Juicio de Valor

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JUICIOS DE VALOR

Se denomina juicio de valor a la valoración subjetiva de que un


comportamiento, objeto, persona, principio, etc, es bueno o malo o algo debe
o no debe suceder. Se emiten frecuentemente juicios de valor sobre temas
estéticos, éticos, ideológicos, interpretaciones morales, teológicas y muchos
otros.

El término juicio de valor puede usarse objetivamente y de forma positiva


para referirse a cualquier medida cautelar que implique la obligación de
llevar a cabo un acto, o en un sentido despectivo, lo que significa un juicio
hecho por capricho personal, más que pensamiento objetivo o pruebas.

En su sentido positivo, es una recomendación, una advertencia a considerar


cuidadosamente, para evitar caprichos, y buscar consonancia con las
convicciones más profundas, y la búsqueda de un objetivo. Además, con el
término juicio de valor también podemos referirnos a un juicio provisional
sobre la base de una evaluación ponderada de la información disponible.

Por lo general el juicio de valor se refiere a la opinión de un individuo. Por


supuesto, la opinión de la persona se forma hasta cierto punto por su sistema
de creencias y la cultura a la que pertenecen.

Un juicio es una opinión, un parecer o una valoración que alguien efectúa


acerca de algo o de alguien y a partir de la cual normalmente una persona
determina cuando algo es bueno o malo, cuando es verdadero o cuando es
falso, cuando es confiable o no, desde su óptica claro está.

La influencia de las características personales

Mientras tanto, el juicio de valor no es otra que la valoración que realiza una
persona acerca de algo o alguien y que es el resultado de someterlos a sus ideas,
valores personales, experiencias, creencias y entorno particulares.
Es decir, las personas nacemos y nos desarrollamos en un determinado contexto
que por supuesto moldeará nuestra personalidad, nuestra manera de percibir al
resto del mundo, entre otras cuestiones.
Entonces, esto además de generar que cada individuo sea diferente a otro y
mucho más a aquel que nació y se desarrolló en circunstancias totalmente
opuestas, incidirá en la manera con la cual se juzguen hechos, personas.

Si nos criamos en una familia híper conservadora no veremos bien, con buenos
ojos, que nuestra hija decida irse a convivir con su novio sin casarse. O si
siempre nos rodeamos de un círculo muy religioso tenderemos seguramente a
evaluar todo desde el punto de vista de la religión católica y por caso nos
guiaremos por sus preceptos a la hora de aceptar o rechazar determinados
hechos.

Mayormente los juicios de valor están vinculados a ideas, decisiones,


comportamientos y se los estima en cuanto a buenos, malos, útiles o inservibles.

Predominio de la Subjetividad sobre la verdad

Pero como decíamos, el juicio de valor dispone de una carga subjetiva


fundamental e importantísima y por ello es que ese juicio que alguien emite
debe considerarse en función de ello, de quien proviene y entender que esa
persona llega a ese juicio como resultado de sus creencias, experiencias y
entorno.
Esta situación que mencionamos debe tenerse en cuenta especialmente cuando
el juicio de valor que alguien emite sobre algo o alguien es ciertamente malo o
condenable y termina afectando a la persona sobre la cual recae. En muchos
casos se debe a como dijimos apreciaciones muy personales, que incluso hasta
pueden estar totalmente alejadas de una verdad o coherencia.

Por eso, hay que tener en cuenta este aspecto recién dicho y no rendirse ante un
juicio de valor que es solamente la visión muy particular que tiene alguien de la
vida.

Un juicio estético es un juicio mediante el cual atribuimos una cualidad estética


a un objeto, sea este del tipo que sea. Esto quiere decir que podemos juzgar
estéticamente cualquier tipo de objeto, aunque no sea una obra de arte. Y, del
mismo modo, no todo lo que decimos acerca de las obras de arte cae bajo la
categoría de juicio estético.
En este sentido, el punto de partida para la consideración de los juicios estéticos
es la Crítica del juicio (1790), de Inmanuel Kant (1724-1804). Es el punto de
vista de Kant el que vamos a seguir para nuestra exposición.

Desde el punto de vista de Kant el juicio estético puede ser distinguido de otros
tipos de juicios, tales como los juicios sintéticos a priori, los juicios analíticos,
el juicio teleológico, el juicio moral, etc. Se tratan de juicios que, al igual que
las expresiones de placer, tienen su base en una experiencia placentera o de
disgusto. Sin embargo, a diferencia de las expresiones de placer, no se contentan
únicamente con expresar el placer o el disgusto, sino que trata de ir más allá. En
efecto, un juicio estético es un juicio de base subjetiva que se hace con
pretensión de universalidad. Desde esta perspectiva, un juicio estético va más
allá de la mera expresión de preferencias personales.

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