FRAGMENTO DE Subversion Del Sujeto

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FRAGMENTO DE “SUBVERSIÓN DEL SUJETO Y DIALÉCTICA DEL

DESEO EN EL INCONCIENTE FREUDIANO”


(en rojo intervenciones de mi parte, en verde consigno otros textos de Lacan que
por ahí inserto)

El deseo se esboza en el margen donde la demanda se desgarra de la


necesidad [besoin]: margen que es el que la demanda, cuyo llamado no
puede ser incondicional más que si es (¡cuánto más clara es esta traducción que el
“no puede ser incondicional sino dirigido al Otro” que figura en “Escritos”!) dirigido
al Otro (un llamado incondicional quiere decir que no acepta como respuesta ningún
objeto que proponga satisfacción universal, satisfacción según código: “quien tiene sed
se sacia con líquido; y sino es con agua será con Coca Cola, a lo sumo con hielo…”.
Incondicional implica que no admitirá nada que no sea una prueba de amor… y cuando
se trata del amor lo que se da no se define por su condición: “estuve cuando estuviste
enfermo”, “banqué económicamente a la familia” y otros grandes éxitos entre los cuales
podría incluirse el extremo “sacrifico mi vida para que vos puedas seguir viviendo”1),
abre bajo la forma de la falla posible que puede aportarle la necesidad
[besoin], por no tener satisfacción universal (lo que se llama: angustia).
(intercalemos a Lacan en “LA SIGNIFICACIÓN DEL FALO”: “aparece acá una
necesidad (“nécessité”) {si bien se traduce igual que “besoin”, la primera tiene la
connotación de la necesidad lógica mientras que esta última se vincula con la
necesidad orgánica… Es decir que por lo planteado necesariamente con la necesidad
biológica sucederá lo que sigue}: ese privilegio del Otro {el de poder satisfacer con su
presencia} dibuja la forma radical del don, de lo que no tiene: lo que se llama "su amor"
{esa presencia con la que satisface no se tiene, no se gobierna, y eso es lo propio de la
noción que Lacan articula con el término “don”… De esto se deduce que no hay
manual alguno respecto de cómo satisfacer}. Es así cómo la demanda anula (aufhebt)
(Lacan aclara el término en alemán remitiéndolo a la dialéctica hegeliana: una
anulación que a su vez conserva, produce una transformación al mismo tiempo que
algo conserva de) la particularidad de todo lo que puede ser concedido {la
particularidad es el objeto de la necesidad: el líquido por ejemplo} trasmutándolo en
prueba de amor” (pág. 670).

Margen que, por más lineal que sea, deja aparecer su vértigo, por poco que
no esté recubierto por el pisoteo de elefante del capricho del Otro (si el s(A)
pretendiera recubrir con su interpretación lo que está en juego en la demanda, sin que el
sujeto pudiera decir ni mu, entonces no habría condición alguna. Enseguida veremos ni
“condición necesaria” ni “condición suficiente”. Pues bien, el lector podría acotar aquí:

1
Cabe incluir aquí el sacrificio consignado en “El banquete” de Platón y comentado por Lacan en su
seminario “La transferencia…”referido a Alcestis, que da su vida, sustituyendo a su esposo el rey
Admeto en el momento en que a él le toca morir. Si en esa sustitución se jugó el amor no fue por la
razón tal vez más inmediata que cualquiera podría suponer: “ah, no… ¡si dio la vida entonces seguro que
Alcestis amaba a Admeto!”
“muy bien, justamente la incondicionalidad es lo que reclama la demanda”… Y es
justamente lo que deniega el campo del deseo).

Es ese capricho sin embargo el que introduce el fantasma [fantôme] de la


Omnipotencia no del sujeto, sino del Otro donde se instala su demanda (un
Otro que arrasa con toda condición gracias a su poder de satisfacer con su
presencia/ausencia, pero ese poder rápidamente se vuelve “omni” teñido de “capricho”:
ahora se presenta, ahora, sin saber qué bicho le picó, desaparece, ¡¿quién podría prever
algo con él?!… Sin embargo, retomando la objeción reciente de un hipotético lector,
digamos que en ese pisoteo de elefante propio del capricho del Otro se produce una
inversión, ya que es la misma demanda del sujeto - recordar el niño de la espada en
nuestro ejemplo - la que requiere esa incondicionalidad, en tanto necesita estar a salvo
de cualquier satisfacción universalista de necesidades)

(sería hora de que ese cliché imbécil (el de suponer un niño omnipotente) fuese,
de una vez por todas, y para todos, colocado en su lugar),
y con ese fantasma [fantôme] de Omnipotencia
la necesidad [“nécessité” ¡lógica y no fisiológica!] de su refrenamiento por la
Ley (sólo porque se introduce un todo poder es que se necesita, como consecuencia
lógica, refrenarlo. Cuando se dice livianamente “hay que barrar al Otro” es porque
previamente se lo formula sin barradura. La opacidad del Otro - por caso cuando es
encarnado por lo materno: “¿por qué ayer me dio la teta y hoy no?” - se presenta como
capricho insondable sólo si al Otro lo postulamos omnipotente: “nunca se sabe qué
bicho ha de picarle y ¡zas!, esa madre caprichosa cierra la boca cual cocodrilo… Por
lo que será necesario refrenarla interponiendo un palo en semejante bocaza”.
Por cierto, cuando en transcurso de un psicoanálisis se produce una lógica que articule
ese “¿por qué la presencia/ausencia?”, entonces el fantasma de capricho se vuelve
insostenible. Fantasma que, como hemos consignado hace un momento, también puede
alimentarse del lado del que responde cuando encarna el lugar del Otro).

Justamente ahora Lacan dice algo que es análogo a plantear: no hace falta ningún palo
en la boca del supuesto cocodrilo…

Pero nos detenemos aquí también, para regresar al estatuto del deseo que se
presenta como autónomo con relación a esa mediación de la Ley (el
deseo, y lo que llamará su condición absoluta, es autónomo, no requiere de ese
refrenamiento del palo paterno en la boca de la omnipotencia de la mamá cocodrilo…),

por la razón de que es por el deseo por el que se origina, (por el que se origina
dicha mediación: ese refrenamiento de la Omnipotencia se produce por el mismísimo
deseo materno, es por esa inevitable alternancia estructural de presencia/ausencia que se
articula en el lugar del Otro2)
¿En qué el deseo se mantiene autónomo de la regulación paterna?

(el refrenamiento de la Omnipotencia se origina…) en el hecho de que por una


simetría singular, (el refrenamiento estructural y no contingente3) invierte
> lo incondicional de la demanda de amor (o sea: el “nada de objetos
objetivables, dame lo que no tenés, lo que no gobernás”), (donde el sujeto
permanece en la sujeción del Otro (esa demanda incondicional a su vez lo
mantiene sujetado absolutamente al “pulgar para arriba o para abajo” del Otro)),

> para llevarlo (al sujeto) a la potencia de la condición absoluta (la “condición
absoluta” del deseo implica: aquí no se trata de demanda y Otro omnipotente, aquí se
trata de deseo y su condición que es “sujeto representado por el significante con su
falta de referente”)

(donde lo absoluto quiere decir también desasimiento) (desasimiento de la


demanda y del pulgar para arriba o abajo).

Por la ganancia obtenida sobre la angustia para con la necesidad (se vence a
la angustia vinculada con que no haya satisfacción universal… ahora la necesidad algo
ganará con el desasimiento de la sujeción al “pulgar aprobatorio”: lo que gana es lo que
el significante conserva de la necesidad),

este desasimiento es un logro ya desde su modo más humilde, aquél bajo el


cual lo entrevió cierto psicoanalista en su práctica del niño, nombrándolo:
el objeto transicional, dicho de otra manera: la hilacha de pañal, el trozo de
cacharro amado que no se separan ya del labio, ni de la mano (el del objeto
transicional winicottiano, ése que puede deshacerse del cuerpo materno gracias a que se
sujeta ahora a “algo menos omnipotente”: el osito, ya en el osito hay mucho más
presencia del significante que de todo el peso del pulgar aprobatorio de la
presencia/ausencia del Otro).
El sujeto (condición absoluta del deseo, vencedor del fantasma de Omnipotencia) tiene
su representante en el inconciente

Digámoslo, esto no es más que emblema; el representante de la


representación en la condición absoluta (la representación de la que aquí se trata

2
Recordar un par de párrafos antes en este mismo escrito lo que decía del Padre sosteniéndose gracias
a la presencia inherente a la función Madre: “Que el Padre pueda ser considerado como el
representante original de esa autoridad de la Ley, es algo que exige especificar bajo qué modo
privilegiado de presencia se sostiene (más allá del sujeto que se ve arrastrado a ocupar realmente el
lugar del Otro), a saber, de la Madre”
3
Por refrenamiento estructural y no contingente les propongo entender ese punto de imposibilidad que
anida en la supuesta Omnipotencia
es la que se juega en el plano del sujeto del deseo, liberado ya del pulgar aprobatorio)
está en su lugar en el inconsciente,
donde (ese representante inconciente) causa el deseo según la estructura del
fantasma que vamos a extraer de él. (el fantasma implica armar una escena menos
dependiente del pulgar del Otro: por más que siga indicando que el sujeto no puede
prescindir del Otro, el fantasma implica que en el deseo talla el sujeto, implica que no
está sometido al puro capricho). Recordemos en “La significación del falo”:
“Renversement que no es una simple negación de la negación {aquí Lacan se separa del
aufhebeng de Hegel}, el poder de la pura pérdida surge del residuo de una obliteración
{tal pérdida implica que la omnipotencia del Otro no es tal, implica que el mismísimo
Otro no puede responder por lo que se obliteró, tachó, borró de la pura necesidad: ¡ésa
es la pura pérdida que permite la condición deseante!} A lo incondicionado de la
demanda (la demanda es incondicional respecto de la necesidad y el Sujeto es
incondicional respecto del Otro), el deseo sustituye la condición absoluta (pág. 671).”(
el deseo va al lugar de lo incondicional de la demanda: el sujeto ya no es incondicional,
no se obsesionaliza reduciendo todo a la demanda, ahora juega su apuesta sin garantía).

SUPLEMENTO, en relación a la expresión “CONDICIÓN ABSOLUTA DEL


DESEO”
(texto tomado de Alfredo Eidelsztein, los comentarios son injerencias de mi parte):

“La definición de incondicional del diccionario francés (Lacan piensa en francés, por
eso busco las referencias en francés) es: absoluto e imperativo4.
Así se puede decir entonces que el superyó es un efecto de la estructura. Es el poder del
Otro de la demanda (“Otro, te quiero omnipotente”) el que luego, con el "envés", se
pasa del lado del sujeto (“sujeto, te quiero omnipotente”) y se vuelve contra él vía el
superyó.
¿Y qué es condición? Definámosla en relación con causa. ¿Cómo diferenciar una de
otra? Se tiende a pensar que la causa es un término positivo y la condición un término
negativo; pero el asunto es más complejo. Veamos:

4
Me interesa evocar aquí el modo en el que Alcibíades se dirige a Sócrates en la escena final de “El
banquete” sobre la que Lacan pivoteara largamente en su seminario sobre la transferencia y a la que
aludirá también en “Subversión del sujeto…”. Si bien en el discurso de Alcibíades hay algo que parece
absoluto e imperativo (“lo quiero porque lo quiero”, lo resume Lacan), sin embargo no se trata allí del
rechazo incondicional a cualquier objeto de satisfacción universal (digamos, un “no y punto”), sino que
hay en Alcibíades un “objeto de la codicia única” (Lacan dixit), hay una condición y absoluta: tiene que
haber sujeto, Alcibíades sostiene la pura pérdida, lo que se obliteró de la necesidad y por la que el Otro
no puede responder, es por esto que no se trata de incondicionalidad. Alcibíades sosteniendo la pura
pérdida aporta la particularidad de lo que quiere, la “particularidad de todo lo que puede ser
concedido”: algo del decir de Sócrates. Y esta particularidad no puede retornar más que en
significantes.
* Condición NECESARIA (no es el caso del planteo de Lacan): Puede haber sujeto
sin deseo, pero si hay deseo éste tendrá una condición: necesariamente habrá sujeto
Que A (sujeto) sea condición necesaria de B (deseo) quiere decir que no puede haber B
(deseo) si no hay antes A (sujeto), y que puede haber A (sujeto) sin que haya B
(sujeto).

* Condición SUFICIENTE: No sin.


No hay sujeto sin deseo
Siempre que haya A (sujeto) habrá B (deseo).
Es un caso distinto (de la condición necesaria).
Y dentro de las condiciones suficientes están la condición absoluta y la condición
relativa.
- Condición suficiente RELATIVA (es cuando el primer término implica el segundo,
una vez presupuestas las otras condiciones): Para que haya B (deseo) debe, siempre,
haber habido antes A (sujeto) y las otras condiciones requeridas (la demanda).
Condición suficiente ABSOLUTA (es cuando un primer término (sujeto) implica por
sí solo al segundo (deseo): Para que haya B (deseo) basta con que haya habido antes
A(sujeto).
Entonces, sostener que la posición particular del sujeto es una condición absoluta
quiere decir que es (para el deseo) una condición suficiente no relativa; esto es: no
es relativa a la demanda.
¿Por qué Lacan no utilizó el mismo término, "incondicionalidad", para demanda y para
deseo? Porque mientras que la incondicionalidad lleva a la omnipotencia (en la
demanda el deseo es un asunto que queda totalmente del lado del Otro, el sujeto no
tercia en nada respecto del deseo puesto en juego en “sed”: así como su rechazo será
incondicional a cualquier objeto de satisfacción universal, sea agua, Coca, o lo que
fuere, a su vez está sujetado incondicionalmente al capricho del Otro), la condición
absoluta no (hay una condición única que se puede argüir respecto del sujeto, no hay
omnipotencia del Otro).
Para la posición de un sujeto, en tanto que sujeto deseante, el resto entre la necesidad y
la demanda será un resto particular; ésa es su forma peculiar de recuperar la
particularidad abolida a nivel de la necesidad. Y a su vez, todo lo que le suceda como
sujeto deseante - a nivel de la causa- tendrá la forma de la condición absoluta respecto
de la demanda.”

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