Publicacion Ocasional 62 2012-Piuquenes

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ISSN 0716 - 0224

MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL


CHILE

PUBLICACIÓN OCASIONAL Nº 62 / 2012

CAVERNA PIUQUENES:
APROXIMACIONES A LAS ADAPTACIONES HUMANAS
AL MEDIO CORDILLERANO DEL ACONCAGUA.
PLEISTOCENO TARDÍO AL HOLOCENO MEDIO (11.500-7.000 AP).

RUBEN STEHBERG, JOSÉ F. BLANCO, RAFAEL LABARCA,


GLORIA ROJAS, EUGENIO ASPILLAGA y CAROLINA BELMAR
T
ISSN 0716 - 0224

MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL


CHILE

PUBLICACIÓN OCASIONAL Nº 62 / 2012

CAVERNA PIUQUENES:
APROXIMACIONES A LAS ADAPTACIONES HUMANAS
AL MEDIO CORDILLERANO DEL ACONCAGUA.
PLEISTOCENO TARDÍO AL HOLOCENO MEDIO (11.500-7.000 AP).

RUBÉN STEHBERG, JOSÉ F. BLANCO, RAFAEL LABARCA,


GLORIA ROJAS, EUGENIO ASPILLAGA y CAROLINA BELMAR
Motivo de la portada
Artefactos de hueso con borde activo

Referencia Bibliográfica
Stehberg, R., J.F. Blanco, R. Labarca, G. Rojas, E. Aspillaga y C. Belmar. 2012. Caverna
Piuquenes: aproximaciones a las adaptaciones humanas al medio cordillerano del
Aconcagua Pleistoceno Tardío al Holoceno Medio (11.500-7.000). Publicación Ocasional
del Museo Nacional de Historia Natural, Chile, 62: 7-217.

Este volumen está disponible para su distribución en formato pdf en disco compacto.

Toda correspondencia debe dirigirse a:


Casilla 787 - Santiago, Chile
www.mnhn.cl
MINISTERIO DE EDUCACIÓN PÚBLICA

Ministro de Educación Harald Beyer Burgos


Subsecretario de Educación Fernando Rojas Ochagavía
Directora de Bibliotecas, Archivos y Museos Magdalena Krebs Kaulen

PUBLICACIÓN OCASIONAL DEL


MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL
CHILE

Director
Claudio Gómez Papic
Director del Museo Nacional de Historia Natural

Editor
Herman Núñez

Comité Editor

Pedro Báez R.
Mario Elgueta D.

(c) Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos


Inscripción Nº 221530
Edición digital
T
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile Nº 62: 5-217 (2012)

CAVERNA PIUQUENES:
APROXIMACIONES A LAS ADAPTACIONES HUMANAS
AL MEDIO CORDILLERANO DEL ACONCAGUA.
PLEISTOCENO TARDÍO AL HOLOCENO MEDIO (11.500-7.000 AP)

RUBEN STEHBERG1, JOSÉ F. BLANCO2, RAFAEL LABARCA3, GLORIA ROJAS4,


EUGENIO ASPILLAGA5 y CAROLINA BELMAR6
1
Área Arqueología, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago de Chile; [email protected]
2
Programa de Doctorado en Arqueología. Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Argentina; [email protected]
3
Programa de Doctorado en Arqueología. Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Argentina, Santiago de Chile; [email protected]
4
Área Botánica, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago de Chile; [email protected]
5
Departamento de Antropología, Universidad de Chile, Santiago de Chile; [email protected]
6
Departamento de Antropología, Universidad de Chile, Santiago de Chile;
[email protected]

RESUMEN

Se proporcionan los resultados detallados de las excavaciones y análisis de laboratorio practicados en el


sitio arqueológico de caverna Piuquenes. Se identificaron los siguientes cuatro componentes culturales: el
más antiguo, Componente 1, estaba constituido por exploradores de la montaña que, aproximadamente
entre el 11.670AP y el 10.240 AP, cazaron vizcachas y guanacos, posiblemente mediante trampas y
estólicas, respectivamente. El Componente 2, representó a poblaciones que iniciaron la colonización del
ambiente andino del Aconcagua, ocupándolo en forma estacional y periódica, tal como lo exigían las
rigurosas condiciones de la montaña, en fechas de alrededor de los 9.440 AP y 9.530 AP. La fauna cazada
fue mayoritariamente camélidos y se utilizaron lanzas con puntas de proyectil pedunculadas elaboradas
en lutita, material rocoso extraído de una cantera situada a varios kilómetros de distancia. El Componente
3 estaba constituido por grupos de cazadores-recolectores que hacia el 7.890 AP, ingresaron al valle tras
la captura de camélidos, los que cazaron con puntas de proyectil de borde liso caracterizadas por su forma
triangular, de base recta o convexa, elaborada en rocas que obtenían de las inmediaciones de la caverna. El
Componente 4, era la expresión de grupos humanos que frecuentaban la caverna entre los años 7.170 AP
(Estrato 8) hasta el 6.730 AP (Estrato 2) con una fecha media de 6.870AP (Estrato 5), utilizándola como
campamento para la caza de vizcachas y guanacos, lo que ejecutaban con puntas de proyectil triangulares
de borde denticulado y base recta o cóncava y materia prima recolectada en las inmediaciones.
Una avalancha de grandes proporciones acaecida alrededor del 7.200 A.P. puso fin a 6.000 años
de ocupación de la caverna, sepultando bajo un sello de gruesos sedimentos los restos humanos hasta
1995, cuando, en forma casual. fueron encontrados por personal de vialidad de División Andina de
CODELCO Chile.

Palabras claves: Piuquenes, cazadores-recolectores, adaptación humana, cordillera, Aconcagua, Chile Cen-
tral, Período Arcaico, Pleistoceno Tardío, Holoceno Temprano.

ABSTRACT

Detailed results of the excavations and laboratory tests obtained from the cave suggest the presence of
four cultural components. The most ancient, Component 1, was composed by mountain explorers
hunting viscachas and guanacos between 11,670 BP and 10,240 BP probably using traps and spear-
thrower hooks, respectively. Component 2, represented populations settling and colonizing seasonally
and periodically –as required by the harsh mountain conditions- the Aconcagua area of the Andes, 9,440
BP and 9,530 BP. The fauna captured was characterized primarily by camelids, hunted by spears with
peduncled arrow projectile tips made out of lutita, rocky material extracted from a quarry located several
kilometers from the site. Component 3, consisted of hunter-gatherer groups around 7,890 BP, who
entered the valley in search for camelids, hunting with flat or convex base triangular tips and smooth

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

borders, made out of rocks found at the cave’s surroundings. The Component 4, belonged to groups that
visited the cave between 7,170 BP. (strata 8) til 6,730 BP. (Strata 2) with an average dating of 6.870 BP.
(strata 5). They used the cave as a hunting camp in order to hunt vizcachas and guanacos using triangular
flat or convex based projectile tips with denticulate borders, elaborated from rocks gathered from the
surroundings. Finally, a large avalanche around 7,200 BP ended the 6,000 years of settlement and
occupation of the cave, burying remains until 1995, when they were casually found by road workers from
División Andina of CODELCO Chile.

Key Words. Piuquenes, hunter-gatherers, human adaptation, high mountain, Aconcagua, Central Chile,
Archaic period, Late Pleistocene, Early Holocene.

INTRODUCCION

A fines del año 1995, durante faenas de ampliación del camino industrial de la empresa minera División
Andina de CODELCO Chile, en un sector montañoso del río Blanco en el área del río Juncal (tributario mayor
del Aconcagua), quedaron al descubierto osamentas humanas al interior de una caverna, hasta entonces
sepultada por un derrumbe (Figuras 1 y 2). Inicialmente se pensó que podría tratarse de restos sub-actuales
por lo que se dio aviso a la Policía de Investigaciones para que analizara el caso. Considerando la posibilidad
de una antigüedad mayor la empresa solicitó, además, la presencia de un arqueólogo.

FIGURA 1. Mapa con la ubicación del sitio.

El lugar presentaba un corte vertical de cinco metros de altura que se elevaba por sobre el piso abierto
por la máquina retroexcavadora. Este depósito se caracterizaba por presentar una marcada estratigrafía
horizontal con una sucesión de restos de ocupaciones humanas (carbón, material lítico y óseo) prácticamen-
te a lo largo de toda su extensión, separadas por estratos limosos estériles. Ello lo convertía en un sitio con
elevado potencial estratigráfico y con una gran capacidad de proporcionar información sobre la historia de
la ocupación humana y el medio ambiente en la montaña durante un período de tiempo aun por precisar.
Con el fin de resguardar el sitio, División Andina cerró el lugar, comunicó de este hallazgo al
Consejo de Monumentos Nacionales y solicitó al Museo Nacional de Historia Natural, que designara un
especialista para efectuar un estudio preliminar que diera cuenta de la antigüedad e importancia científica del

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Caverna Piuquenes

FIGURA 2. Vista del valle del río Blanco y camino industrial de División Andina. A la izquierda el lugar del
hallazgo.

sitio. Para ello la empresa proporcionaría el apoyo logístico y económico requerido.


Rubén Stehberg fue comisionado para realizar este trabajo y, contando con la autorización legal
correspondiente, durante los meses de enero y febrero de 1996 procedió a efectuar dos cortes verticales a lo
largo del depósito (Figura 3). Al año siguiente, efectuó una excavación escalonada a través de todo el
depósito, denominándola Cuadrícula 1. Estos trabajos estratigráficos permitieron recuperar gran cantidad
de material lítico y óseo y la obtención de muestras para realizar fechados radiocarbónicos y análisis
antracológicos; arqueobotánicos y palinológicos. Asimismo, se analizó el área circundante descubriéndose
sedimentos lacustres que indicaron la presencia de una laguna antigua frente a la caverna. A pedido nuestro,
División Andina realizó un sondaje de 30 m de profundidad en el área de la laguna, proporcionándonos una
muestra de sedimentos susceptibles de entregar información paleobotánica, paleoclimática y de la antigüe-
dad del lago.
Como producto de estos trabajos se acumuló en laboratorio gran cantidad de material cultural,
zoológico y botánico que quedó durante algún tiempo sin estudiar por falta de fondos. Para conseguir
financiamiento y poder realizar algunos de estos análisis se postuló al Fondo Nacional de Desarrollo Cientí-
fico y Tecnológico, FONDECYT, quedando aprobado el nuevo proyecto el año 1999 con el número 1.000.073.
En los párrafos siguientes, se entregará un resumen de algunos de los antecedentes teóricos y
casos analíticos relevantes para la discusión e interpretación de los procesos iniciales de uso del espacio
cordillerano por parte de bandas de cazadores-recolectores en nuestra área de estudio, la cordillera de Chile
central.
Los intentos por explicar las ocupaciones humanas de medios montañosos, han sido muchos y
variados en la arqueología americana, existiendo registros de esta clase para distintos momentos de la
prehistoria, latitudes y condiciones ecológicas (e.g., Aldenderfer 1989, Bettinger 1991). La existencia de la
Cordillera de los Andes como eje divisor -y a la vez articulador- del continente y su geografía humana,
proveyó un marco excepcional para el desarrollo de una gran diversidad de sociedades y culturas, en un
lapso de alrededor de 14.000 años (e.g. Dillehay 2004), de los cuales, durante cerca de diez mil años, las

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 3. Perfil del Corte 1 realizado en caverna Piuquenes.

personas que lo habitaron se mantuvieron como sociedades con una economía basada -con distintos mati-
ces- en la caza y la recolección. La primera aproximación sistemática a la lógica de los circuitos de movilidad
precerámicos en el área andina fue, precisamente, la misma que introdujo el concepto de patrones de asenta-
miento en arqueología, la investigación de Willey (1953, 1968) en el Valle del Virú, en la costa norte de Perú,
durante la década de los cincuenta. Desde entonces, gran parte de la investigación a nivel macro espacial,
se ha focalizado en la descripción y explicación de dichos patrones
Las primeras investigaciones empezaron en la década de los setenta, a partir de la presencia de
sitios de montaña tales como Caletón Los Queltehues, un alero situado en un bloque errático en el curso alto
del río Maipo, con evidencias de ocupación desde el período arcaico al agroalfarero. A partir de las observa-
ciones realizadas en este sitio, Madrid (1974-1975, 1977 y 1983), propuso la existencia de una modalidad de
utilización del espacio interior cordillerano que no dependía de una movilidad amplia, suponiendo la conti-
nuidad de esta práctica hasta tiempos tardíos, posición teórica que ha sido descrita como “panandina” por
Cornejo y Simonetti (1997-98). Este yacimiento fue fechado por Cornejo y Sanhueza (2003) entre 6.200 y 1.300
AP (citado por Galarce 2004a). Ver también Saavedra y Vera (1998).
En los inicios de la década de los ochenta, Stehberg (1980), en una propuesta calificada por los
autores anteriores como “ecológico-cultural”, sostuvo la existencia de una población cordillerana que
aprovecharía recursos presentes en distintos pisos altitudinales, con un modo de vida y movilidad depen-

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Caverna Piuquenes

diente de ellos y de la estacionalidad de los recursos disponibles en cada uno de estos pisos, visión en la
cual sería posible la subsistencia de poblaciones en el medio cordillerano durante todo el año.
Más tarde, Cornejo y Simonetti (1991, 1992 y 1997-98), en una explicación caracterizada como
sustantiva es decir, fundada sobre el reconocimiento de que no es apropiado aplicar lógicas económicas
formales occidentales a la caracterización de sociedades que no lo son (Las bases de esta objeción pueden
encontrarse en Polanyi 1974 y Rendueles 2004) propusieron que las distintas poblaciones que ocuparon el
espacio cordillerano de Chile central, tomaron sus decisiones de asentamiento, de acuerdo a criterios solo
objetivables a nivel local, en una aproximación calificada por sus proponentes como “localista”. Este marco
teórico, asociado fuertemente al materialismo histórico –y con cierto grado de paradoja, considerando su
constitución occidental-, ha sido el que mayores resultados ha aportado a la descripción y comprensión de
las ocupaciones cordilleranas del área (Cornejo et al. 1998).
Otra propuesta conceptual relativa la espacialidad de las ocupaciones arcaicas de Chile central,
aunque sólo para los momentos previos a la aparición de economías agroalfareras en valles bajos, fue la de
Hermosilla et al. (1997-1998) quienes, sobre la base de los trabajos de Jochim (1976) y Thomas (1985 y 1989),
introdujeron la noción de “ocupación de áreas marginales”, concepto que opone estos espacios a lo que
podríamos denominar áreas nucleares o centrales, aproximación que puede ser clasificada como cercana a la
propuesta analítica de sistemas de “centro-periferia”, aunque por su énfasis en la explicación de registros a
través del concepto “marginal”, la denominaremos del mismo modo.
Stehberg y Dillehay (1988), por su parte, en una síntesis no explícita de los esquemas conceptuales
“ecológico-cultural”, “localista” y “marginal” y derivando a una propuesta ecológica más restrictiva,
propusieron para el uso del espacio de valles intermedios y rinconadas, que las sociedades humanas tendie-
ron al asentamiento en aquellas locaciones con acceso a la mayor cantidad de recursos de nichos ecológicos
distintos, particularmente, en los espacios definidos como “ecotonales”. Esta idea ha sido empleada como
modelo explicativo en distintas ocasiones, particularmente en la arqueología del ecotono bosque-pampa en
Chile austral (ver p.e. Reyes et al. 2006, Méndez y Reyes 2006, por citar sólo los casos más recientes).
Definiremos operacionalmente a esta alternativa como “ecotonal”. Respecto de esta última, cabe notar que
el uso arqueológico de este concepto en particular había sido criticado ya en la década de los setenta, a
nuestro entender con argumentos atendibles, por Rhoades (1978).

Resumen de marcos interpretativos para cazadores recolectores de Chile central

Autor Año Marco conceptual


Madrid 1974-1975, 1977 y 1983 Panandino
Stehberg 1980 Ecológico cultural
Cornejo y Simonetti 1991, 1992 y 1997-1998 Localista
Hermosilla et al. 1997-1998 Marginal
Stehberg y Dillehay 1988 Ecotonal

Para la vertiente oriental de la cordillera de los Andes es posible discriminar enfoques teóricos más
homogéneos y con una orientación fuerte a la ecología evolutiva para explicar y describir la actividad
humana en espacios comparables, particularmente para los registros más tempranos. Si bien este grupo de
investigadores comparte muchos de los conceptos empleados en los desarrollos biogeográficos patagónicos,
denominaremos a este enfoque, tomando en cuenta la diversidad de interpretaciones presentes y agrupando
a varios autores, enfoque “adaptativo”. Para una discusión más extensa y detallada de los enfoques
teóricos de esta región recomendamos a Neme (2002) y García (2003).
El presente estudio adhiere a otra perspectiva interpretativa del uso humano del espacio cordillerano
y sus recursos a través del tiempo, de una escala menor a la “panandina” y mayor que la “localista”, y que
puede subsumir los marcos interpretativos “ecológico-cultural”, “marginal”, “ecotonal” y “adaptativo”.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Esta perspectiva se inscribe dentro de una escala regional y corresponde a la opción “biogeográfica”,
aproximación que ha sido empleada con resultados positivos en Patagonia por Borrero (1989-90), Franco
(2002) y por Barberena (2008). Creemos que esta lógica analítico-conceptual, es la más apropiada para
establecer los marcos de referencia mayores para la comprensión de la diversidad en las soluciones locales
dadas en el proceso de poblamiento de este espacio. El registro de caverna Piuquenes, dada su extensión y
detalle, es el ideal para la evaluación desde una perspectiva diacrónica de algunos aspectos planteados por
este marco teórico
La primera proposición que conocemos del marco biogeográfico aplicado a la arqueología, aunque
referido al estudio de adaptaciones humanas a medio ambientes desérticos es la de Yellen (1977), quien
emplea la hipótesis de estabilidad temporal en la evaluación de su caso arqueológico, implicando que mien-
tras más estable y mas inalterado se mantenga un ambiente, mayor cantidad de especies éste contendrá. Un
concepto clave en esta propuesta es el de stress, el que se encuentra relacionado con las fluctuaciones y
predictibilidad de un sistema, respecto a lo cual se propone que: “De igual y probablemente mayor significancia
es la regularidad y predictibilidad de las fluctuaciones ambientales: cuando tales cambios son regulares y
predecibles, un organismo puede desarrollar formas genéticas, fisiológicas o conductuales para manejar
dichos cambios.” (Yellen 1977: 263; la traducción es nuestra).
En este sentido, sería “posible hablar de tasas de cambio a largo plazo en diferentes regiones
geográficas, para obtener una idea acerca de la amplitud, frecuencia y regularidad del cambio y para comparar
regiones sobre esa base. A la luz de esto, la mayor significancia de la hipótesis de estabilidad temporal
descansa en el hecho de que focaliza su atención en las formas en que los organismos reaccionan a las
fluctuaciones y periodicidades. La hipótesis les permite a los arqueólogos emplear variables independientes
en sus modelos tanto como los tipos de datos más disponibles para ellos.” (Yellen 1977: 272; la traducción es
nuestra). Cabe aquí comentar que esta noción es sólo aplicable a ambientes que poseen productividad
primaria. Excepciones notables lo constituyen algunos tipos de ambientes estables, de los cuales son
ejemplos señeros ciertos espacios de desierto de arreísmo absoluto del norte de Chile.
La noción de que la frecuencia e intensidad del cambio ambiental (puede tomarse como predictibilidad
y estabilidad) tienen relevancia para la adaptación de especies a los espacios, tiene consecuencias que
serán empleadas para la comprensión del cambio cultural en gran escala en numerosos trabajos posteriores,
de los cuales se analizarán algunos en los párrafos siguientes. Por supuesto también tiene implicaciones
para nuestro caso de estudio, como se verá a continuación.
Respecto de los procesos de ocupación humana de espacios sudamericanos, Borrero (1989-90) gene-
rará expectativas generales para el proceso de poblamiento de la Patagonia Austral, en el que se plantean a
los conjuntos ergológicos de cazadores recolectores del finipleistoceno como “trayectorias culturales”
cuyo desarrollo evolutivo será diferencial ante la presencia de barreras biogeográficas que motiven la esci-
sión forzosa de un población hasta entonces homogénea en sus características. Esta noción, implica que
dichos aspectos culturales se encuentran imbricados profundamente con las características de los espacios
que se ocupan, en las propias palabras de Borrero, el proceso de poblamiento “no debe ser visto como un
constante movimiento hacia el sur, sino como un flujo multidireccional, dependiendo de la jerarquía de
espacios disponibles en cada nueva expansión. El mecanismo debió combinar procesos de fisión de bandas
con los de ampliación de los radios de caza” (Borrero 1990: 133).
Según este autor, para el proceso de ocupación de un espacio cualquiera es posible formular tres
fases, a saber: a) de exploración, b) de colonización y c) de ocupación efectiva. Estas tres fases difieren en
sus características mostrando algunas diferencias de distribución espacial y de visibilidad y resolución de
los registros, relacionadas –fundamentalmente-con la anticipación de los usuarios de dicho espacio de las
condiciones en que deberá desenvolverse.
Es precisamente esta idea la que ha sido extendida y reformulada por Franco (2002), utilizando
como indicadores de este proceso de cambio el diseño de los artefactos líticos y la selección de materias
primas empleadas en este proceso de ocupación de un espacio. Este planteamiento tiene como conceptos
centrales los enunciados por Nelson (1991), generando un diseño teórico de “kits tecnológicos” que consi-

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Caverna Piuquenes

dera las dos expectativas generales derivadas del modelo de Borrero: versatilidad y confección expeditiva
del material. Esta idea ha sido puesta a prueba en un artículo anterior (Blanco, Labarca, Stehberg 2012), que
incluye data para los otros contextos arcaicos cordilleranos conocidos (v.g. El Manzano I y Agua de la
Cueva).
En concordancia con la perspectiva biogeográfica mencionada, nuestra hipótesis de trabajo postu-
la que las ocupaciones humanas de caverna Piuquenes deben mostrar cambios adaptativos –al menos en lo
que a instrumental se refiere- en la medida que el espacio cordillerano va siendo mejor conocido por las
poblaciones de cazadores recolectores que lo ocupan sucesivamente. Estos cambios deberían manifestarse
al menos en la optimización del diseño de su instrumental, en el acceso a nuevas y mejores fuentes de
material lítico y en la intensificación en el uso de los recursos faunísticos y vegetales.
En consecuencia, nuestros objetivos serán describir las unidades crono-estratigráficas discretas de
ocupación humana; los conjuntos artefactuales por componente cultural; los recursos empleados en las
distintas unidades temporales y los restos óseos humanos, así como el análisis comparativo de los artefac-
tos tanto a nivel intrasitio como a escala regional. Por tanto, el principal resultado esperado de esta investi-
gación consistirá en la elaboración de una secuencia cultural para el período arcaico de Chile central, que
será confrontada y discutida con las secuencias disponibles de esta región.
Asimismo, como la perspectiva biogeográfica exige salir del sitio y adquirir conocimiento de las
distintas escalas espaciales en la que se desenvolvió la actividad humana, es necesario complementar la rica
información del sitio, con la existente en el área circundante tanto local (río Blanco), areal (cuenca alta del
Aconcagua) como regional (e.g. cuencas del Aconcagua, del Maipo y vertiente oriental de la cordillera de los
Andes). Por este motivo, un segundo objetivo consistió en la prospección inicial de los distintos ambientes
locales y sus ocupaciones humanas, cuyos primeros resultados se presentan en este volumen.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA, GEOMORFOLOGÍA Y DESCRIPCIÓN GENERAL

El yacimiento arqueológico de Piuquenes (coordenadas UTM: N 6.350.300 y E 382.750) se localiza


en la porción media del valle del río Blanco, a 15 km al sur de la confluencia de este río con el río Juncal del

FIGURA 4. Detalle de la ubicación del yacimiento.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 5. Izquierda. Vista del farellón rocoso y la falla geológica que originó la caverna. Al pie aparece el sitio y el
camino industrial. Derecha. Vista del sector exterior de la caverna, en donde se aprecia parte del talud que selló las
ocupaciones.

FIGURA 6. Levantamiento topográfico de caverna Piuquenes y alrededores, realizado por Hans Niemeyer F.

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Caverna Piuquenes

Aconcagua, a una altitud de 2.100 msnm (Figura 4). Se emplaza a 30 m de la margen oeste del río Blanco, en
la base de una ladera rocosa vertical constituida por lavas andesíticas (Figura 5). Está abierta al poniente y
su frente es atravesado actualmente por el camino industrial de la División Andina de CODELCO Chile
(Figura 6).
Los estudios geológicos realizados por Vargas (1997), indican que el valle del río Blanco se caracte-
riza por una morfología típicamente glacial, con desarrollo de laderas abruptas y escarpadas, una base con
pendiente de bastante inclinación (mayor a 5º) y por la presencia recurrente de depósitos sedimentarios de
origen glacial. Ejemplo de esto, es una morrena lateral (de orientación sur-norte) formada por un avance
glaciar desde el sector del estero Los Leones que ocluye parcialmente el lecho del río Blanco en el sector de
su confluencia. Las paredes de este valle están compuestas por lavas andesíticas, cuya característica de
baja competencia geotécnica, permite el desarrollo de rasgos de erosión.
El sector del hallazgo corresponde a una pequeña planicie limitada por las paredes del valle, de
aproximadamente 500 m de largo por 250 m de ancho. Presenta un relleno sedimentario compuesto en su
mayor parte de sedimentitas finas (limos y arcillas varvadas) de origen lacustre, cubiertas por depósitos de
piedemonte procedentes de las laderas del valle y cuyo origen es posterior. La interpretación fotogeológica
y estratigráfica del sector, muestra una gran avalancha proveniente de la pared noroeste del valle que, en
conjunto con la morrena lateral antes mencionada, ocluyó completamente el drenaje de los flujos glaciares
del valle del río Blanco, desencadenando la formación de una laguna periglaciar que favoreció la posterior
ocupación humana. Según un fechado radiocarbónico de los estratos basales de este cuerpo de agua, este
evento habría ocurrido cerca del 20.000 cal AP.
Otra laguna de características glaciares, desarrollada hacia las cabeceras del valle río Blanco, gene-
ró sedimentos similares a los descritos, los cuales fueron sometidos a una determinación de su edad median-
te el método isotópico C14, realizada por A. Skewes de la Universidad de Colorado, USA, resultando en una
data de aproximadamente 12.000 años (Vargas 1997).
La caverna se formó a partir de una falla de orientación ortogonal al valle (de rumbo 66º noreste y
manteo de 64º norte), que fue erosionada tanto por el cuerpo lagunar antes mencionado, como por agua
meteórica canalizada por ella. Vista en planta, el área de acceso y la caverna misma semejó un gran embudo
invertido, donde la boca tenía un ancho máximo de 20 m. La caverna propiamente tal ocupó la parte interior,
en este caso la porción que correspondería al cuello del embudo. Su dimensión real era desconocida puesto
que su costado norte y este estaba ocupado por el depósito cultural y su costado sur por escombros de
falda (Figura 5, derecha). En este sentido, un corte vertical a la altura de la línea de goteo de la caverna, indicó
que una parte importante de ésta se encontraba sepultada por el cono de deyección, alrededor de 30% o más.
El área despejada al momento de iniciar los trabajos arqueológicos mostró un ancho máximo de 10 m y 8 m de
profundidad, medidos desde la línea de goteo.
La composición de la columna estratigráfica del depósito consistió, principalmente, en arena fina a
gruesa de color pardo a gris claro, con buena selección, clasificación y baja compactación. Se encontraron
fragmentos angulares de tamaño variable hasta 3 cm y localizadamente bloques angulares de hasta 25 cm.
Los niveles arenosos se hallaron separados o delimitados por capas de material limo-arcilloso de color
blanquizco a pardo claro, algunos de estos con contenido orgánico. Este material habría sido depositado en
un régimen de aguas tranquilas en un ambiente lagunar.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

AMBIENTE, RECURSOS Y PALEOCLIMAS

A continuación se proporciona información relativa al la situación ambiental pasado y presente en el


entorno de la caverna, basados en la bibliografía y en observaciones directas realizadas durante los trabajos
de campo.

Flora actual

En términos generales, caverna Piuquenes se ubica en la sub-región de los Andes Mediterráneos


donde el factor determinante es la altitud, siendo la aridez relativa y un corto período vegetativo lo que
determina una fisonomía particular de sus formaciones vegetales. Esta se caracteriza por la presencia de
plantas bajas (gramíneas caespitosas), herbáceas y arbustivas (Gajardo 1983). Di Castri (1968) por su parte,
indica que este sector de cordillera presenta influencia mediterránea perárida, donde a lo largo de los ríos se
pueden observar asociaciones de herbáceas halófitas de Distichlis spicata.
En términos bio-geográficos, este lugar se refiere a una comunidad de cordillera y, con relación a la
situación edáfica el sector correspondería, por la baja cantidad de agua, a un preclimax (Mann et al. 1964).
En el área estudiada se identifican varias formaciones vegetales, atendiendo principalmente a las
especies presentes y a la altura en la que éstas se presentan:
1.- De esta manera la formación arbórea se encuentra a la altura de 2.200 msnm (Anexo 1) y tiene como
componente principal a la especie arbustiva Guindillia trinervis; luego en menor porcentaje, se ubican
árboles, fundamentalmente Kageneckia angustifolia.
2.- El sistema arbóreo de los 2.000 msnm, tiene un bosque puro de Kageneckia angustifolia, con un estrato
herbáceo muy florido de Alstroemeria pallida, especie exhuberante en todo el sector.
3.- El matorral espinoso (Anexo 1) es copioso en un sector de derrumbes de bloques de piedras, destacando
Colliguaya integerrima. Destacan especies con espinas como Discaria trinervis y Proustia cuneifolia,
entre ellas las enredaderas Eccremocarpus scaber y Mutisia sp. Por su parte, el matorral bajo está compues-
to principalmente de Ephedra chilensis, Muehlenbeckia hastulata, Cestrum parqui y Schinus polygamus.
4.- Por último, el sistema de vegas (Anexo 1) está compuesto, en su mayoría, de una mezcla de Poaceas y
Cyperaceas, presentando en sus bordes Mimulus luteus, Senecio fistulosus y Baccharis linearis.
Particularmente, el estudio y descripción de la flora actual del área (Rojas In litt. 2003), permite
identificar 87 taxones, de ellos el 43% es endémico, 51% es nativo y el 6% introducido naturalizado (Figura 7).
De éstas plantas, 20% son leñosas y 80% son herbáceas (Figura 8) donde el 44% es potencialmente alimentaria
(semillas, hojas, tallos, tubérculos, bulbos o frutos; Figura 9). El uso de las plantas no se limita sólo a su
consumo, sino también tienen una utilidad tecnológica. En el Cuadro 67 se detallan los taxones determina-
dos en el paisaje actual del área, especificando su parte útil. Si bien se observa que el entorno vegetal del
sitio es potencialmente explotable por los humanos, no se refleja toda esta diversidad ni riqueza en las
evidencias botánicas recuperadas al interior de la caverna. Sin duda, los problemas de representatividad de
las semillas y frutos en el registro arqueobotánico, tanto por el uso y consumo de éstas como por las
condiciones de conservación, limita nuestra visión de la presencia y usos de los recursos vegetales en el
pasado.
Con relación a los potenciales usos de los taxones determinados, debe decirse que la mayoría de
ellos pueden ser consumidos. En el caso de las cactáceas, Echinopsis chiloensis, quisco, posee frutos que
son comestibles, además de proporcionar una pulpa jugosa compuesta por una savia mucilaginosa usada
como bebida (Mösbach 1999; Muñoz et al. 1980). La presencia de las semillas en el registro arqueológico
está reflejando el ingreso de estos frutos al sitio. Una situación similar ocurre con el quilo (Muehlenbeckia
hastulata) cuyas ramas, además, pudieron utilizarse para la elaboración de cestería (Mösbach 1999).
De igual manera, en Piuquenes se determinó la presencia de Scirpus sp., perteneciente a la Familia
Cyperaceae. Aún cuando no fue posible asignar este taxón al nivel de especie, existen antecedentes que
sugieren una utilización antrópica de esta familia. En efecto, sus tallos y hojas pueden ser usados para
confeccionar sogas, amarras, esteras y utensilios, algunas semillas son comestibles y ha sido demostrado su

14
Caverna Piuquenes

Naturalizado 6%

Nativo 51%
Endémico 43%

FIGURA 7. Relación de plantas naturalizadas, endémicas y nativas en el área de Piuquenes.

Leñosas 20%

Herbáceas 80%

FIGURA 8. Relación entre plantas leñosas y herbáceas en el área de Piuquenes.

Alimenticias
44%

No alimenticias
56%

FIGURA 9. Relación entre plantas potencialmente alimenticias versus no alimenticias.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

empleo como material de combustión (Mösbach 1999).


Otro grupo potencialmente utilizable, son las Papilionaceae, subfamilia de las Fabaceae, ya que algu-
nas especies poseen frutos o semillas comestibles, además que proporcionan maderas utilizadas para fabri-
car instrumentos y pueden ser empleadas como combustible (Mösbach 1999). Además de este grupo, las
familias Poaceae, que son las gramíneas, y las Chenopodiaceae, que son hierbas o arbustos, proporcionan
granos que son comestibles, también son un buen material de combustión. Ambas fueron documentadas en
el registro arqueobotánico de Piuquenes.

Fauna actual

Con relación a la fauna actual, la cuenca del río Blanco presenta una interesante variedad y diversidad
de taxa, muchos de los cuales se encuentran actualmente en peligro de extinción o amenaza (Pavez y Tala
1995). Debido a que los sectores altos (sobre los 3.000 msnm) aún se encuentran relativamente inexplorados,
muchos animales han encontrado en este sector un refugio natural donde desarrollarse.
Para el caso de los mamíferos, la mayor cantidad de taxones corresponde al orden Rodentia, ya que
se encuentran representados cuatro familias: Chinchillidae, Abrocomidae, Muridae y Octodontidae, con a lo
menos seis especies (Cuadro 1). De acuerdo a Contreras (2000), en el sector cordillerano y precordillerano de
Santiago, se han determinado otras tres especies no documentadas por Pavez y Tala (1995), correspondien-
tes a la familia Muridae, las que por su distribución geográfica, deberían registrarse en la zona. En el registro
zooarqueológico, además, fue determinado el cururo (Spalacopus cyanus) (Labarca 2005c), cuyo límite
distribucional en la actualidad alcanza hasta los 3.400 msnm (Muñoz-Pedreros 2000).

CUADRO 1. Roedores que habitan la cuenca del río Blanco. Se agregan aquellos taxa determinados en el sector
cordillerano y precordillerano de Santiago (*) y aquellos analizados en el registro arqueológico (**).

Familia Especie Nombre común


Muridae Abrothrix andinus Laucha andina
Abrothrix olivaceus Laucha olivácea
Phyllotis darwini Lauchón orejudo de Darwin
Phyllotis xanthopygus* Lauchón orejudo austral
Loxodontomys micropus* Pericote austral
Euneomys chinchilloides* Ratón sedoso chinchilloide
Octodontidae Spalacopus cyanus** Cururo
Octodon degus Degú
Abrocomidae Abrocoma bennetti Ratón chinchilla
Chinchillidae Lagidium viscacia Vizcacha

De todos los roedores listados, la vizcacha es, sin duda, el de mayor tamaño y peso (longitud
corporal 438,5 mm, aproximadamente, sin contar la cola (Jaksic y Yánez 1979); peso de hasta 2.000 g (Mann
1978). Es un animal herbívoro de hábitos diurnos, con actividad preferentemente al amanecer y atardecer.
Vive en grupos desde dos hasta varios cientos de individuos (Pearson 1948; Mann 1978; Muñoz-Pedreros
2000). El consumo de este roedor en tiempos prehistóricos ha quedado demostrado en sitios arqueológicos
afines a Piuquenes como El Manzano 1, en la cordillera de Chile central (Simonetti y Cornejo 1991).
El degú, por su parte, pesa alrededor de 183 g (Muñoz-Pedreros 2000) y presenta una longitud
corporal de 182,6 mm (Jaksic y Yánez 1979). Al igual que la vizcacha, este roedor habría sido consumido
desde ca. 4.400 AP en la cordillera de Chile central hasta tiempos históricos (Simonetti y Cornejo 1991).
El cururo es un roedor colonial de tamaño medio (80 – 120 g). Simonetti y Cornejo (1991), indican
que este roedor habría sido consumido durante el período Arcaico en aleros localizados en la cordillera de
Chile central.

16
Caverna Piuquenes

El ratón chinchilla presenta un tamaño similar a una rata doméstica: longitud corporal 218,2 mm
(Jaksic y Yánez 1979) y 231 g (Iriarte et al. 1989). Excava galerías superficiales donde viven de dos a diez
individuos. Es un roedor eminentemente herbívoro. Existe evidencia arqueológica del consumo de este
roedor en aleros de Chile central (Simonetti y Cornejo 1991).
El lauchón orejudo de Darwin, es un roedor de tamaño medio (longitud total 180 – 220 mm; Muñoz-
Pedreros 2000). Por su parte, Phyllotis xanthophygus, posee un tamaño mayor (longitud total 226 – 256 mm),
presenta costumbres similares a P. darwini. Habita diversos ambientes, llegando incluso a alturas cercanas
a los 5.000 msnm en el altiplano (Muñoz-Pedreros 2000).
La laucha olivácea presenta una dimensión total entre 144 y 179 mm. La laucha andina, por su parte,
es más pequeña que A. olivaceus (longitud total 133-156 mm, Muñoz-Pedreros 2000). Finalmente, el ratón
sedoso chinchilloide presenta dimensiones totales de entre 166 y 268 mm.
La yaca (Thylamys elegans) es el único marsupial presente en la zona. Posee un tamaño reducido (26
cm), correspondiendo la cola a casi la mitad de su longitud total.
Los mamíferos mayores son comparativamente más escasos. Aún cuando en la actualidad sólo se
ha advertido la presencia del zorro culpeo (Pseudalopex culpaeus), en el pasado se documentó (Pavez y Tala
1995) la presencia del guanaco (Lama guanicoe) y el puma (Puma concolor). De acuerdo a Contreras (2000),
en los sectores altos de Santiago, es posible advertir dos félidos más: la huiña (Oncifelis guigna) y el gato
andino (Oreailurus jacobitus).
En cuanto a las aves, el registro es abundante. De acuerdo a Pavez y Tala (1995), un total de 12
órdenes han sido documentados en la cuenca de río Blanco. La gran mayoría corresponde a taxa de hábitos
precordilleranos, cuyo límite distribucional se sitúa en torno a los 2.000 msnm, aún cuando se ha determinado
un buen número de especies que habitan hasta los 4.000 msnm (Jaramillo 2005; Aguirre y Egli 2004 y Pavez
y Tala 1995) (Cuadro 2).

CUADRO 2. Aves de la precordillera y cordillera de Chile central (sobre 1.500 msnm). Se indican aquellas especies
que habitan por sobre los 2.000 msnm (*). Datos de Araya et al. (1998), Jaramillo (2005) y Aguirre y Egli (2004).

Orden Especie Nombre Común


Anseriformes Chloepaga melanoptera Piuquén
Lophonetta specularioides Pato juarjual
Merganetta armata Pato cortacorrientes
Apodiformes Patagona gigas* Picaflor gigante
Sephanoides sephanoides Picaflor
Oreotrochilus leucoplerus Picaflor cordillerano
Caprimulgiformes Caprimulgus longirostris* Gallina ciega
Charadriiformes Vanellus chilensis* Queltegüe
Phegornis mitchelli Chorlito cordillerano
Tringa melanoleuca Pitotoy grande
Thinocorus orbigynianus Perdicita cojón
Attagis gayi Perdicita cordillerana
Columbiformes Metriopelia melanoptera Tórtola cordillerana
Falconiformes Vultur gryphus* Cóndor
Buteo polyosoma* Aguilucho
Falco peregrinus* Halcón peregrino
Geranoaetus melanoleucus* Águila
Parabuteo unicinctus Peuco
Falco sparverius* Cernícalo
Phalcoboenus megalopterus* Carancho cordillerano
Galliformes Callipepla californica Codorniz
Gruiformes Fulica armillata Tagua
Pardirallus sanguinolentus Pidén

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Cuadro 2. Cont.
Orden Especie Nombre Común
Passeriformes Geositta rufipenis Minero cordillerano
Upucerthia dumetaria Bandurria
Chilia melanura* Chiricoca
Cinclodes spp. Churrete
Leptasthenura aegithaloides Tijeral
Anairetes parulus Cachudito
Asthenes spp. Canastero
Elaenia albiceps Fiofio
Phrygilus spp.* Cometocino
Tachycineta meyeni Golondrina chilena
Pygochelidon cyanoleuca.* Golondrina de dorso negro
Pteroptochos megapodius* Turca
Scelorchilus albicollis Tapaculo
Scytalopus magellanicus Churrín
Agriornis spp. Mero
Pyrope pyrope Diucón
Muscisaxicola spp. Dormilona
Diuca diuca Diuca
Bubo magellanicus* Tucúquere
Athene cunicularia Pequén
Carduelis barbata.* Jilguero
Sturnella loyca Loica
Troglodytes musculus* Chercán
Zonotrichia capenisis* Chincol
Nothoprocta perdicaria Perdiz
Glaucidium nanum Chuncho
Molothrus bonariensis Loica
Phytotoma rara Rara
Zenaida auriculata Tórtola
Mimus thenca Tenca

Glaciaciones y paleoambientes en los andes centrales chileno-argentinos

Según antecedentes proporcionados por los geólogos de División Andina, Ricardo Vargas, Michel
Galeb y Sergio Pichot (Comunicación personal, 21.02.1997) hacia el 8.000 AP comenzó un evento glaciar en
la Mina Sur Sur (4.000 msnm) que se habría extendido hasta el 5.000 AP. El geólogo Elso Aguilar obtuvo la
fecha a partir de un sedimento orgánico extraído de este sector. El glaciar habría avanzado hasta cerca de
caverna Piuquenes. Durante este período frío habrían ocurrido avalanchas importantes, tales como la que
puede observarse actualmente frente a la caverna y como la que sepultó a ésta caverna hace casi 7.000 años
atrás.
Antes y después de esta etapa fría (10.000 – 8.000 AP y 5.000 AP en adelante) el clima fue más
benigno. Galeb sostiene que entre el 10.000 y el 8.000 AP, las ocupaciones humanas pudieron ser más
permanentes que entre el 8.000 y el 5.000 AP por las condiciones más rigurosas del clima.
Este esquema se ajusta a las grandes tendencias paleoclimáticas del hemisferio sur que muestran
condiciones prevalecientes de temperadas a frías y húmedas entre 15.000 y 11.000 cal. AP, seguidas por una
fase muy seca y calurosa entre el 11.000 y 7.600 cal. AP, seguida de un evento frío con incrementos en las
precipitaciones hasta alcanzar su cúlmine alrededor de 5.000 ca. AP. Las condiciones modernas se estable-
cen alrededor de 4.800 cal. AP, luego de una fase cálida y seca entre 2.900 y 1.800 cal. AP (Moreno 2004).
De acuerdo a la síntesis paleoambiental proporcionada por García et al. (1999) y Zárate et al. (1977),
en el valle del río Mendoza, en el flanco este de la Cordillera Principal y la Cordillera Frontal, se reconocieron

18
Caverna Piuquenes

cinco avances glaciales durante el Pleistoceno y uno en el Holoceno. Los avances Horcones y Almacenes
fueron interpretados como los últimos estadios de la glaciación del Pleistoceno Tardío, entre el 14.000 y
10.000 AP. Para el flanco poniente de los Andes, a lo largo del río Aconcagua, Caviedes y Paskoff (1975)
identificaron tres avances glaciales principales. Estos avances fueron correlacionados por Espizúa (1993)
con las secuencias del río Mendoza, especificando que el sistema morrénico Portillo, con sus dos fases que
alcanzaron los 2.650 msnm, guardaban correspondencia con los avances glaciales de Horcones y Almace-
nes. La humedad de los glaciares del río Mendoza y los del río Aconcagua dependieron principalmente de
los vientos de dirección oeste. Otros autores plantearon que las oscilaciones glaciares de la región fueron
el reflejo de los cambios en la humedad provocadas por traslados de las direcciones del viento que soplaban
al oeste y que explicarían la oscilación de las condiciones climáticas de frío a más cálido durante los avances
y retrocesos glaciales Pleistocénicos.
Teniendo en cuenta esta secuencia global y su cronología, los autores recién mencionados deduje-
ron la correspondencia del avance Horcones con la máxima glaciación Llanquihue Reciente, mientras que el
avance Almacenes, representaría un reavance glaciar durante el episodio más frío posterior al 12.000 AP. Si
la glaciación Portillo alcanzó una altura de 2.650 msnm y su equivalente de Horcones y Almacenes avanzó
por el valle del río Mendoza, entonces la masa de hielo se pudo extender 40 km a través de Los Andes entre
el Máximo Glaciar Tardío y el 14.000 AP. Esta extensión de hielo a ambos lados de la cordillera debió ser
asimétrica: una masa continua habría cubierto el abrupto flanco chileno desde las altas cumbres hasta la cota
2.650 msnm, mientras que los extendidos valles del flanco oriental se habría caracterizado por una serie de
lenguas glaciares de extensión variable. Asimismo, la regresión glacial posiblemente no fue uniforme ni
sincrónica. Bajo estas condiciones, la apertura de corredores para migraciones humanas a través de los
Andes, pueden no haber sido simultáneas pero sí diacrónicas. Los primeros corredores pudieron abrirse
hacia el 13.000 AP. Posteriormente, las condiciones más frías del 12.000 al 10.000 AP cerraron o dificultaron
el paso.
Zárate (2002), supuso dos avances glaciales durante el Tardiglacial (14.000 AP hasta 10.000AP).
Uno de ellos se produjo entre el 11.000 AP y 10.000 AP, cuando las condiciones climáticas y ambientales del
río Mendoza, retornaron a las condiciones de glaciación con condiciones frías y más rigurosas. A partir de
ese momento y hasta los 9.000 y 8.000 AP, se habría producido un incremento de las temperaturas y el fin de
ciclos de congelamiento y derretimiento de períodos previos. Eso habría provocado un aumento estacional
en los caudalesfluviales, los cuales pudieron incrementarse por las precipitaciones de invierno en los Andes
centrales provocados por la influencia creciente de los vientos del oeste. Durante el Holoceno temprano
(10.000 AP a 8.000 AP), el área de Mendoza pasó a condiciones áridas y de mayor temperatura relacionada,
posiblemente, por una menor influencia del anticiclón del Pacífico que habría ocasionado una notoria dismi-
nución de las precipitaciones en los Andes centrales. En la fase siguiente, Holoceno medio (8.000 AP a 4.000
AP) se intensifican las condiciones climáticas áridas con un cúlmine entre los 7.300 AP y los 5.100 AP. A
partir de los 5.000 AP comenzarían a producirse condiciones de tipo El Ñiño, con condiciones climáticas más
cambiantes y diferentes en los distintos ambientes.
De acuerdo a los antecedentes expuestos, existió un clima frío representado por la glaciación Porti-
llo en Aconcagua y Horcones en río Mendoza, que impidieron el ingreso de grupos humanos y posiblemente
de fauna al río Blanco. En algún momento se habría producido una pequeña regresión que señalaría la
interfase con el siguiente avance glaciar Almacenes y con la segunda fase de la glaciación Portillo. Es
precisamente en este lapso que se produjo la primera ocupación humana de la caverna. Mas tarde, las
condiciones frías deben haber restringido el ingreso hasta la regresión de la glaciación Almacenes alrededor
del 10.000 AP donde se reconocieron las primeras evidencias humanas. A partir del 10.000 AP mejoraron
sustancialmente las condiciones climáticas por los próximos 2.000 años, lapso en que se produjo la ocupa-
ción más continua e intensa de la caverna.
Las ocupaciones humanas de caverna Piuquenes del 7.890 AP coincidieron con el comienzo de un
evento glacial local (reconocido por los geólogos en la mina Sur Sur de División Andina con una fecha de
8.000 AP aproximadamente a partir de material orgánico). Cabe notar que este avance glacial local de río

19
20

CUADRO 3. Condiciones ambientales y ocupaciones en Mendoza y Andes Centrales. Adaptado de Zárate (2002).
14
Años CAP. Cordillera Precordillera Piedemonte y llanura
0 Registro glacial Registro polínico Registro Registro Registro aluvial Registro eólico Registro
polínico + polínico Arroyo La Médanos lacustre
sedimentos Gruta del Estacada San Rafael/Alvear Salina del
Agua de la Indio Bebedero
Cueva
Holocen o Glaciar del Plomo Rio Salado: Vegetación Excavació n d e Pequeña Edad del
tardío Máximo avan ce Gramíneas de Monte cauces actuales Hielo: disburbios

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


primeras décadas dominantes circa Sedimentación antrópicos y
s iglo XX 3000 aluvial deterioro climático
= diversidad Sin datos (pantanos) conducen a
= temperatura Suelos efímeros reactivaciones
Uspallata circa Turberas eólicas
3000 (hipótesis)
= temperatura
Vegetación monte Sin datos
4 ka/siglo XX: sin Atuel: Gramíneas
datos dominantes
Holocen o = 5200 AP Glaciar Us pallata == 5 ka/4 ka: sin Vegetación Sedimentación Formación sistema 8.6 ka- ¿;
medio de los Cipres es vegetación de datos de Monte aluvial de médanos niveles
(Ch ile): avance Monte, = (pantanos) (hipótesis) lacustres
glaciario gramíneas: nivel Suelos efímeros intermedios
de agua alto turberas
= precipitaciones
8000 6000
8 ka/4 ka: sin datos 8 ka/5 ka: 5 ka
vegetación de Hiatus
Monte estratigráfico
Sedimentación 8 ka
continua
Holocen o 10 ka/8 ka: sin Circa 9 ka/8 ka: Eco tono Tasa 8.6 ka
temprano datos vegetación Monte/ sedimentaria Hiatus
Monte Patagonia aluvial alta Sin datos 9.1 ka
Sedimentación Circa 10 ka: 9.6 ka/9.1 ka
10000 Sin datos continua suelo Nivel alto
Tardiglacial 14000 11 ka-10 ka: 11 ka/10 ka: 11 ka/ 10 ka Sedimentación
Avance glaciario vegetación Eco tono eólica (¿) 10.1 ka-10.7
(¿); afinidad Monte/ + aluvial, tasas Formación sistema ka: nivel alto
Ríos andino/patagóni Patagonia = a las tasas del de médanos
Mendoza/Atuel ca Holoceno (hipótesis)
14 ka: avance sedimentación Antes de Niveles
glaciario: ríos continua 11 ka lacustres
Mendoza/ Circa 13 ka ¿? Pradera fluctuan tes
14000 Atuel Inicio afinidad
sedimentación patagón ica
Caverna Piuquenes

Blanco no tuvo correlato en los cursos superiores de los ríos Aconcagua y Mendoza. Las últimas ocupacio-
nes de la caverna ocurrieron en pleno avance glaciar y coincidieron con la aparición de algunas caracterís-
ticas tecnológicas interesantes del material lítico.
Los análisis de polen realizados por Gloria Rojas al sedimento arcilloso procedente del depósito
paleolacustre que enfrenta la caverna (columna de 30 m de profundidad), mostraron los mismos taxa herbá-
ceos y arbustivos a lo largo de todo el perfil. Los taxa presentes sugirieron que la flora existente a lo largo
de estos miles de años fue de tipo precordillerano (Discaria trinervis, Escallonia y Kageneckia angustifolia),
con algunos netamente cordilleranos o de temperaturas muy bajas como Ephedra sp.
La cobertura vegetal no fue nunca muy abundante en este sector, y cuando apareció polen en mayor
cantidad pudo corresponder al período entre los 20.000 AP y los 16.000 AP., fecha coincidente con el proba-
ble derretimiento del glaciar. Asimismo, la ausencia de polen entre los 4 m y 10 m de profundidad de la
columna evidenciaron una época de avance glacial o de mucho frío. Finalmente, los taxas presentes en los
dos últimos metros de la columna fueron típicos de lugares fríos y áridos, sugiriendo que las malas condicio-
nes ambientales se mantuvieron por un tiempo. Se concluyó que el paisaje de este sector, a lo largo de los
últimos 16.000 años, ha sido cordillerano correspondiente a la vegetación que hoy se observa en alturas
superiores a los 2.000 msnm.

MATERIAL Y MÉTODOS
A continuación se proporcionan por separado las metodologías empleadas en cada una de las especialida-
des que confluyeron en el estudio, empezando por la arqueología que sirvió de base para las otras discipli-
nas.

ACTIVIDADES DE TERRENO

Los trabajos realizados incluyeron excavaciones en caverna Piuquenes y prospecciones en distintos


sectores de la cuenca de río Blanco.

Excavaciones

Con el objeto de determinar la importancia científica del depósito y su antigüedad, se decidió excavar
un corte que atravesara verticalmente toda la extensión del depósito. La idea era extraer muestras de cada
uno de los distintos estratos que conformaban la pared y trasladarlos a laboratorio para su correspondiente
análisis. Este trabajo se inició en enero de 1996 con la apertura de un corte vertical en la pared oriente del
depósito estratigráfico, denominado Corte 1 (Figura 10). Hacia los 3,5 m de profundidad apareció un gran
bloque rocoso que al ir aumentando en tamaño hacia el fondo del depósito, impidió continuar el trabajo cerca
de los 5,7 m.
A fin de completar la secuencia, se abrió en el mes de marzo siguiente un nuevo corte vertical (Corte
2) en la pared norte del mismo depósito, que permitió llegar al lecho rocoso del río Blanco (Figura 11). Como
resultado de lo anterior, los cortes quedaron perpendiculares entre sí, el primero mirando hacia el oeste
mientras que segundo enfrentaba el sur (Figura 12).
Gracias a la nítida separación de los estratos, producto de la presencia de capas limosas de origen
lacustre, fue posible excavar siguiendo la estratigrafía natural del depósito (Figura 13). No obstante, en
aquellos casos en que los estratos superaban los 10 cm de potencia, y para tener un mejor control sobre la
muestra, se excavó por niveles artificiales, individualizándolos con una letra a continuación del número de
estrato (por ejemplo, Estrato 10 a, 10 b). La separación por letras también se utilizó para diferenciar estratos
similares separados por lentes o bolsones.
Todo el material excavado fue tamizado en mallas de 4 y 5 mm y se tomaron muestras de carbón para
fechamiento absoluto y determinación de maderas. Asimismo, se extrajeron muestras para flotación
arqueobotánica.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 10. Detalle de la estratigrafía del Corte 1. FIGURA 11. Detalle de la estratigrafía del Corte 2.

FIGURA 12 (izq.). Perfil estratigráfico de los Cortes 1 y 2 de caverna Piuquenes. La parte más profunda corres-
ponde al contacto con el lecho antiguo del río Blanco.
FIGURA 13 (der). Proceso de extracción del material y traslado del mismo hacia el sector de harneado.

22
Caverna Piuquenes

FIGURA 14. Trabajos de excavación en el Corte 2 y vista al Corte 1. En la foto el arqueólogo Donald Jackson, el
bio-antropólogo Eugenio Aspillaga y dos estudiantes.

Los materiales arqueológicos recolectados en terreno fueron embolsados, etiquetados y remitidos


al Laboratorio de Arqueología del Museo Nacional de Historia Natural donde fueron repartidos a los diferen-
tes especialistas para su correspondiente tratamiento de limpieza, marcaje, preservación, identificación y
clasificación. Especial cuidado se tuvo con las muestras orgánicas que fueron embaladas en bolsas y cajas
especiales. En el caso de los restos de osamentas humanas que permanecían en el depósito estratigráfico,
fueron excavados y consolidados por el bio-antropólogo (Figura 14).
Con relación a la arqueobotánica, se flotaron muestras procedentes de sectores con fogones del
depósito cultural, a fin de separar bajo lupa las semillas carbonizadas y otros restos, que luego de su
determinación arrojaron información acerca de la relación del hombre con el medio vegetal.
Al año siguiente, en enero de 1997, se ampliaron las excavaciones, esta vez a una porción más
significativa del depósito, con el objeto de obtener una muestra sustancialmente mayor e intentar construir
una secuencia cultural confiable, determinando las formas de subsistencia y adaptación de estos grupos al
medio cordillerano. Contribuyó a la aceleración de los trabajos la inminencia de colapso del perfil estratigráfico
lo cual significaría la pérdida irrecuperable de tan valiosa información.
Se iniciaron los trabajos de excavación con la apertura de una cuadrícula escalonada que terminó
rodeando al Corte 1 por lado el este y por el lado norte (Figura 15). Inicialmente esta unidad, de 1 x 3 m y
orientada en sentido este-oeste, se emplazó inmediatamente al este del Corte 1, siendo su perfil oeste aquel
despejado por la maquinaria que descubrió el sitio. Tras la aparición de un primer piso ocupacional claro a
los 0,65 m, se decidió trazar una nueva unidad, inmediatamente al noreste, de 1 x 2 m. Dado que la pared de
la caverna poseía una inclinación pronunciada hacia el norte, a medida que se profundizaba la excavación, el
espacio se iba ensanchando y la cuadrícula se hacía más grande. A objeto de compensar esta situación se
decidió, a los 1,06 m de profundidad y coincidente con el hallazgo de un nuevo piso de ocupación, abrir

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 15. Vista general de la Cuadrícula 1 de caverna Piuquenes.

FIGURA 16. Vista superior de la cuadrícula 1 de caverna Piuquenes. Se aprecian escalones 2, 4, 5 y 9.

paralelamente un cuarto escalón (Figura 16). Como el problema del ensanchamiento volvía a ocurrir, se
debieron trazar nuevos escalones de 1 x 2 m aproximadamente, los que descendieron paulatinamente hacia
el oeste, a excepción del décimo escalón, el que por problemas de espacio se decidió orientar hacia el sur. El
aspecto final de este sistema de excavación semejó una gran escalera, con siete peldaños visibles de altura
variable, que descendieron hacia el noroeste (Figura 17), hasta alcanzar el lecho rocoso del río, a los 7,45 m
de profundidad con relación a la superficie actual del depósito (Figura 18). Con este sistema se lograron
varios objetivos: uno, disponer de un registro estratigráfico completo del depósito, sin que las paredes de la
cuadrícula aumentasen demasiado; dos, conservar pisos y/o evidencias culturales in situ, como testigos

24
Caverna Piuquenes

FIGURA 17. Diagrama de la cuadrícula escalonada de caverna Piuquenes vista desde el W. La barra mide un metro
aproximadamente.

arqueológicos y, tres, disminuir progresivamente el peso del depósito de manera de evitar su colapso.
Paralelamente a estos trabajos, se realizaron nuevos sondajes, menos profundos, en distintos sec-
tores exteriores del área, con el fin de obtener una visión de la vegetación de los últimos 5.000 años.
Posteriormente, se realizaron reuniones con geólogos de División Andina a fin de obtener información
relativa a las materias primas constituyentes del material lítico obtenido en las excavaciones. Asimismo, se
concretaron dos experiencias distintas con relación al estudio de medidas tendientes a la conservación del
depósito arqueológico. En la primera, concurrieron al sitio un grupo de especialistas encabezados por la
conservadora Roxana Seguel, junto a dos conservadores japoneses y el ingeniero hidráulico Carlos Arratia.
En la segunda, un grupo de estudiantes del Postítulo de Conservación y Restauración de Bienes Muebles de
la Universidad de Chile, realizaron observaciones y mediciones de las distintas variables ambientales que
afectan la caverna y el depósito: humedad, temperatura, vegetación, filtraciones, exfoliación, luz, vientos,
aluviones, avalanchas, caída de rocas, fauna, vibraciones y factores antrópicos. Los resultados obtenidos
se presentan en el Anexo II.
Finalmente, el año 2003 se extrajo una columna palinológica de 30 x 30 cm, la que para efectos de
excavación fue dividida en cuatro segmentos (A, B, C y D). Se excavó siguiendo la propuesta estratigráfica
decidida a partir de los cortes 1 y 2, dividiendo en niveles artificiales aquellas capas que presentaron una
potencia de más de 15 cm (Belmar et al. 2005).
Además de estos trabajos, se visitaron otros sitios arqueológicos existentes en la cuenca. Entre
éstos, destacó un abrigo rocoso con restos de ocupación humana situado a escasos 300 m al sur de caverna
Piuquenes, localizado en la misma margen del río Blanco y a una cota algo superior.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 18. Planta de caverna Piuquenes con la ubicación de las distintas intervenciones estratigráficas practicadas.

Prospecciones
Se diseñó una serie de prospecciones exploratorias para comenzar a cubrir los vacíos de conocimien-
to respecto a las relaciones del sitio con su entorno. Una de ellas, consistió en el reconocimiento de un
sector de un kilómetro cuadrado del río Blanco, coincidente con la vega de Piuquenes, cubierto por medio de
transectas equidistantes en 100 m. El propósito de esta actividad fue muestrear materias primas líticas aptas
para la talla de disponibilidad local y se seleccionaron algunas muestras para la replicación de patrones
experimentales de uso.
Se realizaron inspecciones visuales de patrimonio dirigidas específicamente a visitar los sitios ar-
queológicos conocidos por personal de la empresa División Andina CODELCO Chile y ubicados dentro de
su propiedad. Estas visitas eran muy necesarias para nuestro proyecto, porque permitieron conocer otros
ambientes que, eventualmente, estuvieron disponibles para los ocupantes de caverna Piuquenes y, también
informarnos acerca de otros grupos posteriores que frecuentaron el área. Los resultados de las prospeccio-
nes botánicas realizadas en el valle de río Blanco, se detallan en el anexo II.

ACTIVIDADES DE LABORATORIO

Debe tomarse en cuenta que los análisis realizados al resto de los materiales confirman esta secuencia
y que sus resultados han sido orientados a la descripción de los cuatro bloques temporales que la confor-
man. A continuación, se proporciona la metodología y la descripción de los materiales utilizados por los
distintos especialistas en el análisis de los restos obtenidos en caverna Piuquenes, cuando el tipo de análisis
realizado así lo exige.

26
Caverna Piuquenes

Análisis lítico
Los análisis realizados a los materiales líticos de caverna Piuquenes corresponden a lo que se ha
denominado en la literatura especializada como un “análisis exploratorio de datos” (Clarke 1982, Shennan
1992). Esta clase de operación analítica consiste en el relevamiento y descripción de las características
objetivas de los individuos en una muestra, con el propósito de representar, distintas clases de objetos
asimilables a categorías descriptivas mayores y, a la vez, con el potencial futuro de reflejar incluso diferen-
cias conductuales. Para nuestro caso, se incorporó en el grupo de variables a relevar algunas de carácter
más específico que permitieran discutir categorías de problemas de escala menos general. Este tipo de
análisis puede inscribirse también dentro de una macroescala analítica que según Torrence (2001: 73) produ-
ce una “…panorámica de cómo la variabilidad en la tecnología se encuentra estructurada”.
En concordancia con lo anterior, las problemáticas generales a las que se apuntó con estos análisis
fueron: en primer lugar, la descripción de características tecnológicas y formales de los materiales; en
segundo término, la discriminación de conjuntos ergológicos distintos en la estratigrafía si los había y,
finalmente, la elaboración de una secuencia preliminar de ocupaciones de todo el depósito.
Para la resolución de estos tres temas fundamentales, fue necesaria la construcción de una base de
datos que permitiera el análisis cuantitativo y cualitativo del material. Así, se diseñó una recolección de
datos que considerara variables suficientes como para dar cuenta de los problemas generales ya enuncia-
dos y, al mismo tiempo, permitirnos un acercamiento a problemáticas de carácter específico, que fueron
definidas, en principio, como: la descripción de las preferencias de selección de materias primas para distin-
tas categorías artefactuales por bloque temporal, la evaluación del aprovechamiento de ellas y la evaluación
del grado de estandarización de los materiales. Para el caso particular de los instrumentos formales recupe-
rados (sensu Andrefsky 1994; 1998), debe notarse que fueron analizados desde una perspectiva más cuali-
tativa que la empleada para los desechos y derivados de núcleo (en adelante, DDN), aunque las caracterís-
ticas cuantificables como variables válidas para la resolución de las temáticas más generales fueron emplea-
das igualmente. De acuerdo a este autor, las herramientas informales son aquellas que tienen escaso o
ningún esfuerzo en su producción, mientras que las herramientas formales pasan a través de una secuencia
de producción preestablecida. La definición inicial de esta categoría tecnológica fue planteada por Bate
(1971), sobre la base de los trabajos previos de Oakley (1972), Bordes (1961), Semenov (1957), Binford y
Binford (1969), Leroi-Gourhan (1988). Para nuestros propósitos expositivos, ha sido condensada y simplifi-
cada –conservando la expresión- según se explica en el cuerpo del texto bajo el acápite de conceptos y
variables.
El sondeo del aprovechamiento de materias primas fue realizado tomando como punto de partida
algunas de las ideas elaboradas por Andrefsky (1994), que se refieren a cómo la relación de la calidad del
material lítico disponible y la abundancia de éste tienen relevancia en la incidencia de herramientas formales
en un registro. Para los propósitos de este trabajo, la metodología empleada ha sido modificada para
propósitos exploratorios tomando como base a Méndez et al. (2004). En este trabajo se consideran como
descriptivas del grado de aprovechamiento: la frecuencia relativa de instrumentos considerados como
formales sobre materiales de calidad petrográfica alta (evaluada empleando un índice compuesto por la
presencia de fallas, burbujas y/o clivajes; la observación independiente del tipo de materia prima de la pieza
analizada), que asume formalidad como correlacionada con aprovechamiento y la relación existente entre la
superficie del anverso de los DDN y su cantidad de extracciones.
La base de datos elaborada para los desechos y derivados de núcleo consideró un total de 15
variables de distintos tipos, que corresponden a tres grupos generales de características tecnológicas,
métricas y petrográficas. Para el análisis de los instrumentos formales, se empleó una base de datos de 20
variables, siendo -por supuesto- la cantidad de individuos menor que en la muestra de desechos y DDN.
Cabe notar que no todas las variables relevadas fueron empleadas en este análisis, por distintas razones: la
principal es el tamaño de la muestra, y la secundaria, no todas las variables respecto de las cuales tuvimos
alguna expectativa previa (como fue el caso de “presencia de aristas en el anverso” para los DDN o gran
parte de las agrupadas como “características generales de la matriz original”), fueron finalmente útiles para
resolución de las problemáticas generales y la exploración de las problemáticas más particulares. En suma,

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

para la categoría Instrumentos fueron empleadas 14 de las 20 originales, para la categoría analítica Desechos
y Derivados de Núcleo fueron consideradas un total de 9. En el apartado siguiente se realiza una pequeña
relación de las que fueron empleadas en este trabajo.

Conceptos y variables.

Se presentan los indicadores relevados en términos de la clase de variable que representan, con un
pequeño comentario acerca de su utilidad analítica. Por supuesto, esto es un resumen ejecutivo de métodos
analíticos y tipológicos que han sido formulados y comentados in extenso por diversos autores desde las
primeras investigaciones en el tema, cuya exposición excede con mucho los propósitos de este trabajo (e.g.
Bordes 1961, Bate 1971, Crabtree 1972, Koslowsky y Ginter 1975, Orquera y Piana 1986, Inizan et al. 1995,
Andrefsky 2000, Aschero y Hocsman 2004, Soressi y Geneste 2006 y Crivelli-Montero y Fernández 2004).
Por otra parte, cabe notar que dentro de la categoría “instrumentos” el lector encontrará una variedad de
denominaciones que hacen referencia a la función inferida de la pieza, asignación que se realiza de acuerdo
a comparaciones con material de contextos afines, observaciones de huellas macroscópicas de uso y obser-
vaciones etnográficas. No pretendemos extendernos en estos términos pues se trataría de una empresa ajena
a los intereses de este trabajo.
Artefacto: es un objeto reconociblemente generado por la actividad humana para la realización de
una actividad cualquiera o como sub-producto del proceso de producción de dicho objeto.
Instrumento Formal: es aquella pieza lítica que muestra modificaciones en su forma original gene-
radas por astillamiento que son relacionables con un diseño estandarizado para un uso y/o situación espe-
cífica.
Instrumento Informal: por defecto, se trata de una pieza que no ha sido modificada intencionalmente.
Puede presentar evidencias de formatización (reducción a la forma) por el uso mismo o, sencillamente,
evidencias claras de éste.
Lasca: término que designa todo fragmento de roca desprendido por impacto o compresión de un
material homogéneo y de fractura concoidal, es decir, que presenta punto de impacto o presión reconocible
y ondas y/o rayas en la cara de fractura.
Derivado de Núcleo: es aquella lasca desprendida de un núcleo con el propósito de obtener matri-
ces, ya sea para la confección de instrumental de filo vivo o la de instrumentos más formales. Esto supone
que son artefactos cuyo volumen permite su ulterior reducción para la confección de instrumentos más
formales a partir de ellos.
Desecho: es toda aquella pieza lítica generada de manera incidental por y durante el proceso de
producción de una herramienta y que, consecuentemente, no muestra huellas de uso o posterior formatización.
Fragmento angular: es aquella pieza resultante del proceso de talla que no muestra formatización
intencional ninguna y que se ha producido por una fractura no controlada relacionada con la falta de
homogeneidad, intemperización del material y/o con la pericia del tallador. La generación de esta clase de
pieza es, en general, simultánea a la extracción de lascas o a la regularización de bordes de núcleo, aunque no
muestra características anatómicas como las que se describen para las lascas. Estos han sido llamados con
anterioridad en la literatura “fragmentos aberrantes”.
Microdesechos: son aquellas lascas de tamaño muy reducido que resultan del proceso de
formatización de instrumentos o de regularización de bordes de uso o enmangue, de las cuales se excluye, en
consecuencia, a los instrumentos de filos vivos, las matrices identificables con el concepto “derivado de
núcleo” y los fragmentos angulares o aberrantes. El prefijo “micro” en este término denota solamente su
relativo menor tamaño respecto de los otros componentes (lo cual es válido para cualquier conjunto lítico) y
se emplea el termino solo por su familiaridad para el lector, aunque debe conceptualizárselo en rigor como
“desecho de formatización o reavivado”.
Revisaremos a continuación algunas de las variables que se mostraron como relevantes y que fueron
finalmente empleadas, en la parte dedicada a los resultados, para la descripción y el análisis del conjunto de
instrumentos. Estas son, según su tipo, las siguientes:

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Caverna Piuquenes

Variables nominales para el análisis de instrumentos.


1) Tipo de instrumento: definido a partir de características morfológicas, funcionales y de modificación por
uso.
2) Materia prima: se emplea una descripción realizada por geólogos empleado un muestrario generado ad
hoc.
3) Tipo de matriz: indica, si es determinable, la forma-base sobre la cual se confeccionó el instrumento.
4) Morfología de bordes: considera la descripción del borde en cuanto cuatro variables: vista general y
detalle, tanto del borde izquierdo como del derecho.
5) Morfología de sección: considera la descripción de la sección en una vista longitudinal y una transversal.
6) Tipo de astillamiento: considera la presencia de extracciones de percusión, presión y la categoría “filo
vivo”.
7) Extensión de cicatrices: considera la intrusividad de los negativos de extracción en el instrumento, en
términos de ultramarginal, marginal, marginal intrusivo y facial.
8) Porcentaje de corteza presente.

Variables métricas para el análisis de Instrumentos.


1) Largo: medido a partir del eje funcional de la pieza, es decir una línea imaginaria que corre perpendicular
y medial a la pieza desde su frente de uso hasta su extremo más lejano. Para el caso del instrumental de corte
(v. g. cuchillos y raederas), esta línea es el largo máximo del instrumento, pero paralelo al filo de la herramienta.
2) Ancho: definido como la medida perpendicular al largo y sujeta a las mismas consideraciones.
3) Espesor: el espesor máximo de la pieza.
4) Largo de borde activo: la longitud lineal del borde modificado para uso o del borde con huellas de éste.
5) Angulo de borde activo: medido con un goniómetro según la metodología empleada por Jackson (1999).
En nuestro caso, se ha modificado esta medida transformándola en un promedio de tres lecturas, con el
propósito de ajustar la posible variabilidad del borde que sería ignorada con una sola observación en piezas
de borde irregular.
6) Ángulo espinal: el ángulo generado entre la cara de deslizamiento y la cara superior de un instrumento,
particularmente referido a los raspadores.
7) Número de extracciones: medida que considera la cantidad total de extracciones en toda la superficie de
la pieza. Esta variable es empleada, en conjunto con el volumen de la pieza, como un índice de formatización
general para los instrumentos, del mismo modo que en el análisis de aprovechamiento.
8) Porcentaje de corteza presente.
Por otra parte, las variables escogidas para el análisis de desechos son, según su tipo, las siguien-
tes:
Variables nominales para el análisis de desechos.
1) Tipo.
a) Lasca: pieza lítica que presenta en su cara de fractura los atributos de una fractura concoidal y que se
desprendió íntegra de su pieza de origen.
b) Fragmento: lasca quebrada al momento de su factura o con posterioridad, cuya parte ausente oblitera
alguno de los atributos métricos de la pieza.
c) Fragmento angular: aquel fragmento que es reconociblemente producto de la talla lítica (es decir presenta
ondas y/o estrías en su cara de fractura) y cuyo eje tecnológico no es determinable, es decir, no presenta
punto de impacto o evidencia de direccionalidad en su fractura, lo que impide la validación de sus atributos
métricos.
2) Completitud.
a) Completo: necesariamente, una lasca. Implica que la fractura que originó la pieza se completó de manera
coherente con la direccionalidad del impacto o presión y que la pieza no sufrió fracturas posteriores.
b) Medial: faltan en el desecho sus extremos, no observándose ni el talón ni el extremo de la pieza.
c) Distal: cualquier fragmento al que falta el talón.
d) Proximal: fragmento lítico que presenta talón pero no el extremo inferior de la fractura.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

3) Tipo de Talón
a) Natural: talón que presenta en superficie restos de la corteza original del nódulo del que se la extrajo.
Implica necesariamente que no hay preparación de la superficie de impacto o plataforma.
b) Plano: talón que acusa una superficie de contacto con el percutor que es un negativo de una extracción
anterior. Consecuentemente, éste no puede presentar corteza en su superficie.
c) Fascetado: talón que muestra preparación de la superficie de contacto del percutor con la plataforma de
percusión, por la vía de desprendimientos paralelos a la superficie de impacto y perpendiculares a la direc-
ción de la fuerza aplicada para desprender la lasca.
d) Pseudofacetado: talón que muestra la superficie de impacto del percutor inclinada en un ángulo agudo
con respecto al cuerpo de la lasca y además muestra negativos de extracciones previas. En lo general, es una
lasca característica de la talla bifacial.
e) Puntiforme: talón que acusa una superficie de contacto muy reducida. Generalmente se trata de desechos
de formatización por presión o retoque.

4) Materia prima: tipo de roca de la pieza. Determinada de acuerdo a criterios granulométricos, físico-
químicos y, en general, petrológicos.

Variables de intervalo para análisis de desechos.


1) Porcentaje de corteza: es la fracción de superficie de la pieza que presenta corteza, en este caso, un
estimado a partir de los intervalos menores que nos parecen reconocibles en un examen exploratorio ocular,
es decir, de cuartos de superficie. Así, estos intervalos fueron establecidos como sigue: 0-25%, 26-50%, 51-
75% y 76-100%. El interés de esta variable se encuentra en la exploración de los momentos iniciales de la
producción de instrumentos, como en el esclarecimiento de cuáles partes de la secuencia de producción se
llevaron a cabo dentro del sitio.

Variables proporcionales para el análisis de desechos.


1) Número de extracciones en el anverso: la cantidad de negativos de extracciones hechas con anterioridad
a la extracción de la pieza en cuestión. Esta variable es relevante para establecer, por ejemplo, la tasa de
trabajo sobre un determinado material.
2) Largo: longitud total de la pieza considerada sobre una línea imaginaria que es perpendicular a la super-
ficie del talón y pasa por el punto de impacto del percutor o bien por la mitad de la superficie del talón cuando
el punto de impacto no es reconocible.
3) Ancho: ancho máximo de la pieza. Para nuestros efectos, se mide sobre una línea perpendicular al eje
tecnológico de la pieza.
4) Espesor: considera la medición de las dimensiones de la pieza en el punto más espeso de ella, generalmen-
te, en el bulbo de fuerza. Dicha medición se realiza sobre una línea perpendicular al plano formado por el largo
y el ancho.
5) Porcentaje de corteza: es la fracción de superficie de la pieza que presenta corteza, en este caso, un
estimado a partir de los intervalos menores que nos parecen reconocibles en un examen exploratorio ocular,
es decir, de cuartos de superficie. Así, estos intervalos fueron establecidos como sigue: 0-25%, 26-50%, 51-
75% y 76-100%. El interés de esta variable se encuentra en la exploración de los momentos iniciales de la
producción de instrumentos, como en el esclarecimiento de cuáles partes de la secuencia de producción se
llevaron a cabo dentro del sitio.

Materiales y tamaños de muestra.


Se analizó un total de 1.228 artefactos líticos distribuidos en estratigrafía. El total por bloque temporal
se entrega en las secciones de resultados.
Solamente fueron analizados materiales por sobre los 5 mm de magnitud, puesto que se empleó una
malla de ese tamaño en la recuperación de los materiales. Por otra parte, cabe notar que se trata de una
muestra relativamente pequeña, considerando el volumen de sedimentos excavados, de modo que las inter-
pretaciones que aquí se ofrecen de los datos analizados deben tenerse por generalizaciones de carácter

30
Caverna Piuquenes

exploratorio. El análisis de nuevos materiales contribuirá a la precisión de las tendencias aquí descritas.

Las materias primas en el conjunto.


Las materias primas con las que se trata en este análisis fueron identificadas por geólogos de
División Andina en la etapa de excavación de los Cortes 1 y 2. Dicha operación involucró la selección de
materiales desde un punto de vista macroscópico y arqueológico, que resultó en un muestrario de 24 mate-
rias primas. De éstas, la variabilidad del conjunto fue reducida a 16 piezas por los geólogos, y del conjunto
resultante, sólo nueve resultaron recurrentes en el análisis, en tanto que las siete materias primas restantes
fueron divididas en tres grupos de acuerdo a su granulometría (finas, medias y gruesas).
En otro aspecto relacionado con los análisis, conviene notar que se realizó un muestreo de materias
primas en un área de dos kilómetros cuadrados sobre el lecho del río Blanco, a doscientos metros de la
caverna, con el propósito de caracterizar de manera general la disponibilidad de materias primas y conseguir
material para experimentación para el caso en que existiese uso intensivo de instrumentos de filos vivos. En
términos de un área mayor, sólo se sabe respecto de los materiales que la roca “Cuarzo Rojo” proviene con
toda probabilidad de depósitos secundarios del estero Los Leones, un poco mas de 2 kilómetros al noroeste
del sitio y que la materia prima “Lutita” ha sido hallada en sondajes mineros a cierta profundidad, lo cual
implicaría su afloramiento en cotas mas altas y lejanas del asentamiento.

Observaciones microscópicas
Estas observaciones fueron realizadas empleando una lupa binocular Motic de 40 aumentos, en
todos los casos en que la observación macroscópica, durante la etapa de compilación de los datos analíti-
cos, sugería la presencia de una pieza informal de filo vivo. De este modo, se caracterizaron todos los
instrumentos de esta clase que se comentan en este trabajo. Para uso comparativo se reprodujeron experi-
mentalmente distintas actividades sobre distintos sustratos (corte y raspado sobre cuero seco, mojado y
madera fresca y seca), realizadas con materias primas extraídas del lecho del río, aunque solamente las más
gruesas y de más dificultoso reconocimiento fueron empleadas en el sitio con este propósito. En general, las
huellas de uso fueron observadas en materiales distintos a los de la muestra de control del experimento.
Considerando esto, en conjunción con la limitación a 40 X de las observaciones, debe decirse que el nivel de
resolución de las adscripciones funcionales en instrumentos de filos vivos empleados sobre sustratos
blandos es limitado. A pesar de la intencionalidad del experimento, seguimos ignorando como se comportan
las huellas de corte en la mayor parte de los instrumentos y a qué sustrato específico remiten.

Análisis bioantropológicos
Los restos óseos humanos incluidos en este trabajo corresponden, principalmente, a dos esquele-
tos incompletos que fueron rescatados de tumbas parcialmente conservadas, aunque alteradas por la remo-
ción con maquinaria pesada de los depósitos aluviales y que permitió el hallazgo del sitio, en septiembre de
1998. Los enterratorios fueron alterados también por el colapso parcial de perfiles, ocurrido con posteriori-
dad al inicio del estudio del sitio, producto de la vibración asociada al tránsito de vehículos pesados en el
camino contiguo y a la infiltración de agua en los sedimentos durante el invierno y deshielos de primavera,
que contribuyó al fuerte deterioro de los restos encontrados. Se incluyeron, igualmente, los restos parciales
de al menos tres individuos más, cuyos fragmentos fueron rescatados de entre el material previamente
removido, por lo que carecen de contexto. De estos últimos restos se pudo restaurar gran parte de una
bóveda craneana y es posible que varios fragmentos más de cráneo, mandíbula y otros correspondan al
esqueleto designado como Individuo 3. Sin embargo, los cambios inducidos por la exposición al sol y por la
remoción y desplazamiento de los sedimentos, han hecho difícil la asignación de muchos fragmentos de los
huesos a alguno de los individuos de las tumbas parcialmente conservadas.
Los restos parciales del Individuo 1, que presentó el mismo sexo y rango de edad que el Individuo
2, fueron rescatados en la campaña de terreno de Noviembre de 2000, estudiados parcialmente y sometidos
a labores de conservación. De este último esqueleto se extrajo una muestra para estudios de DNAmt (este

31
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

análisis no se presenta por estar en ejecución) y otra para fechado radiocarbónico. Durante el año 2001 se
trabajó en la conservación de los restos óseos humanos rescatados previamente al inicio del proyecto
FONDECYT No. 1000073 (Individuo 2). Entre estos destacó un esqueleto incompleto, procedente de una
tumba con ajuar parcialmente conservado. Estas osamentas correspondieron a un individuo de sexo feme-
nino de entre 25 y 30 años. Destacó su contexto funerario, que incluyó una concha de Concholepas
concholepas, lo que planteó interesantes interrogantes respecto a la movilidad y/o relaciones del grupo al
que pertenecía dicho individuo.
Durante el año 2002 se trabajó en la restauración e identificación de los restos humanos rescatados
de entre los sedimentos desprendidos del perfil este de la excavación, durante la limpieza de perfiles para la
elaboración de la estratigrafía básica, así como los desprendidos por el colapso parcial de perfiles luego del
despeje realizado por División Andina.
Ambos restos, pese a su mal estado de conservación, revistieron especial importancia por conser-
varse in situ aproximadamente la mitad de sus sepulturas, con su estructura vertical completa, lo que
permitió -con una estrategia combinada de estratigrafía vertical y verificación de la estratigrafía natural-
conocer en detalle la modalidad de construcción de esos enterratorios. Por otra parte, los resultados de los
fechados radiocarbónicos, arrojaron una fecha (calibrada) cercana al 10.400 AP, lo que convirtió a estos
restos en uno de los más tempranos de América, poniendo en relieve la importancia del sitio Piuquenes, y
la necesidad de realizar estudios más detallados y su adecuada conservación.
Se tomaron algunas medidas preventivas de conservación, considerando el deterioro de algunas
partes, aplicando “Paraloid b-72”. Cuando las condiciones de conservación lo permitieron, los fragmentos
fueron limpiados con agua y en caso contrario se limpiaron en seco con pinceles. Para las restauraciones se
usó un pegamento vinílico soluble en acetona.
Los huesos fueron inspeccionados morfoscópicamente, utilizándose criterios estándares para la
determinación de sexo y edad. Se buscó identificar patologías y también indicadores de patrones de
actividad inducidos culturalmente.
Con fines exploratorios, se estimó conveniente comparar el cráneo del Individuo 3 (pese a estar
restaurado) con otras poblaciones de referencia utilizando el enfoque metodológico de la Morfometría
Geométrica (Manríquez et al. 2002), análisis preliminar solicitado a Germán Manríquez (Programa de Genética
Humana, Instituto de Ciencias Biomédicas, Facultad de Medicina, Universidad de Chile), quien gentilmente
accedió a realizar la prueba (Cuadro 4). A pesar de las limitaciones obvias de la muestra, producto de la
intervención de maquinaria pesada, sus resultados contribuyeron a enriquecer la discusión sobre la impor-
tancia de Piuquenes. Las muestras utilizadas para la comparación correspondieron a datos relevados en el
marco del proyecto FONDECYT No 102375 e incluyeron cráneos de los sitios Cuchipuy (Kaltwasser et al.
1980, 1984), Laguna El Peral y Punta Teatinos (Quevedo 1998).

CUADRO 4. Hitos anatómicos (landmarks) utilizados en el análisis de la variación de la forma calvaria en el


análisis exploratorio.

Hito Definición anatómica


1 Apófisis mastoide
2 Asterion
3 Inion
4 Lambda
5 Máxima curvatura bóveda
6 Bregma
7 Glabela
8 Nasion
9 Porion

32
Caverna Piuquenes

Análisis zooarqueológico
El análisis de los materiales arqueofaunísticos de Piuquenes fue realizado por tres especialistas,
cada uno con orientaciones y materiales distintos, aún cuando el objetivo básico de éstos fue el mismo:
aportar información respecto de la interacción de la fauna del pasado con los grupos que habitaron caverna
Piuquenes. De esta manera, Cartajena (In litt. 1999), examinó la totalidad de los restos óseos provenientes
de los Cortes 1 y 2 (NISP total = 1.314). Por su parte, Prieto (In litt. 2003) revisó de manera general los restos
provenientes de la Cuadrícula 1 (NISP identificados = 938), los que integró con la información generada por
Cartajena. Asimismo, realizó un análisis comparativo detallado del Estrato 10, Nivel b con el Estrato 12,
ambos de la Cuadrícula 1, con el fin de entregar datos respecto de la anatomía económica en el sitio. Este
último análisis se centró, entonces, entre los 7.000 y los 8.500 AP. Por último, Rafael Labarca, analizó los
roedores de la Cuadrícula 1 (NISP total = 2.301), así como los restos de cánidos recuperados de esta misma
unidad (NISP total = 13; Labarca, 2005 a y b).
La metodología utilizada en los análisis arqueofaunísticos, se centró en la identificación anatómica
y determinación taxonómica de la muestra estudiada, así como en la detección de las distintas modificacio-
nes observables en la superficie de los restos óseos, ya fueran naturales o culturales. Particularmente para
el caso de los camélidos, se utilizaron herramientas para estudiar la anatomía económica de los animales (con
el objeto de determinar patrones de trozamiento) y la estructura etaria de éstos, cuando fue posible. A
continuación se detalla la metodología empleada por los tres especialistas.
En un primer momento del análisis, los restos de fauna menor (todos aquellos animales que pesan
entre 2 g y 5 kg (Brothwell y Jones 1978) fueron separados de los restos de mamíferos mayores. En este nivel,
los principales elementos diagnósticos fueron el tamaño de las unidades, su espesor y densidad. Posterior-
mente, un trabajo más fino permitió segregar en categorías menos generales, apartando así de la muestra
restos de aves, lagartijas, anuros y pequeños carnívoros, presentes en la colección aunque en bajo número.
Para la determinación taxonómica y asignación anatómica de la fauna mayor, se tomaron como referencia
guías osteológicas de camélidos (Benavente et al. 1993; Pacheco et al. 1986; Prieto et al. In litt. 2000; Smuts
et al. 1987), y roedores (Reise 1973), así como esqueletos de referencia depositados en el Museo Nacional de
Historia Natural.
Con relación a los taxones mayores, se determinó sólo la presencia de guanaco (Lama guanicoe).
Sin embargo, atendiendo a la antigüedad del depósito, existía la posibilidad de detectar en el registro mamí-
feros extinguidos (e.g. caballo americano), por lo que ciertos casos dudosos fueron remitidos a España para
su revisión por María Teresa Alberdi, del Departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias
Naturales, CSIC, quien descartó la presencia de taxones actualmente desaparecidos en la muestra de Piuquenes.
De igual manera, no fueron advertidos otros artiodáctilos, como vicuña (Vicugna vicugna) o cérvidos (p.e.
Hippocamelus sp.), por lo que se asimilaron los huesos con ciertas características no diagnósticas (como
astillas de cierto grosor y forma asignables a una porción anatómica específica) a Lama guanicoe.
En los casos en que se pudo contar con piezas mensurables, se las midió siguiendo las propuestas
de Von den Driesch (1976). Este método permitió complementar la asignación taxonómica, siendo particular-
mente útil para el caso de los roedores, debido a que la información bibliográfica sólo menciona caracteres
diagnósticos a nivel craneal y mandibular (p.e Reise 1973). Así, para segregar entre Lagidium y Chinchilla
se utilizaron las medidas propuestas por Hesse (1984) para el largo de la corrida alveolar en las mandíbulas
(límite: 17,5 mm); Mengoni (1986), para el largo del diastema mandibular; y Labarca (2005c) para el ancho del
húmero (límite: 8,0-8,4 mm) y ancho-profundidad distal de la tibia (límite: 7,1-7,7 mm y 6,5-7,2 mm, respectiva-
mente).
Paralelamente, y cuando fue posible, se realizó la determinación de la estructura etaria sólo para los
conjuntos de camélidos, para lo cual se utilizaron los siguientes criterios.
a) Grado de fusión de las epifisis/diafisis, utilizando las tablas de secuencia etaria de Herrera (1991).
b) Brote, reemplazo y desgaste de piezas dentarias, utilizando las tablas de Puig (1988). En los casos
que fue posible se presentó la distribución etaria en términos de porcentaje acumulado.
Siguiendo a Brothwell y Jones (1978), no se realizaron estimaciones detalladas de edad ni sexo en la

33
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

muestra de roedores. Esto debido principalmente al corto rango de vida de los roedores en general (Pearson
1948; Mann 1978; Brotwell y Jones; 1978; Muñoz-Pedreros 2000) y la escasa información sobre fusión de
epífisis y rasgos óseos particulares entre sexos. En el presente trabajo, sólo se menciona si se trata de
individuos jóvenes cuando las piezas presentan ambas epífisis sin fusionar (para el caso de los huesos
largos) o cuando su tamaño y densidad son menores que las unidades de un individuo adulto.
Para la cuantificación de las unidades óseas, se utilizaron distintas herramientas metodológicas
utilizadas corrientemente en zooarqueología (Grayson 1984; Andrews 1990; Lyman 1994 y Mengoni
1988a,1999), las que se explican a continuación:

1. Medidas de abundancia taxonómica:


a) NISP: corresponde a la unidad básica de cuantificación y dice relación con el número de especímenes
identificados en una muestra cualquiera. Esta medida puede ser utilizada a un nivel general (por
ejemplo, NISP por nivel o NISP total) o en forma más específica (por ejemplo, NISP de guanicoe o
NISP de húmero de Lama guanicoe (Grayson 1984; Lyman 1994).
b) MNI: Se refiere al número mínimo de individuos (por taxón) identificados. Se estima sobre la base
de la unidad anatómica más representada, complementado, en este caso, con la lateralidad de las
unidades y criterios de edad (Lyman 1994; Mengoni 1988a, 1999).
2. Medidas de frecuencia de unidades anatómicas:
a) MNE: Número mínimo de elementos identificados. Se estima sobre la base de unidades anatómicas
reconocibles o en su defecto rasgos diagnósticos de la topografía de los huesos. El MNE es
siempre menor o igual que el NISP. En este último caso, las unidades se encontrarían completas o
cada fragmento representa una unidad en sí (Grayson 1984). Particularmente Prieto (In litt.2003),
calculó el MNE utilizando una división de huesos en porciones de 1 cuando se hallaba completo;
de 0,5 –aproximadamente la mitad de la porción descrita- y 0,25 cuando éste era un fragmento
inferior a la mitad.
b) MAU: Sólo se utilizó para los restos de camélidos. Corresponde al número mínimo de unidades
anatómicas, es decir, la razón entre el número mínimo de elementos (MNE) y el número de veces que
una determinada unidad anatómica aparece representada en el esqueleto de un animal determinado
(Lyman 1994; Mengoni 1999; Cartajena 2002). Por ejemplo, un MNE de 10 húmeros guanaco
equivale a un MAU de 5.
c) %MAU: Corresponde a una escala normalizada (frecuencia relativa). El mayor MAU obtenido
(estándar), es dividido por cada uno de los restantes MAU por taxón y se multiplican por 100
(Mengoni 1999; Cartajena 2002). Estos dos últimos índices se aplicaron con el objeto de detectar
patrones de trozamiento en los camélidos de Piuquenes. Esta temática es interesante desde una
perspectiva cultural dado que los patrones de corte y trozamiento tienen un sentido marcadamente
social.
d) Ri: Sólo para los roedores se utilizó la abundancia relativa (Ri), de acuerdo a Dodson y Wexlar
(1979) y Andrews (1990). La abundancia relativa permite, a partir de un MNI máximo, estimar que
porcentaje de cada unidad anatómica se encuentra representada efectivamente en la muestra. Se
calcula con la fórmula: Ri:MNE/MNIxE; donde MNE y MNI fueron descritos anteriormente y este
es el número de veces que una unidad anatómica se encuentra en el esqueleto del animal (Andrews
1990). Por ejemplo, si se calcula un MNI de seis vizcachas en una muestra cualquiera y de este
taxón se recuperaron sólo tres húmeros, éstos corresponden al 25% del total de húmeros que se
podrían recuperar.
Paralelamente, se prestó especial atención a los aspectos tafonómicos, es decir, a todas las modificacio-
nes que sufren las unidades óseas desde su paso de la biosfera a la litósfera (Lyman 1994). Éstas fueron
agrupadas en dos grandes categorías:

34
Caverna Piuquenes

Modificaciones naturales. Estas incluyen, a su vez:


a) Meteorización: para los análisis faunísticos presentados aquí, se utilizó una escala compuesta
por seis estadios consecutivos, en donde el Estadio 0 corresponde a un hueso sin modificacio-
nes, mientras que el Estadio 5 corresponde al estado máximo de meteorización (destrucción in
situ) (Behrensmeyer 1978). Con esta escala se obtiene un panorama general de la conservación
de la muestra.
b) Roído: con el objeto de desgastar los incisivos, los roedores pueden atacar restos óseos,
dejando marcas cortas de sección cuadrangular, generalmente concentradas en grupos (Lyman
1994).
c) Acción de carnívoros: Se utiliza el término general “acción de carnívoros”, para resumir una
gran cantidad de modificaciones que este tipo de animales realizan cuando consumen unida-
des óseas. Los análisis faunísticos presentados en este libro, utilizaron la terminología de
Binford (1981), quien distingue cuatro tipos de alteraciones: punciones (punctures), es decir la
impronta de los caninos en sectores débiles del hueso, los que colapsan bajo la presión de los
dientes; ranurado (scoring), marcas que surgen cuando los caninos son arrastrados por la
superficie de las piezas óseas, generalmente dispuestas de manera perpendicular al hueso;
mordisqueado (furrowing), se refiere a los negativos del consumo de las porciones esponjosas
de los restos óseos; y finalmente, agujereado (pitting), las que corresponden a muescas o
marcas de dientes en sectores en donde el hueso es lo suficientemente denso como para evitar
su colapso.
d) Marcas de abrasión producidas por partículas sedimentarias: la identificación de estas modifi-
caciones se basa en los criterios de Behrensmeyer (1978) y Shipman (1981).
e) Pisoteo y arrastre: se refiere a las huellas que surgen durante el traslado de piezas óseas en
sedimentos que presenten clastos angulosos, así como las fracturas originadas por el tránsito
de animales (incluyendo el hombre) (Behrensmeyer 1982; Behrensmeyer et al. 1986).
f) Corrosión Digestiva: dice relación con las modificaciones en la superficie de los huesos tras su
paso por el tracto digestivo de animales carnívoros y aves rapaces (Andrews 1990; Schmitt y
Juell 1994).
g) Raíces: las raíces secretan ácido húmico, por lo que el contacto prolongado con los restos
óseos genera patrones dendríticos característicos (Lyman 1994).
h) Patologías: en términos generales, se refiere al crecimiento anormal del hueso o variaciones en
la orientación, curvatura de éstos, entre otros.

Modificaciones culturales, estas incluyen, a su vez:


a) Acción térmica: se refiere al efecto del fuego en los restos óseos. Se utilizó una categoría que mide
el grado de exposición de las unidades a los agentes térmicos, a partir de la coloración y aspecto
general que estas presentan: marrón (leve), carbonizado (media) y calcinado (severa) (Lanata 1988;
Buikstra y Swegle 1989; Lyman 1994).
b) Huellas de pigmento rojo.
c) Marcas de corte: se refiere a las modificaciones que se producen cuando un filo cortante entra en
contacto con los restos óseos. En términos generales presentan una sección en V, no siguen el
contorno del hueso y se ubican en sectores coherentes con la anatomía económica de los animales
(p.e inserción muscular) (Bunn 1981; Potts y Shipman 1981; Mengoni 1988b, 1999). Atendiendo a
su ubicación, orientación y frecuencia, se dividen en marcas de descuerado, descarne y desarticu-
lación (Binford 1981).
d) Marcas de machacado: “Son producidas por el impacto de un filo de un artefacto contundente,
como resultado de un golpe fuerte” (Mengoni, 1999:76). Presentan una sección mayor que una
huella de corte (Potts y Shipman 1981) y se relacionan generalmente con actividades de desarticu-
lación (Mengoni 1999).
e) Marcas de percusión: se producen durante la fractura intencional de un hueso, a través del golpe

35
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

con un percutor o de su rebote en un yunque. Normalmente posee una forma circular u ovalada y
se encuentran asociados a negativos de percusión (Blumenschine y Selvaggio 1988; Blumenschine
et al. 1996). Generalmente generan lascas óseas y desechos de percusión.
f) Fracturas: si bien las fracturas corresponderían a una “categoría intermedia” ya que el agente que
las realiza puede ser tanto cultural como natural (Johnson 1983; Lyman 1994), se han definido
atributos para diferenciar el origen cultural de las fracturas, tales como presencia de marcas de
percusión (punto anterior) y estado del hueso al momento de la fractura, entre otros. Un análisis
contextual que considere la mayor cantidad de atributos presentes en la muestra (incluyendo las
modificaciones naturales), permite realizar interpretaciones con un mayor sustento. En el presente
trabajo se ocupa la categoría “fractura fresca” para aquellas que presentan bordes redondeados
que atraviesan transversalmente las fibras de colágeno del hueso; “fractura no fresca” para las que
presentan agrietamientos y bordes rectos o escalonados (Haynes, 1983b; Johnson 1983; Lyman
1994; Morlan 1983). Para el caso de los roedores se ha agregado el concepto de “fractura actual”,
cuando se observa que la fractura, pese a no ser fresca, presenta una coloración distinta que denota
su condición de reciente.
Para los roedores, y con el objeto de ponderar la fragmentación en la muestra, se calculó el cociente
de fragmentación, es decir la división entre el NISP y MNE (sin contar los elementos completos,
siguiendo a Shick et al. 1989).
Se incorporaron los índices de utilidad de carne y de carne y médula estandarizados para guanaco,
propuestos por Borrero (1990) para definir estrategias de consumo. Por último, para ponderar la
posibilidad de preservaciones diferenciales al interior del conjunto de L. viscacia, se utilizaron los
trabajos de Pavao y Stahl (1999) con datos del conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), debido a
que este lagomorfo presenta ciertas afinidades osteológicas con la vizcacha.

Caracterización del conjunto de los artefactos óseos.


El material analizado proviene del Corte 1, Corte 2 y la Cuadrícula 1, excavados durante las campañas
de trabajo en terreno de los años 1996 y 1998 en el sitio. La muestra consta de un total de 25 instrumentos y
16 preformas, matrices de trabajo e instrumentos fracturados, los que fueron estudiados en su totalidad
durante el verano de 2003. El criterio utilizado para separar las piezas de la muestra zooarqueológica general,
fue la presencia de cualquier indicador de huellas de uso o bien la presencia de algún tipo de técnica de
manufactura.
Básicamente, el material artefactual óseo fue clasificado siguiendo criterios morfológicos por sobre
asignaciones funcionales; esto con el objeto de evitar explícitamente la relación unicausal entre forma y
función, la que en muchos casos ha resultado ser errónea (Campana 1989; Odell 1988). De esta manera,
categorías de uso común en la literatura (e.g., punzón), fueron reemplazadas por clases morfológicas basa-
das en la forma general de la pieza y del borde activo. Con este criterio, se reconocieron un total de 11 clases
morfológicas en la muestra estudiada, incluyendo preformas, matrices e instrumentos fracturados.
Si bien la determinación funcional no fue un objetivo dentro del análisis, esto no significa, que esta
temática fuera considerada de menor importancia. El análisis de esta temática requiere de estudios experi-
mentales, los que excedían los objetivos de este trabajo. A lo más, debe sumarse la necesidad de instrumen-
tos ópticos de gran aumento, con el objeto de poder observar con claridad las huellas de uso. Conscientes
de esta dificultad, se están realizando los primeros pasos para un programa experimental que permita aportar
luces, en un futuro, respecto a la problemática de la funcionalidad en los artefactos sobre hueso (Labarca y
Salinas 2003). Pese a esto, se aportan discusiones generales respecto al posible uso de algunas piezas,
atendiendo a la morfología del borde activo, así como la ubicación y tipo de huellas de uso.
Para el análisis del material artefactual óseo se siguieron criterios de segmentación de las piezas de
acuerdo a Stordeur (1977), Camps-Fabrer y D’anna (1977) y Scheinsohn (1997). Para efectos de este trabajo,
se distinguen:
a) Sector distal de la pieza: es aquel terminado en punta, extremidad dentada, redondeada o de conver-
gencia de las caras laterales. Generalmente presenta huellas de uso relacionadas con la funcionalidad

36
Caverna Piuquenes

del instrumento. Si el artefacto en ambos extremos presenta convergencia de sus caras, el extremo
distal será el más alejado del punto de máximo espesor.
b) Sector medio de la pieza: es el que se encuentra entre los dos extremos y se delimita por diferencias
en el tratamiento técnico, puntos de inflexión, restos anatómicos o cambios en el contorno de la
pieza.
c) Extremo proximal (fuste): es el que no ha sido trabajado, que presenta restos de percusión, restos
anatómicos o preparación para el enmangue.
Atendiendo al borde activo de la pieza, se definieron las siguientes categorías morfológicas:
a) Artefactos de borde activo agudo, es decir los bordes convergen en el extremo distal en forma de
punta.
b) Artefactos de borde activo espatulado es decir, con borde activo amplio y de sección relativamente
plana.
c) Artefacto de borde activo romo no convergente, con bordes paralelos terminados en un frente
romo.
d) Artefacto de borde activo romo desplazado. Se utilizó esta categoría para sólo un instrumento que
presenta un borde activo romo no convergente, aunque no se ubica en el eje axial de la pieza.
e) Artefacto de extremidad en bisel, es decir instrumentos cuyo extremo presenta dos caras. Más
exactamente es una forma básica de intersección de planos que se constituye por la intersección de
uno normal y otro inclinado.
f) Artefacto tubular.
g) Artefacto de borde activo redondeado.
h) No determinado.

Dentro de las categorías de clasificación utilizadas, resulta apropiado definir tres clases, las que no
dicen relación con la morfología del borde activo sino más bien con la etapa de manufactura/descarte. Estas
son:
a) Preforma: corresponde a aquella pieza ósea modificada intencionalmente pero que no ha concluido
el proceso de modificación que lo habilite para cumplir la función.
b) Matriz: se refiere a aquella astilla ósea que no ha sido modificada pero que fue separada
intencionalmente del hueso.
c) Instrumento fracturado: es aquel cuyo borde activo se encuentra ausente y por tanto no puede ser
adscrito a una categoría particular. Se reconoce por la presencia de lascados laterales, cortes con
marcado perimetral o huellas de abrasión para la regularización de aristas, junto a otros atributos
técnicos presentes (Adán 1997).
La observación de huellas, tanto de uso como de manufactura, se realiza utilizando una lupa binoc-
ular con un aumento de hasta 60x, reconociendo así agrupamientos de las estrías, dirección y forma del
astillamiento en el borde de uso. Una peculiaridad de los instrumentos óseos fue la extensión de las
huellas sobre su superficie que, a diferencia de lo que ocurre usualmente con la lítica, se reconocieron sobre
zonas amplias de los artefactos. Aún cuando la observación de huellas no se realizó con un objetivo
netamente funcional, sirvió para delimitar la extensión del borde activo y para identificar las técnicas de
manufactura utilizadas. Las figuras insertas en el libro presentan al instrumento por su cara anterior, a
menos que se indique lo contrario.

Análisis de moluscos dulceacuícolas y marinos


La importancia de la malacología en las investigaciones arqueológicas del país, queda de manifiesto
a través de diversos trabajos, relacionados principalmente con la utilización cultural de este tipo de fauna por
parte de los antiguos habitantes de la costa y del interior (Medina 1898; Niemeyer 1960; Montané 1960;
Mostny 1964; Weisner 1969; Bahamondes 1969; Schiappacasse y Niemeyer 1965-1966; Niemeyer y
Schiappacasse 1969; Llagostera 1979; Pinto y Stehberg 1979; Massone 1979; Sanhueza 1982; Miranda et al.
1982; Weisner y Tagle 1991; Planella et al. 1991; Falabella y Planella, 1991a; Jerardino et al. 1991; Ramírez et

37
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

al. 1993; Jackson et al. 1997, entre otros). Sin embargo, son escasos los trabajos en que se hace mención
a la fauna malacológica de aguas continentales o terrestres (Falabella y Planella 1991a; Gálvez 1994; Letelier
y Cardemil In litt.1997). En este sentido el material recuperado en caverna Piuquenes, permitió avanzar no
sólo en el conocimiento del uso cultural de estos moluscos sino también vincularlos a los cambios climáticos
de paleoambientes cordilleranos (Sandweiss 1991).
El material analizado provino de estratos pertenecientes a los Cortes 1 y 2 de caverna Piuquenes. La
identificación de muestras - previa flotación y cuenta de ejemplares por litro - se realizó en el Laboratorio de
Malacología del Museo Nacional de Historia Natural. Dado el carácter de las muestras y la ausencia de
elementos diagnósticos de clara referencia, se utilizó para este caso material malacológico fragmentado y
ejemplares pertenecientes a la colección de moluscos de Chile, con apoyo de bibliografía especializada
(Adam 1960; Depiereux et al. 1983; Gaillard 1976; Jerardino et al. 1991; Miranda, et al. 1982).
El material fue ordenado de acuerdo a números correlativos que correspondieron a los diferentes
niveles de las cuadrículas del sitio. Los ejemplares pequeños fueron identificados con lupa microcóspica
Leitz.

Análisis de la flora actual y pasada


A continuación se proporciona la información recopilada en los distintos trabajos de campo y labora-
torio.

Flora aledaña actual.


Con la finalidad de conocer la flora actual presente en las cercanías del alero, se recorrió una
superficie de 1.200.000 m2, durante tres estaciones del año, (verano, otoño y primavera) recolectando y
fotografiando las especies en flor. Se registraron 78 taxones diferentes, con 98% nativas. De estas 31 %
leñosas y potencialmente combustibles, mientras que 24 % podrían haber servido de alimento. Se realizaron
inspecciones de los diversos sistemas vegetacionales y se realizaron transectas en todos ellos.
En laboratorio se procedió al prensado, secado e identificación de las plantas. Las especies pertene-
cientes a las familias Poaceae, Cyperaceae y Juncaceae, se determinaron a ese nivel. La información de la
diversidad de especies fue ingresada a una base de datos y se confeccionó una ficha para cada especie.

Carporrestos.
En términos generales la evidencia botánica ayuda a completar el entendimiento y comprensión
global de la interacción entre el hombre y el medio ambiente. Los vegetales constituyen un tipo de recurso
con gran potencial de explotación por grupos cazadores recolectores, pues habitan una gran amplitud de
ambientes y poseen variados usos. Sin embargo, su visibilidad arqueológica es baja y usualmente muestran
escasa representación en el registro arqueológico debido a los evidentes problemas de conservación y a los
mismos procesos culturales de uso de los vegetales (procesamiento, combustión, cocción o uso tecnológi-
co).
Aprovechando la larga secuencia ocupacional arcaica de caverna Piuquenes, se extrajo una columna
de flotación para recuperar las evidencias vegetales específicamente los carporrestos (frutos y semillas). Se
propuso identificar las especies vegetales que fueron utilizadas durante los cuatro momentos ocupacionales
detectados.
La columna de flotación, de 516x30x30 cm, se extrajo respetando la estratigrafía natural presente. Los
estratos que superaron los 15 cm de potencia fueron subdivididos en niveles artificiales de 5 y 10 cm (Figura
19). La columna maestra se subdividió en cuatro subcolumnas (A, B, C y D) para evitar el derrumbe de los
perfiles. Debido a que los estudios estratigráficos indicaron perturbaciones en los niveles inferiores, el
análisis final se concentró en los niveles superiores entre 0 y 356 cm de profundidad.
Se aplicó la técnica de flotación para procesar las muestras de tierra basado en el principio de diferen-
cias de peso y porosidad de los materiales. De esta manera, se separaron los materiales livianos (restos
vegetales, carbones, restos óseos y malacológicos pequeños) de los pesados (lítico, cerámica, restos óseos

38
Caverna Piuquenes

FIGURA 19. Se muestra la estratificación (estratos 1 a 9) de la que se extrajeron los sedimentos que fueron utiliza-
dos para el estudio arqueobotánico (flotación). El estrato 10 contiene huesos de camélidos.

y malacológicos mayores). Este modo de separar los materiales de su matriz, redujo el grado de deterioro de
los materiales más frágiles que pudieran ser destruidos a través de los métodos más convencionales de
obtención de restos arqueológicos como el harneo en seco (Greig 1989; Renfrew et al. 1976; Watson 1976).
Para el procesamiento de las muestras de sedimentos se utilizó una máquina de flotación que mantu-
vo un flujo constante de agua en un recipiente, precipitándose el flujo de esta agua y la fracción liviana, en
un filtro menor de 1 mm de calibre. La fracción pesada, en cambio, se posó en una malla de 2 mm de calibre
y los sedimentos menores a este tamaño decantaron en el fondo del recipiente (Watson 1976).
Antes de realizar los análisis arqueobotánicos, fue necesario separar los restos vegetales de lo que
restaba de la matriz recuperada en la fracción liviana. Este paso se realizó bajo una lupa binocular con
aumento de 20x de potencia, separando las semillas y frutos. Se detalló si los ejemplares estaban carboniza-
dos o no carbonizados, enteros o fragmentados. Posteriormente, se identificaron estos restos en función de
determinados parámetros y su éxito dependió de las posibilidades de identificar los rasgos distintivos que
diferencian un taxón o especie de otro (tamaño, características de la superficie, forma) (Buxó 1997).
En la etapa de identificación, se utilizaron referencias bibliográficas especializadas (Matthei 1995,
Martin 1973, Muñoz et al. 1980, Hoffmann 1978 y Barkley 1989, Mösbach 1999), colecciones de referencia de
semillas y frutos recolectadas del entorno del sitio y colecciones arqueológicas de semillas y frutos. Aque-
llos que fueron reiterativos en los estratos se denominaron con letras, por ejemplo Semilla A, para indicar su
presencia en cada estrato.
Finalmente, discernir entre aquellos restos vegetales incorporados culturalmente al sitio de los que
entran por agentes naturales, es fundamental en las interpretaciones del registro arqueobotánico (Miksicek
1987), por tanto se tomó en cuenta el criterio de carbonización para segregar los restos vegetales arqueoló-
gicos de los naturales, basándose en la premisa que el estado de carbonización indica que fue utilizado por
las personas. Sin embargo, se debe tener precaución con este supuesto, puesto que no todos los restos
carbonizados son producto de conductas humanas, y no necesariamente todos los vegetales usados por el
hombre pasan por procesos de carbonización. De ahí la importancia de cruzar el criterio de carbonización,
con el origen de los taxa determinados.

39
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Los resultados obtenidos del análisis de carporrestos de la columna de flotación fueron agrupados a
base de los componentes ocupacionales definidos por análisis lítico (Stehberg y Blanco In litt. 2003).
Además se separaron los resultados obtenidos por estrato de los rasgos (fogones y lentes) dado que
“entregan dos imágenes diferentes y no acumulables de uso de especies y reconstrucción del medio de
origen. Mientras los carbones concentrados darán una información anecdótica sobre el (los) último (s)
fuego (s) encendidos, en la medida que la cubeta del fogón es limpiada, los carbones dispersos son el
resultado, en la duración del sitio, de múltiples colectas de especies leñosas en el medio, por tanto
necesariamente de una cantidad significativa de especies” (Solari 2000).
Se recuperó un total de 1.086 carporrestos. Todos se encontraron en estado carbonizado, lo cual
reflejó la nula contaminación del registro arqueobotánico, ya que no hubo restos vegetales no carbonizados
provenientes del entorno vegetal actual, ni tampoco hubo taxones alóctonos introducidos en estado carbo-
nizado.

Análisis de carbones.
La totalidad de las muestras analizadas provinieron del Corte 1 realizado en el perfil vertical del
depósito. Se implementó una máquina de flotación en terreno donde fueron separadas las semillas y leños
carbonizados. Estos últimos fueron secados al sol y depositados en papel aluminio para su transporte a
laboratorio. Una vez allí, fueron observados bajo lupa estereoscópica a 12 y 60X y se cotejaron con informa-
ción y muestras xilológicas existentes en el Laboratorio de Botánica de la Escuela de Química y Farmacia de
la Universidad de Chile (Santiago). Además, se efectuó una carbonización controlada de especies vegetales
actuales recuperadas en la misma área a fin de disponer de una colección de referencia. Las muestras se
carbonizaron hasta la aparición de humos blancos en mufla (hornillo semicilíndrico o en forma de copa, que
se coloca dentro de un horno para reconcentrar el calor y conseguir la fusión de diversos cuerpos) a 350° C
durante tiempos variables dependiendo de las características de los leños.
Se seleccionaron cinco muestras que fueron enviadas a microscopía de barrido electrónico. Esta
técnica se constituyó en una herramienta valiosa para la descripción e identificación de muestras de morfo-
logía complicada, permitiendo cotejar identificaciones preliminares, (e.g., Peumus boldus), sobre todo en
grupos taxonómicos muy relacionados o con características xilológicas afines. Con esta técnica se pudo
observar niveles micromorfológicos tales como la ornamentación de la pared secundaria de los vasos del
xilema.
Los resultados de la carbonización controlada se muestran en el siguiente cuadro:

CUADRO 5. Porcentaje de encogimiento de los leños bajo carbonización controlada (350°).

Especie Leño seco (g) Diámetro (cm) Peso carbón (g) % pérdida
Maitén 2,6019 1,13 1,5281 41
Baccharis 3,6161 1,53 2,13 41
Lun 2,6877 1,27 1,2009 55
Quilo 3,1643 1,77 2,22 30
Quillay 1,49 1,05 0,5909 60,3
Maqui 2,6306 1,5 1,1575 60,3
Molle 1,6788 1,09 0,5909 27
Colliguay 1,6847 1,06 0,7376 27
Litre 1,7768 0,9 0,5959 66
Acacia 2,7697 1,07 1,2820 54

40
Caverna Piuquenes

Del Cuadro 5 se desprende que las maderas de litre, quillay y maqui podrían presentar baja represen-
tación en los depósitos, puesto que en condiciones naturales es pobre su preservación. Por lo tanto, su
escasa presencia en contextos arqueológicos no indica, necesariamente, que no fuera utilizado en la época.

Análisis de polen.
Gracias al apoyo de División Andina, se extrajo un columna de 30 m de profundidad de sedimentos
lacustres procedentes de la laguna extinta ubicada enfrente de caverna Piuquenes. La columna extraída se
sometió a los análisis químicos necesarios para la extracción de polen que incluyó: eliminación de los
carbonatos con ácido clorhídrico; eliminación de la sílice mediante ácido fluorhídrico y, la disolución de la
materia orgánica mediante ácido acético más ácido sulfúrico. Este plan básico se empleó con tres modifica-
ciones distintas para aumentar la eficacia de la extracción de polen. También se usó licor de Thoulet para
concentrar el material. Sin embargo, el resultado obtenido fue pobre, pese al esfuerzo desplegado. El
análisis se realizó cada dos metros debido a que el contenido polínico no varió entre las muestras. Cada
preparación microscópica se analizó en su totalidad y se efectuaron tres por cada nivel. Se seleccionó para
datación absoluta con C14 porciones de sedimentos arcillosos correspondientes a los 16 m y 26 m de
profundidad, los cuales demostraron ser anteriores a la ocupación humana de la caverna. Se extrajeron dos
columnas de 2 y 3 m de potencia en otros sistemas lacustres de las inmediaciones de la caverna, supuesta-
mente contemporáneos al depósito cultural de Piuquenes, para fines comparativos. Sin embargo, la datación
de su nivel más profundo (3 m) arrojó una edad de 1.480±40 AP, muy posterior a la fecha de desocupación de
la caverna.

RESULTADOS

A la escala local se reconocieron diversos sitios arqueológicos que dan cuenta de la ocupación humana de
los distintos pisos observables en el valle de río Blanco. Aunque no disponemos de fechados de ninguno
de ellos, corresponden a ocupaciones humanas alfareras, posteriores a las de caverna Piuquenes. Dichos
sitios demuestran la importancia que tuvo el área de estudio durante gran parte de la prehistoria regional.
A continuación se proporcionan los resultados obtenidos en los trabajos de terreno y laboratorio
relacionados con caverna Piuquenes y sus alrededores.

RECONOCIMIENTOS DE OTROS SITIOS ARQUEOLÓGICOS EN EL ÁREA


Si bien el proyecto no contemplaba prospecciones arqueológicas sistemáticas en el valle del río
Blanco, se visitaron algunos sitios prehispánicos existentes en la cuenca. El primero, correspondió a un
abrigo rocoso con restos de ocupación humana situado a unos 300 m al sur de caverna Piuquenes, localizado

FIGURA 20. Vistas del abrigo rocoso Piuquenes 2, a 300 m aproximadamente hacia el sur de la caverna
Piuquenes 1 (izq). En la foto Consuelo Valdés, Gerardo Von Borries y un estudiante (der.).

41
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

en la misma margen del río Blanco y a una cota algo superior, que denominamos Piuquenes 2 (Figura 20).
Presentó la forma de un largo corredor, poco profundo y con un amplio y pronunciado talud. Tenía un
depósito muy delgado y que descansaba a pocos centímetros del piso rocoso natural, lo cual haría poco
productiva una excavación arqueológica en el sitio. En la superficie del alero y del talud se encontraron
algunos fragmentos de cerámica del tipo pardo alisado sin decorar y una bola lítica con pigmento rojo, los
cuales fueron remitidos al Museo Nacional de Historia Natural. El sitio no fue excavado.

FIGURA 21. Expedición a Potrero Escondido. Vistas del salto de agua y sendero peatonal que, tras 4-5 horas de
ascensión, conduce hacia los petroglifos de Potrero Escondido.

Un segundo abrigo rocoso se localizó en el margen oeste de río Blanco (1.682 msnm) en las coordena-
das Este 379.692 N 6.355.410. De 15 m de largo por 4 m de fondo, su piso no presentó sedimentos potencial-
mente excavables. Otro alero, esta vez bajo un bloque errático, registró concentraciones aparentemente
intencionales de bloques sobre un piso potencialmente excavable. Se emplazó sobre el margen sur del río
Juncal a una altitud de 1.685 msnm, siendo sus dimensiones de 12 m por 3 m de fondo y sus coordenadas de
E 384.150 N 6.359.418. Frente al anterior, con coordenadas E 384.350 N 6.359.325, se reconoció otro alero con
potencial de excavación. Presentó restos de pircas y evidencias de hollín en el techo.
Asimismo se realizaron dos expediciones separadas a Potrero Escondido, extensa área con petroglifos
que se encuentra ubicado unos 5 km al sur de la caverna Piuquenes y a una cota mucho mayor, de 4.000
msnm, lo que exigió una fuerte ascensión que se inició en un salto de agua y prosiguió por un antiguo camino
para traslado de ganado mayor (Figura 21).
En el punto de ingreso a Potrero Escondido, aprovechando las suaves superficies rocosas labradas
por los antiguos glaciares, se encontraron grabados mediante finas líneas, centenares de pequeños motivos
de figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas (Figuras 22 y 23).
La presencia de un posible “signo escudo” (nombre dado a una figura formada por un rectángulo al
cual se le agregan apéndices externos o diagonales interiores), sugirió que parte de los motivos presentarían
vinculación con grupos tardíos portadores de cerámica, relacionados con la Cultura Aconcagua que floreció
en los valles del Maipo-Mapocho y Aconcagua, entre los siglos IX y XV. Además se registraron diseños
zoomorfos de camélidos y ñandúes, así como una representación de un personaje humano y un animal
aparentemente unidos por una soga. Se observaron diferencias formales en la representación de los camélidos,
que podrían atribuirse a distintos períodos de ocupación y quizá a diferentes grupos humanos. En superficie
no se reconocieron restos culturales y tampoco en el área circundante El estudio de los sitios prospectados,

42
Caverna Piuquenes

FIGURA 22. Figuras de avestruces y guanacos y el signo escudo (el rectángulo relleno). Potrero Escondido.

FIGURA 23. Imagen antropomorfa aparentemente tirando con una soga a un camélido o mula. Potrero Escondido

43
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

permitirá enriquecer la secuencia cultural de la cordillera del río Blanco ya que demuestra la continuidad de
la ocupación humana en el sector en tiempos posteriores al colapso de caverna Piuquenes.

DESCRIPCIÓN ESTRATIGRÁFICA DE LOS CORTES Y CUADRICULAS EXCAVADOS EN CAVERNA


PIUQUENES

Los estratos reconocidos en los Cortes 1 y 2 sirvieron para definir la secuencia estratigráfica del
depósito. En la excavación de la Cuadrícula 1 y sus escalones se utilizó la misma definición de estratos como
una manera de facilitar la comparación. Las profundidades, por su parte, fueron medidas siempre a partir del
mismo nivel cero de referencia, ubicado en la superficie del depósito.

Corte 1
Sus medidas fueron 2,5 m de ancho, 0,30 m de fondo y 5,7 m de profundidad. Se emplazó en el sector
central del perfil principal despejado por la maquinaria pesada. A los 3,5 m de profundidad comenzó a
aparecer un bloque rocoso grande y una matriz pedregosa, ambos procedentes del derrumbe del cerro, que
fueron angostando la excavación hasta hacer inoficiosa su continuación. Esta situación motivó la apertura
del Corte 2. En esta unidad se reconoció un total de 13 estratos, diez lentes y tres bolsones. La Figura 24
muestra la sucesión estratigráfica de los Cortes 1 y 2 y el Cuadro 6 describe los estratos del Corte 1.

FIGURA 24. A la izquierda se muestra la estratigrafía del Corte 1 (orientación N-S); a la derecha se representa el
Corte 2 (orientación E-W. La escala está indicada en forma vertical, al costado del croquis.

44
Caverna Piuquenes

CUADRO 6. Excavación estratigráfica del Corte 1 de caverna Piuquenes.

Unidad estratigráfica Profundidad (cm) Descripción


Estrato 1 0-7 Presentó la superficie inclinada subiendo hacia el sur. De tal manera que
su potencia aumentaba desde 7 cm en el lado sur a 25 cm en el extremo
norte. Constituido por material rocoso desprendido del techo y acarreo
de superficie. No presentó material cultural.
Lente 1 7-22 Delgado, areno-limoso, abarcaba la mitad norte del corte. No presentó
material cultural.
Lente 2 22-31 Se ubicó inmediatamente debajo del lente anterior, abarcando el tercio
norte del corte. Matriz fundamentalmente arenosa. Descansaba sobre
una costra fina, cenicienta. No presentó material cultural.
Estrato 2 7-31 Arenoso fino, con material lítico, carbón y huesos animales.
Estrato 3 a – b 32-58 Areno-arcilloso, pardo, compacto. Había espículas de carbón en la base,
en la mitad sur. Escaso material cultural.
Lente S/n 58-63 Lente muy horizontal limo-arcilloso fino de origen lacustre.
Bolsón 1 63-82 Bolsón arenoso en el extremo norte de E-4. Estaba delimitado en su
parte inferior por un delgado lente (L-3)
Lente 3 82-83 Lente limoso, amarillento que rodeaba la parte inferior del bolsón B-1.
Estrato 4 a – b 63-82 Presentaba forma triangular apuntando hacia el sur. Abarcaba las ¾
partes del corte y en su base estaba el bolsón B-1. Arenoso, suelto,
beige, ceniciento. Escaso material cultural.
Estrato 5 a – c 63-100 De forma muy irregular, ocupaba poco más de la mitad sur del corte 1.
Cortó a B-2 y al Lente 4. Matriz principalmente arcillosa de coloración
parduzca. Material cultural compuesto por restos de carbón, lítico y
huesos.
Bolsón 2 89-105 Arenoso. Se ubicaba en el extremo norte del corte, bajo E-4.
Lente 4 91-111 Lentes delgados bajo el B-2 y que terminaba abruptamente en el extremo
norte de E-5.
Estrato 6 a – b 98-120 Forma irregular, arena mediana, suelta, presentaba buzamiento norte.
Estrato 7 a – c 115-142 Arcilloso, pardo, compacto. Presentó carbón, material lítico y restos
óseos.
Lente 5 a y 5b 125-140 Correspondió a dos lentes delgados limosos, compactos, ocre, que se
ubicaban en el extremo norte del corte. Estaban separados por el bolsón
3.
Bolsón 3 130-135 Pequeño bolsón de arena ubicado entre los dos brazos de L-5, en el
extremo norte del corte.
Estrato 8 a – b 142-163 Arena gruesa, parda.
Lente 6 150-153 Delgado lente de limo ocre, que cruzaba todo el corte separando E-8 de
E-9. Era inclinado alcanzando los 163 cm en el extremo norte y 148 cm
de profundidad, en el extremo sur del corte.
Estrato 9 a – e 153-202 Arenoso, era más ancho en la mitad norte, donde presentaba un bolsón
de ceniza y una lente delgada limosa de 1 m. Hacia la mitad sur del corte
perdía potencia, no superando los 170 cm de profundidad.
Estrato 10 a – g 170-240 Limoso, algo arcilla, marrón oscuro, compacto, carbón. Era más potente
hacia el extremo sur, donde invadía a E-9. Material cultural abundante.
Estrato 11 240-246 Estrato delgado, arenoso, gris, horizontal, ocupaba todo el corte.
Lente 7 246-250 Estrato delgado, limoso, ocre. Era horizontal, ocupaba todo el corte y se
ubicaba debajo de E-11.
Lente 8 250-263 Arena gruesa con piedrecillas, suelto, gris. Ocupaba el tercio norte del
corte.
Lente 9 235-258 Lente de arena. Ocupaba la mitad sur del corte y un sector reducido bajo
L-10.
Lente 10 263-278 Correspondió a un bolsón de ceniza y carbón. Se ubicaba en el extremo
norte del corte, entre L-8 y L-9.
(Continúa en la siguiente página)
45
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 6. (Cont.)
Unidad estratigráfica Profundidad (cm) Descripción
Estrato 12 a – b 258-278 Limoso, ocre. Ocupaba la mitad sur del corte, con una prolongación
delgada hacia el norte. Se asentó sobre un lente arenoso horizontal que
lo separaba de E-13.
Estrato 13, Niveles a – i 279-411 Arcilloso, compacto, homogéneo, sin lentes o bolsones que la dividan.
Exhibía algunos clastos angulares pequeños. A los 3,50 m de profundi-
dad, apareció en el tercio sur del corte, un bloque rocoso grande, el cual
hacia los 4,50 m de profundidad, abarcaba la mitad sur del Corte 1.
Correspondería a un evento ocupacional continuo, con abundante mate-
rial cultural.
Estrato 14, Niveles a – d 411-450 Tenía forma triangular y superficie superior inclinada hacia el norte.
Matriz a arcilloso, rojizo, compacto. Descansaba sobre un estrato de
clastos angulosos procedentes del acarreo de falda. Presentó carbón y
escaso material lítico.
Estrato 15 450-570 Escombro de falda, compuesto por clastos angulosos. Culturalmente
estéril.
Los resultados proporcionados por este corte, pese a su escaso volumen y cantidad de material
cultural, fueron muy importantes ya que proporcionaron conocimiento de un amplio rango temporal de
ocupación comprendido entre el séptimo y décimo primer milenio antes del presente, en un contexto
estratigráfico horizontal sellado, con relativamente poca alteración. Además, los estratos ocupacionales
aparecieron separados por lentes limosos culturalmente estériles. En forma preliminar, este corte dio cuenta
de al menos cinco ocupaciones humanas distintas, con cronología absoluta coherente. Si bien las primeras
cuatro pudieron ser cortas, estacionales, quizás de no más de unas pocas temporadas, la más antigua (E13),
era más prolongada en el tiempo y continua en su ocupación. El estrato que la contenía presentaba más de
150 cm de potencia y estaba formado por una matriz arcillosa, compacta y de mucho aporte cultural (huesos,
madera, carbón), sin interrupción, la cual tomó más de 1.000 años en formarse.
Corte 2
Sus dimensiones fueron 1 m de ancho, 0,3-0,4 m de fondo y 4 m de profundidad. Se ubicó en el talud
noroeste de la caverna. Fue ampliado en su base mediante una cuadrícula de 1 x 1,5 m y luego una segunda
ampliación de 1 x 1 m, para abarcar un espacio mayor y disponer de una muestra significativa de lo que en
aquel momento se consideró el nivel más antiguo del sitio. Su descripción se proporciona en el Cuadro 7.
CUADRO 7. Excavación estratigráfica del Corte 2.
Unidad Estratigráfica Profundidad (cm) Descripción
Estrato 13, Niveles a – i 0-105 Matriz areno-arcillosa, compacta, de coloración gris, con abundante
material cultural.
Estrato 14, Niveles a – h 105-185 Arenoso, grueso, clastos angulares pequeños.
Lente s/n 185-186 Lente de clastos angulosos pequeños que descansaban sobre un lente
limoso, ocre. Se aprovechó este lente para cambiar de estrato.
Estrato 15 a – b 186-209 Inmediatamente sobre el lente de carbón. Correspondía a arena gruesa,
suelta, estratificada.
Estrato 16 a – c 209-238 Arcilloso, compacto, pardo, húmedo, carbón. Restos líticos, óseos.
Estrato 17 238-250 Arenoso, suelto, fino, gris.
Estrato 18 a – b 250-275 Arenoso, pardo, húmedo, compacto. Hacia los 162 cm, en la mitad
oeste se detectó un lente de arena fina.
Estrato 19 275-289 Clastos semiangulosos de 5-10 cm y piedrecillas.
Estrato 20 a – c 289-320 Arcilloso, café, suelto. Su base era inclinada profundizándose hacia el
este. Restos líticos, óseos y carbón.
Estrato 21 a – b 320-340 Pedregoso, clastos semiredondeados pequeños (3 cm), matriz arcillosa.
Estrato 22 340-390 Arcilloso, semicompacto, con piedrecillas escasas, húmedo.

46
Caverna Piuquenes

En los niveles inferiores del Corte 2 (estrato 19 al 21) se constató una estratigrafía alterada, con
presencia de materiales culturales asimilables, por sus características petrográficas, a estratos superiores, lo
que puede explicarse por un derrumbe interno de la caverna y/o por la configuración propia del talud.
Este problema estratigráfico y la escasez de materiales obtenidos en los cortes llevaron a que las
principales reconstrucciones e interpretaciones realizadas en esta investigación fueran realizadas con los
materiales recuperados en la Cuadrícula 1.

Cuadrícula 1
Constituyó la excavación principal de la caverna, comprendió la mitad norte del depósito y, tal como
se ha dicho, se desarrolló en forma escalonada. La descripción de cada estrato se proporciona en el Cuadro
8.
La superficie superior del depósito se localizó a la cota 5,15 m medida desde el piso artificial de
acceso al sitio (elaborado por la máquina retroexcavadora), el que correspondió al Escalón 1. Allí se dio
inicio a la excavación de la Cuadrícula 1, la que inicialmente tuvo 3 x 1 m. A los 64 cm de profundidad se
detuvo su excavación, y se optó por abrir el Escalón 2 hacia el norte, que quedó delimitado por la pared
rocosa de la caverna. Su excavación se detuvo a 106 cm de profundidad, tras lo cual se abrió el Escalón 3 que
se continuó hasta que apareció un piso ocupacional con restos de un bloque rocoso, sobadores y numero-
sos huesos de camélidos (140 cm), correspondiendo al Estrato 8. Se continuó con esta metodología de
excavación hasta alcanzar el comienzo del Estrato 11 (2,45 m), donde se decidió registrar el piso de ocupa-
ción y denominar la excavación subsecuente como Escalón 6, pese a que no se abrió un nuevo peldaño. Se
utilizó un nuevo número ya que se trataba formalmente de un piso de ocupación, criterio empleado para la
separación de los peldaños. Debido al ensanchamiento de la Cuadrícula 1, al inicio del escalón 7 se trazó una
nueva unidad de 1 x 1,5 m, la que descendió hasta el escalón 9. Al igual que lo expresado para el escalón 6,
el escalón 8 no significó la apertura de un nuevo peldaño. En el escalón 9 se trazó una nueva unidad de 1 x
1,5 m orientada hacia al sur, cuya base correspondió al lecho del río y conformó el escalón 10. De esta forma,
la excavación de esta cuadrícula comenzó con dos escalones orientados de sur-norte, hasta topar la pared
rocosa norte; continuó descendiendo escalonadamente en dirección oeste hasta el escalón 9, para finalizar
girando hacia el sur con el escalón 10.

CUADRO 8. Excavación estratigráfica de Cuadrícula 1 de caverna Piuquenes.

Unidad Estratigráfica Profundidad (cm) Descripción


0 0-4 En superficie y h asta 5 cm de profundidad se detectó material rocoso
Escalón 1 desprendido del techo y acarreo de superficie. Estrato culturalmente
estéril.
Estrato 1 5-15 Hacia los 5 cm se apreció una matriz suelta, seca, color gris, compuesta
por arena, limo, piedrecillas y presencia de carbón. En el sector centro
sur de la cuadrícula se observó un lente (Lente 1) carbonoso. Bajo el
Lente 1, se reconocieron perturbaciones de roedores. Material cultural
compuesto por desechos de talla, un fragmento de Concholepas
concholepas y fragmentos de huesos.
Lente 1 10-13 Lente carbonoso.
Estrato 2 16-30 Matriz principalmente arenosa. A los 30 cm y junto al borde sur de la
cuadrícula apareció un lente de ceniza gris compacta. En la esquina
noreste apareció una punta de proyectil de base cóncava, dos adornos de
Oliva peruviana con perforación, dos conchas de C. concholepas, dos
artefactos unifaciales.
Lente 2b 31-35 Lente de ceniza gris. Culturalmente estéril.
Estrato 3 36-55 Matriz arcillosa parduzca. Hacia el sector sur de la cuadrícula había dos
bolsones de ceniza compacta y carbón. Escaso material óseo y lítico.

(Continúa en la siguiente página)

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 8 (Cont.)
Unidad Estratigráfica Profundidad (cm) Descripción
Lente 3 55 Lente arcilloso y compacto. Se amplió la cuadrícula 35 cm hacia el
noreste a fin de llegar a la pared de la caverna. Culturalmente estéril.
Estrato 4 56-64 Hacia el sector norte, cerca de la pared rocosa, apareció un piso con
varios sobadores in situ, puntas de proyectil base recta y un retocador
de hueso. No se siguió profundizando y sirvió de límite inferior de este
primer escalón.
Estrato 5, Nivel a 64-71 El nuevo escalón correspondió a una cuadrícula de 2x1,30 m ubicada
Escalón 2 inmediatamente al norte del escalón 1, extendiéndose hasta las paredes
este y norte de la caverna. Estrato pardo, arcillo-limoso, poco compac-
to con espículas de carbón. Fogón en el extremo sureste. Bloque rectan-
gular transportado intencionalmente de 27 x 23 x 12 cm.
Estrato 5, Nivel b 72-90 Arenoso, pardo oscuro, suelto, sin piedras, húmedo. Continuó el fogón
detectado anteriormente. Se rescataron dos sobadores líticos, una punta
de base recta, una punta base escotada, un raspador y material lítico
diverso. Abundantes restos óseos de camélidos en el sector noreste.
Estrato 6, Nivel a 91-95 Matriz arenosa, poco compacta, de color gris. Presentó un lente limoso
intercalado de color rojizo de 3-4 cm de potencia. Escaso material lítico,
destacando una punta triangular semi-aserrada de base recta bajo un
bloque rectangular de 20 x 17 x 7 cm.
Lente 4 95-98 Lente limoso rojizo.
Estrato 6, Nivel b 95-105 Bajo el lente descrito, se inició un estrato limoso, café, con arena. Un
lente de arena se introdujo en el nivel de limo (extremo suroeste).
Estrato 6, Nivel c 106-115 Conformó la base del escalón 2. Matriz pardo oscuro, húmedo, arcillo-
Escalón 3 arenoso, fino. Descansaba sobre un lente limoso, fino, amarillo, que fue
utilizado para cambiar de nivel. Se observaron dos bloques rocosos
angulares en el extremo noroeste.
Estrato 7, Nivel a 116-130 Correspondió a un estrato arenoso, fino, pardo oscuro, húmedo. En la
base de este estrato apareció un piso con bloques rocosos con pigmento
rojo, colocados intencionalmente.
Estrato 7, Nivel b 130-140 Arenoso, pardo, húmedo, suelto. Terminaba en un lente limoso, amari-
llento.
Lente 5 140-142 Lente limoso, amarillento.
Estrato 8, Nivel a 140-150 Estrato limoso, que coincidió con Lente 5, entre 140-142 cm. Luego
Escalón 4 continuó un estrato arenoso, suelto, fino, gris de 2 cm y luego, otro de
arena-limo y arcilla, pardo, poco compacto. Hacia el extremo suroeste,
donde la pared del techo hacía una inflexión, se encontró un bolsón
compacto, pardo. Escaso material cultural.
Lente s/n 151-153 Lente de limo.
Estrato 8, Nivel b 151-165 Se retiró un débil lente de limo de 2 cm de espesor e inmediatamente
apareció un estrato de arena suelta. Culturalmente estéril. Sólo en el
extremo noreste, donde continuó el bolsón, aparecieron huesos y una
punta pequeña de base recta con pigmento rojo.
Estrato 9, Nivel a 165-179 Comenzaba bajo el estrato de limo. Se iniciaba con un nivel ocupacional
representado por un fogón estructurado en el extremo sureste de la
cuadrícula.
Lente s/n 179-181 Lente de limo. Se detectaron dos bloques rectangulares de 40 x 20 x20
cm aproximadamente, en posición horizontal.
Estrato 9, Nivel b 182-190 Continuaron las rocas rectangulares dispuestas en forma horizontal re-
conocidas en el nivel anterior. Aparecieron lascas con modificación. Se
dejó in situ las estructuras y dos sobadores. En la mitad de las piedras
que conformaban la estructura se reconoció un lente limoso que implica-
ba inundación.
(Continúa en la siguiente página)

48
Caverna Piuquenes

CUADRO 8 (Cont.)
Unidad Estratigráfica Profundidad (cm) Descripción
Estrato 10, Nivel a 190-200 Areno-arcilloso, pardo, suelto. Bolsón pardo, muy compacto en el
extremo noroeste. A los 2 m de profundidad se redujo la cuadrícula
para dejar in situ un fogón estructurado. Por este motivo se dio inicio
aun nuevo escalón. Destacó la presencia de una punta pequeña de base
semirecta.
Estrato 10, Nivel b y c 200-220 La matriz continúa similar al nivel anterior, compuesta por arena y
Escalón 5 arcilla color parda.
Estrato 10, Nivel d 220-233 Matriz similar: areno-arcillosa, poco compacta. A 230 cm de profun-
didad se llegó a un lente limoso, en el sector norte. En el extremo oeste,
a 230 cm, se detectaron retocadores de hueso y un adorno lítico ovala-
do perforado.
Estrato 10, Nivel e 235-245 Areno-arcilloso, suelto, sin piedras, pardo. Descansaba sobre un len-
te delgado horizontal. Disminuyó el material cultural.
Estrato 11 Nivel a 245-260 Capa horizontal limo-arcillosa, compacta, parda clara Culturalmente
Escalón 6 estéril.
Estrato 11 Nivel b 260-270 Culturalmente estéril.
Estrato 12 Nivel a 270-285 Estrato compacto, arcillo-limoso, abundantes huesos de camélido.
Sobador a 20 cm de la pared sur y un fogón de 30x20 cm en la mitad
sur.
Estrato 12 Nivel b 285-297 Arcillo-arenoso, pedregoso, clastos rodados de río.
Estrato 12 Nivel c 297-230 Nivel arcilloso, pardo, compacto. Presentó un bolsón arenoso en su
parte superior izquierda. Aparecieron dos bloques rocosos horizonta-
Escalón 7 les. El bloque más grande descansaba sobre un fogón y arena.
Estrato 13 Nivel a 331-340 Se abrió una nueva cuadrícula de 100x150 cm. Capa areno-arcillosa,
poco compacta. Presencia de un piso de ocupación en cuya parte sur
destacaron dos bloques rocosos, asociados a huesos de camélidos y
tres sobadores/percutores con restos de pigmento rojo.
Estrato 13 Nivel b 341-350 Matriz similar al nivel anterior. En la base apareció algo de arena.
Estrato 13 Nivel c 351-360 Nivel arenoso, suelto, pardo. Había un lente limoso en su base que
abarca la mitad de la cuadrícula.Hacia el centro un bloque rocoso de
cara plana asociado a dos sobadores/percutores.
Estrato 13 Nivel d 361-370 Este estrato presentó un lente delgado horizontal en su parte superior.
Resto del nivel era arenoso, pardo.
Estrato 13 Nivel e 371-380 Nivel arenoso, suelto, pardo.
Estrato 13 Nivel f 381-390 Matriz arcillosa, parda, compacta. En el centro había 2 bloques roco-
sos de forma paralelepípeda y un bloque con huellas de alisado
(mortero).
Estrato 13 Nivel g 391-400 Matriz similar al nivel anterior.
Estrato 13 Nivel h 400-415 Matriz similar al nivel anterior. Tenía intercalado un lente arenoso
Escalón 8 delgado.
Estrato 13 Nivel i 416-430 Matriz similar al nivel anterior.
Estrato 13 Nivel j 431-445 Matriz similar al nivel anterior. Roca de superficie plana de 30x23 x7
cm. Presencia de un sobador lítico.
Estrato 14 Nivel a 446-460 Arcilloso, clastos pequeños, carbón, compacto, pardo. Hacia los 225
cm la matriz era suelta. Punta de proyectil. Apareció un sobador con
pigmento rojo.
Estrato 14 Nivel b 461-475 Arcillo-arenoso, clastos medianos. Bolsones grandes de arena.
Estrato 15 Nivel a 476-485 Arenoso, clastos pequeños, suelto, húmedo, pardo. Presencia de
material lítico y carbón
Estrato 15 Nivel b 486-500 Arenoso, clastos pequeños, suelto, húmedo, pardo.
Estrato 16 Nivel a 501-515 Arcilloso, húmedo, compacto, pardo. Límite superior de estructura de
piedra (muro?). Sobador entre las piedras.
(Continúa en la siguiente página)

49
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 8 (Cont.)
Unidad Estratigráfica Profundidad (cm) Descripción
Estrato 16 Nivel b 516-532 Arcilloso, húmedo, compacto, pardo. Hilada superior del muro.
Estrato 16 Nivel c 533-545 Arcilloso, húmedo, compacto, pardo. Hilada intermedia.
Escalón 9
Estrato 1d Nivel d 546-555 Arcilloso, húmedo, compacto, pardo. Base del muro. Escaso material cultural
Estrato 17 556-568 Arenoso, gris, suelto. Estéril culturalmente.
Estrato 18 569-593 Arcilloso, compacto, pardo, húmedo. Sin material cultural.
Estrato 19 594-602 Clastos angulosos, 5-10 cm. Estéril culturalmente.
Estrato 20 603-630 Areno-arcilloso, semicompacto, pardo. Bloque rocoso grande en su mitad norte.
Estrato 21 631-650 Clastos angulosos de 2-4 cm.
Estrato 22 650-740 Clastos angulosos (lecho antiguo del río Blanco).
Escalón 10

En total se identificaron 22 capas de origen natural y cultural (Figura 25). Entre el primer y sexto
estrato hubo una ocupación continua del sitio, con disminuciones en los lentes arcillo-limosos, pero sin
desaparecer totalmente el área de fogón que ocupó el centro de la cuadrícula.

FIGURA 25. Estratigrafía de la pared este (izquierda) y pared sur (derecha) de la Cuadrícula 1.

En los estratos 8 y 9 (entre los 141 y 180 cm de profundidad), fueron detectadas capas estériles,
aparentemente alteradas por bolsones de origen antrópico y fogones.
El estrato 10 fue otro piso de ocupación encontrado a 180 cm de profundidad. Exhibió dos fogones
estructurados, sobadores y tres bloques rocosos rectangulares de forma paralelepípeda (aproximadamente
30x20x15 cm) cuyo material no correspondió al de la matriz rocosa que daba sustento a la caverna (ni al de las

50
Caverna Piuquenes

rocas erosionadas del lecho del río). Fueron traídos al lugar y dispuestos en forma horizontal, para cumplir la
posible función de asiento.
El estrato 11, por su parte constituyó un momento de abandono de la caverna. El estrato 12 corres-
pondió a un nuevo piso ocupacional encontrado a 272 cm de profundidad. Se caracterizó por la presencia de
un fogón muy extenso y estar cubierto por una gruesa capa de huesos de camélidos, el cual fue sellado por
una potente inundación.
Al igual que lo observado en el Corte 1, el Estrato 13 se comportó como una ocupación continua,
reflejada en innumerables lentes cenicientos y espículas de carbón, asociado a abundante material cultural.
Posterior a este componente, la densidad artefactual comenzó disminuir, reflejando los momentos iniciales
de la ocupación de la caverna. Destacó, en el estrato 16, la presencia de dos hiladas de bloques de tamaño
medio (ca. 20 cm de diámetro) dispuestos de manera alineada adosados a la pared norte de caverna y
paralelas entre sí. Se trataría de una de las estructuras más antiguas registradas en Chile central (Figura 26).

FIGURA 26. Restos de muros paralelos en piedra del estrato 16, perteneciente a la ocupación más antigua de la
caverna.

51
CUADRO 9. Fechados radiocarbónicos de caverna Piuquenes y paleolaguna.
52

Laboratorio Muestra Mate rial Estratigrafía Edad (AP) Edad Cal. AP


Geochron GX-21914 Ca rbón Corte 1 E-2 5.915±185 7.250(6.730) 6.310
Geochron GX-21915-AMS Ca rbón Corte 1 E-5 6.035±65 7.160(6.870)6.690
Geochron GX-21916 Ca rbón Corte 1 E-8 6.240±180 7.550(7.170)6.670

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Geochron GX-21917 Ca rbón Corte 1 E-10 7.100±105 8.160(7.890)7.680
Beta Analytic Beta-164649 Ca rbón Col. Palinológica, E-13b 8.420±40 9.520(9.440)9.300
(Corresponde a E-13ª en
Cuad. 1)
Geochron GX-21918 Ca rbón Corte 1 E-13a 8.510±120 9.820(9.530)9.160
Beta Analytic Beta 151285 Hueso Corte 1 entre E-13g y E- 9.150±40 10.470(10.240)10.220
humano 13i.
Geochron GX-21919-AMS Ca rbón Corte 1 E-13h 9.285±75 10.690(10.440)10.240
Geochron GX-21920 Ca rbón Corte 2 E-13i 9.320±130 11.062(10.520)10.220
Beta Analytic Beta-164650 Ca rbón Col. Palinológica, E-13d 9.510±110 11.170(10.740)10.430
(Corresponde a 13h/13i
Cuadrícula 1)
Beta Analytic Beta 151284 Ca rbón Corte 1, E-14 (fondo de 9.700±120 11.330(11.165)10.690
fosa enterratorio)
Geochron GX-21921-AMS Ca rbón Corte 2 E-16 10.115±80 12.310(11.670)11.260
Geochron GX-21922-AMS Ca rbón Corte 2 E-20 8.910±70 10.220(10.040)9.710
Geochron GX-21923-AMS Ca rbón Corte 2 E-20 9.470±70 11.090(10.690)10.510
Geochron GX-21924-AMS Sedimento 13.180±110 16.362(15.840)14.750
13 m de prof.
lacustre
Geochron GX-21925-AMS Sedimento 16.790±115 20.690(20.000)19.340
26 m de prof.
lacustre
Caverna Piuquenes

DATACIONES ABSOLUTAS

Se presentan los fechados radiocarbónicos sin calibrar y calibrados obtenidos para distintos estra-
tos de la caverna a partir de los Cortes 1 y 2, de la columna palinológica y del sondaje de la paleolaguna que
enfrenta la caverna (Cuadro 9).

ANÁLISIS DE LOS COMPONENTES CULTURALES DE CAVERNA PIUQUENES


A continuación se proporcionan los resultados de los distintos análisis de laboratorio efectuados
a los restos materiales dejados por los antiguos habitantes de la cordillera andina de Chile central, comen-
zando con la descripción de tipos y variables artefactuales en asociación a la estratigrafía y los fechados
radiocarbónicos antes presentados. Las variables empleadas en la exploración de la estructura temporal de
los datos son las siguientes: tipo general de artefacto, materia prima en desechos, tipo de talón en desechos,
tipo de instrumental por función y tipo de instrumental bifacial presente. En esta sección se presentan
gráficos generales para toda la estratigrafía del sitio, a partir de las Cuadrículas 1 y Corte 1 (el Corte 2 no se
incluye pues presentaba muy pocas piezas líticas, n=49 y algunos problemas estratigráficos), que permiten
proponer distintos componentes culturales, como se verá a continuación.

Frecuencias generales de la Cuadrícula 1


La muestra total proveniente de la Cuadrícula 1 estuvo formada por un total de 963 piezas líticas,
distribuidas en 754 Derivados de Núcleo y Desechos (de ahora en adelante DDNs y Des), 86 instrumentos
sobre lasca, 23 instrumentos sobre canto rodado (sobadores, percutores, machacadores), 22 núcleos y 78
puntas de proyectil y bifaces (trabajadas en ambas caras).
Cabe explicar aquí que el proceso de manufactura de material lítico se iniciaba en la cantera o en los
centros de abastecimiento al aire libre con la selección de las materias primas más adecuadas; continuaba
con la preparación de núcleos, es decir trozos de roca que eran aplanados para tener puntos donde golpear
con un percutor (generalmente otra roca) y lograr desprender lascas o láminas de un tamaño y filo controla-
do. Un núcleo debía proporcionar un buen número de lascas o láminas hasta quedar “agotado”. Luego,
venía el proceso de percusión (usualmente con una piedra percutor) y de presión (usualmente con hueso o
cornamenta de ciervo) para preparar la herramienta deseada. A lo largo del proceso iba eliminándose gran
cantidad de derivados de núcleo y desechos (DDNs y Des) que quedaban esparcidos en el piso. Este
proceso de tallado de material lítico es denominado por los arqueólogos “cadena operativa”. Esta cadena
operativa no era igual en todos los casos. Por lo general iba variando de grupo en grupo de acuerdo a su
nivel de desarrollo tecnológico y cultural y a sus preferencias (color, dureza). Por lo tanto, una de las tareas
del especialista en lítico (liticólogo) es determinar las características de cada cadena operativa.
Era usual que las distintas etapas de la cadena operativa se desarrollaran en distintos lugares. Así, el
lugar de obtención de la materia prima no tenía porque ser el mismo donde esta roca era tallada y menos
donde era utilizada. En el caso de caverna Piuquenes, los centros de abastecimiento lítico y, en algunos
casos de tallado (talleres líticos), estaban fuera y no los conocemos. Será necesario efectuar intensas
prospecciones por el área para ver si se logra identificar alguna de éstas.
La Figura 27 muestra en su coordenada vertical la cantidad de piezas versus los 15 estratos naturales
de la coordenada horizontal. Se proporciona la fecha de aquellos estratos que poseen dataciones RC-14. En
el gráfico lo más reciente está a la izquierda y lo más antiguo a la derecha. En su interior se grafican las
frecuencias generales acumulativas de DDNs y Des., instrumentos retocados, puntas de proyectil, núcleos
y artefactos sobre guijarro, siguiendo la estratigrafía natural. En el caso del estrato 13, fue subdividido en
letras, expresando cada uno 10 cm de profundidad. El recuadro enumera de abajo hacia arriba las categorías
analizadas comenzando con los DDNs y Des, en color azul, seguido por los instrumentos retocados en color
morado, los núcleos en amarillo, las puntas en celeste claro y los sobadores en naranjo. Por frecuencia
general acumulativa se entiende la suma de las distintas categorías en cada uno de los estratos estudiados.
Cabe señalar, que lo que se muestra en el gráfico no es una representación rigurosamente cuantita-
tiva porque las categorías instrumentos, núcleos, puntas y sobadores, dado su baja cantidad, han sido

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FIGURA 27. Frecuencias generales acumulativas por categoría, con fechados RC 14. Cuadrícula 1, caverna Piuquenes.
60

50

40

30

20

Caverna Piuquenes
10

0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13A 13B 13C 13D 13E 13F 13G 13H 13I 14 15

OTRAS GRUESAS
OTRAS MEDIAS
OTRAS FINAS
CUARZO TRASLUCIDO
ANDESITA SILICIFICADA
ANDESITA GRANO FINO
CUARZO LECHOSO
CUARZO ROJO
ANDESITA GRANO GRUESO
VIDRIO VOLCÁNICO
LUTITA

FIGURA 28. Frecuencias acumulativas de materia prima por estrato para DDN y Des. Cuadrícula 1, caverna Piuquenes.
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amplificadas por el factor 3 para ser más fácilmente visualizadas y comparadas entre sí y en particular con los
DDNs y Des cuyo número es mucho mayor.
Se advierte en la figura el comportamiento del material lítico al interior del sitio. Hay siete cimas o
picos con más de 60 restos, correspondientes a los estratos E-14, E-13h, E-13d, E-13b, E-12, E-10 y E-7 4 (de
izquierda a derecha) y 8 valles de menos 40 piezas, correspondientes a los estratos E-15, E-13i, E-13 f, E13c,
E-13a, E-11, E-8 y E- 1, siguiendo el mismo orden.
A primera vista pareciera que existen siete fases o momentos de ocupación en la caverna, represen-
tados por cada uno de los picos y valles. Pero un análisis más fino demuestra que son sólo cuatro. Así, entre
los estratos E-15 y E-13c se observa una gran similitud en las frecuencias de las categorías con baja cantidad
de DDNs y Des, similares proporciones de instrumentos retocados, presencia de núcleos, ausencia casi total
de puntas y bastantes sobadores, lo cual asigna una gran homogeneidad, compatible con una misma tradi-
ción cultural. Pese a la existencia del valle representado por el estrato E-13f, que indica una temporada de
desocupación en la caverna, los estratos comprendidos entre E-15 y E-13c son considerados como pertene-
cientes a una misma fase cultural (Componente 1).
El siguiente pico está representado por los estratos comprendidos entre E-13b y E-12. Se caracteri-
zan por tener la mayor cantidad de piezas, con una frecuencia muy elevada de las categorías DDNs y Des e
instrumentos y una frecuencia muy baja de núcleos, sobadores y puntas. Sin dudas, representa una fase
cultural muy distinta a la anterior (Componente 2).
El estrato E-10 presenta características propias representadas por una alta frecuencia acumulativa,
con ausencia casi total de núcleos y sobadores, una representación baja de DDNs y Des y una alta presencia
de instrumentos retocados y puntas. Si a estas características se agrega que esta ocupación es precedida y
seguida por lapsos de total desocupación de la caverna (E-11 y E-9), se está frente a otro momento o fase
cultural de la caverna (Componente 3).
El siguiente pico está representado por los estratos E-7 y E-6 y presenta características muy pareci-
das al conjunto anterior. Sin embargo, a juzgar por los fechados RC-14 hay un largo período de desocupa-
ción de la caverna de varios centenares de años, que podría corresponder a otros grupos humanos que
ingresan al área, seguramente portando otra tradición tecnológica. Por esta causa, es señalado como una
cuarta fase o componente ocupacional (Componente 4).
En la Figura 28, Frecuencias de materias primas por estrato para DDNs y Des se muestran las
frecuencias absolutas de materias primas y su aporte acumulativo por estratos. Al igual que en la figura
anterior y en las siguientes, la coordenada vertical muestra la cantidad de piezas versus la coordenada
horizontal que muestra los estratos, comenzando con el más reciente, a la izquierda, hasta llegar al más
profundo, a la derecha. El recuadro enumera las materias primas (rocas) más utilizadas. Las tres primeras
corresponden al tamaño del grano de la roca clasificadas en: otras gruesas, otras medias, otras finas e
intrusivo grano fino. Le siguen: cuarzo translucido, andesita silicificada, andesita grano fino, cuarzo lecho-
so, cuarzo rojo, andesita grano grueso, vidrio volcánico y lutita.
Del mismo modo que en la figura anterior, se aprecian los hiatos que delimitan los cuatro componen-
tes definidos. Entre los estratos E-15 y E-13c se aprecia la utilización indiscriminada de distintos tipos de
roca (varios colores) mientras que en los estratos E-13b a E-11 se constata el predominio absoluto de la lutita
(color azul).
Este gráfico ayuda a clarificar al anterior, puesto que muestra las variaciones en el uso de la materia
prima a lo largo del tiempo, diferenciando con precisión los Componentes 1 y 2, puesto que en el gráfico
anterior, pareciera que el Componente 1 está comprendido entre los estratos E-15 a E-13 f y el Componente 2,
entre los estratos E-13 f y E-11, cuando en realidad y gracias a este gráfico se puede establecer que el
Componente 1 se extiende hasta el estrato E-13c y, consecuentemente, el Componente 2, entre este último y
el E-11. De igual modo, esta figura permite distinguir claramente entre el Componente 3, caracterizado por la
abundancia del cuarzo rojo, respecto del Componente 4 caracterizado por el uso de diversas rocas con cierto
predominio del cuarzo lechoso (blanco). La discusión sobre las modalidades del uso de materias primas se
efectuará más adelante cuando se caractericen los distintos componentes de modo más específico.

56
Caverna Piuquenes

La Figura 29, Frecuencias generales por tipo de talón por estrato, muestra las diferencias en canti-
dad por tipo de talón de los DDNs y Des para cada estrato. El recuadro resume los tipos de talón seleccio-
nados: natural, plano, puntiforme, pseudofascetado, fascetado, diedro y ausente.
La Figura 29 muestra para el Componente 1 (E-15 a E-13c), predominio de talones planos y naturales;
para el Componente 2 (E-13b a E-13 a), talones planos y pseudofascetados; para el Componente 3 (E-10),
talones planos y fascetados y, para el Componente 4 (E-8-E-2), talones planos, fascetados y puntiformes, en

FIGURA 29. Frecuencias generales para tipo de talón por estrato, para DDN y Des. Cuadrícula 1, caverna Piuquenes.

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FIGURA 30. Frecuencia acumulativa por tipo de instrumental en estratigrafía. Cuadrícula 1, caverna Piuquenes.
Caverna Piuquenes

FIGURA 31. Frecuencias absolutas para puntas de proyectil e instrumentos bifaciales por nivel. Cuadrícula 1,
caverna Piuquenes.

cantidades similares. Por lo tanto, este gráfico muestra algunas diferencias importantes en el comportamien-
to de los tipos de talones específicos que apoyan la división por componentes en referencia. El detalle de
éstos se desglosará por componentes más adelante.
La Figura 30, Frecuencia acumulativa por tipo de instrumental en estratigrafía, muestra el aporte de
cada categoría instrumental siguiendo los estratos naturales. Se consideran las categorías raspado, raído,
corte, sobado, puntas y otras. Se observa la escasez de puntas de proyectil en los componentes más
antiguos junto a un predominio de las actividades de raspado.
Asimismo, la actividad de sobado (raspado) de cuero es alta, lo que indica que los grupos están
procesando las pieles de las presas al interior de la caverna. Una situación distinta se advierte en los
Componentes 3 y 4, es decir, una baja tasa de raspado acompañada de una casi inexistente muestra de
sobadores, mientras que se presenta un aumento importante de las puntas de proyectil, lo que indicaría
cambios en la funcionalidad del sitio. Este cambio sugiere que se está privilegiando la actividad de adqui-

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sición faunística por sobre el procesado de los subproductos de este recurso e incluso de que éste último
trabajo se esté realizando en otro lugar fuera de la caverna.
La figura 31, Frecuencia absoluta de puntas de proyectil e instrumentos bifaciales por nivel, comple-
menta lo señalado en la figura anterior, mostrando las diferencias estratigráficas entre los últimos dos com-
ponentes y los dos primeros. Es notable la gran cantidad de puntas de proyectil presentes en el estrato 10,
que como se verá más adelante, constituye en sí, el Componente temporal 3.

Puntas de proyectil
Uno de los materiales más diagnósticos a la hora de establecer diferencias tecnológicas o estilísticas
entre dos conjuntos líticos son las puntas de proyectil. Esto ocurre tanto por su complejidad en términos de
su alta tasa de modificaciones por unidad, como por su diseño considerando que se trata de una tecnología

FIGURA 32. Frecuencias absolutas por tipo de base para puntas de proyectil por componente temporal.

60
Caverna Piuquenes

orientada a la minimización del riesgo en el evento de su uso. Es por esto que comenzaremos nuestro análisis
con ellas.
La Figura 32 muestra las diferencias existentes en los cuatro componentes donde se advierte inme-
diatamente cambios importantes en la forma de este atributo. En el Componente 1, no existen casi elementos
de juicio que puedan determinar una característica distintiva ya que se trata únicamente de una pieza, por lo
demás bastante atípica.
En el Componente 2, aparece como elemento diagnóstico el pedúnculo como base de estas puntas.
En el componente siguiente, se produce un reemplazo de este pedúnculo por una forma más simple, consis-
tente en una base de tipo convexa. Se advierte también la presencia de algunas bases de tipo recta que
podrían estar sirviendo de puente estilístico hacia el componente posterior, en que comienza a notarse una
transición hacia un tipo de base escotada o cóncava, acompañadas de puntas de base recta.
La Figura 33 viene a confirmar que existe un cambio cultural, que es especialmente importante en el
caso de los Componentes 3 y 4, que los diferencia en forma absoluta al disponer estos últimos de un borde
característicamente aserrado. Esta situación de cambio tecnológico es detectada también a través del análi-
sis de los instrumentos óseos (retocadores) en los que se advierte una superficie de contacto en la punta del
retocador mucho menor a la de componentes anteriores.

FIGURA 33. Frecuencia absoluta por tipo de borde de puntas de proyectil.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Se advierte en el Componente 3 el inicio de esta fase de cambio en el instrumental. El hecho de que


en el Componente 4 aparezcan también bordes lisos en realidad no presenta mayor ingerencia en la caracte-
rización de este componente considerando que el borde liso es una característica necesaria para la produc-
ción de cualquier punta de proyectil (del punto en que es posible generar una punta de proyectil funcional
únicamente con percusión blanda, la cual en ningún caso resulta en un borde aserrado) de modo que el
tratamiento de aserrado es, en sí, el atributo positivo en la caracterización de este conjunto instrumental.

Instrumentos
Comprende las categorías de raspado, raído, corte, sobado y otras que engloban distintas funcio-
nes (poco representadas en el registro tales como perforadores y corte por percusión). Se considera aquí a
los DDNs y Des como fuente de datos acerca de las modas y frecuencias de materias primas, por su mayor
cantidad, aunque lo ideal sería que este análisis fuera realizado únicamente sobre los instrumentos termina-
dos. Así, en casi todos los casos, las materias primas de los DDNs coinciden con la de los instrumentos, pero
se da el caso, en el Componente 2, donde ello no ocurre. En éste, la materia prima preferente es la lutita que
está relacionada con la confección de instrumentos bifaciales, que como se ha mencionado ha sido descar-
tada de este análisis. De este modo, es casi imposible evaluar la calidad de las materias primas en instrumen-
tos no bifaciales.
En cuanto a las frecuencias absolutas por nivel, se advierten escasas diferencias en lo que se refiere

FIGURA 34. Medias y desviaciones estándares para ángulo de descarte de raspadores por componente temporal.

62
Caverna Piuquenes

a las distribuciones por distinto tipo de instrumental salvo en el caso de los Componentes 1 y 2 en que se
advierte una propensión a las actividades de raspado por sobre las de corte y raído. Es llamativo que en estos
niveles (los más tempranos), no se adviertan mayores evidencias de corte por percusión a nivel de instru-
mental lítico. En los componentes más tardíos la distribución de materiales se muestra relativamente similar
para ambos lo que implicaría que existen diferencias en el tipo de ocupación de la caverna, lo que ha sido
comentado con anterioridad.
La tipología de piezas ha sido un elemento ampliamente utilizado para intentar determinar diferen-
cias en cuanto a preferencias culturales, aunque este concepto es ampliamente discutido en la actualidad
(Nami 1994). Es más probable que dichas variaciones formales (las que dan lugar a distinciones tipológicas
excesivamente específicas) sean más bien producto de procesos relacionados tanto con la intensidad de
utilización y reavivado del instrumento, con el sustrato de trabajo o las exigencias específicas del trabajo
contemplado (Barton 1991). En el caso de la caverna lo que ocurre es que existe una gran variedad en lo que
a morfología se refiere, aunque casi ninguna de las piezas se atiene a conceptos tipológicos enunciados en
la literatura (salvo en el caso de las tipologías de Orquera y Piana (1986) y de Kozlowski y Ginter (1975)
La excepción a la situación descrita es la presencia de raspadores frontales con alto índice de
formatización en los Componentes 1 y especialmente 4. El caso de este último componente será discutido
cuando se trate en detalle.
La Figura 34, no pretende dar definición al tema del estrés de recursos líticos por si solo, sino más
bien, mostrar hasta qué punto la utilización del instrumental exhibe variaciones en su tasa de uso. Es difícil

FIGURA 35. Frecuencia absoluta para sobadores de cuero y huellas de percusión por componente temporal.

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reconocer que una medida como el ángulo de descarte pueda entregarnos una idea acabada acerca de la
intensidad de uso de los instrumentos, máxime si no es acompañada por un análisis de ángulo espinal. En
nuestro caso optaremos por complementar la primera aproximación con otro tipo de análisis orientado al
reconocimiento de la intensidad de trabajo sobre derivados de núcleo (Mendez et al. 2004), cuyos resulta-
dos se muestran en la discusión final.
Se aprecia en la Figura 34 que las medias de los ángulos de los raspadores formales del Componente
1, que son exclusivamente raspadores frontales es de 65° lo cual es bastante bajo considerando la tasa de
descarte establecida en la literatura es 80°. Para el caso del resto de los raspadores estos fluctúan entre dicha
medida y aproximadamente 52°, tasa aún más baja. Una excepción es el caso del Componente 4 en que los
raspadores son utilizados hasta una etapa muy posterior de su vida útil que acabaría en una media de 71°.

FIGURA 36. Frecuencias relativas para tipos de talón por componente temporal.

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Caverna Piuquenes

Sobadores
Se ha optado por analizar los sobadores de cuero en un inciso aparte por dos motivos. El primero se
refiere a la naturaleza de estos instrumentos que no han sido tallados sino que solamente seleccionados a
partir de su tamaño, forma y granulometría. En segundo término, porque su función de sobadores está en
casi todos los casos relacionada con la de percutor duro, como se observa en la Figura 35.
Se advierte en la Figura 35 una tendencia a la disminución de las actividades de sobado a través del
tiempo, lo cual posiblemente indica, como ya se ha mencionado, un cambio de funcionalidad del sitio. Por
otra parte, se ve también una disminución progresiva en las huellas de percusión a través del tiempo que es
muy consistente con la disminución de los sobadores y que no muestra reemplazo en los componentes más
tardíos por percutores propiamente tales. Esto podría indicar una baja en la tasa de percusión dura al interior
del sitio al transcurrir el tiempo.
Al parecer, durante los dos últimos componentes de la ocupación del sitio, se está optando por la
talla de matrices menos voluminosas y, al aumentar la producción de instrumentos retocados (en especial
puntas de proyectil), se está prefiriendo la percusión blanda y mayor cantidad de talla por presión.

Derivados de Núcleo y Desechos (DDNs y Des)


Los DDNs son un elemento muy útil a la hora de observar cambios tecnológicos, es decir cambios
en los modos de manufactura y conocimiento asociado a ésta en un conjunto de piezas líticas. Por otra parte,
entregan información acerca de cuestiones económicas y de preferencias en cuanto a materias primas. En
esta parte se analizarán las frecuencias generales de los distintos componentes.
En la Figura 36, se muestra los porcentajes en que cada tipo de talón aporta al total de la muestra. Es
evidente que el talón más popular en todos los componentes es el talón plano, lo que indica una tecnología
que, en general, es simple, aunque se ve matizada por distintas preferencias secundarias en cuanto a la
preparación de plataforma en cada componente. Así, el Componente 2, se caracteriza por la presencia de
talones pseudofascetados, el Componente 3, por su notoria incidencia en talones puntiformes y el Compo-
nente 4, por la fuerte aparición de los talones fascetados. Estas diferencias serán explicadas con mayor
extensión en el próximo capítulo.

FIGURA 37. Porcentaje de corteza en DDN y Desechos por componentes temporales.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

La Figura 37, muestra la incidencia de corteza considerando todas las piezas. A primera vista se nota
que en el componente más temprano la cantidad de corteza alcanza un promedio de 11%, cifra que en sí no es
indicativa de una situación de aprovisionamiento o tecnológica especial, sino que se vuelve relevante
cuando es comparada con los otros Componentes. Por ejemplo, en el componente inmediatamente posterior,
se ve una baja en la incidencia de corteza que estaría mostrando que las primeras etapas de reducción del
material o específicamente su descortezado se están realizando con una intensidad menor al interior de la
Caverna, lo cual se explica en el capítulo siguiente. El Componente 3 exhibe una pequeña alza en la cantidad
de piezas corticales, situación que también se encuentra relacionada con cuestiones referentes al tipo de
materia prima empleada. Por último, el Componente 4 muestra la tasa más alta que probablemente se
encuentra relacionada con la variabilidad de materias primas presentes en el registro que, además, han sido
relacionadas con materias primas existentes y disponibles en el lecho del río adyacente.

Frecuencias generales del Corte 1


A continuación se analizan las frecuencias generales del Corte 1, con el fin de contrastarlas con los
resultados obtenidos en el análisis de la Cuadrícula 1. La muestra total analizada en el Corte 1 consta de un
total de 364 piezas, distribuidas en 312 DDNs y Des, 22 instrumentos, 15 artefactos sobre canto rodado
(sobadores, percutores, machacadores), 4 núcleos y 11 puntas de proyectil y bifaces.
La Figura 38, Frecuencia General Acumulativa por tipo de artefacto, muestra las categorías de DDNs
y Des., instrumentos retocados, puntas de proyectil, núcleos y artefactos sobre guijarro siguiendo la
estratigrafía natural. Lo que se muestra en este gráfico no es una representación rigurosamente cuantitativa
porque las siguientes categorías han sido amplificadas por el factor 3 para ser más fácilmentevisualizadas y
comparadas entre sí y en particular con los DDNs y desechos cuyo número es mucho mayor: instrumentos,
núcleos, puntas y sobadores.
Se observa un comportamiento bastante parecido a la Cuadrícula 1, considerando un desplazamien-
to de los materiales hacia una posición estratigráfica inferior, lo que se explica por la mayor cercanía del Corte
1 al talud de la caverna. Asimismo, se observa un aumento en el desplazamiento de materiales desde la mitad

FIGURA 38. Frecuencia general acumulativa por tipo de artefactos. Corte 1, caverna Piuquenes.

66
Caverna Piuquenes
FIGURA 39. Frecuencia general acumulativa por tipo de materia prima. Corte 1, caverna Piuquenes.
67
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FIGURA 40. Frecuencias absolutas para talones entre los estratos 13h y 13 b del Corte 1, caverna Piuquenes.
Caverna Piuquenes
FIGURA 41. Frecuencias absolutas para puntas de proyectil por estratos. Corte 1, caverna Piuquenes.
69
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

hacia abajo.
En general se constata una disminución en la cantidad de piezas lo que evidentemente es producto
de la diferencia de los volúmenes excavados entre la cuadrícula y el corte. Por otra parte, se nota una
diferencia bastante importante en la cantidad de materiales del estrato 10, lo cual es difícilmente explicable.
La Figura 39, Frecuencia general acumulativa por materia prima, muestra una gran coincidencia con
los Componentes 1 y 2 de la Cuadrícula 1, sobre todo lo que se refiere a la presencia mayoritaria de lutita en
el Componente 2, representado por los estratos 13 al 13 e del Corte 1. Por el contrario, el Componente 1
(estratos 13 e a 13 h), no muestra ninguna preferencia en la selección de las materias primas. Respecto a las
ocupaciones posteriores es poco lo que se puede decir debido a la escasa cantidad de piezas encontradas.
La Figura 40, Frecuencias absolutas para talones por estrato, muestra la coincidencia en los aportes
de los distintos tipos de talón para el Componente 2 entre la cuadrícula y el corte, con mayoría de talones
planos seguida por los pseudofascetados. A diferencia de la Cuadrícula 1, el siguiente tipo en importancia en
el Corte 1 es el puntiforme, mientras que en la Cuadrícula 1 era el fascetado. Esta pequeña inversión no
parece significativa considerando que los tipos de talón sintomáticos de talla bifacial siguen siendo cerca del
50% de la muestra. En el Componente 1, lo que más llama la atención es la desaparición de los talones
pseudofascetados al igual que lo constatado en la Cuadrícula 1.
La Figura 41, Frecuencias absolutas para puntas de proyectil por estratos, indica la distribución de
puntas en el Corte 1. Si bien no es muy decidora en términos de frecuencias si lo es en términos de tipología
de puntas, aunque esto se tratará en un capítulo aparte. Se constata que la presencia de estas puntas
coincide con la posición estratigráfica de los distintos componentes definidos para la Cuadrícula 1.

COMPONENTE 1: PRIMEROS EXPLORADORES (CAZADORES DEL PLEISTOCENO TARDÍO)

Cronología y estratigrafía
El Componente 1 comprendió los estratos 16 a 13c del Corte 1 y de la Cuadrícula 1 y, los estratos 16
a 13b del Corte 2. Fueron excluidos del análisis los estratos 17 al 20 del Corte 1 y los estratos 17 al 22 de la
Cuadrícula 1 debido a que sus fechados radiocarbónicos (obtenidos en el estrato 20), indicaron una inver-
sión estratigráfica asociada a su posición exterior al talud de la caverna. Asimismo, la mayoría de los estratos
no presentaron materiales diagnósticos o resultaron culturalmente estériles.
Las fechas oscilaron desde el 12.310(11.670)11.260 AP hasta el 10.470(10.240)10.220 AP. La fecha
más temprana provino del Estrato 16 del Corte 2, donde sólo apareció carbón y restos de fauna, sin evidencia
de materiales líticos. Este componente poseía dos fechas medias, la primera de 11.170(10.740)10.430 AP,
proveniente de la excavación de la columna palinológica, en tanto que la segunda, se obtuvo a partir de
carbones del Corte 2, Estrato 13 i con un resultado de 11.062(10.520)10.220 AP. La fecha más tardía fue
obtenida a partir de un esqueleto humano.
Se dispuso también, de un fechado de 11.090(10.690)10.510 AP que se encontraba dentro del rango
cronológico, aún cuando su posición estratigráfica (Estrato 20) indicó una alteración de los sedimentos del
Componente 1, cuya causa no fue evidente en el examen de los mismos. Por último, de este mismo estrato se
obtuvo un fechado de 10.220(10.040)9.710, cuya divergencia con la otra fecha, no podemos explicar por el
momento.

Bioantropología
Los enterratorios humanos recuperados en caverna Piuquenes fueron descubiertos casualmente
durante la ampliación del camino industrial de la empresa minera División Andina de CODELCO Chile. Esto
se tradujo en la destrucción de un importante número de unidades óseas, aún cuando se pudo advertir en los
perfiles expuestos la existencia de porciones de dos esqueletos, los que aún conservaban unidades articu-
ladas anatómicamente in situ, por lo que pudieron ser excavados de manera sistemática. Se trataba básica-
mente de dos individuos enterrados separadamente, los que de acuerdo al orden de su descubrimiento
fueron denominados Individuo 1 e Individuo 2, ubicados en el Corte 1, sector medio (ca. 415 cm de profun-

70
Caverna Piuquenes

didad, Estrato 13, Niveles h-i) y Corte 2, sector superior (ca. 550 cm de profundidad, Estratos 13, Niveles e-
f, respectivamente). El Individuo 2 fue excavado primeramente durante 1998, mientras que el Individuo 1 fue
exhumado durante los años 2000 y 2001, posterior a la excavación de la Cuadrícula 1 (Figura 42). De este
último se extrajo una porción de la diáfisis de un fémur, sin lesiones u otro rasgo destacable, optándose por
fecharlo para conocer con precisión la antigüedad del enterratorio. Paralelamente, durante la campaña de
2001, se rescataron restos óseos caídos de los perfiles y procedentes del material removido con la maquinaria
pesada, con el objeto de encontrar restos asignables al Individuo 1, o bien, a otros posibles individuos.

FIGURA 42. Proceso de rescate del Individuo 1. Componente 1, caverna Piuquenes.

FIGURA 43. Sepultura del Individuo 1. Se observa la excavación de un fogón pre-existente y el posterior relleno
mediante el material removido, agregándose un bloque rocoso sobre el tórax del individuo.

71
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Individuos 1 y 2

Las sepulturas excavadas contienen restos de dos esqueletos parciales, de sexo femenino y entre
30 y 35 años. Los dos individuos se encuentran originalmente depositados en tumbas individuales, como
entierros primarios, en niveles diferentes y a unos 4 m uno de otro. Ambos esqueletos están en posición
flectada, decúbito lateral, uno derecho (Individuo 1) y otro izquierdo (Individuo 2).
El Individuo 1, sufrió una importante desmineralización de los huesos, debido a su mayor satura-
ción de agua de deshielo, a la vibración producida por los vehículos pesados que transitan por el camino
contiguo a la caverna y a la fractura por compresión causada por el peso de los sedimentos, de mayor
potencia en esa parte de la cueva. Lo anterior redundó en una mayor destrucción de los restos, que sólo
pudieron ser rescatados parcialmente, a pesar de las labores de consolidación y otras precauciones de
conservación adoptadas .
La posición de los fragmentos de hueso conservados in situ, en su mayoría en posición anatómica
y la excavación del remanente de la tumba, permitió establecer la posición del individuo y la manera en que
esta fue construida (Figura 43).
Para enterrar al Individuo 1, se excavó un fogón pre-existente, utilizándose el material removido
para tapar la tumba, incluyendo un gran bloque de piedra puesto sobre el tórax del individuo. La datación
directa de este individuo arrojó una fecha calibrada de 10.240 cal AP. Los restos de carbón del material
removido de la tumba arrojaron una fecha calibrada cercana a los 11.000 años AP.
El individuo fue depositado en una fosa elíptica de unos 30 a 40 cm de profundidad, en posición
decúbito lateral derecho, con el antebrazo derecho entre los muslos y su mano de ese lado en la región
genital (Figuras 44 y 45). Las piernas estaban hiperflectadas, con ambos talones adosados a la región
isquiática, lo que debió requerir que el cuerpo fuera amarrado o enfardado. Como se puede apreciar en las
fotografías, dos grandes bloques rocosos angulares y otro de menor tamaño se preservaron in situ, sobre la
región pélvica el mayor y sobre los pies y algo más al borde distal de la tumba, los otros. Quizá pueda
reconocerse en esta práctica un antecedente de los entierros tipo “cheuque”, populares entre cazadores-
recolectores patagónicos para tiempos más tardíos.

FIGURA 44. Enterratorio Individuo 1. Componente 1, caverna Piuquenes.

72
Caverna Piuquenes

Resulta de particular interés el pequeño fogón existente sobre la región toráxica y la existencia de
fogones sucesivos sobre el emplazamiento del enterratorio. Para minimizar el riesgo de contaminación, la
muestra de carbón utilizada para el fechado de la tumba se extrajo de su material de relleno, por debajo del
gran bloque sobre la pelvis. Otro fogón se emplazaba sobre la región de los pies, por sobre el sedimento de
la sepultura.

FIGURA 45. Detalle enterratorio Individuo 1 (pie). Componente 1, caverna Piuquenes.

La matriz de la tumba estaba formada principalmente por ceniza, carbón, arena, limo y algunos
cantos angulares pequeños. Además, contenía algunos fragmentos de huesos de mamíferos menores y
guanaco, así como algunos desechos de talla. No se encontraron ofrendas asociadas, presumiblemente
porque todo el sector de los brazos, parte del tórax y cabeza, se encontraba en el área destruida.
El Individuo 2 fue depositado en una depresión oval contigua a la pared NW de la caverna. Sólo se
encontraron in situ su fémur y tibia derechos incompletos y, bajo ellos, el fémur izquierdo completo pero
fracturado (426 mm: 1153.082 ± 3.816 mm; según Genovés 1967:76). Además, se encontró la tibia izquierda
casi completa, su respectiva patella y algunos huesos del pie. Asimismo se rescató parte del coxal derecho
(consolidado), vértebras lumbares y sacras fragmentadas, trozos de costillas, esternón y la ulna izquierda
casi completa. Del material removido accidentalmente en la limpieza de perfiles y del depositado en la base
del perfil bajo la tumba, se rescataron fragmentos de cráneo y cara y un tercer molar superior izquierdo
(Cuadro 10).
Los huesos que se conservaron in situ, la mayor parte de ellos en posición anatómica, indicaron
que el individuo fue depositado flectado, decúbito lateral izquierdo en posición supina, con el antebrazo
izquierdo flectado orientado hacia la cara. El eje de la columna se prolongó de cefálico a caudal en una
dirección aproximada de W a E, debiendo quedar la cara del individuo orientada hacia la pared de la caverna.
En el interior de la tumba, a la altura del esternón y próxima a la pared rocosa, se encontró una
concha de Concholepas concholepas y, cercano a la pelvis, se halló un punzón de hueso. Entre ambos
elementos se registró una concentración de fragmentos de cráneo de guanaco. En el sedimento de relleno

73
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

de la tumba, se localizaron (in situ) fragmentos de huesos de ave y de guanaco, algunos evidentemente
expuestos al fuego directo. También se encontraron algunos desechos de talla.

Los fragmentos removidos

El análisis de los fragmentos recuperados fuera de contexto permitió determinar la existencia de al


menos cuatro individuos enterrados en la caverna y abrió la posibilidad de que existieran varios más. Estos
aparecieron muy fragmentados e incompletos producto de la remoción del sitio por maquinaria pesada, pero
su buen estado de conservación hizo suponer que es posible encontrar más restos en el depósito estratigráfico
de Piuquenes.
De los fragmentos desprendidos de la parte superior del Corte 2 se pudo determinar la existencia de
un individuo de sexo masculino, de 20 a 22 años, representado por gran parte de una bóveda craneana, la
que se restauró a partir de numerosos fragmentos dispersos; un maxilar derecho, algunos dientes, sínfisis
mentoniana, y posiblemente, otros de ramas mandibulares. También le corresponderían algunos fragmentos
grandes de fémures, tibias, húmeros, vértebras cervicales (atlas casi completo), escápulas, costillas y otros.
Este individuo fue designado como número 3 (Figuras 46 y 47).

FIGURA 46. Vista lateral del cráneo restaurado del Individuo 3. Caverna Piuquenes.

La bóveda craneana del Individuo 3 presentó gran afinidad morfológica con poblaciones arcaicas,
como las de Cuchipuy (Kaltwasser et al. 1980), con un abombamiento discreto del occipital, dolicocefalia y
mastoides reducidas, considerando su sexo masculino. Es poco robusto, cuestión que es común en los
demás restos de ambos sexos y en todos los restos esqueletales encontrados.

74
Caverna Piuquenes

FIGURA 47. Base del cráneo del Individuo 3. Caverna Piuquenes.

Otro individuo (número 4), juvenil de sexo no determinable, fue identificado por huesos de la
bóveda craneana y sólo fueron restaurados parcialmente.
Otros dos individuos (números 5 y 6) se encontraron representados por temporales derechos (uno
de ellos erosionado en la región mastoidea), que no correspondieron a ninguno de los individuos anteriores.
El temporal más completo correspondería a un individuo de sexo masculino, adulto joven.
Existen otros segmentos esqueletales que podrían ser atribuidos a nuevos individuos o, eventual-
mente, a parte de los individuos 1 y 2, cuestión que falta determinar con precisión. Entre los restos aislados,
destacó un tercer molar superior derecho completo, de un individuo joven (menos de 25 años) con una gran
carie en el cuello de la cara mesial de la pieza y otra carie menor en la superficie oclusal, presentando la raíz
del diente una hipercementosis.

75
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 10. Resumen de unidades óseas identificadas del individuo 2 y restos fragmentados recuperados sin
procedencia clara.

Individuo 2 Fragmentos removidos


Fragmento de esfenoides ala menor en Fragmento de hueso frontal con
buen estado de conservación (2) fragmento de nasal y maxilar
Fragmento de parietal cerca de Fragmento de hueso frontal que
articulación temporo-parietal (izq.) coincide con anterior (restaurados).
Femenino adulto 30-40? años, sin
patología.
Fragmento indeterminado Fragmento de parietal superior y
anterior a articulación temporo-
parietal.
Fragmento de hueso temporal izq. Fragmento de parietal
con destrucción de la escama y
destrucción parcial de la porción
petrosa. Posiblemente femenino
Fragmento hueso maxilar derecho Fragmento de parietal sin tabla interna
(cuerpo) con erosión del borde nasal
Zigomático completo con fragmento Fragmento de esfenoides
de apófisis zigomática del maxilar con
parte del seno par anasal
Fragmento de parietal sobre la sutura Fragmento de costilla ¿superior?
temporo-parietal
17 fragmentos de cráneo Fragmento de costilla 7-10
Fragmentos de vértebras sacras Fragmento de parietal cerca de
articulación fronto-parietal
Fragmentos de vértebras lumbares Fragmento de escápula parte de la
espina
2 fragmentos de costilla 2 fragmentos de cráneo sin clasificar
Fragmento de fémur derecho 2 fragmentos de hueso largo
Fémur izquierdo Fragmento de maxilar derecho parte
de seno paranasal
Fragmento de tibia derecha 2 fragmentos de esfenoides
Fragmento de tibia izquierda Fragmento de etmoides
Patella izquierda Fragmento de cuerpo vertebral parte
de tabla externa, anillo óseo externo
tejido esponjoso.
Fragmento de coxal derecho Cuerpo vertebral casi completo de
lumbar L1 a L4
Huesos del pie Cuerpo vertebral destruido L1
7 fragmentos sin determinación Cuerpo vertebral destruido T10-12
Carilla articular inferior vértebra
lumbar
Arco vertebral (torácico)
Arco vertebral con carilla articular
superior con base de apófisis de
vértebra torácica.
Tabla externa cuerpo vertebral con
osteofitos

76
Caverna Piuquenes

Análisis de morfometría geométrica por Relative Warps

Se presenta aquí el Análisis de Morfometría Geométrica por Relative Warps (análogo del análisis de
componentes principales) de cráneos del período arcaico (Punta de Teatinos, Cuchipuy y Piuquenes) y agro-
alfarero (Laguna El Peral). Las grillas de los valores extremos del eje I de relative warp (x= RW1) muestran la
deformación de los grupos analizados respecto del valor promedio, de deformación cero (grilla en el centro de
la Figura 48). Los hitos utilizados en este trabajo se muestran en el recuadro con la fotografía del cráneo de
Piuquenes (RW1= 40.14%, RW2= 28.80% de la varianza total).
El análisis de variación de la forma (relative warp) por deformación de placa delgada (TPS) discrimi-
na bastante bien a los grupos estudiados (los primeros dos ejes explican el 70% de la varianza total). Según
este análisis, Piuquenes -además de la cercanía evidente con Cuchipuy- se agrupa en el segundo eje con los
agroalfareros. Sin embargo, el análisis de regresión de los componentes de la forma total (afín y no afín)
contra las muestras clasificadas según origen (Piuquenes y Cuchipuy versus arcaicos) arroja diferencias
significativas entre los primeros y el grupo de Punta de Teatinos (Generalized Goodall F-test: F = 4.1361, df
= 12, 108: P = 0.0000). Cabe destacar que se trata de un análisis exploratorio, y las diferencias encontradas
pueden también explicarse por los hitos anatómicos disponibles. El uso de cráneos no fragmentados podría
dar otras configuraciones. Respecto de los grupos «control», Piuquenes y Cuchipuy muestran un cráneo
con una elongación frontal-occipital. La regresión de los componentes de la forma total (afín o uniforme y
no afín) contra el tamaño del centroide resultó no significativa (Generalized Goodall F-test: F = 0.6263, df =
12, 144: P = 0.8172). El peso del componente uniforme (variación en los grandes ejes) tampoco fue significa-
tivo (menor al 1%). En otras palabras, la variación observada se explica por la deformación de los hitos
localizados en las regiones frontal y occipital, sin influencia del tamaño.

FIGURA 48. Gráfico del análisis de Morfometría Geométrica por Relative Warps.

77
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Material lítico
Para las primeras ocupaciones de la caverna se analizó una muestra total de 359 piezas líticas, consis-
tentes en 29 instrumentos (una punta de proyectil, 23 raspadores, dos cepillos, una pieza multifunción y dos
fragmentos clasificados como “otros” que parecen proceder de una pieza bifacial, pero que por termo
alteración no pueden ser adscritos a una categoría u otra), 303 desechos de talla (de los cuales 65 son
microdesechos), 11 piezas sobre guijarro (9 sobadores de cuero, 1 machacador y un percutor) y 16 núcleos.
De los desechos se remontó otro núcleo. Cabe notar que se trata de una muestra relativamente pequeña,
considerando el volumen de sedimentos recuperados para estos niveles, de modo que las interpretaciones
que aquí se ofrecen de los datos analizados deben tenerse por generalizaciones de carácter exploratorio. El
análisis de nuevos materiales contribuirá a la precisión de las tendencias aquí descritas.

Instrumentos
Los instrumentos recuperados fueron divididos a partir de su grado de formatización, en dos
grandes grupos con proporciones indiferenciadas en su frecuencia relativa, los formales (n=19, 65,5%) y los
informales (n=10, 34,5%) (Cuadro 11). Estos instrumentos fueron confeccionados sobre materias primas de
distinto tipo, algunas de las cuales –generalmente las de grano más grueso y mayor dureza, como los
basaltos y las andesitas se hallan presentes en el material de arrastre del río Blanco, es decir, en las inmedia-
ciones del sitio (ver Cuadro 12). Como veremos mas adelante, este aprovisionamiento de materiales dispo-
nibles en el entorno inmediato fue empleado con preferencia para el material informal.

CUADRO 11. Distribución por tipo de instrumental en el Componente 1. Caverna Piquenes.

Tipo instrumental
Cantidad %
Componente 1
Puntas 1 3,45
Raspadores 23 79,3
Raederas 0 0
Cuchillos 0 0
Cepillos 2 6,9
Instrumento multifunción 1 3,45
Otros 2 7,1
Total 29 100

La única punta de proyectil recuperada para este bloque temporal fue sumamente inusual. Se trató de
una pieza con un amplio denticulado continuo por ambos bordes. Su módulo era alto (4,23) correspondien-
do a un tipo foliáceo y fue confeccionada sobre un basalto grueso bastante ubicuo en el lecho del río. Su
calidad formal de punta no fue objetable aunque su eficiencia funcional es dudosa, dada su sección longitudinal
asimétrica y su ápice romo. La presencia de ocre rojo en toda su superficie sugirió un uso ornamental.
El grupo de los raspadores era el mejor representado (23), y tanto los raspadores formales (12) como
los informales (11) presentaron frentes de uso de tamaño similar (54,7 mm vs. 53,6 mm, en promedio respec-
tivamente), de modo que pudieron ser empleados con propósitos parecidos, siendo –por supuesto- menos
variable el conjunto de los raspadores formales (Cuadro 13). Por otra parte, ambas categorías instrumentales
presentaron ángulos de descarte distintos (69o vs. 58o), lo cual implicó que los raspadores informales fueron
descartados con menos reavivado que los formales, cuestión esperable en una situación de confección
situacional de parte del instrumental que se estaba empleando. Aún en otro aspecto de esta cuestión, casi
la mitad de los raspadores formales (7) fueron confeccionados en materias primas silíceas finas correspon-
dientes a la categoría “otras finas” y al tipo de materia prima “intrusivo grano fino”, mientras que los
restantes fueron confeccionados en materias primas de mas dureza como el cuarzo rojo (3), rocas de la
78
Caverna Piuquenes

CUADRO 12. Distribución por materia prima para instrumental del Componente 1. Caverna Piuquenes.

Materias Primas Instrumentos


Cantidad %
Compone nte 1
Basalto 2 6,89
Lutita 1 3,44
Vidrio volcánico 2 6,89
Andesita grano grueso 5 17,2
Cuarzo rojo 4 13,7
Cuarzo lechoso 2 6,89
Andesita silicificada 1 3,44
Otras fina s 7 24,18
Otras medias 4 13,73
Otras gruesas 1 3,44
Total 29 100

categoría “otras medias” (4) y el basalto y la andesita de grano grueso (5). Destacaron en este grupo tres
raspadores frontales de gran tamaño, con escotaduras para enmangue y ocre rojo en su interior. Las tres
piezas eran masivas, con frentes de uso amplio de 123, 67 y 65 cm, respectivamente (Figura 50 d, e y f).
De los dos cepillos presentes en este bloque temporal, solo uno estaba completo. En el caso de
ambos, su función fue inferida a partir de observaciones comparativas con huellas de uso experimentales
para un sustrato similar. Las huellas observadas revelaron micro astillamiento perpendicular al borde de uso
sobre la cara de deslizamiento de ambos, obliterado parcialmente por un redondeamiento del borde provoca-
do por su mismo uso posterior. Ambas clases de huellas coincidieron con lo observado experimentalmente
sobre madera fresca.
En este componente solo se observó un instrumento multifuncional. Se trató de una combinación de
raedera y raspador, el ángulo espinal del primer frente fue de 37o, mientras que el que correspondió a la
función de raspado mostró un ángulo de borde de 60 o.
Finalmente, se recuperaron dos fragmentos (de la misma materia prima) con evidencias de rebaje
bifacial (Figura 50). En ambos casos solo fue posible discriminar esta situación en una de sus caras,
presentando las otras evidencias de exposición al fuego con el consiguiente desprendimiento de conos de
termofractura.

Desechos
Para el caso de los desechos, es relevante la presencia en ellos de una cantidad importante de
talones planos (n=110, 46,2 % del total de piezas), lo que configura un panorama tecnológico de talla lítica al
interior del sitio bastante simple, del tipo “debitage” (Cuadro 14). Debitage se refiere a una técnica de
reducción lítica que supone la fabricación de instrumentos desde matrices regulares obtenidas de un núcleo
(lascas o derivados de núcleo), por contraposición a la reducción de un nódulo directamente a la forma
deseada.
Sin embargo, el nivel de precisión de esta observación general de frecuencias puede verse obliterada
por el hecho de que no se recuperaron materiales líticos bajo la magnitud 10 mm, como se explica en el
capítulo introductorio. Hecha esta salvedad, lo que si puede decirse con precisión es que en este compo-
nente no se realizó -al interior del sitio al menos- reducción de grandes bifaces ya sea para la fabricación de
preformas o de núcleos bifaciales. El hecho de que las categorías de talones que podrían acusar esta clase
de situación (talones puntiformes y pseudofascetados) representen sumadas alrededor de un 4,2% del total
es decidor al respecto. Se dispone, pues, de una muestra dentro de la cual deberían encontrarse algunos
indicios acerca de los procesos de descortezado iniciales y algunos aspectos de la selección de matrices,

79
80

CUADRO 13. Raspadores presentes en el Componente 1, caverna Piuquenes.

Detalle borde
Forma borde
Descripción

% Cortez a
Angulo de
Largo de

descarte

Materia
Espesor
Estrato

Ancho

Prima
Largo

borde

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


13g Raspador frontal lateral posiblemente enmangado 33,3 30,5 6,7 65 45 80 Recto Regular Otros granos medios
13h Raspador lateral 50,5 54,1 16,3 27 72 Recto Regular Cuarzo rojo
13i Raspador 70,5 66,5 25 37 86 10 Recto Irregular Lutita
13i Raspador 77,1 69,3 18 85 60 90 Sinuoso Irregular Ande sita grano grueso
14 Raspador enmangado 23,2 23,4 9,9 20 90 Sinuoso Irregular Otros granos medios
14a1 Raspador lateral 59,6 65,8 10,9 32 69 20 Convexo Regular Ande sita grano grueso
14a1 Raspador frontal agota do 44,8 37,2 17,4 123 70 30 Convexo Regular Otros granos finos
14a1 Raspador lateral de prensión manual 44,9 37,2 9,1 51 64 Convexo Regular Cuarzo lechoso
14a2 Raspador 39,4 46,6 11,8 28 77 Convexo Regular Cuarzo lechoso
14a2 Raspador 39,2 43,2 14,2 44 49 20 Sinuoso Irregular Otros granos finos
14b Raspador frontal posiblemente enmangado 40,6 44,5 10,7 54 60 Convexo Regular Otros granos finos
15b Raspador frontal posiblemente enmangado 67,1 57 20 67 70 Convexo Regular Otros granos finos
Caverna Piuquenes

aunque no de las fases finales de la formatización de los instrumentos. Paralelamente, se cuenta con una
muestra de desechos procedentes de la excavación de una columna arqueobotánica que contiene materiales
que podrían contribuir a la descripción de estos aspectos, aunque dicho estudio no ha sido emprendido aún.
En términos métricos, la distribución de los desechos va de 14 a 72 mm de largo, de 12 a 64 mm de
ancho y 1,7 a 24,3 mm de espesor, con medias respectivas de 32,73, 29,21 y 15,6 mm. En cuanto a una
descripción por modulo, es posible decir que las láminas representaron solo siete casos de un total de 105
piezas completas (6%), mientras que la tendencia general fue a la de producción de lascas no laminares con
un modulo promedio de 1,17. Ninguna de las láminas detectadas exhibió preparación de plataforma o más de
una arista paralela al eje tecnológico en su anverso.
En términos de la corteza en los desechos, este componente presenta un porcentaje relativamente
alto de piezas que la poseen (19,5%), con una media de superficie cortical de 44%, lo que es esperable en una
situación de aprovisionamiento no selectivo de materias primas. Considerando este indicador en combina-
ción con la métrica de los desechos, puede decirse que la mayor parte de los nódulos seleccionados para la
talla fueron también pequeños.
Se indagó también en la calidad de los materiales empleados para la talla sobre la base de sus
cualidades petrográficas, análisis que sugiere también un aprovisionamiento incidental de las materias
primas (Cuadro 15). Considerando que el 69% de las piezas analizadas presenta alguna clase de falla (ya sea
clivajes, burbujas o inclusiones) se desprende, tentativamente, que en este componente no existe una
fuente de aprovisionamiento localizada en uso regular. Esto, sumado a la variedad de las materias primas
documentada, la presencia fuerte de corteza en las piezas y la distribución de tamaños pequeños en la
métrica de los desechos, implica que en este componente al interior del sitio sólo se realizó talla lítica de
forma muy marginal y supeditada, probablemente, a la obtención de filos cortantes sin preparación. Esta
situación encuentra un referente en el examen de los núcleos recuperados. Por su parte, el instrumental
formal y más especializado se confeccionó en otro lugar, a juzgar por la ausencia de matrices completas o
fracturadas del volumen necesario para la ejecución de las piezas que se recuperaron.
Se realizó además un análisis orientado a evaluar el aprovechamiento general de materias primas. En
este sentido, como se observa en la Figura 49, este componente exhibe una distribución de materiales con
características de aprovechamiento alto y medio/alto. Aunque esto se condice con las observaciones ya
realizadas en cuanto al tamaño de los nódulos originales, consideramos a esta herramienta analítica inapropiada
para evaluar este registro en particular, dadas las condiciones de su formación comentadas en los párrafos
anteriores. En otras palabras, los desechos analizados desde esta perspectiva no tendrían relación con el
instrumental recuperado, de modo que es imposible caracterizar una conducta general a este respecto. El
Cuadro 16 presenta las materias primas registradas en los desechos (preferentemente de gran dureza y grano
medio a grueso) en comparación con las materias primas empleadas en la confección de los instrumentos,
advirtiéndose en estas últimas preferencias por materiales de granulometría más fina. Esta situación podría
subsanarse de disponer de datos arqueológicos de todos los loci de producción del conjunto. La calidad
del retoque en el instrumental formal y su propia formatización señalan una tasa de trabajo alta que es muy
propia de poblaciones de gran movilidad que requieren de herramientas muy confiables para el desempeño
de sus actividades de apropiación y procesamiento.
Si bien la comparación entre materias primas por categoría entre instrumentos y desechos no es muy
decidora, es notorio que en los desechos aparezcan representados con mayor énfasis los materiales de
mayor dureza, granulometría mas gruesa y menor calidad, mientras que en los instrumentos –particularmente
los formales- la tendencia señala preferencias variadas aunque hacia rocas de grano fino y fractura concoidal
homogénea.

Núcleos
Finalmente, cabe destacar que existen pocos núcleos encontrados en este componente (n=15). El
más interesante proviene del estrato 13 c (Cuadrícula 1) y consta de varios trozos que fue posible remontar
en laboratorio. Se trata de una materia prima andesítica de calidad media. Aquí la secuencia de extracción es
similar a la del núcleo del estrato 7b, aunque al parecer este nódulo era de mayor tamaño originalmente y

81
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

C UADRO 14. Distribución de desechos por tipo de talón para el Componente 1. Caverna Piquenes

Tipo Talón Corte 1 Corte 2 Cuadrícula 1 Total f relativa


Natural 2 1 13 16 6,72
Plano 15 95 110 46,21
Puntiforme 5 4 9 3,78
Fascetado 2 1 10 13 5,46
Pseudofascetado 1 1 0,42
Diedro 2 2 0,84
Ausente 14 2 71 87 36,55
Total 38 4 196 216 100

permitió la preparación de plataformas de percusión a través del descortezamiento de su superficie. El primer


fragmento remontado pesa 43 g; el segundo 4 g y las restantes piezas del mismo material no remontables
pesan 26 g, sumando un total 73 g. Siendo esta materia prima de relativa homogeneidad e isotropismo
permite la extracción de lascas claras con todos sus atributos formales, salvo en los puntos en que los
planos de debilidad de la materia prima generan fracturas perpendiculares a la dirección de la onda o bien
fracturas en bisagra.
Del estrato 14 se obtiene un núcleo de andesita de grano grueso de 1,831 g (no incluido en el Cuadro
12), con un total de 16 extracciones multidireccionales del tipo lasca. Presenta un eje preferencial de extrac-
ciones que determina una plataforma de percusión. En uno de sus bordes se observa descortezado de la
plataforma, exhibiendo un 20% de corteza. No se advierten fracturas incompletas. Su alto es de 101,6 mm. El
perímetro de la plataforma es de 385 mm y el ángulo promedio de cinco distintas extracciones alrededor de
la plataforma principal es de 79,4º. Se trata de un núcleo que fue utilizado en distintas ocasiones pero que
en ningún caso se agotó, aunque es posible que fuera descartado en favor de otra materia prima más
atractiva.
La utilización de núcleos de baja formatización es evidente en el análisis de características formales
de los desechos, de entre los cuales se reconocen pocos derivados de núcleo de tamaño apto para su
utilización como matrices (Cuadro 17). En otros términos, no existe evidencia para proponer una secuencia
particular de extracción de lascas desde los núcleos, cuestión fuertemente refrendada por la ausencia de
aristas en las piezas (89,7%) y también por la ausencia de preparación de plataforma, que ocurrió solamente
en 19 casos.

Instrumentos sobre guijarro


Finalmente, se recuperaron y analizaron 11 instrumentos sobre canto rodado y materias primas de
grano grueso, que inicialmente (durante la fase de excavación) fueron descritos como “manos de moler”
(Cuadro 18). Creemos que dichos artefactos fueron empleados en una función distinta que la del procesa-
miento de alimentos pues, por una parte, no se recuperó evidencia alguna de superficies de abrasión cónca-
vas (p.e. morteros, molinos o piedras de molienda) y, por otra parte, casi todas las caras de uso de estos
instrumentos mostraron abundantes restos de ocre rojo no apto para el consumo humano (ocho de nueve
casos). Creemos que existen dos posibilidades interpretativas al respecto: la primera implica el procesamien-
to de pigmentos, lo cual deja sin explicación la falta de superficies de abrasión; y la segunda, mas plausible,
es que estos artefactos sean, en realidad, sobadores de cuero, lo cual explicaría tanto el ocre rojo en su
superficie como la ausencia de las piezas complementarias a la función de molienda. Incidentalmente, estos
sobadores fueron empleados como percutores con posterioridad a su uso como sobadores, lo cual es
atestiguado por huellas de impacto en los extremos de diámetro mayor de las piezas. Esto implica también
que estuvieron expuestos para su reutilización durante algún tiempo.

82
Caverna Piuquenes

CUADRO 15. Frecuencia rela tiva para piezas con fallas en el Componente 1 (Cuadrícula 1).

Tipo de Falla Cantidad f relativa f acumulada


Burbujas 9 3 ,7 3 3 ,7 3
Cl i vaj es 1 02 4 2,3 2 4 6, 05
In cl us io nes 19 7 ,8 8 5 3, 94
Burbujas e Inclusiones 1 0,41 54,35
Clivajes e Inclusiones 23 9,54 63,90
Clivajes y Burbujas 3 1,24 65,14
Clivajes, Inclusiones y Burbujas 11 4,56 69,70
Sin Fallas 73 30,29 100
To tal 2 41 1 00

FIGURA 49. Aprovechamiento de materiales líticos en el Componente 1 (Cuadrícula 1). Caverna Piuquenes

83
84

10

30

50

70

80
20

40

60
0
Lutita
CUADRO 16. Gráfico de distribución de materia prima en desechos e instrumentos. Componente 1, caverna Piuquenes

Vidrio volcánico

Andesita grano
grueso

Cuarzo rojo

Cuarzo lechoso

Andesita grano fino

Andesita silicificada

Cuarzo traslúcido

Intrusivo grano fino

Otras finas

Otras Medias
Desechos
Instrumentos

Otras gruesas

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


Caverna Piuquenes

CUADRO 17. Núcleos recuperados del Componente 1. Caverna Piuquenes.

D es cripció n

incompletas

pla ta forma
Extra cción

Fractura s

Perímetro
Negativ os

Di rección

Angulo
Estrato

Largo
Tipo

Peso
MP
Otras
13c Núcleo Agotado 9 Múltiple lascas 21 103 15
finas
Núcleo proveniente de
Andesita
gran bifaz fracturada
13d3 Grano 8 Múltiple lascas 43,4 118 46
durante el proceso de
Fino
extracción
lascas-
13d1 Núcleo Agotado Lutita 17 Múltiple 1 70,2 165 154
láminas

Cuarzo
13d1 Núcleo Agotado 15 Múltiple lascas 4 25,7 89 20
Rojo
Núcleo de prueba, Cuarzo
13d1 2 Múltiple lascas 45,6 92 37
abandonado por fallas. Rojo
Otras
13e Núcleo Agotado 9 Única lascas 21,7 97 19 68
finas
Núcleo
multidireccional con
plataforma principal
sobre cara cortical,
presenta restos de ocre
13h Lutita 11 Múltiple lascas 40,9 155 85
rojo. El borde
presenta
desportilladuras por
presión asociadas a uso
como cepillo.
Núcleo bifacial
fracturado durante la Andesita
13h extracción de lascas. Grano 22 Múltiple lascas 7 20,3 195 84
Presenta abundantes Fino
fracturas incompletas.
Andesita
13h Fragmento de núcleo Grano 7 Múltiple lascas 27,7 190 33
Fino
Núcleo unidireccional Andesita
13h reutilizado como grano 24 Única lascas 2 30,6 181 120 71
cepillo. grueso
Cuarzo lascas-
13h Núcleo Agotado 12 Múltiple 1 16,4 107 18
Rojo láminas

Cuarzo
13h Fragmento de núcleo 14 Múltiple lascas 1 14,1 94 13
Rojo

Cuarzo
15a Núcleo Agotado 10 Única lascas 17,4 94 17 62
Rojo

Cuarzo
15a Núcleo Agotado 7 Múltiple lascas 3 32,8 113 50
Rojo
Núcleo posiblemente
Otras
15a empleado para 8 Múltiple lascas 36,4 112 34
finas
funciones de raspado
85
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Restos óseos faunísticos


El análisis faunístico correspondiente al Componente 1 se divide en cuatro secciones principales.
En primer término se entrega una descripción principalmente morfológica de los instrumentos, preformas,
matrices descartadas y artefactos fracturados recuperados. Posteriormente, se presentan los resultados de
los análisis faunísticos efectuados a los restos óseos de camélidos del Corte 1 y 2. Se continúa con la
información proveniente de los roedores de la Cuadrícula 1, para concluir con los datos de los cánidos
recuperados de esta última unidad.

Características generales del conjunto de artefactos óseos


Un total de 19 piezas fueron recuperadas en este componente. De éstas, 13 (68,4%) corresponden
a las categorías de preformas, matrices y artefactos fracturados, lo que indica eventos de manufactura in situ
al interior de la caverna, por lo menos a partir del Estrato 14. La segunda categoría más popular es la de
instrumentos de borde agudo (n=4). Aún cuando dentro de ésta se aprecia una alta variabilidad interna, en
términos de taxones utilizados (guanaco y vizcacha), matrices (p.e. tibia, metapodio), morfología del borde
activo y rasgos métricos como el espesor del fuste y del borde activo, longitud total y grado de modificación
de la pieza. Es interesante mencionar que dentro de la categoría artefactos fracturados se identificaron dos
posibles instrumentos de borde agudo, por lo que la principal actividad realizada en este componente,
podría estar relacionada con la penetración de objetos blandos. Las otras dos unidades identificadas
corresponden a un artefacto de morfología espatulada, afectado por procesos tafonómicos y una pieza con
un elevado grado de manufactura, interpretado como un gancho de estólica. Esta situación contrasta con la
ausencia de puntas de proyectil funcionales para este componente tanto en este yacimiento como en otros
contextos cordilleranos tempranos de Chile central (Cornejo et al. 1998), situación que hasta el componente
ha sido explicada como producto de problemas de muestreo (Vera 1998).
En términos generales se aprecia durante este componente ocupacional un alto grado de conoci-
miento respecto de las propiedades biomecánicas del hueso y de diversas tecnologías orientadas hacia la
confección de la industria ósea. De esta manera, la técnica del marcado perimetral, la cual secciona
transversalmente las unidades, se utiliza para controlar la fractura y obtener matrices adecuadas, proceso
que genera, a su vez, un “desecho” de manufactura (Figura 51), y una preforma, con la que se continuará el
proceso de elaboración del instrumento. Generalmente el rebaje de las matrices y la eliminación de aristas se
realiza mediante percusión y/o triturado. Finalmente, el espesor de las piezas y la regularización de los
bordes se realiza con la técnica de raspado (Figura 51c), sin que se descarte el uso de abrasivos de grano fino
en este proceso (Figura 51b). Se ha detectado igualmente la exposición de las unidades a agentes térmicos,
proceso que podría estar relacionado con la alteración de las propiedades físicas de la pieza con una
intención funcional o de manufactura, situación que aún no está del todo clara.

86
CUADRO 18. Sobadores de cuero completos del Componente 1. Caverna Piuquenes

Observación
Forma de la
Posición de

Situación de

Microscópic
Perímetro 1

Perímetro 2

la abrasión

la abrasión

Huellas de
abrasión

Materia
impacto
Ancho
Largo

prima
Nivel

Peso

a
13g 108,5 52,7 305 217 700 bifacial ce ntral elipsoidal bipolar granito bla nco Rayas dia gonales al eje mayo
13h 83,4 52,9 235 194 378 facial ce ntral circular bipolar volcánica
13i 115,3 49,5 337 227 7754 bifacial eje menor alargada Bifacial bipolar sedimentaria Rayas paralelas al eje menor
13i 79 58,4 232 206 477 facial ce ntral circular bipolar andesita Rayas multidire ccionales
facial Rayas paralelas al eje menor y
13i 69,9 50,2 209 179 326 ce ntral alargada bipolar granito bla nco
pulimento
bifacial Rayas paralelas al eje menor,
14a1 70,9 48,5 225 191 339 eje menor alargada granito bla nco
escaso uso
14a2 123,1 67 332 242 1103 bifacial Central lateral circular alargada polares n/d Rayas paralelas al eje menor

Caverna Piuquenes
bifacial Fragmento de sobador y percu
13c 91,8 243 556 Central lateral Elipsoidal circular polares riolita
empleado c omo yunque
13d2 479 facial lateral irregular exte ndida granito bla nco Percutor y sobador
13e 73,1 54,1 198 124 perimetral sedimentaria Fragmento de percutor semidu
13e 39,5 25,5 121 96 50 andesita Canto rodado de uso desconoc
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FIGURA 50. Descripción de los instrumentos líticos del Componente 1; a y b: fragmentos de pieza bifacial
fracturada (aparentemente la misma), alterada por temperatura; c: objeto de tipo ornamental; d y e: raspadores
frontales masivos con escotaduras para enmangue (presentan ocre rojo y grasa en estos puntos); f: raspador frontal
informal; g: bola esferoidal con huellas de uso; h e i: sobadores de cuero.

Descripción de los artefactos óseos

MATRICES
1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 14, Nivel a2.
Descripción: corresponde a un estadio del proceso de manufactura, en el cual se descarta una porción de la
matriz (soporte), mientras el extremo distal (no recuperado) continúa avanzando en su proceso de formatización.

88
Caverna Piuquenes

Hipotéticamente, este extremo debe poseer una sección transversal y elíptica o circular de espesor reducido,
como proyección longitudinal de la extremidad estudiada (Figura 51a).
Largo : 76,9 mm.
Ancho máximo : 15,2 mm.

2. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 14, Nivel a1.


Descripción: matriz cuyo soporte es un metapodio de camélido. Presenta tres tipos de modificaciones claras:
raspado, en sentido longitudinal; corte con marcado perimetral que secciona transversalmente el cuerpo de
la pieza, y lascado. Haciendo una proyección hipotética de la pieza correspondería a un artefacto de bordes
paralelos y sección elíptica (Figura 51b).
Largo : 38,9 mm.
Ancho máximo : 10,5 mm.

3. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 14, Nivel a1.


Descripción: esta pieza presenta modificaciones en ambos bordes, como consecuencia de un proceso de
adelgazamiento. Se encuentra fracturada naturalmente en su extremo proximal, mientras que el extremo distal
presenta un corte intencional con marcado perimetral (Figura 51c).
Largo : 34,8 mm.
Ancho máximo : 13,4 mm.

4. Procedencia: Corte 1, Estrato 13, Nivel i.


Descripción: fragmento de hueso largo de camélido que presenta dos modificaciones. Uno de sus extremos
posee un negativo de lascado, mientras que en su extremo opuesto es practicado un corte con marcado
perimetral (Figura 51d).
Largo : 52,6 mm.
Ancho máximo : 11 mm.

5. Procedencia: ampliación Corte 2, Estrato13, Nivel i.


Descripción: diáfisis de hueso largo de vizcacha (Viscacia), posiblemente tibia. En uno de sus extremos se
practica un corte con marcado perimetral, con el objeto de seccionar longitudinalmente la unidad. El extremo
opuesto se encuentra fracturado (Figura 51e).
Largo : 18 mm.
Ancho máximo : 6,3 mm.

6. Procedencia: ampliación Corte 2, Estrato 13, Nivel h.


Descripción: pequeño fragmento de metapodio, que presenta en uno de sus extremos una fractura con
marcado perimetral. Se observan trazas de pigmento rojo en su superficie (Figura 51f).
Largo : 38,3 mm.
Ancho máximo : 11,5 mm.

7. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 13, Nivel h.


Descripción: astilla longitudinal de metapodio de guanaco. Corresponde a un artefacto de baja formatización.
Su borde activo se obtiene mediante corte con marcado perimetral y además se observan huellas de pulido.
El resto de la pieza no es modificada. Se sugiere que el ángulo de deslizamiento es oblicuo, menor a 45° y
aplicado sobre una superficie suave. La cara dorsal presenta menos huellas pero posee un sector de trazas
profundas de baja frecuencia, producidas por el contacto con un sustrato de grano grueso.
Función: Posiblemente se trata de la parte descartada de un artefacto en proceso de manufactura, cuyo
extremo es utilizado sobre un sustrato blando (Figura 51g).
Largo : 83 mm.
Ancho máximo : 17,2 mm.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Preformas y artefactos fracturados

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 14, Nivel b.


Descripción: instrumento confeccionado sobre una astilla de hueso largo de camélido. Ambos bordes
presentan estadios distintos de manufactura, lo que en conjunto reflejan el proceso de confección de la
pieza. En primer lugar, los bordes son lascados mediante percusión con el objeto de alcanzar la forma
deseada. Posteriormente se procede a raspar la superficie para regularizar los bordes y obtener dicha forma.
Función: se sugiere que la pieza se quiebra durante el proceso de manufactura o bien corresponde al extremo
proximal de la pieza (Figura 52a, cara posterior).
Largo : 91,5 mm.
Ancho máximo : 19,1 mm.

2. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 14, Nivel b.


Descripción: fragmento fracturado (se identifica una huella de impacto) que presenta uno de los bordes
modificados mediante raspado. Podría haber sido parte de un instrumento similar al descrito anteriormente,
debido a ciertas semejanzas del proceso tecnológico.
Función: no es posible establecer función (Figura 52b).
Largo : 46,3 mm.
Ancho máximo : 7,7 mm.

3. Procedencia: ampliación Corte 2, Estrato 13, Nivel i.


Descripción: Diáfisis proximal de fémur de vizcacha. Presenta lo que parece ser el inicio de un marcado
perimetral. Asociado a éste se ubica una fractura fresca, por lo que es probable que la realización del corte
precipitara la inutilización del instrumento.
Función: no es posible establecer su función (Figura 52c).
Largo : 34,3 mm.
Ancho máximo : 7,4 mm.

4. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 13, Nivel h.


Descripción: astilla longitudinal de hueso largo de guanaco, posiblemente radioulna. Está fracturado en los
extremos distal y proximal, siendo ésta última una fractura reciente. Los bordes presentan huellas de raspado
y un pulido leve, asociados al proceso de manufactura, en una fase de regularización de bordes.
Función: debido a la ausencia del borde activo no es posible establecer una función para esta pieza. Sin
embargo, comparando otros instrumentos recuperados en el mismo nivel y que presentan un proceso de
manufactura similar, podría tratarse de un punzón fracturado o en proceso de manufactura (Figura 52d).
Largo : 78,6 mm.
Ancho máximo : 17,4 mm.

5. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 13, Nivel c.


Descripción: fragmento de instrumento confeccionado sobre diáfisis de hueso largo de camélido. Presenta
una gran fractura longitudinal, que seguramente partió el instrumento en dos. Por esta razón, presenta
modificaciones sólo en uno de sus bordes. Éstas son principalmente marcas de raspado paralelas al eje del
hueso que tienen por objeto regularizar los bordes. El raspado se torna intensivo hacia el sector distal de la
pieza, lo que se traduce en una tendencia hacia el apuntamiento.
Función: lo anterior podría indicar que la pieza corresponde a un artefacto para perforar (Figura 52e).
Largo : 102,3 mm.
Ancho máximo : 10,1 mm.
Espesor máximo : 5 mm.

90
Caverna Piuquenes

FIGURA 51. Matrices recuperadas del Componente 1 de Piuquenes (ver descripción en el texto para detalles).

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

6. Procedencia: Corte 1, Estrato 13, Nivel c.


Descripción: diáfisis de camélido. Pieza fragmentada que sólo presenta su superficie levemente pulimen-
tada
Función: no se pudo determinar función como tampoco el sector del instrumento al que corresponde (Figura
52f).
Largo : 35,8 mm.
Ancho máximo : 7,7 mm.

FIGURA 52. Preformas e instrumentos fracturados recuperados del Componente 1 de Piuquenes (ver descripción
en el texto para detalles).

Artefactos de borde activo agudo

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 13, Nivel i.


Descripción: instrumento confeccionado sobre metapodio de camélido. Debido al alto grado de deterioro de
la superficie, no se detectan estrías funcionales; sólo se advierte un pulido superficial producto del uso.
Función: de acuerdo a su morfología se sugiere que haya sido utilizado para perforar (Figura 53a, cara
anterior).
Largo : 53,2 mm.
Ancho máximo : 10 mm.
Espesor máximo : 8 mm.
2. Procedencia: ampliación Corte 2, Estrato 13, Nivel i
Descripción: artefacto de borde activo convergente confeccionado en tibia de vizcacha. Presenta aguzado
uno de sus extremos y huellas de pulido.
Función: posiblemente fuera utilizado para perforar, aún cuando las características del soporte utilizado
(hueso largo de roedor), le impediría soportar tensiones mecánicas considerables. (Figura 53b).

92
Caverna Piuquenes

FIGURA 53. Artefactos de borde agudo recuperados del Componente 1 de Piuquenes (ver descripción en el texto
para detalles).

Largo : 39 mm.
Ancho máximo : 9,2 mm.
Espesor máximo : 4 mm.

3. Procedencia: Corte 1, Estrato 13, Nivel h.


Descripción: corresponde a un fragmento antero proximal de tibia de camélido, que conserva la tuberosidad
tibial y una porción de la diáfisis proximal. La punta aparece claramente diferenciada del sector mesial por un
adelgazamiento que posiblemente sea producto del uso. El ápice mismo se encuentra microfracturado,
posiblemente debido a su utilización; pese a esto, la pieza continúa siendo funcional, ya que se observa un
claro pulimento en la superficie de fractura.
Función: debido a la robustez general de la pieza, posiblemente habría sido utilizada para perforar materiales
relativamente resistentes. Tampoco se descarta que esta pieza fuera utilizada para otras funciones aún no
determinadas (Figura 53c).
Largo : 94,1 mm.
Ancho máximo : 20,5 mm.
Espesor máximo :13,7 mm.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

4. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 13, Niveles d3 y e.


Descripción: fragmento de diáfisis de camélido, posiblemente metapodio, completamente quemado. Corres-
ponde al borde activo y parte del sector medial. El ápice de la pieza está fracturado. Su sección en el borde
proximal es elíptica, mientras que hacia distal es completamente circular. Presenta dos tipos de huellas:
raspado para regularización de bordes y superficie en general (el que se encuentra en algunos sectores
opacado, producto del pulido), y pulido intenso (bruñido) que parece ser resultado tanto del uso como de la
manufactura. Fueron recuperados dos fragmentos de esta misma pieza en niveles distintos (Figura 53d).
Función: penetración, posiblemente en objetos blandos.
Largo : 53 mm.
Ancho máximo : 11 mm.
Espesor máximo : 6,6 mm.

Artefacto de borde romo (no simétrico desplazado). Se incluyó dentro de esta categoría sólo una pieza, que
de acuerdo a sus características morfológicas, podría corresponder a una porción de un instrumento mayor
(compuesto).

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 13, Nivel h.


Descripción: Fragmento de metapodio de camélido. La pieza presenta cinco tipos de modificaciones. El
extremo distal es una punta roma que exhibe huellas de pulimento superficial intenso. El sector meso-distal
se encuentra raspado y las huellas son oblicuas en dirección a proximal. El anverso presenta básicamente
huellas de pulimento y la superficie del dorso exhibe estriamiento oblicuo con orientación a proximal, por
ambos bordes. La extremidad proximal está seccionada a través de la técnica de corte con marcado perimetral.
Las huellas profundas encontradas en la cara dorsal, sugieren que la pieza fue embarrilada y que las
estrías tendrían por función evitar el deslizamiento del amarre. La secuencia hipotética de producción,
planteada sobre la base de la superposición de huellas, comienza con una astilla longitudinal cuyos bordes
son perfilados mediante trituramiento lateral. Posteriormente, el extremo proximal es seccionado mediante
corte con marcado perimetral, para continuar con un proceso de regularización de bordes con un instrumen-
to de raspado. El ápice del borde activo es pulido por uso.
Función: Este artefacto ha sido identificado como un gancho de estólica. (Figura 54a).
Largo : 37,4 mm.
Ancho máximo : 13,7 mm.
Espesor máximo : 6 mm.

Artefactos de borde activo espatulado

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 13, Nivel i.


Descripción: metapodio de camélido. Astilla obtenida por fractura, de morfología espatulada. Presenta una
gran cantidad de huellas en su extremo distal que corresponden a la acción de roedores, debido a su sección
cuadrangular y a la orientación de éstas. Pese a ésto, se reconocen rasgos tecnológicos que permiten
adscribir esta pieza como un artefacto, el que posteriormente habría sido modificado por agentes naturales.
Función : no determinada (Figura 54b).
Largo : 106,5 mm.
Ancho : 17 mm.
Espesor máximo : 7,3 mm.

94
Caverna Piuquenes

Se trabaja con una muestra total de 493 especímenes, de los cuales 215 (43,6%) son asignados a
Lama guanicoe (guanaco). El resto de las unidades, de acuerdo a su grado de fragmentación, son incluidas
en las categorías: astillas (NISP=40, 8,1% del total), fragmentos de huesos largos no identificados (NISP=157,
31,8% del total) y porciones de huesos planos (NISP=79, 16% del total). La descripción general por estratos
y niveles es la que sigue:

CORTE 1

Estrato 13, Nivel c


El total de restos recuperados es de 38, en su mayoría pertenecientes a restos de diáfisis, astillas y
huesos planos. Uno de los restos recuperados corresponde a un individuo adulto de unos ocho años. Tres
fragmentos se encuentran quemados. Las unidades representadas son pocas y no permiten obtener mayo-
res inferencias.

Estrato 13, Nivel d


El total de huesos recuperados es de 20 fragmentos en su mayoría pertenecientes a restos de diáfisis
y huesos planos. No es posible determinar la edad de los especímenes. Sólo se encuentra un fragmento de
vértebra cervical quemada que correspondería al descarte de una unidad de consumo de alto rendimiento.

Estrato 13, Nivel f


El conjunto está compuesto por 10 fragmentos, la mayoría restos de diáfisis pequeños y sólo una
porción de hoja escapular identificable.

FIGURA 54. Instrumentos recuperados del Componente 1: a. Gancho de estólica; b. instrumento de borde activo
espatulado.Análisis de los restos óseos de camélidos recuperados en el Corte 1 y 2. Caverna Piuquenes.

95
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Estrato 13, Nivel g


El total de huesos recuperados es de 74 fragmentos. El 8% de los fragmentos corresponde a un
individuo joven, menor de tres años. No se advierte ningún fragmento quemado ni otra alteración de origen
antrópico. Las unidades representadas corresponden a unidades de trozamiento de alto rendimiento: 1
Cráneo-atlas-vértebras cervicales, 2 Vértebras Torácicas-costillas, 3 Segmento lumbar. La presencia de
rótula sugirió la entrada al sitio del miembro posterior, del cual no se encontraron restos, que podría corres-
ponder a una unidad de faenamiento secundario transportable. Una pieza presenta huellas de roído.

Estrato 13, Nivel h


El total de huesos recuperados es de 17 fragmentos, en su mayoría correspondiente a restos de
huesos largos y planos. Se identifica una 1ª falange y un fragmento de cresta tibial. Ambos fragmentos
corresponden a epífisis fusionadas.

Estrato 13, Nivel i


El total de huesos recuperados es de 10 fragmentos en su mayoría correspondientes a restos de
huesos largos y planos, identificándose una porción de mandíbula, cráneo y costilla. No es posible deter-
minar categorías de edad. Se recuperan dos fragmentos quemados.

Estrato 13, Nivel j


El total de huesos recuperados es de 22 fragmentos, en su mayoría correspondientes a restos de
huesos largos, huesos planos y astillas, ocho de ellos quemados. Se identifica una parte de una mandíbula
y de una vértebra lumbar, sin poder determinarse la edad de éstos.

CORTE 2

Estrato 13, Niveles c y d


El total de huesos recuperados es de 114 fragmentos. El perfil etario dice relación principalmente con
individuos adultos, aún cuando el 16% corresponde a jóvenes, los que se distribuyen en los segmentos
menor de 36 meses y menor de 24 meses. No se observan modificaciones de origen antrópico, ni huesos
quemados.
La presencia de atlas sugiere que cráneo y vértebras cervicales efectivamente entran unidos, al igual
que la extremidad trasera debió ingresar entera como lo indicaría la patella. La presencia de vértebra coxígena
podría atribuirse al sacro, al cual tal vez permaneció unida. Costillas-vértebras torácicas y esternebras
ingresarían juntas en una unidad de trozamiento -esto señala al igual que con la extremidad trasera- que
grandes segmentos esqueletales ingresan completos al sitio.

Estrato 13, Nivel e


El total de huesos recuperados es de 103 fragmentos. El perfil etario corresponde mayoritariamente a
adultos, de los cuales uno tendría alrededor de 9 años. Los jóvenes se distribuyen en dos segmentos, menor
de 36 meses y menor de 15 meses. Los fragmentos sometidos a la acción térmica son pocos, presentando la
mayoría golpes de fuego; lo que señalaría una posición periférica con respecto a fogones. Las partes
esqueletarias recuperadas corresponden tanto al esqueleto axial como apendicular, representando tanto
unidades de alto rendimiento, como desechos de faenamiento.

Estrato 13, Nivel f


El total de huesos recuperados es de 37 fragmentos, de los cuales la mayoría (57%) corresponde a
restos de huesos largos y planos. Se advierte la acción de roedores y carnívoros. La presencia de una pelvis
muy pequeña no fusionada correspondería a un neonato lo que sugiere la ocupación de la caverna durante
la época de las pariciones, es decir, en verano. Sólo un fragmento presenta golpes de fuego. Las partes
esqueletarias recuperadas corresponden tanto al esqueleto axial como apendicular.

96
Caverna Piuquenes

Estrato 13, Nivel h


El total de huesos recuperados es de 16 fragmentos. Los fragmentos no fusionados pertenecerían a
un individuo menor de 24 meses. No se observan modificaciones de origen antrópico. Las partes esqueletarias
recuperadas corresponden tanto al esqueleto axial como apendicular.
Estrato 13, Nivel i
El total de huesos recuperados es de 27 fragmentos. La única epífisis recuperada se encuentra
fusionada, correspondiendo a un adulto. Dos fragmentos presentan marcas dejadas por roedor. No se
observan modificaciones de origen antrópico. Las partes esqueletarias recuperadas corresponden tanto al
esqueleto axial como apendicular.

Estrato 14
Sólo se recupera una unidad anatómica en muy buen estado de conservación, correspondiente a una
vértebra cervical no fusionada perteneciente a un individuo joven.

Estrato 16
El conjunto total es de cuatro fragmentos, tres restos de diáfisis y una posible epífisis proximal de
radio no fusionada (menor de siete meses), la cual presenta marcas de carnívoro.

Consideraciones generales

Se aprecia que los restos, tanto al interior de cada nivel como entre cada uno de ellos, presentan
buenas condiciones de conservación y estados de meteorización homogéneos. No obstante, en práctica-
mente todos los niveles se advierte la acción de roedores y carnívoros, los que no solamente producen
modificaciones en los restos sino también en la distribución y representación de éstos. Las marcas se
presentan como surcos puntiformes e incluso remoción de bordes y trituramiento del material. En algunos
casos, se advierten marcas de arrastre o pisoteo, producidas por la constante ocupación humana de la
caverna. De acuerdo al MNI estimado y tomando en consideración los distintos estados de fusión de los
restos de juveniles, se estima un número mínimo de individuos de cinco. El conjunto corresponde
mayoritariamente a individuos adultos, algunos de ellos bordeando los 6 y 8 años. Alrededor de un 15%
corresponde a especímenes jóvenes, los cuales componen todas las categorías etarias, vale decir crías,
juveniles y subadultos. La presencia de una porción de pelvis sin fusionar correspondiente a un neonato,
permite inferir estacionalidad, correspondiendo la ocupación del sitio, en el evento 13 f, a los meses de
verano. La matanza, si bien se concentra en individuos adultos, dada la amplia representación de segmentos
etarios podría señalar la presencia de grupos familiares o de machos sexualmente maduros (individuos entre
36 y 24 meses).
La correlación entre la densidad mineral ósea y el %MAU obtenido para el estrato 13 (Niveles b-j),
arroja resultados negativos pero no significativos (rs=-0,246 p=0,161, n=34), lo que indica que la muestra no
se encuentra mediada por la densidad mineral de los restos; más aún, se aprecia una leve tendencia a que
unidades menos densas (por ejemplo vértebras y costillas) se encuentren más representadas, que por
ejemplo fémures y húmeros (Cuadro 19; Figura 55).
La presencia de elementos craneales, así como de huesos cortos (tarsos y carpos), falanges y en
menor medida metapodios, en conjunto con costillas, vértebras y radioulnas, indicaría que los animales
ingresan completos al yacimiento. A pesar de esto, ciertas unidades se encuentran mucho más representa-
das que otras, situación que podría dar cuenta de modos de faenamiento, consumo, transporte y/o descarte.
En este sentido, la correlación entre el índice de carne y médula estandarizado (MMUI) y el % MAU, indica
correlaciones negativas pero no significativas (rs=-0,336 p=0,52, n=34). Este resultado sugiere que, aunque
de manera no significativa, se encontrarían preferentemente ausentes aquellas unidades con más rendimien-
to cárneo y de médula. A manera de hipótesis, se postula que tras un faenamiento primario ocurrido al
interior del sitio, unidades de alto rendimiento como el fémur en sus dos tercios distales, el húmero en su

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

segmento proximal, abandonarían el campamento, quizás hacia otros asentamientos a modo de pertrechos.
La parrilla costal completa, así como el resto de las vértebras, cráneo y mandíbula, serían procesados,
consumidos y descartados en el lugar. El caso de la tibia, por su parte, podría indicar una tendencia hacia el
procesamiento de médula, ya que sólo fueron identificados fragmentos proximales y distales, en desmedro
de las porciones diafisiarias.

De acuerdo a los valores de % MAU (Cuadro 19, Figura 55), se observaron las siguientes unidades
de trozamiento:
(1) Cráneo-mandíbula-atlas-axis-vértebras cervicales. Probablemente a través de actividades de
faenamiento secundario se separó el cráneo del segmento cervical a nivel del axis, lo que podría
explicar su menor representación.
(2) Vértebras Toráxicas-costillas. La presencia de costillas es una constante en todos los subestratos,
sugiriendo el consumo de unidades de alto rendimiento, aún cuando algunas porciones de este
segmento podrían haber sido trasladadas hacia otros sectores.
(3) Vértebras Lumbares.
(4) Húmero distal-Radioulna proximal. A juzgar por la ausencia de las porciones proximales del
húmero y distales de la radioulna, el proceso de faenamiento del miembro anterior se habría
realizado fracturando ambas unidades, las que sin embargo habrían permanecido articuladas, por
lo menos inicialmente.

Roedores

Para el Componente 1, se trabajó con un NISP total de 1.578 especímenes provenientes de la Cuadrí-
cula 1. La aplicación de una aproximación taxonómica osteométrica permitió constatar para los roedores
chinchíllidos sólo la presencia de vizcacha (Lagidium viscacia). En este sentido, el abundante registro de
este taxón en el Componente 1, permitió la obtención de rangos métricos para el calcáneo, definiéndose
nuevos límites para diferenciar entre Lagidium y Chinchilla (Gl: 24 mm; Gb: 8,5 mm). La descripción por
estratos y niveles se detalla a continuación (Cuadro 20, Figura 56).

Nivel 13c
Sólo se registran restos asignables a L.viscacia (NISP=29). No se detectan huellas culturales,
mientras que las huellas naturales sólo dicen relación con dos unidades roídas. El conjunto corresponde a
por lo menos dos individuos (Cuadro 21).

Nivel 13d
Los restos de vizcacha aumentan en este nivel (NISP=241, Cuadro 20). Se observa una presencia
diferencial de las partes esqueletarias. En relación a esto, la abundancia relativa (Ri) y el % MNE indican un
importante número de mandíbulas, ulnas, húmeros y tibias en desmedro de otras unidades como falanges,
costillas, vértebras y metapodios (Cuadro 21).
Si bien no se detectan huesos quemados, aparecen por primera vez huellas de corte claras en seis
mandíbulas (35,2 % del total de MNE de mandíbulas, una de ellas juvenil). En general, estas marcas se
disponen en forma oblicua o paralela el eje del cuerpo (cara exterior); muy cercanas a la corrida alveolar.
Normalmente se destaca una marca principal, mas ancha y larga que el resto (hasta 10,3 mm), la que general-
mente comienza a la altura del segundo molar y termina en el borde de la rama. Se asocian a ésta vástagos y
marcas más pequeñas, dispuestas paralelamente a la marca principal (hasta cinco de ellas). Las huellas no
siguen el contorno del hueso, ya que desaparecen en las depresiones del hueso o se marcan más en las
protuberancias de ésta. Poseen bordes rectos y sección tanto en V como cuadrangular (Figura 57 a, b y c).
Con respecto a las modificaciones naturales, se advierte un fragmento de coxal con huellas de raíces
de pequeño tamaño; un fragmento distal de húmero con huellas de acción de carnívoros y 11 unidades con
marcas de roído. Si bien la mayor cantidad de fragmentos identificados corresponden a extremidades y

98
Caverna Piuquenes

mandíbulas, el cociente de fragmentación indica que húmeros, radios y ulnas se encuentran más completos
que fémures y tibias (ver más adelante).
Con relación a las fracturas, predominan aquellas en estado fresco y actuales, ambas con un 36,9%,
siendo el fémur y húmero las unidades que presentaron más fracturas del primer tipo. Se calculó un MNI de
nueve individuos en este nivel sobre las base de húmeros y mandíbulas. Sólo se identifican dos restos de
Sigmodontinos.

Nivel 13e
Nuevamente se observa una ostensible baja en el número de restos recuperados (NISP=40), situa-
ción posiblemente relacionada con episodios ocupacionales intensivos, seguidos por momentos de menor
actividad. Llama la atención el aumento en el número de molares (Ri: 21,8 %) y de unidades quemadas (17,6%
de los restos identificados), lo que indica la cercanía de un fogón. No se documentan marcas de corte en este
nivel y sólo de observa una marca de roído. La fragmentación en este nivel es baja.
Sobre la base de mandíbulas, coxales y fémures de calculan dos individuos para este nivel.

Nivel 13e, Ampliación C2


Se recuperan escasos restos en este nivel, situación coherente con el 13e de la cuadrícula 1. Ésta se
diferencia, sin embargo, por la total ausencia de unidades quemadas. Con respecto a las marcas naturales,
sólo se detecta la presencia de una unidad roída.

Nivel 13f
No se recuperan restos de roedores en este nivel.

Nivel 13g
En general, se observa una buena conservación. Presenta un bajo número de restos (NISP=64)
asignables casi en su totalidad a L. viscacia (Cuadro 21). Destaca el alto número de costillas (NISP=18). Se
detectan cinco marcas de roído, correspondiendo a un 7,8% de los restos recuperados. No se identifican
marcas culturales. Se estima un MNI de sólo un individuo en este nivel, lo que se traduce en abundancias
relativas altas para la gran mayoría de las unidades (a excepción de metapodios y costillas). Se identifica un
cuerpo mandibular de Abrocoma bennetti.

Nivel 13h
Nivel con abundante material óseo, asignable en su totalidad a Lagidium viscacia (NISP=216). Al
igual que en el nivel 13b y d, la abundancia relativa indica una predominancia de huesos largos (especial-
mente húmero) y mandíbulas, en comparación a huesos cortos, cráneo, fíbula y radio.
Se detectan 15 marcas de origen antrópico (6,9%), seis de las cuales corresponden a huesos quema-
dos (huesos largos y coxal). El resto son marcas de corte principalmente ubicadas en la mandíbula, similares
a las descritas anteriormente. Sin embargo se observan marcas de corte en otras unidades anatómicas:
Escápula: Corresponden a un grupo de siete marcas perpendiculares al eje del hueso. Las huellas
surgen tras un solo proceso de corte semicircular, que sigue la forma del cuello de la escápula, como se
deduce de la disposición de las marcas en la cara anterior y medial, que pese a seguir el contorno del hueso,
desaparecen en las distintas depresiones de la unidad. Una marca principal mas profunda, es secundada por
huellas más finas y menos anchas, todas paralelas entre sí.
Húmero: Tres marcas de corte en la diáfisis distal, en su cara medial. Son paralelas entre sí, pero
oblicuas al eje del hueso. Son profundas y de bordes rectos. La marca más extensa mide 2,9 mm.
Isquion: Posible marca de corte en el borde interno, perpendicular al eje. Es corta y ancha.
Tibia: Dos marcas de corte en el sector distal, cara anterior, paralelas entre sí y perpendiculares al eje
del hueso. Son cortas, finas y de sección en U.
Las huellas naturales también aumentan en este nivel, destacándose cinco marcas dejadas por carní-
voros. Las marcas de roído son también considerables (12,9 % del total), observándose una inclinación por

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 19. Resumen de partes de camélidos identificados de los Cortes 1 y 2, Estrato 13, niveles c al j, del
Componente 1 de Piuquenes.

Adulto Juvenil
Unid. Anat. NISP MNE MNI MAU %MAU NISP MNE MNI MAU %MAU
Cráneo 15 2 2 2 66,67
Mandíbula 8 5 3 2,5 83,33 1 1 1 0,5 83,3
Atlas 5 3 3 3 100
Axis 1 1 1 1 33,33
Vert. Cervicale s 16 6 2 1,2 40 6 3 1 0,6 100
Vert. Toráxicas 10 7 1 0,58 19,33 6 2 1 0,16 26,6
Vert. Lumbares 5 3 1 0,42 14
Sacro 1 1 1 1 33,33
Vert. Caudales 1 1 1
Verteb. Ind. 7 3
Pelvis 6 3 2 1,5 50
Costillas 67 16 1 0,66 22
Esternebras 1 1 1 0,16 5,33
Escápula 3 2 1 1 33,33
Húmero px. 1 1 1 0,5 83,3
Húmero ds. 1 1 1 0,5 16,67
Radioulna px. 5 3 2 1,5 50 2 1 1 0,5 83,3
Carpianos 6 6 2 0,38 12,67
Fémur px. 1 1 1 0,5 16,67
Patella 2 2 2 1 33,33
Tibia px. 1 1 1 0,5 16,67 1 1 1 0,5 83,3
Tibia ds. 1 1 1 0,5 16,67 2 1 1 0,5 83,3
Tarsianos 2 2 1 0,2 6,67
Calcáneo 5 2 1 1 33,33
Metatarso px. 1 1 1 0,5 16,67
Metapodio ds. 4 3 1 3 2 1 0,25 41,6
Falange 1 8 6 1 0,75 25 1 1 1 0,12 20
Falange 2 2 1 1 0,12 4 2 2 1 0,25 41,6
Falange 3 1 1 1 0,12 4
Total 186 82 28 16

100
101

% MAU

100
60
20

40

80
0
FIGURA 55. %MAU de guanaco del Estrato 13, niveles c al j, de los Cortes 1 y 2 del Componente 1 de Piuquenes.

Cráneo
Mandíbula
Atlas
Axis
Cervicales
Toráxicas
Lumbares
Sacro
Pelvis
Costillas
Esternón
Estembras
Escápula
Húmero px
Húmero df
Húmero ds
Radioulna px
Radioulna df
Radioulna ds
Carpianos
Metacarpo px
Fémur px
Fémur df
Fémur ds
Patella
Tibia px
Tibia df
Tibia ds
Tarsianos
Astrágalo
Calcáneo
Metatarso px
Metatarso df
Metapodio ds
Falange 1
Falange 2
Falange 3

Caverna Piuquenes
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 20. Resumen de restos de roedores determinadosen el Componente 1 de la cuadrícula 1.


Caverna Piuquenes

N13c N13d N13e N13e- N13f N13g N13h N13h- N13i N13i-
amp C2 amp C2 amp C2
L. viscacia 29 241 40 22 0 63 216 325 52 326
Sigm. Ind. 0 2 0 0 0 0 0 3 0 1
A. bennetti 0 0 0 0 0 1 0 2 0 1
Total 29 243 40 22 0 64 216 330 52 328

N14a N14b N15a N15b N15c N15d N15e


L.visc acia 305 80 26 16 4 0 18
Sigm. Ind. 0 0 0 0 0 0 0
A. bennetti 0 0 0 0 0 0 0
Total 305 80 26 16 4 0 18

huesos largos y coxal. Se destaca igualmente tres bulas auditivas roídas. Sólo se observa una marca de
raíces.
Con respecto a las fracturas, la mayoría de ellas corresponden a actuales (39,3%). Las frescas se
concentran principalmente en fémur (44,8%) (una de ellas con negativo de lascado) y húmero (31%). El
cociente de fragmentación más alto ocurre en fémur y tibia, mientras que una situación opuesta ocurre con

FIGURA 56. Izquierda. Largo corrida alveolar v/s largo diastema en mandíbulas de Lagidium viscacia (se excluyen
individuos juveniles). Derecha. Profundidad distal (Dd) v/s Ancho distal (Bd) en tibias de Lagidium viscacia.
Medidas en mm. Componente 1, caverna Piuquenes.

102
Caverna Piuquenes

FIGURA 57. Marcas de corte en mandíbulas de vizcacha: a, b. y c. Cuadrícula 1, Estrato 13, Nivel d; d. Estrato
15, Nivel e. Componente 1, Caverna Piuquenes.

103
104

CUADRO 21. NISP, MNE, MNI y Ri de Lagidium viscacia del Componente 1 de la Cuadrícula 1 de Piuquenes. (Cont. en p. sig.)

Lagidium N13c N13d N13e N13e amp.c2 N13g


viscacia
NISP MNE %Ri NISP MNE %Ri NISP MNE %Ri NISP MNE %Ri NISP MNE %Ri

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


Mandíbula 19 17 94,4 3 3 75 1 1 50 1 1 50
Maxilar 1 1 25 5 5 27,7 1 1 50
Escápula 2 2 50 6 4 22,2 1 1 25
Húmero 3 3 75 14 11 61,1 1 1 25 2 2 50
Radio 8 7 38,8 2 2 50 2 2 100
Ulna 1 1 25 15 14 77,7 2 1 50
Coxal 2 2 50 12 6 33,3 3 2 50 1 1 50
Fémur 1 1 25 13 4 22,2 4 3 75 2 1 50 1 1 50
Tibia 1 1 25 29 10 55,5 2 1 50 3 2 100
Vértebra 5 5 1,6
Incisivo 2 1 13 6 4 11,1
Molar 1 1 3,1 17 17 11,8 7 7 21,8 3 2 50
Metapodio 2 1 2,5 3 3 1,6 2 2 5 2 2 10 2 1 5
Costilla 3 1 1,6 35 11 4,0 1 1 1,6 18 4 13,3
Cráneo 2 1 23 8 2 1 5 1 11 1
Astrágalo 1 1 5,5 1 1 50
Calcáneo 3 3 16,6 1 1 50
TOTAL 21 16 214 130 26 23 15 9 46 18
MNI 2 9 2 1 1
CUADRO 21, Cont.

N13h N13h N13i 13i N14a N14b


amp C2 amp C2
NISP MNE Ri NISP MNE Ri NISP MNE Ri NISP MNE Ri NISP MNE Ri NISP MNE Ri
Mandíbula 19 19 59,3 11 9 37,5 6 6 50 16 11 50 20 20 71,4 5 4 50
Maxilar 8 8 25 5 5 20,8 8 7 31,8 8 8 28,5 4 4 50
Escápula 6 6 18,7 12 10 41,6 2 1 8,3 10 9 40,9 5 5 17,8 2 2 25
Húmero 35 29 90,6 28 22 91,6 1 1 8,3 22 21 95,4 28 24 85,7 6 6 75
Radio 11 6 18,7 17 9 37,5 24 15 68,1 17 10 35,7 3 3 37,5
Ulna 12 12 37,5 21 18 75 15 15 68,1 19 16 57,1 4 4 50
Coxal 14 11 34,3 12 7 29,1 1 1 8,3 9 7 31,8 26 15 53,5 10 6 75
Fémur 27 12 37,5 27 13 54,1 12 11 91,6 32 13 59 41 19 67,8 8 4 50
Tibia 23 10 31,2 19 9 37,5 8 6 50 8 3 13,6 31 17 60,7 5 3 37,5

Caverna Piuquenes
Vértebra 4 4 0,73 1 1 0,1 7 6 1,6 0 0 0 1 1 0,625
Incisivos 9 2 3,1 10 3 6,2 15 3 6,8 12 3 5,3 8 3 18,75
Molares 3 3 1,17 16 16 8,3 29 29 16,4 18 16 7,1 6 6 12,5
Metapod. 1 1 0,3 5 4 1,6 3 2 5,4 0 0 0
Falange 0 0 0 1 1 0,4 0 0 0 1 1 0,3
Costilla 0 0 0 17 5 1,3 1 1 1,1 28 10 3 25 10 2,3 3 2 1,66
Cráneo 15 10 33 11 8 1 28 11 13 9 9 2
Fibula 2 1 3,1 3 3 12,5 1 1 4,5 4 2 7,1
Astrágalo 5 5 15,6 3 3 12,5 14 14 63,3 5 5 17,8 2 2 25
Calcáneo 6 6 18,7 8 8 33,3 8 8 36,3 9 9 32,1
Total 200 145 249 157 39 28 277 185 282 189 76 52
MNI 16 12 6 11 14 4
105
106

CUADRO 21, Cont.

Lagidium 15ª 15b 15e 16e


viscacia NISP MNE Ri NISP MNE Ri NISP MNE Ri NISP MNE Ri

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


Mand. 4 4 66,6 3 3 50
Maxilar 1 1 16,6
Escápula 1 1 16,6
Húmero 4 4 66,6 2 2 100
Radio 1 1 16,6 1 1
Ulna 3 3 50 2 2 100 1 1
Coxal 3 3 50 1 1
Fémur 1 1 16,6 5 1 50 1 1 100
Tibia 2 2 33,3 1 1 50 2 1 50
Vértebra 1 1 2
Molar 1 1 8,3 2 2
Incisivo 1 1
Costilla 1 1 1,1 2 1 3,3
Craneo 1 1
Total 22 22 8 7 17 13 1 1
MNI 3 1 2 1
Caverna Piuquenes

húmero y ulna.
Se calcula un MNI de 16 individuos sobre la base de húmeros, uno de ellos juvenil (epífisis proximal
de radio sin fusionar).

Nivel 13h, Ampliación C2


Se identifica un total de 325 restos. Casi la totalidad de los restos determinados corresponden a L.
viscacia, recuperándose unidades de prácticamente todo el esqueleto pero en proporciones bastantes
disímiles entre sí (Cuadro 21). Como es constante en los niveles con abundante registro óseo, sobresalen
húmeros, ulnas y esta vez escápulas, sugiriendo una unidad de trozamiento. Siguen en la lista, mandíbulas,
fémures, calcáneos y tibias, aunque éstos últimos con valores de abundancia relativa cercanos al 30%.
Las marcas naturales y culturales son abundantes. Con respecto a las primeras, 34 unidades, todas
asignables a Lagidium viscacia, presentan huellas de roído (particularmente huesos largos), lo que repre-
senta un 10,6% del NISP total. Las huellas dejadas por la acción de carnívoros, en cambio son más escasas,
correspondiendo a sólo al 0,9% de los restos identificados de ese taxón. Con respecto a los huesos con
patologías, se registra un coxal que presentaba una curvatura inusual.
Las huellas culturales son escasas en comparación al total de restos identificados (1,5 %), pero no
por eso menos importantes. Se observa sólo una unidad quemada (diáfisis de húmero), mientras que las
huellas de corte se distribuyen en mandíbulas (dos casos), húmero (un caso) y coxales (2 casos). Las
modificaciones en las mandíbulas y el húmero presentan disposiciones y morfologías similares a las anterior-
mente descritas. La novedad aparece en las marcas en el ilion e isquion. En el primer caso, se observa un
grupo de cuatro marcas dispuestas oblicuamente bajo el tubérculo iliaco, paralelas entre sí, finas y de bordes
rectos. Se asocian a estas huellas principales, vástagos e incisiones poco profundas, sugiriendo un movi-
miento reiterativo.
En un fragmento de isquion, se ubican tres marcas de corte, inmediatamente bajo el acetábulo,
dispuestas oblicuamente en dirección al eje del hueso. Son subparalelas entre sí y no siguen el contorno del
hueso. La huella más grande mide 3,6 mm.
Las fracturas se encuentran dominadas por el tipo no fresca con un 37,5%. Particularmente, el radio
es la unidad que presenta un mayor porcentaje de fracturas de este tipo (52,9%), mientras que el elemento
que presenta un mayor porcentaje de fracturas frescas nuevamente es el fémur (52,9 %). Por su parte, el
cociente de fragmentación del radio es el más alto entre los huesos largos, lo que en conjunto con el tipo de
fractura (actual), sugiere un ambiente relativamente “tranquilo” de depositación, tomando en consideración
la densidad y grosor de las paredes de la diáfisis de esta unidad. Húmero y ulna se encuentran escasamente
fragmentados, mientras que, respectivamente, las fracturas actuales y no frescas son la mayoría en estos
elementos.
Húmeros y ulnas fueron la base para calcular un MNI de 12 individuos para este nivel, uno de ellos

CUADRO 22. Correlación (r) entre las abundancias relativas de los niveles con un NISP > 70 de Piuquenes. p<
0,01 a excepción de los casos indicados. N = 17. Componente 1, caverna Piuquenes.

N2 N 13d N 13h N13h N13i N 14a N 14b


amp.C2 amp.C2
E2 1 0,173 -0,036 0,202 0,422 0,006 -0,007
p=0,507 p=0,890 p= 0,437 p=0,092 p=0,981 p=0,980
N 13d 1 0,796 0,742 0,592 0,834 0,613
p=0,012
N 13h 1 0,868 0,778 0,929 0,795
N13h amp.C2 1 0,844 0,869 0,820
N13i amp.C2 1 0,734 0,613
N 14 a 1 0,847
N 14 b 1

107
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

juvenil (epífisis distal de tibia sin fusionar).

Nivel 13i
El material óseo disminuye sensiblemente en comparación al nivel anterior, identificándose 52 res-
tos asignables en un 100% a Lagidium viscacia. El registro se encuentra ostensiblemente dominado por
tibias, fémures y mandíbulas (Cuadro 21). Las huellas culturales se ubican sólo en tres mandíbulas, similares
a las recuperadas en todos los niveles anteriores. Sólo se registran 4 huellas de roído, todas en huesos
largos. Se registraron en el nivel seis individuos como mínimo.

Nivel 13i, ampliación C2


Pese a encontrarse inmediatamente vecina a la cuadrícula 1, los restos recuperados en la ampliación
son mucho más abundantes, lo que en principio sugeriría distribuciones notablemente distintas al interior de
caverna Piuquenes. Este nivel, dominado ampliamente por L. viscacia, presenta características similares a
13h y 13h, ampliación C2, principalmente en la abundancia relativa de partes. Nuevamente vemos una
representación alta de mandíbulas y de los miembros anteriores (incluyendo escápula). La principal diferen-
cia es la baja representación de la tibia y el alto número de astrágalos.
Entre las marcas naturales se identifican huellas de carnívoros en húmeros distales; huellas de roído
(NISP=46; 14,1% de los restos asignados como L. viscacia) y un astrágalo con huellas de haber pasado por
el tracto digestivo de un carnívoro.
Las huellas culturales se concentran en las mandíbulas (MNE = 5), similares a las descritas anterior-
mente, además de dos unidades con huellas de pigmento rojo. No se detectaron unidades con signos de
exposición al fuego.
Es novedad en el registro una pequeña huella de percusión ubicada cerca del acetábulo de un coxal,
la que seguramente tuvo por objeto la desarticulación del coxal con el fémur..
Los miembros anteriores (húmero, radio y ulna) presentan fracturas mayoritariamente no frescas
(56%; 33,3% y 40% respectivamente) y cocientes de fragmentación bajos (fracturas principalmente en epífisis
y bajo número de diáfisis y astillas). Fémur y tibias, por su parte, presentan los cocientes de fragmentación
más altos para los huesos largos y porcentaje de fracturas frescas sobre el 50%.
Se calculó un MNI de 11 individuos.
Se recuperó una mandíbula de Abrocoma bennetti y un maxilar de sigmodontino.

Nivel 14a
Se recuperan 305 restos, atribuidos en su totalidad a L. viscacia, en buen estado de conservación. El
índice de abundancia relativa indica un alto porcentaje de las extremidades anteriores (sin contar la escápu-
la), posteriores (contando el coxal) y mandíbulas. Otros restos aparecen en menor medida (esqueleto axial,
metapodios, falanges). Los niveles 13h, 13i y 14a corresponderían a similares eventos ocupacionales a
juzgar por la cantidad de restos recuperados, el MNE, MNI y Ri (Cuadros 20 y 21).
Una gran cantidad y variedad de marcas culturales fueron identificadas en este nivel (6,5% del total,
38,4 % del total de modificaciones). Se reconocieron cuatro unidades quemadas (húmero y fémures), siete
piezas presentan rastros de pigmento rojo (35% del total de modificaciones culturales) y nueve fragmentos
se observan con marcas de corte (45% del total de modificaciones culturales). Entre éstas últimas se
encuentran dos mandíbulas con huellas de corte descritas anteriormente, pero además se detectan marcas
en:
Tibia: dos unidades presentan marcas en su cara posterior, sector proximal. En un caso se observan
dos marcas oblicuas al eje del hueso y paralelas entre sí, de largo aproximado de 2,7 mm. La segunda unidad
presenta sólo una marca oblicua al eje del hueso, corta y profunda de largo 1,8 mm.
Diáfisis de Fémur: se presentan dos unidades con marcas de corte. La primera exhibe una marca de
corte oblicua al eje del hueso, de bordes rectos. En la otra unidad se detecta un grupo de aproximadamente
ocho marcas de corte oblicuas al eje del hueso pero paralelas entre sí, ubicadas en la rugosidad de inserción
muscular (cara posterior). Las huellas presentan distintas profundidades y largos y poseen los bordes

108
Caverna Piuquenes

rectos y sección en V. La marca más grande mide 5 mm aproximadamente.


Ilion: Tres de ellos presentan marcas, dos de ellos con ubicaciones y direcciones similares. Se
disponen oblicuamente en sector de la fosa gluteal, presentando una mayor profundidad en el borde de la
pieza y perdiendo intensidad a medida que se acercan al borde ilíaco. En una de las unidades la marca retoma
profundidad en ese sector (largo total de la huella: 15 mm de largo). No son más de tres marcas en cada
unidad, paralelas entre sí, de sección en V y borde recto. Un tercer ilion presenta marca bajo el tubérculo
ilíaco.
Costilla: un fragmento proximal derecho presenta un grupo de aproximadamente siete marcas de
corte, subparalelas entre sí y oblicuas al eje del hueso. Muestran diferentes profundidades y extensiones.
No siguen el contorno del hueso.
En general, todos los huesos largos presentan un nivel de fragmentación similar a excepción del
fémur. La mayor diferencia radica en el tipo de fractura que estas presentan, ya que por ejemplo, el radio
presenta un 63,6 % de fracturas actuales y un 9% de fracturas frescas, a diferencia del fémur, en el que se
observa un 35, 3% de fracturas frescas y un 17,6% de fracturas actuales.
Se calculó un MNI de 14 individuos, nuevamente sobre la base de los húmeros, entre ellos un juvenil
(tibia distal y radio proximal sin fusionar).

Nivel 14b
El número de unidades analizadas disminuye sensiblemente (NISP = 80), todas identificadas como L.
viscacia. La abundancia relativa cambia levemente, quizás producto del bajo número de unidades identifi-
cadas, aunque el MNE continua indicando predominancia de húmeros, ulnas, coxal y fémur. Sólo se observa
un ilion con huellas de corte similares a las descritas para el nivel 13h, ampliación C2. Esta vez se trata de un
grupo de cuatro marcas teniendo -la más extensa- 3,7 mm de largo. Seis unidades presentan huellas de roído.
Se calculó un MNI de cuatro individuos para este nivel.

Nivel 15a
Se recuperan un total de 26 restos de L. Viscacia concentrados en húmeros, ulnas y mandíbulas.
Sólo se detectan huellas de roído en tres unidades. No hay marcas culturales se encuentran ausentes. Sobre
la base de los coxales, se establece un MNI de 3 individuos.

Nivel 15b
Se identifican 16 unidades asignables a L. viscacia. No se detectan huellas naturales o culturales.
Solo se registra un húmero con crecimiento anormal del hueso en el sector distal.

Nivel 15c
Sólo se recuperan cuatro unidades en este nivel. Una mandíbula izquierda de L. viscacia presenta
marcas de corte similares a las registradas anteriormente. De igual manera se observan dos unidades roídas.

Nivel 15d
No se recuperan restos asignables al orden Rodentia en este nivel.

Nivel 15e
Se recuperan 18 unidades en este nivel, todas pertenecientes a L. viscacia. Se detecta la última
unidad con marcas de corte: se trata de un fragmento mandibular que presenta las típicas marcas registradas
en la secuencia, confirmando así el patrón en la forma de faenar a estos animales a partir del nivel 13d (Figura
57d). Se advierten marcas de roído (en huesos largos) y la acción de carnívoros en la porción distal de una
diáfisis de fémur.

109
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Consideraciones generales
El conjunto presenta un buen estado de conservación, aún cuando se identifican de manera cons-
tante huellas de roído y en menor medida, de cánidos. La buena preservación de la muestra se traduce en que
el % Ri de las capas 13 y 14 no presenta correlaciones estadísticamente significativas con la densidad mineral
ósea del conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) (r = 0,530 p= 0,51 n= 14).
s

La utilización cultural de la vizcacha durante el Componente Ocupacional 1 ha quedado demostrada


a través de la presencia de marcas de corte recurrentes en mandíbulas y otras unidades (preferentemente
coxales). Estas marcas se registran por primera vez en el nivel d del Estrato 13 y se mantienen de manera
constante hasta el Estrato 15, nivel e (MNE (total)= 25, MNI (total)= 13). Esta continuidad se aprecia también
en la frecuencia de partes esqueletarias, ya que los distintos % Ri de aquellas capas con un NISP>70,
presentan correlaciones positivas y significativas, mientras que entre estos niveles y el % Ri de L. viscacia
del Estrato 2 (que no presenta huellas culturales, ver más adelante), no arroja resultados estadísticamente
significativos (Figura 51). Este patrón de descarte se caracteriza por una representación mayoritaria de
mandíbulas sobre cráneos, las que pudieron haber sido fracturadas para la obtención del cerebro. Con
relación al esqueleto apendicular se observa una representación mayoritaria de la ulna y el húmero, mientras
que la tibia y el fémur exhiben representaciones moderadas. Esta última situación se debe a que tanto el
fémur como la tibia se presentan mucho más fragmentados que ulna, radio y húmero (Figura 58). Como se
detalla más arriba, estas últimas unidades presentan principalmente fracturas no frescas y actuales, mientras
que las unidades pertenecientes a las extremidades posteriores, poseen un elevado porcentaje de fracturas
frescas, en muchos casos formando “cilindros”, producidos por la fractura de las epífisis proximales y
distales (Figura 59). La literatura etnográfica (Higgins 1999; Hockett y Bicho 2000), ha descrito un patrón
similar para la extracción de la médula, ya que esta es empujada con algún objeto delgado o bien succionada
directamente, previo a la fractura de una o ambas epífisis. Esta situación permite postular que en caverna
Piuquenes las vizcachas habrían sido explotadas intensivamente, ya que no sólo su carne habría sido

3,5
Húmero
3 Radio
Ulna
Fémur
2,5 Tibia
NISP / MNEE

1,5

0,5

0
13d 13h 13hampC2 13iampC2 14a 14b

FIGURA 58. Cociente de fragmentación en huesos largos de vizcacha. Se incluyen sólo los niveles con un
NISP>70. Componente1, caverna Piuquenes.

110
Caverna Piuquenes

utilizada (y probablemente su piel), sino que el consumo de la médula ósea habría sido una práctica sistemá-
tica. El resto de las unidades esqueletarias identificadas en la muestra presentan una representación mucho

FIGURA 59. Diáfisis y porciones proximales de fémur recuperadas del Componente 1. Caverna Piuquenes.

menor, particularmente vértebras, falanges, metapodios, incisivos, molares y costillas (Cuadro 21 y 22).
Cánidos

Aunque escasos, se encuentran restos de cánidos en este componente (Labarca 2005b). Los frag-
mentos analizados provienen de la Cuadrícula 1.

Estrato 13, nivel d: Se recupera una porción de coxal y una primera falange, las que por su baja diagnosis son
asignadas a Pseudalopex sp.

Estrato 13, nivel h: Son identificadas una porción proximal de fémur, cuya cabeza no se encuentra fusionada
y un fragmento distal, que aún se encuentra en proceso de fusión (Labarca 2005,b, Figura 1). El ancho distal
de esta última pieza es de 19 mm, mientras que el ancho distal del fémur de P. griseus adulto depositado en
el Museo Nacional de Historia Natural es de 19,5 mm. Esta situación indica que el espécimen recuperado de
la capa 13, nivel h, correspondería a un individuo juvenil de zorro culpeo (P. culpaeus).

Capa 14, nivel a: De este nivel proviene un fragmento de carilla articular proximal de ulna de cánido. Es
adscrita a Pseudalopex sp.

111
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Capa 14, nivel b: Se identifica una porción proximal de metapodio de Pseudalopex sp.
Consideraciones generales
Los restos recuperados son escasos y no exhiben ningún tipo de modificación cultural, por lo que
se postula que su presencia en las capas asignables al Componente 1 se deba a causas naturales, quizás
producto de muertes acontecidas dentro de la caverna como resultado de su utilización como refugio o lugar
de alimentación

Moluscos

Los restos malacológicos obtenidos en las excavaciones de esta caverna se muestran en la Figura 60.
La información proviene de los Cortes 1 y 2. Se encuentra un total de once ejemplares de Radiodiscus sp
(Cuadro 23). Además se halla un ostión (Argopecten purpuratus) en el Corte 2, estrato E-21, el que por
similitudes tecnológicas se asimila al Componente 1.

Cuadro 23. Descripción del material malacológicos del Componente 1. Caverna Piuquenes.

Estrato Radiodiscus sp Radiodiscus sp A. purpuratus


Corte 1 Cantidad Ejem/lt Cantidad
E-13c 3 0.8
E-15 3
E-13h 1 0.3
E-21 4 1.2 1

La presencia de Radiodiscus sp. al interior del alero, se debería al arrastre de las conchas de estos
moluscos producto de las variaciones de las aguas de la laguna, en sus periódicas fluctuaciones. En esta
dinámica espacio-temporal, el borde de la laguna evolucionó creando condiciones palustres en la orilla
(presencia de vegetales acuáticos y abundancia de sedimento de origen orgánico), formando un ambiente
más bien léntico, que habría facilitado la colonización del litoral laguna, en el caso de Radiodiscus sp. y
por algún tipo de planta acuática superior. Stuardo y Vega (1985), mencionan la distribución de este género,
perteneciente a la Familia Endodontidae, Subfamilia Helicodiscinae, desde Fresia (VIII Región) hasta Tierra
del Fuego (XII Región), encontrándose, además otro género reciente, Austrodiscus (Zilchogyra) solemi, en
el bosque de Talinay, Parque Nacional Fray Jorge. La importancia de la presencia de A. (Z.) solemi, especie
humícola, está vinculada a las características del bosque relictual de tipo valdiviano de Fray Jorge (sector
Talinay) (30°40'S - 71° 42'W).
En el caso del ostión, se trata de una especie frecuente en los conchales que se forman en la zona
supramareal del litoral central y norte de Chile. La pieza recuperada en el Componente 1 de Piuquenes, no
obstante, corresponde a un instrumento de función no determinada, a juzgar por la presencia de modificacio-
nes intencionales en todos sus bordes, con pérdida del periostraco transformado en un artefacto de borde
romo de forma rectangular de 3,0 x 3,0 cm.

112
Caverna Piuquenes

FIGURA 60. Restos malacológicos de caverna Piuquenes. Componente 1, caverna Piuquenes.

113
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Restos vegetales

Carporrestos (semillas carbonizadas)

El Componente ocupacional 1 arroja un total de 326 carporrestos, determinándosE en un 85,3%


(n=278). Del resto, un 10,4% si bien no son identificados, presentan características definidas que permitirán
su identificación a futuro. El restante 4,3% (n=14) no es determinado debido a su elevado grado de fragmen-
tación, erosión y carbonización producto del procesamiento de estos recursos y los efectos del fuego
(Cuadro 24).

CUADRO 24. Frecuencia general de carporrestos recuperados del Componente ocupacional 1. Caverna Piuquenes.

Componente 1
Columna B
13b 13c 13d 13e
116- 126- 136- 151- TOTAL TOTAL TOTAL
TAXÓN 126 136 151 158 ESTRAT RASG COLUM
cm cm cm cm
Fo
Len Len Len
gó Fogón Fogón Fogón
te 1 te 2 te 2
n
Cyperaceae sp. 2 2 0 2
Eulychnia sp. 2 2 12 2 1 2 17 19
Muehlenbeckia
1 1 1 1 1 1 4 5
hastulata
Papilionaceae sp. 6 1 0 7 7
Poaceae sp. 1 0 1 1
Chenopodiaceae sp. 3 2 9 93 6 3 110 113
Chenopodiaceae sp. ó
4 0 4 4
Portulacaceae sp.
cf. Chenopodiaceae
1 0 1 1
sp.
Trichocereus sp 4 1 8 94 2 13 4 4 122 126
Semilla A 1 1 0 1
Semilla J 1 1 0 1
Semilla K 1 0 1 1
Fruto No Identificado 1 0 1 1
No Identificado 7 20 1 2 7 23 30
No Identificable 14 0 14 14
Total 21 4 21 246 1 2 25 6 21 305 326

El taxón más numeroso es el Trichocereus sp. (cactus), le siguen las semillas no determinadas y
Eulychnia sp. (cactus). Además se recuperan semillas de Cyperaceae sp., Muehlenbeckia hastulata (qui-
lo), Poaceae sp. (gramínea), diferentes taxones de la familia de las Chenopodiaceas. En términos generales,
el conjunto de taxa identificados es bastantes reducido -nueve taxones- todos las cuales son endémicos y
habitan actualmente los alrededores de la caverna.

114
Caverna Piuquenes

COMPONENTE 2: CAZADORES-RECOLECTORES DEL HOLOCENO TEMPRANO

Este capítulo está dedicado a caracterizar desde el punto de vista cultural, arqueofaunístico y
arqueobotánico lo que hemos denominado Componente 2, es decir, a aquellas poblaciones de cazadores y
recolectores que, tras la etapa previa de exploración realizada durante finales del Pleistoceno, colonizan el
ambiente andino del Aconcagua. A partir de esta fase, el ambiente cordillerano será ocupado definitivamen-
te, aunque en forma estacional y periódica, tal como lo exigen las rigurosas condiciones ambientales de la
montaña.

Cronología y Estratigrafía
Este componente corresponde a los Estratos 13 Nivel b y a, Estrato 12 y Estrato 11, tanto del Corte 1
y 2, como de la Cuadrícula 1. Se dispone de dos fechados radiocarbónicos sobre carbón para este compo-
nente, ambos del Estrato 13, Nivel a: 9520 (9440) 9300 AP y 9820 (9530) 9160 AP, obtenidos de la columna
palinológica y del Corte 1, respectivamente.

Material lítico

Frecuencias generales
Para el Componente 2 se analiza una muestra total de 587 piezas líticas, que se desglosa en 37
instrumentos (siete puntas de proyectil, 19 raspadores, cuatro raederas, cuatro cuchillos, un cepillo, una
pieza multifunción y una pieza de función desconocida. (Cuadro 25), 541 desechos de talla, dos piezas sobre
guijarro (sobadores de cuero) y siete núcleos.

Instrumentos
Los instrumentos recuperados son separados (Cuadro 26), considerando su formatización, en dos
grupos que resultaron fuertemente diferenciados en sus frecuencias relativas, los formales (n=13, 35,14%) y
los informales (n=24, 64,86%). Son confeccionados sobre materias primas de distinto tipo, algunas de las
cuales –generalmente las de grano más grueso y mayor dureza, como los basaltos y las andesitas-se hallan
presentes en el material de arrastre del río Blanco, es decir, en las inmediaciones del sitio (Cuadro 29). Como
veremos más adelante, este aprovisionamiento de materiales disponibles en el entorno inmediato es emplea-
do con preferencia para el material informal.
Las puntas de proyectil recuperadas para este bloque temporal son puntas masivas del tipo triangu-
lar con pedúnculo convergente (Figura 61) descrito en la literatura como propias del arcaico temprano de
tierras interiores de Chile central (por ejemplo, Kaltwasser et al. 1980; Cornejo et al. 1998; Biskupovic 1979-
1981; Hermosilla In litt. 1994), siendo en algunos aspectos similares también a las descritas para contextos
tempranos del periodo en la costa desde el Norte Chico hasta la región del Maule. A pesar de que sólo se
recupera una punta completa de estas características, la presencia de una pieza fracturada que muestra
también pedúnculo y la recuperación en el harneo de material removido de un tercer pedúnculo, sumado a la
similitud técnica en cuanto a su adelgazamiento bifacial y preferencia por la materia prima “Lutita” permiten,
con razonable precisión, adscribir estas piezas al tipo en cuestión. Todas las piezas en esta categoría fueron
sometidas a un examen microscópico (con aumentos hasta de 40x) con el propósito de determinar si existían
en sus bordes huellas de uso que pudiesen adscribir los fragmentos a una categoría funcional distinta (como
la de corte), con resultados negativos. Examinando más de cerca los atributos de las fracturas transversales
que estas piezas presentan, puede concluirse que son fracturadas durante su proceso de confección y que
no son retomadas o reutilizadas con posterioridad. Solamente uno de los fragmentos evidencia esta clase de
actividad, aunque el retomado es realizado presumiblemente con un percutor duro y pequeño cuyo uso
aumenta el ángulo de borde hasta impedir su adelgazamiento. Considerando la calidad técnica del resto de
las piezas, ésta en particular, podría reflejar el trabajo de un aprendiz. Finalmente, los tres pedúnculos exhiben
ocre rojo en ambas caras y restos de material orgánico que evidencian su enmangue. En uno de los casos,

115
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

se constata la presencia de este pigmento sobre la superficie apical del fragmento.


La categoría funcional “raspado”, presenta en este bloque temporal un comportamiento caracteriza-
do, en términos de la formalidad del instrumental, por su casi absoluta ausencia, recuperándose solamente
un raspador formal de un total de 19. Se trata de un raspador confeccionado sobre una lasca de arista central
con los bordes regularizados escasamente por percusión y de frente regular en lo general. No presenta
evidencias de enmangue. Los raspadores restantes son de carácter informal, siendo amplia la variabilidad al
interior del conjunto, a tal punto que es imposible descubrir un estándar por tipo. A modo de ejemplo, la
Figura 62 muestra la media y desviación en la métrica de los raspadores del Componente 2.
Cabe insistir, además, en que una buena parte de los raspadores de este componente son raspadores
de filo vivo, en los cuales el biselado de su borde se produjo por efecto del mismo uso y no de un proceso
de formatización. Del total de los raspadores informales (18), siete (38,9%) corresponden a instrumentos de
esta clase.
Los instrumentos que fueron clasificados como “de corte” son ocho, cuatro raederas y cuatro cuchi-
llos. Dos de las primeras fueron asignadas a esta categoría morfo-funcional en atención a la presencia de
retoque ultramarginal, ángulo de borde agudo y espesor bajo. La primera de las dos raederas restantes fue
adscrita a esta función a partir de análisis microscópico y en realidad debiera conceptuarse como una
“raedera de filo vivo”, en atención a que posee marcas microscópicas sobre su cara de deslizamiento de una
acción que se manifiesta en la forma de pequeñas rayas curvas que comienzan paralelas al borde y luego se
separan de éste. La otra pieza corresponde a un fragmento de lasca con retoque ultramarginal que podría
haberse entendido como un cuchillo retocado, pero presenta la misma clase de huellas sobre la cara de
deslizamiento del instrumento. Finalmente, tres de los cuchillos son de filo vivo y un cuarto presenta un
ligero denticulado sobre el borde, probablemente diseñado para la función de aserrado.
El único cepillo recuperado es de tamaño pequeño (47 x 42 mm) y se trata de un pequeño núcleo de
cuarzo rojo reutilizado. Se nota la extracción de lascas unidireccionales de tamaño similar (menores a 29 mm).
Se registró también la presencia de una pieza multifuncional, constituida por una raedera cuyo borde
opuesto presenta regularización continua en un ángulo característico de la función raspado. Como no se
constataron huellas de uso, no es seguro que dicha intervención represente el propósito de generar un
borde para dicha función, pues también es posible que se haya intentado hacer el borde mas apropiado para
su prensión manual.

Desechos
En el Componente 2, se aprecia un importante cambio en la distribución por tipo de talón en los
desechos (Cuadro 27) que es interpretable –sobre todo considerando las diferencias con el componente
anterior en el conjunto de los instrumentos- como un fuerte cambio tecnológico. Notablemente, disminuyen
las frecuencias de talones planos casi a la mitad, y en su reemplazo aparecen mayor proporción de talones
pseudofacetados y puntiformes, más sintomáticos de componentes finales de la cadena operatoria y de la
talla bifacial. Particularmente, la presencia de gran cantidad de pseudofacetados revela el uso de una técnica
de percusión blanda orientada, con toda seguridad, a la confección de grandes bifaces de las cuales son
buenos ejemplos las puntas de proyectil recuperadas. La ausencia de talones naturales y la baja represen-
tación de corteza en el anverso (95,55% de 540, mostraron absoluta ausencia de esta), implicaría que la
materia prima en uso es descortezada fuera del sitio o se obtiene de una veta o deposito primario. Creemos
que es posible considerar la presencia de cuatro piezas corticales como un efecto de la recolección selectiva
de materias primas de manera muy marginal en el lecho del río, cuyo referente sería la materia prima “Lutita”.
Se indagó también en la calidad de los materiales empleados para la talla sobre la base de sus
cualidades petrográficas, análisis que sugiere también un aprovisionamiento específico de las materias
primas (Cuadro 28; Figura 64). Considerando que el 69% de las piezas analizadas no presenta fallas (ya sea
clivajes, burbujas o inclusiones) (Cuadro 29) se desprende -tentativamente- que en este componente existe
una fuente de aprovisionamiento localizada en uso regular. Creemos que, con seguridad, esta fuente es la de
la materia prima Lutita.

116
Caverna Piuquenes

FIGURA 61. Descripción de los instrumentos líticos del Componente 2. a: punta lanceolada pedunculada en lutita
(falta el fragmento medial, b: punta pedunculada con retomado de filo, de lutita); c: ápice de punta de proyectil de
lutita; d: fragmento de pedúnculo; e: matriz bifacial; f: instrumento informal de raspado con huellas lineales de
pigmento.

Como en el componente anterior, se llevó a cabo también un análisis exploratorio del aprovecha-
miento general de materias primas. La Figura 63 muestra para este componente una distribución de aprove-
chamiento de materiales con una fuerte representación de los estratos medio/bajo y bajo. Esto implicaría la
presencia de una fuente conocida y disponible de materia prima, observación que es consistente con la
preeminencia de la materia prima Lutita que, además de presentarse en abundancia en el registro para este
componente, posee excelente calidad de fractura (la gran frecuencia de piezas sin fallas lo atestigua). Esta
situación es coherente con lo esperable en el modelo de Andrefsky (1994).

Núcleos

Respecto de los núcleos de este componente (Cuadro 30), es notoria su asistematicidad en términos
de la dirección de sus extracciones. Salvo en dos casos, la mayor parte de ellos son fragmentos corticales o
bien núcleos de prueba. Es posible que de los núcleos unidireccionales se obtuvieran pequeñas lascas para
corte situacional.

Instrumentos sobre guijarro


En los niveles correspondientes al Componente 2, sólo se recuperaron dos instrumentos de este tipo.
Se trata de dos sobadores reutilizados como percutor. Ambos presentan dos caras de abrasión cubiertas de

117
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

ocre rojo y tamaños similares (perímetros mayores de 265 mm y peso de 452 y 461 g, respectivamente).
Tratándose de los estratos de contacto con el Componente 1, es posible que se trate de piezas relacionables
con ese bloque.

Restos óseos faunísticos

Para este componente ocupacional, el análisis zooarqueológico se ha dividido en cuatro secciones. En


primer término se describen los instrumentos óseos recuperados, entregando algunas generalidades, para
proseguir con el análisis de los restos óseos de camélido del Corte 1 y 2. Posteriormente se analiza en detalle
los camélidos del Estrato 12 de la Cuadrícula 1 y los roedores de esta misma unidad de excavación, para
terminar con los restos de cánidos de la Cuadrícula 1.

Descripción de los artefactos en hueso


El Componente 2 se caracteriza por la disminución en la diversidad y cantidad de instrumentos (se
recuperaron tres artefactos), así como en la ausencia de evidencia de manufactura in situ, lo que indica un
cambio en la funcionalidad del sitio por lo menos en lo que a actividades relacionadas con instrumental óseo
se refiere. Destacan dentro de este conjunto, dos piezas de morfologías y -posiblemente- uso similares, las
que presentan bordes activos amplios y semicirculares. Estas piezas son sin duda importantes, ya que su
presencia se remite exclusivamente a este componente, indicando una funcionalidad específica para éstas.
Lamentablemente, ambas piezas se encuentran levemente meteorizadas, por lo que no fue posible advertir
con claridad huellas de uso, aunque a manera de hipótesis, se puede postular un modo de acción relaciona-
do con el deslizamiento del borde activo sobre el sustrato de trabajo. La información proveniente de patagonia
permite suponer la presencia de instrumentos óseos utilizados para el descarne de las pieles y que presentan
un borde activo amplio, semicircular y biselado, similar a las piezas analizadas.

Descripción de los instrumentos óseos.

Aretefactos de borde activo agudo

1. Cuadrícula1, Estrato 13, Nivel b.


Descripción: ápice de punzón, cuya superficie se encuentra intensamente pulida por el uso.
Función: Penetración (Figura 65a).
Largo : 14,2 mm.

Artefactos de borde redondeado

1. Cuadrícula 1, Estrato 13, niveles a y b


Descripción: debido a su estrecha similitud morfológica y probablemente funcional, estos dos artefactos se
describen en conjunto. Corresponden a instrumentos confeccionados sobre metapodio de camélido, cara
posterior. Presentan sus bordes activos semicirculares, amplios y con bordes biselados. Puesto que los
restos se encontraban meteorizados sólo se pudo advertir en sus bordes activos, trazas de pulido por uso.
Función: su función no puede ser definida.
Pieza recuperada del Estrato 13, nivel a:
Largo : 67 mm.
Ancho máximo : 21,4 mm.
Espesor máximo : 6,3 mm (Figura 65b, cara posterior).
Pieza recuperada del Estrato 13, Nivel b:
Largo : 132 mm.
Ancho máximo : 18,6 mm.
Espesor máximo : 10 mm. (Figura 65c).

118
Caverna Piuquenes

FIGURA 62. Medias y desviaciones en métrica para raspadores informales del Componente 2. El eje Y corresponde
a milímetros. Caverna Piuquenes.

Alto
13%
Bajo
33% Medio-Alto
7%

Medio-Bajo
47%

FIGURA 63. Aprovechamiento de materiales líticos en el Componente 2. Caverna Piuquenes.


119
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 25. Distribución por materia prima para instrumental del Componente 2. Caverna Piuquenes.

Materias Primas Instrumentos C 2 Cantidad f relativa


Andesita grano fino 4 10,81
Andesita grano grueso 3 8,10
Andesita silicificada 3 8,10
Intrusita grano fino 1 2,70
Lutita 14 37,83
Cuarz o rojo 3 8,10
Cuarz o lechoso 1 2,70
Vidrio volcánico 1 2,70
Otras finas 4 10,81
Otras medias 2 5,40
Otras gruesas 1 2,70
Total 37 100

CUADRO 26. Distribución por tipo de instrumental en el Componente 2. Caverna Piuquenes.

Tipo de Instrumento Cantidad f relativa


Punta 7 18,91
Ra spador 19 51,35
Ra edera 4 10,81
Cuchillo 4 10,81
Ce pillo 1 2,70
Perforador 0 0
Multifunción 1 2,70
Otros 1 2,70
Total 37 100

120
Caverna Piuquenes

CUADRO 27. Distribución de desechos por tipo de talón en el Componente 2. Caverna Piuquenes.

Tipo Talón Corte 1 Cuadrícula 1 Total F relativa


Natural 3 2 5 0,92
Plano 58 70 128 23,70
Puntiforme 39 17 56 10,37
Fascetado 17 21 38 7,03
Pseudofascetado 39 48 87 16,11
Diedro 4 2 6 1,11
Ausente 115 105 220 40,74
Total 275 265 540 100

CUADRO 28. Distribución de desechos por materia prima en el Componente 2. Caverna Piuquenes.

Materia Prima Total f relativa


Lutita 416 77,03
Vidrio volcánico 2 0,37
Andesita grano grueso 27 5
Cuarzo rojo 24 4,44
Cuarzo lechoso 6 1,11
Andesita grano fino 22 4,07
Andesita silicificada 1 0,18
Intrusivo grano fino 1 0,18
Otras finas 14 2,59
Otras medias 22 4,07
Otras gruesas 5 0,92
Total 540 100

CUADRO 29. Frecuencia relativa para piezas con fallas en el Componente 2 (Cuadrícula 1) . Cave rna Piuquenes.

Tipo de Falla Cantidad f relativa


Burbujas 7 1,3
Clivajes 128 23,7
Inclusiones 7 1,29
Burbujas e Inclusiones 3 0,55

121
122

CUADRO 30. Núcleos recuperados del Componente 2, caverna Piuquenes.

Extracciones

Preparación
Cantidad de

plataforma

incompletas
Descripción

Extracción

% Corteza

Fracturas

Perímetro
Dirección

l d
Estrato

Largo

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


Tipo

Peso
MP

de

A
13b1 Núcleo agotado empleado para Cuarzo rojo 21 Unidirección Lascas- Si 0 0 20 92 20 8
obtener pequeñas lascas láminas
delgadas probablemente para
corte.
13b2 Núcleo unidireccional agotado Cuarzo rojo 19 Unidirección Lascas No 0 1 29,1 130 57 7
empleado como cepillo.
13b2 Núcleo multidireccional en Andesita grano 13 Multidirección Lascas No 30 3 28,4 180 94 n
materia prima de mala calidad, fino
posiblemente descartado debido
a gran cantidad de fallas,
clivajes y burbujas.
13b2 Fragmento de núcleo Lutita 7 Multidirección Lascas No 40 0 19,3 155 34 n
termoalterado.
13b2 Fragmento angular de núcleo, Cuarzo rojo 5 Multidirección Lascas No 40 3 18,3 86 10 n
probablemente parte del
descortezado inicial.
13b3 Núcleo en MP de muy baja Otras gruesas 1 Multidirección Lascas No 6 1 66,3 106 100 n
calidad que puede ser entendido
como de prueba.
13b3 Núcleo sobre nódulo pequeño, Otras finas 6 Multidirección Lascas No 70 0 26,1 116 27 n
presenta líquenes sobre las
extracciones y podría tratarse
de un instrumento tipo cepillo.
CUADRO 31. Resumen de partes identificadas del Componente 2, Lama guanicoe. Caverna Piuquenes.

Adulto Juvenil
Unidades Anatómicas NISP MNE MNI MAU %MAU NISP MNE MNI MAU %MAU
Cráneo 1 1 1 1 66,6 1 1 1 1 0,5
Mandíbula 4 1 1 0,5 33,3 1 1 1 0,5 33,3
Atlas - 2 1 1 1 0,5
V. Cervical 4 2 1 0,4 26,6
V. Toráxica 3 3 1 0,25 16,6
V. Lumbar 8 7 1 1 66,6
V. Coxígena 1 1 1 -
Costillas 38 4 1 0,16 10,6 1 1 1 0,04
Escápula 1 1 1 0,5 33,3

Caverna Piuquenes
Radiouln px 3 1 1 0,5 33,3 2 2 1 1 0,5
Radiouln ds 1 1 1 0,5 33,3
Húmero px 1 1 1 0,5 33,3
Fémur px 1 1 1 0,5 33,3
Tibia ds 4 3 2 1,5 100
Metacarpo 4 3 2 1,5 100
Metatarso 1 1 1 0,5 33,3
Metapodio 3 2 1
Astrágalo 1 1 1 0,5 33,3
Calcáneo 3 2 1 1 66,6
Tarsianos 2 2 1 0,2 -
Patella 2 2 1 1 66,6 -
1ª Falange 5 3 1 0,37 24,6 3 2 1 0,25 16,6
2ª Falange 3 3 1 0,37 24,6 -
3ª Falange 1 1 1 0,12 8 -
Total 85 39 2 21 16 2
123
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 32. Resultados por unidad anatómica para el Estrato 12. Campamento 2, caverna Piuquenes.

Estrato 12
Unidad Cant Dens* GMUI** SMMI*** NISP MNI MNE NISP MAU %MAU
anatómica MNE
Cráneo 1 10 8,29 3 1 2 1,5 2 66,6
Mandíbula 2 5,7 8,62 4 1 2 2 1 33,3
Atlas 1 0,82 8,8 7,39 1 1 1 1 1 33,3
Axis 1 0,67 8,8 7,39 2 2 2 1 2 66,6
Vert. Cervicales 5 0,56 51,3 39,43 8 1 2 4 0,4 13,3
Vert. Toráxicas 12 0,64 22,1 17,41 10 1 3 3,3 0,25 8,3
Vert. Lumbares 7 0,42 44,9 34,61 9 1 3 3 0,3 10
Sacro 1 0,35 1 1 1 1 1 33,3
Pelvis 2 1,29 40,2 36,23 7 2 4 1,8 2 66,6
Costillas 24 0,71 100 76,16 29 2 10 2,9 0,4 13,3
Escápula 2 0,6 38,4 33,78 3 1 2 1,5 1 33,3
Húmero px 2 0,42 23,8 40,33 2 2 2 1 1 33,3
Húmero df 2 1,24 10 2 4 2,5 2,5 83,3
Húmero ds 2 0,79 23,8 39,31 7 4 6 1,2 3 100
Radioulna px 2 0,42 7,8 38,79 6 3 4 1,5 2 66,6
Radioulna df 2 1,3 3 1 2 1,5 1 33,3
Radioulna ds 2 0,72 7,8 55,73 8 3 5 1,6 2,5 83,3
Carpales 14 0,71 1,3 1,73 3 2 3 1 0,7 23,3
Metaca px 2 0,98 1,3 47,49 4 2 2 2 1 33,3
Fémur px 2 0,62 83,2 88 3 2 2 1,5 1 33,3
Fémur df 2 1,15 4 1 1 4 0,5 16,6
Fémur ds 2 0,48 83,2 100 7 4 4 1,8 2 66,6
Tibia px 2 0,55 21,3 49,07 6 2 4 1,5 2 66,6
Tibia df 2 1,3 13 1 4 3,3 2 66,6
Tibia ds 2 0,82 21,3 86,11 8 3 6 1,3 3 100
Tarsales 10 1,7 2,03 4 2 4 1 0,4 16,6
Astrágalo 2 0,79 1,7 2,03 4 4 4 1 2 13,3
Calcáneo 2 0,85 1,7 17,26 5 3 3 1,7 1,5 50
Metata px 2 0,93 1,7 62,92 6 4 3 2 1,5 50
Metap df 4 7 1 3 2,3 0,8 26,6
Metap ds 4 11 2 2 5,5 0,5 16,6
Falange 1 8 0,95 2,1 24,2 7 2 5 1,4 0,6 20
Falange 2 8 0,56 2,1 18,28 5 2 4 1,3 0,5 16,6
Falange 3 8 2,1 2,3 2 1 2 1 0,3 10
162 212 4 111
*Elkin, 1995:Tabla 2
** Guanaco Meat Utility Index (según Borrero 1 990)
*** Stand artized Meat and Marrow Index (Borrero 1990)

124
Caverna Piuquenes

Análisis de los restos óseos de camélidos recuperados en el Corte 1


Se trabajó con un total de 351 elementos óseos, de los cuales 106 (30,1%) fueron identificados como
Lama guanicoe (Cuadro 31). Si bien el resto de los especímenes fueron incluidos dentro de las categorías
“hueso plano” y “hueso largo” es muy probable que correspondan también a este taxón debido al grosor y
tamaño de las unidades.

Estrato 11
Se recuperaron cinco fragmentos correspondientes a grandes fragmentos de huesos largos y huesos
planos, sin que ninguno presentara evidencias de modificaciones antrópicas.

Estrato 12
El conjunto se encontró en condiciones buenas y homogéneas. Algunos especímenes exhibieron
marcas de roedores y remoción de los bordes. Estaba compuesto por 11 especímenes. El 33% de los restos
correspondió a un individuo menor de 24 meses. Las modificaciones de origen humano se manifestaron en
una huella de impacto en un hueso largo. No se advirtieron huesos quemados. Se encontró representada
posiblemente una unidad de trozamiento perteneciente a un juvenil (fémur-tibia no fusionados).

Nivel 13a
El conjunto se halló en buenas condiciones de conservación, sin embargo, se apreció la acción de
roedores y carnívoros. De estos últimos, se observaron las marcas dejadas por los caninos y trituramiento
del hueso. El total de huesos recuperados fue de 85 fragmentos, los que representan gran parte del esque-
leto. El conjunto dio cuenta mayoritariamente de adultos, de los cuales uno correspondió a un individuo de
unos ocho años. El 10% fue asignable a jóvenes, los cuales en términos de porcentaje acumulado se
distribuyeron en los siguientes segmentos: Menor de 36 meses: 100%; Menor de 24 meses: 50%; Menor de
09 meses: 25%. A pesar de existir crías, los rangos de edad fueron amplios y no permitieron inferir
estacionalidad. Un 6% del conjunto se encontró quemado, en su mayoría con golpes de fuego lo que denota
que los restos no estaban siendo descartados en fogones, los cuales se encontrarían cerca. No se advirtie-
ron otras modificaciones de origen antrópico, salvo un fragmento de hueso largo que exhibió una huella de
impacto, producto de una fractura intencional
Se encontraban presentes gran parte de las unidades esqueletarias, lo que evidenciaría la entrada de
diferentes unidades de trozamiento: 1: Cráneo-vértebras cervicales; 2:V. Lumbares; 3: Costillas; 4: Miembro
anterior (escápula-humero-radiocúbito-metacarpo); 5: Miembro posterior (pelvis-fémur-tibia-metatarso).

Nivel 13b
El conjunto se encontró en buenas condiciones de conservación, observándose en menor escala la
intervención de roedores y carnívoros. El total de huesos recuperados fue de 270 fragmentos, sin embargo,
en su mayoría (62%) correspondieron a restos de diáfisis, astillas, huesos planos y fragmentos de epífisis no
identificadas. El conjunto representó mayoritariamente a adultos, de los cuales uno correspondió a un
individuo entre 4 y 6 años. El 28% fue asignable a jóvenes, los cuales en términos de porcentaje acumulado
se distribuyeron en los siguientes segmentos: Menor de 36 meses: 100%; Menor de 24 meses: 47%; Menor
de 19 meses: 33%; Menor de 15 meses: 13%. A pesar de existir una cría menor de 15 meses pero mayor de 9
meses y que el rango de edad es amplio, podría sugerir una ocupación entre el final de la primavera y
comienzo del otoño. Un 10% del conjunto se encontró quemado, la mayoría de los fragmentos corresponde
a astillas, las que también se pudieron desprender producto de la acción térmica. La parte inferior de un
calcáneo presentó huellas de corte muy profundas, relacionadas posiblemente con el proceso de desarticu-
lación. Se observan diferencias en la frecuencia de partes de este Nivel en comparación a lo observado en la
Capa 12 de la cuadrícula 1, situación que podría deberse a que la muestra de esta unidad (Corte 1), es
comparativamente menor a la registrada en la Cuadrícula 1.

125
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Generalidades
El conjunto presenta una buena conservación, con meteorizaciones homogéneas (principalmente
dentro de los Estadios 0 y 1 sensu Behrensmeyer 1978), lo que denota que los restos no estuvieron expuestos
a condiciones subáreas por un tiempo prolongado. Pese a esto, en todos los estratos y niveles, se observó
la acción de carnívoros y roedores, por lo que estos animales habrían accedido a la caverna en los compo-
nentes en que ésta era abandonada por los indígenas.
Aún cuando el conjunto se encuentra formado mayoritariamente por adultos, es importante destacar
la presencia de un individuo menor de 15 meses pero mayor de 9, lo que confirmaría, en parte, el carácter
estacional de la ocupación, situación ya advertida en el componente anterior. A diferencia de lo observado
en la Cuadrícula 1 (ver más delante), el Estrato 12 no arrojó material significativo, ya que los restos
arqueofaunísticos se concentran en los niveles a y b del Estrato 13. Aún cuando las muestras no son
similares estadísticamente (p< 0,05), la comparación del Componente 2 (Corte 1), con el Componente 1 (Corte
1 y 2), indica ciertas recurrencias que podrían indicar una transición entre ambos episodios. Se aprecia la
ausencia de los cuartos traseros, particularmente fémur y tibia, aún cuando fueron identificadas patellas
(MNE=1) y metacarpos (MNE=1). Una situación similar ocurre con los cuartos delanteros, donde fue iden-
tificada una escápula y dos metacarpos y sólo fueron identificados tres fragmentos de un radioulna proximal.
Por último, se aprecia la presencia de prácticamente todo el segmento axial, indicando el consumo de unida-
des de alto rendimiento, aún cuando en este componente las vértebras lumbares poseen la representación
más alta dentro del segmento (Cuadro 31).

Restos óseos de camélidos recuperados en el piso ocupacional E-12 (Cuadrícula 1)

El piso ocupacional encontrado a 272 cm de profundidad, se caracteriza por la presencia de un fogón


muy extenso y estar cubierto por una capa gruesa de huesos de camélidos. Asímismo se encuentran dos
cantos. Por último, fueron advertidos sólo tres restos óseos quemados correspondientes al 3,9% del total.
Se trató de un fragmento de fémur y dos vértebras cervicales. Hubo varios huesos quemados en aquellos no
identificados a nivel de taxón, siendo su estado muy fragmentario como para adscribirlos a camélidos.

Frecuencias esqueletales y unidades de trozamiento

Como las frecuencias de partes del esqueleto representadas pudieron deberse tanto a agentes natu-
rales como culturales presentes en el sitio, se hizo necesario correlacionar el % MAU con la densidad ósea,
para determinar si las frecuencias de partes fueron sólo producto de la dureza de los huesos respectivos;
con el Índice de Utilidad de Carne, si lo que se buscaba era ésta; o el Índice de Carne y Médula, por si estas
últimas en conjunto representaron un aporte importante en el sitio. Esto se realizó aplicando un índice de
correlación que entregó una suerte de status a los conjuntos que los hicieran pertenecer o no a varias
estrategias de explotación animal tal como han sido planteadas por Binford (en Lyman 1994). Sólo la
correlación entre el %MAU y SMMI arrojó resultados positivos y significativos (r=0,390 p=0,045 n=27),
indicando que las unidades mayormente representadas eran aquellas que presentaron el mayor rendimiento
cárneo y de médula.
La presencia de porciones de todo el esqueleto, indicó que los animales ingresaron completos al
yacimiento, siendo procesados y consumidos al interior del sitio. A diferencia del componente anterior, en
donde se postuló la salida de ciertas unidades anatómicas de alto rendimiento, en este componente, los
animales aparentemente eran consumidos completos en el lugar, siendo descartadas aquellas unidades de
menor rendimiento, lo que indicaría un cambio en la funcionalidad del yacimiento, quizás tendiente a una
mayor estabilidad. La casi total ausencia de unidades quemadas indica que los restos óseos no eran
descartados en los fogones. La relativa baja frecuencia de huellas de corte, podría indicar que el proceso de
descarne para el consumo habría ocurrido posterior a su preparación (¿exposición directa al fuego?), ya que
se ha determinado experimentalmente que las huellas de procesamiento en general disminuyen cuando las

126
Caverna Piuquenes

450

400 Instrumentos
Desechos
350

300

250

200

150

100

50

0 Intrusivo grano fino


Andesita grano grueso

Otras gruesas
Cuarzo rojo

Vidrio volcánico
Lutita

Otras Medias
Otras finas
Andesita silicificada

Cuarzo lechoso
Andesita grano fino

FIGURA 64. Distribución de la materia prima en desechos e Instrumentos. Componente 2, caverna Piuquenes.

unidades anatómicas se encuentran cocidas (De Nigris 2001). Las unidades de trozamiento parecieron ser
los cuartos traseros y delanteros hasta sus respectivos metapodios proximales (Figura 67). El esqueleto
axial se encontraba menos representado, aunque el cráneo con el atlas y el axis pudieron ser una unidad
también. Las huellas de corte se asociaron también al esqueleto apendicular más que al axial. Debe tenerse
que estas unidades de trozamiento se encontraban promediadas en torno a cuatro individuos.

Roedores
La muestra se compuso de 130 especímenes provenientes de la Cuadrícula 1, encontrándose domina-
da por restos de vizcacha (Cuadro 33 y 34).

Estrato 11
Sólo 14 restos de roedores fueron determinados en este estrato, repartidos en tres géneros distintos,
todos en buen estado de conservación.

Estrato 12
Se determinó un total de 16 restos, la mitad de ellos asignados a L. viscacia. Se detectó una astilla
quemada perteneciente a esta especie. El resto de la muestra estaba compuesto por escasos fragmentos de
Sigmodontinos y A. bennetti.

127
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 33. Resumen de restos de roedores determinados en la Cuadrícula 1 de Caverna Piuquenes.

E12 N13a N13b


Lagidium viscacia 8 16 86
Phyllotis sp. 0 0 0
Abrothrix sp. 0 1 0
Sigmodontinae Ind. 2 3 3
Abrocoma bennetti 4 2 0
Rodentia 2 0 3
Total 16 22 92

CUADRO 34. NISP, MNE y MNI de Lagidium viscacia del Componente 2. Caverna Piuquenes.
Nivel 13b
Lagidium Nivel 11a Nivel 12 Nivel 13a
viscacia NISP MNE NISP MNE NISP MNE NISP MNE
Mandíbula 1 1 8 4
Maxilar 1 1
Escápula 1 1
Húmero 7 6
Radio 2 2
Ulna 2 2
Coxal 2 1 1 1 1 1 11 5
Fémur 1 1 1 1 10 4
Tibia 8 4
Incisivo 1 1
Molar 3 2 4 3 3 3
Metapodio 1 1 1 1
Falange 1 1
Costilla 1 1 4 1 3 3
Cráneo 2 1 1 1
TOTAL 5 4 5 4 14 9 62 37
MNI 1 1 1 4

Nivel 13a
En general este nivel presentó un buen estado de conservación. Predominaron los restos de L.
viscacia, en particular fragmentos craneales. Se identificó una astilla con huellas de exposición al fuego. El
resto de las unidades correspondieron a escasos restos de sigmodontinos y dos fragmentos de Abrocoma
bennetti (una mandíbula completa y un fragmento de coxal).

Nivel 13b
Se identificó un total de 92 fragmentos, asignados en su mayoría a L. viscacia. En este sentido,
predominaron unidades del esqueleto apendicular (húmero, fémur, tibia) por sobre restos craneales o denta-
les (Cuadro 34). Vértebras, falanges y metapodios se encontraron prácticamente ausentes, indicando una
cierta selección de partes. No se detectaron huellas culturales y sólo se observaron dos casos de fragmen-
tos roídos (cabezas de fémur). Es interesante mencionar la aparición de dos elementos con patologías en
este roedor. Se trató de una tibia con crecimiento anormal de su carilla distal y un fragmento de ilion que
presentó una curvatura inusual de su cuerpo. Sobre la base de los huesos coxales (ilion), se identificaron
por lo menos cuatro individuos. Los restos de roedores menores fueron escasos. En términos de fauna
menor, la importante presencia de vizcacha podría indicar que se trató de un nivel transicional entre los
Componentes 1 y 2.

128
Caverna Piuquenes

FIGURA 65. Artefactos óseos recuperados del Componente 2 de caverna Piuquenes (ver texto para explicación).

Cánidos
Se identificaron solo tres especímenes. Dos de ellos provinieron del Estrato 12: un fragmento de
vértebra torácica (cuerpo) y una tercera falange, las que fueron asignadas como Pseudalopex sp. Del Nivel
13b, fue recuperado un fragmento proximal de radio derecho, identificado como Pseudalopex cf P. culpaeus.

Moluscos
La única especie presente fue Radiodiscus sp, molusco terrestre de 2-4 mm. La muestra se compuso
de cuatro individuos procedentes del Estrato 13, nivel b.

129
130

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


FIGURA 66. Planta del Estrato 12, Cuadrícula 1. 1. Tres fragmentos de costilla, 2. húmero ds D adulto, 3. costilla, 4 metapodio adulto, 5. 4° tarsiano adulto, 6.
mandíbula (M1-2-3, P4) adulto, 7. hoja escapular, 8. costillas, 9. rama mandibular, 10. fémur ds con golpe de fuego, 11. axis, 12. rama mandibular I, 13. vértebra lumbar,
apófisis transversa, 14. vértebra toráxico, cuerpo no fusionado, 15. borde escapular, 16. vértebra cervical, apófisis caudal, 17. metatarso px, 18. costilla, 19. húmero
px, no fusionado, 20. mandíbula (M1-2), 21. 3° carpiano adulto, 22. vértebra cervical, cuerpo no fusionado, 23. tibia ds, no fusionada, 24. costilla, 25. tibia ds adulto,
26. metapodio adulto, 27. 3° carpiano, 28. calcáneo, 29. axis, 30. 2° falange, 31. tibia ds adulto, 32. carpo cubital, 33. vértebra lumbar, apófisis espinosa, 34. cóndilo
mandibular, 35. molar (mandíbula), 36. tibia px, no fusionada, 37 metapodio, no fusionado, 38. astrágalo, 39. astrágalo, 40. costilla, 41. escápula I, 42. húmero ds D,
43. costilla, 44. metapodio ds adulto, 45. molar (mandíbula), 46. costilla, 47. húmero ds I, 48. tibia ds, 49. metapodios no fusionados, 50. radiocúbito no fusionado,
51. metapodio adulto, 52. fémur px adulto, 53. radioulna px D, 54. cráneo, 55. tibia px adulto, 56. maxilar, 57. tibia px, 58. vértebra lumbar, apófisis espinosa, 59.
metapodio adulto, 60. cóndilo mandibular, 61. pelvis, 62. pelvis, 63. fémur ds, 64. húmero ds I, 65. vértebra toráxica, no fusionada, 66. radioulna px I, 67. fémur ds,
68. cráneo, 69. fémur ds, 70. cuerpo vertebral, 71. vértebra cervical, apófisis espinosa, 72. 1° falange, 73. radioulna ds, 74. vértebra cervical, apófisis, 75. radioulna ds,
76. metapodio, no fusionado, 77. 4° tarsiano, 78. vértebra cervical, apófisis, 79. cráneo, 80. calcáneo, 81. tibia ds, no fusionada, 82. 1° falange, 83. metatarso px, 84.
costilla, 85. vértebra cervical, apófisis craneal, 86. radioulna px, 87. cuerpo ilíaco, 88. vértebra cervical, apófisis, 89. astrágalo, 90. metapodio adulto y 91. molares
(maxila).
Caverna Piuquenes

FIGURA 67. % MAU en Estrato 12. En círculos se muestran los porcentajes mayores a 50%. Cuadrícula 1,
Componente 2, caverna Piuquenes.

Restos vegetales

Carporrestos
Se recuperó un total de 66 carporrestos (n=52), provenientes de los estratos y 12 especímenes en el
único fogón excavado. Un total de 36 especímenes fueron identificados (45,45%), aún cuando 27 carporrestos
(40,9%) pueden ser identificables (Cuadro 35).
Las evidencias más numerosas correspondieron al conjunto de los no identificados, le siguió
Trichocereus sp. (cactus), luego las semillas de la familia de las Chenopodiaceas, Muehlenbeckia hastulata
(quilo). También se recuperaron, en menor cantidad, semillas de Cyperaceae sp., Eulychnia sp. (cactus).
En términos generales, se observó el mismo conjunto de carporrestos identificado en el componente anterior,
con presencia de taxones que actualmente habitan la zona.

Carbones
Las especies recuperadas en los diversos estratos del Corte 1 fueron representativas del bosque
esclerófilo actual presente en la localidad: Maitén (Maytenus boaria), Boldo (Peumus boldus), Arrayán
(Myrceugenia apiculata), Olivillo (Kageneckia oblonga), Litre (Lithrea caustica), Peumo (Cryptocaria
alba), Quilo (Muehlenbeckia hastulata), Maqui (Aristotelia chilensis) y Culén (Otholobium glandulosum)
(Cuadro 36).
La cantidad de muestras analizadas era pequeña como para intentar una aproximación a la composi-
ción del bosque original y al clima asociado. Sin embargo, apareció como posible un bosque más mésico en
el estrato E-13b, con presencia de Cryptocaria, Otholobium o Aristotelia, situación que habría que
contextualizar con cambios climáticos del Holoceno, de magnitud superior y que pueden corresponder a los
señalados por Graf (1992) para esa latitud y para épocas que van de los 5.000 a 8.000 años, donde se
observaban niveles pluviométricos superiores.
Si bien en el contorno inmediato a la caverna se desarrolló un ambiente lacustre frío con escaso
desarrollo de bosque, en cotas más bajas y cercanas al sitio arqueológico, como podría ser la confluencia de
los esteros Los Leones y río Blanco, debió existir un bosque de olivillo y en partes más húmedas uno de
peumo. Es muy probable que las maderas fueran recogidas en estos lugares y transportados por el hombre
hacia la caverna para su utilización como combustible.

131
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 35. Frecuencia general de carporrestos recuperados del Componente 2. Caverna Piuquenes.

C ompone nte 2

TOTAL COLUMNA
COLUMNA B

TOTAL ESTRATO

TOTAL RASGO
12 12a 12b

102-116 m
94-102 m
Taxón

Fogón
Cyperaceae sp. 1 1 0 1
Eulychnia sp. 1 1 3 5 0 5
Muehlenbeckia
1 4 1 5 1 6
hastulata
Chenopodiaceae sp. 3 4 3 4 7
cf. Chenopodiacea
2 2 0 2
sp.
Chenopodiaceae sp.
o 2 0 2 2
Portulacaceae sp.
Trichocereus sp 4 2 3 2 9 2 11
Semilla A 1 1 0 1
Semilla J 1 1 0 1
No Identificado 5 12 5 5 22 5 27
No Identificable 3 3 0 3
Total 11 21 20 14 52 14 66

CUADRO 36. Especies arbóreas representadas en los estratos excavados del Componente 2 (Corte 1). Caverna
Piuquenes.

Estrato Especie Observación


E-11 Kageneckia oblonga
Lente 9 Maytenus, Lithrea, K. oblonga
Lente 10 Lithrea caustica, Peumus boldus El boldo presenta radios amplios
Myrceugenia apiculata, K. oblonga Poros amplios y difusos y parénquima transversal
E-13b Cryptocaria alba (2)

132
Caverna Piuquenes

COMPONENTE 3: NUEVAS TECNOLOGÍAS EN EL HOLOCENO MEDIO

Este capítulo tiene por objetivo describir los hallazgos culturales que caracterizan el tercer compo-
nente de ocupación humana de la caverna. Se constata la introducción de nuevas tecnologías, las que tienen
su correlato en el instrumental lítico y óseo. ¿Estos cambios anuncian la llegada de nuevos grupos portado-
res de innovaciones culturales o corresponden a desarrollos tecnológicos de los mismos grupos humanos
anteriores?

Estratigrafía y cronología
Se identifica con el Estrato 10 exclusivamente, tanto del Corte 1 como de la Cuadrícula 1. Se dispone
de un fechado radiocarbónico de 8.160 (7.890) 7.680 AP.

Material lítico

Frecuencias generales
Para los estratos 10 a, b y c, que representan al Componente 3, se analizó una muestra total de 133
piezas líticas, que se compone de 44 instrumentos (27 puntas de proyectil, 10 raspadores, una raedera, dos
cuchillos, un perforador, una pieza multifunción corte-raspado, una pieza de función desconocida y una hoja
bifacial de gran tamaño), 86 desechos de talla, dos piezas sobre guijarro (sobadores de cuero) y un núcleo.
Cabe notar que la muestra de desechos es extraordinariamente pequeña debido a que los materiales del Corte
1 no fueron analizados por encontrarse extraviados.

Instrumentos
Del mismo modo que para las unidades estratigráficas anteriores, los instrumentos (Cuadro 37)
fueron categorizados teniendo en cuenta su grado de formatización, en dos grupos, los formales (n=32, 80%)
y los informales (n=8, 20%) Conviene notar que el grueso de los instrumentos formales está constituido por
puntas de proyectil. En general, el instrumental recuperado fue confeccionado sobre materias primas muy
variadas, englobando la categoría “otras finas” a la mayor parte de los instrumentos (Cuadro 38). De hecho,
sólo se recuperó uno en materia prima de grano grueso. El gran volumen comparativo de puntas de proyectil
y bifaces presentes en el componente, combinado por una fuerte presencia de materias primas criptocristalinas
no disponibles en los alrededores del sitio, y la casi total ausencia de otras categorías funcionales sugiere el
ingreso del instrumental terminado al sitio, aunque varias de las bifaces califican en la categoría “preformas”.
Volveremos sobre el tema cuando comentemos las características técnicas de los desechos.
Las puntas de proyectil recuperadas en este componente, responden a un tipo distinto del represen-
tativo del bloque temporal anterior, tratándose preferentemente de puntas considerablemente menos masi-
vas, de borde liso y de base convexa (n=19) o recta (n=3), elaboradas en materias primas variadas como el
resto de los instrumentos (la categoría “otras finas”, con un 47,5%, n=19 de las preferencias es decidora al
respecto). De estas 27 piezas, 14 corresponden a puntas de proyectil terminadas, ocho a preformas de estas
y cuatro a fragmentos de punta.
Una pieza notable por sus dimensiones y excelencia técnica es una gran bifaz foliácea de 130 mm de
largo, 39 mm de ancho y 7 mm de espesor, que no presenta ninguna huella de uso (Figura 68 f). Desconoce-
mos referentes para este tipo de pieza en un contexto con esta data. Se han documentado piezas similares
para la costa norte de Chile, llamadas “taltaloides” o “hojas-cuchillo”, aunque la fecha más temprana es
solamente 4.550+80 (Castalleti et al. 2006).
Por su parte, para la categoría raspadores se recuperaron ocho piezas que no muestran similitud
alguna entre sí. La única pieza de carácter formal en esta unidad temporal es un raspador frontal enmangado
de gran formatización y otra que es un raspador de prensión manual (en particular del tipo llamado “de uña”).
El resto de las piezas consisten en tres raspadores de filo vivo y otros tantos fragmentos de raspador.
A la categoría funcional “corte” se asignó una pequeña lasca de talón pseudofascetado que fue
empleada como cuchillo de filos vivos. Se recuperó también un fragmento de raedera que fue reconocido a

133
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

partir de la presencia de retoque ultramarginal subparalelo en el borde de la pieza.


Sólo se recuperó un instrumento de tipo multifuncional, una combinación de raspador y cuchillo
sobre lasca, cuyos filos fueron generados por el propio uso. Asimismo, aparece una piedra horadada
pequeña fragmentada, un colgante y una cuenta de collar (Figura 69).

Desechos
El Componente 3 muestra una notable baja en la cantidad de desechos recuperados, que es consis-
tente con el menor tamaño del depósito excavado para estos niveles. La tendencia respecto de los talones
en los desechos muestra cierta preferencia por plataformas de percusión planas (Cuadro 39), lo cual implica
la extracción de lascas desde núcleos solamente descortezados, sin ninguna otra preparación particular.
Sólo 13 del total de 86 desechos presentan corteza, siendo solo uno de ellos completamente cortical.
El promedio de los restantes casos es de 22,5%. La mayor parte de estas piezas corresponden a la materia
prima cuarzo rojo, situación esperable dada la distribución de materia prima en la muestra (Cuadro 40). En
general, es posible suponer que este material fue descortezado principalmente en su fuente de origen, el
estero Los Leones, dos kilómetros al NW del sitio. Es interesante notar que los nódulos en que se presenta
este material en el lugar son de tamaño bastante reducido, lo cual es coherente con el tamaño de los
desechos en estos niveles (x=19,3 mm) y con los tamaños de los núcleos de pequeñas lascas en cuarzo rojo
documentados para componentes anteriores.
En términos generales, puede decirse que en este componente no existe una especial preocupación
por la selección de materiales especialmente homogéneos y de calidad para la talla (Cuadro 41, Figura 71). La
notoria presencia de la categoría “otras finas” en el instrumental y su baja representación en los desechos,
implican que dichos instrumentos ingresaron al sitio ya terminados. En este componente, sus ocupantes
optaron por utilizar materias primas locales sólo para tareas de menor importancia relativa. Esta situación se
ve reforzada por los resultados que arroja el examen de aprovechamiento en desechos, que señala una
tendencia a bajo y medio-bajo bastante notoria. A diferencia del caso anterior, en que dicha situación se
asociaba a una gran disponibilidad de material de calidad, aquí creemos que se asocia a la escasa necesidad
de material para la confección de instrumentos formales. Toda esta transformación en la estructura interna
de la selección de materiales respecto de la que se había visto previamente, podría deberse a un cambio
funcional o estratégico en el uso del sitio. Discutiremos estas implicancias en las conclusiones.
La Figura 70 muestra para este componente una distribución del aprovechamiento de materiales con
una fuerte representación de los estratos bajo y medio/bajo, situación consistente con el ingreso de instru-
mental terminado al sitio. La recuperación de un solo núcleo y la ausencia de matrices apropiadas en los
derivados de núcleo del mismo modo que la ausencia de desechos de talla bifacial, indicarían en el mismo
sentido.

Núcleos
Para el Componente 3 sólo se recuperó una pieza de esta clase, procedente del estrato 10a. Se trata
de un núcleo unidireccional con 11 extracciones del tipo lasca. Su perímetro es de 237 mm y su peso de 231
g. Al parecer, este núcleo fue empleado como herramienta de corte por percusión, apreciándose algunas
rayas y desportilladuras sobre uno de los bordes.

Instrumentos sobre guijarro


Se recuperaron dos piezas de estas características para este bloque temporal. Se trata de dos frag-
mentos de sobador reutilizados, uno como yunque (que fue fracturado durante ese uso) y otro como
percutor; ambos presentan restos de una cara de abrasión y restos de ocre rojo, grasa y, en el caso del que
fue utilizado como yunque, hollín.

134
Caverna Piuquenes

Restos óseos faunísticos

Al igual que en los componentes anteriores, el análisis faunístico se divide en cuatro partes. En
primer lugar, se entregan características generales del conjunto artefactual óseo, así como una descripción
principalmente morfológica de cada instrumento. Posteriormente se presentan los resultados de los análisis
faunísticos efectuados a los restos óseos de camélidos del Corte 1. Se prosigue con los roedores de la
Cuadrícula 1, para terminar con los cánidos recuperados de esta última unidad.

Caracterización del conjunto artefactual óseo

Para este componente se registra un total de siete instrumentos sobre hueso. En términos genera-
les, se aprecia una mayor diversidad y variedad que en el componente anterior, apareciendo soportes y
morfologías de bordes activos no observadas previamente. Esta situación, está reflejando una mayor diver-
sidad de actividades, tales como talla de artefactos líticos, penetración de objetos blandos y funciones de
carácter ornamental. Esto contrasta con la escasa presencia de datos que indiquen procesos de manufactura
de artefactos óseos durante este componente, lo que sugiere que éstos fueron confeccionados en otro lugar
y transportados hasta el sitio para su utilización.
Es novedad en el registro la presencia de una preforma de cuenta confeccionada en una diáfisis de
ave, ya que permite incorporar la ornamentación como parte del registro óseo artefactual, a la vez que inserta
un nuevo taxón como soporte. Igualmente importante, es la presencia de un retocador descartado, lo que
indica la realización de actividades terminales del proceso de manufactura de instrumentos líticos y/o el
reavivado de éstos. Por último, dentro del conjunto sobresale un instrumento confeccionado en ilion de
camélido, cuya funcionalidad no pudo ser definida con claridad. Esta pieza presenta dimensiones que se
alejan de las observadas en la muestra, ya que no se habían identificado artefactos tan macizos y que, a
juzgar por la huellas en el fuste, eventualmente podrían haber estado enmangados. A juzgar por las huellas
observadas en la cresta ilíaca, al parecer el instrumento se habría deslizado por un sustrato blando; sin
embargo también se apreciaron huellas en la espina anterior, lo que indicaría que esta pieza habría tenido más
de una cinemática de uso.
Otras categorías advertidas en componentes anteriores, como los artefactos de borde activo con-
vergente, continúan presentes. Dentro de ésta categoría, la pieza recuperada del Estrato 10, nivel b, presenta
ciertas similitudes con aquella recuperada en la Cuadrícula 1, Estrato 13b (Figura 51), particularmente el
punto de fractura localizado en el ápice, lo que puede sugerir un modo similar de utilización.

Descripción de los artefactos en hueso

Preformas y Fracturados
1. Cuadrícula 1, Estrato 10, nivel b.
Descripción: si bien no posee huellas de uso, la forma de esta astilla proximal de metapodio de camélido es
comparable con otros instrumentos recuperados en niveles anteriores. La pieza presenta negativos de
impacto en su cara anterior, los que probablemente sean producto de un primer proceso de formatización,
tendiente a la eliminación de aristas.
Función: no existe certeza con respecto al status de instrumento esta pieza, debido a la escasa acción
cultural sobre ella, aún cuando podría corresponder a un retocador en un estado inicial del proceso de
manufactura (Figura 72a).
Largo : 158,4 mm.
Ancho máximo : 10 mm.
Espesor máximo : 16,6 mm.

2. Cuadrícula 1, Estrato 10, nivel a.


Descripción: astilla de hueso largo de camélido, posiblemente metapodio. Presenta su extremo distal fractu-

135
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

rado. Se advierten huellas de raspado, que comienzan a aparecer en el sector medial de la pieza, preferente-
mente ubicadas en los bordes. Son poco profundas y paralelas al eje funcional del instrumento; presenta
también pulido leve, posiblemente por uso.
Función: ya que la pieza no posee su borde activo es difícil adscribirlo a una categoría particular (Figura 72b).
Largo : 76,8 mm.
Ancho máximo : 9,3 mm.
Espesor máximo : 4,5 mm.

Artefactos de Borde Activo Agudo

Artefacto de morfología tubular

1.Corte 1, Estrato 10, nivel b


Descripción: confeccionada sobre hueso largo de roedor o ave, presenta un leve pulido en su superficie.
Uno de los extremos presenta un corte a través de marcado perimetral. El otro extremo presenta una fractura
reciente. Si bien se encontraron restos de pigmento rojo en su superficie, éstos pueden haberse adherido
tras contactos post-depositacionales.
Función: ornamental (Figura 72c).
Largo : 33 mm.
Ancho máximo : 5,4 mm.

1. Corte 1, Estrato 10, nivel b


Descripción: fragmento de diáfisis de camélido. La pieza corresponde al borde activo, que se encuentra
fracturado en el ápice y en el sector de unión con el fuste. Presenta sección circular, con paredes muy
regulares y pulidas. La observación de las huellas en superficie, indica la presencia de micropulido y estrías
por uso.
Función: las huellas de uso y la morfología de la pieza corroboran la idea de un instrumento de penetración
(Figura 72d).
Largo : 30,8 mm.
Ancho máximo : 6,8 mm.

Artefactos de Borde Romo no Convergentes

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 10, nivel b.


Descripción: fragmento de retocador confeccionado sobre metapodio de camélido, cuyo extremo distal se
encuentra fracturado. Presenta huellas de raspado producto de la manufactura del instrumento. Éstas se
disponen de dos formas muy distintas: un grupo sigue el eje del hueso, y probablemente tiene relación con
la regularización de los bordes. El otro grupo de marcas se ubica a un costado de la cara anterior, dispuestas
oblicuas al eje de la pieza y las que tendrían por objeto rebajar aquel sector de la pieza.
Función: relacionada con fases de retoque de instrumentos de piedra (Figura 72e).
Largo : 63,3 mm.
Ancho máximo : 11 mm.
Espesor máximo : 21,2 mm.

Instrumentos de función no determinada.

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 10 a.


Descripción: Fragmento de ílion de camélido. El sector proximal se encuentra pulido en ambos bordes, lo que
sumado a la presencia de incisiones perpendiculares en ambas caras, indicarían que esta zona corresponde-

136
Caverna Piuquenes

ría al sector de enmangue o donde se asía el instrumento. El sector de la espina anterior y de la cresta ilíaca
presenta huellas de pulido por uso, particularmente en este último se observa un embotamiento del borde
quedando expuesto el tejido esponjoso con un ángulo aproximado de 60°, lo que sugeriría una cara de
deslizamiento.
Función: su función es desconocida, aunque podría estar asociado a actividades de deslizamiento quizás
sobre sustratos blandos (Figura 72f, cara posterior).
Largo : 101 mm.
Ancho máximo : 99,6 mm.
Espesor máximo : 14,3 mm.

2. Procedencia: Corte 1, Estrato 10, nivel b


Descripción: astilla cuyo borde agudo (distal) presenta un pulido leve por el uso. La pieza fue tan poco
utilizada que no alcanzó a erosionar el tejido esponjoso.
Función: se sugiere la utilización sobre un sustrato blando (Figura 72g, cara posterior).
Largo : 59,4 mm.
Ancho máximo : 11,3 mm.
Espesor máximo : 10,4 mm.

FIGURA 68. Descripción de las puntas de proyectil del Componente 3 de Piuquenes; a: punta lanceolada sobre
basalto; b-e: puntas de proyectil de base convexa; f: gran bifaz tipo hoja-cuchillo; g-n: puntas y cuchillos bifaciales.

137
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 69. Descripción de otros artefactos líticos del Componente 3 de Piuquenes. a-d: cuchillos bifaciales; e-f:
preformas bifaciales; g-i: ornamentos.

Análisis de los instrumentos óseos de camélidos de la Cuadrícula 1.

Se trabajó con un NISP de 22 elementos, de los cuales siete fueron identificados como Lama guanicoe.

Estrato 10
El conjunto se halló en buenas y homogéneas condiciones de conservación, sólo cuatro especímenes
exhibieron marcas dejadas por roedores. Se recuperó un total de 22 fragmentos. Una epífisis no fusionada
de metapodio indicó la presencia de un individuo menor de 36 meses. Se encontraron representadas unida-
des tanto del esqueleto axial como perpendicular, las que podrían corresponder a desechos de faenamiento
(huesos cortos delanteros y traseros) y a unidades de trozamiento como ser el miembro delantero (porción
proximal de radioulna) y costillas, aún cuando la muestra es muy pequeña.

Generalidades

Debido a lo reducido de la muestra, no es posible establecer consideraciones generales.

138
Caverna Piuquenes

CUADRO 37. Distribución por tipo de instrumental en el Componente 3. Cuadricula 1. Caverna Piuquenes.

Tipo de Cantidad Frecuencia


Instrumento relativa
Punta 27 61,36
Raspador 10 22,72
Raedera 1 2,27
Cuchillo 2 4,54
Perforador 1 2,27
Multifunción 1 2,27
Otros 2 4,54
Total 44 100

CUADRO 38. Distribución por materia prima pa ra instrumental del Componente 3. Cuadrícula 1. Caverna Piuquenes.

Materia Prima Cantidad Frecuencia


relativa
Andesita grano 1 2,27
grueso
Intrusiva grano fino 3 6,81
Cuarzo translúcido 2 4,54
Cuarzo rojo 7 15,90
Cuarzo lechoso 9 20,45
Otras finas 22 50
Total 44 100

Análisis de los restos óseos de camélidos recuperados en el corte 1

Análisis específico del estrato 10 (nivel 220 cm)

Se trabajó con un NISP total de 236 especímenes óseos de los cuales 106 (45%) fueron adscritos a
Lama guanicoe (Cuadro 42 y 43, Figura 74).
Los restos recuperados se encontraron en muy buen estado de conservación en general, ubicándo-
se la mayoría de ellos en los estadios de 0 a 1, sin especímenes sobre estos estadios (Behrensmeyer 1978).
En cuanto al número mínimo de individuos (MNI), éste se estableció sobre la base de la tibia
proximal correspondiendo esta medida a la presencia de al menos tres individuos. Interesó destacar aquí que
las tres tibias proximales derechas que dieron cuenta de este MNI se unieron a una izquierda más, en la que
se empleó una técnica de extracción por golpe de la cresta tibial (Smuts, et al. 1987).
Se registró un total de 61 marcas, lo que representó un 57,5% de marcas con respecto al NISP de Lama
guanicoe. Con relación a las huellas naturales, se registraron 22 marcas atribuibles a carnívoros en la
muestra, que representaron el 36% del total de marcas. De igual manera, fueron advertidas 21 marcas de
roído, correspondientes a un roedor pequeño (34,4% de las marcas).
Las huellas culturales se concentran en nueve especímenes, lo que representó un 14,8% del total de
huellas. Estas se encontraron asociadas a varios elementos, superponiéndose sólo dos huellas en la radioulna.
Hubo asociaciones entre corte y pozos de carnívoros (n=3) y corte y roído (n=2). Ello significó, nuevamente,
que hubo cánidos en el sitio, sea durante la ocupación (perros domésticos) o después de ella (zorros). Las
huellas de percusión y machacado, son menos abundantes, ya que fueron registradas un total de cinco de

139
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 39. Distribución de desechos por tipo de talón en el Componente 3. Caverna Piuquenes.

Tipo Talón Cuadrícula Frecuencia


Componente 3 1 relativa
Natural 1 1,16
Plano 36 41,86
Puntiforme 13 15,11
Facetado 3 3,48
Pseudofascetado 5 5,81
Diedro 0 0
Ausente 28 32,55
Total 86 100

CUADRO 40. Distribuc ión de desechos por materia prima en el Componente 3. Caverna Piuquenes.

Materias Primas Cantidad Frecuencia


Desechos relativa
Componente 3
Andesita grano 10 11,62
grueso
Intrusiva grano fino 1 1,16
Lutita 3 3,48
Cuarzo rojo 45 52,32
Cuarzo lechoso 9 10,46
Vidrio volcánico 8 9,30
Cuarzo translúcido 3 3,48
Otras finas 4 4,65
Otras medias 3 3,48
Total 86 100

Alto
18%
Medio-Bajo
36% Medio-Alto
6%

Bajo
40%

FIGURA 70. Aprovechamiento de materiales líticos en el Componente 3. Cuadrícula 1, caverna Piuquenes.

140
Caverna Piuquenes

CUADRO 41. Frecuencia relativa para piezas con fallas en el Componente 3 (Cuadrícula 1).

Tipo de Falla Cantidad Frecuencia relativa


Bu rbu jas 5 5,8 1
Cl iv ajes 20 2 3, 25
In clu si on es 5 5,8 1
Burbujas e Inclusiones 1 1,16
Clivajes e Inclusiones 13 15,11
Clivajes y Burbujas 2 2,32
Clivajes, Inclusiones y Burbujas 10 11,62
Si n Fa ll as 30 3 4, 88
To tal 86 10 0

CUADRO 42. Resultados por unidad anatómica para el Estrato 10. Cuadrícula 1. Componente 3, caverna
Piuquenes.

NISP
Unidad Cant Dens* GMUI** SMMI*** NISP MNI MNE MNE MAU %MAU
Cráneo 1 10 8,29 1 1 1 1 1 66,6
Mandíbula 2 5,7 8,62 4 1 2 2 1 66,6
Atlas 1 0,82 8,8 7,39 2 1 1 2 1 66,6
Axis 1 0,67 8,8 7,39 1 1 1 1 1 66,6
Vert.
Cervicales 5 0,56 51,3 39,43 3 1 1 3 0,2 13,3
Vert.
Toraxicas 12 0,64 22,1 17,41 0
Vert.
Lumbares 7 0,42 44,9 34,61 0
Sacro 1 0,35 0
Pelvis 2 1,29 40,2 36,23 1 1 1 1 0,5 66,6
Costillas 24 0,71 100 76,16 34 2 12 2,8 0,5 33,3
Esternón 6 0,2 8,5 7,16 0
Escápula 2 0,6 38,4 33,78 1 1 1 1 0,5 33,3
Húmero px 2 0,42 23,8 40,33 1 1 1 1 0,5 33,3
Húmero df 2 1,24 1 1 1 1 0,5 33,3
Húmero dt 2 0,79 23,8 39,31 0
Radiouln
px 2 0,42 7,8 38,79 2 1 1 2 0,5 33,3
*Elkin, 1995:tabla 2
** guanaco meat utility index (según Borrero 1990)
*** standarized meat and marrow index (según Borrero 1990)

141
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

CUADRO 43. Continuación de resultados por unidad anatómica para el Estrato 10, Cuadrícula 1. Componente 3,
caverna Piuquenes.
Radioulna
df 2 1,3 6 1 2 3 1 66,6
Radioulna
dt 2 0,72 7,8 55,73 1 1 1 1 0,5 33,3
Carpales 14 0,71 1,3 1,73 1 1 1 1 0,7 4,6
Metacar px 2 0,98 1,3 47,49 3 2 2 1,5 1 66,6
Metacar df 2 1,29 0
Metacar dt 2 0,87 1,3 51,56 0
Fémur px 2 0,62 83,2 88 2 2 2 1 1 66,6
Fémur df 2 1,15 2 1 1 2 0,5 33,3
Fémur dt 2 0,48 83,2 100 0
Patella 2 0,58 0
Tibia px 2 0,55 21,3 49,07 6 3 3 2 1,5 100
Tibia df 2 1,3 8 1 3 2,7 1,5 100
Tibia dt 2 0,82 21,3 86,11 2 2 2 1 1 66,6
Tarsales 10 1,7 2,03 2 1 2 1 0,2 13,3
Astrágalo 2 0,79 1,7 2,03 0
Calcáneo 2 0,85 1,7 17,26 2 1 1 2 0,5 33,3
Metatar px 2 0,93 1,7 62,92 2 1 1 2 0,5 33,3
Metatar df 2 1,26 0
Metatar dt 2 0,73 1,7 76,69 0
Metapod df 4 4 1 2 2 0,5 33,3
Metapod ds 4 7 2 3 2,3 0,75 5
Falange 1 8 0,95 2,1 24,2 6 1 4 1,5 0,5 33,3
Falange 2 8 0,56 2,1 18,28 1 1 1 1 0,12 8
Falange 3 8 2,1 2,3 0
Totales 162 106 54
*Elkin, 1995:tabla 2
** guanaco meat utility index (según Borrero 1990)
*** standarized meat and marrow index (según Borrero 1990)

estas huellas, ya sea por negativos de lascado o por esquirlas grandes de algún elemento óseo. Represen-
taron el 8,2% del total. Los restos quemados son escasos (cuatro casos), lo que corresponde al 6,6% del
total. Se trató de fragmentos de vértebras y uno de pelvis. Hubo varios huesos quemados entre los
fragmentos no adscritos a camélidos.

Frecuencias esqueletales y unidades de trozamiento


No se registraron correlaciones significativas entre ninguna de las variables (densidad y utilidad).
Las unidades de trozamiento parecen haber comprendido:
1. Los cuartos traseros incluyendo la pelvis, hasta la parte distal de la tibia.
2. El cuarto delantero que debió ser una unidad desde la escápula hasta el metacarpo proximal.
3. La cabeza, hasta el axis, que se encontró bien representada y pudo corresponder a otra unidad
(Figura 73).
Se aprecian variaciones en la frecuencia de partes esqueletarias con relación al componente anterior
(estrato 12). Estas se relacionan, principalmente, con la ausencia de ciertas unidades, vértebras lumbares,
torácicas y, en menor medida, cervicales (Figura 73).. Debido al alto rendimiento de estas partes y sumado
a la presencia de costillas, es probable que fueran transportadas hacia otros sectores para su consumo. Al
igual que en el componente anterior, la incidencia de las huellas de fuego es muy baja, indicando que los
restos óseos no eran descartados en los fogones. Las marcas de corte presentan una proporción similar

142
Caverna Piuquenes

(8,4% en relación al NISP de guanaco), lo que podría indicar faenamientos terciarios posteriores a la expo-
sición de las unidades a los agentes térmicos.

Roedores

El material adscribible al orden Rodentia es escaso, identificándose sólo 30 especímenes, 23 de ellos


atribuibles a vizcacha (Cuadro 44, Figura 75). De acuerdo al análisis osteométrico (ancho y profundidad de
tibia distal), se detectan restos asignables a Phyllotis sp. y Abrothrix sp.
En este nivel sólo se identificaron restos de Lagidium viscacia, aunque en escaso número. No se
detecta actividad cultural en los restos y sólo una unidad (diáfisis de fémur) presenta huellas de roído. Las
unidades corresponden a restos craneales y elementos de las extremidades posteriores (Cuadro 45).
CUADRO 44. Resumen de restos de roedores identificados en el Componente 3 de la cuadrícula 1 de caverna Piuquenes.

N1 0a N10b N10 c
Lagidium viscacia 14 8 0
Phyllotis sp. 0 1 0
Abrothrix sp. 0 2 0
Sigm. Ind. 0 1 0
Abrocoma bennetti 1
R odenti a 0 1 2
T otal 14 14 2

CUADRO 45. NISP, MNE y MNI de L. viscacia del Componente 3 de la cuadrícula 1 de Piuquenes.

Nivel 10ª Ni vel 10b


L.viscacia NISP MNE NISP MNE
Ma ndíbula 1 1
Esc ápul a 1 1
F émur 1 1
Tibi a 1 1 1 1
Inci sivo 2 1
Mol ar 3 3 1 1
Me ta podio 1 1
C alc áne o 1 1
T otal 9 8 4 4
MNI 1 1

Nivel 10b
Nuevamente, se observa una diversidad mayor en los taxones identificados, todos en buen estado de
conservación. Se recuperaron un total de 14 restos (en su mayoría vizcacha), pertenecientes al esqueleto
apendicular más un molar. Los restos corresponden a sólo un individuo (Cuadro 45). No se detectan marcas
culturales ni naturales en este nivel. Con respecto a los roedores de menor tamaño, destaca la presencia de
un fémur completo de A. bennetti.
Nivel 10c
En este nivel sólo se recuperaron dos pequeñas astillas asignables sólo a nivel de orden.

143
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Moluscos

Pese a la escasa cantidad de la muestra, se encontraron cinco ejemplares de Radiodiscus sp, molusco
terrestre de 2-4 mm en el estrato Estrato 10 y Lente 6 (Cuadro 46), todos provenientes del Corte 1.
La presencia de estos animales al interior del alero, se debe a causas naturales, relacionadas con
variaciones en el nivel de la paleolaguna que existió en el lugar. No se halló ningún molusco marino.

CUADRO 46. Descripción del material malacológico del Componente 3. Corte 1, caverna piuquenes.

Estrato Radiodiscus sp. Radiodiscus sp.


Corte 1 Cantidad Ejem/lta
Estrato 10 3 0.2
Lente 6 2 0.3
Instrumentos
Desechos
100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
Vidrio volcánico
Andesita grano grueso

Cuarzo rojo

Cuarzo translúcido
Cuarzo lechoso

Total
Lutita

Otras Medias
Otras finas
Intrusiva grano fino

FIGURA 71. Distribución de materia prima en Desechos e Instrumentos. Componente 3, caverna Piuquenes.

144
Caverna Piuquenes

FIGURA 72. Instrumentos sobre hueso recuperados del Componente 3. Caverna Piuquenes.

FIGURA 73. %MAU en Estrato 10b. En círculos se muestran los porcentajes mayores a 50%. Cuadricula 1.
Componente 3, caverna Piuquenes.

145
146

% MAU

100
60
20

40

80
0
Cráneo
FIGURA 74. % MAU de guanaco procedente del Estrato 10 del Corte 1 del Componente 3 de Piuquenes.

Mandíbula
Atlas
Axis
Cervicales
Toráxicas
Lumbares
Sacro
Pelvis
Costillas
Esternón
Escápula
Húmero px
Húmero df
Húmero ds
Radiouln px
Radiouln df
Radioulna ds
Carpales
Metacar px
Metacar df
Metacar ds
Fémur px
Fémur df
Fémur ds
Patella
Tibia px
Tibia df
Tibia ds
Tarsales
Astrágalo
Calcáneo
Metatar px
Metapod df
Metapod ds
Falange 1
Falange 2
Falange 3

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


147

FIGURA 75. Profundidad distal (Dd) v/s Ancho distal (Bd) en tibias de Abrothrix sp. (izquierda) y Phyllotis sp. (derecha). Medidas en mm. Cuadrícula 1,
% MAU

100
60
20

40

80
0
Cráneo
Mandíbula
Atlas
Axis
Cervicales
Toráxicas
Lumbares
Sacro
Pelvis
Costillas
Esternón
Escápula
Componente 3, caverna Piuquenes.

Húmero px
Húmero df
Húmero ds
Radiouln px
Radiouln df
Radioulna ds
Carpales
Metacar px
Metacar df
Metacar ds
Fémur px
Fémur df
Fémur ds
Patella
Tibia px
Tibia df
Tibia ds
Tarsales
Astrágalo
Calcáneo
Metatar px
Metapod df
Metapod ds
Falange 1
Falange 2
Falange 3

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Restos vegetales

Carporrestos
En este tercer componente se rescata un total de 218 carporrestos (Cuadro 47), que se desglosan en
166 carporrestos identificados (76,1%), 30 no identificados por el componente (13,8%) y 22 imposibles de
identificar (10,1%) por su mal estado de conservación. La mayoría (n=172) proviene de fogones registrados
en este componente.

CUADRO 47. Frecuencia general de carporrestos recuperados del Componente 3. Caverna Piuquenes.

Ta xó n Tota l Es tra tos Total Rasgos Tot al Columna


Cypera ce ae sp. 0 1 1
Eulychnia sp. 0 58 58
Muehlenbe ck ia hastulata 10 1 11
Papilionaceae sp. 0 2 2
Chenopodiaceae sp. 0 36 36
Chenopodiaceae sp. o Portulacaceae sp. 2 13 15
Echinopsis sp 29 14 43
Semilla A 0 2 2
Semilla J 2 0 2
Semilla K 0 2 2
N o Iden ti ficad o 3 21 24
N o Iden ti ficab le 0 22 22
To tal 46 1 72 21 8

Los taxones presentes no varían mayormente en relación a los componentes anteriores. Los taxones
más abundantes pertenecen a la familia de las cactáceas y corresponden a Eulychnia sp. y Trichocereus
sp., seguido por las semillas de la familia de las Chenopodiaceas. También se identifican semillas de Cyperaceae
sp., Muehlenbeckia hastulata (quilo) y Papilionaceae. En total se identificaron 7 taxa, similares a los
encontrados en los componentes anteriores, a excepción de Papilionaceae que aparece por primera vez en el
registro.
En los análisis carpológicos y antracológicos previos del sitio (Rojas et al. 2004) se logra identificar
otros taxones. Esto se debe a que se muestrean otros sectores del alero y se incluye el análisis de los
carbones, que entrega información sobre los especies leñosas. En estos trabajos se constata la presencia de
Maytenus boaria (maitén), Lithrea caustica (litre), Kageneckia oblonga (bollén) y Aristotelia chilensis
(maqui).
La baja representación de este tipo de evidencia se debe a procesos azarosos o aleatorios, que
ocurren en el componente de uso ya que se consume gran parte de las plantas (hojas, semillas, bulbos, tallos)
siendo probable que no se desperdicien los recursos recolectados. Además, actúan sobre el registro agen-
tes naturales y culturales de dispersión de los restos vegetales, además de la influencia de los agentes de
conservación (Anexo I).

148
Caverna Piuquenes

COMPONENTE 4: LOS ÚLTIMOS EPISODIOS EN CAVERNA PIUQUENES DURANTE EL HOLOCENO


MEDIO

Este capítulo está dedicado a los últimos habitantes de la caverna. Una avalancha de grandes propor-
ciones pone fin a 6.000 años de ocupación de la caverna, sepultando sus restos hasta el año 1995, donde en
forma casual son encontrados. La materialidad muestra que los cambios tecnológicos siguen, lo cual queda
reflejado, entre otros, en las innovaciones del material lítico.

Estratigrafía y cronología
El Componente 4 comprende los estratos 9 al 2, tanto del Corte 1 como de la Cuadrícula 1. Se dispone
de tres dataciones absolutas, las que indican un rango temporal máximo de 1.240 años. En efecto, este
bloque se extiende desde un componente levemente anterior al 7.550(7.170)6.670 AP (Estrato 8) hasta el
7.250(6.730)6.310 AP (Estrato 2) con una fecha media de 7.160(6.870)6.690 AP(Estrato 5).

Material lítico

Frecuencias generales.
Las piezas analizadas para el Componente 4 consisten en un total de 297 piezas líticas, representa-
das por 92 instrumentos (53 puntas de proyectil, 18 raspadores, una raedera, seis cuchillos, seis sobadores,
dos instrumentos multifuncionales y seis instrumentos en la categoría “otros”: principalmente machacadores
de pigmento) y 205 desechos de talla. No se recuperan núcleos de este componente.

CUADRO 48. Distribución por tipo de instrumental Componente 4. Caverna Piuquenes.

Tipo de Cantidad Frec uencia


Instrumento relativa
Punta 53 57,60
Ra spa dor 18 19,56
Ra edera 1 1,08
Cuchillo 6 6,52
Multifunción 2 2,17
Sobador 6 6,52
Otros 6 6,52
Total 92 100

CUADRO 49. Distribuc ión por materia prima para instrumental tallado del Componente 4. Caverna Piuquenes.

Materia Pr ima Puntas % Instrumentos % Total %


Cuarzo rojo 9 17 2 7,4 11 13,8
Cuarzo lechoso 8 15 2 7,4 10 12,5
Andesita 1 1,9 0 1 1,25
silicificada
Cuarzo tra slúcido 0 2 7,4 2 2,5
Intrusivo grano 1 1,9 1 3,7 2 2,5
fino
Otras finas 31 58 15 56 46 57,5
Otras media s 3 5,7 5 19 8 10
Total 53 100 27 100 80 100

149
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Instrumentos
En términos de su formatización, los instrumentos recuperados corresponden mayoritariamente al
grupo formal con un total de 62 piezas (67,4%), en tanto que los informales suman 29 (32,6%) (Cuadro 48).
Puede decirse que las materias primas seleccionadas durante este componente muestran gran variabilidad,
cuestión refrendada por la frecuencia relativa total registrada para la categoría analítica “otras finas” (Cua-
dro 49). Esta situación es patente tanto para las puntas como para los instrumentos tallados de otras
categorías. El único uso consistente de materias primas de tipo local es del “cuarzo rojo”. Este material fue
empleado preferentemente para puntas de proyectil y es notable que de las nueve puntas confeccionadas en
esta materia prima, ocho de ellas sean preformas descartadas durante el proceso de talla. Esto podría
implicar, dada la baja calidad de la materia prima, la gran cantidad de fallas técnicas y la escasa estandarización
del conjunto, que dichas puntas pudieron ser confeccionadas por aprendices en un material abundante en
las cercanías del asentamiento (el estero Los Leones).
Las puntas de proyectil en este componente vuelven a indicar una diferencia formal importante
respecto de las del bloque anterior (Figura 76): se populariza el diseño de punta con borde aserrado (n=17,
32,1%) y aparece por primera vez en la secuencia un tipo de base cóncavo: de las 42 puntas con base, el 47%
de ellas son de este tipo. De los tipos restantes, solo las de base recta tienen importancia (40%, n=17). Las
puntas son de tamaño general pequeño (en promedio para las piezas completas de 34,3 mm de largo y 19,7
mm de ancho, sobre un total de 12 piezas en esta condición) y es notoria en el conjunto la presencia de
distintas etapas en la vida útil de las puntas, hallándose entre las piezas tanto puntas completas y sin uso
como fragmentos generados durante el proceso de confección, además de cuatro puntas reavivadas inten-
samente. Desconocemos cuales son los lugares en que se produce el aprovisionamiento del cuarzo lechoso
y translúcido tanto como de los materiales englobados en el Cuadro 53 en la categoría “Otras finas”, del
mismo modo que sabemos que dichos materiales no pueden ser hallados en el cauce del río frente al sitio en
una extensión de dos kilómetros cuadrados.
Los raspadores del Componente 4 muestran diferencias notables con respecto al componente ante-
rior. Por una parte, aparece un tipo altamente estandarizado de raspador frontal (siete piezas; Figura 77 d,
Cuadro 50) y, por primera vez en la secuencia, se presenta consistentemente la práctica de instrumentos
dobles y multifunción (siete piezas en total). Ambas situaciones sugieren cortas estadías en el sitio, pues
implica -en el primer caso- la preocupación por la maximización de la vida útil del instrumento combinado con
el aprovechamiento intensivo de mayor cantidad de borde de uso en las piezas, si es que no se trata de
reutilizaciones de desechos anteriores. En suma sugieren, otra vez, que el aprovisionamiento de materiales
no se realiza en el área adyacente al sitio.
En particular, los raspadores frontales muestran un alto grado de estandarización en lo que se refiere
a su ancho y espesor, del mismo modo que en su largo de borde. En los cuadros siguientes se muestra esta
situación (Cuadro 50 y 51).
El instrumental de corte también aparece en este componente, representado por seis piezas (tres
cuchillos de filos vivos, una raedera un cuchillo circular de astillamiento facial y un cuchillo bimarginal). Son
confeccionados en materias primas de origen desconocido, principalmente “Otras finas”, con solo dos
piezas identificadas, una en “Cuarzo lechoso” y otra en un material denominado “Intrusivo de grano fino”.
Se recuperan en este componente tres instrumentos multifuncionales, combinaciones de raspador y
cuchillo. Uno de ellos es de filo vivo en tanto que los dos restantes son cuchillos faciales con frente de
raspado de similares proporciones.

Desechos
La mayor cantidad de talones de este componente es de tipo plano, aunque cabe llamar la atención a
los tipos de talón asociados a talla bifacial (Cuadro 52). Por otra parte, aparece por primera vez en la
secuencia una cantidad relativamente importante de talones del tipo facetado, lo que implicaría una prepara-
ción mas cuidada de la plataforma de percusión de los núcleos de los que se extrajeron estas lascas, aunque

150
Caverna Piuquenes

ninguno de estos núcleos fue recuperado. Creemos que la tendencia general señala tareas de manutención
de instrumentos salvo por los talones de tipo facetado.
El Cuadro 53 muestra la distribución de desechos por tipo de materia prima. El material más represen-
tado es el cuarzo lechoso que había tenido menor importancia en el registro en componentes anteriores. Su
presencia (tanto en instrumentos como en desechos) sugiere la presencia de una fuente localizada que no es
explotada intensivamente.
El Cuadro 54 presenta una evaluación general de la presencia de fallas en los materiales empleados
para la talla lítica en este componente e indica una calidad general buena (con más del 50% de piezas con
fallas), sólo superada por lo observado en el Componente 2, en que dicho efecto se debía a la presencia de
una fuente localizada de materia prima. El caso del Componente 4 parece ser diferente con respecto a que la
selección de materias primas refleja gran diversidad y grano fino, lo que podría implicar un aprovisionamien-
to no localizado y muy selectivo en términos de granulometría y homogeneidad de los materiales, orientado
a la confección de puntas de proyectil.
En cuanto al aprovechamiento general del conjunto, es posible decir que los materiales empleados
presentan una tasa cuya tendencia es medio-bajo y bajo (Figura 78), lo que podría tener que ver con la
preparación del instrumental formal en otros lugares y la escasa presencia de las partes iniciales de la cadena
operatoria, debido con toda probabilidad, a la escasez de materiales de calidad para la talla en las cercanías
del sitio.

Instrumentos sobre guijarro


Los instrumentos de esta clase recuperados en el Componente 4 retoman la tendencia observada en
el Componente 1, hacia el procesamiento de cueros, como es posible colegir de la presencia de sobadores
(Cuadro 55). Aparte de ellos, se recupera una cantidad importante de otros instrumentos sobre canto rodado
o guijarro, que son principalmente machacadores y percutores (Cuadro 56). El hecho de que existan
machacadores puede asociarse con la preparación de pigmentos al interior del sitio. La presencia de percutores
duros y masivos es más difícil de explicar puesto que no se recuperan ni núcleos ni derivados de estos del
tipo matriz, además de que no se determina la presencia de grandes bifaces primarias. Es posible –aunque no
lo sabemos con certeza-que dichos percutores hayan desempeñado funciones de machacado sin que hayan
quedado restos de las sustancias reducidas.

Restos óseos faunísticos

Caracterización de los conjuntos artefactuales óseos


En este componente se recupera un total de 13 artefactos sobre hueso, número que probablemente
se encuentre relacionado con la gran cantidad de estratos que componen este bloque temporal. Pese a la
cantidad de instrumentos, las morfologías de sus bordes activos indican la realización de pocas tareas:
retoque y penetración, que en conjunto alcanzan a diez ejemplares (76,9%). En términos generales, este
componente presenta similitudes morfológicas con el anterior, debido principalmente a la existencia de un
artefacto sobre ílion y la presencia de retocadores. Sin embargo, ciertos instrumentos, particularmente los de
borde agudo, le otorgan características propias al conjunto.
Un total de cinco artefactos de borde agudo son identificados en la muestra, que se agrupan en dos
categorías principales de acuerdo a su variación métrica. La primera de éstas destaca por su robustez
general, lo que sugiere su utilización en tareas de intensiva tracción mecánica. Esta característica podría
indicar que si bien los artefactos son utilizados efectivamente para perforar, no sólo son empleados en
sustratos blandos. Esta situación contrasta con lo observado en los Componentes 2 y 3, donde los artefac-
tos de borde agudo recuperados exhiben acabados más finos, secciones menores y presencia casi exclusiva
de huellas de pulido por uso. Dentro de este grupo es interesante destacar la localización recurrente de las
fracturas en el segmento medio de la pieza, lo que indica que la penetración es efectuada utilizando una gran
fuerza.
El segundo grupo está representado por sólo dos especímenes recuperados en la misma capa,

151
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

confeccionados ambos a partir de sólo un metapodio de camélido subadulto, lo que se traduce en que su
forma, tamaño y función sean similares. Debido a que se trata de piezas muy largas y delgadas no se
encuentran preparadas para resistir una tensión mecánica importante. Aún cuando las huellas de pulido
registradas en el borde activo indican que fueron empleadas sobre un sustrato blando, no se descarta una
utilización de tipo ornamental.
Resulta interesante destacar la profusión de retocadores (n=4), situación que podría explicarse
debido a la aparición de microdenticulados en las puntas de proyectil recuperadas. En términos generales,
presentan morfología y dimensiones bastante estandarizadas, con variaciones del ancho del borde activo de
sólo 3,4 mm (Figura 79). Las piezas fueron elaboradas generalmente sobre la porción mesoproximal de
metapodios de camélido, conservando dos de ellos una porción de la carilla articular.
Es importante señalar la presencia de dos instrumentos cuya determinación funcional aparece como
altamente compleja. Uno de ellos es un fragmento de diáfisis de hueso largo, que presenta en su cara anterior
una gran cantidad de incisiones paralelas, que se encuentran tiznadas internamente (Cuadrícula 1, Estrato 9a,
Figura 82b). La pieza, además, presenta un pulido muy intenso en toda su superficie, particularmente en su
cara anterior. Esta modificación no se explica por la acción de agentes naturales (p. e. arrastre sedimento),
ya que las huellas de corte se ubican sobre el pulimento. El segundo instrumento (Corte 1, Estrato 3), debido
a la forma de su borde activo, sección y atributos tecnológicos, plantea varias dificultades a la hora de
proponer una hipótesis que explique su funcionalidad, ya que resulta difícil establecer la distinción entre las
huellas causadas por el uso y las huellas derivadas del proceso de manufactura, con la excepción del ápice
y una de sus caras, el que presenta marcas de abrasión en un área muy limitada. De manera tentativa, se
plantea la posibilidad de que se trate de un gancho de estólica, aún cuando esta apreciación debe ser
contrastada con estudios experimentales y análisis de microhuellas.
Con respecto a las tecnologías utilizadas para la manufactura, algunas se mantienen de componen-
tes anteriores (p. e. el corte con marcado perimetral), mientras que otras varían levemente (p. e. exposición
térmica y raspado).
Descripción de los artefactos en hueso
Artefactos de borde romo no convergentes
1. Procedencia: Corte 1, Estrato 7, Nivel a
Descripción: Instrumento confeccionado sobre metatarso proximal de camélido adulto. Posee un borde
activo en forma de bisel, con una cara de apoyo. Presenta diversas huellas: pulido por uso en toda la pieza,
siendo más evidente en el sector posterior; algunas trazas de raspado tendiente a regularizar algunas aristas
y bordes; microlascado a ambos costados del borde activo, las que surgen tras el contacto del instrumento
contra la pieza lítica, e indican el modo de uso de ésta, quizás utilizando los lados del borde activo, impactando
diagonalmente y, microtriturado por uso.
Función: confección de instrumentos de piedra en su fase terminal (Figura 80a).
Largo : 99,3 mm.
Ancho máximo : 8,2 mm.
Espesor máximo : 7 mm.

2. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 6, nivel a


Descripción: diáfisis de camélido, probablemente metapodio. El borde activo es acondicionado a través de
un proceso abrasivo dejando rectas ambas caras del bisel. El resto de la pieza es modificada a través de un
proceso de raspado irregular que no afecta la totalidad de la superficie del instrumento. La cara anterior del
bisel presenta negativos de microastillamiento. La cara dorsal del bisel presenta negativos de
microtrituramiento.
Función: confección de instrumentos de piedra en su fase terminal (Figura 80b).
Largo : 84,2 mm.
Ancho máximo : 9,2 mm.
Espesor máximo : 7 mm.

152
Caverna Piuquenes

3. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 3.


Descripción: fragmento distal de retocador confeccionado sobre metapodio de camélido, que se encuentra
fracturado en el fuste. Presenta diversas huellas: leves marcas de raspado en la cara dorsal y raspado
disparejo en la cara anterior, las que podrían estar orientadas al rebaje de los bordes de la pieza (menos
regulares que en la pieza recuperada en la Cuadrícula 1, Estrato 10b); incisiones en el borde activo por uso;
pulido producto de la utilización; microlascado por uso en el extremo distal en uno de los costados, los que
se originarían al hacer presión en forma diagonal al eje del instrumento de piedra y, microtriturado en la parte
frontal.

FIGURA 76. Descripción de las puntas de proyectil del Componente 4 de caverna Piuquenes. a-k: puntas de tipo
microdenticulado de base cóncava y recta; i-ñ: puntas reavidadas intencionalmente; o: cuchillo/punta de obsidiana (
única muestra de este material en toda la secuencia).

153
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Función: confección de instrumentos de piedra en su fase terminal (Figura 80c).


Largo : 63,4 mm.
Ancho máximo : 10,9 mm.
Espesor máximo : 8,4 mm.

4. Procedencia: Estrato 2.
Descripción: metapodio (probablemente metatarso) de camélido adulto. Fragmento próximo lateral derecho.
El alto grado de modificación de la superficie de la pieza no permite identificar la fase inicial de formatización.
El artefacto está completamente pulido por el uso. Presenta un bisel en borde activo que posee una cara de
deslizamiento, mientras que la otra cara actúa frontalmente sobre el sustrato.
Función: confección de instrumentos de piedra en su fase terminal.
Largo : 130 mm.
Ancho máximo : 18,5 mm.
Espesor máximo : 9,1 mm.

Artefactos de Borde Activo Agudo

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 6 d (100-115 cm de profundidad).


Descripción: se trata de dos astillas longitudinales de hueso largo obtenidas del mismo elemento anatómico
(metapodio de camélido subadulto), probablemente a través de fractura, aún cuando no se observan nega-
tivos de impacto. Se observan huellas de pulido en el borde activo y en el sector medial de la pieza, aunque
más leves.
Función: si bien, el borde activo terminado en punta es similar a un punzón, el espesor de la sección no sería
adecuado para enfrentar tensiones mecánicas, de esta manera los instrumentos tendrían que haber sido
utilizados sobre un sustrato blando, aunque no se descarta un fin ornamental (Figura 81a).
Largo : 143,5 mm.
Ancho máximo : 10,7 mm.
Espesor máximo : 7,2 mm.
Largo : 142,3 mm.
Ancho máximo : 11 mm.
Espesor máximo : 7 mm.

2. Procedencia: Corte 2, Estrato 3.


Descripción: confeccionado a partir de un metapodio de camélido, toda la superficie se encuentra pulida,
pero las huellas se intensifican en el ápice del borde activo y en el área inferior hasta los bordes laterales. El
extremo distal tiene negativos de lascado en ambos lados, posiblemente post-depositacionales. El extremo
proximal presenta trazas longitudinales de sección cuadrangular realizadas con un artefacto de raspado que
se asocian al proceso de agudización del ápice.
Función: de acuerdo a su morfología se sugiere que haya sido utilizado para perforar (Figuras 81b).
Largo : 69,5 mm.
Ancho máximo : 18,5 mm.
Espesor máximo : 9 mm.
3. Procedencia: Corte 1, Bolsón 1.
Descripción: punzón confeccionado sobre metatarso proximal, particularmente con su cara dorsal. El sector
de sujeción (distal) aún presenta la porción de la epífisis. Presenta marcas de raspado irregular, las que son
producto de la manufactura. Estas comienzan a aparecer en el sector medial de la pieza, principalmente en los
bordes y cara posterior, aumentando en número e intensidad hacia el ápice. Aparentemente, en un primer
momento, el raspado tiene por objeto eliminar aristas y cantos, mientras que en el sector distal y en forma
paralela al eje del hueso, se efectúa para aguzar el extremo distal, alcanzando incluso sectores anteriores de
la pieza. Se advierte un brillo leve en todo el artefacto y en el ápice se observa un pulido intenso por el uso,

154
Caverna Piuquenes

FIGURA 77. Instrumentos con frente de raspado del Componente 4. Caverna Piuquenes.

CUADRO 50. Raspadores frontales formales del Componente 4. Caverna Piuquenes.

Descripción Largo Ancho Espesor Largo Angulo % Forma Detalle Materia


de de Corteza borde borde Prima
borde descarte
Raspador frontal 15,6 20,5 5,2 22 81 0 Convexo Regular Otras Finas
agotado
Raspador frontal 11,3 20,5 5,2 20 48 0 Convexo Regular Cuarzo
fracturado translúcido
Raspador frontal 15,6 20,5 5,2 22 81 0 Convexo Regular Otras Finas
agotado
Raspador frontal 30,2 26,5 5,6 20 44 0 Sinuoso Irregular Otras Medias
Raspador frontal 19,7 22,5 4,8 22 83 90 Convexo Regular Otras Finas
agotado
Raspador frontal 22,4 22,5 5,8 22 80 50 Convexo Regular Cuarzo rojo
agotado
Raspador frontal 16 20,2 14,4 19,5 79 0 Convexo Regular Otras Medias
agotado

155
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

desapareciendo las marcas de raspado. La sección de la punta es mas bien rectangular, siguiendo la forma de
la matriz original.
Función: de acuerdo a su morfología se sugiere que haya sido utilizado para perforar (Figura 81c).
Largo : 140,3 mm.
Ancho máximo : 30,6 mm.
Espesor máximo : 18,4 mm.
4. Procedencia: remoción. Se presenta aquí por su morfología similar a algunas piezas del Componente 4.
Descripción: confeccionado en metapodio de camélido, el extremo activo se rebaja a través de raspado, como
lo atestiguan marcas paralelas al eje del instrumento Toda su superficie se encuentra pulida, intensificándose
este proceso en la punta, producto de su utilización. El extremo proximal se encuentra fracturado.
Función: de acuerdo a su morfología se sugiere que haya sido utilizado para perforar (Figura 81d).
Largo : 124,5
Ancho máximo : 19,1 mm.
Espesor máximo : 8,6 mm.

Artefacto de Extremidad en Bisel

1. Procedencia: Corte 1, Estrato 3 (35 cm de profundidad).


Descripción: se trata de una pieza de sección elíptica con un alto grado de formatización, destacando una
exposición térmica muy homogénea. Todo el instrumento se encuentra pulido (en algunos sectores incluso
se observa bruñido), presentando un gran número de huellas de raspado orientadas longitudinalmente al eje
de la pieza. Particularmente, algunas marcas del sector mesoproximal parecen resultado del adelgazamiento
de la sección. En el extremo proximal se practica un corte con marcado perimetral para seccionar la pieza, y
posteriormente, alisado y pulido dejando una superficie plana y regular. Respecto al borde activo, éste
presenta la convergencia de dos caras planas, formando un pequeño bisel. Las caras, a diferencia del resto
de la pieza, no presentan aspecto bruñido, observándose abrasión leve y microastillamiento.
Función: debido a su morfología general, dimensiones y a la inversión de trabajo puesto en su manufactura,
queda la impresión de que la función de este artefacto, aunque desconocida, tendría un carácter muy espe-

ALTO
7% MEDIO - ALTO
1%

BAJO
33%

MEDIO - BAJO
59%

FIGURA 78. Aprovechamiento de materiales líticos en el Componente 4. Caverna Piuquenes

156
Caverna Piuquenes

cífico (Figura 82a).


Largo : 52,1 mm.
Ancho máximo : 6 mm.
Espesor máximo : 9 mm.

Fracturados

1. Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 9a.


Descripción: astilla de hueso largo indeterminado, intensamente modificada. Toda la pieza se encuentra
pulida. En ambos bordes de la cara anterior se realiza un gran número de incisiones relativamente homogé-
neas, paralelas entre sí y perpendiculares al eje del hueso, que no alcanzan a cruzar la pieza completamente.
El interior de las incisiones presenta un color más oscuro, quizás tiznado, o debido a algún pigmento. Se
encuentra fracturada en uno de sus extremos (Figura 82b).
Función: no se ha determinado.
Largo : 50,1 mm.
Ancho máximo : 10,8 mm.
Espesor máximo : 2,8 mm.

CUADRO 51. Raspadores del Componente 4, caverna Piuquenes.


Descripció

Angulo de
Estrato

Largo de

Corteza
descarte

Materia
Espesor

Detalle
Forma
Ancho

Prima
Largo

Borde

borde
borde

%
n

5 Cuchillo facial con 15,6 26,1 5,6 65 37 0 Convexo Regular Otras Finas
raspador en el frente
opuesto
5 Raspador de filos 37,1 19,6 2,4 46 20 Recto Regular Otras Finas
vivos
5a Raspador doble 33,8 21,6 5,4 20 52 0 Recto Regular Otras Medias
5a Cuchillo facial con 15,6 26,1 5,6 65 37 0 Convexo Regular Otras Finas
raspador en el frente
opuesto
5a Raspador de filos 37,1 19,6 2,4 46 20 Recto Regular Cuarzo
vivos lechoso
5b Raspador frontal con 18,2 26,3 4,8 30 63 0 Convexo Regular Otras Finas
escotaduras para
enmangue
5b Raspador de uña de 24,1 22,6 6,9 73 51 0 Convexo Regular Cuarzo rojo
astillamie nto facial
6a Raspador doble de 29 15,4 1,5 27 21 20 Cóncavo Irregular Otras Medias
filos vivos
7a Fragmento de 11,1 25,2 5,7 39 77 0 Convexo Regular Otras Finas
raspador
7a Fragmento de 8,8 18,5 4,2 23 79 0 Convexo Regular Otras Medias
raspador
7a Herramienta 38,3 25,2 8,7 8 68 0 Recto Regular Otras Finas
multifunc ión de
corte y raspa do
7b Raspador informal 20,4 21,4 17,9 12 53 50 Convexo Irregular Cuarzo
translúcido
7b Raspador informal 11,7 20,9 4,5 12 70 0 Convexo Regular Otras Finas

157
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 4


Descripción: fragmento proximal de instrumento confeccionado sobre metatarso proximal (Figura 82c). La
pieza es expuesta completamente al fuego. Presenta huellas intensivas de raspado en el sector posterior de
la pieza, paralelas a su eje, que son efectuadas con el objeto de homogenizar la superficie. En esta misma
cara se detecta un pulido que puede ser producto de la manufactura. Esta pieza posee un tratamiento similar
a la pieza recuperada del Corte 1, Estrato 3) .
Función: no es posible establecer su función debido a la ausencia del borde activo.
Largo máximo : 70,6 mm.
Ancho máximo : 10,3 mm.
Espesor máximo : 7,1 mm.

CUADRO 52. Distribución de desechos por tipo de talón. Componente 4, caverna Piuquenes.

Tipo Talón Cuadrícula F


1 r elativa
Natural 7 3,41
Plano 36 17,56
Puntiforme 29 14,15
Fascetado 28 13,66
Pseudofascetado 17 8,29
Diedro 3 1,46
Ausente 85 41,46
Total 205 100

CUADRO 53. Distribución de desechos por tipo de materia prima. Componente 4, caverna Piuquenes.

Materia Pr imas Total %


Desechos
Componente 4
Lutita 3 1,46
Vidrio volcánico 1 0,48
Andesita grano 14 6,82
grueso
Cuarzo rojo 25 12,19
Cuarzo lechoso 52 25,36
Andesita grano fino 1 0,48
Andesita silicificada 29 14,14
Cuarzo traslúcido 2 0,97
Intrusivo grano fino 7 3,41
Otras f inas 48 23,41
Otras medias 16 7,80
Otras gruesas 7 3,41
Total 205 100

158
Caverna Piuquenes

CUADRO 54. Frecuencia relativa para piezas con fallas en el Componente 4 (Cuadrícula 1).

Tipo de Falla Cantidad F. relativa


Burbujas 5 2,43
Clivajes 58 28,29
Inclusiones 21 10,24
Burbujas e Inclusiones 1 0,48
Clivajes e Inclusiones 10 4,87
Clivajes y Burbujas 3 1,46
Clivajes, Inclusiones y Burbujas 4 1,95
Sin Fallas 103 50,24
Total 205 100

CUADRO 55. Sobadores del Componente 4, caverna Piuquenes.

Forma de la abrasión

Materia prima
Situación de la
Posición de la

Observación
Microscópica
Perímetro 1

Perímetro 2

abrasión

abrasión
Largo

Ancho
Nivel

Peso

3 97,4 52,5 281 207 581 fa cial c entra l circular andesita rayas multidireccionales
líneas perpendicular al eje
4 64 55,8 210 160 272 bifacial c entra l circular granito mayor
líneas multidireccionales
4 184 158 193 bifacial c entra l circular sedimentaria ligeras
paralela al eje
4 116 65,3 297 197 633 fa cial c entra l menor granito rayas multidireccionales
ovalada según rayas unidireccionales
5a 121 78,4 323 36 967 fa cial c entra l eje mayor granito perpendiculares al eje mayor
cuarzo rayas de orientación
6d 104,5 84,7 290 220 70 bifacial c entra l ovoidal cementado perpendicular al eje mayor
perimetral a lo largo del
7a 73,8 71,2 250 216 568 fa cial menor eje menor andesita

CUADRO 56. Percutores y machacadores del Componente 4. Caverna Piuquenes.


Materia prima
Descripción

Perímetro 2
Perímetro 1

Huellas de
impacto
Ancho
Largo
Nivel

Peso

2 percutor sobre canto rodado 57,8 46 183 162 192 bipolares andesita
piedra de fogón con percusión, ocasional
6a percutor 108 3,8 34,3 245 988 bipolares granito
roca e mpleada como mac hacador y percutor
7b ocasional 29,6 106,6 390 283 996 polares sedimentaria
percutor con huellas de abrasión para
7b preparación de filos 47 54,4 172 141 109 polares granito
roca dacita
7b machacador 112,3 68,4 307 182 493 polares andesitica

159
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Análisis arqueofaunístico

Procedencia: Cuadrícula 1, Estrato 7, nivel b.


Descripción: fragmento de instrumento confeccionado sobre ilion de camélido que conserva porción del
acetábulo. La pieza no se encuentra bien conservada siendo posible que hubiera quedado expuesta en la
superficie de la caverna por un tiempo relativamente prolongado antes de su sepultación definitiva. Pese a
esto, se advierte un pulido en el sector medial de la pieza y en los bordes de éste. El extremo distal presenta
una modificación en forma de bisel, exhibiendo un borde activo amplio. Un instrumento de características
similares fue recuperado en el Componente 3, sugiriendo alguna continuidad entre ambos.
Función: no es posible definir una función clara para este ejemplar, aunque podría haber efectuado algún tipo
de raspado (Figura 82d).
Largo : 110,6 mm.
Ancho máximo : 47,7 mm.
Espesor máximo : 42,4 mm.

Análisis de los restos óseos de camélidos recuperados en el Corte 1

Se trabajó con un NISP total de 128, de los cuales 34 especímenes (26,5%) fueron asignados a
guanaco (Lama guanicoe)(Cuadro 57). La muestra se encontró muy fragmentada lo que impidió mayores
asignaciones taxonómicas. En este sentido, un 68,7% corresponde a la categoría astillas y fragmentos de
huesos largos no identificados. La descripción por estratos es la que sigue:

Estrato 1
El conjunto se encuentra en buenas condiciones de conservación, con escasa y homogénea
meteorización. Sin embargo, se pueden apreciar huellas dejadas por roedores. El total de restos recupera-
dos es de 18. La estructura ósea, permite determinar dos individuos, uno mayor y otro menor de 24 meses.
Se halla un fragmento de diáfisis con una huella de impacto, cuya intencionalidad podría estar relacionada,
por una parte, con la obtención de materias primas como con la extracción de médula. Sólo un espécimen se
encontró quemado.

FIGURA 79. Relación entre largo y ancho del borde activo en retocadores del Componente 4. Caverna Piuquenes.

160
Caverna Piuquenes

La frecuencia de unidades anatómicas es baja y no es posible correlacionarla con actividades en


particular. Sugiere el descarte de unidades de alto rendimiento (costilla) y de extremidad trasera y cráneo
(bajo rendimiento). El conjunto está compuesto mayoritariamente (72%) por fragmentos de diáfisis.

Lente 1
El conjunto se encuentra en buenas condiciones de conservación, con escasa incidencia de roído,
ya que sólo algunos fragmentos de huesos largos presentan marcas en superficie. El total de restos
recuperados es de 24. A partir del examen del brote dentario, es posible reconocer un individuo de unos 18
meses. Se encuentra un fragmento de diáfisis con una huella de impacto y sólo dos especímenes quemados.
La frecuencia de unidades anatómicas es baja y no fue posible correlacionarla con actividades en particular,
sugiriendo el descarte de unidades de alto rendimiento (costilla y escápula) y de extremidad trasera y cráneo
(bajo rendimiento).

Bolsón 1
Sólo se encuentran dos fragmentos de hueso plano. Sin embargo, la acción antrópica queda de
manifiesto mediante golpes de fuego en uno de los especímenes, en tanto el otro muestra restos de pintura
roja (ocre?).

Lente 4
Solamente se encuentra un fragmento de cuerpo de vértebra cervical.

Estrato 5
El conjunto se encuentra en condiciones buenas y homogéneas de conservación. Se advierte en
algunos fragmentos de diáfisis, marcas superficiales dejadas por carnívoros y roedores. El total de restos es
de 20. Todos son adscritos a tres grandes categorías: huesos largos, huesos planos y astillas. La única
evidencia de modificación antrópica se traduce en un especimen quemado.

Estrato 6
El conjunto se encuentra en buenas condiciones. Se halla compuesto por seis fragmentos, de los
cuales se distingue una porción de costilla y una vértebra toráxica. La vértebra corresponde a un individuo
menor de 36 meses. Cuatro unidades se encuentran quemadas. Uno de ellas corresponde a una costilla que
equivale a una unidad de alto rendimiento consumida y descartada al fuego.

Estrato 7
Algunos especímenes muestran marcas dejadas por roedores, e incluso uno de ellos presenta la
remoción del borde. Además, se advierte en un fragmento de escápula, huellas de arrastre o pisoteo. Se
recuperan 22 fragmentos. Se identifica un individuo menor de 36 meses, el que podría correlacionarse con
los restos del estrato superior. Sólo el 9% presenta golpes de fuego. Se encuentran representadas unidades
del esqueleto axial y apendicular, restos de vértebra y escápula, y desechos de faenamiento.

Estrato 8
Algunas piezas muestran marcas de roído, arrastre o pisoteo y, escasamente representadas, huellas
atribuibles a carnívoros. Se recupera un total de 42 fragmentos. El brote dentario sugiere la presencia de un
individuo mayor de dos años y, por otra parte, se identifica un individuo menor de 24 meses, es decir se
encontrarían representados dos segmentos de edad: juvenil y subadulto. Sólo se recupera un fragmento
quemado. Se encuentran representadas unidades del esqueleto axial y apendicular, incluyendo unidades de
alto rendimiento (costillas y vértebras cervicales).

161
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Consideraciones generales
Se aprecia en general una buena conservación de los restos, a juzgar por la baja meteorización
registrada. Pese a esto, la incidencia de roedores es constante en prácticamente todos los niveles revisados.
El conjunto corresponde mayoritariamente a individuos adultos (MNI=2), aún cuando pueden identificarse
juveniles, pero con rangos etarios, muy amplios como para estimar estacionalidad. Dentro de la escasa
muestra analizada, se aprecian principalmente unidades de bajo rendimiento (p.e. falanges, metatarso,
astrágalo, tarsianos), lo que indicaría la presencia de desechos de faenamiento. Las huellas de fuego son
escasas y las huellas de corte se encuentran ausentes. Sólo se identifican huellas de impacto, tendientes a
la extracción de médula y/o preparación de matrices para artefactos.

Roedores
Para el Componente 4 se trabaja con una muestra de 349 especímenes provenientes de la Cuadrícula
1, concentrados principalmente en el Estrato 1 (67,6% del total del Componente 4). La muestra es más variada
que en los componentes anteriores, recuperándose cururo, degú, ratón chinchilla y un considerable número
de restos de Phyllotis sp. (NISP=60, 17,1% del total) (Cuadro 58 y 59). La descripción por estratos y niveles,
es la siguiente:

Estrato 2
Nivel con una buena conservación y un número importante de roedores. El hecho, sin embargo, que
se encuentre cercano a la superficie, cuestiona el carácter cultural de los restos depositados. Es probable,
por tanto, que la gran cantidad de sigmodontinos recuperados en este nivel, sean productos de muertes
naturales en el sitio. Sólo una unidad se recupera quemada y corresponde a una escápula de vizcacha, lo que
no indica necesariamente un aprovechamiento por parte del hombre.

Estrato 3
Se recupera un total de 20 restos, agrupados en cuatro géneros (Cuadro 58). Este estrato presenta un
número más bajo de restos en comparación al anterior, particularmente de L. viscacia (Cuadro 59). No se
detectan modificaciones naturales ni culturales en las piezas estudiadas.

Estrato 4
Se recuperan 44 restos, divididos en cinco géneros. Este estrato mantiene buenas condiciones de
conservación y en general escasa fragmentación. Se registran dos huesos quemados de L. viscacia, lo que
indicaría la presencia de un fogón. Las huellas de roído son escasas (n=1). Los roedores de menor tamaño
continúan apareciendo aunque en menor número que en el estrato superficial. La novedad del registro es la
presencia de un fragmento de cráneo de Spalacopus cyanus, roedor que construye intricadas galerías
subterráneas y que vive en grandes colonias (Mann 1978) (Cuadro 58). Su presencia es una llamada de alerta
acerca de la integridad de la estratigrafía en la capa, ya que su capacidad horadadora puede mezclar los
materiales arqueológicos. Sin embargo, Andrews (1990) menciona que las muertes naturales en madrigueras
generan un registro compuesto por individuos relativamente completos, situación que no se observa en el
registro óseo de caverna Piuquenes. Se suma a esto el hecho que S. cyanus sea un animal que vive en
colonias (Mann 1978) y por tanto se encuentran en alto número al interior de sus refugios. Por otro lado, este
animal ha sido identificado en regurgitados de aves rapaces (Jaksic y Yánez 1980) y en contextos arcaicos de
Chile central (Simonetti y Cornejo 1991), por lo que la presencia de restos en la caverna Piuquenes no puede
ser aún explicada con satisfacción.

Nivel 5b
No es mucha la información que este nivel puede aportar ya que sólo se recuperan tres fragmentos,
correspondiendo a un radio derecho proximal quemado y dos astillas de L. viscacia (Cuadro 59).

162
Caverna Piuquenes

CUADRO 57. Resumen de partes identificadas de Lama guanicoe del Componente 4. Caverna Piuquenes.
Adulto Joven
Unid. Anat. NISP MNE MNI MAU %MAU NISP MNE MNI
Cráneo 5 1 1 1 100,00 1 1 1
Molar 1 1 1
Cervicales 5 3 1 0,6 60,00
Toráxicas 1 1 1 0,08 8,00 1 1 1
Costillas 11 3 1 0,13 13,00
Escápula 2 2 2 1 100,00
Tibia Ds. 1 1 1
Tarsianos 1 1 1 0,1 10,00
Astrág alo 1 1 1 0,5 50,00
Metatarso px. 2 2 1 1 100,00
Falange 1 1 1 1 0,13 13,00 1 1 1
Total final 30 16 2 4 4 1

CUADRO 58. Resumen de restos de roedores identificados en la Cuadrícula 1. Componente 4, caverna Piuquenes.

E2 E3 N4 N5b N6b N6d N7a N7b N8b N9a


L.visc acia 99 4 15 3 0 2 6 2 0 1
Phyllotis sp. 36 5 10 0 3 0 2 2 2 0
Abrothrix sp. 23 1 4 0 0 0 1 0 0 0
Sigmodont. Ind. 9 2 8 0 0 0 2 5 0 0
Abrocoma bennetti 9 5 1 0 0 0 0 4 0 1
Spalacopus cyanus 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0
Octodon degus 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0
Rodentia 60 3 5 0 1 0 3 5 0 3
Total 236 20 44 3 4 2 15 18 2 5

Nivel 6b
En este nivel, por primera vez no se documenta la presencia de L. viscacia. Sólo se recuperan cuatro
fragmentos, tres de ellos atribuibles a Phyllotis sp (Cuadro 58).

Nivel 6d
Escaso material atribuible al orden Rodentia. Sólo se identifica una mandíbula y un fragmento de
coxal de L. viscacia. Sin huellas de actividad natural o cultural

Nivel 7a
En este nivel aumentan los restos en cantidad y variedad, todos con una excelente conservación. Se
detecta una astilla de L. viscacia con signos de exposición al fuego. Aparecen nuevamente restos de A.
bennetti y Abrothrix sp. Es novedad en el registro la presencia de un molar de Octodon degus, otro roedor
fosorial típico de la zona central. Su presencia en el yacimiento no puede ser explicada con facilidad debido
a la escasez de material. Existe evidencia de restos quemados de O. degus en aleros arcaicos de Chile central
(Simonetti y Cornejo 1991) y se ha documentado como parte importante de la dieta del zorro culpeo (Pseudalopex
culpaeus) y de distintas aves rapaces (Durán et al. 1987; Iriarte et al. 1989; Jaksic 1997).

163
164

CUADRO 59. NISP, MNE y MNI de L. viscacia del Componente 4. Cave rna Piuquenes.

Nivel 2 Nivel 3 Nivel 4 Nivel 5b Nivel 6d Nivel 7ª Nivel 9a


L.viscacia NISP MNE NISP MNE NISP MNE NISP MNE NISP MNE NISP MNE NISP MNE
Mandíbula 1 1 1 1 1 1

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


Maxilar
Escápula 2 2 1 1
Húmero 1 1 1 1
Radio 14 6 1 1
Ulna 5 3
Coxal 0 0 1 1 1 1
Fémur 1 1 1 1
Tibia 1 1
Vértebras 1 1 4 4
Incisivo 12 5 1 1 1 1 1 1
Molar 33 26 2 2
Metapodio 2 2 1 1 1 1
Falange
Costilla 11 6
Cráneo 4 1 1 1
Fíbula 1 1
Astrágalo 2 2
Calcáneo
TOTAL 90 58 3 3 12 12 1 1 2 2 2 2 1 1
MNI 4 1 1 1 1 1 1
Caverna Piuquenes

CUADRO 60. Medidas de mandíbulas de Pseudalopex. Componente 4. E2: Estrato 2 de caverna Piuquenes. PDO:
Palmas de Ocoa; LL: Lo Lisboa; Si: P. griseus sin lugar de procedencia. 1: Largo total; 3: Largo desde la escotadura entre
el proceso condilar y el procesos angular hasta borde proximal del alvéolo de los incisivos; 4: Largo desde el proceso
condilar al; 5: Largo desde la escotadura entre el proceso condilar y el proceso angular hasta el borde posterior del
alvéolo del canino; 11: Largo de la corrida premolar; 12: Largo desde P2 hasta P4; 13: Largo del molar carnicero; 14:
Largo del alvéolo del molar carnicero; 18: Alto de la rama; 19: Alto de la mandíbula bajo M1; 20: Alto de la mandíbula
entre P2 y P3. Medidas en mm.

Medidas E2 PDO LL SI
1 129,1 123,9 116 91,6
3 122,7 120,5 114 88,7
4 116,3 111,4 101,1 81,7
5 111,4 107,1 97,8 80,4
11 40,1 38,9 37 27,1
12 36,1 32,9 31,5 23,6
13 17 15,6 16,4 13,1
14 6,8 6,5 6,3 5,6
18 44,7 41 38,7 34,3
19 19,4 16 15,4
20 15 13,3 13,4

CUADRO 61. Distribución de los restos malacológicos del Componente 4. Caverna Piuquenes.

Estrato Radiodiscus sp. Radiodiscus sp. Succinea sp. Litoridina sp. Concholepas Oliva peruviana
concholepas
Corte 1 Cantidad Ejem/lt Cantidad Cantidad Cantidad Cantidad
Estrato 2 3 0.6 1 Objeto C y D
Estrato 5 2 0.3 1 1
Nivel 7b
Nivel bastante similar al anterior, aunque sin evidencias de actividad cultural de ningún tipo. Los
roedores de menor tamaño dominan los restos identificados, recuperándose entre ellos un coxal completo de
Abrocoma bennetti.

Nivel 8b
Escaso material óseo identificado. Sólo se recuperan dos unidades anatómicas de Phyllotis sp
(Cuadro 58).

Consideraciones generales
Al igual que lo observado en los dos componente previos, el consumo de roedores es una actividad
marginal al interior del alero. El registro es escaso, con ausencia casi total de modificaciones culturales. Se
detecta la presencia de dos roedores fosoriales (cururo y degú), pero la muestra es muy pequeña como para
discutir la causa de su introducción al sitio. Con relación a la vizcacha, la frecuencia de partes observada
destaca por una elevada cantidad de radios, molares e incisivos. La correlación (r) de este estrato con
aquellos del Componente 1 (13 y 14, NISP > 70), indica que los conjuntos no son estadísticamente significa-
tivos (p>0,005), lo que sumado a su cercanía a la superficie y ausencia de huellas culturales, indica una
depositación natural para los restos de este chinchíllido.

165
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 80. Instrumentos sobre hueso de borde romo no convergente del Componente 4. Caverna Piuquenes.

Cánidos
La muestra de cánidos para este componente se conforma de dos especímenes, ambos en un estado
de meteorización 2 (Behrensmeyer 1978), lo que indica exposición en superficie. Se trata de una cavidad
glenoídea con una pequeña porción de cuello y una rama mandibular derecha completa. Las medidas
obtenidas para ambas piezas fueron comparadas con individuos de referencia depositados en la sección de
Zoología del Museo Nacional de Historia Natural. El especimen recuperado en caverna Piuquenes presenta
un tamaño mayor que los individuos actuales (tanto P. griseus como P. culpaeus) (Cuadro 60), aún cuando
el desgaste dental observado en los esqueletos de referencia indica que se trata de individuos más jóvenes
que los recuperados en la muestra arqueológica.
Con relación a la porción de escápula, se observa una longitud mayor para la pieza arqueológica
(GLP: 11,8 mm BG: 19,3 mm). Sobre la base de esta evidencia y sumado all tamaño observado en el canino y
molar carnicero (elementos diagnósticos según Wayne et al. 1989, en Jaksic 1997), ambas piezas han sido
determinadas como Pseudalopex culpaeus

166
Caverna Piuquenes

FIGURA 81. Artefactos sobre hueso de borde activo agudo del Componente 4. Caverna Piuquenes.

Moluscos
Entre los moluscos dulceacuícolas el más representado corresponde a Radiodiscus sp. y más atrás
se ubican Succinea sp. y Litoridina sp. (Cuadro 61). Estos tres taxones poseen un origen natural y se
relacionan con los actuales vestigios del paleoecosistema acuático del sector (laguna de origen glacial).
La presencia del género Succinea se asocia a un hábitat cercano al agua o ciénagas (Adam 1960);
Littodirina sp. por su parte, se encuentra asociada a arroyos de bajo caudal, con una escorrentía moderada.
Este grupo sería un excelente indicador de ambientes acuáticos, cuyos taxones específicos estarían en
concordancia con las condiciones ecológicas del hábitat (aguas limpias, transparentes y bien oxigenadas).
Este grupo habita actualmente el río Clarillo (Letelier y Rojas com. pers. 1997), donde se han registrado
temperaturas en invierno entre 8 y 11 °C ; en verano entre 16 y 19,5 °C, con una velocidad del agua en el área
de arroyos entre 0,26 y 0,k3 m/s. Finalmente, Radiodiscus sp. se relaciona con condiciones palustres
(vegetales acuáticos y abundancia de sedimento de origen orgánico).
Este momento de ocupación presenta el 83,3% del total de ejemplares marinos encontrados en el
sitio. De éstos, el 80% se encuentra en el Estrato 2, indicando un incremento en la utilización de la concha
como material para la elaboración de instrumentos hacia el final de la ocupación (Figura 61).
De esta manera, del Estrato 2 del Corte 1 provienen los objetos C y D, y del mismo estrato de la
Cuadrícula 1 son recuperados los objetos E y F. Un quinto ejemplar se halla en el Lente 5, entre 125 y 140 cm
de profundidad del Corte 1 (Objeto A). Todos corresponden a fragmentos culturalmente modificados de
especies frecuentes en los conchales que se forman en la zona supramareal del litoral central y norte de
Chile.

167
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 82. Artefactos recuperados del Componente 4 de Piuquenes. a. artefacto de extremo en bisel; b y c.
artefactos fracturados; y d. instrumento no determinado.

El Objeto A es una valva adulta de ostión (Argopecten purpuratus), de morfología subcuadrangular.


Exhibe modificaciones intencionales de carácter antrópico en la charnela (eliminación parcial), porción cen-
tral (ahuecamiento), sector distal y periostraco (pulimento). Presenta dimensiones de 7,5 x 8,0 x 0,2 cm. Por
su parte, el Objeto C, corresponde a un fragmento trapezoidal de Concholepas concholepas. Presenta
modificaciones intencionales en todos sus bordes mostrando uno de ellos un corte en ángulo de 45°. Sus
dimensiones son de de 2,1x 2,1 y 2,7 cm. El Objeto D es un fragmento delgado (1 mm) de C. concholepas.
La pieza se encuentra completamente pulida formando un instrumento con un borde activo en ángulo
agudo. El Objeto E es igualmente un fragmento de C. concholepas que exhibe restos de un corte
intencional en uno de sus bordes. El ejemplar F es un individuo casi completo de Oliva peruviana, con
desgaste aparentemente intencional en la zona del sifón (extremidad anterior). Posee un largo de 2,2 cm
(Figura 60).

168
Caverna Piuquenes

Restos vegetales

Carporrestos
Este componente ocupacional arroja un total de 309 carporrestos, 208 provienen de los estratos, y
101 de los rasgos, que consisten en lentes detectados en los estratos. De este conjunto, se logró identifi-
car un 55,6% (n=172); un 33,9% (n=105) queda aún sin identificar y el restante 10,3% (n=32) no es
identificable (Cuadro 62).
En términos generales se observa que se repite el mismo conjunto de carporrestos que en los compo-
nentes ocupacionales anteriores, compuesto por semillas de la familia Cyperaceae, Cactaceae (Eulychnia sp.
y Trichocereus sp.) y Poaceae, además de frutos de Muehlenbeckia hastulata (quilo). Para este componen-
te se incorpora a las Papilionaceae (Belmar 2002). Se observa, asimismo una mayor variedad de taxones

CUADRO 62. Frecuencia general de carporestos recuperados del Componente 4. Caverna Piuquenes.

Componente 4
COLUMNA A, A', A''
Estrato 2 Estrato 3 E.4 E.5 E.6 E.7 Estrato 8 Estrato 9

105-114 cm
114-134 cm
Lente 9 134-137 cm
137-139 cm
137-149 cm

156-169 cm
149-156 cm

Total Estratos
45-56 ccm

Lente 8 98-105 cm

Total Rasgo
22-31 cm

Lente 4 34-37 cm
Lente 5 37-45 cm

76-82 cm

85-93 cm
93-96 cm
63-66 cm
Lente 3 31-34 cm

66-69 cm
Lente 6 56-63 cm

69-71 cm
71-76 cm

76-85 cm

Lente 7 96-98 cm
Taxón

Total
Bolsón

Lente

Lente
10

11
1

Cyperaceae sp. 1 1 2 0 4 4
Eulychnia sp. 4 1 2 8 13 8 2 3 1 25 17 42
M.hastulata 7 3 6 1 1 1 23 0 42 42
Papilionaceae 1 0 1 1
Poaceae sp. 3 1 1 3 4
Chenopodiaceae 1 1 1 2 7 2 10 12
Scirpus sp. 16 23 16 23 39
Trichocereus sp 4 1 1 3 2 3 10 3 1 5 23 28
Semilla A 1 1 1 0 3 3
Semilla E 1 1 0 1
Semilla F 1 1 1 1 2
Semilla G 2 2 0 2
Fruto NI 8 2 0 10 10
N Identificad 9 6 6 1 19 21 2 1 1 3 10 2 3 1 2 37 50 87
N Identificab 2 2 7 2 1 1 1 15 1 11 21 32
Total 27 10 4 26 15 52 57 8 0 2 1 0 17 72 0 1 0 7 6 0 1 0 3 101 208309

CUADRO 63. Especies arbóreas representada s en los estratos excavados del Corte 1. Componente 4, caverna Piuquenes.

E str at o E spe ci e O bse rvac ión


E-2 Cryptocaria a lba, P. boldus (2), K. Boldo probable
oblonga (2), Lithrea (2), Muehlenbeckia,
Maytenus
E-8 Maytenus (4), K. oblonga, Aristotelia
chilensis, Lithrea
E-9 Othlobium glandulosum

169
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

debido a la presencia de las semillas A, C, E, F, G, H y J. Esta situación podría ligarse con la importancia de los
implementos de molienda detectados para el Arcaico III planteado por Cornejo et al. (1998) para la zona
central de Chile.

Carbones
Las especies recuperadas en los diversos estratos son representativas del bosque esclerófilo actual
presente en la localidad. Aparece en primera aproximación Kageneckia oblonga, como la especie más
recuperada. Las especies que tienen mala preservación, como Quillaja saponaria, Aristotelia chilensis y
Lithrea caustica son sólo parcialmente recuperables, esperándose que estén subrepresentadas en el análi-
sis. El caso mas significativo es de Quillaja saponaria que no pudo ser identificado entre las muestras de
leña disponible, pese a que seguramente formó parte del bosque original y debió ser utilizada por el hombre
(Donoso, 1982) (Cuadro 63).

170
Caverna Piuquenes

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Generalidades
El estudio de la prehistoria, para cualquier lugar o período, comporta una serie de dificultades sobre
las que mucho se ha reflexionado en arqueología. La mayor parte de ellas tiene que ver con la resolución que
se le atribuye a determinado contexto arqueológico, cuestión que tiene que ver con las trayectorias históri-
cas de los elementos de un contexto, con los métodos y materiales que empleamos para realizar nuestras
observaciones y, con nuestra propia capacidad de plantear preguntas a ese registro. Los capítulos anterio-
res corresponden a la presentación de los elementos de que disponemos en los dos primeros sentidos con
respecto a caverna Piuquenes, sus ocupantes, y su relación con su entorno en distintos componentes
temporales. De la relación de este riquísimo registro con lo que se conoce de la prehistoria cultural de la
región es, en buena parte, de lo que trata este capítulo.
Por otra parte, el proceso de síntesis y edición de los distintos informes, análisis e interpretaciones
realizadas por distintos especialistas, permite evaluar cuáles son las carencias que se mantienen en cuanto
a nuestro conocimiento del sitio y de las potencialidades de los espacios temáticos explorados por nosotros,
en tanto que el registro presentado nos muestra también una gran variedad de clases de evidencia -en
muchos casos únicas en el concierto de la prehistoria regional- tanto a nivel de materialidades como de tipos
artefactuales. Esta situación ha permitido una mirada multidisciplinaria y la génesis de una serie de proble-
máticas nuevas que, junto con los espacios vacíos en nuestro conocimiento, son parte constituyente de las
palabras finales de este libro, en la forma de problemáticas y perspectivas para la investigación futura.

Caverna Piuquenes en el contexto de la prehistoria regional


A nivel continental, existen pocos registros de ocupaciones en la cordillera de Los Andes tan tempra-
nas como el que se presenta y son también pocos los sitios con cronologías similares fuera del ambiente de
montaña. La vertiente occidental de la cordillera de Chile, al sur del paralelo 18, muestra un desarrollo de
cuencas que hacia las altas cumbres forman cajones cerrados y de difícil tránsito y, a medida que se acercan
a la costa, permiten el ensanchamiento de las hoyas en forma de valles que atraviesan la depresión intermedia
y los desarrollos cordilleranos interiores (como la cordillera de la costa), hasta el mar. En este contexto, el río
Aconcagua representa la hoya hidrográfica que separa el Norte Chico de Chile central, límite representado
orográficamente por el cordón de Chacabuco, que conecta las estribaciones occidentales de la cordillera de
los Andes y las orientales de la cordillera de la costa, dando origen al límite norte del Llano Longitudinal. El
sector que nos ocupa es un valle montañoso localizado en el límite inferior del ambiente cordillerano (2.200
msnm), afluente sur del río Juncal y tributario principal del Aconcagua.
El ambiente del lugar hoy en día se caracteriza por marcados ciclos anuales, que durante la primave-
ra y el verano muestran pastos abundantes y durante el otoño e invierno pocos recursos primarios de esta
clase, llegando incluso a mostrar cobertura nival completa. La existencia de una laguna durante el período
de actividad del sitio arqueológico, proporcionó condiciones privilegiadas en el marco descrito. Ninguno de
los sitios que se conocen para finales del Pleistoceno u Holoceno Temprano se encuentran en una condición
ambiental tan extrema como éste, salvo –quizá- aquellos documentados en la Puna de Atacama por Núñez et
al. (2005), a mayor altura.
Probablemente, una de las cuestiones más importantes de entender en el estudio de los grupos de
cazadores recolectores, es su relación con los ambientes en que se establecieron y para los cuales desarro-
llaron distintas estrategias adaptativas. La importancia del mundo natural para estas sociedades –y, conse-
cuentemente, su estudio- no puede desestimarse en favor de ópticas únicamente culturalistas disociadas de
esta esfera, pues de otro modo, nos encontraríamos “alienando” la vida prehistórica que estudiamos. Uno
de los factores más críticos para el establecimiento humano en condiciones de ambiente marginal, es el del
cambio climático. Precisamente, para el período en que caverna Piuquenes estuvo en uso, se han documen-
tado profundas fluctuaciones a escala global que tuvieron gran influencia en las decisiones tecnológicas y
de asentamiento de las poblaciones prehistóricas.

171
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

En Quereo, sitio arqueológico ubicado en el norte semiárido de Chile, Núñez et al. (1994) han
documentado para el período entre ca. 11.000 y 9.400 AP severos ajustes climáticos que se habrían manifes-
tado en el desecamiento de los ambientes fluviales en el área, causando la homogenización de la vegetación
de matorral, al mismo tiempo que una importante reducción en la presencia de taxones propios de ambientes
lacustres y de pantano. Por otra parte, en la laguna de Tagua-Tagua, Heusser (1983) advierte una radicalización
de este proceso de cambio hacia el 11.400 AP, advirtiendo el reemplazo en el registro de los taxa propios de
ambiente húmedo por otros, sintomáticos de ambientes cálidos y secos. La desecación del ambiente y los
retrocesos glaciares que encuentran su punto culmine en la interfase Pleistoceno-Holoceno, tienen como
efecto principal la definitiva desaparición y/o retracción de la fauna adaptada a estas condiciones, como ha
sido documentado en Quereo, Tagua-Tagua y otras localidades de Chile Central. En total, durante la transi-
ción Pleistoceno – Holoceno, desaparecen representantes de al menos ocho familias de grandes mamíferos
(Gomphotheriidae, Camelidae, Cervidae, Mylodontidae, Megatheriidae, Felidae, Macraucheniidae y Equidae),
contabilizándose al menos once especies: Stegomastodon cf. S. platenisis (mastodonte), Equus (Amerhippus)
andinum, Hippidion principale, H. saldiasi (caballos), Antifer sp. (ciervo), Megatherhium
(Pseudomegatherium) mediane, Glossotherium robustum, Mylodontidae indet. (perezosos gigantes),
Macrauchenia patachonica (macrauquenia), Camelidae indet. y cf. Pantera onca (jaguar) (Labarca y López
2006). Otros taxones (p.e. el huemul, Hippocamelus bisulcus) restringen sus rangos de distribución hacia
sectores más meridionales.
El momento de máxima aridez del Holoceno es, probablemente, el Holoceno Medio (Lamy et al.
1999; Villa-Martínez et al. 2003, 2004), que ha mostrado sorprendente escasez de registro arqueológico en
tierras interiores entre el 7.000 y el 5.000 AP. Para el caso del norte de Chile se ha propuesto incluso la
expresión “silencio arqueológico” para este período. En nuestro sitio se registran ocupaciones del Holoceno
Medio sólo hasta el 6.730 AP, momento en que un aluvión de proporciones catastróficas cerró el acceso a la
caverna. Este evento podría describirse como de inestabilidad morfológica asociada a fuertes variaciones
climáticas. Un caso similar ha sido documentado por Núñez et al. (2005) para quebrada Puripica, en las tierras
del Norte de Chile.
Tomando en cuenta estos conceptos, es posible señalar que para el rango temporal en discusión, es
evidente la baja estabilidad ambiental para los valles centrales de Chile, lo cual es también válido para un
escala subcontinental e incluso global. El mismo hecho de que exista esa fluctuación impredecible del
ambiente es la que motiva la desaparición de numerosas especies –en particular la genéricamente llamada
“megafauna”-y nos permite hablar de eras geológicas distintas en principio. Así, es claro e indiscutible que
un proceso de cambio de esta intensidad e impredictibilidad es un motor fundamental de la constitución del
paisaje ecológico al que los individuos tuvieron que adaptarse con inmediata posterioridad a su primer
establecimiento como especie en estos espacios. Algunos autores, como Núñez et al. (1994), describen a
esta situación como de “ecocatástrofe”.
Durante mucho tiempo en la arqueología americana se ha sostenido que los momentos iniciales de
la ocupación humana del continente muestran una adaptación específica a la caza de estas grandes presas
extinguidas, lo que ha dado en llamarse “modo de vida paleoindio”, concepto con algunas críticas hoy por
hoy, y particularmente en Sudamérica, discusión que se ve refrendada por el reconocimiento de la extinción
diferencial de los recursos pleistocénicos en áreas a veces vecinas (e.g., Messineo y Politis 2006) y por la
adaptación sincrónica de los cazadores-recolectores a ambientes que no presentan esta configuración de
recursos sino, más bien uno similar a la actual.
Creemos que esta inestabilidad temporal –stress- de los paisajes y recursos finipleistocénicos-
holocénicos tempranos, para el caso particular de los valles bajos de Chile central, por aquella época un
“distrito lagunar”, es precisamente el motor de la ocupación de los espacios cordilleranos, a manera de buffer
de dicha situación y con distintos énfasis de acuerdo a la agudeza de la inestabilidad. Esto explicaría
coherentemente el hecho de que durante cerca de dos mil años los espacios ocupados por grupos humanos
hayan sido casi exclusivamente aquellos de valles bajos asociados al consumo de fauna de ambiente lagunar
(por ejemplo Stegomastodon), como es el caso de la laguna de Tagua-Tagua, de Quebrada Quereo e incluso

172
Caverna Piuquenes

de Monte Verde, mucho más al sur. Explicaría también por qué el registro cordillerano al que nos referimos,
caverna Piuquenes, muestra el inicio de su ocupación hacia el 10.500 AP y no antes, en circunstancias que
la laguna formada por una morrena lateral al valle, que posibilita la ocupación de este ambiente, se encuentra
formada y disponible para su ocupación desde el 20.000 AP. Además de esta fecha, se dispone en Piuquenes
de otra de 14.500 AP para sedimentos lagunares sin asociación a ocupación humana y con registro de
Littodirina sp. y Radiodiscus sp., indicadores de aguas estancas y cauces de baja escorrentía.
En suma, creemos que la hipótesis de estabilidad temporal, base de la explicación biogeográfica, es –
para esta escala de fenómeno- explicativa de este proceso de ocupación humana de un espacio hasta
entonces no utilizado. Es posible, entonces, que la alta movilidad transversal costa-valle-cordillera que se
evidencia a partir de las primeras ocupaciones humanas de caverna Piuquenes, fundamentalmente eviden-
ciada en la presencia de conchas del Océano Pacífico tales como Concholepas concholepas y Argopecten
purpuratus. sea un desarrollo conductual para el manejo del cambio, parafraseando a Yellen (1977).
Más allá de la historia climática que conocemos, se han realizado intentos por organizar coherente-
mente la variación que muestran los registros de cazadores recolectores del Pleistoceno Final, cuya expre-
sión más acabada es la propuesta de periodificación para el arcaico de Chile central, Cornejo et al. 1998), que
nos servirá como punto de partida para comprender las ocupaciones de cazadores recolectores del área.
La discusión que se presenta en los párrafos siguientes compara y discute esta secuencia y la de
nuestro sitio, desde la perspectiva del registro de Piuquenes, su marco ambiental, y contempla además la
información disponible en torno a los asentamientos de cazadores recolectores de la región. En términos
generales, puede dividirse la información a discutir, como procedente de cuatro áreas de estudio fundamen-
tales:
1) Sitios cordilleranos de Chile Central: que comprende los sitios descritos y estudiados por Luis
Cornejo y su grupo de investigadores en el cursos superior del río Maipo (Cornejo et al. 1991, 1992,1997,
1998, 2000; Cornejo y Simonetti 1991, 1992; Galarce 2004 a; Peralta y Salas 2000; Saavedra 1993; Saavedra et
al. 1991, 1995, 1998; Vilches y Saavedra 1994). Comprende también las excavaciones y análisis correspon-
dientes al material de caverna Piuquenes (Belmar 2002, Belmar et al. 2003; Labarca 2005 a y b, Labarca y
Salinas In litt. 2004; Stehberg 1997; Stehberg et al. In litt. 2002, In litt. 2003, 2004, 2005). Finalmente,
consideramos en este apartado a otros sitios excavados por distintos investigadores (Madrid 1977; Stehberg
y Fox 1979.)
2) Sitios cordilleranos de la vertiente oriental de la cordillera: Agua de la Cueva (García 1995, García
et al. 1999, Gil et al. 1997) y Gruta del Indio (Lagiglia 1994, 2002),
3) Contextos de Chile Central en valles bajos: (Biskupovic 1979-1981; Durán 1980; Hermosilla In litt.
1994; Hermosilla et al. 1997-98; Jackson et al. In litt. 1994; Kaltwasser et al. 1980, 1983, 1984; Montané
1967a, 1967b, 1968; Núñez et al. 1994; Rees 1985; Stehberg et al. 1995).
4) Contextos costeros de Chile central (Falabella y Planella, 1991a; Ramírez et al. 1993).

Componente 1: primeras exploraciones de la cordillera por cazadores-recolectores del Pleistoceno Tardío


o Arcaico 1.
El arcaico I propuesto por Cornejo et al. (1998) se extiende tentativamente entre 13.000 y 11.000 Cal
AP y se caracteriza por «la existencia de asentamientos que presentan contextos claramente arcaicos, es
decir de cazadores de fauna moderna» que coexisten con grupos cazadores de fauna extinta en condiciones
lagunares de relicto como Tagua-Tagua. Los autores concluyen que «Las características de los contextos
culturales de este período por ahora no pueden definirse con claridad».
Solamente tres contextos poseen fechados que corresponden a este período: la capa inferior de El
Manzano 1 (12.365-10.570 cal AP), sus equivalentes en caverna Piuquenes (12.310–10.220 cal AP) y las
ocupaciones más tempranas de Agua de la Cueva (13.260-11.350 cal AP) en Argentina.
El registro del alero El Manzano 1 se refiere a un campamento habitacional donde destacan artefactos
expeditivos confeccionados sobre materias primas disponibles en los alrededores del sitio, sin presencia de
artefactos diagnósticos. Dicho registro ha sido presentado por Cornejo et al. (2006) y muestra un panorama

173
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

de materias primas explotadas principalmente del estero cercano, dentro de un área local, con confección de
instrumentos monofaciales sobre andesitas y con evidencia de retoque y de las partes finales de la cadena
operatoria para el caso de los sílices.
Agua de la Cueva, en la precordillera mendocina, presenta un conjunto de instrumentos líticos con
gran cantidad de piezas (761) que ha sido descrito por García (2003) como “realizados fundamentalmente en
rocas que se encuentran en los alrededores del sitio, hasta una distancia de 5 km, sobre todo, cuarzos,
riolitas y calcedonias.”. En general, se presentan todas las clases instrumentales, salvo puntas de proyectil
y destacan, por lo inusual, los perforadores. En el sector norte de este sitio), el componente lítico temprano
(Conjunto I) es definido como “una explotación muy intensiva de materias primas del Rango I…” Lucero et
al. (2006: 211), es decir de 0 a 5 kilómetros de distancia del sitio, o sea, locales. Este sector presenta también
material formal, aunque escaso, conformado por cuatro piezas de entre las cuales destaca una raedera. El
conjunto de instrumentos es descrito por estos autores como “…instrumentos grandes y enteros…” (Luce-
ro et al.2006: 212)
En Piuquenes, el Arcaico I está representado por el Componente 1 con un rango temporal de 11.670
cal AP. a 10.220 cal AP. y cuenta con dos fechas centrales de 10.690 y 11.115 cal AP. La muestra más temprana
fecha un evento de combustión por AMS sobre carbón y la segunda proviene del límite inferior de un fogón
ubicado sobre los sedimentos basales del depósito y su muestra fue tratada con cuenta extendida en su
fechado (de ahí su desviación mayor). Este rango temporal correspondería a la parte final del Arcaico I. Sus
contenidos culturales difieren significativamente de los del Manzano y se ajustan más a los conjuntos de
Agua de la Cueva sector norte, por presentar una proporción de instrumental formal equivalente al informal
y por la similitud de algunas de sus clases instrumentales. Cabe aquí destacar la presencia en Piuquenes de
la punta de proyectil denticulada ya comentada. Del mismo modo que en los otros sitios, la cantidad de
materia prima local es una parte importante del conjunto lítico, aunque la frecuencia relativa de material
exótico es mucho mayor en Piuquenes que en los otros sitios, y se encuentra muy bien representada en los
instrumentos formales. Puede que las condiciones geográficas de la cordillera interior de Piuquenes hayan
presentado mayor riesgo e impredictibilidad para las poblaciones que exploraron este ambiente, lo que quizá
haya requerido de un diseño de instrumental más exigente y formal que en los casos más “precordilleranos”.
Por otra parte, sólo en Piuquenes se han descrito punzones óseos, desechos y, notablemente, un
gancho de estólica confeccionado en metapodio de guanaco, el más antiguo recuperado en Chile central
(Labarca et al. In litt. 2004). Se trata de cazadores de fauna moderna diversificada, entre los que se incluye
como parte fundamental de su actividad de caza la vizcacha (Lagidium viscacia), además de guanaco (Lama
guanicoe) (Labarca 2005a).
Otro aspecto que otorga gran relevancia al registro de Piuquenes para este rango temporal, es la
presencia de enterratorios de por lo menos cuatro individuos, pese a que gran cantidad de los restos óseos
fueron recuperados del material removido por maquinaria pesada al descubrirse el sitio, por lo cual sólo hay
información estratigráfica y contextual de dos de ellos. El primero corresponde a una mujer de entre 30 y 35
años y puede ser adscrito con seguridad al Componente 1, mientras que el segundo individuo, del mismo
sexo y rango etario, se encuentra en una posición estratigráfica intermedia entre el Componente 1 y 2.
Ambos presentan características osteológicas relacionables con los restos descritos para Cuchipuy
(Kaltwasser et al. 1983), aunque los especímenes de caverna Piuquenes serían como mínimo 1000 años más
tempranos, con fechados absolutos de 11.330(1.1165)10.690 y 10.470(1.0240)16,220 AP, ubicándose entre los
restos óseos humanos más tempranos de América (Aspillaga In litt. 2003; Stehberg et al. 2005). Los
distintos individuos determinados presentaron diferentes rasgos afines a los que se encuentran en otras
poblaciones amerindias tales como: suturas craneales principales complejas, meato acústico externo,
zigomáticos salientes, tubérculo zigomático, sutura zigomaxilar en ángulo e incisivos en forma de pala.
Con respecto a la evidencia vegetal, destaca la presencia de restos carbonizados de cactáceas
Echinopsis sp. y Copao (Eulychnia sp.), recuperándose también semillas de Quilo (Muehlenbeckia hastulata),
Ciperáceas, gramíneas (Poa sp.) y diferentes semillas de la familia de las Chenopodiaciae. Todos los taxones
identificados son endémicos y actualmente se encuentran en los alrededores del alero (Belmar et al. 2003,

174
Caverna Piuquenes

2005). Es importante destacar la presencia de un fragmento de concha de loco (Concholepas concholepas),


lo que implica –necesariamente- tempranas conexiones costeras (Letelier 2003).
El conjunto lítico y óseo, así como la intensiva explotación de recursos faunísticos abundantes y de
fácil obtención en las inmediaciones del sitio sugieren que esta ocupación corresponde a un campamento
base posiblemente utilizado durante los meses estivales por los primeros grupos de cazadores recolectores
que comienzan su adaptación a ambientes cordilleranos (Labarca et al. In litt. 2004).

Componente 2: la cordillera y los valles bajos en el circuito de cazadores-recolectores del Holoceo Tem-
prano o Arcaico II
La siguiente fase propuesta por Cornejo y sus colaboradores, el Arcaico II, se extiende desde 11.000
a 9.000 cal AP y corresponde a lo que tradicionalmente se ha denominado período Arcaico Temprano. Se
caracteriza por la «caza orientada a la fauna moderna y la recolección de vegetales, practicada por grupos que
utilizan reiterativamente determinados espacios (p. e. cementerio de Cuchipuy). Para estos contextos son
muy diagnósticas las puntas de proyectil pedunculadas que, si bien ocasionalmente aparecen en contextos
más tardíos, aunque presentando claras diferencias tecnológicas, son recurrentes en los sitios de este
período (El Manzano 1 y 3, Cuchipuy y Punta Curaumilla). Aparecen aquí también con cierta frecuencia las
manos de moler pequeñas y de planta subcircular (Cornejo et al. 1998: 37).
Los sitios arqueológicos que disponen de información relevante para la discusión de este bloque
temporal son escasos y consisten solamente en los restos detectados en El Manzano 1, cuya presentación
de contexto aún no ha sido desarrollada en extensión, de modo tal que es difícil establecer comparaciones
con nuestro registro. El caso de Punta Curaumilla es muy distinto, tanto por su ubicación costera como por
la clase de recursos procesados, aunque se encuentra muy relacionado por las similitudes tipológicas en el
instrumental de apropiación, como las puntas pedunculadas masivas, comunes para el Holoceno Temprano
y Medio en ambientes costeros. Dicha relación se refuerza a la vista de los materiales malacológicos
presentes en Piuquenes. Cuchipuy, por su parte, es un contexto funerario extenso cuyos resultados detalla-
dos no han sido publicados, que difícilmente podemos comparar con el nuestro.
En Piuquenes, el Arcaico II está representado por el Componente 2, con dos fechas absolutas
centrales de 9.530 y 9.440 cal AP. Asimismo, se tiene dos dataciones intermedias de este componente,
representadas por los fechados sobre carbón y, una posible fecha de inicios de esta fase, constituido por el
fechado directo sobre hueso de un esqueleto. El hecho de que este último fechado proceda del estrato 13 h
(Corte 1), que estratigráficamente corresponde al Componente 1, tiene que ver con el proceso de sepultación
que removió sedimentos para depositar el cuerpo y sus ofrendas. Esta observación tiene su sustento en el
hecho de que el material lítico asociado a éste y otros entierros corresponde al descrito para el Componente
2.
Si bien este componente no posee más fechas, esta ocupación terminaría en un momento anterior al
8.000 cal AP, fuera del rango de desviación de la única fecha disponible para el Componente 3 de Piuquenes.
Este aspecto de la cronología de la caverna requiere mayor estudio para su aclaración. En términos genera-
les, el Componente 2 se encuentra corrido al menos 400 años respecto al inicio del Arcaico II, fechado en
Cuchipuy en 8.070 AP. En este sentido, esta ocupación de Piuquenes muestra un registro que pertenece a los
componentes terminales del Arcaico Temprano “clásico”. Se confirma que el rasgo diagnóstico principal lo
constituyen las puntas pedunculadas las que, por lo demás, no aparecen ni antes ni después de este
componente en la estratigrafía. Presentan gran tamaño y una alta tasa de reavivado. En cuanto a las materias
primas utilizadas, se constata un uso muy elevado de lutita, que proviene posiblemente de una fuente
localizada a varios kilómetros de distancia. Se observó una alta frecuencia de talones pseudofascetados
propios de la talla bifacial con percusión blanda, con representación mucho más alta que las de otros
componentes. Esto podría indicar una técnica de talla distinta a la empleada para bifaces posteriormente. Es
evidente una tendencia al uso de instrumentos de filos vivos que a veces son empleados como herramientas
multipropósito.

175
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Aparecen también instrumentos sobre canto rodado que se identifican como sobadores de cuero.
En este particular, los materiales de Piuquenes permiten discutir la concepción tradicional de estos artefactos
sobre guijarro como manos de moler, por tres razones fundamentales: en el sitio no se recuperan morteros u
otras superficies de abrasión apropiadas para la actividad de molienda; en la superficie de los artefactos no
se constatan estrías sino más bien pulimento y, porque en todos los casos se detecta la presencia de ocre
rojo sobre las piezas (incluso en algunas se descubrió una ligera pátina que posiblemente es grasa). Cabe
preguntarse si las manos de moler pequeñas mencionadas por Cornejo et al. (1998) y Ramírez et al. (1993),
no son realmente sobadores de cuero. Si bien existe una asociación conocida entre instrumentos de molien-
da y recolección de vegetales, ésta última actividad pudo haberse realizado sobre vegetales que no requieren
un tratamiento mecánico tan acabado de ellos. Otra alternativa posible es la presencia de molienda relacio-
nada con la preparación de pigmentos, pero tampoco se ha encontrado evidencia de las superficies de
abrasión o de huellas de uso necesarias para demostrarlo. En este componente, la diversidad y cantidad del
instrumental óseo recuperado baja notablemente, recuperándose sólo dos artefactos de borde activo espatulado
de funcionalidad aún por definir. Con respecto a la fauna, destaca la predominancia casi absoluta de
camélidos, en desmedro de la vizcacha (Prieto In litt. 2003). Las evidencias vegetales en este componente
dicen relación con la presencia de Chenopodias, quilo (M. hastulata) y Echinopsis sp.y, en menor cantidad,
Cyperaceas sp. y Eulychnia sp. En este componente, además, se recuperó un fragmento de loco (C.
concholepas) y un fragmento de ostión (Argopecten purpuratus). Este último, posiblemente utilizado como
artefacto prueba, nuevamente, la alta movilidad transversal de estos grupos (Letelier 2003).
La utilización de materias primas no locales orientadas a la confección exclusiva de puntas de
proyectil, la abundante presencia de instrumentos de corte por sobre raspado y la disminución de la cantidad
y variedad de los instrumentos, así como la aparición de un tipo exclusivo, sugiere un cambio en la utilización
de la caverna, el que se ve corroborado por los análisis líticos desarrollados. En este sentido, la evidencia de
trabajo bifacial, así como la presencia de piezas altamente reavivadas, el empleo de materias primas alóctonas
y un abundante registro de camélidos por sobre cualquier otra especie, indica una ocupación tipo campa-
mento de tareas específicas, quizás tendiente a la caza y faenamiento, donde la confección y uso de artefac-
tos óseos, no representa una actividad importante. Al mismo tiempo, la ausencia de retocadores en un
contexto de alto trabajo bifacial con evidencia de reactivado de filos, confirma el carácter de la ocupación, ya
que los retocadores forman parte de un kit artefactual de tipo portátil (Nelson 1991), en conjunto con las
piezas líticas más formatizadas (puntas de proyectil, cuchillos, entre otros), los que generalmente no son
desechados en campamentos de tareas a menos que su vida útil haya concluido.
Un aspecto muy interesante en la secuencia de la caverna, es la capa de limo estéril que separa el
Componente 2 del Componente 3 (E11), el que asociado a la falta de fechas para ese tramo temporal produce
un vacío de aproximadamente 1.600 años. Esto, en cierta medida, tiene correspondencia con los 1.000 años
de vacío de información que presenta la periodificación entre el Arcaico II y III (Cornejo et al. 1998). En este
sentido, la precisión de la secuencia del río Juncal a través del estudio de yacimientos contemporáneos, así
como la posibilidad de nuevas fechaciones permitirán la aclaración de este componente transicional.

Componentes 3 y 4: nuevas tecnologías y fluctuaciones ambientales durante el Holoceno Medio o Arcaico


III
Una de las cuestiones que más llama la atención para este bloque temporal, es la gran cantidad de
cuerpos sedimentológicos presentes, tanto culturales como estériles. Esto supone que hubo momentos
donde fue factible emplear este refugio y otros en que la paleo-laguna de Piuquenes invadió completamente
el sitio, lo cual, interpretativamente, puede tomarse como efecto de la fuerte variabilidad ambiental durante
este período.
En la propuesta de periodificación de Chile central, el Arcaico III se extiende entre el 8.000 y 5.000 cal
AP, período en el cual “destaca el reemplazo de las puntas lanceoladas pedunculadas por puntas triangu-
lares de base recta, cóncavas o convexas, proceso por ahora no muy claro (Vera, ms.), pero que ocurre en
varios sitios de la región y de áreas vecinas. Paralelamente se identifica aquí un claro aumento en la

176
Caverna Piuquenes

importancia de la molienda con la profusión de las ya características manos subcirculares y pequeñas,


pero ahora acompañadas por una mayor cantidad de manos de planta subcircular y de mayor tamaño. A
la vez, en este momento comienzan a ser populares los punzones y otras herramientas sobre hueso”
(Cornejo et al. 1998).
En Piuquenes, el Arcaico III tendría su correlato en los Componentes 3 y 4, extendiéndose el primero
entre el 8.170 y 7.680 cal. AP (rangos máximos de la calibración de la única fecha para este componente). Esta
edad radiocarbónica implicaría que el rango temporal para el Arcaico II en Piuquenes es mucho menor a lo
propuesto en la periodificación, pero debe considerarse que con un solo fechado es imposible precisar la
duración de este evento en el sitio. En términos más particulares, este componente se caracteriza por el
reemplazo de las puntas pedunculadas por otras de tipo triangular de base convexa o recta y con presencia
de borde liso, casi exclusivamente. Hay una preferencia por el uso de cuarzo rojo y vidrio volcánico como
materias primas para la confección de herramientas. Aparecen preferentemente talones planos, seguidos por
una presencia relativamente importante de talones puntiformes en los derivados de núcleo y desechos. El
porcentaje de corteza presente en ellos es bastante bajo, lo cual posiblemente se relacione con la selección
específica de la materia prima cuarzo rojo. En el resto del instrumental se nota una muy baja estandarización,
lo que puede deberse a una confección situacional. A pesar de esto, en este componente aparecen nueva-
mente representadas en el registro categorías líticas ausentes en el Componente 2, en particular raspadores
y algunos pequeños cuchillos, aunque en general, existe todavía una tendencia al uso de instrumentos de
filos vivos que a veces son empleados como herramientas multipropósito, del mismo modo que durante el
Arcaico II. Como se ha comentado, las puntas de proyectil son de tipos distintos, mientras que las grandes
bifaces aparecen muy formatizadas, es decir con una forma estándar.
En este componente aparecen por primera vez retocadores óseos (Labarca y Salinas In litt. 2004),
mientras que la economía de subsistencia se basa en la explotación de camélidos (Prieto In litt. 2003). Los
taxa vegetacionales más abundantes pertenecen a la familia de las cactáceas y corresponden a Eulychnia sp.
y Echinopsis sp., seguidos por la familia de las Chenopodiaceae. En menor cantidad se identificó Cyperaceae
sp., Quilo (M. hastulata) y Papilonaceae (Belmar 2002; Belmar et al. 2003). La información presentada
anteriormente implicaría que el sitio es nuevamente utilizado como un campamento base.
El Componente 4 se extiende entre los 7.170 y 6.730 cal AP y se caracteriza por presentar un gran
número de puntas de proyectil de base cóncava y recta, con predominio de las primeras. Poseen un carac-
terístico borde aserrado y se encuentran elaboradas en materias primas de distinto tipo. Como la tipología de
las bases cambia respecto a los componentes anteriores (o se encuentra en un momento transicional consi-
derando la presencia marginal de bases rectas en ambos bloques temporales), es posible postular que el tipo
de enmangue en el astil haya cambiado también. En cuanto al resto del conjunto artefactual, llama la atención
la fuerte presencia de instrumental de tipo formal representado principalmente por raspadores frontales, los
que muestran una fuerte estandarización. Otra categoría lítica de importancia para la caracterización de este
componente, es la de los instrumentos de corte, los que -por primera vez en la secuencia- muestran un grado
mayor de formatización, lo cual se ve reflejado en la presencia de cuchillos bifaciales y faciales marginales. Es
significativa también la abundancia de talones facetados entre los derivados de núcleo y desechos, lo que
indica cierto grado de preocupación en la preparación de sus plataformas, lo que a su vez sugiere el propó-
sito de extraer lascas más voluminosas.
En términos generales, se continúa con el modo de ocupación que se inicia en el Componente 3,
aunque este varía hacia una modalidad más reiterativa, lo que se ve reflejado en el número de estratos que
componen este momento. Las ocupaciones parecen tener una cierta estabilidad en cada uno de los eventos,
a juzgar por la diversidad del material. De todos modos, queda la impresión de que los instrumentos sobre
hueso no están siendo confeccionados en este lugar y que son trasladados hasta el sitio como parte del kit
artefactual portátil y descartados tras su fractura. En este componente destaca la profusión de retocadores
de hueso, quizá asociados a la aparición de microdenticulados en las puntas de proyectil, así como grandes
artefactos óseos de borde agudo (Labarca y Salinas In litt.2004). Con respecto a los vegetales, es otra vez
notoria la presencia de cactáceas, representadas por Eulychnia sp. y Echinopsis sp., además de Quilo (M.

177
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

hastulata) y Scirpus sp. (familia Cyperaceae). En menor cantidad, se identificó Papilionaceae y Poa sp.
(gramínea) (Belmar et al. 2003, 2005). Se documentaron también restos del gastrópodo Oliva peruviana, de
Loco (C. concholepas) y ostión (A. purpuratus) (Letelier 2000). La presencia de un conjunto ergológico de
alta formatización (y, consecuentemente, de mayor vida útil y confiabilidad), plantea la posibilidad de que se
tratase de ocupaciones de cazadores recolectores de movilidad más alta –en términos de frecuencia- que en
los componentes precedentes, los que podrían ocupar la caverna por períodos más cortos de tiempo y
espaciados entre sí, lo cual parece apoyado por la gran cantidad de lentes y estratos de baja potencia para
este componente.

Síntesis, temas pendientes y nuevas perspectivas


Si bien nuestro estudio del sitio ha tomado varios años desde la excavación original, no hemos
resuelto –ni con mucho- todas las problemáticas planteadas por el yacimiento y recién comenzamos a ver
con claridad las posibilidades explicativas de este registro. En términos generales, podemos ver nuestra
excavación como un sondeo, una ventana a la prehistoria, representada por una excavación estratigráfica de
pequeña escala, en los sectores superiores y más amplios, de 1 x 1,5 m, y en otros –los inferiores- de 1 m2,
exceptuando la ampliación en lo que pareció ser el piso de la ocupación más temprana. La superficie interior
del sitio todavía muestra una superficie intacta de alrededor de 10 m2, aunque por la colmatación total de la
grieta que forma la caverna, no sabemos en realidad cual es su dimensión efectiva, que podría ser incluso
mayor.
Nuestro conocimiento espacial del componente arqueológico del río Blanco es aún somero. Las
exploraciones realizadas cubren una mínima porción del espacio disponible, pero permiten conocer que hubo
ocupaciones humanas importantes en el período posterior al de caverna Piuquenes, que ocuparon distintos
pisos ecológicos y que éstas no sólo desarrollaron actividades extractivas sino que también otras, como el
arte rupestre. Se requiere la realización de un programa sistemático e intensivo de prospección en la mayor
parte de este espacio, con el propósito de establecer relaciones espaciales a escalas mayores y poder
confrontar con mayor propiedad las hipótesis generadas por la perspectiva biogeográfica.

Cronología y dataciones
Aunque disponemos de una de las secuencias crono-estratigráficas más extensas y mejor fechadas
de Chile, existen todavía muchos puntos que resolver en este sentido. Por una parte, se requiere un estudio
micro-estratigráfico que de cuenta de las ocupaciones del sitio más allá de los eventos sedimentológicos
mayores tipológica y materialmente adscritos a momentos culturales y relacionados grosso modo con la
propuesta de periodificación de Chile central explicada en la primera parte de estas conclusiones. La excava-
ción del sitio en el marco de un rescate arqueológico motivado por la construcción de un camino minero
impuso algunas restricciones al registro de asociaciones contextuales espaciales (v.g., elementos en asocia-
ción orgánica en planta), que esperamos encontrar –más adelante- con nuevas excavaciones.
Pese a disponer de 11 fechados radiocarbónicos para el perfil estratigráfico completo, estos son
insuficientes para la documentación de ocupaciones de nuestros bloques temporales Componente 3 y 4,
pertenecientes al Holoceno Medio, Arcaico Medio o Arcaico III, o como quiera que se denomine al período
de acuerdo a las distintas posiciones teóricas actualmente en uso. En un primer examen, estos componentes
podrían contener un mínimo de tres y siete o más ocupaciones, respectivamente.
En cuanto al estudio sedimentológico, queda pendiente la explicación de las condiciones de forma-
ción de los cuerpos estratigráficos excavados y su relación con las condiciones presentes en la laguna que
formó la vega de Piuquenes y qué hizo a este espacio tan atractivo para las poblaciones prehistóricas.

Materiales líticos
Se ha explorado el conjunto de los materiales líticos desde una perspectiva tipológica generalista
cuyo propósito fue detectar diferencias ergológicas capaces de mostrar coherencias generales con los
miembros estratigráficos y las dataciones, aunque no se ha emprendido estudios de detalle acerca de la

178
Caverna Piuquenes

tecnología en distintas clases artefactuales.


En este sentido, se han documentado diferencias tipológicas claras en cuanto a diseño de puntas de
proyectil y de raspadores.
Las puntas de proyectil del Componente 1 nos son desconocidas salvo por un ejemplo que consi-
deramos sui generis y que nos sentimos inclinados a considerar como ornamental. Las del Componente 2
son distintivas en su forma, tamaño y material. Se trata de las puntas triangulares pedunculadas descritas
ampliamente para Chile central (Kaltwasser et al. 1980; con ejemplos en el Norte Chico (Llagostera et al. 2000)
e incluso en áreas altiplánicas aún más al norte (Núnez et al. 2005). Todas las puntas de este período en el
sitio, fueron realizadas sobre una lutita idéntica. El caso del Componente 3 nos muestra puntas triangulares
más angostas y pequeñas que las precedentes y sin pedúnculo, practicadas en diversos materiales silíceos
de grano fino. Aunque más pequeñas que las del Componente 2, son también más grandes que las del
componente siguiente, y comparables a las de algunos sitios en Chile central. Notablemente, aparece una
gran bifaz, que por sus características es sólo comparable a las grandes hojas de Tal-Tal, muy distante al
norte y con fechas mucho más tardías. El proceso de reemplazo de esas puntas por las posteriores
(microdenticuladas de base cóncava), esta claramente segregado secuencialmente en el sitio.
Del mismo modo, otras categorías artefactuales (en particular, los raspadores) han mostrado varia-
ción sustancial en lo tipológico y métrico, en particular para el comienzo y fin de la estratigrafía cultural. El
volumen de material formal recuperado en la excavación, sugiere la posibilidad, con nuevos materiales, de
emprender estudios específicos y extensivos por funcionalidad que describirán una gran cantidad de áreas
hasta ahora escasamente trabajadas en los estudios arqueológicos regionales de cazadores-recolectores.
Esperamos que un programa de microscopía asociado a experimentación arroje nuevas luces sobre las clases
de actividades y la mono o poli funcionalidad de los distintos diseños instrumentales.
Por otra parte, se posee una noción básica de las cadenas operatorias presentes en el sitio aunque,
por la recuperación de materiales de hasta 10 mm de tamaño, todos los gestos técnicos y las características
de los procesos de producción de materiales bajo esa escala nos son desconocidos. Un ejemplo de esta
carencia se halla en la poco clara, pero evidente, relación de los instrumentos óseos de retoque recuperados
con los desechos de esta etapa de la cadena.
Gran parte de los instrumentos líticos obtenidos conservan huellas de su enmangue y de su uso, en
la forma de micro concreciones de ocre rojo y lo que aparentemente es grasa u otro aglutinante. El estudio
de estos elementos –aunque no corresponde nominalmente al estudio lítico- entregará también información
absolutamente nueva para el concierto arqueológico del período.
Finalmente, disponemos de un conocimiento muy general de la disponibilidad y forma de las fuentes
de materias primas, tanto en escala micro local como en una escala más amplia. En rigor, sólo poseemos
información de las materias primas disponibles en la inmediata vecindad del sitio, en un transecto de 1 km
sobre el lecho del río Blanco. Claramente, se requiere de una comprensión de mayor escala de los recursos
disponibles en el área y de su relación con otros asentamientos sincrónicos.

Bio-Antropología
Uno de los registros más interesantes del sitio corresponde a los restos humanos recuperados,
sobre todo considerando que se dispone de una fecha de 10.114 AP, una de las fechas sobre hueso humano
más antiguas del continente. Se han documentado cinco individuos en el sitio, aunque la mayor parte de
ellos lo fueron sin contexto, es decir, dispersos entre los sedimentos removidos por la excavadora que
descubrió el sitio al ampliar un camino, como se ha consignado en las partes precedentes. Solamente cono-
cemos un contexto parcial de enterratorio para uno de los individuos identificados, cuyos pies quedaron
expuestos en el perfil del Corte 1. Aunque es posible que todos los esqueletos hayan sido enterrados en la
parte exterior de la caverna, todavía cabe la posibilidad de que existan más de estos restos en una situación
interior a la línea de goteo.
Respecto de los atributos particulares de los restos óseos recuperados, debe decirse que se ha
determinado su sexo, edad aproximada y su correspondencia, en términos craneométricos, con los de las

179
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

poblaciones arcaicas de Chile Central, faltando análisis dietarios y de ADN, cuestión que esperamos subsa-
nar con más investigación.

Arqueofauna
Si bien tenemos un conocimiento general del comportamiento de consumo y descarte de partes
animales en el sitio, construido a partir del análisis de los materiales del Corte 1, gran parte del material
osteoarqueológico se encuentra sin analizar. Se han explorado, por su excepcionalidad y la novedad de este
registro en el área, el tema de los roedores en las ocupaciones iniciales y el de la presencia de carnívoros al
interior del registro, del mismo modo que las características del registro de Camelidae de los estratos 10 y 12,
que corresponde a una comparación entre el Componente 3 y una de las ocupaciones del Componente 2. De
la diversidad de ocupaciones en el tramo superior de la estratigrafía, es poco lo que sabemos en estos
términos, salvo por los análisis de artefactos óseos, practicados para la estratigrafía completa. Por lo anterior
urgen nuevos estudios detallados tanto taxonómico-anatómicos como tafonómicos a los restos de fauna
mayor del yacimiento y su comparación minuciosa entre los distintos componentes. Nuevas excavaciones
con registros en planta tridimensionales podrán aportar más luces en relación a los modos de descarte de los
restos, mientras que el harneo con mallas finas permitirán, seguramente, la recuperación de fauna menor que
hasta ahora se encuentra ausente en el registro, como pequeños reptiles, aves y roedores cricétidos.
Pese a la generalidad de los estudios realizados y la ausencia de análisis detallados en una impor-
tante cantidad de capas, es posible advertir ciertas diferencias respecto del manejo de los recursos faunísticos
durante la extensa ocupación registrada en Piuquenes. Por el momento, se tratan sólo de tendencias, las que
deberán ser corroboradas o refutadas con nuevos estudios y trabajos de terreno. El Componente 1 se
caracteriza, sin duda, por la importante cantidad de vizcachas, las que alcanzan un total de 84 individuos sólo
en la cuadrícula 1 y sus respectivas ampliaciones. Su introducción al contexto de Piuquenes se debió a
causas culturales, puesto que una importante cantidad de mandíbulas presentan huellas de corte. La presen-
cia de taxones de elevada predictibilidad y abundancia, pero de menor rendimiento comparativo que otras
entidades (e.g. guanacos) ha sido interpretada en otros contextos, como una estrategia de grupos que se
asientan por primera vez en un territorio relativamente desconocido, en el que aún no conocen cabalmente la
disponibilidad y distribución de los recursos de mayor retorno. Respecto de los restos de guanaco, sólo se
tiene una estimación del número de individuos de los Cortes 1 y 2 (tres adultos y un juvenil). A juzgar por la
fusión de algunos huesos, se estimó que el yacimiento habría sido utilizado en temporada estival. La
frecuencia de partes anatómicas, sugiere que los guanacos eran ingresados completos al yacimiento para su
procesamiento. Sin embargo, se observó que ciertas unidades (p.e parrilla costal) se encontraban mucho
más representadas que otras (p.e extremidad posterior), lo que permite sugerir, tentativamente, que algunas
partes fueron trasladadas fuera de la caverna Piquenes posterior a su faenamiento primario. Esta situación
sugiere que el sitio fue utilizado como un campamento base o central. Lo anterior coincide muy bien con la
tecnología ósea recuperada, ya que se recuperaron preformas, desechos e instrumentos de hueso, lo que
indica que, por lo menos, se habrían manufacturado y descartado instrumentos óseos en el lugar. Aún
cuando no se ha recuperado fauna extinta en las capas más tempranas de Piuquenes, tenemos evidencia
cierta de que ésta habitó en el valle central durante este componente. Por otra parte, recientemente García et
al. (2008), ha documentado la presencia de Hippidion en altitudes cercanas a los 3.000 msnm, en el yacimien-
to de Morrillos, lo que abre la posibilidad de encontrar restos óseos de fauna extinta en Piuquenes, cuestión
que hasta el momento no ha podido ser confirmada.
En el Componente 2, es significativa la desaparición casi completa de restos de vizcacha, pasando
a ser el guanaco el principal taxón identificado. De acuerdo a la información generada por el análisis de los
restos del Estrato 12 de la Cuadrícula 1, se advierte una mayor frecuencia y diversidad de unidades anatómi-
cas, particularmente aquellas de mayor rendimiento carneo, las que dan cuenta de por lo menos cuatro
individuos. Esta condición se aleja de lo mencionado para el componente anterior, lo que indica un cambio
en la utilización de la carcasa y quizás en la funcionalidad del yacimiento. Los instrumentos óseos decaen
sensiblemente, desapareciendo por completo las preformas y desechos. Sólo se recuperaron dos instrumen-
tos de similar morfología y, consecuentemente, funcionalidad. Tentativamente la evidencia ósea sugiere que

180
Caverna Piuquenes

se trata de un campamento más especializado, interpretación que deberá ser confirmada con nuevos análisis.
Para el Componente 3 sólo se cuenta con el análisis específico del Estrato 10 de la Cuadrícula 1,
donde se identificaron casi exclusivamente guanacos (por lo menos tres individuos). Nuevamente se en-
cuentran ausentes ciertas unidades, pero esta vez son aquellas pertenecientes al esqueleto axial. Respecto
de los instrumentos, aparecen por primera vez con claridad retocadores de hueso. Debido a la ausencia de
otros análisis, por el momento no es posible obtener mayores interpretaciones respecto de las estrategias de
procesamiento y consumo del guanaco en este componente.
Finalmente, el Componente 4 presenta una notable escasez de restos óseos (por lo menos en los
Cortes 1 y 2, lo que contrasta con la presencia de una interesante cantidad de instrumentos de hueso,
incluyendo grandes piezas de borde aguzado.

Arqueobotánica
La arqueobotánica es una de las áreas que creemos más promisoria en términos de perspectivas
futuras para la investigación, siendo el registro de esta clase de evidencia muy escaso en los sitios conoci-
dos para los grupos humanos de este periodo y muy abundante en Piuquenes. Hasta el momento, tenemos
una noción general de la composición de los restos carpológicos con huellas de combustión en el sitio,
aunque subsiste la duda de cuales son los agentes que los introducen al sitio, dado nuestro nulo conoci-
miento de los aspectos tafonómicos y de formación de sitio relevantes al área. A partir de los estudios
carpológicos y antracológicos conocemos algunos de los combustibles que se emplearon en el sitio y
creemos que es posible sostener el uso de frutos de cactácea como alimento. Es este sentido –y junto con
los estudios tafonómicos- creemos que el próximo paso es la construcción de índices de utilidad para estos
recursos.
El estudio polínico de la vega de Piuquenes ha resultado infructuoso hasta el momento, pero
confiamos que nuevos sondeos proveerán la data necesaria para complementar las secuencias polínicas de
valles bajos y ofrecernos un panorama más completo de estos aspectos y una primera guía para el caso
cordillerano.

Conservación
El estudio de las principales variables ambientales que afectan al depósito permite proponer varias
acciones, fáciles de implementar, reversibles y de bajo costo, que permitirían reproducir –de manera contro-
lada- las condiciones naturales de avalancha que cubrieron el sitio durante milenios y posibilitó su buena
conservación. Entre estas medidas destaca el recubrimiento del depósito con sacos apilables de malla
geotextil rellenos con material del derrumbe exterior. Estos sacos permitirían disminuir la erosión, la filtración
de luz, la acción del viento, el crecimiento de vegetación, impedirían el acceso de aves y roedores, la caída de
rocas, la filtración de las aguas y la actividad no autorizada de visitantes. Su fácil retiro permitiría, a su vez,
la ejecución de futuros trabajos científicos en el lugar. La instalación de un cierre con malla en la boca de la
caverna y el recubrimiento con planchas plásticas de las áreas de goteo, complementarían la acción (Anexo
II).
Lamentablemente, ninguna de estas medidas llegó a materializarse; quedaron en el papel y, como
consecuencia de esto, el depósito arqueológico arcaico más importante de Chile central inició el proceso
natural de desmoronamiento y gradual desaparición. Consultada la Unidad Ambiental de División Andina
señaló, con bastante razón, que no era su función financiar la conservación de sitios arqueológicos, pero
con gustó colaboraría con un porcentaje en caso de que otra institución aportara con recursos para conser-
var la caverna Piuquenes. Gestiones realizadas con Fundación Andes no arrojaron resultados positivos. El
Fondo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, por su parte, no incluía en su financiamiento los
costos de conservación. El Consejo de Monumentos Nacionales, se limitaba a autorizar permisos de conser-
vación en caso de que éstos trabajos les fueran presentados. De esta manera, los investigadores responsa-
bles del proyecto no consiguieron apoyo para concretar estas medidas y, tampoco hubo institución que
quisiera asumir esta tarea.

181
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

Palabras finales
Caverna Piuquenes representa el repositorio de un registro patrimonial de la mayor importancia
para nuestro conocimiento del pasado, en términos de país e incluso a nivel continental. Su estudio, preser-
vación y puesta en valor, permitirá el desarrollo de nuevas áreas de investigación en la arqueología de
cazadores recolectores de cordillera, tanto por el carácter único del sitio como testigo secuencial de este
proceso de poblamiento y ocupación, como por su conservación excepcional, que permite la recuperación de
ítems artefactuales y ecofactuales difíciles de encontrar incluso en contextos mucho más tardíos. No nos
cabe ninguna duda de que el registro arqueológico de caverna Piuquenes seguirá sorprendiéndonos duran-
te mucho tiempo aún.
Como se ha visto, la prehistoria temprana de Chile central recién está comenzando a ser compilada por
grupos diversos de investigadores abocados a distintas temáticas, áreas, localidades y temporalidades en
un concierto abierto en el cual no faltan concurrencias y disidencias interpretativas, pero en el que florece la
discusión y el diálogo teórico, metodológico y temático. Esperamos que esta obra sea un pequeño pero
importante aporte a esa dialógica tan fundamental a toda verdadera investigación científica.
En términos teóricos, hemos propuesto una explicación de las ocupaciones presentes en la secuen-
cia en términos de procesos adaptativos, en una posición cercana al ámbito del pensamiento biogeográfico,
opción que parece la apropiada para prestar un marco general a la investigación de procesos más específi-
cos, y que hasta ahora no se había empleado en nuestro país. Dicha explicación dista mucho de ser absoluta
y sólo el desarrollo de nuevas investigaciones dirá con el tiempo si este enfoque interpretativo es el más
adecuado. En realidad, creemos que es urgente mirar el registro desde todas las perspectivas teóricas
posibles, con el propósito de restituir a la memoria de estos cazadores tan remotos en el tiempo, el cromatis-
mo necesario y constituyente de cualquier manifestación de la cultura humana.
La investigación de los procesos de ocupación humana de los espacios es un campo apasionante
en el que la multivocalidad, es decir, la participación de distintas voces en la conformación de una explica-
ción, es una cuestión no sólo necesaria sino que fundamental, toda vez que las sociedades humanas prehis-
tóricas constituyen su registro del mismo modo. Es por esto que en estas palabras finales quisiéramos
agradecer a todos aquellos que nos prestaron sus voces, conocimiento y tiempo -desinteresadamente la
mayor parte- para dar los primeros pasos en esta maravillosa aventura del conocimiento.

182
Caverna Piuquenes

AGRADECIMIENTOS

Los autores desean manifestar su gratitud a las siguientes instituciones que colaboraron en el desarrollo del proyecto y
sin las cuales difícilmente se hubiera podido arribar a los resultados que se proporcionan en este libro.
Museo Nacional de Historia Natural (Chile); División Andina de CODELCO Chile; Consejo de Monumentos Naciona-
les (Chile); Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología FONDECYT (Chile) y Postítulo de Conservación de Bienes
Muebles, Universidad de Chile.

Asimismo, queremos destacar el análisis especializado e informes realizados por los siguientes profesionales a los
cuales, si hubiésemos podido, hubiéramos incluido como co-autores de esta monografía.

Isabel Cartajena, Alfredo Prieto y Hernán Salinas, análisis zoo-arqueológico; Sergio Letelier, análisis malacológico y
Raúl Peña, análisis antracológico.

Igualmente, agradecemos a los siguientes alumnos del curso de Arqueología Aplicada del Postítulo de Conservación de
Bienes Muebles de la Universidad de Chile (año 2000), por su contribución al estudio de la conservación del depósito
cultural de Piuquenes.

Orieta Acosta; Carolina González; Vianka Hortuvia; Nélida Muñoz; Mónica Novoa; José Luis Rebolledo; Victoria
Saporta; Iris Villa y Marcela Wong.

Del mismo modo, dejamos constancia del enorme apoyo brindado por numerosas autoridades, colegas y amigos, quienes
no dudaron en ayudarnos cuando se lo solicitamos. Por su gran número, prescindimos de mencionar específicamente el
aporte de cada uno y nos limitamos a enumerarlos en orden alfabético. A cada uno de ellos, vaya nuestro caluroso
agradecimiento.

María Teresa Alberdi, Paleobióloga; Viviana Ambos, Arqueóloga; Camila Arango, Estudiante en Conservación; Carlos
Arratia, Ingeniero Hidráulico; Manuel Arroyo, Arqueólogo; Jorge Bahamonde, Ingeniero; Jorge Basáez, Administración
Proyecto Embalse Huechún; Andrés Benítez, Geógrafo; Ricardo Bensan, Ingeniero; Alberto Carvacho, Director del
Museo Nacional de Historia Natural; Suzanne Claire, Arqueóloga; Angélica Cardemil, Arqueóloga; José Blanco Lorenzo,
Ingeniero y Psicólogo; Julio Carvallo, Ingeniero; Julio Echeverría, Superintendente de Ingeniería y Medio Ambiente de
División Andina; Andrés Ellena, Ingeniero; Daniel Frassinetti, Paleontólogo; Alejandro García, Arqueólogo; Michel
Galeb, Geólogo; Gonzalo Gamarra, Estudiante de Arqueología; Carla Giovanetti, Estudiante de Historia; Claudio
Gómez P., Director del Museo Nacional de Historia Natural; Enrique González, Geólogo; Juan Pablo Guerra, Antropólogo;
Donald Jackson, Arqueólogo; René León, Prevencionista de Avalanchas de División Andina: Angélica Muñoz, Ingeniero
Químico; Carolina Mara González, Conservadora; Hans Niemeyer F., Arqueólogo (Topografía); Herman Núñez, Zoó-
logo; Alvaro Pinto, Químico Farmacéutico IDIEF; Sergio Pichot, Geólogo; Andrés Ponce, Ingeniero; Claudia Quemada,
Arqueóloga; Alvaro Reyes, Arqueólogo; Carlos Rubilar, Gerente General de División Andina CODELCO Chile; Selva
Rubilar, Asistente de Topografía; Alfredo Sáez, SRK; Katherine Stehberg, Estudiante de Periodismo; Bárbara Saavedra,
Arqueóloga; Roxana Seguel, Conservadora Arqueología; Bárbara Timmermann, Laboratorio de Botánica, Universidad
Católica de Chile; Consuelo Valdés, Arqueóloga; Antonio Varas, Comunicador Corporativo de División Andina; Gerardo
Von Borries, Ingeniero Civil División Andina; Daniel J. Wofford, Empresario Norteamericano; Ramón Yáñez S., Arqui-
tecto; José Yánez, Zoólogo.

183
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

ANEXO 1
FORMACIONES VEGETALES ACTUALES

En el área colindante a caverna Piuquenes se reconocen las siguientes cuatro formaciones vegetacionales,
de acuerdo a las especies presentes y a la altura en que se encuentran (Cuadros 64, 65, 66 y 67):

CUADRO 64. Descripción del estrato arbóreo a los 2.200 msnm y 2.000 msnm.

Porcentaje de
cobertura de 10
Arbóreo (2.200 msnm) x 10 m
Guindilia trinervis Gill. ex H. et A. 33,0
Kageneckia angustifolia D. Don 13,5
Lathyrus subandinus Phil. 12,3
Alstroemeria pallida Graham 12,0
Ro ca 5 ,5
Ephedra chilensis C.Presl. 3,0
A st eraceae 2 ,6
Po aceae 2 ,5
Lithraea caustica (Mol.) H. et A. 1,5
Adesmia sp. 1,1

Porcentaje de
cobertura de 10
Arbóreo (2.000 msnm) x 10 m
Kageneckia angustifolia D. Don 55,3
Po aceae 24 ,7
Guindilia trinervis Gill. ex H. et A. 11,7
Alstroemeria pallida Graham 4,1
Haplopappus multifolius Phil. ex Reiche 3,0
Eriosyce aurata (Pfeiffer)Backeberg 1,3

184
Caverna Piuquenes

CUADRO 65. Descripción del matorral espinoso y matorral bajo.

Porcentaje de
cobertura de
Matorral espinoso 10 x 10 m
Colliguaja integerrima Gill. et Hook. 40
Discaria trinervis (Gill. ex H. et A.) Reiche 20
Roca 20
Proustia cuneifolia D. Don 7
Lithrea caustica (Mol.) H. et A. 6
Eccremocarpus scaber R. et P. 5
Mulinum spinosum (Cav.) Pers. 2

Porcentaje de
cobertura de
Matorral Bajo 10 x 10 m
Ephedra chilensis C.Presl. 45,3
Roca 1 6, 7
Poaceae 1 0, 0
Muehlenbeckia hastulata (J.E. Sm.) Johnst. 9,3
Cestrum parqui L'Hérit. 6,7
Schinus polygamus (Cav.) Cabr. 5,0
Lathyrus subandinus Phil. 3,3
Haplopappus multifolius Phil. ex Reiche 2,7
Plantago lanceolata L. 0,7
Irid aceae 0, 3

CUADRO 66. Descripción del sistema de vegas.

Porcentaje de
Cobertura de
Vega de 10 x 10 m
Poaceae-Cyperaceae 93,5
Baccharis linearis (R. et P.) Pers. 4,3
Senecio fistulosus Poepp. ex Less. 1,7
Chloraea disoides Lindl, 0,4
Plantago lanceolata L. 0,2

185
CUADRO 67. Listado de plantas encontradas frente a caverna Piuquenes, Saladillo, Andes centrales.
186

Familia Género nombre vulgar parte útil origen


1 Adiantaceae Cheilanthes glauca (Cav.) Mett. Nativa
2 Equisetaceae Equisetum bogotense Kunth limpia plata Nativa
3 Ephedraceae Ephedra chilensis C.Presl. pingo-pingo frutos Nativa
4 Anacardiaceae Lithraea caustica (Molina) Hook. & Arn. litre frutos Endémico
5 Anacardiaceae Schinus montanus (Phil.) Engl. muchi semillas Endémico
6 Anacardiaceae Schinus polygamus(Cav.) Cabrera huingan semillas Nativa
7 Apiaceae Gymnophyton isatidicarpum (C.Presl ex DC). Matias& Constance fio-fio Endémica

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


8 Apiaceae Mulinum spinosum (Cav.) Pers. neneo Nativa
9 Asteraceae Baccharis linearis (Ruiz & Pav.) Pers. romerillo leña Nativa
10 Asteraceae Carduus nutans L. cardo Adventicia
11 Asteraceae Centaurea chilensis Hook.& Arn. flor del minero Endémica
12 Asteraceae Chuquiraga oppositifolia D. Don chuquiraga leña Nativa
13 Asteraceae Haplopappus integerrimus (Hook.& Arn.) H.M.Hall haplopapo leña Endémico
14 Asteraceae Leucheria tenuis Less leucheria Endémico
15 Asteraceae Mutisia sinuata Cav. clavel del campo Nativa
16 Asteraceae Mutisia subulata Ruiz & Pav. clavel del campo Nativa
17 Asteraceae Proustia cuneifolia D. Don huañil leña Nativa
18 Asteraceae Senecio fistulosus Poepp. ex Less. senecio de pantanos Nativa
19 Bignonia ceae Eccremocarpus scaber Ruiz & Pav. chupa-chupa Nativa
20 Boraginaceae Amsinckia calycina (Moris) Chater cuncuna amarilla Nativa
21 Brassicaceae Nasturtium officinale R. Br. berro semillas y hojas Adventicia
22 Cactaceae Echinopsis chiloensis (Colla) Friedrich & G.D.Rowley quisco frutos Endémico
23 Cactaceae Eriosyce aurata (Pfeiff.) Backeb. asiento de la suegra Endémico
24 Cactaceae Neoporteria curvispina (B. ex Colla) D. & Rowley cacto Endémico
25 Caryophyllaceae Cerastium arvense L. cuernecita Adventicia
26 Celastraceae Maytenus boaria Molina maitén frutos y leña Nativa
27 Elaeocarpaceae Aristotelia chilensis (Mol.) Stuntz maqui frutos y leña Nativa
28 Escalloniaceae Escallonia pulverulenta (Ruiz & Pav.) Pers. corontillo leña Endémico
29 Euphorbiaceae Colliguaja integerrima Gillies.& Hook. duraznillo semillas Nativa
30 Fabaceae Adesmia corymbosa Clos corimbosa semillas Nativa
31 Fabaceae Adesmia longipes Phil. pasto de guanaco semillas Nativa
32 Fabaceae Adesmia mucronata Hook.&Arn. arvejilla semillas Endémico
33 Fabaceae Lathyrus subandinus Phil. arvejilla semillas Endémico
34 Fabaceae Medicago sativa L alfalfa Adventicia
35 Flacourtiaceae Azara petiolaris (D.Don) I.M.Johnst. lilén leña Endémico
36 Gentia naceae Gentianella ottonis (Phil.) Muñoz genciana de cordillera Nativa
37 Haloragaceae Myriophyllum quitense Kunth llacho, asckon, chiqil Nativa
38 Lamiaceae Stachys albicaulis Lindl. hierba de Santa Rosa Endémico
CUADRO 67. Cont.

39 Loasaceae Loasa pallida Gillies ex Arn. ortiga caballuna Endémico


40 Loasaceae Scyphanthus elegans Sweet monjita Endémico
41 Loranthaceae Tristerix verticillatus (Ruiz & Pav.) Barlow & Wiens quintral del huingan semillas Nativa
42 Malesherbiaceae Malesherbia linearifolia (Cav.) Pers. estrella azul cordillera Endémico
43 Oxalidaceae Oxalis cinerea Zucc. vinagrillo hojas Nativa
44 Oxalidaceae Oxalis perdicaria (Molina) Bertero flor de mayo hojas Nativa
45 Plantaginaceae Plantago lanceolata L. siete venas Adventicia
46 Polygonaceae Muehlenbeckia hastulata (Sm.)I.M. Johnst. quilo semillas y hojas Nativa
47 Portulacaceae Calandrinia affinis Gillies ex Arn. quiaca semillas Nativa
48 Portulacaceae Calandrinia caespitosa Gillies ex Arn. doquilla semillas Nativa
49 Portulacaceae Montiopsis sericea (Hook. & Arn.) D. J. Ford hierba del chancho Endémica
50 Ramnaceae Discaria chacaye (G. Don) Tortosa chacay semillas y leña Nativa
51 Rhamnaceae Colletia hystrix Clos yaquil leña Nativa
52 Rosaceae Acaena pinnatifida Ruiz & Pav. cadillo semillas Nativa
53 Rosaceae Kageneckia angustifolia D. Don franjel semillas y leña Endémico

Caverna Piuquenes
54 Rosaceae Kageneckia oblonga Ruiz & Pav. bollen semillas y leña Endémico
55 Rosaceae Quillaja saponaria Molina quillay semillas y leña Endémico
56 Rosaceae Tetraglochin alatum (Gillies ex Hook.& Arn.) Kuntze horizonte Nativa
57 Santalaceae Quinchamalium chilense Molina quinchamali Nativa
58 Sapindaceae Guindilia trinervis Gillies ex Hook.& Arn. guindilla frutos y leña Nativa
59 Scrophulariáceae Calceolaria arachnoidea Graham capachito Endémico
60 Scrophulariáceae Calceolaria hypericina Poepp. ex Benth. capachito Endémico
61 Scrophulariáceae Calceolaria purpurea Graham capachito Endémico
62 Scrophulariáceae Calceolaria segethii Phil. capachito Endémico
63 Scrophulariáceae Calceolaria biflora Lam. capachito Nativa
64 Scrophulariáceae Mimulus luteus L. placa Nativa
65 Solanaceae Cestrum parqui L`Her. palqui Nativa
66 Solanaceae Salpiglossis sinuata Ruiz & Pav. panza de burro Nativa
67 Solanaceae Schizanthus hookeri Gillies ex Graham mariposita Nativa
68 Solanaceae Solanum furcatum Dunal yerba mora Nativa
69 Solanaceae Solanum ligustrinum Lodd. tomatillo semillas Nativa
70 Tropaeolaceae Tropaeolum polyphyllum Cav. soldadito tubérculos Nativa
71 Tropaeolaceae Tropaeolum tricolor Sweet soldadito rojo tubérculos Endémico
72 Verbenaceae Glandularia laciniata (L.) Schnack & Covas verbena rosada Endémico
187
CUADRO 67. Cont.
188

73 Verbenaceae Junellia lavandulaefolia (Phil.) Moldenke Nativa


74 Vivianiaceae Viviania marifolia Cav. té de burro Nativa

Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile


75 Amaryllidaceae Alstroemeria pallida Graham mariposa del campo tubérculos Endémico
76 Amaryllidaceae Alstroemeria revoluta Ruiz & Pav. mariposa del campo tubérculos Endémico
77 Amaryllidaceae Alstroemeria spathulata C. Presl mariposa del campo tubérculos Endémico
78 Amaryllidaceae Phycella ignea (Lind.)Lind. añañuca bulbo Endémico
79 Amaryllidaceae Placea arzae Phil. macaya bulbo Endémico
80 Bromeliaceae Puya berteroniana Mez puya hojas Endémico
81 Cyperaceae Cyperaceae
82 Iridaceae Olsynium scirpoideum (Poepp.) Goldblastt huilmo semillas Endémico
83 Iridaceae Sisyrinchium cuspidatum Poepp. huilmo semillas Nativa
Caverna Piuquenes

ANEXO 2

ACERCA DE LA CONSERVACIÓN DEL DEPÓSITO

Durante los meses de septiembre, octubre y noviembre del 2000, estudiantes del curso de Arqueología
Aplicada del Post Título de Conservación de Bienes Muebles de la Universidad de Chile, a cargo del
profesor Dr. Rubén Stehberg, realizan observaciones y mediciones de las variables ambientales al interior de
la caverna Piuquenes, con el fin de detectar los principales problemas que afectan su conservación. En esta
actividad se tiene en especial consideración la propuesta efectuada por el Ingeniero Hidráulico Carlos
Arratia (com. pers. 1997) de proteger el depósito arqueológico de la caverna, mediante su recubrimiento con
sacos rellenos livianos y apilables, que de cierta forma restituirían la avalancha que por miles de años sepultó
y protegió el depósito. Las fechas son elegidas para determinar como estas variables afectan el depósito en
distintos meses del año. Se finaliza con la propuesta de algunas medidas de fácil implementación, bajo costo
y reversibilidad que, de implementarse, aminorarían significativamente los factores que están actuando
negativamente en la conservación del depósito. A continuación se proporcionan los resultados obtenidos
para cada uno de los aspectos comprometidos.

Humedad, temperatura y vegetación


Este análisis pretende determinar como la humedad y temperatura presentes en el sitio posibilitan el
desarrollo de vegetación y como ésta puede afectar al depósito cultural. El principal problema se relaciona
con la presencia de agua y la alta humedad relativa existente en la caverna, los que constituyen la causa de
la presencia de musgo en el lugar. Esta cubierta vegetal, por desarrollo natural, propiciará la invasión de otras
plantas superiores, como los arbustos. Cuando ello ocurra, las raíces de los nuevos arbustos podrían
fracturar la piedra, provocando derrumbes en el depósito arqueológico. Del mismo modo, la presencia de
vegetación en el exterior del sitio puede servir de alimento a la fauna del lugar la que, eventualmente, puede
causar daños dentro del depósito. La humedad, asimismo, es sumamente perjudicial para la preservación del
material orgánico conservado al interior de la caverna.

FIGURA 83. Termohidrógrafo utilizado en terreno el año 2000. Caverna Piuquenes.

Durante las tres visitas realizadas a terreno, se instala un termohidrógrafo (Figura 83), se efectúan
observaciones y se toman muestras vegetales y animales. Los resultados son los siguientes:
Las mediciones de temperatura y humedad registradas entre el vienes 06 de octubre y el domingo 05
de noviembre indican que la temperatura máxima se registra el miércoles 11 de octubre siendo de 20ºC y la
temperatura mínima se alcanza el miércoles 18 del mismo mes, con 9ºC. La variación máxima es de 11ºC,
bastante alta si se tiene en consideración que una variación de temperatura ideal no debe exceder los 5-7ºC
(Cuadro 68).
En cuanto a la humedad relativa (HR), el máximo es alcanzado el martes 17 de octubre con un 52% y
el mínimo el jueves 19 y viernes 20 de octubre con 19%, con una variación de 33%. Esta última variación se

189
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

estima como excesiva, si se tiene en cuenta que una variación aceptable en términos de conservación es de
11%.

CUADRO 68. Temperatura y humedad relativa al interior de la caverna.

190
Caverna Piuquenes

En términos de la humedad relativa y la temperatura, las condiciones al interior de la caverna son


malas para la conservación de los materiales orgánicos (huesos, carbón) y muy propicias para el desarrollo
de musgos y otros vegetales (Figura 84).
En la primera visita se reconocen dos sectores con goteras al interior de la caverna: un conjunto se
localiza hacia el sector norte y otra hacia el centro, ambos provenientes del techo rocoso. Se constata
presencia de musgo adherido a las rocas.

FIGURA 84. El depósito se encuentra saturado de agua, con oscilaciones diarias de más de 30% de humedad, lo cual
afecta negativamente la conservación de los materiales culturales de origen orgánico (huesos, semillas, carbones,
conchas).

Durante la segunda visita, la cantidad de agua aumenta en forma notoria, tanto en el número de
goteras como en la cantidad de agua líquida de cada una. En la tercera visita, las condiciones ambientales
cambian drásticamente. El agua que fluía se ha detenido completamente; los musgos observados en la vez
anterior no se aprecian. Sólo se mantienen musgos hacia los sectores más profundos de la caverna y en los
rincones más alejados de la entrada.
En cuanto a las especies obtenidas en el exterior, son identificadas las siguientes malezas: Crepis
capillaris, Brassicacea sp., Anthemis catula y Camomilla suavealens, siendo la primera la especie domi-
nante.
Para el control del crecimiento de musgo, es preciso detener la caída de agua en los períodos en que
abunda. Para ello debe crearse un sistema de techo falso, o canaletas de algún material liviano, que permita
el desvío de las aguas hacia el exterior de la caverna, fuera del depósito arqueológico. Así, la humedad
relativa se mantendría más baja, limitando el desarrollo del musgo y de otras plantas que germinen en el lugar,
para de esta manera, disminuir la acción destructiva que ejerce sobre el material orgánico de origen cultural
conservado en la caverna.
Es poco probable que las especies de plantas superiores ingresen a la caverna, y de hacerlo es poco
factible que lleguen a germinar ya que las condiciones para su desarrollo se encuentran en el exterior, donde
les llega el sol.

191
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 85. Vista del techo de la caverna Piuquenes. El color blanco corresponde a eflorescencias salinas (24 de
noviembre 2000). Derecha, detalle de las eflorescencias salinas

Filtraciones
Durante la época de deshielo (septiembre-noviembre), el agua baja con abundancia por las grietas
de las paredes de la caverna causando eflorescencia de sales, saturación del depósito, erosión y prolifera-
ción de musgo. Esta variable se relaciona estrechamente con la presencia de humedad en su interior.
En este sentido, debido a que la caverna tiene forma de triángulo rectángulo cuya hipotenusa
corresponde a la pared norte; en el vértice superior de la abertura desemboca una grieta que viene desde la
parte alta de la falla geológica que da origen al sitio.
Las observaciones efectuadas en el sitio el 6 de octubre muestran:
- Acumulación de nieve en la parte alta del muro rocoso.
- Gran cantidad de goteras en el interior de la caverna a razón de 10 ml por minuto en las horas de mayor
intensidad.
- Presencia de sales y musgos en las paredes y techo de la caverna (Figura 85).
- Escurrimiento de agua por diversas zonas que rodean a la caverna.
- Saturación del depósito arqueológico.
- Peligro de colapso inminente.
Las goteras se concentran en el techo y pared norte de la caverna, afectando principalmente el sector
norte de las excavaciones. Crecen y decrecen, dependiendo de la hora del día y de la temperatura ambiente.
A medida que avanza la tarde y se eleva la temperatura, éstas son cada vez más numerosas.
Las observaciones realizadas el 24 de noviembre señalan:
- Ausencia de nieve en la zona superior de la caverna.
- Ausencia de goteras y de los escurrimientos observados la vez anterior.
- Aumento de la cantidad de sales y musgo en los muros.
- Meteorización de la roca.
- El depósito cultural se presenta seco y disminuye el peligro de colapso por acción de esta variable.
Se constata que el problema de las filtraciones y humedad alcanza su nivel máximo durante un corto
período del año. Sin embargo, su potencial de deterioro es muy alto en dicho lapso, pudiendo provocar el
colapso parcial o total del depósito. El hecho de que las goteras tiendan a concentrarse en un mismo sector

192
Caverna Piuquenes

facilita la recomendación de medidas que contribuyan a su manejo y control.


Entre las sugerencias propuestas para manejar el problema destacan:
-En el sector donde caen las goteras, instalar planchas de plástico sobre la superficie de los escalones
excavados. Estas deben tener una inclinación de 3-4%, para lo cual puede hacerse uso de la misma tierra del
depósito (sectores alterados). Las planchas puestas sobre un escalón deben traslapar las del escalón
siguiente inferior, permitiendo el deslizamiento del agua, hasta llegar al escalón inferior que descansa sobre
el lecho ripioso antiguo del río Blanco, permitiendo su drenaje.
-Tratamiento de la pared de la caverna. Contempla limpieza, eliminación mecánica de sales y musgos y
aplicación de una sustancia hidrófuga, como el silicato de etilo oligométrico, que repele el agua de cualquier
superficie porosa, sin sellarla e impide la proliferación de nuevas sales y musgos.

Exfoliación de las paredes


Se analizan aquí las características geológicas de la caverna y las posibles causas de su exfoliación
y deterioro. El sitio presenta desprendimiento de sus paredes rocosas debido a la alta humedad del agua que
escurre y permeabiliza a través de la roca produciendo goteras de gran magnitud. Asociados a la humedad,
existen otros agentes como la proliferación de sales, microorganismos y musgos.
Esta variable está íntimamente relacionada con la variable “filtraciones”, en tanto que otros factores
importantes de deterioro están constituidos por la cercanía al camino industrial de División Andina (el que
con el paso de camiones de gran tonelaje produce micro vibraciones que debilitan la piedra originando
desprendimientos) y los movImientos telúricos que pueden provocar desplazamientos de rocas.
La primera observación se realiza el 1 de septiembre del 2000. Este es un período de transición entre
el invierno y la primavera que trae asociada inestabilidad climática con abundantes lluvias, nevazones y alzas
de temperatura. Se constata elevada humedad relativa, variadas filtraciones de agua y presencia de sales y
musgos. El drenaje es insuficiente, con saturación de agua al interior de la caverna. Los desprendimientos
de roca observados son significativos ya que en el corto lapso que ha mediado entre la finalización de las
excavaciones arqueológicas y nuestra visita al lugar, se han acumulado gran cantidad de rocas sobre la
superficie del depósito excavado. El cierre metálico que rodea al sitio, no impide el paso de la polución
producida por los motores de los vehículos que pasan y el viento acarrea polvo y basura al interior del sitio.
En la visita del 6 de octubre del mismo año, durante la primavera, se observa que las goteras saturan
las paredes de la caverna. Al tocar con la mano la pared se constata lo fácil que es desprender trozos de ella.
En la visita del día 24 de noviembre, la temperatura se presenta elevada. Se observa el interior seco;
eflorescencia de sales en la superficie de la pared en gran cantidad y muy visibles a simple vista; ausencia
total de goteras; gran crecimiento de musgo en el suelo y aumento de la vegetación al interior de la caverna.
Se encuentran acumulaciones pequeñas de piedra caídas en la base del depósito cultural.
El deterioro de la piedra está limitado a la presencia de otro elemento intrínsecamente relacionado
con el ambiente, las sales. Estas ejercen presión sobre los granos de la piedra, al cristalizarse después de
haberse incorporado en solución acuosa a través de sus poros. Como las sales son higroscópicas, absorben
agua cuando existe alta humedad y la despiden cuando ésta baja, produciendo así daño a la piedra, tornán-
dola quebradiza. Asimismo, en invierno, el hielo al interior de las paredes aumenta el volumen del agua,
produciendo fracturas.
La lluvia corroe la piedra y en este lugar específico, en que confluyen lluvia, nieve y heladas, la
variable humedad tiene que ser cuidadosamente controlada.
Respecto a otras variables como avalanchas y aludes, se observa que a lo largo del camino indus-
trial cercano a la caverna existen huellas recientes de éstas, no descartándose completamente que en el
futuro sea afectado el sitio arqueológico.

Algunas proposiciones generales para el control de la exfoliación de la roca son:


-Eliminación de sales, compactación de la piedra desintegrada, protección de la superficie con medios
hidrófugos o pintado; adherencia, unión y completación donde sea necesario y desecado de la piedra.

193
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

-Consolidación de la piedra a través de medios químicos. Existen productos en el comercio que sirven
a este propósito. Su mezcla con cemento no es recomendable por ser un producto irreversible. Puede
utilizarse sustancias que tengan como base silicro, que es usado como consolidante.
-Bajar la hidroscopicidad, plastificando la superficie por medio de películas de polysiloxan o con resinas
epóxicas.
-Resina acrílica, que se usa cuando la piedra está pulverizada o presenta desprendimientos.
-Cobertizo que proteja de la erosión directa de la lluvia o nieve.
-Aislante térmico para evitar la condensación, de preferencia permeable.
-Sustitución de la piedra dañada por piedra artificial.
Debido a que las medidas anteriores son muy caras de implementar, introducen la posibilidad de una
mala restauración, una consolidación incompleta o daños irreversibles a la piedra, se recomienda no
implementarlas por el momento, hasta contar con un estudio más acabado del problema. Tampoco se reco-
mienda la limpieza de la piedra, porque en este caso puede contribuir al desprendimiento de trozos.
No obstante lo anterior, se sugiere la adopción de las siguientes medidas alternativas:
-Posibilidad de efectuar un re-entierro del depósito. Una solución que aparece como conveniente está
representada por la acumulación en los espacios dejados por las excavaciones y en las bases del depósito,
de sacos rellenos del mismo material que se encuentra diseminado en la caverna.
-Diseño y construcción de un drenaje que evite el acceso de las aguas y humedad al interior de la
caverna.

Luz
Esta variable ambiental esta íntimamente asociada a la humedad y temperatura, puesto que está
compuesta de dos tipos de rayos principales: ultravioleta (UV) e infrarrojos (IR). Estos rayos causan
deterioros irreversibles en materiales arqueológicos, pudiendo activar procesos de oxidación (fotoquímicos),
sobre todo en objetos de origen metálico tanto como en aquellos de origen orgánico, tales como textiles,
huesos y restos humanos y faunísticos.
Entre los daños que pueden ocasionar los rayos UV e IR destacan: la variación de color, la variación

FIGURA 86. Luxímetro utilizado en la caverna Piuquenes. Año 2000.

194
Caverna Piuquenes

de composición química y la variación en el aspecto físico (peso, tamaño). Las diferentes fuentes de luz
emiten radiaciones visibles e invisibles en diferentes proporciones. El sol emite radiaciones visibles, tales
como una gran cantidad de rayos UV e IR, las cuales causan daños en los objetos en directa relación a la
intensidad de iluminación y al tiempo de duración de la exposición. La intensidad de iluminación (Iluminancia)
se mide en “lux”, mediante la utilización de un instrumento llamado luxímetro (Figura 86). Para una óptima
conservación de los objetos extraídos de una excavación los objetos sensibles no deben superar los 150 lux
y los objetos en extremo sensibles no deben superar los 50 lux.

En el caso del depósito arqueológico de caverna Piuquenes, por el hecho de haber estado sepultado
durante 6 mil años, sus materiales habían llegado a un equilibrio con su medio circundante, situación que
drásticamente fue alterada en el momento en que fue abierta por una máquina retroexcavadora. A partir de
aquel momento, comienza un nuevo proceso de descomposición y corrosión, donde empieza a actuar la luz
(rayos UV, rayos IR y temperatura).

Las siguientes son las mediciones efectuadas con luxímetro en el alero piuquenes (Cuadro 69):

CUADRO 69. Medición de la luz al exterior de la caverna (fuera de la línea de goteo).

Hora Punto Cardinal Marca


13:05 Noroeste 8300 lux
13:10 Oeste 9950 lux
13:15 Suroeste 9279 lux
13:20 Sur 5860 lux
13:25 Este 9087 lux

CUADRO 70. Medición al interior de la caverna (Fotosensor apuntando hacia el Oeste)

Hora Nivel (segmentos de alturas en que se Marca


ha dividido el depósito)
13:30 Cuarto 1740
13:35 Tercer 740
13:45 Segundo 1460
14:00 Primer 1005
14:15 Segundo 800
14:25 Tercer 1550
14:35 Cuarto 460
14:45 Quinto 380
14:55 Quinto 1170
15:00 Cuarto 1350
16:00 Quinto 1020
16:05 Cuarto 1000
16:10 Cuarto 1400
16:15 Tercer 1600
16:20 Segundo 1320
16:30 Primer 1902

De acuerdo al Cuadro 70, el depósito está recibiendo una intensidad de luz varias veces superior a
los niveles recomendados para la óptima conservación de materiales orgánicos arqueológicos. En la caverna
los niveles más altos están marcados a las 16:00 y las 17:00 h, período en el que los haces de luz dan de lleno
en el depósito cultural.
Entre las medidas que se proponen para disminuir los efectos negativos de la temperatura y luz, se

195
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

sugiere el cierre de la boca de la caverna mediante malla “Raschel” al 80% de la trama, de manera tal que los
rayos luminosos no pasen directamente y, además, la composición de esta trama permita el paso suave del
viento, calor y la humedad. De esta manera se disminuirían los siguientes cuatro factores que afectan a los
objetos orgánicos de los daños provocados por la luz:
-Radiaciones infrarrojas
-Radiaciones ultravioletas
-Tiempo de exposición
-Intensidad de iluminación

Vientos
Se realizan observaciones y algunas mediciones de velocidad del viento al interior de la Caverna. Con
el objeto de determinar el grado de incidencia que presenta esta variable se efectúan averiguaciones en el
centro nivometereológico Lagunitas de División Andina, emplazado 10 km aguas arriba de la caverna.
En la visita del 6 de octubre del 2000 se constata que la planicie de aproximadamente 500 m de largo
por 250 m de ancho que enfrenta la caverna, delimitada por laderas abruptas y profundas, actúa como un
pasadizo natural para el desplazamiento de masas de aire. De acuerdo a esto, dichas masas corren en forma
paralela a la caverna y, sólo en determinados momentos, penetra el viento a las zonas más expuestas de élla.
Datos recogidos en un sector del mismo valle (10 km aguas arriba), con características geomorfológicas
parecidas, muestran las variaciones eólicas y ambientales para un día de Octubre del 2000 (Cuadro 71).

CUADRO 71. Variaciones eólicas y ambientales

Hora local Veloc. viento Dirección viento Temp (ºc) Humed % Presión estación Radiación solar Veloc viento/
media rafagas
(m/s)
02:00 08 151 3,4 31 734,5 0.957 13
05:00 09 145 3,5 30 731,7 0,957 14
08:00 09 155 3,8 29 732,7 0,957 15
11:00 06 148 7,0 30 733,1 0,957 15
14:00 03 119 10,1 29 732,7 0,957 7
17:00 02 146 11,1 29 731,8 0.957 6
20:00 03 131 7,4 37 732,1 0.957 7
23:00 04 130 6,2 43 733,7 0.957 8

CUADRO 72. Mediciones de velocida d del viento al interior de la caverna.

Medición Nº Hora Velocidad 1 Velocidad 2


1 13:31´ 0.6 vueltas/seg 0.25vueltas /seg
2 14:10´ 0.7 vueltas/seg 0.5 vueltas/seg
3 14:30´´ 0.25 vueltas/seg 0

De acuerdo al Cuadro 71, en un día normal, sin temporal, las velocidades medias más elevadas del
viento se producen durante la noche y al llegar la madrugada, cuando se producen las menores temperaturas
(temperatura mínima es de 2.6ºC a las 00:41 horas), disminuyendo durante el día hasta alcanzar la velocidad
mínima en la tarde, concordante con el aumento de las temperaturas diarias (temperatura máxima es de 15,0ºC
a las 15:27 hrs). Cabe destacar que la velocidad máxima de ráfaga es de15,0 m/seg y se produjo a las 08:06 hrs
y a las 11 hrs. Junto con la velocidad de las masas de aire, tiene importancia la dirección del viento que en
todo momento se presenta longitudinal a la dirección del valle.
Las mediciones tomadas al interior de la caverna son efectuadas con un instrumento simple espe-

196
Caverna Piuquenes

cialmente preparado para la ocasión, de 300 grs de peso, el cual realiza una operación semejante a un
anemómetro. Por ello, los datos obtenidos son sólo aproximados, pero permiten formarse una idea de la
situación (Cuadro 72). Las mediciones se efectúan a partir de la línea de goteo, estando la medición Nº 1 a
2.08 m de ésta, la Nº 2 a 2.70 m y la Nº 3 a 4.78 m, colindante con el depósito cultural (Cuadro 72).
Los datos son interpretados con la ayuda de la Sra. Zaida Salinas, Metereóloga y el Ingeniero Iván
González. De los antecedentes obtenidos se desprende que hacia el interior de la Caverna la velocidad del
viento disminuye hasta prácticamente no mover el instrumento. Al no existir una salida natural del aire, las
corrientes captadas por el instrumento se pueden deber a una baja o alza de presión en la caverna producto
de una de las siguientes situaciones: alza de la temperatura al interior de la cueva, con lo cual el aire se hace
más liviano, existiendo mayores probabilidades que penetre masa de aire frío (vientos), ya que es más
pesado, o viceversa, es decir un alza de temperatura al exterior de la cueva que evitaría que entraran masas de
aire frío (vientos). Por la conformación de la cueva el viento penetra, choca con las paredes y cortes y se
devuelve por los extremos, con muy poca fuerza, por lo que a medida que se avanza al interior el viento se
hace más débil. Teniendo en cuenta que esta situación puede variar drásticamente durante un temporal, las
medidas de prevención que se recomiendan son las siguientes:
-Instalación de sacos de geotextil rellenos con material desprendido del depósito, en los lugares más
expuestos a derrumbes.
-Cerrar con malla plástica (“Raschel” 60%) la boca de la caverna, en la línea de goteo, para prevenir el
ingreso de ráfagas, sin aislar completamente el depósito de las condiciones ambientales exteriores.
Aluviones, avalanchas y caída de rocas
Las avalanchas son grandes masas de nieve que corren por la ladera a gran velocidad y que pueden
ser de diferentes características como nieve compacta, nieve polvo y nieve húmeda. Estas se producen
generalmente en invierno, bajo determinadas características ambientales. En verano es más común encon-
trarse con caída de rocas, provocada generalmente por movimientos telúricos.
Los aluviones son sedimentos de rocas, barro y otros depósitos de descomposición rocosa que
son arrastrados por las laderas de las montañas por acción de las aguas lluvias y otros agentes. La posibili-
dad de una avalancha o de un aluvión sería desastrosa para el sitio y casi imposible de controlar, mientras
que las caídas de rocas pueden ser constantes, destructivas pero más controlables.
Las condiciones para que ocurra una avalancha están determinadas tanto por la situación climática
como por las características geomorfológicas del terreno. La inclinación de la ladera de la montaña para que
ocurra un aluvión debe ser de entre 25º y 45º, situación que se presenta en los acantilados adyacentes a la
caverna.
De acuerdo a la entrevista sostenida con René León, meteorólogo de División Andina, la posibili-
dad de que ocurra una avalancha en el lugar es casi nula. Esto se debe a que a la altura en que se encuentra
la caverna no ocurren actualmente este tipo de fenómenos, ya que las masas de nieve que se forman en las
laderas de las montañas no alcanzan la magnitud suficiente para que se produzca. Sin embargo, existe la
posibilidad de que ocurra en el lugar un aluvión y por sobre todo, caída de rocas.
Según las observaciones realizadas en terreno, la disposición espacial de la caverna la protege en
forma natural de alguno de estos accidentes. Por un lado, su profundidad de varios metros, le proporciona
un techo natural que la resguarda de la caída de grandes rocas. La inclinación de la montaña en que se
encuentra, que alcanza los 90º, expulsa fuera de ésta los materiales que caen. Sin embargo, la caverna esta
situada en una grieta o “canaleta” natural que se constituye en un verdadero camino para el agua, el barro y
las rocas. La estrechez de esta grieta, impide el paso de rocas de gran magnitud, por lo cual pueden caer
piedras de menor tamaño, más fáciles de controlar. Estas variables, que afectan negativamente a la caverna,
están íntimamente relacionadas con los terremotos y temblores y con la composición de la roca en que se
encuentra.
Para desviar el agua que cae por la grieta, División Andina construyó en cemento y a unos 10 m
aguas arriba de la caverna, una canaleta para evitar que el agua y barro cayeran dentro de sitio arqueológico.
Diez metros más abajo construyó una plataforma para desviar la caída de las piedras.

197
Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

En cuanto a la proposición de medidas para el control de la caída de piedras y aluviones, se sugiere


la elaboración una “muralla” de sacos de geotextil, rellenos con la misma matriz desprendida del depósito y
que se encuentra en la parte exterior de la caverna. De esta manera se controla la variable “caída de rocas”.
Estos saquitos son capaces de amortiguar las piedras, al mismo tiempo que evitan que el yacimiento se
desplace. Son de fácil manufactura, bajo costo y fáciles de retirar en caso de necesidad.
En términos de conservación, es muy poco lo que se puede hacer en caso de ocurrir un aluvión, ya
que tiene características catastróficas de gran magnitud, como para intentar controlarlo. En cualquier caso,
los saquitos ayudarían a proteger el sitio, aunque éste quedara completamente cubierto por dicho fenómeno.

Fauna
Los objetivos son la determinación del tipo de fauna que pueda deteriorar el depósito arqueológico
y la proposición de medidas de protección.
En las tres visitas realizadas se reconocen huellas y fecas de animales (tanto de roedores como
canidos (Figura 87), plumas y osamentas de animales, entre ellas una mandíbula. En el pináculo central norte
se contemplan, entre las grietas de la roca, anidamiento de aves. Además se constata la presencia de
lagartijas. Se recolectan muestras para su posterior identificación en laboratorio. Existen noticias de la
presencia de vizcacha (Lagidium viscacia) en la parte superior del depósito arqueológico. Es posible que la
caverna esté en proceso de colonización por parte de diferentes especies de aves y roedores, luego de que
ésta fuera abierta por maquinaria pesada y luego excavada por arqueólogos. Su actividad dentro de la
caverna es inconveniente para la conservación de los estratos y de su contenido cultural.

FIGURA 87. Improntas de pisadas de carnívoro. Caverna Piuquenes, año 2000.

El Zoólogo José Yánez, del Museo Nacional de Historia Natural, identifica las muestras en laboratorio
señalando que:
-Las fecas de animal corresponden a roedores
-Las plumas presumiblemente corresponden a Mero gaucho (Agriornis montana)
-La mandíbula pertenece a un roedor no identificado.
En general, el interior de la caverna se presenta inhóspito para la fauna, puesto que hay baja radiación
solar que restringe el crecimiento vegetal. Para efectos de conservación y protección del sitio arqueológico
se sugiere colocar una malla sintética resistente cubriendo la totalidad de la boca de la caverna, que evitaría
el ingreso al depósito arqueológico de aves y animales.

Vibraciones
Las principales posibilidades de vibración en la caverna pueden provenir de la actividad sísmica y

198
Caverna Piuquenes

la vibración ocasionada por el paso de los camiones, buses y maquinaria pesada de División Andina.
Solamente la última de estas será comentada aquí, dada la inevitabilidad de los eventos sísmicos. De acuerdo
a informaciones proporcionadas por el ingeniero Rubén Rocheleck y la geóloga Sofía Rebolledo, ambos de
la compañía mencionada, no representa un grave problema estructural para la caverna, dada las dimensiones
y la solidez de la roca. El problema radicaría en la resistencia de ella, que está dada por el estado de
conservación en que se encuentra. La vibración posibilita también que se produzcan arrastres o desliza-
miento de material por acción de la gravedad (tierra, agua o piedras). Este proceso exógeno que se conoce
como meteorización, que puede ser químico, físico o biológico, es un prerrequisito para la erosión.
En la visita a terreno, se detecta una gran inestabilidad en la roca del interior de la caverna, con
presencia de resquebrajamiento y trizaduras. Asimismo, la existencia de agua de deshielo en forma de
goteras en el techo de la caverna durante todo el invierno y hasta finales de primavera produce una roca
saturada de humedad que, a fines de la primavera, se seca posibilitando su desprendimiento. Este movimien-
to de materiales, puede adquirir un valor alto durante un sismo. Hay que recordar que la caverna estuvo
sellada por miles de años con tierra de aluvión que mantuvo la roca protegida, sin contacto directo con la
erosión del viento, agua y los cambios extremos de humedad y temperatura.
Las medidas propuestas contemplan tratamientos directos sobre la roca. Se propone su consolida-
ción mediante un material elástico (por ejemplo silicona transparente) que ceda al movimiento y que amorti-
güe las vibraciones.
Las vibraciones afectan del mismo modo a los sedimentos que conforman el depósito cultural, y de
no ser controladas apropiadamente, pueden contribuir a su colapso. Las medidas de conservación a tomar
para este caso consisten en el apilamiento contra la pared del depósito, de sacos de geotextil rellenos de
material estéril que contribuya a disminuir el efecto de estas vibraciones.

Destrucción antrópica
Se evalúan los daños en la caverna que produce la presencia humana y se proponen medidas para evitar
su acción destructora. Las principales alteraciones reconocidas son las siguientes:
-Los trabajos arqueológicos que se realizan en el lugar. Estos consisten en intervenciones negativas
para el depósito arqueológico que implican construcción de andamios (Figura 88), excavación con retiro de
estratos y retiro del contenido cultural y bio-antropológico existente.
-Medidas de preservación implementadas en el sitio. Consisten en construcción de cierres exteriores
(Figura 89), refuerzos metálicos, tabiques, y otras protecciones que en aras de la conservación, producen
deterioros controlados del sitio arqueológico.
-Ingreso de personas ajenas al sitio. Se refiere al ingreso espontáneo de visitantes al lugar, que deambulan
sin control, pisoteando el depósito y trepando para lograr ver el interior.
-Basuras. Se constata la presencia de bolsas plásticas, colillas de cigarrillos y envoltorios de caramelo
llegados al lugar al caer de buses y camiones que transitan por el camino industrial que enfrenta la caverna.
-Vibraciones producidas por tránsito de vehículos. Una alteración importante, aunque difícil de determi-
nar, es la producida por las microvibraciones de la maquinaria pesada, buses y camiones que circulan por el
lugar, ya comentadas.
Entre las proposiciones de medidas para el control de esta variable se sugieren:
-Control periódico de la reja que protege el lugar y refuerzo apropiado de la entrada, mejorando el
candado, las bisagras, etc.
-Instalación de barreras para la disminución de la velocidad en el camino, minimizando el daño producido
por vibraciones violentas del terreno.
-Disposición de receptáculos para la basura que impidan la contaminación con desechos.
- Implementación de un sistema de circulación y control de las personas que ocasionalmente visitan el
sitio (Figura 89 y 90). Al respecto se recomienda que las visitas al terreno sean guiadas por personal
calificado.
-Evitar el ingreso de grupos numerosos. Para propósitos educativos es recomendable disponer de
carteles explicativos.

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

FIGURA 88. Andamio preparado para la excavación.

FIGURA 89. Cierre exterior y actividades arqueológicas.

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Caverna Piuquenes

FIGURA 90. Inadecuado manejo del sitio.

FIGURA 91. Sacos apilables de geotextil con sedimentos del sitio

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Publicación Ocasional del Museo Nacional de Historia Natural Chile

-Mantención de un registro escrito de las acciones efectuadas, piezas recuperadas, visitas realizadas y
de todo otro dato útil que permita un óptimo control del sitio arqueológico

Proposición de medidas de conservación


Luego del análisis por separado de las distintas variables ambientales que afectan el yacimiento
arqueológico de Piuquenes, los participantes efectúan una reunión de evaluación donde se analizan los
resultados obtenidos, se correlacionan las variables y se proponen algunas medidas de fácil implementación
que, eventualmente, ayuden a disminuir y controlar los principales agentes destructivos del sitio. Las
acciones propuestas, que tienen la ventaja de ser reversibles, de bajo costo y de fácil implementación son las
siguientes:

Confección de sacos apilables


Se concluye que esta solución -propuesta inicialmente por el Ingeniero Hidráulico Carlos Arratia- es
la más conveniente puesto que reproduce, de manera controlada, las condiciones naturales de avalancha
que recubrieron el sitio durante milenios y posibilitó su óptima conservación. Se ratifica que el uso de malla
geotextil, propuesto por la especialista en conservación Roxana Seguel, es la más apropiada para la confec-
ción de estos saquitos, por ser un material permeable que no reacciona con el suelo y que permite el paso del
agua y humedad por su interior. En lo posible, el relleno de las bolsas debe efectuarse con el mismo material
del depósito, obtenido de los residuos del cernido arqueológico o de los derrumbes depositados al pie de las
excavaciones y del corte vertical del depósito. Los sacos deben instalarse en los espacios dejados por las
excavaciones arqueológicas y ser apilados sobre las paredes de éstas y del resto del depósito cultural,
disminuyendo la posibilidad de colapso del depósito cultural (Figura 91).
Además de los derrumbes del depósito, estos sacos contribuirán a disminuir la erosión, permitirán
el control de la humedad y la filtración de las aguas, prevendrán la caída de rocas tanto del techo como de las
procedentes de la falla geológica, filtrarán la luz, detendrán el viento, evitarán el desarrollo de musgos y otros
vegetales, impedirán el acceso de aves y roedores y evitarán la destrucción antrópica. Por ser fácilmente
retirables, permitirán la ejecución de futuros trabajos científicos en el lugar.

Cierre con malla de la boca de la caverna


Se propone la construcción de un cierre de la boca de la caverna, en la línea de goteo, utilizando
malla “Raschel” de 60 o 80%. Esta sencilla solución permite el control de numerosas variables ambientales
que afectan al sitio: la luz, con sus nocivas radiaciones UV e IR; el viento, potencialmente dañino durante
episodios de temporal; la fauna, representada por aves y roedores; las variaciones bruscas de temperatura
y humedad y termofractura. Esta malla permite la circulación de pequeñas cantidades de aire, calor y hume-
dad, evitando un ambiente de saturación en su interior.

Recubrimiento con planchas plásticas de las áreas de goteo


Siendo uno de los problemas más graves la caída de agua desde el techo, durante los meses de
deshielo de septiembre y octubre, se propone la instalación de planchas plásticas, en todas aquellas super-
ficies del depósito donde caen goteras y que fueron ubicadas durante las visitas a terreno. Estas deben
contar con una inclinación de 3 a 4 % hacia el poniente e irse traslapando en sentido horizontal y vertical. La
idea es trasladar el líquido hacia niveles más bajos, llegando hasta el escalón más profundo que toca con el
nivel ripioso del lecho antiguo del río Blanco. El agua se evacúa allí por drenaje natural.
La adopción de esta medida se estima como muy urgente, puesto que el ambiente de humedad y de
saturación de agua del depósito arqueológico que se produce en primavera, es uno de los problemas de
conservación más graves detectados. Con esta medida se disminuye drásticamente la filtración de agua en
el depósito estratigráfico y baja la humedad relativa del aire, reduciendo significativamente la producción de
sales, musgos y agrietamientos en la roca.

202
Caverna Piuquenes

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Nº 56 (2000). Colección Max Uhle: Expedición a Calama 1912. 49 p. Eliana Durán, María F. Kangiser y Nieves Acevedo.
Nº 57 (2001). Colección de Cefalópodos del Museo Nacional de Historia Natural: Catálogo de especies de aguas
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Taxonomía, Sistemàtica y Evolución.486 p. Daniel Pincheira-Donoso y Herman Núñez.
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Nº 61 (2009). Museo Nacional de Historia Natural Biobibliografía 1980-2008. 130 pp. Herman Núñez (Ed.)

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