la Sala, "La nulidad absoluta del contrato hace desaparecer del
mundo jurídico la relación que nació viciada -o la cláusula pactada cuando el
vicio de nulidad absoluta recae solamente sobre alguna de ellas-, para que las
cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de la expedición del acto o
contrato anulado; cada una de las partes está en el deber de devolver a la otra
aquello que ha recibido como prestación durante la vigencia del acto
contractual"40.
A propósito de los contratos sobre los que versa el caso sub lite, se tiene que si
bien las obras no fueron totalmente ejecutadas, la administración adelantó unos
pagos a título de anticipo que fueron efectivamente cobrados, y el contratista
incurrió en algunos gastos con ocasión del inicio de la ejecución de las obras.
Así las cosas, la Sala entiende que el contratista habrá de restituir los anticipos y
la administración habrá de reconocer los gastos probados en el proceso.
En el caso sub lite se tiene que el Departamento canceló como anticipo las
siguientes sumas:
Por su parte, la prueba pericial solicitada por el actor con el objeto de estimar los
valores en los que incurrió con ocasión de la suscripción de los contratos, llega a
las siguientes conclusiones:
*Con respecto a las obras ejecutadas por el contratista para los contratos SH-A-
017-94, SH-A-019-94 y SH-A-025-94, las estima en un valor de $9.060.074 para
enero de 1995 (folio 135 cuaderno principal);
Así las cosas, dado que el actor está en la obligación de restituir la suma
de $463.165.159, y el Estado la suma de $96.034.241, se dispondrá que el
señor Carlos Edgar Moreno Rincón restituya al Departamento de Cundinamarca
la suma de $367.130.918.
"El principio de la reformatio in pejus impide que, por regla general, se haga más
gravosa la situación del apelante único, principio éste que admite como
excepción, además del evento en "que en razón de la reforma fuere
indispensable hacer modificaciones sobre puntos íntimamente relacionados con
aquella", aquel en que debe surtirse el grado jurisdiccional de consulta a favor de
la parte que no apeló. Esta garantía, constitucional, por cierto, ampara un
derecho individual como lo es el de la parte que resultó parcialmente vencida
en el proceso, consistente en que, si apela, no puede ser modificado lo que le
fue favorable porque la contraparte, al no recurrir, consintió en lo que se decidió
en su contra (…) En conclusión, en la reformatio in pejus, las facultades del juez
se restringen para proteger el derecho individual del apelante único. (A su turno),
las nulidades absolutas son sanciones que prevé la ley para aquellos negocios
jurídicos que contravienen, entre otros, el orden público y las normas
imperativas. Significa lo anterior que las nulidades absolutas protegen intereses
generales y es por esta razón que no pueden sanearse por ratificación de las
partes y que las facultades del juez se incrementan pues las puede decretar
oficiosamente. En consecuencia, si en el trámite de la segunda instancia,
que se surte en virtud del recurso de un apelante único, se advierte una
causal de nulidad absoluta, es poder-deber del juez el decreto oficioso de
ella porque se lo impone el control de legalidad que el ordenamiento le
manda en aras de la protección del interés general que envuelve la defensa
del orden público y la normas imperativas. Por lo tanto, jamás podrá
decirse que, en un caso como el que se acaba de mencionar, el decreto
oficioso de la nulidad absoluta lleve consigo la violación del principio de
la reformatio in pejus porque la protección del orden jurídico es un interés
general que debe prevalecer sobre el interés particular que contiene el
principio de no reformar la sentencia en perjuicio del apelante único".
"Dado que, como ya se dijo, los perjuicios contemplan tanto el daño emergente
como el lucro cesante, en el caso de las obligaciones dinerarias también es
así: La primera clase de perjuicios -daño emergente-, la constituye el
envilecimiento o depreciación monetaria que sufre la suma de dinero debida, por
el sólo transcurso del tiempo, es decir que el daño emergente en tales casos
está dado por los efectos de la inflación, que conducen a que esa suma debida
corresponda, con el correr de los días y en términos reales, a un menor valor, de
tal manera que pierde su poder adquisitivo; por ello, la manera de reconocer la
indemnización de esta clase de perjuicio se da mediante la actualización o
indexación de la suma debida de tal manera que, lo pagado en época posterior,
equivalga en términos de poder adquisitivo de la moneda, a la suma debida
desde una fecha pretérita. En cuanto al lucro cesante, el mismo está constituido
en estos casos por la pérdida de aquellos rendimientos que normalmente genera
una suma de dinero o frutos civiles del mismo, y que corresponden a los
intereses, y por ello el pago de éstos constituye la indemnización de perjuicios
en dicha modalidad" (subrayado fuera de texto).
De lo anterior se puede concluir que los intereses son una prestación accesoria a
la obligación principal de restituir un dinero debido. En el caso sub lite, no
estamos frente al incumplimiento de una obligación contractual que obligue al
pago de una suma de dinero, y en consecuencia, no hay lugar al reconocimiento
de intereses remuneratorios ni moratorios, pues al no existir la obligación
principal, tampoco existen las accesorias.
FALLA
TERCERO: Ordenar al señor Carlos Edgar Moreno Rincón a restituir a favor del
Departamento de Cundinamarca, Secretaría de Hacienda, la suma
de$367.130.918