10 Historias de Terror
10 Historias de Terror
10 Historias de Terror
1. Jack, el Linterna.
Dicen por ahí que el diablo se enteró que en la Tierra había un hombre con el alma
negra y decidió que era tiempo de conocerlo, así que se puso el traje de un humano
y lo fue a encontrar. Para comprobar los rumores que giraban alrededor del hombre,
el diablo se hizo pasar por su amigo hasta que le confesó su verdadera identidad y
le dijo que se lo llevaría a pagar por sus pecados. Ante la sorpresa, Jack le pidió
que como último deseo le concediera más tragos; él aceptó. Llegó la hora de irse y
había que pagar, pero ninguno de los dos tenía efectivo, así que Jack retó al diablo
para convertirse en moneda y pagar lo que habían consumido. Lo hizo, pero Jack
no pagó con él, lo puso en su bolsillo al lado de un crucifijo que cargaba y le advirtió
que no lo sacaría a menos de que lo dejara de molestar por un año más.
El tiempo pasó y santanas regresó, pero Jack de nuevo le pidió su última voluntad:
conseguir una manzana situada en lo alto de un árbol como última cena; él aceptó
y cuando subió al árbol, Jack talló en él una cruz y para dejarlo bajar le pidió que no
lo molestara por 10 años más. Lucifer cumplió, pero ese hombre murió esperándolo,
y cuando llegó al cielo no lo dejaron entrar y su segunda opción era el infierno, pero
ahí tampoco lo dejaban pasar por el trato que tenía con el dueño de esos lugares.
Fue entonces cuando Satanás decidió sentenciarlo a deambular por el mundo con
un nabo hueco de carbón ardiendo, como única luz para guiarlo (dicen que de ahí
nace la tradición de las calabazas como lámparas).
2. La casa embrujada.
Asustados, buscaron la forma de salir, pero unas sombras los alcanzaron y ahí
comprendieron todo: como en una película, pudieron ver a una niña de unos once
años jugando a la ouija mientras sus papás estaban abajo haciendo caricias a su
hermano, un bebé; en lo que pareciera un impulso, ella tomó un hacha y bajó a la
sala donde mató a sus padres y hermano. Los cuatro niños comprendieron que la
niña se sentía celosa por el robo de atención y decidió vengarse. Cuando intentaron
salir, dicen que la infanta los maldijo, y desde entonces, cada noche de Halloween,
Raúl, Fran, Carolina y Lorena visitan esa casa y pasan horas "jugando" con el
espíritu.
A Luis le gustaban las historias que tenían referencia al día de los muertos, así que
decidió que empezaría a recolectar todas las que conociera y haría un libro llamado
Cuentos de Halloween. La idea la tuvo a los 5 años y la continúo por mucho tiempo,
pues cuando tenía 10, ya tenía más de 100 cuentos en su libreta. Al cumplir 15,
seguía fascinado con su colección, pero ese año, al acercarse la fecha que más le
gustaba, Halloween, algo extraño pasó... Luis desapareció.
Sus padres lo encontraron vestido de zombi sobre su cama y con su libro de relatos.
Nadie podía decir lo que le había pasado, sólo murió. Desde entonces, se cuenta
que Luis deambula por las calles cada noche de brujas, esperando conseguir más
y más historias para su libro. ¿Le quieres contar una?
Una de las adolescentes pudo ver a una mujer anciana flotando, solo se veía de la
cintura para arriba, pero detrás de ella le seguían unas piernas y luego un brazo con
bolsas de supermercado y otro brazo llevando la correa de un perro. Los gritos
fueron de inmediatos y lo chicos salieron huyendo del lugar; en el camino se
encontraron a otros jóvenes más de la escuela que escucharon lo que vivieron y
quienes les confirmaron lo sucedido.
La leyenda cuenta que una mujer anciana cocinaba cuando decidió ir a la tienda,
pero olvidó apagar lo que tenía en la estufa, cuando regresó vio que su casa se
quemaba y al querer llegar más rápido, fue atropellada y partida en dos... ¿Era ella?
5. La masacre.
Era noche de Halloween y había que celebrar, así que un grupo de jóvenes
estudiantes decidieron reunirse en casa de uno de ellos, pues sus padres no
estaban y era el lugar perfecto para una fiesta privada. La noche llegó y era hora de
los juegos; siendo una fecha especial, uno de los adolescentes sacó una tabla de
ouija. En esa casa estaban Claire, April, Curtis, Dominic y Anouk; quienes se
juntaron en círculo para iniciar el juego, cuando alguien insinuó que se necesitaba
una especie de médium que se encargara de dirigir el tablero y todos eligieron a
April, la chica más tímida, conservadora y miedosa del grupo.
Ella, para probarse, aceptó y empezó la noche con de los espíritus, pues se
conectaron con uno que decía llamarse Ruth; era una chica de 16 años que había
muerto asesinada y que les decía que era de la misma ciudad que ellos. El juego
parecía inocente y luego de una larga sesión de preguntas y respuestas, decidieron
que era momento de hacer otra cosa. Posteriormente, April subió al baño sola y
pudo mirar como una sombra se acercaba a ella, en eso escuchó un grito y vio cómo
Curtis, el dueño de la casa, caía frente a ella con un cuchillo clavado en el cuello.
Cuando bajó gritando y llorando, se dio cuenta de que sus amigos habían sido
asesinados de manera brutal; trató de salir corriendo, pero los nervios la traicionaron
y cayó desmayada.
Poco después, la policía, alertada por los vecinos, llegó y encontró a la joven bañada
en sangre. ¿Qué pasó? Un video en la casa de Curtis reveló todo: April mató
fríamente a sus compañeros y fue encarcelada por homicidio, pero siempre lo negó.
La gente dice que no fue April, sino Ruth, quien entró en el cuerpo de la joven para
acabar con todos por simple gusto.
6. La bruja.
Rodrigo era un hombre joven y con la vida resuelta; a sus 27 años era millonario y
vivía solo, porque sus padres murieron y lo dejaron bien acomodado. Era arrogante
y prepotente y no trabajaba; una noche de brujas iba por la calle cuando vio que con
motivo de Halloween, había un mercado donde sobresalía la carpa de una mujer
que decía era una bruja. Él no creía en brujas, pero decidió que era buen momento
para comprobar que todo era una farsa. Cuando llegó se encontró en una carpa
oscura donde unas velas alumbraban una mesa donde se encontraba una anciana
que lo invitó a sentarse. A Rodrigo le pareció una mujer repugnante y cuando ella le
preguntó: ¿Qué es lo que quieres saber? Sólo le contestó: "Vengo a ver cómo te
equivocas".
La bruja respiró y le supo decir quién era él, pero sin olvidar recordarle que siempre
pasaba por encima de todo y todos, sin importarle nada; y sin decirle que nadie se
burlaba de ella, por lo que al día siguiente viviría el día de muertos en carne propia.
Rodrigo se marchó asustado y ni siquiera le pagó a la mujer aquella de nombre
Mandrágora; se resistía a creer en lo que le había dicho, pero no podía evitar sentir
miedo, así que empezó a ingeniar una idea para no morir en esa noche de brujas.
Llegada la noche y pensando en que ya había salvado su vida, pues sólo faltaba un
minuto para que la noche del 31 de octubre terminara, Rodrigo fue testigo de cómo
del enchufe de la pared salían grandes chispas, ¡había olvidado cortar la luz!
Desesperado pedía ayuda, pero no podía desatarse, el fuego se acercaba y él sólo
lograba escuchar la risa burlona de una mujer que parecía venir desde el mismo
infierno.
7. La venganza.
Después de unos minutos, cuando todo parecía calmarse, uno de los amigos
comenzó a hablar en un extraño idioma que nadie entendía, así que el pánico inició
de nuevo. En ese momento la ouija comenzó a moverse por sí misma y formó la
frase: "Fue un gran error". El tablero se movía de manera constante y en eso la
adolescente vio algo que no pudo creer: a su padre. Se dio cuenta que él era quien
estaba asustando a la gente. Subió a buscar a su madre, pero la encontró muerta y
a su hermano, también.
¿Por qué los mató? La chica halló el diario de su madre y en él pudo leer que su
progenitora lo asesinó tanto a él como al padre de su medio hermano. El juró
venganza y la cumplió.
8. Alejandrito.
Con una lámpara y una bolsa llena de canicas empezaron a jugar; de repente,
Alejandrito le dijo al otro niño: "Tu mamá te ama mucho, tienes suerte, yo siempre
extraño a la mía." - ¿Con quién vienes?, le preguntó. Y respondió que con sus
abuelos. Todo parecía ir bien; siguieron jugando hasta que el sueño los venció.
9. La pérdida de un amigo.
Héctor y Raúl eran buenos compañeros de clase, así que Héctor decidió invitar a
su amigo al pueblo de donde era originario; ahí, la celebración de Halloween era
todo un suceso importante, así que Raúl aceptó.
En el camino, Raúl había visto a un hombre en el bosque todo lleno de sangre, pero
se imaginó que era alguien con un disfraz. Más tarde, Héctor dijo que se sentía
cansado y regresaría a casa. Nunca más lo volvieron a ver. Raúl y Mariana, junto
con los padres de ella, buscaron incansablemente a Héctor, pero nunca lo pudieron
encontrar, sólo hallaron sangre, papeles con señales extrañas y lo que parecían los
restos de una calabaza, en el bosque. ¿Qué pasó? Aún sigue siendo un misterio.
10. La niña.
Una pequeña llamada Raquel salió de la escuela y se dirigió a su casa, pero esta
vez tomó una ruta nueva. En el camino se encontró con una niña que lloraba y se
acercó para ver qué pasaba; la niña le señaló una casa y le explicó que su gato se
había metido ahí y que tenía miedo de irlo a buscar. Raquel, inmediatamente,
decidió ayudar a la menor y se dirigió a la casa; cuando llegó se encontró con la
puerta abierta y el inmueble solo; así que decidió entrar y miró al gato huir por las
escaleras. Lo siguió y cuando creía que lo atraparía éste se metió a un cuarto.
Raquel salió huyendo, pero al día siguiente fue hallada muerta de la misma manera
que aquella infanta. Dicen que aún sigue pidiendo que le devuelvan a su gato.
10 LEYENDAS
Cada que salía aparecían animales muertos, pero éstos se empezaron a convertir
en humanos. La gente asustada decidió salir en busca del causante, cuando, cerca
del Panteón de Belén, escucharon gritos. Era Don Jorge, atacando con la boca el
cuello de un hombre.
La gente lo persiguió, pero él logró huir, así que el cura de Guadalajara lo fue a
buscar a su hacienda, para hacerle un exorcismo. El Vampiro juró vengarse de
todos, cuando alguien le clavó una estaca en el pecho.
Se fue. Sin ninguna explicación a María, quien cayó en una profunda depresión.
Dos años estuvo así, hasta que sus hermanos decidieron enclaustrarla en el Antiguo
Convento de la Concepción, donde se la pasaba rezando y pidiendo por él.
La leyenda cuenta que como no podía soportar estar sin su amado, ya muerta salió
a buscarlo y lo mató para estar con él aunque sea en el más allá.
3. Veracruz. La Mulata. Cuentan que hace muchos años, en Córdova, existió una
mujer misteriosa, porque vivía aislada del trato social y no se conoció su
procedencia. Se dice que era huraña porque su belleza era tanta que cuando salía
a la calle, era víctima de habladurías. Se le conocía también porque usaba hierbas
para hacer curaciones maravillosas y por predecir sucesos naturales, como
temblores y hasta por conjurar tormentas.
Era una obra de arte que dejaba perplejo a cualquiera. Fue entonces cuando la
mulata preguntó: ¿Qué es lo que crees que le hace falta al barco? A lo que el
carcelero le contestó: Andar... En eso ella le dijo: Pues mira como anda... La mulata
dio un salto y se subió al barco, despidiéndose del hombre que la resguardaba,
quien sólo veía lo que sucedía asombrado, el barco se perdió en el horizonte que
ella dibujó.
4. Guanajuato. El callejón del beso. Es conocido por todos, porque apenas mide
68 centímetros de ancho, por lo que los balcones de las casas están casi pegados.
La leyenda de este lugar nace del amor prohibido de una pareja de enamorados,
Carlos y Ana, quienes se citaban clandestinamente en uno de sus balcones, para
demostrarse su amor.
Un día, el padre de ella los descubrió y se opuso por completo a ese amor, al grado
de matar, ahí mismo, al enamorado.
Otra versión de la historia indica que la asesinada fue Doña Ana, quien
murió después de que su padre le enterrara una daga por la espalda.
Don Carlos, al ver la muerte inminente de su amada, besó su mano aún tibia, de ahí
el nombre de este lugar.
Hoy en día, se dice que las parejas que se den un beso en el tercer escalón, tienen
garantizados 7 años de felicidad. Ritual obligado para las parejas que visitan
Guanajuato.
No te pierdas de conocer la Isla de las Muñecas dando un paseo en trajinera por los
canales de Xochimilco.
6. Estado de México. La Llorona. La historia cuenta que una mujer indígena tuvo
un romance con un hombre español; relación de la que nacieron tres hijos, a quien
ella atendía devotamente. Pero, el padre de ellos, no parecía estar muy contento
con la relación, pues cada que ella buscaba formalizar, él se negaba. Pasó el tiempo
y él se terminó casando con una damisela española. Ella no pudo con lo sucedido
y perdió la razón. Aquella mujer indígena se dirigió al Lago de Texcoco y ahí ahogó
a cada uno de sus hijos, para luego suicidarse ella.
Desde entonces, se dice que se escucha el lamento de una mujer joven que viene
del lago; dicen que grita por sus hijos y que se puede ver que es una mujer vestida
de blanco y delgada que deambula sin rumbo hasta esfumarse de nuevo en el lago.
Un día, a Morelia, entonces Valladolid, llegó un noble de la corte del Virrey, quien
en un paseo conoció a Leonor y se enamoró, pidiéndole permiso para cortejarla.
Ella aceptó y se vieron en una ventanilla del sótano de la casa, donde Leonor dormía
porque su madrastra no quería que mostrara su belleza en ningún lugar.
Así pasaron los días de romance, hasta que Doña Margarita los encontró y cerró
toda ventana, dejándolos sin comunicación. Pero él no sabía qué había pasado
porque tuvo que salir corriendo a asuntos del reino. Nadie sabía que Leonor estaba
prisionera. Los días pasaron y ella seguía encerrada.
Buscando comida para mantenerse para su amado, sacaba una mano por la
ventanilla para implorar limosna. La gente ya rumoraba de la mano que salía por la
reja, pero Doña Margarita se había encargado de disipar los rumores.
Se dice que ahora, en la reja del sótano se ve una mano pálida y descarnada que
implora por caridad diciendo: "Un pedazo de pan por el amor de Dios...".
Durante cinco días buscaron, hasta que encontraron una cueva de aspecto extraño,
a la que se acercaron y donde hallaron una roca brillante semienterrada. Lo que les
llamó la atención y se pusieron a escarbar cerca de ella, pues pensaban que era
oro.
Lograron sacar la roca y se acostaron a descansar. Al día siguiente, los jóvenes
fueron encontrados muertos. El acta de defunción dice que perdieron la vida en una
riña entre ellos mismo. Se cuenta que fue la ambición la que acabó con ellos, porque
al final la piedra no tenía ningún valor.
La gente cuenta que quien se encuentra con ella, se vuelve agresivo y ataca sin
razón aparente. Y es que la piedra servía para afilar cuchillos, lo que muchos
hicieron, antes de transformarse en seres violentos.
Ante la caótica situación, se decidió que la roca fuera llevada lejos del alcance
humano, justo en lo alto de un muro posterior de la catedral Zacatecas, debajo de
la campana chica.
En esos tiempos, había guerra entre los zapotecas y los Mixtecos, quienes tomaron
a la princesa como rehén de paz. Pero cuando se vieron amenazados, la
decapitaron. Nunca dijeron dónde había puesto la cabeza. De ahí se generó la duda:
¿dónde está la princesa Donaji?
10. Guerrero. La leyenda del candil. Cuenta la leyenda que todo esto ocurrió en la
Costa Grande de Guerrero. Una mujer había juntado sus monedas de oro para
visitar al papa en el Vaticano. En ese entonces, no había muchos transportes y la
mujer tenía que caminar por la orilla de la playa hasta llegar a Acapulco; tardaría un
día y medio.
El día de su partida llegó y a las 4 de la mañana, sin luna en el cielo, salió guiándose
por la espuma del mar y un candil de petróleo. Pero nada de lo que había planeado
resultó, porque cuando iba caminando, unos hombres la atracaron, la robaron y la
mataron.
La mujer no logró su cometido y se dice que ahora se pasea por la costa con un
candil. Esto ocurrió entre Carrizal y Mitla.
10 FABULAS
CENICIENTA
Érase una vez un hombre bueno que tuvo la desgracia de quedar viudo al poco
tiempo de haberse casado. Años después conoció a una mujer muy mala y
arrogante, pero que pese a eso, logró enamorarle.
Ambos se casaron y se fueron a vivir con sus hijas. La mujer tenía dos hijas tan
arrogantes como ella, mientras que el hombre tenía una única hija dulce, buena
y hermosa como ninguna otra. Desde el principio las dos hermanas y la
madrastra hicieron la vida imposible a la muchacha. Le obligaban a llevar viejas
y sucias ropas y a hacer todas las tareas de la casa. La pobre se pasaba el día
barriendo el suelo, fregando los cacharros y haciendo las camas, y por si esto
no fuese poco, hasta cuando descansaba sobre las cenizas de la chimenea se
burlaban de ella.
Un día oyó a sus hermanas decir que iban a acudir al baile que daba el hijo del
Rey. A Cenicienta le apeteció mucho ir, pero sabía que no estaba hecho para
una muchacha como ella.
Planchó los vestidos de sus hermanas, las ayudó a vestirse y peinarse y las
despidió con tristeza. Cuando estuvo sola rompió a llorar de pena por no poder
ir al baile. Entonces, apareció su hada madrina:
- Mmmm… creo que puedo solucionarlo, dijo esbozando una amplia sonrisa.
- Sólo una cosa más Cenicienta. Recuerda que el hechizo se romperá a las doce
de la noche, por lo que debes volver antes.
Días después llegó a casa de Cenicienta un hombre desde palacio con el zapato
de cristal. El príncipe le había dado orden de que se lo probaran todas las
mujeres del reino hasta que encontrara a su propietaria. Así que se lo probaron
las hermanastras, y aunque hicieron toda clase de esfuerzos, no lograron meter
su pie en él. Cuando llegó el turno de Cenicienta se echaron a reír, y hasta
dijeron que no hacía falta que se lo probara porque de ninguna forma podía ser
ella la princesa que buscaban. Pero Cenicienta se lo probó y el zapatito le quedó
perfecto.
HÄNSEL Y GRETEL
Había una vez un leñador y su esposa que vivían en el bosque en una humilde cabaña con
sus dos hijos, Hänsel y Gretel. Trabajaban mucho para darles de comer pero nunca
ganaban lo suficiente. Un día viendo que ya no eran capaces de alimentarlos y que los
niños pasaban mucha hambre, el matrimonio se sentó a la mesa y amargamente tuvo que
tomar una decisión.
- No podemos hacer otra cosa. Los dejaremos en el bosque con la esperanza de que
alguien de buen corazón y mejor situación que nosotros pueda hacerse cargo de ellos, dijo
la madre.
Los niños, que no podían dormir de hambre que tenían, oyeron toda la conversación y
comenzaron a llorar en cuanto supieron el final que les esperaba. Hänsel, el niño, dijo a su
hermana:
- No te preocupes. Encontraré la forma de regresar a casa. Confía en mí.
Así que al día siguiente fueron los cuatro al bosque, los niños se quedaron junto a una
hoguera y no tardaron en quedarse dormidos. Cuando despertaron no había rastro de sus
padres y la pequeña Gretel empezó a llorar.
- No llores Hänsel. He ido dejando trocitos de pan a lo largo de todo el camino. Sólo tenemos
que esperar a que la Luna salga y podremos ver el camino que nos llevará a casa.
Pero la Luna salió y no había rastro de los trozos de pan: se los habían comido las palomas.
Así que los niños anduvieron perdidos por el bosque hasta que estuvieron exhaustos y no
pudieron dar un paso más del hambre que tenían. Justo entonces, se encontraron con una
casa de ensueño hecha de pan y cubierta de bizcocho y cuyas ventanas eran de azúcar.
Tenían tanta hambre, que enseguida se lanzaron a comer sobre ella. De repente se abrió
la puerta de la casa y salió de ella una vieja que parecía amable.
La vieja les dio de comer y les ofreció una cama en la que dormir. Pero pese a su bondad,
había algo raro en ella.
Con muy malos modos despertó a su hermana y le dijo que fuese a por agua para preparar
algo de comer, pues su hermano debía engordar cuanto antes para poder comérselo. La
pequeña Gretel se dio cuenta entonces de que no era una vieja, sino una malvada bruja.
Pasaban los días y la bruja se impacientaba porque no veía engordar a Hänsel, ya que este
cuando le decía que le mostrara un dedo para ver si había engordado, siempre la engañaba
con un huesecillo aprovechándose de su ceguera.
La niña se imaginó algo terrible, y supo que en cuanto se despistara la bruja la arrojaría
dentro del horno.
Pero cuando la bruja metió la cabeza dentro del horno, la pequeña le dio un buen empujón
y cerró la puerta. Acto seguido corrió hasta el establo para liberar a su hermano.
Los dos pequeños se abrazaron y lloraron de alegría al ver que habían salido vivos de
aquella horrible situación. Estaban a punto de marcharse cuando se les ocurrió echar un
vistazo por la casa de la bruja y, ¡qué sorpresa! Encontraron cajas llenas de perlas y piedras
preciosas, así que se llenaron los bolsillos y se dispusieron a volver a casa.
Pero cuando llegaron al río y vieron que no había ni una tabla ni una barquita para cruzarlos
creyeron que no lo lograrían. Menos mal que por allí pasó un gentil pato y les ayudó
amablemente a cruzar el río.
Al otro lado de la orilla, continuaron corriendo hasta que vieron a lo lejos la casa de sus
padres, quienes se alegraron muchísimo cuando los vieron aparecer, y más aún, cuando
vieron lo que traían escondido en sus bolsillos. En ese instante supieron que vivirían el resto
de sus días felices los cuatro y sin pasar penuria alguna.
- ¿Y ahora qué haré? Mis hermanos trabajarán juntos y harán fortuna, pero yo sólo tengo
un pobre gato.
- No os preocupéis mi señor, estoy seguro de que os seré más valioso de lo que pensáis.
El amo no acababa de creer del todo en sus palabras, pero como sabía que era un gato
astuto le dio lo que pedía.
El gato fue al monte, llenó el saco de salvado y de trampas y se hizo el muerto junto a él.
Inmediatamente cayó un conejo en el saco y el gato puso rumbo hacia el palacio del Rey.
- Buenos días majestad, os traigo en nombre de mi amo el marqués de Carabás - pues éste
fue el nombre que primero se le ocurrió - este conejo.
- Muchas gracias gato, dadle las gracias también al señor Marqués de mi parte.
Al día siguiente el gato cazó dos perdices y de nuevo fue a ofrecérselas al Rey, quien le dio
una propina en agradecimiento.
Los días fueron pasando y el gato continuó durante meses llevando lo que cazaba al Rey
de parte del Marqués de Carabás.
Un día se enteró de que el monarca iba a salir al río junto con su hija la princesa y le dijo a
su amo:
- Haced lo que os digo amo. Acudid al río y bañaos en el lugar que os diga. Yo me encargaré
del resto.
El amo le hizo caso y cuando pasó junto al río la carroza del Rey, el gato comenzó a gritar
diciendo que el marqués se ahogaba. Al verlo, el Rey ordenó a sus guardias que lo salvaran
y el gato aprovechó para contarle al Rey que unos forajidos habían robado la ropa del
marqués mientras se bañaba. El Rey, en agradecimiento por los regalos que había recibido
de su parte mandó rápidamente que le llevaran su traje más hermoso. Con él puesto, el
marqués resultaba especialmente hermoso y la princesa no tardó en darse cuenta de ello.
De modo que el Rey lo invitó a subir a su carroza para dar un paseo.
El gato se colocó por delante de ellos y en cuanto vio a un par de campesinos segando
corrió hacia ellos.
- Buenas gentes que segáis, si no decís al Rey que el prado que estáis segando pertenece
al señor Marqués de Carabás, os harán picadillo como carne de pastel.
Los campesinos hicieron caso y cuando el Rey pasó junto a ellos y les preguntó de quién
era aquél prado, contestaron que del Marqués de Carabás.
Siguieron camino adelante y se cruzaron con otro par de campesinos a los que se acercó
el gato.
- Buenas gentes que segáis, si no decís al Rey que todos estos trigales pertenecen al señor
Marqués de Carabás, os harán picadillo como carne de pastel.
Y en cuanto el Rey preguntó a los segadores, respondieron sin dudar que aquellos campos
también eran del marqués.
- He oído que tenéis el don de convertiros en cualquier animal que deseéis. ¿Es eso cierto?
Y el ogro lo hizo. El pobre gato se asustó mucho, pero siguió adelante con su hábil plan.
- Ya veo que están en lo cierto. Pero seguro que no sóis capaces de convertiros en un
animal muy pequeño como un ratón.
El ogro cumplió su palabra y se convirtió en un ratón, pero entonces el gato fue más rápido,
lo cazó de un zarpazo y se lo comió.
Así, cuando el Rey y el Marqués llegaron hasta el castillo no había ni rastro del ogro y el
gato pudo decir que se encontraban en el estupendo castillo del Marqués de Carabás.
El Rey quedó fascinado ante tanto esplendor y acabó pensando que se trataba del
candidato perfecto para casarse con su hija.
El Marqués y la princesa se casaron felizmente y el gato sólo volvió a cazar ratones para
entretenerse.
ADIVINO
Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un vecino,
anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su
interior.
El adivino levantose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y suspirando, para ver
lo que había sucedido.
Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:
-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo
que te sucedería a ti?
El adivino no supo qué responder.
Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de los demás. Tan
sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro dinero.
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo siempre
los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible
enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe
de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo
momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con
el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el
tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quien
de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no podían
contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos, absolutamente
todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no
cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud
de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre
riéndose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la
carrera.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló
los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en
medio de la incredulidad de los asistentes.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se
quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la
tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino
ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la
carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras
paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta
distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero
ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera!
Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio
una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase
un clavo en la cerca de detrás de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con
los días posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio
y su mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo
a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por
fin, controlar su mal temperamento.
Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día
que controlase su carácter, que sacase un clavo de la cerca.
Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado
todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la
cerca de detrás de la casa y le dijo:
- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate
en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma.
Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y
mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa
tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual
que una herida verbal.
Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes
hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten
una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.
Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron
con que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín
colorado, este cuento se ha acabado.
FIN
Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar.
Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas,
imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere.
Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos
días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te
quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir
bien: gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la
cara de felicidad de la gente cuando las oye.
Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la
puerta de los demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres
intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?
FIN
10 POEMAS
2. Tres cosas...
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3. La más bella niña...
Dejadme llorar
Orillas del mar.
Dejadme llorar
Orillas del mar.
En llorar conviertan
Mis ojos, de hoy más,
El sabroso oficio
Del dulce mirar,
Pues que no se pueden
Mejor ocupar,
Yéndose a la guerra
Quien era mi paz,
Dejadme llorar
Orillas del mar.
Dejadme llorar
Orillas del mar.
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4. Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba...
Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.
Cántico espiritual*
Esposa:
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
Esposa:
Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.
¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
Esposo:
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.
Esposa:
la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
...
Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya solo en amar es mi ejercicio.
...
De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas,
en tu amor florecidas,
y en un cabello mío entretejidas.
...
Esposo:
Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado.
...
Esposa:
Escóndete, Carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quieras decillo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas.
...
Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.
Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.
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8. La vida es sueño