Pulido Castro, Et. Al
Pulido Castro, Et. Al
Pulido Castro, Et. Al
Obrera.
A los que no se han ido, aquellos que escaparon de la muerte por la puerta de la
memoria.
A Lorenzo y Horacio, los testigos de excepción y protagonistas de esta historia, que con
dedicación y disposición extraordinarias nos permitieron acercarnos a sus recuerdos,
vivencias y reflexiones para reconstruir esta experiencia colectiva que permanecía en la
penumbra.
A nuestros amigos y amigas, con los que a lo largo de estos últimos seis años hemos
compartido y constituido una familia. Amigas y amigos que se han transformado en
hermanos, con quienes hemos crecido intelectual y personalmente, y con quienes
hemos aprendido el significado real de la palabra compañero en su sentido más
profundo. A todos ellos y ellas, que no nombramos pero que se encuentran plasmados
en las palabras y párrafos de este esfuerzo colectivo.
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÒN ............................................................................................................. 2
1. Antecedentes ............................................................................................................ 2
4. Objetivos ................................................................................................................. 10
CAPÍTULO I .................................................................................................................. 25
2.3 “El Post-Frente Nacional”: Los gobiernos de López, Turbay y Betancur. ............ 33
2.3.1 El “Mandato claro” de López: continuidad histórica con ropaje popular ........... 34
CAPÍTULO II ................................................................................................................. 52
1.4.5 El sabotaje....................................................................................................... 67
1.4.6 Difusión política y propaganda armada ............................................................ 68
1.5 La ADO, el nombre síntesis de la influencia de Camilo Torres y Carlos Marx. .. 100
2.1.2 En el ojo del huracán: Entre la represión oficial y el cierre político. ................ 111
3.4 El Fin de ADO: La asamblea de los noventas ¿hacia dónde ir? ........................ 134
BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................... 145
Esta investigación surge del interés por ahondar en la historia del conflicto armado
colombiano que sigue siendo punto de partida de una historia reciente que no ha podido
culminar. La razón es elemental: la única manera real y verdaderamente efectiva de
superar un conflicto político, social y armado que durante los últimos sesenta años se
ha manifestado a lo largo y ancho de la geografía nacional, radica en el acercamiento al
conocimiento cabal, en el estudio sistemático que permita develar las causas
fundamentales que lo originan, con el fin de superarlo y no volverlo a repetir. Como
múltiples investigaciones, ésta se adentra a las fauces de la guerra misma para indagar
en ella sus móviles fundamentales y contribuir a que este hecho, perdurable durante
más de medio siglo, se pueda terminar.
1
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÒN
1. Antecedentes
En un segundo lugar, frente a lo producido más a grosso modo sobre la temática que
rodea el objeto central de ésta investigación, se propusieron dos momentos en los
cuales se analizaron los antecedentes teóricos y de campo. El primero se reserva a los
trabajos producidos acerca del análisis del contexto colombiano en sus múltiples
facetas para el periodo de estudio que comprende la década 1974 a 1984, periodo
histórico que sirve de telón de fondo al surgimiento, desarrollo y vida de la experiencia
organizativa de la guerrilla urbana ADO. En un segundo momento se revisaron distintos
materiales o investigaciones teóricas que trabajaron el tema de la guerrilla urbana como
una perspectiva conceptual o aplicada a algunas experiencias concretas.
1Ver comunicados en el portal del Centro de Documentación de los Movimientos armados en el siguiente
enlace: http://www.cedema.org/?ver=portada
3
análisis político de lo que fue el paro cívico, la descripción del contexto que rodea el
acontecimiento en sí y, finalmente, la interpretación de los actores que intervienen en él,
en una línea de tiempo del antes y el después. El trabajo de Molano (2012) muestra
como a partir del orden político, económico y simbólico establecido se genera un paro
cívico como respuesta, el cual dio vía a la construcción de una identidad de las clases
populares urbanas alrededor de la lucha contra el modelo de ciudad impuesto por la
clase dominante, periodo que tiene como desenlace fatídico la implantación del Estatuto
de Seguridad como un mecanismo de criminalización de la protesta social y la lucha
contra la subversión, un hecho que marcó el origen de la represión estatal y paraestatal
de los años que presidieron y que represento un factor tajante de la historia colombiana:
la represión permanente como forma de poder y control de la población. Este trabajo
intento demarcar un contexto multifacético (social, político, económico, cultural) de los
espacios urbanos que eran relevantes para esa época, y que coincidieron precisamente
con el periodo en el cual se comenzaron a gestar los elementos que hicieron posible el
surgimiento de la Autodefensa Obrera.
4
de Herrera (2012), que descubrió en la represión, una carga política e ideológica que
obedecía a fines y objetivos propios de unos pocos, y que a su vez dejaron una serie
de consecuencias y respuestas por parte de la población. Las dos investigaciones
dejaron un campo inexplorado hacia la propuesta de investigación sobre el contexto en
que surgió ADO, demarcado por la relación entre protesta social y modelos de
represión, entre sociedad y Estado.
En lo que tiene que ver con el segundo momento, que se relacionó con las
investigaciones conceptuales o estudios de caso realizados sobre la guerrilla urbana
como categoría a nivel mundial, se encontraron trabajos como el realizado por Jorge
Marco Carretero (2011) el cual hace un detallado y sistemático estudio de las
resistencias antifascistas en España en las primeras décadas del siglo XX,
particularmente, resistencias armadas al régimen franquista. A pesar de parecer un
contexto bastante lejano, habida cuenta de las diferencias entre los contextos
latinoamericano y europeo en términos de la guerra de guerrillas, el estudio de
Carretero aportó herramientas conceptuales puntuales para definir y caracterizar la
guerra de guerrillas y la guerrilla urbana entre los cuales se tuvo en cuenta la
asimilación que él hace de los conceptos de guerra asimétrica y guerra irregular, así
como la distinción que hace entre dos modelos de resistencia armada, por un lado, lo
que denomina vecinos en armas que hace alusión a la vertiente social de la resistencia
armada a la dictadura franquista en España, y por el otro, la guerrilla política, cada una
de estas con características particulares.
Otra investigación, que se usó para acercar el concepto de guerrilla política al contexto
latinoamericano y puntualmente al contexto de lo urbano, se tomó del trabajo realizado
por Renato Dinamarca (2012), en el cual este analiza al Movimiento de Liberación
Nacional Tupamaros (MLN-T) de Uruguay enmarcándolo en lo que denomina como una
izquierda rupturista en América Latina. En este trabajo se encontró una precisa
definición de Guerrilla Urbana como concepto, extraída por el autor de los teóricos de la
guerrilla urbana Abraham Guillen y Carlos Marighela, quienes desarrollan sus
5
pensamientos en el marco de las corrientes políticas anarquista y marxista-leninista
respectivamente. El estudio de Dinamarca fue relevante para esta investigación porque
se encontró en él aterrizada la categoría de guerrilla urbana al contexto
latinoamericano, y más importante aún, es que Dinamarca trabajo con base en el
accionar político-militar de una de las organizaciones fundadoras de la modalidad de
insurgencia urbana en América Latina, lo cual fue trascendental a la hora de
comprender el fenómeno en nuestro país.
6
2. Planteamiento del problema
En este último periodo de la historia política colombiana -que va desde la muerte del
líder liberal Jorge Eliecer Gaitán hasta la actualidad y que se conoce precisamente
como “La Violencia”- ha visto surgir, desarrollarse y hasta desaparecer un número
considerable de grupos políticos que han usado la violencia como forma de expresión y
que a partir de allí, han configurado la política y las prácticas de la izquierda en
Colombia, desde los grupos espontáneos que descargaron su rabia e impotencia en el
centro de Bogotá, en el bogotazo, hasta expresiones tan organizadas como la guerrilla
más grande y antigua del país las FARC-EP. La lucha armada no ha sido homogénea ni
lineal, tiene altibajos, victorias, fracasos, avances y retrocesos, los cuales han sido
abordados desde múltiples escenarios académicos, la cual, lógicamente no ha podido
agotar el tema.
7
¿Cómo surge, se configura y desarrolla la Autodefensa Obrera (ADO) en el contexto
social y político colombiano de 1974 a 1984?
Este sendero no recorrido, inédito o poco explorado al que se hace referencia puede
tomar distintas y controvertidas variantes, distintas aristas de un conflicto tan complejo y
extenso como el colombiano y es apenas natural, pero en este caso específico, dicho
sendero inexplorado guarda relación con la temática concreta de la lucha armada en
términos organizacionales, es decir, en el rebase existente a partir de la gran cantidad
de actores y experiencias organizativas participantes y el trabajo concentrado en solo
un puñado de éstas (de las más conocidas) hecho que genera la invisibilización de
muchas otras que al igual que aquellas hicieron suya las misma forma de lucha y que,
por tanto con fines académicos en busca de aportes a la reconstrucción histórica del
conflicto interno colombiano, deben ser igualmente estudiadas.
8
actuaban, en las memorias de otras organizaciones o únicamente en la voz de sus
antiguos militantes. Esta propuesta planteó en el fondo un intento por nutrir y
complementar lo ya escrito sobre la guerrilla urbana en particular, pero también sobre la
guerrilla revolucionaria en general entendiendo que dichas organizaciones constituyen
uno de los sujetos más importantes de la política colombiana reciente, sin los cuales no
es posible realizar un análisis integral de los últimos sesenta años de la historia
nacional.
Dándole el peso historiográfico a dichos actores, se consideró que estudios como estos
contribuyen al enriquecimiento de materiales para ahondar en un debate que es
necesario y siempre actual, más aún cuando, como se dijo en líneas anteriores, el
conflicto colombiano hace parte de un periodo de historia reciente que aún no ha podido
ser sellado y continua vigente. En este sentido, es bueno aclarar, que este trabajo no se
hizo con la finalidad de ser acumulado al montón de los ya producidos, sino que a partir
de su propuesta puede desencadenar nuevos debates con los materiales preexistentes,
que amplíen de alguna forma la versión oficial y dominante en la historia y genere
nuevos significados y matrices de análisis.
Por ello se propuso estudiar un actor específico -entre tantos actores del conflicto-, en
una década específica -entre tantas décadas de violencia- atendiendo al evidente vacío
que se observó en investigaciones académicas sobre la guerrilla urbana colombiana
que lleva el nombre de AUTODEFENSA OBRERA, más conocida como ADO, por sus
siglas. De esta experiencia, como se puede observar, los antecedentes investigativos
son muy pocos, y hasta la fecha no se ha podido rastrear un análisis sistemático de su
historia, orígenes, desarrollo, accionar político-militar o de sus militantes, más allá de
elementos que proporcionan entrevistas realizadas por algunos de sus integrantes. Por
tanto, la importancia de esta investigación radicó en que pretendió elaborar un trabajo
inédito de reconstrucción de la historia política de ADO, un actor del conflicto que hasta
hoy no ha sido suficientemente estudiado y que abre con ello la posibilidad de arrojar
luces sobre un rincón de la historia colombiana que hasta ahora permanece en
penumbra y que, como muchos otros rincones, debe ser desempolvado.
9
La intención y un poco el anhelo de esta investigación es que trabajos de este corte se
sigan realizando para así colaborar de forma colectiva en el esfuerzo de reconstruir la
historia amplia y múltiple de la lucha social en Colombia en todas sus expresiones y
experiencias existentes, experiencias que con su acción han forzado el reacomodo del
curso de la historia pero que han permanecido con evidentes vacíos historiográficos.
4. Objetivos
Objetivo general
Objetivos específicos
10
5. Marco Conceptual
Antes de abordar las características de una categoría como esta, fue necesario realizar
una breve precisión conceptual que permitiera el acercamiento diferenciado a las
nociones de sistema, oligarquía y poder. Un sistema, en primer lugar, hace referencia
en términos simples a un conjunto de estructuras y relaciones existentes entre un todo y
los elementos que lo componen en un espacio determinado, creando reglas, jerarquías
y distintos dispositivos que sirven de sostén para la reproducción y supervivencia del
mismo. En segundo lugar, por oligarquía se entendió, desde una perspectiva clásica
pero no por ello errónea, una forma de dirección basada en el manejo de pocos o de un
grupo reducido sobre una mayoría que es excluida en razón de un elemento o factor
que es arbitrariamente creado por dicho grupo y legitimado a través de la coacción
física o el consenso. Finalmente, la categoría de poder se entendió no como un valor en
sí mismo, ni como un instrumento subsidiario de la dominación, tampoco como un
atributo o un defecto, sino primordial y fundamentalmente como un acto, como una
relación social mediada por el ejercicio de la fuerza, manifestada esta última, como
afirma Múnera (1997), en “las potencias o energías que culturalmente están a
disposición de los actores”, específicamente:
11
[…] el saber, las armas, el reconocimiento, las reglas, los símbolos, los mitos, la
culpa y en general, los medios sociales que amplían el campo de la
incertidumbre de los otros actores y que las peorías del poder agrupan como
fuentes o recursos del mismo (Múnera Ruiz, 1997)
Hecha esta conceptualización inicial de los elementos que componen esta categoría se
planteó que, el sistema oligárquico de poder como categoría analítica que caracteriza el
sistema de poder en Colombia, se refiere a “una estructura asociativa, una tendencia y
una tensión general de las sociedades construidas alrededor de privilegios de un
pequeño grupo dominante y de la participación subordinada de la mayoría de la
población” (Guillén citado por Múnera, 1997, pág. 106). Guillén que en su libro titulado
El poder político en Colombia realizo una interpretación sociológica e histórica de la
configuración del poder político en el país y un detenido estudio de las formas de
asociación del sistema bipartidista colombiano a partir del complejo de relaciones de la
hacienda concluyendo que “en Colombia, el sistema oligárquico de poder ha coexistido
con las instituciones democráticas y en gran medida las ha determinado” (Múnera Ruiz,
1997, pág. 106).
En ese mismo sentido, Múnera (1997) señalo que dicha coexistencia del sistema
oligárquico de poder se encuentra presente a lo largo de toda la vida republicana del
país, inclusive, plausible desde la época de la colonia. Desde esta perspectiva, dicho
sistema ha sido un factor dominante y determinante en la escena política nacional en
directa contraposición a la posibilidad histórica un sistema democrático de poder
construido alrededor de los principios de igualdad jurídica y no de jerarquías sociales
derivadas de elementos como la tradición, la propiedad privada o el prestigio (Guillén en
Múnera, 1997).
Guillen (1996) señalaba que uno de los aspectos decisivos que caracterizan un sistema
de poder en determinado país tomaba valor según el grado y la forma en que sus
individuos pueden participar (o no) en el ejercicio público y en la presión o
12
direccionamiento del Estado para la satisfacción de sus demandas. Por consiguiente el
sistema oligárquico de poder, como categoría, hizo referencia a la conformación de
unas estructuras de poder históricas basadas en el privilegio, la propiedad, la casta y la
raza que excluyen la participación de los individuos, y que han generado formas de
asociación políticas fieles a esta esencia.
Desde esta perspectiva, la categoría analítica que se presentó para el análisis del
sistema político colombiano permitió la no reducción explicativa de los sistemas de
poder a la lógica de la dominación, pues incluye dentro de sí, y de manera
complementaria, los procesos de negociación, resistencia y emancipación como
elementos que conforman la dinámica de las relaciones de fuerza presentes en una
sociedad. Este choque permanente y dialectico entre lo constituido y lo alterno, entre
sus causas y las reacciones es explicado de manera clara por Guillén Martínez (1996)
cuando afirma que:
13
5.2 Modelo de represión
Dentro de lo que se pudo definir como Modelo de Represión se intentó vincular tres
autores que trabajan si bien no el mismo “termino”, por lo menos una serie de
conceptos parecidos que dan a entender un análisis distinto al oficial sobre el contexto
social que se desarrolló y se ha venido desarrollando en la sociedad Colombia, en un
campo más específico, la forma como se han ido implementando ciertas prácticas de
violencia de distinto índole para que un sector del país no pierda el control de las
decisiones importantes de éste.
Sin embargo este término no lograba satisfacer las expectativas y se quedó corto para
la realización de un buen análisis, es por esto que rescatando su idea principal, se
complementó con factores como los que agrega Nicolás Herrera, autor que se centra en
la idea de la violencia política represiva, de una manera más clara:
14
“Todo acto de violencia es llevado a cabo en un contexto social especifico que
posibilita su emergencia, es decir, que si el contexto social estimula el uso de la
violencia a partir del establecimiento de normas y valores formales e informales
estos actos van a emergen finalmente, los actos de violencia requieren un fondo
ideológico, esto es una justificación que responde a intereses de grupos sociales
y económicos, que autoriza o condena determinados actos y que, en todo caso,
puede llegar a neutralizar algunos de ellos, considerándolos como parte de la
existencia de las cosas.” (Herrera, 2012)
Dándole un peso importante a la necesidad de reconocer una clase política que puede
mantener un régimen establecido, justificando las acciones represivas y a la vez
violentas no solo ante el “enemigo” número uno de Colombia: la insurgencia armada,
sino también ante cualquier movimiento o expresión social que intente surgir con la idea
de un cambio, no solamente atacando la existencia física y amenazando con la
eliminación física, sino aplicando distintas herramientas para generar un miedo
psicológico que les asegure un control en la sociedad dando paso a tres tipos de
guerra: la guerra formal u oficial, la guerra sucia, y la guerra psicológica (Herrera, 2012).
15
5.3 Guerrilla Urbana
Fue por estas razones que nace la Guerrilla Urbana, que partía de la necesidad de
enmendar el error del “foquismo”2 y reencauzar la estrategia revolucionaria, conciliando
los aspectos militares y políticos de la lucha:
Este es el elemento central que dio origen a las llamadas organizaciones político-
militares. Estas no se proponían ya crear directamente un foco guerrillero en las
montañas, sino combinar el accionar de la guerrilla con el trabajo político en las
fábricas, las oficinas, las universidades, etc. (Rauber, 2004, pág. 13)
2El foquismo es una teoría propuesta por Ernesto Guevara a partir de la reflexión acerca de su exitosa
experiencia guerrillera en Cuba, según la cual, no se hace necesario que estén dadas todas las
condiciones para lanzarse a la lucha armada por el poder, sino que un pequeño foco insurreccional, a
partir de su accionar armado, puede crearlas, configurando así un terreno favorable a la lucha armada.
16
No se puede hablar de Guerrilla Urbana en Latinoamérica sin mencionar dos casos
paradigmáticos: el MLN-Tupamaros uruguayo, de importancia para el desarrollo de este
trabajo de monografía por los aportes que realizaron a partir de sus acciones político-
militares y la ALN Brasilera por sus aportes en el campo “teórico”, atendiendo a las
palabras de Robert Moss
La definición de Guerrilla Urbana que fue usada en este proyecto está construida con
base en estas experiencias junto con los aportes realizados por Abraham Guillen,
Robert Moss y Jorge Marco Carretero. Después de haber revisado estos escritos y
trabajos se extrajeron de allí las características principales que a juicio del grupo de
trabajo definen una Guerrilla Urbana.
En primer lugar se puedo ver que la Guerrilla -tanto urbana como rural- es un
instrumento mediante el cual, fuerzas pequeñas, con pocos recursos en términos
económicos, logísticos y de armamento, enfrentan a fuerzas holgadamente superiores
en estos aspectos. Si bien, la guerrilla es significativamente inferior al ejército oficial que
enfrenta, también posee ventajas sobre este y actúa con el fin de procurarse otras
ventajas, crecer y consolidar un aparato cuya fuerza sea capaz de alcanzar la victoria,
es decir, el objetivo es trastocar la correlación de fuerzas. (MLN, S.F., pág. 9)
Guillen afirma que al contrario de un ejército oficial el cual intenta dominar por la fuerza,
la coerción y la dominación, la Guerrilla Urbana debe realizar sus acciones, sus
combates, sus batallas con la función política de atraer la población. Esto sólo se
lograría si se tiene un programa político acertado que sea compartido y avalado por el
pueblo que pondrá en función de él todo su apoyo moral, político y material. La Guerrilla
Urbana debe procurarse, a medida que desarrolla su actuar por la simpatía y el apoyo
17
popular, lo que Guillén llama implantarse en la población, según este autor esta
implantación se logra si el accionar de la Guerrilla Urbana está dirigido a dar cobertura
a la acción de masas en las ciudades (Guillen & Hodges, 1977). Por tales motivos toda
acción ejecutada por la Guerrilla debe ser clara y fácilmente justificable ante la
población para ganar así su simpatía, la acción que necesite ser exhaustivamente
explicada ante la opinión del pueblo, es una acción que fácilmente se transforma en un
revés político (MLN, S.F.)
La Guerrilla Urbana, como su nombre lo indica, actúo en las ciudades, lugar donde se
encontraba en constante interacción con su enemigo y donde tenía sus objetivos
militares al alcance. Esto a su vez, deriva en el problema del camuflaje de la Guerrilla,
es decir, que ni la población de la ciudad ni las fuerzas represivas conozcan o ubiquen
a los guerrilleros, sus casas, almacenes, talleres etc., en consecuencia, la Guerrilla
Urbana por esencia es clandestina y debe poseer la capacidad de que sus militantes
pasen desapercibidos ante la población y ante las fuerzas represivas. (MLN, S.F., pág.
30)
18
un ataque concentrado por parte del ejército; asimismo para preservar sus fuerzas, la
Guerrilla realiza sus acciones por medio de la técnica de ataque y retirada; y por último,
asegura que la técnica busca el desarrollo de la guerra de guerrillas urbana, cuyo
objetivo es desgastar y desmoralizar a su fuerza enemiga. (Marighela, 1969)
Por último, para caracterizar a la guerrilla urbana, se tuvieron en cuenta siete de las
doce variables propuestas por Carretero (2011) a saber: Estructura interna, la cual en la
guerrilla política es Vertical y jerarquizada; Área y nivel de acción, que es Supralocal
19
(regional/nacional/internacional); Estrategia, que está enmarcada en la Guerra
insurreccional y la guerrilla moderna; Cohesión interna, que está sustentada en Grupos
de afinidad (política) y grupos primarios; Tamaño, que es de más de 40 miembros,
Disciplina, la cual se caracteriza por ser estricta y estar reglamentada; y por último,
Propaganda, que se hace de forma sistemática por medio de la prensa, radio,
campañas internacionales, ocupación de pueblos, etc.
6. Marco Metodológico
20
cualitativa de Irene Vasilachis, en donde se encuentra una definición propuesta por
Déniz y Lincoln:
Para tener una definición más completa, fue necesario agregarle un factor propuesto
por Creswell, cuando él habla del problema social, un factor que el autor sugiere dentro
de su definición de investigación cualitativa. El problema social, según afirmaba, “es un
proceso interpretativo de indagación basado en distintas tradiciones metodológicas- la
biografía, la fenomenología, la teoría fundamentada en los datos, la etnografía y el
estudio de casos- que examina un problema humano o social.” (Vasilachis, 2006, pág.
25), esto para aclarar que el presente trabajo no pretendía estudiar al hombre por
separado, como ser aislado, sino como un ser social. La investigación que se pretendió
desarrollar parte de este enfoque (Investigación Cualitativa).
Dentro del proceso de análisis de información, se utilizaron los documentos que desde
la perspectiva de Ceretto & son definidos como Cualquier entidad que informa, los
cuales se clasificaron en oficiales y personales teniendo en cuenta el tipo de
información que contenían y la fuente a la que pertenecían, ya fueran primarios o
secundarios (ceretto & Giocobbe, 2009).
22
Para la segunda fase que se planteó en la presente investigación (fase posactiva), en
lo que concierne a sistematización y análisis de la información, se clasificaron los
documentos y las entrevistas según el criterio de la perspectiva de elaboración de la
información propuesto por García y Giocobbe (2009), donde se extraerá la información
suministrada por las herramientas (documentos y entrevistas) separándola de acuerdo
a los ejes conceptuales de la presente investigación, en el caso concreto para este
trabajo, de la siguiente manera:
CATEGORÍA
23
historia colombiana; y como objetivo a largo plazo, busca la publicación en algún
espacio ya sea virtual o físico del informe final y sus respectivas correcciones.
24
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO I
Como objetivo inicial esta investigación pretende realizar un análisis acerca del contexto
político y social de la década de los 70s y 80s como parte del ejercicio de ubicación
práctica de la experiencia organizativa, operativa y política en la que irrumpe la
Autodefensa Obrera (ADO), marcado por una serie de características que, más allá de
determinar de forma mecánica y total la esencia de dicha organización insurgente,
plantean una serie de condicionantes, límites y posibilidades históricas que en un
torbellino complejo de entrelazamiento marcan de forma importante la existencia
orgánica y el accionar político de la guerrilla urbana como fenómeno general y de la
Autodefensa Obrera (ADO) como fenómeno particular.
25
1. Estado, régimen y sistema político. Apuntes conceptuales sobre una
diferenciación problemática.
Para abordar la caracterización sobre el sistema político en la Colombia de los años 70s
y 80s es necesario, en primera medida, realizar un ejercicio preliminar que ubique
conceptualmente la diferencia entre sistema político, régimen político y Estado,
categorías que pese a la abundante literatura producida se encuentran en constante
tensión delimitante por la variedad de interpretaciones y esquemas teóricos. Este hecho
previene necesariamente a la hora del abordaje aplicado en la medida en que
condiciona el desarrollo analítico y la estructura misma del fenómeno a estudiar.
26
De todas estas perspectivas y más allá de elementos demasiado específicos se puede
entender al Estado como una relación de dominación y articulación básica de la
sociedad en la que subyacen contradicciones y conflictos por la desigual distribución de
poder entre las clases y sectores sociales como elemento inherente a su existencia
(Vargas, 1998). Aguilar (1984), por su parte, nutre esta idea al entenderlo como poder
fáctico y poder legalizado al mismo tiempo, como coerción y consenso, como
materialidad social del poder o cristalización concreta de éste.
Si bien Vargas (1998) recoge de forma sintética la interpretación general del Estado que
aquí se adopta, no ocurre lo mismo a la hora de abordar los conceptos de sistema y
régimen político. Su apuesta metodológica consiste –bajo distintos argumentos- en
lograr un uso indeterminado entre ambos, aunque ciertamente reconoce que dicha
acción constituye una disputa que no está saldada. Por régimen y sistema político
Vargas afirma que “son conceptos que responden a perspectivas teóricas distintas,
aunque se pueden utilizar, con las aclaraciones del caso, en una aproximación
conceptual” (1998, pág. 177). La razón de esto es que la versión ampliada de régimen
político con relación a la de sistema político planteaba una intersección parcial de
significados, no totalmente iguales pero cercanos para efectos del análisis político. No
obstante la aclaración, Vargas (citando a Duvenger) plantea que, por lo menos desde
su trabajo “las expresiones 'sistema político' y 'régimen político' son prácticamente
sinónimas” (1998, pág. 180).
Contrario a esta idea, los conceptos de régimen y sistema político poseen desde otras
perspectivas una especificidad analítica insustituible, idea que para esta investigación
es fundamental. Desde allí se entiende el régimen político como el conjunto de
instituciones más o menos coordinadas que definen el modo de ejercicio del poder
político, es decir, la forma en la cual se realiza el ejercicio de dominación del Estado
sobre la sociedad (Vargas, 1998). Por otro lado, el régimen político se entiende como
“la juridificación de las relaciones sociales de poder históricamente existente y actuante”
(Aguilar, 1984, pág. 205), como el proceso de institucionalización o legalización jurídica
de la sustancia del poder social plasmada en un tipo de Estado específico.
27
En esa misma línea analítica, el sistema político es la savia de la cual se nutre ese
régimen político y la fuerza que configura el Estado al mismo tiempo. Por sistema
político se hace referencia al conjunto articulado de relaciones de poder existentes en
una sociedad que definen y sustentan el Estado y su régimen pero que, al mismo
tiempo, pueden actuar extralegalmente a la estructura de estos. El sistema político se
refiere a la materialidad del poder que es anterior a la juridificación del mismo, es el
poder fáctico que se expresa en el proceso de producción y acumulación (económico-
social) (Aguilar, 1984).
A modo de síntesis, el Estado como forma de organización del poder político moderno,
como relación social de poder en cristalización, es al mismo tiempo régimen y sistema,
es simultáneamente un conjunto de instituciones normalizadas jurídicamente que le dan
funcionamiento concreto al Estado (régimen) pero, de igual forma, se compone de las
relaciones sociales de poder realmente existentes que dan su origen (sistema). Esta es
la perspectiva conceptual sobre la que erige en análisis ésta investigación.
28
varios autores han desarrollado estudios en los cuales se recogen los rasgos generales
de la conformación histórica del sistema político colombiano y arrojan pistas sobre sus
mutaciones en el régimen político. Es el caso de trabajos como El poder político en
Colombia de Fernando Guillén Martínez y Poder y movimiento popular (Colombia 1968-
1988) de Leopoldo Múnera, que desde enfoques cercanos intentan dibujar análisis
sobre la forma como se configura el poder y los móviles sociales que lo dinamizan.
Dichos trabajos son considerados y tomados como base de este estudio
específicamente por la categoría sistema oligárquico de poder que ambos construyen y
enriquecen en sus investigaciones y que, como se verá, proporcionan elementos para
el entendimiento de la lógica estructural del sistema político colombiano con sus
metamorfosis, rupturas y continuidades en las décadas de 1970 y 1980, marcadas por
la imagen precedente del régimen de coalición.
29
interdependientes3. Frente a esto, Múnera (1997) agrega que dicha coexistencia entre
el sistema oligárquico de poder y las instituciones democráticas variantes se encuentra
presente a lo largo de toda la vida republicana del país y se puede apreciar nítidamente
–en concordancia con Guillén- desde la época de la colonia española pasando por
múltiples mutaciones y metamorfosis: “de la encomienda a la hacienda, de ésta al
clientelismo por adscripción (señorial) de los partidos tradicionales y de éste al
clientelismo transaccional en el Frente Nacional” (1997, pág. 106). Estas mutaciones no
representan otra cosa más que el cambio en los factores sociopolíticos sobre los cuales
se edificaba la hegemonía por parte de los sectores históricamente constituidos en el
poder, imbuidos en el paso de la herencia peninsular y sus formas económicas, hasta el
proceso tortuoso y contradictorio de la formación capitalista en las condiciones
colombianas.
3Esto quiere decir, como se verá más adelante, que la relación entre sistema político (en este caso el
sistema oligárquico de poder colombiano) y los sucesivos regímenes que han dado forma al Estado se
afectan, transforman y condicionan mutuamente.
30
2.2 El régimen de coalición: El Frente Nacional y la modificación del
sistema oligárquico de poder.
A mediados de los años 50s los partidos tradicionales comenzaron a ver la necesidad
de la alternativa política consociacionalista4 como fórmula que restableciera las
garantías de ejercicio del poder a los partidos y estimulara un apoyo social mayor. En
esa idea, la constitución del Frente Nacional comienza en julio de 1956 con el
acercamiento entre Carlos Lleras y Laureano Gómez, que cristaliza en el pacto de
Benidorm “la cual hizo un llamado por un retorno al orden republicano por medio de uno
o más gobiernos de coalición” (Hartlyn, 1993, pág. 82). Acto seguido se firmó el pacto
de Sitges en julio del año siguiente el cual planteaba concretamente la participación
paritaria en el Estado por parte de ambos, pacto que fue reafirmado y alimentado con el
pacto de San Carlos y la reforma constitucional de 1959 (Múnera Ruiz, 1997). La
modificación del régimen impuso la estructura paritaria de los partidos “en los poderes
ejecutivo y judicial, y en las corporaciones públicas; la alternancia en la Presidencia de
la República durante diez y seis años; el consecuente monopolio legal del acceso al
poder estatal por la vía electoral” (Múnera Ruiz, 1997, pág. 108) y, por consiguiente, la
independencia irresoluta de las fuerzas de los dos partidos para aprobar y decidir el
rumbo del país (derecho de veto).
Por todo ello, su valoración ha sido contrapuesta. Como afirma Múnera, en la literatura
política colombiana se identifican sobre él valoraciones positivas “por ser una salida a la
violencia entre los partidos tradicionales” (1997, pág. 108) y por frenar efectivamente la
confrontación latente entre ellos. Las valoraciones negativas surgen en razón de que
dicho pacto entre las élites supuso en la práctica la exclusión de los nuevos sectores
políticos. En palabras de Múnera el acuerdo buscaba “ante alternativas como la mutua
31
destrucción, la consolidación de un poder militar autónomo o el progreso de las
guerrillas” (1997, pág. 108) generar un pacto integral que frenara el desplazamiento
provisional del poder y el riesgo potencial de que éste desplazamiento fuera total. Por
ello “no solo buscaban ponerle fin a la violencia, sino que tenían el claro objetivo de
mantener a las clases populares al margen del juego político o de hacerlas participar de
manera subordinada” (Múnera Ruiz, 1997, pág. 108).
Frank Molano Camargo, docente entrevistado en ésta investigación sigue esta línea y
plantea que la esencia fundamental del Frente Nacional es la exclusión política de las
fuerzas populares y el control electoral vía clientelismo. Frente a esto último, que
autores como Múnera llaman “clientelismo transaccional”, Molano -en la entrevista
realizada por el equipo de investigación- (2015) plantea que los partidos tradicionales
en medio del pacto: “vienen, manejando una red de clientela con bases sociales muy
grande, por ejemplo, los auxilios parlamentarios para obras, para construcción de obras
en veredas o en barrios populares, el control del sistema de juntas de acción comunal”
que aseguran bajo leyes clientelares los votos necesarios para darse legitimidad. Éste,
que es el mecanismo para la legitimación y construcción de hegemonía característico
del Frente Nacional, el mismo que desplaza al viejo clientelismo por adscripción
señorial, es entendido por Múnera (1997) (Tomando a Silvia Rivera) como un
clientelismo basado en negociaciones privadas de favores públicos por votos u otras
formas de respaldo de tipo político. Estas “nuevas” formas de adscripción 5 existentes
desde antes pero dominantes en el régimen de coalición se combinan con éste y
marcan el punto crucial a partir del cual se genera una mutación del sistema oligárquico
de poder a partir de formas verticales de sujeción social que tienen como objetivo su
preservación a largo plazo, y que son la estrategia fundamental para que más allá del
método o la forma social de dominación específica el sistema oligárquico pueda
mantenerse.
5 Que no pueden entenderse como “nuevas” en el sentido estricto del término pues ya existían, sino
novedosas en términos de que es en este contexto específico en el que convierten en las formas
dominantes, desplazando a las formas señoriales y de encomienda y coexistiendo con ellos, en la medida
en que éstas últimas no se suprimen de raíz sino que son reducidas a su mínima expresión y actúan en
forma subordinada.
32
2.3 “El Post-Frente Nacional”: Los gobiernos de López, Turbay y
Betancur.
6 La historia de alianzas entre liberales y conservadores no supone para los años cincuenta un hecho que
marque novedad alguna. La dinámica de coalición liberal-conservadora que se da en el Frente Nacional a
diferencia de los intentos anteriores y de la dinámica acuerdo-guerra que recorre la lógica del siglo XIX y
XX entre los partidos tradicionales se vuelve novedad en el Frente Nacional en la medida en que éste
representa la institucionalización formal de dicho ejercicio de acuerdos y la transformación del régimen
político para asegurarlos.
33
Estos cuatro procesos sociales simultáneos que no son producto de la intencionalidad
expresa de los pactos liberal-conservadores sino que corresponden “al sentido que éste
tiene dentro de una historia de la cual hace parte” (Múnera Ruiz, 1997, pág. 109)
marcarán en gran medida el contexto en el que se desarrollan los gobiernos de Alfonso
López Michelsen (1974-1978), Julio Cesar Turbay Ayala (1978-1982) y Belisario
Betancur (1982-1986) en distintas proporciones, simbiosis y configuraciones
contextuales, pero con la misma concurrencia. Pese a esto, como afirma Lorenzo Ossa
(Entrevista ex-militantes ADO, 2015), la influencia del bipartidismo en los 70sy 80sse va
a mantener y los partidos tradicionales se van a turnar los poderes y a reafirmar sus
clientelas políticas.
Pese a ello el gobierno de López es visto por algunos sectores de izquierda como una
esperanza para la incorporación de las agendas de sus partidos y de los sectores
populares, evocando el pasado del que fuera fundador del Movimiento Revolucionario
Liberal (MRL). El 7 de agosto de 1974 López lanza su discurso de posesión y promete
la reducción de la brecha entre campo y ciudad, la reducción de la pobreza y la
promesa de cambio en lo que llamó el “Mandato claro”. Anunció cambios en la política
exterior (relaciones con la URSS) y la proclamación de derechos sociales como el
matrimonio civil y el divorcio, elementos que plantearon a los ojos de algunos grupos de
izquierda una situación interesante. De acuerdo con su paquete económico, político y
social, López “hábilmente canaliza en su programa una serie de reivindicaciones que se
34
vienen haciendo desde diferentes sectores de masas en su momento, las incorpora en
su programa, y todo eso junto hace que él llegue a la presidencia” (Lorenzo, Entrevista
ex-militantes ADO, 2015).
Este proceder es entendido por Molano (Entrevista Academico, 2015) como un giro
político, como el establecimiento de política de confrontación con el movimiento popular
tanto por la represión a sus expresiones como por las medidas a nivel económico y
social que tomó para repeler la crisis. Tanto es el giro (y tan evidente) que lo que en un
inicio fue llamado el “Mandato Claro” y fue acogido con alegría por algunos sectores
populares y de izquierda fue renombrado posteriormente por ellos mismos como el
“Mandato caro”, por la carestía y las políticas de ajuste que salvaban al fisco pero
condenaban al pueblo. Estas medidas no solo fueron el síntoma de un gobierno
específico sino que han pasado a ser entendidas por algunos analistas como “los inicios
[…] de los primeros procesos de desmonte de funciones del estado, que luego 20 años
35
después va a ser el neoliberalismo” (Entrevista Academico, 2015). Esto mismo entiende
Lorenzo Ossa (Entrevista ex-militantes ADO, 2015) que plantea que el cambio de López
se da en el sentido neoliberal y afirma que, contrario a la visión tradicional donde se
ubica la entrada del plan neoliberal en el Gobierno de Gaviria en los años noventa, “si
uno revisa de una manera más detallada el proceso se da cuenta que, en el caso de
López, hay algunas medidas de tipo neoliberal que ya comienzan a ser implementadas.
(Entrevista ex-militantes ADO, 2015). Esto mismo plantea Jonathan Hartlyn (1993)
cuando señala que, pese a los anhelos de López de hacer de su gobierno un periodo
de vigoroso desarrollo y reforma social, su proyecto también tenía elementos
neoliberales. Estos elementos se expresaban la idea de Colombia como el “Japón
suramericano”:
La crisis que, valga reconocer, fue provocada por una simbiosis de elementos internos y
externos muchas veces fuera del alcance del gobierno de López, fue manejada con
recortes sociales como vía para detener la inflación, aumentando la carestía y
mostrando a partir de medidas económicas la tendencia de la estructura económica de
responder al poderoso sector cafetero (Hartlyn, 1993). Frente a esto, Horacio, militante
de la organización Autodefensa Obrera y entrevistado en ésta investigación planteaba
que “un señor como López Michelsen y una propuesta política como la del “mandato
claro” no era ninguna opción para el pueblo, para un pueblo explotado, jodido, pobre,
del que yo provenía” (Entrevista ex-militantes ADO, 2015, pág. 2). Y agrega:
Este gobierno de López Michelsen no ofrece garantías para nadie, por mucho
que venga de un supuesto planteamiento de izquierda con el MRL, por mucho
que sea un gobierno liberal, por mucho que sea amigo de Fidel Castro, y todos
esos factores que le dan cierta aura de popular (…) no ofrece garantías para la
36
clase popular ni para la clase obrera, ni para el estudiantado, ni para nadie que
pretenda luchar en serio contra el Estado como representante de las grandes
empresas y del capital internacional. (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO,
2015).
Frente al giro de López marcado por la confrontación política con el movimiento popular
y su alejamiento progresivo de la izquierda y los sectores populares que lo apoyaron es
bien diciente la anécdota que cuenta Lorenzo Ossa frente algunas de sus actuaciones
en tiempos de la crisis:
37
2.3.2 El gobierno de Turbay: Entre clientelismo político y el
Estatuto de Seguridad.
El resultado fue claro en las parlamentarias (que se dieron el mismo año): “los liberales
demostraron una vez más que eran el partido mayoritario, obteniendo el 55.1% de la
votación total, en comparación con el 39.4% de los conservadores” (Hartlyn, 1993, pág.
265). Según Hartlyn (1993) la tasa de abstención fue de 66.8%, especialmente en las
ciudades como Bogotá donde el liberalismo redujo su capacidad electoral en un 37%.
Posteriormente, en las presidenciales, la victoria de Turbay representó una victoria
estrecha: “a duras penas logró una apretada victoria sobre Betancur en unas elecciones
en las que solo participó el 41.2% del electorado” reafirmando su declive electoral en
Bogotá, donde perdieron de forma clara en medio de la división interna y los intentos
infructuosos por movilizar electorado con el fantasma retornante de la violencia
38
partidista y la inestabilidad. El declive liberal se hace más grave si se tiene en cuenta
que la ciudad, en los últimos 20 años triplicó su población.
El Gobierno de Turbay al igual que el de López y la mayoría de los gobiernos del Frente
Nacional gobiernan en el marco del Estado de Sitio. ¿Qué es entonces lo que hace
especialmente represivo al gobierno de Turbay? En primer lugar, el gobierno de Turbay
inicia con el antecedente directo del Paro cívico de 1977, movilización popular que fue
tachada como subversiva por López y fuertemente reprimida por los militares que
comenzaron a asumir un papel autónomo y determinante en el ejercicio hegemónico,
dominantemente represivo y menos consensuado. Anexo a ello, es el gobierno Turbay
quien “estrena” el Estatuto de seguridad nacional (aunque es en el gobierno de López
quien lo aprueba) y con ello, las modificaciones que conlleva este modelo para el
régimen político y el sistema oligárquico de poder. Adicionalmente, el gobierno de
Turbay se desarrolla en medio del auge del movimiento social y popular que se expresa
en movimientos cívicos pero también en el surgimiento de expresiones armadas
urbanas que propinan fuertes golpes a la credibilidad de las Fuerzas Armadas y el
bipartidismo. Como si fuera poco, el gobierno de Turbay coexiste con el surgimiento del
fenómeno paramilitar moderno en Colombia y el inicio de la guerra sucia en donde
fuerzas Estatales y ejércitos privados de terratenientes y narcotraficantes atacan al
movimiento popular. Finalmente, este conjunto de dinámicas que, entrelazadas, marcan
39
un contexto problemático determinado por la represión y por la presión a los sectores
políticos disidentes, se enmarcan fielmente en el proceso de guerra sucia y disputa
imperial impuesto por la guerra fría y por la “consevadurización” de la política a nivel
mundial con la llegada de Ronald Reagan en Estados Unidos, Margaret Tatcher en
Reino unido, la influencia del dictador Pinochet en Chile y la caída de las democracias
cristianas al oriente europeo.
Por estas razones el gobierno de Turbay encuadra con un contexto represivo nacional e
internacional que no pasa a vista de los estudios de la época. El maridaje Turbay-
Fuerzas Militares es visto por Lorenzo Ossa, ex-militante de ADO, como evidente y
frente a ello plantea:
Para el caso nuestro, por ejemplo, la consigna que utilizó autodefensa obrera en
ese periodo era “Contra la dictadura Turbay-Camacho Leiva, movilización de
masas” Contra la Dictadura Turbay, Camacho Leiva, Huelga permanente” y se
caracterizaba el momento de dictadura, y se mencionaba “Turbay-Camacho
Leiva”, o sea, en la ligación entre el presidente (en este caso Turbay) y el
ministro de defensa. (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
Esta caracterización, que no es gratuita, implicó para las fuerzas militares un repudio
por parte del campo popular, como un aliado oligárquico que garantiza las políticas de
Estado sostenido en el paradigma del orden público y el enemigo interno. Ya no existen
matices, aunque toda estrategia de poder se mueve entre el consenso y la represión, la
aprobación del Estatuto de seguridad y el uso de medidas violentas por parte del
bipartidismo, eliminaron cualquier imaginario democrático en los sectores sociales
excluidos frente al gobierno de Turbay y definió su carácter principal del régimen Post-
Frente Nacional: La represión.
[…] a partir concretamente de López Michelsen y Turbay Ayala. Allí fue cuando
se desprestigió muchísimo al Estado colombiano, y más el ejército como
represivo. [...] Entonces ese Estado ¿Por qué se caracteriza? Porque es hábil y
40
puede dar los giros que sean necesarios dar con tal de continuar en una
aparente democracia pero que en la realidad sencillamente se avanza, a pasos
muy grandes, a un estado de fascismo. (Autodefensa Obrera, 1985)
41
El intento por ganar no solamente el voto conservador sino también el electorado
urbano independiente y los descontentos del liberalismo se nutre en ésta elección con
la propuesta pública de cara al país de iniciar un proceso de conversaciones con las
insurgencias. Este punto diferencial, sumado al desprestigio de López en el que
muchos veían el fantasma de la represión al paro cívico y la crisis económica, llevaron a
que la candidatura de Betancur avanzara con más solidez. Así lo entiende Lorenzo
Ossa, ex-militante de ADO:
42
No obstante, las trabas al proceso no se hicieron esperar, el sistema oligárquico de
poder y el régimen establecido reaccionaron ante esta pretensión y, al igual que con
otros intentos anteriores de cambio gradual, hicieron del intento de paz de Belisario un
proceso traumático que en nada logró lo que se pretendía. Frente a este hecho las
“consecuencias indeseadas incluyeron un fortalecimiento de la oposición guerrillera y
un endurecimiento de las actitudes de sectores derechistas temerosos” (Hartlyn, 1993,
pág. 272). Este hecho, entre otras cosas, produce un hecho que va a frustrar de inicio el
plan de Betancur: “apenas diez meses después de la posesión (…) la renuncia
irrevocable del doctor Otto Morales Benítez a la presidencia de la Comisión de Paz”
(García Márquez, 1985). Este hecho (la renuncia) no era grave en sí misma, si se
entiende que era una función que cualquier experto podría relevar en cualquier
momento,
No hay que olvidar que, pese a las pretensiones de Betancur, su gobierno se dio en el
marco específico de aplicación del Estatuto de Seguridad que aceleró el proceso de
independencia instrumental y política de los militares y que los llevó a definir los límites
43
y posibilidades de la política nacional. Pese a eso, el gobierno de Betancur sacó
adelante la elección libre de alcaldes, decretó una amnistía y logró acuerdos previos
con algunas de las insurgencias más importantes del país. No obstante, el militarismo y
el clientelismo de la élite instrumentalizaron esta serie de avances y terminaron por
destruir los acuerdos y procesos de diálogo con las insurgencias que volverían
progresivamente a la ofensiva.
44
vejaron y remataron a los tripulantes. Los guerrilleros, por su parte, dijeron que lo
habían derribado porque era un helicóptero artillado que había abierto fuego
contra ellos, pero que los tripulantes heridos habían sido puestos al cuidado de
campesinos de la región, con instrucciones de que los entregaran al ejército para
que fueran atendidos a tiempo. La comisión de verificación estableció más tarde
que esta última versión era la verdadera, pero ya el gobierno había procedido
sobre la base de que no lo era. (García Márquez, 1985, pág. 22)
45
2.4.1 Década de los 60s: Preludio organizativo.
Como parte del resultado histórico que genera el Frente Nacional se encuentran dos
elementos planteados por Múnera (1997): La metamorfosis de la violencia política que
asume una condición de clase y la autonomía creciente de la izquierda y el movimiento
popular. Estos dos procesos sociales marcan las ideas centrales para explicar el
proceso de avance, desarrollo y limitaciones de la acción colectiva popular en las
décadas de los 70s y 80s en un contexto de respuesta histórica a la constitución del
Frente Nacional y a las características fundamentales del sistema político colombiano
pero también, como respuesta combinada por la influencia de la revolución cubana y el
avance mundial del socialismo como alternativa de vida, que maduró en forma de
rupturas violentas, radicales y contestatarias en una gran variedad de expresiones que
tomaron forma en el movimiento popular colombiano que “solo encontraba en la política
nacional una identidad subordinada a las élites y pocas posibilidades de cambio social
mediante los canales institucionales” (Múnera Ruiz, 1997, pág. 135).
46
posibilidad, pero rápidamente chocaron con el sistema político colombiano que los llevó
a optar más adelante, en los albores de los años 70s, por la lucha armada con el M-19.
La década de los años 60s y 70sse encuentra marcada para la izquierda por los
intentos infructuosos del MRL y la ANAPO; por la fundación de FARC-EP, el ELN y el
EPL, las primeras insurgencias revolucionarias armadas que logran mantenerse; y,
finalmente, por la creación, de la Asociación nacional de usuarios campesinos (ANUC)
que responde a un impulso institucional en sus inicios pero que se radicaliza y
desprende de éste ámbito, acercándose a la izquierda del momento. En conexión con
estos fenómenos organizativos y políticos se dan apuestas como el Frente Unido del
Padre y sociólogo Camilo Torres Restrepo a mediados de los 60s que, pese a que logra
una gran movilización popular se diluye rápidamente con la entrada del sacerdote al
ELN.
47
públicos o los problemas sociales, económicos y ecológicos comunes a una localidad o
una región” (Múnera Ruiz, 1997, pág. 182) poniendo en cuestión la mediación histórica
que suponían los partidos. Esta consolidación de movimiento popular urbano se da solo
después del año 1974, aunque sus antecedentes recorran los escenarios de las luchas
urbanas en el contexto de “La Violencia y la protesta social de los sesentas.
El Paro cívico Nacional es tan importante que marca el rumbo de la década siguiente
del movimiento sindical (Múnera Ruiz, 1997) y responde al acumulado de los
trabajadores en las protestas de 1971 por parte de las protestas de la UTC y la CSTC
que no tuvo un gran alcance pero reunió al 50% de los sindicalizados de la época. En
contraste, afirma Múnera: “el paro cívico nacional del 14 de septiembre de 1977, logró
reunir por primera vez a las cuatro centrales” (1997, pág. 281). Inclusive, el Paro logra
convocar a organizaciones sindicales independientes y la disputa reivindicativa es tan
fuerte que hace tambalear al gobierno de López y lo obliga a utilizar la represión
desproporcionada como método. Esto mismo identifica Lorenzo Ossa cuando afirma :
48
incendiada por unas partes literalmente, pero por otra parte de una movilización
enorme” (Entrevista ex-militantes ADO, 2015). Y agrega:
Autores como Javier Giraldo identifican esta coyuntura como el proceso a través del
cual las dinámicas societales de consenso se restringen y debilitan, y la represión como
estrategia pasa a asumir la participación dominante que subordina la práctica
49
consensual. Dicha configuración es expresada por Giraldo en la categoría “Modelos de
Represión” que entiende como:
Desde esta perspectiva la estrategia que con la fuerza de la represión asume el Estado
Colombiano se caracteriza por la implementación de la Doctrina de seguridad nacional
y la militarización del Estado Colombiano, con las implicaciones que esto tenía para un
régimen que acababa de salir de un pacto de coalición institucionalizado, marcado por
el estado de sitio y el cierre político a los actores populares. El Estado de sitio fue una
constante histórica en la vida política Colombiana, tanto así que del año 1970 a 1991
(veintiún años) 18 estuvieron signados por este régimen “especial” que para el caso
colombiano se volvió ordinario configurando así una dictadura comisarial, trayendo a
colación el concepto de Schmitt, que se caracteriza como un modelo de gobierno y
modificación institucional en el cual lo excepcional se convierte en ordinario y lo
ordinario en excepcional (Múnera Ruiz, 1997). Frente a este punto, Gustavo Gallón
Giraldo plantea que el estado de sitio como práctica “no responde a una ofensiva de las
clases populares […] se trata es de una ofensiva extraordinaria por parte de las clases
dominantes” (Múnera Ruiz, 1997, pág. 130), esto quiere decir que, a diferencia de las
explicaciones que legitiman la represión como causa de un auge de las luchas
populares, Gallón plantea que esto no solo no es cierto, sino que desconoce que el
Estado con las practicas represivas buscaba inhibir la praxis popular, impedir que
nazca, y para ello el uso de dichas estrategias se hicieron anteriores en muchos casos
a la organización popular, como efectivamente ocurrió en un país como Colombia
donde algunos sectores de las élites mismas reconocen que se dio un abuso en el uso
de la excepcionalidad jurídica y se quebrantó la posibilidad de una apertura política real.
50
que adquieren las Fuerzas Armadas durante el Frente Nacional” (Múnera Ruiz, 1997,
pág. 123). La necesidad de la clase política para mantener el régimen en crisis los lleva
a echar mano del terrorismo de Estado como práctica fundamental represiva para
asegurar la hegemonía política dando paso la guerra formal u oficial, la guerra sucia, y
la guerra psicológica (Herrera, 2012) contra la población y las organizaciones populares
que se enfrentan al régimen.
51
CAPÍTULO II
En este capítulo se abordará, en primer lugar, la validez y ajuste del término Guerrilla
Urbana a la experiencia concreta de Autodefensa Obrera (ADO) a la luz de los
elementos teóricos planteados en el proyecto de investigación. En segundo lugar, se
presenta una reconstrucción analítica sobre las características ideológicas, políticas y
organizativas de ADO con base en los documentos aportados y en extensas
entrevistas por parte de los ex-militantes de dicha organización.
En esta primera parte se busca reflexionar sobre las características de ADO a partir del
encuentro teoría-practica concreta. En este sentido, se busca confrontar la producción
sobre las caracterizaciones de Guerrilla Urbana con los elementos reales constitutivos
de la Autodefensa Obrera (ADO) en su práctica organizativa y política.
Para comenzar, se puede plantear que el rasgo principal -el más evidente y nada
controvertible- es que Autodefensa Obrera se constituye como un grupo guerrillero, es
decir, como un grupo armado irregular, pequeño y con pocos recursos en términos
económicos, logísticos y de armamento, que se enfrenta a una fuerza holgadamente
superior en estos aspectos: La Fuerza Pública Colombiana. De la misma manera, es
evidente que ADO, se organiza en y para actuar en la Ciudad, en un principio en
Bogotá y posteriormente expandiéndose a otras urbes del país: “Ahí surge la
organización, ese es el lugar geográfico más o menos, luego se distribuye por distintas
geografías de Bogotá y luego, se determina desde la dirección que hay que abrir trabajo
52
en otras ciudades” (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).Estas dos
características preliminares marcan una esencia organizativa a nivel de su
configuración estructural y, al mismo tiempo, le dan una característica mucho más
precisa si se toma en cuenta el espacio concreto de actuación político-militar. Este
conjunto de procederes desencadenados de su esencia principal serán analizados a
continuación.
[…]y como era una imprenta clandestina, eso generalmente lo hacíamos en las
noches, en este caso, por ejemplo, teníamos una coartada, un minuto, una
justificación, entonces tomábamos nuestra pieza en arriendo, hablábamos con el
dueño de la casa, “que nos arriende por favor, porque nosotros tenemos unos
equipos de impresión, no son equipos muy sofisticados, nosotros tenemos
nuestro trabajo laboral y esto es un trabajo extra por el cual nos llegan algunos
dineros extras, entonces nosotros prácticamente lo necesitamos como bodega y
de vez en cuando imprimimos”. Entonces de esa manera tomábamos en arriendo
algunos sitios, trasladábamos los poquitos equipos que había y ahí se imprimía
propaganda generalmente de noche (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO,
2015).
53
La clandestinidad funcionó como blindaje organizativo de ADO para evitar
perturbaciones externas, como la ubicación por parte de la Fuerza Pública ola posible
delación de habitantes de la ciudad. Sin embargo, este ejercicio se hacía insuficiente si
no era complementado con una serie de medidas que preservaran a la organización de
los potenciales riesgos internos, es decir, los riesgos que subyacen al hecho de que
algunos miembros de ADO pudieran delatar todo aquello que conocieran de la
organización, por voluntad propia, o bajo presión o amenaza. Esta medida o condición
es la compartimentación, que operó internamente en la organización evitando a sus
militantes conocer todo aquello que no fuera estrictamente necesario para desarrollar
sus funciones y deberes de militancia. La compartimentación, teóricamente, consiste en
separar a los militantes en grupos reducidos de trabajo, limitando el conocimiento que
tiene cada uno de la estructura, evitando con esto delaciones, confesiones y
detenciones en masa, en últimas, asegurando la continuidad de la organización a pesar
de los reveses que pueda sufrir (MLN Tupamaros, pág. 31) lo cual, para el caso de
ADO funcionó rigurosamente, según cuenta Lorenzo:
54
muchos como clandestinaje y ha degenerado, en algunos casos, en el establecimiento
de sectas más que de movimientos.
55
El hecho de que exista hasta esas fechas, o existieran organizaciones
político-militares no significa que desarrollaran una estrategia combinada
político-militar. Se llevaba quizás de palabra, en el papel, pero esa lucha
combinada: el trabajo de masas, el trabajo político con el pueblo y a la par
de la lucha pacífica la lucha armada, la lucha violenta, la lucha legal y la
lucha ilegal, esa combinación no se daba de una manera armónica.
Nosotros en el momento del surgimiento de la Organización vemos la
necesidad de superar eso. (CESCO, 1985, pág. 2)
De las palabras de sus propios militantes podemos inferir que ADO pretendió encontrar
un equilibrio en la combinación de los aspectos militar y político de la lucha, es decir, no
enfatizar uno en desmedro del otro, como según ellos, habían hecho otras
organizaciones hasta los primeros años de la década del 70. Esta preocupación de
ADO por darle el lugar correspondiente a lo político es también señalada por Molano
56
medio que permite decantar el trabajo práctico: la estructura organizativa. En cuanto a
la estructura de la guerrilla urbana, Carretero (2011) propone doce características como
conditio sine qua non se puede hablar de organización político-militar. De estas doce
características, se han tomado siete que ayudan a visibilizar y entender la forma
concreta en que ADO se organiza y, simultáneamente, para demostrar que se puede
hablar de ADO como Organización político-militar. Estas son:
[…] luego, entonces se determina desde la dirección que hay que abrir trabajo en
otras ciudades, entonces, combatientes ya fogueados ya conocidos y todo eso,
se mandaban por parejitas “vaya pa’ Barraquilla, vaya pa’ Cali, vaya pa’… y
contáctese con tal persona, que tal y tal” y allá se comenzaba a abrir la cosa. Yo
particularmente estuve abriendo en Cali… (Horacio, Entrevista ex-militantes
ADO, 2015)
57
mencionó, dentro de la guerra de guerrillas, incluso, impregnada con la teoría de la
Guerra Popular Prolongada:
Tamaño, más de 40 miembros. Ni siquiera los más altos dirigentes de ADO hubieran
podido precisar un número estimado de militantes debido entre otras cosas, a la ya
mencionada estricta compartimentación que operaba en su estructura
58
por eso lo mencione anteriormente, lo de la compartimentación estrictamente,
porque eso dificultaba una cantidad de cosas sobre todo en el trabajo abierto, en
el trabajo político de masas. (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
59
consiente por que en todas sus acciones, en todas sus actividades cotidianas
permanentes, durante toda su vida fueran un ejemplo, ahí sí como decía el Che
Guevara, fuera un ejemplo de revolucionario, fuera una referencia, entonces ese
era digamos como el documento, digamos principal, los estatutos acompañados
de este código. (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
Desde los tópicos de estudio que proponen Carretero (2011) y Guillen & Hodges (1977)
entrecruzados con las variables propuestas en ésta investigación, la Autodefensa
Obrera (ADO) posee una estructura orgánica en la cual soporta sus planes político-
militares. Al mismo tiempo permite reconocer, sin reparo alguno, a esta organización
como una Guerrilla Urbana, como una organización político-militar urbana que, a pesar
60
de poseer las características de crecimiento y expansión territorial que otras
insurgencias, intervino de manera significativa en la vida política de Colombia en el siglo
pasado, y es precisamente ese significado, ese legado, el que se busca reconocer y
desentrañar el presente trabajo.
61
1.4.1 El Asalto
Es una acción por medio de la cual se consigue expropiar dinero, armas, municiones y
explosivos. Dentro del accionar de ADO encontramos claros ejemplos de esto como lo
mencionado por Horacio en donde relata las primeras acciones de recuperación de
armamento que fueron constituyendo el sentido y la experiencia de la organización:
[...] nos dimos a la tarea de recuperar armas, esas fueron las primeras acciones
que realizó la organización, no tenía nombre todavía la organización [...]¿Cómo?
Sencillamente se intimidaba a los agentes de policía, al que estuviera, era una
cosa ¿cómo lo denominaríamos? [...] Supremamente temeraria, íbamos grupos
de a tres, algunos armados, otros no, otros llevábamos una varilla o lo que fuera,
se intimidaba el agente, el agente obviamente no se iba dejar intimidar, y le
disparábamos y le quitábamos el arma, esas fueron las primeras acciones;
incluso llegamos a desarmar soldados, en el Comando de Artillería de Usme, ahí
se desarmó un soldado, a él no le paso nada, se le quitó simplemente el fusil, y
así sucesivamente se iba expropiando el armamento pero al mismo tiempo
fogueando a los nuevos miembros del grupo, forjadores del grupo, ¿qué se
pretendía? Tener un volumen de fuego pero tener el volumen de fuego
arrebatándolo, no comprándolo, no si no arrebatándolo. (Horacio, Entrevista ex-
militantes ADO, 2015)
Así mismo, en el extinto periódico “El Bogotano” con fecha del 23 de Enero de 1979, se
encuentra la descripción del asalto a una sucursal del Banco Antioqueño ubicada muy
cerca de las instalaciones de la Brigada de Institutos Militares y al exclusivo sector de
“El Lago” en Bogotá, asalto protagonizado por tres mujeres que se identificaron como
guerrilleras de ADO, que mostrando gran tranquilidad, tomaron cerca de un millón de
pesos y huyeron en un Renault 6 que después abandonaron. (Bogotano,
1979)También, es mencionado el asalto donde es abatido Edgardo Abadía Rey
(Castellanos, 1988) y las constantes referencias a los asaltos que hace el historiador
Carlos Chaves A. en su tesis de grado (2009). Lorenzo describe a grandes trazos cómo
se realizaba la preparación de estas acciones
62
[...] participé en asaltos bancarios, en recuperaciones en la calle, generalmente
nosotros buscábamos obtener información de primera mano, que por ejemplo, a
través de un amigo o allegado obteníamos información del banco, para que
sobre la base de esa información interna entonces pudiéramos construir el plan
de acción. Igual pues llegábamos, copábamos, controlábamos todo,
ingresábamos a la caja, controlar a la gente y a los cajeros y el celador, y retirar
el dinero, generalmente nuestras retiradas eran a pie y nos íbamos en bus
(Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
Según esta concepción, las clases más acomodadas debían despojarse de sus
privilegios para financiar la revolución, como se sabía de antemano que no iban a
colaborar de manera pacífica, se optaba por poner como blanco a los bancos,
instituciones controladas por dichas clases que operaban gracias al dinero de los
colombianos en general.
63
1.4.2 Las tácticas de calle
[...] se trata de configurar una organización cuyo trabajo sea clandestino (no sus
miembros), que sea capaz de organizar y preparar al movimiento de masas a fin
de que esté apto para defender los derechos y reivindicaciones de cada sector
popular, apto para responder con posiciones políticas al respecto de situaciones
nacionales y apto para combatir en el momento que se requiera. [...]
Estrictamente hablando, este tipo de organizaciones no va a tener las
características operativas de una fuerza guerrillera; el estilo, entonces no será el
de movilizar pequeños grupos a la ofensiva, aunque esto sea posible en ciertos
casos. El estilo combativo debe fundamentarse en las masas: multitudes,
concentraciones, zonas enteras… (Proyecto Estratégico de las FAP, 1988, pág.
2)
En ultimas, la intención era crear una estructura clandestina que usara la violencia y
armamento populares “es decir, pequeños artefactos de fabricación casera fácilmente
utilizables y desechables, con el fin de no dejar rastro en caso de eventuales requisas o
allanamientos” (Proyecto Estratégico de las FAP, 1988) (bombas molotov por ejemplo,
armas caseras que no impliquen demasiados conocimiento técnico o recursos) para
defender los intereses de ese movimiento popular. En consecuencia, se puede observar
que ADO promovió el uso de estas Tácticas de calle con el fin de inmiscuir a la
población en el enfrentamiento contra la fuerza Pública.
64
1.4.3 Los paros e interrupciones de trabajo.
Es evidente el uso de este modelo por parte de ADO, principalmente cuando se trataba
de intervenir en conflictos laborales producto de la petición de los trabajadores
participantes en él
En las fábricas, a las fabricas muchas veces entramos y hacíamos eso que les
digo…la gente pensaba “se van a llevar al tipo” muchas veces no nos lo
llevábamos, algunas veces nos lo llevábamos, le hacíamos una entrevista, le
preguntábamos cómo eran las políticas con los trabajadores, le poníamos unas
condiciones y a la próxima vez usted se muere etc. y lo soltábamos, eso era un
impacto sicológico muy verraco para esa gente, y para la población trabajadora
sí que más, generalmente renunciaban, pero en la población trabajadora
quedaba un impacto muy fuerte. (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
Este modelo de acción era usado principalmente para ganar simpatía entre la población
obrera, interviniendo para mejorar sus condiciones laborales como el salario, horarios,
prestaciones sociales etc., e incluso incorporar nuevos militantes a la organización.
65
1.4.4 La Liberación de Prisioneros
[...] los comandos desde afuera se acercaron lo que más pudieron y la bomba en
el muro abrió un boquete enorme, por ahí se fugaron. Se recogieron en los
carros y se llevaron. Se rescataron en ese operativo: Juan González y Armando
López, dos compañeros del ELN y un grupo de presos comunes que se salió
(Risas) (…) y eso fue otro impacto tremendo, es decir, hace un año había
ocurrido lo de Pardo y ahora, precisamente, justo al año… Hacían bromas, la
misma prensa hacia bromas, decían que se habían escapado a la misa, a asistir
a la misa. (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
66
[...] fue un trabajo impresionantemente milimétrico, fue una cosa de laboratorio,
se falsificaron sellos de juzgados, de la Brigada de Institutos Militares, sellos de
la Cárcel. [...] el hecho concreto es que se logró que sacaran a estas
compañeras en un bus de la… Que las sacaran con guardia del INPEC,
vigiladas, hacia un juzgado del centro, ¡claro eso no era cierto! no era verdad que
las hubieran requerido en ningún juzgado, la organización creó toda la
estratagema para que las sacaran, el comando estaba afuera, bloquearon el bus,
cercaron toda la zona, desarmaron a los guardias y se llevaron a la china, una
china porque la otra no quiso salir, Adelaida salió, la otra no sabemos, es
posible, somos seres humanos, le dio miedo o quizás simplemente no quiso “de
pronto me matan, no quiero”, salió Adelaida, fue rescatada Adelaida…peor por
ahí… Es decir quedaban absolutamente en ridículo las fuerzas militares y yo me
imagino el escándalo tan hijueputa que hay ahí. (Horacio, Entrevista ex-
militantes ADO, 2015)
1.4.5 El sabotaje
Éste fue un modelo de Acción muy utilizado por ADO, el cual, según Marighela
(1969)es empleado para dañar, afectar, inutilizar o destruir elementos que puedan ser
estratégicos para el enemigo. Una muestra de este tipo de acción, es la ejecutada por
ADO en contra de la Empresa Distrital de Buses, en la cual, usando bombas
incendiarias, quemaron varios buses de dicha empresa como forma de protesta por el
alza que había realizado a la tarifa del Transporte, esto lo sintetiza Horacio
67
población, dejaron propaganda etc., pero además de haber incendiado los buses,
habían dejado unos explosivos (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
Este modelo fue sistemáticamente empleado por ADO, pero la diferencia es que no se
hacía con el fin exclusivo de atacar elementos estratégicos para la fuerza pública o el
Estado, sino para intervenir en situaciones como los conflictos laborales con el fin de
ganar simpatía o realizar propaganda, así lo testimonia Lorenzo: “Participé en acciones
de sabotaje, colocación de explosivos, generalmente el objetivo en estas acciones de
sabotaje, era golpear algún gremio o alguna institución o entidad que había tomado una
medida represiva contra las masas populares.” (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO,
2015) En este sentido ADO contemplaba en su planteamiento estratégico la realización
de este tipo de acciones como principio metodológico de actuación de la organización
que eran tipificadas por ellos mismos en los mismos términos: como “acciones de tipo
sabotaje: tales como colocación de petardos, incendios, daños a las maquinarias,
apagones. Estas acciones son completamente ilegales y por lo tanto bastante riesgosas
(Autodefensa Obrera, 1986, pág. 5)
Por otro lado, una de las tareas más imperiosas de la guerrilla urbana, es dar a conocer
sus planteamientos políticos a la población de la ciudad, mostrar su punto de vista,
realizar propuestas, es decir, legitimarse ante la población en general, tarea que es
prácticamente imposible de realizar por los medios cotidianos en que los hace cualquier
organización política de naturaleza legal: los medios masivos de comunicación (prensa,
radio, televisión). Por tanto, una parte de la solución se encontraba en la difusión
política alternativa, utilizada por ADO a través de periódicos clandestinos, volantes,
postales para fin de año, y la consecución de aparatos para realizar transmisiones
radiales. El problema principal de este tipo de propaganda era su cobertura, la cual era
bastante limitada dada los pocos recursos en equipos de impresión o transmisión.
68
operativos armados: como los asaltos bancarios, la liberación de prisioneros –de los
cuáles ya se habló- y la ejecución del Ministro de Gobierno- del cual se hablará más
adelante-.Estas acciones que, al convertirse en noticia, se filtran por los medios
masivos de comunicación promoviendo el nombre de la organización y en ocasiones,
las razones por las cuales se participa en la lucha revolucionaria.
Y más adelante, recuerda Lorenzo el modus operandi en la toma de Iglesias. Entre las
iglesias tomadas por ADO se encuentra la iglesia de San Patricio, en el barrio Camilo
69
Torres de la localidad de Kennedy, en donde –según algunos indicios, habría
participado Lorenzo- se operaba así
En el caso de las iglesias que era más o menos similar, entonces, de acuerdo a
una señal, una vez estábamos al interior de la iglesia, entonces, generalmente el
mando de la acción, se acercaba al cura y le decía al oído “en este momento nos
vamos a tomar la iglesia, por favor conserve la calma” y se hacía lo mismo,
controlábamos las entradas, se sacaban las armas, pañuelo rojo y negro…
(Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
Esa toma fue significativa, salió perfecta, se les advirtió a la gente, a los
trabajadores “¡ojo que queda un artefacto en la puerta, pilas no se acerquen
ahí!” y uno de los guevones, (Risas) ¡perdón!, uno de estos tipos, por dárselas
de valiente bajó, abrió la puerta y lo quemó, afortunadamente, previendo eso,
siempre se ponía una cosa de poco poder, pero sí, logró romper la puerta y le
quemó una pata, entonces a eso le dieron mucha difusión por ese motivo, pero
entonces, yo lo ubico dentro de la propaganda armada, dentro de la necesidad
de dar a conocer a niveles mucho más amplios cual era el planteamiento de la
organización (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
El mismo Horacio también recuerda otras acciones de toma de emisoras como Radio
Súper o Radio Sutatenza
Hubo más tomas de emisoras, a Radio Súper, a Radio Sutatenza, bueno, son las
que más recuerdo, pero hubo varias tomas de emisoras. Hubo un incidente en la
toma de Radio Súper, y es que siempre se planificaba como milimétricamente
ese tipo de acciones, y nunca hubo, casi ningún traumatismo, pero en la de
Súper, en la salida de los comandos de Radio Súper, después de transmitir la
70
proclama y todo, en la retirada, una moto de policías intervino…y ahí quedaron.
(Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
Por último, en lo que respecta a los tipos de acciones, se encuentran las ejecuciones,
que consisten en dar de baja a un sujeto enemigo que perturbe el accionar de la
guerrilla, también se usa para castigar a represores, explotadores, espías, delatores
etc. (Marighela, 1969)No se han encontrado referencias a ejecuciones ordenadas por la
dirección de ADO en contra de delatores o traidores de su organización, sin embargo, la
acción que más se recuerda de esta organización y la cual la dio a conocer nacional e
incluso, internacionalmente, fue la ejecución del entonces Ministro de Gobierno de
Gobierno Rafael Pardo Buelvas.
El Paro Cívico Nacional convocado por las principales centrales sindicales obreras del
país (CTC, CSTC, CGT y UTC) y realizado el 14 de septiembre de 1977, fue la protesta
ciudadana más grande que vivió el país durante la segunda mitad del siglo XX,
comparable solamente con el levantamiento popular que se realizó debido al asesinato
del caudillo Jorge Eliecer Gaitán, guardando las proporciones, la jornada del 77
convocó a ciudadanos de todos los rincones de Bogotá, que cesaron sus actividades y
salieron a manifestar su inconformismo por las condiciones deplorables de los sectores
más menesterosos de la población. La respuesta del Gobierno Nacional fue la cruda y
más descarada represión que dejó como saldo una cifra de muertos que fluctúa entre
los 19 o poco más, cifra manejada por la oficialidad, y más de cien muertos, cifra que
manejaban los militantes de ADO.
71
Al realizar el balance de la jornada, la militancia de ADO determinó que los
responsables intelectuales de la masacre cometida ese funesto día se encontraban en
el alto gobierno. Por tanto, se decidió tomar justicia por mano propia y ejecutar, como
forma de castigo no solo a la persona, sino a la clase social que representaba, al
Ministro de Gobierno, entre otras, por unas declaraciones públicas en donde
responsabiliza de los muertos los sindicatos que convocaron el paro. El operativo es
mencionado por todos los periódicos y noticieros del país que posteriormente también
contarían los pormenores de la investigación y enjuiciamiento de los presuntos
responsables.
72
2.1 Su fundamentación ideológica: Lucha de clases y poder popular
Lo primero que hay que registrar es que en sus inicios ADO se auto catalogaba como
una organización Marxista-leninista, pero a pesar de esto, no responde de manera
estricta a esta tradición
73
dialéctica como formas objetivas de comprender el mundo (Academia de Ciencias de la
URSS, 1960) y, principalmente, de la contradicción fundamental que señala el
marxismo: el antagonismo entre el proletariado y burguesía. Dicho planteamiento es
adoptado por ADO para advertir que en Colombia opera tal antagonismo y que debe ser
superado por medio de la lucha de clases. Esta concepción va a ser transversal en todo
el planteamiento ideológico de ADO “el planteamiento que hace Autodefensa obrera es
que la esencia de los problemas de la sociedad colombiana está en la lucha de clases y
que por eso se necesita una transformación revolucionaria que permita la construcción
del socialismo” (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
La Lucha de clases era vista por ADO como el eje principal de la lucha revolucionaria,
señalando constantemente que el enemigo de las clases explotadas colombianas era la
burguesía nacional y el imperialismo norteamericano que se escudan en las Fuerzas
Armadas para mantener el statu quo
-La oficialidad del ejército en cabeza de una casta de militares dependientes del
imperialismo norteamericano y ejecutores de sus políticas de saqueo y muerte.
-El imperialismo, con Norteamérica a la cabeza, verdugo de los pueblos
latinoamericanos y de todo el Tercer mundo. (Declaración Política, 1988, pág. 1)
[...] y los ricos que nos han empujado a esta guerra, tendrán que sufrir también
las consecuencias de su política explotadora y de sus criminales métodos de
74
acallar la voz del pueblo; ya es el momento de que la explotación y el crimen
contra el pueblo no se queden impunes, llego la hora de que los ricos sufran en
carne propia el dolor y la angustia, el miedo y la incertidumbre, la guerra..., ya no
tendrán la carne de cañón del pueblo uniformado, alienado, ellos mismos tendrán
que defender sus sucios privilegios y sus vidas parásitas... (Carta abierta a las
organizaciones sindicales, a las organizaciones y grupos de izquierda y al pueblo
en general, S.F, pág. 3)
75
principalmente en lo que respecta al pensamiento religioso, tan arraigado en el país y,
por el otro, la búsqueda de una dictadura del proletariado. Este alejamiento de los
postulados marxistas-leninistas obedece a la revisión efectuada por ADO para aplicar
esta teoría revolucionaria en las condiciones propias del país.
[...] tomamos los elementos marxistas- leninistas, cuya aplicación sea adecuada
y eficaz para el proceso revolucionario colombiano. En lo que se refiere al
principio general de la lucha de clases hemos interpretado correctamente la
ideología marxista leninista, pero en otros aspectos secundarios como la forma
organizativa de partido, la dictadura del proletariado y el ateísmo, no seguimos el
marxismo leninismo. (Gonzalez Puentes, 1980, pág. 1)
[...] nosotros hemos denominado y no solo nosotros sino también el ELN por
ejemplo, el poder popular [...] el poder popular estaba fundamentado en que las
capas populares lograran una capacidad y un desarrollo político tal que se
hicieran cargo, que pudieran llegar en un lugar determinado a hacerse cargo de
los destinos del país, pero no necesariamente cuando únicamente se accediera
a la toma del poder, ese acto final, de toma del poder, sino que en el programa
76
se planteaba el poder popular como algo que se construye a diario, el poder
popular como algo que se va forjando a través del trabajo político y a través de
otras acciones que permiten que las capas populares organizadas incidan en la
vida nacional de diversas maneras (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
77
y no posee las características operativas de la fuerza guerrillera, esta Autodefensa se
pretendió materializar en unos aparatos llamados Fuerzas de Autodefensa Popular
(FAP) que estarían ligadas al movimiento obrero (Autodefensa obrera) estudiantil
(Autodefensa estudiantil) y campesino (Autodefensa campesina).
Una vez consolidado este movimiento popular de masas, se podría pasar a la segunda
fase del proceso revolucionario, el cual tiene como objetivo la confrontación directa,
política y militar con los instrumentos del statu quo, para que una vez construida esa
base popular capacitada, arrebate el poder a la burguesía apoyada por la vanguardia
armada.
[...] dentro de ese planteamiento de guerra popular prolongada está muy, muy
fuerte lo político, porque lo político es lo que en definitiva determina todo,
entonces planteábamos que en una primera etapa lo militar y lo político estaban
en un equilibrio, pero que primaba lo político, primaba lo político en cuanto que lo
militar estaba al servicio de lo político, en una segunda etapa de equilibrio, hay
un equilibrio, tanto lo político como lo militar se complementan el uno al otro, y se
alimenta el uno al otro y en una tercera etapa pre-revolucionaria quizás lo militar
adquiría en determinado momento supremacía, porque era necesario, es decir
pasar y ahí si se llegaba al punto estratégico dentro del planteamiento político,
que era pasar de la guerra de guerrillas, a la guerra de movimientos y luego a la
guerra de posiciones, entonces ese era como digamos los pasos a lograr dentro
de ese planteamiento político y el poder popular, eso que llamamos poder
78
popular estaba inmerso desde el principio hasta el final (Horacio, Entrevista ex-
militantes ADO, 2015)
79
operaban. Se encontraban apoyados en una pequeña red de colaboradores y
simpatizantes, que no eran propiamente miembros de la organización pero constituían
su base social operativa, la cual describe Horacio así:
[...]los colaboradores eran los que aportaban pertrechos, lugares para reuniones,
lugares para entrenamiento, suministraban a veces implementos, a veces
conseguían cosas, diversas cosas necesarias para el desarrollo de la revolución
y propiamente del proceso de guerra, los colaboradores, inclusive se sacaban
materiales de capacitación para los colaboradores es decir se capacitaba a los
colaboradores en cuanto a cómo debían contribuir con la organización, entonces
cada célula tenía una base operativa, y tenía también simpatizantes que si bien
no colaboraban directamente, si contribuían con la difusión de las ideas y esos
simpatizantes eventualmente, tanto los colaboradores como los simpatizantes
eventualmente hacían tareas de propaganda que se referían a pegar cintas en
los buses, en los colegios, en los vidrios, distribuir hojitas, hacer pequeñas
tareas, pero al mismo tiempo contribuía con labores de vigilancia, contribuían con
labores de llevar mensajes, en casos necesarios hacia la cárcel o de allí hacia
afuera, de una ciudad a la otra, bueno, diversas acciones logísticas, eso era
digamos la base operativa de cada célula, esa era la base organizativa. (Horacio,
Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
80
Esta es la estructura aproximada de ADO, era bastante sencilla y como ya se ha
evidenciado operó bajo la estricta compartimentación, por esa razón, los miembros de
su Dirección Político-Militar no aparecían ante la opinión pública como sí era el caso de
dirigentes de otras organizaciones guerrilleras, incluso, ni siquiera su militancia logró
reconocer a un dirigente que asumiera la conducción de la organización después de la
muerte de su líder natural GiomarO’Beale conocido en Colombia como Juan Manuel
González Puentes. Lo constata Lorenzo al hablar de un momento bastante difícil para la
organización
[...] hay dirigentes, hay, digamos, jefes de las organizaciones que no pueden ser
simplemente reemplazados, no solamente por su acumulado si no por su
capacidad política, ideológica, manejo de condiciones y demás (…) hay
momentos históricos, digo yo, en los cuales ciertos dirigente o jefes de las
organizaciones son vitales en la conducción del proceso, (…) el papel que
cumplen en ciertos momentos históricos determinan si una organización avanza,
se estanca o retrocede. Para el caso de ADO yo considero que ese primero
momento fue truncado por el asesinato de la jefatura, el dirigente máximo de la
organización, así hubiesen, como efectivamente hubo, otros compañeros que
asumieron, ya no es lo mismo, o por lo menos no ha habido para el caso
particular nuestro, no había la suficiente madurez política, ideológica y
organizativa para asegurar la conducción hacia adelante. (Lorenzo, Entrevista
ex-militantes ADO, 2015)
81
CAPITULO III
82
sobre sus factores constitutivos. Existe una indeterminación sobre su proceso
constitutivo inicial (en tiempo y espacio) y sobre su núcleo fundador, ambos contados a
medias. Por ello esta primera parte busca reconstruir su historia inicial partiendo de
elementos generales como el contexto regional y mundial que se vivía hasta las
variables específicas que caracterizaron su proceso de organización inicial en términos
espacio-temporales y a nivel de actores, con el fin de explicar la manera como se
produce la organización Autodefensa Obrera.
En ese momento, durante toda la década del sesenta y llegada la década del
setenta, el cono sur estaba incendiado y podemos contar con que Brasil estaba
la Alianza Liberadora nacional, la Vanguardia Popular, bueno… habían como tres
organizaciones guerrilleras. Chile… en chile estaba el Mir Chileno, en Argentina
estaba El PRT-ERP, en Uruguay estaban los Tupamaros. Es decir, en el cono
sur estaba y en los otros países estaba también el germen de organizaciones
revolucionarias y armadas. Y en Colombia ya estaban a mediados de las
décadas del 60 el ELN, las FARC y el EPL (Horacio, Entrevista ex- militantes
ADO, 2015, pág. 18).
La Guerra sucia, entendida como una guerra parcial dentro de una guerra más amplia
(La Guerra Fría) (Calveiro, S.F.), se combinó con los procesos específicos que vivía el
país, dándole una matriz general pero diferenciada a los fenómenos políticos y a las
formas de desarrollo que produjeron. Por ejemplo, en Colombia no se instauró una
dictadura militar formal pero si se estableció un cierre político marcado por el
militarismo, el estado de sitio y el Estatuto de seguridad. El gobierno de Rojas Pinilla, la
84
instauración del Frente Nacional y el ejercicio de democracia restringida obedecía y
compaginaba a la perfección con la lógica autoritaria promovida por Estados Unidos
pero, de igual forma, respondía a la dinámica oligárquica del poder del sistema político
colombiano presente desde la época de la colonia.
En primer lugar, se puede plantear que ADO surge como respuesta a un contexto
regional y nacional específico que se da cita en la crisis de la década de 1970
expresada en la complicada situación social, económica, y política en la que vivían los
pobladores urbanos y los diferentes sectores de masas (Lorenzo, Entrevista ex-
85
militantes ADO, 2015). Esta explicación, que se remite al origen contextual, es conocida
por todos y fácilmente inferible, sin embargo, casi que cualquier organización surgida en
aquella época podría esgrimir este argumento. Citar que la existencia de ADO es la
consecuencia de la crisis de los setentas en sus múltiples dimensiones no es errado,
pero no responde de ningún modo la pregunta esencial de cómo se forma y cuál es la
forma específica que asume frente a dicho estado de cosas político.
En esta vía, que puede llamarse “contextual”7, existe una perspectiva que ubica a ADO
como el resultado de un ejercicio de indignación y respuesta “automática” ante la fuerte
represión vivida por el movimiento popular urbano en el marco del Paro Cívico Nacional
de 1977. Esta visión, que recoge parte de la esencia de su origen, ignora al mismo
tiempo una serie de elementos de larga duración que pueden explicar, en mayor
medida, las características primigenias de su creación y estructuración política. Estos
últimos tienen que ver, específicamente, con los procesos de acumulación política y
organizativa anteriores a la fundación de ADO, sin los cuales no es posible establecer
una mirada histórica concreta de su génesis.
7 Así se le dirá a los ejercicios analíticos que parten de una supravaloración del contexto para la
generación de explicaciones sobre los fenómenos, en este caso, sobre las explicaciones que intentan
automatizar el surgimiento de ADO a partir de elementos del contexto abstractos.
86
nosotros sabemos es que autodefensa obrera fue liderada, fue conducida por
Juan Manuel González Puentes. (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
Este fragmento de entrevista encuentra dos puntos clave para el análisis: ubica la
metodología inicial de acumulación de fuerzas políticas y organizativas (educación
política en barrios populares) utilizada por la futura ADO y, así mismo, su núcleo
fundador y dinamizador, liderado por Juan Manuel González Puentes. Con respecto al
primer elemento, se puede plantear que en cierta medida se encuentra -más allá de las
explicaciones contextuales sobre la situación política y social y mucho antes de su
aparición pública- el mecanismo a partir del cual se inicia de facto la construcción de
una apuesta organizativa de masas que madura en el alzamiento armado pero que
mantiene junto a este último de manera combinada. Este momento es puntualizado con
mayor claridad en otra parte de la entrevista, donde Lorenzo plantea que
87
tres campos se da inicio al trabajo de concientización y organización (Alape,
1985, pág. 340).
Frente al aspecto relacionado con el eje fundador o grupo inicial de ADO, se encuentra
como rasgo característico la presencia de Juan Manuel González Puentes. La
presencia del brasilero va a ser uno de los elementos más visibles en medio de la
incertidumbre analítica a la que ADO ha estado expuesta y constituye una de las pocas
certezas existentes sobre dicha guerrilla. Por otro lado, el grupo de militantes que se
suman al trabajo de sensibilización y educación política en los barrios, que acompañan
activamente la propuesta de Juan Manuel, que completan el núcleo fundador y dan
viabilidad práctica a los primeros pasos de la apuesta colectiva se encuentran en un
estado de incertidumbre y ocultamiento. Teniendo en cuenta esta situación analítica
variopinta se intenta, en primer lugar, ahondar en la imagen de Juan Manuel González y
su acercamiento al proceso de lucha colombiano y, en segundo lugar, quitar el velo que
permanece todavía sobre el resto de militantes que desde sus inicios participaron en la
construcción de la ADO como proyecto y que aún permanecen en la penumbra.
8Este principio y todo lo relacionado sobre el poder popular se encuentra en el capítulo anterior, cuando
se realiza la conceptualización ideológica de ADO.
89
1.3.1 La presencia de un brasilero en la lucha insurgente colombiana.
Horacio, ex-militante de ADO y miembro del grupo fundador, explica y habla sobre Juan
Manuel González con algo más de certeza pero con el mismo sentido profundo de
90
respeto, producto de lo que para él y otros compañeros significó el brasilero: el hombre
con mayor experiencia y visión política de la estructura. Así lo conoce Horacio y lo
describe de la siguiente manera
[...] un hombre que viene del Brasil, llega al Perú, combate en el Brasil, combate
en el Perú, combate en Venezuela y llega a Colombia… Inclusive, en el Brasil
hay algo interesante, y es que él conoce algunas de las experiencias urbanas del
Brasil” (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
Y agrega
Adelaida Abadía Rey, en entrevista con Olga Behar (1985), señala una visión un poco
más personal del dirigente brasilero, que complementa la visión de Horacio y Lorenzo.
En su relato se refiere a él como un hombre alto, de contextura gruesa y “muy visible”
que nació en la costa carioca brasilera y que, desde joven tuvo inquietudes políticas
que lo llevaron a abandonar el ejército y sumarse a la lucha guerrillera, alcanzando un
nivel medio en su estructura. Lo recuerda como un hombre con gran experiencia
política y militar que combatió en Brasil y sobrevivió a la derrota militar de las
expresiones armadas de su país, dejándole para siempre una huella de nostalgia y
melancolía. Frente a este aspecto plantea que:
91
muchas veces que lo más triste de su vida era pensar que no había compartido
con su gente el aniquilamiento; se sentía un poco culpable de estar vivo,
mientras tantos compañeros habían muerto en plena lucha (Behar, 1985, pág.
87).
Con respecto a su salida de Brasil y posterior recorrido por distintos lugares de América
Latina, Adelaida plantea que Juan Manuel llegó a Colombia mucho antes de decidirse a
iniciar la lucha revolucionaria en éste país. Según recuerda, Juan Manuel pasó por
Colombia rumbo a Venezuela para intentar organizar una estructura político-militar, sin
embargo, en el proceso fue detenido, hecho que lo llevó a fugarse de la cárcel y salir de
ese país para volver a suelo colombiano, en un estado de salud delicado. Estando en
Cali es donde, según cuenta Adelaida, toma la decisión de quedarse para aplicar, ahora
sí, la nueva estrategia de lucha político-militar que rondaba por América Latina (Behar,
1985).
En una dimensión más personal, Adelaida asegura que, pese al hermetismo que
caracterizaba al brasilero, tuvo conocimiento de que Juan Manuel González tenía una
esposa boliviana y una hija, y que su madre le enviaba dinero desde Brasil para que
fuese a visitarla. En los dos casos hubo un alejamiento. Su esposa se fue con un
alemán hacia África y él, en medio de su nuevo plan político-militar, nunca pudo viajar a
ver a su madre (Behar, 1985). A este alejamiento con sus seres queridos se le unía su
sentido de extrañeza ante el comportamiento del colombiano, caracterizado por él como
“cerrado y reaccionario”, y su nostalgia por encontrarse lejos del mar. Este sentido de
extrañeza es evidenciado por Adelaida cuando recuerda que a Juan Manuel no le
gustaba siquiera hablar en español, por el contrario, hablaba portugués y decía: “para
que pierden tanto tiempo diciendo las palabras completas” (1985, pág. 88).
92
la medida en que se entendía como un extranjero que, más allá de los elementos
nacionales –y de cualquier apego personal- y profundamente inspirado en una visión
continental, pasa por distintos países para llegar finalmente a Colombia y hacer su vida
revolucionaria allí. Frente a este punto, que exalta su compromiso político y horizonte
ético es concluyente la anécdota que sobre este aspecto cuenta Adelaida Abadía Rey:
Sucede así, con el caso de Adelaida Abadía Rey, militante de ADO conocida en su
momento por liderar junto con otros el proceso de negociación entre una facción de la
organización y el gobierno de Belisario Betancur. Para Lorenzo, ex-militante de ADO, es
en los trabajos de educación política y formación que Juan Manuel González “conoce a
Adelaida Abadía, a la familia Abadía, de la cual salen varios militantes para ese primer
momento del surgimiento de Autodefensa Obrera” (Lorenzo, Entrevista ex-militantes
ADO, 2015). Concretamente, de la familia Abadía rey resultan vinculándose Adelaida,
Héctor y Edgardo, tres hermanos que, junto a Alfredo Camelo Franco (esposo de
9Esto,
como aclaración ante otra desviación recurrente en el análisis sobre la acción colectiva popular
(además de las generalizaciones abstractas): la sobrevaloración del papel individual.
93
Adelaida y quien hace el contacto inicial) se incorporan desde el inicio y van a ser
ampliamente conocidos por la prensa.
Con respecto a su ingreso, Adelaida Abadía Rey recuerda que en el proceso en el que
Juan Manuel González “recoge personas aisladas y no grupos, provenientes del teatro,
de los sectores populares, profesionales, pequeños artesanos, zapateros, estudiantes"
(Behar, 1985, pág. 88) aparecen en escena Edgardo, Héctor y ella (los hermanos
Abadía Rey) y Alfredo Camelo Franco. Éste último realizó el primer contacto con
“Charry” quien les dio unas charlas iniciales pero no reveló el nombre de la organización
de la que hacía parte (Behar, 1985). El proceso de conversaciones de “Charry” se
cristalizó en la primera instrucción política de Juan Manuel González Puentes que
terminó de convencer a los jóvenes de su decisión. Sin embargo, como afirma Adelaida,
su interés inicial era desarrollar el aspecto político-militar, por tanto, Juan Manuel
desarrolló con ellos un curso bastante rápido que consistía en realizar “polígono”,
ejercicios de familiarización con armamento (monte y desmonte) (Behar, 1985).
Por otro lado, existe el caso de integrantes que, por el contrario, no fueron conocidos de
manera tan amplia, pero ciertamente hicieron parte, en distintos niveles, del grupo
iniciador. En este caso se encuentra el mismo Horacio, ex-militante de ADO y
entrevistado en esta investigación, que ingresa en el año de 1975 a la edad de 17 años
y que provenía de un grupo maoísta pero que, al no ver acción en dicho grupo, decide
ingresar de la mano de Juan Manuel Puentes a la iniciativa que éste último le planteó. A
través de los años logra ocupar una posición clave en el aparato pero permanece en la
clandestinidad, a diferencia del caso ocurrido con los hermanos Abadía.
[...] no tanto como barrio de invasión pero si un barrio pobre, llamémoslo mejor barrio
obrero, y allí, zapateros, albañiles, ebanistas, constructores, etc, y algunos de esos
obreros y trabajadores venían de anteriores procesos revolucionarios. Había algunos
que habían estado en las autodefensas del Sumapaz. Conocí particularmente a un
“viejito” que era papá de un compañero -señor ya- en ese momento tendría más de 70
años y había sido un hombre histórico en las luchas de toda la región del Sumapaz.
94
Había otros que habían estado con el ELN, habían sido militantes del ELN, ya estaban
muy señores…y había otros que en general venían de procesos de las FARC, venían de
distintos procesos ahí, unos como militantes, otros como simpatizantes” (Horacio,
Entrevista ex-militantes ADO, 2015, pág. 14).
Más concretamente y con mayor claridad Horacio (2015) plantea el caso concreto de un
ex-militante del ELN, con gran experiencia, que ingresa a la organización desde el inicio
pero que rápidamente abandona. La explicación personal que él encuentra para la
partida prematura de éste sujeto es “que él se fue por problemas de celos, es decir, vio
mucha capacidad en este hombre (Juan Manuel González) y dijo: “yo no puedo dirigir
esto, yo mejor me voy” porque él era un hombre capaz también, muy capaz, yo lo
conocí” (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
[...] él estuvo en el consejo verbal de Guerra por lo de Pardo Buelvas, aquí están
las fotografías, un muchacho como de 1.62 de estatura, muy bajito, de origen
campesino, muy fuerte físicamente, competíamos mucho, en atletismo. Y este
muchacho estuvo en ese grupo inicial, era un muchacho supremamente
impulsivo, excesivamente impulsivo, y eso lo llevó a cometer algunos errores,
inicialmente lo capturaron con un arma, lo torturaron, lo volvieron mierda, física,
lo soltaron [...]fue en las primeritas acciones, que preciso lo cogieron con un
arma, que había sido arrebatada a un policía, y el policía estaba muerto,
imagínese lo que le hicieron, era un muchacho de excepcionales cualidades,
tanto políticas como militares, como personales, pero era bastante impulsivo y
cometía muchos errores, él fue de ese grupo inicial. (Horacio, Entrevista ex-
militantes ADO, 2015)
Así, como estos casos, Horacio recuerda a un señor (no recuerda el nombre) de
alrededor de cuarenta años “un señor muy flaquito, lo recuerdo tanto, que también
participó en las primeras acciones y luego lo mataron” (2015). También tiene presente a
un obrero que se desempeñaba en el campo de las artes gráficas, recordado
95
especialmente por tener una gran capacidad político-militar y por haber participado en
la célebre fuga de la cárcel La Picota, en Bogotá. Así mismo, recuerda Horacio (2015),
había también dos obreros que se caracterizaban por tener una visión bastante clara
del proceso revolucionario y de su papel en la organización.
Éste era el grupo inicial que recuerda Horacio, el grupo con el que comenzó a trabajar y
en el qué, como caso interesante, reconoce que no había ninguna mujer. En este caso
afirma que recordaba “colaboradoras (…) militantes políticas, pero en ese grupo inicial
de combatientes no, era un grupo pequeño” (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO,
2015) que recibió instrucción personal de Juan Manuel González y se caracterizó por
ser uno de los más especializados. Ésta es la génesis a nivel de actores que dará
origen posteriormente a ADO, como afirma Horacio:
[...] a partir de ahí comenzaron a surgir distintos grupos, es decir, ese grupo
inicial, más dos o tres grupos, era lo que se llamaba inicialmente Comando
Camilo Torres Restrepo, que fue el germen de la organización, eran tres grupos
de combatientes, no más, y uno de esos tres grupos era este. (Horacio,
Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
Con base en los aportes de Horacio (2015) y Lorenzo (2015), en primer lugar, y con la
visión de Adelaida Abadía Rey (Behar, 1985) se teje puntualmente la posibilidad de
armar, en buena medida, el rompecabezas sobre el proceso de origen de ADO y el
grupo que agenció dicho inicio. Son distintas miradas que, sin embargo, contribuyen y
se encuentran en el relato esencial. Las miradas distintas en algunos aspectos pueden
llegar a explicarse a partir de un hecho simple pero sustancial: la compartimentación de
la organización y sus formas particulares de ingreso los llevaron a conocer una parte de
la historia inicial, focalizada en el proceso específico de alguno de los tres grupos que
sirvió como base a la estructuración posterior de ADO, respectivamente.
Adelaida Abadía, por su parte, proporciona elementos para entender una parte del
proceso de constitución inicial de ADO, aunque en el inicio de su entrevista con Olga
Behar afirme tajantemente que el origen real de la organización “nunca se sabrá”, que
Juan Manuel “se llevó ese secreto a la tumba” (Behar, 1985). Su mirada se genera a
partir de la entrada a uno de los tres grupos de trabajo (probablemente posteriores al
96
grupo de Horacio) y también, de su relación personal con Juan Manuel González
puentes. Pese a esto último, Adelaida no logra conocer más allá del origen de su núcleo
de trabajo, en gran medida por el nivel de rigidez y hermetismo con que seguramente
Juan Manuel trataba los temas relacionados con la estructura, separando el lazo
personal del organizacional básico.
Horacio, por otro lado, ingresa a la organización como parte del primer grupo que se
conforma. Entre el año 1974 y 1975 se da su ingreso y, pese a su edad, desde un inicio
se destaca por su gran liderazgo, elemento que lo lleva a asumir posteriormente la
dirección de una de las estructuras de ADO y de ser uno de los encargados de abrir
nuevos trabajos en otras ciudades. En él no se ve esa cercanía tan grande en el ámbito
personal con Juan Manuel (o no se hace evidente en la entrevista realizada) pero, sin
embargo, se ve en él, a diferencia del caso de Adelaida, un proceso de maduración
ideológica mayor desde un inicio y un conocimiento mayor sobre la estructura interna
de la organización, además de sus planteamientos políticos y su estrategia hacia el
poder. Es paradójico, en este caso, que hayan resultado entonces mucho más visibles
personajes de la organización que, sin desmedrar su participación, tuvieron siempre
una posición al interior no tan reconocida. Esto, seguramente, obedece a la dinámica
histórica en la que ADO se fue configurando y a los procesos específicos que tuvo que
enfrentar, como se verá más adelante.
Como se anota, el trabajo del núcleo fundador de ADO intentó desde el principio
combinar el trabajo de educación, concientización y organización política en barrios,
colegios, universidades y sindicatos de Bogotá con la idea de que había que “consolidar
un grupo, (…) una forma organizativa que permita responder a ciertos actos del
gobierno que la población en general no puede hacer, y tiene que ser con las armas”
(Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015). En esa idea se dieron dos años de
trabajo silencioso por parte del primer núcleo, unido por la decisión de combatir, de
97
aumentar el nivel de la lucha popular y “responder de algún modo a la burla y a la
agresión patronal y del gobierno” (Alape, 1985, pág. 340).
Para el año 76 se produce al interior del núcleo inicial una serie de discusiones y
debates con relación a los acontecimientos desencadenados a nivel de masas y lucha
armada en el sur del continente americano. Adicionalmente se produce internamente un
proceso de reflexión política sobre los procesos de liberación Vietnam y Argelia y, así
mismo, sobre el proceso de la revolución cubana y la experiencia desafortunada del
Che Guevara en Bolivia (Alape, 1985). En ese proceso de análisis político y de trabajo
de masas se llegó a la conclusión de que
Esta observación crítica los lleva a concluir que la vía correcta era la creación de una
estrategia político-militar, antecedida de varias discusiones que apuntaban a esta
misma ruta. Por tal razón dicho proceso de reflexión fue acompañado por un ejercicio
simultáneo de entrenamiento militar para entrar en combate (Alape, 1985). Esta
concepción que intentaba combinar “la lucha legal, la lucha semilegal y la ilegal, las
formas pacíficas y las formas violentas, armadas y no armadas” (Alape, 1985, pág. 336)
se efectuaba sin perder de vista que el eje principal articulador era la lucha armada y
dará inicio, en un primer momento, al Comando Camilo Torres Restrepo y
posteriormente a la idea de “Autodefensa” (Alape, 1985, pág. 342).
98
Sencillamente se intimidaba a los agentes de policía, al que estuviera, era una
cosa ¿Cómo lo denominaríamos? supremamente temeraria. íbamos grupos de a
tres, algunos armados, otros no, otros llevábamos una varilla o lo que fuera, se
intimidaba al “agente”, el “agente” obviamente no se iba dejar intimidar, y le
disparábamos y le quitábamos el arma, esas fueron las primeras acciones;
incluso llegamos a desarmar soldados, en el comando de artillería de Usme, ahí
se desarmo el soldado, a él no le paso nada, se le quito simplemente el fusil, y
así sucesivamente se iba expropiando el armamiento pero al mismo tiempo
fogueando a los nuevos miembros del grupo, forjadores del grupo. (Horacio,
Entrevista ex- militantes ADO, 2015)
Frente a este punto se denota una estrategia clara: era necesario para ese primer grupo
conseguir elementos que aumentaran su nivel de fuego, pero éste proceso se hacía
mediante la recuperación, arrebatándoselo al enemigo y generando de paso una
especie de escuela práctica a sus militantes por medio de éste modo de acción. Según
sus ex-militantes, se intentaba al máximo que este proceso de desarme del enemigo no
constituyera necesariamente la eliminación del sujeto que portaba el arma en razón de
que se entendía que la organización se encontraba en una “etapa de acumulación de
fuerzas político-militares y no de aniquilamiento en el plano militar” (Alape, 1985, pág.
342), por tanto su objetivo era recuperar material de guerra y, al mismo tiempo,
mostrarle al sujeto desarmado que la acción no se dirigía a ellos sino al sistema que
ellos defendían, accionando en última instancia de ser necesario para defender la vida
de los combatientes implicados en la operación (Alape, 1985).
99
1.5 La ADO, el nombre síntesis de la influencia de Camilo Torres y Carlos
Marx.
Por otro lado, frente al planteamiento complementario que surge desde la perspectiva
del marxismo, afirma Horacio que “punteando la cosa del marxismo y elemento
fundamental del marxismo, la principal contradicción de acuerdo con el marxismo, es la
contradicción entre burguesa-proletariado, el proletariado, la clase obrera, somos:
Autodefensa Obrera (Horacio, Entrevista ex- militantes ADO, 2015)”.
100
Con respecto a la simbología, a la imagen de la organización, eligen una que a su
consideración representa a dicha a la clase obrera: El alicate. Y no un alicate de
cualquier forma, dice Horacio “la idea del alicate abierto, es decir la idea del alicate en
actitud agresiva esa es la idea política del símbolo y el nombre” (Horacio, Entrevista ex-
militantes ADO, 2015). Frente a este Alicate Lorenzo puntualiza que
[...] pero el alicate tenía la particularidad de que estaba hecho en rojo y negro, y
entonces unido a la herramienta de trabajo del obrero el color rojo y negro
significaba, digamos en general patria o muerte, que es el reconocimiento
universal que existe del rojo y negro, que es patria o muerte, o libertad o muerte,
entonces en ese sentido nosotros asumimos el rojo y negro, entonces el alicate
tenia esos dos elementos en su construcción en su diagramación era rojo y
negro, y la bandera se utilizaba roja y negra, generalmente entonces estaba la
bandera y en el centro estaba el alicate. (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO,
2015).
[...] solamente hasta el año 77, mediados del 77, adopta el nombre de
Organización Autodefensa Obrera. La Organización surge como un proceso de
cualificación, de maduración de algunos pocos grupos de trabajadores,
estudiantes, empleados, que comienzan a organizarse alrededor
101
reivindicaciones, ya sea en una fábrica o en un colegio, a luchar por nuestras
reivindicaciones y poco a poco a llegar a la conclusión que las formas pacíficas
exclusivamente no permiten conquistar los derechos de los trabajadores y en
general del pueblo, deciden esos grupos entrar a la acción armada que
inicialmente tiene un carácter de defensa de esos derechos. Así de sencillo”
((CESCO), autodefensa obrera, 1985, pág. 1).
Frente a las acciones y la forma de organización, se podría afirmar que existe una
etapa de continuidad con la forma del Comando Camilo Torres Restrepo. Sigue siendo
una organización que recuperaba armas hombre a hombre, que “recuperaba” bancos (y
lo justificaba públicamente) y se encontraba, en el plano general, constituyendo todavía
ese volumen de fuego necesario para lo que, según su planteamiento, permitiría
posteriormente refinar su estructura y ampliarla a distintos puntos de la ciudad e
inclusive, de la geografía nacional.
La primera acción pública como ADO tiene que ver con la toma de un teatro en el Barrio
San Carlos, al sur de la ciudad de Bogotá. Esta acción, en la cual se dio comienzo
nominal a dicha organización es recordada por Adelaida Abadía Rey, de la siguiente
forma:
Frente a esa acción enmarcada en lo que sus propios ex-militantes llaman Primera
Etapa, Horacio recuerda ésta y otras acciones que, aunque no eran del todo nuevas
para ellos, planteaban un hecho diferencial para su forma de trabajo:
102
[...] y lo otro fue, algo bien importante, y es que empezamos a hacer presencia
armada en muchos lugares donde se estaba haciendo un trabajo político, por
ejemplo, se hacía trabajo en los colegios, con la juventud, entonces: tomas de
colegios, hacíamos presencia en los colegios, con las caras tapadas, con armas,
distribuíamos propaganda y nos íbamos, eso también lo hizo mucho el M-19.
Tomábamos Teatros, que el teatro de San Carlos, que están proyectando una
obra, ¡ta! Interrumpíamos la obra de teatro, hablábamos a la gente, distribuíamos
volantes, mostrábamos las armas y nos íbamos. Iglesias, entonces, eso era más
o menos, la manera de complementar ese trabajo político que se hacía,
estábamos en el barrio, estábamos incentivando la Junta de Acción Comunal,
nos metíamos en el comité de deportes, nos metíamos en el comité Cultural y
¡pum! La noticia ¡Se tomaron la Iglesia!, y la gente comentaba y “tata”, y “tran” se
echaba para adelante la cosa. (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
Con respecto a este contexto, sorpresivo por todos lados, Alape sostiene:
103
[…] la reacción lógica en nosotros fue acompañar a la gente en el
desbordamiento de su ira contenida por largos años de miseria, incluso
alcanzamos a comunicarnos entre nosotros y transmitir la orientación de estar
con la gente, de combatir junto a los muchachos de los barrios, junto a los
estudiantes y a los pocos obreros que se decidieron a pelear , ya que las cuatro
centrales obreras, que por primera vez se habían unido para convocar el paro,
también se unieron para hacer “llamados a la cordura”, es decir, para contener el
avance combativo espontaneo de las masas (Alape, 1985, pág. 343).
104
2.1 La nueva etapa operativa.
La intervención armada de las fábricas, una de las banderas especiales de ADO, por su
influencia ideológica y de composición, muestran la realización de esta táctica de
acumulación política. Lorenzo recuerda que
De ese trabajo o de ese tipo de acciones llegó mucha militancia, pero así mismo
como se hacía eso para el caso de los estudiantes, para el caso de las fábricas,
105
por ejemplo, no se hacían exactamente este tipo de tomas armadas, pero sí se
hacían acciones de respaldo a las acciones o a las condiciones de los
trabajadores. Entonces, en una fábrica donde se sabía por ejemplo que un
gerente o un miembro administrativo de dicha fábrica era represivo, déspota con
los trabajadores (obviamente, ahí al interior de esa fábrica debía haber algún
conocido o algunos conocidos de la organización) entonces se hacía todo el
trabajo de inteligencia, el trabajo de recoger la información para darle una lección
ejemplar a ese gerente o a ese administrativo. Entonces, por ejemplo, era muy
común caerle, llegarle al tipo, y hacerle un baño de mierda, es decir, lavarlo en
mierda. Mostrarlo como lo que era, una escoria, una mierda, y que eso fuera una
lección, un acto ejemplarizante para los demás trabajadores. (Lorenzo, Entrevista
ex-militantes ADO, 2015).
[...] cuando estaban transmitiendo un partido de Futbol por 70 emisoras, creo que
era de la Copa Libertadores, estoy casi seguro. Esa toma fue significativa, salió
perfecta, se les advirtió a la gente, a los trabajadores “¡ojo que queda un
artefacto en la puerta, pilas no se acerquen ahí!” y uno de estos tipos, por
dárselas de valiente bajó, abrió la puerta y lo quemó. Afortunadamente,
previendo eso, siempre se ponía una cosa de poco poder, pero sí, logró romper
la puerta y le quemó una pata, entonces a eso le dieron mucha difusión por ese
motivo, pero entonces, yo lo ubico dentro de la propaganda armada, dentro de la
necesidad de dar a conocer a niveles mucho más amplios cual era el
planteamiento de la organización (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
106
En este periodo de accionar, como ya se ha referido, se realiza un proceso sistemático
en función de la propaganda armada, aun por encima del trabajo de estructuración
logística que fue cambiando conforme a la dinámica de consolidación orgánica de ADO
y también, por encima de la confrontación directa con las fuerzas regulares. Como dato
curioso, es en ésta etapa donde, según Horacio (2015), se da una aparición especial
del papel de la mujer dentro de la organización a través de la participación en las
diferentes acciones, específicamente en las “recuperaciones” a la red bancaria en el
marco de un profundo balance de la labor política por encima de la militar, o previa a
ella, como se verá en el siguiente apartado.
Rafael Pardo Buelvas era el ministro de gobierno de Alfonso López Michelsen y tuvo
que afrontar junto a éste el escenario del Paro Cívico Nacional llevado a cabo en los
albores de su gobierno, el 14 de septiembre de 1977. La respuesta gubernamental fue
especialmente represiva, dejando como resultado un saldo alrededor de los 100
muertos como producto del choque entre manifestantes y Fuerza Pública. Frente a este
resultado macabro, recuerda Horacio
107
Salen las declaraciones ¿no? Los miembros del gobierno a decir, a responder
que fue lo que paso, y sale el Ministro de Gobierno Rafael Pardo Buelvas a dar
declaraciones, y una de las declaraciones que hace el tipo (aquí está la
entrevista la traje por eso) en el siglo me parece que es el periódico, dice que los
culpables fueron los organizadores del paro, los culpables de los muertos, por
haber desatado la violencia y no sé qué más, ¡la misma carreta de siempre¡ y
además, que no había porque hacer tanto escándalo, porque si bien había sido
una cosa muy parecida a la del 9 de abril, en el 9 de abril había habido no sé
cuándo muertos, aquí solo 100 o solo 30 y algo, es decir una actitud muy sínica.
(Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
El papel del Ministro de Gobierno en el marco del Paro Cívico Nacional y las
declaraciones que éste dio a la opinión pública son los argumentos a partir de los
cuales se planea el “ajusticiamiento” a Pardo Buelvas. Para ADO las declaraciones
denotaban una muestra de cinismo en la medida en que alivianaba los resultados de la
jornada y su responsabilidad concreta para que estos se dieran. Frente a las
responsabilidades, ADO entiende que sobre Pardo Buelvas pesaba la responsabilidad
de esa cantidad de muertos en la medida en que, después de un análisis y consulta
interna, “se concluye que uno de los responsables y tal vez el principal que da la orden
de cómo deben proceder las fuerzas armadas, la policía y demás es Rafael Pardo
Buelvas, y orienta hacer una acción de ajusticiamiento” (Horacio, Entrevista ex-
militantes ADO, 2015). Dicha acción es justificada en una entrevista a sus ex-militantes
de la siguiente manera:
108
para determinar ajusticiar a uno de los culpables de esta masacre. ((CESCO),
autodefensa obrera, 1985)
Héctor Abadía Rey, frente al caso de la elección de Pardo Buelvas como “objetivo
militar” afirma que, pese a que el ejército es el autor material de la represión, es Pardo
Buelvas quién, desde su función o cargo decide que esa represión inicie (Behar, 1985).
Para ADO el ministro Pardo Buelvas “(…) era producto de una clase (…) Estaba
defendiendo al gobierno, a los oligarcas que eran la contrapartida en el paro cívico”
(Behar, 1985, pág. 145). Con la Muerte de Pardo Buelvas, considera ADO “le
aclararíamos al pueblo las causas de la masacre del 14 de septiembre, y le
mostraríamos que en éste país la oligarquía tiene total impunidad” (Behar, 1985, pág.
145). Desde su perspectiva, el “ajusticiamiento” respondía a la pregunta sobre los
culpables del resultado trágico del Paro y afirmaban que, de igual forma, podían haber
actuado “contra un cuartel del ejército y matar a unos soldados, porque los soldados
habían disparado. Pero eso no hubiera tocado a la oligarquía” (Behar, 1985, pág. 145).
Para ellos la responsabilidad total era de los jefes de turno y sus intereses, y los
militares cumplieron el papel de reafirmar esos intereses, por ello, según Héctor Abadía
Rey: “no nos interesaba si la persona se apellidaba Pardo o de otro modo, nos
importaba como clase, había que golpearlos como clase responsable” (Behar, 1985,
pág. 145).
Nuestro objetivo no era acabar con la vida de un señor, no era una acción de
venganza ni de odio contra una persona, sino mostrar una expresión política de
la situación que vive el país. Por eso era muy importante la forma; no daba lo
mismo que un señor muriera por allá envenenado después de una borrachera
que ajusticiado, fusilado, en su propia casa. (Behar, 1985, pág. 146)
109
Ya en la acción, la operación consiste en entrar a la residencia de Pardo Buelvas y
“ajusticiarlo” de inmediato para luego emprender la huida, algo que después
condenaron distintos sectores por considerar un asesinato en estado de indefensión.
Horacio con respecto al operativo recuerda que
Esa retirada que parecía perfecta, sin embargo, tuvo una serie de problemas, unos
mínimos, que se corrigieron en el camino y se sortearon bien, y unos graves, como lo
ocurrido con la evidencia dejada en el carro en el cual ejecutaron la retirada. Lo
problemas mínimos, plantea Héctor Abadía (Behar, 1985), se dieron como resultado del
desconocimiento del terreno de la operación, por ejemplo, los ejecutores de Pardo ya
de salida se metían a los closets por buscar las puertas, pero finalmente resolvieron
salir de la casa y emprender la huida. Cuando salen en el carro, y pese a sufrir una
avería, logran llegar a salvo a un lugar donde guardan el carro y el grupo ejecutor se
110
dirige a un lugar seguro. Otro grupo, según Héctor Abadía (Behar, 1985), estaba
encargado de limpiar cualquier tipo de evidencia y recoger las armas y elementos
utilizados en la acción y esto efectivamente se hace con todo, menos con una tula
perteneciente a Alfredo Camelo Franco, herencia de sus días en la Armada.
Con estas pistas el ejército y los servicios de inteligencia comenzaron a indagar las
posibles conexiones de Camelo y su círculo de amistades. Ya la información de ADO
era precisa: tenían la tula de Camelo y varios elementos de la organización debían
abandonar la ciudad. Según Héctor Abadía “los parientes de Camelo facilitaron
muchos datos sobre sus amistades y actividad y el ejército siguió esas pistas. Días
después capturaron a Claudio Medina, lo llevaron a la Brigada de Institutos Militares en
donde padeció crueles torturas” (Behar, 1985, pág. 148) y fue posteriormente
asesinado. Este es el comienzo de la ola de represión, capturas y torturas a las que,
según testimonios de sus ex-militantes, fueron sometidos por el ejército.
111
tenían los militares y los servicios de inteligencia era bastante elevada. Horacio plantea
que
Con base en esto, desde el mismo momento de ejecutada la acción contra el ex-
ministro el 11 de septiembre de 1978, la ola represiva comienza. Se manifiesta en
primer lugar con la desaparición de Claudio Medina, militante de ADO. Su organización
no tenía mayores elementos de información al respecto y solo sabía que se encontraba
desaparecido como producto de las pesquisas realizadas por el ejército a la familia de
Alfredo Camelo Franco, relacionado directamente con el hecho. Como recuerda Héctor
Abadía, la organización se entera del destino real de su militante cuando el Teniente
Juan Vicente Caldas confiesa que fue detenido, torturado y posteriormente asesinado
112
(Behar, 1985). Específicamente, recuerda Héctor que, de acuerdo a la información
suministrada por el Teniente Caldas en una carta, afirma:
Como afirma un militante de Autodefensa Obrera, esta ola de represión creó un estado
de pánico psicológico en la población con el pretexto de perseguir y capturar a los
autores materiales e intelectuales del hecho (Alape, 1985). Horacio (2015) recuerda
que, existió una seguidilla de acciones que, de una manera compleja, llevaron a un
momento de crisis a la organización pero, al mismo tiempo, en respuesta a ella, les
brinda posibilidades de acción y los ubica políticamente en “un lugar excepcional” (que
será visto en el acápite siguiente).
Frente a la crisis, debida en gran parte a que los ojos del Estado se encontraban
encima de ADO, se producen una serie de capturas que comprometen la estructura
político-militar. La ADO se encontraba dando pequeños golpes y desarrollando
acciones que permitieran comunicar y plantear a la sociedad colombiana su posición
sobre las causas que los llevaron a “ajusticiar” a Pardo Buelvas y es en ese marco que
se producen la cadena de capturas: la captura de Camelo Franco y su delación, en
primer lugar, y la captura de Manuel Bautista, Armando López Suárez “coleta” y Juan
Manuel González Puentes a inicios del año 1979. Con respecto a la detención de
Camelo se encuentra que
113
autoridades comprobaron que individuo Alfredo Camelo también había trabajado
en el departamento de avisos del diario “El Siglo” (Alternativa, 1979, 9-16 de
abril, p. 8) (Chaves Avellaneda, 2009, pág. 88).
Los torturan de una manera salvaje, hay una fotografía de Manuel Bautista, que
cometen el error de tomarle la foto de la cara en el interrogatorio, en alguno de
los calabozos y es realmente impresionante como lo vuelven, a Juan González
también, a varios de los que llevan ahí (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO,
2015).
114
2.1.4 La izquierda y en cierre político a la ADO.
El “ajusticiamiento” contra el ex-ministro Rafael Pardo Buelvas fue interpelado por los
partidos tradicionales y un gran sector de la opinión pública como un crimen horrendo.
Además de esto, algunas organizaciones de izquierda se manifestaron para condenar
el hecho al entenderlo como la excusa perfecta que el régimen necesitaba para reprimir
la movilización popular y también, por la manera como se había producido, para ellos,
en situación de indefensión. Como muestra Chaves (2009), el artículo publicado en el
tiempo el 13 de septiembre de ese año resume la posición oficialista, bipartidista y de
los gremios sobre lo ocurrido, de la siguiente manera:
El editorial del Tiempo titulado “La cobarde ofensiva del extremismo”, además de
condenar el crimen, daba un respaldo explícito al presidente Turbay y su Estatuto
de Seguridad: El asesinato del doctor Pardo Buelvas típicamente político pero
político de un extremismo que bien sabe lo que procura, no sólo justifica el
Estatuto de Seguridad ya expedido sino que debe obligar al gobierno a ampliarlo
contra otras zonas de la ofensiva desatada que busca romper nuestro régimen
de vida económico social y nuestra orgullosa y real juridicidad. Si el gobierno
acepta el desafío de una izquierda anárquica puede estar seguro de que una
acción no sólo jurídica sino plenamente aguerrida tendría el apoyo unánime no
solo de cuantos elegimos al doctor Turbay Ayala como jefe del Estado sino
también de quienes sienten vivamente amenazada la tradición secular de un
pueblo y una república fundados en base de intangibles valores éticos y claros
fueros humanos (El Tiempo, 1978, 13 de septiembre p. 4A). (Chaves Avellaneda,
2009, pág. 83).
115
de las cuatro centrales obreras a través del Consejo Nacional Sindical en las cuales
condenaron el crimen y acataron la suspensión de las movilizaciones planteadas en el
aniversario del Paro cívico. Específicamente sobre el tema cita Chaves de un artículo
de prensa:
Por su parte ADO no solo confirmó su participación en el hecho sino que lo justificó ante
la audiencia nacional, de distintas formas. Horacio plantea que “la izquierda legal se
vino encima de la organización, criticándola porque eso era un acto terrorista, porque
eso se salía de todo. Le siguieron muchas críticas a la acción, muchísimas críticas”
(Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015). Sin embargo, el planteamiento interno
que se hacía desde ADO era radicalmente diferente. La organización entendía que
Pardo Buelvas era el máximo exponente del número indeterminado de muertes en la
jornada del 14 de septiembre de 1977 y frente las acusaciones de otras fuerzas
políticas sobre el asesinato en “estado de indefensión” ADO planteaba que:
Entonces decíamos bueno, ¿y los cien muertos? ¿Qué tenía el viejito que resultó
muerto en Kennedy? Una piedra en la mano, muerto por un tiro de fusil, ¿Eso es
en combate también, o no es en combate o cómo es? Es decir, hubo toda una
controversia. El hecho es que hubo muchas críticas a la acción, de parte de la
derecha y de parte de la izquierda y el resultado final, el resultado político, es que
116
la organización quedó, como quien dice, en el ojo del huracán (Horacio,
Entrevista ex- militantes ADO, 2015).
[...] el explotado lucha porque no tiene otro camino, porque no tiene nada que
perder, en la protesta llega a tirar piedra y enfrentarse a la policía porque se
rebela contra lo absurdo de no tener nada que comer, de enfermarse a cada rato,
de no tener donde vivir [...] Pero en cambio aquel dirigente de izquierda que
come tres veces al día, tiene médico particular, además vivienda propia,
vacaciones (…) es difícil que sienta el odio de clase que siente el explotado, por
eso se conduele más por la muerte de un solo oligarca que por la muerte diaria
de miles de personas” (Alape, 1985, pág. 350).
Frente a organizaciones de la izquierda legal ADO planteó que les resultaba paradójico
encontrar en ellas una condena taxativa al establecer las etiquetas al hecho como
“execrable”, “inaudito” o “terrorista” mientras, según ADO, no hicieron el mismo
escándalo por los muertos del paro cívico. Con respecto a esto último ADO plantea que
el “pueblo” valoró de forma distinta la acción de “ajusticiamiento”. Desde la perspectiva
de ADO el habitante común entendió la acción de forma elemental: “La guerrilla mató a
un oligarca, a uno de los que nos tienen en ésta pobreza” (Alape, 1985, pág. 347) pero
esta forma de entender el hecho por parte del pueblo, como afirman ellos mismos,
estuvo sujeto a las posibilidades de ADO para explicar ampliamente la acción y
contrarrestar la “prensa burguesa”. Como resultado de esto ADO se da cuenta que
pese a la crítica de la izquierda legal, la canalización positiva del hecho fue
117
parcialmente positiva pero al mismo tiempo desnudó sus problemas internos para
difundir y lograr amplia audiencia en la sociedad colombiana.
El contexto de represión que trajo consigo torturas y detenciones tenía como fin el
Consejo Verbal de Guerra y la exposición pública de los culpables del hecho por parte
del estamento militar. Este proceso, plantea Horacio, representa “un proceso que es
importante dentro de la historia política del país y de la historia de la organización”
(Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015). Más allá del proceso en sí y de las
particularidades que lo acompañaron, se condena sin pruebas reales a Juan González,
Armando López Suarez “Coleta”, Manuel Bautista, Alfredo Camelo Franco y los
Hermanos Abadía Rey, estos últimos ausentes. Las pruebas de la junta militar que
presidió el juicio eran las confesiones tomadas en medio de torturas a Camelo y López
Suarez (Chaves Avellaneda, 2009). Pese a la defensa de los abogados, que
evidenciaban la ilegalidad de las pruebas y la falta de elementos probatorios que
condenaran a sus defendidos, el Consejo de Guerra determinó culpables a los
militantes de ADO.
Más allá del resultado, como afirma Horacio (2015), el Consejo Verbal de Guerra fue
conocido en todo el país, contó con gran difusión de prensa y con base en esto los
dirigentes de ADO que estaban siendo juzgados aprovecharon el escenario y
comenzaron un ejercicio de ampliación del debate hacia la coyuntura nacional. Con
118
respecto a ésta dinámica de denuncia y aprovechamiento político Horacio recuerda
que:
119
Consejo Verbal de Guerra y sus repercusiones y, a partir de allí, se genera la
posibilidad de rescatar a los militantes detenidos. De acuerdo a esto:
[...] todo ese cumulo de cosas hace que la atención a lo político baje un poco,
distintos comandos en ese momento se concentran en el rescate de los
compañeros. No todos los que estaban siendo juzgados en ese Consejo Verbal
de Guerra estaban en la modelo, había algunos en la picota ya condenados,
otros estaban en la modelo todavía en proceso, o sea, en el Consejo. Entonces
la organización desde adentro, que estaba Juan González y desde afuera con los
otros comandos, coordina una operación de rescate y esa operación de rescate
se da (Horacio, Entrevista ex- militantes ADO, 2015).
Se hizo una labor combinada desde adentro y desde afuera, la labor desde
adentro tenía que ver con toda la preparación del dispositivo para colocar una
bomba en el muro y desde afuera los comandos se acercaban al muro, había
una cerca a unos 200 metros de la pared de la modelo, los comandos desde
afuera se acercaron lo que más pudieron y la bomba en el muro abrió un boquete
enorme, por ahí se fugaron, Se recogieron en los carros y se llevaron. Se
rescataron en ese operativo a Juan González y Armando López, dos
compañeros del ELN y un grupo de presos comunes que se salió (Risas)
(Horacio, Entrevista ex- militantes ADO, 2015)
120
Hacían bromas, la misma prensa hacia bromas, decían que se habían escapado
a la misa, a asistir a la misa. Entonces eso fue un golpe muy tenaz ¡mire lo que
hace El Bogotano! Es que El Bogotano -Yo no sé cómo no mataron a esa señora
Consuelo- (señala un periódico) ¿Esa foto sabe de qué es? del Paro Cívico y en
el mismo, dan la notica de la fuga, en el mismo periódico, esa señora yo no sé
cómo no la acusaron de que era de la organización (risas) (Horacio, Entrevista
ex- militantes ADO, 2015).
Según recuerda Adelaida Abadía, quien sostiene que ADO se caracterizó por un gran
valor a la hora de afrontar el problema de la cárcel, se ejecuta con éxito su propia fuga
de la Cárcel de Mujeres El Buen Pastor. De allí afirma que “me sacó un grupo
comandado por Juan Manuel, cuando yo iba en un bus, custodiada por los guardianes,
hacia un juzgado que teóricamente había solicitado una diligencia conmigo” (Behar,
1985, pág. 93). Horacio, por su parte, vivió la experiencia desde afuera participando en
la acción de fuga, y cuenta que:
121
Eso fue un trabajo [...] ya con toda la experiencia que había, fue un trabajo
impresionantemente milimétrico, fue una cosa de laboratorio, se falsificaron
sellos de juzgados, de la brigada de institutos militares, sellos de la cárcel. Se
hizo un operativo ahí (que no puedo detallar ahorita), al frente de la cárcel del
Buen Pastor para que lograran entrar documentos, el hecho concreto es que se
logró que sacaran a estas compañeras en un bus con guardia del INPEC,
vigiladas hacia un juzgado del centro. Claro eso no era cierto, no era verdad que
las hubieran requerido en ningún juzgado, la organización creo toda la
estratagema para que las sacaran, el comando estaba afuera, bloquearon el bus,
cercaron toda la zona, desarmaron a los guardias y se llevaron a la china, una
china porque la otra no quiso salir, Adelaida salió, la otra no sabemos. Es
posible, somos seres humanos, le dio miedo o quizás simplemente no quiso “de
pronto me matan, no quiero”. Salió Adelaida, fue rescatada Adelaida. Peor por
ahí, es decir, quedaban absolutamente en ridículo las fuerzas militares y yo me
imagino el escándalo tan “hijueputa” que hay ahí. (Horacio, Entrevista ex-
militantes ADO, 2015)
[...] que implicó un desbalance entre lo militar y lo político, ahora a la distancia uno lo
ve así, efectivamente un desbalance enorme porque la organización se concentró
en lo militar y quizás lo político comenzó a quedar un poco en el aire. (Horacio,
Entrevista ex- militantes ADO, 2015)
122
3. Muertes, negociaciones y rupturas: El proceso de dilución de ADO (1980-
1990)
Posterior a las liberaciones y fugas por parte de los militantes de ADO comienza un
proceso de recomposición política y organizativa para sortear los nuevos cambios y el
nuevo estado en el que se encontraba la estructura guerrillera. Dicho proceso es
truncado por dos elementos fundamentales: la muerte de su máximo líder, el brasilero
Juan Manuel González Puentes y el proceso de negociación con el gobierno de
Belisario Betancur. Ambos hechos marcan el fin de una escalada político-militar que se
encontraba en ascenso y son, en éste sentido, los factores que generan el proceso de
declive organizacional, la ruptura y división y, posteriormente, la disolución de ADO
como estructura político-militar. En ésta parte se abordan estos dos aspectos y,
además, se revisa el proceso específico del sector de ADO que no se desmoviliza en
las negociaciones de Betancur y, finalmente, se aborda su proceso de disolución en los
años noventa.
123
Horacio plantea con respecto a la situación de la muerte de Juan González:
[...]la fuga fue en enero, no alcanzo a pasar un mes y medio y matan a Juan, lo
asesinan llegando a donde él estaba viviendo y llega con un paquete de
propaganda debajo del brazo y no sabemos, nadie sabe qué paso, son las
versiones que existen porque él iba solo, claro él iba armado y una moto lo para,
no sabemos cuál fue la reacción de él, no se sabe si él se movió o disparó
primero o qué, lo que sí se sabe es que intento pasar una barda, saltar una
barda, tira la propaganda, dicen algunas personas de testigos, intenta saltar la
barda y al no intentar saltar la barda los policías le disparan por la espalda y lo
hieren gravemente, herido en el piso llaman al F2, el F2 llega lo recoge y en el
carro de la policía él saca la granada y no la alcanza a activar, a desactivar el
perno, entonces pues sencillamente lo agarran y lo destrozan ahí, lo llevan a la
sexta y ahí lo terminan de rematar, lo matan (Horacio, Entrevista ex-militantes
ADO, 2015).
[...] en Juan teníamos un referente, era un referente muy fuerte, era un referente
muy importante. En casi todos los procesos eso se produce, es indudable, ese
124
referente en el cual creemos, en el cual confiamos en el cual todos estamos
dispuestos a decir: “si hermano, si está bien, ya”. Pero cuando ese referente se
cae hay cierto desconcierto en la mayoría. Claro hay más cualificación política sí,
pero pues hermano, en el momento en el que este hombre falta, la mayoría de
nosotros no pasaba de los 24, 25 años. Aun seguíamos siendo muy inexpertos,
apenas aprendiendo muchas cosas, tampoco las podíamos manejar bien. No es
una justificación, es un poco la explicación de que nos cogieron en un momento
difícil, la falta de Juan González en ese momento era muy difícil para nosotros,
no había una persona de los quilates y la experiencia que el tenia, todos éramos
muy jóvenes y jóvenes no solo en edad, también en experiencia, entonces
cometimos errores y uno de los errores fue seguir dándole una gran insistencia a
lo militar, mucha insistencia a lo militar (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO,
2015).
Para Lorenzo la muerte de Juan Manuel, como la cualquier militante, podía darse. La
cuestión esencial que plantea es que la Muerte del líder máximo de ADO se da en un
momento en el cual la organización no se encontraba preparada para asumir un rumbo
al margen de sus orientaciones. Específicamente plantea que
125
[...] hay momentos históricos, digo yo, en los cuales ciertos dirigentes o jefes de
las organizaciones son vitales en la conducción del proceso, obviamente ellos en
algún momento por su misma dinámica política, organizativa, o incluso por su
condición física van a desaparecer. Eso es entendible pero el papel que cumplen
en ciertos momentos históricos determina si una organización avanza, se
estanca o retrocede. Para el caso de ADO yo considero que ese primero
momento fue truncado por el asesinato de la jefatura, el dirigente máximo de la
organización, así hubiesen, como efectivamente hubo, otros compañeros que
asumieron, ya no es lo mismo, o por lo menos no ha habido, para el caso
particular nuestro no había la suficiente madurez política, ideológica y
organizativa para asegurar la conducción hacia adelante. (Lorenzo, Entrevista
ex-militantes ADO, 2015)
126
dichas organizaciones. Como Afirma Lorenzo (2015), aunque muchas organizaciones
(incluida ADO) se plantean en el plano ideal el esquema de que todo líder que caiga
tiene su reemplazo, es decir, la lógica cotidiana de que “nadie es imprescindible”, la
práctica concreta ha sido otra.
Se debió a que todo se veía como una utopía, como un cañazo, como manejar
una propuesta política que sabíamos que nunca iba a cuajar y que de todas
maneras se pensaba en el desarrollo de un proyecto de guerra, con una táctica
también de guerra, con un accionar político-militar que es el accionar tradicional
nuestro (Behar, 1985, pág. 372).
127
encontraba más escéptico a los diálogos pero que tampoco se oponía tajantemente a
ellos. El primer grupo, que representa al sector negociador público, estaba compuesto
por personas como Adelaida Abadía Rey, Carlos Efrén Agudelo, Héctor Abadía Rey,
Camilo Franco y Zamora, planteaban que “no se pretendía renunciar al proyecto
estratégico de la toma del poder” (Behar, 1985, pág. 373) sino un cambio en la
metodología política para llegar a él, sin las armas. En consecuencia entendieron,
desde su perspectiva, que al grupo que ellos llamaron “disidente” le ganó una visión
estrategista de apego a las armas como si fuera un principio. Específicamente, Agudelo
planteó sobre dicho grupo “disidente” que:
Pensaban que plantear el silencio de los fusiles era como una traición a la
revolución y a los muertos, y a los miles de niños que mueren de hambre todos
los días. Los consideramos planteamientos muy estrechos, pues no podíamos
desconocer lo que estaba haciendo la burguesía y seguir derechito como una
lechuga (…) Pudo más la tozudez de la gente y el apego a los esquemas que la
nueva realidad (Behar, 1985, pág. 373).
Esta división, expresada en dos criterios distintos frente al proceso con Belisario llevó al
sector de Agudelo a continuar con los procesos de diálogo y a plantear desde ese
momento la posibilidad de trabajo legal de algunos grupos de la organización. Según el
mismo, la decisión de negociar era respaldada por la Dirección político-militar y la
mayoría de la organización, por tanto el grupo “disidente” era minoritario y
posteriormente quedó marginado (Behar, 1985).
128
un proceso de encuentros, acercamientos y discusiones sobre la importancia del
diálogo nacional pero:
Finalmente, tras una serie de roces entre los sectores, el grupo de Agudelo, y los
hermanos Abadía firman un pacto de cese al fuego con promesa de un Diálogo
Nacional, se incorporan a la vida civil gradualmente y organizan algunos movimientos
pequeños como el caso del Movimiento Camilo Torres, liderado por Adelaida Abadía
Rey. Su apuesta tenía que ver fundamentalmente con que la lucha de clases no se
expresara a través de la vía armada y suscribieron un pacto, al igual que el M-19 y el
EPL el 23 de agosto de 1984.
Esta es la historia que se conoce a partir de las entrevistas a Carlos Efrén Agudelo,
Adelaida Abadía Rey y Héctor, su hermano, pertenecientes al grupo que negoció. Por
otro lado, esta investigación recoge la mirada de algunos militantes que, desde el grupo
contrario, plantean su forma de ver el momento. Para ellos los diálogos no significaron
ni en ese momento ni hoy un avance substancial de ADO, por el contrario, marcaron,
junto a la muerte de Juan González, las condiciones fundamentales para el decaimiento
progresivo de la estructura político-militar. Frente a esto Lorenzo planteaba que
129
la consigna, la nuestra en ese momento era “ADO No Firma Tregua, El Gobierno
Miente” (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015).
Según Horacio, ex-militante de ADO y participante del grupo “disidente”, las razones por
las cuales no se pudo reunificar política y organizativamente a ADO en el marco de los
diálogos obedecen a elementos distintos a los planteados por Agudelo. Así mismo,
desmiente que su sector fuera minoritario y, por el contrario, afirma que el sector de los
negociadores si lo era. Frente a estos puntos plantea que
[...] nosotros tratamos de entrar en un dialogo con ellos también, decirles “mire
está bien, vamos a ver las posibilidades que hay ahí, si, está bien, pero no nos
pongamos en el plan de entrar de una, de acogernos al plan de ellos ¡porque
nosotros sabemos quiénes son! Es decir nosotros tenemos la concepción de
clase, nosotros no podemos confiar en esta gente”. Ellos no, ellos siguen
adelante, siguen adelante y culminan celebrando un acuerdo, esa es una cosa
risible, yo sí lo tengo que decir, porque cuando hay un dialogo con una
organización armada y hay un acuerdo con esa organización armada, pues esa
130
organización armada dice “no, hasta aquí llegamos, tome las armas, yo no sigo,
tal cosa, yo fundo esto” ¡ahí no hubo nada de eso! no hubo ni entrega de armas
pues porque no tenían, es decir este grupo era un grupo relativamente pequeño,
significativo tal vez sí, porque ahí estaban los hermanos Abadía y a ellos hay que
reconocer, principalmente Fabio y Edgardo fueron compañeros muy importantes
dentro de la organización” (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
Frente a los intentos que su facción realizó con las comisiones de paz del momento,
Horacio plantea que no llegaron a puntos en común y esto acabó definitivamente la
posibilidad de un acercamiento y un proceso de negociación política con ellos. Con
respecto a tal documento Horacio recuerda que
131
3.3 La continuidad: La ADO después de los diálogos.
El fracaso de los diálogos con la comisión de paz que emprendió esta disidencia y la
separación radical con el sector de ADO que si see vinculó a dicho proceso dejó como
resultante a un sector de ADO que, pese a todo, siguió desarrollando acciones políticas
y militares “ya no reivindicándolas como ADO, si no acciones que no son reivindicadas
o registradas incluso por la prensa burguesa” (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO,
2015, pág. 14). Para éste sector, no fue posible llegar a un acuerdo con la facción de
los Hermanos Abadía, “no hubo acuerdo, entonces no hubo nada que hacer, ellos
siguieron su plan y nosotros seguimos el nuestro que era continuar” (Horacio,
Entrevista ex- militantes ADO, 2015).
Del proceso de diálogo desarrollado entre los años de 1983 y1984 esta facción que no
negocia continúa desarrollando acciones político-militares de propaganda y
“recuperaciones” logísticas y financieras para sostener la organización, “pero la
constante sería que el trabajo político se sigue desarrollando sin reivindicarse el nombre
de ADO” (Horacio, Entrevista ex- militantes ADO, 2015). Dichas acciones político-
militares realizadas planteaban una visión más a pequeña escala del aspecto militar y
comenzaban a poner sobre la mesa un viraje marcado hacia las actividades del trabajo
barrial, sindical y estudiantil. Estas actividades en las que todavía se reivindicaba el
nombre de la organización se dan
Como afirma Lorenzo (2015), cada acción de propaganda armada o de financiación iba
soportada a partir del trabajo de educación y organización política que ADO seguía
desarrollando en los barrios, en colegios, universidades, con artistas y madres
132
comunitarias, con el objetivo de integrar gente a la organización pero,
fundamentalmente, de que hicieran parte del movimiento político amplio que se venía
desarrollando. Ésta concepción de la preponderancia del trabajo político sobre el
aspecto militar es un rasgo que, para este periodo, va desarrollar posteriormente un
profundo debate acerca de la combinación de forma de lucha y, específicamente, de la
metodología de trabajo que la organización debe elegir en adelante.
En este periodo que puede ser caracterizado por la “preocupación” por lo político, se
llevó a cabo un elemento particular para la historia del grupo de ADO que continuaba en
armas. Es en éste momento en el cual varios militantes se dan a la tarea de reconstruir,
organizar y sistematizar la línea política, estatutaria e ideológica de ADO a partir de los
insumos recolectados y también, de la participación activa de militantes que por haber
pertenecido al grupo fundador podían aclarar la mayoría de aspectos relacionados con
esta labor y desentrañar, así mismo, el camino que debía recorrer la organización. Con
relación a este proceso Lorenzo explica que
[...] hay una situación que ustedes las pueden contrastar con algunos
documentos y es que buena parte de la síntesis del planteamiento si se quiere de
línea de Autodefensa, surge o más bien se sistematiza después del 85. En el
primer momento digamos que existían los planteamientos de la necesidad de
construir las fuerzas de autodefensa popular, que es el planteamiento
estratégico, pero ese planteamiento, hasta donde yo entiendo,
fundamentalmente la dirección de ADO y particularmente Juan Manuel González
Puentes lo hizo en escuelas, en reuniones, en eventos internos, pero esa
sistematización o ese planeamiento si se quiere ordenado, sistematizado, no
existía, entonces en los documentos cuando ustedes revisan cada uno de los
documentos en la parte final, aparece la fecha y todos son después del 85, 86, o
sea: la declaración política, como se asume el concepto de autodefensa obrera,
incluso el planteamiento estratégico de las F.A.C. Son sistematizaciones que se
hacen después del 85, podemos decir que la producción sistemática del
planteamiento es a partir del 86, 87,88 y 89 en el sector del cual estoy hablando,
me atrevería a decir que el sector que estaba en negociaciones, no había
133
tampoco hecho esa sistematización (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO,
2015).
Todos, tanto dirigentes como militancia, tanto sentimos, tanto intuimos, tanto nos
dimos cuenta racional que no íbamos por el camino que nos habíamos planeado
aun cuando tuviéramos las armas, no íbamos por ese camino, estábamos, yo no
lo diría en es ese sentido equivocados, sino tal vez, estábamos caminando,
estábamos andando un terreno que otros ya habían andado y no, y habían
andado sin resultados. Convocamos asamblea (…) hubo lo que digo: un
sentimiento de que no íbamos por el camino que nos habíamos planteado, que
era necesario recorrer realmente otro camino aun cuando eso significara que la
134
organización desapareciera, como organización armada, pero como
planteamiento que subsistiera en alguna forma, que siguiera subsumiendo un
planteamiento en una práctica cotidiana aun cuando desapareciera ese aparato,
ese aparato que bueno en gran medida quisimos no, llegamos a amar, llegamos
a tener como algo muy importante en nuestras vidas, pero que siguiera
subsistiendo la política, una política, una forma de ser, un planteamiento político,
y entonces el saber que no vamos por ahí, creo que intuitivamente,
sentimentalmente y sobre todo políticamente nos hizo dejar las cosas ahí, en ese
punto.” (Horacio, Entrevista ex- militantes ADO, 2015)
Y agrega:
Con respecto a esto, dice Horacio, “creo que la decisión que tomamos, la tomamos en
virtud de la necesidad de no sacrificar vidas porque sí, por salir como quien dice
“abantes” con una idea y no nos joden, sino aterrizar un poco en que el desperdicio de
vidas de gente valiosa era un error” (Horacio, Entrevista ex-militantes ADO, 2015). Por
otro lado, el debate oculto en dicha asamblea consistió en que no se estaba haciendo lo
uno ni lo otro, que la combinación de formas de lucha estaba impidiendo en la práctica
la profundización de ambas formas de trabajo político. El debate visible se daba sobre
135
la necesidad de articular (o no) los trabajos existentes e imprimirle una línea estratégica
de acción. El resultado fue adverso. Como recuerda Lorenzo “ese debate digamos que
prácticamente termina en que cada una de las organizaciones sale del evento y sigue
cada uno por su lado” (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015) y con ello viene el
fin de ADO como estructura político-militar. Esta explicación la da Lorenzo cuando
recuerda que
[...] prácticamente por inercia después de ese evento donde no se logró dar
solución y conducción política a una cantidad de trabajos, por inercia la actividad
de Autodefensa Obrera desapareció, porque los trabajos muchos de ellos se
mantienen, digamos son trabajos de sindicatos, de organizaciones barriales, de
organizaciones culturales se mantienen, están ahí, en una dinámica digamos
particular, propia, pero sin mayor incidencia, digamos política u organizativa de
ninguna organización. (Lorenzo, Entrevista ex-militantes ADO, 2015)
136
educación política de tiempo completo sin el trámite de desmovilizaciones, en parte
posible porque sus militantes permanecieron siempre en la clandestinidad. Por otro
lado, dicha dilución de ADO como experiencia político-militar tampoco presenció un
escenario de entrega de armas, según sus ex-militantes y protagonistas, estas armas
no solo no fueron entregadas sino que, por el contrario, fueron donadas a
organizaciones insurgentes que permanecen activas. Estos elementos dan para
concluir que, en términos generales, la finalización de ADO tienen que ver, en primer
lugar, con una ausencia de liderazgos y el desgarramiento por la división, pero luego, la
disolución se presenta y debe ser entendida además, como un proceso de
reconfiguración política en la que como resultado, ADO termina desapareciendo. No
obstante, plantean Horacio y Lorenzo, sus ex-militantes, continua desde distintas
expresiones desarrollando un trabajo que en gran medida expresa la idea inicial de la
organización hasta el día de hoy.
137
CONCLUSIONES
En primer lugar, frente al contexto político y social de las décadas de 1970 y 1980 en
Colombia (Post-frente Nacional), se encuentra que este se caracterizó por una serie de
elementos internacionales y nacionales que redefinieron la dinámica entre coerción y
consenso en el ejercicio de la hegemonía política, posicionando las medidas de
represión y presión al movimiento popular por encima de medidas tendientes a la
incorporación pacífica (vía ampliación parcial del régimen) o a la cooptación social,
generando en contrapartida la radicalización de las organizaciones populares y de
izquierda. En la dinámica internacional, la supremacía de una agenda represiva tiene
que ver específicamente con la dinámica del bipolarismo político entre la URSS y
EE.UU que se manifestó en América Latina por medio de la implantación de dictaduras
militares, gobiernos autoritarios (democracia restringida) y la puesta en práctica de la
Doctrina de Seguridad Nacional, como pilares de la estrategia de Estados Unidos para
el hemisferio. En el ámbito nacional, este fenómeno internacional tuvo resonancia pero,
adicional a ello, el cambio entre la redefinición de la relación entre coerción directa y
consenso dentro de la hegemonía política colombiana de la época se da como
resultado directo del fracaso del Frente Nacional y de los procesos sociales de larga
duración que generó, y además, como respuesta a las características históricas
subyacentes al modelo del sistema político colombiano (sistema oligárquico de poder)
en el que se encuentran insertas estos primeros. La crisis de legitimidad de los partidos
y la estrechez del régimen político, el desgaste de la adscripción transaccional, la crisis
económica y las políticas de ajuste, el proceso acelerado de autonomía de la izquierda
por fuera de la órbita del bipartidismo y el surgimiento de la izquierda armada, la
reconfiguración de las ciudades y el surgimiento de una clase media descontenta (entre
otros factores) marcaron el escenario en la cual la represión pasó a jugar el papel
principal como instrumento de poder elitista para el mantenimiento del statu quo. Esta
138
mutación representó el cambio en los factores sociopolíticos sobre los cuales se edificó
la hegemonía por parte de los sectores históricamente constituidos en el poder en el
periodo en que surge y se desarrolla la experiencia organizativa de Autodefensa
Obrera.
139
Fuerzas de Autodefensa Popular (FAP) que serían las encargadas de pasar a la
segunda fase, la cual tenía como fin la confrontación política y militar contra el sistema
oligárquico y la subsecuente remoción del poder burgués.
140
estructuración inicial y las características fundamentales de inicio de ADO, sus actores
y proyecciones.
141
sobre el fin de ADO solo tiene quizá como factor común en las versiones, la muerte del
líder histórico Juan Manuel González Puentes y su impacto negativo en la vida orgánica
de ADO. En segunda medida, la valoración encontrada y contrapuesta de la experiencia
de ADO en el proceso de paz con Belisario Betancur constituye el otro punto grueso.
Estos son, a la vez, los factores estructurales bajo los cuales se explica el declive
organizativo de la ADO y constituyen una lucha de versiones encontradas, en virtud de
dos posiciones específicas tomadas por los actores y grupos de esta guerrilla. Tan así
es que en el proceso de reconstrucción histórico-política de ADO cada grupo tiene una
fecha de finalización de la experiencia. Para el primer grupo, los que negocian con
Betancur, la ADO finaliza en el año 1984; por el contrario, para el grupo que se mantuvo
en actividad, ADO solo finaliza después de un proceso de discusión infructuoso llevado
a cabo hasta el año de 1990 por parte de los procesos de masas en los que ejercía
influencia dicha guerrilla. Ateniéndose a la última versión se concluye que, el proceso
de finalización de ADO a inicios de la década de los noventa no estuvo sujeto a un
proceso de “desmovilización” o tan siquiera a un acuerdo con el Estado Colombiano
sino que, como se señala en el capítulo 3, fue un proceso de dilución a partir de un
desarrollo autónomo en el cual los trabajos de ADO decidieron enfocarse de nuevo en
el trabajo de masas al no encontrar en la organización y en los liderazgos de la época
soluciones reales al planteamiento estratégico de lucha. A partir de allí se encontró que,
pese a la finalización de la ADO como estructura, sus ex-militantes resaltan que, aún
hoy, por lo menos los militantes de esta facción de ADO siguen manteniéndose en el
trabajo de base en distintos escenarios de la lucha social y llevando la idea política de
ADO en la cabeza.
142
A la Comunidad Académica
144
BIBLIOGRAFÍA
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contra la impunidad : 1966-1998 / Colombia nunca más, Crímenes de Lesa Humanidad.
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Entrevistadores)
Autodefensa Obrera. (17 de Agosto de 1989). Los Tres Autos de la linea. Bogotá.
147
ANEXOS
Objetivo general
Objetivos específicos
Nombre:
Edad:
Profesión:
¿Cuál era el contexto político y social de la Colombia de los años 70’s? ¿Qué lectura
tiene usted de ese momento?
¿Qué posibilidad de participación política tenían los sectores populares en esa época?
¿Existía posibilidad de acceso al poder por medio de la vía institucional?
148
¿Qué garantías de movilización y acción política tenían los sectores populares en la
época? ¿Cuál era la respuesta del régimen a dichas expresiones?
¿Cuál era el papel de las fuerzas armadas en la época? ¿Qué posición tenían en el
régimen?
Teniendo como antecedente inmediato el frente nacional, ¿Qué legitimidad tenían los
partidos tradicionales frente a los sectores populares?
149
¿Cuál era el grado de acceso y calidad de la educación que tenían los sectores
populares?
¿Cuáles eran las condiciones de trabajo de los sectores populares? ¿Cuál era el nivel
de desempleo?
¿Cuál era el grado de acceso y calidad de la salud que tenían los sectores populares?
¿Cuáles eran las condiciones de vivienda que tenían los sectores populares y cuál era
el grado de acceso a servicios públicos?
¿Cómo describiría usted el régimen en Colombia durante los años 70? ¿Qué clase de
régimen existía?
¿Cuáles eran los grupos sociales que ejercían control o influencia en el sistema
colombiano de los años 70 y 80? ¿Cuál era el sustento del poder ejercido por esos
sectores dominantes?
¿Cuál era el grado de incidencia o influencia en la conducción del Estado que podían
ejercer los sectores que no detentaban ese poder?
MODELOS DE REPRESIÓN
a. Concepto.
- Considera que el concepto modelo de represión propuesto por Javier Giraldo,
descrito de la siguiente manera “Se entiende por modelo de represión a la estrategia
que en un periodo determinado articula el Estado, y asume el conjunto del
establecimiento, y que define en lo fundamental el marco en el cual se producen los
crímenes de lesa humanidad y el conjunto de las violaciones a los derechos
150
humanos.” Como un concepto orgánico, ¿sí o no? ¿porque? ¿que considera que le
haría falta a este concepto? o ¿existe otra definición para usted?
- Existe otro concepto que intenta complementar el término planteado por Javier
Giraldo, el de violencia política represiva, descrito por Nicolás Herrera: “Todo acto
de violencia es llevado a cabo en un contexto social específico que posibilita su
emergencia, es decir, que si el contexto social estimula el uso de la violencia a partir
del establecimiento de normas y valores formales e informales estos actos van a
emerger finalmente, los actos de violencia requieren un fondo ideológico, esto es
una justificación que responde a intereses de grupos sociales y económicos, que
autoriza o condena determinados actos y que, en todo caso, puede llegar a
neutralizar algunos de ellos, considerándolos como parte de la existencia de las
cosas.” De acuerdo a lo planteado en las dos definiciones ¿Podría usted
caracterizar el modelo de represión aplicado entre los años 70 y 80?, ¿Por qué?
- ¿Considera usted, que los modelos de represión aplicados por el Estado colombiano
contribuyeron en específico a la formación de guerrillas urbanas en Colombia
durante los años 70´s y 80´s? ¿por qué?
¿Cuáles considera usted que son las herramientas conceptuales y teóricas para
entender el fenómeno guerrillero en Colombia?
151
¿Existen particularidades de la lucha armada en Colombia con respecto a otros países
de Latinoamérica? ¿Cuáles?
¿Cuáles considera que son las diferencias fundamentales entre la guerrilla urbana y la
guerrilla rural?
Forma de organización
Acciones político-militares
Objetivos políticos y caracterización ideológica.
Forma de organización
Acciones político-militares
Objetivos políticos y caracterización ideológica.
152
¿Se puede comparar a la ADO con el M-19 en términos de su accionar político-militar?
3. Historia ADO
Desde su perspectiva ¿Qué influencia pudo tener ADO en el contexto político y social
de la época?
153
Entrevista Semiestructurada aplicada a Exmilitantes de ADO
Objetivo general
Objetivos específicos
Nombre:
Edad:
Profesión:
En qué año ingresa a la ADO:
Ciudad en la que ingresó:
¿Cuál era el contexto político y social de la Colombia de los años 70’s? ¿Qué lectura
tenía usted de ese momento?
154
¿Qué posibilidad de participación política tenían los sectores populares en esa época?
¿Existía la posibilidad de cambios desde la vía institucional?
¿Cuál era el papel de las fuerzas armadas en la época? ¿Qué posición tenían en el
régimen?
Teniendo como antecedente inmediato el frente nacional, ¿Qué legitimidad tenían los
partidos tradicionales frente a los sectores populares?
Puede usted establecer diferencias entre los gobiernos de López Michelsen, Turbay y
Betancur ¿cuáles considera usted que eran los énfasis fundamentales de cada uno?
155
En términos de condiciones de vida y satisfacción de derechos ¿Cuál era la situación
de la población en las ciudades?
¿Cuál era el grado de acceso y calidad de la educación que tenían los sectores
populares?
¿Cuáles eran las condiciones de trabajo de los sectores populares? ¿Cuál era el nivel
de desempleo?
¿Cuál era el grado de acceso y calidad de la salud que tenían los sectores populares?
¿Cuáles eran las condiciones de vivienda que tenían los sectores populares y cuál era
el grado de acceso a servicios públicos?
5. Historia ADO
¿Dónde y Por qué surge ADO?
¿Quién o quiénes la fundaron?
¿De qué sectores sociales provenían los militantes de la ADO?
¿En qué ciudades hacia presencia la organización? ¿En dónde ejercían mayor
influencia?
¿Cuáles fueron las acciones p-m de la ADO?
¿Existían relaciones con otras organizaciones insurgentes? ¿Cuáles? ¿Cómo eran?
¿Existían relaciones con otras organizaciones políticas, sociales o gremiales?
¿Cuáles? ¿Cómo eran?
Desde su perspectiva, ¿Cuál fue el mejor momento de la organización? Mayor
estabilidad de la organización.
Desde su perspectiva, ¿Cuál fue el momento de mayor crisis de la organización?
Hablemos del proceso de paz: ¿qué lleva a la organización a tomar la decisión de
negociar con el gobierno de Betancur? ¿Cuáles fueron las discusiones internas frente a
ello?
¿Cómo se vivieron esos diálogos? ¿Cómo participó la militancia en ellos?
En alguna entrevista Oscar Agudelo plantea que en el marco de esos diálogos, ADO
sufrió una ruptura. ¿Por qué se da dicha ruptura? ¿Cómo se tramitaron las
discrepancias?
¿Cuáles fueron los resultados de dicha negociación? ¿A qué se llegó?
156
En retrospectiva ¿Qué balance hace usted de esos diálogos? ¿Cuáles fueron los
resultados favorables y cuales los desfavorables?
Después del proceso de desmovilización ¿Qué trabajo político desarrolló la
organización?
*¿Qué fue el Movimiento Camilo Torres? ¿Qué relación tenía con la ADO?
Los sectores de ADO que no participaron en esa negociación ¿En qué terminaron?
a) Fundamentos ADO:
¿Cuáles eran los principios ideológicos de la ADO?
¿Cuál era el programa político de la ADO? ¿Cuáles eran sus objetivos principales?
En términos políticos e ideológicos, ¿qué diferenciaba a la ADO de otras
organizaciones político-militares como las FARC, el M-19 y el ELN?
* Énfasis en las diferencias con el M-19.
¿Qué pensaba la organización acerca de la combinación de las formas de lucha?
¿Cuáles eran los símbolos representativos de la organización? ¿Qué significaban para
ustedes?
*Himno
*Bandera (Colores)
*Escudo (Alicate)
b) Organización:
¿Cómo era la estructura interna de la organización? ¿Cuáles eran sus principios
organizativos?
Democracia
¿Cómo se tomaban las decisiones, como funcionaba la democracia internamente?
¿Cuáles eran los organismos de dirección? ¿Quiénes los componían? ¿Cómo los
elegían? ¿Eran colegiados, individuales, rotativos, vitalicios?
Estructura
¿Existían organismos especializados al interior de la ADO?¿Cuáles eran y cómo
funcionaban?
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(Educación, propaganda, sanidad, financiación, inteligencia, reclutamiento, etc.)
¿Existían estatutos, reglamentos o códigos disciplinarios oficiales? ¿En qué consistían?
*Deberes y Derechos de los militantes.
*Disciplina.
¿Cuáles eran los principios de trabajo clandestino de la organización?
¿Cuáles eran los mecanismos de reclutamiento de la organización? ¿Cuál era el perfil
de un aspirante a ingresar?
Financiación
¿Cuáles eran las formas de financiación de la ADO?
Formas de trabajo
Aparte del frente político-militar ¿Existían otros frentes de trabajo como el sindical,
universitario o barrial, etc.?
Formación (Escuela) P-M.
¿Cómo se formaba políticamente a los militantes de la ADO?
¿Existían escuelas de formación política? ¿Cómo funcionaban? ¿En qué espacios y
que tiempos?
¿Qué contenidos abordaban en dichas escuelas y cuál era la metodología?
¿Cómo se formaba militarmente a los militantes de la ADO?
¿Existían escuelas de formación militar? ¿Cómo funcionaban? ¿En qué espacios y que
tiempos?
¿Qué contenidos abordaban en dichas escuelas y cuál era la metodología?
7. Balance personal.
¿A qué se dedicaba antes de ingresar a esa organización?
*Ocupación
*Lugar de residencia
¿Cómo ingresó usted a la organización?
¿Qué motivos lo llevaron a ingresar a la lucha armada?
¿Por qué ingresó a la ADO y no a otra organización?
¿Cuál era su rol dentro de la organización?
¿En qué acciones político-militares participó? ¿Cuál fue su función en ellas?
¿Cuánto tiempo duró en la organización?
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Una vez desaparece la organización ¿Qué camino toma usted? ¿Y sus compañeros?
En retrospectiva ¿Cuáles cree usted que fueron los aciertos y desaciertos de la ADO?
¿Qué significó para su vida y las de sus compañeros hacer parte de este proyecto p-m?
¿Cuál considera fue el mayor aporte de la ADO a la situación social y política que vivió
el país para la época?
¿Qué piensa del actual proceso de diálogo y negociación entre el gobierno y las FARC?
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