Iglesias de Quito
Iglesias de Quito
Iglesias de Quito
La Catedral de Quito inició su edificación entre 1562 y 1567, y culminó en 1806 por obra del
Presidente de la Real Audiencia: el Barón Héctor de Carondelet. Inicialmente en el siglo XVI,
1535, se levantó el templo con adobe y madera labrada. Posteriormente, en 1545, fue
nombrada Catedral. Luego en 1562 se la demolió para reconstruirla con cimientos de
piedra.
Entre sus más bellos atractivos se encuentran las obras de arte, pinturas y esculturas
realizadas por importantes artistas de la época colonial y republicana. Una de las obras
destacadas es el lienzo de la muerte de la Virgen, de Miguel de Santiago, puesto en el muro
del trascoro. Además, en esta, descansan los restos de Antonio José de Sucre, prócer de la
Independencia del Ecuador. Su diseño colonial la convierte en una maravilla arquitectónica.
Las obras de artes son motivo de una profunda admiración. El retablo mayor, dorado en
1745 por Bernardo de Legarda, contiene las esculturas de las cuatro comunidades religiosas
que evangelizaron en Quito. Igualmente alberga los conjuntos escultóricos de la Santísima
Trinidad y Sagrada Familia. Sin duda, su belleza artística elaborada por los artistas de la
escuela colonial de Quito, refleja un espectáculo histórico inolvidable.
Mayor información:
Teléfonos: (+593 2) 258 4175 / 258 1895
E -mail: [email protected]. Página web
Website : www.ficj.org.ec
El horario para apreciar esta iglesia es de lunes a viernes de 09h30 a 17h30, sábados de
09h00 a 16h30 y los domingos de 13h00 a 16h30.
El convento de El Carmen Alto o Carmen de San José de Quito, situado en las calles García
Moreno y Rocafuerte en el centro histórico de la capital del Ecuador, es una obra que
contiene admirables acabados y una historia conmovedora.
Esta obra forma parte del “Paseo de las siete cruces”: recorrido por las siete iglesias de la
calle García Moreno incluyendo importantes obras arquitectónicas del centro histórico de
Quito. El convento se ubica en la esquina de las calles García Moreno y Rocafuerte, frente
al Museo de la Ciudad.
El visitante puede gozar de los pequeños, pero hermosos jardines del convento de El
Carmen Alto. Igualmente tendrá la oportunidad de conocer la casa donde vivió Mariana de
Jesús, la cruz donde murió por la salvación de Quito, las obras del artista español Diego de
Robles y podrá obtener los productos vendidos por las religiosas a través de un torno
giratorio empotrado en la pared. Al recorrer una cuadra al sur de la Compañía de Jesús, el
visitante observará una obra maestra tallada en El Carmen Alto de Quito.
En este convento vivió la santa Mariana de Jesús, una de las más conocidas en la ciudad.
Santa Marianita de Jesús fue muy conocida por sus prácticas de autoflagelación y por
aseverar que no serían los terremotos que acabarían con Quito y Ecuador, sino los malos
gobiernos.
En los cuartos del convento percibirá la herencia religiosa y cultural de la Orden Carmelita
y en su iglesia, la cripta donde la marquesa Mariana Carcelén guardó los restos de su esposo,
el heroico Mariscal Antonio José de Sucre. A inicios del siglo XX sus restos fueron trasladados
a la Catedral de Quito, en donde aún permanecen.
El horario de visita al Convento del Carmen Bajo es de lunes a viernes de 08h30 a 12h00, y
de 15h30 a 17h00.
El convento fue fundado por doña María de Siliceo, viuda de don Alonso de Troya el 14 de
marzo de 1594 durante una de las primeras manifestaciones políticas del pueblo quiteño
en contra de la corona española, la Revolución de las Alcabalas.
A fines del siglo XVII el convento se reedificó con adobe y su tejado fue restaurado en 1794.
Finalmente, en 1613, la edificación se instaló en el lugar que actualmente ocupa: en las
casas que estuvieron bajo el poder de don Lorenzo de Cepeda, hermano de Santa Teresa de
Jesús.
A inicios del siglo XVII el convento contaba con 30 religiosas de gran linaje, en su mayoría
hijas o nietas de conquistadores españoles, viudas de presidentes o jueces de la Real
Audiencia de Quito. Las monjas de claustro no permiten el ingreso total a la edificación, por
ende, la obra auténtica del convento se le admira desde los exteriores y el único contacto
con ellas, es a través de sus productos como: vino, jarabes, cremas y hierbas, los cuales se
adquieren girando un torno empotrado en la pared. Existe un museo de cuatro salas que
alberga más de 100 piezas distribuidas en esculturas, lienzos y telas de los siglos XVII y XVIII.
El único contacto que poseen las religiosas con el exterior es un torno giratotio empotrado
por el cual venden productos caseros como vino, cremas y jarabes.
Existe acceso a la iglesia de Santa Catalina en Quito, incluyendo un museo con más de 100
piezas de arte colonial.
IGLESIA DE LA MERCED
La Iglesia y Convento de la Merced se ubican entre las calles Cuenca, Mejía, Imbabura y
Chile, en el centro histórico de Quito. Su belleza es excepcional por el trabajo en piedra de
sus fachadas y por sus invaluables tesoros albergados en el interior del convento.
Entre los atractivos se encuentra la biblioteca de dos pisos llenos de libros antiguos y
pergaminos, los cuales contribuyen a reconocer la rica historia cultural de Quito y de su
convento. Sus objetos representativos dan muestra de los alcances artísticos de la época,
como el reloj de sol del siglo XVII ubicado en una pequeña cúpula, la fuente de piedra con
un dios Neptuno tallado en el centro, las pinturas en la iglesia por Miguel de Santiago,
Nicolás Gorábar, Bernardo Rodríguez y Manuel Samaniego, las catorce estaciones del Vía
Crucis por la Judía Pinta, y varias pinturas por el Vencedor Mideros. Y desde luego, la
campana del centro, denominada "Nuestra Madre", fundida en oro, plata, bronce y zinc.
La Iglesia de La Merced y su convento son construcciones que datan del siglo XVI.
Sobre la calle Chile, a tres cuadras al occidente de la Plaza Grande de Quito encontrará esta
maravillosa obra arquitectónica.
La Merced abre sus puertas de lunes a viernes de 6h30 a 11h30 y de 15h00 a 18h30. Los
sábados de 9h00 a 11h00 y el domingo de 6h00 a 13h00.
La Iglesia de San Agustín es una de las más coloridas de Quito por sus trazos modernos y
alegres al óleo. “La Regla” es una importante obra del siglo XVII elaborada por Miguel de
Santiago, se encuentra al lado derecho al interior de la iglesia. En el lado izquierdo “La
Conversión de San Agustín”, obra de Luis Cadena en el siglo XIX.
Además prevalecen esculturas del siglo XVIII distribuidas en tres salas del importante Museo
Miguel de Santiago. Algunas obras talladas en madera y cubiertas en pan de oro son: San
Miguel, San Rafael, El Niño.
San Agustín abre sus puertas en el horario de lunes a viernes de 09h00 a 12h30 y de 14h00
a 17h00. Sábados de 09h00 a 13h00.
El costo de entrada es de $1 USD adultos, $0.50 USD estudiantes, niños y tercera edad.
La Iglesia de San Francisco, según algunas teorías, se construyó sobre el Palacio de Huayna
Capac, undécimo y penúltimo gobernante del Imperio Inca. Según crónicas de antaño,
tradiciones verbales y testimonios de los propios conquistadores españoles, en lo que hoy
se comprende como el centro histórico de Quito, se levantaban templos incas. En el sector
del Panecillo o Yavirac se alzaba el famoso templo del Sol engalanado con oro y plata que
Huayna Capac trajo del Cuzco.
En las faldas del Pichincha se encontraba el Palacio del Capachuasi Inca, construcción
embellecida por avenidas de toctes y frescas flores. Hasta hoy conserva ese sector el
nombre de Toctiuco. Cerca al Palacio, anteriormente mencionado y en donde está
actualmente la iglesia de San Francisco y su convento, se encontraban edificaciones
militares y casas de los principales curacas y orejones del Imperio. Además, lo que ahora es
la Plaza de San Francisco fue milenariamente, desde ante de la Conquista Inca, un gran
Tianguez, es decir, un mercado, el mismo que fue el principal de toda la región norte de los
Andes.
Huayna Capac fue sucesor de Tupac Yupanqui y enamorado de Paccha, hija del último Shiry,
fusionó su gran imperio con el reino del Chinchasuyo, parte norte de sus dominios. En este
reedificó el templo del sol, estableció su palacio y gobernó el imperio del Tahuantinsuyu.
Las excavaciones realizadas en la iglesia de San Francisco han revelado tesoros preincaicos
y coloniales. Su edificación inició luego de la fundación de Quito, en 1536. Fue levantada
por arquitectos y talladores como fray Francisco Benítez, quien dirigió la obra a finales del
siglo XVI y la terminó en 1605.
Su estructura ocupa casi dos manzanas convirtiéndola en la más extensa de Quito, y desde
1983 ha sido parte de un proyecto de recuperación integral de la Agencia Española de
Cooperación Internacional. Esta alberga más de cuatro mil piezas artísticas, entre muebles,
lienzos y esculturas.
Desde el coro de la iglesia empieza uno de los recorridos culturales más emblemáticos del
centro histórico de Quito. Su cielo raso es una sucesión de pequeñas telas pintadas con
caras de ángeles y flores, al estilo renacentista. Su principal retablo, en forma circular,
encierra al altar mayor con unas estupendas estatuas.
En 1996, parte del complejo se destinó para el Museo Franciscano, en donde se exhiben
250 impresionantes obras artísticas como la “Inmaculada Eucaristía” de Miguel de Santiago
y alucinantes trabajos de Manuel Chili "Caspicara".
El horario de atención del museo de San Francisco es de lunes a sábado de 09h00 a 17h30
y los domingos de 09h00 a 13h00.
Los precios de la entrada son $2.00 USD para adultos, $1.00 USD para niños y estudiantes.
Mayores de 65 años pagan $0.50 USD.
La iglesia de San Marcos, ubicada en un pequeño parque que lleva su nombre, se ubica en
la calle Junín y Jijón en el centro histórico de Quito.
La iglesia se encuentra ubicada en uno de los sectores más antiguos del Centro Histórico, el
barrio San Marcos, originalmente destinado para la población indígena. San Marcos es un
tesoro que guarda iglesias, conventos, y mansiones que esperan a ser visitadas y admiradas.
El fray Luis López de Solís fundó la parroquia de San Marcos a principios del siglo XVII. La
iglesia fue trazada con una sala rectangular y un arco, el triunfal, dividiéndola en dos
secciones: una correspondiente al presbiterio, y otra al pueblo. Era considerada como
parroquia de indios por la frecuencia de éstos a los servicios presbiterianos.
El púlpito de la iglesia revela el ancestro de los parroquianos. Esta pieza singular ha sido
restaurada con partes del mismo mueble. En él se hallan imágenes del Padre Eterno, San
Juan Evangelista, San Mateo, San Pedro, los niños Justo y Pastor, y la Virgen con el Niño en
brazos. Existen también otras obras de gran magnitud artística como las esculturas de un
San José, un Calvario grande con el Cristo, la Magdalena y un San Diego, vestido con tela
endurecida. En el altar del lado derecho se encuentra el santo patrón de la iglesia: San
Marcos y al frente el Señor de la Caña.
La valiosa obra de Santo Domingo fue construida por los dominicanos a partir de 1580, bajo
la dirección del Arquitecto Francisco Becerra y culminó a principios del siglo XVII. Esta
edificación posee un museo repleto de obras extraordinarias en las que se destacan las
pinturas alusivas a los mártires de la orden de Santo Domingo. Además las piezas de arte
como la Virgen de Legarda, elaborada por el escultor Bernardo Legarda, dan muestra del
reconocible trabajo de artistas de la Escuela de Quito.
El Convento de Santo Domingo está abierto de lunes a sábados de 6h00 a 12h00 y de 16h00
a 19h30. Los domingos de 6h00 a 13h00 y de 17h00 a 19h00.
La Basílica del Voto Nacional constituye una de las muestras más importantes del arte
neogótico ecuatoriano.
La majestuosa obra que es ahora La Basílica del Voto Nacional no hubiese sido posible sin
la colaboración de los quiteños, quienes pagaron impuestos, implantados por el Estado en
1895 por la compra de sal, con el fin de recaudar fondos para la edificación. Igualmente el
significativo esfuerzo de varias generaciones de picapedreros y la donación del terreno por
los Padres Oblatos, hicieron de este recinto una de las basílicas más importantes de
Latinoamérica. Es comparada con la Basílica de San Patricio, ubicada en Nueva York y con
la Catedral de Notre Dame, de París.
La Basílica fue construida con materiales traídos del barrio San Juan de Quito y dirigida por
el padre Julio María Matovelle, un excepcional y visionario ser humano. El diseño de los
planos estuvo a cargo del Arquitecto Emilio Tarlier, quien inspirado en la catedral parisina
de Notre Dame, realizó los esbozos entre 1890 y 1896. Inicialmente la edificación fue
planeada en el sector de El Belén, al norte del parque La Alameda, en el centro de Quito. El
presidente Luis Cordero expidió el decreto para iniciar los trabajos el 23 de julio de 1883 y
la Convención compró los terrenos en el año 1884. Sin embargo, el estudio de suelos indicó
la inestabilidad del terreno, lo cual implicaba gastos onerosos para el levantamiento de
semejante estructura.
Finalmente se decidió ubicar la Basílica de Quito a los pies de la loma de San Juan, en tierras
de la familia Hurtado, pues sus suelos eran lo suficientemente firmes. Para el financiamiento
de la obra el Congreso Nacional designó 12000 pesos del Erario Público, presupuesto
nacional. Es así como en 1887, y bajo la autorización del Papa León XIII, se inicia la
construcción de esta basílica.
La Basílica de Quito fue bendecida por el Papa Juan Pablo II, el 30 de enero de 1985, fue
consagrada e inaugurada oficialmente el 12 de julio de 1988. Esta iglesia continúa en
proceso de construcción en la actualidad. Junto a ella, existe una pequeña Capilla privada
en donde los jerarcas de la Orden y seminaristas se congregan a orar.
A la entrada de la Basílica un asombroso marco de pan de oro y una pintura del Corazón de
Jesús, llaman la atención de los visitantes. La pintura es la obra original, con la cual se realizó
la Consagración del Ecuador al Corazón de Jesús el 25 de marzo de 1874. Un curioso estilo
de adornar la pintura muestra la concepción que poseía la gente de la época con respecto
al Estado y a la religión. A lado y lado de la obra se encuentran dos corazones, en términos
literales, que hacen de custodios. Al lado derecho se encuentra el del ex presidente Gabriel
García Moreno y a la izquierda el de Monseñor Checa y Barba. Ambos reposan en
recipientes de cristal y junto al de García Moreno hay varios escritos a mano como este:
”Don Gabriel, Usted está más cerca de Dios, pida por nosotros".
La nave central del templo tiene 140 metros de largo, 35 de ancho y 30 de alto donde están
dispuestas 14 imágenes de bronce que representan 11 apóstoles y tres evangelistas. Uno
de los decoradores más importantes de la Basílica fue el Padre Jesús Rigoberto Correa
Vázquez, sacerdote de origen Cañari, quien le dedicó toda su vida a la construcción del
templo.
La Basílica, según el concepto general, es “un edificio de antecedentes romanos de grandes
dimensiones, generalmente construido sobre una planta rectangular, que se transmitió a la
arquitectura cristiana. Esta transformó su planta para convertirla en una Cruz Latina, y la
adoptó como forma habitual para sus templos.”
Otro de sus más admirables atractivos son las incrustaciones artísticas de piedra, pero
desde el concepto andino, es decir, las gárgolas clásicas son sustituidas por tortugas,
armadillos, reptiles y anfibios propios de la fauna ecuatoriana. Estos se encuentran en la
parte externa de la edificación y sirven de desagüe.
Sin duda alguna este monumental edificio es uno de los mejores atractivos de Quito y de
Latinoamérica. En la parte más alta podrás observar la ciudad y los volcanes que la rodean.
Para llegar a la Basílica de Quito, desde la Plaza de la Independencia, ir por la calle Venezuela
siete cuadras al norte, ahí encontrarás esta monumental obra del siglo XIX.
El famoso mirador de la Basílica del Voto Nacional está abierto todos los días de 9h30 a
17h30.
EL SAGRARIO
Para la construcción de la edificación fue necesario rellenar el lecho que dejó la canalización
de la quebrada de El Tejar. Por esta razón se desarrolló una planta de cruz latina con una
nave muy corta, es decir, una estructura formada por dos segmentos que se interceptan en
un ángulo recto, donde la nave principal y la nave transversal tienen una longitud diversa.
Este tipo de estructuras es obra de la arquitectura italiana.
Dentro de esta maravillosa construcción se expresa la riqueza del barroco quiteño. La obra
de Legarda decora de manera fastuosa las columnas y la obra de Francisco Albán le da vida
a la bóveda central que termina en una imperiosa cúpula decorada con pinturas al fresco
de escenas bíblicas con arcángeles. Igualmente su fachada representa la valiosísima pintura
mural de la cúpula y la mampara, estas dos obras son de mediados del siglo XVIII. El retablo
del altar mayor se encuentra bañado en oro y dentro de los más importantes se puede
apreciar el de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Esta iglesia es una de las contadas en todo el mundo donde aún se realiza el rito de El
Arrastre de Caudas en la Semana Santa.
IGLESIA DE SAN BLAS
La iglesia de San Blas localizada en la entrada del centro histórico de Quito en la calle
Caldas E1-102 y Los Ríos, es una muestra más de la historia artística y religiosa quiteña.
San Blas fue parroquia de indios y ahora es un lugar muy visitado por personas de diferentes
nacionalidades que admiran su belleza arquitectónica y sus trabajos artísticos. En los muros
se hallan telas de gran valor artístico: una Inmaculada, una Virgen con el Niño, curiosamente
envueltos en unos amplios vestidos sin pliegues, y un Cuadro de Almas muy originalmente
tratado; pues en su parte superior se ha representado a Cristo muerto y bajado de la Cruz,
con la Virgen, la Magdalena y San Juan.
El retablo mayor está compuesto por columnas talladas con cordones de perla y escudetes
ovalados con decoración floreal. Igualmente este hermoso retablo guarda en su centro la
media figura de San Blas, acompañada de las de Santo Tomás de Aquino, Santa Catalina y
Santo Domingo, al lado izquierdo y, de San Sebastián, Santa Bárbara y San Agustín, al
derecho del santo.
La iglesia de San Blas abre sus puertas de lunes a viernes de 08h00 a 12h00 y su entrada es
totalmente gratuita.
La edificación es de corte sencilla con planta de cruz al estilo griego y en la mitad soporta
una cúpula esbelta hecha de armazón de fierro forrada en zinc por fuera, y por dentro lleva
casetones de madera finamente decorados. El retablo del altar consagra a la Virgen del
Quinche y al Corazón de Jesús, uno al calvario, otro a San Antonio y otros dos a San José y
a San Judas Tadeo.
Abre sus puertas de lunes a viernes de 07h00 a 09h00, sábados de 16h00 a 18h00, domingos
de 07h00 a 10h00.
La entrada es gratuita.
Al entrar al convento se aprecia una plazoleta de piedra sillar y de ladrillo con forma
cuadrangular y con una gran cruz de piedra que reposa en su centro.
IGLESIA DE EL BELÉN
La iglesia El Belén se localiza en la calle Luis Sodiro, entre 6 de diciembre y Luis Felipe Borja
a un costado del parque La Alameda en la encantadora ciudad de Quito.
La capilla de El Belén tiene planta rectangular con muros de mediano aparejo, siete vigas de
madera labrada, cúpula trapezoidal y una serie de incrustaciones de madera tallada y
dorada entre los muros que sirven de plafones. Su apariencia exterior es muy sencilla y su
retablo es su más preciado tesoro.
El retablo es del siglo XVIII, muy bien desarrollado. Tiene un altar con antipendium de
madera en el que se representa la Coronación de la Virgen en un medallón ovalado y
adornos lineales como su moldura, sostenido por dos ángeles. A los lados de esta tabla se
encuentran dos columnas decoradas con ángeles y hojas de espino.
Arriba del altar de El Belén se exhibe un sagrario de plata del siglo XVIII, con sus repujados
finos y curvilíneos de la época, su puerta posee una custodia con dos torrecillas en sus
ángulos superiores y entre éstas, un abanico como cola de pavo real, finamente estilizada,
que lleva como remate un pequeño crucifijo.
Se puede apreciar un cuadro de San Francisco Javier de Antonio Salas, que se halla en la
pared del presbiterio junto a la puerta de entrada de la sacristía. Igualmente, se observa en
la iglesia una columna chica de piedra que sirvió de fuste al púlpito.
El clérigo Juan Yáñez fue uno de los más ansiosos por ver la fundación del convento, el cual
debería prestar ayuda a los desposeídos, sin embargo no contó con suerte para ver su sueño
en vida. A su muerte dejó tres mil pesos de plata para iniciar la obra.
Igualmente el obispo fray Pedro de la Peña hizo gestión ante la Audiencia para la fundación
y consiguió que los regidores marcaran el sitio donde debía erigirse la edificación y la
autorización para utilizar el dinero de un vecino de la ciudad fallecido llamado Pedro de
Arroba.
Se les reconoce con distinción en la fundación del convento a nueve religiosas (doña María
de Taboada, doña Catalina Rodríguez, doña Francisca Xaramillo, doña María de Torres, doña
Aldonza de Castañeda, doña Lucía Xaramillo y doña María Rodríguez, las otras como no
tenían edad, fueron profesando a medida que iban cumpliendo la requerida) que
inicialmente vivieron en condiciones precarias, por lo que en sesión del Cabildo del 14 de
mayo de 1576 se decidió escribir al virrey don Francisco de Toledo con el fin de que asignase
un presupuesto para el sustento de las religiosas. Pero nuevamente el infortunio acompañó
a las religiosas debido al incremento del personal que ascendía aproximadamente a cien en
1586. Esto les obligó a entrevistarse directamente con el rey en demanda de auxilio. Felipe
II más religioso que su padre, ordenó al virrey del Perú, el conde del Villardompardo, que
entregara “mil pesos de minas de a cuatrocientos cincuenta maravadíes cada uno de renta
cada un año y por tiempo de diez años en títulos de indios vacos de la dicha provincia de
Quito” a fin de solventar las necesidades de las religiosas y de cubrir gastos que demandara
la edificación.
Hoy en día las monjas venden productos fabricados por ellas como el champú de sábila.
Igualmente se caracterizan por fabricar ropa para los Niños Dios en épocas de navidad.
Por otro lado la riqueza arquitectónica del templo y sus tesoros artísticos se perdieron en
un incendio que ocasionó graves daños. Actualmente la Alcaldía del Distrito de Quito ha
entregado, a través del FONSAL (Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito) la
obra de rehabilitación, tanto del monasterio como de la iglesia de la Concepción. Esta se ha
encargado de restaurar sus obras de arte como: las esculturas, pinturas de caballete,
murales y elementos arquitectónicos importantes que dan vida al monumental.
Esta iglesia es una de las que pertenecen al famoso recorrido de la Calle de las Siete Cruces.