1 Primer Control de Lectura
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1 Primer Control de Lectura
LÍDER-COACH
Si me preguntaran sobre cuál es el rasgo que, de forma más importante, condiciona el
rendimiento profesional de un directivo, no tendría muchas dudas en asegurar que es el
de su Auto-MOTIVACIÓN.
Si me preguntaran sobre cuál es el modelo de comportamiento que mejores resultados
ofrece a un directivo para maximizar el rendimiento de su equipo de trabajo, tampoco
vacilaría en afirmar que es el del Líder-COACH.
Por tanto, no cabe ninguna duda de que al hablar de Motivación lo hacemos sobre todo
aquello que nos impulsa a conseguir algo que nos interesa de una forma dinámica y
activa.
Sin embargo la Motivación, tal y como la definimos muchos Coach, también podría
explicarse practicando este sencillo juego de palabras:
Y ello porque:
Desde luego, entiendo que lo concluyente de mi teoría pueda desconcertar por lo que
tiene de oposición a toda la tradición del “Management” moderno, que impulsa la
actuación motivadora de los directivos hacia sus equipos como fuente de consecución de
excelentes resultados.
Pues bien, es precisamente en esta consideración donde radica el foco de los
desencantos de tantos y tantos profesionales con responsabilidades directivas que se
encuentran incapaces de motivar a su equipo, dando por imposible un empeño en el que
creen pero que nunca consiguen.
Si realizamos un pequeño ejercicio de memoria, cada uno de nosotros puede reunir
numerosos casos y ejemplos (tanto propios como de conocidos) de situaciones
profesionales donde los integrantes de un equipo de trabajo “asisten” a él faltos de
compromiso con los objetivos y los resultados marcados por su líder, quien ya ha
claudicado a la posibilidad de contar con colaboradores motivados. La historia siempre es
la misma: comienzos de ilusión que se convierten rápidamente en largas etapas de
desencanto y resignación.
Y todo, en mi opinión, por elegir el camino equivocado para el estímulo laboral de
nuestros colaboradores: el de la Motivación.
Mi propuesta es otra bien distinta y se fundamenta en la siguiente aseveración:
A partir de aquí, lógicamente, se nos abre un amplio abanico de preguntas que pueden
confluir en una sola: ¿Cómo se induce a la Auto-MOTIVACIÓN?
Para tratar de responder a ello, no tengo más remedio que traer a este artículo la
disciplina a la que me dedico profesionalmente y que desde hace más de dos décadas
está triunfando en el mundo desarrollado y en España, comienza a ofrecer sus primeros
éxitos aplaudidos por todos: El Coaching.
Desde luego, no pueden existir reglas estrictas y concretas para explicar este proceso si
lo abordamos desde la perspectiva del Coaching, tan alejado al normativismo generalista
y tan amigo de las soluciones específicas para cada situación.
Sin embargo, si podemos orientar la actuación del Líder-COACH como inductor a la Auto-
MOTIVACIÓN de sus colaboradores, cuando es capaz de manejar con acierto los 5
Factores Internos que la generan:
La Auto-ESTIMA o esa valoración positiva que toda persona debe albergar de si
misma y que la consolida para abordar nuevos retos con añadidas garantías de
éxito.
La Auto-CONFIANZA, consecuencia de la anterior, que incrementa la seguridad
en si mismo y se ampara en los pequeños éxitos conseguidos.
La Auto-GESTIÓN, alcanzada cuando el individuo es capaz de actuar sin ninguna
supervisión, ni necesario estímulo externo alguno.
La Auto-SUGESTIÓN o mecanismo de generación constante de emociones
positivas que llevan al optimismo y la esperanza.
La Auto-REALIZACIÓN, basada en el progresivo cumplimiento de nuestros
deseos y objetivos.
Hay que destacar que la labor de un Líder-COACH como inductor a la Auto-MOTIVACIÓN
de sus colaboradores nunca será posible si no es capaz de Auto-Motivarse por si mismo y
para él y todos los lectores de este artículo, estas son mis últimas recomendaciones:
Comenzar bien el día, tratando de organizar y allanar convenientemente nuestras
primeras tareas de la jornada para que no puedan ser fruto de enfados y malhumores que
hipotequen el resto de nuestras actividades.
Evitar condicionarse por la climatología, ajena siempre a nuestra voluntad y por tanto,
caprichosa y variable (después de la lluvia, siempre sale el sol).
Sonreír antes de llegar al trabajo, propiciando el optimismo por anticipado y llenado
nuestro depósito de la energía más poderosa que podemos encontrar: el buen humor.
Positivar el dialogo interior, huyendo de los pensamientos derrotistas y negativos que,
como en una espiral descendente, nos hunden hacia la frustración y el desencanto.
Fomentar las actividades extra-profesionales, añadiendo más patas a nuestra silla vital y
evitando el riesgo de caída segura por la quiebra de una de ellas.
Acercarse a la gente positiva y huir de la negativa, buscando la energía de aquellos que la
destilan y preservándose de aquellos que la destruyen.
Enfocar los fracasos como una oportunidad hacia el futuro, aprendiendo de los errores,
ganando experiencia y tolerando los reveses de la vida con espíritu deportivo.
Apoyarse más en la reafirmación interna que la externa, considerando que los ánimos de
los demás no necesariamente llegan cuando son más necesarios, por lo que un cierto
grado de independencia positivista asegura mejor el camino hacia adelante.
Fijarse metas concretas y realistas y perseverar en su consecución, porque solo aquello
que está bien definido es susceptible de generar el esfuerzo necesario para perseguirlo
sin interrupción.
Ser el protagonista de nuestra propia vida, decidiendo en cada momento los destinos que
queremos alcanzar y planificando razonadamente los caminos que a ellos nos llevarán.
En el difícil camino del liderazgo de equipos, no quisiera finalizar estas reflexiones sin
traer a estas líneas una célebre frase de Marco Aurelio que resume la esencia del espíritu
del Líder-COACH en el difícil pero estimulante empeño de conseguir la Auto-
MOTIVACIÓN propia y la de su equipo de colaboradores: