Retardo Mental
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Retardo Mental
Heiser y Wolman (1965) señalan que el primer registro sobre la atención de personas
con retardo mental fue el trabajo realizado por el médico francés Itard en 1801 con el llamado
“Niño Salvaje de Aveyron” destacando sus posibilidades de “rehabilitación” y de desarrollo
de destrezas por medio de la implementación de un programa de entrenamiento sistemático
con procedimientos específicos que permitieran su integración a la vida social abriendo un
camino al desarrollo de la pedagogía de la instrucción y siendo uno de los pioneros en el
campo de la educación especial.
Seguin, influido por Itard, comenzó a trabajar con un “infante idiota” y demostró que
podía aprender un número de destrezas, desarrollados posteriormente un programa para la
educación de los retrasados mentales enfatizando la educación psicológica y moral en el cual
integró funciones musculares, imitativas, nerviosas, fisiológicas y reflectivas introduciendo el
“trabajo reeducativo con estimulación polisensorial”. Muchas de las técnicas educativas que
utilizó como la instrucción individualizada y el manejo conductual se encuentran entre las
metodologías actuales. Seguin presentó la primera metodología precisa y detallada para el
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tratamiento del retardo mental. Emigró a Estados Unidos de América fundando en 1850 la
primera escuela para débiles mentales.
A fines del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX nació en Europa Occidental y
Estados Unidos de América una preocupación general por los retardados mentales donde se
reconoce el nacimiento de la Educación Especial y de los servicios sistemáticos para los
individuos discapacitados. La forma primitiva de intervención es prácticamente una historia
de personajes individuales, médicos en su mayoría, quienes mediante su propio ejemplo
estimularon a otros a tratar en forma más humana a personas con algún impedimento,
marcando el inicio de la historia científica del retardo mental (Silva, 1983).
Hacia finales del Siglo XIX hubo ciertos cambios en la percepción de las posibilidades
de estas personas especiales ya que se encontró que la misma no podía ser “curada” o
cambiada para lograr un funcionamiento totalmente normal como miembros de la sociedad,
que muchos de ellos debía permanecer en estos programas indefinidamente, que la
reincorporación a esa sociedad más compleja y con mayores demandas exigía más de lo que
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podía ser proporcionado por un simple entrenamiento, de manera que muchos individuos con
retardo mental fueron compadecidos y, en consecuencia, se empezaron a crear servicios cuya
finalidad cambió de ser centros para su atención y educación a instituciones residenciales de
cuidado permanente donde se les protegía y custodiaba, de manera que se les segregaba.
El pensamiento de Darwin en su obra El Origen de las Especies influyó para que las
personas con retardo mental fuesen considerados una amenaza para el futuro de la especie lo
cual se confirmaba con las investigaciones que habían descubierto que esta condición podía
heredarse. Esto fue cambiando a medida que se fue descubriendo que no todo tipo de retardo
mental era heredable y a consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
A finales del siglo XIX e inicios del presente siglo, se establecieron dos orientaciones
en lo que se refiere a la atención de la persona con retardo mental. Por una parte, una
orientación médico - asistencial, la cual concebía a la persona con retardo mental como un
enfermo atendido en instituciones hospitalarias, siendo responsable el médico. Posteriormente,
una orientación psicológica donde se caracterizaba al individuo, en función de evaluaciones
psicométricas, ubicándose a la persona con retardo mental por debajo de la norma, en base al
Coeficiente Intelectual (CI) lo cual determinaba un tratamiento rehabilitatorio en instituciones
especializadas, donde el profesional de mayor responsabilidad era el psicólogo siendo el
docente un reeducador quien ejecutaba el tratamiento prescrito dentro de una perspectiva
multidisciplinaria. A mediados del siglo comienza a tener vigencia una orientación educativa
en la atención de esta población.
En 1.915 los test fueron aceptados como método de identificación del retardo mental
aún cuando ya se alertaba sobre la pérdida de la ejecución única cuando la ejecución de un
individuo se reducía a un sólo puntaje, la restricción en el rango, el uso del puntaje, la posible
mala influencia sobre la enseñanza y el hecho de que los tests indudablemente penalizaban a
los niños con problemas emocionales y sensoriales(MacMillan, 1977). Terman (1916)
redefinió las escalas mentales y Stern introduce el término de Coeficiente Intelectual (C.I.)
que reflejó la “brillantez” relativa de un individuo con respecto al otro, a diferencia de la
Edad Mental que se refería al nivel en el cual el individuo estaba funcionando.
En las escuelas se comenzaron a dar cuenta de que las personas mentalmente “lentas”
no eran capaces de realizar adecuados progresos en las clases regulares. Esto promovió el
establecimiento de clases especiales para satisfacer las necesidades de estos educandos a
través de la modificación curricular, el entrenamiento especializado de los maestros y el uso de
materiales de enseñanza diferentes.
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Mientras la psicología americana en la primera década del Siglo XX, enfatizaba el uso
del CI, la Educación Especial Inglesa se orientaba tanto científica como legislativamente hacia
el aspecto social. Ya en 1927 en Mental Deficiency Act en Gran Bretaña se enfatizaba la
“inadecuidad social” como un factor importante a considerar en la determinación del retardo
mental contemplando posteriormente, el problema desde el punto de vista de las competencias
sociales (Tregodl, 1937 citado por Silva, 1983).
Los modelos utilizados en este período se inscribían en las dos orientaciones antes
mencionadas (médico-asistencial y educativa). Sin embargo, en las décadas de los 50 a los 60
predominó el enfoque Asistencial Médico-Psicológico el cual mantiene su influencia hasta la
actualidad. En el mismo se considera al retardo mental como una enfermedad, bajo un modelo
Clínico-Asistencial, centrado en la deficiencia, la atención especializada es de corte
rehabilitatorio, basado en evaluaciones médicas y psicométricas en una acción
multidisciplinaria donde el educando es pasivo, el educador es un reeducador con una visión
de pedagogía terapéutica.
Durante los años 50 y 60 se vió un incremento del interés general y la protección legal
de las personas con retardo mental en los Estados Unidos, lo cual determinó un gran cambio
en la educación especial de estas personas a nivel mundial. Se evidencia el surgimiento de una
nueva orientación filosófica estableciéndose que ciertas variables sociales y culturales tienen
una estrecha correlación en el retardo mental. Esto influyó en la AAMD (1959) la cual
planteó que el déficit intelectual se asocia con: (1) Maduración; (2) Aprendizaje y (3) Ajuste
Social. En la Declaración de las Naciones Unidas (1959) se estableció el derecho al
“tratamiento, educación y cuidado del niño que está física, mental o socialmente
incapacitados”. Los educadores u defensores de las personas con retardo mental se empezaron
a preocupar por la segregación de estos estudiantes en clases especiales.
Cabe destacar que Clausen (1967) se opuso a la definición del retardo mental asumida
por la AAMD en la cual incluían el concepto de conducta adaptativa ya que se carecía de
instrumentos para evaluarla e introducía un elemento subjetivo, ya que no consideró la
relatividad del retardo mental en función del ambiente quedándose en una posición netamente
psicométrica. En 1968 Dunn cuestiona la eficacia de colocar a estudiantes con retardo mental
leve en clases especiales.
Por otro lado, Mercer (1973) planteó que el rótulo de retardo mental asigna
socialmente al individuo un papel determinado por lo cual debería ser definido
sociológicamente. Objetó también la perspectiva clínica de la AAMD por cuanto consideró
que la definición era una combinación confusa de un modelo médico y el modelo estadístico.
El primero centrado en la patología y el segundo focalizado en la posición del individuo
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dentro de la curva normal y alertó que existía la tendencia a pensar en términos del modelo
estadístico (Tiene tal CI) mientras que se utilizaba en la práctica el modelo médico (Se sale de
la norma = anormal = patología) aun cuando realmente el modelo psicométrico no implica un
juicio acerca de lo “patológico” vs “no patológico”. Mercer como alternativa propuso la
perspectiva del sistema social en la cual se define lo normal como la ejecución apropiada de
acuerdo al role esperado, conceptualizando sociológicamente al retardo mental como “un
status social logrado en un sistema social”. Para cada status hay un role definido y para el cual
se esperan en el individuo ciertos tipos de conductas. Desde esta perspectiva cuando un
individuo no llena las conductas esperadas en un determinado role entonces es ubicada en el
status de retardo mental. De manera que la percepción de la condición de retardo es
susceptible a cambios en función de las expectativas sociales del medio circundante. En el
modelo de Mercer la definición de retardo mental enfatizaría la conducta adaptativa y
relegaría a un segundo plano el CI. MacMillan (1977) plantea que en el caso de la población
con retardo mental leve deben considerarse tanto la conducta adaptativa como el nivel
intelectual de forma complementaria dándole prioridad a la primera. Así mismo, considera
que cuando un individuo no cumple con las expectativas esperadas para su role, la evaluación
ayudaría a buscar la alternativa de atención apropiada para la persona.
La defensa de los derechos de las personas con retardo mental se tradujo en la creación
de diferentes servicios para la atención educativa de esta población, los cuales constituyen una
pirámide de atención desde los centros menos segregados ubicados a nivel de su base hasta los
más segregados en la cúspide. En Venezuela en 1975 se crea la Dirección de Educación
Especial del Ministerio de Educación, adscrita a la Dirección General Sectorial de Educación
Primaria y Media. En 1976 se publica el Documento de Conceptualización y Política de
Educación Especial; se crea la Comisión Permanente para la Atención del Retardo Mental y
por iniciativa de la Dirección de Educación Especial, a través del Instituto de Mejoramiento
Profesional del Magisterio la Dirección de Educación Especial se crea el primer curso de
formación de maestros especialistas en las áreas de Deficiencias Auditivas, Dificultades de
Aprendizaje y Retardo Mental y se crea en el Instituto Universitario Pedagógico de Caracas el
Departamento de Educación Especial. Se incrementó el interés por personas con necesidades
especiales en profesionales de diferentes disciplinas quienes buscaron desde diversos enfoques
teóricos conceptualizar, diagnosticar y atender a esta población lo cual incidió en nuestro país.
La teoría cognitiva enfatiza los procesos ejecutados por los individuos a quienes le
atribuyen la capacidad de realizar generalizaciones, inferencias, descubrimientos y
transformaciones.
Inhelder (1968, citado por MacMillan, 1977) relacionó los postulados de la teoría de
Piaget con el retardo mental planteando que se hacía un cambio desde la focalización en lo que
el niño no podía hacer hacia aquello que estaban en la capacidad de realizar. Así mismo
consideró que los niños con retardo mental pasan por los mismas etapas evolutivas piagetianas
consideradas para los niños sin retardo mental pero a un ritmo más lento el cual guarda una
relación directa en función del grado de retardo enfatizando la importancia de proporcionarles
un ambiente que les permita desarrollar interacciones sociales y con los objetos apropiadas al
estadio evolutivo sin minimizarlas. Estableció que el retardado severo y el profundo llegan
hasta el estadio sensoriomotor, los moderados hasta el período preoperacional, el leve alcanza
las operaciones concretas y aquellos con un CI entre 70 y 85 las formas simples de las
operaciones formales.
concibe como una condición de la persona; se enfatiza una acción educativa que considera la
interacción entre el educando y el contexto, es decir, se le da importancia al aprendizaje en
diversos ambientes contextuando en los mismos la evaluación; centrado en el desarrollo de las
competencias sociales donde la atención educativa especializada resalta el respeto a las
diferencias individuales. La acción es de carácter interdisciplinario donde el educando es un
ser activo y el docente un facilitador. No obstante, al analizar el hecho pedagógico
especializado en el aula, se evidenció la prevalencia de lo clínico y psicológico sobre lo
educativo, la falta de identidad de la evaluación pedagógica y la selección de alumnos en base
al CI (González, 1988).
Se plantea que el retardo es una condición susceptible de ser modificada que diferencia
al individuo del resto de la población. Considera al retardado mental como una persona, un
ser humano con derecho a una educación acorde a sus necesidades y donde se respete su
condición, por lo cual, se debe hacer valer el derecho a ser diferente resaltando las
posibilidades del educando.
con retardo mental condujo a que en la práctica las categorías prevalecieran sobre la
consideración de la persona como tal.
Así mismo, se plantea que la acción educativa trasciende los límites de la institución
para lograr un funcionamiento vital y un estilo de vida que se compagine a sus posibilidades y
respeto a sus limitaciones en una acción que promueva el respeto, la acción social y el
desarrollo armónico del sujeto a través de un modelo de atención integral. Este modelo
considerará las necesidades de los educandos en cuanto a las áreas de lenguaje, desarrollo
cognitivo, afectivo-emocional y social . El rol del docente se concibió como el de un
facilitador que ayuda, orienta y comprende las situaciones con el niño y como un investigador
perenne.
individuales del niño para lograr una atención educativa integral lo que conllevó a una visión
atomista del mismo a pesar de la intención inicial de asumir la atención educativa integral.
en función de las categorías de leve, moderado y severo que conlleva una posición
determinista frente a las posibilidades del educando.
Por otro lado, con respecto al modelo social plantean que el individuo con retardo
mental como un integrante del grupo social es un ser actuante. La condición de retardo
mental se asume como competencia social del individuo. Al mismo tiempo señalan que este
modelo también tiene limitaciones las cuales no se especifican.
Este hecho trajo como consecuencia que en los planes y proyectos a nivel
internacional o a nivel nacional subsiguientes se haya obviado la población con necesidades
especiales y más específicamente en lo referente a materia educativa y se haya ubicado en
líneas estratégicas referentes a determinados criterios de vulnerabilidad con una inflagrante
violación a sus derechos humanos, constitucionales y legales.
Plan de Atención Educativa (PAE) para cada aula. Se establece un proceso educativo continuo
entre la intervención temprana, la atención educativa y la educación para el trabajo cuyo
propósito fundamental es la integración social en la cual se garantiza el “ajuste progresivo
entre las competencias de los sujetos con retardo mental y el medio” donde enfatizan el
enfoque social. El trabajo se debe dirigir a la familia, escuela y comunidad. Para lograr esto se
propone una articulación efectiva entre las áreas y programas involucrados y entre los equipos
de profesionales.
Por otro lado, en estas Jornadas de 1992 se asume la definición de retardo mental de la
AAMR al cual consideran como un estado particular que implica limitaciones substanciales en
el funcionamiento intelectual y en las destrezas adaptativas. En esta definición se evidencia
gran influencia conductual ya que se centra en el desarrollo de habilidades y destrezas. Cabe
señalar que a través del tiempo la Dirección de Educación Especial a través del Programa de
Retardo Mental se fue asumiendo diversas versiones de la AAMD y luego de la AARM pero
las mismas no se relacionaron con el marco teórico subyacente a la propuesta educativa
planteada en cada momento, por lo cual, generalmente no eran coherentes con la misma. Se
introducen diversos términos para referirse a las personas con necesidades especiales
pertenecientes a otros marcos referenciales tales como el de “discapacitado mental”.
En estas jornadas también se concluye en la necesidad de masificar la atención a la
población con retardo mental y de unir esfuerzos con las asociaciones de padres y
profesionales del área y el sector oficial en pro de esta población, así como también se plantea
la necesidad de un marco jurídico que apoye un proceso autogestionario que permita
garantizar en forma más expedita los recursos para el funcionamiento de las unidades
operativas.
A pesar de los intentos a través del tiempo del personal del área de retardo mental de
mantener una congruencia y coherencia teórica para guiar la acción educativa de esta
población, los diversos documentos y lineamientos emanados de la Dirección de Educación
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Por otra parte, es importante señalar que los vacíos conceptuales que subyacen a los
planteamientos anteriores y la carencia de políticas de atención educativa del área que
orientara la continuidad del proceso educativo de esta población dentro de la Modalidad de
Educación Especial, ha interferido con la articulación entre los Centros de Desarrollo Infantil,
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las Unidades Educativas del Área de Retardo Mental y los Talleres de Educación Laboral y,
por ende, comprometió la continuidad educativa de esta población y su integración social y
laboral. Estos hechos han influido, entre otros factores, en las acciones referidas a la
integración y permanencia en el sistema regular de la población con retardo mental de menor
compromiso cognitivo o de la población que, hasta el momento, son clasificados como leves.
Aunado a esto los lineamientos técnicos administrativos del área de retardo mental establecen
la atención de esta población en la escuela regular (Preescolar o Básica), sin embargo, no se
encontraron existen acciones sistematizadas entre los niveles y otras modalidades del Sistema
Educativo, en las diferentes instancias administrativas, ni documentos oficiales que los
respalden.
porcentaje de personas con autismo que además presentan como cuadro asociado retardo
mental. Esto ha creado en el personal en servicio del área retardo mental una necesidad de
actualización y de capacitación a fin de mejorar la atención que se les había venido prestando
a través de la adaptación de estrategias y metodología tomada del área del retardo mental sin
tener los elementos propios de la especificidad del educando con autismo el cual presenta
características muy particulares para acceder al conocimiento.
A partir de 1994 se inicia dentro del Plan de Acción Ministerial la Reorientación de los
Procesos Pedagógicos dentro de cuyo lineamiento se inscribe la Dirección de Educación
Especial en la búsqueda de una reorientación político conceptual de la Modalidad dentro del
Sistema Educativo Venezolano. Una de las acciones a tomar fue la reubicación de la
Educación Especial dentro del área de Desarrollo, sin que esto implique, que como todo niño y
jóven, tiene derecho a que hayan metas referidas a su supervivencia y a su protección. Basados
en la Constitución Nacional, Ley Orgánica de Educación y el documento de Educación para
Todos de UNESCO se planteó que esta población debe quedar reflejada en cuanto a planes y
programas en el área de desarrollo, como el resto del sector educativo, en la búsqueda del
cumplimiento del derecho inalienable a la educación y desarrollo pleno en función de sus
potencialidades y características y no en el área de protección, en la forma como quedó en el
Programa Nacional a Favor de la Infancia.
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En junio de 1996, a fin de obtener una visión más completa de la concepción actual en
cuanto a la definición, factores etiológicos y modelos de atención para la población con
retardo mental se realizó un análisis de los mismos con la participación de diferentes
representantes de los entes formadores de profesionales en el área, cuyos aportes y
conclusiones han servido de insumo en el diseño del Modelo de Atención Educativa Integral
para la Población con Retardo Mental.
Así mismo, la Resolución 2.005 del Ministerio de Educación con fecha 6 de diciembre
de 1996 establece el apoyo legal para la Integración de las Personas con Necesidades
Educativas Especiales, lo cual favorece, en líneas generales, la operativización del derecho a la
educación de esta población considerando las posibilidades individuales de cada educando.
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Ahora bien, lo que caracteriza a las personas con retardo mental y determina su
condición, son sus diferencias en el funcionamiento cognitivo, cuyas funciones se encuentran
comprometidas en menor o mayor grado haciéndoles funcionar diferente, al resto de las
personas de su mismo grupo etáreo, tanto en su relación con el entorno, como en la
adquisición de conocimientos. El niño con retardo mental sigue las mismas pautas de
desarrollo cognitivo que cualquier otro niño pero con ritmo y características diferentes, ya que
en algunos casos el niño con retardo mental se comporta en ciertas áreas o dimensiones
cognitivas de la misma forma que un niño normal de edad menor, sin embargo también es
cierto que en otras áreas no se evidencia tal retraso, sino una manera particular de interactuar
con el ambiente, que es distinto a otras personas de igual o menor edad, lo cual hace sospechar
la existencia de un déficit específico responsable de ese funcionamiento particular en algunos
aspectos cognitivos. Diferencias que pueden ser compensadas a través de la Atención
Educativa Temprana y procesos educativos especializados, ya que las funciones cognitivas
superiores no son heredadas sino que evoluciona en el curso del desarrollo del niño, a través
de las experiencias significativas que se producen en su interrelación con otras personas dentro
del ambiente real .
Molina (1991) tomando en cuenta los trabajos de Zazzo (1969 ), califica el desarrollo
intelectual de las personas con retardo mental como “heterocrónico”, es decir, que presenta
diferencias tanto cuantitativas como cualitativas, entre unos procesos y otros, en un momento
dado, no siendo esto constante sino que varía a lo largo del proceso de desarrollo individual,
dependiendo de los efectos socio-ambientales, entre ellos la atención pedagógica recibida, lo
que implica la aceptación de la posible “ compensación ” de la condición del retardo mental,
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significando esto, que a través de la intervención educativa integral, que considere las
diferencias individuales y favorezca el desarrollo máximo de diferencias cognitivas de la
persona con retardo mental, independientemente del compromiso de las mismas, su
potencialidades pueden ser desarrolladas y sus déficit compensados.
Por otra parte, las diferencias a nivel cognitivo van a estar determinadas por diversos
factores relacionados a la etiología de esta condición como son: tipo de agente nocivo (a nivel
genético, intrauterino, perinatal, etc), tiempo en que ese agente actúa, intensidad y extensión
de la lesión y condiciones, externas , físicas y sociales del desarrollo del niño. Asimismo, estas
diferencias se reflejan en otras áreas como son: la psicomotricidad, la comunicación, las
habilidades sociales, las habilidades académicas y emocionales, las cuales pueden resultar
afectadas en mayor o menor grado, lo que hace a esta población heterogénea.
otros trastornos motores, la cual interfiere con el dominio corporal del niño y, por ende, de la
adquisición, por ejemplo, de la posición vertical y bipedestación que son requisitos
indispensables para la integración de la percepción de profundidad, interrelación general con
el ambiente, conocimiento de los objetos, entre otros aspectos perceptivos. Sin embargo, a
pesar de los bajos logros en el funcionamiento motor de algunas personas con retardo mental
presentan una ejecución más cercana a lo normal que en relación al aspecto cognitivo,
notándose mejor en ejecución de actividades simples que en habilidades neuromusculares
complejas (Gearheart y Litton, 1979).
Luria (Citado por Molina, 1990) considera que los niños con retardo mental sin lesión
cerebral evidente manifiestan un defecto muy particular en el uso del lenguaje exterior e
interior, entendido como un regulador del comportamiento intelectual, como mediador de
aprendizajes y como base de procesos metacognitivos.
En relación a las alteraciones a nivel sensoperceptivo las cuales tienen una relación
directa con el nivel de integridad cognitiva y de aprendizaje de la persona, presentan
inmadurez para integrar, analizar y procesar la información, es decir, darles significado a las
mismas, lo que interfiere el poder transferirlas a nuevas situaciones. Las funciones
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El proceso de atención en las personas con retardo mental presentan una alteración en
sus procesos ejecutorios que no permiten dirigirla a un foco determinado lo que trae como
consecuencia la habilidad en la misma. Los problemas de atención dependerán de la selección
de procesos voluntarios, organizativos o estratégicos que rigen el nivel de procesamiento de
información (Molina, 1990).
Los niños con retardo mental poseen evidentes dificultades tanto en el procesamiento
simultáneo como sucesivo de la información, lo cual trae como consecuencia, que tengan
problemas de aprendizaje en aquellas áreas en que dicho modo de procesar la información es
necesario, por ejemplo, en el aprendizaje de la lectura. Hay una preponderancia a procesar la
información por una determinada modalidad visual o auditiva pero se le limita el paso más o
menos simultáneo de una modalidad de información sensorial a otra (Molina, 1990). Las
personas con retardo mental son más lentos en el procesamiento de la información, sin
embargo, su dificultad de procesamiento no difiere entre una modalidad sensorial y otra lo
cual si ocurre en las personas con autismo. Este menor procesamiento de información, en
general, se relaciona con un retardo en el proceso de maduración del sistema nervioso (Ibarra,
1.992).
En las personas con retardo mental con mayor integridad cognitiva y con ausencia de
antecedentes biopatológicos su dificultad no radica en la incapacidad de adquirir determinados
tipos o niveles de aprendizajes sino en la puesta en práctica de estrategias cognitivas
inadecuadas en la resolución de determinados problemas y en el predominio de unos procesos
cognitivos sobre otros que impiden la flexibilidad de los mismos, absolutamente
imprecindibles en la consecución de los aprendizajes complejos o simbólicos.
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En cuanto a la memoria en las personas con retardo mental cabe considerar que sus
dificultades en esta área se deben no a la falta de capacidad sino a la falta de estrategias
académicas adecuadas. Cuando se utilizan contextos significativos mejoran en el uso de estas
estrategias que difieren poco de las personas no retardadas en la resolución de los problemas
de memorización. En la memoria a corto plazo hay dos tipos de procesos reconocimiento y
evocación y dos tipos de memoria: primaria y secundaria. Las personas con retardo mental no
evidencian problemas en el proceso de reconocimiento pero si en el de evocación. Se ha
planteado que los problemas de memorización se deben a que les resulta muy difícil ajustar la
información que ya poseen a las características variables de la nueva tarea.
Lo anterior, a su vez incide en el área emocional del niño. Los niños con retardo
mental tienen las mismas necesidades fisiológicas, emocionales y sociales básicas de cualquier
otro niño. Debido a sus experiencias en el manejo de las exigencias del ambiente desarrollan
formas particulares de conducta emocional que los diferencian de otras condiciones. Un
aspecto importante se refiere al locus de control. Las personas con retardo mental perciben
que muchas circunstancias o eventos de su vida están fuera de su control, es decir, que sus
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éxitos y fracasos dependen de causas externa a sí mismo, lo que implica un locus de control
externo disminuyendo su motivación al logro. La persona con retardo mental a menudo tienen
experiencias de fracaso, por lo anteriormente señalado, desarrollando como estilo de solución
de problemas la evitación del mismo. Esto lo puede llevar a la falta de autodirección y
autorregulación lo que se manifiesta en una serie de comportamientos no siempre aceptados
socialmente entre los cuales se encuentran la conducta disrruptivas, labilidad atencional, baja
autoestima e hiperactividad. Estos se acentúan a medida que hay menor integridad cognitiva y
mayor compromiso orgánico o asociación con otras condiciones pudiéndose presentar además
cambios en el humor o labilidad afectiva, baja tolerancia a la frustración, estereotipias, entre
otros. Por otra parte, la persona con retardo mental desarrolla falta de confianza en sí mismo y
conducta dependiente, por lo cual, se observa que tienden a imitar a otros en la búsqueda de
aprobación social, esto se hace más evidente en las personas con retardo mental con mayor
integridad cognitiva al percibirse más facilmente como “diferente”, está más consciente de su
condición.
Otros autores como Payne, Polloway, Smith y Payne, en 1977 plantearon que las
personas con retardo mental a menudo presentan un pobre autoconcepto y una distorsión de su
autoimagen a causa de las continuas experiencias de fracaso lo cual, en los casos más severos,
es expresado en conductas de autoagresión y estereotipias. Presenta retraimiento, ansiedad,
miedos y conductas inmaduras, falta de confianza en sí mismo, son personas dependientes,
pasivas, con un limitado autocontrol y sus motivaciones son más extrínsecas que intrínsecas.
Las demandas inapropiadas del entorno, adultos sobreprotectores, pocas oportunidades de
toma de decisiones, entre otras razones, pueden explicar la dependencia descrita la cual no
está íntimamente ligada a la integridad cognitiva
Los problemas en el área socialización de las personas con retardo mental puede
comprometer su integración social. En este sentido, Patton y colaboradores (1.990) señalan:
“Ya que el ser capaz de satisfacer más las expectativas de conducta normal
frecuentemente es una consideración en la decisión para integrar niños
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Por otro lado, los problemas de tipo orgánico en las personas con retardo mental y los
efectos de los medicamentos pueden afectar la atención y concentración lo que incide en una
adquisición más lenta y limitada de competencias sociales.
El retardo mental es una condición que puede prevenirse en algunos casos si se detecta
a tiempo el factor etiológico ambiental que la actualizaría (por ejemplo, hipotiroidismo), así
mismo la intervención temprana o atención educativa temprana pueden modificar la severidad
de esta condición.
Entre los cuadros clínicos que cursan con el retardo mental se encuentran lesiones
cerebrales, la Enfermedad de Tay-Sachs, la Galactosemia, los Síndromes Neurocutáneos,
Parálisis Cerebral, Deficiencias Sensoriales, entre otros. En relación a los cuadros asociados
cabe destacar que las personas con autismo presentan entre un 75% a un 90% asociada la
condición de retardo mental. Sin embargo, son cuadros con características, especialmente las
cognitivas, sociales y de comunicación, que los diferencian. En el retardo mental el
desarrollo ocurre siguiendo las fases evolutivas previstas pero a un ritmo más lento, en el
autismo se evidencias trastornos no sólo en la velocidad sino también en la secuencia del
desarrollo. Parece existir un estilo cognitivo característico al cuadro de autismo que lo
diferencia claramente del retardo mental con el cual pueden tener en común algunos aspectos
debido a la asociación señalada. Al individuo con autismo hay que "enseñarlo a aprender",
porque no sólo están alterados sus procesos senso-perceptivos sino aquellos de procesamiento
e integración de la información que reciben del medio. Por otro lado, en el autismo lo que
predomina no es la pérdida del lenguaje o la falta de socialización lo que lo caracteriza sino la
calidad y uso de la comunicación y de la interacción social especialmente en lo referente a la
iniciación y la reciprocidad de la interacción. En este sentido, hay características que poseen
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los educandos con autismo que además tienen retardo mental como cuadro asociado que no las
presentan los educando que tan sólo tienen retardo mental.
general, lo cual fue ratificado por la UNESCO (1.990) en la Declaración Mundial sobre
Educación para Todos, Artículo III, parágrafo 5, donde se establece lo siguiente:
La atención educativa de las personas con retardo mental está enmarcada en los
principios filosóficos - axiológicos de: a) Democratización , la cual significa el derecho de
estas personas a participar en igualdad de condiciones y oportunidades en un proceso
educativo que le permita el máximo desarrollo personal y social acorde a sus aptitudes y
potencialidades a fin de incorporarlos a la vida productiva del país; y b) Modernización el
cual contempla el derecho de estos ciudadanos a recibir una educación a través de métodos
especializados y actualizados acordes a los avances científicos, así como también, a las
particularidades regionales de nuestro país (Conceptualización y Política de Educación
Especial, 1976).
con el fin de garantizar una atención educativa integral al niño considerando la familia y la
comunidad permitiendo así, un mejor desarrollo de estas personas desde el punto de vista
biológico, psicológico y social, considerando sus características individuales y ritmos de
desarrollo dentro de la aceptación y respeto de la diversidad. La Normalización contempla
una concepción que trasciende lo educativo y abarca todas las manifestaciones de la vida
social, dando el derecho a estas personas de compartir espacios cada vez menos restrictivos
acordes a sus posibilidades individuales tanto a nivel educativo como cualquier otro aspecto
de la actividad humana, lo cual implica no sólo la aceptación sino también el derecho social de
estas personas a participar en igualdad de condiciones y oportunidades en cualquier
actividad del que hacer humano, lo que garantizará su proceso de integración
(Conceptualización y Política de Educación Especial, 1976).
En aquellos educandos con retardo mental cuyas potencialidades y características lo
permitan se integrarán a la educación regular utilizando estrategias que resulten útiles para
facilitar su proceso de enseñanza-aprendizaje realizando las adaptaciones curriculares que
sean necesarias a fin de garantizar su acceso, permanencia, prosecución escolar y culminación
de estudios (Ley para la Integración de las Personas Incapacitadas, 1993; Ministerio de
Educación, Resolución 2.005, 1996; RLOE, Artículo 92).
Desde esta perspectiva, la atención educativa de las personas con retardo mental es un
proceso de formación integral, permanente, continuo y sistemático que permite el pleno
desarrollo de las potencialidades y la atención de las necesidades individuales, cuyo fin último
es el pleno desarrollo de la personalidad y un ciudadano apto para vivir en sociedad, como
miembro de grupos sociales, como la familia, la escuela y la comunidad, donde el educando
participa activamente para el beneficio propio y de la comunidad. En tal sentido, educar no es
solamente transmitir conocimiento sino crear una situación pedagógica que facilite al hombre,
el descubrirse a sí mismo y a la vez , aprender a tomar conciencia del mundo que lo rodea, a
descubrir las potencialidades y actuar sobre la realidad y transformarla (Freire,1978).
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Ahora bien, en la atención educativa integral de las personas con retardo mental se
visualiza la teleología de la educación, enmarcada desde el punto de vista filosófico, dentro de
una corriente humanístico-social, que desde el punto de vista axiológico, debe formar un
educando capaz de escoger dentro de los diversos valores de la sociedad, sus propios valores
económicos, políticos, sociales, religiosos y culturales, sin violentar los derechos colectivos en
la búsqueda de bien común.
sociedad ya que la misma tiene un papel primordial como mediador en la conducta presente y
futura de cualquier persona. El afecto, el estímulo y la cooperación de la familia dan la base
para el desarrollo del niño y en especial del niño con retardo mental, en quien influye
determinantemente en la maduración intelectual, emocional y en las relaciones interpersonales
considerándose, esta el ente social mas efectivo para la formación psicológica y social del
individuo.
Por otra parte Vigotsky (1979) plantea que las descripciones cualitativas de las
habilidades permiten reflejar las características individuales de cada educando y el desarrollo
de planificaciones basadas en la posibilidades de cada uno de ellos, al considerar aquellas
habilidades en vías de desarrollo o potencial de desarrollo, mientras que las descripciones
cuantitativas carecen de utilidad para guiar el desarrollo de la atención educativa. De manera
que se puede considerar que la condición de retardo mental hace que la persona se desarrolle
de otro modo lo cual lo hace diferente del resto de la población, así es necesario hacer valer su
derecho a ser diferente, como también la aceptación y el respeto verdadero, aceptando su
condición y tomando en consideración sus posibilidades en cualquier área del que hacer
humano.
Así mismo, este autor considera que el aprendizaje es la función más importante en la
evolución del pensamiento infantil y en la formación integral de la personalidad, en el cual el
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lenguaje como hecho social juega un papel de gran importancia. Este aprendizaje puede darse
en dos niveles, uno real y otro potencial, en el primero el niño resuelve distintos problemas de
acuerdo a su capacidad y en el potencial, requiere de pautas o guías para la solución de los
problemas que no está en capacidad de responder, debido a su grado de madurez. De allí la
importancia del adulto como mediador y el intercambio con otros niños en la atención
educativa de las personas con retardo mental, ya que hasta el momento se ha descuidado u
obviado en muchos casos el desarrollo del aprendizaje potencial, cuando a través de
diagnóstico clasificatorio, se limita la atención educativa a los resultados de evaluaciones en
función de las conductas demostradas sin considerar los aprendizajes en vía de desarrollo tanto
a nivel familiar, educativo como social. Dentro de un proceso de mediación del aprendizaje se
deben estructurar experiencias significativas en diferentes ambientes que permitan al educando
actualizar su potencial en forma activa considerando su ritmo de aprendizaje.
A la persona con retardo mental debemos en primer lugar considerarla como un
ciudadano con deberes y derechos que constitucionalmente le corresponden, con posibilidades
y limitaciones, y miembros de una comunidad, con la cual está en continua interacción
(familia-escuela-comunidad). El educando con retardo mental, visto como unidad bio-psico-
social en interacción con sus pares, es un ser activo a quien la atención educativa debe
garantizar su formación ciudadana y capacitarlo para transformarse así mismo y a la sociedad,
siendo el docente un modelo social dentro del proceso educativo que media la interacción
constante del educando con la realidad de su entorno, lo cual le permite reflexionar, criticar y
actuar en los diferentes aspectos de la realidad, sobre la base del conocimiento previamente
formado a través de las experiencias formales y no formales.
Asimismo Flórez (1.993) reafirma este hecho al expresar que todo pedagogo reconoce
que ninguna experiencia educativa tendrá éxito en la formación, sí niega las experiencias e
interés del niño a la participación libre, experiencial y espontánea del educando; que el
individuo no se humaniza aislado o por fuera de la cultura o de la sociedad sino en medio de
ella y en consecuencia el medio sociocultural se puede diseñar para el educando, a través de la
formación como entorno de aprendizaje, para influenciar las estructuras cognitivas y por ende
el comportamiento del educando.
ambiente, que no solo incide en el desarrollo cognitivo sino en su aspecto afectivo emocional
dando autoconfianza y favoreciendo el desarrollo de una interacción social efectiva.
Por otra parte, la condición de retardo mental no es sinónimo de niño o infante es decir
el hecho de que una persona presente la condición de retardo mental no implica que siempre es
un niño, esta persona en la mayoría de los casos, tiene el mismo proceso de maduración
biológica, psicológica y social que el resto de las personal, por lo tanto el proceso de atención
integral debe adaptarse al grupo etarios en el cual se encuentra considerando las características
individuales de cada persona.
Ahora bien, para ello se requiere de un docente afectuoso, como continuidad del afecto
por parte de la familia, con buena disposición, interesado, motivado, comprensivo y solidario,
que propicie un mejor ambiente pedagógico y por ende mayores oportunidades de un
desarrollo optimo de las personas con retardo mental.
Siendo el rol del docente, variable dependiendo de las características del alumno y la
complejidad de la información unas veces motivará, estimulará , facilitará y mediará el
desarrollo de sus habilidades o conocimientos fomentando situaciones que creen curiosidad o
inquietud en el educando en otras oportunidades el docente guiará, corregirá y dirigirá
partiendo del proceso de desarrollo potencial del mismo. El maestro debe ser propiciador de
deseos de superación, de pensamiento crítico, como vía para el crecimiento y autonomía del
alumno. Además de observador e investigador permanente de cada uno de los factores que
interactuan dentro del proceso educativo manteniendo una actitud objetiva y crítica.
permite visualizar diferentes grupos dentro de la población con retardo mental dependiendo de
los efectos de estos factores en la integridad cognitiva que a su vez influyen tanto a nivel del
comportamiento social como en la adquisición del conocimiento, hecho este que debe
considerarse al diseñar las acciones educativas para cada grupo y educando en particular. De
allí que considerada la modalidad de educación especial como una variante escolar, técnica y
administrativamente, se justifica el uso de los curriculum de Educación Preescolar y de Básica
en al atención de la población con retardo mental, con las debidas adaptaciones
curriculares
( contenido, Objetivos y metodología ) acorde a las necesidades individuales y colectiva de la
población escolar con mayor integración cognitiva, mientras aquellos educandos con menor
integridad cognitiva los contenidos curriculares deben ser orientados hacia el desarrollo de
competencia social que le permitan su integración social al medio circundante dentro de una
concepción humanística social y a través de un abordaje interdisciplinario que lleve al
desarrollo del máximo potencial de cada educando.
Así mismo se hace necesario la realización de una evaluación inicial que considere
factores biológicos, psicológicos y sociales que permitan conocer de manera integral a cada
educando a fin de guiar el proceso de enseñanza aprendizaje el cual debe estar centrado en las
posibilidades e intereses del alumno atendiendo sus diferencias en la forma de adquisición de
aprendizaje y acorde al ritmos de desarrollo de los educandos.
Así mismo este proceso debe ser sistemático, permanente, continuo, multifactorial y
con la participación activa de la familia. Permitiendo una evaluación formativa y sumativa que
garantice la formación integral del educando, alcanzando así el desarrollo pleno de su
potencialidad. Los resultados de dicha evaluación deben ser descripciones cualitativas de la
persona evaluada que valore más sus posibilidades, es decir lo que actualmente hace o esta en
vías de lograrse, que las limitaciones que él posee.
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Por tal motivo, no solo se debe facilitar el aprendizaje sino que se debe promover el
mismo y no esperar que la persona lo genere por si mismo, es decir se debe enfatizar en la
mediación de procesos y en el desarrollo de la motivación intrinsica hacia el aprendizaje,
además se debe considerar las estrategias de aprendizajes específicos que el educando posee
para acceder y apropiarse del conocimiento, lo que permitirá flexibilizar las estrategias de
enseñanza y adaptarlas a sus características individuales.
El ambiente del aula debe promover la interacción social entre los educandos y los
educandos y el docente. Aunque en la practica resulta difícil la conformación de grupos
homogéneos dentro del aula, esto debe considerarse mas que una desventaja, una ventaja para
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los educandos, ya que desde el punto de vista de Vygotsky y Piaget estas diferencias en el
desarrollo del conocimiento las experiencias y las acciones, al ser intercambiadas entre los
educandos pueden generar el desarrollo de nuevos aprendizajes en relación al conocimiento,
hábitos, destreza, valores entre otros.
Igualmente, este modelo se orienta a la formación de valores morales, sociales y
culturales que permitan satisfacer las necesidades propias del individuo y las del colectivo,
como hombre participativo, creativo productivo, conocedor y sensible de la realidad,
consciente de sus posibilidades, capaz de comunicarse y relacionarse con los demás
Por lo antes expuesto, el Modelo de Atención Educativa Integral del área de Retardo
Mental responde al proceso de educación permanente y a los principios de la educación formal
y no formal, dando énfasis a la dignificación de la persona mediante la estimulación de sus
potencialidades y la atención a las diferencias y estableciendo una vinculación entre educación
y trabajo, en las diferentes etapas de la vida del individuo desde su nacimiento hasta su
incorporación laboral a fin de lograr la integración de las personas con retardo mental de
manera plena, armónica y satisfactoria a cualquier ámbito de la sociedad.
En este sentido, el currículo como proceso guarda una alta correspondencia con la
concepción de educación humanista social la cual ha sido ampliamente desarrollada en el
presente documento. El cuurículo en el Area de Retardo Mental de la Modalidad de Educación
Especial debe considerar las características individuales de la persona con retardo mental en
cada una de las etapas de su ciclo vital, es decir desde su nacimiento hasta su adultez, como
unidad bio-psico-social, y debe garantizar la formación de un ciudadano apto para vivir en
sociedad, como miembro de diferentes grupos sociales, donde participe activamente en el
contexto que mejor responda a sus características particulares.
El niño, jóven o adulto con retardo mental se considera el centro del proceso de
enseñanza-aprendizaje, de alli que deben tomarse en cuenta sus características individuales
durante este proceso. Ya desde edades tempranas el respeto a la diversidad y proporcionar
experiencias significativas en los diversos contextos, basándose en los intereses y fortalezas de
la persona, garantizará el desarrollo de sus potencialidades y la satifacción de sus necesidades.
Así mismo, el docente debe considerar las diferencias individuales de cada persona y
respetar los ritmos de aprendizaje, lo cual trae como consecuencia, la necesidad de una
cuidadosa planificación individualizada centrada en el desarrollo de procesos.
Siendo la Educación Especial una variante escolar, los currícula de los niveles y otras
modalidades del sistema educativo, constituyen una base o guía del proceso educativo de las
personas con retardo mental debiendo realizar las adaptaciones y el enriquecimiento del
currículo en cuanto a contenido, estrategias, recursos, procedimientos y a la evaluación que
sean pertinentes a fin de atender de forma diferenciada y especializada a la población con
retardo metal. Para lograr lo anterior se requiere de la concurrencia profesional de diferentes
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Ahora bien, la atención educativa de las personas con retardo mental con mayor
integridad cognitiva pero que requiera ser atendido en las instituciones de la Modalidad de
Educación Especial, responderá curricularmente a las propuestas educativas correspondientes
para los grupos etáreos de 0 a 6 años ( Preescolar ) 6 - 15 años de edad ( Preescolar-Básica ) y
15 o más ( Educación Básica de Adultos ) de acuerdo a sus propios ritmos de desarrollo,
realizando adaptaciones curriculares que permitan la consideración en los contenidos
curriculares de diferentes niveles de complejidad o concresión necesarias a fin de atender las
necesidades educativas individuales, como tambíen la atención de aquellos aspectos
especificos relacionados a su condición o necesidades individuales.
Por otra parte, la atención educativa de aquellos educandos con menor integridad
cognitiva enfatizará la enseñanza de conocimientos y experiencias que le permitan la
adquisición y desarrollo de habilidades personales, competencias sociales y laborales
específicas como una manera de favorecer su proceso de integración a nivel de la familia, la
escuela y la comunidad, sin descartar las posibilidades de que sea capaz de progesar en
aquellos contenidos curriculares que puedan ser adaptados a sus características particulares y
los cuales logrará dominar en un mayor lapso de tiempo, recordando que siempre es el
educando el que determina la continuidad del proceso.
El currículo para la atención educativa de las personas con retardo mental debe incluir
áreas que consideren longitudinalmente el curso del desarrollo de procesos que un niño, jóven
o adulto, sin las características particulares de la persona con retardo mental, aprenderían de
manera espontánea de sus padres, niños u otras personas significativas para él pero el niño,
jóven o adulto con retardo mental requiere de un proceso mediador que garantice su
aprendizaje, ya que por su condición tiene una forma diferente para acceder al conocimiento y,
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semántico tiene mayor vinculación con las instrucciones y explicaciones del docente en el
aula, así como con el contenido curricular y el aspecto morfológico y sintáctico, con las
expresiones formuladas por el docente y los alumnos. Es importante que en todo momento, el
equipo muy particularmente, el docente, exprese oraciones simples para así facilitar las
respuestas de los niños, quienes puedan producir, considerando sus posibilidades, los
elementos básicos del lenguaje y no palabras aisladas. En cuanto al componente pragmático,
se debe observar la comunicación utilizada por el niño, aceptándola y estimulándola en la
medida que aumente su interacción.
La atención del lenguaje del niño con retardo mental en edad escolar va más unida al
contenido curricular destacando los componentes semánticos, morfológicos, sintácticos, y
pragmáticos. Para el desarrollo de una comunicación efectiva, es de suma importancia
considerar el modo de comunicación de los adultos significantes, especialmente, el docente al
momento de dar explicaciones, instrucciones, contenidos, informaciónes. etc.
En el área socio - afectiva, los contenidos deben ser consistentes con lo que los
educandos comprenden y deben centrarse en experiencias positivas. El aprendizaje de
competencias sociales debe fomentarse a través de experiencias grupales que permitan la
interacción continua y significativa en diferentes contextos.
hacer entender que los errores son fuentes de aprendizajes, resaltar los aspectos positivos del
individuo, fomentar y mantener relaciones respetuosas y placenteras y usar las experiencias
como oportunidades prácticas de enseñanza. De allí que el desarrollo de las conductas sociales
se constituyan en una fortaleza para la aceptación de si mismo y una mayor receptividad de su
entorno social.
solo logra el desarrollo armónico de su cuerpo sino también ayuda al desarrollo intelectual,
social y emocional de la persona con retardo mental.
En esta línea de pensamiento, Amaya (1.997) plantea que la importancia del “ Abordaje
Corporal consciente ” en el desarrollo integral de los educandos con necesidades especiales,
conceptualizandolo como el conjunto de actividades corporales, sistemáticas que el docente
oriente y facilite a fin de generar procesos psicomotores, afectivos y sociales que se
manifestarán a través de la expresión y comunicación de los educandos.
Otro eje longitudinal en la atención educativa integral de la persona con retardo mental
es la formación para el trabajo, dándole a este último un valor igual que a la educación, por lo
cual se hace necesario desarrollarlo desde el principio del proceso educativo de la persona con
retardo mental, fomentando el desarrollo de habilidades, destrezas, hábitos y valores hacía el
trabajo; detectando intereses, necesidades, aptitudes y estimulando y desarrollando al máximo
sus posibilidades. Así, educación y trabajo son entendidos como dos procesos de la vida del
individuo como tal deben estar presentes durante todos los momentos de ésta, en concordancia
con los períodos de desarrollo a través de los cuales va evolucionando, considerando la
significación social que dichos procesos poseen; ya que permiten abrir espacios cada vez más
amplios en la sociedad, para la participación activa de esta población en todas las actividades
del quehacer humano, lo que se traduce en una verdadera integración a nivel familiar y social
en la que se contempla la inserción laboral.
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El currículo debe ser flexible para que permita su adaptación a la realidad social del
individuo respondiendo a valores, costumbres y cultura de cada comunidad en particular. La
flexibilidad del curriculum permite la realización de adaptaciones curriculares a nivel de
objetivos, contenidos, estrategias metodológicas y recursos a fin de responder a las
necesidades educativas de estas personas.
La población con retardo mental no constituye un grupo homogéneo sino que hay tanta
diversidad como persona con retardo mental existen, lo que implica que en el marco del
respeto a las diferencias individuales y a la igualdad de condiciones y oportunidades, en los
planes y programas dirigidos a esta población se deben utilizar una serie de recursos y
procedimientos especializados que permitan la individualización del proceso educativo en un
contexto social, que incluya el ámbito familiar, escolar, sociocultural y regional en el cual se
desarrolla ese proceso. Esto implica que siguiendo los lineamientos generales del curriculum,
se debe diseñar una planificación individualizada que responda a las características
particulares de cada educando que se organizará dentro de planes educativos integrales tanto a
nivel del aula como en el Proyecto Pedagógico del Plantel.
En este sentido la educación para el trabajo al igual que los otros ejes para la atención
educativa integral de esta población, exige una planificación educativa tanto transversal como
longitudinal, que garantice la formación integral de esta población.
En el marco de un contexto social, la atención educativa especial para las personas con
retardo mental dentro de una escuela creativa y participativa debe guardar una estrecha
relación recíproca con la familia y la comunidad. Aprovechando las oportunidades que la
comunidad ofrece para la participación del educando en actividades culturales, recreativas-
deportivas, de formación moral y cívica, entre otras. Lo que permitirá abrir espacios cada vez
más amplios en la sociedad para la participación activa de esta población enmarcado dentro
del proyecto pedagógico del plantel.
desarrollo cognitivo, cuyo uso constante representa un elemento esencial de aprendizaje en sus
diferentes formas: oral, gestual y escrito.
del hecho de que a menudo estos conceptos son inadecuados para interpretar nuevos conceptos
de la realidad y con la mediación del maestro lograrán una reestructuración de sus esquemas
cognitivos en la formación de las funciones superiores. Para obtener estos resultados, es
necesario que la comunicación sea adecuada al nivel de desarrollo alcanzado por cada escolar
en particular.
orientar a las instancias estatales, municipales y locales que tienen bajo su responsabilidad las
administración y ejecución de la política educativa de la Modalidad de Educación Especial en
el Area de Retardo Mental; supervisar y velar por la aplicación de políticas de atención de las
personas con retardo mental en cuanto a la atención pedagógica integral; controlar la ejecución
de convenios suscritos para garantizar su cumplimiento en cuanto a la capacitación, inserción
e integración social de estas personas; coordinar con la instancia estatal programas de
desarrollo profesional dirigidos al personal en servicio del Area de Retardo Mental; prestar
asesoramiento técnico de acuerdo a los requerimientos; propiciar innovaciones educativas en
función de la excelencia del proceso educativo; promover intercambios con instituciones y
organismos públicos y privados nacionales e internacionales a fin de generar proyectos e
investigaciones para la solución de problemas educativos.
Así mismo, el modelo de atención educativa integral para las personas con retardo
mental en base a las diferencias individuales, los derechos y deberes de los ciudadanos, estará
direccionado en dos líneas estratégicas: 1) Una línea de acción especializada la cual atiende a
los niños, jóvenes y adultos con retardo mental que por sus necesidades educativas requieren
de un abordaje pedagógico diferencial y especializado, con un enfoque integral dentro de la
modalidad que implica el fortalecimiento de la articulación intramodalidad. 2) Una línea
de integración escolar en la cual se atiende a esta población dentro del ámbito regular en los
diferentes niveles y modalidades del sistema educativo con el apoyo de los servicios de
educación especial.
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LINEAS ESTRATEGICAS
Los educandos con retardo mental son ante todo, niños y jóvenes con posibilidades y
necesidades comunes e individuales, tanto a nivel cognitivo, psicomotor, afectivo como social,
siendo sus características más resaltantes los patrones de desarrollo diferentes a nivel del área
cognitiva, la cual se encuentran comprometida en mayor o menor grado, haciéndolo funcionar
de manera diferente tanto socialmente como en la adquisición de conocimiento.
autorealización, así como también, educación física y deporte. Todo lo cual, constituyen
medios para fortalecer el desarrollo de las capacidades, promoción de la adquisición y
desarrollo de hábitos, habilidades, aptitudes, destrezas, conocimientos y valores que
contribuyan al desarrollo armónico de la personalidad, garantizando así, una mejor
integración social.
En esta etapa el docente considerará las diferencias individuales, y los diferentes ritmos
de aprendizaje del educando a fin de aplicar las estrategias metodológicas especiales y las
adaptaciones curriculares a los programas de Preescolar y Básica considerando el nivel de
compromiso de cada educando (a aquellos cuyo menor grado de compromiso) le permitan
apropiarse de un contenido programático que lo capacita para la obtención de un
reconocimiento de estudio, beneficiándose a sí mismo y a la sociedad a la cual pertenece.
Por otra parte, aquella población con mayor compromiso, se apropiará de contenidos
programáticos acorde a sus posibilidades, a fin de desarrollar competencias sociales y
laborales que le permitan desarrollar sus potencialidades relacionadas con su independencia
personal y adecuación al medio.
2. Los niños y jóvenes de 6 a 15 años con retardo mental serán atendidos en los
Institutos de Educación Especial (IEE), sin que sea requisito indispensable, su procedencia de
los Centros de Desarrollo Infantil (CDI).
1. En aulas de autismo de carácter transitorio para luego pasar a las aulas de retardo del
Instituto de Educación Especial.
2. Dentro de las propias Aulas de Retardo Mental de la institución.
En ambos casos, la Atención Educativa Integral para la población con autismo estará
orientada por los lineamientos de política educativa del Area de Autismo y del Area de
Retardo Mental.
Por otra parte es importante resaltar que a cualquier nivel de este continuo educativo
existe la posibilidad de integración escolar parcial o total a cualquier nivel o modalidad
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educativa, dependiendo de las posibilidades de cada educando con las condiciones asociadas
de autismo y retardo mental.
Educación de Adultos. El trabajo a realizarse, con la población con retardo mental en los
planteles de Educación Básica se llevará a cabo a través de una atención educativa integral de
carácter especializado, con adaptaciones a nivel curricular y estrategias especiales que nivelen
al alumno de acuerdo a las exigencias del grado donde éste se encuentre, con la finalidad de
propiciar su permanencia y prosecución dentro del Sistema Educativo.
En los IEE de Retardo Mental los educandos que tienen asociada la condición de
retardo mental a la condición de autismo y que estén en condiciones de ser integrados en los
mismos, serán atendidos a través de dos estrategias o bien en aulas para autismo de carácter
transitorio para luego pasar a las aulas del instituto o bien entrando directamente a las aulas
de retardo mental, dependiendo de las características del educando y de la capacidad
instalada de la institución. En este proceso los profesionales del área de autismo, retardo
mental y los servicios de apoyo deberán realizar un trabajo cooperativo que facilite la
integración progresiva de los educandos. Para esto se brindará el área de autismo brindará
apoyo en cuanto a asesorías, actualizaciones y capacitación en servicio del personal que así lo
requiera.
asociadas de autismo y retardo mental asociado que hayan sido atendidos en los IEE ó UEE y
que sus características lo permitan deben proseguir su integración hacia los TEL.
V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Hill.
MacMillan, D. (1977) Mental Retardation in School and Society. Boston: Little, Brownand
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Payne, J., Polloway, E., Smith, J. y Payne, R. (1977) Strategies for Teaching The Mentally
Retarded. Columbus (Ohio): Charles E. Merrill Publishing Company.
Silva, A. (1983) Las Conducta Adaptativas como Criterio Diagnóstico en Retardo Mental. En
A. Cabrera El Maestro: Vida y Obra de Alfredo M. Silva Armas. Caracas: Alejandra
Cabrera Nuñez, 1996.