Psicologia Comunitaria
Psicologia Comunitaria
Psicologia Comunitaria
ENSAYO PSICOLOGÍA COMUNITARIA I:
“En favor de una pluriversalidad de definiciones del
concepto de Comunidad”
Nombres: Jorge Millaquén M.
Diego Muñoz B.
Asignatura: Psicología Comunitaria I
Docente: Hugo Campos W.
22 de Agosto, 2018.
Introducción
La propuesta de este texto (su tesis, si así se quiere), entonces, tiene que ver con poner
en cuestionamiento el ejercicio reduccionista de elegir una definición de comunidad por sobre
otra, de intentar seleccionar,de entre una larga lista de versiones del concepto de comunidad,
aquella que aparezca como “la mejor”, “la más completa” o incluso “la más útil” o “la más
fácil”. En contraposición a esto, se apuesta por la necesidad de hacer uso de una
pluriversalidad de definiciones de comunidad, ampliando de esta manera el espectro de
acción de quien se adentra en una comunidad para observarla, examinarla, intervenirla,
transformarla, etc., atendiendo de esta manera a la singularidad de la comunidad de manera
situada, asegurando de mejor manera el respeto por la peculiaridad de la misma, antes que la
transposición irreflexiva de un determinado paradigma o conjunto teórico al accionar ejercido
sobre la comunidad.
También esta premisa pareciera negativizar la alteridad que existe al interior de una
comunidad, ya que integra en su definición el concepto de “cohesión social” la cual pareciera
ser lograda mediante lazos, relaciones y conductas de carácter poco fluctuante y homogéneas
entre los individuos pertenecientes a una comunidad.
Por otra parte, se considera que el desarrollo de una comunidad ha de poseer como
base una “raíz local” la cual se la define como algo situado e inmóvil, en donde si bien
consideramos que es un aspecto importante y real en lo que respecta a la conformación de
una comunidad, debe tenerse en cuenta la existencia de nuevas formas de comunicación y de
relaciones sociales entre individuos, que no se encuentran limitados por espacio-tiempo, algo
propio de una sociedad globalizada y que sin duda dan una mirada más amplia al momento de
definir el concepto de comunidad e implica cuestionar las maneras actuales de establecer
lazos sociales y desde qué marcos de referencias son situadas dichas maneras de relacionarse.
Si bien Sánchez no ha dado una definición clara acerca del rol que posee el individuo
dentro la comunidad, Martínez (2006) nos define la conexión existente tanto en el individuo
como el de la comunidad. El autor define a la comunidad como algo que puede analizarse
desde dos dimensiones constitutivas: 1) Lo común de la comunidad, 2) Las singularidades
que concurren al estar-en-común de la comunidad. La comunidad es entonces la red, el
entrelazamiento, el reparto de las singularidades. También es entonces la comunidad de los
otros: cada ente singular es un otro para los otros con los que “con-vive”, con los que
comparte un estar-en-común.
Desde esta perspectiva se desprenden dos argumentos centrales que han de situar la
definición de comunidad:
- En primer lugar, Martínez concibe que somos comunitarios, entendiendo que a todos
pertenecemos a una comunidad ontológica de carácter previo, que se enmarca por el
lugar en donde nos encontramos y las relaciones que establecemos. Quizás esta
concepción desde el construccionismo social sería ampliamente cuestionada pues se
consideraría que la comunidad es algo construido desde los procesos históricos y
sociales. Sin embargo, en este apartado es cuestionable la mirada que posee este autor
ya que naturaliza el concepto de comunidad y lo señala como previamente adquirido.
Cabe destacar que la visión entregada por Martínez acerca de “comunidad” nos acerca a una
conceptualización más completa del enfoque práctico de la PC, pues sitúa el análisis desde un
“estar en”, eliminando idealizaciones individuales que pudieran existir acerca de la
comunidad y ayudando a desarrollar una observación crítica frente a nociones como “sujeto
colectivo” y “comunión”. Además, al incorporar una definición clara de la “singularidad” de
los sujetos como de una comunidad, nos entrega marcos de referencia desde los cuales se
puede analizar los procesos comunitarios.
Por último, es necesario obtener la perspectiva que posee Maritza Montero acerca de
“comunidad” pues posee una definición más global y que integraría varios aspectos señalados
por los autores anteriores:
“Una comunidad es un grupo en constante transformación y evolución (su tamaño puede
variar), que en su interrelación genera un sentido de pertenencia e identidad social, tomando
sus integrantes conciencia de sí como grupo, y fortaleciéndose como unidad y potencialidad
social. La comunidad es, además, un grupo social histórico, que refleja una cultura
preexistente al investigador; que posee una cierta organización, cuyos grados varían según
el caso, con intereses y necesidades compartidos; que tiene su propia vida, en la cual
concurre una pluralidad de vidas provenientes de sus miembros; que desarrolla formas de
interrelación frecuentes marcadas por la acción, la afectividad, el conocimiento y la
información. No debe olvidarse que, como parte de su dinámica, en esas relaciones internas
puede también llegar a situaciones conflictivas conducentes a su división, su disgregación y
a la pérdida de identidad.” ( Montero, 2004, pp. 100)
Para el qué hacer práctico de la PC, la noción de Montero nos orienta a entender los grupos
comunitarios desde una perspectiva socio-histórica, en donde los sujetos han de ser parte no
solo de su singularidad sino de los procesos que ocurren dentro de la comunidad. Además
ayuda a comprender que la comunidad es una fuente histórica que además abarca historia e
intereses individuales y colectivos.
Conclusiones
Cabe, por lo demás, establecer una última aclaración. Abogar por una pluralidad de
definiciones en lo que a la comunidad respecta no equivale a validar a todas como
verdaderas, sino que justamente implica el ejercicio opuesto: dudar de todas ellas, poniendo
en cuestión la existencia de una “verdad última” acerca de la comunidad, polemizando la idea
de que todo cuanto a la comunidad se refiere puede ser dicho, y al ser dicho, ser encerrado y
delimitado en una definición. Para efectos del accionar profesional, entonces, no se trata
hacer cualquier cosa, sino de situar el hacer ahí donde se encuentra la singularidad de la
comunidad.
Referencias
Martínez, R. (2006). El enfoque comunitario. Estudio de sus modelos de base. Santiago:
Universidad de Chile.