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Un abordaje interdisciplinario para el estudio de la organización tecnológica del material leñoso entre grupos cazadores-recolectores de Patagonia argentina View
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Al oeste del río Pinturas: poblamiento e interacciones con el área cordillerana (noroeste de Santa Cruz, Argentina) View project
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Agradecimientos 7
Listado evaluadores 9
Prólogo
Unas palabras de bienvenida
Angélica M. Tivoli y Jimena Oría 11
Estudio preliminar I
Búsqueda sin término: breve historia de la arqueología en Tierra del Fuego
Martín M. Vázquez y Alfredo I. Prieto 15
Estudio preliminar II
Territorios fueguinos: fisonomía, origen, evolución
Andrea Coronato 43
Capítulo 1
Entre la caza y la pesca. Variaciones en el consumo de animales
entre los pueblos originarios del canal Beagle en 6000 años de historia
A. Francisco Zangrando 67
Capítulo 2
Las aves en la alimentación y tecnología de los pueblos
originarios de la región del canal Beagle
Angélica M. Tivoli 85
Capítulo 3
Caminando sobre sus huellas: tecnología lítica en sociedades
cazadoras-recolectoras pescadoras del canal Beagle
Myrian R. Álvarez 109
Capítulo 4
Dinámicas económicas de producción-consumo en el
registro lítico cazador-recolector del extremo Sur Americano.
La sociedad yámana
Iván Briz i Godino 125
Capítulo 5
Conductas mortuorias en el canal Beagle, una visión desde
el registro etnohistórico y etnográfico
Augusto Tessone 149
Capítulo 6
La subsistencia de los cazadores-recolectores terrestres
del Holoceno medio y tardío en el norte de Tierra del Fuego
Elisa M. Calás Persico 171
5
Capítulo 7
La explotación de lobos marinos por cazadores
recolectores terrestres de Tierra del Fuego
A. Sebastián Muñoz 197
Capítulo 8
Cazadores-recolectores de Tierra del Fuego y su cercanía
al mundo costero: una aproximación desde la pesca
Jimena A. Torres Elgueta 219
Capítulo 9
Distintas técnicas, distintos conocimientos: evidencias de
discontinuidad tecnológica en la fabricación de bifaces a lo largo
de la segunda mitad del Holoceno en el norte de Tierra del Fuego
Consuelo Huidobro Marín 243
Capítulo 10
De rocas a instrumentos. La tecnología
lítica de los fueguinos septentrionales
Karen B. Borrazzo 269
Capítulo 11
Tierra adentro. Distribuciones artefactuales y movilidad
en la estepa fueguina
Jimena Oría 289
Capítulo 12
Arqueología de la faja central de Tierra del Fuego:
una aproximación funcional-espacial
Hernán H. De Angelis 313
Capítulo 13
Los usos de la madera entre los cazadores-recolectores selk’nam
Laura Caruso Fermé 335
Capítulo 14
El consumo de moluscos en sociedades
cazadoras-recolectoras de Tierra del
Fuego (Argentina)
Ester Verdún Castelló 363
Capítulo 15
Las plantas en las economías fueguinas:
una perspectiva etnoarqueológica
Marian Berihuete Azorín 389
Capítulo 16
Pinturas corporales fueguinas: una arqueología visual
Dánae Fiore 409
13
Capítulo
RESUMEN
Las investigaciones arqueológicas realizadas en el sitio histórico Ewan (Ewan I y Ewan II-unidad 1), de
inicios del siglo XX, permitieron llevar a cabo un análisis arqueobotánico de las evidencias de consumo vege-
tal por parte de los cazadores-recolectores selk’nam de Tierra del Fuego (Argentina). La identificación de las
especies empleadas y el registro de las principales características morfométricas permitieron documentar el
aprovechamiento de Nothofagus antarctica –ñire–. Esta especie, dominante en el entorno, fue utilizada para
la construcción de la vivienda y como combustible. La presencia de carbón, hojas y semillas carbonizadas de
Empetrum rubrum –murtilla– en el sitio Ewan I, junto con la información etnohistórica del consumo de esta
especie por parte de los selk’nam, planteó la necesidad de un trabajo experimental a fin de poder dar una mejor
interpretación de las estrategias de su consumo. Los recursos vegetales, más allá de su rol alimentario, fueron
relevantes en otros aspectos tales como la tecnología, la construcción, el combustible y debieron constituir una
ventaja considerable en el ámbito de los bosques de la zona central de Tierra del Fuego.
PALABRAS CLAVE:
Arqueobotánica, cazadores-recolectores, selk’nam, Tierra del Fuego.
* Trabajo de investigación (cursos de Doctorado en Arqueología Prehistórica): “Los usos de la madera entre cazadores-recolectores selk’nam de Tierra del
Fuego”. 2008. Universidad Autónoma de Barcelona, España.
** Laboratori d’Arqueobotànica. Departament de Prehistòria. Universitat Autònoma de Barcelona (08193) Bellaterra, Cerdanyola del Vallès. Miembro del
grupo AGREST (Arqueología de la Gestió dels Recursos Socials i el Territori) y grupo GASA (Grupo de Arqueología Social Americana), unidad asociada
al CSIC (Institución Milá y Fontanals, Barcelona). [email protected]
335
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
1
Los restos vegetales recuperados en sitios arqueológicos se dividen en macrorestos (maderas, carbones, semillas, frutos, etc.) y microrrestos (esporas de
polen, fitolitos, etc.).
336
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
337
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
La ubicación de la choza y algunas de sus ca- entre los restos faunísticos, con respecto a Ewan I,
racterísticas – forma, orientación, etc. – coinciden vinculados principalmente con actividades de pro-
con las menciones etnográficas sobre la realización ducción y de consumo (Mansur et al. 2007). Ade-
del ritual del Hain (Mansur et al. 2009). El Hain más, se localizaron otras tres áreas de combustión
era un ritual de inciación de los jóvenes varones alineadas paralelamente al borde del bosque que
selk´nam en los “secretos” de los hombres adul- distan entre sí unos 10 y 12 m aproximadamente.
tos y en el cual debían pasar por diversas pruebas
(Chapman 1986).
A diferencia de Ewan I, en Ewan II la estruc-
tura aérea no se ha conservado, aunque sí se pudo
observar una gran distribución de troncos de dife-
rentes dimensiones, que al parecer se encontraban
caídos sin un claro patrón (figura 2B). En este si-
tio se destacan por un lado, la presencia del área
de combustión central ya mencionada, así como
varios troncos y ramas parcialmente carbonizados
en buen estado de preservación; por otro, la gran
cantidad de restos de talla en vidrio, la presencia
de instrumentos retocados (raspadores y puntas
de proyectil) y una mayor diversidad taxonómica Figura 1. Localización de los sitios Ewan I y Ewan II.
Figura 2. A) Choza de Ewan I; B) distribución de troncos recuperados en Ewan II-unidad 1 (diseño de planta Oriol Vicente).
338
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
2
La flotación es uno de los sistemas de recuperación de macrorestos vegetales, mediante la utilización de agua. Los restos vegetales tienden a flotar y podrán
ser separados con facilidad del material mineral más pesado. (Nota de las editoras: ver también el capítulo de Berihuete Azorín en este libro).
3
El cribado o tamizado es otro método de recuperación de restos vegetales. Consiste en hacer pasar todo el sedimento a través de tamices, puede realizarse en
seco o bien con agua.
339
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
340
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
Figura 3. A) Cuadros analizados en Ewan I. B) Cuadros analizados en Ewan II-unidad 1 (diseño de planta O. Vicente).
341
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
342
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
El estudio de esta estructura permitió conta- Debido al estado de conservación de los tron-
bilizar un total de 27 postes todavía en pie, de los cos, el extremo proximal fue analizado solo en 53
cuales 8 no se encontraban en posición original, casos del total de 58 examinados. Un 53% del to-
sino que fueron puestos en pie recientemente. La tal de troncos analizados (caídos, desplazados y en
documentación fotográfica de esta choza realiza- posición original), presenta el extremo proximal
da en los años cincuenta y ochenta revela que ac- fragmentado, un 30% en estado de descomposi-
tualmente hay más palos en pie, lo que indicaría ción y un 17% cortado (figura 5A). En cuanto
que han sido levantados posteriormente de entre al estudio del extremo distal, la altura y caracte-
los caídos en el suelo (Caruso Fermé et al. 2009b, rísticas estructurales de la choza, dificultaron ex-
Mansur y Piqué 2009; Mansur y Piqué 2012). tremadamente el trabajo con los troncos que se
Por lo que respecta a los palos o fragmentos caí- encontraban en posición original o desplazados.
dos (figura 4), han sido relevados un total de 50. No obstante, fue posible estudiar este extremo en
Dadas las reducidas dimensiones de algunos de 29 troncos desplazados de su posición original y en
los palos caídos y las malas condiciones de preserva- cuatro caídos. Algunos troncos, como por ejemplo
ción de los mismos en general, solo fue posible reali- el F y el O, terminan en una rama distal de gran
zar el análisis en 58 troncos –19 en posición original, calibre, mientras que la gran mayoría lo hace con
8 desplazados y 31 caídos– de los 77 descubiertos. una horqueta L, W, A, 5, 21, etc. (figura 5B).
343
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
La totalidad de los troncos –caídos, desplazados El estudio realizado sobre 20 troncos demuestra,
y en posición original– se caracterizan por la ausen- de la misma manera que en Ewan I, que la única
cia de ramas. Solo dos de los troncos en posición especie representada es Nothofagus antarctica –ñire– .
original –F y O– presentan una rama secundaria Las características del extremo proximal de los
distal. En seis troncos caídos –nº 1, 4, 5, 10, 24, palos encontrados en la capa A1 son variables. Un
39– se registró que las ramas habían sido arranca- 45% de los mismos evidencia este extremo fragmen-
das de cuajo y en cinco de ellos –palo 6, 12, 21, tado, un 30% descompuesto, un 20% con marcas
43, H– se evidenciaron marcas de corte para la ex- de corte y un 5% presenta un tocón o raíz (tabla 1).
tracción de las ramas laterales. Los troncos de la capa A3 se encuentran en un 76%
La presencia de corteza no se ha conservado en fragmentados, un 12% presenta marcas de corte y
ninguno de los troncos caídos o desplazados que se otro 12% un tocón o raíz. En cuanto al extremo dis-
han analizado, a excepción del palo caído nº 16. La tal la mayor parte de los troncos, tanto de A1 como
presencia de corteza en una reducida parte del tron- de A3, evidencia este extremo fragmentado (tabla 1),
co no puede ser interpretada como resultado de una solo algunos casos de la capa A1 presentan indicios
acción intencional y recurrente, ya que la estructura de descomposición. Varios de los troncos de ambas
misma de la choza permite que las partes internas capas demuestran marcas de corte y solo algunos de
del tronco queden protegidas. En el caso concreto la capa A1 terminan en horqueta.
de los troncos caídos, la ausencia de corteza tampoco
puede ser entendida como resultado de una acción
antrópica, ya que el contacto con el suelo acelera
E XTREMO PROXIMAL
el proceso de descomposición haciendo perder al
ESTADO CAPA A1 CAPA A3
tronco la corteza y la albura. La evidencia está en los
Descompuesto 15% .
troncos que aún se encuentran en pie ya que están
Ahuecado x descomposición 15% .
mejor conservados que aquellos que han caído.
Fragmentado 45% 76%
El perfil de los mismos varía entre rectilíneos,
Tacón o raíz 5% 12%
curvos y sinuosos, aunque existe un marcado pre-
Marcas de corte 20% 12%
dominio de los rectilíneos. La longitud general os-
Total 100% 100%
cila entre el 1,23 y los 5,23 m de largo y en rasgos
EXTREMO DISTAL
generales el diámetro proximal varía entre los 5 y ESTADO CAPA A1 CAPA A3
los 21 cm (figura 6). Descompuesto 5% .
Fragmentado 56% 87%
EWAN II-UNIDAD 1 Marcas de corte 17% 13%
Horqueta 22% .
Total 100% 100%
En Ewan II-unidad 1 se pudo observar en super-
ficie una distribución de palos de diferentes dimen- Tabla 1. Características del extremo proximal y distal de los troncos,
siones sin un claro patrón de caída. Se contabilizaron del sitio Ewan II-unidad 1 según las capas.
un total de 40 palos, de los cuales 22 fueron registra-
dos en el nivel superficial –capa A1– y 18 durante la
excavación –capa A3–.
344
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
La sección del tronco indica que en todos ximal (marcas de corte o la existencia de un tocón
los casos son enteros y sin la existencia de ramas o raíz), como indicativas de una actividad de ob-
(arrancadas). El perfil varía entre rectilíneo, sinuoso tención de la madera –desarraigado o corte–.
y curvilíneo. Por lo que se refiere a los troncos re- El segundo criterio empleado hace referencia a
gistrados en la capa A3, un 47% presenta un perfil la existencia de rasgos producidos por agentes post-
rectilíneo, un 29% sinuoso y un 24% curvilíneo. deposicionales de origen ambiental que puedan ayu-
Si analizamos en forma conjunta el porcentaje de dar a discernir si la existencia de los troncos se debe
los perfiles de los troncos de la capa A1 y A3 podre- a causas naturales (desprendimiento de un árbol) o al
mos ver (figura 6) un predominio de perfil sinuoso. hecho de haber pertenecido a algún tipo de estructura.
En rasgos generales el diámetro proximal en ambas El último aspecto para la formación de los
capas varía entre los 2,5 y los 20 cm, el distal varía subconjuntos fueron las dimensiones y caracterís-
entre los 2 y 12 cm (figura 6) y la longitud general ticas morfológicas de los troncos pertenecientes a
oscila entre 89 cm y 5,70 m de largo. la choza de Ewan I.
Los tres subgrupos presentan las siguientes ca-
racterísticas:
• Grupo A: aquellos troncos que evidencien
una actividad antrópica (corte o desarraigo
de los troncos), es decir con alta probabili-
dad de pertenecer a la estructura de madera.
• Grupo B: los que no poseen marcas de índo-
le antrópico o ambiental (descomposición o
ahuecamiento del extremo proximal). Es de-
cir que no tienen ningún indicio de pertene-
cer a una estructura.
• Grupo C: categoría intermedia comprendida
por aquellos troncos que, a pesar de no reu-
nir las características específicas del primer
subconjunto podrían haber pertenecido a la
estructura de madera.
Este primer trabajo permitió determinar 22 tron-
Figura 6. Distribución de los troncos en Ewan II-unidad 1 y Ewan I según su cos correspondientes al Grupo B. La mayoría de estos
perfil y diámetro proximal, expresado en porcentaje.
poseen los dos extremos fragmentados o descom-
puestos y morfológicamente no respetan las medidas
A los fines de diferenciar entre troncos que establecidas previamente, hecho por el cual fue impo-
pudieron haber formado parte de una estructura sible agruparlos en alguno de los otros dos conjuntos.
constructiva y aquellos depositados naturalmen- El Grupo A (tabla 2) quedó conformado por 12
te por el decaimiento del bosque se establecieron troncos. Los troncos nº 4, 8 y 44 están por debajo de
tres subconjuntos: A, B y C. El primer criterio la longitud establecida para los troncos relacionados
utilizado en la definición de los subgrupos fue la con una estructura de madera, pero dado que los tres
existencia de marcas antrópicas en el extremo pro- presentan marcas de corte en alguno de sus extre-
345
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
mos son considerados como parte de este grupo. Se grupo A y cuatro del grupo C) tienen posibilidad
debe mencionar también que la fragmentación del de haber pertenecido a una estructura de madera.
extremo distal de los troncos impide determinar su En rasgos generales estos troncos tienen una longi-
verdadera longitud. tud que oscila entre los 1,50 y los 5,70 m. Su diá-
El Grupo C se encuentra formado solo por metro proximal se caracteriza por presentar marcas
cuatro troncos (tabla 2). La longitud y el diámetro de corte o poseer un tocón –raíz– y varía entre los 5
de estos están dentro de la media de los troncos y los 14 cm, predominando notoriamente aquellos
pertenecientes al grupo A. El estado de descom- que se encuentran entre los 5 y 10 cm. El diámetro
posición y ahuecado en el extremo proximal es un distal va de los 2,5 a los 7 cm y en general posee
indicio de que los troncos estuvieron en posición una horqueta o está cortado. Las características
vertical por tiempo prolongado. Además la termi- generales de estos troncos demuestran que fueron
nación en horqueta del extremo distal refuerza la obtenidos por corte o desarraigo y desprovistos de
idea de la posición vertical y posibilita que estos sus ramas laterales. La morfología de los mismos
troncos puedan ser incluidos al grupo A. evidencia también una clara selección en cuanto
En síntesis, a partir de la distinción de los tres al diámetro y longitud, así como a la presencia de
grupos es posible observar que, de los 40 palos re- horqueta en el extremo distal.
cuperados durante la excavación, solo 18 (12 del
346
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
Figura 7. Ewan II-estructura I, base de los troncos caídos marcando un po- Figura 8. Densidad de carbón recuperado en Ewan II-unidad 1 de A3, a
sible perímetro de la estructura habitacional (diseño de planta O. Vicente). partir del peso de los mismos (diseño de planta O. Vicente).
347
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
348
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
entre el material indicaría que en general la madera dos de ellos (nº 5 y 14) terminan en horqueta. To-
utilizada estaba en buen estado. Cabe tener presen- dos los troncos conservan corteza y algunas ramas.
te que los insectos xilófagos pueden atacar tanto En síntesis, la orientación de los troncos encon-
madera muerta como viva, por lo que la presencia trados en el área de combustión, sus dimensiones
o ausencia de marcas entre el material arqueológico y las marcas de corte documentadas permiten dis-
no debe ser interpretado como la representación de cutir algunos aspectos de la organización y gestión
madera muerta (Fischesser 2000; Dufraisse 2006). del fuego por parte de los cazadores-recolectores
En el área de combustión se registraron 8 selk’nam. La obtención del material leñoso desti-
troncos, con indicios de exposición al fuego, que nado a la combustión responde, en primer lugar,
sobresalían de la hojarasca permitiendo que el a un aprovisionamiento local, ya que Nothofagus
fogón fuera visible prácticamente desde la super- antarctica es la especie más abundante en torno al
ficie. Algunos de estos troncos también presenta- yacimiento. Las marcas de corte en los troncos evi-
ban marcas de corte en uno de sus extremos. Los dencian la utilización de instrumentos adecuados
troncos mayores estaban orientados, según su eje para la obtención de este tipo de combustible. Las
más grande, en dirección este-oeste, ocupando el dimensiones de los troncos indican además una
sector este del área de combustión. Esta disposi- búsqueda selectiva del material.
ción de los troncos está relacionada con la ges-
tión del fuego y del espacio ocupado. Los datos EWAN I
etnográficos describen que los troncos utilizados
como leña sobresalían por la puerta de la choza
y eran introducidos a medida que se consumían. El residuo de combustión procedente de
Por otra parte según la disposición de los troncos Ewan I es en general de pequeñas dimensiones en
del fogón es factible considerar que su orientación comparación con las muestras de Ewan II-unidad
podría estar relacionada con la existencia de una 1. Se analizó un total de 731 carbones. Los resul-
abertura en la estructura habitacional. tados del análisis taxonómico evidencian que un
De los ocho troncos contabilizados, uno de 99% de los fragmentos corresponden a Nothofagus
ellos (nº 18) se encontraba en estado avanzado de antarctica y 1% a una especie arbustiva Empetrum
descomposición, hecho por el cual no fue tenido rubrum –murtilla–. La totalidad de los carbones
en cuenta en el análisis. La totalidad de los troncos de Empetrum rubrum fueron recuperados en la
pertenecen a una única especie vegetal: Nothofagus periferia del fogón o más alejados aún de ella.
antarctica –ñire– . Su longitud oscila entre los 1,9 Empetrum rubrum es un arbusto achaparrado
m y los 30 cm. El diámetro proximal va desde los de entre 15 y 50 cm, con ramas tendidas, hojas
6 hasta los 19 cm y el distal de los 2,5 a los 13 cm. oblongas y punzantes de hasta 5 mm de largo. Los
La orientación de estos troncos es de este-oeste –nº frutos son drupas de color rojo oscuro, carnoso,
14, 19, 20, 21, 42 y 43– y noreste-sureste –nº 5– . con 6-9 semillas. Habita en el límite altoandino
Solo dos de ellos (nº 19 y 43) evidencian marcas del bosque, desde la provincia de Neuquén (Ar-
de corte, mientras que los cinco restantes muestran gentina) hasta la provincia de Tierra del Fuego.
indicios de combustión. En cuanto al extremo dis- Florece a fines del invierno austral y fructifica en
tal, un tronco (nº 19) tiene este extremo quemado, primavera y principios del verano (Rapoport et al.
cuatro (nº 20, 21, 42, 43) lo tienen fragmentado y 2003). Sus frutos son comestibles y pueden con-
349
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
sumirse crudos ya que tienen un sabor acidulado muy fragmentos estudiados. Un 25% de los carbones se
particular (Ragonese y Martínez-Crovetto 1974). encuentra agrietado, este porcentaje es mayorque el
Empetrum rubrum presenta las siguientes carac- registrado en Ewan II-unidad 1, –13%– (figura 11C).
terísticas anatómicas microscópicas (Caruso Fermé, No obstante, esta diferencia no es estadísticamente
2008, 2012a, 2012b, 2013b): significativa, ya que es inferior al 0,0001 tanto por
• corte transversal: la porosidad de la madera la prueba de x2 como por la prueba exacta de Fisher.
es difusa. Los poros son pequeños y se en- Por ello no es posible concluir que las diferencias se
cuentran en forma principalmente aislada deban a una estrategia diferente en la adquisición del
con una orientación radial (figura 10A); combustible.
• corte tangencial: los radios son unicelulares.
La altura de los radios es de 1 a 5 células (fi-
gura 10B);
• corte longitudinal radial: los radios son hete-
rogéneos. Presenta punteaduras intervasculares
opuestas. Vasos intervasculares con perforacio-
nes escaleriformes (5-10 barras).
El análisis taxonómico permitió identificar grietas
de contracción y marcas de insectos xilófagos entre los
A
Figura 11. Grietas de contracción radial (A y C) y marcas de insectos xilófagos
(B y D) en carbones procedentes de Ewan II unidad 1 y Ewan I.
350
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
En síntesis, el residuo de combustión proce- ¿La existencia del fruto y las semillas carboni-
dente de Ewan I responde mayoritariamente a una zadas en Ewan I son el residuo de una actividad
especie arbórea (Nothofagus antarctica) y en me- de alimentación o pueden estar relacionadas con
nor medida a una arbustiva (Empetrum rubrum). la utilización de esta especie como combustible?
Ambas especies crecen en las inmediaciones del ¿Por qué las hojas de este arbusto aparecen
yacimiento. El estudio carpológico realizado en carbonizadas pero no se han convertido en ceniza?
Ewan I (ver capítulo de Berihuete en este libro)
evidencia restos de Empetrum rubrum carboniza- EXPERIMENTACIÓN 1
dos dentro del área de combustión: semillas (en
todos los cuadros muestreados), hojas y un fruto
(figura 12).
351
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
Figura 14. A) Muestra del suelo del sitio Ewan; B-C) fuego con madera de Nothofagus antárctica ; D) resultado
de la combustión; E-F) semillas de Empetrum rubrum de 3 mm.
352
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
EXPERIMENTACIÓN 2
largo y 5-6 cm de ancho. El bulto fue atado con
hierbas, en forma de espiral, intentando que la
presión que mantenía unidas las ramas fuera lo
A partir de las descripciones realizadas por Gu- suficientemente fuerte como para que no se des-
sinde (1982) se intentó reproducir una antorcha armase, pero lo suficientemente laxa como para
confeccionada con Empetrum rubrum. Debido a las permitir una mínima entrada de aire que hiciera
características morfológicas del Empetrum existente posible la combustión (figura 15A).
en las inmediaciones del sitio Ewan, fue necesario Empetrum rubrum posee un tipo de textura
realizar la antorcha con Empetrum recolectado en que lo hace muy manipulable mientras está verde,
la zona sur de la isla (canal Beagle) durante el mes pero una vez seco pierde rápidamente sus hojas.
de abril. Los arbustos de Empetrum, como muchas Por esta razón se decidió realizar el armado de
otras especies pueden variar sus características según la antorcha con ramas verdes. Para el encendido
las condiciones ambientales en las que se desarrollan. de la antorcha se utilizó un fuego preparado con
En aquellos medios más aptos para su desarrollo ad- ramas de Nothofagus antarctica. Al no lograr en-
quirirán condiciones morfológicas diferentes, carac- cenderla inmediatamente luego de su confección,
terizándose por una mayor o menor masa leñosa. fue necesario dejar secar la antorcha cinco días.
En la zona del canal Beagle las plantas de Empetrum Pasado este período de tiempo la antorcha fue
rubrum se encuentran en los recovecos de las grandes expuesta al fuego encendiéndose perfectamente
piedras, donde crece en extensión. Mientras que, en (figura 15B, C).
el claro del bosque del sitio Ewan, esta especie crece Esta segunda experimentación ha permitido
en forma de arbusto de menor altura y su masa leño- comprobar que las ramas atadas de Empetrum
sa es sumamente inferior. rubrum puestas en contacto directo con el fue-
Además de conocer la calidad como combus- go encienden rápidamente. La veloz combustión
tible de esta especie, existía un particular interés combinada con la acción del viento, característico
en saber si: de esta zona, hace imposible el uso de la antor-
• el Empetrum rubrum es una especie óptima cha planteado por Gusinde “(…) Se hará arder sin
para el confeccionado de una antorcha y llama un extremo y, solo al encontrarse cerca de las
cómo es su funcionamiento, aves, se sacudirá violentamente para que se levante la
• la existencia de hojas carbonizadas de Em- llama (…)” (Gusinde 1982:265). La combustión
petrum rubrum en Ewan I puede responder de la antorcha permitió observar que al quemarse
a la utilización de antorchas confeccionadas ramas atadas de Empetrum rubrum no liberan tro-
con esta especie. zos de carbón ni se carbonizan sus hojas. El fuego
La antorcha se elaboró siguiendo la breve des- quema fácilmente las ramas y hojas transformán-
cripción realizada por Gusinde: “(...) Las ramitas cor- dolas directamente en cenizas.
tas y delicadas de Empetrum rubrum se unen formando
un bulto de un largo que no exceda el metro y del ancho
de una muñeca y se rodea este bulto de un cordón de
juncos trenzados en espiral (...)” (Gusinde 1982:265).
Se colocaron ramas de Empetrum rubrum has-
ta formar un bulto de aproximadamente 1 m de
353
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
DISCUSIÓN Y COMPARACIÓN
ENTRE EWAN I Y EWAN II-
UNIDAD 1
354
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
aprovechada para obtener troncos terminados en y 21 cm, mientras que en Ewan II-unidad 1 oscilan
horqueta. La obtención se realizaba mediante un entre los 5 y los 15 cm. El análisis estadístico realiza-
corte con instrumento o simplemente desarraigán- do entre los troncos con una longitud mayor de 1,50
dolos de la tierra. Una vez obtenidos, los troncos metros demuestra que las dimensiones del extremo
eran trasladados y desprovistos de sus ramas a tra- proximal de los troncos de Ewan I y Ewan II-unidad
vés de un corte o arrancándolas de cuajo, siendo 1 está “log normalizada” (prueba Shapiro-Wilk).
las únicas actividades realizadas en los troncos antes La diferente ubicación de cada una de las cho-
de su utilización. A su vez, la presencia de corteza zas puede ser otra variable a tener en cuenta en la
en las porciones más protegidas de algunos de los discusión sobre las diferencias de tamaño de ambas
troncos en pie sugiere que no existió descorteza- estructuras. Mientras que la choza de Ewan II-uni-
miento de los mismos. dad 1 se sitúa en el interior del bosque, la choza de
No obstante, más allá de estas similitudes, Ewan I se encuentra en un claro, completamente
existen diferencias morfológicas entre los troncos desprotegida y expuesta a la acción del viento y la
de Ewan I y Ewan II-unidad 1. Ewan I se carac- lluvia. Las fotografías tomadas por los pobladores
teriza por tener un porcentaje muy alto de rectilí- de la zona en los años 1951 y 1985 evidencian
neos (figura 6), mientras que en Ewan II-unidad el avance de la línea del bosque con respecto a la
1 el porcentaje más alto corresponde a sinuosos. choza de Ewan I. La constante exposición de esta
Todos los troncos de Ewan I superan los 4 m de choza podría suponer la construcción de una es-
longitud, llegando el más largo a poseer unos 5,63 tructura de madera capaz de soportar entre otras
m, mientras que en Ewan II-unidad 1 oscilan en- cosas la fuerte acción del viento. El armado de una
tre los 1,50 a 5,70 m, y la mayoría de ellos mide estructura fuerte requiere la utilización de troncos de
alrededor de 3 m. El análisis estadístico de esta un determinado diámetro y longitud, hecho por el
característica demuestra que las dimensiones en cual quizás los troncos de Ewan I presenten mayores
ambas estructuras están “log normalizadas” (prue- dimensiones que los de Ewan II-unidad 1. Por otro
ba Shapiro-Wilk), hecho que evidencia una clara lado, para que una estructura pueda mantenerse en
intencionalidad de su selección. pie y sostenerse por sí misma, es necesario que ten-
El extremo distal de varios de los troncos, tanto ga dimensiones acordes al tamaño de los troncos. A
de Ewan I como de Ewan II-unidad 1, está cortado diferencia de la amplitud espacial característica del
o posee una horqueta. Según el análisis estadístico claro, el bosque impone una serie de limitaciones
antes mencionado, los troncos de ambos sitios que que quizás podrían repercutir en el tamaño de la
poseen horqueta no presentan diferencias en cuanto estructura de Ewan II-unidad 1. La existencia de
a las dimensiones de longitud y diámetro proximal. los árboles que conforman el mismo bosque puede
En cuanto al extremo proximal, los troncos de las ser un factor limitante del espacio a la hora de rea-
dos estructuras presentan marcas de corte, pero solo lizar la construcción de la estructura. La búsqueda
algunos de Ewan II-unidad 1 poseen la forma origi- de visibilidad o luz solar dentro del bosque tam-
nal del tocón –raíz– en este extremo. bién podrían ser otros factores a tener en cuenta a
Otra diferencia morfológica entre los troncos de la hora de evaluar las causas del menor tamaño de
Ewan I y Ewan II-unidad 1 radica en las dimensio- la choza de Ewan II-unidad 1.
nes del diámetro proximal. En Ewan I los troncos En lo que se refiere al aprovechamiento de la
poseen un diámetro proximal que oscila entre los 5 madera como combustible, los resultados obte-
355
Cazadores de mar y tierra. Estudios recientes en arqueología fueguina
nidos también demuestran que las estructuras vidrio (raspadores que trabajaron sobre piel, puntas
de combustión de Ewan I y Ewan II-unidad 1 de flecha, ver De Angelis en este libro) recuperados
son totalmente comparables y sugieren tiempos o durante la excavación, cuyo uso requiere la existen-
duraciones de uso prolongadas. La estructura de cia de al menos astiles y arcos, armazones para ten-
combustión de Ewan II-unidad 1 se destaca sobre sado de pieles, mangos, etc.
la de Ewan I por su perfecta conservación y por la En conclusión, los resultados obtenidos evi-
recuperación de troncos utilizados como leña en dencian en primer lugar que el entorno forestal
posición primaria, que representan un dato poco no solo fue esencial en el quehacer cotidiano de
habitual sobre la captación y gestión del combusti- los cazadores-recolectores selk’nam, sino que tie-
ble en cazadores-recolectores patagónicos. El estudio ne el mismo grado de importancia que cualquier
del residuo de combustión de ambos sitios permitió otro recurso aprovechado. Por otro lado, las ca-
conocer el tipo de combustible vegetal utilizado. El racterísticas morfológicas del material consumido
resultado de su análisis apunta a un consumo local indican conocimiento y dominio de determinadas
e indica que en ambas chozas se consumió casi ex- actividades necesarias para la obtención y adecua-
clusivamente Nothofagus antarctica. Cabe señalar, no ción de la materia prima vegetal según el uso que
obstante, que en Ewan I aparecen algunos carbones se le haya asignado. Por lo tanto se puede consi-
de Empetrum rubrum. El porcentaje de carbones con derar que el uso de los recursos leñosos constituyó
grietas de contracción y marcas de insectos xilófagos un elemento fundamental para el desarrollo social
es diferente en ambos sitios. En Ewan I se observa y económico de la sociedad cazadora-recolectora
una mayor representación de ambas alteraciones, en selk’nam. Como se puede apreciar, el análisis del
comparación con Ewan II-unidad 1. No obstante el material arqueobotánico permite conocer no solo
análisis estadístico realizado (prueba de Fisher) de- las especies vegetales consumidas, sino también
muestra que esta diferencia no es significativa, lo que vislumbrar el papel que jugaron los recursos vege-
sugiere que el material utilizado como combustible tales en el desarrollo de una sociedad.
en ambos sitios se encontraba en buen estado.
La conservación en Ewan II-unidad 1 de ocho
troncos parcialmente carbonizados refuerza la utili-
zación de leña de gran porte como combustible tal
como señala la información etnográfica (Gusinde
1982:188-246). El tamaño de estos troncos, así
como las marcas de corte en algunos de sus extre-
mos, demuestran que la obtención de este combus-
tible implicaba un determinado esfuerzo y trabajo
superior al empleado en la recolección de madera
muerta caída o adherida a los árboles.
Lamentablemente no se conservaron en los
sitios restos de maderas que indiquen su uso para
otros fines que no sea la combustión o construc-
ción. Sin embargo existen indicadores indirectos de
su uso, tales como la existencia de instrumentos en
356
Capítulo 13 Laura Caruso Fermé
AGRADECIMIENTOS
Al Ministerio de Ciencia e Innovación de España por la concesión de una beca pre-doctoral. A todos los profe-
sionales, becarios y estudiantes que participaron en los trabajos de campo y laboratorio de los distintos proyectos de
investigación del sitio Ewan. A sus directoras Raquel Piqué i Huerta y M. Estela Mansur.
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