Santa Cruz Economía y Poder
Santa Cruz Economía y Poder
Santa Cruz Economía y Poder
1952-1993
INVESTIGACIONES REGIONALES
SANTA CRUZ
Santa Cruz: economía y poder,
1952-1993
La Paz, 2003
Esta publicación cuenta con el auspicio del Directorio General para la Cooperación Internacional del Ministerio
de Relaciones Exteriores de los Países Bajos (DGIS).
Producción: EDOBOL
Tel.: 241 04 48
La Paz - Bolivia
Impreso en Bolivia
Printed in Bolivia
índice
Reconocimiento........................................................................................................................ IX
Presentación.............................................................................................................................. XI
Prólogo........................................................................................................................................ XIII
Agradecimientos........................................................................................................................ XVII
Introducción.............................................................................................................................. XIX
CAPÍTULO UNO
SANTA CRUZ: LAS BASES DE SU TRANSFORMACIÓN
EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO X X ....................................................................... 1
1. El aislamiento del Oriente boliviano.............................................................................. 1
2. El auge de la goma y el estancamiento......................................................................... 5
3. La hacienda tradicional y su transformación............................................................... 7
4. Influencia de la guerra del Chaco en la reg ió n ........................................................... 12
5. El Plan Bohan y la marcha hacia el O riente................................................................. 14
6. Actores políticos y sociales en Santa Cruz.................................................................... 17
CAPÍTULO DOS
SANTA CRUZ Y EL ESTADO NACIONAL REVOLUCIONARIO................................ 25
1. Los planes de desarrollo nacionales y su visión del Oriente boliviano................. 27
1.1. El Plan Inmediato de Política Económ ica del Gobierno
de la Revolución N acion al................................................................................... 28
1.2. El Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 1962-1971 ............... 29
1.3. La Estrategia socio económ ica del desarrollo nacional, 1971-1991 .......... 31
1.4. El Plan de Desarrollo Económico y Social 1976-1980.................................... 34
1.5. El Plan Nacional de Rehabilitación y Desarrollo 1984-1987....................... 35
2. La aplicación de la reforma agraria en el departamento de Santa Cruz................. 41
3. La colonización del Oriente............................................................................................. 49
3.1. La colonización nacional........................................................................................ 50
3.2. La colonización japonesa....................................................................................... 55
3.3. La colonización m enonita...................................................................................... 58
4. Estados Unidos y la cooperaciónal gobierno boliviano............................................. 62
4.1. La ayuda de EEUU “para el desarrollo” ............................................................... 63
4.2. Créditos al sector agropecuario crucefio............................................................ 68
5. La explotación de los hidrocarburos............................................................................ 70
5.1. El auge de la producción........................................................................................ 71
5.2. Ingresos por regalías................................................................................................ 74
6. Caudillismo y luchas internas: el MNR en Santa Cruz............................................... 76
7. Las luchas cívicas por las regalías petroleras............................................................... 82
CAPÍTULO TRES
SANTA CRUZ: DE LOS MILITARES A LA DEMOCRACIA......................................... 93
1. El proyecto político-militar en Santa Cruz................................................................... 93
1.1. Militares: viejo modelo económico y nuevo modelo político........................ 93
1.2. Los gobiernos militares y Santa C ruz.................................................................. 96
1.3. El golpe de Banzer con apoyo de FSB y MNR.................................................... 100
1.4. La ideología cruceña de los grupos de p o d er................................................... 103
1.5. La transición hacia la democracia......................................................................... 105
1.6. Narcotráfico y poder................................................................................................ 106
1.7. El movimiento cívico y la reconquista de la democracia................................. 110
2. La economía cruceña entre 1970 y 1980 ...................................................................... 115
2.1. La agropecuaria cruceña........................................................................................ 118
2.2. La economía informal y el narcotráfico............................................................... 123
3. La deuda externa boliviana y Santa Cruz...................................................................... 125
4. La crisis económica nacional y Santa Cruz.................................................................. 132
5. La estructura productiva de la economía cruceña y sudinámica (1980-1986)...... 136
6. La Unidad Democrática y Popular y la disolucióndel Estado de 1952.................. 148
CAPÍTULO CUATRO
SANIA CRUZ EN LA DEMOCRACIA NEOLIBERAL.................................................... 153
1. El crecimiento de la economía cruceña........................................................................ 153
2. La clase política, sus vínculos y los nuevos a cto res................................................... 169
Conclusiones............................................................................................................................. 173
Fuentes........................................................................................................................................ 179
Bibliografía.................................................................................................................................. 181
A nexo.......................................................................................................................................... 187
Autores........................................................................................................................................ 197
Reconocimiento
IX
Capítulo Tres - Santa Cruz: De los militares a la democracia
Viejo modelo económico y nuevo modelo Ada Vania Sandoval/Marco del Río
Los gobiernos militares y Santa Cruz Ada Vania Sandoval/ClaudiaParada
La economía cruceña en los años 70 Marco Antonio del Río
La deuda externa boliviana y Santa Cruz Franz I. Sandoval
La Crisis económica y el Estado de 1952 Marco Antonio del Río
La Unidad Democrática y Popular Ada Vania Sandoval
X
Presentación
El taller “Santa Cruz hada un desarrollo sostenible”, organizado el 2000 para identificar
las prioridades de investigación en el departamento, fue el inicio de un largo y alenta
dor proceso de producción de conocimientos, de análisis y debate de importantes te
mas de la región. El mismo estuvo impulsado por el Programa de Investigación
Estratégica en Bolivia (PIEB), en el marco de sus convocatorias regionales dirigidas a
apoyar investigaciones con relevancia social, y por dos importantes instituciones: la Fa
cultad de Humanidades de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) y
el Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano y Regional (CEDURE), contrapartes del
PIEB en Santa Cruz.
La Convocatoria Regional Santa Cruz para proyectos de investigación fue lanzada
en marzo del mismo año, tomando como referente los temas identificados como prio
ritarios en el taller de consulta. Respondieron a la invitación del PIEB y de las institucio
nes contrapartes más de cien investigadores, distribuidos en 38 proyectos de
investigación. El Jurado Calificador eligió ocho proyectos que abordaban temas centra
les en el desarrollo de Santa Cruz: tierra, indígenas, gasoductos, incendios forestales, me
dios de comunicación, desarrollo, administración pública, poder e identidad en Santa Cruz.
Los investigadores involucrados en los ocho estudios difundieron los resultados
de las investigaciones a través de varias actividades y en diversos ámbitos institucionales
y sociales, ampliando así el impacto de esta convocatoria. Fernando Prado, director de
CEDURE, en el coloquio de presentación de hallazgos, calificaba a la convocatoria y a
sus resultados como un hito “en un medio tan escaso de posibilidades de estudio, re
flexión e investigación...”
XI
El largo camino recorrido en la Convocatoria Regional Santa Cruz, tiene un final
tan importante como el proceso mismo. Se trata de la publicación de ocho estudios:
Indígenas olvidados: los guaraní-chiriguanos urbanos y peri-urbanos en Santa Cruz
de la Sierra; Un espacio en construcción-, hacia la gestión territorial de la tierra co
m unitaria de origen Parapitiguasu; Sensacionalism o valores y jóvenes. El discurso y
el consumo de dos periódicos bolivianos de crónica roja; Los laberintos de la tierra.
Gasoductos y sociedad en el Oriente boliviano -, San José, San M atías y Puerto Suárez;
Fuego en el Pantanal: incendios forestales y pérdida de recursos de biodiversidad en
San Matías-Santa Cruz; Santa Cruz-, econom ía y p od er 1953-1993; La perm anente
construcción de lo cruceño. Un estudio sobre la identidad en Santa Cruz de la Sie
rra y M alestar social y adm inistración pública: abuso de poder, discrim inación y co
rrupción en Santa Cruz de la Sierra.
El PIEB y las instituciones contrapartes de la convocatoria consideran que cada
investigación es un aporte importante para el mejor conocimiento de la región, para
los diseñadores de políticas y para los actores directamente involucrados en el estudio.
Que estas investigaciones sean suficientemente motivadoras para que otros investiga
dores tomen la posta de seguir indagando en las vetas abiertas por estos trabajos.
Felicidades a los investigadores de la Convocatoria Regional Santa Cruz, en su ma
yoría jóvenes. Ellos merecen nuestro reconocimiento por el importante trabajo que han
realizado. Recuperamos su compromiso y decisión de seguir aportando al desarrollo de
la región e invitamos al lector a recorrer las páginas de este texto donde, posiblemente,
encontrará algunas respuestas sobre el presente y futuro de Santa Cruz.
Godofiredo Sandoval
Director Ejecutivo del PIEB
XII
Prólogo
A principios de 1560 se crea la Gobernación de Moxos, el nombre del mito que mo
vió a los hombres de la conquista y, aunque más tarde fuera cambiado por el de San
ta Cruz de la Sierra, su recuerdo será el móvil que hace a los cruceños conquistar su
propio territorio. El año de la creación de la Gobernación de Moxos tiene una impor
tancia capital, no sólo para la historia regional sino también para la nacional. Al res
pecto Humberto Vázquez Machicado dice: “El 15 d e feb rero d e 1560. Fecha d el
nom bram iento de Ñuflo de Chaves com o Lugarteniente de G obernador de la Pro
vincia d e Moxos, que tal era el nom bre que se d io a l actu al territorio boliviano,
señ ala pues la data p recisa de la in corporación de estos territorios tropicales a la
n a cio n a lid a d boliviana". Así, pues, con la incorporación de la Gobernación de
Moxos a la Audiencia de Charcas se inicia el proceso de nuestra nacionalidad, en cuan
to país que está integrado por tierras altas y llanura, pues durante el período
prehispánico, los llanos orientales se mantuvieron casi totalmente aislados de las al
tas culturas andinas.
Dueño del territorio, el conquistador hispano comenzó a asegurar la conquis
ta; de pronto el soldado se convierte en colonizador, en p oblad or vertical, que ahonda
sus raíces en el nuevo suelo. Como una muestra de esta voluntad - s e trata de vivir
América históricamente, por tanto la Gobernación de M oxos- en 1561, se funda la
ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que se convierte en capital de la gobernación. El
año 1561 no sólo marca la fundación de la ciudad ñufleña sino también el inicio de la
formación de la identidad cultural cruceña. El conquistador hispano trae consigo la
cultura europea, fundamentalmente española y cristiana; esta cultura se adapta a las
XIII
nuevas circunstancias y para sobrevivir toma elementos de la cultura indígena; así, la
cultura conquistadora se hace mestiza, se hace cruceña.
“Tanto monta, monta tanto...”. La ciudad de Santa Cruz de la Sierra y la Goberna
ción de Moxos, por tanto el Oriente boliviano, son como las dos caras de una misma
moneda: forman parte de una misma realidad y al mismo tiempo cada una es diferente.
Así, pues, la historia de Santa Cruz de la Sierra es la historia del Oriente boliviano. Es
una historia poco espectacular, pero que llevó al historiador argentino Roberto Levillier
a calificarla de “patética y grandiosa en su sostenido heroísmo". Es patética porque,
fundada lejos de cualquier parte (“en el punto más interior de estos reinos”), ha vivido
aislada la mayor parte de sus cuatrocientos años de historia; patética porque durante
más de cuatrocientos años, ha estado mirándose a sí misma mientras el gobierno cen
tral (colonial, republicano) ejercía una política andinocentrista; patética porque dado
su aislamiento y al estar lejos de los centros de poder (La Plata-Potosí) los burócratas
de tumo decidieron borrarla del mapa. Pero es asimismo grandiosa porque cumple fiel
mente el rol que le ha deparado la historia: actúa como muro de contención de los ata
ques de los “indios bárbaros” (chiriguanos y yuracarés) y de los portugueses que
intentaban ampliar sus fronteras; es la capital de una gobernación y sede de un obispa
do que están totalmente marginados de la vida político-administrativa de la Audiencia
de Charcas; por otra parte, ha sido, a lo largo de su cuatro veces centenaria historia, el
núcleo urbano más importante del Oriente boliviano; y, finalmente, ha sido y es el nexo
real y efectivo entre las tierras altas y los llanos. Ha recibido diferentes apelativos: “ciu
d a d an dariega ” la llamó el historiador Sanabria por los traslados que ha sufrido hasta
llegar el lugar definitivo; “ciu dad de los cam pos” fue el piropo que le echó el viajero
francés d’Orbigny por ser la capital de la llanura; por su forma alegre y límpida el poeta
Otero Reiche la llamó “ciu dad de los espejos"-, y por estar en el corazón de Sudamérica,
un grupo de arquitectos y poetas chilenos que buscaban la América profunda la nom
braron “cap italp oética de A m érica”.
El aislamiento de la ciudad y la región se hizo más asfixiante a fines del siglo XIX
y principios del XX, a pesar del momentáneo alivio que significó el auge gomero. El
grito de rebeldía de la dirigencia cruceña se hizo sentir a través del Memorándum de
1904, de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos. Para acompañar esta protes
ta -cu yo proceso histórico ha sido largo y doloroso- surgió lo que se ha dado en lla
mar la “escuela historiográfica del Oriente boliviano”, una de las más importantes del
XIV
país, y a la que poco a poco se han ido sumando los nombres de Plácido Molina Mosta-
jo, Jo sé y Humberto Vázquez Machicado, Enrique Finot, José Chávez Suárez, Hernando
Sanabria Fernández. Estos historiadores tenían la convicción de que no era posible ha
blar de una Historia de Bolivia si no se la integraba con muchas historias locales. Por
otra parte, la escuela historiográfica del Oriente boliviano ha iniciado el estudio de lo
que se podría llamar (a la manera del historiador peruano Eusebio Quiroz Paz Soldán
con respecto a Arequipa) una “teoría sobre Santa Cruz de la Sierra” o “teoría sobre lo
cruceño”, como un intento de explicar lo que son Santa Cruz de la Sierra y el Oriente
boliviano y lo que significan en la historia de Bolivia.
Los aportes historiográficos al conocimiento de la historia cruceña en el contexto
de la historia nacional son importantes, pero se hacen escasos en la medida en que nos
adentramos en el siglo XX. Es por eso que cobra una especial importancia Santa Cruz,
econom ía y poder, 1952-1993, libro realizado por un grupo de jóvenes investigadores
(Dunia Sandoval -responsable-, Vania Sandoval, Marco Antonio del Río, Carlos Mertens,
Franz Sandoval y Claudia Parada) que se ha propuesto el estudio de la historia reciente
cruceña, haciendo énfasis en lo económico y político. Es el momento del inicio del de
sarrollo cruceño y el equipo coordinado por Dunia Sandoval fija su atención en la trans
formación de las haciendas tradicionales en productoras agrícolas, en los años treinta
como el punto de partida de este desarrollo, y en el Plan Bohan (1942) como el trans
formador de la vida política nacional que inicia el principio del fin de la política
andinocentrista que todavía sigue vigente.
Santa Cruz, econ om ía y poder, 1952-1993 es el resultado de una investigación
financiada por el Programa de Investigación Estratégica para Bolivia (PIEB), que ayu
dará a una mejor comprensión de la historia regional y su significación en la historia
nacional.
XV
Agradecimientos
XVII
Introducción
XIX
las características de este proceso histórico, explicando las formas particulares en que
las políticas económicas y los procesos políticos se presentaron, y cómo la región re
sistió o entabló una convergencia con los diferentes gobiernos que se sucedieron en
tre 1952 y 1993.
Este intento de escribir una “historia de Santa Cruz” tomó com o hilo conduc
tor la relación entre el Estado y la región, En este sentido, partimos de la interrogan
te inicial: ¿Cuáles son las características del proceso histórico de Santa Cruz, entre
1952 y 1993 y cuáles las formas particulares de aplicación de políticas económicas y
las modalidades de resistencia o convergencia con las políticas de los gobiernos, res
pecto al desarrollo local.
En este trabajo, entendemos al departamento de Santa Cruz como parte indisolu
ble de la región del Oriente boliviano, y reconocido desde la misma creación de la re
pública. En la época colonial, sin embargo, su papel como región era importante dentro
de la Audiencia de Charcas pues la Gobernación de Santa Cruz se vinculaba con los mer
cados altoperuano, en particular, el de Potosí, y mantenía relaciones con las misiones
jesuíticas de Moxos y Chiquitos. En este sentido, se puede hablar de una región orien
tal históricamente caracterizada, al integrar un mercado y una organización productiva
articulada con el mercado boliviano en su conjunto, y conformando el Estado nacional.
La inquietud por explicar la relación entre la región y el Estado ha estado vigente
en los estudios bolivianos. El antecedente más claro es el M emorándum de la Sociedad
de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz (1988 /1904), en el que se reclama
una reintegración de la región con el mercado nacional. En su obra, José Luis Roca (1980)
intenta explicar las causas del regionalismo. Laserna (1983) logró una compilación de
ensayos sobre el desarrollo específico de cada región boliviana. En 1990, Sandoval ex
plica la configuración del Estado boliviano y la coexistencia de regiones norte, sur y orien
te que constituyeron bloques para sucederse en el poder, de acuerdo al contexto
económico. Explica asimismo que la contradicción entre región y Estado es una de las
fundamentales para explicar los problemas estructurales del país. Otro estudio signifi
cativo ha sido el de Paula Peña*, que dará luces sobre los aspectos ideológicos y socia
les del “ser cruceño” a través de la historia y en la actualidad.
* Paula Peña y su equipo han realizado —en el marco de esta misma convocatoria— una investigación
sobre los orígenes históricos de la identidad cruceña. La p erm an en te con strucción d e lo cru ceñ o.
Un estudio sobre la id en tid ad en Santa Cruz d e la Sierra.
XX
En el proceso de investigación, se pudo comprobar la existencia de muchos estu
dios sobre Santa Cruz. Desde el punto de vista de la historia política, el problema a re
solver fue la profusión de material testimonial y relatos de hechos que toman partido
de manera muy determinante a favor de partidos que actuaban en la época con intere
ses contrapuestos, como el caso del Movimiento Nacionalista Revolucionario, contra Fa
lange Socialista Boliviana en la década de los años cincuenta. Si bien existe mucha
documentación, no estaba sistematizada y seguía el estilo retórico y de relato de la épo
ca, o bien, en los años setenta, el de la denuncia política.
Desde el punto de vista económico, el estudio precursor de las potencialidades
del Oriente boliviano, y en particular, del departamento de Santa Cruz y su desarrollo
agropecuario ha sido precisamente el plan elaborado por el Departamento de Estado
de los Estados Unidos, en una misión dirigida por Merwin Bohan, en los años 1940. Pos
teriormente, para el periodo de los años cincuenta a los setenta, fue necesario recurrir
a las memorias del Banco Central de Bolivia para conseguir información acerca de la
economía regional. A partir de los años setenta hasta los noventa, existen cuentas re
gionales. Cabe resaltar que en la forma de elaborar los presupuestos nacionales, se com
prendía a los sectores en su conjunto, no así a los departamentos1.
Dentro de la complejidad del análisis social, se ha delimitado el estudio a dos va
riables: las relaciones económicas y la vinculación de la región con el mercado nacional,
por un lado y por otro lado, el poder político regional y su vinculación con el Estado.
Economía y poder se entrecruzan en la explicación de las relaciones sociales.
En los capítulos económicos del texto, intentamos establecer las formas produc
tivas dominantes en cada momento histórico y como se configura la producción y el
intercambio para explicar como se integra la región al mercado nacional, o como se bus
can nuevos mercados.
Por otro lado, a nivel político, se presenta las relaciones de poder entre las elites
y los sectores sociales dominados y los intereses contrapuestos, tanto al interior de la
región como las relaciones con los gobiernos nacionales.1
1 Es conocido que la división política de los departamentos es meramente formal y no expresa la diver
sidad de regiones al interior de cada departamento, que a su vez tienen una identidad productiva y
cultural, como el Chaco, que se extiende por encima de los límites departamentales y aún nacionales.
Sin embargo, en los capítulos económicos, se presentarán datos del departamento de Santa Cruz en
su conjunto, por que la contabilidad nacional así procesa las cuentas regionales.
XXI
Al tratarse de una obra de varios autores, la organización de la investigación es a
la vez sincrónica, por que en un mismo momento histórico, se presentan distintos aná
lisis. Pero a su vez, el análisis es diacrónico por que se va avanzando en los procesos, de
manera continua. Es posible, por lo tanto, leer los acápites de manera independiente.
Antes de relatar sucesos de manera cronológica, como se ha hecho generalmen
te, o bien de enfatizar los hechos políticos protagonizados por los gobiernos, en esta
investigaciones intenta descubrir las articulaciones existentes al interior de la sociedad,
las causas y las contradicciones que se expresan en la configuración económica de las
formas de producción y organización de los mercados y las formas de participación de
la región oriental en el acceso al poder. Como investigadores provenientes de distintas
áreas de las ciencias sociales, hemos intentado hacer análisis económico y político en
su caso, para comprender cada coyuntura histórica, tomando en cuenta fielmente la do
cumentación existente, pero con el propósito de ir más allá que una simple recopila
ción de hechos. Una de las contribuciones de la investigación, en este sentido, es la
sistematización del material disperso y el hecho de haber podido analizar los hechos,
tomando en cuenta los diferentes sectores en conflicto de intereses, tomando distintas
fuentes indirectas o directas, a través de las entrevistas. Por otro lado, esta investigación
constituye un avance en relación al material existente y se presenta, de manera sistemá
tica y sintética, información que estaba dispersa e inaccesible para el público en gene
ral, al proceder de bibliotecas particulares y de difícil acceso.
La presente versión es una síntesis de capítulos muy extensos elaborados por los
investigadores miembros de este equipo pero se ha intentado conservar las líneas esen
ciales y los periodos históricos de mayor relevancia en la relación entre la región y el
Estado central. Por limitaciones de espacio, en esta edición se ha omitido el estudio so
bre el desarrollo urbano de Santa Cruz, que será objeto de otra publicación.
La brevedad del primer capítulo se debe a que presenta el contexto de la primera
mitad del siglo XX, caracterizando sus formas de producción y la transformación que se
dio en la post guerra del Chaco, con las iniciativas económicas de la elite cruceña y los
movimientos políticos que fundamentaron la transformación posterior.
Es preciso aclarar que el último capítulo constituye apenas un acercamiento pre
liminar al tema de la construcción de la nueva configuración regional cruzada por gru
pos secretos de poder, vínculos entre políticos y actividades ilícitas, la fuerza de los
migrantes que deciden el destino de la ciudad en las elecciones municipales y la
XXII
emergencia de nuevos actores sociales. Al tratarse de una etapa que aún estamos vi
viendo, los intereses de diversos sectores están vigentes. Por lo tanto, es necesario
profundizar la investigación para determinar la configuración de la estructura econó
mica y el poder que se está construyendo. Mientras tanto, este capítulo es un intento
y una provocación.
A inicios del nuevo milenio, tras la metamorfosis de región marginal del Estado
boliviano al motor de la economía boliviana, es necesario llevar adelante una explica
ción histórica integradora, que analice la relación entre la región y el Estado.
Santa Cruz se ha convertido en una síntesis de la nueva Bolivia: las transformacio
nes estructurales de su economía y su realidad multicultural la han transformado en una
sociedad cosmopolita que crea continuamente su propia identidad. Comprender quie
nes somos y cómo hemos llegado a este proceso permitirá pensar en una nueva visión
de Bolivia a partir del desarrollo regional.
XXIII
C A P ÍT U LO U N O
Santa Cruz: las bases de su transformación
en la primera mitad del siglo XX
Se cultiva en especial la caña de azúcar, de la que se extrae a la vez azúcar y melaza, para expe
dirla a las ciudades del interior, la melaza en odres, el azúcar en valijitas de cuero sin curtir,
llamadas petacas. Este com ercio es tanto más considerable porque las ciudades de Chuquisaca,
Potosí y Cochabamba se aprovisionan únicam ente en Santa Cruz. El aguardiente extraído de la
melaza se consum e en la región. Se exporta además tabaco, pero en cantidades exiguas... En
resum en, la exportación se reduce a azúcar, melaza, arroz, maíz, urucú, tabaco, grasa de vaca,
charque y un poco de cera que los indios de las m isiones recogen en el m onte (D ’Orbigny,
1 9 9 9 :1 0 7 -1 0 8 ).
1
La ciudad de Santa Cruz de la Sierra, se convirtió así en el centro económico más
importante de la región oriental, al relacionarse con las ciudades andinas y con las po
blaciones de Moxos y Chiquitos, a través del intercambio comercial. A finales del siglo
XIX, en el período de la minería de la plata, se enviaba de manera ventajosa el azúcar al
mercado del sur, como lo expresa Sanabria Fernández:
Hacia el año 1860 la cantidad de producción se apreciaba en 800.00 arrobas, de la que una mitad
por lo menos se destinaba al comercio. Todos los pueblos de Bolivia consumían azúcar cruceña con
excepción del departamento de La Paz, que se proveía de la elaborada en la región peruana del
Cuzco. Más aún, el azúcar producido en Santa Cruz abastecía inclusive a los mercados consumido
res de casi todo el norte argentino, siendo sus plazas de colocación inmediatas las ciudades de Orán
y Salta (Sanabria, 1968:19).
Esta vinculación con el mercado del sur dio lugar al circuito Santa Cruz-Samaipata-
Vallegrande-Sucre-Potosí, transitado por recuas y animales de carga. La citada relación
comercial explica la configuración de unas relaciones económico-políticas entre los em
presarios mineros productores de plata y gobernantes con los terratenientes e intelec
tuales cruceños ávidos de poder político. Esta relación se expresó en el binomio Severo
Fernández Alonso a la presidencia, y Rafael Peña -c ru c e ñ o - a la vicepresidencia, quienes
gobernaron desde el 19 de agosto de 1896 hasta la revolución federal de 1899.
Mas, lo novedoso de esta relación económico-política entre los representantes de
la región del sur y oriental, es que fue el primer intento de consolidación de la nación
boliviana por la vía del mercado interno. Como lo expresa Sandoval Rodríguez:
De donde se infiere que el polo económico del sur genera un espacio semejante al colonial en cuanto
a los productos llevados al mercado. Es decir, un mercado en el que los flujos económicos transitan
de la periferia al canto andino y de éste al centro imperial europeo. Sin correspondencia de reci
procidad en el reflujo inverso del centro andino a la periferia... Pero es diferente este espacio, del
colonial en sus manifestaciones sociales de trabajo. Ya que en la colonia la fuerza de trabajo predo
minante en el centro andino es la originada en la mita, en tanto que ahora la fuerza de trabajo
predominante en los centros mineros es contractual, ya sea bajo el sistema de alanoca o de salario.
Intento de consolidación del mercado interno que se frustra no solamente por lo anodino del pro
yecto político de los empresarios de la plata, sino por la beligerancia de las fuerzas sociales del norte
en sus planteamientos regionales (1999: 339).
2
crisis de la minería de la plata y su sustitución por el estaño; en lo político, por el trasla
do de la sede del gobierno a la ciudad de La Paz a causa del traspaso del poder de los
conservadores a los liberales. La política liberal fue propicia a los convenios de libre trán
sito con Chile y Perú, por los cuales se facilitaba el ingreso de los productos agrícolas,
pecuarios e industriales de los países limítrofes con mayores ventajas competitivas que
los productos similares cruceños.
Las causas del triunfo del “Norte” contra el “Sur” se explican en la caída de los
precios de la plata en el mercado mundial ante la sobreproducción alemana de este metal,
mientras la producción de estaño se incrementaba. Por otro lado, La Paz se convirtió en
un distrito comercial importante y representativo del poder de la minería del estaño.
Estos factores, junto al crecimiento demográfico, definieron una correlación de fuerzas
favorables al dominio del norte sobre el sur y el Oriente boliviano.
En esta coyuntura, la pérdida del acceso a los mercados mineros y urbanos, la fal
ta de apoyo a la agricultura del Oriente, las deficiencias camineras para el transporte,
colocaron a Santa Cruz en situación de aislamiento económico y político con relación a
los centros de poder ubicados en el norte.
Este relegam iento fue claramente percibido por los intelectuales cruceños
aglutinados en la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos, que produjo el Me
m orándum de 1904 dirigido al gobierno, en el cual se criticaba la política de
librecambismo y sus nefastas consecuencias para la región. En la parte central del do
cumento, se señalaba:
...que facilitar más los medios de transporte a los artículos extranjeros es cometer un absurdo eco
nómico y político, equivalente a matar a los pueblos que componen la nacionalidad boliviana, o
amputar un miembro de ese cuerpo social que se llama Bolivia. (SEGHSC, 1904)1.
Tres fueron los factores que determinaron que los mercados andinos se clausuraran
para los productos cruceños: a) la construcción de los ferrocarriles que vincularon de
una manera más estrecha la región andina con los puertos del Pacífico, b) las políticas
liberales de comercio exterior, y c) la estrechez del mercado interno.1
3
En efecto, entre 1880 y 1930, se construyó el sistema de ferrocarriles del occiden
te del país. El 23 de mayo de 1892 se inauguró el primer ferrocarril entre Uyuni y Oru-
ro. El gobierno de Aniceto Arce emprendió una vigorosa construcción tanto de caminos
como de vías férreas, obra que fue proseguida con igual empreño por las administra
ciones siguientes. De esta manera las principales ciudades del altiplano y los centros
mineros quedaron vinculados por el ferrocarril entre sí, pero con no menos importan
cia, con los principales puertos de exportación al océano Pacífico, Arica y Matarani, y
con el norte argentino. La amplia red de ferrocarriles implicó la baja de los costos de
transporte, tanto para las exportaciones como para las importaciones, en este último
caso de bienes que se producían en Santa Cruz en condiciones no competitivas por la
distancia y las dificultades de transporte.
Pero los ferrocarriles no fueron todo. El segundo elemento esencial fue el cam
bio en la visión de la política económica del comercio internacional. El triunfo de las
ideas del librecambio significó el rechazo por parte del Estado de una política de pro
tección a las industrias nacionales. En este razonamiento, Bolivia se constituyó en un
país cuyo principal rubro de exportaciones era el estaño, y con las divisas obtenidas im
portaba gran parte de los alimentos con los cuales satisfacía su consumo interno, prin
cipalmente en las ciudades y en los centros mineros.
El reducido tamaño del mercado interno impedía que los incrementos del ingre
so se tradujeran en un proceso más amplio de diversificación de los bienes de consu
mo y que los productos cruceños pudiesen competir con los importados incluso en las
condiciones de libre mercado2.
Las relaciones comerciales se establecieron, pues, desde los centros mineros ha
cia los países vecinos Perú y Chile. A partir de este modelo de desarrollo “hacia afuera”,
2 Sin embargo ¿Cuál fue la incidencia de este aislamiento relativo de las tierras altas en la econo
mía regional? He aquí una pregunta de difícil respuesta, pues se carece de estadísticas de la época
que nos den alguna medida del grado de vinculación económ ica de Santa Cruz con las ciudades
de las tierras altas. Los textos, los testim onios sólo identifican algunos datos sobre el sentido de
los flujos, y los productos involucrados, pero no dicen nada de los volúmenes y m ontos. El pro
blema anterior es aún mayor cuando consideram os el carácter dual de la econom ía de la época,
tanto en el occidente com o en el oriente del país. En efecto, la cuantificación económ ica sólo
tiene sentido en una econom ía de intercam bio m onetario. En cambio, en la econom ía de subsis
tencia existen volúm enes de producción y de consum o, pero esas cantidades no se pueden
traducir en valores monetarios.
4
las zonas del Oriente quedaron marginadas, liberadas a su suerte y sin apoyo guberna
mental. La incipiente agricultura regional producía para el mercado local, luego de con
cluir el auge de la goma en el noroeste en 1919, con medios tecnológicos rudimentarios,
transporte de carros tirados por bueyes y uno que otro motorizado de doble tracción
para el transporte de los propietarios.
Es decir que, al desvincularse a la región cruceña de los mercados andinos a los
que accedía desde la época colonial, como parte de la configuración de la Audiencia de
Charcas, los productos regionales buscaron otros mercados. Pero, ni la explotación de
la goma en las dos primeras décadas del siglo XX, ni la producción de alimentos duran
te la guerra del Chaco, en la década de 1930, permitieron suplir la gravedad de la au
sencia del mercado andino. Tuvo que darse posteriorm ente un largo proceso de
acumulación económica para reformular otras relaciones económicas y políticas parti
culares, que en el decurso de su desarrollo, como se verá después, se insertaron en el
proyecto de la Revolución Nacional de 1952.
5
The Rubber Orthon Bolivia Reserve, ambas con razón social en Inglaterra. En el segun
do caso, con los nombres The Bolivian Rubber & Enterprise Ltda, The Zongo Rubber
State Ltda., The Galvez State Ltda., Boston Bolivian Rubber Company, entre otras.
Por su parte, la actividad comercial estuvo a cargo de firmas alemanas importantes.
Entre ellas la Casa Zeller-Mozer y Cía., que disponía de una central en Santa Cruz y sucur
sales en Guayaramerín, Riberalta, Trinidad, Cuatro Ojos, Portachuelo, Buenavista, Montero
y Puerto Suárez; la Casa Elsner con iguales actividades y la Casa Schweizer, que abastecía
con herramientas, máquinas de coser, artículos de ferretería, textiles, artefactos de cocina,
etc., provenientes de Europa y Japón. La actividad comercial estaba mayormente controla
da por dichas empresas, en todo el territorio ligado al mercado de la goma.
El resultado fue el incremento de la producción, de 294 toneladas métricas en
1890 a 5-843 el año 1917. En valores de exportación, se presentó un incremento de
1.260.000 a 15.424.202 bolivianos (Gamarra, 1992). Sin embargo, esta actividad gomera
no benefició a la región. En los hechos se trataba de economías de “enclave” o enclava
das en el territorio nacional, vinculadas con el mercado mundial como actividades de
exportación y con el mercado interno con relación a productos alimenticios, mano de
obra y otros enseres de trabajo. Es decir, una actividad “hacia afuera”, con relaciones de
trabajo de “enganche”3. Esta actividad dejó beneficios mínimos en Bolivia debido a que
no se produjo una integración de esta actividad con los sectores económicos, pues se
limitó a ser una actividad típicamente extractiva.
Los empresarios menores como contratistas, habilitadores, enganchadores de
personal y empleados dependientes de las empresas extranjeras, no asumieron el pa
pel de capitalistas inversores al retornar a los centros urbanos. Desaprovecharon las opor
tunidades de inversión para mejorar las condiciones económicas de la región, como
elocuentemente lo expresa Sanabria Fernández:
3 La naturaleza jurídica de las relaciones del “trabajo de enganche” eran de coacción en cuanto a la obli
gación de cumplir con lo pactado. Esto es, la obligación forzosa de trabajar hasta la total cancelación
de lo adeudado, que vendría a ser una obligación factual, es decir, condiciones compulsivas que enervan
la libertad del trabajador. Mas, como proceso explicativo de los cambios intra-regionales de las condi
ciones de trabajo, es bueno señalar que la relación de “enganche” cuenta con elementos que pueden
reputarse de capitalistas tanto por el jornal estipulado en los contratos, como por tratarse de una re
muneración propia del trabajo a destajo: una modalidad de pago que tiene como referente empírico
el logro de resultados medidos en cantidades materiales de producción en lugar del tiempo conven
cional de una jornada. (Sandoval Rodríguez, 1994:70-71).
6
Los gomeros que volvían a Santa Cruz, definitiva o temporalmente, venían siempre cargados con
las pingües ganancias obtenidas en la faena. Pero los dineros traídos por ellos, salvo raras excepcio
nes no significaron de ninguna manera capital en giro o siquiera caudal lucrativo. En vez de darle
inmediata aplicación en obra productiva, o siguiera colocación a réditos, los malgastaron o dilapidaron
más bien en banalidades o rumbosidades. Lo propio hicieron los comerciantes enriquecidos con el
tráfico de productos de la tierra (1959: 66).
El mercado de la goma para los productos agrícolas e industriales de Santa Cruz co
menzó a sufrir su primer deterioro en los años 1912-1914 y finalmente se cerró en los años
1920 con la crisis de la producción gomera en el Amazonas. Se inició así un período de
verdadero estancamiento en todo el Oriente en su conjunto: el noroeste, que era la re
gión productora, y la ciudad de Santa Cruz y su entorno, proveedora de suministros.
En este lapso, marcado por la contracción del mercado y su cierre definitivo, la
región proveedora sintió realmente los efectos ya mencionados en el acápite anterior,
debido al aislamiento que suscitó la ausencia de productos cruceños en el occidente de
Bolivia, además de las políticas de libre comercio y la estrechez del mercado interno.
Esta crisis dio lugar a la gestación de movimientos sociales de avanzada en la ciudad de
Santa Cruz, que luego de la Guerra del Chaco, desembocaron en la organización de sin
dicatos obreros, con Adolfo Román, Aquino Ibáñez, Edmundo Roca Arredondo a la ca
beza, entre otros. Es en este período de crisis que se dieron las condiciones sociales y
políticas que preceden y sirvieron de sustento a la participación de los movimientos so
ciales del Oriente en la Revolución Nacional de 1952.
7
encomienda colonial evolucionó con el transcurso del tiempo a la hacienda tradicional
debido a la poca mano de obra existente y a la necesidad de mantener a dicho personal
en los límites de la hacienda y de sostener el sistema de autoabastecimiento.
Las haciendas tradicionales cruceñas eran establecimientos agrícolas en los que
la producción múltiple y estacional de la caña de azúcar, yuca, plátanos arroz, etc, así
com o la actividad pecuaria (animales de carga y de derribe) giraba en torno al
autoabastecimiento. La venta de la producción excedente fuera de la hacienda permitía
adquirir del mercado lo indispensable como arreos, herramientas y utensilios caseros.
La coacción extraeconómica no era ajena a la hacienda tradicional, que también
se basaba en las valoraciones religiosas de parentesco espiritual mediante el padrinaz
go, la autoridad del patrón de imponer y ejecutar las leyes y la subordinación de la con
ciencia de los dominados4.
Además de la modalidad del peonaje existieron en el Oriente otras formas de tra
bajo, como el trabajo estacional de los nativos, traídos en cuadrillas de las misiones
franciscanas de Guarayos durante los períodos de la zafra de la caña de azúcar. Según
Abelardo Suárez,
Estos braceros llegaban con un jefe el que los hacía formar en fila todas las mañanas para verificar si
estaban todos, pues muchos solían desertar y volverse a las misiones. Se aprovechaba para darle a
cada guarayo una copita de resacado o alcohol de baja graduación fabricado en la hacienda o com
prado. Esta costum bre no estaba estipulada en los contratos con los administradores que se
responsabilizaban de la cuadrilla, pero era una norma consuetudinaria, de origen misional.
4 Por lo general la mano de obra era dirigida por el propietario y sus familiares y el control se realizaba
por las llamadas tareas cuyo cumplimiento les daba derecho al jornal estipulado. Si bien los salarios
eran bajos el uso del dinero era más restringido, el asalariado recibía un vale el que canjeable en el
pueblo en tiendas que por cierto, pertenecían al entorno del patrón. La alimentación y cuidados de
salud corrían por cuenta del hacendado. La práctica de castigos corporales por fugas o “faltamiento” a
la autoridad del patrón aún se practicaban, el nombre de los azotes era “arrobas”. La hacienda tradi
cional cruceña se autoabastecía, produciendo todo lo necesario para la subsistencia de los propietarios,
de sus familias y de los que trabajan en la hacienda. Es decir no existía la esclavitud ni el trabajo gratui
to. Esta situación se debía en su generalidad a la escasez de mano de obra (Entrevista a Abelardo Suárez
y otros hacendados).
de trabajo regida por leyes civiles que obligaban a cumplir con lo pactado en forma
coactiva como una obligación de residir y de trabajar hasta la total cancelación de lo
adeudado en el contrato inicial y de lo recibido a cuenta de avío en la estrada gomera
donde le tocaba trabajar. Esta modalidad laboral se medía por las cantidades materia
les de producción, antes que por el tiempo convencional de una jornada (Sandoval
Rodríguez, 1994: 21).
La hacienda tradicional, como unidad productiva agrícola, pecuaria e industrial,
definía las relaciones económicas sociales y políticas de la región. En su expresión más
avanzada de desarrollo, estas unidades productivas comprendían procesos agro-indus
triales importantes que se proyectaban hacia la conformación de empresas capitalistas
propiamente dichas.
Estas haciendas tradicionales se encontraban ubicadas en los alrededores de San
ta Cruz, distantes hasta 100 kilómetros de la ciudad. Entre las principales, las de las fa
milias Gutiérrez, Amelunge, hermanos Paz, Nico Velasco, Santa Cruz Aguilera, así como
las organizadas por la Casa Zeller Mozer y Hirtner, dedicadas estas últimas preferente
mente a la producción de alcohol. Además muchas otras, con actividades múltiples pero
de menor tamaño y capacidad productiva5.
Como señalan Castillo y Ballestaerdt (1983), el bloque en el poder estaba liderado
por los hacendados, quienes tenían un prestigio social basado en la tenencia de la tierra:
Su presencia y actividad como hombres de gobierno unas veces, otras como motores de la Junta
Rural del Norte o de la Cámara de Industria y Comercio y como fundadores o directivos del Club
Social 24 de septiembre, son esclarecedoras de la hegemonía regional que tuvo este sector, dadas
sus posibilidades de reproducir las condiciones superestructurales, jurídicas, administrativas y de
dominación de su propio grupo social sobre el resto de la sociedad (1983:32).
5 Mario Gabriel Hollweg menciona industrias instaladas en la ciudad de Santa Cruz a cargo de migrantes
alemanes, entre otras se refiere a la Fábrica de Alcohol Hirtner y Cia. La fábrica de cerveza Santa
Cruz de don Peter Erlwein Widers, la fundición y fábrica de aceite de Carlos Sikerle Hanula, en cuyo
taller se fabricaban y reparaban maquinarias de las industrias de la región. Al respecto señala que
Sikerle “dio vida e incentivó al agro cruceño, construyó bombas para los ingenios alcoholeros, bombas
de agua, construyó trapiches grandes para los agricultores del note cruceño y fabricó piezas para
los mismos, llegó a construir un aserradero... Con la guerra del Chaco lo llamaron para que colabo
re al ejército con su fundición en la fabricación de repuestos, proyectaba, hacía los planos y construía
las máquinas, así construyó una prensa hidráulica para extraer aceite y llegó a producirlo en canti
dad” (Hollweg, 1995).
9
Al constatar el crecimiento de la hacienda tradicional con la acumulación origi
naria señalada, es posible pensar en un proyecto propio regional a cargo de la elite
cruceña. Este proyecto de desarrollo agro-industrial estaba destinado a satisfacer el
mercado nacional, contando para ello con la incorporación de alguna tecnología mo
derna que sustituya el trapiche de madera y la tracción animal por máquinas de va
por. En otras palabras, aunque de manera incompleta dentro del proceso productivo,
se rompía el relacionamiento productivo hacia atrás que había mantenido la agro-in
dustria con el sistema tradicional, tanto en medios de producción, como en las rela
ciones de trabajo6.
Este proyecto propio se fundaba en el carácter autónom o de su desarrollo, al mar
gen de la economía del estaño y como una respuesta a su aislamiento, como señalan
Calderón, Blanes y Flores (1982: 38).
Sin embargo, la presencia del Estado central en la aplicación del modelo na
cionalista revolucionario de 1952 reveló una falta de correspondencia entre el pro
yecto regional y el que se impuso desde el centro. Este último fue consolidado por
la creación del ingenio azucarero estatal Guabirá, los proyectos pecuarios de la Cor
poración Boliviana de Fomento, los asentamientos poblacionales con ayuda exter
na para el sum inistro de m ateria prima a dichos p rocesos industriales: estos
fenóm enos, com o políticas alternativas, menguaron el empuje agro-industrial em
prendido por los cruceños.
Guadalupe Abrego corrobora que el proyecto cruceño fue interrumpido por la
imposición del modelo de desarrollo del Nacionalismo Revolucionario.
A partir de 1952 un nuevo boom se inicia en Santa Cruz. Éste, a diferencia de los anteriores perío
dos pasajeros de bonanza, remueve desde sus cimientos las bases estructurales de la economía
regional y sus consecuencias se extienden hasta nuestros días. En efecto, el tradicional sistema de
hacienda que hacia fines de la década de los años 40 mostraba embriones de una lenta transforma
ción debido a la incorporación de maquinaria moderna en algunas empresas fundamentalmente para
el procesado de la caña de azúcar, así como el surgimiento de una fracción de la clase terrateniente
que exigía la integración y modernización de la región, bruscamente se vio afectado y promovido
desde afuera a partir del proceso de diversificación y desarrollo económico impulsado por el Esta
do emergido de la revolución de 1952 (Abrego, s/f.: 23).
6 Esta idea está desarrollada en la tesis inédita de Franz Sandoval Arenas: La relación en tre la agricu l
tura y la in du stria en Santa Cruz. Santa Cruz: UAGRM, 1997.
10
A partir del predominio del modelo estatal basado en la producción a través de
empresas estatales, se dio un proceso de separación entre el productor agrícola y el em
presario industrial. Araúz Aguilera sostiene que la conversión de la tradicional molienda
de caña de azúcar en una empresa moderna podría haber sido un camino alternativo
para lograr la producción a escala industrial, con la diferencia de que así, no se hubiera
separado al agricultor cañero de los ingenios que elaboran el producto. Araúz enfatiza
el papel protagónico de los hacendados agro-industriales y el deterioro de su status so
cial a la simple condición de cañeros, o sea suministradores de materia prima a los em
presarios que detentan el poder industrial (2001:168-178).
Los hacendados agro-industriales no pudieron hacer frente a la política estatal,
no obstante las iniciativas tomadas en la ciudad de Montero en 19387, por razones
diversas. En primer lugar, la acentuada carencia de mano de obra, la falta de una ade
cuada innovación tecnológica que modifique el sistema tradicional, las constantes
epizootias contra el ganado que diezmó las estancias y finalmente, el cambio político
generado por la Revolución Nacional, que trajo desconcierto y temor por las refor
mas dictadas, así como enfrentamiento abierto entre los años 1957-1959 debido a la
lucha por las regalías petroleras.
La hacienda tradicional no se transformó como unidad productiva agroindustrial,
sino que se desintegró.
A partir de la reforma agraria, se presentaron dos sectores claramente diferencia
dos: la agricultura y la industria. La primera, con sus cultivos extensivos que dio lugar a
las plantaciones de caña de azúcar, soya, algodón, trigo, para el mercado interno y la
7 Ese año, cuenta Orlando Araúz que fue testigo de los acontecimientos, los hacendados se reunieron en
una asamblea de productores azucareros: “Los señores rurales de Santa Cruz, productores de azúcar cru
da, no refinada, se reunieron en la ciudad de Montero para deliberar sobre la conveniencia de transformar
el sistema anticuado de fabricación azucarera, nacido en la colonia, por un sistema industrial. (...) En la
mencionada ‘Asamblea de Productores Azucareros” se proyectó la nueva estructura orgánica que tendría
la industria azucarera a instalarse en Santa Cruz, constituida de lo siguiente: 1) Fundación de una “Corpo
ración Privada de Industriales Azucareros” integrada por todos los productores de azúcar envasada en
hormas de barro, que pasarían a ser accionistas de la citada Corporación azucarera 2) Las balanzas para
pesar la caña de azúcar, grúas, trapiches y tachos al vacío que fabricarían las mieles se deberían instalar en
los centros productores de caña de azúcar, a fin de ahorrar transporte de materia prima; 3) La central
refinadora de azúcar y de subproductos se instalarán el “Las Barreras” de Zeller de Mozer, actualmente
fábrica del célebre alcohol Zeller, además de establecer allí la secadora y embolsadora de azúcar con su
respectiva pesadora, al mismo tiempo de ampliarse la fábrica de alcohol” (Araúz, 2001:170).
11
exportación; y una parte como materia prima para la industria, que produjo azúcar, aceite,
grasas, cueros, alcohol y otros productos. Los empresarios de la agricultura y los de la in
dustria compartieron el discurso hegemónico heredado de las luchas cívicas (1957-1959)
y compartieron el poder económico regional con los empresarios de la banca y el comercio.
Entre 1931 y 1936, Bolivia sufrió un proceso inflacionario producido por la guerra, con una tasa
acumulativa anual de 16,6%. Rosendo Ardaya Jim énez afirma que: “...a fin de evitar una escalada
inflacionaria, se utilizaba el control de cambios, dejando funcionar un tipo de cambio paralelo y un
tipo de cambio oficial. En este periodo se observa la disminución de las inversiones y de las colocacio
nes bancarias. (...) Es evidente que el estancamiento de la producción en este periodo se debió no
sólo a la Guerra sino también a la crisis económica mundial y a la caída de las exportaciones. (...) Esto
ocasionó una caída considerable de las recaudaciones del Estado y del ingreso de divisas. (...) En valo
res corrientes, las importaciones de alimentos bajaron el 40 por ciento entre 1931 y 1934, y las
importaciones de las materias primas que bajaron en forma brusca en 1932 y 1933, se recuperaron en
los dos años siguientes hasta igualar los niveles de 1931; algo similar sucedió con las manufacturas,
mientras la importaciones de animales vivos casi desaparecieron” (Ardaya, 1999: 23).
12
nacionales y aquello posiblemente benefició a la región cruceña como productora de
alimentos ya que, además de abastecer a las zonas de conflicto, tuvo a su favor la reduc
ción de la oferta de alimentos importados. En efecto, el país abastecedor Argentina, fue
neutral en el conflicto y no podía enviar sus productos a Bolivia. A ello se puede sumar
la construcción apresurada de la carretera a Cochabamba, un nuevo canal para la circu
lación de los productos.
Afirma Sanabria que:
Sólo entonces el gobierno nacional puso los ojos en la capacidad productiva de Santa Cruz, viendo
de reemplazar los artículos que ya no podía adquirir en la frontera con la que buenamente podría
producir la tierra grigotana. Se abrió en esta ciudad una oficina de abastecimientos, con facultades
de rescatar toda clase de provisiones y se dieron adelantos a los agricultores con caigo a intensificar
la producción. Hasta fines de 1934, ésta había llegado a afrentarse de tal modo que cubría un 55%
de las n ecesid ad es del m om ento, según lo inform aba en en ero de 1935 el M inistro de
Aprovisionamientos Ernesto Sanjinés. La producción de 1935 fue todavía mayor tanto que al tiem
po de suspenderse las hostilidades, en junio de aquel año, los almacenes de abastecimiento
hallábanse abarrotados (Sanabria, 1959:85).
En los hechos, con la guerra, Bolivia perdió 251.546 kms2 de territorio, pero sin
llegar a comprometer la zona petrolera de Camiri.
Con la conclusión de la traumática experiencia en el Chaco, los ideales liberales,
tanto en economía como en política, habían comenzado a ser reemplazados por nue
vas formas de pensar y sentir los problemas sociales. Varios hechos marcaron el cambio
en la opinión pública: en primer lugar, el advenimiento del “socialismo militar”, que con
los gobiernos de Toro y Busch, inició una época de grandes transformaciones, y la Asam
blea Constituyente de 1938, que derogó la Constitución liberal de 1880, y que promul
gó una nueva constitución signada por lo que se denominó el “constitucionalismo social”.
El 13 de marzo de 1937, el gobierno del Gral. Toro anunciaba la nacionalización de
las instalaciones de la Standard Oil Company, hecho trascendental que dio lugar a la cons
titución de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (Klein, 1993:211).
Una expresión de las corrientes ideológicas que se desarrollaron con la guerra del
Chaco fue la creación de nuevos partidos políticos, como el Partido Obrero Revolucio
nario (POR), el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), la Falange Socialista Bo
liviana (FSB), que ideológicamente tendían a posiciones de izquierda y que apoyaban
una activa intervención del Estado en la economía y la sociedad.
13
Por otro lado, el presidente cruceño Germán Busch inició la política de integra
ción del Oriente boliviano. En efecto, el 25 de febrero de 1938, el Canciller de Brasil
Pimentel Brandao y el Ministro de Bolivia, Alberto Ostria Gutiérrez firmaron en Río de
Janeiro los tratados que permitirían la construcción del ferrocarril Corumbá-Santa Cruz
de la Sierra, el cual se inauguraría una década después. Puso en marcha una labor desti
nada a la integración nacional, a partir de la vertebración caminera lograda con la habili
tación de la carretera Cochabamba-Santa Cruz al inicio de la Guerra, los caminos de
acceso, así como una vía ferroviaria desde Santa Cruz, hacia el exterior.
Empezó a notarse una leve m ejora en la economía. Mejora tal que fue debida a varios factores: el
constante aumento de la población en gracia a un índice de natalidad verdaderamente notable;
la colocación ventajosa, en las plazas del norte argentino del ganado de la provincia Cordillera,
cuyos propietarios eran en su mayor parte cruceños, la instalación en las mismas regiones, de
los trabajos de explotación de la compañía petrolera S tan dard OH o f B oliv ia, la implementación
de pequeñas industrias a base de materias primas regionales y, finalmente, la esforzada acción
de los agricultores, que de propia iniciativa diéronse a increm entar su actividad productora
(Sanabria, 1959: 21).
14
expansión y diversificación de la producción agrícola para las exportaciones; d) Poten
ciar y perfeccionar la explotación minera (Romero Loza, 1984: 246-247).
En el contexto de estos convenios, llegó a Bolivia la llamada Misión Bohan con el
propósito de identificar con precisión los problemas esenciales de la economía bolivia
na, a los fines de la cooperación ofrecida. De esta manera, entre diciembre de 1941 y
mayo de 1942, Merwin L. Bohan, jefe de la misión, un equipo de expertos formularon
la tesis de que el desarrollo nacional debería basarse en la agricultura y la producción
de hidrocarburos, proponiendo específicamente la necesidad de integrar a los diversos
sectores de la economía nacional, de lograr el autoabastecimiento agropecuario en azú
car, algodón, arroz, maderas y ganado, y de enlazar el occidente con el Oriente median
te una carretera asfaltada y otras vías camineras.
La primera etapa del plan tenía el financiamiento asegurado de un total de
29.125.000 dólares procedentes de diversas fuentes como el Export-Import Bank, la
Rubber Reserve Company y otros del gobierno de los EEUU.
En este sentido, este plan fue precursor del desarrollo del Oriente porque consi
deraba que la zona de mayor potencialidad para el desarrollo agrícola estaba precisa
mente ubicada en el departamento de Santa Cruz. El experto de la misión Bohan, Bon
H. Thibodeaux, analizó la urgencia de romper el aislamiento que sufría la región orien
tal desde el inicio del siglo XX a causa de la centralidad política en el norte de Bolivia y
la economía de “enclave basada en la minería”9.
En consecuencia, el Plan Bohan sugería como prioridades la construcción de un
ingenio para azúcar y alcohol, próximo a la ciudad de Montero, un ingenio arrocero con
capacidad anual de 10.000 toneladas, una planta de envase de productos ganaderos con
capacidad para tratar entre 10.000 a 12.000 cabezas de ganado, cercano a Santa Cruz, y
un aserradero. Además, se proponía la construcción de los caminos Santa Cruz-Montero,
y Montero con las provincias de Sara e Ichilo.
9 “El área de Santa Cruz, comprendiendo las provincias de Cercado, Warnes, Sarah e Ichilo, está poco
desarrollada agrícolamente, El factor más importante que ha retardado la producción agrícola es la
falta de adecuadas facilidades de transporte y el alto costo de carga resultante para llevar los pro
ductos a los puntos del interior. Los centros consumidores de la región del Altiplano encuentran
más barato el importar sus productos agrícolas de primera necesidad de países extranjeros que pa
gar los altos co sto s de transporte de los p rod u ctos agrícolas provenientes de Santa Cruz”
(Thibodeaux, 1988:152-156).
15
Por tratarse de un proyecto concertado a nivel intergubernamental, el Plan Bohan
definió sin renuencia las líneas fundamentales de la integración nacional con la deno
minación de “marcha hacia el Oriente”. En los hechos, la política de integración formu
lada y apoyada por los gobernantes, recogía los planteamientos lanzados por los
intelectuales de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz, en el
M emorándum de 1904:
Los intereses del Oriente y noreste de Bolivia, no están en pugna con los del occidente, por el con
trario son armoniosos y solidarios. Los pueblos del interior son los mercados obligados y naturales
de los productos del Oriente, que no tienen allí competidores sino en los similares extranjeros de
Chile y el Perú a quienes los gobiernos han concedido privilegios y franquicias tales, que han expa
triado de las plazas a los artículos nacionales de Santa Cruz. (...) Unir el Oriente con el occidente,
salir al Atlántico para contrarrestar la influencia de Chile nos permitiría ventajas económicas y una
verdadera integración nacional mediante el ferrocarril (SEGHSC, 1904).
10 El presupuesto de la carretera Cochabamba Santa Cruz era inicialmente de 7 millones de dólares. Des
pués de 12 años se concluyó con un costo total de 50 millones. Hasta 1949 se había logrado un avance
de la obra del 42,2% con un costo de 15 millones de dólares. Entre 1949 y 1950 se consiguió
financiamiento para el 57,8% restante de la obra luego de vigorosos debates parlamentarios.
16
6. Actores políticos y sociales en Santa Cruz
Los empresarios de la agricultura y la industria pertenecían al partido liberal y al partido
republicano, de acuerdo a las distintas coyunturas que se dieron en la primera mitad
del siglo XX. Sin embargo, más allá del apoyo coyuntural a uno u otro partido, se puede
decir que las elites se aliaban ante las reivindicaciones que ellas consideraban “regiona
les”. Por ejemplo, el movimiento regional de 1924 estuvo encabezado por el republica
no Pablo E. Roca e integrada por el liberal Guillermo Añez, y el jefe “regionalista” Cástulo
Chávez (Roca, 1980:190). El historiador Jo sé Luis Roca explica que la composición polí
tica de la Junta muestra con claridad
“que la rebelión estaba orientada a llevar adelante los objetivos regionales, antes que las aspiracio
nes de uno u otro partido organizado a escala nacional”. El decreto constitutivo de la junta cruceña
señala que “entre los pueblos bolivianos, Santa Cruz especialmente, ha sufrido el peso de la tiranía,
habiendo sido el más defraudado en sus intereses”11.
17
instituciones importantes en la organización social cruceña; cada gremio contaba con
su sede social donde ocupaban sitio preferente como invitadas de honor las categorías
sociales dominantes, ya fueran hacendados, profesionales, magistrados o miembros del
clero. Es decir, se establecieron relaciones de comunidad regional basadas en la costum
bre que posibilitaba una convivencia social más allá de los intereses de clase.
En el período posterior a la guerra del Chaco, la organización más significativa en
Santa Cruz fue la “Legión de excombatientes de la Guerra del Chaco”. A la cabeza de
ella, el Coronel Froilán Calleja, el 17 de mayo de 1936, se hizo cargo del poder político
administrativo del departamento, exigiendo urgentes e inmediatas reivindicaciones a fa
vor de la región. Dicho alzamiento ocurrió a pocos días del golpe militar que destituyó
al Presidente José Luis Tejada Sorzano y la toma del poder por el Cnl. David Toro, cuan
do la crisis social, económica y política envolvía todo el ámbito nacional.
Las demandas cruceñas eran claras: la mayoría de ellas eran regionales. El acuerdo
suscrito entre el Cnl. Calleja, Sixto Montero Hoyos y Aquino Ibáñez Soruco con el repre
sentante de la Junta de Gobierno (en funciones de Ministro de Agricultura y Colonización),
Tcnl. Luis Añez Rodríguez, muestra la naturaleza regional de dicha acción política12.
El movimiento de mayo de 1936 retomaba muchos de los planteamientos acu
mulados desde inicios del siglo, sobre todo en torno al pedido de construcción de
12 El documento suscrito entre el Ministro Luis Añez del Gabinete de David Toro y el Teniente Coronel
Germán Calleja el 1-9-1936 señala entre los puntos fundamentales: “a) Reconocer que el movimiento
operado en esta ciudad el 28 de mayo pasado, no ha tenido otra finalidad que secundar el espíritu de
la revolución efectuada en La Paz el 17 de mayo último; b) Que los nombramientos realizados por el
Cnl. Calleja serán ratificados por la Junta de Gobierno; c) que los nuevos nombramientos se harán en
acuerdo con el Prefecto del Departamento, el jefe de los servicios y la Legión Oriental de Ex Comba
tientes; d) Nombramiento de un nuevo Alcalde; e) O btener la autonomía universitaria de este
departamento; f ) Acelerar los trabajos del ferrocarril Cochabamba-Santa Cruz, por ser la aspiración más
grande de este departamento, para llegar a su industrialización y facilitar su realización de todas las
demás obras consideradas indispensables para que Santa Cruz de una vez entre al nivel de progreso
de sus hermanos departamentos del interior; g) Dar cuenta al gobierno, que en esta ciudad, desde
antes de la revolución del 17 de mayo y actualmente, la única fuerza civil que ha apoyado al ejército
en su gran acción de responsabilidad, es la Legión Oriental; h) Que los jefes y oficiales que han toma
do parte en este movimiento no sean movidos al interior, salvo que ellos lo soliciten; i) Que como una
muestra de confianza a nuestros sentimientos de unidad nacional, el Prefecto del Departamento sea
siempre cruceño; j) Procurarse el abaratamiento de la vida en este departamento; k) Establecer la igual
dad en las órdenes de pago para los funcionarios públicos en el occidente y en Santa Cruz; 1) Garantizar
la vida y tranquilidad de todos los participantes en el movimiento” (Ibáñez Franco, 1997).
18
ferrocarril de Cochabamba a Santa Cruz, la igualdad de trato en la administración
pública nacional, la presencia cruceña en la cúpula político administrativa departa
mental y otros. Se trataba, pues, de la defensa de la región como un todo bajo el sus
tento de la Legión Oriental, integrada por los soldados del Chaco: una organización
que agrupaba a todas las clases sociales, pero dirigida por destacados profesionales
del foro regional.
Entre tanto, nuevas ideas con tendencia social irrumpieron en el escenario políti
co. En este contexto histórico nacieron las organizaciones obreras, con clara indepen
dencia ideológica y política de los antiguos gremios artesanales y de los partidos
tradicionales. Así, en 1938 y como una consolidación de intentos anteriores, nació la
Federación Obrera Sindical (FOS), con veinte organizaciones sindicales y asociaciones
afiliadas, bajo el liderazgo de Adolfo Román (hijo), militante del Partido Socialista.
Esta dirigencia regional participó en el acuerdo suscrito para crear el Frente Uni
co Socialista con el propósito de participar en las elecciones generales fijadas para el 13
de marzo de 1938. De esta manera, el líder cruceño Adolfo Román (hijo), junto a Waldo
Alvarez y otros 16 dirigentes sindicales, asistieron a la Convención Nacional de 1938. La
presencia de los representantes obreros hizo posible la introducción del Capítulo So
cial en la Constitución Política de ese mismo año (Delgado, 1984:126).
La prematura muerte de Adolfo Román (hijo) en un viaje de retorno de La Paz y
la división del Partido Socialista Obrero en el que militaba, produjo el debilitamiento de
la Federación Obrera Sindical, cuya dirigencia cayó bajo el control del Partido de Izquierda
Revolucionaria (PIR), partido de clara tendencia marxista. Posteriormente, nació la Unión
Obrera, el 12 de julio de 1942, encabezada por el excombatiente Edmundo Roca
Arredondo, unión que integraba a los dirigentes de la antigua Federación Obrera Sindi
cal, artesanos, excombatientes y ciudadanos relevantes13.
Meses más tarde, bajo los mismos postulados de justicia social, se organizó la Unión
Obrera Juvenil bajo el liderazgo de Jorge Flores y Luis Oyóla. En su primer manifiesto
afirmaban lo siguiente:
13 Entre otros miembros de la Unión Obrera se pueden citar a Angel Roca, Jesús Penacho, Armando Ro
jas, Udalrico Domínguez, Miguel Salvatierra, Jo sé Parejas, Guillermo Terán, Miró Cabral, Belisario
Domínguez, Gustavo Berdecio y Ricardo Domínguez.
19
Luchamos por la restauración política económica que Bolivia exige, como un mandato de la hora, y
por la redención de las clases proscritas, con la fe entusiasta y devota de nuestros años mozos (Ibáñez
Franco, 1978: 58).
Llegaron al Comando Nacional del Partido, en La Paz, Edmundo Roca Arredondo, Hernán Boland y
Juan Foianini, principales dirigentes de la ciudad de Santa Cruz, para hacer conocer que la Unión
Obrera había aprobado por consenso incorporarse al MNR. Afirmando que el 80 por ciento de la
población obrera estaba afiliada a dicha organización sindical. Luego de su juramento, Edmundo
Roca fue designado delegado del Comando Nacional del MNR y Jefe del Partido en Santa Cruz.
(Antezana, 1983: 557).
20
La afiliación de un grupo de dirigentes sindicales al MNR tuvo su anteceden
te en el gobierno de Villarroel en el que desem peñaron cargos públicos importan
tes. Tal el caso de Isaías Landívar Serrate, com o prefecto del departam ento y
Edmundo Roca Arredondo, como alcalde municipal, además de otros abogados que
ocuparon cargos en el ministerio público y la judicatura. En esta época, en las elec
ciones generales de junio de 1944, resultaron elegidos com o senadores adscritos
al oficialismo Dionisio Foianini Banzer y Enrique Aponte Canseco. Tanto las autori
dades en funciones com o los parlamentarios elegidos, pertenecían a los grupos
de poder regional.
A la caída de Villarroel el 16 de julio de 1946, el MNR fue proscrito de la vida polí
tica nacional, dando lugar a que este partido actúe desde la clandestinidad. En agosto
1949, dicho partido llevó a cabo una acción subversiva.
Bajo el mando de Hernán Siles Zuazo, se organizó y ejecutó el levantamiento civil
de 1949, conocido como “la guerra civil”, con gran proyección en los distritos de Sucre,
Potosí, Cochabamba y Santa Cruz, que derivó en la intervención del Ejército para la de
fensa del gobierno, a cargo de Mamerto Urriolagoitia.
En Santa Cruz, el levantamiento estuvo a cargo del Cnl. Froilán Calleja, de conoci
da actuación en el movimiento regional de 1936, y contó con el apoyo decidido de los
artesanos y los comandos vecinales del MNR, organizados militarmente para enfrentar
al ejército regular. En la dirección del levantamiento se encontraban también Ovidio
Barbery, Celso Añez Gil, Pedro Ribera Méndez, Remberto Aguilera, Felipe Ribera y una
pléyade de cruceños vinculados con el poder regional, ya sea a nivel profesional o por
asociación con los hacendados-empresarios.
El comando civil-militar de la llamada guerra civil de 1949 convocó en Santa Cruz
a las reservas en edad de servicio activo y voluntarios para organizar el ejército revolu
cionario. La organización de este contingente, que sumó cerca de mil personas, estuvo
a cargo del Tcnl. Ernesto Arteaga y el Capitán de reserva Aquino Ibáñez Soruco, ocu
pando para tal propósito la escuela Basilio de Cuellar.
Después de rebasar las defensas enviadas a Mataral y enviar los efectivos a Sucre
y Camiri, entonces copadas por el ejército regular, el Cnl. Calleja ordenó la desmo
vilización de los efectivos el 15 de septiembre, haciendo saber que el levantamiento ha
bía fracasado por la falta de apoyo y movilización de las fuerzas revolucionarias de los
otros departamentos.
21
El año 1951, con motivo de las elecciones generales, el MNR reapareció en el es
cenario político. Se trataba todavía de una elección “censitaria” en la que el voto políti
co ciudadano era calificado por la condición de saber leer y escribir. A nivel nacional,
los candidatos del MNR, Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo, obtuvieron la ma
yoría relativa con 54.049 votos contra Gabriel Gozálvez del oficialismo que sólo llegó a
39-940. El partido de Falange Socialista Boliviana y su candidato, el Gral. Bernardino Bil
bao Rioja, apenas obtuvo 13-380 votos.
En estas elecciones, Santa Cruz fue el escenario de un trágico enfrentamiento en
tre los candidatos Edmundo Roca Arredondo y Ovidio Barbery Justiniano. El primero,
llegado del exilio en Buenos Aires, se separó del MNR e hizo campaña para Gabriel
Gosálvez, (principal contendor de Víctor Paz en las elecciones nacionales). Ovidio
Barbery era candidato a diputado por el MNR. Ambos candidatos perdieron la vida en
una actitud de beligerancia sin precedentes (Sandóval Morón, 1977: 57)14.
En Santa Cruz, el MNR logró una contundente victoria. El candidato del MNR para
diputado por la capital y la provincia Andrés Ibáñez, Francisco Dabdoub, logró 1.892
votos, seguido del candidato del mismo partido, Ovidio Barbery, con 1.866. Este último
había fallecido, pero recibió una buena votación postuma. Por otra parte, Néstor
Zambrana, representante del PURS, recibió 782 votos, casi igual que su correligionario
político, Manfredo Kempff, quien fue favorecido con 769 votos15.
Sin embargo, la victoria del MNR se vio truncada por la investidura de facto del
general Hugo Ballivián Rojas. Aunque se escamotearon los resultados electorales de 1951,
el MNR continuó con su lucha clandestina, logrando organizar la insurrección de abril
14 Según el diario L a U niversidad (8.V.1951), el porcentaje de votantes apenas alcanzó a un 60%, la in
tranquilidad que reinó al medio día restó afluencia a los recintos de votación. Las elecciones se realizaron
el 6 de mayo de 1951. Según testimonio de Luis Sandóval Morón, el apoyo de Roca Arredondo a
Gosálvez fue producto de una divergencia personal que éste tuvo en el exilio con Víctor Paz Estensoro.
Luis Antezana asegura que existió traición de Roca Arredondo al partido, motivada por ambiciones per
sonales: “Boland y Roca, respaldados por alguna comodidad económica, originada en los empréstitos
forzosos a los bancos durante la guerra civil, se aproximaron más al candidato del coloniaje” (Antezana,
1987:1627).
15 También participaron candidatos del Partido Liberal, Acción Cristiana de Bolivia, el Partido Revolucio
nario de Izquierda, Falange Socialista Boliviana, y el MNR Gosalvista. Este último partido era el liderizado
por Edmundo Roca, y sus candidatos Hernán Boland y Sergio Antelo sólo obtuvieron 217 y 190 votos,
respectivamente.
22
de 1952 que concluyó con el derrocamiento del presidente Ballivián y el inicio de la
llamada Revolución Nacional.
En Santa Cruz, el 9 de abril de 1952, los dirigentes del MNR asumieron el poder
regional sin encontrar resistencia, habiendo demostrado desde la guerra civil de 1949 y
pasando por el triunfo electoral de 1951, que la región era una plaza segura para el par
tido. Para esa época, los partidos tradicionales habían desaparecido del escenario políti
co nacional y el régimen militar no contaba con una base de legitimidad democrática
que lo sustentara.
En síntesis, el auge de la goma en el noroeste de Bolivia palió los efectos del ais
lamiento del Oriente respecto a los mercados andinos, que se había profundizado a partir
de la revolución federal de 1899. A partir de la década de 1930, se generan las bases del
desarrollo de Santa Cruz. Durante la guerra del Chaco, la región se convirtió en centro
de producción y el inicio de la explotación petrolera a cargo de la Standard Oil Co., pos
teriormente nacionalizada.
El Plan Bohan de 1941-42 fue precursor del desarrollo del Oriente, pues identifi
có al departamento de Santa Cruz como centro de desarrollo agropecuario e industrial.
Este plan fue ejecutado con financiamiento de los Estados Unidos de Norteamérica y
coincidía con las aspiraciones de la elite cruceña expresadas en el M emorándum de la
Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz elaborado en 1904.
En este contexto, los artesanos y militares, a su retorno de la guerra del Chaco,
organizaron movimientos sociales y regionales participando en la guerra civil emenerrista
de 1949.
23
C A P ÍT U LO D O S
Santa Cruz y el Estado nacional
revolucionario
La revolución de abril de 1952 marca un hito como momento constitutivo, según el con
cepto clásico de René Zavaleta Mercado. En efecto, una sociedad tradicional caracteri
zada por la rígida estratificación social, con una reducida movilidad social y donde ciertos
criterios “raciales” o “étnicos” establecían los criterios de pertenencia social, se transfor
mó drásticamente.
Antes de la revolución, la sociedad boliviana era esencialmente rural. Más del 70%
de la población se dedicaba a las labores agrícolas y rurales a un nivel de auto-subsis
tencia, y no estaba inserta en la economía de mercado. La economía era dual: estaba
compuesta por un sector tradicional agropecuario que abarcaba al grueso de la pobla
ción, y un reducido sector moderno, fundamentalmente vinculado a la minería de la
plata, primero, y luego del estaño.
El mercado interno era muy reducido, apenas existía en las principales ciudades
del país y los centros mineros, y en ellos participaba la minoría de la población. El prin
cipal rubro de exportación era el estaño, cuyos precios internacionales mostraron siem
pre una alta volatilidad. Esta era una econom ía de enclave muy dependiente de
condiciones externas.
Esta sociedad y su economía entraron en un largo proceso de crisis desde la se
gunda década del siglo XX, proceso que encontró un catalizador fundamental en la
guerra del Chaco, y que mostró de forma contundente, la necesidad de realizar gran
des transformaciones políticas. Las elites dominantes trataron de responder a las nue
vas condiciones durante la década de los años cuarenta, creando las condiciones para
un proceso de diversificación y crecimiento económ ico, pero sin alterar el sistema
25
político. Esto hizo inevitable un proceso de radicalización política hasta llegar a los acon
tecimientos de abril de 1952.
En lo político, el Estado Nacional Revolucionario se definió como policlasista, ba
sado en la alianza de clases, según lo enuncia el discurso de los propios los gobernan
tes y miembros del partido.
La mayoría de los autores que han escrito sobre la Revolución del 52 coinciden
en que la derrota del Chaco permitió la formación de una conciencia que desemboca
ría en la revolución.
Desde 1952 hasta 1964, el gobierno del MNR se encargó de modificar las relacio
nes de poder, con medidas que buscarían incorporar a la población boliviana a la eco
nomía capitalista moderna, a partir de tres acciones fundamentales:
• La reforma agraria, que por D.S. 3464 del 2.VIII.1953, bajo el principio de que la
tierra pertenece a quien la trabaja, expropió las grandes haciendas del occidente
del país en beneficio de sus colonos.
• La nacionalización de las minas de los grandes mineros, Patiño, Hochschild y
Aramayo (31.X.1952), empresas que pasaron al control y gestión de la COMIBOL.
• El voto universal (21.VIL 1952), que dio status de ciudadanía a toda la población
que había carecido de derechos políticos.
Las dos primeras acciones fueron decisivas para desmontar el poder de la oligar
quía tradicional: la primera destruyó de raíz el poder de los grandes latifundistas y la
segunda, el de la gran minería del estaño. Finalmente, reducida la hegemonía de los
grupos dominantes tradicionales, el voto universal permitió la incorporación activa y
militante de nuevos actores al proceso político.
Para efectuar las reformas al Estado, el MNR se sustentó primero en las milicias,
una suerte de ejército popular conformado por mineros y campesinos. Las milicias man
tuvieron su situación de fuerza armada legítima del Estado aun cuando el gobierno ya
había reorganizado las fuerzas armadas con ayuda norteamericana, dándoles a estas úl
timas otro rol más acorde a la revolución.
Una característica particular del gobierno del MNR en lo político fue el co-gobier-
no obrero. Esto significó que la Central Obrera Boliviana (COB) participaba del gobier
no, tenía a su cargo las carteras ministeriales del área social. Además, ejercía el control
26
obrero mediante lo que se llamó la “co-gestión de la COMIBOL”, en la cual los obreros
tenían derecho a veto. Sin embargo, la aplicación del Plan Eder, determinó un rompi
miento de la COB con el gobierno.
La política económica aplicada por el Estado Nacional Revolucionario de 1952 se
puede calificar como populista. Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards lo definen de
esta manera:
27
1 .1 . El Plan Inmediato de Política Económica del Gobierno de la Revolución Nacional
En 1955 se publicó el Plan Inm ediato de Política Económ ica del Gobierno de la Revo
lución N acional, firmado por Walter Guevara Arce. En realidad, el Plan se dirigía al go
bierno de Estados Unidos y a los militantes del MNR, com o señala el autor en su
presentación:
Este documento responde a una doble finalidad: Presentar al Gobierno de los Estados Unidos de
América el panorama esencial de la economía boliviana, tal como la encontramos después de me
dio siglo de exportación sistemática de las riquezas del país y exponer un plan inmediato, serio y
orgánico para modificar fundamentalmente esta situación, contando con la ayuda indispensable que
para este fin requerimos y parte de la cual ya hemos recibido en alimentos y bienes de capital. En
segundo término se ha pretendido sistematizar en un sólo cuerpo, para uso y orientación de los
funcionarios del gobierno y los militantes del Movimiento Nacionalista Revolucionario, los diferentes
programas de diversificación y desarrollo económico que se encuentran en curso (Guevara, 1955:9).
28
La solución para los problemas de las importaciones agrícolas y de la agricultura
del altiplano estaba planteada a través de la colonización del Oriente, entendida como
“transplante de población”.
Tal como ya lo había identificado la Misión Bohan en 1942, el Plan Inm ediato re
conocía en el norte de Santa Cruz las tierras mejores dotadas para la agricultura, espe
cialmente para los cultivos de caña de azúcar, arroz, algodón, maíz. Se estableció como
política la industrialización de la producción agrícola efectivizada con la instalación del
ingenio azucarero Guabirá.
Este Plan respondió a la emergencia de transformar las estructuras productivas
de acuerdo a los postulados de la Revolución Nacional. Para la región del Oriente, coin
cidía con el Plan Bohan en el propósito de procesar las materias primas y diversificar la
economía integrando la producción del Oriente al mercado nacional.
...el Producto interno bruto que en el trienio 1950-52 alcanzó a más de 110 dólares por habitante,
apenas llegó a superar los 90 dólares por persona en los años 1957-1959. Esta contracción de los
niveles medios de ingreso, coincidente con un periodo de cambio social de honda significación que
ha permitido incorporar a la vida ciudadana a importantes núcleos de la población del país, termi
naría por resultar incompatible con el progreso social y la propia estabilidad política si no se
acompaña urgentemente de una política de desarrollo que muestre perspectivas de una superación
verdaderamente significativa (Junta Nacional de Planeamiento, 1961:19).
El Plan concebía como escollos al desarrollo la crisis fiscal, la insuficiencia del aho
rro nacional, las deficiencias administrativas y, a la vez, estos factores constituían una
limitación a la integración del territorio nacional. En la planificación, se daba prioridad
a la inversión en los sectores productivos, sin embargo en el Plan se reconocía que las
luchas regionales influyeron en el cambio en la distribución de los fondos (Junta Nacio
nal de Planeamiento, 1961:66).
Las políticas de migración estaban dirigidas a ampliar la frontera agrícola en el
oriente y la expansión de la agricultura tradicional. El Plan establecía vínculos entre
29
ambas señalando que no habrá solución para una de las áreas a menos que en forma
simultánea e integrada se atienda al desarrollo de las otras áreas:
.. .no podrá lograrse la transformación de la agricultura del altiplano y los valles sino se crean las
condiciones que no sólo permitan, sino que garanticen un desplazamiento masivo de la población
hacia las tierras bajas tropicales: de igual modo la expansión de estas últimas quedará limitada mien
tras no se obtenga en las primeras condiciones indispensables para que la migración alcance la
magnitud que efectivamente se requiere Junta Nacional de Planeamiento, 1 9 6 1 :130)1.
1 Existía la concepción de que el Oriente no perteneciera a la nación boliviana o que no se tenía una
soberanía sobre ella, como se si tratara de tierras vacías por colonizar. En ningún momento se pensaba
en la existencia la población del oriente y menos aún de los grupos étnicos originarios. “Sin duda es
tarea urgente e imperiosa para la nación boliviana obtener una soberanía efectiva sobre todo su terri
torio. Este objetivo de alta trascendencia incluso en el aspecto estrictamente económico sólo puede
ser el resultado de un paso que cree las condiciones apropiadas para la ocupación y desarrollo de las
áreas tropicales” (Ib id ., 130).
30
Inm ediato de 1955 en un contexto económico condicionado por superar la crisis de la
hiperinflación de 1958 y con políticas de atracción de las inversiones en el área de pe
tróleo. La diversificación de una economía dirigida desde el Estado, daría la opción de
ampliar la disponibilidad interna de la producción, sustituir las importaciones y ampliar
las exportaciones.
Uno de los puntos básicos de la estrategia, reside en desplegar un esfuerzo deliberado para obte
ner internamente y a corto plazo, la máxima generación de excedente económico. Este se pretende
lograr mediante la colocación de productos en el mercado externo, dando prioridad a proyectos de
corta maduración, que cuenten con mercados relativamente asegurados. A través del mercado in
terno, se tiende al aprovechamiento de los recursos naturales y los bienes de capital que hoy
permanecen ociosos, incorporando a los grupos marginados. La generación de excedentes inter
nos permitirá financiar, en fases posteriores, proyectos de mayor envergadura de tal manera que, el
financiamiento externo cumpla un papel complementario. Sólo de esta manera se podrá hacer efec
tivo, en el plano económico, el objetivo de liberar al país de las estructuras de dependencia (Ministerio
de Planeamiento, 1970:82)
La moderna empresa agrícola de moldes capitalistas, si bien puede presentar viabilidad económica,
en cambio, en su tendencia al mejoramiento tecnológico disminuye la absorción de mano de obra,
aumentando el desempleo y la marginalidad. Asimismo, al buscar el aprovechamiento intensivo de
mano de obra, sigue marginando al campesinado de la participación socio-económica, negando así
uno de los objetivos de la estrategia. Todo esto nos encamina hacia estructuras comunales de pro
ducción. (...) Para los llanos y de manera particular para Santa Cruz, en el área agroindustrial de la
31
caña o del algodón, según el tipo de trabajador, su organización o las dimensiones posibles de las
unidades económicas, las nuevas experiencias pueden orientarse en la dirección de empresas esta
tales, mixtas (participación del Estado y los trabajadores) u organizaciones comunales. Asimismo se
concibe la organización de empresas estatales transitorias de tal suerte que desde dentro de la uni
dad se transmita la tecnología y organización para dar lugar al establecimiento de cooperativas
empresariales de producción (Ministerio de Planeamiento, 1970: 83).
El régimen municipal, aunque sin mayor coordinación , funciona anormalmente como dependen
cia del Poder Ejecutivo y este hecho se agrava por la posterior aparición en el concierto institucional
de los Comités de Obras Públicas, de los Consejos de Desarrollo Local y de otros, que asumiendo
atribuciones de las comunas y prefecturas, determinan una incuestionable duplicación de funcio
nes (Ministerio de Planeamiento, 1970:119).
32
El desarrollo del Oriente se concebía como una tarea del sector público y dirigida
desde el centro. Asimismo, en el documento se destacó que a partir de 1960, el Estado
tomó nuevamente en sus manos las decisiones de inversión y planificación económica,
luego de superar el periodo de estabilización monetaria entre 1956 y 1960. Entre los
logros se mencionó el inicio del funcionamiento de los hornos de fundición de estaño
y la nacionalización del petróleo, o sea de la Gulf Oil.
El Estado inicia los primeros estudios para integrar realmente la economía tradicional del altiplano con
el oriente del país. Habilitada ya la penetración al departamento de Santa Cruz, el sector público sienta
las bases de la industrialización de aquella zona. Esta comienza con la instalación del ingenio de Guabirá
que se convierte pronto en un centro de desarrollo, que irradia sus efectos a la producción agrícola de
toda la región. Acorde con esta nueva política, se inician las otras tareas del mismo orden en el campo
de la infraestructura, con la realización de programas camineros, de regadío, etc. El desarrollo social
recibe también el impacto de los cambios en la base económica. El Estado toma con más decisión su
parte en la protección de los recursos humanos (Ministerio de Planeamiento, 1970:124).
En el año 1969, las empresas públicas tenían un 61,26% del presupuesto total de
la nación, el gobierno central, el 22,19% y las instituciones descentralizadas 11,1%, mien
tras que los gobiernos locales tenían 5,45% de este presupuesto. De este 5,45% de gas
tos en gobiernos locales, llama la atención que el 25,42% de estos gastos correspondieron
al Comité de Obras Públicas de Santa Cruz, en segundo lugar después de la Alcaldía de
La Paz, con un 36,38% del presupuesto (Ministerio de Planeamiento, 1970:159).
Dicho año, el panorama de asignación de presupuesto a las instituciones regiona
les muestra la influencia de las regalías petroleras en la distribución de recursos al Co
mité de Obras Públicas de Santa Cruz, aunque este se ubica en segundo lugar, después
de la Alcaldía de La Paz. La desigualdad en la distribución de recursos no estaba basada
en la densidad de la población, sino en la persistencia de un modelo centralista que
privilegiaba el mantenimiento del desarrollo de la Sede de Gobierno e impulsar el cre
cimiento agropecuario y petrolero del Oriente.
Respecto a la ocupación de tierras del oriente, el Plan señalaba que solamente
tuvo éxito mientras duró el proceso de sustitución de importaciones, que se
...agotó rápidamente por saturación del mercado. (...) Se observan así dos espacios económicos de
características bien distintas uno Santa Cruz, conformado por la demanda y otro frenado por la mis
ma, área tradicional. El espacio económico de Santa Cruz está en franco proceso de conformación y la
presen cia de recu rsos petrolíferos en el área con la respectiva captación de regalías, ha
33
conducido a un proceso acelerado de urbanización, dirigido hacia la creación de un polo urbano
industrial que tiene amplias perspectivas de desarrollo (Ministerio de Planeamiento, 1970:196).
Como Presidente de la República, tengo la satisfacción de expresar que, durante los últimos cuatro
años, el pueblo boliviano, con excepción de pequeños grupos que actúan como agentes del extre
mismo internacional, en amarga oposición a su propia Patria, ha dado muestras de su generosidad
y desprendimiento en las experiencias más difíciles y en los momentos en que se necesita su valio
so concurso.(...) Como Capitán General de las Fuerzas Armadas de la Nación, aquí, en el Altar de la
patria, comprometo la mayor capacidad de disciplina, sacrificio y trabajo de los militares de Bolivia,
hombres que han tomado para sí la responsabilidad de conducir el país, en el momento más decisi
vo de su historia (Plan de Desarrollo, 1976: 5)2.
2 Resulta una paradoja hablar de excepción en un momento en que diez mil familias de bolivianos se
encontraban en el exilio y existía una represión política dirigida hacia organizaciones de la sociedad
civil, sindicatos e incluso la Iglesia Católica. Estos aspectos, así como la caracterización económica del
periodo 1971-78, serán presentados en otro capítulo.
34
El “Plan Bánzer”, como los anteriores, estaba estructurado por sectores y no
así por regiones o departamentos. Sin embargo, a nivel agropecuario, se pueden iden
tificar los proyectos dirigidos en Santa Cruz por la Confederación de las Fuerzas Ar
madas para el Desarrollo Nacional (COFADENA). La estrategia agrícola continuaba con
el objetivo de lograr el autoabastecimiento interno de alimentos y diversificar las ex
portaciones. Pero, a diferencia de los gobiernos populistas de Ovando y Torres, la in
tervención directa de los militares a cargo de empresas productivas del Estado
asignadas al Ejército, sería fundamental. De una inversión total de Bs. 118.622.557 de
1975, 12.275115 (o sea 10,34%) estaban destinados a inversiones en proyectos
agropecuarios dentro del departamento de Santa Cruz, y de 104 proyectos, 16 esta
ban en el departamento de Santa Cruz. Como se ve, el plan no consignaba una prefe
rencia especial de inversiones para el departamento, en relación a su población y su
aporte al Producto Interno Bruto.
Sin embargo, en los hechos, en este periodo se dotaron siete millones de hectá
reas de tierra y se fomentó el ingreso de capitales impulsando de esta manera el creci
miento del departamento.
En cuanto a la política industrial, se planteaba promover las exportaciones indus
triales tomando en cuenta las ventajas ofrecidas en la sub-región andina. Para el depar
tamento, se proponía instalar plantas para industrializar la producción agrícola.
En cuanto a petróleo, el plan era ambicioso y hablaba de 15 proyectos en ejecu
ción en 1975, de los cuales nueve se encontraban en el departamento de Santa Cruz,
con una inversión del 27,85% de dinero invertido en proyectos petrolíferos.
En este plan, las propuestas para los departamentos y regiones estaban diluidas
en los planes sectoriales, por lo tanto, ni siquiera se planteó el tema del desarrollo re
gional o del equilibrio entre regiones.
35
Desde el Plan Bohan, que se había caracterizado por haber priorizado el desarro
llo de las regiones, este fue el primer plan que tomó en cuenta cada departamento por
separado y contó con un capítulo destinado a analizar las desigualdades del desarrollo
regional y a plantear políticas diferenciadas para cada departamento y región.
En este sentido, estuvieron explícitos los objetivos para el desarrollo de Santa Cruz,
las políticas de fomento a la agricultura, considerando que la definición de políticas ge
nerales debía ser nacional y que la aplicación de los instrumentos pasaría a instancias
departamentales. Ratificó, además, que la planificación y ejecución de los proyectos de
bía estar a cargo de la Corporación para el desarrollo de Santa Cruz (CORDECRUZ) y su
política de inversiones en las provincias cruceñas, ocupando selectivamente los espa
cios vacíos de la región.
Continuaba la política agropecuaria de autoabastecimiento básico de productos
agrícolas de consumo masivo y las exportaciones que debían tener valor agregado.
En el Plan de Rehabilitación se citan proyectos ubicados en el departamento con
posibilidades de exportar como agropecuarios, artesanía, madera y otros como una mo
lienda de cemento.
Se planteaba reorientar la demanda interna de combustibles hacia el gas y la energía
en general y evitar la exportación de petróleo como recurso escaso a destinarse al mer
cado externo.
Lamentablemente, este plan - e l último basado en el modelo de desarrollo nacio
nalista revolucionario- no pudo ejecutarse porque la crisis financiera y el déficit fiscal
que incrementaron la hiperinflación, influyó en los sectores productivos agravando aún
más la crisis en el conjunto de la economía boliviana. La línea coincidente entre los pla
nes de los gobiernos nacionales fue el centralismo, es decir, concebir del desarrollo de
los sectores sin tomar en cuenta las relaciones entre las regiones y el estado. A partir
del Plan Bohan, se mantuvo constante la política según la cual el departamento de
Santa Cruz sería productor agropecuario y petrolero, integrando así el mercado nacio
nal y sustituyendo las importaciones.
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2. La aplicación de la reforma agraria en el departamento de Santa Cruz
La reforma agraria tenía el propósito de privatizar la tierra e incorporar el sector
agropecuario en el mercado capitalista siguiendo los modelos del liberalismo europeo.
Sin embargo, en Santa Cruz, el resultado de su aplicación fue muy distinto a lo ocurrido
en el occidente de Bolivia. Castillo y Ballerstaerd (1983) analizan los efectos de esta po
lítica sobre las tierras del Oriente. En sus conclusiones señalan que:
El estímulo e incremento de la producción agropecuaria en una primera etapa desde 1954, hasta
mediados de la década del 60 cubrió las necesidades y estuvo destinada al mercado nacional. A par
tir de fines de la década del 60 y, con mayor impulso a principios de la del 70, se produjo un cambio
en el destino de la producción regional, que pasó a orientarse principalmente hacia los mercados in
ternacionales con crecientes exportaciones de algodón, azúcar y madera fundamentalmente. A lo largo
de este proceso, se operaron cambios esenciales en las formas de redistribución de la mano de obra, y
el salario se convirtió en la forma dominante de pago; al mismo tiempo, subsistían en algunas regiones
el trabajo gratuito y las obligaciones personales del peón hacia su patrón (1983:104).
...son fundamentalmente los factores al interior de las haciendas orientales, los que determinaron
la generación de una vía de desarrollo agrícola de sustitución lenta de relaciones típicamente servi
les por capitalistas. Es decir que, muchos de los terratenientes de Santa Cruz iniciaron antes de 1952
un proceso de modernización por la necesidad de retener una mano de obra escasa y el ánimo de
acrecentar sus ganancias, a tal punto de que un grupo minoritario de éstos llegó a transferir ganan
cias de la hacienda hacia la constitución de ingenios azucareros (Ybarnegaray, 19 9 2 :67)5.3
3 Este es el caso de los ingenios La Esperanza y San Aurelio. Asimismo Walter Núftez Rodríguez explica
que en 1944 se instala el primer ingenio azucarero moderno con estructuras de hormigón armado en
Bolivia.- el ingenio azucarero La Esperanza, de propiedad de Luis Iturralde, que constituiría la base del
crecimiento cañero del departamento de Santa Cruz (Núñez, 2000:16).
41
Éste era precisamente el proyecto que las elites tenían para el desarrollo de Santa
Cruz, en un primer momento, contrapuesto con el modelo planificado desde el Estado
central y sus políticas de dirigir la economía regional desde el Estado, e “incorporar” el
Oriente a Bolivia. Es muy probable que mientras las elites cruceñas pretendían una mo
dernización más liberal, el proyecto económico nacional tenía una visión de desarrollo
más centralizada para el Oriente.
En el proyecto de las elites cruceñas, las propias haciendas relacionaban la pro
ducción agrícola con una incipiente industrialización. Con el advenimiento de la em
presa agrícola con financiamiento e inversión intensiva en capital, el agricultor no tenía
posibilidad de industrializar su producto en el mismo establecimiento, tanto por la ins
talación del ingenio Guabirá a cargo del Estado, como de la política de fomento cañero
a las colonias agrícolas integradas por los inmigrantes andinos.
Como resultado de este proceso, los productores se convirtieron en empresarios
agrícolas proveedores de materias primas para las industrias, como en el caso de los
cañeros. Así, las haciendas tradicionales dejaron de ser la forma predominante de pro
ducción. Pero una vez que se truncó el proyecto cruceño agropecuario y agroindustrial
y se dividió en proveedores y productores industriales, el desarrollo de la región quedó
inmerso en el proyecto centralista de desarrollo del Oriente y el proceso de integración
pensado a partir del modelo nacionalista-revolucionario.
Las inversiones en la región respondieron a políticas económicas que buscaban la
integración del Oriente a los mercados nacionales y el desarrollo agroindustrial, como
el ingenio Guabirá, plantas procesadoras de aceite, leche y cereales y otras empresas
productivas que se incorporaron a la Corporación Boliviana de Fomento con varios pro
yectos de desarrollo financiados con créditos extranjeros.
Es decir que las elites cruceñas se enfrentaron al proyecto, a pesar de que en lo eco
nómico se apoyaba al desarrollo regional con políticas de fomento y créditos externos,
debido a la incongruencia entre la existencia de un poder político centralizado y que im
ponía políticas, y la necesidad de un desarrollo basado en la economía de capitales privados.
La reforma agraria y la colonización despertaron temor en la población. Cundió
la idea que la reforma agraria afectaría a los intereses de los hacendados tradicionales.
Según el censo agropecuario de 1950, existían cuatro tipos de productores que
ocupaban tierras “propias” en un total de 7.390 unidades productivas con un total
3.655.495,51 hectáreas. Estos se encontraban en las tierras: 1) trabajadas solo por el
42
productor; 2) las tierras trabajadas por el productor con ayuda de jornaleros; 3) las gran
jas, cooperativas y sociedades agrícolas, y 4) las comunidades campesinas.
El 66% de las unidades productivas estaban trabajadas por productores solos,
es decir pequeñas parcelas con una superficie promedio de 293 hectáreas. En segun
do lugar de los que cultivaban tierras propias estaban las haciendas tradicionales tra
bajadas por el productor con jornaleros con una superficie promedio de 1.792,67
hectáreas. Entre los que no tenían tierras propias destacaban los arrendatarios que
poseían 1416 unidades productivas, el 14,9% del total, con una superficie promedio
de 30,78 hectáreas. Eran los que mejor aprovechaban la tierra con una mayor super
ficie cultivada en relación a la superficie total. Los calificados como propietarios de la
tierra en el censo agropecuario de 1950 eran los hacendados tradicionales y los pe
queños agricultores y ganaderos, mientras que los que usufructuaban la tierra sin ser
propietarios eran los jornaleros, tolerados e inquilinos.
El total de las tierras ocupadas de la región, tomando en cuenta las distintas
categorías en 1950 era 3-778.052,73 hectáreas, mientras que el departamento de San
ta Cruz contaba con 37.059.900 hectáreas. Las tierras sembradas representaban sola
mente 10,19 % de las tierras con algún tipo de posesión; en contraste existía un saldo
de 89,81 % de tierras baldías.
Esta situación confirma que, en Santa Cruz, antes de la reforma agraria de 1953,
existía una gran acumulación de tierras sin aprovechar. En su mayoría, los propieta
rios de tierras las trabajaban en forma individual y en mucha menor escala contrata
ban jo rn a lero s. La p resen cia de cooperativas y socied ad es agrícolas era casi
insignificante. La mayor parte de la producción se destinaba al autoconsumo y sólo
el excedente ingresaba al mercado.
Si bien en el occidente la explotación de la tierra se desarrollaba bajo relaciones
de producción semi-serviles como el pongueaje, en el Oriente se trabajaba bajo un ré
gimen de coexistencia de formas de producción asalariadas con elementos de coacción
y de endeudamiento junto con pequeños productores de auto-subsistencia, como lo
vimos en el capítulo anterior.
El proceso de la reforma agraria en el Oriente fue distinto ya que el MNR contaba
con un proyecto diferente de desarrollo agropecuario para la región. Mientras en
occidente se intentaba privatizar la tierra dotando a los campesinos de pequeños terre
nos, en el Oriente, el propósito era constituir empresas agrícolas:
43
la debilidad numérica y organizativa de la población indígena y la existencia de grandes extensiones de
tierra, son factores que determinaron un proceso de reforma agraria distinto, posibilitando más bien la
consolidación de la propiedad terrateniente y la dotación de nuevas tierras y áreas de explotación a nue
vos empresarios y especuladores de tierras y en menor medida a campesinos y pequeños agricultores,
colonizadores, proceso en el que estuvo ausente la población indígena originaria de la zona (Paz, 1977:219).
La empresa agrícola que, al promulgarse el presente Decreto Ley, reservara el régimen mixto de
colonato y asalariado, será inafectable, previa comprobación de la inversión de una parte del capital
suplementario, por menos del doble del capital fundario y el empleo de técnicas modernas en su
explotación (Ley de Reforma Agraria, cap. IV, art. 36).
4 Entre las más importantes instituciones agropecuarias creadas hasta el año 1971, se puede mencionar: el
Servicio Nacional de Reforma Agraria (SNRA), mediante D. S. 3471 (27.V1II.1953) elevado a rango de Ley
44
En Santa Cruz ocurrieron pocos casos de redistribución de tierra.
La primera afectación que se tiene conocimiento ocurrió en mayo de 1.952 cuando el fundo Jorochito
fue distribuido entre doscientos campesinos del sindicato agrario correspondiente. También fue
ron afectados los fundos “El Triunfo” de José Antonio Ortiz, “La Colorada”, de la familia Teodovich,
En artículos de prensa, se reportan la afectación de fundos como El Chuchío, la Firma Oriente de
igual manera la propiedad del Dr. José Mercado C. (Castillo y Ballerstaerd, 1983:79)
También hubo amagos de enfrentamientos armados como el caso del Dr. José Mer
cado que, en compañía de sus hijos y mediante allanamiento armado, pretendió arre
batar los títulos otorgados a los campesinos (.Ibid . , 80-81).
Durante la primera etapa, es decir entre los años 1955-1970, la dotación de tie
rra fue lenta, presumiblemente debido a la estructura agraria imperante hasta antes
de 1952. Las elites cruceñas eran reacias al nuevo gobierno ya que, como se señaló
anteriormente, el propósito de la reforma agraria para el Oriente no era el de afectar
a los latifundios, sino más bien potenciar las empresas agrícolas. Los hacendados tra
dicionales se acogieron a las cláusulas que les permitían declarar a sus propiedades
como empresas agrícolas.
Por otro lado, no existían, como en occidente, organizaciones sindicales campesi
nas fuertes que hubieran podido liderizar la toma de tierras. Las relaciones de trabajo
agrícola de la hacienda tradicional, con su carga de coacción y compadrazgo, no permi
tieron el desarrollo de una conciencia social de los peones. Sin embargo, las haciendas
cercanas a la ciudad de Santa Cruz fueron loteadas bajo el poder de las milicias del MNR.
En el período de 1971 a 1977, se aceleró el proceso de distribución de tierras.
Este fenómeno se debe fundamentalmente a la creación de las Brigadas Móviles del Con
sejo Nacional de Reforma Agraria que funcionaron entre 1968 y 1975, además de otros
de la República (29X 1959), encaigado de ejecutar las disposiciones contenidas en la Ley de Reforma Agra
ria, teniendo como unidad operativa al Consejo Nacional de Reforma Agraria (CNRA) institución principal
de la distribución de tierras en el país y funcionaba baja la tuición del Ministerio de Asuntos Campesinos
y Agropecuarios. Fue intervenido en 1992. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Colonización fue re
organizado mediante DS 7226 (28.VI.1965), siendo rebautizado con el nombre de Ministerio de Agricultura.
Se creó además el Instituto de Colonización y Desarrollo de Comunidades Rurales, posteriormente de
nominado Instituto Nacional de Colonización (INC); funcionaba bajo la tuición del Ministerio de Agricultura
y tenía como objetivo: planificar, ejecutar y evaluar programas y proyectos de asentamiento humanos en
áreas determinadas de colonización. Fue intervenido al mismo tiempo que el CNRA en 1992.
45
factores como: la apertura de caminos hacia nuevas fronteras agrícolas cada vez más ale
jadas; el mayor interés por la producción de carne, que implicaba la necesidad de ma
yor extensión de tierras; la falta de tierras libres en la región integrada aledaña a la capital,
que obligó a los nuevos peticionarios de tierra a buscarla en zonas más alejadas. En el
período del gobierno militar de Hugo Banzer, personas que nunca pensaron ser ni ga
naderos ni agricultores, por favoritismo político5, obtuvieron tierras que más tarde pu
sieron en venta. Muchos casos, conocidos por la ciudadanía, adquirieron ribetes de
escándalo cuando se dieron a conocer al público en general.
Se puede decir que, en este período, se “loteó” el departamento. Entre 1955 y
1970, se dotaron un poco más de dos millones de hectáreas, mientras que entre 1971 y
1978, en siete años, se dotaron casi siete millones de hectáreas.
Cuadro 2
Santa Cruz: dotación de tierras por la reforma agraria
(expresada en hectáreas)
Año Dotación individual * Dotación colectiva Otras tierras Total
* Consolidada y dotada
Fuente: C.N.R.A. y Castillo y Ballerstaerd, 19S3: 36.
5 Tomando com o fu ente la d ocum entación de los juzgados agrarios de Santa Cruz, Castillo y
Ballerstaerd presentan la lista de 20 militantes de FSB que recibieron tierras con extensiones de
500 a 20.000 hectáreas entre 1973 y 1979. Entre ellos figura el nombre de Olma Cabrera de García
Meza, esposa del ex dictador Luis García Meza quien recibió 6.596 hectáreas en 1981 (Castillo y
Ballerstaerd, 1983: 55).
46
Del cuadro anterior, se ve que hasta 1978, la distribución individual de tierras
en Santa Cruz representa el 95,9 % y la distribución colectiva el 4,1% del total de la
superficie total del departamento de 37.059,900 hectáreas.
La mayor demanda de tierras se concentró entre los años 1974 y 1976, con un
máximo en 1975, es decir durante el primer gobierno de Banzer, lo que se explicaría
por los vínculos entre los beneficiarios y las elites agropecuarias cruceñas que forma
ban parte del bloque en el poder6.
La inequidad del proceso de distribución de tierras sobresale de la observación
del siguiente cuadro:
Cuadro 3
Tenencia de la tierra en Santa Cruz en 1984
Tamaño de las unidades
agropecuarias Unidades agropecuarias Superficie
(hectáreas) Número % Hectáreas %
Fuente: Segundo Censo Agropecuario, resultados provinciales: Santa Cruz, citado en Ibarnegaray, 1992:93.
El censo agropecuario de 1984 muestra que las propiedades con más de 200 hec
táreas, es decir, el 6% de las unidades productivas, monopolizan el 84 % de la superficie
total. La evidencia estadística presentada muestra una clara visión de lo que fue la refor
ma agraria en Santa Cruz y la inequidad en la distribución de tierras: por un lado, exis
tieron grandes extensiones concedidas a empresas agrícolas y ganaderas, algunas de las
6 Dicha tendencia es confirmada por otro estudio del PIEB (Inturias, 2002), que analiza el tema de la tenencia
de la tierra en la provincia Cordillera. Por su parte Ibarnegaray señala que en Santa Cruz, entre 1955 y 1970
se dotó una superficie de 1.157.456,76 hectáreas, o sea el 23,5% del total, mientras que entre 1970 y 1978, se
dotaron 7.1 3 1 .1 0 7 ,3 5 hectáreas que correspon d en al 76,5% del total hasta 1978 (1992: 91).
47
cuales llegaron a exportar, mientras que los pequeños productores con menos de 10
hectáreas, tenían en su conjunto la menor cantidad de tierras (0,02%).
De las 43.132.721 hectáreas distribuidas entre 1953 y 1992 por el SNRA en todo el
país, 13.046,798 hectáreas corresponden al departamento Santa Cruz, o sea 30,25%; de
las 1.047.572 hectáreas distribuidas por el INC, 560.098 hectáreas corresponden tam
bién al departamento, lo que significa el 53,47% del total nacional.
El departamento de Santa Cruz fue el que más se benefició con la dotación de
tierras, especialmente en la década de los años setenta. Este hecho, que se manifiesta
tanto en la ampliación de la frontera agrícola y la producción agropecuaria para consu
mo interno y exportaciones, como en el incremento de la población de migrantes, cons
tituyen aspectos que serán desarrollados en otros acápites.
El proceso de reforma agraria promovió una mayor desigualdad y fomentó la crea
ción y consolidación de una elite terrateniente. Así se comprueba cuando apenas el 2,7%
(1.146 unidades agropecuarias), se concentra el 72% de las tierras.
Si bien las bases para el desarrollo agropecuario del departamento ya se estaban
dando a partir de la transformación de la hacienda tradicional, es indudable que la re
forma agraria fue el motor para el desarrollo de la empresa agrícola, pues promovió la
propiedad privada, legalizó los títulos de propiedad, lo que permitió el acceso a los cré
ditos y a maquinarias con tecnología avanzada y así generó una “reacción en cadena”
del desarrollo agrícola y ganadero actual de Santa Cruz.
Entonces, la reforma agraria transformó las características de la tenencia y uso de
la tierra en el departamento de Santa Cruz. Si bien al principio del proceso existía te
mor en la elite terrateniente por posibles efectos negativos de la reforma agraria, se
consolidó la empresa agrícola, y el trabajo asalariado en las empresas agrícolas. El de
partamento se convirtió en el centro de producción de alimentos en los años sesenta y,
posteriormente, de exportaciones agropecuarias. La distribución de tierras varió por pe
ríodos: en los primeros años de la reforma agraria, pocas haciendas de Santa Cruz fue
ron afectadas excepto las que estaban ubicadas en los alrededores más próximos a la
ciudad, como parte del llamado “loteamiento” urbano. En los años setenta se otorgó,
mediante prebendas, la mayor cantidad de tierras por las influencias de los grupos de
poder político vigente, consolidando con ello una estructura agraria de grandes exten
siones para dar lugar a la coexistencia de las unidades productivas campesinas de
autoconsumo y a la extinción de la hacienda agrícola tradicional.
48
3. La colonización del Oriente
La visión de largo plazo que asumió el Estado boliviano en los años cuarenta sobre la
necesidad de “la marcha al Oriente” fue asumida por el Estado del 52 como propia.
Frente a la dependencia de las exportaciones mineras, se trataba de buscar la diversi
ficación económica, y la sustitución de importaciones que permitieran la industriali
zación del país.
La solución obvia para ambos problemas, -ah o rro de divisas y transplante de una población que
vive apenas de la agricultura de subsistencia propia del altiplano y la cordillera-, consiste en llegar a
las tierras bajas, planas y deshabitadas para poblarlas y producir en ellas los artículos que se impor
tan (Guevara, 1955:100).
Pero este Estado también debía enfrentarse a una realidad ineludible: la de un país
en el la mayor parte de su población vivía en condiciones de extrema pobreza, con eco
nomías de subsistencia, en las tierras altas del altiplano y los valles, arrancando con gran
des esfuerzos unos pocos frutos de la hostil naturaleza, mientras las tierras bajas,
tropicales y de gran fertilidad, estaban prácticamente despobladas. Por otra parte, las
tres guerras internacionales vividas por Bolivia desde su fundación en 1825 habían mos
trado la importancia de la ocupación de su territorio.
Así, la “marcha al Oriente” era también la ocupación de los espacios entendidos
en la época como “vacíos”, pues se trataba de ocupar eficazmente el espacio nacional:
aquello significaba desplazar contingentes humanos desde el altiplano y los valles hacia
los llanos del Oriente. Tal proceso se denominó “colonización”.
El Plan Inm ediato del MNR se concentró en la necesidad de la migración interna:
Sin desconocer los beneficios de la inmigración de agricultores europeos, debe destacarse que
el problema de la migración interna es fundamental para Bolivia, con la ventaja inmediata de que
su solución es menos costosa en divisas. (...) Debido a la superpoblación de los valles y el altipla
no y la escasez de tierra cultivable, sus pobladores apenas alcanzan a producir para el consumo
familiar. Esos grupos, en vez de proveer al mercado los productos que se importan, concurren
más bien como consumidores. El único remedio posible es descongestionar esas regiones, con
virtiendo a los que se trasladen al área de Santa Cruz, en proveedores de productos esenciales
en vez de consumidores. Paralelamente, los que permanecieran en su área de origen, al aumen
tar la extensión de sus propiedades, podrían transformarlas en granjas de producción comercial
(Guevara, 1 9 5 5 :103).
49
Según Pablo Pacheco (1998: 119), el proceso de colonización que se desarrolló
en el Oriente a partir de la reforma agraria era parte de una estrategia de desarrollo
orientada a:
3 .1 . La colonización nacional
El proceso de colonización se realizó mediante tres modalidades distintas, dependien
do del grado de protagonismo del Estado.
En primer lugar existió la llamada “colonización dirigida” en la cual el Estado asu
mía un rol preponderante pues escogía el lugar de colonización, seleccionaba a los po
tenciales colonos, los transportaba hasta el lugar definido, les proporcionaba tierras y
se comprometía a dotar de los diversos elementos necesarios al proceso. Todo ello res
pondía a un completo programa de planificación previa, con una mínima o nula inter
vención de los colonos.
En segundo lugar se ejecutó la “colonización semi-dirigida”, en la cual el apoyo
del Estado se reducía notablemente, limitándose a definir la zona de colonización, re
partir los fundos y proveer de un mínimo de servicios básicos, mientras que la iniciativa
de asentamiento partía básicamente del mismo migrante.
Finalmente, hubo la “colonización espontánea”, en la cual el proceso de constitu
ción de nuevos asentamientos humanos se realizó sin ningún apoyo estatal o de institu
ciones privadas, bajo la responsabilidad de los propios colonizadores. Normalmente, en
estos casos, aparece la figura del loteador rural, sujeto que distribuye las parcelas en
tierras fiscales, y que inicia el proceso legal de adjudicación de tierras por el Consejo de
Reforma Agraria.
50
Uno de los primeros asentamientos de colonización dirigida se llevó a cabo en
1954 en la zona de Campanero-La Enconada, cerca de la localidad de Cotoca, a unos
treinta kilómetros al este de Santa Cruz de la Sierra. Fue el proyecto de colonización
más planificado. Ejecutado por la Corporación Boliviana de Fomento (CBF), contó con
el apoyo del Programa Andino de las Naciones Unidas. La dotación de tierra para cada
colono era de cincuenta hectáreas, y se le proporcionó vivienda y asistencia técnica. La
colonia se constituyó con cincuenta y tres familias, seleccionadas por la administración
de la colonia en sus lugares de origen. Inicialmente disponía de una superficie total de
10.115 hectáreas. Sin embargo, con el paso del tiempo, el proyecto fracasó por diversos
factores, entre los cuales cabe destacar las características arenosas del suelo, poco apto
para los cultivos, el aislamiento de la colonia, y la falta de instituciones comunitarias.
Poco a poco, las familias abandonaron la colonia.
En 1955 se inició el desarrollo de las llamadas “colonias militares” Cuatro Ojitos,
Huaytú y Caranda, con 16.000, 10.000 y 540 hectáreas, respectivamente. Este proceso
de colonización duró hasta 1961 y estuvo a cargo del ejército, con financiamiento de la
Corporación Boliviana de Fomento. Se escogió para ello áreas cercanas al ingenio azu
carero Guabirá, por ende, de fácil acceso a la capital del departamento. Se trataba de
batallones seleccionados de reclutas que ingresaban a estas zonas de colonización a rea
lizar los trabajos de “precolonización” (desmonte, construcción de caminos, escuelas,
etc.) y agricultura. Concluido su servicio militar, aquellos reclutas tenían derecho a reci
bir una parcela de veinte hectáreas, en parte desmontada y con una vivienda. Pese a
estos incentivos, pocos reclutas (entre 5 y 10%), se quedaron en la zona. Este sistema
de concesiones se suspendió en 1957. A partir de ese momento sólo se asentaron colo
nos civiles, quienes tenían que trasladarse a la zona por sus propios medios, mientras
que la administración de las colonias pasó a manos de la CBF.
Otro proceso de colonización de la época fue el de Aroma, con 5.500 hectáreas,
proyecto de la CBF realizado en 1954. En este caso, se llevaron grupos de campesinos
voluntarios desde Cochabamba a la zona de colonización. Durante dos meses se los em
pleaba en trabajos de desmonte y construcción de caminos, por lo cual recibían como
paga ropa y alimentos. Además, debían realizar labores agrícolas en forma cooperativa.
Al término de los dos meses, los campesinos debían decidir si quedarse o volver a sus
tierras de origen. Si decidían quedarse recibían una parcela de quince hectáreas. De esta
forma, el proceso trataba de garantizar la permanencia comprometida de los colonos.
51
Así, entre 1956 y 1962, la Corporación Boliviana de Fomento (CBF) y las Fuerzas
Armadas fueron los organismos encargados de dirigir el proceso de colonización.
En 1962 se creó el Consejo Nacional de Colonización, que a su vez fue sustituido
en 1966 por el Instituto Nacional de Colonización (INC). Sin embargo, se debe destacar
el rol del Consejo Nacional de Reforma Agraria (CNRA), quien realizaba la dotación de
tierras, mientras que el INC se encargaba de su adjudicación.
En 1962 se elaboró un Plan Nacional de Colonización (BCB, 1963: 47) cuyos obje
tivos eran:
Para 1962, como parte del Plan Nacional de Colonización, el Instituto Nacional de
Colonización y Desarrollo de Comunidades Rurales identificó tres zonas para la coloni
zación:
52
Resumiendo el proceso de colonización y asentamientos hasta 1966, ya se puede
observar la importancia de los asentamientos espontáneos en aquellos días, con un 31,5%
del total de familias de colonos. Por otra parte, las colonias de Cuatro Ojitos y Yapacaní
eran las más importantes, desde el punto de vista del número de familias asentadas.
Durante los años de los gobiernos militares (1964-1978), el proceso de coloniza
ción recibió un impulso importante del gobierno central. En un estudio sobre las colo
nias de Antofagasta, Berlín, El Chore, Huaytú, y San Julián, se encontró que el 57% de
los asentamientos semi-dirigidos y el 89% de los asentamientos dirigidos se realizaron
entre 1965 y 1978 (Soria, 1996:36).
Considerando el proceso de colonización hasta 1980, y tomando en cuenta las tres
áreas de Santa Cruz, Chapare y Alto Beni, el cuadro 4 muestra la importancia de los
asentamientos espontáneos: el 79,06% del total de familias de colonos en las tres áreas
de colonización, con el 71,47% de la superficie concedida. Por otra parte, el cuadro tam
bién permite apreciar la importancia de las colonias de Santa Cruz, que absorbieron el
45,05% del total de familias, con el 69,47% de la superficie concedida. Por otra parte, ya
en el departamento de Santa Cruz, resulta notable también la importancia de los
asentamientos espontáneos: 72,48% de las familias sobre una superficie que representa
el 67,19% del total.
Cuadro 4
Número de familias asentadas y dotación de superficie
por tipo de colonias hasta 1980
Santa Cruz Caranavi - Chapare - Total
Alto Beni Chlmoré
F S F S F S F S
Colonias dirigidas 6.058 157.290 3.144 31.440 2.299 45.280 11.501 234.010
Colonias espontá
neas 20.810 624.300 17.896 214.752 11.678 116.870 50.393 955.922
Colonias extran
jeras 1.844 147.520 1.844 147.520
Total 28.712 929.110 21.040 246.192 13.986 162.150 63.738 1.337.452
53
El esfuerzo que implicaba el proceso de colonización de las tierras bajas se tradu
jo en un discurso favorable por parte del Estado, pero no por un serio compromiso de
fondos destinados al proceso. En general, el aporte fundamental del Estado se limitó a
la entrega de tierras fiscales a los migrantes, sin mayores inversiones en infraestructura
ni en apoyo agrícola. El apoyo pecuniario al proceso de colonización vino básicamente
de la cooperación internacional.
De particular importancia fue el préstamo del BID que, desde 1963, financió el
proceso de colonización semi-dirigida en Yapacaní, Chapare y el Alto Beni. En este pro
yecto, el BID contribuyó con 9,6 millones de dólares americanos, colocados a 25 años
de plazo, con un interés del 1,25% anual.
Mientras tanto, el Estado boliviano destinó el presupuesto siguiente al proceso
de colonización:
Cuadro 5
Gastos en colonización del Estado boliviano, 1952-1958
Año En Bolivianos Porcentaje
del presupuesto
1949 3.310.750 0,15
1952 * *
54
experimentaba entonces un proceso inflacionario. En consecuencia, el dato relevan
te es el porcentaje que ese monto significaba dentro del total de egresos del Estado7.
Los resultados son interesantes: En todo el período, estos montos no llegan ni al 1%
del total, pero en los dos años anteriores a la Revolución, apenas alcanzaban a un
0,15%, después observamos un importante incremento hasta 0,41 % en 1953- Poste
riormente este porcentaje se va reduciendo drásticamente hasta llegar un nivel míni
mo del 0,01 %, en 1958.
En 1960 el presupuesto para colonización ascendió a los 225 miles de pesos boli
vianos, y en 1961 aumentó a 234 miles de pesos bolivianos (nótese el cambio de uni
dad monetaria), que representaban, en ambos casos, el 0,05 % del total de los egresos
del presupuesto general de la nación (BCB, 1965: XLVII). Finalmente, a partir de 1962,
esta partida presupuestaria desapareció.
La mayoría de los japoneses que inmigraron com o trabajadores contratados a Perú fueron em
pleados en las plantaciones de azúcar y algodón de la región de la costa, pero las condiciones
totalmente adversas y diferentes con las que habían sido contratados inicialmente y el gran auge
del caucho en la región amazónica del país vecino atizó su espíritu aventurero y muchos abando
naron las tierras donde estaban contratados, cruzando la cordillera de los Andes para ingresar a
Bolivia (Kunimoto, 1990: 42).
No cabe duda de que la deflactación de esta serie podría mostrar que, en términos reales, el monto
destinado por el presupuesto se ha incrementado. Sin embargo, por ahora, existe una dificultad técni
ca para realizar este calculo: el PIB sólo se calculó en Bolivia desde 1958, por lo cual no se dispone del
deflactor de los precios implícitos del PIB con anterioridad a ese año; por otra parte, los cálculos más
antiguos del Indice de Precios al Consumidor llegan sólo hasta 1959. Por otra parte, la participación
relativa no requiere la deflactación como paso previo.
55
Hacia 1915, la ciudad de Riberalta contaba con tal cantidad de japoneses (600
a 700 sobre un total de dos a 3.000 habitantes) que estos decidieron organizarse en una
asociación. Posteriormente muchos de ellos volvieron a desplazarse buscando nuevas
oportunidades, unos hacia el sur, hacia Santa Cruz de la Sierra, y otros hacia las ciuda
des del altiplano.
En 1942, Bolivia, en su calidad de “país aliado”, declaró la guerra al Japón. Re
cién en 1955 se estableció en La Paz una representación diplomática del Japón. El 2
de agosto de 1956, los gobiernos de ambos países firmaron un Acuerdo de Inmigra
ción8 que estipulaba que en un plazo de cinco años podrían llegar a Bolivia 1.000 fa
milias o 6.000 ciudadanos japoneses en calidad de inmigrantes. Por este acuerdo, el
gobierno de Bolivia se com prom etía a entregar tierras fiscales sin costo a los
inmigrantes, y en construir los medios de acceso a esas tierras. Por su parte, los
costos de inmigración corrían por cuenta de los inmigrantes, y se establecía que es
tos fueran a dedicarse a actividades agropecuarias. Al amparo de este acuerdo, se cons
tituyeron cuatro colonias japonesas en el Oriente boliviano: Okinawa I, II, III y San
Juan de Yapacaní.
Las colonias Okinawa tuvieron un origen muy distinto de la colonia japonesa de
San Juan. Como señala Iyo Kunimoto:
El establecim iento de la Colonia Okinawa se debió a una política de migración singular adop
tada por las fuerzas de ocupación m ilitar de Estados Unidos que gobernaban las islas de
Ryukyu... Hubo dos medios para el traslado de los emigrantes de Okinawa de posguerra a B o
livia: uno a través de la participación activa de los inmigrantes que ya residían en Bolivia, y
otro a través del plan del gobierno de las fuerzas de ocupación militar de los Estados Unidos
(Kunimoto, 1990: 45).
56
buena, y los colonizadores tuvieron que trasladarse en varias oportunidades, Finalmen
te, en 1956, en la zona llamada Los Chacos, se creó el establecimiento definitivo de la
Colonia Okinawa. En 1960 se fundó una segunda colonia, llamada Okinawa II a 19
kilómetros al sur de la primera, y finalmente en 1962 se fundó Okinawa III, otros 18
kilómetros más al sur de la anterior.
A diferencia de éstas, la colonia de San Juan de Yapacaní fue más bien una ini
ciativa privada. Los primeros colonos de San Juan se llamaban a sí mismos “Inmigra
ción Nishikawa”, en alusión a Toshimitsu Nishikawa, que se había dedicado a la
industria del azúcar en la isla de Java antes de la guerra y que fue el impulsor del
proyecto de una migración a Bolivia, en la perspectiva de establecer un ingenio azu
carero. Nishikawa llegó a Bolivia en 1954, y durante cuatro meses viajó por las zonas
tropicales buscando un buen lugar para plantar azúcar. Guiado por Jo sé Steinbach,
eligió la zona de Yapacaní por su situación geográfica, y decidió establecer allí la nue
va colonia. Luego, ya en Santa Cruz de la Sierra, con algunos residentes japoneses
fundó la Cooperativa Agrícola Japonesa de Santa Cruz como organismo encargado de
apoyar a los futuros recién llegados.
Desde inicios de 1955, la Cooperativa llevó adelante los trámites para la dotación
de terrenos. Por otra parte, mientras esto ocurría en Bolivia, en Japón las Asociaciones
de Emigración al Exterior de cada Prefectura iniciaban un riguroso proceso de recluta
miento y selección de emigrantes.
Dieciséis familias, 98 personas respondieron y fueron reclutados para este pro
yecto. Embarcados en el puerto de Kobe el 15 de mayo de 1955, llegaron al Puerto de
Santos (Brasil) el 8 de julio, y tomando el tren llegaron a Santa Cruz de la Sierra el 20
de julio. Siete días después llegaban a San Juan de Yapacaní, una tierra virgen totalmen
te hostil y desconocida para estos pioneros.
A diferencia de lo que esperaba Nishikawa los colonos se dedicaron fundamental
mente al cultivo del arroz, pero también se cultivó, en menor medida, maíz, soya, yuca,
sandía, ají, tomate, frutos cítricos, piña, plátano, café, cacao, mango, caña de azúcar, en
tre otros.
57
Cuadro 6
Situación de las colonias Okinawa en 1985
Okinawa 1 Okinawa II Okinawa III
P roductos p rin cipa le s Soya, m aiz, sorgo, trigo, Maíz, soya, g a n a d o Soya, trig o, maíz,
g a n a d o bovino, aves bovino, aves arroz
Las colonias japonesas han sido y son un importante factor de desarrollo regional
en el departamento, con una importante participación en los cultivos de soya, trigo y
girasol hasta la actualidad.
58
Esperanza (1975), Morgenland (1975), Canadiense II (1975), Cupesí (1976), sumando
unas 3-800 personas.
Nuevas colonias surgen en la década de los ochenta: Belice (1981), Nueva Holan
da (1981), Bergthal (1986), Pinondi (1988), Del Norte, Las Piedras II, Chihuahua (1989).
Lo novedoso, a fines de los años ochenta, es que las colonias ya existentes en Bolivia
empiezan a dividirse, debido a su crecimiento. La primera de estas colonias que halla
su origen en una partición de una colonia ya existente es Chihuahua, en 1989.
Para 1984-1985, un estudio sobre la inmigración extranjera encontró que mien
tras el 11% de los inmigrantes extranjeros eran japoneses, un 87,6% eran menonitas,
cifra equivalente a 16.251 personas, o sea 2.579 familias (CAINCO, 1987: 20). La inmi
gración menonita no ha cesado, y ha continuado aportando nuevos capitales a la
agropecuaria regional.
Otra diferencia con las colonias japonesas es que mientras en estas últimas la
interacción con la población local fue intensa e importante desde el principio, los
menonitas, al practicar la endogamia, y considerando su estilo de vida marcado por sus
principios religiosos, han tenido poca influencia en los aspectos culturales de la región.
Esto no es ni extraordinario ni especial en el caso de Bolivia, pues similar situación se
ha dado en otros países.
Sin embargo, estos hombres y mujeres de rasgos europeos, que hablan en un dia
lecto del bajo alemán, y cuyos nombres son hebreos, pero que en muchos casos hablan
un español con acento mejicano o toman mate, con sus overoles azules, y sus largas colas
de hijos, son una presencia normal del Oriente boliviano. La austeridad de sus costum
bres y su vocación de trabajo no han impedido, pese a su aislamiento cultural, que ocu
pen un lugar importante en la economía regional. Como agricultores se han mostrado
altamente productivos y, pese a sus ideas religiosas, están plenamente integrados a la eco
nomía de mercado. Cuando llegaron, el sistema financiero los recibió con temor, pero con
los años mostraron ser confiables deudores, y buenos pagadores de sus compromisos.
En general hay un gran vacío sobre la historia y el impacto económico de estos
colonos en la economía regional. Sin embargo, para 1977, se estimó que de 55.000 hec
táreas destinadas a la producción de maíz en el departamento, el 18,73% la realizaban
los menonitas. En los casos de la soya, y el trigo esos porcentajes eran del 53,71 y 17,61%,
respectivamente. Por otra parte, el mismo estudio muestra que, en 1977, el 13,30% de
la producción departamental de maíz era lograda por los menonitas mientras que, para
59
los casos de las soya y el trigo, esa participación era del 49,04%, y del 8,89%, en los ca
sos del la soya y el trigo (Bolívar, 1977:121-122).
No cabe duda de que el proceso de colonización interna ha implicado grandes trans
formaciones en la estructura demográfica de la población del departamento. La “marcha
hacia el Oriente” tuvo una enorme significación para esos miles de bolivianos que aban
donaron sus localidades de origen para ir y enfrentar las severas tierras del trópico.
Su aporte en términos económicos ha sido fundamental. En pocos años, la produc
ción de arroz permitió abastecer el mercado interno. Pero además, los colonos nacionales
se convirtieron en los principales ofertantes de mano de obra en los mercados agrícolas.
Por supuesto, las diferencias entre los colonos nacionales y los extranjeros (japo
neses y menonitas) siempre han sido muy marcadas. A tal efecto resulta interesante in
tentar una comparación entre los distintos tipos de colonos. Sin embargo, no se deben
desconocer las diversas condiciones de partida de los tres tipos de colonización así como
las diferentes culturas productivas y empresariales de cada grupo.
Cuadro 7
Cuadro comparativo de las colonias nacionales,
menonitas y japonesas en 1982
Colonias nacionales Colonias menonitas Colonias japonesas
Fam ilias a sentadas 13.600 2.075 432
S u p e rfic ie p ro m e d io 48 82 171
por fam ilia
60
Cuadro 7 (Continuación)
Cuadro comparativo de las colonias nacionales,
menonitas y japonesas en 1982
Colonias nacionales Colonias menonitas Colonias japonesas
Nivel e con ó m ico C a p ita l fijo p ro m e d io C a p ita l fijo p ro m e d io C a p ita l fijo p ro m e d io
de m enos de Bs. 500. es $us. 40.000. es Sus. 35.000.
La m ayoría tiene un in M árgenes superiores a Ingreso bruto anual m a
g re s o b r u to a n u a l ja p o n ese s. yor a $us. 20.000,00.
m enor a Bs. 2.000.
61
que los colonos nacionales mostraron en su mayoría menor eficiencia productiva y vi
nieron generalmente de manera espontánea,
62
Si consideramos los diferentes medios por los cuales la ayuda norteamericana
ha estado presente en el país (Departamento de Estado, Pentágono, CIA, DEA, em
presas transnacionales, bancos, AID), podríamos asumir que antes que, intereses co
m unes, d eb erían existir e lem en to s d iv ergentes e n tre los d iferen tes a cto res
norteamericanos en Bolivia.
...la política norteamericana en Bolivia (como en el resto del mundo) está regulada por dos principios,
ligados entre ellos. El primero es eminentemente político: impedir o combatir el avance del comunis
mo. El segundo es más bien econ óm ico: defen d er y prom over los in tereses económ icos
norteamericanos y, por extensión, defender y promover la economía de mercado (Lavaud, 1998:351).
63
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1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971
LO
¡q
cq
Bolivia 6,86 6,19 4,12 5,78 7,48 6,11 7,29 3,20 2,56 1,94 1,53
O
O
CO
LO
CO
LO
o*
o"
o’ 0,04 0,02
o"
Brasil 0,14 0,16 0,19 0,49 0,67 0,62 0,52 0,81 0,46 0,41 0,28 0,61 0,32
LO
CO
1,69 2,31
cq
Perú 0,57 0,37 0,45 0,64 1,22 1,03 1,32 1,49 0,81 1,10 1,02 1,28 0,90
h-
2,74 2,32 2,17 1,30 1,36 1,42 1,34 1,79 1,49 1,79
LO_
la posición geográfica de un país relativamente alejado de los Estados Unidos (al contrario de los
países del Caribe o de Centroamérica), la ausencia de grandes intereses norteamericanos en el
país, la ideología nacionalista y no comunista de los revolucionarios, la legitimidad de un presi
dente que ya había obtenido la mayoría electoral en 1951 y, finalmente, la habilidad de los jefes
de la revolución, quienes le aseguran inmediatamente a Estados Unidos que las exportaciones
de estaño hacia ese país no serán de ninguna manera obstruidas, que las compañías mineras ex
propiadas serán indemnizadas y que los derechos de propiedad y libertad serán respetados
(Lavaud, 1998: 354).
Los factores mencionados por Jean Pierre Lavaud son importantes, pero no tan
determinantes como el hecho de que Estados Unidos haya intentado repeler el comu
nismo en el corazón de Latinoamérica9. Por tanto, aunque el gobierno de Washington
mantuvo cautela durante un año y medio (hasta el segundo semestre de 1953), a partir
de entonces se convenció de que el MNR era el mejor gobierno que podría tener Boli-
via de acuerdo a sus intereses, por lo cual se reinició la ayuda y compra de estaño al
gobierno de Paz Estenssoro101.
La oferta de parte del gobierno de la Unión Soviética de un crédito de 150 millo
nes de dólares en 1960 para construir fundiciones, fue una de las presiones directas que
“obligaron” al gobierno norteamericano a mantener su ayuda. Por otra parte, el estalli
do de la guerrilla del Che Guevara en 196711 sirvió para demostrar que, geopolíticamente
9 Hipótesis planteada por Sanders, y llamada por él como “experimento silencioso”; ver: Lavaud, 1998:356.
10 No es trivial el hecho de que Paz Estenssoro haya sido presidente, ya que, para Washington, Lechín era
una mala y peligrosa influencia (HuberAbendroth, 1999: 7).
11 Entre marzo y octubre de 1967, actuó el foco guerrillero con la misión de crear en el centro de
Sudamérica el inicio de una expansión comunista y antiimperialista, de acuerdo al modelo de guerrilla
rural de la revolución cubana.
65
Bolivia era muy importante en la lucha “Este-Oeste” que sostenían en ese momento
los Estados Unidos y la Unión Soviética, justificando plenamente toda la injerencia nor
teamericana previa. Entonces, es en este contexto que, la ayuda total norteamericana
tomó una relevancia “inusual”, no sólo en relación a los otros países latinoamericanos,
sino incluso de la propia tendencia de ayuda previa y posterior dirigida a Bolivia. En el
período 1954-1964, el promedio anual de ayuda norteamericana (consistente en
donaciones a la cooperación técnica y al desarrollo, donaciones en dinero, donaciones
de alimentos, programas locales y créditos para el desarrollo), era más de cinco veces
el del período inmediatamente anterior (1948-1953) al elevarse de 5 a 27 millones de
dólares americanos.
Cuadro 9
La ayuda norteamericana a Bolivia
Millones de dólares corrientes Porcentaje
A B C D E F
Año Préstamos Ayuda Cuerpo Parte Del total
Gasto total Ayuda Banca militar de militar de la (D/A)
Im-ex paz ayuda (D/B)
1948 6,4 0,4 6 0,4° 0,4
66
Cuadro 9 (Continuación)
La ayuda norteamericana a Bolivia
Millones de dólares corrientes Porcentaje
A B C D E F
Año Préstamos Ayuda Cuerpo Parte Del total
Gasto total Ayuda Banca militar de militar de la (DIA)
Im-ex paz ayuda (D/B)
1966 21,7 17,8 0 2,5 1,4 59,6 33,1
1967 26,7 22,3 0 3 1,4
1968 35,4 30,6 0 1,1
a) Este cuadro no incluye las ayudas del Social Progress Trust Fund, administrados por el BID.
b) Incluye: 1) Las donaciones destinadas a la cooperación técnica y al desarrollo. 2) Las donaciones en dinero y
las otras donaciones. 3) Las donaciones de alimentos bajo el marco de la Ley Pública 480 y ciertos programas
locales a partir de 1958.4) Los créditos para el desarrollo.
c) Inicio del programa en Bolivia.
d) Fin del programa en Bolivia.
Fuente: Wilkie, 1978:85-86.
67
4 .2 . Créditos al sector agropecuario cruceño
Entre 1955 y 1960, el departamento de Santa Cruz recibió el 41% del total de los recur
sos del programa norteamericano de Crédito Agrícola Supervisado (SAI)12, que fueron
canalizados a través del Banco Agrícola de Bolivia. En este sentido
Este servicio oiganizó, por un lado la estación experimental de Saavedra, que se dedica hasta el pre
sente a la experimentación de semillas mejoradas de distintos cultivos tropicales, y por otro, estableció
en 1955, un pool de maquinaria agrícola en Montero, que pasó muy pronto a manos de los nuevos
agricultores capitalistas. La mecanización agrícola en este tipo de unidades de producción se
incrementó a través del remate de dicho pool y la liberación de impuestos a la importación de ma
quinaria agrícola que otorgó el estado (Ybarnegaray, 1992:76).
Cuadro 10
Programa norteamericano de crédito agrícola supervisado
Destino Monto (en US$) Porcentaje
C erca s 8,80%
12 El SAI operó como dependencia del Ministerio de Agricultura. Fue introducido en 1955 por International
Development Service Inc., una organización sin fines de lucro, contratada por varios años por la
International Cooperation Administration (Zondag, 1968:197).
68
tradujo en el 48% del total de los préstamos, destinados a proyectos agroindustriales y
de transporte.
Cuadro 11
Préstamos de la Agencia para el Desarrollo Internacional
destinados a Santa Cruz
Año Destino Rubro Monto Porcentaje
1961 Sociedad Industrial Ingenio azucarero 1.70.000
Azucarera La Esperanza S.A.
1963 República de Bolivla Construcción de carreteras 7.189.116
1963 Gobierno de Bollvia Desarrollo agrícola 3.700.000
1963 Sociedad Industrial Ingenio azucarero 124.330
Azucarera La Esperanza S.A.
1964 Gobierno de Bolivla Construcción de carreteras 33.000.000
13 Nos referimos a créditos donde Santa Cruz participaba sólo o con otros departamentos. Véase cuadro
25 en Huber Abendroth, 1999.
Este aporte fue imprescindible para el desarrollo regional y la modernización de la eco
nomía regional.
70
como una larga etapa de gestación. En este sentido, varios factores permitieron el
posterior boom de la producción petrolera en Bolivia, en el cual el protagonista fue YPFB:
5 .1 . El auge de la producción
La producción de 1952 fue de 525.752 barriles de petróleo y condensado. Esta pro
ducción subió a 600.814 barriles en 1953, y el gran salto se dio en 1954 cuando la
producción ascendió a 1.695.177 barriles (o sea 269.512 metros cúbicos). Así, en 1954,
71
la producción de petróleo se incrementó en 182%, tasa que para 1955 cayó al 59%, que
no deja de ser una tasa muy alta. Con esta producción y crecimiento del sector, Bolivia
dejó de importar hidrocarburos, y evidentemente, YPFB había llegado a su plena madu
rez. En 1955 Bolivia logró autoabastecerse de hidrocarburos e incluso generó peque
ños excedentes exportables.
El cuadro 12 muestra la evolución de la producción de petróleo y condensado
desde 1948 hasta 1964. Se resalta la importancia del papel productor de Santa Cruz. Hasta
1953, el departamento producía en promedio el 75% de la producción nacional. Con el
gran salto de 1954, esa participación sube a más del 92%, y así se mantiene durante el
período 1954-1956. El importante incremento en la producción de petróleo está asocia
do a lo que se llamó el “Plan Camiri”, que consistió en el desarrollo acelerado de ese
campo petrolero. Esto explica también porque la participación cruceña en la produc
ción total se elevó de manera tan importante.
Cuadro 12
Producción de petróleo y condensado
en Bolivia y en Santa Cruz, 1948-1964
(en metros cúbicos)
Año Santa Cruz % Bolivia
1948 42.518 57,69 73.698
1949 82.082 76,12 107.831
1950 76.335 77,92 97.968
1951 61.628 74,05 83.223
1952 65.344 78,17 83.588
1953 74.897 78,41 95.522
1954 249.828 92,70 269.512
1955 398.726 93,03 428.619
1956 476.657 93,81 508.107
1957 494.637 87,02 568.426
1958 474.364 86,84 546.244
1959 422.471 83,82 503.994
1960 419.876 73,89 568.247
1961 357.821 75,27 475.358
1962 345.748 74,42 464.582
1963 445.753 82,18 542.425
1964 447.886 85,30 525.058
72
Durante los años 1954 a 1957, YPFB vivió un período dorado. La producción cre
ció a tasas positivas superiores al 10% anual. Pero en 1958, el sector entra en recesión.
Su producción comenzó a decrecer, aunque el abastecimiento interno no peligraba. En
1960 tuvo una recuperación temporal, para volver a decrecer dos años seguidos.
Pese a estos logros, el gobierno nacionalista por un lado, y la misma YPFB por el
otro, asumieron que el potencial petrolero del país no podría desarrollarse si no era
con la participación del capital extranjero. Así, en 1955 se promulgó el Código del Pe
tróleo, más conocido como Código Davenport, introduciendo un marco legal bastante
liberal y abierto a la inversión extranjera, algo que desentonaba con los discursos nacio
nalistas del gobierno y con las características del proceso revolucionario y político del
momento. Según este nuevo instrumento legal, las concesiones se realizaban por 40 años,
y las obligaciones de las empresas se limitaban al 11% por concepto de regalías y un
impuesto a las utilidades el 30% sobre el valor de la producción en boca de pozo.
En 1956, al amparo del nuevo Código del Petróleo, llegaron nuevas empresas petrole
ras a Bolivia, entre ellas la Bolivian Gulf Oil Company, a la cual se concedió un millón y me
dio de hectáreas en el sudeste del país. Además, otras trece empresas extranjeras iniciaron
operaciones en Bolivia, y mientras que YPFB tenía un área de reserva de 14,4 millones de
hectáreas, el conjunto de las 14 empresas extranjeras recibieron 13,8 millones de hectáreas.
La importancia de la inversión extranjera en el sector se puede observar conside
rando los montos que estas empresas destinaron a la perforación de nuevos pozos pe
troleros.
Cuadro 13
Estructuras perforadas en Bolivia y Santa Cruz, 1960-1969
Costo total (miles de $US.) Metraje total (metros cúbicos)
Empresa Santa Cruz Bolivia % Santa Cruz Bolivia %
YPFB 58.073 124.625 46,60 98.617 205.989 47,87
Bolivian G u lf Oil 118.340 131.716 89,84 234.463 259.371 90,40
Shell Petroleum 24.401 24.810 98,35 38.089 38.911 97,89
O tras em presas 10.064 21.334 47,17 15.699 38.461 40,82
Total e m pre sa s extranjeras 152.805 177.860 85,91 288.251 336.743 85,60
Porcentaje Inversión extranjera 72,46 58,80 74,51 62,05
Total 210.878 302.485 69,72 386.868 542.732 71,28
73
En la década de 1960 a 1969, YPFB destinó 124,6 millones de dólares para la per
foración de estructuras en todo el territorio nacional. De ese monto, el 46,6% se desti
nó a perforaciones en el departamento de Santa Cruz. En cambio, el conjunto de
empresas extranjeras invirtieron 177,9 millones de dólares en el mismo concepto, y el
85,9% de este monto se localizó en Santa Cruz. Así, de más de 300 millones de dólares
que se invirtieron en la perforación de estructuras durante la década, el 70% se ubicó
en el departamento de Santa Cruz, y sólo el 30% se destinó al resto del país. Sin embar
go, mientras que YPFB sólo destinó el 46,6% al departamento, fueron las empresas ex
tranjeras, la Gulf y la Shell principalmente, quienes destinaron el 86% a Santa Cruz.
Cuadro 14
Pozos petroleros perforados por YPFB
en el departamento de Santa Cruz, 1940-69
Periodo Pozos Pozos en Costo total Metraje total
exploratorios producción (en miles de SUS) (metros)
1940-49 5 2 7.217 7.784
1950-59 5 1 4.270 7.262
1960-69 36 3 58.073 98.617
Fuente: Elaboración propia a partir de INE, 1997.
Resulta sorprendente observar que durante los diez años que van de 1940 a 1949,
las inversiones que YPFB destinó a la perforación de pozos ascendieron a los 7,2 millo
nes de dólares; en cambio en la década de los 50, este esfuerzo de inversión se redujo
a 4,2 millones. Esta reducción de la inversión no tuvo efectos inmediatos en la produc
ción, que precisamente logró sus años dorados entre 1954 y 1958, pero planteaba seve
ras interrogantes para los años sesenta. En este contexto, se entiende la promulgación
del Código Davenport y, no cabe duda que su efecto fuera el esperado. Incluso la em
presa estatal pudo disponer de mayores recursos para invertir 58 millones de dólares
en el mismo departamento en la perforación de pozos.
74
casi once mil dólares. Con los años dorados del sector, estas regalías empezaron a
incrementarse en forma significativa. En 1954, alcanzaban la suma de 76 mil dólares, y en
1955 ascendieron a 355 mil dólares, un incremento del 298,56%. En 1956, las regalías pe
troleras del departamento de Santa Cruz se incrementaron en un 103,7%, o sea que llega
ron a 622 mil dólares americanos. En 1957 y 1958, si bien los incrementos no fueron tan
impresionantes, la suma por este concepto se acercó al millón de dólares. Desde 1959 a
1964 este monto se redujo pero sin descender más allá del medio millón de dólares.
Cuadro 15
Regalías departamentales pagadas por YPFB, 1948-1960
(en miles de dólares americanos)
Año Regaifas de Total %
Santa Cruz nacional
1948 28,3 85,6 33,06
1949 52,7 79,3 66,46
1950 30,9 42,9 72,03
1951 27,0 37,7 71,62
1952 29,6 38,6 76,68
1953 10,7 19,3 55,44
1954 76,7 94,3 81,34
1955 305,7 345,8 88,40
1956 622,7 735,9 84,62
1957 951,3 984,9 96,59
1958 917,8 941,9 97,44
1959 735,6 863,1 85,23
1960 713,5 947,9 75,27
1961 607,8 791,6 76,78
1962 552,0 819,9 67,33
1963 658,7 846,2 77,84
1964 536,1 670,6 79,94
Ya desde 1949, el 66,46% de los pagos por concepto de regalías petroleras se des
tinaba a Santa Cruz. Para 1950, esa participación había subido al 72%. En la época dora
da, la proporción que recibió Santa Cruz llegó a sus picos históricos: 81,34% en 1954;
88,40% en 1955; 96,59% en 1957 y 97,44% en 1958. Desde 1959, esa proporción des
ciende aunque el departamento de Santa Cruz siguió siendo el mayor receptor.
75
Los años dorados de 1954 a 1958 con su vertiginoso incremento en la produc
ción de hidrocarburos, y el hecho que gran parte de esa producción se diera en el de
partamento de Santa Cruz fueron condiciones objetivas fundamentales para las luchas
cívicas que se desataron en aquellos años. La reivindicación tomaba sentido, pues los
montos reclamados habían dejado de ser pigricias, y permitían pensar en la realización
de obras de infraestructura y servicios públicos, de los cuales Santa Cruz de la Sierra y
las demás ciudades del departamento carecían.
En Santa Cruz no hay lucha por dos razones: la primera que, según habíamos visto el 49, el proble
ma se resolvía hasta entonces en La Paz. Segundo, que dada la fuerza masiva del MNR, las autoridades
militares y civiles del PURS, llamaron a los jefes locales del MNR e hicieron entrega pacífica de ofici
nas, cuarteles, y todo el aparato estatal (Sandóval Morón, 1977: 57).
El caudillismo y las luchas internas del MNR en Santa Cruz obedecieron a razones
tanto nacionales como regionales. Las primeras estaban vinculadas al fraccionamiento
del partido gobernante que alineaba a los caudillos locales en torno a uno u otro diri
gente nacional, ya sea Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo o Juan Lechín Oquendo.
Las condicionantes regionales se expresaban en la relación de los caudillos locales con
las fuerzas sindicales, cívicas, empresariales y otras del departamento, en un contexto
social complejo y dinámico, por la correlación de los niveles nacional y local y por la
76
predominancia de los intereses del gobierno central en unas coyunturas y de los diver
sos intereses regionales, en otros momentos.
Las desavenencias internas del MNR en Santa Cruz se explican sobre todo en la
falta de organicidad del partido gobernante, el discurso populista y el apego de los diri
gentes a alguna de las clases constitutivas del proyecto nacional revolucionario, caracte
rizado por su policlasismo. Además, fueron muy im portantes los problemas de
caciquismo personal, las intervenciones al partido por parte del gobierno central, del
propio comité político nacional a los comandos departamentales y los intereses familia
res por el control local.
De inicio, la ruptura de Juan Lechín Oquendo con Siles Zuazo, en julio de 1957,
produjo la renuncia del Vicepresidente Ñuflo Chávez Ortiz que era cruceño, demostrando
claramente que el fraccionamiento partidario no sólo estaba atravesado por tendencias
ideológicas regionales, sino por divergencias políticas como la oposición al Plan Eder
ejecutado por el Presidente Siles Zuazo14.
La política nacional dio lugar a una permanente crisis de autoridad en Santa Cruz
como se puede verificar con la sucesión de 10 prefectos departamentales y 19 alcaldes
de la ciudad de Santa Cruz en el periodo 1952-1964 (Lavaud, 1988: 69). En esta suce
sión, alternaban autoridades nombradas directamente por el Presidente de la República
y autoridades designadas por el conducto regular del Comando Departamental, entre
los seguidores del caudillo Sandóval Morón.
Si bien el MNR gobernó sin mayores dificultades inmediatamente después de la
revolución, controlar políticamente Santa Cruz fue una dura tarea para el gobierno, por
la creciente oposición de la elite, ligada a los partidos tradicionales (liberales y republi
canos). Hubo entonces “una prolongada aguda crisis de autoridad en Santa Cruz”, como
lo advirtió Whithehead (1971). Muestra de ello es que entre 1956 y 1957 se dictaron
cuatro estados de sitio en forma consecutiva.
El MNR tuvo dos opositores en Santa Cruz: uno partidario, Falange Socialista Bo
liviana, y otro cívico-político: el Comité Pro-Santa Cruz. El Comité Cívico y el MNR, res
pectivamente cabezas de la oposición regional y del oficialismo, enfrentaron divisiones
internas que incrementaron la inestabilidad política del periodo.
14 El plan Eder fue un plan de estabilización monetaria puesto en marcha en 1956 por el gobierno de
Siles Suazo, que fue muy resistido por los sectores populares.
77
Indudablemente el poder político fue voluble en Santa Cruz. Entre 1955 a 1957,
se encontraba en manos del comando emenerrista “moronista”, y en octubre 1957
Melchor Pinto ejercía la autoridad a través del Comité pro Santa Cruz, hasta mayo de
1958 cuando, como consecuencia de un intento de golpe falangista, milicias campesi
nas enviadas por el gobierno ocuparon la ciudad, cometiendo abusos contra la pobla
ción civil de Santa Cruz. En julio de 1959, el gobierno trató de retomar el control de
Santa Cruz, enviando a Melchor Pinto al exilio, y restando poder a Sandóval Morón.
Malloy explica la presencia del caudillismo por la falta de una estructura partida
ria orgánica que pueda mediar estatutariamente entre la militancia y los dirigentes:
Sin instituciones nacionales capaces de establecer nexos con estas regiones, el MNR intentó lograr
su vinculación a través de sus propios mecanismos partidarios y los comandos departamentales del
partido cobraron carácter supremo. El problema fue que el partido nacional pronto perdió el con
trol sobre sus oiganizaciones locales (Malloy, 1 9 8 9 :322)15.
Negociaban independientemente con el gobierno nacional, pues a la larga, las decisiones naciona
les se traducían a la política local a través de su voluntad y no la del Estado, el gobierno o el partido
(Malloy, 1989:323).
Tal era la división de la ciudad de Santa Cruz que la zona sud (San Roque) estaba
ocupada por los hermanos Rubén y Severiano Julio Castro mientras que la zona norte
era controlada por los hermanos Sandóval Morón hasta la línea de contención ubicada
en la calle Warnes/Pari, que divide el centro de este a oeste.
15 Además, agrega que la organización movimientista nunca estuvo bien desarrollada en esas regiones,
pues, debido a su aislamiento del gobierno central, estas organizaciones locales fueron llevadas más
allá del control central por caudillos locales que apenas mostraban una ficticia identificación con el
partido nacional.
78
Por su parte, Whitehead asegura que el liderazgo autoritario de Sandóval Morón
lo llevó a enfrentarse con mucha otra gente de su partido; muestra de ello es que los
dirigentes nacionales lo destituyeron de la jefatura del comando del MNR en Santa Cruz
más de tres veces durante diez años. Sin embargo, al cabo de cada destitución, los es
fuerzos de sus contendores en cada elección del MNR fracasaron por que Sandóval
Morón retomaba el poder en Santa Cruz (1971: 13). Las divisiones internas en el MNR
generaron incluso muertes, apresamientos y torturas entre los partidarios de las distin
tas corrientes, incrementando el clima de violencia que se vivía en Santa Cruz16. En 1962,
se registraron choques esporádicos entre “moronistas” y “julistas”, con al menos dos
muertos (Ardaya, 1967: 234).
Luis Sandóval Morón se apoyó en sus milicias armadas, y sus adversarios -lo s que
él llamaba “terratenientes” cruceños, los cívicos, y sus enemigos dentro del partido-
cuestionaron permanentemente el ejercicio de métodos autoritarios para la consecu
ción de sus fines económicos (la redistribución de tierras y el sostenimiento de sus fuer
zas) y políticos (el control absoluto de Santa Cruz, más allá de cualquier consideración
partidaria o legal). El propio Sandóval Morón admite que, en la ocupación de tierras
que liderizó, primaba el uso de la fuerza para posesionarse del espacio físico, y después
se realizaba la “legalización del terreno” sobre los hechos consumados.
El ex dirigente considera que no quedaba otro recurso para democratizar el uso
de la tierra, ante la existencia de un sistema judicial parcializado a favor de los terrate
nientes. Según su testimonio, la “reforma urbana” que puso en marcha permitió dotar
100.000 lotes.
¿Cómo hacer efectiva la Reforma Agraria si la legislación vigente consagraba el concepto liberal de
inviolabilidad de la propiedad privada y nuestra Ley de Reforma Agraria que constituyó un verdade
ro “parto de los montes” sale 18 meses después del 9 de abril, y en cuanto al Oriente se refiere,
consagratoria del latifundismo, y en la práctica inaccesible al campesino pobre que cultiva la tierra,
además de un procedimiento burocrático que aún tiene amarrados (23 años después) muchos trá
mites? No había otra solución que la ocupación directa de la tierra a través de los sindicatos
campesinos conocedores de sus necesidades y de su capacidad. Así se hizo. Como estaba previsto,
16 Rubén Julio -m agnate de la castaña y de la siringa- quien fue prefecto, se enfrentó durante todo el
gobierno del MNR a Sandóval Morón, al igual que Oscar Barbery. Este último, quien fue rival de Morón
en elecciones del Comando Departamental de 1959, fue herido y torturado por los “moromstas" (Ardaya,
1967: 234).
79
la actitud política referida, desató virulentas campañas de la derecha del MNR y sus aliados los bur
gueses y los fascistas (Sandóval Morón, 1977:72).
El polémico ex jefe del Comando Departamental asegura que a lo largo del go
bierno del MNR, se fue perdiendo la línea revolucionaria y más bien se abría paso la
contrarrevolución, por lo que él, comprometido con la revolución, sufrió mucho por
conservar su línea, burlando incluso a su muerte que, según afirma, fue decretada por
el propio Paz Estenssoro.
¿Qué pasaba entre tanto con los sectores obreros? El llamado “pacto” entre el MNR
y la Central Obrera Boliviana (COB) rigió hasta 1964, cuando concluyó la vicepresiden
cia de Lechín Oquendo quien asumió dicha magistratura en nombre de los trabajado
res. Tiempo atrás, Ñuflo Chávez Ortiz había llegado al poder representando a los
campesinos del seno de la COB. En los hechos, la COB con el liderazgo del nacionalis
mo revolucionario refundió en su seno a las antiguas organizaciones obreras como la
Federación Obrera Sindical (FOS) que, en el caso de Santa Cruz, estuvo dirigida por di
rigentes trostkistas, del PIR y del MNR hasta 1952.
Desde entonces, hasta la revolución de 1952, Vega, junto a Jorge Frías Núñez, Gregorio Gacher,
Reynaldo Ayala, Francisco Ortiz, Adrián Soliz, Rodolfo Rivas, Leoncio Peinado, Miguel Toledo entre
otros, y a pesar de la represión, mantuvieron un grado de organización de los trabajadores cruceños.
Frente a la creación de la COB, luego de la Revolución, en Santa Cruz la FOS se afilia contando que
mediante voto resolutivo la COB (Central Obrera Boliviana) representaba la “sincera expresión de
la clase obrera”, y resolvió afiliarse a la entidad matriz de los trabajadores bolivianos (De la Fuente y
Sanabria, 1994: 60).
80
La COD reiteró su total apoyo al gobierno y a Paz Estenssoro, pero hizo plantea
mientos propios como unión de las organizaciones populares para profundizar la revo
lución y defender al gobierno, así como reestructuración de los cuadros campesinos para
garantizar la reforma agraria y evitar el despojo de los campesinos que ya poseen tie
rras, además de luchas “contra todo sectarismo de camarilla y forma de caudillismo re
trógrado y absorbente” (según el M anifiesto a la clase trabajadora de Bolivia y las
fu erzas revolucionarias, del 19 de diciembre de 1954). La entidad matriz de los traba
jadores en Santa Cruz cuestionó a las autoridades por el conflicto del ingenio alcoholero
San Aurelio, donde los trabajadores no podían sindicalizarse, y las condiciones de traba
jo eran muy duras.
En el primer congreso oficial de la COD que se realizó en marzo de 1955, partici
paron 300 delegados, y se consolidó el cambio de sigla para la organización regional de
trabajadores17. En este primer congreso de la COD se determinó pedir al gobierno re
cursos para el desarrollo industrial, mayores posibilidades de trabajo para la clase obre
ra, y se reiteró la necesidad de contar con un plan para las obras públicas. Tanto la
demanda de recursos para el desarrollo como el plan para las obras públicas, formaban
parte del “paquete” de demandas del Comité Cívico.
Las luchas internas del MNR afectarían a la COD durante los doce años de gobier
no “emenerrista”, en los que se enfrentaron “moronistas” con “lechinistas”. Desde el
inicio, Oscar Barbery, dirigente de la COD, encontró la oposición de los comandos
zonales del partido, liderizado por Sandóval Morón18. El conflicto continuaría de manera
17 En el primer Congreso de la COD se eligió a Oscar Barbery como máximo conductor, y también a Al
berto Castro, Juan Saavedra, Arnaldo Justiniano, Víctor Melgar, Gregorio Correa, Miguel Toledo, Adolfo
Zabala, Julio Nery y Virgilio Vega. El ex dirigente sindical, Ricardo Catira, explica el motivo de la elec
ción de Oscar Barbery como primer Secretario General de la COD, a pesar de no haber sido trabajador
u obrero: “En el tercer trimestre de 1954 y ante la proximidad del I o Congreso de la COB, Virgilio
Vega vuelve con su grupo a intentar la reorganización de la COD. Para protegerse de la persecución de
Morón, Virgilio Vega busca nuevamente a Oscar Barbery y le ofrece la Secretaría General del Organis
mo matriz. Fue una decisión política encaminada a proteger la vigencia de la COD en Santa Cruz. El
MNR, de esta forma, toma el control de la matriz sindical para no soltarlo” (Catoira, 2001: 86). Poste
riormente, el propio Vega se afilió al MNR y abandonó la actividad sindical, siendo elegido diputado
por dicho partido.
18 Por ejemplo, el 29 de agosto de 1960 se produjo el llamado “cuartelazo” a la COD, en el que un grupo
de seguidores de Sandóval Morón irrumpió en una asamblea de la COD logrando el derrocamiento
del lechinista Carmelo Padilla. El moronista Ambrosio Justiniano fue nombrado Secretario General.
81
permanente, al extremo que en 1963 existían dos centrales obreras paralelas: la de
Sandóval Morón se afilió a la organización matriz paralela creada por Paz Estenssoro,
llamada COBUR.
Estos hechos demuestran con claridad el conflicto político derivado del fraccio
namiento nacional así como su repercusión en la región con su secuela de enfrenta
miento entre los caudillos locales. La relación de los caudillos con las organizaciones
cívicas, al final de la década de los años cincuenta, también fue compleja debido a la
división del MNR a nivel nacional, el apoyo que recibieron de algunos dirigentes nacio
nales con sus organizaciones de base, como la propia central obrera departamental, así
como por la intervención del gobierno nacional en el conflicto cívico regional con el
envío de fuerzas regulares e irregulares.
Por su parte, el gobierno central controlaba el poder político a través del nom
bramiento de autoridades en los puestos claves de la administración departamental. Entre
1950 y 1960, prácticamente no hubo autoridades políticas y militares cruceñas.
Sandóval Morón tuvo que enfrentar entonces al movimiento universitario, al que
hostigaba con los milicianos; a los empresarios, a los que exigía cuotas económicas de
contribución al comando; y al movimiento cívico, liderizado por el Comité pro Santa
Cruz y la Unión Juvenil Cruceñista.
El conflicto del caudillismo y las luchas internas del MNR en Santa Cruz fueron
complejos y dinámicos. Intervinieron, en su praxis, mediaciones políticas gubernamen
tales de los organismos nacionales del partido oficial, la inorgánica estructura funcional,
al mismo tiempo que la repercusión de estas medidas en la región y el propio campo
de acción de los comandos departamentales, en el caso de Santa Cruz, como órgano de
poder resolutorio de los caudillos.
En septiembre, el gobierno consiguió que Padilla encabezara nuevamente la COD. Los problemas con
tinuaron agravándose, hasta que en agosto de 1963 se realizó un enfrentamiento armado entre los
sindicalistas que apoyaban la dirección de la COD y los moronistas quienes, luego de un tiroteo, toma
ron la COD. Este “golpe sindical” logró imponer en nuevamente a Antonio Rodríguez.
82
la centralidad del poder económico del norte y la pérdida del mercado andino para los
productos agrícolas, pecuarios e industriales del Oriente. Entre los antecedentes cerca
nos, el conflicto de las regalías se insertó en la oposición de las clases dominantes
crucerías al modelo nacionalista revolucionario, en torno al centralismo gubernamen
tal, la reforma agraria y el proyecto estatal de desarrollo que ponía en peligro la propie
dad privada de la tierra y la permanencia de la empresa agro-industrial existente,
originada en la evolución de la hacienda tradicional.
Isaac Sandóval Rodríguez explica este proceso de desencuentro entre la burgue
sía regional y el modelo “emenerrista” como un conflicto regional estatal originado en
el desfase de las instancias económicas y políticas en la formación social:
19 En las cartas que la Cámara de Comercio, Sociedad de Artesanos, y otras instituciones locales envia
ron a la FUL apoyando la creación de un Comité Cívico Cruceño, ya se pueden ver las demandas
regionales.
83
Cochabamba-Santa Cruz originada en el Plan Bohan, la conclusión de los tramos ferro
viarios y el mejoramiento de los tramos existentes, así como la dotación urbana de los
servicios públicos. Estos planteamientos fueron reiterados por la COD en 1955, pidien
do al gobierno nacional recursos suficientes para el desarrollo industrial del departa
mento y la realización de las obras públicas urbanas (De la Fuente y Sanabria, 1994:65).
Esta demanda se hizo extensiva a los demás sectores afiliados al Comité Cívico, con la
clara excepción de los campesinos que, por su débil organización y control directo del
oficialismo, se encontraban al margen del conflicto.
Es preciso recordar que, durante el gobierno militar del general Hugo Ballivián, la elite
cruceña logró la asignación de dos millones de dólares por año con destino al fomento in
dustrial y agropecuario de Santa Cruz20. Previamente, algunos representantes de las elites lo
graron formar parte del gobierno: Melchor Pinto Parada fue ministro de Higiene y Salubridad
entre 1947 y 1948, y formó parte de la Alcaldía Municipal de Santa Cruz en el año 1949. En
1950, la participación cruceña en el gobierno se confirmaba con la presencia de los ministros
Tomás Antonio Suárez y Facundo Moreno, como cuotas de poder regional.
El Comité pro Santa Cruz, por mandato estatutario, tenía el propósito de contro
lar y fiscalizar la labor del Estado con relación al desarrollo regional. El documento pú
blico fundacional señala las principales prioridades de la región:
Santa Cruz encaja sus anhelos vehementes en obras públicas de largo aliento. Su urbanismo, sus
servicios de agua potable, su pavimentación, sus servicios eléctricos, su vasta proyección sanitaria,
sus cuestiones atingentes con el cuadro social, el engranaje de sus industrias nacientes y por esta
blecerse, su ganadería bajo los sistemas de mayor producción, su agricultura y mecanización al alcance
de grandes y pequeños propietarios; la regularización crediticia a favor de la atención de los hospi
tales y su mantenimiento acorde con los adelantos modernos, la protección estatal de las industrias
y una completa revisión de los sistemas impositivos (Comité pro Santa Cruz, 2000: 206).
20 Gutiérrez, Ramón Darío. Discurso del ex presidente del Comité pro Santa Cruz al ser distinguido con
una medalla de oro en 1965. Registrado en Comité pro Santa Cruz, 1965:20.
84
mediante exacciones, fraudes electorales y represión política como consta en las denun
cias de los empresarios de cobro de sumas de dinero para el partido oficial, el apresa
miento y tortura de algunos de ellos por negarse a contribuir. Ese fue el caso de Edwin
Gasser y Benjamín Roda, dueños del Ingenio azucarero La Bélgica y del cine Palace, res
pectivamente (Ardaya, 1967:190). Por otro lado, el MNR “controlaba” las elecciones ge
nerales con la presencia de milicianos del partido que impedían el ingreso a los recintos
electorales de los universitarios y jóvenes en edad de votar. Por ejemplo, en las eleccio
nes nacionales de 1960, se impidió que FSB - e l principal partido contendor- hiciese
su propaganda pre-electoral e incluso se allanó domicilios con los consiguientes robos
a los falangistas que se encontraban planificando la campaña. Ante la falta de garantías,
FSB convocó a una abstención electoral21.
La llamada reforma urbana, ejecutada por Sandóval Morón, con la dotación de par
celas en cuanto terreno desocupado encontraba, fue determinante para que la elite se
enfrentara al gobierno. En palabras del propio caudillo, los procedimientos utilizados
eran los siguientes:
Se puede afirmar categóricamente que todo el que pidió tierra, sin discriminación de ningún tipo,
fue atendido favorablemente. Los latifundios que se salvaron porque se agotaron los interesados
peticionantes. Nuestra política de redistribución de la tierra iba del centro a la periferia, cubrió las
necesidades y requerimientos formulados hasta 1964. No solamente se atendió al campesino cruceño
o de provincias, sino a todos los que procedían del Valle, del Altiplano o de las minas, que llegaban
por centenares y miles (Sandóval Morón, 19 7 7 :89)22.
21 Sin embargo, según refiere el falangista Ardaya Paz, Sandóval Morón aigumentó que “si Falange persis
tía en su abstención, desde ese momento quedaban suspendidas todas las garantías para los dirigentes
y militancia falangista. (...) Las elecciones se realizaron de todas maneras sin ningún delegado de la
oposición en las mesas, y no se distribuyeron sino las papeletas oficialistas. Con todos estos antece
dentes y con ese terror desencadenado, se realizaron las elecciones del 5 de junio de 1960. Ningún
delegado de la oposición pudo hacerse presente en las mesas receptoras para controlar la pureza del
sufragio, por absoluta falta de garantías: ninguna fórmula de sufragio que no fuera la rosada, podía ser
distribuida. Grupos de milicianos fuertemente armados, en movilidades del Estado, pese a la prohibi
ción para transitar vehículos, recorrían la población intimidando a la ciudadanía. Antes de exponerse a
un atentado, la mayoría del electorado optó por encerrarse en sus domicilios o salirse a la campiña”
(Ardaya, 1967: 208).
22 Además, Sandóval Morón asegura que la elite de la época no consideraba como cruceños a los nacidos
pasando el km. 15 de la carretera antigua a Cochabamba. Recordem os que Sandóval Morón es
vallegrandino.
85
Cuenta el caudillo que las decisiones de lotear terrenos estaban en manos de los
comandos zonales del partido: primero tenían que darse los hechos, consumarse los
asentamientos, y después, la parte legal a través de la venta forzosa o pagos diferidos
en arreglo de partes. Justifica dicha práctica en la falta de garantías judiciales para pro
ceder de otra manera23.
En este escenario se dio la lucha por las regalías petroleras. Con el Plan de Estabi
lización Monetaria (Plan Eder) de Siles Zuazo, se agudizó la crisis de los industriales que
se beneficiaban con el cambio diferencial de divisas, al tiempo que el Código de Petró
leo, redactado por la consultora norteamericana Davenport, cercenó las regalías depar
tamentales a favor del Estado. En otras palabras, la Ley Busch de 15 de julio de 1938
fijaba el 11 por ciento de la producción bruta de petróleo de cada departamento como
renta propia de dicha circunscripción productiva. En cambio, el artículo 104 del Código
Davenport señalaba que correspondía al Estado una participación o regalía del once por
ciento del petróleo crudo, gas natural, asfalto y demás sustancias extraídas o aprove
chadas por el concesionario.
Recordemos que a partir de 1956, la producción petrolera creció considerable
mente, lo que implicaba que las luchas cívicas tenían cada vez mayor significado.
El diputado oficialista y ex dirigente sindical, Virgilio Vega, redactó una ley
interpretativa del artículo 104 del Código de Petróleo, reponiendo los alcances de la Ley
Busch de 1938, que fue sancionada por el Congreso del 6 de diciembre de 1956. Sin
embargo, el Presidente Siles Zuazo se negó a promulgarla. Las luchas cívicas fueron ne
cesarias para que esta ley finalmente se promulgue por la vía de la Presidencia del
23 Sandóval Morón asegura que existían dos tipos de milicias, las del “moronismo” y las enviadas por
el gobierno nacional provenientes de los valles de Cochabamba. Las milicias que estaban a su car
go, según él, eran rentadas, y se componían de personas oriundas del lugar, que vigilaban cada
comando zonal, para garantizar que las ocupaciones de tierras perduren (Entrevista, junio 2001).
Por otra parte, en su libro señala que en agosto de 1961 “nuestras milicias regulares llegan a 800
hombres debidamente disciplinados, que iban recibiendo adoctrinamiento político y que constituían
la garantía del avance popular revolucionario que, a estas alturas, ya se plantea desde Santa Cruz
que recibe el apoyo de los comandos departamentales de Cochabamba, Sucre, Potosí, Tarija, Oru-
ro; que logra acuerdos con los campesinos del Valle de Cochabamba y del Altiplano; diversos grupos
obreros en las minas y en La Paz y Cochabamba, habían entrado en acuerdo con nosotros para in
tentar, desde adentro, una modificación en la línea del gobierno y una recuperación de las banderas
de abril” (Sandóval Morón, 1 9 77:234).
Congreso, ocupada entonces por Rubén Julio, el 21 de diciembre de 1959, en mérito a
lo señalado por el artículo 79 de la Constitución Política del Estado.
En el conflicto regional-estatal por las regalías petroleras, mediaron factores y cir
cunstancias complejas que es necesario clarificar, sobre todo con relación a los propósi
tos partidarios de FSB, de un lado y los que encarnaba el Comité Cívico, de otro.
El 14 de mayo de 1958, la Falange Socialista Boliviana encabezó un golpe de esta
do con un elevado costo en vidas humanas. Respecto al golpe de FSB del 14 de mayo
de 1858, el Dr. Melchor Pinto señaló:
Como consecuencia de un golpe revolucionario dado por la Falange Socialista Boliviana de Santa
Cruz, depusieron a las autoridades constituidas y proclamaron el desconocimiento del Gobierno
Constitucional del MNR. Se produjo alarma en la población y el Comité Cívico declaró que era aje
no a ese movimiento netamente político y exhortó a la población a guardar serenidad y no inmiscuirse
en las actividades políticas, ya que el pueblo sólo debía preocuparse del programa trazado por el
Comité Pro-Santa Cruz, que era la reconquista de las regalías del petróleo... (Discurso citado en
Ibáñez, 1978:191).
entre otros postulados. Como partido de corte nacionalista, sumaba a sus propuestas la
lucha anticomunista24 destinada a superar la lucha de clases mediante el sistema corpo
rativo. A decir del dirigente falangista Hernán Ardaya Paz, el plan conspirativo de 1958
contra el gobierno fue preparado minuciosamente por el Jefe de Falange, Oscar Unzaga
de la Vega, que, junto a otros exiliados en el Paraguay y la Argentina, retornaron al
país con dicho propósito (Ardaya Paz, 1967: 34). El golpe pretendía aprovechar el
24 Programa de Principios, revisado y aprobado en la X Convención Nacional, presidida por el Jefe Oscar
Unzaga de la Vega, en septiembre de 1958. Transcrito en Gutiérrez, 1968:143. René Zavaleta Mercado
sostiene que Falange fue instrumento de las clases conservadoras durante el periodo revolucionario
posterior a 1952, produciendo levantamientos financiados por la gran minería, sustentado en el des
contento de las clases medias y terratenientes (Zavaleta, 1992:83).
87
descontento general de la población contra el gobierno del MNR que se desenvolvía en
medio de una crisis generalizada.
El golpe, asonada o revolución falangista solam ente se dio en la ciudad de
Santa Cruz, a pesar de que la cúpula del partido había previsto una proyección na
cional. Se desató la acción represiva del gobierno contra los conspiradores que aban
donaron las oficinas públicas luego de algunas horas de haberlas ocupado. El
resultado trágico fue la captura y m asacre de Róm er M ercado, Felipe Castro
Parada, Miguel Callaú y Gabriel Candía en las cercanías del pueblo de Terebinto don
de se encontraban ocultos. Sin duda, fue una acción desproporcionada25 a cargo
de milicianos del Comando Departamental que sirvieron de guía, campesinos lle
gados de Ucureña y otras provincias de Cochabamba. Esta represión gubernam en
tal se conoce en los anales cruceños com o la primera ocupación de Santa Cruz
después de la Revolución de 1952, pues antes hubo muchas otras, aunque sólo a
cargo del ejército nacional.
El oficialismo aprovechó la coyuntura política para atacar al Comité pro Santa
Cruz, exiliando al Dr. Melchor Pinto Parada a la Argentina, donde permaneció dos me
ses. Retornando después de haberse aclarado la ausencia de participación del Comi
té Cívico en dicho levantamiento destinado a producir la caída del gobierno del Dr.
Siles Zuazo, Pinto fue reelegido en la presidencia del Comité pro Santa Cruz, junto al
vicepresidente Lorgio Serrate Ribera, que a la sazón presidía el directorio de la Cen
tral Obrera Departamental.
En este sentido, la revuelta de Falange fue un capítulo de la lucha política contra
el gobierno del MNR, pero no una secuencia de las luchas cívicas por las regalías petro
leras, que siguieron un curso propio. En efecto, como consecuencia de la sanción por
el Congreso de la Ley interpretativa del 11 por ciento, se organizó en Santa Cruz la Unión
Juvenil Cruceñista el 7 de octubre de 1957, como el “brazo armado” del Comité Cívico,
dispuesto a presionar al Presidente Siles para la promulgación de la mencionada ley. En
un cabildo abierto, la nueva organización eligió a Carlos Valverde Barbery como primer
25 Según el informe del Centro Universitario Cruceño en La Paz, publicado en P resencia , la represión
oficialista no permitió que los cadáveres fueran siquiera destapados, menos fotografiados, y se los en
terró la noche que llegaron a Santa Cruz. Los muertos y el herido Miguel Callaú fueron transportados
por don Ángel Mercado en un carretón hasta la ciudad.
presidente y en el siguiente periodo al capitán Jo sé Gil Reyes26. Ambos personajes tu
vieron una actuación preponderante en el conflicto cívico, junto a la Dra. Elffi Albrech,
presidente del Comité Femenino.
La organización juvenil se constituyó como una contraparte armada de defensa de
la población cruceña, constantemente agredida por las fuerzas represivas del gobierno.
Como era previsible, considerando la violencia política que se vivía en la época, hubo de
rramamiento de sangre. El 31 de octubre de 1957, en el enfrentamiento por la toma de las
oficinas del Control Político del MNR, que funcionaba en las dependencias de la Alcaldía
Municipal (ahora Casa de la Cultura), cayó muerto Jorge Roca Pereyra. Este hecho dio lu
gar a nuevos enfrentamientos, debido a la acusación del gobierno de que se trataba de un
movimiento separatista. Esta sindicación infundada fue respondida por el Dr. Melchor Pin
to Parada quien lamentó la muerte de Roca Pereyra, al tiempo que afirmaba que:
Santa Cruz, por su historia, por su tradición y por su sangre, jamás puede ser traidora a la Na
ción por que Santa Cruz es la Nación misma, la Bolivia misma desde la fundación de la República
y han sido cruceños los que han luchado en el Pacífico, en el Acre, en el Chaco y en todas las gue
rras internacionales, señalando con su sangre las fronteras de la Nación. Rechazamos pues con
profunda indignación el denigrante calificativo de traidores, y los enrostramos a los intrigantes y a
los poderes públicos que no han tenido la comprensión, en su mezquindad de atender los justos
reclamos cruceños por los cuales venimos luchando y lucharemos conjuncionados en el Comité pro
Santa Cruz, que es la más alta expresión del cruceñismo o sea del boliviano más puro. (Discurso de
Melchor Pinto, citado en Ibáñez, 1 9 7 8 :127)27.
Otro episodio del enfrentamiento de la Unión Juvenil con las milicias del Jefe del
Comando del MNR, Luis Sandóval Morón, el 7 de diciembre de 1957, culminó con la
26 El gobierno del MNR reorganizó el ejército, dando de baja a oficiales que comandarían a los oposito
res al régimen como la Unión Juvenil Cruceñista (UJC). Así fue que el capitán José Gil Reyes fue quien
la dirigió, luego de haber sido dado de baja por el MNR. Similar suerte corrió el capitán José Terrazas,
quien se desempeñó como piloto. En las luchas sostenidas por la UJC contra las milicias, los jóvenes
destacaban la deficiente formación militar de los milicianos, que no podían utilizar adecuadamente las
armas, lo que, indirectamente, salvó la vida de los miembros de la UJC (Terrazas, 1994).
27 Pinto quería conservar la imagen de que las acciones de la Unión Juvenil Cruceñista tenían un carácter
solamente defensivo. Un comunicado firmado por el mismo el 6 de noviembre de 1957 señalaba lo si
guiente: “Frente al pedido hecho por las autoridades departamentales, el Comité Pro-Santa Cruz insinúa
al pueblo que portó armas del ejército incautadas a los masacradores de control político, devolverlas de
inmediato a la Secretaria Permanente de los Beneméritos de la Guerra del Chaco. Esta insinuación debe
ser cumplida con toda diligencia, para evitar mayores males al país y al terruño” (Ibáñez, 1978:127).
huida del dirigente político y la lamentable pérdida del unionista Gumercindo Corona
do Zambrana, cerca de Los Mángales, en la zona oeste de la ciudad. El enfrentamiento
armado se produjo, no obstante el estado de sitio decretado por el Gobierno Nacional
y la presencia de un General de Ejército en la Prefectura de la ciudad.
Después del cuarto intermedio producido por la revuelta falangista, la lucha por
las regalías continuó mediante el envío de comisiones negociadoras con el gobierno na
cional, la in terv en ció n m ediadora del N uncio A p ostólico, las p rop u estas y
contrapropuestas para la solución del conflicto. Mas, frente a la opinión mayoritaria del
oficialismo según la cual las autoridades emenerristas de Santa Cruz se habían puesto al
servicio del Comité Cívico, permitiendo el control de la ciudad a los grupos de la Unión
Juvenil, el Gobierno Nacional destituyó a dichas autoridades.
En los hechos se trató de definir el problema por la fuerza de las armas, aplican
do la línea dura del partido emenerrista. Una vez alejados Sandóval Morón y sus segui
dores de Santa Cruz, la representación del comando del MNR recayó en Aquiles Ibáñez
Soruco y la prefectura del departamento en Hugo Méndez Ibáñez. Estas autoridades fue
ron contemporizadoras del quehacer regional y evitaron a todo trance el enfrentamien
to con las fuerzas del orden. Esta conducta no fue del agrado del gobierno central, urgido
por concluir cuanto antes el problema de las regalías. Con este propósito, el 26 de julio
de 1959, Haroldo Zambrana Cronenbold fue designado prefecto del departamento, con
orden expresa de ejercer el poder político y administrativo en nombre del gobierno cen
tral. En otras palabras, tenía que acabar con el movimiento cívico28.
28 Demetrio Canelas, intelectual representante del Frente de Unidad Nacional, dirigió una carta al Presi
dente Siles, reclamando por los sucesos de 1959. Su carta es ilustrativa de los hechos “Tengo la
impresión, señor Presidente, de que en el caso de Santa Cruz después de varios ensayos para un mo-
dus vivendi transaccional, Ud. logró formar un equipo administrativo con el Sr. Hugo Méndez Ibáñez
como Prefecto, y el Sr. Guillermo Ariñez como Alcalde, equipo que tuvo el tino de cultivar relaciones
cordiales y cooperativas con el Comité, al punto de haber llegado a firmar un pacto solemne por el
cual el Comité resultó constituyéndose en una rama de la administración local para el resguardo del
orden público, prometiendo su acatamiento al orden constituido. Este feliz desiderátum que debía
haber sido celebrado como un gran triunfo político y como la iniciación de una era benéfica para el
Oriente, para la nación y para la suerte misma del MNR, fue sin embargo el punto de partida de una
violenta campaña abierta desde los ambientes oficiales de La Paz no solamente contra el Comité, sino
contra los funcionarios firmantes del pacto pacificador, a quienes se acusó como traidores del MNR”.
(Carta transcrita en: Comité pro Santa Cruz, 1965:69).
90
Las negociaciones para establecer la nuevas reglas de entendimiento con el pre
fecto del departamento culminaron en un fracaso, dando lugar a que las organizaciones
afiliadas al Comité Cívico se movilicen, en desacuerdo con la prepotencia gubernamen
tal y el retorno de los métodos de represión que se suponía superados. Las fuerzas cívi
cas se movilizaron, ocurrieron enfrentamientos, repiques de campanas para convocar a
la población ante la amenaza del envío sobre Santa Cruz de un nuevo contingente de
campesinos, mineros, milicianos y efectivos del Ejército nacional para conjurar el levan
tamiento. Esta situación ocurrió cuando un número mayor a los cinco mil efectivos com
binados de las fuerzas regulares e irregulares ingresaron a Santa Cruz en procura de
capturar a los unionistas que ya se encontraban lejos de la ciudad, 312 personas se ha
bían refugiado en las riberas del río Surutú, al noroeste de la capital.
A pesar del apresamiento de los jóvenes unionistas y su traslado a las guarnicio
nes de La Paz, el exilio del Dr. Melchor Pinto Parada al Perú y el de un centenar de otros
dirigentes a los países vecinos, el conflicto de las regalías concluyó con la promulgación
de la ley de diciembre de 1959, reiterando los alcances de la Ley Busch en el sentido de
reconocer el 11% de la producción bruta en boca de pozo en calidad de regalía en fa
vor de las regiones productoras.
El conflicto concluyó, dejando una huella profunda en la conciencia de la socie
dad civil sobre la difícil tarea que le tocó realizar para lograr sus derechos regionales.
En el transcurso de estas luchas cívicas, el gobierno dispuso dos veces ocupaciones ar
madas sobre Santa Cruz lo que, junto a la arbitrariedad de los caudillos del partido en
cuanto a la represión, y las permanentes sindicaciones del gobierno de separatismo, con
tribuyeron a conformar una conciencia regional contraria al centralismo.
En conclusión, la lucha por las regalías petroleras emergió de un problema coyun-
tural vinculado por el Código del Petróleo que convertía las regalías en rentas nacionales,
pero las luchas tuvieron sus raíces en el conflicto regional estatal de larga data. Los parti
dos políticos no lograron encarnar las aspiraciones regionales constitutivas de la nación
boliviana, en el caso cruceño, el Comité Cívico asumió la representación regional por en
cima de los partidos políticos. El Comité Cívico integró al conjunto de la sociedad bajo los
intereses de las clases dominantes, como un bloque de poder político, económico y social
propio de la formación social regional. Las luchas cívicas dieron como resultado la reposi
ción y pago de las regalías, el inicio de las obras públicas urbanas y la reintegración de
Santa Cruz al mercado nacional, impulsando el desarrollo nacional desde la región.
91
C A P ÍT U LO TRES
Santa Cruz: de los militares
a la democracia
1 Hablamos de un período total de 18 años, de los cuales sólo durante 16 meses hubo gobierno civil.
Concretamente tres: Adolfo Siles Salinas, cinco meses, Walter Guevara Arce, tres meses, y Lidia Gueiler
Tejada con ocho meses de presidencia. Los tres llegaron a la primera magistratura en circunstancias
muy particulares, mientras que todos dejaron el mando ante un golpe militar.
93
Los gobiernos militares de Barrientos, Ovando y Torres levantaron las banderas
de abril. Los dos primeros eran miembros de la célula militar del MNR, y Torres quiso
reencauzar la revolución nacional. A decir de Sandóval Rodríguez, con Juan José Torres
se agotó el modelo nacionalista revolucionario; su gobierno significó la culminación y
ruptura del modelo. A partir del golpe de estado de Banzer en 1971, se instauró el pro
yecto político militar, con el Estado empresario-militar, y la lucha contra el enemigo in
terno (Sandóval: 1979).
El ascenso de los militares respondía a un complejo proceso que tenía tanto una
dimensión internacional, como otra estrictamente nacional. El retorno de los militares
al ejercicio del gobierno no sólo ocurría en Bolivia, sino que coincidía en varios países
latinoamericanos. Para mediados de los años setenta, la mayoría de los países sudame
ricanos estaban gobernados por dictaduras militares. Esta situación se explica por el apo
yo que los gobiernos republicanos en los EEUU dieron a este tipo de gobiernos en el
contexto de la guerra fría con la URSS. Sólo con la llegada al poder del Partido Demó
crata, con Jimmy Cárter en la Casa Blanca, este estado de cosas empezaría a modificarse.
Sin embargo, el largo proceso político vivido por Bolivia entre 1964 y 1982 tiene
sus propias raíces e historia que se sumergen en la realidad nacional. En primer lugar,
la misma Revolución del 52 marcó “a cuchillo” la historia de las FF.AA. bolivianas. En
efecto, comenta James Malloy:
Al abordar el tema de los militares, al igual que el de otros grupos, conviene tener en cuenta que
Bolivia es el único ejemplo moderno de cambios revolucionarios generalizados, sin represalias san
grientas masivas (Malloy, 1989: 235).
Como acto de armas, la Revolución había significado la derrota militar del “ejérci
to de la oligarquía” por parte de las milicias urbanas del MNR y de las milicias mineras.
Luego, el gobierno procedió a depurar el ejército de los elementos hostiles al régimen
revolucionario, mediante un tribunal militar, lo que constituía un gesto de legalidad. Más
de 500 oficiales fueron separados de la institución, marchando la mayoría al exilio. El
resto juró lealtad al partido. Así, la institución militar entró en un nuevo ciclo.
Por otro lado, el gobierno revolucionario cerró el Colegio Militar que, en las jor
nadas de abril del 52 se había constituido en la última trinchera de la resistencia. El 31
de mayo del mismo 1952, fundó el Colegio Militar de Aviación, con base en Santa Cruz.
Y a inicios de 1953 reabría las puertas del Colegio Militar, aunque ahora con el nombre
94
del Coronel Gualberto Villarroel, con el objetivo de formar militares que enarbolaran
las banderas de abril. Empero, pese a que las instituciones militares no fueron destrui
das, las milicias mineras, obreras y campesinas asumieron la defensa del nuevo régimen,
y se constituyeron en su brazo armado.
El eclipse de los militares de la escena política duró hasta inicios de los años se
senta. En este período el ejército experimentó dos transformaciones importantes. Por
un lado, se modificó la base social de su composición. La revolución permitió que in
gresaran a la carrera de las armas jóvenes provenientes de los grupos mestizos e inclu
so indígenas. Por otra parte, se definió un nuevo rol para la institución armada. El ejército
asumió el papel de productor, esto es, una institución armada que podía tener un pa
pel activo en el proceso de desarrollo nacional.
Tuvo a su cargo las primeras iniciativas de colonización del oriente, con la respec
tiva apertura de caminos y desbosque de tierras vírgenes. Luego, intervino en la cons
trucción de escuelas y distribución de alimentos. Finalmente, en virtud de la conscripción
obligatoria, las fuerzas militares comenzaron a alfabetizar a la población indígena de las
áreas rurales. Con estas acciones, de forma lenta pero sistemática, las instituciones mili
tares fueron redefiniendo sus espacios de poder en el entramado social.
Mientras esto ocurría en el ejército, en el seno del MNR había una total división
partidaria, lo que permitió el reingreso de los militares en la política. Comenta Jean-
Pierre Lavaud:
Dada la división faccional del partido, las Fuerzas Armadas se ven, cada vez más, inextricablemente
mezcladas con los enfrentamientos políticos nacionales y, pronto, se encuentran también en posi
ción de influir profunda y durablemente en el juego político, hasta que, finalmente, imponen su
dominio (Lavaud, 1998: 76).
La gravedad de las pugnas entre las facciones del partido, y también los conflictos
del poder central y los poderes locales, llevan a que el gobierno central empiece a lla
mar a las Fuerzas Armadas para restablecer el orden. Siles Zuazo usó el ejército para
militarizar Santa Cruz en mayo de 1958 y en abril de 1959 para frenar las luchas cívicas y
los intentos de golpe de falange; para detener las pugnas entre los “rojistas” y los
“veizagistas”, en marzo de 1960, decretó “zona militar” las provincias de Jordán y Punata
en Cochabamba. Nuevamente, en 1963 Paz Estenssoro declaró “zona militar” la provin
cia de Cliza.
95
En este contexto, el poder político de la institución militar se había colocado en
primera línea. Como anota Malloy:
Siles inició calladamente, y con asistencia americana, una reconstrucción del ejército regular. El em
pleo de este “nuevo” ejército en la empresa de pacificación del valle, marcó una grave y renovada
tendencia política. Poco a poco, Siles reestructuró la imagen pública del ejército, a fin de revivir su
fortaleza y antiguas funciones de control (Malloy, 1989: 349).
Una vez Barrientos en el poder, y pese a los cambios políticos que pudo significar
el golpe militar de 1964, los gobiernos militares mostraron grandes líneas de continui
dad con el pasado inmediato, en términos de modelo económico.
El golpe de 1964 modificó poco, del punto de vista de la política económica. Bajo Barrientos y
Ovando, Bolivia avanzó definitiva y hasta despiadadamente hacia el corporativismo nacional (Burke,
1973:186).
,..en el bloque histórico de poder se nuclean los empresarios movimientistas, nacidos al favor de
los créditos otorgados por el Banco Central de Bolivia, los empresarios mineros, interesados en ad
judicarse concesiones en las áreas de reserva fiscal, los empresarios agro industriales de Santa Cruz,
enemigos del nacionalismo revolucionario por sus connotaciones populistas y sindicales, en dispu
ta velada de poder con las fracciones mineras e industriales del altiplano, las empresas transnacionales,
deseosas de adjudicaciones petroleras, auríferas, de minerales estratégicos, así como la colocación
de créditos al sector público, fundamentalmente (Sandóval, 1988: 304).
2 En 1959, “las fuerzas del mal invadieron nuestra ciudad y saquearon y destruyeron Santa Cruz, inclu
yendo principalmente a las oficinas del Comité pro Santa Cruz” escribía textualmente el ex líder cívico
96
época se inició para la entidad cívica, que apoyó al “barrientismo”, como lo demuestra
el discurso de Hugo De Chazal, presidente del Comité Cívico, cuando el Presidente de
la Junta Militar visitó Santa Cruz el 24 de febrero de 1965- En plena dictadura, los direc
tivos cívicos dieron su respaldo decidido al gobierno:
Al amparo de las garantías ciudadanas que nos devuelve al pueblo cruceño la revolución restauradora,
se reorganiza el Comité pro Santa Cruz como una demostración de libertad y democracia, para ac
tuar siempre al margen de intereses partidistas o de grupo (...) Nuestro pueblo estará al lado de los
hombres que encaren con decisión y entereza las justas aspiraciones de progreso de nuestros pue
blos y de la patria, y es por eso que ahora aplaudimos la obra de gobierno de la Revolución
Restauradora (De Chazal, 1966:12).
En la oportunidad, los cívicos pidieron a Barrientos que Santa Cruz tenga un re
presentante en el Consejo Nacional del Petróleo, advirtiéndole que no era posible revi
sar las regalías del 11%; solicitaron que en el parlam ento se volviera al sistema
representativo de los pueblos por zonas geográficas. Además, agradecieron la concesión
de un empréstito de 15 millones de dólares a favor de Santa Cruz, para materializar las
obras públicas.
Por otro lado, algunos líderes, ligados al Comité Cívico, ocuparon cargos públicos
durante el gobierno de Barrientos. El líder cívico de la Unión Juvenil Cruceñista, José
Gil, ya reincorporado al ejército, fue prefecto de 1966 a 1967, y alcalde de la ciudad de
Santa Cruz desde 1969 hasta 1970.
Para René Zavaleta, Barrientos era un producto norteamericano, puesto que EEUU
adiestró al ejército boliviano reorganizado después del 52 (Zavaleta, 1977:119). El mili
tar gobernante basó su gobierno en el “pacto militar-campesino”, es decir, entre el sec
tor menos politizado del movimiento democrático y el sector de la burocracia estatal
más penetrado por el imperialismo. Los campesinos se habían convertido en el núcleo
más conservador del país, según dicho autor.
El militar, luego de ser presidente de facto, buscó ser presidente constitucional
m ediante elecciones en 1966. Se caracterizó por dar en concesión a empresas
Melchor Pinto en una carta fechada el 18 de enero de 1965, a Raúl Hevia y Nataniel García, de la Fede
ración Departamental de Sociedades Mutuales y de Beneficencia, quienes lo invitaron a una reunión
con objetivo de reorganizar el Comité.
97
extranjeras los recursos no renovables, especialmente, el gas y minas importantes como
la mina Matilde3. Barrientos murió en un accidente de aviación, en circunstancias no
esclarecidas del todo4. A su muerte, asumió la presidencia Luis Adolfo Siles Salinas, quien
fue derrocado mediante el golpe militar de Alfredo Ovando, quien protagonizó un go
bierno contradictorio:
...a la vez de actos antiimperialistas, como la nacionalización del petróleo, de apertura política y de
socapamiento de una larga serie de asesinatos vinculados a la historia de la corrupción en tiempo
de Barrientos, así como de una matanza premeditada de los guerrilleros que habían iniciado accio
nes en la región de Teoponte (Zavaleta, 1997:123).
3 Este proceso, considerado como desfavorable al país, ha sido calificado por Sergio Almaraz como “el
sistema de mayo”, es decir, el conjunto de entregas de recursos naturales del país (Zavaleta, 1977:124).
4 Según René Zavaleta, se hablaba de una lista mediante la cual Barrientos se aprestaba a asesinar a 300
dirigentes populares el 1 de mayo. La lista empezaba, con sus rivales potenciales, entre ellos Alfredo
Ovando, quien fue co-presidente de Bolivia y Comandante General de las Fuerzas Armadas durante su
gobierno.
98
considerado como un organismo comprometido con los sectores empresariales5. El con
flicto por tierras dividió a los campesinos, pues un grupo apoyaba al Comité Cívico, y el
otro a los sectores de izquierda. Los sectores empresariales se movilizaron en torno al
Comité, para resistir al gobierno de Torres, que muy pronto fue asociado a la imagen
de la Asamblea Popular, el movimiento de mayor representación directa obrera y popu
lar que conoció la historia del país (Zavaleta, 1977,126).
Desde febrero de 1971 empezaron los preparativos de la Asamblea Popular en San
ta Cruz, para lo cual se formaron comisiones de adecuación del proyecto de la COB a la
región. La Asamblea Popular “local” inició sus actividades con 102 miembros y varias so
licitudes de ingreso como de la Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL):
El 11 de junio se realizan las elecciones para conformar el Presidium, Daniel Callad fue elegido Presi
dente, imponiéndose a Tomás Cabrera por el voto de los delegados. También fueron elegidos Víctor
Sánchez (independiente), Oscar Paz (PCML), Pastor Mendoza (MNR), Eulogio Justiniano (MNR) y Juan
Domínguez (PRIN). El 15 de junio, Simón Reyes en representación de Lechín inauguró oficialmente la
Asamblea, posesionando a su directiva y resaltando el hecho de que la Asamblea Popular de Santa Cruz
empezara su labor antes que la asamblea nacional (De la Fuente y Sanabria, 1994:52)6.
5 Esta intervención fue bien recibida por los sectores populares y UCAPO fue invitada a ser parte del co
mando político de la COD. A partir de este incidente, la COD demandó una completa transformación al
Comité pro Santa Cruz. Tomás Cabrera, ejecutivo de la organización sindical, pidió que se reformen los
estatutos pues los existentes coartaban la participación, resultando inaceptable que la COD, que agrupa
ba a más de 20 mil trabajadores, tuviera “igualdad de votos que una asociación, un club o un círculo de amigos,
entidades defensoras de los intereses minoritarios de Santa Cruz” (De La Fuente y Sanabria, 1994: 53).
6 Callad aseguró que la Asamblea aglutinaría a fuerzas político-sindicales, juntas vecinales, campesinos y des
poseídos, y sería un factor de unidad de los partidos revolucionarios. Asumiría la defensa de los recursos
naturales y de las regalías para las obras públicas, y lucharía para que el progreso de la ciudad llegue a los
barrios populares. Tenía preeminencia la representación proletaria. Dados los acontecimientos, la Asam
blea no pudo convertirse en ótgano de poder de los trabajadores (De La Fuente y Sanabria, 1994:53).
99
Cooper se tornó violento. Las ocupaciones de tierras urbanas fueron uno de los argu
mentos de la derecha para oponerse al gobierno.
Los conflictos por la tierra se agudizaron en la zona de Yapacaní (provincia Ichilo).
Los últimos días de julio los colonizadores ocuparon la propiedad Versalles, y ante la
marcha del regimiento Rangers, tomaron 28 rehenes, entre ellos, cuatro funcionarios
del BID y norteamericanos metodistas, exigiendo detener las acciones de fuerza. La co
misión mediadora se comprometió a gestionar ante el Servicio Nacional de Reforma Agra
ria la permanencia de los colonos en dicha hacienda. Hubo otros bloqueos campesinos.
Renunció el prefecto y un ejecutivo de la COD, Tomás Cabrera, fue designado en su
lugar, pero no hubo estabilidad. Las tomas de tierra por sindicatos de Yapacaní y de
UCAPO y la presencia de colonos en la r e s e r a forestal del Chore estaban a la orden del
día. Estos colonos formaron un grupo armado para garantizar la posesión de sus tierras
(De la Fuente y Sanabria, 1994: 55).
7 Figuraban como detenidos en la madrugada Hugo Banzer, Juan Franco Suárez, Oscar Gasser, Walter
Vaca Diez, Abelardo Suárez, Guillermo Bloomberg, Jorge Vaca Pereyra, Hugo Teodovich, Lorgio Ribera,
Mario Landívar, Eduardo Lorberg, Fernando Chávez, Mario Melgar y Marcelo, Carlos y David Terceros
Banzer. En las primeras horas de la tarde, tras un “redoble de campanas”, la derecha se congregó en la
100
elegido como presidente por los insurrectos, porque contaba con el apoyo de la bur
guesía agrícola e industrial cruceña.
Alrededor de las seis de la tarde, Carlos Valverde, al mando de grupos armados de la FSB, apoyados
por “milicianos movimientistas”, sitiaron el edificio central de la Universidad, sobre el que dispara
ron durante dos horas, hasta decretar su capitulación tras cruenta lucha. Varios universitarios
murieron en esta “larga y dramática refriega”. Una vez tomada la universidad, apresaron a los estu
diantes que todavía quedaban en el edificio y se quemaron libros en la calle (Sandoval Rodríguez,
1988: 56).
plaza principal para liberar a los detenidos, asaltando por la fuerza las dependencias de la policía, para
luego proceder al asalto y la quema de radio Piraí (Sandoval Rodríguez, 1988). Ver también el terrible
relato de Mazzone, 1996.
8 En el hospital San Juan de Dios, algunos heridos que se habían salvado de la toma de la universidad
fueron asesinados. Según Aguiló (1993:142-44), el médico Freddy Terrazas (actualmente dirigente de
ADN) disparó en su propia cama al dirigente campesino Vicente Quevedo, al dirigente del ingenio Santa
Cecilia Carlos Salvatierra y al trabajador fabril Antonio Aguilera. Los presos de la universidad fueron
sacados de noche por el citado médico y Oscar Román Vaca, trasladados luego en camiones del ejérci
to al cementerio de La Cuchilla, donde fueron vilmente asesinados. Además, ocho campesinos fueron
sacados nada menos que por el jefe del MNR en Santa Cruz, Pedro Ribera, los hermanos Hugo y
Guillermo Menacho Carrillo y Haroldo Justiniano que los condujeron a orillas del río Piraí, donde fue
ron obligados a cavar su propia tumba y luego fueron fusilados.
101
Las tropas de asalto, falangistas, y militares, se adueñaron de la ciudad, y el regi
miento de los Rangers de Guabirá ejerció el control y se ejecutó la famosa masacre de
la Universidad. Este hecho demuestra que si bien el golpe se generó en Santa Cruz, tam
bién suscitó resistencia.
El 21 de agosto de 1971, el golpe se consolidó en La Paz y el Coronel Hugo
Banzer Suárez asumió la Presidencia de la República. El prefecto de Santa Cruz, el
falangista Gustavo Melgar, continuó con la represión hacia los que se presumía de iz
quierda. Las mujeres que apoyaban al Comité Cívico tuvieron un rol preponderante.
Al m om ento de su posesión, el prefecto destacó la participación de las “damas
cruceñas”, quienes
habían desafiado las balas fratricidas de la furia roja el 19 de agosto, y que nos habían amedrentado
frente al comunismo entreguista y ateo pidiendo armas y que ahora estaban nuevamente abocadas
a sus tareas de dignas madres y esposas.
Por otra parte, al posesionar al jefe del DIC, Ernesto Morant, el prefecto recom en
dó que
no dé tregua al comunismo, que lo persiga en sus últimos reductos y que para ello tenía carta blan
ca (Sandoval, 1988).
porque, debido a la alta integración de las actividades locales, cada uno de los miembros de ésta
neo-oligarquía depende, en cierta forma, de los demás. La industria se apoya en la agricultura y la
agro-industria ha vigorizado un sector de la comercialización y del financiamiento de las produccio
nes locales. Los miembros más visibles de esta neo oligarquía se dedican, a menudo en familia, al
conjunto de estas actividades. En segundo lugar, por el crecimiento ininterrumpido durante los tres
decenios (Lavaud, 1998).
102
Ese análisis contribuye a explicar por qué la clase dirigente cruceña tiene un ele
vado grado de cohesión, máxime si existen problemas como la ocupación de tierras,
que perjudicasen a la burguesía terrateniente.
El proyecto político militar limitó el ejercicio del poder obrero desde agosto de
1971 con el exilio masivo y la persecución de los dirigentes sindicales9, la proscripción
de los partidos políticos, más aún a partir de 1974, cuando los aliados políticos (FSB y
MNR) del poder militar fueron enviados al exilio y sustituidos por la intervención direc
ta de las fuerzas económicas más importantes del país: la agroindustria y la minería es
tatal. También fueron intervenidas las universidades públicas.
Sandoval Rodríguez caracteriza el modelo de seguridad nacional de los años 1971-
82 en de la siguiente forma:
El proyecto político de las Fuerzas Armadas responde a una modalidad de acumulación del capital
transnacional de la década de 1970, y se expresa en la ligazón empresarial-militar, generadora de
una práctica política autoritaria y una doctrina militar, que en su estrategia prioriza el frente interno
de la seguridad nacional (Sandoval Rodríguez, 1988:37).
103
Antes de 1971, la política local refleja los avatares de la política nacional; a partir de 1971, es la política
nacional la que refleja las presiones locales: la sucesión de los presidentes del país se hace dependien
te de las relaciones con una neo-oligarquía cruceña, lo suficientemente aguerrida y respaldada por la
población local como para intentar imponer candidatos o, al contrario, para oponerse a aquéllos que
considera como sus adversarios. Por lo menos, esto de hecho sucede en lo que a presidentes militares
se refiere. Evidentemente, el juego cruceño es más sutil cuando de los presidentes civiles se trata: con
siste en comprometerlos hasta lo posible con los intereses locales y al mismo tiempo en exigir
vigorosamente una cada vez más amplia autonomía local (Lavaud, 1998:295).
La “amenazas” que los empresarios cruceños percibían contra los intereses regio
nales fueron decisivas para su participación en el golpe de Estado. La idea de nacionali
zar la industria azucarera cruceña, además de crear un sistema bancario unificado y una
empresa nacional de comercio exterior, en el marco de una política en la que el Estado
asumiría el control de la economía y la redistribución de excedentes contrastaba con la
concepción de las elites cruceñas, más bien privatista y liberal. Esta contraposición de
intereses influyó para lograr un consenso de apoyo al golpe de Estado, por encima de
las divergencias entre partidos políticos.
Los políticos cruceños que ahora [1971] ocupan posiciones de poder en La Paz, comparten una serie
de rasgos distintivos: son pro-brasileros, tanto por razones ideológicas como porque la alianza con ese
país aumenta el peso de Santa Cruz y su importancia con respecto a otros departamentos. Son hosti
les a los partidos de masas porque su poder y su prosperidad descansan en la disciplina y la autoridad
del ejército, y porque han sido testigos presenciales de cómo tales partidos pueden ser usados contra
ellos. Dan más alta prioridad al surgimiento de empresas privadas, porque los programas de nacionali
zación y redistribución atacan directamente su propio bienestar y porque creen que el inigualado
progreso de la ciudad se debe a la incesante búsqueda del beneficio individual. Por último, están pre
parados para suprimir brutalmente a la oposición, porque saben que todas sus propias creencias van
en contra de las tradiciones e intereses del grueso de la población del país y, porque la experiencia
que tuvieron en torno a una prolongada, aguda y violenta crisis de autoridad en Santa Cruz, los ha
llevado a la convicción de que necesitan ser implacables (Whitehead, 1971:221, citado en Roca, 1980).
La posición “cruceña” de desprecio total hacia los partidos políticos fue expresa
da por Percy Fernández, ex Presidente del Comité de Obras Públicas y primer presiden
te de CORDECRUZ, al señalar10 que la autarquía cruceña funcionaba muy bien, hasta
que se creó CORDECRUZ y se inmiscuyeron los partidos políticos, porque ya las condi
ciones nacionales y regionales eran otras.
104
La elite cruceña actuó en convergencia con la burguesía minera comercial finan
ciera de La Paz, para consolidarse como burguesía agroindustrial favorecida por la polí
tica económica. Logró formar parte del bloque en el poder, al contar con un presidente
-B a n z e r- que representara aquellos intereses. Esta participación política se expresó en
una etapa de crecimiento económico que benefició a la región por la concesión de cré
ditos, la dotación de tierras y el crecimiento de los sectores agropecuario e industrial, e
incluso el inicio de actividades ilegales, como se verá posteriormente.
105
El 17 de julio de 1980, el golpe militar del general García Meza contra el gobierno
de Gueiler Tejada expresó la línea dura de la seguridad nacional y se sustentó en la or
ganización del narcotráfico. Los golpistas desconocieron el resultado de las elecciones
generales de junio de 1980, la convocatoria al Congreso y el gobierno constitucional
interino, por no ser una garantía de estabilidad social.
El gobierno de Reconstrucción Nacional de las Fuerzas Armadas contaba con el apoyo
del bloque empresarial militar que le otorgaba al Estado su naturaleza de clase, y en el
que la burguesía del narcotráfico asumió el predominio sobre las demás fuerzas económi
cas, debido a la producción y distribución de cocaína, que convirtió a los narcotraficantes
en la fuerza económica de mayor significación al final de la década de los años setenta.
De esta manera, el golpe militar posibilitaba el ascenso político de la burguesía
del narcotráfico al poder, mientras que el bloque en presencia no contaba con el con
senso de otras fracciones empresariales cruceñas debido a que los partidos políticos,
asociaciones profesionales, comités cívicos y organizaciones sindicales quedaron disueltos
bajo el gobierno de García Meza. Es más: los empresarios de la agroindustria cruceña y
los militares no comprometidos con el golpe mostraron una abierta oposición al go
bierno de “Reconstrucción Nacional”.
Si bien en Bolivia siempre han existido grupos de mercenarios al servicio de las dictaduras, sin em
bargo, su organización definitiva se concretó precisamente en 1976, con el objeto de cubrir con una
capa de amedrentamiento las actividades de la alianza militar-burguesa en el narcotráfico. Griffs y
106
otro norteamericano llamado Frank Howell fueron recomendados por el gobierno para que la co
misión de planificación verificara con ellos los nombres de los elaboradores de la droga, no los datos,
que disponían. En esa comisión destacaban Luis Fernando Valle, yerno de Banzer y Willy Banzer
Abastoflor. Después de esa constatación, la alianza militar burguesa pudo encarar la tarea de propo
ner a los tradicionales fabricantes del narcotráfico una sui generis asociación, a todas luces
desventajosa para éstos, dado que se trataba de continuar trabajando en el negocio paro bajo las
órdenes directas de quien dispusiera la oiganización” (Bascopé, 1982: 72-73).
11 Bascopé Aspiazu señala que los principales argumentos que apuntalaron esa decisión eran los siguientes.
“El General Hugo Banzer posee una gigantesca hacienda a menos de diez kilómetros de San Javier. Exis
ten aproximadamente 570 pistas naturales de avionetas. El sector está conectado fluvialmente con algunas
poblaciones brasileñas donde se efectúan transacciones comerciales de la droga. Las tierras que se ex
tienden a lo largo de los 140 kilómetros que separan Portachuelo de San Javier pertenecen a latifundistas
de la Asociación de Productores de Algodón, en gran paite de las cuales ya se había estado fabricando
pasta básica de cocaína. Las haciendas y poblaciones de la región están interconectados por caminos. A
su vez la totalidad de éstos se comunican directamente con la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Por otra
parte la región se comunica eficazmente con el Chapare por medio de la carretera Cochabamba, Comarapa,
Santa Cruz de la Sierra, Montero, desde donde era factible proveer de hojas de coca como para satisfacer
la más exigente demanda.” (Bascopé, 1982:74). Los nombres de miembros de esta red citados por Bascopé
basados en registros de la Drug Enforcement Administration (DEA) son: Willy Banzer Ojopi, dueño de la
hacienda Los Tajibos, hermano de Hugo Banzer. Roberto Suárez Gómez, primo hermano de Luis Arce
Gómez. Propietario de haciendas en la región, estuvo preso en la cárcel de San Pedro de La Paz. Roberto
Suárez Leigue, de menor importancia que su homónimo, con tierras alrededor de Montero. José Roberto
Gasser, detenido por la DEA en Estados Unidos en junio de 1980. Alfredo “Cutuchi” Gutiérrez, detenido
por la DEA. en Miami. Los hermanos Jofré, terratenientes de Portachuelo. La familia Nieme. José Paz, po
seedor de latifundios en Montero, Minero y San Javier. Carlos Roca, poseedor de un latifundio cerca de
Saavedra, hasta que en diciembre de 1981 fue asesinado por órdenes de Luis Arce Gómez en un ajuste
de cuentas. La lista continúa (Ver Bascopé: 1982: 76-77). Selser, por su parte, cita fuentes de la DEA y
107
En una segunda etapa, una vez establecida la red de producción, la comisión de
infraestructura tuvo también a su cargo la organización de laboratorios que transforma
ran la pasta en clorhidrato de cocaína, bajo la responsabilidad de Miguel y Widen Razuk
inicialmente, y posteriormente bajo la coordinación de Hugo Echeverría Tardío, y el ca
pitán Urdí Landívar y de Abraham Baptista.
La organización militar narcotraficante se consolidó justamente cuando el movi
miento popular lograba resistir al gobierno de Banzer, políticamente desgastado. En este
sentido, para mantener la continuidad, era importante nombrar un sucesor. Este fue el
candidato de las elecciones de 1978, Gral. Juan Pereda Asbún, hombre de su confianza
política12. Mientras tanto, el negocio crecía.
... en 1977, la organización militar burguesa se dio a la tarea de crear un nuevo eje en el departa
mento del Beni, en torno a las poblaciones de San Ignacio de Moxos, San Ramón, Santa Ana de
Yacuma y la hacienda Parapa (...) Este segundo eje de organización está hegemonizado por los mili
tares, dado que la mayoría de las haciendas de la región pertenecen a altos jefes de las fuerzas armadas
por concesiones del gobierno de Banzer (Bascopé: 1982:90-91).
...entonces se desconocía que estaba en plena ejecución el proyecto de la elaboración a gran escala de
la droga, y que en el transcurso de 1977 a 1979, mientras se consolidaba el eje del Beni, se había ido
creando de manera imperceptible, un tercer centro de fabricación hegemonizado por terratenientes y
representantes conspicuos de la burguesía: se trataba del eje Moromoro-Vallegrande-Comarapa, locali
dades correspondientes a los valles cruceños (Bascopé, 1982:93).
Ante el fracaso del golpe de Natush Bush, quien tuvo que entregar el poder a Li
dia Gueiler como presidente interina, la organización narcotraficante temió por posi
bles investigaciones del gobierno democrático.
de la prensa internacional, como Visión de Estados Unidos, Isto E, de Brasil, El D ía de México y otras
(1982: 95,115-118).
12 Por medio del ministerio del Interior, a cargo de Juan Pereda Asbún, la organización obtuvo el control
absoluto de la coca en Bolivia, cuidando de garantizar la cantidad destinada a la masticación. En 1977,
el país requería de aproximadamente 4.120 toneladas de la hoja para satisfacer la demanda de los
acullicadores. Pero la producción calculada ascendió a 25 mil 203 ton, lo que daba un excedente de
21.083 toneladas destinadas a otros fines (Bascopé, 1982:82).
108
El 17 de junio de 1980, militantes de FSB tomaron la prefectura de Santa Cruz.
Difundieron mensajes por radios locales arrebatando los micrófonos a los locutores,
con proclamas contra el “comunismo”, “el actual desgobierno” y contra el embajador
de Estados Unidos, Marvin Weissman. En esta operación quemaron archivos de narco-
traficantes que se encontraban en la prefectura y la alcaldía13.
A diferencia del golpe de Hugo Banzer que había sido avalado por Estados Uni
dos, ante la evidencia de la relación entre gobiernos militares y narcotráfico, el diario
Washington Post había dado a conocer que el 30 de mayo de ese año, el gobierno de
Estados Unidos había prevenido a las Fuerzas Armadas contra cualquier tentación
golpista, al tiempo que reafirmaba su apoyo al proceso democratizador (Selser, 1982:
57). Los jefes militares reaccionaron contra el embajador Weissman a quien reclamaron
por su intromisión en los asuntos internos de Bolivia y pidieron a la presidente Gueiler
que solicite su retiro a Washington. El jefe de FSB, Carlos Valverde Barbery, se declaró
en huelga de hambre. El llamado putsch de los falangistas, o toma de Santa Cruz, que
ocurrió el 17 de junio, un mes antes del golpe de García Meza, fue alentado por el Co
mandante de la VIII división, General Hugo Echevarría, mencionado anteriormente por
su directa conexión con el narcotráfico14.
Los reportajes internacionales de la época coinciden en señalar a Bolivia como
un Estado narcotraficante a partir del golpe de Luis García Meza. El crecimiento espec
tacular del negocio del narcotráfico, protegido por el poder ejecutivo durante este go
bierno, dio paso a una crisis que incrementó la corrupción. Jim Anderson, The Miami
H erald (14 de agosto de 1980), decía lo siguiente, como una muestra del pensamiento
de la opinión pública internacional:
Los funcionarios creen que el nuevo régimen militar que ha establecido vinculaciones financieras
inyectado centenares de miles de dólares a la mafia de Santa Cruz, proporcionará en lo sucesivo
facilidades para el cultivo y la venta de la materia prima para el tráfico internacional de cocaína. Du
rante todo el tiempo que el gobierno boliviano esté en el poder, no podemos enfrentar el problema.
Mientras los traficantes continúen operando en Bolivia tendrán licencia para hacer lo que les dé la
gana. Bolivia será un santuario de la droga. Por primera vez el narcotráfico ha logrado instalar en el
poder a un gobierno propio (Citado en Selser, 1982:120).
13 Actualmente es muy difícil encontrar evidencias del funcionamiento de la red y sus participantes. La
documentación fue destruida.
14 Información obtenida de la prensa de la época, tomando entrevistas como referencias. Ver El D eber ,
19 y 20 de junio de 1980.
109
La denuncia más impactante en la opinión pública internacional fue la difusión,
ante más de 80 millones de telespectadores, del programa 60 minutos de la cadena CBS,
conducido por Mike Wallace, el I o de marzo de 1981. En la emisión, participaron miem
bros de la DEA, el senador estadounidense Dennis De Concini -q u e denunció el caso-,
el fiscal de la corte de Miami y otras autoridades judiciales. El tema central era la cocaí
na boliviana, y estaba dedicado al coronel Luis Arce Gómez, entonces Ministro del Inte
rior del coronel Luis García Meza. En el programa, se demostraba la participación de
los militares Ariel Coca, Norberto Salomón y Hugo Echeverría como cabecillas de la
llamada “mafia boliviana de la cocaína”; todos ellos estaban registrados en los archi
vos de la DEA en Estados Unidos. El jefe de toda la organización era el propio presi
dente de la república, Luis García Meza. La ciudad de Santa Cruz fue mostrada como
la capital mundial de la cocaína15.
La red de narcotráfico que fue iniciada y fue llevada discretamente por Banzer y
su entorno, llegó a convertirse en un asunto de Estado y ser de conocimiento mundial
durante el “gobierno” de García Meza (Bascopé, 1982: 99). Esta imagen de Bolivia como
Estado narcotraficante y de Santa Cruz como ciudad de “narcos”, fue determinante para
lograr la oposición internacional a la dictadura y para generar la crisis de los gobiernos
militares y su proyecto empresarial militar, gracias a la convergencia de intereses regio
nales, nacionales e internacionales en contra del narcotráfico.
15 Comentario a las imágenes sobre Santa Cruz: “Esta es Santa Cruz, la ciudad donde operan el General
Echeverría y el Coronel Coca, la capital mundial de la cocaína, donde casas que valen un millón de
dólares aparecen incongruentemente prósperas en un país que tiene el ingreso p e r cápita más bajo
de América Latina. Fue aquí que en mayo del año pasado la DEA montó lo que fue la operación más
grande de su historia. El blanco de esta operación mostrado aquí, en un retrato de la DEA, fue Rober
to Suárez Gómez, primo hermano del Coronel Arce Gómez. Suárez está considerado como el traficante
de cocaína más grande del mundo y aparentemente operaba con la venia del gobierno boliviano...”
(Citado en Selser, 1982:195).
110
facilitaron su surgimiento a fines de los años cincuenta -perpetuadas por el MNR- se
tornaron mucho más dinámicas bajo los regímenes militares y a todo nivel: ya no exis
tían asambleas elegidas por sus miembros y las organizaciones representativas popula
res (partidos, sindicatos, etc.) se encontraban bloqueadas. Pero, hay algo más. En tales
circunstancias, los comités cívicos eran los únicos canales de expresión popular admiti
dos, e incluso, fueron estimulados. Esto se debía a que los militares sabían bien que
estos comités estaban dirigidos por elites locales y contaban con ellas para frenar la mo
vilización popular. Sin embargo, debido a un efecto perverso, esta política les resultó
finalmente fatal. (Lavaud, 1998: 301).
En esa coyuntura, el narcotráfico no era el único negocio ilícito, ya en el usufruc
to del poder se estableció una red delictiva que protegió el contrabando, la apropiación
de recursos naturales, entre los cuales se recuerda el famoso caso de La Gaiba.
La estafa más grande al patrimonio nacional ha sido el contrato privado suscrito en
octubre 1980 entre la empresa Rumy Ltda., representada por los hermanos Castle, empre
sa fantasma, y la Junta de Comandantes conformada por el Gral. Luis García Meza (Presi
dente de la República), el Vicealmirante Ramiro Terrazas Rodríguez y el Gral. Waldo Bernal
Pereira, que permitía explorar, explotar y comercializar piedras semipreciosas (amatista, to
pacio, cristal de roca, diamante industrial, corindón y otros minerales no ferrosos) en una
región ubicada en la provincia Angel Sandóval (Santa Cruz), fronteriza con el Brasil.
El I o de octubre de 1980, ocho días antes de la suscripción del contrato, median
te Decreto Supremo No. 17649, la Junta de Comandantes prohibía a todos los ciudada
nos explotar las riquezas mineralógicas de la región Mandiore-La Gaiba, bajo sanción,
apoyados en disposiciones legales anteriores que declaraban reserva fiscal a la zona del
precámbrico. Sin embargo, ellos sí se encargaron de su explotación. El saqueo de estas
riquezas, nombradas patrimonio nacional, fue tan intenso e indiscriminado que provo
có múltiples denuncias.16
111
Por los continuos reclamos y denuncias que el Comité Cívico cruceño realizaba
sobre la explotación ilegal de La Gaiba, esta institución cívica fue desconocida. El 9 de
febrero de 1981, el ministro del Interior, el Coronel Arce Gómez, dictó una resolución
que determinaba la reorganización de los entes cívicos bajo “nuevas modalidades de
mocráticas” y la creación de un “Comité Cívico Nacional”.
Una de las expresiones más notables del poder regional cruceño se produjo du
rante el gobierno de García Meza y fue el movimiento cívico de oposición a la construc
ción del ingenio azucarero de San Buenaventura, en el departamento de La Paz. La batalla
se había iniciado en 1975, cuando la Corporación de Desarrollo de La Paz presentó el
proyecto para la creación de un complejo azucarero en la localidad de San Buenaventu
ra, en la provincia Iturralde. Sin embargo la puesta en obra del ingenio se postergó has
ta enero de 1981.
Durante el gobierno de Lidia Gueiler, la Cámara de diputados había aprobado, en
un agitado debate, la licitación para la posterior construcción del ingenio (Lavaud,
1998:180). La reacción del Comité Cívico cruceño fue convocar a un paro cívico depar
tamental de 36 horas para impedir que se instale y ejerza una competencia con los que
ya operaban en Santa Cruz. El movimiento regional se manifestó a través del Comité
que amenazaba al gobierno con una serie de medidas de presión, como la abstención
en las elecciones nacionales, la huelga general, la clausura del oleoducto y la retención
de los impuestos.
El gobierno, preocupado por los efectos desestabilizadores, decidió suspender
toda iniciativa destinada a modificar la situación de la agro-industria nacional y el
una fotocopia del contrato privado con la empresa RUMMY Ltda. Las piedras eran sacadas en avio
netas con destino al Brasil, al estado de Minas Gerais, y al departamento de Santa Cruz, para su
posterior comercialización en los mercados de Estados Unidos y Japón; el promedio de exporta
ción diario era de 4.000 kilogramos y el precio en el mercado de aproximadamente 1.000 dólares,
lo que hace presumir una utilidad diaria de 4.000.000 de dólares. Algunas de estas avionetas perte
necían al capitán Roberto Barbery, que disponía de una pista de aterrizaje en su propiedad a cinco
kilómetros de Puerto Quijaro. Para evitar intromisiones, los usurpadores de las riquezas nacionales
desalojaron de sus tierras a los nativos (ayoreos), contrataron mano de obra paraguaya y brasilera,
y militarizaron la zona. Otro reportaje sobre el saqueo de piedras sem ipreciosas {P resen cia,
12.XI.1981), del periodista Antonio Miranda Soliz, debió ser publicado cinco meses antes, pero de
bido a una serie de amenazas y riesgo de persecución política, fue postergada. Posteriormente el
autor recibió el premio E.F.E. de los Reyes de España, por la ardua y objetiva investigación realizada
en La Gaiba (entrevista a Antonio Miranda).
112
departamento de Santa Cruz. Pero cuando García Meza accedió al poder, en un in
tento por ganarse la simpatía paceña, autorizó la construcción del ingenio azucarero,
lo que provocó nuevamente al regionalismo cruceño que, unido de forma absoluta,
paralizó actividades por 24 horas, el 21 de julio de ese año17: el apoyo de la pobla
ción fue masivo y contundente.
Esta protesta regional fue también una propuesta antidictatorial, aprovechada por
los generales Natusch Busch y Añez Rivera que ocuparon la ciudad de Santa Cruz y exi
gieron la renuncia de García Meza el 3 de agosto. Los objetivos del alzamiento militar
fueron apoyados abiertamente por los civiles, los sindicatos y los partidos políticos. Por
tanto, el golpe tuvo un éxito parcial.
Gracias al apoyo recibido de parte de la población cruceña en las movilizaciones,
paros y otras medidas de presión, en sus batallas, el Comité Cívico pro Santa Cruz
finalmente consiguió impedir la construcción del com plejo azucarero San Buenaven
tura, obra que jamás fue concluida. Los cívicos cruceños lideraron las luchas en de
fensa de los intereses regionales y simultáneamente exigieron el retorno al régimen
constitucional por la vía democrática.
El gobierno de García Meza pretendía anular la influencia de las luchas regionales
con la creación, mediante resolución ministerial, de un Comité Cívico Nacional. Este he
cho fue una provocación a diferentes instituciones y organizaciones de la ciudad de Santa
Cruz, que amenazaron con una huelga de brazos caídos en todo el departamento. Por este
motivo, el ministro del Interior afirmaba, el 11 de febrero de 1981, que el Comité Cívico
de Santa Cruz “no está contemplado en la Resolución Ministerial que norma la creación
de Comités Cívicos en todo el territorio nacional”, aclarando además que “en ningún mo
mento la intención del gobierno era intervenir el oiganismo cruceño” (ElDeber, 12.11.1981).
Por su parte, el Comité emitió un comunicado anunciando que cesaban las causales
que habían determinado el estado de alerta en el distrito, explicando que se
17 El Comité pro Santa Cruz afirmaba que el 14 de julio de 1981, fecha del decreto de aprobación de la
construcción del ingenio San Buenaventura, es el “día de la desintegración nacional”, recomendando
a los cruceños portar durante los desfiles patrios del 6 de agosto, banderas nacionales y departamen
tales con crespón negro en señal de duelo. Advirtieron también, acerca de la posibilidad de cerrar el
ingreso al departamento de Santa Cruz de productos de otras regiones del país y finalmente, ordena
ron que todas las estampillas emitidas desde la capital oriental llevaran, en la parte superior, una franja
negra en igual señal de duelo y protesta (ElDeber, 16.VII.1981).
113
...ha establecido que la Resolución Ministerial... no alcanza al Comité Cívico Pro Santa Cruz,
puesto que la Resolución Suprema dictada el 5 del presente mes, aprueba los estatutos reco
n ocien d o tácitam ente la actual autonom ía y ordenam iento jurídico de nuestra institución
(Lavaud, 1998: 84).
Del 4 al 10 de agosto de 1981 el Comité pro Santa Cruz organiza y financia en Sucre, un Congreso
Nacional de las instituciones Cívicas, el primero que se cierra amenazando al gobierno con una “huel
ga Cívica Nacional” si no se retorna rápidamente a un Estado de derecho con un gobierno legítimo.
Después, el 7 de septiembre, el Comité pro Santa Cruz paraliza el departamento siempre con el
mismo objetivo. El 13 de septiembre les toca el turno de organizar huelgas cívicas a los Comités
Cívicos de Cochabamba, Potosí, Sucre y Tarija, huelgas en las que se mezclan la defensa de los inte
reses regionales y la defensa de la democracia (Lavaud, 1988:184).
En esta coyuntura, los intereses de las elites regionales estaban afectados por la
economía del narcotráfico. El mercado estaba distorsionado a través del contrabando
usado como sistema de “lavado de dólares”, y el mercado laboral también estaba conta
giado: los jornales agrarios se habían encarecido debido a que los campesinos preferían
trabajar con los narcotraficantes como “pisacocas” antes que con los empresarios agrí
colas. Las fracciones empresariales “legales”, estaban perdiendo poder frente al
narcotráfico que gozaba de la protección oficial.
Estas contradicciones entre intereses empresariales explican la actitud democráti
ca y liberal de las elites cruceñas que fue definitiva para el alejamiento del poder de
García Meza. Estas manifestaciones cívicas nacionales coincidieron con las movilizaciones
populares de la Central Obrera Boliviana.
114
Luis García Meza dejó el poder cuando seis de las nueve divisiones del ejército
existentes, se negaron a enfrentarse con los generales rebeldes de Santa Cruz18. La Jun
ta de Comandantes y los gobiernos de los militares Celso Torrelio y Guido Vildoso no
pudieron contener la división interna ni la presión social por el retorno a la democracia
formal. El general Vildoso Calderón, testigo de tres procesos electorales interrumpidos
por la acción militar, convocó al Congreso elegido en 1980, y entregó el gobierno de la
nación a Hernán Siles Zuazo, el 10 de octubre de 1982.
En síntesis, los gobiernos militares populistas de Ovando y Torres expresaron la
corriente nacionalista revolucionaria dentro del ejército. La presencia de la Asamblea
Popular y los movimientos obreros organizados, y el temor a una posible estatización
de empresas, sirvieron de catalizadores para la preparación del golpe de Banzer. La bur
guesía agroindustrial cruceña formó parte del bloque en el poder que, junto al apoyo
internacional, consolidó la dictadura de Banzer resistida por el movimiento popular.
Alrededor de 1976 se organizó una red narcotraficante encubierta por el gobier
no militar. El momento más comprometido en el que Santa Cruz era presentada como
capital mundial de la cocaína y Bolivia como Estado narcotraficante se dio en 1980-1981
con la presencia de Luis García Meza en el poder y Luis Arce Gómez como Ministro del
Interior. La alianza entre militares y narcotraficantes se puso en evidencia.
Los movimientos cívicos, mediante una huelga nacional cívica y los empresarios
agroindustriales no vinculados con el narcotráfico presionaron desde Santa Cruz e in
fluyeron a nivel nacional para la defensa de la democracia. Las contradicciones internas
y la presión internacional determinaron el agotamiento del proyecto empresarial mili
tar y su transformación en democracia participativa como expresión política, y se pre
pararon las bases para el predominio de la economía de mercado o neoliberalismo.
18 Luis García Meza se vio obligado a renunciar en agosto de 1981. Vivió en Argentina entre 1982 y 1986.
En abril de 1986 el Congreso inició un juicio de responsabilidades contra su gobierno. En 1988, acusa
do del robo de los diarios de Che Guevara, huyó del país, pero el juicio en su contra continuó y en
1993 fue declarado culpable y condenado a 30 años de cárcel sin derecho a indulto. En marzo de 1994,
fue apresado en Brasil donde vivía con una falsa identidad. El 15 de marzo de 1995, fue extraditado a
Bolivia y actualmente cumple su condena en la prisión de Chonchocoro en La Paz.
115
• Un proceso de crecimiento económico, no exento de dificultades, y que al fin se
mostró incapaz de generar una transformación decisiva de la estructura económi
ca del país;
• Un vertiginoso proceso de endeudamiento externo, en unas condiciones interna
cionales únicas; y
• Un largo proceso de descomposición de la dinámica del sistema económico que cul
minaría por eclosionar en la década siguiente, de una manera decisiva y definitiva.
Las cifras de la época son ampliamente conocidas19: el Producto Interno Bruto (PIB)
creció a tasas del 5 al 6% al año hasta 1977, descendiendo posteriormente al 3,4% y llegan
do al 0,8% en 1980. En promedio, el PIB creció a un 4,9% anual durante la década. El PIB
p er cápita creció a tasas positivas entre 1970 y 1978, con picos en 1973 y 1976 (4,2 y 4,1%,
respectivamente), tornándose luego negativas (-0,6 y -1,8%, respectivamente). Para toda
la década, el PIB p er cápita creció a una tasa anual promedio del 2,5%.
La inflación anual se mantuvo con un dígito durante la mitad de la década, aun
que los años 1973 y 1974 marcaron un aumento sustancial de la tasa de inflación anual
(31,5 y 62,8%, respectivamente). Sin embargo, si en 1976 la inflación fue del 4,5%, de
ahí en adelante se iniciaría un proceso de espiral inflacionaria que culminaría en la dé
cada siguiente: 8,1% en 1977,10,4% e 1978,19,7% para 1979 y 47,2% en 1980.
Las exportaciones crecieron a una tasa anual promedio del 18,2%. De un monto
de 191 millones de dólares, en 1970, se llegó a exportar por un valor de 857,2 millones
de dólares en 1979. En 1970, el 89,6% de las exportaciones eran productos mineros.
Este perfil de país exportador de minerales se mantuvo a lo largo de la década pero, de
manera paulatina, se comenzaron a diversificar las exportaciones. Con una participación
del 5,8%, en 1970, las exportaciones petroleras empezaron a aumentar su participación,
llegando a representar el 25,2% en 1974, para luego descender sistemáticamente hasta
significar apenas un 0,5% en 1979. Un comportamiento más sostenido mostraron las
exportaciones no tradicionales que de significar un 4,7% en 1970 llegaron a representar
el 13,5% en 1979. En 1972, Bolivia empezó a exportar gas. Su importancia fue creciente,
pasando de un 4,1% del total de las exportaciones en 1972, a un 16% en 1979-
19 Las fuentes de los datos siguientes proceden, básicamente, de Grebe López (1983), Morales y Pacheco
(1999), Pacheco (1998).
116
Por su parte, las importaciones pasaron de 159,2 millones de dólares en 1970 a
894,3 millones de dólares en 1979. Así, la tasa anual de crecimiento de las importacio
nes fue de 21,1%. Entre 1970 y 1974 se tuvo saldos positivos en el saldo de balanza co
mercial, llegando a los 190,3 millones de dólares en 1974. Sin embargo, en la medida
que la economía había entrado en una fase de expansión, la demanda de importación
de bienes empezó a aumentar, y desde 1975 el saldo comercial empezó a mostrar défi
cit, con la excepción de 1977.
El auge económico de los primeros años de la época solo se oscureció en 1972, cuan
do el gobierno, ante la eventualidad de una crisis de la balanza de pagos, se vio en la nece
sidad de devaluar el tipo de cambio en un 66,67%, de Bs. 12 a Bs. 20 por dólar americano.
Los años setenta marcaron la mayoría de edad de la economía cruceña y de su
importancia en el contexto nacional. En 1970, el PIB del departamento representaba el
16,3% del PIB nacional. Poco a poco esta importancia relativa fue subiendo hasta alcan
zar un 19,2% en 1977. A partir de ese momento, esa participación se redujo ligeramen
te hasta un 18,7%. En todo caso, la economía cruceña ya representaba a más de un sexto
de la economía nacional.
Cuadro 16
Santa Cruz: Participación en el PIB nacional
(en millones de pesos de 1970)
117
Mas, el dinamismo de la región era impetuoso. El cuadro 17 permite comparar
las distintas tasas anuales de crecimiento de la economía boliviana y de la economía del
departamento de Santa Cruz. Con excepción de los años 1974,1978 y 1980, para el res
to de la década, la economía cruceña creció a mayores tasas que el país. En dos años,
1971 y 1973, prácticamente creció al doble. Así, mientras Bolivia creció a una tasa anual
del 4,49%, Santa Cruz creció a una tasa del 6% al año20.
Cuadro 17
Tasas de crecimiento económico
de Bolivia y Santa Cruz
Año Bolivia Santa Cruz
2 .1 . La agropecuaria cruceña
En 1970, el sector agropecuario cruceño representaba el 18,3% de la actividad
agropecuaria nacional. Esta participación se mantuvo relativamente estable hasta 1975,
y de ahí saltó al 22,5%, nivel en el cual se mantuvo durante el resto del período. Este
dato resulta de lo más interesante cuando se considera que la historiografía local consi
deró (Cordecruz, 1979) que desde 1974 la actividad agrícola entró en una fase de estan
camiento dado el fin del auge algodonero. Esta visión comete el error de centrar la
importancia del sector en la producción de bienes exportables. Pese a la crisis de la
20 Ambas tasas promedio son la media aritmética de las tasas anuales. Usando, en cambio, la media
geométrica de las tasas anuales, ambas tasas promedio arrojan el mismo resultado del 3,85% anual.
118
agricultura de exportación, el sector agropecuario cruceño siguió creciendo y ganando
importancia a nivel nacional.
Cuadro 18
Participación de Santa Cruz en el PIB agropecuario nacional
(en millones de pesos de 1970)
Año Bolivia Santa Cruz %
Cuadro 19
Santa Cruz: crecimiento del sector agropecuario nacional
y cruceño, 1971-1980
Año Tasa de crecimiento del Tasa de crecimiento del
sector agropecuario nacional sector agropecuario cruceño
1971 5,94 5,13
119
El año 1975 marcó el límite de un proceso de expansión del sector agropecuario
a nivel nacional, y desde 1976 este empezó a sentir los efectos de los síntomas de la
crisis; las tasas de crecimiento seguían siendo positivas pero se redujeron. En Santa Cruz,
aún 1976 sería un año de formidable expansión, sin embargo, a partir de 1977, tanto la
agropecuaria nacional como la agropecuaria departamental mostraron un comportamien
to similar, tanto en tendencia como en magnitudes de crecimiento. Los primeros ini
cios de la crisis económica empezaron a mostrarse, y la economía sectorial creció más
lentamente. Una recesión sectorial de similar magnitud golpeó al sector en 1977, para
luego tener una modesta recuperación.
Si bien la actividad agropecuaria parece marcar el rumbo de la economía cruceña,
no deja de ser necesario analizar la composición del PIB departamental, como lo vemos
en el cuadro 20. Allí se constata el proceso de reducción de la importancia relativa del
sector agropecuario en la producción global de bienes y servicios finales en el departa
mento. Si en 1965, el sector agropecuario aportaba con el 29,8% del PIB departamental,
para 1970 esa participación era del 20,3%, y para 1980 se había reducido al 19,3%.
En efecto, de una participación relativa en el PIB departamental del 5,4% en 1965,
en 1970 sube al 11,6%, y en 1975 se ubica en el 14,7% para empezar a descender hasta
llegar al 4,2% en 1980. Sin embargo, ese comportamiento de la minería y de la produc
ción de hidrocarburos ha permitido que la participación relativa del sector primario se
mantenga relativamente constante por encima del 30% hasta 1975, aunque para fines
de la década empieza a descender (23,5% en 1980).
Cuadro 20
Santa Cruz: PIB por sectores económicos
(en millones de pesos de 1970)
Sectores 1965 1970 1975 1980
% Monto % Monto % Monto %
Sector prim ario 35,2 644,1 31,9 962,3 32,1 844,5 23,5
Sector secun d a rio 21,2 432,0 21,4 586,6 19,6 782,3 21,8
120
En cuanto a la industria manufacturera, o sector secundario, se observa una im
portancia relativa constante del orden del 2096 del PIB departamental, entre 1965 y 1980.
Finalmente, com o en todas las econom ías m odernas, se observa un proceso de
“terciarización”21 de la economía regional. De una participación relativa en el PIB depar
tamental del 43,696, en 1965, el sector terciario pasa a significar el 54,7% en 1980.
Esta fue la época de oro del capitalismo de estado en Bolivia. La dictadura
banzerista asumió un discurso desarrollista y, tomando los recursos del financiamiento
externo, emprendió todo tipo de obras y empresas. Muchas de ellas nacieron del ca
pricho político, del cálculo prebendal o, siendo inversiones viables, se iniciaron con el
espíritu de desmesura de la época, en la creencia de que las ilusiones conforman el fu
turo de los pueblos. Así, la geografía nacional se cubrió de lo que el juicio popular lla
mó “elefantes blancos”.
A nivel regional, el crédito se convirtió en un factor decisivo de intervención del
Estado en la economía. Los proyectos de inversión se evaluaron con criterios políticos
o sociales, y sólo de forma secundaria importaba su evaluación económica y financiera.
A nivel regional, el papel jugado por el Banco Agrícola de Bolivia fue decisivo, y su ad
ministración, o mejor dicho, los criterios de su administración, serían decisivos para su
posterior desenlace. Walter Núñez ha descrito la época en los términos siguientes:
121
privadas en el país. Las empresas públicas crearon 105.925 puestos de trabajo, mientras
que las empresas privadas creaban 2.401 empleos.
Cuadro 21
Nuevos proyectos industriales del sector público en 1974
Departamento Empresas % Nivel de empleo %
Cuadro 22
Nuevos proyectos industriales del sector privado en 1974
Departamento Empresas % Nivel de empleo %
122
En estos cuadros, se puede apreciar la importancia de la inversión pública en el
departamento de Santa Cruz, pues allí se ubicó el 23,77% de las empresas industriales
públicas creadas en 1974.
En resumen, la evolución de la economía cruceña siguió, en los años setenta,
un perfil semejante al que mostró la economía boliviana en su conjunto, aunque pau
latinamente fue teniendo mayor importancia relativa. Vivió un proceso de vigoroso
crecimiento económico entre 1970 y 1977, con tasas superiores al 5% anual, por en
cima de las tasas de crecimiento de la economía nacional. Pero, si en 1977, los sínto
mas de desaceleración económ ica ya se empezaron a manifestar en la econom ía
boliviana, el empuje del crecimiento de la econom ía regional le permitiría recién vi
vir proceso semejante un año después.
Como en las dos décadas anteriores, Santa Cruz ocupó un lugar de privilegio en
la óptica del Estado del 52, con una canalización vigorosa de créditos e inversiones. Pero,
hacia 1977, el modelo de capitalismo de estado en Bolivia empezó a entrar en una pro
funda crisis, que primero se manifestó en el plano político, pero que paulatinamente
fue desplazándose al ámbito económico, para eclosionar en forma definitiva en la si
guiente década.
123
y cruceña del período sin abordar el complejo y delicado tema de la economía de la
coca y la cocaína.
¿Cuál fue la importancia económica y financiera del circuito coca-cocaína en la pri
mera mitad de los años ochenta? Dado que se trata de actividades al margen de la ley, y
abiertamente delictivas, es evidente que su cuantificadón es lejos de ser simple. En con
secuencia, no es sorprendente que diferentes estudios tengan resultados muy diversos.
Cuadro 23
Importancia relativa de la economía de la coca, 1980-1990
(en porcentaje respecto al PIB)
22 Los valores mínimos y máximos se han obtenido a partir de siete fuentes o estudios, incluyendo un
estudio del Banco Mundial.
124
pueden ser de baja rentabilidad en sí mismas o directamente no rentables, lo que
genera presiones de demanda u oferta en los mercados legales.
3. Si bien el grueso de la rentabilidad del circuito coca-cocaína no se queda en la
economía boliviana, pues se realiza en los mercados que demandan esos pro
ductos, el cultivo de la coca o la producción de cocaína presenta una rentabili
dad más alta que la que se tiene en cultivos o actividades legales. Esto atrae
mano de obra y genera condiciones para que importantes grupos de la pobla
ción vean este tipo de actividades como una verdadera alternativa de vida, pese
a la prohibición.
4. Al tratarse de actividades ilegales, los costos de ocultamiento y protección aumen
tan, y entre ellos se plantea la necesidad de sobornar a miembros de la policía y
del poder judicial (jueces, y militares si fuera el caso). En consecuencia, las activi
dades ilegales generan un incremento importante de la corrupción en las esferas
estatales encargadas de su represión.
A fines de 1971 la deuda pública con Bancos Privados del Exterior y Proveedores representaba me
nos del 4% de la deuda total, pero en 1978, constituye el 43,1%... (Ramos, 1980:118).
125
promedio, llegando a ser entre 1972-1977 de tan solo 16%. Sin embargo, eso no signifi
có en ninguna manera una disminución del nivel de cooperación:
El único cambio que se advierte a partir de 1964, fue el achicamiento gradual de las donaciones que
fueron reemplazadas por créditos de largo plazo. De 1942 a 1964, las donaciones representaron el
61% de los créditos comprometidos (207,4 millones de dólares de un total de 339,8 millones de
dólares) y entre 1965 y 1969, este rubro representó el 26,15 % (27,3 millones de dólares de un total
de 104,4 millones de dólares (Pacheco Torrico, 2001: 214).
Entre 1960 y 1970 el financiamiento bilateral representó la mayor fuente de crédito externo, si bien
de forma decreciente, ya que en 1960 aportó con más del 65% y en 1970 con el 52%. La deuda
multilateral experimentó un crecimiento permanente, empero, siempre estuvo lejos de la deuda
bilateral. Al interior de ésta, los préstamos provenientes del Eximbank tendieron a decrecer, de la
misma forma que los créditos de la Argentina y el Brasil, pero cobraron importancia aquellos otor
gados por USAID. Del monto de la deuda con el Eximbank y con USAID se desprende que el país
acreedor más importante fueron los Estados Unidos. En 1960, el 23,89% de la deuda estaba contraí
da con este país y en 1970 el 35,54 (Pacheco Torrico, 2001:212).
23 Por ejemplo, entre 1938-1948 y entre 1950-1955, Santa Cruz participaba ya sea sólo o junto con otros
departamentos, con alrededor del 99% y 90% respectivamente de la deuda contratada durante ese pe
ríodo; ver Huber (2001:162) y Pacheco Torrico (2001: 206).
126
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128
Si consideramos las asignaciones de recursos externos contratados, el departamento
de Santa Cruz, ya sea solo o compartiendo la asignación con otros departamentos, participa
ba en 1978 con apenas el 25% de la deuda pública externa contratada (ver cuadro 25).
Cuadro 25
Estado de la deuda pública externa contratada, al 31.XII.1978
(en miles de dólares americanos)
Gobierno central Monto %
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FFCC. C orum ba-S anta C ruz 102.390
Estudios d e fa c tib ilid a d de p royectos industriales, 60.000
instalación d e industrias
129
Cuadro 25 (Continuación)
Estado de la deuda pública externa contratada, al 31 .XII.1978
(en miles de dólares americanos)
Otras entidades del sector público
U niversidad A utónom a G abriel René M oreno 376
130
de los bancos privados del exterior, los mismos que imponen condiciones más duras, altas tasas
de intereses y cortos plazos de amortización. En 1970 prestaron 1,4 millones de dólares que fue
ron subiendo sistemáticamente hasta alcanzar la suma de 690 millones; en 1977, su participación
porcentual subió de 0,2 a 27,5%.En cambio los proveedores subieron de 143 millones a 360 millo
nes en 1977, aunque su participación porcentual bajó de 21,4 a 14,4%. Los bancos privados y los
proveedores tienen en 1970, 21,6% del total; en 1977 tienen 41,9%.En siete años la deuda a las
organizaciones multinacionales y gobiernos se ha triplicado, la deuda a los bancos privados se ha
multiplicado por 492%, y el monto a los proveedores se ha duplicado. (Cáceres, 1984:19).
En retrospectiva, el problema no estaba en el endeudamiento sino más bien en el uso de los recursos
externos. Una fracción importante fue a parar a proyectos de escasa o dudosa rentabilidad. Los ejem
plos abundan: las fundiciones de Karachipampa y La Palca, que nunca llegaron a funcionar; la fábrica
de aceites de Villamontes para la cual no había suficiente materia prima; las costosas exploraciones de
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en las que se tuvo poco éxito porque no tenía nin
guna ventaja tecnológica para comenzar; y la construcción de la autopista La Paz-El Alto con considerable
sobre-costo. Por su parte, la Corporación Boliviana de Fomento, y los bancos estatales de Estado, Agrí
cola y Minero, mostraron la más completa ineficiencia (Morales-Pacheco, 1999:180)24.
24 A su vez, Ramos añade otros ejemplos en este sentido: la autopista La Paz-El Alto, la construcción de
las refinerías de petróleo en Cochabamba, etc. (Ramos, 1980:121).
25 Véase en Aguirre (2001: 362), el cuadro 1, titulado “Renegociaciones de la deuda externa pública 1986-
1996). El monto las reducciones más altas de la deuda pública externa son: Club de París (del I al VII) con
1354 millones de dólares, Banca comercial con 1203 millones de dólares, Argentina con 506 millones de
dólares y Brasil con 166 dólares. Las restantes reducciones, por 125 millones de dólares, corresponden
a Suiza, EEUU y otros.
131
De estos datos puede inferirse que una parte significativa de la deuda externa bilateral y sobre todo
aquélla con la banca comercial, que se contrató en las décadas de los años setenta y ochenta, habría
sido anulada; la otra observación es que, a pesar de esta reducción, la deuda se reproduce y conti
núa presionando excesivamente sobre los recursos fiscales y sobre la disponibilidad de divisas.
También se concluye que la deuda externa actual sería, en una importante proporción, una obliga
ción con acreedores bilaterales y sobre todo multilaterales que se ha ido generando desde mediados
de los años ochenta, precisamente, dentro del período en que rige el esquema de políticas que es
taba diseñado para solucionar los problemas relacionados con la deuda externa (Aguirre, 2001:47).
Por su parte, Villegas califica las últimas tres décadas como de expansión, crisis y
estabilidad, y las asemeja en cuanto
.. .hacen hincapié en la necesidad de financiamiento externo porque el ahorro real está por debajo
del potencial y, asimismo, que las importaciones están por encima de las exportaciones. Empero, la
realidad demuestra que no se logró alcanzar ese objetivo: el país continúa teniendo problemas con
el ahorro interno y con el déficit en la balanza comercial (Villegas, 2001: 331).
132
una inminente crisis de balanza de pagos. Sin embargo, en el período 1978-1982, la so
ciedad boliviana vivió un complejo proceso político, en el que los gobiernos civiles al
ternaron con los gobiernos militares, buscando fórmulas para restablecer un régimen
democrático. En este sentido, la preocupación por la economía nacional perdía impor
tancia frente al interés de la opinión pública por los asuntos políticos.
Sin embargo, las condicionantes de la crisis económica se habían acumulado y una
vez instaurado un régimen democrático, la economía boliviana se fue deteriorando en
un proceso que llegó a tomar las características de un cataclismo, y que pondría fin a
las instituciones del Estado del 52.
En el caso de Bolivia, la economía pasó de contar con una abundante provisión
de divisas, y por tanto, de importaciones baratas, a una carencia sistemática de divisas,
que el sector exportador era incapaz de proveer. El exceso de demanda de divisas ge
neró vigorosas presiones para la depreciación del tipo de cambio. A la inicial escasez de
divisas, se sumó la alta dependencia del aparato productivo de insumos importados. Al
depreciarse el tipo de cambio, aumentaron los costos de producción, y esos empeza
ron a transmitirse a los precios. Las presiones inflacionarias empezaron a acentuarse. Al
negarse a devaluar la moneda, por sus evidentes costos sociales y políticos, los gobier
nos del período sólo hacían que el problema siguiera creciendo.
Para los militares la disyuntiva fue clara: devaluar o renunciar. Los primero impli
caba la posibilidad de despertar una vigorosa onda expansiva de protestas sociales que
podrían tomar fácilmente rumbos violentos. Intentaron ajustar los desequilibrios con
modestas devaluaciones, absolutamente insuficientes ante la situación que, además se
alimentaba en forma “perversa”26 por las expectativas de los agentes económicos. En
1982, la situación era insostenible. Decidieron renunciar.
En octubre de 1982, Hernán Siles Zuazo asumió la presidencia de la república tras
haber ganado las elecciones en 1980 por tercera vez, después de dos elecciones conse
cutivas. Como la economía vivía un desequilibrio externo con una crisis de balanza de
pagos, agudizada por una demanda especulativa de divisas, el gobierno pensó que la
mejor forma de eliminar la presión en ese mercado sería anulando -p o r d ecreto- la
necesidad de dólares. Así se promulgó el 2 de noviembre de 1982, el D.S. 19249 de
26 En economía un efecto perverso se refiere a que los resultados de una política económica tienen efec
tos negativos no previstos sobre otros sectores económicos sobre los que no se tienen control.
133
“desdolarización”. En el mismo se convertían las obligaciones vencidas de corto plazo en
dólares o con mantenimiento de valor al tipo de cambio oficial de Bs. 145,40 por unidad
de dólar. Además, el decreto establecía que todos los depósitos a plazo fijo en moneda
extranjera o con mantenimiento de valor se debían redimir al tipo de cambio oficial del
día. Por otra parte, se prohibió el uso del dólar como moneda de curso legal. El efecto fue
previsible y negativo: el mercado cambiado, con graves desequilibrios por el exceso de
demanda, pasó a ser un “mercado negro”. La presión de la demanda ahora era explosiva.
Tres días después el gobierno hizo conocer su paquete de medidas de política
económica27. Como “paquete” diseñado para combatir un proceso inflacionario, o como
un intento por reestablecer la salud de las finanzas públicas, o para eliminar las presio
nes del déficit de comercio exterior, este conjunto de medidas de política económica
era contradictorio. La devaluación del tipo de cambio era insuficiente, y los controles
cambiados, una intervención arbitraria en el mercado de divisas con enormes potencia
lidades para la corrupción y para el enriquecimiento ilícito de quienes habrían de admi
nistrar el cambio y la provisión de divisas. Al aumento de los precios de los hidrocarburos
(producidos por la empresa estatal YPFB) y al aumento de las tarifas del sector público,
ambas medidas que intentarían cubrir el déficit fiscal, se sumó el incremento de sala
rios, con lo cual se aumentaba el gasto público. Los controles de precios y de divisas
generaron desabastecimiento en los mercados. Mientras algunas medidas producían una
expansión de la demanda agregada, otras contraían la oferta agregada.
Los datos muestran el dramatismo del período. Lo más destacado fue el proceso
inflacionario, que derivó en hiperinflacionario: en 1980 la tasa de inflación fue del 23,9%,
subió al 25,1% en 1981, en 1982 era ya del 296,6%, para subir al 328,5% en 1983, a
2.177,2% en 1984, y 8.170,5% en 1985. Esto colocó a la inflación boliviana de 1982-1985
entre las más importantes de la historia mundial.
27 Las medidas en cuestión fueron las siguientes: a) la devaluación del tipo de cambio a Bs. 196 por dólar;
b) el establecimiento de controles de cambio que debía administrar el Banco Central de Bolivia, a quien,
además se dio el control absoluto del 100% de las divisas provenientes de las exportaciones; c) el incre
mento en un 100% los precios de venta de los derivados del petróleo, y se aumentó el precio de las tarifas
del sector público; d) el establecimiento de precios máximos para los productos subvencionados, y se
reajustaron los precios de los alimentos; e) el incremento de los impuestos a los créditos bancarios y a la
exportación de productos no tradicionales; f) la reducción del costo presunto de la minería, para que
pagara menos impuestos; g) el incremento del salario mínimo en un 30%, y la aplicación de una escala de
incrementos para los salarios; h) el establecimiento de la cogestión obrera en COMIBOL y YPFB.
134
El desorden en el sistema de precios tuvo efectos demoledores en la capacidad
productiva de la economía, y ésta, en vez de crecer entró en un agudo proceso recesivo.
1 9 80,1982,1983,1984 y 1985 tuvieron tasas negativas de crecimiento económico, como
se ve en el cuadro 26. Pese a que en 1981, la economía creció al 0,9%, esta era una tasa
insuficiente ante la tasa de crecimiento del producto potencial, y la consecuencia es que
el desempleo se incrementó.
Cuadro 26
Indicadores macroeconómicos, 1980-1985
1980 1981 1982 1983 1984 1985
Tasa d e cre cim ie nto del PIB -0,6 0,9 -4,4 -4,5 -0,6 -1,0
135
Sin embargo, también se puede entender esta crisis como el corolario de un largo
proceso que empezó en 1952, como la desintegración del Estado del 52. La idea central
de esta interpretación es que las políticas económicas y sociales, puestas en práctica des
de 1952, fueron generando y acumulando un conjunto de contradicciones, tensiones y
desequilibrios económicos, que en 1982 se tornaron intolerables (Makinen, 1988:410).
Cuadro 27
Participación porcentual del departamento
de Santa Cruz en el PIB nacional
Participación
Año
porcentual
1980 22,91
1981 22,77
1982 22,32
1983 23,67
1984 22,77
1985 24,50
1986 24,75
Participación
23,38
promedio
136
Mientras que, en los años 1982-86, la economía boliviana tuvo tasas negativas de
crecimiento, lo que equivale a decir que vivió un claro proceso de recesión económica,
de forma ininterrumpida y continua, con un mínimo de -4,46 % en 1983 y un máximo
de -0,6% en 1984, y una tasa promedio anual del -2,58%28, la economía del departamen
to de Santa Cruz, que también vivió la crisis, mostró, sin embargo, una mayor fortaleza,
con tasas positivas de crecimiento en algunos años.
Cuadro 28
Tasas de crecimiento del departamento de Santa Cruz, 1981-1986
Año Tasa de crecimiento del Tasa de crecimiento
departamento de Santa Cruz nacional
1981 0,29 0,92
Para Santa Cruz, el peor año fue 1982, cuando las condiciones climatológicas fue
ron particularmente adversas para la agricultura regional por las grandes inundaciones.
Ese año, la economía cruceña se contrajo en un 6,25%. Sin embargo, no fue la situación
más grave del país, pues Oruro se contrajo en un 14,40%, Tarija en un 9,52 y La Paz en
un 5,36%. Luego de esta contracción brutal, en 1983 la economía cruceña mostró una
leve pero insuficiente recuperación creciendo al 1,32%. El año 1983 se mostró adverso,
pues la economía volvió a experimentar una tasa negativa, en la cual el PIB regional se
contrajo en un 4,38%, en este caso sólo inferior a la tasa de Potosí cuya economía se
contrajo en un 8,52%.
Para 1985, la econom ía cruceña volvió a recuperarse creciendo al 6,55%. Si
bien el proceso inflacionario llegaba a sus picos históricos, el sistema de precios se
había dolarizado y los agentes económ icos podían guiarse adecuadamente en sus
decisiones por los precios en dólares. Sin embargo, es importante señalar que otros
137
departamentos del país aun vivían la crisis recesiva en toda su magnitud. Evidente
mente la crisis del estaño impactaba de manera profunda a los tradicionales depar
tamentos mineros. Por otra parte, las econom ías de Beni y Pando mostraron una
formidable recuperación, superior a la de Santa Cruz, creciendo a las tasas del 8,72%
y 17,58%, respectivamente.
A fines de agosto de 1985, mediante el famoso decreto 21060, el gobierno del
Dr. Víctor Paz implementaba un conjunto de medidas de política económica con las
cuales se detenía, con una clásica estrategia de shock, el proceso hiperinflacionario
que vivía el país desde 1982. La contracción de la demanda agregada que implicó el
plan de estabilización se unió a la presión recesiva propia del proceso inflacionario
precedente, y de esta manera, la economía aún no experimentó ni un mínimo creci
miento económico. En 1986, la economía boliviana volvió a reducirse en un 2,49%.
Ese año, sólo los departamentos de La Paz y Tarija pudieron crecer a las modestas
tasas del 2,17 y 1,72%, respectivamente. Todos los demás departamentos vivieron, en
variada intensidad, los efectos recesivos del programa de estabilización. En el caso
de Santa Cruz, su PIB se contrajo en un 1,48%, en rigor la menor tasa de contracción
de los siete restantes departamentos.
Pasemos a considerar ahora la estructura del aparato productivo de la econo
mía departamental, calculando la participación porcentual de las distintas ramas y
rubros de actividad económica, clasificados por el tipo de objetos producidos, en el
Producto Interno Bruto departamental. En general, se observa que los porcentajes
calculados se mantienen muy estables en el tiempo, mostrando muy pequeñas fluc
tuaciones. Por supuesto, a largo plazo, estos porcentajes muestran variaciones signi
ficativas, con lo cual señalan las transformaciones fundamentales que ha sufrido el
aparato productivo.
Al inicio del período, como se puede ver en el cuadro 29, para 1980, los sectores
con mayor aporte al PIB departamental eran la explotación de hidrocarburos, con un
20,54%, seguido del sector agropecuario con un 17,32%, luego la industria con un 16,33%,
para concluir con el sector financiero con un 14, 61%, como los sectores dominantes.
En consecuencia, se puede constatar que el sector primario significaba el 38,07% de la
producción regional.
138
Para 1986, la estructura básica de la economía regional seguía básicamente sien
do la misma, con los mismos sectores fundamentales. Pero el aporte del sector prima
rio se ha reducido levemente a un 33,42%, sin que ello implique un proceso de
industrialización, pues el sector manufacturero ha reducido su aporte al 14,67%, lo que
implica una expansión de la economía de los servicios.
Cuadro 29
Composición porcentual del PIB real
del departamento de Santa Cruz, 1980-1986
Ramas/ años 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986
1. Agrilcultura, caza,
silvicultura y pesca 17,32 17,14 18,68 14,64 18,48 18,62 17,76
P ro du ctos a gríco la s 11,15 12,42 13,47 10,32 13,60 13,90 13,00
Productos p ecuarios 4,54 3,24 4 ,13 3,75 4,23 3,80 3,81
Silvicultura, caza y pesca 1,62 1,49 1,08 0,57 0,65 0,92 0,95
2. Extracción de minas
y canteras 20,75 19,47 20,00 18,36 17,55 16,93 15,66
Petróleo c ru d o y
g as natural 20,54 19,29 19,80 18,18 17,40 16,83 15,58
M inería 0,21 0,19 0,20 0,18 0,15 0,10 0,08
3. Manufacturas 16,33 14,99 14,79 14,80 15,49 14,33 14,67
4. Electricidad, gas y agua 0,50 0,61 0,65 0,63 0,71 0,74 0,91
5. Construcción y obras
públicas 4,33 3,81 3,58 3,78 3,42 3,10 2,27
6. Comercio 9,28 10,39 11,24 15,37 12,75 12,53 13,67
7. Transporte,
almacenamiento
y comunicaciones 5,77 6,87 7,05 7,04 7,33 8,38 9,29
8. Servicios Financieros 14,61 14,73 14,20 16,14 14,97 13,88 16,36
S ervicios financieros
prestados a las empresas 5,17 5,08 3,66 5,44 3,50 2,88 4,97
P ro pie d ad de vivie n d a 9,44 9,65 10,54 10,70 11,47 11,00 11,39
9. Servicios comunales,
sociales y personales 4,22 4,14 4,27 4,01 3,81 3,64 3,72
10. Servicios de la
administración pública 5,11 5,68 5,29 5,68 5,06 6,53 4,21
11. Servicio doméstico 0,54 0,55 0,59 0,63 0,64 0,65 0,67
Im puestos Indirectos
sobre Im portación 2,63 3,03 0,69 0,58 0,79 1,48 1,69
PIB depa rta m e nta l 100 100 100 100 100 100 100
139
Para caracterizar el período 1980-1886, podemos analizar los promedios. La ex
plotación de hidrocarburos se puede considerar la actividad más importante de la re
gión, pues aportaba al PIB regional en un 18,23%29. Le sigue en importancia el sector
agropecuario con un 17,52%, donde el 71,63% está dado por la producción agrícola
en sentido estricto. Los dos siguientes sectores protagónicos son la producción ma
nufacturera y los servicios financieros, con participaciones promedio del 15,06 y
14,98%, respectivamente.
Pese a las fluctuaciones que muestran los sectores, y no habiéndose modifica
do la estructura básica, sin embargo, se observan tendencias muy claras en este pe
ríodo. El sector de producción de hidrocarburos mostró un perfil declinante, pues si
en 1980 significaba el 20,54% del PIB regional, para 1986 su participación se redujo a
sólo el 15,58%. El sector agropecuario mantuvo su peso dentro de la economía, aun
que, en su composición, se notó una ligera expansión de la producción agrícola, y
una reducción en la importancia relativa de la producción pecuaria. Sin embargo, la
agropecuaria ha pasado a ser el sector de mayor peso relativo, sustituyendo a los hi
drocarburos, que ocuparon la tercera posición.
Por otra parte, el secto r de los servicios financieros ha pasado a ocupar el
segundo lugar en importancia regional, pasando al segundo lugar. Así, los servi
cios financieros, el com ercio y el sector de los transportes y com unicaciones mos
traron un claro perfil ascendente, aum entando su importancia y participación en
el PIB departamental. Asimismo, se observa un proceso de des-industrialización,
pues la participación porcentual de la industria manufacturera pasó del 16,33%
en 1980, al 14, 67% en 1986.
Resulta interesante constatar que la participación de los servicios de la adminis
tración pública se mantuvo en un 5,36% en promedio, con ligeras fluctuaciones, mien
tras que, a nivel nacional, este porcentaje promedio era del 10,84%. Si bien la presencia
económica de la administración pública era razonable a nivel nacional, esa presencia a
nivel departamental era, más o menos, de la mitad. En resumen, estos datos sugieren
que la presencia del Estado en la prestación de servicios era menor en Santa Cruz a la
del promedio nacional.
29 Se trata del promedio aritmético simple de las participaciones porcentuales de los siete años del pe
ríodo.
140
Un problema distinto es determinar la importancia de un sector productivo regio
nal, ya no en el PIB departamental, sino en el mismo sector pero a nivel nacional. O sea,
por ejemplo, determinar cuál era la importancia del sector agrícola cruceño con respecto
al sector agrícola nacional. Para este tipo de análisis presentamos el cuadro 30. Un refe
rente fundamental es que, como promedio para el período 1980-1987, se tenía que el de
partamento de Santa Cruz aportaba con el 23,38% del PIB nacional. Resulta notable, en
consecuencia, observar que una gran parte de los distintos sectores productivos regiona
les tienen más o menos un peso de ese orden en el PIB sectorial nacional respectivo.
La agropecuaria cruceña significaba el 20,51%, en promedio de período, de la
agropecuaria nacional; la industria manufacturera cruceña representaba el 27,17% en
promedio de la industria manufacturera nacional; en transporte, almacenamiento y co
municaciones se tenía un 24,11%; en servicios financieros, un 25,78%; en servicios co
munales, sociales y personales, un 24,95%.
Cuadro 30
Importancia porcentual de los sectores productivos
del departamento de Santa Cruz con respecto
a los sectores productivos nacionales
Ramas/años 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 Prom.
1 . Agrilcultura, caza,
silvicultura y pesca 21,63 21,67 20,71 19,85 20,14 20,07 19,54 20,51
P ro du ctos agrícolas 19,98 20,33 19,39 18,97 18,62 18,78 18,14 19,17
Productos p ecu a rios 21,71 21,72 22,57 20,90 24,61 22,59 22,31 22,34
Silvicultura, caza y pesca 48,48 47,62 44,51 40,86 41,35 47,51 44,70 45,00
2. Extracción de minas
y canteras 30,13 27,32 27,13 27,21 28,32 32,58 34,68 29,62
Petróleo cru d o y gas
natural 86,02 77,05 70,16 67,98 63,64 66,00 61,29 70,31
M inería 0,47 0,41 0,43 0,45 0,44 0,38 0,42 0,43
3. Manufacturas 25,60 25,54 26,97 27,29 27,03 29,05 28,75 27,17
4. Electricidad, gas
y agua 17,39 18,88 18,58 17,85 17,81 20,56 23,06 19,16
5. Construcción y
obras públicas 26,97 26,56 25,62 27,29 24,96 24,99 22,94 25,62
6. Comercio 19,71 20,36 22,11 25,80 24,71 25,74 24,93 23,34
141
Cuadro 30 (Continuación)
Importancia porcentual de los sectores productivos
del departamento de Santa Cruz con respecto
a los sectores productivos nacionales
Ramas/años 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 Prom.
7. Transporte,
almacenamiento
y comunicaciones 22,21 23,73 23,93 24,10 22,21 25,83 26,77 24,11
8. Servicios financieros 23,86 24,72 23,06 28,83 25,44 24,56 29,96 25,78
S ervicios financieros
p resta do s a las
em presas 20,26 21,41 15,83 30,82 18,92 15,62 31,18 22,00
Propiedad de vivienda 26,43 26,92 27,41 27,91 28,42 28,94 29,46 27,93
9. Servicios comunales,
sociales y personales 24,37 24,68 23,99 25,30 24,45 25,61 26,22 24,95
10. Servicios de la admi
nistración pública 11,12 12,17 10,19 11,45 10,16 14,83 11,21 11,59
11. Servicio doméstico 22,92 22,77 22,37 23,65 22,80 24,42 24,79 23,39
Im puestos in d irecto s
so bre im portación 22,54 22,82 16,88 27,39 19,44 30,92 23,01 23,29
PIB departamental 22,91 22,77 22,32 23,67 22,77 24,50 24,75 23,38
142
Finalmente, ¿cómo experimentaron el proceso hiperinflacionario los distintos sec
tores productivos de la economía regional? Consideremos para ello los cuadros 31 y 32.
Como se puede apreciar, el sector de extracción de hidrocarburos, que en 1980 era el
sector con mayor peso relativo en el PIB departamental, entró en un evidente proceso
de recesión, con importantes tasas negativas de crecimiento, con la única excepción de
1985 cuando creció a una modesta tasa del 3,09%.
En cambio, a nivel nacional, el sector entró en recesión recién en 1983 y no
tiene tasas positivas de crecimiento a lo largo de todo el período restante. Por otra
parte, las tasas nacionales de recesión son mucho más modestas y moderadas que las
departamentales.
Por su parte, el conjunto de la agropecuaria cruceña vivió una pequeña recesión en
1981, experimentó un muy reducido crecimiento en 1982, y sufrió una severa recesión en
1983, como consecuencia de muy adversas condiciones climatológicas. Se recuperó sin
crecimiento adicional en 1984, y creció consistentemente en 1985 al 7,36% en 1985. El pro
grama de estabilización significó una recesión del 6,03% en 1986. Este panorama estuvo
dominado por lo ocurrido en la actividad agrícola, y suavizado en la actividad pecuaria.
En el caso de la producción agrícola, 1981 y 1985 fueron dos magníficos años con
altas tasas de expansión del 11,63 y 8,94%; en cambio, la adversidad de la naturaleza se
mostró dramáticamente en 1983, con una tasa de contracción del 22,42%, que se recu
peró con un modesto crecimiento adicional en el año siguiente, cuando la tasa de cre
cimiento fue del 26,04%. En cambio, 1986 fue nuevamente un año oscuro con una
recesión del 7,87%. A nivel nacional, la situación se muestra muy similar a lo ocurrido
en el departamento.
El comportamiento del sector pecuario fue ligeramente distinto. Para este sec
tor, los años oscuros fueron 1981, 1983, 1985 y 1986, con tasas de recuperación
sólo en 1982 y 1984. En general, el período fue muy adverso para el sector. En lo
nacional, los primeros años del período, las cosas ocurrieron de forma similar que
en el departamento, pero desde 1983 la dinámica fue inversa, pues mientras se te
nía un año recesivo en el conjunto del país, en la región el sector experimentó un
crecim iento, y para otros años al revés.
La industria manufacturera departamental vivió, en cambio, sus peores momen
tos en los años de 1981 y 1982, con tasa de recesión del orden del 7%. Posteriormente
vivió un período de estancamiento sin poder recuperar los niveles de producción de
143
1980. La industria manufacturera nacional también mostró un comportamiento similar,
aunque la caída de la producción de 1985 fue más intensa que a nivel departamental.
El sector de la construcción fue, como es razonable intuir, uno de los sectores
sistemáticamente más golpeados por el proceso inflacionario y recesivo de la econo
mía. Todos los años, con la única excepción de 1984, tuvo significativas tasas negativas
de crecimiento. Aquí también la región siguió un comportamiento paralelo a lo que ocu
rría a nivel nacional.
Los sectores de producción de servicios básicos (electricidad, gas y agua) y el co
mercio, en cambio, no sintieron los efectos de la crisis en términos de su producción.
Tuvieron tasas de crecimiento positivas, con excepción de un solo año (1983 para los
servicios básicos, y 1984 para el comercio), y algunas de estas tasas fueron muy altas.
En ambos casos, pese a la crisis, ambos sectores concluyeron el período con un impor
tante crecimiento.
Cuadro 31
Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real
del departamento de Santa Cruz
ñamas/años 1981 1982 1983 1984 1985 1986
1. Agrilcultura, caza, silvicultura
y pesca -0,74 2,18 -20,61 20,72 7,36 -6,03
Productos agrícolas 11,63 1,72 -22,42 26,04 8,94 -7,87
Productos p ecu a rios -28,44 19,56 -8,08 7,89 -4,29 -1,16
Silvicultura, ca z a y p esca -8,22 -31,90 -46,08 8,98 49,41 1,58
2. Extracción de minas y canteras -5,89 -3,73 -6,98 -8,60 2,81 -8,88
Petróleo c ru d o y g a s natural -5,85 -3,73 -7,00 -8,48 3,09 -8,82
M inería -9,89 -3,12 -4,77 -20,54 -29,66 -18,88
3. Manufacturas -7,97 -7,46 1,38 0,07 -1,47 0,86
4. Electricidad, gas y agua 22,22 0,87 -1,74 7,56 11,00 20,47
5. Construcción y obras públicas -11,61 -12,08 6,97 -13,37 -3,53 -27,89
6. Comercio 12,29 1,42 38,49 -20,66 4,75 7,44
7. Transporte, almacenamiento
y comunicaciones 19,30 -3,78 1,24 -0,44 21,83 9,14
8. Servicios financieros 1,11 -9,62 15,21 -11,84 -1,21 16,13
S ervicios finan cie ros prestados
a las em presas -1,46 -32,46 50,69 -38,57 -12,18 69,78
144
Cuadro 31 (Continuación)
Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real
del departamento de Santa Cruz
Ramas/años 1981 1982 1983 1984 1985 1986
9. Servicios comunales, sociales
y personales -1,65 -3,'38 -4,73 -9,12 1,70 0,61
10. Servicios de la administración
pública 11,61 -12,73 8,83 -14,82 37,52 -36,46
11. Servicio doméstico 2,14 0,40 7,99 -3,59 8,15 2,04
Im puestos ind irecto s sobre
im portación 15,57 -78,52 -14,86 30,03 98,26 12,89
PIB departamental 0,29 -6,25 1,32 -4,38 6,55 -1,48
Cuadro 32
Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real de Bolivia
Ramas/años 1981 1982 1983 1984 1985 1986
1. Agrilcultura, caza, silvicultura
y pesca -0,93 6,92 -17,21 19,03 7,72 -3,52
Productos agrícolas 9,73 6,67 -20,71 28,36 8,05 -4,64
P ro du ctos p ecu a rios -28,46 15,04 -0,72 -8,37 4,26 0,07
Silvicultura, ca za y p esca -6,57 -27,13 -41,28 7,69 30,05 7,95
2. Extracción de minas y canteras 3,77 -3,04 -7,24 -12,20 -10,63 -14,39
Petróleo c ru d o y g as natural 5,11 5,71 -4,01 -2,24 -0,60 -1,81
M inería 3,06 -7,78 -9,24 -18,74 -18,56 -26,51
3. Manufacturas -7,75 -12,36 0,19 1,02 -8,32 1,92
4. Electricidad, gas y agua 12,53 2,54 2,26 7,78 -3,80 7,40
5. Construcción y obras públicas -10,24 -8,87 0,43 -5,28 -3,67 -21,45
6. Comercio 8,72 -6,62 18,71 -17,14 0,55 10,90
7. Transporte, almacenamiento
y comunicaciones 11,65 -4,59 0,53 8,05 4,75 5,33
8. Servicios financieros -2,43 -3,10 -7,85 0,50 2,21 -4,70
S ervicios fin an cie ros prestados
a las em presas -6,75 -8,62 -22,62 0,11 6,34 -14,94
P ro pie d ad d e vivie n d a 0,66 0,56 1,04 0,68 0,32 0,27
9. Servicios comunales, sociales
y personales -0,49 -3,03 -9,64 -5,97 -2,90 -1,72
10. Servicios de la administración
pública 1,96 4,21 -3,18 -4,02 -5,76 -15,97
145
Cuadro 32 (Continuación)
Tasas sectoriales de crecimiento del PIB reai de Bolivia
Ramas/años 1981 1982 1983 1984 1985 1986
11. Servicio doméstico 2,84 2,18 2,14 0,00 0,98 0,55
Im puestos in d irecto s sobre
im portación 14,14 -70,96 -47,52 83,22 24,62 51,68
30 Se trata de los coeficientes de correlación entre las tasas de crecimiento sectorial regional y las tasas
de crecimiento sectorial nacional, tomando los datos del período 1981-86. Se toman estos valores como
datos poblacionales, sin intenciones de hacer inferencia estadística. No se suponen nexos causales de
ningún tipo. Por lo tanto, estos coeficientes sólo se usan en un sentido descriptivo.
146
silvicultura, la caza y pesca, la construcción, y el comercio. Un comportamiento similar,
pero mostrando ya una dinámica propia, se observó en el sector pecuario, la industria
manufacturera, los servicios básicos, el transporte, el almacenamiento y las comunica
ciones, los servicios comunales, sociales y personales. Los sectores que mostraron un
comportamiento regional muy autónomo de lo que ocurría a nivel nacional fueron la
minería, los hidrocarburos, los servicios financieros, los mismos servicios de la adminis
tración pública y el servicio doméstico.
De particular interés resulta el sector de los servicios financieros cuyo coeficiente
de correlación aparece negativo, lo cual indica que el sector se comporta de manera
contra-cíclica a nivel regional. Su alto valor confirma esta idea.
En resumen, durante el período 1981-86, la economía cruceña mostró una diná
mica propia, distinta del comportamiento de la economía nacional. La asociación esta
dística entre ambas “historias” apenas llega al 27,99%. Evidentemente, en el caso de los
sectores en los que la presencia de Santa Cruz en la producción nacional era importan
te, la dinámica regional impuso la pauta que seguirá la economía nacional, pero en aque
llos sectores donde tal cosa no acontecía, la región ya mostraba una tendencia particular.
Cuadro 33
Coeficientes de correlación del comportamiento de los sectores
a nivel nacional y del departamento de Santa Cruz, 1980-1986
Ramas Coeficiente de correlación
1. Agrilcultura, caza, silvicultura y pesca 98,91 %
Productos agrícolas 98,84 %
Productos p ecu a rios 83,07 %
Silvicultura, ca za y p esca 97,97 %
2. Extracción de minas y canteras 9,96 %
Petróleo c ru d o y g as natural 23,36 %
M inería 64,68 %
3. Manufacturas 84,48 %
4. Electricidad, gas y agua 55,82 %
5. Construcción y obras públicas 93,66 %
6. Comercio 92,37 %
7. Transporte, almacenamiento y comunicaciones 61,77 %
8. Servicios Financieros -70,54 %
S ervicios financieros presta do s a las em presas -73,97 %
P ro pie d ad d e vivie n d a 99,86 %
147
Cuadro 33 (Continuación)
148
El retorno a la democracia, simbolizado por la posesión de Hernán Siles Zuazo
como presidente de Bolivia, el 10 de octubre de 1982, marcó el final de una de las crisis
políticas más profundas de Bolivia. El modelo político estatal de representación directa
- e s decir, no mediada por los partidos- llegó a su culminación y desenlace.
Con el retorno a la democracia, después del retiro político de las Fuerzas Arma
das en 1982, la Central Obrera Boliviana, por un lado, y los partidos de izquierda, como
la UDP, por otro lado, fueron los nuevos actores en el escenario político.
En el mismo, también se encontraban los empresarios privados reunidos en la Con
federación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), así como Acción Democrática
Nacionalista (ADN)33 y el Movimiento Nacionalista Revolucionario. Ambos partidos esta
ban ligados a los gobiernos autoritarios anteriores.
Los empresarios privados querían que el nuevo gobierno garantizara condiciones
de productividad favorables en lo económico, y protección en lo político. En el año 1982,
la CEPB se sumó tarde a la demanda por democracia, y lo hizo porque fracasó el go
bierno de García Meza, que “agotó” su “capital de credibilidad”. El documento de los
empresarios, dirigido “a los bolivianos” expresaba, en 1982, que su pedido de “demo
cracia, ¡ya!”, fue menos la respuesta al autoritarismo, con el que había convivido y al
que había apoyado, que la salida más razonable, menos catastrófica para sus intereses,
en un momento en que percibieron el “esquema agotado” y el riesgo de una “explo
sión” en el país a plazo fijo” (Lazarte, 1990:17).
Junto a los comités cívicos, la incorporación de los empresarios a la demanda por
la democracia significaba que toda la sociedad civil puso de lado sus diferencias para
luchar por una causa común: el retorno a la democracia. Los empresarios reclamaron la
puesta en marcha del modelo tripartito de relación: Estado, trabajadores y empresarios.
La D eclaración política de la UDP, presentada para las elecciones de 1980, con
tenía propuestas de un “proyecto democrático, popular y antiimperialista”, pensadas se
gún el modelo salido de la Revolución Nacional de 1952, un “proceso revolucionario
que debía ser profundizado”. La presencia del Partido Comunista de Bolivia (PCB) y del
Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), vinculado con grupos armados el año
1971, despertó susceptibilidades entre los empresarios.
33 Dicho partido fue creado por Bánzer en 1978 con el objetivo de retomar el poder por la vía democrá
tica, es decir, electoral.
149
En cuanto al movimiento sindical, estuvo inmerso en miles de conflictos y huel
gas, pues la COB tenía peso en los procesos sociales y políticos. Las reivindicaciones
salariales fueron la demanda fundamental. El número de huelgas y movilizaciones fue
impresionante: por ejemplo, en 1985 hubo 319 huelgas y paros con 1625 días perdi
dos, según datos del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral. Los sindicatos prin
cipales (de YPFB, ENTEL o del Banco Central de Bolivia) fueron claves. La huelga de
trabajadores del Banco Central, por ejemplo, logró paralizar momentáneamente el sis
tema financiero del país.
Según Lazarte (1990:18), la estrategia de la COB primero apuntó a la disposición
sindical hacia los acuerdos negociados, en una estrategia cooperativa. En la segunda eta
pa, hubo un cambio de estrategia, y la dirección sindical terminó apostando a la caída
de Siles Zuazo en las “jornadas de marzo” de 1985. Allí, miles de mineros movilizados
se apoderaron de La Paz, reclamando el salario mínimo vital con escala móvil. En una
concentración multitudinaria, pidieron la renuncia del presidente de la república. En este
esquema político, la CEPB criticaba la “ausencia de poder” y se refería a los sindicalistas
como extremistas. La alternativa que planteó en las “jornadas de marzo” fue optar en
tre “democracia o dictadura.” Las FF.AA. pusieron orden, y los dirigentes sindicales tu
vieron que aceptar un acuerdo con el gobierno. Fue un fracaso político de la COB, y en
las elecciones de julio de 1985, la victoria de los partidos “conservadores” (MNRyADN)
fue contundente.
Durante el gobierno de la UDP, la crisis dio lugar a protestas en los comités cívi
cos, a través de paros cívicos. Muchos de estos paros fúeron defensivos, orientados a
evitar pérdidas por la distribución de recursos a las regiones, y de protesta por el
desabastecimiento o contra las políticas económicas. Sin embargo, también plantearon
demandas políticas, como la descentralización política y administrativa, que fue producto
de su congreso extraordinario en mayo de 1984. En Santa Cruz, por ejemplo, el discur
so contra el centralismo se encauzó directamente en una demanda concreta -la refor
ma constitucional- para que el prefecto fuera elegido directamente.
En la sociedad cruceña, el narcotráfico había carcomido muchas instituciones, in
cluyendo a los partidos políticos. Había una cierta aceptación no reconocida hacia quie
nes “traían dinero y progreso a los pueblos”, como en el caso de la ciudad de Montero,
que creció desmesuradamente gracias a la fabricación de pasta base de cocaína. Sin em
bargo, la conciencia social contra el narcotráfico se manifestó luego de los trágicos
150
sucesos de Huanchaca (al norte del departamento), cuando un grupo de narcotrafi-
cantes asesinó a Noel Kempff Mercado, reconocido investigador cruceño, durante una
expedición científica en el mes de septiembre de 1986. El crimen impactó a la opi
nión pública y provocó una reacción de rechazo y censura social hacia el narcotráfico,
que se expresó en el cambio de actitud de las elites ante el narcotráfico. Antes del
asesinato de Noel Kempff, los “narcos” eran aceptados y la elite política y empresarial
compartía sus actividades sociales.
En Santa Cruz, en los años ochenta, se consolidaron las “logias”, o grupos cerra
dos de poder que comenzaron a copar las cooperativas de servicios públicos:
...con el advenimiento de la democracia, los grupos de poder regional sienten cierta aprehensión
por este proceso que reaviva el peligro comunista, y desde el interior de la sociedad presienten que
la democratización puede llevar a un avasallamiento de la gente del interior. (...) Lo llamativo del
caso es que en sus inicios, en plena dictadura militar estos grupos no eran secretos, se refugian en
la oscuridad y el anonimato precisamente con el retorno a la democracia (Ferreira, 2000:53).
151
C A P ÍT U LO C U ATR O
Santa Cruz en la democracia
neoliberal
153
Como programa de estabilización monetaria, varias de las medidas de política eco
nómica del 21060 estaban orientadas a reducir la inflación que experimentaba el país.
Sin embargo, algo así sólo era posible mediante una drástica contracción de la deman
da agregada. Esto implicó agudizar las presiones recesivas que vivía la economía. En con
secuencia, las presiones recesivas que generó el programa de estabilización, y sus costos
sociales se deben entender como el costo que tuvo que pagar la sociedad boliviana por
lograr salir de la espiral de inflación con recesión en que se había hundido en la prime
ra mitad de los años ochenta.
Recién en 1988 la economía boliviana y la economía cruceña remontaron la crisis
y los indicadores económicos empezaron a mostrar los resultados del nuevo modelo
económico. ¿Cómo se modificó la estructura productiva del departamento en el marco
de la economía de libre mercado que se implantó en el país desde 1985? ¿Cuáles fueron
los sectores que se expandieron y cuáles los que se contrajeron? En esta sección res
ponderemos estas preguntas y otras relacionadas, a partir de un análisis descriptivo de
la información estadística.
En primer lugar, se debe destacar el peso creciente que la economía cruceña al
canzó en la economía nacional. Así, la participación porcentual del PIB cruceño en el
PIB nacional llegó a nuevos niveles. Del 25,77% que representaba en 1988, para 1992
ha llegado al 27,11%. Así, la economía cruceña abarcaba más de un cuarto del total de
bienes y servicios finales producidos en el país.
Cuadro 34
Participación porcentual del departamento
de Santa Cruz en el PIB nacional, 1988-1994
Año Participación porcentual
1988 25,77
1989 26,13
1990 26,81
1991 27,34
1992 27,11
1993 27,18
1994 27,73
154
El otro departamento con similar peso era La Paz. En 1988, La Paz representaba
el 26,29% del PIB nacional, mientras que Santa Cruz se ubicaba por debajo con un
25,77%. En 1990, la situación se invirtió: frente a un 26,81% que poseía Santa Cruz, La
Paz representaba el 25,94%. Así, a partir de 1990, Santa Cruz pasó a ser el departamen
to que mayor contribución realizaba al PIB nacional. En tercer lugar se hallaba Cocha-
bamba, en el orden del 18% en 1990.
Los ritmos de crecimiento mostrados por la economía crucería en comparación
con la economía nacional fueron generalmente mayores que los de la economía nacio
nal, salvo en 1992, en varios casos con dos puntos porcentuales por encima de la tasa
nacional. Así mientras que la economía nacional llegó a una tasa promedio anual del
4,06%, la economía de Santa Cruz lo hizo con una tasa anual promedio del 5,36% anual.
Esto muestra de manera evidente el mayor dinamismo de la economía regional. Por otra
parte, la importancia del sector agropecuario en la economía regional se reveló en 1992,
cuando una serie de condiciones climáticas adversas contrajo la producción agropecuaria
en un 5,7%; sus efectos, al expandirse por la economía, dieron lugar a una modestísima
tasa de crecimiento departamental del 0,75%, mientras que la economía nacional crecía
a una tasa del 1,6%.
Al comparar el ritmo de crecimiento de la econom ía cruceña con los ritmos de
las economías de La Paz y Cochabamba, se puede observar ciertas diferencias impor
tantes. La Paz, en general evolucionaba con un ritmo semejante al nacional. Vivió la
crisis de 1992 con menor intensidad, pues ese año creció al 3,02%, mientras que la
tasa nacional fue del 1,6%, y la cruceña fue del 0,75%. En el caso de Cochabamba,
esta econom ía crecía a tasas menores a las nacionales hasta 1992, y a partir de ese
momento creció a una tasa mayor que la nacional, superando incluso a la economía
cruceña en 1993.
Los tres departamentos del eje central presentaron tasas positivas de creci
miento (ver cuadro 35).
En general, los distintos sectores de la econom ía regional se mostraron muy
estables en cuanto a su im portancia relativa a lo largo del periodo. El secto r
primario, en promedio, aportaba con el 30%, la industria con el 20%, el sector ter
ciario, con el 50% del PIB. Tanto en la manufactura com o en los servicios, no hubo
cambios importantes. Lo más destacable es que los servicios financieros pasaron
del 3,09% en 1988 al 4,59% en 1994, y lo mismo ocurrió con los servicios de la
155
administración pública, que pasaron del 8,22% al 6,34% en 1998 y 1994, respec
tivamente.
Cuadro 35
Tasas de crecimiento de Bolivia
y de los departamentos de Santa Cruz,
La Paz y Cochabamba,1989-1994
Año Santa Cruz La Paz Cochabamba Bolivia
156
Cuadro 36
Composición porcentual del PIB real
del departamento de Santa Cruz, 1980-1986
R a m a s /a ñ o s 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 Promedio
1. A g r ic u lt u r a , c a z a , s ilv i
c u ltu ra y p e s c a 18,19 18,54 19,34 21,63 20,24 20,96 22,53 20,20
Productos agrícolas no
industriales 6,39 6,38 7,05 7,44 7,46 7,07 7,44 7,03
Productos agrícolas
industriales 3,96 5,09 5,15 7,35 6,08 7,24 8,62 6,21
Productos pecuarios 5,94 5,44 5,18 4,97 4,99 4,93 4,78 5,18
Silvicultura, caza y pesca 1,90 1,63 1,96 1,87 1,71 1,73 1,69 1,78
2. E x tra c c ió n d e m in a s
y c a n te ra s 10,99 9,87 9,50 8,79 8,30 8,13 8,48 9,15
Petróleo crudo y gas natural 10,01 8,98 8,51 8,15 7,77 7,55 7,96 8,42
Minería 0,98 0,89 0,99 0,64 0,53 0,57 0,52 0,73
3. M a n u fa c tu ra s 19,13 20,15 20,67 20,46 20,19 20,10 19,82 20,07
4. E le c tric id a d , g a s y a g u a 2,31 2,27 2,17 2,05 2,09 2,30 2,23 2,20
5. C o n s tru c c ió n y o b ra s
p ú b lic a s 2,84 3,55 3,63 3,26 3,65 3,40 3,04 3,34
6. C o m e r c io 9,11 9,45 9,82 9,85 9,72 9,74 9,61 9,61
7. T ra n s p o rte , a lm a c e n a
m ie n to y c o m u n ic a c io n e s 10,52 10,94 11,12 11,41 12,02 11,77 11,43 11,32
8. S e r v ic io s f in a n c ie ro s 11,97 11,27 10,98 10,81 11,89 12,45 12,43 11,69
Servicios financieros 3,09 2,50 2,70 2,90 3,79 4,41 4,59 3,43
Servicios a las empresas 2,66 2,79 2,64 2,57 2,72 2,82 2,85 2,72
Propiedad de vivienda 6,22 5,98 5,64 5,34 5,37 5,23 4,99 5,54
9. S e r v ic io s c o m u n a le s ,
s o c ia le s y p e rs o n a le s 4,32 4,23 4,10 3,98 4,22 4,19 4,03 4,15
1 0. R e s ta u ra n te s y h o te le s 3,60 3,61 3,35 3,32 3,45 3,37 3,30 3,43
Menos: servicios bancarios
imputados (2,11) (2,42) (2,61) (2,80) (3,54) (4,05) (4,08) -3,09
11. S e r v ic io s d e la a d m in is
tra c ió n p ú b lic a 8,22 7,63 7,07 6,45 6,97 6,86 6,34 7,08
12. S e r v ic io d o m é s tic o 0,92 0,90 0,85 0,79 0,80 0,78 0,84 0,84
P IB d e p a rta m e n ta l 100 100 100 100 100 100 100 100
157
Cuadro 37
Evolución de la superficie cultivada de soya
en Bolivia y Santa Cruz, 1987-1996
(en hectáreas)
Año Bolivia Santa Cruz Porcentaje
1987 60.500 55.000 90,91%
Cuadro 38
Evolución de la producción de soya en Bolivia y Santa Cruz
(en toneladas métricas)
Año Bolivia Santa Cruz Porcentaje
1987 121.560 114.000 93,78%
158
El destino fundamental de este auge en la producción de soya fue la exportación
hacia los países del Pacto Andino, en particular, Colombia. En efecto, el auge de la soya
cruceña es un clarísimo ejemplo de los fenómenos de creación y desviación de comer
cio internacional que generan los acuerdos de integración sub-regional. Así, las ventajas
arancelarias que el Pacto Andino concedía a Bolivia han permitido que la soya cruceña
encuentre un importante mercado externo. Sin embargo, los procesos de desgravación
arancelaria, que impulsan en la actualidad diversos organismos internacionales, consti
tuyen una amenaza para estas exportaciones.
Cuadro 39
Producción, exportaciones y valor de las exportaciones
de soya de Bolivia, 1981-1995
(en toneladas métricas y miles de dólares americanos)
Año Producción Exportación Consumo interno Porcentaje para Valor de las
(TM) (TM) (TM) el mercado Exportaciones
interno (en miles de $us)
1980 47.595 21.710 25.885 54,39% 6.102
1981 57.980 9.099 48.881 84,31% 3.562
1982 86.305 27.601 58.704 68,02% 7.444
1983 64.772 32.427 32.345 49,94% 4.550
1984 69.570 12.494 57.076 82,04% 1.527
1985 106.220 29.286 76.934 72,43% 5.309
1986 146.779 79.088 67.691 46,12% 18.741
1987 121.560 84.314 37.246 30,64% 19.204
1988 151.100 72.160 78.940 52,24% 20.233
1989 260.249 201.128 59.121 22,72% 54.280
1990 232.743 183.980 48.763 20,95% 48.168
1991 383.989 277.854 106.135 27,64% 69.324
1992 334.879 218.680 116.199 34,70% 51.504
1993 482.815 260.604 222.211 46,02% 68.916
1994 709.892 428.039 281.853 39,70% 99.387
Si en 1980, las exportaciones de soya superaban apenas los 6,1 millones de dólares,
en 1990 ese monto había subido a los 48,1 millones, o sea que se había multiplicado por
ocho en diez años. Para 1994, las exportaciones de soya (60% de la producción nacional)
llegaban a las 428.000 toneladas métricas, lo que representaba 99,4 millones de dólares.
159
Cuadro 40
Importancia porcentual de los sectores productivos
del departamento de Santa Cruz con respecto
a los sectores productivos nacionales
R a m a s /a ñ o s 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 Promedio
1. A g r ic u lt u r a , c a z a , s ilv i
160
En promedio, para el período 1988-1994, el departamento de Santa Cruz con
tribuía con el 26,87% del PIB. A nivel sectorial, la presencia de la economía cruceña
en el respectivo PIB sectorial nacional era sem ejante en los rubros siguientes: la pro
ducción agrícola no industrial, las actividades extractivas, la manufactura, la construc
ción, el comercio, el transporte, los servicios financieros, los servicios comunales, los
restaurantes y la hotelería.
En solo dos sectores, la presencia cruceña estaba muy por debajo de promedio:
la minería, donde la minería cruceña apenas aportó a la minería nacional con el 3,22%;
y los servicios de la administración pública, con solo el 17,28% de los servicios de la
administración pública del país. Aquello muestra el poco peso de la burocracia y la cen
tralización de la administración del Estado.
En cambio, en varios sectores, la presencia del departamento fue decisiva. El caso
más destacado fue la producción de bienes agrícolas industriales. En este caso, el 86,57%
del PIB nacional se produjo en el departamento, siempre como dato promedio del pe
ríodo 1988-1994. De menor magnitud, pero igualmente importantes fueron los secto
res de silvicultura, hidrocarburos y servicios financieros, donde la presencia cruceña
representó respectivamente el 47,21%, 49,19% y el 40,81%.
Si bien estos datos estructurales se modificaron lentamente en el tiempo, es im
portante ver la tendencia que marcan. En tres de los cuatro sectores donde la impor
tancia relativa del departamento fue decisiva para el sector a nivel nacional se observa
que su peso iba en aumento (agricultura industrial, silvicultura y servicios financieros,
mientras que la excepción es hidrocarburos). La industria manufacturera cruceña repre
sentaba el 27,74% del PIB industrial del país en 1988; para 1994 ese porcentaje era del
30,14%, lo que marcaba una presencia sólida, estable y creciente. Los sectores que han
mostrado tendencia declinante fueron los hidrocarburos y los servicios básicos (electri
cidad, gas y agua).
Pasemos ahora al análisis de coyuntura que vivieron los diversos sectores de la
economía cruceña y comparémoslos con sus homólogos nacionales.
La agropecuaria cruceña vivió, entre 1989 y 1994, un periodo de expansión, con
tasas de crecimiento del 11,98% en 1990, del 19,83% en 1991 o del 14,79% en 1994. La
única salvedad fue 1992 cuando las condiciones adversas en el plano meteorológico ge
neraron una caída del PIB agropecuario departamental del 5,70% . La crisis del año 1992
también afectó al resto del país, y la agropecuaria nacional mostró una caída del 4,24%.
161
Cabe indicar que también 1989 fue año de recesión para la agropecuaria nacional cuyo
PIB cayó en un 1,53%. Dentro de su estructura, el sub-sector que creció con mayor vi
gor fue el de productos agrícolas industriales: 35,60% en 1989,53% en 1991,24,61% en
1993 y 27,26% en 1994; sin embargo, también la crisis del 92 fue durísima: una caída del
16,68%. Los productos agrícolas no industriales tuvieron también un buen período: muy
altas tasas de crecimiento, en tres años superiores al 10%, pero la recesión no la vivió
en 1992, sino en 1993, con una caída del 0,83%. La producción pecuaria creció a mo
destas tasas entre el dos y tres por ciento anual.
Los años de 1989 y 1992 significaron dos años de profunda recesión para el sec
tor de hidrocarburos, con caídas del 5,47 y 4%, respectivamente. Los años de 1990,
1991 y 1993 en cambio fueron de un modestísimo crecimiento con tasas positivas en
el orden del 2% anual. Sin embargo, 1994 marca un punto de inflexión pues el sector
creció al 12,51% ese año. En cambio, a nivel nacional, el sector estuvo creciendo con
tasas superiores al 3% en 1989 y 1990, y estuvo prácticamente estancado hasta 1994,
cuando creció al 8,58%.
Con excepción de 1992, el sector manufacturero cruceño vivió un periodo de
gran expansión, especialm ente al inicio de la década. Luego de la recesión de 1 9 9 2 ,'
el sector se recuperó rápidamente. Los servicios básicos (electricidad, gas y agua)
crecieron modestamente durante el periodo, con excepción de 1993 cuando vivió
una expansión del orden del 14,9%. A nivel nacional el sector tuvo m ejores tasas
de crecimiento.
Entre tanto, el sector de la construcción a nivel nacional vivió un período de ex
pansión moderado hasta 1993, mientras que, a nivel departamental el boom de la cons
trucción fue de 1989 y 1990, para tener luego tres años de recesión (1991,1993 y 1994).
En 1993 el sector creció al 12,73%.
Para el comercio, el periodo fue de crecimiento, pese a la recesión que experi
mentó el sector en 1992. Si bien a nivel nacional, el sector creció a tasas mas bajas, no
tuvo recesión en 1992.
162
Cuadro 41
Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real
del departamento de Santa Cruz, 1989-1994
R a m a s /a ñ o s 1989 1990 1991 1992 1993 1994 Promedio
1. A g ric u ltu ra , c a z a , s ilv ic u ltu ra y p e s ca 7,42 11,98 19,83 -5,70 8,40 14,79 9,45
Productos agrícolas no industriales 5,13 18,67 13,02 1,14 -0,83 12,37 8,25
Productos agrícolas industriales 35,60 8,47 52,99 -16,68 24,61 27,26 22,04
Productos pecuarios -3,55 2,35 2,75 1,12 3,39 3,68 1,62
Silvicultura, caza y pesca -9,31 28,88 2,41 -7,89 5,69 4,13 3,99
2. E x tra c c ió n d e m in a s y c a n te ra s -5,39 3,35 -0,84 -4,83 2,43 11,45 1,03
Petróleo crudo y gas natural -5,47 1,72 2,69 -4,00 1,74 12,51 1,53
Minería -4,64 19,84 -31,20 -15,42 12,63 -2,56 -3,56
3. M a n u fa c tu ra s 11,03 10,11 6,06 -0,54 4,16 5,36 6,03
4. E le c tric id a d , g a s y a g u a 3,29 2,87 1,27 2,58 14,90 3,55 4,74
5. C o n s tru c c ió n y o b ra s p ú b lic a s 32,11 9,72 -3,88 12,73 -2,29 -4,55 7,31
6. C o m e r c io 9,38 11,49 7,56 -0,62 4,91 5,36 6,35
7. T ra n s p o rte , a lm a c e n a m ie n to y
163
Cuadro 42
Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real de Bolivia
R a m a s /a ñ o s 1989 1990 1991 1992 1993 1994 Promedio
1. A g rilc u ltu ra , c aza, s ilv ic u ltu ra y p e s ca -1,53 4,61 9,86 -4,24 4,14 6,67 3,25
Productos agrícolas no industriales -4,99 4,71 12,05 -4,30 1,74 4,68 2,32
Productos agrícolas industriales 26,12 9,02 44,34 -13,96 21,34 23,63 18,42
Productos pecuarios -3,64 0,83 1,62 1,89 2,75 4,67 1,35
Silvicultura, caza y pesca -9,08 21,52 -1,26 -6,79 5,73 2,18 2,05
2. E x tra c c ió n d e m in a s y c a n te ra s 14,48 7,63 . 2,24 1,33 5,85 3,44 5,83
Petróleo crudo y gas natural 3,47 3,11 0,74 0,93 2,38 8,58 3,20
Servicios a las empresas 8,24 3,01 4,19 5,80 8,14 8,58 6,33
Propiedad de vivienda 1,27 1,13 1,32 1,34 1,84 1,75 1,44
9. S e r v ic io s c o m u n a le s , s o c ia le s y
p e rs o n a le s 4,75 2,91 3,92 4,92 4,71 2,23 3,91
1 0. R e s ta u ra n te s y h o te le s 6,14 -0,52 6,02 5,35 3,54 1,87 3,73
Menos: servicios bancarios imputados 20,64 7,94 10,58 19,10 16,21 9,18 13,94
11. S ervicio s d e ia a d m in is tra ció n p ú b lic a 1,37 -1,10 0,82 4,07 3,01 2,71 1,81
1 2 . S e r v ic io d o m é s tic o 2,89 1,73 1,92 2,15 1,81 2,83 2,22
P IB d e p a rta m e n ta l 3,79 4,64 5,27 1,65 4,27 4,67 4,05
164
de correlación es del 64,17%. Si bien este valor es alto, esta por debajo de los que ocu
rre con otros sectores.
La mayor excepción es la minería, donde el coeficiente de correlación es bajo. Pero,
lo que resulta sorprendente es el caso de la construcción, donde el coeficiente de co
rrelación es de apenas el 30,4%. Si bien, el sector de la construcción en Santa Cruz re
presentaba como el 25% del país, este bajo grado de asociación estadística muestra que
la dinámica de la construcción en Santa Cruz era independiente de lo que ocurría en el
resto del país. Las dos otras excepciones son los servicios comunales, sociales y perso
nales, y los servicios de la administración pública.
Cuadro 43
Coeficientes de correlación del comportamiento de los sectores
a nivel nacional y departamental, 1988-1994
Ramas/años Coeficiente de correlación
1. Agricultura, caza, silvicultura y pesca 93,48%
P ro du cio s a gríco la s no Industriales 64,17%
P ro du ctos a gríco la s industriales 99,56%
Productos p ecu a rios 93,16%
Silvicultura, ca za y p esca 99,14%
2. Extracción de minas y canteras -28,58%
Petróleo c ru d o y g a s natural 73,45%
M inería 30,29%
3. Manufacturas 85,03%
4. Electricidad, gas y agua 85,47%
5. Construcción y obras públicas 30,40%
6. Comercio 96,22%
7. Transporte, almacenamiento y comunicaciones 65,47%
8. Servicios financieros 95,21 %
S ervicios fin an cie ros 97,43%
S ervicios a las em presas 94,06%
P ro pie d ad de vivie n d a 99,65%
9. Servicios comunales, sociales y personales 50,84%
10. Restaurantes y hoteles 86,19%
M enos: se rvicio s b an ca rlos Im putados 89,90%
11. Servicios de la administración pública 68,25%
12. Servicio doméstico 66,24%
165
Bolivia es considerada como un país de ingresos medios, con un PIB p er cápita
en 1988 de 670 dólares americanos al año.
Cuadro 44
Evolución del PIB p e r cáp ita de Bolivia,
Santa Cruz, Cochabamba y Potosí, 988-1994
(en dólares)
Se puede constatar que, en Bolivia, el PIB p er cápita departamental más alto era
el de Santa Cruz, con un 29,55% por encima del promedio nacional. El departamento
más deprimido era Potosí, pues en 1988, su PIB p er cápita apenas equivalía al 47,4%
del cruceño. Para 1994, la situación se había modificado parcialmente: el PIB p er cápita
de Potosí sólo equivalía al 39,7% del de Santa Cruz, y este era superior al promedio na
cional en un 32%. Esto nos muestra que las brechas regionales se fueron ampliando en
el periodo considerado.
Finalmente, la información estadística disponible nos permite analizar el proceso
inflacionario en forma regionalizada. En la mayor parte de los años, y tal como expresa
el promedio del periodo, la inflación en Santa Cruz fue un poco más alta que en el país
en su conjunto, y que las otras ciudades del eje central, en concreto. Sin embargo, en
1993 se observa un cambio de tendencia. A partir de ese año, La Paz y Cochabamba
presentaron mayores tasas de inflación que Santa Cruz.
166
Cuadro 45
Tasas de inflación1 de Bolivia y de los departamentos
de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, 1989-1994
Año Santa Cruz La Paz Cochabamba Bolivia
Sin embargo, tanto a nivel regional como a nivel nacional, la tendencia que mues
tra la tasa de inflación es descendente.
Este análisis nos permite concluir que, una vez lograda la estabilidad monetaria, y
superadas las presiones recesivas generadas en el proceso hiperinflacionario, propias
del programa de estabilización iniciado en 1985, la economía cruceña entró, a partir de
1989, en un proceso de crecimiento económico interesante, aunque tuvo su primera
prueba de fuego en 1992. Los sectores vivieron el proceso con variadas y diversas in
tensidades. Algunos sectores experimentaron un boom explosivo, otros sufrieron un largo
proceso de estancamiento, y otros cayeron en una larga y lenta agonía. Sin embargo,
para el caso de la economía cruceña, su historia reciente es promisoria.
Efectivamente, en lo económico, el departamento de Santa Cruz ha tomado la de
lantera al resto del país, lo que se refleja en las condiciones de vida de su población.
Por ejemplo, cuando se compara la situación de analfabetismo existente en 1976 y 1992,
es evidente que Santa Cruz tiene menos analfabetos que el país en su conjunto, tanto a
nivel urbano como a nivel rural, como lo refleja el cuadro 46. Sin embargo, también se
observa que los niveles de reducción del analfabetismo han sido mayores en el país que
en el mismo departamento.
1 Estas tasas de inflación estas calculadas usando el deflactor de los precios implícitos del PIB, y no el
índice de precios al consumidor.
167
Cuadro 46
Tasa de analfabetismo en Bolivia y Santa Cruz
Año Bolivia Santa Cruz
Cuadro 47
Incidencia de la pobreza en los hogares en Bolivia y en Santa Cruz
(en porcentaje)
168
2. La clase política, sus vínculos y los nuevos actores
Después de 1985, las reformas económicas necesitaban una correspondencia con el sis
tema político. El nuevo Estado neoliberal respondió a esta relación entre la economía y
el poder. En este proceso, se sustituyó la mediación sindical entre la sociedad civil y el
gobierno. Los sindicatos se debilitaron por la reducción de la minería estatal y por que
el monopolio político de los partidos se reforzó con reformas a la ley electoral. Como
consecuencia, los partidos asumieron mayor peso político.
La corriente modernizadora del sistema político buscaba sustituir a las burocra
cias militares por burocracias civiles fuertemente ligadas a los grupos de poder econó
micos, o a la misma burguesía convertida a su vez en democracia política y en partidos
que empezaron a competir por la dirección estatal. Los empresarios fueron la nueva bu
rocracia política y organizada en la dirección del Estado (Tapia y Yaksic, 1997:112). Los
empresarios privados asumieron directamente el poder en el gabinete, a partir del go
bierno de Víctor Paz Estenssoro (1985), donde el ministro de Planeamiento, Gonzalo
Sánchez de Lozada, era un empresario minero.
En las elecciones de 1985, ninguno de los 18 candidatos logró la mayoría absolu
ta, y el Congreso eligió al segundo candidato que reunió más votos como presidente,
es decir a Víctor Paz Estenssoro. No se podía gobernar sin apoyo parlamentario. En oc
tubre de 1985, se firmó el Pacto por la Democracia, entre el MNR y la ADN.
En Santa Cruz, empezaron a cobrar mayor fuerza las juntas vecinales y los sindi
catos de gremiales (los comerciantes de los mercados), a la vez que se fortalecía a los
partidos desde el Estado. En un proceso que aún no ha concluido, se eliminaban las
antiguas formas de representación sindical. Los migrantes fortalecieron esa tendencia a
través del poder de los “gremiales”.
En el área rural, los colonizadores se organizaron en nuevos sindicatos. Con el
retorno de la elección directa de alcaldes, los nuevos actores empezaron a convertir
se en la base de la sustentación de los candidatos. Las organizaciones de los campesi
nos colonizadores resultaron ser más fuertes, por ejemplo, que las de los zafreros,
trabajadores eventuales.
Los vínculos de la clase política con el narcotráfico estaban en su auge, aunque el
rechazo de la población fue creciendo, como ya lo señalamos. En 1988, se desató una
gran conmoción cuando se hicieron públicos unos videos donde dos dirigentes de ADN
-A lfredo Arce y el Gral. Mario Vargas- conversaban con Roberto Suárez, famoso
169
narcotraficante beniano que después sería condenado a 15 años de cárcel. Las relacio
nes entre narcotráfico y poder veían nuevamente la luz pública y causaban impacto:
El sistema RTP de Carlos Palenque difundió los videos de Suárez y el gobierno clausuró por un año
su radio y canal de televisión con la acusación de que hacía apología del narcotráfico al permitir
que Roberto Suárez acusara al gobierno y a sus funcionarios principales (entre ellos al presidente)
de ser los principales gestores del narcotráfico en Bolivia (El D eber , 2000:120).
La Ley 1008 fue aprobada por el Congreso en 1988. Este fue el instrumento legal
más duro respecto a los temas de producción de coca, narcotráfico y consumo de dro
gas. Esta normativa respondía a las presiones internacionales para reducir el narcotráfico;
pero, su rigidez se prestaba también a la violación de los derechos humanos; además,
no respetaba la presunción de inocencia o la inimputabilidad a los menores de 16 años.
El populismo resurgió con fuerza ante la situación económica de marginación de
los sectores populares y la debilidad de las organizaciones sindicales. En La Paz, Carlos
Palenque impuso su sello: por un lado, con el desarrollo de programas populares radia
les y televisivos, y por otro lado, con el éxito de sus candidatos en las elecciones muni
cipales, pues ganaron las alcaldías de las ciudades de La Paz y El Alto. Mientras tanto, en
Santa Cruz, el líder populista fue Max Fernández Rojas.
El partido de Fernández, la Unión Cívica Solidaridad (UCS), creció rápidamen
te, en correspondencia con el surgimiento de nuevos actores y con la migración. El
discurso populista y prebendalista ganaba terreno, y pese a no contar con un progra
ma claro, los sectores migrantes y populares se identificaban con él por su trayecto
ria como empresario exitoso de origen humilde que empezó com o chofer y llegó a
ser accionista mayoritario de la Cervecería Boliviana Nacional. Falleció trágicamente
el 26 de noviembre de 1995. Johnny, su hijo mayor, heredó el partido y continuó con
las prácticas políticas prebéndales.
A nivel nacional, en 1989, subió al poder Jaime Paz Zamora, pese a que su partido
(MIR) logró solo el tercer lugar en las elecciones generales de ese año. Pero su alianza
con su otrora enemigo, ADN, el partido del Gral. Banzer, le permitió llegar a la presi
dencia. El MNR llegó en primera posición pero no fue gobierno.
Otros actores sociales olvidados emergieron, reclamando sus derechos: los indí
genas del Oriente boliviano. En agosto-septiembre de 1990, pueblos indígenas de la
Amazonia, el Oriente y el Chaco boliviano protagonizaron una movilización desde
170
Trinidad a La Paz bajo el denominativo de “Marcha por el Territorio y la Dignidad”
para concienciar al país de su existencia y sus derechos. Como consecuencia de
este movimiento, el presidente Paz Zamora reconoció los derechos territoriales de
varios pueblos. Por primera vez, el Estado boliviano consideraba a los indígenas del
Oriente com o interlocutores válidos y les reconocía derecho de propiedad y admi
nistración de territorios.
Las organizaciones indígenas del Oriente empezaron a participar como actores
sociales. La organización no gubernamental APCOB (Apoyo para el Campesino Indíge
na del Oriente Boliviano) dio su apoyo para que los indígenas del oriente se agruparan.
En 1982, se estableció la Central Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), ahora Confe
deración de Pueblos Indígenas de Bolivia, como una organización que agrupaba a los
pueblos indígenas del departamento: guaraníes, guarayos, ayoreos y chiquitanos.
Las acusaciones de vínculos de la clase política con el narcotráfico llegaban cada
vez más alto. En 1991, bajo el gobierno de la alianza MIR-ADN, el nombramiento del ex
colaborador de García Meza, Coronel Faustino Rico Toro, como jefe de la Fuerza Espe
cial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), dio lugar a cambios en el gobierno, bajo
la presión de la Embajada norteamericana. El Ministro del Interior, el cruceño Guillermo
Capobianco, tuvo que renunciar.
Otro escándalo posterior, ya durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada
(1993-97), fue la detención de los narcotraficantes Isaac “Oso” Chavarría y Carmelo
“Meco” Domínguez, así como la incautación de documentos personales de los acusa
dos que involucraban al ex-presidente Jaime Paz Zamora, al dirigente Oscar Eid Franco
y a otros miristas en la protección al narcotráfico2.
El sistema político y sus reglas de juego necesitaban adecuarse a la llamada “mo
dernización del Estado”. De esa manera, el 5 de febrero de 1991 y el 9 de julio de
1992, se firmaron acuerdos entre los principales partidos políticos. Nombraron a una
nueva Corte Nacional Electoral, totalmente imparcial, buscando elecciones transpa
rentes y creíbles. Nombraron también a jueces de la Corte Suprema y al Contralor
2 La acusación de la FELCN fue que el MIR recibió contribuciones de Chavarría para sus campañas elec
torales. Com o producto de este escándalo, Eid fue cond enado a cuatro años de cárcel por
encubrimiento. En 1996, la representación norteamericana retiró a Paz Zamora su visa de ingreso a los
Estados Unidos. Le fue restituida el año 2002.
171
General de la República. Se aprobó también la llamada ley SAFCO, de modernización
de la administración estatal y de control gubernamental, con miras a luchar contra la
corrupción dentro de la administración pública.
Mientras tanto, en Santa Cruz, desde fines de los años ochenta hasta principios
de los noventa, intelectuales de las elites locales y el Comité Cívico pro Santa Cruz re
cuperaron el discurso de reivindicaciones regionales que se había gestado en los años
cincuenta, buscando modificar la Constitución Política del Estado para lograr la descen
tralización administrativa. Esta vez, la lucha cívica se centraba en eliminar las trabas bu
rocráticas que impedían el manejo directo de los recursos. El discurso regional se
convirtió en legalista. Desde Santa Cruz, se elaboraron varios proyectos de ley en los
que se proponía que el prefecto sea elegido directamente, y que exista una especie de
parlamento regional.
En síntesis, entre 1985 y 1993, el departam ento de Santa Cruz asumió el
protagonismo de la economía nacional, con una tasa de crecimiento promedio del 5,36
por ciento superior al crecimiento del Producto Interno Bruto de La Paz y Cochabamba
y con una importante participación en los sectores productivos nacionales. Además, el
departamento presentó el ingreso p er cápita más alto de Bolivia. La situación de pro
ductividad y dinamismo de la economía cruceña se acompañó con un proceso de de
mocratización de la participación política y la autonomía de los gobiernos municipales
que fueron elegidos a través de un Concejo y adquirieron nuevas competencias.
Sin embargo, este crecimiento no ha logrado superar las deficiencias en la calidad
de vida de la población, ni la situación de centralismo en la toma de decisiones. La par
ticipación política de los ciudadanos sigue restringida al sólo ejercicio del voto, sin po
sibilidad de ejercer la democracia de una manera realmente participativa.
En la historia, el liderazgo económico del departamento ha sido sostenido a par
tir de los años cuarenta. A futuro, a partir de la región, queda como desafío proponer
un m odelo de desarrollo participativo que perm ita establecer un nuevo equilibrio y
representatividad entre las regiones y el Estado central. Un Estado que incorpore la par
ticipación de los sectores sociales excluidos y que exprese la diversidad cultural y étnica.
Santa Cruz, como región, tiene la oportunidad histórica de asumir su responsabi
lidad como síntesis de la nacionalidad boliviana a través de un proyecto de desarrollo
democrático, equitativo y sustentable para el conjunto de Bolivia.
172
Conclusiones
173
departamento de Santa Cruz como centro de desarrollo agrícola, pecuario e industrial
y su necesaria integración al mercado nacional.
Los hacendados cruceños tomaron conciencia de la posibilidad de transformar sus
unidades productivas y lograr la industrialización. Este proceso, que denominamos “el
proyecto de desarrollo cruceño” se dio a partir de 1935 aproximadamente. Las elites
llegaron a plantearse la transformación de las haciendas tradicionales de auto-subsistencia
que producían pequeños excedentes, en haciendas agrícolas que transformen industrial
mente su producción, sin embargo este proyecto no alcanzó el consenso necesario.
Por su parte, los artesanos y militares llegados de la guerra del Chaco organizaron
movimientos sociales con características propias. Los ex combatientes liderizaron un
movimiento regional en 1936, a cargo de Froilán Calleja. Posteriormente, en la guerra
civil de 1949, Santa Cruz fue una plaza fuerte donde los alzados, de nuevo con Callejas,
se levantaron pidiendo el cambio de las autoridades. En este episodio, Santa Cruz si
guió la línea del Movimiento Nacional Revolucionario.
Pero en 1952, en el marco de la Revolución Nacional, no hubieron luchas en Santa
Cruz porque las condiciones ya estaban dadas: el MNR había ganado las elecciones de 1951
y las elites no estaban organizadas. En este sentido, el modelo nacionalista revolucionario,
planteado a partir de las necesidades de los centros de poder, en el occidente del país, fue
impuesto al Oriente como concepción general. Sin embargo, en el Oriente, el modelo de
desarrollo regional llegó a converger con el modelo centralista de Estado, aunque no con
la misma intensidad a lo largo del periodo que se inició en 1952.
Las elites crucerías tuvieron la capacidad de lograr la hegemonía y el consenso en
el conjunto de la sociedad para dirigir los procesos de cambio y negociación con los
gobiernos centrales. La sociedad asumió de esta manera su propia capacidad de organi
zación para conseguir objetivos comunes. Esta cohesión regional se demostró especial
mente en las luchas cívicas por las regalías petroleras, en 1959.
En su aplicación, la reforma agraria de 1953 coincidió con los intereses de las elites
terratenientes al favorecer la creación de empresas agrícolas que abastecían a los inge
nios industriales. El reparto de tierras fue limitado en los primeros años de la revolu
ción y se limitó a haciendas cercanas a la ciudad, y al loteamiento urbano conocido como
reforma urbana, que fue muy resistida y provocó abusos y enfrentamientos internos.
Por otro lado, un aspecto de la política económica del MNR para poblar el Orien
te fue la colonización. Sin embargo, la cantidad del presupuesto nacional asignada a esta
174
actividad fue muy baja (alrededor del 0,15%), hasta desaparecer en 1962. Hubieron dos
tipos de colonización: dirigida y espontánea. Los colonos dirigidos de origen menonita
y japonés demostraron eficiencia económica, mientras que los colonos nacionales pro
cedentes del occidente del país, que llegaron a la región de manera espontánea, pese a
la existencia de planes de colonización dirigida, a través del Ejército y la CBF, mostraron
menor eficiencia productiva. Además, la colonización fue percibida como una imposi
ción cultural y con recelo por las elites dominantes. En los hechos, fue más numerosa
de lo previsto y desbordó las expectativas.
En estos mismos años, el contexto de la guerra fría y la ubicación geopolítica de
Bolivia contribuyen a explicar la sorprendente ayuda proporcionada por los EEUU al go
bierno de la Revolución Nacional. En efecto, dicha ayuda fue la mayor en Sudamérica,
proporcionalmente a la población. Este aporte fue imprescindible para el desarrollo re
gional y la modernización de la economía regional.
En lo político, el MNR contaba con el apoyo de los artesanos y otros sectores po
pulares de Santa Cruz que se beneficiaron con lotes de terreno, cupos y otras preben
das. Pero rápidamente se revelaron divergencias internas en el MNR cruceño y diferencias
entre los líderes locales y nacionales. Además, se formaron milicias armadas. El máximo
líder y caudillo fue Luis Sandoval Morón.
La oposición al gobierno del MNR se vio impulsada por la aplicación del resistido
Plan Eder, por la restricción a las divisas, así como la represión y avasallamiento a las
propiedades privadas (loteamiento urbano), ejecutadas por Sandóval Morón. Santa Cruz
vivió una etapa de inestabilidad política, y el gobierno del MNR se impuso por la fuerza
de las armas, a partir de 1957.
A fines de la década de los años cincuenta, la producción de hidrocarburos del
departamento de Santa Cruz, principalmente en Camiri, llegó a ser muy importante y
generó recursos para la región, sobre todo gracias a las luchas cívicas que, en 1959, per
mitieron hacer efectivas las regalías, es decir, las prestaciones que se otorgaron a la re
gión por la explotación de petróleo, que ya fueron establecidas por ley en 1938 en el
gobierno de Germán Busch.
Estas luchas, liderizadas por la elite representada en el Comité Cívico, se convir
tieron en luchas del conjunto de la sociedad cruceña, por encima de las diferencias en
tre partidos. Existía un consenso para buscar el desarrollo de la región a través de
los recursos de las regalías. En esta etapa, el conflicto entre el modelo centralista y el
175
consenso por obtener las regalías para invertirlas en el desarrollo urbano significó el
punto más alto de desencuentro entre los intereses centrales y los regionales.
En Santa Cruz, el gobierno de Bardemos contó con el respaldo político de las fuer
zas ya organizadas en las luchas cívicas de 1957-59, opositoras al MNR. El Comité pro San
ta Cruz, que se encontraba en un receso desde junio de 1959, por una intervención del
gobierno del MNR, fue reorganizado en 1965 en el gobierno de Bardemos. En lo econó
mico, los años sesenta significaron la continuidad del modelo centralista de Estado.
En los años setenta, la dictadura de Banzer consolidó el proyecto político militar,
en el cual participó la burguesía agroindustrial cruceña. Se trató de la continuación del
modelo económico nacionalista pero transfiriendo la dirección de las empresas del Es
tado al Ejército que se convenía en productor y administrador. Desde el punto de vista
político, era un gobierno alineado con la doctrina de la seguridad nacional y el enemigo
interno se encontraba en los bolivianos opositores al régimen. Creó una tecnocracia que
le permitía aprovechar la coyuntura económica favorable por los precios internaciona
les del petróleo y la liquidez internacional que proveyó recursos para el endeudamien
to externo. Las elites cruceñas fueron beneficiadas con créditos y concesiones de tierras
como nunca antes. En esta coyuntura, los intereses regionales de las elites estaban re
presentados en el Estado.
Si bien durante la década de los años setenta, la economía regional creció, no se
logró un proceso de acumulación de capital capaz de sostener este crecimiento y se
desaprovechó esta oportunidad histórica de contar con capitales y recursos naturales
como hidrocarburos.
En esta coyuntura, las contradicciones entre las regiones y el Estado, las deman
das sindicales, como expresión de la inequidad histórica en la distribución del ingreso,
y la participación de los sectores sociales en el Estado se aunaron en el momento más
crítico de la crisis económica. Las condiciones para la transformación a un modelo de
política económica de corte ortodoxo liberal estaban dadas.
Las actividades ilícitas influyeron en la econom ía y en la propia com posición
de la sociedad. El contrabando y el narcotráfico formaron parte de una red em pre
sarial militar que encubría estas actividades y profundizó las diferencias sociales.
En 1980, la imagen de Santa Cruz de la Sierra ante los ojos del mundo era la de la
capital de la cocaína, mientras que el Estado boliviano era visto com o un Estado
delincuente.
176
El narcotráfico estaba destruyendo la agroindustria, distorsionando el sistema de
precios y la producción legal. El Comité cívico cruceño liderizó entonces un movimien
to cívico nacional de rechazo al gobierno y de apoyo a la democracia. En esta coyuntu
ra, todas las fuerzas sociales que no estaban implicadas con el narcotráfico establecieron
un consenso para restablecer el orden democrático.
Siles Zuazo asumió el poder en una alianza contradictoria en sí y tuvo que en
frentar una de las más complejas gestiones de gobierno. Los empresarios cruceños apo
yaron el pedido de renuncia del presidente Siles. La inestabilidad política y el
agravamiento de la crisis económica presionaron para adelantar las elecciones a 1985
que se tradujeron en el triunfo de Banzer en las mismas. Sin embargo, fue Víctor Paz
Estenssoro que tomó el poder gracias a una alianza del MNR con el partido de Banzer.
Se inició entonces una nueva etapa histórica con la imposición de una política econó
mica ortodoxa liberal, el neoliberalismo.
Entre 1985 y 1993, el departamento de Santa Cruz se destacó como líder en la
economía nacional, con una tasa de crecimiento promedio del 5,36 por ciento superior
al crecimiento del Producto Interno Bruto de La Paz y Cochabamba y con una impor
tante participación en los sectores productivos nacionales. Además, el departamento pre
sentó el ingreso p er cápita más alto de Bolivia. Esta situación de productividad y
dinamismo de la economía cruceña se acompañó con un proceso de democratización
de la participación política y la autonomía de los gobiernos municipales que fueron ele
gidos a través de un Concejo y adquirieron nuevas competencias.
En síntesis, este estudio ha intentado romper con algunos esquemas preconcebi
dos acerca de la historia económica y política de Santa Cruz. El análisis sobre Santa Cruz
y la deuda externa es contundente: de ser una región que recibió donaciones norte
americanas en los años cincuenta, pasó - e n los años seten ta- a beneficiarse del 25%
de los créditos del sistema financiero, es decir un monto menos elevado que en el pa
sado, y ciertamente no “la mayoría del crédito” como se suele mencionar.
El último tercio del siglo se caracterizó por el inicio y la consolidación del nego
cio del narcotráfico que, aunque no se puede cuantificar con certeza, indudablemente
influyó en el movimiento económico y disminuyó el impacto de la crisis de los años
ochenta. En este contexto, la elite cruceña resistió de manera organizada al gobierno
de García Meza, en consenso con otras fuerzas regionales y nacionales, a partir de un
paro nacional de los comités cívicos.
177
La historia regional expresa la capacidad de las elites cruceñas para lograr la he
gemonía y el consenso de diferentes grupos sociales frente al Estado central; es decir,
la capacidad de la sociedad en su organización para obtener objetivos comunes frente a
la persistencia del Estado central, a partir del plan Bohan, en planificar la incorporación
de los diferentes sectores productivos del Oriente al mercado nacional. Estas contradic
ciones entre la incorporación de los intereses regionales en el bloque del poder nacio
nal o su exclusión configuran la constante lucha, la resistencia y la convergencia de la
región con el Estado, dado que aún está irresuelta la contradicción estructural Estado-
región y más aún cuando están implícitas las contradicciones entre grupos étnicos y Es
tado y la desigual distribución del ingreso que profundiza las diferencias sociales.
Queda pendiente la construcción de un Estado que permita la autonomía en la
administración de los recursos y que exprese la nueva configuración de la región como
departamento que tiene un crecimiento económico sostenido y asume un papel rele
vante dentro de la nación boliviana. Santa Cruz, como región, tiene la oportunidad his
tórica de asumir su responsabilidad com o síntesis de la nacionalidad boliviana,
planteando un proyecto de desarrollo democrático, equitativo y sustentable para el con
junto de Bolivia.
178
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Entrevistas realizadas:
Abelardo Suárez Hacendado tradicional 13.III.2001
Silvio Marinkovic Empresario agrícola 23.ffl.2001
Antonio Miranda Solíz Periodista 19.V.2001
Percy Fernández Añez Alcalde municipal de Santa Cruz, 1989-1993 13.VI.2001
180
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186
Anexo
Foto 1: Hacienda de caña, 1918.
Fuente: Colección privada.
189
Foto 3: Manifestación femenina, 1957.
Fuente: Colección privada.
190
Foto 4: Calle cruceña.
Fuente: Colección privada.
191
Foto 6: Calle Quijarro, zona “Los Pozos”, 1969.
Fuente: Colección privada.
-p T T
192
índice de cuadros
y fotografías
Cuadros
Cuadro 1 Santa Cruz y los planes de desarrollo, 1942-1987................... 37-40
Cuadro 2 Santa Cruz: dotación de tierras por la reforma agraria......... 46
Cuadro 3 Tenencia de la tierra en Santa Cruz en 1984 ............................ 47
Cuadro 4 Número de familias asentadas y dotación
de superficie por tipo de colonias hasta 1980 ....................... 53
Cuadro 5 Gastos en colonización del Estado boliviano, 1952-1958......... 54
Cuadro 6 Situación de las colonias Okinawa en 1985.............................. 58
Cuadro 7 Cuadro comparativo de las colonias nacionales,
menonitas y japonesas en 1982.................................................. 60-61
Cuadro 8 Donaciones de Estados Unidos a América Latina.................. 64
Cuadro 9 La ayuda norteamericana a Bolivia............................................. 66-67
Cuadro 10 Programa norteamericano de crédito agrícola
supervisado...................................................................................... 68
Cuadro 11 Prestamos de la AID destinados a Santa Cruz......................... 69
Cuadro 12 Producción de petróleo y condensado en Bolivia
y en Santa Cruz, 1948-1964.......................................................... 72
Cuadro 13 Estructuras perforadas en Bolivia y Santa Cruz, 1960-69 ..... 73
Cuadro 14 Pozos petroleros perforados por YPFB
en el departamento de Santa Cruz, 1940-69 ........................... 74
Cuadro 15 Regalías departamentales pagadas por YPFB, 1948-1960 ....... 75
Cuadro 16 Santa Cruz: Participación en el PIB nacional........................... 117
193
Cuadro 17 Tasas de crecim iento económ ico de Bolivia
y Santa C ruz................................................................................... 118
Cuadro 18 Participación de Santa Cruz en el PIB
agropecuario nacional................................................................. 119
Cuadro 19 Santa Cruz: crecimiento del sector agropecuario
nacional y cruceño, 1971-1980 ................................................... 119
Cuadro 20 Santa Cruz: PIB por sectores económ icos............................... 120
Cuadro 21 Nuevos proyectos industriales del sector público
en 1974............................................................................................. 122
Cuadro 22 Nuevos proyectos industriales del sector privado
en 1974............................................................................................. 122
Cuadro 23 Importancia relativa de la economía de la coca,
1980-1990......................................................................................... 124
Cuadro 24A Bolivia: asignación departamental de los recursos
externos contratados, 1972-1977 ............................................... 127
Cuadro 24B Bolivia: asignación departamental de los recursos
externos contratados, 1972-1977: incrementos
acumulados..................................................................................... 128
Cuadro 25 Estado de la deuda pública contratada, 1 9 7 8.......................... 129-130
Cuadro 26 Indicadores macroeconómicos, 1980-1985.............................. 135
Cuadro 27 Participación porcentual del departamento
de Santa Cruz en el PIB nacional............................................. 136
Cuadro 28 Tasas de crecimiento del departamento
de Santa Cruz, 1981-1986 ............................................................ 137
Cuadro 29 Composición porcentual del PIB real
del departamento de Santa Cruz, 1980-1986 .......................... 139
Cuadro 30 Importancia porcentual de los sectores
productivos del departamento de Santa Cruz
con respecto a los sectores productivos nacionales.............. 141-142
Cuadro 31 Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real
del departamento de Santa C ru z ............................................... 144-145
Cuadro 32 Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real de Bolivia...... 145-146
194
Cuadro 33 Coeficientes de correlación del comportamiento
de los sectores a nivel nacional y del departamento
de Santa Cruz, 1 9 8 0 -1 9 8 6 ........................................................... 147-148
Cuadro 34 Participación porcentual del departamento
de Santa Cruz en el PIB nacional, 1988-94 .............................. 154
Cuadro 35 Tasas de crecimiento de Bolivia y de los departamentos
de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, 1989-94 ...................... 156
Cuadro 36 Composición porcentual del PIB real del departamento
de Santa Cruz, 1980-1986 ............................................................ 157
Cuadro 37 Evolución de la superficie cultivada de soya en Bolivia
y Santa Cruz, 1987-1996............................................................... 158
Cuadro 38 Evolución de la producción de soya
en Bolivia y Santa C ru z................................................................ 158
Cuadro 39 Producción, exportaciones y valor
de las exportaciones de soya de Bolivia, 1981-1995 ............. 159
Cuadro 40 Importancia porcentual de los sectores
productivos del departamento de Santa Cruz
con respecto a los sectores productivos nacionales............. 160
Cuadro 41 Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real
del departamento de Santa Cruz, 1989-1994 .......................... 163
Cuadro 42 Tasas sectoriales de crecimiento del PIB real de Bolivia.......... 164
Cuadro 43 Coeficientes de correlación del comportamiento
de los sectores a nivel nacional y departamental,
1988-1994......................................................................................... 165
Cuadro 44 Evolución del PIB p er cápita de Bolivia, Santa Cruz,
Cochabamba y Potosí.................................................................... 166
Cuadro 45 Tasas de inflación de Bolivia y de los departamentos
de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, 1989-1994 .................. 167
Cuadro 46 Tasa de analfabetismo en Bolivia y Santa Cruz......................... 168
Cuadro 47 Incidencia de la pobreza en los hogares en Bolivia
y en Santa Cruz............................................................................... 168
195
Fotografías
Foto 1 Hacienda de caña, 1 9 1 8 ................................................................ 189
Foto 2 Ingenio azucarero “La Bélgica” ................................................... 189
Foto 3 Manifestación femenina, 1 9 5 7..................................................... 190
Foto 4 Calle cru ceñ a................................................................................... 191
Foto 5 El enlocetado de la plaza principal, 1960 ................................. 191
Foto 6 Calle Quijarro, zona “Los Pozos”, 1 9 6 9..................................... 192
Foto 7 Rotonda de Andrés Ibáñez, 1970.
Segundo anillo................................................................................ 192
196
Autores
197
Marco Antonio del Río Rivera
Nació en Oruro, econom ista graduado de la Universidad Autónoma Gabriel René Mo
reno, con una maestría en Economía y Finanzas Internacionales en la Universidad
de Roma Tor V ergata. Es p ro fe so r de las asignaturas de M acro eco n o m ía y
Econom etría en la Universidad Privada de Santa Cruz y en la Universidad Autóno
ma Gabriel René Moreno. Ha publicado varios artículos de su especialidad en algu
nas revistas académicas cruceñas, y también contribuye con artículos de opinión
en el periódico El Nuevo D ía.
198
Claudia Parada Algarañaz
199