La Odontología y Sus Antecedentes

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La odontología y sus antecedentes

La odontología y su historia, se ha desarrollado desde tiempos remotos de manera paralela a la


medicina, pues si bien hay algo que las une, es la presencia del dolor en el ser humano y la necesidad
de querer aliviarlo. Es imprescindible conocer nuestras raíces, la grandiosidad del pasado, conocer la
historia, significa conocer la esencia del hombre, nos ayuda a entender el presente estudiando el
pasado, su importancia reside en el hecho de que un pueblo que no recuerda su historia corre el
riesgo de repetirla. Al aprender historia, captamos ideas y conceptos para entender las relaciones
humanas, cómo se desarrollan en la naturaleza y cómo se relaciona el ser humano entre sí. Y siendo
consciente de que aún hay mucho camino por recorrer, es necesario parar un poco y meditar en
¿cómo fueron en sus inicios los grandes descubrimientos del hombre, en especial la eterna
búsqueda para evitar y controlar el dolor?1,2 La odontología como en la actualidad se conoce, no
siempre ha sido la misma, como los seres humanos, ésta ha evolucionado en la historia. Cuando el
hombre primitivo creó el fuego, háblese de 3000 A.C., se sintió seguro, aprendió a conservarlo y a
emplearlo para ablandar alimentos, usando principalmente el pescado para su dieta, esto lo llevó a
vivir un gran periodo de tiempo a lo largo de los ríos en Egipto y China. Sin embargo, en Egipto y
China, una considerable porción del alimento era trigo, maíz, cebada y arroz, con los cuales
reemplazaron en su dieta a las raíces, semillas y pastos con los cuales el hombre se había alimentado
por muchos años atrás.1 Fue debido a este cambio en la alimentación, que sus dientes y encías
comenzaron a sufrir modificaciones: los molares que a sus antepasados les habían durado toda la
vida, comenzaron a caer; las encías se les inflamaban y en muchas ocasiones, hasta se les hinchaba
el rostro. Esto quiere decir que la combinación y variedad de sus alimentos y la forma en que los
preparaban (por lo general se colaba tierra y piedras a sus platillos) era la causante de dichas
enfermedades dentales.1 Las civilizaciones maya y azteca se alimentaban con maíz. Otras tribus
como los esquimales, preferían las comidas saladas y secas. Los chinos optaron por el arroz, como ya
se mencionó anteriormente. Cabe destacar, que en estos pueblos no proliferó la caries. En cambio,
los pueblos de Oriente y los semitas, progenitores de los pueblos de Occidente, ingerían alimentos
cuya base fue la leche y sus derivados, así como carne y productos que contenían almidón, factores
determinantes en la aparición de la enfermedad dental.3 En los escritos más antiguos, los papiros
egipcios de Ebers de aproximadamente 37 siglos A.C. se tiene registro del primer odontólogo
conocido, llamado Hesi-Re, médico que indicó la asociación entre la medicina o la odontología y que
además se encargaba de las dolencias de los faraones, a quién se le describe como “el más grande
de los médicos que tratan los dientes”.4,5 Mientras que en las escrituras egipcias se describen
dolores y abscesos de las encías en incisivos y prescripciones para su cura, la enfermedad
periodontal es la más común encontrada en las momias embalsamadas por los egipcios hace 4000
años, lo que da a entender que la enfermedades dentales han existido desde mucho tiempo atrás y
no es sólo cosa del presente. En los papiros chinos, se puede encontrar descritas nueve clases de
enfermedades dentales y siete prescripciones para su cura. Además, encontraron 20 puntos por los
cuales a través de la hemorragia el cuerpo podía sacar los humores y de ésta forma curar el dolor de
muelas.1 En el año de 2900 A.C. en Saqqara, uno de los edificios antiguos que mejor se ha
conservado, la pirámide escalonada de Zoser en Egipto, fue encontrada una mandíbula que muestra
dos agujeros redondos del mismo diámetro y profundidad, los cuales presuntamente se taladraron
para aliviar la presión del pus acumulado en un absceso dental, lo que resulta muy interesante pues
quiere decir que a pesar de las carencias que tenían, por el hecho de no contar con anestésicos y los
instrumentos adecuados, ya sentían la necesidad de aliviar sus males.5 (Figura 1). Existen evidencias
que muestran en el año 2700 A.C. que los chinos ya utilizaban acupuntura para tratar el dolor
asociado a la caries dental y no sería sorpresa que emplearan otros recursos también para tratar los
dolores. Los egipcios pues, sufrían de una gran variedad de enfermedades dentales, y los faraones
no fueron inmunes a ellas. Sin embargo, parece que la extracción dentaria era la forma principal de
aliviar este tipo de afecciones. Precisamente en el año 1300 A.C. Aesculapius, médico griego, fue
reconocido por muchos por realizar la extracción de los dientes enfermos.4 En el año 500 A.C.,
Hipócrates realizó escritos en los cuales hace referencias a los dientes, su formación y erupción, a las
enfermedades de dientes y boca; y métodos de tratamiento; por lo que estos escritos demuestran
que se tenía conocimiento de cómo se desarrollaban los dientes: los primeros se forman de la
nutrición que recibe el feto en el vientre materno, y después del nacimiento, lo hacen de la leche
materna. Los que salen después de que éstos se caigan, se forman de la comida y la bebida. La caída
de los dientes generalmente ocurre a los siete años de edad y los dientes que salen después se
hacen tan viejos como el hombre, a menos que alguna enfermedad los destruya. Aunque sus
conocimientos no eran del todo correctos, resulta satisfactorio que buscaran una forma de explicar
los fenómenos que ocurrían durante su crecimiento.5 Hipócrates creyó que los problemas dentales
provenían de alguna predisposición natural o una debilidad. Así pues, la extracción la consideraba
sólo cuando una molar estaba floja, pues la operación conllevaba mucho peligro. Pero “en lo que
respecta a las pinzas para extraer dientes”, dice, “cualquiera puede usarlas, ya que la forma en que
deben usarse resulta evidente”. Estas pinzas a las que se refiere, los fórceps dentales, antes
conocidos como odontagras, estaban hechos de hierro y algunos de plomo, el cual resultaba un
metal demasiado blando para extraer una muela firmemente enraizada.5 Hacia el año 100 A.C. el
escritor romano Celsus escribió bastantes notas sobre enfermedades orales así como tratamientos
dentales con medicamentos que contenían emolientes y astringentes; y resulta curioso que incluso
algunos de esos remedios, sigan utilizándose en la actualidad. Por ejemplo, en las comunidades
cercanas a las sierras, es frecuente que las personas utilicen el clavo de olor, una especia utilizada
comúnmente en la cocina, para aliviar el dolor dental.4 En Roma, la medicina como profesión, se
consideraba muy inferior a la dignidad del ciudadano romano, por lo que era ejercida por los
médicos ambulantes y griegos.6 Es por esta razón que los primeros curadores fueron los sacerdotes
y curaban con oraciones, ya que las personas solían depositar su fe en ellos. Pronto aparecieron
médicos de ojos y dientes, de tal manera que había médicos para cada enfermedad, algo así como
los especialistas de la actualidad, pero sin tener la preparación que actualmente cada uno de ellos
tiene previamente antes de ejercer como especialista.1 Con el cristianismo, se cambió la
superstición por la adoración a los santos y mártires, pues cada uno de ellos curaba una enfermedad
distinta. Así, para el dolor dentario, la patrona era santa Apolonia, pues se decía que sus restos
tenían poderes mágicos. Según la leyenda, en el siglo III, específicamente en el año 248 A.C., hubo en
Alejandría una gran persecución contra los cristianos; entre los pocos que no huyeron, se
encontraba una mujer de nombre Apolonia o Polonia, quién al ser atrapada, fue torturada y azotada,
además le quebraron todos los dientes con una piedra, y con la misma piedra le golpearon la cara.
Sin embargo, Apolonia, permaneció con una gran serenidad a pesar de los sufrimientos que le
habían causado, por lo que la amenazaron con quemarla viva. (Figura 2). La investigación científica
de la historia de la odontología en México, está encaminada al conocimiento y comprensión de sus
raíces, desarrollo y evolución en su quehacer cotidiano. El indagar y conocer cuáles han sido sus
progresos, cómo enfrentaban y resolvían los cirujanos dentistas sus principales problemas, cuáles
fueron y en qué consistieron las aportaciones de los que se han dedicado a estas prácticas en el país,
ha sido poco explorada.7 En efecto, la historia de la odontología en México es un territorio aún con
grandes zonas inexploradas. A este respecto llama la atención las afirmaciones de quienes se
dedican con gran profesionalismo a trabajar sobre la historiografía de la odontología mexicana y
publican estudios serios en este campo, consideran que: “son temas poco tratados por los
historiadores”, señalan además que en esta profesión los que se han preocupado por la historia han
sido y son los propios dentistas.7 Al respecto, Martha Victoria Díaz de Kuri 8 , en su obra “El
nacimiento de una profesión. La odontología en el siglo XIX en México”, menciona, refiriéndose a los
estudios sobre la historia de la odontología en México que: “… los historiadores poco o nada se han
dedicado al estudio de la historia de la odontología en México, ya que, hasta hoy, han ocupado su
interés otros temas como los políticos, socioeconómicos…” En este párrafo de José Sanfilippo,9 deja
ver la necesidad de que surjan nuevas investigaciones que como menciona llenen este hueco de la
cultura nacional. Sin embargo, no es la de la odontología en México, algo totalmente virgen e inédito
ya que se encuentran varios trabajos, como los de: Francisco de Asís Flores y Nicolás León Troncoso
(médicos),10 y los cirujanos dentistas José J. Rojo11 y Ricardo Figueroa; entre otros, como Antonio
Zimbrón Levy en colaboración con Mirella Feingold, publicaron la obra: “Breve Historia de la
Odontología en México”, siendo un primer intento por exponer globalmente la historia de la
odontología mexicana buscando su explicación en un contexto histórico y político, aunque en
sentido estricto carece de información y cobertura exhaustiva.12 Mientras tanto, Leticia Cuevas,
Rosa Ma. González y Virginia Rocha escribieron “La Enseñanza de la Odontología en la UNAM”,
donde explican el proceso histórico de la institucionalización de la odontología en México, caso
UNAM; una vista acercada a la odontología actual. EL ORIENTE EN LA ANTIGÜEDAD Mesopotamia
Como en las sociedades primitivas, la medicina practicada en Mesopotamia era, en gran medida, de
naturaleza religiosa y mágica. Concedían gran importancia a los augurios y a la adivinación, sobre
todo a través del examen del hígado de un cordero sacrificado, se creía que los responsables de las
enfermedades eran demonios que habitaban el cuerpo del paciente; para repeler y expulsar a los
malos espíritus se usaban repugnantes remedios a base de gusanos e insectos. También se solían
usar algunas leyes para determinar el curso y origen de una enfermedad de los dientes: • “Si hace
rechinar los dientes, la enfermedad durará largo tiempo”. • “Si hace rechinar los dientes
continuamente, y su cara está fría, ha contraído la enfermedad de la diosa Istar”5 Como el rechinar
de dientes era considerado muy peligroso, además de patognomónico, se imponía un remedio. Se
colocaba un cráneo humano encima de una silla y durante tres días se le ofrecían sacrificios día y
noche. Entonces se efectuaban conjuros siete veces dentro del cráneo, que el paciente debía besar
otras siete veces antes de ser retirado; una vez hecho esto, debía sobrevenir la curación.5 La higiene
oral parece no haber preocupado mucho a los egipcios. A pesar de haberse encontrado en
excavaciones y tumbas miles de artículos cosméticos y de aseo, no se ha encontrado ningún cepillo u
objeto de limpieza similar. Muchos cráneos muestran abundantes concreciones de sarro con el
consiguiente colapso periodontal y pérdida ósea. En ellos, no parece haberse hecho ningún intento
por eliminar estas acumulaciones tan nocivas para los dientes.5 En Roma, la adontología se
practicaba cuando la profesión médica estaba aún en su infancia. El gran naturalista Plinio el Viejo
(que murió durante la erupción del Vesubio en el 79 d.C.) describió una cura de dolor de muelas que
consistía en encontrar una rana a la luz de la luna llena, mantener su boca abierta, escupirle dentro y
enunciar la siguiente fórmula: “ Rana, ¡ve y llévate mi mal de muelas contigo!” Y además, menciona
un remedio preventivo para el dolor de muelas más extraño aún, arrancar de un mordisco la cabeza
de un ratón vivo dos veces al mes, aunque no garantizaba la eficacia del tratamiento.5 EDAD MEDIA
En la edad media, fue santificada por la iglesia católica y se le dedicó el 9 de febrero como su día en
Roma, Nápoles y otras.1 Después de Cristo, en el año 1685 fue publicado el primer texto en
odontología en inglés por Charles Allen “The Operator for Teeth”. Esto significó un gran avance, pues
ahora ya se contaba con documentación escrita y daba una mayor facilidad de acceso al
conocimiento. Ya en 1728 Pierre Fouchard publica su trabajo maestro “The surgeon dentist”, en el
cual describe por primera vez la visión de la odontología como una profesión moderna, ampliando el
panorama que en ese entonces se tenía sobre ella. (Figura 3). Y en 1785 John Greenwood sirve a
George Washington como odontólogo, además, de ayudar a motivar al público en general acerca de
los dientes fabricados a base de porcelana. En 1815 Levi Spear Parmly reinventó y promovió el uso
de la seda dental, debido a que en humanos prehistóricos ya se habían encontrado vestigios de seda
dental y palillos, aunque claramente con materiales distintos a los actualmente conocidos. Se podría
pensar que lo que utilizan como palillos eran simples palos de madera, lo cual resultaría bastante
agresivo para sus encías, pues corrían el riesgo de astillarse.4 Fue en 1816 cuando Auguste Taveau,
desarrolló en París, la primera amalgama dental, que estaba hecha de una combinación de monedas
de plata trituradas mezcladas con mercurio. Resulta obvio que aunque no resultaba tan adecuada
por la cantidad de microorganismos o bacterias que esta mezcla contenía, el avance ya estaba por
llegar. Aunque las pastas dentales se usaban en el año 500 antes de Cristo, en 1824 Peabody en este
año adicionó jabón a la pasta. Es importante mencionar, que las pastas dentales que antes se
usaban, no eran como las que hoy conocemos, pues éstas eran muy agresivas y rallaban el esmalte o
la capa más superficial de los dientes, además sus ingredientes solían ser piedra pómez triturada, sal,
uñas de buey, entre otros. Claramente estos componentes ya no forman parte de las pastas dentales
actuales, y destaca cómo han cambiado entonces los métodos de limpieza bucal, pues ahora las
pastas dentales cuentan hasta con ingredientes que ofrecen frescura bucal al momento de utilizarlas
y agradables sabores.4 Charles Goodyear en 1839 descubre el caucho vulcanizado. Con este
descubrimiento se obtuvo la base para hacer las prótesis totales, que anteriormente se hacían a
base de oro, esto, por lo tanto resultó una opción más económica para el promedio de la población.
Antes de este tiempo, el cuidado dental estaba reservado exclusivamente para las clases más altas,
lo que indica que las clases bajas no tenían derecho ni acceso a los servicios de salud, lo que da una
idea de la cantidad de personas que seguramente tenían algún problema dental, mínimamente
caries.4 En 1840 el odontólogo Horace Wells es el primero en demostrar y utilizar el óxido nitroso
para la sedación, gas conocido como “el gas de la risa” que era muy utilizado en los teatros para
hacer reír a las personas cuando se presentaban obras o funciones de magia. En el mismo año, el
odontólogo Thomas Morton fue el primero en demostrar el uso de la anestesia para la cirugía. Como
dato, la cocaína fue el primer anestésico local utilizado.4 ÉPOCA MODERNA Con Horace Hayden y
Chapin Harrisen en 1840 se inicia la odontología moderna, pues fundaron la primera escuela dental
del mundo: The Baltimore College of Dental Surgery; inventaron el grado DDS, (doctor en cirugía
dental, por sus siglas en inglés); iniciaron la primera sociedad dental del mundo: The American
Society of Dental Surgeons (ASDA) la cual posteriormente se transformó en la American Dental
Association. 3 Con la fundación de escuelas, la odontología pasó ya a ser una especialidad en la cual
los jóvenes ya podían estudiar y salir con un grado de doctor en cirugía dental, lo que motivaba cada
vez más a la población a estudiar. La ASDA colaboró en el primer journal en odontología, American
Dental Journal of Dental Science, el cual revolucionó la forma de compartir los secretos tradicionales
y agilizó la forma en la cual los profesionales veían la profesión y distribuían el conocimiento.3 Quizá
no exista ningún avance en el conocimiento médico que haya aliviado más sufrimientos humanos
que el descubrimiento de los anestésicos. Este gran regalo a la humanidad fue hecho por un dentista
americano en 1844. Se utilizaron sustancias como el óxido nitroso y el éter.3 LA ANESTESIA EN
ODONTOLOGÍA James Robinson (1816 - 1862), joven dentista de Londres, realizó en Inglaterra la
primera extracción dentaria bajo éter como anestésico, extrayéndole una muela a una mujer joven.
En noviembre de 1847, un médico escocés, James Simpson, introdujo el cloroformo, un anestésico
más fácil y agradable de aplicar que el éter, siendo adoptado con entusiasmo por una gran cantidad
de médicos, dentistas y cirujanos de ambos lados del Atlántico. Pero el cloroformo es también un
anestésico muy peligroso y pronto las revistas dentales empezaron a publicar artículos sobre
jóvenes, hombres vigorosos y mujeres, que habían sucumbido al cloroformo mientras se les extraía
un molar. Consecuentemente el éter volvió a ser el anestésico por excelencia.5 En 1848 Giovanni
D’Arcoli recomienda el relleno de cavidades con oro, mientras que Waldo Hanchett patenta la silla
odontológica, un gran logro pues solían atender a sus pacientes en un silla común, lo que resultaba
bastante incómodo tanto para el paciente como para el dentista. Dos años más tarde, en 1850 John
Harris añade tiza a la pasta dental.5 La primera mujer dentista de América fue Emeline Roberts, que
en 1854, con 17 años, se casó con el Dr. Daniel Albion Jones, de Danielson, Connecticut. Al cabo de
un año de ayudar a su marido en su consulta dental y estudiar sola por las noches las ciencias
básicas. En 1859 fue colega de su marido, y cuando éste murió en 1864, dejándola con hijos
pequeños que mantener, Jones tomó las riendas del consultorio y practicó la odontología sola
durante sesenta años. No fue elegida miembro de la Connecticut State Dental Society hasta 1893,
después de llevar ejerciendo treinta y cuatro años. Sin embargo, existen otras referencias
bibliográficas que indican que Lucy Hobbs es la primera mujer en obtener el título DDS en el Ohio
College of Dental Surgery en 1866. Logro importante para las mujeres, pues por lo general, no se les
permitía estudiar.5 En 1870, se introducen al medio dental las incrustaciones a base de porcelana
cocida para el relleno de cavidades extensas. Al cabo de un año, James Beall Morrison patenta el
primer taladro dental mecánico, lo que hoy conocemos como pieza de alta velocidad, el cual
permitió a la gente ver a la odontología como una profesión de vanguardia. Este taladro giraba muy
lentamente, lo cual era una gran desventaja y el relleno de las cavidades después de haber removido
una caries por ejemplo, podían tomar muchas horas para ser completados.4 En 1875 se realiza la
patente del primer taladro eléctrico, por parte de George Green. Unos años antes de terminar el
siglo XIX, en 1890, el odontólogo americano Willoughby Miller describió por primera vez en
Alemania los factores causantes de la caries dental, los cuales sirvieron para hacer

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