Junta de Acreedores
Junta de Acreedores
Junta de Acreedores
TEMA
JUNTA DE ACREEDORES,
REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL Y
DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN
CURSO: DERECHO EMPRESARIAL II
DOCENTE: ABOG. JULIO LEÓN RUIZ
CICLO: VII CICLO
GRUPO:
CALDERON RAMIREZ, JEYSON
RENZO
PADILLA BELTRAN, LISBETH
NAPURI CHINGA JUAN
PICHILINGUE MORALES ALEXANDER
HUACHO- PERU
2017
Dedicamos este trabajo a nuestros
padres, por apoyarnos en nuestro
desarrollo personal y academico y por
haber dado sus mejores ejemplos para
hacernos personas de bien
PRESENTACIÓN
en que casos se llegara a una disolucion o liquidacion concursal entre otros aspectos
a mencionar.
INTRODUCCIÓN
JUNTA DE ACREEDORES
La Junta de Acreedores es el máximo órgano del deudor concursado, de carácter deliberante y
decisorio. Es el mecanismo por el cual los acreedores intervienen en el concurso manifestando
su voluntad mediante la adopción de acuerdos y supervisando la marcha de los procedimientos
concursales que establece la Ley.
Tanto su conformación como la participación porcentual de cada uno de sus integrantes, será
establecida en atención a los créditos que hayan sido invocados dentro del plazo de treinta (30)
días hábiles posteriores a la fecha de publicación del aviso que informa sobre la situación de
concurso del deudor, y que hayan obtenido su reconocimiento.
Publicado el auto de declaración de quiebra, los acreedores del fallido contaban con un plazo de
treinta días para presentarse al Juez de la Quiebra a solicitar el reconocimiento de sus créditos
frente al fallido. La Junta de Acreedores estaría integrada, al inicio del proceso, por todos los
acreedores que hubieran solicitado el reconocimiento de sus créditos dentro del plazo fijado en
la Ley, así como por aquéllos cuyos derechos derivaran de la información reunida por el Síndico
de Quiebras. La Junta de Acreedores reunida al inicio del proceso tenía por objeto, como
veremos más adelante, la determinación de los créditos que serían considerados para ser
satisfechos frente a la masa del fallido. Una vez cumplida esta finalidad, la Junta de Acreedores
podía no reunirse más a lo largo del proceso, quedando la dirección del proceso en las manos
del juez y del síndico, sin intervención de los directos afectados por la situación de crisis de la
empresa. No obstante, si por cualquier razón la Junta de Acreedores era nuevamente
convocada, únicamente participarían en las reuniones de Junta los acreedores que hubieran
obtenido el reconocimiento judicial de sus créditos. De la revisión del nuevo régimen concursa}
podría pensarse que este criterio ha sido mantenido. No obstante, conforme se podrá apreciar
de lo que se expone a continuación, existe una diferencia fundamental en este aspecto entre los
dos regímenes en cuanto a la participación de los acreedores en Junta se refiere. En el régimen
anterior, dentro del proceso de quiebra, existía un momento a partir del cual los acreedores que
no se habían incorporado al proceso perdían toda acción contra el fallido. Así, los acreedores,
sin importar el monto de sus créditos ni su origen, perdían, para fines prácticos, su condición de
tales por el sólo hecho de no a personarse oportunamente al proceso. En cambio, el nuevo
régimen de reestructuración empresarial permite a los acreedores incorporarse en cualquier
momento al proceso, con la única limitación de que el acreedor que se incorpore tardíamente
al proceso no podrá impugnar los acuerdos que pudieran haber sido adoptados por la Junta
hasta el momento de su incorporación, que se encuentren firmes (por obvias razones de
seguridad jurídica). La razón de este cambio de criterio radica en el propio sustento filosófico
del nuevo régimen: los directos afectados por la situación de crisis de la empresa son sus
acreedores, por lo que el régimen debe abrir todas las puertas necesarias para permitir la
participación activa de éstos, aunque inicialmente no hayan demostrado interés en participar
en el proceso. Las razones que llevan a un acreedor a decidir, inicialmente, no partid par en el
proceso de negociación concursa} pueden desaparecer en el desarrollo del proceso. Así, v.gr.,
un acreedor puede percibir que la empresa en crisis ha dejado de ser viable, siendo previsible
por tanto que la decisión de los acreedores será liquidarla, ya sea a través del proceso de
liquidación extrajudicial o del proceso de quiebra. Si dicho acreedor es titular de un crédito que
no goza de preferencia alguna y si conoce que el valor de los activos de la insolvente no permitirá
la atención de sus obligaciones no preferentes, dicho acreedor decidirá no participar en el
proceso. No obstante, si en el curso de la negociación concursal se produce un cambio en las
condiciones objetivas en que la insolvente desarrollaba sus actividades (pensemos en una
empresa minera cuya insolvencia se origina por la caída de precios internacionales de sus
minerales, produciéndose una recuperación de dichos precios durante el proceso de
negociación), la empresa puede recuperar viabilidad, por lo que la decisión de los acreedores
estará orientada más a su reestructuración que a su liquidación. Si ello ocurre, el acreedor del
ejemplo puede recuperar interés en el resultado del proceso de negociación, y, por tanto,
revertir su decisión inicial de apartarse del proceso. En esa medida, no existe razón alguna para
impedir a dicho acreedor ejercer los derechos que derivaban de su crédito frente a la insolvente.
En consecuencia, considerando que, además de la empresa en crisis, los actores principales del
proceso concursal son sus acreedores, el marco normativo debe establecer mecanismos que les
permitan el pleno ejercicio de sus derechos en cualquier momento del proceso. Este criterio,
que ha sido recogido en el antes mencionado artículo 11 del Reglamento de la Ley de
Reestructuración Empresarial, no había sido incorporado en el marco normativo de la Ley
Procesal de Quiebras. Ello constituye una diferencia fundamental entre los dos regímenes
concursales. Finalmente, en cuanto a la composición de la Junta, debe destacarse el hecho de
que la presidencia recaía en el Juez de la Quiebra, hecho que constituye una muestra adicional
del rol predominante que cabía al Estado frente a los acreedores.
Concluida esta primera etapa de graduación de créditos, la Junta podía no volver a reunirse a lo
largo del proceso. No obstante ello, la Junta gozaba de atribuciones legales que le permitían
determinar la forma de administración y realización de los bienes, ampliando o restringiendo las
funciones del síndico. Asimismo, podía decidir la continuación del giro del fallido, siempre que
mediara acuerdo unánime de todos los acreedores incluidos en el proceso. Sin embargo, estas
decisiones susceptibles de ser adoptadas por las Juntas de Acreedores no sólo eran de carácter
facultativo sino que podían ser adoptadas sin necesidad de reunir a la Junta para ello, bastando
para tal efecto la presentación de la solicitud correspondiente al Juez de la Quiebra, suscrita por
el número de acreedores requerido para lograr las mayorías exigidas en cada caso. Los únicos
casos en que la Junta adquiría una dimensión distinta y especial en el régimen contenido en la
Ley Procesal de Quiebras, eran aquéllos en que se negociaba la celebración de los convenios
judiciales o extrajudiciales a que se refieren los artículos 197 y siguientes y los artículos 193 y
siguientes de la Ley 7566, respectivamente. No obstante, el ámbito dentro del cual se
desenvolvían los convenios se encontraba sumamente limitado por el hecho de que constituían
situaciones excepcionales, orientadas a permitir que el proceso de liquidación se desarrolle de
una forma más ordenada.
REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL
El programa de reestructuración de deudas o reestructuracion patrimonial pretende auxiliar a
las empresas que han acumulado deudas de corto plazo y que se ven agobiadas en sus flujos de
caja, encontrando dificultades en el cumplimiento de sus compromisos financieros. La intención
de este programa es permitir que las empresas reprogramen sus deudas de corto plazo a un
plazo de cinco a siete años con un periodo de gracia máximo de dos años.
La intención del gobierno es apoyar a las empresas viables, que enfrentan problemas de recesión
de mercado, y al mismo tiempo, permitir el buen funcionamiento del sistema financiero
nacional. Para tal efecto COFIDE canalizará por intermedio de la banca privada un monto
equivalente a mil millones de dólares.
El programa tiene como objetivo restablecer el flujo de algunas empresas que necesitan
recursos, en particular, las empresas vinculadas a los sectores manufactura, construcción, y
comercio; cuya producción está orientada al mercado interno.
Bajo esta modalidad, son los bancos privados los encargados de evaluar la factibilidad
económica y financiera de las empresas que puedan acogerse a este programa. Los problemas
que enfrenta este programa es la lentitud con que se están proporcionando los fondos al sistema
financiero, lo cual está causando malestar entre el empresariado nacional. Del mismo modo,
está tomando demasiado tiempo la emisión de bonos por US $500 millones de dólares, los
cuales permitirán completar el fondo de 1,000 millones de dólares.
El otro mecanismo al cual pueden apuntar las epresas que enfrenten problemas de liquidez es
acogerse a la Ley de Reestructuración Patrimonial.
El estudio técnico debe demostrar que con la tecnología que se está usando para
producir el producto se está logrando los niveles de calidad y costos requeridos por
el mercado. Recordemos que en los últimos años las empresas no han hecho mucho
esfuerzo por mejorar la tecnología de sus procesos productivos.
Y en tercer lugar, el estudio económico financiero permitirá elaborar los flujos de caja
proyectados que serán evaluados por los bancos para la determinación de la
viabilidad de las empresas y de esta manera se procederá a la reestructuración
patrimonial.
DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN
La liquidación se orienta a la realización de los bienes del concursado (venta o adjudicación con
plena observancia de los límites regulados por el Convenio y la Ley General del Sistema
Concursal- LGSC), cuyo producto servirá para cancelar las obligaciones pendientes a los
acreedores, hasta donde alcanzare. De existir remanente, éste deberá ser entregado al deudor.
CAUSALES
a) Los acreedores reconocidos reunidos en Junta optan por disolver y liquidar el patrimonio del
concursado. Dicha decisión no siempre es consecuencia de la inviabilidad del negocio sino de la
presencia de distintos factores, como por ejemplo:
- La falta de transparencia en la información contable y financiera presentada por el deudor a la
Comisión Delegada de Procedimientos Concursales y que obra anexa al expediente; o su
inexistencia, ante el incumplimiento del deudor a los requerimientos de dicha autoridad
concursal. Ello dificulta el conocimiento oportuno de los acreedores respecto a la situación real
del deudor, de las fortalezas y debilidades del negocio, etc.
- El resquebrajamiento de las relaciones entre el deudor y algunos de sus acreedores (pueden
ser los más significativos), lo que trae consigo que éstos no apuesten por mantener a aquél en
el mercado; incluso pueden existir demandas, denuncias penales en que ambas partes
intervengan en posiciones distintas.
- Ausencia de una negociación integral entre el deudor y sus acreedores. He ahí la importancia
de la celebración de las pre juntas (antes de la Junta de Acreedores en que se decidirá el destino
del deudor), con la finalidad que el deudor negocie con los acreedores o éstos entre sí, cuáles
serían las condiciones de pago que estarían dispuestos a aceptar y cuál sería el apoyo que
estarían dispuestos a brindar ante un panorama de reestructuración del patrimonio concursado.
- Carencia de una propuesta de reestructuración convenientemente estructurada, con metas
factibles de ser concretadas, orientadas en beneficio de los intereses de los acreedores.
b) No obstante encontrarse el patrimonio del deudor sometido a la reestructuración
patrimonial, la administración advierte que ésta no será realizable, por lo que convoca a Junta
de Acreedores para que se pronuncie sobre el inicio de la disolución y liquidación; lo que se
denomina el tránsito de la reestructuración a la liquidación. Igual facultad de convocatoria podrá
ser ejercida por el o los acreedores que representen cuando menos el 30% de los créditos
reconocidos.
Nuestra posición es contraria a la designación de oficio del liquidador, pues como bien lo señala
el segundo párrafo del Artículo VII del Título Preliminar de la LGSC: “(…) El impulso de los
procedimientos concursales es de parte. La intervención de la autoridad concursal es
subsidiaria”. En consecuencia, dicha designación denota una actitud paternalista e injustificada
por parte del Estado, adoptando a través de la autoridad concursal las decisiones que le
corresponden única y exclusivamente a los privados (acreedores concurrentes, quienes asumen
la responsabilidad y consecuencia de la decisiones adoptadas, tal y conforme lo regula el Artículo
III del Título Preliminar de la LGSC), los que al optar por ausentarse en las Juntas o por no emitir
su voto respecto a los temas de agenda referidos a la elección de liquidador, aprobación de
Convenio de Liquidación o de su cláusula adicional (por ejemplo, en caso de prórroga de
Convenio o sustitución de liquidador), ponen de manifiesto su falta de interés en el colectivo,
razón por la cual, éste carecería de justificación para hacerle frente al apabullamiento.
Por ello, consideramos que, ante la no instalación de la Junta o la no adopción del acuerdo
respecto a la designación del liquidador, aprobación del Convenio o de su cláusula adicional, se
debería regular la conclusión del concurso con el consecuente levantamiento de sus efectos.
CASO CLUB UNIVERSITARIO
La Junta de Acreedores del club Universitario de Deportes aprobó el Plan de
Reestructuración elaborado por el administrador designado por Gremco, Carlos
Moreno.
Ello a pesar de que al iniciar el día el ente recaudador advirtió que este plan
elevaría la deuda de la 'U' en más de S/ 200 millones.
Estas acciones tienen como fin lograr la reactivación del Complejo Metalúrgico
de La Oroya (CMLO) y la continuidad de la Unidad Minera Cobriza (UMC).
Cabe indicar que este convenio permitirá al nuevo liquidador Dirige realizar las
acciones necesarias para facilitar el ingreso de un operador para el CMLO y la
UMC, de conformidad con la normativa aplicable y respetando los derechos de
los trabajadores.
Patiño dijo estar satisfecha sobre los resultados alcanzados en la reunión de hoy,
los cuales se dan en el gran objetivo que es el reinicio de las operaciones del
Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO) y la continuidad de la Unidad Minera
Cobriza (UMC).
CONCLUSIONES
ENLACES WEB:
http://insolvenciaempresarial.blogspot.pe/2010/07/que-es-la-junta-de-
acreedores.html
https://www.indecopi.gob.pe/documents/51767/203503/04+ley27809.pdf/4f23
b875-a030-4ad1-959c-e5a69125fcec
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/viewFile/15450/1590
2
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/publicaciones/economia/15/pdf/ree
struct_patrimonial.pdf
http://derechogeneral.blogspot.pe/2012/02/disolucion-y-liquidacion-de-
patrimonios.html