Robert Spaemann Felicidade
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JOS M a ORTIZ
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SER FELIZ NO ES TAN DIFICIL
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JOS M' ORTIZ
tarse a sus aspectos privados porque entonces se dejar de lado toda una
gama de acciones -la vida de relacin social- que todos los hombres de-
sempean. Qu tienen que ver los propios intereses con los de los dems?
Qu debe querer todo hombre para poder tener la seguridad de que eso
que quiere para s mismo no perjudica a los intereses de los dems? Cmo
debe ser querido el propio bien para que esa motivacin no sea moralmen-
te impura, egosta? La bsqueda de la propia felicidad suscita de inmediato
la cuestin de cmo se compaginan en el querer lo individual y lo univer-
sal -el bien propio y el bien comn-o
Una dimensin universal inmediata del deseo de felicidad es la afir-
macin de que, sencillamente, la aspiracin a la felicidad es universal, est
presente en todos los hombres. En ese caso, esta aspiracin vendra a cons-
tituir la naturaleza radical de todo hombre, aquello en lo que todos, abso-
lutamente todos, coinciden. Que todos los hombres aspiren a ser felices no
tendra por qu significar que ese deseo sea el impulso ms radical de la
naturaleza humana; de hecho, cuando se plante en el pensamiento tico
moderno surgi inmediatamente la alternativa de que el instinto de auto-
conservacin parece an ms radical. Ante esta pregunta por la naturaleza
humana, por la fuente de todas sus operaciones, siempre que la idea de feli-
cidad ha sido tomada en su consideracin meramente emprica, lo nico
que ha hecho ha sido complicar ms las cosas; es lo que Spaemann expresa
diciendo que la consideracin hedonista de la felicidad es antinmica.
Si se identifica la felicidad con el placer, si el motivo ltimo del
obrar es el deseo de placer, las cuestiones insolubles se multiplican; de en-
trada, no es posible saber si es verdadera o falsa la tesis que afirma que
el motivo ltimo del obrar es el placer: dir que es verdadera si y cuando
su afirmacin me produzca ms placer que dolor, y dir que es falsa si ello
me reporta un placer mayor; por otra parte, el futuro siempre resulta ser
frustrante porque al alcanzar lo que se deseaba ya no se lo puede seguir
deseando, y comienzan a desearse cosas nuevas todava ausentes; adems,
se provoca una escisin entre la vida interna que aconseja replegarse en la
propia finitud (epicureismo) y la razn que, abierta a lo universal, aconseja
unirse a algn lagos necesario y perdurable (estoicismo). Lo que nunca se
da en la reduccin emprica de la felicidad es una transformacin del in-
ters.
La tica moderna agudiz esta separacin entre los valores individua-
les y los universales. Si ~odo obrar est radicalmente marcado por la bs-
queda del placer, el criterio moral siempre ser subjetivo, lo que significa
imposibilitar que la tica pueda ser tenida por una ciencia de alcance uni-
versal. La bondad moral equivale a una espontnea naturalidad que con-
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vierte la propia vida en algo que slo tiene que adecuarse consigo mismo.
La relacin con las vidas ajenas no es ms que de respeto, de no interven-
cin, de tolerante incomunicacin.
Puede alguna accin individual arrogarse una validez universal? Este
es el enfoque que dio la Ilustracin al problema que nos ocupa. Se parte
de la conviccin de que el abismo abierto entre inters y deber es insalva-
ble; la sensibilidad natural es insuficiente para fundamentar una racionali-
dad universal. Cmo evitar entonces que el romanticismo de las vidas pri-
vadas no desemboque en un radical escepticismo de lo pblico?
Spaemann no toma este derrotero, cuyo inters en este caso slo se-
ra histrico, si bien bastante grande. A l le interesa remachar que la esci-
sin est presente en las grandes doctrinas ticas contemporneas y busca
llegar a su doctrina del amor de benevolencia. Por mi parte, no quiero de-
jar de apuntar que la filosofa de la accin contempornea ha consistido
en un desarrollo de la pregunta kantiana por aquella accin que siendo par-
ticular puede arrogarse una validez universal: y las visiones esteticistas,
consecuencialistas e historicistas del obrar humano lo demuestran.
Tenemos que volvernos a preguntar qu significa querer; querer algo,
o querer a alguien, no tiene por qu significar ni una renuncia al propio
inters ni una solapada manifestacin de egosmo. Ya en su obra Lo natu-
ral y lo racional Spaemann haba expuesto cmo el querer de amistad sirve
para tener como propios bienes que superan a las propias potencialidades;
cuando no nos es posible hacer algo que no est ligado a nuestra intimidad,
no nos importa encargrselo a cualquier persona incluso a cambio de algn
valor de mercado; sin embargo, cuando queremos que alguien nos haga al-
go como si lo hiciramos nosotros mismos a quien recurrimos es a un ami-
go, yeso no tiene precio; porque lo que hacemos a travs de nuestros ami-
gos es como si lo hicisemos nosotros mismos.
El querer de amistad demuestra que no todo querer es egosta, que
es posible una forma de obrar que a la vez busque el propio inters y el
de otro, que hay perfecciones que an viniendo de fuera no resultan ex-
trnsecas porque afectan al propio ncleo personal. Esos son los rasgos del
amor de benevolencia: su criterio de rectitud moral es intrnseco porque
no busca un beneficio externo, el beneficio del amor est en su propio ac-
to; est antes del obrar -porque mueve a actuar- y despus de la accin
-como felicidad-o y es que la felicidad no debe ser tomada como una es-
pecie de premio que se concede al que obra bien; la felicidad no es una
consecuencia posterior al obrar virtuoso, sino la virtud misma; la vida feliz
es la forma de vida de quien acta segn la virtud ms perfecta.
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JOS M' ORTIZ
Jos Ma Ortiz
Facultad de Teologa
Universidad de Navarra
PAMPLONA
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