Mosaico Bizantino
Mosaico Bizantino
Mosaico Bizantino
Santa Sofía recupera el culto ortodoxo en época de los paleólogos. En torno al 1261
se data el gran panel en mosaico con el tema de la Déesis de la tribuna sur del templo,
donde la Virgen y San Juan Bautista interceden por la humanidad ante Cristo en
majestad. Mosaico de gran perfección técnica, con los pliegues de las vestiduras
artificiosamente elaborados, empleándose en su elaboración una rica gama cromática.
Llama la atención la emotividad que transmiten los rostros de la Viren y San Juan,
entristecidos, en contraste con la serenidad y firmeza de Cristo. Se observa que el
interés en plasmar emociones que arranca en época comnena, es todavía patente en
estos momentos.
San Salvador de Chora (actual Kariye Camii), entre 1315-1321, encargado por
Teodoro Metochites. El programa iconográfico se desarrolla en los mosaicos de las
zonas altas de la naos (apenas conservados) y sus dos nártex, así como en pintura
mural en los muros del parekklesion. Se representan los ciclos de la vida de la Virgen
y la vida de Cristo, concluyendo con el Juicio final, además de múltiples figuras de
profetas y santos. En las cúpulas del esonártex aparecen Cristo Pantocrátor (cúpula
sur) y la Virgen con el Niño (cúpula norte) rodeado de personajes veterotestamentarios
de su genealogía y ancestros. En el luneto del esonártex que da acceso a la naos, se
representa a Metochties en proskynesis ofreciendo la maqueta de la iglesia a Cristo
entronizado. Ataviado con la indumentaria propia de la nobleza constantinopolitana del
momento, llamando la atención el gran turbante de su cabeza de bandas blancas y
dorados. También en el esonártex encontramos el mosaico de San Pedro y San Pablo
y una Déesis con Cristo y la virgen acompañados de los primeros donantes del templo,
y en el exonártex a la Virgen con el Niño entre ángeles y a Cristo Pantocrátor. El ciclo
de escenas de la Vida de la Virgen ocupa los tramos septentrionales de las cubiertas y
zonas altas de los muros de esonártex. Basado en el apócrifo Protoevangelio de
Santiago. Las escenas van desde el episodio de Joaquín expulsado del templo por no
tener descendencia a su avanzada edad, el beso de San Joaquín y Santa Ana ante la
puerta dorada de Jerusalén, el Nacimiento de la Virgen, los siete primeros pasos de
María, la bendición de los sacerdotes del Templo o la elección de José como esposo
de María, hasta la anunciación a María junto al pozo y el retorno de José, en que éste
descubre el avanzado estado de gestación de María. Las escenas de la vida de Cristo
se disponen de un modo semejante pero en el exonártex, desde el sueño de José y el
viaje de María y José a Belén, la Natividad, la Huída a Egipto y la matanza de los
inocentes, hasta la representación de diversos milagros cristológicos como la
conversión del agua en vino en las bodas de Caná o la multiplicación de los panes y
los peces, a las Tentaciones de Jesús en el Desierto. La Naos conserva solo tres
mosaicos, dos de ellos no narrativos, con la Virgen y el Niño y Cristo de pie, a ambos
lados del acceso al presbiterio, y a los pies la escena de la koimesis o Dormición de
María. Esta última es una de las doce escenas del Dodekaorton (doce festividades
principales del calendario litúrgico ortodoxo) que decorarían los muros de la Naos. El
estilo de los mosaicos de San Salvador de Chora ha sido calificado de excesivamente
artificioso y forzado, al dotar a las escenas de multitud de detalles, empleándose
recursos del todo artificiales como los pliegues en zigzag. Los personajes adoptan con
frecuencia posturas y gestos forzados, ahondando en el gusto por mostrar sus
sentimientos a través de la expresividad facial. Fondos de aspecto irreal, cubiertos con
telas de colores, dotando a la escena de aspecto teatral. Características del estilo de
la capital en el XIV, desde donde se difunde al resto del Imperio como Salónica.