XII-Foro-cambio e Innovación Educativa
XII-Foro-cambio e Innovación Educativa
XII-Foro-cambio e Innovación Educativa
DOCUMENTO BSICO
ISBN 978-950-46-5278-6
9 789504 652786
Axel Rivas
Cambio e innovacin
educativa: las cuestiones
cruciales
DOCUMENTO BSICO
FundacinSantillana
ISBN 978-950-46-5278-6
ISBN: 978-950-46-5278-6
Se nutre tambin de los viajes virtuales y reales que hicimos a las innovaciones
educativas de Amrica Latina en los ltimos aos desde el proyecto Graduate
XXI del Banco Interamericano de Desarrollo, junto con Marcelo Cabrol y Cristina
Pombo.
Este libro est dedicado a la memoria de Juan Carlos Tedesco, que inspir a
varias generaciones de educadores en Amrica Latina con la coherencia del pensa-
miento y la accin en la defensa de la educacin como vehculo de justicia social.
Introduccin 7
I 9
Antes de cambiarlo todo
II Qu es la innovacin educativa? 19
Bibliografa 99
Este libro intenta juntar los dos polos de una ciudad perdida y reconstruir un
mapa transitable entre la escuela y la innovacin. Es un esfuerzo modesto pero
desafiante. Busca aclarar qu pasa all dentro en la escuela y qu puede hacerse.
Intenta dar una pausa para adentrarse en la tarea con una bocanada de aire. Es
un posible parntesis a las batallas que presta cada educador cada da. No para
eludirlas, sino para repensar la estrategia, la postura, la predisposicin en la cual
se juega la docencia en el presente.
7
Para intentar ser fiel a su cometido, es un libro escrito para educadores. Est
especialmente dirigido a los profesores y las profesoras que trabajan con jvenes
en escuelas secundarias. Est destinado a los actores de la educacin, los que po-
nen el cuerpo, los que navegan las aguas tormentosas de un tiempo de cambios
culturales profundos.
Como pocas veces desde que se gest el sistema escolar moderno, all por
el siglo xvii, se duda sobre su misin civilizatoria. Se alzan voces por todas partes
que dicen hay que cambiarlo todo en la educacin. Muchas charlas y libros
sobre educacin comienzan con una idea repetida: si cualquier profesional
del ao 1900 fuese trasladado al presente, no sabra cmo hacer su trabajo,
qu estara transformado, los nicos que se encontraran todo igual seran los
docentes.1
Hace algunas dcadas, Ivan Illich emergi como el autor que pregonaba el fin
de las escuelas. En su visin pesimista deca que la escuela prepara a las personas
para una vida alienada por instituciones que le ensean la necesidad de ser ense-
ado y les quitan toda motivacin de aprender autnomamente (Illich, 2011). A
cambio propona crear redes de aprendizaje horizontales. Era una voz aislada de
1 Esta idea, adems de repetida, es en gran medida falsa. Un docente del siglo xix encontrara en sus aulas un
currculum dogmtico cargado de valores religiosos o morales, y un orden en sus clases donde incluso tendra
la posibilidad de utilizar el castigo fsico o dosis muy altas de autoritarismo para dirigirse hacia los alumnos.
Querramos que un docente del siglo xix entre a dar clases en un aula con nuestros hijos? Seguramente no,
como tampoco desearamos que un mdico del siglo xix los cure.
los aos setenta. Hoy Illich ha renacido gracias a las posibilidades tecnolgicas, es
citado y recuperado. Parece un visionario.
Lo que explicaba esta prediccin era una proyeccin del aumento exponencial
de la cantidad de contenidos y cursos digitales que se suben a la web y del acceso
de ms personas a internet de bajo costo. Sera absurdo para un estudiante levan-
tarse todos los das para recibir lecciones de los profesores (buenos o malos) que le
tocaron a una hora determinada, fija, arbitraria, con un mtodo igual para todos,
cuando podra recibir lecciones de los mejores profesores del mundo y plataformas
de aprendizaje personalizadas de bajo o nulo costo para usar en cualquier momento
del da desde la comodidad de su casa (Christensen, Horn y Johnson, 2011).
Muchos de estos proyectos son loables versiones de los sueos de Illich en el si-
glo xxi. Tienen el espritu de los educadores-buscadores. Muchos otros son caminos
11
Estas preguntas nos desafan y atemorizan. Para abordarlas hay que salir de
los enfoques extremos. No hace falta llegar a la desescolarizacin para discutir las
escuelas y las aulas tradicionales. No es casual que muchas de las promesas del fin
de las escuelas vengan de quienes no trabajan en ellas. Este libro propone desa-
fos desde adentro: llamadas de atencin que desnaturalicen el orden tradicional
sin perder sus valiosas instituciones. Este libro es un puente, no un camino para
cambiarlo todo.
3 El gran ideal pansfico de Comenio, el pedagogo moravo que dise buena parte de la concepcin de la
educacin como hoy la conocemos, deca que haba que ensear todo a todos (Comenio, 1997). El currculum
era una plataforma de aprendizaje obligatorio-universal que se entregaba a los alumnos a travs de escuelas
y docentes. Hoy, paradjicamente, quizs el ensear todo a todos venga de plataformas digitales, donde
casi infinitos tutoriales nos ensean casi todo, incluso incontables cosas absurdas, de manera colaborativa y
sin costo alguno.
12
Qu deba hacer esta escuela? Comenzar a ensear el valor de los libros y ser
contracultural, frenando los impulsos de los alumnos a consumir aprendizajes ba-
rajados por otros? Meterse en esas redes y aprovechar esas fuerzas usando ms
videos y recursos cercanos a sus estudiantes? Aprendan realmente los alumnos
de esta manera?
Esa escuela est llena de preguntas. Nacen del desconcierto que viven los
alumnos cuando se enfrentan al aprendizaje. El cambio cultural que han expe-
rimentado nos conduce a un abismo con sus vidas. El consumo de las pantallas
lleva a buena parte de los estudiantes a mundos ajenos a la sincrona esperada de
la escuela. Ya no escuchan a sus docentes porque, en muchos casos literalmente
estn haciendo no escuela en el horario escolar (Dussel, 2011). De all vienen
muchas de las batallas cotidianas contra el celular y otras mltples formas de dis-
traccin que parecen apagar el sonido de lo escolar en la escuela.
Algunos autores indican que los jvenes nacidos en la cultura digital tienen
cerebros distintos a los de las generaciones previas (Small y Vorgan, 2011) y que
impondrn su cultura al resto de la sociedad porque dominan los medios para
hacerlo: las nuevas tecnologas (Tapscott, 2009). En cambio, un estudio reciente
de la OCDE (2011) indica que no existe evidencia emprica suficiente acerca de la
llegada de una generacin digital. En realidad, lo que aparecen son contextos
dispares y grandes diferencias entre y dentro de los pases. Para la educacin esto
implica pensar mucho ms y mejor la diversidad de los alumnos, antes que la
distancia entre generaciones como si estas fuesen culturas homogneas basadas
solo en la fecha de nacimiento.
menos tiempo expuestas a la interaccin humana cara a cara, sufren una falta de
aislamiento, un agobio comunicacional permanente.
Cuando volvemos nuestra mirada sobre los ojos de los alumnos, encontramos
un dejo de decepcin por la propuesta escolar tradicional. Es cierto, los sectores
ms desfavorecidos muchas veces son los que ms valoran la escuela, pese a que
tienen peores ofertas educativas. Se trata para ellos de una propuesta que sigue
abriendo puertas frente a sus crudas condiciones sociales. La escuela es vista como
un refugio en un mundo despiadado y todava es valorada pese a que en ella se
aprende, en promedio, poco.
Para los alumnos, la experiencia de las aulas representa hoy una nueva forma
de alienacin. Siempre lo fue en muchos sentidos. La escuela tradicional rara vez
fue apasionante. La escolarizacin domestic el aprendizaje, lo masific, lo cubri
de obligaciones. Pero en las ltimas dcadas todo ha cambiado. La suelta de las
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El precio es alto para las escuelas: entienden que ya no valen mucho al mismo
tiempo que descubren que encadenaban el aprendizaje de sus alumnos. Justo
cuando despiertan a la posibilidad de ensear y aprender de otras formas, ven
que muchos de sus alumnos ya no estn all. Estn en cuerpo pero no en espritu.
Ya no son controlables. Algunos no miran a sus docentes, no hacen la tarea, ni si-
quiera los disciplina, en muchos casos, la amenaza de la sancin. Otros se han ido
sin ningn eufemismo, no llegan al final de la secundaria, generalmente despus
de haber repetido una o dos veces.
Si en todos los tiempos ir a la escuela expres una seal de dolor, ese dolor se ha
transformado en decepcin. Las escuelas parecen ser una escalera hacia la prdida
del deseo de aprender, no su reverso (que perseguiremos en estas pginas). En el
libro Stratosphere, Michael Fullan (2012) mostraba los resultados de una encuesta
reveladora. A los 5 aos de edad, antes de entrar en la primaria, el 95% de los nios
dice ir con gusto al jardn de infantes. No quieren faltar, disfrutan cada uno de sus
das con sus docentes. En primer grado comienza el tnel. Para el noveno ao de
escolarizacin (mediados de la secundaria), apenas el 37% de los alumnos seala
estar satisfecho con su experiencia escolar. Un tercio aproximadamente.4 El resto
navega como puede una experiencia que le resulta insoportable o incomprensible.
4 Fernndez Enguita (2016) sintetiza distintos estudios que muestran la baja intensidad que produce la escuela
en desafiar a los alumnos. Uno de ellos indicaba que el 65% de los estudiantes declaraba sentirse aburrido
todos los das en sus clases. Nuevamente, apenas un tercio parece escapar al tedio escolar.
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Detrs de esa pendiente est la gran paradoja de una escuela que se fue des-
cubriendo ms humana y menos comprendida a la vez en las ltimas tres dcadas.
Mientras se deshacen rituales de castigos y autoridades fundadas en el temor,
mientras crecen el constructivismo y la visin psicopedaggica de las historias de-
trs de los alumnos, tambin parecen ellos ms ajenos a ser conducidos, a dejarse
ensear. Es como si el embrujo de la disciplina se perdiese mientras se descubren
sus males.
Esta gran paradoja es una generalizacin abusiva, claro. No pasa en todas partes
ni de la misma manera. Las experiencias escolares son diversas e irreductibles. Para
muchos en Amrica Latina, la escuela secundaria es la llegada a un terreno des-
conocido por generaciones anteriores. Es un mbito donde se ha conquistado un
derecho, aunque esos jvenes que cambiaron el destino de sus familias pronto des-
cubran que el camino est incompleto y que es necesario algo ms que una escuela
tradicional para romper las cadenas de la reproduccin social de la desigualdad.
Cmo se puede construir una salida del embrujo escolar que no sea el fin de
la escuela? En una conversacin memorable entre Seymour Papert y Paulo Freire
esta pregunta divida las aguas entre ellos.5 Papert deca que la escuela estaba on-
tolgicamente equivocada como proyecto, porque se basada en el encierro de los
alumnos para obligarlos a hacer una inmensa cantidad de cosas que ellos no en-
tendan por qu se hacan. No tenan control de su aprendizaje. Freire contestaba
que era cierto pero no comparta la visin ontolgica. Deca que era un problema
poltico, confiaba en que era posible crear escuelas liberadoras.
16
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Es tiempo de abordar las preguntas centrales de este libro: hay que innovar
en educacin? Para qu? Qu es innovar?
Hay que hacer un gran esfuerzo conceptual para evitar la confusin que pro-
duce la idea de innovacin. El exceso de usos del trmino abre las puertas de la
sospecha. Como todo aquello que se pone de moda, la innovacin sufre rpida-
mente de una inflacin conceptual que le quita valor productivo.
La matriz escolar tradicional estaba organizada sobre la base de cuatro grandes di-
mensiones: 1) el para qu del sistema, sus fines, el currculum en sentido amplio, el qu se
busca que aprendan los alumnos; 2) la organizacin del sistema; 3) las pedagogas o prc-
ticas de enseanza dominantes; 4) los motores o fuerzas del aprendizaje de los alumnos.
Las escuelas son organizaciones donde hay horarios fijos, rutinas y rituales. Los
alumnos estn obligados a asistir todos los das. Se organizan en grupos por edades,
con una progresin graduada y anual, a cargo de un conjunto de docentes que
gobierna sus estados de aprendizaje. Los alumnos se dividen en aulas, el dispositivo
fundamental de la matriz escolar tradicional (Dussel y Caruso, 1999). Es una organi-
zacin presencial y fsica: todo el tiempo estn siendo observados por sus docentes.
Existe un orden regulado por la autoridad adulta y una serie de reglas objetivas
conocidas por todos. Estas reglas son temidas y ordenan las conductas. En paralelo
existe un segundo orden organizado por el currculum, el gran programa estatal
que regula lo que cada docente debe ensear en cada momento del ao (Goodson,
1995). El currculum es un sistema de ordenamiento masivo del conocimiento, que
permite dominar poblaciones enteras bajo la mquina de la enseanza simultnea.
Para lograrlo, debe regular las prcticas de los docentes, agentes de la edu-
cacin que reciben una formacin especfica que los habilita para conducir el
sistema cara a cara con los alumnos. En la matriz tradicional, los docentes deben
garantizar el cumplimiento del programa curricular en las aulas.
6 Los historiadores han analizado la genealoga de distintos dispositivos que organizaron la matriz escolar tradicional. Varela
y lvarez Ura indicaban, por ejemplo, la historia del pupitre, como artefacto destinado al asilamiento y la inmovilidad
corporal que permite conducir la sumisin de los alumnos a partir de su trabajo individual (Varela & lvarez Ura, 1991).
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Miedo Sentido
Promesa abstracta Derechos Voluntad - Deseo de aprender
de utilidad futura Confianza
Emulacin (Exigencia benvola)
Obligacin Compromiso social -
Colaboracin Derechos
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Este sistema tiene una fuerte base nacional, estatal, centralizada y sagrada. Lo
sagrado deviene de su origen religioso y se transforma en una oposicin constante
con el afuera de la escuela, lo profano. En su triunfo histrico, su carcter sagra-
do hizo de la escuela un orden protegido del exterior. Se trataba de una serie de
creencias sociales que se actualizaban en reglas institucionales: el adentro escolar
era una institucin separada del afuera.
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El sistema escolar produca una sujecin paradjica: mientras reprima los de-
seos individuales de los alumnos, sometidos a normas homogneas y a un apren-
dizaje obligatorio, les ampliaba sus mrgenes de libertad al darles saberes que,
en conjunto, servan para su vida (Lerena, 1983). S, esos saberes, aprendidos a la
fuerza, muchos de ellos inertes, eran capaces de ampliar el bienestar de las perso-
nas que los atravesaban. Muchas veces la consecuencia era extraordinariamente
limitada: no generaba el deseo de seguir estudiando, pero lo aprendido a la fuerza
era mejor que no haber aprendido nada o tener solo el saber de la calle.
En su paso arrollador, este sistema, con diversos matices en cada pas, dej atrs
a gran parte de los sectores populares. La escuela secundaria, en particular, fue
diseada para seleccionar a los sectores gobernantes, a los que llegaran a puestos
de mando, a las clases que controlaban el capital simblico, las profesiones liberales
y el acceso a la universidad. Para los sectores medios-bajos y populares se cre
en muchos pases un circuito de segunda, la educacin tcnica o vocacional,
que los preparaba para el trabajo manual o directamente se los dej fuera del
sistema a edades tempranas, condenados a la reproduccin de su propia vulne-
rabilidad.
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Este sistema ha cambiado mucho en las ltimas dcadas. En las escuelas en-
traron nuevas ideas, cambiaron prcticas y concepciones. Los cambios culturales
se metieron tambin adentro de las aulas. Se afloj el concepto autoritario de
disciplina que predominaba. Se combati el conductismo con numerosas corrien-
tes pedaggicas. El auge del constructivismo, en particular, comenz a pensar al
alumno como un sujeto activo. Esto iba de la mano de un camino ms profundo
que el mundo comenzaba a explorar en la segunda mitad del siglo xx: reconocer
la educacin ya no como una obligacin de los individuos con el Estado sino como
un derecho humano.
Estos cambios nos muestran que vivimos en un mundo que nos desafa a repen-
sar la educacin. No porque haya quienes digan que las escuelas ya no sirven de
nada y sern reemplazadas por robots. Sino porque no tiene sentido para la mayora
de los alumnos, especialmente en el nivel secundario, aprender de la forma que all
se ensea.
7 Las transformaciones y los dilemas de la escuela secundaria han sido caracterizados ya de mltiples formas,
con distintas reconstrucciones de la transformacin que vivi la educacin secundaria con el acceso de los
sectores populares a ritmo creciente en los aos recientes (Braslavsky 2001; Dussel, Brito y Nez, 2007;
Tiramonti y Montes 2009; Tiramonti, 2012).
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Esta definicin requiere reconocer la matriz por parte de los educadores y acto-
res involucrados en el proceso de innovacin. Como todo esfuerzo de concientiza-
cin o desnaturalizacin, esto no se produce de un da para el otro. Es una mirada
abierta, una indagacin.
Reconocer la matriz no debe verse como una tarea inaccesible. No se trata de com-
prender toda la historia del sistema escolar, descomponer la genealoga de cada
mecanismo y convertirse en un erudito intelectual. La matriz escolar est al alcan-
ce de la mano, requiere pensar por qu disfruta un alumno aprender de cierta
manera y no de otra, por qu un alumno sigue aprendiendo con cierto docente o
cierta pedagoga y no con otra, por qu un alumno sale fortalecido de la escuela
secundaria, lleno de horizontes y capacidades, y no debilitado, apagado, como si
hubiesen pasado aos sin valor para la vida que le espera.
Buscamos escuelas donde se cambien los roles y los alumnos no vivan iden-
tidades fijas, no sean abusados por nadie y donde el propio clima de aprendizaje
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Aqu se abre el amplio debate en el campo curricular, que expresa una puja
de valores, identidades y cosmovisiones polticas sobre el rol de la educacin. En
la cosmovisin tradicional los sistemas educativos se organizaron para garantizar
una serie de aprendizajes bsicos en la escuela primaria y un enfoque mayormente
enciclopdico en la educacin secundaria.
Est claro que este modelo tena numerosas variables segn contextos y pa-
ses, y que ha vivido grandes transformaciones a lo largo del tiempo. Se han
sucedido diversas reformas curriculares. En los ltimos veinte aos en Amrica
Latina han aparecido procesos divergentes en la definicin de los horizontes
comunes de aprendizaje. Convivieron tres tendencias, con muchas variaciones
entre pases.
8 Hace ya 25 aos Rosa Mara Torres indicaba las deficiencias de los modelos curriculares en Amrica Latina:
la uniformidad de contenidos, la distancia entre teora y prctica, los planes sobrecargados y desarticulados
entre s, y la ausencia de vinculacin con la realidad (Torres, 1992).
9 No cabe en este trabajo hacer una caracterizacin en profundidad de las reformas curriculares en la educacin
secundaria, comparando pases de la regin. Para ello se sugiere consultar un estudio previo del autor (Rivas,
2015a).
31
El eje central del modelo curricular que se defiende en este libro est cen-
trado en la formacin de capacidades a travs de contenidos fundamentales
comunes. Esto no es nuevo. Hace 30 aos Bourdieu y Gross, encabezando una
comisin para proponer una reforma curricular en Francia, sealaban que el
foco de la educacin secundaria debera estar puesto en la formacin en cuatro
modos de pensamiento: deductivo, experimental, histrico y reflexivo o crtico
(Bourdieu, 2004).
La preocupacin por los modos de razonamiento nos muestra algo cada vez
ms evidente en el debate curricular: no importa tanto qu se sabe sino a qu
habilita el saber. Es el poder del saber lo que importa, la comprensin ms que
la memorizacin de contenidos, que sern tiles siempre y cuando puedan crear
capacidades en los sujetos.
El pedagogo David Perkins (2014) seala en un libro reciente que las escuelas
deben lograr concentrar sus esfuerzos en garantizar aprendizajes que valgan la
pena para la vida que los alumnos atraviesen. Deberamos estar enseando a
comprender cmo funciona nuestro mundo, cmo empoderarnos para accionar
sobre l, cmo desarrollar un coraje tico que gue nuestro accionar humano
y cmo saber crear nuevos significados para actuar en variadas e inciertas
34
cambiar el sistema y las pedagogas. Pero esto no ser posible de un da para otro.
Implicar un trabajo mltiple, en escuelas, aulas, ministerios y en la sociedad en s.
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No son los docentes funcionarios pblicos que cumplen las normas y ensean
el programa curricular vigente? Los derechos de aprendizaje del siglo xxi estn
presentes en el currculum que debe ensear cada docente? Qu pasara si no
son esas las prioridades curriculares? Es este un libro que llama a la rebelda de
los educadores?
Depende de cules sean las grandes hiptesis del cambio educativo qu res-
puestas daremos a estos dilemas. La primera gran hiptesis de la innovacin edu-
cativa indica que el cambio real vendr por fuera del orden tradicional. Algunos
autores del campo de la innovacin destacan que los verdaderos cambios se pro-
ducen en los mrgenes y que toman el centro luego de pasar la barrera de la
difusin (Christensen, 2011).
En esta visin de la innovacin los dueos del mercado no pueden, por de-
finicin, crear una disrupcin porque viven de su estructura. Los dueos de la
produccin de cmaras de fotos analgicas, la industria discogrfica o editorial,
o la educacin pblica como sistema estaran atrofiados por su propia extensin.
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En esta primera hiptesis, lo que quedara para innovar dentro del sistema
sera marginal y no valdra realmente el esfuerzo. Quien quiera cambiarlo todo
debera ir por fuera, no perder energas en el tnel sin salida del sistema.10 Innovar
sera posible con muy amplias dosis de libertad. Innovar sera producir algo disrup-
tivo y capaz de lograr gran escala en poco tiempo.
10 Una variante no tecnolgica de esta hiptesis por afuera es la larga historia de las pedagogas radicalmente
alternativas. Modelos como las escuelas Waldorf, las escuelas libres, las escuelas experimentales o las escuelas
Montessori son algunos de los ejemplos ms conocidos. Una expresin de esta hiptesis puede encontrarse
en el documental La educacin prohibida, que tuvo millones de visualizaciones y fue un hito reciente en la
crtica de la escuela tradicional.
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1) Una disposicin
Para lograr esta disposicin quizs sea necesario construir una bifurcacin de-
cisiva en la cosmovisin de los educadores. Es preciso separar la indignacin por
las injusticias en la condicin de trabajadores de la educacin de la posicin peda-
ggica. La apertura a las bsquedas, exploraciones y revisiones pedaggicas que
conforman esa disposicin hacia la innovacin no implica asumir que el orden
vigente es el nico posible y menos an que los educadores son los que tienen
que cambiar todo para que la educacin mejore. Es necesario confirmar, refinar y
potenciar las fuerzas de la resistencia a las condiciones de trabajo insalubres, a los
bajos salarios, a la falta de recursos de las escuelas. Las propuestas de este libro
no deben entenderse como una delegacin de responsabilidades estatales en los
docentes.
Son dos fuerzas que viajan en paralelo. Una usa la concientizacin para ver el
costado poltico de la educacin: no acepta el orden dado, pide ms financiamiento
educativo, polticas de redistribucin de la riqueza, mayor justicia social a gran esca-
la. La otra utiliza la concientizacin para ver el otro costado poltico de la educacin:
no acepta que solo se pueda ensear de manera tradicional, no soporta ver el dolor
42
2) Mirada cientfica
sobre sus propias prcticas, dialogan con otros sobre qu funciona y qu no. Son
capaces de cambiar aquello que hacen cuando encuentran evidencia de que no
funciona.
Este tercer eje podra no estar presente y la innovacin educativa igual sera
posible. Pero la adscripcin a una identidad poltica que busca mayores dosis sis-
tmicas de justicia social es tanto un horizonte como un motor adicional de la
innovacin. Como horizonte permite definir que en sociedades tan injustas como
las que vivimos la innovacin debe tener la capacidad de bloquear, interrumpir y
revertir procesos de construccin y cristalizacin de las desigualdades.
11 Vase como referencia el estudio de Francesc Pedr (2015), que sintetiza un estado del arte sobre cmo usar
la tecnologa para mejorar la educacin.
44
Disposicin
Racionalidad Adhesin
cientfica a la justicia
El primer dilema es que esto no sea una presin desmesurada para los docen-
tes. Por eso es necesario abrir distintas posibilidades de innovacin. En este libro
no se apoya la hiptesis de una versin de la innovacin por afuera o disruptiva
como nica va, porque eso dejara de lado las mltiples posibilidades al alcance
de las manos de los millones de educadores que conviven con la transicin de un
viejo orden escolar a uno nuevo en formacin. Ellos son capaces de administrar
ejercicios de innovacin de distinta velocidad y alcance. Todos pueden repensar
sus prcticas, ya sea a pequea escala experimental o a gran escala transforma-
dora. No hay que dejar a nadie atrs, hay que encontrar caminos transitables de
pequeos pasos, afianzar la confianza, crear redes de apoyo e impulso, aprove-
char todas las posibilidades.
Pero este libro redobla su apuesta por las capacidades de accin de educadores
y en particular de los docentes de la educacin pblica. Suponer que todo habr
que esperarlo del Estado no solo puede ser demasiado lento para los alumnos,
sino que alberga una hiptesis equivocada al asumir una dependencia excesiva de
las estructuras sobre los actores. En cambio, pensamos que los educadores son
actores llenos de posibilidades. Sus umbrales de intervencin estn ms all de sus
prcticas actuales. En este rol las escuelas sern unidades de cambio fundamen-
tales, como se ver luego.
Entre las polticas y las prcticas de los educadores hay incontables espacios.
Ms adelante veremos el camino de los ecosistemas y la generacin de redes que
retroalimenten prcticas y polticas.
El dilema de la innovacin como distraccin es una amenaza tan real como las
anteriores. A veces en los contextos ms vulnerables pensar en cambiar la matriz
escolar es una utopa peligrosa. Puede distraer las funciones ms practicables de
la educacin tradicional. Si los docentes fueron formados de manera muy bsica y
las instituciones tienen apenas recursos para la subsistencia educativa, la frontera
de cambio es escasa y podra ser peor decirles que hay que repensarlo todo. Po-
dran confundirse y dejar de recrear cada da una escuela tradicional que funciona
a cambio de una promesa abstracta de innovacin impracticable.
Esto debe considerarse como una advertencia real a este libro. Pero aqu no
se pretende cambiar la matriz escolar completa, no hay que dar vuelta todo, no
hay que obsesionarse con innovar. En cada contexto habr mrgenes distintos. A
veces la educacin tradicional es todo lo que tenemos ante nuestras manos para
incrementar los derechos sociales de nuestros alumnos.
Las aulas ya no son lo que solan ser. Esto, festejado por algunos educadores
como un cambio de poca que abre las puertas a una visin renovadora de la
educacin, se padece en el mientras tanto entre las silenciosas mayoras, formadas
para un tiempo que se evapora.
Ante la cada del orden sagrado escolar, toda presin es resistida de una for-
ma u otra. Ya sean las presiones negativas de las polticas educativas que buscan
extraer ms resultados de los docentes, mediante evaluaciones con alta presin,
nuevos sistemas de control y pago por resultados, que funcionan como impul-
sos hacia la resistencia tanto sindical como subjetiva de muchos docentes. All
tambin entran otras polticas que caen dentro de una inabarcable cantidad de
pedidos de la administracin central: incluir en aulas comunes a los alumnos con
dificultades o necesidades especiales, no seleccionar, ensear en la diversidad,
evitar la repeticin, hacerse cargo de nuevos programas socioeducativos y de sus
mltiples demandas, ensear ms y ms contenidos en una sociedad del conoci-
miento.
51
Pero tambin aparecieron unos pocos casos donde las escuelas conseguan
desplegar respuestas poderosas. Una directora cont que su punto de partida
era un clima hostil de agresiones: todos los das las auxiliares sacaban mesas o
sillas rotas de las aulas, pues los adolescentes se llevaban los hierros pequeos de
esos muebles, el aluminio de las ventanas o alguna otra cosa que pudiera servir
para vender afuera o por el simple hecho de daar. En este contexto los docentes
crean que no se poda hacer nada, ensear era una aventura, muchos pedan
expulsiones, otros decan que algunos alumnos no eran para esta escuela.
Las lecciones que nos prestan los directivos consultados en la provincia de Buenos
Aires nos llevan a las preguntas ms generales del rol de las escuelas en la construc-
cin de innovaciones educativas. Qu es accionable? Cmo alterar la matriz
escolar desde adentro? De dnde salen las fuerzas de la innovacin con sentido?
En qu condiciones se puede innovar? Qu debemos/podemos hacer en las es-
cuelas secundarias, que padecen el declive de sus fuerzas educativas tradicionales
ms que otros niveles?
Este apartado es clave. Est situado en la hendija entre dos mundos. Le habla
a quienes estn trabajando con los estudiantes adentro de la matriz escolar. Es el
mundo de las posibilidades. Todo est all delante suyo. Pero es al mismo tiempo
el mundo del encierro: todo est dispuesto bajo el manto sagrado de un orden
institucional que se cae sin rumbo fijo sobre las espaldas de los docentes y sus
alumnos, atrapados all dentro.
Se sabe tambin que la mejora est fuertemente asociada con un buen lide-
razgo, un clima de trabajo favorable, un foco constante en los aprendizajes y la
continuidad en el tiempo de un trabajo de autoevaluacin y planificacin. Estas es-
trategias se combinan con la formacin docente en las prcticas, el uso de buenos
materiales didcticos y tener una mira constante en el progreso de los alumnos.
La otra versin del proceso de mejora (que puede ser complementaria con la
anterior, claro est) es el incrementalismo. En este caso se acenta la necesidad
de aumentar los recursos que tienen las escuelas como condicin de la mejora.
Ms presupuesto educativo en forma de incrementos salariales, planta docente,
horas de clase, materiales educativos, apoyo a los alumnos.
Este postulado tiene un carcter poltico que busca garantizar condiciones mate-
riales para lograr mejoras, pero tambin encuentra en la investigacin comparada un
fuerte aval. En los pases menos desarrollados parece haber una asociacin significa-
tiva entre mayor nivel de presupuesto educativo y mejores resultados de aprendizaje,
si bien esta asociacin desaparece en los pases desarrollados, donde parecen lograrse
pisos bsicos y ya el dinero no es lo que marca las grandes diferencias (OCDE, 2013).
57
La innovacin se abre camino para cambiar aspectos de esta matriz. Para ha-
cerlo, sigue donde el proceso de mejora empez. Hay una zona de interseccin
que puede ser pensada como la gran oportunidad. De una misma zona de poten-
cia institucional se motoriza tanto la mejora como la innovacin: en el liderazgo
distribuido de los equipos de conduccin. All estarn las claves de la direccin de
una escuela.
Son los equipos directivos los que tendrn mayor posibilidad de imprimir una
lgica de innovacin dentro las escuelas (ms all de las polticas que sern anali-
zadas en el ltimo captulo). Planificar la innovacin educativa implica actividades
complementarias pero distintas a los procesos de mejora. Innovar requiere visibili-
zar un orden invisible, dudar de su eficacia, cuestionar su (falta de) sentido. Inno-
var implica hacer algo distinto a lo que se vena haciendo, probar, experimentar,
revertir prcticas heredadas. Ir ms a fondo, buscar las causas de la desatencin de
los alumnos, de su desinters. Revertir la naturalizacin de un orden, habilitar la
pregunta profunda sobre el sentido del aprendizaje en los jvenes de hoy.
Quizs esto implique reunir a toda la comunidad para pensar los sueos de la es-
cuela, como propone una de las actuaciones del proyecto Comunidades de Apren-
dizaje. All se piensan los sueos de la escuela con toda la comunidad, se proyecta,
se rompe el orden, se compromete al cambio. Luego se desarrolla una etapa de
sensibilizacin y protagonismo de los actores para recorrer los caminos concretos
del cambio. Quienes conocen esta experiencia de cerca indican que las escuelas, de
cualquier contexto socioeconmico, pueden lograr profundas transformaciones y
crear climas de aprendizaje dialgico con participacin de la comunidad.
Las escuelas tambin pueden aprender del mtodo lean para hacer proyec-
tos que avanzan a medida que reciben retroalimentacin sobre sus usos y sen-
tidos. En lugar de pronosticar todo lo que ocurrir en el futuro, este mtodo
propone aprender sobre la marcha. Esto puede hacerse, por ejemplo, con proce-
sos de prototipado, donde se testea una solucin en la prctica sobre la base de
constantes iteraciones (Ries, 2011).
Quizs haya que hacer algo muy bsico para todo innovador: realizar expe-
diciones fsicas o virtuales a otras escuelas o modelos educativos, para ver cmo
lo hacen otros que ya han avanzado en el camino de la innovacin (vase Calvo,
2016; European Parliament, 2015; Futura, 2016; Rivas y Delgado, 2017; OCDE
2015).
61
En definitiva, las escuelas son las instituciones del futuro, las que construyen
literalmente el futuro a travs de la formacin de las nuevas generaciones. Son
ellas, por lo tanto, las que deberan estar analizando escenarios y tendencias,
modelando, proyectando, imaginando. Una escuela que no mira al futuro est
atrapada en su matriz tradicional. All se garantizar solo una parte, de manera
difusa y desigual, de los derechos de aprendizaje del siglo xxi.
13 En la Red Global Nuevas Pedagogas para el Aprendizaje en Profundidad tambin hay herramientas disponibles
para realizar una autoevaluacin docente, que permiten orientar la planificacin hacia la innovacin
pedaggica: http://redglobal.edu.uy/wp-content/uploads/2017/02/autoevaluacion-docente-02052017.pdf.
62
El recorrido comienza por los mtodos activos, bajo la impronta de Georg Ker-
chesteiner, que ide una escuela del trabajo, donde los alumnos experimentaban
y aprendan haciendo actividades colectivas. De all parte un largo sendero en
busca de una nueva sntesis de la experiencia y el saber, tal como afirmaba John
Dewey (2004), que propona vincular sin cesar las situaciones vividas en la realidad
con el mundo del conocimiento. Este camino conduce a situaciones de aprendi-
zaje donde las operaciones mentales integradoras provienen de trabajos sobre
materiales concretos. Esto favorece la emergencia de modelos de pensamiento y
habilidades que los alumnos pueden aplicar a contextos nuevos.
Es posible encontrar aqu una deriva en la cultura maker, que comienza ser
vista como una alternativa pedaggica. El movimiento maker propone combi-
naciones entre la programacin, la carpintera, la electricidad y otras formas de
creacin que vincula la tecnologa con la cultura a travs del trabajo colaborativo
de los alumnos (Hatch, 2013). O quizs tambin sea esta una oportunidad para la
63
El camino hacia los alumnos requiere trastocar la pesada herencia de las pedago-
gas normalistas basadas en mtodos homogneos, en una vara nica que obliga a
seguir a todos el programa al mismo tiempo. Muchos autores trabajaron y moldearon
las pedagogas diferenciadas, que buscan diversas estrategias con grupos heterog-
neos en aulas y escuelas comunes. Meirieu recupera la historia de Helen Parkhurst,
que ense matemtica en una clase multigrado rural de cuarenta alumnos en 1907.
All cre los planes de estudio individualizados, con fichas de autoaprendizaje y
autocorreccin que permitan a los alumnos avanzar a distinto ritmo. El modelo evo-
lucionar con contratos de compromiso con los estudiantes y laboratorios de cada
disciplina. Esto mismo puede ser concebido como un antecedente de lo que permiten
hoy las plataformas digitales. No estamos lejos de llegar a una conectividad casi uni-
versal en la palma de la mano de los alumnos. Quizs ser el momento de comenzar a
experimentar con modelos pedaggicos renovados que permitan trayectos individua-
lizados de aprendizaje complementarios a los presenciales (Harasim, 2012).
64
Clestin Freinet (1957) llev esta visin a la prctica uniendo proyectos colabo-
rativos con trabajos individuales y ficheros autocorrectivos. Freinet combinaba el
trabajo intensivo e inmersivo de los estudiantes con una bsqueda compartida de
aprendizajes. Buscaba recrear el sentido del grupo sin huir del individuo. Quizs
es el gran antecedente de muchas de las pedagogas que buscan evitar la cada
en el individualismo competitivo sin retomar los mtodos homogneos desperso-
nalizados.
Estos pedagogos pueden ser recorridos con ms tiempo para advertir las tra-
yectorias posibles de la innovacin educativa en las aulas. Se encuentran con un
sinfn de propuestas pedaggicas que emergen en el siglo xxi. Quizs el mayor
trabajo de sntesis de estas ideas lo haya elaborado Jaume Carbonell (2015),
que mape las grandes alternativas para la innovacin educativa en el tiempo
presente.
Si hay un lugar comn del que tiene que escapar la innovacin educativa es el
del espontanesmo pedaggico. No hay una ruta que se desprende de las disciplinas,
las obligaciones, las rutinas, los ejercicios, los controles, incuso las evaluaciones, y
66
Hay un punto que no tiene retorno. A ese punto debemos llegar. Kafka.
67
aquellos que, una vez comprendidos, brindan a los alumnos un sentido ms cabal
de la disciplina (Perkins, 2010).
Buscamos experiencias inspiradoras con una potente base cientfica. Las lla-
mamos decisivas porque logran alteraciones del orden escolar tradicional con
actividades concretas y practicables. Son pequeos caballos de Troya de la matriz
escolar tradicional.
15 En la pgina web del Laboratorio de Innovacin y Justicia Educativa de CIPPEC hay un listado de lecturas
recomendadas, sitios e innovaciones para recorrer: http://edulab.cippec.org/.
68
Ofrecen mdulos sin carga lectiva para que los alumnos decidan y se res-
ponsabilicen acerca de cmo invertir ese tiempo en su propio aprendizaje.
70
Hernando Calvo (2016) cuenta que en estas escuelas el primer paso de toda
innovacin siempre empieza con una persona, una persona que acta y que se
comunica con otra; despus, un grupo; despus, una escuela; despus, un movi-
miento. En estas escuelas se generan corrientes contagiosas de innovacin edu-
cativa. Se abren movimientos de participacin, cambian los vnculos, se disfrutan
los das, se encuentra sentido, tanto entre los docentes como en los alumnos, en
la tarea que los rene.
Michael Fullan (2011) analiza las caractersticas de los lderes que promueven
el cambio educativo en las escuelas. Un rasgo central es que construyen su trabajo
sobre la base de desafos adaptativos. En las escuelas todo el tiempo ocurren
cosas inesperadas. Los desafos adaptativos son experimentos, nuevos descubri-
mientos con ajustes constantes. Esta cultura del aprendizaje constante es lo que
cambia las actitudes, los valores y las creencias de una institucin. La esencia de un
lder transformador es tener la capacidad de generar energa y pasin en otros a
travs de la accin.
Hay que crear en las escuelas ambientes donde valga la pena hacer algo nue-
vo. Un paso inevitable es documentar las prcticas destacadas. Hacerse la pre-
gunta institucional, constante, una y otra vez: qu funciona y qu no? Esa
pregunta debe hacerse carne en una documentacin viva. Las escuelas tienen que
ser reservorios de lo que funciona. Las lecciones y los proyectos valiosos deben
conocerse, aprenderse, aprovecharse.
Con los crecientes niveles de conectividad y acceso al mundo digital esta tarea
puede amplificarse. Cada escuela podra crear su propia nube pedaggica, un
espacio digital donde se juntan las buenas clases, las buenas experiencias, lo que
fue disfrutado por docentes y alumnos, lo que gener aprendizajes potentes y
profundos. Este es un paso crucial para salir de los silos pedaggicos, del encierro
de cada docente en su aula, con su grupo de alumnos, con sus propios problemas
y angustias. A escala de varias escuelas o distritos, esta tarea desafa el rol de los
supervisores, que pueden ser los mayores multiplicadores de la innovacin educa-
tiva a escalas sistmicas.
El oficio implica algo distinto. Como seala Dubet, el oficio permite objetivar
el trabajo y decir esta es mi obra, este es el resultado de mi actividad, puedo
mostrarlo y demostrarlo. La escuela secundaria de hoy produce resultados de-
ficientes y casi nadie se va realmente conforme de ella (al terminar cada da ni al
finalizar por completo su trayecto, en el caso de los alumnos). En cierto modo se
ha perdido el sentido de obra, de logros verificables en la educacin secundaria.
Mientras en el nivel primario es ms fcil identificar los avances de los alumnos, en
la secundaria hay das que pasan sin saber realmente qu se aprendi.
Hay que crear el ambiente, el clima de trabajo, donde esto emerja. Solo as pue-
de estabilizarse la innovacin. Son nuevas prcticas pedaggicas las que pueden
73
Tenemos que ver escuelas que hayan reconstruido el oficio docente sin conver-
tir la innovacin en un fetiche que elimina su personalidad. El Colegio Monserrat
de Barcelona16 es un ejemplo global de una escuela que se transform a s misma.
Trabaja por proyectos, rompi el programa curricular aislado en materias y ex-
menes. Apasiona a sus alumnos y a sus docentes. Su proceso fue largo, lleva ya
ms de dos dcadas. No cesa. Lo que cuentan sus referentes es que al principio
hablaban constantemente de la innovacin. Hacan encuentros de innova-
cin. Unos aos despus ya no hablaban de innovacin, la practicaban, estaba
instalada en sus rutinas. Se hacan preguntas, buscaban nuevas soluciones, elimi-
naban las excusas, exploraban y practicaban. Esto se meti adentro de su cultura
institucional. Ya es parte de ellos. Ese punto de no retorno hay que buscarlo en
cada escuela.
Un profesor mira pasar sus das esperando que lleguen los feriados, las vaca-
ciones y la gran promesa de la jubilacin. Quiere terminar con esta pesadilla. Que-
d encerrado en una matriz institucional del siglo xix que se derrumba por dentro.
Una profesora busca calmar a sus alumnos, que desbordan la clase con un sinfn
de distracciones. En una clase, un profesor acuerda un pacto con sus alumnos:
podrn dormir o escuchar msica en sus celulares si al menos no molestan. Enton-
ces ensea con su viejo pizarrn, desgastado de tizas borroneadas y reescritas a
lo largo de las dcadas, a apenas unos cinco alumnos que a duras penas siguen el
programa curricular establecido por un Ministerio de Educacin situado a cientos
de kilmetros de distancia.
16 En: http://www.cmontserrat.org/.
74
Frente a estas situaciones llegamos a los confines de este libro, donde se encuentra
el secreto de la innovacin educativa: la mirada. Qu pensamos de nuestros alum-
nos? Qu sentimos que son capaces de hacer? Hasta dnde pueden llegar? Cul
es su techo? Aqul, el ms problemtico de la clase, qu puede aprender? Podr
leer o escribir un libro? Podr liderar un proyecto que cambie algo en este mundo?
76
Gracias a esta pasin, Salta, una de las provincias con ms pobreza de la Argenti-
na, se convirti en la que presenta ms ingresantes al Instituto Balseiro, la institucin
ms prestigiosa de formacin universitaria en Fsica del pas. Ya hay salteos estu-
diando posdoctorados en Fsica en diversas universidades del mundo. Todo gracias
a un profesor que dio sentido a la Fsica y hacke el sistema, como le gusta decir.
Todas nuestras clases, todas, son oportunidades pedaggicas.18 Estn all de-
lante nuestro para ser usadas. Clases que se despliegan en expediciones, historias,
problemas, proyectos, asambleas, lecturas, videos, investigaciones y misterios.
Clases que salen de las aulas y vuelven a ellas.
18 As pensamos el portal Las 400 clases, buscando videos que revelen cada contenido curricular obligatorio
como una oportunidad para aprender en profundidad. Lo llamamos un paraso pedaggico, pensado para
que los docentes exploren junto a sus alumnos.
77
antes que nuestros alumnos esa gran pregunta. Una y otra vez, ante cada tema
del programa curricular. Debemos buscarle el sentido a aquello que enseamos.
Lo tiene, est escondido a veces en la historia de nuestra disciplina, en sus grandes
personajes, en los inventos, en los cambios que produjo en la sociedad, en para
qu sirve, en cmo nos cambia saber eso.
Los docentes son, hoy ms que nunca, los encargados de las llaves del cono-
cimiento. No de la memorizacin de un programa para ser comprobado en un
examen y cerrar el ritual de cada ao. Las llaves del conocimiento en cada alumno.
Una escuela que deja pasar seis, nueve o doce aos y no abre en toda esa inmensa
cantidad de horas las llaves del conocimiento es una oportunidad perdida para
cambiar el mundo.
Claro, no basta con las pedagogas de la pasin, las que nos cuentan los
misterios de las ciencias y las artes. No todos los docentes podrn ser intrpretes
magistrales. Lo que necesitamos es esa mirada del profesor que confa en sus
alumnos. Que los exige porque sabe que pueden, que los exige porque est con
ellos. Necesitamos formar, alimentar y expandir esas miradas. De all saldrn
caminos, encuentros, bsquedas para transformar la matriz escolar tradicional.
Como deca Meirieu (2016), hay que volver a Johann Pestalozzi, el gran peda-
gogo suizo. Pestalozzi (2005) hablaba de la exigencia. Una exigencia benvola,
por cierto, nunca agresiva, pero firme. Una exigencia que le dice al nio estoy
aqu para obtener lo mejor de ti y t lo vas a conseguir.
Pestalozzi (2005) deca, el nio quiere todo lo que se le vuelve amable, todo
lo que le hace honor, todo lo que despierta en l grandes esperanzas. El nio
quiere todo lo que produce en l fuerzas, todo lo que le hace decir Yo soy capaz
de hacerlo.
En definitiva tenemos que ser capaces de comprender los motores del apren-
dizaje de nuestros alumnos. En la matriz escolar tradicional haba dos grandes
motores que los hacan estudiar, esforzarse, aprobar y aprender algunas cosas a
muchos, quedar en el camino a la mayora y ser capaces de actuar a una nfima
minora.
El segundo motor era una promesa futura indefinida. Tener el ttulo secundario
permitira ser alguien en la vida. Muchos esfuerzos se basaban en un sacrificio que
el yo del presente haca por el yo del futuro.
Esos dos grandes motores deben ser reinventados y seguir existiendo en las
escuelas. El temor bien entendido, no el que se basa en el autoritarismo. El temor
de los alumnos es parte del proceso de cumplir reglas y rituales que hacen posible
avanzar. La visin de futuro como proyecto de vida que nace en la escuela, que va
79
ms all del da a da, tambin debe ser alimentada. Pero estos motores deben ser
secundarios, no los que definen el orden escolar del aprendizaje.
19 Pueden encontrarse referencias a los primeros tres motores en Pink (2009) y el cuarto en Fullan y Quinn
(2015).
81
La hiptesis central de este apartado es que hay una va intermedia entre al-
terar todo el sistema y cambiar a escala individual como docente o como escuela:
la creacin de ecosistemas de innovacin educativa. En distintas investigaciones
previas analizamos casos de gran escala en Amrica Latina (Rivas y Delgado, 2017;
Snchez y Coto, 2016) que nos abrieron lecciones valiosas para comprender el
20 En un libro clsico, Sarason (1972) deca que la innovacin rara vez perdura, porque no contiene una teora
cultural del cambio y colapsa ante la inocencia de los esfuerzos individuales.
83
cambio educativo. Aqu veremos en breves sntesis algunos de estos casos y otros
del resto del mundo, especialmente centrados en la educacin secundaria.
El segundo ejemplo viene del Per, donde naci hace unos pocos aos una
red de escuelas revolucionaria con uso de la tecnologa: las Innova Schools (OCDE,
2014). Son escuelas privadas que se construyen de cero, con una arquitectura her-
mosa y funcional, para sectores de clases medias emergentes. Se trata, quizs, del
primer modelo de escuelas hbrido (blended en ingls) en Amrica Latina: el 70%
del tiempo se aprende con docentes y el 30%, con estaciones de computadora
dentro de la escuela. All hay una versin digital del currculum que les permite
avanzar con autonoma en un refuerzo del aprendizaje pero en circuitos predise-
ados por el equipo coordinador del proyecto.
Los docentes, a su vez, suben sus clases a una nube pedaggica colaborativa,
que favorece el aprendizaje mutuo sobre qu funciona y qu no, como un reser-
vorio de lecciones prcticas para la planificacin didctica. Las 35 escuelas actuales
van camino a ser 70 en 2020. La propuesta multiplica su capacidad de innovacin a
84
Tambin en el mbito rural naci hace 20 aos uno de los modelos ms asom-
brosos de disrupcin pedaggica en Amrica Latina: las redes de tutora en Mxico.
El modelo propone partir de temas de inters para los alumnos, fomentando su
autonoma en el aprendizaje. La enseanza se basa en la interaccin con un tutor
como eje del aprendizaje dialgico. Los alumnos presentan sus aprendizajes ante
sus pares, favoreciendo la capacidad de comunicacin y la empata. Luego cada
alumno puede convertirse en tutor de otros, multiplicando el proceso de enseanza.
22 En: http://h2020.fje.edu/es/.
23 En: http://www.kipp.org/.
86
Otra leccin que nos dejan los ecosistemas es que es posible tender puentes.
Todas las experiencias analizadas repiensan la escuela tradicional, no la eliminan.
Aprovechan sus incontables fuerzas pero las traducen al presente mirando a los
alumnos y sus nuevas realidades. En su semilla estn los caminos transitables. Los
casos referidos nos muestran que es posible cambiar la educacin desde escuelas
corrientes, con articulaciones entre actores, polticas e instituciones, desde pro-
puestas viables y validadas en la investigacin.
Los casos reseados tambin nos muestran que hay diversos caminos para la
innovacin educativa. Los ecosistemas tienen diversas genealogas, races pedag-
gicas y modelos organizativos. Nos sealan que la interaccin con los contextos es
clave y no se puede pensar en estrategias universales. Es necesario dar cierto espacio
para que cada proyecto encuentre sus claves, sustancia y sentido de pertenencia.
24 En: http://www.comunidaddeaprendizaje.com.es/.
87
De dentro hacia fuera; de abajo hacia arriba; desde el profesor hacia las agen-
cias coordinadoras; del establecimiento al sistema. No hay otra manera de hacer-
lo. Las innovaciones educacionales nacen menos de un plan o diseo que de una
manera distinta de organizar las prcticas; suponen un cambio de perspectiva,
quizs una teora distinta, pero sobre todo una forma diferente de comunica-
cin pedaggica, una nueva relacin con el conocimiento, un desplazamiento
del control sobre los procesos de aprendizaje. Recin cuando se producen las
innovaciones pueden ser adaptadas para su difusin y transmitidas, de modo que
puedan ser adoptadas por otros grupos y establecimientos. No siguen, pues, una
trayectoria lineal, evolutiva, sino que cuando son exitosas producen algo as
como un contagio.
En los aos recientes, las alarmas encendidas por las pruebas PISA u otras
mediciones generaron cierto sentido de urgencia en las polticas educativas. Esto
sac a muchos pases de un letargo y los puso a disear nuevas intervenciones
sobre el sistema. En la mayora de los casos la desesperacin trajo salidas de corto
plazo que reforzaron el sistema educativo tradicional con ms exmenes y presin
externa sobre los docentes para que todos hagan el mayor esfuerzo en mejorar.
Fue como exprimir al mximo un sistema que siempre puede lograr algunos pun-
tos ms en las pruebas.
El tema excede este libro y forma parte de una amplia discusin internacio-
nal. Pero dejaremos aqu al menos cuatro grandes claves del rol del Estado en
la innovacin educativa, entendida como bsqueda de la transformacin de la
matriz escolar tradicional hacia una nueva matriz que garantice los derechos de
aprendizaje del siglo xxi.
En otro plano, el Estado debera explorar cmo traba la innovacin con un en-
tramado normativo de otra poca, o ms propiamente de la poca de la matriz
que hay que cambiar. Las normas no deberan limitar la creatividad, la bsqueda de
alternativas, la experimentacin de las escuelas. Los controles, ya sean supervisores
o inspectores, tambin son a veces una piedra en el zapato de la innovacin. Las
trampas burocrticas estn a la orden del da todava en los sistemas educativos de
Amrica Latina. Esto expresa una cultura ms profunda de temores a todo lo nuevo,
lo distinto, lo que descoloca la norma. Esa cultura ser parte de la tercera clave.
de Amrica Latina que est construyendo el Plan Ceibal desde hace una dcada
(Solari, 2017).
Entre los muchos ejes que estn involucrados en las posibles polticas transfor-
madoras de la matriz escolar tradicional est la organizacin de las escuelas. Este es
un mojn central. Necesitamos disear un nuevo sistema paso a paso. Las escuelas
deberan tener opciones modulares de construccin de sus cajas curriculares, espa-
cios no graduados, redefinicin de tiempos, espacios y agrupamientos, armado de
equipos con distintas especializaciones, modelos hbridos de aprendizaje presencial
y virtual, construccin de bases compartidas de trabajo por proyectos, y una rein-
vencin de las trayectorias de los alumnos que les otorgue ms autonoma. Estas
redefiniciones de lo que entendemos por escuela tambin requieren abarcar la edu-
cacin no escolar, creando nuevos puentes e institucionalidades.
Nada de esto podr avanzar sin redefinir las carreras profesionales de los do-
centes. Algunos pases ya han avanzado en redefinir las motivaciones dentro de
las carreras, pasando a valorar la formacin y no solo la antigedad. Es necesario
articular una renovada formacin con patrones de reclutamiento exigentes, mejo-
res salarios y carreras desafiantes. Todo esto, expresado en pocas palabras, implica
pensar la docencia como un lugar buscado como trabajo del conocimiento y la
cultura, como trabajo transformador de la sociedad del futuro. Sin construcciones
polticas de largo plazo poco se podr avanzar: esto requiere tiempo, dilogos,
consensos, recursos y claridad de visin.
Cmo sera una formacin docente que logre reconocer la matriz educativa tra-
dicional (de la que formamos parte) y poder alterarla para el beneficio del apren-
dizaje de nuestros alumnos? Esta pregunta todava est lejos de ser explorada en
Amrica Latina.
Pero hay que expresarlo claramente: es muy difcil cambiar las prcticas mien-
tras se ejerce la docencia. Es como cambiar las ruedas de un auto en movimiento.
No ser hora de hacer algo original en nuestros pases? Qu pasara si se crea
un ao sabtico de renovacin profesional para los docentes?
Esa advertencia aplica a todo este libro. Es necesario tener dosis cuidadosas de in-
novacin segn las capacidades instaladas. Por eso terminamos con el condicionante
94
Frente a las amenazas del fin de las escuelas necesitamos construir ms fuerzas,
nuevas fuerzas, nuevos paradigmas. El rol de los equipos directivos ser tambin
decisivo para acompaar estas fuerzas desde el sistema. Hay que aprender a crear
carreras de directivos con una formacin extraordinaria. All, donde estn esos equi-
pos directivos que abren sus puertas a repensarlo todo con criterios de justicia social,
deberan hacer sus prcticas los docentes que recin se inician. Esto es parte de la
creacin de un ecosistema de innovacin: si las prcticas se realizan en escuelas
tradicionales, no se podr nunca reemplazar la matriz a escala sistmica.
Los desafos son inmensos, como se podr advertir. En todo caso, la lejana
en estos escenarios no debera tomarse como seal de espera. Al contrario: es
la indicacin de largada para hacer algo inmediato con todo aquello que est en
nuestras manos en las salas de clase y las escuelas. All estn los ojos de nuestros
alumnos, expectantes.
4. La innovacin buscada toma sentido cuando combina tres ejes: una dispo-
sicin constante a hacer preguntas y buscar caminos, una mirada cientfica
que persigue evidencias antes que puros experimentos por modas o intui-
cin, y una sed de justicia social como motor para abrir nuevos caminos y
no aceptar como dado el orden vigente.
5. Hay grandes dosis de innovacin en las prcticas dentro y fuera del siste-
ma educativo. Es fundamental canalizar esos movimientos, documentarlos,
reutilizarlos, validarlos, profundizarlos. La innovacin no implica inventarlo
todo, es mucho ms un arte de la reflexin colaborativa sobre las prcticas.
10. Los cambios de gran escala de la matriz escolar tradicional podrn poten-
ciarse si se despliegan dos velocidades: la creacin y el impulso de ecosis-
temas de innovacin que tengan la capacidad de crear redes horizontales
de cambio, y el desarrollo de polticas sistmicas que construyan nuevas re-
glas, capacidades y horizontes practicables en el mediano y el largo plazos.
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