Guia para Determinar Propuesta Art Baja
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1. Introducción
2. Antecedentes
6.º Los contratistas responderán cuando formulen propuestas en las que se fijen condi-
ciones económicas y de contratación artificialmente bajas con el propósito de obtener
la adjudicación del contrato.
Esta norma descalifica el comportamiento del aquel oferente que con la in-
tención de obtener la adjudicación en un proceso de selección decide ofrecer un
precio que se encuentra por fuera de su propio interés, el cual, según lo preveía el
artículo 3.º de la Ley 80 de 1993, corresponde a la obtención de la utilidad espe-
rada. Cuando se sacrifica esta utilidad, pero incluso se llega al punto de pérdida
porque afecta su propio patrimonio, nos encontramos ante una primera aproxi-
mación al concepto de propuesta artificialmente baja. Como la norma habla de
responsabilidad y ella parte de un juicio de valor —con el propósito de obtener
la adjudicación del contrato—, creemos que lo que castiga el legislador es la mala
fe del oferente que al obtener la adjudicación del contrato en estas condiciones
exija luego la reparación de perjuicios producto del desequilibrio económico del
contrato que le ocasiona una oferta lesiva para sus propios intereses; y así sea por
su propia culpa, hay un principio del derecho que indica que el Estado no se pue-
de enriquecer a costa del particular, lo cual no excluye que pueda ser investigado
penalmente por la conducta descrita.
A raíz de la consagración de esta norma que preveía la responsabilidad del
contratista cuando él mismo, para lograr la adjudicación del contrato presentara
una oferta artificialmente baja, las entidades estatales, para evitar que se presen-
taran propuestas en estas condiciones, decidieron incluir dentro de los pliegos de
condiciones y términos de referencia lo que se ha denominado “pisos”, asociados
a determinar márgenes dentro del presupuesto oficial destinado para financiar el
proyecto, por debajo de los cuales se consideraba que era una propuesta artifi-
cialmente baja y ello generaba su rechazo.
Si bien no tenemos antecedentes para señalar que las entidades estatales reali-
zaban estudios técnicos para ser exactos y no rechazar ofertas por un mal cálculo
en dicho porcentaje, lo cierto es que esta medida en nada era lesiva para los inte-
resados en participar en el proceso de selección, pues si le aplicáramos el modelo
de análisis que integra el juicio de proporcionalidad con el test de igualdad,
Sentencia T-577 del 27 de mayo de 2005. Magistrado ponente: Dr. Humberto Antonio
Sierra Porto. Señala esta sentencia:
Lo que en este modelo se hace, básicamente, es retomar y armonizar los elementos del test
o juicio de proporcionalidad europeo con los aportes de la tendencia estadounidense. Así,
Criterio para determinar el concepto de propuesta artificialmente baja
Artículo 13. Oferta con valor artificialmente bajo. Cuando de conformidad con la
información a su alcance la entidad estime que el valor de una oferta resulta artificial-
mente bajo, requerirá al oferente para que explique las razones que sustenten el valor
por él ofertado. Oídas las explicaciones, el comité evaluador recomendará al jefe de la
entidad o su delegado, el rechazo o la continuidad de la oferta en el proceso.
se emplean las etapas metodológicas del test europeo, que comprende las siguientes fases de
análisis: (i) se examina si la medida es o no adecuada, es decir, si constituye o no un medio
idóneo para alcanzar un fin constitucionalmente válido; (ii) se analiza si el trato diferente es
o no necesario o indispensable; y (iii) se realiza un análisis de proporcionalidad en estricto
sentido, para determinar si el trato desigual no sacrifica valores y principios constitucionales
que tengan mayor relevancia que los alcanzados con la medida diferencial. De otra parte, se
toman los distintos niveles de intensidad en la aplicación de los escrutinios o tests de igualdad.
Dichos niveles pueden variar entre (i) estricto, en el cual el trato diferente debe constituir una
medida necesaria para alcanzar un objetivo constitucionalmente imperioso; (ii) intermedio, es
aquel en el cual el fin debe ser importante constitucionalmente y el medio debe ser altamente
conducente para lograr el fin propuesto; y (iii) flexible o de mera razonabilidad, es decir que
es suficiente con que la medida sea potencialmente adecuada para alcanzar un propósito que
no esté prohibido por el ordenamiento. Lo anterior debe tener aplicación, según el carácter
de la disposición legislativa o la medida administrativa atacada.
Ernesto Matallana Camacho
Como vemos, sigue a cargo de la entidad estatal la definición de qué es una pro-
puesta artificialmente baja, pues el decreto reglamentario solo da dos presupuestos
para habilitar una oferta de la que se tenga “sospecha” de que es artificial:
Lo anterior significa que la apreciación que hagan las entidades estatales para
determinar cuándo una propuesta es artificialmente baja debe excluir la conside-
ración de la utilidad esperada por el contratista al momento de presentar la oferta,
por cuanto el Estado ya no está obligado a garantizar dicha utilidad; es decir, el
Estado hoy está autorizado para receptar ofertas sin márgenes de utilidad.
En otras palabras, si anteriormente las entidades incluían dentro de sus análi-
sis de precios de mercado la utilidad esperada por el contratista, ya no tienen la
obligación de hacerlo, y en esos términos el “piso” bajó, tomándose el equivalente
al margen de utilidad. Debido a lo anterior, consideramos que podemos tomar
como referencia para definir la propuesta artificialmente baja un derecho consa-
grado en el numeral 1 del artículo 5.º de la Ley 80 de 1993, que establece como
un derecho de los contratistas que el valor intrínseco de la remuneración pactada
no se altere o modifique durante la vigencia del contrato, por lo que tendrán de-
recho a que la administración mantenga la ecuación económica del contrato a un
punto de no pérdida. Si bien esta previsión se refiere a la ejecución del contrato,
puede ser útil para preservar dicho derecho desde el momento en que se presenta
el ofrecimiento.
Criterio para determinar el concepto de propuesta artificialmente baja
4. Conclusiones
4.2.1 En primer lugar, al caso en que se ponga en riesgo la calidad del objeto
contratado cuando, al ejecutarse el contrato, el contratista, para no perder como
consecuencia de una oferta artificial, pretenda colocar bienes de menor calidad
de la ofrecida con el fin de evitar la pérdida en su patrimonio, con lo cual, si el
sistema de control y vigilancia del contrato opera, generaría el incumplimiento
de obligaciones a cargo del contratista.
pensar que al sumar la oferta inicial con la cual se adjudicó el contrato y la repa-
ración reconocida en sede judicial o por cualquier otro mecanismo de solución
de controversias, terminará siendo una oferta más alta que otra que también se
presentó al proceso de selección y que sí se encontrase por encima del punto de
no pérdida.
ofrecimiento más favorable a la entidad y a los fines que ella busca, sin tener en considera-
ción factores de afecto o de interés y, en general, cualquier clase de motivación subjetiva.
En consecuencia, los factores de escogencia y calificación que establezcan las entidades en
los pliegos de condiciones o sus equivalentes, tendrán en cuenta los siguientes criterios:
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