SU-210-17 - Acción de Tutela Contra Providencias Judiciales
SU-210-17 - Acción de Tutela Contra Providencias Judiciales
SU-210-17 - Acción de Tutela Contra Providencias Judiciales
FUERO DE ATRACCION-Finalidad
2
Referencia: Expediente T- 5.442.725
SENTENCIA
3
mediante Auto de 12 de julio de 2016, el Magistrado Sustanciador procedió a
suspender los términos para fallar, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 59 del Acuerdo 02 de 2015.
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
4
negó la pensión de jubilación solicitada por el accionante por considerar que
no se reunían los requisitos de tiempo. Adicionalmente, consideró que
tampoco era beneficiario de los regímenes previstos en la Ley 33 de 1985 para
servidores públicos, y de la Ley 71 de 1988 que regulaba la pensión por
aportes.
1.3. La anterior decisión fue confirmada mediante las Resoluciones 28325 del
5 de septiembre de 2005, expedida por la Gerencia II Centro de Atención
Pensiones del Seguro Social –Seccional Cundinamarca–, y 1114 del 30 de
2006, emitida por la Vicepresidencia de Pensiones del ISS, en las que se
negaron los recursos de reposición y apelación –respectivamente– presentados
por el solicitante.
1
Certificación expedida el 4 de agosto de 2006 por la Directora de Recursos Humanos de la Universidad
Externado de Colombia. Folios 16 y 17 del expediente del proceso ordinario de nuliad y restablecimiento de
derecho.
5
(iii) en el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, del
20 de marzo de 1981 al 7 de agosto de 1982;
6
en título pensional, previo calculo actuarial, conforme lo dispone el Decreto
1887 de 1994…”.
7
2.2 Recurso de apelación
8
especial, que no hace parte del sistema general de seguridad social. Si bien,
por la naturaleza jurídica de los sujetos demandados, la competencia
correspondería a dos jueces diferentes, lo cierto es que la demanda fue dirigida
contra una entidad pública para lograr la nulidad de actos administrativos y, en
consecuencia, la jurisdicción contenciosa es competente para conocer por
fuero de atracción.
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-Para la fecha en que radicó la petición de reconocimiento
pensional ante el ISS, 10 de julio de 2003, reunía los requisitos de
edad y tiempo de servicio.
-Al momento del retiro definitivo del servicio como Magistrado del
Consejo de Estado, 30 de noviembre de 2003, reunía 30 años, 3
meses y 10 días de servicio aproximadamente, y contaba con 60
años de edad”.
10
2.4. Salvamento parcial de voto del Magistrado Gerardo Arenas Monsalve
a la Sentencia de segunda instancia
3. La acción de tutela
Respecto al defecto orgánico, argumentó que el juez del caso debió ser un
juez laboral y no uno administrativo, y que“(…) la Sección Segunda del
Consejo de Estado, como juez del caso quebrantó la Constitución y la Ley, al
avocar conocimiento de un asunto de competencia exclusiva de una
jurisdicción especializada como lo es la jurisdicción laboral, porque la
controversia versaba sobre el reconocimiento y pago de una pensión de un
trabajador particular que no es beneficiario del régimen de transición en
pensiones a congresistas (…)”.
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En relación con el defecto fáctico, sostuvo que el Consejo de Estado en el
fallo atacado presuntamente careció de apoyo probatorio para aplicar el
supuesto legal en el que se sustentó su decisión, toda vez que los antecedentes
del caso no se subsumían adecuadamente en el supuesto de hecho que la Ley
4ª de 1992 estipula para la aplicación del régimen especial de pensión a
Congresistas. Indicó que el fallo realizó una valoración irrazonable de las
pruebas, hizo suposiciones de las mismas y le otorgó un alcance
contraevidente a los medios probatorios, donde se tuvieron como probados
documentos que determinan los periodos laborados y cotizados erróneamente.
Así por ejemplo, consideró que:
12
Finalmente, argumentó la existencia de un desconocimiento del precedente
en relación con la Sentencia C-258 de 2013, debido a que la Sentencia del 21
de agosto de 2014 del Consejo de Estado, ordenó desconocer un fallo de
constitucionalidad al establecer que las pensiones reconocidas o causadas con
anterioridad a la sentencia, deben regularse por las normas que se encontraban
vigentes para ese momento, y sostener que “…las situaciones pensionales
definidas por las autoridades administrativas y judiciales antes de la
sentencia C-258 de 2013, en aplicación de las normas que se encontraban
vigentes, atendiendo a los parámetros establecidos en la Sentencia C-608-99
y las sentencia de nulidad de esta Corporación, no son susceptibles de
reliquidación (…)”.
Por lo anterior, solicitó como pretensión principal dejar sin efecto la sentencia
de segunda instancia, proferida el 21 de agosto de 2014 por la Sección
Segunda del Consejo de Estado, por: (i) la inaplicación de las normas jurídicas
correspondientes al caso (Ley 71 de 1988 y demás normas concordantes); (ii)
la indebida interpretación de las normas jurídicas aplicadas (Ley 4 de 1992) y;
(iii) por el desconocimiento del precedente jurisprudencial contenido en la
Sentencia C-258 de 2013, respecto de lo ordenado en el numeral 3°, literal “i”
de la parte resolutiva, según el cual, “no puede extenderse el régimen
pensional allí previsto a quienes con anterioridad al 1° de abril de 1994, no
se encontraren afiliados al mismo”.
Subsidiariamente, solicitó dejar sin efecto la parte final del numeral segundo
de la parte resolutiva de la sentencia de segunda instancia, la cual reza, “Los
parámetros establecidos por la Corte Constitucional en la sentencia C-258-13
no son aplicables en este caso, así como tampoco el tope de 25 salarios
mínimos de las mesadas pensionales, por las razones expuestas en la parte
considerativa” para que, en su lugar, se profiera la decisión que en derecho
correspondiera aplicar con base en el tope máximo de 25 salarios mínimos
legales mensuales vigentes, conforme a los parámetros establecidos en la
Sentencia C-258 de 2013.
13
4. Trámite de la acción de tutela
El señor Manuel Urueta Ayola, intervino para resaltar que la acción de tutela
impetrada no reunía los requisitos de inmediatez y subsidiariedad exigidos por
la ley y la jurisprudencia constitucional.
Con respecto a la inmediatez indicó que “(…) en este asunto fue interpuesta el
16 de abril de 2014, esto es, por fuera del término de seis (6) meses que tiene
establecido la jurisprudencia de la Corte Constitucional y del Consejo de
Estado”. Y en relación con la subsidiaridad, expuso que contra la sentencia de
la Sección Segunda del Consejo de Estado procede el recurso extraordinario
de revisión, de conformidad con lo establecido por el artículo 248 del CPACA.
Citó la Sentencia T-113 de 2013, según la cual la acción de tutela no procede
cuando “se cuenta con la posibilidad de agotar los medios de defensa
previstos en el ordenamiento, así como la posibilidad de agotar los recursos
extraordinarios, como ocurre con la acción de revisión”. En este caso, la
acción se está utilizando para revivir oportunidades procesales vencidas, ante
14
el no agotamiento oportuno de los recursos previstos por el proceso ordinario.
De igual manera alegó que, según jurisprudencia de la Corte, los requisitos de
procedencia de la acción de tutela contra sentencias judiciales deben ser
analizados con mayor exigencia y rigurosidad.
Sobre el fondo del asunto, manifestó que para el 6 de junio de 2003, fecha de
la solicitud del reconocimiento de la pensión, ya había reunido los requisitos
en tiempo de servicio y de edad, “(…) por lo que si el Externado hubiera
cumplido con sus obligaciones legales de cotización o de traslado de bono
pensional, desde esa época he debido disfrutar de la pensión de jubilación.
Para dicho momento no existía el precedente que alega la Universidad. Los
únicos precedentes de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado iban
en el sentido de aplicarle a los Magistrados el régimen especial de los
congresistas (…)” (…) Así mismo, no puede pretender la accionante que a
una situación jurídica individual consolidada en el año 2003 se le aplique
retroactivamente un precedente judicial que se sentó diez (10) años después,
esto es en el 2013, obviamente que dicho precedente aplicará para
situaciones futuras en los casos que sea aplicable. Téngase en cuenta que a la
luz del artículo 48, adicionado por el Acto Legislativo 01 de 2005, artículo 1°
de la Constitución, se establecieron, entre otros, los principios
constitucionales siguientes: a) el Estado garantizará los derechos, la
sostenibilidad financiera del sistema pensional, respetará los derechos
adquiridos con arreglo a la ley; b) por ningún motivo podrá dejarse de pagar,
congelarse o reducirse el valor de la mesada de las pensiones reconocidas
conforme a derecho; c) en materia pensional se respetarán todos los derechos
adquiridos, y a partir de la vigencia del Acto Legislativo no habrá regímenes
especiales”.
15
veinticinco (25) salarios mínimos legales mensuales vigentes, a partir del 1º
de julio de 2013”.
2004: 8.838.670
2005 : 9.324.797
2006 : 9.777.050
2007 : 10.215.062
2008 : 10.796.299
2009 : 11.624.375
2010 : 11.856.863
2011 : 12.232.726
2012 : 12.689.007
16
2013 : 12.998.619
2014 : 13.250.792
2015 : 13.735.771
LIQUIDACIÓN RETROACTIVO
CONCEPTO VALOR
Mesadas 1.587.701.517
Mesadas adicionales 213.705.510
F. Solidaridad Mesadas 31.754.100
F. Solidarid. Mesadas Adic. 3.372.800
Incrementos 0.00
Indexación 0.00
Intereses de Mora 20.920.480
Descuentos en salud 191.678.500
Valor a pagar 1.595.522.107”
6. Impugnación
17
ello desconoció el precedente constitucional2 y sacrificó el derecho sustancial
sobre un término procesal que ni la propia ley, ni la Corte Constitucional han
estipulado. Y reiteró, que en el caso se configuraban las causales genéricas y
los defectos específicos de procedibilidad (orgánico, fáctico, sustantivo,
desconocimiento del precedente y violación directa de la Constitución) en que
incurrió la providencia judicial censurada.
1. Competencia
18
la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, que, a su vez,
confirmó la Sentencia de 2 de diciembre de 2010 dictada por el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca, en la que se accedió a las pretensiones de la
demanda incoada por el señor Manuel Santiago Urueta Ayola contra el
Instituto de Seguros Sociales y la mencionada Universidad Externado de
Colombia.
19
Con base en los elementos fácticos y jurídicos descritos, la Corte debe
determinar si la Sentencia del 21 de agosto de 2014, proferida por la Sección
Segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado,
que confirmó la Sentencia del 2 de diciembre de 2010, proferida por la
Subsección “B” de la Sección Segunda del Tribunal Administrativo de
Cundinamarca, que ordenó al ISS (ahora Colpensiones) el reconocimiento y
pago de la pensión de vejez en favor del señor Manuel Santiago Urueta Ayola,
bajo el régimen especial de Congresistas y Magistrados de las Altas Cortes
(Ley 4ª de 1992 y Decretos 1359 de 1993 y 1293 de 1994), vulneró los
derechos fundamentales al debido proceso, el acceso a la administración de
justicia y a la igualdad de la Fundación Universidad Externado de Colombia.
De llegar a este último escenario, la Corte encuentra que con base en los
cargos de la demanda, deberá estudiar si, al emitir la Sentencia del 21 de
agosto de 2014, la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso
Administrativo del Consejo de Estado:
(ii) ¿se configuró un defecto fáctico al: (ii.i) emitir una decisión sin sustento
probatorio para la aplicación del régimen especial de pensión de Congresistas
y Magistrados de las Altas Cortes; y (ii.ii) realizar una valoración irrazonable
de las pruebas que llevaron a otorgar un alcance contraevidente a los medios
probatorios, y dar como probados documentos que erróneamente
determinaban periodos laborados y cotizados por parte del señor Urueta
Ayola?
20
(iv) ¿viola directamente la Constitución al desconocer los derechos
fundamentales a la igualdad (art. 13 C.N.), el debido proceso (art. 29 C.N.) y
la legalidad, al ordenar asumir el pago de una pensión que no correspondía
con el régimen legal a aplicable?
Finalmente, la Sala (iv) llevará a cabo el estudio del caso concreto, momento
en el que deberá constatar la concurrencia de los requisitos generales de
procedibilidad de la acción de tutela contra la providencia judicial demandada,
para posteriormente proceder al eventual análisis de los cargos específicos
planteados por la Universidad accionante.
21
estaban revestidas por el efecto de la cosa juzgada, que garantiza la seguridad
jurídica como elemento esencial del Estado de Derecho; y (iv) que se debe
respetar el principio la autonomía e independencia de los jueces. No obstante,
la Corte admitió que la tutela sí era procedente contra actuaciones u omisiones
del juez distintas a la providencia judicial o contra “vías de hecho judiciales”.3
Con base en lo anterior, la Corte advirtió que sólo en los eventos en los que la
acción de tutela promovida contra una providencia judicial ha superado este
3
Cfr. Sentencia C-543 de 1992.
4
Así por ejemplo se puede consultar la Sentencia T-079 de 1993 en la que la Corte desarrolló con mayor
profundidad la doctrina de la “vía de hecho judicial”. Posteriores sentencias señalaron que la tutela podía
proceder contra sentencias que no fueran vías de hecho siempre que contra las mismas no existiera recurso
alguno, que violaran directa o indirectamente los derechos fundamentales, por ejemplo porque llevaran o
indujeran a error a los funcionarios judiciales (Sentencia SU-014 de 2001), que presentaran graves problemas
en la justificación de la decisión (Sentencia T-114 de 2002), que desconocieran el precedente judicial
(Sentencias SU-640 de 1998 y SU-168 de 1999), que constituyeran una interpretación contraria a la
Constitución (Sentencias SU-1184 de 2001, T-1625 de 2000, T-1031 de 2001), y que implicaran una violación
manifiesta de la Constitución (Sentencia T-522 de 2001).
5
Al respecto, se pueden consultar las Sentencias T-231 de 1994, T-008 de 1998, SU-640 de 1998, SU-168 de
1999, T-1625 de 2000, SU-014 de 2001, T-522 de 2001, T-1031 de 2001, SU-1184 de 2001 y T-114 de 2002.
6
Cfr. Sentencia C-590 de 2005.
22
examen, el juez constitucional puede entrar a analizar de fondo si en la
decisión judicial se configuró al menos uno de los requisitos especiales de
procedibilidad. Estos requisitos especiales de procedibilidad constituyen los
defectos en que puede incurrir la sentencia que se impugna, y son el aspecto
nuclear de los cargos elevados contra la providencia judicial demandada. La
Sentencia C-590 de 2005, los sintetizó de la siguiente manera:
7
Es importante precisar que la jurisprudencia constitucional, adicionalmente, ha desarrollado una segunda
modalidad del defecto procedimental denominada “por exceso ritual manifiesto”, que a pesar de no estar
incluida en el conjunto de los tipos establecidos en la Sentencia C-590 de 2005, hace parte integral de la
doctrina de la tutela contra providencia judicial que ha desarrollado la Corte. Esta forma de estructuración de
aquel vicio de las providencias judiciales ha sido desarrollado por las Sentencias T-1306 de 2001, T-974 de
2003, T-973 de 2004, T- y T-599 de 2009, entre otras.
23
fundamental a un caso concreto; o porque (ii) aplica la ley al
margen de los dictados de la Constitución.]8”9
Ahora bien, por resultar pertinente para el análisis del caso sometido a
revisión de la Sala, se hará una breve referencia a los defectos orgánico,
fáctico, sustantivo o material, violación directa de la Constitución, y por
desconocimiento del precedente jurisprudencial.
24
como también cuando adelantan “alguna actuación o emiten pronunciamiento
por fuera de los términos jurídicamente dispuestos para que se surtan
determinadas actuaciones.”15
25
El defecto fáctico puede configurarse tanto en una dimensión positiva25, que
comprende los supuestos de una valoración por completo equivocada, o en la
fundamentación de una decisión en una prueba no apta para ello, como en
una dimensión negativa26, es decir, por la omisión en la valoración de una
prueba determinante o en el decreto de pruebas de carácter esencial27. Sobre
las dimensiones del defecto fáctico, en la Sentencia SU-447 de 2011, la Corte
precisó que: se estructura de forma (i) negativa, cuando el juez niega o valora
la prueba de manera arbitraria, irracional y caprichosa, u omite su
valoración y sin razón valedera da por probado el hecho o la circunstancia
que de la misma emerge clara y objetivamente. Esta dimensión comprende las
omisiones en la valoración de pruebas determinantes para identificar la
veracidad de los hechos analizados por el juez”; y, (ii) una positiva, que se
configura “cuando el juez aprecia pruebas esenciales y determinantes de lo
resuelto en la providencia cuestionada que no ha debido admitir ni valorar
porque, por ejemplo, fueron indebidamente recaudadas (artículo 29 C.P.) y al
hacerlo el juez desconoce la Constitución”.
crítica, la autoridad judicial desconoció la realidad probatoria del proceso, lo que se traduce en que se debe
emitir un juicio de evidencia en procura de determinar si el juez ordinario incurrió en un error indiscutible en
el decreto o en la apreciación de la prueba. (Subrayado adicional al texto.)
25
Cfr. Sentencias SU-159 de 2002, T-538 de 1994 y T-061 de 2007.
26
Ver Sentencias T-442 de 1994, T-567 de 1998, y SU–159 de 2002.
27
Sentencia SU-159 de 2002.
28
Sentencias T-737 de 2007, T-654 de 2009 y T-386 de 2010, entre otras. Adicionalmente, en la Sentencia SU-
447 de 2011, se hizo la respectiva recopilación jurisprudencial de los pronunciamientos en los que la Corte ha
señalado las diferentes hipótesis de configuración del defecto fáctico. Al respecto, reiteró la Corte que: “[e]n
[la] sentencia T-458 de 2007 M.P. Álvaro Tafur Galvis dijo la Corte: (…) se presenta en las hipótesis de (i)
“incongruencia entre lo probado y lo resuelto”; (ii) “no se aplica la regla de exclusión de la prueba ilícita y
con base en esta, el juez de la causa decide el asunto jurídico debatido”; (iii) “la valoración probatoria
hecha por el juez en la correspondiente providencia es manifiestamente arbitraria”. En Sentencia T-077 de
2009 M.P. Clara Inés Vargas Hernández dijo la Corte respecto de las ocasiones en que se presenta un defecto
fáctico: (i) Omisión por parte del juez en el decreto y práctica de pruebas T-889 de 2003, M. P. Manuel José
Cepeda Espinosa. // La Corte ha considerado que se configura, cuando el funcionario judicial omite el
decreto y la práctica de pruebas, generando en consecuencia la indebida conducción al proceso “de ciertos
hechos que resultan indispensables para la solución del asunto jurídico debatido.” T-902 de 2005, M. P.
Marco Gerardo Monroy Cabra. // (ii) No valoración del material probatorio allegado al proceso judicial T-
039 de 2005, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa T-902 de 2005, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra. //
Esta hipótesis tiene lugar, cuando la autoridad judicial a pesar de que en el respectivo proceso existen
elementos probatorios, “omite considerarlos, no los advierte o simplemente no los tiene en cuenta para
efectos de fundamentar la decisión respectiva, y en el caso concreto resulta evidente que de haberse realizado
su análisis y valoración, la solución del asunto jurídico debatido variaría sustancialmente.” T-039 de 2005,
M. P. Manuel José Cepeda Espinosa. Sobre este mismo tópico, la sentencia T-902 de 2005, M. P. Marco
Gerardo Monroy Cabra. // (iii) Valoración defectuosa del acervo probatorio T-235 de 2004, M. P. Marco
Gerardo Monroy Cabra. // Esta situación tiene lugar, cuando el operador jurídico decide separarse por
completo de los hechos debidamente probados, y resuelve a su arbitrio el asunto jurídico puesto a su
consideración, o cuando aprecia una prueba allegada al proceso que se encuentra viciada. // Con todo, el
defecto fáctico se configura en primer término, cuando el juez aprecia pruebas ilegítimas que han sido
allegadas al proceso, ya sea por no haber sido decretadas, practicadas o valoradas con sujeción a las formas
propias de cada juicio, o por tratarse de una prueba inconstitucional, es decir que su obtención implicó la
vulneración de derechos fundamentales, y en las que la autoridad judicial correspondiente no acudió a la
regla de exclusión prevista en el artículo 29 Superior, por tratarse de material probatorio recaudado con
violación del debido proceso. // Asimismo, aparece este requisito especial de procedibilidad de la acción de
tutela contra decisiones judiciales, en el supuesto de que (i) el funcionario judicial se abstenga de decretar y
practicar una prueba que busca demostrar la existencia de hechos determinantes para adoptar la decisión
26
valorar, injustificadamente, una realidad probatoria determinante en el
desenlace del proceso29; el segundo, desconocimiento de las reglas de la sana
crítica30; y, el tercero, por no decretar pruebas de oficio en los procedimientos
en que el juez esté legal y constitucionalmente obligado a hacerlo31.
27
tanto a los testigos como a sus aseveraciones es el juez del proceso, pues él es
el único que puede observar el comportamiento de los declarantes, sus
relaciones entre sí35 o con las partes del proceso, la forma en que responde al
cuestionario judicial, etc”.36
En cuarto lugar, para que la tutela resulte procedente ante un error fáctico,
“[e]l error en el juicio valorativo de la prueba debe ser de tal entidad que sea
ostensible, flagrante y manifiesto, y el mismo debe tener una incidencia
directa en la decisión, pues el juez de tutela no puede convertirse en una
instancia revisora de la actividad de evaluación probatoria del juez que
ordinariamente conoce de un asunto”39.
28
En tal sentido, la Corte explicó que en la argumentación judicial de los hechos
(construcción de la premisa fáctica), el juez debe comprobar una hipótesis
sustentada en la evidencia probatoria, la que valorada bajo los cánones de la
sana crítica (la lógica, la ciencia y la experiencia) permiten al funcionario
judicial formular una decisión basada en motivaciones razonables que en todo
caso deben ser explicitas para que el ciudadano las pueda conocer.
41
Cfr. Sentencia T-374 de 2014.
42
Cfr. Sentencia T-1015 de 2010.
43
Cfr. Sentencia T-156 de 2009. Ver también Sentencias T-008 de 1998 y C-984 de 1999.
44
Cfr. Sentencia T-757 de 2009.
29
(i) Cuando existe una carencia absoluta de fundamento jurídico. En
este caso la decisión se sustenta en una norma que no existe, que ha
sido derogada, o que ha sido declarada inconstitucional.45
45
Cfr. Sentencias T-158 de 1993, T-804 de 1999 y SU-159 2002.
46
Cfr. Sentencia T-790 de 2010, T-510 de 2011.
47
Cfr. Sentencias T-572 de 1994, SU-172 de 2000 y SU-174 de 2007.
48
Cfr. Sentencia T-100 de 1998.
49
Cfr. Sentencia T-790 de 2010.
50
Cfr. Sentencias T-572 de 1994 y SU-159 de 2002.
51
Cfr. Sentencia T-1095 de 2012.
30
pretende su derivación no es posible por contrariar los
principios básicos de la lógica y las reglas de la experiencia o,
31
que sean relevantes para el caso específico”.57 Precisando que en todo caso
estas fórmulas en principio son “independientes y, en consecuencia, no es
indispensable que concurran para que sea viable hablar de defecto sustantivo
derivado de la interpretación, pues pueden configurarse por separado,
hipótesis en la cual, cada uno genera el anotado defecto sustantivo, sin
necesidad de que se configure la otra causal”58.59
57
Cfr. Sentencia T-1045 de 2008.
58
Ídem.
59
En la Sentencia T-230 de 2007 se precisó que: “[e]n todo caso, cuando se trata de una tutela contra
decisiones judiciales y salvo casos de evidente arbitrariedad, la parte actora tiene la carga de demostrar que
la interpretación del juez es abiertamente irrazonable o arbitraria. En este sentido, se exige de quien
presenta la tutela contra una decisión judicial una mayor diligencia pues el acto que impugna es nada menos
que una decisión de un juez que ha estado sometida a todas las garantías constitucionales y legales
existentes”.
60
Cfr. Sentencias T-310 de 2009 y T-555 de 2009.
61
En la Sentencia C-590 de 2002, la Corte señaló que se deja de aplicar una disposición iusfundamental en los
casos en que, “… si bien no se está ante una burda trasgresión de la Carta, si se trata de decisiones
ilegítimas que afectan derechos fundamentales”.
62
En la Sentencia C-590 de 2005, se reconoció autonomía a esta causal de procedibilidad de la acción de
tutela, y se establecieron algunos criterios para su aplicación.
63
Cfr. Sentencias T-765 de 1998 y T-001 de 1999. Los derechos de aplicación inmediata están consagrados en
el artículo 85 de la C.P, que establece que los derechos de aplicación inmediata son el derecho a la vida, a la
integridad personal, a la igualdad, a la personalidad jurídica, intimidad, al buen nombre, la honra, al libre
desarrollo de la personalidad, libertad, de conciencia, de cultos, expresión, de petición, a la libertad de escoger
profesión u oficio, a la libertad personal, a la libre circulación, al debido proceso, al habeas corpus y a la
segunda instancia en materia penal, a la inviolabilidad del domicilio, a la no incriminación, de reunión, de
asociación y los derechos políticos.
32
resoluciones vulneró derechos fundamentales y no tuvo en cuenta el principio
de interpretación conforme con la Constitución64.
64
Ver entre otras, las Sentencia T-199 de 2005, T-590 de 2009 y T-809 de 2010.
65
En la Sentencia T-522 de 2001 se dijo que la solicitud debía ser expresa.
66
Sentencias T-443 de 2010, T-100 de 2010, T-599 de 2009, T-014 de 2009, T-1094 de 2008, T-871 de 2008,
T-777 de 2008, T-808 de 2007, T-589 de 2007, T-571 de 2007, T-117 de 2007, T-086 de 2007, T-049 de 2007,
T-440 de 2006, T-302 de 2006, T-292 de 2006, T-330 de 2005, T-698 de 2004, T-688 de 2003, T-670 de 2003,
T-468 de 2003 y T-340 de 2004. En particular en esta oportunidad se seguirá de cerca la línea argumentativa
expuesta en la Sentencia T-918 de 2010.
67
Cfr. Sentencia T-441 de 2010.
68
Cfr. Sentencia T-086 de 2007.
69
Sobre la labor interpretativa del juez, en la Sentencia T-330 de 2005, se indicó: “La actividad judicial
supone la interpretación permanente de, entre otras cosas, disposiciones jurídicas. Ello implica que al
funcionario corresponde determinar en cada proceso la norma que se aplicará al caso concreto. En ese
sentido los diversos jueces pueden tener y tienen comprensiones diferentes del contenido de una misma
prescripción jurídica y derivan de ella, por esta razón, efectos disímiles.”
33
un complejo proceso de creación e integración del derecho que trasciende la
clásica tarea de la subsunción y elaboración de silogismos jurídicos70.
34
decisiones disímiles frente a casos semejantes 74. La importancia de este
problema fue puesta de presente en la Sentencia T-698 de 2004:
35
las posibles interpretaciones de la ley.”77 Y en segundo lugar, porque la
confianza en la administración de justicia comprende “la protección a las
expectativas legítimas de las personas de que la interpretación y aplicación
de la ley por parte de los jueces va a ser razonable, consistente y uniforme.”78
Al respecto, ha explicado qué elementos del precedente son los que vinculan
particularmente al juez, para lo cual ha precisado que usualmente, las
77
Cfr. Sentencia C-836 de 2001.
78
Cfr. Sentencia C-836 de 2001.
79
Cfr. Sentencia T-688 de 2003.
80
Los límites de la autonomía judicial también pueden consultarse en las Sentencias T-808 de 2007, T-302 de
2006, T-698 de 2004 y T-468 de 2003.
81
Cfr. Sentencia T-698 de 2004.
82
Cfr. T-292 de 2006.
83
Cfr. Sentencia T-918 de 2010.
36
sentencias judiciales están compuestas por tres partes: la parte resolutiva o
decisum, que generalmente sólo obliga a las partes en litigio; la ratio
decidendi que puede definirse como “la formulación general, más allá de las
particularidades irrelevantes del caso, del principio, regla o razón general
que constituyen la base de la decisión judicial específica. Es, si se quiere, el
fundamento normativo directo de la parte resolutiva”; y los obiter dicta o
dictum que son “toda aquella reflexión adelantada por el juez al motivar su
fallo, pero que no es necesaria a la decisión, por lo cual son opiniones más o
menos incidentales en la argumentación del funcionario.”84
37
En consecuencia, un juez puede apartarse válidamente del precedente
horizontal o vertical si (i) en su providencia hace una referencia expresa al
precedente conforme al cual sus superiores funcionales o su propio despacho
han resuelto casos análogos, pues “sólo puede admitirse una revisión de un
precedente si se es consciente de su existencia”91 (requisito de transparencia);
y (ii) expone razones suficientes y válidas a la luz del ordenamiento jurídico y
los supuestos fácticos del caso nuevo que justifiquen el cambio
jurisprudencial, lo que significa que no se trata simplemente de ofrecer
argumentos en otro sentido, sino que resulta necesario demostrar que el
precedente anterior no resulta válido, correcto o suficiente para resolver el
caso nuevo92 (requisito de suficiencia). Satisfechos estos requisitos por parte
del juez, en criterio de la Corte, se entiende protegido el derecho a la igualdad
de trato ante las autoridades y garantizada la autonomía e independencia de los
operadores judiciales.93
De manera que para apartarse del precedente sentado por los superiores
(precedente vertical), se deben cumplir los requisitos que ha sentado la
jurisprudencia constitucional: (i) que se refiera al precedente del cual se
aparta, (ii) resuma su esencia y razón de ser y (iii) manifieste que se aparta en
forma voluntaria y exponga las razones que sirven de sustento a su decisión.
Esas razones, a su turno, pueden consistir en que 1) la sentencia anterior no se
aplica al caso concreto porque existen elementos nuevos que hacen necesaria
la distinción; 2) el juez superior no valoró, en su momento, elementos
principio de igualdad, en materia judicial, no puede interpretarse de manera absoluta, so pena de petrificar
el ordenamiento jurídico y, en consecuencia, impedir que las normas se ajusten a los cambios sociales,
políticos y económicos que les dotan de pleno contenido y significación.”.
91
Cfr. Sentencia T-688 de 2003. Además, en esta oportunidad se sostuvo: “El ciudadano tiene derecho a que
sus jueces tengan en mente las reglas judiciales fijadas con anterioridad, pues ello garantiza que sus
decisiones no son producto de apreciaciones ex novo, sino que recogen una tradición jurídica que ha
generado expectativas legítimas. Proceder de manera contraria, esto es, hacer caso omiso, sea de manera
intencional o por desconocimiento, introduce un margen de discrecionalidad incompatible con el principio de
seguridad jurídica, ahora sí, producto de decisiones que han hecho tránsito a cosa juzgada y que han
definido ratio decidendi, que los ciudadanos legítimamente siguen.”
92
Ver entre otras, las Sentencias T-014 de 2009, T-777 de 2008, T-571 de 2007, T-049 de 2007, T-440 de
2006, T-330 de 2005, T-698 de 2004, T-688 de 2003 y T-468 de 2003.
93
Cfr. Sentencia T-918 de 2010. Sobre este punto, por ejemplo, en la Sentencia T-330 de 2005, esta
Corporación precisó: “en suma, prima facie, los funcionarios judiciales están vinculados por la obligación de
aplicar el precedente sentado por los órganos encargados de unificar jurisprudencia. No obstante, si
pretenden apartarse del mismo en ejercicio de la autonomía judicial, pesa sobre los mismos una carga de
argumentación más estricta. Es decir deben demostrar de manera adecuada y suficiente las razones por las
cuales se apartan.” Así mismo, en la Sentencia T-468 de 2003, la Corte concluyó: “[S]i en la interpretación y
aplicación de la ley se dota a la norma jurídica de contenido y significación, es obvio que las autoridades
judiciales no pueden desconocer o inaplicar un precedente en un caso determinado, a menos que exista un
principio de razón suficiente que justifique dicho cambio de criterio (precedente horizontal) o resulte
admisible un tratamiento desigual a partir de la diversidad de circunstancias o supuestos fácticos sometidos
a conocimiento y decisión del juez (precedente vertical).”
94
Cfr. Sentencia T-698 de 2004.
38
normativos relevantes que alteren la admisibilidad del precedente para el
nuevo caso; 3) por desarrollos dogmáticos posteriores que justifiquen una
posición distinta; 4) la Corte Constitucional o la Corte Interamericana de
Derechos Humanos se hayan pronunciado de manera contraria a la
interpretación del superior jerárquico; o que 5) sobrevengan cambios
normativos que hagan incompatible el precedente con el nuevo ordenamiento
jurídico.95
95
Cfr. Sentencias T-698 de 2004 y T-934 de 2009.
96
Cfr. Sentencia T-934 de 2009.
97
Cfr. Sentencia T-794 de 2011.
98
Cfr. Sentencia T-112 de 2012.
39
Ahora bien, como quiera que en el presente caso está en discusión el régimen
pensional aplicable a un ex-Consejero de Estado, la Sala estudiará los aspectos
pertinentes del régimen especial de Congresistas y Magistrados de las Altas
Cortes, que permitan determinar, ulteriormente, si este es aplicable o no en el
asunto sub examine.
Debido a la especial importancia que tiene este tema para el caso que se
revisa, en este apartado, la Sala Plena reiterará la jurisprudencia en la materia,
con especial énfasis en: (i) el Sistema de Seguridad Social Integral creado por
la Ley 100 de 1993 y su régimen de transición en pensiones; (ii) el desarrollo
del régimen pensional especial de los Congresistas y su transición a partir del
cambio constitucional y legal del sistema pensional; (iii) la ampliación de
dicho régimen especial a los Magistrados de las Altas Cortes; y finalmente,
(iv) indicará las variaciones que generó el cambio del parámetro de control
constitucional debido a la introducción del Acto Legislativo 01 de 2005, que
dispuso la finalización de los regímenes especiales y los topes de los montos
de las pensiones.
40
Adicionalmente, esta Corte ha precisado que la seguridad social es un derecho
que, por su carácter social, no solamente tiene una faceta prestacional, sino
también contenido fundamental.101 Así, además de las diferentes medidas de
orden económico, institucional y legal que debe desplegar de manera
progresiva el Estado para materializar dicho derecho (obligaciones positivas),
también cuenta, como todo derecho fundamental, con garantías de protección
frente a la actuación de las autoridades públicas y los particulares que puedan
desconocer sus contenidos esenciales (obligaciones negativas).102
Dentro de los objetivos que tuvo la creación del sistema pensional dispuesto
en la Ley 100 de 1993, se consideró la configuración de una transición entre
los regímenes pensionales que existían previamente a su expedición y el
régimen general al que optarían todos los nuevos afiliados al sistema. En este
proceso, y con el fin de proteger las “expectativas legítimas”105 de quienes a la
Sentencias: T-1752 de 2000, C-125 de 2000, C-674 de 2001, C-921 de 2001, C-835 de 2003, C-834 de 2007,
C-1065 de 2008, T-880 de 2009, C-398 de 2010, T-695A de 2010, T-662 de 2011, T-849 de 2011 y C-313 de
2014.
101
En relación con el carácter fundamental del derecho a la seguridad social, se pueden consultar, entre otras
las siguientes Sentencias: T-110 de 2011, T-762 de 2011, T-164 de 2013, T-217 de 2013, T-477 de 2013, SU-
132 de 2013 o T-564 de 2015.
102
Cfr. Sentencias T-016 de 2007, T-184 de 2011, T-164 de 2013, T-477 de 2013, T-361 de 2014. En igual
sentido se puede consultar dentro de la doctrina a: Urquilla, Carlos, “La justiciabilidad directa de los
derechos económicos sociales y culturales”, Ed. Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José de
Costa Riva, 2009; y Abramovich, Víctor, y Courtis, Christian, “Los derechos sociales como derechos
exigibles”, Ed. Trotta, Madrid, 2002.
103
Con la entrada en vigencia de la Ley 1562 de 2012, "por la cual se modifica el Sistema de Riesgos
Laborales y se dictan otras disposiciones en materia de Salud Ocupacional", el término "riesgos
profesionales" debe entenderse como "riesgos laborales".
104
Cfr. Sentencias T528 de 2012, SU-130 de 2013, T-391 de 2013, T-115 de 2016, T-211 de 2016 y C-078 de
2017.
105
Como explicó esta Corte en la Sentencia C-168 de 1995, el régimen de transición distingue entre: (i) meras
expectativas, (ii) expectativas legítimas y (iii) los derechos adquiridos. En relación con los derechos
adquiridos, el Constituyente de 1991, en forma clara y expresa, se refirió a ellos al estatuir en el artículo 58
que "se garantizan la propiedad privada y los demás derechos adquiridos con arreglo a las leyes civiles, los
cuales no pueden ser desconocidos ni vulnerados por leyes posteriores. Cuando de la aplicación de una ley
expedida por motivo de utilidad pública o interés social, resultaren en conflicto los derechos de los
41
fecha de expedición de la Ley 100 de 1993 se encontraran próximos a cumplir
con los requisitos establecidos para acceder a las pensiones de jubilación
consagradas en los diferentes regímenes que serían unificados, la ley
estableció un régimen de transición (art. 36, L. 100 de 1993). Esta Corte ha
definido el régimen de transición como:
particulares con la necesidad por ella reconocida, el interés privado deberá ceder al interés público o
social". De esta manera, los derechos adquiridos son situaciones creadas y consolidadas bajo el amparo de la
ley y, por tanto, no pueden ser desconocidos por la norma posterior. Por el contrario, la “mera expectativa”, se
da cuando aún no se han consolidado las situaciones previstas en la norma, y existen sólo esperanzas. En estos
casos el legislador puede legítimamente modificarlas.
106
Cfr. Sentencia C-789 de 2002, reiterada en la Sentencia C-663 de 2007.
107
Ley 100 de 1993, artículo 36: términos: “ARTÍCULO 36. RÉGIMEN DE TRANSICIÓN. La edad para
acceder a la pensión de vejez, continuará en cincuenta y cinco (55) años para las mujeres y sesenta (60) para
los hombres, hasta el año 2014, fecha en la cual la edad se incrementará en dos años, es decir, será de 57
años para las mujeres y 62 para los hombres. // La edad para acceder a la pensión de vejez, el tiempo de
servicio o el número de semanas cotizadas, y el monto de la pensión de vejez de las personas que al momento
de entrar en vigencia el Sistema tengan treinta y cinco (35) o más años de edad si son mujeres o cuarenta
(40) o más años de edad si son hombres, o quince (15) o más años de servicios cotizados, será la establecida
en el régimen anterior al cual se encuentren afiliados. Las demás condiciones y requisitos aplicables a estas
personas para acceder a la pensión de vejez, se regirán por las disposiciones contenidas en la presente
Ley. // El ingreso base para liquidar la pensión de vejez de las personas referidas en el inciso anterior que les
faltare menos de diez (10) años para adquirir el derecho, será el promedio de lo devengado en el tiempo que
les hiciere falta para ello, o el cotizado durante todo el tiempo si este fuere superior, actualizado anualmente
con base en la variación del Índice de Precios al consumidor, según certificación que expida el DANE. // Lo
dispuesto en el presente artículo para las personas que al momento de entrar en vigencia el régimen tengan
treinta y cinco (35) o más años de edad si son mujeres o cuarenta (40) o más años de edad si son hombres, no
será aplicable cuando estas personas voluntariamente se acojan al régimen de ahorro individual con
solidaridad, caso en el cual se sujetarán a todas las condiciones previstas para dicho régimen. // Tampoco
será aplicable para quienes habiendo escogido el régimen de ahorro individual con solidaridad decidan
cambiarse al de prima media con prestación definida. // Quienes a la fecha de vigencia de la presente Ley
hubiesen cumplido los requisitos para acceder a la pensión de jubilación o de vejez, conforme a normas
favorables anteriores, aun cuando no se hubiese efectuado el reconocimiento, tendrán derecho, en desarrollo
de los derechos adquiridos, a que se les reconozca y liquide la pensión en las condiciones de favorabilidad
vigentes, al momento en que cumplieron tales requisitos. // PARÁGRAFO. Para efectos del reconocimiento de
la pensión de vejez de que trata el inciso primero (1o) del presente artículo se tendrá en cuenta la suma de
las semanas cotizadas con anterioridad a la vigencia de la presente ley, al Instituto de Seguros Sociales, a las
Cajas, fondos o entidades de seguridad social del sector público o privado, o el tiempo de servicio como
servidores públicos cualquiera sea el número de semanas cotizadas o tiempo de servicio.” (Subrayado
adicionado al texto)
42
cotizadas–, y (iii) el monto de la misma, sean los establecidos en el régimen
anterior al cual se encontraban afiliadas las personas. Para el efecto, el
beneficiario debe estar afiliado al régimen anterior al momento de entrada en
vigencia del Sistema General de Pensiones (1° de abril de 1994108), y debe
encontrarse en alguna de las hipótesis previstas en el inciso 1º del artículo 36
de la Ley 100 de 1993, que establece cuáles son los destinatarios del régimen
de transición. Esta disposición, fijó tres categorías de trabajadores cuyas
expectativas legítimas serían protegidas:
(i) Las mujeres con treinta y cinco (35) o más años de edad, a 1° de
abril de 1994.
(ii) Los hombres con cuarenta (40) o más años de edad, a 1° de abril
de 1994.
(iii) Los hombres y mujeres que, independientemente de la edad,
acrediten quince (15) años o más de servicios cotizados, a 1° de abril
de 1994.
108
Como se precisó en la Sentencia SU-130 de 2013, la excepción a dicha regla se aplica en el nivel territorial
del sector público, respecto del cual la entrada en vigencia del Sistema General de Pensiones es la que haya
determinado el respectivo ente territorial, según lo dispuesto por el artículo 151 de la propia Ley 100 de 1993.
109
Como ha indicado la jurisprudencia constitucional, estos requisitos no se cumplen de manera concurrente
debido a que la norma señala estas categorías de manera disyuntiva, razón por la que no es necesario cumplir
paralelamente el requisito de edad y tiempo de servicios. Cfr. Sentencia SU-130 de 2013.
110
Sobre este punto es importante precisar que la jurisprudencia también ha tratado lo referente a la pérdida
del régimen de transición, circunstancia que no se predica respecto de todos los trabajadores beneficiarios de
dicho régimen, sino tan solo de las dos primeras categorías de ellos, concretamente, de mujeres y hombres
que, a 1° de abril de 1994, cumplen con el requisito de edad en los términos del artículo 36 de la Ley 100 de
1993. Esto sucede, debido a que el inciso 4° de dicha disposición determinó que “[e] l presente artículo para
las personas que al momento de entrar en vigencia el régimen tengan treinta y cinco (35) o más años de edad
si son mujeres o cuarenta (40) o más años de edad si son hombres, no será aplicable cuando estas personas
voluntariamente se acojan al régimen de ahorro individual con solidaridad, caso en el cual se sujetarán a
todas las condiciones previstas para dicho régimen.” (Subrayado adicionado al texto original); en tanto que el
inciso 5° del mismo artículo estableció que, “[t]ampoco será aplicable para quienes habiendo escogido el
régimen de ahorro individual con solidaridad decidan cambiarse al de prima media con prestación definida”.
(Subrayado adicionado al texto original). // Por lo tanto, los trabajadores que al momento de entrar en
vigencia el sistema tengan 35 o más años de edad si son mujeres, o 40 o más años de edad si son hombres,
pierden los beneficios del régimen de transición, en cualquiera de los siguientes eventos: (i) cuando el afiliado
inicialmente y de manera voluntaria decide acogerse definitivamente al régimen de ahorro individual con
solidaridad o (ii) cuando habiendo escogido el régimen de ahorro individual con solidaridad decide trasladarse
al de prima media con prestación definida. // En síntesis, los sujetos del régimen de transición, bien por edad o
por tiempo de servicios cotizados, pueden elegir libremente el régimen pensional a cual desean afiliarse e
incluso tienen la posibilidad de trasladarse entre uno y otro. Sin embargo, en el caso de los beneficiarios del
régimen de transición por cumplir el requisito de edad, la escogencia del régimen de ahorro individual o el
traslado que hagan al mismo, trae como consecuencia ineludible la pérdida de los beneficios del régimen de
transición. En este caso, y como consecuencia de la pérdida del régimen de transición, para adquirir el
derecho a la pensión de vejez, los afiliados deberán cumplir los requisitos previstos en el régimen general de
la Ley 100 de 1993 y no podrán hacerlo de acuerdo con las normas anteriores que los cobijaban, aun cuando
les resulte más favorable. Al respecto se pueden consultar las Sentencias SU-062 de 2010 y SU-130 de 2013.
43
En lo que respecta al ingreso base de liquidación (IBL) de la pensión, la
jurisprudencia también ha realizado algunas precisiones importantes en el
marco de su reconocimiento como parte del régimen de transición. Al
respecto, la Ley 100, en su artículo 36, dispuso que:
Sobre este tema, la Corte ha precisado 114 que en los pronunciamientos previos
a la Sentencia C-258 de 2013, relativos al régimen de transición, no se había
fijado el criterio de interpretación constitucional sobre el ingreso base de
111
Cfr. Sentencias T-631 de 2002, T-526 de 2008 y T-210 de 2011.
112
Ídem.
113
Cfr. Sentencias C-258 de 2013, T-078 de 2014 y SU-230 de 2015.
114
Cfr. Sentencias C-258 de 2013, T-078 de 2014, A-326 de 2014 y SU-230 de 2015.
44
liquidación, razón por la cual, se entendía que estaba permitida la
interpretación que, a la luz de la Constitución y en aplicación de las normas
legales vigentes, acogiera cualquiera de las Salas de Revisión en forma
razonada y justificada sobre el tema.
Finalmente, la Corte ha advertido que debe tenerse en cuenta que la Ley 100
de 1993, al regular el régimen de transición, no estableció un derecho
autónomo. Por el contrario, de acuerdo con la jurisprudencia constitucional 115
(i) la estabilidad del régimen pensional, si bien no da lugar a un derecho
115
Cfr. Sentencias C-789 de 2002, C-1011 de 2008 y C-258 de 2013.
45
adquirido, sí protege una expectativa legítima, (ii) esa especial protección se
deriva no sólo de la confianza legítima a la estabilidad de las reglas
pensionales, sino también del carácter progresivo de los derechos sociales, y,
por consiguiente, (iii) el Legislador solo puede reformar ese régimen, cuando
la modificación se encuentre suficientemente justificada y respete criterios de
razonabilidad y proporcionalidad.116 Es por estas razones que, como se verá en
un apartado posterior117, el propio constituyente derivado reformó (Acto
Legislativo 01 de 2005) el artículo 48 Superior, debido a que el régimen de
transición no es indefinido en el tiempo.118
46
discontinuos de servicio -continuarán aplicándose las disposiciones sobre
edad de jubilación que regían con anterioridad a la presente ley-; y a aquellos
‘con veinte (20) años de labor continua o discontinua como empleados
oficiales, que actualmente se hallen retirados del servicio’ [quienes] -tendrán
derecho cuando cumplan los cincuenta años (50) de edad, si son mujeres, o
cincuenta y cinco (55), si son varones, a una pensión de jubilación que se
reconocerá y pagará de acuerdo con las disposiciones que regían en el
momento de su retiro”.122
122
Al respecto, el artículo 1° de la Ley 33 de 1985 señalaba lo siguiente: “Artículo 1°. El empleado oficial que
sirva o haya servido veinte (20) años continuos o discontinuos y llegue a la edad de cincuenta y cinco años
(55) tendrá derecho a que por la respectiva Caja de Previsión se le pague una pensión mensual vitalicia de
jubilación equivalente al setenta y cinco por ciento (75%) del salario promedio que sirvió de base para los
aportes durante el último año de servicio. // No quedan sujetos a esta regla general los empleados oficiales
que trabajan en actividades que por su naturaleza justifiquen la excepción que la Ley haya determinado
expresamente, ni aquellos que por ley disfruten de un régimen especial de pensiones. // En todo caso, a partir
de la fecha de vigencia de esta Ley, ningún empleado oficial, podrá ser obligado, sin su consentimiento
expreso y escrito, a jubilarse antes de la edad de sesenta años (60), salvo las excepciones que, por vía
general, establezca el Gobierno. // Parágrafo 1°. Para calcular el tiempo de servicio que da derecho a la
pensión de jubilación o vejez, sólo se computarán como jornadas completas de trabajo las de cuatro (4) o
más horas diarias. Si las horas de trabajo señaladas para el respectivo empleo o tarea no llegan a ese límite,
el cómputo se hará sumando las horas de trabajo real y dividiéndolas por cuatro (4); el resultado que así se
obtenga se tomará como el de días laborados y se adicionará con los de descanso remunerado y de
vacaciones, conforme a la ley. // Parágrafo 2°. Para los empleados oficiales que a la fecha de la presente Ley
hayan cumplido quince (15) años continuos o discontinuos de servicio, continuarán aplicándose las
disposiciones sobre edad de jubilación que regían con anterioridad a la presente ley. // Quienes con veinte
(20) años de labor continua o discontinua como empleados oficiales, actualmente se hallen retirados del
servicio, tendrán derecho cuando cumplan los cincuenta años (50) de edad, si son mujeres, o cincuenta y
cinco (55), si son varones, a una pensión de jubilación que se reconocerá y pagará de acuerdo con las
disposiciones que regían en el momento de su retiro. // Parágrafo 3°. En todo caso, los empleados oficiales
que a la fecha de vigencia de esta Ley, hayan cumplido los requisitos para obtener pensión de jubilación, se
continuarán rigiendo por las normas anteriores a esta Ley”. La expresión “rige a partir de su sanción” del
artículo 25 de la Ley 33 de 1985, fue declarada inexequible en la Sentencia C-932 de 2006.
47
partir del 22 de diciembre de 1988, los empleados oficiales y trabajadores
particulares que acreditaran 20 años de servicios a cualquier entidad
administradora de pensiones, podían solicitar el reconocimiento de una
pensión de jubilación, al llegar a los 60 años para los hombres, y 55 para las
mujeres. Para el efecto, la norma en comento exigía que a la fecha
mencionada (22 de diciembre de 1988) se contara con 10 años de afiliación,
en una de las entidades antes indicadas, y 50 años para los hombres y 45 para
las mujeres.
En desarrollo del literal “e” del numeral 19 del artículo 150 de la Constitución,
el Congreso dictó la Ley Marco 4ª de 1992124, en la que señaló los objetivos y
criterios a los cuales debe sujetarse el Gobierno Nacional para fijar el régimen
salarial y prestacional de los empleados públicos, los Congresistas y los
miembros de la Fuerza Pública. Dentro de los parámetros trazados en la Ley,
se estableció como pilar fundamental el respeto de los derechos adquiridos a
los servidores del Estado tanto del régimen general, como de los regímenes
especiales, al punto que en ningún caso se pueden desmejorar los salarios y las
prestaciones sociales de los mismos.125
48
una cuantía no inferior al 75% del ingreso mensual promedio que, durante el
último año, y por todo concepto, percibía el Congresista. (ii) Las pensiones,
reajustes y sustituciones tendrían un incremento igual al del salario mínimo
legal. Y (iii) las pensiones, reajustes y sustituciones se liquidarían teniendo en
cuenta el último ingreso mensual promedio que por todo concepto devengaran
los Representantes y Senadores en la fecha en que se decretó la jubilación, el
reajuste, o la sustitución respectiva.
49
de 1992, al disponer que la pensión se debía liquidar con base en el 75% del
ingreso mensual promedio que durante el último año, por todo concepto,
devengaran los Congresistas en ejercicio, incluyendo especialmente el sueldo
básico, los gastos de representación, la prima de localización y vivienda 130, las
primas de transporte, salud y navidad, y toda otra asignación de la que
gozaren. Y, además, determinó que la prestación no estaría sujeta al límite
dispuesto en el artículo 2º de la Ley 71 de 1988, esto es, 15 salarios mínimos
legales mensuales vigentes.
El parágrafo del artículo 4º, estableció que el régimen especial también sería
aplicable a aquellos Congresistas que teniendo la pensión reconocida por
cualquier otra entidad, cumplieran las condiciones establecidas en el artículo
1º, inciso 2º de la Ley 19 de 1987, a saber: (i) estar afiliados al Fondo de
Previsión Social del Congreso de la República y (ii) tener aportes no inferiores
a un año.
50
Los servidores de la rama judicial –funcionarios y empleados–, en relación
con el régimen de seguridad social y prestaciones sociales, están regidos por el
Decreto 546 de 1971132. Sin embargo, en virtud de los Decretos 133 dictados en
desarrollo de la Ley 4ª de 1992, se extendieron los beneficios otorgados a los
Congresistas a otros funcionarios, como por ejemplo a los Magistrados de las
Altas Cortes.
51
vigentes”, y precisó que: “[l]os Magistrados señalados (…) podrán también
pensionarse cuando reúnan los requisitos de edad y tiempo de servicio
señalados para los Congresistas en el parágrafo del artículo 3º del Decreto
1293 de 1994”. Esta última norma referida, el parágrafo 3º del artículo 3 del
Decreto 1293 de 1994 establecía que:
Ahora bien, dentro del desarrollo del marco normativo del régimen especial de
transición de los Congresistas y de los Magistrados de las Altas Cortes, uno de
los aspectos que mayores dudas generó era el relacionado con la exigencia de
vinculación del beneficiario del régimen de transición, a la entrada en vigencia
de la Ley 100 de 1993. Es decir, si para acceder al régimen especial
mencionado resultaba necesario estar afiliado al mismo a 1º de abril de 1994.
137
Artículo 28 del Decreto 104 de 1994, reiterado en el artículo 28 del Decreto 47 de 1995, y el Decreto 043
de 1999, en los mismos términos de la norma citada.
138
Artículo 25 del Decreto 65 de 1998.
139
Artículo 25 del Decreto 682 de 2002.
140
Cfr. Sentencia C-258 de 2013.
52
Inicialmente, la jurisprudencia constitucional sostenía que a los ex-
Congresistas les asistía el derecho a recibir su pensión de jubilación conforme
a lo indicado en el artículo 17 de la Ley 4ª de 1992. 141 Razón por la cual,
simplemente bastaba con acreditar que: (i) se ostentara la condición de
Congresista a partir del 19 de diciembre de 1992 142, y (ii) que se contara al 1°
de abril de 1994143, con 40 años de edad para los hombres y 35 para las
mujeres, o que hubieran prestado servicios por lo menos durante 15 años a
esta fecha. Al demostrar estos requisitos, los ex-Congresistas, y, por extensión,
los ex-Magistrados de las Altas Cortes, tenían derecho el reconocimiento de la
pensión especial, la que no podía ser inferior al 75% del ingreso mensual
promedio del último año, que por todo concepto percibían los Congresistas en
ejercicio.144
141
Cfr. Sentencia T-631 de 2002, T-483 de 2009 y T-771 de 2010.
142
Al respecto, es necesario recordar que el parágrafo del artículo 2º del Decreto 1293 de 1994 (mediante el
cual se ordenó la incorporación de todos los funcionarios del Congreso, incluidos los Senadores y
Representantes, al Sistema General de Pensiones, con excepción de los cubiertos por el régimen de
transición), dispuso que “[e]l régimen de transición de que trata el presente artículo se aplicará también
para aquellas personas que hubieran sido senadores o representantes con anterioridad al 1º de abril de
1994, sean o no elegidos para legislaturas posteriores, siempre y cuando cumplan a esa fecha con los
requisitos de que tratan los literales a) o b) de este artículo, en cuyo caso este último será el que
conservarán.” (Negrilla adicionada al texto)
143
En esta categoría se encuentran incluidos quienes fueron elegidos para la legislatura del 20 de julio de 1994
a menos que para esta fecha se encontraran afiliados a un régimen pensional anterior más favorable. Cfr.
Parágrafo 3 del artículo 3 del Decreto 1293 de 1994.
144
Cfr. Sentencias C-258 de 2013.
145
Cfr. Sentencias del 18 de noviembre de 2002 de la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo del
Consejo de Estado (Exp. IJ-008 M. P. Pedro Charria Angulo); y Sentencia del 2 de abril de 2009 de la Sección
Segunda del Consejo de Estado (Exp. 5678-03, M.P. Gerardo Arenas Monsalve).
146
Expediente IJ-008 (M. P. Pedro Charria Angulo), reiterada en la Sentencia del 2 de abril de 2009 de la
Sección Segunda del Consejo de Estado (Exp. 5678-03, M.P. Gerardo Arenas Monsalve), que declaró la
nulidad del literal b) del parágrafo del artículo 11 del Decreto 816 de 2002, según el cual no tenían derecho a
la aplicación del régimen de transición de Congresistas que “hubieren sido elegidos como congresistas por
primera vez para la legislatura de 1998 y posteriores o que habiendo sido elegidos en legislaturas anteriores,
no hubiesen tomado posesión del cargo.”.
53
1º de abril de 1994 desempeñaban sus cargos en propiedad y cumplían las
condiciones previstas por el inciso 2º del artículo 36 de la Ley 100 de 1993”.
(i) El Decreto 043 de 1999147 el Gobierno Nacional dispuso (artículo 25) que
para el reconocimiento de la pensión especial de jubilación de los ex-
Congresistas, los ex-Magistrados de las Altas Cortes, además de cumplir con
los requisitos del régimen de transición previsto en el artículo 36 de la Ley
100 de 1993 (edad y tiempo de servicios), debían “estar desempeñando los
cargos en propiedad al 1º de abril de 1994”.
(ii) Las normas vigentes que regulaban el régimen de transición especial para
los Magistrados de las Altas Cortes (Decreto 1359 de 1993 y el artículo 36 de
la Ley 100 de 1993), no incluían la exigencia relativa al desempeño del cargo
al 1º de abril de 1994.
54
que se debían reconocer las pensiones a los Magistrados de las Altas Cortes
bajo el régimen especial de Congresistas, aun cuando tomaran posesión de los
cargos en una fecha posterior al 1° de abril de 1994, debido a la ilegalidad de
la previsión normativa que exigía la vinculación antes de esa fecha.149
55
En 2005, el artículo 48 de la Carta fue adicionado de la siguiente manera:
56
Las personas cuyo derecho a la pensión se cause a partir de la
vigencia del presente Acto Legislativo no podrán recibir más de trece
(13) mesadas pensionales al año. Se entiende que la pensión se causa
cuando se cumplen todos los requisitos para acceder a ella, aun
cuando no se hubiese efectuado el reconocimiento.
57
Parágrafo transitorio 4º. El régimen de transición establecido en la
Ley 100 de 1993 y demás normas que desarrollen dicho régimen, no
podrá extenderse más allá del 31 de julio de 2010; excepto para los
trabajadores que estando en dicho régimen, además, tengan cotizadas
al menos 750 semanas o su equivalente en tiempo de servicios a la
entrada en vigencia del presente Acto Legislativo, a los cuales se les
mantendrá dicho régimen hasta el año 2014.
150
Como se anotó en la Sentencia C-258 de 2013, a pesar de las finalidades y principios reconocidos en el
artículo 48 Superior, los cuales fueron reiterados y desarrollados por la Ley 100 de 1993, para 2005 el sistema
de pensiones solamente cobijaba al 57% de la población colombiana económicamente activa, de los cuales
únicamente el 42% eran cotizantes activos. Estos datos, entre otros, motivaron la expedición del Acto
Legislativo 01 de 2005.
151
Cfr. Sentencia C-258 de 2013.
58
(i) la finalización de los regímenes pensionales diferentes al régimen
general;
152
Ídem.
153
Así por ejemplo, la reforma también estableció reglas unificadas para el Sistema General de Pensiones, en
relación con su funcionamiento. En particular, consagró los siguientes presupuestos: (i) las leyes en materia
pensional que se expidan con posterioridad a la entrada en vigencia de este Acto Legislativo, deberán asegurar
la sostenibilidad financiera de lo establecido en ellas; (ii) para adquirir el derecho a la pensión será necesario
cumplir con la edad, el tiempo de servicio, las semanas de cotización o el capital necesario, así como las
demás condiciones que señala la ley, sin perjuicio de lo dispuesto para las pensiones de invalidez y
sobrevivencia. Los requisitos y beneficios para adquirir el derecho a una pensión de invalidez o de
sobrevivencia serán los establecidos por las leyes del Sistema General de Pensiones; (iii) los requisitos y
beneficios pensionales para todas las personas, incluidos los de pensión de vejez por actividades de alto
riesgo, serán los establecidos en las leyes del Sistema General de Pensiones. No podrá dictarse disposición o
invocarse acuerdo alguno para apartarse de lo allí establecido; y (iv) a partir de la vigencia del presente Acto
Legislativo no podrán establecerse en pactos, convenciones colectivas de trabajo, laudos o acto jurídico
alguno, condiciones pensionales diferentes a las establecidas en las leyes del Sistema General de Pensiones.
59
salarios mínimos legales mensuales vigentes, con cargo a recursos de
naturaleza pública.
(ii) Las reglas de carácter pensional que regían a la fecha de vigencia del Acto
Legislativo contenidas en pactos, convenciones colectivas de trabajo, laudos o
acuerdos válidamente celebrados, se mantendrían por el término inicialmente
estipulado. En los pactos, convenciones o laudos suscritos entre la vigencia de
este Acto Legislativo y el 31 de julio de 2010, no podrían estipularse
condiciones pensionales más favorables que las vigentes, y en todo caso
perderían su vigencia el 31 de julio de 2010.
60
posibilidad de variar algunas de las reglas aplicables a sus beneficiarios 156, y el
establecimiento de requisitos estrictos para el retorno al régimen de prima
media en el caso de personas próximas a reunir los requisitos para
pensionarse157.
156
Cfr. Sentencia C-242 de 2009.
157
Cfr. Sentencia T-489 de 2010.
158
Cfr. Sentencias T-181 de 2015 y T-596 de 2016.
159
Así por ejemplo, consultar entre otras, la Sentencia T-353 de 2012, y recientemente la Sentencia SU-427 de
2016.
160
Ley 4ª de 1992: “Artículo 17º.- El Gobierno Nacional establecerá un régimen de pensiones, reajustes y
sustituciones de las mismas para los Representantes y Senadores. // Aquellas y estas no podrán ser inferiores
al 75% del ingreso mensual promedio que, durante el último año, y por todo concepto, perciba el congresista,
y se aumentarán en el mismo porcentaje en que se reajuste el salario mínimo legal. // Parágrafo. La
liquidación de las pensiones, reajustes y sustituciones se hará teniendo en cuenta el último ingreso mensual
promedio que por todo concepto devenguen los representantes y senadores en la fecha en que se decrete la
jubilación, el reajuste, o la sustitución respectiva.”
61
Congreso de la República y, por extensión legal 161, a los Magistrados de las
Altas Cortes.
Para empezar, la Corte aclaró que si bien el Acto Legislativo 01 de 2005 había
derogado de manera expresa los regímenes especiales y exceptuados, el
artículo 36 de la ley relativo a dichos regímenes seguía produciendo efectos de
manera ultractiva. Por tal razón, pese a que la Sentencia C-608 de 1999 ya
había estudiado una demanda contra el mismo artículo 17 de la Ley 4ª de
1992, sobrevenía una situación jurídica nueva, debido a la introducción de un
nuevo parámetro de control, tras la expedición del Acto Legislativo 01 de
2005, que modificó las reglas constitucionales sobre el régimen pensional de
transición. Esta situación justificaba que la Corte realizara un nuevo análisis
de constitucionalidad a raíz del nuevo marco constitucional vigente. 163 Sobre
el particular se dijo en el mencionado fallo:
62
oportunidad. Ello permite entonces que en el futuro vuelvan a
plantearse argumentos de inconstitucionalidad sobre la misma
disposición que tuvo pronunciamiento anterior (…)
(…) En tercer lugar, los argumentos por los cuales la Corte descartó el
desconocimiento del derecho a la igualdad en la Sentencia C-608 de
1999, deben ser revisados a partir de la expedición del Acto Legislativo
1 de 2005. (…) Bajo esta óptica, la Corporación debe estudiar si bajo la
óptica de esta nuevo esquema pensional introducido en 2005, el artículo
17 de la Ley 4 de 1992 desconoce o no la garantía a la igualdad
consagrada en el artículo 13 Superior.
63
“Las expresiones en comento [normas demandadas] permiten que un
beneficiario del régimen especial bajo estudio pueda incluir en su
Ingreso Base de Liquidación ingresos sobre los que no hizo las
respectivas cotizaciones al sistema y que ni siquiera constituían salario,
en detrimento del principio de solidaridad que rige la seguridad social y
los objetivos del Acto Legislativo 01 de 2005, así como de la sentencia
de la Corte Constitucional C-608 de 1999 que tienen efectos erga
omnes.
64
ciertas y existentes de quienes se encontraban cotizando a un régimen de
pensión especial al momento de entrada en vigencia de la Ley 100 de 1993, es
decir, el 1º de abril de 1994. Por esta razón, para ser beneficiario de la Ley 4ª
de 1992, era necesario que el Congresista o Magistrado hubiese tenido tal
calidad, con anterioridad a la entrada en vigencia de la mencionada Ley
100 de 1993 (1º de abril de 1994).
65
cotizaciones hayan logrado acumular un capital que financie, sin
subsidio alguno, su pensión como si estuvieran inscritos en un régimen
pensional diverso como el régimen general, o peor aún, un régimen de
ahorro individual.”
Sobre este último punto, la Corte recordó que en materia pensional, las
conductas de abuso del derecho y fraude a la ley se refieren al reconocimiento
de derechos pensionales y ventajas injustificadas, que se fundan en
interpretaciones amañadas de las normas, las cuales contrarían las finalidades
y principios del Sistema General de Seguridad Social, conllevando al fraude
del erario. De tal manera, que al obtener una ventaja con base en el
aprovechamiento de una norma, se rompe con la equidad y se defrauda al
Sistema General de Seguridad Social, a través del abuso del derecho propio y
el fraude a la ley que debería ser aplicada. En estos casos, por tanto, no existe
un justo título, ni mucho menos un derecho adquirido legítimamente, pues la
Constitución consagra, como un deber de todos los ciudadanos, el de respetar
los derechos ajenos y no abusar de los propios (art. 95-1 C.N.). Sobre el
particular, se sostuvo en el citado fallo:
66
En primer término, claro está no constituirán derechos pensionales
adquiridos aquellos que ha sido causados a través de conductas como la
alteración de documentos, la falsedad, entre otras. Este caso extremo
puede haber ocurrido en muy pocas ocasiones, pero no por ello debe
dejar de mencionarse.
164
Cfr. Sentencias C-258 de 2013 SU-230 de 2015, y T-320 de 2015.
67
III. ANALISIS DEL CASO CONCRETO
En primer lugar, la Sala Plena estima que el asunto que se estudia reviste
evidente relevancia constitucional para ser examinado, debido a que se trata
de una discusión que envuelve no solo la presunta vulneración del derecho
fundamental al debido proceso (art. 29 C.N.), sino también la discusión de
otros derechos y principios constitucionales como la seguridad social, la buena
fe, la seguridad jurídica y la supremacía constitucional, en relación con una
decisión judicial proferida por una Alta Corte.
68
debido proceso, al presuntamente haber incurrido en múltiples defectos o
requisitos de procedibilidad específica (defectos orgánico, fáctico y violación
directa de la Constitución), y haber desconocido los lineamientos
constitucionales establecidos por ésta Corte en la Sentencia C-258 de 2013.
Por estas razones, el presenta asunto reviste evidente relevancia
constitucional.
Como ha señalado esta Corte, para proceder al estudio de una acción de tutela
contra una providencia judicial, es requisito que la discusión jurídica que
plantea el accionante hubiese sido agotada ante la jurisdicción ordinaria,
debido a que, como regla general, los mecanismos creados por el legislador
constituyen el escenario natural para garantizar el respeto de los derechos
fundamentales de los asociados.
69
dictadas por las secciones y subsecciones de la Sala de lo Contencioso
Administrativo del Consejo de Estado, por los Tribunales Administrativos y
por los jueces administrativos.”
167
Cfr. Sentencia C-520 de 2009.
168
Ídem.
169
Cfr. Sentencia C-450 de 2015. En la Sentencia C-871 de 2003, la Corte explicó sobre la acción de revisión
que: “Con todo, el principio de la cosa juzgada no tiene carácter absoluto pues puede llegar a colisionar con
la justicia material del caso concreto. Para enfrentar tal situación se ha consagrado la acción de revisión, la
cual permite en casos excepcionales dejar sin valor una sentencia ejecutoriada en aquellos casos en que
hechos o circunstancias posteriores a la decisión judicial revelan que ésta es injusta. En este sentido puede
afirmarse que la revisión se opone al principio “res iudicata pro veritate habertur” para evitar que
prevalezca una injusticia, pues busca aniquilar los efectos de la cosa juzgada de una sentencia injusta y
reabrir un proceso ya fenecido. Su fin último es, entonces, buscar el imperio de la justicia y verdad material,
como fines esenciales del Estado”.
170
Cfr. Sentencia C-520-09.
70
más a la finalidad de restablecimiento de la justicia, que dio origen a la misma
acción en materia civil.171
171
Al respecto se puede consultar la Sentencia C-418 de 1994, así como el Auto de 25 de abril de 1986 de la
Sala Plena del Consejo de Estado.
172
Cfr. Sentencias C-680 de 1998. En igual sentido ,T-039 de 1996 y C-450 de 2015.
173
Cfr. Sentencias T-039 de 1996, C-680 de 1998, C-004 de 2003, C-520-09 y C-450 de 2015.
174
Cfr. Sentencia del 29 de mayo de 2014 de la Sección Cuarta del Consejo de Estado (Rad. N°: 2019387-
70001-23-31-000-2005-01422-01- 18915, M.P. Carmen Teresa Ortiz de Rodríguez).
175
Cfr. Sentencia del 3 de febrero de 2015 de la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo del Consejo de
Estado (Rad. N° 11001-03-15-000-2014-00387-00, M.P. Alberto Yepes Barreiro). En la Sentencia C-520 de
2009 la Corte explicó que: “Desde otro punto de vista el recurso extraordinario de revisión no puede
confundirse con una nueva instancia, pues presupone que exista una sentencia ejecutoriada, de única o de
segunda instancia, creadora de la cosa juzgada material, la cual sólo podría ser desconocida con la
comprobación de una de las causales legales taxativas indicadas en el artículo 188 del Código Contencioso
Administrativo y con la necesaria y concurrente conclusión de que el fallo atacado es erróneo o injusto por
esa causa, es decir que la prosperidad de la causal conduciría en la realidad, a otra decisión distinta”.
En similar sentido, en la Sentencia de 18 de octubre de 2005 de la Sala Plena de lo Contencioso
Administrativo
del Consejo de Estado (Rad. N° 11001-03-15-000-1998-00173-00, REV–173, M.P. María Elena Giraldo
Gómez), expresó lo siguiente: “constituye una verdadera acción impugnatoria con efectos rescisorios, que
exista una relación procesal cerrada y por lo mismo no se pueden discutir los asuntos de fondo (fuente de la
mencionada relación), ni se pueden fiscalizar las razones fácticas y jurídicas debatidas en el proceso que dio
lugar al aparecimiento del fallo que se impugna. Dicho recurso se dirige contra un fallo en firme cuando
después de su firmeza aparecen situaciones de hecho, con su prueba, que pueden hacer evidente que el fallo
fue erróneo o injusto.”
71
nuevos.”176 Así vista, la revisión no está regulada para errores “in
judicando” ni puede fundamentarse en las mismas pruebas que sirvieron de
soporte a la decisión que puso término al proceso, pues se trata de un examen
detallado de ciertos hechos nuevos que afectan la decisión adoptada y el
sentido de justicia que de ella emana.177
72
distinto orden, la Sala se referirá a ellas, con el fin de analizar posteriormente
si son aplicables al caso concreto.
183
Ídem.
184
Ídem.
73
La Ley 797 de 2003 reformó algunos aspectos del Sistema General de
Pensiones previsto en la Ley 100 de 1993 y adoptó algunas disposiciones
sobre los regímenes pensionales exceptuados y especiales. Dentro de estas
últimas, se incluyó un mecanismo de revisión de los reconocimientos de
prestacionales periódicos a cargo del erario, cuyo trámite se realizaría
mediante el mecanismo extraordinario de revisión. Por tal razón, y debido a
que en la actualidad la regulación de dicho recurso, prevista en el artículo 250
del CPACA, incorpora las causales previstas en la Ley 797 de 2003, la Sala
estudiará su alcance a efectos de realizar un adecuado estudio de la
subsidiaridad en el sub examine.
Según la norma referida, dicho actos prestacionales podrán ser revisados por
el Consejo de Estado o a la Corte Suprema de Justicia –de acuerdo con sus
competencias–, cuando así lo solicite (i) el gobierno por conducto del
Ministerio del Trabajo o de Hacienda y Crédito Público, (ii) el Contralor
General de la República o (iii) el Procurador General de la Nación.186
185
Ley 797 de 2003, artículo 20: “Las providencias judiciales que en cualquier tiempo hayan decretado o
decreten reconocimiento que impongan al tesoro público o a fondos de naturaleza pública la obligación de
cubrir sumas periódicas de dinero o pensiones de cualquier naturaleza podrán ser revisadas por el Consejo
de Estado o la Corte Suprema de Justicia, de acuerdo con sus competencias, a solicitud del Gobierno por
conducto del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, del
Contralor General de la República o del Procurador General de la Nación. // La revisión también procede
cuando el reconocimiento sea el resultado de una transacción o conciliación judicial o extrajudicial. // La
revisión se tramitará por el procedimiento señalado para el recurso extraordinario de revisión por el
respectivo código y podrá solicitarse en cualquier tiempo por las causales consagradas para este en el
mismo código y además: // a) Cuando el reconocimiento se haya obtenido con violación al debido proceso,
y // b) Cuando la cuantía del derecho reconocido excediere lo debido de acuerdo con la ley, pacto o
convención colectiva que le eran legalmente aplicables.”
186
Cfr. Sentencia C-835 de 2003.
187
Ídem.
74
En relación con este medio judicial, esta Corte, en la Sentencia C-835 de
2003, declaró la inexequibilidad de la expresión normativa que habilitaba a la
interposición de la revisión “en cualquier tiempo”, por considerar que afectaba
el principio de seguridad jurídica y la protección de los derechos adquiridos ya
consolidados en cabeza de una persona. En esa oportunidad, se explicó que
permitir que la acción de revisión no contara con un término de caducidad
afectaba gravemente la confianza legítima y la inmutabilidad que toda
sentencia ejecutoriada merece al cabo de un tiempo debidamente determinado
por la ley. Por tal motivo, esta Corporación consideró que era necesario aplicar
el término de caducidad previsto para el recurso extraordinario de revisión
ante el Consejo de Estado (art. 251, CPACA 188) y ante la Corte Suprema de
Justicia (art. 32, Ley 712 de 2001189), hasta tanto el legislador decidiera si era
necesario establecer un nuevo plazo.
75
aplicación justa de la ley en cada caso concreto” y “restablecer los derechos
que le han sido conculcados”. No obstante, la Corte también ha admitido que
en el estudio del agotamiento de los recursos ordinarios y extraordinarios
como el de revisión, es necesario estudiar su idoneidad y eficacia de manera
particular.192
76
La eficacia e idoneidad del recurso extraordinario de revisión debe examinarse
en cada caso concreto. En principio, dicho mecanismo de defensa judicial es
eficaz e idóneo habida cuenta de que procede contra sentencias ejecutoriadas.
Sin embargo, el juez constitucional es quien debe revisar si en el asunto en
particular el derecho fundamental invocado es susceptible de ser protegido
mediante alguna causal específica de revisión, o si por el contrario es la acción
de tutela el mecanismo judicial idóneo o eficaz para resolver una posible
vulneración de derechos fundamentales.
195
Ley 1437 de 2011 (CPACA), artículo 248: “[e]l recurso extraordinario de revisión procede contra las
sentencias ejecutoriadas dictadas por las secciones y subsecciones de la Sala de lo Contencioso
Administrativo del Consejo de Estado, por los Tribunales Administrativos y por los jueces administrativos.”
77
La Sala observa que el accionante alega la existencia de los defectos orgánico,
fáctico, por violación directa de la Constitución, sustantivo y de
desconocimiento del precedente. Todos ellos en contra de la decisión de la
Sección Segunda del Consejo de Estado en la que se adujo que el ex
Consejero de Estado Manuel Urueta Ayola, tenía derecho al reconocimiento de
la pensión de jubilación bajo el amparo del régimen especial de los
Congresistas y Magistrados de las Altas Cortes.
196
Ley 797 de 2003, Artículo 20. “Revisión de reconocimiento de sumas periódicas a cargo del tesoro público
o de fondos de naturaleza pública: Las providencias judiciales que en cualquier tiempo hayan decretado o
decreten reconocimiento que impongan al tesoro público o a fondos de naturaleza pública la obligación de
cubrir sumas periódicas de dinero o pensiones de cualquier naturaleza podrán ser revisadas por el Consejo
de Estado o la Corte Suprema de Justicia, de acuerdo con sus competencias, a solicitud del Gobierno por
conducto del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, del
Contralor General de la República o del Procurador General de la Nación. // La revisión también procede
cuando el reconocimiento sea el resultado de una transacción o conciliación judicial o extrajudicial. // La
revisión se tramitará por el procedimiento señalado para el recurso extraordinario de revisión por el
respectivo código y podrá solicitarse en cualquier tiempo por las causales consagradas para este en el
mismo código y además: // a) Cuando el reconocimiento se haya obtenido con violación al debido proceso,
y // b) Cuando la cuantía del derecho reconocido excediere lo debido de acuerdo con la ley, pacto o
convención colectiva que le eran legalmente aplicables.”
78
entidad correspondiente del Gobierno, el Contralor General de la República o
el Procurador General de la Nación, lo que no sucede en este caso.
Así por ejemplo, esta Corte ha señalado198 que cuando el recurso de revisión,
no se identifica con algunos de los reproches que pueden ser formulados en
sede de tutela a través de la doctrina de los defectos específicos de
procedibilidad de la tutela contra providencias judiciales, no es necesario
agotarlo en el caso concreto. En la Sentencia T-935 de 2009 la Corte señaló
que respecto a los defectos sustantivo y fáctico alegados por el actor en dicha
oportunidad, no tenían “cabida dentro de las causales legalmente previstas
para la procedencia de dicho recurso, al tenor de lo señalado por el artículo
188 del mismo estatuto [C.C.A.], por lo tanto, tampoco era menester agotarlo
en el caso concreto.”
197
Cfr. Sentencia SU-501 de 2015.
198
Cfr. Sentencia T-935 de 2009.
79
Estado en los fallos de tutela de instancia, esta exigencia se encuentra
debidamente acreditada.
199
Al respecto, se pueden consultar, entre otras, las Sentencias T-033 de 2010, T-288 de 2011, T-187 de 2012,
T-797 de 2013, T-936 de 2013, T-047 de 2014, T-643 de 2014, T-332 de 2015 y T-060 de 2016.
200
Cfr. Sentencias T-033 de 2010, T-328 de 2010 y T-060 de 2016.
201
En la sentencia C-543 de 1992, la Corte decidió declarar inexequible el término de caducidad de 2 meses
que se había establecido inicialmente en el Artículo 11 del Decreto 2591 de 1991, para presentar la acción de
tutela contra providencias judiciales que ponen fin al proceso.
202
Cfr. Sentencia T-504 de 2009.
80
determina en gran medida el campo de acción del juez de tutela, pues su orden
debe estar respaldada por la urgencia e inmediatez.203
81
proporcional, lo cierto es que esta Corporación ha aclarado que tal término no
es taxativo, pues puede suceder que “en algunos casos, seis (6) meses podrían
resultar suficientes para declarar la tutela improcedente; pero, en otros
eventos, un término de 2 años se podría considerar razonable para ejercer la
acción de tutela, ya que todo dependerá de las particularidades del caso”.209
Sobre este asunto, la Corte ha entendido que 6 meses es un plazo razonable
para satisfacer el requisito de inmediatez sin que ello signifique que dicho
término es perentorio.
82
Así las cosas, y debido a que como ya se señaló, el término de presentación de
la acción de tutela no es irrazonable y desproporcionado, la Corte concluye
que el requisito de inmediatez se encuentra satisfecho.
Con base en las razones expuestas, la Sala Plena encuentra reunidos los
requisitos generales de procedibilidad de la acción de tutela contra providencia
judicial, razón por la que procede a estudiar la presunta configuración de los
83
cargos alegados por la parte accionantes en relación con la providencia
judicial demandada.
84
Al examinar la decisión demandada, la Sala encuentra que la Sección Segunda
del Consejo de Estado realizó un análisis detallado de la configuración del
denominado “fuero de atracción”.211 En dicho acápite, se examinó la
naturaleza jurídica de las partes del proceso, se estudió la naturaleza de los
actos jurídicos demandados, y se consideró el tipo de controversia que se
debía resolver. Lo anterior, con base en las siguientes razones.
85
Con base en las razones expuestas, la Sala Plena considera que la competencia
efectivamente correspondía a la jurisdicción de lo contencioso-administrativo.
Como lo ha indicado la jurisprudencia constitucional 213 y del propio Consejo
de Estado214, el denominado “fuero de tracción” implica que “si se demanda a
una entidad pública en relación con la cual el competente para conocer de los
juicios en los cuales ha de dilucidarse su responsabilidad es el juez
administrativo, en conjunto con otra u otras entidades o incluso con
particulares, en relación con los cuales la competencia para el conocimiento
de los pleitos en los que se encuentren implicados está atribuida a otra
jurisdicción, por aplicación del ‘factor de conexión’, el juez de lo contencioso
administrativo adquiere competencia para conocer del asunto en relación con
todos ellos.”215
86
apoyo probatorio que permitiera la aplicación del criterio legal en el que se
sustentó su decisión, toda vez que los antecedentes del caso no se subsumían
adecuadamente en el supuesto de hecho que la Ley 4ª de 1992 estipula, para la
aplicación del régimen especial de pensión de los Congresistas. Y en segundo
lugar, porque presuntamente el fallo realizó una valoración irrazonable de las
pruebas, dando un alcance contraevidente a las mismas, al tomar como
acreditados documentos que determinaban los periodos laborados y cotizados
por el actor.
Así por ejemplo, la demanda señala que “(…) para la fecha del 1º de abril de
1994 el mencionado señor no se encontraba afiliado al sistema o régimen
especial de congresistas, ya que según lo probado, él laboró en el Ministerio
de Relaciones Exteriores desde el 25 de enero de 1991 hasta el 31 de agosto
de 1993, como Magistrado del Consejo de Estado desde el 1° de diciembre de
1995 hasta el 30 de noviembre de 2003, es decir que durante el lapso
comprendido entre el 1 de diciembre de 1993 hasta el 30 de noviembre de
1995 el señor URUETA AYOLA no se encontraba laborando y mucho menos
afiliado al sistema o régimen especial de congresista”(…).
En por esto que, al asumir que al ciudadano Urueta Ayola efectivamente le era
aplicable el régimen de transición previsto en la Ley 4ª de 1992 y los Decretos
1359 de 1993 y 1293 de 1994, era razonable que la Sección Segunda del
Consejo de Estado concluyera que las pruebas que demostraban su
vinculación a diferentes entidades, tanto del sector público como privado, eran
válidas, pues demostraban los supuestos de hecho y de derecho que
acreditaban los requisitos para acceder a la pensión especial de jubilación para
los ex-Magistrados de las Altas Cortes.
216
Cfr. Folio 13 del expediente de tutela.
87
fuente sustantiva que regulaba el régimen de transición aplicable a la pensión
del señor Urueta Ayola.
88
otros ciudadanos en sus mismas circunstancias, con base en la propia
jurisprudencia del Consejo de Estado.
89
del resto de la norma, con base en ciertos parámetros. Dentro de tales
condicionamientos, la Corte Constitucional determinó que el tope máximo de
las pensiones reconocidas bajo el régimen especial de Congresista y
Magistrados previsto en el artículo 17 de la Ley 4ª no podía superar el tope de
los 25 salarios mínimos legales mensuales vigentes. Y que el reconocimiento
de dicho régimen especial no podía hacerse a quienes no tuvieran la calidad de
Congresistas –y Magistrados– antes del 1º de abril de 1994.
De esta manera, para la parte actora la sentencia del Consejo de Estado debió
indiscutiblemente tener en cuenta la sentencia de constitucionalidad referida,
pues en ella se resolvió la situación de las pensiones causadas o reconocidas
con anterioridad a dicha decisión, y las que se generaran con posterioridad.
90
limitación o restricción del derecho adquirido no obedeció al agotamiento de
un procedimiento sino que se produjo de manera imperativa, a partir del 1º de
julio de 2013.
Por lo anterior, concluyó que en el caso del ex Consejero Urueta Ayola, los
parámetros establecidos tanto en la parte resolutiva como en la considerativa
de la Sentencia C-258-13, no resultaban aplicables porque se trataba de una
pensión consolidada con anterioridad a la expedición de la sentencia de
constitucionalidad, y que había sido causada antes del 31 de julio de 2010.
Bajo tal argumento, indicó que las normas aplicables para el reconocimiento
de la prestación –como el tope– son las que se encontraban vigentes antes de
la sentencia referida, armonizadas con lo dispuesto en las Sentencias C- 608-
99 y las expedidas por esa Corporación respecto de los Decretos
Reglamentarios.
91
1. Defecto sustantivo en relación por el reconocimiento del régimen de
transición especial para Congresistas y Magistrados de Altas Cortes
Esta situación no podía ser desconocida por la Sección Segunda del Consejo
de Estado, pues como lo señaló de manera expresa esta Corte en la parte
resolutiva de la Sentencia C-258 de 2013, al declarar condicionalmente
exequible el artículo 17 de la Ley 4 de 1992, el régimen especial de
Congresistas “no puede extenderse (…), a quienes con anterioridad al 1º de
abril de 1994, no se encontraren afiliados al mismo.”
Sobre este punto, se explicó que no era posible admitir que una persona
vinculada con posterioridad al 1º de abril de 1994, fuera sujeto de ese régimen
de transición, pues no tenía una expectativa legítima de pensionarse como
Congresista –o como Magistrado–. Para la Corte, permitir que una persona
con una vinculación posterior al 1º de abril de 1994 accediera al régimen
especial de Congresistas, constituía una verdadera violación del principio de
igualdad, al otorgar beneficios desproporcionados y sin fundamento normativo
válido a un grupo de personas que estaban por fuera del régimen especial a la
entrada en vigencia de la Ley 100 de 1993, en detrimento de quienes sí hacían
parte del mismo.
92
interpretación que permita la entrega de subsidios públicos a personas que no
reúnan las condiciones para ello. Menos aun cuando se trata de personas que
gozan de mejores condiciones socio-económicas con respecto al resto de la
población, y cuyo favorecimiento con subsidios estatales conlleva una
afectación directa al cumplimiento de las metas de cobertura y universalidad
del sistema general de seguridad social en pensiones.
218
Cfr. Sentencia SU-230 de 2015.
219
Cfr. Sentencia SU-566 de 2015.
93
En segundo lugar, el monto de la pensión reconocida al señor Manuel Urueta
Ayola en el caso en concreto, debía sujetarse a la orden expresa de la
Sentencia C-258 de 2013, en lo relativo al tope de 25 salarios mínimos
mensuales legales vigentes y, por tanto, el Consejo de Estado no podía ordenar
como lo hizo en la parte resolutiva de la Sentencia de 21 de agosto de 2014,
que “[l]os parámetros establecidos por la Corte Constitucional en la
Sentencia C-258-13 no son aplicables en este caso, así como tampoco el tope
de 25 salarios mínimos de las mesadas pensionales (…)”, pues sobre dicho
aspecto había cosa juzgada constitucional.
94
medio del establecimiento de topes, es un asunto previsto desde antes de la
expedición del mismo Acto Legislativo 01 de 2005, e incluso con anterioridad
a la promulgación de la Ley 100 de 1993. Así por ejemplo, la Ley 4ª de 1976
(pensiones del ISS original), establecía un valor máximo de 22 salarios
mínimos mensuales legales vigentes. Posteriormente, la Ley 71 de 1988
(pensión por aportes) disminuyó el tope a 15 salarios mínimos mensuales
legales vigentes, y finalmente, la Ley 100 de 1993 lo elevó, en su artículo 18,
a 20 salarios mínimos mensuales legales vigentes para los afiliados al régimen
de prima media.
Por las anteriores razones, la Sala Plena concluye que al haber desconocido la
cosa juzgada constitucional en la materia, también por este aspecto, la
Sentencia del 21 de agosto de 2014, proferida por la Sección Segunda del
Consejo de Estado, incurrió en un defecto sustantivo.
221
Cfr. Sentencia T-320 de 2015.
222
Cfr. Sentencia C-258 de 2013.
95
Cabe precisar que, en cuanto en este caso no se cuestionó la titularidad del
derecho a la pensión del señor Manuel Urueta Ayola, y considerando que el
debate se concentró únicamente en aspectos relacionados con el régimen de
transición a él aplicable y el tope máximo de la prestación reconocida, la Corte
dispondrá que, hasta tanto se expida una nueva sentencia por parte de la
Sección Segunda del Consejo de Estado, no se suspenderá el pago de la
pensión concedida a su favor. Lo anterior, debido a que, como lo ha explicado
esta Corporación223, en aquellos casos en los que el juez constitucional analice
una posible irregularidad en el reconocimiento de prestaciones pensionales, se
deben valorar no solamente los principios superiores de seguridad jurídica y
confianza legítima, sino también la posible afectación de los derechos de los
implicados en la decisión.
IV. DECISIÓN
RESUELVE
223
Cfr. Sentencias C-258 de 2013 y SU-427 de 2016.
224
Cfr. Sentencia C-258 de 2013 y SU-427 de 2016. Como se mencionó en la Sentencia C-258 de 2013, la
buena fe y la confianza legítima de haber actuado de conformidad con la normatividad vigente, sin que pueda
predicarse abuso del derecho ni fraude a la ley, amparan aquellas situaciones en las que una situación agotada
haya ingresado al patrimonio de una persona. La consecuencia de ello es que esta sentencia no puede ser
invocada para exigir devoluciones de dinero por concepto de ingresos pensionales.
96
invocado por la Fundación Externado de Colombia en contra de la Sección
Segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado.
TERCERO: DISPONER que hasta tanto se profiera una nueva sentencia por
parte de la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del
Consejo de Estado, no se suspenderá el pago de la pensión concedida en favor
de Manuel Santiago Urueta Ayola.
97
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO
Magistrado
98
SALVAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO
IVÁN HUMBERTO ESCRUCERÍA MAYOLO
A LA SENTENCIA SU210/17
99
Manuel Santiago Urueta Ayola contra el Instituto de Seguros Sociales y la
Universidad Externado de Colombia, para obtener la pensión de exmagistrado
de alta corte bajo el régimen especial de congresistas.
100
1.7. Por lo anterior, la Corte Constitucional revocó las sentencias de tutela
de instancia proferidas por las Secciones Cuarta y Quinta del Consejo de
Estado y concedió el amparo del derecho al debido proceso de la Fundación
Universidad Externado de Colombia. Dispuso dejar sin efectos la sentencia
del 21 de agosto de 2014, proferida por la Subsección “B” de la Sección
Segunda de esa misma Corporación, para que en su lugar, profiera una nueva
providencia de conformidad con las consideraciones expuestas en la decisión.
Finalmente, dispuso que mientras no se profiera una nueva sentencia por parte
de la Subsección “B” de la Sección Segunda del Consejo de Estado no se
suspenderá el pago de la pensión concedida a favor del exmagistrado Manuel
Santiago Urueta Ayola.
101
expedición de la sentencia en el marco de las expresas causales establecidas.
Dicho recurso se constituye en una verdadera acción impugnatoria con efectos
rescisorios, en la cual no hay lugar a la reapertura del debate jurídico o
probatorio, ni espacio para discutir el sentido del razonamiento del juez, sino
únicamente la presentación de cargos relativos a extremas injusticias, o
licitudes dentro de la decisión. Asimismo, para evitar, aun luego de la
ejecutoria de la decisión, que persistan dentro del ordenamiento jurídico
sentencias que vulneran el debido proceso, o que no se ajustan al derecho y a
la Constitución, erigiéndose dicho recurso como un desarrollo del derecho de
acceder a la justicia.
Fecha ut supra
102
SALVAMENTO DE VOTO DE LOS MAGISTRADOS
AQUILES ARRIETA GÓMEZ, IVÁN HUMBERTO
ESCRUCERÍA MAYOLO, ALBERTO ROJAS RÍOS
A LA SENTENCIA SU210/17
Magistrado ponente:
José Antonio Cepeda Amarís.
103
pues aunque se cumplía cabalmente con el requisito de inmediatez, no así con
el requisito de subsidiariedad, puesto que el accionante sí contaba con un
recurso de defensa alternativo. La decisión que adopta la Sala en esta
oportunidad va en abierta contravía de la amplia, pacífica y reiterada
jurisprudencia sobre la posibilidad de que proceda una acción de tutela para
cuestionar providencias judiciales, en especial cuando el reclamo lo hace una
persona jurídica respecto a un asunto referente al cumplimiento de una
obligación de carácter patrimonial. Afortunadamente, se trata de una única y
solitaria sentencia que no afecta el entendimiento de la Constitución ni de las
reglas derivadas de ella, pues así como una golondrina no hace verano, una
única sentencia, en medio de una clara línea jurisprudencial que va en otra
dirección, no hace jurisprudencia.
1. El requisito de inmediatez
104
1.2. Suponer que existe algo así como un “término absoluto de seis meses”
impuesto por las Secciones Cuarta y Quinta del Consejo de Estado es una
posición judicial que no tiene ningún soporte en la Constitución Política y que
ignora los precedentes de esta Corte sobre la razonabilidad del término entre el
hecho y la interposición de la tutela, reiterados pacífica y ampliamente. Por
eso, compartimos plenamente las consideraciones expuestas por la Corte en la
sentencia SU-210 de 2017, en el sentido de que la tesis del Consejo de Estado
de fijar un supuesto término genérico de caducidad de la acción de tutela,
antepone el derecho formal sobre el sustancial, además de pretender revivir e
imponer un término de caducidad previamente declarado inconstitucional.
Ningún juez, bajo el orden constitucional vigente, puede resolver los
problemas jurídicos puestos a su consideración en aislamiento del resto de la
jurisdicción constitucional. Hacerlo implica desconocer los principios de
igualdad y seguridad jurídica.
2. El requisito de subsidiariedad
105
para la Universidad Externado de Colombia, el señor Urueta Ayola no debió
ser reconocido como beneficiario del régimen de transición aplicable a
congresistas. Por lo tanto, señala la Universidad, la Sección Segunda del
Consejo de Estado habría incurrido en un defecto orgánico, porque la
demanda realmente la habría tenido que conocer la jurisdicción laboral; un
defecto fáctico, porque se habría concluido equivocadamente que el
demandante era beneficiario del régimen aplicable a congresistas; un defecto
sustantivo, porque se habría aplicado la norma sobre el régimen de transición
para congresistas a una hipótesis no regulada por ella; y finalmente, una
violación directa de la Constitución, porque se habría concedido una pensión
que no corresponde al régimen legal aplicable. Dicho de otra forma, según la
Universidad Externado de Colombia, el Consejo de Estado se equivocó en
sostener que Manuel Urueta era beneficiario del régimen de transición
aplicable a congresistas, y tal equivocación sería el origen de la vulneración de
los derechos fundamentales de la Universidad reflejada en cuatro causales
específicas de procedibilidad. La quinta causal específica de procedibilidad
alegada es un desconocimiento del precedente. Bajo este encabezado la
Universidad alegó un desconocimiento del tope de 25 salarios mínimos
establecido en la sentencia C-258 de 2013.234
106
y de lo Contencioso Administrativo (CPACA) [Ley 1437 de 2011], mediante
el artículo 248237 y el artículo 250, que en su numeral 7° establece:
237
Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo. “Artículo 248.- Procedencia.
El recurso extraordinario de revisión procede contra las sentencias ejecutoriadas dictadas por las secciones y
subsecciones de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, por los Tribunales
Administrativos y por los jueces administrativos.”
238
Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo. “Artículo 308.- Régimen de
transición y vigencia. El presente Código comenzará a regir el dos (2) de julio del año 2012. || Este Código
sólo se aplicará a los procedimientos y las actuaciones administrativas que se inicien, así como a las
demandas y procesos que se instauren con posterioridad a la entrada en vigencia. || Los procedimientos y las
actuaciones administrativas, así como las demandas y procesos en curso a la vigencia de la presente ley
seguirán rigiéndose y culminarán de conformidad con el régimen jurídico anterior.”
239
Corte Constitucional, sentencia SU-210 de 2017 (MP José Antonio Cepeda Amarís; AV Luis Guillermo
Guerrero Pérez, Gloria Stella Ortiz Delgado; SV Aquiles Arrieta Gómez, Alberto Rojas Ríos e Iván Escrucería
Mayolo).
107
precedentes que la han interpretado. […]” (SU-210 de 2017). Este triple
cuestionamiento, no de orden constitucional, como expresamente se reconoce,
sino a “la aptitud legal necesaria” para acceder a la pensión, muestra, de
manera clara y distinta, que el recurso extraordinario de revisión sí era un
medio adecuado de defensa judicial para que la persona jurídica presentara su
reclamo de carácter patrimonial.
El examen de estos dos elementos ha sido realizado caso a caso por la Corte,
dependiendo del recurso alternativo que se considera, el carácter de la
protección constitucional que solicita la persona accionante, así como las
características particulares de ésta. Especialmente, el juez de tutela debe
valorar que quien acude a la tutela se encuentre en un estado de debilidad
manifiesta o que sea un sujeto de especial protección constitucional.
108
de especial protección constitucional, debido a la importancia que la Carta le
reconoce a esta institución en una sociedad abierta y democrática. 242 Así, una
cosa es una tutela de una universidad contra una decisión de la administración
que, por ejemplo, restringe la autonomía Universitaria y otra distinta un
reclamo de una universidad, en calidad de empleador en contra de una
decisión judicial en favor de uno de sus profesores, por razones de carácter
patrimonial. Este segundo escenario constitucional fue el que enfrentó la Sala
en el caso analizado, no el primero.
109
especiales que dieran lugar a la protección de esas personas. La Corte hizo
prevalecer la competencia de la jurisdicción ordinaria, afirmando que “a
través de la acción de tutela no puede evadirse el debate probatorio propio
que se debe adelantar ante la jurisdicción ordinaria laboral, con el fin de
identificar o no la existencia de una relación laboral”.246 En estas sentencias,
la Corte no sometió el proceso ordinario laboral a la prueba exigente que se
hizo en esta sentencia, y no verificó si los argumentos constitucionales de las
respectivas acciones de tutela hacían parte de las causas por las cuales se
puede presentar una demanda laboral. Simplemente observó que el mismo
debate, sobre los mismos hechos, con las mismas pretensiones, podía ser
resuelto por la jurisdicción ordinaria. Aquellos trabajadores, invocando la
protección de sus derechos fundamentales individuales, no corrieron con la
suerte ante la Corte que sí tuvo la persona jurídica que fue protegida en el
presente proceso, invocando la protección de sus derechos patrimoniales, ante
una sentencia que se considera contraria a la ley.
Son varias las decisiones que se han proferido en ese sentido. Por ejemplo, la
Corte Constitucional ha negado la tutela respecto de reclamaciones de
efectividad de pólizas de seguros de vida cuando no se detectan circunstancias
particulares. Tal es el caso de la sentencia T-442 de 2015, que declaró
improcedente una tutela debido a que “las pretensiones que invoca [el
accionante] sí pueden tramitarse, idónea y eficazmente, por las vías judiciales
civiles-comerciales”, y no había evidencia en el caso concreto de “debilidad
ostensible” o “completa desprotección”.247 En este caso, de nuevo, lo que la
Corte revisó fue si las pretensiones podían resolverse por las vías ordinarias,
no si los argumentos constitucionales podían plantearse a través de ellas.
246
Corte Constitucional, sentencias T-037 de 2016 (MP Alejandro Linares Cantillo) y T-334 de 2016 (MP
Alejandro Linares Cantillo).
247
Corte Constitucional, sentencia T-442 de 2015 (MP Luis Guillermo Guerrero Pérez). Ver en el mismo
sentido la Sentencia T-570 de 2015 (MP Luis Guillermo Guerrero Pérez).
248
Corte Constitucional, sentencia T-292 de 2006 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
249
Corte Constitucional, sentencia T-736 de 2015 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
110
2.3.5. Sin embargo, en casos donde no se hace evidente una dimensión
constitucional ajena al objeto central del medio judicial ordinario ante el juez
natural, la Corte Constitucional ha sido exigente al aplicar el principio de
subsidiariedad. Tal es el caso de la sentencia T-704 de 2014 que exigió a la
accionante acudir al recurso de casación para reclamar una pensión de vejez,
teniendo en cuenta que la Corte Constitucional “no puede invadir la órbita de
decisión de la Corte Suprema de Justicia, quien de acuerdo con la
Constitución y la ley, es la autoridad competente para pronunciarse al
respecto.”250 Incluso frente a reclamaciones de procedimientos médicos
requeridos para garantizar el goce efectivo del derecho a la salud, algunas
Salas de Revisión de la Corte, en algunos casos, ha exigido recurrir antes ante
la Superintendencia Nacional de Salud, como ocurrió en la Sentencia T-603 de
2015.251
111
que la situación alegada por la entidad accionante sí cabe dentro de las
causales del recurso extraordinario de revisión.
Esta regla fue reiterada en la Sentencia SU-263 de 2015 en que la Corte negó
la tutela presentada por una sociedad anónima contra una providencia de la
Sección Tercera con efectos patrimoniales adversos. La Sala Plena, por
unanimidad, decidió negar la tutela debido a que no se había agotado el
recurso extraordinario de revisión. La Sala descartó la posibilidad de la
252
Corte Constitucional, sentencia T-649 de 2011 (MP Luis Ernesto Vargas Silva). En este caso, se negó una
acción de tutela de la Contraloría Distrital de Bogotá contra una sentencia (del 25 de marzo de 2010, Sección
Tercera) del Consejo de Estado, por haber desconocido el derecho al debido proceso de la entidad. La
providencia acusada había revocado una decisión judicial previa, (4 de octubre de 2006, Sección Tercera
Subsección B del Tribunal Administrativo de Cundinamarca), mediante la cual se había declarado civilmente
responsable a Carlos Ariel Sánchez Torres por la actuación gravemente culposa en que incurrió siendo
contralor de Bogotá, y que condujo a esta entidad a una condena judicial en 1997. La Sala consideró que el
recurso de revisión“[…] es idóneo en el caso concreto, puesto que el procedimiento contencioso
administrativo prevé una causal específica que permite proteger de manera integral los derechos invocados
por la entidad accionante. Además, es eficaz toda vez que los remedios otorgados para tales casos por la Sala
Plena del Consejo de Estado demuestran tener un espectro lo suficientemente amplio para garantizar la
restauración de tales derechos. Se trata entonces de un mecanismo que debe ser agotado antes de acudir a la
tutela.”
112
demora en la decisión de este recurso pudiera hacerlo ineficaz, pues tratándose
de una reclamación patrimonial, una decisión favorable sería suficiente para
reparar a la empresa accionante de encontrarle razón a su reclamo. Sostener lo
contario, dijo la Corte, “llevaría al reemplazo de la acción de revisión y a la
supresión de esa competencia del órgano de cierre jurisdiccional”.253
113
razonamiento, a saber: que la Sección Segunda reconoció a favor de Manuel
Urueta un derecho pensional que legalmente no le ha debido reconocer.
2.5. Entonces, desde las dos perspectivas de la idoneidad, que son el objeto del
recurso y su resultado previsible, el recurso extraordinario de revisión era
eficaz e idóneo para proteger el derecho al debido proceso. La Corte ha dicho
114
que las reglas de subsidiariedad “deben seguirse con especial rigor en los
casos en que la tutela se dirija en contra de una providencia judicial”.256 En la
sentencia SU-210 de 2017 se desconoció ese parámetro. Por el contrario, la
apreciación de la idoneidad del recurso de revisión siguió un análisis laxo. Fue
más flexible, incluso, que aquel que realiza la Corte cuando se encuentra ante
un sujeto de especial protección que es víctima de una violación grave y
evidente de un derecho fundamental.
La coherencia a la que está obligada la Corte exige que las variables para
flexibilizar el análisis de subsidiariedad se apliquen de manera uniforme. Es
difícil explicar la laxitud del análisis que se hace en esta sentencia, en un caso
en que una persona jurídica con amplias posibilidades de acceso a la
administración de justicia, dado su conocimiento del derecho, que sufre un
perjuicio patrimonial por la sentencia controvertida, deja de usar un recurso
judicial procedente y, en su lugar, promueve una acción de tutela para
cuestionar el pronunciamiento del máximo tribunal de la jurisdicción de lo
contencioso administrativo. Salvo casos excepcionales, en los que los
derechos de un sujeto de especial protección, mal representado judicialmente,
están en juego257 (así, por ejemplo, un menor de edad reclamando el
reconocimiento de su filiación y derechos herenciales, 258 una persona
condenada luchando por su libertad259 o una madre cabeza de familia luchando
por su casa260), el dejar de usar un recurso judicial no es razón para recurrir a
la tutela. No es el caso de la entidad accionante. El único sujeto de protección
especial cuyos intereses se encuentran en juego en el presente caso, son los del
señor Urueta Ayola, que con 73 años de edad, sigue en medio de vericuetos
legales luchando por el goce efectivo, cierto y definitivo de su derecho a la
seguridad social.
256
Corete Constitucional, sentencia SU-686 de 2015 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
257
Corte Constitucional, sentencia T-329 de 1996 (MP José Gregorio Hernández Galindo, con AV); en este
caso se dijo: “[…] si se atiende a la equidad, que busca realizar la justicia en el caso concreto, habrá de
reconocerse que en determinadas situaciones la absoluta imposibilidad en que se halla el sujeto perjudicado
por la omisión procesal para evitarla, o para ejercer los recursos que le permitan su defensa, lo libera
plenamente de responsabilidad por la conducta omisiva y hace necesario que, con miras a la prevalencia del
Derecho sustancial, se atempere la rigidez de la exigencia expuesta y se otorgue la posibilidad del amparo
judicial extraordinario.”
258
Corte Constitucional, sentencia T-329 de 1996 (MP José Gregorio Hernández Galindo, con AV). (se
tutelaron los derechos al debido proceso y al acceso a la administración de justicia de dos niñas que habían
sido muy mal representadas en un proceso de filiación y reclamo de derechos herenciales).
259
Corte Constitucional, sentencia T-573 de 1997 (M.P. Jorge Arango Mejía) (se decidió admitir una acción de
tutela en contra de una sentencia penal en la que se había condenado al accionante, pese a que no fue apelada,
a encontrarse en firme, y a que posteriormente un nuevo abogado intentó diferentes recursos que no
procedieron, en tanto que no eran medios judiciales idóneos para cuestionar la sentencia condenatoria; para la
Corte “[…] cuando hay una indebida defensa, por la actuación negligente y descuidada del abogado defensor,
la existencia de esos instrumentos se hace inane, sobre todo cuando de asuntos penales se trata”). Ver también
la sentencia T-654 de 1998 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz).
260
Corte Constitucional, sentencia T-289 de 2003 (MP Manuel José Cepeda Espinosa), (una tutela contra una
sentencia de primera instancia no apelada, teniendo en cuenta la precaria situación economíca de la
accionante; su condición de mujer cabeza de familia; el ser claro que había sido mal representada
judicialmente y la actitud de reclamo constante de la mujer, así fuera por los caminos procesales inadecuados;
el estar afectados los derechos de una mujer cabeza de familia y la de sus hijos, concretamente la posibilidad
de perder su vivienda familiar).
115
2.6. El análisis del principio de subsidiariedad no es una mera formalidad.
Tiene una importancia de fondo que consiste en garantizar que la jurisdicción
constitucional se enfoque en la garantía de los derechos fundamentales, que no
fueron objeto de protección en la jurisdicción ordinaria. El propósito es que
todo juez ordinario tenga la oportunidad de aplicar el área del derecho de su
competencia y especialidad, a la luz de la Constitución Política. La
intervención del juez de tutela debe ser excepcional y orienta a proteger con
urgencia la dignidad humana, cuando se vea afectada o amenazada, y
especialmente si se trata de personas o comunidades de especial protección
constitucional. La lectura según la cual el recurso extraordinario de revisión y
sus causales debe ser aplicado de forma estricta y literal, apegada a la ley,
desconoce el espíritu del CPACA, que categóricamente advierte que los
procesos que se adelanten ante la jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo “tienen por objeto la efectividad de los derechos reconocidos
en la Constitución Política y la ley y la preservación del orden jurídico”, por
esto, se advierte, tanto en la “aplicación” como en la “interpretación” de las
normas del Código, “deberán observarse los principios constitucionales y los
del derecho procesal” (art. 103, CPACA). El juez administrativo, como
cualquier otro juez bajo el orden constitucional vigente, es también un juez
constitucional. Y las normas administrativas no sólo le permiten al juez ser
respetuoso de la Constitución Política, sino que se lo demandan. Los reclamos
de carácter fundamentalmente legal presentados por la acción de tutela,
también hubiesen podido ser analizados en su dimensión constitucional por el
Consejo de Estado.
2.8. Por supuesto, las personas jurídicas tienen acceso a la acción de tutela
para proteger su derecho al debido proceso contra posibles arbitrariedades
judiciales. Sin embargo, es importante mantener la perspectiva bajo la cual la
Corte Constitucional reconoció el derecho a usar la acción de tutela a una
persona jurídica:
116
fundamentales de las personas naturales, en caso concreto, a
criterio razonable del Juez de Tutela”.261
Así, por ejemplo, al negar la nulidad de una sentencia proferida por una sala
de revisión, la Corte Constitucional hizo hincapié en la diferencia entre
personas jurídicas con amplio acceso a la administración de justicia y los
sujetos de especial protección: “[e]s importante resaltar que las empresas
públicas tienen el deber de obrar diligentemente en su defensa, no son sujetos
de especial protección”.262 No se puede equiparar, los derechos que la
Constitución concede a las personas naturales como sujetos del derecho a la
dignidad humana, y aquellos que se extienden a las personas jurídicas, en
especial, en lo que respecta al derecho a recurrir a la acción de tutela contra
providencias judiciales como medio excepcional de defensa judicial. La
jurisprudencia comparada registra experiencias que muestran las tensiones que
puede generar el equiparar, sin los debidos matices, los derechos de las
personas, por un lado, frente al de las personas jurídicas, por el otro. 263 Dos
conceptos que no son equiparables en la Carta Política.264
Estas son pues las razones por las cuales, con el acostumbrado respeto por las
decisiones de la Sala Plena de la Corte, los Magistrados suscritos salvamos el
voto a la decisión adoptada en la sentencia SU-210 de 2017. Lo que
tranquiliza en este caso, es saber que esta decisión no tiene la fuerza
suficiente para cambiar ni alterar la pacífica y reiterada jurisprudencia que ya
está establecida en esta materia, de forma similar a como una golondrina no
hace verano.
261
Corte Constitucional, sentencia T-411 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero).
262
Corte Constitucional, auto 410 de 2015 (MP Mauricio González Cuervo).
263
Por ejemplo, la controversia suscitada por la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos en el
caso Citizens United v. Federal Election Commission, 558 U.S. 310 (2010), en que se consideró que los topes
a las contribuciones de empresas a campañas políticas era una violación al derecho constitucional de libertad
de expresión de las empresas. Para uno de varios comentarios académicos sobre las consecuencias
constitucionales de esa decisión ver, Amy Sepinwall, “Citizens United and the Ineluctable Question of
Corporate Citizenship”, en Connecticut Law Review, Vol. 44, pp. 575-615 (2012).
264
La Constitución Política, en sinnúmero de artículos, emplea la expresión ‘persona’ como sinónimo de ser
humano (ver por ejemplo los artículos 26, 28, 49 y 79, CP, entre otros), y no como el clásico concepto
genérico de ‘persona’ que incluye ‘personas naturales’ y ‘personas jurídicas’, propio del derecho civil.
265
Corte Constitucional, sentencia SU-686 de 2015 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
117
Fecha ut supra.
118
ACLARACIÓN DE VOTO DE LA MAGISTRADA
GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO
A LA SENTENCIA SU210/17
Estoy de acuerdo con la decisión adoptada por la Sala Plena, sin embargo,
como lo expresé ante la Sala Plena, considero que debido a las situaciones
fácticas planteadas por la accionante, era pertinente analizar si en este caso
concreto era o no aplicable la regla sobre la “obligatoriedad de la cotización
por parte de los empleadores antes de 1993”. Lo anterior, pues esa obligación
está supeditada a revisar en cada caso concreto el momento en que fue
llamado a cotizar el sector a que se hace referencia, en este caso el educativo.
Magistrado Ponente:
JOSÉ ANTONIO CEPEDA AMARÍS
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Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, que confirmó
la Sentencia del 2 de diciembre de 2010, proferida por la Subsección “B” de
la Sección Segunda del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, que
ordenó al ISS (ahora Colpensiones) el reconocimiento y pago de la pensión
de vejez en favor del señor Manuel Santiago Urueta Ayola, bajo el régimen
especial de Congresistas y Magistrados de las Altas Cortes (Ley 4ª de 1992 y
Decretos 1359 de 1993 y 1293 de 1994), vulneró los derechos fundamentales
al debido proceso, el acceso a la administración de justicia y a la igualdad de
la Fundación Universidad Externado de Colombia” 266. De este problema
general, la Sala Plena derivó varios relacionados con los defectos que invocó
la Universidad Externado de Colombia267.
2. Estoy de acuerdo con la decisión adoptada por la Sala Plena, sin embargo,
como lo expresé ante la Sala Plena, considero que debido a las situaciones
fácticas planteadas por la accionante, era pertinente analizar si en este caso
concreto era o no aplicable la regla sobre la “obligatoriedad de la cotización
por parte de los empleadores antes de 1993”. Lo anterior, pues esa obligación
está supeditada a revisar en cada caso concreto el momento en que fue
llamado a cotizar el sector a que se hace referencia, en este caso el educativo.
120
a cotizar por sectores económicos y se probó que la obligación operó para
estos sectores desde determinado tiempo. Por tanto, era necesario verificar si
tal deber operaba o no en este caso concreto para la Universidad Externado de
Colombia.
Fecha ut supra
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