Rima LII
Rima LII
Rima LII
Rima LII
En la rima LII el poeta pide a distintos elementos de la naturaleza: olas, huracán, nubes de
tempestad, que lo arrastren y lo aniquilen, para así liberarse del sufrimiento que lo atormenta. El
tema principal del poema es el deseo de aniquilamiento o muerte a causa de un dolor muy intenso
que lleva al poeta a un estado de desesperación. Hay que localizarla, por tanto, entre las rimas
que tratan el tema de la angustia y el dolor.
2.1. Métrica: El poema consta de cuatro estrofas de cuatro versos cada una, en las que se
combinan tres versos endecasílabos con uno final heptasílabo a modo de estribillo, con el
siguiente esquema:
Se trata de una modalidad de estrofa de pie quebrado muy utilizada por Bécquer, con rima
asonante sólo en los versos pares.
La primera abarca las tres primeras estrofas, y consiste en la invocación que realiza
el poeta a distintos elementos de la naturaleza insistiendo en la misma petición al
final de cada una de ellas: ¡Llevadme con vosotras!
La estrofa final, a modo de conclusión, explica el motivo de tan insensato deseo del
poeta: prefiere morir arrastrado por las fuerzas naturales a mantener “razón” y
“memoria” sólo para sufrir.
3. Análisis de recursos literarios:
El paralelismo aparece en las tres primeras estrofas, pues las tres repiten la misma estructura
sintáctica:
El apóstrofe abre cada una de las estrofas: todo el poema es un largo apóstrofe en el que el
poeta utiliza a la naturaleza como confidente de su dolor.
Un hipérbaton muy frecuente en las rimas aparece en el verso sexto: “del alto bosque las
marchitas hojas”.
Bécquer no es un poeta que utilice grandes recursos retóricos, más bien pocos y muy
seleccionados, para dar una impresión de sencillez y cercanía al lector. Pero además de los
recursos indicados, hay que indicar también la importancia que tienen en el poema los verbos que
expresan acciones cargadas de fuerza o violencia: romper, bramar, arrebatáis, arrastrado, rompe,
arrebatado, arranque.
En la rima LII se dan cita algunos de los rasgos más genuinamente románticos de nuestro poeta: