Torrejón Luis 2010
Torrejón Luis 2010
Torrejón Luis 2010
Fotografías de la carátula
Mitin político (1912): Archivo fotográfico de la Biblioteca Nacional del Perú
Partidarios de Billinghurst (1912): Archivo fotográfico de la Biblioteca Nacional del Perú
Fotografías de la contracarátula:
Billinghurst asiste a las exequias de Nicolás de Piérola (1913): Archivo fotográfico de la Biblioteca Nacional del Perú
Retrato de Billinghurst: Archivo Histórico del Instituto Riva-Agüero
ISBN: 978-9972-835-10-0
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2010-02033
BUP-CENDI
323.26(85) (CDU)
La Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú está conformada por la Pontificia Universidad Ca-
tólica del Perú, el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico y el Instituto de Estudios Peruanos.
Prohibida la reproducción total o parcial de este texto por cualquier medio sin permiso de la Red para el Desa-
rrollo de las Ciencias Sociales en el Perú.
Introducción ................................................................................................................ 15
Capítulo 1
Los hechos: las Jornadas de Mayo................................................................................ 25
1.1 La coyuntura preelectoral........................................................................................ 27
1.2 Las jornadas cívicas de mayo................................................................................... 31
1.2.1 El sábado 25 de mayo................................................................................... 37
1.2.2 El domingo 26 de mayo................................................................................ 43
1.2.3 El lunes 27 de mayo...................................................................................... 51
1.3 El itinerario de la violencia...................................................................................... 54
Capítulo 2
El escenario: Lima de inicios del siglo XX .................................................................. 63
2.1 La demografía de Lima............................................................................................ 67
2.2 La expansión urbana de Lima ................................................................................. 75
2.3 El mercado de trabajo y la temprana industrialización ............................................ 80
2.4 Las condiciones materiales de existencia: vivienda y costo de vida .......................... 85
2.5 Lima: ¿ciudad preindustrial?.................................................................................... 94
Capítulo 3
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo................................................... 99
3.1. Los rostros del billinghurismo: la multitud............................................................ 101
3.1.1.Los muertos.................................................................................................. 101
3.1.2.Los heridos................................................................................................... 109
3.2 Los rostros del billinghurismo: los dirigentes......................................................... 118
3.2.1 El Comité Central Ejecutivo........................................................................ 119
3.2.2 La dirigencia popular: los presidentes de los clubes....................................... 132
3.2.3 La dirigencia popular: el Comité Popular..................................................... 139
3.3 Motivaciones y creencias. Algunas reflexiones........................................................ 142
Conclusiones............................................................................................................... 149
Bibliografía ................................................................................................................ 157
1.1 Ubicación por cuarteles de la violencia popular del 25 de mayo de 1912 .............. 55
1.2 Ubicación por cuarteles de la violencia popular del 26 de mayo de 1912 .............. 58
2.1 Población de la ciudad de Lima, 1820-1920 ......................................................... 67
2.2 Natalidad y mortalidad de Lima, 1860-1914 ........................................................ 69
2.3 UNMSM: alumnos de origen provinciano (cifras relativas) ................................... 73
2.4 Evolución urbana de Lima, 1870-1919 ................................................................. 77
2.5 Lima, 1870-1920. Densidad demográfica ............................................................. 77
2.6 Clasificación de los profesionales de Lima según los censos de 1876 y 1908 .......... 84
2.7 Alquileres en Lima durante 1908 .......................................................................... 86
2.8 Mortalidad por enfermedades evitables según cuarteles. Lima: 1884-1914 ............ 88
2.9 Evolución del precio por m2 en Lima ................................................................... 89
2.10 Estadística de precios y números indicadores. Lima, 1909-1920 ........................... 90
2.11 Lima: 1904-1915. Precio promedio del kg de carne (en centavos) ........................ 91
2.12 Escuela Correccional de Varones. Precio promedio de la ración diaria
(en centavos) ........................................................................................................ 91
2.13 Transporte público en Lima .................................................................................. 96
3.1 Heridos por grupos etarios .................................................................................. 113
3.2 Heridos por cuartel de domicilio ........................................................................ 114
3.3 Heridos por profesiones u oficios ........................................................................ 115
3.4 Oficios de los muertos y heridos de acuerdo con los censos de 1876 y 1908 ....... 116
3.5 Heridos según el valor del m2 de la vivienda que habitan ................................... 118
3.6 Presidentes de clubes por profesión u oficio (I) ................................................... 133
3.7 Presidentes de clubes por profesión u oficio (II) .................................................. 137
3.8 Comité Popular según profesión u oficio ............................................................ 141
Índice de mapas
17
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
En 1912, año en que terminó su primer mandato Augusto B. Leguía, el Partido Civil buscó
nuevamente el control de los mecanismos electorales para direccionar la elección hacia otro
de sus miembros: Ántero Aspíllaga. En ese contexto surgió un importante movimiento
popular que impulsó la candidatura del empresario salitrero y ex demócrata Guillermo
Billinghurst. Sin embargo, a este se le impidió la inscripción en el Jurado Nacional de
Elecciones. Frente a dicha situación, las sociedades de artesanos y trabajadores, junto a la
plebe limeña, convocaron a un paro general para los días 25, 26 y 27 de mayo, fechas de
las elecciones, y frustraron los comicios al enfrentarse a la Gendarmería de la ciudad y a
los “matones” del civilismo, con el saldo de ocho muertos y decenas de heridos. Ante tales
sucesos, el Congreso tuvo que llevar a cabo lo que la movilización popular había reclamado
en las calles: la elección de Guillermo Billinghurst como Presidente de la República.
Los sucesos narrados ponen en evidencia la participación decisiva del mundo laboral y de la
plebe de Lima en una coyuntura clave de la historia política de la República Aristocrática.
No obstante, resulta central para esta investigación tener presente que se trató de un proceso
de cambio en el cual las formas de confrontación tradicionales fueron cediendo a otras de
reciente creación. La participación popular en 1895 estuvo enmarcada por una guerra civil
dirigida por caudillos que no tenían origen popular. En 1912, la plebe participó bajo la
dirección de los presidentes de clubes políticos –que luego conformarán un “Comité Popu-
lar”– que pertenecían a su mundo laboral y cotidiano y en el marco de un “paro general”,
si bien el gobernante que surge de su acción pertenece al mundo oligárquico. En resumen,
la lucha popular pasó de estar integrada por caudillos y montoneras a estarlo por obreros y
artesanos; de ser una asonada, con el consiguiente “cierra puertas”, a ser un paro; de buscar
reivindicar propuestas políticas de la élite a la reivindicación popular.
Al plantear el tema del presente trabajo, proponemos estudiar a los actores sociales del pro-
ceso electoral de 1912 como sujetos activos en una etapa de cambios en la conducta política
de la plebe limeña en una de sus manifestaciones: las formas de lucha. Para realizar esta
exploración, conviene detenerse brevemente para precisar los alcances de los conceptos que
se utilizarán en esta investigación3.
3. Para la elaboración de estos conceptos ha sido de gran ayuda la lectura de los siguientes textos: la intro-
ducción de George Rude a La multitud en la Historia. Estudio de los disturbios populares en Francia e Inglaterra
1730-1848 (1971) y “Los movimientos de masas en el período preindustrial”, publicado en Protesta popular y
revolución en el siglo XVIII; Rebeldes primitivos (1974) y Trabajadores. Estudios de historia de la clase obrera (1979),
de Eric Hobsbawn; Tradición, revuelta y consciencia de clase. Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial (1979)
y Costumbres en común (1995), de Edward Thompson; y Aristocracia y plebe. Lima 1760-1830 (1984), de Alberto
Flores Galindo.
18
Introducción
En segundo término, cuando nos referimos a las formas de lucha estamos aludiendo a todas
las formas de confrontación donde existe la presencia de grupos sociales en “contacto direc-
to”, de grupos que están “cara a cara” ejerciendo violencia, realizando –como señala George
Rude– un “estallido hostil”. Los grupos que actúan pueden estar conformados de manera
homogénea (miembros de un gremio) o ser sumamente diversos (miembros de un barrio
que atacan la casa de una autoridad). El marco de estas acciones es el conflicto político –una
elección, por ejemplo–, en el que la aceleración del tiempo político permite condensar un
conjunto de experiencias para volverlas más complejas y ricas para el investigador.
En tercer lugar, entendemos por actores sociales a los individuos –que forman parte de la
“masa” o de la dirigencia– que participan en estos hechos y que resultan identificables. Po-
demos reconstruir sus rostros: tienen género, edad, domicilio, grupo étnico, oficio, trabajo,
estado civil, lugar de nacimiento. Conociendo todas o buena parte de estas variables, los
“actores sociales” se convierten en portadores de la dimensión colectiva del evento, lo que
nos permite ingresar a las raíces sociales, económicas y culturales de estos sucesos general-
mente signados por el anonimato.
19
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Luego de definir los términos que hemos utilizado para llevar a cabo nuestra investigación,
es necesario pasar revista a las diferentes publicaciones que los sucesos de 1912 han genera-
do. Estos trabajos pueden ser divididos en dos grupos: en primer término, aquellos estudios
que desde diferentes posiciones –incluso contrarias– no valoran la dimensión histórica de la
violencia de la plebe en la escena pública como un factor de cambio; y, en segundo lugar, las
propuestas de científicos sociales que desde diversos ángulos tratan de destacar la relevancia
de las Jornadas de Mayo de 1912.
Dentro del primer grupo nos encontramos con dos propuestas divergentes. Por un lado,
tenemos la versión de los contemporáneos de los sucesos de 1912, quienes encuentran en la
violencia de la plebe la acción de “turbas” guiadas por delincuentes sometidos a sus “bajos
instintos”4. Se trata de una versión teñida de prejuicios y cuya principal limitación reside
en la incapacidad de interpretar los hechos como un producto social. Por ello tienen que
atribuir su causalidad a una anomalía ubicada fuera del sistema, frente a la cual solo queda
la represión. De otro lado, están las interpretaciones signadas por los esquematismos de la
lucha política5. Su común denominador es el permanente uso de la generalidad y la descrip-
ción para dar cuenta del accionar popular. Usan fórmulas como “apoyo masivo de capas po-
pulares”, “enorme presión popular”, “movilización de multitudes electorales”, “la violencia
popular”, pero poco o nada dicen sobre la identidad de los movilizados, el tejido social que
expresan y las motivaciones colectivas que impulsaron y diseñaron sus actos.
Las propuestas reseñadas en este primer grupo de trabajos tienen, más allá de sus diferen-
cias, varios elementos comunes. En primer lugar, son interpretaciones que tratan la con-
frontación social y política desde los resultados, y suponen que la presencia de población en
las calles implica la presencia del “pueblo”, tanto en términos positivos como negativos. En
segundo término, no establecen matices ni fisuras y proyectan una imagen sin relieves del
“mundo popular” que se expresó en 1912.
Los trabajos que constituyen el segundo grupo son muy diversos en el uso de categorías y
perspectivas de análisis; sin embargo, tienen una valoración positiva en cuanto al significado
4. Ejemplos que ilustran bien esta posición: Prado y Ugarteche (1912), Jiménez (1918: 2) y González Prada
(1979).
5. Ver: Mariátegui (1972a: 97), Yepes (1978: 237), Cotler (1978: 172) y Leceta (2001).
20
Introducción
histórico del estallido social de 1912. De un lado, se encuentran las reflexiones que desta-
can la presencia de un nuevo tipo de liderazgo en la práctica política peruana. Este nuevo
tipo de dirigente estaría caracterizado por un “mesianismo seductor” (Basadre 1980: 68) o
por haber desarrollado una “alianza hacia abajo” sobre la base de un “liderazgo carismáti-
co” (Blanchard 1980). Estas propuestas no mencionan la presencia de un nuevo discurso
derivado de la emergencia de un nuevo escenario político, lo que explica la presencia de un
colectivo en las calles de Lima en 1912.
De otro lado, se ubican los trabajos que tratan de explicar las razones del comportamien-
to popular desde su accionar en la escena pública. Una de las respuestas apunta a ubicar
la confrontación social en el marco de la hegemonía oligárquica sin consenso, en el que
se desarrollan “corrientes populares antioligárquicas” (Burga y Flores Galindo 1979: 130)
que van generando una fisura en la estructura de dominación. Otra respuesta afirma que
en 1912 se hicieron presentes los “mil rostros de la plebe” como los “nuevos actores” de la
acción política, los cuales lograron construir “un amplio y complejo frente multiclasista”
y “se apropiaron del discurso republicano radical” (Mc Evoy 1997: 403-405). Ambas re-
puestas encuentran su punto de confluencia al afirmar la ausencia de una institucionalidad
republicana que haya sido capaz de integrar a toda la población bajo un orden basado en la
igualdad a través del ejercicio de los derechos ciudadanos.
Finalmente, otra línea de interpretación afirma que la sociedad que sustentó el Estado oli-
gárquico tuvo como rasgos centrales “una formación de clase no desarrollada en la que las
relaciones sociales no se han depurado en un sentido específicamente capitalista, para per-
mitir el desarrollo de las bases materiales del hombre colectivo, por cuya razón la pobreza
en las relaciones sociales es el denominador común”, “todo esto hace aparecer a la sociedad
como un mar inmenso de masas indiferenciadas de clase”, lo que genera “una enorme y
crónica inestabilidad política y marcando los movimientos espontáneos y los estallidos vio-
lentos como forma peculiar de las acciones de clase” (López 1991: 38).
Nuestras críticas a estos puntos de vista apuntan a establecer que la sociedad descrita como
precapitalista y fragmentada tiene un tejido social, el cual genera instituciones que configu-
ran espacios de consenso y hace posible la articulación de la confrontación social y política,
como creemos lo demuestran los hechos de 1912.
Las diferentes propuestas reseñadas ofrecen una visión de las elecciones de 1912 que no
asume la complejidad de estos estallidos sociales, ni el conjunto de motivaciones y prácticas
que los hacen posibles. Asimismo, proporcionan una imagen de los “actores sociales” como
21
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
una “masa” que no tiene rostro o, si lo tiene, se le otorga una denominación muy genéri-
ca –“artesano”, “obrero”, “operario”, “trabajador”, “pueblo”, “turba”– que explica poco del
entramado social de una Lima en expansión, con una importante división del trabajo y
un complejo tejido de sociedades y gremios que se encuentran muy activos en el escenario
político.
En el presente trabajo buscaremos descubrir a los “actores sociales” de 1912 o, como señala
George Rude (1971), develar la naturaleza y la conducta de estos hombres y mujeres que
estuvieron en “la acción directa” para poder develar su rostro o sus rostros; asimismo, a
quienes conformaban la dirigencia, aquel conjunto de personas que encarnaron la voluntad
colectiva del “populacho” y que, en buena medida, trazaron el rumbo que siguió este esta-
llido urbano.
Nuestra hipótesis sostiene que el estallido urbano que se dio en el marco de las elecciones
de 1912 fue un motín popular cuya naturaleza y conducta corresponden a una sociedad en
transición, es decir, a una sociedad donde coexisten formas de producción y organización
diversas. Al ser la Lima de inicios del siglo XX una sociedad en transición, las formas que
adquirió la lucha social abarcaron desde las premodernas –asonadas, turbas, saqueos y lin-
chamientos– hasta las modernas –paro y huelga–. Por otro lado, los actores sociales fueron
también de una gran heterogeneidad y respondieron tanto a la estructura social premoderna
–artesanos, empleados, desocupados–, como a la moderna –obreros–.
La exposición ha sido dividida en tres capítulos. En el primero, Los hechos: las Jornadas de
Mayo, hemos reconstruido los sucesos del proceso electoral de 1912 sobre la base de la do-
cumentación de la Prefectura de Lima y la información brindada por los periódicos. Hemos
buscado ser especialmente precisos en este capítulo con el fin de no perder información
relevante, y poder encontrar el tono, la atmósfera y el color de la época, elementos impor-
tantes para narrar e interpretar los hechos. Finalizamos esta sección elaborando el Itinerario
de la violencia, donde volvemos a recorrer los días de las elecciones sintetizando y agregando
las formas de la acción directa, buscando establecer si lo que primó durante estos días fue la
espontaneidad o la dirección en el accionar de los billinghuristas.
En el segundo capítulo, El escenario: Lima de inicios del siglo XX, buscamos caracterizar
Lima desde cinco variables que nos permitan luego acercarnos a los actores sociales de las
elecciones de 1912. De esta manera, abordamos los temas de la demografía de la ciudad y su
morbilidad; los ejes de expansión urbana de Lima; el mercado de trabajo vinculado al cre-
22
Introducción
Por último, en el tercer capítulo, Los actores sociales: la multitud del billinghurismo, realiza-
mos una aproximación en dos niveles. En un primer nivel, reconstruimos los rostros del
billinghurismo a partir de la caracterización de las víctimas: muertos y heridos. Y, en un
segundo nivel, elaboramos los rostros de la dirigencia a través de tres aproximaciones: la
primera, el Comité Central Ejecutivo, mando político supremo, presidido por Guillermo
Billinghurst; la segunda, los presidentes de los clubes, que constituían el comando popular
en las calles; y, la tercera, el Comité Popular, que surge luego de las jornadas y que constituye
el estado mayor de los clubes del billinghurismo. Finalizamos este capítulo con Motivaciones y
creencias. Algunas reflexiones, donde argumentamos las razones y las tradiciones que permitie-
ron la cristalización de un movimiento como el de 1912, que tenía tantas apuestas con el
futuro como con el pasado.
Antes de concluir, quiero manifestar mi gratitud a mis padres, a mi familia y a mis amigos
de siempre por su apoyo y afecto. Un especial agradecimiento a Felipe Portocarrero, Pedro
Guibovich y Jesús Cosamalón por su paciente lectura y sugerencias; y a Pablo Torrejón, por
la acuciosa corrección de los originales. Evidentemente, el texto es de mi exclusiva respon-
sabilidad.
23
1.
Los hechos:
las Jornadas de Mayo
Honda tragedia de la vida republicana del Perú fue que no funcionó el vehículo
destinado a conectar a la nación con el Estado: el sufragio. Obturado este conduc-
to, surgieron, muchas veces, las sublevaciones como movimientos plebiscitarios
destinados a reafirmar la voluntad pública impedida de expresarse por medios legales
(Basadre 1968: tomo X, 135).
El año 1912 fue un año particular en la vida política de la República Aristocrática (1895-
1919). Llegaba a su fin la cuarta administración sin interrupciones del Partido Civil, y el pre-
sidente Augusto B. Leguía –de acuerdo con la ley– convocó a elecciones para los días 25 y 26
de mayo.
Si bien el gobierno saliente terminaba su período luego de superar varias situaciones difíciles
–incluido un atentado golpista de parte de los seguidores de Nicolás de Piérola en 1909– y
de enfrentar una creciente oposición, nada hacía presagiar que la contienda electoral se de-
sarrollaría fuera de los márgenes previsibles: algunos enfrentamientos entre clubes1 políticos
antagónicos, intentos de tomar mesas electorales, “cierra puertas” y tal vez algún muerto. Sin
embargo, todo ello ocurrió bajo el control de la fuerza pública y con la relativa seguridad de que
la consulta electoral finalizaría con el triunfo de la candidatura oficialista de Ántero Aspíllaga.
1. Asociación de simpatizantes que surgen en los períodos electorales para apoyar alguna candidatura y que no
tiene un carácter permanente ni un ideario sistematizado. En el caso de Guillermo Billinghurst, los clubes se forma-
ron sobre la base de centros fabriles, talleres artesanales, grupos de similar oficio, barrio de origen, y los partidos de
oposición -principalmente el Demócrata.
27
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
No obstante, los hechos fueron tomando un cariz diferente. Con el transcurrir de las sema-
nas, el proceso electoral que se había convocado fue tornándose cada vez más confrontacio-
nal y violento hasta convertirse en el detonante de una crisis de legitimidad política que la
permanencia civilista en el poder había ido gestando lentamente. En efecto, al finalizar 1911,
el espectro político oficial, conformado por los Partidos Civil, Constitucional y Demócrata,
estaba muy dividido. El gobierno de Leguía con su política autoritaria, estructurando el gasto
público a partir del endeudamiento externo y manipulando procesos electorales, generó el ale-
jamiento de algunos miembros tanto de su propio partido como del Partido Constitucional,
que habían hecho posible la estabilidad del civilismo en el poder desde 1899.
La crisis política estalló en enero de 1912 con la escisión de algunos partidos y la polari-
zación y beligerancia de estas fuerzas políticas. En efecto, el Partido Civil Independiente
surgirá del Partido Civil, liderado por Ántero Aspíllaga, y tendrá en Enrique de la Riva
Agüero, José Matías Manzanilla, Francisco Tudela y Vicente Maurtua a los miembros de su
primera Junta Central Directiva. Esta proponía la apertura política y la mayor fiscalización
al gobierno. Por su parte, el Partido Constitucional de Andrés A. Cáceres se dividió cuando
el sector liderado por el general César Canevaro decidió apoyar la candidatura de Ántero
Aspíllaga, marginando de la decisión al sector encabezado por el general Pedro E. Muñiz y
David Matto, que pasaron a la oposición en alianza con los liberales de Augusto Durand.
Por su parte, los demócratas de Nicolás de Piérola continuaban en su tradicional oposición
al civilismo. Pero, al surgir en mayo la candidatura de Guillermo Billinghurst, el partido se
abstuvo de participar y dejó en libertad política a sus miembros, a quienes encontraremos,
en su mayoría, organizando clubes billinghuristas o brindando un discreto apoyo a esta
candidatura.
Esta situación de polarización política partidaria se vio agravada entre febrero y abril, meses
señalados por el Jurado Nacional de Elecciones para realizar la renovación de autoridades
municipales. Estos comicios movilizaron a todos los partidos –ahora divididos– y a las socie-
dades artesanales, que unieron voluntades en un “Comité Electoral Mixto” para hacer listas
comunes2. Sin embargo, la consulta municipal resultó ser una farsa. Ejemplo de ello fueron
los comicios en el Callao, donde triunfó la lista oficialista encabezada por Rafael Grau. Esta
derrotó a la candidatura popular del pierolista Alberto Secada. El proceso estuvo lleno de
vicios: se realizó con padrones antiguos y el libro de registro de votantes estuvo extraviado
varios días, lo que hizo que un gran número de electores fuera excluido de los comicios.
2. Las sociedades artesanales estaban agrupadas en dos grandes organizaciones: la Confederación de Artesa-
nos “Unión Universal” y la Asamblea de Sociedades Unidas.
28
Los hechos: las jornadas de mayo
Por su parte, el proceso electoral en la ciudad de Lima no ofrecía un panorama con mayores
diferencias. La Junta de Registro sufrió el robo de importante documentación electoral,
funcionó pocos días, y cuando lo hacía estaba rodeada de “capituleros”3 al mando del di-
putado Luis B. Castañeda, que no permitían el acceso de los sufragantes4. La situación que
se daba fue descrita crudamente por el señor Alvarado Thorne, presidente de la Junta de
Registro, al decir que no aseguraba la veracidad de los padrones de inscripción ya que “ha-
bía visto, por ejemplo, a un negro retinto solicitar, como propio, el título del general don
Miguel Echenique”5.
Frente a la escandalosa corrupción electoral, los partidos escindidos (el Partido Civil y el
Constitucional), a los que se les sumó el Liberal, realizaron una importante reunión el 18
de marzo. En ella acordaron que, ante el fracaso de una convención de partidos por la au-
sencia de los Partidos Civil y Demócrata, ante la falta de garantías para el proceso electoral,
no presentarían candidatura alguna a las elecciones presidenciales y continuarían unidos
como oposición al gobierno; es decir que se automarginaron del proceso y dejaron solo en
el escenario electoral al civilismo gobernante.
3. Personaje que por un pago, en dinero o especies –“pisco y butifarra”–, se convierte en líder de una turba
que por cualquier método busca controlar alguna mesa de sufragio. Este personaje pertenece a la historia elec-
toral del siglo XIX, pero su vigencia continuó hasta fines de la década de 1920. Desaparece cuando se amplía la
sociedad civil y se incrementa la base electoral.
4. Ver: El Comercio. 1 de abril de 1912. EM. p. 1.
5. Ver: El Comercio. 24 de mayo de 1912. EM. p. 1.
6. Apoyaba la candidatura de Aspíllaga. En 1907 había laborado como maestro de la sección de telares de la
fábrica de tejidos Inca Cotton Mill (Ver: El Oprimido, 1907, No. 5); en 1908, sus compañeros textiles pidieron
su expulsión por no acatar una huelga y mostrar una conducta pro patronal. En 1912 fue expulsado de la Con-
federación de Artesanos; vivía de la política, de dirigir soplones y de una Agencia de Domésticos en la calle Pileta
de la Merced. Durante las elecciones que venimos estudiando, este diputado tuvo que refugiarse en el cuartel
San Lázaro junto a muchos de “la secreta”, para protegerse de la ira popular de los billinghuristas.
7. De estos tres dirigentes, los dos primeros eran maestros carpinteros; y el tercero, maestro encuadernador.
Los encontraremos semanas después en el club Unión Política de Jefes y Maestros de Taller que apoya a Gui-
llermo Billinghurst.
29
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
La “policía secreta” o “soplones” fue creada durante el gobierno de Miguel Iglesias para
combatir a su opositor Andrés A. Cáceres. Pero al dimitir Iglesias en 1885, fue eliminada.
Sin embargo, durante el primer gobierno de Augusto B. Leguía (1908-1912) y luego de la
fracasada intentona golpista de los demócratas en 1909, la Prefectura la restableció a partir
del reclutamiento de nuevos miembros en sectores populares para hacer frente a la amenaza
demócrata. Los miembros de la “policía secreta” tenían origen diverso. Podían proceder del
mundo sindical o de las sociedades mutualistas, como podían ser delincuentes con diversas
penas cumplidas, ladrones callejeros o regentar burdeles de pobres –como eran los casos de
los existentes en la calle Tajamar y el callejón Romero, en el barrio del Rímac–, o de no tan
pobres –como los casos de la calle del Huevo o la calle Barranquita–. Tenían por misión in-
formar a las autoridades sobre las organizaciones y dirigentes gremiales, mutualistas o sindicales
y, durante las coyunturas electorales, trabajar en favor de las candidaturas oficiales.
30
Los hechos: las jornadas de mayo
Durante los primeros días de mayo, en fábricas y talleres de trabajadores afiliados a la Con-
federación de Artesanos y Asamblea de las Sociedades Unidas, se formaron clubes políticos
que impulsaban la candidatura del ex demócrata y relativamente reciente alcalde de Lima
Guillermo Billinghurst. En pocos días, la opinión pública dio muestras de un decidido apoyo,
se multiplicaron los clubes, las calles de Lima comenzaron a habituarse al paso de los billin-
ghuristas vivando a su candidato, y hasta la heterogénea oposición política al régimen se sumó
a este esfuerzo.
Por su parte, el Jurado Nacional de Elecciones presidido por el filósofo y miembro del Partido
Civil Alejandro Deustua había dado inicio al proceso electoral, por lo menos, con dos arbi-
trariedades a los ojos de los partidarios de Billinghurst: la primera, el estar conformado, en su
mayor parte, por miembros del Partido Civil, lo que le quitaba neutralidad a sus decisiones;
y la segunda, abrir por breve plazo el registro de electores para el acto del sufragio y con un
estricto control del mismo, buscando la menor cantidad de opositores al régimen dentro de
los electores.
Ante el arbitrario manejo del aparato electoral en beneficio de los intereses del Partido Civil,
la exigencia del espontáneo y masivo movimiento que respaldaba a Billinghurst se orientó a
8. Para realizar la reconstrucción cronológica de los sucesos del paro general de 1912 hemos utilizado, en primer
término, los informes de la Subprefectura e Intendencia de Lima que se encuentran en el Archivo General de la
Nación; y, en segundo lugar, se ha compulsado las diferentes versiones que sobre los hechos publicaron El Comercio,
La Prensa, La Crónica, La Opinión Nacional, El Diario y Variedades.
9. Ver: El Comercio. 4 de mayo de 1912. ET. p. 1.
31
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
pedir la reapertura del registro de sufragantes. Este registro, arbitrariamente cerrado, había
terminado por marginar del proceso a parte importante de la ciudadanía limeña10.
Guillermo Billinghurst se presentó a las 3:30 de la tarde ante la multitud. Llegó en una
calesa pública acompañado del general Enrique Varela, los coroneles Fernando Seminario
y Gonzalo Tirado, y el doctor Manuel Quimper. Pasó revista a las organizaciones y clubes
formados a lo largo de la alameda, y pronunció un discurso apasionado13:
El elemento popular empleado en otro tiempo como fuerza destinada a las revolucio-
nes, reclama hoy su puesto como elemento de gobierno. [La]...reacción surge pura,
espontánea, patriótica, del alma nacional, que contempla apenada el espectáculo de la
patria agobiada por intransigencias y anarquías políticas. [La]...República es la crea-
ción de la voluntad popular, es su representación expresada por medio del sufragio
libre [...] Habéis querido que este movimiento contra la organización de un gobierno
que se basa en un sufragio deficiente o ilegítimo, debía tenerme como intérprete14.
10. El censo de 1908 revela que de los 140.884 habitantes nominalmente inscritos en la ciudad, están habili-
tados como electores 18.731. Es decir que pueden ejercer su derecho ciudadano el 13,3% de la población, previa
inscripción en el padrón de sufragio antes de cada elección. Ver: Ministerio de Fomento (1915).
11. La lista de estos clubes con sus dirigentes se encuentra en el anexo 8.
12. Ver: Basadre (1968: tomo XII, 213) y Tejada (1987: 17-24).
13. Con seguridad lo inspiró el recuerdo del 26 de enero de 1890, donde, en este mismo lugar, Piérola habló
ante 10.000 demócratas para luego desfilar hacia la plaza de la Exposición. A este hecho político se lo considera
la primera exhibición de fuerzas de un partido político en el Perú (Dulanto Pinillos 1947: 364).
14. El Comercio. 20 de mayo de 1912. EM. p. 2.
32
Los hechos: las jornadas de mayo
Recibió una gran ovación popular, al igual que el sargento mayor de caballería Teodomiro
Gutiérrez Cuevas, que le sucedió en el uso de la palabra. Finalizados los discursos, se inició un
imponente desfile que atravesó la ciudad en dirección a la Plaza de la Exposición. En el tra-
yecto, adherentes a la candidatura de Aspíllaga se apostaron en los techos de algunas viviendas
e intentaron detener a los billinghuristas realizando disparos. Lo único que consiguieron fue
enardecer a los marchantes, que atacaron y saquearon varios inmuebles en su búsqueda15.
La respuesta no se hizo esperar: el martes 21 de mayo se reunieron los “60 clubes” que
apoyaban la candidatura de Billinghurst, declararon la nulidad del proceso y llamaron a
un paro general para los días del sufragio. El objetivo: frustrar las elecciones. Una comitiva
conformada por los maestros peluqueros Celso H. Chirinos y Rómulo Johnson, y el artesa-
no Otilio García, acompañados de entusiastas manifestantes, llevaron la resolución popular
a la casa política de Billinghurst en Comesebo. Allí fueron recibidos por Billinghurst que,
en un improvisado mitin, afirmó que estaba “resuelto a obedecer la voluntad del pueblo.”16
De manera paralela, las calles pasaron a convertirse en el escenario de los conflictos entre los
clubes, y la violencia con el transcurrir de los días fue tomando mayores proporciones. Los
primeros enfrentamientos fueron entre pequeños grupos y en lugares como el Paseo Colón,
el jirón de La Unión, la plazuela de las Nazarenas, la calle Pileta de la Merced, y no pasaron
de balazos intimidatorios y de trifulcas callejeras. Pero el 16 de mayo dos grandes grupos de
aspillaguistas y billinghuristas se encontraron en la Plaza de Armas, y se originó una gresca
general donde la Policía tuvo que intervenir decididamente. Un día después, un grupo de
treinta individuos atacó la casa de Ántero Aspíllaga en la calle Botica de San Pedro, lo que
dio lugar a una balacera que concluyó con la huida de los atacantes y varios heridos graves
en la asistencia pública. El hecho de mayor violencia sucedió el 18 de mayo en la calle La
15. Se atacó la vivienda de Copacabana 565, de donde salieron tiros, pero el coronel Zavala impidió el
saqueo total. Al doblar por la calle Cómodas, el desfile fue atacado al grito de “Viva Aspíllaga” por los tiros de 4
personas que fueron desalojadas, tomadas a garrotazos y desarmadas. Los heridos terminaron en las Boticas San
Lázaro y Moderna. Ver: El Comercio. 20 de mayo de 1912. EM.
16. El Comercio. 22 de mayo de 1912. EM.
33
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Milla, donde una turba de billinghuristas linchó a un individuo acusado de soplón, llamado
Daniel Portocarrero e identificado como partidario de Aspíllaga.
Los días que median entre estos sucesos y las elecciones fueron de gran agitación política
y violencia. El jueves 23 la ciudad amaneció con grandes carteles que decían: “Gran Paro
General. Acuerdo del Pueblo Obrero”. Por su parte, la dirigencia de los clubes billinghu-
ristas logró que los gremios de panaderos y matanceros pararan desde el día viernes 24, lo
cual provocó la escasez de estos productos. A la paralización se sumaron los motoristas y los
conductores, lo que llevó a la suspensión del transporte en la ciudad.
A su vez, diversas fábricas y negocios ofrecieron pagar los jornales de la semana el viernes y
suspender sus actividades17. La oleada de apoyo a Billinghurst tomaba tales dimensiones que
las empresas optaron por no oponerse a los participantes del paro. La protesta comenzaba a
tener sus primeros resultados.
El día previo al paro, Billinghurst estuvo en el Callao y se entrevistó con su aliado Alberto
Secada18, visitó el local partidario en la calle Constitución, donde fue aclamado por “2 mil
almas” y obligado a dirigirles la palabra. En este discurso, el último de la inusual “campaña
electoral”, Billinghurst resumió de la siguiente manera las ideas que lo animaban:
Hoy que el Perú despierta en el espíritu fortalecido de las amargas horas del infortu-
nio, hoy que se sacude del doloroso pasado [...] quieren, con todo el poder que les dan
su fuerza y su derecho, desterrar para siempre la soberanía de las personas que depri-
men y envilecen el alma nacional, para que se ejercite solo la soberanía de los pueblos,
que es el precioso don de la vida ciudadana. [...] Bien sabéis, por lo demás, que no soy
yo, ni un grupo, es todo el pueblo el que me inspira y cuyos mandatos acato. [...] Estas
17. Este es el caso de las fábricas de tejido San Jacinto, El Progreso, Santa Catalina, La Bellota y El Inca; los
molinos Milne, Piamonte, Martinete, Santa Clara; las Curtiembres de Monserrate, Limoncillo, de W. Rojas, de
Nicolini, de Debernardi Hnos.; las fundiciones de Acho, Americana, de San Jacinto, de Piedra Liza, El Progreso; la
fábrica de madera de Sanguinetti y Dasso, de San Jacinto; la Cía. Arturo Field; la fábrica de galletas La Estrella; la
fábrica Roselló; la Cía. Backus & Johnston; las fábricas de Soda Campodónico, Andrés Arboccó; la fábrica de calza-
do Gladiator; la fábrica de velas de Guadalupe; las fábricas de Chocolates de José Corvetto y El Sol; las fábricas de
aguardiente de Raffo y Cía., de Marchand y Cía.; y un número importante de carrocerías, maestranzas, panaderías,
cererías, depósitos y construcciones.
18. Secada era hijo de un combatiente de la Campaña de la Breña, militante del Partido Radical de González
Prada; había desempeñado la secretaría del Círculo Literario y había ocupado diversos cargos en el gobierno del
Callao. Era conocido como político y periodista, había sido redactor de El Radical (1899), fundó La Mañana
(1900) y dirigió Germinal (1899-1904). Era también conocido como adherente al Pierolismo. Ver: Paz Soldán,
Pedro (1917: 359).
34
Los hechos: las jornadas de mayo
son, señores, las exigencias de la nueva época: El imperio cierto, positivo, sin farsas ni
mistificaciones, de la ley escrita. El respeto a la autoridad como medio indispensable
para conservar el orden. El amplio ejercicio del derecho para que la libertad no sea una
ilusión, ni la igualdad una mentira.19
Billinghurst sostenía que la hora presente tenía el nombre de soberanía popular; que lo justo,
luego de vivida la derrota de 1879 y el triunfo de la montonera pierolista en 1895, era el pleno
ejercicio del sufragio, que el ejercicio ciudadano era un derecho y una manera en la que la socie-
dad se dé un orden que le permita un futuro común, convicción que lo acompañó durante todo
el proceso electoral y su corto gobierno. Luego del discurso, Billinghurst retornó a Lima.
A lo largo de este día, viernes 23 de mayo, las zonas de mayor agitación fueron los mercados
y sus alrededores, donde la gente pugnaba por conseguir las subsistencias indispensables. El
gobierno reforzó las medidas de seguridad, acuarteló a la secreta o soplonería por la animad-
versión que generaban; y la fuerza pública ocupó las torres de las iglesias. A la gendarmería
se sumaron los regimientos de ejércitos acantonados en Chorrillos y se movilizó al batallón
de infantería No. 9 acantonado en La Oroya.
Antes de iniciar la narración de las elecciones de 1912, queremos señalar que para facilitar el
seguimiento de los hechos hemos elaborado resúmenes diarios con mapas de localización de
los acontecimientos que se encuentran al término del relato de cada día electoral.
Igualmente, para visualizar los sucesos en el espacio urbano, es necesario explicar brevemen-
te la división política de la ciudad. Esta se encontraba dividida desde el período colonial
en cinco cuarteles y, a inicios de 1900, se les había sumado un sexto. El cuartel I abarcaba
el área delimitada por los jirones de La Unión y Moquegua, en dirección a la Plaza de La
Unión. El cuartel II comprendía los jirones de La Unión y Puno, y de allí en dirección este
hasta los jirones Paruro –por una cuadra– y Huanta. El cuartel III –denominado los Barrios
Altos– ocupaba los jirones Paruro y Huanta en dirección al Cementerio Presbítero Matías
Maestro. El cuartel IV abarcaba los jirones Lampa y Puno hacia el sur –actual distrito de La
Victoria–. El cuartel V comprendía los terrenos de la ribera derecha del Rímac o Abajo del
Puente. Y, finalmente, el cuartel VI ocupaba los terrenos al sur de los jirones Moquegua y
Lampa20.
35
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Mapa 1.1
División espacial y política de Lima: los cuarteles de la ciudad
Cuarteles de Lima
Fuente: Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. Tomo XXVII, año XXI, trimestre III. Lima, sábado 30 de
septiembre de 1911.
Elaboración: propia.
36
Los hechos: las jornadas de mayo
La mesa de la Plazuela de Santa Clara fue atacada y destruida. Estaba presidida por el Dr.
J. David Duarte, abogado de la Beneficencia, quien tuvo que huir del lugar, pero poco des-
pués instaló otra mesa de sufragio en la Plaza Italia. Allí, nuevamente, fue asediado por los
“billinghuristas” y trató de amedrentarlos disparando su arma; al no lograrlo, emprendió
la huida con dirección hacia su hogar en la misma plaza, pero fue alcanzado por el “po-
pulacho”, que casi lo lincha. Terminó con heridas de bala en la cabeza y brazo, diferentes
contusiones por los “garrotazos” y una puñalada en el pecho.
Mejor suerte corrió el Dr. Manuel Prado y Ugarteche, miembro del Partido Civil y presi-
dente de la mesa de la plazuela Santo Domingo, quien nos narra cómo:
las turbas ciegas de pasión dominaron la plazuela [...] me exigieron que les entregara
los documentos oficiales de la comisión de sufragios, a lo que yo me negué resuelta-
mente. Esta negativa dio lugar a un momento de indecisión, que yo pude aprovechar
para decirle a mis atacantes que si yo no me había defendido con la fuerza ni había
hecho uso de mi arma era por no disparar sobre el pueblo inconsciente [...] Mis pa-
labras no dominaron el tumulto; un tiro de revólver arrojado a mi sombrero y otro
disparado a boca de jarro, me marcó un fogonazo y la multitud consumó todos los
cobardes atropellos contra mi persona.23
37
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
38
Los hechos: las jornadas de mayo
vil y a su candidato– para destruirla; pero fueron detenidos por el secretario de Guillermo
Billinghurst, Manuel Quimper.
Alrededor de las tres de la tarde, un grupo de manifestantes dirigido por Abraham Valdelo-
mar, presidente del club de estudiantes de la Universidad de San Marcos, ingresó a la calle
de Santa María, donde funcionaba la Junta Electoral Nacional, y forzó la puerta con las
intenciones de ingresar y destruir los padrones del archivo electoral. La presencia oportuna
del Subprefecto e Intendente de Policía los disuadió y abandonaron la calle29.
También fue atacada la agencia de empleos de la calle Pilatos, propiedad del diputado obrero
Luis B. Castañeda. Este representante pertenecía a las filas del civilismo de Antero Aspíllaga
y, como ya hemos narrado, pocas semanas antes había intentado apropiarse del local de la
Confederación de Artesanos sin éxito. Evidentemente, el ataque a su propiedad fue un acto
de venganza.
Si bien el hecho de mayor violencia del día fue el ataque a la casa política de Ántero Aspí-
llaga, con el resultado de tres muertos y muchos heridos, también se dieron varios intentos
de linchamiento de “soplones”. En la calle San Antonio, un soplón fue reconocido y tomado
luego de un tiroteo, se le propinó una golpiza y, cuando la turba iba a proceder a lincharlo,
apareció una patrulla de gendarmes que lo rescató31.
Por la noche, los “manifestantes” retiraron de la casa política de Billinghurst “los varia-
dos chirimbolos electorales”32 que habían logrado durante el día, y se dirigieron a la plaza
Santa Ana para encender una gran hoguera a la luz de la cual celebraron el “triunfo popu-
29. AGN. Ministerio del Interior. Subprefectura e Intendencia de Policía de Lima. Informe del Comisario de la
2da. de Policía. 26 de mayo de 1912. p. 2.
30. Oficio del presidente de la mesa de sufragio del tercer distrito. En: El Comercio. 26 de mayo de 1912, ET. p. 1.
31. El Comercio. 26 de mayo de 1912. EM. p. 1.
32. Palos, restos diversos y bienes obtenidos de la destrucción y el saqueo que se realizaba en las jornadas
electorales.
39
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
lar”; igualmente, “gente de pueblo” recorrió calles “dando serenatas al son de guitarras y
bandurrias”33.
Finalizado este primer día de las jornadas, se inició un “inusitado movimiento” en varios dis-
tritos de la ciudad. El primero en manifestarse fue Abajo el Puente en el cuartel V: la “...caza
de soplones”. La razón era evidente: “en los últimos días han estado capitaneando las huestes
aspillaguistas”34.
Al terminar el primer día del paro general, el objetivo central se había cumplido, como se
deduce del informe del Subprefecto e Intendente de Lima, Julio López:
…la excitación de las masas populares, que, una vez lanzadas al desorden, ha sido
imposible contener con eficacia, se ha conseguido en cambio evitar consecuencias de
mayores proyecciones, acudiendo oportunamente a dominarlas. Como consecuen-
cia de esa excitación, las comisiones receptoras de sufragios no han podido llenar su
cometido, porque, generalmente antes de instaladas, ya las agrupaciones populares
habían destrozado las mesas, impidiendo después –a viva fuerza– el funcionamiento
de las comisiones, sin que hubieran bastado los esfuerzos de la policía –enviada opor-
tunamente a disposición de los presidentes respectivos– a contener la actitud hostil del
pueblo, según se confirma por los partes de la policía35.
El informe del Intendente es, por decir lo menos, curioso. Por un lado, afirma que se hizo
todo lo posible y que se envió la fuerza pública necesaria a donde fue requerida; por otro,
que fueron ineficaces estos esfuerzos, aunque se evitaron hechos de mayores proporciones.
Sin embargo, lo cierto es que algunos hechos comenzaban a transitar fuera de los límites
señalados por Guillermo Billinghurst, quien “había impartido órdenes terminantes a todos
sus clubes políticos para que no se atacara ninguna casa particular”36.
40
Los hechos: las jornadas de mayo
Cuadro 1.1
La violencia de la multitud limeña: 25 de mayo de 1912
Fuente:
AGN, Ministerio del Interior, Prefectura de Lima, Informes de la Intendencia y Subprefectura de Lima, 1912.
Paulet, Pedro, Directorio Anual del Perú para 1910, Lima: Imprenta del Estado, 1910.
Periódicos y revistas: El Comercio, La Prensa, La Crónica, Variedades.
Nota: (1) Los diversos periódicos consultados afirman que se atacó y saqueó los locales vecinos al local civilista. Estos son ellos.
Elaboración propia.
41
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Mapa 1.2
Localización de la violencia de la multitud limeña: 25 de mayo de 1912
13
9
15
4
17 2
6
16 14
8
5
11 1
21
18-20
30 31/32 24 a
23 29
33
35
12 22
34 7
10
Lima amaneció sin mesas electorales en ninguna plaza y, desde temprano, “grupos de pue-
blo” se fueron congregando en diversos barrios de la ciudad y marcharon hacia la casa po-
lítica de Billinghurst, donde se les repartió pan37. Paralelamente, a lo ancho de la calle, los
repatriados de Tarapacá colocaron la bandera nacional que había flameado por última vez
en la Beneficencia de Tarapacá, e iniciaron el desfile que fue seguido por el “pueblo” dando
vivas al Perú y a Billinghurst.
El segundo día del paro general se iniciaba con intensa actividad de los clubes políticos, que
“se dedicaron a recorrer panaderías y puestos de venta de leche con el objeto de impedir que
se explotara al pueblo”38, ya que muchos comerciantes, aprovechando la crítica situación,
habían doblado sus precios. Es el caso de la carnicería de la calle Santa Catalina que expen-
día la libra a 60 centavos y que fue obligada por el “pueblo” a venderla a 30 centavos, para
luego cerrar rápidamente bajo amenaza de saqueo.
De esta manera, los “billinghuristas” cerraron tiendas, fondas, pulperías y el paro se fue
generalizando en la ciudad, al igual que el día anterior. A balazos, debido a la oposición
de los propietarios, obligaron a cerrar el mercado central, y la panadería La Higiénica fue
casi saqueada. Fueron destruidas dos carretas de reparto de leche, una de las cuales fue dis-
tribuida entre los vecinos y curiosos de la calle del Huevo39.
Hacia medio día, dos soplones fueron perseguidos por la calle Veracruz y Matavilela, pero
lograron refugiarse en la “casa de la columna”. Luego de un intenso tiroteo, el agente Ama-
dor Carbajal (a) “Changa”40 fue capturado; luego “la turba lo amarró y vejándolo y maltra-
tándolo fue llevado en triunfo”41 a la casa política de la calle Gallinazos, donde Billinghurst
logró arrancárselo a la multitud para luego liberarlo.
Paralelamente, otros “paristas” persiguieron a un soplón que se perdió en la calle San Carlos
y optaron por ingresar violentamente a todas las viviendas de la cuadra en su búsqueda. Uno
de los perjudicados fue el artesano Domiciano Apolaya, quien dijo haber sufrido “graves
43
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
destrozos” por el ataque de una “turba de 200 personas”42. Otros dos artesanos escribieron
a los periódicos sobre el mismo suceso dando cuenta que habían perdido todos sus enseres
en manos de la “turba” y afirmando tajantemente que no eran miembros de la secreta43.
Sin embargo, fue encontrado un club aspillaguista en la cuadra, el cual fue saqueado y los
enseres fueron quemados en la vía pública.
Posiblemente, estos mismos atacantes fueron la “turba de 200 personas” que, al promediar
el día, saqueó el café Colón en la calle Plateros de San Agustín. Este local era frecuentado
por soplones y miembros de la secreta, y los clubes billinghuristas no perdieron la oportu-
nidad de atacarlo.
Por la tarde, como afirma el subprefecto de la ciudad, “la tendencia de las masas populares
a exteriorizar con hechos la animadversión que alientan contra algunas personas que dicen
haber sido en épocas anteriores agentes de la policía preventiva”44, las llevó hacia Abajo
el Puente, donde “la multitud avanzó resueltamente hostil y sin que la Policía pudiera
contenerla”45. Rodearon las calles de Tajamar y Rímac e ingresaron a los callejones y “tien-
das donde habitan las mujeres de vida licenciosa cuyos rufianes son los empleados de la
secreta”46; y procedieron a sacar todos los enseres a la calle y a quemarlos. Incluso quisieron
arrojar “a la hoguera a una de esas desdichadas”47, pero fue rescatada por un camillero de
la Cruz Roja que casi fue apedreado por salvarla. Ante los hechos, “Las familias honra-
das (...) aplaudieron el procedimiento, que se llevaba a cabo luciendo un retrato del Sr.
Billinghurst”48, sostiene una crónica periodística, destacando cómo hay familias honorables
en este barrio paupérrimo de la ciudad que rechazan los lupanares y a la gente que los fre-
cuenta o que labora en ellos.
Luego, las turbas enfurecidas marcharon al callejón Romero –a tres cuadras de Tajamar y
del río Rímac–, donde vivían algunas prostitutas y se refugiaban los agentes de la secreta49;
saquearon el lugar y dieron una golpiza a los soplones que encontraron para, finalmente,
44
Los hechos: las jornadas de mayo
encender una hoguera con el mobiliario. Luego, la multitud se encaminó a la calle de Pe-
rros, donde tenía su domicilio el Comisario adscrito a la Intendencia de Lima, Enrique Iza.
La “poblada” atacó el inmueble destruyendo todo y, al no encontrarlo, un retrato de Iza fue
extraído de la casa y abaleado al grito de “¡muera el soplón!”50 Luego, la masa abandonó el
lugar y se llevó los objetos rotos en dirección al centro. Al llegar a la esquina de la Merced,
se encontraron con el coronel Fernando Seminario51, quien los arengó diciendo: “que era
acto de sanción acabar con esa baba inmunda que formaba la soplonería”52.
Otro grupo atacó cuatro lenocinios ubicados en la calle Barranquita en la busca de soplones,
quienes opusieron resistencia y se produjo una balacera que cobró una víctima; pese a todo,
la turba tomó los prostíbulos, los saqueó e incineró todo el mobiliario. Cuando el hecho
“tomaba proporciones colosales”53, se hizo presente en el lugar el segundo jefe del Escuadrón
Escolta del Presidente, un mayor de apellido Remusgo, que intentó proteger a “indefensas
mujeres y propiedades de pequeños industriales”, lo que dio lugar a un enfrentamiento que
dejó como saldo varios heridos de sable54.
Tal dimensión fue tomando la violencia popular, y sobre todo el fuego, que se hicieron pre-
sentes una unidad de los bomberos y una de la Policía, las que tan solo pudieron intervenir
45
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
cuando los hechos estaban consumados57, mientras la “multitud” se alejaba “paseando por
las calles como trofeos restos de camas, pelucas, corsés y cuadros”58.
Igual suerte tuvieron el burdel regentado por Grimanesa Montero en la calle Yaparió; y la
casa del ex Comisario de Policía Patricio Luza Seminario –en esos momentos destacado en
Canta– en la calle de la Torrecilla. También fue atacada la panadería de Julio Hong en la
calle Bogotá 229, cuando se descubrió que los operarios estaban trabajando59.
Similares sucesos a los narrados se registraron en la calle Chiclayo 10, donde fue saqueado
el taller del zapatero Adolfo Álvarez62; y en la calle Mascarón del Prado No. 70, donde fue
atacado un local de bochas que era muy concurrido por “aspillaguistas”63. Alrededor de las
5 de la tarde, El Comercio comentaba que era evidente el “triunfo popular” al no realizarse
las elecciones por segundo día consecutivo, pero que:
57. AGN. Ministerio del Interior. Subprefectura e Intendencia de Policía de Lima. Informe del Subprefecto e
Intendente de Policía de Lima. 27 de mayo de 1912. p. 2.
58. La Prensa. 27 de mayo de 1912. EM. p. 2.
59. AGN. Ministerio del Interior. Subprefectura e Intendencia de Policía de Lima. Informe del Subprefecto e
Intendente de Policía de Lima. 27 de mayo de 1912. p. 3.
60. Barrio limeño creado a inicios del siglo XX y que albergó a sectores populares de la ciudad identificados por
ser negros. Constituyó la primera expansión importante de la ciudad hacia el sur, fuera de los límites de la derruida
muralla colonial.
61. La Prensa. 27 de mayo de 1912. EM. p. 2.
62. Ibídem.
63. El Diario. 27 de mayo de 1912. ET. pp. 1-2.
64. El Comercio. 27 de mayo de 1912, EM. p. 1.
46
Los hechos: las jornadas de mayo
A lo largo del día, y pese a la ayuda que recibió del Ejército, la fuerza policial se mostró
totalmente incapaz de controlar el orden público. Ante la gravedad de la situación, que
cada vez se tornaba más violenta, el presidente Leguía, así como su ministro de gobierno
Plácido Jiménez, inició conversaciones telefónicas con Guillermo Billinghurst para buscar
una salida a la crisis. Las tratativas culminaron con un decreto gubernamental que ponía
término a las elecciones.
La noticia se difundió rápidamente por la ciudad y una gran “masa” se congregó en casa
de Billinghurst, donde se les comunicó que se realizaría una concentración en la Plaza de
Armas. Los “manifestantes” se movilizaron mientras “enarbolaban palos en cuyas extremi-
dades superiores se abrían al viento los trofeos extraídos de las casas que poco antes habían
sido allanadas...”65
para algo más que para la vida vegetativa sirven los pueblos. Sobre la lucha diaria,
sobre la muerte y el tiempo, sobre las vicisitudes vulgares de la hora que pasa, hay que
trabajar por el porvenir, por el futuro de la Patria que se nos entregó.69
47
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Pese al llamado para concluir el paro, por la noche se repitieron algunos hechos de violencia.
Nuevamente, el barrio de Abajo el Puente fue sorprendido a las siete de la tarde por una
“turba” que desfilaba bulliciosamente por las calles en dirección de Tajamar donde, por se-
gunda vez en el día, “el pueblo poseído de la indignación más grande quemaba los muebles
de las prostitutas que albergaban a los soplones”71. Dos horas más tarde, una “multitud”
saqueó la encomendería No. 799 de la plazuela de Cocharcas, propiedad de Heng Fat; y en
la Victoria un piquete de la Policía hizo huir a unos diez individuos que intentaban saquear
la pulpería No. 200 de la calle 20 de septiembre, que pertenecía también a un “asiático” de
nombre Cujay72.
Finalizado el segundo día de las “Jornadas de Mayo”, era evidente, por un lado, que el
proceso electoral se había frustrado definitivamente, el boicot popular había sido un éxito;
y, por otro, que esa colectividad que estaba en las calles destruyendo mesas de sufragio,
castigando soplones, enfrentándose a la fuerza pública e imponiendo su “justicia”, tenía
un conjunto de motivaciones y reivindicaciones que estaban muy lejos de responder a las
necesidades de una coyuntura electoral.
48
Los hechos: las jornadas de mayo
Cuadro 1.2
La violencia de la multitud limeña: 26 de mayo de 1912
Ubicación del suceso Sobre el lugar Naturaleza del suceso
# Calle, lugar Jirón Dto $/m2 Naturaleza Propietario País
1 Santa Catalina Puno 8 15 Carnicería Fuen Yan China Cierre de local
2 Calle Paz Soldán Urubamba 4 55 Mercado Central Cierre de local
3 Callejón de Jaime Huamalíes 5 5 Panadería La Higiénica Yone, Julio China Intento de Saqueo y cierre
4 Santa Rosa Carretas de leche Volcadas y repartidas
5 Santa Ana Carretas de leche Volcadas y repartidas
6 Huevo Tacna 7 12 Carretas de leche Reparto popular
7 Veracruz Lima 2 50 Casa de la Columna “De la Secreta” Perú Tiroteo y golpiza a “de la secreta”
8 San Carlos Azángaro 7 25 Varias casas Saqueo e incineración de enseres
9 Plateros San Agustín Ica 2 140 Café Colón Péndola, Juan Italia Ataque y destrucción
10 Tajamar Paita 9 8/4 Prostíbulo y locales (1) Ataque buscando soplones
11 Tajamar Rímac 9 10/4 13 locales (2) Saqueo
12 Callejón Romero Chiclayo 10 15/10 Prostíbulo Ataque buscando soplones
13 Callejón Romero Chiclayo 10 15/10 16 locales (3) Saqueo e incineración de enseres
14 Perros Sechura 9 5 Casa Iza, Enrique (4) Perú Saqueo e incineración de enseres
15 Barranquita Amazonas 3 10 4 prostíbulos (5) Perú Saqueo e incineración de enseres
16 Huevo Tacna 7 12 Casa Noé, Aurelio (6) Perú Saqueo
17 Huevo 532 Tacna 7 12 Prostíbulo (7) Mora, Sara Perú Saqueo
18 Yaparió Cañete 1 10 Prostíbulo (7) Montero, Grimanesa Perú Saqueo
19 Yaparió 320 Cañete 1 10 Casa Castillo, Emiliano Perú Saqueo
20 Torrecilla Huancavelica 1 20 Casa Luza, Patricio (8) Perú Saqueo
21 Huerta del Recreo Casa Irribarren,Wenceslao Perú Saqueo
22 San Carlos 843 Casa Apolayo, Domiciano H. Perú Saqueo
23 Bogotá Bogotá 8 7 Panadería Julio Hong China Ataque y parcial destrucción
24 José Gálvez José Gálvez 8 8 Casa Castro, Felipe Perú Ataque
25 Romero Chiclayo 10 10 Taller de Zapatería Álvarez, Adolfo Perú Saqueo
26 Masc. del Prado Junín 5 10 Local de Bochas “van aspillaguistas” Perú Saqueo
27 Tajamar Rímac 9 10/4 Casas y locales Perú Saqueo e incineración de enseres
28 Plzla. Cocharcas Encomendería Heng Fat China Saqueo
29 La Palma En la calle Perú Captura y golpiza a soplón
30 20 de Setiembre Pulpería Cujay China Intento de saqueo
Notas:
(1) Prefectura establece que fueron atacados (2) Prefectura establece que fueron atacados (3) Prefectura establece que fueron atacados 16
un prostíbulo y varios locales. Seguidamente, los 13 locales y un “local de licores”. Aquí locales del Jr. Chiclayo, 5 cuadras.
locales del jirón Paita, 4 cuadras. los locales del jirón Rímac, 4 cuadras. Tipo de local Chin Ital Per Esp Ale Total
Tipo de local Chin Jap Ital Per Total Tipo de local Chin Ital Per Total Chingana 1 1 2
Chingana 1 1 2 Chingana 1 1 Encomendería 1 1
Encomendería 10 2 12 Encomendería 1 1 Pulpería 1 1
Fonda 2 1 3 Pulpería 6 6 Carnicería 1 1
Posada 1 1 Café 1 1 Frutería o lechería 1 1 2
Pulpería 4 4 Carbonería 1 1 Lavandería 2 2
Café 2 2 Cantina 2 2 Carpintería 1 1
Carbonería 2 1 3 Frutería 2 2 Prof. de partos 4 4
Carnicería 1 1 Total absoluto 1 6 7 14 Panadería 1 1
Lechería 1 1 Total relativo 7% 43% 50% 100% Total absoluto 5 2 6 1 1 15
Verdulería 2 2 Total relativo 33% 13% 40% 7% 7% 100%
Lavandería 1 1
Peluquería 1 1 (4) Era Comisario de Lima.
Relojería 1 1 (5) Fueron atacados porque se dijo que eran regentados por miembros de la “secreta”.
Tda Comercio 1 1 (6) El Sr. Aurelio Noé era agente de la policía.
Total absoluto 22 1 5 7 35 (7) Fue atacado porque era un local frecuentado por miembros de la “secreta”.
Total relativo 63% 3% 14% 20% 100% (8) Ex Comisario de la Policía.
Fuente: AGN. Ministerio del Interior. Prefectura de Lima. Informes de la Intendencia y Subprefectura de Lima, 1912.
Paulet, Pedro, Directorio Anual del Perú para 1910, Lima: Imprenta del Estado, 1910.
Periódicos y revistas: El Comercio, La Prensa, La Crónica, Variedades.
Elaboración propia.
49
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Mapa 1.3
Localización de la violencia de la multitud limeña: 26 de mayo de 1912
14
27 10
11 25
12
13
20 18 29
19
7 15
6/16 9
17
3
5
4 26
8
22
1
28
23
30
24
50
Los hechos: las jornadas de mayo
Al igual que los dos días anteriores, la casa de Billinghurst estuvo rodeada por “una masa de
pueblo de más de 500 personas”73, a la cual se le repartió un panfleto titulado “Viva el Perú.
Viva el Orden”, en el que se hacía un llamado a reiniciar las labores. Sin embargo, “algunos
grupos de pueblo comenzaron a moverse con el objeto de seguir el paro”74, ya que temían
que restablecida la normalidad “aprovecharan los agentes electorales aspillaguistas para fra-
guar una elección en favor de su candidato”75.
De esta manera, los “billinghuristas” iniciaron una movilización general por la ciudad. Se
presentaron en los principales centros fabriles como Sanguinetti y Dasso, La Victoria, El
Inca y Backus y Johnston, donde comprobaron que los trabajadores no habían asistido;
no obstante, intervinieron las fabricas Field, La Estrella, Guadalupe y La Cerámica, donde
paralizaron toda actividad.
El hecho de mayor violencia del día lo protagonizó un grupo de operarios que se dirigía
hacia el centro de la ciudad desde La Victoria. Estos fueron interceptados en las inmedia-
ciones de la Alameda Grau por la Gendarmería que estaba comandada por el comisario
del cuartel IV, quien enérgicamente les impidió el paso. Sorprendidos, retrocedieron, pero
“momentos después el pueblo manifestante, engrosado fuertemente, logró abrirse paso...(al
grito)... ‘Hay que impedir las elecciones’.”79 El enfrentamiento tuvo un saldo numeroso de
heridos de sable y ocasionó un “cierra puertas” generalizado con la consiguiente paralización
del barrio de La Victoria.
51
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Hacia el mediodía hubo alarma general en las calles céntricas de la ciudad y “cierra puertas”;
circulaba el rumor de que “los chalacos” venían para protestar por la reciente elección edi-
licia del señor Grau, prominente miembro del civilismo. Con este hecho la ciudad quedó
prácticamente paralizada.
Cuadro 1.3
La violencia de la multitud limeña: 27 de mayo de 1912
Ubicación del suceso Sobre el lugar Naturaleza del suceso
# Calle, lugar Jirón Dto $/m2
1 Fca. Field Azángaro 1094 8vo. 15 Fábrica Intervención popular y paralización
2 Fca. La Estrella Azángaro 1253 8vo. 10 Fábrica Intervención popular y paralización
3 Fca. La Cerámica 8vo. s.d. Fábrica Intervención popular y paralización
4 Calle Sandia Sandia 8vo. 8 Mesa Electoral Ataque y destrucción
5 Plza. Guadalupe Azángaro 8vo. 10 Mesa Electoral Ataque y destrucción
6 Plzla. Encarnación Apurímac 7mo. 40 Plazuela Gendarmería ataca trabajadores
7 Fca. Field Azángaro 8vo. 15 Fábrica Huelguistas disueltos por gendarmería
8 Alameda Grau Grau 8vo. 7 Vía pública Huelguistas se enfrenta a gendarmería
9 Mercado de la Aurora Cañete 1ro. 20 Mercado Central Intervención popular y paralización
10 Mercado Central Urubamba 4to. 55 Mercado Central Paralizan las labores
Fuente:
AGN, Ministerio del Interior, Prefectura de Lima, Informes de la Intendencia y Subprefectura de Lima, 1912.
Paulet, Pedro, Directorio Anual del Perú para 1910, Lima: Imprenta del Estado, 1910.
Periódicos y revistas: Diarios El Comercio, La Prensa, La Crónica, Variedades.
Elaboración propia.
52
Los hechos: las jornadas de mayo
Mapa 1.4
Localización de la violencia de la multitud limeña: 27 de mayo de 1912
10
1-7
4
5
2
En la presente sección queremos recorrer nuevamente los tres días del paro, ayudados por
los mapas de localización de los eventos de la violencia popular, con el fin de caracterizarlos
y establecer la racionalidad de la acción directa.
El día 25 de mayo, primer día del paro, estuvo dominado por la acción de los clubes y su in-
terés por cumplir objetivos políticos, los cuales, en forma progresiva, se fueron alcanzando.
En primer lugar, había que frustrar las elecciones. Para ello, de manera muy disciplinada,
los clubes marcharon hacia diferentes plazuelas de la ciudad y atacaron las mesas electorales
allí ubicadas. Hemos contabilizado la destrucción de quince mesas electorales –incluso, la
ubicada en Portal de Escribanos, en la Plaza Mayor– con lo que “las comisiones receptoras
de sufragios no han podido llenar su cometido”82 y el proceso electoral quedó frustrado.
En segundo término, fue atacada la Casa Política de Ántero Aspíllaga –en la calle Botica San
Pedro– y se intentó atacar su casa privada –ubicada en la calle San Pedro, a cuadra y media
de la anterior–, hecho que fue repelido por la fuerza pública. En ambos locales se encontra-
ban los dirigentes del Partido Civil y sus fuerzas de seguridad –léase “soplones”–, a los cuales
era necesario neutralizar. Durante el ataque a la Casa Política, el evento más violento de la
jornada: fueron destruidos dos locales vecinos mientras se buscaba soplones.
En cuarto lugar, los otros objetivos fueron el Partido Civil y sus colaboradores en la temida
Policía secreta. Se procedió a buscar locales civilistas y se atacó uno en la calle Cruces, y la
agencia de domésticos de Luis B. Castañeda –artesano, civilista y miembro de la Policía
secreta–. De manera paralela, se inició la búsqueda de soplones y dos fueron encontrados: se
intentó linchar al primero, mientras que al segundo se le propinó una golpiza.
82. AGN. Ministerio del Interior. Subprefectura e Intendencia de Policía de Lima. Informe del Subprefecto e
Intendente de Policía de Lima al Prefecto de Departamento. 26 de mayo de 1912. p. 1.
83. En carta personal, Abraham Valdelomar confiesa que estuvo dirigiendo estos hechos. Ver carta a Enrique
Bustamante y Ballivián, 9 de junio de 1912. En: Silva-Santisteban (2000: 44).
54
Los hechos: las jornadas de mayo
Conjuntamente con estos últimos hechos, se registró el ataque a siete locales. Dos son pana-
derías de italianos que fueron saqueadas sin razón política alguna, así como los cinco locales
de la calle Cruces: tres pulperías y dos chinganas que pertenecían a dos chinos, dos italianos
y un peruano. El ataque responde a la creencia de que eran locales civilistas.
El día finalizó con la quema en cuatro hogueras públicas de los restos conseguidos en los
diversos ataques. Las dos primeras se ubicaron en las calles Gato y Negreiros –calles secuen-
ciales del jirón Azángaro–, que son trasversales de San Pedro y Botica San Pedro –calles
identificadas por locales civilistas–. Además, estas hogueras estaban ubicadas a una cuadra
de Gallinazos –lugar de la tercera hoguera–, donde se encontraba la casa de Billinghurst. La
última y cuarta pira pública se ubicó en la Plaza Santa Ana o de Italia. Aquí se encontraba
el Teatro Mazzi, la Sociedad 16 amigos, vivía Ramón Espinosa –Presidente de la Asamblea
de Sociedades Unidas–, y, era además, lugar de partida de la Procesión Cívica a la Cripta de
los Héroes los 13 ó 15 de enero de cada año. Era un espacio cargado de significación para
muchos líderes del mutualismo.
Gráfico 1.1
Ubicación por cuarteles de la violencia popular del 25 de mayo de 1912
16 15
Número de sucesos populares
14
12
10
8
6
4
4 3 3 3 3
2
2 1 1
0
I II III IV V
El gráfico 1.1 muestra la localización de la violencia de este día. Las quince mesas de sufra-
gio destruidas se encuentran distribuidas de manera homogénea entre los cinco cuarteles. Y
respecto a los veinte ataques a la propiedad que efectuó la “turba”, el 75% de ellos se dio en
el cuartel II, mientras que en el cuartel V no se realizó ataque alguno. La explicación de esta
55
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
concentración de la violencia popular reside en el hecho de que en esta última área se en-
cuentran los locales del alto mando civilista, además de ser el espacio urbano que concentra
las instituciones del Estado, los periódicos, las principales casas de préstamo y las residencias
de la élite económica y política84.
En cuanto al segundo día del paro, el 26 de mayo, podemos concentrar la diversidad de ocurren-
cias en tres tipos de evento. En primer lugar, las acciones destinadas a que el paro continúe: cierre
de locales y expropiación y reparto de los bienes que tenían diversas carretas de comerciantes.
En segundo término, la persecución y castigo a los miembros de la Policía secreta, que suman
el mayor número de hechos y abarcan dos tipos de suceso: el primero, el ataque, saqueo y des-
trucción de los locales que estos frecuentaban, esto es, locales de juego, bares, cafés y burdeles;
y, el segundo, el ataque a las casas de autoridades vinculadas a esta sección de la Policía, como el
comisario Enrique Iza85, el agente Aurelio Noé y el ex comisario Patricio Luza.
Comentario aparte merece el ataque a varios burdeles de Lima. Fueron saqueados y des-
truidos los burdeles de Tajamar y Callejón Romero en el cuartel V, el de las calles Huevo y
Yaparió, en el cuartel I, y el de Barranquita en el cuartel III86. En todos ellos se buscaban
soplones o agentes de la secreta que regentaban, administraban o prestaban algún servicio
a estos locales. Lo destacable en este tema es la relación entre esta sección de la Policía y los
prostíbulos. Y lo que ocurre es que todo burdel –al igual que las chinganas, fondas, bares,
pulperías y peluquerías– constituye un centro de información. Llegan a él personas de di-
verso origen social, que están insertas en las diferentes experiencias de la vida citadina y que
son portadoras de los heterogéneos mensajes que la ciudad produce. Todos ellos demandan
espacios de intimidad y también de conversación donde los secretos pueden dejar de ser
tales87.
84. Ver la descripción que se realiza del cuartel II en: Memoria de la Municipalidad de Lima en 1901. Lima:
1902. p. IX.
85. Este personaje tiene una historia particular. En 1906 es vicepresidente de la Sociedad Liberal de Peluqueros
de la Confederación de Artesanos (El Comercio. 8 de enero de 1906. ET. p. 1.) En 1908 se adhiere a la candidatura
de Leguía y en julio de 1911 lo encontramos capitaneando una turba que ataca a pedradas y tiros a los parlamen-
tarios que se oponen al gobierno civilista. En septiembre de 1911 participa de la captura del catedrático José de la
Riva Agüero, que había criticado al gobierno (Variedades. 16 de septiembre de 1911. pp. 1127-1130). Luego va
a desempeñarse como informante de la Intendencia, y en 1912 es nombrado Comisario de la Policía Rural de La
Legua en el valle de Lima (AGN. Prefectura. Dirección de Policía. septiembre de 1912. DOC. 428).
86. Los dos primeros prostíbulos son catalogados de “clase ínfima”; los siguientes dos, de “clase media”; y, el
último, de “clase superior”. Ver: Dávalos y Lissón (1909) y el mapa 1.5.
87. Sobre la función de los burdeles hay una interesante reflexión en varios capítulos de la novela de Mario
Vargas Llosa, El pez en el agua (1993).
56
Los hechos: las jornadas de mayo
Mapa 1.5
Localización de los burdeles de Lima según P. Dávalos y Lissón y C.B. Cisneros
PROSTÍBULOS DE LIMA
PROSTÍBULOS DE LIMA
Clase ínfima
1. Callejón de Romero
2. Colchoneros
3. Alguacil
4. Tajamarca
5. Huarapo o Peligro
6. Acho
7. Chivato
Clase media
8. Salud
9. Huevo 10
10. Acequia Alta
11. Panteoncito 23 4 5
12. Puerta falsa del 3F 6B 7B
2 1
Teatro
13. Mandamientos 17
G
18
14. Jirón de Amazonas 11 E 19
16 14
Clase superior 15 C 22
15. Los Patos 9A
12
16. Comesebo
17. Orejuelas
18. San Sebastián
19. Barranquita 8 D
20. Juan Simón
21. Naranjos M
I H
22. Penitencia K L 21
23. Monserrate
20 13
Dávalos y Lissón (1909).
Fuente: Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. Tomo XXVII, año XXI, trimestre III. Lima, sábado 30 de sep-
tiembre de 1911.
Elaboración: propia.
57
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Por último, hubo saqueos a seis locales: dos de artesanos, una pulpería, una panadería, una
encomendería y “varias casas” de la calle San Carlos. Todo indica que fueron desbordes de
la turba o que fueron dirigidos por intereses ajenos a los de la dirección de los clubes bi-
llinghuristas.
En cuanto a la localización de los treinta sucesos que hemos registrado este día, el mayor
número de hechos de violencia ocurrió en el cuartel IV –camino a la Victoria– y el cuartel
V –el Rímac o Abajo El Puente–, siguiéndole el cuartel I –de la Plaza Mayor en dirección a
la Plaza Unión–, como lo señala el gráfico 1.2.
Gráfico 1.2
Ubicación por cuarteles de la violencia popular del 26 de mayo de 1912
10 9
Número de sucesos de violencia
8
7
6
6
4
4 3
2 1
0
I II III IV V s.d.
En cuanto al último día de paro, los hechos se reducen a intervenciones para mantener la
paralización de labores, y a algunos enfrentamientos con las fuerzas del orden, que decidie-
ron actuar con energía y recuperar la iniciativa. De los diez sucesos que hemos consignado,
el 70% ocurrió en el cuartel IV –al final de la actual avenida Azángaro–, donde se concen-
traban varias fábricas camino al nuevo barrio de La Victoria, las cuales fueron conminadas
a paralizar sus labores.
Antes de finalizar con el recuento de los sucesos ocurridos durante los días del paro, con-
viene abordar el tema del ataque a los negocios e industrias de propietarios extranjeros. La
información de la que disponemos nos indica que los propietarios de origen chino fueron
los que sufrieron el mayor número de ataques.
58
Los hechos: las jornadas de mayo
la demanda que ante el infrascrito han interpuesto los referidos Súbditos chinos, con-
fiando que el gobierno de V.E., en su elevada justificación, encontrará fundada tal
demanda e indemnizará los perjuicios que sin razón ni motivo alguno, se han causado
a industriales extranjeros, ajenos, por lo tanto, a las cuestiones de carácter político del
país en que residen y desarrollan sus energías y actividades pacíficamente, en el campo
de las industrias.90
No sabemos cómo terminó esta historia en cuanto a la indemnización, pero queda claro
que una serie de locales de pequeños industriales fueron asaltados y que sus mercaderías
y enseres fueron destruidos. De igual manera, estos hechos generaron una respuesta de la
comunidad china en Lima y de su legación diplomática.
¿Fue este un hecho fortuito, un desmán de la turba? Nos parece que no. El 9 de marzo de 1912
fue publicada una pequeña nota periodística que convocaba a una reunión en la Biblioteca
Popular de la Asamblea de las Sociedades Unidas. La nota dirigida al presidente de la insti-
tución sostenía lo siguiente: “Debemos hacer presente a usted que el interés que nos guía es
88. AGN. Prefectura. Toma de Razón. Dirección de Gobierno. Libro 11. 8 de junio de 1912. p. 296.
89. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sección Diplomática. No. 14. Legación China. Lima:
20 de junio de 1912. p. 1.
90. Ibídem. pp. 2-3.
59
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
velar por nuestras débiles industrias, que vienen muriendo casi repentinamente, debido a la
enorme competencia de chinos y japoneses que día a día vienen introduciéndose al país y que
probablemente veremos arribar a nuestras playas numerosos contingentes más”91.
Dos días después, los periódicos informaron que con la asistencia del Presidente de la Asam-
blea de las Sociedades Unidas, Ramón Espinosa, se formó la “Sociedad Protectora de Indus-
trias Nacionales”, con la finalidad de “proteger a los pequeños industriales de los industriales
chinos y japoneses”92. El Presidente electo de la nueva sociedad fue el maestro peluquero,
Rómulo Johnson, Presidente del Club Libertad Billinghurst No. 8 y Vicepresidente del
futuro Comité Popular.
Unos meses después, en diciembre, se conformó la nueva junta directiva. En ella, cinco de
los diez miembros eran dirigentes de la Asamblea de Sociedades Unidas y del movimiento
billinghurista, y defendían una posición radical frente al desarrollo del comercio “amarillo”:
Es evidente que existía una extendida animadversión de los industriales de Lima contra los
propietarios de negocios chinos y japoneses, aun cuando no se hacía mayor diferencia entre
estos dos grupos étnicos. Y si bien había intereses económicos de por medio, este senti-
miento era compartido por otros sectores de la población y su origen se remonta a la Guerra
del Pacífico. En efecto, durante la Campaña de Lima (1880-81), las tropas chilenas fueron
ayudadas en su recorrido de Pisco a Lima, e incluso durante las batallas por la ciudad, por
trabajadores chinos de haciendas del sur de Lima e Ica.
60
Los hechos: las jornadas de mayo
Cuadro 1.4
Dirigencia de la sociedad protectora de la industria (1913-14)
Nombre C Club Billinghurista Profesión y Centro laboral I. Laboral Otras instituciones
oficio
C. Nombre C. Nombre C. Nombre
Johnson, P P Juventud y Peluquero-barb. Propietario Vc A.S. Unid. P Club c. de la
Rómulo Trabajo (M) Penitenciaría,
Candidato concejal
obrero (1915)
Becerra, Luis Vp
Chumpitazi, T Billinghurista Talabartero (M) Propietario F A.S. Unid. Sn Soc.16 amigos/
Darío Consejal Obr.
(1912)/Deleg.Obr.
Chile
Díaz, Federico S P Leales a Encuadernador Imp. Benito A.S. Unid. P Ntro. Amo Sta
M. G.Billinghurst (M) Gil Ana/ Ntro.Amo
Rímac N.1 S.Marcelo/Club c.
del Pozo
Cano, Gabriel Ps
E.
García, Otilio V Vp Artesanos Bi- Carpintero, Fca.Sanguinetti
llinghurst N.1 ebanista y Dasso
López, Marcos V
Malca, José V Peluquero (M) Mascarón el
Prado 1371
Ríos, Manuel V
Iturrizaga, V Billinghurista Cronista Diario “La A.S. Unid. F Soc. 16 amigos
Carlos Prensa”
Fuente: Diarios y revistas: El Comercio, La Prensa, La Opinión Nacional, Variedades, varios números de 1912.
Elaboración propia.
61
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Por la información que hemos presentado, es plausible afirmar que los asaltos a locales de
migrantes orientales que parecen ajenos a los objetivos políticos del movimiento billinghu-
rista formaron parte de los objetivos de varios gremios de industriales, que en los días del
paro tuvieron la cobertura necesaria para realizarlos.
Para finalizar, queremos señalar que los hechos de violencia de estas elecciones se encuentran
lejos de ser un desborde o explosión espontánea del mundo popular. A lo largo de los tres
días, hubo una dirección que desarrolló una tarea eficaz en cuanto a señalar objetivos a la
acción de los clubes, como fueron la paralización de la ciudad, la eliminación de mesas elec-
torales, el castigo a soplones y autoridades policiales. En resumen, frustrar las elecciones.
62
2.
El escenario:
Lima de inicios del siglo XX
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
El estudio de Lima a inicios del siglo XX, realizado en el presente capítulo, tiene un doble
objetivo. En primer lugar, establecer que se trataba de una ciudad en tránsito, es decir, un
espacio que estaba desarrollando áreas de conflicto y confrontación ante la inserción de la
modernidad, que comienza a transformarla. En segundo lugar, describir y precisar cuantita-
tivamente varios aspectos de la vida material de Lima –como barrios, mortalidad, costo de
vida, vivienda, mercado laboral– que nos permitan identificar a los “plebeyos” o pobres de
la ciudad, que luego encontraremos entre los actores de las Jornadas de Mayo de 1912.
Durante la década de 1890, finalizados los años de crisis a que dio lugar el colapso de la
explotación del guano y del salitre, la Guerra del Pacífico y las posteriores luchas entre cau-
dillos, el Perú comenzó a remontar la situación de anarquía política y recesión económica.
Los hechos que determinaron este proceso de recuperación fueron dos. Por un lado, el
triunfo de Andrés A. Cáceres en la guerra interna contra Miguel Iglesias, que permitió la
emergencia del segundo militarismo que inició la reconstrucción del Estado y el logro de
un cierto orden nacional. Y, por otro, la firma del contrato Grace, en abril de 1890, que
canceló la deuda externa con el mercado de capitales inglés y nuevamente nos hizo sujetos
del crédito internacional.
65
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
flujo migratorio nor-andino; la sierra central, con el desarrollo de una ganadería moderna que
impulsó la industria láctea para el mercado interno y el inicio de la explotación cuprífera en
Cerro de Pasco; y, finalmente, las costas del extremo norte, con la explotación petrolera y el
desarrollo de las haciendas algodoneras de exportación.
Durante las tres primeras décadas del siglo XX, Lima fue el escenario de tres fenómenos cuya
emergencia es consecuencia directa de la expansión económica. En primer término, se consti-
tuyó en la principal beneficiaria de la política centralista de un Estado que redefine sus roles,
multiplica sus instituciones e incrementa la burocracia. En segundo lugar, se dio el despla-
zamiento de parte importante de las élites regionales –de reciente constitución o de antigua
data–, que comienzan a fijar su residencia en esta ciudad. Y, en tercer término, la presencia de
la modernidad transforma la cotidianeidad, las costumbres y el paisaje urbano.
Como resultado de esta nueva coyuntura, el desarrollo de la capital tomará una velocidad y
características diferentes del resto de los centros poblados del país en términos del incremen-
to demográfico, el crecimiento urbano, la rápida industrialización, la estructura ocupacional
66
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Por ser la capital de la República, Lima ha generado de manera periódica, a través de los
gobiernos municipales o el Estado, estadísticas sobre su población. Esta información, entre
el proceso emancipador y el término de la República Aristocrática, ha sido sintetizada en el
gráfico 2.1.
Gráfico 2.1
Población de la ciudad de Lima, 1820-1920
173007
140884
Nº de habitantes
130290
Fuente:
(1) Dancuart (1906, tomo II: 15, citado por Yepes 1972: anexo 4).
(2) Dirección Nacional de Estadística (1878: tomo VI).
(3) Hebbold (1973, citado por Elmore 1993: 11).
(4) Censo de Lima de 1891. En: Boletín Municipal. 24 de octubre de 1891. pp. 1-4.
(5) Censo de Lima en 1896. En: Memoria de la Municipalidad de Lima. Lima. 1897.
(6) Ministerio de Fomento (1915).
(7) Ministerio de Hacienda (1921).
Sobre las cifras que consignamos, conocemos los cuestionamientos que Paul Gootemberg ha hecho sobre la validez de los
censos del siglo XIX. Sin embargo, es la única información con que contamos. Por ello creemos que podemos utilizarlos de
manera referencial y tomarlos como cuantificaciones que nos brindan proporciones aproximadas de grandes tendencias de-
mográficas y no de magnitudes exactas sobre estas realidades.
Elaboración propia.
67
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Como se puede apreciar en el gráfico 2.1, la demografía de la ciudad durante el siglo XIX
observó un comportamiento pendular, con una tendencia ascendente en el largo plazo. Dos
razones explican estas oscilaciones: por un lado, Lima aún tenía una población premoderna,
es decir, caracterizada por un lento crecimiento debido a la presencia de tasas muy altas de
natalidad y mortalidad; y, por otro, se dieron súbitos desplazamientos entre la ciudad y el
campo provocados por el bandolerismo, las crisis políticas y las guerras.
Veamos con mayor detalle las cifras que el gráfico 2.1 reseña. En el período 1820-1836 se
vive la etapa de crisis generada por la Independencia, donde Lima perdió algo más del 12%
de su población como consecuencia de la coyuntura de inestabilidad que generaron la gue-
rra y los enfrentamientos de la anarquía militar posterior.
Sin embargo, la recuperación demográfica de la post guerra fue sumamente rápida. El censo
de 1891 arroja la cifra de 103 mil habitantes, es decir, tan solo ocho años fueron necesarios
para recuperar con creces la población de 1876. Sin duda, este resultado se explica en parte
por el período de reconstrucción nacional iniciado por el segundo militarismo; pero tam-
bién por las garantías y oportunidades que la ciudad ofrecía y que la hacían atractiva para el
migrante en el contexto de la crisis que siguió a la guerra.
No obstante, esta etapa de recuperación fue interrumpida, brevemente por cierto, por el
levantamiento de la alianza civil-demócrata que encabezó Nicolás de Piérola durante la
coyuntura electoral de 1894. Lima estuvo sometida a los ataques de los insurgentes que
tomaron la ciudad luego de dos días de combates en marzo de 1895. Las consecuencias de-
68
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
mográficas las revela el censo de 1896: la ciudad había perdido, en muy poco tiempo, entre
desplazados y fallecidos, 1.700 habitantes equivalentes al 3% de la población.
A partir del nuevo siglo, los flujos migratorios como consecuencia de la violencia social y
política fueron desapareciendo del escenario colectivo, y la población inició una tendencia
sostenida de crecimiento. El censo inacabado de Lima de 1903 arrojó la cifra preliminar de
130 mil habitantes; cinco años después estas cifras totalizarían 140 mil, para pasar a 173
mil en 1920.
Sin embargo, cuando revisamos las estadísticas sobre natalidad y mortalidad para explicar
el crecimiento de la población, surge un cuadro paradójico, pues comprobamos que dichas
variables continúan guardando una gran similitud con las del siglo XIX. Lima se encuentra
anclada a una demografía premoderna signada por cifras negativas de crecimiento, donde
las tasas de mortalidad superan, y pocas veces igualan, a las de natalidad. En el gráfico 2.2 se
encuentran las estadísticas municipales que confirman lo que venimos afirmando.
Gráfico 2.2
Natalidad y mortalidad de Lima, 1860-1914
10.000
9.000
8.000
7.000
6.000
5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
0
1890
1893
1896
1899
1902
1905
1908
1911
1914
1860
1863
1866
1869
1872
1875
1878
1881
1884
1887
Nacimientos Defunciones
69
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
¿Qué razones explican una tasa de mortalidad tan alta? Las cifras que manejamos correspon-
den al período 1884-1914 y nos brindan un panorama sobre la mortalidad por enfermeda-
des evitables (cuadro 2.1). De acuerdo con las Memorias de la Municipalidad de Lima, una
“enfermedad evitable” es aquella causada por no respetar las normas de higiene básicas, o la
que genera la defunción por no asistir a un centro hospitalario. Ellas explican más del 30%
de las defunciones de la ciudad.
La enfermedad “evitable” que mayores decesos generó fue la tuberculosis, con el 75,7%1, y
el censo de 1908 nos brinda una caracterización de esta enfermedad:
Además de la tuberculosis, Lima era atacada por varias enfermedades endémicas que eleva-
ban la mortalidad periódicamente. De esta manera, en 1885 hubo una epidemia de viruela,
que se repitió en 1891-92; en 1888-89, de sarampión; en 1892, de influenza, que se repitió
en 1900 cuando fue popularmente denominada como el “abrazo de Romaña”2; en 1902,
nuevamente hubo epidemia de viruela, que reapareció en 1907; y, en 1903, se dio la crisis
de salubridad más importante de la época: la peste bubónica. Aparece en mayo en el molino
Milne del Callao y en octubre aparecen los primeros apestados en Lima; la enfermedad se
prolongará hasta 19043.
Son evidentes las malas condiciones de salubridad que tenía Lima y, tal vez, la mejor imagen
que tenemos de la gravedad de la situación sea la reflexión de un estudioso de la sanidad
como el doctor Enrique León García, que en 1909 escribió lo siguiente:
1. Abraham Valdelomar titulará uno de sus cuentos “La ciudad de los tísicos”; y Luis Molina escribirá el
vals “El tísico”. Ambos describen una experiencia que abarcaba todos los sectores de la población e imprimía
un sello a los limeños.
2. Expresión del rechazo popular a este miembro del partido Civil que había sucedido a Piérola en la Presi-
dencia de la República.
3. Ver: Cueto (1991: 1-26).
70
Cuadro 2.1
Defunciones por enfermedades infecciosas. Lima, 1884-1914
Años.
Enfermedad 1884 1885 1886 1887 1888 1889 1890 1891 1892 1893 1894 1895 1896 1897 1898 1899
F. Tifoidea 128 109 84 50 56 74 64 72 63 72 60 97 115 86 97 140
F. Puerperal 34 22 22 15 22 23 32 32 31 29 24 30 29 26 24 47
Viruela 37 305 155 5 1 1 8 383 148 12 5 53 448 2 4
Sarampión 27 24 3 1 266 178 30 2 1 40 23 11 6 49 27
Escarlatina 7 3 1 1 3 7 2 2 1
Coqueluche 16 6 24 4 8 3 16 17 9 27 20 6 39 3 23 12
Difteria, crup. 27 33 25 20 12 23 17 8 5 17 12 12 7 18 21 11
Gripe 19 4 354 72 11 91 59 58 68 70
Cólera nostras 1
F. Amarilla 32 9 3 3 5 1
Tifus Exantemático 8 13 12 8 3 6 4 2 2 2 1 3 1 2 4
Erisipela 10 6 18 11 11 10 18 9 8 7 10 9 16 9 10 11
TBC pulmonar 683 893 985 890 857 996 979 967 961 915 917 984 916 924 903 997
TBC otros organ. 123 123 145 106 110 84 77 98 107 91 126 176 147 147 157 140
Total 1.132 1.543 1.476 1.110 1.352 1.404 1.264 1.595 1.691 1.244 1.226 1.487 1.794 1.282 1.360 1.460
Total defunciones 4.046 4.586 4.529 3.659 4.144 3.774 3.924 4.322 4.322 3.734 3.756 4.239 4.780 4.171 4.232 4.278
Enferm/Defunc. 28% 34% 33% 30% 33% 37% 32% 37% 39% 33% 33% 35% 38% 31% 32% 34%
71
Años. Total Total
Enfermedad 1900 1901 1902 1903 1904 1905 1906 1907 1908 1909 1910 1911 1912 1913 1914 Absol. Relat.
F. Tifoidea 155 170 166 142 117 121 107 94 79 167 155 98 87 104 79 3.208 7,2%
F. Puerperal 18 22 31 21 30 16 16 13 12 36 24 25 706 1,6%
Viruela 47 253 10 7 1 9 242 18 2 19 228 20 2.423 5,5%
Sarampión 2 1 155 7 1 27 64 12 85 4 53 19 2 1.120 2,5%
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Escarlatina 1 3 5 4 2 2 1 2 47 0,1%
Coqueluche 30 11 19 7 37 42 33 23 17 12 25 15 21 525 1,2%
Difteria,Crup 15 19 15 12 8 18 24 11 17 13 5 13 9 7 454 1,0%
Gripe 195 81 32 31 103 75 70 52 86 32 62 27 5 9 1.666 3,8%
Cólera nostras 46 28 28 24 9 6 20 15 22 199 0,4%
F. Amarilla 53 0,1%
Tifus Exantemático 3 1 3 2 3 1 2 4 3 5 1 5 104 0,2%
Erisipela 6 2 3 8 5 7 6 3 10 16 9 12 11 4 275 0,6%
TBC pulmonar 975 1.027 977 1.035 968 965 875 1.148 1.259 988 825 864 834 759 785 29.051 65,6%
TBC otros organ. 162 133 323 293 222 258 206 152 166 194 175 245 4.486 10,1%
Total 1.526 1.537 1.859 1.760 1.509 1.530 1.383 1.660 1.518 1.157 1.346 1.231 1.289 1.366 1.226 44.317 100%
Total defunciones 4.473 3.901 4.287 4.878 4.558 4.662 4.337 4.758 4.291 4.899 4.644 4.813 4.929 4.618 130.544
Enferm/Defunc. 34% 39% 43% 36% 33% 33% 32% 35% 35% 0% 27% 27% 27% 28% 27% 34%
Fuente: Boletín Municipal. 1900-1914.
Elaboración propia.
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
media es por lo mismo sumamente corta ¡26 años! (somos)... una nación (...) cuyos
contados habitantes tienen las mismas posibilidades de morir que de seguir viviendo
(León García 1909: 50).
Como establecen las cifras, la muerte era un hecho permanente en la vida de Lima de inicios
de siglo XX. La estadística lo retrata: la mitad no son adultos y pertenecen al sexo masculino
(51 ó 52%); racialmente, los que más se mueren son los indios (35 a 40%), aunque solo
sean el 20% de la población; provienen, en su mayoría, de los cuarteles III y IV; más del
30% vive en callejones e interiores bajos y más de la mitad se muere en hospitales4.
Sin embargo, pese a los altos niveles de mortalidad, la población de Lima creció algo más
de 70% entre 1896 y 1920. Dos fenómenos explican el hecho; el primero, la migración
china y japonesa. Entre los años 1903 y 1908 arribaron al Perú cerca de 12 mil “amarillos”
con contrato de trabajo en haciendas y que, cumplidos estos, se incorporaron al pequeño
comercio limeño en expansión (Cisneros 1911, t. 26: 181). Similar experiencia vivieron
los japoneses, cuyo primer grupo de 790 emigrados llegó al Perú en 1899; así se inició un
flujo demográfico que se extendió hasta 1936. Estas dos colonias se convirtieron en las más
numerosas del país y la mayoría de sus miembros estableció sus negocios en Lima.
...la inmigración que llamaremos de provincia, producida por la atracción que ejerce
la capital sobre familias residentes en los departamentos; pero ella parece compensada
con el establecimiento a su vez de muchas familias en los lugares cercanos a Lima
(Tizón y Bueno 1916: 53).
4. La mayoría de los hospitales estaban en manos de la Beneficencia Pública de Lima, y atendían al 80% de
los pacientes de la ciudad. La atención, en gran proporción, era gratuita.
72
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Emmanuel II, solo 12 habían nacido en Lima, uno en Italia, uno sin información y 22 –el
61,1% de la muestra– provenían de otros departamentos. La segunda corresponde a la esta-
dística de alumnos de la Universidad de San Marcos.
Gráfico 2.3
UNMSM: alumnos de origen provinciano (cifras relativas)
65 64 65 66 67
52
Ambas evidencias son una muestra temprana de una tendencia que a partir de la década de
1940 se convirtió en un fenómeno masivo.
En cuanto al espacio rural de Lima5, este se encontraba conformado por 15 valles6 con 8
comisarías, donde se localizaban 176 fundos. Estas propiedades ocupaban un territorio de
21 mil hectáreas de cultivos y 14 mil de monte. Además, había tres “aldeas insignificantes”:
Lurigancho, Ate y Surco; una población de reciente data, Magdalena del Mar; y tres balnea-
rios: Miraflores, Barranco y Chorrillos, este último con una población marginal denomina-
da Alto Perú, que se ubicaba a las faldas del Morro Solar y se dedicaba a la pesca.
Sobre este espacio en la periferia de Lima, las cifras de los censos nos muestran que de los
20.636 habitantes que tenía en 1876, en 1908 solo existían 17.482, para elevarse a 19.358
en 19207. Se había venido dando un desplazamiento de la población rural, fenómeno im-
portante de la demografía de Lima que ayuda a entender su crecimiento urbano, y cuya
73
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
explicación está asociada a varias razones; en primer lugar, el nivel de los ingresos. En 1878,
sostiene Carlos B. Cisneros, se pagaba 1,2 soles por jornal y en 1910, este oscilaba entre 0,8
y 1,2 (1911: 142). Por su parte, Pedro E. Paulet nos dice que en 1878 se pagaba 1 sol de 48
peniques por jornal, mientras que en 1910, el sol era de 24 peniques (1910: 110). Ambos
autores sostienen que el ingreso rural se había reducido o que, en el mejor de los casos, era
el mismo en un período en el que el costo de vida –como veremos páginas adelante– se
había elevado.
Pese a las evidencias de la reducción de la población rural de Lima que hemos venido argumen-
tando, hemos hallado cifras que generan interrogantes sobre este proceso. Esto es lo que ocurre
cuando observamos el rubro de “profesionales”8 en “agricultura y ganadería” de los censos de
1876 y 1908 (cuadro 2.2). Aquí encontramos que en términos absolutos se pasa de 629 profe-
sionales en 1876 a 2.242 en 1908, y que este rubro es el que tiene la mayor tasa de crecimiento:
256%9. La aparente contradicción con el despoblamiento rural de Lima reside en que los que
trabajaban en el agro limeño –de manera permanente o periódica– vivían en la ciudad. Esto
explica también por qué en algunas informaciones sobre empleo10 podemos encontrar que se
consigna “labrador-albañil” o “leñador-pintor”, pues muchos trabajadores combinaban labores
en los fundos cercanos a la ciudad con trabajos estrictamente urbanos.
8. Se considera “profesional” a la persona que tiene un trabajo reconocido en la clasificación del censo, y no
a aquella que tiene estudios universitarios.
9. El desarrollo de este sector se debe a que parte importante de los 176 fundos que rodean la ciudad se espe-
cializan en cultivos de exportación que dan importantes ganancias. El resto de fundos o se urbanizan –sobre todo
los limítrofes con la ciudad– o se especializan en abastecer a Lima de lo necesario, que con la menor competencia se
convierte en un negocio muy rentable.
10. Como, por ejemplo, informes policiales, hospitalarios o de reclutamiento.
74
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Cuadro 2.2
Clasificación de profesionales en los censos de 1876 y 1908
Finalmente, quisiéramos concluir esta sección señalando que, a inicios del siglo XX, Lima
comenzaba a romper con los ciclos de alta mortalidad y a estabilizar su población. Esta
tendencia se sostiene en la caída de la población rural y en la migración tanto externa como
interna; todo lo cual nos revela la conversión de Lima en un nuevo polo de atracción que
responde a su inserción en el nuevo ciclo de expansión económica.
11. En el anexo 1 hemos reunido varios mapas de Lima, donde recorremos visualmente la historia urbana
de Lima entre el siglo XVIII e inicios del siglo XX.
75
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Las murallas fueron derruidas en 1870 y Lima pudo ampliar sus horizontes hacia los pue-
blos del sur (Miraflores, Barranco, Surco, Chorrillos y Magdalena Vieja) y el oeste (Callao),
e iniciar su expansión. Sin embargo, el colapso de la explotación guanera y la Guerra del
Pacífico12 obligaron a posponer los proyectos hasta la década de 1890.
De esta manera, a fines del siglo XIX y bajo el impulso de la expansión económica que
experimentó el país y las exigencias de la nueva escala demográfica que la ciudad alcanzó,
la capital inició su modernización con un conjunto de transformaciones en su morfología
y tamaño urbanos, así como en la renovación de los servicios públicos básicos, la extensión
de su cobertura, la instalación del servicio eléctrico y la implementación de un nuevo trans-
porte citadino.
Prueba de los nuevos usos y valoraciones que emergen en esta etapa de expansión de la ciu-
dad son, por ejemplo, el traslado de parte de la élite a los balnearios del sur o a los nuevos
barrios que surgen en la periferia del viejo casco urbano; la conversión del jirón de La Unión
–eje de la Plaza Mayor hacia el sur– en el centro de la vida social y comercial desplazando a
la vieja calle de Judíos; y la estigmatización del nuevo barrio de La Victoria como barrio de
pobres, prostitutas y delincuentes por los contemporáneos.
Como veníamos señalando, Lima reorientó su crecimiento en dirección al mar. Esta nueva
perspectiva se desarrolló sobre la base de cinco centros de expansión: La Victoria, con dos
barrios –La Victoria y La Cerámica– de 35 hectáreas; El Chirimoyo, en la antigua huerta del
mismo nombre en los Barrios Altos, con 15 hectáreas; La Colmena, con 10 hectáreas; Paseo
Colón, con 20 hectáreas; y la avenida de la Unión (carretera al Callao), con 15 hectáreas
(Tizón y Bueno 1916: 50).
12. Es paradójico que las murallas construidas para defender a la ciudad del ataque de piratas o indígenas
nunca sirvieran para este fin; y, cuando más se las necesitó –Campaña de Lima en enero de 1881–, estas ya no
existían.
13. Sobre el surgimiento de nuevos espacios públicos y el rol que la colectividad les va asignando, ver un
interesante análisis en Águila (1997).
76
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Los gráficos 2.4 y 2.5 dan cuenta de esta evolución. El primero nos reseña el itinerario que
siguió la ciudad en cuanto al número de hectáreas que fue adicionando a su espacio urbano.
Y el segundo da cuenta de la evolución de la relación entre los habitantes y su espacio, y de
cómo la expansión fue respondiendo, también, a la presión demográfica.
Gráfico 2.4
Evolución urbana de Lima, 1870-1919
1.600
1.426
1.400 1.280
1.200
1.035 1.050
1.000 920
Hectáreas
800
600
400
200
0
1870 1872 1900 1908 1919
Gráfico 2.5
Lima, 1870-1920. Densidad demográfica
124 121
109 110
97 99
Habitante/hectárea
77
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Con esta expansión, la ciudad no solo ocupó sus áreas rurales aledañas, sino que obligó a
replantear el sentido de su vieja estructura colonial. De esta manera, el desplazamiento de
población a las nuevas urbanizaciones fue generando espacios en la vieja ciudad que rápida-
mente fueron hacinándose y atomizándose por la ocupación popular, o derruyéndose para
dar paso a nuevas edificaciones signos de la nueva prosperidad.
Pero esta expansión no fue espontánea ni contó con la planificación del gobierno municipal,
pues estuvo en manos de varias compañías urbanizadoras creadas a fines del siglo XIX. Estos
son los casos, por ejemplo, de la Compañía “La Colmena” y la Compañía “La Victoria”. La
primera compró chacras y casas, extendió la avenida de este nombre hacia Santa Catalina; e
inició la construcción en estos terrenos de viviendas para “las clases obreras y medias”. Sin
embargo, el alto costo de los materiales convirtió a la avenida en zona de residencia de fami-
lias de la élite oligárquica –como la familia Larco Herrera– y de funcionarios extranjeros. La
compañía La “Victoria” adquirió la “chácara” de este nombre y la vendió a particulares sin
realizar gran inversión. En 1911, este barrio no tenía agua potable ni acequias canalizadas, y
recientemente se le había pavimentado y brindado alumbrado y baja Policía.
Al tratar las nuevas dimensiones de la ciudad en 1907 y ver el rol de las urbanizadoras,
Dávalos y Lissón afirma que el caso del barrio de La Victoria, caracterizado por ser de “va-
gabundería, de ladrones y de prostitución”, había sido una estafa, ya que:
Señala que “el barrio de la Victoria es de lo más anodino que hay en materia de urbanización.
Comenzó como negocio, sigue como tal y concluirá por desastre” (Ibíd.: 67-68). Además,
caracteriza al sector empresarial que es propietario de esta compañía de rápido enriquecimien-
to y pocos escrúpulos, y compuesto por: “las buenas gentes de Lima que, en cuestiones de
urbanización por ese entonces, entendían lo que hoy entienden sobre las ventajas de comprar
acciones a nuestro trust criollo, se lanzaron a negociar terrenos” (Ibíd.: 68).
78
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Mapa 2.1
La expansión urbana de Lima (1901-1912)
Alameda de los
Descalzos
Malambito en
dirección a
Portada de Guía
Plaza y Avenida
de la Unión
(al Callao)
Plaza 2 de Mayo
Urb. La Colmena
Paseo Colón
Plaza Bolognesi
Barrio El Chirimoyo
Urb. La Victoria
Urb. La Cerámica
79
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
En términos globales, el sector industrial limeño en 1890 estaba constituido por 80 empresas
y fábricas, que sumaban 126 para el período de la matrícula de 1908-12. Es decir, en algo más
de dos décadas, estos establecimientos industriales habían crecido en 57,5% y para 1918 lo
harían en 216,3%. Esta coyuntura de expansión exportadora también generó óptimas condi-
ciones para las empresas que tenían como objetivo el mercado interno. En efecto, hubo una
caída del precio de la plata que encareció los bienes que ofertaba el mercado internacional, lo
que aunado a los aranceles altos determinó la alta rentabilidad en el sector16.
Dentro de las industrias que más desarrollo alcanzaron, se encuentra la rama textil. Esta se
destacó tanto por su número como por el hecho de que sus trabajadores constituían parte
del naciente movimiento sindical que se gestaba por esos años. Este sector productivo sur-
girá tempranamente, pues ya desde 1871 venía funcionando la fábrica de tejidos Vitarte
y, desde 1889, Santa Catalina, a las cuales, entre 1895 y 1905, se les unieron las primeras
14. Durante los años previos a la conquista, la costa central del Perú era el área con mayor población del
Tawantisuyo y el valle del Rímac uno de los de mayor área cultivada. Ver Cook (1981).
15. Es cierto que contamos con Reseña industrial del Perú (1902) y Reseña industrial del Perú en 1905, de
Alejandro Garland, pero ambas tienen criterios de clasificación no explicitados. La lectura de estos impresos
evidenció que el autor fue muy poco riguroso en su selección; por ello preferimos utilizar fuentes oficiales que
se organizaban para el control fiscal.
16. R. Thorp y G. Bertram (1985: 51-52) señalan que el éxito de este período se explica porque se articuló
el crecimiento exportador a la diversificación económica y la industrialización.
80
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Cuadro 2.3
Matrícula de empresas y fábricas de Lima
Padrón de matrícula y
Empresas y fábricas patentes e industrial de Lima
1890 1902-06 1908-12 Crecimiento
1 Empresas 10 16 18 80,0%
2 F. de aceite 1 2 3 200,0%
3 F. de aserrar 9 7 6 -33,3%
4 F. de muebles 20 9 10 -50,0%
5 F. de camisas 9 8 -11,1%
6 F. de cerveza 4 2 2 -50,0%
7 F. de cigarros 5 10 7 40,0%
8 F. de colchones (alambre) 0 5 100,0%
9 F. de chocolates 8 9 12,5%
10 F. de escobas 3 2 2 -33,3%
11 F. de jabón y velas 7 7 8 14,3%
12 F. de licores y destilación 6 7 8 33,3%
13 F. de pavimentos 2 4 100,0%
14 F. de sodas 7 6 8 14,3%
15 F. de tejidos 1 7 8 700,0%
16 F. únicas 7 14 20 185,7%
Total 80 108 126 57,5%
Fuente: Padrón General de los Establecimientos de Comercio e Industria en esta capital en el año 1890. En: Memoria de la
Municipalidad de Lima, 1890, pp. 65-66.
Matrícula de Patentes de la Provincia de Lima. 1902-06. En: El Peruano, abril-nov 1902.
Matrícula de la Contribución de Patentes e Industrial de la Provincia de Lima para el quinquenio de 1908 a 1912. En: El
Peruano, 1909, varios números.
Elaboración propia.
A continuación del sector textil destacaron las fábricas únicas17, las fábricas de aceite, de
colchones, de pavimento y los molinos e industrias de fabricación de fideos o “fideleras”. Si
bien la cuantificación de empresas es una manera de medir el impacto que tienen sobre una
economía, no es menos importante la información fiscal que las matrículas brindan.
17. Las “fábricas únicas” eran empresas únicas en su género, a las que el fisco les aplicaba un imposición ex-
clusiva.
81
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Cuadro 2.4
Matrícula de empresas únicas de Lima
Cuota Cuota
Nombre Crecimiento
semestral semestral
1902-06 1908-12
# Cat
01 E Ferrocarril Central 4.000,0 ---
02 E Ferrocarril Urbano 2.766,0 ---
03 E E. del Agua 2.500,0 2.700,0 8,0%
04 E E. del Gas 1.516,4 ---
05 E de Santa Rosa 1.025,0 ---
06 E E. de Teléfonos 785,0 ---
07 E de Alumbrado de Piedra Liza 700,0 ---
08 E E. de Crédito Urbano 211,2 ---
09 E E. Azucarera de Puente Piedra 150,0 150,0 0,0%
10 E Cable, Centro Sud Americano 150,0 ---
11 E West Coast Cable 150,0 500,0 233,3%
12 E E. del Gas Acetileno 50,0 ---
13 E E. La Colmena 50,0 250,0 400,0%
14 E E. de Crédito Popular 50,0 ---
15 E E. de Timbres y Aparatos Eléctricos 30,0 60,0 100,0%
16 E La Constructora 25,0 ---
17 E Caja Hipotecaria --- 60,0
18 E Cia. Central de Anuncios --- 60,0
19 E Cia. Nac. de Tranvía Eléctrico --- 250,0
20 E EE.EE.AA. --- 22.500,0
21 E E. del Gas de Lima --- 250,0
22 E Peruvian Telephone and Co. --- 1.000,0
23 E Soc. La Dotal --- 60,0
24 E Soc. La Protectora --- 150,0
25 E Soc. La Colectora --- 100,0
26 E Soc. Frontón “Lima” --- 100,0
27 E Soc. del Mercado Agrícola --- 100,0
28 E Soc. Urbana Cocharcas --- 1.500,0
29 E Soc. Administradora de Fincas --- 450,0
30 E The C. and S. America Telegraph Co. --- 500,0
Total 14.158,5 30.740,0 117,1%
Fuente: Matrícula de Patentes de la Provincia de Lima. 1902-1906. En: El Peruano. Ab-nov. 1902.
Matrícula de la Contribución de Patentes e Industrial de la Provincia de Lima. 1908-1912. En: El Peruano. 1909.
Elaboración propia.
82
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Cuadro 2.5
Matrícula de algunos sectores empresariales de Lima
Cuota Cuota
Crecim.
Sectores empresariales de Lima semestral semestral
%
1902-06 1908-12
Compañías de Seguros de Lima 4.139,0 7.050 70,3
Instituciones financieras 18.512,7 59.487 221,3
Fábricas de aserrar y depósitos de madera 1.275,0 1.800 41,2
Molinos y fidelerías 1.290,0 1.950 51,2
Empresas Únicas de Lima 14.158,5 30.740 117,1
Casas de comercio importadoras y de venta al por mayor 24.170,0 47.285 95,6
Total 63.545,2 148.312 133,4
Fuente: Matrícula de Patentes de la Provincia de Lima. 1902-1906. En: El Peruano. Ab-nov. 1902.
Matrícula de la Contribución de Patentes e Industrial de la Provincia de Lima. 1908-1912. En: El Peruano. 1909.
Elaboración propia.
Por lo argumentado, nos parece evidente que a inicios de siglo Lima experimentó un impor-
tante crecimiento industrial y empresarial, el cual fue sustentado por los altos niveles de renta-
bilidad que demuestra la presión fiscal.
El crecimiento de las industrias nos muestra, además, la orientación de los cambios que im-
pulsará en el nivel de la composición laboral de la ciudad. En efecto, un aspecto revelador
del incremento demográfico de Lima ya señalado es el de su conversión en un polo de
atracción de fuerza laboral. Si bien la ciudad estaba muy ligada a lo rural, al autoconsumo
83
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Gráfico 2.6
Clasificación de los profesionales de Lima según los censos de 1876 y 1908
23.879
1876 1908
14.622
13.408
9.551
9.252 8.890
6.300 5.948
4.455
n
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Pr
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Ag
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cr
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ro
In
op
Bu
Pr
84
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Los datos informan de la gravedad de la situación, pero no dan cuenta claramente del año al
que pertenecen. Este informe fue ordenado por el gobierno en 1904; la información demo-
gráfica pertenece al censo inconcluso de 1903; y no sabemos si los datos de vivienda son del
mismo censo o si se fueron reuniendo hasta su publicación.
Para 1908, contamos con nueva información sobre la situación de las viviendas de la ciudad
proporcionada por el censo, que confirma lo dramático de la situación. El 75,1% de la po-
blación habitaba en viviendas “superpobladas” e “insuficientes”. Ante la gravedad de la situa-
ción, en 1910, la Municipalidad de Lima otorgó casas de interés social a obreros. Billinghurst
85
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
–alcalde de la ciudad en ese momento– intentó paliar la situación con un proyecto de “casas
populares”, pero con el término de su gestión edilicia el proyecto fue olvidado.
La comparación de los tres informes municipales que hemos presentado arroja como con-
clusión que, en la década de 1903 a 1913, la situación de la vivienda en Lima muestra ni-
veles muy agudos de deterioro. Es claro que parte de la explicación radica en el incremento
poblacional. Pero también es cierto que los costos de construcción eran altos, que muy po-
cos se planteaban la posibilidad de ser propietarios urbanos y que existía una gama bastante
amplia de alquileres para todo nivel de ingreso, que permitía posponer cualquier decisión de
compra. Para graficar lo dicho, revisemos en el censo de 1908 los alquileres con el número
de familias en cada nivel.
Gráfico 2.7
Alquileres en Lima durante 1908
Número de familias
4.866
3.374
1.437
1.065 866 822
471 455 409 465
s
les
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20
50
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20
51
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1
76
1
12
ás
10
15
en
M
M
86
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
En términos relativos, solamente el 5,7% de las familias limeñas vivía en casa propia; los
que menos pagaban unidos a los sin datos –que es probable que pertenezcan a este grupo–
constituían el 43,3% de las familias, que son las que definitivamente vivían de manera
paupérrima. Les siguen un 23,7% de pobres que pagaban entre 20 y 50 soles, y de allí la
escalonada clase media que no llegaba a ser propietaria.
Es claro que el acceso a la propiedad en Lima era sumamente difícil y que la gran mayoría
de los habitantes de la ciudad vivía hacinada, en viviendas muy deterioradas, en pésimas
condiciones de salubridad y sin ser propietaria. Todas estas son razones suficientes para que
el negocio de la renta urbana floreciese y generase importantes niveles de acumulación en
algunos miembros de la élite peruana.
87
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Gráfico 2.8
Mortalidad por enfermedades evitables según cuarteles. Lima: 1884-1914
14.480
12.905
11.624
Número de personas
10.973
8.695
I II III IV V
Cuarteles
Fuente: Boletín Municipal, 1900-1914.
Elaboración propia.
En cuanto a los servicios higiénicos en barrios populosos, estos eran inexistentes y de allí la
protesta de Dávalos y Lissón en 1907:
...¿no se ha dado cuenta la dirección de salubridad que todas las calles de la ciudad
se hayan convertido en miaderos públicos? ¿o cree que es compatible con la higiene
urbana la fermentación de esas deyecciones, los miasmas pestilentes y nocivos que se
levantan en las horas en que el sol caldea las piedras del pavimento... (Dávalos y Lissón
1908: 53).
Los cambios que Lima experimentó fruto del crecimiento económico también tuvieron sus
efectos en el costo de vida y la capacidad de consumo de la población. Como ocurre en todo
ciclo de expansión económica provocada por el crecimiento de las exportaciones, los nuevos
ingresos generaron el incremento de la masa monetaria, que impulsó la tendencia positiva
de los precios. Como todos los sectores sociales no se beneficiaban de la misma manera con
la nueva riqueza, algunos mantuvieron su consumo, o incluso lo elevaron –aquellos sectores
directamente vinculados a las exportaciones exitosas–; mientras que otros vieron cómo se
redujo su capacidad de consumo.
Por esta razón, un primer tema por abordar es la dimensión de los cambios en los precios a
lo largo del período. Para ello vamos a explorar tres aproximaciones al comportamiento de
los precios de modo que sea posible caracterizarlos. Una primera es el itinerario de los pre-
cios de los terrenos de Lima entre 1899 y 1921. Hemos elaborado un promedio que agrupa
88
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Gráfico 2.9
Evolución del precio por m2 en Lima
120,0
100,0
80,0
60,0
Soles
40,0
20,0
0,0
99
02
08
11
21
05
13
14
18
20
07
16
17
18
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
El gráfico 2.9 establece tres coyunturas de precios. La inicial, entre 1899 y 1908, muestra un
acelerado ascenso de los precios que permitió que estos se multiplicaran por más de seis veces.
Fue una etapa de intensa actividad de las urbanizadoras y de revalorización de la propiedad
urbana. En la segunda etapa, entre 1908 y 1920, hubo un proceso de desaceleración y estabi-
lización de los precios, con un breve período de caída –gobierno de Guillermo Billinghurst–,
en el cual los precios oscilaron entre 53 y 58 soles el m2. Finalmente, en el último tramo, hubo
una aceleración muy grande y el promedio de los precios se incrementó de 58 a 104 soles. Se
trato de un momento previo al centenario de la Independencia, cuando el gobierno de Leguía
realizó importantes inversiones en avenidas y embelleció Lima con estatuas y monumentos
obsequiados por diferentes países22. Todo ello fue acompañado por una oleada revalorizadora
que hizo que los precios se elevaran.
22. Entre los varios regalos se encuentran el Monumento a Manco Cápac (Japón), el Estadio Nacional An-
tiguo –de madera– (Reino Unido), la Fuente de la Plaza de la Exposición (China), el Arco morisco de la avenida
Arequipa (España), y la Torre del reloj del parque Universitario (Alemania).
89
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Una segunda aproximación a los precios es la que nos permite la Dirección de Estadística
del Ministerio de Fomento. En 1930, esta entidad publicó un seguimiento de los precios de
víveres y materiales23 de consumo cotidiano.
Gráfico 2.10
Estadística de precios y números indicadores. Lima, 1909-1920
16
14
12
10
8
6
4
2
0
09
11
10
18
12
13
14
19
16
17
15
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
En el gráfico 2.10 se pueden establecer dos momentos del ciclo de precios. En el primero,
entre 1909 y 1912, existió una estabilidad con ligeras oscilaciones. Y, en el segundo, a partir de
1913, la tendencia ascendente se acentuó hasta 1920, lo que generó una coyuntura de fuerte
elevación del costo de vida.
Una tercera aproximación al costo de vida en Lima se encuentra en las Memorias Anuales
de la Municipalidad de Lima y las del Ministerio de Justicia. Las primeras cuentan con una
estadística muy detallada del precio de la carne en la ciudad, alimento de primera necesidad
y de gran demanda24. Y las segundas consignan los informes de las diferentes instituciones
23. Este rubro contiene combustible (carbón, gasolina, petróleo, leña), maderas y materiales de construc-
ción, textiles, metales (estaño, bronce, acero, plomo, zinc) y diversos (aceites lubricantes, almidón, cera, cueros,
soda cáustica y sebo corriente).
24. En el anexo 5 consignamos las raciones de diferentes instituciones del Estado, donde se puede apreciar
la importancia del rubro carne.
90
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
penales sobre los presupuestos para alimentar a la población interna. En estos documentos
encontramos la organización de la ración, así como las dificultades para cubrir los costos.
Veámoslos:
Gráfico 2.11
Lima 1904-1915. Precio promedio del kg de carne (en centavos)
60
50
40
30
20
10
0
11
08
09
10
10
12
13
04
14
13
04
06
05
07
07
15
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
Fuente: Boletín Municipal, 1900-1915.
Elaboración propia.
Gráfico 2.12
Escuela Correccional de varones. Precio promedio de la ración diaria (en centavos)
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
03
03
04
04
05
05
06
06
07
07
08
08
09
10
10
11
11
12
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
91
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Al momento de las Jornadas de Mayo de 1912, las tres observaciones estadísticas que hemos
realizado revelan que se vivía un proceso de expansión económica que estaba generando
el incremento del costo de vida. Pero, ¿cuál era la situación de un trabajador frente a esta
coyuntura? Las estadísticas para 1912 establecen que una ración en 1912 de la Escuela Co-
rreccional cuesta, en promedio25, 46,48 centavos. En cuanto a los jornales promedio26 del
operario en Lima, estos eran muy variables y respondían, sobre todo en los talleres, a una
rígida jerarquía. Los resumimos en el cuadro 2.6.
Cuadro 2.6
Estructura jerárquica e ingresos de acuerdo con los diversos centros laborales de Lima en 1910
Para los trabajadores con menores ingresos –peones y aprendices de taller, obrera fabril
y jornalero rural–, alimentarse implicaba, en el peor de los casos, invertir entre el 66,4 y
46,4%; y, en el mejor, entre 38,7 y 23,2% de su jornal diario.
25. Ver el anexo 6, donde hemos reproducido de manera resumida el informe de las autoridades sobre los
precios para la ración de la Correccional.
26. Ver el anexo 7.
92
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Pero, ¿por qué suben los precios? Al respecto, en 1908, un observador desde el sector oligár-
quico como Francisco Tudela señala que:
Mientras que en 1919 otro observador de los hechos, Manuel Caracciolo Lévano, dirigente
anarcosindicalista de la Federación de Obreros panaderos “Estrella del Perú”, señalaba, so-
bre la década que estaba finalizando:
Pero lo que opinan nuestros observadores es solo una parte del problema. De hecho, nuestra
reinserción al mercado mundial con una diversificada exportación cambió la orientación
de la producción rural e incrementó la liquidez. No obstante, el crecimiento industrial y
la “modernidad” también tuvieron sus costos expresados en impuestos al consumo, incre-
mento de los precios, nuevos patrones de consumo y los bajos salarios (John 1975, vol. II:
121-122)27.
27. El encarecimiento de la vida será un tema presente reiteradas veces en las Memorias de la Municipalidad y
Prefectura de Lima, entre 1890 y 1930, a través de las repetidas quejas del alto índice de vagabundaje, alcoholismo
y prostitución.
93
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Hasta fines del siglo XIX, la ciudad mantenía una organización barrial que tenía como eje
las diferentes parroquias e iglesias. Desde ellas, la cotidianeidad era ordenada con el sonar
de las campanas, las festividades del santoral y las procesiones28. Si bien existían zonas ca-
lificadas de “pobres”, como Malambito en el Rímac, Maravillas y Santiago del Cercado en
Barrios Altos, en la ciudad coexistían las casas residenciales al lado de un callejón o una casa
de vecindad. Pobres y ricos vivían cerca, compartían algo más que el espacio, estaban en
un “orden” básicamente injusto, pero donde no había responsables y el delicado equilibrio
social, quebrado ocasionalmente por asonadas y motines, tenía que ser perpetuado29.
El primero fue un cambio que a todos sorprendió y que generó no pocas resistencias: la elec-
tricidad. Al iniciarse la República, Lima era alumbrada por los serenos que paseaban por las
calles con sus linternas. El presidente Agustín Gamarra, en 1833, cambió este sistema por
el de velas con cebo en los faroles; Castilla, a mediados del XIX, introdujo el combustible
de aceite y, durante su segunda administración, el moderno alumbrado a gas que acompañó
a la ciudad por medio siglo. En 1902, López de Romaña inauguró el alumbrado eléctrico
28. Durante la primera mitad del siglo XIX, las fiestas religiosas anuales de todos los templos de la ciudad
sumaban 459. ¡Más que los días del año! Ver Prince (1992 [1890]).
29. Estas ideas están expuestas brillantemente para el caso europeo por Eric Hobsbawn en “La turba urba-
na”, en Hobsbawn (1974).
94
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
público que pronto se extendería a los hogares y al transporte urbano30. Un vals de esos años
da cuenta de los sentimientos que causó semejante invento en la ciudad:
¡No sé qué quieren hacer / los extranjeros en Lima, / que nos vienen a poner / unas
luces tan dañinas! / La llaman: La Luz Eléctrica, / ¡Competidora del gas! / Mas, por
bonita que sea, / ¡siempre causa enfermedad! / ¡Pobrecito gasfitero! / ¿qué oficio, que
oficio aprenderá? / ¡A sastre! o ¿a zapatero? / o de hambre, o de hambre morirá. / Ja,
ja (Santa Cruz 1977: 10).
Se desconfiaba de la electricidad, pues se pensaba que traía consigo enfermedad y sobre todo
desempleo. Los fabricantes de velas fueron cerrando sus empresas, desapareciendo las ca-
ballerizas por la presencia del tranvía, al igual que un gran número de oficios31. El gasfitero
del vals fue uno de los que tuvo mejor suerte: el impulso de la salubridad pública le dará
la oportunidad de “reconvertirse” –de las cañerías de gas a las de agua y desagüe– y seguir
siendo parte de la vida de la ciudad.
El segundo fue el del transporte y la viabilidad de Lima. La ciudad tenía cuatro accesos:
i) caminos carreteros que comunicaban con el Callao, Chorrillos, Magdalena y Ancón; ii)
camino a Huarochirí (50 km) que pasaba por los fundos de Ate y Lurigancho; iii) camino a
Canta (50 km) que cruzaba Carabayllo hasta Chocas; y, finalmente, iv) camino a Cañete y
Yauyos (59 km) que surcaba los valles de Surco, Pachacamac y Lurín. Todos estos caminos
eran recorridos por acémilas que transportaban bienes y personas de o hacia el interior de
la ciudad.
Pero a partir de 1906 el ingreso comenzó a ser obstaculizado. Se había inaugurado la trac-
ción eléctrica de tranvía con siete recorridos, que rápidamente desplazó al tradicional servi-
cio de transporte urbano. Veámoslo:
30. En 1906 se inaugura el “urbanito” y un año después todo el transporte será por “tracción eléctrica”.
31. Ver el anexo 2. En él, la comparación de las columnas de los censos de 1876 y 1908 evidencia el gran
número de trabajos y quehaceres que ya no existían.
95
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Gráfico 2.13
Transporte público en Lima
25.14
20.43
Miles de pasajeros
17.29
15.01
13.1
10.67 11.23
7.2
El escritor José Gálvez evocó los cambios en una serie de crónicas que tituló Una Lima que
se va. No se equivocaba. En las siguientes dos décadas, la tracción animal desapareció junto
a toda la cadena de demandas que implicaba y los habitantes tuvieron que acostumbrarse
a la modernidad del tranvía. Por ejemplo, la Policía tuvo que inventar nuevas estrategias
frente a los ladronzuelos que, con la modernidad vial, se encontraban más lejos en menos
tiempo32. Los motoristas tuvieron nuevas razones para preocuparse en cuanto a su futuro
laboral, sobre todo al ver los 68 autos que surcaban la ciudad en 1910.
Recogiendo las interrogantes que planteaba el futuro sobre el nuevo transporte urbano,
Belisario Suárez, compositor limeño, escribió el vals Los Motoristas (Santa Cruz 1977: 31-
32). Le puso música de la zarzuela La Trapera y describió con ironía la situación de estos
trabajadores:
96
El escenario: Lima de inicios del siglo XX
Yo, con mi tranvía / recorro las calles / de noche y de día. / Y esto yo le canto / porque
ya me voy, / Que el último carro / ¡lo jala GODOY33!
Un último aspecto que queremos abordar constituye un fenómeno que para muchos con-
temporáneos limeños de inicios de siglo resultaba incomprensible: el suicidio. Este ocupaba
con relativa frecuencia las páginas de diarios y revistas, que daban cuenta de manera descrip-
tiva y policial del suceso. Unas veces la causante era la traición amorosa; otras, “la miseria,
la senilidad, el ocaso, la derrota, el reuma, el hambre, la laxitud y la ataxia” (Mariátegui
1989)34. Lo novedoso del fenómeno fue la reflexión que sobre el tema hizo un grupo de
jóvenes reunidos en “Colónida”, donde José Carlos Mariátegui era uno de los animadores.
Escribirá: “Creo que el mal del siglo es una extraña fatiga de la vida, una inexplicable neu-
rosis, un vago e indefinible cansancio que muchas veces culmina en el suicidio” (Ibídem:
60). El vacío de la experiencia humana es la primera respuesta que uno encuentra en esta
reflexión como explicación al suicidio, pero más adelante el autor se pregunta:
¿Es la civilización que enferma las almas y las toca del letal anhelo de la muerte? El des-
encanto del progreso, la dura ley perenne de los poderosos, el clamor de miseria de los
que sufren, cuanto deja en los espíritus la convicción de que la injusticia es una norma
inexorable. Y la vorágine de esta vida febril que nos enferma, la electricidad que sen-
sibiliza nuestros nervios gradualmente, el teléfono que genera muy lentos trastornos
mentales, la mareante confusión de los automóviles que pasan raudos lastimándonos
con el grito ululante de sus bocinas, todo va siendo germen fecundo de la neurastenia
(Ibídem: 61).
La injusticia y la vida moderna van destruyendo una parte del hombre que lo puede enfren-
tar a la desesperanza radical. Mariátegui expresa una parte del alma de la ciudad que siente
los cambios como la destrucción de una manera de vivir y de una identidad, que ha sido
edificada con Dios y trascendencia, es decir, con “un absoluto”35, que la modernidad obvia
sin ofrecer alternativa alguna.
Muchos sectores de la ciudad resistieron de variadas maneras a los cambios y tuvieron como
aliado más leal a la pobreza. Esta no permitió a muchos incorporarse al bienestar de la mo-
dernidad y estos, junto a sus tradiciones, sobrevivirán. El caso de Mariátegui fue diferente;
33. Gerente General de la empresa de tranvía, que tenía como accionistas mayoritarios a los hermanos Prado
Ugarteche.
34. “Glosario de cosas cotidianas”, en Mariátegui (1989). El texto fue escrito en 1916.
35. “El artista contemporáneo, en la mayoría de los casos, lleva vacía el alma. La literatura de la decadencia
es una literatura sin absoluto” (Mariátegui 1989: 27).
97
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
este buscaba una modernidad con absoluto. En 1916, año que inicia estas reflexiones, realizó
un retiro en el Convento de los Descalzos y, un año después, ganó el premio Municipalidad
de Lima otorgado por el Círculo de Periodistas por su crónica “La procesión tradicional”,
sobre el tradicional recorrido del Señor de los Milagros. El encuentro con Marx se dio unos
años después y completaría su búsqueda de modernidad.
Esta ciudad en tránsito que hemos reseñado tenía un alto componente de cambio y trans-
formación. Sin embargo, el ser premoderno de Lima y lo cíclico de nuestro disparejo creci-
miento económico36 no le permitieron morir del todo, y de allí las permanencias que aún
hoy permiten reconocer una Lima que no se quiere ir.
98
3.
Los actores sociales:
la multitud del billinghurismo
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Luego de reconstruir los sucesos de las Jornadas de Mayo de 1912 y de explorar los cam-
bios que el escenario urbano y sus habitantes experimentaban, en el presente capítulo nos
proponemos realizar una caracterización social de los actores de estos eventos. De lo que se
trata es de reconstruir el ‘rostro’ de los individuos que estuvieron en las calles protestando
y enfrentándose, así como de todos aquellos que tuvieron la responsabilidad de liderar el
movimiento. La identificación de estos rasgos y perfiles permitirá, a su vez, seguir la pista de
los fragmentos del discurso colectivo que estos personajes y sus acciones encarnaban.
Nuestra aproximación a los actores tiene dos niveles. En el primero, estudiaremos a las
víctimas de los sucesos e identificaremos quiénes fueron los muertos y heridos con el fin de
establecer quiénes eran los protagonistas de la “acción directa”, es decir, el rostro que tuvo la
violencia de las Jornadas de Mayo. En un segundo nivel, analizaremos la organización que se
construyó para impulsar la candidatura de Guillermo Billinghurst a través de las diferentes
instancias de liderazgo. Luego, en cada una de estas aproximaciones, trazaremos un retrato
de conjunto.
El nivel de confrontación que tuvo el proceso electoral de 1912 generó, entre abril y junio,
ocho muertos a lo largo de tres coyunturas. La primera fue el período preelectoral, que
101
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
incluye las elecciones municipales del Callao, con dos fallecidos; la segunda, las Jornadas
de Mayo, con cuatro muertos; y, finalmente, la violencia post electoral mientras se decidía
cómo resolver el problema de la sucesión presidencial, con dos muertes2.
102
Cuadro 3.1
Relación de muertos durante la campaña electoral de 1912
Natural de Est. Distrito
(*) Nombre Ed Raza Domicilio Parroquia Profesión u oficio Centro laboral
Lugar Dpto. Civ. # S/.
d Gonzales, Bernardo Callao Callao Callao Ca Jornalero
d Portocarrero, Daniel c. Maravilla 5 10 Cercado. Artesano/Agente (2)
d Pacheco Lijero, Manuel S. “Honrado obrero”
ad Cruz, Rudecindo de la Cajamarca 38 Mest. c. Santa Teresa 8 25 Huérfanos Sastre Taller (su casa)
abcd Salas Oré, Eusebio Lima Lima 26 S. Mercedarias 5 12 Cercado Tejedor (Obrero) Fca. de T. Vitarte
d Sierra, Manuel c. San Isidro 5 10 Cercado Carpintero Taller Sr. Fabbiani
d Torres Tellería, Juan M. 15 S. Callao Ca Bombero Bomba Callao.
d Criado, Víctor C. Huancavelica 975 1 10 Sn. Sebsn. Maestro matancero Matadero Gral.
Suceso
Nombre Club político CAT Motivo Suceso
(*) d m
d Gonzales, Bernardo Liga Municipal Indep. 14 4 “Balazo en el estómago” Grupo Secada es atacado por “maleantes”
103
d Portocarrero, Daniel Aspillaguista (**)1 18 5 Fractura cráneo por golpes Linchado por “turba” billinghurista (c. La Milla)
d Pacheco Lijero, Manuel Mercedarias B. No.1 (*) 25 5 Herida de bala Ataque a la Botica San Pedro
ad Cruz, Rudecindo de la Iquique Billinghurst 25 5 Balazo tetilla izquierda Ataque Botica San Pedro, muere en c. Zavala.
abcd Salas Oré, Eusebio Unif. Proletaria Textil (*) 25 5 Herida bala, zona epigástrica Ataque a la Botica San Pedro
d Sierra, Manuel 26 5 Herida de bala en el pecho Ataque de burdeles en calle Barranquita
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
d Torres Tellería, Juan M. 31 5 Herido de bala en el rostro Consejo del Callao dispara a populacho hostil.
d Criado, Víctor Billinghurst Camal 12 (3) 31 6 Pedrada Ataque Pres. Clube Billinghurst de camaleros
Notas:
(*) La fuente dice: “paga Billinghurst”.
(**) La fuente dice: “paga Aspíllaga”.
(1) La fuente agrega: “...non e del S. Billinghurst”.
(2) La Opinión Nacional sostiene que es artesano, el resto de periódicos que era agente del gobierno.
(3) El Comercio. 1 de julio de 1912. EM. Señala que pertenece al Clube Billinghurst Camal No. 12.
Fuente: Archivo de la Beneficencia Pública de Lima. Libro de Ingresos al Cementerio General Presbítero Matías Maestro.
Archivo de la Clínica Italiana. Libro de Defunciones del Hospital “Vittorio Emanuele” de Lima.
Parroquia de Huérfanos. Libro en que se asientan las partidas de las defunciones ocurridas en esta Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (Huérfanos). 1912.
Periódicos: El Comercio, La Prensa, La Crónica, La Opinión Nacional, Variedades.
Elaboración propia.
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Creemos que toda esta información es complementaria. Portocarrero era artesano y agente
de la policía o soplón, estaba al servicio del candidato oficial y fue linchado –a golpes y/o
garrotazos– por una turba del billinghurismo.
Durante la segunda coyuntura, las Jornadas de Mayo, se dio el mayor número de fallecidos.
El primer día electoral, 24 de mayo, dejó el saldo de tres muertes, todas ocurridas durante el
mismo suceso: ataque a la secretaría política de Ántero Aspíllaga en la calle de la botica San
Pedro. Ellos eran, en primer término, Manuel Pacheco Lijera: soltero, socio fundador de la
Sociedad “15 Amigos”, y definido como un “honrado obrero”. Se desempeñaba como vocal
del Club Maravillas o Mercedarias Billinghurst No. 1, que nació en el barrio de La Victoria
y fue uno de los grupos que tempranamente –primeros días de mayo– apoyó a Billinghurst.
Este correrá con los gastos del sepelio y auxiliará a la madre.
La última víctima de las jornadas cayó el domingo 26 de mayo por la tarde. Ya se habían
destruido todas las mesas electorales y las huestes de Billinghurst perseguían a los “soplones”
por los lenocinios que frecuentaban o habitaban. Uno de ellos, el de la calle Barranquita,
opuso resistencia al “populacho”, que lo quería tomar, y se generó una intensa balacera. En
estos sucesos fue herido Manuel Sierra, un artesano carpintero que laboraba en el taller del
maestro Fabbiani. Domiciliaba en la calle San Isidro y su muerte, en el Hospital 2 de Mayo,
fue consecuencia de un balazo que recibió en el pecho.
104
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
En la etapa post eleccionaria y final de este proceso tenemos a los dos últimos fallecidos. El
primero era un joven bombero de 15 años del Callao, llamado Juan Moisés Torres Tellería.
Salía de la función cinematográfica de la tarde –“vermouth”– cuando el alcalde Ricardo
Grau, con un grupo de simpatizantes, se enfrascó en una balacera con gente de Alberto
Secada. El joven recibió un proyectil en el rostro y murió horas después en el Hospital
Guadalupe.
El segundo fallecido fue Víctor Criado, “maestro de matanza” o maestro matancero que
trabajaba en el Matadero General y era empleado de Alfredo Gandolfo, un “acaudalado co-
merciante en ganado”. Vivía en Huancavelica 975 con su esposa y dos hijos. Murió de una
pedrada el 31 de junio, en el lugar denominado “El Altillo” –valle de Bocanegra–, cuando
regresaba de una celebración en el fundo San Borja. Su muerte fue una equivocación. En
realidad los victimarios querían matar a Pedro Ramos, presidente del Club Billinghurst
Camal No. 1210, al cual este artesano también pertenecía.
Para retratar al conjunto de fallecidos, creemos que es importante obviar al joven bombero
del Callao, cuyo deceso fue obra del azar. Al igual que descontar a Daniel Portocarrero, ya
que al ser un artesano-agente y un artesano-aspillaguista, pertenecía a las fuerzas del orden
y terminó siendo un objetivo de la violencia popular.
Nos queda un grupo de seis personas que es sumamente representativo del sector que los
censos denominan “Industria y Artes Manuales”, y que expresan la diversidad y la heteroge-
neidad de las que estaba constituido el universo laboral limeño.
Veámoslos: un jornalero, trabajador del puerto con ingreso permanente y organización la-
boral con una importante experiencia de lucha11. Un obrero fabril textil con militancia
anarquista y trabajo estable. Un “honrado obrero” que, al ser fundador de la Sociedad “15
Amigos”, nos habla de su pertenencia al sector artesanal y su adhesión al tradicional mu-
tualismo12. Un sastre propietario de su taller y un carpintero dependiente del taller de su
maestro. Finalmente, un maestro matancero que era empleado del Matadero General y de
un comerciante de ganado.
105
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
¿Dónde vivían? Del artesano mutualista no tenemos información, y del jornalero sabemos
que vivía en el Callao. Sobre los cuatro restantes, todos residían en Lima y compartían una
característica: vivían en los barrios periféricos del viejo casco urbano colonial, que son los
cuarteles I, III y IV.
Cuadro 3.2
Situación social de los distritos de Lima en 1908
Nota:
(*) Viviendas superpobladas e insuficientes.
Fuente: Ministerio de Fomento (1915).
Elaboración propia.
En efecto, Eusebio Salas y Manuel Sierra vivían en las calles Mercedarias y San Isidro, res-
pectivamente, que se encuentran a una cuadra de distancia –y a otra del linchado Portoca-
13. Por ejemplo, la Sociedad Unión de Jornaleros del Callao era una combativa institución gremial. Los
tenemos todos los Primero de Mayo, junto a otros gremios y sociedades, conmemorando el día del trabajo y
exigiendo las 8 horas. En esta lucha tenían un mártir: el jornalero Florencio Aliaga, muerto durante una huelga
en 1909, al cual visitaban en romería hasta el cementerio Baquíjano.
106
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
rrero–, y a dos de la Plaza de Maravillas en Barrios Altos. Esta zona del cuartel III constituía
el final de la ciudad en dirección a la sierra y al cementerio Presbítero Matías Maestro. Era
un barrio muy pobre, densamente poblado y con un alto índice de mortalidad.
Rudecindo de la Cruz vivía en Santa Teresa, también en los Barrios Altos, a pocas cuadras
de la avenida Grau –allí se había ubicado la vieja muralla colonial– y donde comenzaba
el nuevo barrio de La Victoria. Finalmente, el matancero Víctor Criado domiciliaba en
Huancavelica 975 –del único que tenemos número–, dirección que está ubicada a una
cuadra de la Plaza Unión, donde terminaba la ciudad y se iniciaba la carretera al Callao. Por
la numeración, todo indica que vivía en un callejón o una casa de vecindad14. A todos estos
barrios los unía el ser pobres, pertenecer al trazo colonial, tener poblaciones hacinadas, con
alta mortalidad y con acendradas tradiciones limeñas.
Una constatación importante sobre las víctimas: todos tenían un trabajo. No eran margi-
nales, desempleados, parados o trabajadores con ingreso ocasional. Estaban insertos en el
mercado laboral. Tenían trabajo dependiente –cuatro– o independiente –uno– de manera
permanente. En cuanto a nuestro artesano mutualista que no tiene información, se lo defi-
ne como “honrado obrero”, así que debe haber estado empleado –es difícil ser honrado sin
trabajo– y lo más probable es que haya sido dependiente.
Pero, ¿de qué manera murieron? Violentamente. El último de una pedrada en el rostro,
posiblemente arrojada con una honda. Y, el resto, de heridas con arma de fuego. Las moda-
lidades de agresión eran, como vemos, muy arcaicas, y simple la primera, y las demás muy
modernas. Sobre estos últimos casos, cabe destacar que cuatro de los fallecidos –Gonzales,
Cruz, Salas y Sierra– lo fueron a causa de balazo “en el estómago”, “zona epigástrica”, “tetilla
izquierda” y “en el pecho” respectivamente, es decir, fueron disparos hechos e impactados de
frente. Con seguridad ocurrieron cuando los billinghuristas realizaban el asalto a los locales
de la Botica San Pedro y el burdel de Barranquita, lo que revela la decisión de la que estaban
poseídos tanto atacantes como defensores.
14. El número no existe. El 966 es una casa de vecindad y el 977 es el Callejón de San José. Ver Paulet
(1910: 236).
107
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Mapa 3.1
Localización de los muertos y heridos ocurridos durante las
Jornadas de Mayo de 1912 según domicilio
Víctor Criado
11
31
28
4 23
17 22 36
14
16
5
2 21
19
1 3 9
15
35
27
25 7
37 10 24
18 12
29
6
32 Daniel Portocarrero
26
Eusebio Salas
Manuel Sierra
13
Rudecindo de la Cruz
8 Callao
20 Sin datos
30 Callao
33 Sin datos
34 Reingreso al hospital
Nota: la numeración que hay en el mapa corresponde a la numeración que tiene cada herido en el cuadro 3.3.
Fuente: Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. Tomo XXVII, año XXI, trimestre III. Lima, sábado 30 de sep-
tiembre de 1911.
Elaboración propia.
108
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Todos los periódicos de Lima cubrieron las Jornadas de Mayo e informaron a través de
reportes diarios sobre la violencia de los hechos y sus víctimas. Sin embargo, estos reportes
son muy disímiles y hasta contradictorios entre los diferentes medios periodísticos. Lo que
ocurre es que algunos diarios hicieron sus listas con los heridos recogidos por los bombe-
ros15, otros con los reportes de la reciente inaugurada Asistencia Pública, y los restantes con
la información recogida en las calles y los hospitales 2 de Mayo y Vittorio Emmanuel II.
Nos parece sumamente importante subrayar que uno de nuestros objetivos en esta investi-
gación es reconstruir el rostro de aquellos que con su decisiva acción hicieron posible que
Billinghurst asumiera la Presidencia del Perú. Por ello, al igual que con los muertos, nos
interesan las víctimas del billinghurismo, y la documentación del hospital de la Beneficencia
Italiana cumple a cabalidad con este requisito.
La lista de heridos que vamos a trabajar suma 36 personas16, que analizaremos en conjunto.
La razón de esta alternativa de exploración es que contamos con las fechas de ingreso, que
en muchos casos fueron consignadas días después del suceso o no fueron especificadas. De
manera que no podemos estudiarlas de acuerdo con el evento en que participaron sino más
bien como parte de un proceso grupal.
15. Las compañías de bomberos Roma y Cosmopolita cumplieron una destacada labor estos días.
16. En el cuadro 3.3 se consignan 37 heridos. Lo que ocurre es que uno de ellos, Andrés Calderón Chávez,
fue dado de alta y algunas semanas después tuvo que reingresar por las secuelas que dejó la herida de bala en la
pierna.
109
Cuadro 3.3
Relación de heridos durante la campaña electoral de 1912
Natural de Domicilio
Est Distrito Profesión
# Fte. Nombre Ed Parroq.
Lugar Dpto. Civ Raza Dirección u oficio
# S/.
1 ab Bernal Yanos, Nicola Lima Lima 19 S. La Salud, cuarto IV-2 7 20 Sn. Marcelo Agricultor-albañil
2 ab Ordóñez Toledo, Arturo Cuzco Cuzco 28 C. San Agustín 260 2 60 Sagrario Motorista
3 ab Pacheco Balarezo, Luis Lima Lima 19 S. La Salud, cuarto IV-2 (1) 7 20 Sn. Marcelo Albañil-escultor
4 ab León Carrera, Manuel Lima Lima 26 C. Camarones 143 9 4 San Lázaro Albañil
5 ab Núñez Reyes, Enrique Lima Lima 29 S. Angaraes 402 (¿462?) 1 7 Sn. Sebsn. Mecánico
6 ab Chariarse Delgado, Leonidas Arequipa Arequipa 24 S. Sauce 1069? 1 25 Sn. Sebsn. Empleado
7 ab Gómez Puentes, Celestino Arequipa Arequipa 21 S. Prado 1404 5 9 Cercado Empleado EEEEAA
8 ab Martínez, Cirilo Callao Lima 25 S. Moreno Loreto 146. Ca Callao Carretero
9 ab Ormeño Pinedo, Juan de Dios Chincha Ica 33 S. Huaylas 360 5 3 Cercado Pintor
10 ab Santacroce Zucca, Giuseppe Torino Italia 20 S. Conventillo San Pedro Nolasco 179 4 15 Santa Ana Empleado (C. Sterling)
11 ab Ayuni Basurco, Fermín Lima Lima 18 S. Pedregal 872, cuarto 17. 10 3 San Lázaro Estudiante
12 ab Bao Pacheco, Hildeberto Canta Lima 35 V. Pachitea 7 20 Huérfanos Agricultor
13 ab Bedoya Bejarano, Felipe Lima Lima 19 S. Sáenz Peña 325, La Victoria 8 sd La Victoria Albañil
14 ab Cabrera Lujan, Claudio Ayacucho Ayacucho 26 S. Indio Veracruz (4) o Carvajal 281 2 70 Sagrario Trabajador
15 ab Canales Valencia, Felipe Arequipa Arequipa 36 S. Junín 1009 2 50 Santa Ana Telefonista (PC)
110
16 ab Flores Beluz, Manuel Chiclayo Lambayeque 48 S. Barranquitas 239 3 10 Sagrario Colchonero
17 ab López, Francisco Pallasca Áncash 22 S. Indio Rinconada Santo Dgo.102 cto.10 2 8 Sagrario Cantinero
18 ab Loredo Rebata, Carlos Callao Lima 18 S. Ormeño 245 7 10 Huérfanos Joyero
19 ab Maldonado Cárdenas, Nemesio Lima Lima 22 S. Rufas 122 5 8 Santa Ana Empleado
20 a Palacio, Wenceslao s.d. s.d. s.d. s.d. s.d.
21 ab Rivera Milla, Manuel Chiquián Áncash 38 S. San Ildefonso 325, IV-10. 4 10 Santa Ana Zapatero
22 ab Rodríguez Mata, Melchor Chala Arequipa 27 S. Indio Rímac 100 9 5 San Lázaro Empleado
23 ab Calderón Chávez, Andrés Lima Lima 24 S. Camarones 192 ¿148? 9 4 San Lázaro Tapicero
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
111
16 ab Flores Beluz, Manuel (*) 26 5 Herida arma fuego, mano derecha/¿sable? 8 6 Calle Barranquita 26 5
17 ab López, Francisco (*) 26 5 Herida de bala... 13 6 Santo Domingo Casa de la Columna 26 5
18 ab Loredo Rebata, Carlos (*) 26 5 Herida por arma de fuego en la pierna 13 6 Herido en la esquina de La Merced 26 5
19 ab Maldonado Cárdenas, Nemesio 26 5 Heridas contusas por arma 9 6 Herido en calle Vitervo 26 5
20 a Palacio, Wenceslao (*) 26 5 s.d.
21 ab Rivera Milla, Manuel (*) 26 5 Contusiones B. Sn. Pedro. Recogido de calle Sn. Ildefonso 26 5
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
22 ab Rodríguez Mata, Melchor (*) 26 5 Herida de bala en la pierna derecha 13 6 Herido en Matavilela. Casa de la Columna 26 5
23 ab Calderón Chávez, Andrés (*) 28 5 Herida por arma de fuego en la pierna 13 6 Toma de Mesa en B. San Pedro 25 5
24 ab Cotito Gutiérrez, Moisés (*) 28 5 Contusiones por garrotazos Matones lo agreden en Malambo 27 5
25 ab Farfán Flores, Manuel (*) 28 5 Contusiones múltiples, herida bala en la cabeza 13 6 Calle El Tigre
26 ab Puentes Chevaria, Julián (*) (2) 28 5 Heridas cortantes en ambos brazos 13 6
27 ab Pérez Oré, Julio Claudio (*) 1 6 Herida de bala en la mano izquierda 13 6 25 5
28 a Pacheco, Ma. Zeballos F. de (*) 4 6 Reumatismo 16 6
29 a Bresciani, Oscar (*) 6 6 s.d. 6 6
30 a Castillo Calcedo, Daniel Paga 7 6 Herida contusa y fractura de dedo del pie 29 6
31 a Recaredo Gómez, Hernando EEEEAA 9 6 Contusiones múltiples en el cuerpo
32 ab Sotil Carrión, Armando (*) 11 6 Herida de bala en la pierna derecha (3) 13 7 Ataque P.Civil:Jr.Ayacucho 476.(B.Sn.Pedro) 18 5
Ingres. Salida Fecha
# Fte. Nombre CAT Motivo Suceso
d m d m d m
33 a Carhuamaca Matencio, Sisto (*) 25 6 Herida contusa en la región superior izq. 31 7
34 a Calderón Chávez, Andrea (*) 30 6 Eccema en el pie derecho 30 6
35 a Dávila Monje, Domingo (*) 4 7 ...de la mano derecha 15 7
36 a Cubillas Montero, Pedro Paga 21 7 Contusiones
37 a Solar Urbina, José Paga 30 7 Herido por instrumento cortante en la rodilla
Fuentes: Notas:
a) Archivo de la Clínica Italiana (*) La información del H. Italiano dice: “paga Billinghurst”.
Libro de Ingresos al Hospital “Vittorio Emanuele” de Lima (1) La Prensa dice: Comesebo 335.
(dal 1 Febbiano 1910 al 30 Giugno 1912) (2) La Prensa señala como domicilio 2 de Mayo No. 13. Puede ser un homónimo.
b) Periódicos y Revistas: (3) El hecho es del 18/5 y fue a la asistencia.
El Comercio (4) Se lo señala como soplón (a) “Changa”.
La Prensa
La Crónica
La Opinión Nacional
Variedades
112
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Gráfico 3.1
Heridos por grupos etarios
10
9
9
8 8
8
7
6
5
5
4
3
3
2
1 1 1
1
0
16-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-48 s.d.
Años
En cuanto al lugar de nacimiento de los heridos, predominan los limeños; doce habían na-
cido en la ciudad, cuatro en el Callao y tres en otras provincias del departamento: Cañete,
Canta y Huarochirí. En cuanto a otros territorios de la República, destacan cuatro arequi-
peños, tres chinchanos y dos de Áncash –Pallasca y Chiquián– e igual número de Junín. En
total, tenemos 22 heridos originarios de la costa, 12 de procedencia andina y un italiano.
Una tercera característica del grupo de heridos es que el 91,5% tenía su domicilio en los
barrios ubicados donde se encontraba la muralla de Lima. Es decir, vivían alrededor del
cuartel II –al cual solo pertenecen tres heridos–, donde se ubica la Plaza Mayor y Palacio
de Gobierno, centro político y administrativo de la ciudad y el país. Para visualizar este
rasgo de las víctimas, ver el mapa 3.1, que ubica el domicilio de fallecidos y heridos de las
Jornadas de Mayo.
113
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Las cifras que mostramos en el gráfico 3.2 señalan cómo todos los barrios tuvieron su cuota
de víctimas. Pero el cuartel IV, ubicado hacia el sur de la ciudad y colindante con La Vic-
toria, tuvo el 28%. El V, ubicado en Abajo el Puente, tuvo el 19,4%; y el III –los Barrios
Altos– a la par con el cuartel I –barrio de Monserrat, donde se inicia el camino al Callao–
tuvieron el 16,6% cada uno. Al igual que con los casos de los fallecidos, los barrios que
albergaban a los heridos eran los de mayor hacinamiento y alto nivel de mortalidad.
Gráfico 3.2
Heridos por cuartel de domicilio
12
10
10
8 7
6 6
6
4 3
2 2
2
0
I II III IV V Callao s.d.
Cuarteles
Un cuarto aspecto por dilucidar es la profesión u oficio de los heridos. Salvo tres casos de
“sin dato”, dos de los cuales son muy jóvenes (16 y 18 años) y no deben haber tenido oficio,
en el gráfico 3.3 podemos observar la correspondiente distribución.
Entre los oficios que pertenecen a Industria y Artes Manuales y los empleados tenemos al
61% de los heridos, 13,8% de los cuales desarrollaba labores en el mundo rural limeño.
Veámoslo con detalle.
En la sección agricultura, los cuatro heridos vivían en la ciudad y solo dos se declararon
“agricultores”, los otros dos se denominaron “agricultor-albañil” y “agricultor-tapicero”.
Ello resulta revelador de la situación de trabajadores sin ingresos permanentes, que tenían
que realizar diferentes oficios de acuerdo con la estacionalidad de la demanda entre el cam-
po y la ciudad, para sobrevivir.
114
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Gráfico 3.3
Heridos por profesiones u oficios
16 15
14
12
10
8 7
6 4
4 3 3
2 1 1 1 1
0
ra
te
sa
s
cio
te
les
.
s
do
s.d
ria
tu
an
ca
or
ua
er
ea
ul
ta
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sp
Su
m
an
pl
ric
ni
tu
an
Co
Em
m
sa
Es
Ag
Tr
s
s
rte
ne
io
yA
es
of
ia
Pr
str
du
In
En cuanto a Industria y Artes Manuales, entre sus 15 miembros hay diez oficios que revelan
la enorme diversidad de la división de trabajo artesanal. Desde los oficios tradicionales –sas-
tre, zapatero, pintor, panadero, tallador, aparador, colchonero, joyero, con un herido cada
uno– hasta un oficio moderno como el de mecánico.
Es importante precisar que estos oficios habían incrementado sus miembros de manera
importante desde 1876, como lo muestra el gráfico 3.4. En conjunto, el sector Industria
y Artes Manuales había crecido 150%, mientras que la población lo había hecho solo en
40%, y los oficios de nuestros heridos se habían incrementado en un 125% en promedio.
Comentario aparte merece el caso de los albañiles, que representan dentro del rubro de
Industria y Artes Manuales el grupo mayoritario con cinco heridos. El oficio de albañil17
experimentó un importante crecimiento dadas las condiciones de expansión urbana de
Lima, que hemos analizado en el segundo capítulo. Entre 1876 y 1908, la participación
de este sector se había incrementado en 204,5%. De manera paralela a este crecimiento
cuantitativo, los albañiles tenían gremios que los nucleaban y comenzaban a destacar por el
nivel de organización y protagonismo en la lucha reivindicativa. Ello se evidenció cuando
17. Uno de los heridos se declara “albañil-escultor”, es decir, el responsable de las molduras y acabados de
una edificación. El dato revela el diferente estatus y el mayor salario de este artesano.
115
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Gráfico 3.4
Estadísticas de los oficios de los muertos y heridos de acuerdo con los censos de 1876 y 1908
8.599
2.819
2.260 2.253
1.597
742 774 8111.389 984 922
0
291 18 36 28 142 141150 150 264 644 315 584
o
o
ico
s
ro
o
tre
ro
r
r
l
do
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er
ter
to
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in
ra
pa
an
Jo
Pi
ec
pl
Al
lch
rp
Za
at
Pa
Ap
Em
Ca
M
Co
1876 1908
Respecto al rubro de los empleados, es el segundo grupo con más heridos, con siete miem-
bros, de los cuales conocemos el trabajo de tres: Empresas Eléctricas, Casa Sterling y la
Compañía de Teléfonos. La presencia numéricamente significativa de este sector laboral
es consecuencia de la coyuntura económica que había generado una rápida expansión del
sector, que los había llevado de 922 empleados en 1876 a 8.599 en 1908, esto es, un creci-
miento del 833%. Pero esta expansión del sector no estaba exenta de conflictos por derechos
laborales, que los habían llevado a organizarse en la Sociedad Liberal de Empleados. Esta
Sociedad había participado en varias huelgas y mantenía la cercanía con los trabajadores y
artesanos de los gremios y sindicatos. Su principal característica era la de ser un sector con
trabajo e ingreso permanentes.
116
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
En cuanto al carretero, solo hemos identificado un único caso. Era un “moreno”, chalaco,
soltero de 25 años, con un oficio en extinción. Es muy probable que viviera del transporte
de bienes o carga de pobres comerciantes entre Lima y el puerto. Este tipo de oficio es un
buen ejemplo de trabajo de muy baja remuneración, el cual era mantenido por lo costoso
de los nuevos medios de transporte de la ciudad.
En lo que se refiere al cantinero, sabemos que era de Pallasca, Áncash, indio, soltero y de 22
años. Vivía en la calle Rinconada de Santo Domingo, en un cuarto de callejón a tres cuadras
de Palacio de Gobierno. Seguramente era quechua hablante y trabajaba en un espacio de so-
cialización criollo y urbano. Cuestiona, este personaje, la existencia en Lima de una cultura
criolla como contrapuesta a la andina. Posiblemente, lo criollo limeño tenga más de andino
de lo que suponemos. Por último, tenemos a un estudiante de 18 años, un ama de casa y
una profesión nueva que iba desplazando a herbolarios y hierbateros: el farmacéutico.
Como podemos apreciar, nuestro grupo de heridos forma parte del heterogéneo mundo
laboral limeño y, si bien existen algunos elementos que los homogenizan, quizás el más im-
portante radica en que la gran mayoría tenía acceso a un gremio y a la posibilidad de una or-
ganización donde defender sus intereses. Un segundo rasgo es que no encontramos heridos
que pertenezcan al denominado sector “propietario” u oligárquico. Ni siquiera encontramos
al sector de los profesionales, salvo por el farmacéutico que representa un caso excepcional
por ser el que más se le acerca. Pero también es cierto que este mundo laboral era sumamen-
te jerarquizado y podemos hallar bajo la denominación de sastre o zapatero a alguien que
vivía con bienestar o en situación de pobreza. Para aproximarnos a una mejor definición de
nuestros heridos, veamos las calles donde vivían y en cuánto estaban valorizadas.
117
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Gráfico 3.5
Heridos según el valor del m2 de la vivienda que habitan
15
7 7
3
2 2
0
Para la fecha de la valorización18, el promedio del metro cuadrado en Lima era de 53,8 soles,
pero había barrios de 119,2 soles –el cuartel I– y barrios muy pobres de 5,5 soles –el cuar-
tel IV–. Pues bien, nuestros heridos vivían en calles de pobres (valorizadas en 10 ó menos
soles) en un 61,1%; en calles que son la mitad inferior del promedio (de 11 a 25 soles), un
19,4%. Y calles en y por encima del promedio (de 50 a 70 soles), un 8,3%. Es importante
destacar que ninguno de nuestros heridos ocupa el rango de 26 a 49 soles, que es la mitad
superior del promedio.
Las páginas siguientes están dedicadas al análisis de la dirigencia y al liderazgo político que
hizo posible el gobierno de 1912 a 1914. Para ello hemos organizado la exposición en dos
partes. En una primera, analizaremos la composición del Comité Central Ejecutivo de la
candidatura de Guillermo Billinghurst. Esta era la máxima instancia de decisión y la respon-
sable de negociar con el gobierno a partir del movimiento popular que actuaba en las calles.
Hay que dilucidar los intereses y alianzas que allí se articularon para constituir el equipo
político que estuvo junto a Billinghurst hasta el establecimiento de su gobierno.
En una segunda parte, abordaremos a la dirigencia popular, aquel contingente que fue el
responsable de la dirección de la “acción directa” en las calles. La trabajaremos a través de
118
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
dos instancias. La primera, los presidentes de los clubes que apoyaban a Billinghurst y que
movilizaron a sus organizaciones los días del paro electoral. La segunda, el Comité Popular,
que emergió como una depurada dirigencia a partir de las jornadas, y actuó hasta que Bi-
llinghurst asumió la presidencia de la República.
Todos ellos estuvieron al lado de Billinghurst durante las Jornadas de Mayo hasta la pro-
clamación presidencial en septiembre, cuando se disolvieron para pasar a formar parte del
parlamento o asumir responsabilidades en la administración pública.
Este Comité Directivo, que luego cambiaría su nombre por el de Comité Central Ejecutivo,
estuvo conformado por personalidades de heterogéneo origen político, social, económico
y con diferentes experiencias en momentos diversos de la historia nacional. ¿Qué los hizo
confluir en 1912? Una aproximación breve a sus biografías nos ayudará a caracterizarlos y
establecer alrededor de qué objetivos, motivaciones y expectativas edificaron un consenso.
Enrique varela: se inició en la vida militar en 1874 y, durante el conflicto con Chile, asistió
como oficial a las batallas de San Francisco y Tarapacá. En esta última fue herido y hecho
prisionero. Finalizada la guerra, participó de la campaña constitucional (1884-85) contra
el general Miguel Iglesias, de la toma de Lima en 1885, y resultó herido en Huaripampa.
Durante el gobierno de Leguía (1908-12), se produjo un incidente fronterizo con el Ecua-
dor en el que el comando de las fuerzas de avanzada estuvo a cargo del coronel Varela; sin
embargo, el diferendo se resolvió por la vía diplomática.
119
Cuadro 3.4
Comité Central Ejecutivo de la candidatura de Guillermo Billinghurst
Fecha y lugar de
Edad
Nombre Profesión u oficio
Nacimiento Muerte 1912
Billinghurst, Guillermo 1851 Arica 1915 Iquique 61 Salitrero-Comerciante ¿Ingeniero? Político
Varela, Enrique 1914 Lima 68? Militar (Gral.)
Seminario, Fernando 1839 Piura 1917 Lima 73 Hacendado Militar (Cnel.) Caudillo, montonero
Castro, Juan Domingo 1846 Arequipa 66 Profesión liberal Médico cirujano Parlamentario
Tirado y Escanilla, Gonzalo 1859 Callao 53 Militar (Cnel.)
Luna y Peralta, Federico 1853 Cusco 1924 Génova 59 Comerciante Empleado Funcionario público
120
Malpartida, Elías 1842 Pasco 1922 Lima 70 Hacendado, minero Abogado
Paz Soldán, Luis Felipe 1876 Lima 1955 36 Profesión liberal Abogado Escritor y ensayista
Quimper, Manuel 1875 Lima 1922 Lima 37 Profesión liberal Abogado Escritor y orador
Román, Francisco 1850 Cañete 1918 Lima 62 Agente mercantil Militar Político
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Valdelomar, Abraham 1888 Ica 1919 Ayacucho 24 Profesión liberal Escritor Periodista
Loayza, Francisco A. 1872 Mala 1963 Lima 40 Profesión liberal Diplomático Periodista, escritor
Nombre Estudios Antecedentes Campañas militares Después de 1912
Billinghurst, Guillermo Bs.As. Pierolista Lima Fallece exiliado en Iquique en 1915.
Varela, Enrique Col. Militar Tarapacá. GC-1884-85 Fue asesinado durante el golpe de Estado de 1914.
Seminario, Fernando Constitucional 2 de mayo, Breña Muere en su casa de Miraflores (1917).
Castro, Juan Domingo Col. S. Carlos Constitucional? Lima, Breña
Tirado y Escanilla, Gonzalo Pierolista Prefecto de Lima (1919); Cónsul en París (1924).
Luna y Peralta, Federico Constitucional Lima Jefe de la Dirección de Correos
Malpartida, Elías Conv. S. Pierolista Breña Alcalde de Lima (1914), Senador-Junín (1919),
Carlos colabora con la Patria Nueva (1919-22).
Paz Soldán, Luis Felipe UMSM
Quimper, Manuel UMSM Radical Antipardista (1915), funda El Tiempo-contra IPC
121
(1916), Congreso (1913-24). Con Patria Nueva.
Román, Francisco Guadalupe Constitucional 2 de mayo, Tacna Apoya golpe (1914).
Valdelomar, Abraham UMSM Leguiísta (1919)
Loayza, Francisco A. Guadalupe Anarquismo Diplomático (Asia, América y Europa), edita “La
Libertad” contra Leguía (1930-31).
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Fuente: Basadre (1968 y 1981), Benvenutto (1925) y Vargas (1912). Obituarios de El Comercio, La Prensa, Variedades, Mundial.
Elaboración propia.
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
El 17 de mayo de 1912, el general Varela hizo pública una carta de adhesión a la candidatu-
ra de Guillermo Billinghurst20 y pocos días después se incorporó al Comité Ejecutivo. Mu-
rió asesinado durante el golpe de Estado de febrero de 1914 y fue enterrado con la bandera
de los Vencedores de Tarapacá.
En 1882 fue prefecto de Piura bajo las órdenes de Iglesias y organizó la resistencia a la ocu-
pación chilena. En 1883 se opuso al intento de Miguel Iglesias de firmar un tratado de paz
y manifestó su apoyo al gobierno de Cáceres. Paralelamente, tuvo que defender la ciudad
de Piura de las “Bandas”21, aunque luego esta fue ocupada por fuerzas de Iglesias con apo-
yo chileno y bajo el mando de Augusto Seminario Váscones. Entre 1884 y 1885 se unió a
Cáceres en la guerra contra Iglesias. En 1886 fue nombrado alcalde de Piura, y entre 1886
y 1894 ocupó la senaduría por dicho departamento.
En la guerra civil (1894-95) fue comandante general de los departamentos del norte por
Cáceres frente a las fuerzas coalicionistas de Piérola, al mando de su sobrino Teodoro Se-
minario. La derrota lo llevó al destierro en Guayaquil (1895-99). A su regreso, asumió la
jefatura del Partido Constitucional y lo reorganizó bajo la doctrina federalista. En 1903 se
opuso a la alianza Civil–Constitucional, el partido se escindió, y él lideró el sector que tomó
el nombre de Partido Federal. Este nuevo grupo se terminó aliando al Partido Liberal y la
Unión Nacional de González Prada, y se opuso a la candidatura de Manuel Candamo. Fue
elegido candidato presidencial de esta alianza y recorrió el país en este esfuerzo que terminó
fracasando y con un nuevo retorno a los negocios privados en sus haciendas. En 1907 reto-
mó la senaduría por Piura hasta 1916.
122
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
En 1911 renunció al Partido Constitucional, que estaba muy atomizado, y un año después
apoyó a Billinghurst. Desde los primeros momentos lo acompañó a todos los actos públicos.
Incluso, los diarios informaban que durante las elecciones se lo vio en las calles arengando a
los clubes. Murió en su casa de Miraflores en 191722.
Juan Domingo Castro: Arequipeño, estudió medicina en San Fernando y se tituló en 1870.
Durante la Guerra del Pacífico, como cirujano, formó parte de la II División del Ejército
del Norte, bajo el mando del general Miguel Iglesias y el coronel Guillermo Billinghurst.
Participó en la defensa de Lima en 1881 en las batallas de San Juan y Miraflores. Durante
la ocupación, sirvió en la sala de oficiales del Hospital de Sangre de Santa Sofía. Concluida
la guerra, se dedicó a la práctica profesional privada.
Lo volvemos a encontrar entre 1904 y 1915 como miembro del Consejo Provincial de
Lima: en 1907, en una reunión del Partido Constitucional23 y, en 1908, como miembro de
la Junta Electoral Nacional. Durante 1912 brindó su apoyo a su antiguo jefe en la defensa
del Morro Solar. En 1913, como partidario del gobierno de Billinghurst, fue elegido dipu-
tado por Chota.
Gonzalo Tirado y Escanilla: Nació en el Callao en 1859 y en 1912 era coronel del Ejército.
Perteneció al partido Demócrata y fue cercano a Piérola. Por ello, en 1896, fue nombrado
Intendente de Policía de Lima, cargo de extrema confianza que lo hacía responsable de la
seguridad política de la ciudad. En 1900 formó parte de la lista que encabezó Piérola para
las elecciones municipales que terminó fracasando frente al civilismo. En 1909 participó de
la intentona golpista contra Leguía. Le tocó dirigir el ataque a la ciudad por la Portada de
Maravillas y sostener un tiroteo con las fuerzas del orden. Fue tomado prisionero y conde-
nado a 5 años24.
En 1913, asumió la dirección del Panóptico, donde publicó el Manual de policía de se-
guridad, y unos meses después, en julio de ese mismo año, fue nombrado Ministro de
Gobierno.
22. Basadre tiene una frase lapidaria sobre la historia política de Seminario: “...carecía de aptitudes y de
estatura nacional” y Manuel González Prada lo llama “gato muerto”. Ver Basadre (1968, tomo 11: 123).
23. Ver El Comercio. 22 de enero de 1907. p. 1.
24. Ver “Sentencia del Consejo de Guerra en el proceso político sobre los sucesos del 29 de mayo de 1909”.
En: El Peruano. 18 de septiembre de 1911. pp. 497-501.
123
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Federico Luna y Peralta: Nació en 1853 en el Cuzco. Estuvo presente en Lima durante la
defensa de 1881 en el batallón 44 de la Reserva. Finalizada la guerra, se unió a Cáceres en
la guerra civil contra Iglesias, y en 1885 se convirtió en secretario político del caudillo de
la Breña. Entre 1889 y 1891 fue elegido diputado titular por Sandia y suplente por Lampa
–ambas localidades en el departamento de Puno.
Luego del triunfo de Piérola en 1895, se retiró de la vida política e inició una carrera en
la administración pública. En 1900 fue Director del Ferrocarril Urbano25, en 1907 fue
Gerente de la Compañía Nacional del Tranvía Eléctrico, entre 1912 y 1913 fue Director
General de Correos y Telégrafos; y, en 1913, Billinghurst lo nombró Ministro de Gobierno
y Presidente del Consejo de Ministros. Murió en Génova en 1927.
Elías Malpartida Franco: Nació en Cerro de Pasco en 1842 en una familia de propietarios
rurales. Realizó sus estudios de jurisprudencia en el Convictorio de San Carlos, donde se
graduó en 1866 con la tesis “La gran desigualdad que actualmente existe en la distribución
de los bienes materiales no puede ser justificada por el Derecho”. Un año después viajó a
Bruselas para estudiar el doctorado en Ciencia Política. A su retorno, fue diputado por Ce-
rro de Pasco entre 1874 y 1879, año en que fue nombrado Prefecto de Puno.
En 1886 formó parte de la Junta Directiva del Partido Demócrata y fue senador por Junín.
En 1895, luego de la derrota de Cáceres, formó parte de la Junta de Gobierno presidida por
Manuel Candamo como delegado de Piérola. Unos meses después, durante el gobierno de
Piérola, ocupó el Ministerio de Hacienda.
124
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
En 1898, apoyó a Billinghurst en la sucesión presidencial. Sin embargo, tuvo que apartarse
del Partido Demócrata cuando este apoyó la candidatura civilista de López de Romaña. En
1899, por breve tiempo, fue Presidente de la Junta Electoral Nacional26.
Se alejó de la política por un breve plazo. En 1902 lo encontramos colaborando con el ha-
cendado huanuqueño Augusto Durand en la formación del Partido Liberal; fue parte de la
primera Junta Directiva.
En 1905 nuevamente se alejó de la vida pública para dedicarse a asuntos privados. En 1909
compró el 60% de la hacienda “San Antonio de Larán”, negociación que desde fines del siglo
XIX estaba en manos de acreedores y diversos herederos. La convirtió en la negociación “La-
rán Malpartida”. Tenía más de 600 fanegadas de algodón tangüis y egipto, y era una empresa
moderna de exportación, totalmente electrificada, con tractores y cinco desmotadoras.
Luis Felipe Paz Soldán: Nació en Lima en 1876. Estudió Derecho y paralelamente escri-
bió. En 1899 publicó Restitución in imtegrum; en 1903, su tesis: El derecho de reunión; y en
1908, El doctor don José Gregorio Paz Soldán. Luego de la experiencia política de 1912 se
dedicó a la práctica profesional y a la escritura.
Manuel Quimper Mogaburu: Nació en 1875 en Lima. Fue hijo de José María Quimper
–importante liberal nacido en Arequipa, Ministro de Mariano Ignacio Prado– y de Elena
Mogaburu. Estudió Derecho y hacia 1897 fue seguidor de Manuel González Prada y perte-
neció al Círculo Literario de Lima.
26. Jorge Basadre dice que Malpartida es uno de los “secuaces resueltos” de Billinghurst, durante la lucha
por la sucesión de Piérola en el Partido Demócrata. Ver Basadre (1968: tomo 11: 10).
125
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Municipal de Lima. En 1915 estuvo preso acusado de actividades contra José Pardo y en
1916 fundó el periódico El Tiempo.
Francisco Román Galindo: Nació en Cañete en 1850 y estudió en el colegio Nuestra Se-
ñora de Guadalupe. En 1866 participó en el Combate del 2 de Mayo como oficial de Arti-
llería de la batería Zepita, y permaneció en el Ejército hasta el final del gobierno del general
Prado (1865-1868), cuando es separado de la institución con el grado de teniente. Entonces
se marchó a Arequipa, donde se dedicó a los negocios y llegó a ser Alcalde de Mollendo.
Iniciada la Guerra con Chile, regresó a filas. En 1880 cubrió el bombardeo de Arica como
cronista de El Comercio y asistió a la batalla del Alto de la Alianza en Tacna. Luego de la
derrota, retornó a Mollendo a administrar la Aduana y a reconstruir la iglesia quemada por
el invasor. Finalizada la guerra ingresó al servicio público en asuntos fiscales, y en 1890 se
desempeñó como secretario privado del presidente Morales Bermúdez.
126
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Yo mismo, que me creía un apacible, he ido con la mayor sangre fría, revólver en
mano, el 25, a atacar a la Junta Electoral, capitaneando a unos setecientos hombres de
pueblo. Yo me he convencido que éste es el camino. Si yo resultara un revolucionario,
¿qué diría usted, Enrique?30
127
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
En 1898 editó en Pisco el semanario crítico El Municipal; en 1901 editó el semanario radi-
cal El Microbio; en 1903 publicó La Picota y editó en Chincha el semanario El Pueblo. En
1906 fue desterrado a Chile, donde colaboró con Vanguardia; entre 1907 y 1911 dirigió la
publicación del semanario antigobiernista y anticlerical Fray K. B. Zon; en 1911 dirigió por
poco tiempo la publicación anarquista más importante de estos años: La Protesta; luego fue
reemplazado por Delfín Lévano; en 1912, publicó diversos artículos de inspiración social
en la revista Llamaradas.
Apoyó la candidatura de Billinghurst y, una vez electo presidente, fue nombrado cónsul en
Yokohama, donde inició un periplo diplomático que lo llevó a Guayaquil, Bahía Blanca y
Shangai.
¿Qué características reúne este grupo que puedan explicar, dentro de su diversidad, el con-
senso generado en torno a la candidatura de Guillermo Billinghurst? Creemos que existe, en
las biografías de cada uno de los miembros de este comité, un conjunto de experiencias que
fueron diseñando la posibilidad de alianza que la coyuntura electoral de 1912 terminó por
fraguar. Sin embargo, estas experiencias no son similares ya que hay, en términos generales,
dos generaciones entre nuestros personajes: la de más de 50 años conformada por los naci-
dos antes de 1860, y la generación de 40 años o menos nacidos en 1872 en adelante.
En cuanto a la participación política, el primer vector que los aglutina es Nicolás de Piérola
y su Partido Demócrata, fundado en 1884. A estas filas pertenecen Billinghurst, seguidor
temprano del Califa, Gonzalo Tirado y Elías Malpartida. El segundo eje político lo vamos
a encontrar en el Partido Constitucional fundado por Andrés A. Cáceres. A la directiva de
este partido perteneció Fernando Seminario y se mantuvieron en la periferia del mismo
Federico Luna y Peralta y Francisco Román, puesto que ambos habían sido secretarios de
los presidentes Cáceres y Morales Bermúdez.
128
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Un tercer vector lo constituyen dos alternativas coyunturales que tuvieron escasa significa-
ción en la vida política nacional: la primera nunca llegó a constituir un partido y venía de
apoyar la dictadura de Piérola (1879-81), y fue la del general Miguel Iglesias –hacendado
de Cajamarca–, que gobernó en el contexto dramático de la postguerra. Y la segunda fue el
Partido Liberal organizado en 1902 por Augusto Durand –hacendado de Huánuco– para
competir con el Partido Demócrata. En ambas alternativas participaron Fernando Semina-
rio y Elías Malpartida, hacendados de Piura y Pasco respectivamente.
Es importante destacar que en este tercer vector ocurre un hecho político insólito, por decir
lo menos. Se encuentran dos hacendados billinghuristas –Seminario y Malpartida– que tie-
nen propiedades costeñas, modernas y exportadoras, los cuales se adhieren a las alternativas
políticas que lideran dos hacendados del interior –Iglesias y Durand–, cuyas propiedades
presentan características de la feudalidad andina31. El fenómeno es extraño, pero explicable
en el contexto de la postguerra del Pacífico, donde los hacendados del interior asumieron el
liderazgo durante la etapa final de la guerra y mantuvieron la iniciativa política durante el
período de la Reconstrucción Nacional hasta 189532.
Hay dos personajes de esta generación sobre los cuales tenemos poca información relativa
a su accionar político. El primero es el general Enrique Varela, tal vez el militar de mayor
prestigio público –vencedor de Tarapacá– durante las elecciones de 1912, de quien no co-
nocemos datos de su pasado político. Brindó su apoyo público a Billinghurst a inicios de
mayo de 1912 y pocos días después se integró a la campaña política. El 1 de julio pronunció
un discurso en el Club Unión Militar, junto a Abraham Valdelomar y Teodomiro Gutiérrez
Cuevas, donde señaló: “si honroso era morir en defensa de la patria, no era menos sacrificar-
se por la defensa de los derechos del pueblo”33.
En cuanto al doctor Juan Domingo Castro, su biografía nos permite conjeturar que su
relación con Billinghurst debió nacer en la guerra, durante la defensa del Morro Solar en
Chorrillos. Allí, el primero se desempeñó como jefe de Estado Mayor y el segundo como
cirujano de la II División del Ejército del Norte –que era comandada por Miguel Iglesias–.
Luego sabemos que, entre 1904 y 1915, fue miembro del Consejo Provincial de Lima,
31. El caso de Elías Malpartida es particular. Era un propietario rural en Pasco. A principios del siglo XX
vende gran parte de sus propiedades andinas a la empresa Cerro de Pasco y compra en Chincha la hacienda
Larán. De esta manera, pasa a formar parte de la élite costeña rural exportadora. Ver Archivo de Sucesiones de
Lima. Expediente No. 1713.
32. Ver: Manrique (1988).
33. Ver: La Prensa. 2 de julio de 1912. EM. pp. 1-2.
129
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
mientras Billinghurst fue alcalde de la ciudad de 1909 a 1910. Y tal vez el único dato
político: en 1907 participó de una reunión del Partido Constitucional34. En todo caso, el
apoyo del doctor Castro parece tener origen en la amistad que surgió de las experiencias
compartidas.
Finalmente, queremos establecer quiénes fueron, desde la profesión ejercida y los logros
materiales alcanzados, los miembros de esta primera generación del Comité Directivo. Tres
de ellos eran considerados hombres de fortuna. En primer lugar, Billinghurst, quien era un
salitrero ariqueño y tenía una casa comercial en Iquique heredada de su padre. En Lima apa-
recía viviendo en la calle Gallinazos –era su centro de negocios–, pero realmente la vivienda
familiar se ubicaba en la Quinta Heeren y –según apreciaciones de contemporáneos– tenía
la biblioteca más grande de Lima35.
En segundo término, Fernando Seminario, hacendado piurano, que era uno de los más
grandes propietarios rurales del norte. Su fortuna, acrecentada con las exportaciones, le ha-
bía permitido sufragar muchos proyectos políticos que lo llevaron desde la vida de caudillo
montonero hasta intentar una campaña presidencial uniendo al Partido Constitucional con
el Radical en 1903.
En tercer lugar, Elías Malpartida, que había heredado “haciendas minerales” en Pasco, era
dueño del fundo Oquendo en Lima y del fundo Larán en Chincha, además de contar con
cerca de veinte propiedades urbanas entre el Callao, Barranco, Chorrillos, Lima y Cerro de
Pasco. Era un abogado y político de prestigio, con ocho hijos –solo dos legítimos–36.
130
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Los cinco miembros restantes del Comité Directivo eran profesionales de éxito variable
pero de vida acomodada. Luna y Peralta, además de funcionario público, era comerciante.
Francisco Román era un militar retirado dedicado a la administración de aduanas y exitoso
agente comisionista. Juan Domingo Castro vivía de la práctica profesional de la medicina.
En lo que respecta al general Varela y al coronel Tirado, ambos eran oficiales de alta gradua-
ción con ingresos seguros.
No tenían como experiencia común la guerra, únicamente Loayza había estado en la guerra
civil (1894-95). Todos ellos contaban con experiencia política pero unida a la reflexión inte-
lectual. La política era una práctica de círculos de crítica al Perú decimonónico y de anhelo
de nación, en los términos planteados por González Prada. Por tanto, su participación iba a
darse en espacios muy alejados de los territorios del civilismo dominante de aquellos años.
En cuanto a la formación política, Quimper y Loayza habían estado muy cerca del anar-
quismo; el primero, en el Círculo Literario (1897) que frecuentaba González Prada, aunque
terminó como diputado liberal (1909-15) y luego leguiísta y nacionalista38 durante el once-
nio. El segundo se radicalizó y llegó a dirigir La Protesta, para luego establecerse en la vida
cómoda del diplomático y dedicarse a la investigación histórica.
En lo referente a Luis Felipe Paz Soldán, sabemos que era un exitoso profesional pero igno-
ramos su formación. De Abraham Valdelomar, sabemos que son años de cercanía al anar-
quismo, y lo que primaba en él era una melancolía iconoclasta. Demos una mirada a sus
publicaciones y labor intelectual previas a las Jornadas de Mayo: en 1911 publicó La ciudad
muerta y La ciudad de los tísicos en La Ilustración Peruana y Variedades, respectivamente. En
1912 presentó un concierto de música incaica de Daniel Alomía Robles con la conferencia:
37. Los Paz Soldán tenían una trayectoria intelectual importante desde mediados del XIX, y el padre de
Manuel Quimper había sido Ministro de Hacienda de Mariano Ignacio Prado y fundador del Partido Liberal.
38. Defendió los derechos del Estado sobre las posesiones de la Brea y Pariñas.
131
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
El espíritu de una raza moribunda. Todos estos trabajos están dominados por cierta desespe-
ranza que la política ayudará a posponer, o por lo menos evitar. Luego de las jornadas, en
1913, Valdelomar publicó El caballero Carmelo, que tal vez sea el mejor testimonio de cómo
procesó su participación en estos sucesos.
Para concluir con esta sección, quisiéramos plantear que lo que hizo posible la articulación
de este grupo de políticos alrededor de Guillermo Billinghurst fue el anticivilismo de una
diversidad de fuerzas políticas con miembros de distintas generaciones, orígenes sociales
y propuestas políticas, que buscaban acabar con el régimen de monopolio del poder que
ejercía el civilismo y que los había marginado.
La segunda está relacionada con el momento dentro del proceso electoral en que se dio la
adhesión. Siguiendo esta pauta, dividimos a las adhesiones en dos momentos: en el prime-
ro, agrupamos a todos los clubes y personas que iniciaron el movimiento de apoyo a Bi-
llinghurst participando en una primera reunión –que convocó a seis clubes– en La Victoria
el 9 de mayo, más aquellos clubes que se reunieron el día 15 de mayo para organizar el mitin
del 19 de mayo40. En el segundo, agrupamos a los clubes que se adhirieron a la candidatura
132
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Gráfico 3.6
Presidentes de clubes por profesión u oficio (I)
14 12
12
10 9
8 6 6
6 5
4 3
2 1 1 1 1 1 1 1
0
rio
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U
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tes
Ar
Fuente: anexo 8.
Elaboración propia.
41. Son aquellos clubes que se encuentran en el anexo 8, y que en la columna “Adhes.” (adhesión) tienen
las letras d y e.
133
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
En una aproximación inicial, varios rasgos importantes definen este primer grupo de diri-
gentes del billinghurismo. En primer lugar, domina el mundo laboral de “Industria y Artes
Manuales”. El 60,4% de los dirigentes eran artesanos y operarios u obreros. En segundo
lugar, dentro de este sector laboral, los dependientes –es decir los artesanos y operarios–
constituyen el 35,4% del total.
En tercer término, dentro del sector de los artesanos, la mayoría está conformada por los
maestros de taller. Es decir, son los exitosos del mundo artesanal los que han logrado esta-
blecer un taller de producción y tienen bajo su responsabilidad un grupo de trabajadores.
Estos propietarios constituyen el 25% del total de la muestra.
En una segunda aproximación, hay que determinar el peso que tienen estos dirigentes en
cuanto a la representación de organizaciones, y creemos que aquí se halla una de las claves
para entender el éxito de las Jornadas de Mayo de 1912. En efecto, en este grupo de diri-
gentes se encuentra un denso tejido de sociedades de muy diversa índole que son hijas de
una vieja estructura corporativa de origen colonial. Examinemos con mayor detenimiento
este punto.
En primer término, entre estos dirigentes de la primera hora se encuentran Justo Gonzales
–maestro carpintero– y Ramón Espinosa –preceptor–, presidentes de la Confederación de
Artesanos “Unión Universal”42 y de la Asamblea de Sociedades Unidas43, respectivamente.
Ambas instituciones eran las únicas centrales que agrupaban a los gremios artesanales de la
ciudad.
42. El consejo central de esta institución se instaló el 28 de julio de 1888, como una agrupación de gremios
de obreros y artesanos. Su bandera fue bendecida por monseñor Manuel Tovar en una procesión cívica organi-
zada para rendir homenaje a los defensores de la ciudad en la guerra del Pacífico.
43. Es una escisión de la Confederación de Artesanos durante el Congreso Obrero de 1901.
44. Sobre todo las escuelas nocturnas y dominicales eran las que tenían como alumnos a trabajadores de
todos los oficios de la ciudad.
134
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
y japoneses45; los Industriales de los Mercados, que agrupaba a los diversos tipos de vende-
dores de los mercados limeños46.
En tercer término, entre estos dirigentes del billinghurismo, se encontraban también miem-
bros de las sociedades de ayuda mutua tales como Socorro Mutuo y Ahorro El Progreso; la
Sociedad Unión Obrera de Tejedores 33 amigos; la Sociedad 13 amigos de Socorros Mutuos
y la Sociedad 16 amigos. Todas ellas cumplían una gran labor social y patriótica.
En cuarto lugar, entre estos dirigentes se observa una importante presencia de organizacio-
nes políticas, así como de religiosas a través de hermandades o cofradías. Evidentemente, la
presencia política significativa es la del partido de Piérola. Como ejemplo se encuentra el
Club Billinghurst Distrito No. 9, que no es otra cosa que la organización del Partido Demó-
crata en el distrito 9 –ubicado en Abajo el Puente, en el cuartel V– apoyando a un antiguo
militante. Se encuentra Toribio Seminario Castillo, torero y pierolista. Había participado
en la asonada contra Leguía en 1909, que terminó en el fracaso y le costó dos años de cár-
135
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
cel. El propio Billinghurst era un viejo pierolista que había acompañado al caudillo en sus
aventuras políticas desde la década de 1870.
Tal vez un caso aparte sea el del sargento mayor Teodomiro Gutiérrez Cuevas50, vicepresi-
dente del Club Unión Militar No. 1 y originario de Junín. Había participado de la defensa
de Lima en 1881, luego sirvió al gobierno de García Calderón por pocos meses y pasó a la
sierra central bajo el mando de Cáceres. Estuvo presente en las batallas de Pucará y Marca-
valle.
136
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Gráfico 3.7
Presidentes de clubes por profesión u oficio (II)
10 9
9
8
7
6 6
6
5
4
3
2 2
2
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Fuente: anexo 8.
Elaboración propia.
Como podemos observar, en este segundo momento previo al paro del 25 al 27 de mayo,
se presentan continuidades y cambios significativos. En primer lugar, seguimos ante la pre-
sencia mayoritaria del sector de “Industria y Artes Manuales”, que constituye el 54,8% de
los dirigentes. En segundo término, han desaparecido los maestros artesanos y han apareci-
do los empleados. Con la desaparición de los propietarios artesanos de la primera hora, la
composición social se ha tornado más plebeya y popular y, en consecuencia, el grupo se ha
homogenizado hacia abajo.
En cuanto a las instituciones que nuestros dirigentes representan, contamos con nuevos cen-
tros laborales como la fábrica de tejidos Santa Catalina y La Victoria, Backus y Johnston, Lima
Lumberts Mills, la fábrica Fields. A la lista del mutualismo, también hay que adicionar la Fra-
ternal de Artesanos, Auxilios mutuos electricistas y la Auxilios mutuos de los toneleros.
Luego de analizar la dirigencia del billinghurismo, nos parece evidente que gran parte de sus
miembros pertenecía a una compleja red de instituciones que le brindaba una cobertura so-
cial amplia para generar mecanismos de protección, defender intereses y, si fuera necesario,
movilizar políticamente a sus miembros. En este sentido, uno puede explicarse la biografía de
muchos dirigentes del billinghurismo, como el caso paradigmático de Ramón Espinosa, que
brevemente relatamos.
137
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Nació en Piura en 1866, vino a Lima en 1881 y, con 15 años, combate en San Juan y
Miraflores. Finalizada la guerra, terminó sus estudios de preceptor y, de manera paralela
al desarrollo de su actividad educativa, participó y fundó un gran número de instituciones
gremiales y de ayuda mutua.
Fue fundador y maestro del Liceo de Lima, así como de escuelas nocturnas y dominicales.
Fundó también la Sociedad de Preceptores y su Sociedad de Beneficencia, las cuales presi-
dió. En 1901 fue uno de los organizadores del Congreso Obrero, evento donde se dividió
la Confederación de Artesanos y emergió la Asamblea de Sociedades Unidas que Espinosa
presidió entre 1911 y 1913. Igualmente, fue fundador de la biblioteca popular Ricardo Pal-
ma de esta institución gremial.
Realizó una importante labor periodística. Colaboró con la publicación La Infancia en 1893,
y editó y dirigió La voz del Obrero, órgano de la Asamblea de Sociedades Unidas. Igualmen-
te, asumió responsabilidades políticas. En 1895 fue diputado por el pierolismo y, de 1901
a 1906, fue diputado suplente por San Martín y Lima. En 1903 formó parte, junto a Juan
Goachet y Joaquín Capelo52, de la comisión parlamentaria que formuló el proyecto de Ley
de Accidentes de Trabajo. En 1906 fue diputado y miembro por la Asamblea de Sociedades
Unidas de la comisión del Congreso para ver lo referente a la Legislación Laboral53. Entre
1907 y 1912 fue diputado suplente por San Martín y, entre 1911 y 1914, concejal obrero.
Entre 1912 y 1914 apoyó al gobierno de Guillermo Billinghurst. Murió en marzo de 1914,
a un mes del golpe de Benavides. La Asamblea de Sociedades Unidas pidió al nuevo gobier-
no que pagara el entierro, pedido que fue aceptado.
52. Del círculo de Piérola, miembro del partido Demócrata y fue miembro fundador de la Asociación Pro-
Indígena.
53. Ver: El Comercio. 16 de enero de 1906. ET. p. 1.
138
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Como lo demuestra la breve mirada que hemos realizado a la biografía de Ramón Espinosa,
el dirigente laboral representativo de estos años pertenecía a un gremio de acuerdo con su
oficio o profesión. A su vez, su gremio estaba asociado a una central que canalizaba y de-
fendía intereses comunes. Además, pertenecía a una o más sociedades de auxilios mutuos
que lo protegían en caso de enfermedad o muerte y que, la mayoría de veces, cumplían una
función patriótica. Paralelamente, era cófrade de alguna sociedad que preservaba el culto
de alguna imagen barrial o distrital, y que también funcionaba como sociedad filantrópica.
Es decir, tenía un entramado social denso, una red institucional que le daba protección
personal y laboral, pero que también le permitía proponer e influir en la marcha colectiva.
Este entramado constituyó una gran escuela de civilidad frente a una sociedad con escaso
desarrollo de los derechos ciudadanos.
Luego del triunfo en las Jornadas de Mayo, el movimiento de apoyo a Billinghurst ingresó a
una etapa de compás de espera, acompañado de una permanente presencia en las calles. En
efecto, mientras el Comité Ejecutivo iniciaba conversaciones con el gobierno saliente y los
partidos políticos para dar una salida a las frustradas elecciones, los presidentes de los clubes
sesionaban y mantenían a sus huestes en permanente actividad contra el civilismo y toda
institución que no apoyaba la candidatura de Guillermo Billinghurst.
El 21 de junio, los presidentes de los clubes reunidos en el local de la calle Santa Teresa
–en el nuevo barrio de La Victoria– acordaron la formación de un Comité Popular de doce
miembros. Este comité cumpliría el rol de Estado Mayor popular que emergía de las fuerzas
que habían participado en las Jornadas de Mayo, y expresaba una dirección de consenso
entre los más de cien clubes que para esta fecha ya existían.
Esta nueva instancia de dirección, que surge del movimiento que apoyaba a Billinghurst,
tenía varios rasgos que merecen destacarse. En primer lugar, estaba conformada en su tota-
lidad por presidentes de clubes. En segundo término, los clubes de estos dirigentes se con-
formaron en las etapas previas al paro, y la mayoría en los momentos iniciales. Del primer
momento que hemos analizado, hay ocho miembros y del segundo, tres miembros.
En tercer lugar, en cuanto a la profesión u oficio de estos dirigentes, veamos el gráfico 3.8.
139
Cuadro 3.5
El Comité Popular
140
Sandoval, Augusto S S P. Unión Sta Catalina Operario textil Fca. de T. Santa Catalina F S. Sr. Milagros Nas. Aux. Mt.
Sotil, Alfredo D S Unión Sta Catalina Obrero textil Fca. de T. Santa Catalina P Artesanos de Aux. Mt.
Ferreccio, Hipólito D F Unión Sta Catalina Obrero textil Fca. de T. Santa Catalina
Pizarro, Manuel D
Rivera Eyzaguirre, A. R P. Tarapacá N. 2
Infante, Wenceslao R P. Defensa Nac. Billinghurst Empleado Imprenta El Comercio S Fraternal de Artesanos
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Notas:
(1) Nace 21 de junio por acuerdo de los Presidentes de los Clubes (El Comercio. 22 de junio de 1912. ET) y se la conforma el 23 de junio.
(2) El 25 de septiembre cambia de nombre: “Cte. Popular Defensor de los Derechos del Pueblo” y de composición.
P: Presidente Vp: Vicepresidente S: Secretario
R: Representantes de la Asamblea D: Delegados Vc.: Vocal
Fuente: Periódicos El Comercio, La Prensa, La Crónica, La Opinión Nacional. 1912.
Elaboración propia.
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
Gráfico 3.8
Comité Popular según profesión u oficio
5
5
4
4
3
2
2
1
1
0
Artesanos (M) Operarios Empleado s.d.
La hegemonía, como hemos venido comprobando, la tenía el sector de “Industria y Artes Manua-
les” con los maestros artesanos y los obreros que constituyen el 75% de los miembros del comité.
En cuarto lugar, llama la atención la cierta polaridad social que expresa el Comité Popular.
Esta dirigencia tenía como sectores mayoritarios a cuatro maestros de taller –un peluquero,
un carrocero y dos carpinteros, todos propietarios– y a cinco obreros u operarios –un obrero
de la casa Grace, un obrero textil de Santa Catalina, un obrero galletero, un operario de la
Backus y Johnston, y un obrero de la fábrica de catres La Europea–. Es decir, cuatro inde-
pendientes y empresarios del artesanado con cinco dependientes y asalariados, fenómeno
que solo es comprensible si entendemos este Comité Popular como un frente anticivilista.
Finalmente, el comité era presidido por un operario u obrero. ¿Cómo se dio este consenso
en la conformación del Comité Popular? Justo A. Casaretto era un emigrante o descendien-
te de italiano, trabajaba para la casa Grace y había logrado una buena situación económica.
Vivía en los Barrios Altos, estaba casado con Cristina Ibáñez y tenía seis hijos varones54. Per-
tenecía a la Sociedad 16 amigos, a la Sociedad Unión y Esperanza, y a la de Auxilios Mutuos
La Protectora de Obreros, cumplía con pertenecer a diversas sociedades como cualquier
54. Información brindada desde París vía mail por Javier Casaretto, biznieto de nuestro personaje. Además
nos reveló que la casa Grace envío a don Justo a los Estados Unidos –posiblemente cuando se dio el golpe de
Benavides–; a su regreso fue apresado y enviado al Frontón. Todo esto “significó el descalabro de la familia Casa-
retto”. Luego, Javier Casaretto nos dice: “Mi bisabuelo murió el 8 de noviembre de 1956. Durante sus últimos
años se desempeñó como prestamista. Mi tía recuerda un ropero pletórico de joyas”.
141
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
líder de inicio de siglo. Pero tenía características particulares: era periodista de La Acción
Popular, impreso desde el cual había defendido la causa del billinghurismo y denunciado la
situación de maltrato hacia el indígena. Además, junto a Federico Ortiz Rodríguez, fue uno
de los confidentes de Guillermo Billinghurst durante su mandato.
Por último, era un magnífico orador. Mientras ejercía el cargo de presidente del Comité
Popular le tocó dar el discurso en nombre de las bases en casa de Billinghurst el 25 de agosto
de 1912. En él sostuvo:
Yo señor vine a ayudaros y como yo todos los que os rodean, porque adiviné allá en
lontananza, sin ser un profeta, que seríais el mesías de la patria; y cuando ya llega el
momento de volver a la labor tranquila, me llevo el sentimiento y la nostalgia de las
horas de lucha, las horas de combate, las horas en que sólo sentía sed de sacrificio para
probaros mi loco deseo de seros útil; sentimiento igual andaba en cada uno de los pe-
chos de los seres que acompañan esta manifestación grandiosa (...) Señores miembros
del Comité Ejecutivo, vuestros soldados, a cargo de los oficiales del Comité Popular,
siguen siempre atentos a vuestras órdenes (...) Y a ti, pueblo completamente mío
permíteme que te diga; gracias, muchas gracias por haber acudido a la llamada de este
oficial de las santas causas55.
Si algo mantuvieron en el recuerdo los contemporáneos de las Jornadas de Mayo fue, sin
duda, lo sorprendente que estas fueron para todos. Nadie vislumbró la violencia y convic-
ción que presentaron, nadie previó su nivel organizativo ni la proyección de sus objetivos.
La multitud de 1912 fue el actor decisivo de la escena política: ella fue capaz de cristalizar
142
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
con su acción un conjunto de demandas del presente y otras que los años habían ido apla-
zando.
Una revisión de los hechos de mayo de 1912 nos revela varias cicatrices colectivas que tuvie-
ron la virtud de establecer metas e ir nucleando a la multitud. Una primera fue la Guerra del
Pacífico, experiencia que no fue afrontada de la misma manera y que abrió heridas distintas
en los que tuvieron que vivirla. Esta diversidad apareció de manera dramática en los hechos
que nos ocupan y fue decisiva en la constitución del movimiento que llevó a la presidencia
a Billinghurst, “ciudadano que defendió la integridad nacional el 13 de enero de 1881 en
el Morro Solar56”.
56. Acta de constitución de club Libertad Billinghurst No. 1, compuesto por operarios de la factoría de Guada-
lupe del FF.CC. Central. En: La Prensa. 14 de mayo de 1912. EM. Similares expresiones podemos leer en el Acta de
fundación del club Morro Solar, conformado por vecinos de Magdalena. En: La Prensa. 31 de mayo de 1912. ET.
57. Inauguró puestos en el mercado de La Concepción, donde se daba “suministro de raciones a precio ínfimo y
con peso legal y justo”. Esta medida llevó a que los precios bajaran. Ver: Variedades. 3 de julio de 1909. pp. 425-26.
58. Todos los años, durante el mes de enero, aniversario de las batallas de San Juan y Miraflores, la Confedera-
ción de Artesanos y la Asamblea de Sociedades Unidas realizaban una romería para depositar flores a los caídos de
sus gremios en la defensa de la ciudad.
143
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Una dimensión de la lucha electoral de 1912 fue, sin duda, la confrontación de dos historias
personales, donde la memoria popular de la experiencia dolorosa de la guerra determinó la
preferencia electoral.
La presencia de los repatriados del sur fue otro factor clave en la lucha electoral de 1912.
Un primer grupo llegó a Lima en noviembre de 1911 y estaba conformado por alrededor de
1.300 personas, y un segundo contingente arribó en enero de 1912, con aproximadamente
120 familias, que fueron alojadas en el antiguo cuartel de San Lázaro y que estaban integra-
das por “zapateros, sastres y gente de todos los oficios”60. Su llegada conmovió a la opinión
pública y removió la memoria de un conflicto que quería olvidarse. Para el gobierno de
Leguía fue una presencia incómoda que trató de evitarse, a diferencia de la actitud asumida
por gremios como los de la Confederación de Artesanos y de la Asamblea de Sociedades
Unidas, que acudieron en su ayuda y los incorporaron a sus actividades. Por ello, no extraña
encontrarlos en mayo encabezando el desfile de los clubes billinghuristas en la Alameda de
los Descalzos, llevando la última bandera que flameó en la Beneficencia de Arica, “bandera
59. En el acta de adhesión a Billinghurst de los pobladores de Carhuas se lee: “...la patria, que se veía amenazada
de caer en manos mercenarias como las de don Antero Aspíllaga que no puede ser buen patriota, siendo hijo de
chileno”. Ver: La Prensa. 27 de junio de 1912. ET. Un Suelto del comité de apoyo a Billinghurst afirmaba: “Pueblo
Obrero: acuérdate del exministro de Hacienda Aspíllaga, acuérdate de la instantánea supresión del billete, del contra-
to Grace y de los grandes peculados; mira que el porvenir que te espera es de hambre, de miseria, de vergüenza y de
degradación moral y cívica”. Ver: La Prensa. 17 de mayo de 1912. Plácido Jiménez, Ministro de Gobierno durante
1912, escribió algunos años después un texto titulado “Aspíllaga. No puede ser Presidente del Perú”, donde expresa
vivamente los sentimientos antiaspillaguistas: “Los ciudadanos del Perú no darán sus votos a Aspíllaga, porque es hijo
de chileno./ No se lo darán, porque su fortuna se ha levantado sobre el famoso concurso de Zaracondegui que arrui-
nó a mil familias modestas./No se lo darán, porque fue el ministro de Hacienda que mató el billete, dejando sin tener
para el mercado a todo el pueblo./ (...)No se lo darán, porque el proletariado no ama a los que se han locupletado de
oro con la guerra espantosa que, aún después del armisticio, sacude las entrañas de la tierra”. Archivo Histórico Riva
Agüero. Documentos de Plácido Jiménez. PJ-52. 1918. p. 1.
60. La Prensa. 1 de septiembre de 1912. EM.
144
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
(con la cual) hemos enjugado nuestras desgracias, (y con la que) lucharemos porque el ciu-
dadano señor Billinghurst sea el futuro presidente del Perú antes de cualquier otro”61.
Una segunda cicatriz presente en 1912 fue la experiencia de la revolución de 1894-95. Esta
fue una guerra civil donde Nicolás de Piérola encabezó una gran rebelión popular, impul-
sada por la secuela de miseria y frustración que dejó la Guerra de 1879. La insurgencia
derrotó al ejército regular y brindó a Piérola las bases de un gobierno de amplio consenso.
Sin embargo, al término de su mandato, el jefe demócrata permitirá el ascenso de los civilis-
tas, quienes monopolizarán el poder por más de una década marginando al resto de fuerzas
políticas y destruyendo el consenso logrado.
Lo dicho explica que Marta Reyes, legendaria cantinera del 9562 que “se batió a tiros por
Piérola el 17 de marzo de 1895 y éste le reconoció el grado de capitán de cuya renta hoy no
goza”63, presidiera en 1912 el Club Vanguardia Billinghurst No. 2 y participase de las jor-
nadas populares llevando “una gran bandera peruana y ostentando una flor en la cabeza”64,
junto a otras cantineras. Igualmente, encontraremos a ex montoneros y miembros del Par-
tido Demócrata trabajando por la candidatura de Billinghurst.
Una tercera dimensión de las Jornadas de Mayo, y que integra las experiencias de 1881 y
1895, fue la lucha popular por construir su propia ciudadanía, esto es, un espacio de con-
145
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
...quieren (el pueblo), con todo el poder que les dan su fuerza y su derecho, desterrar
para siempre la soberanía de las personas que deprimen y envilecen el alma nacional,
para que se ejercite solo la soberanía de los pueblos, que es el precioso don de la vida
ciudadana67.
A ello se debe que la narración de los sucesos de mayo contenga hechos contradictorios.
En efecto, podemos leer sobre la organización de un paro general como método de boicot
a las elecciones, y de manera paralela la descripción del asalto de casas de autoridades y
146
Los actores sociales: la multitud del billinghurismo
burdeles con la incineración de todos sus enseres. Es decir, a formas de lucha de mayor nivel
organizativo y modernidad, se van entrelazando las prácticas de la acción directa a través de
la “turba”.
Los autos de fe, en un sentido novecentista, eran dramas breves con un carácter bíblico o
alegórico; pero, en términos coloniales, eran: “el acto y efecto de sacar la Inquisición sus
reos, con hórrido aparato, para tostarlos públicamente á fuego lento en braceros-cadalsos,
con escándalo del mundo, después de leer sus causas ante el pueblo, que respondía con
feroces aullidos á los lamentos de los sentenciados” (Domínguez 1848: 207). Creemos que
a esta segunda acepción están vinculadas algunas acciones de la “turba” de 1912. En efecto,
la tradición popular mantuvo vivos los patíbulos coloniales y las ideas de punición y pur-
gación en un presente continuo que hizo posible recurrir a ellas en ciertas coyunturas de
fisura del orden establecido.
Sin embargo, la tradición popular no solo mantuvo ciertas prácticas e ideas del desaparecido
Tribunal del Santo Oficio, sino que todo ello estaba edificado sobre una noción de legiti-
midad. Por ello, los casos de ebriedad70 fueron escasos y muchas las ocasiones en las que se
obligó a tenderos y comerciantes a vender su mercadería al precio “justo”. La “turba” se sabía
con derecho a la protesta y a ejercer la violencia; tenía la seguridad de estar defendiendo un
orden cuyo discurrir había sido alterado.
El estudio de las Jornadas de Mayo de 1912 constituye un ingreso al mundo popular limeño
de inicios de siglo, donde se cristalizó un intento por concluir con un pasado doloroso a tra-
68. La Opinión Nacional. 27 de mayo de 1912. Otra información nos dice que: “...Tajamar, invadido en ese
momento por el pueblo, que realizaba un auto de fe con los enseres de las casas de los lenocinios” (El Comercio. 27
de mayo de 1912. EM).
69. La Opinión Nacional. 27 de mayo de 1912.
70. La cita sobre este hecho es interesante, ya que hay consenso, en la Lima del 1900, sobre la inclinación popu-
lar a la ebriedad. Todas las memorias del Ministerio de Gobierno de inicios de siglo mencionan los efectos que tiene
el alto grado de alcoholismo en la alteración del orden público y proponen diferentes medidas para reprimirlo.
147
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
vés de la afirmación ciudadana y democrática. Si bien no todos los anclajes de esta apuesta
por el presente miraban en la misma dirección, estaban llenos de una decisión y una fe que,
sin duda, habían sedimentado largo tiempo.
Cuando entre las conciencias existe la ignorada y poderosísima solidaridad del peligro,
la inquietud patriótica o la persuasión íntima de la necesidad de sacrificios salvadores,
la invocación al esfuerzo supremo ó a la lucha postrera posee mágico poder71.
71. Discurso de Enrique Barreda, miembro del partido Civil Independiente, en homenaje a Guillermo Bi-
llinghurst, durante el banquete ofrecido en el Jardín Zoológico y animado por una orquesta de damas florentinas.
Ver: El Comercio. 27 de julio de 1912. ET.
148
Conclusiones
Conclusiones
A
lo largo de este trabajo, hemos explorado un capítulo de la historia peruana cuya na-
turaleza y alcances han permitido profundizar en las características sociales que adop-
ta la violencia política en el contexto de una sociedad en tránsito a la modernidad.
Corresponde a esta sección resumir brevemente los principales hallazgos de la exploración
realizada.
El período que antecedió a las elecciones de 1912 estuvo caracterizado por cuatro eventos
que imprimieron al proceso un carácter singular: en primer lugar, la atomización de las prin-
cipales fuerzas políticas que habían optado por una posición abstencionista ante el sufragio;
en segundo lugar, la realización de un proceso electoral municipal lleno de vicios que generó
animadversión pública contra el gobierno y el sistema de sufragio; en tercer lugar, la violenta
intervención del gobierno en las centrales gremiales de artesanos para manipular la elección
de los “candidatos obreros”, lo cual casi concluye en un paro general en la ciudad; y, en cuarto
lugar, la arbitraria conducta del Jurado Nacional de Elecciones, que cerró tempranamente el
padrón de inscripción de sufragantes y marginó a parte de los electores del proceso. Estos he-
chos determinaron una crisis de legitimidad para el gobierno, polarizaron las fuerzas políticas
y abrieron el camino para que las elecciones tuvieran un carácter confrontacional y violento.
La acción directa que desarrollaron los clubes billinghuristas fue una forma de lucha que co-
rrespondía tanto a viejas tradiciones (el asalto a mesas electorales, saqueo de locales, castigos
públicos a autoridades, “autos de fe”) como a prácticas nuevas (la convocatoria a un paro o
la realización de un mitin con presencia de oradores).
151
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
La violencia sobre los negocios de propietarios de origen chino fue un hecho reiterado que
generó una protesta diplomática y que no se encontraba dentro de los objetivos manifiestos
de los clubes billinghuristas. Las evidencias disponibles permiten afirmar que los asaltos a
estos locales formaron parte de los objetivos de varios gremios de industriales que apoyaban a
Billinghurst, los cuales tuvieron en los días del paro la cobertura necesaria para realizarlos.
Durante la década de 1890 finalizan veinte años de crisis y el Perú se reinserta en el mercado
mundial con una importante oferta diversificada de productos de exportación que dinamiza
la economía de manera rápida y descentralizada, e impulsa un proceso de modernización.
La ciudad de Lima fue uno de los espacios beneficiados por el nuevo ciclo de expansión
económica. En primer término porque era la principal favorecida de la política centralista
del Estado peruano. En segundo lugar, parte importante de las élites regionales se desplaza-
ron a esta ciudad y comenzaron a fijar su residencia en ella. Y, finalmente, la presencia de la
modernidad produjo una profunda transformación de la vida cotidiana de sus habitantes,
las costumbres y el paisaje urbano.
La historia demográfica de Lima comienza a transitar de una etapa signada por la alta mor-
talidad hacia una de estabilidad demográfica. Esta tendencia se sostiene en la caída de la
población rural y en la migración tanto externa como interna.
La situación de la vivienda en Lima, entre 1903 y 1913, muestra niveles muy agudos de
deterioro. Parte de la explicación se encuentra en el incremento poblacional, los altos costos
de la construcción y una gama bastante amplia de alquileres para todo nivel de ingreso, lo
que permitía posponer cualquier decisión de compra.
La modernización que experimentó Lima tuvo su origen en el éxito exportador que elevó
la liquidez del mercado, en el cambio de la orientación de la producción rural y en el creci-
miento industrial, variables que, a su vez, generaron un proceso de elevación de los precios,
llegada de nuevos patrones de consumo y permanencia de los bajos salarios.
152
Conclusiones
A inicios del siglo XX, Lima pierde definitivamente los límites de su trazado colonial y se
deteriora la identidad citadina tan cercana y compartida entre la élite y la plebe. La ciudad
irá invadiendo su espacio rural y dará paso a un nuevo ordenamiento donde ricos y pobres
se irán alejando y conformando barrios signados por la exclusión.
En cuanto a los rostros de la violencia durante las Jornadas de Mayo de 1912, una primera
aproximación nos la dan los fallecidos. Estos constituyen un grupo representativo del sector
laboral de las “Industria y Artes Manuales”, todos tenían un trabajo, no eran marginales,
ni desempleados, ni parados o trabajadores con ingreso ocasional: estaban insertos en el
mercado laboral. Además, expresan la diversidad y heterogeneidad del universo laboral li-
meño. En efecto, en este grupo encontramos desde el tradicional artesano –dependiente o
independiente, maestro u oficial– con militancia o no en el tradicional mutualismo, hasta
lo más reciente en el mundo laboral, como los obreros u operarios fabriles y jornaleros del
muelle y dársenas del Callao. Todos ellos muestran una tradición organizativa a través de
sociedades que tienen su origen en la segunda mitad del XIX y de sindicatos muy recientes;
y con liderazgos muy conservadores o radicales de filiación anarquista.
Las víctimas que residen en Lima comparten una característica: viven en los barrios perifé-
ricos del viejo casco urbano colonial –los cuarteles I, III y IV–, que constituyen los barrios
pobres, densamente poblados y con un alto índice de mortalidad.
Una segunda aproximación a los rostros de la violencia nos la brindan los heridos. Estos
se caracterizan por su juventud, por ser predominantemente limeños y por tener su domi-
cilio –en un 91,5%– en calles de pobres, donde había estado ubicada la muralla de Lima.
Asimismo, pertenecen a los sectores de la Industria y Artes Manuales y de los empleados
–constituyen el 61% de la muestra–; y son también parte del heterogéneo mundo laboral
limeño, donde la gran mayoría tiene acceso a un gremio y a la posibilidad de defender sus
intereses laborales.
En cuanto a la dirección del movimiento de 1912, un primer nivel era el Comité Central
Ejecutivo. Este estuvo conformado por líderes que procedían de una gran diversidad de
experiencias políticas –viejas y nuevas–, generaciones y orígenes sociales. Este grupo logró
articularse a través del anticivilismo que encarnaba Guillermo Billinghurst, quien buscaba
acabar con un régimen que había monopolizado el poder y los había marginado.
153
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Un tercer nivel está compuesto por la dirigencia que emerge la semana previa a las elecciones y
que mantiene las características del primer grupo aunque también presenta algunas diferencias.
En primer lugar, continúa la presencia mayoritaria del sector de “Industria y Artes Manua-
les”, que constituye el 54,8% de los dirigentes. En segundo término, han desaparecido los
maestros artesanos y han aparecido los empleados. La composición social se ha tornado más
plebeya y popular con la desaparición de los propietarios artesanos de la primera hora y, en
consecuencia, el grupo se ha homogenizado hacia abajo.
Luego de las Jornadas, en junio de 1912, se constituyó la dirigencia del Comité Popular;
esta fue el resultado del consenso entre los más de cien clubes que para esta fecha existían.
Dicha dirigencia estaba conformada en su totalidad por presidentes de clubes que se habían
organizado en los momentos previos al paro y cuya hegemonía política se encontraba en manos
de los maestros artesanos y los obreros.
La hegemonía política del Comité Popular se caracterizó por su polaridad social. Esta dirigen-
cia estuvo conformada por cuatro maestros de taller y cinco obreros u operarios; es decir, cuatro
154
Conclusiones
Como conclusiones finales queremos señalar que los hechos de mayo de 1912 revelan varias
cicatrices colectivas que tuvieron la virtud de establecer metas e ir nucleando a la multitud.
Una primera fue la Guerra del Pacífico y, sobre todo, la defensa de Lima en 1881. Una
segunda fue la experiencia de la revolución de 1894-1895; y una tercera dimensión, que
integra las experiencias de 1881 y 1895, fue la lucha popular por construir una ciudadanía
unida a la identificación de la voluntad popular con la forja de la República y la edificación
de un alma nacional.
155
Bibliografía
Bibliografía
Bibliotecas y archivos
El Comercio (1911-1913)
La Prensa (1912)
La Crónica (1912)
El Diario (1912)
La Opinión Nacional (1912)
La Acción Popular (1912)
El Peruano (1895-1913)
Variedades (1908-1912)
Prisma (1905-1907)
La Protesta (1911-1912)
El Oprimido (1907-1909)
La Crónica Médica (1908-1912)
Revista Universitaria (1906-1912)
Memoria de la Subprefectura e Intendencia de Policía de Lima (1895-1914)
Memoria de los Ministros de Justicia, Culto e Instrucción (1900-1914)
Memorias de la Municipalidad de Lima (1890-1913)
159
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
ANDERSON, Benedict
Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México:
Fondo de Cultura Económica.
ARRUS, Oscar F.
1925 El costo de vida en Lima y causas de su carestía. Lima: Imp. Americana.
ALEXANDER, Alberto
1922 Estudio sobre la crisis de la habitación en Lima. Lima: Imp. Torres Aguirre.
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1998 La cultura popular en la edad media y el renacimiento. El contexto de Francois Rabe-
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Anexos
Anexos
Anexo 1
Planos de Lima, 1790-1907
177
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Anexo 1a
Plano del Fondeadero del Callao de Lima hasta las islas Hormigas
Construido por los comandantes y oficiales de las corbetas Descubierta y Atrevida en 1790:
publicado en la Dirección de Hidrográfica año 1811
(Expedición de Alejandro Malaspina)
Constituye una gran visión panorámica de la ciudad de Lima amurallada hasta el Callao y la isla San Lorenzo por el oeste, y hasta
Chorrillos por el sur. Se puede apreciar la escasa proporción urbana de esta área que hoy constituye Lima metropolitana.
178
Anexos
Anexo 1b
Plano de la ciudad de Lima rectificado por Manuel A. Fuentes.
Año de 1858. Litografiado por Julio Jullia.
Imprenta Litográfica E. Prugue y Midroit. Calle de Plateros 186
Plano de la ciudad amurallada de Lima a doce años de su demolición. En él se puede apreciar la importante proporción de huertas
y cultivos que aún se preservaban en esta urbe que se acercaba a los 100 mil habitantes.
179
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Anexo 1c
Plano de los terrenos comprendidos entre Lurín y Lima que contiene la explicación de las
operaciones militares de San Juan, Chorrillos y Miraflores levantado según la orden del Mi-
nistro de la Guerra en campaña.
Por Augusto Orrego –Ingeniero agregado al Estado Mayor–. Mayo de 1881.
Impresión por Abele y Cia. Lima.
Plano de la ciudad durante la defensa de Lima y a una década de haberse derruido la muralla. Se aprecia cómo la ciudad comienza
a expandirse en dirección a dos de sus más frecuentados caminos: en dirección al Callao y en dirección a Chorrillos.
180
Anexos
Anexo 1d
Plano Topográfico de Lima, Callao y sus alrededores
Trazado y dibujado por Camilo vallejos Z.
Editado por la Litografía y Tipografía Carlos Fabbri, 1907
Visión panorámica de Lima, similar a la que presentamos de 1811. En esta se confirman los ejes de expansión de Lima. Se en-
cuentra la ciudad expandiéndose hacia el puerto del Callao y el balneario de Chorrillos siguiendo antiguas vías camineras. Pero se
abre una nueva ruta, siguiendo el camino hacia la Magdalena –actual avenida Brasil–, y que el tranvía terminará consolidando.
181
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Anexo 2
Trabajadores de la Industria y Artes Manuales
Matrícula
Matrícula Padrón patentes Censos
Profesiones
1902 1908
1890 1906 1912 1876 1908 1920
Afiladores 4 3 4 4 9 Afiladores
Armeros 7 5 6 45 33 Armeros
Barberías+peluquerías 80 77 113 273 343 523 Barberos+peluqueros
Bauleros 8 13 18 10 15 Bauleros
Bordadores 5 3 5 38 58 Bordadores
Caldererías 4 2 1 54 61 Caldereros
Carpinterías 80 43 63 1.597 2.819 3.430 Carpinteros
Carrocerías 16 16 27 51 19 Carroceros
Cigarrerías 24 20 23 412 85 Cigarreros
Coheterías 5 32 26 Pirotécnico o cohetero
Colchoneros 13 17 17 18 36 Colchoneros
Curtiembres 7 14 11 12 192 Curtidores
Destilador 2 2 26 14 Destiladores+licoristas
Doradores 10 7 8 63 32 Doradores
Encuadernadores 5 2 4 23 197 Encuadernadores
Fundiciones 8 5 7 58 128 Fundidores
Gasfitería,Plomería 29 27 32 125 259 Gasfitero+plomero
Gravadores 1 7 12 19 22 Gravadores
Herrerías 51 22 33 324 463 532 Herreros + herrador
Hojalaterías 21 23 20 71 104 Hojalateros
Imprentas 15 25 28 193 576 464 Tipógrafo
Joyerías 7 4 8 28 142 Joyeros
Litografías 3 3 4 13 51 Litógrafos
Marmolista 9 6 6 27 110 Marmolistas
Modista 9 33 36 12 681 1.830 Modista
Molinos y fidelerías 12 12 11 80 89 Molineros y fideleros
Panaderías 29 31 28 264 644 892 Panadero
Pastelerías, dulcerías 88 38 29 329 397 Pastelero
Pintura 4 28 26 315 584 708 Pintores
Platería 28 22 32 123 40 Plateros
Relojerías 26 24 24 49 57 Relojero
Sastrerías 146 107 106 811 1.389 1.615 Sastres
Sombrererías 60 19 20 88 133 300 Sombrereros
Talabarterías 34 19 18 168 242 Talabartero
Taller de Mecánica 5 3 7 150 774 1.973 Mecánicos y/o torneros
Tapiceros 9 4 2 113 137 Tapiceros
Tintorerías 11 12 16 22 44 Tintoreros
Tonelerías 11 6 5 28 81 Tonelero
Zapaterías 213 91 102 984 2.253 2.325 Zapateros
182
Anexos
Matrícula
Padrón Censos
patentes
Matrícula Profesiones
1902 1908
1890 1906 1912 1876 1908 1920
1 Acuñador
5 Adobero
42 Aguadores
742 2.260 3.291 Albañiles
9 63 Alfareros
0 291 494 Aparadores
10 Balanceador
11 Billareros
14 Botoneros
3 Brequeros
2 Brocheros
2 Bruñidores
1 Cafeteros
2 Cajoneros
2 Calafatos
2 Caleros
1 Calígrafo
30 Camaronero
51 54 Canasteros
1 Canelero
1 Cantero
9 Capachero
3 Cartero
1 Cartonero
7 Ceroneros
11 Cerrajeros
25 15 Cerveceros
1 Chancaqueros
7 45 Charoladores
5 8 Cobreros
0 30 Cortadores (sic)
1.461 6.340 7.708 Costureros
0 130 366 Electricistas
14 Empapeladores
12 8 Empedradores
5 Enfardeladores
1 Entorchadores
2 Enyesadores
0 7 Fotograbadores
32 Fresquero
4 Galvanizadores
3 Gañanes
183
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Matrícula
Padrón patentes Censos
Profesiones
Matrícula 1902 1908
1890 1906 1912
1876 1908 1920
2 Hormero
4 Hornero
130 765 1.778 Industriosos, industriales
3 35 Jabonero
1 Jaulero
8 Ladrilleros
9 6 Leñador
1 Losero
6 Manufacturero, fabricante
28 116 Mineros y azogadores
1 Nievero
2 Peineteros
8 Pellonero
2 Perfumista
2 Petatero
17 47 Picapedreros
1 Playeros
1 Prensista
2 Quesero
7 Silleteros
1 575 1.959 Tejedores
43 Trensadores
9 30 Vidriero
Total 1.097 795 914 9.875 24.164 30.188 Total
Notas:
-Carpinterías, carpinteros: 1876, 1908 = Carpinteros+Ebanistas+Aserradores+Talladores
-Pastelerías y Dulcerías, Pasteleros: 1876, 1908 = Pasteleros+Dulceros+Confitero+Galletero+Chocolatero
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184
Anexos
Anexo 3
Profesionales de las profesiones liberales y sanitarias
Matrícula de patentes
Padrón Censos de Lima
Profesiones e industrial de Lima Profesiones
1890 1902-06 1908-12 Crec.% 1876 1908 Crec.%
Abogados 154 255 66% 197 225 14,2 Abogados + magistrados
Escribanos y notarios 36 32 -11% 47 41 -12,8 Escribanos y notarios
Ingenieros 32 21 -34% 65 256 293,8 Ingenieros
Agentes de pleitos 69 57 -17% 0 4 100,0 Agnt. de pleitos y/o judiciales
Fotografías 6 11 17 55% 19 45 136,8 Fotógrafo
Empresarios de obras 6 63 950% 11 -100,0 Constructores
Cirujanos dentistas 16 21 31% 3 38 1166,7 Dentista
Establecimientos de baño 8 4 4 0%
Farmacias, droguería 42 50 55 10% 74 142 91,9 Farmacéuticos, droguista
Herbolario 8 17 20 18% 2 30 1400,0 Curandero / herbolario
Médicos 119 148 24% 142 167 17,6 Médicos
Veterinarios 5 8 60% 19 8 -57,9 Veterinarios
6 5 -16,7 Agrimensor
40 9 -77,5 Arquitectos
103 172 67,0 Artistas (*)
7 0 -100,0 Banqueros
0 37 100,0 Barchilon (**)
0 153 100,0 Contadores
41 31 -24,4 Diplomático, agente diplomático
23 0 -100,0 Empresarios
26 0 -100,0 Escritores+escribientes
31 42 35,5 Escultores
1 0 -100,0 Flebotómico
1 0 -100,0 Hidráulico
2 6 200,0 Intérpretes
1 9 800,0 Literatos
216 317 46,8 Músicos+afinador de piano
3 0 -100,0 Naturalista
37 95 156,8 Obstetrices
16 10 -37,5 Pendolista
7 66 842,9 Periodistas
8 9 12,5 Procuradores
0 1 100,0 Profesor de armas
0 41 100,0 Profesor de música
5 10 100,0 Químicos
1 14 1300,0 Taquígrafos
Totales 64 519 701 35,1 1.154 1.983 71,8
185
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Anexo 4
Precios por m2 de algunas calles de Lima según los aranceles del Cuerpo Técnico de Tasaciones
Calles Barrio Dist 1899 1902 1905 1907 1908 1911 1913 1914 1916 1917 1918 1920 1921
1 Caballos Antiguo 1 5,0 5,0 15,0 25,0 25,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 50,0
2 Patos Antiguo 1 4,0 5,0 8,0 10,0 10,0 12,0 12,0 12,0 12,0 12,0 12,0 12,0 30,0
3 Calonge Antiguo 2 6,0 7,0 8,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 20,0 20,0 20,0 20,0 50,0
4 Gral. La Fuente Antiguo 2 9,0 12,0 20,0 50,0 50,0 50,0 40,0 40,0 40,0 40,0 40,0 40,0 90,0
5 Mercaderes Central 2 20,0 20,0 50,0 100,0 300,0 250,0 300,0 300,0 300,0 300,0 300,0 300,0 500,0
6 Portales* Central 2 20,0 20,0 50,0 100,0 300,0 250,0 300,0 300,0 300,0 300,0 300,0 300,0 500,0
7 Arzobispo Central 3 18,0 18,0 35,0 90,0 110,0 100,0 80,0 80,0 80,0 100,0 100,0 100,0 200,0
8 Negreiros 3 8,0 9,0 10,0 50,0 50,0 50,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 70,0
9 Virreyna 3 16,0 16,0 35,0 70,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 180,0
10 Capón 4 14,0 14,0 25,0 50,0 50,0 40,0 40,0 40,0 40,0 40,0 40,0 40,0 100,0
11 Rufas Antiguo 4 3,0 4,0 5,0 8,0 8,0 8,0 5,0 5,0 5,0 5,0 5,0 5,0 8,0
12 Oropesa Antiguo 5 0,5 1,0 3,0 4,0 3,0 2,0 2,0 3,0 2,0 2,0 2,0 2,0 5,0
13 Chirimoyo Moderno 6 7,0 8,0 7,0 7,0 7,0 10,0 12,0 12,0 12,0
14 Huaquilla Antiguo 6 3,0 4,0 6,0 9,0 9,0 10,0 10,0 10,0 10,0 10,0 10,0 10,0 20,0
15 Pampa de Lara 6 2,0 2,0 4,0 7,0 8,0 8,0 9,0 9,0 9,0 9,0 9,0 9,0 15,0
16 Amargura 7 5,0 10,0 15,0 30,0 35,0 50,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 30,0 70,0
17 Animitas 7 3,0 4,0 12,0 20,0 25,0 25,0 15,0 15,0 10,0 10,0 10,0 10,0 30,0
18 A.Ugarte, Av. Moderno 7 1,0 1,0 7,0 10,0 10,0 10,0 10,0 10,0 10,0 10,0 15,0 15,0 30,0
19 Baquíjano Central 7 14,0 14,0 35,0 90,0 150,0 150,0 120,0 120,0 120,0 120,0 150,0 150,0 350,0
20 Boza Central 7 12,0 12,0 30,0 70,0 130,0 120,0 100,0 100,0 100,0 100,0 120,0 150,0 300,0
21 Colmena, Av. Moderno 7 10,0 20,0 30,0 30,0 50,0 60,0 65,0 70,0 75,0 85,0 90,0
22 Encarnación Antiguo 7 6,0 7,0 14,0 30,0 40,0 60,0 60,0 60,0 60,0 100,0 100,0 150,0 250,0
23 Industria, Av. Moderno 7 1,0 8,0 10,0 15,0 20,0 25,0 25,0 20,0 23,0 23,0 25,0 33,0
24 Pobres Moderno 7 25,0 35,0 35,0 35,0 55,0 55,0 55,0 55,0 60,0
25 Cerámica Moderno 8 1,0 1,0 1,0 2,0 2,0 2,0 2,0
26 La Victoria Moderno 8 0,7 2,0 3,5 4,0 3,5 4,0 6,0 6,5 8,0 12,0 13,0 15,0
27 La Victoria ** Moderno 8 1,0 2,0 2,5 2,0 3,0 3,0 3,0 4,0 4,5 4,5 5,0
28 Sta.Teresa, Av. 8 2,0 2,0 5,0 6,0 10,0 12,0 8,0 8,0 15,0 15,0 15,0 15,0 20,0
29 Borricos 10 4,0 4,0 5,0 10,0 10,0 10,0 18,0 17,0 17,0 17,0 17,0 17,0 25,0
30 Salinas 10 5,0 5,0 8,0 15,0 15,0 15,0 20,0 20,0 20,0 20,0 20,0 15,0 35,0
Promedio general 7,8 7,9 15,8 34,1 53,8 51,4 49,8 50,2 50,6 53,1 55,3 58,2 104,8
Promedio Cuartel I 10,7 11,5 25,2 52,5 119,2 103,7 118,7 118,7 117,0 117,0 117,0 117,0 203,3
Promedio Cuartel II 11,8 12,2 22,0 53,6 63,6 59,6 51,0 51,0 51,0 55,0 55,0 55,0 111,6
Promedio Cuartel III 1,8 2,3 4,3 6,7 6,8 7,0 7,0 7,3 7,0 7,8 8,3 8,3 13,0
Promedio Cuartel IV 2,0 1,4 2,7 3,8 5,5 5,8 4,0 4,5 6,4 7,3 8,4 8,6 10,5
Promedio Cuartel V 4,5 4,5 6,5 12,5 12,5 12,5 19,0 18,5 18,5 18,5 18,5 16,0 30,0
Promedio Cuartel VI 6,8 7,0 16,4 35,0 51,1 55,6 49,4 50,6 52,2 57,6 64,2 74,4 134,8
186
Anexos
Anexo 5
Estructura de la ración diaria de diferentes instituciones del Estado en Lima
187
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
Anexo 6
Escuela Correccional de varones de Lima
Alimentación de los menores.
Costo promedio de la ración en 1912
Precio promedio de 1912
Producto Kg/ctv Productos (gr) Kg/ctv ctv Coefic.
Carne (2da.) 39,00 Carne 1ra. --- --- --- ---
Arroz 22,05 Carne 2da. 500 39,00 19,50 0,42
Azúcar blanca 22,05 Carne 3ra. --- --- --- ---
Azúcar moscobada 13,23 Arroz 250 22,05 5,51 0,12
Manteca 72,75 Menestra 125 16,53 (1) 2,07 0,04
Camote 6,17 Verduras,Raices 250 6,17 (2) 1,54 0,03
Frejol negro 19,84 Pan 350 23,80 8,33 0,18
Frejol panamito 16,98 Fideos 30 29,32 0,88 0,02
Frejol blanco 16,53 Aceite,Vinagre 18 31,92 (3) 0,57 0,01
Frejol cocachos 16,98 Especias 15 61,35 (4) 0,92 0,02
Pallares 26,90 Manteca 60 72,75 4,37 0,09
Garbanzos 17,64 Te 2 s,d, s,d, s,d,
Trigo 13,01 Cafe --- --- --- ---
Harina 17,20 Cacao --- --- --- ---
Arverjas 16,31 Azucar 40 13,23 0,53 0,01
Fideos 29,32 Chancaca 30 s,d, s,d, s,d,
Tallarines 22,05 Harina --- --- --- ---
Polenta 22,05 Ajos --- --- --- ---
Sal 12,57 Salsa de Tomate --- --- --- ---
Papaseca 32,83 Sal 30 12,57 0,38 0,01
Maní 42,33 Carbon de Piedra 700 2,69 (5) 1,88 0,04
Ajos 36,97 Precio promedio de ración en 1912 46,48 1,00
Achote 53,35
Notas:
Pimienta 85,54 (1) En este rubro hemos considerado únicamente la menestra más
Ají 48,94 barata.
Comino 65,48 (2) Solo tenemos el precio del camote.
Orégano 77,82 (3) Pese a estar en la ración, no está presente este precio en la
Higos 30,20 memoria. El precio que hemos consignado es del Estracto Estadístico
del Perú.
Huesillos 26,46 (4) El precio de las especies es el resultado del promedio simple de las
Bacalao 77,16 seis que tenemos consignadas.
Galletas 28,66 (5) No está consignado el precio, pero lo hemos obtenido del
Estracto Estadístico del Perú.
Pan 23,80
Fuentes:
“Memoria de la Escuela Correccional de Varones”.
En: Memoria del Ministro de Justicia y Culto.
1913. Imprenta del Estado. Lima, 1913.
Estracto Estadístico del Perú. Dirección General
de Estadística. Ed. La Opinión Nacional. Lima,
1927.
188
Anexos
Anexo 7
Salario promedio de los operarios en Lima (*)
Jornal
Operario Clase de operario hora día semana
$/ $/ $/
Albañil Maestro principal 0,39 3,5 21,0
Albañil Maestro 0,30 2,5 15,0
Albañil Ayudante 0,22 2,0 12,0
Albañil Peón 0,16 1,4 8,4
Braceros Peón mayor 0,22 2,0 12,0
Braceros Peón menor o muchacho 0,11 1,0 6,0
Canteros Maestro de asiento 0,39 3,5 21,0
Canteros Maestro de labra 0,33 3,0 18,0
Canteros Ayudante 0,22 2,0 12,0
Canteros Peón 0,17 1,5 9,0
Carpintero de Armar Maestro 0,78 7,0 42,0
Carpintero de Armar Ayudante 0,44 4,0 24,0
Carpintero de Armar Peón 0,22 2,0 12,0
Carpintero de taller Maestro principal 0,56 5,0 30,0
Carpintero de taller Primer ayudante 0,30 2,5 15,0
Carpintero de taller Maestro 0,39 3,5 21,0
Carpintero de taller Segundo ayudante 0,11 1,0 6,0
Herreros Primer Herrero 0,56 5,0 30,0
Herreros Maestro de fragua 0,44 4,0 24,0
Herreros Maestro de banco 0,39 3,5 21,0
Herreros Machacador 0,22 2,0 12,0
Herreros Mancebo de fragua 0,22 2,0 12,0
Herreros Taladrador 0,22 2,0 12,0
Herreros Ayudante 0,20 1,8 10,8
Herreros Aprendiz sonador 0,11 1,0 6,0
Marmolistas Maestro 0,44 4,0 24,0
Marmolistas Ayudante 0,33 3,0 18,0
Marmolistas Peón 0,22 2,0 12,0
Pintores de adornos Maestro 0,44 4,0 24,0
Pintores de adornos Ayudante 0,33 3,0 18,0
Pintores de brocha Maestro 0,33 3,0 18,0
Pintores de brocha Ayudante 0,22 2,0 12,0
Pintores de brocha Aprendiz 0,18 1,6 9,6
Plomeros y Pizarreros Maestro principal 0,56 5,0 30,0
Plomeros y Pizarreros Maestro 0,39 3,5 21,0
Plomeros y Pizarreros Ayudante 0,30 2,5 15,0
Plomeros y Pizarreros Peón 0,17 1,5 9,0
Revocadores Maestro corredor de Moldura 0,39 3,5 21,0
Revocadores Ayudante 0,30 2,5 15,0
Revocadores Peón 0,17 1,5 9,0
Soladores Maestro 0,39 3,5 21,0
Soladores Peón 0,22 2,0 12,0
Vidrieros Maestro principal 0,39 3,5 21,0
Vidrieros Maestro 0,33 3,0 18,0
Vidrieros Ayudante 0,22 2,0 12,0
(*) El trabajo diario dura 9 horas, en horario de 7 a 11 am y de 12 a 6 pm.
Fuente: Paulet (1910).
189
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
190
Anexo 8
Dirigencia popular del billinghurismo
CLUB BILLINGHURISTA GREMIO INST. LABORAL PROFESIóN CENTRO OTRAS INSTITUCIONES
# NOMBRE C. NOMBRE Adhes. C. NOMBRE C. NOMBRE U OFICIO LABORAL C. NOMBRE
Sastrería. Lechugal
1 Marcial, Carlos E. P a Sastre (M)
780
2 Noé, José P Malambito Billinghurst N.4 a
Malambo Billinghurst N.3 (La
3 Chirinos, Celso Honorio P abcdf JD C. Artesan. Peluquero (M) Camaroneros P Centro Obrero de Recreo
Victoria)
4 Yaya, Andrés J. P Monserrate Billinghurst N.5 abcdf Carrocero (Prop) Grau 390
Victoria Billinghurst N.2 (La
5 Rossi, Juan P ac
Victoria)
6 Bolívar Contreras, Ignacio P Maravillas o Mercedarias B. N.1 acdf Participa en destrucción de burdeles.
Club c. de la
S. Protec. de Peluquero,
7 Johnson, Rómulo P Juventud y Trabajo acdf P Vc A.S. Unidas Propietario P Penitencieria,Candidato consejal
Industrias barbero
obrero (1915)
S. O. Galleteros Fcas. La Estrella
8 Zavala, Juan P Guadalupe N.6 bcdef Operario
y anx. o Field.
Juventud B. N.12 / Defensores
9 Chiri, Jorge Dario P bcdf A.S. Unidas Artesano
de B.
10 Fernández, César E. P Escolta Billinghurst N.1 bcdf Motorista
11 Fuentes Castro, Agustín P Obreros Defensores de la Patria bcf Obrero?
12 Herrera, José F. P Libertad N.2 bcf C. Artesan. Carpintero. (M) Zamudio 656
191
Anexos
192
43 Ríos, Nicanor de los P’ Centro Obrero Billinghurst N.1 bd A.S. Unidas Obrero, artesano?
44 Peñaranda, Gerardo P’ Labor y Firmeza Billinghurst cdf
“...de Abajo el
45 Velázquez, Antonio P’ Vanguardia Billinghurst N.1 cdf “Obrero” Af Soc. Nuestro Amo del Cercado
Puente”
Soc. 16 amigos / N. Amo del Cercado
46 Espinoza, Ramón (1) Ph. Unión y Firmeza Billinghurst cf S. Preceptores P A.S. Unidas Preceptor Colegio de Varones P
/ Consejal Obrero (1912)
G. de Curtidores
47 Reyes Pielago, Fortunato Ps Club en el Callao c S Curtidor
N.1
Victoria Billinghurst N.2 (La
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
193
Juventud B. N.12 / Defensores S. O. Galleteros
Anexos
194
107 Polar, Pedro S Centro Obrero Billinghurst N.1 d Obrero, artesano?
108 Recharte, Víctor S Centro Obrero Billinghurst N.1 d Obrero, artesano?
109 Sanchez y Ríos, Octaviano S Defensa Nacional Billinghurst d Linotipista
110 Peña, Julio T Centro Obrero Billinghurst N.1 d Obrero, artesano?
111 Jiménez y Díaz, Rufino Vc Centro Obrero Billinghurst N.1 d Obrero, artesano?
S. Protec. de Const. Estac.
112 Espichán, José Vp Operarios de Desamparados N.26 d V Albañil V: Mapiri 48
Albañiles Desamparados
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
195
Campusano, S. Obrer. de
134 P Artesanos Barranco df Obrero, artesano?
Anexos
Hermenegildo Barranco
135 Núñez Zevallos, Manuel P Independiente Billinghurst N.8 df
Tranvía Eléctrico Centro Eléctico de Motoristas y
136 Robinson, Luis R. P Colmena Billinghurst N.2 df Motorista P
de Lima Conductores (1907)
Obras Jardín
137 Rodríguez, Oscar P Unión y Trabajo df Operario
Botánico
138 Salas, Miguel P Libertad de Sufragio N.22 df
Fca. Lima Lumberts
139 Soto, Antonio P Billinghurst N.15 df Operario
Mills
140 Flores, Gerardo P’ Artesanos Barranco df Sastre (M) Taller en Barranco
Fca. Lima Lumberts
141 Mertz, Teodoro P’ Billinghurst N.15 df Operario
Mills
Tranvía Eléctrico
142 Reyna, Felipe P’ Colmena Billinghurst N.2 df Motorista
de Lima
Obrero textil (J Fca. de T. Santa Soc. Unión Obrera de Tej. 33
143 Sánchez, Hermelindo Ps Unión Santa Catalina df Af U. Proletaria Textil
de T) Catalina amigos (1908)
144 Reyes, Jacinto E. S Libertad de Sufragio N.22 df
Fca. de T. Santa
145 Sotil, Alfredo S Unión Santa Catalina df Obrero textil P Artesanos de Auxilios Mutuos
Catalina
Fca. de T. Santa
146 Durand, Andrés Vc Unión Santa Catalina df Obrero textil
Catalina
Fca. de T. Santa
147 Gambirazio, Ernesto Vc Unión Santa Catalina df Obrero textil
Catalina
CLUB BILLINGHURISTA GREMIO INST. LABORAL PROFESIóN CENTRO OTRAS INSTITUCIONES
# NOMBRE C. NOMBRE Adhes. C. NOMBRE C. NOMBRE U OFICIO LABORAL C. NOMBRE
Fca. de T. Santa
148 Maricelli, Antonio Vc Unión Santa Catalina df Obrero textil
Catalina
Fca. de T. Santa
149 Vasco, Federico G. Vc Unión Santa Catalina df Obrero textil
Catalina
Fca. de T. Santa
150 Argote, Belisario Vp Unión Santa Catalina df Obrero textil
Catalina
Fca. Lima Lumberts
151 Carrión, Sixto Vp Billinghurst N.15 df Operario
Mills
152 Chumpitaz, Francisco Vp Artesanos Barranco df Gasfitero
153 Maldonado, J. P Vanguardia Billinghurst N.2 e
Obrero
154 Oblitas, Domingo P Electricistas de Paz y Trabajo e P Aux. mutuos electricistas
electricistas
Obrero, Fca. de T. La
155 Pasquale, Antonio P Firmeza Billinghurst de la Victoria e
empleado? Victoria
156 Salas, Isaías P Obreros B. “Defensores del deber” e Obrero, artesano?
Obrero, Fca. de T. La
157 Gutiérrez, Alfredo S Firmeza Billinghurst de la Victoria e A.S. Unidas
empleado? Victoria
158 Manrique y R. Arcadio S Vanguardia Billinghurst N.2 e
Obrero
159 Mendez, Alberto M. S Electricistas de Paz y Trabajo e
electricista
Fca. de T. La
196
160 Meckelnburg, Manuel T Firmeza Billinghurst de la Victoria e Obrero textil
Victoria
Fca. de T. La
161 Castro, Alberto Vp Firmeza Billinghurst de la Victoria e Obrero textil v Centro Jauja
Victoria
162 Sánchez, José Vp Obreros B. “Defensores del deber” e Obrero, artesano? P S. Fraternal de Artesanos (3)
163 Castellanos, Federico P Jauja Triunfo N.1 ef
Obrero,
164 Hurtado, Ernesto P Parinacochas Billinghurst ef
empleado?
Victoria o Liberal Victoria 25
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
197
N.45
Anexos
198
223 Zelada, Lorenzo J. P Obreros e Industriales (Chorrillos) f Artesano (M)
Amigos reunidos Billinghurst
224 Angeles, Sixto Manuel P’ f
N.45
225 León, Jacinto E. P’ Patriótico Billinghurst f Son del 5to. Cuartel
226 Pereyra, Fidel M. P’ Obreros B. “Defensores del deber” f Obrero, artesano?
227 Salas, Adolfo P’ Billinghurst Cañete o Cañete N.1 f
228 Colmenares, David Ps Patriótico Billinghurst. f Son del 5to. Cuartel
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
199
“de la clase
Anexos
200
282 Figge, Luis U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f C. Artesan. Artesano (M)
283 Figueroa, Manuel T. Unión y Firmeza Billinghurst f S. de Cocheros A.S. Unidas Cochero P Partido Obrero (1915)
S. Motor. y FFCC Urb. de Lima.
284 Flores, Rosendo Unión y Verdad f Motorista
conduct. EEEEAA
G. de Pintores
285 Jhery, Rodolfo U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f V Vc C. Artesan. Pintor Centro Obrero de Recreo
Cnf. 5
Mutua Taller, Divorciadas
286 Llanos, Bartolomé U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f C. Artesan. Sastre P Comité Electoral Nacional
Comerciantes 605
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
S. Carpinteros
287 Magan, Antonio U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f Vp Vc C. Artesan. Carpintero S. Fraternal de Artesanos
Cnf. 2
288 Millán, Nicasio U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f Vp G. de Zapateros JD C. Artesan. Zapatero (M) Pb S. Fraternal de Artesanos
S. Carpinteros
289 Moloche, Luis U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f S JD C. Artesan. Carpintero (M)
Cnf. 2
290 Ortega, Manuel U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f C. Artesan. Artesano (M) Club Mutua de Comerciantes
291 Rivera, Luis E. U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f S G. de Zapateros JD C. Artesan. Zapatero (M)
Carpintero (const) Carpint-Funer. Sn. Mutua de Comerciantes /Ntro Amo
292 Rodríguez, Marcelino U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f C. Artesan.
(M) Andrés 830 del Cercado/Frat.SnJosé
293 Romero, Julio E. U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f C. Artesan. Herrero (M) Taller, Pelota 668
294 Rossi, Manuel S. Unión y Firmeza Billinghurst f Vc S. de Cocheros A.S. Unidas Cochero
Ctro. Social Salaverry/Del. Obr.
295 Salazar, José Arturo U. Pol.de Jefes y Mtros. de Taller f Ps Soc. Mixta Conf. Sg C. Artesan. Encuadernador S
Chile/Romería Patriótica
G. de Cerrajeros
296 Sotomayor, Antenor U. Pol.de Jefes y Mtros. de Taller f C. Artesan. Cerrajero (M)
y Anx.
CLUB BILLINGHURISTA GREMIO INST. LABORAL PROFESIóN CENTRO OTRAS INSTITUCIONES
# NOMBRE C. NOMBRE Adhes. C. NOMBRE C. NOMBRE U OFICIO LABORAL C. NOMBRE
Organizador Feder. de Jef. y Maest. de
297 valcárcel, Sixto (11) U. Pol.de Jefes y Mtros. de Taller f Carrocero (M)
Talleres/Del. Obr. Chile
Organizador Feder. de Jef. y Maest.
298 Valverde, Carlos U. Pol. de Jefes y Mtros. de Taller f
de Talleres. Anarquista
299 Zavala y Sevilla, Fortunato Unión y Firmeza Billinghurst f P S. de Cocheros A.S. Unidas Cochero
300 Altamirano, Tomás F Comité de Salud Pública Obrero, artesano?
301 Baldeón, Emilio P Obreros Cerro de Pasco B. N.2
302 Bedoya y Seijas, Abel P Asamblea Unión Naval Militar A.S. Unidas Militar (Coronel) Ph S.de Tiradores Sta.Cruz
303 Dodero, Guillermo C. P Billinghurst Cañete o Cañete N.1
Agricultor,
304 Huapaya, Félix P Agricultores del Valle de Surco
Propiet.?
305 Martínez, Teodosio P Pallasquino Billinghurst N.1
306 Reyes , José Luis P Soc. Hijos del Porvenir
307 Río, César del P Hijos del Progreso
308 Rojas Francisco P Carboneros Billinghurst N.1 Carbonero
309 Rojas, Elías C. P San Sebastián de Ahuac
310 Sandoval, Demetrio P Billinghurst Orcotuna
311 Velazco, Carlos P Regeneración Callao N.1 Operario Molino Santa Rosa
S. Motor. y
201
312 Echandía, L. S Soc. Hijos del Porvenir Motorista
conduct.
Anexos
202
G. de Pintores
339 Millares, Manuel Soc. Unión de Obreros N.1 F C. Artesan. Pintor F Cte. Electoral Nacional
Cnf. 5
S. Motor. y Conf. Gral. de Trabajadores del Perú
340 Noriega, Filiberto (10) P Motorista
conduct. / Anarquista
Factoría Guadalupe Aux. Mut. de Emp. y Obr. del
341 Nugent, Eduardo Libertad Billinghurst N.1 (Callao) Pintor (M)
de FFCC FC. Ctral.
342 Portugal, Carlos A. Asamblea Popular
FFCC Central del Aux. Mut. de Emp. y Obr. del
343 Ramsey, Tomas C. Empleado
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912
(8) Consejal obrero en alcaldía de Billinghurst. En 1912 inspector del Mercado de Cádices (Bol.
(1) Pierolista y Consejal obrero en 1912.
Mun. 1912. p. 4521)
(10) Presidió la directiva que dirigió la huelga de motoristas (agosto/ 1912); forma parte del Cte.
(2) En reunión de su club disertó sobre la muerte del billete fiscal.
Electoral en 1913.
(11) Es parte de la comisión que inicia la organización de la Federación de Jefes y maestros de
(3) También es Presidente de la S. de Artesanos de Auxilios Mutuos.
Taller (Set/1912).
(4) Habla a Billinghurst en mitin del viernes 24 de mayo. Dirige huelga de Cia. Nac. de Cerveza (enero/1913) Participó de la delegación obrera que visitó Chile (Set/1913).
(12) Presidente del: Cte. Obrero, S. Unión de Obreros No. 1, S. Unión Peruana y S. Unión y
203
(5) Orador billinghurista.
Libertad (1912)
Anexos
(6) Pertenece también a la Soc. Unión y Esperanza y a la Soc. de Auxilios Mutuos La Protectora de Obreros. (13) En 1913 forma parte de la Confederación Gral. de Trabajadores del Perú.
(7) El domingo 26 de mayo da discurso en la casa de Billinghurst, durante las “Jornadas Cívicas de Mayo”. (14) Limeño, 52 años, casado y torero. Asonada de 1909: desarmó guarnición del Camal. 2 años
Presidió (set /1913) la delegación obrera que viajó a Chile. Confidente de Billinghurst junto a J. Casaretto.
Dirigencia Popular del Billinghurismo
CLUB INST.
BILLINGHURISTA GREMIO LABORAL PROFESIóN CENTRO OTRAS INSTITUCIONES
# NOMBRE C. NOMBRE Adhes. C. NOMBRE C. NOMBRE U OFICIO LABORAL C. NOMBRE
Fca. de T. Santa S. del Sr. de los Milagros de Nasarenas de Auxilios
1 Sandoval, Augusto P Unión Santa Catalina def Obrero Textil Catalina F Mutuos (1915)
Fca. de T. Santa
2 Ferreccio, Hipólito F Unión Santa Catalina df Obrero Textil Catalina
Fca. de T. Santa
3 Sotil, Alfredo S Unión Santa Catalina df Obrero Textil Catalina P Artesanos de Auxilios Mutuos
4 Ríos Rivera, Ricardo P Billinghurst 25 de Mayo ef
5 Zavala, Juan P Guadalupe N.6 ef S. O. Galleteros y anx. Operario Fcas. La Estrella o Field
6 Pacheco, Nicolás P Voluntad Billinghurst N.11 ef Operario Fca. Backus y Johnston
7 Ortega, Samuel S Sangre y Reivindicación f G. de Panaderos Panadero Pb Soc.Estrella del Perú.(1913)
U. Pol. de Jefes y Mtros. Organizador “Feder. de Jef. y Maest. de Talleres”/
8 valcárcel, Sixto (11) de Taller f Carrocero (M) Delegado Obr. Chile
Asamblea Unión Naval Militar
9 Bedoya y Seijas, Abel P Militar A.S. Unidas (Coronel) Ph S. de Tiradores Sta. Cruz
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Anderson, J.
10 Guillermo (13) P G. de Sastres Cnf. 1 Vp C. Artesan. Sastre Vp Humanitaria “Hijos del Misti”
Obrero, Soc. 16 amigos, P. Demócrata (1894), Consejal
11 Benza, Federico S. 1Vp A.S. Unidas artesano? T Obrero (1912)
S. Tipográfica Gr. Protección al Artista Confeder./Consejal Obrero
12 Cahuas, José v. T Conf. T C. Artesan. Tipógrafo P (1915)/ Esc. Nocturnas
13 Chaffo, Manuel A.S. Unidas Sombrerero (M) Sombrerería (Puno 78) Vp Soc. 16 amigos, P. Demócrata (1894) P. Liberal (1902)
Rebeldes republicanos: la turba urbana de 1912