Antología de Cuentos Juveniles Resumen
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2. La caja de Paulina
Al escuchar las voces y risas del primer piso Paulina siente
miedo y se le aprieta el pecho. No sabe dónde esconder ese
miedo que la tortura. Mira a su alrededor y mira una cajita
con llave que tiene, pero no puede ser porque allí guardó la
pena que sintió cuando su padre falleció hace un año atrás,
junto a su foto. En su cajita de música metió sus esperanzas,
ilusiones y sueños más secretos, estaba llena. Mientras
piensa dónde guardarlo. Abajo su mamá camina junto al
famoso Esteban y se despiden con un beso interminable. Es
el prometido de su madre. Toma una caja de chocolates vacía
que le regaló él y mete allí el miedo (mancha oscura) que
siente, envuelto en el pañuelo que le regaló Esteban a su
madre.
Al día siguiente van juntos a la playa, su madre la avergüenza
contándole a Esteban que le da miedo bañarse en el mar.
Más tarde caminando en las rocas húmedas Esteban la toma
firme de su mano evitando que se caiga y no la vuelve a
soltar. Esteban la carga dormida cuando llegan a casa y la
deja con cuidado en la cama. La niña despierta se levanta
abre la caja y extiende el pañuelo sobre la cama y descubre
con asombro que no tiene absolutamente nada.
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3. La promesa
Felipe y Daniela eran como dos caras de la misma moneda. Eran vecinos y habían
compartido desde el jardín de infantes. Lo que los unía irremediablemente era la
promesa de amistad que habían jurado antes de ingresar a estudiar. Un acuerdo que
los amarraba para toda la vida y que ambos firmaron y enterraron en el jardín de la
casa de Felipe junto a Max el perro que le regalaron sus abuelos y que murió
atropellado.
Los días martes, miércoles y viernes se encontraban en 8 Norte con Libertad y juntos
tomaban la micro que los acercaba a sus hogares. Felipe se preocupó muchísimo
cuando Daniela faltó. Pensó que algo le había sucedido en el camino. Se fue
rápidamente al colegio a preguntar si había asistido a clases. Allí se encontró con la
Cota, la mejor amiga de Daniela, quien le dijo que se sintió mal y la llevaron a
enfermería, luego su tía fue a buscarla para llevarla a casa. Ese día la mamá de
Daniela no le permitió verla. Los días siguiente tampoco. La cota le dijo por teléfono
que no había ido durante toda la semana. Un día pudo hablar con ella por teléfono,
ella era la única que le decía “Pipe”. Le contó que sus padres no la dejaban ir al
colegio y no sabía por qué.
Esa fue la última vez que Felipe habló con Daniela. Se preocupó de las pruebas finales
y viajó a Santiago a un campeonato de futbol de los Padres Franceses, pero no lo
pasó bien, extrañaba a Daniela. Un día sus padres hablaban en la habitación sobre
Daniela, tenía cáncer. Él no comprendía cómo una niña de 14 años sufriera eso. Esa
noche sus padres le contaron que tenía leucemia (cáncer a la sangre).
Daniela viajaría a Estados Unidos para someterse a un tratamiento médico. Cuando
la internaron en el Hospital Naval, la enfermera de turno le permitió visitarla
escondido. La vio dormitando en la cama y le tomó la mano y ella se la apretó.
Pensó en viajar a Estados Unidos, pero no tenía dinero. Pasaron tres meses sin verla.
Un día de vuelta del colegio entró en la iglesia las carmelitas. Se hincó y rezó, suplicó
por su amiga y ofreció su vida por la de ella. Felipe sintió que Dios lo comprendía.
Sentía que Daniela no rompería la promesa de estar juntos toda la vida. Una mañana
decidió salir a andar en bicicleta por la playa de Reñaca, entonces comprendió que
solo debía esperar y ver qué cosas podían ocurrir, sin esperar nada.
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4. El amuleto
Remó lentamente. Sabía que allí vivía Chalpe (dios de los infiernos) pero
necesitaba cazar una presa para alimentarse y a sus hijas también, Quilineckde
14 y Aulieck de 16 años. Quería capturar a un wala (lobo marino), para obtener
alimento y aceite.
Workwa observó la colonia de focas, pero sabía que no lo lograría. Ella era
viuda y no era cazadora. Pero aun así se encomendó a Dios y se lanzó al mar,
dejando la canoa amarrada, imitando la forma de cazar de su difunto esposo,
llevó a dos perros con ella sabiendo de que si hería a una foca los perros la
ayudarían a tomar la presa hasta la canoa. Lanza el arpón y la presa se lanza al
mar, ella logra enterrarle otro arpón. La lleva a la orilla de la playa donde se
alimenta junto a sus hijas y se cubren la piel con su aceite para el frio. Contaba
con tres apones y una lanza, raspadores de concha, un cuchillo y su gran tesoro
era una bolsa de cuero con piedras del fuego (pirita y cuarzo).
Esa noche lloraron las tres la muerte de Kankoat quien había sido asesinado.
Había sido un buen hombre, proveedor. Murió cuando fueron atacados por
una tribu enemiga, los onas, ellas se salvaron porque nadaron al mar donde se
encontraba su canoa logrando huir. Se dirigieron hacia la isla de Tekenita,
donde moraba el Dios de los infiernos quien se había apiadado de ellas y las
había protegido, incluso le había regalado un amuleto, una moneda de oro,
que encontró en un barco hundido en el mar y que colgó de su cuello.
A la mañana siguiente, lograron cazar dos guanacos y en la tarde recolectaron
erizos. Encontró un clavo con el que hizo una punta de lanza para protegerse.
Permanecieron en la isla tres años. Sus hijas tenían 17 y 19 años, ya podían
casarse. Su hija mayor se casó con Wateni y la invitaron a formar parte de la
familia. El hombre sabio de la tribu señalaba su talismán como maldito cada
vez que la veía. Quisieron expulsarla de la tribu, pero Wateni la defendía
porque era muy trabajadora. El Chiejáus, ceremonia yamana, donde se casó su
hija mayor, era una ceremonia de iniciación para los jóvenes de 17 años, se les
realizaban distintas pruebas de valor y se les enseñaba lo esencial para
sobrevivir. La ceremonia duraba 3 meses.
El hombre sabio insiste en que queme el amuleto, pero ella se resiste teme
que le sucedan cosas malas. Una noche su tienda fue incendiada, cuando logró
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salir vio al brujo pidiendo a la gente que la matara, ella para defenderse le
lanza su arpón y lo mata. Estaba condenada de por vida. Los brujos eran
sagrados. Nunca más volvió a ver a su familia. Tuvo que huir.
Volvió a la isla Tekenika. Un día se encontraba recolectando mariscos,
sumergida en las rocas cuando vio aparecer la orea, una ballena voraz que
quería comerla. Tuvo que permanecer en las rocas sumergida para que no la
viera. Logró escapar, aunque la ballena asesina estuvo a punto de terminar con
ella. Agradeció al talismán lograr escapar. Un día tuvo que dirigirse a una isla a
buscar el anan que era indispensable para su supervivencia, ya que con ello
reforzaba su canoa. Pero allí se encontraban tribus de onas, sus enemigos, allí
encontró a un hombre con la pierna quebrada, era su enemigo, se dirigía a
matarlo, pero al escuchar una canción que comenzó a cantar, se detuvo y
decidió ayudarlo. En eso unos onas se acercaron al ver su canoa, el hombre la
ayudó haciéndola pasar por su esclava. Se fueron juntos a su isla, ella lo llevó
a la zona donde encontró su talismán, en los restos del naufragio encontró más
monedas de oro, un hacha y una espada quebrada, platos de cobre y cantaros.
Hicieron una trampa para cazar un puma y celebraron felices por obtener ese
botín. Con el tiempo Anko comprendió que Workwa estaba muy enferma, él
la cuido hasta su muerte. En ese momento decidió regresar con su antigua
tribu. Años después, un bote ballenero se asentó en la isla y descubrieron la
cueva donde descansaban los restos de la mujer y las monedas de oro sacadas
del galeón español, agradecieron ese regalo y sepultaron sus huesos junto a
sus armas por la fe cristiana deseándole que descansara en paz.
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5. Pequeño Sol
Me sorprendí recordándolo y pensando en su identificación, que
nombres o apellidos tenia, que nacionalidad o sexo. Siempre lo llamé
Pequeño Sol. Representaba algo mágico en mi niñez. Me inspiraba
confianza. Me hacía olvidar mis penas y enojos. La gente decía que
yo era un niño triste, pero solo era melancólico, pero alegre en el
fondo. A veces prefería aislarme un poco y observar como iluminaba
todo lo hermoso. Un día se posó sobre una niña delgada, sin mayores
atractivos a mi parecer. Unos días después, la encontré llamando a
un gato blanco que estaba reclinado en la vereda. Me acerqué y le
dije que el gato estaba sucio, ella me dijo que no estaba sucio y que
no fuera egoísta. Le respondí que era una niña tonta, ella me ignoró.
Al sentirme ofendido me fui a mi casa. La niña se llamaba Eliana y al
tiempo nos hicimos mejores amigos. Un día me atreví a presentarle
al Pequeño Sol, ella se sintió feliz de compartir ese secreto conmigo.
Nos hicimos grandes amigos y su mamá también me quería mucho y
me acogían en su casa como a uno más, ya que siempre me
encontraba muy solo, mis padres trabajan todo el día. Su gato se
llamaba Pituto, y la ayudaba a buscarlo cada vez que se perdía.
Pasaron tres años felices, pero un día mi amiga se había ido, se mudó
sin despedirse. Pequeño sol al parecer la quería más que yo, y
decidió irse con ella. Pasaron diez años de eso, yo entré a estudiar
medicina. Un día un compañero llamado Pablo me invitó a una
exposición de automóviles para mirar a las promotoras. Allí encontré
a mi antigua amiga, me extendió un folleto, se veía hermosa. En eso
apareció un hombre que la abrazó. No volví a verla. No me atrevía a
volver a la exposición para hablarle, pero mi amigo Pablo me
animaba y me llevó de nuevo al lugar. Entonces la llamé por su
nombre y ella me reconoció, me entregó un folleto con un mensaje
escrito y me dijo que lo leyera. Decía que nos juntáramos el sábado,
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6. El SÉPTIMO ELEMENTO
¿Qué están haciendo ahí ustedes dos? Se escuchó gritar a Steve Baterman. Joe
Rossellini no se asustó. Nuevamente le dio la orden de tomar sus puestos de
artillería. Joe Rossellini y Dave Jones caminaron lentamente hacia la salida, se
encontraban en zona restringida. Allí se guardaban 15 gigantescos estanques
del SEPTIMO ELEMENTO, quedaba muy poco en el planeta. Luego les dijo que
fueran a tomar sus posiciones porque según los espías, los atacarían con todas
sus fuerzas esa tarde, ya que decían que se les había acabado el SÉPTIMO
ELEMENTO.
Joe Rossellini era un hombre de 30 años, militar de hace mucho tiempo.
Había perdido a su esposa y a sus dos hijas en el conflicto. Era un hombre
tosco y rudo, introvertido, individualista.
Dave Jones tenía solo 20 años y admiraba a Joe, vino a aprender de él. Quien
lo consideraba como a un hermano menor. Esa tarde, tendrían que luchar
para proteger el séptimo elemento, ya que quien lo posee, tiene el control de
todo el mundo. Muchos países habían desparecido porque ya no tenían aquel
elemento. Quedaban exclusivamente dos bandos, que batallarían hasta la
muerte para controlar el poder.
Casi todos eran militares, quedaban pocos civiles. La gente ya no tenía hijos
por la aparición de enfermedades como el sida y las pestes. La lepra atacó
fuerte y la gente se mataba por cualquier cosa. En medio de todo aquel caos
se desarrolló una guerra, la gente la había llamado “la guerra de la
decadencia”. El lugar apestaba con cadáveres por todos lados.
Dave y Joe se dirigieron a las instalaciones militares allí Terry Payton, les dió
las órdenes para que se ubicaran en sus puestos. Los enemigos caerían sobre
ellos a las 7 PM. Joe no sentía miedo, pero muy en el fondo creía que todo
acabaría allí. Recordó su vida antes de la guerra. De su mujer y sus hijas. Vio a
sus compañeros y sintió que no era justo que muriesen, eran jóvenes,
merecían tener una vida digna. La guerra no tenía sentido.
A la 7 pm la lucha había empezado, volaban misiles y granadas. Muchos
hombres estaban heridos o muertos. Rossellini sabía que debían llegar
refuerzos pero éstos no aparecían. Los muertos aumentaban, estaban en
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