Lectura 8
Lectura 8
Lectura 8
TEMA Nº 08
ANTROPOLOGIA FILOSOFICA, EL ORIGEN DEL
HOMBRE
1
Mg. Pedro Rafael Arroyo
2
Mg. Pedro Rafael Arroyo
TEMA Nº 8:
El ser humano es uno de los objetos de estudio más importantes de la filosofía que desde el
punto de vista antropológico, ha aportado reflexiones muy importantes sobre la felicidad, el amor, la
amistad, la inteligencia, la voluntad, la naturaleza humana. En la antropología filosófica, el ser humano
es sujeto y objeto al mismo tiempo de esta disciplina de conocimiento. Desde el punto de vista del
sujeto, los filósofos componen con sus reflexiones la historia de este saber universal. Pero al mismo
tiempo, el ser humano se convierte en objeto de reflexión de esta materia.
Los temas que generalmente estudia la antropología filosófica están vinculados con el valor de la
libertad y sus límites, así como la parte espiritual del ser humano, su naturaleza, tomando al hombre
como un ser diferente a todos los seres del universo.
Algunas de las interrogantes que se plantean dentro de la antropología filosófica son: ¿Qué es el
hombre? ¿De dónde viene? ¿Hacia dónde va? ¿Qué es la muerte? Su objeto de estudio surge del
afán por conocer más acerca de la existencia del ser humano y la exigencia de profundizar en sí
mismo.
La base de su planteamiento consiste en aplicar las enseñanzas de las ciencias naturales (biología,
etología, zoología, etc.) y las ciencias humanas, para así determinar las características inherentes de
la especie humana y su posición específica en el mundo y el entorno natural.
Esta ciencia busca distinguir los rasgos del ser humano basándose en los aspectos materiales,
biológicos económicos, sociales, culturales, etc.
Sin embargo, esta ciencia puede ser motivo de surgimiento de diversos problemas relacionados con el
hombre; ya que este se encuentra experimentando una crisis existencial, debido a la falta de identidad
originada por la indiferencia y falta de amor hacia el prójimo. Es por esto la necesidad de reflexionar
acerca del verdadero significado de ser hombre; y esto se debe hacer desde la pérdida del yo solitario
e individual; y comenzar a considerar a la persona como integrante de un conjunto. De allí la
importancia de la convivencia en sociedad.
Desde que el hombre es hombre siempre ha necesitado explicar el mundo que le rodea. Las primeras
explicaciones del mundo necesitaban recurrir a fuerzas sobrenaturales, divinas, para intentar explicar
el universo. Cada cultura tiene una explicación del mundo, que puede ser considerada como una
explicación mítica por la importancia que conceden a los dioses y por la personalización en estos de
las fuerzas de la naturaleza (Júpiter es el que lanza los rayos,).
Lo original del pensamiento griego en el siglo VI a. de d.C. consiste en que una serie de pensadores
van a intentar explicar el mundo (incluyendo seres vivos, objetos e ideas) prescindiendo de las fuerzas
divinas a las que recurren las explicaciones míticas. De esta manera van a surgir las primeras
explicaciones científicas, racionales, que si bien un tanto ingenuas en este momento, van a poner los
cimientos de lo que hoy en día consideramos como ciencia Occidental
Los griegos iniciaron la filosofía occidental, creyendo alguno de ellos que fueron los que descubrieron
al hombre, ahora bien, el hombre para los griegos sólo es un ciudadano, porque fuera de la ciudad,
pensaban, como Aristóteles, que el humano estaba entre animal y dios.
3
Mg. Pedro Rafael Arroyo
Este pensamiento griego liderado por Platón dio importancia a la razón, considerando al hombre el
único ser capaz de adquirir ciencia fundada en razonamientos, aunque Aristóteles precisó que existen
tres cosas fundamentales: la naturaleza, el hábito y la razón, ésta última es lo que utiliza el hombre
para, si lo considera necesario o preferible, ir contra alguna de las otras dos y gracias a la ciencia
desarrollarse, a diferencia de los animales que sólo pueden ser naturaleza pura con alguna pequeña
cantidad de hábitos.
En la Edad Media reinó un periodo teocéntrico, en el que todo giraba en torno al concepto de Dios. Al
hombre se le interpreta por su relación con Dios, visto como un ser creado por Dios a su imagen y
semejanza (posesión de inteligencia y capacidad de amar). El hombre es considerado un compuesto
de cuerpo y alma, y ésta es considerada algo de naturaleza espiritual, libre e inmortal. San Agustín se
apoya en un argumento platónico y dice respecto a Platón: «Nadie como Platón se ha acercado tanto
a nosotros». Aparece, por tanto, la idea de salvación eterna, esta vida es un tránsito; un camino para
conseguir la vida eterna por medio de la virtud, que consiste en obedecer los mandamientos de la ley
de Dios y conduce a la felicidad de la salvación eterna; la vida sólo tiene sentido como camino de
salvación
En la Edad Moderna el filósofo francés René Descartes puso la certeza del conocimiento en la pura
autocerteza de la conciencia (cogito ergo sum). El «yo» de la conciencia está seguro de su propia
existencia antes que de la existencia del resto de las cosas. Con la conciencia Descartes no se refiere
al hombre, sino a la pura razón. De este modo en el modelo cartesiano el ser humano se presenta
como un agregado de dos realidades distintas e incomunicables. Por un lado, la razón, la conciencia
pensante (res cogitans) y por otro el mundo corporal extenso (res extensa). Con ello se niega la
unidad substancial entre cuerpo y alma espiritual en el hombre y la posibilidad de una interacción
entre las dos substancias. Más tarde, Immanuel Kant contrapondrá los conceptos de naturaleza y
persona. Según el Kant, la persona posee conciencia moral y es el único ser que la posee. Kant define
a la persona como «la libertad e independencia frente al mecanicismo de la naturaleza entera». La
persona es el único ser del universo sometido a leyes propias, es decir, sometido a leyes puras,
prácticas establecidas por su propia razón. «La persona es la libertad de un ser racional sometido
a leyes morales». Estas leyes morales de las que habla Kant se las da el ser racional a sí mismo, lo
cual no quiere decir que sean arbitrarias.
En la Edad Contemporánea se abre espacio a una amplia diversidad de corrientes que proponen
una visión sobre lo que es el hombre. La mayoría de éstas son el resultado de una radicalización de
las posturas surgidas en la Edad Moderna. Por un lado, se posiciona fuertemente una visión
materialista sobre el hombre, según la cual en el ser humano no existe más que el ser y el acontecer
material. Se niega con ello lo espiritual en el hombre, que siglos antes había sido considerado como la
esencia misma del ser humano. A favor de esta teoría se han intentado esgrimir argumentos surgidos
de la teoría de la evolución de Darwin. Por otro lado, la corriente existencialista ha negado que en
hombre se dé una esencia que lo determine, abogando que el hombre es ante todo indeterminación y
libertad pura. En esta doctrina se enfatiza la inmediatez de la experiencia personal y la
autodeterminación de la propia existencia por parte de cada individuo, con el peligro de caer en el
relativismo ético. Una tercera corriente muy fuerte surgida en la Edad Contemporánea para tratar el
tema del hombre es el personalismo. Esta corriente filosófica busca poner el énfasis en el significado
del ser personal del hombre y su apertura constitutiva hacia los demás. Parte de la segunda
formulación del imperativo categórico kantiano según el cual la persona se debe tratar como un fin y
nunca como un medio.
Este tipo de razonamiento ha persistido desde que el mundo es mundo y ya ha quedado instituido que
el hombre es un animal racional tal como acordaron tanto filósofos griegos como cristianos medievales
e incluso pensadores contemporáneos.
Puesto que el método científico se basa en la observación, para proponer una hipótesis científica
sobre el origen del hombre debemos primeramente definir qué es el hombre y observar detenidamente
cuáles son sus características. A continuación, nos preguntaremos cómo llegaron a existir estas
características que el ser humano posee. En otras palabras, la ciencia construye sus hipótesis
basándose únicamente en las características observadas.
El hombre se distingue del resto de los animales porque posee tres características únicas; intelecto,
sociabilidad y espiritualidad. Todos los hombres de todas las edades y de todas las culturas, poseen
en mayor o menor grado estas características. Por lo tanto, cualquier explicación sobre las causas que
provocaron el origen del hombre debe explicar también el origen de sus capacidades intelectuales,
sociales y espirituales
1. Inteligencia
4
Mg. Pedro Rafael Arroyo
El ser humano muestra poseer gusto por el arte, la belleza y el humor. Los hombres son los únicos
animales que pintan, hacen música, escultura, teatro, danza, etc. Los hombres son los únicos
animales admiran una puesta de sol y se quedan fascinados ante el cielo estrellado. La especie
humana goza de un sentido del humor sofisticado.
2. Sociabilidad
3. Espiritualidad
El hombre, a diferencia de los animales, es un ser espiritual; muy interesado en ideas metafísicas.
El origen del hombre, referido al origen o comienzo de la especie humana, remite a dos perspectivas
muy distintas. Antiguamente y durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la visión mítica y
religiosa, la antropogonía (es la clase relato de carácter mítico-religioso sobre el origen del hombre, su
creación o surgimiento y por extensión de su cultura.), fue la más aceptada —a pesar de no contar
con pruebas físicas—, y concibe, en general, el origen del hombre como un acto de voluntad de uno o
varios dioses. Sin embargo, gracias al desarrollo de la ciencia se produjo un cambio de visión y
actualmente el punto de vista universalmente aceptado es la visión científica que sitúa a la especie
humana como una más en la evolución biológica de los organismos vivos de la Tierra, aunque los
detalles de este origen y evolución son sujeto de estudio e investigación constante de las múltiples
disciplinas científicas.
Según las teorías sobre el origen del ser humano y el origen de la vida en la tierra, podríamos llegar a
defender una u otra teoría según nuestras creencias. Lo cierto es que, si nos detenemos a pensar con
la lógica común y observamos con detalle la naturaleza, nos damos cuenta que las cosas que han
sido creadas, no han surgido de manera repentina, sino que todo lleva tras de sí, un proceso
determinado.
Así que ¿podríamos llegar a creer que el origen del ser humano, ha sido a través de la creación de
Adán del polvo y de Eva, de una costilla de Adán, si observamos con detenimiento, el desarrollo y la
evolución terrestre y de las especies vivientes?
De cualquier forma, que lo miremos, nos daremos cuenta de que nada de lo que existe en el universo
físico, es creado de forma imprevista o por acción mágica. Cualquier ser o cosa creada, lleva tras de
sí, una serie de acontecimientos entrelazados que se han desarrollado de manera progresiva y
laboriosa.
De esta forma, el origen del ser humano tiene sus raíces en una serie de acontecimientos que le
anteceden y que coinciden con las leyes arriba mencionadas. Por consiguiente, lo que se plantea en
la biblia judeo – cristiana, basada en la biblia hebrea y otros textos antiguos (mitología sumeria),
acerca de Adán y Eva y el origen del ser humano, tiene un sentido más metafórico y simbólico que
real, y no es difícil imaginar cómo los traductores de estos textos, han distorsionado y mal interpretado
su verdadero significado. De la misma manera, muchas personas creyentes en esta versión, lo han
tomado de forma literal, es decir, tal cual y como lo dice en el texto.
5
Mg. Pedro Rafael Arroyo
Ahora, si hacemos referencia acerca de la intervención de un ser superior en la creación del universo,
podremos ver que hubo un diseño inteligente que provenía de la misma naturaleza y de todo lo que le
antecede. Pero para poder entender si efectivamente se llevó a cabo la intervención de un Dios en la
naturaleza y su evolución, tenemos que saber y entender primero quién es Dios y qué entendemos
como Dios
De acuerdo con lo anterior, podemos llegar a la conclusión de que la creación de la vida en la tierra y
el origen del ser humano, tiene sus bases en un proceso evolutivo, diseñado por una entidad
inteligente, el cual es determinado por diferentes fases que han demarcado el orden y las leyes
existentes en la naturaleza y en la vida misma.
1. CREACIONISTAS
Es una teoría religiosa y supone que el Hombre fue creado por un dios o
varios, según la religión a la que hagamos referencia.
Fue la primera explicación sobre nuestro origen y se basa en la fe, por lo que
no requiere pruebas científicas.
El Creacionismo o Teoría Creacionista junto a las demás teorías con conceptos teológicos de la
evolución, por su propia naturaleza, a través de la teología estudian y definen de una u otra forma la
vida, el origen del hombre, su destino y, en definitiva, su evolución.
MONOGENISTAS
Defienden la existencia de varias creaciones, una de las cuales, la de la raza blanca fue la
creación de Adán y Eva.
Fue utilizada para defender planteamientos racistas.
CATASTROFISTAS O DILUVISTA
El hombre fue creado a lo largo de varios cataclismos, el último de los cuales fue el Diluvio de
Noé.
Acuñaron el término antediluviano.
2. CIENTIFICA O EVOLUCIONISTA.
La vida es resultado de una generación espontánea. A través de millones de años ciertas moléculas
lograran duplicarse dando origen a la vida.
Es una teoría científica y plantea que el Hombre, al igual que todos los seres, es el producto de una
larga evolución que comenzó en el este de África hace unos 4.000.000 de años.
Esta teoría fue creada por Charles Darwin en el siglo XIX y se basa en pruebas científicas.
El origen del hombre, desde el punto de vista científico, interesa a múltiples disciplinas: biología,
biología evolutiva, genética, antropología física, paleontología, estratigrafía, geocronología,
arqueología, antropogenía y lingüística.
6
Mg. Pedro Rafael Arroyo
En la obra escrita por Darwin y titulada El origen de las especies, que se publicó en el año 1859, se
deja asentada de manera contundente aquello que expusimos líneas arriba respecto de que si existen
variaciones en la reproducción de los organismos y si el medio ambiente no acepta a los organismos
de una población en desarrollo, aquellos que dispongan de características poco adaptadas tenderán a
morir, mientras que aquellos que ostenten características de adaptación buenas seguro que
sobrevivirán.
La repetición a lo largo del tiempo del esquema indicado por Darwin consiste en la evolución de las
especies.
Darwin añadió en su obra El Origen del Hombre y la Selección Sexual (1871) un nuevo factor, la
selección sexual, mediante la cual las hembras o los machos eligen como pareja a los que presentan
cualidades más atractivas.
Para Charles Darwin, no es que el hombre descienda del mono, sino que ambos tienen un
antepasado común.
Frente a la doctrina evolucionista de Lamarck, Darwin propuso como motor básico de la evolución la
selección natural que se podría resumir en los siguientes puntos:
Gregor Johann Mendel (20 de julio de 1822-6 de enero de 1884) fue un monje agustino católico y
naturalista nacido en Heinzendorf, Austria (actual Hynčice, distrito Nový Jičín, República Checa) quien
descubrió, por medio de los trabajos que llevó a cabo con diferentes variedades del guisante o arveja
(Pisum sativum), las hoy llamadas leyes de Mendel que dieron origen a la herencia genética. Los
primeros trabajos en genética fueron realizados por Mendel. Inicialmente efectuó cruces de semillas,
las cuales se particularizaron por salir de diferentes estilos y algunas de su misma forma. En sus
resultados encontró caracteres como los dominantes que se caracterizan por determinar el efecto de
un gen y los recesivos por no tener efecto genético (dígase, expresión) sobre un fenotipo
heterocigótico.
7
Mg. Pedro Rafael Arroyo
Mendel llegó a esta conclusión trabajando con una variedad pura de plantas de guisantes que
producían las semillas amarillas y con una variedad que producía las semillas verdes. Al hacer un
cruzamiento entre estas plantas, obtenía siempre plantas con semillas amarillas.
Otros casos para la primera ley. La primera ley de Mendel se cumple también para el caso en que un
determinado gen dé lugar a una herencia intermedia y no dominante, como es el caso del color de las
flores del "dondiego de noche". Al cruzar las plantas de la variedad de flor blanca con plantas de la
variedad de flor roja, se obtienen plantas de flores rosas, como se puede observar a continuación:
Para llegar a esta ley Mendel cruzó plantas de arvejas de semilla amarilla y
lisa con plantas de semilla verde y rugosa (Homocigóticas ambas para los dos
caracteres).
Las semillas obtenidas en este cruzamiento eran todas amarillas y lisas, cumpliéndose así la Ley de la
uniformidad para cada uno de los caracteres considerados, y revelándonos también que los alelos
dominantes para esos caracteres son los que determinan el color amarillo y la forma lisa.
Las semillas obtenidas en este cruzamiento eran todas amarillas y lisas, cumpliéndose así la primera
ley para cada uno de los caracteres considerados, y revelándonos también que los alelos dominantes
para esos caracteres son los que determinan el color amarillo y la forma lisa.
Algunos autores obvian la primera ley de Mendel, y por tanto llaman «primera ley» al principio de la
segregación y «segunda ley» al principio de la transmisión independiente (para estos mismos autores,
no existe una «tercera ley»).
Antes de que el naturalista inglés Charles Darwin propusiera la teoría de la evolución que cambiaría
para siempre el mundo de la biología, la teoría de Lamarck ya proponía una explicación acerca de
cómo habían podido ir apareciendo las diferentes formas de vida sin necesidad de recurrir a uno o
varios dioses.
Su idea era que si bien el origen de todas las formas de vida podía ser creado espontáneamente
(presumiblemente por obra directa de Dios) pero que, después de esto, la evolución se iba
produciendo como producto de un proceso mecánico fruto de las propiedades físicas y químicas de la
materia con la que están formados los organismos y de su entorno.
8
Mg. Pedro Rafael Arroyo
La idea básica de la teoría de Lamarck era la siguiente: el entorno cambia, las formas de vida luchan
por adaptarse continuamente a las nuevas exigencias de su hábitat, estos esfuerzos modifican sus
cuerpos físicamente, y estos cambios físicos son heredados por la descendencia. Es decir, que la
evolución que proponía la teoría de Lamarck era un proceso que se sostiene en un concepto llamado
herencia de las características adquiridas: los padres transmiten a los hijos los rasgos que adquieren a
partir de cómo se relacionan con el entorno.
En un primer momento, un animal similar a un antílope ve cómo su entorno se vuelve cada vez más
seco, de modo que la hierba y los arbustos empiezan a escasear cada vez más y necesita recurrir a
alimentarse de las hojas de los árboles con mayor frecuencia. Esto hace que estirar el cuello se
transforme en uno de los hábitos definitorios del día a día de la vida de algunos de los miembros de su
especie.
Así, según la teoría de Lamarck, los pseudo-antílopes que no luchan por acceder a las hojas de los
árboles estirando el cuello tienden a morirse dejando poca o ninguna descendencia, mientras que los
que estiran el cuello no solo sobreviven ya que al tener el cuello estirado este se prolonga, sino que
esta característica física (el cuello más largo) es transmitida a su herencia.
De este modo, con el paso del tiempo y de las generaciones, aparece una forma de vida que antes no
existía: la jirafa.
Lamarck creía que el origen de las especies estaba encarnado en una forma de vida muy simple que
generación tras generación iba dando paso a organismos más complejos. Estas especies tardías
acarrean los rastros de los esfuerzos adaptativos de sus ancestros, con lo cual las formas en las que
podían adaptarse a las nuevas situaciones son más diversas y se da paso a más variedad de formas
de vida.
Sitchin, ha traducido cientos de escritos sumerios con los que ha formulado sus teorías acerca de la
presencia extraterrestre en el mundo antiguo. En las tablillas encontradas en Sumer figuran
ilustraciones impresionantes de artefactos que parecieran imposibles para una civilización de esa
época. Ellos ilustraban el sistema solar como es conocido ahora, también figuran artefactos de
laboratorio, sabían cómo ilustrar al ADN, entre otras muchas cosas.
La teoría afirma que los annunakis, provenían del planeta Nibiru, llamado también Planeta X, el cual
sufría un desgaste severo en su capa de ozono y vieron que la tierra tenía un mineral que podía
solucionar su problema, en la tierra había mucho oro. Pero el oro había que desenterrarlo y ellos no
iban a hacerlo y fue que encontraron al Homo erectus y vieron que tenía potencial para la fuerza
trabajadora y es así como alteraron su composición genética para convertirlo en Homo sapiens, un
hombre pensante pensado para ser sirviente. Los dotaron de inteligencia y les enseñaron a construir,
a cultivar, entre otras cosas y así la primera cultura conocida en la tierra. Las impresionantes
construcciones en la antigüedad son otro factor que refuerza esta teoría, las pirámides de Egipto y su
perfecta alineación astrológica, por ejemplo.
Hemos expuesto estas cuatro teorías del ser humano con el fin de comparar y formar posturas acerca
de cuál es la más creíble. Muchas personas a pesar de profesar una religión creen en la teoría
evolutiva, claro, como una explicación de la literatura bíblica con la teoría creacionista. Algunos
estudiosos cuestionan la existencia del Homo neanderthalensis y cada día toma más fuerza la teoría
extraterrestre. Pareciera que esta última es tan fantástica como la creación divina, pero basta ver
analizar las ilustraciones sumerias y sus conocimientos en esa época para sospechar un poco. La
teoría de los astronautas antiguos si tiene lógica al estudiarla más detenidamente.
9
Mg. Pedro Rafael Arroyo
De este modo, lo biológico apunta hacia lo cultural y lo cultural “atrae” hacia sí nuevos cambios
biológicos. Es por eso por lo que podemos afirmar que el ser humano es un ser cultural por
naturaleza.
HOMINIZACIÓN
Con este concepto se designa el proceso evolutivo que condujo desde los primates antropomorfos
(con forma humana) a la aparición de los primeros seres humanos. A lo largo de ese proceso evolutivo
fueron surgiendo modificaciones corporales y también alteraciones cerebrales que dieron lugar a la
aparición de las capacidades intelectuales que diferencian al ser humano del resto de especies
animales: el lenguaje articulado, la conciencia y el pensamiento.
La adaptación del individuo al medio exige, entre muchísimas condiciones, que se dé un proceso de
coordinación neuroglandular; esto es, coordinación entre el funcionamiento de las glándulas y del
sistema nervioso. Cuando dicha coordinación se pierde, entonces estamos en presencia de lo que se
denomina hipertelia. Este proceso se presentó, a lo largo de la evolución, en muchas especies; y es
muy probable que haya sido la causa de extinción de varias de ellas. Es interesante hacer notar que,
en la historia zoológica, las hipertelias aparecen como verdaderas enfermedades de grupo. A veces se
trata de desajustes del esqueleto óseo, relacionados con cambios hormonales, desajustes que a su
vez conducen a radicales cambios en todo el sistema biológico del ser vivo.
Se supone que este fue el caso de nuestros ancestros, cuyo cerebro se "hominizó" más rápidamente
que el resto de su organismo. La desventaja que ello provocaría, en un medio natural, es evidente, y
hubiera llevado a la extinción de la especie de no haber sucedido que ese fenómeno permitió, como
mecanismo de compensación, desarrollar una nueva función coordinadora en las relaciones individuo-
medio: estamos hablando, justamente, de la función mental. Dicho de otra manera, en los homínidos,
esta anomalía en el mecanismo neuroglandular de adaptación al medio, en lugar de provocar la
extinción de la especie, hizo posible que surgieran nuevos mecanismos de adaptación. Una nueva
actividad de naturaleza sensomotriz comenzó a estructurarse en un nuevo plano: el de las funciones
mentales. Esto es posible debido a que la posición vertical no sólo dio origen al fenómeno de la
hipertelia. También originó otros cambios orgánicos en los homínidos. Señalaremos las más
importantes: adaptación del pie para la sustentación del cuerpo erguido; liberación de la mano,
elemento que, como veremos más adelante, fue esencial para que el Hombre construyera
instrumentos y, con ello, acelerara la transformación de su sistema nervioso y su cerebro;
ensanchamiento del tórax y de la pelvis; cambio en la forma de las vísceras y en sus relaciones;
cambios a nivel de los sentidos, especialmente de la visión que se vuelve estereoscópica;
modificaciones en las extremidades. Como vemos, el andar bipedal generó o facilitó -la relación no
está clara- una serie de cambios. Si estamos de acuerdo en que los organismos funcionan como
sistemas integrados, un cambio en un elemento producirá cambios en los otros elementos y en el
todo. Los cambios morfológicos que mencionábamos, permitieron o produjeron la modificación de la
arquitectura del cráneo y del rostro, elementos que resultaron esenciales para el desarrollo del
cerebro. Veamos que sostiene Humberto Maturana para reforzar lo dicho:
"La línea de homínidos a la cual pertenecemos constituye un linaje que tiene 15 millones de años.
Pero no es hasta hace unos 3 millones que se consolidaron los rasgos estructurales que hoy tenemos:
el andar bipedal y erecto, el aumento de la capacidad craneana, una conformación dental asociable a
alimentación omnívora, el reemplazo de los ciclos astrales en la fertilidad de las hembras por
menstruaciones y sexualidad mantenida y un enfrentamiento de los rostros en la cópula."
En resumen, todos estos cambios orgánicos conducen a un cambio en la funcionalidad del cerebro.
Es importante tener presente que la actividad psíquica del cerebro no proviene exactamente de su
estructura o de sus funciones fisiológicas. El cerebro, como órgano, está compuesto por billones de
neuronas.
10
Mg. Pedro Rafael Arroyo
Las neuronas son células nerviosas que mantienen una permanente actividad físico-química. Y esta
actividad físico-química da origen a lo que se denomina neurodinamismos. El neurodinamismo, en
otras palabras, constituye un proceso físico-químico a través del cual se organiza la actividad de las
neuronas. Los neurodinamismos relacionados con lo que se puede considerar la vida mental tienen
como asiento principal la corteza cerebral; allí, las neuronas se unen en inextricables redes a través
de contactos funcionales denominados sinapsis. Pero lo más importante en relación a todos estos
procesos que operan en el cerebro es el problema de la especialización. Las neuronas, por medio de
los neurodinamismos, se agrupan de manera homogénea cuando se trata de neuronas cuya actividad
está relacionada con las funciones de regulación orgánica tales como las sensaciones, la respiración,
los movimientos coordinados, etc. En estos casos, para decirlo de otra forma, los neurodinamismos
dan origen a grupos homogéneos de neuronas, los que se especializan en una función orgánica
determinada. Podemos decir que las neuronas mismas, en cierto sentido, se especializan cuando se
trata de comandar funciones orgánicas.
Pero no sucede lo mismo cuando se trata de los procesos mentales. Y esto es lo que abre un mundo
de posibilidades, como veremos. En el caso de las funciones o procesos mentales, el cerebro es un
órgano que carece de especialización. En otras palabras, el cerebro funciona, para efectos de los
procesos mentales, como un todo funcional genérico, libre de especialización. Y esto es, justamente,
lo que permite que tenga un alto grado de eficiencia en lo que respecta a la capacidad de adaptación
a cualquier cambio del medio. En la mayoría de los seres vivos, las respuestas a los estímulos del
medio son definidas por impulsos de afectividad primaria: agrado y desagrado. La actividad adaptativa
se orienta a evitar lo desagradable y reforzar lo que produce placer. En cambio, en el caso del
Hombre, todas estas modificaciones que hemos descrito y que posibilitan el pensamiento abstracto,
permiten actividades dirigidas hacia fines espaciales y temporales que no son inmediatos. En
definitiva, actividades que permiten prever el futuro y actuar en función de fines ulteriores; y, con ello,
la dependencia del individuo en relación a su medio se hace menos dramática.
HUMANIZACIÓN
Según algunos antropólogos, el proceso evolutivo mediante el cual los primitivos seres humanos
alcanzaron el pensamiento abstracto y la cultura. En ese sentido, se distingue de la hominización en
que este último concepto se utiliza para significar los cambios evolutivos biológicos entre las especies
de primates originarias y el surgimiento del ser humano a partir de transformaciones evolutivas.
Sin embargo, muchos otros autores no establecen diferencias entre hominización y humanización,
señalando que este último proceso se produjo como un paso más entre el conjunto de
transformaciones evolutivas que caracterizaron a la hominización.
Biológicamente somos primates evolucionados, sin embargo, culturalmente nos encontramos muy
lejos de ellos. Así pues, el gran salto es el que nos lleva de la biología a la cultura. Con esta, la
evolución experimenta una aceleración vertiginosa y, algo que es más importante, pasa a depender en
buena medida de nuestras decisiones y no del azar de las mutaciones genéticas.
CARACTERISTICAS DE LA HUMANIZACION
Conciencia e inteligencia
Muchos estudiosos del tema sostienen que es la actividad del cerebro lo que,
ante todo, distingue al Hombre del resto de los seres vivos. A continuación,
analizaremos el fenómeno de la conciencia humana con la mirada o desde la
perspectiva de quienes opinan así.
Si bien la mano y los órganos sensoriales juegan un papel importante en el proceso de humanización,
también es cierto que, al menos los órganos sensoriales -y en algunos casos incluso la mano- son
órganos que poseen otras especies. ¿Dónde radica entonces la diferencia?
11
Mg. Pedro Rafael Arroyo
Sabemos ya, a esta altura del análisis, que la vida no se asienta sólo en
la célula como estructura sino en la relación que se da entre esa célula y
su medio extracelular. Recordando a Varela y Maturana, es importante
considerar que el organismo vivo y su medio tienen, cada uno, su propia
estructura y organización. La perspectiva que nos interesa, en este punto
del análisis, es la complejidad de ambas estructuras y cómo esa
complejidad afecta su mutua relación.
En la medida que el ser vivo se hace más complejo en su estructura -es decir que se individualiza- la
heterogeneidad del medio se transforma en un elemento que potencializa su evolución. Veamos una
descripción más detallada de esta formulación. Se sabe que un medio ambiente homogéneo asegura
la estabilidad de los intercambios bio-físicos que se dan entre dicho medio y los seres vivos que se
desarrollan en él. Pero, al mismo tiempo, el exceso de homogeneidad estanca el nivel de desarrollo de
las funciones del ser vivo. Por el contrario, un hábitat heterogéneo, con elementos que presentan
fuertes diferencias de estructuras y funciones, hace más difícil la estabilidad de los intercambios bio-
físicos puesto que exige reacomodos permanentes de los mecanismos adaptativos. Y esa precariedad
que surge en los intercambios entre organismo y medio sólo puede ser neutralizada con un cambio de
funciones dentro de la estructura misma del ser vivo; en ese momento, la estructura obligadamente se
vuelve más compleja. Ello explica cómo se fue complejizando la estructura del Hombre, proceso que
llevó consigo un cambio radical en su relación con el medio. El ser humano, a diferencia de los otros
seres vivos, tiene pensamiento reflexivo. Ello le permite variar su conducta para adaptarse a cualquier
complejidad o cambio del medio; no necesita cambiar su organismo. Simplemente acomoda su
conducta y con ello no pone en riesgo la existencia de la especie. Y mientras más heterogéneo es el
medio, más importante se vuelve la función del pensamiento reflexivo, como mecanismo adaptativo y
como fuente de evolución del ser humano. Dicho de otra manera, el proceso de adaptación al medio
no opera en el ser humano de la misma forma que opera en el resto de los seres vivos. Por el hecho
de poseer pensamiento reflexivo -y esto lo veremos en detalle más adelante- el ser humano es capaz
de dominar muchas de sus propias variaciones y, al hacerlo así, se vuelve autónomo respecto de las
variaciones del medio. Esta es una característica propia de la adaptación específicamente humana. Lo
anterior nos permite afirmar que entre el ser humano y el medio nace un nuevo tipo de relaciones:
cognoscitivas o de conocimiento.
12
Mg. Pedro Rafael Arroyo
Obviamente, en sus orígenes, la inteligencia aplicada al uso de instrumentos aparece como bastante
primitiva. Procede por tanteos, por el método de ensayo y error. Los grandes primates, por ejemplo, a
veces utilizan instrumentos. O, más concretamente, objetos que hacen el papel de instrumentos. Pero
hay diferencias substanciales entre estas capacidades de los primates y lo que sucede con el ser
humano. En primer lugar, los primates utilizan instrumentos, pero no los fabrican; simplemente toman
objetos y les dan un uso instrumental. En segundo lugar, los primates demuestran una gran impericia
de su mano para el uso de los instrumentos. Y, en tercer lugar, los primates hacen uso muy limitado de
esos instrumentos; esto, que es esencial, se debe a su incapacidad para pensar series de
acontecimientos sucesivos y, por ello, su incapacidad para prever el futuro. En definitiva, la inteligencia
del primate es tan rudimentaria que, al no permitir su fabricación, le impide transformar el uso de
instrumentos en un fenómeno social; no le permite socializar esta actividad. Es decir, no en la forma
en que logra hacerlo la especie humana. Porque es cierto que se han hecho algunos experimentos en
los cuales los primates han aprendido a usar instrumento y luego han transmitido ese aprendizaje a
otros miembros del grupo. Pero el alcance es limitado.
Cuando la inteligencia individual se fortalece en el ser humano, entonces -y sólo entonces sostienen
muchos- la fabricación de instrumentos se puede socializar de manera permanente y masiva, dando
origen a una actividad que sería esencial en la definición del ser humano: el Trabajo. En otras
palabras, la inteligencia individual es la que genera la posibilidad de compartir las actividades de
transformación de la naturaleza, organizarlas hasta darles el carácter de producción social y,
finalmente, darles sentido de futuro.
Conciencia y Lenguaje
Conviene, antes de avanzar, que aclaremos someramente lo que estamos entendiendo por sociedad.
Partimos de la base que todo tipo de sociedad -sea este animal, que también las hay, o humana-
corresponde a una nueva etapa evolutiva que tiene su asiento en el proceso de evolución biológica.
"El reino social -escribía Durkheim, considerado el padre de la sociología- es un reino natural que no
difiere de otros más que por su mayor complejidad". Nosotros pensamos, ciertamente, que, sin la
evolución biológica de los primeros seres vivos, no habríamos conocido el fenómeno social. Pero
también pensamos que la diferencia es más importante que una mera diferencia de grado. Hagamos
una analogía -entendiendo que como tal tiene limitaciones- entre lo que sucede en el dominio
biológico y en el dominio psico-social.
Sabemos que las macromoléculas se asocian en células, éstas en tejidos y los tejidos en órganos.
Ahora bien, nadie podría sostener que una célula es, en esencia, lo mismo que el órgano. Sus
funciones, su forma de operar, todo es distinto. El principio es claro: el todo no es igual a la suma de
sus partes. Cambia la funcionalidad, la estructura y la organización. Lo mismo pasa con el ser humano
considerado individualmente. Al surgir el fenómeno psicológico, mental que hemos estado
describiendo, surge un ente cualitativamente diferente a la mera organización biológica que le sirve de
base. De la misma manera, la sociedad no es la suma de los individuos que la componen. Más bien
representa la unión sinérgica de muchos individuos. Y decimos sinérgica porque el fenómeno social
presenta rasgos que nos permiten considerarlo como cualitativamente diferente al fenómeno
psicológico. En otras palabras, cuando las personas se juntan dan origen a fenómenos que no pueden
explicarse a partir de mecanismos individuales, sino que tienen sus propios modos de operar, sus
propias regularidades.
Aristóteles, uno de los más importantes filósofos de la antigüedad griega, define al hombre como un
animal político, lo que en otros conceptos significa, que como humanos necesariamente tenemos que
vivir en sociedad. Él se refería a las polis como paradigma de sociedad, un sistema de vida, no un
13
Mg. Pedro Rafael Arroyo
agregado de individuos, por tanto, esta definición contiene un matiz importante; "su dimensión
cultural". El desarrollo de la teoría de Darwin propuso dos ideas fundamentales:
Los seres humanos, al vivir en sociedad, a diferencia de los animales, nos educamos, nos
transformamos para bien o para mal, ya que fuera del ámbito social esto no sería posible. Por esta
razón el mismo Aristóteles nos dice que fuera de la sociedad sólo podrán existir los dioses o las
bestias.
Se podría decir que la diferencia entre los seres humanos y los animales radica, entre otras cosas, en
el grado de inteligencia que desarrollan; sin embargo, la inteligencia humana conlleva la capacidad de
poder transformar el mundo. Marx entendió esta capacidad humana productiva no solamente como
una transformación que genera bienes de consumo, sino también una capacidad humana productiva
no solamente como una transformación que genera bienes de consumo, sino también una capacidad
que nos permite producir valores culturales.
Un individuo requiere de la sociedad para poder formarse y proyectar como ser humano. Podemos
decir que las normas o reglas sociales permiten en gran medida la convivencia, ya que regulan
nuestra conducta y formas de relacionarnos con los demás. La tolerancia, la justicia y la solidaridad,
entre otros valores, se hacen patentes en una comunidad integrada por seres humanos que ordenan
sus vidas ya en lo individual o en lo social, de acuerdo a formas de vida, principios, valores, normas y
leyes establecidas justamente para garantizar el bien común.
La vida humana es vida social. La evolución supone un paso de lo simple a lo complejo, de lo único a
lo plural, una tendencia a la agregación inscrita en la lógica de la vida. Esta agregación cumple un
papel adaptador que aumenta las posibilidades de sobrevivir y multiplicarse. Algunas especies que
han sobrevivido lo han conseguido mediante su sociabilidad lo cual aumenta al acercarnos al hombre
el cual necesita del aprendizaje o socialización para un despliegue ideológico normal.
Lo social ha constituido uno de los medios fundamentales a través del cual el hombre ha podido
adaptarse a la naturaleza, en la historia de la evolución el desarrollo humano supone la introducción
de un cierto principio de auto-regulación y de producción autónoma de “ambientes artificiales” que han
permitido una mejor adaptación al medio.
Hasta qué punto lo social, en la medida en que es una condición compartida con otros seres vivos,
puede considerarse como una condición suficiente para explicar dicho desarrollo humano. La
naturaleza de lo humano debe ser entendida como algo que se completa con otras cualidades
añadidas que permiten dar una explicación más cumplida sobre el complejo proceso de hominización.
Lo que diferencia al hombre, es su libertad, su disposición voluntaria para cooperar y actuar solidaria
y altruistamente con sus semejantes y su capacidad de realización de trabajos creativos e inteligentes
mediante una serie de herramientas y útiles que ha ido perfeccionando progresivamente a lo largo del
tiempo.
El hombre es un ser social que tiene otras cualidades importantes: su capacidad creativa, su
capacidad hacedora. Aunque hay otros seres vivos que también “hacen” construcciones y “fabrican”
cosas. Sin embargo, el hombre puede efectuar trabajos y tareas mucho más complejas, sofisticadas y
progresivamente perfeccionadas. Gracias al cerebro (actuación inteligente, creativa e imaginativa) y la
mano (facilidad manipuladora).
Los dos elementos básicos que hicieron posible la evolución de los hombres: la mano y el cerebro se
completaron con los dos medios a través de los que las herramientas y el trabajo humano se
perfeccionan y se trasmiten a lo largo del tiempo: la cultura (como depósito común de conocimientos)
y la sociedad (como ámbito para la realización global de las tareas y las labores grupales del hombre.
La mano y el cerebro, junto a la cultura y la sociedad son los cuatro pináculos sobre los que ha sido
posible la evolución humana.
Nuestra especie es “hacedora” porque ha necesitado cambiar su forma de estar medio porque éste le
era hostil. Mediante la capacidad grupal de trabajo y de acción los hombres han logrado alterar poco a
poco la relación originaria con la naturaleza, y mediante todo un conjunto de utensilios y técnicas de
14
Mg. Pedro Rafael Arroyo
Esta concepción sobre el proceso evolutivo del hombre, a través de sus capacidades sociales y
“hacedoras” ha sido desarrollada por Carlos Marx en su teoría sobre la productividad (del hombre
como “ser de praxis), es decir, como ser dotado para un trabajo inteligente, libre y creativo.
Algunos psicólogos sociales han considerado el lenguaje verbal como forma específicamente humana
de comunicación, situándolo en el contexto de las necesidades derivadas de procesos tan largos de
socialización y cuidado de los hijos como son necesarios entre los hombres. Igualmente, George
Herbert Mead ha subrayado como de manera paralela a la complejidad del proceso de maduración del
sistema nervioso humano, se ha producido una paralela complejidad del sistema social. Lo que
conduce a que “en el hombre, la diferenciación funcional proporcionada por el lenguaje presenta un
principio de organización que produce no sólo un tipo enteramente distinto de individuo, sino también
una sociedad diferente.
Puesto que la tendencia a la agrupación puede considerarse una característica general de la vida es
necesario determinar si existe una forma específicamente humana de lo social y si esta forma puede
considerarse un grado más dentro de una escala general común o si la conformación social de los
hombres ha acabado influyendo en su propia evolución como especie. De manera que lo social se ha
convertido en un requisito básico para su misma supervivencia como especie social.
Lo social ha pasado a ser parte de la propia naturaleza humana, y en el proceso evolutivo, a través del
cual la sociedad se convierte en una necesidad para el hombre, se puso en marcha un mecanismo
fundamental de orientación del cambio biológico y mental.
Los procesos de evolución social deben ser vistos no sólo como una respuesta eficaz al reto de la
adaptación, sino como una forma de reorientación de la propia lógica de lo natural originario hasta la
práctica recreación de una especie nueva, como resultado de un doble proceso de adaptación: de la
especie al medio, a través de los sistemas sociales y del individuo a la sociedad, por medio de la
“cultura”.
Así la cultura (y más específicamente el aspecto social de las culturas humanas) aparece como el
verdadero elemento explicativo del carácter social humano, de forma que el hombre sólo puede ser
entendido como fruto de un tipo de cultura desarrollada a partir de la evolución de formas sociales
específicas. La cultura es la que ha conformado y conforma la personalidad humana, y la que ha
permitido su supervivencia y desarrollo, en cuanto mecanismo útil de adaptación al medio.
A continuación, se presentan 10 preguntas, que deberá responder de forma sencilla y concreta, vía
correo virtual.
1. ¿Por qué el ser humano es uno de los objetos de estudio más importante de la filosofía?
2. ¿Cómo se originó la especie humana?
3. ¿Su creación fue debido a causas naturales o a la acción de un creador?
4. ¿Es la especie humana el resultado de diseño o de la evolución?
5. ¿Qué nos dice la evidencia científica?
6. ¿Qué opina sobre la teoría creacionista alienígena?
7. ¿Qué entiende por hominización?
8. ¿Qué entiende por humanización?
9. ¿Qué entiende por conciencia e inteligencia humana?
10. ¿Cómo se establece la relación entre el ser humano y el medio?
Bibliografía:
01. BARYCLO, Jaime (1997) La Filosofía una invitación a Pensar. Editorial Planeta. Buenos Aires.
02. Afanasiev, Víctor (1989) Manual de Filosofía. Edit. Trillas. Buenos Aires.
http://www.ebrary.com
García, Manuel (2000) : Lecciones preliminares de filosofía. Edit. Ediciones Encuentro S.A
15