Resumen Temáticas PEC
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Prisma de identidad de Kapferer: Este prisma recoge las características básicas que se
deben considerar al analizar cualquier marca, lo que tiene como fin que esta desarrolle un
conjunto de valores sobre sí misma y que a su vez otorgue a los consumidores un valor
emocional. Este prisma se construye en base a una distinción entre una dimensión interna
y una externa de la marca y en cada una de estas dimensiones surgen tres variables.
En el caso de la dimensión externa, se contemplan las siguientes variables: 1) Físico: que
corresponde a las características que son más reconocibles de la marca, con las cuales
podemos identificarla y así poder diferenciarla de otras. Se trata de la parte palpable y es a
través de lo cual la marca realmente se sustenta. Se denomina variable física, ya que da
cuenta de aspectos como el tamaño, el color, la forma, entre otros (Farhana M., 2014)
(Kapferer, 2008). 2) Relación: Toda marca existe ya que es producto de la relación entre dos
o más participantes, de modo que otra variable dentro de lo externo de la marca es la
relación que se debe llevar a cabo con los consumidores, la cual debe ser buena. De modo,
que toda identidad de marca debe considerar cuidar dicha relación, para que así, la marca
sea valorada y percibida de forma positiva por sus consumidores, creando a su vez un
vínculo de confianza y fidelidad. 3)Reflejo: Esta variable tiene que ver con lo que percibe el
público respecto a la marca. De modo, que tal como la variable anterior el reflejo debe ser
cuidado, para que así no se distorsione el mensaje que la empresa ha enfocado en su marca,
el cual ha sido creado con el fin de que los consumidores se identifiquen con esta. Por ello,
el reflejo es central en toda construcción de identidad de marca, puesto que da cuenta de
que, si lo que la marca quiere mostrar, es decir, su punto de vista es percibido tal cual en la
mente del consumidor.
En el caso de la dimensión interna, tenemos: 1) Personalidad: variable que permite que nos
formemos un carácter de la marca, es decir, la personalidad que ella posee. Esta es una de
las variables más difícil de gestionar al momento de crear una identidad de marca. La
personalidad de una marca, busca atraer a los consumidores. Algunas estrategias para
producir la personalidad en algunas marcas ha sido la utilización de personajes o
personalidades famosas o públicas que la representan, personajes que son referencia para
los consumidores. (Farhana M., 2014) (Kapferer, 2008). 2) Cultura: esta variable responde
a la base tanto metódica como filosófica de una marca, lo cual va en estrecha relación con
las rutinas y rituales no escritos por medio de los cuales se efectúa la labor empresarial, por
lo tanto, la cultura se enfoca en dar cuenta de la misión, visión y objetivos que están
actuando por detrás de una marca (Kapferer, 2008) (Kotler, Kartajaya, & Setiawan, 2012)
3) autoimagen: esta variable es la imagen que la marca vende hacia el exterior que los
denominados stakeholders que participan de la marca sientan la pertenencia a ella. En otros
términos, la autoimagen de la marca, debe coincidir con la imagen que se pretende vender.
Procesos de posicionamiento:
El proceso de posicionamiento estratégico y operativo consta de tres etapas, las cuales son:
1) Posicionamiento analítico: fase en la que se fija el posicionamiento actual que posee la
marca. Para ello, se analiza internamente la identidad corporativa, es decir, se hace una
revisión de la misión, la visión, la cultura, los objetivos y atributos que pretende proyectar
dicha marca. Asimismo, se debe analizar los aspectos externos, es decir, qué imagen de
marca perciben los grupos de interés, cuál es la imagen que plantea la competencia, qué es
lo que más valora de la marca el público objetivo. Esta fase lleva a poder visualizar cuál
podría ser el posicionamiento ideal que necesita la marca, por lo que permite ver qué
atributos, valores o características de la marca se deben potenciar. 2) Posicionamiento
estratégico: esta segunda etapa se lleva a cabo gracias a los resultados obtenidos de la
etapa anterior, de modo, que se plantea qué atributos y qué objetivos se pondrán en
marcha, a través de que estrategia comunicacional, tanto a nivel de mensaje, como de
medios y, por último, la creación de un plan de acciones tácticas para ejecutar el
posicionamiento deseado.
3) Control del posicionamiento: Esta fase final corresponde a la etapa en que se mide la
eficacia de la comunicación que ha estado efectuando la marca, para ello se vuelve a
analizar la identidad y la imagen percibida para corroborar de que estas coincidan con los
objetivos de la empresa. Asimismo, en este paso se realiza el mantenimiento del
posicionamiento, de modo que si se detecta que este no corresponde con el que se había
planificado se reestructura, tomando en cuenta las medidas que sean más pertinentes para
poder lograr la meta fijada.
Bibliografía:
Aaker, D. A. y Myers, J. G. (1993): “Imagen y posicionamiento”, en Management de la
publicidad. Perspectivas prácticas, Barcelona, ESADE, tomo I, pp. 251-336.
Farhana, M. (2014). Implication of Brand Identity Facets on Marketing Communication of
Lifestyle Magazine: Case Study of A Swedish Brand . Journal of Applied Economics and
Business Research , 23-36.
Kapferer, J. N. (2008). The New Strategic Brand Management (4º ed.). London: Kogan Page.
KAPFERER, J. N. (2012). The New Strategic Brand Management: Advanced Insights and
Strategic Thinking (5º Edición ed.). Londres: Kogan Page.
MCQUEEN, J. (1990). “The different ways ads work”. Journal of Advertising Research, 30(4),
RC-13; RC-16.
Soler, P. (1997): Estrategia de comunicación en publicidad y relaciones públicas,Barcelona,
Gestión 2000.