Fausto, o El Ego Monumental Del Hombre Moderno
Fausto, o El Ego Monumental Del Hombre Moderno
Fausto, o El Ego Monumental Del Hombre Moderno
El personaje de Fausto tiene una larga trayectoria histrica y, como toda figura
convertida en mito, va reescribindose a lo largo de las pocas. Creado como personaje
literario a finales de la Edad Media, se basa en un personaje real y vive en las
representaciones de tteres de cmicos ambulantes, en el lenguaje provocador de la
subcultura, inmerso en la transgresin de lmites, de fronteras fsicas y temporales.
Por supuesto, es condenado: su pacto con el diablo lo lleva al infierno. En la Selva
Negra, en el pueblo de Stauffen, se encuentra incluso el hostal donde, segn la
leyenda, el diablo se llev al doctor Faustus real, mago y embaucador, nacido alrededor
de 1480 en Wurtemberg, en cumplimiento del pacto que haba firmado con l.
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castigado: una tradicin que remite al mito de la caja de Pandora. Y el diablo con el que
pacta es un diablo medieval, aunque sea luterano. El libro popular que recrea la
historia de Fausto, el Faustbuch (1587), es producto de la poca de la Reforma y de su
renovado temor al diablo. Desde esta perspectiva, Fausto sera una figura reinventada
por los deseos, los miedos y los mritos de sus creadores, y algo as como un chivo
expiatorio de los albores del individualismo moderno.
Lo primero que cabe destacar es que, a finales del siglo XVIII, el siglo de la
construccin del yo moderno, el siglo de la razn y de la fe en el progreso, Goethe
absuelve a Fausto. El afn de saber es ahora un valor justificable. Y no slo eso, sino
que el afn de saber es piedra angular en la construccin del individuo. De un individuo
absolutamente desmesurado, sin embargo, porque Fausto es desmesurado en todo. Su
ego es hiperblico, cumple con infinitud de funciones, pasa a definir la medida de las
cosas, del mundo entero que ahora est en funcin suya y de sus deseos. Goethe
empieza a escribir escenas de lo que sera su Fausto casi paralelamente a Werther, y el
personaje lo acompaa a lo largo de toda su vida. La desmesura del primer Fausto
anticipa la de los hroes romnticos y, por descontado, la nuestra.
Goethe mismo describi las escenas de su obra como bromas tremendamente serias
y, en el primer prlogo de los dos que le antepone, escritos hacia 1800, reivindica un
teatro cercano a la vida que resulte divertido y donde pasen cosas. Si este prlogo
plantea la broma, el segundo dar voz a lo tremendamente serio que se esconde tras
ella, a la ubicacin del individuo en el mundo y a la bsqueda del sentido de su
existencia. Se sita nada menos que en el cielo. Mientras los ngeles cantan la gloria
del mundo creado, Mefistfeles pone pegas: no opina sobre la armona de las esferas,
la hermosura del sol y los mundos, slo ve los sinsabores y las dolencias de los seres
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humanos. Segn su opinin, el ser humano es un error de la creacin. El prlogo
remite a las discusiones filosfico-teolgicas de la poca y, ms concretamente, a la
polmica entre Leibniz y Bayle sobre la bondad de la creacin. De hecho, Mefistfeles
defiende la misma posicin que Bayle, que opina que la creacin s canta la gloria de
Dios: lo nico que cuestiona la gloria de Dios es el ser humano. En la Teodicea, Leibniz
contesta a Bayle que la msica de las esferas tambin podra encontrarse en el mbito
humano si lo conociramos suficientemente. El Dios de Goethe, que parece ya muy
poco interesado en los humanos, sigue la va de la demostracin, permitiendo que el
demonio utilice a Fausto para el experimento: Mientras l siga vivo en la tierra / no
habr nada que te est vedado. / Pues mientras se afana el hombre yerra. La apuesta
de Dios con el demonio enmarca el pacto de Fausto, y se trata de una apuesta por la
bondad de la creacin, por la validez de la Teodicea. La absolucin de Fausto al final de
la obra casi parafrasea estas palabras: A quien siempre aspira y se esfuerza / a ese
salvar bien podemos. Si venciera Satans, su victoria supondra mucho ms que ganar
un alma: supondra negar la posibilidad del ser humano de estar armnicamente
integrado en el mundo.
Fausto se presenta, pues, como un caso de individualidad moderna que se tiene que
poner, sola y por s misma, sin Dios, a buscar la determinacin del hombre, el sentido
de la propia existencia. Cmo puedo vivir?. Esta sera la pregunta que subyace a su
trayectoria. Fausto intentar encontrar el sentido de la vida en tres mbitos: el amor, la
belleza y el trabajo. Pero en todos los caminos que recorre Fausto en estos mbitos, en
todos los logros que alcanza en ellos, se incluyen indicios o seales de ambivalencia.
El mbito del amor es el primero que ensaya Fausto, pero su intento supone la
tragedia, la aniquilacin de Margarita. El mbito de la belleza determina la experiencia
de buscar y recuperar a Helena de Troya. Pero, en esta experiencia, el intento de
sntesis entre sensualidad y eternidad en la belleza absoluta acaba fracasando. Helena
desaparece, y el hijo de ambos perece. El mbito del trabajo parece ser el que resulta
mejor: es el que determina que Fausto desee detener el tiempo y, con ello, morir. Sin
embargo, el hecho de ganar poder y posesiones por medio del trabajo est motivado
por la desesperacin y la melancola, es realizado por medio de la guerra, y va
acompaado de violencia y destruccin. Las tierras ganadas al mar, donde Fausto
adivina un futuro prspero para muchos, suponen la injusta muerte de la entraable
pareja de ancianos Filemn y Baucis.
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deseos. Tambin en esto Fausto apela a nuestra experiencia del mundo, al hasto y a la
aceleracin moderna de la existencia.
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