Actitud Religiosa
Actitud Religiosa
Actitud Religiosa
DPE
La persona humana se caracteriza por las actitudes que tiene en la vida cotidiana y ante
los acontecimientos que le afectan de una u otra forma. Los diferentes mbitos de la vida
humana exigen maneras adecuadas de situarse; estos comportamientos estables se
aprenden a travs de las relaciones interpersonales; las experiencias de confianza,
aceptacin y ternura que tenemos en los primeros aos de nuestra existencia configuran,
en gran medida, nuestras actitudes bsicas ante la vida. Las relaciones educativas, cvicas
y laborales influyen en el tipo de persona que vamos siendo; igualmente, el modelo de
persona y sociedad que se tiene y por el que se trabaja tambin configura grandemente
nuestro estilo de persona.
De todas las actitudes, la tica y la actitud religiosa tienen una caracterstica propia que
las distingue del resto de actitudes. Nos referimos al carcter totalizante que tienen estas
dos actitudes, pues afectan a todas las facetas de la vida humana y dan a la persona un
sentido unificador que orienta la existencia entera. En los creyentes la actitud religiosa
conlleva determinados comportamientos ticos, aunque la fe no se reduzca a una moral.
1. Gnesis de la personalidad
La psicologa religiosa estudia el modo de situarse el ser humano ante Dios, as como las
expresiones de esta relacin en lo referente a ideas, comportamientos y sentimientos. Esta
experiencia psicolgica abarca a la persona como totalidad, se refiere al sentido ltimo
de la vida y exige una determinada manera de vivir. Lo importante es que lo Trascendente,
lo Sagrado, lo ltimo a lo que denominamos con el trmino Dios se perciba como Ser
Personal que invita a una relacin interpersonal y que proyecta un sentido nuevo sobre la
vida entera.
A. Vergote (Psicologa religiosa, Taurus 1984, cap. IV) comenta en profundidad que Dios
llega a ser "sentido para la existencia" desde las motivaciones profundas tales como las
frustraciones, los sentimientos de culpabilidad y la necesidad de seguridad que supera las
angustias. "Dicho de otra manera el sujeto no es explcitamente ms consciente de los
motivos por los que se dirige a Dios que el nio lo es de las razones por las que ama a sus
padres" (p. 31). Estas aspiraciones profundas explican la formacin de la actitud religiosa,
pero necesitan ser completadas y transformadas por otros elementos pues "el rostro de
Dios est disimulado a la vez que prefigurado en el Dios de sus necesidades y de sus
motivos" (p. 183).
Las experiencias y valores maternales son las que comportan felicidad, fusin e
incondicionalidad; esta dicha y ausencia de conflicto permite al nio percibir la vida en
positividad pero le falta la confrontacin con la realidad y el sentido de relacin de
reciprocidad. La madurez conlleva la incorporacin de la experiencia y valores paternales.
"El smbolo del padre contiene esta virtud de ruptura que arrancando el deseo a u
inmersin imaginaria en la falsa infinitud de la fusin, lo proyecta al encuentro del otro"
(A. VERGOTE, o. C., 201-202). La imagen de Dios en el nio surge a travs de las
figuras parentales pero no se corresponde totalmente a ellos, y debe ser explcitamente
educada para poder llegar a una relacin interpersonal con Dios Padre.
- La imagen paternal est configurada por los rasgos propios de la ley (exigencias y
ruptura), el modelo (indentificacin y condicionalidad) y de la promesa (futuro prometido
y asegurado). Dios se manifiesta como Padre porque asegura los valores maternales,
aunque tambin los supera ya que establece separacin entre la inmediatez de los deseos
y la plenitud del futuro. La bienaventuranza eterna est plenitud escatolgica y no en la
vuelta al paraso original.
Aqu se produce el salto que marca la madurez de la actitud religiosa: pasar del Dios a
quien se pide egostamente satisfacer las propias necesidades, a un Dios que nos invita a
vivir la plenitud del ser hijos en la tarea de ser hermanos. Al Dios revelado en Jess no se
le encuentra en las carencias del hombre, sino en las bsquedas, en la entrega y en los
caminos de realizacin del proyecto humano de fraternidad. La Palabra de Dios nos lleva
al origen y fundamento de todo, Trinidad como misterio del amor, comunin y misin
que fundamenta la antropologa humana y la intercomunin solidaria de los hombres y
los pueblos. "La Trinidad se ha convertido en expresin y sentido de la historia: no hay
historia sin futuro abierto (Padre), sin presencia anticipada del futuro que permita
descubrirlo (Hijo) y sin la fuerza que nos haga capaces de tender hacia su meta (Espritu)"
(X. Pikaza). Y al mismo tiempo tenemos que decir que para encontrarnos con el misterio
de Dios Uno y Trino, necesitamos vivir lo cotidiano y la historia desde la persona de
Jesucristo.
A. Vergote (o. c., 279-285) habla de varios tipos de conversin: para salir de la desazn
moral, como solucin de un gran problema, por evolucin progresiva del proceso de fe,
por una experiencia dramtica y como fruto de una experiencia religiosa. Estos caminos
de conversin son posibles; no todos tienen la misma validez y consistencia y los ms
positivos son los que se fundamentan en la progresin del proceso de maduracin de la
fe y en la experiencia religiosa. En los itinerarios de conversin aparecen tambin
dificultades de orden afectivo que impiden la nueva reestructuracin vital, aunque la
mente vea claro y la voluntad desee fervientemente un nuevo estilo de vida, hoy se resiste
en lo profundo del yo que lleva tiempo apegado y configurado con otros hbitos que se
pretenden dejar. "Alrededor de su nuevo centro de gravedad, el sujeto debe tender una
nueva red de relaciones significativas con el mundo y con los hombres, a travs de la cul,
y despus de una poca de desdoblamiento ntimo, la integracin de la personalidad es
factible" (A. VERGOTE, o. C., 291).
La conversin inicial necesita tiempo, luces, apoyo personal y paciencia para poder
avanzar poco a poco; nicamente as lo vivido ser slido y estable. El final del proceso
de conversin viene marcado por la superacin del dualismo entre lo que se piensa y
quiere con lo que la vida diaria manifiesta. La claridad mental no basta, pues el Dios en
quien creemos pide un nuevo modo de vida que se sustenta en la relacin personal con
El; aqu est el aprendizaje de la vida nueva y lo que indica la integracin de la
personalidad. La acogida plena de Dios que supone el acto de fe requiere determinadas
condiciones psicolgicas y ticas para que lo confesado con los labios y lo sentido en el
corazn sea acorde con las relaciones y los comportamientos existenciales.
Para que la actitud religiosa llegue a madurar plenamente necesita acoger la novedad con
que Dios se ha manifestado, superando toda proyeccin antropomrfica, y sentir a Dios
como el fundamento de la autonoma humana que dota a la persona y a las relaciones de
valores capaces de hacer un futuro mejor para todos. En esta tarea el hombre actual tiene
serias dificultades por el tipo de cultura y de ambiente social dominado por el
subjetivismo y la inmediatez. La fe madura necesita armonizar la autonoma de las
realidades humanas con la fe en un Dios creador y Redentor, y el formar parte de una
iglesia que orienta en cuestiones de fe y de costumbres. El acto de fe es "asentimiento" a
la especificidad del Dios revelado en Jess, y supone para el creyente tener a Dios como
principio, fin y fundamento, entregar la vida a la causa del Reino de Dios y sentirse amado
y acogido en el da a da por el Padre bueno que no nos abandona. Esta dificultad en
armonizar la tarea histrica con la fe en Dios presente en la historia es lo que ms ayuda
a purificar la imagen de Dios y lo que hace que los creyentes no maduros se queden en
una religiosidad psicosociolgica. Tenemos que aceptar la condicin propia del creyente
y saber que las dificultades dejan paso la significado profundo una vez que se resuelven
y superan. En este reto los santos, los profetas y los msticos son los que ms sabe y ms
pueden aportar. Sus biografas como itinerarios espirituales siguen teniendo un gran valor
pedaggico para los que se adentran en los caminos de Dios.
4. Orientaciones pastorales
2. Actitud religiosa madura. Las referencias para mejor comprender y acompaar este
proceso son la psicologa evolutiva, la psicologa religiosa y la iniciacin cristiana como
viene presentada en el decreto A.G. (nn 13-15), el RICA, los documentos de la C.E.E.
sobre la iniciacin cristiana (1998) y Orientaciones de Pastoral de juventud (1991). La
pregunta clave para el pastoralista es la siguiente: qu tiene que pasar por dentro para
que el creyente vaya madurando como tal?
Los rasgos que configuran la actitud religiosa madura son los siguientes:
- La acogida del Dios de Jess con todo lo que tiene de novedad y originalidad; supone
la superacin y reorientacin de las necesidades e impulsos que llevan a recurrir a lo
transcendente y que son propias de la religiosidad psicolgica elemental y espontnea.
Valen en cuanto que apuntan a Dios, pero son reformulados desde la autocomunicacin
de Dios en la historia de la salvacin; la Palabra de Dios toma la iniciativa a la hora de
determinar cmo dirigirnos a Dios.
- Encontrarse con el Dios de Jess lleva a una toma de posicin ante la realidad como
totalidad; y esto implica una tica. Los comportamientos del cristiano tienen las siguientes
notas: lo terreno es lo definitivo, se relativiza lo material, los otros son hermanos, la
libertad personal se entiende en trminos de servicio y solidaridad, y vive en el presente
el "ya s, pero todava no" del Reino de Dios.
No existe actitud religiosa cristiana sin una fuerte vivencia de la Iglesia como misterio de
comunin, sacramento de salvacin y pueblo de Dios; esta convivencia conlleva un fuerte
sentido de pertenencia y referencia y el cultivo de la comunin eclesial. La oracin
cotidiana y la celebracin de la Eucarista alimentan el recuerdo con Dios y con los
hermanos, as como el compromiso temporal.
3. Datos de la psicolga evolutiva. El ser humano, desde pequeo, tiene facilidad para el
sentimiento religioso, que debe ser explcitamente educado por los padres a travs de las
palabras, los gestos y los smbolos. La experiencia afectiva de lo religioso en los primeros
aos de vida tiene una importancia decisiva. La mentalidad mgica propia de la infancia
hace que el nio vea a Dios como aquel que le puede dar y asegurar lo que necesita y
pide. La formacin de la imagen de Dios en el nio tiene que ver con los atributos que
confiere, a Dios y que expresa en su relacin con El; la atributibidad pasa por tres etapas
(A. VERGOTE, o. C.):
Etapa de los atributos objetivos: Dios sabe, Dios puede, Dios hace, Dios vence, Dios
es todopoderosos, etc. Corresponde a la edad de los 9-10 aos. La historia bblica
debidamente utilizada puede ser un buen soporte y ayuda.
La etapa de los atributos subjetivos: Dios me exige, Dios me quiere, Dios me juzga,
Dios me comprende, Dios me castiga, Dios me perdona, etc. Estos atributos subjetivos
tienen un carcter moral, pues se sitan entre la aceptacin por parte de Dios y la
desconfianza por no cumplir sus exigencias. Es el comienzo de la interiorizacin de la
relacin con Dios.
Etapa de los atributos subjetivos. Indican una relacin con Dios ms cercana e
interpersonal. El adolescente lo que ms aprecia de Dios es la escucha, la aceptacin y el
amor; por eso busca en la oracin un padre solcito a sus problemas y necesidades y un
padre que le cuida y protege.
El adolescente habla con Dios a travs de monlogos cargados de emotividad por las
situaciones que est viviendo; ante todo busca en Dios comprensin, perdn y ayuda.
Tambin empieza a percibir que existe una gran diferencia entre la imagen que el tiene
(necesita) de Dios y la que se manifiesta en Jess de Nazaret. Aqu hay una veta educativa
muy importante para poder madurar en la experiencia de Dios; la solucin est en ayudar
al adolescente a abrirse a la novedad del Dios cristiano y a purificar sus deseos y
sentimientos en la relacin con Dios. El camino es lento y costoso, y requiere dilogo
personal entre el adolescente y el catequista.
Para que en los grupos cristianos se pueda hacer la propuesta vocacional y llegar al
discernimiento vocacional, cmo tienen que ser los procesos de iniciacin cristiana y de
pastoral juvenil, y los catecumenados de confirmacin? Plantear la educacin de la fe
desde lo vocacional ayuda a plantear adecuadamente los procesos de fe. El documento
"Nuevas vocaciones para una nueva Europa" afirma que lo vocacional es la perspectiva
globalizadora de toda la pastoral en la Iglesia; este planteamiento supone un cambio
radical en el enfoque de la pastoral al situar el discernimiento vocacional no slo como la
posible meta, sino como el punto de partida y lo que puede dar ms unidad y coherencia
a las diferentes acciones y sectores pastorales.
Actitud religiosa
DPE
De todas las actitudes, la tica y la actitud religiosa tienen una caracterstica propia que
las distingue del resto de actitudes. Nos referimos al carcter totalizante que tienen estas
dos actitudes, pues afectan a todas las facetas de la vida humana y dan a la persona un
sentido unificador que orienta la existencia entera. En los creyentes la actitud religiosa
conlleva determinados comportamientos ticos, aunque la fe no se reduzca a una moral.
1. Gnesis de la personalidad
La psicologa religiosa estudia el modo de situarse el ser humano ante Dios, as como las
expresiones de esta relacin en lo referente a ideas, comportamientos y sentimientos. Esta
experiencia psicolgica abarca a la persona como totalidad, se refiere al sentido ltimo
de la vida y exige una determinada manera de vivir. Lo importante es que lo Trascendente,
lo Sagrado, lo ltimo a lo que denominamos con el trmino Dios se perciba como Ser
Personal que invita a una relacin interpersonal y que proyecta un sentido nuevo sobre la
vida entera.
Las experiencias y valores maternales son las que comportan felicidad, fusin e
incondicionalidad; esta dicha y ausencia de conflicto permite al nio percibir la vida en
positividad pero le falta la confrontacin con la realidad y el sentido de relacin de
reciprocidad. La madurez conlleva la incorporacin de la experiencia y valores paternales.
"El smbolo del padre contiene esta virtud de ruptura que arrancando el deseo a u
inmersin imaginaria en la falsa infinitud de la fusin, lo proyecta al encuentro del otro"
(A. VERGOTE, o. C., 201-202). La imagen de Dios en el nio surge a travs de las
figuras parentales pero no se corresponde totalmente a ellos, y debe ser explcitamente
educada para poder llegar a una relacin interpersonal con Dios Padre.
Este lento caminar supone el descubrimiento de la autonoma humana, el sentido de la
vida y el encuentro con la persona de Jess que nos manifiesta como a vivido El la
relacin con Dios Abb y la relacin con la relacin social, poltica y religiosa que le toc
vivir. La Palabra de Dios nos ayuda de manera insustituible en la bsqueda del autntico
rostro de Dios, del Hombre y de la historia. En la experiencia religiosa de la humanidad
Dios aparece como necesidad, como acontecimiento y como deslumbramiento. "El
mensaje de Jess es, por una parte, una respuesta escatolgica (ya, pero todava no) a la
ms onda dinmica humana (de la que el hombre mismo solo toma plena conciencia a la
luz de ese mensaje), pero, por otra parte, no agota su virtualidad en dar un sentido al
abismo del corazn humano, sino que presenta un ideal de realizacin positiva
insospechable para el hombre natural. El hombre puede y debe acceder por s mismo a
una sacralidad autntica aunque limitada y oscura; slo la revelacin le proporciona
acceso a la ms alta expresin de lo sagrado" (M. BENZO, Hombre sagrado-hombre
profano. Tratado de antropologa teolgica, Cristiandad, 978, 132.142).
- La imagen de Dios tiene ms cualidades maternales que la imagen paternal; con todo,
en la imagen de Dios, las cualidades paternales tienen ms valor de discriminacin que
las maternales.
- La imagen paternal est configurada por los rasgos propios de la ley (exigencias y
ruptura), el modelo (indentificacin y condicionalidad) y de la promesa (futuro prometido
y asegurado). Dios se manifiesta como Padre porque asegura los valores maternales,
aunque tambin los supera ya que establece separacin entre la inmediatez de los deseos
y la plenitud del futuro. La bienaventuranza eterna est plenitud escatolgica y no en la
vuelta al paraso original.
Aqu se produce el salto que marca la madurez de la actitud religiosa: pasar del Dios a
quien se pide egostamente satisfacer las propias necesidades, a un Dios que nos invita a
vivir la plenitud del ser hijos en la tarea de ser hermanos. Al Dios revelado en Jess no se
le encuentra en las carencias del hombre, sino en las bsquedas, en la entrega y en los
caminos de realizacin del proyecto humano de fraternidad. La Palabra de Dios nos lleva
al origen y fundamento de todo, Trinidad como misterio del amor, comunin y misin
que fundamenta la antropologa humana y la intercomunin solidaria de los hombres y
los pueblos. "La Trinidad se ha convertido en expresin y sentido de la historia: no hay
historia sin futuro abierto (Padre), sin presencia anticipada del futuro que permita
descubrirlo (Hijo) y sin la fuerza que nos haga capaces de tender hacia su meta (Espritu)"
(X. Pikaza). Y al mismo tiempo tenemos que decir que para encontrarnos con el misterio
de Dios Uno y Trino, necesitamos vivir lo cotidiano y la historia desde la persona de
Jesucristo.
A. Vergote (o. c., 279-285) habla de varios tipos de conversin: para salir de la desazn
moral, como solucin de un gran problema, por evolucin progresiva del proceso de fe,
por una experiencia dramtica y como fruto de una experiencia religiosa. Estos caminos
de conversin son posibles; no todos tienen la misma validez y consistencia y los ms
positivos son los que se fundamentan en la progresin del proceso de maduracin de la
fe y en la experiencia religiosa. En los itinerarios de conversin aparecen tambin
dificultades de orden afectivo que impiden la nueva reestructuracin vital, aunque la
mente vea claro y la voluntad desee fervientemente un nuevo estilo de vida, hoy se resiste
en lo profundo del yo que lleva tiempo apegado y configurado con otros hbitos que se
pretenden dejar. "Alrededor de su nuevo centro de gravedad, el sujeto debe tender una
nueva red de relaciones significativas con el mundo y con los hombres, a travs de la cul,
y despus de una poca de desdoblamiento ntimo, la integracin de la personalidad es
factible" (A. VERGOTE, o. C., 291).
La conversin inicial necesita tiempo, luces, apoyo personal y paciencia para poder
avanzar poco a poco; nicamente as lo vivido ser slido y estable. El final del proceso
de conversin viene marcado por la superacin del dualismo entre lo que se piensa y
quiere con lo que la vida diaria manifiesta. La claridad mental no basta, pues el Dios en
quien creemos pide un nuevo modo de vida que se sustenta en la relacin personal con
El; aqu est el aprendizaje de la vida nueva y lo que indica la integracin de la
personalidad. La acogida plena de Dios que supone el acto de fe requiere determinadas
condiciones psicolgicas y ticas para que lo confesado con los labios y lo sentido en el
corazn sea acorde con las relaciones y los comportamientos existenciales.
Para que la actitud religiosa llegue a madurar plenamente necesita acoger la novedad con
que Dios se ha manifestado, superando toda proyeccin antropomrfica, y sentir a Dios
como el fundamento de la autonoma humana que dota a la persona y a las relaciones de
valores capaces de hacer un futuro mejor para todos. En esta tarea el hombre actual tiene
serias dificultades por el tipo de cultura y de ambiente social dominado por el
subjetivismo y la inmediatez. La fe madura necesita armonizar la autonoma de las
realidades humanas con la fe en un Dios creador y Redentor, y el formar parte de una
iglesia que orienta en cuestiones de fe y de costumbres. El acto de fe es "asentimiento" a
la especificidad del Dios revelado en Jess, y supone para el creyente tener a Dios como
principio, fin y fundamento, entregar la vida a la causa del Reino de Dios y sentirse amado
y acogido en el da a da por el Padre bueno que no nos abandona. Esta dificultad en
armonizar la tarea histrica con la fe en Dios presente en la historia es lo que ms ayuda
a purificar la imagen de Dios y lo que hace que los creyentes no maduros se queden en
una religiosidad psicosociolgica. Tenemos que aceptar la condicin propia del creyente
y saber que las dificultades dejan paso la significado profundo una vez que se resuelven
y superan. En este reto los santos, los profetas y los msticos son los que ms sabe y ms
pueden aportar. Sus biografas como itinerarios espirituales siguen teniendo un gran valor
pedaggico para los que se adentran en los caminos de Dios.
4. Orientaciones pastorales
2. Actitud religiosa madura. Las referencias para mejor comprender y acompaar este
proceso son la psicologa evolutiva, la psicologa religiosa y la iniciacin cristiana como
viene presentada en el decreto A.G. (nn 13-15), el RICA, los documentos de la C.E.E.
sobre la iniciacin cristiana (1998) y Orientaciones de Pastoral de juventud (1991). La
pregunta clave para el pastoralista es la siguiente: qu tiene que pasar por dentro para
que el creyente vaya madurando como tal?
Los rasgos que configuran la actitud religiosa madura son los siguientes:
- La acogida del Dios de Jess con todo lo que tiene de novedad y originalidad; supone
la superacin y reorientacin de las necesidades e impulsos que llevan a recurrir a lo
transcendente y que son propias de la religiosidad psicolgica elemental y espontnea.
Valen en cuanto que apuntan a Dios, pero son reformulados desde la autocomunicacin
de Dios en la historia de la salvacin; la Palabra de Dios toma la iniciativa a la hora de
determinar cmo dirigirnos a Dios.
- Encontrarse con el Dios de Jess lleva a una toma de posicin ante la realidad como
totalidad; y esto implica una tica. Los comportamientos del cristiano tienen las siguientes
notas: lo terreno es lo definitivo, se relativiza lo material, los otros son hermanos, la
libertad personal se entiende en trminos de servicio y solidaridad, y vive en el presente
el "ya s, pero todava no" del Reino de Dios.
No existe actitud religiosa cristiana sin una fuerte vivencia de la Iglesia como misterio de
comunin, sacramento de salvacin y pueblo de Dios; esta convivencia conlleva un fuerte
sentido de pertenencia y referencia y el cultivo de la comunin eclesial. La oracin
cotidiana y la celebracin de la Eucarista alimentan el recuerdo con Dios y con los
hermanos, as como el compromiso temporal.
3. Datos de la psicolga evolutiva. El ser humano, desde pequeo, tiene facilidad para el
sentimiento religioso, que debe ser explcitamente educado por los padres a travs de las
palabras, los gestos y los smbolos. La experiencia afectiva de lo religioso en los primeros
aos de vida tiene una importancia decisiva. La mentalidad mgica propia de la infancia
hace que el nio vea a Dios como aquel que le puede dar y asegurar lo que necesita y
pide. La formacin de la imagen de Dios en el nio tiene que ver con los atributos que
confiere, a Dios y que expresa en su relacin con El; la atributibidad pasa por tres etapas
(A. VERGOTE, o. C.):
Etapa de los atributos objetivos: Dios sabe, Dios puede, Dios hace, Dios vence, Dios
es todopoderosos, etc. Corresponde a la edad de los 9-10 aos. La historia bblica
debidamente utilizada puede ser un buen soporte y ayuda.
La etapa de los atributos subjetivos: Dios me exige, Dios me quiere, Dios me juzga,
Dios me comprende, Dios me castiga, Dios me perdona, etc. Estos atributos subjetivos
tienen un carcter moral, pues se sitan entre la aceptacin por parte de Dios y la
desconfianza por no cumplir sus exigencias. Es el comienzo de la interiorizacin de la
relacin con Dios.
Etapa de los atributos subjetivos. Indican una relacin con Dios ms cercana e
interpersonal. El adolescente lo que ms aprecia de Dios es la escucha, la aceptacin y el
amor; por eso busca en la oracin un padre solcito a sus problemas y necesidades y un
padre que le cuida y protege.
El adolescente habla con Dios a travs de monlogos cargados de emotividad por las
situaciones que est viviendo; ante todo busca en Dios comprensin, perdn y ayuda.
Tambin empieza a percibir que existe una gran diferencia entre la imagen que el tiene
(necesita) de Dios y la que se manifiesta en Jess de Nazaret. Aqu hay una veta educativa
muy importante para poder madurar en la experiencia de Dios; la solucin est en ayudar
al adolescente a abrirse a la novedad del Dios cristiano y a purificar sus deseos y
sentimientos en la relacin con Dios. El camino es lento y costoso, y requiere dilogo
personal entre el adolescente y el catequista.
Para que en los grupos cristianos se pueda hacer la propuesta vocacional y llegar al
discernimiento vocacional, cmo tienen que ser los procesos de iniciacin cristiana y de
pastoral juvenil, y los catecumenados de confirmacin? Plantear la educacin de la fe
desde lo vocacional ayuda a plantear adecuadamente los procesos de fe. El documento
"Nuevas vocaciones para una nueva Europa" afirma que lo vocacional es la perspectiva
globalizadora de toda la pastoral en la Iglesia; este planteamiento supone un cambio
radical en el enfoque de la pastoral al situar el discernimiento vocacional no slo como la
posible meta, sino como el punto de partida y lo que puede dar ms unidad y coherencia
a las diferentes acciones y sectores pastorales.
Actitud religiosa
DPE
La persona humana se caracteriza por las actitudes que tiene en la vida cotidiana y ante
los acontecimientos que le afectan de una u otra forma. Los diferentes mbitos de la vida
humana exigen maneras adecuadas de situarse; estos comportamientos estables se
aprenden a travs de las relaciones interpersonales; las experiencias de confianza,
aceptacin y ternura que tenemos en los primeros aos de nuestra existencia configuran,
en gran medida, nuestras actitudes bsicas ante la vida. Las relaciones educativas, cvicas
y laborales influyen en el tipo de persona que vamos siendo; igualmente, el modelo de
persona y sociedad que se tiene y por el que se trabaja tambin configura grandemente
nuestro estilo de persona.
De todas las actitudes, la tica y la actitud religiosa tienen una caracterstica propia que
las distingue del resto de actitudes. Nos referimos al carcter totalizante que tienen estas
dos actitudes, pues afectan a todas las facetas de la vida humana y dan a la persona un
sentido unificador que orienta la existencia entera. En los creyentes la actitud religiosa
conlleva determinados comportamientos ticos, aunque la fe no se reduzca a una moral.
1. Gnesis de la personalidad
La psicologa religiosa estudia el modo de situarse el ser humano ante Dios, as como las
expresiones de esta relacin en lo referente a ideas, comportamientos y sentimientos. Esta
experiencia psicolgica abarca a la persona como totalidad, se refiere al sentido ltimo
de la vida y exige una determinada manera de vivir. Lo importante es que lo Trascendente,
lo Sagrado, lo ltimo a lo que denominamos con el trmino Dios se perciba como Ser
Personal que invita a una relacin interpersonal y que proyecta un sentido nuevo sobre la
vida entera.
A. Vergote (Psicologa religiosa, Taurus 1984, cap. IV) comenta en profundidad que Dios
llega a ser "sentido para la existencia" desde las motivaciones profundas tales como las
frustraciones, los sentimientos de culpabilidad y la necesidad de seguridad que supera las
angustias. "Dicho de otra manera el sujeto no es explcitamente ms consciente de los
motivos por los que se dirige a Dios que el nio lo es de las razones por las que ama a sus
padres" (p. 31). Estas aspiraciones profundas explican la formacin de la actitud religiosa,
pero necesitan ser completadas y transformadas por otros elementos pues "el rostro de
Dios est disimulado a la vez que prefigurado en el Dios de sus necesidades y de sus
motivos" (p. 183).
Las experiencias y valores maternales son las que comportan felicidad, fusin e
incondicionalidad; esta dicha y ausencia de conflicto permite al nio percibir la vida en
positividad pero le falta la confrontacin con la realidad y el sentido de relacin de
reciprocidad. La madurez conlleva la incorporacin de la experiencia y valores paternales.
"El smbolo del padre contiene esta virtud de ruptura que arrancando el deseo a u
inmersin imaginaria en la falsa infinitud de la fusin, lo proyecta al encuentro del otro"
(A. VERGOTE, o. C., 201-202). La imagen de Dios en el nio surge a travs de las
figuras parentales pero no se corresponde totalmente a ellos, y debe ser explcitamente
educada para poder llegar a una relacin interpersonal con Dios Padre.
- La imagen de Dios tiene ms cualidades maternales que la imagen paternal; con todo,
en la imagen de Dios, las cualidades paternales tienen ms valor de discriminacin que
las maternales.
- La imagen paternal est configurada por los rasgos propios de la ley (exigencias y
ruptura), el modelo (indentificacin y condicionalidad) y de la promesa (futuro prometido
y asegurado). Dios se manifiesta como Padre porque asegura los valores maternales,
aunque tambin los supera ya que establece separacin entre la inmediatez de los deseos
y la plenitud del futuro. La bienaventuranza eterna est plenitud escatolgica y no en la
vuelta al paraso original.
Aqu se produce el salto que marca la madurez de la actitud religiosa: pasar del Dios a
quien se pide egostamente satisfacer las propias necesidades, a un Dios que nos invita a
vivir la plenitud del ser hijos en la tarea de ser hermanos. Al Dios revelado en Jess no se
le encuentra en las carencias del hombre, sino en las bsquedas, en la entrega y en los
caminos de realizacin del proyecto humano de fraternidad. La Palabra de Dios nos lleva
al origen y fundamento de todo, Trinidad como misterio del amor, comunin y misin
que fundamenta la antropologa humana y la intercomunin solidaria de los hombres y
los pueblos. "La Trinidad se ha convertido en expresin y sentido de la historia: no hay
historia sin futuro abierto (Padre), sin presencia anticipada del futuro que permita
descubrirlo (Hijo) y sin la fuerza que nos haga capaces de tender hacia su meta (Espritu)"
(X. Pikaza). Y al mismo tiempo tenemos que decir que para encontrarnos con el misterio
de Dios Uno y Trino, necesitamos vivir lo cotidiano y la historia desde la persona de
Jesucristo.
A. Vergote (o. c., 279-285) habla de varios tipos de conversin: para salir de la desazn
moral, como solucin de un gran problema, por evolucin progresiva del proceso de fe,
por una experiencia dramtica y como fruto de una experiencia religiosa. Estos caminos
de conversin son posibles; no todos tienen la misma validez y consistencia y los ms
positivos son los que se fundamentan en la progresin del proceso de maduracin de la
fe y en la experiencia religiosa. En los itinerarios de conversin aparecen tambin
dificultades de orden afectivo que impiden la nueva reestructuracin vital, aunque la
mente vea claro y la voluntad desee fervientemente un nuevo estilo de vida, hoy se resiste
en lo profundo del yo que lleva tiempo apegado y configurado con otros hbitos que se
pretenden dejar. "Alrededor de su nuevo centro de gravedad, el sujeto debe tender una
nueva red de relaciones significativas con el mundo y con los hombres, a travs de la cul,
y despus de una poca de desdoblamiento ntimo, la integracin de la personalidad es
factible" (A. VERGOTE, o. C., 291).
La conversin inicial necesita tiempo, luces, apoyo personal y paciencia para poder
avanzar poco a poco; nicamente as lo vivido ser slido y estable. El final del proceso
de conversin viene marcado por la superacin del dualismo entre lo que se piensa y
quiere con lo que la vida diaria manifiesta. La claridad mental no basta, pues el Dios en
quien creemos pide un nuevo modo de vida que se sustenta en la relacin personal con
El; aqu est el aprendizaje de la vida nueva y lo que indica la integracin de la
personalidad. La acogida plena de Dios que supone el acto de fe requiere determinadas
condiciones psicolgicas y ticas para que lo confesado con los labios y lo sentido en el
corazn sea acorde con las relaciones y los comportamientos existenciales.
Para que la actitud religiosa llegue a madurar plenamente necesita acoger la novedad con
que Dios se ha manifestado, superando toda proyeccin antropomrfica, y sentir a Dios
como el fundamento de la autonoma humana que dota a la persona y a las relaciones de
valores capaces de hacer un futuro mejor para todos. En esta tarea el hombre actual tiene
serias dificultades por el tipo de cultura y de ambiente social dominado por el
subjetivismo y la inmediatez. La fe madura necesita armonizar la autonoma de las
realidades humanas con la fe en un Dios creador y Redentor, y el formar parte de una
iglesia que orienta en cuestiones de fe y de costumbres. El acto de fe es "asentimiento" a
la especificidad del Dios revelado en Jess, y supone para el creyente tener a Dios como
principio, fin y fundamento, entregar la vida a la causa del Reino de Dios y sentirse amado
y acogido en el da a da por el Padre bueno que no nos abandona. Esta dificultad en
armonizar la tarea histrica con la fe en Dios presente en la historia es lo que ms ayuda
a purificar la imagen de Dios y lo que hace que los creyentes no maduros se queden en
una religiosidad psicosociolgica. Tenemos que aceptar la condicin propia del creyente
y saber que las dificultades dejan paso la significado profundo una vez que se resuelven
y superan. En este reto los santos, los profetas y los msticos son los que ms sabe y ms
pueden aportar. Sus biografas como itinerarios espirituales siguen teniendo un gran valor
pedaggico para los que se adentran en los caminos de Dios.
4. Orientaciones pastorales
2. Actitud religiosa madura. Las referencias para mejor comprender y acompaar este
proceso son la psicologa evolutiva, la psicologa religiosa y la iniciacin cristiana como
viene presentada en el decreto A.G. (nn 13-15), el RICA, los documentos de la C.E.E.
sobre la iniciacin cristiana (1998) y Orientaciones de Pastoral de juventud (1991). La
pregunta clave para el pastoralista es la siguiente: qu tiene que pasar por dentro para
que el creyente vaya madurando como tal?
Los rasgos que configuran la actitud religiosa madura son los siguientes:
- La acogida del Dios de Jess con todo lo que tiene de novedad y originalidad; supone
la superacin y reorientacin de las necesidades e impulsos que llevan a recurrir a lo
transcendente y que son propias de la religiosidad psicolgica elemental y espontnea.
Valen en cuanto que apuntan a Dios, pero son reformulados desde la autocomunicacin
de Dios en la historia de la salvacin; la Palabra de Dios toma la iniciativa a la hora de
determinar cmo dirigirnos a Dios.
- Encontrarse con el Dios de Jess lleva a una toma de posicin ante la realidad como
totalidad; y esto implica una tica. Los comportamientos del cristiano tienen las siguientes
notas: lo terreno es lo definitivo, se relativiza lo material, los otros son hermanos, la
libertad personal se entiende en trminos de servicio y solidaridad, y vive en el presente
el "ya s, pero todava no" del Reino de Dios.
No existe actitud religiosa cristiana sin una fuerte vivencia de la Iglesia como misterio de
comunin, sacramento de salvacin y pueblo de Dios; esta convivencia conlleva un fuerte
sentido de pertenencia y referencia y el cultivo de la comunin eclesial. La oracin
cotidiana y la celebracin de la Eucarista alimentan el recuerdo con Dios y con los
hermanos, as como el compromiso temporal.
3. Datos de la psicolga evolutiva. El ser humano, desde pequeo, tiene facilidad para el
sentimiento religioso, que debe ser explcitamente educado por los padres a travs de las
palabras, los gestos y los smbolos. La experiencia afectiva de lo religioso en los primeros
aos de vida tiene una importancia decisiva. La mentalidad mgica propia de la infancia
hace que el nio vea a Dios como aquel que le puede dar y asegurar lo que necesita y
pide. La formacin de la imagen de Dios en el nio tiene que ver con los atributos que
confiere, a Dios y que expresa en su relacin con El; la atributibidad pasa por tres etapas
(A. VERGOTE, o. C.):
Etapa de los atributos objetivos: Dios sabe, Dios puede, Dios hace, Dios vence, Dios
es todopoderosos, etc. Corresponde a la edad de los 9-10 aos. La historia bblica
debidamente utilizada puede ser un buen soporte y ayuda.
La etapa de los atributos subjetivos: Dios me exige, Dios me quiere, Dios me juzga,
Dios me comprende, Dios me castiga, Dios me perdona, etc. Estos atributos subjetivos
tienen un carcter moral, pues se sitan entre la aceptacin por parte de Dios y la
desconfianza por no cumplir sus exigencias. Es el comienzo de la interiorizacin de la
relacin con Dios.
Etapa de los atributos subjetivos. Indican una relacin con Dios ms cercana e
interpersonal. El adolescente lo que ms aprecia de Dios es la escucha, la aceptacin y el
amor; por eso busca en la oracin un padre solcito a sus problemas y necesidades y un
padre que le cuida y protege.
El adolescente habla con Dios a travs de monlogos cargados de emotividad por las
situaciones que est viviendo; ante todo busca en Dios comprensin, perdn y ayuda.
Tambin empieza a percibir que existe una gran diferencia entre la imagen que el tiene
(necesita) de Dios y la que se manifiesta en Jess de Nazaret. Aqu hay una veta educativa
muy importante para poder madurar en la experiencia de Dios; la solucin est en ayudar
al adolescente a abrirse a la novedad del Dios cristiano y a purificar sus deseos y
sentimientos en la relacin con Dios. El camino es lento y costoso, y requiere dilogo
personal entre el adolescente y el catequista.
Para que en los grupos cristianos se pueda hacer la propuesta vocacional y llegar al
discernimiento vocacional, cmo tienen que ser los procesos de iniciacin cristiana y de
pastoral juvenil, y los catecumenados de confirmacin? Plantear la educacin de la fe
desde lo vocacional ayuda a plantear adecuadamente los procesos de fe. El documento
"Nuevas vocaciones para una nueva Europa" afirma que lo vocacional es la perspectiva
globalizadora de toda la pastoral en la Iglesia; este planteamiento supone un cambio
radical en el enfoque de la pastoral al situar el discernimiento vocacional no slo como la
posible meta, sino como el punto de partida y lo que puede dar ms unidad y coherencia
a las diferentes acciones y sectores pastorales.