Garcia Lorca y El Segundo Sexo
Garcia Lorca y El Segundo Sexo
Garcia Lorca y El Segundo Sexo
Enmascaramiento sexual
A m siempre me ha producido un cieno repeluco ese tipo de mujer tan desatado que
Garca Lorca ve y fabrica, y me aclar bastante la lectura de Lorca, poeta maldito, escrito
por Francisco Umbral hace dieciocho aos, libro en el que habla de la comprobacin de
los enmascaramientos sexuales de Lorca.
Umbral aprecia, que cuando Lorca habla de mujeres, y son muchas las veces que lo hace,
casi siempre nombra el cuerpo y casi nunca el rostro. Y esto puede ser dice, tanto una
prueba de su directo e intenso erotismo como un sntoma de que esas mujeres no son tales:
son hombres enmascarados en formas femeninas.
Umbral descubre un enmascaramiento del tema y un enmascaramiento del autor: En
Marcel Proust supone llamar Albcrtine al chfer italiano Albert: un pudor homosexual.
Umbral descubre un enmascaramiento del tema y un enmascaramiento del autor: En
su teatro dice, se sirve del truco recurrente de hacer protagonista a una mujer para,
encarnado en ella, cantar y desear al hombre bajo una apariencia de teatro de exaltacin
femenina.
La primera forma de enmascaramiento consista en trocar al ser cantado de hombre en
mujer. Esta ltima aade, en trocarse el contar tambin de hombre en mujer, para
cantar al hombre. Yerma, Bodas de Sangre y Bernarda Alba, las heronas trgicas de Lorca,
son para Umbral casos concretos de lo femenino esencial anhelando lo masculino vital.
Seguidamente explica cmo se produce en estas creaciones femeninas lo que llama enmas-
caramiento del sujeto, en contraposicin al enmascaramiento del objeto. Por otra parte,
no se trata del primer autor que recurre al enmascaramiento del sujeto y del objeto, para
cantar al varn desde el varn.
Hay enmascaramiento del sujeto en casi todo el teatro de Lorca afirma Paco Umbral,
donde una mujer, dentro de la cual se ha introducido el propio poeta, canta al macho. Este
tema de la mujer que pide hombre es invariable en todo el teatro de Lorca. Reiterativo. Ob-
sesivo. Y tambin dice: Si Lorca nos ha dejado en su teatro tan valiosas figuras de mujer,
no es porque las haya observado en la vida con mirada de hombre, sino porque se ha metido
dentro de ellas para mirar al hombre.
Umbral no se explica porqu ni hasta qu punto, pero capta que en todo el teatro de
Lorca hay un enmascaramiento del sujeto: Un entrecruce de mujeres en celo escribe
puebla su escenario. Y en su grito sexual adivinamos siempre al poeta, que se ha complaci-
do en trocar los papeles expresndose a s mismo a travs del otro sexo.
Sentirse al margen
En su empeo de ir ms all en la bsqueda de los significados de los personajes femeni-
nos lorquianos. Umbral seala al referirse a Yerma que lo que define y condiciona a esta
mujer no es la esterilidad, sino su condicin de criatura al margen. Para l Yerma es la libi-
do frustrada, como es frustrada la libido de los invertidos de ambos sexos o la libido insacia-
ble, y en este punto ve la identificacin que existe entre el personaje y su creador.
Yerma es dice entonces, ante todo, eso, conflicto sexual, y la modalidad que ese con-
flicto adopte resulta secundaria: esterilidad, frigidez, inversin... Lorca ha escrito una vez
ms la tragedia de la libido frustrada, tema casi nico y excluyente en toda su obra. El tema
la afecta de modo muy directo.
Yerma es el ser al margen de la naturaleza dice tambin; esos seres al margen que
la propia naturaleza se complace ciegamente en crear. Todo en el cosmos vive dentro de
unas leyes, de una economa (aunque esas leyes sean gratuitas), pero de pronto se produce
el ser marginal, liminar, innecesario, gratuito, no ya en ltima instancia, como todos, sino
en primera instancia. De pronto se produce Yerma.
Este ser marginal, pasar primero por la angustiosa experiencia de la inadaptacin y de
la gratuidad, ms tatde sufrir la angustia de su libertad. Finalmente, el desarraigo produci-
do por la gratuidad y la libertad le llevar hacia el mal.
Angustia de la gratuidad, angustia de la libettad, angustia del mal resumen Francisco
Umbral. Estas tres etapas sucesivas se cumplen rigurosamente en los tres actos de Yerma.
Con L casa de Bernarda Alba, subtitulada, drama de mujeres en los pueblos de Espa-
a, se cierra la triloga de las tragedias escritas por Garca Lorca. Esta ltima es finalizada
en 1936, ao en que muere su autor. Las tres tragedias tienen por protagonistas mujeres,
135
y las tres acaban en muertes: en Bodas de sangre, por causa de la Novia, los dos hombres
se matan; Yerma, mata a su marido; la Adela de Bernarda Alba, se mata a s misma. Si
la nulificacin del macho se manifiesta de una manera progresiva en la obra de Garca Lor-
ca, en La casa de Bernarda Alba, toca techo con la figura de Pepe el Romano y todo el cota-
rro de mujeres, que enloquecidas por la ausencia de hombre, por l son capaces de matar
y morir.
El poeta andaluz advierte en el comienzo de su drama que estos tres actos tienen la in-
tencin de un documental fotogrfico, y a continuacin nos muestra un autntico infierno
de un mundo pequeo y cerrado, donde una maraa de mujeres se destrozan mutuamente.
Por supuesto, tampoco falta en ellas la voracidad sexual que siempre Lorca las atribuye, ni
el desprestigio de la hembra que contrasta, una vez, frente al canto a la libertad varonil.
M.a Teresa Babn nos recuerda que la triste virginidad infecunda es tema de procedencia leja-
na en la lrica de Garca Lorca: Amparo, oyendo el dbil trino amarillo de un canario
y bordando el caamazo; la soltera en misa, rumiendo el rosario, estremecida de pasiones
escondidas; la mrtir andaluza, vida rota y fracasada, son las precursoras de Doa Rosita
la soltera y las hijas de Bernarda Alba, en quienes se proyecta y se completa el tema de la
virginidad marchita.
Isabel de Armas