Kaes
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Una dificultad específica para incluir la institución como objeto posible en el campo del
psicoanálisis depende del hecho de que ella es un objeto heterogéneo respecto de ese
campo y obedece a leyes propias a su orden.
Existen dos vías de estudio: la estructura psíquica de las diversas formaciones sociales y
otra que apunta al sujeto singular como integrante de determinadas formaciones. Un
ejemplo es la familia:
La institución como objeto de investimiento para cada sujeto. Relación objetal, qué papel
juega en la economía psíquica del sujeto
La vida psíquica de la institución. Función de depósito y de proveedora.
El espacio propio de la vida institucional como FORMACIONES INTERMEDIARIAS
comunes al sujeto y al grupo:
Constituyen el aparato psíquico grupal que acopla psíquicamente los sujetos en y con el
grupo.
Ficción compartida, construcción narcisista común, garantizada por la ideología y su
representante histórico
Algunas de estas formaciones intermediarias son el contrato narcisista y el pacto de
negación.
La idea de la doble lógica constitutiva del sujeto singular. Esto es: el sujeto tendiendo a su
propio fin (satisfacción pulsional) y el sujeto como parte de la cadena intergeneracional,
La idea de considerar a los hijos como posibilidad de cumplimiento de los sueños de deseo
irrealizados de los padres
El carácter bifronte de las formaciones del ideal, en tanto que funcionan como algo del
orden de lo público y lo privado simultáneamente.
Entonces, los términos del contrato narcisista exigen que cada sujeto singular ocupe un
lugar ofrecido por el grupo y significado por el conjunto de las voces que, antes de cada
sujeto, desarrollaron un discurso conforme al mito fundador del grupo.
El pacto de negación es el reverso del contrato narcisista. Alude a hecho necesario de que
para el sostenimiento del vínculo social siempre hay algo que debe quedar en la
negatividad, soslayado, pues su irrupción comprometería a ese vínculo tal como ese vínculo
es. Hay operaciones psíquicas al servicio de ese apartamiento, sostenidas conjuntamente
por los integrantes del vínculo, que pueden tomar la forma de la represión, la denegación, la
desmentida.
Dificultades para constituir a la institución como objeto de pensamiento por los aspectos
psíquicos que entran en juego en nuestra relación con la misma.
Conjuntos de dificultades:
Las instituciones no son inmortales, el orden que imponen no es inmutable, los valores que
proclaman son contradictorios y niegan lo que las funda. Lo mudo y lo inamovible en ellas
se imponen a nuestra conciencia como aquella parte de nosotros mismos que nos era ajena
y que se había depositado allí.
La institución nos pone frente a una cuarta herida, también narcisista. La vida psíquica no
está centrada exclusivamente en un ICC personal. Una parte de él mismo, que lo afecta en
su identidad y que compone su ICC, no le pertenece a su propiedad, sino a las instituciones
en que él se apuntala y que se sostienen por ese apuntalamiento. También existen
beneficios narcisistas.
Sobre los procesos que las instituciones designan, se articulan funciones psíquicas
importantes. La institución no es solamente una formación social y cultural compleja. Al
cumplir las funciones correspondientes, realiza funciones psíquicas múltiples para los
sujetos singulares, en su estructura, su dinámica y su economía personal. Moviliza cargas y
representaciones que contribuyen a la regulación endopsíquica y aseguran las bases de la
identificación del sujeto al conjunto social; constituye el trasfondo de la vida psíquica en el
que pueden ser depositadas y contenidas algunas partes de la psique que escapan a la
realidad psíquica.
Un espacio de análisis se da con la hipótesis que la vida psíquica misma supone la
institución y que ésta es una parte de la psique. El individuo lleva una doble existencia, en
cuanto es en sí mismo su propio fin, y en cuanto es miembro de una cadena a la que está
sometido (doble condición del individuo) El doble apuntalamiento de la realidad psíquica en
sus dos bordes, corporal e institucional.
Otra punta de análisis está dada por el espacio psíquico propio de la vida institucional. Para
cumplir sus funciones específicas, no psíquicas, la institución tiene que movilizar
formaciones y procesos psíquicos, y que los que ella contribuye a formar, o que recibe en
depósito, serán solicitados de manera muy particular. La vida pulsional produce y mantiene
formaciones psíquicas originales para sus propios fines. Estas formaciones constituyen la
posibilidad de espacios psíquicos conocidos y compartidos. Suponen la construcción,
utilización o regulación de un aparato psíquico de enlace, aparato psíquico grupal, que
permite pensar el ordenamiento específico de la realidad psíquica del sujeto singular y el de
la realidad psíquica que emerge como efecto del agrupamiento.
El aparato psíquico grupal, alianzas ICC y la cadena asociativa grupal son construcciones
destinadas a dar cuenta de las formaciones y procesos psíquicos ICC movilizados en la
producción del vínculo y del sentido. Tales formaciones aseguran la articulación entre la
economía, la dinámica y la tópica del sujeto singular y la formada por el conjunto.
No se localiza el ICC en el espacio psíquico singular sino en los lugares donde se producen
los pasajes constitutivos de la realidad psíquica: en las formaciones del vínculo Inter. Y
transubjetivo.
En las instituciones una gran parte de las cargas psíquicas está destinada a hacer coincidir
en una unidad imaginaria estos órdenes lógicos diversos y complementarios, para hacer
desaparecer la conflictividad que contienen. Las instituciones fomentan la sinergia de estas
cargas y de todas las formaciones que producen la ilusión de la coincidencia, hasta que la
irrupción violenta de lo reprimido o lo negativo hace volar los pactos ICC que sellan el
consenso, revelan las lógicas que estaban disimuladas en las formaciones comunes, tan
necesarias para los sujetos singulares como para el conjunto.
Las formaciones y los espacios psíquicos comunes que la institución fomenta, produce y
administra, a partir de las cargas que ella exige a los sujetos. Recíprocamente los beneficios
e intereses que ellos encuentren allí, el sufrimiento y el goce deben ser evaluados.
El fundar una institución, hacerla funcionar, transmitirla no puede estar sostenido más que
por organizaciones ICC en los cuales se encuentran aprehendidos deseos que la institución
permite realizar.
Aparece la necesidad de la renuncia, cada cultura está construida sobre la represión de las
pulsiones y sobre el renunciamiento: “ cada individuo ha cedido una parte de su propiedad,
de su poder soberano, de las tendencias agresivas y vindicativas de su personalidad”; “El
hombre civilizado ha trocado una parte de felicidad posible contra una parte de seguridad”
(El Malestar en la Cultura)
La institución tiene que ser permanente: con ello asegura las funciones estables que son
necesarias para la vida social y la vida psíquica. Para el psiquismo, la institución está, como
la madre, en el trasfondo de los movimientos de discontinuidad que instaura el juego del
ritmo pulsional y de la satisfacción. No se trata solo de que la institución tiene que ser
estable; el intercambio social y los movimientos que lo acompañan exigen de su función que
ella lo estabilice. Esta es la función de lo instituido. Las dos formaciones psíquicas
intermediarias mixtas contribuyen a esta permanencia.
La institución se funda sobre el doble estatus del narcisismo y sobre estas formaciones
intermediarias trans- psíquicas en la medida en que sostienen la relación necesaria entre el
sujeto singular y el conjunto.
A través de la explicación de las formaciones psíquicas del vínculo (entidades bifrontes), fue
posible establecer lo que la institución exige de los sujetos y lo que propone a cambio, qué
aspectos de la realidad psíquica reciben cargas en la institución y cómo de esa manera
pueden inducirse espacios nuevos.
El sufrimiento y psicopatología desarrollada en las instituciones son los que nos permiten
conocer esos procesos y esas formaciones. Pueden distinguirse tres fuentes de sufrimiento:
La institución no es la que sufre, sino nosotros sufrimos de nuestra relación con ella, lo que
en nosotros es la institución. Sufrimos por el hecho institucional mismo, en razón de los
contratos, pactos, comunidad y acuerdos que nos ligan conscientemente en una relación
asimétrica, desigual. Sufrimos por el exceso de institución pero también por su falta, por su
falla en cuanto a garantizar los contratos, en hacer posible la realización de la tarea
primaria.
Lo que provoca tales estados puede ser casi siempre referido a un cambio y/o amenaza de
cambio. Todas las formaciones intermedias que formas el ICC de la institución resultan
amenazadas.
Otra fuente de sufrimiento está ligada a la falta de ilusión institucional, que priva a los
sujetos de una satisfacción importante y debilita el espacio psíquico común que han de
sostener el proyecto de la institución.
Esta tarea funda la razón de ser de la institución, su finalidad, la razón del vínculo que
establece con sus sujetos. Casi siempre hay otras tareas que pueden competir o contradecir
a la primaria, siempre que la institución lo tolere. Las trabas a la realización de la tarea
primaria son ataques contra la comunidad en el cumplimiento del deseo que sostiene la
representación- meta ICC común a los sujetos de la institución.